vom maro pablo

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1 XVI Jornadas sobre Alternativas Religiosas en América Latina 1 al 4 de noviembre de 2011 Ponencia Política, juventud y religión en la Argentina contemporánea: la experiencia del Movimiento Rural de la Acción Católica y las Ligas Agrarias Pablo A. Vommaro IIGG-UBA/CONICET/CLACSO Introducción: Durante las décadas del sesenta y del setenta, las jóvenes y los jóvenes fueron protagonistas de diversos acontecimientos políticos, sociales y culturales en la Argentina. Asimismo, constituyeron un componente fundamental en la conformación y el crecimiento de numerosas organizaciones que trabajaron por el cambio social desde diversos ámbitos y perspectivas. En este trabajo me he propuesto estudiar experiencias de organización social de jóvenes, que han sido poco abordadas hasta el momento. En la Argentina, las formas de participación política y social de las jóvenes y los jóvenes en los años sesenta y setenta fueron abordadas en la mayoría de los estudios desde las organizaciones partidarias, los grupos armados (guerrillas), el movimiento estudiantil, los sindicatos obreros y los espacios artísticos y culturales. Todos los nombrados fueron agrupamientos con un accionar predominantemente urbano. En cambio, en estas páginas me dedicaré al estudio de organizaciones de jóvenes que se desplegaron en el ámbito rural argentino en los años sesenta y setenta. En efecto, a partir de fines de 1970 se constituyeron diversas organizaciones rurales en las provincias del Nordeste argentino que agruparon a pequeños y medianos productores y a campesinos minifundistas y sin tierra. Según los escasos estudios que se han publicado hasta el momento y el análisis de las fuentes disponibles, estas organizaciones tuvieron un marcado protagonismo juvenil en su constitución y crecimiento. A partir de mi investigación, este protagonismo juvenil definió muchos de los rasgos que las caracterizaron, abonando así una perspectiva generacional de análisis (Alvarado, Martínez y Muñoz, 2009; y Botero, Torres y Alvarado, 2006). Con gran relevancia en provincias como Chaco (Ligas Agrarias Chaqueñas), Misiones (Movimiento Agrario Misionero, MAM), Formosa (Ligas Campesinas) y Corrientes (Ligas Agrarias Correntinas), y con repercusiones en Santa Fe (Unión de Ligas Agrarias de

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Articulo sobre Sociología rural en Argentina.

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    XVI Jornadas sobre Alternativas Religiosas en Amrica Latina 1 al 4 de noviembre de 2011

    Ponencia

    Poltica, juventud y religin en la Argentina contempornea: la experiencia del

    Movimiento Rural de la Accin Catlica y las Ligas Agrarias

    Pablo A. Vommaro

    IIGG-UBA/CONICET/CLACSO

    Introduccin:

    Durante las dcadas del sesenta y del setenta, las jvenes y los jvenes fueron

    protagonistas de diversos acontecimientos polticos, sociales y culturales en la Argentina.

    Asimismo, constituyeron un componente fundamental en la conformacin y el crecimiento de

    numerosas organizaciones que trabajaron por el cambio social desde diversos mbitos y

    perspectivas.

    En este trabajo me he propuesto estudiar experiencias de organizacin social de

    jvenes, que han sido poco abordadas hasta el momento. En la Argentina, las formas de

    participacin poltica y social de las jvenes y los jvenes en los aos sesenta y setenta

    fueron abordadas en la mayora de los estudios desde las organizaciones partidarias, los

    grupos armados (guerrillas), el movimiento estudiantil, los sindicatos obreros y los espacios

    artsticos y culturales. Todos los nombrados fueron agrupamientos con un accionar

    predominantemente urbano.

    En cambio, en estas pginas me dedicar al estudio de organizaciones de jvenes

    que se desplegaron en el mbito rural argentino en los aos sesenta y setenta. En efecto, a

    partir de fines de 1970 se constituyeron diversas organizaciones rurales en las provincias del

    Nordeste argentino que agruparon a pequeos y medianos productores y a campesinos

    minifundistas y sin tierra. Segn los escasos estudios que se han publicado hasta el

    momento y el anlisis de las fuentes disponibles, estas organizaciones tuvieron un marcado

    protagonismo juvenil en su constitucin y crecimiento. A partir de mi investigacin, este

    protagonismo juvenil defini muchos de los rasgos que las caracterizaron, abonando as una

    perspectiva generacional de anlisis (Alvarado, Martnez y Muoz, 2009; y Botero, Torres y

    Alvarado, 2006).

    Con gran relevancia en provincias como Chaco (Ligas Agrarias Chaqueas),

    Misiones (Movimiento Agrario Misionero, MAM), Formosa (Ligas Campesinas) y Corrientes

    (Ligas Agrarias Correntinas), y con repercusiones en Santa Fe (Unin de Ligas Agrarias de

  • 2

    Santa Fe) y Entre Ros (Ligas Agrarias Entrerrianas), estas organizaciones fueron conocidas

    con el nombre de Ligas Agrarias. Tuvieron un gran crecimiento durante los primeros aos de

    la dcada del setenta, y hacia 1975 se debilitaron hasta su casi desaparicin luego del golpe

    de Estado de 1976.

    En la conformacin de estas organizaciones tuvo una marcada incidencia el

    Movimiento Rural de la Accin Catlica. Esta agrupacin, fundada en 1958, tuvo una

    estrecha vinculacin con los sectores de la Iglesia catlica ms receptivos a los cambios,

    que se produjeron en esta institucin luego de la II Guerra Mundial, que se expresaron en la

    realizacin del Concilio Vaticano II (1962-1965) y el nacimiento de la Teologa de la

    Liberacin y, en la Argentina, del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.

    A partir de lo dicho, mi principal objetivo en esta ponencia ser analizar un conjunto

    de experiencias organizativas de los jvenes y las jvenes en el mbito rural, que

    expresaron formas polticas y modos de subjetivacin que aos ms tarde estarn presentes

    actualizados y reconfigurados en otras organizaciones sociales tanto del campo como

    urbanas. De esta manera, me propongo acercarme a algunas de las primeras

    manifestaciones de organizacin social y poltica juvenil que esbozaron rasgos que luego se

    desplegaran ms acabadamente en otros mbitos.

    En este trabajo muestro una forma de participacin y compromiso de los jvenes y

    las jvenes con la poltica que no siempre fue la hegemnica en aquellos aos y que

    quedara subsumida a otras modalidades de implicacin poltica en los aos setenta. Sin

    embargo, estas prcticas se reactualizaran y reconfiguraran en otras experiencias de

    organizacin social ms recientes, constituyendo una forma alternativa de militancia poltica

    que perdura hasta el presente (Vommaro, 2010).

    En las dcadas del ochenta y el noventa encuentro rasgos de esta forma de

    militancia poltica que denomino poltico social, en diversas organizaciones territoriales y

    comunitarias que he estudiado; por ejemplo, en experiencias de tomas de tierras y

    asentamientos urbanos y en Movimientos de Trabajadores Desocupados, ambas en la zona

    sur del Gran Buenos Aires.

    Metodologa

    Este texto se basa en un trabajo de relevamiento de bibliografa secundaria acerca

    de las problemticas abordadas. Asimismo, hago un anlisis de documentos de las

    organizaciones que he estudiado. Estas fuentes primarias se componen fundamentalmente

    de peridicos, panfletos y otras publicaciones, tanto del Movimiento Rural de la Accin

    Catlica como de las Ligas Agrarias del Chaco, Corrientes y Misiones. Asimismo, trabajo

    con peridicos locales y regionales publicados entre 1968 y 1975.

  • 3

    Tambin tomo investigaciones propias acerca de las organizaciones urbanas ms

    recientes, cuyos rasgos pongo en relacin con las caractersticas de las Ligas Agrarias que

    identifico en este texto (Vommaro 2006, 2008, 2009 y 2010) . Estas investigaciones

    incluyeron un extenso trabajo de campo que se sostuvo en la metodologa de la Historia

    Oral, es decir, la construccin de fuentes orales a partir de testimonios de diferentes

    protagonistas o de personas vinculadas a las experiencias de organizacin social o casos1

    que he estudiado. Trabajo con entrevistas situadas que fueron parte y resultado de un

    trabajo etnogrfico (Aguirre Baztan, 1995; Hammersley y Atkinson, 1994; Guber, 2001) que

    me permiti un acercamiento a la vida cotidiana de las organizaciones sociales estudiadas.

    Este ingreso etnogrfico al campo me posibilit, adems de producir descripciones densas o

    interpretaciones (Geertz, 1993)2, desplegar un proceso reflexivo de seleccin de los sujetos

    entrevistados.

    Mis investigaciones fueron predominantemente de tipo cualitativo aunque hago

    algunos anlisis cuantitativos sobre todo para comprender algunos aspectos del proceso

    histrico ms general3 enfocadas desde una perspectiva interpretativa4 que recoge los

    aportes de la teora fundamentada grounded theory (Glaser y Strauss, 1967; Jones,

    Manzelli y Pecheny, 2007; Strauss y Corbin, 1994).

    Segn Jones, Manzelli y Pecheny (2007), la teora fundamentada refiere a que la

    construccin de la teora est basada en los datos empricos que la sustentan, siguiendo un

    procedimiento de anlisis inductivo (Jones, Manzelli y Pecheny, 2007: 47). Estos autores,

    siguiendo entre otros a Denzin y Lincoln (1994), plantean que la investigacin cualitativa

    puede ser vista como un bricolage y el investigador como un bricoleur (Jones, Manzelli y

    Pecheny, 2007: 47).

    En efecto, en mis investigaciones combino mltiples mtodos, materiales empricos

    aunque el principal fueron las fuentes orales y perspectivas, para lograr una

    interpretacin que, por ser amplia e integral, no pierda densidad, rigor y profundidad.

    Coincido con Jones, Manzelli y Pecheny (2007) en que las propuestas provistas por la teora

    fundamentada son sumamente tiles para el estudio de los procesos vinculados a la vida

    1 Para Coller (2000), un caso es un objeto de estudio con unas fronteras ms o menos claras que se analiza en su

    contexto y que se considera relevante bien sea para comprobar, ilustrar o construir una teora o una parte de ella,

    bien sea por su valor intrnseco (Coller, 2000: 30). 2 Para Geertz (1993), la descripcin densa o interpretacin reconoce los marcos de interpretacin dentro de los

    cuales los actores clasifican el comportamiento y le atribuyen sentido. Este autor propone que el investigador o

    investigadora debe aprehender las estructuras conceptuales con las que la gente acta y hace inteligible su

    conducta y la de los dems (Geertz, 1993). 3 Bericat (1998) define la utilizacin de metodologas cualitativas y cuantitativas en forma independiente, pero

    orientadas hacia un objetivo nico y un mismo aspecto de la realidad, como convergencia o triangulacin

    metodolgica (Bericat, 1998). 4 Para Vasilachis de Gialdino (2006), el paradigma interpretativo es aquel cuyo supuesto bsico es la necesidad

    de comprensin del sentido de la accin social en el contexto del mundo de la vida y desde la perspectiva de los

    participantes (Vasilachis de Gialdino, 2006).

