trashpunk - ramiro sanchiz

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TrashPunk - Ramiro Sanchiz - Ediciones CEC 2012

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.TRAShPUNKRamiro_Sanchiz

-2012Buenos Aires Argentina

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Mis libros (& cuentos) son laberintos intelectuales (conceptuales), & yo mismo estoy metido en un laberinto intelectual en la medida en que intento comprender mi situacin porque la situacin es un laberinto, que conduce a s mismo. Philip K. Dick

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Para Fiorella, mi muchacha punk.

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Lo primero que pens al seguir a Rex hacia el interior del apartamento del viejo fue que todo, las paredes descascaradas y con manchas de humedad, el piso sucio conquistado por tanto polvo y pelusas, los zcalos erosionados, la kippelificacin agobiante del caos de cajas de cartn, montaas de papel fanfold, revistas ochenteras de informtica y especialmente los monitores prehistricos, los gabinetes de PCs sobrevivientes de la era de los 486, 386 e incluso ms viejas (no me hubiese extraado para nada dar con una Commodore 64 o una ZX Spectrum ocultas entre las cucarachas y los platos sucios), una IBM Think Pad y una desktop que pareca bastante ms actualizado, me recordaba un subgnero de ciencia ficcin que haba querido crear all por 1997, o quiz un poco antes, bautizado trashpunk y entendido como la derivacin de la corriente liderada por William Gibson y Bruce Sterling hacia el Tercer Mundo. Se trataba de una especie de micromitologa de hackers y cowboys de consola que deban arreglarse con los materiales a mano, as fuesen un Family Game o un Atari, a la vez que apelaba a la cultura de las drogas, los qumicos de diseo y todas las sustancias psicoactivas imaginables; la realidad virtual, segn haba imaginado y llevado a la prctica apenas en dos cuentos y una novela corta un poco malograda que luego extravi, tena ms de LSD y DMT que de conexiones neuronales a la Neuromante y The Matrix. Mi subgnero no tuvo suerte; o si la tuvo fue de una manera extrasima y casi diez aos despus, cuando Rex golpe aquella puerta de un apartamento del Palacio Salvo y tras el pasen de la voz cachivachera del viejo se inaugur ante mis ojos la viva representacin de lo que haba querido escribir, aunque nunca llegu a pensar un hacker de setenta aos (supongo que su estilo de vida lo haba deteriorado precozmente y que en rigor no pasaba los cincuenta), nariz de borracho y mirada de Lovecraft perdido en su apartamento que daba a la Plaza Independencia y los atardeceres en la baha, con ese color de hoja en un libro de segunda mano o mancha de humedad en una pared descascarada. Para poner algo de orden, o al menos un principio a la historia, debera decir que todo comenz una tarde en que Rex se apareci ante la puerta de mi edificio y llam al portero automtico; yo miraba el apartamento de enfrente con prismticos, en espera de que una de4

mis vecinas, especialmente voluptuosa, se pasease en ropa interior por su sala de estar, como ya haba sucedido, segn Jon, una maana en que yo tena la cabeza puesta en cosas ms urgentes y cercanas. La persiana de tipo celosa estaba dispuesta como medida precaria para evitar ser detectado, y apoyaba los prismticos entre los segmentos de plstico gris; estaba aburrido, pero la espera (por alguna razn supona que la chica aparecera en cualquier momento) me haca imposible volcarme hacia cualquier otra cosa, especialmente intentar escribir. Llevaba ya varios das con ganas de releer El sueo de Tesla, que siempre bueno, no siempre, desde 1996, cuando se public me sirvi de inspiracin, pero no encontraba el momento adecuado o, mejor dicho, encontraba demasiadas excusas. Vecina tetona, por ejemplo. Entonces son el timbre. Atend: aquella irrupcin me liberaba, y escuch la voz de Rex. Baj de inmediato. Ya en el ascensor la trama empez a configurarse. Rex haba visitado a su diseador de drogas, un bioqumico que sintetizaba sustancias por encargo a una reducida lite de drogones mientras acaparaba importantes cantidades de dinero en la preparacin de su exitosa cocana mejorada, distribuida por tres grandes traficantes de la ciudad, del pas y de algunas reas cercanas de Argentina. Rex lo conoci en una fiesta ms o menos un ao atrs. El diseador, segn se contaba por ah, elega a sus contactos especiales con mucho cuidado, lo que siempre me hizo pensar que haba visto en Rex al cliente perfecto dispuesto siempre a probar (y comprar) las sustancias experimentales ofrecidas: Porque, hasta donde siempre supe, ese era el modus operandi de la relacin, algo as como Rex, tengo esta pastilla que segn mis clculos debera hacer tal y cual cosa, la quers?, y luego Rex sala volando de su apartamento con ochenta dlares en los bolsillos, el precio estndar para dos tres como mximo pldoras, una para l y otra para Jon, lo que me dejaba a m como tercera opcin dependiente de la generosidad del designer. La historia de aquella fiesta donde se conocieron es interesante, pero no voy a contarla ahora, porque involucra al gato y la entropa, y es sabido que una correcta exposicin de esa historia requiere al menos cien pginas. S dir que la relacin entre Rex y su bioqumico haba evolucionado con el tiempo hasta algo parecido a la amistad, una amistad bastante friki que tena como lengua nacional un idioma incomprensible del que yo en las contadsimas ocasiones en que haba acompaado a Rex a visitar a su proveedor lograba captar apenas las referencias a juegos de rol o a Star Wars y El Seor de los Anillos,5

bastante frecuentes por cierto. Aquella tarde, en el ascensor, Rex me explic que estaba en una quest, que su designer le haba pedido la noche anterior que le consiguiera cierto reactivo slo ubicable fcilmente, al menos, sin credenciales ni papeleo en el laboratorio de un antiguo amigo-guin-maestro-guin-mentor que tena como base de operaciones un apartamento del Palacio Salvo. Si lograba comprarle doscientos gramos de esa sustancia (para lo cual haba que ganarse primero su confianza) sera merecedor de una droga experimental de efectos increbles, que Rex enumer prolijamente y no vale la pena repetir aqu porque catapultara la red de connotaciones de este relato hacia lugares que no podra manejar ni tengo ganas de intentarlo. Entonces, resumiendo sigui explicndome Rex mientras le preparaba un t, me voy al Salvo, un lugar rarsimo estars de acuerdo, toco timbre, subo por el ascensor, camino por los pasillos un poco perdido y llego finalmente a la puerta en cuestin. Llamo y me abre un viejo, para nada lo que esperaba encontrar, y despus de un intercambio paranoico de palabras clave el tipo entiende que no planeo destruirlo y me hace pasar. Pero antes se pone a escudriar el pasillo, como quien est seguro de que el enemigo se oculta en los zcalos de las paredes. Bien. Estamos adentro. Tampoco lo que esperaba; imaginate todos los puestitos de paleotecnologa de la Feria de Tristn Narvaja apretados en una sala de estar de apartamento del Salvo, o sea impresoras viejas, Nintendos, Familys, computadoras que funcionan a tarjetas perforadas, Commodores 64, todo eso que cuentan las leyendas. Claro que pens lo obvio, para qu me mandan a la cueva de uno de esos miles de tcnicos en reparacin de PC que sobreviven como pueden vendiendo mquinas viejas y negociando con partes aqu y all? O sea, qu tiene que ver este paisaje con la sntesis de drogas de diseo y psicotrpicos avanzados? Entonces el viejo hace un espacio moviendo papeles y placas madre y se sienta como si esperara que yo diga algo que lo convenza de darme lo que vena a buscar, y por un momento pens sonamos, ahora me tengo que bajar los pantalones y hacer el esfuerzo de concentracin necesario para que se me pare la pija y se mantenga parada adentro de la boca del viejo, un asco, imaginate, y entonces siento que no puedo evitar la pregunta: Para qu tanta computadora vieja?, le digo; o sea, es un museo? El tipo es un coleccionista? Me costara mucho creer que hiciera negocios en un lugar as negocios de droga, se entiende, o sea, algo tan raro paranoiquea a cualquier drogn. Si es como mi designer o quiere serlo, seguro6

tendr que salir adelante vendiendo merca ultrarefinada a muchachitos bien de Carrasco, y no creo que ninguno de ellos se sienta cmodo en un lugar as, tan lleno de cosas que para cualquier taradito de clase alta son indudablemente raras, y menos en el Salvo, que, como sabemos, es un lugar siniestro. Yo qu s, Rex, a lo mejor tiene una clientela diferente, a lo mejor se dedica a otra cosa y justo dio la casualidad que tena esa sustancia que precisa tu qumico Cmo sea, pero a m no se me iba la duda de la cabeza, as que agarro y le pregunto, para qu tanta computadora vieja lo repetimos al unsono, y el tipo me mira, se re y me pregunta: joven, usted qu sabe sobre inteligencia artificial? Bravo, esto se complica, pens, y ah me acord de vos, una cosa que me habas contado hace tiempo, te acords? Jon quera hacer una letra de cancin con eso el test de Tnez? El test de Turing. Y vos te acordaste de eso cuando el viejo te pregunt? Est bien, est relacionado, por supuesto que est relacionado Exacto, entonces le expliqu lo que recordaba del test no le dije Tnez porque me pareca que estaba confundido y no quera quedar como un tarado, pero le expliqu que si una mquina te habla y vos, sin saber de antemano que es una mquina, no pods distinguirla de una persona, entonces esa mquina tiene que ser inteligente. Es as, no? S, ms o menos. Y qu te dijo el viejo? Te lo cuento en el camino, vos ahora me vas a acompaar precisamente al Palacio Salvo. No me digas nada, a hablar con el viejo Exacto, y a otra cosa ms, pero es una sorpresa. Odio las sorpresas, Rex, y lo sabs. S, lo s dijo, y sonri con esa sonrisa de Gato de Cheshire que sola poner para paranoiquear a todo el mundo, pero esta te apuesto tu caja Sound and vision que te va a encantar. Bowie no se apuesta sentenci, y salimos. En el mnibus por 18 hacia la Plaza Independencia, sentados en los asientos del fondo, escuch el resto de la historia, que no era mucho pero s suficiente para disparar la imaginacin de alguien como Rex y, no voy a negarlo, de alguien como yo. El viejo le haba aplaudido la referencia al Test de Turing, de hecho termin llamndolo el eje de sus investigaciones. Muchos tericos de la inteligencia artificial cont Rex que le cont el viejo, al menos en los aos setenta y ochenta, tomaron al Test de Turing de un modo7

