01-sintaxis griega. conceptos, objetivos, métodos de análisis
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HUMANIDADES
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ÁREA: CULTURA Y FILOLOGÍA CLÁSICA: FILOLOGÍA GRIEGA: SINTAXIS GRIEGA
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Emilio Crespo – Sintaxis griega: concepto, objetivos, métodos de análisis
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SINTAXIS GRIEGA: CONCEPTO, OBJETIVOS, MÉTODOS DE ANÁLISIS
ISBN 84-9822-571-X
E. CRESPO
THESAURUS: Griego, griego moderno, griego antiguo, griego clásico, sintaxis, lengua
natural, lingüística aplicada, morfema, lexema, monema, palabra, sintagma, oración,
enunciado, discurso, métodos de análisis lingüístico, descripción lingüística.
OTROS ARTÍCULOS DE LICEUS RELACIONADOS CON EL TEMA: los demás de Sintaxis
Griega, Morfología griega.
ESQUEMA: 1. Griego, griego moderno, griego antiguo y griego clásico. 2. Concepto de
Sintaxis. 2.1. Concepto de lengua natural. 2.1.1. Usos comunicativo y no comunicativo de la
lengua natural. 2.1.2. Propiedades de las expresiones lingüísticas. 2.2. Concepto de
lingüística aplicada. 2.2.1. Gramática y disciplinas del léxico. 2.2.2. Morfología, sintaxis y
morfosintaxis. 2.3. Unidades lingüísticas estudiadas por la Sintaxis. 2.3.1. Monema,
morfema y lexema. 2.3.2. Palabra. 2.3.3. Sintagma. 2.3.4. Oración. 2.3.5. Enunciado. 2.3.6.
Discurso. 3. Objetivos de la Sintaxis Griega. 4. Métodos de análisis. 4.1. Métodos de
descripción lingüística aplicados a la Sintaxis Griega. 4.2. Algunos procedimientos
heurísticos.
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1. Griego, griego moderno, griego antiguo y griego clásico
En español, es habitual usar el término 'griego' como abreviación de 'griego clásico' o
de 'griego antiguo'. Este uso es resultado de una tradición que se originó cuando el griego
moderno apenas era estudiado y, en cambio, la lengua griega clásica era objeto de atención
académica. Siguiendo esta tradición, que el progresivo conocimiento del griego moderno
hace cada día más injustificada, se usa aquí 'griego' en el sentido de 'griego clásico'. Es
decir, 'Sintaxis Griega' equivale a 'Sintaxis del griego clásico' en este documento.
A su vez, la expresión 'griego clásico' se usa en dos sentidos: por un lado, en sentido
restringido, como griego de la época clásica, que convencionalmente comprende el periodo
entre el fin de las guerras médicas (479 a.C.) y la muerte de Alejandro Magno (323 a.C.); por
otro lado, en sentido lato, como griego antiguo o griego de la Edad Antigua, que abarca
desde los primeros documentos conservados, escritos hacia 1375 a.C., hasta el final de la
Edad Antigua, convencionalmente fijada para Europa occidental en el 476 d.C., fecha en
que desapareció el Imperio Romano de Occidente, y en el 529 d.C., fecha en que las
escuelas filosóficas fueron trasladadas fuera de Atenas, para el Imperio de Oriente y, más
tarde, Bizantino. En este segundo sentido 'griego clásico' equivale a 'griego antiguo' o griego
de la Edad Antigua.
Desde los primeros documentos conservados escritos en sistema alfabético, el
griego antiguo aparece fragmentado en cuatro grupos dialectales (cada uno formado por un
gran número de dialectos) hablados en áreas geográficas distintas. Todos los grupos
dialectales se usaban para la comunicación pública y casi todos también para la expresión
literaria. De ellos, el dialecto ático es el más ampliamente documentado en la literatura y en
las inscripciones y el más próximo al dialecto común (koiné), que se originó del ático y que a
partir del siglo IV a.C. desplazó progresivamente a los demás para la comunicación pública y
formal y para uso literario. Por eso, los textos redactados en ático y en koiné constituyen el
foco principal de atención en el estudio de la sintaxis griega.
Siguiendo estas convenciones, este documento y los demás que integran esta
Sintaxis Griega tratan especialmente sobre las obras literarias compuestas en prosa o en
verso por escritores y por poetas áticos durante la época clásica (479-323 antes de nuestra
era) y sobre los documentos epigráficos redactados en dialecto ático. Algunas obras
literarias compuestas durante este periodo por poetas áticos, especialmente las tragedias y
las comedias, tienen elementos lingüísticos no áticos. La mayor parte de los ejemplos
citados en esta "Sintaxis Griega" procede de obras literarias compuestas en época clásica o
en koiné, y una minoría procede de documentos no literarios. La razón de este proceder es
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que la sintaxis griega en sus inicios se desarrolló con el propósito de comprender las obras
literarias, mientras que los documentos epigráficos empezaron a ser objeto de interés más
tarde y son sobre todo los arqueólogos, los dialectólogos y los historiadores los que se
centran en su estudio.
La mayor parte del contenido es válido también para otros periodos del griego
antiguo. Es válido, en primer lugar, para la poesía épica arcaica, que presenta una variedad
de griego que es básicamente jónica de la segunda mitad del siglo VIII a.C. Es también
válido para la poesía lírica arcaica, clásica y posterior, para los documentos epigráficos y
para las obras en prosa escritas durante la época clásica en dialectos diferentes del ático
(como la Historia de Heródoto). La koiné o dialecto común, utilizado por personas cultivadas
desde el siglo IV antes de nuestra era hasta el fin de la Edad Antigua, también se ajusta, en
líneas generales, a las reglas descritas en esta "Sintaxis Griega". De hecho, el ático difiere
de estas variedades de griego antiguo sobre todo en la fonética, en la morfología y en el
léxico, pero menos en la sintaxis. Cuando las reglas sintácticas del griego clásico en sentido
estricto no son válidas para otros periodos del griego antiguo, se indica oportunamente. Por
su influencia sobre la poesía literaria clásica, son especialmente frecuentes las menciones
de la épica homérica.
2. Concepto de Sintaxis
Según la convención tradicional, la sintaxis es la parte de la gramática (parte, a su
vez, de la lingüística) que estudia:
a) la forma de las expresiones lingüísticas mayores que la palabra y
b) el significado gramatical de las expresiones menores que los discursos.
El siguiente Cuadro representa el contenido de la sintaxis, tomando como punto de
referencia el estudio de la forma y del significado de las unidades lingüísticas:
estudio de las formas del significado
morfemas morfología sintaxis
palabras morfología la sintaxis estudia el significado expresado por los
morfemas;
las partes de la lingüística que estudian el léxico
(lexicografía, lexicología, semántica, etimología,
onomasiología, etc.) estudian el significado expresado por
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los lexemas. La sintaxis estudia las reglas sintácticas que
se aplican solo a un grupo de lexemas.
sintagmas sintaxis sintaxis
oraciones sintaxis sintaxis
enunciados sintaxis sintaxis
discursos análisis del discurso
En las demás secciones de § 2 se explica el contenido de este Cuadro.
2.1. Concepto de lengua natural
Las lenguas naturales son instrumentos de comunicación creados por las sociedades
humanas. Se manifiestan como expresiones orales o como la representación escrita de
éstas. Las expresiones lingüísticas están formadas por sonidos articulados empleados como
símbolos de conceptos. A estos signos se les atribuye un significado en virtud de una
convención, que el emisor supone compartida con el receptor y, en general, con los demás
hablantes de la misma lengua. Los símbolos usados en las expresiones lingüísticas no
tienen conexión natural con el referente al que algunas se refieren, excepto las que se
denominan onomatopeyas. Los símbolos son de número ilimitado y varían con el tiempo.
