werner jaeger - aristoteles. bases para la historia de su desarrollo intelectual

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WERNER JAEGER ARISTOTELES bases para la historia de su desarrollo intelectual Versión española de José Gaos FONDO DE CULTURA ECONOMICA Panuco, 63 - México

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Werner Jaeger - Aristoteles. Bases Para La Historia de Su Desarrollo Intelectual

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  • WERNER JAEGER

    ARISTOTELES bases para la historia de su desarrollo intelectual

    Versin espaola de Jos Gaos

    FONDO DE C U L T U R A E C O N O M I C A

    Panuco, 63 - Mxico

  • NOTA DEL EDITOR

    Este libro es una traduccin de Aristotle, Fundamentis of the History of liis Development, versin inglesa, por Richard Robinson, de la obra original de Werner Jaeger Aristteles, Grundlegung eincr Geschichte seiner Entwicklung, publicada en Berln, en 1923, por la Weidmannsche Buchhandlung; la versin inglesa fu editada por la Clarendoti Press de Oxford, Inglaterra.

    Ha sido preciso hacer nuestra traduccin de acuerdo con la versin inglesa, por contener sta no pocas mejoras y adiciones hechas por el propio autor sobre la primitiva edicin alemana. A su vez, esta versin espaola ha merecido la atencin directa del profesor Jaeger, que ha hecho ciertas correcciones y aadido ciertos datos nuevos, as como dos importantsimos apidices: el primero sobre El origen y la evolucin del ideal filosfico de la vida y el segundo sobre Diocles de Caristo, un nuevo discpulo de Aristteles.

    A diferencia de la edicin alemana, en que los textos griegos aparecan sin su versin respectiva, en la nuestra aparecen todos traducidos; esta traduccin se ha hecho siguiendo la inglesa del Jowett Copyright Futid y de la Oxford University Press; la tra-duccin al ingls del testamento de Aristteles, publicada por la Loeb Classical Library, se debe a R. D. Hicks, y la de las citas de Jmblico al propio Richard Robinson.

    Con el mismo fin de hacer este libro accesible para todos, las obras antiguas se citan siempie con nmeros romanos y no con letras griegas, excepto la Metafsica de Aristteles, en que una situacin especial hace confuso el uso de los nmeros.

  • 10 P R E F A C I O

    dilucidar el fenmeno de su desarrollo intelectual como tal, en su significacicin concreta y por medio de ejemplos evidentes.

    Para concluir expreso mi ms profundo agradecimiento al edi-tor, que afront animosamente el considerable riesgo de publicar este libro, a pesar de lo desfavorable de los tiempos.

    Berln, Pascua de 1923.

    W . J .

  • E L P R O B L E M A

    ARISTTELES F U el primer pensador que se forj al mismo tiempo que su filosofa un concepto de su propia posicin en la historia; con ello fu el creador de un nuevo gnero de concien-cia filosfica, ms responsable e ntimamente complejo. Fu el inventor de la idea de desarrollo intelectual en el tiempo, y vi incluso en su propia obra el resultado de una evolucin ex-clusivamente dependiente de su propia ley. En el curso de su exposicin presenta dondequiera sus propias ideas como la con-secuencia directa de la crtica que hace de sus predecesores, especialmente de Platn y su escuela. Era, por consiguiente, filosfico y aristotlico a la vz seguirle en esto, y tratar de entenderle por medio de los supuestos partiendo de los cuales haba construido sus propias teoras.

    Tales intentos no nos han dado, sin embargo, una viva visin de la ndole individual de su filosofa; lo que no puede sorpren-der al fillogo, que no est acostumbrado a servirse de los juicios de un escritor acerca de s mismo como de un documento obje-tivo, ni a sacar de ellos sus patrones de medida. Especialmente intil result el juzgar a Aristteles, como se ha hecho realmente, por su manera de entender a sus predecesores, como si hubiera

    > habido jams un filsofo capaz de entender a sus predecesores en este sentido. A buen seguro que slo puede haber un patrn de medida positivo para apreciar la obra personal de Aristteles, pero no es la forma en que l critica a Platn, sino la forma en que platoniza l mismo (pues tal es lo que significa filosofar para l). Por qu imprimi al conocimiento esta especial direc-cin no puede explicarse simplemente por la historia anterior a l, sino tan slo por su propio desarrollo filosfico; justo como tampoco l mismo deriv sencillamente la posicin de Platn en la historia del pensamiento griego de la de sus predecesores, sino que la explica como el resultado de la confluencia de estas in-

    11

  • >4 ARISTOTELES

    haca imposible todo acceso a su personalidad. Y as sucedi que el nuevo amor por la Antigedad que suscitaron los humanistas no produjo cambio alguno en lo referente a Aristteles, singu-larmente por considerarse a ste como el prncipe del escolasti-cismo medieval, que era igualmente despreciado de todo punto por Lutero y los humanistas. Aristteles es la nica gran figura de la filosofa y la literatura antigua que no ha tenido jams un renacimiento. Todos saban que era una potencia con la que haba que contar y una de las bases del mundo moderno, pero 110 pas de ser una tradicin, si no por otras razones, por la simple de que incluso pasados los das del Humanismo y la Re-forma siguieron los hombres necesitando an demasiado de su contenido. Tanto Melanchthon como los jesutas edificaron su teologa sobre la Metafsica. Maquiavelo sac sus reglas de la Poltica y los crticos y poetas franceses las suyas de la Potica. Moralistas y juristas se apoyaron en la Etica y todos los filsofos hasta Kant, y an ms ac, en la lgica.

    Por lo que respecta a los fillogos, lo que les impidi penetrar hasta la forma interna del pensamiento de Aristteles, no es tanto un inters excesivo por el contenido, cuanto el estrecho y superficial concepto de la prosa literaria antigua que volvieron a introducir los humanistas. Los fillogos han hecho penetran-tes estudios de los escritos conservados y tratado de f i jar el texto. Mas a la nueva sensibilidad para el estilo le resulta est-ticamente ingrato el estado de imperfeccin en que han llegado hasta nosotros. Se les juzg, pues, con el criterio de la obra literaria, del que constantemente se burlaban por ser enteramente ajeno a su naturaleza. Ingenuamente se comparaba el "estilo" de los dilogos de Platn, y el resultado era perderse de entu-siasmo por el maravilloso arte de los ltimos. Empleando toda suerte de medios discursivos, declarando apcrifos los pasajes perturbadores y transponiendo frases o libros enteros, trataban de forzar a los escritos de Aristteles a entrar en la forma de manua-les legibles. L a razn de ser de esta clase de crtica era la incomprensin de esa forma provisional, que siendo de todo punto caracterstica de la filosofa de Aristteles, constituye el inevitable punto de partida de toda inteligencia histrica del mismo. Hasta en el caso de Platn ha sido frecuentemente pa-

  • EL PROBLEMA 15

    sacia por alto durante largos perodos la importancia de la orma para la inteligencia de su peculiar manera de pensar; en especial estn siempre propensos los filsofos especialistas y los estudiantes de literatura a considerarla como algo literario, ca-rente de toda real significacin para Platn mismo, a pesar del hecho de ser algo nico en la historia de la filosofa. Actual-mente, sin embargo, saben la mayora de las personas que el estudio de la evolucin de la forma de sus escritos es una de las principales claves para alcanzar una inteligencia filosfica de l. Tratndose de Aristteles, siguen dedicndose, en cambio, ex-clusivamente al contenido, por la suprema razn de que suponen que "no tiene forma alguna". La estrecha idea que de lo que constituye la forma literaria tenan los retricos de la poca helenstica, estuvo a punto de privarnos de los tratados, y es efectivamente responsable de la desaparicin de los escritos de los estoicos y epicreos. Tan pronto como abandonamos esa idea, surge naturalmente la cuestin del desarrollo histrico, pues es absolutamente imposible explicar el peculiar estado en que se encuentran los escritos conservados sin hacer la suposicin de que contienen las huellas de diferentes estadios de una evolu-cin. Un anlisis de los tratados nos conducira de suyo a la misma conclusin, que confirman aun los fragmentos de sus perdidas obras literarias. El principal propsito de este libro ser, por consiguiente, mostrar por vez primera, y medante los fragmentos de las obras perdidas y el anlisis de los tratados ms importantes, que en su raz hay un proceso de desarrollo. Fu, efectivamente, partiendo de la interpretacin de estos docu-mentos, emprendida con vistas a una edicin de la Metafsica, como surgi la presente obra. La crtica filolgica est aqu, sin embargo, directamente al servicio de la investigacin filosfica, pues lo que nos importa no es tan slo la condicin externa de los escritos en cuanto tal, sino tambin lo que esta condicin nos revela sobre la fuerza motriz del pensamiento de Aristteles.

  • P R I M E R A P A R I E

    L A A C A D E M I A

  • CAPTULO I

    LA ACADEMIA POR EL TIEMPO DE LA ENTRADA DE ARISTOTELES

    SEGN E L testimonio de su bigrafo, que es digno de fe, Arist-teles escribi al rey Filipo de Macedonia que haba pasado veinte aos con Platn. Dado que fu miembro de la Academia hasta la fecha de la muerte tlel ltimo (348/7), tiene que haber en-trado en ella durante el 368/7. Por aquel tiempo era un joven de unos 17 aos.1 Al partir se acercaba a los cuarenta.

    Estos conocidos hechos han llamado demasiado poco la aten-cin. Que 1111 hombre de un talento tan profundamente ori-ginal haya permanecido durante un perodo tan largo bajo la influencia de un extraordinario genio de naturaleza totalmen-te distinta, y se haya desarrollado enteramente a su sombra, es un hecho sin paralelo en la historia de los grandes pensadores, y quiz de todas las personalidades independientes y creadoras. No hay signo ms seguro del poder de asimilacin de un disc-pulo, ni al mismo tiempo de lo fuerte y lo seguro de su instinto creador, que su relacin con un gran maestro a quien dedica su juvenil afecto. La fuerza espiritual e impersonal que opera a travs de un maestro semejante pone en libertad, refrenndo-los, los talentos del discpulo y hace madurar a ste hasta que es capaz de pisar sobre sus propios pies. T a l fu el desarrollo inte-lectual de Aristteles. Fu su experiencia del mundo de Platn lo que le capacit para partir hacia el suyo propio. Fu la unin de ambos lo que di a su intelecto la maravillosa fuerza, agilidad

    1 I.a carta se menciona en la Vita Marciana (Rose, Aristotelis Fragmenta, p. 427, 1. 18; cf. tambin Ps.Amon., ibid., p. .(38, 1. 13, y la tracl. lati-na, p. .J43, 1. 12). La cifra 17 no aparece en el pasaje, pero se la relacion con el por lo menos desde la poca (le los bigrafos alejandrinos, < f.. I)ionis. Hal., Iip. ad Arnm., 5 (R 72S).

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  • 2( LA ACADEMIA

    y elasticidad con que alcanz un nivel ms alto que el de Platn, a pesar de la neta diferencia existente entre el genio ilimitado de su maestro y la limitacin del suyo propio. Descender de aquel nivel hubiera sido, por consiguiente, hacer girar hacia atrs la rueda del destino.

