1. historiadores mexicosxx

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Colección LINTERNA MÁGICA

1. Laurel. Antología de la poesía moderna en lengua española.Segunda edición.Prólogo de Xavier Villaurrutia. Epílogo de Octavio Paz

2. Francisco Cervantes de Salazar. México en 1554.

Presentación de Margarita Peña3. Terra ignota. La geografía de América Latina a través de cronistas de los

siglos XVi y XVii.

Presentación y selección de textos de Josefina Oliva de Coll4. Safo. Poemas. Introducción, traducción directa del griego y notas de

Carlos Montemayor5. Paul Gendrop. Compendio de arte prehispánico6. Gustave Flaubert. La educación sentimental.

Presentación de Margo Glantz7. Gabriel Miró. Nuestro padre San Daniel-El obispo leproso.

Presentación de Paciencia Ontañón

8. Mateo Bandello. Novelas escogidas.Presentación de Othón Arróniz

9. Michel de Montaigne. Ensayos escogidos.Selección y prólogo de Angelina Martín del Campo

10. Aurelio de los Reyes. Medio siglo de cine mexicano (1896-1947)11. Honoré de Balzac. Esplendores y miserias de las cortesanas.

Presentación de Roberto Páramo

12. Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca. Teatro indianode los Siglos de Oro. Introducción de Arturo Souto Alabarce

13. El simbolismo esotérico en la literatura medieval española. Estudio,selección y notas de Enrique de Rivas

14. Gustavo Vargas Martínez. Fusang. Chinos en América antes de Colón15. Katherine Mandsfield. En una pensión alemana.

Presentación de Beatriz Espejo16. Antología de la Antología griega. Presentación, selección y versión

directa del griego de Luis Alfonso Maruri17. Literatura rusa del absurdo. Selección y versión directa del ruso de

Rosa María Phillips. Presentación de Armando Partida18. Leopoldo Lugones. Las fuerzas extrañas-Cuentos fatales.

Presentación de Noé Jitrik

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Historiadoresde Méxicosiglo XX

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BAJO LA DIRECCIÓN DE MANUEL DE ESCURDIA

CON LA COLABORACIÓN DE TERESA SILVA TENA yCARLOS TRILLAS SALAZAR

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Historiadoresde Méxicosiglo XX

Selección, presentacióny notas de.;

Osear Flores Torres

EDITORIAL ~~~lRlLLAS ~~México, Argentina, EspañaColombia, Puerto Rico, Venezuela ®

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Catalogación en la fuente

Flores Torres, Óscar

Historiadores del México siglo xx -- México:Trillas, 2003.

543 p. ; 23 cm. -- (Linterna mágica; 33)ISBN 968-24-6669-5

l. Historiadores mexicanos. 2. México - Historia ­

Lecturas y narraciones. l. t. II. Ser.

D- 972.007202'F623h LC- F/2/O'F5.4

La presentación y disposición en conjunto deHISTORIADORES DE MÉXICO SIGLO xx

son propiedad del editor. Ninguna parte de esta obrapuede ser reproducida o trasmitida, mediante ningún sistemao método, electrónico o mecánico (incluyendo el fotocopiado,la grabación o cualquier sistema de recuperación y almacenamientode información), sin consentimiento por escrito del editor

Derechos reservados

© 2003, Editorial Trillas, S. A. de C. v.,Av. Río Churubusco 385, Co/. Pedro María Anaya,c.P. 03340, México, D. F.Te/. 56 88 42 33, FAX 56 04 I3 64

División Comercial, Calzo de la Viga I I32, c.P. 09439México, D. F., Te/. 5633 09 95, FAX 56 33 08 70

www.trillas.com.mx

Miembro de la Cámara Nacional de la

Industria Editorial, Reg. núm. I58

Primera edición, junio 2003ISBN. 968-24-6669-5

Impreso en MéxicoPrinted in Mexico

Esta obra se terminó de imprimirel 30 de junio del 2003,en los talleres de Rodefi Impresores, S. A. de C. V.Se encuadernó en Impresos Terminados Gráficos.

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Asumirse como mexicano es

aceptarse como una realidad

concreta, que es el ser de esta

nación, del mundo que es México.

LEOPOLDO ZEA

1. NORMAS QUE RIGEN LA PRESENTE EDICIÓN

Este trabajo nació con la idea de presentar al estudiante universi­tario una serie de textos en los que se abordan los hechos históricos yproblemáticas fundamentales de México en el siglo xx (entendido éstea partir de 1910), a través de sus autores contemporáneos. El lector sepreguntará ¿por qué marcar como frontera el inicio del siglo xx en Mé­xico en el año de 191O?En principio, es conocido en la literatura his­tórica que el periodo denominado como el ancien regimen, que va de1877 a 1911, termina abruptamente en este último año debido a la de­saparición de las condiciones sociales, económicas y culturales que losustentaron. Eso se debió al terremoto revolucionario en que se vio in­merso el país a raíz del inicio de la guerra civil mexicana en 1910. Enotras palabras, no sólo encontramos nuevos actores sociales que so­bresalieron en este periodo, sino también una nueva preocupación te­mática (acicateada por los hechos de la rebelión) en los escritos tantopor parte de los revolucionarios y simpatizantes de este movimiento(en sus diversas facetas) como por los viejos escritores beneficiariosy sobrevivientes del antiguo régimen porfirista.

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6 Proemium

Una vez definido el periodo histórico, el proyecto se centró en in­cluir sólo a los historiadores(as) mexicanos(as) por nacimiento. Deéstos, consideré hacer una muestra representativa (consciente de lasausencias, las cuales son un silencio cargado de significado) de algu­nos pensadores e historiadores mexicanos que actualmente son impres­cindibles para conocer el desarrollo histórico del·siglo xx en México.Aunque la selección no es exhaustiva, es decir, no incluye a todos losque quisiera,l si muestra, creo, una selección parcial de autores nece­sarios para el conocimiento de las etapas históricas seleccionadas yque conforman el siglo xx mexicano.2 Paralelamente a éstos, incorporéun par de documentos (Plan de San Luis y el Plan de Ayala) que con­sidero útiles para entender el inicio de la revolución en México y queayudarán a ubicar al lector en los textos subsiguientes.

Objetivo

El principal objetivo de este trabajo es promover y cultivar el es­píritu de comprensión histórica en los estudiantes universitarios y pre­sentar una guía opcional más, al selecto lector sobre obras históricasde México. Para ello es necesario mostrar, no sólo cómo se ven y juz­gan hoy los hechos sobresalientes de la vida pasada, sino tambiéncómo vieron y juzgaron esos mismos hechos quienes participaron enellos. Esto es lo que comúnmente se conoce como historiografía. En­tiendo como historiografía, para fines de este trabajo, la escritura de

1 Entre otras ausencias notables puedo mencionar a Álvaro Matute, Roberto Moreno de losArcos, Antonio Ruvial, Mercedes de la Garza, Alfonso Mendiola, Héctor Aguilar Camín, Jesús Re­yes Heroles, Wigberto Jiménez Moreno, Alfredo López Austin, José Luis Martínez, José Luis Lo­renzo, Ignacio Berna!, Pedro Carrasca, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, IsabelGil Sánchez, Jorge Alberto Manrique, Lilia Díaz, Bertha UlIoa, Ernesto de la Torre Villar y MoisésGonzález Navarro.

'Existen pocos trabajos que han hecho el intento de cubrir un espacio teórico, histórico ybiográfico sobre los historiadores mexicanos y sus trabajos en el siglo xx. Este es un intento más,que se suma a un camino poco recorrido. El último de estos textos es el compilado por EnriqueFlorescano y Ricardo Pérez Monfort, intitulado Historiadores de México en el siglo xx, editado porel Fondo de Cultura Económica en 1996. Con esta publicación se pretendió iniciar una épocadiferente dentro de los testimonios del pensamiento del historiador en nuestro país, ya que men­cionan sus editores que: "Carecemos de una guía que permita reconocer las numerosas escuelasy tradiciones fundadas por los historiadores mexicanos. Tampoco hay un libro que describa suscontribuciones y señale los perfiles de su trabajo. La presente obra no aspira a llenar esas lagu­nas, pero sí es un paso en esa dirección: ofrece un compendio de las formas de pensar y escribirla historia practicada en el siglo xx." Aunque el volumen que presento aquí no es un compen­dio, sí pretende rescatar en parte esta tradición por la investigación histórica en México.

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1. Normas que rigen la edición 7

la historia de México a lo largo de este siglo y la búsqueda de un sig­nificado de esa historia en su momento, es decir, cómo se reconstruyeel discurso histórico a través del conocimiento del pasado. 3

Los libros de Historia de México que ahora se utilizan en las Ins­tituciones de Educación Superior ofrecen el punto de vista actual denuestro pasado. En esta investigación, denominada HISTORIADORES DE

MÉXICO SIGLO XX, se presenta una selección de documentos con los pun­tos de vista de quienes fueron actores de ese pasado. Con este tipo deantología se pretende complementar y edificar una conciencia en ellector del vasto y rico panorama historiográfico que posee México, eneste caso, en una etapa de su historia. Me refiero al siglo xx. Hay querecordar que la historiografía es también el estudio del modo de leerlos documentos, y no sólo es el estudio de los libros de historia.

Los autores seleccionados mantienen concepciones históricas, filo­sóficas, estéticas y artísticas muy diversas, las cuales al ser confronta­das en el transcurso de una atenta lectura, permitirán alejarse de unenfoque unilateral y dogmático.

