una taza de cafÉ - activated

16
UNA TAZA DE CAFÉ Lo primero es lo primero Strawberry Fields Forever Mi búsqueda de paz Refugio A salvo CAMBIA TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA

Upload: others

Post on 09-Jul-2022

4 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

UNA TAZA DE CAFÉLo primero es lo primero

Strawberry Fields ForeverMi búsqueda de paz

RefugioA salvo

C AMB I A TU MUNDO C AMB I ANDO TU V I DA

Page 2: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

1. 2 Pedro 3:8

2. Mateo 6:26

3. Mateo 6:28

4. Mateo 6:34

Si deseas información sobre Conéctate oestás interesado en otras publicacionesde carácter inspirativo, visita nuestro sitioweb o comunícate con uno de nuestrosdistribuidores, cuyos datos de contactoaparecen más abajo.

www.activated.org/es/www.audioconectate.org

México:Conéctate A.C.E-mail: [email protected]: (01-800) 714 4790 (nº gratuito)

+52 (81) 8123 0605

España:ConéctateApdo.62628080 Madrid(34) 658 64 09 48

Estados Unidos:Activated MinistriesPO Box 462805Escondido, CA 92046–2805E-mail: [email protected]: 1-877-862-3228 (nº gratuito)

Director Gabriel García V.Diseño Gentian SuçiProducción Samuel Keating

© Activated, 2016

Es propiedad. Impreso en China.A menos que se indique otra cosa, los versículos citados provienen de la versión RV, revisión de 1960, © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizados con permiso.

Año 17, número 10

A N U E S T RO S A M IG O SL a dr i l l o a l a dr i l l o

Para mí, una de las cuestiones más enigmáticas —por no decir casi impenetrable— es qué representa el tiempo para Dios.

La Biblia intenta ofrecernos la perspectiva divina. «No ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años —explica—, y mil años como un día»1. Por contraste, nuestra relación con el tiempo parece ser

mucho más simple, aunque la verdad es que todavía distamos mucho de tenerlo descifrado.

De niños, los cumpleaños tenían para nosotros una importancia trascendental. Nos hacían una inmensa ilusión. Contábamos los días con gran expectativa. Muchas veces nuestro aniversario y la Navidad eran las fechas más emocionantes y anheladas del año. A esa edad menuda, sin embargo, no captábamos que en realidad los progresos cotidianos, las cosas que aprendíamos día a día, eran mucho más fundamentales. Esos pequeños hechos acumulativos tenían mucha mayor incidencia en nuestra formación.

Dios no dispuso que nuestra vida saltara a toda velocidad de un momento transcendental a otro. Es más, la mayoría no pasamos por experiencias transfor-madoras con mucha frecuencia. El carácter y la calidad de la vida se forjan en los pequeños instantes. Cada día agregamos una hilera de ladrillos al edificio de nuestra vida.

Desgraciadamente, a los seres humanos nos resulta muy natural caer en rutinas y procedimientos mecánicos. Así las cosas, no prestamos atención a los pequeños momentos por considerarlos insignificantes, cuando en realidad son ellos los áto-mos de nuestra vida, los que labran nuestro futuro y moldean nuestras relaciones.

El concepto de conciencia plena está cada día más en boga, pues la gente va entendiendo la importancia de vivir más plenamente cada momento, prestar mayor atención, hacer pocas cosas al mismo tiempo, pero hacerlas bien. En suma, vivir el momento.

Si centramos nuestra atención en el día de hoy, elegiremos con cuidado los ladrillos y los colocaremos estratégicamente, partiendo por reservarle un espacio a nuestro Padre. «Mirad las aves del cielo»2, dijo Jesús. «Considerad los lirios del campo»3, insistió. «No os afanéis por el día de mañana»4. Habría podido añadir: «Vive el momento».

Gabriel García V.Director

2

Page 3: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

Me he dado cuenta de que los días que inicio con Dios son los mejores. Él es como una buena taza de café: aspiro profundamente el aroma, paladeo su sabor, disfruto del calorcito que me da en una fría mañana y me rindo ante sus bondades, que me proporcionan estímulo para emprender la jornada. Es algo que me motiva a levantarme por la mañana, y su grato recuerdo me acompaña luego el resto del día.

Cuando empiezo el día con Dios, tengo la seguridad de que Él está conmigo, de que está de mi parte, escucha mis oraciones y las responderá. Es fantástico tener esa tranquilidad. Parecido a cuando mi marido me dice:

La quietud de la mañana —antes que el ajetreo cotidiano nos inunde la mente— es ideal para escuchar los susurros de Dios al oído de nuestra alma. A Él le encanta escucharnos cuando rezamos, pero también le gusta comunicarnos respuestas. Puede darnos sabiduría, inspira-ción, ideas y hasta paz. Si tenemos necesidad de algún consejo práctico, de una mejor perspectiva sobre algún asunto espiritual o simplemente de paz interior, vale la pena que nos tomemos un rato para buscarlo, escucharlo y llegar a conocerlo mejor.

