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TEMA 12: FUNCIÓN DE RELACIÓN EN LOS ANIMALES (II) INDICE: 1.- Los estímulos y las respuestas. 1.1.- Receptores. 1.2.- Percepción. 1.3.- Efectores. 2.- Los órganos de los sentidos en invertebrados. 2.1.- Órganos de la visión. 2.2.- Órganos de la audición. 2.3.- Órganos del equilibrio. 2.4.- Órganos del gusto y del olfato. 2.5.- Órganos del tacto. 3.- Los órganos de los sentidos en vertebrados. 3.1.- Órganos de la visión. 3.2.- Órganos de la audición. 3.3.- Órganos del equilibrio. 3.4.- Órganos del gusto y del olfato. 3.5.- Órganos del tacto. 3.6.- Otros órganos de los sentidos. 4.- La respuesta motora. El aparato locomotor. 4.1.- Sistema muscular. 4.2.- Sistema esquelético. 4.3.- Movimientos. 5.- La respuesta secretora. Las glándulas. 5.1.- Feromonas.

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TEMA 12: FUNCIÓN DE RELACIÓN EN LOS ANIMALES (II)

INDICE:

1.- Los estímulos y las respuestas.

1.1.- Receptores.

1.2.- Percepción.

1.3.- Efectores.

2.- Los órganos de los sentidos en invertebrados.

2.1.- Órganos de la visión.

2.2.- Órganos de la audición.

2.3.- Órganos del equilibrio.

2.4.- Órganos del gusto y del olfato.

2.5.- Órganos del tacto.

3.- Los órganos de los sentidos en vertebrados.

3.1.- Órganos de la visión.

3.2.- Órganos de la audición.

3.3.- Órganos del equilibrio.

3.4.- Órganos del gusto y del olfato.

3.5.- Órganos del tacto.

3.6.- Otros órganos de los sentidos.

4.- La respuesta motora. El aparato locomotor.

4.1.- Sistema muscular.

4.2.- Sistema esquelético.

4.3.- Movimientos.

5.- La respuesta secretora. Las glándulas.

5.1.- Feromonas.

Dpto. Biología-Geología Prof. Elena Díaz Pedroche

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1.- Los estímulos y las respuestas.

La capacidad de reaccionar ante estímulos constituye la base de la función de relación. La facultad

de percibir estímulos se denomina sensibilidad. Los animales pueden tener sensibilidad frente a

estímulos físicos y químicos. Además estos estímulos pueden provenir tanto del exterior como del

interior del propio organismo.

El conjunto de respuestas que un animal desarrolla frente a los estímulos, principalmente

externos, constituye el comportamiento.

Por otro lado, las respuestas a determinados estímulos, principalmente internos, son las

responsables de la homeostasis, gracias a la cual los organismos se acomodan y adaptan a los

cambios.

1.1.- Los receptores.

En los animales, las estructuras encargadas de recibir los estímulos se llaman receptores. Por

tanto, los receptores son los que obtienen la información de las condiciones de su entorno y de las

condiciones internas del animal, manteniéndolo informado de su estado y situación.

Los receptores pueden estar formados por una o varias células especializadas. Los más sencillos

son simples terminaciones nerviosas o células aisladas, especializadas y en contacto directo con

neuronas.

En otras ocasiones, los receptores se encuentran situados en estructuras más complejas que

facilitan la recepción de los estímulos y protegen a los elementos receptores. En estos casos

constituyen los órganos de los sentidos.

Los receptores se pueden clasificar de muchas formas. Dependiendo de la procedencia del

estímulo que capten pueden ser:

Exterorreceptores. Son aquellos que captan información proveniente del medio externo del

animal.

Interorreceptores. Son sensibles a informaciones del interior del organismo. A su vez se

pueden clasificar en:

Propiorreceptores. Informan sobre la postura, la tensión muscular, etc. Se encuentran

distribuidos en los músculos, tendones y articulaciones.

Viscerorreceptores. Informan de la actividad visceral y los cambios en el medio interno,

por ejemplo, variaciones de temperatura, pH o concentración de gases (02 y CO2). Se

localizan diseminados por todo el organismo.