  • 4

    cotidiana, ya que requieren un acercamiento ntimo al rea de estudio (Jones, Manzelli y

    Pecheny, 2007: 48). Asimismo, a partir de este enfoque es posible construir teora desde la

    interaccin entre el investigador y sus datos. Es decir, generar conceptos y desarrollar

    teora a partir del material procedente del estudio de casos (Jones, Manzelli y Pecheny,

    2007: 48).

    Por ltimo, trabajar desde la Historia Oral me permiti acercarme a las percepciones,

    saberes, capacidades, valores y deseos de los miembros de las organizaciones estudiadas;

    a la mirada o punto de vista de los sujetos sociales (Necoechea, 2006), a partir de indagar,

    partiendo de su experiencia directa, en sus proyectos de vida singulares y colectivos. A

    partir de las tcnicas de construccin de fuentes orales abordo las problemticas de la

    memoria individual y colectiva en torno a la experiencia de participacin o militancia en las

    organizaciones sociales ms actuales, para ponerlas en relacin con las del perodo

    estudiado en este trabajo.

    Presentacin del problema:

    Existe un consenso en la bibliografa consultada que seala que entre los aos 1968

    y 1973 se condensaron un conjunto de mutaciones que transformaron las caractersticas del

    sistema capitalista en mltiples dimensiones (Negri, 1980 y 1999; Lazzarato, 1994; Antunes,

    2009; Virno, 2002). Tambin en que este proceso de reorganizacin de la produccin

    capitalista puede interpretarse como parte de una reaccin del capital ante la creciente

    conflictividad de los aos sesenta, protagonizada, en gran medida, por los trabajadores y

    trabajadoras, aunque tambin por una multiplicidad de sujetos sociales que comenzaban a

    constituirse o a consolidarse como tales. A partir de este enfoque podemos abordar el

    proceso abierto a fines de la dcada del cincuenta, cuando se produjeron una serie de

    movimientos a nivel mundial que, ms all de que puedan ser caracterizados como

    derrotados o exitosos en el corto plazo, dejaron profundas consecuencias y enseanzas

    tanto para las futuras configuraciones de lo social como para los gobiernos que intentaban

    reestablecer la dominacin5.

    En mi anlisis, estos movimientos fueron de alguna manera fundantes, ya que

    actualizaron, resignificaron y crearon elementos que luego tuvieron gran incidencia en los

    rasgos fundamentales de las organizaciones sociales posteriores. Entre ellos destaco: 1) las

    5 Podemos incluir en este proceso a los diferentes movimientos de descolonizacin y de liberacin nacional en

    Asia y frica, la Revolucin Cubana, la independencia de Argelia, los movimientos en Hungra y

    Checoslovaquia, la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, el mayo francs y los movimientos

    estudiantiles de 1968 (como el de Mxico), los movimientos pacifistas (contra la guerra de Vietnam), los

    ecologistas, los de mujeres, los denominados nuevos movimientos culturales, los de homosexuales, entre otros.

    Todos estos pueden ser analizados dentro de esta reorganizacin y ascenso de las luchas sociales, en distintas

    regiones y continentes, entre fines de los cincuenta y comienzos de los setenta.

  • 5

    formas de organizacin y toma de decisiones, 2) los escenarios de lucha y movilizacin, 3)

    los sujetos organizados y movilizados, 4) la construccin territorial, y 5) el lugar de los

    vnculos comunitarios.

    Podemos analizar al Cordobazo6 como la experiencia que expres el proceso recin

    descripto, tanto en cuanto condensacin de un conjunto de transformaciones, como de

    apertura de un nuevo escenario para la expresin del conflicto social. As, en este

    acontecimiento se resignificaron y actualizaron elementos que estaban presentes en el

    proceso histrico anterior. Pienso, sobre todo, en rasgos caractersticos de la experiencia

    conocida como Resistencia Peronista (Salas, 2006) y, profundizando el rastreo histrico, de

    las luchas sociales de comienzos del siglo XX en la Argentina7.

    En aos posteriores durante la dcada del setenta el capital intent reconstituir,

    crisis mediante, las relaciones de dominacin conmovidas por el crecimiento de la

    organizacin social. En la Argentina, la ltima dictadura militar aspir a cumplir, con un

    genocidio brutal, este cometido.

    En las prximas pginas, entonces, indagar en una de las experiencias que me

    parecen relevantes para estudiar los problemas que describo ms arriba. Esta seleccin se

    basa en que encuentro en ella rasgos que se proyectaron sobre los casos de mi

    investigacin. Se trata de las Ligas Agrarias que se constituyeron en las provincias del

    Noreste Argentino (NEA) a comienzos de los aos setenta. El proceso de cambio que se

    desarroll en la Iglesia Catlica en aquella poca es uno de los elementos que permiten

    entender el surgimiento de estas organizaciones.

    As, al abordar las caractersticas de las Ligas Agrarias se hace necesaria la

    referencia a la Teologa de la Liberacin y el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer

    Mundo, que expresaron los cambios que se produjeron en la Iglesia Catlica luego de la II

    Guerra Mundial y especialmente a partir del Concilio Vaticano II (1962-1965). Como

    parte de estos cambios se crearon las Comunidades Eclesiales de Base que fueron

    fundamentales en la organizacin, y la consolidacin de diversas experiencias de

    organizacin social entre fines de los aos setenta y comienzos de los ochenta (Vommaro,

    2010).

    Las Ligas Agrarias

    6 Se conoce como Cordobazo al conjunto de masivas movilizaciones callejeras que ocuparon la Ciudad de

    Crdoba los das 29 y 30 de mayo de 1969. Este acontecimiento puede ser considerado como una rebelin

    popular que abri un perodo auge de masas que termin abruptamente con el golpe militar de 1976 (Pozzi y

    Schneider, 2000: 49). Por otra parte, el Cordobazo form parte de un ciclo de protestas y movilizaciones

    populares que incluy los Rosariazos de mayo y septiembre de 1969, y diferentes rebeliones o puebladas que se

    produjeron en distintas provincias argentinas (hasta 1973 podemos destacar el Viborazo o segundo Cordobazo, el

    Cipolletazo, el Mendozazo, el Tucumanazo, el Choconazo y el Neuquenazo, entre otros). 7 Sobre todo las llevadas adelante por grupos anarquistas y anarcosindicalistas.

  • 6

    Examinar ahora la experiencia de las Ligas Agrarias del Nordeste argentino tanto en

    cuanto a sus caractersticas organizativas, como en lo referido a sus concepciones acerca

    de la tierra, la construccin de comunidad y las formas productivas. Asimismo, analizar la

    participacin juvenil en estas organizaciones.

    Mi inters por el estudio de las Ligas Agrarias se funda en que en mi proceso de

    investigacin doctoral descubr la relevancia de las migraciones internas en la definicin de

    algunos rasgos de las organizaciones que estudi8. Las migraciones hicieron que algunos

    protagonistas de las tomas y los asentamientos de 1981 tuviesen un origen agrario y hayan

    llegado a la zona de Quilmes provenientes de las provincias del Nordeste argentino

    (Vommaro, 2010). De esta manera, en el acervo de la experiencia social de los migrantes

    del Nordeste hacia la zona sur del Conurbano bonaerense, en particular hacia Solano, la

    memoria y el relato de las vivencias y las formas organizativas desplegadas en su zona de

    origen y expulsin ocupan un lugar de relevancia. As, una de las experiencias ms directas

    que refirieron algunos de los sujetos entrevistados, y que me lleg por fuentes secundarias,

    fue la de las Ligas Agrarias.

    Por otra parte, a partir de las entrevistas que realic comprob que algunos de los

    miembros de las Comunidades Eclesiales de Base que impulsaron las tomas y los

    asentamientos a comienzos de los ochenta, haban participado de las Ligas Agrarias

    sobre todo del Movimiento Agrario Misionero, MAM en los primeros aos setenta9. Esta

    participacin en una organizacin social como las Ligas, sumada al referido origen agrario

    de muchos tomadores y asentados, contribuy a definir parte de las caractersticas de la

    experiencia de organizacin iniciada en 1981, sobre todo respecto de la concepcin acerca

    de la tierra, las formas productivas y las modalidades de organizacin (Vommaro, 2009).

    Asimismo, muchos de los integrantes del MTD de Solano y sus familias tambin eran

    migrantes internos de las provincias del Nordeste argentino. En general, llegaron a la zona

    en los aos ochenta, expulsados de sus lugares de origen por motivos econmicos o por las

    inundaciones ocurridas en esa dcada. Su experiencia agraria sign algunos rasgos del

    Movimiento, sobre todo en cuanto a los enfoques con los cuales se trabajaron cuestiones

    referidas a la salud, a la creacin de huertas y a ciertas tcnicas de trabajo artesanal que

    desplegaron en los talleres productivos.

    Nacen las Ligas Agrarias

    8 En mi Tesis doctoral estudi sobre todo las experiencias de tomas de tierras y asentamientos urbanos que se

    produjeron en Quilmes a partir de 1981 y el Movimiento de Trabajadores Desocupados de Solano que se cre en

    la zona en 1997. 9 Entre ellos mi entrevistado J., que era originario de Misiones y haba participado en el MAM. l refiri el caso

    de Ral Aramendi, quien luego se vincul al SERPAJ y al que no he podido entrevistar an.

  • 7

    A partir de fines de 1970 se constituyeron diversas organizaciones rurales en las

    provincias del Nordeste argentino que agruparon a pequeos y medianos productores y a

    campesinos y campesinas minifundistas y sin tierra. Estas organizaciones crecieron durante

    los primeros aos de la dcada del setenta, y se debilitaron hasta su casi desaparicin luego

    del golpe de Estado de 197610. Comentando el caso de las Ligas del Chaco, Galafassi

    plantea que luego del golpe de marzo de 1976 se produjeron un sinnmero de operativos

    en la zona rural por parte del Ejrcito, dando como resultado el desmantelamiento de las

    Ligas y la desaparicin de varios de sus dirigentes (Galafassi, 2005: 264).

    Con gran relevancia en provincias como Chaco (Ligas Agrarias Chaqueas),

    Misiones (Movimiento Agrario Misionero, MAM)11, Formosa (Ligas Campesinas) y Corrientes

    (Ligas Agrarias Correntinas)12, y repercusiones en Santa Fe (Unin de Ligas Agrarias de

    Santa Fe)13 y Entre Ros (Ligas Agrarias Entrerrianas)14, estas organizaciones fueron

    conocidas con el nombre de Ligas Agrarias.

    Galafassi sostiene que las Ligas Agrarias estaban integradas por campesinos y

    pequeos productores de las provincias del Nordeste, con algunas variaciones regionales

    (Galafassi, 2005: 245). En el Chaco, por ejemplo, predominaba el colono, definido por este

    autor como un productor directo que contrata mano de obra asalariada de baja calificacin

    en forma espordica, y tambin como un productor familiar fundamentalmente agrcola

    (Galafassi, 2005: 245 y 247). En cambio, en Formosa donde actuaban las Ligas

    Campesinas exista un estrato de campesinos que ocupaban tierras fiscales o bien como

    aparceros o arrendatarios de grandes terratenientes (Galafassi, 2005: 245). En estos y

    otros casos fue importante la presencia de agricultores familiares que eran capaces de

    desplegar estrategias de subsistencia [] que implicaban la adopcin de conductas

    econmicas de autodefensa que, en lneas generales, no pueden utilizar las explotaciones

    plenamente capitalistas (Galafassi, 2005: 282).

