santa sofía

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~ 1 ~ Análisis Histórico

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Trabajo de Historia de la Construcción donde se describe la arquitectura de Santa Sofía, una de las obras del arte Bizantino situada en Turquía.

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Page 1: Santa Sofía

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Análisis

Histórico

Page 2: Santa Sofía

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IntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducción

Santa Sofía o Hagia Sophia, situada en Estambul (Turquía), es la antigua catedral cristiana

de Constantinopla, la cual debe su nombre a la palabra “Hagia” que en griego significa divina y

“Sophia”, sabiduría. “Divina Sabiduría” es uno de los atributos de Jesucristo y esta iglesia estaba

dedicada a dicho atributo.

Se construyó durante el reinado del emperador Justiniano (527-565), el más poderoso de la

historia de Bizancio y protagonista del periodo de máximo esplendor del imperio, la Primera Edad

de Oro (siglo VI). Este emperador consiguió reconstruir el antiguo imperio romano, conquistando

casi todo el Mediterráneo. Durante su reinado se levantaron importantes obras de arte como la

iglesia de los Santos Sergio y Baco, los Santos Apóstoles, Santa Irene, todas en Bizancio, y las

iglesias de San Vital y San Apolinar in Classe, ambas en Rávena, que fue durante un tiempo, la

segunda capital del Imperio.

Se convirtió mas tarde en mezquita el 29 de mayo de 1453 añadiendo cuatro altísimos

minaretes. Destruyeron casi toda la ornamentación figurada de su interior, que sustituyeron por

inscripciones coránicas. Tal fue la admiración que despertó este edificio en los turcos, que Santa

Sofía se convirtió en el modelo que imitaron al construir sus grandes mezquitas. El 1 de febrero de

1935 fue convertida finalmente en museo.

En Santa Sofía se funde la lógica de la teología griega, la escala ambiciosa de Roma, la tradición

del abovedamiento del cercano Oriente y el misticismo del Cristianismo Oriental, creando un

monumento que rememora toda la tradición de la antigüedad y la afirmación positiva del triunfo

de la fe del Cristianismo. En nuestros días Santa Sofía es la cuarta iglesia que tiene un área cubierta

más grande del mundo después de San Pablo en Londres, San Pedro en Roma y el Duomo en Milán.

Esta maravilla se encuentra en Sultanahmed, en el corazón del barrio histórico. El edificio,

orientado hacia el este, se enfrenta con la Mezquita Azul y por una de las calles laterales con la

Yerebatan Cistern.

La basílica de Justiniano, construida por Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, era a la vez la

arquitectura logro culminante de la antigüedad tardía y la primera obra maestra de la arquitectura

bizantina famosa, en particular, por su gran cúpula. Su influencia, tanto en arquitectura y liturgia,

fue generalizada y duradera en la ortodoxa oriental, católica romana y musulmana. El edificio en sí,

era tan imponente y bello que Justiniano proclamó en su primera entrada al mismo: " ¡Salomón , te

he vencido!". Justiniano había supervisado la construcción de la catedral más grande jamás

construida hasta ese momento, y seria la catedral más grande del mundo durante 1.000 años

después hasta la finalización de la catedral de Sevilla.

Como edificio imperial, su función excedía a la de cualquier otra iglesia del mundo Bizantino, ya

que Santa Sofía debía convertirse en el centro espiritual del Imperio y escenario de los más

importantes actos estatales. Es un claro reflejo del enorme poder religioso del emperador, que

llega a usurpar las funciones del Patriarca de Constantinopla, actuando como líder religioso de

la Iglesia de Oriente. Es la iglesia en la que el cardenal Humberto excomulgó a Miguel Cerulario I en

1054, lo que se considera el comienzo del Gran Cisma. Por eso, Santa Sofía debía superar a todos

sus precedentes, el Templo de Salomón, el Panteón de Roma y la basílica de San Pedro del

Vaticano.

Page 3: Santa Sofía

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Primera IglesiaPrimera IglesiaPrimera IglesiaPrimera Iglesia

La primera iglesia, levantada en el centro de Constantinopla, llamada la “Gran Iglesia",

“Magala Ekklesia” (griego), o en latín, "Magna Ecclesia", fue planificada por Constantino el

Grande cuando tomó la decisión de hacer del cristianismo la religión oficial del Imperio

Romano y así demostrar su poder sin límites. Tomó este nombre debido a sus mayores

dimensiones en comparación con las demás iglesias de entonces.

Comenzó en el año 325 y continuó hasta el 15 de febrero 360, debiendo ser terminada por

su hijo Constantino II. No queda ninguna constancia de esta primera construcción, la cual se

quemó completamente durante un incendio el 20 de junio del 404 por unos disturbios

causados por la condena de destierro de San Juan Crisóstomo. Probablemente fuera una

basílica con techo de madera y paredes de piedra que sirvió como Iglesia Imperial que junto

con la iglesia de Santa Irene, actuaron conjuntamente como las principales iglesias del Imperio

bizantino.

Segunda IglesiaSegunda IglesiaSegunda IglesiaSegunda Iglesia

Después de que la primera iglesia se quemase, el 10 de octubre del año 415, Teodosio II

reedificó la iglesia. La nueva basílica, con un techo de madera, fue construida por el arquitecto

Rufino. Aunque ésta también fue efímera pues se quemó durante la insurrección de Nika en

enero del año 532. Estos disturbios surgen a causa de un pueblo resentido por los altos

impuestos que Justiniano había impuesto, al que querían derrocar. Una muchedumbre, en su

mayoría compuesta de facciones, que son alianzas de gente de Constantinopla que luchaban

entre sí y contra el emperador, recorren la ciudad arrasando todo lo que se encuentra en su

camino.

