revista literaria ies ingenio

EDITORIALEDITORIAL

DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA.. IES INGENIO.

REVISTA LITERARIA 2

Cuando el curso 2009-2010 llega a su fin, entra en el ciberespacio la Revista Literaria del IES Ingenio. La publicación reúne los trabajos ganadores, en las modalidades de Poesía, Narrativa Corta y Cómic, del V Certamen Literario del IES Ingenio “Elisa de la Cruz Rodríguez González”, celebrado el pasado 23 de abril.Este concurso busca motivar, descubrir y promover los valores

literarios y el talento de nuestros alumnos. Aspiramos a que sueñen, a que aprendan, a que construyan, a que sigan abriendo su mente aese prodigioso mundo de palabras que dan sentido a los pequeños y grandes momentos de nuestras vidas. Felicidades por el trabajo realizado y gracias por su admirable

esfuerzo, que ha hecho posible que en estos momentos estemos disfrutando de esta revista. Les invitamos a que disfruten y saboreen cada una de sus páginas,

a que la lean y relean, pues en ella aparecen las historias queimaginan y escriben los hombres y mujeres del mañana.

Departamento de Lengua Castellana y Literatura

SUMARIOSUMARIODEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA.. IES INGENIO.

REVISTA LITERARIA 3

02 Editorial.03 Sumario.04 Premiados.05 Poesía.06 La amistadpor Sheila MSheila Mªª Vega PVega Péérez.rez.07 No volverápor Pilar GonzPilar Gonzáález lez BernBernááldezldez..08 Amargura Reflejapor David GarcDavid Garcíía Gonza Gonzáález.lez.09 Lo bello y lo tristepor JosJoséé Juan PJuan Péérez rez DDéénizniz..10 Narrativa corta.11 La historia de Dany y Marypor Matpor Matíías Heraldo Fernas Heraldo Fernáández.ndez.14 Nera, la mascota viajerapor Daniel RodrDaniel Rodrííguez Cabrera.guez Cabrera.19 Los traficantes de “gofio”por Alejandro Romero PAlejandro Romero Péérez.rez.22 Beso de aguapor Leticia Silva PLeticia Silva Péérez.rez.29 Historia de un piratapor Raquel Santana Romero.por Raquel Santana Romero.36 Cómic.37 Recuerdos que perduran,amores que no se olvidanpor Cristina Cristina CazorlaCazorla GonzGonzáález.lez.39 La magia del áticopor MMªª Dolores MartDolores Martíínez Rivero.nez Rivero.41 Citas sobre la literatura.

Portada: Cristina Cazorla González y Francisco Pérez López.

POESPOESÍÍA Y NARRACIA Y NARRACIÓÓN CORTAN CORTA1º y 2º de ESO:1er premio de poesía: Sheila Mª Vega Pérez. 1ºG. Por “La amistad”.1er premio de narración corta: Matías Heraldo Fernández. 1º G. Sin título.2º premio a de narración corta: Daniel Rodríguez Cabrera. 1º G. Por “Nera, la mascota viajera”.2º premio b de narración corta: Alejandro Romero Pérez. 1º G. Por “Los traficantes de gofio”.3º y 4º de ESO, PCE y PCPI:1er premio de poesía: Pilar González Bernáldez. 4º B. Por “No volveré”.1er premio de narración corta: Leticia Silva Pérez. 4º B. Por “Besos de agua”.2º premio de narración corta: Raquel Santana Romero. 3º C. Sin títuloBachillerato y CC.FF.:1er premio de poesía: David García González. 2º A. Por “Amargura refleja”.2º premio de poesía: Juan José Pérez Déniz. 2ºA. Por “Lo bello y lo triste”.

3º y 4º de ESO, PCE y PCPI1er premio: Cristina Cazorla González. 4º B.2º premio: Mª Dolores Martínez Rivero. 3º C.

CCÓÓ MICMIC


REVISTA LITERARIA 4

POESÍADEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA.. IES INGENIO.

REVISTA LITERARIA 5

La amistad

Gran lazo irrompible, lazo inseparablelazo insepultable.La amistad,

gran mundo de amor libertad y sinceridad.Muchas amistadesa tu vida llegarán,pero solo algunas

contigo se quedarán.

Fiel o infiel no lo veo clarofiel o infiel,

¿me estará engañando?La amistad es muy bonitapero has de tener cuidado,

ya que con algunaspuedes salir lastimado.

Sheila Mª Vega Pérez 1ºESO G


REVISTA LITERARIA 6

No volverénunca más para recordártelo.

No seré esa luzque brille sin descanso.

No quiero hacerte más daño,suficiente en lo que llevamos de año.

No volverénunca más para decírtelo.

Sabes de ese adverbio que me gusta tanto,

de un "no" que repito sin descanso.Estoy plantada en tu caminoy ando sin razón y sin destino.

No volveré,me voy de tu vida,

ya sea por tu bien o por el mío.Sabes que esto

me fuerza a alejarme,inevitablemente, de tu cariño.

No volveré.Tal vez sea un cambio drástico.No sabemos si mejorará o no.

No sabremos que podría haber sido sino.

Una lágrima, un sentimiento, un dolor.¿Quizás un amor?

No volveré.Te olvidaré.Te querré.

Te recordaré.Te anhelaré.Me iré.

No volveré

Pilar González Bernáldez 4º ESO B


REVISTA LITERARIA 7

Amargura ReflejaSon incoherentes estos efluvios de mi mente.

¿Por qué me surgen si te tengo?¿Por qué la padezco si contigo vuelo?Duramente recriminan mi interior,

golpeando con intensidad, amargura siento...A un hombre le das inteligencia

y generará dudas.A mí me otorgas inteligencia

y me das amargura.¿Por qué, si albergué lo anhelado?¿Acaso no es como debiera ser?Sí, es amargura lo que me invadecuando días pasan sin mas.¡Abstinencia! Es lo que quiero,abstenerme a quererte...Sí, todavía no te amo, no,todavía no alcancé el cielo.

No ha llegado tu halo ¡Qué desconsolante!Quiero abrigarte con ternura ¡amor!

No me dejes con dudas, déjate sentir y nos sentiremos, déjate amar, ¡fuera amargura!Y... ¿Qué aprendo ahora?

Sí, nunca había aprendido tanto, no,no me arrepiento ni un segundocon tu presencia, contigo...

¿Qué si te quiero?No había querido tanto en mi vida...

¿Qué si lloro? No había llorado nunca de felicidad.

Dacok

David García González 2ºA Bach.


