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1. CALIDAD DE VIDA EN LAS CIUDADES H ace pocos años (1996) y con gran impacto a nivel mundial, se celebró en Estambul un Congreso Mundial, el segundo... HABITAT II, sobre los asentamientos humanos; uno de los aspectos que se tocaron en casi todas las comunicaciones fue el que ahora nos interesa: «la calidad de vida en las ciudades»; nosotros tomamos este concepto como punto de partida para nuestras reflexiones y lo vamos a hacer con alguno de los textos que presentó la delegación española; concretamente, refiriéndose a «calidad urbana y calidad de vida», se decía: «Para que se cubran las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos, respecto a la habitabilidad de la ciudad, es aconsejable que se oriente el diseño, la gestión y el mantenimiento de los sistemas urbanos, de modo que se proteja la salud pública, se fomente el contacto, el intercambio y la comunicación (...) los espacios verdes, los equipamientos, los servicios y los transportes públicos han de ser accesibles, han de estar a una distancia-tiempo mínima para vencer la distancia psicológica que todos tenemos y que, de lo contrario, no facilita su uso (...). La esencia de la ciudad es el contacto personal. La ciudad es, en consecuencia y sobre todo, de la persona que va a pie. Los viajes a pie, en bicicleta o en transporte público son los medios que pueden reducir drásticamente el estrés ambiental provocado por los vehículos privados, lo que potenciará el contacto y la comunicación en el espacio público. A la vez que se reduce el estrés ambiental se puede mejorar, en nuestras ciudades, el paisaje urbano, ya sea en la vía pública como en las fachadas del parque Ministerio de Vivienda CIUDAD Y TERRITORI O Estudios Territoriales, XXXVII (144) 2005 417 Las zonas verdes como factor de calidad de vida en las ciudades Dr. Arquitecto, Universidad Politécnica de Valencia. RESUMEN: En este trabajo, tras una amplia reflexión sobre el papel de las zonas verdes den la ciudad, se resume la metodología empleada y el plan de acción para la verificación del papel que juegan las «zonas verdes» en el confort de la ciudad de Valencia, tomada como prototipo de ciudad mediterránea. Partiendo de un análisis de la situación climatológica de la ciudad, se investiga el comportamiento de varios «índices de confort», conocidos internacionalmente, en una serie de distritos de esta ciudad que se consideran ca- racterísticos y, en su conjunto, definen el comportamiento urbano. Se ha conseguido formular algunos de es- tos índices de confort en función de las zonas verdes y posteriormente, se consigue conocer la dimensión de estas zonas verdes, en cada distrito, para que teóricamente puedan ser considerados confortables. Esta me- todología se considera válida como herramienta de quienes planifican las grandes ciudades, en el diseño de las zonas verdes. DESCRIPTORES: Zonas verdes. Planeamiento urbano. Confort. Valencia (España). Francisco GÓMEZ LOPERA Recibido: 27.04.2004. Revisado: 31.05.2004 e-mail: fgomez@csa.upv.es

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1. CALIDAD DE VIDA EN LAS CIUDADES

Hace pocos años (1996) y con granimpacto a nivel mundial, se celebró enEstambul un Congreso Mundial, el

segundo... HABITAT II, sobre losasentamientos humanos; uno de los aspectosque se tocaron en casi todas lascomunicaciones fue el que ahora nos interesa:«la calidad de vida en las ciudades»; nosotrostomamos este concepto como punto departida para nuestras reflexiones y lo vamosa hacer con alguno de los textos que presentóla delegación española; concretamente,refiriéndose a «calidad urbana y calidad devida», se decía:

«Para que se cubran las necesidades yaspiraciones de los ciudadanos, respecto a la

habitabilidad de la ciudad, es aconsejableque se oriente el diseño, la gestión y elmantenimiento de los sistemas urbanos, demodo que se proteja la salud pública, sefomente el contacto, el intercambio y lacomunicación (...) los espacios verdes, losequipamientos, los servicios y lostransportes públicos han de ser accesibles,han de estar a una distancia-tiempo mínimapara vencer la distancia psicológica quetodos tenemos y que, de lo contrario, nofacilita su uso (...).La esencia de la ciudad es el contacto personal.La ciudad es, en consecuencia y sobre todo, dela persona que va a pie. Los viajes a pie, enbicicleta o en transporte público son los mediosque pueden reducir drásticamente el estrésambiental provocado por los vehículos privados,lo que potenciará el contacto y la comunicaciónen el espacio público. A la vez que se reduce elestrés ambiental se puede mejorar, en nuestrasciudades, el paisaje urbano, ya sea en la víapública como en las fachadas del parque

Ministerio de Vivienda

CIUDAD Y TERRITORIO Estudios Territoriales, XXXVII (144) 2005 417

Las zonas verdes como factor de calidad de vida en las ciudades

Dr. Arquitecto, Universidad Politécnica de Valencia.

RESUMEN: En este trabajo, tras una amplia reflexión sobre el papel de las zonas verdes den la ciudad, seresume la metodología empleada y el plan de acción para la verificación del papel que juegan las «zonasverdes» en el confort de la ciudad de Valencia, tomada como prototipo de ciudad mediterránea. Partiendode un análisis de la situación climatológica de la ciudad, se investiga el comportamiento de varios «índicesde confort», conocidos internacionalmente, en una serie de distritos de esta ciudad que se consideran ca-racterísticos y, en su conjunto, definen el comportamiento urbano. Se ha conseguido formular algunos de es-tos índices de confort en función de las zonas verdes y posteriormente, se consigue conocer la dimensión deestas zonas verdes, en cada distrito, para que teóricamente puedan ser considerados confortables. Esta me-todología se considera válida como herramienta de quienes planifican las grandes ciudades, en el diseño delas zonas verdes.

DESCRIPTORES: Zonas verdes. Planeamiento urbano. Confort. Valencia (España).

Francisco GÓMEZ LOPERA

Recibido: 27.04.2004. Revisado: 31.05.2004e-mail: [email protected]

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edificado, generando un entorno propicio y decalidad.La mejora de la calidad ambiental incide demanera precisa en varios de los aspectos queconforman la calidad de vida de los ciudadanos,en primer lugar sobre el estrés ambiental y enconcreto sobre la contaminación atmosférica, elruido, la contaminación visual y la seguridadviaria; en segundo lugar permite aumentar lasrelaciones interpersonales, pues la calle(pasear) se convierte en un lugar idóneo para elcontacto, el ocio y el tiempo libre para todos, sinimportar edad o condición. Ese espacio públicode calidad se revela también como un escenariopara el desarrollo de diversos acontecimientosde participación social.»

Algunos de los ponentes del documentocitado, advierten que la calidad de vida, comoconcepto, es de definición imprecisa y lamayoría de investigadores están de acuerdoen que no existe una teoría única que definay explique el fenómeno. El término «calidadde vida» remite a una evaluación de laexperiencia que de su propia vida tienen lossujetos. Tal «evaluación» no es un acto derazón, sino más bien un sentimiento. Lo quemejor designa la «calidad de vida» es la«calidad de la vivencia que de la vida tienenlos sujetos».

Analizar la «calidad de vida» de unasociedad significa analizar las experienciassubjetivas de los individuos que la integran yque tienen de su existencia en la mencionadasociedad. Exige, en consecuencia, conocercómo viven los sujetos, sus condicionesobjetivas de existencia y qué expectativas detransformación de estas condiciones desean,y evaluar el grado de satisfacción que seconsigue.

Pero además, en la valoración de estecomponente subjetivo esencial, entran enjuego una serie de elementos en principiorelacionados con las necesidades delindividuo, pero que van tomando, cada vezmás, un matiz social y comunitario. Hablarde calidad de vida como una referenciacompleja al bienestar, nos acercaindefectiblemente a la misma definición desalud que la OMS ha propuesto: «No sólo laausencia de enfermedad o padecimiento, sinotambién el estado de bienestar físico, mentaly social».

Con estas perspectivas nos disponemos aanalizar, brevemente, la ciudad actual, la

ciudad donde vivimos, para averiguar suscarencias y tratar de averiguar aquello quelos ciudadanos echan de menos, o realmentenecesitan, e investigar las posibilidades deun conocimiento objetivo del bienestarurbano para ver si se puede ajustar con elbienestar subjetivo que los ciudadanos dicensentir o carecer.

Sin excedernos en catastrofismos, vamos aconsiderar serenamente que la ciudad actuales un hecho que preocupa, desde hacetiempo, a planificadores, políticos y ecólogos,por el simple hecho de la escala, de ladimensión que está adquiriendo y losproblemas que ello engendra.

