sandino, general de hombre

Upload: oscar-meneses

Post on 04-Apr-2018

239 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    1/46

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    2/46

    GregorioSelser

    Sandino,general de hombres libres

    editorial abril

    COLECCIN LATINOAMRICA VIVA1* Pedro Orgambide - Historias con

    tangos y corridos.

    Diseo grficoy tapaDavid Almirn

    Impreso en la ArgentinaPrinted in ArgentinaQueda hecho el depsitoque marca la ley 11723Prohibida la reproduccintotal o parcial. 1984.Editorial Abril S.A.

    Av. Belgrano 624, Buenos AiresISBN 950-10-0140-7

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    3/46

    V

    SANDINO, HROE DE LAS SEGOVIAS

    En 1927 no exista ninguna amenaza de conquista, aunque elsecretario de Estado Kellogg tema que Nicaragua estuviera enpeligro de caer bajo el control de los bolcheviques inspirados yayudados desde Mxico. En lugar de recurrir a actos ms enrgicos,el presidente Coolidge sigui la sugestin de Kellogg y envi aNicaragua al coronel Henry L. Stimson, antiguo secretario de guerraen el gobierno de Taft, como hombre prudente, para que estudiara elmal y recomendara una solucin. "Deseo que vaya usted all, y si vealguna manera de arreglar aquel embrollo, quiero que lo ponga enprctica.1

    SAMUEL FLAGG BEMIS

    Seremos entregados a los brbaros fieros?Tantos millones de hombres hablaremos ingls?(Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros.)Callaremos ahora para llorar despus?

    RUBN DARO

    Los acontecimientos iban, empero, a seguir un rumbo totalmente distinto, enrazn de la lucha liberadora que emprendera un modesto hijo de la tierra,Augusto C. Sandino, guiado por la sola inspiracin de su patriotismo. Sandinonaci en el pueblo de Niquinohomo, departamento de Masaya, el 18 de mayo de1895. Su padre, Gregorio Sandino era un pequeo terrateniente; su madre,Margarita Caldern, era una campesina con sangre de blancos e indios en susvenas.Corran los tiempos de Zelaya cuando termin sus estudios primarios. Entanto sus hermanos realizaban estudios superiores, l continu con los decomercio, durante los cuales le sorprendieron los horrores de la "Guerra deMena": con sus propios ojos vio conducir el cadver glorioso de Zeledn; elfnebre cortejo no estaba compuesto de deudos del hroe o de una multitudcompungida, sino de los propios soldados vencedores, que paseabanostentosamente el cuerpo colocado de travs sobre un caballo, para escarmientode quienes osaran imitar su rebelda.

    No imaginaba an que su suerte no sera mucho ms distinta!Poco es lo que se sabe de su adolescencia y de los primeros aos de su

    juventud. A su natural parquedad se una una discrecin acerca de su propiapersona, que slo desapareca cuando la relacionaba con la lucha en que se vio

    1Bemis, Samuel Flagg. Op. cit., pg. 220.

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    4/46

    posteriormente empeado. Alguno que otro dato permite reconstruir esa poca,durante la cual combinaba sus estudios con las tareas de campesino, deadministrador de las fincas de su padre, o de transportista de los productosagrcolas a Granada, Masaya y Managua.

    En uno de los entreveros de su juventud, se vio obligado a dar muerte a unhombre: segn unos, por un insulto inferido a su madre; segn otros; por razones

    polticas. Lo cierto es que Sandino se vio obligado a abandonar Nicaragua en1921. En el mismo ao se emplea en La Ceiba, puerto de la costa norte deHonduras, como guardaalmacn de mecnica del ingenio "Montecristo". Al aosiguiente le encontramos ya en Guatemala, donde trabajaba como mecnico delos talleres que en Quirigu tiene la United Fruit Company. De all se traslada en1923 a Mxico, emplendose como mecnico en la Huasteca Petroleum Company,en Tampico.

    Es en Tampico donde todo bigrafo debe comenzar a buscar el origen de sulucha posterior. Debe tenerse en cuenta que todo Mxico vibraba entonces deespritu revolucionario y patritico, conmovido por las pretensiones de los grandesgrupos petroleros norteamericanos Sinclair, Doheny y Mellon que haban

    desatado una campaa periodstica mundial destinada a lograr que el presidentelvaro Obregn accediese a sus pretensiones.2 egn Flagg Bemis, "un comitsenatorial presidido por el senador Albert B. Fall, de Nueva Mxico, portavoz delos intereses petroleros Doheny, que ponan una gran diligencia en enumerar ypublicar los ultrajes y los agravios contra ciudadanos de Estados Unidos, se limita recomendar se ejerciera presin diplomtica para conseguir la seguridad de losciudadanos norteamericanos y de sus propiedades, y que no se reconociera algobierno de Obregn (elegido constitucionalmente por sufragio popular) sin quese hiciera al mismo tiempo un convenio para liquidar todos los problemas yreclamaciones que estaban pendientes; nicamente en caso de una negativadeba pensarse en intervenir".3

    El secretario de Estado Hughes, jurista famoso y ferviente partidario de que lapoltica imperialista de su patria se llevara a cabo sin violencia, trat de queObregn reconociera mediante un solemne tratado la existencia y legalidad de lasabsurdas reclamaciones que por valor de miles de millones de dlares formulabannorteamericanos e ingleses. Obregn comprendi que lo que Hughes pretenda enrealidad era no slo comprometer a toda la nacin mediante ese tratado, sinodejar a Mxico sin posibilidad jurdica alguna para discutir la legitimidad de lasreclamaciones formuladas, y, apoyado por los obreros y estudiantes, adems dela opinin pblica de toda Amrica, se neg a firmarlo.

    En Estados Unidos arreciaron las amenazas de intervencin. Por su parte, en2 Seldes, George, Los amos de la prensa (pg. 139): "En 1927, Charles Mertz, que siete

    aos antes haba colaborado con Walter Lippmann en una documentada exposicin de lasmentiras y falsedades publicadas por el New York Times acerca de la Unin Sovitica, realiztambin una recopilacin de las noticias de ese mismo diario sobre Mxico. Demostr as que eldespacho titulado 'La propagacin de los desrdenes alarma a Mxico', slo consignaba un crimeny dos asaltos en un plazo de tres das, cifra que hara desternillar de risa a los pistoleros deChicago. Cuando las leyes sobre propiedad de los yacimientos mexicanos fueron promulgadas, elNew York Times public un despacho titulado 'Mxico al borde de la revolucin'. Se trataba de laversin de una tentativa para derrocar al gobierno mexicano proporcionada por Adolfo de laHuerta, que viva exiliado en Estados Unidos."

    3 Bemis, Samuel Flagg. Op. cit., pg. 223.

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    5/46

    Mxico, la larga costumbre de un pueblo en armas, fortificada por las noticias deltriunfo que el pueblo ruso estaba obteniendo sobre las fuerzas coligadas de lasmayores potencias mundiales, mantena el clima de preparacin para una posibleresistencia, a cuyo amparo se desarrollaba la accin ideolgica y revolucionariade los partidos de izquierda.

    En ese clima verific Sandino sus primeras experiencias antiimperialistas.

    Precisamente all donde resida la expresin de los intereses de Doheny, en laHuasteca Petroleum Company, fue donde Sandino hizo sus primeras armassindicales; all fue donde, al contacto con el movimiento obrero mexicano,fuertemente sacudido por las alternativas de la disputa que amenazabadegenerar en guerra, comenz a madurar su inconsciente e innata rebeldapatritica.

    Hughes, ante la decidida oposicin de Obregn y la de los propios gruposobreros y democrticos de los Estados Unidos, debi conformarse con la firma deconvenios de carcter ejecutivo, conocidos luego con el nombre de Tratados deBucareli. Slo entonces fue reconocido Obregn, aunque a regaadientes. En1924 asumi la presidencia Plutarco Elas Calles, quien deseoso de prestigiarse

    ante su pueblo promulg leyes sobre el petrleo que violaban los convenios deBucareli, y neg que stos pudieran obligarle. Paralelamente estall la rebelin delos "cristeros", reprimida con suma violencia por Calles y que hizo recrudecer lacampaa periodstica en su contra.

    Kellogg, sucesor de Hughes, tena toda la intencin de terminar con Calles dela misma manera que con Sacasa en Nicaragua. Ganas en tal sentido le sobrabany el ambiente estaba lo suficientemente dispuesto como para que los"bolcheviques mexicanos" fueran aplastados. Pero el Senado de la Unin habatenido bastante con la reaccin que produjo la intervencin en Nicaragua, yaprob por unanimidad en 25 de enero de 1927 una resolucin de recurrir alarbitraje para solucionar las diferencias con Mxico. El presidente Coolidge

    resolvi entonces proceder pacficamente, y por sugestin de Kellogg nombr asu antiguo amigo y compaero de Universidad Dwight W. Morrow, banquero ysocio de Morgan, como embajador en Mxico. Es posible que Mr. Morrow hayasido muy persuasivo, tanto como para explicar el que Calles decidiera al pocotiempo revisar toda su poltica petrolera, pero nos inclinamos a sospechar que larazn de su viraje residi en el chantaje declarado por las compaas petroleras.4

    4 Por considerar sumamente ilustrativa su lectura, reproducimos el artculo de NemesioGarca Naranjo "La ineficacia de la intervencin"', publicado en La Nacin, en junio de 1928: "Lapoltica exterior seguida por los Estados Unidos en Nicaragua y en Mxico pone de manifiesto quelas medidas econmicas son mucho ms eficaces que los procedimientos de guerra para hacercapitular a los pueblos dbiles. Enfrente de Csar Augusto Sandino, Mr. Calvin Coolidge perdi la

    serenidad y dio orden a sus soldados para que lo sometieran por la fuerza. Enfrente de Calles que pareca decidido a no respetar los derechos norteamericanos el Presidente yanqui sugiri unbloqueo econmico. Y all estn los resultados: mientras el general Calles est completamentesometido a la Casa Blanca, el general Sandino sigue dndoles guerra a los soldados de losEstados Unidos.

    "Esta experiencia va a influir mucho en los futuros procedimientos internacionales delcoloso anglosajn. Los norteamericanos se caracterizan por su espritu prctico y por su falta deorgullo conquistador. Para qu someter a los rebeldes por medio de operaciones militaresescandalosas y costossimas, cuando se llega a mejores resultados sin el empleo de la fuerzaarmada?