Es indudable que predominan ciertas corrientes historiográficas eneste trabajo sobre otras igual de importantes. Sin embargo, la propialimitante de una obra antológica como ésta, explica en un primer mo­mento la necesidad de hacer una selección del universo existente. Ensegundo lugar (y con base en lo dicho arriba), quiero aclarar que otor­gué prioridad a los autores y textos considerados por los especialistascomo clásicos e imprescindibles para el conocimiento general de esteperiodo histórico. Esto quiere decir que se dio preferencia a estos au­tores sobre los textos de historia regional. Finalmente, es indudableque la mayoría de estos escritos reflejan sobre todo las temáticas his-

3Entre otros estudiosos en México sobre el nacimiento de la historiografía como una herra­mienta más de la ciencia histórica, tenemos a Alfonso Mendiola, quien nos comenta lo siguiente:"El descubrimiento de la ciencia de la historia en escritura posibilitó el nacimiento, en la segun­da mitad de este siglo, de la historiografía. La pregunta actual es cómo se escribe la historia, yno cómo se conoce el pasado. Es decir, el problema actual es cómo le comunico a alguien pormedio de enunciados algo acerca del pasado, y no cómo un sujeto (historiador) conoce un obje­to (el pasado). Este nuevo planteamiento impide la ilusión de pensar que el pasado habla por símismo. Ahora se parte de que alguien habla del pasado, a partir de enunciados que alguien cons­truyó (fuentes), y dirigiéndose a otro interlocutor que lo escucha. Hay que destacar que tanto elhablante como el oyente son seres históricos, es decir, que están situados social-históricamente.A partir de estos años la historia como ciencia debe ser entendida históricamente. Este es el modopeculiar en que la historiografía reflexiona sobre la escritura de la historia." Véase Alfonso Men­diola, "Una relación ambigua con el pasado: la modernidad", en Tiempo y Escritura. La primerarevista electrónica de historiografía en México, México, 1998. Esta idea también es ampliamentedesarrollada por Michel de Certeau en La Escritura de la Historia, Departamento de Historia­Universidad Iberoamericana, México, 1985.

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8 Proemium

toriográficas de corte político y de regeneración social que impulsó elmovimiento revolucionario.

Las lecturas, como en toda obra antológica, responden a ciertos cri­terios que ahora explicaré.

Normas de selección

De la inmensidad de testimonios de la vida mexicana que se conser­van en archivos y bibliotecas, tanto nacionales como del extranjero, se­leccioné algunos de los más importantes y característicos del siglo xx.Los documentos abarcan todas las facetas de la cultura de la época: po­lítica, economía, instituciones sociales, religión, filosofía, ciencia, arte yletras. Los trozos selectos son por lo general contemporáneos de lossucesos que atestiguan. Sus autores, en la gran mayoría de los casos,hicieron, vieron, padecieron o anhelaron lo que refieren. Como es desuponerse, redactaron estos documentos personas de la intelligentiasocial, en cada una de las etapas descritas. Los documentos que se vana analizar representan el mayor número posible de fragmentos de di­versas formas documentales: historias, crónicas, memorias, cartas,textos jurídicos, actas e informes de gobierno, noticias y comentariosperiodísticos, obras filosóficas, religiosas, científicas y literarias. Es de­cir, ejemplos de toda clase de huellas escritas que difieren entre sí porsu origen, su contenido, su finalidad y su forma, y concuerdan por serfundamentales para el conocimiento de la historia de México.

Normas de presentación

El material está estructurado bajo una presentación cronológica. Altema de la etapa armada de la Revolución Mexicana (etapa que abarcalos años de 1910 a 1920), le seguirán los referentes a la reconstrucciónnacional (1921-1940), posteriorménte los historiadores de las ideas, delarte y de la cultura mexicana entre los años de 1941 a 1967, y final­mente a los historiadores del México contestatario y de transición haciala pluralidad política de fin de siglo (1968 en adelante).

Cada lectura va acompañada de una breve explicación de la obra, conla información biográfica más sucinta,4 con el fin de que el lector tenga

4Esta información (biografía y producción histórica del autor) fue tomada de una gran di­versidad de fuentes. Aquí puedo mencionar en primer lugar el Diccionario Porrúa de Historia,

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l. Normas que rigen la edición 9

noticia de la cantera de la que se tomó el trozo documental, del autor oautores del mismo y de su valor testimonial. Se aspira con ello a fijar laatención del lector sobre los temas fundamentales que se abordan, sobrelos problemas cardinales a que se enfrentan y sobre los datos más rele­vantes de la vida y la obra de los autores de los textos respectivos.

Algunos documentos, por ser breves y de gran valor en todas suspartes, los presento íntegramente (como son el caso de los textos deRicardo Flores Magón, El Plan de San Luis, El Plan de Ayala, y los ar­tículos de Antonieta Rivas Mercado y Carlos Monsiváis); otros, sólo sedan a conocer fragmentariamente. En este caso, se espigan sus mejo­res párrafos, nunca se resume el contenido del texto original.

Es importante aclarar que todos los escritos se presentan tal comofueron publicados originalmente, esto es, en castellano. No existe nin­gún escrito originalmente redactado en otro idioma, por tanto no haypeligro de una traducción que tergiverse el contenido. Cuando no sepudo conseguir la edición original, se recurrió a las ediciones conse­cuentes o, bien, más recientes y de mayor divulgación, reconocidaspor su seriedad y prestigio académico.

Los textos que presento fueron escritos en la mayoría de los casospor autores contemporáneos de los sucesos narrados. Aunque he deaclarar que incluí textos de investigación histórica sobre asuntos refe­rentes al pasado prehispánico, relacionado con el periodo colonial y re­flexiones filosóficas sobre la caracterización del mexicano y su obra. Enlos cuatro temas, los cuales están diferenciados cronológicamente, seincluyen sólo textos escritos durante cada periodo histórico. En otraspalabras, en el primer tema, referente al periodo histórico de 1910 a1920, abarca sólo los escritos y publicados durante ese mismo periodo,y así sucesivamente en los otros tres temas. Existen tres excepciones,éstas son los textos escritos por los historiadores Andrés Molina Enrí­quez, José Vascancelas e Isidro Fabela, los cuales incluyo en el primertema, pero sus obras seleccionadas fueron escritas entre 20 y 40 añosdespués, a la cronología especificada en éste. Sin embargo, debido a losasuntos que abordan y él haber sido testigos y actores de los aconte-

Biografía y Geografía de México, 4 vals., 6a. ed., Porrúa, México, 1996. Después, en segundainstancia, están en casi todas las obras mencionadas (en reediciones modernas) los comentariosy notas sobre el autor y su obra hechas por estudiosos sobre el tema. Finalmente, esta informa­ción se cruzó y se actualizó con datos obtenidos en numerosas fuentes como periódicos y revis­tas y, por supuesto, de la red de internet, donde numerosas revistas y editoriales mexicanastienen su contenido en línea. Al igual que las revistas, está la información proporcionada por loscursos y diccionarios editados por éste y otros medios por las Instituciones de EducaciónSuperior de México.

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10 Proemium

cimientos narrados, decidí incluirlos en este primer capítulo ya que ayu­dan a dar continuidad al resto de los textos seleccionados ..

Tampoco he dudado en incorporar en esta antología a autores queproceden de campos temáticos distintos de la historia propiamentedicha. Campos distintos pero no ajenos, como el caso de los que desta­can en el terreno de la teoría y la práctica de la transformación social,como sucede, por ejemplo, con Ricardo Flores Magón y Antonieta RivasMercado. También he tenido en cuenta a los autores que reflexionansobre la historia y aportan ideas que tienen, además, el aval de la fecun­da actividad artística, filosófica o literaria que las suscita. Tales son loscasos de Justino Fernández, Leopoldo Zea y Octavio Paz.

Quiero agregar que esta selección de autores sobresalientes de nues­tra historia mexicana están condensados, en su mayoría, en una serie deobras de difícil acceso. Si bien este material puede ser considerado comouna historiografía del periodo en cuestión, otros textos pueden conside­rarse en su valor documental como fuente histórica directa, como seríanlos casos del Plan de San Luis y el Plan de Ayala.

Este trabajo no pretende ser una historiografía exhaustiva sobreel dilatado periodo del siglo xx, sino todo lo contrario. Ya lo dije alinicio de ésta, soy de la idea que cada lector disfrute por sí mismolos textos seleccionados, y a través de la presentación del autor y susobras, profundice -eso sí- en la obra de cada autor si así lo estimaconveniente.

La presentación del marco histórico-historiográfico que presento acontinuación pretende ser sencillo y de fácil entendimiento, por esto,la bibliografía secundaria no es extensa. Ello se debe a que preferí leery analizar a los propios protagonistas de ese pasado, que mencionarlas innumerables publicaciones especializadas.

11. HISTORIADORES DE LA REVOLUCIÓN, 1910-1920

La Revolución de 1910 encontró en la historia amplia expresión. Larevolución cambió la estructura social y económica que se venía arras­trando desde siglos anteriores. Aniquiló un orden existente injusto, sepreocupó por el bienestar de las clases desheredadas, su economía,cultura y modo de ser. Incorporó a la Nación su patrimonio usufruc­tuado por poderosos extranjeros, trató de moderar la riqueza de unoscuantos en beneficio de la mayoría, creó instituciones de amplio bene­ficio social e interesó a extensas capas de su población en la acciónpolítica. En este movimiento revolucionario participaron hombres de

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11.Historiadores de la Revolución 1I

gran temple, de recia contextura que arrastraron consigo a elementosde extracción muy diversa y pusieron las bases de un México más justo.Sin embargo, como ahora lo sabemos, no todo se logró como se hubie­ra querido, la revolución encontró entre sus próceres a sus principalescríticos lapidarios. El nuevo orden fue creándose sobre la marcha y nosiempre con el éxito esperado.

