solana dueso sofistas

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SOFISTAS Jose So/ana Dueso El termino «sofisra» (crolploTT1<;) nos remite a uno de los campos se- mamicos mas presrigiosos y emblematicos de 1a cultura griega. Su con- renido es la «sabiduria» $ll ageme, el «sabio» (croq>6l;};.J $ll insrrumemo, entre orras, el «sofisma» (cr6q>lO"lla). £1 verba eat, del que deriva crOqllO'n1<;, significa ejereitar [a sabiduria. Eseas ter- minos, pese a su cadeter positivo, vienen envueltos en una ambigiie- dad radical: dependiendo de la intencion, esa habilidad especial podia convertirse en ttampa 0 engano y, en consecuencia, eI sofista podia ser un perfecto embaucador. El adjetivo OElV6<;, asociado frecuentemente a sofisra, recoge esta doble significadon; el sabia es terrible precisamente POt ser exrraordinariamenre habil. EI rermino «sofista» se aplica a poeras 0 musicos y, en general, a quienes tienen algo que ver con la educacion en sentido amplio, hasra el punro de que Protagoras (PI. Prt. 316d) afirma que poesfa, musica, gimnasia 0 practicas oraculares no han sido sino disfraces del atte del sofisra. En el siglo v, sin embargo, este termino pasa a tener una significa- cion mas restringida, en cuya determinacion intervienen, entre arras, dos variables prineipales: la profesionalidad y el ambiro de la polfrica como el centro de sus intereses teoricos l . l. 1':1 lirmino sofistica •• acunado por FilOslralO, a un vaSto movimien· to, iniciado en el siglo II d.C., que proponia bcer revivir los ideales Jiu:rarios del periodo cLisico. Esle movimiento, en el que sofisla significa profesor de relorica, est;; estrechamenre re- lacionado con la formacion oraloria que, en esa epoca, condiciona loda la del mun· do griego y romano. Desde el punlO "iSla filosofico, no es comparable con ]a sofislica del si· glo v a.c. En la literatura actual, los lemas que se estudian giran en torno a la nocion aljcismo y al problema del estatus politico del sofisla. 89 ('

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solana dueso

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Page 1: Solana Dueso Sofistas

SOFISTAS

Jose So/ana Dueso

El termino «sofisra» (crolploTT1<;) nos remite a uno de los campos se­mamicos mas presrigiosos y emblematicos de 1a cultura griega. Su con­renido es la «sabiduria» (O'o~a); $ll ageme, el «sabio» (croq>6l;};.J $ll

insrrumemo, entre orras, el «sofisma» (cr6q>lO"lla). £1 verba cro<PU;€cr~

eat, del que deriva crOqllO'n1<;, significa ejereitar [a sabiduria. Eseas ter­minos, pese a su cadeter positivo, vienen envueltos en una ambigiie­dad radical: dependiendo de la intencion, esa habilidad especial podiaconvertirse en ttampa 0 engano y, en consecuencia, eI sofista podia serun perfecto embaucador. El adjetivo OElV6<;, asociado frecuentemente asofisra, recoge esta doble significadon; el sabia es terrible precisamentePOt ser exrraordinariamenre habil.

EI rermino «sofista» se aplica a poeras 0 musicos y, en general, aquienes tienen algo que ver con la educacion en sentido am plio, hasrael punro de que Protagoras (PI. Prt. 316d) afirma que poesfa, musica,gimnasia 0 practicas oraculares no han sido sino disfraces del atte delsofisra.

En el siglo v, sin embargo, este termino pasa a tener una significa­cion mas restringida, en cuya determinacion intervienen, entre arras,dos variables prineipales: la profesionalidad y el ambiro de la polfricacomo el centro de sus intereses teoricos l .

l. 1':1 lirmino .~gunda sofistica •• acunado por FilOslralO, alud~ a un vaSto movimien·to, iniciado en el siglo II d.C., que ~ proponia bcer revivir los ideales Jiu:rarios del periodocLisico. Esle movimiento, en el que sofisla significa profesor de relorica, est;; estrechamenre re­lacionado con la formacion oraloria que, en esa epoca, condiciona loda la ~n~nanza del mun·do griego y romano. Desde el punlO d~ "iSla filosofico, no es comparable con ]a sofislica del si·glo v a.c. En la literatura actual, los lemas fundam~ntal~s que se estudian giran en torno a lanocion d~ aljcismo y al problema del estatus politico del sofisla.

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JOSE SOI ... N ... DUESO

I. PROFE$IQN

1. Ense,iQIt:<,Q de /a ret6rica

Los sofisras son pro(esioflo/es de 10 ensenOllZQ: como rales, ensei'tan de­terminados contenidos, comparten un conjunro de merodos y cobranun salario por esre rrabajo. En cuanto a los eomenidos, 101 discipi inamas comun a rodos era 10'1 rerorica, contra 101 que Platon lanz6 reireradosataques (especial mente en el Gorgias y el Fedro), sumamenre ilusrrari­vas para interpretar 101 filosoffa de los sofistas. En torno a esra discipi i­na, exisren dos versiones -plaronica y moderna- de un mismo prejui­cia, segun el cualla rer6rica seria un conjullto de recursos lirerarios, decaracter formal, desrinados a conseguir el exira a costa de cualquier va­lor intelectual 0 moral. Plaron la condeno como un instrumento de -se­ducir a las almas" y granjearse 101 simpatia de la mulritud; el orador,para Platon, no necesitaria conacer la naturalez.a de las casas, sino sumera apariencia, y no se interesaria por 101 verdad, sino solo por la vero­similitud, que es 101 opinion de la muchedumbre (Pbrdr. 260a). Los rna­demos han hecho suya esta cririca plaronica y nos han dado una ver­sion acrualizada, como expresa Gurhrie Oil sostener que -se Ie pod riaasignar a 101 retorica ellugar que ahora ocupa 10'1 publicidad» (1988,59).

No obstante, en 101 cririca plat6nica hay elementos que prueban que13 retorica es mucho mas que un conjunto de sutilezas formales. En eIFedro, 10'1 retorica se presenta como rival de la dialeaica y, en 10'1 crucial yamplia digresi6n del Teeteto (l72b-lnc), los dos paradigmas radical­mente anriteticos son eI fil6sofo (plar6nico) y eI orador, 10 mismo que enel Gorgias (SOOC). Pero el Fedro va rodavia mas lejos: 101 rerorica se usa-tanto en los tribunales y demas reuniones publicas, como en las reunio­nes privadas» (261 a·b) y, posteriormeme, en un pasaje clave del mismodialogo (262c-c), Platon conecta 101 rerorica con cl arte de las amilogias,que sc aplica a _todo 10 que se dice" (-Jt£pl.navta ta ~tv(X,,).

Can relacion a estc texro, varios aspectos deben ser destacados:primero, 101 imroducci6n de una denominacion nueva, 101 antil6gica,para, en segundo lugar, ampliar su dominio a rodo 10 que se dice, nosOia el bien y la justicia 0 los tribunalcs y 10'1 asamblea, sino eI discursocicmifico en general, es decir,la filosofia.

Platon emiende que hay solamente un arte, 101 anrilogica, con pre­rensiones de gcneralidad, es decir, con vocaci6n de filosofia, de 101 que10'1 rerorica no seria sino una de sus partes. EI que Platon usc en generalel rermino .rerorica .. sc debe a que es el t6pico mas conocido y qui7.asu manifestaci6n social mas importame. Visra asi la rer6rica, comoparre de un planteamiento filos6fico mas general, se entiende que Pia­ron oponga su propia filosofia, la dialeetica, ranto en sus resis teoricasmas importames como en los procedimiemos merodol6gicos, a otra fi­losofia, en esre caso, 10'1 protag6rica.

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Si la conexion con la anrilogica de Protagoras es una prueba de quea los oios de Platon la retorica era una disci piina can carga teorica, laconexion can la practica democratica ateniense abundaria en esta mis­rna linea, pues una de las destrezas esenciales del politico democraricoes precisamente la retorica. No en vano, Pericles, el polftico mas influ­yente, es tam bien <leI hombre mas perfecto de todos en In oratoria"(Phrdr. 26ge). La capacidad de persuasion era decisiva en la dernocra­cia. En la prosopeya de las leyes del Crit6n, estas insisren en que unCludadano en Stl accion politica solo tiene dos alternativas: acatar lasleyes 0 persuadir a la ciudad para cambiarlas, pues las leyes democdti­cas, como did Aristoteles, no son sino la opinion de la mayoda (<<6I-1Ev)UP v6lJ.ol) 06!;a TmV TtoUmV vOI.1O<;,.1 SE 172a, 29-30)).

Tambien en los procedimientos metodologicos, concretamente en eltipo de prueba, opone Platon la refutacion propia a la refutacion retori­ca. La segunda es la frecuente en los tribunales, es aparente (OOKOOOtVtAty,(ttv), y entiende que se refma cuando se presentan numerosos testi­monios dignos de credito, mientras que es refurado el que presenta unosolo 0 ninguno. SOcrates defiende Otro tipo de refutacion (Grg. 472c),que tiene lugar cuando, entre dos, eI uno puede presentar al Otro comotestigo y viceversa. SOcrates es terminante: «1 ... 1 yo no se presentar enapoyo de 10 que digo mas que un solo testigo (fva... lJ.6prupa), aquelcan quien mantengo la conversacion, sin preocuparme de los demas ytampoco se pedir m:is VOto que el suyo; can la multiTud ni siquiera ha­blo (roir; &: Tto!J..oir; ou&: OletAt)Ol-tat)- (464ab).