Las huellas de esta segunda construcción se pueden apreciar en el exterior de la pared

occidental de la iglesia actual. Varios bloques de mármol de la segunda iglesia sobrevivieron

hasta la actualidad, entre ellos hay relieves en los que hay 12 corderos que representan los 12

apóstoles. Originalmente parte de una puerta de entrada monumental, que ahora reside en un

hoyo de la excavación junto a la entrada del museo, el cual fue abandonado por temor a

afectar la integridad de la iglesia de Santa Sofía.

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Tercera IglesiaTercera IglesiaTercera IglesiaTercera Iglesia

Los disturbios Nika del año 532 destruyeron no sólo la catedral, sino también la iglesia de

Santa Irene, las termas de Zeuxippo y una parte del Palacio Imperial, ofreciendo a Justiniano la

oportunidad que buscaba para dejar su huella en la historia con una nueva iglesia, llamada ya

definitivamente Santa Sofía. Además el emperador necesita realizar un gran gesto público

para reinstaurar la confianza en su reinado. Para ello construirá la catedral lo antes posible,

manteniendo ocupadas a manos paradas, para evitar que el pueblo se amotine. Se llegaron a

juntar hasta dos grupos de unos 5000 obreros que a su vez eran dirigidos cada uno por 50

patrones.

Las tareas de limpieza del terreno comienzan seis semanas más tarde, en Febrero del año

532. Justiniano recurre a dos hombres especializados en lo que se conocía como ciencia de la

mecánica para erigir su sueño: Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto. El primero, que era

filósofo y matemático, fue el creador teórico del proyecto, llevó a cabo notabilísimos estudios

e investigaciones sobre mecánica y óptica, siendo inventor de algunos artilugios; en cambio, el

segundo, que era ingeniero, se encargó de materializar las ideas de su compañero.

Ambos dominaban unos conocimientos teóricos que podrían aplicarse a la construcción,

incluso en el caso de un sistema de abovedamiento tan complicado como el de Santa Sofía. En

palabras de Agatías, los diseñadores trataron de «aplicar la geometría a la materia sólida». Se

trata de un proyecto ambicioso, un diseño sin antecedentes que precisa de soluciones

ingeniosas para que salga adelante. Gran parte del éxito de las construcciones romanas se

debían a la experimentación, así que los ingenieros no trabajaban siempre sobre un plan fijo,

sino experimentando con nuevas soluciones que causaran impresión.

La planta del edificio consiste en un gigantesco espacio central delimitado por cuatro

grandes pilares que sustentaran toda la estructura. Este espacio estará flanqueado por una

serie de pasillos laterales y coronado por una espléndida cúpula sustentada por cuatro grandes

arcos apoyados en los pilares. Su construcción será más detallada en los apartados siguientes.

Tuvieron algunos fallos críticos que podría haberles costado el derrumbamiento del edificio,

pero lograron establecer algunas medidas extremas que garantizaron la estabilidad del

edificio. Antemio falleció durante el 23 de febrero del año 532, por lo que Isidoro tuvo que

remodelar el diseño de la cúpula superior él solo. Teniendo a Justiniano soplándole en la nuca,

tenía que darse prisa en la construcción de la cúpula, haciendo una chapuza que le costaría el

derrumbamiento de ésta años después.

Se podría decir que esta obra fue un empeño personal del emperador Justiniano, que no

escatimó medios, incluso siguió de cerca los trabajos. Los emperadores romanos tendían a

superar a sus predecesores en símbolo de mayor grandeza, por lo que Justiniano quería

construir la cúpula jamás vista en el imperio bizantino.

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Se concibe como la gran iglesia del emperador y contiene todos los elementos de la

magnificencia cortesana a la vez que unifica todas las tradiciones arquitectónicas de la

Antigüedad: la tradición oriental de la arquitectura mesopotámica, persa y siria, se funde con

las tradiciones constructivas griegas, romanas y paleocristianas.

La cúpula imponía una centralización bastante

ajena a las basílicas del pasado, pero gracias a las

pechinas y la traslación de los esfuerzos a las naves

laterales, así como un refinado uso de la luz, no

parece descansar en una base, sino flotar en el vacío.

La escala de construcción se reduce notablemente

y se asiste a una rápida transición que conduce de la

Antigüedad a la Edad Media. Santa Sofía vendría a

suponer, en consecuencia, la última creación de la arquitectura antigua.

El día 27 de diciembre del año 537 finalmente fue inaugurada la nueva y majestuos iglesia

de Santa Sofía por el patriarca Eutiquio y el emperador Justiniano, el cual al entrar en su nueva

obra pudo decir, pleno de satisfacción: “Salomón, te he vencido”.

Años más tarde, el 14 de diciembre del 557, un terremoto destruye parcialmente la cúpula

central. Aunque se derrumbó por completo durante uno subsiguiente el 7 de mayo del 558

destruyendo el ambón, el altar, y el copón. Se atribuye el hundimiento a que la cúpula no tenía

forma hemisférica, sino que era rebajada y este motivo fue probablemente el causante del

derrumbamiento. La nueva restauración, efectuada cinco años después (562) por Isidoro el

Joven, sobrino de Isidoro de Mileto, dio los últimos toques a la gran obra que satisficieron

plenamente a Justiniano.

