verdes como instrumentos de rehabilitación...

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PONENCIAS 1 Tecnologías verdes como instrumentos de rehabilitación arquitectónica Mariana Chanampa, Pilar Vidal, Javier Alonso, M. Isabel Touceda, Francesca Olivieri, Raquel Guerra, Javier Neila, César Bedoya Grupo ABIOUPM (Arquitectura bioclimática en un entorno sostenible) m.chanampa@abioupm.org 1. INTRODUCCIÓN En la actualidad, gran parte de las ciudades y sus centros históricos presentan deficiencias estructurales y energéticas que afectan a la calidad de vida de los ciudadanos, a la vez que disparan el consumo energético asociado a su climatización. Esto lleva a la necesidad de plantear acciones de rehabilitación urbana como alternativa de mejora. En las últimas décadas, la continua expansión demográfica y el movimiento migratorio de la población rural ha desencadenado una construcción masiva de viviendas, generando barrios de baja calidad ambiental (1). En su desarrollo han primado tejidos urbanos de alta densidad en detrimento de una dotación de edificios eficientes que mejorasen la calidad de vida de sus habitantes. Este rápido proceso edificatorio unido a la reducción de los costes, han provocado que el urbanismo existente se encuentre lejos de modelos sostenibles de bajo impacto ambiental. El 40% del consumo total de energía se debe a la edificación, y dado que hoy en día se utiliza más combustible del que se genera, es necesario tomar medidas para ayudar a la reducción de este exceso en su consumo fruto de la ineficiencia(2). Aunque la construcción de nuevos barrios sostenibles ha sido objeto de estudio durante los últimos años, la reconsideración de los entornos urbanos consolidados es también necesaria. Su rehabilitación es clave para reducir su consumo energético. Las herramientas clave para una ciudad sostenible según Salvador Rueda (3) son: compacidad, complejidad, eficiencia,y cohesión social. En la mayor parte del parque edificado de Madrid, y en general de la ciudad española, se cumplen los dos primeros aspectos anteriormente citados. Por un lado, la ciudad es suficientemente compacta como para asegurar un uso del espacio público como lugar necesario de encuentro y relación. Y por otro, compleja en cuanto a la mezcla de usos, favoreciendo la diversidad y la riqueza del tejido urbano físico y social. A menudo las ciudades centran sus programas de rehabilitación en el valor cultural y patrimonial de sus centros históricos, desaprovechando la oportunidad de mejorar otros aspectos como pueden ser la rehabilitación energética o la introducción de vegetación en el espacio público, con los evidentes beneficios que esto supone. La eficiencia, por tanto, es el gran tema pendiente de la ciudad consolidada. La ausencia de normativa al respecto durante muchos años, ha repercutido en las soluciones constructivas de la mayor parte de las edificaciones, que están muy lejos de los actuales requerimientos del Código Técnico de la Edificación de 2006. A partir de pequeñas transformaciones en los barrios existentes es posible adoptar modelos más sostenibles adaptados al clima, que controlen el consumo de recursos renovables. La durabilidad de las edificaciones se prolongaría adecuando soluciones arquitectónicas y urbanas que redujeran a la vez los costes de mantenimiento y el consumo energético durante la vida útil del inmueble. 2. LA VEGETACIÓN COMO INSTRUMENTO DE REHABILITACIÓN La tendencia contemporánea a concebir ciudades a través de la ocupación incontrolada de suelo ha supuesto que los espacios verdes se hayan visto sustituidos por construcciones de hormigón, materiales

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PONENCIAS 

Tecnologías verdes como instrumentos de rehabilitación arquitectónica 

Mariana Chanampa, Pilar Vidal, Javier Alonso, M. Isabel Touceda, Francesca Olivieri, Raquel Guerra, Javier Neila, César Bedoya 

Grupo ABIO‐UPM (Arquitectura bioclimática en un entorno sostenible) m.chanampa@abio‐upm.org 

1. INTRODUCCIÓN 

En la actualidad, gran parte de las ciudades y sus centros históricos presentan deficiencias estructurales y  energéticas que  afectan  a  la  calidad de  vida de  los  ciudadanos,  a  la  vez que disparan  el  consumo energético asociado a su climatización. Esto lleva a la necesidad de plantear acciones de rehabilitación urbana como alternativa de mejora. 

En  las últimas décadas,  la continua expansión demográfica y el movimiento migratorio de  la población rural  ha  desencadenado  una  construcción  masiva  de  viviendas,  generando  barrios  de  baja  calidad ambiental  (1). En  su desarrollo han primado  tejidos urbanos de  alta densidad en detrimento de una dotación de edificios eficientes que mejorasen la calidad de vida de sus habitantes. Este rápido proceso edificatorio unido a la reducción de los costes, han provocado que el urbanismo existente se encuentre lejos de modelos sostenibles de bajo impacto ambiental. El 40% del consumo total de energía se debe a la edificación, y dado que hoy en día se utiliza más combustible del que se genera, es necesario tomar medidas para ayudar a la reducción de este exceso en su consumo fruto de la ineficiencia(2). 

