tema 03_el reinado de fernando vii

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 Tema 3. El reinado de Fernan do VII (1814 -1833): Absolutismo versus liberalismo. La estaura!i"n del absolutismo (1814#18$%) 1. El re&reso de Fernando VII. El ret orno de Fer nando VII a Esp a, tra s fir mar el Tr atado de Valen cay con Napole ón , supu so un giro brusco en la ev ol ución de lo s ac on tecimientos políticos. epresentando, adem!s, la ruptura con el proceso iniciado con las "ortes de "!di# y el restablecimiento del modelo político del $ntiguo %gimen. Fruto del conte&to b%lico vívido en la 'enín sul a son las tensiones po lít ic as (ue deriv an en la división ideoló gi ca y en el enfrentamien to entre las dos t endencia s) liberales y absolutistas. El *+ de mar#o de **-, Fernando VII salía de Valenay con destino a la 'enínsula. El /- de mar#o cru#ó la frontera por "ataluña, el recibimiento popular fue apoteósico, acogido por enormes esperan#as al ver en %l la encarnación de los ideales por los (ue 0abían luc0ado contra los franceses. Fernando, "el Deseado” , mitificado 0asta la saciedad, recuperó su trono entre muestras de calor popular y de prestigio. Era el símbolo de los seis años de resistencia y encarnaba grandes e&pectati vas de cambio y me1oras tras una d%cada especialmente delicada. En un primer momento el ey opta por des0acer la obra constitucional de "!di#, asumiendo el poder absoluto2 sin embargo, como 0abían visto los reformistas ilustrados, el man ten imi ent o del r%gim en era inviable sin aco met er importantes reformas. En est e conte&to, los absolutistas se mostrar!n incapaces de solucionar los problemas planteados, prolongando la agonía del $ntiguo %gimen en el marco peninsular y desarroll!ndose el reinado con continuas oscilaciones entre absolutistas y liberales. 'aralelamente a ello la burg uesí a espa ñola segu ir! una evol ució n (ue acabar! con la li(u idación del $ntig uo %gimen 1.1 'erviles * 'Liberales 3as tensiones en la península entre liberales y los defensores del $ntiguo %gimen 4serviles 5 0abían ido en aumento durante los meses anteriores a mar#o de **-. 3os 6ltimos, mientras esperaban a su ey, criticaban a la egencia acus!ndola de liberal, a las "ortes 7(ue no conseguían controlar8 e intentaban volver a la situación anterior a la guerra. 3os liberales, por el contrario, intentaban asegurar la pervivencia de su obra intentando obtener el respaldo de Fernando a la "onstitución. En febrero de **-, los liberales, a pesar de su minoría, consiguen sacar adelante un 9ecreto (ue recogía el espíritu del aprobado en enero de *** al vincular el acatamiento de las "ortes al rey al 1uramento del monarca a la "onstitución 70asta entonces ni se le consideraría libre ni se le prestaría obediencia8. 3a egencia, controlada por los liberales, seguiría siendo la titular del poder e1ecutivo. En este conte&to, el panorama político del momento se encuentra en una difícil situación al defender, por un lado, los absolutistas la necesidad de (ue el ey recupere la plenitud de su soberanía y, por otro, los liberales (ue aspiran a (ue el monarca se inspire en la "onstitución de **/. 3os serviles reali#an dos claros pronunciamientos a favor del absolutismo en estos primeros momentos2 el primero lo 0ace el general Elío 7capit!n general de la #ona8, a la llegada del monarca a Valencia con un discurso ine(uívoco y (ue adem!s se 0ace portavo# del supuesto descontento en el e1%rcito, el otro, lo reali#ar! el diputado sevillano :o#o del osales con la entrega del Manifiesto de los Persas. *

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Tema 3

Tema 3. El reinado de Fernando VII (1814 -1833):

Absolutismo versus liberalismo.

La Restauracin del absolutismo (18141820)

1. El regreso de Fernando VII.

El retorno de Fernando VII a Espaa, tras firmar el Tratado de Valencay con Napolen, supuso un giro brusco en la evolucin de los acontecimientos polticos. Representando, adems, la ruptura con el proceso iniciado con las Cortes de Cdiz y el restablecimiento del modelo poltico del Antiguo Rgimen. Fruto del contexto blico vvido en la Pennsula son las tensiones polticas que derivan en la divisin ideolgica y en el enfrentamiento entre las dos tendencias: liberales y absolutistas.

El 13 de marzo de 1814, Fernando VII sala de Valenay con destino a la Pennsula. El 24 de marzo cruz la frontera por Catalua, el recibimiento popular fue apotesico, acogido por enormes esperanzas al ver en l la encarnacin de los ideales por los que haban luchado contra los franceses. Fernando, "el Deseado, mitificado hasta la saciedad, recuper su trono entre muestras de calor popular y de prestigio. Era el smbolo de los seis aos de resistencia y encarnaba grandes expectativas de cambio y mejoras tras una dcada especialmente delicada.

En un primer momento el Rey opta por deshacer la obra constitucional de Cdiz, asumiendo el poder absoluto; sin embargo, como haban visto los reformistas ilustrados, el mantenimiento del rgimen era inviable sin acometer importantes reformas. En este contexto, los absolutistas se mostrarn incapaces de solucionar los problemas planteados, prolongando la agona del Antiguo Rgimen en el marco peninsular y desarrollndose el reinado con continuas oscilaciones entre absolutistas y liberales. Paralelamente a ello la burguesa espaola seguir una evolucin que acabar con la liquidacin del Antiguo Rgimen

1.1 Serviles y Liberales

Las tensiones en la pennsula entre liberales y los defensores del Antiguo Rgimen (serviles) haban ido en aumento durante los meses anteriores a marzo de 1814. Los ltimos, mientras esperaban a su Rey, criticaban a la Regencia acusndola de liberal, a las Cortes que no conseguan controlar- e intentaban volver a la situacin anterior a la guerra. Los liberales, por el contrario, intentaban asegurar la pervivencia de su obra intentando obtener el respaldo de Fernando a la Constitucin.

En febrero de 1814, los liberales, a pesar de su minora, consiguen sacar adelante un Decreto que recoga el espritu del aprobado en enero de 1811 al vincular el acatamiento de las Cortes al rey al juramento del monarca a la Constitucin hasta entonces ni se le considerara libre ni se le prestara obediencia-. La Regencia, controlada por los liberales, seguira siendo la titular del poder ejecutivo.

En este contexto, el panorama poltico del momento se encuentra en una difcil situacin al defender, por un lado, los absolutistas la necesidad de que el Rey recupere la plenitud de su soberana y, por otro, los liberales que aspiran a que el monarca se inspire en la Constitucin de 1812.

Los serviles realizan dos claros pronunciamientos a favor del absolutismo en estos primeros momentos; el primero lo hace el general Elo capitn general de la zona-, a la llegada del monarca a Valencia con un discurso inequvoco y que adems se hace portavoz del supuesto descontento en el ejrcito, el otro, lo realizar el diputado sevillano Mozo del Rosales con la entrega del Manifiesto de los Persas.

1.2 El manifiesto de los Persas.

El Manifiesto de los Persas recibe su nombre por las palabras de su encabezamiento: Seor: era costumbre de los antiguos persas pasar cinco das de anarqua despus del fallecimiento de su rey, a fin de que la experiencia de los asesinatos, robos y otras desgracias les obligase a ser ms fieles a su sucesor. En l se hace referencia a lo ocurrido durante la ausencia del rey y es, a pesar de su ambigedad, una descalificacin a los diputados gaditanos a los que se acusa de falta de representatividad; una dura crtica a la obra liberal especialmente a la Constitucin de 1812- y, sobre todo, un canto a la monarqua absoluta, obra de la razn y la inteligencia.

Su larga exposicin, el manifiesto constaba de 143 prrafos, de los que ms del 90% se dedican exclusivamente a criticar con acritud la obra de las Cortes gaditanas, conclua con la solicitud de una convocatoria de Cortes a la manera tradicional y que anulara la Constitucin y Decretos de las Cortes de Cdiz. El Manifiesto es un documento largamente discutido. Unos autores, apoyndose en su rechazo de la soberana nacional, entienden que es un texto absolutista; Hammett lo define como una invitacin a un golde de Estado, que intenta reforzarse doctrinalmente con argumentos de la tradicin espaola. Otros (Surez) lo consideran como una proclama reformista, que desea la renovacin del pas en una lnea nacional, lejos de los excesos revolucionarios.

Su posible reformismo parece un intento de separar de las filas liberales a los sectores ms moderados, incluyendo un horizonte de reformas en concordancia con la tradicin. En cualquier caso, en los aos siguientes no existi ninguna iniciativa, ni de estos ni de otros representantes de los serviles, para solicitar la convocatoria de Cortes tradicionales, ni tampoco hubo crtica a la reasuncin del poder absoluto por parte de Fernando.

La importancia relativa del Manifiesto, como subraya la profesora Guerrero, la deducimos de la sorpresa del embajador britnico Wellesley- ante el hecho de que el documento, fechado en abril y presentado al rey por el conspirador absolutista sevillano Mozo de Rosales al da siguiente de su entrada a Valencia, no fuese publicado por el gobierno hasta julio. Esto puede indicar que parte de las 69 firmas de diputados absolutistas, lo que supone ms de un tercio de las Cortes ordinarias de 1813, fueran realizadas a posteriori.

En cualquier caso, el Manifiesto, fue recibido por el monarca con alegra y fue uno ms de los elementos que le animaron, junto con el decisivo apoyo de algunos generales y el triunfante recibimiento popular, a dar los pasos siguientes.

2. El primer golpe a los liberales.

Coincidiendo con el regreso de Fernando, los liberales en Madrid haban conseguido que se aprobase un decreto que negaba validez a las acciones de un rey cautivo. Este documento, de febrero de 1814, vinculaba el acatamiento de las Cortes al rey al acatamiento de Fernando a la Constitucin.

El 24 de marzo cruza el rey la frontera en Catalua para recibir con frialdad al general Copons quin le dio la bienvenida en nombre de la Regencia y le entreg el documento sobre el estado de la Nacin-.

Mientras los protagonistas de la revolucin liberal intentaban asegurar la supervivencia de la obra de Cdiz intentando obtener el respaldo de Fernando a la Constitucin, el monarca y sus ayudantes daban los ltimos retoques al decreto del 4 de mayo en Valencia. El 5 de mayo parte hacia Madrid, escoltado por las tropas del ultraconsevador Elo; su paso por las diferentes poblaciones fue triunfal y acompaado de manifestaciones populares de apoyo al monarca y contrarias a la Constitucin, por lo que salen reforzadas las tesis absolutistas y Fernando rechaza a al delegacin enviada por las Cortes que sali a su encuentro. Mientras tanto Egua preparaba la llegada del monarca eliminando cualquier foco de resistencia liberal. La noche del 10 al 11 de mayo un buen nmero de liberales fue arrestado; estos fueron los primeros ya que en los siguientes das los que no consiguieron escapar corrieron la misma suerte. Con los liberales y un buen nmero de regentes en la crcel y las Cortes disueltas Fernando hace su entrada en Madrid y ahora haba que desmontar su obra.

3. Primeras acciones de gobierno.

3.1 El Decreto del 4 de mayo.

Cuando en abril Fernando VII llega a Valencia, un numeroso grupo de diputados absolutistas, al frente del cual se sitan Mozo del Real y el obispo de Orense, Juan de Escoquiz, le presentan el Manifiesto de los Persas texto en el cual 69 diputados de las Cortes ordinarias solicitaban al rey la restauracin el poder absoluto, la anulacin de todo lo aprobado en las Cortes de Cdiz y la convocatoria de nuevas Cortes.