    Segn Galafassi, quien retoma a Roze (1992), las Ligas Agrarias reunieron en

    conjunto a ms de 20.000 familias y 54.000 jvenes (Galafassi, 2005: 251).

    Para este autor, las Ligas Agrarias expresaron los intereses de

    10

    Diversos trabajos plantean la relacin que existe entre las organizaciones campesinas que surgieron a fines de

    los ochenta y durante la dcada del noventa, y las Ligas Agrarias de los setenta. Tanto el MAM como el

    MOCASE son las expresiones ms cabales de este vnculo, aunque tambin existen otros movimientos. Ver, por

    ejemplo, Ferrara (2007). 11

    Para ampliar acerca del MAM consultar Galafassi (2008). 12

    Para profundizar sobre las Ligas Agrarias Correntinas, formadas en enero de 1972, consultar Roze (1992) y

    Buzzela, Percncula y Somma (2008). 13

    Para ampliar acerca de las Ligas Agrarias de Santa Fe consultar, por ejemplo, Archetti (1988) y Roze (1992:

    134 y sigs.). 14

    En Roze (1992: 136 y sigs.) se puede encontrar un anlisis de las Ligas Agrarias Entrerrianas. El mismo autor

    menciona tambin las Ligas Tamberas, que conformaron productores lecheros de Crdoba, Entre Ros y Santa

    Fe (Roze, 1992: 137).

  • 8

    () un gran sector de productores rurales, tanto colonos como campesinos [] que

    irrumpieron en la arena de la lucha poltica. En su mayora, los productores rurales

    que integraron las Ligas haban sido marginados por el modelo de desarrollo agrario

    dominante (Galafassi, 2005: 251).

    Asimismo, el surgimiento de la primera de estas organizaciones rurales en el Chaco

    estuvo asociado a la fuerte baja del precio del algodn que se produjo a partir de 1969. Esta

    cada de los precios gener una crisis en la produccin algodonera que se tradujo tambin

    en una crisis econmica regional, ya que el algodn era la principal produccin de la zona15.

    Por otra parte, este marcado descenso en los precios y en la produccin de algodn tambin

    perjudic a las cooperativas algodoneras16, de vasta trayectoria en la provincia del Chaco17.

    De esta manera, la crisis del algodn sucedida en los ltimos aos de la dcada del

    sesenta favoreci la concentracin econmica. Esto tanto en la produccin algodonera los

    grandes productores hicieron valer su posibilidad de diversificar su produccin y comprar los

    campos abandonados por los campesinos y campesinas que emigraban o no podan

    afrontar los costos de la produccin agrcola ante la baja de precios, como en la

    comercializacin de la cosecha, ya que los grandes grupos comercializadores intentaban

    monopolizar la comercializacin e imponer precios y normas de pago. Asimismo, esta

    concentracin en la propiedad de la tierra y en la comercializacin aceler el proceso de

    tecnificacin de la produccin agrcola, lo que fue otra de las causas de expulsin de mano

    de obra, degradacin de la calidad de vida de los habitantes de las zonas rurales y

    migraciones (Pozzi y Scaglia, 2008)18.

    Ferrara (1973) tambin considera determinante la concentracin de la tierra y explica

    el gran desarrollo que tuvieron las Ligas Agrarias en el Nordeste, sobre todo por la situacin

    de los campesinos y campesinas minifundistas que, teniendo el 75% de las propiedades,

    15

    Galafassi, tomando datos de 1984 elaborados por la Bolsa de Cereales, explica que para 1957/58 la produccin

    de algodn alcanz las 550.000 toneladas sembradas en 732.000 hectreas; mientras que entre 1969/71 429.000

    hectreas produjeron 369.500 toneladas (Galafassi, 2005:248). Ferrara indica que mientras que en 1963 Chaco

    aportaba el 72,6% de la produccin algodonera nacional, en 1968 este porcentaje descendi al 55% (Ferrara,

    2007: 131). 16

    Ferrara (1973) seala que el porcentaje del total del algodn desmotado y comercializado por las cooperativas

    descendi de casi un 40% en 1964/65 a casi un 18% en 1967/68. Mientras tanto, las desmotadoras y

    comercializadoras privadas incrementaron su participacin de un 48,3% en 1964/65 a casi un 74% en 1967/68,

    lo que habla de una presencia decisiva de los grandes grupos privados en esta rama decisiva de la economa

    regional. Estas cifras son retomadas por Galafassi (2005, 249). 17

    El movimiento cooperativo chaqueo naci a comienzos del siglo XX, impulsado por inmigrantes llegados a

    la zona. La primera cooperativa se cre en Margarita Beln en 1905. En 1949 se produjo un gran crecimiento de

    las cooperativas de crdito en detrimento de las grandes casas comerciales. Entre 1953 y 1956 el 60% de la

    produccin algodonera de la Argentina pasaba por las cooperativas chaqueas, en su mayora nucleadas en la

    Unin de Cooperativas Algodoneras (UCAL). Para 1972 ese porcentaje haba bajado al 21,4%, a pesar de que en

    el Chaco haban comenzado a operar otras organizaciones cooperativas como la Asociacin Cooperativas

    Argentinas (ACA) y la Federacin Argentina de Cooperativas Agrarias (FACA). Para ampliar, ver Ferrara (1973

    y 2007: 229 y 230). 18

    Esto est referido en las alusiones al trabajo del PRT-ERP en la zona del Chaco por aquellos aos, que se

    incluyen en la entrevista a Humberto Tumini citada en este trabajo de Pozzi y Sacaglia (2008).

  • 9

    ocupaban slo el 9% de las tierras; mientras que el 1% de las explotaciones se extendan

    sobre el 37% de las tierras.

    A raz de esta situacin, latifundistas y comercializadores fueron los adversarios

    fundamentales junto con el gobierno dictatorial de las protestas agrarias que se

    produjeron en el Chaco y en las provincias del Nordeste a comienzos de los setenta19. Por

    ejemplo, en el peridico Amanecer Agrario de enero de 1972, publicado por el MAM, se

    deca que los productores no lograran justicia social, solucin definitiva a nuestros

    problemas, mientras los monopolios sigan siendo los dueos de nuestra patria, de nuestro

    trabajo (Citado en Galafassi, 2005: 256).

    Tanto Galafassi (2005 y 2008) como Roze (1992) hacen hincapi en la

    heterogeneidad de las Ligas Agrarias de las distintas provincias. Por su parte, Ferrara (1973

    y 2007) las concibe como un movimiento ms homogneo y unitario. En esta ponencia

    tomar el caso de las Ligas Agrarias Chaqueas como representativo del conjunto de las

    organizaciones rurales del Nordeste en esos aos, por ser la primera organizacin de este

    tipo que se crea, y la ms numerosa. De todos modos, tambin incluir rasgos de las Ligas

    Agrarias Correntinas, de las Ligas Campesinas Formoseas y, sobre todo, del Movimiento

    Agrario Misionero. Estas organizaciones se integraron en la Coordinadora Regional del

    Nordeste y ms tarde en la Coordinadora Nacional de Ligas y Movimientos Agrarios

    (Galafassi, 2005 y Ferrara, 2007).

    La participacin de la Iglesia Catlica en las Ligas Agrarias

    Los autores consultados coinciden en asociar el surgimiento de las Ligas Agrarias

    con iniciativas gestadas por sectores de la Iglesia Catlica interesados en llevar las tareas

    pastorales y evangelizadoras a los habitantes del campo argentino (Galafassi, 2005: 252;

    Ferrara, 1973 y Ferrara, 2007: 25; Roze, 1992: 113, 116 y 144; Lasa, 1987). La expansin

    de esta lnea de trabajo en la Iglesia estuvo vinculada con los cambios que se produjeron en

    esta institucin luego de la II Guerra Mundial, que se expresaron en la realizacin del

    Concilio Vaticano II (19621965) y en el nacimiento de la Teologa de la Liberacin, y en la

    Argentina, en el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.

    19

    Claro que la produccin algodonera era fundamental en el Chaco y el Norte de Sana Fe. En otras provincias, el

    conflicto se produjo alrededor de otras producciones. Por ejemplo, en Misiones estuvo vinculado a la crisis de la

    produccin yerbatera y la diversificacin forzosa hacia otros cultivos como el tung y el tabaco. En 1972 se

    produjo una cada de los precios del t, lo que reactiv la movilizacin y dio un nuevo impulso al MAM

    (Galafassi, 2005: 255). En Corrientes la produccin tabacalera y los precios pagados por los acopiadores

    ocuparon el centro de la escena, mientras en Formosa el conflicto gir en torno a la tenencia de la tierra, en una

    provincia signada por el latifundio y la expansin ganadera (Galafassi, 2005: 256-257; Buzzela, Percncula y

    Somma, 2008: 1).

  • 10

    Ferrara menciona como primer antecedente para establecer la relacin entre los

    cambios en la Iglesia y el surgimiento de la Ligas, la decisin que adopt la Accin Catlica

    Argentina en 1948, de formar grupos de jvenes para trabajar en el medio rural (Ferrara,

    2007: 23). Diez aos ms tarde en 1958 naci el Movimiento Rural de la Accin

    Catlica (Ferrara, 2007: 25).

    Este Movimiento impuls y contribuy al surgimiento de las Ligas Agrarias. Sin

    embargo, aos ms tarde el mismo Movimiento las aprision y se constituy en un cors

    para las organizaciones campesinas que estaban creciendo (Ferrara, 2007: 25). A su vez, el

    Movimiento Rural, en la medida en que se acercaba a las Ligas Agrarias y se propona ser

    fiel a las prcticas que stas proponan, se alejaba de la lnea oficial de la Iglesia.

    Ferrara seala que:

    Los responsables del trabajo campesino van apartndose de las estructuras

    eclesisticas en un camino marcado por las experiencias que recogen en su contacto

    con los agricultores, el impacto de las luchas sociales que vienen protagonizando las

    masas argentinas desde la dcada del 60 y los reflejos de una situacin convulsiva a

    nivel mundial que se advierten en la propia Iglesia (Ferrara, 2007: 25).

    Como parte de este proceso signado por las tensiones existentes entre el

    Movimiento Rural, la Iglesia Catlica y los productores rurales pequeos y medianos, a partir

    de 1963 el Movimiento Rural se concentr en las cuestiones de educacin y formacin de

    los campesinos y campesinas. Esta lnea dio sus frutos y la organizacin creci. Para 1966

    el Movimiento contaba con al menos 300 grupos en diversas provincias, editaba un

    peridico mensual (Siguiendo la huella), haba construido un Instituto de Capacitacin (el

    San Pablo, situado en Capitn Sarmiento, Provincia de Buenos Aires), y haba conformado

    un Equipo Nacional de ocho miembros rentados que se ocupaban de las tareas de

    organizacin en forma permanente. Segn Ferrara, el trabajo educativo tena dos objetivos

    principales: la formacin de lderes campesinos y la promocin de la comunidad (Ferrara,

    2007: 26).