Aunque  la  construcción de nuevos barrios  sostenibles ha  sido objeto de  estudio durante  los últimos años,  la reconsideración de  los entornos urbanos consolidados es también necesaria. Su rehabilitación es clave para reducir su consumo energético. Las herramientas clave para una ciudad sostenible según Salvador Rueda (3) son: compacidad, complejidad,  eficiencia, y cohesión social.  

En  la mayor parte del parque edificado de Madrid, y en general de  la ciudad española, se cumplen los dos primeros aspectos anteriormente citados. Por un lado, la ciudad es suficientemente compacta como para  asegurar un uso del  espacio público  como  lugar necesario de  encuentro  y  relación.  Y por otro, compleja en cuanto a la mezcla de usos, favoreciendo la diversidad y la riqueza  del tejido urbano físico y  social.  A  menudo  las  ciudades  centran  sus  programas  de  rehabilitación  en  el  valor  cultural  y patrimonial de sus centros históricos, desaprovechando la oportunidad de mejorar otros aspectos como pueden ser  la  rehabilitación energética o  la  introducción de vegetación en el espacio público, con  los evidentes beneficios que esto supone. 

La eficiencia, por tanto, es el gran tema pendiente de la ciudad consolidada. La ausencia de normativa al respecto durante muchos años, ha repercutido en las soluciones constructivas de la mayor parte de las edificaciones, que están muy lejos de los actuales requerimientos del Código Técnico de la Edificación de 2006. A partir de pequeñas transformaciones en los barrios existentes es posible adoptar modelos más sostenibles adaptados al clima, que controlen el consumo de recursos renovables. La durabilidad de las edificaciones se prolongaría adecuando soluciones arquitectónicas y urbanas que redujeran a la vez los costes de mantenimiento y el consumo energético durante la vida útil del inmueble. 

2. LA VEGETACIÓN COMO INSTRUMENTO DE REHABILITACIÓN 

La  tendencia  contemporánea  a  concebir  ciudades  a  través de  la ocupación  incontrolada de  suelo ha supuesto que los espacios verdes se hayan visto sustituidos por construcciones de hormigón, materiales 

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PONENCIAS 

de  bajo  albedo,  como  es  el  uso  extensivo  de  pavimento  poco  permeable  (4)  o  espacios  poco sombreados por la inexistencia de superficie vegetal. Tal y como se ha demostrado en diversos estudios (5), existe una relación directa entre el incremento de la temperatura del aire en las ciudades y los flujos de  calor  generados  por    la maquinaria  de  acondicionamiento  doméstico  (sistemas  de  calefacción  y refrigeración),  transporte  y  uso  industrial  dentro  de  las  ciudades.  Junto  al  elevado  índice  de contaminación, los factores anteriormente citados son los responsables más directos del efecto “isla de calor” en el entorno urbano, fenómeno derivado a su vez de los cambios térmicos en la superficie de los materiales y la escasez de evapotranspiración.  

La aplicación de vegetación en la envolvente del edificio se fundamenta en la concepción del elemento vegetal  como  un  material  vivo,  cuyo  comportamiento  higrotérmico  en  una  aplicación  constructiva constituye una herramienta eficaz para combatir  la problemática citada  (6). Por un  lado, su aplicación repercute  en  el  balance  térmico,  actuando  como  un  elemento  refrigerante  del  aire  próximo  a  la superficie vegetal. A su vez, constituye un eficaz aislamiento orgánico, que optimiza las condiciones de confort  térmico  y  la  protección  de  la  envolvente  frente  al  sobrecalentamiento,  reduciendo  en consecuencia la necesidad de instalaciones de climatización (7). Por otro lado, su impacto positivo en la mejora de la calidad del aire es consecuencia del proceso de la fotosíntesis, donde se absorbe CO2 y se proporciona  O2  a  la  atmósfera;  así  como  de  la  capacidad  de  fijar  en  sus  raíces  ciertas  sustancias contaminantes  en  suspensión  (plomo,  cadmio  u  otros  metales  pesados)  que  posteriormente  son metabolizadas a través de la microflora del sustrato (8). 

El  retorno  a  la  naturaleza  en  las  ciudades  es  una  necesidad  tanto  de  carácter  estético  como  una herramienta orgánica de actuación en favor de ciudades más sostenibles (9). En el presente artículo, se plantean estrategias de rehabilitación como envolvente que mitiguen el consumo energético excesivo dentro del ámbito construido y las emisiones contaminantes del entorno urbano. A fin de reducir costes de  mantenimiento  y  facilitar  su  transporte,  puesta  en  obra  y  montaje,  se  proponen  sistemas constructivos industrializados con elementos modulares prevegetados.  

