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ESTADO DE LA NACION 345 Valoración general Centroamérica ha perdido dinamismo en el ritmo de progreso que caracterizó su desarrollo humano durante la primera mitad de la década de los noventa. En los últimos cuatro años, los avances en desarrollo humano no conservaron el empuje logrado un decenio antes, cuando la re- gión recuperó su estabilidad social y política y dejó atrás los conflictos armados y la recesión. Las mejoras alcanzadas al despuntar el siglo XXI, en esperanza de vida, mortalidad infantil, cober- tura educativa y salud, se vieron afectadas por la desaceleración económica, la desarticulación en- tre el sector productivo y el empleo, cierto dete- rioro de la equidad, la vulnerabilidad ambiental y social, y un proceso de democratización que mantiene sus logros, pero que avanza con lentitud. La Cumbre Presidencial de Esquipulas y, po- cos años después, la firma del Protocolo de Tegu- cigalpa, dieron sustento a la promesa de un pro- greso económico y social sostenido, que dejara atrás el lastre de guerras civiles y brechas socia- les. Esta meta no se ha cumplido. Pero además no era fácil hacerlo, debido a las condiciones his- tóricas, económicas y sociales de base. Hoy en día, a pesar de que tiene a su haber logros de trascendencia, como la estabilidad política, el re- lanzamiento del comercio regional y la nueva agenda de la integración, Centroamérica está ex- puesta a múltiples tensiones internas y externas que la vuelven más compleja y difícil de inter- pretar. El resurgimiento de la integración también ha puesto de relieve las relaciones de la región con sus zonas adyacentes (Colombia, Ve- nezuela, el Caribe insular y el sur de México). Aunque el Segundo Informe sobre Desarrollo Humano en Centroamérica y Panamá no contiene análisis específicos sobre las repercusiones de los conflictos en estas zonas, cabe reconocer que es- tos generan oportunidades y riesgos adicionales. Además, Centroamérica lleva a cabo un conjunto de negociaciones urgentes, como la del tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos, que la confronta con situaciones complejas a las que de- be responder para avanzar en su desarrollo. Los progresos en el desarrollo humano, aun- que esperanzadores, no son suficientes para ven- cer el rezago histórico de la región, pues no siempre están articulados en una dinámica orien- tada a la generación de oportunidades para am- plios sectores de la población. Alcanzar objetivos de desarrollo exige la combinación de un con- junto amplio de iniciativas tanto económicas co- mo políticas, tales como el incremento de la can- tidad, la calidad y la supervisión del gasto público social, la forja de nuevos encadenamien- tos productivos entre los distintos sectores de la economía, la reducción de los niveles de desi- gualdad y el fortalecimiento institucional del Es- tado de derecho. Actuar sobre estos objetivos re- quiere una comprensión de la diversidad y pluralidad de Centroamérica. La diversidad de desafíos de desarrollo hu- mano fue el particular reto al que se enfrentó el Segundo Informe, situación que demuestra, una CAPITULO ESPECIAL Segundo Informe sobre Desarrollo Humano en Centroamérica y Panamá C A P I T U L O 6

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E S T A D O D E L A N A C I O N 345

Valoración general

Centroamérica ha perdido dinamismo en elritmo de progreso que caracterizó su desarrollohumano durante la primera mitad de la décadade los noventa. En los últimos cuatro años, losavances en desarrollo humano no conservaron elempuje logrado un decenio antes, cuando la re-gión recuperó su estabilidad social y política ydejó atrás los conflictos armados y la recesión.Las mejoras alcanzadas al despuntar el siglo XXI,en esperanza de vida, mortalidad infantil, cober-tura educativa y salud, se vieron afectadas por ladesaceleración económica, la desarticulación en-tre el sector productivo y el empleo, cierto dete-rioro de la equidad, la vulnerabilidad ambientaly social, y un proceso de democratización quemantiene sus logros, pero que avanza con lentitud.

La Cumbre Presidencial de Esquipulas y, po-cos años después, la firma del Protocolo de Tegu-cigalpa, dieron sustento a la promesa de un pro-greso económico y social sostenido, que dejaraatrás el lastre de guerras civiles y brechas socia-les. Esta meta no se ha cumplido. Pero ademásno era fácil hacerlo, debido a las condiciones his-tóricas, económicas y sociales de base. Hoy endía, a pesar de que tiene a su haber logros detrascendencia, como la estabilidad política, el re-lanzamiento del comercio regional y la nuevaagenda de la integración, Centroamérica está ex-puesta a múltiples tensiones internas y externasque la vuelven más compleja y difícil de inter-pretar. El resurgimiento de la integración

también ha puesto de relieve las relaciones de laregión con sus zonas adyacentes (Colombia, Ve-nezuela, el Caribe insular y el sur de México).Aunque el Segundo Informe sobre DesarrolloHumano en Centroamérica y Panamá no contieneanálisis específicos sobre las repercusiones de losconflictos en estas zonas, cabe reconocer que es-tos generan oportunidades y riesgos adicionales.Además, Centroamérica lleva a cabo un conjuntode negociaciones urgentes, como la del tratado delibre comercio (TLC) con Estados Unidos, que laconfronta con situaciones complejas a las que de-be responder para avanzar en su desarrollo.

Los progresos en el desarrollo humano, aun-que esperanzadores, no son suficientes para ven-cer el rezago histórico de la región, pues nosiempre están articulados en una dinámica orien-tada a la generación de oportunidades para am-plios sectores de la población. Alcanzar objetivosde desarrollo exige la combinación de un con-junto amplio de iniciativas tanto económicas co-mo políticas, tales como el incremento de la can-tidad, la calidad y la supervisión del gastopúblico social, la forja de nuevos encadenamien-tos productivos entre los distintos sectores de laeconomía, la reducción de los niveles de desi-gualdad y el fortalecimiento institucional del Es-tado de derecho. Actuar sobre estos objetivos re-quiere una comprensión de la diversidad ypluralidad de Centroamérica.

La diversidad de desafíos de desarrollo hu-mano fue el particular reto al que se enfrentó elSegundo Informe, situación que demuestra, una

CAPITULO ESPECIAL

Segundo Informe sobre Desarrollo Humano en Centroamérica y Panamá

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vez más, la pertinencia de perfeccionar un siste-ma de seguimiento que permita aproximarse conlucidez a los problemas de la región, proporcioneinformación precisa y verificable para el debate pú-blico y sirva de plataforma a la acción común. Conbase en este sistema, el Informe presenta un balan-ce contrastado en sus conclusiones y múltiple enlos factores y condicionantes que entran en juego.

Si bien se redujo el nivel de pobreza relativa,ésta aún afecta a la mitad de la población cen-troamericana y en la actualidad hay más pobresque hace una década. La desigualdad en algunoscasos empeora, como en Costa Rica y El Salva-dor; en los demás países -con excepción de Hon-duras, donde descendió- se mantiene estancadaen sus altos niveles históricos. En este sentido, elInforme constata la existencia de brechas dentrode los países, mayores incluso que entre los paí-ses. Dentro de este panorama poco halagüeño, sereconocen sin embargo los progresos nada despre-ciables en inversión social, cobertura educativa ymejoras en salud ocurridos en los últimos años, yque dan base para alimentar esperanzas. Estos lo-gros demandan, a su vez, mayor nivel y calidad enel gasto social y una continua vigilancia que asegu-re que los recursos lleguen a quienes lo necesitan.

El crecimiento económico, por su parte, se haconcentrado en las áreas más dinámicas de laeconomía centroamericana. Existe una desarticu-lación entre este crecimiento y áreas clave delaparato productivo, como las exportaciones tra-dicionales, la pequeña y mediana empresa y elmundo campesino. Este último es el rubro másimportante en el que la región se distancia de susaspiraciones de desarrollo humano. El modo deenfrentar estos retos, mediante lo que podría de-nominarse un estilo de “desarrollo hacia afuera”(recuadro 6.1), centrado en la apertura comer-cial, ha generado pocos réditos sociales despuésdel empuje experimentado en la primera mitadde la década de los noventa. Esta constatacióntrae a cuenta una de las proposiciones funda-mentales del concepto de desarrollo humano: nobasta el crecimiento económico para generar de-sarrollo. El Informe es concluyente en cuanto aque un crecimiento de estas características consi-gue avances muy lentos en el cumplimiento delas expectativas de calidad de vida, equidad so-cial y sostenibilidad económica de amplios secto-res de la población.

El Informe llama la atención sobre la persis-tencia de las desigualdades de género en Cen-troamérica. Cuando se recalifica la posición delos países según su desarrollo relativo al género,cuatro de ellos pierden una o dos posiciones

(Costa Rica, El Salvador, Honduras y Nicaragua),y sólo dos no cambian con respecto a la posiciónrelativa en el IDH (Guatemala y Panamá). Al desa-gregar los índices por sus componentes se observaque, en el caso del índice de desarrollo relativo al gé-nero (IDG), la brecha más significativa está en el ni-vel de ingreso per cápita, que en la mejor situaciónpara las mujeres apenas representa el 50% del ingre-so de los hombres (Panamá). Una diferencia impor-tante es la brecha en las tasas de alfabetismo entrehombres y mujeres, especialmente en Guatemala.

La actualización de los datos sobre el intensoflujo migratorio hacia fuera de la región -ya estu-diado en el primer informe regional- permite do-cumentar las cuantiosas transferencias de reme-sas, turismo, transporte aéreo y comunicacionesde las y los ciudadanos que viven en el exteriorhacia sus países de origen. En El Salvador, Gua-temala, Honduras y Nicaragua, las remesas tie-nen un peso considerable, tanto en comparacióncon el PIB como con las exportaciones, y un efec-to sustancial en la satisfacción de necesidades bá-sicas de amplios sectores. En algunos países, co-mo El Salvador, el flujo de remesas es quizá elprincipal factor de estabilidad macroeconómica.

El patrimonio natural de Centroamérica con-tinúa siendo afectado por la abierta destrucciónde recursos o por su uso desmedido. En este sen-tido, no se han registrado cambios significativosen el deterioro de los recursos naturales docu-mentado por el primer informe regional. Ademásde ello, la acelerada urbanización, en ausencia depolíticas de ordenamiento territorial, genera esce-narios de riesgo. Todo esto ha agravado los múlti-ples impactos derivados de la ocurrencia de fenó-menos naturales. Si bien la vulnerabilidad frente alriesgo es hoy objeto de políticas regionales, graciasa la coordinación en prevención y mitigación dedesastres, falta en los países un mayor compromi-so institucional para asegurar una gestión sosteni-ble y efectiva de los recursos naturales.

Al igual que la gestión ambiental, la integra-ción parte de una Centroamérica con interesescomunes. No obstante, la agenda integracionistafue puesta de lado en la segunda mitad de la dé-cada de los noventa, cuando cada nación se re-concentró en sus prioridades, en paliar los efec-tos del huracán Mitch y en solucionar conflictosbilaterales. Durante ese período, la Alianza Cen-troamericana para el Desarrollo Sostenible (ALI-DES), centrada en objetivos sociales y políticos,perdió interés regional frente a la agenda comer-cial. El Plan Puebla Panamá (PPP), al principio, ymás tarde la negociación del tratado de libre co-mercio con Estados Unidos, han sido los factores

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dinamizadores de la acción regional a partir delaño 2000. Hoy más que nunca la apertura y lanegociación comercial se han constituido en loselementos que no sólo determinarán la insercióninternacional de Centroamérica, sino que definiránsu futuro en tanto región y economía sostenible yperfilarán su agenda de las próximas décadas.

Centroamérica siempre ha sido multicultural,pero sólo hasta hace poco ha empezado a reco-nocerse como tal. La imagen de la región comouna sociedad multicultural y multiétnica co-mienza a tener reconocimiento jurídico y unamayor visibilidad pública, la cual se expresa en nu-merosos movimientos sociales, igualmente múlti-ples y heterogéneos, que reivindican su herenciacultural y sus diferencias. La evolución de la demo-cratización de las sociedades centroamericanas de-penderá, en parte, de cómo se decida seguir pro-fundizando las transformaciones sociales, políticasy culturales que exige su multiculturalidad.

Finalmente, pese al proceso de democratiza-ción ocurrido en los últimos veinte años, los re-gímenes políticos del área muestran aún zonasde baja calidad democrática. Hoy la democraciase reivindica con fuerza, pero su impulso se hadesacelerado. Es necesario mejorar en aspectosmedulares como la gestión de los sistemas elec-torales, el control civil sobre los ejércitos y laprotección de las libertades y derechos. En estecontexto, un asunto clave para el futuro es que

los gobernantes electos democráticamente go-biernen democráticamente, por medio de insti-tuciones fuertes e independientes que reconozcany protejan los derechos de las personas y se sujetenal control ciudadano. No obstante, la construccióndel Estado de derecho en Centroamérica arrastraseveras limitaciones. Es cierto que se ha avanzadoen el desmontaje de los regímenes autoritarios, pe-ro los sistemas de administración de justicia y decontrol de la gestión pública están sometidos aproblemas presupuestarios y a enfrentamientoscon otras instituciones y actores sociales. Subsistendificultades para el acceso a la justicia, al derechoa la debida defensa y a la justicia pronta y cumpli-da, así como para el reconocimiento y proteccióndel derecho de petición y rendición de cuentas. Enmateria de transparencia, el Segundo Informedocumenta notables avances constitucionales ylegales, pero estos son parciales y los controlessobre la gestión pública están, en general, débil-mente equipados para combatir eficazmente lacorrupción y la impunidad.

El seguimiento de los desafíos del desarrollo humano

El primer Informe Estado de la Región en Desa-rrollo Humano Sostenible evaluó positivamente losresultados de la época de democratización im-pulsada por el proceso de Esquipulas II y el fin

RECUADRO 6.1

El concepto de estilo de desarrollo

En el Segundo Informe sobre Desarrollo Humano enCentroamérica y Panamá se utiliza la expresión “estilode desarrollo” en lugar de “modelo de desarrollo” paraestudiar la evolución reciente de las economías centroa-mericanas. Por estilo de desarrollo se entiende los com-ponentes principales de una economía y las modalidadescaracterísticas de interrelación mediante las cuales éstaenfrenta, durante una época, sus desafíos de crecimien-to y desarrollo. Es el resultado último de las acciones dediversos actores públicos y privados, de carácter nacionale internacional. A diferencia de la expresión modelo dedesarrollo, no supone una intención común, ni necesaria-mente una coherencia general de las acciones, y tampo-co implica eficacia. No todo estilo de desarrollo, pese alas intenciones de los actores involucrados, logra sus fi-nes. En este sentido, el Informe emplea el concepto confines descriptivos y no para deducir una imagen coheren-te de la realidad mediante su reducción a las intenciones

o las estrategias de estos actores, ni mucho menos parapronosticar logros en materia de desarrollo.

En distintos capítulos de esta publicación se empleannociones como “ajuste estructural”, “Consenso deWashington”, “desarrollo hacia afuera”, “desarrollo ha-cia adentro” y “sustitución de importaciones” para ca-racterizar rasgos del estilo de desarrollo predominanteen la región en alguna época de su historia. Sin embar-go, cabe advertir que estas denominaciones no abarcanla riqueza de los acontecimientos; por ejemplo, aun en ladécada de los sesenta, cuando campeaba la sustituciónde importaciones, en la práctica en todas las economíasse alentó la exportación a terceros mercados. En años re-cientes, a pesar de la apertura comercial hacia fuera dela región, los países no han renunciado al comercio intra-rregional a no ser por razones político-militares.

Fuente: Elaboración propia.

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de la recesión económica: “Por primera vez entreinta años, la región experimentó, en general, unadécada positiva (…) Centroamérica ha sido, enaños recientes, la única región en el mundo capazde resolver pacíficamente guerras civiles de largadata, mediante una combinación de acciones regio-nales y nacionales no derivadas de la intervenciónde fuerzas políticas o militares internacionales”.

Asimismo, el primer Informe mostró cómo laregión se expandió en todos los sentidos: geográ-ficamente, hacia Belice y Panamá; en lo político,al incluir a nuevos actores y sectores de la socie-dad hasta entonces al margen del juego democrá-tico legítimo; en lo multicultural, al reconocersecomo una sociedad múltiple y diversa en sus gru-pos étnicos, pueblos indígenas y movimientos so-ciales; y en lo económico y social, al implicar y noexcluir a la mayoría de la población en objetivos dedesarrollo humano de amplio alcance.

