zeno final

14
1 Una flecha disparada contra los límites de la razón “En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final – porque esto sucederá- los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados” (I Corintios 15:52) Hace alrededor de veinticinco siglos Zenón de Elea, discípulo directo de Parménides, enunció sus célebres aporías, es decir tendió una serie de trampas, literalmente "caminos sin salida", en los que, a lo largo de la historia, con mayor o menor fortuna, numerosos pensadores se han aventurado a incursionar. Desde luego, no pretendemos aquí arribar a una conclusión definitiva ni proponer algo sumamente novedoso, sino, muy modestamente, ser partícipes del juego intelectual al que constantemente nos invita el ingenioso eléata. Una de estas aporías, quizá la más conocida, nos habla de una curiosa carrera: Aquiles, el poderoso guerrero aqueo, hijo de Peleo y de la diosa Tetis, célebre por su descomunal velocidad, lo que le valdría el apodo de "el de los pies ligeros" (podas ôkus), decide enfrentarse ni más ni menos que a una tortuga, tal vez el competidor más lento que podría haber encontrado. Sabiendo Aquiles que puede correr con una mayor rapidez, le otorga a la tortuga una gran ventaja inicial. De manera que, transcurrido un cierto tiempo, el guerrero parte en la misma dirección que su rival. Pero lo que no advirtió es que cuando alcance el punto por el que la tortuga pasaba en el momento de su partida, ésta habrá recorrido una nueva distancia, menor que la anterior, y así sucesivamente, acercándose en cada tramo un poco más, pero quedándole siempre una distancia pendiente por recorrer, no pudiendo, en definitiva, alcanzarla nunca. Este es un problema que involucra directamente la noción de movimiento, pero, antes de detenernos en su análisis, será conveniente traer a colación otra de sus aporías, la llamada "de la dicotomía", lo que nos permitirá dejar en claro algunos puntos que posteriormente desarrollaremos. Esta aporía nos dice que, si un móvil pretende desplazarse desde un punto A hacia otro punto B, deberá primero recorrer la mitad de la trayectoria, pero antes aún la mitad de la mitad, y así ad infinitum, haciendo imposible comenzar el recorrido. En notación matemática, tenemos que, si llamamos D a la distancia total que separa el punto A del B, el móvil se desplazará en sucesivos fragmentos de magnitud creciente siguiendo este orden:

Upload: cambraialopes

Post on 21-Nov-2015

231 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

Teoria de zenao

TRANSCRIPT

  • 1

    Una flecha disparada contra los lmites de la razn

    En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final

    porque esto suceder- los muertos resucitarn incorruptibles y nosotros seremos

    transformados

    (I Corintios 15:52)

    Hace alrededor de veinticinco siglos Zenn de Elea, discpulo directo de Parmnides,

    enunci sus clebres aporas, es decir tendi una serie de trampas, literalmente

    "caminos sin salida", en los que, a lo largo de la historia, con mayor o menor fortuna,

    numerosos pensadores se han aventurado a incursionar. Desde luego, no pretendemos

    aqu arribar a una conclusin definitiva ni proponer algo sumamente novedoso, sino,

    muy modestamente, ser partcipes del juego intelectual al que constantemente nos

    invita el ingenioso elata.

    Una de estas aporas, quiz la ms conocida, nos habla de una curiosa carrera:

    Aquiles, el poderoso guerrero aqueo, hijo de Peleo y de la diosa Tetis, clebre por su

    descomunal velocidad, lo que le valdra el apodo de "el de los pies ligeros" (podas

    kus), decide enfrentarse ni ms ni menos que a una tortuga, tal vez el competidor

    ms lento que podra haber encontrado. Sabiendo Aquiles que puede correr con una

    mayor rapidez, le otorga a la tortuga una gran ventaja inicial. De manera que,

    transcurrido un cierto tiempo, el guerrero parte en la misma direccin que su rival.

    Pero lo que no advirti es que cuando alcance el punto por el que la tortuga pasaba

    en el momento de su partida, sta habr recorrido una nueva distancia, menor que la

    anterior, y as sucesivamente, acercndose en cada tramo un poco ms, pero

    quedndole siempre una distancia pendiente por recorrer, no pudiendo, en

    definitiva, alcanzarla nunca.