    "Hace ao y medio que se dijo que se iban a poner en vigor las leyes que heran los

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    6/46

    stas, en efecto, suspendieron sus trabajos. Millares de obreros quedaroncesantes en ese colosal lockoutque reemplazaba por su eficacia contundente a loque deban haber verificado las armas de la intervencin. La miseria de suscompaeros de trabajo, decretada por la Huasteca, debe de haber sido, sin duda,uno de los motivos determinantes de la resolucin de Sandino, adems de lasdiscusiones ideolgicas en las sociedades masnicas a las cuales se haba

    afiliado; l mismo lo dira con sus palabras: Esta misma intervencin ha sido causa de que los dems pueblos deCentroamrica y Mxico nos odiaran a nosotros, los nicaragenses. Y ese odio

    derechos de las compaas petroleras que trabajan en Mxico. El secretario de Estado, Kellogg,haba enviado dos notas de protesta, y stas haban sido contestadas por la secretara deRelaciones de Mxico en forma vigorosa. El gobierno norteamericano pareci resignarse; pero...las compaas petroleras suspendieron sus trabajos: no se perforaron nuevos pozos; millares deobreros quedaron sin quehacer; y la produccin aceitfera de Mxico, que en 1926 ocupaba elsegundo lugar entre las naciones del mundo, pas al cuarto lugar. El Tesoro vio que sus rentasdisminuan mensualmente, en muchos millones, y se proyect en los horizontes una crisiseconmica horrenda. Ante esa perspectiva, Calles reform las leyes, o para hablar con msfranqueza, las derog, pues las cosas volvieron al mismo estado que guardaban antes de lacontroversia. Sin necesidad de que los Estados Unidos enviaran un solo soldado a Mxico, ni deque se tomasen el trabajo de redactar una nueva nota, el que pareca rebelde indomable quedcompletamente sometido.

    "Con Sandino ha pasado todo lo contrario. Se enviaron contra l dos batallones; despusotros dos; ha habido por todo el mundo infinidad de protestas; muchos muertos han cado en elcampo de batalla; pero el rebelde contina de pe y en actitud amenazante. Es indiscutible que elgeneral Sandino acabar por perder; pero su cada, aparte de resultar costossima, traer consigouna merma del prestigio moral y material de los Estados Unidos. Mientras la sumisin de Calles dafama a Mr. Coolidge de astuto, de prctico y de fro, la campaa contra Sandino le ha conquistadouna reputacin poco envidiable de torpe, de ventajoso y de violento.

    "La comparacin de resultados basta para condenar las intervenciones militares, nosolamente por ser injustas, sino porque tambin resultan ineficaces y contraproducentes. Los quedefendieron el principio intervencionista en la Conferencia de Cuba, decan con sobrada razn que

    todos los pases estn obligados a respetar los intereses de los extranjeros; pero en lo que sesalan de la razn y de la justicia era en admitir tcitamente que los pases que desconocierandicha obligacin podan ser sometidos por medio de las armas.

    "Esta manera de razonar en contra de los pueblos que no pueden o no quieren cumplir susdeberes internacionales se parece a la lgica de los tratadistas que en el siglo pasado defendan laprisin por deudas de carcter civil. Se deca entonces con gran justicia que toda deuda debepagarse; pero en lo que se cometa una iniquidad era en emplear la crcel como medio coercitivode pago.

    "Cmo se fuerza entonces el cumplimiento del derecho? Ah! El derecho tiene infinidad demaneras de hacerse respetar sin que haya menester de recurrir al atentado. A principios del sigloXIX la mayora de las personas crea de buena fe (probablemente lo crean hasta los mismosdeudores) que la abolicin de la prisin por deudas iba a traer un desquiciamiento social... Y hoyse ve claramente: dichas prisiones desaparecieron y las operaciones de crdito, en lugar de haber

    desaparecido se han multiplicado en forma fantstica. Los acreedores prestan ms dinero quenunca, y el crdito se encuentra mucho ms protegido que antes. La crueldad nunca ha sido unasancin efectiva. La falta de proteccin al derecho trae en s misma el mayor de los castigos.Tanto los individuos como los pueblos que desconocen sus obligaciones se cierran las puertas dela riqueza y el xito. Y al darse cuenta de que por el mal camino se desempean en la penuria,reaccionan hacia el derecho porque comprenden que es la nica manera de conquistar laprosperidad.

    "Si Mr. Coolidge hubiera procedido con Calles en la misma forma que procedi conNicaragua; si hubiera enviado un ejrcito a Tampico a fin de impedir que las leyes anunciadas sepusieran en vigor; si hubiera deshonrado el derecho, sostenindolo con la violencia; aparte de nohaber obtenido un resultado prctico satisfactorio, habra provocado en todo el mundo, y

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    7/46

    tuve oportunidades de confirmarlo en mis andanzas por esos pases. Me sentaherido en lo ms hondo cuando me decan: "vendepatria, desvergonzado traidor".Al principio contestaba a esas frases que, no siendo hombre de Estado, no meconsideraba acreedor a esos ttulos deshonrosos; pero despus vino la reflexin ycomprend que tenan razn, pues, como nicaragense, yo tena derecho a laprotesta, y supe entonces que en Nicaragua haba estallado un movimiento

    revolucionario. Trabajaba entonces en la Huasteca Petroleum Co., de Tampico;era el 25 de mayo de 1926. Tena mis economas, que montaban 5.000 dlares.Tom de esas economas 3.000 y me vine a Managua; me inform de lo quepasaba y me fui a las minas de San Albino, naciendo a la vida activa de la poltica,cuyos detalles todos conocen.

    As, esquemticamente, se describe el comienzo de la gesta libertadora queconmovi a todo el mundo. Pero hay detalles que se omiten, como, por ejemplo,el de su encuentro con un grupo de obreros que desde la ciudad de Len sedirigan en procura de trabajo a las mismas minas. En San Albino fue donde porprimera vez tom conocimiento de la miseria que padecan los trabajadores de supropia patria: pagados malamente con cupones sin valor adquisitivo fuera de las

    tiendas de raya pertenecientes a la misma compaa, naturalmentenorteamericana; constreidos a trabajar hasta quince horas por da; albergadosen galpones donde deban dormir en el suelo; vigilados, odiados, expoliados,estos obreros fueron los primeros soldados en la lucha de Sandino contra laintervencin.

    Sandino se erigi, ms que en jefe, en su gua; ejerca ascendiente merced alentusiasmo de que estaba revestida su ntima conviccin antiimperialista; a susconocimientos, algo superiores que los de sus compaeros y, sobre todo, a esefuego interior que pareca agigantar el esmirriado cuerpo que sustentaba. A lapersuasin poltica, Sandino agreg luego la decisin de ndole militar: trescientosdlares de sus ahorros le sirvieron para adquirir las primeras armas a travs de la

    cercana frontera de Honduras, con las cuales comenz sus primeras escaramuzasen la zona serrana con un puado de mineros.Haba madurado en l la resolucin de expulsar de Nicaragua a los

    norteamericanos, que en tren de conquista haban ocupado todo el pas y que

    especialmente en la Amrica espaola, una tempestad de maldiciones y de protestas."Por supuesto que los admiradores de Calles tienen que sentirse amargados con la

    sumisin de quien les pareci abanderado de la raza, y centinela del hispanoamericanismo, yclarn de rdenes de los pueblos latinos, y digno de todos los dems ttulos sonoros y huecos quese otorgan a aquellos a quienes se atribuye una actitud de valiente rebelda en contra de losEstados Unidos. Hubiera sido triste que Calles cayera como va a caer Sandino uno de estos das:acribillado por los proyectiles de una ametralladora norteamericana; pero desde un punto de vista

    romntico tiene que ser ms doloroso verlo a las rdenes de la Casa Blanca. Un esprituapasionado con quien comentaba este asunto doloroso me deca que era preferible ver elimperialismo norteamericano armado, con atavo medieval y enarbolando descaradamente subandera conquistadora. Romnticamente, s; pero el romanticismo es algo que las colectividadesno sienten sino por excepcin, y por tal causa no es posible tomarlo como norma de la vida diaria.Aunque un sentimentalismo agudo nos haga aborrecibles las formas suaves de los usureros,siempre es mejor tratar con agiotistas que con sargentos.

    "Que lo digan Calles y Sandino! Mientras este ltimo, por andar luchando contra elgeneral Lejeune, pronto reposar en un cementerio humilde o en la fosa de los hroes annimos,Calles est encantado con mister Dwight Morrow, socio de la casa bancaria que encabeza JohnPierpont Morgan. Sandino ser un vencido y Calles es un convencido."

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    8/46

    para exasperacin de sus compatriotas democrticos5 regenteaban comoseores feudales. Por eso, al tener conocimiento de que Sacasa haba recibido enPuerto Cabezas 700 toneladas de material blico, resolvi entrevistarlo pararequerirle armamentos para sus fuerzas. Embarcado en una canoa primitiva delas llamadaspipantes por los indios mosquitos, se dej llevar por el curso del roCoco desde Las Segovias, arribando nueve das despus a su destino. Al

    entrevistar a Sacasa, ste le inst a colocarse bajo las rdenes de Moncada, quienconoca a Sandino desde su niez y era amigo y correligionario de su padre.Moncada le recibi de mala manera, interrogndole sobre el destino que

    pensaba dar a las armas solicitadas. Sandino arguy que su conocimiento de lazona de Las Segovias le facilitara una eficaz defensa del territorio, lo quepermitira a los constitucionalistas marchar sobre la capital con la retaguardiacubierta. A pesar de la lgica del argumento, Moncada se neg a acceder a lasolicitud de armas y expres en forma despectiva dudas sobre las condicionesmilitares de Sandino. Sandino, no obstante, supo ver qu se esconda tras lanegativa:

    Sacasa, los miembros de su gabinete y sobre todo el propio ministro deguerra, Moncada, tenan ambiciones personales, y encontr verdaderasdificultades para conseguir los elementos que buscaba. Encontr gente dispuestaa ir a Las Segovias, pero para hacer mritos personales en provecho egosta. Ycomo eran varios los que tal propsito tenan, siempre me fue difcil entendermecon los polticos. Mi buena fe, mi sencillez de obrero y mi corazn de patriota,recibieron la primera sorpresa poltica... Moncada neg rotundamente que se meentregaran lar armas que peda. As permanec en la costa atlnticaaproximadamente cuarenta das y pude darme cuenta de la ambicin ydesorganizacin que reinaban en y alrededor de Sacasa. Supe todava ms: queestaban tratando de organizar una expedicin a Las Segovias hombro con

    hombro con los interventores norteamericanos, y hasta se me propuso que yoacompaase a Espinosa, siempre que aceptara hacer propaganda por elcandidato a la presidencia que se me indicase.

    El cndido Sandino se admiraba de las reservas que se establecan a su

    5 5 Moore, David R. Op. cit., donde consignan (pg. 713) estas reflexiones: "El ejrcitonorteamericano mantendra el orden, protegera las concesiones norteamericanas y promovera elbienestar material del pas. Sin la intervencin habra, temporalmente por lo menos, luchas civilesacompaadas de grandes prdidas de vida y mermaran los beneficios que los capitalistassacaban de sus inversiones. Este era el punto de vista norteamericano. El de los nicaragenses

    era muy diferente. La dominacin extranjera significaba para ellos la supresin de la libertad y, enciertos casos por lo menos, la de la justicia; y la prdida de la oportunidad de que el partido de lamayora desalojase del poder al de la minora. Se le criticaba a Coolidge por querer erigirse en unnico guardin de la ley, el orden y la justicia, en vez de asociarse con los gobiernos de los otrospases y obrar de mancomn con ellos en casos como ste. La Unin Panamericana, el TribunalMundial y la Liga de las Naciones eran para l como si no existieran. Como dijo el HonorableElihu Root, el 28 de diciembre de 1926: 'Nos hemos separado de la Liga, y ahora estamosprocediendo de la misma manera que antes, con los mismos mtodos de antes: solos'. Este juegosolitario de los Estados Unidos hizo sospechar a los latinoamericanos que ellos eran demasiadoegostas para jugar limpio con los dems o siquiera para tratarlos justamente."