También se enumeró y profundizó en desa-fíos que, de no resolverse a corto y mediano pla-zo, dificultarían la plena realización de Centroa-mérica como región y como comunidad quetrabaja por un destino compartido, en áreas es-tratégicas como el pluralismo y la participaciónde la sociedad civil; la descentralización y demo-cratización de los gobiernos locales; la calidaddemocrática, la equidad social y la búsqueda deoportunidades para niños y jóvenes; la integra-ción económica, la institucionalidad regional pa-ra el desarrollo y la inserción inteligente en laeconomía mundial; la formulación de una ges-tión regional del riesgo y el problema del aguacomo tema clave del desarrollo y de la coopera-ción entre los países, y el reconocimiento jurídi-co de la diversidad y de los derechos de los gru-pos étnicos y de los inmigrantes.

Por último, el Informe de 1999 concluyóque: “Al iniciar el siglo XXI, el principal desafíoes la consolidación de Centroamérica como unaregión de paz, libertad, democracia y desarrollo.Es el desafío de constituir una comunidad plura-lista de seguridad humana, basada en el crecimien-to económico, la equidad social, la sostenibilidadambiental y robustos lazos de integración y coope-ración, en una región diversa y compleja”.

¿Ha avanzado Centroamérica en el cumpli-miento de esta meta y en su desarrollo humanoen el período transcurrido desde la publicacióndel primer informe regional? Esta pregunta, en elSegundo Informe, puede contestarse en lo fun-damental del siguiente modo: en estos años elprogreso ha sido más lento e incierto. El resulta-do de esta situación es que, pese a ciertos avan-ces, la región aún arrastra considerables déficit

en temas esenciales para su desarrollo humano.En un ámbito más específico, el progreso en elcumplimiento de los compromisos adquiridospor los gobiernos centroamericanos en la Decla-ración de Estocolmo (1999), uno de los aspectosexaminados por el Segundo Informe, es desigualy, en general, modesto.

Los retos de la diversidad regional1

En el año 2003 la población de Centroaméri-ca es cercana a 38,7 millones de habitantes y seestima que en el año 2015 alcanzará los 49,4 mi-llones. El aumento entre el 2000 y el 2015 seráequivalente al registrado en los veinte años ante-riores. Tres cuartas partes de este crecimiento seconcentrarán en Guatemala, Honduras y Nicara-gua (gráfico 6.1), países donde actualmente resi-den dos tercios del total de centroamericanos yque cuentan con las tasas de crecimiento de lapoblación más elevadas del área.

La región enfrenta un crecimiento poblacio-nal asociado a un cambio en la estructura poredad y a la urbanización. Por una parte, se en-cuentra en el umbral de una situación demográ-fica que crea nuevas oportunidades económicasy sociales. Durante algunas décadas los paísestendrán, entre sus habitantes, una mayor pro-porción de personas en capacidad de aportar a laeconomía que las que dependen de quienes tra-bajan. Esta ventajosa relación de dependenciapuede ofrecer condiciones para el aumento delahorro y la inversión, pero para aprovecharla esindispensable contar con políticas públicas queaseguren oportunidades de acceso a la educa-ción, programas sociales y generación de empleoadecuado. Por otra parte, se experimenta unfuerte proceso de urbanización. En 1990 un45,6% de la población total residía en áreas ur-banas; en el 2000 se estima que es un 49,8%. Enlos últimos treinta años el número de habitantesurbanos pasó de 6,5 a 17,5 millones. De mante-nerse este ritmo, la población urbana se duplica-ría aproximadamente cada veinte años.

Estos factores ejercen una fuerte presión entérminos del acceso a servicios y, en general, a lasoportunidades de desarrollo humano. Así porejemplo, la población en edad escolar aumentóde 5,9 millones en 1970 a 11,5 millones en el2000. Para el adecuado manejo de esta presiónes clave la presencia de instituciones y políticaspúblicas que, con un marco más amplio de re-cursos y un uso más eficaz de los mismos, asu-man los efectos del crecimiento poblacional, me-diante el aumento de la oferta escolar, los

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programas de generación de empleo y la aten-ción de la salud de grupos específicos.

La relevancia del desarrollo institucional y delas políticas públicas queda manifiesta al exami-nar los cambios en la importancia relativa de laseconomías del área a lo largo de su historia. En1920, Guatemala y El Salvador eran las econo-mías más fuertes; en el 2000, el volumen de laproducción costarricense era el segundo de la re-gión y no muy inferior al de Guatemala, a pesarde tener una población tres veces menor que es-te país. La evolución del PIB per cápita a partirde 1960 ilustra cómo las naciones con mayor in-versión social, desarrollo humano y sin conflic-tos sociales prolongados y guerras muestran unmejor desempeño económico (gráfico 6.2).

Centroamérica presenta grandes desigualda-des en la distribución del ingreso, tanto entrepaíses como al interior de ellos. En 1970 el pro-medio regional del PIB per cápita fue de 405 dó-lares y en la década de los noventa, una vez su-perada la recesión económica, llegó a 1.320dólares. En 2001 el PIB regional superó los66.500 millones de dólares, y el PIB per cápitafue de 1.843 dólares. No obstante, si se comparaentre países este último indicador muestra nota-bles diferencias; mientras en Costa Rica y Pana-má supera los 3.000 dólares, en Honduras nollega a los 1.000 y en Nicaragua es de 472. El co-mercio intrarregional, de nuevo con grandes

diferencias entre países, ha tendido a aumentar ypasó de 650 millones de dólares en 1990, a casi2.000 millones en el 2001 (gráfico 6.3). El nue-vo estilo de desarrollo ha impulsado la construc-ción de un espacio económico regional comomedio para equilibrar estas brechas. Sin embar-go, la realidad económica centroamericana siguesiendo heterogénea y fragmentada.

Crecimiento económico:necesario pero no suficiente

Dos preguntas esenciales son cuáles elemen-tos del crecimiento económico contribuyen acrear una plataforma duradera para el desarrollohumano y cuáles son, en la región, los retos, lascarencias y los elementos sobre los que se puedeconstruir esa plataforma de crecimiento.

El crecimiento económico, por sí mismo, nogarantiza una mejoría del desarrollo humano, nitampoco la creación de una plataforma duraderapara el logro de este objetivo. Pero también sedebe recalcar que, sin él, no será posible alcanzarel desarrollo humano deseable2. Así, el creci-miento económico se convierte en una condiciónnecesaria, aunque no suficiente, para el desarro-llo humano integral (PNUD, 1996).

En un estudio econométrico sobre la relaciónentre el crecimiento económico y el desarrollohumano, realizado a partir de información del

GRAFICO 6.1

Costa RicaEl SalvadorGuatemala Honduras Nicaragua Panamá

14.000

12.000

10.000

8.000

6.000

4.000

2.000

12.309,4

7.001,16.638,1

5.488,7

4.167,4

3.116,3

Fuente: CELADE, 2003.

Centroamérica: población total estimada. 2003(miles de personas)

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A estas dos zonas, que se ubican al sur y enla parte central, se unen -para completar el pano-rama de la región- dos países que concentran ca-si la mitad de la población de Centroamérica (ElSalvador y Guatemala) y que, no obstante tenera su haber la mitad de la producción regional enel año 2001 (34.700 de 69.900 millones de dó-lares), registran un PIB per cápita que representatan sólo la mitad del de Costa Rica y Panamá.

Esta lectura permite establecer una implicacióncentral: pujanza y tamaño están distribuidas de ma-nera inversa y desfavorable para una dinámica regio-nal robusta. A diferencia de otras zonas del mundodonde están en marcha procesos de integración (Eu-ropa, por ejemplo), en Centroamérica los países másgrandes no son los más avanzados económicamente,ni los menos desarrollados son los de menor tamaño;además, estos últimos están enclavados en el corazóndel área. Frente a esta situación, Centroamérica se en-cuentra ante un doble dilema: por una parte, debeequilibrar las inequidades internas -sin ello los pro-gresos de unos pueden verse comprometidos por elrezago de otros- y, por otra parte, como ningún actorlocal es lo suficientemente fuerte, ni los mercados losuficientemente profundos, la dinámica necesaria nopuede generarse sin el aporte extrarregional.

período 1960-1992 para un conjunto de nacio-nes en desarrollo, Ranis y Stewart concluyen quevarios de los países con sesgo “pro desarrollo hu-mano” llegaron a disfrutar ciclos de desarrollovirtuosos, mientras que ninguno de los paísesque comenzó con un sesgo “pro desarrollo eco-nómico” logró dar ese salto. Este comportamien-to confirmaría la necesidad de dar prioridad aldesarrollo humano para alcanzar un ciclo virtuo-so con el crecimiento (Ranis y Stewart, 2002).

Los desequilibrios de Centroamérica se ex-presan en la relación entre sus países en cuanto atamaño y condiciones económicas y sociales. Asípor ejemplo, una quinta parte de las y los habi-tantes del área vive en países de poca poblacióny extensión territorial (Panamá y Costa Rica) pe-ro donde el PIB per cápita asciende a 3.278 dó-lares. En contraste, el 33% de las y los centroa-mericanos vive en naciones que concentran granparte del territorio y mucha más población (Ni-caragua y Honduras), pero con un PIB per cápi-ta que no alcanza los 1.000 dólares. La evoluciónen el crecimiento también ha ido en sentidoscontrarios: mientras en las primeras naciones ci-tadas la producción ha aumentado, en las segun-das ha permanecido estancada o en descenso.

4.000

3.500

3.000

2.500

2.000

1.500

1.000

500

0

1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000

El SalvadorPanamáCosta Rica Guatemala Honduras Nicaragua

PIB

real

per c

ápita

GRAFICO 6.2

a/ Dólares de 1995

Fuente: Banco Mundial, 2002 World Development Indicators.

Centroamérica: producto interno bruto reala/

per cápita, por país. 1960-2000 (en dólares de 1995)

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Inserción en el mercado internacional

Un tema fundamental en la discusión sobre elestilo de desarrollo es la inserción internacional.En el siguiente acápite se presenta una valora-ción sobre el grado de preparación de los paísesdel área para involucrarse en procesos de inte-gración. No toda inserción garantiza el desarro-llo, ni toda inversión directa redunda en creci-miento o productividad. De esta forma, elanálisis une las consideraciones anteriores sobrerasgos y tendencias económicas, con las genera-les sobre estilo de desarrollo.

El comercio internacional dinamiza la economía, pero no automáticamente

Tal como se planteó en el primer informe Estadode la Región en Desarrollo Humano Sostenible (1999):“En la presente década, las naciones centroamerica-nas han concentrado esfuerzos, tanto de carácter re-gional como nacional, en participar de manera com-petitiva en áreas o zonas de libre comercio”.

Estos esfuerzos expresan y son concordantescon el cambio fundamental en el estilo de desa-rrollo de la región, que tiene como uno de suscomponentes básicos y más importantes el

apoyo contundente a la dinámica económica pormedio de la exportación de nuevos (en adición alos tradicionales) bienes y servicios a tercerosmercados fuera del área del Mercado ComúnCentroamericano, a la vez que se da una inser-ción y una apertura de los mercados domésticosa la competencia externa.

Usando la razón entre el valor de las impor-taciones más exportaciones con respecto al PIB(coeficiente de apertura), se puede notar cómoen la mayoría de los países centroamericanos elproceso de apertura comercial se aceleró duran-te la década de los noventa, en tanto el creci-miento de las economías no resultó todo lo diná-mico que se esperaba.

Inserción y preparacióndesigual a lo largo de la región

Algunos países iniciaron el proceso de inser-ción en el mercado internacional más tempranoque otros, en particular Costa Rica, Honduras y ElSalvador. Las condiciones sociopolíticas que vivíaNicaragua en la década de los ochenta llevaron aque esta nación empezara más tarde. Por su parte,Guatemala lo hizo no tanto de manera más tardía,sino más lentamente, y Panamá, dado su historial

Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua Panamá

6.000

5.000

4.000

3.000

2.000

1.000

0

CA Resto de países Reexportación a/

GRAFICO 6.3

a/ En Panamá las reexportaciones (Zona Libre de Colón) representan un 82,1% de las exportaciones totales.

Fuente: CEPAL, 2003.

Centroamérica: destino de las exportaciones,según país. 2000

(en dólares de 1995)

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de economía abierta al mercado internacional,pero como exportador de servicios más que debienes, reafirmó esta característica en las nuevascircunstancias; en todo caso, se trataba ya de laeconomía regional más integrada al mercadomundial.

Varios factores, producto de desarrollos his-tóricos particulares, ayudan a explicar cuándo yen qué contexto cada país inicia su incorpora-ción a las nuevas tendencias de la economíamundial. Entre ellos está el conjunto de condi-ciones internas que definen los rasgos principa-les de las economías: grado y calidad de la edu-cación, capacitación de la mano de obra,desarrollo de infraestructura física (carreteras,puertos, aeropuertos), calidad y acceso a las tele-comunicaciones, grado de electrificación, desa-rrollo del sistema financiero, desarrollo social(salud pública, programas de apoyo y distribu-ción del ingreso), seguridad de las personas, es-tructura del sector empresarial (principales sec-tores y ramas productivas, peso relativo portamaño de las empresas).

Otros factores importantes son el grado dedesarrollo institucional alcanzado, el respeto alEstado de derecho y la gobernabilidad, entreotros. Finalmente, en el caso específico de Cen-troamérica deben agregarse los procesos de paci-ficación en las naciones que sufrían conflictos ar-mados (Nicaragua, El Salvador y Guatemala),hecho de gran importancia, aunque relativizadopor altos niveles de inseguridad ciudadana.

La inserción de Costa Rica en el mercadomundial se dio mediante la continuación de lasexportaciones de productos tradicionales (café,banano, azúcar), a las cuales se agregó una granvariedad de nuevas exportaciones agrícolas (pi-ña, melón, plantas ornamentales, flores, yuca,minivegetales); de acuicultura (mariscos, tilapia),

de productos forestales y de madera (puertas,marcos de ventanas, juguetes, muebles); de ma-nufacturas (plásticos, productos e impresos depapel, metalmecánica, alimentos, artículos de-portivos), de maquila textil y electrónica, de soft-ware, de servicios (call centers, servicios médi-cos), de procesamiento y ensamblaje de circuitosintegrados, y de turismo. El total de las exporta-ciones de este país pasó de menos de 1.000 mi-llones de dólares anuales en 1984 a más de6.000 millones de dólares en el 2001 (incluyen-do servicios y turismo). De este total, sólo el 27%corresponde a “prendas de vestir” o maquila tex-til3 (Balsells y Fuentes, 2003).

En contraste, durante el mismo período(1984-2001) Honduras logró añadir a sus expor-taciones tradicionales de banano, café, azúcar ycarne (por un valor menor que los mismos pro-ductos en Costa Rica) pequeños volúmenes dealgunos nuevos productos agrícolas y manufac-turas, y concentrarse sobre todo en la maquilatextil, que hoy acapara el 78% de sus exportacio-nes y representa un buen ejemplo de cluster oaglomeración de empresas de una misma activi-dad en una zona geográfica definida.

El caso salvadoreño es similar al costarricen-se en lo que a diversidad de productos se refiere,pero no alcanza los volúmenes y el dinamismoen servicios y turismo logrados por Costa Rica,ni muestra un emprendimiento como el desarro-llado por la firma Intel en la exportación de cir-cuitos electrónicos.

Un caso semejante, pero en escala aun me-nor, es el de Nicaragua. Las exportaciones totalesde este país ascienden a 605 millones de dólares,de los cuales sólo el 31% son las tradicionales decarne, café y azúcar, que junto con la maquilatextil alcanzaron el 63% en el 2001 (Banco Cen-tral de Nicaragua, 2003).

CUADRO 6.1

Año Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua Panamá1980 80,6 68,1 47,3 82,2 67,7 184,21985 77,2 62,6 35,8 72,7 62,4 165,11990 65,0 40,7 36,2 92,8 69,7 199,01995 78,1 59,4 44,5 91,8 89,1 192,92000 98,5 81,0 56,7 87,9 111,6 167,3

a/ Calculado como la razón de las exportaciones más las importaciones con respecto al PIB.

Fuente: CEPAL, 2001a.

Centroamérica: coeficiente de aperturaa/. 1980-2000

das con el correspondiente apoyo al desarrollosocial e institucional. Tiene además, como “ame-naza” muy importante, a las economías del surde Asia y, particularmente, la de China continen-tal (Mortimore et al, 1997).

También debe acentuarse, tal como demues-tran Ranis y Stewart (2002), que la existencia deuna institucionalidad que sistemática y sosteni-damente busque el desarrollo humano puede ha-cer la diferencia. Si el marco institucional operaadecuadamente, las políticas económicas puedentransformarse en crecimiento económico y éste,a su vez, traducirse en la gestación y reproduc-ción de círculos virtuosos entre lo económico y losocial. Los casos nacionales en la región, al hacerun análisis histórico de su desarrollo político, eco-nómico y social, son congruentes con esta tesis.

