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    ALBERTO VILLOLDO

    ANNE ONEILL

    Las milagrosas herramientascon las que curan

    los chamanes

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    Si este libro le ha interesado y desea que le mantengamos informadode nuestras publicaciones, escrbanos indicndonos qu temas son de su inters (Astrologa,Autoayuda, Ciencias Ocultas, Artes Marciales, Naturismo, Espiritualidad, Tradicin)

    y gustosamente le complaceremos.

    Puede consultar nuestro catlogo en www.edicionesobelisco.com

    Coleccin Espiritualidad y Vida interiorLASMILAGROSASHERRAMIENTASCONLASQUECURANLOSCHAMANES

    Alberto VilloldoAnne ONeill

    1. edicin: junio de 2016

    Ttulo original:A Shamans Miraculous Tools for Healing

    Traduccin:Juan Carlos Ruz FrancoMaquetacin:Marga BenavidesCorreccin:M. Jess Rodrguez

    Diseo de cubierta: Enrique Iborra

    2015, Alberto Villoldo, PhD(Reservados todos los derechos)

    Publicado por acuerdo conHampton Roads Publishing Company, Inc.

    2016, Ediciones Obelisco, S. L.(Reservados los derechos para la presente edicin)

    Edita: Ediciones Obelisco, S. L.Pere IV, 78 (Edif. Pedro IV) 3. planta, 5. puerta

    08005 Barcelona - EspaaTel. 93 309 85 25 - Fax 93 309 85 23E-mail: [email protected]

    ISBN: 978-84-9111-113-9Depsito Legal: B-9.858-2016

    Printed in Spain

    Impreso en Espaa en los talleres grficos de Romany/Valls S. A.Verdaguer, 1 - 08786 Capellades (Barcelona)

    Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicacin,

    incluido el diseo de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada,transmitida o utilizada en manera alguna por ningn medio,ya sea electrnico, qumico, mecnico, ptico, de grabacin

    o electrogrfico, sin el previo consentimiento por escrito del editor.Dirjase a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrficos, www.cedro.org)

    si necesita fotocopiar o escanear algn fragmento de esta obra.

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    ndice

    Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

    Introduccin: El viaje del chamn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

    CAPTULO 1. Extrayendo las energas intrusas. . . . . . . . . 27 CAPTULO 2. Transformar el hado en la fuerza

    del destino. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

    CAPTULO 3. Curar nuestra respuesta de lucha o huiday la depresin transformadora . . . . . . . . . . 59 CAPTULO 4. El viaje ms all de la muerte. . . . . . . . . . . 73 CAPTULO 5. Curar el corazn en el mundo

    del ms all . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87 CAPTULO 6. Iluminacin. Limpiar las improntas

    que hay en el campo . . . . . . . . . . . . . . . . . 109

    CAPTULO 7. El rescate del alma y las frecuenciasde potencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127

    CAPTULO 8. El rescate del alma. En busca del almaperdida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141

    CAPTULO 9. Vida despus de la vida . . . . . . . . . . . . . . . 155CAPTULO 10. Sanar la herida madre . . . . . . . . . . . . . . . . 171CAPTULO 11. Curar la muerte que hay en nuestro

    interior . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187CAPTULO 12. Aliados del Mundo Espiritual . . . . . . . . . . 207CAPTULO 13. La historia del chamn . . . . . . . . . . . . . . . 221

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    CAPTULO 14. Salindonos del tiempo(Una historia de amor sobrenatural) . . . . . 233

    Eplogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239

    R e c o n o c i m i e n t o s . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 4 1

    Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243

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    Prefacio

    Hace fro. Cuando es invierno en el alto desierto, tenemos ventiscas denieve. Echo un vistazo al reloj de mi mesita de noche: las 2:00 de lamadrugada. Es la hora. Las palabras siguen aflorando, exigindomeque salga de la clida cama. Trato de no molestar a mi marido, que estdurmiendo, mientras me pongo mis calcetines de lana gruesa y mipesada bata. Encendiendo la tenue luz del pasillo, me dirijo tranquila-mente al pequeo despacho del otro extremo de la casa. Tengo trabajo

    que hacer.Pero, antes de todo, la vela. El trabajo debe comenzar con el ritual,siempre. La parte superior de una pequea estantera me sirve de altar.All se encuentra la vela, rodeada por objetos simblicos de mi viajeespiritual. Enciendo una cerilla, pidiendo proteccin al fuego, y lassombras comienzan a bailar en las paredes. Luz y oscuridad; sa es lanaturaleza de este trabajo chamnico. Abriendo espacio sagrado, invi-

    to a los espritus de los cuatro puntos cardinales, recordndoles que nopuedo hacer esto sola. Son necesarios. Por supuesto, yo soy quien ne-cesita el recordatorio.

    El ordenador se abre a la vida, y me siento all inmvil, a la espera,asimilando la quietud, la tranquilidad tan propia de esas horas de lanoche. El telfono no sonar; el timbre no sonar. Las nicas distrac-ciones sern las que yo genere. Debo concentrarme. Quin es el clien-

    te que va a estar conmigo esta noche? Dijo que su nombre es Jered.Habamos hablado largo y tendido, y su historia est en mi interior,

    totalmente memorizada. Le tiendo la mano, me transformo en su pre-

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    sencia. Qu est pensando sintiendo? Cules son las palabras?Es como abrir una puerta y entrar en otra realidad. Esto es lo que debohacer si quiero hablar por l, contar su historia de curacin. Ah, la

    confianza! No me tomo esto a la ligera. De hecho, me asombra bastan-te. Tambin lo entiendo.

    Lo que voy a narrar son las historias de los clientes de Alberto. Sonquienes han acudido a l pidindole ayuda, curacin y luz, preparadospara las sombras que tendrn que afrontar.

    Coloqu mis fros dedos sobre el teclado.sa era toda mi rutina, fluir con las estaciones a lo largo de los

    aos. Historia a historia, Las milagrosas herramientas con las que curanlos chamanestom vida. Al principio yo era quien entrevistaba a losclientes en profundidad, tras lo cual vinieron preguntas, correos elec-trnicos y tantos borradores como fueran necesarios para la aproba-cin final de todas las partes implicadas. Siempre, Alberto estaba all;ninguna palabra escapara a su atencin. Despus de todo, ste era su

    libro, su creacin. Siempre tuve la sensacin de ser una privilegiadapor formar parte del proceso, como coautora, al lado de este talentosochamn.

    No tengo ni idea de cundo este proyecto fue un simple destello enlos ojos del chamn. Pero s s cundo comenz el viaje para m. Fueen julio de 2001. Este da de verano, el da de mi primera reunin conel chamn, ha quedado profundamente grabado en mi mente. Le esta-

    ba llevando una enfermedad terminal envuelta en una crisis espiritual.El chamanismo no me resultaba conocido y me pareca algo ajeno,extrao y misterioso. Yo estaba intrigada. Una parte de m crea, sinduda alguna, que este hombre tena algo muy importante que darme;y que me convena escuchar. Le estaba explicando las heridas de mialma, heridas generadas a lo largo de toda una vida. Alberto estabasentado frente a m, con su libreta en la mano, tomando notas. De

    repente, se detuvo, alarg su brazo y me ofreci su bolgrafo, diciendo:Toma, Anne, coge esto y describe tu vida. Ninguno de los dos almenos que yo supiera tena idea de adnde me llevara ese bolgrafo.

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    Se convirti en parte de mi mesa, del altar de mi chamn, y ah siguehasta hoy.

