tradiciones y estrategias de movilización social en los partidos opositores durante el peronismo....

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Tradiciones y Estrategias deMovilización Social en losPartidos Opositores Duranteel Peronismo. El Caso delPartido Comunista y la Unión deMujeres de la ArgentinaAdriana María Valobraa

a Universidad Nacional de La PlataPublished online: 07 May 2014.

To cite this article: Adriana María Valobra (2005) Tradiciones y Estrategias deMovilización Social en los Partidos Opositores Durante el Peronismo. El Caso del PartidoComunista y la Unión de Mujeres de la Argentina, Canadian Journal of Latin Americanand Caribbean Studies/Revue canadienne des études latino-américaines et caraïbes,30:60, 155-182, DOI: 10.1080/08263663.2005.10816882

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TRADICIONES Y ESTRATEGIAS DE MOVILIZACION SOCIAL EN LOS PARTIDOS OPOSITORES DURANTE EL PERONISMO. EL CASO DEL P ARTIDO CO MUNIS TA Y LA UNION DE MUJERES DE LAARGENTINA

ADRIANA MARiA V ALOBRA Universidad Nacional de La Plata

Resumen. Este estudio analiza el surgimiento de la Union de Mujeres de la Argentina. La entidad se crea al calor de una estrategia politica del Partido Comunista Argentino (PCA) durante los primeros aiios del gobierno peronista (1946-1949). El PCA intento construir estructuras alternativas: las organiza­ciones de masas. Éstas conjurarian la peronizacion y la manipulacion estatal. En esta accion, rescato dos experiencias de movilizacion precedentes: la Junta de la Victoria (JV) y las Agrupaciones Barriales (AB) aparecidas en los '30. El articulo destaca las interrelaciones entre estado, partidos y sociedad civil a lo largo del tiempo.

Abstract. This article analyzes the beginning of the Union de Mujeres de la Argentina, an organization that began as a poli ti cal strategy of the Communist Party (PCA) during the first years of the Peronist government (1946-1949). The PCA tried to build alternative structures-the mass organizations. These organizations worked against peronizaci6n and state manipulation. In this way, the strategy rescued two earlier mobilization experiences, the Junta de la Vic­toria and the Asociaciones Barriales, both appearing in the 1930s. In sum, this article highlights the interrelation between state, party, and civil society during that time.

Canadian Journal of Latin American and Caribbean Studies, Vol. 30, No. 60 (2005): 155-182

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Los movimientos sociales de mujeres hacen eclosion en Argentina a principios del siglo XX y es el estudio de estos primeros afios el que predomina en la historiografia. Se destacan las indagaciones sobre socialistas y anarquistas enfocandose en las estructuras politico par­tidarias o de los movimientos asi como en el retrato de trayectorias destacadas ("las grandes mujeres") que nuclearon en tomo a si una organizacion mayor, aunque no es ésta referente de estudio especial­mente (entre otros, ver: Cosentino 1984; Cichero 1994; Henault 1983; Lavrin 1986).

Las investigaciones se centran en los movimientos femeninos unidos al sufragio de la mujer. Estas indagaciones coinciden en se­fialar que las mismas son silenciadas por varios aspectos que deben comprenderse al calor de los contextos mundiales y nacionales cu­yas tramas se entrecruzan. Efectivamente, la polarizacion politico ideologica de la Segunda Guerra Mundial tuvo un enorme eco en el escenario argentino. Los gobiemos conservadores, que desde 1930 regian los destinos nacionales basados en el fraude electoral y la vio­lencia politica, vieron su fin en 1943 cuando se produjo un golpe de estado. Los militares que tomaron el poder-entre los que pronto se destaco Peron-no solo se arrogaron el derecho de terminar con el venal sistema conservador si no que también se hicieron eco de las posiciones de neutralidad intemacional que, en realidad, cubrian un apoyo a las potencias del Eje.

El gobiemo de facto instalado y la situacion mundial coadyuvaron en la disolucion de las demandas sufragistas. Por un lado, la Segun­da Guerra Mundial desvio el esfuerzo de la mayoria de los grupos de mujeres en pos de la ayuda pro aliada y dejo en segundo plano la reivindicacion del sufragio. Por otro, la escalada de tradicionalismo que desato el golpe de estado de 1943 cerceno las posibilidades de interpelar al estado en este aspecto y luego, cuando el ascendente Peron comenzo a dar muestras de una preocupacion por la "cuestion femenina," 1 la desconfianza de los sectores de poder politicos sobre sus posicionamientos ideologicos-al que tachaban de nazistas-llevo a que las agrupaciones lo rechazaran. Finalmente, las investigacio­nes coinciden en que hubo un silenciamiento (N av arro 1994, 191) cuando las organizaciones femeninas apoyaron a la Union Democra­tica vencida por el Partido Laborista liderado por Peron en las elec­ciones de 1946.

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Los estudios del periodo posterior indagan el modo en que los partidos mayoritarios incluyeron a la mujer. Por un lado, las estruc­turas del Partido Peronista Femenino (PPF), formalmente organiza­do en 1949, y la figura de Eva Peron ocuparon buena parte de las disquisiciones académicas (Bianchi y Sanchis 1988; Barry 2001; Guivant 1985; Barrancos 2002). Éstos estudios senalan la estructura verticalista del partido y el modo en que se construy6 en tomo a Evi­ta un lugar fundacional respecto de la ciudadania femenina y el liderazgo carismatico del peronismo que lleg6 a disputarle al mismo Peron. Sobre las mujeres en la Union Civica Radical hay pocos estu­dios (Gallo 2001) y no han dado cuenta de las causas por las que este partido no incluy6 mujeres en las listas electorales después de la san­ci6n de la ley de derechos politicos femeninos de 194 7. Sobre las socialistas, comunistas y anarquistas entre 1945-55 no hay abordajes.

Este silencio parece fundarse en cuestiones relacionadas con la interpretaci6n acerca del periodo. Éstas estan basadas en la difundi­da concepci6n de Luis Alberto Romero acerca de que "el peronismo sesg6 sistematicamente los ambitos de participaci6n aut6noma, ya fueran estos apartidarios, sindicales o civiles, y tuvo una tendencia a penetrar y 'peronizar' cualquier espacio de la sociedad civil..." (Ro­mero 1994, 153). Esta peronizaci6n de la sociedad realizada desde el Estado, se combina con la encarnaci6n y concreci6n de "un vigorosisimo movimiento democratizador, que asegur6 los derechos politicos y sociales de vastos sectores hasta entonces al margen, cul­minando con el establecimiento del voto femenino y la instrumenta­ci6n de medidas concretas para asegurar a la mujer un lugar en las instituciones" (Romero 1994, 154 ). Esta suerte de "democracia estatizada" o "autoritarismo antiliberal corporativo" habria barrido con todos los movimientos previos o los habria cooptado (Capobianco 2003).

Teniendo presente las tesis acerca de que durante el periodo de entreguerras se conforma una vigorosa sociedad democratica alenta­da por pequenas y medianas agrupaciones del nucleo civil (Gutiérrez y Romero, 1995), parece necesario analizar de qué modo éstas reformularon sus practicas profundizando o no las relaciones con los partidos politicos, oponiendo estrategias de resistencia y buscando nuevos canales de expresi6n. No hacerlo lleva a minimizar su forta­leza anterior y su capacidad de resistencia o, por el contrario,

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magnifica la habilidad del peronismo para imponerse como un todo coherente y univoco desde el primer momento.

