sociología rural: nueva agenda de investigación, viejos problemas sin solución

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Sociología Rural: nueva agenda de investigación, viejos problemas sin solución Armando Sánchez Albarrán Globalización y agricultura. Nuevas perspectivas en la sociología rural Lorenzo Alejandro López Barbosa Gilberto Aboites Manrique Francisco Martínez Gómez (Compiladores) UAAAN – UAdeC Saltillo, Coahuila, mayo 2012 ISBN: 978-607-506-071-2 Globalización y agricultura. Nuevas perspectivas en la sociología rural

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Libro escrito por Armando Sanchéz Albarrán. Globalización y agricultura. Nuevas perspectivas en la sociología rural.

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Sociología Rural: nueva agenda de investigación, viejosproblemas sin solución

Armando Sánchez Albarrán

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Globalización y agricultura. Nuevas perspectivas en la sociología rural

Lorenzo Alejandro López BarbosaGilberto Aboites ManriqueFrancisco Martínez Gómez(Compiladores)

UAAAN – UAdeCSaltillo, Coahuila, mayo 2012

ISBN: 978-607-506-071-2

Globalización y agricultura.Nuevas perspectivas en la sociología rural

PRIMER PRE- CONGRESO INTERNACIONAL ALASRU 2014 GLOBALIZACIÓN YAGRICULTURA: NUEVAS PERSPECTIVAS DE LA SOCIOLOGÍA RURAL Saltillo,Coahuila, 3 y 4 de mayo del 2012. Las ponencias y resúmenes deberán ser enviadas a:[email protected]

"Sociología Rural: nueva agenda de investigación, viejos problemas sin solución"

Armando Sánchez Albarrán1

Dr. Armando Sánchez Albarrán, profesor investigador del Departamento deSociología de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco. AvenidaSan Pablo 180 colonia Reynosa Azcapotzalco, teléfono 53189138 ext. 140, [email protected]

En la literatura específica sobre la sociología rural y, en términos muy generales en eltema de la cuestión agraria en México y América Latina, en los últimos treinta años,parece existir un común denominador en torno a que el cambio social en la sociedadrural ha sido muy radical. Destacan nuevos temas, conceptos y terminología como el dela nueva ruralidad, la autonomía indígena, los nuevos movimientos sociales, o bien, eldesarrollo sustentable entre otros que han ampliado las nuevas ópticas para observar a lasociedad rural. La nueva ruralidad es uno de los conceptos que atrae mucho la atenciónentre los especialistas al evidenciarse los enormes cambios entre la población rural yurbana en términos de empleo, ingresos, población, indicadores de pobreza y de nivelesde bienestar. Sin embargo, se hace caso omiso de cómo los grupos domésticoscampesinos establecen múltiples alternativas de reproducción social como lasmigraciones, la búsqueda de ingresos extra rurales que lo llevan hacia la pérdida gradualde su condición como campesinos pero eso no es lo nuevo, lo nuevo es que aún estánahí, lo que no se ha hecho en el ámbito académico es el ejercicio de la sociologíacomprensiva de entender la interacción entre la comunidad y la sociedad y todo lo quede ahí se deriva. La autonomía indígena, los nuevos sujetos indígenas, la nuevaidentidad indígena, la recuperación del territorio son otras formas de designar a un viejoproblema en México y América Latina, el del nulo reconocimiento como ciudadanoscon derechos iguales y diferenciables, problema que se arrastra nada menos que desdelos inicios del siglo XIX, para tener frente a nosotros a pueblos discriminados. Losnuevos movimientos sociales, altermundistas, los nuevos sujetos sociales y otros tantosadjetivos “nuevos” en México y América Latina ocultan problemas ancestrales noresueltos como la discriminación, la violación de derechos humanos y vulnerabilidadsocial de la población pobre rural y expone, también, la aridez de conceptos adaptados anuestra propia realidad. El desarrollo sustentable, el movimiento ecologista, laecosociología y otras movilizaciones del movimiento verde enfrentan el problemaantagónico entre la obtención de la máxima ganancia, a pesar del deterioro ambiental yla vía campesina en la defensa de la Madre Tierra y de sus formas de vida. Lo quetenemos en esencia es la necesidad de construcción de la sociología rural y de enfrentar

1 Profesor investigador del Departamento de Sociología, Grupo de Sociología Rural, de la UniversidadAutónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco. Correo: [email protected]

los retos de buscar una explicación a los problemas de ¿por qué en la sociedad rural deMéxico y América Latina aún no podemos hablar de un proceso de ciudadanización?¿Cuáles son las particularidades de los movimientos sociales en nuestro continentediferentes a la perspectiva analítica europea y norteamericana? ¿Cuáles son lasrepercusiones sociales de la incorporación de las nuevas tecnologías en la vida cotidianade la sociedad rural?

IntroducciónEl interés de este trabajo es el de identificar, en la agenda de investigación de

sociología rural, los lugares donde hay un avance en el conocimiento que se

tiene de la sociedad rural. Se tratará de responder a las siguientes cuestiones:

¿Cuáles son los problemas ya superados y cuáles los problemas sin una

solución? ¿Cuál es el significado real de los nuevos temas de la agenda de

investigación en los temas económicos efectos sociales, políticos y culturales?

¿Cuáles son los efectos sociales y culturales en el espacio tiempo de las

nuevas tecnologías en la vida rural: en referencia a las migraciones; en las

familias rurales; en los proceso de empoderamiento de las mujeres; en el

deterioro/recuperación de la ecología; o en la religión?

Para fines de la exposición se considera una introducción; el primer

apartado se refiere a las características de un programa de investigación fuerte

en sociología rural en el contexto de la globalización en el campo; El segundo,

redimensiona el problema de la sociología rural en América Latina y el contexto

de la globalización; el tercero, aborda los límites entre los nuevos temas y los

problemas que pretende dar solución como la nueva ruralidad, las nuevas

migraciones y el desarrollo sustentable o la ecosociología, entre otros posibles

temas; el cuarto, se refiere al problema de la democracia en el campo en el

contexto de la transición a la democracia y se señalan los rasgos de los

movimientos altermundistas y movilizaciones en el campo.

