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E [positivismo racionalista consti-tuye una valiosa herencia del lla-mado «Siglo de las Luces». Se

trata de una manera de pensar que ha proporcionado a Europa grandes avances tecnológicos. Pero ni en eco-nomía existen comidas regaladas (siempre paga alguien al final), ni en la Historia del Pensamiento, aportacio-nes gratuitas: el positivismo constituye un «corpus» de creencias que nos nie-ga la comprensión, e incluso la simple aceptación de fenómenos ciertos, pe-ro imposibles de reproduciren las con-diciones de un laboratorio científico.

En consecuencia, estamos acos-tumbrados desde hace dos siglos, a etiquetar con la palabra «superstición» todo aquello que el positivismo ha sido incapaz de asimilar. Dentro de ese eti-quetado cajón de sastre, caben, en efecto, muchas supersticiones, aun-que por desgracia, también hechos que de ninguna manera pueden con-siderarse como el producto de menta-lidades simples y aterrorizadas. La fan-tasmo génesis es uno de estos hechos.

En la primera centuria de nuestra Era, un célebre abogado y político ate-niense, Plinio el Joven, contaba que en su ciudad había una casa grande con la triste reputación de estar «mal habitada». A media noche se oían rui-dos semejantes a los que produce una cadena arrastrándose. El ruido iba acercándose y finalmente aparecía un «fantasma»: la figura de un viejo mise-rable, descarnado, barbudo, con los cabellos erizados, que agitaba las ca-denas que pendían de sus muñecas y tobillos.

Continuando con la narración de Plinio, los desgraciados habitantes de esta casa estaban tan angustiados que

no podían dormir por la noche. El mie-do fue más fuerte que cualquier otra consideración y al cabo de un tiempo, la casa quedó abandonada, a pesar de lo cual, y comprensiblemente, el pro-pietario insistía en alquilada o venderla. Fue entonces cuando el filósofo Athe-nodoro llegó a Atenas buscando un lugar donde vivir. El precio extraordina-riamente bajo que pedían por la vivien-da le desconcertó; pero después de haber conocido toda la historia no sólo no se asustó, sino que se decidió a al-quilarla.

EL PRIMER «CAZAFANTASMAS»

Llegados a este punto, entramos ya de lleno en la secuencia terrorífica, pro-pia de una película del género. La pri-mera noche, ya la luz de unavela, Athe-nodoro se puso a escribir. Las primeras horas transcurrieron sin incidentes, pero después, comenzó a oír un arras-trar de cadenas. El filósofo fingió esta absorto en su trabajo y no prestar aten-ción, pero el ruido se acercó hasta de-trás de la puerta de su cuarto, hasta que terminó sintiéndolo en la misma pieza en la que se encontraba. Haciendo ga-la de sangre de reptil, Athenodoro le-vantó la cabeza y reconoció al «fantas-ma» que le habían descrito: estaba de-lante de él y parecía hacerle un peque-ño signo con la mano.

Cualquiera de nosotros hubiera echado a correr en ese momento. Pero Athenodoro parecía estar en posesión de ciertos conocimientos reservados que incrementaban su autoconfianza en semejantes circunstancias, de mo-do que a su vez, le hizo otro gesto al «fantasma», como indicándole que no le molestara, y continuó escribiendo. La aparición volvió a agitar sus cade-nas de manera más ruidosa indicán-dole con gestos que le siguiese. Athe-nodoro así lo hizo, hasta que en un de-terminado punto del atrio, la figura se desvaneció por completo. El filósofo señaló ese lugar con un poco de hier-ba y al día siguiente solicitó a las autori-dades que excavasen en ese mismo sitio. Al hacerlo, se descubrieron bajo tierra unos huesos humanos atados con cadenas.

MAS ALLA DE LA ALUCINACION

Este es el primer relato serio de fan-tasmas del que tenemos constancia escrita. Serio, porque Plinio no está ha-ciendo literatura de terror, sino actuan-do como notario de unos hechos que le han sido transmitidos como verda-deros. Y porque en su crónica se esta-blece, asimismo, uno de los procedi-mientos más profusamente utilizados en la Historia de la Humanidad para

E filósofo Athenodoro fingió estar absorto en su trabajo y no prestar atención. Cuando levantó la cabeza, reconoció al «fantasma» que le habían descrito: estaba delante de él y parecía hacerle un pequeño signo con la mano.

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Arriba, Plinio el Joven, quien en el siglo I nos hablaba de las casas «mal habitadas». A la

izquierda, el Palacio de Linares, que parece estar igualmente

«habitado» por fantasmas (centro). A la derecha, la Casa

de las Siete Chimeneas, de Madrid, otro de los lugares

supuestamente «encantados».

brarse de ciertos espectros en casas infestadas. Pero ni la historia de Plinio ni los cuentos de fantasmas que se escri-bieron a continuación, nos aclaran qué son en realidad esas sombras semo-vientes, ni cuál es la función que cum-plen en la Naturaleza.

Nadie ha sabido responder, hasta ahora, a la cuestión fundamental de si los fantasmas obedecen a una reali-dad física o si son por el contrario, el re-sultado de misteriosas proyecciones mentales. De ahí, el carácter ambiguo y escurridizo de un tema cuyas connota-ciones dramáticas pueden llegar a constituir un verdadero trauma en aquellas personas que han sufrido la experiencia de verlos, y cuyo número es mucho más elevado de lo que ge-neralmente se tiende a suponer.

La explicación más simplista que se concede a quien asegura haber visto a un fantasma, es que ha sufrido una «alucinación», o que no está bien de la cabeza. En efecto, las alucinaciones vi-suales experimentadas por algunos psicóticos alcanzan a veces un veris-mo impresionante. El enfermo puede ver la imagen de su padre muerto, por ejempio, con unos rasgos en cuanto a volumen, color y dinamismo que en nada se diferencian a los de una ima-gen física real. También en fases agu-das de alcoholismo, el enfermo sufre visiones «reales» horribles. Pero, ¿qué decir cuando los perceptores están mentalmente sanos y no han ingerido narcóticos? ¿A qué se debe la estre-mecedora coincidencia de la visión fantasmal con algún suceso simultá-neo —la muerte familiar, por ejemplo—cargado de resonancias emociona-les?

Recurrir a la palabra «superstición» puede exorcizar el tema, pero no lo re-suelve. Suponer que Plini6 y sus ému-los no están contando cuentos chinos, puede tranquilizar a ciertas mentalida-des propensas a practicar la política del avestruz, pero no parece que ese sea el camino más adecuado para avanzar en el conocimiento. Porque lo que nos cuenta Plinio ha sucedido y si-gue sucediendo en nuestros días, en el corazón mismo de nuestra ciudad.

LOS FANTASMAS DE MADRID

La Casa de las Siete Chimeneas de Madrid ubicada en la Plaza del Rey, puede ilustrar este apasionante tema. Edificada en 1570, se hizofamosa el 23 de marzo de 1786, jornada en que se desarrolló el famoso motín en contra del edicto promulgado por el marqués de Esquilache, que residía en la man-sión.

Sus moradores y sirvientes actuales aseguran haber visto en múltiples oca-siones a una trasparente dama vestida de blanco que recorría majestuosa-mente sus salones y terminaba arrodi-llándose, muy recogida en sí misma, con el rostro siempre vuelto hacia Oriente. La historia se asocia a la pri-mera propietaria del palacio, que mu-rió en circunstacias singulares tras el fallecimiento de su esposo, el capitán Zapata. Lo inquietante del caso es que cuando el Banco de Castilla adquirió la propiedad del inmueble, y se proce-dieron a realizar las obras de afianza-miento de los cimientos, se encontra-ron los restos óseos de una mujer junto a monedas de Felipe II.

El Palacio de Linares, futura sede de la Casa de América, parece estar igual-mente «habitado», pese a que sus puertas han permanecido cerradas durante el último cuarto de siglo. Algo contarían al respecto, si un elemental sentido de la discreción no sellara sus bocas, quienes rodaron dentro de sus muros La escopeta nacional a las ór-denes de Berlanga.

Nadie ha sabido responder hasta ahora a la cuestión fundamental de si los fantasmas obedecen a una realidad o si, por el contrario, son el resultado de misteriosas proyecciones mentales.

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ay casos en que la persona afirma haber visto una aparición fantasmal de sí mismo. Este fenómeno recibe el nombre de «bilocación» o «desdoblamiento».

Hasta la creación en 1882 de la So-ciedad para la Investigación Psíquica de Londres (SPR), los científicos no se habían preocupado del estudio de ese fenómeno tan común en todo tipo de culturas, que viene denominándose secularmente «aparición», «espectro», «fantasma», etcétera. En esta Sociedad británica confluyeron un buen número de intelectuales y científicos de la épo-ca, procedentes, en su mayor parte, de la Sociedad Dialéctica de Londres y de la Real Sociedad Británica. La SPR de-cidió llevar a cabo un censo de todos los casos que le fueran remitidos en los que hubiese tenido lugar la visión, en estado de vigilia, de la imagen o fantas-ma de algún amigo, familiar o situación que puediese ser constatada por al-gún medio. El texto de la pregunta era el siguiente: «¿Ha tenido usted alguna vez, cuando creía estar completamen-te despierto, la impresión intensa de ver a un ser viviente o un objeto inani-mado, de sentir su contacto o escu-char alguna voz sin que, hasta donde pudo descubrir, esta impresión se de-biera a ninguna causa física exterior?». A quienes respondieron afirmativa-mente se les remitió otro formulario, pi-diéndoles detalles de sus experien-cias. En total se recibieron 5.705 res-puestas, de las cuales fueron seleccio-nadas 688, por su mayor apariencia de fiabilidad. Los resultados demostraron que casi el 10 por 100 de las personas sometidas a la encuesta habían expe-rimentado fenómenos de la especie descrita en la pregunta. El grupo de ca-sos que aparecía con mayor frecuen-cia se relacionaba con apariciones de espectros que anunciaban la muerte de algún amigo o pariente. Sería su-mamente interesante constatar los re-sultados de una encuesta similar que se realizase en nuestros días.

aparición (sus pasos, su respiración, cómo se mueve una puerta o los gol-pes que da contra ella) como si se trata-ra de un ser humano vivo.

— La aparición ha de ponerse en comunicación personal con el recep-tor, ser consciente de él, sonreírle, diri-girle la palabra.

— Después de un rato, cuando su misión parece cumplida, la aparición se desvanece, ya sea repentinamente o poco a poco, aureolada por una es-pecie de niebla.

Se haestablecido incluso unadistin-ción taxativa entre este tipo de apari-ciones y los clásicos fantasmas que aparecen en lugares concretos una y otra vez. Estos no dependen del recep-tor; es decir, se preocupan poco o nada de si son observados o no, y pueden ser vistos por una o por varias perso-nas a la vez. Igualmente, parecen estar en estrecha relación con el lugar don-de se presentan. Han vivido en él mu-cho tiempo o han muerto allí, o les ocu-rrió en aquel lugar una desgracia que influyó decisivamente en sus vidas. Es-tos fantasmas se comportan con me-nos naturalidad que las apariciones. Se mueven automáticamente, como los sonámbulos, repitiendo una y otra vez los mismos gestos, de modo si m lara como se repite una grabación mu-sical.

Si se trata de meras alucinaciones, éstas poseen características muy pe-culiares de carácter físico. En muchos casos de apariciones ha podido cons-tatarse que la presencia del espectro iba acompañada de una corriente de aire frío que, sin embargo, no afectaba

1 AMIll

ASI SE VEN LOS FANTASMAS

Inglaterra, que se toma muy en serio sus tradiciones, no es sólo el país don-de se han verificado un mayor número de apariciones fantasmales, sino don-de el fenómeno ha sido analizado con mayor rigor. En su libro Apariciones, el parapsicólogo británico G. N. M. Tyrell considera como definitorias del hecho las siguientes características:

— La aparición no debe parecer fantástica, sino que ha de representar a un ser humano con toda claridad y en todos sus detalles.

— El receptor ha de poder oír a la

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Los fantasmas parecen estar

en estrecha relación con el lugar donde se presentan. Se suelen mover

automáticamente, como los

sonámbulos, repitiendo los

mismos gestos una y otra vez,

de modo similar a como se repite una grabación

musical.

para nada a las llamas de quinqués y bujías. Este singular descenso de tem-peratura ha sido puesto de manifiesto por muchos investigadores o «caza-dores de fantasmas», como John H. Cutten, otro británico que basa su creencia en la objetividad externa del fenómeno, precisamente en función de las variaciones de esos parámetros físicos. Muchostestigos dicen al referir-se a este tipo de apariciones: «era co-mo si me azotase el rostro una ráfaga de aire helado», o «sentí como si una mano gélida tocase mi mejilla..». Por otra parte, las sensaciones olfativas en el perceptor, que con mucha frecuen-cia suelen acompañar a este tipo de fe-nómenos, son aducidas en numero-sas ocasiones por ciertos parapsicólo-gos para corroborar la hipótesis de que los fantasmas sean reales. Los olores más frecuentes son, por este orden, azufre, madera quemada y moho. En otras ocasiones, el testigo afirma haber olido a «tierra húmeda» mientras se producía la percepción del fantasma.

UNA AMBIGÜEDAD INDESTRUCTIBLE

Sin embargo, cualquier psiquiatra sabe de la existencia de alucinaciones olfativas en perturbados mentales. La ambigüedad esencial del fenómeno parece indestructible. Si nos fijamos en

el tipo de olores reseñados en el párra-fo anterior, es evidente que todos ellos tienen unas connotaciones culturales que los relacionan con la idea que te-nemos de la muerte («tierra húmeda») y con la existencia de un hipotético mundotrasmontano («azufre»). No po-demos olvidar tampoco que las pro-pias creencias, la fe, la educación moral imperante o la misma idea que poseemos de lo que pueda ser un fan-tasma, pueden influir sobre el sujeto perceptor, que interpretaría la imagen espectral, y hasta las palabras escu-chadas, de acuerdo con estas ideas preconcebidas.

Las apariciones religiosas son un ejemplo de lo que decimos. Difícilmen-te encontraremos una niña de religión protestante a la que se aparezca la Vir-gen María. El historiador galo Sulpicio Severo (siglo vi), refiriéndose a las apariciones de divinidades religiosas, relata casos en que Júpiter, Mercurio, Minerva y Venus eran vistos por mu-chos creyentes griegos.

Lo mismo cabe decir de las creen-cias, muy extendidas entre nosotros, de que algunos espíritus de seres ya difuntos vaguen errantes, repitiendo frecuentemente escenas que en su vi-da pasada tuvieron un significado muy emotivo para ellps.Así, se habla de que Ana Bolena, una de las esposas de Enrique VIII, que murió decapitada,

continúa frecuentando el lugar de su prisión (la Torre de Londres). Se dice que su espectro continúa repitiendo la dramática escena vivida antes de ser conducida al patíbulo, yasí, se la puede ver corriendo y gritando también a tra-vés de los aposentos del Palacio de Hampton Court, a orillas del Támesis.

En definitiva, todas las historias que se cuentan, se hallan impregnadas de un clima de terror, de sucesosviolentos y muertes dramáticas que testimo-niarían, según el punto de vista de teó-sofos y espiritistas, una permanencia del «espíritu» del difunto en aquel lugar donde le sucedieron trágicos inciden-tes. Y sobre ese sustrato se suceden las historias de fantasmas, falsas o verda-deras, hasta crear el retrato definitivo que del espectro clásico nos hace Os-car Wilde en El fantasma de Cantervi-lle.

¿EXISTEN MUNDOS PARALELOS?

En la realidad, las cosas parecen su-ceder de otra manera y, por supuesto, no podemos contentarnos con expli-caciones tan simplistas como las que nos proporcionan Allan Kardec y sus seguidores. La parapsicología no re-curre, como hace el esoterismo, a en-tes gaseosos y sobrenaturales. Por el contrario, intenta explicar este tipo de visiones espectrales acudiendo a otra serie de fenómenos paranormales si-milares y suficientemente comproba-dos, como es el caso de la psicometría Esta facultad que parecen poseer al-gunos dotados, consiste en poder revi-vir ciertos acontecimientos del pasado, por el mero contacto o simple visión de objetos que estuvieron relacionados con aquellos sujetos.

uchos defienden la existencia de «mundos paralelos» al nuestro que a veces, y debido a mecanismos incomprensibles, entran de lleno en el campo de nuestra percepción.

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La visión alucinatoria suele acom-pañar a estos fenómenos, característi-ca fácilmente explicable si admitimos que el mundo que conocemos está formado por imágenes. Cuando se nos pide la descripción de un objeto que no vemos, evocamos su imagen mediante la representación mental que nuestro cerebro guarda del mis-mo. Pero en la percepción extrasenso-rial, la información es captada sublimi-nalmente, no teniendo el «yo» concien-cia de lo ocurrido. La historia tiene que desencadenarse para que el «yo» consciente pueda participar de ese ex-laño fenómeno que es la aparición es-pectral. Y debe suceder en la forma en la que está acostumbrado a conocer; es decir, mediante representaciones visuales, auditivas o táctiles: algo suce-de (no sabemos exactamente qué, y ni siquiera si sucede dentro o fuera de nosotros) que cambia radicalmente nuestros modos de percepción habi-tuales. E inmediatamente después in-terpretamos ese fenómeno de acuer-do con nuestros contenidos experien-ciales y culturales.

Tal vez, esta explicación sea insufi-ciente y no baste para interpretar la va-riopinta casuística de las apariciones espectrales. Pero es la única de que disponemos, dado el actual nivel de nuestros conocimientos, proporcio-nándonos una sugerente hipótesis de trabajo, como lo es la de la existencia de mundos paralelos que a veces, y debido a mecanismos incomprensi-

bles, entran de lleno en el campo de nuestra percepción.

Estos mecanismos pueden alcan-zara veces extremos tan estupefacien-tes como los de esos casos en que una persona afirma haber visto una apari-ción fantasmal de sí mismo. Este raro fenómeno es conocido en parapsico-logía como «bilocación» o «desdobla-miento». En algunas ocasiones, otros sujetos diferentes logran también ver la aparición, en cuyo caso el fenómeno trascendería lo meramente subjetivo. Es creencia generalizada que tales apariciones constituyen avisos inequí-vocos de que un acontecimiento de enorme transcendencia para el sujeto está a punto de suceder. El propio Goethe, en Poesía y Verdad, recuerda que siendo un joven de veintidós años tuvo esta terrible experiencia.

Sean o no señales del «más allá», manifestaciones de anormalidad emocional o evidencias de «mundos paralelos», lo cierto es que las aparicio-nes espectrales siguen produciéndo-se en nuestros días, a menudo acom-pañadas de graves perturbaciones de todo tipo. Como las que ocurrieron ha-ce poco más de una década en la Ofi-cina de Turismo de Hong Kong. Por los pasillos aparecían fig u ras fantasmales, mientras los empleados escuchaban gritos, risas, gemidos y ruidos de cuer-pos cayendo al suelo. Algunas em-pleadas afirmaban que manos invisi-

bles tiraban de sus ropas. En la plaza donde se levanta la oficina, los japone-ses ejecutaron a muchas personas du-rante la Segunda Guerra Mundial. De nuevo, el sentido práctico típicamente británico vino a acabar con el proble-ma. Al jefe de la oficina, Brian Wilson, poco le importó saber si las perturba-ciones se debían a seres desencarna-dos o a otras causas, pues terminó so-lucionando el problema contratando los servicios de un grupo de setenta sacerdotes budistas. Por medio de oraciones, derramamiento de cenizas y «agua bendita» consiguieron que las perturbaciones no volvieran a produ-cirse nunca más. Este hecho tuvo lugar durante el mes de Febrero de 1974 y desde entonces reina en aquella ofici-na la tranquilidad más absoluta.

Quizá nunca sepamos qué son exactamente los aparecidos, pero sí sabemos la manera de hacerlos desa-parecer.

José LEON CANO

L os fantasmas que aparecen reiteradas veces en lugares concretos, se mueven automáticamente, como los sonámbulos, repitiendo una y otra vez los

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111)11A1NTNIE "CONVERSAR CON LOS

Dianne Arcángel ha contribuido, sin duda

alguna, a la paz espiritual de

la diseñada originalmente por el

prestigioso psiquiatra norteamericano en la

que decenas de sus pacientes han podido

contactar con los espíritus de sus

familiares o de seres queridos muertos. Los

resultados son siempre -asegura-

reconfortantes y positivos.

Por Francisco Estévez

ri ACE once años Dianne Arcángel trabajaba como broker en el New York Stock Exchange cuando

tuvo que someterse a una complica-da operación quirúrgica que le produ-ciría una fuerte hemorragia, una para-da respiratoria... y la vivencia de un "viaje" que jamás hubiera soñado protagonizar. "Tuve la sensación - confesaría- de que me encontraba realmente ante Dios, ante una energía increíble que irradiaba mucho amor." También pudo asistir - asegura- a la película de su propia vida y observar cómo, desde allá arriba, las cosas a las que en este mundo damos impor-tancia en realidad no la tienen, que sólo cuentan nuestras emociones, nuestra forma de afrontar los proble-mas y las relaciones que mantene-mos con los demás. Es más: Díanne no quería regresar, tal era su estado de ánimo en aquel indescriptible lu-gar. Sólo la noticia de que su vuelta podría contribuir a cambiar un futuro incierto terminó por convencerla.

Comenzó entonces a trabajar so-bre sí misma, asistió a numerosos cursos de Psicología y fue así como, hace ocho años, conoció a la presti-giosa psiquiatra Elizabeth Kübler-Ross, internacionalmente conocida por sus trabajos con personas que están a punto de morir, y con quien colaboraría durante varios años.

Un día, después de haber oído hablar de las investigaciones de Raymond Moody y de su Psyco-manteum en el denominado Teatro de la Mente de Choccolocco, ubica-do en su molino del Estado nortea-mericano de Alabama, decidió visi-tarle. Aquello revolucionó de nuevo su vida. Al punto de que, de vuelta a casa, recrea una cámara similar a la construida por el doctor Moody y comienza a trabajar con sus pacien-tes. Allí, asegura nuestra entrevista-da, en un ambiente de paz y con la debida preparación previa, aquellos que han perdido a un ser querido tienen la oportunidad de contactar con él, e, incluso, en ocasiones, de verle y hablarle.

-Todo comenzó -nos diría Dianne Arcángel- hace poco más de once años. En aquella época trabajaba como broker y me pasaba el día en-

tero concentrada en los negocios. Pero, de pronto, en el espacio de año y medio perdí prácticamente a toda mi familia; casi todos mis pa-rientes directos murieron, incluido mi padre de un modo trágico. Y, pa-ra completar el panorama, tuve una experiencia cercana a la muerte. To-do aquello hizo que me replanteara muchas cosas y dio a mi vida un cambio radical, comenzando así la búsqueda de mí misma, entre otras cosas, porque durante aquella expe-

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VILERTOS ES SENCILLO"

riencia "Dios" me dijo que aquello del Stock Exchange no era para mí.

-¿Y cómo tuvo lugar su expe-riencia de cuasi-muerte?

-Ocurrió en el hospital a causa de

una operación quirúrgica. No había modo de contener una hemorragia y recuerdo que, de pronto, dejé de respirar. Pero yo seguía viviendo, porque me di cuenta de que me en-

contraba fuera de mi cuerpo. Y, en ese momento, sentí nítidamente que Dios estaba a mi lado diciéndome que tenía que regresar para cuidar de mi madre; pero yo me negaba ro-tundamente. ¿Te imaginas?, yo dis-cutiendo con Dios. La hija de un pastor baptista, acostumbrada a no refutar la palabra de Dios, negándo-se ahora a hacer su voluntad. "De ninguna manera pienso volver ahí abajo", recuerdo que le respondía.

-Cuando usted dice que se en-

"Ahora sé que la paz mundial es posible y que el paraíso en la Tierra puede ser una realidad, pero

tenemos que hacer innumerables cambios, aceptar que estamos aquí los unos para los otros", asegura

Dianne Arcángel. 59

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"En los seminarios de Elizabeth Kübler-Ross -explica Dianne Arcángel- aplicábamos una terapia de exteriorización que consiste en ayudar a las

personas a desprenderse de sus máscaras y llegar al fondo de ellas mismas para encontrar el auténtico

contró con Dios, ¿a qué se refiere concretamente? ¿Se le manifestó Dios bajo algu-na forma deter-minada?

-Lo describiría más bien como una presencia, co-mo una energía que irradiaba amor. Mucha gente habla de la luz que se ve al otro lado, pero aquello era más que luz. Quien me habló desprendía tanta energía y tanto amor que me resulta muy difícil describirlo con pa-labras. Nunca he vuelto a sentir tan-ta comprensión, amor y cariño como los que aquella maravillosa energía irradiaba. Fue el acontecimiento más extraordinario que jamás me haya sucedido.

- ¿Le dijo algo más? -Sólo que tenía que regresar por-

que mi madre me necesitaba. "Es-cucha -añadió-, sólo será por trece meses." Le respondí que eso era im-posible ya que mi madre gozaba de excelente salud. Pero Dios me repi-tió que ella sólo viviría trece meses. Y, efectivamente, trece meses des-pués de mi experiencia, ni un día más ni un día menos, mi madre falle-cía de un ataque al corazón.

LA ESENCIA DE LA VIDA

- ¿Entonces decidió regresar para estar al lado de su madre en esos momentos?

- En realidad, no. Durante un tiempo seguí disfrutando de la paz que se experimentaba en aquella luz. Recuerdo que aquel aire esta-ba como impregnado de millones de partículas de diamante, aunque esta es una definición muy limita-da. Dios volvió a hablarme: "Deten-te un momento y veamos qué has hecho durante tu vida". Y entonces me vi, de pronto, sentada en una enorme rueda, con un intenso pre-sentimiento de que ya había estado

origen de sus heridas."

allí en otras ocasiones. Y pude ver desfilar ante mis ojos, escena por escena, toda mi vida, desde el mo-mento de mi nacimiento hasta la operación en el hospital. Sin em-bargo, parecía que todo lo que ha-bía hecho no tenía importancia, que mis supuestas contribuciones no eran tales; tuve la sensación de que lo único que importaba allí eran mis emociones, mis senti-mientos y el dominio que sobre los mismos había ejercido. Porque en todas las escenas que contemplé pude revivir nuevamente mis senti-mientos de aquellos momentos, así como los de las personas que inte-raccionaban conmigo. Al finalizar, Dios me dijo que no lo había hecho del todo mal en esta vida, que todo había sido apropiado excepto por mis frustraciones. "¡Oh, no! -res-pondí-, ¡mis frustraciones!"