En esta investigaci6n se cuestionan estas imagenes: mas que des­aparecer, esos movimientos se volvieron invisibles de por al menos dos motivos. Uno, el peronismo mismo se legitima como inaugural desestimando cualquier otro precedente. Otro, las investigaciones posteriores, al realzar al peronismo como desestructurante de un pro­ceso democratico prospero en el periodo de entreguerras, no dieron cuenta de las resistencias existentes. Particularmente en el caso de los movimientos femeninos, la relevancia del PPF y la figura de Evi­ta habrian jugado ese rol. No se observa c6mo se apropiaron estos grupos del momento hist6rico y de las ventajas que supusieron los derechos politicos adquiridos tras la sanci6n de la ley 13010/47 ni tampoco qué estrategias implementaron, en tanto opositores, para evitar la manipulaci6n o las condiciones antidemocraticas que criti­caron en el gobiemo que sancion6 el sufragio.

Este trabajo busca destacar la complejidad de las interrelaciones entre estado, parti dos y sociedad civil entre 1946-49. Para ello se analiza el surgimiento de la Union de Mujeres de laArgentina (UMA), entidad creada al calor de una estrategia de acci6n del Partido Co­munista (PCA). Éste intenta construir estructuras altemativas a las partidarias buscando generar organizaciones de masas que conjura­ran la peronizaci6n y la manipulaci6n estatal. En esa concientizaci6n incluy6 no solo a sus militantes si no a otros sectores sociales al tiempo que rescat6 dos experiencias de movilizaci6n precedentes: la Junta de la Victoria (JV) y las Agrupaciones Barriales (AB).

El corpus esta compuesto por fuentes orales ( entrevistas a diri­gentes y participantes de la UMA y la JV) asi como fuentes escritas (autobiografias de dirigentes, la revista Nuestras Mujeres (NM)-6rgano de la UMA, Mujeres en lucha-revista de la JV, boletines de la N y otras revistas y diarios de la época y archivos personales ). Relacionar ambos tipos de fuentes permite sino superar las dificulta­des de cada una de estos materiales de abordaje hist6rico al menos contraponerlos.

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No partir de cero

El periodo entreguerras encontr6 a la Argentina atravesando la "res­tauraci6n conservadora" instaurada en 1932 y vigente hasta 1943 en que fue interrumpida por el golpe de estado. Politicamente tefiida por el fraude-uno de los elementos distintivos de una democracia for­mal (De Privitiello 2001, 120)-y la violencia politica contra toda forma de oposici6n (Canton, Moreno y Ciria 1980, 166). Material­mente, el periodo esta marcado por el impacto de la crisis de 1930, un consecuente proceso de industrializaci6n por sustituci6n de im­portaciones que hacia 1935 se resuelve en una recuperaci6n econ6-mica sin redistribuci6n.

Los conflictos mundiales-Guerra Civil Espafiola y Segunda Guerra Mundial-volvieron el panorama intemacional mas comple­jo, exigiendo posicionamientos de los gobiemos y sectores politicos que no fueron faciles ni claros. Seglin Bisso, "los paralelos que se cruzaban entre la politica local y la realidad intemacional fomenta­ban el prop6sito de los diferentes grupos poli ti cos, de utilizar los idea­les de la Segunda Guerra Mundial como mito de movilizaci6n inter­na" (Bisso 2002a).

El PCA despleg6 una estrategia merced a los aprendizajes euro­peos y nacionales (Camarero 2003). El comunismo intemacional ya habia multiplicado sus esferas de participaci6n otorgando a los mo­vimientos revolucionarios una organizaci6n por la que lograba de sus integrantes " ... grandes do sis de entre ga y sacrificio, ademas de una disciplina militar y una concentraci6n total en la tarea de llevar a buen puerto las decisiones del partido a cualquier precio que hacia posible que incluso las organizaciones pequefias hicieran gala de una extraordinaria eficacia" (Hobsbawm 1995, 83).

Si bien este desdoblamiento respondia a una acci6n generalizada de los partidos en el contexto nacional, el PCA encontr6 motivacio­nes propias. "La persecuci6n estatal y la intransigencia politica del PC, férreamente alineado con las directivas emanadas de su organi­zaci6n intemacional, habian contribuido a este aislamiento" (Macor 2001, 82). Las décadas de los 1930s y 1940s habian dejado el juego politico acotado merced a las practicas coercitivas y fraudulentas que se implementaban desde el gobiemo hacia partidos politicos y orga­nizaciones sindicales. En este contexto, el PCA fue especialmente

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vulnerable pues su accion se persiguio con encono y ello fue un ali­ciente extra para su insercion en estructuras extrapartidarias. Esta es­trategia permite entender la presencia de comunistas en agrupacio­nes como laN. El viraje de la III intemacional a partir del despliegue de movimientos fascistas y autoritarios en la Europa de entreguerras impulso al PCA a la politica de frentes cuyo objetivo era unificar las fuerzas politicas de cada pais en la lucha contra el fascismo. Asi, el PCA. se convertira en promotor de "frentes electorales" donde can­didatos de diferentes partidos se presentan en una sola lista o impul­sando a un mismo candidato presidencial. En ese contexto se inscri­ben los intentos frustrados del Frente Popular de 1936, su apoyo a la candida tura presidencial de Alvear en 193 7, 2 y los prim eros ensayos de Union Democratica" (Macor 2001, 82).

La asistencia a Espafi.a, primero, y la proaliada, después volvie­ron aser simbolos de la lucha contra el fascismo y se organizo movi­mientos de ayuda en todo el mundo. En Argentina, una de las agru­paciones destacadas fue la Junta de la Victoria (JV), creada en 1941, que privilegio la labor social y politica. La ayuda material de la N era sustentada por ciento veinticinco filiales exclusivamente de mu­jeres. Éstas organizaron " ... cientos de talleres donde se confecciona­ron centenares de miles de prendas, ( ... ), ademas de colectas popula­res, recolecto de todo tipo de alimentas no perecederos, conformando cada envio una verdadera movilizacion de masas" (Edelman 1996, 86).3

La Junta se caracterizo por la heterogeneidad de su composicion. Las comunistas trabajabanjunto a mujeres socialistas, radicales, con­servadoras, apartidarias, catolicas ... Ana Rosa Schlieper de Martinez Guerrero, presidenta de la N y representante de la élite local, com­partia sus tareas con una militante del PCA, Cora Ratto, secretaria de la Junta. Tal camaraderia solo es comprensible a la luz de la particu­lar situacion en que se encontraba el pais frente al conflicto bélico mundial y, en el caso de las comunistas, dentro de la estrategia del partido por seguir activo en un contexto por demas dificil para el partido. Los objetivos de la organizacion, expresos en su Estatuto, remitian a la articulacion politico-ideologica: "propendera a unir a las mujeres democraticas para prestar ayuda moral y material a los que luchan contra el fascismo. Su accion no sera ajeno (sic) a ningun esfuerzo por aniquilar definitivamente al fascismo, para estabilizar

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la paz, para defender los derechos de la mujer y solucionar los pro­blemas de la salud y la educaci6n de los nifios." Asi, el compromiso asumido para el sustento material de la Republica espafiola involucr6 a quienes veian en el fascismo una amenaza para la paz mundial. La JV moviliz6 las sensibilidades democraticas allende las diferencias partidarias.