1. Programa de investigación fuerte de sociología rural y el contexto de laglobalizaciónEn otro lugar, he expuesto la necesidad de diferenciar entre un programa de

investigación débil de uno fuerte en la sociología rural. Ahí sostengo que la

sociología rural surgió con un programa débil de sociología rural ya que desde

sus inicios, en los años setentas, predominó un programa fuerte de desarrollo

rural. Éste fue reforzado por los requerimientos institucionales de desarrollo

agropecuario y de la situación de crecimiento de las instituciones en el campo

que exigían de un profesionista que pudiera hacerse cargo de los programas

de desarrollo rural, de programas asistenciales y de programas de desarrollo

agrario.

En contrapartida, el campo teórico de la sociología rural, en particular,

los estudios de la modernidad rural, resultaron opacados por el predominio del

marxismo en sus distintos matices durante los años setentas y ochentas

(leninista, trotskista, maoista, etcétera). Otros enfoques mantuvieron un

desarrollo a la sombra del paradigma predominante en especial las distintas

perspectivas de la ecología cultural con tintes de economía campesina con Erik

Wolf, Ángel Palerm, Arturo Warman, entre otros. A mediados de los años

ochentas resurgió una discusión interesante, especialmente en el Colegio de

México, que resultaba en una síntesis entre aspectos del marxismo, de la

ecología cultural, de la economía campesina y de autores como Bordieu y

aterrizaron en el análisis de las estrategias de reproducción social.

Si embargo, la etapa conocida como crisis de paradigmas a finales de

los ochentas, que coincide con la caída del muro de Berlín, permitió recuperar

reflexiones en torno a los sujetos sociales, desde una perspectiva no marxista,

Al mismo tiempo, durante estos años, se flexibilizó la oposición entre ciencias

sociales y ciencias naturales lo que dio pié para el análisis de temas como la

ecología y la biotecnología. En el ámbito económico el neoliberalismo comenzó

a abrirse pasó de cara al intervencionismo estatal que, en el campo, resultaba

en excesos. Por estos años, sobre todo a partir de 1988, se discute en el

terreno político los conceptos de transición a la democracia que avizora un

cambio político, a más de setenta años de predominio del partido en el

gobierno, hacia la democracia.

El contexto intelectual anterior permitió salir de rígidos esquemas

teóricos tanto del estructural funcionalismo como del marxismo, para dar

entrada a un programa abierto que permita recuperar lo rural desde lo social, y

no desde los enfoques económicos.

Por programa “fuerte” de sociología rural se entiende aquel que, desde

una perspectiva sociológica, parte de un análisis de conjunto que incluye un

examen de las perspectivas teóricas, metodológicas y analíticas para el estudio

de los problemas de la sociedad rural.

En ese sentido se dirigen algunos esfuerzos por la comunidad latinoamericana

de sociólogos rurales:

Los congresos de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS) o el

Congreso Latinoamericano de Sociología Rural (ALASRU), dan cuenta de

ese esfuerzo. Entre los libros y revistas dedicadas a la sociología rural

podemos señalar el artículo de Luis Llambí (1996) “Los retos teóricos de la

Sociología Rural Latinoamericana ante la globalización”; el libro compilado

por Diego Piñeiro (2000) “30 Años de Sociología Rural en América Latina”

en la que destacan los trabajos de Carlos A. Amtmann, Sergio Gómez y

Claudio González (2000) titulado “Sociología rural en Chile”; el de Alberto

Riella (2000) “Desafíos teóricos y empíricos de la sociología rural

contemporánea: Una mirada desde Uruguay”; y el de Carlos Jiménez (2000)

“Un ejercicio de metateorización de la sociología rural contemporánea. Tres

décadas de vida disciplinar en México”, donde encontramos un estado de

la cuestión de la sociología rural en Chile, Uruguay y México; para el caso

de Argentina encontramos un trabajo que analiza los problemas teóricos y

metodológicos en Norma Giarraca (2000) “Estudios rurales: teorías,

problemas y estrategias metodológicas”; Norma Giarraca (2002) “¿Una

nueva ruralidad en América Latina?; Diego Piñeiro escribió el libro “En

busca de la Identidad. La acción colectiva en los conflictos agrarios de

América Latina”; el libro coordinado por Mónica Bendini, Salete Cavalcanti,

Miguel Murmis y Pedro Tsakouma (2003) “El campo en la sociología actual”

se ocupa de varios trabajos que analizan algunos de los efectos de la

globalización en el campo desde la perspectiva de la sociología rural; el

coordinado por Anita Brumer y Diego Piñeiro “Agricultura latino-americana.

Novos arranjos e velhas questoes” (2005), en el que se retoman algunas de

las discusiones sobre el carácter interdisciplinario de la sociología rural y su

importancia en foros académicos; también se puede destacar el esfuerzo de

la edición de libros por parte de asociaciones académicas con énfasis en lo

rural entre las que destacan ALASRU y AMER. En el caso de ALASRU

destinó un número a la reflexión teórica: “ALASRU. El debate teórico rural

contemporáneo”, o las publicaciones con libros temáticas de la Asociación

Mexicana de Estudios Rurales, por citar algunos. También vale la pena

destacar la publicación coordinada por César Ramírez y otros “Desarrollo

Rural Regonal, hoy. Tema I: el debate teórico” (2006), en particular el

trabajo de Blanca Rubio “El panorama teórico rural contemporáneo”; En

síntesis se puede afirmar que en la reflexión de lo rural predomina la

producción de artículos interdisciplinarios y, en cambio, la elaboración de

trabajos teóricos es mínima. En el análisis de los movimientos campesinos

e indígenas encontramos suficientes muestras de una reflexión global

latinoamericana que evidencia la aparición de: nuevos actores en escena

como: ecologistas, feministas o indígenas; y las reivindicaciones materiales,

sino la aparición de otras de carácter simbólico o de valores que tienden

hacia la búsqueda del bienestar social y la defensa de valores comunitarios

de igualdad y libertad, o que ideológicamente reivindican valores

nacionalistas.

2 Sociología rural latinoamericana y globalización

En otros trabajos he reflexionado en torno a la necesidad de dilucidar entre los

problemas que se derivan del nuevo orden alimentario mundial dominado por

un grupo de empresas transnacionales y sus repercusiones sociales en el

campo latinoamericano. También ha sugerido que en el marco de la

mundialización ya no es posible únicamente hablar desde lo que sucede en

cada país, sino que más bien, en tanto las lógicas económica y políticas

dominantes son mundiales, entonces se requiere retomar como objeto de

estudio el continente latinoamericano. Lo que sigue es entender en qué

consiste la globalización, para poderla deslindar del modelo económico previo.

