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    MAX WEBER Y GEORG SIMMEL:DOS TEORAS SOCIOLGICAS

    DE LA MODERNIDAD?

    Jos M. Gonzlez GarcaInstituto de Filosofa, CSIC

    RESUMEN

    A pesar de reconocer las diferencias entre Simmel y Weber en el anlisis de la modernidad, elartculo aboga por la complementariedad de los dos enfoques: el anlisis fragmentario y ensays-tico de la sociedad moderna realizado por Simmel tendra su complemento ms sistemtico en elanlisis del proceso de racionalizacin occidental hecho por Weber. Despus de sealar la matrizintelectual comn marcada por la herencia de Goethe y de Kant, as como por la recepcin crti-

    ca de Marx y de Nietzsche, se estudian las crticas que Weber realiz de la obra de su amigo ycolega Simmel, as como la influencia que la concepcin simmeliana de la tragedia de la culturamoderna ejerci sobre el diagnstico desencantado de Weber acerca de la sociedad modernacomo jaula de hierro de la razn burocratizada. Finalmente, se contraponen la perspectiva deWeber en el anlisis de la modernidad desde el paradigma de la produccin con el anlisis deSimmel desde el paradigma del consumo, sealando las novedades introducidas por ste en elestudio de la mercanca, del consumidor y de la moda o de los cambios en la gran ciudad. Sim-mel construye una teora de la modernidad basada en las vivencias del individuo, en lo nuevo,en la fragmentacin y en la esttica.

    Durante dcadas, los historiadores de la sociologa han convenido en man-tener una gran distancia entre las interpretaciones que Georg Simmel y Max

    Weber realizaron de las transformaciones estructurales configuradoras de loque entendemos como modernidad. Slo en los ltimos aos se ha puesto encuestin este punto de vista y se ha sealado cmo la crtica especializada ha

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    negado las afinidades entre los dos autores (Jim Faught1) o, expresando lasituacin en clave positiva y empleando un trmino de Goethe utilizado tam-bin por Max Weber, se ha tratado de sacar a luz las afinidades electivas entre

    los dos socilogos principales de la Alemania del cambio de siglo (DavidFrisby2). A pesar de ello, no contamos todava con un estudio sistemtico de larelacin intelectual entre Simmel y Weber, ni con una monografa que analicecomparativamente de manera exhaustiva sus aportaciones metodolgicas y sus-tantivas al desarrollo de la sociologa contempornea.

    Las obras de Georg Simmel (1858-1918) y de Max Weber (1864-1920)juegan un papel crucial en el origen y desarrollo posterior de la sociologa ale-mana. A pesar de sus relaciones de amistad y de ser casi contemporneosSimmel era slo seis aos mayor que Max Weber y de participar, por

    tanto, en el mismo contexto de discusin acadmica y poltica, sus trayectoriasvitales e intelectuales fueron bastante diferentes. El ensayismo de Simmel secontrapone con el carcter ms sistemtico de la sociologa de Weber. Los an-lisis microscpicos de Simmel acerca de las interacciones sociales en la vidacotidiana o sobre las nuevas formas de experiencia cultural en las grandesmetrpolis contrastan con la detallada construccin de las categoras sociolgi-cas de Max Weber, sus anlisis comparativos de las grandes religiones mundia-les o sus preocupaciones por la poltica alemana. Y tambin el xito acadmico

    de este ltimo que obtuvo muy joven una ctedra en la Universidad de Fri-burgo, prosiguiendo despus su actividad en Heidelberg, Viena y Munichcontrasta con los problemas de Simmel para obtener el reconocimiento mere-cido por su actividad intelectual. Profesor durante muchos aos en la Universi-dad de Berln, slo en 1914, casi al final de su vida, consigui en Estrasburgola ctedra que Berln le haba negado durante tanto tiempo. Y es que Simmelera un extrao en el sistema acadmico alemn, tanto por su carcter deensayista frente a la concepcin enciclopdica del saber dominante en la poca,como sobre todo por su condicin de judo en un ambiente universitario mar-

    cado ya claramente por prejuicios y tendencias antisemitas. De hecho, losintentos primero de Max Weber, en 1908, y despus de Heinrich Rickert, en1915, para conseguir el nombramiento de Simmel como catedrtico de la Uni-versidad de Heidelberg se vieron saldados con un rotundo fracaso. JrgenHabermas ha resumido en las siguientes palabras los recelos de la institucinuniversitaria alemana frente a Simmel:

    Como siempre, este tipo de reservas obedecan a oscuros intereses. Se

    reprochaba a Simmel una actitud relativista con respecto al cristianismo;su manera de pensar y de exponer su pensamiento escasamente ortodoxa

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    1 Cfr. J. FAUGHT, Neglected affinities: Max Weber and Georg Simmel, en D. Frisby (ed.),Georg Simmel. Critical Assessments, London/New York, Routledge, 1994, vol. I, pp. 234-251.

    2 Cfr. D. FRISBY, The Ambiguity of Modernity, en W. J. Mommsen y J. Osterhammel(eds.),Max Weber and his Contemporaries, London, Unwin Hyman, 1987, pp. 422-433.

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    resultaba provocativa; su xito entre los estudiantes, su influencia sobreel gran pblico, suscitaban envidia; el antisemitismo se mezclaba con elresentimiento contra el intelectual que triunfa como escritor. Sin duda,

    lo que mayor distancia generaba con respecto al mundo acadmico erauna mentalidad, la suya, caracterizada por disponer de una fina sensibili-dad para detectar los estmulos tpicos de la poca, las innovaciones est-ticas, los cambios de tendencia espiritual y las inflexiones en la percep-cin de la vida propia de la gran ciudad, las alteraciones de posicionessubpolticas y los fenmenos cotidianos difcilmente perceptibles, difu-sos, pero reveladores3.

    Y, sin embargo, no deja de ser curioso constatar que Habermas, a pesar de

    su caracterizacin positiva de Simmel, no le tenga prcticamente en cuenta a lahora de realizar su propio anlisis del proceso de racionalizacin occidental ensu magna obraTeora de la accin comunicativa. En efecto, Habermas basa granparte de su argumentacin en torno a los orgenes sociales, consecuencias ydestino de la modernidad en un anlisis detallado de la sociologa de Max

    Weber, mientras que Georg Simmel es el gran ausente: su nombre slo aparececitado en un par de ocasiones y de manera marginal4. Es un sntoma de lasituacin de la sociologa contempornea, en la que la buena estrella de la

    recuperacin crtica de Max Weber hace desaparecer la obra de Simmel, comosi en este autor no pudiramos encontrar tambin una teora sociolgica de lamodernidad. Sin embargo, en los ltimos aos se est procediendo a una recu-peracin y revisin de Simmel, reivindicando su papel germinal en el desarro-llo de una teora sociolgica de la modernidad atenta a los fenmenos estti-cos, a la moda, a la cultura femenina, a las reflexiones sobre la gran ciudad, alcarcter ensaystico y fragmentario de la propia teora, una mirada sobre la rea-lidad social que influy decisivamente sobre las perspectivas de toda una gene-racin de tericos como Ernst Bloch, Georg Lukcs, Walter Benjamin o Sieg-

    fried Kracauer. El diagnstico impresionista que Simmel realiza sobre su pocadej una impronta indeleble sobre todos estos autores, segn lo corrobora denuevo Jrgen Habermas:

    Escribe sobre la moda de manera diferente a Benjamin. Y sin embargoes l quien establece la conexin entre moda y modernidad, quienimpacta al joven Lukcs hasta en la eleccin de sus ttulos, quien inspira

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    3 J. HABERMAS, Simmel como intrprete de la poca, eplogo a la recopilacin de artculosde G. SIMMEL, Sobre la aventura. Ensayos filosficos, Barcelona, Pennsula, 1988, p. 275.