-¿Y qué interpretación da usted a aquel hecho?

-Con mi experiencia cercana a la muerte comprendí que se llega a aquella dimensión sin sentimientos negativos y que se permanece en ella mientras uno pueda observar lo que sucede abajo sin dejarse afec-tar por este tipo de sentimientos. Cuando morimos, dejamos todas nuestras emociones negativas con nuestro cuerpo y sólo si somos ca-paces de mirar atrás sin experimen-tar sensaciones negativas ante lo que vemos, podremos permanecer allí; de lo contrario, tendremos que regresar para aprender a dominar esos sentimientos. Siempre hay en nosotros una emoción que prevale-ce sobre las demás y, en mi caso, era la frustración.

MENSAJES DEL MÁS ALLÁ

-¿Incluyó su en-cuentro con "Dios" algo más que el examen de su vida?

-Sí, también recibí mensajes, aun-que lamentablemente no muy hala-güeños. Desde allí no me cansaba de mirar nuestro Universo. ¡Era tan fan-tástico! Me encontraba fascinada ob-servando aquel globo verde, azul y dorado que es nuestro planeta. Mien-tras pensaba en lo maravilloso que era todo aquello, Dios, que seguía a mi lado, me dijo: "Mira un poco más cerca". Tan pronto como hubo dicho esto, me encontré contemplando unas escenas de guerra en el desier-to en las que un ejército se abalanza-ba sobre otro; años más tarde com-prendería que aquello era la Guerra del Golfo en Irak. Dios me volvió a decir: "Acerca tu visión"; y entonces observé cómo, en la ciudad de Los Ángeles, unos hombres sacaban a un joven camionero de su vehículo para propinarle una tremenda paliza: se trataba de los incidentes raciales que tuvieron lugar tras el juicio de Rod-ney King. Pude ver también inmen-sas extensiones de maravillosa y ver-de vegetación en Sudamérica, con miles y miles de monos. De pronto, los monos desaparecieron. En otro lado pude ver leones y tigres, mu-chos tigres, corriendo hacia el océa-no cuando, nuevamente, los tigres se esfumaron de repente.

-¿La presencia que estaba a su lado no le dio explicación al-guna sobre el significado de es-tas visiones?

-No, no recibí una explicación tal cual. Era fácil comprender que algo muy grave había sucedido en aque-llos lugares a causa del afán del hombre para hacerse sitio en la sel-va con cualquier fin, sin respetar el hábitat de los animales. Lo único

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En esto doble página, Dianne Arcángel nos muestra la recreación de su cámara —similar a la de Raymond Moody— para comunicar con personas fallecidas.

que se me decía una y otra vez era: "Mira más cerca". Recuerdo, sin em-bargo, que en cada escena yo sí co-mentaba: "No tiene que suceder de este modo... Si el hombre supiera que el propósito de la vida en este mundo es el de amarse los unos a los otros..." Y la voz volvía a insistir: "Observa más de cerca".

- ¿Tuvo alguna otra visión de estas características?

-Sí; recuerdo la última de ellas, que aún no se ha hecho realidad. Se trataba de una explosión nuclear que parecía tener lugar en Carolina del Norte o Carolina del Sur. Pude ver una extensión de 50 ó 60 millas de terreno totalmente negro, a unas 50 millas de distancia de la costa. En cuanto vi aquello comprendí de inmediato que había sido una ex-plosión nuclear. También pude es-cuchar voces procedentes de todo el mundo hablando sobre esa tra-gedia; todas decían lo mismo: "No; nunca pensamos que algo así po-dría suceder en América, no en América".

- ¿Le fue dada la fecha de este accidente?

- No, no se me facilitó fecha algu-na sobre nada de lo que vi. Lo que sí me quedó muy claro con la visión de la explosión nuclear fue que todo ello se debía a la ignorancia y codi-cia del hombre, y también que nada de lo que vi tendría por qué suceder de ese modo.

-En otras palabras, usted vio lo que podría pasar, pero no necesa-riamente lo que va a suceder.

- Exacto; sé que todo lo que vi pue-de cambiarse. De hecho, esta fue la razón por la que acudí a la televisión. Cuando me llamaron, dejé muy claro que la única condición que ponía para asistir al programa era que se me per-mitiese hablar de la explosión nuclear que había visto, pues de alguna ma-nera sabía que se podía prevenir. Des-pués de la emisión vino a verme un hombre de más de setenta años que me contó que, durante la II Guerra Mundial, había estado destinado en misiones de alto secreto del Gobierno de Estados Unidos. Uno de los pro-yectos para los que había trabajado, me dijo, eran unas instalaciones nu-cleares construidas bajo tierra en Ca-rolina del Sur, pero que llegaban hasta Carolina del Norte, de unas 60 millas de longitud. Y me dijo que ya en aquel entonces se habían dado cuenta de que, si algo falla- ba, las conse-cuencias serían devastadoras. Esto es todo lo que sé de este asunto.

CAMBIAR EL FUTURO

-¿Por qué decidió finalmente "regresar"?

-Por algo que sucedió al final de todo. En principio, yo estaba empe-ñada en que por nada del mundo abandonaría aquel lugar, aquella luz amorosa. Pero Dios me dijo: "Sólo una última cosa, Dianne: has de saber que tú puedes contribuir a que lo que has visto suceda de modo diferente". Escuchar aquello y encontrarme de vuelta en mi cuerpo físico fue todo una misma cosa. Ahora, después de haber estado con Dios, sé que la paz mundial es posible y que el paraíso en la Tierra puede ser una realidad; pero tenemos que hacer innumera-bles cambios, aceptar que estamos aquí los unos para los otros.

-¿Realmente cree usted que es-te cambio radical es posible en un futuro próximo?

-Sí, lo creo posible, aunque no probable. He visto muchos cambios positivos hechos realidad, pero no son suficientes. Todos los líderes po-líticos, todas las personas, han de to-mar conciencia del porqué estamos aquí y comenzar a trabajar juntos pa-ra fortalecer las relaciones entre se-mejantes. Esto, francamente, no lo veo muy probable. Cuando tuve mi experiencia cercana a la muerte y re-gresé, sí pensaba que sería posible; pero ahora, tras once años, me he dado cuenta de que no es tan fácil.

- ¿Qué repercusiones y conse-cuencias extrajo de su experien-cia cercana a la muerte?

- Durante la experiencia mi cerebro

se dañó debido al período que estu-vo sin recibir oxígeno. Eso me dejó con una incapacidad, cuyo nombre no recuerdo ahora, que me impedía pronunciar nombres. Mi médico me explicó que, para mi recuperación, era conveniente que me matriculara en actividades que requiriesen coor-dinación de ojos y manos, pero que no produjesen estrés de ningún tipo, tales como dibujar, pintar, coser o hacer cerámica. Comencé con la ce-rámica, pero cierto día vi un anuncio sobre una clase de Psicología para combatir el estrés y, casi sin darme cuenta, me encontré trabajando en mi licenciatura en Psicología. Por aquel tiempo mi estado físico era atroz; también había perdido a varios familiares y, por si fuera poco, nues-tro negocio se quemó. Sin embargo, ahora sabía que, ante todo, debía encaminar mis esfuerzos a trabajar sobre mí misma, a recomponerme emocionalmente. Así fue como co-mencé a asistir a los cursos de Psi-cología y temas similares.

- ¿Cree en la reencarnación? - Definitivamente. Recuerdo que

desde niña me molestaba muchísi-mo la preocupación que las chicas muestran hacia su cabello. En cierta ocasión -yo tenía sólo 3 años-le co-menté a mi hermana mayor: "En el lugar de donde yo vengo, nos afeita-mos la cabeza". Ella, desconcertada, repitió esas palabras una y otra vez, diciendo: "¿De dónde habrá sacado eso?" A partir de aquello me acos-tumbré a mantener la boca cerrada. Sin embargo, después de mi expe-riencia cercana a la muerte, y tras

haber cambiado múltiples impresio-nes con el Dalai Lama, he aprendi-do mucho acerca de la reencarnación y ahora sé que en

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A la izquierda, Dianne Arcángel durante la entrevista; sobre estas líneas, Elisabeth Kübler-Ross. En la página siguiente, Raymond Moody; a su lado, a la derecha, el sillón donde los pacientes se tumban para comunicar con las personas fallecidas en el interior del psichomanteum; en la parte inferior, Dianne con el autor de esta entrevista.

alguna parte del pasado he sido un monje tibetano. Evidentemente, no vencí mi frustración en aquella vida ya que estoy aquí otra vez.

VOCACIÓN DE SERVICIO

-¿Cómo comienza su asocia-ción con la doctora Elizabeth Kü-bler-Ross?

- Vi a la doctora Kübler-Ross por primera vez en uno de sus semina-rios. Fue algo extraordinario, pues cuando entró en el aula, entre las más de cien personas que estába-mos allí, ella, que no me había visto en su vida, se paró ante mí y me dijo: "Ven, quédate conmigo, te necesito". En ese momento mi vida dio un giro total. No había nada en Elizabeth que me hiciese pensar en nuestro ego, dinero o poder. Se acercó a mí como un ser humano dispuesto a compartir, a curar a otros seres hu-manos. Me dio la esperanza que tan-to necesitaba y desde entonces he permanecido con ella.

- ¿Cuánto tiempo hace de esto? - Sucedió hace unos 8 años, en

Arizona. Participé en muchos de sus trabajos y abrí el Centro Kübler-Ross de Houston. Casi al mismo tiempo obtuve un master en Psicología y comencé a trabajar como terapeuta en un hospital psiquiátrico aquí, en Houston. No obstante, yo quería ha-cer algo con una finalidad más espi-

ritual. A través de los seminarios de Elizabeth ya lo estaba haciendo, pe-ro sólo una vez al mes. Así que me hice capellán de un hospicio, al tiempo que participaba en los semi-narios. Me encontraba feliz con es-tas actividades, me decía a mí mis-ma que por fin había encontrado mi camino, que este era el sendero que quería seguir y que no deseaba ha-cer ninguna otra cosa.

-¿En qué consistían sus traba-jos con Elizabeth Kübler-Ross?

-Sus seminarios se titulaban Vida, muerte y transición, aunque ya no los hace. Eran maravillosos. Mucha de la gente que asistía estaba muy cerca de su propia muerte o había perdido a algún ser querido. Tam-bién iban personas que se encontra-ban experimentando algún tipo de transición, como un divorcio o un cambio de trabajo, o que sufrían problemas de personalidad múltiple y se encontraban bajo tratamiento psiquiátrico. Lo que hacíamos en los seminarios era, ante todo, amar in-condicionalmente a todos y cada uno de los individuos que allí había. Esto les ayudaba a desprenderse de sus máscaras y llegar al fondo de ellos mismos para encontrar el au-téntico origen de sus heridas. Tenía-mos desde almohadones donde la gente rompía a llorar hasta guías te-lefónicas para que quienes necesita-ran golpear tuvieran algo donde ha-

cerio. Nosotras nos sentábamos con ellos y les ayudábamos a exteriorizar sus sentimientos. De hecho, esto se llama "terapia de exteriorización" y tiene unos efectos restablecedores maravillosos.

LA "CÁMARA DE LAS APARICIONES"

-En una etapa tan plena de su vi-da, ¿qué le lleva a experimentar con la "cámara de las apariciones"?

-Un día escuché al doctor Ray-mond Moody hablar del Psichoman-teum. Verá: en las tareas que de-sempeñaba tanto con Elizabeth como en el hospicio, el mundo de los espíritus era algo muy normal; prácticamente todos los pacientes moribundos con los que había tra-bajado habían protagonizado alguna "aparición", generalmente la de al-gún familiar fallecido. Por eso, cuan-do escuché a Raynnond Moody pen-sé que aquello era maravilloso, pues siempre me había preguntado si esas experiencias serían fruto de nuestra imaginación o si, por el con-trario, los espíritus se comunicaban realmente con nosotros. Un año después vino a verme una amiga que estaba muy enferma. En reali-dad había perdido sus deseos de vi-vir porque, aunque toda su vida los había buscando, no había logrado conocer a sus verdaderos padres.

Antes de entrar en la cabina, la persona necesita una preparación preliminar para liberarse de las

emociones negativas de modo que, en palabras de Dianne, "su energía psíquica pueda proyectarse

libremente al Universo".

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Ahora, con 70 años, se daba cuenta de que era muy difícil que estuvie-sen vivos y eso le entristecía profun-damente. Entonces le hablé de los trabajos de Moody y ella se mostró dispuesta a cualquier cosa con tal de encontrar a un familiar auténtico. Como se encontraba muy enferma para ir a ver a Moody a Alabama, decidí acudir yo en su lugar a los se-minarios; allí hice el curso y, cuando volví, preparé mi propia cabina con un antiguo sofá y un viejo espejo. Al día siguiente mi amiga no sólo pudo ver y hablar con sus padres, sino que también estuvo con su abuelo y casi to-das las preguntas que tenía para ellos fueron con- testadas. Después de aquello yo ya estaba lo que se dice "enganchada".

- Cuando construyó usted su cabina, ¿lo hizo basándose en las instrucciones de Raymond Moody?

- Sí. Aunque cuando vi la cabina de Moody observé que estaba insta-lada en medio de una habitación, como colgando del aire. Como pue-de ver, la mía aprovecha la inclina-ción del tejado y una pared. Esta era una habitación que no se había usa-do nunca en esta casa; era, por así

decirlo, un sitio sagrado. Metí un viejo espejo, una vieja silla y un tam-bién viejo apoyapiés que mi padre había conservado durante muchos años. Y traté de crear un ambiente lo más natural posible, con piezas de arte antiguo y moderno, de forma que quien venga siempre pueda en-contrar algo de su gusto. Considero esto un sitio sagrado y nadie entra en esta habitación sin mí.

-¿Qué tipo de experiencias bus-

can las personas que vienen a verla? ¿Quieren todas contactar con un ser querido ya fallecido?

-Sí; entre un 60 y un 75 por cien-to de la gente que me visita viene con la idea de ver a un ser querido que ha fallecido. Pero últimamente también estoy recibiendo un signifi-cativo número de personas que acuden simplemente buscando cre-cimiento espiritual. Muchas de estas últimas, que me habían visto en la televisión, me dicen: "Sé que éste es un sitio sagrado en el que estaré

más seguro y a salvo que en ningún otro. Necesito meditar sobre un pro-blema que tengo actualmente" o "He venido a verla porque siento que ello supondrá subir un peldaño en mi desarrollo espiritual". Vienen buscando, siempre buscando, un poco de sabiduría.

- Y, según su experiencia, ¿en-cuentran en la cabina lo que bus-can?, ¿hallan respuestas a sus preguntas?

-La mayoría, sí. De los 135 ca-sos documenta-dos que tengo de gente que ha utili-zado la cabina, 99 personas han tenido encuen-tros. En este es-tudio no incluyo las múltiples ex- periencias de ca-

sos que no he documentado o de los seminarios que doy por todo el mundo.

- ¿Qué tipo de instrucciones o pre-paración proporciona usted antes de enfrentarse a esta experiencia?

- Básicamente lo que hago es tra-bajar con la gente en lo que yo llamo "despejar emociones". Siempre hago que, quien viene aquí, me hable de la relación que tenía con la persona fa-llecida que quiere ver, de sus senti-mientos respecto a ella. En ocasio-nes, antes de entrar comienzan a

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"Hay dos tipos de manifestaciones: unas son simplemente una proyección interna del individuo, pero conozco

numerosos casos en los que ha habido abrazos, caricias e incluso masajes en el cuello, por lo que no creo que sea

erróneo hablar de verdaderas manifestaciones fisicas de espíritus", asegura Dianne Arcángel.

llorar y llorar, pero liberar estas emo-ciones antes de la experiencia es ne-cesario ya que de lo contrario emple-arían después su energía psíquica en contener las lágrimas. Yo les ayudo hablando con ellos y exhortándoles a que digan lo que desean que su fami-liar fallecido escuche. Una vez que se ha liberado de toda esa negatividad, esas lágrimas, esa energía, la perso-na se encuentra libre. Esta prepara-ción preliminar va encaminada a que quien entre en la cabina lo haga libre de emociones, de modo que su ener-gía psíquica pueda proyectarse libre-mente al Universo.

-En general, ¿qué característi-cas tienen estos encuentros?, ¿cómo se manifiestan?

-En primer lugar, déjeme explicar-le que nosotros denominamos "en-cuentro" a toda experiencia en la que la persona se ha sentido conec-tada a un ser querido fallecido, mientras que la aparición implica que la persona ha podido ver a ese ser con el que ha contactado. Mu-chas veces no sólo le ven, sino que éste sale del espejo y se acerca a ellos. En otras ocasiones aparecen de pronto en la cabina, sin necesi-dad de utilizar para nada el espejo, algo que todavía nos resulta inexpli-cable; y, a veces, la persona ve al fallecido reflejado en el espejo y se da cuenta de que lo tiene justo de-trás del sillón. Hay gente que, sin ver a nadie, asegura haber sentido fuer-temente la presencia de su familiar muerto.

ABRAHAM LINCOLN, EN EL ESPEJO

-¿Recuerda algún caso espe-cialmente curioso o llamativo?

-Sí, el de una señora que afirma-ba haber visto la silueta de Abra-ham Lincoln sentada frente a ella. Dado que la luz se encontraba de-trás del sillón, no pudo observar su cara, pero me aseguró que Abraham Lincoln había estado allí.

- ¿Abraham Lincoln? - Sí, pero escuche; esto puede te-

ner cierta explicación. Cuando co-mencé a trabajar con la cabina aún no había comprendido que los espíri-tus no quieren entrometerse en nues-tras vidas, en nuestro espacio. Una vez que aparecen, somos nosotros quienes debemos iniciar la conversa-ción o pedirles que hablen; de lo con-trario, lo más probable es que no di-gan nada. Esto es lo que explico ahora a toda persona que viene bus-cando un diálogo con algún familiar fallecido. Pues bien, en cierta ocasión un hombre salió de la cabina asegu-rando haber visto la misma silueta que la señora que mencioné. Los de-talles que me dio coincidieron al milí-metro con los que me había dado an-tes ella. Sólo que, en este caso, el hombre había preguntado a la silueta sobre su identidad y la figura acercó entonces su rostro al espejo: era, efectivamente, Abraham Lincoln. En ambos casos las personas vinieron a verme por un asunto personal rela-cionado con la confianza en los de-

más, por lo que intuimos que la apa-rición de Abraham Lincoln debe tener un significado simbólico, ya que, co-mo sabe, si hay algún personaje en la historia de este país digno de con-fianza en todo momento ese fue pre-cisamente el presidente Lincoln.

- Dice que algunos encuentros incluyen contactos físicos. ¿Cree usted que los seres con los que se contacta en la cabina llegan a ma-terializarse?

- Basándome siempre en los ca-sos que he documentado personal-mente, en mi opinión hay dos tipos de manifestaciones. Unas son sim-plemente una proyección interna del individuo, por lo que cabe hablar de un proceso interno. No obstante, conozco numerosos casos en los que ha habido abrazos, caricias e in-cluso masajes en el cuello, por lo que no creo que sea erróneo el ha-blar de verdaderas manifestaciones físicas de espíritus.

-¿Diría usted que las personas que consiguen contactar con un ser querido ya fallecido atraviesan un estado alterado de conciencia?

- Hay quienes me han dicho que se mantuvieron plenamente conscien-tes, del mismo modo que usted y yo nos encontramos ahora; y hay tam-bién quien durante la experiencia se sintió desplazado a otro estado de conciencia. Es algo en lo que yo no intervengo para nada, pues no uso hipnosis, sugestión, ni ningún tipo de artilugio. Lo único que hago es libe-rarles de su energía negativa antes

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En la página anterior, a la izquierda, Marine Arcángel en la puerta de su casa, al lado, alegoría de las apariciones que se viven en la cámara de comunicación con las personas fallecidas. Sobre estas líneas, durante un momento de la entrevista.

de que entren en la cabina, facilitán-doles así el encuentro que buscan.

- ¿Ha sufrido alguno de sus visi-tantes alguna experiencia negati-va o desagradable dentro de la cabina?

- Nunca; ni tan siquiera nada aproximado a ello. Todas las perso-nas que han pasado por la cabina, independientemente del tipo de ex-periencia que hayan tenido, asegu-ran haber encontrado mucha paz allí dentro. Muy a menudo tengo que, prácticamente, tirar de ellos, pues no quieren salir de la cabina por lo bien que se encuentran.

-¿A qué atribuye usted esa paz?

- Yo diría que es como una forma de meditación, como entrar en un lugar sagrado, en un templo. Es algo parecido a lo que yo misma experi-mento cada vez que visito al Dalai Lama en su monasterio: siento una gran calma, paz, cierta presencia. Para mí la cabina es un lugar sagra-do, y también para la gente una vez que entra en ella, pues saben que van a mantener el control de su par-ticular viaje y van a poder hacer lo que quieran, que están seguros y que ningún espíritu se va a manifes-tar si existe la más mínima negativi-dad. Por otro lado, si yo detecto miedos, estados de ira, angustia u otras negatividades, trabajo primero con la persona hasta que desapare-cen. El estado ideal para entrar en la cabina es el de curiosidad.

UN CAMINO DE EVOLUCIÓN

- ¿Se reciben predicciones so-bre el futuro dentro de la cámara de las apariciones?

- Muchas, si bien suelen ser de ín-dole tan personal que raramente son compartidas conmigo, lo cual com-prendo perfectamente. Uno de mis casos favoritos sucedió a principios de 1994. Una chica me había telefo-neado en Diciembre diciéndome que quería tener un encuentro con su pa-dre, ya fallecido, a ser posible el pri-mero de Enero, fecha del cumplea-ños del padre. Ambos tuvieron un encuentro fantástico: se abrazaron, charlaron, rieron. Antes de irse, la jo-ven me explicó que estaba preocu-pada porque su padre, durante la

conversación en la cabina, le había asegurado que tendría un hijo. Sin embargo, en los nueve años que lle-vaba casada -comentó-, había teni-do nueve abortos y los médicos le habían asegurado que no podría que-dar embarazada y, mucho menos, dar a luz. Le sugerí que quizá había algún tipo de simbolismo en la comu-nicación de su padre, que podría quedar "embarazada", pero de una idea. Entonces me habló sobre el ne-gocio que ella y su marido habían ini-ciado. Sin embargo, el pasado uno de Enero me telefoneó nuevamente para comunicarme que, en efecto, su negocio estaba funcionando y que ¡en dos semanas daría a luz! Final-mente, supe que el 10 de Enero tuvo un precioso niño y que ambos se en-cuentran perfectamente.

-Con este tipo de invocaciones, ¿no se estará interfiriendo en el proceso que los desencarnados experimentan en el otro lado?

-Ciertamente, no podemos lla-mar a los espíritus a nuestro antojo. De ningún modo un espíritu vendrá a nosotros simplemente porque nos apetezca hablar con él; únicamente lo hará si con ello contribuye a nuestra evolución o a la suya. Déje-me que le dé un ejemplo. Hace al-gún tiempo una señora consiguió reunirse en la cabina con sus seres queridos ya fallecidos, pero, como faltaba su madre, la llamó en estos términos: "Un momento, ¿dónde

está mamá? Que venga mamá aho-ra mismo". Pues bien, en cuanto di-jo esto, se quedó sola. Y es que los espíritus no aceptan nuestras órde-nes. Por eso, cuando alguien viene con el deseo de comunicarse con un familiar, primero hablamos de esa persona, vemos sus fotos e, in-cluso, algún objeto que le haya per-tenecido. Creemos que la memoria tiene energía psíquica y mediante ese proceso dicha energía se libera. ¿No le ha sucedido nunca que, mientras piensa en alguien, suena el teléfono y es esa misma persona quien llama? Lo que sucede en esas ocasiones es que la memoria libera esa energía psíquica y, si en ese momento la otra persona se encuentra con su espíritu abierto o receptivo a esa energía, conecta con nuestro pensamiento y decide llamarnos. Con el "otro lado" suce-de lo mismo, aunque su tiempo y espacio es diferente. Por esa razón siempre pido que comiencen a pen-sar en el ser querido con quien de-sean contactar, a tocar los objetos que de él conservan, días antes de venir a verme. Así, esa energía psí-quica empieza a liberarse ya antes del encuentro, de forma que esos seres -cuyos espíritus están abier-tos-puedan conectar con ella y vengan a vernos. Aunque, repito, sólo acudirán si ello supone un pa-so hacia adelante en su evolución o en la nuestra. O

"Independientemente del tipo de experiencia que hayan tenido -según Dianne Arcángel-, todas las personas que han pasado por la cabina aseguran haber encontrado mucha paz allí dentro. Muy a menudo tengo que 'tirar'

de ellas, pues no quieren salir."

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¿FUERON LAS DRC DE LA APARICIÓN 11

Las sustancias capaces de modificar

artificialmente el estado habitual de

conciencia han sido utilizadas por el ser

humano desde los tiempos más

remotos, no sólo para buscar sensaciones

placenteras sino también como medio

para comunicarse con entidades o

planos superiores y para alcanzar

estados sobrenaturales o

místicos. De ahí que hoy sean muchos los

Investigadores que achaquen al consumo

de drogas incluso el nacimiento de las

religiones. Una hipótesis

controvertida que podría cambiar

sustancialmente nuestras actuales

concepciones religiosas.

por Andrés Rodríguez-Alarcón

CADA religión, como ca-da cultura, ha utilizado sus drogas procurando —simultáneamente—desplazar las de sus

competidores. Y así continúa ocu-rriendo en la actualidad. De este modo, el alcohol judeocristiano des-plazó la ergotamina de los cultos eleusinos bien entrado el siglo VI, como anteriormente ésta había sus-tituido a la amanita, al estramonio y al beleño de las religiones animistas previas al paganismo clásico.