Las organizaciones barriales, por su parte, surgieron unidas a la carestia de productos, la denuncia de acopiadores, el aumento de pre­cios (por las implicancias de la guerra en el pais agro-exportador) y a los conflictos generados en una sociedad en acelerada urbanizaci6n y con escasa infraestructura. Como retrata Ansaldi: "la Argentina 'modema' muere con el golpe del 6 de septiembre de 1930, pero la Argentina 'contemporanea' que nace en la 'década infame' no da res­puesta adecuada a los nuevos problemas y a menudo ha dejado sin soluci6n a los viejos" (Ansaldi 1987, 417). Situaciones que no eran nuevas en los '40, pues la organizaci6n colectiva para solucionarlos encontraba precedentes en "la movilizaci6n creciente de los afios trein­ta, que tuvo como tel6n de fondo las precarias condiciones de vida de la clase trabajadora. La vivienda--costo de los alquileres, hacina­miento-era uno de los problemas mas acuciantes. Las mujeres de­fendieron sus hogares frente a los multiples desalojos, enfrentandose asi con los funcionarios estatales varones" (D'Antonio 2000, 249).

Para 1940 las agrupaciones que trabajaban en tomo a estos as­pectos eran pequefias numéricamente pero se dispersaban geo­graficamente en gran cantidad y se nuclearon en la Junta Pro-aba­ratamiento. Algunas fueron muy activas como el Centro Femenino del Norte, que actuaba en la zona de Palermo, o las agrupaciones de Rosario, Ciudadela, Dock Sud y Villa Lugano. Sus acciones eran lo­cales, circunscriptas al barrio, aunque en la mejora de las condicio­nes del mismo no ahorraban visitas a los intendentes o entidades co­rrespondientes para resolver el problema.

El golpe de estado de 1943 evidenci6 para la oposici6n "demo­cratica" la presencia del nazifascismo en la Argentina. Tanto la JV como las AB tensaron las relaciones con el gobiemo pues demanda­ron la soluci6n a los problemas politico-econ6micos irresueltos que los militares se habian propuesto solucionar con resultados inciertos. Ambas entidades tenian perfiles delineados ya en lo politico y en lo econ6mico aunque podian extender sus acciones hacia uno u otro

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campo. Especialmente la JV "se habia convertido en un polo oposi­tor al gobiemo. En agosto de 1944, para celebrar la liberaci6n de Paris, habia convocado a un acto en Plaza Francia de la Capital, que fue la primera demostraci6n opositora en gran escala" (Deleis, de Titto y Arguindeguy 2001, 393). Por otro lado, si bien podian verse ciertos cambios en las politicas estatales, no se presentaba un entra­mado coherente y planificado que modificara el modelo de acumula­ci6n vigente en los anos anteriores. De este modo, los alcances de ciertas politicas sociales eran atm limitados.

El gobiemo de facto no dudaba acerca del "peligro" de las mili­tantes de izquierda en elias ni del destino de aquellas organizaciones. Ademâs, se agregaba la misoginia gubernamental que silenci6 especificamente la acci6n de las mujeres ocluyendo el tema de sus derechos politicos. El28 de junio de 1943, la JV fue clausurada. Paso a actuar en la clandestinidad y muchas veces sus miembros fueron encarcelados. El 17 de enero de 1944 el decreto 1050 de Ramirez suspendi6 a la JV asi como a la Junta Pro Abaratamiento de la Vida y Contra los Monopolios-que nucleaba gran numero de AB.4

A principios de 1945, en paralelo con el declive de las potencias del Eje en Europa, la promesa de un llamado a elecciones moviliz6 politicamente a la sociedad y se dio una incipiente apertura que le­vanta la inhabilitaci6n de las entidades y partidos suspendidos. El 1 de septiembre el PCA realiz6 su primer mitin y reabri6 locales.

Contra la politica autoritaria del gobiemo se habian unido los par­tidos que reflotaron la "unidad democrâtica" proyectada en el perio­do conservador. La Union Democrâtica (UD) cristaliz6 ese plan con una base heterogénea que incluia polos ideol6gicos que iban desde el Partido Comunista Argentino hasta el Parti do Conservador pasan­do por el radicalismo y socialismo. Los comunistas, con su pertenen­cia a laUD, lograban incluirse en el frente antifascista y "democrâti­co." Sin embargo, el apoyo a la formula presidencial de la Union Democrâtica (UD) naufrag6 tras la derrota del24 de febrero de 1946 en la que el "naziperonismo" habia logrado empinar a Peron. Como sostiene James, Peron habia logrado ignorar la dualidad que laUD le imponia entre libertad o nazifascismo a través de una nueva que lo ponia como centro de la discusi6n: la oposici6n a Braden, el embaja­dor de Estados Unidos en Argentina que se involucr6 en la "cruzada antifascista" contra la candidatura de Peron (James 1990). Retomaba

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asi uno de los principios fundamentales del PCA y del comunismo intemacional, la lucha contra el imperialismo. En este sentido, Peron cristalizaba electoralmente en su beneficio una prédica propia del PC y se beneficiaba de sus contradicciones, pues éste se alineaba en la UD que legitimaba las libertades democniticas, pero en la que se en­contraban los adalides del fraude, los conservadores (Ciria 1975, 190). Asimismo, los trabajadores y sindicatos-los sujetos revolucionarios anhelados del comunismo-volcaron las umas en favor del Partido Laborista y llevaron a su candidato, Juan Domingo Peron, a la presi­dencia. Las principales causas de adhesion al peronismo no fueron solo las reivindicaciones materiales propiciadas por Peron desde los distintos puestos en su labor en el gobiemo de facto, si no subjetivi­dades politicas y el reconocimiento en la interpelacion articulada por Peron desde esos espacios de poder-lo que James ha conceptualizado como la "estructura de sentir" que vehiculo el peronismo a partir de un nuevo tipo de ciudadania que fundia lo politico y lo social (James 1990, 29).

El PCA y la movilizacion de las masas femeninas (1947-1949)

A la luz de la situacion resultante tras las elecciones de 1946, el con­texto poli ti co de la Argentina se modifico notablemente. El peronismo se instalo en la escena haciendo gala de su mayoria y no fue un esce­nario mucho mas propicio para las acciones de oposicion. El PC de­bio reformular su postura, abandonando el esquema del naziperonismo (Altamirano 2002, 230). El gobiemo peronista, por su parte, juzgo que el comunismo, en cualquiera de sus formas, no era un aliado via­ble atm cuando éste se mostrara amplio politicamente. El Partido Comunista, como los grupos opositores en general, fue blanco de la represion policial o de grupos ultranacionalistas ligados al gobiemo, como la Alianza Libertadora Nacionalista.

Sin embargo, para el PCA, la heterogeneidad politica y economi­ca del peronismo fue propiciatoria para incluir su prédica en ese mo­vimiento. Asi, el PCA criticaba las practicas gubemamentales o su ausencia retomando los principios de la propuesta peronista, al tiem­po que apoyaba iniciativas en las que creia ver reflejos de sus pro-

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puestas (camo antiimperialismo o redistribucion de la tierra). Seglin Codovilla, "apoyar al gobiemo no estaria mal, siempre que se trate de apoyar a los elementos democniticos y no a los sectores reaccio­narios y profascistas" (Codovilla 1947, 13-14).5

La idea de reforzar la presencia del partido entre las mujeres, es­pecialmente trabajadoras, formo parte de una politica mas agresiva del partido en relacion a las nuevas circunstancias. Los modelas in­temacionales, 6 las directivas del PCUS y la propia experiencia del PCA fueron los precedentes. 7 El nuevo contexto demandaba premu­ra frente a la accion expansiva del peronismo. Efectivamente, un PPF in nuee en este periodo (194 7-1949) a través de los centras civicos (Barry 2004) y la A cc ion de Ayuda Social Maria Eva Duarte de Peron, habia salido a disputar también a las mujeres. En efecto, a su regreso de Europa, Evita se dedico a la organizacion institucional y se erigio en organizadora del consuma y adalid de los derechos politicos de la muJer.