M ar esha Voor n es docente especializada en educación en el hogar y dedica parte de su tiempo a la sanación de mente/cuer po/espír itu. ■

UNA TAZA DE CAFÉ

—Llámame si surge alguna cosa o necesitas algo. Estaré deseando que llegue la noche para volver a verte. Te quiero.

Cuando Dios promete pasar el día conmigo y ayudarme con cualquier cosa que se presente, sé que cumplirá lo que me ha dicho. Es un verdadero caballero, y no puede faltar a Su Palabra. Dice: «Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan»1, y: «Mi presencia irá contigo, y te daré descanso»2.

Cuando lo busco a primera hora, Su presencia luego tiende a perma-necer conmigo el resto del día, y soy más consciente de Su cercanía y de Su capacidad de guiar mis pensamientos y acciones para que sean lo más pro-vechosos posibles. Una vez establecida la conexión es más fácil tenerlo presente a lo largo de la jornada.

Pasar ratos con Dios es la clave de

nuestra fortaleza y éxito en todos los aspectos de la vida.

Nunca trates de hacerlo encajar en tu horario; haz más bien que

tu horario gire en torno a Él. Joyce Meyer (n. 1943)

1. Proverbios 8:17

2. Éxodo 33:14

Maresha Voorn

3

Page 4: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

intempestivamente. Bajé la venta-nilla y le espeté un airado regaño al conductor. «¿Y mis virtudes cristia-nas —pensé—, qué fue de ellas?» La verdad es que aquel día no me sentía dueña de ninguna virtud. Todo había empezado con mal pie.

Atrapada en aquel mar de automó-viles, me puse a reflexionar sobre mis costumbres matutinas de las últimas semanas. Me di cuenta de que había prescindido de mis habituales ratos con Dios, a consecuencia de una mayor carga de trabajo y una agenda cada vez más apretada. Parecía que desde entonces estaba más irritable e impaciente. Ahí mismo, mientras el tráfico poco a poco se iba despe-jando, me comprometí a retomar mis ratos matinales de devoción.

al llegar a casa. Salí del parking con los nervios de punta.

Tenía la intención de adelantarme a la hora punta; pero al ingresar a la arteria principal noté consternada que ya había mucho tráfico. Eso quería decir que llegaría tarde a una importante reunión. Tamborileé con impaciencia sobre el volante. Los autos circulaban a paso de tortuga por la congestionada calle de dos carriles.

Estaba irritada por el choque del estacionamiento. Una y otra vez lo revivía en mi mente y me preguntaba cómo es que no había visto la camioneta aparcada. El día apenas empezaba, y ya se me había hecho un nudo en el estómago. Una minivan me cerró el paso

Primera eSCeNa

El crujido de metal contra metal hizo que me diera un vuelco el cora-zón. Tenía prisa. Iba saliendo de mi plaza de estacionamiento en marcha atrás y, si bien miré rápidamente la ubicación de los demás automóviles, no caí en la cuenta de que había una camioneta aparcada en un espacio poco común.

Salí rápidamente del auto para evaluar los daños. Mi pobre para-choques estaba agrietado y hendido, y la camioneta había perdido una de las luces traseras. Tomé un papel, garabateé una breve disculpa y mi número de teléfono y lo coloqué bajo el limpiaparabrisas del otro vehículo. Tendría que lidiar con ese incidente

DOS ESCENAS DE MI VIDA

Iris Richard

4

Page 5: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

SeguNda eSCeNa

El programa de la semana siguiente estaba bien lleno. Un breve repaso a mi agenda me mostró que no podía dedicar mucho tiempo a nada que no fuera estrictamente trabajo. Sin duda que para lidiar con aquella carga necesitaría una cuota extra de aguante y paciencia. Debía formular un plan.

Opté por despertarme media hora antes y dejé en la sala varios textos devocionales, junto con una libreta y un bolígrafo, para hacer contacto con Dios a primera hora de la mañana. Bien sabía que despertarme más temprano supondría un sacrifi-cio. Aunque cada minuto de sueño es para mí un bien muy preciado, estaba decidida a probar lo que me había comprometido a hacer.

Al otro día, cuando sonó el desper-tador, me las apañé para levantarme

y caminar medio sonámbula hasta la sala, donde me arrellané en un rincón del sofá. Fuera todavía estaba oscuro, pero el nítido canto de los pajarillos anunciaba que pronto aclararía. Sus trinos sonaban a alabanzas a Dios, y me motivaron a iniciar también yo el día recordando los muchos favores que Él me concede.

Al colarse por la ventana los primeros rayos tenues de sol, me sentí más despierta y tomé un libro devocional para leer el pasaje del día. El texto me inspiró. Parecía hecho a la medida de mi recargada agenda, por lo que copié un párrafo en mi libreta. Luego le encomendé al Señor cada ítem de mi lista de tareas pendientes y estuve un rato meditando sobre las oraciones que Él había respondido la semana anterior. Al cabo de media hora me sentía renovada y presta para hacer frente a lo que el día me deparara.