3. CATÁLOGO DE HERRAMIENTAS VERDES 

Cubierta aljibe prevegetada modular 

La cubierta es el punto más vulnerable en cuanto a fluctuaciones térmicas se refiere. Durante el día, la cubierta de un edificio  suele alcanzar elevadas  temperaturas por  su exposición directa a  la  radiación solar,  siendo  durante  la  noche  la  parte  constructiva  que  más  calor  pierde.  Este  fenómeno habitualmente, deriva  en un  alto porcentaje de usuarios  insatisfechos  en  los  espacios bajo  cubierta, acudiendo  a  medios  mecánicos  de  refrigeración  con  su  consecuente  contribución  altamente contaminante  al medio.  La  vegetación  es  capaz  de  absorber  el  80%  de  la  radiación  solar mediante diferentes procesos naturales.  

Las  especies  vegetales  actúan  como  aislamiento  y  protección  del  impermeabilizante,  de  la  radiación solar, frente a los cambios bruscos de temperatura y de los esfuerzos mecánicos (10). Se minimizan los flujos energéticos entre el exterior y el  interior de  la vivienda, y  se aumenta el   aislamiento  térmico, debido a que  la vegetación  retiene aire en  su  interior y  filtra agua de  lluvia. La cubierta  se convierte entonces en una superficie útil a través de la cual se evitan pérdidas energéticas, multiplicando los usos del cerramiento horizontal. El aljibe de pluviales, al aumentar la masa del sistema constructivo, también absorbe parte de la onda sonora del ruido de la ciudad, aumentando el aislamiento acústico. 

Además,  las  cubiertas  vegetales  son una herramienta de  control del  agua de  lluvia  y   de mejora del grado de humedad  ambiental, posibilitando  el uso del  agua  filtrada  y  almacenada  en  el  aljibe  como reciclada para necesidades urbanas. 

 

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PONENCIAS 

El sistema desarrollado se compone de dos módulos. El primero es un palé plástico de 1 x 1 x 0.14 m  cuya  doble  función  es  crear  el  aljibe  y  ser  soporte  estructural.  El  segundo módulo  es  una  rejilla  de plástico reciclado en la que se prevegetan las plantas. Sus dimensiones (0.33 x 0.33 x 0.05 m) permiten una fácil y rápida colocación, pudiéndose cortar sin problema para un perfecto ajuste. Tiene un sistema de  fijación de alta  seguridad que garantiza una  total estabilidad.  La  rejilla  se  caracteriza por una alta resistencia de carga, haciendo posible que el sistema sea transitable. 

 

Figura 1. Detalle en sección de la estrategia                                  Figura 2. Planta del sistema                            

(01) Vegetación tipo Sedum según clima.                                (06) Membrana impermeabilizante y  anti‐            (02) Panel  plástico.                                                                        raíces. (03) Fieltro sintético de fibra de poliéster.                              (07) Membrana antipunzonamiento de fieltro        (04) Pieza portante‐drenante‐ Palé plástico.                           de poliéster.        (05) Aislante térmico de poliestireno extruído.                      (08) Forjado/Estructura.  

                  Figura  3.  Simulación  en  régimen  transitorio  de  la  cubierta  aljibe  prevegetada  en  un  módulo experimental. Comparación entre las temperaturas exteriores del módulo con vegetación y del módulo sin vegetación.                                 Cada palé es cubierto por nueve rejillas prevegetadas, alcanzando un peso aproximado de 190 kg por metro  cuadrado,  cuando  el  aljibe  está  lleno.  Entre  ambas  piezas  se  dispone  un  fieltro  de  fibra  de poliéster que actúa como mecha, alimentando por capilaridad a la vegetación.  

El  conjunto  del  sistema  está  diseñado  para  ser  colocado  sobre  cubiertas  aisladas  y  tratadas  con membranas antipunzonamiento. Las especies vegetales son de bajo porte, desarrollándose con mínimos recursos hídricos  y  en  sustratos  limitados,  sin  requerir mantenimiento  continuo, podas ni  abonados. Diversas especies de plantas de carácter autóctono conforman los módulos (sedum, festucas o romero rastrero), a fin de que aquella especie que mejor se adapte al clima colonice la cubierta.  

 

 

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PONENCIAS 

Fachada vegetal  modular 

La  fachada  opaca  pre‐vegetada  formada  a  partir  de  celdas  drenantes  es  un  sistema  constructivo modular, concebido para ser utilizado como capa externa de fachada ventilada.  