Lo cual no ocurrió por casualidad. El uso de las drogas en tiempos en que no existían facilidades para la comunicación estaba restringido a los lugares de origen y cada asenta-miento humano tuvo, en principio, contacto con un tipo específico de planta para alterar la conciencia y las percepciones. Este hecho tan simple, curiosamente, supuso el ini-cio de las religiones según las teorí-as más actuales. Ya a mediados de los años setenta, investigadores de la talla de Gordon Wasson, Albert Hoffman y C. P. Ruck planteaban la

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GAS LAS CAUSANTES E LAS RELIGIONES?

posibilidad de que los famosos mis-terios eleusinos fueran, en definitiva, creados alrededor de la experiencia mística del consumo de ergotamina, la potente sustancia activa del cor-nezuelo de los cereales contenida en la sagrada papilla de cebada lla-mada kykeon. Otros investigadores, como Walter F. Otto o W. Burkert, en su libro Ancient Mystery Cults, coinciden en afirmar que las cere-monias de los cultos antiguos gira-ban en torno al consumo de una droga "sagrada" específica para ca-da culto o religión.

Podemos preguntarnos, pues, si el sentimiento religioso nació como consecuencia de un intento de ex-plicar la existencia de planos o seres superiores, creadores y dueños de destinos humanos. Sin embargo, al analizar la droga específica de cada religión, es fácil llegar a la conclu-sión de que las religiones surgieron más bien al querer explicar las expe-riencias enteogénicas vividas duran-te su consumo. El animismo y su personalización de las fuerzas natu-

rales, la variedad y humanización del panteón de las religiones paganas o el concepto abstracto del Dios único y todopoderoso de las grandes reli-giones monoteístas tienen enormes puntos de contacto con las drogas características de cada sentimiento religioso, siendo su "historia" coinci-dente con los efectos de las drogas utilizadas en sus cultos.

CHAMANISMO: EL "VIAJE" DE LOS

NEVROTRANSMISORES

La Naturaleza ofrece sustancias alucinógenas o psicodislépticas prácticamente en todas las latitudes

y de forma muy accesible. Los hon-gos, presentes por doquiera, contie-nen elementos de muy variadas composiciones químicas pero con efectos comunes sobre el ser huma-no: la producción de un estado alte-rado de conciencia, con la aparición de alucinaciones visuales —muchas veces auditivas— y una distorsión del sentido del tiempo y del espacio presente en lo que se ha llamado el "viaje" de la drrga.

Desde la aí ianita muscaria euro-pea a los hongos psilocibos mexica-nos, una inmensa variedad de setas han sido conocidas y utilizadas por diferentes culturas. Pero también muchas plantas venenosas, que to-

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madas a dosis altas llegan a produ-cir la muerte, en cantidades contro-ladas producen los mismos efectos alucinatorios: la datura o estramo-nio, el beleño (hyoscianus), la bella-dona (atropa belladona), el mezcal, el peyote, la ayahuasca o el "cactus de San José" son, entre otras mu-chas, usadas en esas creencias de muy distinto origen geográfico pero con puntos comunes.

El chamán, se trate de un brujo europeo, asiático o americano, se integra con su entorno y lo sublima, encontrando en la experiencia del consumo de su droga las claves pa-ra la sanación o para el conocimien-to. La ceremonia chamánica se ca-racteriza, en cualquier latitud, por el canto, el baile y el consumo de una determinada planta que induce un estado diferente de conciencia.

Y eso, por supuesto, tiene una explicación bioquímica. El canto, siempre monótono, así como el bai-le reiterativo, aumentan la produc-ción de sustancias neurotransmiso-ras -adrenalina, endorfinas, etc.-, que potencian aún más el efecto enteogénico de la droga consumi-da. El oficiante se "despega" así de la realidad del entorno y accede a un mundo diferente donde no exis-ten el tiempo ni el espacio y en el que las percepciones están altera-das. Albert Hoffmann, el inventor del LSD (en definitiva, un derivado sintético de la ergotamina del cor-

nezuelo del centeno), conta-ba de este modo su expe-riencia: "Tenía la sensación de disolverme en un torbelli-no de colores y formas. Cuando abría los ojos, los colores de la habitación apa- recían fabulosamente avivados y bri-llantes... A veces, por el contrario, imágenes coloreadas parecían salir de mi propio cuerpo, particularmen-te cuando efectuaba movimientos. Todas estas manifestaciones eran sentidas de manera tremenda y se acompañaban de angustia. Tenía la impresión de hallarme poseído por un demonio. En el curso de la hora siguiente, mi estado se calmó un poco, las imágenes perdieron su ca-rácter abstracto y vi paisajes y confi-guraciones arquitectónicas. El médi-co encargado de tomarme la ten-sión arterial se me apareció como un sacerdote azteca sacrificador, lo que me divirtió. Fueron vanos todos mis esfuerzos para percibir a este colega con sus propios rasgos".

Del mismo modo, el chamán, una vez que alcanza ese estado, recibe percepciones que posteriormente utiliza para la sanación o la predic-ción. Pero ese mundo distorsionado necesita una explicación. Y la expli-cación, como no podía ser menos, debe ser sobrenatural: no es que el individuo haya estado sometido a una intoxicación química, sino que la droga ha sido la puerta para acceder

a un mundo ultraterreno e inmaterial donde los elementos, las piedras y los árboles poseen una dimensión diferente y una vida propia que pue-de actuar sobre los simples morta-les. Ese es, en síntesis, el pensa-miento chamánico, cuyo evidente in-ductor es el consumo de la droga alucinógena, y que es compartido por el chamán boliviano consumidor de ayahuasca, el brujo mexicano o el sacerdote cavernario tomador de amanita, como evidencian numero-sos restos a lo largo de la Europa paleolítica y neolítica.

Pero lo cierto es que las drogas psicodislépticas o alucinógenas tie-nen en común una simple distorsión de la realidad, por lo que los cultos originados alrededor de su consumo deifican fuerzas o elementos de la Naturaleza, desde el trueno a la pie-dra o al árbol, característica de las religiones chamánicas primitivas o actuales en sociedades que se man-tienen más en contacto con su en-torno. Por eso no tendría nada de particular que el actual renacimiento del chamanismo junto a las corrien-tes de la Nueva Era tenga que ver, precisamente, con esa relación pro-funda con la Naturaleza, que, en de-finitiva, proviene del consumo de las drogas -no por naturales menos pe-ligrosas- que proporciona el entorno 'inmediato. El consumidor de estas sustancias "se la juega", incluso co-nociéndolas muy bien, ya que, sin excepción, todas ellas son fuerte-mente tóxicas y, en su mayor parte, capaces de causar la muerte con dosis muy bajas.

en

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Y EL HOMBRE APRENDIÓ A FERMENTAR

En la historia de las religiones se considera que el paso siguiente al animismo viene representado por la aparición de las religiones paganas, que se caracterizan por grandes panteones con dioses humanizados -a veces demasiado humanos-, o con humanos divinizados que re-presentan distintos aspectos de ca-da uno de nosotros. La implanta-ción de los cultos hindúes o meso-potámicos, egipcios, griegos y ro-manos coinciden con la aparición de los procesos de fermentación de sustancias alteradoras de la con-ciencia.

De este modo, el misterioso soma hindú -"Hemos -se dice en el Rig Veda- bebido soma, nos hemos he-chos inmortales; llegados a la luz, hemos hallado a los dioses. ¿Cómo podría tocarnos ahora la malicia del mortal?"- parece, más que nada, la descripción de una buena borrache-ra. Antonio Escohotado, en su His-toria general de las drogas, recoge una serie de teorías sobre el origen de la droga, entre las que destaca el papel que pudo haber jugado la in-gestión de amanita muscaria. Poste-riormente, con las emigraciones arias, esta ingesta fue adaptándose a las nuevas condiciones de los asentamientos, hasta convertirse en una mezcla de la primitiva cerveza aria con una sustancia alucinógena, bien una trepadora o, más posible-mente, con motivo de las emigracio-nes hacia Asia Menor, con la resina de la amapola u opio, originario de esa zona.

De cualquier forma, la mística que originó la aparición de un sentimien-to religioso que deificaba los arque-tipos humanos por encima de las fuerzas naturales tiene que ver, y

mucho, con el efecto embriagante de los productos fermentados deri-vados de los cereales, como la cer-veza, o, algo más tarde, de las fru-tas, especialmente de la uva.

La intoxicación por el azúcar fer-mentado -el etanol- produce una primera fase de exaltación, con sen-sación de superioridad, aumento de los sentimientos del yo, brillantez y autoaprecio, seguido de una fase de confusión, agresividad, alteración de las funciones superiores e incoordi-nación, para acabar con la sensa-ción de enfermedad o de sueño o, en casos extremos, con la muerte. Y lo que se describe en la base filosó-fica de las grandes religiones paga-nas es más o menos eso. Los dioses son sencillamente humanos superio-res, con sus debilidades, odios, ren-cillas y poderes; incluso los más grandes, como Brahma, Osiris, Odin o Júpiter, son siempre limita-dos. Los dioses son siempre cam-biantes y muchas veces capricho-sos, como el bebedor de alcohol en su fase brillante, y pueden, en oca-siones, "morir" para resucitar poste-riormente.

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Además, en esta "fase" de la his-toria de las religiones, los productos fermentados nunca se consumían solos. El vino de los griegos y roma-nos —el vinum resinatum— se tomaba habitualmente mezclado con resina de opio, por lo que había que reba-jarlo con agua; y la cerveza egipcia o mesopotámica se "cortaba" de la misma forma, lo que potenciaba sus efectos, ya que la borrachera del opio, en su primera fase, proporciona gran actividad y lucidez, siendo sola-mente al final, si se ha tomado mu-cho, cuando aparece la somnolencia y torpor que tradicionalmente se han asociado al consumo de esta droga.

Baudelaire, que fue en una épo-ca de su vida un gran consumidor de alcohol y opio, nos describe así su experiencia, que podría resumir la mística de la mayoría de las religio-nes paganas: "Una vez absorbida la tintura de opio en la cantidad pres-crita por el farmacéutico, todo dolor había desaparecido. Pero aquel bien, que tan enorme me había pare-cido en el primer momento, no era nada comparado con los nuevos placeres que así me fueron súbita-mente revelados. ¡Qué elevación del

espíritu! ¡Qué mundos interiores! ¿Era, pues, el opio la panacea, el pharmaton nepenthes para todos los dolores humanos? ... El lector creerá quizá que me río, pero en mí es una vieja costumbre bromear con el do-lor y puedo afirmar que no se reirá mucho tiempo quien haya entrado en tratos con el opio. Sus mismos placeres son de naturaleza grave y solemne, y, en su estado más feliz, el comedor de opio no puede pre-sentarse con el carácter del allegro; incluso entonces habla y piensa co-mo suele hacerlo un penseroso ..."

Lo descrito por Baudelaire podía haber sido repetido por cualquier ini-ciado en los misterios de Eleusis tras haber consumido el kykeon o papilla fermentada de cebada con sus cor-nezuelos parásitos, que proporciona una experiencia mística alejada de las simples percepciones distorsio-nadas y que viene reforzada por el ayuno previo, el camino iniciático y la sensación de misterio impenetrable que rodeaba a la ceremonia.

Por eso no tiene nada de particu-lar que el consumo de bebidas fer-mentadas condujera a la necesaria explicación místico— religiosa de las

sensaciones que producía la expe-riencia, a través de la creación de un mundo superior donde se represen-taban las pasiones y debilidades hu-manas, por supuesto sublimadas.

EL CRISTIANISMO Y EL VINO

En Oriente Medio, muy cerca de los grandes centros de difusión de las religiones politeístas de Asia Me-nor, consumidoras de cereales fer-mentados y opio, se desarrolló una cultura con caracteres propios: la del pueblo judío, que desarrolló una religión adusta, con un Dios único y masculino, y sacralizó el consumo del vino como regalo divino.

El posterior auge de este pueblo, que se había mantenido rígidamente unido a través de migraciones, con-quistas y diásporas, tiene que ver con circunstancias políticas y socia-les tras el desgaste del prolongado imperio romano. Los judíos aporta-ron en su época un concepto de dis-ciplina y sobriedad que contrastaba con los cultos ligados a enteógenos vegetales hasta entonces vigentes.

Por supuesto, la transición se hizo lentamente y hasta bien entrado el siglo IV convivieron la eucaristía cris-tiana con los misterios báquicos y eleusinos sin grandes conflictos, ya que el sacerdocio ritualista cristiano y la hechicería farmacológica pagana cubren necesidades distintas y com-patibles, como lo prueba el auge ac-tual de las técnicas neopaganas y de las medicinas alternativas.

El culto al vino puro y sin mezcla, como especifica el ritual, consideraba al resto de las drogas como pecami-

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nosas, y en el confuso mundo de la transición pagano—cristiana muchas de ellas se perdieron. En Roma llega-ron a existir más de un millar de tien-das dedicadas a vender opio y los celtas cultivaron inmensas extensio-nes de cannabis que fueron abando-nadas ante el avance imparable de la religión cristiana, que trajo las fumi-gaciones de beleño y mandrágora y supuso el fin de las saunas de hachís o los preparados de cantáridas de los cultos politeístas anteriores.

Sin embargo, la divinización cristia-na del vino —"esta es mi sangre"— no se aparta demasiado en su origen de las más desenfrenadas orgías báqui-

cas. El symposium o banquete ritual de los primitivos cristianos se efec-tuaba con ciertas condiciones pre-vias, hoy conservadas por sectas del rito copto, que convertían la comu-nión del vino en una droga alucinóge-na. Así, el comulgante se sometía a cuatro días de ayuno y tres de agua, tras lo cual consumía el vino y el pan. En esas condiciones de hipogluce-mia, el vino —aún en pequeñas canti-dades— se convierte en una droga de capacidad enteogénica capaz de pro-vocar alucinaciones visuales y auditi-vas, especialmente en una ceremonia con las condiciones adecuadas.

A partir de la hegemonía cristiana se inicia una auténtica campaña de persecución contra nigromantes, brujos y hierberos, que tiene su ex-presión en la Ley Sálica promulgada en el año 424, en la que se habla concretamente contra el opio, las manzanas espinosas (datura) y cual-quier otro fármaco distinto al alcohol. No obstante, y pese a las prohibicio-nes oficiales, el opio, el hachís, el ca-fé y el té fueron reapareciendo en la Europa medieval de la mano de los

cruzados cristianos y por la influen-cia del enclave musulmán de Al An-dalus, llegando a ser tolerados como remedios. Nuestra santa Teresa de Jesús, enferma toda su vida, fue tra-tada con opio para sus dolores y consumía hachís para aliviar su as-ma. Muy posiblemente sus arrebatos místicos tengan bastante que ver con el uso de estas drogas. La caza de brujas de los últimos dos mil años refleja la lucha de la Iglesia contra la supervivencia de los antiguos cultos, reforzados por drogas enteogénicas y conservados por las hechiceras y brujos a lo largo de la Historia.

En nuestra conservadora socie-dad actual, el panorama sigue sin cambiar: la lucha contra la droga que mantienen los gobiernos persi-gue sustancias con efectos clara-mente benéficos, como el cannabis, y, sin embargo, potencia explícita-mente una droga tan poderosa co-mo el alcohol, que afecta al hígado y al cerebro de casi un diez por ciento de la población de cualquier país occidental.

Así están las cosas. O

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LA ESCUELA Entre los variados centros .e instituciones inglesas donde se realizan estudios sobre la vida después de la muerte se en-cuentra el colegio Arthur Findlay, una escuela de característi-cas únicas en la que se enseña, sin ningún tipo de oscuran-tismo, todo lo conocido sobre espíritus y fantasmas.

M UY cerca de Londres, a unos cuarenta minutos en tren, es posible hallar el colegio Arthur

Findlay, una de las escuelas espiritua-listas más peculiares que existen en Europa. El descomunal caserón victo-riano que alberga tan singular escuela es conocido por los habitantes de la lo-calidad de Stansted como la Mansión de los fantasmas y fue erigido en 1876 sobre las ruinas del primer Stansted Hall, un inmueble construido hace diez siglos y que a lo largo del tiempo ha pertenecido a personajes tan célebres como la reina Isabel I, Sir Thomas Middlenton, gran patrocinador de ex-pediciones marinas, o el coleccionista de arte Fuller-Maitland.

Los cursos sobre cómo "ver y comu-nicar con espíritus del otro lado" co-menzaron a impartirse en este lugar le-gendario en 1964, cuando su actual propietario, el industrial escocés Arthur Findlay, cedió la mansión a la Unión Nacional de Espiritualistas.

En nuestros días son numerosas las personas que acuden a esta imponen-te residencia atraídas por los cursos que se organizan en ella y en los que se puede aprender todo acerca de los aspectos de espiritismo o las nuevas terapias.

EL PAPEL DEL MÉDIUM

Sin duda el papel de un médium es crucial en una sesión de espiritismo, y en Stansted Hall siempre ha sido po-sible aprender con algunos de los más experimentados del mundo. Los miembros del SNU (siglas inglesas para la Unión Nacional de Espiritualis-tas) definen al médium como una per-sona sensible a las vibraciones sutiles de la dimensión espiritual y con capa-

cidad para convertirlas en mensajes. Esta percepción mediúnnnica puede revestir básicamente tres formas: sensibilidad para recibir mensajes de espíritus o guías; sensibilidad para entrar en un trance durante el cual el ente sustituye al propio espíritu del médium —la voz del médium cambia y adopta la del ente en cuestión—; y sensibilidad para que el ente se mani-fieste físicamente mediante una co-rriente de ectoplasma que sale de las fosas nasales o el plexo solar del mé-dium. Este ente materializado es igual al cuerpo físico que ocupó durante la vida terrenal y quizá sea una de las mayores evidencias de la continua-ción de la vida después de la muerte.

Los médiums que acuden a Stans-ted Hall a impartir sus cursos suelen pertenecer a iglesias espiritualistas cu-ya doctrina se basa en la creencia en Dios, la hermandad del hombre, la con-tinuación de la vida después de la muerte, la igualdad de todas las religio-nes y la comunicación con el más allá. Como cualquier iglesia, los médiums tienen sus servicios espirituales esta-blecidos y se dedican a proporcionar consuelo y ayuda a las personas que se enfrentan a la muerte, bien sea la de uno mismo o la de un familiar. Así mis-mo, sirven de puente entre los dos mundos y gracias a este servicio de mensajería confortan a las personas que se acercan a ellos.

En 1991 tuve oportunidad de asistir a un curso sobre la esencia del espiri-tualismo y la sanación espiritual en Stansted Hall. En el corto trayecto que separa la estación de Stansted del Co-legio Arthur Findlay, dio tiempo a que el taxista me pusiera al corriente de los rumores locales. Para algunos del lu-gar aquella casa estaba encantada y él

había accedido a llevarme sólo porque aún era de día. Me contó que en cierta ocasión llevó a un pasajero a las 12 de la noche y casi le da un infarto cuando vio una especie de espectro ante los faros de su coche; abandonó a los via-jeros y se prometió no repetir la haza-

Los cursos sobre cómo "ver y comunicar con espíritus del otro lado", comenzaron a impartirse en este lugar legendario en 1964, cuando su actual propietario, el industrial escocés Arthur Findlay cedió la mansión a la Unión Nacional de Espiritualistas.

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EL MAS ALLA estudiantes que realizaron la prueba pudieron decir algo sobre lo que esta-ban tocando. Pero sí puedo afirmar que, al menos la mitad de los que parti-ciparon en la prueba, dijeron cosas sor-prendentes sin saber de dónde venía la información que verbalizaban.

Aunque, sin lugar a dudas, la máxi-ma expectación estaba puesta en la demostración que Gordon Higginson dio al final del curso sobre mediumni-dad física. La sesión se llevó a cabo en la biblioteca de la mansión, una sala magnífica y con el ambiente ideal para este tipo de fenómenos. Antes de en-trar nos hicieron dejar fuera todos los objetos metálicos y los flashes de las cámaras fotográficas. La habitación estaba a oscuras ya que, según los es-piritualistas, los reflejos luminosos po-drían afectar al médium durante el trance. La única iluminación era una bombilla roja, lo justo para permitir la visión de lo que se iba a producir. También se había tomado la precau-ción de limpiar cuidadosamente el lu-gar para que cuando el ectoplasma volviera al cuerpo de Gordon no hubie-ra recogido suciedad. Una vez que los

A la izda. y sobre estas líneas, el Arthur Findlay College. A la dcha.. el Santuario.

ña de ir hasta allí a esas horas. Sin em-bargo, aquello no fue más que una broma de los estudiantes que acuden a Stansted y cuando concluye el curso hacen una fiesta de disfraces. Es decir, no hubo tal espectro, sino un estudian-te haciendo el indio por los jardines de la mansión victoriana. Para mí esta fue la primera prueba del buen humor que reina entre los espiritualistas, quienes no desaprovechan una oportunidad para desdramatizar todo el aparato que rodea la muerte.

JUEGOS DE PSICOMETRÍA

Entre los distintos ponentes del cur-so al que asistí en aquella ocasión se encontraba el hoy fallecido Gordon Higginson, entonces presidente del SNU y uno de los mejores médiums fí-sicos del mundo, y Mavis Pitilla, actual subdirectora del SNU y encargada en aquel curso, de conducir una serie de sesiones destinadas a probar la exis-tencia del más allá a los más incrédulos y, durante las cuales, Mavis trajo algu-nos mensajes tan sorprendentes por su veracidad que dejó boquiabiertos a los destinatarios. Uno de los seminarios de más éxito fue el dedicado a la psico-

metría. En él los estudiantes tomába-mos parte activa pues se trata de cap-tar la energía que absorben los objetos a lo largo del tiempo mediante el simple contacto con ellos. La mitad del grupo entregaba un objeto personal que se introducía en un pañuelo y la otra mitad iba cogiendo al azar algo sin conocer a su propietario; luego, tras tocarlo por unos instantes, empezaba a contar lo primero que se le venía a la mente. De-bo decir que no en todos los casos los

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cuarenta participantes pasamos a la biblioteca se cerró la puerta y se man-tuvo así hasta el final de la sesión.

APARENTE MATERIALIZACIÓN DE UNA PERSONA

Tras unos minutos de silencio, el se-ñor Higginson entró en trance y el es-píritu de Paddy (uno de sus guías espi-rituales) empezó a hablar a través de él dando mensajes a las personas

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Sobre estas lineas, el grupo de estudiantes que compartió el curso con el autor de este artículo. En el resto de la página, algunos de los momentos de las

actividades en el colegio. En la página siguiente, Mavis Pitilla (izda.) bailando durante el fin de curso.

que estaban en la sala. De pronto Gordon se puso en pie y cogió del ai-re una rosa fresca que exhalaba un perfume delicioso. Otra voz y otra presencia actuaban desde su cuerpo diciendo que esa flor era para Lily, que había sido su esposa en vida y que estaba en la habitación. Lily se levantó y cogió la rosa, confirmando que esa era la voz de su marido falle-cido unos años antes. Poco después una sustancia rosácea empezaba a salir de las narices de Gordon. Aque-llo que estaba viendo podría ser un ectoplasma que bajo la luz roja de la sala tomaba ese color rosáceo. La sustancia empezó a descender y des-plazarse por el suelo casi tocando nuestros pies y pronto empezó a to-mar la forma de un cuerpo humano. En aquel momento Lily reconoció a su marido Sidney, es decir, la forma humana que se presentaba ante no-sotros era idéntica a la que había te-nido el marido de esa mujer en vida. El fenómeno no quedó ahí, ya que Sidney empezó a hablar a su esposa del mundo espiritual dando pruebas de su realidad y hablando de otros parientes que estaban con él.

Esta conversación duró unos cinco minutos, al cabo de los cuales la for-ma empezó a desmoronarse hasta volver a ser una nube de ectoplasma que volvió al cuerpo de Gordon a tra-vés de sus fosas nasales.

Es difícil opinar sobre la autentici-dad de la demostración. La luz roja impedía ver con claridad y el hecho de no permitir la entrada de cámaras

fotográficas no posibilitó que queda-ra una prueba de lo sucedido. Por otra parte, Lily afirmaba que aquella figura que había estado en la habita-ción era la de su marido sin ningún género de dudas. Aunque no estaba convencido del todo, decidí otorgar a la materialización de Sidney el bene-ficio de la duda, pues como el mismo C. G. Jung dijo en 1919 en la Socie-dad para la Investigación Psíquica de Londres, "No caeré en la equivoca-ción moderna de considerar todo lo inexplicable como engaño".

TELEQUINESIS Y MANTRAS

La importancia de cantar ciertos mantras para superar la fuerza gravi-tacional forma parte de la sabiduría milenaria oriental. Por citar un caso entre los muchos que se producen en la India, contaré lo que sucedió en el Ashram de Sai Baba cuando esta-ban construyendo una sala de confe-rencias y descubrieron que la grúa disponible para levantar la viga prin-cipal del tejado no tenía potencia pa-ra cargar con el peso del hormigón. En vista del problema, Sai Baba reu-nió varias decenas de devotos alre-dedor de la obra para cantar un man-tra. Según cuenta N. Kasturi en su libro Shivam, Sathyam, Sundaram, a los pocos minutos de empezar a en-tonarse el mantra la grúa pudo con el peso de la viga de hormigón y, final-mente, quedó colocada en su sitio.

Estos sucesos resultan difíciles de aceptar para una buena parte de los

occidentales, que no estarían muy dispuestos a ponerse a cantar man-tras en la construcción de una obra. Sin embargo, en uno de los semina-rios del curso que estaba haciendo en Stansted Hall pude presenciar al-go que no fue menos sorprendente que el ejemplo anterior.

De nuevo el médium que dirigía el acto era Gordon Higginson, y una vez más, durante el trance, fue "ocu-pado" por su guía favorito, Paddy (Patricio), quien nos pidió que cantá-ramos una vieja canción de la Prime-ra Guerra Mundial para animar a los espíritus de algunos caídos en la contienda a que levantaran una pe-queña mesa circular del suelo y la hi-cieran dar vueltas por la habitación. Su petición fue seguida con entu-siasmo y la habitación pronto vibró al son del improvisado coro. Al cabo de unos diez minutos la mesa empezó a elevarse unos centímetros ante el jú-bilo de la concurrencia, que siguió cantando aún con más entusiasmo. De repente, la mesa se levantó del suelo; y no unos simples centíme-tros, sino varios metros y, sin dejar de girar, casi tocó el techo. Parecía que la canción le daba alas; si decre-cía el ritmo del canto, la mesa des-cendía como si perdiera energía y volvía a subir al elevar el tono. Al fi-nalizar la sesión varios de los asis-tentes nos acercamos a examinar la mesa buscando cables escondidos o cualquier otro artilugio que hubiera sostenido y dirigido el movimiento de la mesa. Pero no encontramos nada que no fueran las patas y el tablero del mueble. Con aquel ejercicio los médiums pretendían demostrar que las vibraciones de todas las mentes allí reunidas, con un propósito defini-do y combinadas con la ayuda de los "espíritus", eran capaces de dirigir el paseo de la mesa por la habitación.