Si nos referimos a la tasa de urbanizaciónde la población mundial, esta era en 1800 desólo un 3,4%. Un siglo después era de un13,6%. En la actualidad un 45% de lapoblación mundial vive en áreas urbanas y esprevisible que el año 2005 se supereampliamente el 50%. La tendencia tiene uncarácter vertiginoso, ya que el año 2000 losurbanitas han pasado a ser casi el doble queen 1986 y en el 2005 la cifra será cuatro

FIG. 1. Litografía de J. J. Foberty, Sir ArthurBelton, Terraplen, 1880. Los comercios pagaronporque figuraran sus nombres

Fuente: BRIGGS (1990).

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veces mayor. Así pues, en el año 2025, másde las tres quintas partes de la poblaciónmundial vivirá en zonas urbanas (5.200millones de personas) (GIRARDET, 2003).

En la actualidad, y por poner un ejemploque podemos asimilar; en nuestro país, lamitad de la población vive en las 18 áreasmetropolitanas más desarrolladas, y untercio lo hace en las cinco áreasmetropolitanas más importantes: Madrid,Barcelona, Valencia, Sevilla y Bilbao.

Sin embargo, este crecimiento en lasciudades, a nivel mundial, se está realizandosegún una antigua ley urbanística, que losproblemas urbanos progresan en proporciónmucho más elevada que el crecimientodemográfico de las poblaciones.

En efecto, el progreso acelerado, que seinició con la Revolución Industrial y que nosha llevado a la era de las grandesconcentraciones urbanas, está mostrandouna serie de flecos que nos hacen dudar de subenignidad.

2. LA NATURALEZA Y LA CIUDAD

En efecto, la ciudad ha crecido pero no seha mantenido una proporción equilibradaentre áreas libres y áreas edificadas por loque se ha llegado a una gran contradicción: lacarencia de áreas y zonas verdes en la ciudades extraordinaria; cuando constituyen lasmayores necesidades de los habitantes deesta. En uno de los trabajos de obligadareferencia, sobre el estudio de «La calidad devida en las ciudades» (MOPU, 1982) se

destaca la importancia de las zonas verdespor la respuesta a una encuesta ciudadanasobre los espacios públicos de mayor interés(FIG. 3). A pesar de la antigüedad de esteestudio no se ha realizado posteriormenteninguno de tanto impacto social.

FIG. 3. Urgencia en la resolución deequipamientos y servicios

Servicios Núm. orden Porcentaje

Jardines 1.o 63,9

Espacios para juego de niños 2.o 51,1

Ambulatorios 3.o 49,1

Centros de ancianos 4.o 40,0

Mercados 5.o 31,8

Recreo de jóvenes 6.o 28,0

Guarderías 7.o 24,0

Fuente: MOPU (1982).

La actualidad de este tema se percibe enla presencia de las zonas verdes comoparámetro de sostenibilidad en las distintasrelaciones de indicadores que, a nivelmundial, se están realizando; de todos ellosdestacamos la Primera generación deIndicadores Comunes Europeos, elaboradopor el Grupo de Expertos sobre MedioAmbiente Urbano, de la Dirección General deMedio Ambiente de la UE. Según esteInforme Técnico, la existencia de zonasverdes públicas figura entre los cincoindicadores principales obligatorios para lasostenibilidad de las ciudades europeas(EXPERT GROUP ON THE URBANENVIRONMENT, 2001).

Pero las zonas verdes, que han estadopresentes en la ciudad desde sus inicios, hansido en este siglo cuando más se hanolvidado. Lamentablemente, el MovimientoModerno se preocupó muy poco por losespacios verdes, en sus realizaciones el verdeprácticamente no existió; basta ver elresultado de las urbanizaciones periféricas decualquiera de nuestras ciudades (FIG. 4).

Esto a pesar de que a su iniciador, elarquitecto francés Le Corbusier, se leatribuyan expresiones como la siguiente:

«Hoy es vital para el hombre reencontrar ladoble amistad perdida del azul del cielo y elverde del árbol.»

FIG. 2. Birmingam Raiway Colection, The NeyYork Historical Society, 1839. Broouway para trenentre Londres y Birmingam, 19 de junio de 1837

Fuente: BRIGGS (1990).

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y de que la Carta de Atenas, propusiera entreuno de sus cuatro fines, para la ciudad, elrecrearse. Sin embargo, lo que en realidad seestaba consagrando era un tipo de ciudadvertical con zonas verdes, una revolución enel concepto que se tenía hasta entonces deciudad.

«Lo que se proponía era un planteamientoracionalista de la ciudad, que equivalía asumergir ésta en el campo y disponer de unaserie de zonas verdes; en realidad se llegaría aun concepto deshumanizado de la convivencia,ya que desaparecería el entorno urbano. Seolvidaba que el hombre no es sólo un ser quevive en edificios, sino que necesita un entorno,unos espacios convivenciales. La calle no era sóloun sitio por donde pasaban los vehículos o lagente para trasladarse de un lugar a otro, sinodonde se convivía realmente.» (NIEMEYER, 1985)

Desde hace años este modelo ha entradoen crisis y ha sido esta crisis profunda de laciudad, del urbanismo actual, con susextraordinarios cotas de degradación, quiennos ha obligado a pensar en el valor quetienen los elementos naturales presentes enlas áreas urbanas. En los últimos años, al noencontrarlo en la ciudad, miles de personasse han lanzado a explorar los hábitats yespacios naturales del entorno inmediato.

¿Cómo ha podido ocurrir esto?, porquenada hay más adaptable que el hombre:

«Los seres vivos están continuamenteadaptándose al ambiente físico que los rodea.Dependen de él inmediatamente. De este hechohabría que sacar un argumento más en pro dela modificación sustancial del actual «hábitat»

humano, que resulta fuertemente negativo yantinatural; en caso contrario, cabría esperaruna adaptación imprevisible de la especie alambiente hostil.»

«La huella de la naturaleza sobre el hombre esla del sosiego; en este orden de ideas, llevar a laciudad, donde está más ausente, la equilibradaunidad de la Naturaleza viva, puede ser uno delos difíciles y hondos objetivos de laplanificación, superando el desorden y laincoherencia de los núcleos vegetales queexisten o se crean dentro y alrededor de laciudad.» (LÓPEZ LILLO & al., 1969)

Hemos hablado de sosiego, este es unpunto crucial de la vegetación frente a suenemigo en la lucha por el espacio, elvehículo privado... vale la pena recordar, aeste propósito unas frases recogidas de lapresentación de un libro:

«Aunque ya ni se diga, los árboles fueronhechos antes que los hombres...Aunque es verdad que se pensó, la razón por laque fueron hechos antes no fue para que loshombres tuvieran sustento... que lo tuvieron.Ni fue, aunque se dice, para hacerlos másfuertes...Ni para que respiraran mejor...Realmente hubo una razón, el hombrenecesitaba que le hablaran de paz, que ledieran ejemplo de paz. Lo necesitó desde elprimer día de la creación... y aún hoy siguenecesitándolo.El árbol le habló de paz al hombre...Serio, estable, generoso, flexible, vigilante,desnudo, callado (a veces rumoroso), fecundohasta que desaparece... el árbol nació parainterpretar este mensaje de amor. Y todavía no seha encontrado mejor interprete.» (NIETO, 1991)

La vegetación en la ciudad, no sólo tieneuna función ornamental (que la tiene), sinoque tiene un papel regulador de la agresiónambiental: retiene las aguas atmosféricas,contribuye a la evapotranspiración,constituye un filtro contra la contaminación yrepresenta un excelente regulador delintercambio de aire, calor y humedad con elentorno urbano; habría que hablar tambiéndel papel perceptual-paisajístico; desdeantiguo se ha hablado de la necesidadpsicológica del habitante de la ciudad poracercarse a la naturaleza, siendo conocidos

FIG. 4. Grupo de viviendas en la periferia de laciudad de Tenerife

Fuente: Autor.

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los efectos terapéuticos: disminución de latensión, de la fatiga y tantos otros aspectosque la OMS, y otros muchos autores handestacado (FIGS. 5 y 6).

Hoy más que nunca está claro elinsustituible papel ecológico del verde urbanofrente a la simple proliferación de espaciosabiertos (plazas pavimentadas, grandesavenidas), que esponjan la trama urbanapero no cubren las necesidades citadas.