    Este es un problema que involucra directamente la nocin de movimiento, pero,

    antes de detenernos en su anlisis, ser conveniente traer a colacin otra de sus

    aporas, la llamada "de la dicotoma", lo que nos permitir dejar en claro algunos

    puntos que posteriormente desarrollaremos. Esta apora nos dice que, si un mvil

    pretende desplazarse desde un punto A hacia otro punto B, deber primero recorrer

    la mitad de la trayectoria, pero antes an la mitad de la mitad, y as ad infinitum,

    haciendo imposible comenzar el recorrido.

    En notacin matemtica, tenemos que,

    si llamamos D a la distancia total que separa el punto A del B, el mvil se desplazar

    en sucesivos fragmentos de magnitud creciente siguiendo este orden:

  • 2

    Tambin, teniendo en cuenta que toda suma es conmutativa, puede ser planteado en

    un sentido inverso, lo que nos permitir ver el problema con mayor claridad: si el

    mvil se desplaza desde A hacia B, y primero recorre la mitad del camino, luego debe

    recorrer la mitad de la mitad, y as sucesivamente, en fragmentos decrecientes, no

    alcanzando nunca su objetivo. La solucin matemtica propuesta para estos dos

    casos, que, con algunas variantes, sera vlida tambin para el problema de Aquiles,

    se basa en la aplicacin de una serie infinita convergente, es decir, en la adicin

    de los elementos de una sucesin numrica generada a partir de una regla

    determinada en correspondencia con todos y cada uno de los nmeros naturales,

    desde la unidad aritmtica (1) hasta el denominado "infinito matemtico" (), cuyo

    resultado es, no obstante, un nmero finito.

    Ahora tenemos:

    por lo tanto,

    pero, como en cada tramo la distancia restante es siempre susceptible de ser

    dividida nuevamente por la mitad, nos quedara:

    Esta expresin a priori nos resulta problemtica y, por otro lado, si no

    pretendiramos ver el problema por encima de lo exclusivamente matemtico, es

    decir, atenindonos a los estrechos mrgenes de la concepcin moderna de la ciencia

    y dejando de lado toda perspectiva tradicional, estaramos eludiendo el planteo

    original y con ello perderamos de vista todas las posibilidades de transposicin

    analgica de las que el mismo es susceptible. En primer lugar, es correcto hablar de

    un nmero infinito? Veamos, slo se puede considerar infinito a aquello que, por

    definicin, carece de lmites, pues algo finito est necesariamente limitado y puesto

    que toda determinacin, cualquiera que sea, incluyendo al Ser como la primera de

    ellas, es siempre una limitacin, con esta palabra no podemos referirnos ms que a

    un nico Infinito metafsico, Aquel que contiene en s la suma de todas las

    posibilidades, es decir, el Todo universal, el Absoluto. No pudiendo haber entonces

    infinitos particulares, y siendo el nmero una determinacin o modo especial de la

    cantidad, carece de sentido hablar de un infinito matemtico, pues adems sera

    imposible encontrar un nmero mayor que todo otro nmero, ya que nada nos

    impedira adicionarle un nuevo elemento a la sucesin. Por otro lado, si comparamos,

    por ejemplo, el conjunto de los nmeros enteros con el de los nmeros pares, como

    propona Leibnitz, nos daremos cuenta de que hay una contradiccin, porque esto

  • 3

    supondra que ambos tienen igualmente infinitos elementos, mientras que, por

    cada uno del segundo, tendremos, obviamente, dos elementos del primero;

    entonces, si esto es algo que efectivamente no puede ser numerado, dejar por

    eso mismo de ser considerado como un nmero. Esto significa que slo podran

    tratarse de cantidades variables e indefinidas, por lo que, de aqu en ms, en lugar

    de hablar de nmeros infinitamente grandes o infinitamente pequeos, nos

    referiremos a cantidades variables que pueden ser indefinidamente crecientes o

    indefinidamente decrecientes, es decir, tan grandes o tan pequeas como se

    quiera. Ahora bien, ms especficamente, la cantidad es una categora o modo

    especial del Ser que condiciona un cierto estado de existencia en el conjunto de la