Los módulos vegetados en celdas drenantes están  formados por paneles de polipropileno  (52 x 260 x 480 mm) con una porosidad del 90%, que pueden ser machihembradas entre sí formando módulos del tamaño más  conveniente para  la  adaptación del despiece  al  soporte.  Las oquedades  se  rellenan  con sustrato cuya composición ha de ser específica para cada caso y clima, pudiendo variar las proporciones de  turba,  perlita,  humus  de  lombriz,  etc.  El  conjunto  se  envuelve  con  fieltro  de  poliéster  (2 mm  de espesor y 0.55 g/cm³ de densidad), obteniendo un paquete compacto colocado en paralelo a la fachada, de forma que la cara amplia del mismo quede vista. Sobre esta cara se practican incisiones en el fieltro para introducir las especies vegetales. 

Las especies vegetales  son elegidas en  función del  lugar y de un  limitado desarrollo  radicular,  con el objetivo  de  que  no  requieran  un  importante mantenimiento.  El  inconveniente  que  puede  tener  la utilización  de  algunas  plantas  aéreas  es  relativo  al  peso,  pudiendo  llegar  a  tener  demasiada  agua almacenada en las hojas en comparación con su escasa raíz, debilitando así su fijación al panel.  

Al estar el panel relleno de sustrato, la vegetación se desarrolla de forma natural: la planta se alimenta de  los  organismos  y  bacterias  que  se  adhieren  a  sus  raíces,  captando  la  humedad  e  iniciando  los procesos que proporcionan nutrientes a las plantas. A diferencia del cultivo hidropónico, cada planta se desarrolla  hasta  que  las  raíces  colmatan  los  paneles,  no  siendo  necesaria  la  poda  de  las mismas.  El sistema de irrigación es automático mediante circuito de riego por goteo.  

Los  paneles  se  pueden  colocar  sobre  un  soporte  rígido  que  aguante  el  peso,  o  bien,  sobre  una subestructura  fijada al elemento  resistente.  Los paneles pre‐vegetados  se apoyan  sobre perfiles  fijos, que pueden ser tanto puntuales como continuos. El vuelco se evita mediante pasadores verticales que permiten una  sencilla y  rápida  colocación, así  como el desmontaje o  sustitución de cualquiera de  los módulos. Un módulo base (52 x 260 x 480 mm) vegetado y húmedo puede llegar a pesar hasta 6 kg, es decir, hasta 50 kg por metro cuadrado.  

Tras  la  primera  capa  vegetada  se  localiza  una  cámara  ventilada.  El  flujo  de  aire  disipa  la  humedad proveniente de  los módulos  vegetados  y  sustrae  calor de  la  superficie posterior de  los módulos por convección. A pesar de estar protegido tanto del sol como de la lluvia directa, el interior del cerramiento debe ser hidrófugo o estar impermeabilizado.  

 

                                                                                                                                             (01)Panel de polipropileno.  (02)Estructura  bastidor  en     fachada.  (03)Perfiles soporte de paneles.  (04)Tubo de riego de polietileno.  (05)Pasador  metálico  de sujeción al panel.  (06)Cerramiento interior.   

 

Figura 4. Sección constructiva de la solución      Figura 5. Axonometría del sistema 

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35Tª interior ºC sin vegetación Tª interior ºC con vegetación Tª exterior ºC

Días / Horas  

Figura 6. Monitorización mediante sensores de una fachada vegetal modular en el edificio experimental de  Intemper S.A en Colmenar Viejo. Comparación entre  las temperaturas  interiores de un módulo con vegetación y sin vegetación. 

Fachada vegetal translúcida 

La  fachada  vegetal  translúcida  es  un  sistema  constructivo  que  funciona  como  ventilación  higiénica, ventilación térmica y protección solar. La estrategia consiste en un cerramiento de fachada concebido como  un  invernadero  extraplano  que  incluye  vegetación  en  su  interior.  Tres  capas  o  subsistemas correlativos lo componen mediando entre el interior y el exterior:  

_Capa  interior.  Ventana  corredera  de  dos  hojas  (1420  x  1410  mm)  de  carpintería  metálica  y acristalamiento doble de vidrio (espesor 14 mm) con cámara de aire (espesor 12 mm). _Capa intermedia vegetal. Sistema vegetal vertical compuesto por jardinera metálica (1.50 x 0.50 x 0.40 m) con sistema de  riego automático por  inmersión y control por  temporizador, cableado de acero de desarrollo helicoidal como soporte de especies vegetales y bastidor metálico con ensamblajes mediante tornillería metálica. A modo de fachada pre‐vegetada, la vegetación se desarrolla en cajas conformadas con placas celulares rígidas de polipropileno (reciclado y reutilizable), donde se aloja el sustrato.  _Capa exterior. Cerramiento basado en un entramado simple de lamas basculantes de policarbonato en masa de 5mm de vidrio, adosadas a un bastidor de aluminio. Las lamas son practicables a través de un sistema domótico, que se activa desde el interior de la vivienda.                                                                                                                                                                                                                                            (01) Capa interior: ventana corredera 

     (02) Capa intermedia: vegetal.                                                                                                                                      (03) Capa exterior: sistema de lamas.            