En el año 726, el emperador León el Isáurico emitió una serie de edictos contra la

veneración de imágenes, ordenando al ejército destruir todos los iconos, afectando así a Santa

Sofía, donde todas las imágenes religiosas y estatuas fueron.

La basílica sufrió daños en un gran incendio en el 859, y de nuevo en un terremoto el 8 de

enero del 869, que hizo que la cúpula se estropease. El emperador Basilio I ordenó reparar la

iglesia. Después del gran terremoto del 25 de octubre del 989, que arruinó la gran cúpula, el

emperador bizantino Basilio II pidió el arquitecto armenio Trdat reparar la cúpula. Sus

reparaciones principales fueron el arco occidental y una parte de la cúpula. La magnitud de los

daños requiere seis años de reparación y reconstrucción terminando éstas el 13 de mayo del

994.

Tras la toma de Constantinopla durante la Cuarta Cruzada, la iglesia fue saqueada y

profanada por los cristianos latinos. Durante la ocupación latina de Constantinopla (1204-

1261) la iglesia se convirtió en una catedral católica. Balduino I de Constantinopla fue

coronado emperador el 16 de mayo de 1204 en Santa Sofía.

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Después de la reconquista en 1261 por los bizantinos, la iglesia estaba en un estado

ruinoso. Los cuatro contrafuertes en el oeste se

construyeron posiblemente durante este

tiempo. En 1317, el emperador Andrónico

II ordenó la construcción de cuatro nuevos

contrafuertes que se construirían en la parte

oriental y el norte de la iglesia. Se desarrollaron

nuevas grietas en la cúpula tras el terremoto de

octubre del 1344, derrumbándose el 19 de mayo

de 1346 varias partes del edificio; en

consecuencia, la iglesia fue cerrada hasta 1354,

cuando las reparaciones se llevaron a cabo por

los arquitectos Astra y Peralta.

Santa Sofia se convirtió de esta manera en el

santuario de la cristiandad oriental. Siguió

siéndolo hasta que los turcos en 1453

conquistaron Constantinopla, que desde

entonces pasó a llamarse Estambul.

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MezquitaMezquitaMezquitaMezquita

En 1453 el sultán otomano Mehmed puso rumbo a Constantinopla, impulsado en parte por el deseo

de convertir la ciudad al Islam. El sultán prometió a sus tropas tres días de pillaje desenfrenado si la

ciudad caía. Poco después de que cayeran las defensas de la ciudad, los saqueadores se dirigieron a la

iglesia de Santa Sofía, maltratando sus puertas y asesinando e esclavizando a los feligreses que se

refugiaron del asedio.

Inmediatamente después de la conquista, la iglesia Santa Sofía fue convertida en mezquita. A

consecuencia de ello se levantaron los minaretes exteriores, se transformó la decoración interior

agregando los cuatro emblemas circulares en las esquinas de la planta, los primitivos mosaicos se vieron

afectados perdiendo el esplendor original y se reorientó el templo, que alteró el eje longitudinal original

de la planta ya que el ábside de la iglesia quedó relegado a segundo plano.

Al principio los turcos preservaron los frescos y las figuras de mosaicos de los santos cristianos que

adornaban las paredes, pero en el decimosexto siglo, éstos fueron cubiertos totalmente con yeso ya que

el código islámico prohíbe la representación de figuras.

En los años siguientes se establecieron nuevas renovaciones:

El sultán Mehmed II “el Conquistador” mandó construir un mihrab, en la parte este, puesto que el

ábside debía estar en dirección a la Mecca. También se construyó el minarete de ladrillo en la esquina

suroriental del edificio. En 1484-1512, el sultán Bayezid agregó otro minarete en la esquina nordeste.

Durante el reinado de Selim II (1566-1577), el edificio comenzó a mostrar signos de fatiga,

terminando por reforzar bastante la estructura con la adición de soportes en el exterior por el

arquitecto otomano Mimar Sinan. Además de fortalecer la estructura bizantina, Sinan construyó los dos

minaretes grandes adicionales en el extremo oeste del edificio.

El sultán Murad III hizo traer urnas helenísticas de alabastro de la mezquita de Bergama. Durante el

reinado de Murad IV se agregaron el púlpito y el banco del predicador. Sultan Mahmud I ordenó la

restauración del edificio en 1739 y añadió una

biblioteca, un comedor y una escuela primaria en

la parte sur del edlificio.

La restauración más famosa de la iglesia de

Santa Sofía fue ordenada por el

Sultán Abdulmecit y completada por ochocientos

trabajadores entre 1847 y 1849, bajo la

supervisión de los arquitectos suizo-italianos, los

hermanos Gaspar y Giuseppe Fossati.

Consolidaron la cúpula y las bóvedas, las

columnas se enderezaron, y se revisó la decoración

del exterior y el interior del edificio. Los mosaicos

de la galería superior se limpiaron. Los candelabros

del techo fueron reemplazados por unos nuevos.

Un gigantesco entramado de discos circulares o

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medallones fueron colgadas en las columnas, en los que fueron inscritos los nombres de Alá,

el Profeta Muhammad, los cuatro primeros califas, y los dos nietos de Mahoma. En 1850 el arquitecto

Fossati construyó una galería en un estilo neo-bizantino relacionada con el pabellón real situado detrás

de la mezquita. Los minaretes se modificaron para que fueran de igual altura. Cuando la restauración

fue terminada, la mezquita se reabrió con una gran fiesta ceremonial el 13 de julio de 1849.