Animado por este Manifiesto firm en Valencia el 4 de mayo un decreto por el que dejaba sin efecto toda la obra legislativa de las Cortes (constitucin de 1812) a las que acusaba de haberle despojado de su soberana; en l dejaba claras las nuevas reglas del juego y reproduca la crticas del Manifiesto a las Cortes gaditanas y sus realizaciones, insistiendo en la violacin que la Constitucin supona de las leyes fundamentales y en el carcter jacobino de la misma al afirmar que se redact copiando los principios revolucionarios y democrticos de la Constitucin francesa de 1791. Algunos historiadores han comparado este decreto con el programa de accin del golpe de estado que se avecinaba, ya que, en definitiva, derogaba todo lo legislado en Cdiz y se decretaba la nulidad de las disposiciones de los regentes y de las Cortes. Con el decreto del 4 de mayo, quedaba abierto el camino a la restauracin del Antiguo Rgimen.

Fernando incluye en el propio decreto su particular visin de lo ocurrido en la Pennsula desde 1808 presentndose como un gran defensor de su pueblo, a quin ha salvado de la perniciosa influencia de un valido y preservado de Bonaparte al pasar a Bayona para sufrir en su persona atroz atentado. De este modo se presenta como padre de sus vasallos, comprometindose a una futura convocatoria de Cortes en las que incluira la presencia de Diputados americanos-. Tambin quiere asegurar, mediante leyes la libertad y la seguridad individual y real como corresponde a un gobierno moderado; su compromiso tambin alcanza al respeto de la libertad de imprenta, a la religin y al gobierno de unos con otros. Todas ellas son propuestas mnimas que pronto caeran en el olvido.

El decreto fue redactado conjuntamente por Juan Prez Villaamil y el ex regente Miguel Lardizbal. El texto posee tres partes claramente diferenciadas:

En la primera se relata negativamente las actividades de las Cortes,

En la segunda se expone un plan de reformas centradas en una convocatoria a Cortes con procuradores de Espaa y de las Indias en las que se conservara el decoro de la dignidad real y sus derechos y los que pertenecen a los pueblos que son igualmente inviolables. El monarca se comprometa a defender la libertad y seguridad individual como muestra de un gobierno moderado, permitira la libertad de prensa y establecera la separacin entre las rentas del Estado y de la Corona. Las leyes se estableceran conjuntamente por el rey y las Cortes.

En la tercera y ltima parte Fernando VII declara abiertamente que no piensa jurar la Constitucin, valorando los decretos de las Cortes como nulos y de ningn valor ni efecto.

En los meses siguientes se procedi a eliminar cargos e instituciones constitucionales y al restablecimiento de todos los organismos polticos y administrativos que haban existido antes de la guerra de la Independencia. Entre ellos destaca:

La reinstauracin del Rgimen de Consejos con la variacin, respecto a la Edad Moderna, del papel menor asignado al Consejo de Castilla en beneficio del Consejo de Estado.

Constitucin de los primeros gabinetes, formados por personajes de la absoluta confianza del rey, caracterizados por la ineficacia en la gestin y por la rapidez con que se produca el cambio de titular.

Reinstauracin de la Junta Suprema de Estado creada en 1787.

Restablecimiento de los Ayuntamientos, corregidores y alcaldes mayores en la planta que tenan en 1808.

Recuperacin de las Capitanas Generales del poder territorial.

Restablecimiento de Audiencias y Chancilleras.

3.2 Otros Decretos.

Con este decreto de 4 de mayo, el monarca da claras muestras de su voluntad de volver al sistema anterior a la guerra. Otras disposiciones tomadas por Fernando ahondaron ms si cabe en la vuelta atrs al estar relacionadas con asuntos de carcter social, econmico y religioso, restableciendo los privilegios de aquellos que se vieron afectados por las medidas de las Cortes de Cdiz. Se resucita el Tribunal del Santo Oficio, que jug un papel fundamental en el control ideolgico. Regreso de los jesuitas. Devolucin al clero de las propiedades y conventos. Restablecimiento del voto de Santiago. Vuelta de los gremios. Restablecimiento del Honrado Consejo de la Mesta, etc., satisfaciendo las aspiraciones de la nobleza y de la iglesia.

Por el decreto de 30 de mayo se desterr a todos aquellos que haban ocupado cargos en el gobierno de Jos I. unas 4.000 personas vieron cerrada la posibilidad de retorno y tuvieron que prepararse para el exilio a cuenta de un gobierno francs cada vez ms reacio a hacerse cargo de ellos. Fue una de las medidas para premiar a los fieles, perdonar a los dbiles y castigar a los malos.

En este sentido, el decreto de 15 de septiembre de 1814, es ilustrativo ya que en l se reintegraba a los seores jurisdiccionales en la percepcin de todas las rentas, frutos, emolumentos, prestaciones y derechos de su seoro territorial y solariego yen la de todos los dems que hubiesen disfrutado antes del 6 de agosto de 1811.

Estas disposiciones no eran las mejores armas para hace frente a los graves problemas del pas, pero tampoco eran los mejores hombres los seleccionados para llevar a buen puerto las reformas. El pas era llevado por una curiosa camarilla de individuos allegados, siguiendo la costumbre familiar, entre los que se mezclaban personajes tan sorprendentes como el aguador de la Fuente del Berro (Pedro Collado, Chamorro), o el antiguo esportillero Antonio Ugarte con el ltimo ministro de la Guerra, Jos Mara Als, que se dedicaba a confeccionar alegraluces de papel que luego iba echando a un cesto, el cannigo Escoquiz y el nico competente Martn Garay.

4. La situacin internacional: el Congreso de Viena.

Es preciso recordar que la coalicin que venci a Napolen se fij como tarea esencial remodelar la geografa poltica y social de Europa en un congreso convocado en Viena (noviembre 1814 junio 1815). La derrota del Emperador hace ver la necesidad de replantear la vida internacional sobre bases muy diferentes, incluso contrarias, a las que haban inspirado a la Europa revolucionaria, dirigida por Francia. A la direccin de una sola potencia sustituira la direccin de varias, las vencedoras de Napolen. Estas naciones vencedoras desean someter la vida internacional a un derecho que no sea el de la fuerza, para lo que han de implantar un sistema de seguridad colectiva. Hostiles a la etapa histrica que Europa acaba de vivir, se inspiran en el Antiguo Rgimen y se oponen a la soberana nacional; su obra significa la lucha contra el mapa y las ideas de la Revolucin Francesa.

Este contexto coincide con el regreso a Espaa de Fernando en un escenario internacional caracterizado por la crisis final del imperio napolenico y el diseo de ese nuevo sistema de equilibrio de poderes que facilitase la reconstruccin de Europa e impidiera otras crisis similares a la recin superada. El canciller austriaco Metternich y el ministro de exteriores britnico, Castlereagh, son los que llevaron las riendas tanto en las conversaciones iniciales para la firma de la paz como en las siguientes para el establecimiento del Sistema de Congresos.

El papel que jug Espaa en su diseo fue ms que secundario. El descenso poltico iniciado con la firma de tratados que pusieron fin a la guerra de Sucesin, la dependencia con Francia a lo largo del siglo XVIII y la nueva relacin de amistad y alianza con Gran Bretaa, determinaron que Espaa a pesar de ser artfice determinante en la derrota de napolen-, no conexionara y su relacin respecto al resto de Estados no se hiciera en pie de igualdad. En definitiva, la antigua gran potencia en Europa y Amrica no pudo ni supo hacer or su voz en las conversaciones que llevaron a la firma del tratado de paz con Francia y del Acta de Viena.

Espaa estaba representada por Pedro Gmez Labrador, de escasa capacidad diplomtica y negociadora, a lo que habra que sumar el carcter errtico de las instrucciones recibidas desde Madrid. Con estos mimbres, Espaa obtuvo escasas satisfacciones a pesar de su prestigio por los ecos de su victoria frente a Napolen. Espaa haba quedado fuera de la gran alianza (Inglaterra, Austria, Prusia y Rusia) que haba acabado con el emperador, siendo admitida junto con Suecia y Portugal- en el Comit de los Ocho (formado por las cuatro grandes potencias y Francia), Comit creado para tratar temas de menor rango.

De las reclamaciones espaolas fueron escasamente satisfechas las relativas a los asuntos italianos y la demanda territorial respecto a la devolucin de la Luisiana, en poder de Estados Unidos desde 1803, ni siquiera fue escuchada. Sobre el comercio de esclavos Espaa, junto con Portugal y Francia, se opuso a la abolicin inmediata aunque firm la declaracin final relativa a la condena del trfico. El nico triunfo, aunque relativo, de la diplomacia espaola de la poca se obtuvo tras la derrota de Napolen en Waterloo, despus de los Cien Das. En el segundo Tratado de Pars (20 de noviembre de 1815) Espaa obtuvo una indemnizacin econmica y una ayuda para la reparacin de las fortalezas daadas por la ltima guerra; en paralelo, Inglaterra reclama a las autoridades espaolas los suministros y el dinero prestado durante la guerra de Independencia.

Este segundo Tratado dar paso a la creacin de la Cudruple Alianza formando una liga permanente Inglaterra, Austria, Prusia y Rusia. En esta alianza se comprometan a mantener los acuerdos de Chaumont, Viena y Pars durante los prximos veinte aos y, lo ms importante, por el artculo VI acordaban celebrar reuniones diplomticas cada cierto tiempo y discutir asuntos de inters comn. Esto no era otra cosa que el inicio del sistema de Congresos que buscaba un mecanismo eficaz para el mantenimiento de la paz y el equilibrio. Espaa quedara fuera del sistema.5. La poltica interior: la crisis econmica y financiera y las fallidas reformas.

Tras los seis aos de guerra, la economa espaola era desesperada. A estas dificultades inherentes al final de una larga guerra debemos aadir la escasa preparacin que los ministros y asesores del monarca demostraron. Segn Surez el carcter del sistema de Fernando VII es el no tener ninguno y, por tanto, no se puede hablar de un programa coherente, de un criterio firme o de una lnea poltica constante. El rey se convierte, a partir de 1814, en el nico monarca legitimista de Espaa cuya manifestacin ms clara es el gobierno personal en el que la labor del Gobierno no es ms que la voluntad del rey sin estar limitada o contrapesada por la accin colegiada de los Consejos.

La falta de un sistema poltico, el carcter del rey, la mediocridad de sus consejeros y la inestabilidad ministerial (28 ministros para slo cinco ministerios), hizo que el Sexenio Absolutista, juzgado por sus resultados, fuese un autntico fracaso que defraud las esperanzas de la mayora de los espaoles. Desde el 4 de mayo comenz la restauracin de todos los organismos del Antiguo Rgimen, desmantelando una tras otra las estructuras polticas, sociales y econmicas de las Cortes de Cdiz.