    Durante esos aos de crecimiento y conflictos existi en el Movimiento Rural de la Accin

    Catlica una preocupacin constante por encontrar un mtodo de trabajo adecuado y frtil

    para desplegar entre los campesinos y campesinas. Esta bsqueda gui

    () las embrionarias organizaciones a comienzos de la dcada del sesenta, nutrido

    con las experiencias recogidas y enriquecido con la participacin creciente del

    campesinado [] Este mtodo es el aporte indito que brindan las Ligas Agrarias

    [] es lo que permite a estas organizaciones poseer un perfil propio e inconfundible

    y les ha otorgado la solidez y el arraigo que ostentan (Ferrara, 2007: 27).

  • 11

    En un comienzo el mtodo de trabajo del Movimiento Rural pona el centro en la

    elevacin pedaggica del campesinado, proponindole que se esfuerce por conocer los

    adelantos tcnicos, que se integre en cooperativas y que se gue por el Evangelio (Ferrara,

    2007: 27). En el N 89 de Siguiendo la huella se apelaba a los pequeos y medianos

    propietarios y obreros rurales y se planteaba que la realidad del campesino pequeo exiga

    soluciones eficaces que nos permitan competir en condiciones de igualdad y obtener lo

    necesario para una vida verdaderamente humana.20

    En esta cita vemos cmo se perfilaban al menos dos adversarios que expresaban

    sendos conflictos sociales en el agro argentino. stos eran, como lo mencion, los

    latifundistas que concentraban la propiedad de la tierra, y los acopiadores y

    comercializadores que monopolizaban la compra y venta de la produccin. Ambos estaban

    protegidos, segn el Movimiento y las Ligas, por la complicidad del Estado. Galafassi seala

    que la centralidad de la dinmica del proceso de comercializacin de la produccin en el

    conflicto agrario se deba a que en este proceso de defina fuertemente la estructura

    productiva y la trama de relaciones entre las clases y las fracciones de clase presentes en el

    proceso econmico regional (Galafassi, 2005: 249).

    Para el Movimiento Rural, la superacin de estos conflictos estaba vinculada a la

    posibilidad de obtener lo necesario para una vida verdaderamente humana, ligada al

    Evangelio. Es decir, que la vida verdaderamente humana digna que se propona no

    estaba slo vinculada a una lucha social, sino que era reinterpretada como realizacin plena

    de la palabra de Dios.

    En la concepcin del Movimiento, los objetivos de mejoramiento de la vida

    campesina se lograban mediante la creacin de cooperativas. stas expresaban la

    tendencia natural hacia la cooperacin y representaban una solucin a nuestros

    problemas campesinos21. Adems, generaban mecanismo de regulacin para una

    distribucin ms igualitaria de los recursos (Galafassi, 2005: 250).

    Las cooperativas campesinas de produccin y consumo que impuls el Movimiento

    Rural estaban basadas en valores como la solidaridad y los principios que surgan del

    Evangelio (Ferrara, 2007: 28). De esta manera, el afn de lucro y la competencia sern

    sustituidos por una inquietud de servicio y una honesta y fraterna cooperacin entre las

    personas de nuestras comunidades. 22

    Vemos as cmo, al lado de la cooperacin y las relaciones de solidaridad y

    fraternidad basadas en el Evangelio, apareca la comunidad entendida como construccin

    colectiva fundada en los valores que se impulsaban.

    20

    Siguiendo la huella, N 89, agosto 1966, citado en Ferrara (2007: 27). 21

    Ibdem (2007: 28). 22

    dem.

  • 12

    El crecimiento del Movimiento Rural en la segunda mitad de los aos sesenta, ligado

    a los procesos de lucha y organizacin de los campesinos y campesinas, sobre todo en el

    Chaco, produjo un proceso muy profundo que ya se operaba en el seno de las colonias

    campesinas (Ferrara, 2007: 29). Este momento de cambio estuvo vinculado al crecimiento

    de la lucha y la organizacin campesinas. Sin embargo, se encontraba enchalecado por

    los escollos de las concepciones evangelizadoras que haban orientado el trabajo del

    Movimiento Rural de la Accin Catlica. Como parte de este proceso de cambio el

    movimiento campesino descubri el cooperativismo como forma de resolver sus problemas

    (Ferrara, 2007: 29). Confirmamos entonces cmo a medida que el Movimiento Rural creca y

    se vinculaba a las luchas campesinas tambin en aumento, se alejaba de la lnea oficial de

    la Iglesia, en un conflicto que eclosionara aos ms tarde.

    La organizacin del Movimiento Rural y el surgimiento de las Ligas Agrarias

    Estos aos de expansin del Movimiento Rural fueron tambin los de la

    consolidacin de su mtodo de trabajo. ste estaba basado en una trada: ver, juzgar y

    actuar23. El ver implicaba tomar contacto con la realidad y extraer de ella los datos. El

    juzgar se constituy en el momento del cuestionamiento, influido por la interpretacin que

    hizo del Evangelio el Concilio Vaticano II y por el contenido de las nuevas encclicas

    papales. El actuar era la movilizacin personal o de la comunidad hacia la superacin de

    las situaciones conflictivas (Ferrara, 2007: 29).

    A partir de esta trada se organizaron grupos de reflexin e investigacin de la

    realidad, integrados por campesinos de los diferentes ncleos del Movimiento. Esta prctica,

    a la vez que formaba a los campesinos y campesinas en el anlisis de distintos elementos

    de la situacin en la que vivan, los habituaba a funcionar en grupos (Ferrara, 2007: 30).

    Coincidimos con Ferrara en sealar que esta organizacin grupal constituye uno de

    los soportes esenciales sobre los que se apoyarn luego las Ligas Agrarias (Ferrara, 2007:

    30). El Movimiento Rural puso mucho nfasis en fortalecer la organizacin de estos grupos e

    incluy varias indicaciones para garantizar su buen funcionamiento en su publicacin

    peridica Siguiendo la huella. Estas premisas organizativas trataban de que estos grupos

    funcionasen con un mtodo democrtico que facilite la participacin ms amplia de todos

    los asistentes (Ferrara, 2007: 30).

    23

    Segn el sitio web del Movimiento Internacional de Jvenes Agrarios y Rurales Catlicos, esta metodologa

    est basada en la propuesta del cardenal Joseph Cardijn (1882-1967), quien fue fundador del Movimiento de

    Jvenes Trabajadores Cristianos. Se la conoce como revisin de vida, reflexin/accin o ver, juzgar, actuar. En

    el mencionado sitio web se dice que esta metodologa permite no slo entender mejor los problemas, sino

    tambin contribuir a la solucin de los problemas por la accin. La metodologa ver juzgar actuar hace que los

    jvenes sean capaces de analizar sus condiciones de vida y de actuar a travs de proyectos locales, actividades de

    formacin y capacitacin o acciones polticas (tomado de www.mijarc.org).

  • 13

    Por otra parte, el Movimiento Rural propici la organizacin de los campesinos y

    campesinas en entidades gremiales constituidas en forma similar a los sindicatos obreros.

    De esta manera, los grupos campesinos del Movimiento y las cooperativas que haban

    creado, se integraron a la Federacin Agraria Argentina (FAA). Sin embargo, en 1970 los

    campesinos y campesinas chaqueos se rebelaron contra la Federacin y constituyeron la

    primera organizacin independiente de los agricultores del Nordeste: las Ligas Agrarias del

    Chaco (Ferrara, 2007: 33). Se puso en evidencia entonces que la Federacin Agraria

    Argentina tena una absoluta incapacidad para expresar las necesidades de los agricultores

    pequeos y medios y estaba ligada a los latifundistas y monopolios en perjuicio de esos

    mismos campesinos (Ferrara, 2007: 33). Esta ruptura entre el Movimiento Agrario y la

    Federacin Agraria, que se profundizar con la constitucin de las Ligas Agrarias, es

    sealada tambin por Lasa (1987) y Galafassi (2005). Este autor coincide en este punto con

    Ferrara y vincula la separacin con la posicin vacilante y la actitud pro-monopolios y a

    favor de la evolucin natural del mercado de la FAA (Galafassi, 2005: 260).24

    De esta manera, el proceso de crecimiento del Movimiento Rural sobre la base de la

    organizacin de los campesinos y campesinas agudiz las contradicciones tanto entre el

    Movimiento y la institucin eclesistica, como entre ste y las agrupaciones gremiales que

    haban intentado representar a los pequeos y medianos productores rurales hasta

    entonces. Dentro de esta dinmica conflictiva, en 1967 se realiz en Salta el 5 Encuentro

    Nacional del Movimiento Rural de la Accin Catlica. Del mismo participaron al menos dos

    obispos (de Salta y de Goya, Corrientes), dos gobernadores (de Salta y de Jujuy) y

    delegados del Movimiento Internacional de la Juventud Agraria y Rural Catlica (MIJARC)25,

    al cual estaba afiliado el Movimiento Rural argentino. Las principales resoluciones de este

    Encuentro estuvieron centradas en las tareas pedaggicas y formativas del Movimiento. No

    obstante, durante el evento se expresaron las preocupaciones y las inquietudes de los

    campesinos y campesinas provenientes de diferente zonas. As se hacan cada vez ms

    claros los lmites de una organizacin que haba surgido con el objetivo de evangelizar y que

    senta crujir su estructura ante la convulsionada realidad social y poltica de la Argentina en

    aquellos aos, frente las transformaciones en la Iglesia postconciliar, y de cara a las

    aspiraciones postergadas de los campesinos y campesinas que comenzaban a tener una

    experiencia organizativa y a fortalecer sus relaciones comunitarias en un proceso de

    politizacin de su vida cotidiana (Ferrara, 2007: 35).

    24

    Ambos autores tambin recogen una publicacin de las Ligas Agrarias Chaqueas de 1972, en la que se define

    a los funcionarios y directivos de la Federacin Agraria Argentina como los traidores al movimiento

    algodonero chaqueo (Ferrara, 2007: 231 y Galafassi, 2005: 260). 25

    Entidad creada en 1954, que tena su sede en Blgica, y agrupaba a ms de cien organizaciones rurales

    catlicas. Estaba reconocida por la FAO, la OIT y UNESCO como miembro consultivo, y tambin por el

    Vaticano como una Organizacin Catlica Internacional. Ms informacin en www.mijarc.org.

  • 14

    En 1968 se realiz en Medelln la II Conferencia General del Consejo Episcopal

    Latinoamericano (Celam)26. Este fue el escenario de presentacin pblica del Movimiento de

    Sacerdotes para el Tercer Mundo en Amrica Latina. En aquellos aos, sta era una regin

    surcada por movimientos que luchaban por la liberacin nacional y social, ya fuese por la va

    electoral y dentro del sistema poltico dominante, o por medio de la accin armada.

    Podemos identificar entonces algunos rasgos del proceso de radicalizacin del

    Movimiento Rural que llevar a la formacin de las Ligas Agrarias a mediados de 1970. En

    este decurso muchos sacerdotes que integraban el Movimiento en calidad de asesores

    espirituales, se sienten ms comprometidos con la realidad campesina que con la

    estructura eclesistica (Ferrara, 2007: 38).