    Siguieron numerosas sesiones con Alberto, ya que mis heridas eran

    numerosas y deban curarse si yo quera reclamar la plenitud de mivida. Experiment una amplia serie de prcticas curativas chamnicas,entre ellas iluminaciones, rescates del alma y extracciones; todas lasprcticas que el lector leer en este libro. Tambin pas por la Escuelade Medicina Energtica Light Body, de la Sociedad Four Winds,1fun-dada por Alberto, un programa de formacin profesional que permiteconseguir una titulacin en medicina energtica y emprender la cura-cin personal. Fue una dura batalla en todo momento, debido a mislimitaciones fsicas. (Bueno, he llegado a darme cuenta de que nada espuramente fsico). Por la poca en que me gradu, bailaba alrededordel fuego ceremonial.

    Mis pies estaban firmemente plantados en el camino chamnicomucho antes de que cogiera ese bolgrafo y empezase a relatar los ca-

    minos de sanacin de otras personas. De lo contrario, habra sido im-posible. Ms all de mi experiencia en el trabajo del chamn, he sidoguionista profesional en Hollywood, y he trabajado principalmente endocumentales. Al saber esto, Alberto propuso la posibilidad de quenosotros dos trabajsemos juntos en este proyecto. Pas por el proce-dimiento normal de crear la propuesta de un libro, incluidos algunosescritos como ejemplo. Suger que la historia de curacin la contaran

    alternativamente las voces del cliente y del chamn.Alberto se dio cuenta de las posibilidades de lo que yo haba pro-

    puesto, y dijo: El libro ser muy til para muchas personas. Aunqueel fuego de mi interior me impulsaba a decir que s,dichas posibilida-des podan quedar extinguidas rpidamente por oleadas de insuficien-cia. Y Alberto me apoy y aadi: ste es un gran proyecto y reque-

    1. Escuela de Medicina Energtica Cuerpo Ligero, de la Sociedad Cuatro Puntos Cardinales.(N. del T.).

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    rir mucho trabajo. (Tena razn en eso). No obstante, yo crea firme-mente que no estara sola en esta empresa y que tendra todo lo quenecesitara. Y de esa forma empezamos, en el ao 2005. El proyecto

    adopt para m una absorbente intensidad, y hasta hoy nunca se haapartado de mi mente.

    Antes de implicarme en el proyecto, mi marido, Laban Strite, psi-clogo y graduado en la Escuela de Medicina Energtica Light Body,haba puesto las bases, entrevistando a casi cien clientes, siguiendo lasinstrucciones de Alberto. Por aquella poca, hubo ms de una nocheen que me sent sola leyendo un buen libro, slo por placer, mientrasl estaba al telfono haciendo el trabajo preliminar necesario. No pue-do decir que me sintiera demasiado positiva ante eso; despus de todo,la noche era el tiempo especial que pasbamos juntos. Sin embargo,teniendo a mano la informacin que haba reunido, pude comenzarmis entrevistas en profundidad, en cuanto me puse a la tarea.

    Los doce individuos elegidos para participar en el proyecto proce-

    dan de distintos mbitos de este mundo y de diversas partes del pas.Todos ellos tenan en comn la experiencia de haber tenido sesionesprivadas, cara a cara, con Alberto. Su viaje hacia la sanacin no signi-ficaba necesariamente que estuviesen curados, pero puede decirse quetodos haban cambiado gracias a la experiencia de trabajar con el cha-mn para conseguir su sanacin; igual que yo.

    Escribir este libro fue algo parecido al flujo de un ro de curso im-

    predecible, acelerndome con alegra, sorteando rocas y piedras, y aveces amenazada por la sequa. Desaparecera por completo? Otroscompromisos y responsabilidades, adems de cambios inesperados enla vida de Alberto y en la ma, hicieron que el libro se cociera a fuegolento en un fogn de reserva, durante largos perodos de tiempo. Dejara algo esperar hasta ms tarde es una conocida idea en el trabajo delchamn, e incluso algo positivo. El libro encontrar su propio mo-

    mento, asegur a Alberto. l, por su parte, me animaba a no rendir-me, diciendo: Son historias que merecen contarse. Continuamos elcamino. Y el ro volvi a fluir.

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    Y los clientes que haba que entrevistar? Esperaban pacientemente,en silencio y confiados, conscientes del privilegio que supona partici-par. Estoy segura de que haba habido muchos cambios en sus vidas,

    lo mismo que en el transcurso de estos aos. Y el trabajo nunca termi-na. Antes de que la metafrica tinta se seque sobre el papel, la historiapuede haberse convertido en algo distinto, algo que no debera contar-se nunca. Un aspecto valioso, aunque a menudo doloroso para losclientes, era mirar atrs, recordar e incluso revivir los acontecimientospara poder contar sus historias. Con frecuencia, esto conllevaba nue-vas ideas, profundizar y reforzar lo que haban aprendido. Qu hizoAlberto?, preguntaba yo. Describir sus experiencias extraordinariascon palabras normales no fue fcil para los entrevistados. Y en cuantoa m, las palabras solan parecerme mercurio que rodaba por la palmade mi mano, cuando intentaba plasmarlas sobre el papel.

    No fue una tarea fcil. Para muchos de los entrevistados, fue comointentar contar a alguien un viaje hecho a una tierra extraa, donde el

    terreno, las costumbres, e incluso el lenguaje, podan ser poco familia-res. Me resulta tentador decir: Slo necesitas viajar hasta all t mis-mo para entenderlo!.

    Los viajes espirituales de estos pocos elegidos, en representacin detantos como hicieron este camino, comenzaron hace mucho tiempo yse prolongan hacia un futuro muy distante. Abramos nuestras alasy elevmonos junto con el guila para gozar de una mejor vista y poder

    contemplar con su aguzado y penetrante ojo. Con cada batir de suspoderosas alas, la escena que hay debajo se hace ms inconmensurable,sus lmites se amplan. Observamos los aos de experiencia que con-ducen al cliente a reunirse y trabajar con el chamn. Alberto ha dicho:Lo que importa es lo que pones de manifiesto en el trabajo. Nadie esun novato cuando sale del tero, por decirlo as. Quin sabe lo quesubyace al primer llanto del recin nacido? A veces, podemos incluso

    observar vidas anteriores, una fluyendo en otra.Seguimos ascendiendo, y vemos que esa lnea vital se extiende hacia

    el futuro, una vida tras otra. Un horizonte de potencial ilimitado

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    posibilidades destino y ms all. El guila est ahora planeando,su corazn late salvajemente con la magnitud de su visin. Enorme,ms all de lo que se puede contar.

    Las sesiones con el chamn, para estos clientes, llegaron a un puntofinal en un momento adecuado. Pero se no fue el fin de sus viajes.Por el contrario, fue un comienzo ms para ellos. El trabajo del cha-mn es conocer ntimamente los caminos de la muerte y de la renova-cin. La historia que te contaran en la actualidad podra tener pocoparecido con la historia de tiempos pasados, e incluso con la historiaque se relata en estas pginas. Su curacin les ha llevado a aguas msclaras y profundas en las que crean historias an ms bellas. El prop-sito, por supuesto, es librarse de todo ello, como la serpiente se desha-ce de su antigua piel, que en cierto momento fue cmoda, y quedarlibres.

    Estas historias pueden dejar al lector con ms preguntas que res-puestas. Tal vez le pongan en su propio viaje y en cualquier camino que

    pueda apelar a su alma. Slo all residen las respuestas. Todos tenemosque superar el punto del presente y ascender para captar de verdad lavisin de nuestro camino curativo, de nuestra misin y nuestro prop-sito sobre la Tierra. Ninguna de nuestras historias nos define; ningunapone de manifiesto los hilos de nuestra existencia. Nosotros no somosnuestras historias. La perspectiva que ganamos al ascender nos indicaque somos mucho ms: seres espirituales que tienen experiencias fsi-

    cas, seres infinitos que se convierten en dioses.Si nos elevamos lo suficiente, veremos que la lnea vital forma un

    crculo: completo, entero, autorrealizado. Demasiados puntos que yano son puntos, sino camas de rezo, enlazadas por el viaje chamnicode transformacin.