    4 Cfr. D. P. FRISBY, Georg Simmels Theorie der Moderne, en H. J. Dahme y O. Ramms-tedt (eds.), Georg Simmel und die Moderne. Neue Interpretationen und Materialien, Frankfurt,Suhrkamp, 1984, pp. 9-79. Vase tambin la interpretacin de Simmel que hace D. P. FRISBYensus libros Fragmentos de la modernidad. Teoras de la modernidad en la obra de Simmel, Kracauer yBenjamin, Madrid, Visor, 1992, ySociological Impressionism. A Reassessment of Georg SimmelsSocial Theory, London, Routledge, 1992.

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    a Benjamin observaciones acerca del mbito de experiencias rebosante desugestin, rico en contactos y de acelerado movimiento que es la granciudad, es l quien altera los modos de percepcin, los temas, el estilo de

    escribir de toda una generacin de intelectuales5

    .

    Por otro lado, pienso que tambin tiene razn Habermas cuando sealaque las teoras de la sociedad orientadas a la formulacin de un diagnstico dela poca moderna y que partiendo de Weber conducen, por un lado, a travsde Lukcs, a Horkheimer y a Adorno y, por otro, a travs de Freyer, a Gehlen ya Schelsky, beben en su totalidad en las fuentes de la teora simmeliana de lacultura. De esta forma, el diagnstico de la modernidad hecho por Simmeltiene su prolongacin desde luego heterodoxa en diferentes claves hasta

    nuestros das.

    1. UNA MATRIZ INTELECTUAL COMN

    En cierto sentido cabe argumentar que las obras de Simmel y Max Weberson complementarias. El anlisis fragmentario y ensaystico de la sociedadmoderna hecho por el primero tendra su complemento ms sistemtico en el

    anlisis del proceso de la racionalizacin occidental descrito por el segundo.A pesar de que el propio Weber seal en diversos contextos lo que le separabade Simmel, fue consciente tambin de la influencia que ste ejerci sobre supropia obra y sobre el desarrollo de la teora sociolgica de su tiempo.

    Tanto Georg Simmel como Max Weber pertenecen a una poca marcadapor la herencia formativa de Kant y de Goethe, una herencia que impregnatodo el humusfilosfico y cultural del neokantismo de Heinrich Rickert, conquien compartieron tantos puntos de vista metodolgicos e intelectuales. Dehecho, Simmel desarrolla una teora tica basada en la ley individual en la

    que los planteamientos kantianos vuelven de nuevo a la luz. Y en sus ensayossobre Goethe constata Simmel que en el pensamiento alemn existe histrica-mente una oscilacin entre la importancia dada a Kant y la consideracin otor-gada a Goethe. La vuelta intelectual a Kant propuesta en la dcada de lossetenta del pasado siglo se complementa con una llamada similar de retorno aGoethe unas dcadas despus. Y en 1906, ao en que Simmel publica supequeo estudio sobre Kant y Goethe, constata la necesidad de superar la viejafrmula Kant o Goethe, ya que la poca venidera quiz se encuentre en el

    signo de Kant y Goethe, en el intento de sntesis de esta doble herencia.Simmel public una monografa sobre Kant (Kant. Diecisis conferenciasdictadas en Berln, 1904), un extenso estudio sobre Goethe (dedicado en 1913precisamente a Marianne, la esposa de Max Weber, con quien mantuvo una

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    5 J. HABERMAS, Simmel como intrprete de la poca, eplogo a la recopilacin de artculosde G. SIMMEL, Sobre la aventura. Ensayos filosficos, Barcelona, Pennsula, 1988, p. 277.

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    una discusin en enero de 1920 con Oswald Spengler, Max Weber declar quela honestidad de un intelectual contemporneo se manifestaba en su posicinrespecto a las obras de Marx y de Nietzsche, ya que el mundo en que vivimos

    est impregnado por su pensamiento. Esto no quiere decir que haya que acep-tar sin ms las teoras de Marx y de Nietzsche, sino que no se puede soslayar elenfrentamiento crtico con ellos si se quiere ser honesto intelectualmente en laactualidad. Pues bien, tanto Simmel como Weber se enfrentaron crticamente alos dos autores que marcan de una manera indeleble el mundo conceptual dela modernidad.

    Con relacin a Marx y al materialismo histrico es conocido el intento deWeber de huir tanto de una explicacin materialista como idealista de la cultu-ra y de la historia. Recurdense las palabras finales de latica protestante. Des-

    pus de reconocer que su anlisis acerca de la fuerza que una determinada con-cepcin religiosa tuvo en el desarrollo del capitalismo contemporneo ha de sercompletado con el estudio de cmo el ascetismo protestante fue influido en sudesarrollo y caractersticas fundamentales por las condiciones sociales, cultura-les y econmicas en que surgi, aade:

    Pues aunque el hombre moderno (...) no suele estar en condiciones derepresentarse en su magnitud real la importancia que los contenidos de

    conciencia religiosos han tenido para el modo de vivir, la cultura y elcarcter de los pueblos, ello no nos autoriza a sustituir una interpreta-cin causal, unilateralmente materialista de la cultura y de la historia,por otra espiritualista igualmente unilateral. Ambas son igualmente posi-bles. Pero con ambas se hara el mismo flaco servicio a la verdad histricasi se pretendiera con ellas, no iniciar la investigacin, sino darla por con-clusa9.

    Los Ensayos de sociologa de la religin no analizan unilateralmente el efecto

    de las ideas religiosas en la constitucin de una mentalidad econmica. Aunqueste es el enfoque de los artculos que configuran La tica protestante y el espritudel capitalismo, el resto de los estudios sobre la tica econmica de las religionesmundiales intentan exponer ambas relaciones causales entre las ms importan-tes religiones, por un lado, y la economa y la estratificacin social, por otro: lareligin es una causa importante en la configuracin de una mentalidad econ-mica, pero tambin tiene sus races en intereses sociales y econmicos previos.

    Por su parte, Simmel se enfrenta con el mismo problema de las relaciones

    entre la base econmica y las realizaciones culturales al escribir en la introduc-cin a su Filosofa del dinero estas palabras:

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    554 y ss. Vase tambin el artculo de Wolfgang SCHLUCHTER, Zeitgemsse Unzeitgemsse.Von Friedrich Nietzsche ber Georg Simmel zu Max Weber, en su libro Unvershnte Moderne,Frankfurt, Suhrkamp, 1996, pp. 166-185.

    9 Max WEBER, Ensayos sobre sociologa de la religin, vol. I, Madrid, Taurus, 1983, p. 167.

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    Desde una perspectiva metodolgica, podemos formular nuestra inten-cin primaria del modo siguiente: echar los cimientos del edificio delmaterialismo histrico de forma tal que se mantenga el valor explicativo

    de la importancia de la vida econmica en la causacin de la culturaespiritual y, al mismo tiempo, se reconozca a las formas econmicascomo resultado de valoraciones y corrientes ms profundas, de presu-puestos psicolgicos y hasta metafsicos. En la prctica del conocimientotodo esto se desarrolla en una reciprocidad sin fin: en toda interpreta-cin de una construccin ideal por medio de otra econmica hay querespetar la exigencia de comprender sta, a su vez, en razn de otras pro-fundidades ideales para las que, por otro lado, hay que encontrar denuevo la infraestructura econmica general y, as, hasta lo infinito10.

    En cuanto a la herencia de Nietzsche resulta claro que Simmel ajust cuen-tas con este autor en su libro titulado Schopenhauer y Nietzsche, libro que fueledo, trabajado y profusamente anotado por Max Weber. Mucho se ha especu-lado en los ltimos aos acerca de los planteamientos nietzscheanos de Max

    Weber hasta llegar a sugerir una gran continuidad entre ambos, de manera queWeber sera un socilogo nietzscheano. Por el contrario, pienso que es correctala visin de Wolfgang Schluchter, quien separa muy claramente los dos mun-

    dos: a pesar de que los problemas planteados por Weber sean los mismos quelos de Nietzsche, lo que importa son las soluciones dadas a dichos problemas.A pesar de ciertas similitudes exteriores, hay una gran diferencia interna. Weberno resuelve el problema de los valores de nuestra poca en una dependencia nihermenutica ni lgica respecto a Nietzsche. Segn concluye Schluchter, Weberno fue un nietzscheano en el campo de la ciencia social, sino que permanecims ac del Bien y del Mal, y por tanto ms all de Nietzsche11.