REVISTA LITERARIA 8

Lo bello y lo tristeLo bello es verte todos los díasaguardando el anochecer,Lo triste es que no durara para siempre vida míatodos tenemos que perecer.Lo bello es ver la verdad de tus hermosos ojosque me llenan de luz y felicidad, lo triste es ver como se tornan rojospor la envidia y la maldad.Lo bello es que sueño contigo y disfruto con ello sin remedio, lo triste es que no lo digo por que un no es demasiado tedio.Lo bello sería decirte que te quieroy decirte todo lo que he pensadoLo triste sería que todo quedara en el tinteroy que no supieras todo lo que te he amado.Lo bello sería besarte sin temor que todo suceda en un momento, para ahorrarme dolor.Lo triste es que me atormentocon ilusiones y desengañosprovocándome más daño.Lo triste sería que no durara una eternidad pues te amo incluso dormida.Lo bello es que te lo digo con sinceridad y solo te digo que este camino es de ida.Lo bello y lo triste son conceptos diferentes simplemente pues por eso te digo bésame hasta que llegue el ocasoque no te importe el tiempo escaso, yo te amo y tu me amas lo demás es indiferente.Tidus

José Juan Pérez Déniz 2ºA Bach.


REVISTA LITERARIA 9

M i g u el de C er van tes

Ro sa Marí a

Alo nso

Isabel AllendeC ar men P o sad as

B eni to P érez G ald ó s Merc ed es P i nt o

Gabriel Garc ía Márq uez

M i gu e l De li be s

Cam ilo Jos é Cela

Ros a C h acelAna María Matute

Ca r me n M a r tí n Ga i te

NARRATIVA CORTA


REVISTA LITERARIA 10

Matías Heraldo Fernández 1ºESOG Había una vez un chico adolescente llamado Dany, él vivía en un barrio donde reinaba el odio, la maldad, la guerra… Un día Dany fue a un supermercado, en la entrada tropezó con una chica llamada Mary.

Mary. -¡Hay! Dany. (Mientras la ayuda a levantar.)

Perdona, ¿estás bien? Mary.- (Mirándole fijamente con sus

ojos azules mar.) Sí, gracias. En ese instante Dany sintió como si

tuviera mil mariposas en el estómago…Mary era una chica de rostro angelical, rubia y muy bella.

Se dieron media vuelta y se fueron pensando que nunca más se volverían a ver.

Al día siguiente, por la mañana, Dany fue a la cafetería en la que desayunaba todos los días, y allí se encontró con ella, con Mary. En ese momento se sentó con ella a charlar:

Dany.- Hola, soy Dany con el que tropezaste ayer, ¿te acuerdas?

Mary.- ¡Ah! Sí, hola yo soy Mary, ¿qué tal?

Dany.- Bien, gracias ¿y tú?

Mary.- También. Dany fue a pedir café y le dijo a

Mary: -¿Quieres algo? Mary.- “Ummm… no, gracias. Dany. -Vamos, que te invito yo. Por

favor, dos cafés, uno con leche y el otro…-¿Cómo quieres el café, Mary?

Mary.- Con leche. Dany. -¡Ja,ja! Te gusta el mismo café

que a mí. Dos cafés con leche. Dany. -Toma, aquí tienes el café. Mary. ¿Por qué me has invitado? Dany.- Considéralo una disculpa por

lo que pasó ayer. Mary se quedó callada y tomaba el

café mientras lo miraba. Después de un rato…

Mary.- Bueno, me tengo que ir. Gracias por el café.

Dany.- Espera, ¿tienes planes para esta noche?

Mary.- No… Dany.- ¿Quedamos hoy en el

restaurante de aquí al lado? Mary.- Vale, ¿a qué hora? Dany.- A las 10:00, ¿te parece bien? Mary.- Sí, hasta esta noche. Dany.- Hasta esta noche.



Dany no podía creérselo, ¡iba a tener su primera cita!

Pasó el día, llegó la noche lentamente para Dany. Y allí estaba Mary, sentada en una silla, al lado de una ventana, donde podía verse la Luna. Ella tenía un vestido rojo que marcaba más su belleza.

Dany se sentó en la silla y le dijo: -Estaba mirando las estrellas, miré en todas ellas, pero ninguna tan bella como tú.

Mary se quedó muda, parecía que iba a decir algo, pero no salían palabras.

Cogieron el menú y mientras elegían lo que iban a comer…

Dany.- ¿Cuál es tu comida favorita? Mary.- Mmmm…el Spaghetti. Dany.- Que casualidad, también es

mi favorito. Mary.- ¿Ah sí? Ja, ja, ja. Dany.- Bueno, ¿qué vas a pedir? Mary.- Spaghetti. Dany.- Yo también. Camarero dos

platos de Spaghetti. Mientras esperaban lo que habían

pedido… Dany.- ¿Qué tipo de música te gusta?

Mary.- Pop, Pop rock. Dany.- ¡Ah! Yo toco la guitarra y

compongo. Camarero.- Aquí tienen. ¿Qué

quieren para beber? Dany.- Yo agua, ¿y tú? Mary.- Agua también. Al rato. Camarero.- Aquí tienen. Empezamos a comer, mientras me

hablaba de su familia, pero yo estaba perdido en sus ojos. Sólo al final cuando me dijo que se tenía que ir volví en sí y le dije: - ¿quieres ser mi novia?

Mary se quedó mirándome fijamente a los ojos, me puse en frente de ella y… ¡la besé! Me sentí mejor que nunca. Después del beso me dijo casi susurrándome: -sí-.

Se marchó corriendo, se la veía muy nerviosa y asustada, y no sabía por qué. Me fui a mi casa, me recosté en la cama pensando en lo que había ocurrido, y me quedé dormido

Dany soñó con Dios. Dios.- Dany, te he condenado a que

ames y odies a mi ángel. Dany.- ¿A quién? Dios.- A Mary.



Entonces un destello blanco cubrió sus ojos. Y así sucedió, Mary y Dany se odiaban y amaban, se peleaban y se unían. Al final Dios como no soportaba verlos sufrir tanto, les dijo: -Dany, si consigues escribir el nombre de Mary en el cielo te dejaré amarla para toda la eternidad. Dany.- Se hundió en la angustia, pues

todo el mundo sabe que es imposible

escribir el nombre de alguien en el cielo. Dany lloraba y lloraba hasta que

murió; murió de amor y a la vez de dolor. Así logró escribir el nombre de Mary

en el cielo y se amaron como dos ángeles en el cielo, para toda la eternidad.



Daniel Rodríguez Cabrera 1ºESO G

NERA, LA MASCOTA VIAJERA

El momento más esperado del año había llegado. ¡Nos íbamos de vacaciones!

Como soy el hermano mayor, me corresponde a mí contar la historia. Me llamo Luis y soy el protagonista. (Marina y Quique no están de acuerdo, pero como ellos no saben escribir, tienen que aguantarse).