MuseoMuseoMuseoMuseo

Mustafa Kemal Atatürk, el fundador de la república laica de Turquía, convirtió en el año

1935 la iglesia Santa Sofía en un museo tras una importante restauración. Santa Sofía muestra

desde apenas unos meses otra vez toda su magnificencia después de 17 años enredada en

obras y andamios. La restauración empezó en 1993, un año después de ser declarada por la

Unesco Patrimonio Histórico de la Humanidad junto con el resto del barrio histórico de

Estambul.

También se ha descubierto la cara de uno de los ángeles situado en las enormes pechinas

sobre las que descansa. El hecho de que la cara de los ángeles no se viese es debido a que se

ocultaron bajo un caparazón metálico unos años mas tarde de que la basílica se convirtiera en

mezquita.

Las alfombras fueron retiradas y la

decoración del piso de mármol

apareció por primera vez en siglos,

mientras que el yeso blanco que

cubre muchos de los mosaicos se

retiró. La construcción de cobre del

techo se había agrietado, causando

(al igual que desde el subsuelo) la

filtración de agua al monumento,

creando un ambiente inestable para

la piedra y la pintura.

Con la ayuda financiera de la compañía de servicios de American Express, aseguró una serie

de subvenciones de 1997 a 2002 para la restauración de la cúpula. Este fue el trabajo principal

junto que la limpieza de los 600 metros cuadrados de mosaicos. Durante estos 17 años,

obreros y artesanos repararon el domo y las caligrafías doradas que lo recubren. La primera

etapa de trabajo, supone la estabilización estructural y la reparación del techo agrietado, que

se llevó a cabo con la participación del Ministerio de Cultura turco. La segunda fase, llevó a

cabo la preservación de la cúpula interior.

Hoy en día, el uso del complejo como un lugar de culto (mezquita o una iglesia) es

estrictamente prohibido. Sin embargo, en 2006, se informó que el gobierno turco permitió la

asignación de una pequeña habitación de madera en el museo complejo para ser utilizado

como una sala de oración para musulmanes y cristianos personal del museo.

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De la época otomana, también se han limpiado las enormes caligrafías que decoran la

pared con el nombre de Allah y de los ocho profetas. En el exterior, la restauración se ha

centrado en limpiar las fachadas y en reforzar los techos con 50 toneladas de plomo para

minimizar los daños del futuro gran terremoto que, según los expertos, azotará la metrópolis

en algún momento de los próximos 30 años.

Además, el próximo año se podrá visitar el baptisterio, situado en el atrio de Santa Sofía, así

como la enorme pila bautismal del siglo VI tallada en un solo bloque de mármol y usada por los

cristianos para bautizos colectivos.

Dursun, que ha dirigido los dos últimos años las obras, anuncia nuevos proyectos para

2011: la apertura de la biblioteca del sultán Mahmud I y los trabajos en los techos de la galería

superior, recubiertos por una espesa capa de pintura durante el XIX con el fin de proteger sus

mosaicos.

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ANÁLISIS

ARQUITECTÓNICO

Introducción

Los arquitectos de la maravillosa estructura, idearon una planta central casi cuadrada y tres

naves, con la oriental centralizada, inscrita en una planta de cruz griega y centralizando la

concepción espacial del edificio mediante una espléndida cúpula central sobre pechinas, las

cuales era la primera vez que se utilizaban en un edificio de esta envergadura. Ésta reposa

sobre cuatro grandes arcos de medio punto, sostenidos a su vez por cuatro gigantescos pilares

que sustentan toda la estructura, que son reforzados por cuatros grandes contrafuertes, y

delimitan un espacio central. Se trata de un proyecto ambicioso que precisa de soluciones

ingeniosas para que salga adelante.

Alzado

El alzado es lo más prodigioso de Santa Sofía, a causa de su ingenioso sistema de

contrarresto de empujes. La nave central, de 33 metros de ancho, se cubre con una colosal

cúpula, que es la gran protagonista de la estructura constructiva y del efecto conseguido.

Impresionante por sus dimensiones, 31,87 metros de diámetro y 56,6 de altura. La cúpula

gallonada se articula con cuarenta nervios y cuarenta plementos (elementos curvos) que se

apoyan sobre cuatro pechinas y reforzada en el exterior mediante cuarenta nervaduras cortas,

colocadas a estrechos intervalos y que enmarcan pequeñas ventanas. En alzado de ésta se

dispone de forma hemiesférica

rebajada, con vanos abiertos en

la base. Esta estructura

arquitectónica permite perforar

los muros bajo los arcos torales,

careciendo así de tambor, con

una gradación de zonas de luz.

Varios pisos de vanos, son

muros-pantalla.

La cúpula se ha colocado

entre dos exedras de idéntico diámetro que, a su vez, reparten sus empujes a otras exedras

más pequeñas, tanto en la cabecera (donde hay tres) como en los pies (donde hay dos exedras

y un pórtico con bóveda de cañón que cumple la misma función). Se consigue, así, un espacio

interno, totalmente diáfano, sin ningún tipo de obstáculo visual, de más de 30 metros de

anchura por más de 80 metros de longitud. De este modo se configura una concepción ovalada

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de la planta, más móvil, y también se refuerza el sentido de centralización dadas las

dimensiones de la cúpula y el efecto centralizador que crea la luz. Gracias a este refinado uso

de la luz, dada por las cuarenta ventanas situadas al pie de la cúpula, «no parece descansar en

base sólida».