    2. WEBER, CRTICO DE SIMMEL

    Se ha sealado repetidamente otra forma de contraste entre estos dossocilogos alemanes. Simmel nunca se refiri de manera directa a la obra deMax Weber en las publicaciones hechas en vida ni en las aparecidas con carc-ter pstumo. Klaus Lichtblau ha interpretado este hecho como una consecuen-cia de la costumbre de Simmel de evitar citar directamente en parte debidoa su concepcin esttica y a su autoconcepcin de ensayista y tambin a que

    Max Weber era ms joven y public sus obras principales con una pequeadiferencia de tiempo12. Por el contrario, las referencias crticas de Max Weber a

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    10 G. SIMMEL, Filosofa del dinero, Madrid, Instituto de Estudios Polticos, 1977, pp. 12-13.11 Cfr. el artculo citado de W. SCHLUCHTER, p. 185.12 Cfr. K. LICHTBLAU, Causality or Interaction? Simmel, Weber and Interpretative

    Sociology, en D. Frisby (ed.), Georg Simmel. Critical Assessments, vol. II, London/New York,Routledge, 1994, pp. 61-84.

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    la obra de su colega y amigo Georg Simmel fueron explcitas, si bien se refierenprincipalmente a cuestiones lgicas o metodolgicas ms que a problemas decontenido. En este sentido creo que es posible mantener la tesis de la comple-

    mentariedad de los anlisis sociolgicos de ambos autores, a pesar de las dife-rencias metodolgicas o de enfoque que el propio Max Weber hizo explcitas.Birgitta Nedelmann, en un artculo de hace diez aos publicado en un

    libro pionero en la revalorizacin de Simmel, resume de manera convincentelas crticas de Max Weber a su amigo y colega, con quien comparti labores deinvestigacin y de organizacin dentro de la Sociedad Alemana de Sociologa13.Nedelmann comienza explorando la postura de varios historiadores de la socio-loga, para quienes existe una gran ambivalencia en la posicin de Weber res-pecto a Simmel. La parte positiva de esta ambivalencia reside en las relaciones

    de amistad y colaboracin en torno a intereses tericos comunes durante largosaos. La parte negativa de la ambivalencia se hace explcita en las crticas de

    Weber a Simmel, que comienzan a partir de 1904 y culminan en 1919, en losConceptos sociolgicos fundamentales, donde Max Weber se distancia clara-mente de la metodologa sociolgica de Simmel. Se ha solido suponer que

    Weber reprimi esta parte negativa de su opinin sobre Simmel para no hacertodava ms difcil la carrera acadmica de ste, ya suficientemente amenazadapor su condicin de judo en un medio acadmico antisemita y por su carcter

    de ensayista frente a las exigencias de sistematicidad propias de las concep-ciones cientficas vigentes.Desmarcndose de otros comentaristas como Levine, Nedelmann recalca la

    opinin negativa que Weber tena de Simmel como socilogo, basndose entres argumentos:

    1. Cuanto ms se identifica Weber a s mismo como socilogo,ms se distancia de la posicin sociolgica de Simmel (...).

    2. Especialmente cuando Weber alaba a Simmel se pone de mani-

    fiesto que le rechaza como cientfico. Weber utiliza aqu conceptos queson apropiados para alabar a un artista, pero no a un cientfico.

    3. En la formulacin de sus propios fundamentos de la sociologaWeber no integra la perspectiva sociolgica central de Simmel, sino quese aparta explcitamente de los puntos de vista metodolgicos de ste14.

    Nedelmann recorre en su artculo el proceso histrico de distanciamientode Weber respecto a Simmel, proceso en el que analiza tres ensayos de Max

    Weber: el artculo metodolgico publicado en 1905 sobre el problema de lairracionalidad en las ciencias sociales, el manuscrito inacabado y no publicado

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    13 Cfr. B. NEDELMANN, Psychologismus oder Soziologie der Emotionen? Max WebersKritik an der Soziologie Georg Simmels, en O. Rammstedt (ed.), Simmel und die frhen Sozio-logen, ed. cit., pp. 11-35. Existe una versin inglesa de este artculo en la recopilacin de ensayoseditada por D. Frisby, Georg Simmel: Critical Assessments, vol. II, ed. cit., pp. 85-100.

    14 B. NEDELMANN, art. cit., p. 13.

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    de 1908 titulado Georg Simmel como socilogo y terico de la economamonetaria y los Conceptos fundamentales de la Sociologa, escritos en 1919para integrarlos en su gran obra en preparacin Economa y Sociedad.

    Adems de estos tres textos en los que Weber se refiere a Simmel, habraque tener en cuenta su artculo de 1904 con el que se inaugura la nuevaetapa del Archiv fr Sozialwissenschaft und Sozialpolitik en el que acepta lospostulados lgicos y metodolgicos de Simmel, junto con la breve nota delensayo de 1920 escrito como Introduccin general a sus Ensayos de Sociologade la religin, en la que critica a Simmel no haber sabido distinguir siempre deuna manera sistemtica en laFilosofa del dinero entre economa dineraria ycapitalismo, menoscabando tambin con ello el contenido de su exposi-cin15.

    Volviendo a los tres textos sealados ms arriba, cabe afirmar que las crti-cas de Weber a Simmel son siempre lgicas, metodolgicas o conceptuales ynunca de contenido sustancial. En el artculo sobre el problema de la irracio-nalidad en las ciencias sociales (1904-1905), Max Weber dedica un apartado aanalizar la distincin entre comprender e interpretar en Simmel. Despusde afirmar que Simmel tiene el mrito de haber distinguido en el mayor nme-ro de casos incluidos en el concepto de comprensin entre la comprensinobjetiva del significado de una expresin y la interpretacin subjetiva de la

    persona que habla o acta, Weber hace una serie de precisiones, la ms impor-tante de las cuales radica en la acusacin a Simmel de adoptar un lenguaje psi-cologista, concluyendo que es dudoso que de una descripcin psicolgicaemerja con suficiente precisin el carcter lgico de estetipo de comprensin.

    Y para aclarar su propia distincin entre comprender e interpretar, Max Weberrecurre a un ejemplo tomado de la vida cotidiana de su tiempo: un oficial reci-be del mando militar una orden formulada ambiguamente y que no compren-de de forma inmediata; el oficial debe interpretar los fines de la orden, esdecir, debe examinar los motivosde la misma, si quiere realizarla16.

    Vayamos al fragmento (de 1908) Georg Simmel als Soziolog und Theore-tiker der Geldwirtschaft, posiblemente una introduccin a un artculo msextenso en el que Weber iba a exponer una crtica ms elaborada de la sociolo-ga de su amigo y que nunca lleg a terminar para la publicacin, posiblemen-te porque sta hubiera supuesto un obstculo ms a su ya dificultosa carrera

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    15 Max WEBER, Introduccin a los Ensayos sobre sociologa de la religin, vol. I, Madrid, Tau-rus, 1983, p. 14. Este ensayo fue escrito en 1919-20 como introduccin general a sus estudios

    comparativos de sociologa de la religin y no forma parte propiamente de los ensayos acerca dela tica protestante, aunque haya sido muchas veces publicado conjuntamente con stos. Aspues, Nedelmann se equivoca al hablar de la crtica de Weber a Simmel contenida en La ticaprotestante, de 1904-1905, cuando en realidad la crtica es muy posterior.

    16 Cfr. el apartado Comprender e interpretar en Simmel del artculo de Max WEBER,Roscher y Knies y los problemas de la escuela histrica de economa, publicado en castellanobajo el ttulo El problema de la racionalidad en las ciencias sociales, Madrid, Tecnos, 1985,pp. 110-113.