    Hasta el mismo da de hoy, se ha considerado frecuentemente la relacin filosfica de Aristteles con Platn semejante a la de un moderno filsofo universitario con Kant. Esto equivale a decir que de una manera mecnica acept ciertas partes de la doctrina de su maestro y rechaz otras. La excepcionalidad de Platn y su modo pintoresco de filosofar dieron naturalmente lugar a la sospecha de que Aristteles no haba acertado a enten-der a su arquetipo. Se supuso que haba pasado por alto lo que haba en Platn de mtico, plstico e intuitivo; y que por haber hecho caso omiso de estos fundamentales aspectos, sus crticas parecen errar casi siempre el blanco. Siendo exclusivamente abstractas, entraaban en realidad un trnsito a otro gnero ([xetpaci? e'ig aXXo yvos).

    Qu acusaciones ms miopes y mezquinas! Evidente es por ms de un pasaje que Aristteles se haba dado perfecta cuenta de dichos rasgos del pensamiento de Platn antes de empezar a criticarlo. Cmo sera posible que los hubiese ignorado el fun-dador de la psicologa y de su aplicacin a los procesos intelec-tuales y estticos? Fu precisamente Aristteles el primero que caracteriz, en concisas pero expresivas palabras, los elementos poticos y profticos que los modernos creen haber sido las pri-meros en descubrir en Platn; y su definicin de la ndole est-tica de los dilogos es mejor que la mayora de las de los ltimos.

    ' Ni por un momento se imagin jams Aristteles que al exponer las dificultades lgicas y ontolgicas de la teora de Platn haba juzgado ni de su significacin histrica, ni del valor absoluto de su contenido. No es necesario apoyar esta afirmacin con citas. Es evidente de suyo para todo el que sabe que Aristteles no se acerc a las maneras de ver de Platn con un fro espritu de crtica, sino que empez por experimentar durante muchos aos el hechizo de la abrumadora impresin personal que en conjunto ejercieron sobre l.

    Una cosa es, sin embargo, entender, y otra completamente dis-

  • A L A E N T R A D A D E A R I S T O T E L E S 21

    tinta querer reproducir y perpetuar en su integridad un mundo tan complicado como el de Platn, tan complejo por sus tenden-cias intelectuales y tan individual por su forma de presentarse. Este es el punto donde se separan el platonismo fecundo y el infecundo. Es infecundo el cultivar una "esttica" e insincera imitacin simiesca del espritu de Platn, haciendo gran ruido con sus imgenes y expresiones favoritas. Es fecundo trabajar sobie sus problemas; y este trabajo, que el propio Platn declara lo ms importante, lleva necesariamente ms all de l. Es tam-bin fecundo comprender lo que tiene de unilateral nuestro pensar moderno, inevitable y todo como ello es, oteando con Aristteles el contraste entre nuestras ciencias y la irrecuperable unidad del espritu de Platn. La actityd de Aristteles frente a este problema cambi con el tiempo. Habiendo empezado por tratar de imitar y continuar ingenuamente la manera de Platn, acab por distinguir entre la esencia durable y la formulacin externa, la segunda de las cuales o depende de accidentes de la edad, o es algo nico y, por ende, inimitable. Entonces trat de separar la forma conservando la esencia. De ser una forma per-fecta vino la filosofa platnica a ser para l la materia o XT) con que hacer algo nuevo y ms alto. Haba aceptado las doctrinas de Platn con toda su alma, y el esfuerzo hecho para descubrir su propia relacin con ellas llen su vida entera y es la clave del desarrollo de su espritu. Es posible distinguir un progreso gra-dual, en cuyos diversos estadios podemos percibir claramente el despliegue de su propia naturaleza esencial. Hasta sus ltimas producciones conservan algn vestigio del espritu platnico, aun-que ms dbil que los que se encuentran en las primeras. Su propia idea de desarrollo puede aplicrsele: por fuerte que sea la individualidad de la "materia", la nueva forma acaba por vencer su resistencia. La forma crece hasta que ha configurado la materia desde dentro de acuerdo con su propia ley, e impuesto su propia configuracin sobre ella. Exactamente como la trage-dia alcanza su especial naturaleza propia (eaxe T|V avtf|; cpijaiv) "partiendo del ditirambo" y llevando a ste a travs de varias formas, as Aristteles se hizo a s mismo partiendo de la filosofa platnica. La historia del desarrollo de su espritu y el orden de los documentos probatorios puede determinarse con certeza

  • 2( LA ACADEMIA

    representa una escala precisa de progreso gradual en tal direccin, aunque en algunas materias nunca fu ms all de un compro-miso. En tales materias le entendieron con suma frecuencia sus discpulos mejor de lo que l se haba entendido a s mismo, es decir, eliminaron el elemento platnico que haba en l y tra-taron de conservar exclusivamente lo que era puro Aristteles. El Aristteles especfico tan slo es, sin embargo, la mitad del Aristteles real. Es lo que 110 acertaron a comprender sus disc-pulos, pero l mismo siempre fu consciente de ello.

    La Academia en que entr Aristteles en 367 hacia mucho que no era la del tiempo del Simposio, alrededor de cuya mesa haba imaginado Platn en la pleamar de su entusiasmo reunidos a los prncipes del arte y de la ciencia y a los representantes de la juventud helnica, para or de los labios de la profetisa el gran misterio del nacimiento del intelecto salido del seno de Eros. Haca mucho que la esencia de la filosofa de Platn haba dejado de residir en la figura creada por l cu sus primeras obras, la figura central del filsofo Scrates. En contenido y mtodo hallbase entonces muy ms all del campo de los problemas socrticos. Fu solamente por medio de la lectura, y no de la viva presencia del espritu socrtico en la Academia de la dcada del 370 al 360 como Aristteles aprendi lo que haba significado Scrates para Platn v sus primeros discpulos. El Fcdn v el (iorgias, la Repblica v el Simposio eran entonces los testimo-nios va clsicos de un captulo cerrado en la vida del maestro, y descollaban por encima de las afanosas actividades de la escuela como dioses inmviles. A buen seguro que todo aquel a quien estos dilogos trajeran desde lugares distantes a gozar de la pre-sencia real de Platn se quedara sorprendido de no encontrar va ce'ebrados los misterios entre los filsofos. Ciertamente que irra-diaban una fuerza revolucionaria v una nueva gravedad, v que stas las encontr Aristteles tambin en la Academia: pero sus clsicas doctrinas sobre las Ideas, sobre la unidad y la multipli-cidad, sobre el placer v el dolor, sobre el estado, sobre el alma v la virtud, no eran en absoluto inviolables santuarios en las dis-cusiones de los estudiantes. Estas doctrinas eran objeto de un constante examen, defensa y modificacin, a la luz de penetrantes distinciones v laboriosos escrutinios de su validez lgica. F.I rasgo

  • A LA ENTRADA DE A R I S T O T E L E S 21

    distintivo era que los estudiantes misinos lomaban parte en el comn esfuerzo. Las imgenes y los mitos de los dilogos seguan siendo la obra ms caracterstica e irreproducible de Platn; mas, por otra parte, la discusin de conceptos vino a ser el principio esencial de la Academia juntamente con la tendencia religiosa de la escuela. Eran estos le dos nicos elementos transeribles del pensamiento de Platn, en quien iban preponderando tanto ms sobre el lado artstico de su naturaleza cuantos ms estudiantes atraa. Siempre que las antagnicas fuerzas de la poesa y la dialctica se mezclan en un mismo espritu, es natural que la primera sea progresivamente sofocada por la ltima, pero en el caso de Platn arrastrbale la escuela irresistiblemente en esa direccin.

    El sesgo del espritu de Aristteles quede') decidido por el hecho de haber entrado en la Academia justo cuando estaba empezando a desarrollarse este importante cambio, el desenvol-vimiento de la dialc tica del ltimo perodo de Platn. Gracias a los recientes progresos de la investigacin podemos seguir el proceso con cronolgica precisin en los grandes dilogos meto-dolgicos escritos por Platn durante aquellos aos, el Teeteto, el Sofista, el Poltico, el Parmnides y el Filebo. El primer di-logo del grupo, el Teeteto, se escribi poco despus de la muerte en 369 del lamoso matemtico cuya memoria honra.- Tal es lo ms caracterstico de la Academia por el tiempo de la entrada de Aristteles, ya que en l y los dilogos siguientes (el Sofista

    ~ Sobro las razones externas de esta fecha cf. los concluyentes argumentos de Eva Sachs, De Theaeteto Atheniensi Mathematico, Berln, 1914, pp. 18 ss. La principal prueba procede, naturalmente, de los anlisis estilstico y filo-sfico del dilogo, que confirman ambos los argumentos externos a favor de la fecha tarda. El Sofista, que es el desarrollo positivo del problema del Teeteto, contina el plan de este, como hace tambin el Poltico; nadie considera hoy el Sofista como un dilogo "elemental" de los comienzos de la carrera de Platn, segn haca Zeller y los que le precedieron. Las fun-damentales investigaciones de Campbell tardaron algn tiempo en penetrar en Alemania, pero desde entonces las han confirmado en todas sus partes las investigaciones posteriores. El toque inal lo ha dado la historia del desarrollo de la dialctica de Platn, que es tina adicin tarda; cf. especial-mente los Studien zur EiUwicktung der platonisrhen Dialektih, de J . Stenzcl (Bveslau, 1917), a los que debo muclio.

  • 2( LA ACADEMIA

    y el Poltico) empieza la obra de la escuela, que haba quedado casi oculta en los escritos del perodo clsico, a arrastrar a su servicio la entera actividad literaria de Platn, dejando as una pintura de s misma a la que no falta nign rasgo esencial.3

    Para entender a Aristteles y su relacin con Platn es impor-tante 110 partir de la vaga idea de "Platn" como un todo, sino reemplazarla por el concepto preciso de su ltimo perodo, el perodo abstracto y metodolgico que comen/ por el 369. Este dio a Aristteles una direccin definida y le abri un campo de trabajo adecuado a su talento particular.

    El pensamiento socrtico siempre se haba mantenido cercano a la vida real y el primer Platn haba sido un reformador y un artista. En contraste con esto, era el de Aristteles un pensa-miento abstracto, y su actitud la del puro hombre de ciencia. Pero estos rasgos no eran de su propiedad privada; eran comunes a la Academia entera durante el tiempo en que perteneci a ella. En el Teeteto tenemos la apoteosis del filsofo antisocrtico de los ltimos das de Platn. El mecanismo del dilogo encomienda el dibujo del tipo a Scrates, pero el retrato que traza no se parece nada a l, si hacemos caso de su propia y fidedigna carac-terizacin en la Apologa, sino al prisionero de la matemtica; y patente es que a precisar sus rasgos ayud el nuevo concepto de la vida "teortica". Scrates se haba ocupado exclusivamente con el hombre y no con lo que existe en el cielo y bajo tierra. El Teeteto, en cambio, habla del alma filosfica como de un alma que "geometriza" y "astronomiza".4 Es un alma indiferente a lo que est a mano; qve desprecia precisamente las actividades prcticas que haban llenado las vidas de los oyentes favoritos de Scrates; y que se cierne en las alturas, segn la solemne cita de Pndaro.

    3 Desde la aparicin de la edicin alemana de este libro ha tratado Friedrich Solmsen de determinar ms exactamente hasta qu punto coincide el cuadro que presentan los dilogos dialcticos con las efectivas actividades filosficas de la Academia y hasta qu punto se queda a distancia de ellas. Cf. su libro "Die Entwicklung der aristotelischen Logik und Rhetorik" (Neue Philologische Untersuchungen, ed. por Werner Jaeger, vol. v, Ber-ln, 1929), p. 240. Sus observaciones constituyen un valioso complemento de lo dicho ms arriba. 4 Teet., 173 F.-174 A.