ingenuo, sin cuestionarlo a nivel fundamental. Es parecer lo mismo que ser? Rex lo llam o cont que el viejo lo haba llamado un problema ontolgico, en plan hardware versus software o apariencia y realidad. Cmo distinguir algo que es inteligente de algo que solo parece inteligente? En mi opinin y aqu Rex comenz a apelar a su propia cosecha te das cuenta. Mir este ejemplo: Vos pods agarrar y comprarte Ziggy Stardust, no? en la mejor remasterizacin, hecha ayer. Lo colocs en tu lectora de CD, le das PLAY y escuchs tum, tu t, tum tum, tu t, la bata al principio de Five years, y entonces pushing thru the market square, so many mothers sighing Rex haba comenzado una imitacin de David Bowie en 1972, incluyendo expresin corporal, facial y vocal. Desorbitaba los ojos, sacaba la cadera derecha y se soltaba del pasamanos para llevarse las manos a la cintura. S, Rex, conozco el tema lo interrump, para que cortara el numerito y dejramos de ser el vrtice de todas las miradas del mnibus me s la letra de memoria. Pero contame qu te dijo el viejo. No te pongas nervioso, amateur: a eso voy. Te deca que si escuchs Ziggy Stardust desde un CD en realidad ests ante una reproduccin digital de una msica grabada originalmente de modo analgico, no? Es decir un simulacro, algo que fue desarmado en miles de pedacitos, todo reducido a una lgica de s y no, con mayor o menor resolucin se puede aadir pero nunca, nunca algo idntico al objeto original, y el punto es: yo puedo darme cuenta de que ah falta algo. O sea, si escucho cualquier reproduccin digital, yo puedo darme cuenta, y no lo digo como si tuviera un superpoder tipo Xavier School for the Gifted, es algo que todo el mundo podra hacer sabiendo dnde escuchar, yo puedo darme cuenta, te digo, de que se trata de una simulacin, de que no tiene la misma calidez o la misma vida. En cambio, si escucho un vinilo, donde todo pasa por lo analgico, puedo pensar que no suena tan bien, a lo mejor, como si hubiera una niebla entre lo que yo quiero mirar y mis ojos, no? Pero, a diferencia de con lo digital, lo que yo quiero mirar est ah, en persona, ms chiquito, como si estuviera lejos, pero no en simulacro. Acepto que no accedo a esa cosa con claridad, que no puedo verla perfectamente ni mucho menos, pero al menos s, siento, que lo que estoy mirando es la cosa, y no una simulacin fra, asptica Eso me parece complicado, Rex. Estara dispuesto a aceptarte que ni en una reproduccin digital ni en una analgica estamos ante la cosa sino ante dos modelos, y que la digital descompone la cosa en millones de pedacitos mientras que la analgica te crea un8

modelo ms pequeo, con menos detalles, pero continuo eso est bien para vos? Claro. Escuchar algo digital es como mirar una Torre Eiffel de un metro de alto hecha de Legos; vos decs que lo analgico, en cambio, es como tener una Torre Eiffel real, pero en miniatura, en el living de tu casa. Real pero en miniatura es difcil de tragar, y, aparte, qu tiene que ver todo esto de tu postura pro analgica y en cualquier momento low-fi con la Inteligencia Artificial? Habamos bajado en la parada de Convencin y enfilbamos hacia la Plaza Independencia. Eran las seis de la tarde y haca calor, una de esas tardes de enero en la que un universo paralelo consistente en Montevideo transplantada al Caribe parece intersectar con nuestra realidad para hacernos creer que en cualquier momento saldra a nuestro encuentro un papagayo gigante o un ocelote al que cuatro monitos lanzan piedras desde la puerta de la Ciudadela. Pensalo Rex se detuvo en el comienzo del pasaje techado que conduce a la entrada al Salvo, olor a meo, revisteras con porno, revistas de divulgacin cientfica, diarios y comics; algo puede parecer inteligente a la perfeccin, como un CD puede parecerse muchsimo, alta fidelidad y todo eso, a la msica original pero, si atends a un detalle que no es racional, a un sentimiento, a una sensibilidad, te pods dar cuenta de que hay fallas. Eso mismo. O sea que una mquina programada para ser inteligente siempre va a ser detectable, entends? No s, Rex Qu quiere decir ser inteligente? A m me parece que tendras que empezar por ah. Aparte, la conclusin de este viejo es que no puede haber mquinas inteligentes o que el test de Turing no funciona? No, en realidad nada de eso. Te lo podra explicar l, pero yo te lo adelanto. Esto es lo que me pareci genial, y por eso te traigo a que lo conozcas. El tipo me tuvo una hora discutiendo sobre el Test, sobre qu es la inteligencia, sobre apariencia y realidad, todos esos temas, y cuando pareca que habamos llegado a una conclusin me remat todo diciendo no importa, el test falla, as, sin dudarlo, el test falla porque asume que una mquina inteligente tendr un tipo de inteligencia compatible con la humana, pero una mquina inteligente podra ser para nosotros lo mismo que un extraterrestre, y bien podra darse que no haya comunicacin posible. Entends?

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O sea, en plan marcos de referencia totalmente diferentes, percepcin distinta de la realidad, como en Solaris. Exacto. Y, por lo tanto, nunca podras saber si la mquina es inteligente excepto que una intuicin ms all de lo racional, y acordate de lo que venimos hablando sobre la msica digital, te lo diga Rex sonri y empez a caminar hacia la entrada del edificio. Toc uno de los botones, grit soy yo, luz virtual, soy Rex! (supuse que era alguna especie de contrasea), escuchamos el zumbido del portero automtico y entramos. O sea que me trajiste para hablar de epistemologa con un viejo demente que piensa haber dejado atrs muchos conceptos de la Inteligencia Artificial. No sentenci Rex entrando al ascensor, te traigo para otra cosa. Haba una sorpresa, te acords? Ya tendras que haberlo imaginado e hizo una pausa dramtica, a la que sigui una voz grave que trataba de imitar a Vincent Price: Te traigo para que veas la mquina. Qu m iba a preguntar, pero me detuve. Subimos once pisos en silencio, los tres, Rex, yo, y la sonrisa del gato de Cheshire.

Me result un poco extrao que Rex no se ubicara con facilidad por los pasillos del Salvo; de hecho pareca nervioso, inquieto, y record haberle escuchado apelar dos o tres veces a la presunta extraeza del edificio, a la vez que dejaba claro que algo all haba logrado asustarlo. Creo que es por ac, dijo, y apunt a un corredor pintado de verde oscuro, con tablas desclavadas en el piso. Seal la ltima puerta, a lo que supuse cuatro apartamentos de distancia de donde estbamos. S, confirm, es el nmero del viejo, no entiendo cmo me perd, y guard silencio de golpe al pasar junto a una puerta abierta desde la que dos chicos de unos diecisis o diecisiete aos nos miraron. Qu mir, valor? Rex no respondi y yo me encog de hombros. Nada, che, no pasa nada improvis. Mascullaron unas puteadas y nos soltaron un portazo. Es un infierno ac murmur Rex; odio el Salvo. Entonces llamamos a la puerta del viejo. Tres horas despus estaba de vuelta en mi apartamento, agotando mis reservas de vodka con Rex y10

un recin llegado Jon. Sentado en el piso entre los libros trataba de poner mis ideas en orden: Era altamente posible que acabara de conocer a la primera inteligencia no humana del planeta, mantenida en funcionamiento por un viejo sobreviviente de las eras heroicas de la informtica, arrancado de una pelcula postapocalptica y transplantado a los pasillos del Salvo, donde quiz sobreviva la vieja Montevideo del Sorocabana, empleados pblicos y Juan Carlos Onetti, slo que colonizada por chicas reggaetoneras con rollos desbordando de sus pantalones varias tallas por debajo de la correcta. Y yo senta que todo haba sido un engao, un simulacro, una alucinacin generada por las sustancias volatilizadas en el aliento mortal de Rex. Entonces, cuando Jon nos pidi que le contramos de qu iba el mambo (sus palabras) del viejo y el Palacio Salvo, y not que Rex me haca un gesto con la mirada como dicindome todo tuyo, supe que, ante lo extrao de los acontecimientos, ante mis incertidumbres, no poda hacer otra cosa que narrarle un cuento (precisamente, en ese momento de mi vida, crearle un cuento a alguien), una ficcin en la que yo saba iba a creer apenas terminada su articulacin porque al armarla, al formatearla, se convertira en mi versin de los acontecimientos, en mi realidad, y de hecho cada palabra que urdiera en esa narrativa sera comenzada desde la duda y terminada en la fe: todo el discurso que ira acomodndose en el gran depsito del pasado (lo imagino idntico al del final de Los cazadores del arca perdida, un lugar donde guardar nuestras Arcas de la Alianza, Santos Griales y fragmentos de la nave de Rosswell aunque sean falsos especialmente si son falsos) terminara registrado e inventariado como parte de un credo que me corresponda asumir: cuando terminase la historia, saba, todo aquello se habra convertido en verdad. O casi. Respir profundo y empec. Jon abri unos ojos como el objetivo del Hubble indagando el Fondo Profundo del Cosmos, y yo saboreaba extasiado cada microgusto de mentira, de ficcin, de ltima conciencia de lo disparatado de todo aquello. Mientras, tomaba nota mental: la presencia de Rex me genera estas cosas, y me rea para adentro de la cara de asombro crdulo de Jon, que tambin poda ser la ma. Fin de la historia, gesto elocuente con las manos. S, s aadi Rex, que haba sido ascendido a director del desconcierto, una vez ms el centro del vrtice, deslizndose entre las cosas como una pantera empapada de vaselina, todo eso, nada ms y nada menos que una computadora inteligente en el Palacio Salvo.11

Pero cmo? preguntaba Jon, nunca un se lo creyeron?, un ser verdad? Y si la apaga? Es como si se muriera? Renace como otra entidad cuando la vuelven a prender? Nada nos indica que la apague, Joncito responda Rex, y me miraba como esperando que yo asintiera, cosa que suceda indefectiblemente, seguro l mismo lo dispuso as. O quiz o quiz no pueda apagarla, me entends? Quiz la computadora, una vez alcanzada la conciencia, viva ms all del suministro de electricidad, de lo fsico. El viejo habl de eso, Rex, la mquina es una cosa y la entidad inteligente es otra eh?; pero aun as, como supongo que tienen que estar vinculadas de alguna manera, lo ms probable es que no pueda apagarla, no viste que tena un generador? Haba por lo menos tres UPS conectadas y algo que pareca una dnamo prehistrica en realidad aquellos aparatos herrumbrados y de plstico quemado podan haber sido cualquier cosa, nada, adornos, condominios de cucarachas, alguna forma retrotecnolgica de estromatolitos. El tipo seguramente invent una manera de asegurarse contra cualquier cada de corriente. Pero en el caso que igual se le derrumbara el techo del apartamento, est claro que esa inteligencia vive en otra parte Flashback 1: El viejo replegado, acurrucado dentro de s mismo, de su caparazn arrugado, mimetizado en su silln, camuflado en su paisaje postcybernetico y yo dndome cuenta, como en una epifana boba, de que una mitad de su cara parece la de un canalla maldito y la otra la de un viejo bonachn, con cara de gallego, cejas espesas y ojitos brillantes. Es un error creer que esta mquina que ven aqu fsicamente es de alguna manera el receptculo de esa conciencia o inteligencia est diciendo; quiz, del mismo modo, es un error creer que la inteligencia o la conciencia de un ser humano est en l, fsicamente, porque es ms posible que todos seamos nodos de una red que otorga esa ilusin de autoconciencia o conciencia individual. Y la entidad que he creado en rigor vive dibuja las comillas en el aire en la Red. En cierto modo podra contarles que todo el proceso comenz con escribir tres programas independientes diseados para recorrer la Internet buscando patrones, pautas repetidas y significativas en la topografa de la circulacin de datos; digamos que buscaba posibles candidatos a la conciencia, loops de Hofstadter, protointeligencias, como hace miles de millones de aos podan encontrarse en los mares primitivos sustancias que empezaban a autorreplicarse, algunas mejor que12

