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En la plantación de caña nació el triste socabón; en el trapiche de ron el negro cantó la saña. El machete y la guadaña curtió sus manos morenas; y los indios con sus quenas y el negro con tamborete cantaron su triste suerte al compás de las cadenas. Murieron los negros viejos, pero entre la caña seca se escucha la zamacueca y el panalivio, muy lejos y se escuchan los festejos que cantó en su juventud. De Cañeta a Tombuctú, de Chancay a Mozambique llevan sus claros repiques ritmos negros del Perú. Ritmos negros del Perú Ritmos de la esclavitud contra amarguras y penas al compás de las cadenas ritmos negros del Perú. De Africa llegó mi abuela vestida con caracoles la trajeron lo’ españoles en un barco carabela. La marcaron con candela, la carimba fue su cruz y en América del Sur al golpe de sus dolores dieron los negros tambores ritmos de esclavitud Por una moneda sola la revendieron en Lima y en la hacienda «La Molina» sirvió a la gente española. Con otros negros de Angola ganaron por sus faenas Ázancudos, para sus venas! para dormir, Áduro suelo! y nadita de consuelo contra amarguras y pena. Texto de Nicomedes Santa Cruz (1925-1992), poeta, musicólogo, folclorista, periodista, cuentista y ensayista afroperuano es una figura señera en el panorama literario-cultural peruano. Es el máximo representante de la negritud en el Perú por ser el primer poeta en tratar el tema negro resaltando la importante e inequívoca participación del afroperuano en el devenir histórico nacional.

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En la plantación de cañanació el triste socabón;

en el trapiche de ronel negro cantó la saña.

El machete y la guadañacurtió sus manos morenas;y los indios con sus quenas

y el negro con tamboretecantaron su triste suerte

al compás de las cadenas.Murieron los negros viejos,

pero entre la caña secase escucha la zamacueca

y el panalivio, muy lejosy se escuchan los festejosque cantó en su juventud.

De Cañeta a Tombuctú,de Chancay a Mozambiquellevan sus claros repiques

ritmos negros del Perú.

Ritmos negros del Perú

Ritmos de la esclavitudcontra amarguras y penasal compás de las cadenasritmos negros del Perú.De Africa llegó mi abuelavestida con caracolesla trajeron lo’ españolesen un barco carabela.La marcaron con candela,la carimba fue su cruzy en América del Sural golpe de sus doloresdieron los negros tamboresritmos de esclavitudPor una moneda solala revendieron en Limay en la hacienda «La Molina»sirvió a la gente española.Con otros negros de Angolaganaron por sus faenasÁzancudos, para sus venas!para dormir, Áduro suelo!y nadita de consuelocontra amarguras y pena.

Texto de Nicomedes Santa Cruz (1925-1992), poeta, musicólogo, folclorista, periodista, cuentista y ensayista afroperuano es unafigura señera en el panorama literario-cultural peruano. Es el máximo representante de la negritud en el Perú por ser el primer poetaen tratar el tema negro resaltando la importante e inequívoca participación del afroperuano en el devenir histórico nacional.

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La “trata de blancas o ne-gras”, para la prostitución, lapornografía, el turismo sexual ytodo el negocio montado en tornoa esto.

El empleo de niños, men-digos y pobres, para la mendicidadobligatoria, la venta callejera, elrobo organizado, etc.

El uso de los niños en laproducción de ropa, calzado, elec-trodomésticos, etc. de grandesempresas en los países en desarro-llo.

“El uso del trabajo de lospresos en países en los que el tra-bajo forma parte de la pena comoen China, o en los que está autori-zada la contratación de prisionerospor parte de organizaciones priva-das, como en Estados Unidos”

Por eso no se puede recor-dar el pasado y celebrar el triunfode la humanidad sin abrir los ojosa la realidad actual. Si estamos aten-tos a las noticias diarias, a losestudios realizados, al trabajo delas ONGs, a los informes de algu-nos organismos de la ONU comoel Observatorio de los DerechosHumanos o Amnistía Internacio-nal nos encontramos con que lapalabra “esclavitud” u otras pare-cidas aparecen en nuestros días conbastante frecuencia. A nadie se leocultan los males, atropellos, veja-ciones y pillajes que han sufrido

los pueblos del continente, mu-chas veces con la connivencia delos propios jefes africanos. Peroahora, muchos africanos han com-prendido:

Que, aunque sea justo re-clamar daños y perjuicios, lourgente y lo necesario hoy, es con-solidar el despegue, teniendo encuenta los principios básicos sin loscuales África no se desarrollará:

Que los africanos tienenque decidirse por crear su propiodesarrollo y poner en pié estructu-ras capaces de garantizarlo.

Que es necesario que ellosmismos descubran las razones desu atraso pues sólo así podrán cam-biar esta situación.

Que es necesario implicara todo su pueblo en el empeño deldesarrollo, haciendo que todos seanconscientes de ello y participen enlos beneficios y en los sacrificios.

Resumiendo, diría que nodebemos anclarnos en el pasadohasta el punto de no ser capacesde imaginar el futuro. Es precisa-mente abriendo los ojos al pasadoque se puede imaginar y construirel futuro. De hecho, como decíaThabo Mbeki en la AsambleaGeneral de la ONU: “Este es el mo-

mento de que nosotros, los países po-bres y sin poder, nos levantemos denuestras sillas de ruedas para comen-zar a andar solos”. África entródefinitivamente en la globalizaciónque, como un maremoto, se ex-pandió e impuso su ley por todoel Continente. Las comunicacio-nes desde la radio a la TV, Interneto los teléfonos móviles, han sidolas primeras en dar el tono. Luegovino la globalización de los merca-dos hasta poder encontrar los másvariados productos en los rinco-nes más recónditos de África,siendo las grandes compañíassudafricanas, como Shoprite, lasprimeras en extenderse por todoel centro y sur del continente. Estaglobalización se impone más en elcomercio, en la moda y en la polí-tica, pero podemos hacer que lasolidaridad y el bienestar para to-dos sean también globalizados.

1 Bartolomé Burgos,Culturas africanas y desarrollo, pg.95.

2 Oral tradition relatingto slavery and slave trade inNigeria, Ghana and Benin.UNESCO

3 En “Pasado y presentede la esclavitud”, monografías.com

4 Oral tradition relatingto slavery and slave trade inNigeria, Ghana and Benin,UNESCO

5 Bakhita, Da Escravidãoà Liberdade, Ediciones Loyola,pg. 49-50

6 Oral tradition relatingto slavery and slave trade inNigeria, Ghana and Benin,UNESCO

7 B. Burgos, CulturasAfricanas y Desarrollo, pg. 31

8 B. Burgos, CulturasAfricanas y Desarrollo, pg. 89

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obra; saqueó sistemáticamente losbienes de las poblaciones: cose-chas, ganados, marfil, oro, piedraspreciosas, tejidos, pieles, produc-tos del mimbre, etc. Lo que losafricanos recibieron en truequeeran baratijas de poco valor y du-ración. No se dio a África nitecnología ni escolarización confor-me a los adelantos de la época.Además “los vendedores de escla-vos” gastaban buena parte de loque recibían para comprar armasque luego empleaban en lasrazzias. Por su parte los estados,reinos o imperios tuvieron que gas-tar mucho para poder comprararmas para defenderse de los“esclavistas”. Muchas poblacionesindefensas prefirieron huir aban-donando sus fértiles tierras pararefugiarse en lugares inaccesiblespero mucho menos fértiles y sinposibilidad de comercio. Por tan-to la economía se estancóeconómicamente en un principioy retrocedió después. No es quelas materias primas, las áreas de cul-tivo de caña de azúcar, café, etc.,faltaran en África. El auge que tu-vieron los negocios agrícolas y laemigración de colonos occidenta-les para América explica, de algunamanera, el por qué el comercio afri-cano hacia occidente quedórelegado a la mano de obra escla-va. Solo más tarde, cuando laconciencia popular ya no soporta-ba más la trata de esclavos ycuando las máquinas comenzarona sustituir la mano de obra huma-na, el comercio comenzó a fijarseen las materias primas africanas. Enese momento se ideó el colonialis-mo como forma de acceso a esasmaterias primas. Los años de colo-nización sirvieron a los paísescolonizadores para orientar toda laactividad africana hacia la produc-ción y envío de las materias primashacia las metrópolis. Casi sólo seenviaron materias primas. Las per-sonas, aparte algunos estudiantes,

no fueron enviados a la metrópoliy en el momento de las indepen-dencias la concesión denacionalidad a los africanos de lascolonias fue más bien simbólica.Así se crearon las condiciones parael subdesarrollo de África en untiempo en que los países occiden-tales comenzaban sus revolucionesagrícolas e industriales y mejora-ban el nivel de vida de suspoblaciones. Nuevamente se acen-tuó el desencuentro entre África yOccidente.