Las mujeres eran una apetecible "clientela politica" en especial por su probada presencia en la coyuntura previa. Esta tarea fue pe­rentoria para todos los partidos y el peronismo no ahorro demostra­ciones de su eficacia. La magnitud que alcanzo la movilizacion y organizacion de las mujeres por parte del peronismo, aun antes del comienzo de la instalacion formai del Partido Peronista Femenino en 1949, se observo a partir de la manifestacion organizada el 3 de sep­tiembre de 194 7 ante la posibilidad del tratamiento de la ley sobre derechos politicos de la mujer.8 Si originariamente esta accion esta­ba encabezada por Peron, no habia que desestimar ellugar de Evita que se apropio de una prédica que las sufragistas y las comunistas habian labrado en el decenio previo. Codovilla consideraba que sub­estimar la labor de captacion que realizaba la esposa del presidente de la Republica era un grave error pues la masa femenina " ... cuyos intereses no constituyo motiva de preocupacion por parte de gabier­nos anteriores ( ... )-ven que el gobiemo actual se preocupa por elias y manifiesta su proposito de que les sea concedido el vota. De obte­nerlo por esa via, la mayoria de las mujeres apoyaran al gobiemo, sin discriminacion" (Codovilla 1947, 13).

En el intenta del PCA de expansion/recuperacion de las agrupa­ciones de masas femeninas, Alcira de la Pefia, una de las mas activas militantes comunistas argentinas, articula camo demandas en el XI

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Congreso una incorporacion numéricamente mayor en los cargos di­rectivos del partido y una accion mas contundente respecta de las mujeres, mientras que en un folleto partidario manifestaba la necesi­dad de impulsar una organizacion extrapartidaria de mujeres (de la Pefia 1946). Asi, la inclusion de las mujeres entroncaba con el objeti­vo del PCA de "presentarse como los representantes consecuentes de exigencias que el propio peronismo prometia satisfacer pero que no lograria cumplir. El modo de activar a los sectores populares fue propendiendo a la conformacion de asociaciones en el seno de la so­ciedad civil en demanda al Estado" (Acha 2003). La singularidad de la UMA residia precisamente en ese lugar de disputa politico ideolo­gico desde la sociedad politica.

El nuevo emprendimiento presentaba interrogantes subyacentes que no encontraban una respuesta directa ni (mica. (,Qué animadoras podrian ponerse a la cabeza de la nueva organizacion? (,Podian ser los mismos cuadros del partido o era necesaria una nueva estrategia politica en el contexto de dificil convivencia con el peronismo? (,Coma lograr amplitud de participacion sin perder el rol hegemonico en el movimiento de masas? (,Coma lograr reeditar una organizacion de la envergadura y la presencia de la JV sin incurrir en los problemas de convivencia que acarreaba una organizacion masiva que pretendia incluir personas de distinto signa politico? (,Como recuperar las de­mandas especificas que las AB habian logrado convertir en bandera? (,A qué subjetividades apelar para lograr la captacion politica de las mujeres?

La creacion de la Union de Mujeres de la Argentina constituye un intenta de respuesta del PCA a estos planteos. La dinamica asu­mida por la entidad permite reflexionar sobre las complejas relacio­nes que se generaron entre la UMA, el partido y las experiencias de movilizacion precedentes.

La UMA en marcha

Contrasentidos de la época, quien delineo el programa de la futura agrupacion de mas as femenina en febrero de 194 7 fue un v aron, Victoria Codovilla, secretario general del PCA y uno de los dirigen­tes que domino la escena partidaria de los '30 y '40 junto a Rodolfo Ghioldi y Amedo Alvarez. Codovilla capitalizaba la experiencia de

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la N, pero reconocio que en el nuevo contexto en el que "el grueso de los ayudistas dejaban de activar o buscaban otras formas de acti­vidad de masas fuera de los marcos de la junta," se hacia perentorio que la Junta "tomase la iniciativa para facilitar la formacion de un amplio movimiento de defensa de los derechos de la mujer en el que pudieran participar en su organizacion y en su direccion, tanto las mujeres del campo peronista comolas de la ex Union Democratica" (Edelman 1996, 99).9 La JV habia evidenciado las diferencias de las integrantes y las limitaciones de la unidad. Seglin Nari, para las inte­grantes de la elite que participaron en la JV: "esta vinculacion con mujeres comunistas profundizo en sectores nacionalistas y catolicos la percepcion del feminismo como ideologia extranjera, extran.a a la esencia nacional, y disolvente del orden natural-divino" (Nari 2000, 214). Asi, en 1947, la Junta de la Victoria desaparecia.

La UMA debia acelerarse frente a los pasos agigantados del peronismo. Era necesario promover un movimiento que lograra res­puestas validas a estos planteos, recuperara a las mujeres menos sub­yugadas por el peronismo y encauzara las energias que en las agru­paciones precedentes habian volcado las militantes del partido y muchas no partidarias. Ello hacia necesario retomar la accion antiimperialista propia de las Agrupaciones Barriales, dado que se acercaba a los planteos cotidianos de las mujeres y sus luchas y, era clave en el PCA (Codovilla 1983). El Comité Central del partido retomo la lucha contra el imperialismo como eje de su accion politi­ca y busco lograr la unidad proletaria mas alla de los resultados de la votacion de febrero.

Contando con un buen numero de mujeres avezadas en las lu­chas politico-organizativas, filiales concretas de distintas organiza­ciones y grupos empapados en ciertas consignas, el PCA debia sor­tear las circunstancias que lo dejaban en un marco de accion clandestino aun cuando no siempre estuviera prohibida legalmente su accion. A la vez, el PCA debia solucionar los obstaculos propios del modo de accion que hasta el momento habia desarrollado el par­tido (con excepciones como la JV). Por un lado, los mismos varones e incluso algunas mujeres desestimaban la tarea entre las masas fe­meninas por considerarlas secundarias dentro del partido. Desde tem­prano, de la Pefia habia insinuado la necesidad de que el partido apo­yara la expansion del movimiento de mujeres. En 1948, sin embargo,

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la propuesta no habia encontrado la respuesta esperada y de la Pefia indica: "No debemos olvidar que nuestro Partido lucha por la eman­cipacion femenina." Para ella podia "haber comisiones especiales, células femeninas, pero si ello contribuye a crear dos frentes en el Partido, el de hombres y mujeres, y a desligar asi a las direcciones partidarias de toda preocupacion por los problemas de la mitad de la poblacion, constituida por mujeres, nuestro trabajo no podni marchar con todo éxito. Algo de eso esta sucediendo. ( ... )no ha sido superado ( ... ) 'ese prejuicio tradicional burgués', ( ... ),que al subestimar la ca­pacidad politica de la mujer, dificulta la formacion de tantos cuadros femeninos ( ... )"(de la Pefia 1948,22 y 23).