Entre los precursores intelectuales y revolucionarios están RicardoFlores Magón y sus hermanos Enrique y Jesús. Periodistas, forjaronuna potente corriente ideológica y política en México a principios desiglo, denominada por la historiografía nacional como el magonismo.El más prolífico escritor de los tres fue Ricardo, de quien incluí tres delas proclamas más conocidas en 1910: A los proletarios; El derecho derebelión y A la mujer. Las tres fueron publicadas en su periódico com­bativo Regeneración, en septiembre de ese año, antes de ser lanzadoel Plan de San Luis, de Francisco 1.Madero. Este último Plan tuvo unadifusión entusiasta debido a diversos factores que favorecieron un am­biente de oposición radical al régimen: la renuncia del general Bernar­do Reyes, en 1909, a competir en la justa electoral del siguiente año;a los artículos divulgados por Ricardo Flores Magón y su grupo, exci­tando a la rebelión; al libro de Francisco 1. Madero, donde planteabala importancia de la Sucesión presidencial de 1910, y finalmente, a lasmiserables condiciones económicas y sociales de la mayor parte de lapoblación, que había generado el largo régimen de Porfirio Díaz. ElPlan de San Luis enumeró parte de esta problemática, pero se centróen el aspecto político y en el deficiente sistema de impartición de jus­ticia. A pesar de ello, el Plan incluyó en el artículo tercero, el proble­ma de la tierra, el cual decía:

Abusando de la ley de terrenos baldíos, numerosos pequeños propie­tarios, en su mayoría indígenas, han sido desalojados de sus terrenos, poracuerdo de la Secretaría de Fomento, o por fallos de los tribunales de laRepública. Siendo de toda justicia restituir a sus antiguos poseedores losterrenos de que se les despojó de un modo tan arbitrario, se declararánsujetas a revisión tales disposiciones y fallos y se les exigirá a los que losadquirieron de un modo tan inmoral, o a sus herederos, que los restitu­yan a sus primitivos propietarios, a quienes pagarán también una indem­nización por los perjuicios sufridos. Sólo en caso de que esos terrenos ha­yan pasado a tercera persona antes de la promulgación de este Plan, losantiguos propietarios recibirán indemnización de aquellos en cuyo bene­ficio se verificó el despojo.s

SFrancisco L Madero, El Plan de San Luis, 1910.

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12 Proemium

El incumplimiento de parte de Madero de esta promesa, estampa­da en el artículo tercero de su Plan de San Luis, fue el que catapultóla elaboración del Plan agrario que reflejaba más fiel y claramente elproblema de las tierras en el centro de México: me refiero al Plan deAyala, Plan libertador de los hijos del estado de Morelos y bandera dela revolución suriana y zapatista del sur.

No faltaron quienes cuestionaron severamente el ambiente revo­lucionario que se estaba gestando. Entre ellos podemos mencionar aFrancisco Bulnes, Ricardo Garda Granados, Nemesio Garda Naran­jo, Alfonso Junco, Rodolfo Reyes, José Juan Tablada y Jorge Vera Es­tañol. A este grupo pertenece Toribio Esquivel Obregón, a quien pre­sento en un texto que posee una gran actualidad política, me refieroa su libro, publicado en 1911, Democracia y personalismo. Relatos ycomentarios sobre política actual. Entre los comentarios de EsquivelObregón destaca su percepción de la migración hacia Estados Unidosy del sistema de propiedad en México. En la misma línea política,pero del lado revolucionario, tenemos también los análisis de las legis­laturas XXV (1911-1913) Y del Congreso Constituyente de 1916-1917,por Félix Fulgencio Palavicini y Andrés Molina Enríquez, respectiva­mente.

Sobre las batallas militares decisivas de la revolución, tenemos losOcho mil kilómetros de campaña, obra legada por Álvaro Obregón yeditada en 1917. Su descripción de la Batalla de Celaya nos retrata aun Obregón carismático y a un gran estratega. Sobre las semblanzas delos principales próceres de la revolución, tenemos las memorias y auto­biografías de Isidro Fabela y del filósofo más original que indudable­mente tuvo México en este siglo: José Vasconcelos. Su autobiografía esla más original, apasionante y auténtica de las letras mexicanas. De él,presento un fragmento de su obra más conocida, Ulises criollo (1936),donde se retrata el ambiente que vivía México en esta década revolucio­naria. Finalmente, no pude dejar de lado las vigorosas reflexiones sobreuna "Historia integral" de México de Manuel Gamio, en su ya famosaobra Forjando Patria (1916).

111.HISTORIADORES DE 1921 A 1940

Esta etapa se caracterizó por la gran tarea pendiente de la décadaanterior, me refiero al objetivo del nuevo grupo revolucionario en lainstitucionalización de su sistema de dominación política y la reestruc­turación del sistema económico. Este proceso de institucionalización

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111.Historiadores de /92/ a /940 13

del nuevo orden social fue largo y difícil, sobre todo para los gruposmás empobrecidos que exigían en sus demandas programas radicalesde regeneración social. En estos grupos tenemos a los campesinos -losque constituían el grupo más numeroso, disperso y con la demandamás radical, la reforma agraria-, a los obreros y a la ascendiente clasemedia. La otra tarea, más difícil, fue controlar la economía, es decir,regresar al dominio nacional el petróleo y la minería, sectores que seencontraban en manos de compañías extranjeras.

Época de efervescencia nacionalista, también cultivó la forma his­tórica literaria que alcanzó un gran auge a fines del siglo pasado. Histo­ria que nos enfrenta a nuestro pasado prehispánico, colonial y a nues­tro primer siglo como nación independiente son las que escriben LuisGonzález Obregón con su obra Las calles de México (1922); YAlfonsoReyes, amo y señor de las letras mexicanas. Su escrito, México enuna nuez, es un texto histórico comprimido, crítico y bello en todasu extensión.

En el campo de la historia institucional, aparece Miguel AlessioRobles con su Historia política de la Revolución, y Emilio Portes Gilcon sus memorias sobre su actuación en el sistema político en ciernes,su obra Quince años de política mexicana, es un ejemplo de ello. Den­tro de esta tendencia, también encontramos la historia de las masascampesinas y obreras. El esfuerzo de estos grupos en el proceso revo­lucionario y posrevolucionario fue reconocido por escritores que loshistoriaron, como el zapatista Gildardo Magaña, quien plasmó el des­contento campesino, y Jesús Silva Herzog, a quien se le debe no sólosu historia donde las masas están presentes, sino en particular su altogrado de sensibilidad ante las demandas del movimiento obrero, par­ticularmente del sector petrolero. El historiador Silvio Zavala se dedicóa descifrar la estructura sociopolítica de la Colonia, a través de su or­ganización institucional. Sin embargo, para los fines de esta antología,seleccioné un texto de sus "Apuntes de historia nacional", poco divul­gados desde los años treinta y cuarenta.

Por su parte, la historia contestataria, y en cierto modo, desilusio­nada del proyecto revolucionario para esta época, la encontramos enlos periodistas e historiadores Alfonso Taracena y José C. Valadés. Elprimero, miembro del partido vasconcelista, nos presenta su obra cuyotítulo es un llamado a la decepción política, me refiero a La verdaderarevolución mexicana, 1910-1940, editada en once tomos entre 1960 y1965. José Valadés, periodista combativo, historiador, diplomático y ca­tedrático universitario nos presenta su controvertida entrevista con elpresidente electo de México en 1940: Manuel Ávila Camacho. Final-

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14 Proemium

mente, en esta misma línea, podemos incorporar a la mujer en el des­arrollo historiográfico de México, la cual tiene manifestaciones sensi­bles. Aunque a Antonieta Rivas Mercado no se le puede considerarpropiamente una historiadora, sus textos son fundamentales para re­crear el ambiente sociocultural y político de la época, particularmentedurante la década de los veintes. La percepción y agudeza con que re­trata a los personajes de la sociedad mexicana, y en particular a la mu­jer, son casi imperceptibles en los demás autores reseñados.

IV. HISTORIADORES DE LAS IDEAS, DEL ARTEY DE LA CULTURA, 1941 A 1967

En el periodo anterior a 1940, la estructura del sistema político ysocial mexicano fue la tarea central y principal de debate entre lasfuerzas políticas activas del país. A partir de 1940, y hasta 1967-1968,lo que distingue a este último periodo histórico que se va a tratar sondos cosas: una, la notable estabilidad política; y la otra, un ritmo velozde crecimiento y diversificación de la economía. Sin embargo, el paíssiguió manifestando grandes rezagas en áreas tales como educación,cultura, participación de amplios grupos étnicos y una mejor distribu­ción de la riqueza.

Uno de los primeros escritores en mostrar esos cambios en el perio­do de transición (a través de una serie de artículos sobre la vida cotidia­na mexicana) fue sin lugar a dudas Salvador Nava, mediante sus obrasLa vida en México en el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas (editadoen 1964) y La vida en México durante el periodo presidencial de ManuelÁvila Camacho (1965). Nava cultivó todas las formas literarias y utilizólos estilos más ricos, depurados y precisos para mostrar su pensamientocreativo. Debido a sus ensayos de tipo histórico, fue designado Cronistade la Ciudad de México. Sin embargo, la principal crítica al proceso ideo­lógico de la revolución y sus metas alcanzadas fueron puesta en tela dejuicio en un artículo ya histórico escrito en 1946 por Daniel CosíaVillegas. "La Revolución Mexicana nunca tuvo un programa claro ni loha intentado formular ahora in articulo monis", sentenció Cosía Villegas.

En todo caso, una de las tesis principales fue la condenación de la te­nencia indefinida del poder por parte de un hombre o de un grupo dehombres -afirmó Villegas-; otra, la de que la suerte de los más debía pri­var sobre la de los menos, y que para mejorar aquélla el gobierno no sólono podía ser pasivo, sino que debía ser activo; en fin, que el país tenía

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IV Historiadores de las ideas, 1941 a 1967 I S

intereses y gustos propios por los cuales debía velarse, y en caso de con­flicto, hacerlos prevalecer sobre los gustos e intereses extranjeros. La reac­ción contra el régimen político porfirista y su derrocamiento final, fueronla meta primera; dentro de la segunda caen la reforma agraria y el movi­miento obrero; en la tercera, el tono nacionalista que tuvo la Revoluciónal exaltar lo mexicano y recelar de lo extranjero, o combatirlo con fran­queza. Algunos pondrían entre las tesis principales de la Revolución lanecesidad de una acción educativa vigorosa por parte del Estado, si bienha sido notoriamente más débil e inconsistente que las tres anteriores.6

Este planteamiento de Cosía Villegas, particularmente el relacionadocon "el tono nacionalista que tuvo la Revolución al exaltar lo mexicano yrecelar de lo extranjero", mostró varias vertientes entre los historiadoresy pensadores sociales de la década de 1940 en adelante. Por Un lado, sedespertó can gran entusiasmo el interés por el pasado indígena y susgrandes manifestaciones. En esta línea tenemos a Alfonso Caso, GonzaloAguirre Beltrán, Ángel María Garibay y Miguel León-Portilla. En todosellos encontramos Una completa entrega a estudiarlo para mejorar lascondiciones de los pueblos indígenas supervivientes. Se intentó incorpo-

. rarlo al evidente progreso económico que mostraban algunos sectores dela sociedad. Se buscó convertirlo de indígena en mexicano, entendiendoen esto el goce de todas las ventajas y derechos de los ciudadanos. Si bienes un hecho que esto nO ha sucedido del todo, sus publicaciones mos­traron el inmenso trasfondo cultural que el indio encierra.