Todos corríamos de un lado para otro. Estábamos nerviosos porque, además, iba a ser nuestro primer viaje en avión. Mamá es una mujer precavida y quería llevar ropa para el frío, el calor y la brisa de la tarde; gorras para protegerse del sol, toallas, botas de montaña y sandalias. Para papá era suficiente un bañador y una camiseta para cada uno.

A nosotros nos habían dicho que preparáramos nuestro equipaje, así que Quique y yo metíamos en una bolsa sólo los juguetes imprescindibles.

Marina le daba consejos a Nera, su cobaya. Era un poco complicado llevarla de vacaciones, ¡y además en avión! Así que la abuela se había ofrecido a cuidarla. Sería su primera

separación. De pronto, se oyó el timbre del

teléfono. Era la abuela. Lo sentía mucho, pero le había surgido un viajecito de última hora y no podía encargarse de Nera, ese animalito encantador.

-¿Qué se podía hacer?- Había que llevarla. Para ella sería su primer vuelo.

¡Increíble! Después de preparar nuestros juguetes papá y mamá se empeñaron en que dejáramos en casa la mitad. Pero estábamos tan entusiasmados con el viaje que nos dio lo mismo.

Hubo que apretar un poco las maletas y, por fin, pudimos salir.

Tuvimos que volver a casa unas cuantas veces, a por el reloj de papá, el cuento de Marina y a hacer inspecciones de última hora.

Por fin, un taxi nos llevó al aeropuerto. Lo primero que hicimos fue dirigirnos

a un puesto de información. Allí había unas señoritas con una chaqueta verde, justo del tono favorito de mi madre. Nos dijeron que Nera debía viajar con el resto del equipaje, así que teníamos que



facturarla con las maletas. Marina se quedó horrorizada. Cuando

se recuperó, propuso las siguientes alternativas: esconderla debajo de la camiseta, pagar su billete y disfrazarla de bebé, hacerla pasar por un muñeco de peluche...

Nera no estaba de acuerdo. Es que ella es una cobaya muy digna.

Había una zona del aeropuerto que estaba llena de mostradores para dejar los equipajes. Allí los pesan y les ponen una etiqueta con el número de su vuelo, para que no se pierdan.

Pero sucedió algo inesperado. Mientras papá y mamá sacaban las maletas del carrito, Quique empezó a jugar cariñosamente con Nera. Siempre he pensado que mi hermano parecía, en muchos aspectos, un roedor, y entonces me convencí de que comprendía el lenguaje de las cobayas. En cuestión de un minuto, la jaula estaba abierta, y Nera corría entre los viajeros. Quique estaba sentado en el suelo con cara de inocente.

Papá pidió ayuda a una azafata con chaqueta verde. Le explicó que se nos había perdido una especie de bola

marrón peluda, pero inofensiva. Ella llamó con su móvil a otras personas del aeropuerto y así se puso en marcha la busca y captura de Nera.

Vimos pasar a un chico que la perseguía subido en patinete. Nos dijeron que era un Agente de Servicios Aeropuertuarios. ¡Lo que faltaba! Nera no colaboraba; se lo estaba pasando en grande con tanto espacio para correr.

Para Nera todo era nuevo y maravilloso. Se subía a los carritos, exploraba todos los rincones, sin darse cuenta del lío que provocaba a su paso.

Una señora mayor se llevó tal susto que hubo que llevarla a la enfermería. El médico del aeropuerto le dio una pastilla, aunque dudaba que una rata gigante la hubiera atacado. Menos mal que Nera no oyó tal cosa, se hubiera sentido muy ofendida.

Nuestra cobaya dejó atrás los mostradores de facturación, los de información de Líneas Aéreas y se dirigió hacia las tiendas.

Aquí se detuvo. De todas eligió la más bonita, la de las golosinas, y allí se quedó. Sigilosamente, abrió una caja de bombones, con mucho cuidado





para ser un roedor. Y es que, cuando quería, Nera podía ser muy delicada.

Estuvo comiendo bombones hasta que fue descubierta. Un guardia de seguridad la sorprendió allí, y la cogió en brazos sin darle tiempo para escapar.

Ahora que Nera había vuelto a su jaula, no dejamos de vigilar a Quique y la cerradura "por si las moscas…”

Llegamos de nuevo al mostrador de facturación y Nera entró con el resto de los equipajes, rumbo a lo desconocido.

Nos dijo adiós con la patita. Parecía muy feliz.

No se podía decir lo mismo de Marina. Estaba muy preocupada. ¿Se volverían a ver?

Como faltaba aún tiempo para subir al avión, mamá nos llevó a dar un paseo por el aeropuerto. ¡Cómo molaba! Yo buscaba papas fritas y Quique intentaba tocar todo lo que había a su alcance. Varias bolsas de caramelos cayeron a su paso, y mamá las devolvió a su sitio. Pero él no tenía preferencias, y siguió revolviendo revistas, jabones, chuches...

Mientras tanto, Nera, ajena a la

preocupación de Marina, deslizaba por un tobogán. Estaba emocionada y sorprendida; nadie le había contado que el viaje en avión parecía una visita al parque de atracciones.

El tobogán comunicaba con el exterior del edificio. Los equipajes tienen que pasar por una máquina que detecta los explosivos, y después se quedan dando vueltas en una cinta transportadora, que se llama hipódromo. Unos operarios los distribuyen en cairos para su transporte hasta el avión.

Nera, a pesar de su espíritu aventurero, era considerada un equipaje delicado. Por eso, un señor registró su jaula con cuidado y la acomodó en un carro. No era la primera ocupante; ya había una bicicleta, un caballito de madera, y ¡un loro!

Nera había encontrado un compañero de viaje encantador, aunque algo charlatán.

El carro de Nera fue enganchado a un vehículo. Salieron del patio de carritos y se dirigieron a su avión, que les esperaba con la puerta de la

bodega abierta. Alrededor de los aviones había

mucho tráfico: unos vehículos remolcaban contenedores con equipaje, otros llevaban comida a los aviones, otros cargaban el combustible...

Había unos coches amarillos que conducían a los aviones a su estacionamiento, y hombrecillos con chalecos fosforescentes que corrían de un lado para otro.

Mientras esperaba cerca de su avión, pasó por allí un apuesto halcón, que se interesó por ñera.

No tenía ni jaula ni carro. Le explicó que trabajaba en el aeropuerto: Servicio Disuasorio de Aves. Su misión era despejar la zona cercana al aeropuerto de aves que pudieran provocar accidentes. ¡Qué tipo tan interesante!

Por fin los altavoces anunciaron nuestro vuelo. Antes de llegar a la puerta de embarque, hay que pasar por un puesto de seguridad. Tuvimos que dejar nuestros bolsos y mochilas en una cinta transportadora y atravesar un arco detector de metales. Aunque Quique se comportó de manera sospechosa, no le

detuvieron. Dentro nos esperaba una sorpresa:

¡una zona infantil! Allí pasamos un rato muy divertido, ¡la pena fue lo poco que duró!

