sta clara ppt

73

Upload: giovannyortiz41

Post on 13-Jul-2015

1.346 views

Category:

Spiritual


1 download

TRANSCRIPT

Como tú, Francisco quiero ser

Francisco déjame

Seguir tu misma senda.

Déjame que aprenda a descubrir

las ansias de vivir

Que nacen de tu corazón.

Como el sol que al mundo da su luz

O una flor que al hombre da su olor

Así tú serás como el solo, como la flor

Que darás fragancia y claridad. (Bis)

Así tú serás como el solo, como la flor

Que atraerás a muchos a tu amor.

Déjame que quiero compartir,

Que quiero convivir y dar la propia vida.

Déjame que aprenda a descubrir

las ansias de vivir

Que nacen de tu corazón.

Como el sol que al mundo da su luz

O una flor que al hombre da su olor

Así tú serás como el solo, como la flor

Que darás fragancia y claridad. (Bis)

Así tú serás como el solo, como la flor

Que atraerás a muchos a tu amor.

Sólo sé que no puedo seguir

Cansada de vivir sin paz, sin alegría.

Déjame que aprenda a descubrir

las ansias de vivir

Que nacen de tu corazón.

Como el sol que al mundo da su luz

O una flor que al hombre da su olor

Así tú serás como el solo, como la flor

Que darás fragancia y claridad. (Bis)

Así tú serás como el solo, como la flor

Que atraerás a muchos a tu amor.

“Vida

transparente”

Santa Clara era de familia

noble. Desde niña aprendió de

su madre, la beata Ortolana, la

piedad y el celo por el Señor.

Desde pequeña fue asidua a la oración y

mortificación. Siempre mostró gran

desapego de las cosas del mundo y deseo

de crecer en su vida espiritual.

Clara se sentía unida

espiritualmente con

Francisco y los suyos.

Un día de tormenta

se compadeció de

ellos y les dio un

pan.

Aunque tenía prohibido ver a los

“Hermanos Menores”, procuraba

cuidar de ellos enviando a una de sus

criadas.

La conversión de santa Clara hacia la plena santidad

fue al escuchar un sermón de san Francisco.

Insistía que para

tener plena libertad

en seguir a

Jesucristo hay que

librarse de las

riquezas y bienes

materiales.

Clara tenía 18 años.

Al oír a san Francisco se dijo: “Este es el

momento; ha llegado el tiempo de dirigirme a

Él que me habla al corazón. Es el tiempo de

escoger”.

Sintió la

confirmación

de lo que venía

experimentando

en su interior.

El domingo de ramos de 1212, engalanada, asistió a

misa.

Pero mientras los demás iban por la palma, ella se

quedó ensimismada en su sitio. Entonces el obispo

descendió del altar y le colocó la palma en su mano.

El domingo de ramos de 1212, engalanada, asistió a

misa.

Pero mientras los demás iban por la palma, ella se

quedó ensimismada en su sitio. Entonces el obispo

descendió del altar y le colocó la palma en su mano.

En Él

ponía toda

su fuerza y

esperanza.

Aquella misma noche tomó la decisión

de comunicárselo a Francisco y de no

poner obstáculo a la llamada del Señor

Encontró una oposición muy grande

en su familia

Ese domingo de ramos de 1212 tuvo que

escaparse de su casa para ir al encuentro

de Francisco y los “hermanos menores”

en la Porciúncula.

En Jesús veía la luz en

medio de la oscuridad.

Veía en El el cambio, el

poder, el puro Amor.

Quería

consagrarse

a Jesús por

medio de

Francisco

Como primer

paso Francisco

le corta a

Clara su larga

y hermosa

cabellera

poniéndole un

sencillo

manto.

De rodillas Clara hace la promesa de renunciar a

las riquezas y comodidades del mundo para dedi-

carse a una vida de oración, pobreza y penitencia.

No quiso tener otro señor

más que el que dio la vida

por todos nosotros.

Quería entregarse a Dios de una manera

total y radical

No todo fue

fácil. Debe huir

de la furia de su

tío,

refugiándose en

un convento de

benedictinas.

La firmeza de su fe en Dios unida a su

humildad y deseo de entrega y servicio

terminan por vencer las dificultades.

Clara viste el hábito según su nueva opción de vida

Clara en el monasterio

Pronto

vienen

seguidoras:

Su

hermana

Inés y su

prima

Pacífica.

Luego

vendrían

otras

impulsadas

por el

carisma de

amor y de

pobreza.

La nueva comunidad comienza en la vieja capilla de san

Damián.

San Francisco y compañeros habían hecho unos

arreglos indispensables para poder habitar.

La nueva comunidad

comienza en la vieja

capilla de san Damián.

Francisco y sus compañeros hicieron los arreglos

más indispensables para poder habitar.

Cuando se trasladan las primeras clarisas a

San Damián, san Francisco pone al frente de

la comunidad, como guía de las “damas

pobres”, a Santa Clara.

Ella acepta el estar al frente de la comunidad

como un medio de renunciar a su voluntad y

ser verdaderamente esclava.