Los arcos que forman los pasillos están formados en los pilares estructurales que sujetan la

cúpula, estando los de norte y sur embutidos en los muros, creando unos fuertes

contrafuertes, que canalizan los esfuerzos de la estructura hacia el suelo. Aunque debido a un

error de cálculo, insertaron arcos de refuerzo en los huecos de los contrafuertes y aumentaron

su altura, añadiendo arriostramiento transversal y rellenando el arco superior de éste para

dotarlo de mayor resistencia.

Los ejemplos mencionados, ponen de manifiesto cómo el edificio se deformaba a medida

que se iba construyendo, de manera que cuando se llegó a la base de la cúpula, el espacio a

cubrir se había extendido más de lo planeado. Sin embargo, la cúpula, construida con ladrillos

puestos de canto unidos con gruesos lechos de mortero al objeto de conseguir una mayor

ligereza, fue terminada finalmente, aunque no duró más de 20 años.

Tras la destrucción de la anterior cúpula, por recomendación de Isidoro el Joven, los arcos

meridional y septentrional fueron ensanchados progresivamente por el intradós, desde las

impostas hasta la clave, de modo que el espacio central se aproximara más al cuadrado,

elevándose la cúpula, el año 563, hasta los 56 metros de alto (desde los 51 originales). El

recinto se completaría con un gran atrio al oeste, que daba paso a un exonártex y a un nártex,

alcanzando así finalmente una superficie total de más de 10.000 metros cuadrados.

Planta

El diseño no tiene antecedentes próximos. Santa Sofía sintetiza inseparablemente la planta

basilical de tres naves y la planta central con cúpula de 81 metros de largo por 68,7 de ancho

que conjuntamente dio lugar a la concepción de un edificio nuevo. La iglesia estuvo precedida

por un atrio porticado con una

fuente en el centro y un vestíbulo

o nártex que daba entrada al

templo, a través de unas

imponentes puertas de bronce.

Pero su planta es estrictamente

basilical.

El templo consta de tres naves:

la central (en verde) se cubre a

base de cúpulas o exedras; y las

laterales (rosa) estaban cubiertas

con bóvedas de arista. Sobre ellas

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se asentaba la tribuna o matroneum abierto al espacio central mediante columnas con

capiteles vegetales trabajados en trépano, pilares y arcos de medio punto que se alternan y

repiten rítmicamente en el piso inferior.

La solución adoptada era completamente original al rechazar tanto las filas de columnas

que separaban las naves de la basílica como las estructuras con deambulatorios concéntricos.

Idearon un sistema audaz, capaz de dar una respuesta adecuada a un recinto de grandes

dimensiones.

La iglesia se completaba originariamente con dos atrios dispuestos uno a cada lado del

edificio; en la actualidad se conserva sólo uno de ellos, que funciona con nártex del templo.

Cada atrio se compone de nueve bahías de bóveda de crucería, el narthex originalmente fue

precedido por un gran atrio rodeado por una columnata, las porciones de los cuales todavía

estaban en pie en la década de 1870. El atrio interior es más alto y casi el doble de ancho que,

el atrio exterior, y tiene un segundo nivel vinculado a las galerías de la nave. Es iluminado por

una hilera de ventanas del triforio hacia el noroeste.

La nave es aproximadamente el doble de larga que ancha, sin las galerías de

acompañamiento y mide 73,5 metros de largo y 69,5 metros de ancho incluyendo las galerías.

Exterior

El exterior es cerrado y macizo, con volúmenes escalonados que caen desde la cúpula

central hacia las exedras mayores, a las menores y, finalmente, a las capillas del nivel inferior.

Un carácter más pesado adquieren los contrafuertes exteriores que reciben los empujes

transversales de los arcos internos.

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ANÁLISIS ESTRUCTURAL

Se trata de una construcción totalmente abovedada, creándose tensión entre el eje

longitudinal y el eje vertical de la cúpula, que centraliza el espacio.

El abovedamiento parte de la cúpula hemisférica

central, levantada sobre pechinas, arcos torales y

pilares angulares hacia el este y al oeste se

desarrollan un sistema encadenado de presiones

constituido por dos hemicúpulas, cuyas presiones

son recogidas por otras dos medias cúpulas. Este

sistema de cúpulas en expansión forma la estructura

de la nave central y traslada los empujes desde la

cúpula central hacia los gruesos muros laterales,

reforzados con contrafuertes que reciben las

presiones laterales, en sentido norte-sur.

Así, los recursos de contrarresto de las presiones

ejercidas por la cúpula central son el juego de

medias cúpulas, las bóvedas de arista de las naves laterales, los pilares angulares, los gruesos

muros laterales y los contrafuertes o estribos exteriores, además de la utilización de material

ligero (cerámica) que permite reducir el peso de las cúpulas.

La cúpula de Santa Sofía ha despertado un interés particular, para muchos historiadores del

arte, arquitectos e ingenieros por la forma innovadora que los arquitectos de la catedral

levantaron la cúpula. Ésta se apoya sobre pechinas, que nunca se había utilizado antes en una

construcción de esta estructura. Las pechinas no solo logran una calidad estética agradable,

sino que permiten hacer una transición de fuerzas de la cúpula hasta los pilares y evitan que

los arcos que la sustentan se abran.