Por otro lado, habia una tendencia a impulsar al partido entre los sectores que contaban con cierta simpatia previa por él. Codovilla era contundente: "durante la ilegalidad, nuestras compafieras reali­zaban el trabajo principalmente entre las simpatizantes y personas predispuestas a la comprension de nuestro género de actividad y de los fines politicos que perseguiamos" (Codovilla 1947, 16). Si bien reconocia que existia un valor en esa actividad prefiada de riesgos, "era, sin embargo, de naturaleza mas fâcil para ellas, pues no tenian que actuar entre gente indiferente y a veces hostil" ( Codovilla 194 7, 16). Esa experiencia de trabajo debia servirles para "ampliar el cir­culo de las actividades partidistas y extenderlas entre las mujeres tra­bajadoras y las de los diversos sectores sociales, de diversa militancia poli ti ca, o sin parti do,· todas ellas ansiosas por encontrar el justo ca­mino que las lleve a la obtencion de sus reivindicaciones" (Codovilla 1947, 16). Las militantes del PCA debieron desdoblar al.m mas su actividad. 10

Finalmente, preparada por una Comision de Auspicio, la Reunion Nacional de Mujeres efectuada ciudad de Buenos Aires entre ell1 y 13 de abril de 1947 constituyola Union de Mujeres de laArgentina. 11

Actualizando tradiciones

La persistencia de la JV y las AB en la UMA puede observarse en tres aspectas que se desarrollan a continuacion. En primer lugar, se nota en la permanencia material de filiales de ambas entidades. En un articula de ~ Qué sucedi6 en sie te dias?, el 22 de julio de 194 7, con motivo de la Magna Asamblea, se refiere a la existencia de una

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red institucional previa que motorizo el encuentro y el esfuerzo­organizativo y economico-realizado por las organizadoras. El re­cuento de las filiales adherentes a esta primera reunion asi como a las siguientes permite destacar ellugar que tuvo la movilizacion de recursos preexistentes. 12

En segundo lugar, las dirigentes del PC que ocuparon puestos en la UMA habian tenido un rol destacado en la JV o en las AB. La reconstruccion de los recorridos que realizaron las principales animadoras de la UMA antes de 194 7 permite precis ar los espacios de continuidad. Las trayectorias muestran el nivel de activacion de estas mujeres y sefialan espacios comunes recorridos: la mayoria de las umistas dirigente de UMA pertenecia al PCA y su labor anterior las encontraba en la JV o en las AB. 13

En tercer lugar se refiere al intento del PCA de reeditar una orga­nizacion semejante a la de la Junta de la Victoria en cuanto a su en­vergadura y capacidad de absorcion de identidades multipartidarias y religiosas y de articular demandas socioeconomicas como las AB. Para lograr este objetivo uno de los principales requisitos era conse­guir una convocatoria amplia que no se circunscribiera a las partida­rias. En efecto, las bases de la Union de Mujeres de la Argentina asi como algunos medios sefialaban que la convocatoria a la primera re­union hacia abstraccion de ideas politicas. 14 La UMA convocaba a representantes de diversas ideologias en el intento de ampliar las ba­ses de apoyo. Efectivamente, durante el periodo pueden encontrarse dirigentes no comunistas que venian de una accion en la JV y la AB, por ejemplo las dos presidentas de UMA, Margarita C. De Ponce­representante del gremio docente-y Mané Bemardo-artista plasti­ca de fama intemacional, o Marta Vera, integrante del Partido Socia­lista, quien habia actuado como corresponsal en Espafia para la JV y habia sido miembro del Comité de Ayuda al Gobiemo Espafiol del Frente Popular durante la Guerra Civil Espafiola. 15 Ceffi Pitterberg, quien pertenecia a una entidad religiosa, el Centro Israelita de Ra­mos Mejia, también habia estado en la JV. Entre las peronistas figu­ran Maria Vazquez, presidenta del Centro Femenino del Norte-AB de la entreguerras-y Dalinda J. De Ocaranza. Tal vez excepciona­les, estas peronistas pudieron ser las menos insertas en la estructura partidaria peronista. 16 También se encontraba Aura Fleitas, de fami­lia radical dellitoral que hasta la década de los '70 no era del PCA.

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Si bien es indudable que la UMA fue un emprendimiento del PCA, también se realizo la propuesta de formar una agrupacion de masas que aglutinara a mujeres de vastos sectores politicos e ideologicos. En efecto, el peso de las impulsoras en la UMA llevaria a pensar en el movimiento como un satélite del PCA que se utilizo para "camu­flar" las tareas partidarias en un contexto politico dificil. Seglin Tarrow, una subjetividad previa al movimiento, la comunista, habria construido ciertos valores para promover su propia subjetivacion (Tarrow 1997). En este sentido, el PCA busco constituirse como su­jeto dinamizador de un movimiento social como la UMA. Sin em­bargo, se puede contraponer esta vision de Tarrow con la de Melucci (Melucci 1998), quien rescata un sujeto que no precede a la accion colectiva sino que se constituye en ella. Asi, las militantes del PCA cambiarian al calor de la participacion en la UMA. Mas alla de la estrategia del PCA y de la actividad comunista en la UMA, debe en­tenderse que la pretendida dinamica de masas, por definicion, obligo a desbordar los limites partidarios e incluyo otras posturas. Ademas de la participacion de mujeres apartidarias o de partidos como el peronista o socialista, puede sefialarse que la estructuracion misma de la entidad estuvo lejos de garantizar la homogeneidad ideologica entre las afiliadas de base. Las filiales se organizaban con cincuenta adherentes que dificilmente podria garantizar el partido. Al mismo tiempo, entidades ya constituidas se adherian sin perder autonomia. Las practicas de autogestion que realizaban sefialan que las acciones eran menos organizadas desde arriba. Finalmente, es destacable se­fialar que muchas veces perseguidas por el gobiemo, las umistas se articularon en un espacio de demandas que da cuenta de la enverga­dura que tuvo el movimiento y del mantenimiento de ciertos lazos de un frente democratico que se constituyo como oposicion al peronismo, aunque ésta fuera heterogéneo en sus componentes y sumamente des­articulado en su tarea de confrontacion. Este aspecto puede ilustrarse con la inusual situacion de un diputado conservador, Reynaldo Pas­tor, presentando en la Câmara un pedido de indagacion por la deten­cion y tortura, entre otras, de una militante de la UMA 17 o con el espacio que el diario La Prensa le dio a reclamas de la UMA y el eco que se hizo de varios de sus argumentas (Ramacciotti 2004).

Se coïncide con Acha en la existencia de una tension en estos primero afios del gobiemo peronista entre las directivas del PCA y la

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dinamica de una organizacion de masas (Acha 2003). El piano en qué la UMA resolveria esta dispersion se indaga a continuacion.

La subjetivacion femenina: mujer-madre-trabajadora­ciudadana

La preocupacion de la UMA fue formar una ciudadana consciente. El interés era constituir a las mujeres como grupo de opinion, de pre­sion politica y como autogestoras. La UMA logr6-aun con la lectu­ra de clase sobreimpresa en la individualidad femenina-constituir una actriz defensora de sus derechos particulares. La constitucion de la ciudadania femenina estaba encuadrada para la UMA en una prac­tica amplia que trascendia los espacios tradicionales de ejercicio po­litico. Las mujeres eran impelidas a la movilizacion a partir de sus demandas cotidianas y se generaba un compromiso que las subjetivaba politicamente. La intemalizacion de ciertos clichés politicos existio, pero la novedad en la UMA fue el modo en que logro plasmar una agencia femenina que desplegaba emprendimientos en los puntos mas distantes y con una envergadura inusitada. Como movimiento social, el objetivo y gran problema era sostener la creencia de que las injus­ticias no se agotaban al conseguir respuestas a algunas de las deman­das concretas y para ello las organizadoras aguzaron sus estrategias de concientizacion.