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    acadmica17. Aqu encontramos dos crticas bsicas: primera, la acusacinhecha a Simmel de argumentar a travs de analogas, lo cual conduce o puedeconducir a malentendidos y a la irritacin de los colegas acadmicos ms tradi-

    cionales. La segunda crtica va dirigida a la concepcin simmeliana de la socio-loga como una ciencia que se ocupa de las interacciones (Wechselwirkungen)entre los individuos: Weber critica este concepto de interaccin como excesi-vamente ambiguo y preferir ms tarde definir la sociologa a partir del con-cepto de accin social.

    Por ltimo, en los Conceptos sociolgicos fundamentales, de 1919, MaxWeber intenta la fundamentacin de la sociologa como ciencia independientebasada en la comprensin explicativa de la accin social de los individuos.

    Aqu, Max Weber ya no tiene que preocuparse por la carrera acadmica de su

    amigo Simmel haba muerto un ao antes, puede expresarse con libertady se separa claramente de l desde una perspectiva metodolgica:

    De la metodologa de Simmel (en laSociologay en Filosofa del dinero)difiero en la separacin que llevo a cabo, siempre que ha sido factible,entre sentido mentado y sentido objetivamente vlido, los cuales Sim-mel no solamente no distingue siempre, sino que con frecuencia permitede modo deliberado que se deslicen confundidos18.

    Nuevamente resuena aqu la acusacin de psicologismo dirigida a Simmel,pues ste acaba aceptando como vlido el sentido de una accin expresado porel individuo sin distinguirlo de otro sentido objetivo, analizable desde fuera del. De hecho, el individuo muchas veces se equivoca o se engaa acerca de losmotivos o el sentido de su propia accin. Para Weber, la sociologa no puedebasarse en esta reduccin de tipo psicologista, sino que debe analizar el sentidoobjetivo de las acciones individuales, uno de cuyos elementos, pero no elnico, es la motivacin interna del sujeto de la accin.

    Y, sin embargo, a pesar de estas crticas, Max Weber reconoce de maneraexplcita el valor de la obra de Simmel como uno de los mejores pensadores yprofesores de su poca, al tiempo que critica la estupidez y la mala concienciade los colegas acadmicos que durante tantos aos pusieron trabas a su promo-cin a una ctedra universitaria19.

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    17 Este manuscrito fue descubierto muchos aos ms tarde y publicado finalmente en su ver-sin original alemana en 1991, en el vol. I, nm. 1, de la revistaSimmel Newsletter, editada porla Sociedad Georg Simmel de Bielefeld.

    18 Max WEBER, Conceptos sociolgicos fundamentales, en Economa y sociedad, Mxico,FCE, 1974, p. 5.

    19 Cfr. Max WEBER, Georg Simmel als Soziologe und Theoretiker der Geldwirtschaft,Simmel Newsletter, vol. I, nm. 1, p. 9.

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    3. TRAGEDIA DE LA CULTURA (SIMMEL) Y JAULA DE HIERRODE LA RAZN BUROCRATIZADA (WEBER)

    El diagnstico pesimista de Max Weber al final de su tica protestantese hahecho justamente famoso y el tpico de la sociedad moderna como una jaulade hierro inexorable, de la que ya no hay salida posible, se ha popularizadocomo una descripcin weberiana de nuestra situacin contempornea. Lo queno suele ser moneda de uso corriente ni siquiera entre los especialistas es ladependencia de dicho diagnstico weberiano respecto a los planteamientos deSimmel en torno a la tragedia de la cultura moderna y a cmo los resultadosobjetivos de la cultura se imponen necesariamente sobre los subjetivos. Weberanalizaba detalladamente cmo la modernidad se basaba entre otras cosas

    en la creacin de un tipo especial de mentalidad compulsiva al trabajo y alahorro que necesariamente era funcional al desarrollo del capitalismo racionalmoderno. Y tambin constataba cmo las intenciones iniciales de los reforma-dores protestantes desaparecan en el proceso, dando lugar a un ansia de acu-mulacin de riqueza que pona en peligro el propio espritu religioso de loscomienzos, sealando as el triunfo inevitable de las realizaciones de los hom-bres sobre los propios hombres que han proyectado y realizado su accin. Esun tema sociolgico que germinar ms tarde bajo la denominacin de conse-

    cuencias imprevistas o no queridas de la accin y que acaban imponindosesobre las intenciones originarias y sobre la propia accin individual o colectiva.Pero vayamos al texto de Weber, a ese final desencantado y pesimista de latica protestante, para centrar el tema:

    El puritano quera ser un hombre profesional; nosotros tenemos queserlo. Pues al trasladarse la ascesis desde las celdas monacales a la vidaprofesional y comenzar su dominio sobre la moral intramundana, con-tribuy a la construccin de este poderoso cosmos del orden econmico

    moderno que, amarrado a las condiciones tcnicas y econmicas de laproduccin mecnico-maquinista, determina hoy con fuerza irresistibleel estilo de vida de cuantos nacen dentro de sus engranajes (no slo delos que participan directamente de la actividad econmica), y lo seguirdeterminando quizs mientras quede por consumir la ltima tonelada decombustible fsil. El cuidado por los bienes exteriores, deca Baxter, nodeba ser ms que un liviano manto que se pueda arrojar en todo ins-tante sobre los hombros de sus santos. El destino ha convertido este

    manto ligero en una coraza dura como el acero20

    .

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    20 Max WEBER, Ensayos sobre sociologa de la religin, vol. I, Madrid, Taurus, 1983, p. 165.He modificado la traduccin de las dos ltimas palabras (stahlhartes Gehuse), que expresan lametfora atribuida a Weber de la jaula de hierro. Un anlisis de la construccin de esta met-fora puede verse en mi libro La mquina burocrtica. Afinidades electivas entre Max Weber yKafka, Madrid, Visor, 1989.

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    Certeramente ha expuesto Arthur Mitzman la tesis de la conexin entre elpesimismo de los prrafos finales de latica protestantey las ideas de Simmelsobre la tragedia de la cultura. La concepcin trgica y pesimista era una idea

    compartida por los socilogos alemanes de las dcadas del comienzo de siglo:

    Ciertamente, Ferdinand Tnnies, Werner Sombart y Robert Michels,los cuales tuvieron diversos grados de amistad personal con Weber, parti-ciparon de esta desesperacin. Y otro amigo ntimo, Georg Simmel, leproporcion el concepto del triunfo inevitable del espritu objetivosobre el subjetivo, es decir, de las creaciones del hombre sobre el hom-bre creador, que Weber emple de forma excelente en su sociologa. Enefecto, la obra de Weber en muchos puntos se podra interpretar como

    una aplicacin detallada de la visin de Simmel a la historia de las ideas einstituciones polticas y religiosas una sociologa de la cosificacin 21.

    Y esta cosificacin no es analizada por Simmel slo desde la perspectiva deltrabajo sino, de manera especial, desde la perspectiva del consumo o del consu-midor de mercancas producidas en masa en la sociedad capitalista. Ya Marxhaba planteado crticamente el problema de la cosificacin de las relacioneshumanas en el mundo del trabajo y haba hablado en El Capitaldel fetichismo

    de la mercanca. Simmel hace suya la idea de que la fuerza de trabajo se haconvertido en mercanca, pero ampla la idea de cosificacin al mbito delconsumo:

    Si la divisin del trabajo que entendemos aqu en su sentido msamplio, como divisin de la produccin, fraccionamiento del trabajo yespecializacin separa a la persona creadora de la obra creada y permi-te que esta ltima gane una autonoma objetiva, algo parecido sucedecon la relacin entre la produccin y el consumidor22.