    Esta radicalizacin se profundiz con los ecos de la II Conferencia General del

    Celam, con la situacin de Amrica Latina y con los cambios en la Iglesia argentina, donde

    el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo tuvo un rpido crecimiento. As, la

    preeminencia de lo educativo cedi paso a la importancia de la accin. En el mismo sentido,

    las instancias de formacin del Movimiento comenzaron a implementar las metodologas

    que propuso el pedagogo brasilero Paulo Feire27, que se convirtieron en la respuesta a

    numerosos interrogantes que vena formulando el Movimiento desde aos atrs (Ferrara,

    2007: 38 y 40).

    En 1969, ao del Cordobazo, que segn Ferrara (1973) tambin impact en las

    reflexiones del Movimiento sobre su prctica, se realiz en Uruguay una reunin del MIJARC

    que analiz la experiencia de aplicacin del mtodo de Freire en el medio campesino

    (Ferrara, 2007: 40). En el documento final se propona una formacin que fuese integral,

    que una fe y vida, que personalice. La reflexin conjunta a partir de la realidad vivida, y en

    cada actividad; buscando hacer continuamente un anlisis crtico de la situacin,

    permitiendo una efectiva participacin de todos (Ferrara, 2007: 41). En las resoluciones de

    esta reunin, Ferrara identifica el ncleo central de la Pedagoga de Paulo Freire: partir de

    una bsqueda conjunta, extrayendo elementos de la situacin vivida, del contexto, para ir

    ampliando el campo del conocimiento con la accin y la reflexin constantes (Ferrara, 2007:

    42).

    26

    El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) celebr su Primera Conferencia en 1955 en Ro de Janeiro,

    Brasil, impulsada sobre todo por los obispos Helder Camara (Brasil) y Manuel Larran (Chile). 27

    Paulo Freire (1921-1997) fue un educador y pensador brasilero. Trabaj como alfabetizador y lleg a ser

    coordinador general del Plan Nacional de Alfabetizacin de Adultos de Brasil. Tambin fund el Movimiento de

    Educacin de Base, patrocinado por el Episcopado brasilero. Una de sus obras principales, Pedagoga del

    oprimido, fue publicada en 1970 y sent las bases para lo que se conocera como Pedagoga de la Liberacin o

    Educacin Popular. En sus obras Freire critica el sistema tradicional de la educacin al que denomina educacin

    bancaria. En cambio, propone un mtodo para que los estudiantes y las estudiantes sean activos y puedan

    tomar conciencia de su propia situacin. Esta toma de conciencia (que l denomina concientizacin) sirve

    como un paso hacia la auto-liberacin de los oprimidos. De esta manera, los sujetos se convierten en

    protagonistas de su propia liberacin.

  • 15

    Este autor seala otro punto que considero central para este anlisis. En las

    conclusiones de este encuentro se incluy la siguiente formulacin:

    () aqu surge un problema: si se debe conseguir una horizontalidad, un dilogo, un

    crecer juntos, cmo realizar una accin liberadora? Esta es la pregunta clave que

    todos nos estamos planteando, sin tener respuesta hecha. Todos estamos buscando.

    Slo podemos encontrar respuestas aproximadas sobre la misma marcha de los

    acontecimientos [] en la misma praxis (Ferrara, 2007: 43).

    Esta bsqueda en pos de la horizontalidad, por la institucin de relaciones menos

    jerrquicas, mecanismos ms participativos y espacios de reflexin acerca de la prctica,

    gui buena parte de los proyectos de las organizaciones sociales que estudiamos en aos

    posteriores. Asimismo, stos constituyen rasgos caractersticos de las formas polticas y

    organizativas que estos grupos gestaron en los aos ochenta y noventa.

    Como dijimos, el Cordobazo tuvo repercusin en el Movimiento Rural que comenz a

    interrogarse acerca de las mejores maneras de generar conciencia crtica y reflexiva para

    poder asumir un verdadero compromiso entre los muchachos obreros y estudiantes

    que vivieron y participaron de los mismos28. En esta lnea, la Conferencia Latinoamericana

    del MIJARC realizada en Chile en julio de 1969 permiti expresar la radicalizacin del

    Movimiento Rural en la Argentina y su consecuente alejamiento de la lnea oficial de la

    Iglesia Catlica.

    Esto se comprueba en varios pasajes del documento final que analiza Ferrara (2007:

    46 y sigs.). All se preguntaba si las organizaciones rurales vinculadas a la Iglesia

    contribuyen a mantener el sistema actual o marchan a una renovacin total? (Ferrara,

    2007: 49). La opcin por responder afirmativamente el segundo trmino de la pregunta hizo

    que muchos laicos y curas que militaban en el Movimiento Rural se alejasen de las

    estructuras eclesisticas y confluyesen en la conformacin de las Ligas Agrarias.

    Otro signo de la radicalizacin del Movimiento Rural fue el primer esbozo de crtica

    que realizaron a la propiedad privada. En el N 116 de Siguiendo la huella (septiembre de

    1969) sealaban que se dice que la propiedad privada es un derecho natural [] En este

    caso, lo natural es antihumano segn la realidad. Este cuestionamiento de la propiedad

    privada como antihumana o no cristiana, en tanto refuerza las desigualdades sociales y no

    es asignada a todos los hombres, aparecer tambin en las Comunidades Eclesiales de

    Base que impulsaron las tomas y los asentamientos de 1981 en Quilmes.

    En este proceso de transformacin del Movimiento se realiz una nueva reunin de

    su Comit Nacional en Santa Fe, en septiembre de 1969. All se plante que es necesario

    28

    Siguiendo la huella, N 116, septiembre de 1969, citado en Ferrara (2007: 45).

  • 16

    pensar seriamente en un cambio en las estructuras del movimiento (nacional, regional,

    diocesano, de base, etc.) de manera de permitir ms eficacia y funcionalidad dentro del

    movimiento y lograr una relacin ms directa con las bases. Al llevar a la prctica este

    anlisis, surgirn las primeras Ligas Agrarias en el Chaco un ao ms tarde.

    La organizacin de las Ligas Agrarias y el alejamiento de la Iglesia

    Los rasgos organizativos de las Ligas Agrarias pueden vincularse con diversas

    tradiciones y experiencias. Ferrara seala la de los campesinos y campesinas de Paraguay

    como antecedente de las Ligas Agrarias del Nordeste argentino (Ferrara, 2007: 51). La

    inclusin de la accin de las Organizaciones Campesinas de Paraguay en varios nmeros

    de Siguiendo la huella como un ejemplo estimulante e inspirador, puede apoyar este

    anlisis. Yo agrego la experiencia de Brasil y su Pastoral de la Tierra, que por aquellos aos

    impuls los primeros embriones de lo que luego sera el Movimiento Sin Tierra (MST)29.

    Por otra parte, a fines de octubre de 1970 se realiz en Ro Tercero (Crdoba) el

    Encuentro Nacional de Jvenes Agrarios, organizado por la Confederacin de Juventudes

    Cooperativistas Argentinas, de la cual era parte la Unin de Cooperativas Algodoneras del

    Chaco (UCAL). En este Encuentro apareci claramente la necesidad de crear

    organizaciones propias, independientes, que pudieran expresar los intereses y anhelos de

    los campesinos y campesinas. El movimiento cooperativista y el Movimiento Rural30, se

    constituyeron as en las principales organizaciones que impulsaron la creacin de las Ligas

    Agrarias.

    En 1969 el Movimiento Rural estaba organizado en seis zonas a nivel nacional:

    Noroeste con sede en Tucumn, que era la ms numerosa con unos 1600 miembros

    organizados en 78 grupos, Bonaerense, Pampa central, Nordeste, Cuyo y Patagonia

    (Ferrara, 2007: 36).

    Fruto del proceso descripto, para fines de 1970 encontramos en vastas zonas rurales

    del Nordeste argentino diversos grupos campesinos que, impulsados por el Movimiento

    Rural de la Accin Catlica, tenan experiencia en:

    - la organizacin y participacin de grupos con un funcionamiento democrtico,

    tendiente a la horizontalidad;

    - la discusin de cuestiones de su realidad inmediata y nacional, es decir la reflexin

    sobre su propia prctica;

    29

    Para ampliar acerca de la formacin de la Pastoral de la Tierra en Brasil y sus races bblicas y religiosas, ver

    Barros Souza y Caravias (1988). 30

    Todava ligado a la Iglesia Catlica.

  • 17

    - la participacin en espacios de formacin orientados por las metodologas de la

    educacin popular de Paulo Freire; y

    - la creacin de cooperativas de produccin y consumo.

    Como expresin del proceso de lucha y organizacin del campesinado, y sostenido

    por el crecimiento del Movimiento Rural y sus relaciones con otras organizaciones, se

    realiz el Primer Cabildo Abierto de las organizaciones campesinas del Chaco en

    Presidencia Roque Senz Pea, el 14 de noviembre de 1970. Esta reunin, impulsada sobre

    todo por el Movimiento Rural de la Accin Catlica y la Juventud Cooperativista Chaquea31,

    cont con la participacin de ms de cuatro mil colonos y campesinos chaqueos, y marc

    el nacimiento de las Ligas Agrarias Chaqueas32 (Ferrara, 2007: 52). El detonante que

    permiti aglutinar al flamante movimiento fue la oposicin a la concesin de un milln de

    hectreas en el Chaco y Formosa a la firma Agrex, de capitales norteamericanos y

    argentinos. La parte argentina de la firma era propiedad de la familia del futuro presidente

    Lanusse, lo que otorg dimensin nacional a la lucha (Ferrara, 2007: 52).

    El Estatuto de las Ligas Agrarias Chaqueas defina la organizacin como una

    entidad gremial y de concientizacin agraria que agrupa a las Ligas Agrarias de las colonias

    agrcolas de la provincia del Chaco y zonas vecinas (artculo 1 del Estatuto de las Ligas

    Agrarias Chaqueas, tomado de Ferrara, 2007: 204). Entre sus fines se inclua la toma de

    conciencia permanente de todos los afiliados, el desarrollo integral, la formacin y la

    participacin activa del campesinado en la decisin de la vida del Chaco, con personalidad

    propia, con visin de un cambio autntico, con sentido nacional y popular, y la renovacin

    del cooperativismo y la creacin de cooperativas de produccin (artculos 4, 5 y 8 del

    Estatuto de las Ligas Agrarias Chaqueas, tomado de Ferrara, 2007: 205).

    Como lo expres antes, una de las cuestiones centrales que sostuvieron las acciones

    iniciales de las Ligas Agrarias fue la denuncia de los grupos que monopolizaban la

    comercializacin de los productos agrarios. La lucha contra las empresas que detentaban el

    monopolio de la comercializacin por ejemplo, contra los acopiadores tena una larga

    tradicin en la organizacin de los pequeos y medianos productores rurales argentinos,

    que podemos remontar al Grito de Alcorta, movimiento originado en la ciudad santafesina de

    31

    Vinculada a la Unin de Cooperativas Algodoneras (UCAL). 32

    Como seala Ferrara (2007), la tradicin cooperativista en el Chaco se remonta a los primeros inmigrantes

    europeos que llegaron a la provincia en la primera mitad del siglo XX. La dimensin del movimiento

    cooperativo chaqueo se puede descubrir al leer, por ejemplo, que para 1963 haba 83 cooperativas en el Chaco

    que agrupaban a 15.000 productores medianos y pequeos (datos de la Direccin Nacional Cooperativa tomados

    de Ferrara, 2007: 130).