El árbol empieza a ser una piezainsustituible del entramado de la ciudad ycon una función capital en el espacio urbano:

«El árbol, considerado “arquetipo de lanaturaleza”, se ha hecho insustituible en lascalles urbanas, como único elemento vivo en eldesierto de asfalto y hormigón. El árbol es el“otro” ser vivo que está en nuestro espacioexperimentado; su espacio y el nuestro coincideny se confunden.» (LÓPEZ LILLO & al., 1969)

Es un hecho que las legislaciones hablande dotaciones necesarias y las

recomendaciones internacionales amplíanesos estándares. El libro del Medio AmbienteUrbano es contundente con los planes verdesy la crítica a los sistemas de planeamientoactuales que favorecen el uso y abuso delvehículo privado como única alternativa a lasdemandas individuales de movilidad.

En definitiva, el sistema de espacios verdesen ciudad y su planificación interaccionan conel sistema de microclima urbano y conaspectos psicológicos ambientales, de granimportancia para el habitante de la ciudad,como es el medio ambiente urbano, el conforty, en definitiva, la calidad de vida que puedenllegar a tener los ciudadanos.

La infraestructura verde de las ciudades,podríamos concluir, es la única que darespuesta a ciertas necesidades deconvivencia, agrupación y socialización dedistintos grupos humanos que habitan lasurbes, cumpliendo, por tanto, una importantefunción social que llega a ser de interésincluso en la reafirmación de la integridad dela persona en cuanto facilita su unión con elpasado (jardines de origen histórico,acompañamiento verde en zonasmonumentales) o lo que es lo mismo, facilitala ubicación de la persona en un ordencultural, pero también en un orden naturalgracias a la conexión de la sucesión temporalde los aspectos biológicos (paso de lasestaciones, temperaturas, longitudes delperíodo diario de luz) con estos espaciosvivos. Los usuarios de parques y jardines, ymás concretamente los niños, ancianos yotros elementos de la población inactiva,encuentran en las zonas verdes lasatisfacción de una demandas concretas quetienen que ver sobre todo con lo lúdico y eldescanso, beneficiándose, al mismo tiempo,de todo el resto de efectos favorables queotorgan estos espacios. Otros grupos de lapoblación se sirven de los espacios verdes ddistinta manera, más dinámica como es elpaseo, la práctica de deportes, la lectura, latertulia, etc. (BALLESTER, 2003).

3. CIUDAD Y ZONAS VERDES: PASADO, PRESENTE Y FUTURO

3.1. Pasado de la jardinería urbana

Más que una historia de la jardinería,vamos a considerar la impronta que ésta ha

FIG. 5. Central Park, Nueva YorkFuente: Autor.

FIG. 6. Parque de Joan Miró, BarcelonaFuente: Autor.

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sufrido desde que está ligada al urbanismo.Desde finales del siglo XVIII, y hasta laprimera guerra mundial entrado ya el sigloXX, se produce un cambio espectacular en lahistoria del hombre y de la civilización.

Efectivamente, hacia 1850 nace la cienciaurbanística como necesidad de resolver,fundamentalmente, dos problemas: la higienede la ciudad y la especulación del suelo. Estarevolución urbana habría de ejercer suinfluencia sobre el planteamiento de losjardines y parques en cuanto a sucomposición y a sus funciones.

La presión de la población despertará elsentimiento de necesidad de espacios verdes,que sirvan de base para el reposo y expansiónde los ciudadanos. Al mismo tiempo, estanecesidad de espacios libres coincide con ladisminución de los jardines privados, iniciadaa finales del siglo XVIII, como consecuenciade la dispersión de las grandes fortunas,originada en las revoluciones y guerrasdesarrolladas en esa época.

Puede decirse, por tanto, que a lo largo deese siglo se va imponiendo la función públicade los grandes parques como elementofavorecedor de la higiene y el saneamiento,disminuidos a consecuencia de ladensificación de las ciudades.

Es el momento en que se crean los grandesparques como: Hyde Park y Regent’s Park, enLondres; el Bois de Boulogne y el Bois deVincennes, en París; también es la época deCentral Park, de Nueva York; en España elmás representativo de este siglo es un nuevoparque madrileño, denominado en su origencomo Jardín del Buen Retiro.

Ya en el siglo actual, el asentamiento deesta primera etapa de la civilizaciónindustrial produce, de forma indirecta, unfenómeno secundario que habrá de adquiriren el transcurso del siglo XX preponderanciainsospechada. Nos referimos al éxodo de loshabitantes del campo hacia la ciudad,atraídos por una falsa imagen del bienestarque se puede conseguir en esta, por elabanico de posibilidades que ofrece la nuevaera industrial.

Esta situación de explosión de la nuevasituación urbana ha inducido unarectificación general en el planteamiento delas funciones a desarrollar por los espacioslibres. Los parques y jardines del siglo XXvarían su escala funcional al incrementarsede forma radical todo el contexto de laciudad.

Sin embargo, y esto es importante, losparques y jardines de las nuevas concepcionescompositivas de la ciudad no puedenanalizarse como elementos independientes, yaque su consideración debe tener en cuenta nosólo el cambio producido en la escala urbana,sino también el carácter de aquellas queconsideran la ciudad como un conjunto deelementos, sistemas y funciones entrelazados.«En este marco concreto es donde debecontemplarse la evolución de los espacioslibres como uno de los sistemas que conformanla ciudad» (RODRÍGUEZ AVIAL, 1982).

3.2. Presente de los espacios verdes en la ciudad

Al iniciarse el segundo cuarto de siglo sevan a realizar los Congresos Internacionalesde Arquitectura Moderna. El IV de estoscongresos, celebrado en Atenas en 1933,resultaría de una importancia decisiva para elurbanismo posterior. En 1943 se publicaríansus conclusiones, con el nombre de Carta deAtenas, que van a constituir la base deoperaciones del urbanismo «funcionalista» queha llegado a nuestros días.

FIG. 7. Central Park, Nueva YorkFuente: Autor.

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La necesidad de los espacios verdesquedaría consagrada en sus postulados alplantearse el «recrearse» como una de lasfunciones vitales de todo núcleo urbano.Aunque, como ya hemos dicho anteriormente,lo que se proponía era un planteamientoracionalista de la ciudad, que equivalía asumergir esta en el campo y disponer de unaserie de zonas verdes; en realidad se llegaríaa un concepto deshumanizado de laconvivencia, ya que desaparecería el entornourbano. Se olvidaba que el hombre no es sóloun ser que vive en edificios, sino que necesitaun entorno, unos espacios convivenciales. Lacalle no era sólo un sitio por donde pasabanlos vehículos o la gente para trasladarse deun lugar a otro, sino donde convivíarealmente.

Desde hace unos años este modelo haentrado en crisis. La especializaciónfuncional de los usos del suelo urbano quepredica, como ideal, la Carta de Atenas,proyecta sobre el espacio de las ciudades unaexcesiva y rígida fragmentación, una cerradacompartimentación estanca, que aísla a losespacios intraurbanos entre sí debido a supropia unidimensionalidad económica ysocial.

«Desde la Carta de Atenas se han propuestoinnumerables opciones, pero todas ellascomienzan a ser vehementemente impugnadas.Requieren soluciones más sólidas, máshumanas, gracias a las cuales pueden volver aexistir calles para peatones con sus sectoresdebidamente integrados y sin que se creengrandes zonas desiertas y abandonadas fuerade las horas de trabajo. Los especialistas enurbanismo estudian atenta y apasionadamenteel problema de las grandes ciudades y surgenlas críticas: se habla de contaminación, delpoder inmobiliario, de la bárbara densidad dela población, de las distancias entre el hogar yel lugar de trabajo, etc.» (NIEMEYER, 1985).

Al mismo tiempo, todas estascontradicciones se agudizan y se intensificanpor obra y gracia de unos sistemas de pla-neamiento urbanístico que favorecen el uso yabuso del vehículo privado como únicaalternativa a las demandas individuales demovilidad. En realidad se produce un merotraslado físico de los problemas que ellosgeneran, desde el centro de la ciudad hacia alperiferia urbana, con procesos crecientes de

colonización periurbana, suburbana orururbana, que comportan siempre gravesagresiones ecológicas al medio rural quebordea las ciudades (CLEMENTE, 1991).

La experiencia de los últimos años, enmateria de jardinería y paisaje urbanos estánmuy ligados a esta crisis de la ciudad,motivada en gran medida por los desaciertosurbanísticos y la falta de sensibilidad yrespeto por la naturaleza (FIG. 8).

Uno de los mayores fallos delplaneamiento urbano hasta ahora, al menosen España, y en lo que se refiere al sistemade espacios libres y áreas verdes, es que engeneral se han tratado los jardines yordenado o dispuesto nuevas zonas verdespara la ciudad, pero ha faltado siempre unavisión amplia y una voluntad de integrar lanaturaleza en la ciudad, evitando lapolarización y la noción de ghetto paraespacios verdes.