Desde la zona de embarque se veían las pistas. Había mucho movimiento, aviones que despegaban y aterrizaban, vehículos de carga...

El personal de las líneas aéreas llamaba a los pasajeros a sus vuelos correspondientes. Cuando nombraron el nuestro y enseñamos las tarjetas de embarque, nos llevaron a través de un túnel llamado "fínger", y, al otro lado estaba ¡por fin! la puerta del avión. Una azafata sonriente nos deseó un feliz vuelo.

La misma azafata siguió sonriendo a pesar de que nos cambiamos de sitio unas diez veces. Cuando nos pusimos de acuerdo, se oyó la voz del piloto, que nos daba la bienvenida. Era muy emocionante, así que no nos movimos mucho más.

Pensábamos en Nera, que estaría en la bodega del avión, preparándose para el despegue.

El viaje nos resultó muy corto.



Cuando el avión aterrizó, la pista no estaba al lado del edificio terminal, así que los pasajeros subimos en un autobús que nos llevó hasta allí. Se llama "jardinera".

Entramos directamente a una sala donde se recogen los equipajes.

Marina no podía soportar la espera. Cuando ya habían salido todas las maletas, ¡apareció la jaula de Nera!

Nera, la mascota viajera, estaba radiante.

Estábamos de nuevo todos juntos, dispuestos a pasar unas vacaciones

inolvidables. Aquella noche nos dormimos muy rápido. Nosotros soñamos con nubes y Nera soñó con toboganes. (Me lo contó mi hermano, que, como ya sabéis, habla la lengua cobaya, y cada día mejor).



Alejandro Romero Pérez 1ºESO GLOS TRAFICANTES DE “GOFIO”

En 1960, cinco años después de que

se acabara la Segunda Guerra Mundial, el país ruso hizo un concurso para acabar con la pobreza de muchos países en el que todos los países, menos algunos del continente africano, participaron.

Franz, un detective inglés, caminaba por una calle empedrada que a aquellas horas de la madrugada parecía escamas de un cocodrilo gigante. En aquellos años había pocos coches en la ciudad de Las Palmas y no pasaba ni uno solo. Franz entró a una taberna que cerraba al alba y se esperó en la puerta a que escampara, pues estaba lloviendo.

Un hombre dijo a otro: -¿Has oído hablar de los bandidos que están robando gofio en los molinos de los municipios de Gran Canaria?

- No- dijo el otro. - Pues creo que es para algo muy

importante. Franz se dijo: <<creo que ya sé lo que haré>>. Ya había encontrado un caso que resolver en aquellas islas en las que los casos que

había se resolverían en la misma hora en que se decían y no lo iba a dejar escapar.

Fue hacia El Puerto de Las Palmas en el que algunos barcos dejaban alimentos y se llevaban otros, pero no parecían ser bandidos los tripulantes de ninguno de ellos. Después de varias horas, encontró un barco que parecía haber atracado hacía justo cuatro días, justo cuando empezaron los robos. Allado, en un palo oxidado, un cartel que ponía: Nueva noticia, el país ruso hace un concurso de comidas típicas de países y España quiere participar. Dentro de un mes saldrá un barco con barriles llenos de “gofio”, comida típica canaria.

Y Franz pensó una cosa: - Creo que esos bandidos no son españoles y lo que traman es ganar ese concursoengañando a los jueces y diciendo y que esa comida es de su país>> y así era. Franz se encaminó hacia una carretera que iba al norte de la isla. De repente, un coche que iba a mucha velocidad pasó por la carretera lleno



de sacos de “gofio” y entonces dijo: -¡Oh no! Esos son bandidos.

Franz dijo a una tripulación que si podían hacer aquella misión y estos aceptaron. El barco de los bandidos era el que había visto al lado del poste oxidado y parecía tener mucha más potencia que aquel barco. Aquel barco parecía ser un barco atunero y supuso que los tripulantes sabían por dónde ir para llegar antes que ellos a la ciudad donde se hacía el concurso, que era un puesto para facilitar el desembarco.

El mar no parecía terminar nunca y se avecinaba una tormenta a lo lejos. Había que meterse en el barco pues era muy peligroso estar en cubierta. Aquella tormenta dañó la proa del barco pero no fue importante.

Después de dos semanas llegamos a las costas de Panamá y nos internamos en un canal que parecía llevarnos al otro lado del país, a la costa pacífica.

La vegetación era muy abundante. De repente el capitán del barco dijo: -¡Barco a la vista! y aceleramos la velocidad del barco. Nos estábamos acercando y de repente los tripulantes

del barco empezaron a dispararnos con sus revólveres. Teníamos que abordarlos pero sería difícil, si los perdíamos ahora sería difícil encontrarlos en el Pacífico y entonces Franz perdería aquella misión. Faltaban pocos metros para alcanzarlos y yo cogí mi viejo revólver y disparé a uno de aquellos bandidos, quedó malherido y cayó al agua. Entonces estos cogieron unos palos muy afilados y saltaron a nuestro barco. Se estableció una lucha incansable entre los dos bandos en la que parecía que los españoles iban ganando. Franz disparó a uno y soltó su palo semejante a una espada y corrió a esconderse en la orilla entre la maleza.

Cogí el palo e hice un tajo a un bandido, aunque éste me disparó con un revólver pero yo esquivé el disparo. Sólo quedaban seis bandidos, entre ellos el capitán. De repente, una explosión sonó en la cabina del barco y uno de los bandidos disparó a un barril de combustible del que salió un chorro de combustible. Había que salir de allí, pero iba a ser difícil.



-Coged los sacos- dijo el capitán de mi tripulación. Empezamos a coger los más de diez

sacos de “gofio” que había en cubierta y los pusimos en nuestro barco mientras esquivábamos tajos y disparos. Cogí el último sacó y salté cuando el capitán de mi tripulación hizo que el barco acelerase lo máximo posible. El barco de los bandidos quedó atrás, a lo lejos,

envuelto en fuego y humo hasta que se hundió en las aguas. Había cumplido aquella misión y

orgullosos nos aventuramos en el Océano Pacífico para ganar aquel concurso, aunque quedamos en la cuarta posición. Al menos no ganaron aquellos tramposos que quedaron en la última posición, la 126.



Leticia Silva Pérez 4ºESO B


BESO DE AGUA Odiaba ese sonido. Pero hoy sólo

podía significar una cosa: vacaciones. Apagué el despertador y me di una ducha. Bajé las escaleras con la maleta y la tabla de surf a rastras.

Saludé a mi hermana de buena manera, algo anormal en mí, y me senté a desayunar.

-¿Y mamá y papá?- pregunté mientras me llevaba una tostada a la boca.