    El guila debe aterrizar. Debe tocar la Tierra. Y de la misma formanos encontramos nosotros mismos en la cueva del chamn con la pri-

    mera historia de curacin y transformacin de este libro.Excepto en unos pocos casos, no he conocido a estos clientes cara a

    cara, y no los reconocera si nos cruzsemos por la calle; pero nunca

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    olvidar lo que me han dado. En los momentos ms inesperados, suspalabras me hablarn de una forma muy personal; precisamente cuan-do necesite orlas. As es cmo s que las historias son eficaces y con-

    tienen gran poder. Cuando bamos a completar el libro, la voz delchamn surgi de sus pginas: No te sientas atado al resultado!. Quapropiado. El trabajo chamnico tiene un procedimiento para bajarnosa la Tierra, incluso aunque queramos alcanzar las estrellas.

    Anne ONeill

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    IntroduccinEl viaje del chamn

    Tienes en tus manos una coleccin de historias que ilustran cmo unchamn emplea la medicina energtica para ayudar a otros, y paraayudarles a descubrir su capacidad de autocuracin. Las voces que apa-recen aqu son las de mis clientes, representados en las pginas elabo-radas por Anne ONeill, con quien he trabajado para dar a luz un libro

    que puede ayudar a los lectores a entender mejor la prctica de la sana-cin chamnica. El resultado es un volumen que te introducir en lasvidas personales y viajes ntimos de mis clientes; todos de una proce-dencia distinta y con diferentes retos, y que se prestaron a ayudarme.

    Espero que, cuando leas estas historias, seas capaz de sentir la sabi-dura, el poder y la belleza de la medicina energtica chamnica. Tam-bin espero que te sientas inspirado para experimentar prcticas cha-

    mnicas t mismo, necesites curacin o no, e independientemente dequ tipo de curacin puedas necesitar. El chamanismo se basa en laidea de que, si actualizas la calidad y vibracin del campo energticoluminoso, el CEL, el cuerpo le seguir; que si generas las condicionesenergticas adecuadas para la salud, la enfermedad desaparecer; y quepodemos desarrollar nuevos cuerpos que envejezcan, curen y muerande forma distinta. Es una promesa que cualquiera considerara seduc-

    tora, pero es ms que eso. Puede ser la realidad que experimentas cuan-do despiertas al chamn que hay en tu interior: el poder que habitadentro de todos nosotros.

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    Cuando este libro iba camino de la imprenta, me di cuenta de quefaltaba una historia: la historia de mi propia curacin y cmo la medi-cina chamnica salv mi vida. Como todos nosotros, yo co-gener mi

    vida junto con el Espritu, progresando con la intencin de tener sloun acontecimiento inesperado que me pusiera en otro camino distin-to. Cada error que me hizo aterrizar en los arbustos, a lo largo del ca-mino, me ofreci la promesa de aprender una leccin. Con el trans-curso de los aos, me hice ms experto en aprovechar las oportunida-des para crecer, en lugar de quejarme por tener que ir a parar a la ba-sura y salir herido a lo largo del camino.

    Aunque yo siempre sent la llamada de ser un sanador, no crec conel deseo de ser un chamn. Igual que muchos, descubr mi caminocomo resultado de la serendipia y la sincronicidad. Sin embargo, lanecesidad de dedicar mi vida a algn tipo de servicio comenz en miniez; un hilo comn en muchas de las historias que ests a punto deleer. Tuvieron que pasar muchos aos antes de que sintiera el deseo

    de convertirme en sanador y en poner el nombre de chamnal caminoque me llamaba.Cuando tena veintitantos aos, me form como psiclogo, lo cual

    me prepar para explorar los aspectos internos de las psiques de mispacientes. Mi internado en un hospital psiquitrico me mostr cun-tas formas distintas poda mostrar la gente en su locura y qu pocoscaminos tenemos en Occidente para conducirlos a la cordura. En par-

    ticular, recuerdo un paciente, llamado Harold, que me impresionbastante. La primera vez que le vi, me sostuvo la mirada, impvido,hasta el punto de que me asust. Pareca estar viendo a travs de misojos, en el pasado de mi mente y en mi ser ms ntimo. Sin pensarlo,las primeras palabras que salieron de mi boca fueron: A quin asus-taste para acabar internado en un hospital mental?.

    Manteniendo an la mirada, Harold contest: A todos.

    A lo largo de las semanas siguientes, descubr que Harold no estabaloco, sino que la fina membrana que separa nuestro mundo interior denuestro mundo exterior simplemente no exista en l. Tena un don

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    extraordinario: poda mirar en tu corazn y extraer secretos que tehabas ocultado incluso a ti mismo. Era el primer individuo del todointuitivo que haba conocido.

    Un da, Harold me dijo: S que eres simplemente un nio peque-o, asustado, fingiendo ser un hombre y escondindote detrs de tuttulo, doctor. Ests an movindote debajo de esa cama, cuando lagente disparaba fuera de tu casa. Temes lo que puede ocurrirte si salesde debajo de la cama. Y se rio en mi cara y se alej caminando.

    Pens: Este chico se ha echado a perder de verdad. Pero, cuandoentr en mi despacho tuve que sentarme en mi silla porque habaempezado a agitarme incontroladamente. Cerr los ojos y varias im-genes comenzaron a inundar mi mente: un aterrorizado nio de nue-ve aos, fuego de armas y explosiones a distancia, destellos de luziluminando la noche perfectamente clara, fuera de la ventana de midormitorio, mientras yo lloraba y temblaba bajo mi cama. Harold nopoda saber de ningn modo que yo haba sobrevivido a la Revolu-

    cin Cubana cuando era un nio. Ahora estaba reviviendo el terror.Yo estaba convencido de que iba a perder a mi madre, mi padre, mihermana, y en ltima instancia mi propia vida.Cmo lo saba?Cmohaba podido mirar con tanta profundidad en mi corazn y extradorecuerdos que yo mismo haba trabajado muy duramente para ol-vidar?

    No, Harold no estaba loco, simplemente tena un don que nadie

    poda comprender y que l no poda controlar. La nica forma queconoca con la que poda manejar ese extraordinario talento era asustara la gente para que se apartase de l. Eso es lo que le haba hecho llegaral manicomio. Yo era slo un estudiante graduado que trabajaba paraconseguir su doctorado; los verdaderosdoctores del hospital estabanan ms asustados de Harold que yo. Qu ocultas y perturbadorasverdades les haba revelado? Me di cuenta de que haba sacado los tra-

    pos sucios de las profundidades de su psique y de que los haba puestoa secar en los pasillos del hospital. Y no tuvieron ms alternativa quemedicarle para eliminar ese don.

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    La siguiente ocasin en que vi a Harold tena tantos frmacos en susistema nervioso que se limit a mirarme sin hablar. Su don estababien oculto bajo un montn de medicamentos antipsicticos, pero

    nunca olvidar cmo lo vislumbr. l me haba despertado ante elhecho de que yo deba curar la batalla que an tena lugar en mi inte-rior, si quera convertirme yo mismo en un sanador. De lo contrario,ese asustado nio de nueve aos mandara sobre mi sistema nervioso ytomara secretamente las decisiones por m.

    Trabajar en el hospital mental me permiti entender las graves limi-taciones de la psiquiatra occidental. Dejamos fuera de juego a las per-sonas que no encajan en el sistema, que asustan a otros con sus dones,y para quienes no tenemos lugar en nuestra cultura y sociedad. Escierto que hay personas que daan a otras y que deben ser tratadas; noobstante, muchos de los individuos que conoc en el hospital eranagradables y simpticos, algunos incluso genios. Cuando sus talentospoco comunes no eran reconocidos por el mundo, empezaban a hacer-

    se dao a ellos mismos y a otros. Su magia, su genio, se escapaban dela botella, y nosotros intentbamos medicarles, lo cual les obligaba aguardar silencio, en lugar de admirar sus poderes y ayudar a personascomo Harold a dominarlos.

