una española en pakistán

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jueves 29 de julio de 2010 EL IBÉRICO www.eliberico.co.uk 8 OPINIÓN En época veraniega, los que nos quedamos siempre en Londres sin poder ir a España pensamos en las grandes tardes de cervezas y char- las interminables al refugio de una buena sombrilla. En mi caso, en la terraza del pueblo de mis padres. Me viene a la memoria, las baja- das a la piscina con la bicicleta, sin ninguna preocupación, para después ir con mis amigos a bus- car ranas en la charca de al lado. Todas las personas que conoces desde que tienes uso de razón es- tán sentadas en los mismos ban- cos, en los mismos portales ju- gando al dominó o al parchís. En los pueblos del verano español, parece detenerse el tiempo. A ve- ces, cambiaría con mucho gusto un par de semanas londinsenses agitadas por unos días en mi pue- blo. Nada que ver un picnic en Hyde Park con aquellas meriendas que preparaba con mis amigos, en las que nos íbamos a la masía de alguno de nosotros a preparar una barbacoa, una chuletada o una torrá, como dirían mis colegas va- lencianos. Aquí en Londres el verano es diferente y los dos meses estiva- les pasan tan rápido que cuando te quieres dar cuenta ya estás de nuevo preparando la ropa de in- vierno. A veces me imagino si habría algún lugar en esta ciudad, en algún barrio, donde pudiéra- mos volver a vivir esas tardes ve- raniegas de España. ¿Se imaginan Trafalgar Square convertido en una improvisada capea, con barre- ras, vaquillas e intrépidos toreros lanzándose al embiste del animal? A mi me vendría genial, pues ya hace varios veranos que no puedo viajar a España para pasar unas buenas vacaciones. Me viene a la mente también una improvisada discomóvil en Covent Garden, con litros de sangría y calimocho, todos vestidos de blanco y con un pañuelo rojo, como si estuviéra- mos en Pamplona o en Teruel, por poner sólo un par de ejemplos. ¿Y qué tal si hiciéramos un encierro de toros, a lo pamplonica, en un recorrido como Regent’s Street? Creo que triunfaría, aunque las consecuencias accidentales serían de grandes dimensiones pues es- tos ingleses poco o nada saben de cómo zafarse del embiste de un as- tado. En Londres tienes millones de cosas para hacer en un fin de semana: hay cines, teatros, mu- sicales, las mejores discotecas... En el pueblo de mis padres por no haber, no hay ni cine. Imagí- nense. Pero siempre encontrába- mos el plan perfecto para pasar un fin de semana divertido: carretera y manta, como diría mi amigo Pichón, “hoy nos vamos a ver el toro embolao de Valdelinares y después nos quedamos de fiesta”. Y así era. Qué veranos. El domin- go nos íbamos a comer al pueblo que organizaba una caldereta para todos sus vecinos y, así, durante todos los días estivales. Hasta que llegaba septiembre y cerrábamos los días de calor con las fiestas en honor a la patrona... Qué veranos. “Una española en Pakistán” Karachi 18 julio 2010 Veranos en España la novia la lleva hacia él. Después llevan leche para los recién casados y esconden el zapato de la novia. El novio tiene que pagar dinero y después tomar el zapato. Una vez terminada la velada, los recién casados salen hacia el coche mientras la familia de la novia pone el Corán encima de la cabeza de ésta para que la proteja durante toda su vida. La tercera celebración se llama Walima. En esta ocasión la familia del novio organiza la ceremonia y aquí ya se da por terminada la boda. La verdad es que me sentí como en un película de “Bollywood” o quizás debería decir “Lollywood” (es la industria de cine autóctona con sede en Lahore, que actualmente produce más de 40 películas al año). ¡Qué bonitos y ele- gantes vestidos llevan las mujeres, llenos de pedrería, color y alegría! Y por supuesto, para ir acorde con la ocasión, decidí comprarme yo también un vestido típico, rojo y negro con to- pos para darle “un toque español”. Y, ¿qué decir de la gastronomía? La cocina pakistaní es