-Abajo, metiendo sus maletas en la furgoneta.

Terminé mi desayuno y seguí bajando las escaleras hasta el garaje. Mis padres me habían hecho un hueco en el maletero, y metí mi maleta ahí. Coloqué la tabla en la baca y mi padre se encargó de atarla.

Entonces subí a la parte trasera y esperé a que todo el mundo estuviera listo para irnos de vacaciones.

Fueron tres largas horas hasta Costa Dorada. Finalmente, llegamos a la casa. Nos llevábamos quedando de vacaciones en esa casa desde que yo tenía cinco años. Las vacaciones familiares eran la mejor época del año.

Entramos todos en la casa a trompicones cargando con las maletas y demás cosas. Subí corriendo las escaleras y llegué a mi habitación. Me tomé esa tarde para colocar las cosas en su sitio. Serían dos meses muy largos. Esa noche después de cenar salí a dar un paseo mientras escuchaba música.

Había luna llena. Se reflejaba en el mar y era precioso. Me quité los zapatos y caminé por la arena. Me senté al borde de la arena mojada, y jugué con la arena entre los dedos de los pies. Paré la música y escuché. Las pequeñas olas rompían creando una armonía de sonidos.

Cerré los ojos y escuché. Estaba tan concentrado que no me di cuenta del canto de la chica. Al poco, abrí los ojos de golpe, y la canción cesó. También el canto. ¿Qué había sido eso?

Miré a mi alrededor pero no había nadie. Ni siquiera en el paseo de la playa. Asustado y con el corazón en un puño, volví por donde había venido.

Cuando llegué, mi padre se había dormido en el sofá viendo la televisión.

Mi madre y Anne estaban durmiendo



en sus correspondientes camas. Llegué a mi habitación y miré por la ventana. La luz de la luna me iluminaba y a la vez hacía que mis ojos se cerraran. Tenía sueño.

Con mucha energía, me levanté aquella mañana. Me preparé ya que sería un gran día de surf. Ese día que llevaba esperando desde hacía meses, desesperadamente. Cuando llegué a la playa, suspiré. El olor a mar, la gente, el agua, el sol, la arena caliente bajo mis pies... me quemaba. Corrí con la tabla y la toalla en las manos. Dejé la toalla cerca de la orilla y me até la tabla al tobillo. Corrí hacia el agua. Me tiré en plancha hacia la tabla y braceé hasta mar abierto, esperando mi primera ola de ese verano. Llegó. Y fue genial. Acaricié el agua con una mano mientras llegaba a la costa y finalmente, me lancé al agua. Volví mar adentro con ganas de repetirlo. Entonces escuché atentamente la conversación de unos sufistas que se habían colocado cerca de mi zona.

-... dicen que los ataque se han multiplicado la última semana, aunque los médicos no saben muy bien cómo se

realizan. Al principio decían que podían ser tiburones, pero no hay rastro de mordiscos, sólo sangre por los oídos y rasguños de uñas, propios de las víctimas. Y dicen que cuando despiertan en el hospital, todos tararean la misma canción, y que cuando los tocas emiten un chillido escalofriante -dijo uno con una tabla de bodyboard.

-Sí, a dos de ellos ya los han internado en el psiquiátrico- comentó otro surfista. Dejé de escuchar. Mis pensamientos iban y venían. La canción de anoche, los ataques. No me lo podía creer. Cogí la primera ola que venía para salir de allí. Me senté en la arena mientras me envolvía en la toalla.

- ¡Ey! ¿Qué pasa?- era el chico de antes, el de la tabla de bodyboard.- Tío, si vienes a la playa a coger olas, al menos coge una buena. La última que cogiste era diminuta.

-¿Qué? Sí, ya, bueno. Perdona que me entrometa pero: ¿qué es eso de los ataques?

- Así que fue por eso. No te asustes. Sólo ocurre de noche. Han encontrado cuerpos desangrados por los oídos en los acantilados, y anoche encontraron a



una pareja en Isla Quinta, aquella que ves allí. Tiene un lago en el centro y un restaurante, normalmente los turistas van a allí de paseo por un sendero hasta el lago. Allí fue donde los encontraron. Parece que las víctimas se aruñan a sí mismas, porque también tienen heridas por la cara y los brazos. Incluso se han encontrado mechones de pelo. No se sabe quién lo hace, o lo qué le está pasando a la gente. Pero te aconsejo que cuando anochezca no te acerques solo al agua.

-Entiendo. -Bueno, ¿qué haces hoy por la

noche?-dijo mirándome y sonriendo. -Nada -¡Genial! Mis amigos y yo vamos a

colarnos en la discoteca del hotel de detrás. ¿Quieres venir?

- Habrá… ¿chicas?-dije enarcando una ceja.

-Sí, muchas. Por cierto, me llamo Gabi. -Daniel, pero puedes llamarme Dan. -¿Entramos? Asentí mientras sonreía y agarraba mi

tabla. Volví al agua olvidándome de todo.

Tres semanas después, Gabi y yo nos

habíamos hecho inseparables. Habíamos ido a fiestas, a surfear cada mañana, conocido chicas, incluso se había quedado a dormir en mi casa y yo en la suya.

Ya no me acordaba de los ataques, ni de mi primera noche. Hasta que Gabi propuso hacer una excursión todos juntos a Isla Quinta. Tras mucha insistencia me convenció ya que hacía tiempo que no había habido ataques.

Me vestí y agarré mi móvil. Después bajé las escaleras. No había nadie en casa. Mis padres habían ido a dar una vuelta y mi hermana se quedaba a dormir en casa de una amiga.

Salí y fui directo al embarcadero. Los chicos ya estaban allí.

-Buenas noches a todo el mundo. -¡Hola!- me saludó Gabi desde su

esquina- toma tu pasaje. El barco sale en diez minutos así que no vayas a ningún lado.

-¿A dónde quieres que vaya? Entonces todos reímos a carcajadas y

nos llamaron para que fuéramos entrando en el barco. En diez rápidos minutos estuvimos en Isla Quinta. Un poco más allá del embarcadero, estaba



el restaurante del que antes había oído hablar. Al lado estaba el sendero, iluminado por farolas de luz blanca y tenue.

Gabi me indicó con un gesto que lo siguiera por el sendero. Los demás nos seguían entre risas.

Gabi y yo estuvimos comentando las olas de esa mañana hasta llegar al lago. Contemplé el agua cristalina que dejaba ver el fondo. Allí relucían lo que parecían ser monedas, y en el agua se reflejaba la luna creciente.