otras, y que pronto seran seleccionadas por los mecanismos de la evolucin, la lucha por la sobrevivencia y la descendencia, llegando a ser el ADN y luego bueno, luego el Genoma, que es la verdadera nica cosa viva sobre el planeta, no les parece? Y algo parecido buscaban estos programas. Al encontrar un sector especial lo englobaban, lo reproducan, lo conectaban, si se quiere usar el trmino, para unirlos a una coleccin que termin por dar el salto. Porque se trata de eso, una masa crtica, un umbral que es rebasado. Y sigue hacindolo, englobando, detectando. Uno de los programas, de hecho, genera rplicas, duplicados, como plantando semillas de otras entidades. Quiz, en este momento, otro sector de la red est despertando. Quiz ya se despertaron. La complejidad se multiplica, se ramifica como un fractal. Quieren una clave? Ah la tienen. Cuando se logra una estructura fractal se est en camino a la autoconciencia. Flashback 2: estoy con Rex, hemos entado al apartamento; el viejo, que saba de mi visita, nos hace pasar y nos convida con whisky nacional. A los cinco minutos empezamos a discutir. Rex le ha dicho que soy escritor (no aadi que llevaba ms de dos aos sin poder escribir dos palabras seguidas), el viejo ha puesto cara de asombro o de ofensa, no logro distinguirlas, y dice los escritores son las peores personas bajo el sol, sin principios morales de ningn tipo, adictos a la mentira, espas del enemigo. Me ro y siento que sueno incmodo. Pero con nuestro amigo Federico no es as, ha dicho Rex, l ante todo cree en la amistad. Es cierto?, me pregunta el viejo y no s qu contestar. Me siento ingenuo, atrapado en una trampa y seguro de que cualquier respuesta que logre articular slo generar una risita sarcstica. Pero respondo. Es cierto, le digo, ve? Soy un escritor y tengo un sistema de valores. Mire usted, dice el viejo, y cules son sus otros valores? La amistad es uno de ellos; me imagino que no ser el nico. Bueno, comienzo, no es que pueda presentrselos en una lista, pero Pero mi querido amigo, si no puede usted enumerarlos es que o bien no los tiene claros o bien debe tomarse ese microsegundo que le hace falta para mentir y convencer. Qu clase de escritor sera usted si no pudiera lograrlo? No es as respondo, tratando de transmitir a mi voz una suerte de rotunda seguridad, como para terminar de una vez por todas con un tema incmodo, tengo mi escala, por supuesto que la tengo. El arte. La amistad. Y ser fiel a m mismo. Qu le parece? No te digo? le dice a Rex, guindole un ojo, el arte primero. Nunca te fes de tu amigo y se re

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agitando los hielitos semiderretidos en su whisky aguado. De regreso a mi apartamento (avergonzado, saba que Rex en cualquier momento me tomara el pelo por aquella bobada de fiel a m mismo), diez y media de la noche, Jon con cara de asombro y Rex cruzado de brazos: Y lo vas a hacer? le pregunt Jon. Yo ya saba la respuesta. Por supuesto. Entonces vas a ser la primera persona de la tierra en comunicarse con una inteligencia no humana. Cuento con eso y sonri mostrndonos todos los dientes, mientras prenda uno de sus porros de marihuana transgnica. Flashback 3: el viejo le explica a Rex qu quiere de l mientras yo ato cabos y concluyo que todo, la primera misin en busca de la sustancia y la revelacin de la existencia de la mquina, todo se une a un plan anterior, trascendente y probablemente falso en el que todava no entiendo cual ser mi participacin. Necesito suministrarte un cctel de alucingenos, Rex (est diciendo el viejo), necesito usar todo tu talento de psiconauta para desformatear la estructura de tu razn, de tus pautas cognitivas. Slo as, en ese estado especial, ms algunos devices clsicos de realidad virtual, ser posible que entiendas qu est diciendo la mquina. (Porque, segn supimos, la mquina no haca otra cosa que tratar de comunicarse en pautas que el viejo dudo que haya dicho toda la verdad no lograba siquiera empezar a entender. Y usted no ha probado las drogas?, le pregunt, y me respondi yo ya estoy demasiado viejo, amigo Stahl, prefiero ser reemplazado en estas cosas por la nueva generacin). Genial digo Estados alterados pero al revs, hacia el futuro. El viejo me mira con cara de no entender. Ests celosa, Federica? dice Rex, igual si todo esto funciona vos tambin vas a poder probar y le brillan los ojitos, como anticipando las maravillas por venir y devolviendo a destellos, ya, tres das antes del gran suceso, la luz que sera inyectada a presin al interior de sus pupilas.

Jon y Rex se fueron a la una y media, con esas excusas difusas que daban cuando tenan que encargarse de conseguir algo de dinero. Casi todo el mundo asuma que revendan algunas sustancias del diseador de Rex (especialmente la marihuana transgnica) a una buena14

parte del inframundo del rock under, alt, goth o indie, pero yo tena la sospecha (ellos siempre se encorvaron sobre sus secretos, sus dobleces cerrados a todos los dems, sus historias, gestos y movimientos que parecan configurar para ellos un lenguaje secreto del que slo se me permita, de vez en cuando, aprender alguna palabra, las suficientes para armar, contra toda posible pretensin de conocer, nada ms que un buen repertorio de paranoias) de que haba algo ms, algo que les pagaba el alquiler y las cuentas siempre en fecha, que les pona dinero en los bolsillos todos los sbados sin depender de los vaivenes en el mercado de sustancias solo conocidas por una minora dentro de una minora. Y me qued con Bowie sonando en el equipo de audio, la Triloga de Berlin, primero Low descascarndose en repeat una, dos, tres veces, los instrumentales desolados, las canciones sacadas de una ucrona de la historia de la msica, las estructuras que se expandan y dejaban de lado las palabras o que se llevaban al oyente a una tierra extraa donde el lenguaje jams evolucion, porque la carencia de palabras en Low, haba dicho Bowie, refleja el hecho de que estoy atascado por ellas. Interesante, pens, parado ante las luces celestes del equipo, yo tambin estoy trancado de palabras, se me agolpan, forman un muro, se quedan all, slidas, inmviles. No configuran absolutamente nada. O configuran demasiado? Cmo haca Jon para no sospechar de las palabras, para no asumir que por ah haba nada ms que un callejn sin salida? Quiz por esa razn era el nico de nosotros tres del que poda decirse que era un msico de verdad, un msico ante todo. Yo no lo era, y lo saba: para m todo pasaba por problematizar las palabras, sus redes de connotaciones, sus posibles significados, y para Rex nunca entend por dnde pasaban las cosas para Rex. Su personalidad quiz no era otra cosa que un epifenmeno de las drogas, un eslabn ms en los esquemas de evolucin y supervivencia de los psicotrpicos, como ese tipo de razonamiento que lleva a considerar que nuestras neuronas tienen receptores especficos para una enorme cantidad de sustancias naturales, hongos, hierbas, sapos, frutos, y que, por lo tanto, los psicotrpicos naturales y el hombre evolucionaron paralelamente. Australopithecus, Canabbis, Homo Habilis, Psilocibina, Homo Sapiens, Rex. Entonces prend la computadora, me saqu los pantalones y la remera, serv lo poco que quedaba de vodka en un vaso con Sprite bien fra y me qued mirando una vez ms el rea en blanco del procesador de texto. Tena mil historias para contar. Rex, por ejemplo, la fiesta en la que conoci a su diseador, el15

ndice a la eplogo de El almuerzo desnudo con todas las sustancias (Perla, Conejoblanco, Nochesinluna, Frestn) que haba probado dispuestas en orden alfabtico y aadidas sus historias correspondientes, aquel extrao episodio con el soldado de plomo cuando yo tena diez aos; o el viejo del Salvo, su vida, sus ideas, todo lo que nos cont esa misma tarde, la computadora inteligente con la que no poda comunicarse, esas posibles entidades que estaban despertando en alguna parte de la red, quiz multiplicndose, quiz cubriendo el mundo despacio, guindonos hacia otro universo. Cmo sabs que la mquina es inteligente?, le haba preguntado Rex y el viejo me mir como esperando que dijera algo pero yo saba que mi respuesta slo poda ser la ms estpida y dije, con voz seria, emitiendo patrones, claro, nmeros primos, la secuencia de Fibonacci, es que nunca leste a Carl Sagan?, y bast una mirada al viejo para cagarnos de risa y que yo entendiera que empezaba a caerle bien. Quiz por eso abund tanto en detalles, en recuerdos, en miserias evidentes (qu poda esperarse de un viejo solitario y borracho exiliado en un apartamento del Salvo lleno de kipple y basura tecnolgica?), en viejas equivocaciones cuyas consecuencias deca seguir arrastrando. Cmo no poda escribir un cuento con todo ese material? O con el momento en que realmente vimos la mquina por primera vez, encapsulada en el centro de todos aquellos pedazos de plstico y metal, como un ncleo, como un huevo en un nido? Poda ser deba ser un cuento trashpunk. Un viejo en las ltimas esconde en su apartamento semiderruido a la nica mquina inteligente de la que se ha tenido noticia (y Rex, que ha visto Pi demasiadas veces, le pregunt, haciendo en este triunvirato un poco el papel de Jon, no tendrn otras los gobiernos de Francia, Estados Unidos y Inglaterra, guardadas en secreto? Nunca vinieron a golpearle la puerta, a ofrecerle millones por sus secretos o directamente a robrselos?), y entiende que la nica manera de comunicarse es convencer a un drogn de veinticuatro aos, guitarrista y compositor de una banda excntrica (bueno, eso no tena por qu saberlo el viejo, pero para m cuento sera un detalle interesante) de zamparse un cctel de alucingenos diseado para la ocasin, meterse en un tanque de aislamiento sensorial improvisado en una baera en un cuarto de bao a oscuras y ponerse unas gafas de realidad virtual de modo que su nica entrada de los sentidos fuese lo visual, generado por la computadora, as fuesen mil visiones no lineales de la Bestia Inacabada de Lovecraft en El caso de Charles Dexter Ward. Y no poda convertir eso en un cuento? Era Estados alterados ms Neuromante ms Solaris. Tena que escribirlo.16

