síndrome del cromosoma x frágil
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Síndrome del Cromosoma X frágil (SXF)
El síndrome del cromosoma X frágil (SXF) es un trastorno del neurodesarrollo
actualmente muy estudiado ya que su origen se encuentra en el cromosoma X y también
porque representa una bien reconocida causa de retraso de desarrollo y deficiencia mental
en niños y niñas (Cornish, Munir y Wilding, 2001).
Este en un defecto genético, el gen está formado por un cierto número de
repeticiones del triplete CGG (citosina-guanina-guanina); la población normal posee entre 5
y 50/60 copias de este triplete, mientras que por encima de 200 repeticiones nos
encontramos ante una mutación completa; la mutación completa lleva consigo un estado de
hipermetilación que va a inhibir la expresión del gen y, por tanto, la síntesis de la proteína
FMRP, responsable de las manifestaciones clínicas del síndrome (Ferrando, Banús y
López, 2003).
Este gen defectuoso es transmitido por mujeres portadoras, y lo van a transmitir
tanto a sus hijos varones como a sus hijas mujeres, la probabilidad de que una mujer
transmita la mutación de forma completa depende del número de repeticiones que presente,
entre mayor sea la expansión del trinucleótido, aumenta la probabilidad. Algunos pocos
casos, en lugar de tener lugar la expansión, se produce una contracción, lo cual puede
incluso conducir a un rango normal de repeticiones, este estado de premutación ocurre en 1
de cada 259 mujeres en la población general (Artigas, Brun y Gabau, 2001).
La afectación neuropsicológica es una de sus manifestaciones más graves; aunque
generalmente la sospecha de síndrome es inicialmente por factores físicos,
comportamentales y neuropsicológicos.
Desde el punto de vista clínico, los varones presentan un fenotipo orientador, no
específico, peso alto al nacimiento, macrocefalia, cara alargada, mentón prominente, frente
alta, orejas grandes, laxitud ligamentosa y macroorquidismo de aparición en la pubertad.
Presentan retraso mental en la mayoría de los casos; el grado de retardo mental guarda una
relación directa con el tamaño de la ampliación de la isla de CGG. Entre los aspectos
conductuales se incluyen hiperactividad, obsesividad y conductas autistas caracterizadas
por estereotipias, perseveraciones, obsesiones, aleteos, conductas evocativas, impulsividad,
contacto visual disperso, autoagresiones y trastorno en la comunicación verbal y no verbal
(Ruggieri y Arberas, 2003).
El Retraso Mental es, junto con el autismo, la manifestación más dramática del
síndrome. El RM lo presentan la totalidad de los varones afectados y alrededor del 70% de
las mujeres con la mutación, se observa rendimiento más bajo que el de la población
general en cálculo, lectura y escritura, ansiedad social e inestabilidad emocional, en las
mujeres; un hallazgo reciente en los hombres con premutación es atrofia cerebelosa grave,
con temblor, pérdida de funciones ejecutivas y grave trastorno de la memoria, este
conglomerado de hallazgos se relacionan con deterioros a largo plazo del sistema nervioso,
debido a un déficit moderado de FMRP o a un aumento de ARN mensajero (Ferrando,
Banús y López, 2003).
Los estudios por neuroimagen funcional han aportado valiosa información; se ha
podido notar una disminución del tamaño del vermis cerebeloso, aumento del caudado, del
tálamo y del hipocampo. El defecto cerebeloso parece ser responsable de los problemas de
integración sensorial, de coordinación motora y sobre todo de complejas funciones
cognitivas. Se ha encontrado correlación entre el tamaño del vermis cerebeloso y el
rendimiento en distintas pruebas cognitivas: cociente intelectual (CI) total, CI verbal, CI
manipulativo, número de categorías en el Wisconsin Card Sorting Test y figura compleja de
Rey, en este síndrome existen, además alteraciones en la actividad bioeléctrica del cerebro
que pueden generar convulsiones. (Artigas, Brun, Gabau, 2001).
Las pruebas neuropsicológicas han mostrado pérdida de memoria, déficit de
funciones ejecutivas y habilidades visuoespaciales, el curso de este síndrome es progresivo.
Su diagnóstico generalmente se confirma con pruebas genéticas; actualmente no
existe un tratamiento específico para el síndrome pero su eje central será el eje prioritario
de actuación.
Referencias
Artigas, J; Brun, C y Gabau, E. (2001). Aspectos médicos y neuropsicológicos del síndrome x frágil. Revista de neurología clínica, 2 (1): 42-54.
Ferrando, L; Banús, P; y López, G. (2003). Aspectos cognitivos y del lenguaje en niños con síndrome X frágil. Revista de neurología; 36 (Supl 1): S137-S142.
Ruggieri, C y Arberas, C. (2003). Fenotipos conductuales. Patrones neuropsicológicos biológicamente determinados. Revista de neurología; 37 (3): 239-253.
ANA MARIA JIMENEZ GUERRERO