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Módulo 1: Introducción a la Salud Ambiental. Salud Ambiental Infantil 1

Módulo 1. Introducción a la Salud

Ambiental. Salud

Ambiental Infantil.

En este módulo…

1. Salud ambiental con especial incidencia en la salud ambiental infantil.

2. Salud ambiental y las mujeres embarazadas.

Introducción

Para mantener un buen estado de salud es necesario cuidarnos desde dentro y desde fuera: los

alimentos que ingerimos, el ambiente que nos rodea, nuestros hábitos de vida, juegan un papel

fundamental y pueden ser responsables de numerosas dolencias y enfermedades.

En la actualidad existen infinidad de sustancias químicas con distintas características que se

encuentran prácticamente en todos los lugares en los que desarrollamos nuestras vidas. Esto

quiere decir que todos nosotros, sin excepción, estamos expuestos a sustancias químicas por

medio del aire que respiramos, el agua que bebemos, los alimentos que comemos y los

productos que utilizamos para limpieza e higiene.

Además del entorno químico, empieza a adquirir relevancia el entorno electromagnético.

Hablamos de radiaciones procedentes de las telecomunicaciones o el transporte eléctrico, que

pueden suponer un serio problema para personas especialmente sensibles.

Los lugares más importantes de exposición los encontramos en el hogar y el trabajo (y escuelas,

en el caso de niños y niñas), en los que pasamos el mayor número de horas al día.

El ser humano presenta un organismo complejo, de funcionamiento igualmente complejo en el

que, tanto los mecanismos de regulación de la salud como la forma en la que influyen los agentes

externos en general y los contaminantes ambientales en particular, no son mecanismos simples,

ya que en ellos intervienen múltiples factores y la relación causa-efecto no tiene por qué ser

siempre directa, simple, y en relación de 1 a 1 (1 contaminante, 1 proceso, 1 efecto, 1

enfermedad, 1 solución…). En estos procesos se dan sinergias, reacciones por las que pueden


generarse otras sustancias o compuestos de mayor toxicidad, y en definitiva mecanismos de

potenciación de los efectos negativos. En este sentido, el llamado “efecto cóctel” hace

difícilmente previsibles los efectos conjuntos reales de toda la combinación de contaminantes a

la que nos vemos expuestos. Además de esto, cada persona es distinta y su salud viene

condicionada por diferentes factores: unos dependientes de la propia persona (factores

biológicos y estilo de vida) y otros del medio en el que está inmersa (factores ambientales,

atención sanitaria, etc.), relacionándose todos estos factores entre sí.

Se puede afirmar sin miedo a equivocarse que no hay ningún ser humano que no esté contaminado: un bebé recién nacido ya se ha visto expuesto a tóxicos químicos en el vientre de su madre, y los campos electromagnéticos invaden nuestro espacio sin que seamos conscientes de ello. Los tóxicos ambientales pueden afectar a la salud de cualquier persona, pero existen ciertos

colectivos, como los niños/as y las mujeres embarazadas, que son más sensibles a los

contaminantes ambientales que otros.

A continuación conoceremos las principales fuentes de exposición a tóxicos químicos y

contaminación electromagnética, y los efectos más comunes sobre la salud humana.


1. Salud Ambiental con especial incidencia en la

Salud Ambiental Infantil

¿Qué sustancias de nuestro entorno cotidiano pueden tener un efecto negativo sobre la salud?

Para responder a esta pregunta basta con darse un paseo por los distintos elementos de nuestro

entorno, ya sea casa, trabajo, colegio, calle… y mirar alrededor. Las fuentes son numerosas y

muy familiares. Veamos algunos ejemplos:

• Agua del grifo

• Alimentación

• Plásticos y latas

• Cosméticos y productos de higiene personal

• Ropa y calzado

• Muebles y decoración

• Productos de limpieza

• Dispositivos de telecomunicaciones

• Electrodomésticos

• Juguetes

La causa del riesgo que suponen muchos productos para la salud hay que buscarla en las

sustancias químicas que se han empleado para su fabricación, tratamiento y comercialización.

En el caso de las fuentes de contaminación electromagnética, es la tecnología la que

inevitablemente produce campos potencialmente peligrosos.

La investigación ha avanzado mucho en algunos casos, mientras que en otros aún será necesario

más estudio antes de conocer plenamente el alcance del riesgo. Pero lo cierto es que cualquiera

de estos productos está al alcance de nuestras manos. A pesar de las advertencias y

recomendaciones de los científicos que han profundizado en los efectos sobre la salud de tóxicos

químicos y campos electromagnéticos, la legislación actual no protege suficientemente al

ciudadano, que se ve expuesto de forma involuntaria. La mejor medida de prevención y

protección es evitar la exposición, y para ello es necesario conocer, en primera instancia, su

origen.

Con respecto a los niños y niñas, está demostrado que éstos son más vulnerables a los efectos

de los contaminantes ambientales que las personas adultas.