    Existencia universal , y la cantidad pura propiamente dicha, inherente a lo que los

    escolsticos llamaban materia secunda, la materia signada por la cantidad de la

    que hablaba Santo Toms -que nada tiene que ver con la materia de los fsicos

    modernos sino que es el soporte mismo de la manifestacin en este mundo,

    constituyendo la base sustancial que, como tal, ha de encontrarse fuera del orden de

    lo manifestado- no es sino una cantidad discontinua, es decir, la que se corresponde

    con el conjunto de los nmeros llamados naturales o enteros positivos. Pues bien,

    si en matemtica se utilizan nmeros diferentes a los enteros, incluyendo

    fraccionarios, irracionales, trascendentes, etc., es por la aplicacin de la cantidad

    discontinua a la medida de magnitudes que pertenecen al orden de la cantidad

    continua, como es el caso de las magnitudes espaciales por lo que no se tratara ya

    de unidades aritmticas sino de magnitudes geomtricas donde, sin embargo,

    siempre subsiste una cierta inadecuacin debida a la propia discontinuidad del

    nmero; de aqu que ninguna medicin pueda ser considerada como perfecta. Esto se

    debe a que la extensin espacial no puede ser asimilada a lo puramente cuantitativo,

    a lo numerable, como constituida por un conjunto discreto de partes numerables

    disociadas la una de la otra, porque suponer esto, que es lo que est implcito

    directa o indirectamente en las concepciones atomistas, mecanicistas o incluso en las

    teoras ms cercanas a nuestra poca sobre la constitucin de la materia (la cual

    es asimismo vista como el origen y sustento de toda la realidad), es equivalente a

    afirmar una absoluta homogeneidad entre estas mismas partes , puesto que no

    intervendra ningn elemento de orden cualitativo y no habra otro carcter

    distintivo ms que sus respectivas magnitudes, lo que es finalmente un

    contrasentido. Sin meternos en la consideracin de las determinaciones corpreas

    que aqu no entran en juego, podemos afirmar que en el problema que estamos

    analizando la situacin del mvil respecto del punto al que se dirige es una

    condicin central que debe estar necesariamente definida y para eso, no basta con

    conocer la distancia o, dicho de otro modo, la cantidad de espacio que a cada

    momento lo separan de su objetivo, sino que tambin debe estar determinada la

    direccin por la que se est moviendo, que por cuestiones obvias supusimos como la

    lnea recta que une A con B, pero, como advierte Gunon, desde el punto de vista

    cuantitativo, la direccin debe ser indiferente, puesto que, bajo esta relacin, el

    espacio no puede ser considerado sino como homogneo, lo que implica que las

    diferentes direcciones no se distinguen all en nada las unas de las otras; si entonces

    la direccin interviene efectivamente en la situacin, y si ella es evidentemente,

    tanto como la distancia, un elemento puramente espacial, luego es que en la misma

    naturaleza del espacio existe algo cualitativo. [1] Y a lo que Zenn apuntaba era,

  • 4

    entre otras cosas, a demostrar precisamente el absurdo de concebir un espacio

    reducido a la cantidad pura, sin cualificacin alguna, porque con la apora lo que

    est sealando es que la indefinidad jams podr ser agotada de manera analtica

    por una suma de segmentos indivisibles. Pues, como aqu la velocidad no interviene

    explcitamente, bien podemos imaginar un mvil que deliberadamente intenta

    recorrer el camino avanzado por turnos cada vez la mitad de la distancia restante; lo

    veramos avanzar cada vez menos hasta quedar prcticamente detenido ante una

    distancia tan pequea que no tendra manera de dividir por la mitad, y sin embargo,

    seguira siendo potencialmente divisible, porque, de haber elementos mnimos, stos

    deberan ser inextensos y su combinacin no dara nunca como resultado una

    extensin. En otras palabras, si bien es posible diferenciar distintos sectores en el

    espacio, el mismo debe ser pensado como un continuo, como una totalidad

    independiente de las partes en que se divide, pero que contiene potencialmente al

    Infinito en cada segmento. Como explica Nicols de Cusa:

    la lnea finita es divisible y la infinita indivisible, porque el infinito no tiene

    partes, cosa en la que coincide el mximo con el mnimo. Pero la lnea finita no es

    divisible en no lnea, porque en la magnitud no se llega al mnimo, menor que el

    cual nada puede haber (). Por ello, la lnea finita, segn la razn de lnea, es

    indivisible, pues la lnea de un pie no es menos lnea que la de un codo. Se queda,

    pues, en que la lnea infinita es razn de la lnea finita. As, el mximo absoluto es

    razn de todas las cosas; pero la razn es tambin medida. [2]

    Y como en este espacio cualificado la perfecta exactitud requiere que la medida,

    que es la actualizacin de las posibilidades de manifestacin, sea igual a lo que es

    medido (o realizado), el mximo absoluto, el Infinito, razn y medida de todas las

    cosas, est necesariamente presente en todas las cosas; es, como dice Dionisio

    Areopagita, todo lo que verdaderamente es ya que l mismo hace todo y se hace

    en todo.[3] El mundo, y con l todo lo que puede ser percibido y contemplado en la

    extensin, es entonces la medida de lo inmedible, manifestacin y revelacin de

    las verdades inmanifiestas. Porque, como afirman las Sagradas Escrituras: "el cielo

    proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos" (Salmos 19,

    2).

