02 - de las percepciones físicas a la fascinación espiritual

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Tratado para el curso Arquitectura Clásica

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Índice

Introducción ……………………………………………………………………………………………… 3

Capítulo 1. L a Piedra …………………………………………………………………………………... 4

Capítulo 2. La Tierra …………………………………………………………………………………….. 7

Capítulo 3. Las Fibras Vegetales ……………………………………………………………………… 10

Capítulo 4 . La Madera ………………………………………………………………………………….. 13

Capítulo 5. El Ladrillo ……………………………………………………………………………………. 16

Capítulo 6. El Concreto …………………………………………………………………………………. 19

Capítulo 7. El Metal………………………………………………………………………………………. 22

Capítulo 8. El Vidrio………………………………………………………………………………………. 25

Conclusión ..………………………………………………………………………………………………… 28

Bibliografía ……………………….………………………………………………………………………… 29

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Introducción

El fin de la arquitectura es lograr una relación armónica entre el ser humano y su entorno físico, es imaginarse el espacio idealizado y transportarlo de manera tangible al plano terrenal. Dicha materialización se logra mediante la convergencia y manipulación de elementos naturales y artificiales como lo son la piedra, la tierra, las fibras vegetales, la madera, el ladrillo, el concreto, los metales y el vidrio.

El uso de estos materiales dentro de la arquitectura esta sujeto, en un principio, a las condiciones del lugar y la disponibilidad que tenga el mismo para la producción de sus materias primas. Las transformaciones en el pensamiento, en la cultura y en las condiciones ambientales de los lugares son determinantes en el material empleado para la tarea de construir. De esta manera, la evolución de cada civilización implica un progreso en los procesos constructivos de los materiales asociados a cada cultura.

Por otro lado, cada material determina la forma de la arquitectura que se va a diseñar causando toda clase de sensaciones y percepciones en el espectador, con lo cual se busca generar un vínculo profundo entre el sujeto y el espacio construido. Este nexo adopta un carácter sublime al relacionar la forma que deviene de cada material con sus cualidades físicas, como lo son: la textura, el color, la opacidad, entre otras.

Este tratado tiene como objetivo realizar un análisis profundo sobre los materiales desde un punto de vista físico y sensorial, con el fin de entender las propiedades esenciales de cada material en relación con diferentes culturas alrededor del mundo.

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La piedra es un elemento característico de la arquitectura antigua, usado en culturas tan cono-cidas como la egipcia, griega, romana, maya, azteca e inca para la construcción de los edi!cios de mayor importancia para la sociedad (sedes del gobierno, criptas, templos, etc.). Este uso tan antiguo de la piedra como elemento de construcción y de decoración han dado a entender a nuestras sociedades modernas que este material no era usado solo por su resistencia física, sino también por una gran cantidad de sensaciones y de formas de percibir los espacios a partir de la luz, la forma, espacialidad e imponencia.

La construcción con roca ha envuelto todo un misterio en las distintas culturas, que incluso se han relacionado con la ayuda de dioses, seres extraterrestres o elementos no-humanos porque como se sabe, es un material bastante pesado y las dimensiones de las estructuras que se soportan desde esas épocas son colosales en muchos de los casos. Las antiguas civilizaciones buscaban crear edi!cios tan enormes que llamaran la atención de todo el pueblo, que resalta-ran y se impusieran en la sociedad, que produjeran en las personas una sensación de inferiori-dad frente a lo que se encontraban; un edi!cio en piedra es algo monumental, es una forma arquitectónica de extraer los sentimientos del hombre, envolviéndolo en una enorme estruc-tura casi que estereotómica producida por las manos de la civilización, con toda una serie de elementos y técnicas que demuestran que en un elemento totalmente sólido, natural y neutro, se pueden lograr plasmar íntegramente las insinuaciones sensibles propias del ser humano.

Esto ha llevado al hombre a identi!carse más con estos edi!cios adosados con ornamentos y formas de carácter humano, que producen cercanía, fraternidad y gusto hacia ellos, hasta el punto de adorar estas monumentales edi!caciones. Estas relaciones entre el hombre y el edi!-cio han llevado en el caso de los templos a generar una relación más cercana de lo terrestre con el cielo, con la divinidad de lo más alto y lo más bello, rendirle culto a un edi!cio y a un dios, porque un templo no es para adorar solo al dios que lo alberga y lo protege, sino también parte de la adoración es ese templo, las personas aprenden a respetar un edi!cio porque con él habita un dios, pero es el edi!cio el que lo contiene, entre más monumental y más fuerte sea el edi!cio, más importante será el dios, por este motivo se usa la piedra, porque es un material que permite resguardar, proteger y alabar a un dios, brindándole la estructura más fuerte que lo mortal le puede ofrecer.

Las construcciones en piedra otorgan una sensación característica y es la de resguardo, cuando una persona se encuentra dentro de una estructura realizada con bloques de piedra se siente protegida, resguardada de todo tipo de inclemencias.

La PiedraLa sensibilidad de lo ancestral y lo divino

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Esta protección que brinda la roca remite a las murallas con que se protegían las ciudades, los castillos, los edi!cios gubernamentales, los templos, las necrópolis y demás edi!cios que buscaban proteger algo en su interior, por esto siempre se escogió la piedra como material para transmitir esta seguridad de que nada le pasaría al edi!cio ni a lo que contenía.