  Figura 7. Sección del sistema              Figura 8. Alzados de las tres capas constructivas. 

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PONENCIAS 

La  peculiaridad  de  que  este  sistema  esté  compuesto  por  tres  capas,  funcione  como  un  invernadero extraplano e  incluya un elemento vegetal  intermedio, proporciona  soluciones  similares a  sistemas de calefacción  y  refrigeración. En  verano, el aire exterior atraviesa  la  lámina  vegetal húmeda, enfriando unos grados el ambiente interior. En invierno, el conjunto del sistema constituye un invernadero para la vegetación,  calentando  el  flujo  de  aire  de  forma  pasiva,  suponiendo  en  ambos  casos,  un  ahorro energético. Además, la capa exterior regula las condiciones térmicas del invernadero, limitando el flujo de aire y la humedad según las necesidades.   

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Días / Horas

Tª Interior ºC sin vegetación Tª Interior ºC con vegetación Tª exterior ºC

 

Figura 9. Monitorización mediante sensores de una  fachada translúcida en el edificio experimental de Intemper  S.A  en  Colmenar  Viejo.  Comparación  entre  las  temperaturas  interiores  de  un módulo  con fachada translúcida con vegetación y sin vegetación. 

Contraventana deslizante vegetada 

Esta estrategia es una protección solar móvil para huecos de fachada que  incorpora el soporte para el desarrollo de especies trepadoras, preferentemente de hoja caduca. El principal objetivo del dispositivo es  lograr que  las plantas  incorporadas al panel actúen como protección contra  las ganancias excesivas de  calor,  ya  que  la  trepadora  obstruye,  filtra  y  refleja  la  radiación  solar.  Dichas  cargas  térmicas  se reducen tanto por radiación como por conducción, ya que se sombrea la fachada y, al mismo tiempo, se reduce la temperatura del aire adyacente al muro.  

El soporte para la vegetación consiste en una jardinera‐maceta instalada en la parte inferior del panel, solidaria al mismo de forma que deslicen en un solo movimiento. La jardinera alberga el sustrato de las diferentes  especies  vegetales  viables  según  el  clima,  orientación  o  las  características  consideradas  a generar en la fachada. Un sistema de cables helicoidales, atravesando el marco deslizante, posibilita el crecimiento de la trepadora de un modo tapizante. Para mantener la humedad del sustrato se propone un sistema de riego por capilaridad, por su facilidad de adaptación a un elemento móvil y por suponer un ahorro de agua  considerable. En base a estos  criterios,  se  considera adecuado el uso de especies como  la  hortensia  trepadora  (hydrangea  petiolaris)  y  los  jazmines  amarillo  y  silvestre  (jasminum nudiflorum y  jasminum fruticans). En orientaciones norte no es tan acertada  la colocación de especies de hoja caduca, siendo propuestas en estos casos especies perennes con  reservas, como  la hiedra de hoja pequeña (hedera helix). 

Los componentes del dispositivo se han escogido en función de su industrialización, y del análisis de su ciclo de vida útil. El cuerpo de la contraventana tipo está formado por perfiles extruidos de aluminio de 42 mm de lado. En su parte inferior, la maceta‐jardinera se establece mediante el plegado de una chapa de aluminio anodizado, formando un cajón de 1500 x 280 x 65 mm. El canalón‐aljibe está conformado también  con  chapa  de  aluminio  anodizado,  plegada  de  tal  forma  que  minimice  el  efecto  de  la evaporación del agua que ha de alojar. Al ser de sección abierta permite la entrada del fieltro que cuelga desde la jardinera y sirve como mecha en todo el recorrido de deslizamiento del panel. El canalón recibe agua directamente de un grifo en  la  fachada, que no obstruye el  recorrido deslizante y acaba en una bajante conectada de tal modo que el nivel de agua en el canalón nunca rebose y se mantenga al menos 

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PONENCIAS 

entre 40 y 20 mm de profundidad. Si existieran varios huecos de  fachada en  los que  instalar el panel deslizante vegetal, es posible hacer que un mismo canalón‐aljibe inferior sea compartido. 

 

                                                          

(01)Herrajes  de  cuelgue  y  guías  de deslizamiento de aluminio extruido.  (02)Cuerpo del panel  formado por perfiles de aluminio extruido.                                                  (03)Tutores‐guía  para  trepadora  formados por cable helicoidal.            (04)Cajón‐jardinera  de  chapa  de  aluminio,    relleno de sustrato.  (05)Canalón aljibe de chapa de aluminio. 