  • A LA ENTRADA DE ARISTOTELES 21

    El Teeteto hace una inequvoca referencia a la prxima apa-ricin del Parmnides. Este ltimo se escribi, con bastante seguridad, antes de las continuaciones del primero, el Sofista y el Poliico; por consiguiente, estaba probablemente acabado al entrar Aristteles en la escuela, o no puede en ningn caso ser muy posterior. Quienes insinan que fu Aristteles el autor de las objeciones que hace este dilogo a la teora de las Ideas, hacen la improbable suposicin de que tomara la iniciativa de una actitud revolucionaria cuando an era extremadamente jo-ven y acababa de entrar en el grupo. El dilogo muestra que ya antes de Aristteles haba ido lejos la Academia en la crtica del hbrido carcter de las Ideas, a medias sustancias y a medias abstracciones. No poda pasar mucho tiempo sin que se separa-sen ambas cosas. Platn mismo pensaba realmente ser capaz de superar las dificultades; sin embargo, prepar el camino para lo que sobrevino, al reconocer justo en principio el llevar a cabo un laborioso examen lgico y ontolgico de las Ideas, como el que se hace en este dilogo y en los posteriores. Las especula-ciones de Aristteles no pueden ponerse en relacin con el Fedn o la Repblica, ni con la teora de las Ideas tal como se presenta en ellos.

    En el Teeteto son Teeteto y Teodoro tipos opuestos. El uno representa la joven generacin de matemticos, interesados por la filosofa; el otro, la vieja, que no quiere saber de ella, aunque son expertos en su propia materia. No fu accidental que las relaciones de Platn con famosos matemticos encontraran su expresin en un dilogo justamente por aquel tiempo. Por el ao 367 Eudoxo de Czieo traslad su escuela a Atenas, a f in de discutir con Platn y sus secuaces los problemas que intere-saban a ambas partes.

    El acontecimiento llam fuertemente la atencin, y desde

    - 8 La conjetura de Tannery (Histoire de l'astronomie, p. 296, n. 4) resulta confirmada por la Vita (Rose, p. 429, 1. 1), segn la cual Aristteles entr en la Academia "bajo Eudoxo". Alguno de los autores de extractos debe de haber entendido mal la afirmacin y tom a Eudoxo por un arconte. Lo que su autoridad le deca era simplemente que la entrada de Aristteles haba coincidido con la presencia de Eudoxo. Cf. Eva Sachs (que sigue a F. Jacoby), op. cit., p. 17, n. 2.

  • 2( LA ACADEMIA

    aquel momento encontramos constantemente a miembros de aquella escuela de matemticos y astrnomos en comunicacin con la Academia. Ejemplos de ello son Helicn y Ateneo. Ya en la Repblica podemos observar los efectos del descubrimiento de la geometra del espacio por Teeteto. Desde su trato con Eudoxo tomaron Platn y sus secuaces un gran inters por los ensayos hechos por la escuela de Czico para explicar los movi-mientos irregulares de los planetas mediante simples suposiciones matemticas. Pero no fu sta la nica manera en que los estimu-l Eudoxo. Ensanch enormemente sus conocimientos de geo-grafa y de la cultura humana, aportando precisas informaciones de Asia y de Egipto y describiendo a base de su extensa expe-riencia personal la situacin de la astronoma en aquellos terri-torios. Tambin fu importante su contribucin a las cuestiones ticas. El problema de la naturaleza y significacin del placer y el dolor, que haba de ser tan cntrico en la tica de Aristteles, condujo en la Academia a un gran debate durante los ltimos aos de Platn. Jencrates, ^speusipo y Aristteles participaron en l con sendas obras Del Placer; Platn particip con el Filebo. Muchos aos despus an hablaba Aristteles, que haba conoci-do a Eudoxo en los comienzos mismos de su propia estancia en la Academia, con verdadero calor de su impresin personal, al recordar los estmulos debidos a Eudoxo. Tambin ste suscit dificultades acerca de las Ideas y sugiri una modificacin de la teora.6

    En todos los campos haba empezado la escuela de Platn a atraer cada vez ms extranjeros, de los ms diversos tipos. Sus viajes haban puesto a Platn en estrecho contacto con los pita-gricos reunidos en Tarento en torno a Arquitas. La influencia de stos llegaba hasta Sicilia, y en Sicilia floreca por el mismo

    6 Sobre el carcter de Eudoxo y su teora del placer segn Aristteles, cf. Et. Nic., X , 2. Sobre la nueva formulacin de la teora de las Ideas pro-puesta por el primero, cf. Metaf., A 9- 991 a 17; y con mayor extensin en el segundo libro De las Ideas (Rose, frg. 189), conservado por Alejandro en su comentario del pasaje. Eudoxo propone ver en la participacin la inma-nencia de las Ideas a las cosas, a lo que se opone Aristteles con toda energa. Que la participacin era el problema ms debatido en aquel mo-mento, resulta claro por los ltimos dilogos de Platn.

  • A LA ENTRADA DE A R I S T O T E L E S 21

    tiempo la escuela mdica de Filistin. Platn debe de haber tenido relaciones con Filistin. El autor de la apcrifa carta segunda parece saber que Platn visit a Filistin y hasta, al parecer, que este ltimo fu invitado a ir a Atenas. Si no Filis-tin mismo, es en todo caso un efectivo miembro de su escuela el personaje oculto tras del annimo "doctor siciliano" que se impacienta ante las sutilezas lgicas de la Academia, segn lo pinta un poeta cmico contemporneo.7 Dicho sea de paso, este caso muestra que aunque Platn estaba acostumbrado a cambiar ideas con especialistas de todos los campos, el frecuente resultado se reduca simplemente a poner de manifiesto el abismo infran-queable existente entre la ciencia jnica o siciliana y lo que l entenda por la misma palabra. El hecho de que haga un abun-dante uso de las ltimas investigaciones en materia de medicina, matemticas y astronoma para construir su relato de la creacin en el Timeo, no debe cegarnos para la forma personal con que maneja este material.

    La Academia de los ltimos das de Platn andaba, en efecto, a vueltas con una gran masa de material, y no cabe duda de que tal ambiente hizo posible a un Aristteles aprender por sus

    T Epcrates, frg. 287 (Kock). Cf. tambin M. Welhnann, Fragmente der sikelischen Aerzte (Berln, 1901), p. 68. y mi artculo "Das Pneuma im Lykeion", Hermes, XI.VIII, p. 5 1 , n. 3. E11 las ediciones anteriores de este libro, segua yo an la teora de Wellmann,

  • 2( LA ACADEMIA

    propios medios la significacin de los hechos empricos, que llegaron a formar una parte tan importante de sus propias in-vestigaciones. Pero la costumbre generalizada hoy de hablar de una "organizacin de las ciencias" en la Academia es un puro error.8 Las modernas academias y universidades no pueden ver en Platn a su modelo. L a idea de una unidad sistemtica de todas las ciencias le fu totalmente extraa, y ms an su reali-zacin en una organizacin enciclopdica de todas las materias , con fines de enseanza e investigacin. Medicina, matemtica, astronoma, geografa y antropologa, el sistema entero de las ciencias histricas y el de las artes retrica y dialctica, para no hablar sino de los principales canales por donde discurri el pensamiento griego, surgieron cada cual por s, aunque a veces se juntaran varios de ellos en una persona, y sigui cada cual, imperturbable, su propio camino. A un Teodoro o un Teeteto les habra parecido una idea realmente extraa la de comtinar en un sistema cientfico universal su matemtica y las inves-tigaciones sobre la cultura o la arqueologa griega que hacan algunos sofistas. Tambin andaban por su lado los mdicos. Demcrito y tras l Eudoxo, anticipacin hasta cierto punto del tipo representado por Aristteles, son fenmenos anormales. Eu-doxo era maravillosamente multiforme. A la matemtica y la astronoma sumaba la geografa, la antropologa, la medicina y la filosofa, siendo creador l mismo en los cuatro primeros campos.

    Platn se interesaba exclusivamente por el "Ser". Si quere-mos darle su lugar en la historia del pensamiento griego, debe- i mos decir que es uno de los representantes de la especulacin sobre la sustancia (ovaa). Con su teora de las Ideas le di un nuevo giro; en realidad, le devolvi la vida. Partiendo de las Ideas e interesndose solamente por la unidad y lo suprasensible, empieza por no tocar en punto alguno la multiplicidad del mun-do emprico. Sus indagaciones se desvan de los fenmenos para dirigirse a algo "ms alto". Las forzosas exigencias de su especu-

    8 Generalizada desde el ahora famoso artculo de H. Usener en el vel. 53 (1884) de los Preussische Jahrbcher, reimpreso en Vortrage und Aufsatze,

    p. 69.

  • A LA ENTRADA DE ARISTOTELES 21

    lar sobre conceptos tenan que conducirle a desarrollar el mtodo de la divisin, que ms tarde result de tan enorme importancia para el intento aristotlico de hacer un estudio emprico de las plantas y los animales, as como del mundo del espritu. Pero Platn mismo no se interes por reducir los individuos a un sistema. Yacan stos por debajo del reino de las Ideas; y siendo literalmente infinitos (ajieiQov), eran incognoscibles. Su concep-to del individuo (HTO^ OV) era el de la Forma nfima, que ya no es divisible y reside en el lmite de los fenmenos y la ciencia y realidad platnicas. Las muchas clasificaciones de plantas, etc., de que habla Epcrates y que se consideraban en general como la ocupacin peculiar y ms caracterstica de la Academia (has-ta la grande obra Semejanzas de Espeusipo no trataban evidente-mente de otra cosa), no se llevaban a cabo por obra de un inters por los objetos mismos, sino a fin de aprender las relaciones lgi-cas entre los conceptos; es lo que prueba la gran cantidad de libros producidos por la escuela en aquel tiempo con el ttulo de Clasificaciones. Al clasificar plantas no aspiraban los miem-bros de la escuela a crear un verdadero sistema botnico en mayor grado de aqul en que aspira Platn, en el Sofista, a hacer un estudio histrico de los efectivos sofistas.9

    9 En el fragmento citado anteriormente no quiere decir Epcrates que los platnicos llevaran a cabo estudios botnicos con un espritu positivo. X o que ridiculiza es su entusiasmo por clasificar, que los llev a considerar las relaciones entre los conceptos ms importantes qu las cosas mismas. "Estaban definiendo el mundo de la naturaleza y dividiendo la vida (|3ov) de los animales y la naturaleza de los rboles y las especies de los vegetales; y entre estas ltimas estaban examinando cul es la especie de la calabaza."

    IIFQI YP qn'OEft); pitov 'Co'icov TE |}ov 5V8Q)V TE (paiv Xaxvcov TE Y\'r|, xx' y TOTOIC xr|V to^oxi'rvTT|v eli'txa;ov Tvp? oxi YVOI';-

    Aqu po{ no significa las costumbres de los animales, que se diran 5aixa-Es lo mismo que "naturaleza" y "gnero", y stos son realmente trminos de la dialctica de Platn, como lo son "definicin", "divisin" y "examen" de los conceptos. Los fragmentos de los "Onoia de Espeusipo los ha reunido P. Lang, De Speusippi Academici scriptis (Bonn, 1911, tesis). Ya el ttulo indica cul era la finalidad del libro.