En primer lugar, los embriones ya sufren un primer bombardeo con productos

químicos a través de la placenta. Y tras su nacimiento, una de las vías de

entrada de tóxicos es la leche materna, a pesar de sus claros beneficios para la

nutrición y el desarrollo. Muchos de los tóxicos que la madre acumula en sus

tejidos grasos se eliminan a través de la lactancia, lo que puede constituir una de las razones por


las que las mujeres que han dado de mamar a sus hijos tienen menor riesgo de padecer cáncer

de mama. Después, a medida que el niño crece sigue viéndose expuesto a más contaminantes

por inhalación, ingestión o contacto a través de la piel. Entre los factores que contribuyen a la

mayor vulnerabilidad de los niños y niñas frente a los contaminantes ambientales están:

• Los niños respiran más (en proporción) que los adultos y además están más cerca del

suelo, lo que favorece que inhalen más tóxicos ambientales como compuestos orgánicos

volátiles u otras sustancias perjudiciales presentes, entre otros, en el polvo.

• Suelen llevarse las manos a la boca con frecuencia, desconociendo lo que han tocado

previamente y sin habérselas lavado antes, siendo ésta otra posible entrada de

contaminantes ambientales a su organismo.

• Por otro lado, su piel es más permeable, por lo que las

sustancias capaces de atravesar la piel, tendrán más

facilidades para ser absorbidas, llegar a la sangre y

distribuirse por su organismo.

• Un factor añadido, es que los niños y niñas comen y beben

más, en proporción a su peso, en relación a los adultos, lo

que hace que sus cuerpos puedan, proporcionalmente

también, incorporar más contaminantes.

• Por último, hay que tener en cuenta que sus sistemas

orgánicos de eliminación de tóxicos aún no han madurado,

encontrándose en proceso de desarrollo.

En este sentido, y como consecuencia de estos factores, los niños y niñas acumulan más

contaminantes que la persona adulta, los absorben más fácilmente, son más sensibles a sus

efectos y los detoxifican peor.

A esto hay que añadir su inexperiencia ante la autoprotección y prevención, unido a la continua

atracción que sienten de forma natural por todo lo que les rodea, lo que les hace correr riesgos

añadidos a los del adulto. Por ejemplo, en sus primeros años de vida en los que atraviesan etapas

de investigación del entorno directo y de sus sentidos, pasan mucho tiempo moviéndose por el

suelo y tocando y chupando muchos de los elementos/materiales que encuentran a su

paso.Diversos organismos internacionales llevan años luchando por dar a conocer esta situación,

habiendo reconocido la propia Comisión Europea que la normativa vigente sobre sustancias

químicas no está protegiendo adecuadamente a los niños.

Durante las últimas décadas, ciertos problemas de salud infantil no paran de crecer entre este

sector de la población: asma y otras enfermedades respiratorias, alergias, cánceres, problemas

cognitivos, alteraciones hormonales…, existiendo ya desde hace años cientos de estudios

científicos así como una extensa literatura asociada que demuestra que la creciente

contaminación química a la que se exponen los infantes (con frecuencia en sus propias casas)

puede ser causa de esos problemas en muchos casos.


Esta mayor sensibilidad de los menores a los tóxicos ambientales presentes en nuestro entorno

y la comprobación de los citados efectos sobre su salud, pueden servirnos como bioindicador

para afirmar que la presencia de contaminantes ambientales es prácticamente ubicua en

nuestra vida cotidiana y su incidencia sobre nuestra salud cada vez mayor y más compleja.

Desgraciadamente, el hecho de que los efectos causados por estas sustancias sobre la salud

humana no sean inmediatos, genera en la población actitudes de desconocimiento e

imprudencia, ya que si se aplicara el principio de precaución muchos de estas consecuencias

dañinas para la salud podrían evitarse.

Con respecto a la salubridad de los hogares, se ha expuesto en diversos informes que la

habitación de los niños y niñas suele ser uno de los lugares en los que se concentran más

sustancias perjudiciales en una casa. Esto es debido, no solo a los productos que allí se acumulan,

sino también al tamaño de dichas habitaciones, que suelen ser, por lo general, espacios más

reducidos que otras dependencias de la casa, donde los contaminantes alcanzan mayores

niveles de concentración.

A continuación exponemos una tabla que identifica las principales fuentes de exposición de

contaminantes ambientales en el hogar, aplicable la mayoría a otro tipo de lugares habituales,

como centros escolares y centros de trabajo:

¿Dónde? Contaminante/s Principales efectos Algunas ideas

beneficiosas

Aire Compuestos volátiles, polvo, gases de hornos y calderas, radón, etc. (En el polvo en sí hay gran variedad de contaminantes: ftalatos, retardantes de llama, residuos de pesticidas, etc.)

Problemas respiratorios,

alergias, alteraciones hormonales

Eliminación del polvo y ventilación frecuentes.

Reducción de las fuentes de emisión

de esos contaminantes

(diversas fuentes: productos de

limpieza, ambientadores,

insecticidas, tejidos, electrodomésticos,

etc.)

Materiales de

construcción

Diversos tóxicos químicos en muros y

techos, recubrimientos, pinturas, barnices…

Diversos (problemas respiratorios,

alergias, cáncer, etc.)

Uso de materiales de fabricación naturales

y sin tratamientos sintéticos. Adecuada ventilación natural.

Mobiliario Conservantes y barnices tóxicos en maderas.

Ventilación,y uso de materiales y

tratamientos más naturales.


Textiles Pesticidas, disolventes, alquifenoles,

lubricantes, fungicidas, retardantes de llama,

colorantes, etc.