  • 18

    Alcorta en 191233. Este fue el antecedente inmediato del surgimiento de la Federacin

    Agraria Argentina (Grela, 1985).

    La presencia de esta tradicin de lucha y organizacin agrarias tambin est

    presente en el surgimiento de las Ligas. Por ejemplo, en su discurso del 8 de febrero de

    1971, el obispo Di Stfano, que por entonces apoyaba claramente a las Ligas, manifest en

    alusin al Grito de Alcorta, que si al Chaco no le quedan soluciones, ser necesario

    memorar los tiempos heroicos de las luchas agrarias (Ferrara, 2007: 149).

    Por su parte, la Federacin Agraria Argentina particip en los momentos previos a la

    constitucin formal de las Ligas Agrarias. Sin embargo, como lo seal, pronto surgieron los

    primeros conflictos. En un comienzo el Movimiento Rural confluy en acciones de protesta y

    movilizaciones junto a la Federacin Agraria, por ejemplo en un acto realizado en

    septiembre de 1970 en la ciudad de Presidencia Roque Senz Pea que reuni a ms de

    5.000 campesinos y campesinas. Sin embargo, ya en ese acto se vislumbraban las

    diferencias que ms adelante se profundizaran entre ambas organizaciones. El Presidente

    de la Federacin Agraria Argentina, Antonio Di Rocco, tuvo un discurso conciliador hacia el

    gobierno militar y busc diluir la situacin de conflicto34. En cambio, Osvaldo Lovey

    referente del Movimiento Rural y luego de las Ligas Agrarias del Chaco, quien en 1970 tena

    21 aos plante la necesidad de radicalizar la lucha y no dejarse seducir con promesas

    vacas (Ferrara, 2007: 126).

    La relevancia que cobraba el naciente movimiento agrario se evidenciaba en la

    solidaridad que recibi de parte de otras organizaciones, tales como sindicatos de obreros

    urbanos, estudiantes universitarios y pequeos comerciantes. Por ejemplo, luego del

    mencionado acto realizado en Presidencia Roque Senz Pea se produjo un apagn en la

    mayora de los comercios de esa ciudad, y en muchos de Resistencia, como seal de apoyo

    a los productores rurales organizados en las que dos meses ms tarde seran las Ligas

    Agrarias Chaqueas.

    A partir de lo expuesto, comprobamos que las Ligas Agrarias y el Movimiento Rural

    que las impulsaban, en la medida en que fortalecan un proyecto propio, se alejaban no slo

    de la jerarqua y la lnea oficial de la Iglesia, sino tambin del sindicalismo rural que hasta

    entonces haba dominado la organizacin de los pequeos y medianos productores y los

    campesinos y campesinas. La doble fidelidad hacia la Iglesia o los sindicatos rurales y

    hacia el movimiento campesino se tensionaba al mximo, y esa tensin comenzaba a

    resolverse a favor de los campesinos y campesinas. Ante el surgimiento de las Ligas

    33

    Para ampliar acerca del Grito de Alcorta, ver Grela (1985). 34

    Antonio Di Rocco fue Ministro de Agricultura y Ganadera durante el gobierno militar de Alejandro Agustn

    Lanusse.

  • 19

    Agrarias, el Movimiento Rural mantuvo su existencia, pero reformulado como agrupacin de

    apoyo poltico a estas organizaciones.

    Entonces, el Movimiento Rural de la Accin Catlica, al acercarse a las necesidades

    y aspiraciones cotidianas de los campesinos y campesinas, recorri un camino que se

    presentaba cada ms divergente respecto de la lnea oficial de la Iglesia. El trabajo de

    Ferrara analiza el caso de monseor Di Stfano35 como ejemplo de este proceso de

    alejamiento entre la jerarqua eclesistica y el Movimiento Rural, que haba impulsado las

    Ligas Agrarias36.

    En efecto, en un comienzo Di Stfano apoy el trabajo del Movimiento Rural y aval

    el surgimiento de las Ligas. Sin embargo, cuando stas revelaron poseer energa propia, el

    obispo se esforz por frenar las Ligas y hacerlas retornar al rol pacifista y reformista con

    que l las concibiera (Ferrara, 2007: 59)37. Algo similar sucedi en el Movimiento Agrario

    Misionero, que recibi en sus primeros tiempos el apoyo del obispo de Posadas, monseor

    Kemerer, quien luego se alej de la organizacin (Galafassi, 2008).

    Por otra parte, Ferrara sostiene que las Ligas Agrarias constituyeron la primer

    experiencia de organizaciones independientes del campesinado pobre y medio, que ya

    desde su nacimiento apuntan a convertirse en potentes instrumentos de organizacin y

    lucha, aportando como rasgo particular el hecho de inaugurar la aparicin del campesinado

    en la escena poltica nacional (Ferrara, 2007: 53). Asimismo, este autor resalta el

    apartidismo (Ferrara, 2007: 54) de estas organizaciones.

    Al respecto, el documento de formacin de las Ligas Agrarias Chaqueas, de

    noviembre de 1970, declaraba

    () la absoluta prescindencia y libertad poltica de las Ligas Agrarias a efectos de

    buscar exclusivamente el desarrollo, la formacin y la participacin activa del

    campesinado en la decisin de la vida del Chaco, con personalidad propia en un

    sentido de cambio autntico, [] nacional y popular.38

    35

    talo Di Stfano fue obispo de San Roque (Presidencia Roque Senz Pea) entre 1964 y 1980. Segn algunas

    fuentes, este obispo tuvo actitudes de complicidad con la ltima dictadura militar (ver

    http://www.desaparecidos.org/arg/iglesia/complice/4.html). Monseor Di Stfano falleci en octubre de 2002. 36

    Roze tambin analiza este enfrentamiento para el caso de las Ligas Correntinas, donde se produjeron tomas de

    iglesias por parte de los fieles por los conflictos abiertos entre la Iglesia oficial y los sacerdotes del Tercer

    Mundo (Roze, 1992: 116). 37

    Claro que hubo sacerdotes que siguieron apoyando y participando del Movimiento Rural y luego de las Ligas.

    Por ejemplo, a fines de junio de 1971 el cura del pueblo de Tres Isletas (en el Chaco) inici una huelga de

    hambre para exigir la liberacin de tres campesinos miembros de las Ligas que haban sido detenidos luego de

    una manifestacin. La huelga dur ms de dos das y fue levantada cuando los colonos salieron en libertad

    (Ferrara, 2007: 159). 38

    Tomado de Ferrara (2007: 54).

  • 20

    En marzo de 1973, ante la coyuntura electoral, esta misma organizacin reafirma su

    posicin de que el movimiento mantendr su total prescindencia poltica partidista.39

    El Movimiento Agrario de Misiones (MAM) comparta esta perspectiva. En una nota

    publicada en Amanecer Agrario en enero de 1973 se planteaba que el MAM no deba

    meterse en poltica, pero que eso no significaba que a sus miembros no les interesara la

    poltica o no interviniesen en la vida poltica40. En la misma publicacin, no meterse en

    poltica se asociaba a no embanderarse con un partido y se reivindicaba hablar de

    poltica distinguiendo dos polticas. La de los grandes, de los explotadores, que es la

    politiquera, y la otra poltica. La poltica del pueblo41.

    Por otra parte, frente a los llamados de Lanusse a celebrar lo que se conoci como el

    Gran Acuerdo Nacional (GAN)42, que implicaba el llamado a elecciones controladas y

    restringidas, el referente de las Ligas Agrarias Chaqueas, Osvaldo Lovey expres estos

    cuestionamientos:

    para qu larga las elecciones el gobierno? Ser esta la solucin? No ser que al

    disputar con mi vecino por este o aquel partido nos vamos a distraer de los

    problemas que tenemos? Y ms an, no ser para dividirnos, para sembrar la

    divisin entre nosotros? (Tomado de Ferrara, 2007: 160).

    Se expres as el distanciamiento entre las instituciones de la democracia

    representativa, liberal, y las prcticas de las organizaciones sociales surgidas a partir de

    procesos territoriales y que valorizaban la construccin de relaciones de proximidad,

    comunitarias.

    Como dije, la concepcin de las Ligas como organizaciones no vinculadas a los

    partidos polticos y la desconfianza respecto de la participacin electoral, no implicaron que

    aqullas no estuviesen involucradas en poltica43. En una entrevista al referente Carlos

    Pccoli, que public el peridico La Comuna el 8 de noviembre de 1972 y que recogen

    Ferrara (2007: 196) y Galafassi (2005: 286), el primero seal que los integrantes de las

    39

    Manifiesto a la Opinin Pblica, a todo el campesinado y futuros gobernantes, publicado en El Campesino

    (Presidencia Roque Senz Pea, marzo de 1973, p. 3). Citado en Galafassi (2005: 263). 40

    Amanecer Agrario, segunda quincena de enero de 1973, tomado de Ferrara (2007: 253). 41

    dem. Asimismo, luego del triunfo de Cmpora el 11 de marzo de 1973, el MAM llam a apoyar y controlar

    el gobierno popular en consonancia con la consigna de la llamada Tendencia Revolucionaria del peronismo

    (Vil, 2000; citado en Galafassi, 2005: 256). 42

    El Gran Acuerdo Nacional fue un intento de salida poltica de la dictadura militar que Lanusse impuls en

    julio de 1971. Consista bsicamente en el establecimiento de un calendario que conclua con la realizacin de

    elecciones de las cuales quedaba excluido el peronismo. Tanto este partido como la mayora de las fuerzas

    polticas rechazaron el plan de Lanusse, que fracas antes de poder desarrollarse. El 11 de marzo de 1973 se

    realizaron las elecciones presidenciales que gan la frmula Cmpora-Solano Lima, representando al FREJULI,

    el Frente Justicialista de Liberacin Nacional que expresaba al peronismo y sus aliados. Para ampliar acerca del

    GAN, ver, entre otros, Tortti (1998). 43

    Galafassi seala, adems, que existieron vinculaciones entre las Ligas Agrarias y sectores de la izquierda

    peronista, particularmente la Juventud Peronista. Esto sobre todo en los meses previos y luego del triunfo de

    Cmpora en marzo de 1973 (Galafassi, 2005: 254).

  • 21

    Ligas no queremos personera jurdica. Queremos ser dueos de nosotros mismos44 y

    rechaz estar dentro del sistema porque luchamos contra l. En vez de un sistema de

    explotacin y de opresin [] nosotros queremos construir un sistema de liberacin. Por

    otra parte, el punto 6 del documento fundacional de las Ligas declar la absoluta

    prescindencia y libertad poltica de las Ligas Agrarias Chaqueas y su afn por buscar la

    participacin activa del campesinado en la vida del Chaco, con personalidad propia (tomado

    de Ferrara, 2007: 201).