CONCLUSIÓNEn palabras del poeta

Aimé Césaire de la Martinica, elcomercio de esclavos «cosificó al serhumano». Ahora, la humanidadpretende crear un nuevo clima detolerancia y de integración de laspersonas de todas las razas y unasuperación de toda xenofobia quie-re lograr un nuevo ímpetuhumano, social, político, legal yespiritual que elimine totalmentey de una vez para siempre las con-secuencias de la esclavitud y hastala opresión del hombre por elhombre. Es evidente que la escla-vitud como forma “legal” de poseertrabajadores, damas de harén, sol-dados o guardias personales, ya haterminado. Ni la legislación ni laconciencia mundial lo permitenhoy. Sin embargo no podemos ol-vidar esa esclavitud y lasconsecuencias que tuvo para el con-tinente africano. Lo pasado puedeestar repitiéndose ahora bajo apa-riencia de legalidad con otrosnombres y formas. Si antiguamen-te la esclavitud era para obtenerlegalmente mano de obra para laproducción agrícola, los trabajosdomésticos, damas de harén o paraejércitos privados, en la actualidadesta práctica tiene otros derroteros:

Creo que la primera granesclavitud actual es aquella en laque los países ricos mantienen es-clavos a los países pobres por medio

de la explotación de sus materiasprimas a precios irrisorios fijadospor los países ricos o el uso de sumano de obra bien barata paramanufacturar sus productos. Aesto tenemos que añadir las leyesinternaciones hechas por los paí-ses ricos para los grandesorganismos internacionales comola ONU (con cinco países con de-recho de veto) o la OrganizaciónMundial del Comercio, haciendoasí difícil que los países “esclavos”salgan de esa situación. La creaciónmás que dudosa (por complicidado dolo) de una deuda externa quese aumenta cambiando a placer lasreglas de juego de los intereses ode los precios de los productos quegeneran la deuda. Como colofónestán las directrices del FMI o delBM sobre los programas de ajusteestructural, o la negación del acce-so de los países “esclavos” a latecnología necesaria para sobrevi-vir en la globalización.

Debemos considerar tam-bién como esclavitud, la de tantostrabajadores “legales” mantenidosen una verdadera esclavitud consalarios de miseria, pagos atrasadoso irregulares del salario, deudascontraídas para sobrevivir o edu-car los hijos porque no les pagaronlos salarios, demasiadas horas detrabajo, situaciones de trabajo pe-ligrosas y hasta peligrosas para lasalud sobre todo en la manipula-ción de materias tóxicas o residuospeligrosos de los cuales el trabaja-dor “esclavo” no tiene idea, trabajosfísicos o mentales extenuantes, etc.

Viene después la venta ytráfico ilegal de personas que ge-neralmente atribuimos a las mafias.Las principales víctimas de ésta sonlos niños, las mujeres, las minoríasétnicas y los pobres que son obli-gados a emigrar.

Los “sin papeles” y trabaja-dores clandestinos sin ningunaprotección judicial, legal, sanitaria,etc.

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comprometemos a trabajar para erra-dicar todas las formas de racismo,discriminación racial, xenofobia eintolerancia conexa con que se en-frentan los africanos y losafrodescendientes”.

Las consecuencias de la es-clavitud vista con ojos de hoy porunos pueblos, que se ven en lanecesidad de emigrar, levantan sinduda una nueva pregunta. ¿Porqué nos obligaron a emigrar ha-ciendo esclavos a nuestrosantepasados para producir rique-za para los occidentales y ahora nonos quieren como emigrantes li-bres que queremos ir a trabajar ensus tierras y fábricas? ¿Por qué du-rante la colonización nos obligarona desplazarnos y emigrar para otrospaíses (aunque fuera dentro de lascolonias francesas o inglesas) paracrear las infraestructuras (carrete-ras, tren, puertos, etc.) o extraerminerales para enriquecerlos y aho-ra cierran las puertas a la emigracióny crean vallas o barreras para queno podamos pasar? ¿Por qué nosobligaron a ir a sus países para de-fenderlos durante las grandesguerras y ahora cuando queremos

ir allí para ganar nuestra vida tra-bajando, nos cierran las puertas ynos devuelven a nuestros países?Ciertamente las consecuencias po-líticas de la esclavitud se dejan sentiraún hoy en tantas ingerencias ex-tranjeras en los asuntos políticos yeconómicos de muchos países afri-canos, en tanta compra de armas,tanta violencia tribal o intertribal.

A NIVEL ECONÓMI-CO

El ejemplo del Congo nosayuda a comprender las conse-cuencias del esclavismo. El Reinodel Congo era rico y famoso. Susbases económicas eran la pesca, elcurtido de la piel, el trabajo delmarfil de los elefantes, la extrac-ción de aceite, vino y vinagre delas palmeras. Sus tejedores teníanfama por lo bien que trabajabanlas hojas de rafia y de las palmeras,así como por la elaboración de unasesteras muy coloristas. Según es-cribe Pigafetta, los primeroseuropeos consideraron a la socie-dad del Congo muy refinada,sobre todo por su suave música delaúd. Pero esta relación entre igua-

les no duró mucho y cuando losportugueses inician su comercio deesclavos en territorio congoleño,comienza el deterioro de las rela-ciones que acabará por enfrentar aambos Estados hasta la ocupacióny dominio político de los portu-gueses sobre el Congo.

La verdad es que el sistemade la esclavitud se convirtió en elelemento fundamental e indispen-sable de la economía para que lospaíses ricos se enriquecieran más.Los esclavos eran necesarios paraque el cultivo del azúcar, del algo-dón y del café se hiciera a granescala y con grandes beneficiospara los países ricos. La llegada detantos esclavos también aumentóconsiderablemente la población delas colonias americanas. El otro ladode la moneda fue África. No sóloperdió casi la mitad de su pobla-ción sino que su economía seestancó o incluso retrocedió. Re-cordemos que la esclavitudinfluenció todos los sectores de lavida de los pueblos africanos.

Los hechos son contun-dentes. La trata de esclavos se llevóuna buena parte de la mano de

Page 6: Ritmos negros del Perú · ritmos negros del Perú. Ritmos negros del Perú Ritmos de la esclavitud contra amarguras y penas al compás de las cadenas ritmos negros del Perú. De

boración y complicidad de losesclavistas con asociados locales den-tro del continente africano. Jefesafricanos organizaron el comerciocon mercaderes occidentales crean-do una tradición de intervenciónbrutal y arbitraria en la vida de lagente pobre. Para aumentar su ri-queza o su poder, algunos jefes ycomerciantes africanos no tuvieronescrúpulos en participar de ese co-mercio. África había contadosiempre con grandes y poderosasunidades políticas como el Imperiodel Malí seguido después por el es-tado Songhai, los Estados deKanem-Bornu, el Reino Hausa o elimperio Mossi. El reino de Benínllegaba a su apogeo en el siglo XVI.Pero sobre todos sobresalía en la cos-ta atlántica el reino del Congo, elreino Luba más hacia el interior enel actual Shaba, y en el actualMozambique-Zimbabue, el impe-rio del Muenemutapa. El reino deCongo estuvo asociado a Portugal du-rante mucho tiempo, pero el comerciode esclavos hizo que las relaciones sedeterioraran con Portugal, hasta quefinalmente el Reino de Congo sedesintegró. Lo mismo sucedió con elimperio del Muenemutapa. En gene-ral se afirma que en esa época, Áfricaera equiparable a Europa no solo en lopolítico sino también en lo económi-co.

Esta interacción entreesclavistas y gente del interior delcontinente tuvo muchas conse-cuencias nefastas. Aparecieronentonces tribus que se dedicaron acolaborar con los esclavistas y quetenían incluso el monopolio delmercado de esclavos. Esas tribusdeclaraban guerras o razzias segúnles convenía, creándose enemistadesque duraron siglos. La oposición en-tre los que sufrieron y los quehicieron sufrir se hizo cada vez ma-yor y, aunque desde el fin de laesclavitud intentan vivir en armo-nía con las otras tribus, persiste sinembargo el antiguo recelo y los mie-dos.