Estos elementos representativos de la ciudad llegaban a tener tal importancia que de!nían todo lo que se con!guraba a su alrededor, convirtiéndose en los hitos más importantes del territorio. Rápidamente se convertían en puntos de reuniones masivas para la realización de diferentes tipos de cultos, desde grandes !estas sociales, llenas de música, baile y comida, a celebraciones sacras relacionadas con la muerte, donde los lamentos y la tristeza se uni!caban en una sola voz, en un solo pensamiento. Es así como todos estos rituales estaban siempre acompañados de la roca, presentándose ante ellos como un elemento típico de cada celebración, en algunos casos incluso, hacia parte de ellos, caracterizando el espacio y produciendo diversas sensaciones fuertemente relacionadas con el tipo de ritual y el tipo de espacio en el que se desarrollaban. Sin embargo, la piedra no era siempre el elemento que contenía el ritual, muchas veces estos rituales se realizaban en las cercanías de los edi!cios construidos en piedra, como símbolo de poder y de presencia de lo divino en la celebración; plazas, parques y terrenos colindantes de las grandes estructuras eran usados con este !n, con el objetivo de recibir las bendiciones de los dioses sobre el pueblo y percibir la supremacía de estos edi!cios.Desde las antiguas culturas, existía ya un afán por poseer las estructuras más grandes y más poderosas, dando a conocer el poder que tenía cada uno de los pueblos y de esta manera ganar-se el respeto y la admiración de los demás. Las construcciones de enormes ciudades amuralla-das daban a entender el gran poder defensivo que tenía ese pueblo, enviándole a su enemigo una advertencia visual que dejaba en alto la supremacía del pueblo al que se iba a enfrentar. Son estas formas de transmitir la información a partir de impactos sensoriales, las que han llevado al hombre a otorgarle distintos tallados a la roca con el !n de producir una sensación en especial, cada templo, cripta, muralla o lo que fuese, tenía en ella plasmado un mensaje para transmitir al exterior, para que aquel hombre que detallara sus paredes, entendiera toda una historia relatada en su super!cie y comprendiera los enigmáticos secretos detrás de las sinuosidades del elemento , logrando por !n, obtener una conclusión sólida y argumentada del cómo habitaban estas antiguas civilizaciones y la forma en que realizaban sus rituales a partir de estos mensajes crípticos escritos por aquellos hombres que no se conformaron con vivir en lo temporal e inmediato, sino que buscaron la forma de dejar claro un mensaje hacia las civilizaciones del futuro.

Irónicamente, en la actualidad gran parte de la población percibe un edi!cio en piedra o un tratamiento de su super!cie como un simple gesto de las civilizaciones que alguna vez habita-ron en la tierra, relacionándolo con un pasado tan lejano que ha perdido su importancia. Sin embargo, olvidan que son estos edi!cios y esta forma tan extremadamente sutil de percibir la materialidad del mundo lo que le ha permitido a la arquitectura evolucionar conociendo todo lo que en un pasado sucedía, hasta llegar a lo que es hoy en día.

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Muchos mitos antiguos y religiones asocian la tierra y la piedra con la carne humana y los huesos. Desde un principio la tierra se ha asociados con el cuerpo humano, pues se dice que esta lo compone y le da vida. De este modo, la tierra ha acompañado al ser humano desde los tiempos más remotos sirviéndole como proveedor de alimentos y como super!cie sobre la cual pararse, caminar y expresarse. Si bien la tierra tiene funciones físicas naturales para las personas y los animales, esta también cumple con una función transcendental y espiritual para el ser humano, pues la tierra es el vínculo tangible de la humanidad con su pasado ances-tral, una idea que ha perdurado históricamente y que se re"eja en las arquitecturas de tierra.

La ideología que se le atribuye a la tierra se arraiga en el entendimiento de la muerte que ha desarrollado el ser humano. Pedro Azara, en su libro Mito y Arquitectura en Occidente explica esta idea citando a Felix de Azúa: “Sólo los humanos morimos, y lo hacemos desde que cobra-mos conciencia de estar condenados a morir. Morir es tener conciencia de morir, nada más” (Azara, 2005). Nada más muere, ni las plantas, ni los animales, pues estos sólo se deshacen en partes orgánicas, repitiendo un ciclo natural sin !n. De este modo, como todo ser humano es consciente de su inminente muerte, esta creencia es común en varia sociedades por medio de diferentes cosmogonías o formas de concebir el mundo.

En la cultura occidental, hay varias cosmogonías que evocan la tierra como elemento de gran importancia espiritual y corpórea, entre ellas: la biblia. En el texto de Génesis de este libro, se describe la creación del mundo y en esta se dice que Dios creó al hombre con el polvo suelo quedando constituido como alma viviente. Esta idea otorga a la tierra un papel importante en la composición de los seres humanos siendo este el material que compone el cuerpo humano y mediante el cual tienen la capacidad única de tener un alma, agregando un elemento más: el aire.

Junto con la biblia, hay otra creencia occidental importante y bien conocida, esta es la teoría de los cuatro elementos. La !losofía temprana griega, de gran in"uencia en la cultura occiden-tal, tuvo presente desde un inicio cuatro elementos primordiales, a saber: la tierra, el agua, el aire y el fuego, empleados en conjunto por primera vez en la teoría de Empedocles. En el libro Greece and the Helenistic World, explican que el estudio de Empedocles consistía proponer desde una suposición visual y cientí!ca, que el planeta se conformó mediante la mezcla de los cuatro elementos, pues mediante la observación se puede ver que en el planeta hay tierra, hay masas de agua y fuego y hay una capa de aire que alimenta los órganos de respiración de los seres vivos. A partir de esta teoría, la tierra vuelve a ser uno de los elementos que da origen a la vida en el planeta y junto con esta a los seres humanos.

La TierraAlma y cuerpo: El anhelo de perpetuar

“It is the earth that makes man, it is said, and everything man makes is bound to this earth.”

Jean-Paul Bourdier

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Por otra parte, las creencias de las culturas orientales son muy interesantes por sus valores locales y regionales, en especial las cosmogonías de las culturas africanas. El libro Vernacular Architecture a World in Dwelling de Bourdier explica que las comunidades de África tienen un fuerte nexo con la tierra pues piensan que la tierra es fuente de fertilidad en tanto que el ser humano fue hecho de una mezcla de arcilla y agua. Las arquitecturas africanas no son simples refugios contra las inclemencias del clima, esta se arraiga en las creencias de estas comunida-des en donde se establecen los roles de las personas en relación con su entorno físico, social y espiritual. En estas también se ve re"ejada la necesidad de establecer una comunicación entre el mundo de los vivos y de los muertos por medio de ritos, mitos y la misma arquitectura. Aquí el elemento tierra es transcendental para la construcción de los hogares en tanto que se convierte en una obra de arte, proporcionando un espacio emocionante, humano, acogedor y espiritual a la vez.