Aunque este diseño era estable, la construcción real de las paredes de Santa Sofía debilitó

la estructura general. Los albañiles utilizaron más mortero que ladrillo , lo que debilitó las

paredes. La estructura sería más estable si los constructores al menos hubieran dejado curar el

mortero antes de comenzar la siguiente capa, sin embargo, no lo hicieron, ya que Justiniano

quería acabar la catedral cuanto antes. Cuando la cúpula se colocó encima de los arcos, el peso

de la misma causó que las paredes se inclinaran hacia el exterior debido al mortero húmedo.

En el año 557 la cúpula se hundió quedando casi destruida. En un principio se atribuye el

hundimiento a que la cúpula no tenía forma hemisférica, sino que era rebajada pero se

descubrió mediante experimentos llevados a cabo, que la culpa fue del tambor que en un

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principio sustentaba la cúpula ideada por los arquitectos originales. Cuando Isidoro el Joven

reconstruyó la cúpula original, tuvo que establecer en primer lugar el interior de las paredes

para que fueran verticales con el fin de soportar el peso de la nueva cúpula. Otro de los

cambios en el diseño de la cúpula fue el cambio de la altura real de ésta. Isidoro el Joven

replanteó la altura de la cúpula en aproximadamente seis metros menos para que las fuerzas

laterales no fueran tan fuertes y el peso de la cúpula fluyera más fácilmente por las paredes.

Un segundo hecho interesante acerca de la

estructura original de la cúpula fue cómo los

arquitectos fueron capaces de colocar cuarenta

ventanas alrededor de la base de la cúpula. Santa

Sofía es famosa por la calidad mística de la luz, que

se refleja en todas partes en el interior de la nave,

que da a la cúpula la impresión de estar flotando por

encima de la nave. Este diseño es posible gracias a

los nervios por los que está formada, que dejan los

soportes libres de pesos y los vanos abiertos en las

exedras mayores y menores de los muros

permitiendo además que el peso de la cúpula fluya

entre las ventanas a forma de machones, luego por

las pechinas y pilares, y en última instancia al suelo.

El carácter único del diseño de Santa Sofía

muestra cómo esta estructura es uno de los

monumentos más avanzados y ambiciosos de la

antigüedad tardía.

En alzado se dispone en la cúpula hemiesférica rebajada, con vanos abiertos en la base, el

peso de la cúpula cae sobre los arcos torales y los transmite a los pilares. El paso del espacio de

planta circular de la cúpula al espacio de planta cuadrada que cubre se soluciona mediante el

sistema de pechinas. Esta estructura arquitectónica permite perforar los muros bajo los arcos

torales, con una gradación de zonas de luz. Varios pisos de vanos, son muros-pantalla.

En el eje transversal la solución es distinta; remite a muros tímpanos horadados que

coronan un juego de arcadas apoyadas en columnas en los dos pisos, que cada uno tiene 12

grandes ventanas en dos filas, siete en la parte baja y cinco en la superior. En el piso bajo,

cuatro enormes fustes forman visualmente una especie de velo que define el espacio; en el

superior, las seis columnas sostienen el tímpano, produciendo una impresión de notable

ligereza. Detrás de estas columnatas, tanto en el lado norte como en el sur, se extienden dos

galerías superpuestas, cubiertas con bóvedas de aristas. Allí, dos poderosos pilares sirven para

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contrarrestar los empujes de la cúpula central.

En definitiva la longitud de luz libre que ofrece la combinación de la cúpula central y las

semicúpulas no tiene precedentes, en el momento de la construcción de Hagia Sophia. Hacia el

noreste y suroeste, por el contrario, pesados arcos dobles y el muelle de contrafuertes se

construyeron para contrarrestar el empuje de la cúpula. La disparidad del tipo e importancia

del apoyo de carácter estructural previstas por los sistemas de apoyo a estos dos en el tiempo

ha causado la deformación elíptica de la base de la cúpula, cuyo diámetro varía de 32,2 metros

sobre el eje longitudinal de 32.7 metros a lo largo del eje transversal. Otros factores, como la

premura de la construcción original y reparación desigual de la bóveda a través de los siglos se

han multiplicado los efectos de la deformación, también visible en los pilares y los arcos de

cola.

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ANÁLISIS

CONSTRUCTIVO

Introducción

La arquitectura bizantina participa de las innovaciones constructivas y espaciales romanas,

del uso de la cúpula como elemento definidor del espacio, la utilización de las técnicas de la

mampostería y la organización de las obras civiles, así como de la influencia de la arquitectura

helénica, todo ello bajo el influjo de las técnicas orientales.

Las principales novedades de la arquitectura bizantina se refieren al empleo de la cúpula, al

capitel y su relación con el arco y a la decoración, en particular con el mosaico. La arquitectura

es, como la romana, abovedada; su interés por este elemento se intensifica aún más al

contacto con los monumentos mesopotámicos, pero su gran novedad respecto a Roma es el

empleo sistemático de la cúpula, que construyen en dimensiones gigantescas como la de esta

catedral, de más de treinta metros de diámetro, resolviendo admirablemente la manera de

contrarrestar sus empujes, así como el gran empleo del tambor.

El arquitecto, sin perjuicio de emplear los tipos de capitel de

ascendencia clásica, crea el típicamente bizantino (cuerpo

troncocónico invertido) en donde los elementos vegetales cubren el

cuerpo troncocónico de proporciones cúbicas que constituye el

capitel. Los capiteles "albarda" son capiteles corintios de hojas

planas y trabajadas al trépano buscando el claroscuro, y con

grandes cimacios encima para realzar y sobreelevar el apoyo de los

arcos.