2.1.1. Usos comunicativo y no comunicativo de la lengua natural
En general, las expresiones lingüísticas son usadas con finalidad comunicativa. En la
comunicación el emisor y el receptor suelen cooperar: aquel emite una expresión para
comunicar algo, y este atribuye al emisor intención comunicativa o voluntad de comunicar
algo. La unidad mínima de comunicación se denomina 'enunciado' (cf. 2.3.5) y con
frecuencia tiene forma de oración (cf. 2.3.4), por lo que a veces se emplea, de forma
abusiva, 'oración' en el sentido de enunciado. Las lenguas naturales son usadas por los
emisores para un número ilimitado de propósitos o funciones comunicativas. Las más
frecuentes son:
a) representar una situación existente en el mundo real o en uno ficticio (aserción),
b) imponer una acción o conducta al interlocutor o a otra persona (imposición),
c) modificar la realidad del entorno (deseo),
d) expresar la propia identidad del emisor (exclamación),
e) llamar a alguien para que desempeñe el papel de interlocutor (apelación),
f) aclarar o comentar conceptos lingüísticos (función metalingüística).
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A veces, las expresiones lingüísticas se emplean sin finalidad comunicativa
consciente (por ejemplo, cuando se habla en sueños). Hay también ocasiones en que el
emisor emite una expresión lingüística aparentemente sin finalidad comunicativa, pero en
realidad transmitiendo un mensaje. Un ejemplo son los apartes de la comedia, como en el
siguiente pasaje:
(1) ST. - tiv daiv… kunhdo;n th;n sofivan sithvsomai… … SW. ‐ a{nqrwpo" ajmaqh;" outosi; kai;
bavrbaro" (Ar. Nu. 491-492) Estrepsiades: ¿Qué? ¿Tengo que cebarme de sabiduría
como un perro? Sócrates (Para sí): Este individuo es un necio y un bestia.
2.1.2. Propiedades de las expresiones lingüísticas
Las expresiones lingüísticas emitidas con intención de transmitir un mensaje tienen,
entre otras, las siguientes propiedades:
a) son articuladas; es decir, susceptibles de análisis y, a menudo, segmentables en
unidades progresivamente menores hasta llegar a unidades mínimas;
b) son ilimitadas en número;
c) cumplen reglas lingüísticas, reglas lógicas y reglas que rigen la relación social.
El carácter articulado de las expresiones lingüísticas permite analizarlas en los
elementos de los que están formadas. El número ilimitado de expresiones lingüísticas tiene
como consecuencia que la única manera de llevar a cabo su estudio consiste en describir
las unidades de las que están formadas. A ellas nos referiremos en 2.3. Con respecto a la
tercera propiedad, conviene hacer observar que solo las expresiones que cumplen las tres
series de reglas constituyen un mensaje. Así, el ejemplo (2a) respeta las tres series de
reglas; en cambio, (2b) conculca una regla lingüística, (2c) una regla lógica y (2d) una regla
que rige la interacción social:
(2) a Mañana tú y yo iremos al cine.
b Mañana tú y yo irán al cine (en lugar de 'iremos').
c Mañana fuimos al cine ('mañana' es incompatible con el pretérito 'fuimos').
d Majestad, mañana yo y tú iremos al cine (tratar de tú al rey es inadecuado).
Como es obvio, las reglas lógicas y las reglas que rigen la relación social no son
objeto de la lingüística, sino de la lógica y de las normas de urbanidad o de conducta.
Las reglas lingüísticas y las reglas que rigen la relación social son convencionales y
varían según el entorno temporal y social, pero las reglas lógicas no cambian. En la medida
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en que las reglas lingüísticas y las que rigen la relación social son convencionales y
cambiantes, la capacidad de las expresiones lingüísticas de constituir un mensaje es
producto de una convención social implícita. El resultado de esta mutabilidad es que, en el
caso de las lenguas muertas y de los estados pasados de las lenguas vivas, esta
convención, normalmente implícita, no es conocida hasta el último detalle y, por tanto, el
gramático no es capaz de precisar todas y cada una de las expresiones que cumplen o no
cumplen las reglas lingüísticas y las que rigen la comunicación social, porque solo dispone
de un número de documentos finito y no hay hablantes nativos que puedan decidir si ciertas
expresiones constituyen un mensaje o no. Por eso la lingüística aplicada a una lengua está
necesariamente relacionada con la filología y el conocimiento de la cultura que emplea esa
lengua, porque los modos de interacción social son específicos de cada época y las reglas
lingüísticas son convencionales. La relación entre lingüística y filología y cultura es tanto
más profunda cuanta mayor es la distancia entre el estado de lengua estudiado y el
lingüista.
Además, la frontera entre las expresiones que respetan las reglas lingüísticas (que
suelen llamarse gramaticales) y las que no las respetan (y son, por tanto, agramaticales) es
a veces difusa. Por ejemplo, en la tragedia y en inscripciones de época helenística hay
ejemplos de subjuntivo en segunda o en tercera persona sin negación con valor yusivo en
lugar de imperativo. No estamos seguros de si estas formas representan un uso gramatical
o un error de los manuscritos que las documentan, porque el valor yusivo se expresa
siempre con imperativo.
Por todo ello, la lingüística aplicada al estudio de las lenguas naturales no ha logrado
por el momento hacer una descripción completa de las reglas lingüísticas a las que se
sujetan todas las expresiones de una lengua.
2.2. Concepto de lingüística aplicada
La lingüística aplicada describe las reglas lingüísticas de una lengua natural. Se
puede dividir en tres partes relativamente homogéneas que estudien:
a) la forma fónica (segunda articulación del lenguaje) o gráfica de las expresiones
lingüísticas: esta parte comprende la fonética, la fonología, la ortografía, parte de la
morfología y, en general, todo lo relacionado con la forma oral y con la
representación escrita de las expresiones lingüísticas;
b) los significados convencionales atribuidos a los símbolos lingüísticos, así como las
posibles relaciones entre ellos (primera articulación del lenguaje): esta área
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comprende parte de la sintaxis, de la morfología y de las disciplinas que estudian el
léxico (semántica, lexicografía, lexicología, etimología, onomasiología, etc.);
c) las condiciones de uso de cada expresión lingüística en un acto concreto de
comunicación (pragmática).
Esta división de la lingüística en tres partes con contenidos relativamente
homogéneos se emplea en la práctica solo parcialmente. En lugar de eso, la tradición —
heredada en último término de los gramáticos griegos de la Antigüedad— divide el estudio
de las lenguas en las siguientes tres partes: gramática, léxico o vocabulario, y pragmática
(que es solo objeto de atención desde fecha reciente y en parte está aún por estudiar).
2.2.1. Gramática y disciplinas del léxico
La gramática es la parte de la lingüística que comprende la fonética, la fonología, la
ortografía, la morfología y la sintaxis. La fonética y la fonología describen la codificación
fónica de las expresiones lingüísticas de una lengua, y la ortografía su representación
escrita. En conjunto, la morfología y la sintaxis describen la forma y el significado gramatical
atribuido a las unidades lingüísticas menores que el discurso. Esta descripción suele adoptar
la forma de una serie de reglas lingüísticas convencionales que cumplen las expresiones
orales o su representación escrita.
Por otro lado, las partes de la lingüística que estudian el léxico describen la forma y
el significado atribuido a los lexemas. Entre ellas, la semántica estudia el significado léxico
atribuido a los lexemas (cf. 2.3.1). Así, en las expresiones en las que hay uno o más
lexemas y uno o más morfemas podemos distinguir al menos dos tipos de significado: uno
que llamamos léxico, expresado por los lexemas, y otro que llamamos gramatical,
generalmente más abstracto, expresado por los morfemas. La sintaxis estudia, entre otras
cosas, el significado expresado por los morfemas, y las partes de la lingüística que estudian
el léxico se ocupan del significado expresado por los lexemas. Así, la sintaxis se relaciona
con la semántica en cuanto que la primera estudia, entre otras cosas, el significado
gramatical de las palabras, y la segunda estudia exclusivamente su significado léxico.