      Figura 10. Detalle constructivo           Figura 11. Vista general 

El soporte para el sustrato posibilita una sustitución y una colocación rápida y fácil de las plantas traídas desde  el  vivero.  Para  ello,  se  plantea  un  sistema  de  placas  rígidas  de  polipropileno  (reciclado  y reciclable) celulares, rellenas con el sustrato y envueltas con un fieltro que lo retenga.   

Dado  su  carácter  industrializado,  es  una  herramienta  óptima  para  la  intervención  en  entornos degradados; con una  instalación poco agresiva funciona como una capa más del cerramiento, siempre que éste posibilite el cuelgue del panel y las guías. También es aplicable a particiones móviles exteriores e interiores y, con leves modificaciones, el sistema es válido para jardines y espacios públicos. Además, su colocación es posible en superficies horizontales, tales como lucernarios y cubiertas móviles, siendo de mayor repercusión los efectos de la obstrucción solar. 

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Demanda en refrigeración sin panel 

Demanda en refrigeración con panel

Figura 12.  Simulación  en  régimen  transitorio de  la  contraventana deslizante  vegetada  en un módulo experimental. Comparación entre la demanda de refrigeración.                                

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PONENCIAS 

4. CASOS DE ESTUDIO: DOS BARRIOS DE MADRID 

Como en  la mayoría de  las grandes  ciudades, en Madrid es  inmediato  identificar,  tanto en el  centro histórico  como  en  el  extrarradio,  entornos  degradados  que  presentan  un  gran  potencial  para  su rehabilitación, bien por presentar un peor estado de conservación o bien por  la  iniciativa social que  la demanda. Se estudian a modo de ejemplo dos fragmentos de la ciudad de Madrid: Lavapiés como caso de  optimización  energética  en  el  centro  histórico,  y  Vallecas  como  caso  de  zona  excluida tradicionalmente de actuaciones de rehabilitación. 

Lavapiés 

Lavapiés  fue  desarrollado  en  su  origen  como  arrabal  extramuros  y  ocupa  en  la  actualidad  una  zona céntrica de la ciudad, formando parte del casco antiguo madrileño. Su extensión es de 34.5 hectáreas y engloba unas 11878 viviendas. Se caracteriza por una trama urbana densa e irregular, formada por una red de vías estrechas  (de 6 a 12 m), pequeñas parcelas y escaso espacio público. Su  tejido urbano se complica aún más por la presencia de pendientes pronunciadas en orientación N‐S. La ocupación de las parcelas varía arbitrariamente en altura y superficie, produciendo una amplia variedad de situaciones urbanas  como  retranqueos, medianeras  o  plazuelas,  junto  a  un  elevado  número  de  infraviviendas  y edificios deteriorados, ya que gran parte del caserío fue construido antes del siglo XX (45.40%) (11). 

En 1997, este barrio  fue declarado como “Área de  rehabilitación preferente”. Lavapiés era quizás, de todas  las áreas del  centro urbano de  la  capital,  la que mejor  se  correspondía  con  la  imagen de  zona urbana  degradada.  La  rehabilitación  del  barrio  se  planteó  entonces  como  una  tarea  absolutamente urgente  y  necesaria.  Una  tarea  cuyo  objeto  se  definía  ambiciosamente  como  la  centralización  de Lavapiés. Algunos de los objetivos prioritarios de este plan eran: recuperar la vitalidad del barrio, evitar la expulsión de  la población  tradicional, mantener  y mejorar  los equipamientos,  recuperar  la  calidad ambiental de la zona, enriquecer su imagen urbana, reducir las situaciones de marginalidad existentes… 

Socialmente  el  barrio  se  caracteriza  por  sus  asociaciones  vecinales  históricas    y  la multiculturalidad, donde  la población extranjera  triplica  la  tasa media de Madrid  (32.53%  frente al 16.90%). Varios han sido  los movimientos  sociales  y  vecinales de ocupación  reclamando  espacios públicos  confortables  y donde  se pudieran desarrollar actividades  lúdicas,  culturales, educativas  y ambientales. Medidas que ayudasen a la interacción y, por tanto, a la mejor comprensión de los vecinos con los que se comparte barrio, pero con los que generalmente no se convive. 

En  cambio  las  plazas públicas  de  Lavapiés,  que  habían  funcionado  históricamente  como  espacios de relación  vecinal,  han  perdido  su  carácter  estancial  espontáneo.  Comercialización  y  endurecimiento definen  los nuevos espacios y modelos de  relación.  Los espacios públicos han  sido  transformados de estanciales a representativos, comerciales y de tránsito. 