Desde que empecé a pasar esas medias horas con Dios, no es que haya tenido éxito en mi trabajo porque han quedado eliminados todos los problemas, contratiempos e inconvenientes: lo que ha cambiado han sido mis reacciones ante ellos. Eso contribuye a suavizar los reveses, no me pongo tan nerviosa, y estoy segura de que me he vuelto más agradable. He recuperado el hábito de pasar un rato con Dios en la mañana. Esa primera cita del día me da las fuerzas para capear los temporales de la vida, mantener la calma, pensar con mayor lucidez y procesar de manera más beneficiosa las situaciones que se presentan.

Ir is R ichar d es consejer a. Vive en K enia, donde ha participado activa mente en labor es comunitar ias y de voluntar iado desde 1995. ■

Los que esperan en el Señor tendrán nuevas

fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán

y no se cansarán, cami-narán y no se fatigarán.

Isaías 40:31 (rvr 95)

5

Page 6: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

La ESTRELLITA BL NC

1. Salmo 19:1–3 (ntv)

2. 1 Timoteo 6:17 (nvi)

Tal vez por mi obstinación subconsciente por descubrir la magia de la naturaleza a pesar de aquellos elementos desagradables, al darme la vuelta me detuve y levanté la vista hacia el cielo, que estaba absolu-tamente negro. En una noche tan nublada no esperaba divisar ninguna estrella; pero sorpresivamente vi una estrellita blanca que titilaba. Era la única visible y brillaba con fuerza, como si se alegrara de que final-mente le hubiera prestado atención. De golpe me di cuenta de las pocas veces que me pongo a contemplar el cielo. ¿Por qué no lo hacía todos los días? ¿Por qué no me dejaba arreba-tar por su reconfortante belleza? ¿Por qué no le daba la oportunidad de hacerme pensar en Aquel que lo creó y me creó a mí también?

Mientras admiraba aquella estrellita blanca, recordé los primeros versos del Salmo 19, que memoricé de niña: «Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento despliega la destreza de Sus manos. Día tras día no cesan de hablar; noche tras noche lo dan a conocer. Hablan sin sonidos ni palabras; su voz jamás se oye»1. Quizás a su manera los cielos cuentan el amor

de nuestro Dios, que «nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos»2, nos escribe cartas de amor con la multicolor tinta de los arcoiris, amaneceres y puestas de sol, y nos hace guiños por medio de estrellitas blancas.

Le eché un último vistazo antes de volver a casa. Era la única luz en aquella monótona oscuridad. Poco importaba que las demás estrellas estuvieran opacadas por la conta-minación y las nubes, o que en otra noche mi estrella también pudiera quedar oculta; podía tener la certeza de que siempre están ahí arriba. «Lo mismo sucede con el amor de Dios», cavilé. Es constante y vibrante, aun cuando parezca estar velado por nuestras dudas y conflictos. Nada puede apagarlo; siempre está ahí, a la espera del momento de atravesar la neblina y arrojar luz sobre nuestra vida. Ahora entiendo por qué la naturaleza calma los nervios: con sus prodigios nos habla en susurros de nuestro más fiel Amante y Su amor eterno.

Elsa Sichrovsk y es per iodista independiente. Vive con su fa milia en Taiwán. ■

Llegaba a su fin otra jornada ajetreada y extenuante. La frustración y la fatiga me pesaban. Eran el resultado de una combina-ción de factores como mis problemas con mi veleidoso ordenador, el cielo gris, la llovizna, los vientos helados, la exasperación por haber quemado el pollo que preparaba para cenar y una docena más de incidentes fastidiosos.

Luego de comer el pollo que-mado, salí y me dirigí a un parque cercano. Mi mamá suele decir que «la naturaleza calma los nervios mejor que nada». Decidí poner a prueba su consejo.

Deambulé por el parque con la tenue esperanza de que algo obrara en mí como por arte de magia. Con el zapato aplasté una cajetilla de cigarrillos que alguien había tirado. Me fijé en unas flores marchitas y cabizbajas que había en una maceta. Un poco más adelante un niño pequeño lloraba mientras su madre empujaba su carrito. Detrás de mí, una pareja de mediana edad discutía. Con un suspiro de decepción me dispuse a volver a casa.

Elsa Sichrovsky

6

Page 7: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

La decisión de un niñoCorría el año 1996. Acabábamos de renunciar a la seguridad de la vida en Italia para irnos a la Croacia de la posguerra, todavía convulsionada e inestable. Fuimos a parar a un apartamento grande en las afueras de Rijeka.

Nuestros vecinos eran un colectivo variopinto de refugiados, viudas y ancianos que se dedicaban a criar nietos cuyos padres habían muerto o emigrado en busca de trabajo. Todos habían pasado por experiencias trau-máticas durante el trágico conflicto que había terminado poco antes.