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    9/46

    voluntad de lucha. La buena fe a la que l mismo se refera, le impedacomprender que tras el juego tortuoso de los polticos se escondan intencionesentreguistas, que a poco haban de tardar en salir a relucir. Moncada, en efecto,realizaba su propio juego, tratando de hacerse importante a los ojosnorteamericanos. Cuando Latimer desembarc en Puerto Cabezas, neutralizandola posicin, complet la obra intimando a Sacasa la entrega de todas las armas

    que hubiera en su poder. Este no se hizo repetir la orden dos veces. Ocupndosenada ms que de su persona y la de sus lugartenientes, acept el ofrecimiento dela Bragmans Bluff Lumber Co., compaa maderera norteamericana, para ocuparuna de sus propiedades en Puerto Cabezas, en tanto su Guardia de Honor partadesorganizada hacia Prinzapolka.

    Y mientras Sacasa quedaba bajo la amable vigilancia de Latimer, stedescargaba en el fondo del mar el armamento secuestrado, aunque no todo,segn el mismo Sandino lo refiere:

    Yo sal con seis ayudantes y conmigo iba un grupo de muchachas,ayudndonos a sacar rifles y parque, en nmero de treinta fusiles y seis mil

    cartuchos. La flojera de los polticos lleg hasta el ridculo y fue entonces cuandocomprend que los hijos del pueblo estbamos sin directores y que hacan faltahombres nuevos. Llegu a Prinzapolka y entonces habl con Moncada, quien merecibi desdeosamente, ordenndome que entregara las armas a un tal generalElseo Duarte... Sucedi que en eso llegaron el ministro Sandoval y unsubsecretario Vaca, y ellos consiguieron que se me dejaran los rifles y la dotacincorrespondiente de cartuchos.

    El 2 de febrero de 1927, Sandino estaba de nuevo en Las Segovias. Aquelgesto del "grupo de muchachas", que no eran sino las pobres mujeres de vidapblica del puerto, conmovi aun ms el espritu de los soldados que an servan

    en las filas del quisling. Las defecciones se sumaban rpidamente. Ahora elejrcito sandinista, iniciado con una primera partida de 29 hombres, contaba conuna fuerza de 300 soldados entre oficiales, soldados y nios, pues tambin hubonios que solicitaron un lugar en la primera guerra emancipadora, losfamosospalmazones6cuya utilidad no era nada despreciable.

    As, de pueblo en pueblo, la pequea columna comunicaba el ardor de laresistencia, invitando a la lucha contra el "gringo invasor". Los pequeos cuartelesse tomaban tras breves escaramuzas, y los vencidos eran invitados a engrosarcon armas y bagajes las filas de Sandino. Movidos por una oscura intuicinlibertaria que animaba el ideal que su jefe les contagiaba, eran los portavoces dela dignidad nacional de la patria de Rubn Daro, y representaban en esencia los

    anhelos de liberacin de todos los pueblos de Iberoamrica. La raza secularmente6 Palmazones, trmino que viene de palmar, morirse, y por extensin dar la muerte,

    modismo americano que se aplic a los nios sandinistas, que sumaban unos treinta. RefiereGustavo Alemn Bolaos en su libro Sandino!, pg. 9. Edit. La Repblica, Mxico, 1932, que aesos muchachos de 14 a 15 aos hubo de encomendar Sandino la custodia de algunos prisionerosyanquis, "no sin antes recomendarles que tuvieran cuidado, y hacerles prometer 'que quedaranseguros bajo su vigilancia'. Ms dos o tres horas despus, cuando el general volva alcampamento, se encontr con que los presos haban sido despachados a mejor vida... Losmuchachos se explicaron diciendo 'que como eso gringos eran tan grandes y el general les habadicho que los aseguraran...'"

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    10/46

    aherrojada hablaba por la boca de sus fusiles o por la de su iluminado conductor,Augusto Csar Sandino.

    Esa exigua tropa estableci su base de operaciones en San Rafael del Norte, aun da de viaje de la ciudad de Jinotega, capital del departamento del mismonombre. Y en tanto el general Moncada remontaba el Ro Grande en procura deManagua, llegando a Matigus por el lado de Matagalpa, Sandino se fortificaba en

    Yacapuca, cerro situado entre San Rafael y Jinotega, donde le alcanz la noticiade que el general Francisco Parajn, jefe liberal, haba sido derrotado enChinandega y su ejrcito hua hacia El Salvador. Hacia all se puso en marchaSandino, obteniendo a los dos das su primer triunfo en San Juan de Las Segovias.Desde esa plaza parti hacia El Ocotal, que el enemigo haba abandonado porconsuncin, encontrndose all con el general moncadista Camilo Lpez Iras.Escuchemos ahora a Sandino:

    Convine con Lpez Iras que l pasara a ocupar Estel, que estaba tambinabandonado por el enemigo, y que con mi gente tomara a balazos la plaza deJinotega. En El Ocotal dejamos fuerzas militares y autoridades civiles. Lpez Iras

    logr acrecentar su columna, y pocos das despus sorprendi al enemigo en ellugar llamado Chagitillo, quitndole un valioso tren de guerra, que tard poco ensu poder, por habrselo arrebatado el enemigo con creces, al extremo de quequed desorganizado y tuvo que huir a Honduras. El enemigo ocupaba las plazasde Estel y Jinotega, y no haba columnas organizadas del liberalismo ni enoccidente ni en los departamentos del norte, a excepcin de mi columnasegoviana, que se encontraba impertrrita en San Rafael del Norte, no obstanteque un general Carlos Vargas, perteneciente a la columna derrotada de LpezIras, me aconsejaba huir de aquellos lugares, porque estbamos rodeados delenemigo. Vargas vena derrotado y acobardado como su jefe, y todo a pesar deestar viendo el herosmo de mis muchachos, quienes acababan de derrotar al

    enemigo por uno de los flancos, arrebatndole provisiones y parque.

    Con todo, los invasores proseguan la ocupacin del resto del territorio deNicaragua y auxiliaban a las fuerzas de Daz y Chamorro, que se aprestaban aenvolver a Moncada; este jefe, vindose en situacin difcil, resuelve recurrirentonces a aquel a quien no haca mucho tiempo desdeara, ordenndoleconcentrar sus fuerzas en Tierra Azul donde l se encontraba advirtindoleque de lo contrario le responsabilizara "del desastre que se avecinaba". De lasacciones que siguieron no existe mejor historiador que el propio Sandino:

    Por mi parte, hubiera volado para salvar al ejrcito liberal, pero mi columna

    era relativamente pequea y tenamos que pelear a diario. Sin embargo, mandciento cincuenta hombres "chipoteos" al mando de los coroneles SimnCantarero y Pompillo Reyes, quienes iban desarmados, apenas con ocho rifles malequipados. Las instrucciones que les di fueron de ponerse a las rdenes delgeneral Moncada y de esperar mi llegada, para reunirme con ellos. La fuerzasali, y esa misma noche march a Yacapuca y Saraguazca, para proceder a latoma de la plaza de Jinotega.

    A las cinco de la maana del otro da, tenamos rodeada a aquella plaza... ypocos minutos ms tarde se entabl el combate, que dur hasta las cinco de la

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    11/46

    tarde, con el triunfo de las armas libertadoras. Se rest al enemigo todo elelemento de guerra de que dispona en la plaza. Se haba llegado a sentir terrorpor nuestra columna. Las mesetas de los cerros de Yacapuca y Saraguazcaestaban sembradas de cadveres, de los combates anteriores.

    Integraban ahora la columna segoviana ochocientos hombres de caballeramuy bien equipados, y nuestro pabelln rojo y negro se alzaba majestuoso en

    aquellas agrestes y fras colinas. Despus supe que los ciento cincuenta hombresque destaqu fueron los que salvaron el tren de guerra de Moncada, que estuvo apunto de caer en poder del enemigo. Ya el "general" Lpez Iras habadesaparecido totalmente de Las Segovias, y en esos mismos das supimos queParajn, de regreso de su viaje de turismo a El Salvador, trataba de reorganizarseen occidente. A efecto de auxiliarle, le enviamos una nota, invitndole a queviniera a Jinotega, para que juntos cooperramos en la salvacin de Moncada. Micarta lleg a poder de Parajn, y en la primera quincena de abril de 1927 llegaqul con sus fuerzas a Jinotega...Al da siguiente, dejando al hoy satlite deMoncada en posesin de la plaza de Jinotega, march con mis ochocientoshombres de caballera a libertar a Moncada del cerco en que le tenan las fuerzas

    del gobierno de Daz. Moncada haba abandonado hasta los caones, dado elempuje abrumador del enemigo.

    Sigue luego el relato de la accin donde liber a las fuerzas de Moncada, lasque a partir de ese momento tenan el camino abierto para apoderarse deManagua:

    En el recorrido que hicimos desde Jinoteca hasta Las Mercedes, lugar dondeestaba Moncada, tuvimos dos ligeros encuentros, uno en San Ramn y otro enSamulat. En Jinotega se reunieron despus de mi partida los "generales" Parajn,Castro Wasmer y Lpez Iras (de los tres no se hace uno solo) formando una sola

    columna, con la que seguan de cerca mis pasos.Una tarde de la ltima quincena de abril llegamos a El Bejuco, en donde hizoalto la cabeza de nuestra caballera, pues encontramos seales positivas de queel enemigo estaba a corta distancia. Efectivamente, tenamos al enemigo enfrente. La caballera tom rpidas posiciones, y al instante orden al coronelPorfirio Snchez que con cincuenta hombres de caballera tomara contacto con elenemigo. Al mismo tiempo manifest a Parajn, Castro Wasmer y Lpez Iras laconveniencia de que sus fuerzas se tendieran en lnea de fuego, lo que hicieron alinstante.

    Diez minutos despus se trab entre nuestra caballera y el enemigo unruidoso combate en el que participaron gran cantidad de ametralladoras de las

    fuerzas contrarias. Acto seguido orden al coronel Ignacio Talavera, jefe de laprimera compaa de nuestra caballera, que con las fuerzas a su mandoprotegiera al coronel Snchez. Esper la llegada de los mencionados Parajn,Castro Wasmer y Lpez Iras, quienes llegaron a mi presencia slo con susayudantes. Hice sentir a ellos mi opinin a la vez que mi propsito de ir enpersona con mis ciento cincuenta muchachos. Los "generales" quedaron en ellugar en que me encontraron y yo march. A poca distancia y entre montauelasme encontr con mi gente llena de entusiasmo por haber capturado el cuartel delenemigo, que vena afligiendo a Moncada. Avanzamos hacia el hospital de sangre

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    12/46

    y encontramos muchos heridos... Tomamos un valioso botn de guerra,consistente en varios miles de rifles y muchos millones de cartuchos. Con esoacab de equiparse la gente de Castro Wasmer.7

    A la derrota del enemigo sigui el estallido de entusiasmo de las tropasconstitucionalistas, que en gran nmero deseaban abandonar las filas de

    Moncada, pidiendo a Sandino les permitiera ingresar a las suyas. Cuando steentrevist a Moncada, ya haba sido precedido por Castro Wasmer, quien con lujode detalles explicaba al jefe constitucionalista cmo "le cost hacer llegar a eselugar a Parajn, a Lpez Iras y a Sandino..." Posteriormente, ante la defeccinque cunda entre sus tropas, Moncada hizo leer una orden del da, prohibiendo latransferencia de soldados de una columna a otra, como medio de evitar que lossoldados liberales continuaran afluyendo a las filas de Sandino.