Vaci el vaso de un trago y me aprest a empezar. Trat de recordar los cdigos trashpunk. Poda comenzar El cielo sobre la Plaza Independencia tena el color de una pgina mohosa en un libro de segunda mano. O quiz El cielo sobre el estuario tena el color de una mancha de humedad en una pared descascarada y entonces hablar de cucarachas, PCs viejas, Ataris, impresoras a matriz de puntos, zcalos carcomidos, ratones y los pasillos o pasadizos o mazmorras del Palacio Salvo, cuarteles generales de vendedores de pasta base, estaciones repetidoras de la conspiracin para llenar al mundo de cumbia villera, poetas malditos trasplantados de la Torre de los Panoramas, viejos bluseros sesenteros que no paran de hablar de Eduardo Mateo y cmo les desafin la guitarra de una vez y para siempre una tarde en la rambla tratando de hacerla sonar como un sitar, ms Rex (le cambiara el nombre; despus de todo, est claro que Rex no era el nombre que se lea en su cdula), Rex en el centro, Rex espantado, muerto de miedo y, en el proceso de escribirlo, de mentirlo, entender/inventar por qu mierda tena ese temor tan estpido al Palacio Salvo. Pero no. Me perda en el trance; todas las ideas cristalizaban en mi mente pero tena miedo de rozar las teclas para descubrir que ninguna palabra poda escapar de la prisin que les impona mi crneo. Estaba horrorizado ante la posibilidad de pararme una vez ms ante mi impotencia, de salir al campo para constatar que la sequa se haba prolongado un da ms (as que me quedaba adentro, mirando televisin, muerto de calor espantando moscas, apilando revistas porno de los 70 y 90, en su mayora Playboy, Debra Jo Fondren, Lisa Matthews, Monique St. Pierre, Heather Kozar, el proyecto inacabado de la grfica elaborada con las medidas de busto y caderas de todas las playmates of the year desde 1970 hasta 1999 pero tambin alguna Cheri y unas antiqusimas Ratos de cama). Mir el monitor y pens que si ya no quedaba vodka el nico paso razonable era tomarme un vaso de whisky y de paso cambiar la msica, porque claramente Low no poda ser un disco alentador a la hora de superar un bloqueo. Entonces la vi. Entre las persianas semicorridas adivin una forma de mujer. Con electricidad de hielo corrindome por los nervios me par a un lado de la ventana y reduje las rendijas de la celosa, abr un boquete mnimo para acomodar los ojos y mirar hacia el edificio de enfrente, hacia aquella ventana que se abra a una noche de calor y humedad insoportables, una noche de cielo rosado, una noche sin aire. Y no era ella. Sera su hermana o una amiga notoriamente ms chica, de no ms de diecisiete aos que, sent esa certeza en mis cojones, me estaba17

buscando, miraba hacia mi ventana como si esperara encontrarme, como si su hermana le hubiese dicho ah enfrente hay un degenerado de mierda, un pajero con un par de binoculares que siempre me espa cuando me cambio (aunque en realidad el degenerado era Jon, ya que yo no la haba llegado a ver jams), y ella, en ese momento en que finga asco y desprecio, se estremeciese ante la chance de ser observada y por lo tanto deseada por el misterioso y detestable vecino de los binoculares. Me sent convertido en un personaje, no saba si de una ficcin ma o de las vecinas de enfrente, fuese la creada por la hermana mayor o la que, ligeramente distinta supongo, se configuraba en la mente de la ms chica, mientras segua buscndome con la mirada. Qu debo hacer, jugu a preguntarme mientras descorra lo suficiente la persiana como para que la silueta oscurecida de mi cuerpo fuese visible; la chica, entonces, pareci petrificarse, con los ojos clavados en m. Llevaba una remerita roja con un stencil de la cara de Avril Lavigne u otra de esas efmeras e inocuas cantantes pop de la era digital; despacio, como si slo pudiese estar segura de hacerlo muy lentamente, cruz los antebrazos y se aferr del borde inferior de la prenda, empez a doblarla hacia arriba sin dejar de mirarme mi miopa, por supuesto, me impeda un verdadero contacto visual, de clavarme los ojos en el momento en que expuso su ombligo y sigui, quitndose la prenda para volver visible el soutien con push up que contena sus tetitas de nia voluptuosa. En una parte de mi conciencia me sent viejo y horrible, y otra se lament de que aquella escena no fuese un momento en que la descubra en su desconocimiento total de que una mirada planeaba sobre ella y la escrutaba y escaneaba como una fotocopiadora del deseo. Es decir, se lament de que mi mirada no la encontrara a ella sino apenas a un personaje, a un simulacro actuado para el vecino voyeur de los prismticos. Porque me result demasiado claro que no poda observar a esa chica sin modificarle el comportamiento con mis movimientos, mis ansiedades y la ereccin que asomaba en mis bxers; y sin alterar su mirada, que no dejaba de escrutarme, que me mutaba, que tambin me volva otro. Dos fantasmas haban sido convocados a ambos lados de las ventanas, dos fantasmas que se aferraran a la vida pero no sobreviviran al sueo o a cualquier otra manera en que terminase la noche. Y ella sigui desvistindose, con la mirada fija en m. Al otro da despert pasadas la una de la tarde, abr la ventana y constat que segua cayendo plomo fundido18

del cielo. Los veranos en Montevideo empezaban a volverse intolerables, pero mis principios (provisorios, claro) me impedan huir hacia los parasos de los hippies y la posburguesa, salvo que el viejo sueo de la gira rockera hacia el Lejano Este s se cumpliera ese Enero, y por aquellos das empezaba a resultar claro que habra que esperar por lo menos otro ao. Este clima me hace aun ms imposible escribir, me ment. Veget durante un par de horas ms escuchando Alice in chains y Faith no more, y a eso de las seis de la tarde las voces de Jon y Rex en el portero automtico (que no funcionaba, claro, siempre haba que bajar) me anunciaron que traan tres litros de cerveza helada. Yo tena una bolsa de papitas sin abrir y un poco de queso y aceitunas; improvisamos una picada bast con moverme del silln de la sala para recordar que no haba almorzado y que tena hambre mientras conversbamos de las mismas tonteras de siempre. Entonces se me ocurri una idea: Rex comenc, me vas a tener que explicar algo. Qu cosa? Por qu le tens ese miedo al Palacio Salvo. Te pas algo ah adentro? Jon se ator con una risotada y llen el aire circundante y nuestras caras de pedazos de papitas. Claro, el famoso caso de violacin por nativos del Congo, finalmente se resuelve! Ja ja, motherfucker dijo Rex, mirndonos a travs del vaso de cerveza; les cuento, si quieren, porque he estado pensando que tiene mucho que ver con el viejo y sus historias pero tambin es necesario entonarse un poco, no? y sac de su cigarrera Audrey Beardsley un verdadero habano de marihuana.

El Salvo, comenz Rex, es un lugar siniestro. Es como el bajo de una ciudad portuaria atrapado entre cientos de paredes labernticas: putas, travestis, nios mendigos, pibes inhalando pegamento o dndole a la pasta base, marinos coreanos buscando cogerse gordas cerdas, toda la escoria comprimida en esos pisos y pisos de pesadilla. Quisiera viajar en el tiempo y matar al que lo hizo para originar una realidad en la que nunca existi y todos somos ms felices y mejores, mejores personas, seres pensantes y, sobre todo, mejores artistas. Me tiene totalmente podrido como imagen, como cono de Montevideo; es una mierda, un supositorio gigante, una nave espacial mal pensada a la que la inercia de Montevideo y su mal diseo contagiado de la mediocridad circundante siempre le impedir despegar. Pero, aun as, tengo otras razones para odiarlo. Les19

cuento. Un da tena que ver a alguien ah adentro, no voy a mencionar a quin, me siguen? Por alguna razn no pude tomar el ascensor, sera porque estaban los de mantenimiento, y me vi subiendo por las escaleras, piso tras piso, hasta que perd la cuenta. Como nos pas el otro da, un giro equivocado, un pasillo que no era el correcto y de repente me digo Rexito, ests perdido viejo, vas a tener que encontrar la manera de salir de ac y recomenzar el viaje. Estaba en una especie de encrucijada, sepultado en la oscuridad de no ser por unas lucecitas que no servan para nada en esos techos altsimos. Y era raro, aparte, porque nunca me hubiese imaginado que habra algo as en ese edificio, pasillos tan amplios que hacan intersecciones como placitas. O sea, en otras palabras, empec a asustarme. Sent que ya no estaba en la realidad, que me haba perdido hacia otro lugar y otro momento bueno, imaginaba cualquier cosa, nada en especfico. Entonces empec a caminar al azar. Recorr un pasillo enorme, lleno de puertas, cada vez ms asustado hasta que encontr una entreabierta y te juro por Crom que no entiendo qu me impuls a abrirla del todo, as, sin pensar, mandndome de una como un pelotudo que se cae al vaco porque abri sin querer una puerta trampa. Resulta que adentro haba otro corredor, como de conventillo, y desde los cuartos me miraba una gente rarsima, como clones unos de otros pero arruinados, deteriorados, deformes y mutantes. Gente que formaba familias o grupos, que se sentaba alrededor de unas mesas horribles para comer unas sustancias repulsivas, como gusanos embebidos en pur o algo peor. Cerr la puerta y camin bien rpido, casi corr por aquel pasillo que se haca infinito, entre aquella gente que me pareca cada vez mas deforme, cada vez ms consumida, como estatuas de sal que van siendo lavadas por la lluvia y pierden la forma humana. Entonces gir por una desviacin, que pareci salida de la nada, y encontr una escalera; no la escalera, te podrs imaginar; era una escalera, y me sorprendi constatar que desde las ventanitas entraba la luz del sol. La oscuridad de los pasillos del Salvo me haba hecho olvidar que afuera era de da o, supongo, que afuera todava haba un mundo (par Rex, le dije, todo tiene un lmite, te puedo bancar lo de los mutantes, pero no) pero nada, prosigui, te estoy contando exactamente lo que pas, as que dejame seguir. Me acerco a una de las ventanitas y lo que encuentro no tiene nada que ver con el entorno del Palacio Salvo, la Plaza Independencia, la calle Andes, nada; de hecho parece las afueras de un complejo de viviendas, como ese que hay enfrente al Cementerio del Buceo, ubics? Entonces me digo Rexito, viejo, ya encontraste la salida, y bajo corriendo20

las escaleras, que son de esas ms bien chicas, como de servicio, al costado de los edificios, y bajo y bajo, casi corriendo, hasta que lleg a una puerta de metal, la abro, salgo y estoy en un hall enorme, que da a una puerta de vidrio y al da soleado que vi desde las ventanas, y tambin, a mis espaldas, a lo que parece una escalera enorme que baja hacia un abismo de cavernas (Rex, cortala, insist, ya est, ya pas) que me hace acordar al de aquella pelcula de Disney, bastante vieja, Bernardo y Bianca, que cuando yo era chico me haca cagarme de miedo, con los cocodrilos y todo. Y no me interrumpas ms, ya termino. Obviamente sal por la puerta soleada, y estaba en el Buceo, a plena tarde, bajo un sol impresionante. Porque era noms el complejo de viviendas del que les hablaba, que yo conozco porque mi designer tiene ah una de sus oficinas. Camin hasta Rivera hacindome el desentendido, me tom el bus hasta casa, y entonces jur que no pisara nunca ms el Palacio Salvo. Ah, te dur poco el juramento entonces le dijo Jon pero yo sigo pensando que los nativos del Congo... No iba a decirle que no a mi designer lo interrumpi; sus deseos son rdenes para m. A propsito sac del bolsillo una bolsa transparente en la que castaearon tres pldoras: misin cumplida, y estas nenas son para el prximo toque. Mir dije, Rex, la verdad yo podra haber inventado una historia mejor que esa. Ah, si? me mir con la expresin del que sabe que ya ha vencido, y por qu no la escribs, entonces? Touch dije, y me levant para cambiar el CD. A eso de las cuatro de la maana me puse a leer El sueo de Tesla, de Emilio Scarone. Por momentos levantaba la mirada de las pginas y la fijaba en la ventana, que me dejaba ver la luz encendida en el apartamento de mis vecinas, para luego pasearla por los libros, la habitacin (Jon y Rex dormidos en el piso, Jon babendose, Rex con una expresin diablica que me hizo desear saber qu estara soando) y la computadora apagada. Mir los estantes arqueados por el peso de los libros, mir las paredes que reclamaban una nueva mano de pintura, las colillas de cigarrillos por todas partes, los envases vacos de agua Salus, las bandejas de cartn con restos de pizza, las carpetas mohosas llenas de cuentos impresos all por 1995, un par de copias de mis primeros libros de poesa, los ejemplares de la revista que sacaba Emilio Scarone en el 94 con algunos de mis viejos cuentos de ciencia ficcin medio perdidos entre tantos trabajos de autores que al final quedaron de21