En función del estímulo al que son sensibles, se diferencian:

Quimiorreceptores. Son sensibles a estímulos de naturaleza química. Por ejemplo, receptores

olfativos y gustativos.

Termorreceptores. Informan sobre variaciones de temperatura. Por ejemplo, los corpúsculos

de Krause y los de Ruffini de la piel de vertebrados.

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Fotorreceptores. Detectan estímulos luminosos. Por ejemplo, receptores de la visión.

Mecanorreceptores. Son sensibles a estímulos mecánicos tales como variaciones de presión,

roces, sonidos, etc. Por ejemplo, receptores del tacto y la audición.

Todos los receptores se caracterizan por su alta especificidad, es decir, que cada receptor es

sensible únicamente a un estímulo determinado, mientras que no es capaz de percibir otros tipos

de estímulos.

1.2.- Percepción.

Cuando un animal recibe un estímulo a través de un receptor, este lo transforma en una señal

nerviosa que es enviada a un centro nervioso. En estos centros, las señales nerviosas son

procesadas y se interpreta la información que llevan, por tanto, es en los centros nerviosos donde

se perciben las sensaciones captadas por medio de los receptores.

Así, por ejemplo, es el oído el que recibe el estímulo auditivo (onda sonora), pero son los lóbulos

temporales del cerebro los que interpretan la señal que reciben a través del nervio auditivo. De

esta forma, son los lóbulos temporales los que interpretan la información y perciben las

sensaciones auditivas.

1.3.- Efectores.

Una vez que el centro nervioso correspondiente ha recibido e interpretado la información, la

procesa y elabora una respuesta adecuada al tipo de estímulo percibido. Aunque algunos

estímulos no implican ninguna respuesta por parte del animal, muchos de ellos hacen que el

animal responda de alguna manera.

Cuando el animal responde a un estímulo, los centros nerviosos envían una señal, en forma de

impulso nervioso, a través de los nervios, hacia los órganos efectores, que son los encargados de

llevar a cabo la respuesta.

La respuesta de un animal puede ser de dos tipos:

Respuesta motora. Implica un movimiento. Los órganos efectores de este tipo de respuestas

son los músculos, que se contraen o relajan cuando reciben un impulso nervioso. Esta

contracción o relajación provoca el movimiento de alguna parte del animal.

Respuesta secretora. Implica la secreción de alguna sustancia. Los órganos efectores son las

glándulas, que se encargan de producir y secretar diferentes sustancias químicas cuando

reciben los impulsos nerviosos correspondientes.

2.- Los órganos de los sentidos en invertebrados.

Los órganos de los sentidos son estructuras, más o menos complejas, que agrupan los receptores

correspondientes a un determinado tipo de estímulo. Algunos órganos de los sentidos,

principalmente los más evolucionados, tienen estructuras anexas que cumplen una doble función:

por un lado, facilitan y matizan la percepción de los estímulos y, por otro, protegen a los

receptores.

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2.1.- Órganos de la visión.

Son los órganos en los que se agrupan los fotorreceptores. Los más sencillos se encuentran en los

cnidarios y son simples manchas oculares localizadas en la superficie del animal. Algo más

complejas son las copas oculares características de los platelmintos.

Los anélidos y algunos gasterópodos, como los caracoles, presentan órganos de la visión algo más

complejos, tipo ocelo, en los que los fotorreceptores se agrupan en una pequeña cavidad con un

cristalino, aunque todavía carecen de estructuras anexas.

En los artrópodos es característica la presencia de dos tipos de ojos:

Ocelos. Su número es variable y son muy sencillos. Son sensibles únicamente a las variaciones

en la intensidad de la luz.

Ojos compuestos. Están formados por la unión de muchas estructuras simples repetidas. Cada

una de estas estructuras simples se denomina omatidio. La visión que ofrece este tipo de ojo

recibe el nombre de visión en mosaico y es la suma de lo que se recibe en todos los omatidios.

En los crustáceos se presentan dos ojos compuestos localizados sobre pedúnculos móviles.