Como se desprende de lo anterior, la frontera entre la gramática y las partes de la
lingüística que estudian el léxico tiene cierto grado de convencionalidad. En teoría, la forma
y el significado gramatical son estudiados por la gramática, y el significado léxico por las
disciplinas del léxico, pero, como muchas palabras combinan un lexema y uno o más
morfemas, parte del significado expresado por esas palabras corresponde a la gramática y
parte a las disciplinas que se ocupan del léxico. Además, como enseguida veremos (cf. 2.3),
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los morfemas y los lexemas no se distinguen netamente ni por su forma ni por la naturaleza
del significado que expresan, sino que constituyen un continuum de componentes
gradualmente diferentes.
En resumen, hay, al menos, tres razones por las que la sintaxis se ocupa del léxico:
• algunos lexemas y algunos morfemas expresan un significado de la misma
naturaleza: así, la pluralidad es expresada por un lexema (plh`qo" 'multitud') o por el
morfema de plural;
• muchas reglas sintácticas se aplican solo a ciertos lexemas: por ejemplo, la
postposición directiva -de se une solo a nombres de lugar como jAqhvnaze;
• la gramática no describe el significado de las unidades léxicas, pero estudia sobre
qué aspectos incide una expresión determinada. Por ejemplo, poiou`mai tavxin se
refiere a la misma situación que tavttw (‘formar en orden de batalla’), pero cada
construcción presenta un modo peculiar y confiere relevancia a nociones diferentes.
2.2.2. Morfología, sintaxis y morfosintaxis
Dentro de la gramática, la morfología estudia, según la convención tradicional, la
forma (es decir, el significante) y las reglas formales que rigen el uso de los morfemas y de
los lexemas hasta constituir palabras. Por su parte, la sintaxis estudia:
a) el significado gramatical expresado por los morfemas y por las palabras,
b) el significante y el significado de los sintagmas, de las oraciones y de los enunciados.
La frontera entre morfología y sintaxis tiene también cierto grado de
convencionalidad, sobre todo porque separar el estudio del significante de los morfemas
(objeto de la morfología) del de su significado gramatical (objeto de la sintaxis) es artificioso.
Por otro lado, la morfosintaxis es la parte de la sintaxis que estudia a). Y a veces se
denomina sintaxis solo a la parte de la sintaxis que estudia b), entendiendo que a) es parte
de la morfología. Pero es aconsejable describir la morfosintaxis junto con la sintaxis
propiamente dicha. Por un lado, el examen de la distribución y de la compatibilidad de los
complementos con los morfemas y lexemas (tema que corresponde a la sintaxis
propiamente dicha) es la vía más segura para identificar el contenido de los morfemas que
expresan una categoría gramatical (lo que corresponde a la morfosintaxis). Por ejemplo, la
compatibilidad del adverbio ayer como complemento de cualquier forma verbal de pretérito
como hacía, hice, he hecho, había hecho garantiza que estos tiempos verbales pueden
referirse al tiempo pretérito, porque son combinables con ayer. Al contrario, el significado
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expresado por las categorías gramaticales (cuyo estudio corresponde a la morfosintaxis)
impone restricciones en el léxico y en las funciones de sus complementos (cuyo estudio
corresponde a la sintaxis propiamente dicha); por ejemplo, el futuro timhvsei" ‘honrarás’
excluye el adverbio cqev" ‘ayer’.
En conclusión, esta "Sintaxis Griega" describe las reglas lingüísticas del griego
clásico. Se ocupa tanto de la morfosintaxis como de la sintaxis propiamente dicha y toma en
cuenta el léxico siempre que este repercute sobre la sintaxis.
2.3. Unidades lingüísticas estudiadas por la sintaxis
Como se indicó en 2.1.2., las expresiones lingüísticas son articuladas y, por tanto,
analizables (y con frecuencia segmentables) en unidades menores que también expresan un
significado convencional. A su vez, estas unidades menores se pueden analizar en unidades
aún menores, y así sucesivamente, hasta llegar a unidades mínimas dotadas de significante
y de significado. Esta propiedad se denomina 'primera articulación del lenguaje' (la segunda
articulación se refiere al hecho de que las expresiones lingüísticas también pueden ser
analizadas en fonemas o unidades dotadas de carácter distintivo, pero no de significado).
El significante atribuido a los símbolos lingüísticos es casi siempre convencional.
Solo en algunos casos está condicionado por las características fónicas del referente; en
concreto, las onomatopeyas reproducen mediante su significante imitativo una propiedad del
referente (cf. bavrbaro" ‘que habla una lengua ininteligible, extranjero’, lalevw ‘parlotear’). Los
significantes imitativos reducen los posibles significados atribuibles a un signo lingüístico,
pero no lo determinan de forma automática (croar, por ejemplo, podría hacer referencia no
solo al sonido que emiten las ranas, sino también al de otros animales con características
fónicas semejantes).
El significado atribuido a los símbolos lingüísticos es siempre convencional y no está
determinado por factores extralingüísticos. El significado es una construcción mental y no se
identifica con el referente externo al que ocasionalmente se refiere.
Un mismo significante alude, por lo general, a un contenido conceptual único, pero
hay excepciones (cf. haya: tipo de árbol o forma del verbo haber). La designación de
contenidos distintos por medio de un significante único se denomina homonimia.
Los símbolos dotados de significante y de significado en los que se pueden analizar
las expresiones lingüísticas son los siguientes, ordenados en una escala de menor a mayor:
monema, palabra, sintagma, oración, enunciado y discurso. Como ya dijimos, la sintaxis
estudia las unidades lingüísticas menores que el discurso.
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Tratemos de ilustrar ahora cada clase de estas unidades. Por ejemplo, la -" de povli"
es un tipo de monema llamado morfema que expresa los significados convencionales que
denominamos singular, femenino y nominativo. lovgo" es una palabra que expresa el
significado de singular, nominativo y masculino y que además tiene la capacidad de
designar “palabra”, “razón”, “discurso”, etc. Al sintagma lovgo" ejpitavfio" 'discurso fúnebre'
se le atribuye un significado de nominativo, masculino, singular, un significado expresado
por los lexemas que lo componen y además designa un referente extralingüístico. La
oración nenikhvkamen ‘somos vencedores’ tiene un significado convencional expresado por el
lexema de nikavw 'vencer' y por la reduplicación y la desinencia de primera persona de plural
del perfecto de indicativo sin partícula modal (por lo que está en modalidad declarativa). La
veracidad o falsedad afecta a la oración en su conjunto, pero no a los elementos que la
constituyen. Los enunciados tienen intención ilocutiva o comunicativa, como en ¡La vaca ha
saltado el cercado! Los discursos están constituidos por enunciados semánticamente
coherentes entre sí y que forman una unidad informativa autónoma. El hecho de que los
enunciados que constituyen un discurso sean verdaderos no garantiza su coherencia. Por
ejemplo, la coherencia semántica de un discurso como La vaca se rompió las patas. Y
también saltó el cercado es improbable, dada la secuencia en que se presentan estas
situaciones (cf. Conti-Crespo-Maquieira 2003; 2006).
2.3.1. Monema, morfema y lexema
Como hemos dicho, monema es el símbolo lingüístico mínimo. Si es gramatical se
denomina morfema, y si es léxico se llama lexema. Los morfemas están representados por
una secuencia fónica o, en determinadas condiciones, por cero. Se denomina 'morfema
cero' al que carece de significante, pero su existencia se deduce por comparación con
formas pertenecientes al mismo paradigma. Por ejemplo, casa es singular por comparación
con casas, que tiene el morfema -s de plural, pero tiene un morfema cero que carece de
significante específico. Así, los morfemas de singular, plural y dual expresan nociones de la
categoría de número; sin embargo, el singular no tiene morfema específico en formas como
gevno". El morfema puede estar representado por alófonos distintos en paradigmas distintos
(por ejemplo, el nominativo singular está representado por cero (0) en unos paradigmas y
por -" en otros).
Los monemas se pueden clasificar según diferentes parámetros, pero el más
importante para la sintaxis es su clasificación en:
• lexemas, que expresan significado léxico atribuido a un lexema o raíz, como povli‐;
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• morfemas, que expresan normalmente nociones pertenecientes a categorías
gramaticales como género, número, caso, gradación, aspecto, tiempo o voz, o
relaciones semánticas y sintácticas, como las desinencias casuales.