Robert Goodman

Sin duda el papel de un médium es crucial en una sesión de espiritismo, y en Stansted Hall siempre ha sido posible aprender con algunos de los más experimentados del mundo.

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NTREVISTA CON MAVIS PITILLA

ANTES de marcharme de Stanste. Hall pude entrevistar a Mavis Piti-

Ila y lo que sigue es un extracto de nuestra conversación.

-¿Ha habido algún tipo de oposi-ción al movimiento por parte del Gobierno inglés?

-Ninguna. Es más, gracias a la pre-sión de la opinión pública en la déca-da de los cuarenta, la Ley de Brujería de 1735 fue abolida. Desde entonces el movimiento no sufre ningún tipo de presión aunque existe una Ley de Me-diumnidad aprobada en 1951 para vi-gilar el fraude. El Colegio Arthur Find-lay sólo da cabida a médiums que cumplan los requisitos legales y no empleen trucos en sus demostracio-nes, algo que está castigado por esa ley. Tanto la Iglesia Anglicana como la Católica nos ataca en ocasiones olvi-dando que Jesús fue uno de los mé-diums más grandes que ha existido jamás. Pero todos sabemos que, en nombre de las religiones y su ortodo-xia, se han perpetrado todo tipo de atrocidades a lo largo de la historia, así que no hago demasiado caso de los argumentos que presentan contra nosotros.

-Las psicofonías existen desde hace años. Ahora se habla de psi-coimágenes, captadas ya por diver-sos investigadores. ¿Qué opina al respecto?

-A medida que la tecnología avanza la posibilidad de captar imágenes de espíritus dejará de ser algo fortuito. Todo se reduce a comprender que las energías reconocidas por la ciencia y las sutiles no son tan diferentes. Es más, la energía electromagnética se encuentra dentro de las energías con-sideradas como sutiles.

-Algunos médiums no son parti-darios de la utilización de la ouíja como instrumento para comunicar con los espíritus. ¿Está de acuerdo con las razones que aducen?

-Básicamente sí. Mucha gente la emplea para entrar en contacto con energías negativas. Y si esas perso-nas son psicológicamente débiles pueden sufrir daños diversos como

resultado de lo que en muchos luga-res se ha convertido en un juego po-pular. Por eso no aconsejamos su uso.

-¿Cómo ve el futuro del espiritis-mo?

-Con gran esperanza. A pesar de la violencia que vivimos, la humanidad terminará dándose cuenta de que tie-ne que caminar hacia la tolerancia y el conocimiento superior que la filosofía espiritista transmite. El verdadero sig-nificado de Dios, la hermandad entre los hombres, la sanacion espiritual y la comunicación con el mundo de los espíritus son las bases sencillas y am-biciosas a la vez que motivan al movi-miento.

-¿Cómo entienden ustedes la sa-nación espiritual y qué aceptación tiene por la medicina convencional?

-Un sanador cura normalmente mediante la imposición de manos. Antes de realizar una sesión curativa, el sanador debe pedir permiso a Dios para servir como canal de su energía curativa y ayudar al paciente. Des-pués está listo para que la energía di-vina o prana fluya a través de su cuer-po y salga por los chakras palmares hacia el cuerpo eténco del enfermo. Un sanador sabe o aprende cómo manipular las energías sutiles con sus manos y equilibrar el campo energéti-co que ha sido alterado por la enfer-medad. Nosotros recomendamos que la gente acuda para ello a los miem-bros de la Asociación Nacional de Sa-nadores Espirituales (NFSH), ya que están reconocidos oficialmente como sanadores. Esto es muy importante ya que todos siguen un estricto código de conducta y no interfieren con los tratamientos médicos.

-He visto en el programa anual que organizan cursos semanales para grupos venidos de otros paí-ses. ¿Sería posible organizar una semana para españoles?

-Sí, aunque debo advertir que el idioma empleado es el inglés en cualquier caso, si bien se dan todo tipo de facilidades para ayudar a la comprensión. Si un grupo de espa-

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ñoles quiere que les organicemos una semana de acercamiento al mundo de la mediumnidad es posi-ble hacerlo casi a la medida de sus necesidades.

Cuando nos encontrábamos en es-te punto de la entrevista, que se esta-ba desarrollando en un rincón del gran corredor principal de Stansted Hall, un gran gato de pelo naranja sal-tó por encima de la mesa que se ha-llaba a nuestro lado y se sentó mirán-donos fijamente. Nos acompañaba Marie Taylor, una de las médiums que colaboraba en el curso, quien nos dijo que el gato era Jason, la mascota de Stansted Hall. Y añadió que si me miraba a mí era porque yo estaba "acompañado" por el espíritu de un gato blanco y negro. Lo curioso es que cuando yo era niño había tenido un gato llamado Sammy, que falleció en 1963. Esta anécdota me hizo pen-sar en la posibilidad de que el hecho fuera cierto y que su espíritu continua-ra viviendo, siendo visible a los ojos de Jason, el médium felino de aquella insólita mansión.

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Para mayor información, escribir a: THE ARTHUR FINDLAY COLLEGE STANSTED HALL, STANSTED ESSEX CH24 8UD, ENGLAND

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E7CISTE ¿SOMOS O NC

"Como médico que soy, es evidente que tras la muerte acaba todo. Ahora bien, como católico, no me cabe la menor duda de que nos aguarda otra

vida en el más allá". Estas palabras, pronunciadas por un doctor en un programa de

radio, resumen la terrible contradicción a la que se enfrenta el ser humano al hablar de la muerte. Un problema que, tal y como apunta Joaquín Grau

en este reportaje, podría residir en la forma -equivocada- en que nos hemos acostumbrado a

percibir el mundo y lo que suponemos es la Realidad, porque ésta es tan vasta que podría abarcar incluso más allá de la propia muerte...

EN su Unpopular Es-says, Bertrand Rus-sell refiere una anéc-dota significativa: "F. W. H. Myers, a quien el espiritismo había

inducido a creer en una vida futura, le preguntó a una mujer que acababa de perder a su hija qué pensaba que ha-bía ocurrido con el alma de ésta. La madre replicó: 'Bueno, supongo que estará gozando del júbilo eterno, pero preferiría que no hablase usted de te-mas tan desagradables — . He aquí un ejemplo paradigmático de la agónica división en que vive la mente humana ante el misterio de la muerte, así co-mo de su intento para resolverlo recu-rriendo a la estratagema de evitar pensar en ese agónico enigma.

Pero no siempre intentamos resol-ver el terrible misterio de la muerte re-curriendo al olvido de su realidad; en ocasiones intentamos hacerlo usando la estrategia de conciliar esos dos ex-tremos irreconciliables que son vida y muerte. He aquí otro ejemplo, también paradigmático: ocurrió en el transcur-so de un programa de radio que yo presentaba. Mi pregunta fue: "Y usted (omito el nombre), ¿cree que hay vida después de la muerte?". La respuesta, dada en un tono rotundo, propio de alguien que no duda, que lo tiene muy claro, fue: "Pues verá, como médico que soy es evidente que tras la muerte acaba todo. No hay más que ver un cadáver, su descomposición..." y fue explicando las pruebas de su evidente convicción en que todo terminaba con

la muerte. Pero, tras esa exposición, el personaje en cuestión, no menos ro-tundo, añadió: "Ahora bien, como ca-tólico que soy no me cabe la menor duda de que, en efecto, nos aguarda otra vida en el más allá".

¿Olvido, conciliación de contrarios, creencia férrea en otra vida o ator-mentada vacilación ante el más allá? Siempre la duda. He aquí el grito pe-renne de la especie humana en la voz de un sacerdote azteca:

"Muy cierto es, de verdad nos vamos, de verdad nos vamos; dejamos las flores y los cantos

y la Tierra. ¡Es verdad que nos vamos, es verdad que nos vamos!

¿A dónde vamos, ay, a dónde vamos?

¿Estamos allí muertos o vivimos aún?

¿Otra vez viene allí el existir?, ¿otra vez el gozar del Dador

de la vida?".

Pero, ¿qué ha ocurrido para que nuestra especie, la humana, sea la única marcada a fuego por ese terri-ble enemigo que es la muerte?

PARA UN NIÑO MORIR ES NO ESTAR

Recordemos que, en sus nueve meses de gestación, un bebé reco-rre todo el proceso de la vida en la Tierra. Como ha escrito en Tu hijo el doctor Spock: "En cada niño se

vuelve a reproducir, física y psíquica-mente, según se va efectuando su desarrollo, la historia completa de los seres vivos. Primero, el embrión se presenta en el seno de la madre bajo la forma de una célula minúscu-la, exactamente igual a la primera célula viva que apareció sobre la Tie-rra. Algunas semanas después, cuando se encuentra sumergido en

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el líquido amniótico, el minúsculo ser mucha mayofutificlad. Cumplidos los sus padres y busca la forma en que presenta branquias, como un pez. A seis años de edad, el niño empieza a podrá ocupar su lugar en el mundo, la edad de un año, cuando empieza liberarse lentamente de la tutela de fuera de la esfera familiar. En esa a mantenerse en pie y a utilizar las manos y los dedos, reproduce aquel período de hace muchos millones de ara un niño la muerte no es la oscuridad de años en que los seres vivos de en- tinieblas con que los ad Ros la imaginamos, sino tonces también dejaron de caminar a ese lugar saturado de e ergía, luz y amor que cuatro patas y descubrieron de este nosotros llamamos "ciel .". modo que las manos les serían de

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E xistir es sólo sentirno percepción. O sea, de por el contrario, sería eso que llamamos Re no esa individualidad

época el niño revive probablemente la etapa que conocieron nuestros primitivos ascendientes, cuando se dieron cuenta de que era mejor unir-se en comunidades importantes que errar por los bosques en pequeños clanes independientes...". Este texto significa que tanto nuestra especie, en el transcurso de todo su proceso vital, como nosotros, a nivel de indi-vidualidad, hemos ido intensificando la frecuencia de nuestros ritmos ce-rebrales y, con ello, hemos ido mo-dificando nuestra forma de ver y en-tender la realidad.

Yo invito a los lectores a que acu-dan a mi Tratado Teórico-Práctico de Anatheóresis para mejor comprender el contenido de este artículo, pero, consulten o no esas páginas, el he-cho cierto es que la realidad que percibe una lombriz de tierra no es igual a la que percibe un calamar, y que la que éste percibe en nada se parece a la que perciben un salta-montes, un león o un chimpancé, tres animales cuya percepción de la realidad también difiere entre sí. Lo mismo sucede con la realidad que percibe un feto humano: es diferente a la que percibe un bebé en su épo-ca preverbal, que a su vez difiere de la que siente y entiende un niño de más de dos años, pero de no más de siete a doce años. Porque en todos estos casos -en los de la evolución de la especie y en los de la evolución de los humanos- los cerebros que perciben son distintos. O sea, la muerte es otra en su realidad en ca-da uno de esos casos.

Para un reptil, con su cerebro pri-mario, quizá poco más que onírico, la muerte es un componente de la vi-da, algo que forma parte de ella y que no comporta temor, pues sólo supone el sufrimiento de un proceso fisiológico de agonía. Para un perro, con su cerebro ya de mamífero, la muerte -cuando llega, no antes- es algo más que simple sufrimiento físi-co: su mirada moribunda refleja una intensa chispa de comprensión, algo así como la despedida de alguien que sabe que se aleja hacia un vacío en el que su ama o amo ya no esta-rá. Por su parte, para un niño, morir es no estar. Por eso un pequeño de-sea la muerte de cuanto le perturba, porque, de hecho, lo que quiere es que ese algo que en un momento

dado le fastidia se aleje de su entor-no. No quiere verlo y desea que se "muera". También por eso se cubre los ojos con las manos y dice: "No estoy" o "Me he muerto", porque pa-ra él morir es alejar de su mirada aquello que le daña.

Pero hay más. El niño no sólo tie-ne otro concepto de la muerte, sino que todo evidencia que para él ésta no es la oscuridad de tinieblas con que nosotros, los adultos, la imagi-namos, sino ese lugar saturado de energía, luz y amor que nosotros llamamos "cielo". Y ello por la sen-cilla razón de que posee una per-cepción -la tiene ya en el útero ma-terno y la va perdiendo a medida que crece- que es capaz de perci-bir esa luz sumamente deseable, por acogedora, de la que hablan quienes han vivido una experiencia en el umbral de la muerte o quienes alcanzan un éxtasis.

Para los niños, para su cerebro de ritmos lentos de conciencia, no pa-rece haber duda: la vida es más que eso que nosotros, los adultos, con-sideramos vida. Para ellos también la muerte es vida y por eso no se plantean -no pueden hacerlo- creer o no en la supervivencia tras la muerte. Para ellos, muerte y vida no son todavía un dilema a resolver. Y es lógico que así sea porque su ce-rebro, por no haber alcanzado toda-vía la madurez de los ritmos rápidos de la vigilia -los llamados ritmos be-ta-, se mantiene todavía en una per-cepción subjetiva, holística, unida al todo, inmersa en una conciencia global.

Para la cebra, la muerte es básica-mente el dolor de la dentellada del le-ón, la pérdida de los sentidos, de la motilidad... Para el bebé, la muerte es también unas fauces dolorosas que oprimen y ahogan, algo que todas las células de su cuerpo quieren evitar. Pero ni la cebra ni el bebé -y, en par-te, tampoco el niño- viven en el tor-mento de una constante presencia del concepto muerte.

¿Qué ha ocurrido, por tanto, para que nosotros, los adultos humanos, vivamos en el constante sufrimiento de saber que llevamos la muerte al la-do, acechante, dispuesta a transpor-tarnos a su reino, un lugar que conce-bimos formado con una materia tene-brosa, saturada de tinieblas vivas?

DOS FORMAS DE MORIR

Lo que sucede, simplemente, es que cuando llegamos a una edad que oscila entre los siete y doce años, en nuestro cerebro han madurado ya unas ondas eléctricas de mayor in-tensidad que las de la infancia: los mencionados ritmos beta. Y, entre otras cosas, esos ritmos, esas nue-vas ondas cerebrales, comportan que el mundo -que para nosotros, cuando fetos, bebés y en parte niños, era subjetivo y holístico entre otras propiedades analógicas- pasa a ser dual, razonador. O sea, para un adul-to, en vigilia, ya hay un yo objetivado, un yo que divide un mundo -el mío-, de otro mundo -el del otro-. Y hay también un concepto "tiempo" que nos dice que un día surgimos a la vi-da, a una vida que desdichadamente otro día no lejano tendremos que abandonar. Y como otra de las pro-piedades del cerebro beta es que percibimos el mundo como indivi-dualidad, como singularidad, no en-tendemos ya -como lo hace el niño, especialmente el bebé, aunque a su manera- que la vida es todo, que no hay vida y muerte, como no hay día y

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uando llegamos a una e siete y doce años, en nu madurado ya los ritmos mundo de forma dual: "e

noche, que nada se fragmenta, que todo sigue y forma una unidad que es totalidad.

Lo terrible de todo esto es que el cerebro holístico del niño persiste en el cerebro del adulto, pero no son dos cerebros que forman uno, sino que están escindidos. Es así cómo dentro de nosotros sobrevi-ven las dos formas de entender y vi-vir la muerte: la que nos dice que todo sobrevive y la que nos dice que todo termina. Sin que sepamos, además, si alguna de esas dos for-mas de concebir la realidad es cier-ta, porque ese mismo cerebro beta que enjuicia nos dice que nada po-demos saber de la Realidad -así, con mayúscula-, dado que nuestra percepción, todas nuestras formas de percibir, según sean los ritmos cerebrales que predominen, son só-lo aspectos de la Realidad. O sea, son sólo las "realidades" que esas mismas percepciones proyectan, las "realidades" pertenecientes a los mundos mentales que esas ondas forjan; pero ninguna de ellas es, ne-cesariamente, la Realidad que da respuesta cierta al enigma de la muerte.

EL MITO DEL PARAÍSO PERDIDO

El mito del Paraíso Perdido es el gran mito de nuestra humanidad. Esa manzana simbólica que un día co-mieron Adán y Eva y que nos iba a transformar en dioses es, en efecto, la expresión que explica la nueva for-ma en que el adulto percibe el mun-do y que tiene su centro y límite en el miedo a la muerte. Un terrible temor que intentamos vencer recurriendo al imposible olvido de que existe o compensándolo con mil formas de razonamiento que intentamos nos lle-ven a la certeza de que nada acaba cuando termina el cuerpo.

Y como ese cerebro beta, de vigi-lia, es el razonador, el que considera-mos creíble y válido, la historia de nuestra humanidad post-adamita es la historia de una especie con un cór-tex cerebral capacitado para el excel-

so diálogo socrático, pero, sobre todo, la historia de una especie que por causa de ese mismo nuevo córtex cerebral dual ha cargado con el dolor de entender que un día, inevitablemen-te, su cuerpo volverá a la arcilla de la que surgió.

Ya el hombre del Paleo-lítico, nuestro más lejano ancestro con neocórtex cerebral, era enterrado ce-remonialmente. Y desde aquel lejano tiempo en el que se inició nuestra espe-cie razonadora, no ha ha-bido cultura alguna que no haya intentado mitigar su miedo a la muerte con al-gún tipo de creencia sobre el renacimiento en el más allá. Con lo que nuestra cultura racional ha pasado a ser la cultura del temor a la muerte, la cultura de una humanidad dual que se mueve en los dos polos de su dicotomía muerte-vi-da y que intenta resolver ese dilema por la vía impo-sible del razonamiento y no acudiendo a la fuente viva del sentimiento vida-plena que alienta en nues-tro otro cerebro, esa fuen-te en la que sí saben beber los místicos, esos extra-

ños seres -extraños para la razón-que, en lugar de mirar hacia fuera, se limitan a sentir la plenitud de su subjetividad.

Lo malo es que ese otro cerebro no dual, el cerebro holístico de los rit-mos lentos, es inefable, o sea, no puede explicar con una sintaxis foné-tica lo que es sólo sentimiento. Y eso motiva que nuestro cerebro razona-dor intente aliviarse con explicacio-nes que no son del sentimiento, sino del pensamiento, o con explicaciones que intentan traducir -y lo hacen mal- esos sentimientos.

¿SUPERVIVENCIA O INMORTALIDAD?

Uno de los problemas básicos al hablar de la supervivencia después de la muerte es precisamente esa doble percepción cerebral. Veámoslo exponiendo aquí cómo la entienden

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ambos cerebros, el razonador, el de vigilia y el holístico.

El cerebro de vigilia, que es segre-gador y unidimensional, que se mue-ve en el tiempo, fragmentándolo, está incapacitado para comprender la muerte. Este cerebro entiende que hay una vida que termina y que más allá de la misma no puede haber na-da, porque la muerte es precisamen-te la palabra que utilizamos para defi-nir ese nada, ese más allá de la vida que no podemos percibir.

Pero este mismo cerebro concep-tual de vigilia sí puede extrapolar cuanto sabe: eso precisamente es razonar, contrastar los opuestos. Cuando este cerebro quiere explicar la muerte, tiene que recurrir a lo que conoce, que es la vida, y por eso habla de que más allá de la vida hay otra vida. Pero, eso sí, otra vida que puede ser mejor o peor que la que estamos viviendo, o sea, que puede ser un cielo o un infierno. Algo que, lógicamente, se decide tras un jui-cio, porque enjuiciar, es decir, sacar una conclusión casi siempre de ca-rácter moral tras contrastar los opuestos, es lo que sabe hacer este cerebro. Así que ya tenemos una forma de supervivencia, un más allá en el que estaremos bien o estare-mos mal. Aunque -hay que decirlo-también puede haber otra forma de sobrevivir: volver a este mundo en una cadena de vidas que, lógica-mente también, están justificadas por otro juicio que es el karma. Así, nuestra vida posterior será mejor o peor según el débito que hayamos acumulado en la que la precedió.

Por su parte, el otro cerebro, el holístico, percibe, por el contrario, ese más allá de la vida como una fu-sión con la Totalidad. O sea, no ha-bla de supervivencia, sino de inmor-talidad. En La Filosofiá perenne Al-dous Huxley escribió: "La inmortali-dad es la participación en el eterno ahora de la divina Base. La supervi-vencia es la persistencia en una de las formas del tiempo. La inmortali-dad es el resultado de la liberación total. La supervivencia es la suerte de aquellos que se hallan parcialmente liberados en algún cielo, o que no es-tán liberados pero se encuentran, por la ley de su propia naturaleza tras-cendida, obligados a escoger una

servidumbre de purgatorio o encar-nación todavía más penosa que la que acaban de abandonar". Dicho más directa y escuetamente: la in-mortalidad presupone la pérdida de nuestra forma de percibir y entender la vida. O sea, la pérdida de nuestra individualidad. La supervivencia, por el contrario, intenta justificar que, de alguna manera, esa individualidad persiste, es decir: soy eterno, pero sin dejar de ser lo que ahora soy.

Y visto esto no es de extrañar que nuestro cerebro razonador gane la par-tida al holístico. ¿A quién le interesa seguir siendo, si no sigue siendo lo que es? De manera que eso de la in-mortalidad con pérdida del yo, a en-tender de la generalidad, es algo que sólo puede contentar a los místicos, que son como niños, como bebés lo-cos. Como loco estaba aquel excelso místico que fue Jalai-uddin Rumi, au-tor de un texto tan "descentrado" co-mo el que sigue:

"Morí mineral y me convertí en planta.

Morí planta y me levanté animal. Morí animal y fui un hombre.

¿Por qué temería? ¿Cuándo mengüé muriendo?

Una vez más moriré como hombre y me elevaré

con los benditos ángeles, mas también de la angélica

condición pasaré. Todo, salvo Dios, perece. Cuando haya sacrificado

mi alma de ángel, me tornaré en aquello que ninguna

mente jamás ha concebido. ¡Oh, no exista yo!

Pues la No Existencia proclama: 'A Él volveremos -.

Y esta inmortalidad de Rumi, que es dejar de ser, ¿no es acaso morir aun cuando sea fundirse con Dios? ¿Y a quién, salvo a un loco como Ru-mi que piensa con el cerebro equivo-cado, le interesa fundirse con Dios si al hacerlo deja de ser él? De manera que no se trata de ser inmortal, sino de sobrevivir.

Pero, ¿cómo explicar eso tan complicado de seguir siendo uno mismo dejando el cuerpo, dejándo-nos, en definitiva, a nosotros mis-mos hechos ceniza?

¿QUÉ ES EL ALMA Y QUÉ EL ESPÍRITU?

Dialécticamente -y la dialéctica pertenece al cerebro razonador- la solución es fácil. Basta con concebir otros cuerpos no visibles, energética-mente sutiles, que animan el cuerpo y que son los que sobreviven tras la muerte física. Unos cuerpos sutiles en los que, naturalmente, sobrevive nuestra individualidad e, incluso, a entender de algunos, nuestra perso-nalidad, eso que en la antigua Grecia era sólo la máscara que utilizaban los actores en tanto daban vida a un ser ficticio, a un personaje que dejaba de existir cuando terminaba la función.

Y esos cuerpos sutiles son el alma y el espíritu. Pero, ¿qué es el alma? ¿Y qué es el espíritu?

Alma es una palabra de origen lati-no que tiene la misma raíz que la grie-ga ánemos -viento- y que el mismo significado que spiritus -en griego pneuma-, o sea, aire, hálito, la respi-ración que convencionalmente indica el principio de la actividad consciente del ser humano y, más en general, el principio de la vida de todo ser vivien-

El cerebro holístico del n dual del adulto. Por esc sobreviven las dos forn• muerte: la que nos dice nos asegura que todo t

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ita inmortalidad presupc individualidad. La supei intenta justificar que e: alguna manera, es dec de ser lo que ahora soy

te. Y este principio de alma —que equivale a espíritu— está presente en todas las culturas, incluso en las más primitivas. Para ellas, todo tiene un principio invisible que las anima. Sólo después, con el nacimiento de las lla-madas grandes culturas, como la del antiguo Egipto, ese principio poliani-mista se articula en cuerpos sutiles o invisibles definidos, como un cuerpo físico (iat); un cuerpo astral (ka), una especie de envoltura que aún partici-pa de la estructura etérea que forma el universo, y un cuerpo ya entera-mente sutil (ba), que era expresión de la textura excelsamente generadora del Demiurgo.

Como vemos en la escueta expli-cación que antecede, los términos al-ma y espíritu son sólo simples voca-blos con los que cada cultura ha que-rido apresar su concepto de supervi-

vencia. Pero la confusión que esos vocablos han causado es tanta que por alma —o sea, por espíritu, que es lo mismo— puede entenderse ya cual-quier cosa. Así, el catecismo de la Iglesia Católica la define de la siguien-te manera:

—¿Qué es el alma? —El alma es un ser vivo sin cuerpo

que dispone de razón y libre volun-tad.

Imposible decir más disparates fi-siológico-semánticos con menos pa-labras.

De manera que lo único que eti-mológicamente nos queda del alma y del espíritu es que ambas cosas son lo mismo y que las dos expresan la observación física de que cuando un bebé nace y respira, es capaz de mo-verse. O sea, que algo le anima y que ese algo es la respiración. Por tanto,

la respiración contiene algo sutil, no visible, capaz de alentarnos (de dar-nos aliento).

Consecuentemente, morir es dejar de respirar, por la nariz o por la boca. De ahí que en las culturas antiguas —y en algunas actuales— se considerara que un feto era un ser sin alma, por-que para ellas un feto era un algo que —aun pudiendo conocer el mecanis-mo fisiológico de la respiración por la placenta— no respiraba.

Precisamente porque el alma es sólo ese soplo, ese aire que nos ani-ma, Sócrates se pregunta en Fedón si también el alma puede morir, dado que ese soplo puede agotarse en el transcurso de una vida. Aunque, sin embargo, cierto es que también Só-crates opta por un alma inmortal.

