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TEMA 7. ARTE ROMÁNICO.
Introducción al Románico.
Arquitectura: elementos formales y soluciones constructivas. La iglesia de peregrinación y el monasterio.
Las artes figurativas románicas.
Índice del tema:
1. Introducción. Límites temporales y espaciales del románico. El románico, primer estilo artístico internacional europeo. 2. La arquitectura románica: elementos formales y soluciones constructivas. 3. Arquitectura románica: la iglesia de peregrinación y el monasterio.
3.1 La iglesia de peregrinación. 3.2 El monasterio.
4. Las artes figurativas románicas. 4.1 Características generales. 4.2 La iconografía románica. 4.3 La pintura del románico. 4.4 La escultura del románico.
1. Introducción. Límites temporales y espaciales del románico. El
románico, primer estilo artístico internacional europeo.
El término románico fue empleado por primera vez en el siglo XVIII en el debate sobre las raíces
de las lenguas europeas que derivaban del latín. Este término se trasladó también al terreno artístico
proponiendo que la arquitectura románica descendía de la arquitectura romana, valorándola
negativamente al considerarla como una degeneración de la romana.
Hoy en día no se tiene al románico como una degeneración del arte romano, sino como un estilo
autónomo y separado de las creaciones prerrománicas1 que nace y se desarrolla durante el siglo XI y XII,
coincidiendo con el pleno desarrollo del feudalismo, el renacimiento de la orden monástica benedictina
así como el flujo de las peregrinaciones y la épica de las cruzadas.
Si los siglos precedentes los movimientos artísticos se limitaban a territorios concretos, el románico
adquiere un significado europeo, pues se extiende desde los Países Escandinavos hasta el sur de Italia y
desde las islas Británicas hasta Europa Central. Se puede hablar del primer estilo internacional de la
Edad Media.
1 Se sintetiza con el nombre de PRERROMANICO una ingente variedad artística regional desarrollada entre los siglos V y X en las provincias occidentales del Imperio Romano, que van preparando el camino a las conquistas técnicas y estilísticas del Románico. Entre ellas destacan el arte visigótico, el asturiano, carolingio, otoniano,...
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Europa en el año 1000
La internacionalidad del románico se debe a varios motivos:
El románico fue una manifestación artística de una misma sociedad, la sociedad feudal. Clero y
nobleza, cimas de la pirámide social y principales terratenientes, son mecenas y clientes casi
exclusivos de los artistas hasta el siglo XIII. El monasterio, el castillo y la catedral serán las
construcciones prototípicas de este periodo.
La llegada del siglo XI supuso para la mayoría de los europeos una época de renovación y
superación de miedos pasados como el “Terror del año 1000”2 o el final de las “Segundas
invasiones”3 El vínculo común de aquellos europeos que recobraron la seguridad en sí mismos no
era su origen geográfico ni la pertenencia a un reino, sino el Cristianismo. Los lazos de unión son las
órdenes religiosas monásticas, las peregrinaciones a Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela y
las Cruzadas.
Las órdenes monásticas alcanzan entonces un poder económico y prestigio político que permiten su
expansión más allá de sus núcleos de origen. Esta expansión por toda Europa, fundamentalmente
de la orden benedictina (cluniacenses y cistercienses), contribuyó a la difusión de las mismas
manifestaciones artísticas románicas.
La generalización de un gran fenómeno social, la peregrinación, también promovió la unificación del
estilo artístico. Los grandes centros de peregrinación fueron los Santos Lugares de Jerusalén, Roma
(catacumbas, sepulcros de San Pedro y San Pablo) y el sepulcro del apóstol Santiago en Galicia. A lo
largo de los caminos surgen edificios para el culto vinculados por una serie de rasgos comunes “Arte
de un Camino” como también se ha llamado al estilo románico.
Por último no hay que olvidar que por entonces las cuadrillas de constructores (canteros,
carpinteros, escultores, etc.) iban de lugar en lugar realizando encargos y difundiendo a la vez el
mismo estilo.
2 El Terror del año 1000 consistió en la creencia en la mayoría de los cristianos que dicho año suponía el inicio de una era de calamidades, hambres y enfermedades que llevaría a su vez al apocalipsis y fin del mundo. 3 Las Segundas invasiones se produjeron entre el siglo VII y el X cuando ejércitos no cristianos conquistaban, saqueaban y robaban los territorios de los reinos cristianos, cuyos gobernantes se veían incapaces de defender a sus súbditos. Estos invasores fueron los musulmanes (también llamados sarracenos, magiares o húngaros y los normandos o vikingos.
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2. La arquitectura románica: elementos formales y soluciones
constructivas.
La arquitectura románica es una arquitectura religiosa, definida por dos principios básicos que
van a determinar su estilo: la monumentalidad y la perdurabilidad. La monumentalidad responde al
interés por propagar la importancia de la Iglesia. La perdurabilidad es consecuencia de que la Iglesia se
considera eterna y por tanto sus edificios también deben de serlo por lo que serán construidos
enteramente en piedra.
a) Materiales constructivos:
Los materiales que forman los gruesos muros son de piedra labrada en sillares en los frentes
exteriores y el núcleo rellenado con una masa de ripio (pequeñas piedras normalmente procedentes del
tallado de los sillares). En lugares donde la piedra es escasa su lugar lo ocupa otro material como el
ladrillo. Otros materiales utilizados son la madera para las vigas, tejas de barro cocido o pizarra, hierro,
etc.
b) Las plantas de los templos románicos:
Las plantas de las iglesias son principalmente de cruz latina, de una o varias naves
longitudinales (la central más alta que las laterales) y un transepto (una o varias naves). El espacio
anterior se articula a partir de los tramos, espacios definidos por una unidad de bóveda.