Iván residía en el piso inferior al nuestro. Tenía un ojo parchado, no oía bien y encima sufría de agudísimos dolores de cabeza por un fragmento de metralla que se le había alojado en el cerebro y que los médicos no habían podido extraerle.

Tenía esposa y dos hijas, pero evidentemente le costaba adaptarse a la vida familiar. Ya no era el tipo fornido y sonriente que aparecía en las fotos de la sala de estar de su casa, sino un soldado destrozado que sufría de trastorno por estrés postraumático (TEPT) y se pasaba la mayor parte del tiempo cuidando de sus hijas o abstraído mirando el horizonte.

Mi hijo menor, Jeff, que por entonces contaba 5 años, le tenía un poco de miedo. Yo misma no sabía qué pensar de él. Me daba cuenta de que en realidad nunca había hablado con él, por una parte a causa de los limitados

conocimientos de croata que tenía en esa época, pero también porque no sabía lidiar con un sufrimiento tan patente.

Un día le expliqué a Jeff las dificultades de nuestro pobre vecino y por qué lucía un parche en un ojo. Le enseñé a decir: «Molim za vas», que en croata significa: «Estoy orando por ti», y le propuse que se lo dijera a Iván la próxima vez que lo viéramos.

Nunca olvidaré nuestro siguiente encuentro con él. Aquel hombre de aspecto fiero se inclinó para escuchar las palabras que un pequeñuelo de cinco años le susurraba al oído. Luego se enderezó, y alcancé a ver las lágrimas que le rodaban por las mejillas mientras respondía quedamente:

—Gracias.A partir de aquel momento Iván y Jeff se hicieron bue-

nos amigos. Lo visitábamos con frecuencia para cantar, leer la Palabra de Dios y simplemente hacerle compañía.

Poco después Iván pasó a mejor vida. Había batallado con muchos trastornos físicos y con el desaliento, pero en los últimos años encontró solaz y consuelo en Jesús.

Jeff es ahora un hombre hecho y derecho y padre de familia; pero yo todavía recuerdo con cariño el día en que mi pequeño decidió trocar temor por amor.

A nna Per lini es cofundador a de Per un Mondo Miglior e1, organización humanitar ia que desde 1995 lleva a cabo labor es en los Balcanes. ■1. http://www.perunmondomigliore.org

Anna Perlini

7

Page 8: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

Se dice que la vida depende de cuatro importantes decisiones que nos llevan a ser quienes somos: la carrera que elegimos, la persona con quien nos casamos, las amistades que cultivamos y las creencias que abrazamos. Yo diría que las creencias que uno adopta es la decisión más importante de las cuatro, puesto que tiene gran incidencia en las otras tres.

Probablemente cada uno de nosotros recuerda un momento trascendental que determinó sus creencias. Esas experiencias forman parte de lo que se conoce como nuestro testimonio, y no hay nada más elocuente que el relato de lo que nos sucedió a nosotros. Al oírlo, nuestro interlocutor se da cuenta de que lo mismo podría darle resultado

también a él. El apóstol Pablo contó sus experiencias en el capítulo 22 de Hechos. A lo mejor tu historia aún está tomando forma. Esta es la mía:

Tenía 19 años cuando pasé un verano en una granja abandonada que poseía mi familia en los bosques de Pensilvania, EE. UU. Ya casi ni se podía llamar granja. Lo único que quedaba era el armazón de algunas construcciones. Cuarenta años antes había sido una finca de mucho movimiento donde se criaron mi padre y sus seis hermanos. Pero un tractor de una explotación minera a cielo abierto rompió una tubería de combustible, que se prendió fuego y redujo la casa a cenizas. La casa nunca se reconstruyó, y la propiedad pronto volvió a su estado natural de bosque. Aquel lugar, lejos de todo y

de todos, era perfecto para planear mi futuro sin ninguna distracción. Los 19 años pueden ser una edad decisiva, en que muchos se enfrentan a grandes disyuntivas y toman importantes resoluciones. Así fue conmigo.

Mi perro y yo vivimos seis sema-nas en la más austera sencillez. Hacía largas caminatas por el bosque, me bañaba en el río, meditaba y escribía poesía. Mi dieta consistía en fresas silvestres, cereales y soja. Bauticé a aquel lugar Strawberry Fields Forever, en honor a la conocida canción de Los Beatles que idealizaba un mundo eterno y sublime, el cual yo esperaba encontrar en aquel simple paraje natural.

En aquella época probé a expresarme escribiendo en el estilo

STRAWBERRY FIELDS FOREVER

Curtis Peter van Gorder

8

Page 9: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

conocido como flujo de conciencia. Mi fotografía era igualmente confusa. Mis amigos y yo montamos una exhibición artística que deno-minamos Extrañismo. Teníamos la esperanza de iniciar un nuevo movi-miento artístico. Tuvo corta vida. A la mañana siguiente encontramos nuestra exhibición en la basura. El conserje había pensado que eran cosas para tirar.