Los cefalópodos tienen ojos en cámara muy parecidos a los de vertebrados. Está formado por un

globo ocular en cuyo fondo se agrupan los fotorreceptores, que son de dos tipos: conos y

bastones. Son sensibles tanto a la intensidad de la luz como a sus diferentes longitudes de onda.

Es decir, son capaces de percibir luces y sombras y también colores. Tienen un cristalino rígido y

un iris que regula la cantidad de luz que entra. Algunas especies presentan dos tipos de ojos, uno

adaptado a la luz solar y otro a la bioluminiscencia.

2.2.- Órganos de la audición.

Son los órganos que agrupan los receptores de ondas sonoras, un tipo de mecanorreceptores. En

los invertebrados se encuentran los órganos timpánicos, característicos de los insectos. Estos

órganos derivan de las aberturas traqueales correspondientes al sistema respiratorio de estos

animales.

Están formados por una membrana que vibra cuando recibe las ondas sonoras. Los receptores

reciben esta vibración y envían la información al cerebro del insecto.

La localización de los órganos timpánicos varía de unos insectos a otros. En las moscas se

encuentran en las antenas; en los escarabajos, en la pared del abdomen; en las mariposas, en el

tórax; en los saltamontes, en las patas; en las abejas, en las alas; etc.

2.3.- Órganos del equilibrio.

Los órganos del equilibrio agrupan mecanorreceptores que informan sobre la posición del animal y

sus variaciones. Se denominan estatocistos y se encuentran en todos los grupos de invertebrados

de vida libre, a partir de los cnidarios.

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Los estatocistos están constituidos por una cavidad hueca, tapizada internamente por células

receptoras, provistas de cilios hacia el interior. Dentro de la cavidad se encuentra una pequeña

estructura esférica de cristales o masas calcáreas, llamado estatolito, que se mueve libremente.

El movimiento de la esfera cristalina, o las masas calcáreas, es detectado por las células

receptoras, gracias a la presión ejercida sobre los cilios internos. El mensaje es transmitido por los

nervios hacia los centros nerviosos y, de este modo, el animal permanece informado sobre su

estado de equilibrio y movimiento, lo que le permite orientarse y desplazarse.

Su localización es variada en los diferentes grupos de invertebrados. En las medusas se localizan

en el borde de la umbrela; en los moluscos, cerca de los ojos; en la mayoría de los artrópodos, en

las antenas; etc.

2.4.- Órganos del gusto y del olfato.

Estos dos sentidos están muy interrelacionados. En ambos casos, los receptores son sensibles a

sustancias químicas que se encuentran en el medio.

Todos los invertebrados presentan quimiorreceptores, incluso los cnidarios más sencillos, en los

que aparecen dispersos por la superficie corporal.

Los receptores del gusto se localizan, en general, próximos a las estructuras bucales y se

relacionan con la función de nutrición.

Los receptores olfativos tienen una localización más variada, ya que están relacionados con varías

funciones, como el apareamiento (reproducción), la captura de presas (alimentación), el

reconocimiento del territorio (relación), e incluso con la comunicación entre individuos de la

misma especie.

2.5.- Órganos del tacto.

Estos órganos agrupan receptores de varios tipos: térmicos, mecánicos, químicos, nocirreceptores

En general, estos receptores no se agrupan en órganos concretos, y corresponden a neuronas

poco diferenciadas distribuidas por todo el cuerpo del animal. A pesar de esto, en algunos grupos

destaca la función táctil de determinados órganos, por ejemplo, los tentáculos de los moluscos y

los palpos de los artrópodos. Algunos insectos, como las hormigas, y algunos crustáceos, como los

cangrejos, tienen muy desarrollado este sentido también en sus antenas.

En los moluscos existen unas células quimiorreceptores y táctiles, localizadas en la superficie de

los tentáculos, mediante las cuales pueden determinar ciertas características químicas del agua.

En los nautilos estas células están agrupadas en un órgano especial de su cavidad paleal,

denominado osfradio.

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3.- Los órganos de los sentidos vertebrados.

Los órganos de los sentidos de los vertebrados son estructuras más complejas que las

correspondientes a los invertebrados. El proceso de cefalización de los vertebrados ha implicado

que la mayoría de los órganos de los sentidos se localicen en la cabeza.