  • 2( LA ACADEMIA

    No hay gran distancia desde semejantes clasificaciones de lo real hasta la idea de una sola ciencia que abrace tantos sectores cientficos cuantos son los sectores de la realidad (ov). Y aunque la articulacin de las ciencias positivas no se efectu hasta que la idea aristotlica de realidad reemplaz al ser trascendental de Platn, 10 siempre sigue siendo un hecho digno de nota el de que la idea de una sistematizacin de las ciencias especiales, cada una de las cuales haba surgido independientemente, fuese una consecuencia de la filosofa tica de los conceptos y de su entu-siasmo por la clasificacin. Es ya demasiado tarde para apreciar las ventajas y desventajas de haber llevado a cabo tal sistemati-zacin en detalle. Cabe presumir que fueron bastante numerosas unas y otras. En ninguno de los perodos de verdadero floreci-miento de la investigacin penetr ntegramente todas las cien-cias el espritu general de una determinada filosofa; y es natu-ral, puesto que cada ciencia tiene su propio espritu y sus propios principios. Unicamente bajo la influencia de naturalezas duales, o all donde la filosofa tom por guas a hombres de ciencia famosos, que le imbuyeron el espritu de ramas especiales de investigacin, tuvo lugar una penetracin parcial. Aristteles, Leibniz y Hegel, tipos muy diferentes, son los ejemplos ms im-portantes.

    Platn tena cierto conocimiento especializado de las cuestio-nes matemticas, que le permiti seguir los importantes descu-brimientos de la ciencia de su tiempo. Tambin se interesaba por la astronoma hasta donde poda sta tratarse entonces mate-mticamente. En la ltima parte de su vida se dedic seriamente a la fsica de los elementos, en la esperanza de llegar a ser capaz de deducir matemticamente las diferencias cualitativas entre los llamados elementos de Empdocles, que miraba como simples fases. Fuera de esto, su inters por los fenmenos se reduca a la esfera de la medicina 1 1 y a la de la tica y poltica. En esta

    "Hay tantas partes de la filosofa como clases de sustancias", Arist., Metaf., r 2, 1004a 2.

    1 1 Cf. ahora, sobre el inters de Platn por la medicina como un modelo metdico para la filosofa, mi libro Paideia,, Los Ideales de la Cultura Grie-ga, vol. 3 (Mxico, 1945), pp. 31 s. E11 el segundo volumen de la misma obra (Mxico, 1944) he aplicado sistemticamente las indicaciones de Platn en

  • A LA ENTRADA DE A R I S T O T E L E S 21

    ltima recogi, especialmente para las Leyes, un extenso material de derecho penal e historia de la civilizacin. Fu, pues, durate el periodo en que Aristteles perteneci a la escuela como miem-bro, cuando Platn volvi su atencin a las cosas particulares, y el estmulo que su coleccin de nuevos materiales histricos y polticos represent para Aristteles resulta claro por las nume-rosas coincidencias entre las Leyes y la Poltica. Por otro lado, Aristteles careca del temperamento y de la capacidad necesaria para cuanto fuese ms que un trato elemental con la principal preocupacin*de la Academia, la matemtica; mientras que la Academia, por el contrario, no poda estimularle en el campo de la ciencia biolgica, en que resida su verdadero y propio genio.

    De acuerdo con ste como estaba, y fecunda como fu la experiencia juvenil que Aristteles hizo del proceder riguroso y metdico de las diversas ciencias, la impresin hecha sobre l por la personalidad de Platn fu la ms fuerte de todas. Platn oteaba todas aquellas frtiles llanuras desde la alta cima de su propio espritu creador e ntima visin, y Aristteles fu entera-mente presa de l.

    No es aqu nuestro propsito discutir la influencia de la personalidad de Platn sobre sus contemporneos, ni traducir a una frmula su posicin en la historia del conocimiento, aun-que para un hombre como Aristteles fuese naturalmente esta ltima cuestin el meollo de toda su actitud respecto a l. Los elementos de que surgi su obra no comprendan ni la lato pa (indagacin) jnica, ni la Ilustracin racionalizante de los sofis-

    tas, aunque estas dos cosas constituyesen juntamente, a pesar de su disparidad, las formas del conocimiento por excelencia a la sazn. El primero de los verdaderos elementos era 1) la phrnesis o sabidura de Scrates, que presentaba slo una semejanza super-ficial con el racionalismo de los sofistas, pero que esencialmente estaba arraigada en el reino de una conciencia tica de normas

    este respecto a la interpretacin de sus obras. E11 el Gurgias, donde desarrolla por primera vez su concepto de la filosofa como una "techne que se cuida del alma humana", explica esta idea por la analoga con la medicina, la "techne que se cuida del cuerpo". Un paralelo completo de medicina y filosofa se hace en la Repblica, cuya composicin y mtodo estn determi-nados en amplia medida por esta analoga.

  • 2( LA ACADEMIA

    absolutas, no descubierto hasta entonces por la ciencia ni la filo-sofa griega, y que requera un concepto nuevo y supraemprico de la intuicin intelectual. El segundo y el tercer elementos, tambin extraos al pensamiento de la poca* eran dos adiciones nuevas a la filosofa socrtica, productos de dar a la phrnesis un objeto suprasensible y de hacer de ste una "forma". Tales eran 2) la Idea, resultado de un largo proceso de desarrollo visual y esttico del espritu griego, y 3) el estudio, descuidado durante largo tiempo, de la ovaa o sustancia, al que proporcion Platn un nuevo material con el problema de la unidad y la pluralidad, y un contenido viviente y tangible con la invencin de las Ideas. El ltimo elemento era 4) el dualismo del mito rfico del alma, a aceptar el cual le inclinaba toda su idiosincrasia, y que regado por su fuerte imaginacin, ech firmes races en la nueva con-cepcin del ser.

    Bien mirados estos cuatro elementos, no es difcil suponer que haran sobre las personas de una cultura corriente la impresin de una mezcla de poeta, reformador, pensador crtico y profeta. (El rigor con que se impuso a s mismo su nuevo mtodo no

    habra alterado en un principio esta impresin.) No es sorpren-dente, pues, que en vista del abismo existente entre l y el resto entero de la ciencia, tanto antigua como moderna, se le haya tachado de mstico y expulsado de la historia del pensamiento. Pero si tan sencilla solucin fuese acertada, sera bastante difcil de entender por qu ha tenido tan gran influencia sobre los destinos del conocimiento humano; y el hecho de ser el sol en torno al cual giraban personalidades como las de Teeteto, Eu-doxo y Aristteles, es decir, los adelantados de ms talento en el campo de la investigacin cientfica que produjo el siglo iv, es bastante para condenar la filosofa barata cuya idea de la com-plejidad de las corrientes de la vida intelectual es tan inadecua-da, que querra borrar de la historia del conocimiento al ms revolucionario de todos los filsofos, por no haber descubierto simplemente nuevos hechos, sino tambin nuevas dimensiones.

    Aristteles vi tan claramente como Eudoxo que Platn haba soldado en su obra filosfica descubrimientos cientficos, ele-mentos mticos y misteriosos reinos del espritu en que no haba penetrado jams la mirada del conocimiento. Esta soldadura no

  • A LA E N T R A D A D E A R I S T O T E L E S 21

    era en modo alguno el simple resultado de las inclinaciones subjetivas del creador; era la consecuencia necesaria de la situa-cin histrica, cuyos elementos analiz ms tarde Aristteles con una profunda comprensin tanto de la creacin como del creador. En un principio, no obstante, se abandon sin reservas a aquel incomparable e indivisible mundo, como lo muestran los frag-mentos de sus primeros escritos, y fueron precisamente los elementos no cientficos de la filosofa de Platn, esto es, sus partes metafsicas y religiosas, lo que dej la huella ms dura-dera en su espritu. Aristteles ha de haber sido inslitamente sensible para tales impresiones. Fu el conflicto entre stas y sus propias tendencias cientficas y metdicas lo que suscit ms tarde la mayora de sus problemas; y la fuerza de las impresiones queda bellamente demostrada por el hecho de no haberlas sacri-ficado nunca, a pesar de haber ido en materia cientfica ms all de Platn en todos los puntos. n Platn busc y encontr un hombre que le guiara hasta una nueva vida, exactamente como en su dilogo Nerinto presenta al se ti cilio labrador de Corinto cautivado por el Gorgias hasta el punto de dejar su ara-do por buscar y seguir al maestro.

    Platn explica en su carta sptima las relaciones entre cono-cer el bien y perseguirlo. El conocimiento que segn Scrates hace buenos a los hombres y el llamado comnmente conoci-miento cientfico son distintos. El primero es creador y slo puede ser alcanzado por almas que tengan una fundamental afinidad con el objeto que se trata de conocer, o sea, con lo bueno, lo justo y lo bello. No hay nada a que se haya opuesto Platn ms apasionadamente hasta el trmino mismo de su vida que a la afirmacin de que el alma puede conocer lo que es justo sin ser justa. 12 Esto, y no la sistematizacin del conoci-miento, fu su finalidad al fundar la Academia y sigui sindolo hasta el fin, como muestra esta carta, escrita en su senectud. Hgase una comunin (ou^fjv) de elegidos, de aquellos que , una vez que sus almas han crecido en la atmsfera del bien, son capaces, en virtud de sus superiores dotes, de participar al cabo en el conocimiento que es "como luz que proyecta u n vivo

    12 Carta Vil , 344 A.

  • 2( LA ACADEMIA

    fuego". A l le parece, dice Platn, que la busca de este cono-cimiento no es cosa para la masa de los humanos, sino slo para los pocos a quienes una ligera seal basta para que lo encuentren por s mismos.13

    13 btd., 341, C-K.

  • CAPTULO II

    PRIMERAS OBRAS

    ARISTTELES ESCRIBI una serie de obras en forma de dilogo. Los fragmentos que de ellas quedan no estn tan estudiados como deban, en parte porque es ms grato dejar a los fillogos un trabajo tan enojoso, pero tambin debido a la conviccin, siempre imperante en la escuela peripattica, de que al verda-dero Aristteles hay que buscarlo en los tratados. Pero incluso si deseamos entender solamente los tratados, pueden ensearnos muchas cosas los fragmentos de los dilogos perdidos. Aunque no supisemos nada ms acerca de la relacin entre las dos clases de escritos, resulta de suma importancia ser capaz de precisar que los dilogos, modelados sobre los de Platn, pertenecen casi ntegramente a los primeros aos de Aristteles, y que ste aban-don prcticamente en su ltimo perodo la actividad literaria (puesto que los tratados se reducen a ser las bases escritas de sus

    vastas actividades como profesor y conferenciante). Hay, en efec-to, excepciones a esta afirmacin. Alejandro o De la Colonizacin debe de haber sido, a juzgar por el ttulo, un dilogo del momen-to en que la poltica racial de Alejandro en Asia indujo a Arist-teles a hacer pblica su desaprobacin ante el mundo de lengua griega. El rezagado que es este dilogo tuvo, por tanto, una especial razn de ser en la posicin poltica de Aristteles. Muta-tis mutandis, lo mismo pasa con la coleccin de 158 Constitu-ciones, destinadas a la publicidad y escritas en un estilo vivo y claro, como podemos, ver por el de la Constitucin de Atenas. A pesar de estas excepciones, sigue siendo exacto decir que en el curso de su desarrollo intelectual cambi radicalmente Aristte-les de ideas en punto a la necesidad de presentar la ciencia en forma literaria y a la relacin entre la obra literaria y la verda-deramente creadora.