    Se abri as un espacio de participacin poltica en los asuntos pblicos,

    comunitarios, como expresin del conflicto social y organizado colectivamente que no

    estaba directamente relacionado con la poltica clsica concebida en trminos partidarios o

    sindicales. Ferrara da cuenta de esta cuestin y expresa que:

    () al tiempo que las Ligas rechazan la poltica, su accionar va abriendo en el

    campo un camino, antes inexistente, que es poltico y tiene una direccin poltica, y

    que va desbrozando el terreno para arribar, en un plazo no necesariamente largo, a

    la conclusin de que la poltica tradicional debe ser reemplazada por otra poltica,

    explcita y compartida por el campesinado (Ferrara, 2007: 55).

    En la misma lnea, el peridico Siguiendo la huella en el nmero de agosto de 1971,

    se dirigi a los miembros de las Ligas pidindoles que no dejemos que haga otro lo que a

    nosotros nos toca realizar45. De esta manera, los campesinos y campesinas descubrieron,

    en la prctica concreta y en el proceso de lucha cotidiano, sus capacidades, sus

    posibilidades y su fuerza colectiva. Uno de los documentos preparatorios del Primer

    Congreso de las Ligas Agrarias Chaqueas, realizado en enero de 1971, sostuvo que: el

    campesino descubri ahora que es poseedor de una fuerza incalculable, y que tiene todos

    los medios para ponerla en funcionamiento, organizndose en sus propias colonias

    (tomado de Ferrara, 2007: 141).

    En los aos iniciales de estas organizaciones la represin que recibieron por parte

    del Estado tambin fue un elemento que fortaleci su construccin. En efecto, cuando

    fracasaron los intentos por cooptarlas o por apaciguar el conflicto con medidas engaosas,

    el gobierno militar reaccion a la creciente organizacin de las Ligas con represin. Esta

    44

    Podemos vincular esta frase al conflicto que se gener en los asentamientos de Quilmes en 1984, cuando el

    gobierno exigi la conformacin de Sociedades de Fomento que reemplacen a las asambleas y comisiones

    existentes, como condicin para dialogar con los vecinos asentados. stos rechazaron en un primer momento

    esta exigencia, aunque luego cedieron a la constitucin de las formas legales solicitadas. En varias entrevistas

    realizadas se pueden comprobar estas contradicciones. Por ejemplo, J.C. seala la desconfianza que exista hacia

    la conformacin de las Sociedades de Fomento y la concepcin de que ellos ya estaban organizados segn

    modalidades propias que el Estado despreci. 45

    Tomado de Ferrara (2007: 56).

  • 22

    represin fue justificada por algunos medios de comunicacin. Por ejemplo, en el diario La

    Prensa del 27 de febrero de 1972 se deca que detrs de las Ligas Agrarias se perfilaba la

    mano oculta del comunismo (citado en Galafassi, 2005: 251).

    As como la reaccin colectiva frente a la represin estatal contribuy al

    fortalecimiento de las organizaciones agrarias en sus primeros aos de vida, luego del golpe

    de Estado de 1976 las persecuciones, secuestros y desapariciones contribuyeron a liquidar

    a las organizaciones (Galafassi, 2005: 281). Esta represin sistemtica incluy a varios

    dirigentes de las Ligas. Por otra parte, la poltica criminal de la dictadura militar contra las

    diferentes Liga Agrarias46 encontr una justificacin en la relacin que algunas de ellas

    mantuvieron con organizaciones como Montoneros. Por ejemplo, la represin generalizada

    que se llev a cabo luego del copamiento del aeropuerto local El Puc y el intento de

    ocupacin del Regimiento de Infantera de Monte N 29 de Formosa, por parte de

    Montoneros el 6 de octubre de 1975, incluy la detencin de numerosos miembros y

    referentes de las Ligas Campesinas Formoseas. Esto a pesar de que este movimiento

    haba adherido al duelo declarado por los soldados cados en esas acciones (Galafassi,

    2005: 281).

    Producto de las tensiones crecientes, la ruptura entre el Movimiento Rural y la

    jerarqua eclesistica se formaliz en mayo de 1972, cuando la XXV Asamblea de la

    Conferencia Episcopal Argentina resolvi retirarle al Movimiento Rural la pertenencia a la

    Accin Catlica, prohibindole el uso de la denominacin de la Accin Catlica (Ferrara,

    2007: 60; y Lasa, 1987: 66). La carta que redact el Movimiento Rural para defenderse de

    esta expulsin nos permite conocer la dimensin que haba adquirido el trabajo de

    organizacin rural que impulsaba. All se expres que haba, a mediados de 1972, ms de

    30.000 familias organizadas en torno a las Ligas Agrarias en las provincias del Nordeste

    (Ferrara, 2007: 60). Adems, esta carta lament que los cristianos comprometidos en

    movimientos son abandonados por sus pastores (Ferrara, 2007: 60). Por su parte, Forni

    (1987), basndose en el trabajo de Born y Pegoraro (1985), sostiene que las familias

    organizadas en las Ligas Agrarias fueron ms de 40.000 (Forni, 1987: 50).

    Otra prueba de la magnitud que adquirieron las Ligas es el nmero de delegados que

    concurrieron al Primer Congreso de las Ligas Agrarias Chaqueas, realizado el 23 y 24 de

    enero de 1971 en Presidencia Roque Senz Pea. De ste participaron 60 delegados que

    expresaban la voluntad de 27 colonias agrcolas (Ferrara, 2007: 142). Asimismo, en la

    marcha que impulsaron las Ligas Agrarias Chaqueas hacia Resistencia el 31 de enero de

    1972, participaron 10.000 manifestantes, de los cuales 8.000 eran integrantes de las Ligas

    Chaqueas y 2.000 haban llegado desde Santa Fe (Ferrara, 2007: 168). Por otra parte, las

    46

    Ejecutada a travs de operativos militares especficos como el Toba IV (Galafassi, 2008).

  • 23

    Ligas Chaqueas editaron su propio peridico a partir de septiembre de 1972. Se denomin

    El Campesino y alcanz una tirada de 10.000 ejemplares (Ferrara, 2007: 188). Adems,

    para octubre de 1972 ya estaban conformadas las siguientes organizaciones, adems de las

    Ligas Chaqueas: las Ligas Agrarias del Norte de Santa Fe, el Movimiento Agrario Misionero

    (MAM)47, las Ligas Campesinas Formoseas48, las Ligas Agrarias Correntinas49 y

    agrupamientos ms pequeos en Entre Ros.

    Entre las cuestiones que discuti el Primer Congreso de las Ligas Agrarias

    Chaqueas destaco el punto acerca de la organizacin y funcionamiento de las Ligas. All

    se plantearon tres preguntas disparadoras del debate; stas fueron: es necesario un

    organismo central de las ligas?, cmo lo formaremos?, cmo continuar con la promocin

    de las Ligas en otras colonias? (Ferrara, 2007: 142). Estas preguntas demuestran el lugar

    central que ocupaba en las Ligas la discusin acerca de las formas organizativas del

    agrupamiento que estaba surgiendo.

    All lo organizativo no era concebido como algo dado o ya establecido, sino como

    expresin de una prctica y de un proceso de reflexin acerca de ella. No era el resultado de

    un programa nico decidido por otros, sino que surga de la experiencia que se transitaba en

    forma cotidiana y colectiva. As, el primer punto del temario del Segundo Congreso de las

    Ligas Agrarias Chaqueas, realizado en mayo de 1971, propona establecer las bases de

    organizacin definitiva de las Ligas, dando cuenta de que la cuestin no se haba saldado

    luego del Primer Congreso desarrollado cinco meses antes (Ferrara, 2007: 151).

    Ferrara analiza las Ligas Agrarias como organizaciones de base, nacidas desde

    abajo y estructuradas sobre mtodos democrticos (Ferrara, 2007: 133). Las Ligas estaban

    organizadas por colonias agrcolas, con comisiones y asambleas que funcionaban en cada

    una de ellas. Por ejemplo, en los primeros tiempos de las Ligas Agrarias Chaqueas

    participaron campesinos de al menos 33 colonias organizados en comisiones de trabajo

    (Ferrara, 2007: 133). Para mayo de 1971 estas Ligas ya nucleaban a ms de 60 colonias.

    Este autor tambin subraya los rasgos comunitarios que caracterizaron a las Ligas

    Agrarias desde sus inicios y que stas contribuyeron a fortalecer (Ferrara, 2007: 149). Roze,

    por su parte, enfatiza las ideas comunitarias que se recrearon en Corrientes a travs de

    espacios como los fogones populares50, que eran mbitos de encuentro en donde se

    potenciaba el espritu de sociabilidad y festivo y se reforzaba la accin comunitaria en

    cada poblacin rural (Roze, 1992: 117). En efecto, las colonias que como lo dije

    47

    Que naci el 28 de agosto de 1971 en una asamblea reunida en la ciudad de Ober, de la que participaron 95

    delegados representando a 65 colonias (Galafssi, 2008). 48

    Que surgieron en septiembre de 1971. 49

    Que se conformaron en julio de 1972. 50

    Esta iniciativa puede vincularse con la experiencia de organizacin territorial a travs de encuentros

    denominados fogones comunitarios que fueron impulsados a mediados de los ochenta por, entre otros, Agustn

    Ramrez en Quilmes (Vommaro, 2010).

  • 24

    constituan la base a partir de la cual se organizaban las Ligas pueden ser concebidas

    como verdaderas unidades comunales en las que se despliegan experiencias cooperativas

    muy arraigadas en la zona (Ferrara, 2007: 154). Lasa tambin destaca, para el caso del

    Chaco, la resemantizacin de la idea de comunidad agraria que propuso el Movimiento

    Rural en su impulso a las organizaciones agrarias (Lasa, 1987: 61).

    Las colonias estaban conformadas por un nmero variable de familias. Las personas

    que componan cada colonia estaban vinculadas por lazos de amistad o parentesco que

    dan fluidez a las relaciones (Ferrara, 2007: 155). Fue a partir de estas redes sociales de

    organizacin situadas en cada colonia que se originaron las Comisiones de Colonias de las

    Ligas Agrarias, elegidas en asamblea. De esta manera, en las colonias se superponan

    redes sociales que instituan lo comn, vinculando relaciones de diversos tipos: familiares,

    de amistad, de afecto, de similar condicin productiva, reivindicativas o gremiales, entre

    otras. As se produjo un proceso de politizacin de los vnculos y prcticas cotidianos que

    masific las Ligas en la mayora de las provincias del Nordeste argentino.

    Las Comisiones de Colonia, que eran elegidas en las Asambleas de Colonia,

    conformaban el ncleo organizativo bsico de las Ligas Agrarias51. Entre varias Comisiones

    de Colonia de una misma regin se integraba el Comit de Lucha Zonal. As como las

    Asambleas de Colonia eran la instancia organizativa inicial, el Congreso General era el

    espacio que reuna a todos los delegados y delegadas de las diferentes colonias que

    integraban la Unin de Ligas Agrarias a escala provincial. El Congreso General elega a los

    diez miembros de la Comisin Coordinadora Central, que duraban un mximo de tres aos

    en sus funciones y deban tener ms de 20 aos de edad. A su vez, las diferentes Ligas de

    cada provincia conformaron la Coordinadora Regional del Nordeste y luego la Coordinadora

    Nacional de Ligas y Movimientos Agrarios. sta impuls un paro agrario nacional en

    noviembre de 197452.