En la arquitectura bizantina se generaliza el empleo del arco

cargado sobre columnas exentas, con fines constructivos y

decorativos. La transcendencia de este paso es de importancia

extraordinaria en la historia de la arquitectura y representa una de las innovaciones que más

contribuyen a la ligereza y a los bellos efectos de perspectiva de los interiores bizantinos.

Elementos Constructivos

Cimentación.- En primer lugar se preparó una gran explanada formada por grandiosos

bloques de piedra y encima se vertió una descomunal masa de concreto de más de 20 m de

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espesor y sobre estos formidables cimientos se levantó todo el edificio que es prodigio de

belleza y estabilidad arquitectónica sin par.

Muro.- En los muros de Santa Sofía, los arquitectos se apartaron de la forma tradicional de

construcción. La fábrica de pequeños y medianos sillares calizos, alternando su aparejo pétreo

con diferentes hiladas de grandes ladrillos romanos, tan propia de Constantinopla. Ello viene a

corroborar que, allí donde la acción del agua del subsuelo no está presente, el ladrillo era

entendido como el material de refuerzo y su fábrica la más firme y seria. Por tanto, la fábrica

de hiladas repetidas y alternadas de piedra y ladrillo tan natural en la construcción bizantina,

aquí sólo la encontraremos en consolidaciones posteriores, realizada por los turcos.

En dicha fábrica, que está compuesta por más volumen de mortero que de ladrillo, y

aunque hay ladrillos menores, abunda el gran ladrillo cuadrado de 37,5 centímetros de lado y 5

centímetros de espesor. El mortero de cal y polvo de ladrillo alcanza, en la mayoría de los

tendeles, una altura de junta de casi 7 centímetros. La incorporación de polvo de ladrillo, en

este caso muy poco pulverizado, proporciona al mortero condiciones hidráulicas y lo hace más

fuerte y estable, dotándolo del color rosado que muestra, con uniformidad, la fábrica de Santa

Sofía. No obstante, es fácil comprobar que no todos los morteros son iguales.

Arcos.- Están realizados con dos roscas de ladrillo, son de medio punto y apoyan sobre las

impostas de la columna. Estos arcos dan paso al tambor donde apoyará la cúpula.

En el aparejo de los grandes arcos encontramos ladrillos mayores, cuadrados de hasta 70

centímetros de lado, pero estos no son ladrillos locales, no poseen la misma densidad y,

aunque pudieron fabricarse fuera, la tesis más admitida es que fueran bipedales romanos

tomados de otros edificios.

La bóveda bizantina es aquella construida con una sola hoja de ladrillo, sin trasdosado de

hormigón. La utilizada en la cúpula central es la bóveda sobre pechinas o compuesta. Conocida

como bóveda bizantina, sobre las cuatro pechinas descansa directamente la cúpula esférica. En

la zona de arranques de la cúpula se situaron huecos de iluminación en su propia superficie.

Sobre el círculo determinado por las pechinas se eleva un tambor o cimborrio poligonal,

pasando a ocupar los huecos de iluminación las caras del tambor y sobre este la cúpula.

Las utilizadas en los pasillos laterales son las bóvedas de arista bizantina. Apoyándose

sobre las aristas de una crucería normal se tienden unas superficies curvas de generatriz recta

a las que se puede corregir el trazo para facilitar su ejecución.

Las utilizadas para absorber parte de la fuerza de la bóveda central y las que se usan para

extender las dimensiones del espacio central son las bóvedas semiesféricas. Sin cimbra, cada

rosca se cierra antes de construir la siguiente. La inclinación de los ladrillos está por debajo del

ángulo que los hace resbalar.

Por último, en los pórticos se utilizaron bóvedas de cañón.

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Las Pechinas.- Encuentros entre plantas poligonales y cúpulas circulares, aunque las

pechinas ya las usaban los romanos de occidente. La pechina es propia de la estructura de

arcos.

Cimbras.- Se realizan con rollizos de madera que se usaban como vigas y soportes y por

tableros que se empleaban para crear la superficie a encofrar. En este caso las cimbras

utilizadas se piensan que fueron inmensamente grandes.

Contrafuertes.- Los contrafuertes los disponen en el exterior de los edificios adosados a los

muros de cerramiento, liberando así todo el espacio interior. Se emplean la sillería, tomando

los sillares con mortero. Los sillares de las hiladas se colocan a lecho y los peripaños a

contralecho pues este elemento le da rigidez al relleno que tiende a asentarse. Si no fuese así

no existiría traba paramentos-núcleo, dando lugar a la aparición de una grieta vertical. La traba

obliga al trabajo solidario siempre y cuan los paramentos se retraigan con el relleno. Para la

consecución de este fin es por lo que, parece ser, se incrementa también la cantidad de

mortero en lechos, apareciendo grandes tendeles, e incluso se intercalaron hiladas de ladrillo

(aumento de mortero) para conseguir el asiento uniforme.

El acabado interior es el mosaico, en

donde perfeccionan hasta el límite las

técnicas romanas, sobre gruesas capas de

mortero se colocan las teselas. A la entrada

de Santa Sofía y encima de la puerta principal

se encuentra el más famoso de los mosaicos

bizantinos, el Cristo Pantocrátor. En este

edificio podemos contemplar casi sin dudarlo

los mejores mosaicos del periodo bizantino,

los que sirvieron de modelo y referencia para

todo el arte ortodoxo posterior.