Otra vertiente de esta historia revisionista fue la historia de las

ideas, la cual actualmente está en auge. Los antecedentes se enCuen­tran en México can la generación del Ateneo, la cual estimuló a loshistoriadores y a los filósofos a la búsqueda de la esencia del mexica­nO. Esta corriente la encontramos en los escritos de Vascancelas, Casoy Samuel Ramos. A ellos se debe el gran entusiasmo y vigor que gene­rarOn los escritos de Leopoldo Zea, Octavio Paz y Edmundo O'Gorman.Estos autores, junto can otros más, han realizado un notable esfuerzopor intentar completar un panorama del desarrollo de las ideas y lacultura del mexicano desde sus orígenes.

Finalmente, la tercera vertiente más importante a mi parecer' fueel legado de España, el cual volvió a ser historiado y volvió a hacerse

6Daniel Cosía Villegas, "La crisis de México", en E/1rimestre económico, México, 1946.'Debo aclarar que existen muchas más, tanto en este tercer periodo como en los otros,

pero debido a que esta selección se limitó a las anteriormente descritas, no las trataré. Paraeste periodo, que va de 1940 en adelante, se encuentran entre otras vertientes la Historia reli­giosa, la Historia institucional (de la consolidación de las instituciones sociales, políticas y cul­turales), la Historia biográfica, la Historia diplomática y la Historia regionaL

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16 Proemium

sentir. Dentro de los historiadores que vieron en este legado algo po­sitivo se encuentra Francisco de la Maza, el cual reactivó la gran dis­cusión en México sobre el sentimiento religioso, gracias a su texto so­bre el Guadalupanismo mexicano en 1953. La Historia del arte duranteel largo periodo colonial, fue realizada en primer lugar por ManuelToussaint, así como por Francisco de la Maza y Justino Fernández.Este último incluyó en sus trabajos la crítica del arte contemporáneo,especialmente del muralista mexicano José Clemente Orozco.

Este revisionismo historiográfico que proliferó a partir de la déca­da de los años cuarenta no se detuvo. Las constantes inquietudes so­ciales y políticas que proliferaron a fines de la década de los sesentas,encontraron su punto de quiebre entre 1968 y 1971, con los grandesmovimientos populares urbanos y la guerrilla de izquierda tanto urba­na como rural. Sin embargo, del desarrollo de esta nueva etapa en nues­tra historiografía se ocuparán otros(as) escritores(as).

v. HISTORIADORES DE FIN DE SIGLO

El año de 1968 muestra un parteaguas en el devenir histórico delMéxico contemporáneo. El México que surgió después del impacto dela represión acaecida en Tlateloco, Ciudad de México, abrió una nuevaetapa en la percepción de la sociedad mexicana por parte de los escri­tores. Encontré un cambio dramático en la temática y problemáticas atratar después de esa fecha. Aparecieron los mismos escritores de laetapa inmediatamente anterior, ocupándose cada vez más del ambien­te político y social de intolerancia que se percibía en México. Un ejem­plo de ello es la numerosa obra contestataria que desarrolló OctavioPaz después de ese año, al igual que muchos otros. Entre ellos tam­bién puedo mencionar a la generación de historiadores posterior a 1968tales como Enrique Krauze, Lorenzo Meyer, Enrique Florescano y al"cronista" Carlos Monsiváis.

Es en esta etapa donde se intensifica el debate en torno a la histo­ria de México, esta vez, como ya dije, con nuevos actores. Hay que re­conocer que en principio hay comunidades académicas más constitui­das y profesionalizadas y, por lo mismo, los términos de la discusiónse ciñen a otras reglas. Entre ellas podemos mencionar el notorio com­plejo de entrecruzamiento de las diversas disciplinas humanísticas ysociales. Destacan la antropología, la sociología, la economía y en es­pecial la lingtiística. Éstas han obligado a reflexiones más profundassobre la práctica del historiador y otras disciplinas afines.

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V Historiadores de fin de siglo I 7

El primer trabajo que mostró un cambio en la tradicional labor his­toriográfica fue el libro Pueblo en vilo de Luis González, editado en1968. La metodología y el proceso de interpretación de las fuentes dioun giro importante en relación con los historiadores anteriores. Así locomunicó su propio autor:

Pueblo en vilo está elaborado con amor, pero no del ciego; se amasócon muchas simpatías, pero sin faltas a la verdad. El autor no sólo se dioel lujo de haber nacido y crecido en el pueblo en cuestión. Antes de po­nerse a escribir, practicó caminatas a pie y a caballo por la tierra dondecrece la historia josefina; conversó con todo mundo en aquel mundillo;exploró los archivos de sus padres, de la parroquia, del municipio y el Ar­chivo General de la Nación; vio, oyó y se documentó mucho, y como sieso fuera poco, fue ayudado no únicamente por el recuerdo de las perso­nas del terruño de San José, también por la eficacia para comunicar re­cuerdos de Armida."

La fuente escrita deja espacio para otras fuentes históricas comolas orales y la sabiduría popular. González también se centra en unpueblo desconocido para la mayor parte de la nación, y de la historianacional, San José de Gracia, Michoacán. En este pueblo nunca se haproducido hecho alguno que sobrepase el marco regional: ni batallasni planes ni gritos ni alzamientos que recuerden su nombre. Ha sidosiempre el pueblo tranquilo, de habitantes dedicados a tratar de resol­ver sus problemas, los cuales nunca se extienden más allá de las go­teras de su demarcación. El concepto de Pueblo en vilo se debe, a jui­cio de González, a la situación actual de la comunidad, la cual seencuentra a punto de ser devorada por la modernidad.

Entre las nuevas tendencias que se desataron a partir de la décadade los setentas, están los conceptos de "Nacionalismo y Educación",conceptos puestos al día por la historiadora Josefina Zoraida Vázquez,quien inició la reelaboración de los libros de historia de texto gratuitos.Sus estudios de posgrado en Harvard la pusieron en contacto con otrascorrientes históricas, las cuales estimularon su interés en la historia me­xicana, particularmente durante su etapa de conformación como nación,me refiero al primer siglo independiente de México. En esta misma lí­nea, e incluso como coordinador de los textos de historia de la prestigia­da colección SEP-Setentas, se inserta Enrique Florescano. Si bien Méxicomuestra un nacionalismo acendrado después de la Guerra de Reforma,Florescano increpa este periodo histórico como un hecho sin preceden-

8Luis González, Pueblo en vi/o, México, FCE-SEP, col. Lecturas Mexicanas, núm. 59, 1984:10.

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18 Proemium

tes: durante todo el periodo colonial, los diferentes grupos étnicos res­guardaron e impusieron a su manera elementos propios de su ancestralcultura tradicional. Florescano contradice la tesis de numerosos histo­

riadores y antropólogos "que afirmaron que la conquista y colonizaciónespañolas hicieron tabla rasa de las antiguas culturas mesoamericanas".El emblema del águila y la serpiente es la mejor muestra, dice, de cómolos símbolos de las culturas mesoamericanas "resistieron con éxito la in­vasión de los símbolos europeos, y a la postre se impusieron a ellos". Flo­rescano continúa desafiando así a la historia tradicional que se ha vuel­to oficial en el discurso propio de fin de siglo xx:

Algunos antropólogos, al estudiar los procesos de la dominación es­pañola en Mesoamérica, afirmaron que los actores europeos desempeña­ron el papel protagónico, mientras que los grupos indígenas se mantu­vieron pasivos, o se aislaron en sus comunidades, sin participar en losacontecimientos que modelaron a la sociedad colonial. Apoyados en esasideas, la mayoría de los estudios modernos y contemporáneos que se re­fieren a los orígenes de la nación mexicana, o a los temas de nación y na­cionalismo, comienzan con la conquista o con la independencia, sin re­ferirse al pasado indígena. Este ensayo, por el contrario, parte de la raízindígena y muestra que desde el siglo XVI hasta el fin del periodo coloniallos grupos indígenas y mestizos no cesaron de participar en los procesossociales y culturales que definieron la historia de Nueva España y de lanación independiente.

Contra la idea de una cultura indígena inerte, este ensayo muestraque en la época colonial y en las primeras décadas del siglo XIX los gru­pos indígenas y mestizos defendieron tenazmente sus símbolos de iden­tidad y mantuvieron un comercio activo con los legados procedentes deEuropa. No sólo resistieron la cultura invasora, sino que imaginaron los ar­tificios más sutiles para instalar sus propias tradiciones como símbolosrepresentativos de grandes sectores de la población. Es cierto que en eltriunfo de esos símbolos fue decisiva la participación de los criollos ymestizos, quienes los asumieron como símbolos de identidad propios.Pero esa revalorización no hubiera sido posible sin la motivación de la po­blación indígena para promoverlos como representantes intransferiblesde su identidad y sin la decidida voluntad de defenderlos como emble­mas de la nación aborigen.9

Los setentas también vieron resurgir la crítica mordaz y ácida dela sociedad mexicana a través de la tradición de sus cronistas. Carlos

Monsiváis es un digno sucesor de Salvador Novo. Su gran labor litera-

9Enrique Florescano, La bandera mexicana, Taurus, México, 2000, pp. 158-159.

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VI. Agradecimientos I 9

ria, cultural y periodística fue recibida con beneplácito por una socie­dad cambiante y pluricultural al final del milenio. La crónica social esrescatada por Monsiváis con gran decoro. En esta selección presentoun texto escrito por Monsiváis, donde destaca el poco cambio que sepercibe en la crítica social en México entre fines del siglo XIX y finesdel siglo xx. Si antes de la revolución las clases sociales más distantesen México eran los léperos y los catrines, al final del siglo XX, los mis­mos prejuicios sociales y raciales se perciben en las connotaciones denaco s y yupis.