En este punto, es interesante ver el caso de la agricultura como práctica desarrollada en cual-quier parte del mundo, es un primer indicio leve de la arquitectura en tierra. Rudofsky en su texto Architecture without Architects, hace una breve re"exión acerca de este tema en dónde explica que la arquitectura y la agricultura siempre han estado compitiendo para darle forma a la super!cie de los suelos. Darle forma a la tierra por medio de terrazas aptas para el cultivo puede considerarse más bien una forma de arquitectura más pues estos tratamientos crean espacios que tienen una relación directa con el ser humano. En este punto se puede decir que de esta técnica se genera el Landart, un movimiento de arte que busca darle forma al paisaje o hacer intervenciones efímeras sobre el mismo. Estos ejemplos, muestran como manipular y dar forma al suelo ha sido una práctica constante de las sociedades con el !n de apropiarse del espacio acomodándolo a una escala más humana.

Así, la arquitectura en tierra además de tener ciertas cualidades espirituales que remiten al pasado, tiene un nexo fuerte con el saber-hacer. Construir con tierra signi!ca moldear, utilizar las manos y tener una relación estrecha con el material. Desde el momento en que se empie-zan a utilizar las manos y el sentido del tacto, la mente empieza a conocer y a reconocer el material que utiliza creando así una memoria y un conocimiento cercano del material. De este modo, esta es una arquitectura vernácula y emotiva pues sus paredes guardan relación con la memoria de sus habitantes, dando una sensación de cobijo y causando un gran sentido de pertenencia en las personas que construyen sus casas en este material.

En síntesis, la tierra es un elemento de gran importancia en la arquitectura por su multiplici-dad de signi!cados simbólicos alrededor de todo el mundo. Este material desde un inicio se ha ubicado en el origen de la vida del planeta y es este el que conforma el cuerpo y la esencia del hombre, y por esto es capaz de causar sensaciones que emocionan y conmueven el alma. De la misma forma, construir o moldear la tierra hace que la relación anterior se acentúe al crear un fuerte nexo con los habitantes del lugar. Así, la tierra en sí es un material que simboliza la vida y la muerte, que cobija y acoge y que da al hombre un elemento con el cual materializar el paso de la humanidad sobre la tierra de una forma armónica, serena y sensible.

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Desde tiempos ancestrales la tierra ha permitido el crecimiento de diversos elementos que el hombre utiliza para generar espacios de calidad y herramientas que faciliten diversas tareas. Se puede decir que el hombre interviene en el proceso de evolución que afecta desde pequeñas plantas hasta grandes árboles, donde surgen de la tierra y se elevan hacia el cielo; y es a través de esa intervención que nace la idea de crear objetos que sean útiles en la vida cotidiana de las comunidades y arquitectura en la cual vivir. Todo esto por medio de la utilización de materia-les vegetales, de lo que se considere útil entre lo que crece de la tierra.

Dentro de la variedad de materiales que el hombre ha usado para construir desde sus inicios se pueden encontrar ramas, hojas, hierbas y otras !bras naturales como logra explicar Kauf-mann: “Existían aldeas o campamentos con viviendas de techo cónico realizadas con holas, palos y ramos, presentes a lo largo de África” (Kaufmann, 1985). A medida que se encuentran elementos en el suelo se comienzan a generar estructuras que contengan varios de estos mate-riales con el !n de crear espacios para habitar. Ramas y hojas para cubrir, y tallos y troncos para sostener. La lógica que comprende este tipo de creación arquitectónica sigue la línea de cualquier elemento vegetal que nace de la tierra, se levanta como un árbol que crece con un soporte su!cientemente resistente como para sostener una cubierta o, en el caso del árbol, un amplio follaje.

Es sencillo llegar a imaginar a los primeros hombres usando hojas y plantas para armar recipientes, entrelazando materiales de !bras para crear mallas en las que se pudieran trans-portar elementos relativamente livianos; e igual que aves (o tal vez aprendiendo de ellas) usando paja para crear cubiertas que los protegieran de la lluvia. Considerando las primeras cabañas o espacios habitables, es necesario pensar en su estructura, en la manera de sostener la cubierta de hojas o paja. Es ahí donde el protagonismo lo cobran elementos más grandes que crecen en las alturas y se sostienen solos; materiales como la guadua, que a simple vista son capaces de sostener el techo bajo el cual se hace necesario vivir.

A partir de la imperante necesidad de sostener elementos pesados comienza la experimenta-ción con materiales que presentan características adecuadas y estén disponibles localmente. Un claro candidato en zonas de Sur América, África y Asia es el bambú, que se encuentra en grandes cantidades y concentrado en algunos bosques donde el hombre habrá de adentrarse por siglos en busca de este tipo de elementos vegetales. Desde el momento en que se visita un bosque de guadua se puede percibir el cambio de mate-rialidad natural que sufre el entorno; de una vegetación densa y aleatoria, que crece en todas direcciones, se llega a la base de estos tallos altos y esbeltos, como un oasis en medio del exte-rior tropical… una catedral natural. Son las leves deformaciones que el material toma a

La Fibras VegetalesNaciendo de la tierra y elevándose hacia el cielo.

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medida que crece en las alturas las que imitan los arcos ojivales de las más impresionantes catedrales góticas; las mismas que pueden inspirar nuevas oportunidades y extender los hori-zontes constructivos más allá de las formas ortogonales a las que el hombre está acostumbra-do. Sus ventajas son sencillas de identi!car: crece velozmente, es "exible, pesa poco y se deja trabajar con materiales corto punzantes de fácil obtención.

La búsqueda de materiales tradicionales y naturales en el presente ha despertado el interés de algunos por el bambú como elemento estructural y ornamental en la industria de la construc-ción y la elaboración de decoraciones artísticas, sobre todo en interiores. Su fácil obtención ha comprendido las razones por las cuales es común encontrar edi!caciones en guadua a lo largo de varios países. Es tan tradicional que de!ne en gran medida la arquitectura latinoamericana, africana y asiática.

Más allá de ser un simple material, el bambú está fuertemente ligado a la tradición y a la cultu-ra de varias sociedades como lo asegura Lorraine Forrelly cuando asegura: “Los edi!cios reali-zados con !bras vegetales están in"uenciados en gran medida por la tradición pero también se conectan a ideas culturales contemporáneas” (Farrelly, 2009). Ha sido parte de la construcción de viviendas, del habitar mismo del ser humano. Su modo de utilización ha sido transmitido de generación en generación convirtiéndolo en parte esencial de varias culturas.