Problemas respiratorios al

inhalarse, problemas dérmicos en

contacto con la piel, con efectos de

alteración hormonal, entre

otros.

Lavado del texil tras la compra y antes del

primer uso. Uso de textiles de origen y

tratamiento más naturales frente a los

más sintéticos y/o tratados

químicamente.

Instalación

eléctrica.

Electrodomésticos

Cargas estáticas, campo eléctrico, campo

magnético

Tomas de tierra, mantener una

adecuada humedad relativa en la

estancia, correcto aislamiento. Revisar

las distancias a líneas de alta tensión y

cableados. Disminución del uso

y alejamiento.

Dispositivos

electrónicos

Liberan metales pesados, retardantes de

llama, y otras sustancias que puede

haber en su pegamento, pintura… (en su composición)

Ventilación frecuente

Ambientadores,

insecticidas,

antipolillas

Liberan compuestos volátiles y almizcles

sintéticos, ftalatos.Liberación de los propios principios

activos.

Efectos hormonales, trastornos

cognitivos, alergias, asma, cáncer…

Ventilación frecuente, reducir su

uso, priorizar productos

alternativos

Teléfonos Los teléfonos inalámbricos DECT

emiten radiofrecuencias y los

teléfonos móviles ondas

electromagnéticas

Evitar colocar los teléfonos dentro de

las habitaciones. Apagado mientras no

estén en uso, y selección de modo

avión o similar cuando sea posible.

Router wifi,

portátiles, tablets,

videoconsolas,

etc.

Conexión wifi: Campos electromagnéticos.

Alejarlos, deshabilitar la función wifi o

apagarlos,


principalmente en horas de descanso

Juguetes Sustancias peligrosas presentes en plásticos (ftalatos) y pinturas,

retardantes de llama, etc.

Efectos hormonales, alergias…

Ventilado frecuente y selección de

materiales más naturales. Dentro de

los plásticos, priorizar los más

rígidos, ya que los blandos contienen

mayores niveles p.ej. de ftalatos.

Productos de

papelería

Disolventes, bisfenol A, ftalatos o metales

pesados

Ventilado frecuente y selección de

materiales más naturales.

Alimentos Pesticidas, dioxinas, bencenos, metales

pesados

Diversidad de efectos posibles:

efectos reproductivos, sobre

el desarrollo cerebral… muchos

efectos provenientes de la

alteración hormonal.

Lavar y pelar la fruta y la verdura. Alimentación

ecológica. Evitar grasas animales que

puedan contener contaminantes persistentes y

bioacumulativos como dioxinas.

Vigilar la ingesta de los pescados que puedan contener

mayores niveles de mercurio.

Agua Químicos no eliminados en la depuración,

ftalatos y otros contaminantes en

botellas de plástico, contaminantes varios

en tuberías de transporte.

Contaminantes creados en la potabilización:

como los trihalometanos.

Diversidad de efectos posibles:

alteraciones homonales, cáncer,

etc.

Filtros de agua, dejar correr un poco de

agua por las mañanas, no

calentar alimentos/bebidas

en materiales de los que migren tóxicos (mejor elegir vidrio borosilicato, acero inoxidable, etc.).

Menaje de cocina.

Envases

Compuestos perfluorados en elrevestimiento

antiadherentes de

Efectos reproductivos, efectos en el

desarrollo cerebral

Selección de menaje más natural, no

calentar ni enfriar si pueden desprender


sartenes, etc., plomo y metales pesados en

esmaltes de cazuelas, aluminio en cacerolas,

bisfenol A en recubrimiento de latas, ftaltos y bisfenol A en envases de plástico.

(ej. deficiencias cognitivas), cáncer,

daños inmunológicos, etc.

tóxicos, evitar los cambios bruscos de

temperatura del menaje y envases.

Productos de

limpieza y

detergentes

Disolventes, tensioactivos,

perfumes,

formaldehido, diversos derivados del petróleo,

etc.

Problemas respiratorios,

alergias, problemas hormonales, etc.

Ventilado frecuente. Racionalizar el uso

reduciendo el nº de productos y el

volumen de uso, priorizar la selección

de productos ecológicos, emplear productos naturales

como el vinagre, bicarbonato, limón,

etc.

Electrodomésticos Campos eléctricos y magnéticos

Disminución del uso y alejamiento.

Productos de aseo

y cosméticos

Ftalatos, almizcles sintéticos, parabenes, filtros Ultravioleta…

Efectos muy variados (alteración hormonal, efectos reproductivos…)

Usar únicamente la cantidad necesaria.

Cosmética ecológica.

Problemas de salud asociados a contaminantes químicos.

En general, la mayor parte de la población no es consciente de la cantidad de sustancias

utilizadas hoy día en la fabricación de los diferentes elementos presentes en nuestra vida diaria,

y en concreto en nuestros hogares. Como consecuencia de ello y de la permanente exposición a

estas sustancias y la consiguiente incorporación a nuestros organismos, se derivan

enfermedades como:

Asma El asma y los cuadros alérgicos se han incrementado de

forma considerable en los últimos años en los países

desarrollados, siendo los niños y niñas uno de los grupos más

vulnerables, existiendo evidencia científica de que la

contaminación afecta gravemente a la salud respiratoria

infantil.

