selección del tratamiento farmacológico inicial de la hipertensión arterial en atención primaria

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78 CARTA CIENTÍFICA Macroglosia y lesión papular en la lengua secundaria a mirtazapina Macroglosia; Mirtazapina Sr. Editor: La mirtazapina es un antidepresivo que actúa antagonizando, específicamente, los alfa adrenoceptores presinápticos centrales y potenciando la neurotransmisión central nora- drenérgica y serotoninérgica. Es un fármaco tan efectivo como los antidepresivos tricíclicos o se- rotoninérgicos 1 . Se ha descrito que el 16% de los pacientes que la usan abandonan el trata- miento debido a los efectos indeseables, siendo los principales los siguientes 1 : somnolencia (el 54% de los que la utilizan); sequedad de boca (25%); aumento del apetito (17%); estreñi- miento (13%); aumento de peso (12%), y mial- gias (5%). A continuación describimos un efec- to indeseable poco frecuente consistente en macroglosia y lesión papular en la lengua. Varón de 42 años, trabajador del metal, sin anteceden- tes médicos ni psiquiátricos de interés. Padeció una depresión durante varias semanas y fue tratado con fluoxetina inicialmente y, posteriormente, con paroxeti- na. Ambos antidepresivos tuvieron que ser retirados por molestias digestivas. Se inició tratamiento con mir- tazapina a dosis de 30 mg/día, sin otro tratamiento con- comitante, y el paciente fue citado de nuevo a las 2 se- manas. Para entonces, se encontraba algo mejor de la depresión y del insomnio que aquejaba, pero solicitó que le fuese retirado el fármaco por presentar molestias en la lengua. Percibía el aumento del tamaño de la len- gua, que se objetivaba a la exploración como macroglo- sia y que le resultaba incómodo a la deglución. Tam- bién presentaba una lesión papular en el dorso de la lengua. No se acompañaba de dolor, parestesias ni de otras sensaciones. La coincidencia en el tiempo entre la instauración del tratamiento y la aparición de los sín- tomas, y el hecho de que fuese el único tratamiento uti- lizado por el paciente, hacían sospechar una relación causa-efecto. El fármaco fue retirado y los síntomas de- saparecieron en 2 semanas. Se solicitó al paciente la reinstauración del tratamiento para confirmar su aso- ciación con las molestias y aceptó. El cuadro clínico, consistente en macroglosia y lesión papular, volvió a es- tablecerse a las 4 semanas de la reinstauración del fár- maco. Cuando se retiró de nuevo la mirtazapina los sín- tomas remitieron en 3 semanas. Aunque siempre resulta difícil establecer la re- lación causal entre una reacción adversa y un fármaco concreto 2 , en este caso, y según los criterios operativos de Karch y Lasagna 3 , la asociación causal es muy probable, ya que el cuadro mejoró tras la retirada del fármaco y volvió a aparecer tras la reinstauración del tra- tamiento sospechoso. No existe en la bibliografía médica (confirma- do mediante revisiones de las bases de datos MEDLINE y Embase desde 1990, utilizando las palabras clave mirtazapine, macroglossia y papular injury) la descripción de ningún caso similar con mirtazapina. Sin embargo, sí exis- ten antecedentes de efectos indeseables tipo angioedema o hipertrofia de lengua inducidos por glucocorticoides 4 y por antihipertensivos inhibidores de la enzima conversiva de la an- giotensina 5 . También se han descrito reaccio- nes adversas con otros antidepresivos como, por ejemplo, hinchazón de la lengua con el in- hibidor selectivo de la recaptación de serotoni- na, paroxetina 6 , así como glositis inducida por el tricíclico doxepina 7 y por el heterocíclico mianserina 8 . No resulta fácil explicar la fisiopatología de esta reacción adversa. La paroxetina presenta una acción específicamente serotoninérgica, mientras que la doxepina y la mianserina son, principalmente, noradrenérgicos. La mirtazapi- na comparte mecanismo de acción con estos tres antidepresivos, ya que su perfil es nor- adrenérgico y serotoninérgico simultáneamen- te. Sin embargo, debido a la escasa evidencia científica, resulta arriesgado afirmar que este efecto indeseable se encuentre relacionado con alguno de estos dos neurotransmisores. Javier García-Campayo a , Concepción Sanz Carrillo c , Elisa Arévalo b y Luis Manuel Claraco b a Servicio de Psiquiatría y b Medicina Familiar. Hospital Miguel Servet. Zaragoza. c Servicio de Psiquiatría. Hospital San Jorge. Huesca. 1. Kaplan HI, Sadock BJ. Sinopsis de psiquiatría (8. a ed.). Madrid: Panamericana, 1999; 1201-1204. 2. Karch FE, Lasagna L. Adverse drug reactions. A critical review. JAMA 1975; 234: 1236-1241. 3. Karch FE, Lasagna L. Toward the operational identification of adverse drug reactions. Clin Phar- macol Ther 1977; 21: 247-254. 4. Linder N, Kuint J, German B, Lubin D, Loewenthal R. Hypertrophy of the tongue induced associated with inhaled corticosteroid therapy. J Pediatr 1995; 127: 651-653. 5. Assadi FK, Wang HE, Lawless S, McKay CP, Hopp L, Fattori D. Angiotensin converting enzyme in- hibitor-induced angioedema: a report. Pediatr Nephrol 1999; 13: 917-919. 