El punto en el que se cruzan la nave central y el transepto se llama crucero. Suele tener una cúpula que
en el exterior da lugar a una torre, el cimborrio.
El ábside es la parte de planta
semicircular o poligonal que cierra el
edificio. La configuración de la
cabecera varía. Puede ser la
terminación natural en forma de
ábsides de la nave central y de las
laterales (habría un ábside por cada
nave); o generar un deambulatorio o
girola alrededor del altar mayor,
rematado por capillas radiales o
absidiolos. El gran número de estas
capillas tiene su origen en la necesidad
de aumentar los altares en las iglesias
para que oficien varios clérigos4.
Menos frecuentes fueron las plantas basilicales y las plantas circulares o poligonales, estas
normalmente relacionadas con las órdenes militares como los templarios y los hospitalarios.
4 La misa en un principio era un acto solemne de toda la comunidad de cristianos sólo celebrado por el obispo los domingos y fiestas importantes. Luego se transformó en una práctica cotidiana, llegando por último a la celebración simultánea de varias misas en diversos altares. Desde el siglo IX hay una evolución litúrgica en la misa, el altar que antes se hallaba entre el pueblo y el celebrante (ofrecía el sacrificio vuelto hacia la comunidad de fieles), ahora se adosa en el ábside, por lo cual el sacerdote debe dar la espalda a los fieles.
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c) La cubierta.
El elemento determinante de la arquitectura románica es la bóveda de cañón. Anteriormente
se había recurrido a cubiertas de madera y sólo se había aplicado la bóveda de cañón en espacios
reducidos o estrechos. Una serie de elementos sostienen este imponente entramado de piedra de la
bóveda:
- Arcos de refuerzo que dividen en tramos la bóveda, los arcos fajones, y descargan sobre los pilares que
a su vez están enlazados por arcos paralelos al eje de la bóveda llamados arcos formeros.
- En las grandes iglesias de peregrinación una galería alta, la tribuna o triforio, se sitúa sobre la bóveda
de las naves laterales y se cubre por media bóveda que actúa como descarga de la nave central hacia el
muro. Este espacio se utilizaba para acoger a los peregrinos y para aumentar la iluminación perforando
ventanas en su pared.
- Las naves laterales solían ir cubiertas por una bóveda de arista, construida sobre un espacio cuadrado
y formada por el cruce de dos bóvedas de cañón de igual anchura.
El arco de medio punto será el preferido. Muy pronto es doblado, es decir resaltado en su intradós por
otro más estrecho y decorando sus ángulos con molduras. A partir del siglo XII también se emplea el
arco apuntado u ojival.
En cuanto a los cerramientos de tipo esférico se utiliza la cúpula sobre pechinas o sobre trompas en el
crucero y la bóveda de cuarto de esfera en los ábsides.
d) Los soportes:
El muro de sillería será el principal soporte de la cubierta, es grueso (doble pared de sillares y ripio en el centro), se refuerza en el exterior con contrafuertes y arcos fajones en el interior y evita la apertura de grandes vanos o ventanas.
Columnas y pilares.
La columna ha perdido el canon clásico (relación entre el diámetro y altura de la misma) como también el recuerdo de los órdenes clásicos. La columna románica tiene basa, fuste casi siempre liso y del capitel ha desaparecido el recuerdo de los órdenes dórico y jónico, aunque se emplea un tipo de capitel cubierto de hojas que deriva del corintio. Normalmente estos capiteles se decoran con figuras animales o humanas (capiteles historiados)
5
Mucho más frecuente que la columna será el pilar. El pilar románico puede tener sección cuadrado, rectangular o cruciforme y frecuentemente en los lados se adosan semicolumnas que recogen el peso de los arcos fajones y formeros que transmiten el peso de la bóveda. A este último tipo de pilar se le llama pilar compuesto.
Los edificios románicos se distinguen por el predominio del macizo sobre el vano. Las ventanas son estrechas y pequeñas, por tanto, los edificios son oscuros.
e) El exterior de las iglesias románicas.
Las torres campanario se sitúan flanqueando la fachada principal (occidental) y en los brazos del transepto, o en forma de cimborrio sobre la cúpula del crucero.
Los muros suelen ir decorados mediante su división por franjas horizontales (impostas) y por franjas verticales y pequeños arcos ciegos (arcos lombardos)
El vuelo del tejado se sostiene sobre los llamados canecillos, pequeñas repisas en las que se esculpen diversos motivos figurativos o vegetales.
El lugar más cuidado del exterior son las fachadas, sobre todo las occidentales, en las que se sitúan las principales puertas del templo. La fachada románica recuerda el número de naves y su planta. Para salvar el grosor del muro, la portada se dispone mediante el abocinamiento progresivo de los diversos arcos de medio punto (arquivoltas).
f) Tipos de edificios más importantes.
Los tipos de edificios románicos van a ser fundamentalmente religiosos, la iglesia parroquial, los
monasterios y las catedrales. Los edificios civiles van a ser básicamente los castillos y las murallas de las
ciudades.