Nos sentamos en el césped mientras reíamos, por unos minutos bajé la guardia. Todo era tan bonito que me olvidé de todo. Desde el centro del pequeño islote se podían escuchar las olas. Cerré los ojos y escuché. Ni siquiera me percaté del canto de la chica. Entonces abrí los ojos y lo primero que visualicé fue la luna... llena. Me levanté sobresaltado, hacía unos minutos la luna estaba creciente, y ahora era luna llena, y no había ni una sola nube en el cielo. Cuando miré hacía mis amigos, pegué un pequeño grito. No había nadie. -¿Chicos? No me hace gracia. ¿Gabi? Venga sal, si queríais meterme miedo, lo

habéis conseguido, pero se acabó el juego...

Sentí movimiento detrás de mí y me volví, pero sólo pude ver un sombra fugaz en el agua. Me asusté aún más. Corrí hacia el sendero, pero no lo encontré. Las farolas se habían apagado. Estabaseguro de que eso no lo podían haber echo los chicos. De repente, sentí gotas de agua fría sobre mi nuca. Y me volví lentamente. Detrás de mí se hallaba una criatura un poco más baja que yo, su cara era preciosa y tenía unos ojos azules y cristalinos como el agua del lago que invitaban a nadar en ellos, su nariz era diminuta y no parecía una típica nariz humana, de ella caían gotas de agua. Estaba completamente desnuda, de su cuello colgaba una caracola y sus largos cabellos azules, ondulados, empapados y brillantes a la luz de la luna, colgaban hasta su cintura. Sus pies eran pequeños, y temblaban.

La criatura me miraba fijamente, quizás ella más asustada que yo. De repente, sonrió y se tambaleó agarrándome una mano y tirando con fuerza hacia el lago. Era más fuerte que yo, y no pude resistirme. Dentro del agua



me entró al pánico. La canción se volvió a entonar mientras la criatura cambiaba de forma. Su cuello se abrió de repente y salieron lo que parecían branquias, sus piernas desaparecieron dando lugar a una cola de pez gigante llena de escamas y dura que empujaba con fuerza el agua. Noté que algo me pinchaba la mano a la que estaba sujeto. Entre los dedos de sus manos habían salido unas membranas y unas largas uñas plateadas se clavaban en mi piel. Me empecé a quedar sin oxígeno y al poco tiempo perdí el conocimiento.

Abrí los ojos. Tenía la vista nublada y solo veía manchas.

- ... ¡Dan!¡Ayúdanos!-dijo alguien al fondo.

Incorporándome como pude, observé a mis amigos. Todos estaban atados en lo que parecía una cueva. Había unas cinco criaturas como la que había visto antes, tres de ellas apuntando a mis amigos con tridentes de plata. -¡Gabi!...-grité. Pero de nada sirvió, las criaturas apuntaron aún más a mis amigos y a muchos les taparon la boca para evitar que gritaran. Entonces, sentí que algo húmedo me rozaba la cara.

Me giré. Reconocí la misma criatura que me había capturado. Me quedé quieto mientras me acariciaba con lo que parecía su pelo. Me seguía sonriendo. Entonces su cara cambió, soltó un chillido y miró hacia mis amigos. Gabi se había soltado y corría hacia mí. Una de las criaturas chilló y le lanzó el tridente, que se clavó en su espalda. Horrorizado observé como Gabi caía, muerto en el húmedo suelo de la cueva. Intenté ir a socorrerle pero la criatura me agarró y no me pude ponerme en pie. Lloré y grité todo lo que pude. Pero las criaturas se hartaron. Y empezaron a cantar. Poco a poco soltaron a los chicos que se quedaron inmovilizados. De repente empezaron a caminar desconcertados. Unos de ellos, Mario, calló de rodillas casi al lado de Gabi y empezó a gritar. Mientras más gritaba, más cantaban las criaturas. Entonces Mario empezó a pegarse en la cabeza y los oídos, agarró una roca puntiaguda y se la metió por los oídos. Empezó a brotar sangre de ellos mientras el se retorcía y se arañaba. Poco a poco los otros tres hicieron lo mismo. -¡No! ¡Basta!- miré hacia la criatura que cantaba también. Poco a poco dejó



de cantar. Demasiado tarde, ya que mis amigos estaban desangrados.

La criatura se puso en pie y tiró de mí. Caímos otra vez en agua, pero esta vez me dio de comer un alga. Con miedo a que me matara, la consumí. Sabía horriblemente mal. Después me sumergió. Me volvió a arrastrar entre las corrientes, volvió a cambiar de forma, y esta vez, yo también. Sentí arcadas. Me llevé la mano que tenía libre al cuello y noté como me habían salido branquias. Sentí un profundo dolor en los pies y miré hacia abajo. Mis pies se alargaron, mis dedos se hicieron largos y puntiagudos y entre ellos me salieron membranas. Entonces sentí que la criatura me soltaba. Miré hacia ella y me dedicó una plácida sonrisa. Entonces moví mis pies. Era maravilloso. Nadaba rápido y hacia dónde yo quería, hacía quince minutos que debía haber perdido el conocimiento. Ella se me apareció delante y me hizo una señal para que la siguiera.

Cuando salí a la superficie comprobé que todavía había luna llena. Reconocí las rocas. Estábamos en el acantilado de la playa. Ella se sentó manteniendo parte

de la cola en el agua. La contemplé desde el agua mientras se acicalaba los cabellos ondulados. Me miró y yo me incorporé sentándome a su lado. De entre las rocas sacó una caracola parecida a la suya y me la colocó en el cuello. De su ulterior salieron unos tentáculos que se pegaron a mi pecho introduciéndose en mi piel. Sentí las pequeñas punzadas y un dolor en el pecho que cesó rápidamente.

-Siento lo del humano- su voz fue tranquilizadora. Era dulce y suave, acorde con su preciosa cara. Pero luego me asusté. Hablaba mi idioma.

-¿Cómo ... ? ¿Qué ... ?-dije yo atónito.

-Es la caracola, puedes entenderme y hablar mi idioma gracias ha ella. Nuevamente, siento lo del humano-repitió.

-¿Qué lo sientes?-toda la dulzura y alegría se volvieron de color negro tras recordar la muerte de Gabi-.

Él es humano y los demás también. Y yo también.-¿Por qué no me matas a mí?-

-Porque no puedes morir, al menos por nuestra canción.



-¿Qué eres? -¿No es obvio? Una sirena, según los

humanos nos llamamos así. ¿No? -Pero, si, ¡las sirenas no existen! - Ah, ¿no? Y entonces, ¿yo qué soy?-

dijo entre risas.-Te vi hace tiempo en la arena, y cuando canté no pasó nada. Eso solo podía significar una cosa, eres uno de nosotros.

Rompí a carcajadas. -¿Cómo voy a ser yo un... sireno?

-Lo eres, porque de alguna manera no has muerto cuando canté, y tampoco cuando todos entonamos la canción en la cueva verde.

-Nadie muere, ¿lo sabes? Sólo los volvéis locos.