Diferentes estudios científicos relacionan los ftalatos, sustancias con muy alta presencia hoy en

día en los hogares modernos, liberados desde fuentes como el plástico PVC, con el asma infantil.

La presencia de ftalatos es muy común en el polvo doméstico, lo que facilita la inhalación y


entrada al organismo. Además de su relación con el asma, otros de los efectos con los que está

relacionado son: infertilidad, cáncer de mama, hiperactividad, obesidad o enfermedades

cardiovasculares.

Por otro lado, la evidencia científica también ha asociado la exposición a compuestos orgánicos

volátiles, como son el benceno, el etilbenceno y el tolueno, con el notable aumento del riesgo

de asma infantil, incluso cuando se encuentran por debajo de los límites que la legislación

establece como "seguros". Estos compuestos pueden proceder de diversos elementos

habituales en nuestro entorno, como disolventes, adhesivos para suelos, pinturas, productos de

limpieza, muebles, ceras abrillantadoras o ambientadores. Así, por ejemplo, se sabe que por

cada 10 µg/m3 de incremento en la concentración de benceno, el riesgo de que se presenten

síntomas asmáticos puede llegar a ser casi tres veces mayor.

Cáncer

Más del 90% de los casos de cáncer se deben a factores ambientales. Surge como una

acumulación de alteraciones genéticas y epigenéticas adquiridas a lo largo de la vida del

individuo. Toda carga química que una persona recibe desde el momento de su concepción tiene

una consecuencia a medio y largo plazo.

Diversos tipos de cáncer, como por ejemplo la leucemia infantil, se relacionan con la exposición

a ciertos pesticidas domésticos; y otras investigaciones ligan también estos productos con

cánceres cerebrales en la infancia.

Bajo el nombre de “pesticidas domésticos” se engloban tanto los aerosoles o sprays insecticidas

y herbicidas u otros pesticidas para dentro de la casa o el colegio o para su uso en el jardín, como

los que presentan forma líquida como los champús anti-piojos, los productos contra pulgas y

garrapatas, o los que están en forma sólida como la comida para roedores o las bolsitas

antipolillas.

Además, se ha demostrado en investigaciones que un aumento del riesgo de sufrir

meduloblastoma por la parte de la población infantil se asocia al uso de pesticidas para cuidar

el jardín y, de la misma forma, la aparición de casos de neuroblastoma se relaciona con la

utilización de pesticidas dentro y en torno al hogar y colegios.

Aunque estén a la venta de forma legal, los pesticidas domésticos no dejan de ser agresivos para

nuestra salud y más para la de nuestros hijos e hijas. Es importante leer sus etiquetas, que ya

nos advertirán de algunos de sus riesgos, como por ejemplo el evitar la exposición de niños y

mujeres embarazadas, e incluso indicaciones para que se consulten las Fichas Internacionales

de Seguridad Química, que aportan algo más de información sobre el riesgo de su utilización.


En el caso de tener que utilizarlos, si no es posible sustituirlos

por otros más inocuos, habrá que tener mucha precaución en

su uso, y conocer que, al margen de los compuestos que

pueden liberar al ambiente que respiramos en los primeros

momentos tras su empleo, con frecuencia pueden originar

una contaminación residual de las estancias que persista más

tiempo en ellas.

Además, hay investigadores que nos llaman la atención sobre el hecho de que no deben

preocuparnos solo los principios activos que contienen, que suelen integrar una mínima parte

de lo que hay dentro de los envases, sino también muchas otras de las sustancias que los

acompañan, como es el caso de los llamados “inertes” que suelen integrar la mayor parte de la

composición y que se incluyen con diversos fines: disolventes, agentes tensioactivos,

conservantes,... Hay estudios que muestran que la mezcla de los “inertes” con los principios

activos (es decir, el producto real que se pone a la venta) puede causar más efecto que el

principio activo solo, que es lo que se suele estudiar para autorizar muchos productos, además

de otras cosas como incrementar su penetración, su persistencia, etc.

La experiencia nos ha mostrado que, ciertas sustancias que en un principio parecían inocuas

para la salud y se empleaban habitualmente, realmente no lo eran, y finalmente se acabó

prohibiendo su utilización, por lo que debemos aprender de ello y pensar que quizás ciertas

sustancias o productos que actualmente no se consideran dañinos, acaben demostrando no ser

tan inocuos. De hecho, como hemos ido indicando, científicos e investigadores no paran de

desarrollar estudios en este sentido.

Por último, conviene no olvidar que además de los pesticidas domésticos propios del hogar,

también estamos expuestos a los que ingerimos a través de la alimentación o el agua, o a los

que podemos recibir en otros lugares, como los lugares de trabajo, transportes… e incluso

centros escolares. Todo ello puede incrementar la presencia de este tipo de compuestos en

nuestros cuerpos.

Además, otros contaminantes detectados en nuestras estancias cotidianas, asociados por

estudios científicos a diferentes tipos de cáncer, son:

• Acetaldehído

• Benceno

• Bisfenol A

• Compuestos perfluorados

• Formaldehídos

• Ftalatos

• Hidrocarburos aromáticos

policíclicos

• Metales pesados

• Retardantes de llama

• Campos magnéticos de baja

frecuencia

• Campos electromagnéticos de alta

frecuencia


Alteraciones neurológicas

El desarrollo cerebral de los niños y niñas también sufre ante la exposición a ciertas sustancias

químicas.