El análisis de la globalización es el punto de partida de la sociología

reflexiva de autores como Ulrich Beck (Beck, 1998) quien aclara el contenido

de globalismo entendido como: “…según la cual el mercado mundial desaloja o

sustituye al quehacer político; es decir, la ideología del dominio del mercado

mundial o la ideología del liberalismo” (Beck, 1989: 27). Por globalización

entiende a: “los procesos en virtud de los cuales los Estados nacionales

soberanos se entremezclan e imbrican mediante actores transnacionales y sus

respectivas probabilidades de poder, orientaciones, identidades y entramados

varios” (Beck, 1989: 29; Beck, 2003; Beck, 2006; Castells, 2006).

Es posible constatar la coexistencia de un capitalismo comandado por

unas cuantas empresas trasnacionales y nacionales, pero junto a ellas

conviven otras lógicas económicas: la economía neo institucional y, en el polo

más débil, la economía solidaria. De acuerdo con Blanca Rubio En América

Latina la globalización implicó el predominio:

“del capital financiero sobre el productivo, la orientación de la producción de

punta hacia la exportación, el establecimiento de bajos salarios y bajos costos de

materias primas agropecuarias, una fuerte concentración y centralización del

capital, la combinación de formas flexibles de explotación con mecanismos de

sobreexplotación de la fuerza de trabajo, una distribución regresiva del ingreso,

el aumento del grado de monopolio, una nueva base tecnológica centrada en la

informática, una elevada cuota de explotación y mecanismos autoritarios de

poder con fachadas democráticas” (Rubio, 2001).

Como ejemplo, en 1995 diez empresas transnacionales concentraron en

América Latina el 42.4% del total de ventas. Se trata de empresas como Dole,

Chiquita, Albert Fisher, Polly Peck, Del Monte, Samborn Inc, Bud California,

Pepsico, Mirtsubichi, entre otras y ubicadas en países como Brasil, Argentina,

México, Colombia, Venezuela, Chile y Perú (Rubio, 1999; Barbosa, 2005; Tilly,

1985).

El imperio del capitalismo salvaje ha llevado hacia la sobre explotación

de la fuerza de trabajo, por lo regular ocasionando desempleo y pobreza rural y

urbana, así como también agotando los recursos naturales. El resultado de lo

anterior es “La erosión, la deforestación, el ensalitramiento de terrenos

agrícolas, el agotamiento de los acuíferos y su insuficiente recarga, la

sedimentación, el azolvamiento de las presas, la pérdida de especies por el

impacto humano y otras expresiones del deterioro no son problemas

exclusivamente rurales: son nacionales y afectan la vida urbana” (Provencio,

Enrique y Carabias, Julia 1992; Toledo, 1988).

Para hacer frente a los nuevos dictados del mercado los países

subdesarrollados adoptaron un enfoque neointitucional. Las economías

emergentes de los gobiernos latinoamericanos han implementado políticas

públicas que intentan adaptarse a las ventajas y condiciones del libre mercado.

Por otra parte, intentan alejarse de los vicios del Estado Benefactor que llevaba

hacia el populismo y la ineficiencia técnica y económica.

El neoinstitucionalismo surgió en los años setentas con las obras de

Ronald Coase, Douglas North, Oliver Williamson. Parte de la premisa de que el

crecimiento y el desarrollo económico y social, no dependa de variable

macroeconómicas, sino de la reelaboración de las instituciones y su papel en la

creación de mercados competitivos. Este enfoque pretende servir de guía para

la aplicación de políticas públicas. Surge a partir de la crisis del Estado

Benefactor, aunque recupera la crítica a los enfoques económicos

estructuralistas y neoclásica bases del libre mercado. Pretende dar una

explicación al desarrollo económico, institucional, político, geográfico y

territorial. Otros elementos son el énfasis a los factores institucionales y

culturales como elementos que influyen en el comportamiento económico; parte

de la interdisciplinar; en lugar del cálculo de la maximización de las ganancias

parte de los hábitos; utiliza hechos y conjeturas teóricas respecto a los

mecanismos causales; emplea insumos empíricos históricos y comparaciones

respecto de las instituciones socioeconómicas.

Lo ilustran los gobiernos neoliberales de principios de los ochenta, como

Chile, Argentina y México que ponen en práctica dos tipos de programas: por

una parte, aquellos que impulsan a los productores (grandes y medianos) hacia

esquemas de mayor eficiencia. Por la otra, implementan programas dirigidos a

los pequeños productores (considerados como pobres) con política social.

Tanto el Banco Mundial como los gobiernos neoliberales, de los países en

desarrollo, utilizan esquemas de financiamiento a pequeños productores

sustentados en esquemas de coparticipación esquemas organizativos de

capital social. Con ello se intenta que los propios productores se

responsabilicen de los programas de desarrollo rural.

La forma de relación con las organizaciones de productores es mediante

políticas públicas que promueven el manejo del capital social y el

empoderamiento. Dentro de la vertiente neo institucional se retoma el

desarrollo sustentable, la nueva ruralidad y los programas de migrantes 3 X 1.

El desarrollo sustentable y la nueva ruralidad consideran la

pluriactividad, es decir consideran que los campesinos obtienen ingresos de

otras actividades diferentes de la agricultura

Ante el embate del capitalismo salvaje, comandado por grupos reducidos

de empresas transnacionales, algunas organizaciones de asociaciones civiles

(como Oxfam, Green Peace, entre otras) y productores rurales (integradas por

grandes, medianos y pequeñas organizaciones) realizan esfuerzos de carácter

más bien defensivos, protagonizados por organizaciones constituidas por un

densa redes de asociaciones sociales y que se expresan en acciones

vinculadas con las acciones altermundistas desde donde surgen respuestas

desde lo local ante la globalización (Quetglas, 2008; Castells, 2001).

Se trata, en realidad, de espacios restringidos de multitud de

organizaciones que, amprados en una ideología solidaria y del bien común, se

agrupan en: cooperativas o cajas de ahorro; asociaciones de migrantes que

envían dinero a sus países; luchan como productores por los mercados justos

(como los productores de café); constituyen mercados y tianguis de

productores orgánicos (Long, 1996).