6. Mithani H, Hurwitz TA. Paroxetine-induced angio- edema and tongue swelling. J Clin Psychiatr 1996; 57: 486. 7. Ives TJ, Stewart RT. Doxepin-induced acute glos- sitis. Am J Hosp Pharm 1980; 37: 1551-1552. 8. Leibovitch G, Maaravi, Shalev O. Severe facial oedema and glossitis associated with mianserin. Lancet 1989; 2: 871-872. CARTA AL EDITOR Selección del tratamiento farmacológico inicial de la hipertensión arterial en atención primaria Hipertensión arterial; Tratamiento farmacológico Sr. Editor: Hemos leído con gran interés el ar- tículo del Grupo de estudio sobre Abordaje Farmacológico de la Hipertensión Arterial en Atención Primaria, recientemente publicado en su Revista 1 . Como médicos de familia que trabajamos en atención primaria, queremos fe- licitar a sus autores, en primer lugar, por abor- dar el tema de la hipertensión arterial (HTA) y su tratamiento farmacológico, cuya elección no se basa demasiado en las características clínicas ni en la comorbilidad de los pacientes pese a las recomendaciones de las guías inter- nacionales 2,3 ; en segundo lugar, por hacerlo desde la perspectiva de la atención primaria, ámbito en el que se realizan el diagnóstico, la evaluación clínica, el control y el tratamiento de la mayoría de pacientes afectados de HTA, y en último lugar, por apostar, pese a las con- troversias y los nuevos estudios, a favor de los diuréticos y bloqueadores beta como antihi- pertensivos de primera elección, salvo con- traindicaciones o situaciones específicas para el empleo de otros fármacos. En nuestro centro, la prescripción global de antihipertensivos durante 1999 fue: un 38,5% inhibidores de la enzima conversiva de la an- giotensina (IECA); un 31,2% diuréticos; un 14,8% antagonistas del calcio; un 9,5% blo- queadores beta; un 3,2% antagonistas de los receptores de la angiotensina II, y un 2,8% otros fármacos. Estos datos reflejan una in- frautilización de los diuréticos y bloqueadores beta (40,7%) frente al resto de antihipertensi- vos (el 59,3% del consumo). Las cifras son si- milares a los del estudio comentado 1 y están en consonancia con el uso de antihipertensi- vos en España 4 . En su trabajo detectan una asociación signifi- cativa entre prescripción de diuréticos con edad superior a 65 años y prescripción de blo- queadores beta con presencia de cardiopatía isquémica, que nos parece adecuada y reco- mendable. Sin embargo, la relación entre dia- betes y prescripción de IECA es parcialmente controvertida, ya que sus beneficios sólo se han demostrado cuando existe nefropatía dia- bética, incluso en condiciones de normoten- sión 5,6 . Para muchos facultativos, es habitual el uso sistemático de IECA si coinciden HTA y diabetes en un mismo individuo, tenga o no datos de afectación renal, aunque se sabe que otros grupos terapéuticos también pueden ser apropiados 2,3 . Como se menciona en el artículo, cuesta creer que existan tantos pacientes con contraindica- ciones formales para el uso de diuréticos y bloqueadores beta, o con comorbilidad especí- fica que obligue al empleo de otros grupos te- rapéuticos. Creemos que, en general, se han magnificado de forma sesgada los efectos ad- versos de los diuréticos y los bloqueadores beta, sobre todo los de tipo metabólico por emplear dosis altas de tiazidas 7 o de bloquea- dores beta no cardioselectivos 8 . Sin embargo, se ha comprobado que los cambios sobre el perfil lipídico tras un año de tratamiento con- tinuado con tiazidas o bloqueadores beta cardioselectivos son poco relevantes 9 y que, utilizados a dosis bajas, son medicamentos efi- caces, seguros y económicos, que sorprenden por su buena tolerancia 7,8 . Queremos destacar la importancia que tiene el primer antihipertensivo que se selecciona; con el tiempo ya se verá si por efectos adversos, ineficacia, interacciones u otros motivos el pa- ciente necesita algún cambio de medicación. La HTA tiene un gran impacto económico, y la elección del fármaco inicial es una cuestión clave para optimizar los recursos 10 . No obstante, somos conscientes de que: a) es prioritario individualizar el tratamiento, adaptando el fármaco a las características del paciente, no al contrario; b) existen dis- crepancias históricas entre las recomenda- ciones claramente restrictivas del JNC-VI 2 y las más tolerantes de la OMS 3 en cuanto al tratamiento inicial; c) la mitad, o más, de los hipertensos necesitarán probablemente de un segundo o tercer fármaco en algún mo- mento evolutivo de su enfermedad para con- seguir un control óptimo; d) últimamente se han publicado los resultados de distintos en- sayos clínicos (CAPPP, STOP-2, HOPE) en los que se demuestra la eficacia de los IECA y los antagonistas del calcio en la prevención primaria cardiovascular del paciente hiper- tenso, con resultados no superiores a los ob- tenidos con diuréticos y bloqueadores beta, y e) a fin de cuentas, parece que lo más im- portante para reducir la morbimortalidad asociada a la HTA es normalizar la presión arterial, independientemente del tipo de fár- maco empleado. La selección del primer antihipertensivo que recibe el paciente recae, a menudo, sobre el médico de atención primaria y es responsabi-