    No contento con esa medida, Moncada orden adems a Sandino que ocuparala plaza de Boaco, que estaba supuestamente ocupada por tropas bajo su mando,lo que, como despus comprob Sandino, era falso, pues, segn sus propiaspalabras, "en su despecho... su nica intencin fue la de que yo fuese asesinado

    por las fuerzas al mando del coronel Jos Campos, a quien Moncada tena sobre elcamino por donde deba pasar esa noche. Despus que me comuniqu con elmencionado coronel, me manifest que Moncada no le dijo nada de mi prximapasada por aquel lugar, y que a eso se debi que la noche anterior me hubieraemplazado las ametralladoras, tal como lo hizo, porque crey que se trataba delenemigo". Luego agrega:

    Cuando llegu a las orillas de Boaco, donde crea encontrar fuerzas deMoncada, el enemigo nos recibi a balazos y me vi obligado a ocupar posiciones,desde donde mand correo, expresndole a Moncada que en Boaco estabanreunidas todas las fuerzas conservadoras derrotadas por m en Las Mercedes, y

    que diera sus rdenes, porque no era cierto que fuerzas de su mando, como mehaba dicho, ocuparan aquella plaza. El correo regres manifestndome queMoncada haba desocupado totalmente Las Mercedes, marchando para Boaquito.Regres con mi gente y le segu hasta alcanzarlo, y entonces fue cuando elcoronel Jos Campos me cont lo que atrs dejo referido. En Boaquito me orden

    7 7 Es digno de reproduccin el cable de AP, de fecha 6 de abril de 1927, ocasin en queMoncada fue derrotado en Matigus: "Anuncia el general Vquez al presidente Daz que sus tropashan podido capturar, despus de recio combate con los liberales, las colinas y posiciones querodean a Matigus, Tierra Azul y Muy Muy. Agrega en su informe dicho comandante que elenemigo gast casi toda la provisin que tena de elementos de guerra, habiendo dejado en elcampo algunos centenares de muertos y muchos heridos. Dice adems que el triunfo completo y

    definitivo ser una realidad antes de Semana Santa, y que ayer, por orden expresa suya, loshombres bajo su mando recibieron el sacramento de la comunin en misa solemne al aire libre, yelevaron preces al Altsimo por la victoria de la causa conservadora. Antes de que se recibiera lanoticia oficial ya en esta ciudad se tenan datos concretos de la sangrienta accin, suministradospor los aviadores norteamericanos al servicio de Daz, quienes tomaron parte activa en las tresbatallas. Aqu se ha celebrado la buena nueva con disparos de rifles, cohetes y triquitraques.

    Tambin se echaron a volar las campanas de las iglesias y de los conventos".Vicente Senz, por su parte, anota que monseor Reyes y Valladares, obispo de Granada,

    excomulgaba desde el pulpito a los constitucionalistas, bendeca las armas de los conservadores ydistribua indulgencias, escapularios y medallas entre los oficiales y soldados conservadores.

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    13/46

    Moncada que ocupara el cerro El Comn. All permanec hasta el da en queMoncada ahorc al partido liberal nicaragense, en el Espino Negro de Tipitapa.

    Esta ltima referencia hace alusin a la culminacin de los turbios manejos deMoncada: cuando la victoria obtenida por Sandino en Las Mercedes haba dejadoexpeditas las vas que conducan a la capital y provocado el pnico entre los

    traidores, Moncada retuvo sospechosamente a sus fuerzas en tareasdiversionistas, hasta que jug su carta decisiva con el nico personaje a quienconoca de la poca de la "Guerra de Mena" y que representaba para l unagaranta en el desarrollo de sus ambiciosos planes: el coronel Henry L. Stimson,designado por Coolidge para poner fin a la guerra en Nicaragua.

    Segn Flagg Bemis que en su libro gusta dar la sensacin de cndido o desuperficial cuando se refiere al imperialismo de su patria, "Stimson se diocuenta en seguida de que la causa de las calamidades polticas de Nicaragua erala imposibilidad de realizar, en las circunstancias existentes, unas eleccioneslibres y sinceras...", para lo cual reuni a los dirigentes de las fuerzascontendientes Daz y Moncada "y arregl una tregua. Tan convulsa y

    desgarrada estaba la casi expirante repblica que ambos dirigentes mostraronuna magnnima disposicin a detener la sangrienta lucha y dejar que EstadosUnidos pacificara el pas". Esta versin difiere de la del nicaragense Salvatierra,luego ministro de Sacasa, para quien Stimson inici su gestin ordenando lacomparencia de los jefes y poniendo a sus rdenes un destryer, "que no corri,ms bien vol sobre las olas del Atlntico; raudo atraves el canal de Panam ylleg a Corinto con una rapidez nunca visto en aquellos mares".

    Era visible el apuro en evitar que Managua cayera en manos de Moncada,quien, por su parte, tambin tiene una versin distinta de la de Flagg Bemis sobresu propia "magnnima disposicin".8 La entrevista se realiz en Tipitapa, bajo,bajo un espino negro, en la maana del 4 de mayo de 1927. Sacasa envi como

    delegados a Rodolfo Espinosa, Leonardo Argello y Manuel Cordero Reyes;participaron adems de ellos el coronel Stimson, como delegado del presidenteCoolidgey del presidente Daz, de quien tena plenas autorizaciones, el almiranteLatimer, el ministro norteamericano Eberhard y el general Moncada,especialmente invitado.

    Stimson manifest en la reunin que no slo estaba en juego la paz del istmosino tambin el prestigio de su patria, en su calidad de garante del tratado de Pazy Amistad de 1923; que por tanto exiga el desarme total de la repblica,estableciendo que Daz deba completar su quislingato hasta que nuevaselecciones, supervigiladas por los Estados Unidos, ungieran a su sucesor. La noaceptacin de estas condiciones determinara su imposicin por la fuerza. Flagg

    Bemis acota que "los revolucionarios deban entregar sus armas, recibiendo cadahombre diez dlares del gobierno de Daz al entregar su fusil para que quedara

    8 Cuando Moncada se vio precisado a explicar a sus oficiales la conducta que haba seguidoen la emergencia, expres: "Nosotros somos 3.000 hombres con escasas municiones yametralladoras. Ellos son, por ahora, 5.000 armados a la manera moderna. No dudo del xito en elprimer momento. S que sois denodados; pero yo no tengo valor para llevaros al sacrificio, porquedetrs de 5.000 marinos vendrn millares ms como en 1912. A la victoria segura os llevara,como siempre lo hice; pero a la muerte segura por ninguna manera. Mas como jefe estoy en laobligacin de consultar a las tropas. A esto he venido. Si queris pelear no os abandonar, ir convosotros al sacrificio."

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    14/46

    bajo la custodia de Estados Unidos; y se establecera una fuerza de policanicaragense instruida y mandada (el subrayado no es nuestro) por oficiales deEstados Unidos (como se haba hecho en la Repblica Dominicana y se estabahaciendo en Hait)..."9 La carta confirmatoria de Stimson a Moncada esperfectamente clara:

    "Tipitapa, 4 de mayo de 1927. Seor General Jos Mara Moncada, EstimadoGeneral: Confirmando nuestra conversacin de esta maana tengo el honor decomunicarle que estoy autorizado para declarar que el Presidente de los EstadosUnidos tiene la determinacin de acceder a la solicitud del Gobierno de Nicaraguapara supervigilar la eleccin de 1928; que la permanencia en el poder delpresidente Daz durante el resto de su mando se considera como indispensablepara dicho plan y se insistir en ello; que el desarme general del pas es tambinnecesario para el buen xito de esta decisin y que las fuerzas de los EstadosUnidos sern autorizadas para hacer la custodia de las armas de aquellos quequisieran entregarlas incluyendo las del Gobierno y para desarmar por la fuerza aaquellos que se nieguen a hacerlo. Con todo respeto, Henry L. Stimson."10

    Los comisionados de Sacasa respondieron que no tenan instrucciones paraaceptar o rechazar las condiciones propuestas. En carta que enviaron a Moncadaal da siguiente, 5 de mayo, manifestaban que "...por el nuevo e injustificableatentado que se intenta cometer contra el honor de nuestro Gobierno y ladignidad de nuestra Repblica... por lo que pueda convenirle, repetimos a Vd. enla presente que estamos plenamente autorizados y tenemos instrucciones delpresidente Sacasa de no aceptar ninguna solucin que tenga por base lacontinuacin del seor Daz en el poder".

    Pero Moncada, que hasta ese momento segua siendo ministro de guerra deSacasa y la cabeza visible de la resistencia, traicion no slo a su jefe, sino a la

    causa de Nicaragua, tal como lo registraran los acontecimientos posteriores y, ental momento, la observacin de Salvatierra: "El coronel Stimson y el generalMoncada, separndose de los otros tres, hablaron para ellos solos y de allresult que sin convenir en nada con los delegados, todos se fueron a Managua,inclusive el general Moncada. Por fuerza de lgica todo indicaba que este jefehaba convenido la paz con Stimson, bajo la indicacin de que l sera el futuropresidente". Haba resuelto traicionar a los suyos, a cambio del visto bueno deWashington en sus aspiraciones presidenciales. El periodista Belausteguigoita,que le conoci presidente, sealaba que a Moncada "corresponde, porantonomasia, el nombre de cnico"; que llevando "sobre s el aire dionisaco delviejo fauno, amigo del buen vino y de las buenas mozas..., su vida tiene de todo,

    quiz del zorro, pero de ninguna manera del len... y aunque en el ocaso de suvida, precisamente ahora, construye en el pueblo donde habita alguna escuela uhospital, la voz pblica dice, por lo bajo, que antes hizo los pobres..."

    Para abundar algo ms en lo de la entrega, aclaremos que curiosamente, el9 Bemis, Samuel Flagg, op. cit., pg. 221.10 Moncada, Jos Mara. Estados Unidos en Nicaragua, pgs. 9-10. All trata de justificar su

    entrega alegando que haba sido conducido custodiado a Managua. Pero su lugarteniente, HebertoCorrea, referira ms tarde que Moncada le haba expresado: "Yo no tengo deseos deinmortalidad... No quiero ser un segundo Zeledn. Ya estoy viejo, y si puedo vivir algunos aosms, tanto mejor... Les digo esto a propsito de la imposicin norteamericana..."

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    15/46

    quisling Daz haba comenzado a desarmar a los suyos aun antes de que Moncadapactara con Stimson. Y ms curiosamente aun: tal como lo refiere William Krehm,corresponsal de Time, "Moncada permiti ocupar las alturas que dominabanTipitapa a los marinos de Estados Unidos, sin conocimiento de su plana mayor...para convencer a aquellos que en sus filas pudieran considerar su pacto comouna traicin". Moncada convenci a los jefes constitucionalistas a deponer las

    armas, premiando a cada soldado que entregara su rifle con la suma de diezdlares, la propiedad del caballo que montara y un overall (segn Moncada, lo deloverall era calumnia).