Especialmente conocidos son los efectos de metales pesados como el

plomo, que antiguamente formaba parte de la composición de pinturas y

tuberías de agua potable. Su utilización ha sido ligada a muchos casos de

retraso mental infantil leve, problemas renales y de desarrollo, déficit de

atención, hiperactividad e irritabilidad en los niños/as. E incluso, por

alterar zonas del cerebro asociadas al control de los impulsos ha sido

asociado a un incremento muy notable de la agresividad y las conductas

violentas, inclusive posteriormente delictivas de los niños/as con ciertos

niveles de plomo en sus cuerpos.

Pero el plomo no es el único contaminante que puede afectar al desarrollo neuronal infantil.

Diversos estudios muestran que los residuos de pesticidas existentes en los alimentos, como los

pesticidas organofosforados, que entran en el cuerpo de niños y

niñas por vía digestiva, aún a muy bajas concentraciones (como

las que se suelen encontrar en los productos a la venta y

consideradas muchas veces por debajo de los límites "legales")

pueden causar efectos perjudiciales sobre el cerebro infantil, ya

que éste es muy sensible a estos tóxicos y además los acumula

más. Entre los efectos asociados a estas sustancias están los problemas conductuales, de

retención (memoria), de desarrollo motor o de disminución en la velocidad de reacción.

Otras investigaciones han asociado de forma más que constatada las exposiciones a pesticidas

a través de los alimentos, incluso a niveles muy bajos de concentración, con un mayor riesgo

(hasta el doble) de padecer trastorno de déficit de atención e hiperactividad.

Además, problemas similares a los anteriores se han asociado también a otros contaminantes

diferentes de los pesticidas y que también pueden llegar a los niños/as a través de la dieta, como

es el caso de las dioxinas y furanos, contaminantes industriales que pueden estar presentes en

la carne, el pescado y los productos lácteos.

Entre los contaminantes que pueden estar asociados al trastorno de déficit de atención e

hiperactividad podemos encontrar:

• Plomo

• Manganeso

• Disolventes

• PCBs

• Cadmio

• Piretroides y piretrinas

• Cipermetrina y deltametrina

• Organofosforados

• Diazinon

• PBDEs

• Tricloroetileno

• …


Alteraciones hormonales

Uno de los factores que más inquietan a los científicos es el poder que tienen muchos

contaminantes químicos de alterar el equilibrio hormonal.

Una vez ingeridos, algunos tóxicos se acumulan en la grasa del cuerpo y pueden imitar la acción

de las hormonas y así afectar al equilibrio endocrino. Pueden bloquear el funcionamiento de

hormonas o interferir en su generación o eliminación. Es más, pueden propiciar el crecimiento

de células cancerosas en algunos tipos de cáncer que dependen de las hormonas.

Los compuestos que actúan como disruptores endocrinos son muy diversos:

Un importante alterador hormonal es el bisfenol A, presente en el organismo

de cualquier persona occidental. Aunque la Unión Europea prohibió su uso en

los biberones infantiles, se sigue usando como plástico policarbonato para

CDs, carcasas de ordenadores, electrodomésticos, etc.; y también está

presente en el recubrimiento interior de latas de comida y bebida como

integrante de las resinas tipo epoxi, y son ampliamente utilizados en pinturas

y pegamentos. Incluso están presentes en empastes dentales y férulas.

Se relaciona con menor producción de esperma, alteraciones del tejido mamario, obesidad, anomalías cromosómicas, disfunciones inmunológicas… Determinados ftalatos preocupan también por su capacidad de actuar

como disruptores endocrinos, alterando el equilibrio hormonal. Se trata,

probablemente, del grupo de químicos más habituales en los hogares.

Están presentes fundamentalmente en plásticos como el PVC y se

emplean para reblandecer o plastificar el material. También podemos

encontrarlos en pegamentos, productos de limpieza, pinturas, tejidos o geles de ducha, entre

otros; y como ya hemos indicado, son muy comunes en el polvo doméstico.

Aparecen bajo las denominaciones: dietil hexil ftalato (DEHP), di-isononil ftalato (DINP), di-iso-

decil ftalato (DIDP), dimetil ftalato (DMP), dietil ftalato (DEP), dibutil ftalato (DBPA)…

El grupo de sustancias conocido por el nombre de retardantes de llama

(PBB, PBDE, HBCD…) emplea bromo mayoritariamente para dificultar la

combustión de tejidos y plásticos, estando presentes en los aparatos

electrónicos, muebles, colchones o alfombras, que por desgaste pasan al

polvo doméstico. Son muy persistentes y pueden distribuirse fácilmente

por el ambiente llegando a nuestros organismos por medio del aire

inhalado o por ingestión de bebida y comida. Algunos efectos que se han

registrado son: alteración de las hormonas tiroideas, daños en la memoria, pérdida de audición,

disminución del número de espermatozoides o cáncer de tiroides.


También los almizcles sintéticos, productos químicos utilizados en las

fragancias de perfumes, geles de ducha, champús, cosméticos, productos

de limpieza o ambientadores, están relacionados con las alteraciones

hormonales y otros problemas de salud. Algunos compuestos de este

grupo han visto restringido su uso en Europa, pero otros continúan

utilizándose de forma habitual.