Antes de la subida al trono de Fernando la situacin era crtica, pero, los absolutistas, fueron incapaces de solucionar la suma de problemas viejos y nuevos que se le plantearon. Un magnfico ejemplo de la incapacidad de estos hombres nos lo ofrece el estudio de Fontana sobre las fallidas reformas de la Hacienda. Efectivamente, la situacin econmica en que se encontraba Espaa en 1814 era deplorable: un pas destrozado, la agricultura esquilmada, la industria deshecha, las comunicaciones inservibles y las arcas de la Hacienda vacas. A todo ello hay que aadir el comienzo de la emancipacin americana, que trajo como consecuencia el corte brutal de la llegada de metal acuable y del comercio ultramarino. La falta de numerario paraliz la vida econmica: los precios cayeron estrepitosamente, las casas de banca y las empresas quebraron y el trfico comercial se redujo substancialmente. Ante el dficit presupuestario (se calcula que rondaba los 383 millones de reales en 1816), el rey se negaba tanto a rebajar la ley de la moneda, que desapareca en manos de los comerciantes y contrabandistas, como a conseguir dinero, ya fuera del exterior mediante un emprstito o del interior por la instauracin de contribuciones especiales al clero y a la nobleza.

La Real Hacienda reconoce que est sumida en el desorden y en el caos, afirmando que toda medida ser insuficiente,no harn ms que dilatar por un brevsimo tiempo la ruina del Estado. Siguiendo el estudio de Fontana vemos como las medidas eran insuficientes y, en algunos casos, disparatadas; el cuarto ministro de Hacienda, Gonzlez Vallejo, propuso volver a la situacin anterior a la reforma centralizadora de 1799 lo que le llev al cese. A comienzos de 1816 se design una Junta de Hacienda encargada de estudiar el estado econmico del pas, as como de los rendimientos que se podan obtener con las contribuciones existentes

En diciembre de 1816 fue nombrado ministro de Hacienda Martn de Garay, antiguo secretario de la Junta Central, al que la historiografa le define como un liberal al que apelaron los absolutistas para sanear las finanzas, dispuesto a formular un nuevo plan fiscal que aliviara la escasez de recursos del Estado por medio de la Memoria Garay. Esta memoria, dividida en tres partes, parta de los estudios elaborados por las Juntas de Hacienda de principios de ao. En las dos primeras, partiendo de los gastos de los ministerios y de los ingresos de la hacienda, Garay calculaba el dficit y propona recurrir a una contribucin extraordinaria. La novedad del Plan Garay resida en la tercera parte, donde planteaba una drstica reduccin del gasto pblico y la abolicin de las rentas provinciales que seran sustituidas por una contribucin general, proporcional a los ingresos de cada contribuyente, que se repartira entre todas las poblaciones del reino, salvo las grandes capitales y en los puertos donde, por la dificultad de asignacin de la cuota se mantendran los derechos de puertas por todas las mercancas que se introdujeran. Como vemos, incluso esta tercera parte del proyecto tiene poco de original ya que se tratara de un intento de adaptacin de la contribucin directa de las Cortes de Cdiz, siendo calificada por Fontana como media reforma tributaria de 1813. En cualquier caso, su aplicacin dependa del establecimiento de unos complicados cuadernos de riqueza, realizados pueblo a pueblo, y, cuando se hizo pblico en 1817, se asimil la reforma de Contribucin General con la de Contribucin Directa de las Cortes, por lo que no fue bien recibida y fracas ante los numerosos conflictos y oposicin que surgi de todas las capas sociales.

Martn Garay dimiti a finales de 1817, fracasando como Ministro de Hacienda, justo cuando se produce una concentracin del trfico comercial y un nuevo derrumbe de los precios. La nica salida se encontraba en la ampliacin de la base tributaria como ya haba anticipado Cdiz-, medida que supondra un duro golpe a la estructura del Antiguo Rgimen. El resentimiento y descontento de la burguesa comercial ante la catica situacin econmica hace que sus esperanzas se dirijan hacia la oposicin liberal, que heredarn intacto el problema.

6. La oposicin liberal: los pronunciamientos. El ejrcito. La masonera

El gobierno absolutista, incapaz de hacer frente a la poltica exterior y de controlar la catica situacin econmica y financiera, mostr gran competencia a la hora de dirigir la represin que sigui a la reimplantacin del Antiguo Rgimen.

Los afrancesados, conscientes del odio suscitado entre las clases populares, salieron detrs de las tropas de Jos I a pesar de las declaraciones hechas por el nuevo rey de reunir bajo su manto a todos sus sbditos en una sola familia. El decreto de 30 de mayo de 1814 forzaba al exilio a unas 4.000 personas.

Para los liberales reserv las medidas ms duras de su poltica de represin, en un procedimiento que recuerda los aspectos ms odiados del proceso inquisitorial: no se formulaban las acusaciones en el momento del arresto, enfrentndose los detenidos a meses de reclusin sin que se les tomara declaracin. A pesar de todo era difcil armar un proceso legal y la impaciencia del rey no se hizo esperar. El presidente de la Sala de alcaldes de Casa y Corte aconsej al monarca que adoptara una solucin poltica y el 15 de diciembre de 1815 pronunci el mismo las sentencias definitivas, condenando a los procesados de manera totalmente arbitraria a diversas penas de prisin y destierro.

En el plano internacional la actuacin del rey no pasaba desapercibida, suscitando reacciones contrarias fundamentalmente en la Inglaterra del conservador gobierno tory que, si bien vio con recelo la evolucin de las Cortes gaditanas, no quera problemas con la oposicin whig, cuya simpata hacia los liberales era evidente. Las otras potencias no mostraron preocupacin alguna por los excesos de Fernando.

En el interior, los intentos de dilogo como los protagonizados por Juan Martn El Empecinado y Flrez Estrada que solicitaron del monarca moderacin en la represin as como la convocatoria de las prometidas Cortes solicitud hecha tambin por algunos fernandinos-, el descontento se canaliz a travs de movimientos de fuerza que partieron de un sector que ser protagonista en la vida poltica espaola: el Ejrcito.

Los ejrcitos, a lo largo del siglo XVIII, haban reforzado su carcter estamental reservando los puestos de oficiales a la pequea nobleza y los grados ms altos para la gran nobleza y para los personajes cercanos a los monarcas. La situacin cambi considerablemente con la guerra de la Independencia y el ejrcito vio como se alteraba de forma notable su composicin, como consecuencia del estallido de una guerra patritica y revolucionaria. La constitucin de 1812 profundiz en su transformacin al establecer el servicio militar obligatorio, limitar los requisitos para acceder a los puestos de oficial, establecer las Milicias nacionales y restringir el poder de los altos mandos en las provincias. Todo ello, como es lgico, cre un ejrcito renovado y dividido a la vez. Adems la guerra cre el nacimiento de la guerrilla que, desde diciembre de 1808, se intent regularizar con el Reglamento de partidas y cuadrillas; sus componentes eran civiles con atribuciones y grados militares con la legitimacin de sus victorias frente al ejrcito francs.

La restauracin absolutista cambi de manera radical esta situacin y a las medidas que dejaban sin efecto la Constitucin y los decretos gaditanos, se sumaron las errticas disposiciones de los ministros de Guerra fernandinos (cuya calidad y eficacia estaba en consonancia con el resto de carteras). Es cierto que el nmero de efectivos era grande y por consiguiente caro para el erario-, e innecesario una vez finalizada la guerra pero del que tampoco se poda prescindir en la situacin en que estaban las colonias americanas. La decisin absolutista fue la de reducir sueldos y discriminar a antiguos guerrilleros y simpatizantes liberales en los destinos y ascensos, lo que contribuy a crear un idneo caldo en el que prosperaba cualquier intento de oposicin al rgimen.

Sus jefes comenzaron alinearse con los liberales y la tendencia se acentu despus del fracaso de Ballesteros, nombrado ministro de Guerra, ante el peligro que supona el imperio de los Cien Das de Napolen. Muchos de stos se hicieron masones y pasaron a formar parte de la faccin que aspiraba a un cambio de sistema. No hay ningn ao del sexenio en el que el descontento no se manifieste en una forma de golpe militar asestado en contra del poder para introducir en l reformas polticas, esta definicin realizada por Comellas, propia del siglo XIX, recibe el nombre de Pronunciamiento. Es en estos primeros aos del reinado cuando estos pronunciamientos revisten una fuerza especial ya que se luchaba por la pervivencia o la supresin del Antiguo Rgimen.

El Primer pronunciamiento se produce en septiembre de 1814 y es protagonizado por Francisco Espoz y Mina, uno de los guerrilleros ms famosos de la guerra de la Independencia, que motivado por la difcil adaptacin a la vida en tiempos de paz o el resentimiento por perder el control de las guerrillas navarras, moviliz sus fuerzas. Es un magnfico ejemplo de los primeros pronunciamientos condenados al fracaso por su carcter aislado y desorganizado. Cuando lleg a las puertas de Pamplona, sus guerrilleros le abandonaron al no poder mostrar las rdenes del rey para el asalto a la ciudad; tuvo que esconderse y posteriormente, huir a Francia con alguno de los oficiales que le haban apoyado. El segundo, en otoo de 1815, lo llev a cabo en La Corua, un joven militar idealista y romntico llamado Juan Daz Porlier, cuyos xitos en la guerra de la Independencia fueron premiados con el nombramiento de mariscal de campo a la edad de 16 aos. Confinado en el castillo de San Antn de La Corua por sus simpatas liberales, se atrajo a las guarniciones descontentas por el retraso en el cobro de haberes y a algunos miembros de la burguesa profesional y mercantil. En la noche del 17 al 18 de septiembre de 1815 entr en La Corua y logr levantar a la guarnicin en nombre de la libertad y en contra del yugo de la feroz tirana. Porlier fracas al no ser capaz de conseguir que se extendiese el levantamiento, traicionado por sus propios suboficiales y detenido, fue condenado a muerte por un Consejo de Guerra y ahorcado en La Corua. La leccin era clara: era necesaria la coordinacin y haba que buscar una forma para panificarla.

Los pronunciamientos que se produjeron entre 1816 y 1819, segn Hamnett, se pueden agrupar bajo el calificativo de conspiraciones masnicas, ya que fue precisamente la logia quien proporcionara la organizacin de la conspiracin rebelde. As, en febrero de 1816, fue descubierta una conjura que, segn que fuentes se empleen, pretenda secuestrar o poner fin a la vida de Fernando VII y la proclamacin de una repblica liberal. Su carcter secreto impide avanzar en el conocimiento de la conspiracin. La denuncia de dos cabos de granaderos permiti la detencin de Vicente Richart junto con otras personas presuntamente implicadas; el empleo de la tortura no permiti avanzar en las detenciones por lo que segn algunos autores pudiera ser que la trama se redujera a Richart y los granaderos y pocos ms. A Richart se le conden a muerte, junto con Baltasar Gutirrez un cirujano barbero que compr los trajes de paisano para los cabos-; ejecutados en la Plaza de la Cebada la cabeza de Richart fue cortada y, clavada en una pica, exhibida en el lugar donde tenan pensado atentar, como escarmiento de acuerdo con la lnea de terror y persecucin del rey.

Un ao despus, en la noche del 4 al 5 de abril de 1817, se volvi a la frmula del pronunciamiento. Hamnett seala la influencia masnica al ser parte de los conjurados masones; de cualquier forma el peso de la conspiracin era militar. Luis de Lacy en Barcelona y Milans del Bosch en Gerona eran los artfices del levantamiento. Ambos haban desempeado un papel destacado en las guerrillas antinapolenicas y, sobre todo Lacy, eran personajes de prestigio y amplio apoyo popular. Sin embargo esto tampoco fue suficiente, ya que la improvisacin, la precipitacin y la denuncia previa a la materializacin del pronunciamiento provocaron el arresto de los implicados. El resultado fue que Milans, con algunos oficiales, consigui huir a Francia; Lacy fue detenido, condenado a muerte y fusilado en los fosos del castillo Bellver en Mallorca a pesar de la falta de pruebas sobre su papel en la conjura y las demandas de perdn apelando a su papel de hroe en la guerra.