La construcción con materiales vegetales resulta ser, no solo una opción muy atractiva visual-mente, sino la misma elaboración de la arquitectura a través de la naturaleza. La pureza del material altera la percepción del espectador al relacionar el espacio arquitectónico con el entorno natural y genera la sensación de que ambos ocurren en el mismo lugar, como lo plan-tea Brownell: “las características individuales de cada material generan atmosferas que afec-tan de forma profunda la percepción de que habita la arquitectura; en el caso del bambú en Asia es inevitable no sentir un toque natural” (Latorre, 2012).

El futuro de esta forma de hacer arquitectura depende directamente de la necesidad del hombre por crear espacios que re"ejen lo natural, que introduzcan el entorno verde en lo arti!cial. Una necesidad que irá creciendo a medida que los paisajes de edi!cios sigan reempla-zando con gran velocidad a los paisajes de árboles y bosques. La sociedad va a querer elevar estructuras que re"ejen lo ecológico y puedan presentar a través de sus materiales de fachada, los colores verde y café que tanto hacen falta en algunas ciudades llenas de gris y de blanco.Se ha evolucionado en la forma de alterar y manipular estos elementos vegetales que brinda la tierra para bene!ciar el estilo de vida de una sociedad. Al igual que se notaba en un principio como se elevaban hacia el cielo el bambú o los mismos árboles, el hombre quiere ver hoy edi!-cios que se eleven hacia el cielo, que lo acerquen a lo sagrado y le permitan desde las alturas contemplar su entorno.

De esta forma es posible relacionar la sensación de grandeza que generan los bosques de bambú y los enormes tallos en madera de los árboles con los grandes edi!cios de hoy en día. Es una necesidad actual crecer de la tierra y elevarse hacia el cielo para generar arquitectura; y a medida que pase el tiempo, será más común encontrarse con una “arquitectura vegetal” que re"eje la implantación de lo natural en los espacios habitables.

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La Necesidad de relacionar y conectar verticalmente el mundo en todos sus sentidos, viene desde la antigüedad, cuando El Cielo y La Tierra, mencionados como exhibición de poder, belleza y magni!cencia, eran centro de adoración y asombro en todas las culturas. Un poder y una belleza que siempre hemos querido alcanzar y que se presenta en el mundo terrenal a través de un vínculo que toma su forma física en el árbol, que “con sus raíces en la tierra, sus troncos irguiéndose por encima de los seres vivos y sus ramas y hojas cubriendo nuestras cabezas” (Hugh, 1994), parecen agarrar El Cielo y La Tierra y unirlos en un solo elemento: La madera.

La madera, cómo material, representa nuestro nexo más cercano con la naturaleza, con nues-tro pasado, con el mundo; y al venir directamente del árbol, simboliza también “el nacimiento, la regeneración y la propia vida” (Hugh, 1994); nace y crece, es sensible a los cambios y distin-tas condiciones que se le aplican y tiene la tendencia a decaer después de un largo tiempo, es uno más de nosotros. Esta materia es la que nos ayudó a generar y controlar el fuego, la que nos refugió en las primeras cabañas, la que nos ha ayudado a crear nuevas herramientas y utensilios y herramientas, la que nos ha llevado a conocer nuevas tierras, que aún nos sirve para construir grandes y pequeñas cosas, cosas que exaltan nuestro orgullo y hacen un llama-do a la fascinación.

En la actualidad, la madera es un material que se sigue utilizando ampliamente en todos los campos, aun se construyen herramientas que con ayuda de la tecnología han llegado a ser mucho más resistentes y siguen adquiriendo formas que complacen nuestros deseos. Es un material con el que tenemos una estrecha relación, ya que nos acompaña desde que nacemos hasta que morimos – la cuna representa nuestra infancia, el bastón la vejez y el ataúd la muerte – y que generación tras generación nos revela secretos que por siglos han estado guar-dados para nuestro bene!cio futuro, ya que con el tiempo y con las nuevas tecnologías iremos descubriendo aún mas propiedades de este maravilloso material.

Como dice el arquitecto Luis Fernández-Galiano, “la cabaña primitiva y el fuego primitivo resultan ser inseparables” (Brownell, 2012) y ambos de!nen el nacimiento de la arquitectura en todos los sentidos conscientes. Sin posibilidad de dar alguna fecha exacta – debido a la condición efímera de un material orgánico como este – este material se utiliza desde los inicios del hombre como especie para múltiples labores, una de las cuales es la construcción. La versa-tilidad de este elemento puede evidenciarse en la multiplicidad de formas que puede adquirir un árbol durante su vida o la manera en que se con!guran distintos tipos de árbol y nos inspira a manejarla a nuestro antojo. Esta versatilidad y facilidad de manejo, se suma a otras virtudes

La Madera

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de la madera, lo que lo vuelve un material más completo; es un material natural, ecológico y cambiante. Es un material que posee excelentes propiedades estructurales ya que aguanta los esfuerzos tanto de compresión como de tracción según como sea utilizado; y tiene la capaci-dad de vencer grandes luces y con un poco más de trabajo, vence luces aún más grandes, tan grandes como las vencidas por otros materiales como el metal o el concreto, llevándola a gozar de un puesto de gran importancia en el panteón de los materiales en la arquitectura.

Posee además, una ventaja enorme frente a los materiales anteriormente mencionados y ante muchos otros. Este es uno de los muy pocos materiales que el hombre puede ir renovando paulatinamente, ya que podemos sembrar los árboles de donde la obtenemos. La ventaja de ser un material orgánico y proveniente de un ser vivo, es que se regenera por si sola si se encuentra en buenas condiciones. Un bosque sano producirá madera ininterrumpidamente.

La construcción en madera ha sido ampliamente utilizada por las distintas ventajas que posee, además se trata de un material que ha sido usado a lo largo de la historia porque puede adap-tarse a las necesidades de la arquitectura de las diferentes épocas. Este tipo de construcción está amplia mente extendida por el mundo debido a su abundancia, su versatilidad y la amplia gama de características que nos son útiles tanto en el campo estructural como en la creación de atmósferas cómodas al interior de los espacios.

La cantidad de ventajas físicas que posee esta materia prima son innumerables, pero más importante aún es lo que esta representa para nosotros. Es un elemento serio y sobrio que al mismo tiempo posee movimiento y delicadeza que transmiten alegría, como si disgustara de cualquier conducta excesiva (Yingzhao, 2006). La cantidad de sentimientos que esta evoca en nosotros; nos fascina y nos transporta a ambientes lejanos; genera una sensación de acogida y de tibieza que nos conforta; su aroma nos transporte a los bosques de donde esta viene; el sonido que produce es tan característico que es como si con voz propia a!rmara su presencia.