este lado de la literatura, un espejo gastado por los aos, el portarretratos con la foto de Agustina, los almohadones sucios de ceniza y de vmito, y pens que todo aquello, yo incluido, tambin poda deba servirme para un cuento trashpunk. El calor era insoportable. Encend el ventilador; lo activ al mximo de potencia y las aspas empezaron a moverse despacio, como si subieran la cuesta contra todo el peso del mundo. Intent contar las vueltas: una completa, otra terminada con esfuerzo; despus, como en un regreso a casa demasiado en pedo, se enlenteci casi hasta la muerte de todo movimiento y, al fin, como todas las veces que lo encenda, empez a revivir casi triunfalmente. Tres, cuatro vueltas, para que a la quinta diese un salto la aceleracin y se instalase en un espacio de seguridad, de confianza. Casi de inmediato el aparato empez a funcionar como era su deber. Acerqu mi cara y mi cuello al aire fresco; un cuento trashpunk, pens, y casi sent en mi mente el nacimiento y movimiento de una idea: tiene que ser un cuento trashpunk. Iba a dejar a Scarone para encender la computadora y al menos tomar notas, pero me detuvo, una vez ms, el miedo o la pereza o ambas cosas: era demasiado tarde. Me acerqu a la ventana, con el libro en la mano y mi ndice marcando la pgina; las vecinas haban apagado la luz. Al otro da Rex vivi su encuentro con la mquina. Me haba pedido que lo pasara a buscar; fijamos una hora que le pareci razonable y all estuve, esperando en la Plaza Independencia, entretenido en tratar de adivinar cul de las ventanas del Salvo poda ser la del apartamento del viejo y en hojear El sueo de Tesla sin mucha atencin. Estaba nublado pero haca el mismo calor del da y la noche anteriores, un calor que pareca multiplicarse con una pauta perdida o derrumbada hacia el ruido blanco y saturar el espacio como un muro o un campo de fuerza. No haba viento, y todo haca creer (a la gente fcilmente esperanzable al menos) que en cualquier momento empezara a llover. Los monos de la puerta de la ciudadela me gritaron algo; aburrido, me levant y camin hacia el Mausoleo, que, dicen, est tallado de una roca negra cada del cielo en tiempos prehistricos. Mir hacia el mar e imagin una gran extensin verde llena de camalotes, de serpientes, de iguanas. Helechos gigantes que crecan entre los edificios de la rambla, races abocadas a destruir el pavimento a la altura del Castillo Pittamiglio y enredaderas que abrazaban libidinosamente a la Victoria de Samotracia. Entonces lleg Rex. Ya est? le pregunt.22

S dijo, y fracas. Pero parecs contento. Fue el viaje de mi vida. Nos sentamos en un barcito de la calle Convencin y pedimos una cerveza. Rex armaba el preludio a su historia: Descubr una cosa ms sobre el viejo; el tipo ya est mostrando ms confianza conmigo, se permite ciertos comentarios, por ejemplo. Parece que anda con unas ganas dementes de cogerse a una pendeja que trabaja en la casa de masajes que hay en el apartamento de al lado, te acords que unos pendejos nos putearon cuando pasamos? Bueno, ah funciona un putero, de esos de volantecitos en la va pblica, tipo 150 pesos el oral, 200 dos chicas, cosas as. Segn el viejo, una de las minitas que trabaja es una verdadera belleza. Altamente dudable, le dije, ya que si mirs con atencin todas las minas de esos antros son gordas, horribles, terrajas y desdentadas; igual el viejo me insiste en que es una belleza: mir, dice, le saqu unas fotos hace un par de das, y me muestra unos papeluchos ajados que seguro imprimi con una de esas matriz de puntos de hace dos mil aos. Era una flaquita de ojos grandes; nada especial, nada que llamara la atencin, salvo a lo mejor unas caderas interesantes, pero el viejo miraba las fotos como si se tratara, no s, de una diosa cada a la tierra. En fin, yo ya lo miraba con impaciencia, no? en plan vamos al grano. Entonces me llev a un cuartucho en que tena una baera enorme. Te vas a tener que sacar la ropa y meter en el agua, me dice, tiene la temperatura y la salinidad adecuadas. Despus apagamos la luz, te pons estas antiparras (saca una especie de escafandra para nios, de esas de plstico celeste que vienen con un esnorkel, llena de aparatitos por dentro y lo que parece un montn de ltex o masilla unindolo todo, inclusive unos cables que terminaban en auriculares) y, lo ms importante, te aplico una intravenosa con una solucin de LSD, mescalina y otras cositas ms. Qu cositas ms?, le pregunto, creo que por primera vez en mi vida con llamalo desconfianza. Porque te juro que todo aquello haba logrado ponerme un poquito nervioso; lo s, lo s, soy un cagn, pero bueno, el tipo sonre y me dice un montn de nombres qumicos entre los que pesco algo de metanfetamina, no-s-qu-drina y psicono-entend-bien. Ms cosas predecibles, como psilocibina y salvinorina. Lo qued mirando un poco extraado. Todo eso?, le pregunto. No te preocupes, me dice, las dosis estn calculadas con cuidado, algunas triptaminas estn presentes apenas como trazas; adems23

te voy a monitorear tambin el ritmo cardaco y la presin sangunea por si hacs algn tipo de crisis. Tengo pronta una dosis de Valium, en caso de emergencias; es un mtodo un poco primitivo pero efectivo; adems, supongo que vos tendrs una buena tolerancia. Ja. Se me ocurre que est haciendo un chiste pero no digo nada. No s que tendr el licuado de multifrutas que me va a inyectar, y a lo mejor me he mandado cosas ms fuertes en el pasado, pero estar en la baera medio inmvil, con cables salindome de la piel y un aparato en la cara que pareca sacado de La brjula dorada versin Ricardo Islas, te puedo asegurar que me pona un poco nervioso. En fin, lo que se vena estaba claro que iba a valer la pena. Rex hizo una pausa, termin su cerveza y se sirvi ms. Y qu pas? pregunt. El viejo se va, me quedo a oscuras en la baera y empiezo a sentir que el cleric est pegando. Yo me haba preparado para los efectos, el cido por ejemplo; ante la naturaleza digital o disminuida de los estmulos ya me imaginaba un viaje puramente mental, abstracto, en plan Terence McKenna y el I-ching, todas esas bobadas, no? Campos morfogenticos, machine elves, mandalas, en fin. Lo de la Salvia divinorum me interesaba ms, por el tema de la disolucin del yo; eso me pareca coherente, porque si tena que comunicarme con una inteligencia extraa a lo mejor estara bien primero desprenderme de esas capas de piel que bueno, vos me segus. Empezaba a ver teselaciones brillantes en los bordes de mis ojos cuando, de repente, el viejo, desde la otra habitacin, agarra y prende el artefacto que tena en la cabeza. Y ah veo y oigo con toda claridad, como por primera vez en la vida, onda debut total de los sentidos. Eso fue genial. Sensacin total de traslado; estoy en una sala gigantesca que cambia segn la mire, es una catedral, un hangar, una caverna, todo a la vez, y yo voy caminando, siento el ruido de mis pasos, el eco, y me estoy acercando a algo, no s bien qu. No tengo mayor percepcin de mi cuerpo, o sea, no me veo las piernas o los brazos mientras camino; no s si es porque no me fijo con atencin, porque no me importa o porque en realidad no tengo cuerpo. Hay algo, noms, una vaga conciencia, podras llamarla, de que tengo realidad fsica. Lo curioso es que eso empieza a atraerme hacia m mismo. Me paro en medio de esa nave enorme y empiezo a sentirme, a determinar los lmites entre yo y el mundo, como si recin en ese momento empezaran a existir y cuanto ms percibo hacia adentro, ms empieza a parecerse el afuera al adentro. Imaginate que por cada cosa que24

descubro adentro, un reflejo de esa cosa aparece afuera, perfectamente integrado. Surgieron primero algunos recuerdos, y era raro, porque tena todo el sentido del mundo percibir esos recuerdos afuera, como cosas en esa catedral o cueva en la que estaba. Cosas, aqu y all, y tambin sensaciones medio abstractas, adelante, como una pelcula encapsulada que no se suceda sino que era todo el momento, autocontenido, esfrico. Y me di cuenta que lo que estaba haciendo era vaciarme, sacar cosas de mi cabeza y colgarlas en ese espacio. Empec a sentirme ms liviano, como si estuviese regalando cosas que ya no necesitaba o dejando atrs el equipaje. Eso tena que ver, me parece, con el efecto de la Salvia. Estaba bien pensado todo, quiero decir, las dosis, las proporciones. Y no haba velocidad ni angustia ni nada, estaba relajado, como si no tuviera conciencia ninguna de mi cuerpo. Despus empec a sentir que lo que estaba sacndome eran otras cosas, no s cmo explicarte Procesos mentales. Nunca te pusiste a pensar cmo escribs bueno, o en todo caso cmo no escribs? (Ja, gracias Rex, murmur) O cmo compons, cmo concebs algo, cmo se te ocurre una idea o no s, cmo te movs mentalmente. Senta que todo eso poda equivaler a un algoritmo, un proceso, y empezaba a verlos adelante mo, primero como maquinas que se acoplaban y se movan, tipo Transformers, y luego como cosas ms vivas, que crecan, se enredaban entre s, se torcan y se anudaban o se marchitaban y desaparecan. Y ah empec a asustarme, pero no por lo que estaba viendo, sino porque entend que todo era parte de un proceso en el que la mquina me estaba examinando; es decir, se haba adelantado al intento de comunicacin indagndome ella primero, antes que yo pudiese ni siquiera percibirla. Pero el miedo implic percibirme a m mismo con miedo, y me desdobl. Tena la experiencia de un yo, un Rex asustado, justo ante m, y tambin de ambos, l y yo, yo y yo, bajo el ojo de la mquina; entonces fue raro, porque si bien poda apreciar que el proceso de vaciado de ideas y modos de pensamiento no se haba detenido tambin estaba empezando otra cosa, algo ms visceral, como si la mquina hurgase ahora en mis emociones ms primarias. Y todo se corporiz en recuerdos, pero mucho ms vvidos, terribles, vergenzas en la niez, miedos, momentos de estar solo y abandonado, a los tres aos, cosas as. Estaba mirando hacia lo ms profundo de mi memoria, las cosas que me hacen funcionar, los moldes con los que siento o deseo o me enojo o me siento feliz, entends? Las primeras veces que records formatean para siempre tu manera de pararte frente a los recuerdos, de traerlos, de sentirlos; nadie debe recordar25