En la forma de los morfemas es frecuente la amalgama, es decir, la forma de un
morfema es la marca de varias categorías (por ejemplo, las desinencias personales del
verbo expresan voz, número y persona). Los morfemas tienen carácter gramatical y se
integran en paradigmas, mientras que los lexemas tienen carácter léxico y no constituyen
grupos cerrados ni, por tanto, se pueden representar en paradigmas cerrados.
Los morfemas trabados (es decir, que no constituyen por si solos una palabra) se
dividen en flexivos y derivativos. Los flexivos se usan como desinencias en la declinación
nominal o pronominal y en la flexión verbal, y los derivativos en la formación de palabras.
Los morfemas trabados derivativos o afijos se denominan prefijos, sufijos o infijos, según se
antepongan o se pospongan al lexema con el que se combinan o se pospongan al lexema y
se antepongan a los sufijos. Así, aj‐ y dus‐ son prefijos negativos; ‐thvr y ‐si" son sufijos,
aquel de agente y este de acción; -nu‐en deivknumi y ‐an‐en aijsqavnomai son infijos.
En realidad, desde el punto de vista de su carácter gramatical o léxico, los morfemas
y los lexemas se distribuyen en un continuum y, por tanto, la frontera entre ambas clases es
convencional. Los miembros de este continuum se entienden como morfemas o lexemas en
función de su semejanza con los miembros prototípicos o más característicos de cada clase,
que ocupan los polos. Por ejemplo, no hay duda de que –e" es un morfema de nominativo
plural animado, y gevno" 'linaje' es un lexema, pero -eidhv" 'que tiene aspecto de' puede ser
clasificado como un lexema que forma el segundo término de un compuesto o como un
morfema derivativo que forma adjetivos derivados de otro lexema (como ajnqrwpoeidhv" 'que
tiene aspecto de ser humano' y, más tarde, 'antropoide').
Los morfemas y los lexemas presentan diferencias de grado respecto a las
propiedades de la forma y del significado que se les atribuye, como muestra la siguiente
tabla, en la que la primera columna presenta una serie de propiedades y la segunda y la
tercera presentan cómo cada propiedad enumerada se materializa en los lexemas y en los
morfemas, respectivamente:
Propiedades Lexemas Morfemas
cuerpo fónico mayor menor
elemento en la palabra único (salvo en compuestos) múltiple (en general)
forma amalgamada rara frecuente
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posición en la palabra céntrica marginal
número no cerrado limitado
pertenencia a clases abiertas a paradigmas cerrados
uso autónomo o dependiente en general, dependiente
significado léxico gramatical
cambio de significado frecuente menos frecuente
2.3.2. Palabra
En griego clásico, es palabra toda expresión lingüística constituida por sonidos
sucesivos, ininterrumpibles y emitidos en orden fijo y generalmente sin pausa entre ellos.
En la cadena hablada hay pausa potencial entre el final de una palabra y el comienzo de la
siguiente (con excepción de las enclíticas y de las proclíticas). Las palabras comprenden
normalmente uno o más monemas ordenados en secuencia fija.
Las palabras pueden clasificarse de diversas maneras, entre las cuales están las
siguientes: por su forma variable o no; por las categorías morfosintácticas que expresan; por
la capacidad o no de constituir el núcleo de un sintagma; por los complementos o
modificadores que admiten; por su distribución; y por la naturaleza del significado que
expresa. Según los criterios que se apliquen, en griego clásico se distingue un número
mayor o menor de clases de palabras.
Tomando como base los criterios más importantes para la sintaxis, las principales
clases de palabras son: verbo, sustantivo, adjetivo, adverbio, pronombre, preposición,
artículo, conjunción e interjección. Algunas subclases de palabras constituyen grupos
intermedios entre dos clases; éste es el caso, por ejemplo, del infinitivo, que comparte
rasgos con el verbo y con el sustantivo, y del participio, que los comparte con el verbo y con
el adjetivo. En griego es frecuente el uso del término partículas, que propiamente hace
referencia a su invariabilidad morfológica. Desde el punto de vista sintáctico, las partículas
constituyen un grupo heterogéneo por su función. Por ello, en esta Sintaxis Griega las
partículas que tienen usos predominantemente adverbiales (llamadas adverbiales, como dhv,
ge, etc.) se tratan en el capítulo de los adverbios; las partículas que tienen usos
predominantemente coordinativos (llamadas conectivas, como dev, gavr, kaiv, etc.) se tratan en
el capítulo de las conjunciones de coordinación; algunas otras partículas son en realidad
conjunciones de coordinación (ajllav, h[, etc.).
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Desde un punto de vista morfológico, las palabras se dividen en radicales o básicas
(p. ej. cqwvn ‘tierra’) y derivadas. La mayoría son derivadas y se forman mediante reglas
productivas morfológicas de flexión, composición y derivación (así, sobre la radical bou`"
‘buey, vaca’, se forma el compuesto bou<kovlo" ‘boyero’, y sobre esta el derivado boukol<evw
‘pastorear’).
Tanto las palabras radicales como las derivadas pueden ser flexivas (sustantivo,
adjetivo, artículo, pronombre y verbo) y no flexivas (conjunción, preposición, adverbio e
interjección); estas últimas carecen de variaciones formales paradigmáticas.
Las palabras se diferencian por su comportamiento sintáctico. Así, algunas pueden
constituir el núcleo de un sintagma y otras no. En general, pueden ser núcleo los
sustantivos, los pronombres, los verbos y algunos adverbios. En cambio, los adjetivos no
son normalmente núcleo, y el artículo, las preposiciones y las conjunciones no constituyen
nunca núcleo (excepto si se usan en función metalingüística).
A su vez, las palabras que pueden ser núcleo de sintagma se pueden clasificar:
a) según las categorías gramaticales que expresan;
b) según las funciones semánticas y sintácticas que pueden desempeñar;
c) según los complementos que pueden llevar;
d) por la posibilidad de ser complemento de un sustantivo, un adjetivo o un verbo.
Por ejemplo, ajnqrwvpou y ajnqrwvpino" pueden compartir b y, en cierta medida, c, pero
difieren en a y d. Los temas de esta "Sintaxis Griega" que tratan sobre los sustantivos,
adjetivos, pronombres, etc. presentan una clasificación más detallada.
Las palabras se pueden clasificar también según la naturaleza del significado que
expresan, que puede ser:
- léxico simbólico, cuando la palabra denota una parcela de un dominio cognitivo. Por
dominio cognitivo se entiende un conjunto de conceptos relacionados por su
significado. Por ejemplo, a[nqrwpo" expresa una parcela del conjunto de los seres
vivos; por su parte, pensar e imaginar expresan conceptos que comparten la
propiedad de referirse a actividades intelectuales. Cada unidad lingüística puede
pertenecer a uno o a varios dominios cognitivos.
- léxico deíctico, si la palabra denota que el referente que designa es presentado como
identificable en la situación espacial o temporal de la comunicación; por ejemplo, los
pronombres personales y posesivos, los reflexivos y demostrativos indican que la
entidad a la que se refieren se identifica en la situación espacial o temporal o por su
papel como emisor o como oyente en la comunicación;
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- fórico, si la palabra alude al mismo referente que otra expresión en el discurso;
- relacional, si la palabra tiene el valor de conector entre elementos, como las
preposiciones y las conjunciones, que ponen en relación palabras, sintagmas,
oraciones o enunciados;
- expresivo, si la palabra refleja el estado emocional del emisor, como las
interjecciones y los sustantivos onomatopéyicos del tipo de a[tta 'papá'.
La mayor parte de los sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios expresan un
significado léxico simbólico; muchos pronombres y adverbios presentan un significado léxico
deíctico o fórico; las preposiciones y las conjunciones expresan un significado relacional; el
artículo tiene un significado deíctico o fórico; y las interjecciones un significado expresivo. Es
frecuente usar 'significado gramatical' para referirse a todos los tipos de significado
expresados por una palabra con exclusión del significado léxico simbólico.