    Pero dejemos el problema de la alienacin del consumidor para el siguienteapartado y centrmonos aqu en la idea general de Simmel sobre la doblevisin de la cultura como cultura objetiva y subjetiva, as como del contrasteentre ambas. Es un hilo conductor de mltiples de sus artculos, pero tambinse puede encontrar de manera sistemtica en su Filosofa del dinero. Dicho seade paso, esta obra de Simmel fue el primer libro de ciencia social ledo porMax Weber a la salida de la crisis psicolgica que le mantuvo postrado, sin

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    21 A. MITZMAN, La jaula de hierro. Una interpretacin histrica de Max Weber, Madrid, Alian-za, 1976, p. 160. Un anlisis interesante de la conciencia trgica en la sociologa alemana puedeverse en el artculo de K. LENKtitulado, precisamente, Das tragische Bewusstsein in der deutschenSoziologie, en Klner Zeitschift fr Soziologie und Sozialpsychologie, 16, 1964. La idea de concienciatrgica conforma tambin el interesante anlisis de Yolanda RUANO DE LA FUENTE en su libroRacionalidad y conciencia trgica. La Modernidad segn Max Weber, Madrid, Trotta, 1996.

    22 G. SIMMEL, Filosofa del dinero, Madrid, IEP, 1977, p. 575.

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    poder dar clase ni escribir y casi sin poder leer, durante los aos del cambio desiglo; por ello, no es de extraar la influencia de Simmel en los primeros ar-tculos metodolgicos, as como en los ensayos de latica protestante, que fue-

    ron los primeros trabajos del genio de Heidelberg despus de su enfermedad.Para Simmel, la cultura habita en el dualismo entre la vida subjetiva, quees incesante pero temporalmente finita, y sus contenidos, que, una vez creados,son inamovibles y vlidos al margen del tiempo. La cultura vive en el dualismoentre sujeto y objeto, entre la produccin por el espritu subjetivo o individualde numerosas figuras que siguen existiendo de manera autnoma e indepen-diente del alma que las ha creado, as como de cualquier otra alma que lasacepta o rechaza. Simmel define la cultura como el camino del alma hacia smisma, como la salida individual del mundo de la naturaleza para participar

    en el mundo de la cultura objetiva. La cultura tiene estas dos vertientes queSimmel expresa en trminos hegelianos: espritu objetivo, que consiste en lasobjetivaciones producidas en ltimo trmino a partir de las realizaciones de lospropios individuos, y espritu subjetivo o formacin de un alma que asciendede la naturaleza a la cultura. En palabras de Simmel:

    La cultura surge y esto es lo absolutamente esencial para su compren-sin en tanto que se renen los dos elementos, ninguno de los cuales

    la contiene por s: el alma subjetiva y el producto espiritual objetivo23

    .Pero este contraste entre sujeto y objeto, entre cultura subjetiva y cultura

    objetiva, se encuentra inevitablemente con el riesgo, la paradoja o la tragediade las tres maneras es caracterizada por Simmel de que la cultura objetivase independice respecto a los individuos que, sin embargo, son quienes la hanproducido. Las esferas de valor cultural acaban independizndose de quieneslas han producido, se tornan objetivas y determinan la vida y la actividad delos propios individuos productores de ellas, as como de las siguientes genera-

    ciones: es el triunfo de la cultura objetiva. Y esto ocurre en todas las esferas dela vida, tanto en la produccin econmica como en el arte, la religin, la cien-cia, la tcnica como en la expresin lingstica. En todas las facetas de la vida,desde el lenguaje a la moral, pasando por las constituciones polticas y las doc-trinas religiosas, la literatura o la tcnica, se ha incorporado el trabajo de infi-nitas generaciones como espritu objetivado, del cual cada individuo puedetomar tanto como quiera, sin que nadie llegue jams a agotarlo. Por poner sloun ejemplo: Simmel nos recuerda que la mquina ha enriquecido su espritu

    ms que el trabajador y se pregunta retricamente acerca de cuntos trabajado-res pueden hoy comprender la mquina con la que trabajan, es decir, compren-der el espritu invertido en la mquina24.

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    23 G. SIMMEL, El concepto y la tragedia de la cultura, en su coleccin de ensayos Sobre laaventura. Ensayos filosficos, Barcelona, Pennsula, 1988, p. 208.

    24 G. SIMMEL, Filosofa del dinero, ed. cit., p. 563.

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    El problema radica en que la preponderancia de la cultura objetiva sobre lasubjetiva se va ampliando progresivamente cada vez ms. En palabras de Sim-mel:

    Esta discrepancia parece estar amplindose de continuo. El tesoro de lacultura objetiva aumenta progresivamente en todas sus partes, mientrasque el espritu individual nicamente puede ampliar las formas y conte-nidos de su formacin de modo mucho ms lento y como con ciertoretraso respecto a aquel tesoro25.

    Pero esta discrepancia entre lo subjetivo y lo objetivo que culmina en eltriunfo ya sealado de la cultura objetiva es conceptualizada por Simmel como

    tragedia. Y no puede ser quiz de otra manera dada su apuesta por la culturasubjetiva como meta final dominante26. La apuesta por el individuo se ve con-denada a un gran fracaso ante el avance imparable del espritu objetivo, que seimpone sobre la conciencia subjetiva y le marca sus formas de ser. Y esta con-cepcin trgica de fracaso del individuo moderno y, a pesar de ello, nuevaapuesta por el individuo frente a todas las instituciones sociales producto dela cultura objetiva nos la volvemos a encontrar en Max Weber.

    4. MODERNIDAD DE LA PRODUCCIN (WEBER)FRENTE A MODERNIDAD DEL CONSUMO (SIMMEL)

    Un elemento importante del diagnstico simmeliano de la modernidadconsiste en el cambio que realiza en el anlisis sociolgico desde lo que podra-mos denominar el paradigma de la produccin al paradigma del consumo.Si el primero ve la articulacin fundamental de la sociedad en torno al mundodel trabajo y de la produccin, el segundo lo ve desde la perspectiva del consu-

    midor de bienes y servicios. Incluso el yo no se define por sus relaciones de tra-bajo, sino por su posicin ante el consumo. Tal vez la diferencia ms radicalentre Max Weber y Georg Simmel quepa verla en esta contraposicin: de laproduccin al consumo de bienes. La obra ms conocida de Max Weber, Latica protestante y el espritu del capitalismo, trata de analizar la compulsin quedeterminadas formas de tica protestante ejercieron sobre la constitucin deun individuo ahorrador y proclive a trabajar incansablemente en la creacin deriqueza y ms riqueza. La obra fundamental de Georg Simmel, Filosofa del

    dinero, es un intento de analizar la influencia de la economa monetaria en eldesarrollo de nuevos estilos de vida, en la constitucin de un nuevo tipo deindividuo proclive al consumo de mercancas. Si lo primero era funcional a la

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    25 Ibidem, p. 564.26 Cfr. G. SIMMEL, De la esencia de la cultura, en su libro El individuo y la libertad. Ensa-

    yos de crtica de la cultura, Barcelona, Pennsula, 1986, p. 126.

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    etapa de acumulacin capitalista, lo segundo es propio de un capitalismo msdesarrollado, en el que las masas acceden al consumo 27. Estableciendo unasecuencia temporal entre ambas obras, se puede decir que Simmel se instala en

    el paradigma del consumo en su Filosofa del dinero (1900), mientras queWeber regresa al paradigma de la produccin en su tica protestante (1903-1904).

    Filosofa del dinero es un libro curioso desde muchos puntos de vista, en elque, segn confiesa el propio autor, no hay ni una lnea escrita en el espritude la economa poltica. No se trata, pues, de una obra de economa sino defilosofa, en la que el dinero es visto como smbolo de las relaciones humanasen la sociedad moderna relaciones basadas en la objetividad y no en el senti-miento, como smbolo del carcter mvil del mundo actual, de lo efmero,

    de la moda, del cambio permanente, de la fugacidad de la vida y de los valoresque le dan sentido. Las formas histricas de institucionalizacin del dinero sig-nifican tambin cambios en la vivencia de la realidad, en la estructuracin delos sistemas perceptivos y de pensamiento de los individuos. Y, por otro lado,desde la perspectiva de la cultura objetiva y subjetiva, el dinero significa laobjetivacin cada vez mayor de las relaciones sociales, que se vuelven todasellas cuantificables, al mismo tiempo que la subjetividad ha de desaparecer yconvertirse en fra reserva y objetividad annima. Filosofa del dinero trata

    fundamentalmente de analizar los procesos de monetarizacin de la economay las consecuencias de dichos procesos en la sociedad y en los individuos. Mer-canca, desarrollo de la gran ciudad y transformacin de las estructuras menta-les de los individuos se dan la mano en dicha obra de Simmel y aparecen uni-dos en sus reflexiones filosficas sobre la modernidad28.