Se ha olvidado, con frecuencia, que el árboles el primer y gran protagonista del verde enla ciudad, y con mucha mayor razón ennuestras ciudades cálidas. «La relación delárbol (y los espacios verdes por extensión)con la mejora del medio ambiente es estrecha

FIG. 8. Parque de María Luisa, SevillaFuente: Autor.

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y aparece con inmediatez. Las nociones deconfort y de calidad de vida van ligadas a lade bienestar que proporciona la vegetaciónurbana, moderando todas aquellascomponentes agresivas (contaminación,ruidos, exceso de radiación) y compensandola aridez, el consumo de CO2 y hasta lafrialdad estética de las construcciones,basadas en lo mineral» (SUKOPP, 1990).

Sin embargo, en todo este proceso lajardinería urbana ha sufrido un desarrollohasta niveles que ya nada tienen que ver conlos jardines de esparcimiento cortesano (FIG.9) y que, realmente, constituye una revisióndel espacio público. No se trata de un nuevoestilo de jardinería pero sí se puede decir quese intenta un nuevo concepto de su utilización.

Realmente lo que se está llegando es a unarevisión del uso de las áreas libres,delineándose unos espacios funcionalmenteespecíficos para el descanso, el juego, el paseoo la tertulia.

En algunos casos se ha derivado aconceptos muy sofisticados, casi tecnológicos,del espacio ajardinado, con efectos exóticos yvariedad de medios, pero donde el verderesulta algo marginal, complemento estéticoo, incluso, psicológico (acercarnos orecordarnos la naturaleza) (FIG. 10). Sinembargo, el verde urbano no solo tiene unamisión ornamental o testimonial sino que, lapropia legislación lo considera un elementoestructurante de la ciudad, y esto sugiereotras formas de presencia muy distintas.

Cualitativamente, por otra parte, destacaen los últimos años el interés por reproducirlos modelos del paisajismo inglés; el auge porel césped está invadiendo totalmente las

ciudades del área mediterránea, que poseenuna climatología poco favorable para su buendesarrollo, e incluso para la supervivencia enépocas de sequía (FIG. 11).

Para muchos autores resultaría másrazonable seguir los diseños del jardínmediterráneo, marcado por la tradiciónromana, árabe e incluso conventual; sinexplanada de césped, sin coníferas de granporte, con empleo de plantas vivaces, de flory arbustos; especies que se caracterizan porsus rusticidad, su adaptabilidad a toda clasede terrenos y por la economía de su cultivo,mantenimiento y exigencias hídricas.

3.3. El futuro de las áreas verdes urbanas

Aún es poco conocido el documento que laComisión de la UE hizo público (COM, 1990),de gran trascendencia, sobre el medioambiente urbano, que supone una crítica vivay contundente al urbanismo actual, unavisión certera de los problemas de la ciudadmoderna y donde se realizan una serie desugerencias de un enorme interés.

FIG. 9. Vila il Bosco di Fonte Lucente, Fiesole(Italia)

Fuente: Autor.

FIG. 10. Praderas de césped en Madrid, M-30Fuente: Autor

FIG. 11. Jardines en Kyoto, JapónFuente: PLUMIER, George (1994), The Water Garden.

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Precisamente, sobre los temas ecológicosdel medio urbano se dice: «la Comisióndebería plantearse la posibilidad de lanzarun programa de Proyectos Piloto, repartidospor toda la Comunidad, para demostrar losbeneficios de los planes verdes», y acontinuación afirma: «debería animarse a lasautoridades municipales a revisar lacantidad de espacios libres de que disponen,y a ampliarla cuando exista la oportunidad».

En efecto, las breves consideraciones quehemos hecho, sobre el «presente» de las zonasverdes en la ciudad, invitan a repensar lasdotaciones que son necesarias, teniendo encuenta el papel tan importante que, desde elpunto de vista ecológico, van a ejercer.

La Organización Mundial de la Salud,hace ya tiempo, recomendó para las ciudadesla cifra de 9 m2/hab. Aunque la CEE, enalgunos documentos, ha señalado laconveniencia de alcanzar estándares de 10 a20 m2/hab.

En nuestro país la media de las ciudadesmás importantes es de 4,5 m2/hab, ello apesar de que la Ley del Suelo es muyexplícita en este contexto y especifica lanecesidad de que los Planes Generales deOrdenación Urbana reserven una dotaciónmínima de espacios verdes de 5 m2/hab, a loque hay que añadir los 18 m2/vivienda o por100 m2 de edificación residencial, que seestablece en los Planes Parciales quedeterminan el Plan General.

Independientemente de razones de tipoadministrativo, el primer factor queimposibilita alcanzar cotas tan altas deespacios verdes es el vehículo privado, suprincipal competidor en la lucha por elespacio libre.

Afortunadamente, ya se levantan voces,aunque tímidas, apoyando líneas deinvestigación para limitar el uso del automóvilen las ciudades; en la actualidad se realiza unestudio que se llama «ciudad sin coches» y esexactamente la prefiguración de una ciudadeuropea que funcione sin transporte privado.Este estudio demuestra que esa hipótesis nosolamente es factible, sino que este tipo deciudad costaría entre dos y cinco veces menosque el modelo actual.

Se ha propuesto Amsterdam como ciudadguía de este proyecto. En ella se ha llevado acabo un referéndum en el que el 53% de los

ciudadanos se ha expresado a favor del cierretotal del centro histórico a los automóvilesparticulares, incluidos los de los residentes, yes de Amsterdam de donde partirá lainiciativa del «Club de las ciudades sincoches» al que la Comisión de lasComunidades Europeas prestará su apoyo(VAN MIERT, 1992).

Por su parte, el Libro Verde sobre el MedioAmbiente Urbano resalta que el tiempo deocio ha aumentado de forma generalizada, ycon ello los ciudadanos han ido adquiriendouna mayor conciencia del valor y laimportancia de los espacios abiertos en laciudad o en sus proximidades.

La Comisión de las Comunidades invita,como posible solución, a la realización deposibles Planes Verdes, que se entiendencomo documentos urbanísticos, PlanesEspeciales que la legislación españolareconoce para determinados supuestos(protección del paisaje, conservación delpatrimonio histórico, del medio rural, mejorade jardines, protección del medio físico,desarrollo del sistema de espacios libres) quehan de desarrollar los Planes Generales deOrdenación.

Un Plan Verde tiene un objetivofundamental que es el bienestar de losciudadanos, para lo que realiza unapropuesta múltiple de ordenación del sistemade espacios libres y zonas verdes, y formulauna protección y mejora del paisaje, lanaturaleza y el medio físico. Una especie detecnología blanda para la ciudad (SALVADOR,2003).

Sin embargo, hemos de tener en cuentaque la evolución tecnológica ha transformadoprofundamente la fisonomía de nuestrasciudades y ha llevado a dejar los antiguosespacios libres cada vez más artificializados.

Frente a la transformación del entornourbano que acompaña las evoluciones de lavida de trabajo y de la vida doméstica, lasaspiraciones de los ciudadanos, en materia deparques y jardines públicos, son muyexigentes y se hacen cada vez mayores.

Lugares de relajación, de paseo, de juegos,de espectáculo, de contacto con la naturaleza,de memoria también de la vegetaciónautóctona; los parques y jardines públicosdeben, en los albores del siglo XXI, adaptarsea la evolución de las prácticas y modos devida de sus usuarios así como a lasobligaciones de la gestión contemporáneas.

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426 Las zonas verdes como factor de calidad de vida en las ciudades

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Los japoneses tienen una fórmula paraevocar el futuro de las ciudades; lasamenidades urbanas (FIG. 12). Es decir, todolo que contribuye a hacer la ciudad másarmoniosa, más confortable y más amena.«Poner en práctica esta idea suponecompatibilizar la cantidad con la calidad, yesta engloba desde la concepción inicial hastalas renovaciones periódicas necesarias; lossuelos y su fundamento, los vegetales, elagua, las circulaciones, los diversosmateriales y equipamientos, pero también elarte de los proyectistas para crear paisajesinteresantes, agradables y variados»(BERAUD, 1989).

Pero sobre todo, es necesario que las zonasverdes futuras, a pequeña o gran escala,tengan una correcta animación para crearuna dinámica favorable a la sensibilidad. Enefecto, diversificar las actividades permitepresentar los múltiples aspectos que puedepresentar la naturaleza de un jardín, susdistintas vistas; lo que conduce a definir

diferentes centros de interés según loslugares, para responder mejor a lassensibilidades de cada uno (FIG. 13).