En esa etapa de mi vida tomaba LSD y marihuana de forma ocasio-nal. El consumo de esas drogas me estaba descolocando mentalmente. Distorsionaba mi percepción de la realidad. Todo eso en la turbulenta década de los 70, teniendo como telón de fondo la guerra de Vietnam, los disturbios raciales, la lucha por los derechos civiles y los jóvenes de

todo un país buscando respuestas. Yo anhelaba una vida sencilla que me permitiera reconectarme con la naturaleza y ahondar en mis raíces espirituales.

Pensé que quizás encontraría todo eso practicando la arquería zen. Me fascinaban los grandes maestros de ese arte marcial que podían dar en el centro de la diana con una flecha y, con la siguiente, partir la primera en dos mitades. Me esforcé una y otra vez por dar en el blanco, pero me pasaba casi todo el tiempo buscando flechas perdidas. Me imaginé que me tomaría varias vidas adquirir maestría en ese arte. Entonces comprendí por qué la mayoría de los maestros zen eran señores calvos de barba larga: les había tomado toda la vida aprender a disparar con tanta

puntería. Yo, en cambio, tenía prisa por llegar a la iluminación.

Ansiaba tener sentido de perte-nencia y de comunidad, en vez de esa nada celestial que ofrecían algunos credos. Así pues, aunque encontré una medida de paz viviendo más o menos como un ermitaño, me percaté de que la paz que hallaba en la naturaleza era temporal. Debía encontrar una más permanente que me capacitara para hacer frente a las duras realidades del día a día, una paz que no dependiera de las circunstancias, de nadie ni de nada para aquietar las tempestuosas olas de la vida. De cuando en cuando había ido a la iglesia y era creyente de nombre, pero no tenía una comprensión íntima de lo que es el cristianismo ni de cómo practicarlo.

¿Quieres conocer tú también a Jesús? Él te ama y quiere pasar la eternidad contigo. Solo tienes

que invitarlo.

Jesús, te ruego que entres en mi vida y me des paz, alegría y una razón de ser. Perdóname las faltas

que he cometido y ayúdame a permanecer siempre a Tu lado. Amén.

9

Page 10: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

Entonces mi hermana me habló de Jesús. Descubrí que Él era mucho más que una serie de tradiciones o rituales. Era un hombre que había llevado la perfecta vida sencilla. Iba por todas partes haciendo el bien. No solo habló del amor, sino que entregó Su vida por amor. En el contexto de la época, fue un perfecto hippy, sin la lata de las drogas y todas las inhibiciones que yo había tenido. Le pedí que entrara en mi corazón, y aquel día se sembró en mí una semilla que fue creciendo a medida que la regaba con Su Palabra, con la oración y transmitiendo mi fe a otras personas.

Pocos meses después, de vacaciones en Canadá, me adentré caminando en un lago y me corté la planta de un pie en unas rocas afiladas. Mientras trataba de curarme las heridas en la orilla, levanté la mirada al cielo de color turquesa. Como me encontraba a punto de tomar una decisión trascendental, me pregunté si aquel incidente podía tener algún signifi-cado para mí. Le pedí, pues, a Dios que me hablara sobre lo sucedido.

Su respuesta no me vino con palabras audibles, sino por medio de lo que la Biblia llama un «silbo apa-cible y delicado»1. Me dijo: «Lánzate al agua o quédate en la orilla. Si te metes caminando, te cortarás». Supe ahí mismo que eso era una invitación a seguir adelante y tomar una decisión audaz, a hacer lo que me dictaba la razón sin preocuparme por las consecuencias.

Di el salto y resolví consagrar mi vida a servir al Señor de múltiples maneras, en muchos lugares. Y aquí estoy, cuarenta años después, contento con la decisión que tomé. Los Proverbios dicen: «El Señor será tu confianza; Él evitará que tu pie quede atrapado»2. Ciertamente ha cumplido esa promesa en muchos momentos de mi vida.

En Jesús encontré la serenidad que buscaba. No la hallé apartán-dome del mundo, sino estando en el mundo sin ser del mundo. Por supuesto que en ocasiones necesi-tamos tranquilidad y alejarnos de todo. Hasta Jesús tuvo que dejar a la multitud para estar a solas y hablar con Su Padre. Pero nunca olvidemos que todo el mundo anhela esa paz que nosotros hemos encontrado en Jesús, la paz que sobrepasa todo entendimiento3.

En retrospectiva, debo decir que nunca me he arrepentido de la decisión que tomé en ese momento crucial. Jesús es la verdad y el camino que lleva a la vida. Me ha conducido a delicados pastos junto a tranquilas aguas cristalinas de montaña4.

Curtis Peter van Gor der es guionista y mimo5. Vive en A lemania.  ■

1. 1 Reyes 19:12

2. Proverbios 3:26 (RvR 95)

3. v. Filipenses 4:7

4. v. Salmo 23:2

5. http://elixirmime.com

10

Page 11: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

MAGA EN LA COCINAJoyce Suttin

Se me suele oír haciendo ruido con las ollas en la cocina. Doy por-tazos. Hago sonar la loza cuando la guardo. Con gran estruendo coloco la olla de hierro sobre el quemador. Mamá está en la cocina, y todos saben que es mejor quedarse fuera hasta que termine.