    Pero lo importante aqu es destacar el cambio de perspectiva producidocon Simmel. El secreto del fetichismo de la mercanca ya no reside, como enMarx, en la esfera de la produccin, sino que se traslada a la del consumo. Yano se trata tanto de la alienacin del individuo en el trabajo, de su incapacidad

    para comprender el proceso global de la produccin de mercancas debido a ladivisin cada vez ms compleja del trabajo, sino de analizar la alienacin pro-ducida por el consumo masivo de mercancas. El fetichismo de la mercanca setraslada desde el productor al consumidor. Este cambio de perspectiva no va aser definitivo, pues Max Weber retornar al paradigma de la produccin, como

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    27 Parafraseando el ttulo de la obra de Max Weber, Colin CAMPBELL ha escrito un libro sig-nificativo para el cambio de perspectiva que aqu se aborda: The Romantic Ethic and the Spirit of

    Modern Consumerism, Oxford, Blackwell, 1987. Lstima que no seale la obra de Simmel comouno de los clsicos pioneros en esta nueva perspectiva, lo cual hubiera dado ms riqueza a suargumentacin.

    28 He analizado estos tres elementos mundo de la mercanca, desarrollo de las metrpolisy consiguiente cambio de las estructuras perceptivas e intelectuales de los individuos en elcaptulo dedicado a Simmel en el libro de E. LAMO DE ESPINOSA, J. M. GONZLEZ GARCA yC. TORRES ALBERO, Sociologa del conocimiento y de la ciencia, Madrid, Alianza, 1994, pp. 251-264. De aqu retomo algunos prrafos a continuacin.

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    ya he sealado. Y, adems, Lukcs antiguo estudiante de Simmel en la Uni-versidad de Berln y miembro ocasional del crculo de Max Weber en Heidel-berg volver a repensar la alienacin bsicamente desde el paradigma de la

    produccin en los artculos de comienzos de los aos veinte que compondrnsu Historia y consciencia de clase. Y, sin embargo, el paradigma simmeliano delconsumo perdurar a travs de su influencia directa y reconocida en la obra de

    Walter Benjamin y tambin, de manera ms subterrnea y menos reconocidaexplcitamente, en otros analistas de la Escuela de Frankfurt sobre la cultura demasas.

    Los dos momentos produccin y consumo son importantes para laobjetivacin de las relaciones sociales y de la personalidad de los individuos yla consiguiente supresin de la subjetividad en aras de la produccin para un

    comprador annimo. La subjetividad desaparece y se convierte en fra reservay objetividad annima cuando ya no se produce para un cliente concreto,sino para un comprador desconocido. Y Simmel hace mayor hincapi en elanlisis del consumo que en el de la produccin, adelantndose en granmedida a su tiempo. Debido a nuestra costumbre de comprar en supermerca-dos, hipermercados y grandes superficies, donde la relacin vendedor-consu-midor se ha reducido a un breve saludo a la cajera mientras con una manointroducimos la compra en las bolsas y con la otra pagamos en efectivo o con

    tarjeta, nos es muy difcil hoy entender el cambio que debieron suponer losprimeros grandes almacenes. Por ello se hace necesario recordar que el pri-mer edificio dedicado en su totalidad a la venta de mercancas de todo tipoen sus diversas plantas se inaugur en Berln en 1907, el famoso Kaufhaus desWestenso KaDeWeen la Wittenbergplatz, smbolo del ms desarrollado capi-talismo comercial y que sobrevive en la actualidad despus de las dos grandesguerras y de haber sido durante los aos de la divisin alemana tambin elmayor smbolo de la prosperidad del oeste de la ciudad. Pues bien, la primeraedicin de laFilosofa del dinero se adelanta en siete aos a dicha inaugura-

    cin, lo cual puede ser un ndice de la atenta mirada de Simmel sobre los ace-lerados procesos de cambio social que tuvieron lugar en la transicin del sigloXIX al XX.

    Con todo, la culminacin del proceso de despersonalizacin de la econo-ma no culmina en la introduccin de los grandes almacenes de novedades omercaderas, sino en la mquina vendedora de mercancas:

    El ejemplo ms claro del carcter mecnico de la economa moderna es

    el distribuidor automtico de mercancas; con l desaparece tambin lamediacin humana en la venta al por menor, en la cual los negocios con-tinuaban hacindose en relaciones interpersonales y, de este modo, elequivalente monetario se convierte, de forma automtica, en la mer-canca29.

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    29 Ibidem, p. 580.

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    En este contexto es necesario recordar tambin que Simmel fue uno de losprimeros en ocuparse de la moda desde un punto de vista sociolgico30. Suanlisis parte de la constatacin de la doble funcin de la moda en la sociedad:

    sirve tanto para unir como para diferenciar, satisface la necesidad de cohesindel individuo con su grupo y la necesidad de diferenciacin respecto de otrosgrupos o clases sociales. La moda une al individuo con su grupo de iguales, esimitacin de un modelo grupal dado y satisface as la necesidad de apoyo socialdel individuo, conduciendo a ste por el mismo camino de todos. Pero tam-bin significa el cierre de un grupo frente a los dems situados arriba o abajoen la escala social, la diferenciacin respecto a los de afuera, satisface la nece-sidad de destacarse, de distinguirse, de diferenciarse. En este sentido, la modaes un producto de la divisin de la sociedad en clases sociales y, como otros

    muchos elementos, tiene la doble funcin de trazar un crculo cerrado entorno al propio grupo, separndolo, al mismo tiempo, de los dems. E inclusodentro del propio grupo, la moda cohesiona a los individuos y los diferencia almismo tiempo, pues cada uno, dentro de las pautas comunes que estn demoda, intenta aquellas variaciones que le distinguen de los dems. Y las dosfunciones de cohesin y diferenciacin cumplidas por la moda habra que ver-las en un marco mucho ms general, como dos polos en los que cabra inter-pretar las relaciones entre el individuo y la sociedad a lo largo de la historia:

    La historia entera de la sociedad podra reconstruirse a partir de lalucha, el compromiso, las conciliaciones lentamente conseguidas y rpi-damente desbaratadas que surgen entre la tendencia a fundirnos connuestro grupo social y a destacar fuera de l nuestra individualidad31.

    Por otro lado, Simmel recalca tambin el papel de la moda como mscaratras la cual puede ocultarse el individuo para mantener un espacio ntimo delibertad y de autonoma en el que realiza su propia voluntad32. Seguir externa-

    mente los dictados de la moda, acoplarse a los mandatos de lo colectivo, acatarlas normas externas que provienen de su poca, de su clase o de su grupo socialms prximo, puede tener la consecuencia de anular la individualidad, perotambin ofrece a las personas la posibilidad de ocultarse tras la mscara delperfecto cumplimiento externo de las normas de adecuacin al grupo, com-

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    30 El anlisis simmeliano de la moda puede verse tanto en su Filosofa del dinero, ya citada,como en el artculo La moda, contenido en Sobre la aventura. Ensayos filosficos, Barcelona,Pennsula, 1988, pp. 26-55. La primera versin alemana de esta ltima obra fue publicada con el

    ttulo Philosophische Kultur, Leipzig, 1911. Por otro lado, cabe recordar que la primera edicinde Filosofa del dinero (1900) es prcticamente coetnea de la famosa obra de Thorstein VEBLEN,Teora de la clase ociosa, publicada originalmente en 1899 y que marca, en la sociologa estado-unidense, un cambio de paradigma similar al marcado por Simmel en la sociologa alemanadesde el anlisis de la produccin al del consumo. Las dos obras son independientes, pero simbo-lizan un cambio en las preocupaciones tericas de la poca.