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Page 1: Selección del tratamiento farmacológico inicial de la hipertensión arterial en atención primaria

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CARTA CIENTÍFICA

Macroglosia y lesión papular en lalengua secundaria a mirtazapinaMacroglosia; Mirtazapina

Sr. Editor: La mirtazapina es un antidepresivoque actúa antagonizando, específicamente, losalfa adrenoceptores presinápticos centrales ypotenciando la neurotransmisión central nora-drenérgica y serotoninérgica. Es un fármaco tanefectivo como los antidepresivos tricíclicos o se-rotoninérgicos1. Se ha descrito que el 16% delos pacientes que la usan abandonan el trata-miento debido a los efectos indeseables, siendolos principales los siguientes1: somnolencia (el54% de los que la utilizan); sequedad de boca(25%); aumento del apetito (17%); estreñi-miento (13%); aumento de peso (12%), y mial-gias (5%). A continuación describimos un efec-to indeseable poco frecuente consistente enmacroglosia y lesión papular en la lengua.

Varón de 42 años, trabajador del metal, sin anteceden-tes médicos ni psiquiátricos de interés. Padeció unadepresión durante varias semanas y fue tratado confluoxetina inicialmente y, posteriormente, con paroxeti-na. Ambos antidepresivos tuvieron que ser retiradospor molestias digestivas. Se inició tratamiento con mir-tazapina a dosis de 30 mg/día, sin otro tratamiento con-comitante, y el paciente fue citado de nuevo a las 2 se-manas. Para entonces, se encontraba algo mejor de ladepresión y del insomnio que aquejaba, pero solicitóque le fuese retirado el fármaco por presentar molestiasen la lengua. Percibía el aumento del tamaño de la len-gua, que se objetivaba a la exploración como macroglo-sia y que le resultaba incómodo a la deglución. Tam-bién presentaba una lesión papular en el dorso de lalengua. No se acompañaba de dolor, parestesias ni deotras sensaciones. La coincidencia en el tiempo entrela instauración del tratamiento y la aparición de los sín-tomas, y el hecho de que fuese el único tratamiento uti-lizado por el paciente, hacían sospechar una relacióncausa-efecto. El fármaco fue retirado y los síntomas de-saparecieron en 2 semanas. Se solicitó al paciente lareinstauración del tratamiento para confirmar su aso-ciación con las molestias y aceptó. El cuadro clínico,consistente en macroglosia y lesión papular, volvió a es-tablecerse a las 4 semanas de la reinstauración del fár-maco. Cuando se retiró de nuevo la mirtazapina los sín-tomas remitieron en 3 semanas.