La arquitectura en madera trae consigo ventajas y facilidades que nos aporta gracias a sus múl-tiples características; puede hacer que lo viejo se vea nuevo y viceversa; y nos trae recuerdos que nos llenan de nostalgia por medio de texturas, aromas y colores cálidos – rojizos, cafés, amarillos, etc. – que evocan la tierra al igual que los materiales más cercanos a ella como el adobe y el ladrillo, aportando una sensación de cobijo que los hace asemejarse. Una materia que nos abraza y nos protege; que se hace sentir verdaderamente al hacernos sentir un mundo de experiencias y nos trae pensamientos tan arquetípicos que llegamos a confundir con nues-tros propios pensamientos.

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La Necesidad de relacionar y conectar verticalmente el mundo en todos sus sentidos, viene desde la antigüedad, cuando El Cielo y La Tierra, mencionados como exhibición de poder, belleza y magni!cencia, eran centro de adoración y asombro en todas las culturas. Un poder y una belleza que siempre hemos querido alcanzar y que se presenta en el mundo terrenal a través de un vínculo que toma su forma física en el árbol, que “con sus raíces en la tierra, sus troncos irguiéndose por encima de los seres vivos y sus ramas y hojas cubriendo nuestras cabezas” (Hugh, 1994), parecen agarrar El Cielo y La Tierra y unirlos en un solo elemento: La madera.

La madera, cómo material, representa nuestro nexo más cercano con la naturaleza, con nues-tro pasado, con el mundo; y al venir directamente del árbol, simboliza también “el nacimiento, la regeneración y la propia vida” (Hugh, 1994); nace y crece, es sensible a los cambios y distin-tas condiciones que se le aplican y tiene la tendencia a decaer después de un largo tiempo, es uno más de nosotros. Esta materia es la que nos ayudó a generar y controlar el fuego, la que nos refugió en las primeras cabañas, la que nos ha ayudado a crear nuevas herramientas y utensilios y herramientas, la que nos ha llevado a conocer nuevas tierras, que aún nos sirve para construir grandes y pequeñas cosas, cosas que exaltan nuestro orgullo y hacen un llama-do a la fascinación.

En la actualidad, la madera es un material que se sigue utilizando ampliamente en todos los campos, aun se construyen herramientas que con ayuda de la tecnología han llegado a ser mucho más resistentes y siguen adquiriendo formas que complacen nuestros deseos. Es un material con el que tenemos una estrecha relación, ya que nos acompaña desde que nacemos hasta que morimos – la cuna representa nuestra infancia, el bastón la vejez y el ataúd la muerte – y que generación tras generación nos revela secretos que por siglos han estado guar-dados para nuestro bene!cio futuro, ya que con el tiempo y con las nuevas tecnologías iremos descubriendo aún mas propiedades de este maravilloso material.

Como dice el arquitecto Luis Fernández-Galiano, “la cabaña primitiva y el fuego primitivo resultan ser inseparables” (Brownell, 2012) y ambos de!nen el nacimiento de la arquitectura en todos los sentidos conscientes. Sin posibilidad de dar alguna fecha exacta – debido a la condición efímera de un material orgánico como este – este material se utiliza desde los inicios del hombre como especie para múltiples labores, una de las cuales es la construcción. La versa-tilidad de este elemento puede evidenciarse en la multiplicidad de formas que puede adquirir un árbol durante su vida o la manera en que se con!guran distintos tipos de árbol y nos inspira a manejarla a nuestro antojo. Esta versatilidad y facilidad de manejo, se suma a otras virtudes

El Ladrillo

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de la madera, lo que lo vuelve un material más completo; es un material natural, ecológico y cambiante. Es un material que posee excelentes propiedades estructurales ya que aguanta los esfuerzos tanto de compresión como de tracción según como sea utilizado; y tiene la capaci-dad de vencer grandes luces y con un poco más de trabajo, vence luces aún más grandes, tan grandes como las vencidas por otros materiales como el metal o el concreto, llevándola a gozar de un puesto de gran importancia en el panteón de los materiales en la arquitectura.

Posee además, una ventaja enorme frente a los materiales anteriormente mencionados y ante muchos otros. Este es uno de los muy pocos materiales que el hombre puede ir renovando paulatinamente, ya que podemos sembrar los árboles de donde la obtenemos. La ventaja de ser un material orgánico y proveniente de un ser vivo, es que se regenera por si sola si se encuentra en buenas condiciones. Un bosque sano producirá madera ininterrumpidamente.

La construcción en madera ha sido ampliamente utilizada por las distintas ventajas que posee, además se trata de un material que ha sido usado a lo largo de la historia porque puede adap-tarse a las necesidades de la arquitectura de las diferentes épocas. Este tipo de construcción está amplia mente extendida por el mundo debido a su abundancia, su versatilidad y la amplia gama de características que nos son útiles tanto en el campo estructural como en la creación de atmósferas cómodas al interior de los espacios.

La cantidad de ventajas físicas que posee esta materia prima son innumerables, pero más importante aún es lo que esta representa para nosotros. Es un elemento serio y sobrio que al mismo tiempo posee movimiento y delicadeza que transmiten alegría, como si disgustara de cualquier conducta excesiva (Yingzhao, 2006). La cantidad de sentimientos que esta evoca en nosotros; nos fascina y nos transporta a ambientes lejanos; genera una sensación de acogida y de tibieza que nos conforta; su aroma nos transporte a los bosques de donde esta viene; el sonido que produce es tan característico que es como si con voz propia a!rmara su presencia.

La arquitectura en madera trae consigo ventajas y facilidades que nos aporta gracias a sus múl-tiples características; puede hacer que lo viejo se vea nuevo y viceversa; y nos trae recuerdos que nos llenan de nostalgia por medio de texturas, aromas y colores cálidos – rojizos, cafés, amarillos, etc. – que evocan la tierra al igual que los materiales más cercanos a ella como el adobe y el ladrillo, aportando una sensación de cobijo que los hace asemejarse. Una materia que nos abraza y nos protege; que se hace sentir verdaderamente al hacernos sentir un mundo de experiencias y nos trae pensamientos tan arquetípicos que llegamos a confundir con nues-tros propios pensamientos.