Estos textos prueban que, tras el fenomeno de la retorica, inclusoen su pluralidad ideologica, subyacen determinadas posiciones teoricasde cadcter politico, logico y mctodologico, cuyo perfil exigi ria un es­tudio pormenorizado e individualizado de cada uno de los sofisras.

Apane de la retorica, cada sofista ofrece Sll propio programa deenseiianza, de la matematica 0 la asrronomia (Hipias 0 Antifome) a Iapsiquiatda (Amifome), de la teoria y pdctica polftica (Proragoras) ala linguistica (Prodico) 0 la 3ntropologia.

2. H01lorarios

Un segundo rasgo relacionado con la profesionalidad era el cobro dehonorarios, cu)'a cuamia es dificil determinar (Kerferd, 1981a, 26-28).los socraticos (Platon a Jenofome) tomaron cste dato en si mismocomo uno de los motivos m:is destacados de critica y como uno de losrasgos diferenciales entre la actividad de los sofistas )' la socratica.

Primero, SOcrates enseiia 10 que sabe, mientras los sofistas, comotraficantes de mercandas del alma (Prt. 313c; Sph. 124c), las vcndencon animo de lucro sin saber si son buenas 0 malas, es decir, Socratesno tiene ningun interes adicional que no sea el valor intrinseco de susensei'ianzas. En segundo lugar, en la medida en que Socrates no cobra

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honorarios, no comrae ningun compromiso y, en consecuencia, puedeelegir a sus disdpulos. De este modo, mantendria su condicion dehombre libre en tamo los sofistas serian esclavos de sus c1iemcs, hastael pumo de que Jenofome los compara con las prostitutas (Mem. 1,6,11), En tercer lugar, Socrates, OIl no hipotecar su posibilidad de e1ec­cion mediante honorarios, puede previameme ana,lizar las almas de losque se Ie acercan, siendo su bcll~6v\Ov el que decide a quien debe to­mar como discipulo 0 a quien debe rechazar (fbt. 15Ia).

EI elitismo en 101 seleccion de los discipulos practicada por SOcratesse encuentra teorizada en los dialogos de madurez platonicos. Si, efec­tivamente, es imposible que la masa lIegue a ser filosofa fR. 49401; Pit.292e), si la prudencia es propia de una elase minima por naturaleza (R.428e), la educacion consisrira en aislar (Qpa:\pdv) esas pocas naturale­zas filosoficas (Pit. 292d) Ysalvaguardarlas de los peligros de la educa­cion soflstica (R. 492a).

Frcnte a esta linea argumental, la Apologia platonica nos ofrece unSocrates dispuesto a ensenar a cualquiera que desee escucharle (29d6,30013, 33a), sea rico 0 pobre, pagandole 0 sin pOlgar. En el mismo senti­do, se pronuncia Jenofome en algunos pasajes (Mem. 1.1.10; 1.2.60).Esta contradicci6n se explica, como sostiene Blank (1985,19-20), poreI interes apologetico de estos texros. De hecho. de las obms plar6nicassOlo la Apologia nos ofrece este rerrato de SOcrates, forzado sin dudapor eI hecho de que Socrates fue acusado (X. Mem. 1,2,9) de incirar asus disdpulos a menospreciar 101 constituci6n esrablecida y a recurrir ala violencia. En las proximidades del proceso de Socrates y dado elriesgo que corrian sus discipulos, insistir en el e1itismo socratico hubie­se significado dar fuerza a los argumemos de la acusacion.

La cr[tica plat6nica a los honorarios de los sofistas ticne de estemodo un sustemo teorico: si todos los ciudadanos participan de la vir­rud politica. como SOStuvo Proragoras, es natural que la educaci6n es­tuviera abierta a rodos. Par eI comrario, si son escasas las naturalezasfilosOficas, como opinaba Platon, la tarea educativa debera ir precedi­dOl de una selecci6n minuciosa.

3. 11ltereses teoricos

Hay que notar que, con los sofisras, se produce una importante am­pliaci6n tematica en el ambito de la filosofia: si los milesios habran ini­ciado su reflex ion con eI tema de la physis (realidad, ser) y otros fi16so­fos, sabre todo, Heraelito y Parmenides, habfan tornado como ndeleoeI problema del conocer (las sendas de 101 investigacion) -introducien­do Ja problematica derivada de 13 imcrvencion del sujeto, sin por elloolvidar 13 cucsti6n de 101 physis-, los fil6sofos del siglo V. y los sofistascomo pioneros, se aventuran en un terreno hasta eI momento apenasexplorado por la reflexi6n filos6fica: 101 teoria del estado, la polis, las

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SOfl$T"'S

relaciones sociales, juntO con todo eI universo tematico y conceptualque 10 rodea. No puede hablarse propiamente de un cambio de rumbo,sino de un descubrimiemo, de alcanzar una nueva posicion que, ade­mas de merecer un estudio propio, resulto que ofrecia un punto de ob­servacion nuevo desde el que comemplar los viejos senderos anterior­meme transitados, cl de la fisica y la epistemologfa.

Por este solo motivo, los sofistas, cada cllal en distinta medida, me­recen un lugar fundacional en la historia de la filosoffa como los crea­dores de la tercera gran area, sobre la que, jumo con la ontologia y laepistemologfa, reposa toda la reflexion filosOfica occidemal hastanuestros dias. Con los sofisras, pues, queda constituido el trfpode con­ceptual (realidad, "erdad, bien) que todavia hoy permite trazar las co­ordenadas de eso que llamamos filosoffa.

Los rasgos comunes de los sofistas se resumen en los dos citados,sin que se pueda, por tamo, hablar de una filosoffa sofistica. AI comra­rio, la pluralidad y divergencia de posiciones es la norma del mismomodo que 10 es entre los fisicos presocciticos.

II. 1l'.'TERPRETACiONES

La principal dificultad para el analisis de este pensamiemo radica en laausencia de lextos. Aparre de algunas piezas reroricas de Gorgias y delos textos de la -sofistica anonima,.2, los fragmentos son escasos, comotambien los datos que nos ofrece la doxografia. Poseemos, sin embargo,abundantes refcrencias en Platon y Aristoteles de singular imporrancia.

Hay una pane de verdad en considerar a eSlos filosofos como losresponsables de la imagen negativa que los sofistas han tenido y tienenen la historiograffa filosOfica. Contra 10 que opina Guthrie (1988,44),cntiendo quc Grotc tuvo razon en apunlar al drculo socratico, en par­ticular a Platon y Jcnofonre, como los iniciadores del descredito filosa­fico de los sofistas. Elio Aristides, tras constatar que Platon da siemprcal termino -sofista" un senrido peyorativo, anade que fue el quien, deun modo particular, se ha levantado comra cl nombre (DK79, 1). Escieno que ArisrOfanes convinio el termino -sofisra,. en sinanimo deeharlaran. No obstante el comedi6gtafo no se referia exclusivameme alos sofistas profesionales y, ademas, la comedia por si sola nunea hu­biera podido aeunar una imagen filos6fiea, tan definida y persisrenle­meme negarh'aJ , de un movimiemo filos6fico.

2. [MIs en su WlClOn recoge d A"Onlmo d~ Jllmb/ICO y los Dwoo Logo.. a los q.w Un­renUl/~' anade Sobr~ 1.3$ kya }' Sobu wmusIC...

3. Es qulZ.i una ankdota q.w rI filOloso h<:>La~ C. Horn 1163.... 1670). en SU H"IQrI,2

de /Q (ilow~ 116SSl. pubhcatb ~I mlsmo ano q.w la de Th. Srank,'. ItU d"·ld" al~ hu­mana m filbsofos y wfistas.. hap lIegado a sosr~~t q.w 101 sofisQS ~.an La 5«U filO5bficafundada pot d diablo.

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Pew esto es solo una parte. En cfeao, para Platon los sofisras, condiferencias y matizaciones, eran sus rivales filosoficos y desplego con­WI ellos una imensa actividad refutatoria. En esta pnictica, no hadasino seguir uno de los rasgos caracteristicos y constirutivos de la tradi­cion filosofica griega: cl de sorneter a critica las posiciones de otros,como desde el comienzo hizo JenOfanes con Homero y Hesiodo(DK21 B11) y Heradito con Jen6fanes 0 Pitagoras (DK22B40).