    35

  • 2( LA ACADEMIA

    En Platn era el impulso creador el original y primario. Platn no escriba para exponer el contenido de su doctrina. Su deseo era presentar al filsofo en el dramtico instante de buscar y encontrar, y hacer visible la duda y el conflicto; y esto, no como una mera operacin intelectual, sino como una lucha con-tra la pseudociencia, el poder poltico, la sociedad y su propio corazn; pues el espritu de la filosofa de Platn chocaba nece-sariamente con todas estas fuerzas. Con arreglo a su manera personal de verla, no es la filosofa una esfera de descubrimien-tos teorticos, sino una reorganizacin de todos los elementos fundamentales de la vida. Vase, por ejemplo, el paradjico re-trato del filsofo en el Teeteto, o el duelo entre el Scrates del Gorgias y Calicles, que defiende la idea egosta del estado y de la sociedad, para la que tener el poder es tener la razn. Estos dilogos no tienen de comn ms que el nombre con las con-versaciones didcticas de Giordano Bruno, Hume o Schopen-hauer. Platn escribe la tragedia del filsofo. A diferencia de sus imitadores, jams se limit a presentar diferencias teorticas de opinin bajo un barniz estilstico.

    El Teeteto, que es contemporneo de la entrada de Arist-teles en la Academia, es el primero de un grupo de dilogos ra-dicalmente diferentes de los anteriores as por su forma como por su contenido; y preludia el desplazamiento de los principales intereses filosficos de Platn a los estudios metodolgicos, ana-lticos y abstractos.1 En este grupo queda el equilibrio entre los elementos estticos del espritu de Platn y los filosficos des-truido en favor de los ltimos. Las disonancias, claramente perceptibles para los odos finos, empiezan a aparecer en el Teeteto. No se deben tanto a la falta de pulimento externo en la forma, cuanto a la conquista del impulso dramtico de Platn por su inters abstracto por el mtodo, al perseguir sin solucin

    1 J . Stenzel ha sido el primero en dar cabal cuenta de la relacin entre el desarrollo filosfico de Platn y su forma. Vase su discurso "Literarische Form und philosophischer Gehalt des platonischen Dialogs", Jahresbericht d. Schlesischen Geseltschaft fr vaterl. Kultur, 1916; reimpreso en Studien zur Entwichhtngsgeschichte der platonischen Dialektik, etc., Breslau, 1917, pp. 1231.?. Sobre los ltimos dilogos vase el captulo "Die neue Metho-de", pp. 45 ss.

  • PRIMERAS OBRAS 37

    de continuidad una sola cuestin a lo largo de toda una trayec-toria. Cabe, en rigor, encontrar al dramaturgo Platn incluso aqu, en la medida en que es capaz de poner de manifiesto una peripecia y una complicacin incluso en el desarrollo de ideas abstractas y metodolgicas. Mas a pesar de lo artsticamente tra-bajado de su construccin, resulta significativo que precisamente este dilogo parezca a la mayora de los filsofos modernos "el mayor esfuerzo filosfico" de Platn. Es de hecho casi un trata-do, positivo aunque crtico; y no es casualidad que en la intro-duccin se refiera Platn a su anterior mtodo de escribir dilo-gos, y anuncie simplificaciones cuyo fin ser dar mayor exactitud y lucidez cientficas a la exposicin.2

    El Sofista y el Poltico muestran ms claramente an las di-ficultades que encuentra ahora Platn en la forma dialogada. La aplicacin del mtodo de la divisin a un concepto particu-lar, bajando paso a paso de lo universal a lo particular, es un

    - procedimiento tan montono y poco dramtico, que al comienzo ; del Sofista se ve obligado el dirigente de la discusin a decir a sus

    interlocutores que no le interrumpan con demasiada frecuencia, ,o que sera preferible que prestasen odo a un discurso seguido.3

    Esto equivale a abandonar abiertamente el mtodo "obsttrico" de discusin de Scrates, y a anunciar que en adelante no ser la forma dialogada nada ms que un inesencial adorno estils-tico. No son excepciones el Timeo ni el Filebo; lo que de dilogo

    2 Teet., 143 B. El Teeteto conserva la forma externa de un dilogo socr-tico y hace frecuentemente referencia expresa a la mayutica de Scrates. Pero esta misma reflexin sobre la naturaleza y lmites del mtodo socrtico, consciente de s y enrgicamente destacada, muestra que Platn se sirve de propsito ahora de la vieja forma del contrainterrogatorio (EXEVZO?) simple-

    mente para poner en claro los fundamentos de la cuestin de la definicin del conocimiento. Exactamente seala Stenzel la estrecha conexin entre el Teeteto y el Sofista; este ltimo resuelve el problema planteado por el ante-rior, sin servirse de la "mayutica". Cf. las palabras finales de Scrates en el Teet., stioc: "He aqu los lmites de mi arte; no puedo ir ms lejos."

    8 Sof., IY D. Verdad es que los interlocutores siguen haciendo observa-cin tras observacin (?ito; jip; SJIO;). dndose por supuesto que el que responda dir siempre que s; pero esto es algo totalmente distinto de la antigua conversacin "obsttrica", "por preguntas y respuestas", en que el que pregunta no adelanta ideas nuevas, sino que se limita a incitar al que remonde a hacerlo.

  • 2( LA ACADEMIA

    En Platn era el impulso creador el original y primario. Platn no escriba para exponer el contenido de su doctrina. Su deseo era presentar al filsofo en el dramtico instante de buscar y encontrar, y hacer visible la duda y el conflicto; y esto, no como una mera operacin intelectual, sino como una lucha con-tra la pseudociencia, el poder poltico, la sociedad y su propio corazn; pues el espritu de la filosofa de Platn chocaba nece-sariamente con todas estas fuerzas. Con arreglo a su manera personal de verla, no es la filosofa una esfera de descubrimien-tos teorticos, sino una reorganizacin de todos los elementos fundamentales de la vida. Vase, por ejemplo, el paradjico re-trato del filsofo en el Teeteto, o el duelo entre el Scrates del Gorgias y Calicles, que defiende la idea egosta del estado y de la sociedad, para la que tener el poder es tener la razn. Estos dilogos no tienen de comn ms que el nombre con las con-versaciones didcticas de Giordano Bruno, Hume o Schopen-hauer. Platn escribe la tragedia del filsofo. A diferencia de sus imitadores, jams se limit a presentar diferencias teorticas de opinin bajo un barniz estilstico.

    El Teeteto, que es contemporneo de la entrada de Arist-teles en la Academia, es el primero de un grupo de dilogos ra-dicalmente diferentes de los anteriores as por su forma como por su contenido; y preludia el desplazamiento de los principales intereses filosficos de Platn a los estudios metodolgicos, ana-lticos y abstractos.1 En este grupo queda el equilibrio entre los elementos estticos del espritu de Platn y los filosficos des-truido en favor de los ltimos. Las disonancias, claramente perceptibles para los odos finos, empiezan a aparecer en el Teeteto. No se deben tanto a la falta de pulimento externo en la forma, cuanto a la conquista del impulso dramtico de Platn por su inters abstracto por el mtodo, al perseguir sin solucin

    1 J . Stenzel lia sido el primero en dar cabal cuenta de la relacin entre el desarrollo filosfico de Platn y su forma. Vase su discurso "Literarische Form und philosophischer Gehalt des platonischen Dialogs", Jahrcsbcricht d. Schlesischen Gesellschaft fr vaterl. Kultur, ig i6 ; reimpreso en Studien zur Entwicklungsgeschichte der platonischen Dialektik, etc., Breslau, 1917. pp. 123 ss. Sobre los ltimos dilogos vase el captulo "Die neue Metho-de", pp. 15 J..

  • PRIMERAS OBRAS 31

    de continuidad una sola cuestin a lo largo de toda una trayec-toria. Cabe, en rigor, encontrar al dramaturgo Platn incluso aqu, en la medida en que es capaz de poner de manifiesto una peripecia y una complicacin incluso en el desarrollo de ideas abstractas y metodolgicas. Mas a pesar de lo artsticamente tra-bajado de su construccin, resulta significativo cjue precisamente este dilogo parezca a la mayora de los filsofos modernos "el mayor esfuerzo filosfico" de Platn. Es de hecho casi un trata-do, positivo aunque crtico; y no es casualidad que en la intro-duccin se refiera Platn a su anterior mtodo de escribir dilo-gos, y anuncie simplificaciones cuyo fin ser dar mayor exactitud y lucidez cientficas a la exposicin.2

    El Sofista y el Poltico muestran ms claramente an las di-ficultades que encuentra ahora Platn en la forma dialogada. La aplicacin del mtodo de la divisin a un concepto particu-lar, bajando paso a paso de lo universal a lo particular, es un procedimiento tan montono y poco dramtico, que al comienzo del Sofista se ve obligado el dirigente de la discusin a decir a sus interlocutores que no le interrumpan con demasiada frecuencia, o que sera preferible que prestasen odo a un discurso seguido.3

    Esto equivale a abandonar abiertamente el mtodo "obsttrico" de discusin de Scrates, y a anunciar que en adelante no ser la forma dialogada nada ms que un inesencial adorno estils-tico. No son excepciones el Timeo ni el Filebo; lo que de dilogo

    - Teet., 143 B. El Teeteto conserva la forma externa de un dilogo socr-tico y hace frecuentemente referencia expresa a la mayutica de Scrates. Pero esta misma reflexin sobre la naturaleza y lmites del mtodo socrtico, consciente de s y enrgicamente destacada, muestra que Platn se sirve de propsito ahora de la vieja forma del contrainterrogatorio (EXEYXO?) simple-mente para poner en claro los fundamentos de la cuestin de la definicin del conocimiento. Exactamente seala Stenzel la estrecha conexin entre el Teeteto y el Sofista; este ltimo resuelve el problema planteado por el ante-rior, sin servirse de la "mayutica". Cf. las palabras finales de Scrates en el Teet., 210 c: "He aqu los lmites de mi arte; no puedo ir ms lejos."

    3 Sof., 217 D. Verdad es que los interlocutores siguen haciendo observa-cin tras observacin (&ios itQ; tfjto?), dndose por supuesto que el que responda dir siempre que s; pero esto es algo totalmente distinto de la antigua conversacin "obsttrica", "por preguntas y respuestas", en que el que pregunta no adelanta ideas nuevas, sino que se limita a incitar al que responde a hacerlo.