    Ese modo de pensar, que busca elevarse axialmente hasta alcanzar una sntesis de la

    totalidad, es una afirmacin de la unicidad de la Existencia y una orientacin hacia el

    conocimiento de la Unidad absoluta del Ser. Esto nos conduce a una forma de

    comprender las cosas, no por medio de un anlisis racional que disecciona todo lo

    que encuentra a su paso sino a travs de un conocimiento intuitivo y totalizador,

    que tiene su correspondencia simblica en la resolucin matemtica cuando

    introducimos la nocin de lmite.

    Conceptualmente, y sin perdernos en desarrollos tcnicos que exceden el alcance del

    presente trabajo, diremos que el paso al lmite es una operacin que permite

    obtener de manera efectiva el valor al que se aproxima indefinidamente una funcin

    (es decir, una relacin entre cantidades variables) cuando el mismo no puede ser

    alcanzado nunca como trmino de la variacin, pues, lgicamente, el lmite debe

    encontrarse fuera y ms all de aquello que limita.

  • 5

    Este tipo de serie en el que cada trmino de la sucesin es igual al anterior pero

    multiplicado por una constante, que en este caso es 1/2, se denomina serie

    geomtrica, y, por sus caractersticas que aqu no vamos a desarrollar-, puede

    resolverse de la siguiente manera:

    llamando S a la suma,

    por lo tanto,

    esto significa que la suma ser igual a la distancia entre los puntos A y B, que se

    corresponden, respectivamente, con el principio y final del recorrido.

    Tambin podra haberse planteado, de forma ms genrica, en esta forma:

    cuyo resultado es exactamente el mismo.

    De una sola vez, por un salto cualitativo, no analticamente a travs de una

    progresin gradual, sino sintticamente, en un nico paso, se opera entonces el paso

    de las cantidades variables a una cantidad fija y perfectamente definida, lo que debe

    interpretarse, justamente, como un cambio de estado. De acuerdo al enunciado

    original de la apora, este cambio es el salto que permite la transicin desde el

    estado de reposo al de movimiento, mientras que, en el segundo planteo, es el punto

    en el que el mvil logra finalmente alcanzar su objetivo.

    Ahora, antes de sacar las conclusiones que de esta analoga inmediatamente podran

    desprenderse, volvamos al problema de Aquiles, quien -recordemos- en el transcurso

    de la carrera se acercar indefinida y progresivamente a la tortuga sin ser capaz de

    alcanzarla. En los mismos trminos hasta aqu desarrollados, si nos atenemos

    nicamente a la cuestin de la distancia, simplemente tendremos que proponer una

  • 6

    nueva serie geomtrica para arribar a un resultado semejante, lo que nos permite

    dispensarnos de realizar nuevamente dicho anlisis. Sin embargo, el enunciado

    mismo de este sofisma nos est dando la oportunidad de profundizar en cuestiones

    que hasta aqu no han sido exploradas, para lo cual nos apoyaremos no slo en la

    matemtica pura, sino tambin en conceptos bsicos de la fsica o, ms

    especficamente, de la mecnica clsica.

    Hay un dato clave, tal vez el ms evidente de todos, que no debemos pasar por alto:

    ambos corredores se mueven a velocidades diferentes. Por lo tanto, el

    desplazamiento estar en directa relacin con el tiempo, siendo este ltimo una

    variable independiente, es decir, una variable que define y condiciona los sucesivos

    cambios de estado. La velocidad media de un cuerpo es entonces la razn entre su

    desplazamiento y el tiempo en que ste se produce.

    donde,

    Esta es una magnitud vectorial, es decir que, como todo vector, estar definida por

    su mdulo, direccin y sentido. El mdulo es el aspecto cuantitativo, es la

    cantidad del movimiento, si se nos permite la expresin, mientras que, tanto la

    direccin como el sentido, como explicamos ms arriba, sern los aspectos

    cualitativos que la definirn de manera inequvoca [4]; pues, obviamente, si

    suponemos que en una carrera, donde no se conoce la ubicacin de la meta, cada

    competidor puede tomar arbitrariamente el camino que se le antoje, caeramos en

    una ambigedad de imposible resolucin. En nuestro caso, sabemos que tanto Aquiles

    como la tortuga si es que est lo suficientemente entrenada- se movern en una

    lnea recta con iguales direccin y sentido, desde un mismo punto de partida hacia

    una misma meta, por lo que el problema se simplifica notablemente ya que no es

    necesario recurrir al lgebra vectorial.