semejante a la hindú, pero menos condimentada. Desde mi punto de vista es ex- quisita, bastante picante, eso sí, pero llena de sabor y color, y los postres están deliciosos. Al igual que en la India, se suele tomar una bebida elaborada a base de yogur frío batido con agua llamado lassi, que puede ser dulce o salado. Haber tenido la oportunidad de estar con una familia pakistaní y vivir con ellos el día a día ha sido una experiencia inolvidable. Tengo que decir que, a pesar de que Pakistán vive unos momentos delicados, nunca me he sentido más segura, rodeada por gente que me protegía y que abrieron sus hogares con una hospitalidad desmesurada. Tienen ese lado humano que les caracteriza y lo hacen simplemente porque son así. Me siento conmovida de lo acogida que me he sentido en todo momento y lo que la gente se ha llegado a desvivir por mí. Allá donde iba siempre me hacían las mismas preguntas. Al decir que era española, inmedia- tamente recibía las felicitaciones correspondi- entes por haber ganado el mundial de fútbol y seguidamente añadían que habían oído hablar muy bien de España y de los españoles. Antes de finalizar este artículo quiero pro- fundizar en la importancia que tiene el entender otras culturas y religiones, así como distintos estilos de vida y costumbres, ya que cuando las cosas se ven desde dentro existe una perspec- tiva muy diferente de por qué cada sociedad actúa de la forma que actúa. Desgraciadamente la situación política de este país no es muy bue- na y la gente debe vivir acorde con la situación que hay. Esperemos que, Dios mediante, Pakis- tán y sus gentes vuelvan a ver el resplandor que se merecen como nación. Me encuentro aquí en el “Aeropuerto Interna- cional Jinnah” a punto de regresar a Londres, mi lugar de residencia, y estoy observando a mi alrededor a la vez que pensando lo vivido estos días y todo me parece surrealista, es como si hubiera estado viendo una película las 24 horas o incluso me atrevería a decir que me siento un personaje de la misma. Venir a Karachi y tener la oportunidad de ser partícipe de una boda típica pakistaní ha sido, sin duda, una experiencia muy enriquece- dora. Las bodas aquí duran días y cada día es un nuevo espectáculo. La primera celebración a la que asistí se llama Mehndi. Esta celebración la organizan los familiares de la novia. Tanto los amigos como los familiares de los novios preparan bailes con canciones típicas para las bodas y actúan en el escenario preparado para la ocasión. Estas personas han estado semanas tras semanas ensayando para la boda, es todo un ritual. En esta primera ceremonia, la familia del novio trae aceite, henna y dulces y los pre- senta a los novios, que están sentados en una especie de altar decorado con una elegancia ex- quisita donde los colores que predominan son el amarillo y verde, incluyendo el vestido de la novia. La segunda celebración se llama Shadi y en este caso es la familia del novio quien la orga- niza. El novio se sienta en el altar y la familia de Director Paco de la Coba [email protected] eDitor Beatriz García [email protected] Diseño Edgar Izquierdo [email protected] Marketing Angélique Bergé [email protected] colaboraDores Gema Moral Ximena de la Serna Fernando García Zurro Mónica Romero Sabela García Cuesta Maite Alvite Buigues Ghaleb el Raiss Cordero Natalia López Puertas Elia Jurado PubliciDaD [email protected] Dirección Postal De la Coba Media LTD 6th Floor, International House 223 Regent Street W1B 2QD London teléfono 02073366502 / 07766260231 fax 02075441090 iMPriMe News Fax International (Unit7, Beam Reach Business Park, Consul Avenue, Rainham, RM13 8G) Teléfono +44 (0)20 3006 9000 Los textos de los colaboradores son responsabilidad única y exclusiva de ellos mismos. Algunas fotografías han sido tomadas de sitios web donde no se requerían derechos de autor. EL IBÉRICO El periódico en español de Londres GRATUITO Mónica Romero Camps [email protected] www.spanishexpress.co.uk