  • 2( LA ACADEMIA

    ofrecen al lector se reduce a un transparente velo de estilo echa-do sobre un contenido puramente doctrinal. No es en absoluto la vivacidad de la conversacin lo que da al Timeo su enorme eficacia. El Filebo podra transformarse sin dificultad en un tratado unificado y metdico, muy parecido a la Etica de Arist-teles. En las Leyes ha desaparecido el ltimo rastro de ilusin escnica. Se ha renunciado conscientemente a la pintura de ca-racteres" (f|$ojtoia); y el conjunto es un solemne discurso o aren-ga, no de Scrates, sino del propio Platn, el extranjero de Atenas.4

    Como era lgico, la figura de Scrates, despus de haber sido relegada a papeles menores desde el Sofista en adelante, acaba por ser abandonada en las Leyes. En el Filebo aparece una vez ms, la ltima, porque este dilogo discute cuestiones que ha-ban sido planteadas realmente por Scrates. (Las respuestas se obtienen, sin embargo, por medio de mtodos que jams se le haban ocurrido a l.) En este ltimo perodo es completo el di-vorcio entre el Scrates histrico y el propio filosofar de Platn. Otra seal de andar buscando su propia expresin la inclina-cin general de ste hacia la ciencia, la lgica y el dogma. El postrer fruto de la teora de las Formas fueron los mtodos de la clasificacin y la abstraccin, que es lo que entiende Platn por dialctica, en el sentido estricto de sus ltimas obras. Estos mtodos revolucionaron la forma del dilogo de controversia que haba surgido del contrainterrogatorio socrtico, despojndolo de su significacin psicolgica y convirtindolo casi en un tra-tado. No era posible seguir avanzando en la misma direccin. Era una simple cuestin de tiempo la muerte del gran arte de los clsicos dramas platnicos, una vez muerta su raz. Ta l fu el momento en que empez a escribir el joven Aristteles.5

    4 El autor del Epinomis juzga correctamente el verdadero estado de la cuestin en 980 D. Hace al ateniense recordar a los otros dos un famoso pasaje de las Leyes en trminos que abandonan en absoluto toda realidad dramti-ca: "como recordaris, pues a buen seguro tomasteis notas (jtonvrinaTa) en el acto". Aqu nos encontramos de pronto en mitad de una conferencia.

    5 Nadie ha tratado an de conectar los dilogos de Aristteles con el des-arrollo de la forma de Platn. R . Hirzel (Der Dialog, p. 275) ni siquiera plantea la cuestin. Basndose en una simple impresin general de los di-

  • PRIMERAS OBRAS 33

    'Iodos los miembros de la Academia escribieron dilogos, aunque ninguno ms, ni de ms peso que Aristteles. Este hecho es significativo para comprender la relacin de la nueva gene-racin con Platn. Todos ellos se sirvieron del dilogo como de una forma ya fija, sin preguntarse hasta qu punto era posible semejante imitacin. Los griegos tendan naturalmente a imitar cualquier cosa, una vez ya "descubierta", y no haban compren-dido an que el dilogo de Platn era en su perfeccin clsica algo absolutamente inimitable, la flor de una combinacin ni-ca de necesidad histrica, potencia creadora individual y expe-riencia personal. Sus discpulos vieron en el dilogo el vehculo recibido para dar forma viva a la filosofa esotrica, y de ah el que cada uno desease ver reproducida en semejante medio la accin del maestro sobre l. Pero cuanto ms iban comprendien-do que a causa de la ntima unidad de su personalidad, vida y obras, era Platn una indivisible magnitud que no poda tomarse como un todo sin incurrir, ya en un muerto escolasti-cismo, ya en un diletantismo literario, tanto ms conscientemente se pusieron a buscar formas fundamentalmente nuevas para lo que en su maestro haba de cientfico y objetivo y por lo mismo de separable. Estos ensayos no tuvieron propiamente su punto de partida en los dilogos, sino en la enseanza oral de Platn. Es significativo, as de la natural afinidad del joven Aristteles con Platn, como de su incapacidad para ver objetivamente al maes-tro, el hecho de que no emprendiera desde un principio este camino, sino de que empezara insistiendo en el dilogo. Eviden-temente, encontraba al Platn esencial ms vivo, ms potente y ms objetivo en el dilogo que en ninguna otra forma.

    Los fragmentos conservados de sus dilogos, juntamente con las noticias procedentes de la Antigedad y las imitaciones de escritores posteriores (Aristteles ejerci una influencia especial-mente poderosa sobre Cicern), nos permiten inferir que Arist-teles invent un nuevo gnero de dilogo literario, a saber, el dilogo de discusin cientfica. Aristteles vi justamente que

    logos de Platn, slo llega a ver un tipo opuesto a ellos en el aristotlico. Considera los dos gneros como debidos simplemente a la diferencia de carcter de ambos autores, sin hacer justicia a los factores inherentes a la situacin.

  • 2( LA ACADEMIA

    haba que abandonar las preguntas y respuestas "obsttricas", que ya no llevaban ms que una vida de sombras, desde que ha-ban dejado de ejercer su verdadera funcin, por haberse tornado una simple mscara para "discursos largos". Pero mientras que Platn tenda en sus ltimos das a reemplazar el dilogo por la leccin dogmtica, Aristteles opone un discurso a otro, repro-duciendo as la vida real de la investigacin en la Academia antigua. Uno de los oradores tomaba la direccin, propona el tema y resuma los resultados al final. Esto trazaba naturalmen-te estrechos lmites a la pintura de personalidades. El arte de es-cribir los discursos se tomaba de la retrica y se desarrollaba de acuerdo con los preceptos del Fed.ro de Platn. El efecto causado por el dilogo pas a depender ms de su carcter (r)0o?) en conjunto que de la ethopoeia de determinadas personas; pero al par que perda en objetividad esttica, gan probablemente en unidad de forma y de tendencia. Fu, por consiguiente, una simple consecuencia lgica la que sac Aristteles al acabar ha-cindose a s mismo el director de la discusin en sus propios dilogos.

    Este cambio, si no restauraba el original propsito socrtico del dilogo (perdido sin esperanzas de recuperacin), le di una vez ms un contenido efectivo, el que responda a la nueva for-ma de las conversaciones, en las cuales haba tenido siempre su raz. En lugar de la liza de argumentos, con los dramticos gol-pes y contragolpes de los duelos ersticos, se trataba de largos exmenes y demostraciones teorticos, llevados siguiendo un m-todo riguroso. Puede deplorarse el cambio, pero era inevitable, como reconoci Platn al abandonar la conversacin "obsttri-ca" y la pintura de caracteres. Los historiadores de la literatura, que no ven las fuerzas internas que andaban operando, creen haber probado que Aristteles fu causa de la decadencia del dilogo. Por el contrario, se limit a llevar a cabo la inevitable transicin a otro estadio. El dilogo de discusin es la simple expresin del hecho de que el elemento cientfico de Platn acab por romper su forma y moldearla de nuevo a su conve-niencia. No era una simple cuestin de esttica; era una trans-formacin del espritu filosfico, que produjo necesariamente su nueva forma propia.

  • PRIMERAS OBRAS 35

    Es costumbre aplicar las observaciones accidentales de escri-tores posteriores sobre las caractersticas del dilogo ele Aristte-les a todos ellos, pero los simples ttulos muestran que es algo imposible. Eudemo o del Alma y Grilo o de la Retrica no pueden haber sido muy distintos del primer tipo platnico, del que son ejemplos el Fedn y el Gorgias. Uno de los fragmentos del Eude-mo conserva an la tcnica socrtica de las preguntas y respues-tas. Cabe dudar si apareca Aristteles como director de la discusin en dilogos de este tipo. Aquellos en que se nos dice que era el director, el Poltico, en dos libros, y la Filosofa, en tres, eran evidentemente obras casi didcticas, y por tanto diver-sas de todo punto.7 El ejemplo de Platn deba ser suficiente

    Frg. 44. (Doy los nmeros de los fragmentos segn la edicin Teubner de los Aristotelis Fragmenta de Rose, 1886, que difieren de los de la anterior edicin de la Academia.) No hay, sin embargo, mayutica en estas preguntas y respuestas. Es el discpulo quien hace las preguntas, mientras que los dems le dan una informacin sistemtica. La conversacin la cuenta una tercera persona, como en el Platn de los primeros tiempos. Aristteles no se sirve, pues, del principio sentado al comienzo del Teeteto. Desde la primera edicin alemana ha hecho una nueva y ms completa edicin de los fragmentos de los dilogos de Aristteles mi discpulo Richard Walzer: Aristotelis Dialo-gorum fragmenta in usum scholarum selegit Ricardus Walzer (Florencia, G. C. Sansoni, 1934). Los nuevos fragmentos descubiertos en el presente libro se han incluido en la coleccin de Walzer. Como en ella se indican los nmeros de la de Rose, no es necesario cambiar las referencias a esta ltima en mi libro.)

    1 Frgs. 8, 9 y 78. El ltimo pasaje (Cic., Ep. ad Quintum fr., I I I , 5, 1) parece referirse no solamente al Poltico ("de praestante viro"), sino tambin a los libros De la Justicia, ("de repblica", cf. la nota siguiente), que Cicern tuvo que haber conocido. Tan pronto como miramos sin ideas preconcebidas los pasajes de referencia, resulta evidente que no tienen base alguna los ensayos hechos para explicar la "contradiccin" en las afirmaciones de Cicern sobre el mos Aristotelius. En Ad Att., X I I I , 19, 4, dice que es aristotlico que el autor mismo dirija la discusin. En Ad famI, 9, 23, llama aristo-tlico el estilo de sus libros De Oratore, aunque no es l mismo el director en ellos. En cada lugar tiene razn. Aristteles no tomaba la direcin en todos sus dilogos; en el Gri lo y el Eudemo es seguro que no aparecia en ab-soluto. Es aristotlico desarrollar una serie de discursos largos; es aristotlico poner una introduccin especial a cada libro de un dilogo; es aristotlico in-troducirse a s mismo en el dilogo. Pero no hay ningn pasaje que diga que un dilogo no es aristotlico a menos que exhiba a la vez estas tres peculiaridades. No debemos tratar de arrancar a nuestras autoridades un tipo

  • 2( LA ACADEMIA

    para precavernos contra la suposicin de que Aristteles tuvo una forma fi ja que no cambi jams. Es un hecho que su carrera como escritor de dilogos abarca todos los estadios que van desde la conversacin "obsttrica" hasta el puro tratado. Es una ca-rrera que marcha paralela a su evolucin como filsofo, o ms bien, que es la expresin orgnica de sta.

    Es con frecuencia posible mostrar que tal o cual dilogo aristotlico est modelado sobre tal o cual platnico, especial-mente en lo que se refiere al contenido. El Eudemo est empa-rentado de esta manera con el Fedn, el Grilo con el Gorgias y los libros De la Justicia con la Repblica.s El Sofista y el Pol-tico, como el Simposio y el Menexeno, haban sido sugeridos na-turalmente por los dilogos de Platn del mismo nombre. El Protrptico, que no era un dilogo, revela la influencia de los pasajes protrpticos del Eutidemo de Platn, hasta llegar al eco literal. Es posible que Platn figurara como interlocutor en los dilogos.

    Tambin el estilo muestra una muy estrecha dependencia. Parece, en verdad, que Aristteles alcanz pronto su propia ma-nera, un estilo cuyo nico afn era ser puro y claro, o tal como es natural al puro hombre de ciencia;9 pero el Eudemo, por

    nico y constante de dilogo aristotlico. Otro tanto hay que decir de la afirmacin de que Aristteles atacaba la teora de las Formas "en los di-logos".

    s Que los libros De la Justicia estn modelados sobre la Repblica puede inferirse con certeza i ) de la existencia de tantos dilogos parecidos y 2) del hecho de que Cicern hace uso de ambas obras en su De Repblica. En la Repblica de Platn mana la filosofa poltica del problema de la justicia, exactamente como debe de haber sido en los libros De la Justicia en tiempo de Aristteles, un hecho importante para la historia del origen de los subttu-los de los dilogos platnicos.

    La lucidez es la nica nota de buen estilo sealada por los retricos ante-riores que reconoce Aristteles (Re., I I I , 1404b 1 , 1414a 19; Pot., 1458a 18. Cf. J . Soux , De Theophrasti virtutibus dicendi, Leipzig, 1912, p. 30). De la lucidez se dice que lo abarca todo. Es un ideal que 110 se dirige tanto a la oratoria prctica, cuanto a la creacin de un estilo puro y cientficamente riguroso. L o abandonaron de nuevo Teofrasto y todos los cultivadores poste-riores de la retrica, que cedan al gusto de la poca, pero Aristteles piensa que el conocimiento es una fuerza que debe modificarlo todo, el lenguaje inclusive.