como otro, te aseguro, pero como las palabras son siempre las mismas, yo recuerdo, yo me acuerdo que, es como que esa diferencia se pierde. Pero con la mquina trat de dejarme llevar, de pasar por el scanner, como si entendiese que una vez terminado el proceso esa entidad, no puedo llamarla de otra manera, iba a saber cmo hablarme. Pero no pas. Empec a sentir que me acercaba a una zona ms profunda todava, en la que aparecan las imgenes de lo otro, de lo otro abstracto, la idea de cosa diferente, de lo que no sabs qu es, lo que no pods ni imaginar; quiz equivala al momento en que tom conciencia de m mismo como separado del mundo. Me gusta esa teora. Y sent dolor, por supuesto; si hubiese tenido ojos habra llorado, si hubiese tenido boca habra podido gritar; pero tampoco era que senta la falta del hardware, no, era o bien todo software o bien modulaciones del hardware, y flotaba en una especie de limbo, con todo lo que haba salido de mi mente alejndose, excepto las emociones ms recientes, que parecan descamarse, capas finsimas que iban desprendindose unas de otras a medida que pasaba el tiempo. Quiz era que la mquina estaba concentrndose en ellas, no? Pero entonces volvi el miedo. Porque lo que era ajeno a m me aterrorizaba, lo otro; y ah apareci. Creo que fue el nico momento en que tuve la sensacin directa de la mquina; capaz que mientras prestaba atencin a esos procesos de vaciado de m mismo no percib que tambin me mova, que tambin me acercaba a algo; aunque al principio del viaje, cuando ms claramente sent que estaba en un lugar, pese a lo cambiante de cmo lo perciba, s haba tenido la sensacin, al principio del viaje te digo, de moverme hacia algo, como un descenso tipo Willard y Kurtz, the horror, the horror, cosas as. Y ahora haba llegado. Pero no era dnde quera estar. Lo que tena ante m no poda entenderlo ni de hecho asimilar qu forma tena o nada pero era como si flotase en el ocano y tuviese ante m una ballena dormida, quiz ni siquiera eso, porque no era algo que me superase, algo ms grande que yo; era otra cosa. No tena manera de entenderlo; era lo otro, lo que haba quedado del lado de all de la piel. Y senta que necesitaba atraparlo, englobarlo, como si tuviese hambre. Entonces empezaron a volver. Los recuerdos, los pensamientos, como si se hubiesen cansado de estar al aire libre y de golpe supiesen que tenan que entrar a casa, meterse en la cama y dormir. Por un momento volv a ese pensamiento en el que me desdoblaba y cre ver un montn de yos dispersos alrededor de donde haba estado la cosa, la mquina. Iba asimilndolos, unindonos desde ser ochenta hasta quedar en cuarenta26

y luego veinte, y luego diez, y luego qued uno, no s si el que en ese momento experimentaba como yo, entends? La sensacin era que en realidad todos esos eran yo, y me bastaba un mnimo esfuerzo para pasar a ver las cosas desde su perspectiva. O incluso desde ms de una a la vez, y eso implicaba absorber los yos, asimilarlos. No s cunto me tom hacer todo eso, pero en algn momento fue como despertar: estaba en la baera, a oscuras. Seguro el viejo apag el sistema que proyectaba la realidad virtual en las antiparras; se abri la puerta y apareci. Todos los efectos de las sustancias ya no estaban; pens que a lo mejor todo el viaje haba durado ocho, nueve horas. Pero no, claro. Y supuse que se me haba suministrado algn tipo de adrenalina o sustancia capaz de avivar la percepcin normal y anular el efecto de los psicotrpicos. El tipo pareca triste. No funcion, me dijo. Pero s llegu a percibirla, le dije, estaba all, exista, no s si como inteligencia pero s como cosa, como ser. S, s, me dijo, como desilusionado, eso tambin lo percib yo. Pens que una mente joven poda pasar esa barrera, pero parece que no. Al menos no hoy. Y hablamos de intentarlo de nuevo, aunque no pareca que se entusiasmara de verdad, que quisiera volver a probar, como si le pesara eso, otro intento, otro intento Yo estaba feliz de la vida, o sea, haba tenido una de las dos o tres experiencias psiconuticas de mi vida, me haba percibido a m mismo como si fuese un montn de capas y yo me adentrase una a una, haba llegado a remover imgenes de mi pasado ms profundo y haba visto, no entendido, visto, los procesos de mi pensamiento. Qu ms poda pedir? Si al viejo le haba salido mal el experimento, el problema no era mo. Igual quedamos en repetirlo la semana que viene, y me pregunt si vos te animabas, que a lo mejor haba que probar con ms sujetos. Le dije que s, por supuesto. Par le dijiste que yo me animaba a algo as? Claro, mir si vas a dejar pasar la oportunidad. Esto es una de las grandes experiencias, no pods ser tan pelotudo de hacer como que no existe. Me qued pensando. Si me guiaba por la historia de Rex y tena motivos para dudar? No era lo mismo que la ficcin estpida de su experiencia en el Palacio Salvo, aquello era el psicoanlisis definitivo e instantneo. Poda probarlo, quiz me hara bien; la idea de tener ante m los procesos fallidos de mi escritura me resultaba fascinante: podra llegar a entender qu estaba trabado en mi mente, qu nudo me impeda escribir, pero, por otro lado, lo que Rex haba experimentado como terror poda implicar la destruccin absoluta de la mente para una persona con ni siquiera la dcima parte, qu digo la dcima parte, la centsima parte de sus27

experiencias psicotrpicas. Adems, y si lo que vea no me gustaba? Y si las razones de mi bloqueo estuviesen vinculadas a partes de m que sera mejor mantener ocultas? Por otro lado, haba que mantenerlas a la sombra y a la humedad, donde crecen los hongos y los musgos? Qu hacer? No pods poner esa cara, la puta que te pari Rex se haba puesto serio, veo que ests dudando, y no puede ser. Dnde qued Rimbaud? El desarreglo de los sentidos para alcanzar la verdad? Dnde qued Morrison, dnde qued Burroughs, dnde qued Blake? El camino del exceso? Rex, la concha de tu madre me irrit que se enojara o hiciera el enojado, todo eso te lo pas yo. Rimbaud? No sabas ni quin era antes de que yo te prestara un libro. Burroughs? Ni siquiera habas visto la peli de Cronemberg Se ri a carcajadas. No te calents, banana. No pods entrar tan fcil. Sos un calderita de lata; mir, es fcil: Si no lo hacs te vas a arrepentir. Yo tarde o temprano voy a saber qu tena el coctel que no, par, coctel tiene connotaciones siniestras yo voy a adivinar qu tiene el guiso este que me inyectaron y ah vamos a poder probarlo sin mquinas ni baeras ni realidad virtual. Pero ahora, dadas las presentes circunstancias, porque por lo que estoy empezando a creer este viejo es diez mil veces mejor qumico de drogas que mi designer, la nica chance que tens con esto es venir maana o pasado al apartamento del viejo y conectarte. Acordate de cuando viste Matrix, acordate de cuando viste Estados alterados. Tens la chance de vivir todo eso ahora. Cmo vas a decir que no? Pareca razonable. Bueno, dame el telfono del viejo. Rex sac su celular y me mostr el nmero en la pantalla. Lo copi al mo. A propsito comenz Rex, creo que estoy empezando a entender por qu tuve la experiencia aquella en el odioso Salvo. Se me ocurri hace un rato, mientras te contaba lo de la mquina. Y me parece una buena teora. Llam al mozo y ped otra cerveza. Rex se haba recostado en su asiento y cruzado de brazos. A ver tu teora ,Rex? Es muy sencilla. El viejo est experimentando con esta mquina desde hace aos. Me lo dijo. Segn sus clculos la cosa tom conciencia de s misma el diecisiete de marzo de 2004, o sea, hace casi un ao. Mi asuntillo en el Salvo fue en octubre, y estoy casi seguro de que en todo el deambular que hice, perdido como un28

pelotudo, tuve que acercarme al apartamento del viejo. Ahora, qu pasa, pensalo, si todo sucedi precisamente por eso, por acercarme? La mquina no va a intentar comunicarse nicamente cuando el viejo se droga o consigue un drogn como yo para hacer sus experimentos. Es lgico que la mquina est todo el tiempo tratando de comunicarse. Y mir si tiene alguna habilidad especial y puede deformar el espacio, alterar la percepcin llevando a travs de, no s, ondas electromagnticas parapsicolgicas o lo que sea, mir si puede irradiar eso y alterar la percepcin de los que estn cerca, hacindolos alucinar o sentir que en la realidad circundante algo anda mal? A lo mejor si yo entraba a la habitacin esa en que estaban los monstruitos, a lo mejor si yo intentaba hablar con ellos no? Pero en lugar de hacerlo sal corriendo. No estaba preparado. La experiencia de recin, creo, me hizo aprender algo ms sobre m mismo. Ahora evolucion. Sonre. Ests contento con lo que te pas, eh Rex? Te viste a vos mismo y, contra todo lo que uno podra esperar, te gustaste. Exacto una vez ms la sonrisa del Gato de Cheshire; me confirm algo que ya saba, y hace tiempo: que soy un genio. Amn dije, vaciando mi vaso de cerveza. De regreso a casa Rex tena cosas que hacer, as que despus de constatar que mantena el equilibrio, no babeaba y vea razonablemente bien, lo acompa a tomar un interdepartamental hacia Salinas le di algunas vueltas al asunto de la historia del Palacio Salvo. No se trataba de determinar si era mentira (estaba seguro de que lo era) sino de indagar por qu Rex me haba contado especficamente esa mentira y luego relacionado todo aquello con la mquina y la exploracin de uno mismo. Quiz quera que yo empezase a escribir, y aquellas historias y teoras no deban entenderse como otra cosa que ideas que intentaba suministrarme asumiendo (equivocadamente por supuesto) que el problema era falta de imaginacin. Bueno, Rex no tena por qu saber cules eran los verdaderos motivos: yo no los tena para nada claros; de hecho, todos mis proyectos de explicar el bloqueo se me aparecan como olas rompiendo sobre la base rocosa del faro altsimo en que se converta o deba convertirse el nico hecho incuestionable: que haba dejado de escribir al separarme de Agustina. La presentacin del experimento tramada por Rex estaba destinada a ofrecerme el evidente camino de dejar que29

los alucingenos invadieran mis neurotransmisores y toda mi mente se entregase al streap-tease ordenado por la mquina, en plan experiencia terrible que sacude las estructuras, the sleeper must awaken, ese tipo de cosas. Pero a la vez la oportunidad de los hechos, la especie de cadena causal o sensacin de que todo est extraamente conectado, como si el momento presente pudiese convertirse en un lbum conceptual o un rompecabezas de gran complejidad cuya resolucin iba en camino, por no mencionar adems la velocidad con la que todo vena sucediendo, me haca pensar que, como el Mr. Jones de la Ballad of a thin man de Dylan, algo estaba pasando y yo no tena la menor idea de qu poda ser. Well, do you, Mr. Stahl? Y lo peor era que saba muy bien que ese camino de conspiraciones y paranoias iba a terminar por llevarme a dudar si la historia del Salvo no podra haber sucedido de verdad. Los recuerdos de Rex, despus de todo, nunca fueron de fiar; mezclaba memoria y deseo como los ingredientes de un cctel, de esos bien elegantes, que toman los espas y los diplomticos. Quiz haba entrado al Salvo, hecho lo que tena que hacer y luego, robticamente, viajado a la oficina de su designer en las viviendas de enfrente al Cementerio del Buceo, donde, en virtud de algn flashback o cada del trance, recuper la conciencia y rellen con su imaginacin involuntaria (compulsiva?) el tiempo perdido. El deseo de dar una explicacin a todo en lo que Rex se diferenciaba de Jon, cuyo anhelo era creerle a Rex lo habra llevado a unir su experiencia reciente con la mquina a las alucinaciones de aquella tarde en el Salvo y el Buceo. Poda ser; es decir, Rex no menta, no ficcionaba: estaba convencido de decir la verdad. Estaba posedo por la verdad. Pero este tipo de pesquisas detectivescas siempre termina por aburrirme, ms all de que est claro que el nico lugar en el que existe la verdad es la novela policial. Ergo, la verdad me aburre. Un mundo de ficciones es ms divertido y, creo, lo ms parecido al mundo que nos rodea, sea cual sea. O sea que son verdad: Eso es una trampa, un laberinto; uno cree que sali pero sigue adentro. Estaba sacando la llave de casa y subiendo los tres escalones que separaban la puerta del edificio de la vereda cuando not en la vereda de enfrente a mis vecinas, las dos. Era la primera vez que las vea juntas, la primera vez, de hecho, que las vea bien, sin asistencias pticas. La mayor era exactamente igual a cmo la haba descrito Jon: 1.70, ms o menos, y salida de una pelcula de Russ Meyers; le estim unos veintids o veintitrs aos, seguramente una chica del interior que haba30