Problemas de salud ambiental asociados a contaminantes físicos:

contaminación electromagnética y ruido

Contaminación electromagnética

El entorno en el que vivimos está repleto de campos electromagnéticos, algunos de origen

natural como las variaciones del campo magnético terrestre, y otros de origen artificial como los

generados por los diferentes dispositivos tecnológicos. Además, los seres vivos poseemos

campos electromagnéticos que hacen posible el mantenimiento de nuestras funciones; así,

estos campos son los que se reflejan en las pruebas médicas como el electroencefalograma o el

electrocardiograma. Pero este sistema de comunicación que utiliza el cuerpo humano puede

verse afectado por otros campos electromagnéticos de mayor intensidad que se encuentren en

su entorno, provocando desde alteraciones funcionales (como cansancio, dolor de cabeza,

problemas de concentración…) hasta patologías tan graves como tumores.

Los campos electromagnéticos originados por la actividad humana se pueden clasificar en

función de su frecuencia, en radiaciones ionizantes y no ionizantes. Las ionizantes son

radiaciones de muy alta frecuencia, con capacidad para romper los enlaces entre las moléculas,

y con efectos cancerígenos probados. Un ejemplo son los rayos X.

Dentro de las no ionizantes encontramos ejemplos mucho más cercanos. Distinguimos las de

baja frecuencia (hasta los 50 Hz), entre las que encontramos la red eléctrica de nuestra propia

casa o las líneas de alta tensión, y las de alta frecuencia, donde se hallan por ejemplo la telefonía

móvil o el wifi, que funciona en 2,4 GHz, igual que un microondas doméstico.

Respecto a estas radiaciones no ionizantes, la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través

de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), clasificó en mayo de 2011 los

campos electromagnéticos generados por móviles y wifis en la

categoría «2B», es decir, posibles cancerígenos, lista en la que se

incluyen otros productos claramente nocivos como el humo de

los automóviles, el cloroformo, el humo de motores, vegetales

macerados, herbicidas clorofenóxicos (utilizados en la

producción y aplicación de herbicidas), el cloruro de metileno

(utilizado como desengrasante, en farmacias o como plaguicida)

y un largo etcétera hasta un total de 288 agentes hasta la fecha. (Enlace aquí:

http://www.iarc.fr/en/media-centre/pr/2011/pdfs/pr208_E.pdf)


Las fuentes de emisión de ondas electromagnéticas pueden clasificarse en función de su

frecuencia en:

• Bajas frecuencias: o Líneas de baja, media y alta tensión, subestaciones y transformadores

eléctricos, etc. o Maquinillas de afeitar, batidoras, secadores de pelo, placas y hornos eléctricos,

ordenadores, aspiradoras, etc.

• Altas frecuencias: o Antenas de telefonía, wifi, wimax, bluetooth, GSM, DCS, UMTS, WLAN, DECT,

etc. o Teléfonos móviles e inalámbricos, hornos microondas, aparatos vigila bebés,

etc.

Como ocurre con el resto de contaminantes ambientales, los niños y niñas son también más

vulnerables ante los campos electromagnéticos, un tipo de contaminante que ha experimentado

un notable crecimiento en las últimas décadas por el increíble aumento en el número y

diversidad de dispositivos que generan este tipo de emisiones. Además, su temprana exposición

prolonga considerablemente el tiempo por el que están afectados, por lo que actualmente

desconocemos realmente los efectos de esta contaminación a largo plazo. No obstante, el

cerebro de los menores es mucho más permeable a la radiación producida por un teléfono móvil

que el de un adulto. En este sentido, recientes estudios muestran que "la absorción de una señal

(electromagnética) determinada que incide en la médula gris y la corteza cerebral, es dos veces

más profunda en un niño que en un adulto".

A la exposición de los niños, niñas y jóvenes a los campos electromagnéticos producidos en sus

hogares hay que sumar la que sufrirán durante prácticamente toda su edad escolar, época

especialmente sensible, en los centros educativos, entre los que existe una minoría de centros

cableados y una mayoría que utilizan conexión wifi. Además, esa exposición se verá

posteriormente prolongada durante toda su vida laboral en el centro de trabajo donde

desarrollen su actividad.

Por todo ello, es de suma importancia limitar la exposición de los niños y niñas a las radiaciones

electromagnéticas.

El listado de síntomas y patologías que se asocian a la exposición a campos electromagnéticos,

como el wifi, es muy extensa. Cada vez más investigadores y médicos indican la posible relación

con daños a la salud de todo tipo, especialmente en la población más sensible (niños,

embarazadas, enfermos).

Entre los posibles efectos nocivos inducidos por la exposición a campos electromagnéticos se

encuentran, según la Academia Americana de Medicina Ambiental:

� Daño genérico

� Problemas reproductivos

� Cáncer


� Degeneración neurológica y disfunción del sistema nervioso

� Disfunción del sistema inmune

� Alteraciones cognitivas y trastornos del comportamiento

� Daño renal

� Efectos sobre el desarrollo

Por otro lado, también se ha demostrado que los niños/as que nacen y viven cerca de líneas de

alta tensión tienen mayor riesgo de sufrir leucemia infantil.