La critica de Platon y Aristotcles, en la que las argumenraciones de­berian ser 10 mas significarivo. ha renido un doble sentido en la histo­ria de la filosofia: por un lado, ha sido interpretada como una refuta­cion definitiva de la filosofia de los sofistas, pero, por atro, ha tenidocomo efecto hacerlos pervivir. Si la historiografia filosOfica se haalineado, en gran medida y de manera acritica, con esta refutacion,queda la rarea de analizaria, evaluar sus argumentOS y [ratar de descu­brir cI roStro de la filosofia refutada. Si es cierto que Platon y Aristote­les refutaron sin miramientos a sus adversarios sofisms y que utilizarontanto argumemos como artimanas (Arise SE 175a34, 175b I, 176b26)en su labor, no 10 es menos que la historiografia se ha situado sin reca­ro alguno allado del vencedor.

los intentos de recomponer el mapa conceprual y te6rico de la filo­sofia de los sofistas se eofrentan a los residuos de la critica platonica }'arisrotclica que muestran su tenaz persistencia en dos aspectos:

I) La creencia de que la obra de los sofisras carece de interes filo­sofico }' que en todo caso vienen a satisfacer necesidades no de ordenteo rico 0 cientffico, sino estrictamente pdctico. Entre los modernos,Jaege~ sosriene est3 opinion, que Untersteiner (1967, 1,29) ha adopta­do en su estudio sabre Prodgoras. Mas reciclltemenre, Classen (1976,246) ha reiterado el prejuicio con entera niticlez: «Los esrudios linguis­ticos de los sofistas se Ilevaron a cabo no por intereses filosoficos [... )sino por fines rerorkos: persuadir a la genre con exito, induso a cosrade la verdad; fue mas 0 menos accidental que algunas de estas investi­gaciones produjeran resultados filosoficos importanres ... Esta visiondevaluadora de las investigaciones sofisticas se complementa, obvia­mente, como cabia esperar, con la siguienre afirmacion: «La verdaderainvesrigacion filosofica sobre el lenguaje comenz6 con Socrates y fueplenamente desarrollada por sus sucesores .. (lease, Plaron y Aristote­les). En sentido similar, Gurhrie (1988, 56) sosriene que el objetivo delos sofistas era "seT huen orador }' plantear cllestiones polemicas, no eIinreresarse en un tema ciemffico en si mismo... De este modo, los sofis­ras han quedado reducidos, en el mejor de los casos, a mero esrimulopara 1a reaccion plalonica yaristotclica.

4. Cf. PtJUi~u: los Jd~aln d~ l:J .:..f''',IJ g,,~;J. FeE. .\Iixoco. 1974.271 y 179.

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SOflSTAS

2) La creencia de que Platon y Aristoreles dieron con la verdaderaimerpretacion de las doctrinas sofisticas y que, por ramo, su critica fuedefinitiva.

Si dejamos aparte la interpretacion segun la cual los sofistas difun­dieron el \"eneno que habria de corromper al pueblo ateniense (a la querespondio adecuadamente Grote), la hegelianaS ha sido la mas influyentepese a ser una version modernizada de la plat6nico-aristotelica. Su inter­pretacion de una pieza esencial como la frase protagorica del hombre­medida es esclarecedora. Sentando conceptos que habrian de tener granresonancia, Hegel entiende el hombre en dos sentidos: como individuo,010 que denomina .. hombre fotfuito., 0 tambien como .. naturaleza ra­cional y sustancialidad general ... Hegel no duda en asignar a Protagorasel primer scnrido y, en tal caso, sc roma como centro el inrcres propio ypersonal, la propia ambicion, el sujeto con sus inrercscs personales. Eneste punro se haHa el .defecto fundamental. de los sofistas, ..el que ele­ven a criterio determinante al hombre con arreglo a sus fines fortuitos•.Precisamente en esra duplicidad de sentidos de hombre halla Hegel ladistinci6n entre los sofisras y Socrates; estc ultimo es .. 10 opuesro a lossofisras» porque entiende tras el hombre-medida 10 general.

La interpretacion de Zeller' es similar a la de Hegel: la sofistica si­gue apareciendo como la causante ..de la negacion de todas las leyesmorales de validez universal., como un movimienro que .. niega la po­sibilidad del saber. y que, al someter a crftica la tradicion, solo deja enpie el obrar comingente del individuo, Ia arbitrariedad y la vemaja per­sonal. Dc ahf que en todo caso la ilustraci6n sofistica sea por esenciasuperficial y simplisra, y anticienrifica y peligrosa por sus resultados.Como se ve, Zeller, que quiere reconocer el caracter necesario de la so­fistica "como producto natural del desarrollo hisrorico., acaba rcpi­tiendo los mas superficiales anatemas platonicos. Socrates, por supues­to, iba a marcar el .. camino recro para salir de la sofistica ...

La interpretacion hegeliana de los sofistas se ha convertido real­mente en un camino de regreso a Plaron 0, como dice Kerferd (19813,8), ha rerminado confirmando la vision tradicional de los sofistas.

Grote7 constituye el contrapunro a esras inrerpretaciones. Su entu­siasrriO"por la democracia atenicnse, «ejemplo en el mundo antiguo ysin parangon en el moderno", Ileva a Grote a invocar un selllimientode imparcialidad para acomerer el analisis de los sofistas. Presume queson muchos los vinculos entre sofistica y democracia como para admi-

5. Cf. Varlesu"ge" ilbtr die Ceschichlc dtr Philosoph,c (18JJ); V.e. LecclOIlcs sabrc 1m·tor"" dc wfiloso{'a, W. RoctS (trad.}, FCE, Mbrica, 1']77, val. II. 7-39.

6. cr. Dtt Philmophtt dn CrltChDl 11844·1852); p.lra nuescro cerna. d. S6aatl's y lossofutas, NO'o"a. Ruenos A,res. 1955,39-94.

7. cr. A HIStory of CrUct. 8 \'oIs..., London, 1846-1856.

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Jost SatAN A OUlSO

rar a eSta y quedar pasivo ante los incesantes ataques contra aquella.Intuyendo certeramente que estos proceden de Platon, busca la causade los mismos en la ..diferencia radical que exist!a entte sus puntOS devista- y no. como frecuentemente se predica, en una supuesta corrup­cion moral de los sofistas.

Grote establece un doble y, a mi juicio, necesario, frente de accion:en primer lugar, en relacion can los escritores antiguos. sobre todo, Pla­ton, Aristoteles a Jenofonte, y, en segundo lugar, frente a los escritoresmodernos, que suelen no sOia admitir, sino ram bien agrandar los topi­cos de los antiguos. Grote puede, de este modo, comprender los araquesde Platon a los sofistas por ellucro que obten!an de sus lecciones, perono cl de los modernos ante el simple hecho de exigir y recibir una remu­neracion. Puede comprender el ataque platonico a aristotelico contra laretorica como un arte de hacer fuerte la causa debil, pero no el de losescritores modernos que viven en sociedades habituadas en exceso a laprofesion de juristas y abogados.

La obra de Grote toma posici6n clara sobre como emender .<la soffs­tica" como expresion abstracta. Con gran acierto habla del fantasma de.. Ia soffstica", puesto de moda por los historiadores alem::mes de la filo­soffa, que toman tal expresion de Platon. Dicho concepto general se po­dr!a aceptar si se demuestra que hay un grupo de personas que compartedoctrinas, principios y metodos, 10 cual no acurre, segun Grote. Puedehablarse a 10 sumo de una comunidad de rasgos propios de la profesi6nde la ensenanza publica. Si hoy no puede criticarse en conjunto a los ma­estros de profesion, tampoco puede hacerse tal cosa con los sofistas.·

£1 trabajo de Grote sigue siendo un hito importante en la historio­grafla soflstica. Pese a ella, Guthrie (1988, 21) confiesa que en su gene­racion todav!a prevalecia la idea de que, en la confronracion con los so­fistas, Platon era el que tenia la tazOn. EI movimienro de rehabilitacionde los sofistas, represenrado por obras como las de Popper' a Havelock',mas basado en motivaciones ideol6gicas coyunturales que en un analisisfilosOfico de la confrontacion entre los sofistas y Platon, poco han con­uibuido a progresar con respecto a los puntoS de vista de Grote 10•

Guthrie (1988, 57), pese a reconacer el interes permanente de lascuestiones debatidas por los sofistas, sigue resumiendo su filosoffa en

8. Cf. The Open Society and irs Enemies, 194$.9. Cf. The Liberlll Temper in Greek I'o/ili's. 1957.

10. Menci6n especial mer«en las interpretaciones humanistas de E. Dupreel 0948) yM. Untersleiner {I967). Para Dupr~1. el trabajo de PrOt:igoras y Gorgias comfll la tradici6nfisiea de los presocr:iticos prepar6 eI camino a los sofistas de la segunda generaci6n, Pr6diro eHipias. quienes realizaron la sintestS de humanismo y naturalismo. La imerpretaci6n de Un·tenteiner toma el ~ma del hombre como eie que permite confem unidad al pluflliismo telmiri·co de los sofinas, quienes !Ie caracreriurlan por una aproximaciOn CO<>Crtta y anllidealisla delos problema.s. aien.... los OQUoCmas dogm:illcos r atenca a las conrradlCloneJ entre las qUoC semue,'e Ia \'ida,la palabra >. el pensamicnlO humanos.

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$Ofl$1A$

,topicos como fenome~1ismo, relativismo, empirismo y subietivismo aulrranza. Ademas, rodos los sofisras habrian sustentado un "comun es­cepticismo acerca de la posibilidad del conocimiento cierto, sobre labase tanto de la inadecuacion y falibilidad de nuestras facultades comode la au~ncia de una realidad cstable para ser conocida- (1988, 59).EI escepticismoll seria, segun Guthrie, el supucsro epistemologico querodos companian, "segun el eual el eonocimiento no podfa ser sino rc­lativo para el sujero perceptor» (1988, 59). Este conjunto de ropicos enmuy poca medida ayuda a comprender la filosofia de los sofistas.

EI defecto capital de la mayoria de los cstudios soffsticos radica enno haber dado prioridad al analisis de las argumentaciones filosaficasde Platon. Aristotelcs 0 Sexro Empirico y reconstruir a partir de ahf lastesis filosoficas de cada sofista. Si se parte de esta perspectiva, se veraque no codos los sofistas son igualmente valorados por sus oponentes;en segundo lugar, que, entre todos, emerge la figura de Protagorascomo el principal rival de Platon y Aristoteles Y. finalmente, que el mo­tivo crucial de disputa gira en torno a la oposicion entre relativo (Pro­tagoras) y absoluto (Platon y Aristoteles). En la cuestion del rclativis­mo Sf' halla el nuda gordiano de la confrontaciOn.