Es la madre amorosa de sus hijas espirituales,

siendo fiel custodia y prodigiosa sanadora de

las enfermas.

Santa Clara acostumbraba tomar los

trabajos más difíciles y estaba pendiente

de los detalles más pequeños dando

respuesta al llamado de responsabilidad

que Dios había puesto en sus manos.

El amor al

Señor la

impulsaba

a toda clase

de sacrificios

y

penitencias.

Ella

decía:

“El amor

que no

puede

sufrir no

es digno

de ese

nombre.”

Santa Clara era un

ejemplo de

humildad. Lo que

ella mandaba a sus

hijas lo cumplía

primero ella misma

con toda perfección.

Se exigía más

de lo que pedía

a sus hermanas.

Para Santa Clara la pobreza

era el camino por el que

podía alcanzar más

perfectamente la unión con

Cristo, pobre en el pesebre y

llevado a su cúlmen en la

cruz.

El desapego de todo era

para tener un verdadero

abandono en la

Providencia de Dios.

Era exigente con ella

misma en las

mortificaciones.

Todo lo hacía llena

de amor.

Su gran anhelo era vivir, servir y desear

solamente a su amado Jesús.

Para santa Clara la oración era la alegría, la

vida, la fuente y manantial de todas las gracias.

Muchas veces oraba cubierta

de lágrimas o sintiendo el

gozo de la presencia del Señor

en la Eucaristía o movida por

el dolor de los pecados,

propios o ajenos.

Cuando salía de la

oración, su

semblante

irradiaba felicidad

y sus palabras

eran tan ardientes

que movían y

despertaban el

amor por el Señor.

Ella decía: Hay unos

que no rezan ni se

sacrifican; hay

muchos que sólo

viven para la idolatría

de los sentidos.

Ha de haber compensación.

Alguien debe rezar y sacrificarse

por los que no lo hacen.

En 1241 los sarracenos atacaron

la ciudad de Asís.

Sarraceno es uno de los nombres con los

que la cristiandad medieval denominaba

genéricamente a los árabes o a

los musulmanes. Las palabras "islam" o

"musulmán" no se introdujeron en las

lenguas europeas hasta el siglo XVII,

utilizándose expresiones como "ley

de Mahoma", mahometanos,

ismaelitas, agarenos, moros, etc.

Cuando se

acercaban a

atacar el

convento

que está en

la falda de la

loma, en el

exterior de

las murallas

de Asís...

las monjas se fueron

a rezar muy

asustadas, y santa

Clara, que era

extraordinariamente

devota del Santísimo

Sacramento, tomó en

sus manos la

custodia con la

hostia consagrada y

se les enfrentó a los

atacantes.

Ellos experimentaron en ese momento tan

terrible oleada de terror que huyeron

despavoridos.

En otra ocasión fueron otros atacantes contra

Asís. Clara y sus monjas oran ante el Santísimo,

de modo que se produce una tal tormenta que el

ejército se desbarata y deben huir.

La última visita de san Francisco al convento de

san Damián fue estando casi ciego.

Día triste para

santa Clara

fue cuando se

enteró de la

muerte de su

padre y

maestro, san

Francisco.

Los “hermanos menores” tuvieron la delicadeza de

pasar con el cadáver de san Francisco ante el convento

de santa Clara para que pudieran despedirle.

Santa Clara daría gracias a Dios por los buenos

ratos que pasó escuchando a san Francisco

recitar el “Cántico de las creaturas”.

Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor...

Las criaturas todas, load a mi Señor.

Mucho se ayudaron mutuamente Clara y Francisco.

Estaban unidos por el mismo amor a Cristo.

Como el Papa

no quería que

viviesen en

plena pobreza,

Santa Clara

tuvo que

pedírselo

llorando.

En el año 1228 el papa fue a Asís para

canonizar a san Francisco. Y fue a visitar

a las “damas pobres” de san Damián.

Sólo tres días antes de su muerte recibió

el decreto papal definitivo aprobando la

regla según el parecer de santa Clara.

El 10 de Agosto del año 1253, a los 60

años de edad y 31 de ser religiosa, santa

Clara se fue al cielo a recibir su premio.

“Fue alto candelabro de santidad,

rutilante de luz esplendorosa ante

el tabernáculo del Señor; a su

ingente luz acudieron y acuden

muchas vírgenes para encender sus

lámparas. Ella cultivó la viña de la

pobreza de la que se recogen

abundantes y ricos frutos de

salud... Ella fue la abanderada de

los pobres, caudillo de los

humildes, maestra de continencia

y abadesa de penitentes.”

Dos años después era declarada santa por el

papa Alejandro 4º. Entonces dijo el papa:

Automático

Clara, ilumina

el seguir

el silencio

interior,

Pobre entre

los pobres,

gana el

corazón.

Eres fuerte y

joven, símbolo

de paz

Clara,

imagen

de

Dios.

Pobre

entre

los

pobres,

gana el

corazón

Eres fuerte y

joven, símbolo

de paz

AMÉN