Las palabras se pueden clasificar también por su capacidad o incapacidad de
designar un referente. Pueden designar un referente los sustantivos, muchos adverbios, los
verbos y los pronombres. El referente designado puede ser una entidad o una clase de
entidades (sustantivos propios o comunes) o una clase de situaciones (verbos). Por el
contrario, los adjetivos, las conjunciones, las preposiciones, las interjecciones, las partículas
adverbiales y algunos adverbios (los usados en función de modificador o de complemento
en el nivel de la proposición, cf. infra y tema 2) no designan referentes. Por su parte, el
artículo indica que la expresión a la que determina designa un referente. Todo ello se puede
resumir en el cuadro siguiente (basado en Lyons 1977 y en Dik 1997):
Contenido Clase de palabras Ejemplos
entidad sustantivos, adverbios, pronombres h{lio" 'sol', oi[kade 'a casa', ejgwv 'yo'
situación verbos, sustantivos, pronombres luvw 'desatar', dei`pnon 'cena', tou`to
referido a una oración
propiedad adjetivos, sustantivos, adverbios,
verbos
mevga" 'alto', sofiva 'sabiduría', puvx
'a puñetazos', filevw 'ser amigo'
relación conjunciones, preposiciones, verbos
copulativos
eijmiv 'ser', ‘estar’
Aparte de los tipos de significado enumerados más arriba, hay que añadir que se
denomina significado categorial a los posibles significados atribuidos a cada palabra en
cuanto miembro de una clase de palabras; por ejemplo, los verbos expresan una situación
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(también llamada evento o estado de cosas) o una propiedad; los sustantivos designan una
entidad o una clase de entidades o de situaciones; etc. Así, pra`gma, pra`xi" y pravttw
comparten el significado léxico, pero no el categorial, pues los dos primeros son sustantivos
y el tercero es verbo.
El significado expresado por las palabras (y, en general, por las unidades
lingüísticas) es independiente de los referentes a los que se puede aplicar, al menos por las
siguientes razones:
• hay significados que no designan una entidad real: por ejemplo, Gorgwv ‘Górgona’
designa un monstruo mitológico o imaginario (el significado existe, pero el referente
no, lo que demuestra que significado y referente son independientes entre sí);
• hay expresiones que designan una misma entidad, pero difieren en su significado:
por ejemplo, constelación, grupo de estrellas y espectro de luz en el cielo
conceptualizan la misma realidad desde perspectivas distintas.
Las clases de palabras pueden ser abiertas o cerradas. Clase cerrada es aquella que
cuenta con un número limitado de elementos inventariado en la gramática; clase abierta, por
el contrario, es la que tiene un número no limitado de elementos. En las clases cerradas, el
significado expresado por cada elemento del paradigma tiende a ser excluyente, por lo que
con frecuencia resulta más fácil determinar el significado de un miembro dado por su
relación con los demás del mismo paradigma que de manera independiente. Sin embargo,
los verbos personales, los infinitivos y los participios, los adjetivos, los sustantivos y los
adverbios son clases abiertas. Por su parte, los pronombres, las preposiciones, el artículo,
las conjunciones y, en parte, las interjecciones tienden a constituir clases cerradas.
Finalmente, los numerales tienen la particularidad de constituir un conjunto infinito (como en
las clases abiertas), pero la relación semántica entre sus miembros es proporcional y se
define de manera excluyente entre ellos (como en las clases cerradas).
La distinción entre clases abiertas y cerradas no da lugar a grupos estancos, sino a
un continuum gradual. Las clases cerradas, como el artículo y los pronombres, y las
abiertas, como los sustantivos, los adjetivos y los verbos, se sitúan en ambos polos, pero
otras, como las preposiciones, comparten rasgos con las clases de cada polo.
2.3.3. Sintagma
El sintagma es una unidad sintáctica constituida por una o más palabras. En los
sintagmas, una palabra es el núcleo, y las demás, en caso de haberlas, hacen función de
modificador o de complemento (cf. los capítulos sobre las funciones sintácticas). Los
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modificadores no constituyen un sintagma por sí mismos, sino que limitan, precisan o
explican el referente denotado por el núcleo del sintagma al que pertenecen.
En los sintagmas nominales y pronominales, los adjetivos pueden desempeñar la
función de modificadores en sentido estricto (por ejemplo, hombre bueno); el artículo y los
demostrativos la de determinantes que indican que el sintagma designa un referente
determinado (por ejemplo, este hombre, el hombre mencionado); los indefinidos e
interrogativos la de determinantes que indican que el sintagma designa un referente
indeterminado (por ejemplo, algunos hombres, ¿qué hombres?); los numerales y algunos
indefinidos la de determinantes que cuantifican el referente designado por el sintagma en
cuanto a su número, su cantidad o su orden. Los posesivos son determinantes compatibles
con sintagmas tanto determinados como indeterminados.
En los sintagmas verbales, los modificadores expresan el grado o la intensidad (por
ejemplo, cantar mucho) y están representados normalmente por adverbios.
Los complementos de un sintagma, por su parte, constituyen a su vez un sintagma
que denota un referente y que desempeña una función sintáctica y semántica respecto al
núcleo, que puede ser un sustantivo, un pronombre o un adverbio. Por ejemplo, en el
sintagma de (3) cada elemento desempeña las funciones indicadas:
(3) estedeterminante buenmodificador agricultornúcleo de ladeterminante del complemento riberacomplemento
Desde el punto de vista formal, los sintagmas son simples, complejos o compuestos
y no constituyen un inventario cerrado en la lengua. En los temas correspondientes el lector
encontrará más información al respecto.
2.3.4. Oración
La oración es la unidad semántica y sintáctica formada a partir de una predicación (o
estructura predicativa) que consta de un predicado y uno o más participantes (aunque los
verbos llamados impersonales pueden no tener ninguno) (cf. tema 2). La oración designa
una situación (también llamada evento o estado de cosas), o una propiedad de un
participante o de varios, como en los siguientes ejemplos:
(4) situación: el niño come pan
propiedad: el niño es guapo, el niño es Juan, Claudia se parece a Helena
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La oración tiene una estructura compleja. En ella se pueden diferenciar varios
niveles, que llamamos predicación (en la que, a su vez, cabe distinguir varios componentes)
y proposición. En las oraciones independientes hay otro nivel adicional superior que
denominamos enunciación.
Los complementos de la oración se sitúan en uno o en otro nivel. Así, cabe distinguir
complementos en el nivel representativo (complementos de la predicación), complementos
en el nivel presentativo (complementos de la proposición) y complementos en el nivel
interactivo o interpersonal (complementos de la enunciación). Por ejemplo, en (5)
(5) Para que lo sepas, probablemente ella le regale algo próximamente.
la oración subordinada para que lo sepas expresa la finalidad del enunciado que el hablante
dirige al oyente (nivel interpersonal); el adverbio probablemente indica el grado de
certidumbre con el que el hablante presenta la situación (nivel presentativo); y los
pronombres ella, le y algo, así como el adverbio próximamente, se refieren a participantes
en la situación y al momento en que esta tendrá lugar (nivel representativo).
Los complementos pueden ser argumentos (también llamados complementos
inherentes) o satélites (también llamados ampliaciones libres, complementos no inherentes y
adjuntos, para una parte de los cuales se reserva el nombre de disjuntos). En las primeras
publicaciones en las que se emplearon, se denominaban argumentos aquellos
complementos cuya expresión es obligatoria, y satélites o adjuntos o complementos no
inherentes aquellos complementos cuya expresión es opcional. Por ejemplo, en (6)
(6) Para que lo sepas, probablemente ella le regale algo próximamente.
ella, le y algo son argumentos, mientras que para que lo sepas, probablemente y
próximamente son satélites. Todos los complementos de los niveles presentativo e
interactivo son opcionales, por lo que a veces son llamados disjuntos. De este modo,
próximamente es un satélite adjunto, mientras que para que lo sepas y probablemente son
satélites disjuntos. Como hemos visto, este término presenta la ventaja de que permite no
distinguir entre los niveles presentativo e interactivo de la estructura de la oración, lo cual es
útil para los casos en los que el análisis es incierto.