En la fase final del románico, empiezan a aparecer los primeros rasgos góticos como abovedamientos
góticos sobre muros y pilares románicos (las obras podían durar mucho), los arcos tienen un perfil
apuntado y los vanos son mayores en los muros.
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3. Arquitectura románica: la iglesia de peregrinación y el monasterio.
3.1 La iglesia de peregrinación.
a) Las iglesias de peregrinación: caracteres fundamentales.
Durante los siglos XI y XII, las órdenes monásticas potenciaron las peregrinaciones y se
encargaron de construir, a lo largo de los itinerarios, todo tipo de edificios de acogida. Los tres grandes
destinos eran Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela.
Las iglesias de peregrinación debían congregar multitudes y permitir el desarrollo de procesiones que no
interfirieran la celebración del oficio. Estas necesidades se tradujeron en unas características propias:
Planta de tres o cinco naves con un transepto con las mismas naves, cuyos brazos terminan en
fachadas con portadas monumentales.
Los brazos del transepto llevan absidiolos dedicados a cultos particulares.
Se generaliza la tribuna para acoger a los peregrinos.
La cabecera se organiza a partir de un deambulatorio o girola con capillas radiales.
Si estas son soluciones a necesidades, este tipo de iglesia tendrá dimensiones desmesuradas con
respecto al tamaño medio de los templos. Su tamaño no sólo es para acoger a más fieles sino para
provocar el estremecimiento ante lo sublime, la emoción religiosa.
Las cinco grandes iglesias de peregrinación fueron las francesas Santa Fe de Conques, San Marcial de
Limoges, San Saturnino de Toulouse, San Martín de Tours y ya en Galicia, Santiago de Compostela.
b) El Camino de Santiago.
Una antigua tradición proclamaba que el Apóstol Santiago el Mayor vino a predicar el Evangelio
a España, luego regresó a Palestina, donde fue martirizado. Sus discípulos embarcaron entonces su
cuerpo y lo trasladaron por mar a Galicia para sepultarlo en el finisterre, pero se olvidó el lugar de la
tumba. La leyenda agrega que a comienzos del siglo IX pudieron verse luces ardientes sobre el sepulcro,
lo que permite que el obispo de Iria Flavia y el Rey de Asturias Alfonso II funden en dicho lugar el
campus stellae como se denominó el paraje milagrosamente iluminado, la ciudad de Compostela en
honor del Apóstol. La noticia fue difundida por toda Europa y el Papa exhortó a los fieles a viajar hasta
Galicia a venerar la reliquia de Santiago, había nacido el Camino de Santiago5.
5 Los peregrinos viajaban a Santiago por mar (islas británicas, Escandinavia) o por tierra. Las rutas terrestres
conectaban toda Europa con la Península Ibérica a través de Francia. En Francia las rutas se unían en cuatro: Tours
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El papel del Camino de Santiago fue ser la gran ruta de comunicación económica, religiosa y cultural de
Europa durante la Edad Media. Se calcula que en torno a mediados del siglo XII podían acudir a Santiago
entre 200.000 y 500.000 peregrinos.
c) La catedral de Santiago.
La Catedral de Santiago de Compostela, que acoge en su cripta los restos del apóstol Santiago el
Mayor, es la joya que depara el final del Camino. El edificio está en la línea de los grandes santuarios de
peregrinación franceses pero también recoge influencias genuinas de la Península Ibérica como el
prerrománico asturiano o la arquitectura califal cordobesa.
Coincidiendo con el impulso de la Reconquista de Alfonso VI, rey de Castilla y León, al conquistar Toledo,
el obispo de Santiago Diego Peláez pensó en demoler la iglesia existente y levantar un gran santuario
que superase las iglesias francesas del camino. Las obras se iniciaron en el 1075 y se terminaron treinta
años después cuando el obispo Diego Gelmírez consagra la catedral en 1105 bajo la dirección de los
maestros de obra Bernardo, Roberto y Esteban. La consagración de la catedral no supone que las obras
terminasen, en el 1112 de abren las puertas en los extremos del transepto (Platerías y Azabachería), las
naves en el 1128, el coro en el eje central del templo6 y en el 1188 el Maestro Mateo amplia la longitud
de las naves y dota a la fachada principal con el Pórtico de la Gloria.
Exterior.
El exterior de la Catedral de Santiago ha sido muy modificado con el paso del tiempo. En su tiempo, la
catedral impresionaba por su complicada cabecera románica y las torres que flanqueaban la fachada.
Sólo se conservan dos de las tres portadas románicas, la de Platerías y el Pórtico de la Gloria.
Posteriormente se le añadieron más torres, un claustro gótico, una cúpula sobre el crucero, y finalmente
la fachada barroca del Obradoiro en el siglo XVIII, que convirtió en interior el Pórtico de la Gloria.
Planta e interior.
(Países Bajos) Vézelay (alemanes) Le Puy (centroeuropeos) y Arlés (italianos). Estas cuatro rutas entraban cruzaban
los Pirineos por dos puertos, Roncesvalles y Somport para unirse en la localidad navarra de Puente la Reina. Este
Camino Francés recorría todo el norte de la Península pasando por Logroño, Nájera, Santo Domingo de la Calzada,
Burgos, Frómista, Carrión de los Condes, León, Astorga y Ponferrada para llegar a Santiago. Había otros caminos
como el Camino del Norte, pero siempre tuvieron menos importancia que el Camino Francés.