El grupo “Operarios del Espacio Público” detectó la falta de un espacio verde en Lavapiés y consiguió la cesión municipal (Expediente Autorización De Ocupación 7119/2009/16364) del solar en la calle Doctor Fourquet 24, para  su  transformación  en un  jardín  compartido, un huerto, una  zona de deportes, un teatro, zonas verdes con senderos y zonas de descanso. 

Existe  por  tanto  una  demanda  real  de  espacios  públicos‐comunes  ligados  a  actividades  sociales  que devuelvan  la  conexión  con  la  naturaleza,  recuperen  el  contacto  con  la  tierra  e  interactúen  de  otra manera con el entorno. 

Por  ello  se  toma  como  foco  o  punto  de  partida  para  el  ejemplo  de  la  rehabilitación  la  parcela anteriormente citada, estudiando en profundidad las distintas posibilidades adaptadas a este barrio y el potencial  de mejora  en  calidad  ambiental  que  supone  (Figura  13).  Doctor  Fourquet  24  puede  ser considerado  el  espacio  educacional  y  modelo  de  esta  necesidad  urbana  regeneradora,  siendo  un 

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ejemplo  de  cooperación  y  convivencia  social  en  actividades  comunes,  huertos  urbanos,  áreas  de descanso y senderos o realización de compost. 

        

Figura 13. Ejemplo de intervención en el barrio Lavapiés. 

Como  criterios  de  actuación  se  plantea  tapizar  con  fachadas  vegetales  opacas  la  gran  cantidad  de medianeras vistas, así como sustituir las contraventanas convencionales por deslizantes vegetales donde no existan  salientes. En aquellas  tipologías de balcón que  se encuentran en  fachada  sur  (orientación óptima para captación, debido a que los valores de irradiancia en invierno son mayores) se transforman en pequeños invernaderos acumuladores de energía. Las calles estrechas sin posibilidades de vegetación arbórea  incorporan  superficies  verdes  verticales.  Se  han  detectado  numerosas  cubiertas  planas aprovechables como sumideros de contaminación y nuevos espacios comunes. (Figura 14) 

Figura 14. Área de estudio de aplicación de estrategias en Lavapiés. 

Vallecas 

Al sureste de Madrid, el distrito Villa de Vallecas presenta el menor porcentaje de suelo dedicado a zona verde de toda la ciudad, el 1% de la superficie total frente a una media del 43.20%. El casco histórico de Vallecas es el barrio con una mayor densidad de edificación, presentando una trama urbana consolidada 

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compacta  y  compleja.  Su  densidad  y  diversidad  hacen  de  él  una  zona  cuya  transformación  es potencialmente sostenible mediante actuaciones puntuales. La mayoría de los edificios de viviendas han sido construidos después de 1950 (97.93%), por lo que no presentan un deterioro tan notable como en el caso de Lavapiés, pero el desarrollo entre los años 70 y 80 ha generado un espacio urbano deficiente en  cantidad  y  calidad.  Es  evidente  la  pertinencia  de  la mejora  de  la  eficiencia  energética  de  sus construcciones.  

El  barrio  tiene  profundas  carencias  de  vegetación  como  se  ha  mencionado  anteriormente.  La integración de la misma se ve limitada por las dimensiones de las calles, que son estrechas y de tráfico moderado, en las que colocar árboles de alineación afectaría a  la circulación peatonal, y en  las que no existen espacios de esponjamiento  intercalados en el  tejido. Reflejo de esta  situación  son  los planes municipales  propuestos,  como  el  Plan  de  Acción  hacia  el  Desarrollo  Sostenible  de  2005  (12), consensuado con  las asociaciones vecinales, en el que se priorizan  las acciones de mejora ambiental y docente  orientadas  a  la  re‐naturalización  del  barrio.  El  casco  histórico  de  Vallecas  cuenta  con asociaciones  vecinales  muy  activas,  que  han  propuesto  desde  la  FRAVM  (Federación  Regional  de Asociaciones Vecinales de Madrid) un programa de puntos de  recuperación  y  conservación de  áreas naturales al Ayuntamiento de Madrid para el Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad de 2010. Dichas aspiraciones vecinales comprenden, entre otras, la realización de pasillos verdes de conexión, la recuperación de jardines destruidos o la dedicación de suelo a huertos urbanos con fines didácticos.  