Las instituciones públicas son parte de la solución, no el problema

En el esfuerzo por mejorar las condiciones devida de la población y el desarrollo económico ysocial, el gobierno y sus instituciones4 juegan unpapel fundamental. Como explica Rodrik(1999), el no tener instituciones públicas ade-cuadas tiende a confinar a los países en “círculosviciosos de subdesarrollo”, en los que los bajosniveles institucionales afectan negativamente elcrecimiento económico, lo cual a su vez impideque el Estado pueda costear los recursos huma-nos que necesita para mejorar sus instituciones.

El Estado debe actuar como regulador de losmercados que no se comportan eficientemente.Además, debe ser proveedor de bienes y servi-cios públicos como educación y seguridad ciuda-dana y, al mismo tiempo, promover actividadescomo la investigación en tecnología, que generanexternalidades positivas. Las instituciones delEstado también deben ser capaces de fungir co-mo redes de protección social, para ayudar a lossectores más sensibles de la población a enfren-tar los procesos de apertura comercial y desregu-lación de mercados.

Integración y negociaciones comerciales

El cambio de siglo ha encontrado a Centroa-mérica desarrollando propuestas de integracióneconómica, negociaciones simultáneas de conve-nios internacionales, acuerdos y planes, así comoexperimentando la entrada en vigencia de nue-vos tratados. Nunca como en esta época se hansuperpuesto y acumulado las negociaciones yacuerdos entre naciones del área, junto con la

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Guatemala asumió rasgos generales análogosa los de Honduras, con un grado mayor de diver-sificación en sus exportaciones, especialmentelas agrícolas, que representan un 30% del total.

Finalmente, Panamá adoptó una especializa-ción basada en la exportación de servicios co-merciales (Canal y Zona Libre de Colón), banca-rios, financieros y de turismo. A esto se agrega latradicional exportación de banano, que se haconsolidado, pero sin lograr el desarrollo de unnuevo sector de exportaciones industriales o denueva agricultura.

Se observa entonces cómo en Centroaméricase han definido tres patrones básicos de inser-ción en el mercado mundial:

■ Diversidad y dinamismo exportador, con nivelesmedianos de valor agregado nacional (caso deCosta Rica y, en menor grado, de El Salvador).

■ Poca diversificación y bajos volúmenes, conuna punta de lanza de bajo valor agregado na-cional (maquila textil), en los casos de Hondu-ras, Guatemala y Nicaragua.

■ Economía exportadora de servicios de “in-fraestructura comercial” (Panamá).

Identificados los patrones de especialización,y en virtud de los niveles de desarrollo humanoimperantes en los países, puede afirmarse que laprimera y la tercera modalidad de inserción pue-den constituir una base económica para permitirun tránsito hacia un grado mayor de desarrollohumano (conforme a estándares regionales).Mientras tanto, si bien el segundo estilo reanimala economía y genera empleos que de otro mododifícilmente existirían en países con alta informali-dad y elevadas tasas de desempleo, los niveles dedesarrollo humano son inferiores a las de los paí-ses que se encuentran en las otras modalidades.

No obstante lo anterior, para el caso de lasnaciones que han seguido la segunda modalidaddebe destacarse que en esas actividades, y parti-cularmente en los clusters de maquila textil, pue-de estar el fundamento de un proceso de largoplazo orientado hacia la diversificación y la pro-fundización de cadenas productivas de mayorvalor, asociadas a patrones capaces de generarmayor desarrollo humano. Esta posibilidad, porsupuesto, no está garantizada ni depende exclu-sivamente de factores económicos. Se trata de unreto tanto económico como político, y en su tras-fondo se encuentra el desafío de acompañar lasoportunidades económicas creadas o aprovecha-

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incorporación de nuevos países al proceso deconstrucción de una zona de libre comercio en laregión, procesos bilaterales de negociaciones conterceros países y procesos conjuntos de negocia-ción con otros, en un acelerado proceso de regio-nalismo abierto.

Cada uno de los países del área se enfrenta anegociaciones de integración económica en tresplanos: el interno, el centroamericano y el extra-rregional. En cada uno, múltiples actores, conagendas diversas, generan demandas no siempreconvergentes y procuran incidir sobre el cursode estos procesos. Los gobiernos tienen ante sí ladificultad de crear equilibrios que no repercutannegativamente sobre los intereses de sus respec-tivos países en alguno de los planos de la nego-ciación (gráfico 6.4). Oportunidades y amenazasse hacen presentes en un marco de decisionescomplejas y aceleradas, que pone en tensión a lasinstituciones de la integración, a los mecanismosad hoc creados para estos efectos y a las nacionesy sociedades.

En este complejo contexto ha cobrado mayorrelevancia el tema de la integración económica, acuya agenda se han agregado nuevos temas, como

la solución de controversias y la ampliación de lacobertura de este esquema a servicios, por ejem-plo. De esta forma, se ha modernizado lo que pue-de calificarse como una zona de libre comercio al-tamente desarrollada, que tendría posibilidades deconvertirse en una unión aduanera en la medidaen que, en el futuro, se avanzara hacia un arancelexterno efectivamente común. En segundo térmi-no, la perspectiva de contar con un tratado de librecomercio (TLC) con los Estados Unidos se haconstituido en el factor que más ha dinamizado laacción conjunta de los gobiernos en los últimostiempos y, de hecho, ha condicionado la naturale-za de la integración. Esta corresponde hoy a unproceso de regionalismo abierto que incluye aCentroamérica y los Estados Unidos, y en el que lavelocidad con que se avanza depende del ritmoacordado con el gobierno norteamericano. Todoapunta a que ese TLC será, hacia adelante, uno delos principales determinantes de la inserción exter-na de cada país centroamericano y de la región ensu conjunto. En este proceso, temas de la agendade integración perfilada a inicios de los años no-venta, como el combate a la pobreza, la educacióny la salud, han quedado relegados.

SECTORES EMPRESARIALESSECTORES SOCIALES

SECTORES SOCIALES

GUATEMALA

EL SALVADOR HONDURAS

NICARAGUA

COSTA RICA

OTROS PAISESDE CENTROAMERICA

ALCA

SECTORES EMPRESARIALES

TLC EEUU

UNION ADUANERA

BILATERALES

GRAFICO 6.4

Fuente: Elaboración propia.

Tres planos de las negociaciones de integración económica

Las relaciones comerciales con Estados Unidos

Las relaciones comerciales entre Estados Uni-dos y Centroamérica han estado normadas poracuerdos multilaterales y bilaterales. Las exporta-ciones estadounidenses a Centroamérica tradi-cionalmente han recibido el tratamiento de na-ción más favorecida (NMF), es decir, el mismotrato no discriminatorio que se da a las exporta-ciones de la mayor parte del mundo. Hasta el2002 los países centroamericanos sólo tenían re-laciones preferenciales entre sí, concretadas en loque se puede calificar como un Mercado ComúnCentroamericano (con un arancel externo co-mún, libre comercio para la mayor parte de bie-nes producidos en la región y una serie de insti-tuciones comunes), con México (mediantetratados bilaterales de libre comercio con CostaRica y con Nicaragua, y otro más amplio con ElSalvador, Guatemala y Honduras), con Canadá(un TLC bilateral con Costa Rica), con Repúbli-ca Dominicana (un TLC con los cinco países cen-troamericanos) y con Panamá (con una partenormativa común y acuerdos bilaterales con ca-da nación centroamericana).

Desde 1984 Estados Unidos otorga un trata-miento preferencial, unilateral o no recíproco, aCentroamérica. En el 2001 el 42,2% del total deexportaciones centroamericanas estaba sujeto apreferencias, sobre todo arancelarias, en ese país.Desde los años setenta estuvo vigente el SistemaGeneralizado de Preferencias (SGP), con una co-bertura relativamente limitada y justificado entérminos de preferencias no recíprocas que lospaíses desarrollados debían otorgar a los paísesen desarrollo, como parte del reconocimiento delas asimetrías y desventajas en que estos últimoscompetían en el mercado mundial.

Sin embargo, la no reciprocidad comenzó aerosionarse en la década de los ochenta. Por unaparte, aumentaron las preferencias selectivas pa-ra determinados grupos de naciones, sin que sellegara a un sistema verdaderamente generaliza-do para todos los países en desarrollo. Así, en1984 se puso en vigencia la Iniciativa de laCuenca del Caribe (Caribbean Basin EconomicRecovery Act, CBERA, 1983), como respuesta ala importancia geoestratégica de Centroamérica yel Caribe para los Estados Unidos, con preferen-cias adicionales para la mayoría de los productosy con algunos incentivos para inversiones esta-dounidenses en la región. Asimismo, se consoli-dó por aparte un régimen de regulaciones aplica-bles a textiles y maquila en general. Luego, en el2001, entró en vigor una nueva y más amplia

iniciativa (llamada Caribbean Basin Trade Part-nership Act, CBTP, 2000) que incluyó como par-te del programa el tratamiento preferencial paratextiles (fundamentalmente maquila, que ya teníaun tratamiento especial), calzado y atún enlatado.

Por otra parte, así como se ampliaron las pre-ferencias arancelarias a un número creciente deproductos, también aumentaron los requisitos deelegibilidad, poniendo de manifiesto una orien-tación hacia un creciente grado de reciprocidad.Mientras el SGP básicamente limitaba los requi-sitos de elegibilidad a la necesidad de que losproductos con preferencias arancelarias cumplie-ran con ciertas normas de origen (un 35% delvalor total del producto debía corresponder amateriales o valor agregado del bien producido),el CBERA y el CBTP incluyeron más exigencias.

Así, el CBERA estableció que un país podíaser beneficiario de este programa si cumplía con-diciones como las siguientes: no ser comunista,satisfacer ciertos criterios sobre la expropiaciónde propiedad de los Estados Unidos, combatir elnarcotráfico, reconocer decisiones arbitrales a fa-vor de ciudadanos de los Estados Unidos, haberfirmado un tratado de extradición con este país,respetar la propiedad intelectual y haber tomadomedidas para reconocer derechos laborales inter-nacionalmente reconocidos. En el caso del CBT-PA, a la nación beneficiada se le exige cumplir lasobligaciones de la Organización Mundial del Co-mercio (OMC), proteger los derechos de propie-dad intelectual, asegurar el respeto de los dere-chos laborales reconocidos internacionalmente,eliminar las peores formas de trabajo infantil,combatir el narcotráfico e impulsar la transpa-rencia en las compras estatales.

Con la aprobación de la Autoridad de Promo-ción Comercial (TPA, por sus siglas en inglés) seprecisaron algunos requisitos. Por un lado, secreó un grupo bipartidista de supervisión (Con-gressional Oversight Group), cuyos miembrosactuarán como asesores oficiales de la delegaciónde los Estados Unidos durante las negociacionescomerciales, asegurando así una incidencia con-tinua de la Cámara de Representantes en el pro-ceso. Esto significa que los negociadores nortea-mericanos darán especial atención a temassensibles en el Congreso, como la agricultura.

Por otro lado, los asuntos laborales y ambien-tales quedaron como temas sujetos a evaluacio-nes en cada país. Sin embargo faltaría precisar,en el caso de los derechos laborales, dos aspec-tos: primero, si al socio comercial de los EstadosUnidos solamente se le exigirá el cumplimientode sus propias leyes laborales internas, o si

C A P I T U L O 6 / C A P I T U L O E S P E C I A L E S T A D O D E L A N A C I O N 355

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también deberá tomar en cuenta normas interna-cionales mínimas, como las establecidas por la OIT,y, segundo, si las violaciones a las leyes laborales es-tarían o no sujetas al mismo tipo de sanción comer-cial que otras violaciones de acuerdos comerciales.

La importancia de Estados Unidos como sociocomercial tiende a subestimarse en los registrosoficiales centroamericanos, en la medida en que nose incluye la maquila en las estadísticas. De estaforma, los datos de la SIECA para el año 2001 re-portan un total exportado desde Centroamérica de10.185 millones de dólares, de los cuales 3.965millones se destinaron al mercado estadounidense.Ello significaría que este país habría sido el destinodel 38,9% del total exportado por la región. Sinembargo, si se toman como base las estadísticas delos Estados Unidos, que incluyen maquila (y cos-tos de transporte), el valor de las exportacionescentroamericanas se eleva a 11.087 millones dedólares, que superan el valor total de exportacio-nes registrado por la SIECA (cuadro 6.2).

Cuando se incluyen las exportaciones de ma-quila, Estados Unidos figura como el destino deaproximadamente el 60% de las exportacionestotales de los países miembros del Mercado Co-mún Centroamericano (Guatemala, El Salvador,Honduras, Nicaragua y Costa Rica). Este hechopone de manifiesto la importancia de las expor-taciones de maquila, así como la necesidad deutilizar estadísticas comerciales que tomen encuenta esta dimensión. En el cuadro 6.3 se pre-senta una estimación de flujos comerciales basa-da en las estadísticas reportadas para el resto de

países por parte de la SIECA, pero agregándolelas estadísticas de los Estados Unidos acerca desu comercio con Centroamérica.

Varias conclusiones se derivan del cuadro6.3. Primero, en el 2001 el mercado estadouni-dense era el destino de aproximadamente la mi-tad de las exportaciones totales de cuatro países(entre 47% y 54%), con la excepción de Hondu-ras, para el cual las exportaciones hacia los Esta-dos Unidos representaron más del 80% en esemismo año. Segundo, las exportaciones intracen-troamericanas tienen una importancia mayor pa-ra El Salvador (20,1% del total exportado) yGuatemala (19,6%), seguidos por Nicaragua(15,6%), mientras que en Costa Rica es menor(10,9%) y en Honduras muy baja (5,4%). Esto esespecialmente significativo a la luz del estableci-miento de una zona de libre comercio, que per-mitiría que los bienes procedentes de EstadosUnidos ingresaran al mercado centroamericanoen igualdad de condiciones que los procedentesde Centroamérica. En otras palabras, las exporta-ciones de cada nación centroamericana a sus ve-cinos, miembros del Mercado Común Centroa-mericano, enfrentarán en pie de igualdad a lasexportaciones de los Estados Unidos hacia esosmismos países. Como El Salvador y Guatemala,y en menor medida Nicaragua, dirigen una ma-yor proporción de sus exportaciones a las demásnaciones del área, puede suponerse que, en tantolos bienes procedentes de los Estados Unidos des-placen productos centroamericanos, ello afectaríamás a El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

CUADRO 6.2

Con maquila Sin maquilaUS$ millones Porcentaje US$ millones Porcentaje

Centroamérica 2.831 16,4 2.831 27,8Estados Unidos 11.087 64,1 3.965 38,9Unión Europea 1.550 9,0 1.550 15,2Otros 1.839 10,6 1.839 18,1Total 17.307 100,0 10.185 100,0

a/ Para la construcción de esta información se hicieron dos supuestos: primero, que las importaciones de los Estados Unidos aproximan las

exportaciones de Centroamérica y segundo, que la diferencia entre el dato reportado por USTR y SIECA corresponde a exportaciones con maquila.

Fuente: SIECA, 2003 y USTR, 2003.

Centroamérica: exportaciones con maquila y sin maquilaa/, según destino

(millones de dólares corrientes y porcentajes)

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Una tercera conclusión, asociada a las dos an-teriores, es que en el 2001 existía una mayor di-versificación en el destino geográfico de las ex-portaciones de Costa Rica (que dirigía el 41,6%de sus exportaciones fuera de los Estados Unidosy de Centroamérica), seguida por Guatemala(32,7%), Nicaragua (30,7%), El Salvador(27,6%) y Honduras (14,0%). Esto sugiere me-nores grados de asimetría entre los primeros paí-ses y los Estados Unidos, que en el caso de Hon-duras. Estas asimetrías aumentan si se toma encuenta que sólo el 1,2% de las exportaciones to-tales de los Estados Unidos en el 2001 se desti-naron a los miembros del MCCA.

Del análisis de la composición de las exporta-ciones (cuadro 6.4) pueden obtenerse dos con-clusiones. En primer lugar, las prendas de vestir(fundamentalmente maquila) constituyen laprincipal exportación centroamericana a los Es-tados Unidos, con proporciones muy altas en ElSalvador (84,8%) y Honduras (76,7%), y altas enNicaragua (63,9%) y Guatemala (59,5%). La me-nor proporción de Costa Rica (23,1%) se explicapor el crecimiento reciente de las exportacionesde maquila de mayor contenido tecnológico(componentes electrónicos), resultantes de in-versiones de empresas en este campo (especial-mente de la firma Intel). En segundo lugar, lasexportaciones agrícolas continúan siendo impor-tantes en la mayoría de las naciones, en parte porel peso que aún tenía el café en el 2001, pero so-bre todo por el desarrollo de otros productos,

tales como el banano, la piña y el melón.Lo anterior muestra un cambio drástico en

las relaciones comerciales entre Estados Unidos yCentroamérica, en la medida en que los produc-tos tradicionales (café, banano, azúcar, carne, al-godón) han perdido relevancia y han sido susti-tuidos por nuevos productos, particularmente dela actividad de maquila. Esto todavía representauna situación de vulnerabilidad, ya que los texti-les y los (nuevos) productos agrícolas de expor-tación son objeto de fuertes presiones proteccio-nistas en los Estados Unidos, y las inversiones enmaquila se caracterizan por ser muy volátiles.