Aunque siempre resulta difícil establecer la re-lación causal entre una reacción adversa y unfármaco concreto2, en este caso, y según loscriterios operativos de Karch y Lasagna3, laasociación causal es muy probable, ya que elcuadro mejoró tras la retirada del fármaco yvolvió a aparecer tras la reinstauración del tra-tamiento sospechoso.No existe en la bibliografía médica (confirma-do mediante revisiones de las bases de datosMEDLINE y Embase desde 1990, utilizandolas palabras clave mirtazapine, macroglossia ypapular injury) la descripción de ningún casosimilar con mirtazapina. Sin embargo, sí exis-ten antecedentes de efectos indeseables tipoangioedema o hipertrofia de lengua inducidospor glucocorticoides4 y por antihipertensivosinhibidores de la enzima conversiva de la an-giotensina5. También se han descrito reaccio-nes adversas con otros antidepresivos como,por ejemplo, hinchazón de la lengua con el in-hibidor selectivo de la recaptación de serotoni-na, paroxetina6, así como glositis inducida porel tricíclico doxepina7 y por el heterocíclicomianserina8.No resulta fácil explicar la fisiopatología deesta reacción adversa. La paroxetina presentauna acción específicamente serotoninérgica,mientras que la doxepina y la mianserina son,principalmente, noradrenérgicos. La mirtazapi-na comparte mecanismo de acción con estos

tres antidepresivos, ya que su perfil es nor-adrenérgico y serotoninérgico simultáneamen-te. Sin embargo, debido a la escasa evidenciacientífica, resulta arriesgado afirmar que esteefecto indeseable se encuentre relacionadocon alguno de estos dos neurotransmisores.

Javier García-Campayoa, Concepción Sanz Carrilloc,

Elisa Arévalob y Luis Manuel Claracob

aServicio de Psiquiatría y bMedicina Familiar. Hospital Miguel Servet. Zaragoza. cServicio de Psiquiatría.

Hospital San Jorge. Huesca.

1. Kaplan HI, Sadock BJ. Sinopsis de psiquiatría (8.a

ed.). Madrid: Panamericana, 1999; 1201-1204.2. Karch FE, Lasagna L. Adverse drug reactions. A

critical review. JAMA 1975; 234: 1236-1241.3. Karch FE, Lasagna L. Toward the operational

identification of adverse drug reactions. Clin Phar-macol Ther 1977; 21: 247-254.

4. Linder N, Kuint J, German B, Lubin D, LoewenthalR. Hypertrophy of the tongue induced associatedwith inhaled corticosteroid therapy. J Pediatr1995; 127: 651-653.

5. Assadi FK, Wang HE, Lawless S, McKay CP, HoppL, Fattori D. Angiotensin converting enzyme in-hibitor-induced angioedema: a report. PediatrNephrol 1999; 13: 917-919.

6. Mithani H, Hurwitz TA. Paroxetine-induced angio-edema and tongue swelling. J Clin Psychiatr1996; 57: 486.

7. Ives TJ, Stewart RT. Doxepin-induced acute glos-sitis. Am J Hosp Pharm 1980; 37: 1551-1552.

8. Leibovitch G, Maaravi, Shalev O. Severe facialoedema and glossitis associated with mianserin.Lancet 1989; 2: 871-872.

CARTA AL EDITOR

Selección del tratamiento farmacológicoinicial de la hipertensión arterial en atención primaria Hipertensión arterial; Tratamiento farmacológico

Sr. Editor: Hemos leído con gran interés el ar-tículo del Grupo de estudio sobre AbordajeFarmacológico de la Hipertensión Arterial enAtención Primaria, recientemente publicadoen su Revista1. Como médicos de familia quetrabajamos en atención primaria, queremos fe-licitar a sus autores, en primer lugar, por abor-dar el tema de la hipertensión arterial (HTA) ysu tratamiento farmacológico, cuya elecciónno se basa demasiado en las característicasclínicas ni en la comorbilidad de los pacientespese a las recomendaciones de las guías inter-nacionales2,3; en segundo lugar, por hacerlodesde la perspectiva de la atención primaria,ámbito en el que se realizan el diagnóstico, laevaluación clínica, el control y el tratamientode la mayoría de pacientes afectados de HTA,y en último lugar, por apostar, pese a las con-troversias y los nuevos estudios, a favor de losdiuréticos y bloqueadores beta como antihi-pertensivos de primera elección, salvo con-traindicaciones o situaciones específicas parael empleo de otros fármacos. En nuestro centro, la prescripción global deantihipertensivos durante 1999 fue: un 38,5%inhibidores de la enzima conversiva de la an-giotensina (IECA); un 31,2% diuréticos; un14,8% antagonistas del calcio; un 9,5% blo-queadores beta; un 3,2% antagonistas de los