6 La tendencia a colocar el coro en el centro de la catedral se extenderá a casi todas las catedrales españolas.
8
La catedral de Santiago, la mayor iglesia de peregrinación del Camino, introdujo dimensiones
monumentales respecto a sus precedentes hispanos. La planta de cruz latina es simétrica y regular. Se
organiza en tres naves longitudinales divididas en diez tramos (la central tiene 8,10 metros de anchura),
precedidas por un nátrex y cruzadas por un gran transepto, dividido también en tres naves, cuyos brazos
tienen cuatro absidiolos y terminan en dos grandes portadas. La cabecera acoge un deambulatorio con
cinco capillas radiales.
En su espacio interior prima la sensación de
verticalidad y esbeltez, potenciada por los 22 metros
de altura de la nave central.
La nave principal se cubre con una bóveda de cañón
con arcos fajones, contrarrestada por bóvedas de
arista en las naves laterales y de cuarto de cañón en la
tribuna.
El alzado se articula en dos niveles: las arcadas y una
tribuna muy desarrollada. Los arcos del primer nivel descargan sobre pilares con columnas adosadas en
todas sus caras. La columna que queda en el lado de la nave central sube hasta el arranque de los arcos
fajones de las bóvedas (es el elemento divisorio de los tramos)
Tribuna, transepto y deambulatorio permitían a los peregrinos recorrer todo el templo sin interferir la
celebración de los oficios religiosos. La tribuna es elevada y profunda, con vanos en ambos lados del
pasillo, que por el lado de la nave central, se abren en arcos geminados que la iluminan en contraste con
la penumbra de la nave central.
El deambulatorio con capillas radiales fue concebido para facilitar el acceso a las reliquias del apóstol
que se hallan en la cripta bajo el altar.
3.2 El monasterio.
a) El origen de la vida monástica y la orden benedictina.
Desde los orígenes del cristianismo fueron numerosos los casos de hombres que decidieron
abandonar la vida en sociedad para, en lugares aislados y en soledad, dedicar su vida a Dios. Eran los
anacoretas y ermitaños. En ciertos lugares fueron tantos los ermitaños que empezaron a agruparse en
pequeñas comunidades, así surgieron los monjes. Para organizar la vida en comunidad se dotaron de
unas normas o regla y de un edificio donde desarrollar su actividad, el monasterio7.
7 La palabra "monasterio" procede del griego , de la raíz mono ("uno solo")
9
En los primeros siglos de la Edad Media surgieron comunidades monásticas en Egipto, Francia, Irlanda o
España, pero el germen del monasterio medieval será Italia. Benito de Nursia (siglo VI) fundó una
comunidad en la cima del Monte Cassino y estableció una regla que regulaba la vida de dicha
comunidad. La regla regulaba el horario de los monjes en dos actividades, rezar y trabajar (ora et
labora), así como la comida, la bebida o la ropa que debían llevar. A esta regla se la llamó la regla de San
Benito y su pequeña comunidad dará lugar a la orden benedictina.
b) La orden benedictina de Cluny.
La orden benedictina creció a base de nuevas fundaciones gracias a la protección de los Papas,
emperadores, reyes y nobles. En el siglo X se funda un monasterio benedictino en Cluny, en la Región
de Borgoña con el patrocinio del duque de Aquitania. Este monasterio se convertirá en el más
importante de la orden benedictina, alcanzando unas cotas de poder, riquezas e influencias altísimas.
Cluny constituyo todo un imperio monástico centralizado y sus abades llegaron a tener un poder
superior al de los propios reyes, puesto que su autoridad era acatada por todo un territorio que carecía
de fronteras nacionales.
Los monasterios cluniacenses se extendieron por toda Europa y en el siglo XII superaban los 1.500.
Nuevas fundaciones o comunidades de viejas reglas adoptaron los usos benedictinos gracias a los
cluniacenses.
Durante el periodo románico, numerosos edificios benedictinos ocuparán lugares destacados en el
origen y perfeccionamiento de muchas características del estilo. Sus aportaciones fueron la portada
historiada, las fachadas torreadas, las complejas cabeceras de los templos así como los claustros de
arcadas de las galerías con complejos programas decorativos.
c) La reforma de la orden de San Benito: el Císter.
Los monasterios cluniacenses constituían auténticos emporios de riqueza que fascinaban a los
hombres de su momento. Pero a su vez, poder y riqueza rompían la vieja máxima de San Benito, “ora et
labora” trabajar y rezar en el monasterio sobria y humildemente.
A finales del siglo XI surge una nueva orden reformadora de la orden de San Benito, la de los monjes
cistercienses. Roberto, monje cluniacense, quiere restablecer la orden de San Benito y se retira a Cîtaux,
donde funda una abadía que dará nombre a los benedictinos reformados, el Cister. La pobreza en el
vestido, la austeridad en la comida y la severidad en la vivienda serán las máximas de esta orden. En los
monasterios no habrá pinturas ni esculturas8. El Císter tendrá una rápida difusión y a finales de la Edad
Media tendrá más de 1.400 monasterios.
Los monasterios cistercienses se van a caracterizar por la desnudez arquitectónica y por tener una
estructura prácticamente idéntica.
8 “Prohibimos que sean hechas esculturas o pinturas en nuestras iglesias y monasterios, porque mientras se presta atención a tales cosas, se descuida el provecho de una meditación o la disciplina de la seriedad religiosa”. Ordenanzas del Cister, 1131.