En el ámbito agrícola pueden identificarsedos tipos de obstáculos. Por un lado, dada lacomplejidad del tema y la multiplicidad de acto-res, existen argumentos de peso para que su aná-lisis se dé a nivel multilateral y no entre un gru-po reducido de países, como sería el TLC entreEstados Unidos y Centroamérica. Por otro, hayuna serie de productos protegidos en los EstadosUnidos, como leche, azúcar, arroz, maíz, frijoles,carne de res, de pollo y de cerdo, papas y cebo-lla, en los cuales podría ser difícil avanzar haciauna liberalización efectiva del comercio.

Desde la perspectiva de la inversión directa delos Estados Unidos en Centroamérica, las cifrastambién expresan una influencia notable, aunquedesigual. Así, las estimaciones sobre el flujo de in-versión para el período 1997-2001 sugieren quecasi la mitad de la inversión estadounidense se haconcentrado en Costa Rica (cuadro 6.5). Además,

CUADRO 6.3

Total Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua

Valores absolutos (millones de US$)Estados Unidos 11.087 2.886 1.881 2.589 3.126 605Centroamérica 2.831 662 723 1.060 211 175Otros 3.345 2.529 991 1.770 541 345Total 17.263 6.077 3.595 5.419 3.878 1.125

PorcentajesEstados Unidos 64,2 47,5 52,3 47,8 80,6 53,8Centroamérica 16,4 10,9 20,1 19,6 5,4 15,6Otros 19,4 41,6 27,6 32,7 14,0 30,7Total (%) 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

a/ Las exportaciones a los Estados Unidos incluyen maquila y costos de transporte; el resto de exportaciones no incluye costos de transporte.

Fuente: USITC, 2003.

Centroamérica: exportaciones por país según destinoa/. 2001(millones de dólares corrientes y porcentaje)

tributos generados por actividades transnacionales.De esta forma, algunos países que atraeninversiones del exterior logran encadenar fiscal-mente estas actividades. El tema es particular-mente importante en un contexto de atracciónde inversiones y de negociaciones sobre un posi-ble tratado de libre comercio entre Centroaméri-ca y los Estados Unidos.

En la región, junto a un creciente flujo de inver-siones transnacionales, se mantiene la soberanía fiscalde cada país, y esto ha generado problemas. Uno deellos es la doble imposición, que se da cuando existe“solapamiento de criterios sobre una misma personay objeto tributario por el ejercicio de la soberanía fis-cal de distintos Estados” (Vallejo y Lousa, 2002).

recientemente ha habido un crecimiento de la in-versión procedente de Centroamérica, que po-dría ubicarla como la segunda en importancia enla región.

Convenios y acuerdos para evitar la doble imposición en el marco de los tratados de libre comercio

La globalización en las relaciones económicasinternacionales, como era de esperar, ha afectadotambién el campo fiscal. En este sentido, la sus-cripción de convenios sobre información tributa-ria y de acuerdos para evitar la doble imposiciónha cobrado gran relevancia, tanto para el controlde la evasión como para distribuir el pago de los

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CUADRO 6.4

Producto por Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua Centroaméricapartida arancelariaPescados, moluscos (03) 2,6 0,4 0,6 4,0 12,2 3,4Frutas (08) 15,3 0,0 12,1 4,7 1,5 7,8Café, té, hierbas (09) 3,9 1,6 6,2 0,9 4,5 3,2Prendas de vestir (61, 62) 23,1 84,8 59,5 76,7 63,9 57,5Máquinas (84, 85) 23,8 1,5 0,1 2,2 0,5 7,1Instrumentos/aparatos (90) 11,6 0,0 0,1 0,0 0,0 3,0Otros 19,7 11,7 21,4 11,5 17,4 17,4Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

Fuente: USITC, 2003.

Centroamérica: principales exportaciones a los Estados Unidos. 2002(porcentajes)

CUADRO 6.5

1997 1998 1999 2000 2001Total región 2.426 3.394 3.222 3.737 3.003Costa Rica 1.529 2.074 1.538 1.655 1.614El Salvador 219 555 710 739 657Guatemala 358 498 577 907 477Honduras 183 111 231 257 49Nicaragua 137 156 166 179 206

Fuente: US Bureau of Economic Analysis, 2001.

Estados Unidos: inversión directa en Centroamérica, según países de destino. 1997-2001

(millones de dólares corrientes)

Las soluciones para este problema son de dostipos: unilaterales y bilaterales o convencionales.Entre las primeras están, básicamente, los méto-dos de exención (un país no computa entre lasrentas que grava, aquellas que se obtengan enotras jurisdicciones) y de imputación (las rentasobtenidas en otra jurisdicción se incluyen dentrode las rentas gravadas por el país de residencia,pero se concede un crédito por las cantidadespagadas en la jurisdicción fiscal de la fuente). Lassoluciones convencionales, por su parte, estánpensadas para resolver discrepancias entre las di-ferentes legislaciones nacionales, distribuyendolas facultades impositivas entre los países.

En general se estima que los tratados conven-cionales para evitar la doble imposición resultanmás ventajosos que los unilaterales, debido pri-mordialmente a sus repercusiones positivas so-bre el clima de inversión. El principal efecto in-deseable de estos convenios es que uno de losdos Estados sufrirá, irremediablemente, una dis-minución en sus ingresos tributarios.

Se reduce la pobreza,pero no la desigualdad social

La incidencia de la pobreza en todas las nacionesdel área se redujo en los años noventa, con diferen-cias de magnitud entre los países. Sin embargo, losniveles siguen siendo muy altos. Hacia 1990 se en-contraba en situación de pobreza total el 59,8% delos 28 millones de centroamericanos de entonces, yen pobreza extrema un 27,3%. Las estimaciones pa-ra el año 2001 muestran que el 50,8% se halla en si-tuación de pobreza y un 23,0% en pobreza extrema.Empero, esta disminución no impidió que el núme-ro total de pobres aumentara, debido a un mayorcrecimiento de la población (recuadro 6.2). Así,mientras en 1990 había alrededor de 16,8 millonesde personas pobres, el número de ellas hacia el 2001aumentó a 18,8 millones, es decir, 2 millones más.En el caso de la pobreza extrema el aumento fue de7,6 millones de centroamericanos en pobreza extre-ma en 1990, a casi 8,5 millones en 2001, o sea, cer-ca de 850.000 personas más (mapa 6.1).

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MEXICO

COLOMBIA

Océano Pacífico

Mar CaribeBajo

Medio

Alto

Centroamérica: grado de incidenciaa/ de la pobreza extrema en lapoblación, por regiones o departamentos. Circa 2001

MAPA 6.1

a/ El grado (alto, medio, bajo) es relativo a cada país y no a la región en su conjunto.

Fuente: Sauma, 2003.

RECUADRO 6.2

En América Latina -al igual que en Centroamérica- seha observado una disminución en el nivel de pobrezasin una reducción en la inequidad social. Esto es posi-ble porque, cuando hay crecimiento económico, éstegenera nuevos empleos e ingresos. Sin embargo, por símismo el crecimiento no crea nuevas reglas para dis-tribuir las capacidades y los beneficios entre la pobla-ción. Una disminución de la pobreza que dependa ca-si exclusivamente del crecimiento es una mejoríafrágil: depende de la coyuntura económica y no estásustentada en condiciones más sólidas y permanentes,como ocurriría si estuviese acompañada por una re-ducción de la desigualdad. Empero, mitigar la desi-gualdad implica no sólo ocuparse de ciertas conse-cuencias (la pobreza); es necesario crear condicionesque reduzcan definitivamente las asimetrías en la dis-tribución de las capacidades para participar en la vidaeconómica y política, así como en la distribución de losbeneficios del progreso. En una región que, comoAmérica Latina, es la más desigual del mundo, este esun dato clave: para mantener los avances en la luchacontra la pobreza es preciso disminuir la desigualdadsocial.

Los países más avanzados han diseñado un conjun-to de mecanismos redistributivos para afrontar lacuestión de la equidad social, que van más allá de laspolíticas asistenciales para atender a las personas po-bres. Uno de estos mecanismos es el sistema impositi-vo: una eficaz recaudación de recursos entre los indi-viduos y las empresas para el financiamiento de laspolíticas públicas. Otro ha sido el vigoroso desarrollode políticas sociales en educación, salud y capacita-ción. Por último, las políticas económicas, estrecha-mente ligadas a las sociales, han permitido la genera-ción de amplias y muy diversas oportunidadeslaborales y empresariales entre la población. En gene-ral, estos mecanismos de redistribución social han im-pulsado una robusta institucionalidad capaz de asegu-rar la recaudación tributaria, su asignación, suaplicación conforme a los objetivos de política públicay la supervisión oportuna de las acciones emprendidas,para evitar el desvío o mal uso de los recursos. De es-ta manera, “lo social” ha sido más amplio que las po-líticas de “combate a la pobreza”.

Desafortunadamente, en Centroamérica las institu-ciones públicas tienden a ser especialmente frágiles,como lo documenta el Segundo Informe sobre Desa-rrollo Humano en Centroamérica y Panamá, y las polí-ticas públicas se han centrado en el combate a la po-breza, dejando de lado la desigualdad. A esto seañade el hecho de que las reformas pro-crecimiento sedespreocuparon de corregir esta situación y, por elcontrario, favorecieron el desmantelamiento de capa-cidades institucionales. El no tener instituciones públi-cas adecuadas tiende a confinar a los países en “círcu-los viciosos de subdesarrollo”, en los que los bajosniveles institucionales afectan negativamente el creci-miento económico, lo cual a su vez no permite que elEstado pueda costear los recursos humanos que nece-sita para mejorar sus instituciones, ni tampoco desa-rrollar políticas públicas. El reconocimiento de la dife-rencia entre la desigualdad y la pobreza, y de laimportancia de contar con instituciones y políticas pa-ra superarlas, es el resultado de un cambio en el pen-samiento y la práctica sobre el desarrollo. Hasta hacepocos años, la corriente predominante afirmaba que lasuperación de la pobreza y de ciertas inequidades so-ciales era un producto del crecimiento económico. Serecomendaba a los países enfocarse en las reformasinstitucionales y de política pública orientadas a pro-mover el crecimiento económico (Consenso de Was-hington), pues éstas traerían como consecuencia unaumento en el bienestar de la población. Se reconocíaque, a corto plazo, el crecimiento económico no resuel-ve los problemas sociales, por lo que se sugerían algu-nas políticas sociales para mitigarlos. Pero estas políti-cas se reducían a las acciones para combatir lapobreza, especialmente la extrema, que era la únicaexpresión de desigualdad social que se juzgaba incon-veniente para el desarrollo.

En la actualidad, las mismas instituciones que pre-conizaban esta estrategia han tenido que modificar suposición. El vínculo entre el crecimiento y la equidadno era tan simple como el propuesto; tampoco existíael orden de causa (crecimiento)-efecto (disminución depobreza) previsto y, finalmente, era erróneo reducir losproblemas de equidad a los de la pobreza. Las consta-taciones en América Latina y otros lugares del mundo

360 E S T A D O D E L A N A C I O N C A P I T U L O E S P E C I A L / C A P I T U L O 6

Las reducciones fueron más significativas enlas áreas urbanas que en las rurales. En las pri-meras la incidencia se redujo 9,7 puntos encuanto a la pobreza total, y 7 puntos en pobrezaextrema. En las áreas rurales la reducción fue de

5,8 puntos en la pobreza total, pero la extrema semantuvo inalterada. Esto es relevante porquedemuestra que este último grupo ha permaneci-do al margen del crecimiento económico y que eldesarrollo humano en Centroamérica implica,

¿Por qué puede disminuir la pobreza sin que se reduzca la desigualdad?

RECUADRO 6.2 (continuación)

demostraron que las reformas exclusivamente orienta-das al crecimiento económico eran una condición ne-cesaria, pero no suficiente, para disminuir la pobreza yla inequidad social. Tampoco eran suficientes, por cier-to, para elevar los niveles de crecimiento.

La equidad social, lejos de ser una consecuencia deldesarrollo económico, es una condición que debe seratendida desde muy temprano. En efecto, los paísesque en el largo plazo han logrado sostener las mayo-res tasas de crecimiento son los que más se preocupa-ron por ejecutar políticas que disminuyeran en formasignificativa -y desde un inicio- los niveles de desigual-dad social. Más recientemente, además, se ha podidorecopilar evidencia sobre los efectos perjudiciales de ladesigualdad para el crecimiento mismo.

Si bien hoy se sabe que las instituciones cumplen unpapel vital en la promoción del crecimiento y la equi-dad social, igualmente se reconoce que no cualquiertipo de instituciones y de políticas públicas son ade-cuadas para tal fin. Por ello, un debate que relacionelos sistemas tributarios con la eficiencia y eficacia en lagestión pública y los sistemas de rendición de cuentas-temas usualmente vistos por separado- es crucial pa-ra las aspiraciones centroamericanas de contar coninstituciones capaces de promover el desarrollo huma-no de sus sociedades, pues con toda certeza se puedeafirmar que no existe ningún país que, sin gasto socialimportante, haya logrado un alto índice de desarrollohumano (gráfico 6.5).

C A P I T U L O 6 / C A P I T U L O E S P E C I A L E S T A D O D E L A N A C I O N 361

GRAFICO 6.5

Fuente: Rodrik 2002; Ganuzza, et al, 2001; PNUD, varios años; Banco Mundial, 1997; Sen, 1999;Lora y Panizza, 2002; Agosín, 2002.

Centroamérica y países de la OECD: índice de desarrollo humanosegún el Informe Mundial sobre Desarrollo Humano 2002 y gasto

social como porcentaje del PIB. 1998-1999

1,000

0,900

0,800

0,700El Salvador

Honduras

Guatemala

Nicaragua

Panamá

Gasto social (% PIB)

0 5 10 15 20 25 30 35

Korea

México

Turquía

Eslovaquia

Estados UnidosHolandaAustralia Canadá

Islandia

Portugal Rep. ChecaEspaña

PoloniaItaliaGrecia

LuxemburgoNueva Zelandia

Noruega BélgicaReinoUnido

Austria

FinlandiaNoruega

SuizaFrancia

DinamarcaSuecia

Costa Rica

Japón

0,600

0,500

0,400

0,300

0,200

0,100

necesariamente, modificar las condiciones de vi-da del campesinado. En efecto, la mitad de lapoblación centroamericana reside en el área ru-ral, la cual concentra el 67% del total de pobresde la región y el 76,6% de las y los habitantes ensituación de extrema pobreza.

Los pobres tienen menor acceso a los servi-cios básicos y presentan graves problemas de

hacinamiento, saneamiento básico, vivienda demala calidad o en mal estado, falta de agua po-table y escasas oportunidades educativas. Conimportantes diferencias según los países, tres decada cinco hogares centroamericanos presentanal menos una necesidad básica insatisfecha(NBI). Los niveles de insatisfacción son signifi-cativamente mayores en el área rural que en la

mientras que el 40% de la población con menoringreso per cápita se apropia de entre un 10,4%y un 15,3% del ingreso nacional. En los últimosaños la desigualdad ha aumentado en algunospaíses, y en otros se ha mantenido en los altosniveles preexistentes.

La pobreza expresa múltiples exclusiones

Las dificultades de la mitad de la poblacióncentroamericana para alcanzar un nivel de vidadigno se documentan en el Segundo Informe pormedio de la insuficiencia de ingreso y de necesi-dades básicas insatisfechas. A pesar de las dife-rencias en las magnitudes de la pobreza entre lospaíses, los perfiles de la población pobre mues-tran grandes similitudes (cuadro 6.8).

A continuación se destacan las característicasde la población pobre en Centroamérica, algunasde las cuales ya han sido resaltadas.

■ La incidencia de la pobreza, especialmente laextrema, es mayor entre la población rural y,además, la mayoría de las personas pobres re-side en área rural.