    En cuanto a mis propios dones, no tuve ninguna pista acerca deellos cuando era un nio que creca en Cuba, donde nac. CuandoCastro entro en La Habana, yo slo tena nueve aos y no saba cmo

    dar sentido a las luchas que haba en las calles. Quin era el enemigo?Los chicos buenos y los malos hablaban el mismo idioma, tenan elmismo color de piel y solan ser miembros de la misma familia. Fueuna poca muy catica y confusa. Cuando mi familia y yo por finemigramos a Miami, tena diez aos y saba slo cuatro o cinco pala-bras de ingls.

    En cuanto ingres en la escuela pblica, me hicieron pruebas para

    determinar el nivel de mis logros y aptitudes acadmicos. An recuerdola intimidante entrevista con el psiclogo del colegio. Insista en que lemirase a los ojos. Al haber crecido en una cultura latina, haba aprendi-

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    do que no haba que mirar a los ojos de los adultos porque era una faltade respeto. Cuando un adulto te hablaba, mostrabas deferencia y respe-to mirando hacia abajo, as que nerviosamente resist las exigencias del

    examinador de mirarle. Continu cogindome de la barbilla y oblign-dome a mirarle a los ojos, hasta que salieron lgrimas de mis ojos. Elresultado de la evaluacin fue que yo estaba retrasado en mi desarrollo,lo que en aquellos das se llamaba retrasado mental educable, y mepusieron en una clase con nios con discapacidades cognitivas.

    Ante mi sorpresa, casi ninguno hablaba ni una palabra de ingls; nitampoco, por lo que nos concierne, ningn otro idioma. Toda nuestracomunicacin era tctil tacto, gestos y me sent maravillado. Nosaban ni les importaba que yo slo hablara espaol. Durante el messiguiente, explor el mundo de bloques y colores, escalando por gim-nasios y practicando juegos de pelota en compaa de nios que secomunicaban sin palabras.

    Un par de meses despus volvieron a hacerme las pruebas, en esta

    ocasin fue un psiclogo que hablaba espaol, ante la insistencia demis padres. Se haban quedado de piedra ante el diagnstico, y habansolicitado una nueva evaluacin. La examinadora era una seoritamuy amable que se dio cuenta de que enfrente tena a un nio a quienla guerra haba traumatizado. Despus de entrevistarme con tacto yno obligndome a mantener contacto visual, inform al colegio y amis padres de que yo era un chico muy brillante y que debera ir a la

    clase de los que tenan talento.La semana siguiente me pusieron en la clase de los adelantados y

    descubr que nadie hablaba espaol. Lo nico que saba en ingls erael ao y la fecha. La profesora preguntaba a los otros nios cuntosmiembros haba en el Congreso o qu haba descubierto Galileo, ydespus se diriga a m y me peda que dijera la fecha y el ao. En mimal ingls, le daba la respuesta. Triunfo! Desde ese momento, mi edu-

    cacin progres normalmente, pero nunca olvid aquella extraa ytraumatizante experiencia cuando fui por primera vez al colegio enEstados Unidos.

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    Los pacientes con lo que trabaj en el hospital mental me recorda-ban de alguna extraa forma a los nios de esa clase en la que el psic-logo del colegio me haba colocado cuando tena diez aos. Puede ser

    que nosotros, los doctores y los estudiantes, simplemente no entenda-mos el idioma que esas personas hablan? Es posible que hayan sufridoheridas, como en mi caso, y que sean incapaces de expresarse de unmodo que otros puedan entender? Haba alguna extraa guerra queestaba viva en su interior, a la cual nosotros permaneceramos ciegos?Lamentablemente, no haba clases para talentos entre los pacientespsiquitricos; slo medicamentos que calmaban las tormentas y queles hacan ser sumisos y obedientes. Me di cuenta de que tuve suertede haber sido diagnosticado como retrasado en el desarrollo e hiperac-tivo, antes de que esos problemas comenzaran a tratarse con Ritalin.2

    Despus de mi experiencia con Harold, y al darme cuenta de laslimitaciones de la psicologa occidental, cada vez me sent ms frustra-do con la carrera que haba elegido. Durante mi formacin me haban

    enseado que todo problema mental se deba a un mal influjo paternoo a un trauma infantil. Qu suceda con el mundo espiritual? Quocurra con las extraordinarias habilidades psquicas de algunos de mispacientes? Me interes bastante por una rama del conocimiento queno se haba inventado todava: la antropologa mdica. Quera explo-rar la mitologa y los mtodos de curacin de los pueblos indgenas.Estaba deseoso de aprender las definiciones de lo normal y lo extraor-

    dinario, especialmente tal como lo conceban los descendientes de lasantiguas culturas de Amrica, que haban heredado un rico legadolleno de simbolismo e historias.

    2. Principio activo: metilfenidato. Las dos presentaciones ms conocidas en Espaa son Ru-bifen y Concerta (metilfenidato de liberacin sostenida). Se trata de estimulantes que se

    dan de forma ms bien indiscriminada a los nios a los que se diagnostica como hiperac-tivos. Una de las propiedades de los estimulantes es aumentar el poder de concentraciny, ciertamente, el nio que los toma siente que puede enfocar mejor su atencin gracias ala accin del frmaco. (N. del T.).

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    El hombre que despert mi inters por el campo, y con quien des-pus escrib dos libros, fue el doctor Stanley Krippner, un prestigiosoparapsiclogo que haba pasado aos estudiando el lado positivo de los

    fenmenos psquicos. Me mostr que lo que era investigacin innova-dora para nosotros, en Occidente, en realidad haba formado parte dela estructura y las prcticas curativas de las culturas antiguas. Qu leshaba sucedido a aquellas civilizaciones que construyeron ciudades enlas nubes, como Machu Picchu, que haban construido los templosreales mayas y las pirmides, que haban diseado la ciudad antigua deTeotihuacn, en el centro de Mxico? En la poca de la conquista, Teo-tihuacn tena un nivel de vida superior al de Londres, y sus habitantestenan vidas ms largas y saludables que los de Pars, Roma o Madrid.

    Inspirado por el doctor Krippner, y con una triste beca de investi-gacin para financiar mis estudios a mis veintipocos aos, emprendcamino a las tierras altas de Per, para explorar las ciudades perdidasde los Andes y conocer a los descendientes de los incas, los hijos del

    sol. La civilizacin inca dur poco tiempo, slo desde el ao 1200hasta la llegada de los espaoles en 1500. No obstante, en ese breveperodo haban consolidado un imperio mayor que Estados Unidos.Construyeron ms de 20.000 kilmetros de carreteras, adems de ca-nales de irrigacin y ciudades gloriosas en la cima de montaas. Aunsiendo fascinante su arquitectura, lo que ms me intrigaba eran las le-yendas sobre hombres y mujeres que podan ver en los corazones y

    almas de las personas; tal como Harold haba hecho conmigo. Eran losGuardianes de la Tierra, que conservaban la sabidura de sus antepasa-dos y saban que todas las enfermedades fsicas estaban causadas pormales del espritu. No slo eran capaces de penetrar en los lugares msrecnditos de tu psique, sino ayudarte a curar esas heridas que estabanocultas incluso para ti mismo. Eran lospaqos,los chamanes, y su pro-genie en nuestros tiempos tena una rica herencia que yo esperaba que

    compartieran conmigo.Llegu a la ciudad de Cuzco, la capital del Imperio Inca, como un

    joven antroplogo en busca de aventuras, con la mochila llena de sue-

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    os y la cabeza repleta de nociones occidentales sobre ciencia y psico-loga. Per era entonces un lugar peligroso, con bandas de terroristasque ocupaban pueblos de montaa, en un pas dominado por el caos

    y la desigualdad social. Una vez en Cuzco, tuve la fortuna de conocera un viejo indio que se convirti en mi primer mentor.