Así que no está claro qué es eso de morir y si al morir todo termina. Al respecto, ni siquiera las religiones que surgen de nuestra necesidad de creer en la supervivencia se ponen de acuerdo en qué cosa de nosotros es la que sobrevive en el más allá y cómo lo hace. Y tampoco los filóso-fos aclaran nada. Tanto es así que un viejo chiste nos dice que los pensa-dores se dividen en dos categorías: los que tienen perro (que creen que los perros tienen alma) y los que no tienen perro (que niegan que la ten-gan). Un viejo chiste que expresa una gran verdad: el hecho de que crea-mos o no en la supervivencia depen-de más del deseo de sobrevivir que de las demostraciones de que esa supervivencia exista.

Pero aun cuando la anterior afir-mación es cierta, ¿resulta cierto tam-bién que no disponemos de ningún signo cidro que evidencie que hay una vida más allá de ésta?

¿PODEMOS SOBREVIVIRNOS SIN DEJAR DE SER

LO QUE SOMOS?

Sé que los fieles creyentes de mu-chas religiones dirán que sí, que hay pruebas de la existencia del más alla. Y sé también que lo mismo argumen-tarán los seguidores de doctrinas co-mo la espiritista y los ahora muchísi-mos creyentes en vidas pasadas (o sea, en vidas futuras).

¿Todo simple necesidad de sobre-vivirnos sin dejar de ser lo que so-mos?

Cierto es que ninguna religión ni doctrina puede demostrar de mane-ra evidente la existencia de una for-ma de supervivencia, como lo es que las regresiones a vidas pasadas no prueban que éstas sean verdade-ras (y aquí vuelvo a remitir a los lec-tores a mi libro ya citado), pero tam-bién es verdad que sí hay signos

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onnAR Ál VAPF7

que pueden avalar la creencia en un más allá. Y aquí, como en todas las ocasiones en que intentamos mos-trar la posible realidad de alguna for-ma de supervivencia, hemos de en-trar inevitablemente en el mundo subjetivo, en la experiencia personal de quien eso expresa, que en este caso soy yo. Y mis experiencias al respecto son muchas y variadas.

Primer ejemplo: cuando mi padre murió, yo tenía 17 años y estaba junto a él. Y observé que, en su agonía, mi padre fue saludando a amigos falleci-dos que, al parecer, habían ido a reci-birle. Pero lo sorprendente fue que, súbitamente, pareció extrañarse de que entre ellos estuviera una mujer a la que profesaba un gran amor porque le había hecho de madre y que él sa-bía estaba viva. Su frase fue: "Pero tú (omito su nombre) no tienes que estar aquí", o sea, entre los muertos. Y en efecto, cuando mi padre enfermó esa mujer estaba viva y sana, pero murió repentinamente unos días antes de que lo hiciera mi padre. Me consta, además, que durante su corta y en to-do momento agonizante enfermedad, nadie le había comunicado a mi padre que aquella mujer había muerto, pues era obvio que en el ánimo de todos estaba que habérselo dicho hubiera puesto más dolor todavía a su agonía. Aclaro también que mi padre no era precisamente lo que llamamos un cre-yente. Pero lo que importa es: ¿cómo pudo encontrar a esa mujer entre los muertos si nada sabía sobre su repen-tino fallecimiento?

Otro ejemplo: en mi terapia anathe-orética suelo recurrir a lo que denomi-no "Percepción Global Inducida", una estrategia de sintonización con arque-

tipos a través de la cual los pacientes vivencian seres luminosos que, sor-prendentemente, nada más surgir en la mente del paciente asumen auto-nomía propia y actúan por su cuenta, siempre con efectos altamente tera-péuticos. Sé que esto, escrito así, es-cuetamente, sonará extraño, pero me es imposible exponer aquí, en el corto espacio de un artículo, la increíble ri-queza de matices de ese fenómeno, típico de la expresión de un más allá luminoso, celeste y liberador.

Otro ejemplo: similar al fenómeno descrito antes —y también enmarcado en un mundo de luz y amor— es la for-ma en que en el transcurso de mi te-rapia anatheorética vivencian sus ex-periencias aquellos pacientes que han sufrido una muerte clínica —una experiencia en el umbral de la muer-te— dentro del útero o en el conducto de nacimiento.

Otro ejemplo: con una determinada estrategia, en anatheóresis suelen ex-perimentarse también intensos éxtasis. Algo que, como las experiencias ante-riores, no se puede describir con pala-bras, pero que conozco a la perfección.

Otro ejemplo: he conocido muchas muertes de cerca y, si tuviera que describir la impresión que en todos los casos he recibido, tendría que ha-cerlo del mismo modo que lo expresa Elisabeth Kübler-Ross, si bien yo no

afirmo, como hace ella, mi total cre-encia en la supervivencia.

Podría añadir otros muchos ejem-plos más, pero eso no supondría de-mostrar que existe un más allá, ni ex-plicaría cómo es ni tampoco cómo lo viviría cada uno de nosotros al llegar a ese lugar. A lo sumo, sería una casuís-tica a investigar. De manera que me resisto a caer en la "esquizofisiología" de negar con un hemisferio cerebral la supervivencia y de aceptarla con el otro. Pero si tuviera que definirme, algo que nunca antes he querido hacer, di-ría —volviendo a mis propias palabras en este artículo y, al tiempo, parafrase-ando a Shakespeare— que la Reali-dad, la auténtica Realidad, la que es-conde el velo de nuestra limitada per-cepción, es mucho más fantástica que esos pobres mundos de supervivencia en los que tantos humanos creen.

Por ejemplo, el hecho de que el ce-rebro racional —que es sólo una forma de percibir— entienda que la muerte es algo definitivo se debe a que nos he-mos identificado con un yo que, a su vez, se identifica básicamente con el cuerpo, de manera que perder el cuerpo es morir. Pero si tenemos en cuenta que ese cerebro racional es sólo una forma más de percibir, o sea, es otra forma de soñar —que eso es el sueño, una forma de percibir—, ¿qué tiene de extraño que en un sue-

ño desaparezca nuestro cuerpo y sigamos sien-do? Porque ser no es existir. Existir es sólo sentirnos vivos en cual-quier forma de percep-ción. 0 sea, de vida. 0 sea, de sueño. Ser, por el contrario, sería un autén-tico despertar. Sería eso que llamamos Realidad. Un despertar siendo o no esa individualidad que no queremos perder.

¿Todo termina, pues, tras el sueño que ahora estamos viviendo? Pue-de ser. ¿O al salir de ese sueño entraremos en otro que creeremos vida, y así durante un tiempo o eternamente? Quizá. ¿O algún día llegaremos a despertar? No lo sé.

Joaquín Grau

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¿CÓMO EXPLICAR VERSE FUERA

R ECIENTEMENTE publiqué en varios diarios de Escocia una solicitud pidiendo testimonios

de personas que hubieran sentido en alguna ocasión que su mente o "par-te pensante" se encontraba fuera del cuerpo físico. Uno de los relatos que recibí, en respuesta a mi petición, fue el de un hombre inglés de 49 años de edad. Éste aseguraba haber tenido una sorprendente experiencia des-pués de sufrir una caída desde una altura de unos seis metros y atrave-sar un techo de asbesto (material pa-recido al amianto). "Mientras mi cuer-po yacía en el suelo -escribió-- vi una luz y me moví hacia ella traspasando la pared y dejando mi cuerpo atrás. El movimiento no me causó esfuerzo al-guno... La luz era intensa..., era amor, alegría y perfección y me recibió sin reserva alguna" En una conversación posterior, esta persona me contó que había sobrevivido a su accidente sin lesión alguna, aunque la sensación de estar fuera de su cuerpo le había impresionado de tal forma que el he-cho dejó en su memoria una huella indeleble.

Otro relato que llegó en respuesta a mi llamamiento fue el de una mujer escocesa de 32 años que decía ha-berse encontrado "fuera de su cuer-po" mientras se hallaba corriendo -entrenando para un maratón- una distancia aproximada de 19 kilóme-tros. "Empecé a sentir como si no estuviese mirando a través de mis ojos -escribía en su carta- sino des-de otra parte... Sentí como si algo estuviera saliendo de mi cuerpo... y me vi a mí misma corriendo... Mi 'al-ma', o lo que fuese, estaba flotando sobre mi cuerpo, tan alto que podía

ver la copa de los árboles y unas pe-queñas colinas".

¿QUÉ SE SIENTE AL ESTAR FUERA DEL CUERPO?

Existe mucha información respecto a las experiencias fuera del cuerpo en libros clásicos como los de Muldoon, Fox, Vram y Monroe. Precisamente, cuando yo comencé mis estudios so-bre las Experiencias Fuera del Cuer-po (extracorpóreas), lo primero que me interesó fue la variedad de testi-monios recogidos en cuanto a los sentimientos de las personas, las co-sas que ven y a dónde van durante esas experiencias.

Sin embargo, y a pesar de que ca-da afectado relata su experiencia de forma diferente, existen determinados puntos comunes a todos los relatos, tal y como los investigadores Muldo-on y Carrington pusieron de mani-fiesto, en 1956, en un libro dedicado a

egún los investigadores

Muldoon y Carrington, existen

características comunes a todos aquellos que sufren experiencias fuera del

cuerpo como encontrarse flotando sobre su cuerpo físico y tener una sensación

de choque al regresar a él.

estos casos. Entre las características generalizadas cabe destacar el hecho de que "las personas se encuentran flotando sobre el cuerpo físico, ven éste desde una perspectiva superior y, al regresar a él, tienen una sensa-ción de choque o repercusión".

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Otras investigaciones como las de Green, en Inglaterra, y Poynton, en África del Sur, han expuesto también numerosas características comunes de las experiencias extracorpóreas, comparables a las que yo mismo y otras personas hemos resaltado.

Una de las más extendidas es el he-cho de que cuando una persona está fuera de su cuerpo se percibe a sí misma en formas diferentes. La más común es ver una réplica del propio cuerpo físico que puede ser exacta-mente igual o transparente y lumino-

so. Sin embargo, como prueba de la enorme variedad de sensaciones ex-perimentadas durante este fenóme-no, hay que añadir que algunas per-sonas no perciben ningún cuerpo y se sorprenden de no tener brazos o piernas. En un caso recopilado por

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Green en Inglaterra un hombre des-cribió así su percepción: "Al parecer yo no tenía manos... yo era 'nada', lo único que podá hacer era ver...". Lo mismo ocurre con el llamado "cor-dón astral", conectado al cuerpo físi-co, que algunas personas dicen per-cibir durante las experiencias extracorpóreas. En su libro La pro-yección del cuerpo astral, Muldoon describió en detalle este cordón, pe-ro estudios recientes han hallado que esa característica no es en realidad tan frecuente ni común.

Otras sensaciones y percepciones durante las experiencias extracorpó-reas incluyen experimentar emocio-nes de una gran alegría, viajar a luga-res distantes, desplazarse a otras "dimensiones", ver luces, túneles, en-tidades espirituales, sentir vibracio-nes en el cuerpo... y muchas otras in-teresantes experiencias.

AL OTRO LADO DE LA MUERTE

Recientemente también se han lle-vado a cabo numerosos estudios so-bre testimonios de personas que han estado a punto de morir. Las expe-riencias cercanas a la muerte no siempre incluyen sensaciones de ex-periencias extracorpóreas, pero suele ser frecuente. Así, las investigaciones realizadas por el psicólogo norteame-ricano Kenneth Ring han concluido que las experiencias cercanas a la muerte se caracterizan principalmen-te por las siguientes peculiaridades: sensaciones de paz (60%), experien-cias extracorpóreas (37%), entrar en una zona oscura, a veces un túnel (23%), ver una luz (16 %) y entrar en la luz (10%). Entre las investigaciones de Ring también se recogen testimo-nios de encuentros con entidades es-pirituales, incluyendo personas des-conocidas y familiares. Generalmente los afectados ven también imágenes de los acontecimientos inmediata-mente anteriores a la experiencia y toman la decisión de regresar.

El hecho es que cuando unimos los estudios de los investigadores antes mencionados y los míos propios es evidente que existen muchas similitu-des entre los relatos de experiencias extracorpóreas recogidos alrededor de todo el mundo. Sin embargo, de-bemos recordar siempre que cada experiencia es distinta. Por ejemplo, cuando yo leo los testimonios que numerosas personas me han envia-do, siempre noto que, a pesar de las semejanzas, cada testimonio pone el énfasis en aspectos diferentes. En este sentido, las experiencias extra-corpóreas son similares a las místi-cas, los sueños lúcidos y otras expe-riencias humanas, las cuales contienen elementos individuales pe-ro también comunes. En el caso de las experiencias extracorpóreas las

mpecé a sentir como si no mirase a través de mis ojos —relató al

autor de este reportaje una mujer de 32 arios que tuvo

una experiencia fuera del cuerpo mientras entrenaba

para un maratón—... Sentí como si algo saliera de mi cuerpo y me vi a mí misma

corriendo... Mi 'alma', o lo

que fuese, flotaba tan alto que podía ver la copa de los

árboles..."

investigaciones han mostrado que al-gunas personas se quedan cerca de su cuerpo físico, mientras que otras se desplazan a lugares distantes. En algunos, la sensación de estar fuera del cuerpo parece durar unos pocos segundos y en otros varios minutos u horas. Como toda experiencia huma-na, la experiencia extracorpórea varía de acuerdo con factores que todavía no comprendemos.

¿EN QUÉ OCASIONES TIENE LUGAR LA EXPERIENCIA EXTRACORPÓREA?

La experiencia extracorpórea tiene lugar en gran variedad de circunstan-cias. Muldoon podía incluso inducir la experiencia a voluntad, pero esto es poco común. Es más frecuente, co-mo puede verse en los ejemplos cita-dos al comienzo de este artículo, que algunas experiencias se producen durante accidentes o en situaciones cercanas a la muerte, aunque tam-bién pueden darse mientras se están realizando actividades normales co-mo entrenarse para correr en un ma-ratón. Otras personas han tenido la experiencia mientras descansaban, dormían o se hallaban en estado de duermevela. También se ha experi-mentado la sensación de estar fuera del cuerpo después de ingerir drogas que alteran la mente o estando enfer-mos, meditando o rezando.

Hay que destacar al respecto que una gran parte de los casos ocurren en estados de gran tensión y miedo. Existen, por ejemplo, numerosos testimonios de personas que experi-mentaron la experiencia extracorpó-rea en situaciones de castigo y dolor corporal. Todo ello sugiere que la misma puede ayudar a la persona a escapar de situaciones traumáticas y que por eso mismo se producen con frecuencia durante accidentes.

Este fue el caso de un alpinista es-

cocés de 42 años de edad que llegó un día sin avisar a mi oficina con un gran interés por contarme lo que le ocurrió mientras estaba subiendo, junto a un amigo, una montaña en los Alpes franceses. Según su relato, su compañero se cayó arrastrándole a él ya que ambos estaban enlaza-dos con la misma cuerda. Inmediata-mente después del accidente recor-dó que, en el transcurso de la caída, sintió por un momento como si se hallara flotando sobre la escena y desde su posición veía a una perso-na con un casco de color amarillo dando vueltas fuera de control. La experiencia fue muy breve, pero sólo al despertar se dio cuenta de que en realidad había visto desde el aire su propio cuerpo, puesto que él era la única persona que había en esa área con un casco amarillo.

Otro caso interesante relacionado con tensión y miedo me fue relatado años antes por una mujer policía de 36 años de edad en California. La primera noche que trabajó de guar-dia tuvo que perseguir en automóvil, junto a su compañero, a un sospe-choso armado: "Cuando otros tres oficiales y yo detuvimos el vehículo y comenzamos a detener a los sospe-chosos —me contó—... tuve de pronto miedo y casi de inmediato 'salí' de mi

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cuerpo hacia arriba, situándome a unos 6 metros aproximadamente so-bre la escena. Me mantuve allí con mucha calma, mientras observaba todo el procedimiento, incluyendo verme a mí misma haciendo exacta-mente lo que había sido entrenada para hacer". Curiosamente, ella "re-gresó" a su cuerpo tan pronto el sos-pechoso fue puesto bajo custodia en el automóvil de la policía.

GRAN FRECUENCIA EN LA APARICIÓN DEL FENÓMENO

Aunque se han llevado a cabo va-rias encuestas sobre el tema todavía no es posible tener una idea precisa de cuán comunes son estas expe-riencias. Sin embargo, encuestas re-alizadas con grupos seleccionados al azar sugieren que aproximadamente el 10 por ciento de la población las ha experimentado. Ello quiere decir que en un país como España, con aproximadamente 39 millones de ha-bitantes (estimación de Julio de 1994), alrededor de 3,9 millones de personas habrían tenido una expe-riencia extracorpórea. Cuando se re-aliza la encuesta en grupos de perso-nas con intereses especiales en fenómenos psíquicos, tales como grupos espiritistas o lectores de re-

egún numerosas investigaciones sentir emociones como la

alegría, viajar a lugares

distantes, desplazarse a otras dimensiones o ver

luces, túneles y entidades espirituales son algunas de las numerosas percepciones

experimentadas durante las

experiencias fuera del cuerpo.

vistas como MAS ALLA DE LA CIEN-CIA, los porcentajes son mucho más altos. Esto se debe probablemente a que los intereses en estos temas concentran a personas con este tipo de experiencias y, en consecuencia, la incidencia de las mismas es entre ellas más elevada. Actualmente es-toy analizando una encuesta sobre experiencias extracorpóreas llevada a cabo mediante una encuesta publi-cada en MÁS ALLÁ DE LA CIENCIA, y espero pronto tener una relación del número de personas que han ex-

perimentado estar fuera de su cuer-po. En cualquier caso, los datos ana-lizados hasta el momento apuntan hacia el hecho de que entre el 50 y 60 por ciento de los lectores que lle-naron el cuestionario han vivido una experiencia extracorpórea.

La literatura parapsicológica cuen-ta con escasos estudios experimen-tales sobre las experiencias extra-corpóreas, sobre todo porque son difíciles de llevar a cabo ya que se necesita la cooperación de personas que puedan controlar la experiencia a voluntad cuando ésta se produce o conozcan métodos para provocar-la. A pesar de ello, algunos estudios han tratado de obtener evidencias en laboratorio sobre este tipo de percepciones. Para ello se ha inten-tado, entre otras cosas, verificar la habilidad de algunos sujetos para obtener información de lugares re-motos mientras dicen sentirse "fuera de su cuerpo".

En una de esas investigaciones, el psicólogo y parapsicólogo norteame-ricano Charles Tart colocó a una jo-ven en una cama y conectó en la ca-beza de la chica electrodos para medir sus ondas cerebrales mientras sufría la experiencia. Como la joven solía tener numerosas experiencias extracorpóreas durante el sueño, se-gún afirmaba, Tan le pidió que tratara de salir de su cuerpo e intentara ver un número de cinco dígitos colocado en la misma habitación en que esta-ban, pero fuera del ángulo de visión de la joven.

Después de ensayar el experimen-to durante varias noches, sin resulta-do alguno, en un momento determi-nado dijo que lo había logrado, que había "flotado" hasta el número y lo había leído; y, sorprendentemente, su "lectura" resultó correcta.

ESTUDIOS DE LABORATORIO: VIENDO SIN OJOS

Posteriores evaluaciones estadísti-cas del mismo fenómeno han demos-trado que en cada millón de pruebas similares realizadas se obtiene, al me-nos, un resultado positivo.

En otro estudio llevado a cabo en la Sociedad Americana de Investiga-ciones Psíquicas de Nueva York por el parapsicólogo Karlis Osis se anali-zaron las facultades del psíquico In-go Swan. Swan se "proyectó" a una habitación adyacente para ver algu-nos objetos e ilustraciones colocadas allí por Osis y sus colaboradores, y aunque no siempre consiguió obtener resultados positivos describió correc-tamente los objetos en muchas de las pruebas.

En otros estudios se trató de "de-tectar" la presencia de la persona que estaba teniendo una experiencia ex-tracorpórea de varias formas. En un

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experimento, Robert Morris y sus colaboradores estudiaron a S. B. Ha-rary, un hombre que podía controlar y reproducir a voluntad sus experien-cias fuera del cuerpo. Morris pidió a Harary que visitara áreas específicas en las cuales se habían colocado aparatos que detectaban energías fí-sicas como luz visible infrarroja y ul-travioleta, campos magnéticos y acti-vidad electromagnética de diferentes tipos. Los resultados, sin embargo, no fueron alentadores. Durante algu-nas pruebas se encontró que un pe-queño gato parecía reaccionar a la presencia de Harary, pero no sucedió lo mismo en experimentos posterio-res, por lo que la reacción del felino no pudo ser concluyente.

Posiblemente los mejores resulta-dos de los estudios de detección se deben al trabajo de Osis y McCor-mick con el psíquico Alex Tanaous en la Sociedad Americana de Investi-gaciones Psíquicas. Estos investiga-dores conceptualizaron el problema de la siguiente forma: "si se asume que una persona que sale fuera de su cuerpo puede ir a un lugar y obtener información verídica sobre eventos o cualquier otra cosa, quizás ello signi-fique que la persona se encuentra re-almente en el lugar en donde la infor-mación fue percibida. Y de ser así, quizás fuera posible detectar la pre-sencia de la persona midiendo las vi-braciones ambientales en el lugar es-pecífico". Para comprobar su hipótesis, McCornnick y Tanaous compararon la cantidad de vibracio-nes recibidas por un detector cuan-do se obtenían informaciones verídi-cas y cuando éstas no resultaban serio. La conclusión fue que las vi-braciones eran más frecuentes cuan-do la información que Tanaous apor-taba era válida. Algo que ha sido interpretado por algunos como una evidencia de que el psíquico se en-contraba en ese lugar.

i se asume que durante las experiencias 'fuera

del cuerpo' una persona

puede ir a un lugar y obtener información

verídica sobre cualquier cosa —postulan los científicos McCormick y Tanaous— ello significa que su presencia podría ser

percibida, y en realidad lo ha sido, por un detector de vibraciones."

NO HAY EVIDENCIAS QUE RELACIONEN EXPERIENCIAS EXTRACORPÓREAS Y TRASTORNOS MENTALES

A pesar de que tales experimentos de laboratorio son interesantes e im-portantes, la mayor parte de nues-tros conocimientos sobre las expe-riencias extracorpóreas, durante los últimos 15 años, provienen de análi-sis realizados por encuestas. En este sentido hay que aclarar que las ca-racterísticas sociales o personales de los sujetos afectados no parecen influir en la aparición de la experien-cia. Hasta ahora, el sexo, edad, raza, educación, religión o estado civil de aquellos que tuvieron una experien-cia extracorpórea no parecen influir en la aparición del fenómeno.

Tampoco ha sido posible relacio-nar las experiencias extracorpóreas con la psicología de las personas afectadas, ni con problemas menta-les de ningún tipo.

Según las encuestas realizadas en-tre sujetos que han experimentado este tipo de fenómeno únicamente hay dos aspectos psicológicos co-munes a casi todos ellos: la capaci-dad de "absorción" y las experiencias imaginativas. La primera se refiere a la habilidad de una persona para concentrar su atención interior y te-ner diferentes estados de conciencia. En cuanto a las experiencias imagi-nativas se entiende por ellas la facul-tad de un individuo para tener recuer-dos de la niñez en forma de variadas imágenes mentales y experiencias vi-sionarias. Estos dos aspectos son importantes pues las experiencias extracorpóreas suelen ser más fre-cuentes en personas que experimen-tan alguno de ellos, o ambos. Por úl-timo, otros estudios han encontrado que aquellos que sufren esas expe-riencias suelen tener una alta fre-cuencia de sueños lúcidos, vivencias místicas y otros fenómenos psíquicos como la percepción extrasensorial.

TÉCNICAS DIFERENTES QUE PRODUCEN LA EXPERIENCIA Y SUS RESULTADOS

Una de las preguntas más frecuen-tes que la gente se hace con respec-to a este tema es si es posible provo-car experiencias extracorpóreas a voluntad. Hay que aclarar en ese sentido que las encuestas realizadas señalan que son muy escasas las personas que pueden inducir la ex-periencia cuando lo deseen.

Existen, no obstante, técnicas que pueden ayudar a que surja en el afectado una experiencia fuera del cuerpo. Algunas de ellas han sido discutidas en detalle en Leaving The Body, un libro del fallecido parapsi-cólogo norteamericano D. Scott Ro-

go. Las técnicas varían, pero la ma-yoría de ellas utilizan ejercicios de vi-sualización y relajación que tienen como objetivo que la persona se ol-vide de su cuerpo físico y se vea a sí misma en otro lugar. Otras técnicas, como las propuestas por Muldoon, se basan en usar deseos reprimidos. Muldoon sugiere, por ejemplo, que uno se acueste a dormir después de tomar agua con sal para inducir mu-cha sed. Según su idea el cuerpo as-tral puede desplazarse siempre que la voluntad trate de mover al cuerpo físico mientras éste está imposibilita-do para hacerlo, como ocurre duran-te el sueño. La consecuencia de la orden de la voluntad al cuerpo físico se proyecta en este caso sobre el cuerpo astral y puede producir en-tonces una experiencia extracorpó-rea. Otra fórmula de producirla, utili-

Lin

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personalidad definida entre quienes tie-nen este tipo de experiencias e intentar reproducirlas en laboratorio. Y es que estas potencialidades son similares al don de cantar o de pintar, que dicen mucho sobre la naturaleza humana, por lo que sería conveniente que las compartieran con la humanidad.

¿QUÉ EXPLICACIÓN TIENEN LAS EXPERIENCIAS FUERA DEL CUERPO?

¿Cómo explicar estas experien-cias? Aunque la literatura teosófica, espiritista y parapsicológica propo-nen diversas explicaciones, ninguna de ellas tiene mucha base científica. Como quiera que la característica principal de las experiencias extra-corpóreas es la sensación de estar fuera del cuerpo, muchos sugieren que en esos momentos la conciencia o la mente trasciende las limitaciones físicas. Algunos libros como Numen Personality and lts Survival of Bodily Death, escrito por el inglés Frederic W. H. Myers, proponen que la muer-te no sería sino una experiencia ex-tracorpórea permanente. Ideas simi-lares han sido defendidas por el italiano Ernesto Bozzano y pueden encontrarse también en la literatura espiritista y ocultista.