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Desde tiempos ancestrales, culturas como la egipcia, seguida de la antigua Grecia y Roma, empezaron a utilizar un tipo de caliza mezclada con agua, arena y algunos agregados para generar el primer hormigón de la historia. Las características fundamentales de este material, como su maleabilidad o su resistencia, permitieron que este adoptara la forma de bloques prefabricados imitando la mampostería tradicional tanto en función como apariencia. (Slaton, 2001) Esto nos remite a las construcciones en adobe o ladrillo, las cuales siguen el mismo principio generador que consiste en apisonar determinados componentes entre enco-frados de materiales como la madera para generar elementos mampuestos. (Collins, 2004) De esto se puede deducir que la importancia de estos materiales en el desarrollo del hormigón no radica en los componentes utilizados sino en la técnica empleada, vinculando al concreto como uno de nuestros materiales constructivos más antiguos.

Buscando responder a una evolución histórica constante de la civilización, este estado prima-rio del material devino en la necesidad de mejorar la calidad de sus componentes (agregados y aditivos, por ejemplo) para optimizar su funcionamiento y así desarrollar arquitecturas que impliquen un mayor reto tanto formal como estructural. De esta manera se dio una transición "uida entre métodos de producción antiguos que incluían trituración, molienda, secado y cocción del material con prácticas rudimentarias que hacían alusión a los ritos de fabricación ancestrales (Slaton, 2001), y métodos más industrializados que resultaron en avances en cuanto al refuerzo del material permitiendo el uso del concreto en estructuras más grandes y más complejas de lo que se creía posible. (Slaton, 2001) La evolución del material anterior-mente descrita nos lleva entonces a una re"exión profunda sobre el carácter que de aquí en adelante deberían adoptar sus construcciones: ¿estereotómico o tectónico?

Las implicaciones que tuvo el hecho de empezar a manejar el concreto reforzado como mate-rial constructivo están relacionadas principalmente con las posibilidades que este adquirió frente a otros materiales, como algunos de los involucrados en este tratado. Para explicar mejor esta idea podemos remitirnos al siguiente apartado del libro Hormigón. Historia de un material: “La madera tiene sus !bras, su gálibo natural (el árbol); la piedra tiene su masa, su dureza, la geometría prismática de su tallado; el hierro, un producto de catálogo (por decirlo de alguna forma), presenta ya casi las dimensiones de!nidas desde que sale de los laminado-res; la tierra tiene su masa prensada desde el paralelismo de los tapiales; y el ladrillo su forma modular. Pero el hormigón armado no tiene, por sí solo, ni geometría inductiva ni vector orga-nizador”. (Simonnet, 2009) Queriendo introducir con esto la responsabilidad que tiene ahora el arquitecto, al estar determinado su diseño en cierta medida por las posibilidades que le ofrece el molde en el cual es vertido el concreto como material plástico y que condiciona su

El Concreto“Técnica sana y poderosa capaz de soportar una

estética” (Simonnet, 2009)-Le Corbusier.

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forma y su carácter compacto, sin necesidad de marcos de soporte o revestimientos adiciona-les (Collins, 2004)… el plano visto como material en su esencia.

Si bien hasta ahora se ha tratado acerca del hormigón desde su aspecto estructural y formal (Simonnet, 2009), es necesario hacer alusión también a las sensaciones que experimenta el espectador al estar frente a un espacio edi!cado completamente en este material. Cualidades físicas como el color, la opacidad, la textura, entre otras cuando entran en consonancia con la luz, o su ausencia, generan todo tipo de percepciones sensoriales que involucran los cinco sentidos y caracterizan la espacialidad propia de cada forma, dándole un carácter sobrio y sublime. Para ilustrar un poco mejor este aspecto, me remito a una cita del libro Liquid stone. New architecture in concrete: “En lugar de usarlo como una piel aplicada, preferimos trabajar con concreto en su forma corpórea. Por lo tanto trabajamos con hormigón estructural – las paredes, el piso y las losas del techo – ‘embelleciéndolo’ y usándolo como la super!cie de acabado !nal. Las paredes están bien abujardadas para crear una textura picada o muy arenosa para erosionar la super!cie inicialmente suave y revelar el agregado. Algunas veces incrusta-mos un pequeño bajorrelieve para hacer una misteriosa marca personal”. (Cohen, 2006)

“Pero los edi!cios de concreto son "arquitectura" y por lo tanto fácilmente colocados entre un conjunto de convenciones expresivas con resonancias culturales particularmente fuertes”. (Slaton, 2001) Para concluir, si bien desde culturas como la Romana se edi!caba en hormigón (por ejemplo, “la cúpula del Panteón que es un testimonio elocuente de sus posibilidades arquitectónicas así como la evidencia !able de su durabilidad y resistencia” (Collins, 2004)) el concreto, de la mano del refuerzo, encuentra su auge máximo en el siglo XIX dando respuesta oportuna a los retos arquitectónicos que implicaba la empresa del movimiento moderno logrando generar algunas de las arquitecturas más representativas de nuestra época, como los rascacielos o edi!cios con formas que trascienden la ortogonalidad propia de un sinnúmero de arquitecturas tradicionales.

Antes de dar por terminada la re"exión de este capítulo, me parece necesario plantearnos otra pregunta: ¿Cuál será el futuro del concreto? A lo cual se me ocurren dos respuestas: en primer lugar, que debido al tiempo que lleva siendo empleando por diferentes culturas como material constructivo va a mantener su jerarquía (Simonnet, 2009); pero por otro lado, está la fuerte tendencia de la época actual (y aún más en el futuro) de volver a la relación con la naturaleza que se ha disipado en medio del panorama en escala de grises de las nuevas ciudades, por lo cual me parece lógico que la arquitectura vaya a tener una tendencia a volverse más esbelta y transparente permitiendo las relaciones no solo con la naturaleza sino también con el entorno existente y las dinámicas sociales que esto implica. De esta manera, el concreto puede llegar a ser remplazado en gran medida por materiales como el metal (aluminio, hierro, zinc) o el vidrio, que gracias a las propiedades de su composición reactivan las relaciones del ser humano con la naturaleza que le es propia.

