7/31/2019 TRES VERSIONES DE UNA ANCDOTA EN TESTIMONIOS DE LA BATALLA

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TRES VERSIONES DE UNA ANCDOTA EN TESTIMONIOS DE LA BATALLA DEL

CAMPO DE LA ALIANZA

Por: Lic. Luis Chambilla Herrera

La apertura del campo literario, provocada por los postulados de las ltimas teoras

literarias, ha permitido un mayor inters en la produccin y el estudio de la llamada literatura de

no ficcin. Bajo esta denominacin se enmarca el diario (Diario de Ana Frank), la autobiografa

(Las Confesiones de Juan Jacobo Rousseau), el relato testimonial (La noche de Tlatelolco de

Elena Poniatowska), entre otras especies, que tienen por caracterstica esencial el haber sido

escritos desde la realidad subjetiva del autor basndose en hechos realmente sucedidos; es decir,

a travs de dichas narraciones fluyen sentimientos, emociones, prejuicios e ilusiones del

narrador frente a un acto real. A ello debemos agregar la necesidad de hacer creble el relato

mediante el recurso del yo lo vi, yo estuve ah o fulano es testigo que as fue y, adems,

el apelar a los detalles, actitud propia del narrador presencial. Sin embargo, la mayora de las

veces, el relato adquiere una versin diferente segn cada narrador debido a su ausencia en el

momento del hecho. Este vaco es compensado con la reunin de datos de los testigos y usando

los recursos arriba sealados dotndole al relato el rasgo de la veracidad. Dicho fenmeno

podemos observarlo en la ancdota que a continuacin pasamos a analizar.

La ancdota se inserta en testimonios bolivianos que tienen por eje la batalla del Campo

de la Alianza y sucede en el contexto del bombardeo del 22 de mayo, das antes de la batalla. La

ancdota cuenta la cada de una bomba junto a una rabona boliviana y la actitud que sta asume.

En Diario de la campaa, de Jos Ochoa (1899), el relato es escueto pero de intensa

emotividad: Una de las bombas chilenas cae junto a una rabona boliviana, sin estallar. sta,

la levanta y grita: _Viva la Alianza!. El mismo hecho es narrado por Manuel Claros enDiario

de un excombatiente de la guerra del Pacfico (1962) pero le agrega muchsimos detalles y le

cambia la frase final: Una vivandera Lorenza (cochabambina) haba venido a la fila de

combate a vender panes, cigarros, fsforos, etc.(...), cuando la bomba cay al extremo de la

pollera de la mujer, enterrandola con una columna de polvo; esta restregndose los ojos deca

en quichua: Seor tome su medio de cambio. Aade otros detalles sobre la bomba y luego

indica que Apuntaron el nombre de la cochabambina, as como la hora, exigindome que

ponga en mi diario este incidente, es decir, se recurre a los otros para asentar la verdad de lo

ocurrido. Finalmente, Daniel Ballivin, en Los Colorados de Bolivia(1912) lo cuenta as: Larabona del sargento Olaguibel (...) lleg trayndole su almuerzo desde Tacna, terminado el

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almuerzo, la rabona se retiraba, pero, no haba caminado 150 metros, observada por nosotros,

cuando una bomba fue a caer casi a sus talones, levantando una nube de polvo (...). La mujer

se acerc a la bomba que no haba explotado, hizo una sea como dicindonos que eran

inofensivas y sigui al trotecito..Otra vez, en el observada por nosotros, existe la bsqueda

de testigos que certifiquen lo ocurrido; y, a pesar de todo, cada versin es diferente, lo que se

explica slo si aceptamos que quienes narran la ancdota no fueron testigos cercanos del

suceso, sino distantes o quizs slo recogieron lo que otros dijeron. La probabilidad de dos

ocurrencias similares desaparece por ser narradas como nica en el bombardeo, la coincidencia

de no haber explotado sino enterrado en polvo a la rabona y la actitud despectiva de sta frente

a la bomba. Ante estas diferentes versiones, uno se pregunta cuntos de los sucesos, que forman

la historia, pudieron ser mal narrados alterando para siempre la visin que tenemos de traiciones

como la de Daza en la retirada de la Quebrada de Camarones o la lentitud de Leiva en llegar a

Tacna y Arica o los episodios sublimes de nuestros hroes, porque, despus de todo, la historia

es un conjunto de versiones argumentadas de las cules la mas aceptada es considerada

verdadera sin que anule la posibilidad de que aquellas dejadas como falsas algn da sean

consideradas verdaderas.

Bibliografa:

BALLIVIN, Daniel.Los Colorados de Bolivia. Recuerdos de un subteniente.

Imp. Americana. Valparaso. 1912.

CLAROS; Manuel P.Diario de un excombatiente de la guerra del Pacfico.

Diario La Nacin. La Paz. 1962.

OCHOA; Jos Vicente. Diario de la Campaa del Ejrcito Boliviano en la Guerra delPacfico. Librera Econmica. Sucre. 1899.