El jardín es también un lugar deaprendizaje y debe ofrecer, porque ha sidoconcebido para ello, numerosas posibilidadespedagógicas; puede convertirse en el punto departida de múltiples actividades, ejercidas enlugares apropiados y apoyadas enequipamientos específicos destinados apúblicos diversos.

4. PLANEAMIENTO, CONFORT YMEDIO AMBIENTE URBANO

4.1. La ciudad y su entorno

Desde los años cuarenta se viene hablandode la Ecología Urbana, aunque esos primerosintentos para definir la peculiar estructurade la ciudad no tuvieran una inspiraciónambiental; tendría que pasar algún tiempopara que se depurara el conceptoambientalista, de la ciudad como ecosistema.

Hoy este concepto nace de la necesidad dedefinir las razones por las cuales lascondiciones para la vida son distintas en unaciudad que en su entorno geográfico. Enefecto, existe la evidencia de que la ciudad seencuentra sobre un entorno físico (biotopo),intensa mente transformado por el hombredel que se distingue por una serie decondicionantes de tipo natural (OKE, 1980)(FIG. 14).

En definitiva, el ecosistema urbano exigela sustitución de un hábitat natural(normalmente poco confortable), por otro másadecuado a las exigencias técnicas, culturalesy económicas del hombre actual; lo artificialha excedido la capacidad biológica delhabitante que vuelve a reclamar y necesitarde mayor equilibrio con aquellos elementos;como el agua, aire, espacio y naturaleza, queson en la ciudad recursos ambientales quecontribuyen, según su utilización a hacermás o menos confortable la vida delciudadano.

Evidentemente, las zonas verdes cumplenfunciones de gran interés ciudadano, comoson: ornamental y recreativa y perceptual-paisajística; pero otras están en relación conel bienestar de los ciudadanos (SUKOPP & al.,1982) y mejoran las condiciones climáticas, alactuar como refrigeradores o reguladores del

FIG. 12. Zona del Jardín del Turia, ValenciaFuente: Autor.

FIG. 13. Juegos y amenidades en un jardín en Japón

Fuente: PLUMIER (1994).

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intercambio de aire y temperatura. Tambiénjuegan un papel muy importante en elcontrol o reducción de la contaminaciónacústica y en la alteración de la composiciónde la atmósfera urbana.

FIG. 14. Diferencias:ciudad-entorno

ComparaciónElemento Características con el

entorno rural

Radiación Global 2-10% menorUltravioleta, invierno 30% menorUltravioleta, verano 5% menorDuración día-luz 5-15% menor

Temperatura Media anual 0,5-1 °C mayorDías de sol 1-2 °C mayorMayor diferencia noche 10 °C mayor

Velocidad viento Media anual 20-30% menorSin viento 5-20% menor

Humedad Invierno 2% menorrelativa Verano 8-10% menor

Precipitaciones Total 5-10% mayor

Nubosidad Cielo cubierto 5-10% mayorNiebla en invierno 100% mayorNiebla en verano 30% mayor

Contaminación Núcleos de condensación 10-100 mayorMezclas gaseosas 10-50 mayor

Fuente: LANDSBERG (1981).

4.2. Confort climático de la ciudad

La ciudad es el paisaje humanizado másespectacular. En ella, la acción del hombrealcanza la máxima intensidad, incluso enaspectos no visibles, como la composición delaire y los elementos del clima (temperatura,lluvia, vientos) de gran repercusión ecológica,ya que afectan de forma inmediata a todoslos habitantes.

Ahora es importante establecer unarelación entre hombre-medio que atenúe porlo menos, los graves errores del presente; ental sentido, es evidente la importanciaextraordinaria que tiene la alteración delclima en las ciudades, especialmente en lasmayores de 100.000 habitantes, que albergana más de un quinto de la humanidad. No esde extrañar el auge de todas las disciplinasque se ocupan de la ciudad y es indiscutibleque la climatología de esa aglomeración nopuede quedar al margen.

La ciudad es el ejemplo más representativode las modificaciones que el hombre es capaz

de introducir en el medio. La ciudadrepresenta la forma más radical detransformación del paisaje natural, pues suimpacto no se limita a cambiar la morfologíadel terreno, nuevas construcciones, otro planoy disposición del territorio, ni tampoco laaglomeración humana o mecánica quedetermina, sino que todo ello modifica lasmismas condiciones climáticas y ambientales,elevando la temperatura y afectando alrégimen de precipitaciones y de vientos.

Este hecho es conocido ya desde hacetiempo y ha originado diversos estudios(LANDSBERG, 1981; LÓPEZ GÓMEZ, 1985), etc.,que permiten hablar de una climatologíaurbana a caballo entre el clima físico y elambiente antrópico. La absorción de calor porla masa de la edificaciones durante el día ysu lenta irradiación durante la nochedetermina que se forme una «isla de calor»,rodeada por un medio rural más fresco.

A ello contribuyen también,secundariamente, los emisores térmicoslocales: vehículos, calefacciones, etc. En lasnoches de calma las diferencias con el campopróximo pueden llegar hasta los 10 °C, contodos los efectos que ello supone sobre todoslos demás elementos meteorológicos y la viday la actividad de los habitantes de la ciudad.

Esta diferencia entre el medio ambienteurbano y el periurbano radica en la absolutadiferencia que existe en la estructura de sussuperficies. En términos cuantitativos, elpaisaje natural o agrícola se caracteriza porla vegetación y un suelo más o menoscompactado y permeable; sin embargo, elárea urbana posee unas superficiesaltamente compactas e impermeables.

Contrariamente a lo que ocurre en losbosques o en el campo, donde hasta el 60-70%de la radiación recibida se captura y seaprovecha en la evapotranspiración, en laciudad, los edificios y el asfalto puedenirradiar hasta el 90% de la energía caloríficaque reciben, y lo hacen como radiacióncalorífica (infrarrojos).

Junto a las temperaturas, también semodifica la dirección y la intensidad delviento, que se adapta a la disposición delplano. Aumenta la lluvia por la existencia demás núcleos de condensación, aunque lamayor temperatura puede, en ocasiones,ejercer el efecto contrario y por ellodisminuyen las nevadas (LÓPEZ GÓMEZ,1985). Es decir, la ciudad tiene unas

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428 Las zonas verdes como factor de calidad de vida en las ciudades

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condiciones de confort diferentes a las delárea regional en la que se encuentra a causa,precisamente, de la acción del hombre sobreel medio respectivo.

En principio, ello no tiene nada departicular en cuanto que edificios y viviendastienen por finalidad esencial crear un área debienestar suficiente para mejorar lahabitabilidad humana. Pero lasmodificaciones ambientales de la ciudad vanmás allá y afectan también a calles, plazas yjardines aunque, en principio, no se buscaraeste efecto. ¿Hasta qué punto, por tanto, laciudad sus barrios y su estructura crean unambiente de mayor o menor confort, y cómopuede relacionarse este hecho con lasrestantes variables urbanas? Estasinterrogantes hay que contestarlas,analizando previamente el concepto deconfort. Normalmente, el término confort, oconfortable, hace referencia a un estado debienestar climático o térmico, sin excluirotras condiciones de satisfacción material.Esta es la noción más primitiva e intuitivaque se tiene del confort. Ese estado delbienestar es consecuencia de un ciertoequilibrio entre el hombre y su medio, entresus condiciones fisiológicas y las ambientales,y como expresión de tal equilibrio es un temasusceptible de variadas perspectivas ypermanente interés. Por eso ha sido buscadosiempre, constituyendo uno de los factores dela actividad humana.

En esta búsqueda el hombre depende de lascondiciones del medio, más o menos favorables,para poder satisfacer sus necesidades, pues susensibilidad ante el tiempo y sus reaccionesante las condiciones ambientales marcan, engran medida, su comportamiento individual ycolectivo.

Desde siempre, los escritores más antiguoshan ligado las condiciones climáticas albienestar y la salud de los hombres, y, a lolargo de la historia, las distintas visiones yteorías sobre estas incidencias no han hechosino formular hipótesis, más o menoselaboradas, intentando explicar la evolución,o justificar el desarrollo, de las distintascivilizaciones.

Así, por ejemplo, la civilización europeanace en zonas más cálidas y con menoscontrastes térmicos, donde es posible unmayor confort al aire libre; desde allí, una

vez desarrollada y cuando es capaz dealcanzar un confort artificial, emigra hacia elnorte buscando, precisamente, el contrastenecesario para evitar lo que algunos autoreshan llamado el «hastío térmico» que laexcesiva benignidad climática producía. Poreso Huntington concede una especialimportancia a la alternancia de tipos detiempo debido al paso de borrascas del frentepolar (LANSBERG, 1981).