Como consecuencia de la exposición a la red eléctrica de nuestra propia casa sufrimos en

determinadas ocasiones efectos como las descargas eléctricas y la ionización del aire, en el caso

de campo eléctrico, y alteraciones del sistema nervioso central y sistema cardiovascular, o

sensación de vértigo y nauseas en campos magnéticos de distinta intensidad.

Ruido

Aunque parece que estamos acostumbrados a vivir en entornos dominados por el ruido,

principalmente en las ciudades, no debemos olvidar su potencial dañino. Por si no lo

conocíamos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Japón y España son los países

más ruidosos del mundo, y la actividad humana es su principal causante. Destacadas fuentes de

ruido son el tráfico, las obras públicas, las alarmas y sirenas, los locales de ocio y los

macroconciertos o macrofiestas.

La Organización Mundial de la Salud contempla el ruido como un contaminante ambiental capaz

de producir efectos diversos, que van desde la sordera, hasta el insomnio y el estrés, pasando

por la hipertensión, el aumento del riesgo cardiovascular,

irritabilidad del aparato digestivo, etc.

Además, en los niños y niñas, el ruido también tiene mayor

incidencia, afectando gravemente a su rendimiento cognitivo,

disminuyendo su capacidad de atención, de aprendizaje y la

comprensión de la lectura.

Los menores de nuestra sociedad soportan niveles excesivos de ruido en sus lugares de ocio y

zonas recreativas, pero lo llamativo es que también en los centros educativos, donde debería

primar el silencio y la tranquilidad, ya que la atención y la concentración son necesarias para

conseguir un buen proceso de aprendizaje.

El límite de ruido sugerido por la OMS para los colegios es de 40 dB, y se ha comprobado que en

muchos de los centros se superan habitualmente los 65 dB.


2. Salud Ambiental y las mujeres embarazadas

Durante el embarazo un nuevo ser humano se está gestando en el seno materno. Como es obvio,

durante este periodo en el que el feto está desarrollándose y formando sus órganos y sistemas,

la exposición a contaminantes ambientales es especialmente perjudicial.

Durante su desarrollo, el feto puede ser afectado por sustancias tóxicas incluso a niveles muy

bajos de concentración. Muchas de estas sustancias están catalogadas como alteradores

hormonales y es en este momento crítico en el que pueden causar daños irreversibles que

muchas veces muestran sus consecuencias años después del nacimiento.

Ciertas investigaciones científicas han estudiado la presencia de sustancias tóxicas en el cuerpo

de mujeres embarazadas y los resultados son alertadores: sustancias como bifenilos

policlorados, pesticidas organoclorados, compuestos perfluorados, retardantes de llama,

ftalatos, fenoles, hidrocarburos aromáticos policíclicos, perclorato, etc., se han detectado en el

organismo de mujeres embarazadas, incluso algunas de ellas en concentraciones cercanas a las

que se asocian con problemas sanitarios.

Estas sustancias entran en el organismo a través de acciones y hábitos

cotidianos tan comunes como alimentarse, beber agua del grifo,

respirar aire contaminado (que la mayoría de las veces no lo

percibimos),… , y/o utilizar ciertos productos como los cosméticos, las

pinturas, barnices y disolventes, los productos de limpieza, etc.

Además, hay que considerar que muchas de las sustancias tóxicas

pueden tener iguales o similares efectos, y que al estar todas al mismo

tiempo presentes en el organismo puede producirse un efecto

sumatorio de sus consecuencias.

Efectos de la exposición a tóxicos ambientales durante el embarazo: sustancias

tóxicas y contaminación electromagnética

Sustancias tóxicas

Algunos problemas durante el embarazo, que se asocian a ciertas sustancias químicas, son:

� Abortos.

� Nacimientos prematuros: Los ftalatos, contaminantes muy comunes en los hogares,

han sido relacionados con partos prematuros.


� Bajo peso al nacer.

� Malformaciones congénitas.

Además, la exposición a sustancias tóxicas durante el embarazo puede favorecer

posteriormente el padecimiento de enfermedades infantiles como:

� Problemas en el desarrollo neurológico, incrementado por la exposición a mercurio y

algunos retardantes de llama. También la presencia en las madres de residuos de

pesticidas organofosforados y piretroides ha sido asociada a efectos en el desarrollo

mental de los niños/as.

� Problemas en el desarrollo reproductivo: Éste es el caso de los ftalatos, que se asocian

con la feminización o virilización incompleta en varones.

� Cánceres infantiles: Mayor riesgopor el uso de pesticidas en el hogar durante el

embarazo Asma infantil: Algunos estudios han demostrado que mujeres embarazadas

que realizaron un mayor uso de una serie de productos químicos para el hogar (entre

desinfectantes, lejía, limpiador de alfombras,

limpiador de ventanas, líquido de lavado en seco,

aerosoles, trementina/aguarrás, ambientadores

(spray, barra o aerosol), removedor de pintura,

pintura o barniz o pesticidas/insecticidas) tenían

mayor riesgo de que sus hijos/as padecieran

posteriormente asma, concluyendo que este

problema podría verse favorecido por la exposición prenatal y la continuación de la

exposición subsiguiente en los primeros años de vida.

� El uso de ciertos ambientadores del hogar ha sido asociado por algunas investigaciones

a un aumento del riesgo de padecer cefaleas y depresiones post natales, y los niños de

menos de seis meses que estaban en casas donde se hacía un uso diario de estos

productos tenían más dolores de oído y diarreas.