3.1.- Órganos de la visión.

En los vertebrados, los fotorreceptores se agrupan en ojos de tipo cámara, localizados a ambos

lados de la cara.

El ojo en cámara está formado por el globo ocular y los órganos anexos. La estructura del globo

ocular es muy similar en todos los grupos de vertebrados.

Los ojos de los peces son los más sencillos y carecen de párpados. Los de los anfibios son

parecidos, aunque sí tienen párpados.

En los reptiles existen glándulas lacrimales que mantienen húmedo el globo ocular. La capa

esclerótica está endurecida y en la retina se acumulan conos y bastones. Presentan dos párpados

horizontales y una membrana nictitante transparente (tercer párpado), que se encuentra entre

los párpados y el ojo, se pliega perpendicularmente a los otros párpados y protege la córnea. En

las serpientes, los párpados están soldados, por lo que no parpadean.

En las aves, la vista está muy desarrollada. Su agudeza visual se debe a la presencia de zonas con

una gran concentración de fotorreceptores (fóveas) en la retina. Muchas aves tienen los ojos en

posición lateral, lo que les permite tener un amplio campo de visión. En otros casos, como búhos,

lechuzas, etc., los ojos se encuentran en posición frontal, lo que reduce el campo visual pero

aumenta el área de visión estereoscópica. Tienen dos párpados y membrana nictitante.

Los mamíferos tienen los ojos en posición lateral, excepto en los primates que son frontales, lo

que permite la visión estereoscópica. En el borde de los párpados presentan pestañas, que

protegen de la entrada de partículas. Algunos mamíferos, como los felinos, tienen desarrollada la

membrana nictitante.

3.2.- Órganos de la audición.

El órgano donde se encuentran los receptores de la audición es el oído, que alcanza gran

desarrollo en las aves y los mamíferos.

El oído de los peces está formado únicamente por un oído interno, que detecta vibraciones del

agua, donde el sonido se transmite más rápidamente que en el aire.

Los anfibios presentan una cavidad timpánica, limitada exteriormente por el tímpano, y que

conecta con la faringe por la trompa de Eustaquio.

Los reptiles tienen un complejo oído interno y un oído medio en el que se amplifican las ondas

sonoras. El tímpano conecta con el oído interno mediante una columnilla. En el caso de las

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serpientes no existe cavidad timpánica, por lo que realmente carecen del sentido de la audición.

Algunos, como los cocodrilos, tienen además un conducto auditivo externo.

Las aves tienen un sentido de la audición muy agudo. Presentan conducto auditivo externo y las

trompas de Eustaquio conectan con el paladar.

En los mamíferos, por fuera del conducto auditivo externo se presentan pabellones auriculares

(orejas), que son expansiones externas que ayudan a localizar la procedencia del sonido. En

muchas especies, las orejas son orientables.

3.3.- Órganos del equilibrio.

Este órgano se encuentra en el oído interno. Su mayor complejidad se da en mamíferos, en los que

está formado por los canales semicirculares y los órganos otolíticos: sáculo y utrículo.

Los canales semicirculares son tres conductos en cuyo interior hay crestas con células ciliadas

sensibles al movimiento de la endolinfa que rellena el interior. Informan sobre los movimientos de

giro de la cabeza.

El sáculo y el utrículo son cavidades, tapizadas por células ciliadas receptoras, en cuyo interior hay

esferitas calcáreas (otolitos) que se mueven junto con la endolinfa. Informan sobre el equilibrio

del cuerpo y sus movimientos.

3.4.- Órganos del gusto y del olfato.

En los vertebrados, el sentido del gusto y el del olfato están íntimamente ligados, especialmente

en los animales terrestres, en los que las sensaciones gustativas se complementan con las

olfativas, dado que los receptores del gusto y del olfato se encuentran muy próximos, en

cavidades interconectadas.

Los quimiorreceptores del gusto se agrupan en los botones gustativos, que deben permanecer

húmedos, ya que las sustancias químicas a las que son sensibles esto receptores deben estar en

disolución.