    Orgulloso de llevar mi brillante nueva insignia de doctor, seguro deque mis creencias sobre la naturaleza de la realidad y la mente humanaeran las nicas que poda ostentar cualquier persona inteligente, estabaa punto de tener mi primer sorprendente encuentro con la visin delmundo del chamn.

    La primera cosa que me seal mi mentor fue que no era lo mis-mo informacin que sabidura. Si yo quera aprender la sabiduraatemporal de los antiguos americanos, antes tena que vaciar mi ca-beza, repleta de todos los hechos y la informacin que haba confun-dido con el conocimiento. Me explic que saber que el agua es H2Oera informacin, mientras que sabidura era entender cmo hacer

    llover. Es informacin conocer un diagnstico, mientras que la sabi-dura es capaz de curar. Me describi cmo la enfermedad se mani-fiesta en tejidos y rganos, pero que siempre estaba causada por al-guna enfermedad del alma. Esto contradeca mi enfoque acadmico.Yo haba credo hasta entonces que el cuerpo, los rganos y los teji-dos eran la nica realidad, y que el alma era esa pasajera e inaprensi-ble idea descrita slo por la religin, en los trminos ms vagos posi-

    bles.Lo primero que tienes que curar me dijo mi mentor, es tu ig-

    norancia. Ests lleno de hechos y cifras, pero tienes muy poca sabidu-ra. Y as comenz mi viaje hacia el mundo del chamn.

    Me llev muchos aos, y muchos ms humildes encuentros conchamanes mucho ms sabios que yo y muchas ms experiencias tro-pezando con mi ego y cayndome de cara sobre la maleza, en el cami-

    no hacia el verdadero conocimiento poder desarrollar cierto grado demaestra en las prcticas curativas fundamentales del chamn. He des-crito estas prcticas en detalle en mis libros anteriores, especialmente

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    en Chamn, sanador, sabio.3En el presente libro, el lector ver estasprcticas en accin, en el contexto de sesiones de sanacin reales.

    Las historias de este libro las cuentan hombres y mujeres con quie-

    nes he tenido el privilegio de trabajar. Cada una ilustra una prcticacurativa central de la medicina chamnica. Cada uno de los individuosse embarc en un heroico viaje, habiendo agotado las posibilidades decuracin ofrecidas por la medicina y la psicologa occidentales. Cadauno de estos clientes sinti que su vida y su salud, tal como las conoca,se le haban arrebatado en cierto modo. Su viaje curativo les llev desdela profunda desesperacin hasta la esperanza, desde el dolor a la com-pasin, y les ayud a reparar sus cuerpos y a curar sus almas.

    Los hombres y las mujeres que ests a punto de conocer acudierona m en busca de sanacin. A menudo, sus problemas parecan ser slofsicos. Sin embargo, el chamn sabe que todos los males fsicos son elresultado de alteraciones en el alma, que l llama el campo de energaluminosa, que rodea a una persona y le influye a nivel celular y bioqu-

    mico, igual que un imn atrae a un montn de limaduras de hierro.Los chamanes curan entrando en una realidad no ordinaria para trans-formar las energas y la informacin codificados en el campo de ener-ga luminosa: la huella del estado de salud y del bienestar del cuerpo.

    Aunque desempe cierto papel en la bsqueda de la salud porparte de mis clientes, no les arregl ni cur. El trabajo chamnicosiempre implica una danza entre el chamn, la persona que busca ayu-

    da y la Fuente de toda curacin. Ofrec a mis clientes las energas y lasideas que necesitaban para comenzar sus viajes curativos. Y a lo largodel camino, todos estos hombres y mujeres me ensearon valiosas lec-ciones sobre la naturaleza de la curacin, y aumentaron mi asombroante la elegante danza entre nosotros y el Espritu.

    3. Ttulo original: Shaman, Healer & Sage. Ttulo completo en castellano: Chamn, sanador,sabio: cmo sanarse a uno mismo y a los dems con la medicina energtica de las Amricas.Ediciones Obelisco, Barcelona, 2007. (N. del T.).

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    CAPTULO 1

    Extrayendo las energas intrusas

    Llevamos encima energas txicas desde los eventos traumticos denuestra juventud, e incluso desde vidas anteriores. Estas energas son

    correosas, oscuras, contaminan el campo energtico luminoso, se asien-tan en los chakras en cmulos de color oscuro, y afectan a la mente yal cuerpo. Contienen recuerdos de eventos dolorosos y de gente dainaque no hemos podido curar. En ltimo trmino, estas energas txicaspueden manifestarse en forma de enfermedad. En el caso de Sharon, sehaban establecido en las articulaciones de su cadera, que se vean oscu-ras y sin vida en las radiografas, lo mismo que cuando le hice un ras-

    treo con mi visin de chamn. Deba tener cuidado de no romper sucadera, estaba paralizada y apenas poda caminar.

    A menudo, puede parecer que el penoso dolor dirige el transcursode nuestras vidas, cuando en todo momento no hay nada ms que elimpulso del destino.

    AlbertoSegn la psicologa, hay pensamientos y creencias que no son nuestrosreal y totalmente. Muchos de ellos los heredamos de nuestros padres y

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    de nuestra cultura. Aun as, la psicologa se basa en el supuesto de quetodas las energas que tenemos dentro de nosotros son nuestras; perolos chamanes piensan de forma distinta.

    El proceso de extraccin permite al chamn eliminar energas txi-cas del campo de energa luminosa de un individuo, para que puedatener lugar la curacin fsica. Una vez que los gruesos y oscuros cmu-los de energa estancada se deshacen, el cuerpo sabe cmo repararse as mismo. De hecho, uno de los principios de la medicina chamnicaes que, mediante la eliminacin de energas que no pertenecen al cuer-po, la enfermedad desaparece.

    Es muy difcil descubrir estas energas oscuras y ocultas, a menosque hayas desarrollado el procedimiento de visin del chamn. Apren-d a mirar en el interior del mundo del Espritu durante mi formacincon los chamanes del Amazonas. A lo largo de aos de prctica, mivisin interior se abri, y ahora puedo ver con ms claridad en estemundo numinoso que lo que hago en el mundo de hormign y acero.

    Al principio me molestaba ver los espritus de las personas que habanfallecido, o los trozos de cristal que sobresalen de los costados de Sha-ron, que hacan que su cuerpo pareciera como si la hubiesen tirado poruna ventana de hoja de vidrio. Pero he aprendido a controlar esta ha-bilidad, igual que si slo estuviese quitndome o ponindome unasgafas, lo cual es importante. Despus de todo, una persona puede can-sarse de ver fantasmas, aunque a veces sean ms interesantes y tengan

    ms vida que los seres vivos.

    Sharon

    El espejo refleja a alguien del pasado. Me siento all, estudiando la caraque me devuelve la mirada. Ella es bastante guapa; ms bien majestuo-sa, con ese cabello castao, largo y ondulado. Paso mis dedos por l,

    disfrutando de su tacto sedoso, sus brillantes rizos.Ahora llevo trabajando con el doctor Villoldo aproximadamente

    un ao. En el momento de nuestra primera sesin, mi cabello era cor-

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    to, de un color ms claro y nada rizado. Tieso como un palo, dirami madre. Qu significa esto? La imagen del espejo se ha convertidoen una inquietante presencia de un pasado desconocido.Ahora me

    estoy convirtiendo en el pasado? O est el pasado irrumpiendo en mi pre-sente?La mente de un psiclogo nunca se detiene. Lo debera tenerms en cuenta. En mi prctica como psicoterapeuta, trato con ese tipode cosas, la diseccin impotente del alma. Alberto est de acuerdoconmigo en que esta imagen recurrente puede tener un significadoms profundo, basarse en algo que est ms all de mi imaginacin.Pero qu puedo hacer ante el hecho de que me estoy convirtiendo enesa imagen? Se trata de un nuevo desarrollo. Bueno, voy a ver al cha-mn maana.