En la vertiente radical de la lucha contra el neoliberalismo, el eje de la

organización reside en el capital social desde una perspectiva radical

1) la lucha de los pequeños productores campesinos,

2) la lucha por la autonomía económica y política,

3) La lucha altermundista

4) La lucha por el empoderamiento

Algunas de estas luchas pueden interpretarse más como estrategias de

reproducción social de los grupos domésticos rurales y urbanos para resarcir o

mitigar los efectos negativos del libre mercado surgieron innumerables

estrategias defensivas en el territorio latinoamericano. Algunas de ellas

exitosas protagonizadas por pequeños productores rurales, jornaleros, mujeres,

jóvenes e indígenas con proyectos productivos orientados hacia nichos de

mercado, formas alternativas de crédito, cultivos orgánicos o bienes con mayor

contenido alimenticio. El saldo final en materia económica lo constituye el

dilema de saber si los principales fuentes de ingresos representan apenas una

estrategia de sobrevivencia; o bien, los ingresos provenientes de las diversas

estrategias de reproducción inciden en la calidad de vida de sus protagonistas.

El nuevo orden económico mundial, posfordista dejó su huella en esta sub

disciplina: conformando una sociedad en riesgo, en palabras de Ulrich Beck. La

teoría sociológica con temporánea, en los últimos treinta años, le ha

preocupado el distanciamiento entre economía y cultura (Bell, 1990; Touraine,

1997; Beck, 2006b; Giddens, 1998; Bordieu; 1990).

Una consecuencia directa del capitalismo salvaje es la tendencia hacia

las situaciones de riesgo. Riesgo de colapso económico, ejemplo la crisis

económica de 2008 y 2009; los riesgos ecológicos (desertización; disminución

de la capa de ozono; contaminación de aguas, mares y ríos; desaparición de

especies vegetales y animales endémicas; riesgo de inestabilidad política;

riesgos sociales a causa de la pobreza extrema; riesgos de salud, entre otros.

El neoliberalismo no ha respondido de manera positiva a las promesas

que se plantearon en sus inicios. Una de los saldos más documentados han

sido la exclusión social y con ello los relativos a la pobreza. De manera

particular los procesos de diferenciación social a consecuencia del desarrollo

del mercado interno que derivan en, tendencias de procesos de pobreza social

en el campo; ruina de los pequeños productores y de los grupos domésticos. A

partir del siglo XXI se puede constatar el aumento de la sociedad urbana a

costa de la sociedad rural (Beck, 2003)

Nicola María Keilbach “Apuntes para una ruralidad Reflexiva” (2007)

discute la manera en cómo desde la modernidad reflexiva es posible analizar

las características de la nueva ruralidad considerando la relación naturaleza –

cultura de la modernidad. Considera que la ruralidad no debe pensarse en la

dicotomía rural-urbano ya que, en la globalización, la ruralidad es mucho más

compleja ya que: “En la sociedad globalizada, informática y (post)moderna, el

campesino se ha tenido que reinventar y redefinir, ya no como remanente de la

sociedad agraria pre- moderna ni como sobrante de la sociedad industrial, sino

como un actor indispensable, en el continuo proceso del desarrollo de la

sociedad” (Kilbach, 2007). La nueva ruralidad es entendida como el

“…surgimiento de nuevos actores, nuevas actividades y oportunidades

económicas”, pero también en términos de resistencia y conformación de

nuevas identidades que han reposicionado a las comunidades campesinas

como actores indispensables del desarrollo por lo que debe entenderse como

“una consecuencia [no perversa] de la modernidad” en la medida en que los

campesinos participan activamente en la reformulación de los principios y

procesos de desarrollo alternativos al paradigma del crecimiento (Keilbach,

2007).

Una consecuencia directa del nuevo orden económico mundial y que

explica el proceso de “desterritorialización”2 del mundo rural es la imposición

del capitalismo salvaje. También ha significado el reposicionamiento en la

agenda de investigación de temas como las nuevas tecnologías, en particular,

los problemas que se derivan de las modificaciones de los marcos de tiempo y

espacio que supone un enfoque de análisis o programa de investigación

“abierto”, susceptible de constatar en las temáticas de: los programas de

estudio, de revistas, proyectos de investigación de los centros de estudio,

temas y mesas de congresos (Sánchez, 2009).

En esta línea, se pueden incluir los problemas derivados de la

interrelación entre las ciencias sociales y las ciencias naturales, temas que

anteriormente eran considerados por los científicos sociales. A partir de la

relativización de las ciencias naturales, tres temáticas ingresaron a la agenda

de estudio de lo rural: el desarrollo sustentable, la biotecnología, la bioética.

Éstos temas han desafiado y convocado por igual a una multitud de disciplinas

y subdiciplinas, entre las cuales, se encuentra la sociología rural. La cuestión

esencial en estas temáticas gira en torno a conocer cuáles son los efectos

socioeconómicos y políticos de la aplicación de las nuevas tecnologías en la

sociedad rural (Moctezuma-Rosales, 1992; Pardo, 1998; Redclift, et. al. ,1997;

Roitman, 1999; Sánchez, 2009).

3.1 ¿Nueva Ruralidad?

Parte de los efectos económicos, sociales y políticos de la globalización se

derivan del retiro del Estado, de la imposición a la lógica del libre mercado y la

aplicación de nuevas tecnologías en la sociedad rural, ha afectado a:

Los jornaleros agrícolas que perdieron terreno al ser substituidos por la

mecanización de cultivos por nuevos cultivos, ahorradores de mano de

obra, disminución de inversión rural y predominio de cultivos de

exportación.

2 Por desterritorialización se entiende la imposición del libre mercado en el ámbito de la economía, lapolítica y, sobre todo, en el ámbito del consumo. Supone que las grandes cadenas transnacionales se hanexpandido hasta las comunidades rurales más escondidas, pero también han cambiado “muchos” de lopatrones de consumo.

La vía campesina, de los campesinos pobres e indígenas, ya que al

importar alimentos con bajos pecios ocasionó que sus cosechas

perdieran mercado.

También se ha excluido a los campesinos medios ya que el retiro de los

subsidios para productos comerciales como la caña, el café, el tabaco,

etcétera, ocasionó el quiebre de los productores menos organizados.

Los grandes empresarios se enfrentaron súbitamente a la ausencia de

crédito y competencia desleal lo que los llevó al endeudamiento y la

ruina.

El neoliberalismo ha desdibujado la tradicional relación entre el campo y la

ciudad dando lugar a lo que se denomina la nueva ruralidad es, en esencia, un

proceso de inclusión limitada al proceso de globalización caracterizada por la

búsqueda desesperada de fuentes de ingresos. El nuevo modelo económico

crea procesos de diferencias sociales estructurales. (Rubio, 1987; Rubio, 1999;

Rubio, 2001).