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La escala de grises que predominó en las ciudades y edi!caciones en el siglo XX !nalmente desembocó en un cansancio y en un sentimiento de pasividad y de rutina sin sentido. La nece-sidad de la luz y del brillo llevó a buscar nuevas materialidades que regresaran la vida visual a las ciudades y las construcciones, sin la obligación de perder la sobriedad y la elegancia del blanco, el negro y sus combinaciones.

Los metales constituyen el grupo más amplio de elementos en la tierra (en número), pero estos comúnmente se encuentran a escasa facilidad natural para el hombre, ya que su obten-ción y su localización se da generalmente en montañas y minas que representan grandes esfuerzos físicos, económicos e incluso sociales. Este tratado mostrará la transición de la percepción de los metales en la arquitectura, iniciando con los orígenes físicos que lo vuelven invisible, pasando por sus funciones estructurales que lo mantienen en una posición poco visible y llegando hasta la reivindicación de estos materiales volviéndose totalmente visibles y representando un anhelo por la luz.

Encontrándose escondidos por miles de años en medio de montañas, aun ya con la aparición del hombre, los metales fueron los últimos elementos descubiertos y dominados por el ser humano en la prehistoria. Invisibles y opacados por la facilidad de la madera y las rocas en sus inicios, los metales representaron en la historia grandes cambios y son sinónimo de moderni-zación, pero siempre siendo un medio y no un !n en sí mismo.

Aun cuando fueron de gran aporte a otros campos como la orfebrería y la industria de produc-ción en serie, en la construcción y la arquitectura, por el contrario, siguieron a través del tiempo con el legado de invisibilidad y escondite que han tenido desde su origen. Desde el siglo XIX, con el auge de la arquitectura moderna en el siglo XX y dadas sus distintas propieda-des y variedades, los metales fueron relegados a cumplir una función estructural pues resultan muy útiles a la hora de soportar tensiones y fuerzas. Columnas, vigas, cimentaciones, entre otros, hacen parte del gran repertorio de elementos constructivos que el metal puede tomar como forma aun en estos tiempos. Pero seguía ahí, en el interior de la edi!cación, sin exponer-se a la luz pública, tal como un trabajador incansable e invisible, rodeado y cubierto de otros materiales que se llevan los honores de la arquitectura, concreto, ladrillo e incluso vidrio (fachadas).

Pero la historia de la arquitectura ha seguido un camino de conceptos, dentro del cual se sitúa el actual: el Anhelo de la Luz, la necesidad de ver todo lo que nos rodea, poder tener el control de la cosas tan solo con su visibilización. Es aquí donde los metales son tomados en cuenta y

El Metal

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son reivindicados, más que por sus propiedades estáticas, por las sensaciones que genera y por la versatilidad de texturas que da sin perder sus propiedades. Siendo un punto de conexión entre la masa sólida que representaba la arquitectura en el siglo XX y la trasparencia y el brillo que comienza a predominar en el siglo XXI, convirtiéndose a su vez en un material que cumple otro anhelo humano como lo es el de la fuerza y la belleza (Fuerza-Estructural, Belleza-Facha-da). (Brownell, 2012)

Pero ¿cuáles son esas sensaciones? ¿Qué texturas? ¿Cómo nace ese cambio en la percepción de los metales?

La di!cultad de innovación en las últimas décadas, llevo a la necesidad de correlacionar dife-rentes campos de conocimientos, y en este caso, de producción. Es así como la industria de la construcción comenzó a interesarse en la metalurgia dedicada la per!laría y la laminación, la cual producía delgadas láminas (valga la redundancia) que nos lleva a la primera sensación que dan los metales: La forma.

El metal transmite una sensación de "exibilidad, de poder tomar la forma que desee, desde geometrías ortogonales hasta dobles curvaturas que inducen a una gran imaginación espacial en las edi!caciones. Esta versatilidad que se acomoda al gusto de diferentes personas para diferentes espectadores ha generado casi una revolución formal y espacial en la arquitectura contemporánea, lo que ha permitido convertir a los metales en un referente a la hora de pensar en la arquitectura del futuro, modernizándose cada vez más.

A su vez, los colores propios de los metales (mayoritariamente grises), su naturaleza lisa que a su vez permite el brillo característico de estos, transmiten una frialdad y una frescura en los espacios (resultando bastante irónico si se piensa en la capacidad conductora de calor de los metales). La sobriedad y la elegancia también toman espacio en las sensaciones transmitidas por los metales, independiente de las formas que tome. Igualmente el brillo permite una ilusión óptica de ampliación de espacios que genera un falso descenso de la densidad y que se relaciona bastante bien con la sensación de frescura anteriormente expuesta.

La transparencia y la transmisión de luz también se le permitió a los metales en cierta medida, “Los metales también pueden ser diseñados para admitir la luz en edi!cios cuando se utiliza como revestimiento de fachada, como metales expandidos, metales aireados o mallas metáli-cas. El brillo metálico también juega un rol, ya que enfatiza la propiedad particular del mate-rial y puede ser usado para dirigir la luz en la profundidad del espacio” (Hegger, 2007). Estas propiedades evocan al anhelo ya mencionado de luz, y permiten inferir que el metal es solo un punto de avance en esta idea, en donde la transparencia es la cima y el punto de llegada, dando paso a un elemento que mantiene sus características de brillo, pero que mejora la transparen-cia, además de acoplarse muy bien con el metal y ser referente igualmente en la idea de futu-rismo, como lo es el vidrio.

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El vidrio a diferencia de muchos de los materiales anteriormente nombrados no es un mate-rial que haya sido determinante en la arquitectura desde tiempos ancestrales, sin embargo siempre fue concebido como un material que mantenía un vínculo entre el interior y el exte-rior de una manera indirecta, protegiendo al individuo y brindándole seguridad. El primer periodo donde logró su máxima expresión fue en el gótico donde a partir de la desmaterializa-ción de la piedra, el uso de colores y la composición de !guras religiosas generó en la población medieval una sensación de grandeza y omnipresencia de Dios.