    Me han ocurrido muchas cosas. Y no soy tan vieja como para estartan incapacitada. Quedamos en cuarenta y tantos? Tena sueos deese tipo cuando era ms joven.

    Me asomo ms profundamente al interior del espejo, paso por la

    adorable mujer con el cabello ondulado y llego a la nia pequea yvulnerable. Tambin ella tena rizos, ahora que lo pienso; al menos enlas actuaciones. Mi madre se encargaba de eso.

    Estamos en 1984, en una clase de danza. Mis zapatillas de ballet mequedan muy justas. Pero as es como deben quedar, me dicen. A vecesmis pies me duelen tanto que me cuesta caminar. Duelen cuando hagoesos rpidos giros sobre las puntas de los dedos de los pies, por el esce-

    nario. Todo el mundo me dice lo adorable que soy, lo guapa que estoycon mi tut; igual que una princesa, por lo maravillosa. Mi madre diceque tengo buena presencia sobre el escenario, sea lo que sea lo quesignifique eso. Debe de ser bueno porque sonre cuando me lo dice.Soy slo una nia, pero mis sueos son grandes, mucho ms que bai-lar. Quiero volar! Quiero atrapar el viento y flotar sobre las nubes.

    No pas mucho tiempo antes de que la imagen de la princesa salta-

    ra por la ventana, junto con las zapatillas de ballet. No ms dolor! Elballet clsico se haba convertido en una esclavitud, algo que no desea-ra a ninguna nia. Aun as, en mi interior rondaba el deseo por la

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    expresin artstica de alguna manera fluida. No lleg a ser claro param hasta los diecisiete aos, cuando descubr el baile moderno, el bai-le que haca honor a los pies desnudos, y a las almas desnudas. Ofreca

    libertad para moverse partiendo del interior. Ofreca verdadera creati-vidad, libre de las ideas y las instrucciones de cualquier otra persona.

    Vuelvo a enfocar mi mirada, de nuevo me concentro en lo que re-fleja el espejo. Aparto a la nia y me esfuerzo por ver a la chica dediecisiete aos que tena libertad para ser una artista. Los ojos se hanvuelto ms intensos; la boca, ms decidida.

    Diecisiete. Fue entonces cuando los comentarios cambiaron y uti-lizaban palabras como hipntica y poderosapara describirme. Habadejado de ser adorabley dulce.

    Vaya! Y cmo me puedo describir ahora? Aparto la mirada delespejo, sin querer ver. Slo unos pocos aos despus de los diecisiete,el dolor se convirti en mi vida. Mis juveniles y prometedoras fantasaspronto se extinguieron bajo los nefastos dictmenes de la medicina. La

    escoliosis era slo parte del problema. El diagnstico fue necrosisavascular de las dos caderas. Mi flujo sanguneo arterial fracasaba en latarea de dar vida. Muerte en la cabeza femoral de ambas caderas,deca mi historial mdico. S, muerte. Ya no tena ese cuerpo fluido yflexible, ni tampoco el corazn de alguien que pudiera agarrarse a lasnubes. Esa parte especial de mi ser qued almacenada en un armariooscuro, junto con los livianos vestidos de danza; un lugar al que no

    poda llegar la luz. Haba perdido para siempre el instrumento de miexpresin artstica como bailarina. Pero los anhelos estaban an allpara moverse por el espacio, libres de las ataduras de este mundo.

    Esa sensacin de quedar atada a la tierra fue creciendo con el tiem-po, dejndome anclada a un terreno fro y duro: el dolor. Hubo nume-rosas operaciones, injertos de hueso incluidos y las consiguientes com-plicaciones. Otras articulaciones empezaron tambin a darme proble-

    mas. Y an hubo msMe sujeto mi abdomen por el dolor, recordando. Esa mujer de

    brillante cabello que me persigue haba recibido una pualada en el

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    abdomen. No puedo explicar cmo s esto simplemente lo s.Siento sudolor? A su estilo de chamn, Alberto ahora ha visto lo quele ocurri a ella. No es mi imaginacin. Es un alivio saber eso,en cual-

    quier caso.Te dir lo que siento cuando no puedo caminar, no puedo ponerme

    erguida: cualquier cosa, excepto una persona llena de gracia. Me sientouna torpe marioneta, movida mediante cuerdas, con movimientoserrticos, a tirones.Ah voy de nuevo a tirones. Dado que ha habidotanto dolor en mi vida, tengo que preguntar:Es esto dolor psicolgico,Alberto?Me asegura que no lo es, que he hecho mi trabajo psicolgico.Debo or eso o no creo que pueda soportar todo esto. Parece como silminas de cristal atravesaran mi torso. Eso es lo que realmente le quie-ro contar a Alberto maana. Es duro para m decir esto a alguien, yaque me doy cuenta de lo extrao que parece. He aprendido a compen-sar esta diseccin, pero el resultado es que mi cuerpo est limitado yretorcido. En lo que se ha convertido este cuerpo

    Tener conciencia de esto trasciende mi carne y perfora mi espritu.

    Alberto

    Hasta ahora he visto a Sharon en tres sesiones. Cuando lleg por pri-mera vez a mi despacho, apenas poda caminar, pero ha habido pro-gresos. Creo que su trabajo de psicoterapeuta exacerba su problema

    porque es muy sensible y propensa a captar las energas txicas de susclientes. Estas energas se asientan en su campo energtico luminosocomo piezas de un rompecabezas. Ella debe aprender, como yo hiceaos atrs, a protegerse de su nociva influencia. Mdico, crate a timismo.

    He estado utilizando el proceso de extraccin para limpiar el cam-po de Sharon de esas energas intrusas, y el proceso de iluminacin

    para baar de luz pura sus chakras, los vrtices de energa con formade embudo situados a lo largo de su espina dorsal. El sistema de ener-ga de Sharon y sus chakras han quedado obstruidos con energa pesa-

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    da que es igual que lodo nocivo. Ella habla de un largo proceso deprdida de su salud, lo cual concuerda con lo que veo. Un acupuntordira que sus meridianos estn bloqueados y no son capaces de elimi-

    nar el chi estancado, la fuerza vital.Recuerdo cmo qued fascinado cuando me di cuenta por primera

    vez de que los antiguos sistemas de medicina de China eran muy pare-cidos a los sistemas de medicina energtica de las Amricas. Percibo losmeridianos de acupuntura como ros de luz dorada que fluyen a unosdos centmetros del cuerpo, al lado de la piel. Sin embargo, los deSharon eran de color negro grisceo y apenas se movan. Todo su sis-tema energtico estaba dbil y bloqueado, incapaz de eliminar toxinasni de hacer circular el chi vital.

    El proceso que estoy utilizando es eficaz, pero requiere tiempo.Limpiamos una capa de residuos de los chakras y aparece otra. Escomo pelar una cebolla. Al final llegamos al ncleo. Sharon est mi-diendo su xito por la rapidez con que recupera su capacidad para ca-

    minar sin dolor. Pero la verdadera sanacin es mucho ms profundaque la piel y los huesos, e incluso que los msculos y los ligamentos.Tiene lugar en el campo energtico luminoso, que debe retornar a unestado ptimo de salud. De lo contrario, aunque desaparezcan los sn-tomas fsicos, la enfermedad volver. A veces, los clientes mejoran r-pidamente despus de unas cuantas sesiones conmigo, pero les digoque perseveren, ya que los sntomas pueden haber desaparecido, pero

    tal vez no estn curados an. Slo cuando su campo energtico lumi-noso se ha restablecido les digo que se encuentran bien. Sospecho que,en el caso de Sharon, la curacin consistir en un largo proceso. A lolargo de los aos he llegado a ver que cada cliente sana mediante unproceso distinto y a un ritmo diferente, con repentinas mejoras y de-cepcionantes estancamientos.