La situación de nueva ruralidad es parte de una condición diferenciada

como ciudadano limitado. En esencia es una marginalidad estructural en lo

económico y social, pero se expande al terreno de la política y la cultura.

Se puede hablar, en términos generales, de dos vertientes: una crítica

radical al neoliberalismo y otra crítica “propositiva” desde donde se propone la

pluriactividad y multifuncionalidad de los campesinos con actividades como

maquila rural y agro ecoturismo (Harry Clemens, Raúl Rubén y De Janvry). En

la vertiente crítica plantean el retorno del campesino indígena y se reivindica la

lucha por el territorio (Daniel Hiernaux, Thierry Linck y Guillermo Torres Carral).

Esta visión “radical” de nueva ruralidad exige mayor desarrollo de la agricultura

campesina, revalorando sus conocimientos y tecnologías, el empoderamiento,

el empleo rural, la agricultura orgánica.

La nueva ruralidad es entendida como el “…surgimiento de nuevos actores,

nuevas actividades y oportunidades económicas”, pero también en términos de

resistencia y conformación de nuevas identidades que han reposicionado a las

comunidades campesinas como actores indispensables del desarrollo por lo

que debe entenderse como “una consecuencia [no perversa] de la modernidad”

en la medida en que los campesinos participan activamente en la reformulación

de los principios y procesos de desarrollo alternativos al paradigma del

crecimiento (Keilbach, 2008).

Humberto Grammont (2008) explica el proceso de desagrarización por el

que atraviesa la sociedad rural. Para ilustrar uno de los puntos

anteriores el autor expone los siguientes datos: “Según los datos de la

Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), en

1992, 65% de los hogares rurales eran campesinos, el resto (35%) no lo

eran (cuadro 1). Poco más de una década después, en 2004,

constatamos que la situación cambió drásticamente ya que sólo 31% de

los hogares son campesinos, el resto (69%) no lo son (Grammont,

2008).

El autor reconoce que uno de los logros de las organizaciones es la lucha

por mantener la pequeña producción campesina, siempre y cuando sea

consecuente, es en esencia antineoliberal, en este sentido se aproxima a la

lucha altermundista (Grammont, 2008).

En América Latina observamos

que desde 1970 hasta el 2005 se

profundiza la relación entre la

población rural y urbana. Sin

embargo, cómo lo señala

Grammont, para el caso de México,

“En 1921 la población rural ascendía

a cerca de 10 millones y

representaba 68% de la Población

total, actualmente se aproxima a 25

millones y representa 25% de la población del país” (Bartra, 1998; Grammont,

2009: 17). Se prevé que la población rural de México como América Latina se

estabilice entre un 18% a 20% después de 2010.

Arias (2005) señala que en el discurso de la nueva ruralidad existe el

peligro de afirmar que las sociedades rurales se han adaptado rápidamente a

las necesidades del mercado y a las políticas neoliberales (Ramírez, 2006); Por

su parte Blanca Rubio sostiene que: 1.- la nueva ruralidad no explica

históricamente las causas estructurales de los procesos que describe; 2.- las

preguntas se enfocan al espacio, dejando a un lado las relaciones sociales de

Gráfica 1 América Latina Población rural-urbana1970-2025, (CEPAL-2005)

0102030405060708090

1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025

Población rural

Población urbana

producción que también se expresan como relaciones de poder (deja de lado

exclusión de los productores, la marginalidad productiva de la agricultura, el

aumento de la migración y la descomposición de unidades productivas); 3.-

considera la relación campo-ciudad como una dualidad que se desvanece y no

como una contradicción ya que la subordinación de la industria al campo se

profundiza (Rubio, 2006: 77).

Sin embargo, la nueva ruralidad únicamente expresa la profundización

de procesos económicos y consecuencias que ya antes el estructural

funcionalismo y el marxismo habían anunciado. El verdadero problema en todo

caso es cómo evitar la catástrofe de la sociedad rural anunciada.

3.2 ¿LAS NUEVAS MIGRACIONES?

La mundialización ha ocasionado que resulte cada vez más difícil situar

al individuo en una escala de calificación y de autoridad, o como lo dice

Touraine “ya que lo define mejor su posición en un mercado sus posibilidades

de manejar el cambio o, al contrario, de ser victima de él” (Touraine, 1997).

Esto mismo sucede con el migrante quien enfrenta una realidad

económica muy adversa en su país de origen (bajos ingresos, disminución de

las prestaciones sociales y de apoyos productivos por parte del estado lo que

agrava la crisis agrícola), pero se ve obligado, contra su voluntad, a salir a otro

país con un alto costo económico y psicológico. Existe una causalidad

económica, fruto de la exclusión a la que lo lleva el nuevo modelo económico,

pero también utiliza mecanismos extraeconómicos como las redes sociales;

una cultura migratoria expresada en un “hábitus”, en ocasiones es parte de un

“ritual de paso”, pero todo esto es parte integrante de un proceso de

desocialización y de vidas quebradas de familias disfuncionales.

Como parte de los nuevos fenómenos migratorios se puede mencionar

el fenómeno de las comunidades transnacionales caracterizado por la doble

ciudadanía que no significa aculturación e integración, sino más bien se trata

de un proceso de ida y vuelta manteniendo su presencia en ambas sociedades

y culturas. El problema de averiguar si el transnacionalismo era una nueva

perspectiva analítica o más bien era un fenómeno novedoso, fue resuelto por

consenso entre la comunidad de estudiosos ya que ahora era posible

reconceptualizar un conjunto de experiencias distintas. Así pues los analistas

reconocen que la sociedad informática ha hecho sus aportes ya que los

adelantos en las tecnologías de transporte y comunicaciones han transformado

cualitativamente el carácter del transnacionalismo inmigrante convirtiéndolo en

un intercambio mucho más dinámico y cuyos aportes culturales juegan un

papel importante, como en la tendencia hacia la empresarialidad y el análisis

de la segunda generación cuyas características son: comunidades

estrechamente unidas y con gran diversidad de recursos, promoción entre los

jóvenes de una aculturación selectiva y un alto nivel de autoestima con una

fuerte orientación hacia el éxito (Portes, 2006)