-Bueno, eso ya son asuntos humanos. -¿Qué quieres de mí? -Que estés con nosotros, que vivas

con nosotros en las profundidades. -¿Cómo se hace eso? -Para empezar, debías comer el alga.

Y luego debes besar a la sirena que elijas por pareja, a la luz de la luna llena.

-No quiero vivir en el agua, así para siempre.

-¿Por qué?- entonces enfureció. Sus branquias se abrieron hacia arriba

formando un abanico y chilló como había hecho antes, mientras enseñaba sus dientes de depredador acuático.

-Porque yo soy un humano, vivo en tierra y me encanta.

La sirena se calmó y bajó la cabeza. Algo dentro de mí se encogió. Alcé mi mano hacia su mentón y subí su cabeza despacio. Me acerqué suavemente a sus labios y la besé. Me sabía a agua.

Escuché un golpe y ese horrible sonido. Mi gato me lamía la boca. De un golpe lo tiré hacia abajo mientras quitaba la saliva de los labios. Todo había sido un sueño. Un fantástico sueño.

Pero empezaban mis vacaciones. De camino a Costa Dorada la radio de mi padre empezó a fallar. Cambió de sintonía y paró en una de ellas: '... noticias de última hora. Se han hallado dos cuerpos desangrados por los oídos en Isla Quinta, cerca de Costa Dorada ...

-¿Oísteis chicos? ¡Tened mucho cuidado!- dijo mi padre mientras volvía a cambiar la sintonía.

Me pasé la mano por la nariz. De ella caían gotas de agua. Mi sueño, se hacía realidad.

Nastia.


Raquel Santana Romero 3ºESO CDEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA.. IES INGENIO.


Capítulo 1:

Morí el 11 de Marzo de 1581. Hace

tiempo que vago por mares e islas en

busca de la persona que provocó mi

muerte, deseo vengarme y pagarle con

la misma moneda. Argg, morí hace

medio siglo por causas naturales, claro,

porque nadie nunca se atrevería a tocar

al pirata más temible y poderoso que

existió. Durante toda mi vida, siempre

demostré lealtad hacia mis marines,

valentía en el combate y orgullo, mucho

orgullo. (Ja, ja, ja) Maté a muchos

hombres y por esa causa tengo

numerosos enemigos, busco a uno en

especial. Cuando tenía yo 36 años me

ocurrió lo peor que me podía pasar: ¡me

enamoré! Ella era joven y guapa, con

cabellos pelirrojos y dulce sonrisa. Pero no

por su belleza caí rendido, aparte de sus

en cantos, luchaba mejor que muchos

marineros. Luchaba como ninguno y

mataba a sus adversarios con extrema

delicadeza, era un ser espectacular.

Una noche, estábamos solos en el

barco y le confesé mis sentimientos. Para

mi sorpresa, ella sentía lo mismo. Fuimos

amantes durante años, no pensábamos

casarnos pues no creíamos en el

matrimonio, había algo más poderoso que

nos unía "la Mar" y el océano. La Mar era

nuestro barco y el océano nuestra pasión.

Un día nos enfrentamos a unos petulantes

y vanidosos vikingos; serían unos veinte y

nosotros diez. Creyeron que la batalla

estaba ganada, pero cada uno de

nosotros valía por tres, los derrotamos en

cuestión de minutos. El único que valía de

todos ellos era su capitán, un rubio

arrogante, creo que se llamaba Blind. Los

dejamos escapar porque a Victoria le

recordaba a un hermano muerto suyo. Así

que le perdoné la vida. Todavía hoy me

arrepiento de ello, cuánto pagaría yo por

volver atrás y matarle cuando tuve

oportunidad. Pasamos años aterrando a

cuantos se interponían en nuestro camino.

La vida era bella. Un día mis marines se

fueron con unas muchachas y yo y

Victoria nos quedamos solos compitiendo

para ver quien bebía más. Victoria iba

ganando, ya he dicho que era una mujer

especial. De repente, oímos una voz

macabra y feroz. Nos asomamos los

dos a la proa con un brillo

diferente en los ojos, ese brillo no podía

indicar otra cosa, indicaba el ansia que



ambos sentíamos por un poco de peligro y desafío. Cuál fue nuestra sorpresa al ver a tres hombres; dos eran desconocidos, altos, barbudos y horrendos. Y el último era alto y rubio con aires arrogantes, ese hombre me era familiar, era aquel vikingo que una vez perdoné.

Los dos desconocidos embistieron contra mí, podía con ellos y Victoria se relamió sus carnosos labios ¡Tenía un buen desafío por delante! Saqué mi espada no me preocupaba

Victoria, sabía defenderse y de qué modo! Ellos dos sacaron sus espadas y yo las mías. Dos contra uno y, aún así, tenía más talento que ellos dos juntos. Empezó el combate, creyeron ganarme, y bajaron la guardia y ahí estuvo mi oportunidad. En cuatro minutos herí de muerte al primero. ¡Zaas! -sonó el roce de mi espada contra su garganta. El otro se dio cuenta de lo que le ocurría y se puso en guarida, éste luchaba mejor, pero conseguí engañarle. La estrategia me costó una sajada y un grito de guerra desgarrador. Pero éste terminó con una espada en la cabeza y otra en el corazón.

Me sentía poderoso. Durante mi

combate había visto a mi Vicky luchando como si de una cobra se tratase; atacaba y volvía a su defensa, daba un paso haciendo un movimiento feroz con su diestra y se defendía. Ahora que miraba hacia donde ella estaba veía algo horrendo, estaba viendo como él sacaba un puñal bañado en un líquido verde y se lo tiraba. Ella lo esquivó, pero no del todo. El puñal le hizo un pequeño corte. De repente, el vikingo empezó a reír. En ese momento victoria lanzó un grito de dolor y... con un último esfuerzo lanzó su espada y acertó en la pierda de su adversario. Seguidamente se desmayó. El vikingo se acercó a Victoria y le susurró algo, a lo que Victoria le respondió. Estaba tan lejos que no lo pude oír y cuando el vikingo vio mis ojos, inyectados en sangre, yendo hacia él, huyó.

Yo fui hacia Victoria, la cogí en brazos y la llevé a mi camarote, que era más grande. Durante dos semanas estuvo inconsciente alimentada únicamente por unas rancias sopas. Era bastante macabro el remedio que utilizábamos para hacerle tomar aquello. Le tapábamos la nariz y le poníamos un



tubo alargado en los labios, el tubo hacia de enlace entre sus labios y la comida. Expiró el 8 de Abril de 1580. Ese día, empecé a morir. Después de su entierro nos lanzamos a la búsqueda de vikingos. Cada vez que luchaba recordaba la cara del arrogante, vanidoso, asqueroso y mísero, Blind. Mi fama creció hasta tal punto que cualquier barco que se nos acercase izaba bandera blanca. Aunque, de todas maneras, yo no daba tregua alguna a ningún barco vikingo. Mis tripulantes siempre dejaban vivo a un hombre y todas las mujeres y niños que hubiese. Yo se los había ordenado.