    Pero, si se nos pide que, respetando el argumento de Zenn, tengamos en cuenta las

    cantidades indefinidamente decrecientes con las que Aquiles ir aproximndose a la

    tortuga, es menester agregar algunas precisiones en el clculo. Hasta aqu hemos

    hablado de lo que se conoce como velocidad media, la cual est definida por la

    diferencia entre dos posiciones concretas, en relacin al intervalo temporal finito

    que corresponde a dicha variacin, pero eso no nos est diciendo qu es lo que

    ocurre durante ese tiempo, despus de comenzada la marcha y antes de alcanzada la

    posicin final, slo nos est hablando del movimiento resultante. Es por eso que en

    un estudio ms riguroso de la cinemtica se define lo que comnmente es designado

  • 7

    como velocidad instantnea, ms all de lo impropio de dicho trmino, que es la

    derivada del desplazamiento x con respecto al tiempo t.

    Donde, as como en la expresin anterior representaba una cantidad finita, en este

    caso d est indicando que se trata de diferenciales, es decir, de cantidades

    indefinidamente pequeas.

    Lo que es un error es considerar que esta velocidad es efectivamente instantnea,

    que se produce en un instante, y este es un error que subsiste desde las

    formulaciones mecanicistas de Newton. En el libro Fsica universitaria de Francis

    W. Sears, Mark W. Zemansky, Hough D. Young y Roger A. Freedman, encontramos la

    siguiente definicin:

    La palabra instante tiene un significado un poco distinto en fsica que en el

    lenguaje cotidiano. Podemos decir dur un instante para referirnos a algo que

    dur un intervalo de tiempo muy corto, pero en fsica un instante no tiene duracin;

    es un solo valor del tiempo. [5]

    Si estos instantes, en efecto, no tienen duracin, cmo es posible que su suma d

    como resultado una duracin? Esto es exactamente lo mismo que suponer que la

    extensin de una lnea recta est compuesta por una serie de puntos inextensos

    colocados uno al lado del otro. Si el movimiento, como hemos visto, est definido por

    magnitudes vectoriales, es porque tiene determinaciones cualitativas. Y as como el

    espacio no puede ser reducido a la cantidad pura porque participa a su vez en el polo

    esencial de la manifestacin, el tiempo ser an menos susceptible de semejante

    reduccin. De hecho, slo puede ser cuantificado, es decir, medido, de manera

    indirecta: tomando como referencia un movimiento que responde a un

    comportamiento conocido, la duracin se deduce a partir del espacio recorrido; as,

    por ejemplo, el tiempo que muestra un reloj es directamente proporcional al

    movimiento de las manecillas. Esto demuestra adems que todo movimiento

    necesariamente debe manifestarse en el tiempo y, por eso mismo, ha de tener

    alguna duracin. Por lo tanto, si, de acuerdo a lo que dicen estos autores, este

    instante forma parte del tiempo pero carece de duracin, no debera haber en el

    mismo ningn tipo de movimiento, y lo mismo podra decirse para cada uno de los

    instantes que conforman la sucesin; afirmar esto es darle razn a Zenn cuando

    en otra de sus aporas- dice que si una flecha es lanzada, permanecer fija, no se

    mover, porque a cada instante no puede ocupar ms que una nica posicin. En

    resumen, la discontinuidad es una falacia; el movimiento slo es posible si existe la

    continuidad en el tiempo y el espacio.

    Entindase bien, no queremos negar la relativa exactitud de las formulaciones

    matemticas ni mucho menos, sino dar una muestra de lo poco que se comprende a

    menudo lo que realmente se est calculando y las conclusiones absurdas a las que

    puede dar lugar una interpretacin profana, totalmente apartada de los

    verdaderos principios.

  • 8

    Lo que hemos definido, entonces, no es una velocidad instantnea, sino la

    velocidad en un intervalo de tiempo tan pequeo como se quiera. Para simplificar

    an ms el problema, consideraremos que ambos competidores se mueven todo el

    tiempo que dure la carrera con velocidades constantes.

    Por lo tanto,

    O sea, la velocidad para cualquier intervalo de tiempo considerado, por pequeo que

    ste sea, ser siempre la misma.