Existen teorías para todos los gus-tos: desde las que aceptan la expe-riencia como un fenómeno en el que "algo" sale del cuerpo, hasta aquellas demasiado complicadas que defien-den la existencia de una serie de cuerpos con diferentes densidades, características y funciones que se combinan o interrelacionan de una determinada manera, dependiendo del tipo de experiencia que la perso-na tenga. Algunas de las pruebas que parecen apoyar la teoría de la "pro-yección de algo fuera del cuerpo" du-rante las experiencias extracorpóreas

zada sobre todo en el pasado, ha si-do la hipnosis. Los investigadores la usan para sugerir a los sujetos que viajen a un lugar distante.

En suma, existen muchos libros y organizaciones que prometen técni-cas para obtener la experiencia pero, hasta el momento, el problema es que no tenemos evidencia de su efectividad. Además, cada persona es un caso particular y el hecho de que una técnica funcione con alguien no quiere decir que funcione con to-dos. Tampoco tenemos datos sobre qué proporción de personas que utili-zan una técnica concreta tiene éxito, ni contamos con estudios científicos sobre las razones por las que las téc-nicas funcionan o no y cuáles son los factores concretos que influyen a la hora de producir la experiencia.

En mi opinión debemos olvidarnos

de técnicas de aplicación universal y centrarnos en estudiar por qué algu-nas personas tienen éxito y otras no. Posiblemente la diferencia se basa en las características psicológicas y fi-siológicas que hacen que algunas personas sean más sensitivas a las técnicas que otras.

Hay un pequeño número de perso-nas que tienen estas experiencias es-pontáneamente y con frecuencia, y al-gunas que, además, pueden provocarlas a voluntad. Y son éstas las que podrían hacer mucho para ayudar-nos a entender este fenómeno. Para empezar, sería útil que llevaran y con-servaran diarios sobre sus experien-cias, describiendo las características de cada una de ellas con la mayor pre-cisión posible, y en forma cronológica, así como ofrecerse para estudios cien-tíficos que permitan evaluar si hay una

xisten numerosos

testimonios de ~N personas que experimentaron la sensación de estar fuera del cuerpo en

situaciones de castigo y dolor corporal. Todo ello sugiere que las experiencias

extracorpóreas pueden ayudar a la persona a escapar de situaciones traumáticas, y que por eso

mismo se producen con frecuencia durante

accidentes.

47

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son los casos -aunque son pocos-en que una persona obtiene informa-ción mientras dura la experiencia. De forma similar, existe también un nú-mero -si bien es limitado- de casos en los que la persona que está "fuera del cuerpo" es vista por otros como un fantasma.

Recientemente yo mismo recibí un relato de este tipo en el cual una mu-jer inglesa me dijo que salió de su cuerpo y que visitó la habitación de su hermana, que vivía a varias millas de distancia. Cuando escribí a la her-mana preguntándole por el suceso, ésta me dijo que el relato era cierto y que ella había tenido una visión de su hermana. Las experiencias de ambas ocurrieron al mismo tiempo. Estos ca-sos podrían tener otras explicaciones como que la persona estaba presente física y realmente en el lugar, pero no hay duda de que son impresionantes y merecen ser estudiados en más de-talle. Es evidente que a la hora de es-tablecer en qué consisten las expe-riencias extracorpóreas desde el punto de vista fisiológico, los estudios y análisis en laboratorio antes mecio-nados cobran gran importancia.

LA MISTERIOSA NATURALEZA DE ESTA EXPERIENCIA

Otras personas han propuesto ex-plicaciones según las cuales no hay nada que salga en esos momentos del cuerpo. Estas ideas, representa-das en tiempos modernos por la psi-cóloga inglesa Susan Blackmore y el psicólogo australiano Harvey lrwin, sugieren que las experiencias extracorpóreas son una creación de la mente humana, la cual nos engaña

con alucinaciones corporales y men-tales que simulan que estamos fuera del cuerpo. Es decir, tenemos la sen-sación de estar fuera del cuerpo pero se trata de una ilusión que puede, sin embargo, ser descrita con tantos de-talles como la realidad física. Muchos psicólogos prefieren suscribir estas teorías, pero ni siquiera el hecho de que algunos estudios apunten hacia la existencia de variables psicológi-cas relacionadas con las experien-cias extracorpóreas apoyan esta te-sis, pues aún no hay ninguna prueba sólida ni en ese sentido ni en otro.

La investigación parapsicológica y psicológica de este fenómeno no ha permitido por el momento resolver la naturaleza de esta experiencia. En re-sumen, se puede decir que la misma es muy común; que no está relacio-nada con aspectos demográficos co-mo el sexo y la edad; que no parece tener relación con enfermedades mentales; que muestra característi-cas internas similares (sensación de flotar, etc.); que suelen tenerla perso-

()metido a estudio por

el parapsicólogo Karlis Osis, el

psíquico Ingo Swan demostró que podía "proyectarse" durante una

experiencia fuera del cuerpo

a una habitación adyacente y ver algunos objetos o ilustraciones allí colocadas.

nas que tienen experiencias psíqui-cas, místicas y sueños lúcidos; y que está relacionada con habilidades mentales que muestran una vida y sensibilidad interior ricas y con gran-des experiencias imaginativas.

Nuestras conclusiones pueden pa-recer tal vez demasiado modestas para quienes han experimentado esas experiencias ya que han acumulado mucho conocimiento sobre el tema por su vivencia directa. Pero aunque este conocimiento es valioso, también hay que tener en cuenta que, al obte-ner información cuando nos basamos únicamente en experiencias persona-les, no podemos estar seguros de que las mismas sean aplicables a otras personas. De hecho, si se com-paran los libros que describen estas experiencias, como los de Muldoon y Fox, podemos encontrar diferencias significativas. Por eso me gustaría ter-minar el reportaje diciendo que es im-portante combinar el uso de experien-cias personales con observaciones sistemáticas de las experiencias de muchas otras personas.

Cada persona que ha tenido una ex-periencia extracorpórea tiene su propia interpretación, en general relacionada con ideas de proyección. Mi posición como investigador es que, indepen-dientemente de la explicación final de las mismas, este fenómeno sensorial puede decirnos mucho sobre la mente humana y sobre la naturaleza de nues-tras percepciones o interacciones en el mundo físico. Mientras tanto, las expe-riencias extracorpóreas continuarán siendo un enigma.

Carlos Alvarado Fotos: Omar Álvarez

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Miles de personas en todo el mundo han visto en alguna oca-sión al médium brasileño Luis Antonio Gasparetto entrando en trance y dibujando en pocos minutos cuadros firmados po Van Gogh, Renoír o Rembrandt. Sin embargo, la personalidad de Gasparetto es tremendamente más compleja y sus activi-dades notablemente más amplias. Esbozamos aquí esta "cara oculta" del médium más controvertido de los últimos años.

UIS Antonio Gasparetto, el se- gundo de tres hermanos, nació en Sao Paulo el 16 de Agosto de

1949. Leo indiscutible, se educó en una familia espiritista que, lógicamen-te, condicionó su formación. Su ma-dre, Zibia Milani, vivió su primera ex-periencia mediúmnica teniendo en brazos al pequeño Luis, entonces de sólo cuatro meses. De repente -ase-gura- fue "poseída" por un ente del más allá, señalando tal vez en ese pre-ciso momento a un pequeño Gaspa-retto que se vio así marcado de por vi-da con el estigma del espiritismo.

Aldo y Zibia Gasparetto se convir-tieron al espiritismo kardecista cuando sus hijos eran sólo unos niños. Dedi-caban una hora semanal al estudio de la Biblia y asistían a celebraciones y sesiones espiritas. No es de extrañar, pues, que sus hijos terminasen desa-rrollando diferentes especialidades mediúmnicas. En la actualidad, Silva-na, según nos decía ella misma, cana-liza los espíritus de los guías astrales, Luis a los maestros de la pintura y su hermano mayor, lrineu, a los maes-tros de la canción...

Por su parte, la madre de la saga Gasparetto, Zibia Milani, es una repu-tada autora de literatura espírita, con millares de ejemplares vendidos de obras como Esmeralda, Lazos eternos u otros libros psicografiados por me-diación de un tal "espíritu Lucius", guía sersonal de la médium.

A los trece años uis antonio co-menzó a presentar los primeros sínto-mas de su espectacular mediumnidad.

demás de protagonizar sorprenden-es locuciones mediúmnicas en un

idioma desconocido, el joven Gaspa-retto empezó a psicografiar a gran ve-locidad hermosos dibujos y retratos.

Con 18 años, según relata la biógra-fa de Gasparetto, Elsie Dubugras, los padres de Luis acuden al célebre pa-triarca del espiritismo brasileño Fran-cisco Cándido Xavier (Chico Xavier), y en presencia de este histórico per-sonaje Luis Antonio dibuja quince re-tratos psicográficamente, siendo iden-

tificados algunos de ellos por Xavier como obras del gran maestro Rem-brandt. "Desde entonces -nos dice Gasparetto- he recibido miles de cua-dros de docenas de maestros de la pintura que ya desencamaron..."

Ciertamente, al examinar las fir-mas de algunos de sus cuadros po-demos encontrar nombres tan fami-liares como Manet, Da Vinci, Boticelli, Utrillo, Debret, Goya, To-louse-Lautrec, Degás, Tissou, Ris-sot, Ribera, Monet, Modigliani, Renoir, Miguel Ángel, Rafael, Giot-to, Matisse y un largo etcétera entre los que, curiosamente, no se ubican a artistas como Dalí.

Además de la pintura Gasparetto ha desarrollado otras facetas del ar-te como la poesía, la danza, la es-cultura o la litografía. En estas últi-mas especialidades sus facultades son tan sorprendentes como en el campo de la pintura. Como poseído por espíritus invisibles, Gasparetto aporrea un amorfo trozo de barro

con golpes firmes y seguros, y en pocos minutos la informe piedra se convierte en una hermosa escultura de Aleijandinho, Degás o Victor Brecheret. En cuanto a la litografía, en una visita inesperada al taller de xerografía de un amigo (disciplina artística que desconocía por com-pleto) logró transformar en sólo vein-te minutos de trance tres piedras es-tériles en otros tantos Modiglianis.

Pese a todo, la manifestación artísti-ca que ha hecho mundialmente famo-so a Gasparetto es la pintura mediúm-nica. Describir la intensidad de sus demostraciones públicas es muy difí-cil. Sólo quien lo haya visto en acción comprenderá a qué me refiero.

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i\J.1 rI, 72 ASI PINTAN LOS MUERTCIL

Con poca o ninguna luz, sa vo cuando es necesario para la filmación de la experiencia, Luis Antonio se en-cara ante un lienzo incólume. En ese momento cientos de ojos están ya pendientes de cada uno de sus movi-mientos. Con tranquilidad, Gasparetto se toma unos minutos para concen-trarse. No perderá la conciencia en ningún momento e, incluso, podrá en-tre cuadro y cuadro llamar la atención a los periodistas, pedir menos volu-men en la música o reprender a quien no suarda el respetuoso silencio.

Ni que decir tiene que los cuadros efectuados con las manos, entre mo-vimientos erráticos y casi lascivos, co-mo un borracho eufórico, son un es-pectáculo impresionante.

Sin embargo, en la actualidad Gas-paretto no realiza esas extraordinarias demostraciones públicas que fascina-ron a númeroso público durante sus giras mundiales. Público entre el que se encontraban personalidades tan populares como la famosa actriz y buscadora espiritual Shirley McLaine, quien durante su aventura tras el mun-do espiritual terminó entablando gran amistad con el médium brasileño.

La mediumnidad de Gasparetto ha sido ampliamente investigada; en la página anterior, Fernando Jiménez del Oso y Juan José Benítez conversan con él durante una de sus demostraciones.

En la actualidad las actividades de Gasparetto van mucho mas allá de las meras demostraciones fenomenologi-cas de pintura mediumnica Su distri-buidora -Espacio, Vida y Conciencia-se ocupa de difundir por todo el mun-do su mensaje revolucionario para la Nueva Era Algunos de sus libros, co-mo Actitude, reflejan su particular y re-novadora concepción del espiritismo, la mediumnidad y la Era de Acuario

Tras la fundación del centro esprit. Os Caminheiros, en Sao Paulo, y tra sus afamadas giras mundiales, Gas-paretto comenzó una serie en la televi-sión brasileña titulada 3 ° Visión. Es. fue su primera experiencia televisiva la que seguirían otros programas d: éxito como 6° Sentido

Actualmente Luis Antonio divide s tiempo en el pequeño imperio de I. comunicación que dirige en Brasil S programa diario de radio Gasparett. fala con vose (Gasparetto habla conti go) donde el médium, ahora mas tera peuta, habla con sus oyentes sobr: todo lo divino y lo humano, sus curso en la universidad, la atención de su-centros en Brasil y EE.UU., la escuel. de danza, la editorial y el gabinete psi colo. ico le han llevado a desarrolla

En un momento determinado co-mienza una música rítmica a todo olumen y el médium empieza a mo-erse sinuosamente. Se unta las

manos con pinturas de distintos co-lores y, con los ojos cerrados, dispa-ra sus manos contra el blanco lienzo expandiendo la pintura de forma aparentemente aleatoria.

Los manotazos frenéticos recorren todo el papel. Los colores surgen de las manos del médium inexplicable-mente, sin mezclarse más de lo justa-mente necesario.

Sin utilizar pinceles, sólo arañando el lienzo, Gasparetto reproduce un Van Gogh; un aparente borrón he-cho con los pies desnudos es inver-tido y descubrimos en él un hermo-so paisaje de Renoir; dos retratos realizados a la vez con ambas ma-nos resultan un Manet, un Da Vinci... el espectáculo es alucinante.

Por enésima vez visiono el video de una de sus actuaciones y contemplo fascinado cómo, pintando con los pies desnudos y sin más herramienta que unos tubos de óleos, del lienzo virgen surge en pocos minutos un her-moso cuadro firmado sor Rembrandt.

_ los trece años Luis Antonio comenzó a presentar los primeros síntomas de mediumnidad. Además de protagonizar sorprendentes locuciones en un idioma desconocido, el joven Gasparetto empezó a psicografi. a gran velocidad hermosos dibujos y retratos.

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una actividad más propia de un alto -jecutivo que de un espiritista.

-¿Qué supone España para usted? -He estado dos veces en su país:

en Noviembre de 1982 y en Julio de 1991, pero sospecho que he estado antes, en una vida anterior...

-Supongo que es consciente de que se ha convertido en un líder, ca-si religioso, para los miles de espiri-tistas que le han visto actuar...

-Sí, lo sé. Pero los espíritus me han dado la capacidad de manifestarlos a través de mí para poder enseñar al mundo que existen otras formas de vida tras la muerte, que la vida continúa. Pe-ro eso es sólo el principio del camino. No importa el más allá, importa el más acá y nuestra felicidad aquí y ahora.

-Me parece un poco contradicto-rio que un médium, como tal cristia-no, anteponga la importancia del presente a la vida del más allá...

-Veo que hay mucho que desmitifi-car. El espiritismo se ha vinculado mucho al cristianismo por el contexto social en que se manifestó. No olvi-demos que las hermanas Fox, Alan Kardec y todos los pioneros eran cristianos, pero el espiritismo va mu-cho mas allá. Muy al contrario, el dogmatismo de los cristianos ha en-casillado y limitado la universalidad del espiritismo. Yo no soy cristiano, soy Gasparetto.

-Tenía la impresión de que el es-piritismo era una especie de suce-dáneo del catolicismo, cargado de penitencias, dogmas, liturgia...

-No!, eso es una intoxicación de la Iglesia Católica, sobre todo en países como el mío donde catolicismo y espi-

ritismo coexisten tan estrechamente. A mí los espíritus nunca me han hablado de esos dogmas. Es más, para mí, que había sido educado en un contex-to espiritista y cristiano, fue un choque tremendo que los guías, cuando estu-ve estudiando psicología clínica en Es-tados Unidos, me hablasen del sexo y de la necesidad de ganar dinero. Eso no tiene nada que ver con la castidad, la humillación, la pobreza y la autone-gación del catolicismo.

-Pero entonces, ¿cuál es el obje-to de sus exhibiciones públicas?

-La verdad es que ahora no acos-tumbro a hacer demostraciones. Sin embargo, los espíritus son muy inteli-gentes. Mi capacidad para que los guías pinten a través de mí es lo sufi-cientemente impactante como para impresionar y atraer la atención de las personas. Y, al mismo tiempo, es tan creíble como para que sólo algunos piensen que es un fraude. Hay quien incluso cree que, con un poco de práctica y entrenamiento, podría ha-cerlo también, pero no es algo oscuro ni esotérico, es limpio y claro. Está en un perfecto equilibrio entre lo creíble y lo espectacular.

-Eso parece razonable, pero ¿cuál es el fin?

-Sólo uno. Atraer la atención de las personas para poder ayudarles en su evolución. La psicopintura es un me-dio, no un fin. Es el medio de invitar a la gente a despertar, a interesarse por sí mismos. Es mi forma de hacer que me presten atención para hablarles de su evolución personal; no hay más allá, no hay Dios... estamos aquí y ahora. Vivimos con nuestros miedos,

uestras enfermedades, nuestros pro-»lemas, en este mundo y en esta vida. Debemos solucionar esos problemas -ntes de preocuparnos por el karma, -I más allá y todo eso. Porque eso, irremediablemente, ya nos llegará.

-Supongo que eres consciente de • ue estas afirmaciones son revolu-cionarias viniendo de un espiritista...

-¿Ah, sí? Bueno, la verdad es que en Brasil ha sido un escándalo. Un es-cándalo para la Iglesia porque no si-gue sus dogmas; un escándalo para el Colegio de Parapsicólogos porque yo voy más allá de la psicología tradicio-nal; y un escándalo para el mundo es-piritista que estaba acostumbrado a un Gasparetto sumiso y complaciente con el espiritismo kardecista. Pero es ya el momento de comenzar a formar-nos como personas, como los dioses que en realidad somos. Ya está bien de adorar a otros líderes y a otros dio-ses; nosotros somos nuestro líder y nuestro propio dios. En eso radica la Era de Acuario.

-Parece que su filosofía personal ha sufrido una gran evolución...

-Respecto a eso, mi época viviendo solo en Inglaterra fue muy importante. Tenía 27 años cuando me fui solo a Londres y pasé allí vanos meses. Eso me permitió conocer otras formas de pensamiento, otras culturas...; es muy importante viajar y conocer a otras personas que no piensen como noso-tros. Uno de los mayores problemas de los cristianos es el de no conocer que existen otras filosofías y otras cre-encias tan respetables o más que las suyas. Esa será la auténtica Nueva Era y no la idea de un nuevo Vaticano que quisieran crear algunos.

-Quienes le conocen le tachan de ser muy duro con la gente. Su cuña-do me contaba algunas anécdotas en ese sentido que me asombraron...

-¿Duro? A mí acuden miles de personas esperando que solucione sus problemas, pidiéndome que ha-ga algo por ellos; pero yo no hago nada por nadie... lo hago por mi. Si ayudo a una persona es porque me siento bien haciendo eso, no sor es-

1 1 I / I / i capacidad para que los guías pinten a través

de mí es lo suficientemente impactante como para impresionar y atraer la atención de las personas. Y, al mismo tiempo, es tan creíble como para que sólo

algunos piensen que es un fraude."

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perar un premio ni porque me lo manden los espíritus, o por miedo a un castigo, como hacen las grandes religiones. Hago lo que hago porque quiero hacerlo. Pero no voy a solu-cionar los problemas de nadie; yo in-tento ayudarle a que aprenda a solu-cionarlos él mismo.

-Es la vieja historia de enseñar a pescar...

-Exacto. ¿De qué sirve que yo le dé a alguien unas monedas para que se compre un bocadillo? ¿No será mejor que le dé un trabajo para que no tenga que volver a pedir limosna mañana? Antes, en el Centro Os Ca-minheiros dábamos comida y limos-na a los necesitados. Ahora sólo ayudamos a quien quiera ayudarse a sí mismo, a quien quiera construir su propio destino y no ser un mendigo toda su vida. A través de estos años fui descubriendo que lo importante es enseñar a las personas a ser su propio terapeuta. La Gestalt me en--ñí - t..

-¿Y dónde queda Dios? -Cultivarse a sí mismo es adorar a

Dios. -Actualmente ha variado sus acti-

idades públicas... -Ya ha pasado el tiempo de las ex-

hibiciones psicopictóricas. Ahora no hago ese tipo de demostraciones porque ya han cumplido su misión. ' hora organizamos cursillos hasta para tres mil personas. Hemos llena-do plazas y estadios con gente a la que intentamos "enseñar a pescar", como tú dices. Pero ya no son sesio-nes de psicopintura como la de Os Caminheiros, sino espectáculos más ricos y complejos...

Tanto los cuadros como las firmas de

los autores que Gasparetto

psicogra fía en estado de trance

mediúmnico •odrían "engañar" a

los más reputados expertos de arte,

que son en muchos casos incapaces de

dictaminar la falsedad o

autenticidad de los mismos. Junto a

estas líneas, Gasparetto al lado

del autor de este reportaje

-

-Me decía su familia que suele sorprender al público...

-Eso me encanta. La gente viene esperando ver a un místico mesiáni-co vestido con una túnica blanca que le hable de Jesús, del más allá y esas cosas, y de pronto se encuen-tra con luces de colores, música mo-derna a todo volumen y a mí, que aparezco bailando por el escenario. Cada día es diferente. No sé lo que voy a hacer hasta que ya estoy allí. Es fantástico y muy excitante. Esta-mos tan acostumbrados a los tópi-cos y a los moldes... A mí me gusta romper esos moldes tradicionales porque lo realmente importante es el fondo, no la forma.

-Precisamente uno de los tópicos habituales es el de que muchos grandes médiums o sensitivos son homosexuales. ¿Es usted homose-xual?

-Yo sí; ¿y usted? -Ha trabajado mucho tiempo co-

mo psicólogo clínico. ¿Qué opinan

los psicólogos convencionales de su nueva labor?

-En California conocí la Gestalt y otras terapias alternativas y eso es lo que me interesa ahora. En Brasil rom-pí con el Consejo Regional de Parap-sicología. Mi trabajo está absoluta-mente desvinculado de la psicología y la parapsicología tradicional. Nues-tras investigaciones de vanguardia están cada vez más próximas de lo que decían antiguos maestros del esoterismo. Todo está en nosotros. No conozco a nadie más interesante que yo mismo. Y ese sentimiento de autoestima es el que quisiera com-partir. Hemos de replantearnos el concepto de caridad. Nada peor que favorecer la impotencia. Aprendamos a potenciar el Dios que hay dormido en cada uno de nosotros.

La conversación se prolongaría aún durante muchas horas. Pero baste lo expuesto como una ligera aproxima-ción al médium que escandalizó el mundo espiritista. Así es Luis Antonio Gasparetto Milani: rebelde, innovador, espontáneo, impredecible, genial, libre y escandalosamente razonable. En definitiva, alguien a quien merece I. cena escuchar.

anue aria a

a está bien de adorar a otros hderes y a otro dioses; nosotros somos nuestro líder y nuestro prom. dios. En eso radica la Era de Acuario."

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DOS AÑOS Y MEDIO DESPUÉS DE SU DESAPARICIÓN

JACOIEBO e "EL SER HUMANO

Nadie sabe lo que le ha sucedido a este neurofisiólogo de la Universidad Nacional de

México que desapareció misteriosamente hace más de

dos años. En cualquier caso, Jacobo Grinberg nos ha dejado

algunas de las investigaciones más fascinantes y

revolucionarias que se han hecho sobre el cerebro

humano en los últimos años. En esta entrevista, la última

que concedió a un periodista español, el propio Grinberg

explica sus más recientes hallazgos y la repercusión que

podrían tener no sólo a nivel científico, sino personal: "Para

mí—asegura—, estos descubrimientos se han

convertido en una fuente inagotable de aventuras de la

conciencia en mi propia conciencia, ya que estoy

intentando vivir en un nivel donde la realidad es una creación

milagrosa y donde todo se llena de amor porque uno entiende

que en ese nivel todo está unificado."

por Antonio F. Muro San Martín

"No culpo a mis colegas de la Univer-sidad, a los que me miraban con ojos de extrañeza después de publicar la pri-mera edición de Pachita. De hecho, es-tuve a punto de ser retirado de mi cargo académico y ciertamente fui bloqueado y obstaculizado en mis peticiones de apoyo a la investigación psicofisiológica que realizaba y sigo realizando. No los culpo, porque solamente quien tuvo la oportunidad de ver lo que sucedía con Pachita podía aceptar mis descripcio-nes como un testimonio veraz de lo que acontecía y no como un repentino enlo-quecimiento de un profesor hasta ese momento cuerdo y respetable."

Jacobo Grinberg

EL siglo XXI se encuen-tra ya a la vuelta de la esquina. Después, nuestra humanidad conocerá el XXII y el XXIII, y cada uno de

ellos nos traerá leyes desconocidas hoy para nosotros que servirán para explicar el porqué de muchas cosas que aún somos incapaces de enten-der. El trueno sigue siendo el mismo que hace miles de años, aunque an-tes lo interpretáramos como la voz de un dios cabreado y hoy veamos en él un fenómeno atmosférico perfecta-mente explicable. No tiene por qué ser distinto para otro tipo de sucesos

registrados a lo largo y ancho del pla-neta desde hace milenios, como los inexplicables movimientos de obje-tos, las predicciones o determinado tipo de sanaciones increíbles, aunque éstos aún formen parte de una esta-dística que, por ir contra corriente, suele ser ignorada por la ciencia ofi-cial o sacralizada por aquellos que prefieren creer en lo primero que les cuentan. Por eso, quienes se dedican a investigar desde las universidades o instituciones oficiales ese "resto ma-temático" que a nadie parece impor-tar, merecen un respeto muy especial. Afrontan el rechazo de sus colegas y hasta el ostracismo académico sólo

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NO TIENE LÍMITES"

por su afán de conocimiento. Jaco-bo Grinberg fue -Les?- uno de estos hombres, uno de esos científicos transgresores gracias a los cuales hoy, cuando truena, no tenemos que pensar en la ira de unos dioses dis-puestos a dejar caer el cielo sobre nuestras cabezas.