Los procesos migratorios internos e internacionales abarcan ya a todo el

continente, su importancia es ya global debido a las desiguales relaciones

norte-sur. Las migraciones internacionales hacia Estados Unidos provenientes

no únicamente de México y Centro América, sino de otras partes del sur del

continente permiten hablar incluso de las migraciones transnacionales. En el

análisis observamos la utilización de herramientas conceptuales derivadas de

diversos marcos conceptuales con el propósito de poner a prueba su

rigurosidad. De esta forma algunos autores recuperan la teoría de las

estrategias de reproducción de los grupos domésticos (De Oliveira, Pepin y

Salles, 1989); la teoría del capital social o de las redes a partir de RICHARD

MINES(1981), de MASSEY, ALARCÓN, DURAND Y GONZALEZ (1991), dicha

propuesta se aproxima mucho a la definición weberiana de comunidad. Estas

redes dan origen a circuitos migratorios de circulación de personas, de

información, de dinero y de bienes (Durand y MASSEY,2003:32) y pueden

generar nichos laborales “étnicos” dominados por los migrantes de determinada

región o nacionalidad; Por su parte la teoría de la causalidad acumulada

sugiere que las transformaciones económicas, sociales, y culturales causadas

por la migración en las comunidades expulsoras reproducen a escala ampliada

la tendencia a la expulsión. (Durand, y Massey, 2003: 37); La Teoría de las

Comunidades Transnacionales se refiere a los campos sociales construidos por

los migrantes en el tiempo y el espacio, en ocasión de su desplazamiento y

asentamiento, como los circuitos migratorios transnacionales. Algunos de sus

exponentes son: Luin Goldring (1992), Richard Rouse (1994), Peter Smith

(1994) y Michael Kearney (2000) en Estados Unidos y Canadá, y Miguel

Moctezuma (2000) y otros en México.

La expansión del capitalismo mundial, sin importar el tipo de país,

reproduce por un lado menos capitalistas más ricos, y por el otro, una masa

cada día más grande de ejército industrial de reserva. Lo que han cambiado

son las categorías, pero las causas del desempleo es el viejo problema de la

explotación del capital.

3.3 ¿El nuevo desarrollo sustentable o la ecosociología?

La cuestión ambiental y la agroecología ante la degradación del

capitalismo de los recursos naturales y el hombre surge una crítica que cuestiona

el orden económico internacional y nacional existente y propone alternativas que

parten de una crítica global tanto a la lógica capitalista dominante y hacia la

recuperación de la calidad de vida (Pardo, 1988; Redclift, 1989). El análisis de la

relación entre sociología (rural) y medio ambiente ha generado en los últimos

treinta años importantes aportaciones en el estado de la cuestión sobre este

tema, que parece llevar hacia la consolidación de la sociología ecológica, sin

embargo las soluciones a los problemas ambientales parecen alejarse e incluso

surgen nuevos desafíos como el cambio climático y sus secuelas, la

disminución de la capa de ozono y los impactos negativos de la biotecnología

(Toledo, 1989; Redclift y Woodgate, 1997).

La crítica que formulada Blanca rubio (2006) a los nuevos temas del

desarrollo rural sustentable son las siguientes: substitución de las relaciones

sociales de producción por el territorio como el espacio visible donde confluyen

los sectores sociales sin cuestionar las relaciones de poder, dominio,

subordinación y explotación. El enfoque agroecológico substituye la

contradicción entre el campo de la ciudad y la agricultura de la industria como

un territorio en el que se borran dichas diferencias. El rechazo a la visión

productivista por la visión territorial se encamina a impulsar la

multifuncionalidad de los productores en un contexto de exclusión productiva,

dependencia alimentaria y sometimiento al poder de unas pocas firmas

agroalimentarias transnacionales (Rubio, 2006).

De nuevo, el marxismo había previsto los nefastos efectos sobre la

economía rural y su población a consecuencia de los procesos de acumulación

capitalista. Lo anterior suponía la reinversión del capital en nueva tecnología

que en el campo ello significaba el paso de la renta diferencial I a la renta

diferencial II. Como corolario lo anterior deviene en la sustitución de materias

primas y de la fuerza de trabajo. De nuevo, se trata de viejos problemas, que el

enfoque del desarrollo sustentable deja sin una solución.

Sin embargo, desde la crítica epistemológica de la ecosociología parece

vislumbrarse no únicamente nuevos problemas sino también nuevas soluciones

que plantean en el centro del discurso al campesino como nuevo sujeto social

ecológico.

4. ¿Transición a la democracia?, organizaciones sociales y políticas y lucha por

la ciudadanía.

Los últimos treinta años América Latina ha transitado de la convulsión de

férreas dictaduras militares hacia lentos y difíciles procesos de transición a la

democracia. Lo anterior no significó necesariamente que la sociedad, y menos

aún la sociedad rural, contara con una cultura política de carácter participativo.

El rasgo más notorio de dicho proceso es la fragilidad de sus instituciones ya

que en situaciones de crisis políticas tiende a predominar más la sociedad

política, el lugar de la fuerza o violencia institucionalizada, que la sociedad civil.

Algunos casos paradigmáticos de esto es Fujimori en Perú, quien llega al poder

mediante procesos democráticos y posteriormente adopta medidas de carácter

dictatorial (Grammont, 1995; Grammont, 2001; Cisneros, 2001; Sorj, 2005;

Smelsers, 1989; )

En los últimos treinta años los países Latinoamericanos franquean

situaciones lucha social encaminada hacia la conformación o constitución del

ciudadano por la demanda de sus derechos humanos y civiles. Los

experimentos democráticos ocasionaron incluso procesos tempranos de

desencanto en la política, lo que se refleja en una tradicional desconfianza del

ciudadano respecto de las instituciones. Por otra parte, la imposición de las

reglas del libre mercado le ha acarreado un debilitamiento ideológico al modelo

neoliberal que se expresa en el ascenso de gobiernos de corte socialdemócrata

en América Latina, donde antes predominaban gobiernos militares, como en los

casos de Uruguay, Venezuela, Brasil, Chile, Ecuador (Harnecker, 2002;

Iturralde, 1991; Montoya, 2003; Oliveira, 2005)

Ante el retiro del Estado, muchas organizaciones corporativas rompieran

con las directrices de partidos políticos oficiales, sin embargo ello no supuso la

democratización de sus estructuras internas. En ocasiones, han venido

reproduciendo los esquemas clientelares, caciquiles y corporativos. En parte, el

problema para la continuidad de la organización es que las bases exigen metas

concretas, recursos, bienes y servicios hacia sus grupos dirigentes

estableciéndose una separación entre grupos dirigentes “profesionales”, con

conocimientos gerenciales y políticos, y, del otro lado, una masa de

productores o socios “despolitizada” y sin conocimientos gerenciales. La

política de reprivatización y repliegue del estado, durante los ochentas e inicio

de los noventa, se expresó también como una tendencia a transferir funciones

técnicas, administrativas y económicas a las organizaciones campesinas

“entendidas éstas, como empresas colectivas; como una suerte de sección

asociativa o "social" de la omnipresente iniciativa privada” (Bartra, 1991; Bartra,

1995; Durand, 1992).