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    ejemplo, contena mitos y ostentaba otras vividas gracias, tales como frecuentes imgenes, parcialmente basadas en bien conoci-dos modelos platnicos, que eran famosas en los posteriores tiem-pos de la Antigedad. En la imagen de los hombres subterr-neos que suben a la luz y a ver el cielo, el lenguaje es de tal poder que arrastra. El mito de Midas es un eco del estilo apoca-lptico de la Moira en el ltimo libro de la Repblica. Cicern

    -elogia la urea corriente de la prosa de los dilogos de Aristte-les. Las afectaciones retricas estn por completo ausentes; claros y exactos de pensamiento, finos y movidos de forma, eran escri-tos que cautivaban a los mejores hombres de los posteriores tiem-pos de la Antigedad. Es una prueba de la amplitud de su esp-ritu el que Crates el Cnico y Filisco el remendn leyeran juntos en la zapatera el Protrptico; el que Zenn y Crisipo, Cleantes, Posidonio, Cicern y Filn padecieran la enrgica influencia de estas obras de la juventud de Aristteles en sus ideas religiosas; y el que San Agustn, que tuvo conocimiento del Protrptico, a travs del Hortensio de Cicern, fuera conducido por l a la re-ligin y al cristianismo.10 Los neoplatnicos frecuentaban los di-logos de Aristteles tanto como los de Platn, y la Consolacin de Boecio emite el ltimo eco, medieval ya, de su elemento reli-gioso. Como obras de arte no los mencionaba la Antigedad en la misma lnea que los de Platn, aunque los estimaba alta-mente; pero su influencia religiosa en la edad helenstica fu casi ms importante que la del arte tan distante, objetivo y no edificante de Platn.

    Pero cul era la relacin filosfica de Aristteles con Platn en estas obras? Extrao sera que la influencia del modelo se encerrara en la eleccin de tema y en detalles de contenido y estilo, mantenindose, en cambio, una actitud general de repul-sin frente a Platn, como la de tiempos posteriores. Simposio, Menexeno, Sofista, Poltico, se escribieron realmente para su-

    1 0 Sobre el Protrptico en la zapatera del remendn ver frag. 50. Sobre la conversin de San Agustn por obra del Hortensio v. Conjes., I I I , 4, 7: " l i le vero liber mutavit affectum meum et ad te ipsum, domine, mutavit preces meas et vota ac desideria mea fecit alia. Viluit mihi repente omnis vana spes et immortalitatem sapientiae concupiscebam aestu cordis incredibili et surgere coepcram. ut ad te redirem" (cf. tambin VI I I , 7, 17).

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    perar los dilogos de Platn de iguales ttulos, mostrando cmo debieran haberse tratado las cuestiones discutidas en ellos? Si-gui obstinada y pedantescamente el discpulo las huellas del maestro, con el simple fin de hacer sucesivamente jirones cada una de sus obras? Antes de achacarle semejante falta de gusto y de tacto, hubiera habido que dedicar ms seria atencin a otra posibilidad, la de que la finalidad de estos dilogos fuese pura y simplemente la de seguir a Platn en filosofa, lo mismo que en todos los dems rdenes de cosas.

    La inteligencia de los dilogos haba tenido un destino pere-grinamente desgraciado justo desde la recuperacin de los tra-tados por Andrnico, en tiempo de Sila. En aquel tiempo eran todava muy ledos y altamente estimados; pero pronto empe-zaron a perder terreno, cuando los eruditos peripatticos acome-tieron la empresa de dar una interpretacin exacta de los trata-dos, olvidados durante tanto tiempo, y se pusieron a escribir comentario tras comentario sobre ellos. Los neoplatnicos hicie-ron algn uso de ellos como fuentes de un platonismo puro, en contraste con los tratados; pero un intrprete estrictamente pe-ripattico, como el sagaz Alejandro de Afrodisias, no sabe qu hacer con ellos, aunque debe de haber ledo la mayora. Ms ingenuo en materia filolgica de lo que sera forzoso en aquel tiempo, explica la relacin entre ellos y los tratados diciendo que los ltimos contenan las verdaderas ideas de Aristteles, mientras que los primeros contenan las falsas opiniones de otras personas! 1 1 Se reconoca, por tanto, en aquel tiempo que haba contradicciones entre los dos gneros. Los frustrneos esfuerzos de los peripatticos posteriores para explicar este embarazoso estado del asunto pueden descubrirse en la conocida tradicin acerca de la diferencia entre los escritos exotricos y los esotri-

    1 1 Elias, en Arist., Categ., 24b 33: "Alejandro explica la diferencia entre las notas de lecciones y los dilogos de diferente manera, a saber, diciendo que en las notas de lecciones da sus propias opiniones y la verdad, mien-tras que en los dilogos da las opiniones de otros, que son falsas." A pesar de la ntvet de la expresin, con seguridad el comentarista reproduce correcta-mente la esencia del punto de vista de Alejandro. Contradicciones entre los dos gneros de escritos las advirti ya Cicern (De Fin., V, 5, 12). En aque-llos das se atribuan a la forma literaria de los escritos de divulgacin.

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    cos. Los estudiosos buscaban naturalmente la explicacin de los dilogos en los tratados, y la encontraban en la frase "discursos exotricos", que aparece varias veces y en algunos casos puede referirse fcilmente a los dilogos publicados. En oposicin a estos discursos exotricos o dirigidos al mundo exterior, consi-deraban los tratados como un cuerpo de doctrina esotrica o secre-ta, aunque no hay indicio alguno de semejante nocin o expre-sin en Aristteles. As acab la relacin entre el contenido d-los dilogos y el de los tratados por parecer como la de la opinin con la verdad. En algunos pasajes parece haber abandonado Aristteles realmente y de propsito la verdad, pensando que las masas eran incapaces de alcanzarla. Hasta la dificultad de los tr-minos tcnicos en los tratados, que di tantos quebraderos de cabeza a los sabios posteriores, se puso por la fuerza al servicio de esta interpretacin mstica, llegndose a forjar una carta en que Aristteles escriba a Alejandro que los trminos eran oscu-ros de propsito, con el fin de extraviar al no iniciado.

    La crtica moderna ha sido escptica en punto a esta mis-tificacin, que es paladinamente una invencin posterior, oriun-da del espritu del neopitagorismo.12 Sin embargo, no consigui

    -librar del prejuicio contra los dilogos.13 Esto es, por supuesto,

    1 2 Fu la restauracin del estudio de los tratados por Andrnico lo que plante por primera vez el problema de la relacin entre estas fuentes de " p u r a " doctrina aristotlica y los escritos exotricos, que haban sido hasta aquel tiempo casi el nico Aristteles ledo. Esta restauracin tuvo lugai durante la pleamar del neopitagorismo, que de acuerdo con su propia natu-raleza buscaba siempre ifna especial doctrina secreta en todos los pensadores anteriores. La idea se aplic entonces a los escritos de Aristteles.

    1 3 En los ltimos tiempos lian aparecido dos obras que por primera vez reconocen que el contenido de los dilogos es platnico. En "ber Aristteles' Entwicklung" (Festgabe fiir Georg van Hertling, Friburgo, 1913), Dyroff ha recogido en forma breve numerosos ecos de Platn en los dilogos. Su punto de vista es principalmente sistemtico. No entra en el detalle de las obras particulares, lo que era realmente imposible dentro de sus lmites. Su artcu-lo no lleg a mis manos sino cuando ya estaban escritos estos estudios. F.l me confirma en mi punto de vista, pero ahora necesitamos una exacta inter-pretacin, como lo muestra la manera que tiene Dyroff de ver el dilogo De la Filosofa. Tambin la tesis doctoral de Viena de A. Kail (Diss. Phil. Viudob., X I , 67) me lleg posteriormente al trmino de mis propias investigaciones. Kail slo discute el Eudemo y el dilogo De la Filosofa Sus consideraciones

  • 2( LA ACADEMIA

    petar los dilogos de Platn de iguales ttulos, mostrando cmo debieran haberse tratado las cuestiones discutidas en ellos? Si-gui obstinada y pedantescamente el discpulo las huellas del maestro, con el simple fin de hacer sucesivamente jirones cada una de sus obras? Antes de achacarle semejante falta de gusto y de tacto, hubiera habido que dedicar ms seria atencin a otra posibilidad, la de que la finalidad de estos dilogos fuese pura y simplemente la de seguir a Platn en filosofa, lo mismo que en todos los dems rdenes de cosas.

    La inteligencia de los dilogos haba tenido un destino pere-grinamente desgraciado justo desde la recuperacin de los tra-tados por Andrnico, en tiempo de Sila. En aquel tiempo eran todava muy ledos y altamente estimados; pero pronto empe-zaron a perder terreno, cuando los eruditos peripatticos acome-tieron la empresa de dar una interpretacin exacta de los trata-dos, olvidados durante tanto tiempo, y se pusieron a escribir

    comentario tras comentario sobre ellos. Los neoplatnicos hicie-ron algn uso de ellos como fuentes de un platonismo puro, en contraste con los tratados; pero un intrprete estrictamente pe-ripattico, como el sagaz Alejandro de Afrodisias, no sabe qu hacer con ellos, aunque debe de haber ledo la mayora. Ms ingenuo en materia filolgica de lo que sera forzoso en aquel tiempo, explica la relacin entre ellos y los tratados diciendo que los ltimos contenan las verdaderas ideas de Aristteles, mientras que los primeros contenan las falsas opiniones de otras personas! 1 1 Se reconoca, por tanto, en aquel tiempo que haba contradicciones entre los dos gneros. Los frustrneos esfuerzos de los peripatticos posteriores para explicar este embarazoso estado del asunto pueden descubrirse en la conocida tradicin acerca de la diferencia entre los escritos exotricos y los esotri-

    i i Elias, en Arist., Categ., 24b "Alejandro explica la diferencia entre las notas de lecciones y los dilogos de diferente manera, a saber, diciendo que en las notas de lecciones da sus propias opiniones y la verdad, mien-tras que en los dilogos da las opiniones de otros, que son falsas." A pesar de la naivet de la expresin, con seguridad el comentarista reproduce correcta-mente la esencia del punto de vista de Alejandro. Contradicciones entre los dos gneros de escritos las advirti ya Cicern (De Fin., V, 5, 12). En aque-llos das se atribuan a la forma literaria de los escritos de divulgacin.

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    cos. Los estudiosos buscaban naturalmente la explicacin de los dilogos en los tratados, y la encontraban en la frase "discursos exotricos", que aparece varias veces y en algunos casos puede referirse fcilmente a los dilogos publicados. En oposicin a estos discursos exotricos o dirigidos al mundo exterior, consi-deraban los tratados como un cuerpo de doctrina esotrica o secre-ta, aunque no hay indicio alguno de semejante nocin o expre-sin en Aristteles. As acab la relacin entre el contenido de los dilogos y el de los tratados por parecer como la de la opinin con la verdad. En algunos pasajes parece haber abandonado Aristteles realmente y de propsito la verdad, pensando que las masas eran incapaces de alcanzarla. Hasta la dificultad de los tr-minos tcnicos en los tratados, que di tantos quebraderos de cabeza a los sabios posteriores, se puso por la fuerza al servicio de esta interpretacin mstica, llegndose a forjar una carta en que Aristteles escriba a Alejandro que los trminos eran oscu-ros de propsito, con el fin de extraviar al no iniciado.