Posteriormente, se han desarrolladoestudios sobre al confortabilidad humana conuna óptica moderna, más posibilista, en laque el medio condiciona, pero rara vezdetermina. De todos ellos fue Max Sorre unode los geógrafos que primero abordó, conmayor precisión, el tema del confortclimático, como un fundamento esencial de lageografía humana. Y lo que aquí más nosinteresa, fue también el primero que lorelacionó con el microclima de las ciudades ycon las modificaciones debidas al hombre.

De forma paralela, la preocupaciónambiental, la búsqueda de confort, bienestary calidad de vida, la influencia de esosfactores en el comportamiento social eindividual del hombre, se convirtieron entemas de interés de diversas disciplinas.

La sociología fue una de las primeras quemostró gran atención por los aspectosambientales del comportamiento humano,especialmente en el medio urbano,evidenciando la existencia del determinadas«patologías», claramente relacionadas confactores de marginación o con diversos patronesambientales.

Asimismo, resultó de extraordinario valorla aportación de la sicología ambiental, y, porsupuesto, la geografía volvió a considerar elconfort como elemento propio en cuantofactor del comportamiento humano y no sólocomo consecuencia del clima (SORRE, 1951).

4.3. Evaluación del confort en las ciudades:índices de confort

En definitiva, el confort es un hechopuramente humano y un elemento subjetivo,aunque pretende objetivarse por distintosprocedimientos y mediciones. Ya no se tratatan sólo de saber el calor o el frío que hace,sino el que «se tiene», o el que cada persona

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experimenta y cómo reacciona ante él, y enello intervienen no sólo las característicasambientales, sino también otra serie defactores humanos, sociales o puramenteperceptivos.

Sin embargo, el problema sigue siendocómo medir ese confort, que ya podríamosconsiderar como el punto de equilibrio térmicoentre el hombre y su medio. El hombremantiene una estabilidad térmica que es unade sus constantes vitales, mientras que elmedio es inestable y cambiante y se define porunas variables climáticas. La inserción delprimero en el segundo exige de aquel unesfuerzo permanente por lograr un equilibriohomeostático.

El primero de esos parámetros, lasconstantes vitales, están bien definidas por latemperatura biológica del cuerpo humano(36,5-37 °C), que es la referencia paraestablecer el equilibrio del confort humano.Pero las variables ambientales, resultan másproblemáticas, ya que, en la práctica, todasellas actúan conjuntamente sobre elorganismo, modificando cada una los efectosde las otras, y no independientemente comoreflejan las mediciones más usuales.

Por ello es necesario un índice que fundaen un solo parámetro la acción resultante decuatro factores que son los que más incidenen la sensación de confort: temperaturaambiente, humedad relativa, velocidad delviento y radiación, o al menos algunos deellos. Sobre todo son los dos primeros los que,más actúan sobre el confort o disconfort delhombre; además de que su exceso, o defecto,generan evidentes desequilibrios orgánicos,como insolación, congelación, inflamacionesde diverso tipo, etc.

Los índices empleados han sido desde los másantiguos (ID), el de «temperatura de bulbohúmedo radiante» (WBGT), pasando poralgunos gráficos como el de Terjung, o la CartaBioclimática de Olgyay, hasta otros másrecientes, como el «poder de enfriamiento» deVinje (PE). De todos ellos, se han seleccionado,por su mejor capacidad de respuesta, los tresque se insertan en la FIG. 15.

Esta selección se ha realizado en base a lacomparación, de la aplicación de cada índicecon la caracterización bioclimática de laciudad de Valencia que previamenteposeíamos.

También el viento, su velocidad ynaturaleza tienen una directa incidenciasobre la salud y el bienestar humano. Estáempíricamente comprobado el poderrefrigerante que viento y humedad generansobre las temperaturas, tanto por efectofísico-térmico, variando su valor real, comofisiológico-perceptivo, provocando unasensación térmica subjetiva diferente de lareal. Así, Brodtke y Liese estudiaronexperimentalmente el efecto refrigerante delviento sobre el cuerpo humano, a distintasvelocidades y con diferentes temperaturaambiente, demostrando que es especialmenteperceptible a más de 0,3 m/seg. Del mismomodo, Neuroth observó cómo la humedadrelativa, con valores superiores al 70%,aumenta la temperatura efectiva de la piel,sobre todo si la temperatura ambiente eselevada (LANSBERG, 1981).

El tema del confort térmico en la ciudad seplantea como una variable más del medioambiente urbano, articulándose en una redespecífica de relaciones, en una simbiosisentre componente naturales y artificiales.

Conviene tener en cuenta también, que elmedio urbano es un sistema completamenteinestable debido al carácter exógeno de susprocesos básicos, cuyos mecanismosresponden más a una óptica de crecimientoque de equilibrio. Éste ha de mantenersemediante continuas intervenciones humanasde muy diverso tipo, lo que no consigue evitarque frecuentemente se desencadenen efectosno buscados, e incluso no deseados, quegeneran un amplio repertorio de «patologíasurbanas». Es decir, el medio ambiente urbanoy el confort o disconfort que le son propios, notienen cabida, sino en relación con lasociedad que los crea y habita.

En este sentido puede hablarse deestudios que han pretendido relacionar los

ID = 0,4(TS + TH) + 4,8 (1)PE = 0,57 ! V 0,42 ! (36,5 – TS) ! 36 (2)WBGT = 0,7TH + 0,2TG + 0,1TS (3)

Siendo:

TS = Temperatura de bulbo seco (°C).TH = Temperatura de bulbo húmedo (°C).TG = Temperatura de bulbo negro (°C).V = Velocidad del viento (m·s–1).

FIG. 15. Rangos deducidos para cada índice deconfort. Sólo el PE es propuesto por el autor

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430 Las zonas verdes como factor de calidad de vida en las ciudades

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índices que se deducen de los cálculostécnicos con la opinión que la genteproporciona de su estado de bienestar, lo quegeneralmente se resuelve medianteencuestas (KWI-GON, 1989).

Al mismo tiempo vemos que el hecho de laexistencia de una ciudad, comporta la apariciónde unas situaciones molestas y nocivas para elhabitante de la urbe, lo que puede se paliado,en buena parte, por la existencia de vegetación;al actuar esta como regulador de algunosparámetros medioambientales, es decir alinfluir en parámetros que mejoran el grado debienestar del hombre en la ciudad.

Pero, en efecto, la formulaciónestrictamente numérica del disconfort poríndices, es algo fría, y se necesita profundizarmás en el análisis de regresión entre estosíndices y los espacios verdes urbanos. Porello, siguiendo los criterios de autores quehan formulado alguno de estos índices enfunción de otros parámetrosmediambientales (SALVADOR, 1987) (FIG. 16)(KWI-GOM, 1989), intentaremos ligarlos a laszonas verdes, con objeto de averiguar laincidencia de estas en el microclima urbanoy, por tanto, en el confort humano.

Paralelamente, una forma clara deevaluar el confort de los ciudadanos esencuestar a los residentes, en una ciudad, decómo perciben su confort, y tratar derelacionarlo con los índices antes estudiados,como medidas objetivas y científicas.

Sin embargo, la correlación del resultadode las encuestas y los índices, en algunoscasos ha resultado baja, por lo que analizadosqué factores del clima cooperan másdirectamente a la sensación de confort, se hapodido ver que la mayor influencia era latemperatura, el viento y el talante personal(SALVADOR & al., 1987), y éste último sí queestaba presente en los resultados de lasencuestas.

A la vista de estos resultados se ve laconveniencia de efectuar estudios de relaciónentre la temperatura y las áreas verdes, asícomo relaciones con el uso del espacio, con losque pueda llegarse a resultados oestimaciones para el planeamiento sobre elconfort ciudadano.

4.3. Microclima urbano y calidad ambiental:una investigación in situ

El sistema de espacios verdes en ciudad ysu planificación, interaccionan con el sistemade microclima urbano y con aspectospsicológico ambientales de gran importanciapara el habitante de la ciudad, como es elmedio ambiente urbano, el confort y, endefinitiva la calidad de vida que puedenllegar a tener los ciudadanos.