Otra consecuencia fue ladispersión de muchos grupos hu-manos y tribus. Viendo que nopodían resistir a los ataques y razziasen los lugares en donde vivían, hu-yeron hasta encontrar otros lugaresmucho más seguros ya que eran casiinaccesibles a las razzias. Se dio así elfenómeno de migraciones internasy desplazamiento de poblacionesque se instalaron en medio a otraspoblaciones de lenguas y costum-bres muchas veces bien diferentes.Las consecuencias de esta situaciónlas encontramos en B. Burgos: “Lapostura de Chacelor Williams, para elcual las migraciones constituyen el fac-tor dominante en la destrucción de la

vieja civilización africana, tiene unaimportancia singular cuando se apli-ca a las migraciones causadas por latrata de esclavos. En su intento deevitar la esclavitud, unidadestribales se han escindido y dispersa-do, multiplicando de este modo losgrupos étnicos. Los dialectos tambiénse han desperdigado por toda Áfricaformando agrupaciones inauditas.Las guerras tribales de caza de escla-vos intensificaron los antagonismosétnicos y privaron a África, ya depor sí subpoblada, de gran cantidadde individuos dinámicos. Los ince-santes desplazamientos en busca derefugios más seguros en el interiorvinieron a añadirse al desintegradorefecto de las migraciones, hasta la de-generación: ruptura de estructurasfamiliares, abandono de valoresmorales, educación y conocimientos,con las consiguientes mermas en laproducción y el comercio”.8

La Cumbre de Durbansobre el Racismo en el n° 35 noshabla de la persistencia en nues-tros días de una de lasconsecuencias de la esclavitud quees el racismo: “Reconocemos que, enmuchas partes del mundo, los africa-nos y los afrodescendientes tienen quehacer frente a obstáculos como resul-tado de prejuicios y discriminacionessociales que prevalecen en las insti-tuciones públicas y privadas y nos

Page 7: Ritmos negros del Perú · ritmos negros del Perú. Ritmos negros del Perú Ritmos de la esclavitud contra amarguras y penas al compás de las cadenas ritmos negros del Perú. De

tud y la trata de esclavos, en particu-lar la trata transatlántica, fuerontragedias atroces en la historia de lahumanidad, no sólo por su aborreci-ble barbarie, sino también por sumagnitud, su carácter organizado y,especialmente, su negación de la esen-cia de las víctimas, y reconocemosasimismo que la esclavitud y la tratade esclavos, especialmente la tratatransatlántica de esclavos, constitu-yen, y siempre deberían haberconstituido, un crimen de lesa huma-nidad y son una de las principalesfuentes y manifestaciones de racismo,discriminación racial, xenofobia yformas conexas de intolerancia, y quelos africanos y afrodescendientes, losasiáticos y las personas de origen asiá-tico y los pueblos indígenas fueronvíctimas de esos actos y continúansiéndolo de sus consecuencias”, pero nose aprobó ninguna petición explíci-ta de disculpas. Se pidió, si, que lospaíses desarrollados tomasen inicia-tivas en el sentido de reparar lasconsecuencias de la esclavitud perono se concretizaron esas medidas.

DISMINUCIÓN DE LAPOBLACION AFRICANA

La esclavitud provocó unenorme descenso de la poblaciónsobre todo en las zonas costeras ocercanas a la costa. Si tenemos encuenta que en aquella época la po-blación de la humanidad era másbien moderada, podemos imaginarel efecto que debió tener sobre Áfri-ca el verse privada de millones desus jóvenes. Si sumamos a los quellegaron vivos a sus lugares de desti-no, los que murieron durante la“captura”, los viajes por tierra, las lar-gas esperas en la costa y las travesías,probablemente no estaremos lejosde los 100 millones de personas.Teniendo en cuenta que en 1960la población africana era del ordende los 277 millones de personas,podemos hacernos una idea de loque significó para África la sangríade la esclavitud. De hecho los escla-

vos eran en su mayoría jóvenes yniños, por tanto gente próxima a suvida reproductora. No sólo dismi-nuyó la población porque todos esosmillones desaparecieron, sino por-que muchos más dejaron de nacer.Manuel García escribe en “Portu-gal y la trata de esclavos”:

“Este éxodo forzado de millo-nes de personas provocó ladisminución del crecimientovegetativo de la población africana,ya que los hombres y mujeres en edadde procreación eran vendidos. Algu-nos investigadores llegan a decir queentre los siglos XV y XIX el continenteperdió más de cien millones de hombrey mujeres jóvenes. Varias regiones afri-canas quedaron casi totalmentedespobladas. El investigador AndréGunder Frank en su libro La Acu-mulación Mundial 1492-1789señala la cifra de 13.750.000 escla-vos traídos a América entre los siglosXVI y XIX, a lo que el investigadorEnrique Peregalli añade un 25% pormuertes en el trayecto y un 25% máspor muertes en África con motivo delas guerras de captura, lo que da untotal de 20.625.000 africanos per-didos para el continente en ese período.Igualmente, se calcula que en ese perío-do sólo desde la costa de Angola a lospuertos de São Tomé y América fuerontransportados tres millones de esclavos.Así se explica que las zonas más pobla-das en el Siglo XV como el Congo,Ndongo y Quissana, en el Siglo XVIIestuviesen ya despobladas”. De hechodurante este período mientras losotros continentes aumentaron supoblación, en el continente africa-no ésta disminuyóconsiderablemente. Si a esto suma-mos las enfermedades llevadas aÁfrica por los esclavistas o contraí-das en los barcos de esclavos, queprovocaron muchísimas muertes dela población desconocedora tantode esas enfermedades como del tra-tamiento a darles, nos damos cuentade que las consecuencias de la escla-vitud fueron realmente desastrosas.

EFECTOS POLÍTICOSQUE TODAVÍA PERDURAN

El descubrimiento de nue-vas tierras propicias para laproducción de caña de azúcar y otrosproductos llevó a muchas compa-ñías a desarrollar estrategias paraproveerse de esclavos y venderlos enlas plantaciones. Los medios masempleados para obtenerlos fueronlas guerras, las razzias y la compra avendedores del interior que ambi-cionaban riqueza, como lo narra elmismo M. García ya citado:

“El comercio de esclavos era elmás lucrativo y los europeos se encar-garon de persuadir a los jefes locales y alos mercaderes africanos para partici-par en él. De este modo se produjo unareacción en cadena. La aristocracia,los jefes y los comerciantes africanos quequerían aumentar su riqueza, auto-ridad y poder, y pretendían tambiéndefender su independencia. Para ello,necesitaban de armas de fuego y mer-cancías de Europa. En este contexto,la fabricación de armas de fuego setransformó en un gran negocio de ex-portación. Con ellas se organizabanextensas cazas de hombres, ataques aotros pueblos, tribus y aldeas, con el finde someterlos y venderlos como esclavos.De este modo, se deterioraron las rela-ciones entre los diversos estados ypueblos. Los pueblos del litoral y delinterior más próximo se encontrabanen guerra continua. Así, a partir delSiglo XVI los reinos de Benín, Congoy Angola en África Occidental, talcomo el Imperio Mutapa en ÁfricaOriental, se desmoronaron. En los si-glos XVII, XVIII y XIX, en las selvasdel Golfo de Guinea y en el valle delrío Zambeze se desarrollaron estadosmilitares con base en el comercio deesclavos. Tenían una rígida organi-zación militar, poseían grandesejércitos permanentes y se enriquecíancon la venta de sus propios hermanos,haciendo la guerra a los pueblos veci-nos”.

Uno de los efectos políticosdel comercio de esclavos fue la cola-

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para mí, no más, no más.No más latigazos del amo

para mí, no más no más...»Además está el sufrimiento

de la familia y de los pequeños gru-pos sociales a los que pertenecían.El grito del dolor permanece en elrecuerdo y en muchos símbolosuniversales como Goré, Guinea,Elmina, Zanzíbar, etc. Otros sonsímbolos, más bien locales como loscaminos trazados con los árbolesKapock que guiaban a las caravanasde esclavos, algunos mercados e in-cluso algunas tribus. Todos están ahípara recordarnos el sufrimiento deuna parte tan grande de la humani-dad y para gritar a nuestras culturas:“nunca más”. En un estudio publi-cado por la UNESCO en 2004podemos ver que la memoria deaquellos hechos continua actuando:

“Por ejemplo, en Nigeria, enBadagry ciertos miembros de la co-munidad han sido tachados decrueles y malos por causa del papelque sus antepasados habrían juga-do en el comercio trasatlántico deesclavos. Ese tipo de actitudes seencuentra en otras zonas de “trata”en Nigeria. Por ejemplo, IbiniUkpabi, del oráculo del cual se sir-vieron los Arochukwu paraconseguir un papel preponderantey una posición dominante entre lascomunidades de la región, ahora sele asocia retrospectivamente al en-gaño. Algunos dicen que las familiasde aquellos que participaron en la“Trata” no son tan prósperas comolos descendientes de aquellos quevolvieron. Los habitantes observanque con el tiempo, los beneficios queobtuvieron parecen haberse evapo-rado. Ellos dan como explicaciónque se trata de consecuencias de loque llaman “el espíritu de la esclavi-tud”.6

En marzo de 2000 el Papapidió perdón a África y al mundoen la isla de Goré por la parte deresponsabilidad que la Iglesia tuvoen la esclavitud. Lo mismo hicieron

los obispos de la ConferenciaEpiscopal de África y Madagascaren 2004. En la Cumbre sobre elRacismo y la Xenofobia, n° 99 sedijo: “Reconocemos y lamentamos pro-fundamente los masivos sufrimientoshumanos y el trágico padecimiento demillones de hombres, mujeres y niñoscausados por la esclavitud, la trata deesclavos, la trata transatlántica de es-clavos, el apartheid, el colonialismo yel genocidio, hacemos un llamamien-to a los Estados interesados para quehonren la memoria de las víctimas depasadas tragedias, y afirmamos quedondequiera y cuando quiera quehubieran ocurrido deben ser condena-dos y ha de impedirse que ocurran denuevo. Lamentamos que esas prácti-cas y estructuras, políticas,socioeconómicas y culturales, hayancausado el racismo, la discriminaciónracial, la xenofobia y las formas conexasde intolerancia”. Pero en general elmundo occidental no parece haberhecho mucho por aliviar ese sufri-miento histórico.