“¿Para qué sirven estos follajes, con mil monstruos entrelazados; estas figuras de sátiros y centauros, tantas molduras con fieras y adornos, en las cuales la imaginación del monje se distrae de su piedad y se aparta de la pobreza evangélica enseñada por San Benito?” Bernardo de Claraval. Siglo XII. Abad cisterciense, responsable de numerosas fundaciones cistercienses y de la organización de la orden de los caballeros templarios.
10
d) Partes fundamentales de un monasterio medieval:
Los monasterios medievales tenían unas partes comunes cuya situación variaba según la orden a la que
perteneciera el monasterio. Los monasterios cluniacenses tenían mayor libertad, pero en los
cistercienses su estructura era prácticamente idéntica.
La iglesia, lugar de oración, es el edificio principal. En torno a ella se iban alzando las
dependencias necesarias. A partir de ella se disponía el claustro con el que estaba comunicado
por una puerta.
El claustro era quizás el segundo elemento en importancia. Estaba construido generalmente en
el lado sur de la iglesia. En este espacio estaban distribuidas las estancias de mayor uso para la
vida de los monjes. El claustro es de planta cuadrada y cada uno de los cuatro lados recibe el
nombre de panda. En el centro suele haber un pozo y en el espacio restante, un pequeño jardín
con cuatro caminos o canalillos. Cada panda tiene una galería o corredor cubierto limitado por
arcadas.
La sala capitular era el lugar de reunión de la comunidad, donde se leían los capítulos de la
regla de la orden y donde el abad organizaba las distintas tareas a seguir por los monjes. En
esta sala era donde se exponían posibles faltas de alguno de ellos para que el superior le
reprendiese9.
Al lado se construía una pequeña estancia que servía como estudio o biblioteca,
independientemente de la gran biblioteca que tenían algunos monasterios importantes. Este
hueco se llamaba armarium y en él se depositaban tanto los libros litúrgicos para los actos
religiosos de cada día como los libros de lectura de los monjes.
El refectorio era el comedor y, colindante con él, la cocina.
Las celdas de los monjes o el gran dormitorio común (depende de la época y de las distintas
órdenes) estaban en el piso superior.
A esta estructura fundamental se añadía la parte del scriptorium, el huerto, la enfermería, el
locutorio, la hospedería para transeúntes, establos, lagares, molinos, talleres, el cementerio,…
9 Se decía llamar a capítulo.
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4. Las artes figurativas románicas.
4.1 Características generales.
El arte Románico es un arte esencialmente arquitectónico y las artes figurativas, sea la pintura
o la escultura no pueden concebirse aisladas del hecho arquitectónico. Esto significa que debe
adaptarse a las proporciones y forma de la superficie arquitectónica, por lo cual en ocasiones las figuras
adoptan formas extrañas para acoplarse a las superficies: portadas, capiteles, canecillos, etc.
El desarrollo iconográfico tiene dos espacios fundamentales, la portada para la escultura y el ábside
para la pintura. Además de estos lugares la escultura invade los capiteles de las iglesias, los canecillos y
los claustros, las pilas bautismales, o los sarcófagos. También hay notables muestras de escultura
exenta, generalmente de madera con imágenes del crucificado, la Virgen con el Niño o descendimientos.
En cuanto a la pintura, también solía cubrir todos los muros y las bóvedas de los edificios, aunque se han
conservado muy mal estas pinturas. La pintura sobre tabla se utiliza para los frontales y laterales de los
altares. No hay que olvidarse de otra manifestación de la pintura románica como la miniatura de los
códices.
El principal papel de la pintura y la escultura románica fue instructivo, pedagógico y aleccionador. El
clero utilizó las artes visuales para que la población mayoritariamente analfabeta aprendiese las
verdades de la Salvación mirando los catecismos “pétreos esculpidos” o las “biblias pintadas” en las
Iglesias.
La escultura y la pintura del Románico se caracterizan también por su antinaturalismo y expresivismo,
con figuras alargadas, anatomías defectuosas o perspectivas extrañas.
El Románico es un arte simbólico, que para mayor facilidad de lectura reduce las representaciones a
meros esquemas, llegando incluso a la abstracción.
La iconografía plástica románica es tremendamente rica y comprende visiones celestiales y divinas,
animales fantásticos, pasajes del Nuevo y Viejo Testamento, representaciones del Diablo, fábulas
populares, escenas mitológicas paganas e incluso motivos obscenos y explícitamente eróticos.
4.2 La iconografía románica.
I. ICONOGRAFÍA RELIGIOSA:
a) Visiones celestiales:
El asunto predilecto es la representación de la Maiestas Domini10
: el Hijo de Dios sentado en un
trono e inscrito en una aureola almendrada (mandorla), con el Evangelio en la mano izquierda y
bendiciendo con la derecha. Los pueden rodear los cuatro animales del tetramorfos: el ángel de
San Mateo, el león de San Marcos, el toro de San Lucas y el águila de San Juan. En este caso se
denomina Pantocrátor o Dios como soberano universal.
Otra representación de Cristo es el de cómo Juez Supremo ante el Juicio Final.
Colegio apostólico, los doce apóstoles.
10
La Maiestas Domini románica se diferencia del Pantocrátor bizantino, en que este aparece representado de medio cuerpo.
12
Veinticuatro ancianos del Apocalipsis, hombres barbados, tocados con corona y portando
instrumentos musicales y copas.
Psicostasis o pesaje de las almas.
Crismón.