E incluso, la exposición a tóxicos ambientales durante la gestación del feto en el vientre materno,

puede aumentar el riesgo del niño/a a sufrir durante su adolescencia o madurez, otras

afecciones como enfermedades cardiovasculares e incluso cánceres.

Aunque son muchos los estudios realizados que demuestran que la exposición a este tipo de

sustancias, incluso a pequeñas concentraciones, tiene graves consecuencias sobre la salud

humana y más aún sobre las mujeres embarazadas, bebés y niños/as, gran parte de las mujeres

embarazadas ignoran esta información, no pudiendo hacer frente a estos riesgos si no son

conscientes de los mismos.

Por ello, es necesaria una labor de difusión a gran escala que permita a la población en general

conocer los riesgos a los que nos sometemos diariamente.


Contaminación electromagnética

Trabajos de investigación demuestran el incremento en el riesgo de aborto de mujeres

embarazadas expuestas a campos electromagnéticos habituales en su vida diaria. Además, el

riesgo es mayor durante las 10 primeras semanas del embarazo, lo que pone de manifiesto la

mayor sensibilidad de los neonatos frente a este tipo de contaminación, ligada al menor tiempo

de gestación, así como de los niños y niñas de menor edad.

Debido a que los fetos humanos son hasta 600 veces más

sensibles, es necesario reducir al máximo posible la cercanía

entre los dispositivos que emiten campos y las mujeres

embarazadas. Además, la elección del lugar donde la mujer

embarazada pasa su tiempo durante el embarazo,

principalmente en lo referente a su lugar de descanso durante

el sueño, cobra vital importancia a la hora de prevenir

posibles abortos y malformaciones en sus hijos/as.

Entre los focos electromagnéticos más destacados, de uso habitual en el interior de los hogares,

y que más pueden afectar a las mujeres embarazadas, podemos citar:

- Ordenadores.

- Teléfonos móviles.

- Microondas.

- Mantas eléctricas.

- Placas eléctricas.

- Televisores.

- Radiorrelojes

- Secador de pelo.

- Otros electrodomésticos, como el frigorífico o la lavadora.

Como acabamos de ver, los electrodomésticos y elementos de electrónica son los focos de

emisión de radiación electromagnéticas más comunes en los hogares, que aumentan su

peligrosidad por su cercanía a las personas que allí habitan.


En resumen…

Hemos podido comprobar cómo proliferan elementos de riesgo químico y físico a nuestro

alrededor y en qué productos podemos encontrarlos. También hemos analizado algunas de las

sustancias químicas más relevantes desde el punto de vista de su toxicidad y las patologías con

las que están asociadas según las investigaciones científicas. Conocemos los campos de alta y

baja frecuencia que generan algunos dispositivos que utilizamos diariamente.

En todo el módulo, hemos prestado especial atención a un segmento de población más sensible

a sus efectos como son los menores, desde que están en el vientre materno hasta su edad

adulta.

En el siguiente módulo veremos cómo reducir la exposición a estos riesgos por medio de

acciones sencillas que todos podemos llevar a cabo.

Recursos adicionales

Para profundizar más os sugerimos que visitéis los siguientes enlaces:

� Listado de sustancias químicas peligrosas www.chemsec.org/what-we-do/sin-list � Web de FODESAM (Fondo para la Defensa de la Salud Ambiental):

www.fondosaludambiental.org � Web de EWG (Environmental Working Group): www.ewg.org � Web de ISTAS (CCOO) sobre riesgo químico: www.istas.net/web/subportada_3.asp � Web de la Comisión Europea sobre el reglamento REACH:

http://ec.europa.eu/environment/chemicals/reach/publications_en.htm � Información sobre investigaciones científicas acerca de contaminación

electromagnética: www.powerwatch.org.uk � Web del programa DEMOCOPHES: www.eu-hbm.info/democophes � Documento de Ecologistas en Acción sobre el Convenio de Aarhus:

www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf_El_Comite_de_Cumplimiento_del_Convenio_de_Aarhus_DEF.pdf

� Web EEA (Agencia Europea del Medio Ambiente): www.eea.europa.eu/es � Web de la campaña Hogar sin Tóxicos: www.hogarsintoxicos.org � Fundación Vivo Sano: www.vivosano.org � Fundación para la Salud Geoambiental: www.saludgeoambiental.org � Escuela Sin Wifi: www.escuelasinwifi.org


Los contenidos de este módulo han sido elaborados en base a las referencias científicas publicadas en www.hogarsintoxicos.org, www.escuelasinwifi.org, y La enfermedad silenciada (Raúl de la Rosa. Ediciones i. 2014) Si deseas formarte con un nivel más avanzado en alguna de estas áreas temáticas consulta todas las opciones de formación que te ofrece la Fundación Vivo Sano.

La campaña Salud Ambiental en la Escuela se mantiene únicamente con financiación privada. Para poder continuar con nuestra actividad necesitamos tu apoyo. Si esta iniciativa te resulta interesante y piensas que es necesario continuar con Salud Ambiental en la Escuela, puedes colaborar de diferentes modos con nosotros/as.

1. introducción a la salud ambiental. salud ambiental infantil · infantil. diferentes estudios...

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