■ Los hogares pobres son más numerosos comopromedio regional: tienen 5,7 miembros,

urbana. Mientras en esta última cerca de la mi-tad de los hogares muestra al menos una NBI,en la rural se presenta en el 70% de los casos.El hacinamiento es el principal determinante deinsatisfacción y afecta al 40% de los hogares(cuadro 6.6).

Otra inequidad notable se observa en las po-blaciones indígenas respecto a las no indígenas.En Guatemala, donde vive la mayor parte de lapoblación indígena centroamericana, mientras el73,3% de los hogares cuyo jefe es indígenamuestra al menos una NBI (44,4% dos o más),solamente el 51,5% de los hogares con jefe noindígena se encuentra en esa situación (24,5%con dos o más NBI, según datos del Sistema delas Naciones Unidas en Guatemala (2002).

Los beneficios que pueda derivar la pobla-ción del crecimiento económico dependen de losavances que puedan lograr los países en la dismi-nución de la fuerte inequidad imperante en la re-gión. Debe recordarse que en Latinoamérica,considerada como la región más desigual delmundo, algunas de las naciones centroamerica-nas ocupan los lugares más extremos, de acuer-do con el coeficiente de Gini (cuadro 6.7). En to-dos los países del área, el 10% de la poblacióncon ingreso per cápita más elevado se apropia deentre un 29,4% y un 40,5% del ingreso nacional,

362 E S T A D O D E L A N A C I O N C A P I T U L O E S P E C I A L / C A P I T U L O 6

CUADRO 6.6

Costa Rica Guatemala Honduras Nicaragua(2000)a/ (2000) (2001) (1998)

ViviendaCalidad de la vivienda 10,9 18,1 10,0 18,9Hacinamiento 6,9 40,6 40,3 43,5

Servicios básicosAgua potable 6,1 15,2 8,1 19,4Saneamiento básico 1,0 21,1 29,2 16,6

Educación (asistencia escolar) 2,9 10,1 5,3 21,7

Capacidad de consumo 5,8 8,6 20,8 42,6

a/ Para efectos de comparabilidad, no se incluyen los porcentajes de hogares con insatisfacción en alumbrado y salud.

Fuente: Costa Rica: Proyecto Estado de la Nación, 2001; Guatemala: Sistema de las Naciones Unidas enGuatemala, 2002; Honduras: estimación propia a partir de la Encuesta Permanente de Hogares de PropósitosMúltiples, mayo del 2001, utilizando los criterios de insatisfacción señalados en Gobierno de la República deHonduras, 2001; Nicaragua: PNUD-Nicaragua, 2000.

Centroamérica (4 países): porcentaje de hogares según NBI. 2000

C A P I T U L O 6 / C A P I T U L O E S P E C I A L E S T A D O D E L A N A C I O N 363

CUADRO 6.7

Países PIB per cápita Coeficiente Porcentaje de Porcentaje de la Porcentaje de Gasto socialen dólares de Ginib/ la población población bajo empleos en el per cápitacorrientesa/ bajo la línea la línea de sector informald/ (dólares de

de pobrezac/ pobreza extremac/ 1997)e/

2001 2000 2000 2000 2001 1998-1999Centroamérica 1.843 0,564 50,8 23,0 39,3Costa Rica 3.948 0,473 22,9 6,8 32,8 622El Salvador 2.104 0,518 45,5 19,8 42,8 82Guatemala 1.680 0,582 56,2 15,7 41,0 107Honduras 909 0,564 71,6 53,0 38,8 57Nicaragua 472f/ 0,584 45,8 15,1 40,4 57Panamá 3.508 0,557 40,5 26,5 33,3 462

a/ Fuente: Los datos del PIB total fueron tomados de CEPAL, 2002a, y los per cápita estimados a partir de cifras de CELADE.

b/ Estimación propia a partir de las encuestas de hogares de los países. Para el cálculo, los ingresos familiares fueron convertidos a dólares y ajustados según las paridades de poder

adquisitivo (PPA). Fuente: Sauma, 2003.

c/ Para Costa Rica y Nicaragua corresponde a 2001 y para Honduras a 2002. Fuentes: Costa Rica: INEC, a partir de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples del año 2001; El

Salvador: PNUD-El Salvador, 2001, datos obtenidos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples del año 2000; Guatemala: Sistema de las Naciones Unidas en Guatemala, 2002,

a partir de la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida del año 2000; Honduras: resultados proporcionados por el PNUD-Honduras, con base en la Encuesta Permanente de Hogares

de Propósitos Múltiples de mayo de 2002; Nicaragua: INEC-Nicaragua, información de la Encuesta Nacional sobre Medición del Nivel de Vida 2001; Panamá: PNUD-Panamá, a partir del

Censo de Población del año 2000.

d/ El sector informal incluye a los trabajadores no agropecuarios (urbanos y rurales) sin educación superior: por cuenta propia, patronos y asalariados en establecimientos de 5 empleados

o menos (excluyendo los empleados públicos), el servicio doméstico y los trabajadores no remunerados.

e/ Fuente: CEPAL, 2001b.

f/ Las cifras de Nicaragua no reflejan el cambio en cuentas nacionales que actualizó y recalculó el PIB, debido a que no se contó con una serie comparable con la de los demás países.

Fuente: Sauma, 2003.

Centroamérica: indicadores económicos y sociales seleccionados

CUADRO 6.8

Centroamérica a/ Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua PanamáTamaño promedio del hogarTotal de hogares 4,9 4,1 4,5 5,3 5,2 5,4 4,2Hogares urbanos 4,5 4,1 4,2 4,8 4,8 5,2 4,0Hogares rurales 5,3 4,2 4,9 5,6 5,5 5,7 4,5Hogares pobres 5,7 4,6 5,1 6,2 5,6 6,7 5,7Hogares no pobres 4,2 4,0 4,0 4,4 4,5 4,6 3,6Relación de dependencia demográficab/

Total de hogares 0,8 0,6 0,7 1,0 0,9 0,8 0,7Hogares pobres 1,1 1,0 1,0 1,2 1,1 1,1 0,9Hogares no pobres 0,6 0,5 0,5 0,7 0,6 0,7 0,5Porcentaje de mujeresEn población total 51,1 50,4 52,3 51,0 51,2 51,2 49,9En población pobre 51,0 52,9 52,4 51,0 51,4 49,7 47,3En población no pobre 51,2 49,6 52,2 51,1 50,6 52,5 51,7

Centroamérica: características de la población y los hogares según condición de pobreza. 2000

364 E S T A D O D E L A N A C I O N C A P I T U L O E S P E C I A L / C A P I T U L O 6

Sin embargo, nuevamente hay diferencias porpaíses, pues los hogares pobres de Costa Ricay Honduras muestran mayores porcentajes dejefatura femenina que los no pobres, pero su-cede lo contrario en Nicaragua y Panamá. Valeresaltar que la jefatura femenina de los hogareses una situación que se presenta con mayorfuerza en las áreas urbanas.

■ Los pobres tienen menor acceso a los serviciosbásicos; los problemas de hacinamiento y sa-neamiento básico aparecen como los más sig-nificativos, pero también los pobres residen enviviendas construidas con materiales de malacalidad o que se encuentran en mal estado, ytienen problemas de acceso a agua potable.

Otra característica importante es que la po-breza afecta principalmente a la niñez centroa-mericana. Como se aprecia en el gráfico 6.6, laincidencia de la pobreza no sólo es mayor entrelos niños, niñas y jóvenes de la región (el 61,5%de la población de 0 a 14 años de edad se en-cuentra en situación de pobreza), sino que bue-na parte del total de pobres pertenecen a estegrupo etario: un 47,9% de los pobres centroame-ricanos son niños y jóvenes de 14 años o menos.

En los países para los cuales se dispone de in-formación desagregada por grupo étnico, seconstata además que la población indígena esmás pobre. Por ejemplo en Guatemala, según laEncuesta Nacional de Condiciones de Vida delaño 2000 (ENCOVI 2000) la población indígenarepresenta el 39,2% de la población mayor de 7

frente a 4,2 de los no pobres. Cabe destacartambién que los hogares rurales son másnumerosos.

■ La relación de dependencia demográfica esmayor en los hogares pobres, 1,1 versus 0,6.

■ La relación de dependencia económica es ma-yor en los hogares pobres: hay en promedio2,1 miembros dependientes por cada ocupadoen los hogares pobres; entre los no pobres estarelación es de 1,3.

■ Contrario a lo que en ocasiones se ha argu-mentado, la incidencia de la pobreza no es ma-yor entre las mujeres. La estimación para Cen-troamérica indica que el 51,1% de la poblaciónes del sexo femenino, porcentaje casi idénticoal que representan las mujeres dentro de la po-blación pobre e, independientemente, dentrode la no pobre. Por países hay algunas diferen-cias, pues mientras en Costa Rica y Hondurasla incidencia de la pobreza es ligeramente ma-yor entre las mujeres, en Nicaragua y Panamásucede lo contrario.

■ Tampoco se presenta una mayor incidencia dela pobreza entre los hogares jefeados por mu-jeres. Cuando se considera la situación de po-breza, a nivel centroamericano no hay diferen-cia entre los hogares pobres y no pobres encuanto a jefatura femenina, o sea que no es po-sible afirmar que la incidencia de la pobreza esmayor en los hogares jefeados por una mujer.

CUADRO 6.8 (continuación)

Centroamérica a/ Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua PanamáPorcentaje de hogares con jefatura femeninaTotal de hogares 24,5 23,2 28,8 20,5 25,3 27,8 23,6Hogares pobres 24,3 31,4 29,0 19,5 27,4 23,8 17,4Hogares no pobres 24,6 21,1 28,7 21,5 21,3 30,3 26,2Hogares urbanos 29,1 26,8 31,4 24,3 30,3 34,9 28,8Hogares rurales 19,4 18,6 24,5 17,7 20,7 18,5 16,8

a/ Estimación propia con datos de CELADE, 2000.

b/ Relación entre la población de 0 a 14 años y de 65 años y más respecto a la población de 15 a 64 años.

Fuente: Estimación propia a partir de las siguientes encuestas: Costa Rica: Encuesta de Hogares del año 2000 (con ajuste en factores deexpansión según el censo del mismo año); El Salvador: Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de 1999; Guatemala: Encuesta Nacional deIngresos y Gastos Familiares de 1998; Honduras: Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de 1999; Nicaragua: Encuesta Nacional sobreMedición del Nivel de Vida 2001; Panamá: Encuesta de Niveles de Vida 1997.

años y, en este grupo, la incidencia de la pobrezacomo insuficiencia de ingresos es de 76% la to-tal, y de 26,4% la extrema, frente a 41,4% y7,7% entre los no indígenas (Sistema de las Na-ciones Unidas en Guatemala, 2002). En Panamá,según el censo del año 2000, la población indí-gena representa el 10% de la población total;aunque el Informe Nacional de Desarrollo Humano(Proyecto Informe Nacional de Desarrollo Huma-no, 2002) no diferencia la pobreza como insufi-ciencia de ingresos entre indígenas y no indígenas,datos obtenidos posteriormente señalan que la in-cidencia de la misma entre indígenas es de 82,7%(70% en pobreza extrema), respecto a 35,8% entrelos no indígenas (21,7% en pobreza extrema).

Se mantiene un serio rezago educativo

Persiste en la región un grave problema edu-cativo, que se refleja en un 26,7% de la pobla-ción con más de 15 años que es analfabeta. Parael 2000, un 21,7% de los 20,4 millones de cen-troamericanos entre los 15 y los 64 años de edadno tenía ningún grado educativo y un 25,1% so-lo contaba con primaria incompleta. En otras pa-labras, casi la mitad de esa población, un 46,8%,carecía de educación formal o no había termina-do la enseñanza primaria; además, apenas un18,7% tenía primaria completa. Estos proble-

C A P I T U L O 6 / C A P I T U L O E S P E C I A L E S T A D O D E L A N A C I O N 365

Mile

s de

per

sona

s

Grupos quinquenales de edad Pobres No pobres

3.500

3.000

2.500

2.000

1.500

1.000

500

0 a

4

5 a

9

10 a

14

15 a

19

20 a

24

25 a

29

30 a

34

35 a

39

40 a

44

45 a

49

50 a

54

55 a

59

60 a

69

70 a

74

65 a

69

75 y

más

GRAFICO 6.6

Fuente: Sauma, 2003, a partir de las encuestas de hogares de los países.

Centroamérica: población por grupos de edad, según condición de pobreza. 2000

mas, junto al hecho de que la cobertura en edu-cación secundaria es muy baja en casi todos lospaíses, explican la existencia de una baja escola-ridad en la región. Estos rezagos han afectado so-bre todo a la población femenina. De los centroa-mericanos entre 15 y 64 años sin gradoeducativo, 2,5 millones son mujeres y 1,9 millo-nes son hombres. Estas cifras tienden a dismi-nuir conforme se avanza entre los grupos etarios.

En la población sin educación formal o consólo un grado, la incidencia de la pobreza supe-ra el 60%. Esta se reduce a menos del 40% paraquienes tienen primaria completa, es apenas su-perior al 10% para quienes tienen enseñanza me-dia o secundaria y es muy inferior para los quehan cursado educación superior, aunque seaincompleta. Se calcula que la incidencia de la po-breza se reduce en cuatro puntos porcentualespor cada año de estudio hasta los 12 años, locual confirma, una vez más, el papel fundamen-tal de la educación en la lucha contra la pobreza,la formación de capital humano y la creación deempleo de calidad. Cerca de la mitad de los cen-troamericanos en condición de pobreza son ni-ños, niñas y jóvenes de 14 años o menos. Existeun círculo vicioso por el hecho de que la asisten-cia escolar se reduce a medida que se reduce elingreso familiar y, por ende, las posibilidades desuperar la pobreza.

366 E S T A D O D E L A N A C I O N C A P I T U L O E S P E C I A L / C A P I T U L O 6

que representan el 52,6% del total de ambos se-xos5, es de 5,5 años, mientras que el de los hom-bres es de 5,8 años. Al excluir a la población sinninguna educación, el promedio aumenta a 7,1años para los hombres y a 7,2 años para las mu-jeres, lo que indica que el problema para las mu-jeres es el acceso a la educación, pero cuando ac-ceden a ella igualan, e inclusive superan, el niveleducativo de los hombres. Como se observa en elgráfico 6.7, la situación es especialmente visibleen el grupo que tiene entre 11 y 12 años de edu-cación, en el cual la mujeres superan a los hom-bres (1,3 millones respecto a 1,1 millones).

La buena noticia es que la situación está cam-biando. Las oportunidades mejoraron para lasmujeres más jóvenes. Cuando se considera sola-mente la población de 15 a 30 años, el promediode años de estudio es de 6 para las mujeres y 5,9para los hombres. Además, el porcentaje de mu-jeres sin ningún grado aprobado es de 18,2%,respecto al 23,7% que resulta cuando se conside-ra la totalidad de mujeres entre 15 y 64 años.

Alentadores progresos en salud y esperanza de vida

En los últimos cuarenta años, todos los paísesdel área han aumentado su esperanza de vida al

Los pobres tienen menor nivel educativo:un círculo vicioso de reproducción de la pobreza

La educación es un elemento clave en el aná-lisis de la pobreza, ya que es uno de los factoresque más claramente se identifican como genera-dores y reproductores del fenómeno. Lo impor-tante no es el orden de causalidad educación-po-breza, sino la evidencia, en todos y cada uno delos países, de que los pobres tienen menor niveleducativo que los no pobres, y que, por lo tanto, elalivio de esta situación, pasa necesariamente pormejorar el nivel educativo de la población pobre.

Este problema se refleja en varios aspectos.En el caso de la población de 15 años y más, lospobres tienen menor nivel educativo que los no po-bres y, además, entre ellos la tasa de analfabetismo essignificativamente mayor. En la población menor deesa edad, los problemas se manifiestan en una redu-cida asistencia y un mayor rezago escolar.

El nivel educativo de la población de 15 a 64años refleja las deficiencias de los esfuerzos rea-lizados en el pasado. Uno de cada cinco centroa-mericanos con esa edad (79,5%) tiene como má-ximo educación básica completa; por elcontrario, sólo uno de cada cinco tiene más queeducación básica.

El promedio de años de estudio para las mu-jeres centroamericanas de 15 a 64 años de edad,

Hombres Mujeres

Mile

s de

perso

nas

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

Años de escolaridad

3.000

2.500

2.000

1.500

1.000

500

GRAFICO 6.7

Fuente: Sauma, 2003, a partir de las encuestas de hogares de los países.