Agnus Dei, el Cordero de Dios, que salva a los hombres con su sangre y al mismo tiempo
cordero triunfante, victorioso sobre la muerte.
b) Representaciones de la vida de Cristo:
La muerte de Cristo no se entiende nunca en el románico como figuración del sufrimiento del Dios-
Hombre, sino como símbolo del triunfo de Cristo sobre la muerte. Cristo se halla sujeto a la cruz con
cuatro clavos, con los pies separados. En la cabeza lleva la corona real y no la de espinas. No sufre ni
experimenta dolor, es un Cristo hermético, muerto o vivo.
El ciclo de la vida de Cristo: nacimiento, infancia y glorificación también es muy utilizado como la
epifanía11, la incredulidad de Santo Tomás, Cristo con los discípulos de Emaus, el Santo Entierro, etc.
c) Virgen María.
La Virgen María es considerada la anti-Eva (la antimujer en definitiva) que con su virginidad abrió el
camino de la redención de la Humanidad. Suele estar representada sentada en un trono, con el Niño
Jesús en su regazo y ambas figuras apareen hieráticas, rígidas y ausentes, sin comunicación entre la
Madre y su Hijo. Jesús tiene rasgos de un adulto y sostiene un rollo, pergamino, bola del mundo con la
mano izquierda. A esta representación se la conoce como Maiestas Mariae12.
c) Representaciones de santos.
Los santos eran modelos a imitar por el resto de los hombres, ejemplo de virtudes y partícipes del poder
y la gloria de Dios. En este sentido las peregrinaciones eran una de las manifestaciones del culto a los
santos, la cercanía a las reliquias era la mejor garantía de ser favorecido por su protección. El arte
recreaba la vida, el martirio, muerte y milagros de dichos santos.
d) Escenas bíblicas.
La iconografía sagrada incluye también representaciones bíblicas como la creación de Adán y Eva, el
pecado original, Daniel entre los leones, la anunciación de la Virgen, matanza de los inocentes, la
anunciación a los pastores, etc.
e) La representación del Diablo y del infierno.
II. ICONOGRAFÍA PROFANA.
La iconografía no religiosa fue muy importante en el Románico, teniendo en cuenta que en
aquella época era muy difícil marcar una barrera entre lo sagrado y lo profano. La historia, la leyenda, la
religión y la mitología se confundían en las representaciones.
11 Adoración de los Reyes Magos en el portal de Belén. 12
Modelo iconográfico que deriva de la Theotocos bizantina, a la que se agrega el sentido de intercesora entre Dios y los hombres.
13
Son muy frecuentes las representaciones de los trabajos agrarios, de los oficios artesanales o incluso de
las actividades mal vistas por la sociedad como los préstamos de dinero (con usura), juglares y
acróbatas, combates de caballeros, mendigos, peregrinos, personajes exóticos (negros), etc.
Suelen ser habituales las representaciones de fábulas populares como la del zorro y el cuervo, de
escenas mitológicas del mundo grecorromano o germánico como Ulises, Orestes, Sigfrido, etc.
El bestiario románico.
Los animales también ocuparon su lugar y con ellos el artista del románico mostró su vena más
imaginativa y fantástica. Junto a los animales domésticos se representaron fabulosos dragones,
centauros, grifos, arpías, sirenas, hombres monstruosos, etc. Animales exóticos como elefantes o leones
entraron en esta categoría de bestias fantásticas.
Este mundo fantástico estaba dotado de un simbolismo que podía cambiar dependiendo de dónde se
representase el animal13
.
La iconografía sexual.
Todavía más llamativo nos resulta la frecuencia con que aparecen imágenes de referencia sexual:
hombres y mujeres que mostraban desenfadadamente sus genitales con desvergüenza, escenas de
coito, partos, etc. No hay una teoría unánime sobre la razón de esta iconografía, pero en todo caso nos
indican que aún se mantenían vivas unos comportamientos sociales llenos de una cultura pagana que
emergía con gran vitalidad en las fiestas y celebraciones que la Iglesia trataba de cristianizar.
Motivos vegetales y geométricos.
El mundo románico sintió la necesidad de llenar los espacios vacíos, el horror vacui exigió la inclusión de
motivos ornamentales que se inspiraban en múltiples tradiciones como la griega, la islámica, la celta-
irlandesa, etc. palmetas, hojas acorazonadas, ajedrezados, laberintos, denticulados, trenzados, etc.
entrecruzan sus formas y se repiten.
4.3 La pintura del románico.
Caracteres generales de la pintura románica.
En la decoración de los edificios románicos era tan importante la pintura como la escultura, si
bien la pintura románica es menos conocida pues sólo se conserva en las iglesias más humildes, ya que
las más importantes se sometieron a revocos y reformas que las eliminaron. No se consideraba que un
templo estaba finalizado hasta que todos sus muros eran cubiertos por pinturas.
Los dos soportes utilizados por la pintura románica son los muros y las tablas.
La pintura mural románica utilizaba la técnica del fresco14, combinada para los detalles con la
pintura al temple. Las representaciones más importantes eran las de los ábsides de las iglesias
donde solía pintarse el Pantocrátor o la Virgen con el Niño.