Entre los estudiosos recientes, nadie mejor que Margolis (1991) hasacado a la luz la dificultad filosOfica principal para penerrar en 10esencial de esta confrontacion, dificultad que radiea en la ausencia deuna perspecriva relativista, salida y consistente, en la tradicion del pen­samiento occidental. Esta dificultad tiene multiples aspectos: en rela­cion con nuestro tema en particular, carre una imprcsion persistente deque el golpe fatal contra eI relativismo debe haber sido dado ya enriempos antiguos, es decir, que Platon y Aristoteles ajustaron adecuaday definitivamente las cuentas con eI relarivismo proragorico. Comoconsecuencia, el relativismo ha desaparecido practicamente del mapafilosofico, par 10 que Margolis puede quejarse con razon de quc "es di­ffeil pensar en alguna tesis de comparable importancia que haya sidotrarada ran miseramente" (1991, 1).

Reconsrruir el relarivismo es la rarea desde la que podremos com­prender tanto a los sofistas como los argumentos y presupuesros de susrivales. A partir de ahi, se comprobara igualmente la enorme distanciaentre relativismo y escepticismo 0 entre empirismo y fenomenalismo.

II. La 'ntcrprcfllClOn nciptlC1 de 1~ $OfiSt~S siguc fanendo ~depfO$en nucs!r~ di~s. F.uuJOlk-Zubwsky (oSophisnquc n 5«pUClsmc., en 8. USSIn, 1986. 149·1651 cons;dr~ eIc:s«pricismo como una rC'prtICWn oonfimu.riva del discurso de Prorigoras. L RossettI (oSull~

difkrenZ<l Ira .1 fenomcnlSIIlQ d. rrO{~gora c II knomcn,smo KCtOco', en A.-J. Voelke Ird.), I.esceptlcisme {I,,/ique, PerSpUlllJeJ h/5/onqueJ el JyJltm{l/iqueJ, Cahieu de la rC"ue de Thcolo­gie el de Philosophie IS, Gcneve'lau$:lnne-Neuchald, 1990, 55-67) rwucc I~s difereliCias asimples componcntes nnonYO$. Sin embargo, estas interpretacionrs pr6uponcn qur el rdati·",sma y el acq>rictsmo son dos "anames de una misma prupectin fikK6fia. Corlt~ me ptt'"

supuesto, d. ~"I() Empirico (P. 1_ 216-219); Margolis (1991, 2"-37 y 921.

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JOSE SOLANA DUE SO

III. RELATIVISMO

£1 mejor exponente del relativismo soflstico [0 consrituye [a filosofla deProtagoras, cuyo nucleo gira en torno a las tres celebres sentencias: lasantilogias, la frase Homo-Mensura (FHM) y el argumento debil y fuerte.

a) El principio antilogico en uncia que "en toda cuesti6n hay dosrazonamientos mutuamente cOntrapucstos (000 A6you~ £ivai neplltavtb~ 1tp&'(I.HxtO~ dvtIKeI~tvou~ dAAlp"OI~»l (D. L, X, 51). Halla­mos refercncias en Platon (Phd. 90b; Phrdr. 261d-e; 5ph. 232e) y Aris­r6teles (Metaph. IV). Cualquier interpretacion de este principio chocacon una primera dificultad: su faha de contexto. Afortunadamente, losDissoi Logoi constituyen un desarrollo de las antilogias, independienrede la refutacion p[atonico-aristotelica (Solana Dueso, 1995). Este texwofrece multip[es ejemplos aplicados a la moral (§§1-3), a la verdad(§4) y al ser (§5). £1 principio antilogico, por tanto, constituye el fun­damento de una teoria filosOfica general que incluye [os eres conceptosesenciales constitutivos de la reflex ion fi[osOfica: ser, verdad y valores.

La primera observacion es que cl principio antilogico se formulacon caractcr de universalidad y, por tanto, no puede suponerse que sucontenido se resue[va "en cl reconocimienw de [a rclatividad de los va­lores», comO afirma Untersteiner (1967, I, 48). Esta version reductorano es aceptab[c, aunque puede suponerse que este principio ha surgidoa panir de la reflexion sobre la vida humana y sus vicisitudes. La refu­tacion platonica y ariswtelica es una prueba de su universalidad.

EI principio anril6gico ni presupone ni implica la identificacion delos contrarios y, en consecuencia, tampoco puede atribuirse a Proragorasni la imposibi[idad de [a contradiccion (Plat6n), ni la negacion del princi­pio de no contradicci6n (Arist6te1es). Estas tesis son consecuencias quePlaton y Arist6teles creen poder deducir del principio protag6rico, nodeducciones del propio sofista. Que sostuviese la tesis de la imposibili­dad de conrradecir, 10 sugicre Platon (Euthd. 285e-286c y Tht. 170a), dedonde pudo tomarlo Di6genes Laercio (IX, 53). Arist6teles, sin embar­go, [a considera tesis exclusiva de Antistenes (Metaph. 1024b, 26 y ss).Mansfeld (1981, 48) entiende que tal tesis no puede ser protag6rica porestar en contradicci6n con sus actividades como profesor yeducador.

Del principia protagorico tampoco se sigue la negaci6n del principiode no contradicci6n, como sostiene Arist6teles, sino [a insuficiencia dellenguaje monadico. La propuesta del sofista consistiria en la generaliza­cion del lenguaje relacional que conduciria, no a especular acerca de [abondad 0 la justicia en si, sino a p[anrearse cuestiones, como hace Trasi­maco en la Repliblica, relaeivas a "para quien», "por que», "d6nde».

Arist6teles (Metaph. 1007a 20) se refiere a Protagoras y a sus se­guidores como los que "destruyen la sustancia y la esencia». Conclu­sion correcta dcsdc [as paramctros aristotelicos, pues del protagorismo

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SOflSTAS

se sigue que el ser en si (sea ]a justicia, la bondad 0 el hombre) es unavacuidad, en tamo que la relaci6n, como contenido mismo de la sus­tancia, alcanza prioridad ontologica.

Por tamo, las amilogfas protagoricas apuntan a una logica de rela­ciones como sopone lingiifstico de SoU ontologia. Por que tal logiea hadebido esperar durante siglos no es cuestion que pueda tratarse en estclugar. 5i, en cambio, me parece imponante recordar la sugerencia deGrOte de que S6crates fue el iniciador de un movimiento de ideas quehabria de encomrar en la logiea aristotelica su construccion mas com­pleta y sistemritica.

b) La Frase Homo-Mensura (FHM): .. De todas las cosas medida esel hombre, de las que son en cuamo que son, y de las que no son encuamo que no son» (5. E., M. VII, 60). En las referencias de Platon yAristoteles no se establece una neta separacion entre esta sentencia y laanterior. Mi hip6tesis es que las antilogfas enuncian un principio ontol6­gico general, mientras que la FHM tiene aplicaclon en dos niveles dife­rentes. En 1/11 primer /livel, seria el resultado de aplicar el principio anti­logieo ados ambitos especificos: las valoraciones (relativismo moral) y elconocimiento sensible (relarivismo epistemologico). A este ultimo se re­fiere el Teeteto plat6nico. Tras citar la frase, la expJica con el siguicnteejemplo: «~Aeaso no es eieno que algunas veces, soplando el mismoviemo, uno de nosotros 10 siemc frio y el OtrO no? {Incluso que uno 10

siente ligeramenre frio y el otro fuenemente?" {152b}.EI ejemplo es aleecionador, pues el problema no es el viento, sino

una de sus cualidades. EI problema para PIaron es que, segun la FHM,dichas cualidades deben entenderse como relaciones, con independen­cia de si los dos tenninos de la relacion son objetos (por ejemplo, lamina es mas Iigera que el [aleoro) 0 suieto y objeto (por ejemplo, elviento es frio para mil.

La evaluacion de este relativismo exige, en primer lugar, tener pre­scnte cI debate epistcmologico de los siglos v y IV. Democriro (A I,A32, A49, B125) discuti6 temas relacionados con la percepci6n, y lascualidades, y Anaxagoras (B21) imuy6 el Hamado umbral diferencialde las percepciones, incluso recurriendo a la experimemacion. Pareeefuera de duda que fil6sofos comprometidos en el defensa del conoci­miento sensorial no tuvieron inconveniente en senalar, al mismo tiem­po, los Hmites de este tipo de conocimiemo.

Tambien en la obra aristotelica hallamos ecos de esta cuesti6n. Envarios lugares insiste en que, si bien los sentidos se pueden equivocaracerca de las cosas, no se equivocan ace rca de los sensibles propios(Sens. 442b 8; de All. 41 SaIl; 427b 12; 430b 29). EI mismo Platonrcconoce que la teorla prorag6rica es firme en su afirmaci6n de que «lamayor parte de veces 10 que aparece es para cada uno, refiricndose alcalor, ala sequedad, al dulzor y a tadas las cosas de este tipo» {171e}.