Respecto de la trabajadora y a diferencia de la Junta de la Victo­ria y mas cercana a las AB, la constitucion de la red de militantes de la UMA excluyo el componente aristocratico del perfil de las afilia­das. La orientacion de la actividad estuvo centrada eminentemente en las mujeres trabajadoras en un sentido amplio. De ellas, y merced al esquema materialista del PCA visible en este movimiento, podia esperarse una accion revolucionaria significativa, dado ellugar que ocupaban en el sistema productivo. La UMA tuvo en el espacio fabril una puja directa con el peronismo que, a través de las mejoras que este sector habia adquirido con el peronismo, se habia volcado en gran numero a él. El slogan que la UMA utilizo, retomando las de­mandas europeas, atraveso su 6rgano de difusion: "a igual trabajo, igual salario."18 Sin embargo, aun siendo un potencial polo dinami­co, las trabajadoras eran un universo acotado en el mundo femenino.

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En este sentido, las trabajadoras no podian ser modelos exclusivos de umista. El reconocimiento de las tareas domésticas del ama de casa como trabajo digno de ser reconocido y asistido por el Estado ayudaba a ampliar el universo. Sin embargo, las especificidades de esta tarea no terminaban de explicarse en términos de oposici6n an­tag6nica a un dominador, como en el caso de las obreras y campesi­nas frente a capitalistas y terratenientes, pues ese sujeto dominante y opresor era el esposo, el padre o el hijo. La UMA no avanz6 sobre la relaci6n var6n-mujer y por lo tanto esta relaci6n se mantuvo como una relaci6n de subordinaci6n de la que no pudieron dar cuenta aca­bada, aunque reconocieran la situaci6n y pudieran describirla. De hecho, uno de los mayores problemas que tenia la UMA respecto de la relaci6n var6n-mujer era que no lograba explicar por la via de la interpelaci6n al Estado problemas tales como la desvalorizaci6n de la tarea doméstica, de la doble o triple jomada, o-y esto era lo mas complejo-no cuestionaba la division sexual del trabajo en ese espacio. 19

La ciudadania politica era el otro campo que a la luz de la ley de derechos politicos femeninos cobraba mas relevancia. Tanto en los debates parlamentarios como en la prensa, la ciudadania a la que ha­bilitaba la sanci6n de la ley 13010 quedaba bastante sesgada. La in­sistencia en el sufragio pareceria querer centrar la atenci6n en este aspecto de los derechos poli ti cos, desviandolo por un lado de la con­dici6n de elegibilidad de las mujeres, y por otro de otras practicas politicas tales como las realizadas en agrupaciones politicas y civi­les. El importante logro del voto quedaba constituido como un cerco que limitaba la aprehensi6n total de los derechos politicos, en tanto primaba la gestualidad electoral como {mica faceta de los derechos politicos que constituian a la mujer como ciudadana.

Esta ley tuvo importantes consecuencias para la organizaci6n de los partidos politicos. El PCA habia medido su caudal electoral en 1946. Este habia crecido sensiblemente, pero no era suficiente para ganar por si solos en las umas frente al peronismo. En este estado de cosas cobra relevancia la rama femenina del partido para encauzar la formaci6n de la ciudadania de las mujeres las cuales sucumbian a las acciones evitistas. Codovilla y de la Pefia cargaban las tintas contra Evita y sus concepciones maniqueas del sufragio (de la Pefia 1948, 15). Para ambos, las estrategias peronistas se basaban en un quiebre

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del sentido "verdadero" de ciudadania. La educacion ciudadana de las mujeres en el marco de un movimiento de masas lograria no tan­to la adhesion directa al PCA, sino a las ideas que éste impulsaba. El esquema subyacente no era otro que el de la vanguardia ilustrada que lograba apoyo masivo cuando el conjunto tomaba conciencia.

En este esquema del PCA, la UMA entraria como organizadora del proceso de concientizacion ciudadana. En el periodo 1946-49, la organizacion tradujo en las paginas de su organo de difusion la idea de que la ciudadania no se resolvia en la mera gestualidad electoral. A diferencia de la retorica elegida por el PCA, en Nuestras Mujeres no se observan, entre 1947 y 1949, ataques directos a las practicas evitistas. Los articulos referidos al tema de los derechos politicos de la mujer estuvieron centrados, mas que en la campana electoral, en tomo a la necesidad de las mujeres de empadronarse para constituir el electorado.20 Para ello, la animo al empadronamiento y le facilito a través de la revista informacion de los distintos pasos para lograr la obtencion del DNI al tiempo que incluyo varias notas en las que rescataban las impresiones positivas de varias mujeres que concu­rrian a la inscripcion o que, merced a ella, habian podido participar en instancias electorales. Su preocupacion estuvo en formar una ciu­dadana consciente mas que una electora consecuente. Si la UMA no se ajusto estrictamente a la logica del PCA, ello fue debido a que la concientizacion ciudadana llevaria a la eleccion adecuada. La falta de referencia concreta al PCA y a la coyuntura electoralista es un indicio de la ausencia del proselitismo partidario en este primer pe­riodo de la UMA, lo cual cambiara para los preludios de las eleccio­nes de 1951 en las que votarian por primera vez las mujeres. Enton­ces se resaltaron las voces de las candidatas, en especiallas del PCA, y la cuestion electoral en si misma.

En términos de ciudadania, la mayor preocupacion de la UMA se relacionaba con la formacion de las mujeres como grupo de opinion y de presion politica y como autogestoras. El primero quedo eviden­ciado, en este periodo formativo en las demandas que las actrices realizaban frente al Estado-y sus distintas instancias administrati­vas-o las empresas particulares. Sin embargo, la UMA no solo se quedo en el piano de las demandas al estado. La entidad y sus filia­les, dando muestras de su vitalidad y compromiso, lograron organi­zarse para "suplir" las falencias a la espera que el Estado asumiera

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sus responsabilidades. Entre las practicas de autogestion merecen destacarse las ferias (para abastecer de productos a precios accesi­bles) y la instalacion de jardines de infantes (si bien numéricamente no fueron extendidos, la presencia de los mismos daba cuenta de la preocupacion y la necesidad de ellos que tenian las madres trabaja­doras). Por otro lado, en las filiales de la UMA no estaban ausentes los talleres de corte y confeccion con lo que no solo se satisfacian los dictados de la moda (que tenian una pagina, a veces doble, en la re­vista) sino que permitian entregar ropa a familias desprotegidas y a abaratar los costos de la canasta familiar. La filial se convertia en un espacio nuclear en el que ademas podian encontrarse bibliotecas, se organizaban charlas, exposiciones y concursos, entre otras, y donde se propiciaban la solucion de problemas de toda indole.

Sin embargo, asi presentada, la mujer parecia desdoblarse cons­tantemente en trabajadora (y todas las facetas alli implicitas) y ciu­dadana. Habia que encontrar un aspecta de la feminidad que fuera aglutinante de todas esas identidades sin caer en un esencialismo ex­trema, es decir, sin suponer una esencia femenina que fuera dada e inmanente y que, por lo tanto, no pudiera cambiar. Tomando el rol socialmente asignado a la mujer, la maternidad, la UMA lo transfor­mo en el eje de la subjetivacion socio-politica de la mujer: se inscri­bio en una postura ya presente en el periodo anterior. La UMA reco­nocio la relacion de subordinacion de las mujeres en el capitalismo como parte de la clase trabajadora y marco, en esa esfera, el "plus" que elias tenian en razon de su sexo. No pudiendo pudo plantear la relacion de subordinacion en términos antagonicos, las volvio rela­ciones de opresion (Laclau y Mouffe 1987, 172).