DEL RACISMO PRÁC-TICO AL TEÓRICO:

LA JUSTIFICACIÓNDEL RACISMO

Lo primero fue el negocio.Para asegurar que los negocios fun-cionasen se utilizó la esclavitud. Lapráctica de la esclavitud se convirtióen un racismo práctico, que despuésfue justificado filosóficamente(Hegel en “The Philosophy ofHistory”, Hume en “Essay andTreaties”, etc.) e incluso científica-mente (El Darwinismoestableciendo un paralelismo entreevolución biológica y desarrollo cul-tural, Virchow y su antropologíasocial, H. E. Garret y su psicologíadel africano, R. Coupland y su ideade que la historia de África comien-za con Livingstone, etc.) que crearonel mito de la inferioridad negra dán-dole el valor de una categoríauniversal como lo explica B. Burgos:“Aceptable o no, teóricamente, con-

cluye Masolo, la aplicación del méto-do hegeliano al estudio de Áfricapromocionó lo que llegaría a ser opi-nión general de los europeos sobre losafricanos: gentes con formas inferioresde religión, ley, economía, adminis-tración, tecnología y lógica.. Laherencia hegeliana dio pie a actitudesblancas con respecto a los negros fun-dadas en juicios de valor”7 .

No es que el racismo nacie-ra en el desencuentro de Occidentecon África pero la esclavitud le diouna práctica tan exagerada que seconvirtió en un paradigma. El ra-cismo había desarrollado desdesiempre, muchas veces hasta sus úl-timas consecuencias, las diferenciasexistentes o inventadas entre perso-nas o pueblos consideradosinferiores con el fin de justificar laexclusión o la eliminación física,cultural o religiosa de pueblos ente-ros. Franz Fanon decía que el racismohabía sido una ideología destinadaa crear la imagen de que una partede la humanidad es inferior para queuna minoría viviese a expensas deella. En 2001 se celebró en Durbanuna “Conferencia Mundial contrael Racismo” patrocinada por laONU y en ella se pudo constatarque el tema del racismo sigue in-comodando sobre todo aOccidente. Fue una ocasión (infe-lizmente desaprovechada) parareparar la injusticia histórica come-tida contra África, contra sus gentes,su imagen, su dignidad, su cultura,su economía, sus bases de desarro-llo, sus unidades políticas, etc. Lasexigencias de un plan (es difícil lla-marle indemnización por que¿cómo se puede indemnizar la dig-nidad, el sufrimiento, lasoportunidades perdidas?) para re-cuperar el continente dotándolo deinfraestructuras y lanzar su desarro-llo fueron rechazadas. En laDeclaración final se considera el trá-fico de esclavos como un crimencontra la humanidad:

“Reconocemos que la esclavi-

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inmenso. Aunque todos los investi-gadores coinciden en señalar que laesclavitud existía en el continenteafricano como situación social in-terna bien antes de la trata deesclavos a nivel intercontinental,todos coinciden también en que esesistema era, en general, mucho máshumano. Para imaginar el sufrimien-to de la trata de esclavos debería sersuficiente el pensar en el trauma queconlleva el sólo hecho de ser rapta-do y separado de todo su mundofamiliar, social, geográfico y huma-no. Si a ello añadimos lascondiciones de viaje de aquellostiempos, los malos tratos y “medi-das de seguridad” impuestas por losraptores esclavistas, podemosaproximarnos algo al grado de su-frimiento de aquellas gentes. Elestudio publicado por UNESCO– 2004 dice:

“Un aspecto difícil de olvi-dar de la “trata de esclavos” que trajolágrimas a los ojos de algunos de losentrevistados fue la práctica de mar-car a los esclavos con “hierro ardiendo”para no perder sus posesiones en el bar-co.4

Bakhita fue una esclava

sudanesa, raptada de niña, vendidacinco veces. El último en comprarlafue el Cónsul Italiano en Sudán quela llevó a Italia hacia finales del sigloXIX. Más tarde ella escribe:

“Habiendo llegado finalmen-te a la ciudad, fuimos llevados para laresidencia del Jefe… Yo y otra chicafuimos dedicadas al servicio de las dosseñoras. No podíamos dejar a nuestraspatronas ni siquiera un momento.Entre vestirlas, perfumarlas yabanicarlas, no teníamos descanso. Y,¡ay de nosotras!, si por error o por sueñotocásemos sólo un cabello de las seño-ras. Los azotes venían sobre nosotrassin misericordia, de manera que en lostres años que estuve al servicio de ellasno recuerdo haber pasado un solo díasin heridas. Los esclavos dormían to-dos en un gran salón. Permanecíanen ayuno hasta el medio día, momen-to en que se daba a cada uno un pedazode carne de cerdo, polenta, algo de pany fruta. Por la noche, la cena era bienreducida y luego a dormir en el suelo.A aquellos que enfermaban ni les mi-raban y eran abandonados sin darlesmedicación ni socorrerlos, y cuandoestaban para morir los arrojaban enel descampado o sobre el estercolero. Un

día el patrón discutió mucho con sumujer. Ella para desahogarse mandóque nos azotaran a nosotras dos. Doshombres nos echaron al suelo y con todasu fuerza comenzaron el suplicio cruelhasta que quedamos las dos inmersasen sangre. Me acuerdo que la vara conque me batían me arrancaba la piel ypedazos de carne dejándome una he-rida que no me dejó levantar durantemeses. Y era necesario soportar todo ensilencio, porque nadie venía parmedicar o curar las heridas ni deciruna palabra de consuelo. Cuantas demis compañeras de desventura murie-ron a causa de los golpes”5

Dos canciones de los escla-vos en América Latina nos dan ideadel sufrimiento de aquellas gentesen el duro trabajo de los campos:

«Cultivamos el trigo, y ellosnos dan el maíz;

Horneamos el pan, y nosdan el mendrugo;

Cribamos la harina, y nosdan la cáscara;

Pelamos la carne, y nos danla piel;

Y de esta forma, nos vanengañando.»

«No más migajas de maíz

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distantes allí en el Norte.Esto es lo que soy: cuencas

vacías, desesperadas por poseer lavida,

Una boca abierta y desga-rrada en herida angustiada, manosinmensas estiradas y elevadas eninsulto y amenaza,

Un cuerpo tatuado conheridas vistas y no vistas de losduros latigazos de la esclavitud,

Tortura, y magnífica, or-gullosa y misteriosa África de lospies a la cabeza.

Esto es lo que soy. Si quie-res comprenderme, ven, inclínatesobre esta alma de África en losgemidos del negro estibador, lasfrenéticas danzas Chope, la rebe-lión Changana en la extrañatristeza que fluye de una canciónafricana a través de la noche. Y nopreguntes más si quieres conocer-me, pues no soy más que uncascarón de carne donde la revueltade África cuaja su grito preñado deesperanza”.