    La crtica moderna ha sido escptica en punto a esta mis-tificacin, que es paladinamente una invencin posterior, oriun-da del espritu del neopitagorismo.12 Sin embargo, no consigui librar del prejuicio contra los dilogos.13 Esto es, por supuesto,

    1 2 Fu la restauracin del estudio de los tratados por Andrnico lo que plante por primera vez el problema de la relacin entre estas fuentes de " p u r a " doctrina aristotlica y los escritos exotricos, que haban sido hasta aquel tiempo casi el nico Aristteles ledo. Esta restauracin tuvo lugat durante la pleamar del neopitagorismo. que tic acuerdo con su propia natu-raleza buscaba siempre lina especial doctrina secreta en todos los pensadores anteriores. La idea se aplic entonces a los escritos de Aristteles.

    1 3 En los ltimos tiempos han aparecido dos obras que por primera ve/ reconocen que el contenido de los dilogos es platnico. En "ber Aristteles' Entwicklung" (Festgabe fitr Genrg von Hertling, Friburgo, 1913), Dyroff ha recogido en forma breve numerosos ecos de Platn en los dilogos. Su punto de vista es principalmente sistemtico. No entra en el detalle de las obras particulares, lo que era realmente imposible dentro de sus lmites. Su artcu-lo no lleg a mis manos sino cuando ya estaban escritos estos estudios. El me confirma en mi punto de vista, pero ahora necesitamos una exacta inter-pretacin,

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    ms difcil para los modernos de lo que era para los antiguos, a causa de que actualmente slo tenemos fragmentos con que traba-jar. Ms bien, pues, que creer a estas escasas, pero preciosas reliquias, han confiado los sabios en "las autoridades", y espe-cialmente en dos pasajes, uno de Plutarco y otro de Proclo, procedentes ambos de la misma fuente, que habla de las crticas de la teora de las Ideas hechas por Aristteles en su Etica, Fsica y Metafsica "y en sus dilogos exotricos".14 Estos pasajes pare-can proporcionar la prueba inconmovible de que ya en los dilo-gos haba adoptado Aristteles la posicin en que se encuentra en las obras crticas. Era, por consiguiente, necesario, o bien colocar su "defeccin" de Platn ya en los tiempos de su estancia en la Academia, o bien colocar los dilogos ms tarde. No fu difcil encontrar otra "autoridad" en favor de la primera supo-sicin. Digenes Laercio dice que Aristteles se apart de Pla-tn en vida de ste todava, lo que habra hecho decir al segun-do: "Aristteles me ha dado de coces, como hacen los potros con sus madres al nacer". 15 Bajo la influencia de estos pasajes hizo Bernays, en su brillante libro sobre los dilogos de Aristteles, un decidido esfuerzo por eliminar todo giro platnico de los fragmentos, interpretndolo como una explosin de sentimiento lrico. Por el contrario, Valentn Rose se aferraba vidamente a ellos como pruebas de su fantstica idea de que todos los dilogos perdidos eran apcrifos.16 Lo que tenan de comn ambos sabios era simplemente la irracional conviccin de que un hombre de espritu tan riguroso y sistemtico como Aristteles no poda nunca abandonar sus opiniones, una vez formadas. Suponan que desde sus mismos comienzos eran sus escritos una aguda crtica de Platn, y la idea de que hubiera pasado por una fase plat-nica les pareca en intolerable contradiccin con la sobria, fra y crtica naturaleza de su inteligencia.

    generales, que proceden de von Arnim, son justas, y Kail consigue buenos resultados en detalle, pero filosficamente no es profundo. Ninguno de estos dos trabajos tiene siquiera la idea de ligar el problema de los dilogos con el del desarrollo de los tratados. 14 Frg. 8. i"> Dig. L., V. 2.

    !

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    La conclusin es obvia. Si esta manera de ver, ntimamente consistente, es insostenible en conjunto; si Aristteles empez jx>r atravesar un perodo platnico, que dur una veintena de aos; si escribi obras inspiradas por el espritu de Platn y defendi la visin del universo de ste, quedan destruidas todas nuestras ideas anteriores acerca de la naturaleza de nuestro hombre, y necesitamos tallarnos un nuevo concepto, as de su personalidad y de su historia, como de las fuerzas que moldearon su filosofa. De hecho, este mito de un Aristteles fro, esttico, inmutable y puramente crtico, sin ilusiones, experiencias, ni historia, cae hecho pedazos bajo el peso de los hechos suprimidos artificial-mente hasta ahora en favor de la propia causa. No es en reali-dad sorprendente que los aristotlicos antiguos no supieran qu hacer con los dilogos, especialmente dado que su inters era trazar una clara distincin entre Platn y Aristteles y prestar a la doctrina del ltimo la mayor unidad posible. Para ellos era la coleccin de los tratados una sola unidad sistemtica sin distin-ciones cronolgicas. An no haban aprendido a aplicar la idea de desarrollo, que pudo haberles enseado el propio Aristteles, a la historia de una filosofa o de un individuo. As no que-daba nada que hacer sino rechazar los dilogos como exposicin de ideas no aristotlicas, explicndolos como un caso de litera-tura mercenaria de divulgacin; De todas suertes, an antes de empezar a interpretarlos, es cierto que los dilogos contradicen los tratados. Dnde estn sus afinidades lo muestra el hecho de que los valorasen y pusiesen en el mismo rango que las obras de Platn los neoplatnicos y otros admiradores de la religin y filosofa del ltimo. Ms adelante pondremos ejemplos de esto. Slo queda que considerar la prueba de Plutarco y Proclo, que hizo a Bernays sentirse obligado a negar a priori todas las hue-llas de platonismo en los dilogos.

    Tambin este argumento se esfuma tan pronto como lo exa-minamos de cerca. En primer lugar, no se trata de dos pruebas diferentes; la coincidencia de expresin es seal segura de que ambos autores siguen la misma autoridad, puesto que Proclo no parece seguir a Plutarco. L o que dice el pasaje es que Aristteles no se opuso a la teora de las Formas de Platn solamente en su Etica, Fsica y Metafsica, sino tambin en los dilogos exotricos.

  • 2( LA ACADEMIA

    Como prueba citan Plutarco y Proclo, ambos bebiendo de la mis-ma fuente, un pasaje de uno de los dilogos, donde Aristteles se presenta a s mismo diciendo que no puede simpatizar con el dogma de las Formas, ni aun a riesgo de hacerse sospechoso de discrepar por espritu de contradiccin." Esto muestra que ambas noticias se fundan en la situacin histrica concreta de un di-logo particular (con la mayor probabilidad el De la Filosofa, del que sabemos que en l atacaba Aristteles otras partes de la metafsica de Platn). Generalizar esto y aplicarlo a todos los dilogos es ilegtimo. Todo lo que ello prueba es lo que ya sa-bamos, que haba uno o dos dilogos en que Aristteles se opo-na a Platn. Esto no nos autoriza en absoluto para eliminar por medio de la interpretacin las ideas platnicas que encon-

    1 7 Frg. 8. Proclo (en su obra Examen de las Objeciones de Aristteles al Timeo de Platn, en Juan Filopono, De Mundi Aetern., I I , 2, p. 3 1 , 17 Rabe): "No hay doctrina de Platn que aquel hombre [esto es, Aristteles] recha-zara ms resueltamente que la teora de las Ideas. No slo, en efecto, llama a las formas sonidos en las obras lgicas, sino que en la Etica ataca al bien en s y en las oblas fsicas niega que pueda explicarse la generacin por medio de las Ideas. F.s lo que dice en la obra De la Generacin y la Corrupcin, v mucho ms en la Metafsica, pues aqu se ocupa con los primeros principios y hace largas objeciones a las Ideas, as en el comienzo como en el medio y en el fin de esta obra. Tambin en los dilogos declara inequvocamente ((lie 110 puede simpatizar con este dogma, ni aun a riesgo de hacerse sospecho-so de discrepar por espritu de contradiccin (xav t i ; avrv oirrai 5t tft.cweixav vxi?.vEiv)."

    Plutarco. Adv. Colot., 14 ( 1 1 1 5 B): "Aristteles no se cansa de insistir en las Ideas, respecto de las cuales objeta a Platn, y suscita toda suerte de dificultades contra ellas en sus notas ticas, [metafsicas] y fsicas, y tam-bin por medio de sus dilogos exotricos, por lo que algunos le creen mas animado de un espritu de contradiccin que de un espritu f i losfico. . . estos dogmas, como si se propusiera minar la filosofa de Platn" (cp.o-veiv.TFQOv vot; E'SOIEV). La fuente original seguida por ambos y reprodu-cida con ms exactitud por el autor ms reciente, Proclo, enumeraba por separado todos los lugares de las obras de Aristteles que atacan la teora de las Formas. As, se citan tres pasajes de la Metafsica, libros A , Z y MN. La cita de Anal. Post., I, >1, 83 33. lo mismo que la de El. Nic., I , 4, reproduce las mismas palabras del original. Lo mismo pasa con el pasaje que he impreso en itlicas (que procede del dilogo De la Filosofa). Fu el nico pasaje que pudo descubrir en los dilogos el autor, aunque su enumeracin es manifies-tamente muy cuidadosa y completa. Este catlogo resulta as una prueba directa de que la polmica de referencia era nica en los dilogos.

  • PRIMERAS OBRAS 45

    tramos en otros dilogos. Ms bien debemos reconocer que estas obras prueban un desarrollo en las doctrinas filosficas, exacta-mente como hemos demostrado que lo prueban en la forma.

    Es un hecho que el propio Plutarco, aunque se le ha credo hasta aqu mostrar que Aristteles era por completo opuesto a Platn incluso en los dilogos, nos da una prueba explcita e inequvoca de la realidad del desarrollo filosfico de Aristteles. En un pasaje en que no se ha fijado nunca la atencin,18 men-ciona realmente a Aristteles como el ejemplo por excelencia del hecho de que el verdadero filsofo consentir en modificar sus ideas sin pesar, antes bien con alegra, tan pronto como se percate de que estaba en un error. Aristteles, Demcrito y Crisipo, to-dos cambiaron de esta manera sus primeras opiniones filosficas; y el trmino que usa Plutarco para designar el cambio ((Jtgxa-Tfoadat) prueba que no puede referirse a cuestiones de menor importancia, puesto que era un trmino tcnico de la filosofa helenstica para designar el pasarse de una escuela a otra. En-cima, tiene que haber sabido que las "primeras opiniones" en cuestin (ta jtpadev atqj oay.ovra) se encontraban enuncia-das en los dilogos de Aristteles. La cosa resulta clara si volve-mos la vista una vez ms al otro pasaje y lo examinamos cuida-dosamente. "Aristteles no atacaba a Platn solamente en los tratados, sino tambin en los dilogos, como resulta de tales y cuales pasajes." El contraste implica evidentemente la tcita ad-misin de habrnoslas aqu con algo notable y contrario a la regla general. En trminos generales debe de haber considerado Plutarco los dilogos de Aristteles como prueba de un punto de vista platnico; que es lo que sugiere tambin el hecho de hablar incidentalmente de ellos como de las "obras platnicas de Arist-teles".19

    18 Plut., De Virt. Mor., c. 7, pp. 447 ss.: "Por qu en las especulaciones filosficas no es penoso cambia