También el hierro y el bronce, como materiales y como elementos constructivos, están

presentes en Santa Sofía. A pesar de que no existen grapas entre los sillares de su fábrica

pétrea, podemos observar en el monumento distintas formas de uso de estos dos metales.

Buena parte de las columnas y fundamentalmente las que constituyen las exedras, están

abrazadas, en el arranque y coronación de sus fustes de pórfidos, por collares de bronce. Estos

collarines, aunque fueron fundidos con gran riqueza decorativa, no dejan de mostrar su

función mecánica de serias abrazaderas y es que, sabiendo los autores del proyecto que en

esos puntos se desarrollan tensiones especiales, podían así, afinar más en la esbeltez de esas

columnas.

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Materiales

Santa Sofía es una construcción básicamente de ladrillo y mortero, solamente la

cimentación y los ocho soportes que conforman los contrafuertes iniciales se construyeron

mediante grandes sillares de piedra caliza. Los materiales que tenían que utilizar los

arquitectos, además de ser eficaces y a prueba de incendios, tenían que tener la propiedad de

ser bellos a la vista, pues Justiniano quería una catedral hermosa, construida con los mejores

materiales posibles.

Además de las imponentes columnas con sus

bases y capiteles, otros elementos pétreos están

presentes en la construcción, como las enormes

losas que constituyen las cornisas donde los

mármoles tienen un espesor de 60 centímetros y

una longitud de 6 metros, se trata de mármol

proconésico, el mismo que conforma el

pavimento.

Estos paneles de mármol del pavimento, que

constaban de planchas de bore en el interior, se

dieron a conocer después de las alfombras de

oración fueron retirados en 1934.

Las columnas son coronados con elaborados

capiteles esculpidos que llevan el monograma de

Justiniano I. Éstas están compuestas de mármoles

de colores, pórfido (de Egipto) y basalto, los cuales contribuyen a generar una luminiscencia

etérea e iridiscente dentro del recinto. Las paredes, al igual que las columnas, estaban

decoradas con mármoles policromos, además, estaban adornadas con bellos mosaicos hechos

a base de vidrios de colores o transparentes sobre hojas de oro, con los que antiguamente, en

la época bizantina, se representaban escenas bíblicas.

Las columnas interiores fueron traídas de templos en Baalbek, Heliopolis, Éfeso, Mileto y

Delfos, mientras que otros pilares y capiteles fueron hechos con mármoles blancos de las

antiguas y abunundantes canteras de Proconessos, en el Mar de Mármara, verdes de Tesalia,

dorados de Libia, rosas de Frigia y marfil de Capadocia.

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Originalmente muchas de sus ventanas en arco de medio punto estaban cerradas con

vitrales y divididas en pequeños cuadrados ya sea con piedra trabajada o material calizo.

Todo recubierto por una rica decoración: El presbiterio estaba forrado de láminas de plata.

Por todos lados había cortinajes y lámparas de oro. Los capiteles, de orden compuesto

estilizado, se tallaron al témpano con decoración vegetal.

Los arquitectos buscaban un peso mínimo para la cúpula, así que buscaron un material

ligero con el que fabricarla. Necesitaban encontrar un sustitutivo a la argamasa empleada en

estructuras como el panteón de Roma, la puzolana, ya que ésta se encontraba en el

mediterráneo occidental, quedando muy lejos de la capital bizantina.

El material empleado fueron ladrillos porosos (por lo tanto ligeros) transportados desde

Rodas. Hay uno de estos ladrillos en la entrada de la iglesia donde se denota una clara marca

del fabricante.

La argamasa empleada es más gruesa que la de hoy en día, incluyendo ésta, ladrillo

machacado. Además la cúpula y sus arcos están fabricados con igual o más cantidad de

argamasa que de ladrillo. Como la argamasa está fabricada con el mismo material que el

ladrillo, cuando ésta fragua, la adherencia entre el ladrillo y la argamasa es muy fuerte.

La cúpula central está construida, como ya hemos dicho, con ladrillos puestos de canto y

gruesos lechos de mortero para conseguir mayor ligereza. La cúpula actual está formada por

cuarenta medios arcos de ladrillos puesto de canto y gruesos lechos de mortero (para una

mayor ligereza) que convergen en un anillo de clave, cubierto de mosaicos y soldado uno con

otro por una fina pared que en la base está abierta por cuarenta grandes ventanas. Por el

exterior la cúpula se recubrió con tejas de la isla de Paros, famosas por ser porosas, ligeras y

resistentes.

El exterior, revestido de estuco, se tiñó de color amarillo y rojo durante una restauración en

el siglo 19 en la dirección del arquitecto Fossati.

Uno de los minaretes (al suroeste) fue construido de ladrillo rojo, mientras que los otros

tres fueron construidos de piedra caliza y piedra arenisca.

En la actualidad todo el exterior de Santa Sofía se encuentra estucado y coloreado, pero es

posible que su origen no fuera este, ya que los grandes pilares que sostienen la cúpula están

hechos por bloques regulares de arena blanca muy fina.

Se desconoce casi por completo, como fue anteriormente Santa Sofía pero hoy en día

podemos dudar de que en tiempos de Justiniano fuera el templo más hermoso de la

cristiandad.