LOS HECHOSEntre los siglos XV y XIX se

generalizó el tráfico de esclavos quellevó millones de jóvenes africanos alas plantaciones americanas y ára-bes, dejando a las comunidadesafricanas en condiciones difíciles entodos los aspectos de la vida y deldesarrollo. Se calcula que unos 12millones de jóvenes fueron llevadosa América y más de 17 fueron a pararal Medio Oriente y Asia. Pero no sedebe pensar sólo en los que llegaronallá vivos, si no también en los quemurieron en las luchas por capturaresclavos o en los viajes. De hecho losinvestigadores calculan que un 25%de los capturados en el interior delcontinente morían antes de llegar ala costa y otro 25% moría durantela travesía hacia las colonias ameri-canas. Zonas tan poblados como elCongo y Angola a la llegada de losportugueses estaban casi despobla-das en el siglo XVII. En la costa

pululaban los barcos y los comer-ciantes y en el interior los cazadoresde esclavos, como lo explica MauroFacundo3 :

“La trata se desarrollaba se-gún un esquema rutinario: los futurosesclavos eran capturados en el interioro a lo largo de la costa, actividad quedesencadenaba verdaderas guerras quedejaban como saldo infinidad de he-ridos y muertos, pero casi siempre unsaldo «preciado»: los esclavos. Estos, unavez encadenados, eran trasladados apie hasta los barracones -se encontra-ran donde se encontraran- con todo elesfuerzo físico que implicaba, sobre todopara los heridos -por no hablar de losniños. Estos sitios eran sucios,pestilentes, el agua potable escaseaba,y el calor ahogaba. Obligados a con-vivir con las enfermedades, el maltrato,la sed, el hambre y la aglomeración, seveían diezmados poco a poco. Dentrode esas estructuras se llevaba a cabouna de las actividades repugnantes dela trata: la separación de padres e hi-jos, de hermanos, esposos, amigos,parientes o vecinos, de acuerdo con laelección que llevara a cabo el comer-ciante. En estos lugares esperabansemanas o incluso meses hasta que elbarco pasara a recogerlos, y una vez abordo debían permanecer en las costasafricanas hasta que el cargamento secompletara. En el barco las condicio-nes eran incalificables, elhacinamiento, el hambre, la suciedad,la pestilencia, el calor sofocante, la tor-tura, el dolor y el pánico lo inundabatodo. Como la travesía duraba dosmeses -en el mejor de los casos- la mor-tandad que se producía bajo esascondiciones era inmensa. Sumado aestos tormentos, antes de la llegada, losenfermos o heridos, que corrían el ries-go de no poder venderse, eran lanzadosal mar. Una vez llegados a destino losesclavos solían ser cebados o inclusodrogados para que lucieran saluda-bles, eran sometidos nuevamente a unexamen anatómico pormenorizado yluego, eran comprados por algún plan-tador o minero ávido de explotarlos.

Su calvario comenzaba un nuevo ca-pítulo. En las plantaciones o en lasminas, el hambre, la falta de sueño,las condiciones de trabajo inhuma-nas y los malos tratos, terminaban poragotar el vigor del esclavo, y una vezsin fuerzas, el amo prefería compraruno nuevo que cuidar de su esclavoenfermo. El círculo mortal comenzabade nuevo su curso”.

Durante varios siglos hastala abolición de la esclavitud estasescenas fueron corrientes en buenaparte de África. Como consecuen-cia, las tribus que no podíandefenderse de los esclavistas prefi-rieron emigrar hacia lugares másseguros del interior instalándose allado de otras tribus totalmente des-conocidas. Para muchos erantiempos difíciles en lugaresinhóspitos, poco fértiles para la agri-cultura y en un medio ambientehumano desconocido en el que noencontraban fácilmente protección.Por otra parte, muchos al ver el lu-cro que dejaba la venta de esclavos,se organizaron en “reinos” mejor ar-mados que los otros jefes tribales yse dedicaron a la caza de esclavos.De esa manera se convirtieron endesestabilizadores de la sociedad tra-dicional y crearon enemistades que,en muchos casos, todavía no se hanolvidado. En muchas guerras dehoy reina el mismo esquema de des-estabilización, huida en todas lasdirecciones buscando lugares segu-ros y protección como lo fue en eltiempo de la “caza a los esclavos”.Las consecuencias de sufrimiento,racismo, económicas, políticas, dedisminución de la población y desubdesarrollo se hacen notar hastahoy.

CONSECUENCIAS DELA ESCLAVITUD

EL SUFRIMIENTOEl sufrimiento de África,

sobre todo durante los siglos de laesclavitud, no es posible describir-lo, pero seguro que debió ser

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INTRODUCCIÓN

Al hablar hoy de África,tenemos que hacerlo refiriéndonos,también, a los “Encuentros ydesencuentros” entre Occidente yel mundo Árabe por una parte yÁfrica por otra. Salvo en una oca-sión (Cuando los Nubios seconvirtieron en Faraones de Egip-to) el resultado de esos “encuentros– desencuentros” fue siempre des-favorable a los intereses africanos.Esos “encuentros-desencuentros”pueden se defi-nidos como de“esclavitud” en-tre los siglos XVy XIX; de Colo-nialismo entre elsiglo XIX y XX;Intervencionismo,desde las inde-pendencias, y deGlobalizaciónen la actualidad.Entre el siglo XVy XIX, el “en-cuentro –desencuentroentre Occidente– Mundo Árabey África se jugó con la esclavitud.Todos los demás “encuentros –desencuentros” sufren de las con-secuencias de la esclavitud. Elmodelo se repite continuamente.Podemos observar los mismos sín-tomas de dependencia, exclusión,racismo, miedo, inseguridad, vio-lencia, pobreza y subdesarrollo,abuso de poder, colaboración conlos “comerciantes extranjeros”, ven-ta de “esclavos conciudadanos”,venta de materias primas del país,enfrentamientos entre grupos lo-cales muchas veces “comandados

y teledirigidos” por conexionesexternas, etc. Por eso al hablar deconsecuencias de la esclavitud pa-rece que incluso la manera comose impone la globalización en Áfri-ca, la emigración africana actual(que es voluntaria), las enferme-dades, etc. parecen calcados en elmodelo de las migraciones forza-das de la esclavitud o en el tipo derelaciones de aquella época. B.Burgos escribe:

“Para la mayoría de los in-telectuales africanos y para muchos

observadores no africanos, la tratade esclavos y la colonización son lascausas principales (únicas – diríanalgunos) de la decadencia que hadesembocado en la actual crisis. Esimposible precisar los males causadosa las instituciones africanas y alpueblo en su nivel más personal: suautoestima, su mente, la calidad desus relaciones con los otros seres hu-manos”.1 Aquellas experiencias seconservan hasta hoy como lo mues-tra un estudio publicado por laUNESCO en 2004: “Los pueblosde Nigeria, Ghana y Benin sufrie-

ron la experiencia de los aconteci-mientos de la “esclavitud y el comerciotrasatlántico de esclavos” en los tiem-pos que fue común en esas áreas. Esasexperiencias fueron incorporadas enlos repertorios culturales del pueblo ypasaron de generación en generaciónpor medio de la tradición oral quejuega un papel importante en lavida de los pueblos en esas áreas através de historias, folclore, prover-bios, cantos, poesías, dramas, dichossapienciales, alabanzas, bajorrelie-ves, etc.”2

Esto noquiere decirque todo loque sucede enÁfrica hoy seaconsecuenciade la esclavi-tud. Sobre todohay que teneren cuenta queÁfrica hoy quie-re deshacersede la ideologíadel pasado paracrear algo nue-vo que noimpide que se

acepte la verdad de lo que sucedióen el pasado.

En esta introducción que-ría pedir prestadas las palabras dela escritora mozambiqueñaNoemía de Sousa en “Sangre Ne-gra”:

“Si quieres conocerme, es-tudia con ojos bien abiertos, esepedazo de madera negra

Que un desconocido her-mano “makonde” de manosinspiradas

Talló y trabajó en tierras

ALGUNAS CONSECUENCIAS DE LAESCLAVITUD EN ÁFRICA

Odilo Cougil GilOdilo Cougil GilOdilo Cougil GilOdilo Cougil GilOdilo Cougil Gil

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terior alrededor del cual se des-pliegan los cuerpos de losedificios.

Constan de dos niveles,el de los dueños, en la planta su-perior con sus altos techos, y elde los esclavos, depositados enceldas de la planta baja rodeadaspor las dos galerías de vigilanciaen las que están los guardianes.Frente al mar, el muro, horada-do de estrechas troneras, sirve demuralla a una puerta que se abrea los navíos en 1816 para el em-barque de los esclavos.

LA CASA DE LOS ES-CLAVOS

La actual casa de los es-clavos data de 1776, construidapor los holandeses. Es la últimaesclavería datada en Gorée, pueslas primeras se remontan a 1536.

El efectivo variaba entre150 y 200 seres humanos (hom-bres, mujeres y, niños) separadosen celdas, sentados con la espal-da contra el muro y con unoscollares de hierro sujetándoles elcuello y los brazos. Se les libera-ba una sola vez al día, a fin depermitirles satisfacer sus necesi-dades.

Generalmente, los escla-vos vivían en un estado dehigiene tan execrable que la pri-mera epidemia de peste que asolóla isla en 1779 partió de este san-tuario.

Muchas veces encerrabanen esta casa a toda una familia,padre, madre e hijos, pero sepa-rados. La sal ida hacia lasAméricas dependía de los com-pradores, yendo, por ejemplo, elpadre hacia Louisiana (EEUU),la madre hacia Brasil o Cuba, loshijos a Haití o las Antillas. Par-tían de Gorée con números deregistro y no con sus nombresafricanos. Una vez llegados a lasplantaciones, se les daba el nom-bre de sus dueños blancos.

Ejemplos:- Negros de EEUU: in-

glés- Negros de Brasil: por-

tugués- Negros de Cuba: espa-

ñol- Negros de Haití o de las

Antillas francesas: nombre o ape-llido francés.