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Por ejemplo el león y el grifo tenían un sentido positivo en la entrada de la iglesia como guardián pero también lo tenía negativo en otros lugares pues simbolizaba al Diablo. Otros animales tenían un simbolismo muy claro como la sirena o el sapo que simbolizaban el pecado de la lujuria, el basilisco (gallo y serpiente) el pecado en general o el Águila la regeneración por el bautismo. 14 La preparación del muro para este tipo de pintura exigía dos materiales: cal y arena. Mezclados en la proporción conveniente, se formaba una argamasa con agua que, después de reposar unos días, se extendía sobre el muro. En el momento de pintar, la primera capa se recubría con una imprimación de la misma especie, salvo que la arena tenía que ser más fina y la cal menos viva. Sólo se podía pintar cuando el enlucido estaba fresco; ello exigía un
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La pintura sobre tabla empleaba la técnica de la pintura al temple15 y estas tablas se situaban
en los frontales de los altares (retablos). Los temas son los mismos que en la pintura mural.
Los colores utilizados eran habitualmente producto de tierras naturales y los preparaban los mismos
pintores.
Las influencias que dan lugar a la pintura del románico son el mosaico bizantino, las miniaturas e los
códices prerrománicos como las mozárabes o las irlandesas
Desde el punto de vista formal la pintura románica se caracteriza por varios rasgos:
Dibujo grueso, que contornea enérgicamente la silueta y separa con un trazo negro cada
superficie cromática.
Color puro, sin mezclas. Se prefiere el plano cromático amplio, con el que obtienen efectos
violentos.
Carencia de profundidad y luz. Las figuras se disponen en posturas paralelas a manera de
relleno de un plano y con frecuencia resaltan sobre un fondo monocromo.
Composición simétrica, preferencia por las figuras formales y por la eliminación de cualquier
forma que rompa el plano. En los grupos las figuras no se relacionan hasta el románico tardío.
Como se ha dicho antes, la pintura románica es antinaturalista, continuando la tradición bizantina, el
artista románico prefiere plasmar vivencias religiosas antes que reproducir formas reales. En este
sentido no hay paisaje o como mucho se esquematiza con elementos convencionales (un árbol por
ejemplo)
La pintura románica en España.
Los mejores ejemplos de pintura románica en España los podemos encontrar en Cataluña y en
Castilla.
En Castilla y León tiene como característica propia un mayor carácter narrativo. Las más importantes
pinturas murales son las de la Iglesia de San Baudelio de Berlanga en Soria, las de la Iglesia de la Vera
Cruz de Maderuelo en Segovia y sobre todo las del Panteón de los Reyes de León en la Basílica de San
Isidoro en León.
En Cataluña hay que destacar las pinturas de dos pequeñas iglesias de Tahüll, en la provincia de Lérida,
pero que fueron trasladadas al Museo de Arte de Cataluña en Barcelona. Los frescos de Tahüll son un
arquetipo de la pintura religiosa románica: muy simbólica, con el dibujo muy marcado, en colores puros,
geometría en las formas y desapego de la perspectiva. Es el resultado de la fusión entre la iconografía
bizantina, el clasicismo paleocristiano y las miniaturas prerrománicas.
Pinturas de la Iglesia de San Clemente de Tahüll.
En la Iglesia de San Clemente de Tahüll encontramos su ábside presidido por la Maiestas
Domini que sigue el esquema convencional románico: la figura sobrehumana de Jesús, enmarcada por la
mandorla y flanqueado por figuras distribuidas en franjas paralelas y yuxtapuestas.
proceso de ejecución muy rápido y sin rectificaciones, puesto que éstas se hacen muy evidentes, preparando únicamente aquella parte del mural que podía ser pintada en un día. Se extendía un color de base, por lo común claro, y sobre éste, con trazos negros o en ocre rojo, se dibujaban las líneas fundamentales de las figuras y de los motivos decorativos; el acabado se realizaba a continuación, actuando desde los movimientos generales al detalle. 15
La técnica al temple tiene múltiples formulaciones, aglutinando los pigmentos con agua y goma, colas y huevo, aplicándolos en zonas concretas, sin mezclar los colores. La ejecución suele ser expeditiva y sumaria.
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El ábside se distribuye en tres partes: en la bóveda del ábside el cielo, donde se ilustra una teofonía
(representación divina) de carácter apocalíptico, debajo, en el cilindro del ábside con representaciones
de la Virgen y los santos (que interceden ante los hombres) y en la parte baja la tierra, que apenas es
visible.
El trazo de las líneas, el color y la plasmación de los personajes están al servicio de la exageración del
poder de Cristo. La línea del dibujo es gruesa y enérgica expresando solemnidad y severidad; el color es
denso y puro (sin tonalidades), rojo, azul y amarillo intensos. Finalmente las figuras son alargadas,
estilizadas y la frontalidad, rigidez y hieratismo confieren a los personajes el aire distante que busca
transmitir el artista. La perspectiva es inexistente y las figuras están en un plano único.
El programa iconográfico es también arquetipo del mensaje adoctrinador del arte románico. Un
Pantocrátor impresionante de tamaño superior a los otros personajes preside la composición. Sentado
sobre la bóveda celeste, con los pies sobre el escabel de la tierra, flanqueado por las letras griegas alfa y
omega. Su mano derecha que bendice con dos dedos a la manera griega y en la mano izquierda lleva un
libro abierto con la inscripción EGO SUM LUX MUNDI (Yo soy la luz del mundo). El conjunto transmite
toda la majestad que emana del texto del Apocalipsis.
La mandorla simboliza la luz que emana de su ser divino, cuatro ángeles sostienen los símbolos de los
evangelistas.