viajado a Montevideo para estudiar Derecho. Estaba de musculosa blanca y shorts; habra pasado horas contemplndola mientras catorce robotitos mineros en las cavernas de mi crneo dejaban sus picos y carretillas para pajearse a toda velocidad mirndola proyectada en la cara interna y cncava de algn hueso. Su hermana tena claramente los diecisis o diecisiete aos que le haba estimado y supuse que estaba de vacaciones y los padres la haban enviado a pasar unos das con su hermana en la capital. Fing que chequeaba un mensaje en el celular para justificar mi presencia parado ah como un idiota; la menor le deca algo a su hermana, que sonrea mirando en direccin a donde estaba yo, para entrar de inmediato en su edificio. Guard el celular y abr la puerta; llam al ascensor y arengu a los enanitos de mi cerebro para que combatieran los interminables segundos que le tomaba al ingenio (marca Stahl, curiosamente) arrastrarse hasta el piso diez; entonces abr la puerta a patadas (es un decir), me apur a descorrer la persiana y aguard a que aparecieran, todava aferrado al libro de Scarone. Nada. Si entraron a su apartamento, se cuidaron muy bien de pasearse cerca de la ventana. Esper unos minutos, por las dudas, sin dejar de espiar, y me aburr. Msica, Nirvana, In utero, Scentless apprentice a todo volumen. Dej pasar unos cuantos das antes de llamar al viejo; en el medio surgi la posibilidad de tocar en Atlntida, en una especie de festival veraniego que a Jon lo entusiasm en plan chicas fciles y a m me pareci la excusa perfecta para pasar ms calor, exponerse al sol, volverse aun ms irritable e irritado en un medio poblado por msica irritante y gente irritante. Dije que no debamos aceptar. Esperaba que Rex coincidiera conmigo en que siempre era sensato detestar los festivales playeros con bandas de ska, reggae o punk a la uruguaya, o todo a la vez y, razonablemente, preferir quedarse a la sombra, ante un ventilador, con cerveza helada, marihuana y un disco de Iggy y los Stooges o el Some girls; pero su voto fue a favor, por lo que ya que el baterista de turno no tena voz alguna en este tipo de asuntos qued decidido que s iramos. Faltaba nada ms que ocuparse de ciertos detalles, tambin irritantes, como el transporte y los equipos; Jon haba establecido que del sonido se ocupara la organizacin del festival, por lo que slo necesitbamos llevar nuestros instrumentos. Vamos en mnibus?, pregunt Rex de repente. Puse cara de espanto. Cmo en mnibus?, le espet enojado, tomar un interdepartamental lleno de gente con este calor, cargando guitarras, bajo y31

pedaleras? Y eso implicaba asumir que la batera tambin estaba esperndonos y que no haba que cargar con platos, el redoblante y Relax, Freddie, relax dijo Jon, imaginate todas las chicas dispuestas a ser sodomizadas en el living de la casa de veraneo de sus padres. Pero no podremos conseguir, no s, una camioneta, algo? Y vos tens dinero para eso? No, pero algn amigo Rex? Nada. Es mnibus o nada, amigo Stahl, no tenemos alternativa. Homero Simpson: no tengo alternativa, Marge, en el captulo en que para balas de can con la panza y le dice a Billy Corgan mis hijos te admiran mucho, y gracias a tu lgubre msica han dejado de soar con un futuro que yo no puedo darles. Rex y Jon como Bart y Lisa, yo negndome a ese futuro brillante. Me encog de hombros. Haba que imaginarlo como un fin de semana perdido, un parntesis privado de conciencia y sentidos. Rex, una vez ms, sera mi abogado samoano. Y me servira para distraerme del hecho de que no estaba del todo seguro acerca de probar o no probar los alucingenos y la conexin con la mquina, cosa que, debo admitir, me avergonzaba espantosamente. El toque result mediocre, no por nuestra culpa (aunque entonces todava no cantaba Persfone y era Rex quien se encargaba de las voces principales, detrs de tantos efectos que su voz robotizada hubiese generado cuatro orgasmos instantneos en la gente de Kraftwerk) sino porque, una vez ms, ramos la banda equivocada en el lugar equivocado. Rex estall despus de bajar del escenario. Pero esta gente qu escucha!, gritaba, bastante borracho, no pueden concebir que una banda no tenga vientos, que las guitarras no tengan ritmo de Ska? Una mierda! Yo saba que no haba que venir! Me call la boca; no era la primera vez que suceda. Terminamos tratando de levantar chicas en la rambla, sin xito. Rex y yo nos volvimos a la una de la maana; Jon se qued con unas antiguas amigas del liceo, dejadas caer por el destino, pero, en las inmortales palabras de Franz Kafka a su amigo Brod (o era Bill Murray disfrazado de Kafka?), no para nosotros, Max, no para nosotros. Cuando llam al viejo y le expliqu lo qu quera me dijo que fuera de inmediato, que mi presencia le32

vena muy bien por un problema que estaba, y cito, golpeando a su puerta. Asum que se trataba de un percance relacionado con esa variante epistemolgica de la informtica que deca practicar, as que sal, curiossimo, a toda velocidad. Entr al Salvo, sub al ascensor y di de inmediato con el pasillo del viejo, pensando que haba sido un idiota al darle as fuese un tomo de credibilidad a la historia de Rex. La puerta del viejo estaba abierta y tambin la del putero; escuch gritos, amenazas, una voz reconocible la del viejo, dos de mujer y tambin unos sonidos guturales que entend pertenecan a los pendejos de la otra vez, seguramente encargados de la seguridad del recinto. El viejo apareci en el pasillo, como si alguien lo empujara desde adentro del apartamento. Me adelant, no sin un poco de miedo, y me par a su lado en plan qu pasa ac, qu pesetes a mi amigo, hijo de puta. Los pendejos tendran como mucho diecisiete aos me miraron con cara seria soy alto y a veces puedo parecer bastante grande fsicamente; por desgracia carezco por completo de habilidades de combate y asumieron que era conmigo con quien deban hablar. No haba pronunciado palabra alguna cuando me miraron a los ojos y me agitaron las manos ante la cara en plan brothas from daghetto, a la vez que proferan con voces agudas y rasposas el equivalente en su registro idiomtico de: Dgale a ese viejo detestable que su presencia no es tolerada en nuestro establecimiento, nos ha entendido? No queremos saber nada de su persona, estamos dispuestos a iniciar una combustin de y sobre su cuerpo a base de disparos de armas de fuego. Una vez ms, nos ha entendido? No estamos dispuestos a tolerar que se acerque siquiera cinco metros a nuestra querida Aldonza, est claro? El viejo se meti en su apartamento callado la boca y yo trat de poner algn tipo de expresin dura que sirviese en sustitucin de las palabras que, saba, era incapaz de encontrar. No s si result, pero los pendejos se metieron en el putero y cerraron la puerta. Bueno, mi amigo, gracias el viejo se haba sentado en un silln y estaba secndose el sudor de las manos, por lo menos su presencia sirvi para asustarlos un poco. Se ha vuelto terrible el vecindario, verdad? Cerr la puerta y me sent. Pero por qu vive ac? No podra mudarse a un lugar mejor? Debe haber docenas de apartamentos ms baratos que este en edificios mejores Son las races, amigo escritor, cuando uno quiere acordar estn por todas partes. No hay ganas de irse, de33

moverse. No porque se est bien as, no; por el movimiento. Con qu necesidad? A esos dos se los asusta fcilmente, no representan un peligro, usted me entiende, real. Se levant y sac de un cajn una botella de whisky. The Famous Groose, por la mitad. Es el mejor que tengo; en tiempos mejores atesoraba algunas botellas de single malt, pero por ahora este se ha convertido en mi marca favorita; dijo , no el que ven las visitas, por supuesto. Sin hielo, va a tener que ser. Haba tres vasos en el piso; tom uno, lo llen hasta la mitad de whisky y me lo tendi. Beb un traguito; llamas, en un vaso polvoriento. Precisamente. Gracias dije, salud. El viejo se sirvi, asinti con la cabeza y levant el vaso en plan brindis. Dio un trago largo y dijo: Su amigo no tuvo mucha suerte con nuestro experimento. Quiz porque se trat de la primera vez y hubo demasiadas sorpresas como para enfocarse. Pero respondi bien a los estmulos. Le habr contado, me imagino S, qued muy entusiasmado; no hemos tenido la oportunidad de volver a hablar del tema, ya que otras cosas nos ocuparon en estos das, pero estoy seguro de que pronto, cuando todo se estacione en su mente, podr sacar ms y mejores conclusiones. El viejo se encogi de hombros. No s si mejores ms, s, pero mejores no necesariamente. A veces ese estacionarse que usted menciona no hace ms que normalizar las cosas, convertirlas en material ya procesado, en clich Quiz es precisamente la experiencia nueva, no domesticada an, la que encierra la verdad en estos casos. Es lo que pasa con los escritores, no es cierto? Tienen que encontrar palabras para aquello que no admite palabras. Cmo escribira usted sobre una experiencia como la de su amigo? Disculpe si me niego a llamarlo Rex es un nombre de perro, despus de todo. Por qu lo escogi, ese, precisamente? Misterio. l niega todas las respuestas obvias. La banda de Marc Bolan, por ejemplo. O el dinosaurio de Toy Story, o el viejo juego de ZX Spectrum, o Rex el perro maravilla de la DC Comics. Y quiz estoy de acuerdo con lo que dice sobre las palabras. Entonces por qu es escritor? No s si lo soy; hace como dos aos que no escribo nada. Y eso hace que deje de serlo? Si un escritor es quien escribe