Entre 1817 y 1819 hubo nuevas conspiraciones en ciudades del sur y de levante en las que estuvieron implicadas algunas logias masnicas y en la que sus protagonistas corrieron suerte desigual. Podemos citar la protagonizada en Valencia por Juan Van Halen en 1819, que denunciados por un traidor, fueron ejecutados trece de los implicados ante el general Francisco Javier Elo (uno de los personajes ms sombros del periodo fernandino) mientras que Van Halen logr huir a Londres.

Es en este contexto, de continuos levantamientos y conspiraciones para acabar con el Antiguo Rgimen y reinstaurar la Constitucin de Cdiz, en el que hay que situar el que no fue si no uno ms, aunque en esta ocasin se vio recompensado con el xito: el pronunciamiento del general Riego.

El trienio constitucional (18201823)

El Trienio Constitucional o Liberal se inicia el 7 de marzo de 1820, con la promesa de Fernando VII de jurar la Constitucin y el juramento efectivo dos das ms tarde. Entre esas fechas, y la reunin solemne de las Cortes el 9 de julio, tuvo lugar la transicin poltica que dio paso a la segunda etapa del liberalismo decimonnico espaol. La pieza clave fue la Junta provisional, impuesta por Fernando VII el 9 de marzo, cuya misin consisti en asegurar el xito de la sublevacin de signo liberal iniciada el 1 de enero en Cabezas de San Juan por el ejrcito expedicionario destinado a combatir los movimientos independentistas de las colonias americanas. De su forma de proceder dependi en gran parte la transicin sin grandes traumas y la orientacin poltica del poder por los moderados.

1. El pronunciamiento de Riego. La proclama. La extensin del movimiento. Fernando jura la constitucin del 12.A pesar de su triunfo tampoco el pronunciamiento de Riego fue un modelo a seguir, es cierto que hubo progresos en la organizacin y difusin respecto a los ms personales de Espoz y Mina, Porlier o Lacy.

Alcal Galiano, fuente fundamental para el estudio de estos aos, cuenta como a partir de 1818 miembros de importantes familias de comerciantes y militares de diversa graduacin coincidan en tertulias donde se gestaba la sublevacin. La diferencia entre movimientos anteriores respecto a este radica, por un lado, en su importante base ajena al ejrcito y, por otro, en la concentracin de tropas destinadas a ser enviadas a las colonias. En este contexto, el 8 de julio de 1819, el general ODonnell detena en el Palmar del Puerto a varios oficiales, entre los que se encontraban Antonio Quiroga y Evaristo San Miguel, acusados de conjurar contra el monarca. ODonnell, que estaba dentro de la conjura, traicion la causa en el ltimo momento y la abort. Ya fuera por falta de previsin o por exceso de confianza, el caso es que quedaron flecos suficientes como para reorganizar la cadena y continuar con la trama, pasando a ocupar un lugar destacado jvenes que haban permanecido en un segundo plano.

La tropa a la que dirigi Rafael de Riego su proclama el 1 de enero de 1820 estaba compuesta, en su mayora, por veteranos de la guerra de la Independencia que se encontraban acantonados en Andaluca para embarcarse, reacios, hacia Amrica y sofocar una revuelta de la que poco o nada bueno saban. Este ejrcito, compuesto por unos 15.000 hombres, escuch a Riego decir que la oficialidad mirando por el bien de la Patria y de las tropas haba decidido tomar las armas para impedir que verifique el embarque proyectado y establecer en nuestra Espaa un gobierno justo y benfico que asegure la felicidad de los pueblos y de los soldados. Azuza el descontento de las tropas y la consigue atraer y persuadir apelando a un gobierno moderado y paternal, amparados por una Constitucin que asegure los derechos de todos los ciudadanos. Estos soldados, mucho ms motivados que los de intentonas anteriores, fracasaron en los planes de tomar Cdiz iniciando un duro viaje por Andaluca para recabar apoyos para la sublevacin. Vejer, Algeciras, Mlaga, Antequera vieron pasar las tropas de Riego proclamando la Constitucin desde finales de enero hasta marzo y la capacidad de resistencia de las tropas, a pesar de no encontrar los apoyos esperados, permiti ganar tiempo y mantener la llama del pronunciamiento as como la generalizacin del movimiento liberal (al extenderse por todo el pas sus hazaas que aviv el fermento constitucionalista), estadio al que nunca haban llegado los movimientos anteriores.

En los ltimos das de febrero Corua, Ferrol, Vigo, Barcelona, Zaragoza, se sumaban a la revolucin. ODonnell, conde de Labisbal, que recibi el encargo de aplastar la rebelin, proclam la Constitucin en Ocaa.

Las noticias que llegaban a la Corte hicieron a Fernando y a su entorno mover pieza e intentar poner freno a lo que se avecinaba con la promesa de convocatoria de Cortes tradicionales. Finalmente, abandonado por la Guardia Real y presionado por algunos consejeros, el monarca cedi afirmando, el 7 de marzo que: siendo la voluntad de mi pueblo, me he decidido a jurar la Constitucin promulgada por las Cortes generales y extraordinarias en el ao 1812. El 9 de marzo el rey jur la Constitucin y al da siguiente se public el manifiesto que contiene la frase: Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional. El rgimen absolutista se desmoronaba, lo que supona el primer triunfo de liberalismo espaol en lucha abierta y la primera oportunidad de los liberales para ejercer el poder de forma prctica.

2. La Junta Provisional y el nuevo gobierno

El golpe de mayo de 1814 supuso la destitucin, la persecucin y encarcelamiento de los liberales, as como la destruccin de los smbolos que haban acompaado la promulgacin de la Constitucin. Por el contrario, el triunfo de la revolucin de 1820 fue acompaada de la reposicin en sus puestos a los sustituidos en 1814, la amnista y encumbramiento de los represaliados y la reposicin de la simbologa liberal en calle y plazas en medio del entusiasmo popular carente de revanchismo. Seis largos aos parecan haberse borrado de un brochazo y era hora de poner en marcha las reformas liberales ideadas por los hombres de Cdiz.

La Junta Provisional fue el organismo que dirigi la transicin hasta la reimplantacin del rgimen constitucional y la designacin de un nuevo gobierno, facultad reservada al monarca pero que tuvo que tomar para poder designar unos ministros aceptables a las tesis liberales, y en la convocatoria de Cortes.

La Junta, presidida por el cardenal de Borbn, estuvo formada por liberales de no mucho relieve ya que los ms importantes estaban encarcelados, desterrados o exiliados, en teora no tena ninguna autoridad para mandar, pero toda la amplitud posible para proponer, para consultar, y puede decirse que para impedir.

2.1 Composicin y primeras propuestas: la libertad de imprenta.

El primer gobierno liberal, formado a base de los ex condenados de 1815, era llamado "gobierno de los presidiarios" por el monarca y estaba compuesto por el cardenal de Borbn (Presidencia) Prez de Castro (Estado), Agustn Argelles (gobernacin); Jos Canga Argelles (Hacienda), Garca Herrero (Gracia y Justicia), Porcet (Ultramar), Jabat (marina) y el Marqus de las Amarillas como nico hombre de confianza del rey.

Con excesiva prudencia para la mayora la Junta Provisional elevaba al rey propuestas para restablecer el rgimen constitucional. Especial importancia, dentro de este contexto, tuvo la propuesta de reanudacin de la libertad de imprenta ya que permiti publicar un gran nmero de peridicos, destacando las de signo liberal que cubran el arco desde las ms moderadas a las ms radicales, lo que significa la vitalidad del gnero.

Se decret de nuevo la abolicin del Santo Oficio, esta vez para siempre. Se convocaron las Cortes, no sin la polmica sobre si deban ser ordinarias o extraordinarias triunfando los partidarios de la primera opcin. Poco a poco fueron restablecidos otros decretos de las Cortes de Cdiz, con excesiva moderacin para algunos y con prudencia para otros.

2.2 Las Sociedades Patriticas.

Surgidas desde los primeros das de la revolucin tienen su origen en las reuniones de liberales en lugares pblicos, normalmente cafs, que proliferaron en toda la Pennsula, donde se discutan asuntos de ndole poltica y se propagaban las mximas del liberalismo.

En estas reuniones se hablaba de todo, de lo presente y de lo venidero, de las personas y de las cosas; era donde los jvenes entusiastas que, subidos en sillas, ensayaban el arte de la palabra improvisando arengas que arrancaban mil aplausos por sus felices inspiraciones. Las opiniones respecto a estas Sociedades eran encontradas ya que los moderados vean con temor la orientacin de algunas, a las que consideraban como amenaza, mientras que sus partidarios estaban dispuestos a defenderlas por encima de todo. La polmica se ha trasladado a la historiografa actual y lo que para algunos autores fue un poder en la sombra al servicio de los ms revolucionarios, para otros estas sociedades fueron la respuesta para ilustrar al pueblo y controlar los fines de la revolucin. Precisamente en la difusin de los ideales revolucionarios radic su fuerza, utilizndola el poder central para respaldar su propia poltica pero, al mismo tiempo, negndose a admitir propuestas que socavaran su autoridad. Fueron suprimidas durante la estancia de Riego en Madrid crisis del ejrcito de la isla-, aunque se mantuvieron La Fontana y la Gran Cruz de Malta.

2.3 El ejrcito de la isla.

El ejrcito que inici la revolucin, y por tanto el cambio de rgimen, era conocido popularmente como Ejercito de la Isla. Su fuerza proceda del prestigio alcanzado por su contribucin al xito de la revolucin. Aunque sus logros ceidos a Andaluca eran muy limitados, sirvi de ejemplo para el resto y lleg alcanzar categora de mito. Por otro lado, la Junta era consciente de que poda ser til si era necesario el uso de la fuerza para defender la revolucin, pero a la Junta tampoco se la escapaba que poda ser utilizado como elemento de presin para defender una determinada interpretacin de la misma Riego, el 13 de julio (poco despus de la constitucin de las Cortes) se dirige a ellas con la advertencia velada de si los que ahora han merecido la confianza de los espaoles olvidasen-, y, como es lgico, tampoco poda plantear su envo a las colonias; era por tanto un problema y sobre todo una pesada carga econmica tener a esos miles de hombres acantonados en Andaluca.

Las primeras Cortes tuvieron que abordar este espinoso tema y poco despus de su constitucin, el ministro de guerra, el marqus de las Amarillas, firm el decreto de disolucin del ejrcito acantonado en Andaluca posiblemente presionado por Canga Argelles (deseoso de equilibrar su presupuesto) o por propia iniciativa tras las advertencias realizadas por Riego en su ltima proclama a las Cortes. En cualquier caso, prescindir de los hroes no poda por menos que causar graves tensiones.

Por medio de publicaciones en prensa, Riego criticaba que se disolviera el ejrcito de Andaluca y suplicaba al rey la supresin de la orden; al mismo tiempo se dirigi a las Cortes pidiendo su apoyo. Con ello encendi una mecha que inici una crisis que derivara en el abandono por parte de Fernando de la senda constitucional y que servira, adems, de catalizador para la escisin de los grupos liberales. En efecto, adems del enfrentamiento entre el rey y el resto de instituciones, el tema del ejrcito de la isla supuso un serio conflicto dentro del bando liberal; en ese momento se mantena la decisin de disolver el ejrcito y de enviar a Riego como capitn general de Galicia, esto radicaliz a los exaltados que usaron todos los mecanismos para alentar algaradas.