Son temas que tienen que ver con lacalidad de vida y con la misma salud desde elmomento que un impacto negativo setraduce, en mayor o menor medida, en undesequilibrio del medio ambiente urbano, enuna regresión sucesional, dentro de lostérminos de la ecología clásica; en definitivaen un alejamiento del «climax». Desde unpunto de vista sanitario, cualquier regresiónde este tipo significa un fuente potencial depeligros, pues abre la posibilidad de quepuedan proliferar especies indeseables (entreellas patógenas y parásitas) que durante laetapa climática estaban reguladas pormecanismos homeostáticos de depredación ycompetencia.

Es evidente que la vegetación mejora elclima urbano, pero de lo que se trata es deobtener información directa y resultadospropios del comportamiento, en una ciudadconcreta, de la vegetación, sobre lamicrometeorología de esa ciudad, y de laacción de esta sobre otros procesos humanosy naturales que se intercomunican (isla decalor humano, percepción, equilibriopsicosomático). Por ello, la planificaciónverde, con su búsqueda de la satisfacción dedéficit y carencias de espacios verdes y libres,puede favorecer altamente mejoras decarácter higienista y ambiental, un mejorequilibrio suelo-clima-vegetación y un altogrado de confort climático, salud y bienestar.

En el caso de la ciudad de Valencia, sepretendía dar un paso más en cuanto a

ID (verano) = (–6,66E-7 ! Espacios verdes) + 32,9R2 = 0,3522

ID (invierno) = (–9,45E-7 ! Espacios verdes) + 14,33R2 = 0,5757

FIG. 16. Valores de ID en función de las zonasverdes (SALVADOR, 1987)

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intentar parametrizar ese papel regulador delas zonas verdes sobre el microclima, pensandoque este conocimiento redundará,evidentemente, en una mejor posibilidad deplanificación de estas zonas y de la ciudad.

El estudio se abordó con la intención decuantificar el efectivo papel del verde urbanoen tres campos específicos:

a) equilibrio clima-suelo-vegetaciónb) ruido ambientalc) contaminación atmosférica

Partiendo de un análisis del arboladopresente en la ciudad, se trata de ver el papelque las distintas especies juegan en aspectostan concretos como retención de la radiaciónsolar directa y retención de la contaminación.La retención de la radiación permitiría quelos espacios públicos permanecieran en unrango de temperatura confortable, evitandocon medios naturales el calentamientoexcesivo de esos espacios públicos; mientrasque la retención de contaminación permiteconocer la capacidad de retención de lasdistintas especies de árboles. Se hanestudiado las 35 especies más comunes en laciudad, que suponen más del 90% de lasexistentes, sobre todo en alineación de calles.

El interés del estudio se ha centrado eninvestigar cómo se comporta cada especie, enlas distintas estaciones del año, y, por tanto,sus posibilidades de actuar como filtro decontaminación y refrigeradores de losespacios públicos; aspectos de tantaimportancia en una ciudad mediterráneacomo Valencia. Concretamente, se podríaseleccionar las especies más adecuadas paraesta ciudad, con exigencias de sombras en lasestaciones cálidas y con abundantecontaminación debida al tráfico de vehículos.

Se ha comenzado midiendo el albedo demás de 40 superficies distintas y máscaracterísticas de la ciudad; se han obtenidovalores medios estacionales y globales que sehan comparado con los referenciados en labibliografía internacional.

Una vez introducidos en el análisis de lamodificación del clima urbano, por lavegetación, se han llevado a cabo medicionesde «islas de calor», realizadas de forma quesea notorio el impacto de la vegetación y seha comprobado el papel atemperador de esa.

Concretamente, en la FIG. 17, se muestra

el resultado de este estudio, con lapresentación de un transepto a través de laciudad de Valencia, y la vuelta por unrecorrido distinto que se hizo coincidir concuatro medidas en los Jardines de Viveros yel Parque del Turia. El resultado es muysignificativo, percibiéndose cómo las medidasrealizadas en los parques se atemperanfrente a la marcada «isla de calor» deltransepto realizado por el interior de laciudad.

El núcleo central del trabajo apunta aconocer el papel que juega el verde urbano enel confort climático de la ciudad; esto sólo esposible, desde un punto de vista científico,tratando de evaluar una serie de índices deconfort y relacionarlos con el verde urbano.Los índices empleados se han extraído de labibliografía internacional y alguno de ellos yaha sido empleado en estudios similares,aunque de menor alcance, en nuestro país.La formulación de dichos índices, como ya esconocido en algún caso, se lleva a cabo apartir de variables climáticas fácilmentededucibles, como la temperatura de bulbonegro (ambiente), temperaturas seca yhúmeda, humedad relativa, velocidad delviento y radiación directa en un planohorizontal.

La aplicación de estos índices se ha hechoa un total de ocho distritos, los másdensamente poblados de la ciudad; elegidosde forma que contengan las posiblesvariedades y peculiaridades urbanas,periféricas y rurales, del entorno de laciudad, así como del frente marítimo.

Los resultados de estos índices se hancorrelacionado con las zonas verdesexistentes en cada distrito y con las opinionesvertidas en un estudio de percepciónciudadana, confirmándose algunos de losresultados obtenidos. Se han podidodeterminar criterios de rangos deconfortabilidad en los índices empleados parala ciudad de Valencia y se ha concretado lareformulación de algunos de estos índices, enfunción de las zonas verdes.

En la FIG. 19 se presenta, a modo deejemplo, el resultado de la aplicación de lostres índices seleccionados a uno de losdistritos estudiados (distrito 10) y para unaestación concreta, el verano. Se puedenobservar, en esta tabla, las diferencias devalores de estos índices e incluso como elvalor absoluto de alguno de ellos, en función

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432 Las zonas verdes como factor de calidad de vida en las ciudades

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de los distintos puntos de muestreo (colorverde es confortable y color rojo es caluroso).

Para la determinación de estos rangos deconfort se han utilizado los propuestos por cada

FIG. 17. Comprobación de la isla de calor en la ciudad de Valencia y comportamiento de las zonas verdes

1. Picaña campos 10". Puente de Serranos2. Picaña Centr 11. Calle Amadeo de Saboya3. Torrente autopista 11". Llano del Real4. Turia Nuevo Puente 12. Avenida Primado Reig5. Calles Archiduque Carlos -Tres Forques 12". Calles Botanico Cavanilles-Jaca6. Calles Cid Rd.-Pérez Galdós. 13. Avenida Primado Reig-Calle Emilio Varo7. Plaza de España 13". Calles Dol. Marques-V. Zaragoza8. Plaza del Ayuntamiento 14. Calles Emilio Varo-Benimaclet Camino de salida9. Glorieta 15. Alboraya Entrada9". Manises Square 16. Alboraya Centro10. America Square 17. Alboraya campos

SPAINN

123Picaña

4

56

7

89

10

11121314 15

1617

Alboraya

N

CiudaddeValencia

8"9"

10"

11"12"

13"

MarMediterráneo0 2 4

JardíndeViveros

Puntos de medida9

14

13

12

11

101

2

3

4 5

67

8

910

9"

11

12

13

14

15

16

17

10" 11" 12" 13"

15"

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autor del índice y en el caso de que su autor nolo propusiera nosotros lo hemos deducido porregresión lineal de los valores obtenidos y de

acuerdo con los rangos de confort de la CartaBioclimática de Olgyay, para Valencia (estosvalores se dan en la FIG. 20).

FIG. 18. Distritos estudiados en la ciudad de Valencia

MarMediterráneo

1

2

3

4

5

6

78

9

10

11

12 13

14

15

16

17

18

19

FIG. 19. Valores obtenidos, para los distintos índices, en el mismo distrito

Puntos de muestreo Hora ID PE WBGT

Viveros, junto escultura Alfaro 10:30 22,37 5,35 76,48

Viveros, junto Zoo 10:45 22,34 3,32 76,37

Viveros, explanada de las palomas 11:00 22,77 5,28 77,96

Viveros, ermita de San Fiacre 11:15 22,69 2,84 76,86

Viveros, parque infantil de tráfico 11:30 22,98 4,76 78,63

Verano-6 Cauce del río Turia y Alameda 12:00 23,49 5,70 78,86

Cauce del río Turia. Campos de fútbol 12:30 23,70 4,89 79,84

Calle Artes Gráficas (con arbolado) 13:00 24,02 5,76 78,76

Calle Doctor Moliner (sin arbolado) 13:15 23,97 4,36 78,71

Avda. Blasco Ibáñez (acera Facultad de Derecho) 13:30 23,57 5,44 77,81

Avda. Blasco Ibáñez (acera Confederación) 14:00 23,86 4,74 79,29

Avda. Blasco Ibáñez (jardín central) 14:15 23,76 5,92 78,45

Fuente: Elaboración propia.