Centroamérica: años de educación formal de la población de 15 a 64 años, según sexo. 2000

nacer. Sin embargo, no ha cambiado su posiciónrelativa con respecto al promedio de Latinoamé-rica. Además, las brechas iniciales en los niveles,los logros diferenciados en salud y los rezagosproducto de los conflictos armados, han genera-do notables contrastes en los avances en esperan-za de vida en la región (77,7 en Costa Rica y 65,9en Guatemala, en el año 2000).

En Costa Rica y Panamá este indicador ha au-mentado en forma sostenida desde los años seten-ta y, a pesar de la desaceleración en los ochenta, losprogresos se han mantenido sin interrupción.Para los demás países el ritmo ha sido más lento,y el rezago en los ochenta fue mayor. La mayordistancia se da con respecto a Guatemala, cuyaesperanza de vida difiere en casi cinco años delpromedio de Centroamérica (cuadro 6.9).

La reducción en la mortalidad infantil explicabuena parte de las mejoras en la esperanza de vida.La mortalidad en el primer año de vida es sensiblea medidas de salud pública efectivas y de bajo cos-to, como la vacunación, que en Centroamérica po-sibilitó la erradicación de la polio y la virtual elimi-nación del sarampión. En este campo la región hamejorado su posición con respecto al resto de lospaíses latinoamericanos. Hacia 1960, Costa Rica,Belice y Panamá ya tenían tasas de mortalidad in-fantil por debajo del promedio de Latinoamérica;alrededor de 2000, El Salvador y Honduras tam-bién reportaban tasas inferiores.

Entre los desafíos en materia de salud se en-cuentra el control de las enfermedades transmi-sibles. En este ámbito se pueden documentaravances que provienen de la coordinación regio-

nal para el control de enfermedades transmitidaspor vectores. Está pendiente, sin embargo, el re-forzamiento del control de la malaria y el denguea partir de enfoques centrados en medidas am-bientales sostenibles, estrategias de comunica-ción social y participación comunitaria, que ge-neren cambios en las conductas de la población.

Desde fines de la década de los noventa se vie-ne experimentando un incremento en los casos dedengue hemorrágico: 1.410 casos y 49 muertesfueron reportados en 2000 (gráfico 6.8). El peligrono sólo es latente, sino que va en aumento.

El número de casos por país ha tenido uncomportamiento más o menos desvinculado desu situación socioeconómica, lo cual demuestraque las condiciones ambientales y las interven-ciones públicas de prevención y control ejerceninfluencias tan o más importantes que las condi-ciones socioeconómicas. Esto sugiere que el con-trol del dengue es un área en la que el trabajocoordinado entre los países puede potenciar lasacciones particulares. A este respecto, existe lanecesidad de fortalecer un nuevo enfoque, quepromueva la coordinación intersectorial, estimu-le la adopción de medidas ambientales sosteni-bles e incorpore estrategias de comunicación socialy participación comunitaria dirigidas a generarcambios en las conductas de la población.

En cuanto a la malaria, después de alcanzarniveles bajos en los años 1973-1974, los logrosse deterioraron entre 1975 y 1976. Los conflictosbélicos de los años ochenta y el inicio de la des-centralización de los programas de malaria, cau-saron un deterioro de la situación epidemiológi-

C A P I T U L O 6 / C A P I T U L O E S P E C I A L E S T A D O D E L A N A C I O N 367

CUADRO 6.9

Países Esperanza de vida al nacer Mortalidad infantil (tasa por mil nacidos vivos)

2000-2005 2000-2005

Costa Rica 78,1 10,5El Salvador 70,6 26,4Guatemala 65,9 41,2Honduras 71,0 31,2Nicaragua 69,5 35,7Panamá 74,7 20,6

Fuente: Elaboración propia con datos de CELADE, División de Población de la CEPAL, Naciones Unidas.

Centroamérica: esperanza de vida al nacer y mortalidad infantil. 2000-2005

la malaria, se ha optado por nuevas estrategiasorientadas más hacia la enfermedad que a la lu-cha contra los vectores. Entre los problemas porenfrentar se han identificado los siguientes: i) lamalaria en Centroamérica es un problema demorbilidad, ii) se presenta en zonas urbanas, iii)afecta los grupos más marginados de la sociedad,iv) los programas de malaria perdieron priori-dad, v) persiste el peligro potencial de la apari-ción de cepas resistentes a los medicamentos yvi) las intervenciones presentan problemas desostenibilidad. Las zonas maláricas son por logeneral las que presentan mayor incidencia de la

ca de la enfermedad. Hasta la mitad de losochenta, la malaria en Centroamérica estaba res-tringida a la costa del Pacífico, pero tras el colap-so del cultivo del algodón, a partir de 1990 setrasladó al Atlántico (cuadro 6.10). El desarrollode proyectos agroindustriales (banano, cítricos,palma africana, caña de azúcar) conllevó dos fac-tores de riesgo importantes: i) agresiva deforesta-ción de bosques primarios y ii) la importación demano de obra procedente de áreas endémicas demalaria. Ambos contribuyeron al establecimien-to de la transmisión en el área.

Ante el fracaso de los esfuerzos por erradicar

368 E S T A D O D E L A N A C I O N C A P I T U L O E S P E C I A L / C A P I T U L O 6

Núm

ero

de c

asos

1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

80.000

70.000

60.000

50.000

40.000

30.000

20.000

10.000

0

Centroamérica

Belice

El Salvadora/

Guatemala

HondurasNicaraguaPanamá

Costa Rica

GRAFICO 6.8

a/ Población en riesgo.

Fuente: OPS/OMS, 2003a.

Centroamérica: evolución de los casos de dengue. 1996-2002

CUADRO 6.10

Países Casos de malaria1996 1997 1998 1999 2000 2001

Belice 6.323 4.014 2.278 1.711 1.486 1.097Costa Rica 5.112 4.468 4.863 3.518 1.534 1.363El Salvador 5.524 2.450 670 362Guatemala 20.229 29.441 46.765 43.065 47.308 35.824Honduras 73.020 62.762 42.401 46.142 34.736 24.023Nicaragua 72.108 41.437 27.516 38.628 20.381 10.482Panamá 386 347 909 871 1.036 928Centroamérica 182.702 144.919 124.732 133.935 107.151 74.079

Fuente: OPS/ OMS, varios años.

Centroamérica: casos de malaria, por país. 1996-2001

pobreza. Todo lo anterior apunta a la necesidadde que la intervención se haga de acuerdo con laespecie parasitaria que predomina, tomando encuenta las distintas variables involucradas y ha-ciendo del diagnóstico oportuno y el tratamien-to inmediato el núcleo básico para iniciar un de-sarrollo social en las localidades maláricas.

Fuerte desigualdad en la distribución del ingreso

Junto a una elevada incidencia de la pobreza,las naciones centroamericanas muestran unafuerte desigualdad en la distribución de los in-gresos, tanto entre países como dentro de ellos.En el año 2000 el PIB total de la región en suconjunto superó los 66.500 millones de dólaresy en términos per cápita resultó ligeramente supe-rior a los 1.800 dólares (cuadro 6.11). No obstan-te, cuando se compara el producto per cápita sepresentan marcadas diferencias, pues mientras enCosta Rica y Panamá supera los 3.000 dólares, enHonduras y Nicaragua es inferior a 1.000 dólares.

En cuanto a la desigualdad “dentro” de lospaíses, los indicadores del cuadro 6.11 muestran

que, en todos los casos, el 10% de la poblacióncon ingreso per cápita más elevado (relativamen-te “más ricos”) se apropia de entre un 29,4% yun 40,5% del ingreso nacional, mientras que el40% de la población con menor ingreso per cá-pita (relativamente “más pobres”) se apropia deentre un 10,4% y un 15,3% del ingreso nacional.Dicho de otra forma, en todas y cada una de lasnaciones, mientras el 30% de la población conmayores ingresos per cápita acumula por lo me-nos un 60% del ingreso nacional, el 70% de lapoblación con menores ingresos per cápita obtie-ne, en el mejor de los casos, un 40% del ingresonacional.

El coeficiente de Gini, utilizado como indica-dor de desigualdad, asume valores desde 0,473en el caso de Costa Rica, hasta 0,584 y 0,582 pa-ra Guatemala y Nicaragua, respectivamente.Cuando se considera la región en su conjunto, elcoeficiente de Gini asume un valor de 0,564. Alser comparados con los demás países latinoame-ricanos, los centroamericanos se ubican a lo lar-go de todo el espectro de desigualdad que carac-teriza a América Latina como la región másdesigual del mundo.

C A P I T U L O 6 / C A P I T U L O E S P E C I A L E S T A D O D E L A N A C I O N 369

CUADRO 6.11

Población PIB Desigualdad en la distribución ingresoa/

(en miles)total per Coeficiente Participación en el ingreso total

(millones cápita de Gini 40% 30% 20% 10%US$) (US$) más siguiente siguiente más rico

pobre

Total 36.097,4 66.525 1.843 0,564b/

Costa Rica 4.023,5 15.885 3.948 0,473 15,3 25,7 29,7 29,4El Salvador 6.276,0 13.205 2.104 0,518 13,8 25,0 29,1 32,1Guatemala 11.385,3 19.122 1.680 0,582 12,8 20,9 26,1 40,3Honduras 6.485,5 5.898 909 0,564 11,8 22,9 28,9 36,5Nicaragua 5.071,4 2.396 472 0,584 10,4 22,1 27,1 40,5Panamá 2.855,7 10.019 3.508 0,557 12,9 22,4 27,7 37,1

a/ Corresponden a 1999, excepto para los casos de Guatemala y Nicaragua, que son de 1998. Ingreso per cápita.

b/ Para el cálculo, los ingresos familiares fueron convertidos a dólares estadounidenses y ajustados según las paridades de poder adquisitivo (PPA).

Fuente: Datos de población tomados de CELADE, 2002; datos del PIB tomados de CEPAL, 2002a, ingresos percápita tomados de CEPAL, 2001b; coeficiente de Gini, estimación propia a partir de las encuestas de hogares delos países..

Centroamérica: población, PIB y desigualdad en ladistribución del ingreso, por países. 2000

(cifras absolutas y porcentajes)

los países, con excepción de Panamá y Costa Ri-ca. Para el 2000, se estima que un 30,1% de los13,7 millones de ocupados en Centroamérica loestaba en el sector formal, un 39,3% en el infor-mal y un 30,6% en actividades agropecuarias. Enel sector agrícola, un 18,7% del empleo corres-ponde a la actividad realizada por cuenta propiao por trabajadores familiares -que es un tradicio-nal reducto de pobreza- un 5,4% a asalariados ypatronos en empresas de 5 empleados o menos,y sólo un 6,6 % al sector agropecuario moderno.

La incidencia de la pobreza es bastante menorentre los ocupados del sector formal (18,7%), queen los del informal (40,4%), y entre estos últimoses menor que entre los ocupados agropecuarios.La mayor incidencia se presenta en los trabajado-res campesinos por cuenta propia y familiares,entre quienes la pobreza alcanza el 74,3%, asícomo entre patronos y asalariados agropecua-rios, con establecimientos de 5 o menos emplea-dos, con el 66,4%.

La débil relación entre crecimiento y empleo,así como la falta de encadenamientos entre lasnuevas actividades exportadoras y el resto de laeconomía son los principales desafíos que se de-be encarar para asegurar un empleo de mejor ca-lidad, lo cual también implica la inclusión de laspequeñas y medianas empresas (PYME) en la di-námica económica. A pesar de su precariedad,bajos salarios y modestas condiciones laborales,las PYME son muy importantes en la produccióny generación de empleo en Centroamérica.

El mercado de trabajo juega un papel impor-tante en la reducción de la pobreza, pues la ma-yor parte de los ingresos de las familias provienede la participación de sus miembros en ese mer-cado. Más específicamente, según las encuestasde hogares, en promedio para los últimos años,el 84% de los ingresos familiares fueron obteni-dos de la participación en el mercado laboral7.

En los noventa, el crecimiento económico fueacompañado de aumentos en el empleo, lo cualconstituye un aspecto positivo del proceso eco-nómico de cara a la reducción de la pobreza. Sinembargo, debe tomarse en cuenta que, como seindicó, muchos de los empleos fueron generadosen el sector informal, que contribuye poco a esareducción. Según Trejos (2002), entre 1990 y1999 el empleo total en Centroamérica creció a unritmo del 3,8% anual; no obstante, las tasas de cre-cimiento difieren por sectores: 0,9% el empleoagropecuario, 3,8% el formal y 6,7% el informal8.

Con una perspectiva dinámica, reduccionesen la desigualdad del ingreso serían beneficiosas

Además del problema de equidad, que por símismo refleja la desigualdad en la distribucióndel ingreso familiar, deben considerarse dos im-plicaciones adicionales. En primer lugar está larelativa al menor impacto del crecimiento econó-mico en la reducción de la pobreza: a mayor de-sigualdad en la distribución del ingreso, mayorestasas de crecimiento económico serán necesariaspara lograr reducciones significativas en la po-breza. Como ya se mencionó, en Centroaméricala pobreza disminuyó a lo largo de la década delos noventa, en buena medida gracias al creci-miento económico y a pesar de la fuerte desi-gualdad; sin embargo, para lograr avances signi-ficativos a futuro, como los establecidos en laDeclaración del Milenio del PNUD, se requerirántasas de crecimiento económico iguales o supe-riores a las del período previo, así como reduc-ciones en la desigualdad. En segundo lugar, lafuerte desigualdad en la distribución del ingresoestá asociada a otros problemas de equidad, es-pecialmente el acceso a los servicios socialesbásicos.

Según cifras de la CEPAL (2002a), en térmi-nos reales (dólares de 1995), el PIB per cápita re-gional del año 2000 fue un 18,7% superior al de1990 (1.664 y 1.402 dólares de 1995, respecti-vamente). En todos los países se repite esa situa-ción, aunque con mayor magnitud en Panamá,El Salvador y Costa Rica (31%, 24,7% y 23,4%en cada caso); en Guatemala se observa un au-mento cercano al promedio regional (15,1%), yun incremento muy bajo en Nicaragua y Hondu-ras (6,2% y 3,5%). Las tasas de crecimientoanual del PIB total y del PIB per cápita fueronpositivas6, aunque en este período el estilo decrecimiento de la región dejó claro que la prome-sa de crecimiento de inicios de los noventa no secumplió (capítulo 3, Segundo Informe sobre Desa-rrollo Humano en Centroamérica y Panamá).

Aumentan el empleo precario y la economía informal

Durante el período de instauración del nuevoestilo de desarrollo, las oportunidades de empleode la población no han mejorado significativa-mente. En el mercado laboral la economía infor-mal sigue siendo el sector más dinámico, conuna fuerte incidencia de pobreza. Se calcula quede cada 100 nuevos empleos generados entre1990 y 1999, 31 fueron en el sector formal, 12en el agropecuario y 57 en el informal. Este últi-mo sector es más grande que el formal en todos

370 E S T A D O D E L A N A C I O N C A P I T U L O E S P E C I A L / C A P I T U L O 6

para los países, pues permitirían que el creci-miento económico aumentara su impacto sobrela disminución de la pobreza. Sin embargo, eseno parece ser el caso de Centroamérica, aunquees preciso reconocer que la información disponi-ble es limitada. Por países, hay un notable au-mento en la desigualdad en Costa Rica, un pe-queño incremento en El Salvador, una fuertereducción en Honduras, y variaciones de pocarelevancia en los demás países.

Un ejercicio realizado en fecha reciente porPNUD-IPEA-CEPAL, para analizar la factibilidadde que las naciones latinoamericanas cumplancon la meta de pobreza incluida en la Declaracióndel Milenio, utiliza la relación entre crecimientoeconómico y pobreza, y además toma en cuentala situación en la distribución del ingreso9. LaDeclaración del Milenio propone la reducción a lamitad (respecto de los niveles existentes en1990), en la incidencia de la pobreza hacia el año2015. En el caso de Centroamérica, la situaciónactual muestra que los países requieren tasas decrecimiento económico muy elevadas para alcan-zar esa meta, con el agravante de que, aun cuan-do lo lograran, muchos de ellos mantendrían ni-veles de incidencia de la pobreza todavíaelevados. Los resultados del ejercicio también re-flejan la importancia de reducir la desigualdaden la distribución del ingreso, pues con ello dis-minuirían los requerimientos, en términos decrecimiento económico, para alcanzar la metapropuesta. De mantenerse el ritmo de crecimien-to vigente durante los años noventa (y la desi-gualdad en la distribución del ingreso), solamen-te podrían conseguir el objetivo planteadoPanamá, Costa Rica y El Salvador. Los demáspaíses requieren esfuerzos en materia de políticaeconómica y social que permitan cambiar el rit-mo de crecimiento y mejorar la distribución delingreso respecto a la situación actual.