La mundialización ha ocasionado que la sociedad rural de varios países

de nuestro continente, sufra dos procesos contrapuestos: Por una parte, que

compartan los mismos efectos nocivos de dicho proceso, es decir, exclusión,

sustitución de materias primas o flexibilización del trabajo. Y por la otra,

compartan experiencias organizativas de sociedad rural en contra de algunos

de esos efectos como el surgimiento de Vía Campesina, organizaciones en

contra de mujeres o indígenas (Geen Peace, 1999)

Un rasgo de los nuevos tipos de lucha son los movimientos

altermundistas cuyos ejemplos son el EZLN en México, el MST en Brasil, la

CONAIE en Ecuador o el movimiento de cocaleros en Bolivia. Los nuevos

espacios de lucha comandados por los movimientos altermundistas se

conforman por una red de pequeños espacios de lucha, es decir, de ámbitos de

acción social que provienen desde lo “glocal”. Lo mismo en países

desarrollados que en países subdesarrollados (Alberoni, 1981;

La lucha por la tierra y los recursos necesarios para la producción

supone una lucha que reivindica el derecho a la alimentación, al subsidio, a la

educación, a la tierra, entre otros que apelan a un sentido de justicia y sin la

cual las prácticas de libre comercio entre países subdesarrollados y

desarrollados no parte de bases objetivas, como sucede con México frente a

sus socios comerciales Estados Unidos y Canadá. Frente al libre mercado el

campesino se encuentra en situación de desigualdad.

Como plantea Alberto Melucci la pregunta que se formula no se dirige a

conocer: ¿como la acción colectiva contemporánea está a punto de emerger o

no un cambio de tipo estructural en la sociedad? (Melucci, 207). El eje del

análisis consiste en captar las transformaciones y cambios de la lógica interna

capitalista; posteriormente habría que constatar si las transformaciones en la

acción social corresponden o no a los procesos que la acompañan. Los nuevos

movimientos sociales en América Latina suponen:

dar cuenta de cambios en la forma de la lucha campesina de las

acciones por la tierra y por los recursos productivos comandados por

varones, han dado paso a nuevas modalidades de acción rural de

carácter plural, diverso y versátil que traspasan el marco nacional,

integrados por indígenas, mujeres, jóvenes, deudores o pequeños

campesinos que forman parte de los sectores excluidos por el proceso

de mundialización. En Brasil ubicamos la lucha por la tierra por el

Movimiento de los Sin Tierra (MST), quienes luchan en Bolivia por la

legalización de la coca; en México la lucha por la renegociación del

Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN); en México y

Ecuador la demanda de reconocimiento pluriétnico; en Argentina la

lucha de las mujeres o en Uruguay el movimiento de la Mesa

Coordinadora de Gremiales Agropecuarias (Petras, 2006; Piñeiro, 2006;

Bartra, 2006; Manzano, 2006; Almeyra; 2006; Martínez, 2006; Warman,

1988). Estos aspectos de la lucha social en el campo latinoamericano

han sido con templados en una revista de ALASRU ), en Bolivia se gesta

una lucha liderada, en parte por la Central Obrero Boliviana, pero

también por una ancestral lucha indígena por la tierra y por el libre

comercio de la coca, enfrentando las medidas neoliberales impuestas

por los Estados Unidos, que ha llevado al gobierno de Evo Morales a

tomar medidas trascendentales como la elaboración de una nueva

Constitución (Petras, 1998; Zúrita, 2002; García, 2002; Escárcega, 2002;

Montoya, 2003). Movilizaciones que traspasan los marcos nacionales

encontramos Vía Campesina, el Movimiento de los sin Tierra, el Ejecito

Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas (Petras, 1998; da Silva,

2002; da Silva, et. al., 2000; Harnecker, 2002; Sánchez, 2004;

Stavenhagen, 2005) El Movimiento de los sin Tierra, su lucha es

interclasista y plantea demandas económicas, políticas y socioculturales

que van más allá de la tierra y con alianzas estratégicas con sectores

urbanos (Petras, 1998; da Silva, 2002; da Silva, et. al., 2000; Harnecker,

2002). Como puede apreciarse con estos ejemplos, las luchas rurales

en América Latina son complejas, pero al mismo tiempo, suponen un

reto de los estudiosos por responder a interrogantes de carácter político,

político, social y cultural. Por ejemplo Humberto Grammont coordinó un

libro referente al papel de los campesinos y los procesos políticos que

muestra la dificultad de las organizaciones rurales para influir en la

política y en las políticas públicas en algunos países de América Latina

en el contexto de la transición política a la democracia (De Oliveira,

1998; C. de Grammont, 1995). James Petras elabora un balance de las

movilizaciones campesinas e indígenas de un nuevo campesinado que

se ha encontrado influido de la ideología de izquierda, aunque sin

embargo, la relación con la izquierda le ha ocasionado cierto inmovilismo

como lo explica en los casos de Brasil, Bolivia, Paraguay, Colombia,

Chile, Argentina y México (Petras, 1998; Petras, 2006).

Una de las luchas de nuevo tipo susceptibles de caracterizar como

nuevo movimiento campesino es la lucha del Ejército Zapatista de Liberación

Nacional. En Chiapas no es casual la aparición de un movimiento armado ya se

conjuga la crisis cafetalera, con una tradición de radicalismo político y una larga

experiencia organizativa en los setentas y ochentas. Harvey, Neil (1994) “Las

Organizaciones Sociales Ante el Conflicto Armado de Chiapas”, El Cotidiano,

No 61, marzo-abril, México.

La globalización o mundialización, más las políticas neoliberales en todo

el mundo fue creando un nuevo movimiento internacional que pugna por una

globalización alternativa, es también denominado: altermundista El trabajo de

Tania Sánchez Garrido, “El movimiento social altermundista. La nueva praxis

de la acción política” (Croizier y Friedberg, 1990; Castells, 2001; Beck, 2006).