Con el ensanche de  la Villa de Vallecas diseñado en  la década de  los 90, situado a pocos metros de  la zona escogida para el análisis, pueden apreciarse notables diferencias. Este nuevo ensanche es ejemplo de urbanización poco  compacta  y mono‐funcional.  La baja densidad  edificatoria hace que  el  espacio público, de dimensiones desproporcionadas y sin vegetación, sea un espacio carente de atracción para el  vecindario.  En  2006,  la  EMVS  (Empresa Municipal  de  Vivienda  y  Suelo)  se  propone  acondicionar bioclimáticamente el bulevar principal del ensanche (Eco‐bulevar o Bulevar de la Naturaleza), para tratar de  compensar  esta  falta  de  actividad  y  atracción.  El  equipo  de  Ecosistema  Urbano  propone  la construcción  de  tres  árboles  bioclimáticos  que  funcionan  como  dinamizadores  sociales,  siendo conscientes  desde  el  principio  que  el  mejor  acondicionamiento  para  el  espacio  público  sería  una arbolado  suficientemente  denso,  y  tomando  esta medida  como  una  actuación  de  “urgencia”.  Tras ofrecer un espacio  con dimensiones  apropiadas para propiciar el encuentro  y  las  relaciones  sociales, aportar  vegetación,  crear  pequeños  microclimas,  fomentar  el  desarrollo  sostenible  y  las  energías renovables en el Eco‐bulevar, queda patente que  la sociedad responde de manera positiva hacia este camino.  

Partiendo de esta base, se extrapolan esas  inquietudes demostradas de  interés social para proponer y reproducir  otros  focos  en  espacios  colindantes,  utilizando  la  vegetación  como  herramienta rehabilitadora. (Figura 15) 

            

Figura 15. Ejemplo de intervención en el barrio de Vallecas. 

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Del  análisis  de  las  tipologías  existentes,  se  encuentran  edificaciones  constructiva  y  estructuralmente sanas,  con  carencias  en  las  envolventes  (intervenciones  sencillas  como  protecciones  solares  no  son consideradas)  que  son  mejoradas  optimizando  su  comportamiento  energético.  El  urbanismo heterogéneo  y  semi‐espontáneo de  los  años  50 muestra  construcciones  de planta  baja  y medianera vista  sin  protección  adecuada,  desestabilizando  flujos  de  calor  en  el  edificio,  que  pueden  ser solucionadas a través de  los sistemas vegetados verticales. Numerosas azoteas en desuso y asfaltadas pueden  transformarse  cubiertas  aljibes  prevegetadas.  La  orientación  de  las  calles  N‐S  permite  la incorporación  de  fachada  translúcida  para  obtener  ganancias  energéticas  en  invierno.  La  protección móvil  se  aplica  independientemente  de  la  orientación  (a  excepción  de  la  norte), modificándose  la elección de las especies vegetales. (Figura 16) 

Figura 16. Área de estudio de aplicación de estrategias en Vallecas. 

5. CONCLUSIONES 

Las estrategias mencionadas son soluciones constructivas aplicables en tramas urbanas consolidadas y compactas, que funcionan como  instrumentos para  incrementar  las superficies verdes en  las ciudades posibilitando envolventes que promueven el ahorro energético respondiendo a condiciones ambientales específicas.  

Además de  actuar  como un material de  construcción,  la  incorporación de elementos  vegetales en  la envolvente  ofrece  una  respuesta  térmica  variable  según  las  condiciones  climáticas  exteriores. Constituye en conjunto un sistema clave en  la optimización de  las cualidades de confort y  reduce  las necesidades  de  acondicionamiento  interior.  En  los  casos  citados  se  produciría  un  ahorro  energético aproximado en un  rango de 15‐20%.   Al mismo  tiempo actúan como elementos bioclimáticos pasivos que mejoran el microclima urbano y que disminuyen el efecto invernadero de las ciudades. 

En comparación con sistemas tradicionales requieren mayor mantenimiento, sin embargo son medidas de  rehabilitación  eficientes  para  intervenir  sobre  el  parque  edificado,  debido  a  su  carácter industrializado,   modular  y  a  su  facilidad de  puesta  en obra, montaje  y  sustitución  en  caso  que  sea necesario. La vegetación absorbe y refleja parte de la radiación solar, sin recalentar el aire que la rodea, ya que tiene la propiedad de mantenerse siempre a temperaturas cercanas al ambiente, a diferencia de los materiales constructivos habituales.   

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Mediante  estas  estrategias  se  satisface  la  demanda  de  espacios  verdes  en  zonas  ya  construidas, mejorando la calidad de vida de los ciudadanos al vincularlos con la naturaleza y prolongando la vida útil de los edificios mediante verdaderos sumideros de CO2. 

AGRADECIMIENTOS 

Este  trabajo  ha  sido  financiado  por  el Ministerio  de  Ciencia  e  Innovación  en  el marco  del  Proyecto Científico,  Tecnológico  Singular  de  Carácter  Estratégico  INVISO.  Se  agradece  la  colaboración  de   Intemper Española S.A, Almudena Miguel Borque, Lorenzo Olivieri y PROSOJARD S.L por sus importantes contribuciones. 

REFERENCIAS 

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