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Por Mónica Romero para El Ibérico

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Page 1: Una española en Pakistán

jueves 29 de julio de 2010 EL IBÉRICO

w w w . e l i b e r i c o . c o . u k

8 OPINIÓN

En época veraniega, los que nos quedamos siempre en Londres sin poder ir a España pensamos en las grandes tardes de cervezas y char-las interminables al refugio de una buena sombrilla. En mi caso, en la terraza del pueblo de mis padres. Me viene a la memoria, las baja-das a la piscina con la bicicleta, sin ninguna preocupación, para después ir con mis amigos a bus-car ranas en la charca de al lado. Todas las personas que conoces desde que tienes uso de razón es-tán sentadas en los mismos ban-cos, en los mismos portales ju-gando al dominó o al parchís. En los pueblos del verano español, parece detenerse el tiempo. A ve-ces, cambiaría con mucho gusto un par de semanas londinsenses agitadas por unos días en mi pue-blo. Nada que ver un picnic en Hyde Park con aquellas meriendas que preparaba con mis amigos, en las que nos íbamos a la masía de alguno de nosotros a preparar una barbacoa, una chuletada o una torrá, como dirían mis colegas va-lencianos.Aquí en Londres el verano es diferente y los dos meses estiva-les pasan tan rápido que cuando te quieres dar cuenta ya estás de nuevo preparando la ropa de in-vierno. A veces me imagino si habría algún lugar en esta ciudad, en algún barrio, donde pudiéra-mos volver a vivir esas tardes ve-raniegas de España. ¿Se imaginan Trafalgar Square convertido en una improvisada capea, con barre-

ras, vaquillas e intrépidos toreros lanzándose al embiste del animal?A mi me vendría genial, pues ya hace varios veranos que no puedo viajar a España para pasar unas buenas vacaciones. Me viene a la mente también una improvisada discomóvil en Covent Garden, con litros de sangría y calimocho, todos vestidos de blanco y con un pañuelo rojo, como si estuviéra-mos en Pamplona o en Teruel, por poner sólo un par de ejemplos. ¿Y qué tal si hiciéramos un encierro de toros, a lo pamplonica, en un recorrido como Regent’s Street? Creo que triunfaría, aunque las consecuencias accidentales serían de grandes dimensiones pues es-tos ingleses poco o nada saben de cómo zafarse del embiste de un as-tado. En Londres tienes millones de cosas para hacer en un fin de semana: hay cines, teatros, mu-sicales, las mejores discotecas...En el pueblo de mis padres por no haber, no hay ni cine. Imagí-nense. Pero siempre encontrába-mos el plan perfecto para pasar un fin de semana divertido: carretera y manta, como diría mi amigo Pichón, “hoy nos vamos a ver el toro embolao de Valdelinares y después nos quedamos de fiesta”. Y así era. Qué veranos. El domin-go nos íbamos a comer al pueblo que organizaba una caldereta para todos sus vecinos y, así, durante todos los días estivales. Hasta que llegaba septiembre y cerrábamos los días de calor con las fiestas en honor a la patrona... Qué veranos.