El precio de un hombredependía de su peso y de sumusculatura. El peso mínimo erade 60 kgs. Se les cebaba como apatos con el fin de alcanzar elpeso exigido en el momento dela venta. El precio de un niñodependía de su dentadura y elde una mujer de sus senos. A unajoven no se la consideraba vir-gen una vez que sus senos sedebilitaban (antigua costumbreafricana que en esa época losnegreros habían adoptado paravender mejor sus mercancías hu-manas). Pero muchas veces lasjóvenes esclavas tenían relacio-nes con los negreros: cuando seconstataba su estado de emba-razo, se las ponía en libertad enla isla o en San Luis (Senegal).

Bajo las escaleras, en for-ma de herradura, se encontrabanunas mazmorras reservadas paralos recalcitrantes. Había tambiénuna habitación de pesaje, ya queel valor de un hombre dependíade su peso y de su musculatura.Los hombres, una vez pesados,eran encaminados entre las dosescaleras en forma de herradurahacia el patio donde se les pal-paba como a ganado a fin depermitir al comprador y al mar-chante europeo, acodados en elbalcón, juzgar el valor muscularde cada uno.

Cada raza africana teníasu coste y su especialización,como una especie bovina o ca-ballar. La raza más cotizada erala “Yoruba”, tipo del oeste deNigeria y del este de Benin (“ex-

Dahomey”). Los “Yoruba” esta-ban considerados comoelementos para la reproduccióny se les llamaba esclavos “machos”o “sementales”.

Yendo a lo largo del pasi-llo que da al mar, tenemos elpuerto del “Viaje sin retorno”,donde un pequeño muelle enrônier (madera de palmera) ser-vía para el embarque de losesclavos. Frente al mar, había dosgalerías de vigilancia donde es-taban los guardianes, esclavoslibertos con el arma en lamano, ya que en cada embar-que de e s c l avos a lgunosprocuraban evadirse a nado.Estos pobres no podían ir le-jos, pues eran abatidos por losguardianes o devorados por lostiburones (se lanzaban al mara los enfermos y agonizantes,lo que atraía a los tiburones).

Desde este puerto, paraun viaje sin retorno, salíannuestros mártires ancestros,con los ojos fijos en el infinitodel sufrimiento. Estos hom-bres, estas mujeres y estosniños atravesaban física y mo-ra lmente lo s mundos ,abandonando aquel en el queestaban y llegando a aquel enel que formarían con el tiem-po parte de un pueblo porvenir: el afro-americano.

La esclavitud duró tres si-glos en Gorée: desde 1536,primeras esclaverías portuguesas,a 1848, fecha de su abolición porFrancia. Tres siglos durante los cua-les de 15 a 20 millones de negrosprocedentes de toda África del Oeste,partieron de Gorée hacia las Améri-cas; 6 millones de ellos murieron acausa de las privaciones o del mal-trato.

Era una de las mejores ra-zas que partían de África, puesestaban seleccionadas. ¿No son losnegros americanos los mejores at-letas del mundo?

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cir que, en 1767, Cathy Louette,la Signare del capitán francésAusense era la mujer más afortu-nada de la isla, con 25 cautivos y43 cautivas.

En 1910, Gorée poseía 15casas de piedra. De esta época datala bella mansión con arcadas edi-ficada en la gran plaza por unnegociante bordelés llamadoLafite. Allí residieron un tiempoel caballero de Boufflers y el maes-tro de ceremonias d’Aigremont; asícomo, el gobernador Aschmaltz ysu hija, superviviente del naufra-gio de “La Méduse”. Elcomerciante Jaubert, que lanzó almercado europeo el aceite de ca-cahuete, fue su propietario en

1816. Más tarde, ampliada con laresidencia vecina, esta casa llegaráa ser, de 1913 a 1937, la EscuelaNormal del África OccidentalFrancesa, conocida bajo el nom-bre de Escuela William Ponty, dedonde saldrán la mayor parte delos altos funcionarios del África delOeste.

Gorée ofrece un paisajeque se constituyó fundamental-mente en los siglos XV y XVI. Esel único conjunto colonial ínte-gramente conservado de la CostaOeste africana. Se caracteriza porsu homogeneidad y su perfectaintegración en el paisaje natural.La edificación, al confundirse conla isla rocosa, produjo un nuevo

arte arquitectónico, síntesis de téc-nica de materiales de Europa y deÁfrica. Después del gran incen-dio de 1763 las frágiles casas depaja cedieron su lugar a edifica-ciones más consistentes. Fue unperíodo eufórico para los ricos pro-pietarios de la isla, a quienes sereconocía la libertad de comercio,momento crucial en que el paisajede la isla toma su aspecto definiti-vo.

Pero el verdadero símbolode Gorée son sus lugares de cauti-verio de los que la casa de losesclavos resume sus características.Edificados sobre la playa areno-sa, presentan un amplio porcheabierto que introduce al patio in-

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Los productos exóticos deÁfrica y de las Indias pusieron enmarcha un comercio triangularEuropa-África-América. Gorée lle-gó a ser entonces un importantelugar de tránsito bajo el control dela Compañía Holandesa de las In-dias, que dominaba los mares ydetentaba el monopolio de las es-pecias. En 1633, en nombre delrey de Inglaterra, el capitán inglésHelmes se apoderó de la isla yAlbercomby se convirtió en sugobernador.

En 1664, los holandeses,dirigidos por el Almirante Reyter,retomaban Gorée bajo el mandodel gobernador Collarins. El tra-tado de Breda, en 1667, puso fina la preponderancia marítima ho-landesa.

Es entonces cuandoColbert ordenó al Vicealmiranted‘Estrés apoderarse de Gorée acuenta del rey de Francia. Los fuer-tes holandeses de Orange y de

Nassau fueron demolidos y losfranceses construyeron en su lu-gar los fuertes Saint-François ySaint-Michel en el corazón de laisla para asegurar su defensa. Losesclavos negros fueron cada vezmás numerosos.

Pero sólo fue en 1678, conel tratado de Niegues, cuando con-firma la ocupación de Gorée porFrancia, (aunque Inglaterra ocu-pó Gorée en 1693 durantealgunos meses).

Numerosos barcos de grantonelaje (bizantinos, fragatas, na-víos) comenzaron a fondear en laensenada de Gorée, procedentesde Dieppe, el Havre, Rouen,Nantes, la Rochelle e incluso deOriente. Así, bajo el impulso deDucasse, el comercio de esclavosiba a alcanzar, hacia 1687, un de-sarrollo excepcional. Se hicierontransacciones basadas en el true-que, siendo la unidad de monedala barra de hierro o un surtido va-

riado de fusiles, tejidos, barriles depólvora, aguardiente, etc.

A principios de la segundamitad del siglo XVIII, la poblaciónindígena libre que vivía en la islaera de 106 habitantes. Los 2/3 eranmulatos procedentes de relacionesmixtas entre soldados y esclavas.Evidentemente, el clima de sadis-mo asociado a la trata tenía queengendrar fácilmente la violenciasexual. Para mantener en su pues-to al personal al que el reglamentoprohibía toda relación con lasmujeres indígenas, los directorespidieron el envío de mujeres euro-peas o, al menos, la autorizaciónpara que pudieran casarse legíti-mamente con las mujeres del país.La dirección de la Compañía delas Indias no aceptó jamás estosmatrimonios.

Es preciso, sin embargo,constatar el nacimiento en Goréede un elemento mulato, a menu-do dinámico, que acabará por jugar(en especial la raza mulata llamada“Signares”) un papel importanteen la isla. Anne Pepin, CathyLouette y Victoria d’Albs fueron,por ejemplo, famosas Signares.

Estas Signares llegaron aser a menudo un objetivo codicia-do por los blancos recién llegadosespecialmente aquellas cuyo padreera un personaje importante de laCompañía. En esta época de cada13 propietarios de la isla 9 eranmulatos. En efecto, los mulatosiban a hacer fortuna al continenteo incluso a Francia, mientras quelas mujeres mulatas permanecíanen la isla, comerciando con sus es-clavas. Así, las uniones más o menospasajeras, llamadas “matrimonios ala moda del país” no tardaron enmultiplicarse y adquirir inclusocierta legitimidad. Los niños here-daban los bienes acumulados porsus padres durante su estancia. Enaquella época, la riqueza de unafamilia dependía del número deesclavos que poseía. Podemos de-

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tadas por todos. Por lo demás, lahistoria de la población de Goréesigue siendo un misterio.

En la época de su descu-brimiento, los primerosportugueses afirmaban que BERera una isla desierta donde se en-contraban algunas cabras salvajesy las trazas de una ocupaciónneolítica. Antes de la llegada de losblancos, es probable que se efec-tuaran intercambios marítimosentre la isla y el continente a favorde la creación del Imperio deDjoloff en el siglo VII, que dio ori-gen al pueblo wolof del Senegalactual.