En el segundo registro, separado del registro celestial por una banda con los nombres de los
representados, remite a la iglesia. El colegio apostólico y María con un grial o copa de luz están ente
arcadas, hieráticos y simbolizan las columnas de fe.
La iglesia de San Clemente fue consagrada en 1123, fecha de remate de las pinturas. No se conoce al
autor, al que se denomina como Maestro de Tahüll, si bien hay algunas teorías que apuntan a que
pudiera ser un artesano de origen italiano.
Pinturas de la Iglesia de Santa María de Tahüll.
En el ábside de Santa María encontramos a la Virgen con el Niño, en posición rígida como un mero trono
de la divinidad del Niño. Está rodeada por la mandorla y a los lados se desarrolla el tema de la epifanía o
adoración de los Reyes Magos que realizan sus ofrendas: Gaspar y Baltasar a su izquierda y Melchor en
la derecha, identificados cada uno por las cartelas que están a sus pies.
Una greca bien trazada separa el resto de la bóveda del semicilindro absidal, que queda dividido en tres
registros horizontales. En el superior, a cada lado de la ventana que ocupa el eje se han dispuesto una
serie de Apóstoles bajo las arcadas. En la parte izquierda se sitúa Andrés con la cruz, símbolo de su
martirio, y Pedro, que sostiene las Llaves del Reino. A la derecha está Pablo, identificado por la calvicie, y
Juan Evangelista, representado imberbe y con el libro entre las manos. En los extremos se pueden ver
dos figuras apostólicas más difíciles de identificar. Todos llevan nimbo, manto y túnica y van descalzos,
signo de santidad. Sostienen sus símbolos con la mano recubierta por el manto.
Las pinturas de Santa María son posteriores a la fecha de consagración de 1123 y su autor se relaciona
con el taller de artesanos que también participó en las pinturas de San Clemente, pero en ningún caso es
obra del mismo pintor.
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4.4 La escultura del románico.
Las influencias que darán lugar a la escultura románica serán la del mundo tardo-romano al
volverse a representar la figura humana, el arte bizantino en los motivos iconográficos, la técnica, rasgos
como el hieratismo y la gradación jerárquica.
La escultura románica fue de dos tipos: arquitectónica y exenta.
a) Escultura arquitectónica.
La escultura arquitectónica o monumental que realice el escultor (cantero se llamaba en la
época) estaba realizada con la misma piedra empleada en el muro (arenisca, piedra caliza, mármol,…)
que solía ser la más abundante del lugar.
La portada románica.
Fachada de las iglesias y en particular la portada de la
misma será el lugar más importante de la decoración
escultórica del románico. La portada se abocina gracias
a la superposición de molduras que siguen la curvatura
del arco (arquivoltas) sitúan la puerta de acceso en un
plano interior. Las arquivoltas cobijan el tímpano
semicircular que se erige sobre un dintel apoyado en
las jambas laterales y en el parteluz, elemento central
que divide la puerta si esta es ancha.
El tímpano, centro de atención, presenta el programa iconográfico principal, aunque las
representaciones escultóricas se extienden al dintel, al parteluz, a las jambas, a las arquivoltas,… de esta
manera la escultura llena todos los huecos (horror vacui)
Tanto por su forma como su función la portada románica prefigura la totalidad del edificio: su alzado
reproduce el ábside central, mientras que su planta es la síntesis de todo edificio.
El significado simbólico de la portada es la representación de la puerta del Cielo y de la Casa de Dios y
advierte al fiel de lo transcendente que es el paso que va a dar al franquear el umbral.
Se conservan muchísimas portadas románicas. Algunos ejemplos son las francesas de María Magdalena
de Vézelay, San Lázaro de Autun, Santa Fe de Conques o las de San Isidoro de León, del Monasterio de
Ripoll, Sangüesa, de la Basílica de San Vicente de Ávila o la catedral de Jaca en España. También habrá
que añadir a las dos portadas de la Catedral de Santiago de Compostela, la de Platerías y el Pórtico de la
Gloria.
El claustro historiado.
El claustro historiado es el otro foco básico de creación de los escultores del románico. Junto a
la función que tenían los claustros en los monasterios, los claustros profusamente decorados respondían
también al orgullo de los monasterios de poseer una obra de gran valor.
La decoración de los claustros era más libre que la de las portadas. Los capiteles de las columnas narran
escenas bíblicas, episodios de la vida de santos y de la vida cotidiana, simbólicas luchas de animales y
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hombres, fantasías del bestiario, emparejamientos de animales o simplemente motivos vegetales o
geométricos.
Ejemplos de claustros románicos son los de San Juan de la Peña en Huesca, San Juan de Duero en Soria,
Santo Domingo de Silos en Burgos o San Pedro de Moissac en Francia
Otros lugares de representación escultórica fueron los canecillos, las jambas de las ventanas, las
pilas bautismales, púlpitos, frontales de altar, tronos, sarcófagos y monumentos sepulcrales. Puede
destacarse por el conjunto de su decoración escultórica la Iglesia de San Martín de Frómista en Palencia.
b) Escultura exenta.
Las imágenes exentas, las de altar, se tallaban en madera. Como materia prima se empleaban las
maderas más abundantes en el lugar.
Tanto la escultura en piedra como la realizada en madera no eran definitivas. La policromía o el
recubrimiento (en el caso de la madera) con metales preciosos o pedrería conferían el acabado preciso
exigible a cualquier imagen que debía despertar la admiración de las gentes.