En realidad, en griego no hay complementos obligatorios en el nivel representativo,
sino que todos son también opcionales. En efecto, todos los verbos transitivos, por ejemplo,
admiten la construcción absoluta sin complemento directo (del tipo de odi et amo en lugar
de odi et amo aliquem), igual que los verbos de movimiento hacia un lugar admiten la elipsis
del complemento de dirección (por ejemplo, e[rcomai 'voy' en lugar de e[rcomai ejkei` 'voy allí’).
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Pero es cierto que el complemento directo de los verbos transitivos o el de dirección en los
verbos de movimiento hacia un lugar es inherente al verbo. Por ello, cuando falta, se dice
que está elíptico, mientras que de los demás complementos no se dice que estén elípticos
cuando no están expresados. Siendo esto así, los términos complementos inherentes y
complementos no inherentes describen los hechos con mayor precisión que los términos
argumentos y satélites o adjuntos, aunque estos últimos, originariamente aplicados al
análisis del inglés, tienen un uso más extendido. En esta "Sintaxis Griega" se usan los
términos argumentos y adjuntos, pero conviene tener presentes las precisiones anteriores.
Por su forma, las oraciones pueden ser simples, compuestas (coordinadas) o
complejas (constituidas por una oración principal o supraordinada y por una o más
subordinadas). Por su función sintáctica, pueden ser independientes o subordinadas. Las
subordinadas funcionan respecto a la supraordinada como un complemento que se puede
situar en los distintos niveles sintácticos de la estructura de la oración (cf. 2).
Para un estudio más pormenorizado del concepto de oración, su estructura y tipos,
véase el tema 2.
2.3.5. Enunciado
El enunciado es una unidad pragmático-discursiva con independencia tonal y con
función ilocutiva; es, por tanto, la expresión lingüística mínima que puede constituir un
mensaje. Un enunciado puede tener forma de oración (cf. ¡qué feo es!), de sintagma (cf.
¡muy feo!) o de palabra en función de predicado (cf. ¡ay!).
Con frecuencia, los enunciados tienen forma de oración, pero no todas las oraciones
constituyen un enunciado: así, las subordinadas solo pueden ser usadas en función de
enunciados cuando se emplean como respuestas a preguntas parciales en el diálogo.
Otras informaciones se dan en los temas 2 y 14.
2.3.6. Discurso
El discurso, que es la unidad semántica y pragmática superior al enunciado, está
constituido por uno o más enunciados que tienen las propiedades de ser coherentes entre sí
y constituir un conjunto semánticamente autónomo.
Tradicionalmente se consideraba que los discursos son simples cadenas de
enunciados (en particular, cuando tienen forma de oración). Por eso la lingüística se
ocupaba de los enunciados, pero no de los discursos. Sin embargo, algunos estudiosos
desde fines de la década de 1960 demostraron que los discursos están sujetos también a
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reglas lingüísticas específicas y que también la gramática tradicional toma en consideración
el discurso para describir, por ejemplo, los usos del artículo, de los pronombres fóricos, de
algunas conjunciones coordinativas y de otras expresiones gramaticales dentro de cada
enunciado. Por ejemplo, en un relato sobre un niño, la primera vez que se nombra al
protagonista se dirá un niño, pero las veces sucesivas que este niño sea nombrado en el
mismo relato se dirá el niño, porque la referencia del sintagma ya está determinada por el
contexto. Desde entonces se ha constituido una disciplina propia, denominada lingüística del
texto o análisis del discurso, que tiene por objeto describir las reglas de coherencia que
presentan los discursos más extensos que un enunciado.
Otras informaciones se dan en los temas 2 y 23.
3. Objetivos de la sintaxis griega
La Sintaxis Griega tiene básicamente dos objetivos:
a) uno, de naturaleza práctica, consiste en ayudar a comprender el sentido exacto de
los textos griegos clásicos y poder traducirlos de manera correcta;
b) otro, de naturaleza más teórica, consiste en lograr una descripción adecuada desde
el punto de vista de la lingüística y de la psicología cognitiva; es decir, que incorpore
los avances de la lingüística y sea aprehensible y económica para la mente humana.
4. Métodos de análisis
En esta sección exponemos:
a) los principales métodos empleados hasta ahora en el estudio de la sintaxis griega
(4.1) y
b) algunos procedimientos heurísticos para determinar el significado gramatical de las
expresiones lingüísticas que estudia la sintaxis (4.2).
4.1. Métodos de descripción lingüística aplicados a la sintaxis griega
La sintaxis griega es una parte de la lingüística aplicada y, por tanto, los métodos
empleados en su estudio son los mismos que se aplican a otras lenguas, con la única
diferencia de que algunos criterios basados en el dominio que los hablantes nativos tienen
de su lengua son aplicables solo con reservas.
Hasta fines del siglo XVIII el enfoque predominante fue el normativo. La sintaxis y,
en general, la gramática prescribía qué construcciones y qué vocabulario se debían utilizar y
qué construcciones y léxico se debían evitar. La sintaxis era normativa. Como ejemplo de
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este tipo de enfoque aplicado a la sintaxis griega podemos mencionar la magna obra de
Cooper (1998-2003), que está basada en la edición de 1873 del manual de Krüger, al que
añade muchos ejemplos. La acumulación de ejemplos tiene el propósito de documentar los
usos sintácticos de la prosa clásica (representada por Tucídides y Jenofonte, en los
volúmenes I-II) y de la poesía y la prosa jónica (en los volúmenes III-IV) que justifiquen o
descarten la emendatio de pasajes literarios en los que la tradición textual ofrece dudas. Es
decir, la sintaxis es una disciplina autónoma, pero su mayor utilidad es ofrecer datos para
editar textos clásicos.
En términos generales, los métodos más extendidos durante el siglo XIX,
especialmente en su segunda mitad en lo que se refiere a la sintaxis, fueron el método
comparativo y el histórico y, más tarde, una combinación de ambos, que se denomina
método histórico-comparativo. La comparación de las lenguas históricas emparentadas
genéticamente permitió distinguir entre arcaísmos mantenidos desde el indoeuropeo e
innovaciones posteriores a la fragmentación del tronco lingüístico común. La figura más
notable en la aplicación del método histórico-comparativo a la sintaxis fue Berthold Delbrück,
autor de varias monografías y de los tres volúmenes dedicados a la sintaxis en la
publicación más completa sobre el indoeuropeo (1893, 1897, 1900). A su vez, la
consideración histórica de los textos griegos antiguos permitió complementar la visión
prescriptiva previa con observaciones acerca de los arcaísmos y de las innovaciones en
cada periodo de la historia del griego antiguo. Las gramáticas griegas de K. Brugmann
(Griechische Grammatik, München 1913) y de Schwyzer-Debrunner (1950) representan la
aplicación sistemática de los puntos de vista historicistas, lo mismo que las lecciones de
Wackernagel (1926-8) sobre sintaxis de las lenguas indoeuropeas. También el método
histórico se aplicó a determinar la evolución posterior, desde el griego clásico hasta el
moderno. En este ámbito hay que situar también el manual de Blass-Debrunner (1979)
sobre el Nuevo Testamento y la gramática sobre los papiros ptolemaicos de Mayser (1926-
1934). El enfoque historicista fue eliminando progresivamente la consideración prescriptiva
de la lengua griega clásica. La mayor parte de la bibliografía en esta época está redactada
en alemán, pero también hay contribuciones importantes a la sintaxis descriptiva e histórica
de autores estadounidenses (Gildersleeve 1900-1911). La consideración histórica sigue
siendo importante en la sintaxis griega antigua, que abarca un periodo de dos milenios
aproximadamente. Por eso se siguen publicando libros nuevos de sintaxis histórica (cf.
Basile 1998) y comparativa, como el de Hettrich (1990).