En los peces, los botones gustativos se encuentran en muchas partes del animal: boca, faringe,

aletas y barbas. En el resto de vertebrados se localizan en el interior de la boca y en la lengua, que

están permanentemente húmedas, gracias a la saliva.

Los quimiorreceptores del olfato se encuentran en el interior de las cavidades nasales, localizados

sobre la mucosa que está en contacto directo con el medio (aire o agua) en el que vive el animal.

Los peces poseen una única cavidad, cubierta internamente por receptores, que comunica con el

exterior a través de poros. El resto de vertebrados posee dos fosas nasales, conectadas al exterior

por dos orificios, a través de los cuales inhalan el aire que necesitan para la respiración. El interior

de las fosas nasales está tabicado y cubierto por una mucosa, llamada pituitaria, que es de dos

tipos: roja, encargada de filtrar, calentar y humedecer el aire, y amarilla, localizada en la zona

superior y que agrupa los quimiorreceptores. Los receptores envían los mensajes al bulbo

olfatorio que lo transmite al nervio olfatorio y a través de él hasta el cerebro.

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3.5.- Órganos del tacto.

El sentido del tacto agrupa sensaciones provenientes de varios tipos de receptores: térmicos,

mecánicos, químicos, nociceptores ...

Estos receptores se encuentran distribuidos por toda la piel del animal e informan de estímulos

externos. Su distribución no es homogénea, así existen concentraciones de receptores específicos

en zonas concretas del animal especializadas en determinadas sensaciones. Por ejemplo, en la piel

de los labios de los mamíferos existe una alta concentración de receptores táctiles y térmicos.

3.6.- Otros órganos de los sentidos.

Existen algunos órganos de los sentidos que son exclusivos de determinados grupos de animales.

Los receptores que agrupan están relacionados con la función que desarrollan.

Línea lateral. Es un órgano que presentan peces y larvas de anfibios. Se puede identificar como

una línea longitudinal a cada lado del animal. Estas líneas están formadas por la sucesión de

pequeños poros que atraviesan las escamas y conectan con un largo tubo lleno de fluido que

recorre los flancos del animal, por debajo de la piel. El interior de los tubos está tapizado por

células ciliadas, capaces de captar hasta las más pequeñas vibraciones del agua.

Mediante este órgano, los peces y las larvas de anfibios pueden detectar las corrientes y la

presión del agua, percibiendo así su posición, la profundidad a la que se encuentran, o incluso

la presencia de otros animales en sus proximidades.

Foseta facial. Se trata de un órgano termosensitivo que se presenta en algunas serpientes,

como la serpiente de cascabel. Está formado por dos estructuras localizadas entre los ojos y la

boca. En ellas se encuentran receptores capaces de captar las radiaciones infrarrojas, es decir,

el calor emitido por otros cuerpos. Esto les permite detectar la presencia de otros animales

aun cuando no pueden verlos.

Ampollas de Lorenzini. Son órganos que integran receptores capaces de detectar variaciones

en los campos eléctricos. Se presentan en la parte inferior del morro de determinados peces

condrictios, como algunos tipos de tiburones. También se han encontrado este tipo de

receptores localizados en la línea lateral de un pez del género Gymnarchus, que vive en el Nilo.

Gracias a estos receptores, los animales pueden percibir las pequeñas corrientes eléctricas

asociadas a la contracción muscular, lo que les permite detectar la presencia de animales

ocultos.

Además de estos, existen órganos de los sentidos capaces de detectar otros tipos de estímulos.

Por ejemplo, algunos animales que realizan largas migraciones son capaces de orientarse gracias a

su capacidad para percibir el campo magnético terrestre.

Otros animales son capaces de detectar las ondas producidas por el eco. Para ello, emiten un

ultrasonido de baja frecuencia que, al chocar con un objeto, produce un eco que puede ser

detectado. Esto les permite orientarse y desplazarse incluso en la oscuridad. Esta capacidad recibe

el nombre de ecolocalización y la presentan, por ejemplo, los murciélagos y los delfines.

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4.- La respuesta motora. El aparato locomotor.