Neurofisiólogo de la Universidad de México, Jacobo Grinberg se espe-cializó en el estudio de la relación en-tre mente y materia y su instrumento principal: el cerebro. Investigó en su laboratorio de aquella universidad las capacidades paranormales de yoguis y chamanes, la comunicación telepá-tica entre distintos cerebros y la vi-

sión extraocular infantil y su posible entrenamiento.

Nadie sabe hoy dónde está Grin-berg. Más de dos años después de su misteriosa desaparición, en Méxi-co D.C. sigue sin encontrarse una ex-plicación a lo que pudo pasar aquel 7 de Diciembre de 1994, fecha a partir de la cual se pierden todas las pistas sobre su paradero. Jacobo Grinberg nunca llegó a emprender un viaje previsto al Tíbet: la desaparición se produjo en su propia ciudad. Y aun-que su familia reconoce que sus teo-rías eran realmente polémicas, ase-gura que Jacobo era respetado y que, aparentemente, no mantenía re-laciones "peligrosas" con nadie.

Hoy, de él sólo nos quedan sus complejos trabajos sobre el cerebro y la conciencia, cuyas conclusiones hablan de una única realidad que ha-ce inviable la tradicional división mente-cuerpo. Grinberg está, por derecho propio, en la larga lista de investigadores de todos los campos que desde la década de los treinta, con los primeros esbozos de la Física Cuántica, trabajan en sus laborato-

rios tratando de correr de forma defi-nitiva el velo de eso que llamamos re-alidad. Y, sin embargo, algo le dife-rencia del resto de sus colegas. Su ventaja radica en que él ha tenido la oportunidad de vivir en la frontera en-tre dos mundos opuestos: el mundo convencional de quienes a fuerza de reducir convirtieron al ser humano en un complejo mecanismo de la Natu-raleza y el mundo mágico de su cul-tura natal, donde los espíritus, la reli-gión, la sanación espiritual y práctica-mente todo se funde, porque allí todo es posible.

Lejos de darle la espalda a esa re-alidad vivida a diario por miles de personas, Jacobo Grinberg, que ya había descubierto en la meditación una llave a otras formas de concien-cia, que había investigado con la psi-cometría psíquica y que se había so-metido a terapias regresivas, decidió vivir de cerca esa realidad mágica. Y lo que descubrió le conmovió tanto que no tuvo más remedio que conju-gar ciencia y magia, o, más bien, no le quedó otra opción que hacer llegar la ciencia a los terrenos que durante siglos sólo habían estado dominados por el misterio.

"Durante más de diez años -nos cuenta en su obra 'Curaciones cha-mánicas'- me he dedicado a investi-gar algunos aspectos de la fisiología cerebral y, aunque me considero bas-tante revolucionario entre mis cole-gas, jamás me imaginé, ni podría ha-ber aceptado, que una parte del ce-rebro pudiera trasplantarse de un ser humano a otro. Jamás lo hubiera aceptado de no haberlo visto. Pero el caso es que lo vi y eso me trastornó tan profundamente que, a partir de ese momento, todas mis concepcio-nes psico fisiológicas cambiaron.

(..) La niña era un 'vegetal' que no se movía, ni hablaba, ni controlaba

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sus esfínteres. En esa operación y cuatro subsiguientes, Pachita cortó el cuero cabelludo con el cuchillo de monte y después abrió el hueso del cráneo usando un pedazo de sierra de plomero.

Yo veía eso y parte de mí pensaba que no era cierto y otra que era mara-villosamente real. Después, Pachita hizo aparecer una sección de corteza humana, tomó un pedazo en sus ma-nos, le lanzó el aliento y le ordenó que viviera: `¡Vive!, ¡vive!' le gritaba.

Luego, con la ayuda del cuchillo, introdujo el pedazo de corteza en el cráneo de la niña y con una serie de movimientos extraños lo dejó deposi-tado allí Por fin, la herida se cerró después de que yo fuera invitado a colocar mis manos encima de la mis-ma. A eso se le llama 'saturar'. La ni-ña fue vendada y devuelta a sus pa-dres.

La operación se realizó sin aneste-sia, sin asepsia y considerando su magnitud y seriedad; lo que se podría haber esperado como mínima reac-ción era una meningitis fulminante. En lugar de ello, la niña se presentó a los quince días para una nueva opera-ción, sin infecciones, sin haberse muerto de shock postoperatorio y con algún síntoma de mejoría. De he-cho, después de cuatro operaciones similares a la descrita, yo vi a esa niña empezar a tener movimientos volun-tarios, balbucear vocablos, quejarse de dolor y sonreír... ¡Sí, sonreír!...".

Poco antes de que oficialmente se diera por desaparecido a Jacobo Grinberg tuve la oportunidad de en-trevistarle sobre sus investigaciones y teorías. Que sepa, fui pues el último periodista español en recapitular jun-to a él sus descubrimientos. A veces su apasionado discurso parecía lle-varme por laberintos sin salida. Sin embargo, si queremos abrir la puerta del futuro estamos obligados a fami-liarizarnos con estas nuevas ideas y conceptos que, desafortunadamente, todavía no han comenzado a llegar al gran público.

Para Jacobo Grinberg primero fue-ron los motores eléctricos en su ni-ñez, después los campos magnéticos y la radio. Al final, la Física y un des-medido interés por el cerebro tras una grave enfermedad de su madre.

Siempre buscando la esen- cia, aunque ello significara meterse hasta el cuello en realidades innombrables pa- ra otros. Eso era lo que más poderosamente me atraía de este investigador capaz de ayudar a Pachita a operar con un cuchillo de monte y, al mismo tiempo, ser amigo íntimo y colega de Karl Pri- bram, a quien debemos la teoría holográfica del cere- bro.

-Usted se ha convertido, por sus experiencias per- sonales, en referencia obli- gada para tratar de enten- der en sus orígenes una gran cantidad de fenóme- nos que tienen que ver con el control o influencia de la mente sobre la materia. Diagnósticos mentales, ci- rugía sin instrumental qui- rúrgico, apariciones de ob- jetos, cierre instantáneo de heridas. ¿Cómo es posible que el cerebro humano, que el ser humano, consiga tales hazañas?

-Para contestar a esa pregunta tendría que dar una serie de explica-ciones previas. Le voy a indicar en qué punto me encuentro en razón a mi entendimiento e investigaciones sobre la relación entre cerebro y con-ciencia, y quizá con ello conteste a su pregunta.

En primer lugar, está ya muy claro que nosotros interactuamos con una matriz informacional o campo infor-macional que todo lo abarca y en-vuelve, y que contiene en cada una de sus porciones toda la información. Es una matriz de tipo holográfico. Pe-ro en ese nivel de cualidad de la ex-periencia no hay objetos separados unos de otros, sino que se trata de un extraordinario campo informacio-nal de enorme complejidad.

Nuestro cerebro interactúa con ese campo informacional, que algu-nos llaman campo cuántico y otros, como David Bühm, el orden implica-do. Los físicos actuales hablan de un campo espacial y la Teoría Sintérgica -mi teoría- le denomina "campo sin-térgico". En fin, el nombre es lo de menos. Lo que importa es que el ce-

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rebro interactúa con este campo y a partir de esa interacción, como resul-tado final del procesamiento cerebral, aparece la realidad perceptual, la que percibimos tal y como la conocemos, es decir, los objetos, formas, colores y texturas.

Pero hay más. En ese campo infor-macional se encuentra la información de esos objetos, pero no la cualidad. El cerebro está encargado de alguna manera de descodificar ese campo informacional y la resultante final es la realidad que percibimos. Nosotros, en general, debido a nuestra incapa-cidad para entender el proceso, con-fundimos ese resultado final con un estímulo primario. Pero lo cierto es que no tenemos acceso al proceso de creación de la realidad perceptual, sino solamente a su resultado final. Y es precisamente esta confusión lo que nos lleva a pensar que la resul-tante final no es un producto creado por nosotros, sino una realidad inde-pendiente o ajena a nosotros, cuando en realidad somos nosotros quienes la elaboramos.

Desde ese punto de vista, la capa-cidad cerebral, esa impresionante descodificación de la matriz informa-

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sitaba, ella realizaba una ope-ración donde, después de ex-traerle los pulmones, injertaba nuevos órganos sanos con sus propias manos. Esto es inconcebible. La cirugía actual empieza ahora a hacer este ti-po de operaciones, pero la forma en que Pachita las lle-vaba a cabo, prácticamente con las manos vacías y un cu-chillo de monte muy burdo, era casi instantánea.

Al presenciar estas y otras intervenciones, lo que me asombraba cada vez más era la inexistencia de pasos inter-medios. Es decir, Pachita sa-caba el pulmón enfermo, injer-taba otro pulmón... y listo. De alguna manera, todo quedaba arreglado como si no hubiese necesidad de una serie de

cional que hace el cerebro para dar lugar a los objetos materiales, ya es algo que ni siquiera alcanzamos a en-tender. ¿Cómo hace el cerebro para lograr el milagro de la realidad común y corriente, de lo que vemos como imagen visual, de lo que oímos como sonido? Son tantas las operaciones cerebrales que se requieren para lo-grar ese verdadero milagro que yo me atrevería a decir que estamos an-te un mecanismo -el cerebro huma-no- con capacidades ilimitadas. Y si nos vamos a funciones más comple-jas, la cosa se complica todavía más. De tal forma que si desde el punto de vista meramente fisiológico no alcan-zamos ni siquiera a entender cómo hace el sistema para funcionar de la manera que lo hace en la vida coti-diana, atreverse a decir que hay un lí-mite para este funcionamiento pienso que es casi una temeridad. Porque, por lo que yo sé, todo parece posi-ble.

-Usted ha tenido la oportunidad única de elaborar sus teorías a par-tir de su experiencia con los cha-manes mexicanos. Incluso ha parti-cipado directamente en operacio-nes por las que en otro tiempo ha-

bría terminado en la hoguera y lo ha

hecho sin perder su perspectiva de hombre de cien-cia. ¿Qué es lo que más le asombró de tales vivencias?

-A mí lo que más me ha asombra-do de todo el estudio que he hecho con los chamanes de México es que estos personajes extraordinarios fun-cionan -o parecen funcionar- en una realidad que no tiene pasos interme-dios, en donde no hay procesos.

Por ejemplo, Pachita, uno de los casos más sorprendentes de los que pude ser testigo. Yo trabajé con ella varios meses. Venía a verla alguien con un problema pulmonar y ella po-día percibir directamente lo que le sucedía y lo que el paciente requería para mejorar. Si el enfermo lo nece-

procesos que normalmente uno su-pone que deben tener lugar para la interconexión de los órganos injerta-dos. Al preguntarle a Pachita cómo hacía ese portento, ella decía que simplemente ocurría así.

Durante estas operaciones de pulmón, corazón e incluso cerebro, Pachita estaba conectada, como ser sensible, a un nivel de la reali-dad en donde lo que ella deseaba ocurría. Aparentemente no había ningún mecanismo mediador entre su deseo y la realización del mismo. Si éste era materializar, el objeto aparecía mágicamente de la nada; si era hacerlo desaparecer, ocurría igualmente.

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Esto era lo más asombroso, y aun-que en general ningún chamán llegó al nivel de Pachita, todos ellos -por ejemplo, Panchito, un chamán ma-ya- tenían esa característica: la de estar localizados en un nivel de con-ciencia directo que se manifiesta en su sensibilidad portentosa, en su ca-pacidad para descodificar informa-ción de forma inmediata. Yo he trata-do de explicar esto de muchas for-mas y la verdad es que no he tenido mucho éxito. Lo último que he pen-sado, que es lo que le voy a explicar, es lo que más se acerca, de acuerdo con mis ideas, a un posible entendi-miento de lo que sucedía.

Decía antes que el cerebro, al in-teractuar con este campo informa-cional pre-espacial, configura la rea-lidad percibida. Y pienso que esa "realidad" que se crea, una vez manifestada, tiene una "existencia real". Lo que ve-mos, las formas, los colores, existen en este nivel del que hablo. Son, paralelamente, el producto final de un procesa-miento, pero una vez que están ahí tienen una existencia real, aunque existiendo como "con-ciencia", no como "materia". Y, de acuerdo con esta teoría, Pa-chita estaba "localizada" en es-ta Conciencia directamente. En este caso, no habría un proce-so de creación y lo que sucede es que Pachita, de alguna ma-nera, manejaba las leyes de es-ta conciencia que llamamos mundo. En ese nivel no hay pa-sos intermedios puesto que to-do es conciencia; es decir, también los objetos que perci-bimos como resultante final son parte de la Conciencia.

Si uno está totalmente loca-lizado, si no tiene ninguna du-da acerca de que la realidad es ese nivel, entonces uno, sim-plemente funciona en ese nivel y con las leyes de ese nivel. Eso es, al menos, lo que estoy empezando a concluir después de 15 años de estudiar y tratar de explicar lo que sucedía con Pachita. Si se fija, la explica-ción es de lo más sencillo que hay y, al mismo tiempo, de lo más complejo.

-Ya le anticipo que me encuentro entre quienes lo ven bastante com-plejo. Los científicos saben que la transmisión de información en el in-terior del cerebro se realiza entre las neuronas mediante impulsos eléctri-cos. Pero la manera exacta en que esas pautas eléctricas se convierten en pensamientos y sensaciones de la mente sigue siendo un profundo misterio. ¿Ha encontrado usted la explicación a este enigma en los análisis que ha realizado en labora-torio con chamanes como Rodolfo Flores? ¿Ha conseguido reconciliar ciencia y conciencia?

-Definitivamente, sí. La Teoría Sin-térgica afirma que en el procesamien-to que el cerebro hace para "cons-truir" la Realidad, uno de los últimos

pasos es la creación del "campo neu-ronal". La idea es que cada proceso energético que se lleva a cabo en la estructura de cada neurona, dendrita o axón del cerebro, crea una micro-distorsión de la estructura del pre-es-pacio y que las interacciones entre to-das estas microdistorsiones dan lugar a una macrodistorsión hipercompleja denominada "campo neuronal".

Así, el "campo neuronal" es una matriz resultante de la actividad neu-ronal del cerebro. La Teoría Sintérgica afirma que este "campo neuronal" ac-túa a su vez con la matriz preespacial y, a partir de esa interacción, aparece la "realidad perceptual", es decir, la que percibimos con los sentidos físi-cos. Esta es la Teoría Sintérgica.

Dependiendo del "campo neuro-nal", de su sintergia, de su coheren-cia y su densidad informacional, así será el nivel de interacción con-gruente con el campo cuántico. Se puede predecir o plantear la hipóte-sis de que una persona con un gran desarrollo debería poseer un "campo neuronal" de alta sintergia, muy co-herente y equilibrado, pero funcio-nando en alta frecuencia. Eso le per-

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mitiría interactuar con un nivel más básico que un "campo neuronal" de menor sintergia.

Lo que vimos en el cerebro de don Rodolfo Flores es que se trata de una persona extraordinaria que con-firma lo que acabo de decir. La máxi-ma densidad de sus nexos de cohe-rencia está localizada en altas fre-cuencias, comparativamente con su-jetos normales de su misma edad, cuyos nexos de coherencia están en bajas frecuencias. Por tanto, la evi-dencia que estamos obteniendo a ni-vel de laboratorio viene a confirmar la Teoría Sintérgica.

—Podríamos, por lo que alcanzo a entender y sin forzar demasiado sus teorías, encontrar muchos puntos de relación con los campos morfogenéticos de Rupert Shel-drake o el inconsciente colectivo de Jung...

—Vamos a un hecho concreto. Una experiencia visual requiere un "cam-po neuronal" de mayor densidad in-formacional que una auditiva, y aun-que en ambos casos la experiencia se asocia a la interacción del "cam-po neuronal" con la estructura del

pre-espacio, el resultado de esta in-teracción tendrá diferentes cualida-des. Entendiendo por cualidad la in-mediatez fenomenológica de la ex-periencia en sí. La cualidad de una experiencia no se puede reducir a una descripción: la única manera de conocerla es experimentarla o sentir-la directamente. En el pre-espacio no existe cualidad. El Sol, por ejem-plo, no emite luz cualitativa sino on-das electromagnéticas y fotones. El sonido aparece cuando un ser sensi-tivo interactúa con las vibraciones. De esta forma, la cualidad de la ex-periencia parece depender de una interacción entre la información con-tenida en la estructura del pre-espa-cio y un observador sensible. Este último aporta a la información algo

que la transforma en cualidad, es decir, la impregna de conciencia. Esto no quiere decir que la cuali-dad mejore la interacción, sino que la complejidad de la interac-ción, su densidad informacional y su coherencia, es decir, su sin-tergia, modifican la cualidad fun-damental básica que se encuen-tra en la raíz de la realidad, dan-do lugar, por ejemplo, a la cuali-dad visual.

Una de las repercusiones de todo lo anterior es que la cuali-dad de cualquier experiencia es un reflejo y una manifestación de lo que es común a todo ser sen-sitivo y además nos da opción a pensar en la existencia de dife-rentes campos neuronales y, por

tanto, en interacciones directas entre cerebros. Más aún: siendo el "campo neuronal" una particular distorsión de la estructura del pre-espacio, se pue-de inferir que existe un nivel de esta estructura que contiene la informa-ción de todos los campos neuronales existentes. Esta estructura es lo que en sintergia se ha denominado "hi-percampo".

Y si lo anterior es correcto, enton-ces es posible pensar que la expe-riencia individual está matizada por la experiencia colectiva en todos sus ni-veles, desde el puramente perceptual hasta el cognitivo. Incluso se podría conjeturar que puede existir una rela-ción entre lo que conocemos como creatividad y la capacidad de un ce-rebro de codificar de manera con-gruente el "hipercampo".

—Sus estudios han sido largos y complejos, salpicados de expe-riencias personales de una intensi-dad fuera de lo común. ¿En qué momento de sus investigaciones se encuentra?

—Estoy entendiendo la realidad co-mo conciencia, intentando no olvi-darme de esto, refrescándome cada momento en esta visión y prosiguien-do los estudios en el laboratorio, por-que aún hay muchas cosas que ha-cer, muchas hipótesis que probar.

En estos momentos, por ejemplo, estamos solicitando fondos para es-tudiar si existen interacciones directas entre el cerebro humano y el de los delfines. Una vez que hemos logrado —aunque seguimos en ello— eviden-cias de interacciones entre cerebros humanos, ahora queremos ver si esas interacciones se dan también entre el ser humano y otras especies. La hi-pótesis de la que partimos es que sí, que existen, ya que hay una unidad entre todos los seres. (Ver reportaje al respecto en este mismo número.)

Otra investigación es la que lleva-remos a cabo cuando venga una profesora de la India muy interesa-da en el tema del potencial transfe-ridó, de la interacción entre cerebro y cerebro. Vamos a intentar hacer un experimento a larga distancia entre la India y México. Ella estará tres meses con nosotros para entre-narnos y tener una metodología conjunta. Después pondremos en

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marcha el proceso. Esto es muy im-portante porque una de las conside-raciones de las que partimos es que existen leyes particulares de la con-ciencia que no necesariamente son las mismas que conoce la ciencia Física, aunque en este punto ya hay, o podría haber, un acuerdo. Una de esas leyes es la no locali-dad, que ya ha sido observada en las partículas elementales; así, la paradoja Einstein-Podolsky-Rosen indica que entre las partículas hay efectos de interacción no local. ¿Y qué quiere decir esto? Pues que existen interacciones instantáneas a distancia, interacciones que no pue-den ser explicadas por la Teoría de la Relatividad ni por ningún sistema capaz de enviar información de una partícula a otra, a no ser que consi-deremos que a nivel cuántico existe una Unidad.

Todo lo cual tiene una explicación práctica en los experimentos de inte-racción entre cerebros. La metodolo-gía de estas investigaciones consiste en registrar la actividad electroence-falográfica (EEG) de los cerebros de parejas de sujetos que interactúan

hasta lograr una comunicación em-pática no verbal, una sensación clara de detección de la presencia mutua. Esta interacción se logra cuando am-bas personas meditan durante veinte minutos dentro de una cámara de Faraday.

Después de esta interacción, los sujetos son separados y situados en dos cámaras de Faraday diferen-tes y sonoamortiguadas, donde no existe ninguna posibilidad de que sonidos, luces o impulsos electro-magnéticos pasen de una a otra. En ese momento, uno de los sujetos del experimento es estimulado, mientras que el otro permanece sin estimulación. El primero recibe los estímulos con intervalos aleatorios, de tal forma que ni él ni los investi-

gadores saben cuándo se aplicarán. El sujeto no estimulado permanece relajado y con los ojos cerrados con la instrucción de sentir la presencia de su compañero, aunque ignora cuándo aquél será estimulado. En general, se aplica una serie de cien estímulos que pueden ser destellos, sonidos o breves descargas eléctri-cas —intensas pero no dolorosas—en los dedos índice y anular de la mano derecha. Después se prome-dia la actividad EEG de ambos indi-viduos de forma sincronizada con la aplicación de los estímulos, obte-niéndose, en el caso del sujeto esti-mulado, potenciales evocados nor-males, y en el caso del sujeto no es-timulado, potenciales similares que yo denomino "transferidos". Lo más significativo es que estos últimos no aparecen en las situaciones de con-trol, que consisten en la aplicación de los mismos estímulos, pero obs-truidos por una pantalla que impide su percepción. En más de cincuenta experimentos hemos encontrado una significativa y reproducible pre-sencia de potenciales "transferidos" en el 25 por ciento de los casos, ci-fras que pueaen considerarse esta-dísticamente significativas.

Hemos realizado experimentos con cámaras separadas a tres y quin-ce metros de distancia, sin notar dife-rencias en los resultados. Eso sugiere que las interacciones entre los cere-bros poseen, como decíamos, un ca-rácter no local; es decir, ocurren en el pre-espacio.

—¿,Y qué han supuesto para us-ted tan significativos hallazgos?

—Para mí todo esto se ha converti-do en una fuente inagotable de aven-turas de la Conciencia en mi propia conciencia, porque obviamente esta idea no es sólo intelectual, sino que tiene una vivencia y estoy intentando vivir en este nivel del que le hablo, tratando de recordarlo todo el tiempo y de ver qué es lo que sucede. Es verdaderamente precioso. Uno acep-ta esta Realidad como un milagro, como una creación. Se santifica lo cotidiano y hay una serie de efectos muy bellos. Todo se llena de Amor, hay una hermandad enorme entre to-do... porque uno entiende que en ese nivel todo está unificado; es decir, que todo está en el Todo.

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Los científicos de las grandes potencias podrían estar empleando en la actualidad técnicas de naturaleza psíquica con el fin de crear condiciones capaces de alterar o manipular las mentes de los seres humanos.

L OS científicos rusos y america-nos están empleando ciencias de naturaleza psíquica con el fin

de crear condiciones capaces de alte-rar o manipular las mentes de los seres humanos.

Se sabe que han estado utilizando la telepatía —comunicación mental— y la telequinesis —quizás más conocida por psicoquinesis o influencia de la mente sobre la materia—confines mili-tares y políticos. De hecho, los investi-gadores soviéticos han explorado la posibilidad de aplicar las influencias mentales sobre una persona o grupo determinado a través de la telepatía hipnótica. Un factor que inmediata-mente tendríamos que considerar aquí sería el siguiente: ¿en qué medida, en-tonces, son propios nuestros pensa-mientos, y en qué medida, por el con-trario, nos son implantados por la ac-ción de una fuente externa?

ALTERAR EL FUNCIONAMIENTO MENTAL

John B. Alexander, Teniente Coro-nel del Ejército de los EE.UU., y estudio-so de lastécnicas psicotrónicas y bioe-nergéticas relacionadas con la interac-ción de la mente y la materia, escribe en Military Review que existe en el mundo una especie de «batalla men-tal».

Afirmaciones como esta pueden hacer creer a muchos lectores que nos encontramos en un mundo imaginario o de ciencia ficción, pero en realidad no es así, pues las investigaciones que han ido realizándose durante años es-tablecen la posibilidad de que los po-deres psíquicos se hayan estado em-pleando como armas . de guerra. En la actualidad, existen sistemas de arma-mento que operan conforme al poder de la mente, cuya capacidad letal ha sí-do ya comprobada. Un gran número de técnicas diseñadas para alterar el funcionamiento mental de un oponen-te se encuentran en fases muy avanza-das, con procedimientos que contem-plan la transformación de la conducta humana por medio de armas psicoló-gicas que afecten a la visión, olfato, temperatura y energía electromagnéti-ca del individuo.

En unas charlas que mantuve hace algún tiempo en Canadá con el científi-co Andrija Puharich, este comentaba alguna de sus investigaciones sobre la posibilidad de modificar y alterar a dis-tancia el funcionamiento de las ondas cerebrales en una persona.

En los EE.UU., el Pentágono gasta millones de dólares para llevar a cabo estudios parapsicológicos, recomen-dando a los agentes de diferentes ser-vicios secretos y al personal de la CIA diversos cursos sobre el conocimiento y el control de la mente, para «no caer

bajo los efectos de/as manipulaciones psíquicas soviéticas».

Por otro lado, el especialista en te-mas de esta índole, Martin Ebon, afir-ma que compañías privadas como Westinghouse, General Electric y Bell Telephone, llevan años de investiga-ción en el campo de latelepatía, tratan-do de desarrollar la transmisión del pensamiento a través de la misma, re-gistrando y produciendo señales tele-páticas y determinando la amplitud y frecuencias en las que operan.

Existen casos contrastados de co-municación telepática con submari-nos nucleares que navegaban bajo las aguas del Círculo Polar Artico, lugar donde las comunicaciones por radio son particularmente difíciles.

Por otra parte, distintas pruebas rea-lizadas por el astronauta Edgar Mit-chel del Apolo 14, le llevaron a consta-tar en 1971 la existencia de la comuni-cación telepática operativa.

Y no solo la telepatía y la telequinesis se pueden emplear militarmente; tam-bién se puede operar en ese y otros ámbitos con fenómenos tales como la proyección del cuerpo astral o sutil —viajes fuera del cuerpo físico—, clarivi-dencia o la capacidad de ver a cual-quierdistancia —incluso adentrándose en el pasado—, visualización del cuer-

po sutil de personas fallecidas física-mente, o estudiar más allá de la per-cepción auditiva y oír voces o conver-saciones que en ocasiones se produ-cen através de entes astrales muy pró-ximos a nuestro plano físico, así como emplear la psicometría o la facultad de captar impresiones de personas que han estado en contacto con objetos que son de su propiedad para descu-brir su situación, localización, etc.