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JOS~ SOlANA OUESO

La FHM incide en este: debate: e:pistemologico, relacionado con lascualidades de las cosas, tomando un posicion relativista de caractersubje:tivo (<<hombre", en este caso, serfa el sujeto individual), abriendo­se paso a partir de aM hacia la cuestion ontologica. EI propio Platon(Tht. 15Ie·152e) establece 13 solidaridad de la FHM con Hemclito, alafirmar que el primer principio de: esta teoria, «del eual depende todocuanto hasta aqui dijimos, sostie:ne que el universo es en realidad mo­vimiento y nada mas" (l56a, tambien 156c y Phd. 90b<). Que existeeStrecha conexion entre la FHM y el flujo heracliteo 10 confirma tam­bien Aristoteles (Metaph. IV) y Sexto Empfrico (p. 219). La [eorla pro­[ag6rica, sin embargo, no es un puro recordatorio de: la de Hedclito,sino un desarrollo aplicado a problemas de cadcter gnoseologico y po­litico, propios de la filosofia griega del siglo v y ausentes en la obra yepoca del Efesio.

La cueHian ontologiea es la bisagra que nos SitU3 en un segundo/live! de la FHM: me refiero al tcma de Ia verdad. La primcra y funda­mental afirmaci6n sobre Ia misma es que 13 verdad es una relaci6n;solo en segundo lugar se planteara como definirla, a saber, como unarelacion de correspondencia entre enunciados y hechos.

Este segundo lIivel de Ia FHM es el que preocupa a Platon y Aristo­teles; su disputa con Protagoras es tanto mas alarmante cuanto queambos comparten con el sofista la definicion de la verdad como corres­pondencia. EI motivo de disputa es, por tanto, determinar las implica­ciones filosoficas que se siguen de emender la verdad como una rela·cion y no, por ejemplo, como una esencia. Tales implicaciones eStantelacionadas con el hecha de que la verdad es una relacion peculiar ycon apariencia paradojiea, pues, si es cierto que debc= reposar en el ob­je:to, no 10 es menos que la «norma", «criterio_ 0 «medida" de la ver­dad solo puede serlo eI sujeto, es decir, es el unico que puede decidir sihay 0 no hay correspondencia. 0 sOlo el hombre es la medida, sinoque, qlleramos ° no, estamos obligados a serlo, como replica Protago­ras a Socrates en eI Teeteto (I 67d).

Aristoteles, que con tanta energia combatio la frase protagorica, nopudo evitarla en algunos momentos c1aves de su obra si bien acomoda­da y adaptada a sus propios prcsupuestos. As!, por ejemplo, a proposi­to del fin ultimo, una cuesti6n escncial de su etica, sosticne contra suscriticos que «10 que todo el mundo cree (OoK'Ei) es realmente asi, y eIque intente destruir esta seguridad no enconrrad en modo alguno otramas digna de credito» (EN I I72b37). Cuando define el concepto devirtud como un «termino medio relativo a nOSOtrOS", se siente obliga­do a imroducir la razon y cI hombre prudente (<pp6VI~0r;) como medi­da de tal relatividad (EN I006b3S). Incluse cuando Aristoteles habladel principio (dpxt1) de no contradiccion, eI mas seguro, el mejor cono­cido y no hipotetico (Metaph. 1OOSbll- J4), 10 denomina a veces "ere·encia,. (~a) (Metaph. IOOSb33 y IOllbl3).

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SOflSU.S

Si en Arist6teles hay una ciena comaminaci6n del principio prota­g6rico, cdonde se sifua la frontera entre su interpretacion y la del sofis­ta? Como en el caso de las antilogfas, la FHM es un enunciado generaly la negacion aristotelica de la misma nos permite resolver la pregunta:«Habra que admitir que los unos son medida, pero no que 10 sean losotros" (Metaph. I063a3), 10 que equivale a decir que no todo hombrees medida. Lo son s610 algunos, sea el expeno, el sabio, el hombre pru­deme 0 el fil6sofo. En este punto crucial, Aristoteles sigue siendo el fieldiscfpulo de Platon, quien conduye la refutaci6n de la FHM con estaspalabras: «Emonces, con tOda razon, podemos decirle a tu maestroque debe admitir que un hombre sea mas sabio que otro y que el massabio sea la medida .. (179a-b).

Sobre la cuestion de la verdad en relacien con la FHMIl, se discu­ten dos tipos de problemas no siempre diferenciados:

I) Lo que podriamos Ilamar el problema de la arbitrariedad subje­tivista, que se resuelve con la doctrina de la correspondencia (Disso;Logo; §4), es decir, con la apelaci6n a los hechos. En este ambito elpredicado «verdadero" no se usa diadicamente.

2) E1 problema de la diafonia, tanto entre los fil6s0fos como entre lageme comun. Este segundo problema, mas persistente, muestra que, sicon el recurso a los hechos podemos evitar la arbitrariedad, no por ellase resuelven las discrepancias. En esta segunda instancia, la FHM afir­maria que el sujero, cada sujetO, es el juez ultimo. No cabe, pues, recursoulterior alguno ni a los dioses {no se olvide la replica platonica a Prota­goras: .. EI dios, ciertamente, ha de ser nueSfra medida de todas las cosas;mocho mejor que eI hombre, como por ahf suelen decir .. {Lg. 716c4]), ni

12. Contra b FHM, Plat6n formulo d a'gumentO de la autorrduraci6n (> • peflrr(>~.:quien diga que roda opinion es verdadua, h:H~ verdadera la opinion que s<»tenp que no rodaopinion es "udadera (Thf. 171 a·b). Lo mJSmO ,epite Atlsr6tdes (Metilph. IOI2bI4). £1 valo'de esre argumenro gtra en romo ados cuestJones: I) iPTor~goras afirmo que .rooa opiniOn es'·e,dadera. enrendtendo .verdadero. como .verdadero para...• 0 tal afirmacion es una conse­cuencia que P1at6n y A"st6te~ cre)"eron podff ded"..;,. de la FH.\I? 21 De ser ci<'na I.a p"mer;topciOn, iCu31 es el slgmflCado de .opiniOn_? En coocret:o. (debe eTllendelW como enuoci.:ldoen ~neral 0 como un tlJlO pamcubr de enulK.ados?

Cabe prosar que Ptoriigoras pudo admlur un uso d,oidoco dd prnhclido ,,·erdlldero. s6k>para algun ambJfO dd ronocimirnlo. Si, por el conlrarJO, ~frndemos .opiniOn. como ~un­

ci.ltdo ~ general SlgU.mdo llt suposiciOn & P1afoo r Ar1sc6leles. I.a lIfirmaci6n prOl:llgOrica. ~ria ~ todo cuo Il'lltn\"3 I'VCTda&ro par:a...• ). A G'(e propOslto. d. G. Vbscos (rd.). PUIO'S

ProragorlU, Llbral Ans ....ess. New York. 1956. XIV. n.19. Am 50( oMen"3 mu}' pr«JS.amrnleque P1aloo. cwndo n.arra 0 dncnbe I.a doctnna de PtOl"'gor:lls. no olnd:ll hltbllt, de .5o(rpar:a...• 0 .''t"rdad r.ara ...•, mleTllrn que. cwndo 50( lrat<l de .argUlr conrra PtOlagor:lls. 50( ol,·i·da de los cuahfadores, "oclando mad...:mdamrnle SU I'f"Opla poIemia. 5i lIdmirimos los cwh­ficadores, llt ·rcrtITOI'Ie· no seri:ll apliable y. en tado C:lISO. d"l:llria abieno d problema decOmo consnutr una "erd",d mrersub,erivll.

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Jost SOlANA DUESO

al experto, ni al objeto. Como el sujeto es juez y pane (esta es la gran in~

tuicion del relativismo), la FHM implica que el conflicto, la diafonia, esconsustancial a los humanos y su resolucion, solo viable en un marco desujeros que no pueden renunciar a su doble realidad de jllez y pane.

c) EI argumemo dcbil y fuerte. La tercera semencia imponante esla que resume la profesion de Prodgoras en la habilidad para «hacerfuerte el argumemo dcbil" (lOV ~TIro Myov Kp£(nro nOt£iv}" (Arist.,Rh. 1402a23).

En general, esta breve semencia, que probablememe es una citatextual de algtin escrito del sofista lJ, ha servido de base para atribuirleuna total indiferencia respecto del valor de verdad de las proposicio­nes. Los sofistas serfan, asi, habiles oradores que pondrfan sus capaCl­dades al servicio del mejor postor.

De entrada, conviene rechazar ]a idea de que eSfa frase de Prodgo­ras tiene una irnportancia menor que las otras dos ya estudiadas. A.Levi (1966, 141), que la considera una consecuencia de las amilogfas yde la FHM, paradojicamente la interpreta como simple dominio for~

mal del lcnguaje, es decir, «como una tccnica de persuasion separadade sus posibles comenidos". Bodin l4, por el comrario, entiende la frasecomo formula que sintetiza elmCtodO dialecrico de Proragoras y que, asu vez, tiene su presupuesto en las antilogias.

EI texto aristotclico forma parte de un capitulo dedicado a los "Iu­gates de los entimemas aparemes" que conduye can el que procede delno ser ahsolutamente probable, sino probable en rclacion can algo(1402,8).

En este marco, Aristoteles introduce la distincion entre la probabi­lidad absoluta (anA-CUt; eiK6<;), que se fllndamenta en la verdad, y larclativa (ti £iK6<;) que es q><Xlv6IlEVOV EiK6<;. De ahi que se deha consi­derar fraude (\VEUOo<;) la profesion de Protagoras, pues es, a fin decuentas, haccr pasar por probable 10 que no 10 es. EI truco sofisticoconsistirfa, siempre segtin la opinion de Aristoteles, en los siguiemespasos: 1) Se toma un argumento dcbil (falso). 2) Se Ie busca una proba­bilidad en algtin semido (relativa). 3) Se identifica 10 probable relativocan 10 absoluto. 4) Como resultado, el argumemo dcbil se hace fuene.