En éste tipo de luchas se rompe el aislamiento que propiciaba la vieja

dinámica de los movimientos sociales, dirigirlas hacia instancias en las

cumbres de la Organización Mundial de Comercio (OMC) o el Banco

Mundial (BM);

Se conforma por “redes transnacionales de defensa” o bien, “redes de

economía solidaria”, que son redes de activistas internacionales que se

agrupan por la convergencia en relación a ideas y valores basados en

principios como: el derecho a la equidad; el patrimonio común de la

humanidad; la democracia radical; la sustentabilidad; la no violencia;

respeto a la identidad y la diversidad, la subsidiariedad; la economía al

servicio de la persona humana; el derecho a la cultura; la solidaridad; la

creación de estructuras sociales de acuerdo a los principios de libertad,

igualdad y fraternidad.

Utilizan las nuevas tecnologías como el internet y sus primeras acciones

se encuentran en el levantamiento zapatista de 1994 y las

manifestaciones de oposición en las cumbres del Banco Mundial: “en

Seattle en 1999, La reuniones de Bangkok, Washington, Melbourne,

Praga y Seúl en el año 2000; las de Québec, Buenos Aires, Barcelona,

México y Doha en el 2001; las de Monterrey, Madrid, Roma, Sevilla, de

nuevo Barcelona, Toronto, Calgary, México y Copenhague en el 2002, y

finalmente las seis del último año instalaron, de forma definitiva, la

impugnación altermundista en el mapa de la geopolítica mundial

(Sánchez, 2008: 144).

Reivindican demandas locales que, al compartirse, se transforman en

globales y se encuentran constituidos por movimientos sociales que,

desde su particular lucha, conforman en conjunto17 áreas temáticas,

entre ellas: Consumo alternativo; Ecología y bienes comunes;

Producción de bienes para todos; Sistema financiero para la igualdad y

el desarrollo; Tierra y reforma agraria.; Ciudades sustentables; y

Comercio internacional.

Respecto al tipo de movilizaciones éstas son descentralizadas,

autónomas, simultáneas y solidarias, a las acciones se puede incluir la

violencia selectiva contra establecimientos que simbolizan el poder de

empresas comerciales transnacionales; desnudos en la playa, marchas

más allá del punto cero en donde se dio muerte, por propia mano, el

representante campesino coreano Lee Kyung (Sánchez (2004).

El movimiento altermundista se conforma por “sujetos reflexivos, es

decir, aquellos individuos conscientes de su pertenencia a lo glocal,

capaces de autoconfrontar las decisiones tomadas en el pasado, de

imaginar mundos posibles, mejores para todos, a los cuales aspirar y

construir” (Sánchez, 2008)

Vía Campesina surge también como un rechazo a las políticas neoliberales.

La meta principal del movimiento internacional consiste en impulsar la

solidaridad y la unidad en la diversidad entre organizaciones de pequeños

agricultores, para promover relaciones económicas basadas en la igualdad y la

justicia social, la preservación de la tierra, la soberanía alimentaria y la

producción agrícola sostenible. Su objetivo primordial es construir modelos

alternativos de agricultura y enfoca su actuación en la soberanía alimentaria y

el comercio agrícola, la reforma agraria, los derechos de los trabajadores

migratorios y los jornaleros agrícolas; el género, la biodiversidad y los recursos

genéticos, los derechos humanos y los derechos de los campesinos, así como

una agricultura sustentable basada en el productor (Hernández y Desmarais,

153: 90).

Existe una dificultad estructural para que las organizaciones logren una

autonomía plena. Y que al mismo tiempo le permiten inciden en el diseño y

elaboración de políticas públicas. No todas las organizaciones de productores

son nuevas ni su existencia supone remontar procesos de dominación

tradicional como el clientelismo, corporativismo y el caciquismo. Tampoco

supone que su existencia se traduzca en un avance en la democracia interna

de las agrupaciones.

El nuevo entorno económico y político, no soluciona el viejo problema de la

falta de democracia en las organizaciones rurales. Lo que tenemos es la

reproducción del autoritarismo, del clientelismo, caciquismo y de la impunidad.

Conclusión

Un programa fuerte de sociología rural supone recuperar, desde una

perspectiva sociológica, un examen de las perspectivas teóricas,

metodológicas y analíticas para el estudio de los problemas de la sociedad

rural. En este camino, la sociología reflexiva permite contar con una visión de

conjunto, pero también permite sentar las bases de un pensamiento alternativo

ante la globalización en el ámbito de lo económico, político y sociocultural.

El nuevo entorno neoliberal en América Latina abarca la perspectiva

dialéctica de la relación local-global en el que los movimientos alter mundistas

colocan el acento en los sujetos sociales que luchan por la inclusión en el

modelo económico y por sus derechos civiles como ciudadanos.

Uno de los temas recientes que reclama una mayor profundización es el

relativo a la nueva ruralidad. En apariencia muchos indicadores parecen

referirse a un entorno post campesino, en esencia mucho de lo ahora se le

considera nuevo ya formaba parte de las tendencias del proceso de

modernización o bien, del proceso de acumulación de capital en el campo. En

todo caso se trata de constatar dichas teorías. El reto se centra en distinguir

claramente como caracterizar y buscar una solución a los verdaderos nuevos

problemas sociales.

Lo mismo sucede en el ámbito del desarrollo sustentable, al final es la

opción capitalista de búsqueda de oportunidades de inversión, o bien, la

búsqueda de opciones, desde la perspectiva de los nuevos sujetos

campesinos. El capitalismo salvaje no parece ser la solución a los problemas

de la inmensa mayoría de la población del campo, se requieren soluciones más

radicales y sustentables donde se involucre a la población urbana.

Más que temas específicos tenemos conceptos que se producen y

trabajan de manera inter y transdisciplinaria como el de “gobernanza” para

referirse a: asuntos de organizaciones rurales; tratados y convenios

internacionales como el Convenio 169 de la OIT para asuntos de autonomía

indígena o bien el Protocolo de Cartagena referido a utilizar mecanismos para

evitar o frenar la utilización de productos transgénicos.

Al hablar de los nuevos y viejos movimientos sociales en el campo

latinoamericano no hay duda de que aquí interactúan organizaciones que en

parte son viejas y en parte son nuevas. En todo caso en América Latina

requerimos de nuestros propios conceptos que se adecuen a nuestros

problemas.

Los temas de las migraciones internacionales no son nuevos, pero sí los

enfoques, que por ejemplo, recuperen más los aspectos sociales que los

económicos al tiempo en que la dinámica migratoria se ha hecho más compleja

y diversificada. Sin embargo, hay aspectos que apenas han sido investigados

como los relativos a la cultura y la identidad de los migrantes.

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