En este juego la retorica de la "madre" alcanzara el status de mo­dela femenino. 21 En éllograron amalgamarse las pretensiones de uni­versalidad que el movimiento tenia. Sin embargo, no alcanzaba con invocar a la madre como identidad mujeril: era necesario darle un nuevo contenido a la expresion acorde a las expectativas. La figura de la madre quedo mixturada con la de la trabajadora y, a la luz de los cambios que se producian en ese momento, con la de ciudadana. De este modo construyo la categoria de mujer-madre-trabajadora-ciu­dadana como depositaria de ciertas caracteristicas también imbricadas como consciente-luchadora-abnegada. NM construyo imagenes modélicas de mujeres con coraje que superaban las adversidades en

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pos de su amor maternai que las llevaba a luchar por las causas jus­tas ( como podian serlo las huelgas en las que intervenian sus hijos, las demandas de alimentos, etc.). Encamada en distintas mujeres de la historia, la UMA eleva a Dolores Ibarruri, la dirigente del PC es­pafiol, como representante de este perfil. Conocida como la Pasiona­ria, su "jno pasaran!" recorri6 el mundo representando la lucha por la independencia de las fuerzas fascistas de Franco (1936-39). Dolo­res Ibarruri continuo su luc ha hasta su muerte. En los '40 impulsaba la organizaci6n de las mujeres y llamaba a resistir al franquisme. Madre, dirigente, compafiera, revolucionaria, fue simbolo para las umistas de esa identidad buscada.

La paz fue el lugar de realizaci6n de lucha de la madre. Paz que involucraba tanto el frente politico intemacional como el econ6mico y social. Respecto del primero, los lazos con Espafia fueron disposi­tivos claves para disparar esa sensibilidad femenina hacia una soli­daridad intemacional. Movilizaciones, petitorios, ayudas e incluso una nueva estrategia dentro del repertorie de acci6n: la comunica­ci6n directa con las presas poli ti cas a través de cartas. 22 De este modo, la UMA buscaba sostener el compromise que la JV habia logrado en tomo a la cuesti6n espafiola. Con ello se resolvia el problema de c6mo continuar la organizaci6n de las mujeres explotando el contexto de oportunidades creado en el pasado. Consignas como "No queremos la guerra, por la vida de nuestros hijos defendamos la paz" o "Las cunas de sus hijos dictan a las madres un mensaje de paz" ejemplifican esta postura.

La madre como figura universal permiti6 reforzar los vinculos solidarios contribuyendo a crear un nosotras colectivo. De este modo se alcanzaba una implicaci6n individual en la UMA propiciada por las redes de reclutamiento y los elementos simb6licos ya activados que jugaban en el reconocimiento del valor de los incentivos para la participaci6n (Melucci 1998, 63).

Efectivamente, la lucha por la paz no era una lucha en abstracto o meramente politica, se jugaba, a su vez, en el piano econ6mico intemacional donde el antiimperialismo era su aliado. La guerra te­nia un condicionante eminentemente material y la resoluci6n del con­flicto asi lo habian demostrado: "Es necesario impedir que mediante la guerra, basada en la energia at6mica, los grupos reaccionarios y egoistas de Wall Street logren dividir al mundo en mercados que ab-

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sorben los productos de sus factorias y en campos abastecedores de materias primas, a precios que solamente ellos fijarian" (NM 1-2-1949, 4). Esta condena al imperialismo permitia ubicar la lucha por la paz en la cotidianeidad de esas mujeres que dia a dia debian sor­tear innumerables inconvenientes para sostener a sus familias. Las primeras medidas del gobiemo peronista habian sido elocuentes de las dificultades a resolver en el plana socioecon6mico. El abasteci­miento, los precios de los productos de la canasta familiar y de los alquileres, asi como los problemas de infraestructura (sanitaria, edilicia, etc.), no podian resolverse sin atacar lo que los sustentaba: el imperialismo. La UMA hizo de esta situaci6n un nucleo fuerte de sus reclamas, pues le permitia dudar de una de las bases ideol6gicas del peronismo: la justicia social.

La constituci6n de la ciudadania femenina estaba encuadrada para la UMA en una pnictica amplia que trascendia los espacios tradicio­nales de ejercicio politico. Las mujeres eran impelidas a la moviliza­ci6n a partir de sus demandas cotidianas y se generaba un compro­miso que las subjetivaba politicamente. La intemalizaci6n de ciertos clichés politicos existi6, pero la novedad en la UMA fue el modo en que logr6 plasmar una agencia femenina que desplegaba emprendi­mientos en los puntos mas distantes y con una envergadura inusita­da. La "madre" alcanz6 el status de modela femenino en el que se logr6 amalgamar las pretensiones de universalidad que el movimien­to tenia aglutinando a la trabajadora y la ciudadana. De este modo construy6 la categoria de mujer-madre-trabajadora-ciudadana coma depositaria de ciertas caracteristicas también imbricadas como cons­ciente-luchadora -abnegada.

La UMA no estaba instalada en una politica de la diferencia con relaci6n a la situaci6n femenina sino de la igualdad. Es decir, las mujeres alcanzarian homogeneidad legal y real con los varones en virtud de la universalidad de la ley. De alli en mas lograrian otro tipo de igualdades comolas reconocidas pero no objeto de reclama coma los roles al interior de la familia. A la identificaci6n con un arden global se integraba una subjetivaci6n naturalizada de las mujeres que otorgaba una especificidad psicol6gica y cultural que, en muchas sen­tidos, se apoyaba sobre las pautas culturales vigentes. Esta caracte­ristica se resolvi6 no sin tensiones ni contradicciones. La UMA con­llev6 marcas distintivas que le permitieron inaugurar de la identidad

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femenina en los términos en que habia sido planteada hasta entonces.

Reflexiones finales

Los canones sociales establecian un lugar reservado para las mujeres que las circunscribia al espacio doméstico. Sin embargo, éste pare­cio ser formai para las que conformaron la UMA puesto que logra­ron posicionarse originalmente en la denominada "esfera publica." Sus demandas encontraron respuesta efectiva sobre todo en cuestio­nes locales, aunque en otras recibieron maltrato y prisi6n.

Por otro lado, el tipo de acciones colectivas descriptas otorg6 a las mujeres que participaron de ella una cierta noci6n de los alcances de su agencia. En este sentido, se habia logrado una red estrecha de filiales y centrales coordinadoras que lograban unificar su acci6n con­secuentemente con sus objetivos. Las activistas desplegaron infini­tes recursos creatives para difundir sus demandas, asi como para mantenerla y lograr apoyos nuevos. Buena parte de las filiales de la JV pasaron a formar parte de la UMA.

La UMA se constituy6 como un movimiento que retom6 planteos previos de diversa tematica. Éstos se comprenden a la luz de una estrategia del PCA por reorganizar sus fuerzas y frentes de acci6n en un movimiento de masas femenino en el que sus cuadros formaran la vanguardia. La informaci6n fragmentaria hasta el momento solo per­mite matizar esta injerencia como un campo de lucha mas complejo que el que ubica a la UMA como mero satélite del PCA.

La UMA anud6 sus lazos con las demandas que en el pasado ha­bian aglutinado a importantes sectores de la opinion publica. La eues­ti on espafiola fue uno de los t6picos centrales en la UMA que le per­miti6 retomar las problematicas de la democracia y del autoritarisme propias del periodo anterior, actualizadas al nuevo contexto de pos­guerra en el que esa puja reflej6 los resabios amenazantes del pasado sobre la nueva bandera que se enarbolaba: la busqueda de la paz. Los problemas de abastecimiento e infraestructura fueron las lineas que marcaron la continuidad de las problematicas planteadas por las AB.