    Ayer, vi las lminas de cristal que atraviesan el torso de Sharon.

    Puede parecer terrible, pero, mientras Sharon las estaba describiendo,pude percibir grandes trozos cortantes que la atravesaban por la mitad.He desarrollado la habilidad de ver utilizando la percepcin no ordi-

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    naria. Es algo esencial para el trabajo del chamn. En realidad no es undon, ya que yo no tena ningn talento natural para esto. Tuve la suer-te de contar con maestros chamanes que me ensearon a ver el mun-

    do invisible. La percepcin no ordinaria es una habilidad que todospodemos desarrollar con prctica y paciencia. Es una habilidad queenseo a nuestros estudiantes de la Escuela de Medicina EnergticaLight Body. Pero este trabajo no es para quienes desean seguir el cami-no ms rpido para obtener el ttulo de chamn. Conlleva experienciasque son humillantes, inquietantes e incluso terrorficas, dado que an-tes tienes que estar dispuesto a ver todos los aspectos ocultos y terro-rficos de ti mismo, lo que Carl Jung llamaba la sombra que tende-mos a proyectar y a ver slo en los dems.

    Sintate, Sharon. Reljate. Cierra los ojos. Respira por la nariz,espira por la boca. Lentamente. Profundamente. Yo respiro con ella.Sharon ya ha pasado antes por esto. Sabe lo que hay que hacer paraentrar en el estado que yo llamo Un Espritu, en el que experimenta

    tranquilidad y su campo energtico luminoso queda abierto a la cura-cin. Sacudo mi sonajero para ayudarla a alcanzar ese estado de tran-quilidad, y el efecto es hipntico. El ritmo constante es asimismo tilpara m. Tambin yo tengo que relajarme y rendirme a esa otra formade ver que surge cuando dejo que el mundo ordinario se desvanezca enel transfondo.

    En nuestra sesin de hoy vamos a hacer un rescate de destino para

    rastrear los hilos luminosos que se extienden desde el exterior de sucampo energtico luminoso y se dirigen hacia el pasado y el futuro.Igual que un cazador que estrecha su campo de visin para ver mslejos a distancia, sigo los hilos para ver adnde conducen. Cada unoest conectado a un posible futuro; algunos terribles, otros hermosos.Algunos muy probables, otros menos. Quiero encontrar el hilo quelleva hacia una salud vibrante y fortalecerlo. De esta forma, podr re-

    afirmar este posible futuro en su campo energtico luminoso y conver-tirlo en un destino msprobable. Funcionar como un imn, y la con-ducir hacia el estado de salud que ella es capaz de alcanzar, a pesar de

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    todo lo que se lo impide. Es una especie de rastreo del tiempo, eligien-do un destino de sanacin, en lugar de dejar el resultado a la casuali-dad y al hado. S que tengo que encontrar este futuro de sanacin

    antes de poder intervenir en el presente. En realidad, no es complica-do. Hago esto cada vez que escribo un libro. Sigo el hilo que conducea mi futuro, encuentro el libro ya terminado, y esto da forma a miredaccin de cada captulo.

    Pero es distinto cuando rastreo el destino de un cliente. Como cha-mn, s que puedo cambiar cualquier cosa de mi cliente cambiar laenfermedad por la salud, o la muerte por la vida, siempre que estdispuesto a afrontar el karma. Por eso avanzo con mucha suavidad.Debo convencer a los espritus implicados de que mi paciente merecevivir o curarse, de que tiene dones que compartir con otras personas,y de que yo le ayudar a aprender las lecciones que necesita dominarpara poder curarse. Esas lecciones son lo que importa. El chamn lla-ma a estas lecciones la medicina que servir tanto para curar a sus

    clientes como para ampliar su sabidura.Pasan los minutos. Cuando encuentro el estado de curacin futuroque estoy buscando, tanto Sharon como yo dejamos salir un suspiroinvoluntario y respiramos profundamente. Ha ocurrido. No estoymuy seguro de cmo sucede, pero s que es as; y ocurri en ese mo-mento. Del mismo modo que un chamn puede rastrear el pasado desu cliente para hacer un rescate del alma, tambin puede mirar en el

    futuro para recuperar un destino deseado.A continuacin, exploro el campo energtico de Sharon, concen-

    trndome en la zona que rodea su torso. Me resulta bastaste evidente:los fragmentos cristalizados, como de vidrio, que cortan su cuerpo porel centro. Veo los afilados bordes que sobresalen hacia fuera, a cadalado de su campo energtico luminoso.

    Comienzo el proceso de extraccin como un cirujano energtico:

    no necesito bistur. La extraccin es bsicamente una prctica de pro-psitos: utilizamos los dedos para entrar en el mbito etreo y eliminardel cuerpo luminoso cualquier energa que se haya endurecido y cris-

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    talizado, hasta casi convertirse en slida. Sin alterar el estado de quie-tud en que los dos nos encontramos, me levanto de mi silla y tiro desus pies. Trabajo rpidamente con mis manos para mover los fragmen-

    tos, que son fros y puntiagudos. Se necesita una manipulacin muycuidadosa para coger y girar los fragmentos de una y otra manera, enun esfuerzo por eliminarlos de su campo energtico, poniendo elmximo cuidado. Al final, puedo sacarlos enteros, sin dejar fragmen-tos atrs. Dejo caer el cristal al suelo, donde se rompe en trozos que sedisuelven en la tierra. Tan pronto como energas como sas no estnsujetas al cuerpo, se disipan y se reabsorben en el entorno, igual que elagua se filtra en el suelo.

    Cuando trabajo con Sharon, surge una pregunta en mi mente, unaque me he hecho mil veces:Es esto real o me lo estoy inventando? Y enrealidad, importa algo eso? Intento que mi dilogo interior no meinterrumpa. Antes me molestaba, cuando ese tipo de preguntas sur-gan en mi conciencia. Me preguntaba qu estaba haciendo, y si real-

    mente estaba ayudando a la gente.Quin soy yo para hacer este traba-jo, en cualquier caso?Tuve una niez normal, en una clase social alta-media, en Cuba, hasta que lleg la revolucin y huimos a nuestra casade vacaciones de Miami. Esos acontecimientos cambiaron mi vidaenormemente. No tena diez aos cuando comenz la revolucin,pero su huella en mi campo energtico luminoso fue muy potente, yal final me llev a mi propia curacin y a dedicarme a la tarea que

    hago.El trabajo chamnico es una bsqueda mucho ms misteriosa que

    cualquier otra cosa a la que poda haber aspirado en mi juventud. Lamente lgica quiere conocer los procesos interiores, tener la sensacinde control y predictibilidad; pero no es mi mente la que lleva las rien-das cuando hago este trabajo. Yo no puedo imaginarme qu hacerpara curar a alguien, y no obstante todos los das soy testigo de que

    tiene lugar esa curacin.Y yo no trabajo solo; lo hago con muchos espritus que me ayudan,

    y por supuesto con el Espritu, que trabaja de formas misteriosas, pero

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    cuyo poder de sanacin es infinito. Trabajo con las personas ayu-dndolas a que se curen ellas mismas, pero tambin reconozco la in-fluencia y la voluntad del Espritu con la sincera oracin Hgase tu

    voluntad.A pesar de lo molesto que llegaba a sentirme por la pregunta de si

    lo que estoy haciendo es real, actualmente agradezco los momentosen que surge la cuestin, ya que me permite ser sincero y echar unasegunda y cautelosa mirada al trabajo que hago con mis clientes. Mimente occidental tal vez no confe por completo en que lo que hagosea real, pero intento no dejar que mis propias dudas se interponganen mi trabajo.