Finalmente, en el trabajo historiográfico contestatario y crítico almodelo institucional que surgió con los gobiernos emanados de la re­volución se incluyó a Enrique Krauze y a Lorenzo Meyer. Diferentesen sus posturas entre sí, muestran sin embargo el amplio espectro queexiste en esta tendencia historiográfica. Por su parte, Enrique Krauze,nacido en 1947, es uno de los historiadores consagrados de las nuevasgeneraciones y que inició su trabajo de investigación histórica con unatesis doctoral sobre la Revolución Mexicana. La biografía de persona­jes del poder político fue y es su más reciente aportación a la historio­grafía nacional. Actualmente dirige la editorial Clío, especializada enlibros de historia y series documentales para televisión.

Lorenzo Meyer Cosío, nacido también en la década de los cuaren­tas, es la mejor muestra de la evolución y de las nuevas tendencias ha­cia las que se dirige la nueva historia (es historiador, internacionalistay politólogo). Contestatario hacia los círculos del poder político y eco­nómico, Meyer participa, al igual que la mayoría de los de su genera­ción, en publicaciones periódicas con artículos de fondo. Sus últimosescritos muestran las grandes fisuras de un modelo económico adopta­do en los años ochenta, y que no termina de consolidarse. Este modelo,a juicio de Meyer, fue impuesto por los círculos de poder en México, sindesarticular el viejo aparato político heredado por la revolución y quesigue mostrando su rostro autoritario.

VI. AGRADECIMIENTOS

No puedo concluir sin mencionar a los colaboradores que han he­cho posible este trabajo -ya que siempre he dicho que toda obra es re­sultado de un trabajo colectivo-, y a quienes va dirigida mi más since­ra gratitud: a mis alumnos del seminario de Historiografía del Méxicorevolucionario y posrevolucionario, correspondientes a los semestresacadémicos de 1998 y 1999, de la Universidad de Monterrey, quienes

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me ayudaron con su entusiasmo, comentarios y discusiones a seleccio­nar los textos; a Ira Cantú Gaytán, Marcela Igartúa Garza y DanielaHinojosa Huerta, quienes trabajaron en la captura electrónica de lostextos; y a Ana Cecilia Caballero Soto, auxiliar valiosa quien sacrificóalgunas de sus horas de estudio para hacer posible la obtención dedatos e información de nuestros historiadores.

A todos ellos, con afecto, nuevamente mi reconocimiento. Así pues,ellos son conmigo, copartícipes de mi noble y sincero deseo de que enestas páginas encontrará el lector uno de los objetivos de la historia:contribuir a que los jóvenes lectores tomen conciencia de la problemá­tica de las cuestiones históricas abordadas y de la necesidad de esqui­var soluciones simplistas ante los nuevos retos del México pluricul­tural, global y moderno de hoy.

ÓSCAR FLORES

Universidad de Monterrey

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Proerniurn

1. Normas que rigen la presente edición, 5. II. Historiadores de la Revo­lución, 1910-1920, 10. III. Historiadores de 1921 a 1940, 12. IV.Historia­dores de las ideas, del arte y de la cultura, 1941 a 1967, 14. V. Histo­riadores de fin de siglo, 16. VI. Agradecimientos, 19.

HISTORIADORES, PENSADORES Y DOCUMENTOSDE LA ETAPA ARMADA DE LA

REVOLUCIÓN, 1910-1920

s

Ricardo Flores Magón 27El Floresmagonismo, 29. A los proletarios, 29. El derecho de rebelión,33. A la mujer, 35Plan de San Luis 39El Plan de San Luis, 41. Plan, 45Plan de Ayala SO

Plan de Ayala, 51

Toribio Esquivel Obregón 57El sentido de la Revolución, 58Félix Fulgencio Palavicini Soria 63La XXVILegislatura, 64. La Cámara en el "Salón Verde", 65. La Cáma­ra de los pasillos, 67. La Cámara en el "Salón Amarillo", 68. Los par­tidos políticos de la Cámara, 70Álvaro Obregón 77La Batalla de Celaya, 79. Se inicia el combate, 85Manuel Garnio 91

Aspectos de la historia, 92

21

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22 índice de contenido

Andrés Molina Enríquez 101Los artículos 27 y 123 de la Constitución, 103. Instalación del CongresoConstituyente de Querétaro, 103.El Primer Capítulo de la nueva Constitu­ción, 104.El principio de nuestra intervención personal en el Constituyen­te de Querétaro, 105.El general Obregón en el Constituyente de Querétaro,106.El general Villa surgiendo nuevamente para imponer las reformas enel Constituyente, 107. Proceso de redacción del Artículo 27, 109. Procesode redacción del Artículo 123, 110. Una sesión de doce horas, la mayorparte de ellas en plena oscuridad, para aprobar el Artículo 27, 111José Vasconcelos 112

Con Madero y Carranza, 114. Francisco 1. Madero, 114. VenustianoCarranza, 119. La Revolución ya tiene hombre, 121. El embargo de ar­mas, 123. Ya viene el cortejo, 124Isidro Fabela 127Semblanza de Don Venustiano Carranza, 129

HISTORIADORES DURANTE LA RECONSTRUCCIÓNNACIONAL. ENTRE LOS LOGROS DE LA REVOLUCIÓN

Y LA DECEPCIÓN POLÍTICA, 1921-1940

Luis González Obregón 141La Plaza del Volador, 142. 1. Antes y ahora, 142. II. El juego azteca,144. III. Al través de los tiempos, 147. IV El mercado primitivo, 150.V El nuevo mercado, 153Miguel Alessio Robles 159Los Tratados de Bucareli, 160Alfonso Reyes Ochoa 172México en una nuez, 174Antonieta Rivas Mercado 188

La mujer mexicana, 190Alfonso Taracena 195

Las víctimas de Topilejo, 195Gildardo Magaña 201Emiliano Zapata, 202. Nobles impulsos de rebeldía, 203. Un obligadodestierro, 203. Participación en la campaña política, 205. El Plan de SanLuis Potosí y el problema agrario, 206. Iniciación de la lucha. Prelimi­nares de la campaña maderista, 206. Principio de la Revolución enMorelos, 207. El primer encuentro de las fuerzas rebeldes, 208. Asesinatode Pablo Torres Burgos, 210. Zapata, jefe del movimiento morelense, 211Emilio Portes Gil 213

El rompimiento de los generales Calles y Cárdenas, 214. Mi entrevistacon el general Calles, 222Jesús Silva Herzog 225México y el vampirismo petrolero, 226

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índice de contenido 23

José C. Valadés 239Entrevista a Manuel Ávila Camacho, 240Silvio Zavala 254Apuntes de historia nacional, 1910-1942, 256. El aspecto político de laRevolución, desde 1910 hasta la actualidad, 256. El conflicto religioso, 261.México ante la Segunda Guerra Mundial, 265

HISTORIADORESDE LAS IDEAS,DEL ARTEY DE LA CULTURA,1941-1967

Salvador Novo 271Un informe del Presidente Cárdenas, 273. Buenas memorias, 273. Los tiem­

pos cambian, 274. Las diez y diez, 275. Facultades extraordinarias, 276. Nointervención, 276. Toneladas de oro, 277. Ingenio central, 278. Superávit,279. Fomento de la ganadería, 280. Visita presidencial, 280. Seis millonesde kilos de cultura, 280. Las claras y fuertes mujeres, 281. Emboscadas insi­diosos, 281. Sentido histórico, 282. Ética revolucionaria, 282. Tres unidades,

282. ¿Se aprueba? Aprobada, 283Daniel Cosío Villegas 284La crisis de México, 285Manuel Toussaint 306La gran arquitectura barroca religiosa de la Nueva España. Siglo XVIII, 307.Arte churrigueresco, 307. Diferencia entre churrigueresco y barroco, 308. Losarquitectos y sus ordenanzas, 309. Iglesias barrocas del siglo XVIII, 312. 'Iglesias churrigueras de la Ciudad de México, 314. Iglesias churriguerescasen diversas zonas, 316Octavio Paz 324Los hijos de la Malinche, 326Justino Fernández 344José Clemente Orozco, 346Leopoldo Zea 363El sentido de responsabilidad en el mexicano, 366Alfonso Caso 380Calendarios aztecas, 381Francisco de la Maza 394Orígenes del culto Guadalupano, 395Edmundo O'Gorman 403La invención de América, 404. V Bartolomé de las Casas. Historia delas Indias, 414

Gonzalo Aguirre Beltrán 417Sociedad y gobierno en Cuijla, 419. Sentido de pertenencia, 419. El

compadrazgo, 423. La brasa, 426. La prencipales, 428.-- Ángel Ma. Garibay K. 431

La producción histórica de los pueblos nahuas, 431

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24 índice de contenido

./ Miguel León-Portilla 445El concepto náhuatl de la educación, 447. "Ixtlamachiliztli": dar sabi­duría a los rostros ajenos, 447. Los textos acerca del concepto náhuatlde la educación, 448. "Rostro y corazón": punto de partida del concep­to náhuatl de la educación, 448. "Ixtlamachiliztli": acción de dar sabi­duría a los rostros ajenos, 450. El modo de formar "Rostros sabios ycorazones firmes", 454. Conclusión, 456

HISTORIADORES DE FIN DE SIGLO, 1968-2000

Luis González y González 461San José de Gracia. Los de abajo, 462. Minifundistas y hombres al ser­vicio de otros hombres, 462. La mujer confecciona niños, comida y arte,468

- Enrique Krauze 474El 68 Y el principio de autoridad en Gustavo Díaz Ordaz, 475. Sacrificioen Tlatelolco, 482Josefina Zoraida Vázquez 488De la Independencia de Texas a su anexión a la Unión Americana, 490.Texas: ¿Utopía o error de generosidad?, 490. La inevitable Indepen­dencia, 498. Las reclamaciones y el expansionismo norteamericano,501Carlos Monsiváis 507

Léperos y catrines, naco s y yupis, 508. Ellépero de Ninguna Parte y

don Catrín de la Fachenda, 508. Del pelado al naco sin llegar al tojola­bal, 512Enrique Florescano 515La Bandera Mexicana y el Escudo Nacional, 516. La creación de la ban­dera y el escudo nacionales, 516. Características del emblema mexi­cano: antigiiedad, representatividad y particularismo, 525Lorenzo Meyer Cosío 529Liberalismo autoritario, 530. El neoliberalismo mexicano real, 530. Laglobalización, 536

Acervos documentales 541

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1910-:.1920

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27f e t(

I

N·. ació~eH ~an Antonio Eloxochitlán,departamento de Teotitlán del Ca­mino, en el estado de Oaxaca, en

1873. Murió presuntamente asesinadoen la prisión de Leavenworth, Kansas,Estados Unidos, e121 de noviembre de1922.

Escritor punzante de la desigual­dad social en México. Periodista, anar­

quista y revolucionario, forjador, juntocon sus hermanps Enrique y Jesús de una

potente corriente ideológica y política enMéxiGEPOpriHGÍpiosde siglo: el magonismo.