Las respuestas motoras están ligadas, básicamente, al comportamiento de los animales.

Son respuestas que implican algún tipo de movimiento. Pueden ser movimientos sin

desplazamiento, como cerrar los párpados, o con desplazamiento del animal, como caminar o

volar. Los órganos efectores de estas respuestas son los músculos.

Los músculos forman el sistema muscular que se asocia al sistema esquelético, en los animales

que lo poseen, constituyendo el aparato locomotor.

4.1.- Sistema muscular.

El sistema muscular está formado por órganos muy similares, que son los músculos. Estos son

órganos formados por tejido muscular, constituido por células alargadas llamadas fibras

musculares. El citoplasma de estás células presenta gran cantidad de miofilamentos,

principalmente actina y miosina, gracias a los cuales tienen capacidad contráctil.

Los músculos de vertebrados e invertebrados son muy parecidos. En general se pueden clasificar

en dos tipos:

Músculo estriado. En este tipo, los miofilamentos se agrupan en unidades morfológicas y

fisiológicas llamadas sarcómeros, en los que la actina y la miosina se disponen formando una

estriación transversal a las fibras musculares. Son músculos de contracción rápida. Se pueden

diferenciar tres tipos:

Músculo esquelético de vertebrados. Son los asociados al sistema esquelético. Su

contracción es rápida, voluntaria y poco resistente a la fatiga.

Músculo cardíaco. Corresponde al que forma el miocardio. Morfológicamente es muy

parecido al músculo esquelético, aunque su contracción es involuntaria y es muy resistente

a la fatiga.

Músculo estriado de invertebrados. Su funcionamiento y composición es muy similar al de

vertebrados, aunque presenta algunas diferencias morfológicas. La organización de los

miofilamentos es muy variada y da lugar a distintos tipos de estriación, desde la más

parecida al músculo estriado de vertebrados hasta un músculo de estriación oblicua, típico

de algunos invertebrados. En este último, los miofilamentos se disponen formando bandas

que no son perpendiculares al eje principal de la fibra muscular.

Músculo liso. Los miofilamentos no tienen la misma disposición que en el estriado, por lo que

no presentan estriación aparente cuando se observan al microscopio. Su contracción es lenta,

involuntaria y muy resistente a la fatiga. Constituyen la musculatura asociada a los órganos

internos, como la capa muscular de los vasos sanguíneos, los músculos del estómago, del

intestino, etc.

4.2.- Sistema esquelético.

El sistema esquelético constituye el componente estático del aparato locomotor, mientras el

sistema muscular es la parte dinámica.

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Aunque los invertebrados no corresponden a un grupo con carácter taxonómico, se caracterizan

por la ausencia de vértebras y muestran una gran variedad en cuanto a la presencia de esqueleto.

La mayoría no tienen sistema esquelético, aunque sí poseen estructuras duras, que pueden

localizarse externa o internamente.

Los poríferos tienen pequeñas espículas de espongina, que es una sustancia elástica y dura,

formada por una proteína fibrilar, que les confiere cierta consistencia y mantiene la forma

corporal.

Los cnidarios con forma de medusa tienen el cuerpo blando, con una fina cubierta elástica,

mientras muchos pólipos se recubren de una estructura calcárea externa, que en el caso de los

corales puede llegar a acoger millones de individuos y alcanzar un gran tamaño.

Los moluscos gasterópodos segregan desde el manto una concha externa, formada por sales

cálcicas, que les protege En general, suele estar enrollada en espiral, excepto en las babosas, que

presentan una placa interna situada por encima de la cavidad respiratoria.

Los moluscos bivalvos se caracterizan por presentar dos conchas o valvas articuladas, que se

cierran fuertemente gracias a la acción de dos potentes músculos aductores, lo que mantiene al

animal en el interior de las valvas protegido de sus depredadores.

Algunos moluscos cefalópodos, como la sepia, presentan una concha interna de carácter calcáreo,

denominada pluma o jibia.

Estas estructuras duras de los moluscos van creciendo de forma concéntrica según aumenta el

tamaño del animal.

