Sanfilippo, el ladrón de sueños.

“fueron felices y comieron perdices” es el final de muchos cuentos que conocemos. Sin embargo, para que la historia de Sanfilippo pueda terminar con esta frase es necesario que todos colaboremos y ayude-mos para poder pararlo.

Sería maravillo poder afirmar que este cuento es de ciencia ficción y que Sanfilippo es un mágico lugar al que van los niños a jugar o una golosina que hace la delicia de los más pequeños. Pero, la verdad es que Sanfilippo es un ladrón de sueños.

Un ladrón que se presenta sin avisar y al que aún no sabemos cómo derrotar, aunque sí cómo hacerle frente. Los abrazos, las sonrisas, la perseverancia y ganas de pelear de los padres de los niños son las mejores armas para luchar contra este saqueador. Además, en este combate, los niños y sus familias no están solos ya que cuentan con la ayuda de otro personaje fundamental de esta historia, la solidaridad.

Juntos somos más fuertes. Juntos podemos hacer frente al ladrón de sueños. Juntos la esperanza se convierte en una realidad, debemos actuar rápido puesto que las agujas del reloj siguen avanzando y el paso del tiempo juega en el bando contrario.

Tic-tac, tic-tac, es nuestro turno.Debemos avanzar una casilla y sortear la número 31, la del pozo, ése al que caen todos los padres

al escuchar que sus hijos no podrán seguir jugando y que deberán luchar contra reloj y con optimismo para poder plantarle cara al invicto ladrón de sueños.

Iñaki, Hugo, Oier, Andrea, Unai, Javier, Daniel, Borja, Andrea, Dani, Irune, Ixone, Araitz, Pol, Iker y Mikel son algunos de estos pequeños grandes guerreros que necesitan nuestra ayuda: es el momento de actuar.

Juntos podemos derrotar al feroz ladrón de sueños.

Juntos podemos pararlo.

Stop Sanfilippo.