A su llegada a Madrid, para entrevistarse con el rey, los ministros y hablar a las Cortes, Riego fue recibido con gran entusiasmo por el pueblo y se puso sobre la mesa lo que muchos pensaban: que unos haban echo la revolucin y otros se hacan con ella. Por otro lado el gobierno estaba en alerta al recibir numerosos banquetes y agasajos el general Riego que, acompaado de la falta de discrecin y de su incontinencia verbal, que decidi tomar medidas y alejar a destacados militares de la Corte (Riego recibi la orden de partir hacia Asturias); esta decisin se tradujo en algaradas, manifestaciones y motines callejeros. Por su parte el gobierno acusaba veladamente a Riego de republicanismo, de la que se defendi en una larga vindicacin firmada en octubre en Asturias. Finalmente el gobierno control las Cortes y reinstaur una cierta tranquilidad, alternando medidas represoras con conciliadoras; los moderados haban triunfado pero el bloque monoltico liberal sufri importantes daos.

3. Los gobiernos moderados.

Entre la disolucin de Cortes (9 de noviembre) y la reunin de las nuevas (1 de marzo de 1821) hubo tiempo para nuevos enfrentamientos entre el rey y los liberales y para la divisin de estos en dos tendencias: los doceaistas moderados llamados as por participar en las Cortes de Cdiz-, y los veinteaistas, o exaltados, para los que la revolucin no haba llegado a su fin por lo que haba que seguir luchando y cambiarlo todo.

Si la primera etapa del Trienio Liberal viene definida por estos constantes enfrentamientos, la segunda correspondiente al gobierno Bajard-, lo est por intentar poner algo de orden a la administracin y la hacienda; en el plano econmico se concret en un ajuste presupuestario y en el administrativo por dos importantes reformas: la primera el desarrollo de la Ley de Instruccin Pblica, que estableca tres etapas de enseanza que perduraran en el tiempo: primaria, media y superior, fijaba en 10 las universidades y estableca unos planes nicos de estudios para todo el pas. La segunda corresponde a la aprobacin de la Ley Orgnica del Ejrcito, base del nuevo ejrcito.

El 30 de junio se disuelven las Cortes ordinarias para dar paso a unas extraordinarias con los mismos diputados. El motivo grave que justifica a estas Cortes, que comienzan en septiembre, est en la necesidad de abordar reformas administrativas en profundidad y pacificar Amrica. Fueron estas Cortes las que aprobaron la primera divisin territorial en 52 provincias y el fortalecimiento de las diputaciones y tesoreras que deban mejorar la recaudacin tributaria. Otras leyes de esta legislatura son la de Beneficencia y el primer Cdigo Penal espaol.

3.1 Las tensiones entre el Rey y los liberales.

Tras el envo de Riego a Asturias, la poltica del gobierno se volvi oscilante y ni a propios ni a extraos convenca. Mientras tanto el rey, instalado en El Escorial, retrasaba su vuelta en medio de rumores de conspiraciones serviles que provocaban manifestaciones y alteraciones del orden. El gobierno, adems, utilizaba a las masas populares cuando le eran necesarias y reprimindolas despus, lo que provoc que los incidentes arreciaran en un marco de divisin liberal y de solidez de una oposicin absolutista cada vez ms organizada.

En febrero se produjo un choque entre los Guardias de Corps, enfrentados a una muchedumbre que se manifestaba en las cercanas de palacio, y la Milicia Nacional con el resultado de la retirada de la guardia y la extincin definitiva del Real Cuerpo de Caballera de Guardias de la Persona del Rey por un decreto de las Cortes fechado el 26 de abril.

La nueva legislatura se inauguraba el 1 de marzo y la debilidad del gobierno qued de manifiesto en lo que se ha denominado crisis de la coletilla, cuando en el discurso de apertura de las nuevas Cortes Fernando introdujo una coletilla en la criticaba con dureza a su gobierno por no haber defendido al rey constitucional de ultrajes y desacatos y anunciando un sinnmero de males y desgracias para la nacin espaola si se renovaban los excesos. El gobierno se vio obligado a dimitir, aunque ya haba sido cesado, y Fernando, buscando dividir an ms a los liberales, se dirigi al Legislativo primero y al Consejo de Estado despus para que le recomendaran las personas apropiadas para formar un nuevo gobierno; de los nombres proporcionados sali un gabinete del que formaban parte un nuevo grupo de moderados que no gozaba de las simpatas de nadie, encabezado por Bardaj.

3.2 Las tensiones entre los liberales: moderados doceaistas y exaltados veinteaistas.

La unidad liberal era muy dbil y las luchas entre moderados y exaltados era continua, as los moderados fijaban su atencin en los exaltados y en su temida capacidad de movilizar a las masas populares. En los ltimos meses de 1821 aumentaron los incidentes al unirse contra el gobierno moderado, personalizado en Feli, los ayuntamientos, la Milicia y las Sociedades Patriticas. Los moderados acusaban a los exaltados de desestabilizar el pas y fomentar la oposicin absolutista con sus excesos, y stos a los primeros de impedir el triunfo de un autntico programa reformista.

As el 27 de diciembre se volvi a ordenar el cierre de las Sociedades Patriticas de las que surgira la sociedad secreta de los Comuneros en la que militaran los jvenes ms radicales.

Nuevos enfrentamientos entre ambas corrientes liberales tuvieron lugar con motivo de la convocatoria electoral para el periodo 182223, cuando a Riego se le relacion con unas supuestas conspiraciones revolucionarias y fue destituido como capitn general de Aragn, lo que provoc que en Madrid tuviera que intervenir la Milicia Nacional en este caso al servicio de la autoridad moderada.

Para analizar correctamente estas tensiones debemos tener en cuenta que, tras las elecciones para las Cortes que se reuniran el 1 de marzo en las que triunfaran los exaltados, el poder ejecutivo estaba en manos de los moderados y el legislativo en las de los veinteaistas; el rey, mientras tanto, fomentaba tanto la divisin liberal con sus actuaciones, promova las conspiraciones realistas y cortejaba a las potencias extranjeras.

3.3 Las reformas moderadas: ejrcito y educacin.

Entre los reglamentos aprobados por la nueva legislatura destacan, por su importancia, los que afectaban al ejrcito y a la educacin. El 9 de junio de 1821 era aprobada la Ley Orgnica del Ejrcito, ejemplo del utopismo liberal y base para la creacin de un nuevo ejrcito pequeo, eficaz y al servicio de la sociedad civil. Riego expres su alegra ante la aprobacin de la ley y recomendaba, mediante una proclama a los soldados de Cantabria, que grabasen en sus corazones los artculos 7 y 8 que calificaban de traicin el abuso de la fuerza armada y exima de obediencia al superior en caso de que se empleara para impedir la eleccin de diputados a Cortes, para disolver la Cmara o su Diputacin Permanente o para ofender la figura sagrada del rey.

Tambin a principio de junio fue discutida la Ley de Instruccin Pblica, que puso la base del sistema de tres niveles:

Enseanza primaria, de carcter obligatorio e impartida en todas las escuelas que habra en todos los pueblos de ms de cien vecinos.

Enseanza secundaria, que se cursara en todas las capitales de provincia; y la

Enseanza tercera o superior, impartida en 10 universidades peninsulares y 22 de Ultramar.

Este era un sistema uniformador y centralizado que, con algunas variantes, fue la base de la organizacin educativa espaola durante muchsimos aos.

3.4 Las conspiraciones realistas.

Las conspiraciones realistas se fueron haciendo cada vez ms organizadas y peligrosas al acercarse el cierre de la legislatura. El 30 de mayo de 1822, onomstica del rey, en el Real Sitio de Aranjuez se escucharon gritos a favor de un rey absoluto; en Valencia los artilleros encargados de disparar las salvas de honor se encerraron en la ciudadela aclamando al rey y al general Elo all encarcelado. La insurreccin rpidamente fue controlada y el general Elo fue finalmente condenado a muerte y ejecutado en septiembre. El rey se enfrent a su gabinete al negarse a condenar los acontecimientos de Valencia, lo que haca presagiar males mayores. El estallido definitivo tuvo lugar el 30 de junio cuando el rey que se encontraba en Madrid para asistir a la clausura de las Cortes-, se produjeron nuevos incidentes entre una multitud que gritaba a favor y en contra de la monarqua absoluta con el resultado de la carga de la Guardia Real. Este no era un mero enfrentamiento callejero ya que una sublevacin palaciega, con la colaboracin de la familia real, estaba en marcha. Madrid qued convertido en campamento de ejrcitos contrarios: de un lado el rey y sus guardias; del otro la Milicia Nacional y algunos oficiales exaltados que crearon el Batalln Sagrado, apoyados por el Ayuntamiento y la Diputacin Permanente.

El 3 de julio el Gobierno orden que los batallones de guardias concentrados se retiraran dos a Toledo y los otros dos a Talavera; los Guardias se negaron a acatar las rdenes y crearon un tenso impasse que finaliz con la presentacin de dimisin del gobierno al rey el 4 de julio y la negativa de ste a aceptarla. La madrugada del 7 de julio los Guardias marchan sobre Madrid, donde la Milicia y el Batalln Sagrado defendieron sus posiciones y les obligaron a replegarse hacia palacio buscando la proteccin del monarca para posteriormente rendirse.

El golpe del 7 de julio finaliz con la victoria liberal y el rey, defensor de la permanencia del gabinete de Martnez de la Rosa, tuvo que plegarse y designar un nuevo gobierno (esta vez exaltado). Artola apunta que el monarca radicaliz la situacin para animar la intervencin de las potencias extranjeras, a las que llevaba meses cortejando.

4. Los exaltados en el poder.

La prdida de las elecciones de 1822 por los moderados hizo saltar el gobierno de Martnez de la Rosa, quiz motivada porque la intentona golpista del 7 de julio fuera resuelta por el Batalln Sagrado y no por el Gobierno.

A comienzos de agosto de 1822 el general Evaristo San Miguel (comandante del Batalln Sagrado en los recientes acontecimientos) toma posesin al frente de la cartera de Estado. Los exaltados llegaban al poder y tomaban las riendas de la Revolucin en un momento en que el deterioro poltico, econmico y social reforzaba a posrealistas, pese a que acababan de sufrir un importante derrota.

4.1 La Regencia de Urgel.

A mediados del mes de agosto se creaba, en los crculos realistas exiliados del sur de Francia, la llamada Regencia de Urgel, originada en los grupos que combatan al gobierno constitucional. Tras la ocupacin de la Seo de Urgel se constituy una regencia, dreada por el marqus de Mataflorida, que provoc la tan temida unidad del movimiento realista en el interior y en el exilio. Los manifiestos emitidos por estos regentes retoman los argumentos de ilegalidad del rgimen constitucional, la condicin de prisionero del rey y vagas promesas de reformas de acuerdo a fueros y costumbres.

Sin embargo esta Regencia no cont nunca con el apoyo de Fernando ni logr, pese a continuos intentos, el respaldo de las potencias de la Santa Alianza. Espoz y Mina fue el encargado de dirigir las operaciones contra ella y, apenas tres meses despus de creada, tuvo que refugiarse en Francia don de su desprestigio aumentara da a da hasta su desaparicin.