Una estrategia para reducir las desigualdadesen la distribución del ingreso entre las familias de-be tener como elemento principal la disminuciónde esas desigualdades en lo que concierne a los in-gresos laborales, lo cual se logra en el mercado detrabajo: en el corto plazo, generando más y mejo-res empleos y aumentando los ingresos laborales, yen el mediano y largo plazos, por medio de la for-mación de capital humano y la dotación de capitalfísico a la población de menores ingresos (tierra,activos físicos, etc.). Otros elementos de corto pla-zo tienen que ver con las transferencias, públicas yprivadas, que en algunos casos constituyen una ba-se para la solución permanente del problema, y

que además pueden incidir positivamente en lamejoría de la distribución del ingreso.

El gasto público social crece, pero aún es insuficiente

Desde la óptica del desarrollo humano, elgasto social, es decir, el gasto público y privadoen servicios sociales, se considera una inversión,pues favorece las oportunidades para el desarro-llo y mejoramiento de la calidad de vida de laspersonas, al proporcionar acceso al conocimien-to y la consolidación del acervo educativo, a am-bientes saludables y a adecuadas condicionesnutricionales, entre otros. La magnitud del gastoo inversión en los sectores sociales refleja en bue-na medida el esfuerzo que hacen las sociedadespara mejorar el nivel de vida de las y los ciuda-danos. Esta variable es fundamental para expli-car los niveles de desarrollo humano alcanzadospor los países centroamericanos en el largo pla-zo, pues existe una correlación directa entre lamagnitud de ese gasto en un determinado perío-do y la mejoría, en el mediano y largo plazos, enla situación de los individuos y sus familias, me-dida a través de los indicadores sociales.

Como se mencionó, la inversión o gasto so-cial incluye tanto la realizada por el sector públi-co como la inversión directa del sector privado,aunque este último también participa indirecta-mente, financiando mediante el pago de impues-tos los programas sociales a cargo del sector pú-blico. Lamentablemente no existe informaciónconfiable para todos los países sobre el gasto pri-vado en servicios sociales, motivo por el cual es-ta sección se concentra en el gasto público.

En el cuadro 6.12 se muestra el gasto públi-co social correspondiente al período 1998-1999para 17 países latinoamericanos, según datos deCEPAL (2001b). Estos estimados incluyen el gas-to público en educación, salud y nutrición, segu-ridad social y vivienda, agua y saneamiento, yotros. Panamá y Costa Rica figuran como nacio-nes con gasto social alto o medio-alto, superior a600 dólares (de 1997) per cápita, mientras quelos demás países del área, en la mayoría de loscasos, no alcanzan 100 dólares de 1997 y, másaún, ocupan los últimos cuatro lugares en cuan-to a gasto social entre los 17 países considerados.

Para Panamá y Costa Rica, el esfuerzo ma-croeconómico que representa el gasto social (co-mo porcentaje del PIB) es similar al de los paísescon gasto alto y medio-alto, o sea, superior a16%, en tanto que el de las demás naciones

C A P I T U L O 6 / C A P I T U L O E S P E C I A L E S T A D O D E L A N A C I O N 371

centroamericanos aumentó el gasto social per cápi-ta (cuadro 6.13). El caso más notorio es el de Gua-temala, donde el gasto social se duplicó entre 1998y 1999, respecto del período 1990-1991, situacióndirectamente relacionada con los Acuerdos de Paz.El aumento en el gasto social durante los años no-venta es resultado tanto de un mayor esfuerzo ma-croeconómico, como de un mayor esfuerzo fiscal.

En cuanto a la composición sectorial del gastosocial, hay importantes diferencias entre países. Poruna parte, mientras en Guatemala, Honduras y Ni-caragua el gasto en educación es el de mayor impor-tancia relativa, en Costa Rica lo son seguridad social,salud y nutrición, y en Panamá, salud y nutrición(no hay datos para El Salvador) (cuadro 6.14). Dehecho, no hay gasto en seguridad social en Hondu-ras y Nicaragua, y es muy bajo en Guatemala.

Dejando aparte a Costa Rica y Panamá, el

centroamericanas es significativamente menor, conexcepción de Nicaragua (cuadro 6.12). En cuantoal esfuerzo fiscal que representa este gasto (comoporcentaje del gasto público total), Guatemala re-gistra el mayor esfuerzo, situación que se explicapor la reducida presión tributaria existente en esepaís. El Salvador es la nación centroamericana conun menor esfuerzo fiscal en gasto social.

Considerando a la región en su conjunto, elgasto social per cápita para 1998-1999 alcanza187 dólares de 1997, un nivel que sigue siendomuy bajo dentro del contexto latinoamericano yque representa apenas un 10,7% del PIB regionaltotal, cifra igualmente baja.

La situación a finales de la década de los no-venta no difiere significativamente de la que se da-ba al inicio de ese mismo período, aunque, con ex-cepción de Honduras, en todos los países

372 E S T A D O D E L A N A C I O N C A P I T U L O E S P E C I A L / C A P I T U L O 6

CUADRO 6.12

Gasto per cápita Gasto público social como porcentaje del:

PIB gasto público

Promedio regionala/ 540 13,1 47,8Argentina 1.687 20,5 63,6Uruguay 1.539 22,8 72,5Brasilb/ 1.011 21,0 60,4Chile 827 16,0 66,8Panamá 642 19,4 38,6Costa Rica 622 16,8 43,1México 402 9,1 58,5Colombia 381 15,0 35,5Venezuela 313 8,6 37,3Perú 192 6,8 38,3Bolivia 168 16,1 56,5República Dominicana 135 6,6 39,7Paraguay 132 7,4 46,2Guatemala 107 6,2 46,2El Salvador 82 4,3 27,0Honduras 57 7,4 34,3Nicaragua 57 12,7 37,0

a/ Promedio simple de los países, excluidos Bolivia y El Salvador.

b/ Estimación del gasto social consolidado (todas las esferas de gobierno).

Fuente: CEPAL, 2001b.

América Latina y el Caribe (17 países): gasto público social per cápita, como porcentaje del PIB y como porcentaje

del gasto público. 1998-1999(dólares de 1997)

reducido gasto en servicios sociales distintos a laeducación constituye una severa limitación parael desarrollo de las capacidades humanas en lasdemás naciones centroamericanas, pues, como lo

reflejó el análisis de las necesidades básicasinsatisfechas, las y los centroamericanos presen-tan grandes carencias en la satisfacción de otrasnecesidades básicas, además de la educación.

C A P I T U L O 6 / C A P I T U L O E S P E C I A L E S T A D O D E L A N A C I O N 373

CUADRO 6.13

1990-1991 1992-1993 1994-1995 1996-1997 1998-1999Gasto social per cápitaCosta Rica 476 495 536 568 622El Salvador 60 70 82Guatemala 52 65 66 69 107Honduras 60 67 59 56 57Nicaragua 48 44 52 47 57Panamá 497 582 606 653 642Gasto social como porcentaje del PIBCosta Rica 15,7 15,3 16,0 17,0 16,8El Salvador 3,3 3,8 4,3Guatemala 3,4 4,1 4,1 4,2 6,2Honduras 7,9 8,5 7,7 7,2 7,4Nicaragua 10,8 10,6 12,6 11,0 12,7Panamá 18,6 19,5 19,8 20,9 19,4Gasto social como porcentaje del gasto públicoCosta Rica 38,9 41,2 38,3 42,2 43,1El Salvador 21,3 24,9 27,0Guatemala 29,9 33,4 38,5 37,4 46,2Honduras 36,5 33,7 32,7 34,6 34,3Nicaragua 35,4 38,1 40,9 37,1 37,0Panamá 40,0 37,9 43,2 38,2 38,6

Fuente: CEPAL, 2001b.

Centroamérica: gasto público social per cápita, como porcentaje delPIB y como porcentaje del gasto público. 1990-1991 a 1998-1999

(dólares de 1997)

CUADRO 6.14

Educación Salud y nutrición Seguridad social Vivienda, agua,saneamiento y otros

Costa Rica 163 181 216 63Guatemala 40 22 16 30Honduras 32 16 0 10Nicaragua 26 20 0 12Panamá 198 223 179 42

a/ No se dispuso de datos desagregados por sector para El Salvador.

Fuente: CEPAL, 2001b.

Centroaméricaa/: gasto público social per cápita, por sectores. 1998-1999

(dólares de 1997)

resulten aparentemente elevados. Lo cierto es queeste indicador no refleja de manera adecuada losproblemas de la economía nicaragüense, ni de susector estatal.

De los datos expuestos sobresale el bajo nivelde tributación de Centroamérica en general y deCosta Rica en particular, sobre todo en relacióncon su PIB. Este último caso resulta llamativo da-das las condiciones sociales imperantes en estepaís, cuyo financiamiento por parte de la socie-dad no se está consiguiendo en la actualidad.También cabe destacar que Guatemala, a pesardel aumento en los ingresos del gobierno comoporcentaje del PIB (que para el 2001 se habíanincrementado en casi un 40% en relación con1990), sigue ocupando el último lugar en la re-gión, principalmente por haber partido de unabase muy baja. Finalmente, el caso de Nicaraguaes de cuidado, pues tiene un nivel de ingresosgubernamentales muy bajo (el menor de la re-gión), que a la vez representa un porcentaje muyelevado de su PIB. El problema es el escaso tama-ño de la producción en el país.

Desde esta perspectiva, resulta interesante elestudio realizado por Agosín (2002), en el cual,utilizando una muestra de 120 países, se estima-ron los montos “esperados” de carga tributaria ygastos públicos (como porcentaje del PIB) acor-des con los niveles de distribución del ingreso yel PIB per cápita de las naciones centroamerica-nas. Los gráficos 6.9 y 6.10 resumen los resulta-dos de este trabajo (Agosín, 2002).

En el gráfico 6.9 se observa claramente cómoen todos los países centroamericanos la carga

Desafíos ante baja recaudación tributaria de los gobiernos centrales

El tema tributario y de financiamiento del Es-tado constituye un desafío fundamental para lospaíses y para la región en su conjunto, dada suestrecha relación con el crecimiento económico yel desarrollo humano, así como por su impactoen la distribución del ingreso.

En general, los países del área muestran tasasde tributación parecidas a las de otras naciones la-tinoamericanas, pero inferiores a las que se dan ensociedades más desarrolladas. Por ejemplo, los in-gresos tributarios como porcentaje del PIB son del17,5% en Chile, y en Portugal e Irlanda se sitúanalrededor del 25%, mientras que en Centroaméri-ca están más cercanos al 14% (cuadro 6.15).

Con respecto a los ingresos totales del Go-bierno Central, resalta el hecho de que difierenmuy poco de los ingresos tributarios, lo cual in-dica que casi la totalidad de los ingresos fiscalesprovienen de fuentes tributarias10.

Nicaragua muestra el mayor índice de ingresostotales en relación con el PIB (27,5% en 2001), po-sición que mantuvo durante el período 1990-2001. Con muy escasas variaciones, los países dela región pueden agruparse de la siguiente manera,en orden descendente con respecto a este índice:Nicaragua, Panamá, Honduras, El Salvador, CostaRica, y Guatemala. Cabe aclarar que el elevado ín-dice de Nicaragua se ve sesgado por el pequeño ta-maño de su denominador -el PIB- lo cual hace que,aun con un bajo nivel de tributación en términosabsolutos, los niveles de ingresos gubernamentales

374 E S T A D O D E L A N A C I O N C A P I T U L O E S P E C I A L / C A P I T U L O 6

CUADRO 6.15

País 1990 1995 2001a/

IngresosTotales Tributarios Totales Tributarios Totales Tributarios

Costa Rica 14,5 14,0 12,7 12,5 13,6 13,4El Salvador 14,9 9,1 18,0 12,0 15,0 10,5Guatemala 7,9 6,8 8,9 8,0 11,3 9,9Honduras 16,4 14,8 19,1 16,3 18,2 16,6Nicaragua 17,1 13,5 30,4 20,6 27,5 21,6Panamá 18,7 12,5 19,4 10,2

a/ Cifras preliminares.

Fuente: CEPAL, 2002b.

Centroamérica: ingresos totales y tributarios del Gobierno Centralcomo porcentaje del producto interno bruto. 1990, 1995, 2001

(a precios corrientes)

tributaria “esperada” es mayor que la “observa-da”. A la vez, puede notarse que la mayor discre-pancia al respecto se presenta en Costa Rica y lasmenores en Nicaragua y Honduras.

En términos generales, el gasto público “ob-servado” es también menor que el “esperado”,con excepción de Panamá. Para estas variables la

mayor discrepancia se da en Guatemala, dondeel gasto público observado no alcanza ni la mitaddel esperado (gráfico 6.10).

Estos resultados ofrecen elementos muy im-portantes y concretos para la elaboración de po-líticas tributarias, de financiamiento del gasto ydel gasto público en general.

C A P I T U L O 6 / C A P I T U L O E S P E C I A L E S T A D O D E L A N A C I O N 375

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0Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua Panamá

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GRAFICO 6.9

Fuente: Agosín, 2002.

Centroamérica: carga tributaria esperada y observada en la décadade los noventa, como porcentaje del producto interno bruto

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Esperada Observada

Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua Panamá

GRAFICO 6.10

Fuente: Agosín, 2002.

Centroamérica: gastos públicos esperados y observados en la década de los noventa, como porcentaje

del producto interno bruto

No obstante esta realidad, en los últimos cin-co años, especialmente después del huracánMitch, han aumentado los esfuerzos de coordi-nación regional en materia de prevención y miti-gación de desastres y gestión del riesgo. Tambiénse han promovido importantes iniciativas de in-tegración en el ámbito de las políticas y normasambientales, y se han creado nuevas institucio-nes y proyectos para la gestión de la informaciónsobre biodiversidad, bosques, recursos hídricosy riesgo. Muchas de estas acciones se han reali-zado con la premura impuesta por la emergen-cia, sin crear las condiciones de sostenibilidadambiental y social necesarias, y todavía no se ob-servan cambios significativos en el estado de losrecursos naturales. En síntesis, si bien el discur-so sobre la gestión del riesgo y la política am-biental se modificó con rapidez, las prácticas ylas instituciones lo han hecho más lentamente.Un elemento clave en este contexto, la genera-ción de información actualizada y homogéneasobre el estado de los recursos, los riesgos exis-tentes y las opciones disponibles, sigue siendoun reto pendiente.

El XXI será un siglo urbano en Centroamérica

En los últimos treinta años el número de ha-bitantes urbanos en Centroamérica pasó de 6,5 a17,5 millones, y su porcentaje respecto a la po-blación total aumentó de 38,3% a 48,7%. El

Las amenazas al patrimonio natural no ceden,pero hay esfuerzos inéditos para prevenir riesgos

Centroamérica, una región especialmente ri-ca en su patrimonio natural, continúa exhibien-do la marca de dos huellas de los estilos de de-sarrollo imperantes en las últimas décadas. Unaes la huella ecológica, causada por los efectosacumulados de procesos de deforestación, ero-sión del suelo, sedimentación de ríos y crecien-te contaminación de aguas subterráneas y super-ficiales, que se originan en patrones de consumocreciente de recursos naturales y energéticos,procesos de urbanización desordenados y defi-ciente manejo de desechos sólidos y líquidos.En particular, destacan las nuevas fragilidades yamenazas causadas por los acelerados procesosde metropolización que experimentan los paísesdel área. La otra huella es humanitaria, y se ex-presa en las recurrentes pérdidas de vidas huma-nas, bienes públicos e infraestructura que handejado los desastres, asunto que el primer infor-me regional documentó en detalle. Ambas hue-llas evidencian la vulnerabilidad de Centroamé-rica y la persistente destrucción de supatrimonio natural. En algunas zonas, especial-mente las menos dotadas de recursos naturales,la destrucción de este patrimonio puede tenerefectos críticos, pues se afectan recursos ya depor sí escasos, como lo ilustra el caso de la dis-ponibilidad del agua (gráfico 6.11).

376 E S T A D O D E L A N A C I O N C A P I T U L O E S P E C I A L / C A P I T U L O 6

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Fuente: Banco Mundial, 2001.

Centroamérica: recurso hídrico per cápita. 2000

crecimiento durante ese período fue en prome-dio de 3,3%, ritmo que, de mantenerse, haríaque este grupo se duplicara aproximadamentecada veinte años. Aunque las proyecciones ac-tuales prevén que esta tendencia disminuirá, lapoblación urbana llegará a 23,5 millones de per-sonas en el 2010 y a 26,6 millones en el 2015(CELADE, 2003).

En el año 2000 en Panamá, Nicaragua, El Sal-vador y Costa Rica, más de la mitad de la pobla-ción residía en áreas urbanas (57,6%, 55,3%,55,2% y 50,5%, respectivamente); en Hondurasy Guatemala estos porcentajes eran 48,2 y 39,4.