Llegó a la Ciudad de México siendo muy joven junto con su familiacon el finde recibir una esmerada educación. Yapara 1892se destacó porsus dotes de orador en un mitin efectuado en la Escuela de Minería, por loque fue detenido con su hermano Jesús y varios estudiantes. Estudió en laEscuela Nacional Preparatoria. Su primera experiencia en el periodismofue cuando se fundó el 19de febrero de 1893el periódico El Demócrata,patrocinado por su hermano Jesús. Éste fue clausurado y huyó a Pachuca,Hgo. En 1900ingresó en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, dondeestudió tres años, para abandonar sus estudios y dedicarse hasta sumuerte en las luchas por las reivindicaciones sociales. El 7 de agosto de1900fundó, con otros opositores al régimen de Díaz, el periódico Regene­ración, que tuvo como lema "Contra la mala administración de la justi­cia". Este periódico fue su principal medio de combate y se publicó de1900a 1918,con varias épocas y en distintas ciudades, y en ocasiones conotros nombres como El Hijodel Ahuizote, Revolución y Punto Rojo. El 5 defebrero de 1901asistió al Primer Cor;'g;eso Liberal que se efectuó en SanLuis Potosí, convocado por Camilo Arriaga y por el Club Liberal de esaciudad. Entre el 21 de mayo de 1901y el 30 de abril de 1902sufre prisiónen la cárcel de Belén, debido a comentarios hechos en un artículo suyo enRegeneración. De ahí hasta su muerte, la cual ocurrió en una cárceL fueprivado de su libertad en innumerables ocasiones, tanto en México comoen Estados Unidos por sus consignas radicales. El 4 de agosto de 1904llega a Estados Unidos donde, junto con Juan Sarabia, Antonio 1.VillarreaL Librado Rivera y otros correligionarios proclaman en San LuisMissouri, en 1905,el Programa del Partido Liberal. Este documento his-

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28 Historiadores y pensadores, 1910-1920

tórico donde él firma como presidente, anticipa aspiraciones y demandasque posteriormente fueron plasmadas en la Constitución de 1917.Entre1907y 1910es condenado a prisión por las autoridades estadounidenses,condena que cumple en Arizona y en las ciudades de Florence y Yuma,desde donde coordina y dirige diversos levantamientos armados enMéxico contra la dictadura de PorfirioDíaz. A partir de 1910encontramosen Ricardo Flores Magón -quien en ocasiones escribía 50 % del periódicoRegeneración-, ya una actitud anarquista, alejada de su posición liberalde fines del siglo XIX y primeros años del siglo xx.Elmovimiento magonistase sumó a la rebelión del 20 de noviembre de 1910llamada por Madero,pero sin hacer causa común con los maderistas, a quienes veían aspira­ciones muy limitadas. Es fecha en que el Partido Liberal sustituye su viejolema por el de "Tierra y Libertad", lema que harán suyo los zapatistas.Aunque los magonistas emprendieron hechos de armas en varios estadosdurante la revolución, Ricardo publicó violentos artículos contra Madero,primero, y contra Carranza, años después. Nunca quiso pactar con loslíderes revolucionarios, ya partir de 1912sufrió constantes detenciones enEstados Unidos, terminando en 1919en prisión en la isla de Mac NeiLprimero, y después en Leavenworth, Kansas, con una sentencia de 21años y un día por violar el decreto sobre espionaje en Estados Unidos. Éstese debió a un artículo publicado el 16 de marzo de 1918-tres semanasantes de que Estados Unidos entrara a la guerra europea-, enRegeneración, dirigido a los anarquistas de todo el mundo. Para entoncesse encontraba enfermo de una diabetes mal cuidada hacía años. Enmayo de 1922escribió una de sus últimas cartas a su abogado HarryWeinberger, donde resume sus ideales de lucha: "Sialgún día alguien meconvenciese de que es justo que los niños mueran de hambre y de que lasjóvenes mujeres tengan que escoger algunos de estos dos infiernos: pros­tituirse o morir de hambre; si hay alguna persona que pudiera arrancarde mi cerebro la idea de que no es honrado matar en nosotros mismos eseinstinto elemental de simpatía que empuja a cada animal sociable a auxi­liar a los demás individuos de su propia especie, y la que es monstruosoque el Hombre, el más inteligente de las bestias, tenga que recurrir a lasviles armas del fraude y del engaño si quiere alcanzar éxito;si la idea queel hombre debe ser el lobo del hombre entra en mi cerebro, entonces mearrepentiré. Pero como esto nunca sucederá, mi suerte está decretada:tengo que morir en presidio marcado como un criminal." Ricardo FloresMagón murió a las 5:00de la mañana del 21 dEjnoviembre de 1922,ofi­cialmente de un paro cardiaco. Librado Rivera, coautor del artículo quelos envió a ambos a prisión (a Rivera le dieron 15años), divulgó la versiónde que había sido asesinado. Dos días después de su muerte la Cámarade Diputados de la República Mexicana le rindió homenaje y acordótrasladar sus restos a suelo de México. Sus numerosos escritos periodísti­cos 0893-1918)estuvieron directamente relacionados con su compromiso

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Ricardo Flores Magón 29

social. Algunos de los números originales de Regeneración se encuentranen la Hemeroteca Nacional, en la Ciudad de México. Tenemos entre susobras y recopilaciones -hechas después de su muerte- las siguientes: deRicardo Flores Magón, A. Araujo y W. Owen, Land and Liberty, Mexico'sbatt1e lor economic freedom and its re1ation to labor wor1dwide strugg1e,Los Ángeles, California, 1913; editados por el Grupo Cultural RicardoFlores Magón, México, tenemos Senda Libertaria, dos tomos (1923); VidaNueva (1924); Verdugos y Víctimas (1924); Rayos de luz (1924); Episto1ariorevolucionario e íntimo (recopilación) tres tomos (1925); Tribuna roja(1925), Tierra y Libertad (1925); ¡Tierra! (1925); Senda Libertaria (1925), ySembrando ideas (1925).Otras recopilaciones son: Ricardo Flores Magón.Episto1ario y textos, Prólogo, ordenación y notas de Manuel GonzálezRamírez, México, FCE, 1964; Antología Ricardo Flores Magón, México,UNAM, Biblioteca del Estudiante Universitario, 1970, y Ricardo FloresMagón et al., Regeneración 1900-1918, prólogo, selección y notas deArmando Bartra, México, SEP-Era, Lecturas mexicanas, segunda serienúmero 88, 1987.

FUENTE:Ricardo Flores Magón et al., Regeneración 1900-1918, prólogo,selección y notas de Armando Bartra, SEP-Era, Lecturas mexicanas, se­gunda serie, núm. 88, México, 1987,pp. 230-238.

EL FLORESMAGONISMO

A los proletarios

Obreros, escuchad: muy pronto quedará rota la infame paz que pormás de treinta años hemos sufrido los mexicanos. La calma del mo­

mento contiene en potencia la insurrección del mañana. La revoluciónes la consecuencia lógica de los mil hechos que han constituido el des­potismo que ahora vemos en agonía. Ella tiene que venir indefectible­mente, fatalmente, con la puntualidad con que aparece de nuevo el solpara desvanecer la angustia de la noche. Y vais a ser vosotros, obreros,la fuerza de esa revolución. Van a ser vuestros brazos los que empu­ñen el fusil reivindicador. Vuestra va a ser la sangre que matizará el sue­lo patrio, corno rojas flores de fuego. Si algunos ojos van a llorar su lutoy su viudez, esos serán los de vuestras madres, de vuestras esposas, devuestras hijas. Vosotros, pues, vais a ser los héroes; vais a ser la espinadorsal de ese gigante de mil cabezas que se llama insurrección; vais aser el músculo de la voluntad nacional convertida en fuerza.

La revolución tiene que efectuarse irremisiblemente, y, lo que esmejor todavía, tiene que triunfar, esto es, tiene que llegar a sangre y

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30 Historiadores y pensadores, /9/0-/920

fuego hasta el cubil donde celebran su último festín los chacales queos han devorado en esta larga noche de treinta y cuatro años. Peroles eso todo? lNo os parece absurdo llegar hasta el sacrificio por elsimple capricho de cambiar de amos?

Obreros, amigos míos, escuchad: es preciso, es urgente que llevéis ala revolución que se acerca la conciencia de la época; es preciso, es ur­gente que encarnéis en la pugna magna el espíritu del siglo. De lo con­trario, la revolución que con cariño vemos incubarse en nada diferirá delas ya casi olvidadas revueltas fomentadas por la burguesía y dirigidaspor el caudillaje militaresco, en las cuales no jugasteis el papel heroicode propulsores conscientes, sino el nada airoso de carne de cañón.

Sabedlo de una vez: derramar sangre para llevar al poder a otro ban­dido que oprima al pueblo, es un crimen, yeso será lo que suceda si to­máis las armas sin más objeto que derribar a Díaz para poner en su lu­gar a un nuevo gobernante.