Nuestra historia oral y tra-dicional cuenta que esta poblaciónse formó por la fusión de varios gru-pos étnicos convertidos al Islamdesde el siglo XI, y que los Wolofseran un pueblo de campesinos, deartesanos y también de pescadores.Podríamos suponer que este nuevoimperio ofreciera la posibilidad deuna vida mejor y provocase a su vezla inmigración de los habitantes deBer hacia las costas del continente.Esto explicaría la desertización de laisla y explicará más tarde la comprade la isla por los holandeses.

Llegado el siglo XV, a espal-das del Océano Atlántico,despertaba la Europa del Renaci-miento. Los europeos salían de lanoche de la Edad Media: acababande conquistar las Indias legendarias,inventaron la brújula y pusieron apunto el timón de Etambot, comen-zando entonces la gran aventura delas conquistas y los descubrimien-tos.

A principios del siglo XV, elpríncipe portugués Enrique el Na-vegante lanzó sus navíos a lo largode las costas de África, en busca denuevas rutas hacia las Indias. Losnavíos, las carabelas, y bien prontolos negreros, surcaban los océanos.

Así fue como, en 1444,bajo el mando de Denis Dias, lascarabelas portuguesas descubrieron,

a la altura de las costas de Cabo Ver-de, la isla de Ber, que bautizaroncomo Isla de Palma. No encontra-ron allí más que algunas cabrassalvajes y restos de una ocupaciónneolítica.

Con el transcurso de losaños, Palma vio pasar a célebres na-vegantes: Fernando Po, BartoloméDíaz, Vasco de Gama, quienes des-cubrían poco a poco la ruta de lasIndias. Con el descubrimiento de laCosta del Oro, los obreros portu-gueses, edificaron, en la actualGhana, el fuerte minero llamadoElmina. En el curso de la primeraescalada a Palma, en 1482, constru-yeron el primer monumento de laisla, una pequeña iglesia de piedra(actual puesto de policía).

Diez años más tarde, en1492, Cristóbal Colón descubreAmérica. Llegado el siglo XVI, en1580, España, atraída por el oro deAmérica, se anexiona Portugal, paracontrolar las rutas marítimas. En estaépoca, los Países Bajos se habían li-berado de la tutela española.Sucedieron a Portugal en África y,sobre la ruta de las Indias, ocupa-ron, desde 1588, la Isla de Palma.

Su bella ensenada valió en-tonces a la isla su nombre de Gorée,procedente de la denominación ho-landesa “Goede Reede”, quesignifica buena ensenada. Pero la

compra de la isla y la trata de losnegros llegaron con el siglo XVII.

En 1617, a cambio de al-gunas barras de hierro, losholandeses compraron la isla a dossupuestos propietarios: un pescadorllamado Danga Mafal que hacía se-car allí el pescado de Biram y el jefede Cabo Verde. Los nuevos ocu-pantes construyeron allí dos fuertes:uno sobre la roca Castel, que es elfuerte de Orange; el otro delante dela playa, el fuerte Nassau. En estaépoca, la necesidad frenética demano de obra a bajo precio se hizosentir en las inmensas tierras vírge-nes de América. Los negros de Áfricaestaban considerados comoespecimenes robustos y resistentes.Las corrientes y los vientos del Océa-

no Atlántico favorecían el viaje Eu-ropa – África - América. Ahícomienza la trata de negros haciaAmérica. Gorée va a vivir sobre susuelo una de las mayores tragediasde la historia.

LA GORÉE HISTÓRI-CA: VIDA DE LA POBLACIÓNBAJO LA TRATA

A principios del siglo XVIIse crearon las grandes compañías co-merciales holandesas, inglesas yfrancesas que, protegidas por sus go-biernos, reagrupaban armadores,comerciantes y banqueros.

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LAS CONSECUEN-CIAS POLÍTICAS

Las consecuencias políticasno son menos importantes que lasconsecuencias económicas o demo-gráficas. La trata cambió de arribaabajo las estructuras políticas dealgunos Estados e incitó a ciertascolectividades a reorganizar sus es-tructuras políticas a fin de sercapaces de hacer frente a la situa-ción.

Pero la trata hizo sufrir a lasociedad africana profundos tras-tornos. Las normas y valoresmorales tradicionales erancotidianamente escarnecidos y lasguerras habían terminado por en-durecer a los hombres. Labúsqueda de algunos esclavos setransformó en una verdadera cazadel hombre. Los más fuertes ven-dían a los débiles. Lascolectividades familiares o tribalestransmitían a las jóvenes genera-ciones el odio implacable para conel vecino.

Sin embargo, haciendo to-tal abstracción de los factores quedominaron la evolución de la so-ciedad africana, algunos europeos,muy felices con poner a cuenta de

los negros las torpezas inherentes ala trata, se apresuraron a pronun-ciar condenas sin contar con losafricanos al hablar de su barbarie yde la vergüenza que inspiraban sussociedades esclavistas.

Algunos historiadores lle-varon el cinismo hasta a afirmarque los negros transplantados alnuevo mundo vivían allí en condi-ciones mejores que las de suscongéneres que permanecían enÁfrica.

No nos parece útil abrir unapolémica con aquellos escritores que,exclusivamente movidos por la vo-luntad de disculpar a Europa,consideraron como un puerto de pazla dramática existencia de los escla-vos en las plantaciones.

La esclavitud, como dijimosmás arriba, existía bastante antes dela llegada de los europeos, pero noera un absoluto comparable a la quehabía en América. Soy, sin embar-go, del parecer de que, si sucondición no era penosa, la institu-ción servil no era, en su caso, menoscondenable. No se puede humani-zar la esclavitud desde el momentoen que priva a los seres humanos delibertad.

GOREE: ANTES DESU DESCUBRIMIENTO

Los relatos de la antigüe-dad sobre el descubrimiento deGorée y los de los marinos del si-glo XVI no presentan garantíashistóricas suficientes. Son las cara-belas portuguesas las quedescubren la Isla en el siglo XV.Pero hoy nos preguntamos qué fueGorée antes de su descubrimientopor los navegantes europeos. Sa-bemos que, en su origen, la Isla sellamaba simplemente BER, y quelos primeros poseedores no seaventuraban a algunos metros dela orilla más que con el fin de pro-curarse lo necesario para susubsistencia.

Sus habitantes sehacinaban en chozas de paja rudi-mentarias cuyas estructuraspermitían recoger el agua de lluviay vivían en una insalubridad com-pleta, sin tener ninguna relacióncon la gran tierra africana. Los ni-ños allí nacían y los muertos allíeran enterrados. Mujeres y hom-bres cultivaban una parcela detierra y el tejido social estaba he-cho de solidaridad comunitariareglada por las costumbres respe-

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la trata con los reyes indígenas.Varios puestos de trata jalonabanlas costas del Senegal. En 1677,Gorée fue tomada a los holande-ses. A primera vista, esta isla pareceno poseer ninguna riqueza o atrac-tivo especial, sin embargopresentaba una situación privile-giada sobre la costa occidental deÁfrica: cubierta por la costa avan-zada de la Península de Cabo Verdey encontrándose a una legua deDakar, en tierra firme, Gorée ofre-cía un fondeo excelente para losgrandes navíos.

Además, Gorée se encon-traba próxima a ciertos reinosdonde las compañías tenían facto-rías. Por Rufisque, a veintekilómetros, comerciaba con elCayor. Pero la causa profunda delfracaso de las compañías francesasresidía en el hecho de que la re-gión senegalesa no proporcionababastantes esclavos en comparacióncon las otras zonas.

La técnica utilizada por losportugueses para adquirir esclavosen sus primeros contactos con Áfri-ca era el “Filhament”. Se atacabapor sorpresa a las ciudades, cuyoshabitantes eran conducidos a Por-tugal.

Con el rápido aumento dela demanda, era urgente poner enpie un sistema de adquisición másracional que el rapto. Las genteshabían aprendido, a desconfiar delos navíos; y en cuanto los veíanaparecer, se escondían. Los portu-gueses establecieron relacionescomerciales normales, sobre la basedel intercambio de productos yutilizaron como intérpretes a losprimeros cautivos indígenas intro-ducidos en Portugal. Estos esclavosles proporcionaban preciosos in-formes, tanto sobre las fuentes deloro como sobre las costumbres delos indígenas. Así se estableció en-tre los portugueses y los habitantesdel litoral un tráfico relativamenteregular.

La intromisión de otrasnaciones europeas en el comerciodio lugar a una categoría de indi-viduos que hicieron deintermediarios entre las compañíasy los africanos.