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434 Las zonas verdes como factor de calidad de vida en las ciudades

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FIG. 20. Rangos deducidos para cada índice deconfort, sólo el PE es propuesto por su autor

Índices Frío Confortable Caliente

ID <14,16 14,16 a 26,4 >26,4

VINJE (PE) >10 10 a 5 <5

WBGT <58,86 58,86 a 88,3 >88,3

Como consecuencia del estudio anterior sehan podido contrastar resultados en laconfortabilidad que ofrecen los distintosespacios urbanos, quedando patente, porejemplo, la diferencia de comportamiento dezonas ajardinadas y sin jardín, calles conarbolado y sin arbolado; e incluso midiendo eldistinto comportamiento de las orientacionesde las calles y su posible relación con las brisas.

En líneas generales se ha evidenciadocómo la vegetación juega un papelfundamental en el confort urbano, atenuandolos rigores climáticos, sobre todo enestaciones cálidas.

En bastantes casos, queda patente quemicroespacios de gran proximidad presentanvalores distintos de rango, simplemente pordiferencias en el tipo de cobertura del suelo,este queda patente en la FIG. 21, dondepodemos ver que en la misma plaza (DoctorTorrens) en distintos microespacios: la pistade patinaje, el valor es caluroso, mientrasque en otro ángulo de la plaza, el suelo es detierra y se encuentra con una cobertura deárboles que proporcionan sombra a unosbancos, y el valor del índice es confortable.

La investigación, como hemos dicho,intentaba confirmar estos distintoscomportamientos de los espacios urbanos, loque se llegó a concretar y generalizar en

todos los distritos estudiados y para unamayor confirmación de los resultados, losespacios se delimitaron en zonas duras yblandas, con los criterios antes descritos.

De esta forma se pudo llegar a laformulación de los índices en función de laszonas verdes, para cada una de estas zonas(FIG. 22). En esta tabla se muestra, paracada estación, la formulación del índiceWBGT en función de la cantidad de zonaverde y proporción de suelo del distrito ozona de estudio.

FIG. 21. Plaza del Doctor Torrens: pista depatinaje y árboles (valores de confort entre 5 y 11,inferior a 5 es caluroso y superior es confortable)

Fuente: Vuelo fotogramétrico, Ayuntamiento de Valencia.

FIG. 22. Formulación del Indice WBGT modificado para la ciudad de Valencia

Zona tipoEstación

Dura Blanda

Primavera 0,1644 Am2 verde/1.000 m2 suelo 1,1369 Am2 verde/1.000 m2 sueloR2 = 55,57% R2 = 53,48%

Verano 0,2987 Am2 verde/1.000 m2 suelo 1,2503 Am2 verde/1.000 m2 sueloR2 = 54,44% R2 = 54,23%

Otoño 0,9969 Am2 verde/1.000 m2 suelo 0,9586 Am2 verde/1.000 m2 sueloR2 = 56,45% R2 = 54,09%

Invierno 0,9499 Am2 verde/1.000 m2 suelo 0,9121 Am2 verde/1.000 m2 sueloR2 = 56,74% R2 = 54,71%

Fuente: Elaboración propia.

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De esta manera, se podría, como era elobjetivo primario de la investigación, deducirla cantidad de zona verde necesaria, en cadadistrito para conseguir un valor confortabledel índice en cuestión. Este resultado se pudoobtener para los tres índices estudiados.

Posteriormente, se llegó a reformular cadauno de los índices, mediante regresión lineal,y obtener una formulación concreta y unosrangos precisos para la ciudad de Valencia(FIG. 23).

FIG. 23. Reformulación del índice WBGT para laciudad de Valencia con los valores de sensación

WBGTModificado = 1,05TG + 1,65TH + 0,5TS

Sensación Valor de WBGTModificado

Bochornoso >125

Caluroso 111,5 a 125

Confortable 57,57 a 111,5

Fresco 35 a 57,57

Muy frío <35

Fuente: Elaboración propia.

En cambio se ha demostrado que lavegetación juega un papel limitado comoatenuante del ruido. Se estudiaron todos losespacios ajardinados de la ciudad, incluyendojardines con escasa vegetación y aquellos quela tienen más abundante. Se ha llegado aformular un modelo predictivo de laatenuación, en función de la propagaciónsonora para suelos duros o blandos ydiferentes distancias de foco. Estaconfirmación, que en principio extrañó, se hacorroborado con estudios en otros países;exactamente este criterio concuerda con ochoestudios recientes realizados en Europa yEstados Unidos.

El estudio realizado en la ciudad se hacompletado con una investigación sobrefotografía infrarroja obtenida de un vueloaéreo; esta investigación ha permitido ponerde manifiesto que el escaneado de la fotoinfrarroja resulta un método válido para laobtención de imágenes digitales RGB, aptaspara su análisis mediante software deteledetección.

El escaneado se ha realizado con unaresolución de 0,4 m por pixel que, tras lacorrección geométrica, se ha convertido en un

grado de resolución de cada pixel de laimagen de 0,5 ! 0,5 m, suficiente para losobjetivos de la investigación. A pesar de losproblemas inherentes al uso de la fotografíaen infrarrojo, ha sido posible separar, en cadaimagen, la vegetación del resto de los usos yelaborar un mapa de vegetación.

Los índices de cobertura vegetal obtenidos,tanto para el entorno de la ciudad (lahuerta), como para el jardín del río Turia y lapropia ciudad han resultado muy bajos: del13% par la huerta, del 30% para el jardín delrío Turia y entre el 6,5 y el 9,5% para laszonas de ciudad edificada. El relativamentepróximo valor entre los índices de coberturade la ciudad y la huerta pone de manifiestoque el valor de la huerta como espacioperiurbano, ocupado por la vegetación, sedebe más a su carácter de espacio abierto quea la propia cobertura vegetal existente, queen algunas zonas es muy escasa.

El mapa de vegetación obtenido permiteuna fácil identificación de las masas devegetación y zonas verdes existentes.Asimismo, este análisis es un paso previo paracualquier investigación posterior. Quedanabiertas, como líneas de investigación, losanálisis relativos a identificación de especies,estado de la vegetación, contaminación, etc.;en general, aspectos relacionados con lacalidad de la vegetación, que no eran objeto deesta investigación.

La información obtenida con el mapa devegetación, junto con los índices deconfortabilidad, antes citados, han permitidorealizar un análisis muy exacto de lavegetación existente en cada distrito de laciudad y correlacionarlo con los índices deconfort obtenidos. Se ha podido observar ladeficiencia de zonas verdes de algunosdistritos y en la medida que se relacionó elíndice obtenido con la cantidad de zona verdese ha obtenido un avance de necesidades, quese ha reflejado en la propuesta de unestándar de vegetación para cada distrito.

Posteriormente, y también apoyadas en elplano de cobertura, ha resultado fácilestablecer la localización más convenientepara los espacios verdes, en aquellos distritosque presentaban mayor carencia.

La metodología estudiada ha resultadoaltamente positiva y se ha mostradonecesaria, tanto para tener un conocimientode la ciudad, que no aportan los datosmeteorológicos escuetamente, como para

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436 Las zonas verdes como factor de calidad de vida en las ciudades

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cuantificar y analizar, en detalle, lascarencias y necesidades de la ciudad enmateria de zonas verdes, de forma queincidan positivamente en el confort urbano;datos ambos que resultan de ineludibleinterés para las tareas de planeamientourbanístico y metropolitano.

5. CONCLUSIONES

La ciudad de Valencia ha servido comoescenario de la investigación, ya que, segúnla bibliografía internacional, este tipo deestudios ha de realizarse in situ y bajocondiciones precisas de espacio urbano yvariables medioambientales.

Se han utilizado diez índices de confort ybienestar distintos, de los que se hanseleccionado tres, que se han empleado para

analizar la incidencia de la vegetación en laconfortabilidad de las zonas de muestreo.

Se han podido contrastar resultados, en laconfortabilidad que ofrecen los distintosespacios urbanos, quedando patente, porejemplo, la diferencia de comportamiento dezonas ajardinadas y sin jardín, calles conarbolado y sin arbolado, e incluso midiendo elcomportamiento de las distintasorientaciones de las calles.

Se puede afirmar la existencia de unacorrelación entre las posibilidades de conforturbano y la existencia de zonas verdes, tantomás exacta cuanto mayor es la dimensión deestas áreas de arbolado o zona verde.

Se ha demostrado la posibilidad yvalidación de unas fórmulas que permiten lacuantificación relativa de las zonas verdes deuna ciudad, en relación con el confort, medidoen condiciones de bienestar climatológico.

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