“Una española en Pakistán” Karachi 18 julio 2010

Veranos en España

la novia la lleva hacia él. Después llevan leche para los recién casados y esconden el zapato de la novia. El novio tiene que pagar dinero y después tomar el zapato. Una vez terminada la velada, los recién casados salen hacia el coche mientras la familia de la novia pone el Corán encima de la cabeza de ésta para que la proteja durante toda su vida. La tercera celebración se llama Walima. En esta ocasión la familia del novio organiza la ceremonia y aquí ya se da por terminada la boda. La verdad es que me sentí como en un película de “Bollywood” o quizás debería decir “Lollywood” (es la industria de cine autóctona con sede en Lahore, que actualmente produce más de 40 películas al año). ¡Qué bonitos y ele-gantes vestidos llevan las mujeres, llenos de pedrería, color y alegría! Y por supuesto, para ir acorde con la ocasión, decidí comprarme yo también un vestido típico, rojo y negro con to-pos para darle “un toque español”. Y, ¿qué decir de la gastronomía? La cocina pakistaní es semejante a la hindú, pero menos condimentada. Desde mi punto de vista es ex-quisita, bastante picante, eso sí, pero llena de sabor y color, y los postres están deliciosos. Al igual que en la India, se suele tomar una bebida elaborada a base de yogur frío batido con agua llamado lassi, que puede ser dulce o salado. Haber tenido la oportunidad de estar con una familia pakistaní y vivir con ellos el día a día ha sido una experiencia inolvidable. Tengo que decir que, a pesar de que Pakistán vive unos momentos delicados, nunca me he sentido más segura, rodeada por gente que me protegía y que abrieron sus hogares con una hospitalidad desmesurada. Tienen ese lado humano que les caracteriza y lo hacen simplemente porque son así. Me siento conmovida de lo acogida que me he sentido en todo momento y lo que la gente se ha llegado a desvivir por mí. Allá donde iba siempre me hacían las mismas preguntas. Al decir que era española, inmedia-tamente recibía las felicitaciones correspondi-entes por haber ganado el mundial de fútbol y seguidamente añadían que habían oído hablar muy bien de España y de los españoles. Antes de finalizar este artículo quiero pro-fundizar en la importancia que tiene el entender otras culturas y religiones, así como distintos estilos de vida y costumbres, ya que cuando las cosas se ven desde dentro existe una perspec-tiva muy diferente de por qué cada sociedad actúa de la forma que actúa. Desgraciadamente la situación política de este país no es muy bue-na y la gente debe vivir acorde con la situación que hay. Esperemos que, Dios mediante, Pakis-tán y sus gentes vuelvan a ver el resplandor que se merecen como nación.

Me encuentro aquí en el “Aeropuerto Interna-cional Jinnah” a punto de regresar a Londres, mi lugar de residencia, y estoy observando a mi alrededor a la vez que pensando lo vivido estos días y todo me parece surrealista, es como si hubiera estado viendo una película las 24 horas o incluso me atrevería a decir que me siento un personaje de la misma. Venir a Karachi y tener la oportunidad de ser partícipe de una boda típica pakistaní ha sido, sin duda, una experiencia muy enriquece-dora. Las bodas aquí duran días y cada día es un nuevo espectáculo. La primera celebración a la que asistí se llama Mehndi. Esta celebración la organizan los familiares de la novia. Tanto los amigos como los familiares de los novios preparan bailes con canciones típicas para las bodas y actúan en el escenario preparado para la ocasión. Estas personas han estado semanas tras semanas ensayando para la boda, es todo un ritual. En esta primera ceremonia, la familia del novio trae aceite, henna y dulces y los pre-senta a los novios, que están sentados en una especie de altar decorado con una elegancia ex-quisita donde los colores que predominan son el amarillo y verde, incluyendo el vestido de la novia. La segunda celebración se llama Shadi y en este caso es la familia del novio quien la orga-niza. El novio se sienta en el altar y la familia de

Director Paco de la Coba

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Beatriz Garcí[email protected]

DiseñoEdgar Izquierdo

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Angélique Bergé[email protected]

colaboraDoresGema Moral

Ximena de la SernaFernando García Zurro

Mónica RomeroSabela García CuestaMaite Alvite Buigues

Ghaleb el Raiss Cordero

Natalia López PuertasElia Jurado

[email protected]ón PostalDe la Coba Media LTD6th Floor, International House223 Regent StreetW1B 2QD London teléfono02073366502 / 07766260231 fax 02075441090iMPriMeNews Fax International (Unit7, Beam Reach Business Park,Consul Avenue, Rainham, RM13 8G)Teléfono +44 (0)20 3006 9000Los textos de los colaboradores son responsabilidad única y exclusiva de ellos mismos. Algunas fotografías han sido tomadas de sitios web donde no se requerían derechos de autor.

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