Posteriormente este material junto con el acero, hierro y otros materiales conocidos por la "industria pesada” marcarían la pauta de una nueva arquitectura. La Arquitectura moderna que se desarrollaría a comienzos del siglo XX y seria el re"ejo de una nueva sociedad, ansiosa de cambio y de un nuevo renacer. El siglo XX estuvo marcado por la revolución industrial, como consecuencia de esto la arquitectura estaba caracterizada por la efectividad y producti-vidad, adicionalmente la primera guerra mundial reformó el enfoque de la misma reconocien-do que además de ser e!ciente debía cumplir con unas condiciones mínimas de confort y de habitabilidad para mejorar la calidad y esperanza de vida de los sobrevivientes de la guerra. Estos hechos no solo marcaron la arquitectura, todos los medios de expresión de la cultura se vieron sujetos a cambios con el !n de responder al nuevo mundo que se estaba viviendo. En el campo del arte nacieron las vanguardias y con ellas una nueva interpretación del pasado donde se abstraían conocimientos y elementos propios del pasado para ser introducidos en la sociedad actual.

La arquitectura de vidrio es el re"ejo de estos cambios, es una arquitectura que en sus comien-zos desvaneció el patrón de ciudad; que fue concebida fría y sobria como enemigo material de la posesión y re"ejo de esa pobreza consecuencia de la guerra. Sin embargo esto permitió nuevas maneras de pensar la arquitectura y de cómo sacarle provecho a estos cambios con-temporáneos.

Arquitectos como Mies Van der Rohe y Adolf Loos entre otros, se preocuparon por una com-posición partiendo de la volumetría y los espacios que se generaban al interior de la misma. Donde las divisiones de los espacios estaban dispuestas de acuerdo a un orden y a una des-composición de planos elocuente con las características del material, manteniendo una "uidez y e!ciencia dentro del objeto arquitectónico. La sinceridad y limpieza del vidrio facilita la interacción con otros materiales aportando calidad a la arquitectura, como en el pabellón en Barcelona de Mies Van der Rohe donde el re"ejo de la luz solar rebota en el agua y poste-riormente en el vidrio que llena el espacio de luz para !nalizar siendo absorbida por los

El vidrio¿Material del futuro?

“el vacio mismo se convierte en la materia prima para conocer la posibilidad del ser”

Tadao Ando

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muros en mármol travertinos que delimitan el espacio.

Por otra parte el vidrio genera una arquitectura más pura si se quiere decir, donde la sencillez y la funcionalidad son protagonistas y evitan las decisiones caprichosas carentes de funda-mentos. Es por esto que el mobiliario y su disposición al interior de lo construido debe tratar el mismo lenguaje, interactuando con el entorno de una manera "uida y respetuosa. El vidrio es un material que necesita de una sensibilidad especial para su buen uso, su grandeza radica en el ser a partir del no ser, de cómo su interacción con otros materiales puede enaltecer o aplacar las cualidades de los otros. Además de tener la capacidad de “producir la sensación de que el tiempo se ha detenido, de que han soplado una in!nitud de vientos y han dejado un cascarón” (Scheerbart, 1998) generando esa ambigüedad entre el espacio exterior y el interior, lo que es real y lo que no, cambiando los limites que de!nen el adentro del afuera, sin embargo produce una barrera clara donde lo tangible y real es alejado por este material “desmaterializa-do”. La iluminación es un atributo de este material pero al igual que las otras propiedades debe ser utilizado con cuidado para no caer en una arquitectura plana carente de emoción, y al !n y al cabo deslumbrante. Es propio jugar con la transparencia y la sombra evocando la arquitectu-ra japonesa donde la usencia de brillo y luz realzan la sobriedad, la profundidad y la materiali-dad dentro de la habitación generando un carácter solemne y armónico propio de belleza.

La arquitectura contemporánea hecha en vidrio es colorida, cálida dejando de lado un poco la sobriedad y “frialdad” de la arquitectura moderna, mostrando una vez más como cada periodo de la humanidad apropia elementos y como la percepción de los mismos cambia con el paso del tiempo; Estamos haciendo una arquitectura que sea espectacular por sí misma, que genere emoción a primera vista, que sea de fácil comprensión y se convierta en un hito que enaltezca el lugar en el que este ubicada.

“Si queremos elevar nuestra cultura a un nivel superior para bien o para mal estaremos obliga-dos a transformar la arquitectura y esto solo nos será posible si a los espacios que habitamos les extraemos su carácter cerrado” para concluir quiero usar esta frase de Isamu Noguchi que aparece en la arquitectura de cristal de Paul Scheerbart y como la arquitectura en vidrio puede tomar dos caminos desvirtuando el sentido literal de esta frase , uno inclinado hacia la espec-tacularidad y apariencia donde la arquitectura se convierte en el re"ejo de poder de algunas personas y ¿por qué, no? de países completos que se enfocan hacia un querer ser. Y por otro lado esta esa arquitectura realista, sincera y sencilla que es el re"ejo de quien la habita, que vuelve al pasado buscando esas raíces de orden y armonía con el !n de lograr esa tranquilidad y equilibrio que ha buscado la humanidad a lo largo de su existencia.

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Conclusión

En la arquitectura, una de las desiciones más importantes cuando se empiza un diseño es la elección del material. Los elementos que materializan el espacio son de vital importancia pues estos definen y dan identidad al espacio construido. Si bien son importantes las propiedades técnicas de los mismos, estos simbolizan el pensamiento de una época, de un momento, de una cultura caracterizando así la arquitectura que se construye.

Así mismo, los materiales son un medio para modificar la relación sensorial del ser humano con la arquitectura materializada. De este modo, se puede decir que la arquitectura busca por medio de los materiales, generar diferentes atmosferas que guien la percepción del espectador enriqueciendo la experiencia vivida. De este modo, el material no sólo es una forma mediante la cual se materializa la arquitectura, este es en sí mismo un elemento que suscita todo tipo de sensaciones (buenas o malas), las cuales hacen que un espacio sea capaz de conmover y emocionar el alma o no.

Por otra parte, se pudo observar que a través de la evolución que han tenido los materiales en el pasado, y su constante cambio y reinterpretación en el tiempo, estos en un futuro están sujetos a cambios con el pasar de los años. Cabe resaltar que las modificaciones, reformas o reinterpretaciones del material sostienen una relación recíproca con el desarrollo gradual del pensamiento y las creencias socioculturales. Pero así como los materiales pueden alcanzar su máxima expresión e identidad pueden tender a generalizarse por el proceso de globalización que se está manifestando actualmente.

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