Mediante estos pasos, las fronteras entre 10 probable 0 10 improba­ble se desdibujan y, en ultima instancia, se identifica y se mezcla 10 ver­dadero con 10 fa Iso. Tenemas, pues, en esre rexto de la Retorica el mis­mo hila argumental de la Metafisica y de las Refutaciones Sofisticas.

La problematicidad del discurso aristotelico ell este cantexto se ci­fra en la ecuaci6n «relativo =' apareme =' falso". En la Metafisica se en-

13. K.-.\-I. Dielt. PrOIJgor.JS ~"O" Ahdeera. R. Habelt. !lQnn. 1976.73; L Bodin, Lire IePrOlagor.JS. Les Belles Lemes, Paris, 1975,86.

14. 0.c.,87.

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SOflSTAS

cuentran afirmacianes que pretenden justificar esta ecuacion. Se diceque "las consideraciones de los sofistas, casi sin excepcion, versan so­bre el accidente» (1026b15); y que «el accidente, en efecto, parece te·ner cierta afinidad can el No-ente» (1026b21). La razon de estas aeu­saciones se encuentra en un pasaje anterior de la misma abra: «{ ... ]pues 10 aparente es aparente para alguien; de suerte que el que dice quetodas las casas aparentes son verdaderas, canviene todos los entes enrelativos» (1011aI6).

La refutacion aristotelica prueba que esta sentencia, par los can­ceptos puestas en juego, era filosoficamente importante y que atailia auna diferencia crucial can los safistas en euanta al cancepta de proba­

5 bilidad (EiK6,(): para Protagoras, este, como cualquier atro, era un con­ceptO re[ati/o, miemras que para Aristoteles (muy proximo al Plar6ndel Fedro) la probabilidad relativa era, sin mas, falsa.

Esta sentencia esta en la base de una gran parte de la actividad re­torica de los sofistas. £1 Elogio de Helena, de Gorgias, puede conside­rarse como su mas bella ejemplificacion. La tesis de ensenabilidad de lavirtud defendida por Protagoras en el dialogo platonico hamonimo esun ejemplo que muestra [a eficacia de la sentencia en el ambito de Iateorfa politica.

En resumen, las tres semencias protagoricas apuman a una pers·pectiva relativista que presupone: 1) en el ambito Iingiiistico generali­zar la predicacion relacional frente a [a monadica (tal es el supuesto delas antilogias y de la FHM); y 2) en el Ollto/6gico, defender la prioridadde la relacion sobre la sustancia 0 la idea. Estas tesis, aplicadas 3) alambito politico, impliean la primada de la conveneionalidad sobre laphysis 0 cualquier forma de iusnaturatismo. Finalmente, en el ambitoalbieo, 4) [a verdad ni atiende a una supuesta realidad inmutable es­condida tras la realidad superficial del devenir, sino al devenir mismo,ni en conseeuencia puede constituir un cuerpo, definitivo y ererno, soloaecesible a persanajes privilegiados.

La filosofla prOtagorica es, en sentido fl/erte, una filosofia rivalpara Platon y Aristoteles. Sus diferencias con el sofisw van de la [ogicaa la palftica. En euanto a esta ultima, la tesis de que toda hombre esmedida se opone frontalmente al predominio del expeno platonico 0

del hombre prudente de Arist6teles. En cuanto a la [ogica, Prodgorasgeneraliza la predicacion relativa, que debia colmarse can una logicade relaciones, del mismo modo que la teoria platonica de las ideas a [aaristotclica de la sustancia exigen una logica de predieados monadicos.

IV. NATURALEZA Y CONVENCJON

En la teoria politica y moral, csta dicotomia juega un papel esencial.Para Guthrie, los sofisras «todos por igual crefan en la antitesis emre na-

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turaleza y eonvenci6n» (1988, 57)15. Sin embargo, los distimos sofistasmamienen a este respecto posiciones muy diferenciadas, que tienen quever con cl problema del fundamento sobre el que se asientan los valores.

Protagoras sostiene un pumo de vista convencionalista, segun eleual el c6digo moral es una instituci6n de la polis (PI. Tht. 167d). Poresta raz6n el c6digo es variable diacr6nicameme en una eiudad y sin­er6nicamente en las distimas ciudades. Esta doctrina es resultado deaplicar a los valores la reoria relativisra del homo-mensura. No es lanaturaleza sino la polis la que proporciona el codigo moral. Por ellopuede deeirse que Proragoras es el sofista que mas insisti6 en la desna­ruralizaci6n de la moral, es decir, en su relativizaci6n. Nomos y physisrepreseman dos ambitos diferentes e irreducribles, no amiteticos, sinocomplementarios, como 10 son tambien la tecnica y la polfrica (PI. Prt.321 c·322dj. Si el c6digo moral no puede fundarse mas que en la pro­pia estructura social del hombre, la edueaci6n sera eI factor decisivo demoralizaci6n y, por tanto, de humanizaci6n. Dem6crito habia recogi­do un pensamiemo similar al afirmar que «la ensenanza remodela alhombre y, al remodelarlo, actua como naturaleza» (B33).

EI Gran Discurso del Protagoras, que recoge las ideas polfticas masimporrantes del sofista, es la mas eneendida defensa de la necesariaparticipaci6n de todos en la vida poJitica, de la ensenanza y aprendiza­je de la virrud y de la igualdad como categoria fundadora de una socie­dad bien ordenada.

En la misma linea de Protagoras se mueve el anal isis de Trasimaco(PI. R. 338c y ss.), eonsiderado frecuentememe como propio de un in­moralista. La raz6n de esta interpretacion se fundamema en no haberapreciado que Traslmaco adopta en todo momento una perspectivaeminentemcnte descriptiva mas que normativa y, en segundo lugar,que el motivo de enfrentamiento can Socrates gira en torno a si la jusri·cia debe definirse como un rermino relativo 0 absoluto con indepen­dencia del comenido mismo de la definici6n (sea 10 necesario, 10 prove­chosa, 10 util, 10 vemajoso 0 10 conveniemej.

Respecto a 10 segundo, Trasfmaco, a 10 largo de todo el dialogo, in­siste en la definici6n relativista de la justicia (<<10 eonveniente para eJmas fuerre» [338cJ 0 «para el gobierno constituido» [339al 0, mas engeneral, "para otro» [343c]). Hasta tal punto es as! que califica de"charlatanerfa» (336d) cualquier definicion absoluta e ironiza can el"pequeno anadido» (339b) que supone la definici6n relativa. S6crates,por el contra rio, persigue definir la ;usticia y la injustieia en sf mismas,de manera que la una sea un bien, como 10 es la vista, la imeligencia a]a salud, y un mal la otra (367b, e).

15. Cappelleni (1987, 40) va induS<) ma$ Iejos: sostiene que la amitesis nomosphysisconstiluye eI pumo de partida de todo eI pensamiemo de los sofistas, hasta eI punto de quetoda $U filosoffa depende de la opei,;,n por cada uno de los exrremos.

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SOFIST .... S

Lo que se disputa no es si hemos de considerar la justicia como unbien 0 un mal, sino si es un bien relativo, como sostiene insistentementeTrasimaco (367c), 0 absoluto, es decir, si la justicia posee una naturalezaen sf misma que, con independencia de sus dectos, enaltece el alma delque la posee (358b). Dicho de otro modo, si la justicia de Trasimaconace de las decisiones y acuerdos de los hombres (358e-359a) destinadosa desviar las tendencias instintivas egoisms hacia el respeto a la igualdad,Platon se interesa por un concepto absoluto de justicia, independiente dela voluntad y conocimiento de los hombres y los dioses (367e).

Esto supuesto, eI pensamiento de Trasimaco podria resumirse en laformulacion de 10 que el sofisra considera una constante social: que lospoderosos (gobernantes) elaboran las leyes pensando en su beneficio 0,

10 que es 10 mismo, que los fuertes someten y explotan a los debiles.En este sentido, Traslmaco parte de la posicion relativism de Prota­

goras, pero avanzaria sobre ella al afirmar que, si bien los valores mo­rales son convencionales, no es la polis en conjunto, sino una parte deella, quien, en beneficia propio, los impone a los demas. Este avancetendria que ver con la distinta epoca de la historia ateniense que ambosvivieron: Protagoras, en el momento de la democracia de Pericles, yTrasimaco, en los ultimos decenios del siglo v, es decir, en la epoca delos mas intensos conflictos internos en Atenas.

EI segundo aspecto esencial, ya observado por muchos comentaris­tas (Guthrie, 1988, 100), es que Trasfmaco adopta en su analisis unpunto de vista descriptivo, si hien Platon tiende a interpretar como nor­ma 10 que su oponente expone como hecho, tanto en la Republica I,como en la evidente replica a Trasfmaco que leemos en las Leyes(714b). Cuando, par el contrario, aparecen juicios normativos en Tras!­maca, es para calificar de «injusticia extrema» (344a) a la tirania, defi­nida por su ambicion (1[A£OVES(cr.) de arrehatar los bienes de los demas.5i recurrimos a los fragmemos, hallamos severas criticas a los gober­nantes y lIamadas a la concordia (8581) y la explfcita afirmacion de quela «justicia es el bien mas grande entre los hombres», aunque de hechono la practican (8588).