La larga opresión que ha sufrido el pueblo mexicano; la desespera­ción que se ha apoderado de todos como el resultado de esa opresión,han fecundado en el alma entristecida del pueblo una sola ambición: lade un cambio en los hombres del gobierno. Yano se soporta a los hom­bres actuales; se les odia con toda la fuerza de un odio por tanto tiem­po comprimido, y la idea fija de un cambio de gobernantes ha venido aempequeñecer los ideales; los principios salvadores han quedado subor­dinados al solo deseo del cambio en la administración pública. Un ejem­plo tristísimo de la verdad de esto se encuentra en ese loco entusiasmo,en esa absurda alegría con que se acogió la candidatura de uno de losfuncionarios más perversos, de uno de los verdugos más crueles que hatenido la nación mexicana: la candidatura de Bernardo Reyes.

Cuando se lanzó esta candidatura, no reflexionó el pueblo mexica­no acerca de la personalidad del postulado. Lo interesante para él,para el pueblo, era el cambio. La desesperación popular parecía ha­berse cristalizado en estas palabras: cualquiera, menos Díaz, y comoel que estaba a punto de rodar hacia un abismo, se asió de la candi­datura reyista como de un clavo ardiendo. Por fortuna, si Reyes esambicioso, al mismo tiempo es cobarde para ponerse frente a Díaz aluchar contra él. Esa cobardía salvó al pueblo mexicano de sufrir unacobardía más cruel, una opresión más salvaje, si cabe, que la que ac­tualmente lamenta.

Para evitar esos lamentables extravíos, es preciso reflexionar. Larevolución es inminente: ni el gobierno ni los oposicionistas podrándetenerla. Un cuerpo cae por su propio peso, obedeciendo las leyes dela gravedad; una sociedad revolucionaria, obedeciendo leyes socioló-

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gicas incontrastables. Pretender oponerse a que la revolución estalle,es una locura que sólo puede cometer el pequeño grupo de interesa­dos en que no suceda tal cosa. Y ya que la revolución tiene que esta­llar, sin que nadie ni nada pueda contenerla, bueno es, obreros, quesaquéis de ese gran movimiento popular todas las ventajas que trae ensu seno y que serían para la burguesía, si, inconscientes de vuestrosderechos como clase productora de la riqueza social, figuraseis en lacontienda simplemente como máquina de matar y de destruir, pero sinllevar en vuestros cerebros la idea clara y precisa de vuestra emanci­pación y engrandecimiento sociales.

Tened en cuenta, obreros, que sois los únicos productores de lariqueza. Casas, palacios, ferrocarriles, barcos, fábricas, campos culti­vados, todo, absolutamente todo está hecho por vuestras manos crea­doras y; sin embargo, de todo carecéis. Tejéis las telas, y andáis casidesnudos; cosecháis el grano, y apenas tenéis un miserable mendru­go que llevar a la familia; edificáis casas y palacios, y habitáis cova­chas y desvanes; los metales que arrancáis de la tierra sólo sirven parahacer más poderosos a vuestros amos, y, por lo mismo, más pesaday más dura vuestra cadena. Mientras más producís, más pobres sois ymenos libres, por la sencilla razón de que hacéis a vuestros señoresmás ricos y más libres, porque la libertad política sólo aprovecha a

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los ricos. Así pues, si vais a la revolución con el propósito de derri­bar el despotismo de Porfirio Díaz, cosa que lograréis indudablemen­te, porque el triunfo es seguro, si os va bien después del triunfo,obtendréis un gobierno que ponga en vigor la Constitución de 1857,y, con ello, habréis adquirido, al menos por escrito, vuestra libertadpolítica; pero en la práctica seguiréis siendo tan esclavos como hoy, ycomo hoy sólo tendréis un derecho: el de reventar de miseria.

La libertad política requiere la concurrencia de otra libertad paraser efectiva: esa libertad es la económica: los ricos gozan de libertadeconómica y es por ello por lo que son l,?s únicos que se beneficiancon la libertad política.

Cuando la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano formu­ló el programa promulgado en StoLouis, Mo., el lo. de julio de 1906,tuvo la convicción, convicción que tiene todavía, firmísima convicciónque guarda con cariño, de que la libertad política debe ir acompañadade la libertad económica para ser efectiva. Por eso se exponen en el pro­grama los medios que hay que emplear para que el proletariado mexi­cano. pueda conquistar su independencia económica.

Si a la lucha que se aproxima no lleváis la convicción de que soislos productores de la riqueza social, y de que por ese solo hecho tenéisel derecho no sólo de vivir, sino de gozar de todas las comodidadesmateriales y de todos los beneficios morales e intelectuales de que ahorase aprovechan exclusivamente vuestros amos, no haréis obra revolucio­naria tal como la sienten vuestros hermanos de los países más cultos.Si no sois conscientes de vuestros derechos como clase productora, laburguesía se aprovechará de vuestro sacrificio, de vuestra sangre y deldolor de los vuestros, del mismo modo que hoy se aprovecha de vues­tro trabajo, de vuestra voluntad y de vuestro porvenir en la fábrica, enel campo, en el taller, en la mina.

Así pues, obreros, es necesario que os deis cuenta de que tenéismás derechos que los que os otorga la Constitución política de 1857, y,sobre todo, convenceos de que, por el sólo hecho de vivir y de formarparte de la humanidad, tenéis el inalienable derecho a la felicidad. Lafelicidad no es patrimonio exclusivo de vuestros amos y señores, sinovuestro también y con mejor derecho de vuestra parte, porque sois losque producís todo lo que hace amena y confortable la vida.

Ahora sólo me resta exhortarlos a que no desmayéis. Veo en voso­tros el firme propósito de lanzaros a la revolución para derribar el des­potismo más vergonzoso, más odioso que ha pasado sobre la raza mexi­cana: el de Porfirio Díaz. Vuestra actitud merece el aplauso de todohombre honrado; pero os repito, llevad al combate la conciencia de que

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la revolución se hace por vosotros, de que el movimiento se sostienecon vuestra sangre y de que los frutos de esa lucha serán vuestros y devuestras familias, si sostenéis con la entereza que da la convicción vues­tro derecho a gozar de todos los beneficios de la· civilización.

Proletarios: tened presente que vais a ser el nervio de la revolución;id a ella, no como el ganado que se lleva al matadero, sino como hom­bres conscientes de todos sus derechos. Id a la lucha; tocad resuelta­mente a las puertas de la epopeya; la gloria os espera impaciente deque no hayáis hecho pedazos todavía vuestras cadenas en el cráneode vuestros verdugos.

Regeneración, 3 de septiembre de 1910

El derecho de rebelión

Desde lo alto de su roca el Buitre Viejo acecha. Una claridad in­quietante comienza a disipar las sombras que en el horizonte amon­tonó el crimen, y en la lividez del paisaje parece adivinarse la siluetade un gigante que avanza: es la Insurrección.

El Buitre Viejo se sumerge en el abismo de su conciencia, hurga loslados del bajo fondo; pero nada halla en aquellas negruras que le expliqueel porqué de la rebelión. Acude entonces a los recuerdos; hombres y cosasy fechas y circunstancias pasan por su mente como un desfile dantesco:pasan los mártires de Veracruz, pálidos, mostrando las heridas de sus cuer­pos recibidas una noche, a la luz de un farolillo, en el patio de un cuartel,por soldados borrachos mandados por un jefe borracho también de vino yde miedo; pasan los obreros de El Republicano, lívidos, las ropas y las car­nes desgarradas por los sables y las bayonetas de los esbirros; pasan las fa­milias de Papantla, ancianos, mujeres, niños, acribillados a balazos; pasanlos obreros de Cananea, sublimes en su sacrificio, chorreando sangre;pasan los trabajadores de Río Blanco, magníficos, mostrando las heridasdenunciadoras del crimen oficial; pasan los mártires de Juchitán, de Velar­deña, de Monterrey, de Acayucan, de Tomóchic; pasan Ordoñez, Olmos yContreras, Rivero Echegaray, Martínez, Valadés, Martínez Carreón; pasanRamírez Terrón, Carda de la Cadena, Ramón Corona; pasan Ramírez Boni­lla, Albertos, Kankum, Leyva Lugo; pasan legiones de espectros, legionesde viudas, legiones de huérfanos, legiones de prisioneros, y el pueblo en­tero pasa, desnudo, macilento, débil por la ignorancia y el hambre.

El Buitre Viejo alisa con rabia las plumas alborotadas por el tor­bellino de los recuerdos, sin encontrar en éstos el porqué de la revo-

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lución, Su conciencia de ave de rapiña justifica la muerte, ¿Hay cadá­veres? La vida está asegurada,

Así viven las clases dominantes: del sufrimiento y de la muerte delas clases dominadas, y pobres y ricos, oprimidos y déspotas, en vir­tud de la costumbre y de las preocupaciones heredadas, considerannatural este absurdo estado de cosas,

Pero un día uno de los esclavos toma un periódico y lo lee: es unperiódico libertario, En él se ve cómo el rico abusa del pobre sin másderecho que el de la fuerza y la astucia; en él se ve cómo el gobiernoabusa del pueblo sin otro derecho que el de la fuerza. El esclavo pien­sa entonces y acaba por concluir que, hoy como ayer, la fuerza es so­berana, y, consecuente con su pensamiento, se hace rebelde. A la fuer­za no se la domina con razones: a la fuerza se la domina con la fuerza.

El derecho de rebelión penetra en las conciencias, el descontento crece,el malestar se hace insoportable, la protesta estalla al fin y se inflama elambiente. Se respira una atmósfera fuerte por los efluvios de rebeldía quela saturan y el horizonte comienza a aclararse. Desde lo alto de su roca elBuitre Viejo acecha. De las llanadas no suben los rumores de quejas, ni desuspiros, ni de llantos: es rugido el que se escucha. Baja la vista y se es­tremece: no percibe una sola espalda: es que el pueblo se ha puesto de pie.

Bendito momento aquel en que un pueblo se yergue. Yano es el re­baño de lomos tostados por el sol, ya no es la muchedumbre sórdida deresignados y de sumisos, sino la hueste de rebeldes que se lanzan a laconquista de la tierra ennoblecida porque al fin la pisan hombres.