Con la utilización de las facultades mencionadas se llega a producir lo que podemos denominar «espionaje psíquico», donde las mentes con estas capacidades que se presten a ello pueden proyectarse para captar infor-mación de bases secretas. En ellas se prevé ya instalar aparatos electrónicos sofisticadísimos que son capaces de captar la vibración mental para contra-rrestarla.

INDUCCION A COMPORTAMIENTOS

También han constatado pruebas de inducción telepática para modificar comportamientos y actitudes a través de la manipulación de la mente sub-consciente.

En una de las visitas del ex presiden-te Carter a la Unión Soviética, fue muy

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' ' tl: En ocasiones, durante alguna desuspartidasde ajedrez con Kar-pov, Korchnoí ha acusado al psicó-logo personal de su oponente de haberle Inducido a errores me-diante influencias psíquicas sutiles. Arriba, el Capito-liodeEE. UU.; par-te de sus presu-puestosse invier-ten en estudios de parapsicolo-gía A la derecha, Edgar Cayce, uno de los psíquicos más famosos,

comentada la influencia que un psíqui-co soviético ejercía sobre el subcons-ciente del político estadounidense a la hora de firmar algunos acuerdos entre ambas naciones.

Durante el campeonato del mundo de ajedrez celebrado en Filipinas en 1978 entre Korchnoi y Karpov, el pri-mero achacó muchos de sus errores a la influencia sutil que durante el juego ejercía sobre su mente el Dr. Zoukhar, psicólogo personal de Karpov.

Son muchos los experimentos que se han realizado induciendo a perso-nas a trances hipnóticos, quienes al despertar no eran conscientes de la experiencia a que habían sido someti-das. El ruso Dr. Raikov conducía a di-chas personas, bajo hipnotismo, a es-tados tales en los que los hipnotizados eran capaces de tocar el violín tan bien como podía hacerlo Fritz Kreisler o pintar como Monet, aunque no supie-ran ni música ni pintura. Les inducía a la

consecución de logros artísticos que iban más allá de sus capacidades coti-dianas. Personas bajo «tratamiento» de este médico, después de escuchar sus grabaciones musicales —ellos no las recordaban pues se encontraban en un estado de amnesia hipnótica—se asombraban y alegraban cuando descubrían sus «capacidades ocul-tas».

Estos métodos de desarrollo de fun-ciones psíquicas pueden ser aplica-dos tanto en el campo de la medicina como en el de los deportes o en el des-arrollo de la inteligencia. Y, desafortu-nadamente, con propósitos militares.

EL PODER DEL PENSAMIENTO

La fuerza más poderosa que existe en el Universo es el poder del pensa-miento. Todo el desarrollo tecnológico no es más que la proyección material del pensamiento; aquellos que tienen la capacidad de emplear su fuerza mental, son capaces de crear situacio-nes positivas o negativas de acuerdo con su actitud.

La psíquica soviética Nina Kulagina empleó el poder de su mente para de-tener los latidos del corazón de una ra-na. En otro experimento, enfocó la atención de su mente sobre una per-sona, comenzando a acelerar los lati-dos de su corazón. En pocos minutos, el corazón latía tan violentamente que se tuvo que detener el experimento, debido al peligro de paro cardiaco in-minente.

Olga Worrel, famosa sanadora psíquica norteamericana con quien participé en un Congreso, ha curado a infinidad de personas por medio del pensamiento.

El famoso «profeta dormido» Edgar Cayce, de nacionalidad americana,

A lgunos científicos opinan que la transmisión de los estados emocionales de un individuo a otro es el resultado de la habilidad que tiene uno de los cerebros de imponerse eléctricamente al otro.

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La psíquica soviética Nina Kulagina empleó el poder de su mente tanto para detener los latidos del corazón de un animal anfibio como para acelerar los de una persona, a la que ocasionó sin pretenderlo un grave riesgo de paro cardiaco.

cuando entraba en trance, no necesi-taba otra cosa que el nombre y direc-ción de un paciente para si ntonizar con él mentalmente y descubrir el tipo de enfermedad que padecía, sin importar la distancia a la que se encontrara. Cayce ha dejado más de 14.000 regis-tros sobre las afirmaciones telepáticas y clarividentes que dio a más de 8.000 personas durante un período de 43 años. Estos documentos se encuen-tran en la Fundación que lleva su nom-bre, en el estado de Virginia, junto a di-versas profecías, muchas de las cuales ya se han cumplido.

Los yoguis han conocido el poder de la mente durante miles de años, pe-ro la empleaban de forma positiva a fin de que el ser humano pudiera elevar su estado de conciencia y descubrir la esencia que se escondía tras todos los nombres y formas. A través de este co-nocimiento, ellos saben que todo es la manifestación de la misma energía y que cuando ésta se experimenta, se descubren todos los misterios de la vi-da.

FOTOGRAFIA KIRLIAN

Algunos científicos consideran que la transmisión de los estados emocio-nales de un individuo a otro es el resul-

tado de la habilidad del cerebro para imponersu ritmo a cualquier persona a través de actividades eléctricas.

En la actualidad, con la cámara Kir-lian pueden realizarse fotografías de alto voltaje capaces de captar emana-ciones o rayos de energía que de acuerdo con las condiciones de la mente y cuerpo de las personas, arro-jaban una luminosidad mayor o me-nor. Esta energía puede apreciarse también en objetos inanimados.

En algunos países se confeccionan diagnósticos a través de la Kirlian para prevenir desarreglos en cualquier ór-gano o zona del cuerpo, pues la foto es capaz de apreciar alteraciones en el campo energético del organismo an-tes de que ocurran.

Algunos videntes tienen el poder de visualizar el aura pudiendo determinar, de acuerdo con las condiciones de és-ta, cualquier tipo de estado: mental, emocional o físico. Este aura tiene dis-tintos colores, que expresan ciertos ti-pos de pensamiento. Cuando éste es puro, el halo magnético se extiende a gran distancia, pudiendo tales perso-nas influir sobre quienes se encuen-tren dentro de su campo magnético. También existe otro tipo de aura que podemos denominar «de la salud», en la que se puede observar si la energía fluye armoniosamente.

El racionalismo no ve nada más allá de lo que se puede tocar; sin embargo, pue-blos antiguos co-mo los hindúes siempre creyeron —con razón—que el Hombre tiene varios cuerpos («causal» y «as-tral») además del físico.

EXISTENCIA DEL CUERPO ASTRAL

En Occidente no existe un modelo de cuerpo astral por la sencilla razón que todo lo fundamentamos en aque-llo que los sentidos tradicionales pue-den captar con ayuda de instrumentos.

De acuerdo con el Yoga, el ser hu-mano no solamente posee un cuerpo físico, sino que está compuesto ade-más por otros cuerpos de naturaleza más sutil que no son visibles al ojo hu-mano. Estos cuerpos reciben el nom-bre de causaly astral, siendo en este úl-timo donde se encuentra la mente, los sentidos, el prana, etc.

Lo denso o visible no es otra cosa que la manifestación o expresión de la energía invisible. Durante el sueño, o después de la muerte física, vivimos con estos dos cuerpos, estando co-nectados al astral por medio de un cor-dón de naturaleza psíquica. Cuandose produce la desconexión total o separa-ción del cuerpo físico del astral, so-breviene un proceso que llamamos «muerte biológica».

Las investigaciones realizadas por el Dr. Raymond Moody, el Dr. Michael Sabon e incluso por la Dra. Elizabeth Kubler Ross sobre la vida antes y des-

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E la India, algunos yoguis consiguen mediante el control mental poderes psíquicos superiores —«siddhis»—, los cuales pueden llegar a producir la capacidad de ser invisible o alcanzar el poder de la levitación.

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pués de la vida, demuestran que la Ciencia actual comienza a aceptar la existencia de una energía más sutil que se escapa a los sentidos tradicio-nales, y con la cual los yoguis han ex-perimentado en sus estados de medi-tación durante milenios.

Personas clínicamente muertas —no existen funciones vitales, tales co-mo pulso, latidos del corazón y el elec-troencefalograma es plano— y otras bajo anestesia general o que han pa-decido algún accidente, explican có-mo se ven salir de su cuerpo físico, sin-tiendo percepciones enormemente placenteras y que se mueven en el es-pacio si n verse afectados por el mundo material, observando sus cuerpos ya-cientes y dando todo tipo de explica-ciones de lo que ocurre a su alrededor, una vez que han regresado al plano físico, incluso si la persona es ciega de nacimiento.

El gran yogui Swami Sivananda, a los pocos días de fallecer, se proyectó astralmente ante mi maestro Swami Visnhú Devananda, irradiando una luz extraordinaria

La profesora de la Universidad McGill, de Montreal, Marylin Rossner, está considerada como una psíquica de prestigio internacional. Uno de sus

trabajos consiste en conseguir hacer entender a los demás que los niños, sobre todo, poseen visión astral y que son capaces de conectar con un plano superior a nuestro contingente. Algu-nas personas, cuando escuchan ha-blara estos niños con personas falleci-das, consideran que los pequeños pa-decen alucinaciones y les someten a tratamiento psiquiátrico, sin darse cuenta de su capacidad real para co-municar con la existencia de esa otra realidad.

La mayoría de los científicos no sa-ben distinguir aún entre las funciones del cerebro y los de la mente. A pesar de que el cerebro y la mente funcionen en íntima conexión con el cuerpo, ésta última puede existir separadamente del cuerpo viviendo experiencias y co-noci mientos sin poseer soporte senso-rial alguno. La mente que está localiza-da en el cuerpo astral tiene distintas funciones, mientras que el cerebro es parte del cuerpo físico y actúa como una computadora, llevando los pensa-mientos de la mente y transmitiendo impulsos eléctricos hacia el cuerpo para mantener y controlar las distintas funciones de la vida.

LAS AREAS DEL CEREBRO

Para que algo se mueva o manifies-te, es necesaria la existencia de algún tipo de energía. Los yoguis la denomi-nanprana o energía eléctrica, capaz de llevar a cabo todo tipo de funciones. Esa energía e§- de naturaleza invisible y

puede producir en el ser humano el despertar de sus potenciales en esta-do latente, surgiendo de este modo lo que se denomina Kundalini Yoga El Kundalini Yoga consiste en la realiza-ción de un cambio dentro de la con-ciencia del practicante, al verse activa-dos los distintos plexos psíquicos o chakras capaces de manifestar dife-rentes tipos de poderes. Hay áreas si-lenciosas del cerebro que se ponen en movimiento dando lugar a la creación de lo que podemos llamar «genio». En grados más avanzados, y con un mayor control sobre la mente, apare-cen lo que se llama Sidhis o poderes psíquicos superiores, con los cuales, puede producirse la capacidad de ser invisible y el poder de levitación, como afirma el gran sabio Patanjali en sus Yoga Sutras.

Ciertamente, en el ser humano exis-te un poder infinito o ilimitado. Lo único que debemos hacer es traspasar los velos que impiden que la consciencia se exprese en su plenitud para que cuando esto ocurra, podamos darnos cuenta de que nuestra naturaleza esencial es Conocimiento, Existencia y Dicha Absoluta El ser humano tiene que ir modificando su naturaleza infe-rior para poder abandonar todas las etiquetas y divisiones que conducen a la disputa, al caos, a la violencia y a la guerra Sólo así nos sentiremos real-mente miembros de la misma familia en este hogar llamado planeta Tierra.

Manuel AGULLA

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af Klint, quien

durante déca-

das pintó

guiada por los

espíritus.

• ,

I 0

,

HILMA AF KLINT: LA PINTORA DEL MÁS ALLÁ

LA MÉDIUM OUE CREO EL ARTE ABSTRACTO Hasta la década de 1980 —cuarenta años después de su muerte—, la artis-ta sueca Hilma af Klint había sido una desconocida para los historiadores del arte. Sin embargo, en 1986 una exposición sacó a la luz lo mejor de una ingente producción artística ocultada durante décadas: cientos de extrañas pinturas fruto del contacto de la artista con el mundo de los espíritus.

A por : JAVIER GARCÍA BLANCO

su muerte en 1944, con 81 años, Hilma af Klint gozaba de cier-ta reputación entre los círculos artísticos de Estocolmo por sus más que correctos paisajes y retratos para la burguesía, realizados en su mayor parte durante su juventud y madurez. Sin embargo, cuando sus herede-ros repasaron las últimas voluntades de la anciana artista, recogidas en su testamento, descubrieron que su querida Hilma había sido una artis-ta con «dos caras». En las páginas de aquel testamento, Klint solicitaba a sus familiares que una nutrida producción artística —más de mil pintu-ras y dibujos, además de varios cuadernos con anotaciones y textos—, ocultada hasta entonces con sumo cuidado, no fuera dada a conocer hasta, al menos, veinte años después de su muerte. Sus descendientes cumplieron escrupulosamente los deseos de Hilma y hasta 1986, con motivo de una exposición organizada en el Museo del Condado de Los Angeles, bajo el título Lo espiritual en el arte: pintura abstracta 1890-1985, su obra «secreta» no llegó al conocimiento de los especialistas. ¿Qué tenían de particular aquellas obras realizadas por la artista sueca? Pues, ni más ni menos, que buena parte de ellas habían sido realizadas siguiendo las instrucciones de supuestos «guías espiri- tuales» del más allá, que durante años se habían comunicado con Hil-

■ ,A-na. Por si fuera poco, el estilo plasmado en ellas se anticipaba, en algu- ?los casos, al de los primeros pintores abstractos y al de los surrealistas.

• EN CONTACTO CON LOS ESPÍRITUS ‘Nacida en 1862 en el seno de una acomodada familia de larga tradi-

-‘ Ciánl marinera —varios de sus antepasados, entre ellos su padre, ha-bían sido oficiales navales—, Hilma mostró desde muy joven un nota-ble interés por la naturaleza, quizá a causa de los veranos pasados en la pequeña casa de campo que los Klint poseían en la isla de

dA elsó, en el lago Málar. Esa pasión por la naturaleza le llevó también desde muy pequeña a iniciarse la pintura y el dibujo, especialmente de paisajes. Conociendo sus aptitudes artísticas, sus padres decidie-ron matricularla en la Escuela Politécnica de Estocolmo —hoy Escue-la Sueca de Artes, Diseño y Oficios— en 1879. En aquellas mismas fechas, y sin duda influida por la moda imperante en la época, Hilma había comenzado a coquetear con la entonces omnipre-sente práctica del espiritismo. Es posible que aquellas incursiones en cír-culos espíritas hubieran quedado en una mera anécdota de adolescen-cia, pero un trágico suceso familiar cambiaría su curiosidad inicial por una

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e . completa obsesión: en 1880 su hermana pequeña, Hermina, de sólo

1 diez años, fallecía a causa de una enfermedad, aumentando las inquie-tudes de la joven artista sobre la supervivencia del alma tras la muerte. Al igual que muchos otros interesados en las doctrinas espiritistas del

' momento, Hilma comenzó a leer con avidez los textos de la célebre Ma-dame Blavatsky, y no tardó en unirse a la Sociedad Teosófica de Esto-colmo. En 1882, y con la intención de progresar en su carrera artística, la joven ingresó en la Real Academia de Bellas Artes, bajo las ense-ñanzas de profesores como Georg Von Rosen o August Malmstróm. En aquellas aulas Hilma conoció a otra de las personas que marcarían el resto de su vida: la también artista Anna Cassel.

OU1JA Y IVIEDIUMNIDAD , Cuando cinco años después, ambas concluyeron su formación acadé- mica, decidieron llevar sus inquietudes artísticas y espirituales hasta un nivel insospechado. En 1887, Hilma, Anna y otras tres jóvenes con in- :, terés en el arte y el espiritismo decidieron formar un grupo llamado De ...,

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Fem (“ Las Cinco»), para avanzar en sus estudios espirituales. Las mu-chachas se reunían todos los viernes, y durante largas sesiones trata-ban de contactar con supuestas entidades espirituales que les trans-mitían sus elevadas enseñanzas. En un principio, «Las Cinco» emplearon la técnica de la vasografía, pe-ro poco a poco fueron cambiando de procedimiento: tras una medita-ción previa, una de ellas entraba en trance y actuaba a modo de mé-dium, canalizando directamente los mensajes de los «maestros». Fruto

, Hilma pintó uno de sus coloris - de aquellos pretendidos contactos sobrenaturales, las jóvenes llenaron dros con símbolos geométricos en un principio numerosos cuadernos, repletos de enseñanzas espiri- o uno de los mensajes de sus tuales «reveladas». Pasado el tiempo, sus «guías» las animaron a prac- obra, titulada Lo que es el ser hu - ticar «dibujos automáticos» —una derivación de la escritura automáti-

rriba), muestra una curiosa estruc - ca, habitual en espiritismo—, lo que dio lugar a numerosos dibujos doble hélice, sorprendentemente realizados de forma colectiva, que suponían una anticipación de varias la forma del ADN descubierta por décadas a los «cadáveres exquisitos», los cuales popularizarían años íficos Crick y Watson ¡en 1953!, después los surrealistas. spués de la muerte de Hilma. Las escasas fotografías que se conservan de aquellas peculiares reu-

niones, muestran una habitación en la que «Las Cinco» habían cons- * , 1 fruido una especie de altar. Éste debía ser de gran importancia, pues

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II Sobre estas

líneas, obra

perteneciente

al grupo de los

grandes lienzos

figurativos de la

artista sueca.

II Abajo, una

de las recientes

exposiciones

de la obra de

Hilma. lzda.,

detalle de uno

de los cuadros.

C.F.111 y1/1131 81

Los guías del más allá la animaron a practicar pinturas automáticas ly

habían dispuesto una cruz sobre él —pese a sus llamativas creencias, todas se consideraban buenas cristianas—, y estaba rodeado por va-rios reclinatorios dispuestos en círculo. Además, contaban también con un gran sillón en el que la médium se sentaba durante sus trances y dictaba sus mensajes. En un primer momento, todas ellas fueron tur-nándose en ese papel, pero Hilma af Klint no tardó en destacar entre sus compañeras por su facilidad para entrar en trance. Gracias a los textos manuscritos conservados, hoy sabemos algunos de los nombres de los supuestos «guías» elevados con los que «Las Cinco» creían mantener contacto, y que tanto influyeron en su activi-dad de aquellos años: Clemens, Gregor, Ananda o Amiel. Estas enti-dades espirituales solían hacer hincapié en la importancia que tenían los dibujos realizados por las jóvenes, y en su deber de conservarlos para la posteridad, tal y como refleja uno de los mensajes: «Proteged vuestros dibujos. Son pinturas de ondas cargadas de éter que espe-ran el día en el que vuestros ojos y oídos puedan aprehender llama-mientos más elevados». Durante años —las reuniones se prolongaron entre 1887 y 1907—, «Las Cinco» reunieron una ingente cantidad de textos y dibujos de conteni-do espiritual. Mientras tanto, Hilma había continuado con su faceta ar-tística convencional, destacando especialmente por sus paisajes y re-tratos, que no tardaron en ser apreciados por la pujante y adinerada burguesía de la capital sueca. Hacia 1907, el grupo de jóvenes se disolvió, y Hilma decidió continuar su camino artístico y espiritual —unido irremediablemente, al menos en su producción «oculta»— en solitario. Para entonces, ya había comen-zado a «empaparse» con las lecturas de textos antroposóficos de

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II Sobre estas líneas,

Rudolf Steiner, fundador de

la Antroposofía, quien

despreció los «cuadros

revelados» de Hilma.

t Su producción más novedosa, en la que destacan formas 3 geométricas coloreadas, estuvo dirigida por seres espirituales

Rudolf Steiner —una corriente espiritual y filosófica surgida de la Teo-sofía—, y en 1908 tuvo la ocasión de conocer en persona a su admira-do pensador austriaco, a quien le mostró algunas de sus pinturas. Por desgracia, Steiner no le prestó demasiada atención, lo que sumió a Klint en una profunda tristeza. A pesar de aquel desengaño, la artista continuó profundizando en sus estudios antroposóficos, creando pinturas que mostraban rasgos próximos a la abstracción y en las que se repetía como elemento co-mún la búsqueda del equilibrio entre fuerzas opuestas, un concepto desarrollado en las doctrinas de Steiner. En estos años, Hilma comenzó a pintar lienzos ocupados por gran-des círculos concéntricos coloreados, provistos de una llamativa y poderosa paleta cromática, y que recuerdan curiosamente a obras de otros artistas del momento como Robert Delaunay. En cualquier caso, toda esta producción artística novedosa, en la que sobresa-lían las formas geométricas coloreadas, como esferas, triángulos, pirámides o cruces, siguió estando bajo la tutela directa de sus guías espirituales, con los que Hilma seguía contactando durante sus trances mediúmnicos, ahora en solitario. Una producción que, por supuesto, permaneció en el más absoluto de los secretos.

UN MENSAJE PARA LA HUMANIDAD Entre estas pinturas «canalizadas» destaca una serie de diez grandes paneles, realizados durante su camino hacia la abstracción como res-puesta a su guía Amiel, a quien había prometido «que dedicaría un año a pintar un mensaje para la Humanidad». Dichos paneles terminaron por adquirir forma, simbolizando las «cuatro edades» del Hombre. Una visión al conjunto de su obra desvela que el tema principal de las pinturas y dibujos consistía en el conocimiento de la dualidad. Hilma estaba convencida de que los sexos del mundo terrenal estaban in-vertidos en el plano astral, algo que se manifestaba como una duali-dad en la existencia humana. Esa dualidad mostraba su rostro en for-ma de lucha entre lo masculino y lo femenino, y se hallaba detrás de todo proceso y poder creativo. A pesar de su anterior desengaño con Steiner, en 1920 Klint decidió via- jar a la localidad suiza de Dornach para visitar al fundador de la Antro- posofía, establecido en su Goetheanum, un ejemplo de arquitectura

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orgánica. El encuentro volvió a resultar desesperanzador para Hilma, pues Steiner mencionó los peligros de creer que el mundo espiritual po-día ser pintado directamente, algo que la artista sueca creía llevar ha-ciendo durante mucho tiempo. La falta de delicadeza de Steiner hacia su admiradora tuvo un efecto devastador, hasta el punto de que Hilma decidió abandonar la pintura durante dos años. Sin embargo, la nece-sidad de expresar sus contactos espirituales llevaron a Klint a tomar de nuevo los pinceles, continuando con sus obras cargadas de símbolos geométricos, aves, motivos florales y colores brillantes. Algunos estudiosos actuales sugieren que los pretendidos contactos de la artista sueca con sus guías espirituales no fueron sino manifestacio-nes de su subconsciente, que encontraron en el arte una vía de expre-sión inmejorable para sus creencias y su fuerza creativa. De un modo u otro, a su muerte en 1944, Klint nos dejó un increíble legado artístico en forma de notas, dibujos automáticos y bellas pinturas, en las que se cuentan obras figurativas y abstractas, plagadas de motivos naturales y geométricos, entre los que destacan pirámides y triángulos como símbolos de la evolución del espíritu humano.

KUPKA, UN ARTISTA DEL «OTRO LADO» Al igual que Hilma af Klint, el checo Frantisek Kupka no es muy cono-cido por el gran público, aunque hoy los historiadores del arte recono-cen a este magnífico artista como uno de los “padres» de la abstrac-ción, pese a que muchas de sus obras más tempranas tuvieran un marcado estilo simbolista. El pequeño Frantisek vino al mundo en Opochno, Bohemia oriental, en 1871. Ya desde muy pequeño demostró poseer unas grandes ap-titudes para el dibujo, y con sólo 13 años decidió abandonar el cole-gio, y entró como aprendiz en el taller de un guarnicionero. Fue este personaje quien le contagió el interés por el ocultismo y ciertas doc-

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l'Arriba, El ídolo negro, perteneciente a su etapa simbolista. Abajo, El principio de la vida, obra sobre la flor de loto budista como símbolo del alma.

trinas esotéricas. Alentado por su mentor, el joven Kupka ingresó en la Escuela de Artes Aplicadas de Jaromer. Con 18 años pasó a ser aprendiz del pintor nazareno Frantisek Sequens. Al mismo tiempo, pa-ra ganarse la vida, Kupka ejercía como médium en sesiones espiritis-tas. No se trataba de un timo para incautos, sino que el joven pintor estaba realmente convencido de sus habilidades como intermediario con el más allá. Tras licenciarse en Praga, Kupka viajó hasta Viena con la intención de completar sus estudios en la Academia de la ciudad. En aquellos años, la urbe era un hervidero cultural, y contaba con la presencia de perso-najes como Sigmund Freud o el pintor Gustav Klimt. Fue precisamen-te durante su estancia en Viena cuando Kupka profundizó aún más en su interés por el esoterismo. Allí se integró en una sede de la Sociedad Teosófica y comenzó a leer todavía más. En 1895 continuó con sus viajes y llegó, por fin, a París, la urbe en la que residiría durante gran parte de su vida, aunque nunca se desvin-culó del todo de su patria. En la ciudad del Sena tuvo la oportunidad de codearse con los grandes artistas que vivían en la capital en aquella época. En sus primeros años en la «ciudad de la luz», Kupka practica-ba asiduamente la meditación, y su estudio era un remanso de paz, con una atmósfera propia de un lugar sagrado.

VIAJERO ASTRAL Durante todo ese tiempo, mantuvo sus particulares creencias esotéri-cas, espiritistas y religiosas, que le acompañarían hasta el final de su vida y que influyeron notablemente en su creación artística, tal y como han reseñado algunos estudiosos: «El interés de Kupka por la espiri-tualidad significaba que se creía a sí mismo capaz de dividir su con-ciencia durante las sesiones de espiritismo y ver el mundo desde afue-ra. Años antes de las primeras fotografías de la Tierra tomadas desde el espacio, Kupka pintaba lo que creía que eran 'visiones' del Cosmos. Aunque Kupka nunca aseguró que sus visiones interiores fueran algo más que fragmentos que 'flotaban en nuestras cabezas', él creía que su visión clarividente le otorgaba una trascendencia que le permitía inspeccionar el Cosmos». Kupka no sólo llegó a pintar lo que observaba durante sus «viajes as-trales», sino que también creó algunas de sus obras directamente in-fluido por los trances mediúmnicos que experimentaba durante las se-siones de espiritismo. Y, del mismo modo, también aplicó sus creencias teosóficas en muchas de sus obras.

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