    El mismo da en que los representantes de Sacasa informaban a Moncada suresolucin de no aceptar las condiciones de Stimson, aqul enviaba un memorialal Departamento de Estado rechazando formalmente toda responsabilidad por elderramamiento de sangre "que pueda resultar de la ejecucin del edicto de pazpor los jefes norteamericanos". Y agregaba:

    Emprend la defensa de la Constitucin, la ley y los derechos ultrajados delpueblo de Nicaragua contra la violencia armada de la fraccin Chamorro-Daz,

    debido a la actitud de neutralidad en la contienda nicaragense asumida por elDepartamento de Estado; si los defensores de las autoridades constitucionaleshubieran sabido que las protestas de neutralidad proclamadas en Washingtonrepetidas veces desde el golpe de Estado de Chamorro hasta despus delestablecimiento del gobierno constitucional en Puerto Cabezas carecan deseriedad y no deban aceptarse en buena fe, se hubieran visto obligados acontinuar su labor poltica por los mtodos cvicos y pacientes a que han estadodedicados desde la primera intervencin armada en favor de Daz en 1912.

    Contrariamente al tenor de los informes semioficiales de Managua, no hedado mi consentimiento a las condiciones de paz de Mr. Stimson. Enconsecuencia, y no obstante la accin de las fuerzas navales de los Estados

    Unidos, slo me ver obligado a suspender las actividades militares cuandoobtenga el convencimiento de que as servir mejor los intereses del pueblo deNicaragua, presa sin remedio, en las garras de un poder extranjero.

    Este curioso documento, mezcla de sumisin y de pleitesa revestidos decoraje cvico, es la ltima tentativa decorosa de Sacasa para recuperar el poder. Apartir de entonces, los hechos consumados le "convenceran" de la convenienciade colaborar con Moncada. De esa manera, no result sorpresa alguna el queManuel Cordero Reyes, uno de sus emisarios renuentes a la Paz del Espino,ocupara el ministerio de Relaciones Exteriores cuando Moncada, en 1 de enerode 1929, asumi la presidencia.

    Porque, como era de esperarse, Moncada fue candidato en los comicioscelebrados en 5 de noviembre de 1928, comicios celebrados de acuerdo con unaley electoral elaborada por el genial Franklin A. Mc. Coy11 cuyas prescripciones

    11 El texto de la ley electoral era ste:1 Con ayuda de un experto nombrado por el Presidente de los Estados Unidos, el

    Congreso de Nicaragua pasar una ley electoral aprobando, entre otros, los siguientes puntos:a) Se formar una comisin nacional de elecciones que tendr poder para vigilar la eleccin

    y nombrar a los miembros de los consejos departamentales;b) Esta comisin estar compuesta de 3 miembros: el presidente, que ser nombrado por

    el Presidente de los Estados Unidos, un conservador y un liberal. Ninguna accin ni resolucin de

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    16/46

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    17/46

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    18/46

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    19/46

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    20/46

    grosera muchedumbre de mercaderes parricidas.13

    Luego toda la historia de Sandino comienza a conocerse a travs de lasfuentes periodsticas interesadas en denigrarlo y en burlarse de su causao empequeecerla.14

    Hasta que el hondureo Froyln Turcios resuelve constituirse en suportavoz y propagandista fuera de Nicaragua, nada se conoce acerca de

    sus pasos. Despus, sus propias declaraciones en Mxico o los relatoshechos a periodistas y escritores que se atrevieron a entrevistarlo15

    permitiran reconstruir una parte de su pasado, la nica de la que seenorgulleca en hacer pblica: la de los comienzos de su lucha contra laintervencin, porque consideraba que ningn valor tena de ndolebiogrfica. "Mi vida tiene valor pblico desde mi regreso a Mxico", diraalguna vez.

    En uno de sus manifiestos iniciales explicara:

    Se nos han robado nuestros derechos sobre el canal. Tericamente se

    nos pagaron 3 millones de dlares. Nicaragua, o ms bien los bandidos quecontrolaban el Gobierno por esa poca, con ayuda de Washington,recibieron unos cuantos miles de pesos, que, repartidos entre losciudadanos nicaragenses, no habran bastado para comprar una galleta yuna sardina para cada uno. Por medio de ese contrato que firmaron cuatrotraidores, perdimos nuestros derechos sobre el canal. Las discusionesacerca de esta venta se llevaron a cabo dentro de un Congreso espurio, a

    puertas cerradas, que guardaban soldados conservadores, ayudados porlas bayonetas yanquis.

    Sobre lo sucedido en su entrevista ltima con Moncada, Sandino revelms tarde detalles que permitiran comprobar cmo aqul haba aprendidomuy bien las lecciones impartidas por el sobornador Dennis:

    Moncada me ofreci la Jefatura Poltica de Jinotega y me dijo que elgobierno de Daz pagara todo; que las mulas que hubiere tomado eranlegalmente mas, y que por todo el tiempo que haba estado en la

    13Ghiraldo, Alberto. Yanquilandia Brbara, Madrid, 1929.14 Hasta una historia pretendidamente doctoral, como la de Samuel Flagg Bemis, profesor

    de la Universidad de Yale, no puede menos que sumarse a la corriente (Op. Cit., pg. 221): "Todoesto (la Paz del Espino) se realiz con la general satisfaccin de Nicaragua, si se exceptan los

    partidarios de un insurrecto subalterno (el subrayado es de Bemis) que se neg a deponer lasarmas en la tregua de 1927: el 'general' Sandino (las comillas son de Bemis) continu luchandoincluso despus que su jefe, el general Moncada, haba sido elegido presidente al triunfar losliberales en 1928. Denunciado por los dirigentes de ambos bandos, este guerrillero se refugi enlas selvas para seguir resistiendo y fue muerto finalmente, a traicin, por la polica nicaragenseen 1934, mientras negociaba con el presidente cerca de Managua, con el fin de completar losacuerdos para una rendicin. Sandino, que para los nicaragenses haba sido un azote, seconvirti en un hroe mitolgico para los polemistas antiyanquis de la Amrica latina y de Europa,e incluso para algunos escritores antiimperialistas de Estados Unidos."

    15 Entre ellos el espaol Ramn de Belausateguigoita, el norteamericano Carleton Beals, elperuano Csar Falcn y el mexicano Emigdio Maraboto.

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    21/46

    revolucin, tendra un sueldo de diez dlares diarios, que se me pagaranen el acto. Ped tiempo para resolver, y entretanto me dirig a Jinotega, endonde fui recibido cordialmente, con flores y msica. Habl de mis

    propsitos de luchar contra los yanquis, prepar a mi gente, licenci alos tmidos y con trescientos hombres me dirig a San Rafael del Norte, en

    plena montaa de Las Segovias. En Jinotega dej organizado el gobierno de

    la ciudad, para evitar abusos, y en previsin de posterioresacontecimientos, envi cuarenta ametralladoras y gran cantidad deelementos a los montaeses, en donde los ocult, para disponer de eso enel momento preciso.

    Ante la evidencia de la rebelin de Sandino, Moncada se haba puestoen campaa para liquidar a sus fuerzas. El 21 de mayo, con la colaboracinde tropas norteamericanas, ocupaba la poco defendida Jinotega e instabatelegrficamente al jefe patriota a rendirse. Sandino contestnegativamente y con sus hombres se intern en las montaas donde, en un

    punto llamado Yal, fue alcanzado por su padre, quien desempeaba unacomisin pacificadora por cuenta de Moncada. Sobre esa entrevista, tancuriosa por sus caractersticas como penosa para padre e hijo y que serealiz en presencia de los soldados, anotara Belausteguigoita:

    Me deca don Gregorio que l, convencido de la locura de la rebelin, ledeca las palabras que Moncada le transmita: que en este mundo losredentores salen sacrificados, y que el pueblo nunca agradece nada. Era en

    pleno campo y discutan los dos junto a un puado de soldados que tenaSandino. Al ver stos que el caudillo persista en sus razones y que deca

    que su vida estaba ya lanzada, se pusieron a dar vivas estrepitosamente asu jefe. Entonces don Gregorio tuvo un gesto notable y escribi al otro hijo,Scrates, para que se uniera a la causa de su hermano.

    Das despus, el 28 de mayo de 1927 y teniendo como repique decampanas de boda descargas de ametralladoras, Sandino se casaba conBlanquita Aruz, la telegrafista de San Rafael, gracias a la cual sus hombreshaban aprendido la forma de comunicarse con seales Morse, utilizando lapercusin o silbatos.

    Mayo, junio y principios de julio fueron meses de reclutamiento,

    proselitismo y entrenamiento. Las noticias sobre sus propsitos eranconocidas ya en todo el pas gracias a sus manifiestos y desde all,cruzando las fronteras, haban galvanizado a Hispanoamrica, la queofreca a sus hijos la posibilidad de luchar contra el odiado invasor de suspueblos. Jvenes y viejos acudan de mil maneras a engrosar el ejrcito dela liberacin de Nicaragua, que en realidad representaba la voluntad de laliberacin de toda Amrica, que creaba comisiones locales de ayuda alguerrillero, promova manifestaciones de protesta ante las embajadas y

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    22/46

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    23/46

    mencin de quien traicion a su patria, Filipinas, a cambio de la paganorteamericana.

    La respuesta de Sandino fue la siguiente:

    Campamento del Chipote, Va San Fernando. Al Capitn G. D. Hatfield,Ocotal.

    Recib su comunicacin ayer y estoy entendido de ella. No me rendir yaqu los espero. Yo quiero patria libre o morir. No les tengo miedo; cuentocon el ardor del patriotismo de los que me acompaan. A. C. Sandino.

    De inmediato convoc Sandino a los campesinos de la vecindad y lesinvit a sumarse a sus filas: "El 16 del propio mes relata Sandino dosdas despus de recibida la nota insolente del capitancillo yankee,ochocientos hombres estaban listos para el asalto al Ocotal. En esa plazahaba cuatrocientos piratas y doscientos renegados nicaragenses alservicio de aqullos". Decidi pues adelantarse a la embestida de los

    invasores y atacar l el Ocotal.Pero los campesinos no tenan instruccin militar alguna. Apenas

    sesenta hombres del total de ochocientos saban manejar armas. El restoslo aportaba su presencia y su buena voluntad. No obstante, el amanecerdel da 16 comenz el ataque. Las ocho ametralladoras de Sandino abrieronel paso hasta las alturas de la plaza, que por la maana haba sido tomada.El capitn Colindres, luego general, constat entonces que los cados en lasfilas enemigas eran todos compatriotas, y que las fuerzas norteamericanasse haban replegado, mantenindose en una posicin abrigada dentro delpermetro de la ciudad, en una manzana que fue prontamente sitiada.

    Y en tanto esto ocurra, los campesinos, con el largo rencor acumuladoen una vida de miserias y privaciones, se lanzaron al saqueo de la ciudad,devastando las tiendas de comestibles y ropas y hacindose justicia por suspropias manos en la persona de las autoridades y expectables; loscuarteles y las casas de los adversarios fueron dinamitados. LuegoColindres sugiri a Sandino el incendio total de la plaza, como medio delograr que los sitiados abandonaran su guardia. El caudillo se opuso,movido por las splicas de los pobladores. Luego, al comprobar que seraintil el asalto de la fortaleza enemiga, orden el repliegue.