Eso sí, termino rapidito. Aprendí hace mucho tiempo que la clave para realizar una tarea que no me hace mucha gracia está en despacharla sin demora. Así que trabajo a toda velocidad, convencida de que no importa meter un poco de bulla para acabar pronto.

Hay veces en que le pongo mucho empeño a la cocina. Planifico para varios días, estudio recetas, hago listas, reúno los ingredientes. Preparo todo lo que puede prepa-rarse con antelación y lo coloco en atractivos recipientes. Pero las comidas de todos los días no son así.

En una noche normal podría ganar un premio por poner la cena en la mesa en tiempo récord. «¡Háganse a un lado, déjenme pasar!»

Como es lógico, causo algunos estropicios. Los platos rotos y los dedos quemados no son infrecuentes. Tampoco los sentimientos heridos.

—¿No puedes esperar un minuto a que termine? —gruño con una sonrisa falsa.

Y lo digo en serio. No me toma más de un minuto si me dejan en paz y se quitan de en medio.

Tengo la cena lista a tiempo. Me queda la cocina limpia. Sirvo alimentos nutritivos. Pero falta algo que requiere atención.

Cuando mis hijos eran pequeños, tenía un tocadiscos y una colección de discos de música clásica en la cocina. Como trabajaba y tenía una familia numerosa a la que debía orga-nizar y dar de comer, siempre estaba

pensando en mil y una cosas. La música clásica me ayudaba a amino-rar la marcha y me elevaba el espíritu mientras preparaba la comida. Sacaba un plato de verduras crudas o una ensalada y, si algún chiquito hambriento se aparecía en la puerta y no podía esperar un minuto más, le decía que tomara unas verduras.

Tal vez debería revaluar mis hábitos de trabajo. Seguramente se me escapan momentos que podría disfrutar mucho. Aunque le cena esté lista unos minutos tarde y la cocina no quede perfecta, debería ir más despacio y gozar de los aromas de la comida mientras se cocina. Quizás hasta debería aceptar algún ofrecimiento de ayuda, y podríamos reír y pasarla bien juntos.

Joyce Suttin es docente y escr itor a. Vive en San A ntonio, EE . UU.  ■

11

Page 12: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

un minuto: Hacer la camaPuede parecer una tontería o algo

intrascendente, pero una vez que tu alcoba se vea más prolija te sentirás mejor. Si eres una persona bastante ordenada, el hecho de que todo esté en su lugar te dará la sensación de que controlas la situación. Y si eres todo lo contrario, tender la cama quizá te sirva para encontrar unas pantuflas que perdiste hace tiempo o un extracto bancario que creías que se había comido el perro.

La Biblia afirma: «Dios no es un Dios de desorden sino de paz»2.

dos minutos: elaborar una lista de tareas para ese día

Una lista de tareas te indica exactamente lo que debes hacer. Así puedes cerciorarte de que te dedicas primero a lo más importante. El ir tachando de la lista las tareas reali-zadas te proporciona un fantástico y bien merecido sentimiento de realización y sirve para no pasar por alto o descuidar las cosas urgentes o que tienen un plazo límite.

El autor de Hebreos escribió: «No sean perezosos; más bien, imiten a quienes por su fe y paciencia heredan las promesas»4.

Plan DE 60 MINUTOS

Tina Kapp

1. Fairlady, abril de 2013

2. 1 Corintios 14:33 (nbd)

3. Proverbios 19:15 (RvR 95)

4. Hebreos 6:12 (nvi)

5. Hechos 17:11 (nvi)

6. Salmo 150:6 (nvi)

7. 1 Corintios 3:16

8. 3 Juan 1:2 (nvi)

9. www.just1thing.com

Quince minutos: desayunarSon múltiples los beneficios

para la salud del desayuno, aunque admito que no a todo el mundo le sienta bien desayunar. Aquí lo principal es tener conciencia de la importancia de la salud, tomar buenas decisiones y no permitir que las circunstancias te dejen sin tiempo para tomar un bocado.

El rey Salomón aconsejó sabia-mente a sus hijos: «La pereza hace caer en profundo sueño y la persona negligente padecerá hambre»3.

Leí un interesante artículo de autoayuda de Anna Rich titulado Take Charge of Your Life in Just One Hour1. Lo que más me llamó la atención fue que daba consejos sencillos, claros y prácticos, cuya aplicación solo exige una hora. A continuación reproduzco los que mejor me han resultado, con algunas adaptaciones mías. Todo se puede hacer en 60 minutos. Algunas de estas pautas quizá no te sirvan, pero ojalá que haya unas cuantas que encajen con tu manera de ser y te ayuden a organizarte.