    31 G. SIMMEL, La moda, en Sobre la aventura, ed. cit., p. 27.32 Ibidem, pp. 47-48.

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    prando con ello toda la libertad que es capaz de deparar la vida y pudindoseconcentrar tanto mejor en lo que es para ellas ntimo y esencial. Caractersticade Simmel es siempre esta doble mirada sobre los fenmenos sociales, mirada

    que va constantemente ms all de la superficie de las cosas para iluminar lasdos caras de todo suceso histrico.Aunque la moda es un fenmeno tan viejo como la historia de nuestra

    especie, hay tres rasgos importantes caractersticos de nuestra poca. En primerlugar, la insercin de la moda en los mecanismos de funcionamiento de la eco-noma monetaria. Si en momentos histricos anteriores un artculo aparecapor casualidad y slo ms tarde, a travs de la imitacin, se pona de moda,ahora se producen artculos con la finalidad de que se pongan de moda, sebuscan y promueven nuevas modas como motores de la economa, la creacin

    de modas es un oficio retribuido, existiendo inventores e industrias que tra-bajan exclusivamente en este campo. Hoy todas estas afirmaciones son lugarescomunes, lo cual no minimiza la importancia de Simmel en sus reflexionespioneras sobre la sociologa de la moda.

    En segundo lugar, tambin es caracterstica de nuestra poca la ampliacinde los campos de la moda. sta no se refiere ya nicamente al vestido, sino quese extiende a todas las formas sociales, estilos de vida, maneras de pensamien-to, pues todo, incluyendo la religiosidad, los intereses cientficos y hasta el

    socialismo y el individualismo han sido, ciertamente, cuestin de moda33

    .Y un ltimo rasgo importante del momento en que Simmel escribe y quese mantiene hoy vigente es la celeridad en el cambio de las modas, lo cual llegaa ser definido por l como una caracterstica psicolgica de nuestra poca:

    La enorme primaca que adquiere la moda en la cultura contemporneapenetrando en territorios an no hollados y en los ya posedos desdemucho antes intensificndose, esto es, intensificando sin cesar el tempode su variacin no es sino una concrecin de un rasgo psicolgico de

    la poca. Nuestro ritmo interno exige perodos cada vez ms breves en elcambio de las impresiones34.

    El mundo de la mercanca y de la moda como objeto de anlisis conecta las pers-pectivas de Charles Baudelaire, Walter Benjamin y Georg Simmel. Tal vez sea Baude-laire el primer poeta moderno que reflexiona sobre la moda desde el punto de vistade la fugacidad, de la concepcin de la modernidad como lo transitorio, lo fugitivo,lo contingente, la mitad del arte cuya otra mitad es lo eterno e inmutable 35. Y en la

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    33 Ibidem, p. 31.34 Ibidem, p. 36.35 Charles BAUDELAIRE, Le peintre de la vie moderne, en sus Oeuvres compltes, Pars, Galli-

    mard, 1961, p. 1163. Sobre las conexiones entre Baudelaire, Simmel y Benjamin en los temas dela mercanca y la ciudad es indispensable el libro de D. FRISBY, Fragmentos de la modernidad.Teoras de la modernidad en la obra de Simmel, Kracauer y Benjamin, Madrid, Visor, 1992. Vasetambin F. DEAZA, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Pamplona, Pamiela, 1991.

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    obra de Benjamin cristalizan dos influencias importantes. Por un lado, lo quepodramos denominar benjaminianamente la tarea de la traduccin y que seconcreta en el eje Poe-Baudelaire-Benjamin: ste traduce al alemn la obra de

    Baudelaire, quien a su vez ha sido traductor de Poe al francs. Y el segundo ejede influencia seran los ensayos sociolgicos de Simmel, tal como puede verseen la recogida de materiales para el libro que Benjamin dej inacabado a sumuerte y que hubiera sido su opus magnum: Das Passagen-Werk, la obra de lospasajes comerciales como smbolo del mundo de la mercanca, del capitalismoen la poca del consumo de masas, de la mercanca y su valor fantasmagricodesde la perspectiva ya del consumo y no de la produccin36.

    5. LA MIRADA DE SIMMEL: LO NUEVO,LA FRAGMENTACIN Y LA ESTTICA COMO EXPERIENCIASDE LA MODERNIDAD

    La teora de la modernidad de Max Weber se basa en un anlisis histricode las caractersticas diferenciadoras del proceso de racionalizacin occidentalfrente a otras formas posibles de racionalizacin de la vida social. La pregunta

    fundamental de latica protestante y, en general, de todos sus Ensayos sobresociologa de la religin radica en la bsqueda de la especificidad del racionalis-mo occidental que ha producido la ciencia moderna, el Estado burocrticoracionalmente organizado, el capitalismo racional y empresarial moderno, laconduccin metdica de la vida del burgus y toda otra serie de caractersticaspeculiares de la civilizacin occidental que se han impuesto prcticamente entodo el mundo.

    Por su parte, la teora de la modernidad de Simmel segn observa conacierto David Frisby no reviste la forma de un anlisis histrico, sino ms bien

    la de una descripcin de las formas de experimentar la realidad social propias delhombre moderno. Se trata de un enfoque diferente en el que prima la bsquedade una psicologa social de la modernidad, un intento de reconstruir la indivi-dualidad desde ese pathos trgico al que ya he hecho referencia anteriormen-te del triunfo de la cultura objetiva sobre la subjetiva. Para l, la esencia de lamodernidad sera el psicologismo, la tendencia a verlo e interpretarlo todo desdela interioridad del individuo, la disolucin de todo contenido slido no en el aire(Todo lo slido se disuelve en el aire, rezaba la famosa frase de Marx y Engels

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    36 Cfr. W. BENJAMIN, Das Passagen-Werk, vols. V.1 y V.2 de los Gesammelte Schriften,Frankfurt, Suhrkamp, 1982. Las citas de Simmel sobre la moda recogidas por Benjamin comomaterial preparatorio de su libro pueden verse en el vol. V.1, especialmente pp. 127 y ss. El librode Susan BUCK-MORSS, Dialctica del mirar. Ensayos sobre W. Benjamin, Madrid, Visor, 1993,constituye un excelente anlisis de la obra de Benjamin sobre los pasajes comerciales. De W.BENJAMIN, en traduccin espaola de J. Aguirre, vase Poesa y capitalismo. Iluminaciones II,Madrid, Taurus, 1972.

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    en el Manifiesto comunista37), sino en el elemento fluido de la psicologa indivi-dual:

    Pues la esencia de los hombres modernos en general es el psicologismo,la vivencia y la interpretacin del mundo conforme a las reacciones denuestra interioridad y realmente en calidad de un mundo interior, ladisolucin de todo contenido slido en el elemento fluido del alma, dedonde ha desaparecido toda sustancia y cuyas formas no son ms queformas de movimientos38.

    En esta vivencia e interpretacin del mundo conforme a las reacciones denuestra interioridad cobran importancia para Simmel tres elementos: lo

    nuevo, la fragmentacin y el arte o la esttica. El diagnstico simmeliano dela modernidad se basa en su atencin a los fenmenos nuevos, y esto no sloen el mbito ya sealado de la moda, sino tambin en el estudio de las nuevassensaciones generadas por la gran ciudad: es el primer socilogo que desarrollauna sociologa de los sentidos, siempre atento a cmo el crecimiento de la granciudad de Berln afecta a los sentidos de la vista, del odo o del olfato, cmo seconstruyen socialmente nuestras nuevas formas de percibir la realidad o el sur-gimiento de la sensacin de soledad en medio de la gran masa metropolitana,

    lo que sera teorizado ms tarde por Riesman como la muchedumbre soli-taria.Bsqueda de lo nuevo y de algo caracterstico de la modernidad en el senti-

    do en que la haba definido ya Baudelaire: la modernidad es lo transitorio, lofugitivo, lo contingente, la mitad del arte cuya otra mitad es lo eterno e inmu-table. En gran medida, Simmel hace suya la idea de Baudelaire y tambin enel centro de su fenomenologa de la modernidad se encuentra lo nuevo, laabsoluta novedad del presente, la captacin del schock de lo nuevo, la diso-lucin de todo lo que pareca eterno e inmutable.