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Quiz un escritor sea quien muestra una disposicin especial, ms all de que en el presente escriba o no Muchos escritores, despus de todo, han dejado de escribir. Ante el horror de saberse traficando informacin con las potencias oscuras, escribiendo reportes del estado de la humanidad y la civilizacin para los extraterrestres que reclamarn la propiedad de la Tierra? Y muchos de ellos supieron de las grandes dificultades a la hora de decir lo indecible. Rimbaud, por ejemplo, que dej la literatura y se fue a frica a traficar armas y esclavos. Pero tambin cabra decir que de lo que no se puede hablar mejor callar, o sea nothing you can say that cant be said, y que un escritor slo dice lo que puede ser dicho y nada ms. O sea, que no hay nada ms all del lenguaje. La experiencia ensea lo contrario, joven. Sonaba convencido; prefer no discutir. El hecho de que est aqu continu, supongo, implica que quiere prestarse a nuestro experimento, verdad? Estoy muy curioso al respecto, s. Pero le confieso, ms all de comunicarme mejor dicho, de la posible comunicacin que pueda sostener con su mquina, creo que lo que me interesa de verdad es la experiencia que relat Rex, especialmente la nocin de que ciertos procedimientos mentales son vueltos perceptibles, evidentes El viejo asinti con la cabeza y sirvi otra ronda de whisky. A este paso se le iba a terminar demasiado rpido el Famous Groose (y tom nota mental de comprarle una botella como agradecimiento). Beb un trago, ya anestesiadas mis papilas al lquido tibio, mientras el viejo pona un tango instrumental en un radiograbador en ruinas. Tango, el Salvo, habitacin destartalada, manchas de humedad, el cielo gris en la ventana. La vieja Montevideo de la que tanto me he querido despertar. Empec a deprimirme. Abajo del Salvo hay tneles, sabe? Son parte de esa red conectada al Panten Estatal en el Cementerio Central, que recorre la ciudad vieja y llega quin sabe hasta dnde. Son tneles anegados, en su mayor parte; ya a nadie le interesa investigar. No dije nada. A qu vena aquel comentario? Pero tuve un amigo, hace aos, que investigaba esos temas. Un escritor, como usted. Emilio Scarone, se llamaba, lo conoce? Por supuesto dije, reanimado por la mencin a Emilio, por la sincrona, la coincidencia, de hecho hace das que vengo releyendo la novela, la nica novela que35

public, El sueo de Tesla. Qu casualidad que lo nombre yo lo conoc muy bien a Emilio, fui parte de su grupo ms inmediato all por 1994, cuando quiso sacar aquella revista, Vermilion Sands. Fuimos muy amigos, luego tuvimos una discusin ms bien violenta, y ah quedaron las cosas. No nos hemos vuelto a hablar, mucho menos ahora que est... desaparecido. Es una palabra que en este pas tiene otras connotaciones, lo s, pero en el caso de Scarone no sabra qu pensar. Muchos creen que se mat. Hasta donde s estaba en Espaa. Eso se dijo, s, pero yo tengo mis dudas. No importa; Emilio me dio la idea para la mquina o, mejor dicho, tuve la idea para la mquina hablando con l. Tena una mente fascinante; lamentablemente era incapaz de sostener una idea, de llevarla hasta sus ltimas consecuencias. No poda desarrollar un tema, apenas llegaba a mencionarlo, tirar unos cuantos fuegos artificiales y luego pasar a otra cosa. Pero el repertorio, usted me entiende pudo llegar a ser asombroso. Lo es; quienes hayan ledo su obra completa pueden dar fe. Obra completa? Emilio escribi mucho ms de lo que usted cree. Y no se lo digo con mala intencin, aunque lo parezca. Es una pena que muchos de sus textos, no necesariamente de ficcin, hayan desaparecido con l. A veces pienso que si bajo a los tneles lo encontrar. Y, sabe? ojal fuera as. l sera el candidato perfecto para conectarse a mi mquina. Claro que si todo esto fuera parte de uno de sus cuentos habra en el final una fusin, conformar una sola entidad, la mquina y el ser humano. Sera un happy ending, no? O quiz, si fuera el ltimo Emilio, el de la poca en que usted lo conoci, todo terminara con el final del mundo y el formateo del programa de quienes nos imponen la realidad Me encog de hombros y termin el whisky de mi vaso. Bueno dijo, tenemos que fijar un da, y tambin necesito hacerle algunas preguntas, para determinar bien las dosis, entre otras cosas. Llen los vasos la botella qued vaca y encendi una de las computadoras. Tecle rpidamente y de la oscuridad de la pantalla se desgajaron unas ventanas de planilla de clculos. Me pareci raro constatar que no se trataba de un viejo Quattro Pro, mientras preguntaba edad, peso, si tena alergias, si tomaba alguna medicacin, ese tipo de cosas. Contest como en el consultorio del mdico, al instante y sin pensar. El viejo empez a servir del whisky barato; dio vuelta el cassette36

de tangos y, hacia el final de la tarde, terminamos hablando de mujeres. Result ser una historia por dems clsica; el viejo haba visto no s qu en la mirada de la chica del putero, que usaba el nombre profesional de Shirley aunque, segn dijo, en realidad se llamaba Roxana. Sonre y empec a silbar, en plan referencia, la cancin de The Police en la versin de la pelcula Moulin Rouge, pero el viejo no pareci reconocerla y, sin importarle despus de todo, qu poda importar, sigui contando. La chica en un principio haba sido bastante receptiva a sus gentilezas y regalitos pero pronto empezaron a surgir asperezas. Era de esperarse, le dije, pero no me respondi. Enamorarse de una prostituta es de lo ms literario, quise decirle como dicindole entiendo, viejo, pero sos un boludo, no pods esperar aquella idiotez de que la ms prohibida de las frutas te espera hasta la aurora. En realidad estaba claro que nada que pudiese decir iba a tener algn efecto: era un monlogo, casi con total seguridad pensado y ensayado por un viejo solitario que preparaba sus palabras para los momentos, contadsimos y centrales, en que tena algn tipo de compaa. Siempre sospecho de las historias, le dije despus de un rato, y me qued mirando. Haba logrado detener el discurso justo cuando aparecan los pendejos de seguridad como agentes de Hades que retenan a su Eurdice en el rea de interrogatorios del inframundo; sin ir ms lejos, comenc, Rex me cont hace poco que una vez tuvo una experiencia especial ac en el Salvo, sumamente dudosa, que quiz le haya contado La de los pasillos y las criaturas infrahumanas? Esa misma; a lo que iba es que yo siempre sospecho de las historias, sobre todo cuando se me aparecen demasiado cmo decirlo narrativas. En el sentido de principio, nudo, desarrollo, ese tipo de cosas O es principio, desarrollo, nudo? Nunca me acuerdo Soy tan insoportable a veces. Y no ser deformacin profesional?, en ltima instancia quiz un escritor sea aquel que sospecha siempre del lenguaje y, a la vez, siempre cae en la trampa, incluso sabiendo que es una trampa. O sea que el escritor es el animal que tropieza ms veces con la misma piedra? No le dije yo que no hay que confiar en los escritores? Sonre. Haba que terminar con el dilogo hecho a base de preguntas. Bueno dije, pero en ltima instancia la conclusin de Rex es que su mquina interfiere con la realidad y crea espacios capaces de plegarse sobre s37

mismos y abrirse a otras realidades, si es que entend bien. Muy Philip K. Dick. El viejo asinti. Pero es perfectamente plausible. Buena intuicin, la de su amigo. Entonces usted cree lo mismo, que la mquina es capaz de alterar la realidad? La realidad, la percepcin de la realidad, qu ms da? Es todo lo mismo. Tambin podra pensarse que, si la experiencia que tuvo Rex es verdad, o sea, si realmente le sucedi, si realmente cree que le sucedi y no est mintiendo es decir, que no est armando una historia, una ficcin, si todo eso realmente pas, tambin puede ser por tantas sustancias qumicas que usted guarda aqu, vapores, residuos, algo que perfectamente pudo carsele en el pasillo o aquello no llevaba a ninguna parte; faltaba la palmadita en el hombro suministrada por un Sherlock Holmes o William de Baskerville dicindome bien, nene, bien, pero segu intentando. No se le ocurri esa solucin? Quiero decir, admitiendo que existe un problema, cosa que todava dudo, no le parece posible darle una explicacin ms qumica, ms accidentalmente qumica? Es posible, pero eso sera el modus operandi. La voluntad sera la de la mquina. Rex confirm ante todo un deseo de comunicacin. La mquina, aparentemente, quera examinarlo, entenderlo. No fue posible, pero el intento estuvo all. Hasta la desesperacin. Sobrecarga, digamos? Por qu no? Es posible que la mquina no controle su propia fuerza. Me recost en la silla y cruc los brazos. Era uno de esos momentos, tan incmodos, en los que se vuelve necesario admitir que una parte de nuestra mente cree todava en las exclusiones cartesianas y cae en esa facilidad horrible de descartar todo lo nuevo, raro y misterioso pensando que el que lo dice est loco. No pude evitarlo: El viejo perfectamente poda estar loco. Y Rex, por supuesto, tambin estaba loco. Y yo estaba loco o estaba a punto de enloquecer; los argumentos a favor de esa hiptesis eran legin: Syd Barret, por ejemplo, pero me avergonzaba pensarlo, me senta el enemigo, me pareca la solucin ms fcil, ms adecuada a la estupidez promedio del ciudadano bien pensante. Es decir: todos tenemos un ciudadano bien pensante ms o menos oculto en algn recoveco de la mente, con sentido comn, ideas de centro o izquierda moderada y el resto del arsenal de opresin, escondido, aguardando con el ndice pronto. La mejor estrategia a seguir es matarlo

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con drogas. A Jon y a Rex les resultaba fcil, a m no tanto. Me levant. Se me hace tarde ment, tengo algunas cosas qu hacer. Espero su llamada para el experimento? El viejo tambin se levant. Me palme el hombro izquierdo y abri la puerta. Nos vemos, dijo, maana o pasado estoy llamndolo. La puerta del putero estaba cerrada. Camin hacia el ascensor pensando en los principios, en los valores, en su ausencia. Me senta capaz de la peor de las traiciones; sal a la sopa de luz y calor de la calle y sent que aquella tristeza del tango y la vieja Montevideo no haba hecho ms que crecer, como una mancha de humedad en una pared, como las escrituras en los baos pblicos. La venganza de Onetti, pens, y me jur con toda la determinacin posible que lo primero que hara al llegar a casa sera abrir un libro de Philip K. Dick. A eso de las dos de la maana descubr que la chica de enfrente estaba mirndome. Me haba acostado en el silln de la sala con Tiempo de Marte y, en el vano intento de que entrara algo de aire, haba descorrido por completo las persianas y abierto al mximo la ventana. En el momento en que termin el CD que estaba escuchando Swordfishtrombones, de Tom Waits, cuando me levant para cambiarlo y cedi el encantamiento de la prosa y las ideas de Philip Dick, algo me hizo mirar hacia afuera y encontrar la mirada de la chica, que tampoco se esconda detrs de persiana o cortina alguna. Estaba en ropa interior, una bombacha pequea y el mismo soutien con push up. Haba algo parecido a una sonrisa en su cara, como si reclamara que reviviramos el momento de unos das atrs. Me par ante la ventana y apoy las manos en el borde, igual que ella. Sent que entre nosotros haba una tormenta o una inundacin, que ramos dos grgolas en una ciudad armada sobre una catedral gigantesca, devorada por las aguas, con los relmpagos gritando por todas partes. Cerr los ojos e imagin cmo poda seguir aquella escena. Quiz aparecera su hermana, tambin semidesnuda, y le pondra las manos en los hombros o, por qu no, en otras partes del cuerpo. Poda cruzar la calle, poda traerla a mi cuarto, a mi cama. Por qu no lo haca, por qu al menos no lo intentaba? No en virtud de algn imperativo moral, por la presunta aberracin de que un tipo de veintisiete se cogiera a una nia diez aos menor algo que, despus de todo, pasa todos los das. Era porque no deba terminar as, supuse, porque no era hacia all a donde conduca el camino en que me senta parado con una mochila y el estuche de la guitarra39

lleno de papel, teclas y pginas arrancadas de mis libros favoritos. O era el ciudadano bienpensante hablando una vez ms? Pens que se trataba de mirarla, de ser mirado; no estaba al comienzo de nada, estaba al final, al trmino de una carretera o en los ltimos compases de una composicin musical. Eso o que, como ante el impulso de escribir, todo se detena al borde de mi piel, paralizado por el miedo o por quin sabe qu otra legin de demonios dibujados por Walt Disney. Nunca supe qu pensaba ella, por supuesto, pero quise creer que tambin me miraba para que la mirara, que todo aquello mora en las miradas, en el no entender ms all de cierto punto, en el no saber. Porque no quera romper el momento en tontas introspecciones (despus de todo, para eso estara el experimento con la mquina, si me atreva a probar) que me llevasen a entender