Antes de salir hacia los di-ferentes puestos de trata, seenviaban emisarios para establecercontratos con los comerciantes delinterior y tomar así la dirección delos mercados donde se desarrolla-ban las transacciones. Al acercarsela fecha de salida hacia los puertosdonde debían encontrarse con loseuropeos o sus agentes, los comer-ciantes del interior procedían alagrupamiento de los esclavos quehabían comprado en los diferen-tes mercados de su país.

LOS PRECIOSEn la época de la trata de

negros, los marchantes africanos yatenían sólidas tradiciones comer-ciales. Las transacciones con elmundo mediterráneo o con elOcéano Índico les habían conver-tido en socios sagaces, muy atentosa las más pequeñas variaciones delcoste de los productos. En todoslos casos, no se trataba de dineroen moneda.

Los productos africanos seintercambiaban con artículos deimportación. Los mismos sistemassiguieron con las tratas. Los escla-vos, mercancías humanas, seintercambiaban simplemente conproductos de la trata aportados porlos negreros. Durante los primeroscontactos con los africanos, los eu-ropeos introducían sobre todo elhierro. Sin duda, los negros dispo-nían de altos hornos con los quepodían hacer la fundición de losminerales de hierro locales.

La barra de hierro llegó aser rápidamente la moneda con laque se compraba a los esclavos. Lacalidad de la barra propuesta de-pendía de la edad y condiciónfísica de los esclavos. Según fuesen

grandes o pequeños, jóvenes o vie-jos, impedidos o con buena salud,los precios seguían curvas variables.

El modelo de esclavo queservía de criterio para la fijación delos precios era la “pieza de India”.Se trataba de un negro de 15 a 20años de edad, vigoroso, bien cons-tituido y sin ningún defecto.Además, los europeos inundaronel mercado africano de variadosproductos, desde textiles a armasde fuego, pasando por cuchillos,sables, utensilios de cocina y be-bidas alcohólicas. Estos artículostenían una gran importanciapara los africanos pues, de otromodo, no los habrían aceptado.

Algunos de ellos se reve-laron finalmente desastrosospara la salud de las gentes. Losproductos alcohólicos minarona quienes los utilizaban sin mo-deración. Las armas de fuegofacilitaron la destrucción a gran es-cala de personas y de bienes aunquefavorecían la constitución de Esta-dos fuertes.

En la actualidad no es posi-ble convertir en moneda de hoy elvalor de las mercancías introduci-das en África.

Los precios que pagaban losmercaderes europeos para procurarselas mercancías diferían profunda-mente del valor que ellos señalabanal hacer las propuestas a los comer-ciantes africanos. A fines del sigloXVII, los europeos llegaron a en-tenderse para hacer del precio deventa en África el doble del de com-pra. Debían, en efecto, hacer frentea los gastos exigidos por los seguros,el armamento de los barcos y las pér-didas.

Pero, lanzando una miradaretrospectiva al largo período de lahistoria africana, no podemos dejarde decir que es, en definitiva, conestos cambalaches como Europa pri-vó a África de sus elementos másrobustos en beneficio del nuevomundo.

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LA ESCLALA ESCLALA ESCLALA ESCLALA ESCLAVITUDVITUDVITUDVITUDVITUD, SUS ORÍGENES, SUS ORÍGENES, SUS ORÍGENES, SUS ORÍGENES, SUS ORÍGENESY REPERCUSIONES EN ÁFRICAY REPERCUSIONES EN ÁFRICAY REPERCUSIONES EN ÁFRICAY REPERCUSIONES EN ÁFRICAY REPERCUSIONES EN ÁFRICA

La trata de negros ha sido,en África, una actividad muy an-tigua. Los europeos la explotaronimpulsando a los africanos a bus-car en ella el más claro de susrecursos.

Antes de la intervenciónextranjera, la trata de los cautivosse practicaba sin ninguna duda enel continente pero a escala muyreducida. Tenía sobretodo por objeto reintegrarsocialmente a individuosque habían perdido susfamilias a consecuencia deguerras u otras calamida-des.

Esencialmente, laorganización de la familiaafricana excluye el aisla-miento y elindividualismo. El idealde los africanos es la exis-tencia comunitariafundamentada en pode-rosas relaciones familiares.Los esclavos abandonabansu patronímico para adoptarel de su dueño. Esta integra-ción no representaba ningúnpeligro para el grupo comprador.

Lo que provocó el aumen-to bastante sensible del volumende la trata, hasta entonces muy lo-calizado, fue la expansióncontinua de la demanda resultan-te de la intromisión extranjera enlos asuntos del continente.

Desde la época medieval,las ventajas materiales que ofrecíael comercio de esclavos les incita-ron a multiplicar las incursionescontra sus vecinos, a fin de procu-rarse de qué servirse comointercambio contra los productosmediterráneos o asiáticos.

Durante siglos, los esclavosfueron dirigidos principalmente

hacia África del Norte. Al oeste deÁfrica, interesando sobre todo elMagreb, tuvo lugar un tráfico re-lativamente intenso. Su apogeoparece situarse en el siglo XV. Des-de la región del Chad, en el paísde Haoussa, partía igualmente unared central: estos esclavos estabandestinados a la Tripolitania y aEgipto. Se encaminaban por las ru-

tas utilizadas por las caravanastransaharianas.

Paralelamente a este tráfi-co hacia el Norte del Continente,a partir de la Edad Media, el co-mercio de esclavos se desarrollatambién en otros sectores, princi-palmente en África Oriental, haciael Medio Oriente, Océano Índicoy Asia.

A partir del siglo XVI, conla llegada de los europeos, el tráfi-

co ya no se dirige hacia el ÁfricaOccidental sino hacia las Indiasoccidentales y América.

La antigüedad de este trá-fico en África del Este esindiscutible. Se sabe que, por labúsqueda de mano de obra servil,se desarrollaron allí movimientosde población de gran amplitud.

EL COMERCIOA partir del siglo

XVII, la mayor parte del co-mercio exterior de Europase hacía con navíos holan-deses. Quienes desearanobtener productos africa-nos, asiáticos o americanosdebían dirigirse a ellos. Estasituación tuvo graves reper-cusiones en África. Lasplantaciones americanas sevalorizaban gracias a lamano de obra negra. Des-pués de la posesión de lascolonias en América, había

que ir a África en busca deesclavos.

Contrariamente a lo quepasaba en el nuevo mundo, no setrataba de conquistar tierras paraformar colonias agrícolas oasentamientos. Lo que les intere-saba era la creación de factorías paraapoyar las operaciones de la trata.Por este motivo la costa de Áfricadel Oeste quedó libre de toda po-sesión europea. Los indígenas eranindependientes pero esta costa erafrecuentada por ingleses, france-ses, holandeses, daneses,portugueses, suecos, todos elloscomprometidos en la industria dela trata de negros.

En 1602, las ProvinciasUnidas fundaron la CompañíaGeneral de las Indias Occidentales;ésta tenía el derecho de organizar

Boubacar Joseph NdiayeBoubacar Joseph NdiayeBoubacar Joseph NdiayeBoubacar Joseph NdiayeBoubacar Joseph Ndiaye

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[Umoya, que en swahili significa unión, camino yesfuerzo compartido es el boletín informativo de la Federaciónde Comités de Solidaridad con África Negra. Nuestro objetivoes acercar a nuestra sociedad las necesidades, anhelos y exigen-cias de los pueblos empobrecidos en el África Subsahariana.Tratamos de combatir, en lo posible, el olvido y la desatenciónde los medios de comunicación tradicionales.]

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de Solidaridadcon África Negra

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ÁFRICAROMPIENDO CADENAS

MONOGRÁFICO Nº18 DE LOS COMITÉS DE SOLIDARIDAD CON ÁFRICA NEGRA

Nos hemos acostumbrado a oir hablar de los negros que fueron enviados a Américacomo esclavos. Infinidad de películas y libros nos lo han mostrado. Conocemos lalucha por la libertad de los negros en Estados Unidos pero tal vez no sabemos lasconsecuencias que tuvo para el continente africano la deportación de millones de sushabitantes hacia otras tierras para trabajar como esclavos.Este monográfico, redactado por dos autores distintos, nos hablan de ello.Uno, Boubacar Joseph Ndiaye, Boubacar Joseph Ndiaye, Boubacar Joseph Ndiaye, Boubacar Joseph Ndiaye, Boubacar Joseph Ndiaye, senegalés y Guardián de la Casa de los Esclavos dela Isla de Gorée, , , , , nos describe los orígenes de la trata de esclavos.El segundo, Odilo Cougil GilOdilo Cougil GilOdilo Cougil GilOdilo Cougil GilOdilo Cougil Gil, Misionero de África (Padres Blancos), nos habla de lasconsecuencias que esos siglos de trata de esclavos han tenido y tienen todavía hoy parael África Negra y sus habitantes y su lucha por liberarse de estas cadenas