Junto a este crecimiento tiene lugar un altogrado de concentración en la ciudad principal.En el 2000 cuatro países centroamericanos se en-contraban entre las 25 naciones del mundo conlos niveles más altos de primacía (gráfico 6.12).

Panamá muestra el índice más alto, con unaconcentración de más del 73% de la poblaciónurbana en la ciudad principal; le siguen Guate-mala (71,8%), Costa Rica (51,3%) y El Salvador(48,1%) (ONU, 2001).

Un desarrollo urbano desordenado convierte a las ciudades en crecientes escenarios de riesgo

Si bien los patrones de crecimiento urbano enCentroamérica plantean retos importantes a la ges-tión ambiental, es preciso hacer dos aclaraciones.La primera es que la concentración poblacional en

una reducida área geográfica no es siempre unafuente generadora de riesgos. En el mundo haymuchos ejemplos de ciudades con una alta con-centración poblacional que tienen adecuados ín-dices de seguridad ante amenazas naturales. Lasegunda es que las políticas de densificacióntampoco conducen, ineludiblemente, a vivir enmayores condiciones de riesgo. Los riesgos en lasáreas metropolitanas son ante todo construidos oexacerbados por la acción o la imprevisión hu-manas. Las ciudades serán, sin duda, los crecien-tes escenarios de riesgo de las décadas venideras.La forma de ocupación territorial refiere a aspec-tos controversiales, como los niveles de concen-tración poblacional, la densificación en el uso delterritorio y la degradación del medio ambienteurbano. La expansión de la mancha urbana entodas las áreas metropolitanas de la región gene-ra presiones sobre tierras periurbanas, muchasde ellas de importancia crítica para la recarga deacuíferos. En el primer informe regional se desta-caron, por ejemplo, los problemas de urbanizacióncreciente de los acuíferos de San Salvador y Mana-gua. Esta situación se agrava aún más cuando lapoblación que ocupa el espacio urbano se encuen-tra en condiciones sociales y económicas difíciles.

La concatenación de crecientes amenazas físi-cas y poblaciones vulnerables representa la ma-yor causa de destrucción y muerte por desastresen Centroamérica. Los asentamientos precarioscoinciden frecuentemente con las zonas de

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GRAFICO 6.12

a/Porcentaje de la población urbana que vive en la ciudad principal de cada país.

Fuente: Banco Mundial, 2000

República Dominicana, México y Centroamérica: índice de primacíaa/. 1950, 2000, 2015

en Centroamérica la democratización de los regí-menes políticos no es tarea concluida.

Por otra parte, la democratización no ha sidohasta el momento acompañada por progresosigualmente significativos en la creación de Esta-dos democráticos de derecho. Esto último re-quiere compromisos y esfuerzos propios, cuyacomplejidad es bastante mayor que la de organi-zar periódicamente elecciones libres y limpias.Lo que está en juego aquí es la desarticulación delos modos de organización del Estado heredadosdel autoritarismo, y la instauración de institucio-nes que reconozcan, promuevan y protejan losderechos que las y los ciudadanos poseen paracontrolar a sus gobernantes durante los períodosno electorales, es decir, la mayor parte del tiem-po. En casi todos los países, el gasto en institu-ciones fundamentales de la democracia siguesiendo extremadamente bajo, inferior en algunoscasos al gasto militar (cuadro 6.16).

El Segundo Informe sobre Desarrollo Humanoen Centroamérica y Panamá reconoce las dificul-tades que encaran las nuevas democracias delárea, que en pocos años han tenido que enfren-tar no sólo el desmontaje de los autoritarismos yla creación de Estados de derecho, sino tambiénel tránsito de la guerra a la paz. Esta situaciónagrega complejidad a los desafíos, pues cabe re-cordar que, históricamente, las democracias másantiguas no nacieron con normas e institucionesrobustas en materia de administración de la jus-ticia y rendición de cuentas sobre la gestión pú-blica. Estas normas e instituciones fueron desa-rrollándose a lo largo de, en ocasiones, siglos,hasta alcanzar la importancia que tienen hoy. Es-te reconocimiento no es una disculpa, pero sí unllamado realista a identificar prioridades especí-ficas de acción para crear, gradual pero firme-mente, modos democráticos de funcionamientode los Estados centroamericanos.

Incipiente pero esperanzador reconocimiento de la multiculturalidad

Centroamérica ha sido siempre multicultural(mapa 6.2), pero los avances en el reconocimien-to de esta condición son incipientes y desigualespor país y por sector. De las categorías utilizadascomo indicadores para medir el grado de ese re-conocimiento, es más notorio el progreso en laspolíticas sectoriales, educativas y culturales, asícomo en aquellas destinadas a la reducción de lapobreza extrema. También hay mejoras significa-tivas en los marcos constitucionales: cinco de lossiete países analizados aceptan, en mayor o

mayor riesgo de inundaciones, deslizamientos yderrumbes en las ciudades. Por ejemplo, la ma-yoría de las 268 víctimas del huracán Mitch enGuatemala era residente de barrios marginales enzonas de alto riesgo por deslizamientos. En elaño 2001 la mitad de la población centroameri-cana era pobre (18,8 millones); una de cada tres deestas personas residía en las áreas urbanas. La po-breza extrema afectaba a casi una cuarta parte de lapoblación (8,5 millones); dentro de este grupo,tres de cada cuatro personas vivían en el área rural.

Múltiples tareas pendientes en la democratización regional

El impulso democratizador de Centroaméricaha perdido dinamismo. La mayoría de los regí-menes políticos -sistemas electorales y de protec-ción de derechos y libertades ciudadanas- nomuestra nuevos y significativos avances en rela-ción con los logros obtenidos hacia los años fina-les del siglo XX. En algunos casos hasta se hanproducido involuciones parciales. En el ámbitode los sistemas electorales persisten desequili-brios para la competencia, incluyendo como unimportante desafío las debilidades en las normasdel financiamiento político. En el proceso dedesmilitarización, las reformas jurídicas e institu-cionales no fueron completadas con mecanismosque garanticen el control democrático sobre losejércitos. Y con respecto a la protección de liber-tades, en particular la libertad de expresión, semantienen limitaciones legales y presiones sobrelos medios de comunicación -y en algunos casos,una politización indebida- que obstaculizan eltránsito hacia contextos más favorables.

La región ha entrado en un nuevo momentode la democratización. A diferencia de la etapaanterior, ocurrida en los años ochenta y noventadel siglo pasado, en la cual los avances fueronmuchos y rápidos, y el desmontaje de los autori-tarismos, evidente, la época actual se caracterizapor avances democráticos más esporádicos y len-tos, aunque ciertamente las tareas son de mayorcomplejidad. Hoy el funcionamiento de las de-mocracias se sustenta en los logros del períodoprecedente, pero también en los legados no re-sueltos de aquellos autoritarismos. Los regíme-nes que emergen, al concluir el breve pero deci-sivo primer impulso de democratizaciónregional, tienen zonas de baja calidad democráti-ca, aunque con diferencias en los distintos paí-ses. Elevar la calidad democrática implica en-frentar desafíos para hacer más equitativas lasreglas de acceso al poder político. En resumen,

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menor medida, que sus sociedades son pluriétni-cas y multiculturales. De igual manera es impor-tante destacar los avances que se han dado en losespacios de poder político y administrativo paralas organizaciones indígenas y afrodescendientes.Además, en las dos últimas décadas del siglo XXy a inicios del XXI algunos grupos de la pobla-ción, especialmente indígenas y afrodescendien-tes, se han convertido en actores sociales y polí-ticos que reivindican para sí el derecho deautoadscripción, llamándose “pueblos”, nacioneso comunidades étnicas con derechos económi-cos, sociales, culturales y políticos inéditos haceveinte o treinta años.

Ahora bien, el problema original y de fondocontinúa siendo la formación y comportamientode los Estados nacionales centroamericanos: mo-noétnicos (mestizos e hispanoparlantes), exclu-yentes en su concepto de ciudadanía y en la dis-tribución de bienes y servicios. El proyectomestizo de Estado nacional continúa identifican-do la estructura administrativa y los recursos esta-tales con un grupo étnico, su cultura y sus valores.

Los progresos futuros de la democratización de lassociedades de la región dependen, en parte, decómo se decida continuar profundizando lastransformaciones sociales, políticas y culturalesque exige el reconocimiento de su multicultura-lidad.

En el caso particular de Costa Rica, el censode 2000 incluyó un módulo especial sobre terri-torios indígenas y una pregunta sobre autoiden-tificación étnica y cultural. El total de indígenasregistrado fue de 63.876 (un 1,7% del total dehabitantes de Costa Rica), de los cuales sólo el52% habitaba en territorios indígenas (Solano,2002). Los demás, se encontraban en la perife-ria de los territorios indígenas (alrededor de un30%) y en el resto del país (20%). Para la mayo-ría de los estudiosos de la población indígena ypara las mismas organizaciones étnicas, los re-sultados del censo han sido sorprendentes: seconocían en forma bastante precisa los pueblosindígenas que habitaban en los territorios indí-genas, pero se ignoraba la existencia de una po-blación, similar en número, en el resto del país.

C A P I T U L O 6 / C A P I T U L O E S P E C I A L E S T A D O D E L A N A C I O N 379

CUADRO 6.16

País Gasto per cápita en dólares corrientesGastos Subsidio estatal Poderes Contralorías o

militaresa/ a la campaña judicialesc/ cortes de cuentasd/

electoralb/

2000 Circa 2000 2001 2001

Costa Rica 2,9 22,4 4,0El Salvador 14,8 1,2 16,6 2,1Guatemala 15,1 0,1 5,9 1,0Honduras 9,7e/ 0,2 4,4 0,8Nicaragua 4,9 2,1 5,3 0,9Panamá 2,1 10,5

a/ Fuente: Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), 2001. Dólares de 1998.

b/ Se toma como referencia la población estimada para el 2000, aunque el año de la elección no sea este exactamente, sino uno cercano.

Fuente: Casas, 2002.

c/ Fuente: Costa Rica: Departamento de Planificación del Poder Judicial; El Salvador: Ministerio de Hacienda; Nicaragua: Crédito Público; Guatemala:

Organismo Judicial, 2002; Honduras: Oficina de Presupuesto, Corte Suprema de Justicia; Panamá: Contraloría General de la República.

d/ Fuente: Costa Rica: Contraloría General de la República; El Salvador: Corte de Cuentas; Guatemala: Contraloría General de Cuentas; Honduras:

Tribunal Superior de Cuentas; Nicaragua y Panamá: Contraloría General de la República.

e/ Corresponde al dato de 1999.

Centroamérica: indicadores políticos seleccionados

yente de las necesidades y aspiraciones de las y loscentroamericanos. Al mismo tiempo, señala que,para una adecuada comprensión de estos desafíosdel desarrollo humano, es vital ubicar la regióndentro del contexto mayor de sus relaciones conotros países y zonas del mundo.

El Informe da seguimiento a los compromi-sos asumidos por los gobiernos ante diversos fo-ros internacionales, en un momento en que Cen-troamérica enfrenta complejos dilemas. Lospróximos años serán decisivos para una regiónque, si bien se aleja cada vez más del fantasma dela guerra civil y los autoritarismos, exhibe unaprecariedad económica, una fragilidad ambiental

El censo también registró la población afrocosta-rricense (un 1,9% del total de habitantes deCosta Rica) y la población de “cultura” china(Putnam, 2002).

Consideraciones finales

El Segundo Informe sobre Desarrollo Humano enCentroamérica y Panamá documenta los principalesavances y rezagos de la región en materia de desa-rrollo humano, con el propósito de identificar susdesafíos fundamentales. Plantea la necesidad de re-conocer la complejidad y diversidad del área comocondición para una acción regional eficaz e inclu-

380 E S T A D O D E L A N A C I O N C A P I T U L O E S P E C I A L / C A P I T U L O 6

Lenguas y culturas mesoamericanas

Cultura lenca

Lenguas y culturas indígenas del sureste

Lengua y cultura garífuna

Lengua creole (inglesa) y cultura afrocaribeña

EL SALVADOR

NICARAGUA

HONDURAS

COSTA

RICA

PANAMÁ

BELICE

GUATEMALA

MÉXICO

JAMAICA

HONDURAS Estados nacionales

Tegucigalpa

San Salvador

Managua

Panamá

Guatemala

San José

Belmopán

Límites entre Estados nacionales

Capitales estatales

COLOMBIA

Guatemala BeliceHondurasEl SalvadorNicaraguaCosta RicaPanamá

Poblaciones indígenas*4.847.138

45.000440.313

sin datos393.85063.876

284.754

43%19%7%

8%2%

10%

* Números absolutos y porcentaje sobre la población total

OCÉANO PACÍFICO

Kingston

Multiculturalidad de Centroamérica. Circa 2000MAPA 6.2

Fuente: Pérez-Brignoli, 2003.

y social, y la persistencia de legados de impuni-dad y falta de transparencia en la gestión públicaque, de verse agudizados, podrían desembocaren una nueva fase de inestabilidad. Esto, a toda

C A P I T U L O 6 | C A P I T U L O E S P E C I A L E S T A D O D E L A N A C I O N 381

costa, debe evitarse, apelando al espíritu de auto-determinación y de conciencia históricas que Es-quipulas II resumió en el ¡Nunca más!

6 Cuando se considera la región en su conjunto, las tasas de crecimiento

promedio anual (1990-2000) fueron de 4,3% en el caso del PIB total y de

1,7% en el per cápita.

7 Estimación propia a partir de CEPAL, 2002c. No incluye alquiler imputa-

do por habitar casa propia.

8 Trejos (2002) realizó las estimaciones a partir de cifras de SIAL/OIT, CE-

PAL y las encuestas de hogares de los países. Para el cálculo se excluyó a

Nicaragua y El Salvador por problemas con la información para el inicio

del período, pero eso no impide que los resultados se puedan generalizar

a la región.

9 La investigación “Meeting the Millennium, Poverty Reduction Targets in

Latin America” fue realizada por un grupo de expertos del PNUD, el IPEA

y la CEPAL, y sus principales resultados se presentan en CEPAL, 2002c.

10 En el caso de Panamá, las cifras revelan una importante diferencia en-

tre los ingresos totales y los tributarios. Esto se explica fundamentalmen-

te por los ingresos que percibe el Estado (y particularmente su Gobierno

Central) por la operación del Canal de Panamá, aunque cabe señalar que

hay otras “empresas estatales” que también aportan a este rubro, aunque

en menor proporción.

Notas

1 Para efectos de ofrecer una síntesis del panorama de la región en dis-

tintos temas, en muchos casos el Segundo Informe utiliza cifras naciona-

les promedio. Ello facilita una exposición más gráfica de los principales

rasgos de la situación actual. Como todo resumen, este recurso tiende a

simplificar las cosas. Uno de sus problemas es que no permite un análisis

profundo de la diversidad y las fracturas dentro de los países, la que se

anota en distintas secciones. De hecho, en algunos de los mapas incluidos

en el documento se aprecia que los países no son unidades homogéneas.

Sin embargo, se recomienda a quienes están interesados en un tratamien-

to “por encima” y “por debajo” de las fronteras nacionales, dirigirse a los

respectivos capítulos del Informe.

2 A menos que se diera una redistribución fuerte y permanente del ingre-

so a favor de los grupos de menor ingreso relativo, sin afectar negativa-

mente la dinámica del crecimiento.

3 Este tema se discute con detalle en el capítulo 7 del Segundo Informe

sobre Desarrollo Humano en Centroamérica y Panamá.

4 El Informe del Banco Mundial sobre el desarrollo mundial correspon-

diente a 1997 presenta una discusión más completa sobre este tema.

5 Este mayor porcentaje de mujeres con respecto a los hombres (47,4%)

se ve afectado por los conflictos bélicos que se dieron en la región, así co-

mo por la emigración a otros países fuera de Centroamérica.

6CAPITULO

La coordinación de este capítulo estuvo a cargo deArodys Robles y Susan Rodríguez.

La coordinación técnica del Segundo Informe sobreDesarrollo Humano en Centroamérica y Panamá estuvoa cargo de Arodys Robles.

El proceso de elaboración del Segundo Informe inclu-yó una consulta a más de 87 centroamericanas y cen-troamericanos, 554 referencias bibliográficas, una vastared de investigadores (42 investigadores con ponenciasespecializadas, 7 coordinadores de investigación), 14 ta-lleres con 253 participantes en los países de Centroamé-rica, un Consejo Asesor conformado por 14 personas, 6contrapartes del PNUD y 10 acuerdos institucionales.