Los equinodermos, como los erizos, tienen un esqueleto interno formado por placas calcáreas

duras unidas.

Los artrópodos, como los insectos, presentan un esqueleto externo (exoesqueleto) que los

recubre. El exoesqueleto está formado por quitina, una sustancia dura y ligera, y está constituido

por unidades independientes que se articulan entre sí, lo que permite una gran movilidad al

animal, mientras protege sus órganos internos y evita su desecación. En los artrópodos, los

músculos se unen internamente al exoesqueleto, para realizar los movimientos de los apéndices.

Los vertebrados poseen un esqueleto interno formado por estructuras duras denominadas

huesos. El esqueleto está formado por tejido óseo cuya sustancia intercelular está compuesta

principalmente por sales de calcio.

Los peces condrictios tienen un esqueleto más blando, formado por tejido cartilaginoso, por lo que

se les conoce como peces cartilaginosos.

4.3.- Movimientos.

El sistema muscular y el esquelético funcionan conjuntamente para llevar a cabo el movimiento

del animal.

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Los huesos se unen unos a otros por las articulaciones, que en algunos casos permiten sus

movimientos. Los huesos se mueven gracias a la acción combinada de los músculos.

El movimiento que se realiza depende de la posición del músculo, del tipo de articulación y de

otros músculos implicados. Los principales movimientos que ejecutan los músculos son: flexión,

extensión, abducción, aducción, elevación, depresión, supinación y pronación.

5.- La respuesta secretora. Las glándulas.

Además de la respuesta motora, los animales pueden responder a un estímulo mediante la

secreción de sustancias. En este tipo de respuestas, los órganos efectores son glándulas. Son

respuestas ligadas, básicamente, a la homeostasis de los animales.

Dependiendo de la naturaleza de las sustancias que producen y del lugar al que las vierten, se

distinguen tres tipos de glándulas:

Glándulas de secreción externa. También se llaman glándulas exocrinas. Las sustancias que

producen son variadas, por ejemplo, sudor, enzimas digestivas, saliva, etc. Vierten su secreción

al exterior del cuerpo o a una cavidad que mantiene contacto con el exterior. Las glándulas

salivales, las sudoríparas, las lacrimales y las glándulas digestivas del estómago son ejemplos

de glándulas exocrinas.

Glándulas de secreción interna. También se llaman glándulas endocrinas. Las sustancias que

producen son las hormonas, compuestos orgánicos formados por proteínas, lípidos, derivados

de aminoácidos, etc., que regulan muchas funciones corporales. Las hormonas son vertidas a

la circulación sanguínea, y efectúan su acción a distancia de donde se han producido, sobre

células u órganos muy concretos, denominados órganos diana. El tiroides, las glándulas

suprarrenales y la hipófisis son ejemplos de glándulas endocrinas.

Glándulas de secreción mixta. Son glándulas con doble función, tanto exocrina como

endocrina. El páncreas es una glándula mixta, con una parte exocrina que segrega jugo

pancreático al interior del duodeno, y una parte endocrina que segrega insulina y glucagón a la

sangre.

En los invertebrados, además de las glándulas endocrinas, son abundantes las neuronas

secretoras, que son células neuronales que segregan un tipo de hormonas denominadas

neurohormonas.

5.1.- Feromonas.

Tanto los vertebrados como los invertebrados segregan un tipo de sustancias, llamadas

feromonas, que expulsan al exterior y actúan sobre otros animales, generalmente de su misma

especie.

La naturaleza química de las feromonas es muy variada, se producen en pequeñas cantidades y

son captadas por quimiorreceptores. Pueden encontrarse mezcladas en otras sustancias

excretadas, como por ejemplo en el sudor o en la orina.

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Las feromonas intervienen, en general, en funciones relacionadas con el comportamiento, tales

como la señalización de un territorio o la localización de individuos del otro sexo.

En invertebrados pueden intervenir incluso en procesos de desarrollo y diferenciación individual.

Como en el caso de una feromona que segrega la abeja reina de cada colmena que atrae al resto

de las abejas en torno a ella y, además, impide que se desarrollen los ovarios de las obreras y que

construyan nuevas celdas reales.