La primera edición de la Gramática de Kühner, que sigue siendo la obra más
completa sobre sintaxis griega, fue redactada en 1837. Las reelaboración que llevó a cabo
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Gerth (citada como Kühner-Gerth 1898) es aún ajena al enfoque histórico. Sin embargo, es
la más completa desde el punto de vista puramente descriptivo. También tiene un enfoque
puramente descriptivo la Gramática de Smith (1920). El enfoque descriptivo sigue siendo útil
en otras publicaciones recientes o actualizadas como Menge-Thierfelder-Wiesner (1999).
Otro manual que ofrece una combinación de enfoque descriptivo y de consideraciones
históricas es el de Humbert (1960). Para la bibliografía publicada sobre sintaxis griega hasta
1992 puede consultarse el libro de Meier-Brügger (1992).
En los decenios finales del siglo XIX y los primeros del siglo XX, muchas expresiones
sintácticas fueron interpretadas sobre la base de consideraciones sobre el estado
psicológico del hablante. En particular, los anacolutos y las concordancias ad sensum, los
dativos llamados ético y simpatético, la presencia o ausencia de los pronombres personales
en función de sujeto, muchos usos de las partículas recibieron explicaciones basadas en
consideraciones sobre la psicología del hablante.
El periodo entre aproximadamente 1918 y 1968 estuvo dominado por la aplicación
del estructuralismo, que en el ámbito de la sintaxis griega convivió con los métodos
anteriores. El punto de origen de este periodo se sitúa en la publicación del Curso de
lingüística general de F. de Saussure por parte de sus discípulos. Partiendo de la
concepción de la lengua como un sistema de signos compuestos de significante y
significado convencionales, en el que signos son están aislados, sino que conforman
oposiciones significativas, los estudiosos se aplicaron a interpretar el valor de las
oposiciones entre los signos que forman parte de un mismo subsistema. Algunos resultados
de la aplicación de este método se convirtieron en logros universales. Entre estos están los
análisis de las oposiciones morfosintácticas de género y número y voz, modo, aspecto y
tiempo verbales. Pero los resultados fueron muy discutidos en lo que se refiere a los
morfemas que expresan significados sintácticos propiamente dichos, como las desinencias
casuales. Como veremos, en esta Sintaxis Griega se adoptan conclusiones tomadas de la
lingüística estructural en la explicación de las categorías gramaticales de género, número,
voz, tiempo y aspecto (cf. Ruipérez 1954) y modo, pero apenas en la explicación de las
desinencias casuales.
El interés por la descripción sincrónica tuvo como consecuencia la aparición de
monografías sobre la sintaxis de algunos autores griegos. Las más importantes son las de
Chantraine (1963) sobre Homero; la de Moorhouse (1982) sobre Sófocles; y la de Hummel
(1993) sobre Píndaro.
El estudio intensivo del griego y, en general, de las lenguas clásicas hasta poco
después de mediados del siglo XX tuvo como consecuencia que la mayor parte de los
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métodos de análisis lingüístico se aplicaron al griego y al latín antes que a otras lenguas. En
términos generales, esto sucedió hasta el estructuralismo. Con la aparición, a fines de la
década de 1950, de la gramática generativa-transformativa, que partía de la base de que
todas las lenguas son manifestaciones de una misma capacidad mental innata común a
todos los seres humanos, el estudio intensivo de las lenguas clásicas dejó de ser el campo
en el que se producían las novedades en la investigación. En efecto, si el objeto de la
lingüística es describir la capacidad mental innata común a todos los seres humanos, basta
con estudiar la lengua propia para acceder a ese objetivo. Además, hacer este estudio a
partir de la lengua propia tiene la ventaja de que el lingüista puede usar el análisis
introspectivo de la propia lengua como procedimiento heurístico para determinar el
significado expresado por un elemento dado. Por lo demás, la gramática generativa-
transformativa aplica de modo sistemático un procedimiento heurístico que se adapta
difícilmente al estudio del griego clásico y, en general, al de los estados de lengua pasados.
Este procedimiento heurístico consiste en razonar a partir de las construcciones que son o
no son posibles en la lengua. Por ejemplo, para reproducir un ejemplo que fue famoso en su
momento, ¿por qué en inglés no es gramatical colourless green ideas sleep furiously ‘las
ideas verdes incoloras duermen furiosamente’, a pesar de que respeta las reglas
sintácticas? El razonamiento lingüístico a partir de frases que no son gramaticales por
incumplir una regla lingüística se aplica mal a las lenguas naturales de las que el gramático
no es hablante nativo. Finalmente, a este mismo desplazamiento de la centralidad que hasta
entonces había tenido el estudio de las lenguas clásicas contribuyó también la creciente
reducción de su estudio en los sistemas educativos de muchos países occidentales. Las
aplicaciones de la gramática generativa-transformativa a la sintaxis griega no son muchas y
los resultados obtenidos no se han convertido en teoría recibida. Aun así, cierta influencia
genérica se ha observado en el planteamiento de los problemas y en la terminología usada.
La necesidad creciente de la comunicación internacional ha hecho crecer el estudio
de las lenguas modernas y de la traducción y de la interpretación. Estos estudios se centran
en las semejanzas y diferencias entre la lengua propia y la lengua de la que se traduce. En
este ámbito se ha desarrollado la lingüística contrastiva, que se interesa especialmente por
el objetivo práctico de comprender y traducir una lengua a otra. Como hemos indicado, uno
de los propósitos de la sintaxis griega es traducir correctamente a la lengua propia textos
redactados en griego clásico.
En estas dos últimas décadas ha habido muchas escuelas que han reclamado para
sí el epíteto de funcional, como ya hacían algunas escuelas estructuralistas. Entre estas, la
llamada “Functional Grammar” de S. C. Dik (1989, 1997) y otros colaboradores, sobre todo
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holandeses, ha tenido especial repercusión por el hecho de que algunos estudiosos que
trabajan con esta teoría se dedican al griego y al latín. Muchos temas de esta Sintaxis
Griega tienen una orientación muy influida por esta teoría. En Estados Unidos, el
funcionalismo se practica como teoría lingüística sobre todo en las costa Oeste del país,
pero también en otras zonas. Entre sus representantes destaca T. Givón (2001). Mucha
influencia tuvieron sobre ambos tipos de funcionalismo las publicaciones de M. A. K.
Halliday, que exponen su “Systemic Functional Grammar”. Entre los aspectos que más
influencia han tenido está la distinción entre funciones semánticas (o papeles temáticos),
funciones sintácticas y funciones pragmáticas (véase tema X de esta Sintaxis Griega), así
como la distinción de niveles en la estructura de la oración, como hemos resumido
previamente y se expone con más detalle en el tema 2 de esta Sintaxis Griega.
Desde alrededor de 1970 se extendió, primero en Estados Unidos y en Inglaterra y
más tarde en otros países, la sociolingüística, que estudia las variaciones lingüísticas que
permite el sistema (cf. Labov 1966; Trudgill 1983). Las primeras contribuciones en el marco
de este enfoque trataron sobre la identificación de dialectos sociales en un mismo ámbito
geográficos (a diferencia de la dialectología que se había aplicado hasta entonces, que
estaba relacionada con la geografía lingüística y operaba solo con diferencias dialectales de
naturaleza espacial o temporal). En los últimos años se ha aplicado también a otras partes
de la lingüística. La sociolingüística también se ha interesado por una cuestión central desde
F. de Saussure, que es el mecanismo del cambio lingüístico. W. Labov (1996, 2000) ha
dedicado a este tema dos volúmenes, en los que, entre otras cosas, identifica a los líderes
sociales que comienzan a difundir los cambios lingüísticos. Hay estudios parciales
relacionados con la sintaxis griega, como, por ejemplo, el de las variaciones sintácticas en la
lengua de las mujeres (Willi 2003), así como el de las formas de tratamiento (Dickey 1996).
Es de suponer que en los próximos años aumentará la bibliografía que tiene esta
orientación.