4.2 Las reformas exaltadas.

A las psimas condiciones climticas de 1822 hay que aadir las econmicas y sociales que ponan a los campesinos al borde de la desesperacin, siendo presa fcil de proclamas y llamamientos contra el rgimen constitucional.

Lejos de enfrentamientos armados gobierno y Cortes intentaron reconducir la situacin y para ello se convocaron, como era tradicional, Cortes extraordinarias. En ellas se abordaron temas que afectaban al Ejrcito, al clero regular y a sus bienes en enero de 1823 se rompieron las relaciones con el Vaticano- y proclamas patriticas en medio de un ambiente en el que se respiraba la amenaza de una invasin armada.

Estas Cortes fueron clausuradas a mediados de febrero no sin antes aprobar el traslado de la Corte a Andaluca, para evitar el intercambio de notas entre embajadores de la Santa Alianza que provoc nuevas tensiones entre el monarca y los exaltados cada vez ms divididos que condujo a la crisis del 19 de febrero. Esta crisis es un magnfico ejemplo de la situacin del momento: por un lado el rey se resiste al traslado a Andaluca y depone al gabinete San Miguel y designa uno nuevo; por otro, las protestas de los exaltados en la calle condujo a la devolucin a sus puestos de los ministros con lo que la imagen sera la de un rey, dos gabinetes y unas nuevas Cortes que se aprestaban a abandonar la capital con direccin a Sevilla.

5. La situacin internacional y la cada del rgimen constitucional.

El Congreso de Verona. La posicin britnica. Los Cien mil hijos de San LuisDebemos recordar que el sistema de Congresos acordado por la Cudruple Alianza estaba en pleno funcionamiento cuando se produjo la revolucin liberal de 1820. Anteriormente, en la reunin de AixlaChapelle (sep-nov de 1818) los aliados dedicaron su atencin sobre todo a los asuntos franceses: la retirada del ejrcito de ocupacin, pago de indemnizaciones de guerra e invitacin a Francia a sumarse a las reuniones de las grandes potencias; la situacin espaola pas de lado y el debate se centr en la peticin del zar de mantener las disposiciones territoriales adoptadas en Viena y en la defensa de los gobiernos frente a movimientos revolucionarios. Esto fue desestimado por Inglaterra y Austria, ya que la amenaza territorial provena de las colonias espaolas en Amrica y por diferentes motivos no vean clara la intervencin.

Pero, cuando las potencias se reunieron en Troppau (oct-dic de 1820) la situacin internacional era bien diferente. El denominado, por algunos autores, sarampin revolucionario se extenda por Europa y afectaba a algunas potencias; Metternich hizo frente a los primeros estallidos revolucionarios de Alemania mediante acuerdo con Prusia y los prncipes alemanes (sep 1819). Los primeros meses de 1820 traen episodios revolucionarios en diferentes puntos del continente: pronunciamiento de Riego el 1 de enero; asesinato del duque de Berry en Francia en febrero; promulgacin de la Constitucin de Cdiz en marzo; revolucin napolitana en julio y la portuguesa de agosto hacen que Austria cambie de actitud y se acerque a la postura rusa favorable a la intervencin. En Troppau Austria, Prusia y Rusia acuerdan un protocolo de intervencin si fuese necesario (Gran Bretaa y Francia asisten como observadores)

Cuando la reunin de Laibach (enero-mayo de 1821) estaba a punto de concluirse estall la revolucin griega marzo-, que poda arrastrar al zar a una guerra contra los turcos. Los aliados se separaron y convocaron una nueva para abordar el asunto griego y peninsular que, una vez ms, haba quedado en un segundo plano ante la gravedad de otros conflictos.

Sera durante el Congreso de Verona (oct-dic de 1822) cuando Espaa se convierte en la gran protagonista, los acontecimientos de julio la situaban, junto con Grecia, en foco de preocupacin de las potencias. Francia, tras la explosin de fiebre amarilla en Catalua en el verano de 1821, haba instalado un cordn sanitario en la frontera. Este cordn fue sustituido en septiembre de 1822 por un ejrcito de observacin, debido a la creciente violencia y al avance de los exaltados, mientras continuaba dando largas a las peticiones de ayuda de Fernando y le repeta la imposibilidad de volver a la situacin de 1814.

Mientras tanto el zar Alejandro I aprovechaba para sumar apoyos a su poltica intervencionista base de su Santa Alianza-, y Austria junto con Prusia intentaba frenar el protagonismo de los rusos buscando una imposible unidad de accin que atemperase los excesos de los veinteaistas exaltados. El 7 de octubre de 1822 el nuevo embajador britnico, A. Court, enviaba al tambin recin nombrado secretario de Estado, Cunning, su estimacin sobre la situacin espaola que fortaleca la poltica britnica desde Viena: Las fuentes de su prosperidad y grandeza se han secado y algunas para siempre; su comercio est arruinado: su agricultura abandonada; sus colonias perdidasNo es ms que una gran ruina.

Con el punto principal de la posible intervencin en los asuntos espaoles se habra el Consejo de Verona. La posicin britnica en el Congreso era defendida por su representante, Wellington, quien era firme en su negativa a respaldar un ataque contra Espaa. Esta posicin no era debida a que Cunning defendiera el liberalismo sino a su defensa de los intereses britnicos, entenda que una paz estable y promover el prestigio y la prosperidad britnicas eran compatibles. Al mismo tiempo Wellington afirmaba que: las cuestiones americanas son con gran diferencia para nosotros ms importantes que las europeas. Wellington intentaba sin xito frenar la intervencin en Espaa y Court, por su parte, procuraba extraer el mximo provecho de la situacin postulndose como mediador entre Espaa y sus colonias en Amrica. Francia adopt una postura decidida a favor de la intervencin y pregunt cual sera la reaccin de los aliados as como el tipo de apoyo que recibira en caso de intervenir. El resultado fue el abandono del Congreso por parte de Wellington, dejando clara la posicin britnica, y el respaldo del resto de aliados. Se enviaron notas al gobierno espaol exigiendo la reforma del texto constitucional, la respuesta espaola ante la injerencia cerraba el camino a una posible negociacin.

La postura de Montmorency, representante francs en Verona, era la realizar una accin conjunta aliada chocando con la postura de Villle y de Luis XVIII, partidarios del protagonismo francs, lo que provoc su dimisin y el nombramiento de Chateaubriend quin consigui la exclusividad francesa. El 28 de enero de 1823 Luis XVIII anuncia que Cien Mil franceses estn preparados para avanzar invocando a San Luis para conservar el trono de Espaa a un nieto de Enrique IV. La invasin se inici el 7 de abril de 1823, cruzando el Bidasoa las tropas mandadas por Angulema.

No se produjo la resistencia popular que se esperaba y los ejrcitos formados al mando de Ballesteros y el conde de La Bisbal se rindieron sin apenas combatir. El desnimo, la sensacin de impotencia de los liberales ante el rpido avance de las tropas y el descontento con la poltica econmica (sobre todo en las zonas agrarias), repercutieron en el deterioro de la reaccin popular frente a los invasores. La nica excepcin la constituyeron los hombres mandados por Espoz y Mina que ocasionaron problemas a los franceses hasta el final.

El 23 de mayo de 1823 los franceses entraban en Madrid y se constitua una regencia presidida por Infantado. El 4 de julio realizaba un manifiesto en el que afirmaba su voluntad de emprender una labor puramente administrativa y prevencin de persecuciones, en realidad fue una vuelta atrs similar a la de 1814 con represiones ms feroces. La derrota de las fuerzas gubernamentales en Despeaperros oblig a un nuevo traslado a Cdiz, lugar simblico de los constitucionalistas, que mostraban ms preocupacin por los smbolos que por los acontecimientos. La negativa de Fernando al nuevo traslado oblig a decretar locura transitoria del rey (hecho que Fernando VII nunca perdonara) y a crear una Regencia encargada del poder ejecutivo. Una vez en Cdiz, tuvo lugar el nico combate de las tropas francesas: el asalto al poco defendido fuerte del Trocadero. El 29 de septiembre las Cortes decidieron dejar libre al rey y negociar con el duque de Angulema.

El Trienio caa como consecuencia de una intervencin extranjera, pero ello no debe ocultar que su fracaso obedeci a las propias contradicciones internas. La incapacidad por articular un sistema poltico eficaz impidi la estabilizacin del rgimen y facilit el surgimiento de los movimientos contrarrevolucionarios. Con ello finaliz la segunda Revolucin Liberal espaola y se abri el ltimo perodo de existencia del Antiguo Rgimen en Espaa.

La dcada final del Absolutismo (18231833)

1. La vuelta a la monarqua absoluta.

La Junta Provisional de Gobierno de Espaa e Indias en sus apenas dos meses de vida dio los primeros pasos para restablecer la situacin anterior al triunfo de Riego. As en abril de 1823 se dio la orden de restablecer los ayuntamientos anteriores al Trienio, se disearon las que seran Comisiones de Purificacin y se orden la retirada de lpidas y smbolos constitucionales y la concesin de una medalla a los persas. Fue obra de la Junta tambin la creacin de voluntarios realistas en un intento de proporcionar al absolutismo una fuerza armada propia al margen de un ejrcito que haba dado muestras de simpatas constitucionales. La Regencia aprobada por Angulema tras su entrada en Madrid, y que sustituira a la Junta desde finales de mayo, sigui la misma poltica.

Aunque restaurado el poder absoluto Fernando no poda ejercer plenamente su soberana, al lograr su triunfo gracias a una intervencin extranjera y al no poder estar seguro de la fidelidad de su propio ejrcito; de este modo el rey se vio obligado a demandar la presencia de las tropas francesas de Angulema.

1.1 El ejrcito de ocupacin.

La solicitud del monarca a Luis XVIII supona no slo la oportunidad de fortalecer la situacin francesa en el exterior en un momento que la poltica de concertacin del sistema de Congresos hacia aguas-, sino tambin el mejorar las relaciones comerciales hispano-galas en perjuicio de las posiciones britnicas. El 9 de febrero de 1824 se firm en Madrid un convenio por el que las tropas francesas permaneceran en Espaa con la misin de afianzar el Gobierno de Fernando VII y se asegurase la tranquilidad del pas. El convenio, que en principio tena una duracin de cinco meses, permiti el establecimiento de un ejrcito cercano a los 50.000 hombres. Posteriormente fue prorrogado sine die disminuyendo los efectivos hasta la retirada definitiva en septiembre de 1828.

Esta ocupacin tolerada y deseada permiti a las potencias de la Santa Alianza ejercer una influencia moderadora en determinados momentos. Ni Luis XVIII ni su primer ministro Villle podan ver con buenos ojos la actitud represiva que adoptaba el primer gabinete espaol, reiterando a Fernando la moderacin; Rusia tambin se sum a estas peticiones y Gran Bretaa segua ms interesado por lo que ocurra en las colonias que por lo que ocurra en la Pennsula.

1.2 La represin poltica.

La preocupacin de los europeos por el primer gabinete de Fernando VII no era vana, ya que a la persecucin orquestada por el gobierno y respaldada por el monarca hubo que sumar tambin los estallidos violentos producidos en diversos sectores sociales, consecuencia del ambiente de guerra civil que se viva en la Pennsula.