    Definimos,

    Como los desplazamientos indefinidamente decrecientes deben ser incluidos,

    quedarn expresados as:

    Los desplazamientos totales sern obtenidos por una suma de dichos elementos, pero

    como sabemos que eso no puede ser resuelto analticamente, lo haremos por medio

    de una integracin, que es una operacin sinttica semejante al lmite que

    utilizamos anteriormente, puesto que envuelve simultneamente todos los

    elementos de la suma que se trata de calcular, conservando entre ellos la

    indistincin que conviene a las partes del continuo. [6]

  • 9

    Para Aquiles,

    y para la tortuga

    Como podemos apreciar, nos han quedado cantidades finitas que se corresponden

    con nmeros fijos, por lo que ya no es necesario tener en cuenta las variaciones

    indefinidas.

    La condicin que se impone para que Aquiles alcance a la tortuga es que ambos

    desplazamientos sean equivalentes, entonces:

    Este resultado representa el intervalo de tiempo que Aquiles necesita para alcanzar a

    la tortuga, el cual es directamente proporcional al tiempo de ventaja e inversamente

    proporcional a la diferencia de velocidades. Pasado dicho intervalo, el guerrero

    tomar la delantera. A menos, claro, que le haya dado una ventaja tan grande a la

    tortuga que le permita llegar a la meta antes de ese tiempo, con lo que se estara

    cumpliendo la prediccin de la apora.

    Con el grfico del desplazamiento en funcin del tiempo, lo veremos ms

    claramente:

  • 10

    El eje de las abscisas (horizontal) representa la lnea de tiempo, mientras que el de

    las ordenadas (vertical) representa el desplazamiento. Las dos rectas que se cruzan

    dentro del grfico sealan los cambios de posicin a lo largo del tiempo y sus

    respectivas pendientes son proporcionales a las velocidades correspondientes de cada

    mvil.

    Queda as suficientemente demostrada la falacia del sofisma, porque, en contra de

    lo que propona Zenn, en un cierto intervalo de tiempo T, ambos corredores habrn

    realizado un mismo desplazamiento, y a partir de ese punto, las posiciones se

    invierten, es decir, se produce una modificacin del estado inicial de las cosas. Ese

    punto en el que se intersecan las rectas de movimiento es el lmite, aparentemente

    inalcanzable a travs de la variacin indefinida, al que la integracin nos ha

    permitido llegar. Pero, suponiendo siempre que los movimientos son constantes,

    durante qu intervalo de tiempo puede decirse que el lmite es alcanzado y que

    Aquiles se encuentra en idntica posicin que la tortuga?, durante qu intervalo de

    tiempo, en la apora de la dicotoma, el mvil pasa del reposo al movimiento y

    viceversa? La respuesta parece obvia, y en verdad que lo es, aunque no se

    acostumbre a reflexionar sobre ello: el cambio, cuyos efectos son perceptibles en el

    tiempo, se produce en un instante, en el hiato entre dos estados diferentes donde la

    causa y el efecto son siempre simultneos. Pero en el mundo las cosas se presentan

    de una forma ms compleja, porque los cambios generalmente no son percibidos de

    manera inmediata y a menudo son el resultado de una cantidad innumerable de

    factores que son a su vez el efecto de causas anteriores en intrincadas redes de

    mutacin incesante; la vida misma de los seres, que no se encuentra sino en un

    estado de equilibrio inestable que irremediablemente conduce a la muerte, no sera

  • 11

    posible sin las complicadas transformaciones que a diario se producen en la

    naturaleza. El conjunto de la existencia es arrastrado as en la continua danza

    csmica de generacin, conservacin y destruccin; todo est bajo el dominio del

    tiempo, sujeto necesariamente al irrefrenable devenir. No hace falta recurrir a

    ninguna teora de la ciencia moderna para comprender el carcter mutable y

    absolutamente efmero de todas las cosas; los autores tradicionales ya daban cuenta

    de ello con una sorprendente precisin. Herclito remarcaba en su ms clebre

    sentencia que todo fluye, en un cambio continuo, como las aguas de un ro:

    Aguas distintas fluyen sobre los que entran en los mismos ros. Se esparce y... se

    junta... se rene y se separa... se acerca y se va. [7]

    En ese sentido, con gran contundencia (y no muy alejado de las conclusiones a las

    que siglos ms tarde llegara el cientificismo), Giordano Bruno afirmaba que en los

    hombres el cuerpo se va cambiando y renovando siempre, parte por parte, como

    sucede tambin en los animales, los cuales no se continan de otro modo sino con los

    alimentos que reciben y con los excrementos que despiden; por lo cual, quien bien lo

    considere, sabr que de jvenes no tenemos la misma carne que tenamos de nios,

    y de viejos no tenemos la misma que cuando ramos jvenes, porque estamos en

    continua transmutacin, lo cual trae como consecuencia que entren en nosotros

    continuamente nuevos tomos y que de nosotros se desprendan los ya en otras

    ocasiones acogidos. [8]