La teoría lingüística más reciente que ha logrado una importante difusión es la
cognitiva. La lingüística cognitiva interpreta que la creación, el aprendizaje y el uso de la
lengua se explica, en general, haciendo referencia a la cognición humana. Los tres puntos
básicos de esta teoría son los siguientes: en primer lugar, niega que exista una facultad
lingüística autónoma en la mente; en segundo lugar, interpreta la gramática en términos de
conceptualización; y, en tercer lugar, sostiene que el conocimiento de la lengua procede de
su uso (cf. Langacker 1991; Croft - Cruse 2004). Sus aplicaciones al griego son todavía
poco numerosas.
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En los últimos quince años aproximadamente, los estudios sobre las partículas
griegas han sido muy abundantes (cf. Rijksbaron 1997; Sicking-Van Ophuijsen 1993;
Bakker, 1997). Esta parte de la gramática es muy compleja y por eso las reglas de la
gramática tradicional requieren un intento por obtener una descripción más unitaria de los
usos de las partículas. La vía más utilizada para acceder al estudio de las partículas griegas
ha sido la consideración de las unidades superiores a los enunciados, es decir, los
discursos. En particular, los estudios han intentado probar que algunas partículas expresan
nociones relacionadas con el nivel presentativo y con el nivel interpersonal de los discursos.
Estos estudios sobre las partículas están en las fronteras entre la sintaxis y la pragmática.
En los últimos decenios, se han publicado tres libros escritos por españoles que
presentan toda la sintaxis griega, aparte de otras muchas importantes monografías que
iremos citando donde corresponda. El de Alfageme (1988) es una descripción correcta y
breve hecha desde el punto de vista del estructuralismo. El de Adrados (1991) tiene la
particularidad de referirse al griego antiguo en toda su historia y extensión. Combina
estructuralismo con historicismo. El de Crespo-Conti-Maquieira (2003) tiene un enfoque
básicamente funcional y emplea oposiciones estructuralistas en la explicación del significado
expresado por las categorías morfosintácticas.
4.2. Algunos procedimientos heurísticos
Los procedimientos más importantes aplicados para identificar y determinar el
significado expresado por las unidades lingüísticas son los siguientes:
a) La forma. El principio básico es que, excepto en los casos de homonimia y de
polisemia, los significantes diferentes expresan en principio significados diferentes y,
al contrario, que un significante único expresa un solo significado.
b) La distribución de la unidad estudiada en el contexto. La distribución tiene aspectos
diferentes, entre los que destacan los enumerados en c), d) y e):
c) La coordinación solo se produce entre elementos que desempeñan la misma función
sintáctica y el mismo papel temático (o función semántica) y están en el mismo grado
jerárquico de la estructura sintáctica. Por ejemplo, los complementos coordinados en
descansan cuando pueden y al terminar el trabajo muestran que ambos expresan la
función sintáctica de complemento circunstancial o adjunto de la oración y la función
semántica de Tiempo. Un corolario de este principio es que los elementos que
aparecen coordinados desempeñan la misma función sintáctica, el mismo papel
temático y se encuentran en el mismo grado jerárquico de la estructura sintáctica. Se
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observará que en esta Sintaxis Griega muchos ejemplos que ilustran el valor de un
elemento consisten en pasajes en los que tal elemento aparece coordinado con otro
que tiene forma distinta. Al contrario, los complementos que están en yuxtaposición
desempeñan funciones sintácticas distintas y funciones semánticas distintas o están
en grados jerárquicos distintos. Por ejemplo, en le dieron un papel el año pasado los
complementos un papel y el año pasado tienen la misma forma (ausencia de
preposición), pero están yuxtapuestos, lo que indica que son complementos
diferentes (complemento directo y complemento de tiempo, respectivamente). En
cuando llegaron al atardecer, encontraron al capitán los complementos al atardecer y
al capitán están introducidos por la misma preposición, pero están yuxtapuestos
porque están en grados distintos de la jerarquía sintáctica (uno es complemento en
la oración temporal y otro en la principal).
d) Las respuestas a las preguntas parciales. Las preguntas parciales interrogan sobre
la identidad del elemento que desempeña la función que cumple el interrogativo que
introduce la cuestión. Como resultado, el interlocutor responde indicando la identidad
del elemento que cumple la misma función que el interrogativo. Por tanto, los
elementos que sirven para responder a un interrogativo parcial desempeñan la
misma función que el interrogativo. Por ejemplo, en ¿Cuándo vino? - Ayer, la
respuesta muestra que el adverbio ayer desempeña la misma función que el
adverbio interrogativo cuándo, aunque la terminación de uno y otro no es la misma.
e) La conmutación de un elemento por otro que produce un nuevo significado en ese
contexto; es decir, las variaciones formales en un contexto dado que implican cambio
de significado inducen a investigar el significado del elemento que al conmutar altera
el significado.
f) Las oposiciones estructurales privativas, graduales y equipolentes. La lingüística
estructural defiende que las unidades significativas no están aisladas en el sistema,
sino que forman oposiciones con otras unidades. Así, el significado del singular no se
encuentra aislado, sino que se opone en el sistema lingüística al dual y al plural.
Estas oposiciones son, en general, de carácter privativo, que consiste en que un
término está marcado y expresa positivamente una noción X, mientras que otro
término es no marcado y expresa el valor contrario (valor negativo) o es indiferente a
la noción que constituye la oposición. Por ejemplo, el masculino niño expresa lo
contrario del término positivo niña (femenino) o la indiferencia a la noción que
constituye la oposición (sexo), como en el siguiente ejemplo que reproduce un
diálogo: A. Mi vecina ha tenido un niño. – B. ¿Ha sido niño o niña? – A. Niña. El uso
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de niño al comienzo se refiere a una criatura o a un bebé del que el hablante no
indica el sexo. Algunas escuelas afirman que también hay oposiciones graduales, en
las que varios miembros poseen en grados diferentes una misma noción. Un ejemplo
serían los modos verbales, si es cierto que el indicativo, el subjuntivo y el optativo se
diferencian por expresar grados progresivamente más alejados de la realidad. Esta
hipótesis se ha discutido mucho, y no se ha conseguido encontrar ninguna oposición
gradual que no se pueda descomponer en un conjunto de oposiciones privativas.
Más discutidas son aún las oposiciones equipolentes, que se caracterizarían por el
hecho de que cada uno de los dos términos de la oposición tendrían usos neutros y
usos contrarios. Por ejemplo, algunos estudiosos han defendido la idea de que el
tema de aoristo y el tema de presente constituyen una oposición de este tipo desde
el punto de vista del tiempo gramatical que expresan, aduciendo que tanto el
presente de indicativo como el aoristo pueden tener usos atemporales (el presente
general del tipo de dos más dos son cuatro y el aoristo gnómico del tipo de paqw;n dev
te nhvpio" e[gnw 'el necio aprende por la experiencia').
g) Las informaciones de las fuentes antiguas, tanto los gramáticos, de los que los más
conocidos son Dionisio Tracio, autor de la primera Tevcnh grammatikhv escrita en
griego en el siglo II a.C., y Apolonio Díscolo, autor de varias obras monográficas
conservadas Sobre el pronombre, Sobre la conjunción, Sobre el adverbio y Sintaxis
en el siglo II d.C., como los escoliastas que explicaban e interpretaban las obras
literarias.
h) El examen intuitivo de la traducción. Con frecuencia, el único criterio empleado es la
valoración intuitiva de la traducción. Este procedimiento presupone que el lingüista o
gramático posee tal dominio de la lengua que puede comportarse como si fuera un
hablante nativo.
i) La comparación con el significado expresado por formas análogas en otras lenguas
indoeuropeas y en otros periodos de la historia del griego.
j) la tipología lingüística. Si las lenguas del mundo no emparentadas genéticamente
documentan un fenómeno, es poco verosímil que la lengua estudiada presente un
fenómeno muy distinto de lo que es normal en las demás lenguas del mundo.
Los procedimientos heurísticos primeros en la enumeración precedente son los más
importantes. Diversos ejemplos de aplicación de todos ellos aparecerán en los temas de
esta Sintaxis Griega.
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