12

Page 13: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

diez minutos: Leer un capítulo de la Biblia y orar por alguien o por algún acontecimiento

Ponerse en forma espiritualmente es tan importante como mantenerse en buen estado físico. Tómate unos momentos para orar por amigos y familiares que te vengan al pensa-miento, así como por tareas que estés realizando o proyectos que tengas pensado materializar. ¿Te enteraste de alguna tragedia en las noticias? Reza unos minutos por los afectados.

Existen muchos programas excelentes de lectura de la Biblia que te proponen uno o dos capítulos que leer cada día y a la larga sirven para estudiar grandes por-ciones de las Escrituras. Otra idea es leer diariamente un salmo, un proverbio, un capítulo de algún otro libro motivador o una selección de textos devocionales. Hablando de los habitantes de Berea, que eran lectores ejemplares de la Palabra de Dios, Lucas dijo: «Recibieron el mensaje con toda avidez y todos los días examinaban las Escrituras»5.

Treinta minutos: Hacer ejercicio

Buena parte de la vida moderna es sedentaria: siempre que estamos estudiando, haciendo trabajo de escritorio, leyendo, viajando en automóvil o en transporte público, durmiendo, viendo la televisión o sentados frente a una computadora o algún dispositivo. El reto consiste en tratar de regalarnos un mínimo de 30 minutos para dar un paseo o realizar alguna actividad física que nos guste. La Biblia dice que nuestro cuerpo es «templo de Dios»7. Eso significa que es importante velar por nuestra salud y estado físico.

El apóstol Juan lo expresó muy bien: «Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente»8.

2Si incorporas estas prácticas a tus actividades diarias, es muy posible que tengas la agradable sorpresa de sentirte mucho mejor y mucho más en control de la situación. Yo empecé hace poco, y me encanta.

Lo más importante es persistir. Cualquier cosa positiva que hagas, aunque sea apenas por unos minutos cada día, ¡a la larga te reportará beneficios!

¿Qué representa para ti una hora?

Tina K app es bailarina, presen-tador a y escritor a. Vive en Sudáfrica, donde dirige una empresa de entretenimien-to que recauda fondos par a obr as de caridad e iniciativas misioner as. Este artículo es una adaptación de un podcast publicado en Just1Thing9, por-tal cristiano destinado a la for mación de la juventud. ■

dos minutos: Practicar la gratitud

Hay un sinfín de cosas que no valoramos debidamente, como el sentido de la vista, la salud, las opor-tunidades de estudio y trabajo, los amigos, la familia, nuestra vivienda. Dedicar unos minutos diariamente a dar gracias al Señor por lo que nos ha dado nos permite tener una mejor perspectiva de la vida. Una actitud positiva tiene un efecto tremendo: aparte de los innumerables benefi-cios para la salud, puede ayudarnos a aprovechar oportunidades que ni siquiera habríamos considerado de haber estado demasiado preocupa-dos por lo negativo.

El rey David acabó con prácti-camente todas las excusas para no alabar al Señor cuando dijo: «Que todo lo que respira alabe al Señor»6.

13

Page 14: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

A pesar de sus dificultades y discapacidad, no tiene cara de depresión, como si detestara la vida y el mundo que lo rodea. Al contrario, siempre luce una espléndida sonrisa y con tono festivo me dice: «Amigo», aunque no tenga mucho que darle.

Una persona así es grande de verdad. Siento mucho respeto por alguien capaz de afrontar con una sonrisa las penurias de la vida cotidiana y seguir adelante a pesar de los obstáculos. Si todos fuéramos así, el mundo sería más vivible.

A ndr ew M ateyak es inte-gr ante de La Fa milia Inter nacional. Vive en las Filipinas. Sus últimas activi-dades apar ecen en su per fil de Facebook, Activated CDO. ■

Si me pongo a pensar en las personas más admirables que hay en mi mundo, me doy cuenta de que son muchas. Hay grandes personajes del pasado que lograron cosas sobresalientes; mis padres, que me criaron bien; mis profesores; y muchísima gente de buen corazón, de todas partes del mundo, que hace sacrificios para ayudar a los demás.

Una persona que me viene a la cabeza es mi amigo Nilo. Lo conocí en el mercado hace años. Yo andaba por ahí y lo vi arrastrándose. Es que Nilo está lisiado. Yo no llevaba mucho dinero conmigo en ese momento, pero tomé unas cuantas monedas y las deposité en el tazón que él sostenía en la mano. Me miró con una magnífica sonrisa y me dijo:

—Gracias, amigo.

Algo en su modo de expresarse me hizo sentirme bien por dentro.

La siguiente vez que fui al mer-cado me dirigí al mismo sitio para ver si lo encontraba. Apenas hicimos contacto visual, sus ojos volvieron a iluminarse y otra vez se dibujó en su rostro su afable sonrisa.

—¡Hola, amigo! —me dijo en voz alta desde el otro lado de la calle, y agitó sus manos cuando me acerqué.

Hablamos un rato y, desde ese día, cada vez que voy al mercado trato de pasar unos minutos con él.