    Cuando finalizo la extraccin, suavemente ayudo a Sharon a quevuelva a su silla. Se siente agitada por la experiencia y parece un pocodesequilibrada. Es algo habitual, y s que tengo que ayudarla a recupe-rar su estabilidad antes de que se vaya. Ella se haba adaptado a vivircon esos trozos de cristal atravesndole el torso, y ahora debe adaptar-

    se a su ausencia. Es un ajuste, pero su nueva tarea ser mucho ms fcilque soportar esos fragmentos invasores.Tmate todo el tiempo que necesites, Sharon le digo.De hecho, yo tambin necesito unos momentos, y me concentro en

    mi respiracin para volver a la conciencia ordinaria. La transicin a laconciencia convencional es lenta, y necesito algn tiempo antes deacceder a la parte lgica de mi cerebro y explicar lo que ha ocurrido.

    Se ha ido, no es verdad? Sus palabras son vacilantes, hablasin aliento.

    S. Tal vez experimentes un poco de alivio ahora mismo, pero vasa tardar en acostumbrarte a cmo se siente ahora tu cuerpo. Aprendis-te a compensar el dolor en tus caderas caminando encorvada y torcien-do tu cuerpo hacia un lado. Ahora que hemos eliminado ese residuopsquico, y que tu sistema energtico est limpiando la zona y evitando

    una nueva acumulacin de chi viciado, debes reaprender a caminar, yen qu grado puedes confiar en tu cuerpo. Pero no te excedas, porquepuedes volver a lesionar la zona fcilmente.

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    Ya siento la diferencia. Esa horrible sensacin de opresin ya noparece tan mala como antes. Me siento mejor! El alivio era evidenteen los ojos de Sharon.

    Vamos a tardar algunas sesiones ms en limpiar por completo tucampo. He extrado una energa cristalizada y muy densa. Creo que haestado adherida a ti durante mucho tiempo. Y debemos ver si parte deella vuelve en los prximos das.

    Ella asenta conforme asimilaba mis palabras. Yo saba que ya sesenta de forma distinta. Igual que la psique compensa el dolor en elcuerpo, el cuerpo se distorsiona para acomodarse al dolor del alma. Yel dolor del alma puede, con el paso del tiempo, convertirse en dolorfsico. A los occidentales nos han enseado a distinguir el dolor emo-cional del fsico, pero los chamanes sabemos que en realidad son prc-ticamente lo mismo.

    Antes de que Sharon se fuera, tuve que efectuar una iluminacinpara equilibrar su campo energtico luminoso y modificar las afinida-

    des que tena hacia esas energas intrusas. He aprendido, gracias a misaos de prctica, que las energas intrusas siempre funcionan median-te afinidades, en los receptores que tenemos para ello. Si no cambia-mos las afinidades, entonces regresan. Es como cuando te deshaces deuna persona negativa y te divorcias: si no cambias tus afinidades, vas aencontrar y casarte con otra persona igual que la anterior.

    Cuando habamos acabado, Sharon pregunt:

    Alberto, crees que la mujer que veo desde hace tiempo tienealgo que ver con esto?

    Yo saba que Sharon quera comprender la obsesionante presenciade la que me haba informado desde el inicio de nuestras sesiones, y viun rayo de esperanza en su cara.

    S dije. Es posible Podra ser un recuerdo de una existenciapasada, tal vez un recuerdo sobre cmo te hirieron o mataron en otra

    vida anterior. No lo s en realidad.Pareca un poco decepcionada. Como chamn, estoy siempre dis-

    puesto a admitir que no tengo todas las respuestas. Muchos de mis

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    clientes acuden con enormes perspectivas relacionadas con que el cha-mn siempre es sabio y omnisciente, y simplemente no es as. Adems,creo que es el paciente quien tiene que descubrir sus propias historias.

    Yo slo soy el catalizador y el gua. No es mi funcin decir a alguienquin fue en una vida anterior, o cul es el origen de su dolor. A me-nudo convertimos nuestro dolor en historias de sufrimiento que justi-fican nuestros sentimientos de impotencia. Nuestras historias puedenser lo que contamos a otros para explicarnos a nosotros mismos, opueden ser dramas que representamos en nuestras vidas, realizando lasmismas escenas una y otra vez: el nio herido, el honrado guerrero, elnoble salvador. Las historias de Sharon son las que ella misma tieneque descubrir, interpretar y reescribir.

    Esta labor siempre me cuesta algo. A veces, despus de ella me sien-to completamente agotado. La gente suele tener la impresin de quelos chamanes se libran de las reacciones y limitaciones humanas, inclu-so que son invulnerables. No es as; normalmente, es justo al contra-

    rio. Cuando trabajo con un paciente, experimento todas sus emocio-nes de forma emptica, cuando su energa entra en contacto con mipropio campo. Junto con los ocasionales sentimientos de euforia, lle-gan los ms frecuentes de prdida y dolor. Cuando una mujer ha sufri-do abusos, yo siento los abusos; si ha sido forzada de algn modo, losiento en mi propia piel. Despus tengo que limpiarme a m mismo deesas energas nocivas, para no llevarme a casa conmigo los residuos

    de mi trabajo.

    Sharon

    Ha pasado mucho tiempo. En realidad, pronto habrn cumplido dosaos desde que empec a trabajar con Alberto. En aquel momento yoapenas poda caminar. Ahora puedo recorrer dos kilmetros. S que la

    extraccin fue un punto crtico en mi curacin. Fue como si me hu-biese liberado de la esclavitud. Las aproximadamente cinco sesionessiguientes reforzaron esta liberacin, hasta que mi cuerpo pudo desha-

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    cerse por completo del trauma de aquel cristal roto. Entonces me sen-t liberada de las cuerdas de la marioneta, que dejaron de retorcer micuerpo.

    Mis mdicos quiero insistir en ello no tienen explicacin cient-fica para los progresos que he hecho. Asombroso!, dicen. S, asom-broso: en mi mente no hay duda de que el Espritu dirigi el transcur-so de mi curacin, y de que las herramientas del chamn fueron efica-ces en todo su poder.

    En la actualidad me siento lo bastante bien como para inscribirmeen las clases de la Escuela de Medicina Energtica Light Body. Mesiento capaz de cubrir las demandas fsicas de este curso, que hay queestudiar en un perodo de dos aos. Hay an mucho que aprender, yespero que el trabajo del chamn mejore mi prctica clnica comopsicoterapeuta.

    Alberto

    Sharon ahora est estudiando conmigo. He observado los cambios ensu energa y su resistencia fsica, y ella actualmente da zancadas largasde manera fcil y suave, como la bailarina que es. Su vitalidad ya no seve debilitada por los residuos txicos de su campo energtico lumino-so, y se ha convertido en sanadora. De psicoterapeuta a sanadora: me-nudo viaje! En lugar de resignarse al destino dictado por su historial

    mdico, ha elegido un resultado distinto, aunque menos probable:uno en el que es una chamana.

    Estoy convencido de que la medicina energtica puede aportar unasolucin espiritual a los problemas que afrontamos, aunque el resulta-do sea morir conscientemente. Sharon an tiene algunas limitacionesfsicas, pero, aunque no est completamente curada, ha sanado. Yodistingo entre curacin y sanacin. El espritu de Sharon est comple-

    to e intacto, aunque su cuerpo an se vea afectado hasta cierto grado.En una carta que me ha escrito hace poco, Sharon describe cmo

    ha cambiado:

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    Mi estudio del chamanismo y pasar por el proceso del trabajo de

    sanacin me ha liberado de problemas fsicos que cre que me

    iban a mantener atrapada para siempre en el dolor. Creo que me he

    librado de un futuro de ese tipo, y que por ello soy capaz de crearmeun destino. Si me hubiese limitado al enfoque de la medicina occi-

    dental convencional, s que habra quedado atrapada en ese cuerpo

    retorcido y contorsionado.