El derecho de rebelión es sagrado porque su ejercicio es indispen­sable para romper los obstáculos que se oponen al derecho de vivir.Rebeldía, grita la mariposa al romper el capullo que la aprisiona; re­beldía, grita la yema al desgarrar la recia corteza que le cierra el paso;rebeldía, grita el grano en el surco al agrietar la tierra para recibir losrayos del sol; rebeldía, grita el tierno ser humano al desgarrar las en­trañas maternas; rebeldía, grita el pueblo cuando se pone de pie paraaplastar a tiranos y explotadores.

La rebeldía es la vida; la sumisión es la muerte. ¿Hay rebeldes enun pueblo? La vida está asegurada y asegurados están también el artey la ciencia y la industria. Desde Promete o hasta Kropotkin, los rebel­des han hecho avanzar a la humánicfad.

Supremo derecho de los instantes supremos es la rebeldía. Sin ella,la humanidad andaría perdida aún en aquel lejano crepúsculo que lahistoria llama la edad de piedra; sin ella la inteligencia humana hacetiempo que habría naufragado en el lodo de los dogmas; sin ella, lospueblos vivirían aún de rodillas ante los príncipes de derecho divino;

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sin ella, esta América hermosa continuaría durmiendo bajo la protec­ción del misterioso océano; sin ella, los hombres verían aún perfilarselos recios contornos de esa afrenta humana que se llamó la Bastilla.

y el Buitre Viejo acecha desde lo alto de su roca, fija la sanguino­lenta pupila en el gigante que avanza sin darse cuenta aún del porquéde la insurrección. El derecho de rebelión no lo entienden los tiranos.

Regeneración, 10 de septiembre de 1910

A la mujer

Compañeras: la catástrofe está en marcha, airados los ojos, el rojopelo al aire, nerviosas las manos prontas a llamar las puertas a la patria.Esperémosla con serenidad. Ella, aunque trae en su seno la muerte, esanuncio de vida, es heraldo de esperanza. Destruirá y creará al mismotiempo, derribará y construirá. Sus puños son los puños formidables delpueblo en rebelión. No trae rosas ni caricias: trae un hacha y una tea.

Interrumpiendo el milenario festín de los satisfechos, la sediciónlevanta la cabeza, y la frase de Baltasar se ha convertido con los tiem­pos en un puño crispado suspendido sobre la cabeza de las llamadasclases directoras.

La catástrofe está en marcha. Su tea producirá el incendio en quearderán el privilegio y la injusticia. Compañeras, no temáis la catástro­fe. Vosotras constituís la mitad de la especie humana, y, lo que afectaa ésta, afecta a vosotras como parte integrante de la humanidad. Si elhombre es esclavo, vosotras lo sois también. La cadena no reconocesexos; la infamia que averglienza al hombre os infama de igual modoa vosotras. No podéis sustraeros a la verglienza de la opresión: la mis­ma garra que acogota al hombre os estrangula a vosotras.

Necesario es, pues, ser solidarios en la gran contienda por la liber­tad y la felicidad. ¿Sois madres? ¿Sois esposas? ¿Sois hijas? Vuestrodeber es ayudar al hombre, estar con él cuando vacila, para animar­lo; volar a su lado cuando sufre para endulzar su pena y reír y can­tar con él cuando el triunfo sonríe. ¿Que no entendéis de política? Noes ésta una cuestión de política: es una cuestión de vida o muerte. Lacadena del hombre es la vuestra ¡ay! y tal vez más pesada y másnegra y más infamante es la vuestra. ¿Sois obreras? Por el sólo hechode ser mujer se os paga menos que al hombre y se os hace trabajarmás; tenéis que sufrir las impertinencias del capataz o del amo, y siademás sois bonitas, los amos asediarán vuestra virtud, os cercarán,

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os estrecharán a que les deis vuestro corazón, y si flaqueáis, os lorobarán con la misma cobardía con que os roban el producto de vues­tro trabajo.

Bajo el imperio de la injusticia social en que se pudre la humani­dad, la existencia de la mujer oscila en el campo mezquino de su des­tino, cuyas fronteras se pierden en la negrura de la fatiga y el hambreo en las tinieblas del matrimonio y la prostitución.

Es necesario estudiar, es preciso ver, es indispensable escudriñarpágina por página de ese sombrío libro que se llama la vida, agrio zar­zal que desgarra las carnes del rebaño humano, para darse cuentaexacta de la participación de la mujer en el universal dolor.

El infortunio de la mujer es tan antiguo, que su origen se pierde en lapenumbra de la leyenda. En la infancia de la humanidad se considerabacomo una desgracia para la tribu el nacimiento de una niña. La mujer la­braba la tierra, traía leña del bosque yagua del arroyo, cuidaba el ganado,ordeñaba las vacas y las cabras, construía la choza, hacía las telas para losvestidos, cocinaba la comida, cuidaba los enfermos y los niños. Los traba­jos más sucios eran desempeñados por la mujer. Si se moría de fatiga unbuey, la mujer ocupaba su lugar arrastrando el arado, y cuando la guerraestallaba entre dos tribus enemigas, la mujer cambiaba de dueño; perocontinuaba, bajo el látigo del nuevo amo, desempeñando sus funciones debestia de carga.

Más tarde, bajo la influencia de la civilización griega, la mujersubió un peldaño en la consideración de los hombres. Ya no era labestia de carga del clan primitivo ni hacía la vida claustral de las so­ciedades del Oriente; su papel entonces fue el de productora de ciu­dadanos para la patria, si pertenecía a una familia libre, o de siervospara la gleba, si su condición era de ilota.

El cristianismo vino después a agravar la situación de la mujer conel desprecio a la carne. Los grandes padres de la Iglesia fulminaron losrayos de su cólera contra las gracias femeninas: y San Agustín, SantoTomás y otros santos ante cuyas imágenes se arrodillan ahora las po­bres mujeres, llamaron a la mujer hija del demonio, vaso de impureza,y la condenaron a sufrir las torturas del infierno.

La condición de la mujer en este siglo varía según su categoría so­cial; pero a pesar de la dulcificación de las costumbres, a pesar de losprogresos de la filosofía, la mujer sigue subordinada al hombre por latradición y por la ley. Eterna menor de edad, la ley la pone bajo la tu­tela del esposo; no puede votar ni ser votada, y para poder celebrarcontratos civiles, forzoso es que cuente con bienes de fortuna.

En todos los tiempos la mujer ha sido considerada como un ser in-

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feriar al hombre, no sólo por la ley, sino también por la costumbre, ya ese erróneo e injusto concepto se debe el infortunio que sufre desdeque la humanidad se diferenciaba apenas de la fauna primitiva por eluso del fuego y el hacha de sílex.

Humillada, menospreciada, atada con las fuertes ligaduras de la tra­dición al potro de una inferioridad irracional, familiarizada por el frailecon los negocios del cielo, pero totalmente ignorante de los problemasde la tierra, la mujer se encuentra de improviso envuelta en el torbelli­no de la actividad industrial que necesita brazos, brazos baratos sobretodo, para hacer frente a la competencia provocada por la voracidad delos príncipes det dinero y echa garra de ella, aprovechando la circuns­tancia de que no está educada como el hombre para la guerra industrial,no está organizada con las de su clase para luchar con sus hermanos lostrabajadores contra la rapacidad del capital.

A esto se debe que la mujer, aún trabajando más que el hombre,gana menos, y que la miseria, y el maltrato y el desprecio son hoy, comolo fueron ayer, los frutos amargos que recoge por toda una existencia desacrificio. El salario de la mujer es tan mezquino que con frecuenciatiene que prostituirse para poder sostener a los suyos cuando en el mer­cado matrimonial no encuentra un hombre que la haga su esposa, otraespecie de prostitución sancionada por la ley y autorizada por un fun­cionario público, porque prostitución es y no otra cosa, el matrimonio,cuando la mujer se casa sin que intervenga para nada el amor, sino sóloel propósito de encontrar un hombre que la mantenga, esto es, vende sucuerpo por la comida, exactamente como lo practica la mujer perdida,siendo esto lo que ocurre en la mayoría de los matrimonios.

zY qué podría decirse del inmenso ejército de mujeres que no encuen­tran esposo? La carestía de los artículos de primera necesidad, el abarata­miento cada vez más inquietante del precio del trabajo humano, comoresultado del perfeccionamiento de la maquinaria, unido todo a las exi­gencias, cada vez más grandes, que crea el medio moderno, incapacitanal hombre económicamente a echar sobre sí una carga más: la manuten­ción de una familia. La institución del servicio militar obligatorio quearranca del seno de la sociedad a un gran número de varones fuertes yjóvenes, merma también la oferta masculina en el mercado matrimonial.Las emigraciones de trabajadores, provocadas por diversos fenómenoseconómicos o políticos, acaban por reducir todavía más el número dehombres capacitados para contraer matrimonio. El alcoholismo, el juego,y otros vicios y diversas enfermedades reducen aún más la cifra de loscandidatos al matrimonio. Resulta de esto que el número de hombresaptos para contraer matrimonio es reducidísimo y que, como una con-

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secuencia, el número de solteras sea alarmante, y como su situación esangustiosa, la prostitución engrosa cada vez más sus filas y la raza hu­mana degenera por el envilecimiento del cuerpo y del espíritu.

Compañeras: este es el cuadro espantoso que ofrecen las moder­nas sociedades. Por este cuadro veis que hombres y mujeres sufrenpor igual la tiranía de un ambiente político y social que está en com­pleto desacuerdo con los progresos de la civilización y las conquistasde la filosofía. En los momentos de angustia, dejad de elevar vuestrosbellos ojos al cielo; ahí están aquellos que más han contribuido a ha­cer de vosotras las eternas esclavas. El remedio está aquí, en la tierra,y es la rebelión.

Haced que vuestros esposos, vuestros hermanos, vuestros padres,vuestros hijos y vuestros amigos tomen el fusil. A quien se niegue aempuñar un arma contra la opresión, escupidle el rostro.

La catástrofe está en marcha. Jiménez y Acayucan, Palomas, Vies­ca, Las Vacas y Valladolid son las primeras rachas de su aliento formi­dable. Paradoja trágica; la libertad, que es vida, se conquista repar­tiendo la muerte.

Regeneración, 24 de septiembre de 1910

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