Otros sofistas entienden la dicotomla como antitesis, si bien conenfoques diferentes. Tal es el caso de Antifonte l6 , quien ve en estos ter-

16. La lIamada _eufiri6n amifomea_, Has mas de un siglo de debare, sigue dividiendo alos eSludiosos. Los lIamados _separ:nislaso (Bignone, Guthrie, Umersreiner, Luria, emreOlros), par[iendo de la supueSla ineompatibilidad de las ideas expresadas en sus escriros, eon­duyen que el orador y el sofisra son dos personas distimas. Los _unirarioso, Iras un a",ilisisminueioso de los papiros de Oxirrineo (B44l, concluyen que csre lexro nO expone, como se hasupueslo, ideas democralieas e igualilarias y, por lanlO, para ellos esratla plcnamcme jusrifiea·da la idcnrificaci6n del sofiSla y del orador. ASI, Morrison. Deeleva Cailli y Avery. Ademasdel conrenido rebrieo de los cscriros, se rrabaja con otras evidencias como los lesrimonios anli·guos y las diferencias estilfslieas (87A2l, aunque no parecen proporeionar argumemos decisi·vos. Dado que d eonlcnido lcOrieo de los escrilos consfituye el principal argumemo, es impor-

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JOS~ SOtANA DUHO

minos dos fuentes de mOtalidad: la ley aporta preceptos convenciona­les, mientras los preceptos de la naturaleza son innatos y necesarios.Los primeros dependen de la presencia de testigos; [os segundos actuanautomaticamente. Los preceptos de la naturaleza se fundan en la ver­dad y los de la ley en la opinion. Y 10 que es mas grave: la mayoria delos preceptos legales son enemigos (noAtJ.1(~) de los naturales. En estacontradiccion, Antifonre se pronuncia por e[ derecho natural, porquela ljnxn<;, frente al Y6110<; 0 a la ttXYll, permite, en palabras de Unrers­teiner (1967, II, 75), elevarnos a 10 absoluto de racionalidad.

La posicion de Anrifonre se ha interpretado como primera formula­cion del concepto de ley natural, del que encontramos huellas en algu­nos pasajes atribuidos a Hipias (PI. Prt. 337c. X. Mem. IV, 4,14). Estaconcepcion iusnaturalista revelaria, segun algunos estudiosos, unaorientaci6n democratica e igualitaria (Menzel, 1964,30) y puede inrer­pretarse en sentido ahruista (Guthrie, 1988, 119). Sin embargo, estaperspectiva se basa en una reconstruccion ahamente conjetural de losfragmentos de Sobre /a verdad, que no parece aceprable a la luz de lasinvestigaciones recienres. Los l1amados .. unitarios" en la cuesri6n anti­fomea sosrienen que un amilisis de los fragmemos papiraceos no per­miten conduir que se defendiese en ellos una teoria pol[tica igualitaria.Si es eieno que la critica al nomos en la epoca de la democracia essiempre una critica al nomos democr3tico (d. Dedeva Caizzi y Bastia­ni, 1986, 69), las posiciones de Anrifome anunciarian formulacionescomo la teorla del derecho del mas fuene, ya que csta se ampara en lasuperioridad del derecho natural sabre el positivo y en la contradic­cion, que el mismo Amifome defiende (87B44B, col. II, 29 Ycol. V,16), entre los preeeptos naturales y las normas legales. Los fragmemosde Sabre la verdad represenran en este semido un rechazo radical delas tesis eonvencionalist3s e igualitarias de Protagoras (Dec1eva Caizziy Bastiani, 1986,64; 1989,203; Nill, 1985,58 Y74).

En la posicion de Calic1es'· (PI., Grg. 48Ib·522e), que represemaun desarrollo explfcito en la Hnea de esta ultima interpretacion, se repi­ten los mismos elememos teoricos: la superioridad de la physis y elconflicto de esta con el nomos (Grg. 482e5·6, 489b3, 492c7). La vida

I..nte teneT praenre 1.. nue'... edlCi6n y comrfll:ano dt los ~flIOS Sob'? b ~,"hd (~'"..C:I.IZ~I y &.sn:anl, 1986; 1989). L:n dos opcionn nenrn dtfrnsores r«.rmes: rnfr~ los un"..­rios. H. C. Avuy ~On~ Amiphon or IWO?O: Humrs, 110 (1982) 145,158 y. ~Ofr~ los scp3ra·,isf1Js, G. Prndrick, .Onu :ag:am AOllphon fh~ Sophisl :and Antiphon of Rhamnus.: H",mrs,115 (1987147·60.

17. c..11C1n es un prrson:alt sOlo COOOCldo por rl GorgJas. EI que PLlfoo 10 dncnlu In­

dJCilnoo su dm10s y su circulo dt, ..mJSI"dn, Iu. hKho que nludlosos como GUlhnr 0 Dodds10 consldrrrn un prnon:aJr hJSlOrICO Q\I(. por sus Id~:as r:adlC:a1n r ..mblcKtn desmt"hda, pudomo.ir prcmaiUramenlt en los anos finalrs de l:a GurrT3 drl Pdoponeso, anl~S dr podrr del:arhudl:a rn l:a hiSfOri:a. 5i hay :aUlores que 10 wnsider:an un:a irwrncion pl:alonic:a, para Mrnul(1%4, 113·126) no lu.y duda dt que R Ir:af.. de un.. prrwnifiac,6n dt,IIJr:ano Crll1i1S.

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SOFISIAS

recra para Calicles consiste en permitir que los deseos se desarrollen almaximo sin ninguna represion, 10 que solo es posibJe para un pequenonumero de hombres, los mejores y mas fuertes. En consecuencia, ellujo, la imemperancia y la [ibertad constituyen eI verdadero contenidode la virtud que dimana de la naturaleza. Freme a ellos, la mayoria, esdecir, los debiles, establecen las [eyes en provecho propio, como unmodo de esclavizar y domesticar a los fuertes. EI contenido de la virtudes, entonces, la igualdad y la moderacion. Tambien en Amifonte, [asvalores establecidos par la ley son «cadenas (&OlJoO para la naturale­za, miemras que los establecidos par la naturaleza son libres»(878448, col. IV, 1·8). La diferencia can las tesis de Prot:igoras son ra­dicales. Incluso la imagen de los &0110(, que en el sofista de Abderaeran lazos de amisrad y garamfa, no ya de libertad, sino de superviven­cia de la civilizacion (Prt. 322c), para Antifonte y Calicles son cadenasde esclavitud.

Podemos concluir afirmando que hay una clara diferencia emre dosgrupos: unos, como Prot:igoras 0 el An6nimo Jamb/jeo, entienden quelas norm as de conducta solameme son proporcionadas por d nomos1S,

de modo que una sociedad sin [eyes ni tribunales seria mucho mas in­justa y se asimila sin mas a un estado de salvaiismo y maldad (PI. Prt.327c-e). Otras muestran su preferencia por la legalidad que deriva dela physis. Que en esre segundo grupo haya que distinguir una corrientehuman ita ria a..igualitarista (Antifonte, Hipias) y orra absolutisTa yami­iguatiraria (Calicles 0 Critias), como sostiene Cappelletti (1987, 41), esalgo que no parece suficientememe sustentado en evidencias rextuales.

V. I'I{INCII'ALES SOFlSTAS

Gorgias de Leontinos (ca.490-390) es ante tOdo un retor. Los escritOsque han pervivido (Efogio de Helena, Defellsa de Palamedes. Del 110 ser)son modelos de oratoria. Pese a ello, muchos estudiosos defienden queGorgias es un fil6sofo (Untersteiner, Vitali, Mazzara) debido a la cargateorica de estos modelos ret6ricos. Asi, par ejemplo, el principio de nocontradicci6n es enunciado con todo rigor en el De/I/O ser (B3, 67 y 80)yen la Defensa de Palamedes (81 la, 25). El primero de estOs textos, enparticular, constiruye una excelentc Iccci6n de logica, no s610 por su pre­cisa ilustraci6n de 10 que es una reducci6n al absurdo, sino par el uso derigurosas leyes logicas: por ejemplo, la ley de comraposicion ([a->b] I(no b->no aJ) es profusameme milizada en formas diversas.

18. Heinimann (1945, 117) afirma que en la tcoria de Protagora~ no cabe 1a amitesisnomos-physis, ya que lodas las normas elicas son solameme por comencion y, por tanIO, oiun siquiera ~ puede hablar de algo It'Ucrt:1 lM"KllIOV. Desde eSfa perspeetiva, [a idenrificacion devO!llilOY y &:KllIQ\' f;ene un ~mido profundo (PI. frl. 327b).

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JOSE SOtANA DUISO

Este [exro es una buena muesna de que «la ret6rica, en Gorgias, essin6nimo de /6gica,.19. G. Mazzara20 ha Ilegado a sostener que Gorgiassienta los primeros cimientos de 10 que sera posteriormente la omolo­gfa arisrotelica a traves de Plat6n. Sin embargo, el Del no ser parecemas bien una pieza 16gico-rer6rica dirigida contra las resis parmenideasy, m.is en general, conna toda prNensi6n de alcanzar un conocimientoabsoluto, utilizando para ello los propios insrrumentos l6gicos parme­nideos; tras esta crftica, se halla como presupuesto, no el escepticismo,sino una perspeniva relativista21 .