    De esta manera, el funcionamiento asambleario se constituy en uno de los pilares

    de la organizacin de las Ligas, lo que estimul la participacin de un nmero creciente de

    campesinos y campesinas en ellas. Esta participacin creciente fue alimentada, adems,

    porque los nicos requisitos estatutarios que deba cumplir un campesino o campesina para

    ser miembro de una Liga, eran ser mayor de 15 aos y abonar una cuota anual por ncleo

    familiar, que era casi una dcima parte de la que cobraba en aquellos aos la Federacin

    Agraria Argentina (Ferrara, 2007: 157). En varios escritos producidos por las Ligas Agrarias

    Chaqueas se resalta la dimensin colectiva, participativa y comunitaria de esta

    51

    Para esta descripcin nos basamos en las caractersticas de las Ligas Agrarias Chaqueas. El funcionamiento

    de otras organizaciones era similar, como se demuestra en el anlisis del Movimiento Agrario Misionero que

    realiza Galafassi (2008). All tambin la forma asamblearia y la participacin directa, junto al rol central de los

    delegados de cada colonia, constituan la base de la organizacin del Movimiento. 52

    Ver Galafassi (2005: 281) y Diario La maana del 1 de noviembre de 1974.

  • 25

    organizacin. Por ejemplo, en el folleto Qu son las Ligas Agrarias destinado a la

    formacin interna y al conocimiento de la organizacin por parte de nuevos miembros, se

    sostiene que a la cosa la dirigimos entre todos y que siempre se respetan las decisiones

    tomadas en cada colonia, en las asambleas y en los congresos (Qu son las Ligas

    Agrarias, tomado de Ferrara, 2007: 239).

    Adems, los mecanismos asamblearios para la deliberacin y toma de decisiones

    estaban asegurados por el Estatuto de las Ligas Agrarias Chaqueas. En su Artculo 16

    estableca que la autoridad mxima de la Liga Agraria de colonia ser la Asamblea de

    socios. sta estar integrada por todos los socios y se reunir por lo menos cada cuarenta y

    cinco das (artculo 16 del Estatuto de las Ligas Agrarias Chaqueas, tomado de Ferrara,

    2007: 205). Segn el Artculo 17, sus atribuciones eran amplias ya que tena la facultad de

    resolver las lneas de accin a seguir en la colonia y todo otro tema que se considere de

    importancia (artculo 17 del Estatuto de las Ligas Agrarias Chaqueas, tomado de Ferrara,

    2007: 206). Adems, la Asamblea de Colonia elega no slo a los miembros de la Comisin

    de Colonia que podan durar en sus cargos hasta tres aos, sino tambin a los

    delegados que integraban el Congreso General, que era la mxima autoridad de la Unin

    de Ligas Agrarias (artculo 22 del Estatuto de las Ligas Agrarias Chaqueas, tomado de

    Ferrara, 2007: 206).

    Con el crecimiento de las Ligas Agrarias los principios de ver, juzgar y actuar que

    haban guiado al Movimiento Rural, fueron sustituidos por lo que los referentes agrarios

    denominan las cuatro patas de una mesa (Ferrara, 2007: 157). stas eran: consulta con la

    base, organizacin, concientizacin, y movilizacin. Segn los miembros ms activos de las

    Ligas, ninguna de estas patas deba desarrollarse en desmedro de las otras para evitar

    que la mesa se desnivelase.

    Como ya vimos, un aspecto central en el proyecto desplegado por las Ligas era la

    capacitacin, que se realizaba bajo el lema de que capacitarse no es aprender muchas

    cosas, sino saber lo que nos hace falta para llevar adelante nuestra tarea (tomado de

    Ferrara, 2007: 153). En el Segundo Congreso de las Ligas Chaqueas se le otorg un lugar

    clave a los cursos y actividades de capacitacin dentro del proceso de fortalecimiento de la

    organizacin. Por su parte, el Estatuto fundacional del MAM estableci entre los objetivos de

    la organizacin la capacitacin y la renovacin y el sano desarrollo del cooperativismo

    (artculo 5 del Estatuto de fundacin del Movimiento Agrario Misionero, citado en Galafassi,

    2008).

    A pesar de las rupturas y cambios que produjeron las Ligas Agrarias en cuanto a

    proyecto poltico, formas organizativas y vnculo con el Estado, los espacios de capacitacin

    y formacin estaban concebidos de acuerdo con el propsito de la toma de conciencia.

  • 26

    Esto era una expresin de las concepciones polticas de la poca, de las cuales a las Ligas

    les costaba alejarse en muchos aspectos.

    Por otra parte, en el seno de las Ligas Agrarias tambin se debati la posibilidad de

    desplegar su prctica poltica a travs de la accin directa, y no slo mediante el reclamo al

    Estado. Como parte de las acciones de lucha que discuti el Quinto Congreso de las Ligas,

    realizado en junio de 1972, se incluyeron las ocupaciones de rutas y las tomas de los

    galpones de los acopiadores (Ferrara, 2007: 186). En este sentido, los paros generales de

    agricultores que organizaron las Ligas Chaqueas en octubre de 1972, y que recibieron el

    apoyo de organizaciones agrarias de las provincias vecinas, incluyeron cortes de ruta en

    varias ocasiones y lugares (Ferrara, 2007: 192).

    Galafassi tambin seala que a medida que las acciones se radicalizaban, se

    multiplicaban las medidas de accin directa como el corte de rutas o su bloqueo con clavos

    miguelito (Galafassi, 2005: 263). Por ejemplo, el paro organizado por el MAM en enero de

    1972, en medio de una fuerte crisis de la produccin tealera, incluy medidas de accin

    directa y un acuerdo con los obreros rurales que trabajaban en la cosecha del t53. Los

    productores que integraban el Movimiento no entregaron el t a los secaderos y se aliaron a

    los trabajadores y trabajadoras rurales nucleados en la FATRE, para impedir que los

    grandes productores pudieran colocar su cosecha. Para no perder sus jornales, los obreros

    y obreras no dejaron de cosechar, pero informaban a los miembros del MAM cuando un

    camin estaba cargado y listo para partir desde los campos tealeros hacia los secaderos,

    para que stos impidieran el transporte, incluso apelando al vuelco del t sobre la ruta

    (Galafassi, 2008). Otro ejemplo de la relacin que se estableci entre el movimiento agrario

    y los sindicatos obreros fue la integracin de las Ligas Agrarias Correntinas a la CGT de

    Goya en 1972 (Roze, 1992: 119).

    La posibilidad de tomar tierras tambin estuvo presente en el horizonte de las Ligas,

    aunque con distintas variantes54. En las Ligas Chaqueas se trat ms de reafirmar los

    derechos de quienes ocupaban tierras fiscales o de frenar el avance de la concentracin de

    la propiedad de la tierra en manos de los monopolios. Por su parte, las Ligas Campesinas

    Formoseas impulsaron algunas tomas de nuevas tierras55 que segn Galafassi tuvieron

    53

    Si bien la relacin ms importante se estableci con la Federacin Argentina de Trabajadores Rurales y

    Estibadores (FATRE), Galafassi menciona que en Misiones existi un sindicato clasista de trabajadores rurales

    que se llam Movimiento de Obreros Rurales Independiente Misionero (MORIN), que mantuvo relacin con el

    MAM (Galafassi, 2008). 54

    Para un trabajo acerca de procesos de tomas de tierras agrarias en la misma poca en Chile, consultar a Marn

    (1973). 55

    Segn el Censo Agropecuario de 1960, el 68% de las tierras cultivables de Formosa estaban en manos del

    Estado y una gran parte de ella se encontraba improductiva en ese ao. Dato tomado de Galafassi (2005: 269).

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    un carcter espontneo (Galafassi, 2005: 265) y desplegaron diversas acciones en torno a

    esta cuestin56. Por ejemplo, en julio de 1973 se produjeron en Formosa

    () una serie de tomas y ocupaciones por parte de campesinos en forma individual,

    y ante las cuales, slo en algunos casos intervienen las Ligas Campesinas

    Formoseas, siempre despus de haberse producido las ocupaciones y slo para

    gestionar ante los organismos correspondientes la legalizacin de dichas

    ocupaciones, que eran reprimidas por la polica (Galafassi, 2005: 280).

    Roze tambin comenta los episodios de tomas de tierras sucedidos en Formosa

    (1992, 165). En todos los casos, la defensa de las tierras ya ocupadas o las tomas de

    nuevas tierras, se justificaban en trminos de reparacin de una injusticia y de recuperacin

    de las tierras por parte de sus legtimos dueos (Galafassi, 2005: 265; Roze, 1992: 166).

    Esto era sostenido adems por una concepcin cristiana que propona la fidelidad a las

    disposiciones de los Evangelios. Un documento de las Ligas Campesinas Formoseas

    planteaba que:

    () la tierra debe ser del que la trabaja! Es decir, no debe constituir ms un bien de

    renta, un bien que se alquila para producir una renta. La concepcin cristiana

    sostiene que la tierra debe entregarse a aquellos que la trabajan, y no ser de seores

    que slo cobran alquiler a fin de mes, o a fin de ao (Documento La ley de tierras en

    la provincia de Formosa, producido por las Ligas Campesinas Formoseas en 1971.

    Tomado de Galafassi, 2005: 268).

    El acceso, la tenencia y el usufructo de la tierra no eran concebidos entonces slo en

    trminos jurdicos o de derecho ciudadano, sino que eran vistos como formas de cumplir la

    palabra divina y de restablecer relaciones ms justas e igualitarias entre los campesinos.

    As, las Ligas Campesinas plantearon que distribuir la tierra entre quienes la trabajan

    significaba conseguir la justicia en el campo57. Para Roze, estas tomas de tierras

    significaron para sus protagonistas una recuperacin de lo que les perteneca [], es decir

    un acto de justicia realizado por s mismos, sin mediacin alguna (Roze, 1992: 166).

    En un sentido similar, en la misma entrevista que cito unos prrafos ms arriba, C.

    Pccoli seal que:

    () la tierra es para quien la trabaja. Hay que expropiar los latifundios, entregar la

    tierra a los campesinos y a sus hijos. Cmo se har el trabajo despus? La gente lo

    56

    Segn Buzzela, Percncula y Somma (2008: 5), las Ligas Agrarias Correntinas tambin plantearon la

    expropiacin de las tierras improductivas. En el mismo sentido, Roze menciona que el lema del II Congreso de

    las Ligas Agrarias Correntinas, realizado en mayo de 1974, fue ni hombres sin tierras, ni tierras sin hombres

    (Roze, 1992: 126). 57

    Documento de las Ligas Campesinas Formoseas de diciembre de 1971, citado en Galafassi (2005: 271).

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    dir: en forma cooperativa, en forma comunitaria, en forma individual. Pero la tierra

    ser nicamente para quien la trabaje (Tomado de Ferrara, 2007: 196).

    Se adelantaban as ideas acerca de otras formas de organizar la produccin agraria,

    an embrionarias, pero alternativas a la lgica capitalista. Y tambin se esbozaba, con la

    frase la tierra ser nicamente para quien la trabaje, la nocin de que quien tiene tierra

    debe merecerla. Estas concepciones sostenan la posibilidad de tomar tierras como una

    accin legtima y reparadora, que en este caso se poda