receptores de la angiotensina II, y un 2,8%otros fármacos. Estos datos reflejan una in-frautilización de los diuréticos y bloqueadoresbeta (40,7%) frente al resto de antihipertensi-vos (el 59,3% del consumo). Las cifras son si-milares a los del estudio comentado1 y estánen consonancia con el uso de antihipertensi-vos en España4.En su trabajo detectan una asociación signifi-cativa entre prescripción de diuréticos conedad superior a 65 años y prescripción de blo-queadores beta con presencia de cardiopatíaisquémica, que nos parece adecuada y reco-mendable. Sin embargo, la relación entre dia-betes y prescripción de IECA es parcialmentecontrovertida, ya que sus beneficios sólo sehan demostrado cuando existe nefropatía dia-bética, incluso en condiciones de normoten-sión5,6. Para muchos facultativos, es habitualel uso sistemático de IECA si coinciden HTA ydiabetes en un mismo individuo, tenga o nodatos de afectación renal, aunque se sabe queotros grupos terapéuticos también pueden serapropiados2,3. Como se menciona en el artículo, cuesta creerque existan tantos pacientes con contraindica-ciones formales para el uso de diuréticos ybloqueadores beta, o con comorbilidad especí-fica que obligue al empleo de otros grupos te-rapéuticos. Creemos que, en general, se hanmagnificado de forma sesgada los efectos ad-versos de los diuréticos y los bloqueadoresbeta, sobre todo los de tipo metabólico poremplear dosis altas de tiazidas7 o de bloquea-dores beta no cardioselectivos8. Sin embargo,se ha comprobado que los cambios sobre elperfil lipídico tras un año de tratamiento con-tinuado con tiazidas o bloqueadores beta cardioselectivos son poco relevantes9 y que,utilizados a dosis bajas, son medicamentos efi-caces, seguros y económicos, que sorprendenpor su buena tolerancia7,8.Queremos destacar la importancia que tiene elprimer antihipertensivo que se selecciona; conel tiempo ya se verá si por efectos adversos,ineficacia, interacciones u otros motivos el pa-ciente necesita algún cambio de medicación.La HTA tiene un gran impacto económico, y laelección del fármaco inicial es una cuestiónclave para optimizar los recursos10.No obstante, somos conscientes de que: a) es prioritario individualizar el tratamiento,adaptando el fármaco a las característicasdel paciente, no al contrario; b) existen dis-crepancias históricas entre las recomenda-ciones claramente restrictivas del JNC-VI2 ylas más tolerantes de la OMS3 en cuanto altratamiento inicial; c) la mitad, o más, de loshipertensos necesitarán probablemente deun segundo o tercer fármaco en algún mo-mento evolutivo de su enfermedad para con-seguir un control óptimo; d) últimamente sehan publicado los resultados de distintos en-sayos clínicos (CAPPP, STOP-2, HOPE) enlos que se demuestra la eficacia de los IECAy los antagonistas del calcio en la prevenciónprimaria cardiovascular del paciente hiper-tenso, con resultados no superiores a los ob-tenidos con diuréticos y bloqueadores beta,y e) a fin de cuentas, parece que lo más im-portante para reducir la morbimortalidadasociada a la HTA es normalizar la presiónarterial, independientemente del tipo de fár-maco empleado.La selección del primer antihipertensivo querecibe el paciente recae, a menudo, sobre elmédico de atención primaria y es responsabi-

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CARTAS AL EDITOR

lidad nuestra practicar, en la medida de loposible, una medicina basada en la evidenciay en el sentido común. En consecuencia, aigualdad de resultados y de beneficios clíni-cos –medidos por la eficacia (ensayos clíni-cos) y la efectividad (práctica diaria)–, parecelógico escoger los medicamentos más efi-cientes (con mejor relación coste/beneficio).Esto significa, en nuestra opinión, mantenerla indicación de diuréticos tiazídicos y blo-queadores beta cardioselectivos, a dosis ba-jas, como terapia inicial de la HTA no compli-cada.

Carles Albaladejo Blanco y José Antonio Martín García

Área Básica de Salud Llefià. Badalona. Barcelona.Unidad Docente de Medicina Familiar y Comunitaria

1. Grupo de estudio sobre Abordaje Farmacológicode la Hipertensión Arterial en Atención Primaria(AFHAP). Selección del tratamiento farmacológi-co de la hipertensión arterial en atención prima-ria. Med Clin (Barc) 2000; 114: 374-377.

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4. Prieto M, De Abajo FJ, Montero M, Martín-Serra-no G, Madruga M, Palop R. Uso de antihiperten-sivos en España, 1985-1995. Med Clin (Barc)1998; 110: 247-253.

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