Si la Constitucin fue recibida con desbordante alegra, ahora Fernando era aclamado como rey absolutamente absoluto y sus partidarios queran resarcirse de los agravios sufridos. Todo tipo de violencia qued reflejado en estas primeras semanas: ejecuciones como el ahorcamiento del general Riego en la plaza de la Cebada-, sentencias de muerte, exilio, crcel, presidio, destierro, expedientes de purificacin lo que llev a los aliados a aumentar la presin para frenar la brutal represin. El 2 de diciembre se producira el ansiado cambio de gobierno y su Ministro de Estado y confesor, el cannigo toledano Vctor Sez, fue cesado.

1.3 La creacin del Consejo de Ministros.

Entre las escasas actuaciones del gabinete Sez destaca la creacin del Consejo de Ministros por un Real Decreto de 19 de noviembre de 1823. En un breve texto el rey alude a la necesidad de adoptar las decisiones de gobierno guardando la unidad conveniente basndose en dos precedentes: el Consejo de gabinete de noviembre de 1714 y la Suprema Junta de Estado de julio de 1787. De modo que bien por buscar una mayor eficacia y orden a las tareas de gobierno, o bien por la presin de Luis XVIII pronuncindose a favor de las antiguas instituciones e insistindole en la necesidad de buscar el consejo de hombres prudentes y sabios, este decreto supuso el inicio de las labores de un Consejo de Ministros compuesto por cinco miembros (Estado, Gracia y Justicia, Guerra, Marina y Hacienda). El Real Decreto de 31 de diciembre de 1824 complementara el anterior para establecer las normas de funcionamiento para estipular que en ausencia del rey lo presidira el secretario de Estado. Ni que decir tiene que la prevalencia de la voluntad del rey estaba fuera de toda duda y ni el Consejo ni su Presidente supusieron lmite a su autoridad

2. El reformismo absolutista

Tras el cese de Vctor Sez, el moderado marqus de Casa Irujo pas a presidir el nuevo gabinete compuesto por otros reformistas como Lpez Ballesteros, Luis Salazar, Cruz o el Conde de Ofelia. El nuevo gabinete, que calmaba las ansias de las potencias continentales, emprendi la difcil tarea de restablecer una Administracin desquiciada por los acontecimientos vividos desde 1822 donde, a las divisiones entre realistas y liberales se sumaran las del bando absolutista al perder el poder los sectores ms reaccionaros.

Al da siguiente del nombramiento del nuevo Gobierno y con motivo de la visita que los nuevos ministros le hicieron, Fernando hizo entrega a Casa de Irujo de un texto de su puo y letra que contena las Bases sobre las que ha de caminar indispensablemente el nuevo Consejo de Ministros. En ellas el rey enumera:

1st Plantear una buena polica en todo el Reino,

2nd Disolucin del ejrcito y formacin de otro nuevo,

3rd Nada que tenga relacin con Cmaras ni con ningn gnero de representacin,

4th Limpiar todas las Secretaras del Despacho, tribunales y dems oficinas tanto de la Corte como de lo dems del Reino de todos los que hayan sido adictos al Sistema Constitucional protegiendo decididamente a los Realistas,

5th Trabajar incesantemente en destruir las Sociedades Secretas y toda especie de secta, y

6th No reconocer los emprstitos constitucionales.

El gabinete sigui las Bases con las que el rey haba marcado el camino intentando sacar adelante alguna medida reformista que llevara las divisiones realistas a su mismo seno, especialmente el proyecto de amnista de Ofelia. As, por una Real Cdula de 13 de enero de 1824 se reorganiz el sistema de seguridad pblica con una polica orientada al control poltico. Los sectores ms reaccionarios preferan que esta funcin la realizara la Inquisicin, lo que ocasion algunas protestas. Finalmente, dos obispos, el de Valencia y el de Orihuela, crearon unas Juntas de Fe. Consecuencia de la actuacin de la de Valencia fue la celebracin del ltimo Auto de Fe de nuestra historia. Tambin se crearon las Comisiones Militares Ejecutivas y Permanentes, con una actuacin en la que se mezclaban los asuntos polticos y los de orden pblico. Pero el tema ms polmico sin duda era el proyecto de amnista ya que chocaba con las potencias, que reclamaban una ms amplia, y por otro con los ultras opuestos a cualquier perdn. La muerte de Irujo y la entrada de Calomarde en Gracia y Justicia rompieron la unidad del gabinete sobre el tema aunque finalmente el decreto de amnista fue aprobado en mayo de 1824 sin lograr satisfacer a nadie, ni siquiera al gabinete, ya que los ms reaccionarios se oponan al considerar el delito que fue el que mayor pudo ser, en palabras de D. Carlos y los liberales, lgicamente, lo repudiaban por escaso.

2.1 La escisin realista

La aprobacin de la amnista trajo como consecuencia un aumento de la tensin entre el rey y los moderados y dentro del gabinete. El 11 de julio Ofalia fue destituido y Cea Brmudez ocup la Secretara de Estado. Todo pareca indicar que el gabinete seguira con un nmero similar de moderados y ultras pero, poco antes de la llegada de Cea, el ministro de la Guerra, el moderado general Cruz fue tambin sustituido por el reaccionario general realista Aymerich, hasta entonces al frente de los Voluntarios realistas, por lo que Cea perda alguno de sus posibles apoyos.

Con la divisin en las filas realistas, el cuerpo de voluntarios, en cuya creacin tanto inters tuvo el rey y su crculo, se volva ahora contra el monarca. De las filas de voluntarios realistas haba salido la rebelin del brigadier Capap de mayo de 1824 y que ocasion el cese de Cruz. El origen de la divisin lo encontramos:

En el miedo que tenan los sectores ms reaccionarios a que la presin francesa atemperara en demasa el absolutismo de Fernando;

En los nombramientos de algunos ministros a su juicio de demasiado tibios y

A las medidas aprobadas, entre ellas la amnista.

Esta divisin, encabezada por el infante don Carlos, llev a ejercer una presin permanente sobre el monarca y su entorno. El clero se organiz en sociedades secretas o Juntas Apostlicas como la Pursima o el ngel Exterminador que elogiaban a don Carlos y criticaban al rey y sus gobiernos, proporcionando los voluntarios realistas un brazo armado para ejercer su presin en nombre del rey, en principio, pero con don Carlos dispuesto a ocupar el trono en defensa del Antiguo Rgimen.

La evidencia de la fuerza de la oposicin ultra preocup seriamente a Fernando quin organiz una Junta Consultiva del Reino, presidida por el duque del Infantado, para que pudiese proponer los medios adecuados para sofocar los posibles desrdenes. Estos temores con los ultras no hicieron olvidar a Fernando a sus enemigos los liberales, lo que ayuda a explicar la poltica tornadiza del rey que le llev a apoyarse alternativamente en el Consejo de Estado (presidido por don Carlos) y en el moderado gabinete de ministros.

2.2 La reforma de la Hacienda: Lpez Ballesteros.

Otro problema acuciante era la situacin econmica y hacendstica del reino, sumido en el caos tras la guerra y la crisis de las colonias. La Secretara de Hacienda era desempeada por Lpez Ballesteros, buen conocedor de la casa ya que llegaba desde la Direccin General de Rentas. Permaneci en el puesto desde 1824 a 1832 lo que le permiti formar un slido equipo y abordar los principales problemas.

El 14 de febrero de 1824 el rey le inst a que se ocupase del arreglo del sistema de contribuciones del reyno que era prioritario, pues tras anular lo dispuesto por el Trienio no se haba establecido ningn sistema de rentas. A la hora de abordarlo tena que tener en cuenta dos limitaciones impuestas: huir de las innovaciones y no reconocer los emprstitos constitucionales, lo que complicaba la tarea. Ballesteros plante una reforma tributaria para atender a los gastos ordinarios del Estado y una reforma de la catica administracin, el resultado fue negativo al ser la recaudacin ordinaria insuficiente y tener que echar mano a todos los recursos existentes y contraer nuevas deudas. La necesidad de conseguir un equilibrio mediante la reduccin del gasto le llev a elaborar el primer Presupuesto efectivo de la historia de Espaa. Los presupuestos, tras tres aos de obstculos de todo tipo, consiguieron reducir los gastos ordinarios del gobierno, aunque no fue posible lograr un equilibrio completo y hubo que recurrir de nuevo a prstamos, superando el colapso que amenazaba la Hacienda en 1828. Con la crisis internacional del ao 30 la situacin se descontrolara al exigir un aumento de los gastos militares.

Para salvar el gravsimo problema de la Deuda, en 1824 se defini una nueva ordenacin cuyo elemento principal era la Caja de Amortizacin y estaba encargada de inscribir los crditos contra el Estado, consolidarlos, pagar sus intereses y amortizarlos, as como responder de los intereses y amortizacin de los nuevos emprstitos. Realmente, el nuevo sistema se centr en gestionar nuevos emprstitos extranjeros, dejando de lado a los tenedores de deuda nacionales de los que poco se poda obtener.

Lo menguado de los ingresos le oblig a disminuir los gastos en un momento en que todas las potencias europeas aumentaban sus presupuestos de forma considerable para sostener a los ejrcitos y marinas que defendiesen sus intereses polticos y econmicos. En ese mismo momento Espaa renuncia definitivamente a la reconquista de sus colonias americanas y los ingresos que reportaban y aceptaba un papel de potencia secundaria en Europa. Lpez Ballesteros consigui prolongar durante diez aos ms la agona del Antiguo Rgimen y evitar el colapso inmediato de haber estado la Hacienda en manos menos competentes; fue cesado el 1 de octubre de 1832 aunque sus colaboradores siguieron en sus puestos hasta diciembre de 1833.

3. La cuestin portuguesa.

Desde la salida de la familia real hacia Brasil, como consecuencia de la invasin napolenica, Portugal haba sido dirigido por el mariscal britnico Baresford. La revolucin de 1820 hizo sonar las alarmas en Portugal ante el temor de un contagio, circulando informes en las embajadas. El 24 de agosto se rebel la guarnicin de Oporto, seguida de Lisboa y otras ciudades lo que supuso el nombramiento de una junta Provisional, la convocatoria de Corte y la promulgacin de una Constitucin inspirada en la de Cdiz.

Entre los logros de la revolucin portuguesa encontramos el establecimiento de un Parlamento unicameral, la libertad de prensa, la abolicin del feudalismo, supresin de la Inquisicin y algunas rdenes religiosas y se inici un proceso desamortizador. El rey Juan VI, que haba regresado a Lisboa, se convirti en monarca constitucional al jurar la Carta Magna en octubre de 1822; pero el movimiento Vilafrancada respaldado por la reina Carlota Joaquina hermana de Fernando VII- y su hijo don Miguel pona fin al experimento constitucional pocos meses despus.

El monarca portugus muri, en marzo de 1826, sin dejar testamento lo que plante algunos problemas al estar su hijo mayor, don Pedro, en Brasil y ser proclamado emperador de un Brasil independiente en 1822. Por este motivo sus derechos a la Corona estaban en entredicho y adems tena que hacer frente a su hermano Miguel, respaldado por los absolutistas. Finalmente, la Regencia reconoci como heredero a don Pedro que renunci a favor de su hija Mara de la Gloria, de siete aos, no sin antes otorgar una nueva Carta Constitucional (abril de 1826) que inauguraba una nueva etapa y el inicio de nuevos enfrentamientos entre absolutistas y liberales.