    Los que componan su pequeo ejrcito le obedecieron. No as el resto

    de los campesinos, que entregados al pillaje fueron sorprendidos por lasalida de los invasores de su reducto: cuando intentaron huir, siete aviones,requeridos telegrficamente, sembraron entre ellos la muerte y en elpueblo la destruccin. Sin encontrar oposicin descargaron su provisin debombas y, cuando lo hubieron hecho, volaron a baja altura y sin riesgosametrallaron cmodamente a los que huan a campo traviesa. De esamanera, el primer resultado de la orden del brigadier general Logan Feland("ametrallar sin misericordia a los bandidos donde se les encuentre") se

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    24/46

    tradujo en lo que se conoci con el nombre de Batalla delOcotal, dondeslo pereci un soldado norteamericano, en tanto hubo entre losnicaragenses trescientos muertos entre hombres, mujeres y nios yms de cien heridos.

    Esta "heroica accin de guerra", como fue denominada por Coolidge,indujo al jefe quisling a solicitarle la condecoracin para los aviadores

    participantes en la matanza; no satisfecho an, les agasaj con unbanquete al cual asisti, entre otros altos jefes, el general Moncada. Lareaccin en los Estados Unidos fue mucho ms violenta que enIberoamrica. El gobernador de Illinois, Edward Dunne, en una carta abiertadirigida a Coolidge, despus de negar que se hubiera tratado de una batallay afirmar que haba sido una simple matanza de caractersticas atroces,expres:

    En toda la historia norteamericana no se ha visto jams un acto deindecencia como el que ahora est exhibindose en Nicaragua. Segn

    mensajes que han aparecido en la prensa, durante un combate libradoentre dos facciones nicaragenses, un destacamento de infantera demarina se uni a uno de los bandos combatientes e hizo fuego bajo labandera de los Estados Unidos. Orden tambin que un escuadrn deaeroplanos saliese a bombardear al supuesto enemigo, y eso en un pascon el cual estamos en paz y donde sabemos que no hay aeroplanos nicaones antiareos. La matanza de 300 nicaragenses, hecha por losnorteamericanos, constituye una mancha para los Estados Unidos, y por talmotivo pido la degradacin y el castigo del general Feland, que fue quienorden el bombardeo.

    H. H. Knowles, ex ministro en Nicaragua y en la Repblica Dominicana,agreg a su vez, en un discurso pronunciado en Williamston:

    No s de actos de inhumanidad y de atentados ms grandes que loscometidos por los Estados Unidos con los indefensos pueblos deLatinoamrica mediante sus agentes y representantes legalmenteautorizados. Las brutalidades de la infantera de marina dieron lugar a quese investigase la ocupacin de la Repblica Dominicana ante una comisinsenatorial en 1924 y se presentaron las pruebas. La comisin iba a celebrar

    sesin durante 10 das, pero a los 3 se haban presentado tan atrocesevidencias contra la infantera de marina que los comisionados decidieronsuspender la investigacin sine die. Hemos impuesto nuestra fuerza a los

    pases dbiles, indefensos y sin poder alguno, asesinando a millares de sussbditos, y los hemos atacado cuando esperaban que los defendiramos.Hemos usado de la doctrina de Monroe para impedir que las nacioneseuropeas que simpatizaban con esas repblicas americanas acudieran ensu auxilio. En vez de enviarles maestros, instructores y elementos de

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    25/46

    civilizacin, les enviamos cazadores de concesiones bancarias usurarias,capitalistas avariciosos, sobornadores, soldados para matarlos a tiros ydegenerados para transmitirles todas las enfermedades.

    F. L. Hopkins, por su parte, declar:

    Un norteamericano muri y, al parecer, 300 nicaragenses perdieron lavida. Es este otro captulo sangriento de la desgraciada historia de esarepblica, que no ha presentado sino tragedias y conflictos desde que Dazdio su cuartelazo el ao pasado. No hay duda que al leer la lista de bajasocurridas en este combate, que es casi unilateral, nuestros crticos en la

    Amrica latina la considerarn como una prueba palmaria de la brutalidadcon que los Estados Unidos estn listos para imponer su voluntad a las

    pequeas naciones del Nuevo Mundo.

    El senador William Borah, segn su costumbre, se expidi en trminos

    de violenta condenacin. Casualmente, el mismo da en que Hatfieldenviaba su nota a Sandino, el 14 de julio, La Prensa de Buenos Airespublicaba un artculo suyo donde pareca augurar los acontecimientos.16

    16 All expresaba Borah: "Daz lleg a ser presidente de Nicaragua a fuerza de intrigas, y

    retiene la presidencia merced a la complacencia de los Estados Unidos. No slo no podracontinuar ni por una hora en la presidencia, si la marinera de los Estados Unidos no podra sofocarla rebelin del pueblo contra su forzada autoridad. El pueblo de Nicaragua estaba y est enabrumadora mayora contra Daz y su rgimen. Ello se ha puesto ms de una vez de manifiestoen Nicaragua. Su reconocimiento, a mi parecer, fue el pbulo de la revolucin en Amrica Centraly un desafo a los ms fundamentales principios de independencia y gobierno libre. Nicaragua eradbil y nosotros ramos fuertes, y cuando un poder dbil se aproxima a uno fuerte, la fascinacinde predominio parece irresistible.

    "Pero lo hecho, hecho est. Ahora el problema es ste: Cmo hemos de sacar el orden delcaos, y, al menos en cierta medida, hacer justicia al pueblo de Nicaragua? Cmo hemos de volversu gobierno propio a ese pueblo, con el privilegio de determinar quines han de ser y quines nosus funcionarios? Es probable que, bajo cualesquiera circunstancias, el plan propuesto por Mr.Stimson sea el mejor. Ahora se est poniendo en ejecucin."Habra, al parecer, dos caminos que tomar. El uno, retirar el reconocimiento de Daz, ceder al casiunnime sentimiento del pueblo de Nicaragua y reconocer a Sacasa, quien, a mi juicio, era elpresidente legal despus de la dimisin de Solrzano; pero este camino no era el ms prctico niel ms admisible desde el punto de vista de nuestro gobierno, por razones que se puedencomprender, perono aprobar. El otro camino era establecer la paz, si fuera posible, y dar al pueblode Nicaragua, por medio de una eleccin, la oportunidad de que eligiera a su presidente. Este esel procedimiento que se ha adoptado. Este es uno de esos casos en que es necesario hacer malpara obtener algn bien. Pues, dentro del orden normal, nada tendramos que hacer en Nicaragua

    en el asunto de las elecciones. Dentro del orden normal, eso sera intolerable para la AmricaCentral e indefendible por nuestra parte. Dentro del orden normal, sera esa otra forma deimperialismo, aunque disimulada y sutil. Pero habamos apoyado a Daz, y ahora hemos cado enla cuenta de que el pueblo no le reconoce ni le quiere por presidente, y hemos llegado a laconclusin de que se debe consultar al pueblo de Nicaragua, por donde el nico camino de volvera su orden las cosas es procurar que el pueblo de Nicaragua tenga una justa oportunidad deexpresar su voluntad.

    "...A mi entender, alguna compensacin ha habido al cabo en esta desdichada cuestin deNicaragua. El pueblo de Nicaragua ha puesto al descubierto un verdadero espritu y una realdevocin nacionales, y con ello un coraje digno de la ms alta causa. Muchos crean sin duda quela oposicin a Daz y a su sistema de gobierno iba muy pronto a extinguirse y desaparecer; que

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    26/46

    Otro norteamericano prominente, Thomas Moffat, expres por su parte:

    Algunas de las razones por las cuales fueron enviadas fuerzasestadounidenses a Nicaragua podran ser calificadas de pifias. Las vidas y

    propiedades de los Norteamericanos en ningn tiempo estuvieron enpeligro...Las referencias a proteccin de nuestros derechos al canal fueron

    ridculas, pues ese proyecto slo existe en el papel. Su construccin, sialguna vez se emprende, ser bien acogida por cualquier faccin que sehalle en el poder... Estoy persuadido de que nos hemos ensuciado lasmanos al hundirlas en las aguas contaminadas de la diplomacia capitalista.La mayor parte de los nicaragenses sanos nos tienen en un miserable ytriste concepto.

    Finalmente, leamos la opinin del senador Burton K. Wheeler:

    Reducida a trminos simples, la poltica de Kellogg y Coolidge ha

    conducido a una intervencin armada en Nicaragua. Ambos han sido tteresde un presidente impuesto a un pueblo contra su propia voluntad, por lasencilla razn de que est listo, cueste lo que costare a Nicaragua, paraservir a los banqueros de New York que durante 17 aos han estadoexplotando sin misericordia a ese pas, bajo la gida de nuestroDepartamento de Estado. Esta poltica, a menos que sea alterada oabandonada, conducir a una intervencin armada en Mxico, en apoyo de

    era simplemente una faccin en guerra con otra, por codicia de beneficios y prebendas. Perodurante semanas y meses, bajo las circunstancias ms adversas y con las probabilidades msdesalentadoras, el pueblo de Nicaragua se bati y, sin duda alguna hubiese ganado una sealadavictoria, de no haber sido por las fuerzas navales de los Estados Unidos. Este espritu nacional ha

    conquistado el reconocimiento y ha determinado a la poltica de los Estados Unidos en el sentidode que se otorgue al pueblo de Nicaragua la oportunidad de hacerse or en una eleccin; y sonmiles los que por eso hoy sienten respeto por ese pueblo. Ser un factor de gran peso en el trancede encauzar en el orden normal los asuntos actuales y futuros."Ahora parece evidente que nuestro gobierno estuvo desacertado desde el principio en cuanto aciertos hechos. Ni las vidas ni las propiedades de los [norte] americanos se hallaron en ningnpeligro real por causa del pueblo de Nicaragua. Cualquiera que haya sido a causa de esto laopinin de nuestro gobierno, en realidad de verdad, lo que hicimos fue enviar fuerzasa sostener aun gobierno dbil, impopular e ilegal, y no a proteger las vidas y propiedades norteamericanas.Fuera de las perturbaciones e inconvenientes que necesariamente acompaan al estado deguerra, nunca pude hallar evidencia alguna de estar en peligro la vidao la propiedad de ningnciudadano de los Estados Unidos. En cuanto al canal, no tenemos sino un mero ttulo sobre elpapel, y quin recusa este ttulo? Quin ha intentado siquiera ponerlo en discusin? Cuando

    consideramos las circunstancias en virtud de las cuales el susodicho ttulo fue adquirido, debemosadmitir que el no haber sido recusado es un delicado tributo a la paciencia y amistad del pueblode Nicaragua para con los Estados Unidos.

    "El asunto de Nicaragua ha puesto al descubierto un aspecto bien definido y lamentable denuestras relaciones con toda la Amrica latina Qu ser del futuro? Diariamente recibo cartas detodos los extremos del continente, en las cuales me expresan el profundo disgusto de los pueblosde la Amrica latina y el hondo resentimiento que este asunto ha suscitado en ellos. Pero tengomuchas esperanzas, y me asisten razones para creer que en el futuro las cosas van a serconducidas de modo diferente y que las relaciones no van a empeorar, sino que van a sermejores..."

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    27/46

    los dudosos ttulos de Doheny, Sinclair y Mellon. Esto equivale a decir queal pueblo de los Estados Unidos se le invitar a hacer la guerra, declarada asobreentendida contra el pueblo de Mxico, en nombre de tresnorteamericanos.