    Plutarco, por su parte, siguiendo acertadamente a Platn, pone nfasis en el

    carcter dinmico del cambio:

    Pues el tiempo es algo que se mueve, que se siente en relacin con la materia en

    mocin, que fluye siempre; el tiempo no es un retenedor, sino como si fuera un

    recipiente de destruccin y de devenir de quien, cuando se dicen sus familiares

    antes y despus, ser y ha sido, stos mismos son por s solos una confesin

    de no ser [9]

    En el tiempo la destruccin es el anverso del devenir, van siempre de la mano; nada

    se pierde, pero todo se transforma hasta no dejar rastros de aquello que alguna vez

    fue, y como la carrera no se detiene, nada podemos conocer de lo que en un

    futuro lejano ser, por mucho que intentemos predecirlo a base de modelos

    abstractos. El cambio es esencialmente movimiento, ya sea macroscpico o

    microscpico, es, en pocas palabras, materia en mocin como deca Plutarco; todo

    en el universo est sujeto al movimiento, incluso lo que consideramos en reposo,

    pues slo puede estarlo respecto de un sistema de referencia determinado, como por

    ejemplo la tierra, pero nunca podra tratarse de una estabilidad absoluta, menos an

    si tenemos en cuenta las transformaciones internas, en tanto no escape a los

    condicionamientos temporales.

    Zenn deca que el movimiento es una ilusin y, despus de todo, qu podra ser si

    no? Lo que pertenece al pasado o al futuro, es decir, a la sucesin temporal, no

    puede ser; entonces, lo Real, lo que verdaderamente es, no puede estar ms

    que en el Presente, en el Ahora, es decir, en el instante; y en el instante, como

    dijimos, ningn movimiento es posible. Pero, as como el Cero no es un nmero,

  • 12

    puesto que es la negacin de toda cantidad, pero es el principio de la unidad

    aritmtica en la que se genera todo nmero, y el punto que es inextenso y no forma

    parte de la lnea pero como indica el cusano- es su perfeccin y totalidad, que

    complica en s la lnea. Porque poner un punto es dar trmino a la cosa misma.

    Ahora bien: donde se da trmino, all se perfecciona. Por otra parte, su perfeccin

    es la totalidad de ella misma. De donde el punto es el trmino de la lnea, su

    totalidad y tambin perfeccin, la cual complica en s a la lnea misma, as como la

    lnea explica al punto[10], anlogamente, el instante indivisible que no posee

    duracin es la fuente de la que nace todo tiempo, el Principio mismo, la Eternidad

    que abarca simultneamente el pasado y el futuro, las causas y los efectos, la vida y

    la muerte, el movimiento y el reposo, la disolucin y la coagulacin, la procesin

    (proodos) y el retorno (epistroph). En el Ahora no hay alteridad entre los pares de

    opuestos.

    Herclito no slo habl de la mutabilidad del ro, tambin dijo que el Cosmos

    siempre es, ha sido y ser, fuego eterno[11]. El instante est ms all de la

    sucesin temporal, pero es inmanente al tiempo; es uno solo y siempre el mismo,

    siempre Ahora, inaprehensible, pero eternamente actualizado en la manifestacin.

    El hombre, ese ser efmero y mortal, en su limitada individualidad es, quiralo o no,

    un esclavo de la causalidad, un engranaje ms en la mquina del mundo cuyas

    acciones estn predestinadas y determinadas por una conjuncin de sucesos pasados

    que le son en su mayora desconocidos. Por lo tanto, por disconforme que pueda

    estar con ciertas condiciones de su vida y de su entorno, cualquier esfuerzo por

    modificar el curso de los acontecimientos en nombre de una pretendida libertad,

    probablemente no vaya ms all de un torpe y necio voluntarismo. Esto, siempre y

    cuando no sea capaz de reconocer que eso que cree ser, lo que admite como suyo,

    no es ms que un concepto vaco, algo que no tiene entidad propia, y siga, por lo

    tanto, identificndose ciegamente con lo temporal y perecedero. Si el hombre en

    verdad quiere asumir su responsabilidad en el mundo, debe comenzar por

    comprender que no es slo un ego mortal y creado en el tiempo sino que su

    verdadera esencia, el Alma del alma, es increada e inmortal y tiene su morada en el

    nico instante de la Eternidad. Este reconocimiento, ciertamente, no es suficiente

    por s mismo, pero es una apertura necesaria para dar los primeros pasos en la va.