Mara de la Gloria reina bajo regencia y su to don Miguel, con quin debera casarse llegado el momento y siempre que l aceptara la Carta de acuerdo con os planes de don Pedro-, comienza a reunir a sus seguidores en un movimiento (miguelismo) contra el gobierno constitucional. Los movimientos en el pas vecina preocupan a Fernando ya que los liberales podan contar con apoyos desde Portugal y preparar desde all una contraofensiva. Si bien es cierto que los exiliados liberales espaoles recibieron con alegra la noticia, en la prctica no fue nunca preocupante para el absolutismo aunque el liberal luso Saldanha estaba dispuesto a colaborar en una invasin de Andaluca. La realidad fue bien distinta y Espaa tuvo que hacer frente a la llegada masiva de exiliados absolutistas; a lo largo de la frontera se organizaron campos y los portugueses presionaron a los espaoles para obtener ayuda en una posible intervencin. Esta situacin provoc una confusa situacin a ambos lados de la frontera ya que los dos gobiernos demandaban neutralidad y la adopcin de medidas contra destacados dirigentes, as como el control de desarme de los refugiados. La tensin fue en aumento y al final del verano un centenar de soldados de caballera espaoles pasaron a Portugal y se inici el alzamiento miguelista en el Algarve.

En Espaa, el Consejo de Ministros para aliviar, adopta varias medidas que iban desde el envo de un agente secreto a Lisboa a facilitar las armas y medios al movimiento absolutista portugus. En noviembre los exiliados cruzan la frontera y toman algunas plazas, lo que provoc la peticin de ayuda de Lisboa a su aliado britnico; Cunning aborda el tema con un discurso en defensa de los pases constitucionalistas, aunque los verdaderos motivos de su apoyo se encuentran en el cumplimiento de su tratado de alianza con Portugal y en la defensa del sistema librecambista. Cunning enva 5.000 hombres a Lisboa y sin disparar un solo tiro lograron amedrentar al gobierno espaol que ces en su apoyo a los miguelistas. Mas tarde, con el nombramiento del conde de Ofalia un moderado respetado por las potencias-, como ministro plenipotenciario en Londres sostuvo ante el rey la necesidad de acreditar la neutralidad espaola, mantenindose Espaa al margen de los acontecimientos,

La evolucin de la cuestin portuguesa se vio afectada por la muerte de Cunning en agosto de 1827 y su sustitucin por Wellington que priv a los liberales de un slido aliado. En 1828 don Miguel instaura el rgimen absolutista que desencadena una ola de terror y lleva a Mara al exilio. Una insurreccin popular hace a Pedro perder su trono en Brasil, en 1831, por lo que regresa a Europa y se presenta como defensor de la causa liberal y de su hija Mara II; desde las Azores organiza un ejrcito de 7.500 soldados que desembarcan en Portugal y, en julio de 1832, toman Oporto. La marina britnica hace lo propio en el cabo de San Vicente y es tomada Lisboa en julio de 1833. Mara es restaurada en su trono y se abre un periodo de luchas entre liberales moderados (partidarios de la Carta de 1826) y radicales septembristas (defensores de la Constitucin de 1822). Unos meses despus, en abril de 1834, muerto ya Fernando, se firmara la Cudruple Alianza entre Gran Bretaa, Francia, Portugal y Espaa, para expulsar a miguel, finales de mayo, y proteger a las jvenes reinas.

4. La revuelta ultra.

En 1827 las preocupaciones de Fernando se situaban ms en el lado ultra que en el liberal, ya que la circulacin de panfletos y las revueltas eran moneda comn. Los ultras, que reclamaban una vuelta al Antiguo Rgimen y la reimplantacin de la Inquisicin, comenzaban a abandonar la idea del monarca cautivo en manos de los liberales y planteaban la alternativa de su hermano don Carlos al que aclamaban como Carlos V-. Fernando se resista, a pesar de los informes policiales, a creer la amenaza ultra y la participacin de su hermano.

En la primaveraverano de 1827 estalla en Catalua la denominada guerra de los agraviados originada fundamentalmente por el malestar existente entre el campesinado y por el descontento entre los oficiales del ejrcito, mal pagados y relegados se sumaron a la corriente ultra, contraria a la evolucin reformista que en algunos momentos adoptaba el rgimen y que ya se haba manifestado con anterioridad (1825). Las primeras manifestaciones se produjeron en marzo y las medidas que se sugieren son limitadas y se centran en la propaganda que desde los incondicionales al rgimen se debe trasladar a la poblacin; a finales de abril se otorga un indulto que no consigue calmar el ambiente. Los gritos de Viva el Rey, la Religin, Muera la Polica y el mal gobierno se extendieron a finales de julio y se aparta de las filas realistas a los implicados. El gobierno era cada vez ms consciente de la gravedad de la rebelin y de la dificultad de recuperar la fidelidad de los voluntarios realistas; el clero ponto quedara tambin en entredicho. En poco tiempo los agraviados dominan buena parte de Catalua, sobre todo el campo, aunque tiene serias dificultades para hacerse con el control de las ciudades.

A mediados de agosto el Consejo de Ministros analiza el asunto y sus consecuencias, como afectaba a las relaciones diplomticas y a la economa ya que el erario no tena dinero suficiente para mantener a 80.000 hombres desplazados. A mediados de septiembre las tropas en Catalua eran de 20.000 soldados, estando en la mente las relaciones catalanas y los primeros Borbones. Quiz por ello Fernando, por voluntad propia, abandon Madrid y se dirigi a Catalua, instalndose en el Palacio del Arzobispo de Tarragona; desde all hizo un llamamiento a dejar las armas con la promesa de slo castigar a los cabecillas, desactivando rpidamente el movimiento. Los lderes fueron fusilados y se abri un momento de cierta calma. Fernando y su esposa, Mara Amalia, permanecieron casi un ao en Barcelona lo que se tradujo en la conversin de puerto franco del puerto barcelons.

5. La Francia de 1830 y los liberales espaoles.

En julio de 1830 se produjo en Francia la revolucin que derrib del trono a Carlos X, como consecuencia de la aprobacin, el 25 de julio, de las cuatro ordenanzas de Saint Cloud que suspendan la libertad de prensa, disolvan la nueva Cmara y reformaban la ley electoral. El 27 de julio se inician las tres jornadas gloriosas, en las que se pas de la simple resistencia al gobierno a una revuelta en toda regla. El miedo de los monrquicos a la implantacin de un repblica presidida por La Fayette inspir la proclama de Thiers en al que se condenaba a Carlos X, anunciaba los males que seguiran a la Repblica y presentaba al Duque de Orlens, Luis Felipe, como respetuoso con la revolucin y autntico ciudadano; Luis Felipe fue nombrado lugarteniente del reino y el 7 de agosto los diputados le eligieron rey de Francia por voluntad de la nacin, jurando la Carta liberal y la bandera tricolor sustituy de nuevo a la flor de lis.

Los acontecimientos franceses fueron recibidos por los contemporneos de manera muy diversa, mientras que en las monarquas ms conservadoras Luis Felipe era denominado el rey de las barricadas, en los movimientos liberales se abran nuevas expectativas. Los exiliados espaoles pudieron moverse con libertad y empezaron a recibir muestras de simpata. Los refugiados en Gran Bretaa comenzaron a llegar a Francia donde apreciaron las simpatas a la causa liberal. La negativa de Fernando a reconocer a Luis Felipe favoreci la causa de los exiliados, ya que Francia los utiliz como elemento de presin en sus difciles relaciones con Espaa. Toreno, Isturiz, Alcal Galiano, Martnez de la Rosa y otros muchos se reunieron en Pars y comenzaron a organizarse.

Juan lvarez de Mendizbal, de acuerdo con el banquero Ardoin, puso fondos a favor de los exiliados e impuls una especie de gobierno en el exilio bajo el nombre de Directorio provisional del levantamiento de Espaa contra la tirana, para poder garanta oficial a prstamos y crditos. El Directorio, que sera conocido como Junta de Bayona, se instal en el sur de Francia donde cre una oficina de reclutamiento a la que acudan tanto liberales convencidos procedentes de Espaa como buscadores de fortuna atrados por las promesas de oro. Ya en esta primera fase se puso en evidencia las tensiones entre moderados y exaltados que seguan chocando y desconfiando unos de otros, as los informes que llegaban a Madrid hablaban de fuerzas fragmentadas y de unos 4.000 hombres. El gabinete espaol, preocupado por la repercusin que una invasin tendra sobre la situacin internacional, opt por reconocer a Luis Felipe (cambio fundamental que lleg en un momento en el que los preparativos de invasin llegaban a su trmino); esto supuso un cambio radical en la postura francesa y se cursaron rdenes prohibiendo las concentraciones de espaoles en la frontera, lo que provoc una invasin acelerada por las circunstancias y en la que an quedaban muchos puntos oscuros por la falta de acuerdo.

Valds fue el primero en cruzar el 14 de octubre con 400 hombres; Espronceda cruz por Roncesvalles; Espoz y Mina llegaba a Vera de Bidasoa el 21 de octubre conociendo las desalentadoras noticias de las victorias de las tropas realistas y los apuros que encontraban los liberales. Mina, con proclamas en las que intentaba no hablar del Trienio, centraba su discurso en solicitar convocatoria de Cortes, respeto a los fueros, olvido, unin y libertad y. sobre todo, buscaba provocar nuevos movimientos. Controlaba Guipzcoa y quera avanzar hacia el sur para instalar un gobierno provisional en Navarra o Aragn a la espera de la cada de Madrid. Como en ocasiones anteriores, los otros levantamientos no se produjeron y acosados por un ejrcito realista superior en nmero los invasores tuvieron que volver a cruzar la frontera. A pesar del recibimiento entusiasta, y de la aureola romntica de la intentona, los derrotados fueron confinados en provincias alejadas de la frontera y la actitud francesa respecto a la espaola no vari; las solicitudes de los exiliados por un cambio de postura fracas y con el paso de los meses unos volvieron a sus actividades y otros pasaron a engrosar las filas de Torrijos.

6. Los ltimos pronunciamientos: Torrijos.

Jos Mara de Torrijos lleg a Inglaterra en abril de 1824 y sus actividades le ocasionaron ms de un problema con sus anfitriones pero, sin embargo, tambin consigui reunir en torno suyo un grupo de incondicionales britnicos. A finales del verano de 1830, cumpliendo instrucciones de una Junta a favor del alzamiento, embarc en Marsella rumbo a Gibraltar para preparar desde all el levantamiento liberal y dirigir una sublevacin que una junta local preparaba. A su llegada descubri que los preparativos estaban muy atrasados y que se necesitaba una importante inyeccin de dinero; pese a ello, y tras recibir noticias de la entrada de Mina por Pirineos, los nimos eran elevados. Los intentos se saldaron con fracasos, incluso la mejor organizada de Salvador de Manzanares que acab con la muerte de su dirigente.

La presencia de Torrijos en el Pen era una fuente constante de preocupaciones para el gobierno y se prepar un plan para atraerle a territorio espaol; informes falsos sobre una conspiracin que se llevara a cabo en Mlaga, que contaba con apoyos de buena parte de la guarnicin y garantizaban el traslado de los apoyos enviados desde el Pen, hicieron caer a Torrijos en la bien urdida trama. El 30 de noviembre sali de Gibraltar con unos 50 compaeros que cayeron, poco despus, en la trampa y aunque consiguieron huir hacia el interior slo retrasaron unos das su captura.

El 11 de diciembre, sin proceso ni condena, moran fusilados los protagonistas del ltimo pronunciamiento liberal del reinado de Fernando VII.

7. La cuestin sucesoria.

En mayo de 1829 mora en Aranjuez la reina Mara Amalia de Sajonia y Fernando VII se encontr sin descendencia; a pesar de s