Precisamente el poder de la palabra radica en que, ante la imposibi­lidad de un conocimienro absoluto (811, 11), es la opini6n, vacilante einestable, nuestra consejera. As! se explica que los fil6sofos sustententeorias entre si incompatibles a que en las contiendas y debates orato­rios la inteligencia cambie dpidamente sus creencias (piensese, porejemplo, en la paradoja de Evado).

El Del no ser ha sido frecuentemente esgrimido como prueba de es­cepricismo. Que no es asi, se sigue de una comprensi6n global del frag­mento y, en particular, de su tercera parte. En ella se sostiene que lapalabra se forma a partir de las impresiones que producen en nosotroslos objetos exteriores y, por tanto, no es la palabra la que explica elobjeto sino que es el objeto exterior, real y exisrente, el que se convier­te en revelador de la palabra (83, 85-86).

Los textos de Gorgias, modelos ret6ricos inigualables que hacen deel el gran maestro de la comunicaci6n, son verdaderos compendios de lacultura filos6fica de su tiempo. Tcas las «sutilezas del arte" no hay unvacfo, como queria Plat6n (Phrdr. 266d), sino una variada muestra delas inquietudes intelectuales de su epoca. Si ademas formul6 docrrinas fi­los6ficas propias, al modo de Proragoras, es alga que todavia hoy es ob­ieto de disputa22 .

Protagoras de Abdera (ca. 484-414) es sin duda el gran fil6sofo delmovimiento soffstico. Sus tesis relarivistas, al tiempo que desplegabanlas porencialidades de la tradici6n presocdtica, condicionaron demodo decisivo el desarrollo filosOfico posterior. Es el unico de los Ila­mados sofistas incluido par Di6genes Laercio en sus Vidas (IX) juntOcan fil6sofos tan ilusrres como Heradito, Parmcnides, Dem6crito 0 Pi-

19. R. Vitali, Gorgia. Retorica e {iloso{ia. Argalia, Urbino, 1971, 236.20. G. Mazura, Gorgia. Onlologo e mera{isico, []a Palma, Palermo, 1982.2J. G. Calogero, Studi sull'e!eati5mo, La Nuova [Ialia, Firenze, 1977,260·262.22. Ademas de las obras de Calogero, Vitali y Mazura ya ciradas, cabe destacar las de

M. Mig.liori, La {iloso{ia di Gorgia. Scienu umane 10, Milano, 1973, y H. J. Newiger, U"ursu­c!Junge" tu Gorgias'Schri{r Ueber dos Nichl5eie"de. Walter de Gru}"ler, Berlin-Nueva York,1973. Todas estas mOllografias insisten ell e1 caracler fil0s0fico de la obra de Gorgias, freme ainterpretaciones como la de H. wmpen 0 K. Reinhard! que emendian el Del "0 Sff comomem juego retorico. En <:sta misma linea, ill$iste C. M. J. Sicking, 'wrgia$ und die Philosop­hell_: Mnemos)'"e, XVlI (19641225-247.

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SOFlsrAS

rrOn. Es tambicn significativo que en el grupo de estatuas de fil6sofos ypoeras del Serapeion de Menfis, estudiadas por J. Ph. Lauer y Ch. Pi­cardll

, se encuemre a Proragoras junto a Platon, Hed.diro, Tales y,probablemente, Arisroteles. Esto significa que los antiguos tenfan delsofista una percepci6n muy distinta de 1a nuestra.

El interes temarico de Protiigoras abateD rodo e[ ambito de investi­gaci6n relacionado con la polis: cuestiones como el origen de la cu[tu­ra, la pedagogia, la teoria de la pena, la naturaleza de las Jeyes, teorlade la religion 0 [eorla constitucional, fueron objeto de sus escritos.Como casi rodos los sofisras, dedico especial atenci6n a la gram:irica(A27·29) y consideraba como parte importante de la educacion eI sa­ber analizar correctamente la poesia (A25). No eludi6 poner en pra.cti­ca sus teodas polfticas, redactando la constiruci6n para la colonia pan­helenica de Turios (444 a.c.) por encargo de Pericles.

Orros sofistas ejemplifican la pluralidad de cuestiones que aborda­ban. Hipias de Elis (ca. 460) pasa por ser el mas enciclopedista en cuan­to a su oferta educariva (PI. Prt. 318d). Hoy se Ie reconoce un puesto enla historia de la matematica por su metodo para consrruir la cuadra­triz24. Apane de las matematicas y la astronomia, era expeno en grama­rica (A 11, 12), historia antigua (82, 3) y arqueologia (A 11). Antifonte(ca. 480-411), ateniense, fue predecesor de Eudoxo respecto del celebremetodo de exhausti6n25 • Se dice que abrio un despacho anunciando quepodia curar mediante la palabra a todos los afligidos (A6) y su fama deadivino esta relacionada can sus libros sabre la interpretaci6n de lossuenos. Prodico de Ceos (ca. 460) fue quiza eI sofista mas afamado porsus estudios lingiHsticos. Sobre la religi6n sostuvo que los hombres divi­nizaron aquellos elementos naturales que resultaban uriles para su sub·sistencia. Por e110, fue tenido en la antigi.iedad como ateo, junto conDiagoras, Evemero 0 Teodoro. Critias (ca. 455-403), de familia aristo­crarica emparentada con PIa ron, particip6 en la revoluci6n oligarquicadel 411. Tras la derrota de Arenas en la Guerra del Peloponeso, fue elprincipal dirigente de los T reinta Tiranos. Discfpulo de Socrates, sus es­critos, en prosa y verso, muesrran su interes par poHtica y su admira­ci6n por Espana. El fragmento mas significativo es el de su drama satf­rico Sisif0 26, en el que presenta la religi6n como el invento de unhombre astuto para impedir que se infringiese la ley a escondidas.

23. Le~ ~tatue~ ptolemaiques du Serapieion de Memphi~, In~ritut d'Archeologie de rUni-v{'r~ite de Pari~ 3,1955.

24. Th. Heath, A His/ory of Greek Ma/hematic~ I, Do'-er, New York, 1981, 226·230.25. Ibid.. 221·222.26. La fCrralogfa migica, compue~ra por Te"e~, Radamanli~. Peritoo y Si~ifo, lie consi­

dcra obra de Cririas. ~i bien A. Oihle, _Oas Saryrspid Si.yphos.: Hem'es, 105 (1977) 28·42,ha vudro a rcivindicar la paternidad euripidea. Sea quien fuese d aUlor, d Sisifo, primera ver­si6n de ]a religion como ins/rumen/um regni, sc ocupa del problema de la inadvenencia al co-

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JOSE SOLANA OUESO

Entre los personajes importanres del movimiento sofistico cabe ci­tar, finalmente, a la Milesia Aspasia (ca. 470-400). Segunda esposa dePericles desde aproximadameme eI 445, estuvo relacionada con laspersonal idades intelectuales m:h destacadas de su epoca. Los testimo­nios antiguos (Solana Dueso, 1994) nos la presentan como experta eny profesora de retarica. Platan en eI Mellexello nos ofrece uno de susdiscUfSOS, ademas de considerarla autora del epitafio que pronunciaPericles en eI 431 (Th. II, 35-46).

VI. CONClUSIONES

I) 0 se puede hablar de ..sofistica,. como un cuerpo fil0s6fico comun acodas los sofistas. Aparte de un conjunto de mctodos y un denco de pro­blemas, exigidos por su propia realidad profcsional y par la actualidadsocial, cada sofisra defiende posiciones fil0s6ficas propias, 10 que implicaque se dcbe proceder a un estudio individuali:r.ado de cada uno de ellos.

2) Si bien los sofistas como realidad sociologica son un productode 101 democracia griega, no nccesariamente son elias mismos defenso­res de la democracia. No solo debemos hablar, por tanto, de pluralis­mo tcorico, sino tambien dc pluralismo ideologico entre los sofistas.

3) Si la ensenanza de la retorica era una actividad comun a todoslos sofistas, esta disciplina no era neutra como en epocas posteriores.Su carga teorica, sin embargo, no tenfa pOf que depender de una e1abo­racion propia de cada sofista 0 retor.

4) Desde el punto de vista filowfico, 13 aportacion mas significati­va, obra de Proragoras, es el relativismo. Conocido basicamente por sureflejo en Platon, Aristoteles y Sexto Empirico, praeticamente desapa­recido en la tradicion filosofica occidental, queda el trabaio de recupe­rarlo como una opcion filosOfica distante tanto del canon platonico­aristotclico como del escepticismo posterior.

818110GRAFIA

l. EDICIONf.5 Y TRADUCCIONES

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rmrer d deliro, que en Antifome con~ri"';J una de IJ~ debllidJdes de IJ norm... legJI. por 10 quer~bJ cumphr 1 1e)· en presena... de rcsngOli)'. en su Ju'itllC,a. seguir los d'C13rmnes deb nJtUTaIna. EI pbnle mltnlO del SU'(o no estari... en contradlCCt6n con bs acn....cbdes ...nfl·democr3ucas de enn...,. pun los ollS"fCat no proponian un sme"", an.;irquICO. llno un cuerpolegal que la mJyor;a debiJ cumphl. La d,screparICl'" no rJd,,:,.ria en sI10$ dtbtles (ul1c1es) de­ben cumplir la Ie)'. sino en si deben ser eUos los legi~ladoret. como (lCurt;J en la demOCrJcIJ.En lal cuo. eI ·rdalo enganO$Oo de la religion et un inmumemo en manOli del legislador.como 10 es [Jmbom b men[;r... poIi[ica en I... [tOrn. de Pbr6n (R.. 3891, r 4141,1.

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