—¿Qué tiene Nilo que lo diferencia de otras personas que veo sentadas en la calle? —le pregunté a mi mujer.

Nos quedamos cavilando un rato y arribamos a la misma conclusión:

—Su sonrisa.

LA SONRISA DE NILOAndrew Mateyak

La aflicción al corazón prueba,tarde o temprano nos pilla,y es sonrisa elogiable,bella y admirable,la que entre lágrimas brilla. Ella Wheeler Wilcox (1850–1919)

14

Page 15: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

RefugiO—La conclusión —dijo el conferenciante con voz atronadora— es sencilla. Da gracias a Dios por las cosas pequeñas de la vida. No busques millones; agradece los centavos.

El público irrumpió en un aplauso.

El seminario había terminado. Con mi cuaderno lleno de apuntes tomados a toda prisa y dos libros nuevos de autoayuda sobre cómo disfrutar de la vida, salí algo perplejo de la sala de conferencias.

En realidad había sido un buen seminario. Yo, en todo caso, no había oído nada nuevo. El mensaje —disfrutar todos los días de las cosas sencillas— era más viejo que la rueda. Lo que para mí seguía siendo un misterio, aun después del seminario, era cómo hacerlo.

A principios de año mi vida era un desastre. Nuestra cuenta corriente se hallaba casi vacía. y los trastornos de salud se cernían sobre mi familia.

Pronto la aprensión se asentó cómodamente en mis meditaciones cotidianas.

¿Cómo podía sentirme agra-decido por pequeñas bendiciones como una taza de té caliente bajo el sol invernal o el ronroneo del gato sentado en mis piernas cuando no sabía cómo iba a sobrevivir el mes siguiente? No había un solo momento en que las preocupaciones de la vida no me asediaran, pro-vocándome y demostrándome con argumentos lógicos que mi vida era un fracaso y no iba a lograr salir adelante.

Refugio.Oí mentalmente esa palabra

con tanta claridad como si alguien me la hubiera dicho en voz alta. Necesitaba un refugio.

En épocas antiguas, cualquiera podía acogerse a sagrado dentro de los muros de una iglesia o convento. Mientras la persona que buscaba amparo permaneciera dentro de los límites de la iglesia, normalmente se respetaba su derecho a asilo.

Pero ¿cómo se me aplicaba eso a mí?

Yo también estaba en fuga. Mis miedos eran tan reales como los perseguidores de un bribón en tiempos medievales. Era imposible tratar de ocultarme de ellos. Pero hay un lugar de refugio: «El nombre del Señor es torre fuerte. A ella corre el justo y está a salvo»1.

¡A salvo! ¡Qué bella expresión!En la torre fuerte de Jesús hallo

reposo y nuevas energías. Allí puedo conversarlo todo con el Salvador, y Él me indica cómo hacer frente a cada dificultad y temor.

¿Y qué de todos mis problemas? No es que hayan desaparecido.

Después de un rato en el refugio ya no me irritan. No hay nada que Jesús y yo no podamos afrontar juntos. Y lo mejor de todo es que puedo acogerme a sagrado tantas veces como sea preciso.

Koos Stenger es escr itor independiente. Vive en los Países Bajos. ■1. Proverbios 18:10 (nblh)

En brazos de Jesús,bajo Su tierna faz,encontraré la dicha,y mi alma tendrá paz. Fanny Crosby, 1868

Koos Stenger

15

Page 16: UNA TAZA DE CAFÉ - Activated

EL LugAR SEcREtO Veo tu lucha y oigo tus pedidos de auxilio. Cuando te parece que estás completamente a solas, Yo sigo a tu lado. Siento tu angustia y aguardo a que acudas a Mí en oración. Entra, pues, en Mi santuario, en ese lugar secreto que podemos compartir tú y Yo. Allí puedo disipar tu ansiedad, tu inquietud y tu confusión, restaurar tu sentido de propósito e infundirte fuerzas para continuar.

La vida puede ser una lucha, pero no tienes por qué bregar por tu cuenta. En muchas ocasiones he permitido que lleves cargas aparentemente monumentales. Te abaten el espíritu, y no aciertas a entender por qué las permito. No es para reprenderte o castigarte, sino para que te acerques más a Mí. Conozco tu corazón mejor que nadie y te amo entrañablemente.

Las dificultades y obstáculos que permito que haya en tu vida, o te producen amargura, o te depuran, según cómo los tomes. Cuando hayas encontrado la paz que solamente Yo puedo proporcionarte, podré valerme de ti como instrumento de Mi amor para consolar a otras personas.

Muchos sucesos pueden parecer injustos o incluso crueles. Sin embargo, cuando los enfocas desde el prisma de Mi promesa de que todas las cosas redundan en bien para los que me aman1, cobran una significación totalmente nueva. En esa promesa está la clave para sobreponerse a cualquier pesar, hallar alivio de cualquier carga y vencer cualquier temor.

De Jesús, con cariño

1. v. Romanos 8:28