    Y en tanto el almirante Sellers confirmaba que sus bajas se elevaban a

    un muerto y un herido grave. El general Feland, contra lo que la santa iradel Gobernador Dunne hubiera podido prever, era condecorado yespecialmente felicitado por la heroica accin de guerra en que particip.

    Por su parte, el maltrecho ejrcito de Sandino enderezaba hacia elpueblo de Jcaro, desde donde, a duras penas, pudo alcanzar los cerrosdel Chipote. As comenz la guerra no declarada entre las tropasnorteamericanas y las nicaragenses patriotas.

    Once das despus del ataque al Ocotal, un escuadrn norteamericanoalcanzaba al caudillo en San Fernando y le derrotaba de nuevo: "Por poconos matan! Tuvimos que huir en desbandada", comentara Sandino. Los

    invasores perseguan ahora tambin a los campesinos, en quienessospechaban simpatizantes tcitos o potenciales del jefe patriota. Esapersecucin indiscriminada se convertira luego en el mejor aliado de lacausa sandinista, ya que hasta aquellos que eran indiferentes a su ideal sele unan luego de que sus chozas mseras eran incendiadas por losnorteamericanos o cuando sus campos eran arrasados sin que los marinesconstataran previamente a qu bando pertenecan.

    Como lo expresa Sofonas Salvatierra:

    Las fuerzas invasoras, dndole aplicacin efectiva a la fraseconvencional de que todos los que no se les sometan sumisos eran"bandidos", adoptaron la tctica del terror, esto es, esparcieron la muertesobre los moradores de pueblos, valles y caseros. Mataban sin piedad al

    pobre e indefenso campesino: una veces ametrallando la vivienda rural;otras, los apresaban y les aplicaban la ley de fuga, o los hacan subir a unrbol, y cuando estaban arriba los tiraban para gozarse con la cada;otras, los degollaban, s, los degollaban, y muchas veces les matabantambin sus animales domsticos y les quemaban sus habitaciones. Eldesprecio por la vida y el dolor y la desesperacin del nativo infeliz eracompleto. Ya lo haba dicho el coronel Stimson en un libro que public pocodespus de la pacificacin del 4 de mayo, donde manifest,sustancialmente, segn referencias, que uno de los errores de Espaa fueno haber suprimido a todos los indios.17

    17 Stimson, Henry L .American Policy in Nicaragua, pg. 115. Nueva York, 1937. All el

    interventor no pudo menos que dejar de reconocer cules eran las verdaderas intenciones de supatria, al expresar que "lo nico que quera era que reinara la paz y la estabilidad, tanto polticacomo econmica, con objeto de que no pudiera representar nunca un peligro para suscomunicaciones navales, presentes o futuras, que eran su inters ms vital."

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    28/46

    Si se agrega a la natural aversin que despertaba en los segovianos lapresencia de los odiados "gringos", su poltica de tierra arrasada, secomprender la razn por la cual Sandino pudo mantenerse durante todasu campaa sin mayores apremios en cuanto a la subsistencia de suejrcito. Eso, teniendo en cuenta que si bien en algn momento secompuso de treinta hombres, en otros lleg a nuclear a tres mil. Y no slo

    de nicaragenses se componan sus tropas. Iberoamericanos, europeos yaun asiticos haban arribado va Honduras a Las Segovias y habanofrecido sus servicios al caudillo.

    Ms aun, la reaccin popular en todo el mundo le haba proporcionadoadeptos y simpatas, de las que se hacan eco, entre otros, Romain Rolland,quien pblicamente peda apoyo para las fuerzas del Chipote; GabrielaMistral, que declaraba que Rubn Daro y Sandino prestigiaban aNicaragua; Vasconcelos, que en Pars defenda la gesta heroica; ManuelUgarte; Alfredo L. Palacios,18 etc. Ms aun cuando los ejrcitos de ChiangKaishek entraban victoriosos en Pekn, el retrato de Sandino figuraba como

    estandarte en varios cuerpos del ejrcito revolucionario chino. Elreconocimiento enemigo habra tambin de alcanzarle, en forma de elogioindirecto, cuando el coronel Fagan, jefe de las fuerzas invasoras en Len,invitado por Moncada a hablar en su favor en el balneario dePoneloya, expres ante la sorpresa general: "Yo soy irlands al servicio delos Estados Unidos. Pues como irlands digo que el general Sandino es unpatriota, pero con poco juicio, porque si exigiera, por ejemplo, que se leconstruyera una catedral en cualquiera parte de la Segovia, pedira unacosa posible; si exigiera que se le diera diez millones de dlares, tambinpedira lo posible; pero pensar que va a vencer a los Estados Unidos, sta

    es su falta de juicio".Empero, Sandino no tena intencin alguna de vencer a los EstadosUnidos, sino de que las fuerzas extranjeras abandonaran el pas. Admiti,con toda cordura, que era "una guerra que estamos destinados a perder", yno se haca ilusiones acerca del destino que iba a aguardarle en caso decaer en manos yanquis. Pero segua peleando, sobreponindose a todas las

    18

    7 Con su firma se enviara a Sandino, en mayo de 1928, un mensaje, donde expresara:"Cumpliendo con un mandato de la asamblea general de adherentes de la Unin LatinoAmericana, llegue hasta vuestro lejano y heroico campamento el fervoroso mensaje de adhesin avuestra noble causa. Apenas desembarcaron las tropas norteamericanas en Nicaragua, esta

    institucin abri una intensa campaa contra el nuevo paso imperialista del coloso del norte,campaa que, por cierto, no es sino continuacin de esa cruzada latinoamericana en queestamos empeados desde los tiempos de nuestro fundador Jos ingenieros, al denunciar elpeligro de Amrica latina ante la codicia del imperialismo yanqui y la accin negativa o cmplicede los gobiernos.

    "Los ltimos atropellos, acelerando el proceso histrico, clausuran el perodo de lasprotestas o de las acusaciones puramente verbales, para inaugurar una exigente era de accionescontinuas y resueltas... Desde esta tierra argentina, que se emociona con vuestras hazaas, ossaludamos con fervor, porque repets en el suelo de Nicaragua, en condiciones histricas distintas,el gesto de nuestro gran gaucho Gemes, cuando en las quebradas salteas, con sus criollos debronce, detuvo al invasor."

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    29/46

    derrotas y fracasos.Porque en un principio todas fueron derrotas. A la de San Fernando

    sigui el desastre de Las Flores, donde perdi sesenta hombres y unarmamento vital. Poco poda hacer la desmaa de sus tropas frente a lastcticas de un ejrcito regular que contaba con la direccin de veteranos dela Primera Guerra Mundial. Cuando Sandino, llevado de los recuerdos de

    sus lecturas sobre esa guerra operaba segn el sistema de trincheras, pococostaba a los invasores flanquearlo y, con la ayuda de la aviacin,desalojarlo.

    La leccin, a poco de reiterarla, fue plenamente comprendida. Percibique en tanto los invasores contaran con armamento superior, eligieran elterreno y el momento de los combates y se valieran de sus conocimientosmilitares acadmicos, poco podra l hacer si les corresponda con el mismojuego. A partir de ese momento decidi Sandino adoptar la tctica deguerrillas, aprovechando sus conocimientos del terreno donde operaba,para tratar de obtener el mximo rendimiento de los escasos hombres y

    armamento de que dispona. Decidi, sobre el recuerdo de El Ocotal, queel factor sorpresa era elemento primordial de ventaja en las luchas del tipode la suya, que exigan el empleo de la emboscada y la retirada inmediatauna vez logrados los objetivos propuestos.

    El primer ensayo fue puesto en prctica diez das despus del desastrede Las Flores, cuando Sandino, en tanto los invasores se internaban en LasSegovias en direccin al cerro del Chipote, se coloc a su retaguardia yatac, en 19 de septiembre, la ciudad de Telpaneca. Por la noche la ciudadestaba en sus manos, con excepcin del sistema defensivo de trincheras"con alambres de pas y la extensa red de zanjas comunicadas entre s,

    como copiando el sistema de atrincheramiento durante la guerraeuropea..." El caudillo agregar despus:

    ...Los muy majaderos! En esa forma, s, podan circular por gran partede la ciudad, sin exponer el pellejo. Pero ocup la ciudad tomando lasalturas, en donde emplac mis ametralladoras y barr la cabeza a cuantogringo asom sobre las zanjas, de manera que mientras los invasores

    permanecan cubiertos en las zanjas, yo dej al populacho que tomara enla ciudad todo lo que le diera la gana... La situacin dur toda la noche,hasta el da siguiente en la maana, cuando los aviadores yanquis

    comenzaron a situar sus bombas sobre las alturas ocupadas por miejrcito, y entonces inici la retirada a los bosques, ordenadamente.

    Para comprender este cambio en las concepciones militares de Sandino,todas instintivas, debe tenerse en cuenta que los cuatro departamentossegovianos forman una superficie de 30.000 km2, extendida desde el centrode Nicaragua, en direccin norte, hasta la frontera de Honduras, cuyoslmites cubre completamente. Al oeste, desde el Pacfico, el terreno se

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    30/46

    eleva gradualmente desde los llanos de Len y Chinandega hasta lasalturas de Nueva Segovia, donde alcanzan su mayor desarrollo inmensosbosques inexplorados. Al este, la regin del Atlntico, aunque baja, esigualmente boscosa. El ro Coco, que baja de las alturas de Nueva Segoviahasta el mar, recorre cientos de kilmetros irregularmente aptos para lanavegacin de poco calado, atravesando toda la zona departamental en

    lucha.Los pueblos, naturalmente, estuvieron desde un principio en poder de

    los invasores. Sus bocacalles y su permetro exterior estabanconstantemente vigilados por puestos de ametralladoras. Las poblacionesobservaban una curiosa como explicable neutralidad aparente; saban quecolaborar con los "gringos" poda costarles la vida cuando los azares de laguerra colocaran victoriosos a los patriotas. Y aun cuando stos ocuparanlos poblados durante poco tiempo, saban igualmente que ese pequeolapso bastaba para que la justicia expeditiva de los sandinistas castigarasin vacilacin la obsecuencia, la cobarda y el servilismo.

    Pero Sandino es el dueo de la selva, de la montaa y del ro. Conocecada palmo de terreno segoviano. Y quienes le acompaan no son menosduchos. Cada rbol, cada matorral, cada roca, es un vital escondite de untirador o de un espa patriota. Los invasores lo saben, y slo se atreven ainternarse por caminos conocidos o en terreno hollado, con el rifle o elrevlver dispuestos a disparar en cualquier momento. Y aun as les dominala inquietud. Porque en cualquier momento, sin que nada previo lo hagaanunciar, se escucha el seco estampido que da por tierra con un invasor, alque de inmediato sigue una furiosa descarga desde distintos puntos. Lostiradores han tenido tiempo y puntera suficientes, como para evitar un

    intil desperdicio de municin: cuando los norteamericanos reaccionan,dispuestos al contraataque, slo encuentran la huella reciente de pisadasque se pierden en la espesura, donde es ms peligrosa la acechanza de lossandinistas. Estos, una vez descargadas sus armas y cumplida la faena dediezmar a los "gringos", se retiran en orden tan silenciosamente como hanllegado.