    La novedad de nuestra poca no reside en la rebelin de las masas contrael individuo dir Simmel, adelantndose y contradiciendo el dictum orte-guiano, sino en la rebelin de las cosas, de su multiplicidad, frente a la cualel individuo ya no puede mantenerse fiel a s mismo. El ser humano se aleja des mismo, entre l y lo ms propiamente suyo se interpone una montaa insal-vable de cosas, mercancas, tcnicas nuevas, avances, habilidades y disfrutestcnicos. En referencia irnica a Nietzsche y la sublevacin de esclavos en lamoral, dir Simmel lo siguiente:

    En correspondencia, la sublevacin de los esclavos, que amenaza condestronar el autodominio y el carcter normativo del individuo fuerte,

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    37 Como es sabido, M. BERMAN titula as su anlisis de la modernidad en su libro Todo loslido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad, Madrid, Siglo XXI, 1988.

    38 G. SIMMEL, Rodin, en su libro Sobre la aventura, ed. cit., p. 168.

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    no es la rebelin de las masas, sino la de las cosas. As como, por unlado, nos hemos convertido en los esclavos del proceso de produccin,por otro lado, hemos pasado a ser los esclavos de los productos, esto es,

    aquello que la naturaleza nos proporciona desde el exterior, merced a latcnica, por medio de las costumbres, las distracciones y las necesidadesde carcter externo, acaba dominando sobre la autarqua del ser huma-no, sobre el carcter centrpeto espiritual de la vida39.

    As pues, alienacin en el proceso de trabajo, pero tambin y en estoradica la novedad del capitalismo de comienzos de siglo alienacin en elconsumo masivo: la tcnica y la multitud de mercancas se imponen sobre laconciencia clara e inteligente del individuo. Simmel diagnostica que se pierde

    la espiritualidad y concentracin del individuo sobre s mismo, dando lugar aun sentimiento ahogado de tensin y de nostalgia desorientada, unaintranquilidad interior, como si todo el sentido de la vida humana residieraen una lejana tan remota que no pudiramos localizarlo. Esta intranquilidadinterior expresin y manifestacin de la vida moderna empuja a los indi-viduos de una experiencia a otra, rompe su unidad interna y provoca su frag-mentacin:

    La ausencia de algo definitivo en el centro de la vida empuja a buscaruna satisfaccin momentnea en excitaciones, sensaciones y actividadescontinuamente nuevas, lo que nos induce a una falta de quietud y detranquilidad que se puede manifestar como el tumulto de la gran ciu-dad, como la mana de los viajes, como la lucha despiadada contra lacompetencia, como la falta especfica de fidelidad moderna en las esferasdel gusto, los estilos, los estados de espritu y las relaciones40.

    Estas reflexiones de Simmel culminan con la idea de que el dinero es el

    smbolo del carcter absolutamente mvil del mundo moderno. Debido a lapasin que su deseo despierta y tambin a su carcter transitorio, de merointermediario y vaco interno, el dinero pone de manifiesto claramente lacarencia de sentido y la ausencia de algo definitivo en el centro de la vida.

    Por lo tanto, bsqueda constante de lo nuevo y fragmentacin del indivi-duo que es al mismo tiempo smbolo y consecuencia de la fragmentacin de lamodernidad, as como de la importancia de lo fragmentario en el arte y laliteratura, del estmulo ahora tan vivamente sentido del fragmento, de la mera

    alusin, del aforismo, del estilo artstico no desarrollado41

    . Y con esto llega-mos al tercer elemento: el arte y la esttica como nica forma de liberacinposible, como alivio del confuso torbellino de la vida, como manera de pro-

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    39 G. SIMMEL, Filosofa del dinero, ed. cit., pp. 610-611.40 Ibidem, p. 612.41 G. SIMMEL, Esttica sociolgica, en El individuo y la libertad, ed. cit., p. 225.

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    curarnos reposo y conciliacin ms all de los movimientos y contradiccionesde la vida moderna. Por ello, tal vez sea Simmel el primer socilogo que desa-rrolla un punto de vista esttico sobre el mundo y sobre la vida, el primero

    que realiza anlisis sociolgicos de la obra de Miguel ngel, Rembrandt oRodin, por un lado, al mismo tiempo que mantiene una larga relacin deamistad y correspondencia con el mismo Rodin o con el poeta StefanGeorge42, por otro. Quisiera reflejar el planteamiento de Simmel mediante latranscripcin de uno de sus aforismos acerca del papel del arte respecto almundo y a la vida:

    El arte es nuestro sentimiento de gratitud hacia el mundo y hacia lavida. Despus de que ambos han creado las formas de aprehensin, sen-

    soriales y espirituales, de nuestra conciencia, se lo agradecemos en tantoque con su ayuda creamos otra vez un mundo y una vida43.

    Y con esta visin del arte como liberacin y como agradecimiento quieroterminar mi pequeo homenaje a Georg Simmel, el primer socilogo de nues-tra modernidad inconclusa y fragmentaria. Ciertamente, Max Weber ha mar-cado toda la teorizacin sociolgica posterior acerca de la modernidad. Par-tiendo de este hecho, la finalidad de mis palabras ha consistido en comprender

    la relacin de Max Weber con su amigo y colega Georg Simmel, volver adesandar el camino de aqul a ste y aventurar que, a pesar de todas las dife-rencias metodolgicas, es posible interpretar los intentos de ambos como com-plementarios y no como antagnicos.

    JOS M. GONZLEZ GARCA

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    42 La interpretacin de la poesa de Stefan George, as como de la importancia de todo elmovimiento en torno a l, separa a Weber de Simmel. La postura de Weber frente a la poesa yla persona de Stefan George pueden verse retratadas en la biografa escrita por su mujer, Marian-ne (Marianne WEBER, Max Weber, Valencia, Edicions Alfons el Magnnim, 1995). Por otro

    lado, las cartas de Simmel a Stefan George y al discpulo de ste, Friedridh Gundolf, han sidopublicadas por M. Landmann en el libro de H.-J. DAHME y O. RAMMSTEDT, Georg Simmel unddie Moderne. Neue Interpretationen und Materialien, Frankfurt, Suhrkamp, 1984, pp. 430-448.Un anlisis sociolgico contemporneo acerca de Stefan George y su crculo puede verse en ellibro de S. BREUER,sthetischer Fundamentalismus. Stefan George und der deutsche Antimodernis-mus, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1995.

    43 G. SIMMEL, De una coleccin de aforismos, en su libro El individuo y la libertad, ed.cit., p. 215.

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    ABSTRACT

    In spite of recognizing the diferences between Simmel and Weber in their analysis of moder-nity, this article refers to the complimentarity of both sights: fractioned analyses of modern

    society made by Simmel would have its systematic complement in the analysis of occidentalrationalization process done by Weber. After emphasising the common intellectual matrix mar-ked by the heritage of Goethe and Kant such as the critical reception of Marx and Nietzsche,critics done by Weber on the work of his friend and colleague Simmel are studied, also theinfluency of simmelian conception about tragedy of the modern culture had over the disenchan-ted diagnostic of Weber on the modern society as an iron cage of bureaucratic reason. Finallythe weberian perspective on modernity analyse on the paradigm of production is comparedwith Simmels analyse on the consume paradigm, showing the new introduced by the last onein the study of commodity, of consumer and on the fashion or on the changes in the great city.Simmel constructs a theory of modernity based on the individual living, the new, fragmenta-

    tion and aesthetic.

    MAX WEBER Y GEORG SIMMEL: DOS TEORAS SOCIOLGICAS DE LA MODERNIDAD?