La indagaci6n de una agrupaci6n como la UMA permite cuestio­nar la idea de que el peronismo clausur6 la existencia de una vigoro­sa sociedad civil y politica que se habia gestado en el periodo entreguerras. La indagaci6n de esta entidad recupera qué tipo de es-

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trategias desplegaron las actrices de agrupaciones politicas y/o civi­les preexistentes para proseguir una tarea singular. Su continuidad y su expansion, a(m con las dificultades sefialadas con el gobiemo, son indicadores de la vitalidad que sostuvieron en un contexto distinto de accion. 1949 fue el punto final de los afios formativos, dos afios en los que la UMA se fortalecio y en los que el gobiemo pudo medir su capacidad de accion. Este afio marca el inicio de una escalada as­cendente del endurecimiento de las relaciones con el Estado argenti­no quien, a su vez, reprime manifestaciones de la UMA, clausura sus locales y persigue a sus dirigentes.

Lo destacable es el modo en que, actualizando el repertoria de antafio, la UMA logro extender en poco tiempo la idea de actuar como ciudadanas conscientes a través de la formacion e impulsar pnicticas de autogestion como modo de conseguir sus objetivos. La indaga­cion de la UMA es un punto de partida para la inteleccion de una genealogia de accion femenina que a(m busca su camino.

Reconocimientos

Trabajo realizado sobre la base del Informe de Avance (noviembre-diciembre 2003) de la Beca de Perfeccionamiento en la Investigaci6n de la UNLP bajo la direcci6n de Dora Barrancos y Javier Balsa. Investigaci6n en curso. Agradez­co a O. Acha, A. Bisso, C. Barry, 1. Cosse, C. del Franco y K. Ramacciotti la generosidad con las fuentes, ideas y producciones que aportaron para la reali­zaci6n de este trabajo; aD. Barrancos, J. Balsa y A. Viguera por sus observa­ciones y paciente conduccion; a S. Pelaez, E. Scirica y M. Salgado por su com­prometida correcci6n; a Tati-encargada del archivo del Comité Central del PCA en Capital Federal-par su cordial atenci6n; aG. Garabedian-mi frater­no asistente-por dar con la UMA, a E. Odorizzi por su trabajo responsable y contenedor y a las entrevistadas por concederrne su tiempo y el precioso regis­tra de su palabra.

Notes

1. Por ejemplo, la creacion durante la gestion de Peron en la Secretaria de Trabajo y Prevision de la Direccion de Trabajo y Asistencia a la Mujer.

2. Para Cattaruzza, entre 1939 y 1941, se asiste al "antiimperialismo vehemente" (Cattaruzza 2001, 435).

3. También en Junta de la VictoriaBoletin informativo, no 3, s/e, Buenos Aires,

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Junio 7 de 1946, p. 2. 4. También se clausuraron A cc ion Argen tina, la Confederacion Democnitica

Argentina de Solidaridad y Ayuda a los Pueblos Libre, la Asociacion de Ayuda a los Rusos Victimas de la Guerra, Argentina Libre, la Confederacion General del Trabajo; La Liga Argen tina por los Derechos Humanos (Bisso 2002b).

5. Altamirano sefiala que este periodo tactico del PCA de apoyar lo positivo y criticar lo negativo llega hasta 1949 en que tras la reforma de la Constitucion vuelve a verse al peronismo como nazismo (Altamirano 2002, 246).

6. Segûn Sineau, las experiencias electorales del comunismo francés e italiano eran elocuentes respecto de la relacion negativa entre electoras y votos a las comunistas. El peso de las catolicas no podia desestimarse, lo que llevo a una revision de la politica para con las mujeres que los volco a "acciones ante las trabajadoras sindicadas, propaganda destinada a las amas de casa, desarrollo de organizaciones femeninas satélite (Union de Mujeres Italianas, Francesas, etc.)" (Sineau 2000, 577 y 578).

7. Planteados en el X congreso del PCA por Amedo Alvarez y en el XI por Codovilla. Horowitz sostiene que los sindicatos comunistas "constituyeron el sector mas dinamico del movimiento obrero ( ... ) [y] registraron la necesidad de obtener cooperacion de los trabajadores no calificados y de las mujeres" (Horowitz 2001, 263).

8. Esta demostracion de la fuerza femenil peronista no ha sido ponderada aunque el seguimiento de los diarios de la época permite inferir su dimension. En especial, Clarin, El Munda, y La Prensa y, aunque critico, también La Nacion.

9. Fanny Edelman sefiala "Las comunistas que tanta pasion pusimos en la laborde la Junta de la Victoria estabamos convencidas que su cielo se habia cumplido y en la practica, todo ese enjambre de mujeres ( ... ), comenzo a tomar otros rumbos encauzando su accion hacia la lucha por la solucion de sus problemas concretos" (Edelman 1996, 99).

1 O. Este desdoblamiento no era inusual en el parti do que contaba con numerosos frentes de participacion tanto nacional como intemacionalmente y se destacaba por la febril actividad de sus militantes.

11. De be diferenciarse de la mencionada agrupacion que en 193 7 dirigia Schlieper de Martinez Guerrero.

12. Se establece cotejando los datos obtenidos a partir de la informacion hallada en la revista Mujeres en la Ayuda, Nuestras Mujeres y entrevista a una dirigente.

13. Las militantes del PCA que participaron en la UMA y en la JV son: Maria Rosa Oliver, Matilde Aleman, Fanny Edelman, Adela Boschi de Blanco,

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Maria Celia Bidon Chanal, Vicenta Simon; en Santa Fe, Lina de Monaco y Zulema Serrano-Nina-de Borzone.

14. Todos los medios coincidieron en la difusion de esta referencia. La Naci6n, 11 de julio de 1947, p. 7 y iQué sucedi6 en 7 dias? Alcira de la Pefia sefialaba que una de las virtudes de la UMA era que constituia "el primer intento serio de unir las fuerzas femeninas ( ... )su programa es amplio y en sus filas hay mujeres de todas las tendencias poli ti cas y religiosas ... " (de la Pefia, 1948, p. 22).

15. Comité Argentino Pro Ambulancia de Espafia en "Mujeres!" Organizacion Argen tina Antiguerra, 1, n°2, mayo 193 7, p. 7.

16. Agradezco esta hipotesis aC. Barry. 17. La Naci6n, 29 de abril de 2004, "Parlamentarias. Diputados. El diputado

Pastor pidio que se investiguen detenciones." 18. La revista de la UMA esta atravesada por articulas dando cuenta de esta

preocupacion y a su vez reflejan las acciones concretas realizadas para su resolucion.

19. Ejemplo de esta posicion: "El dia ha pasado. Ambos esposos han cumplido duras jornadas. Pero la mujer ha realizado, ademas de sus tareas en la fabrica, las que le corresponden como ama de casa y madre. Y esta mujer, que en la fabrica cumple un trabajo tan eficiente como el hombre y en su vida trabaja mucho mas; gana mucho men os" (NM 17-7 -1948).

20. Las futuras ciudadanas parecian reticentes con dicho tramite (que implicaba largas colas con la consecuente pérdida de tiempo y dinero) y la UMA insistio mas en este punto que en la denuncia de las acciones dilatorias que las instancias administrativas mostraron para con la implementacion de la ley (Valobra, 2002).

21. Las tapas de la revista a lo largo de este periodo son un ejemplo de lo importante que resulto la maternidad como estrategia de convocatoria que ampliara el espectro de participantes. Solo una portada utilizo la imagen del padre (NM, 1-8-1948). Su singularidad confirma lo expresado.

22. Ademas de las cartas aparecidas en NM, en 1949, un boletin especial de la UMA titulado "La mujer espafiola, martir de la Libertad," reproducia varias misivas.

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