    Porque todo conocimiento de lo real, aunque slo fuera un atisbo del verdadero

    Conocimiento, es esencialmente una intuicin, es inmediato, sbito, resuelve de una

    sola vez anlogamente al lmite y la integracin en los clculos matemticos- lo que

    no poda ser aprehendido por las disquisiciones de la razn; es el conocimiento del

    instante, iluminacin divina que descarga intempestivamente como un Relmpago en

    medio de la noche. San Agustn nos cuenta que en los comienzos de su travesa

    espiritual, al reconocer su naturaleza mudable y comenzar a orientarse hacia la

    certeza de lo inmutable, pudo decir:

    Por fin y siguiendo este proceso, lleg mi mente al conocimiento del ser por esencia

    en un relmpago de temblorosa iluminacin. Entonces tus perfecciones invisibles se

    me hicieron visibles a travs de las criaturas, pero no pude clavar en ti fijamente la

    mirada. [12]

  • 13

    Y el maestro suf Husayn Mansur Hallaj, en uno de sus poemas inspirados, exclama a

    modo de plegaria:

    Unifcame (en Ti) oh mi nico! Hacindome confesar verdaderamente que Dios es

    Uno mediante un acto para el que ningn camino sirva de ruta

    Yo soy Verdad en potencia, y como la Verdad en acto (al Haqqu) es su propio

    potencial, que nuestra separacin cese de existir.

    He aqu que iluminas claridades resplandecientes que centellean con los destellos

    del relmpago [13]

    Un instante, slo un instante basta para comprender que hasta los ptalos de una

    rosa participan de lo Eterno y que todo el universo puede estar contenido en esa

    evanescente gota de roco que, en una maana de otoo, se desliz por el cristal de

    la ventana.

    La Liberacin final ser entonces posible para quien logre permanecer en el

    instante, en el Ahora, asimilando en s mismo el destello del Relmpago

    supraesencial, unido eternamente a ese Uno inmutable, capaz de moverlo todo sin

    ser afectado por el tiempo.

    Zenn, el pensador inmortal, hace dos mil quinientos aos tens su arco, esboz una

    sonrisa burlona mientras el aire, cmplice, acariciaba alegremente su rostro, elev la

    mirada al firmamento y, sin que nadie lo advirtiera, arroj una flecha dirigida hacia

    el horizonte; una flecha que pareca no moverse, y sin embargo, an hoy, sigue

    atravesando sbitamente los lmites de la razn.

    Vctor J. Herrera

    [email protected]

  • 14

    Referencias:

    [1] Ren Gunon, El reino de la cantidad y los signos de los tiempos, C. S.

    Ediciones.

    [2] Nicols de Cusa, La docta ignorancia, Ediciones Orbis.

    [3] Citado por Juan Escoto Erigena (Periphyseon). El fragmento se encuentra en la

    seleccin de textos de neoplatonismo medieval titulada Todo y nada de todo, de

    ediciones Winograd.

    [4] Para hablar con propiedad, debemos distinguir rapidez de velocidad. La primera

    es simplemente la distancia recorrida dividida entre el tiempo, indica la celeridad

    con la que se mueve un cuerpo sin que importe la forma de su recorrido, mientras

    que la segunda, muestra con qu rapidez y en qu direccin lo hace.

    Paradjicamente, el velocmetro de un automvil lo que mide realmente es la

    rapidez.

    [5] Sears, Zemansky, Young, Freedman, Fsica universitaria volumen 1, novena

    edicin, ed. Addison Wesley Longman, Mxico.

    [6] Ren Gunon, Los principios del clculo infinitesimal. Disponible en

    http://www.euskalnet.net/graal/

    [7] Fr. 12

    [8] Giordano Bruno, Sobre el infinito universo y los mundos, Ediciones Orbis.

    [9] Plutarco, Moralia, citado por Ananda K. Coomaraswamy en El tiempo y la

    eternidad. Disponible en http://www.euskalnet.net/graal/

    [10] Nicols de Cusa, Un ignorante discurre acerca de la mente, ed. Biblos.

    [11] Fr. 30.

    [12] San Agustn de Hipona, Confesiones, ed. Claretiana.

    [13] Husayn Mansur Hallaj, Diwan, Ediciones del Peregrino.