    Claro est que no siempre se es tan afortunado. "Vencimos y nosvencieron recordara Sandino, pero al enemigo le haca falta conocernuestra tctica. Adems, nuestro espionaje siempre fue y sigue siendosuperior al de los mercenarios. As fuimos adquiriendo armas y parque

    norteamericanos, porque les capturbamos gente y botn. Lstima quesean de tan grande estatura los piratas, porque sus uniformes no les sirvena nuestra gente!"

    El temible ejrcito fantasma de Sandino es as imbatible. No precisa degrandes efectivos, que, por el contrario, entorpeceran sus acciones. Nisiquiera de costosos preparativos o concentraciones de armamento ytropas. La pequea partida es escurridiza, de difcil localizacin, de ardua

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    31/46

    persecucin.19 Por eso cuando, sobreponindose al estrpito de lafusilera y al tableteo impotente de las Thompson descargadas nulamenteal azar, se oye el grito de "Viva Sandino!", o el de "Viva el ejrcitolibertador!", o el de "Mueran los gringos!", o el de "Patria y Libertad!", losinvasores mercenarios intuyen oscuramente que algo ms que un"bandido" les hace frente y les desafa y les humilla y les enfurece y les

    diezma.20Ese algo ms, corre ya en boca de los oprimidos de todo el mundo y les

    reconforta y enaltece, ese algo ms se traduce en las msicas y en lospoemas que el annimo pueblo dedica a su gesta o a su persona. Algunosaos antes, en todo Mxico se difundan las canciones que brotaban decada batalla, cuando en lucha anloga Villa, Carranza, Obregn y EmilianoZapata el otro gran traicionado enfrentaban a los ejrcitos de lareaccin. Eran versos sencillos, que cuando no utilizaban la msica delhimno de Riego, que los anarquistas de principios de siglo modificaronintencionadamente, recurran al inagotable venero folklrico mexicano, de

    donde brotaran corridos y canciones como La Adelita, cuya msica,expropiada por los sandinistas, serva a versos como stos:

    19 Un visitante del campamento de Sandino, en las postrimeras de sus campaas,describira as sus impresiones:

    "...En el campamento, que estaba instalado en un 'limpio', bajo los rboles copados quehacan impenetrable el sol, y al cual se llega de pronto, sin descubrirlo antes, haba dos champas,y una ms grande donde estaba Sandino, vestido con un pantaln kaki de montar, camisa blancay pauelo tambin blanco, amarrado al cuello. Llevaba finas botas altas de calf y un sombrero depao de anchas alas. No portaba pistola ni ninguna otra arma y se mostraba siempre de buenhumor. En ese campamento estaban solamente seis hombres y unas mujeres cuyos nombresnunca pude saber, pues slo se daban al tratamiento de 'hermanos'. No haba pues, seales deejrcito; sin embargo, cerca de all se oa tocar victrola, lo mismo que una guitarra y hasta un

    pistn, por lo cual deduje que el verdadero alojamiento de Sandino no era aquel en el cual se metena y se me tuvo hasta el regreso, sino otro. All llegaban a verme.

    "Esto me hizo deducir tambin que haba ms gente, lo cual se confirm por el hecho de quedurante mi permanencia haya visto destazar tres reses cada da de por medio, por lo dems,haba abundancia de provisiones como arroz, frijoles, papas y hasta harina. Tambin vacas; esdecir, tampoco se careca de leche. Igualmente muchas bestias."

    Y otro, el general Carlos N. Quezada, informara que "lo primero que manda hacer el generalSandino cuando se instala en un campamento, es un caminito o vereda que le facilite pasearse, loque hace con las manos hacia atrs. De la meditacin en esos breves paseos surgengeneralmente sus sorpresivas resoluciones".

    20 9 Beals, Carleton. Amrica Ante Amrica (America South), pg. 427., Edil. Zig-Zag,Santiago de Chile, 1940: "Poco despus de la guerra mundial, con la extensin de nuestro imperiode cables y noticias a los dos continentes, con el propsito de fomentar la buena vecindad y el

    comercio junto con la ganancia inmediata, esas mismas agencias tuvieron que informarampliamente, y como irona, sobre la lucha de Sandino contra los marinos norteamericanos enNicaragua. Y a pesar de que los representantes de la U. P. y de la A. P. all eran,respectivamente, el cobrador de los derechos aduaneros, Clifford D. Ham y su ayudante. CharlesLindbergh, a pesar de que la mayora de los mensajes de all deformaban la verdad,empequeecan a Sandino, llamaban "bandidos" a sus partidarios, glorificaban a los marinosestadounidenses, esos mismos representantes o corresponsales no decan nada acerca de losbombardeos areos de aldeas indefensas, acerca de los civiles asesinados por los marinos, nadadecan sobre los latrocinios y abusos; sin embargo, por toda la Amrica latina se extendi elorgullo por el hombre que pele casi a mano limpia y tan valientemente en la jungla en contra delpoder de la nacin ms grande de la tierra."

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    32/46

    Compaeros, patriotas hermanos! No desmayen jams en su valor, Que si morimos en defensa de nuestra patria Quedar en la historiaque hemos muerto con honor. Todo aquel que sienta por su patria quevenga estas filas a engrosar, Porque maana ms tarde no les pese Que los yankees vengan y nos vayan a pisotear. Nuestro jefe Sandino se

    ha interpuesto Por querernos venir a libertar; Pero a mucho"vendepatria" se ha enfrentado Por querernos venir a desarmar. Y elplazo se ha vencido Y no han podido desarmar a estos cuatrosegovianos Moncadistas por partidas, Y nosotros an seguimos Encantados de la vida.

    Belausteguigoita relata que despus de escuchar cantar a Cabrerita, elguitarrista del batalln de Sandino, los versos de La Internacional, "quesonaban un tanto extraamente en plena montaa", escuch de sus labiosestos otros.

    A cantarles voy, seores, un verso de actualidad, Hacindole loshonores, a un valiente general. Que se derramen las copas, apuremos ms el vino, y brindemos porque viva ese valiente Sandino. Sandino se ha defendido con un puado de gente, y dicen que lmorir, pero que nunca se vende. Sacasa dijo a Sandino: " Yo mevoy a retirar; a los Estados Unidos no les vamos a ganar". DijoSandino una vez, apretndose las manos: "A diez centavos les vendo cabezas de norteamericanos". Viva la patria, seores! Vivan todoslos valientes que han derramado su sangre por hacerseindependientes Viva el patriota, seores que lucha siempre gozoso;

    y con orgullo se ha enfrentado contra el gringo ambicioso.

    Son versos donde la emocin y la sinceridad reemplazan con creces a lacalidad potica y literaria. Versos sin escuela ni genio creador, pero dondela creacin es el patriotismo, el coraje su genio, la muerte su poesa. Unamsica improvisada serva tambin para estos otros versos.

    Fueron armas potentes para seguir el destino que Augusto CsarSandino nos ense a defender. Y debemos proceder comosoldados valientes: antes recibir la muerte que dejarnos humillar.

    Por los aires, tierra y agua con orgullo ha defendido a su patriaNicaragua. Y cantando este corrido, hemos pasado un buen rato; enNicaragua, seores, le pega el ratn al gato.

    Esta conciencia de estar castigando a los opresores de su patria escomn a toda la literatura nicaragense sandinista, sentimiento del queparticipaban sus compatriotas aun cuando no compartieran su ideal.Suceda tal como diez aos ms tarde ocurrira en Espaa cuando lastropas franquistas celebraban como propios los triunfos republicanos sobre

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    33/46

    los italianos en Guadalajara: conservadores y liberales, no sandinistas, peros nicaragenses, se sentan en lo ms ntimo reconfortados con elcontenido de esos dos ltimos versos:

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    34/46

    VII"EN NICARAGUA, SEORES, LE PEGA EL RATN AL GATO"

    Desde hace mucho tiempo, tenemos una especie de complejodivino acerca de la Amrica latina. No obstante, slo hemos puesto enevidencia, generalmente, nuestro afn de obtener resultados decarcter monetario en vez de hacer valer los atributos espiritualesinherentes a nuestra divinidad. Nos hemos preocupado menos delarte, de la literatura, de la justicia social y de la libertad de esospueblos que de las mquinas de coser Singer, por ejemplo... Nuestroscnsules y oficiales de marina, quienes se han dignado descendersobre el suelo latinoamericano impulsados solamente por motivos tanhonrados como el cobro de deudas, para obligar a los Estados a queratificaran determinadas concesiones y al pago de sus reclamaciones,

    y en general para distribuir quinina, han sido siempre ardientesdefensores de la democracia... Muy a menudo nuestros apreciablescnsules que se hallaban empeados en una intervencin armadasolan decirme que estaban salvando al pas al ensear a las hordasincultas para que votaran honradamente, y al minuto siguienteexpresaron que la nica solucin para encarrilar a esos pueblos erauna dictadura firme.

    Sin embargo, la ms slida justificacin para stas y otrasactividades de nuestra parte en la Amrica latina, en esos tiempos,fue el pretexto de la salubridad, que se convirti por un largo lapso enla 18 enmienda de la Doctrina Monroe. No importaba nada cuntos

    marinos norteamericanos o ciudadanos nicaragenses, haitianos ocubanos moran en combates; no importaba nada todo cuantohacamos nosotros all; lo positivo era que debamos lograr a todacosta que se redujera el porcentaje de mortalidad para el resto de loshabitantes de esos pases. El divino To Sam se imaginaba a s mismo,durante esa poca de los prstamos fabulosos y de las invasiones denuestros marinos, como un glorioso basurero de los trpicos.21

    CARLETON BEALS

    Cuando se comparan las cifras de los efectivos mximos con que llegaron

    a contar las fuerzas sandinistas y las invasoras 3.000 y 12.000respectivamente, no puede menos que admirarse de que la lucha duraralos siete aos que dur. Esa voluntad de resistencia no estaba en modoalguno respaldada por convicciones polticas o sociales definidas. Tampocoexisti una frrea identidad de miras entre los componentes del ejrcitosandinista, al cual arribaron tanto aventureros como contrabandistas,

    21 Beals, Carleton. La prxima lucha por Latinoamrica (The Corning Strugglefor LatnAmerica), pgs. 239/240. Edit. Zig-Zag, Santiago de Chile, 1942.

  • 7/29/2019 Sandino, general de hombre

    35/46

    comunistas como sindicalistas o anarquistas o socialistas, latinoamericanoscomo europeos y asiticos.

    Porque el ncleo de cohesin lo constitua la simple decisin de arrojar alos norteamericanos de Nicaragua. Toda otra explicacin es falsa, y paracertificarlo bastarn los centenares de documentos y declaracionespblicas formuladas por Sandino como por quienes estuvieron a su lado

    total o temporalmente. Y si a nuestra objetividad de argentinos nos pareceincomprensible, o una esquematizacin antojadiza, bstenos recordar queno podemos aprehender un estado de nimo semejante a aqul desde quepor lo menos han pasado muchas generaciones sin que nuestros sueloshayan soportado una imposicin militar extranjera.

    La otra ingerencia, la pacfica, sinuosa y persistente penetracineconmica de los grandes imperios mundiales est tan sobreentendida,aceptada y hasta solicitada, que ha conformado en algunas decenas deaos la tpica mentalidad colonial que constituye el principal lastre en lalucha de nuestros