En una ocasión un marine mío violó y pegó una hermosa joven. En el mismo instante en que me enteré mandé a que saltara por la tabla. Nunca ningún marine mío trataría mal a una mujer en mi presencia. Pues bien al año de ella morir, recordando su muerte noche tras noche, caí enfermo, sólo duró tres días, luego la oscuridad me invadió. Aquello no era ni cálido ni frío, ni molesto ni agradable, sólo liberador. Después de esa oscuridad abrí los ojos y vi que yo era igual de poderoso que antes, solo

que con una única condición nueva, ¿era invisible? Si, desde luego, nadie podía verme. Y ello me dio que pensar, en ése instante decidí buscar al vikingo que me había arrebatado a mi Victoria. Por donde pasase, una niebla y un frío intenso se apoderaban del lugar. Estuve vagando durante meses y pensando. Capítulo 2:

He dicho que enamorarme era lo peor que me podría haber pasado, porque por la muerte de Victoria, terminé muriendo. Pero eso ahora ya no me importaba. Sólo tenía un único deseo: encontrar a ese vanidoso y degollarle de modo que siempre "recordase" (ya que sin cabeza no se puede recordar) al pirata más cruel de los mares, YO.

Ahora me encuentro en una isla tropical muy húmeda. Estoy algo desorientado -¿Cómo carajo se sale de este lugar?- Y encima a causa de la niebla no veo bien. Pero hay un instinto que prevalece en mí, que me dice que debo ir hacia ¿el sur? Que allí encontraré algo muy anhelado. Nunca he sido un hombre de sentimientos ni de intenciones. Así que paso de ello. Pero la llamada persiste y cada vez es más



fuerte. Cierro los ojos y me concentro en abandonar ese pensamiento. En el mismo momento en el que cierro los ojos el clima cambia. De estar en una selva húmeda y verde, paso a estar en una habitación cerrada y mal iluminada, ¿qué diantres hago aquí?

Cuando me adapto bien a la luz, me doy cuenta que no estoy solo. Hay dos chicas con dos velas sentadas alrededor de una tabla con letras a la que llaman "guija". Me gustaría saber qué ostras hago aquí. Entonces una de las chicas empieza a hablar: -¡Hooola! Soy Luisaaaa, te llamamos deesde el muuundo de loos vivoos para preguntarte cóomo ees la mueeerte, ¿mee entiendes?

Me habla como si fuera retrasado, ¿acaso se creen que soy un extraterrestre? Luisa, a lo mejor trajimos a un alemán y ¡ni tú ni yo sabemos alemán!

-Cállate que estoy hablando-. Pero, ¿acaso unas mocosas de

semejante talla se han atrevido a llamarme a mí?

Soplé las dichosas velas y en el mismo momento en que se apagaron, la misma niebla me invadió y cuando se

disipó, volvía a estar en el mismo sitio, argg, parecía tan surrealista. Todo esto me llenaba de furia, y... atraídas por mi furia enormes nubes acechaban el lugar, liberando tras de sí grandes truenos y numerosos relámpagos. Capítulo 3:

Ha pasado una semana... y yo ya he descubierto el modo de viajar. Resulta que me puedo subir a una nube y desde ahí desplazarme ¿quién diría que un fantasma podría viajar de este modo? Teniendo en cuenta la de supersticiones que hay sobre fantasmas.

El hecho de saberlo me produce enorme gracia, yo, un pirata cruel y despiadado, viajando por pomposas nubes ja, ja, ja.

He recorrido muchos parajes, a cada cual más insólito. Y... ya sé, a dónde he de dirigirme. Hace cosa de 52 años, es decir dos años antes de que muriese, yo y mí querida Victoria escondimos un tesoro en unas islas rarísimas a las que los nativos llamaban Yago.

Victoria y yo elegimos esta isla porque era tan remota que hasta a nosotros nos costaba llegar. Estoy seguro de que si lo



que el vikingo quería era nuestras riquezas, Victoria lo hubiese llevado a Yago. Ya que hay infinidad de trampas mortíferas, y solo ella sabría escapar. Aunque conociendo a Victoria, no escaparía, se dedicaría a desafiar a cada hombre que hubiese allí. Uno por uno, claro que no todos a la vez, más bien los separaría del grupo y... los mataría.

Así que... sin más dilatación, me dispongo a ir. Tras cincuenta años, ese vikingo tendría que tener... 76 años, ja, ja, ja. A no ser que haya muerto y vague al igual que yo...eso, sería toda una suerte. Podría vengarme y descansar al fin.

Ya estoy en Yago, impaciente me dirijo al lugar. Por culpa de esta maldita niebla tengo que andarme con mucho ojo, para no darme de lleno con una rama. Una vez más los mitos, no son más que mentiras, no puedo atravesar paredes ni "volar".

El paisaje es tenebroso y húmedo. De repente, se oye un ruido. Algo así como una espada al desenvainarse y un suspiro largo y cansado. Sé que se ha hecho detrás de mí, pero no sé

exactamente dónde. Esto... ya es preocupante, porque delante de mí no hay nadie. Pero... por ahora nadie ha asustado a este pirata, así que, que se ande con ojo...

Ja, la vegetación está de parte mía, ya que el suelo está recubierto de hojas secas, esto me da ventaja porque se oyen sus pasos. Los pasos se acercan por la izquierda y yo mientras sigo mi camino tan normalmente. Como se suele decir "paso desapercibido" y no sabe cuánta ironía esconden mis palabras. De repente una chica pelirroja con una máscara en la cara me desafía con la mirada y con su espada.

Yo saco mi espada y empieza una feroz lucha. Para mi sorpresa no es una de las nativas del lugar. Sino que lucha con destreza manejando su espada con extrema delicadeza y furia.

Esto... es como un dejavú, ya lo he vivido. Y justo cuando ella va a poner el filo de su espada en mi garganta, la reconozco. Si llevaba todo el combate intentado reconocerla y bajé la guardia. La reconozco! la reconozco! era VICTORIA.



En el mismo momento en el que exclamé su nombre, una expresión de dulzura cruzó su rostro. Se quitó la máscara y dijo: -Ya era hora de que me reconocieras. Seguidamente nos tocamos creyendo que simplemente era una ilusión (...)

-Sí sabías que era yo, ¿por qué me retaste?-

-¿Porque tardaste tanto en recordarme? ¿a caso me olvidaste tan pronto?- Ella nunca cambiaría. Pasamos la noche contándonos intimidades sobre nuestro último medio siglo separados. Por lo visto cuando el vikingo se había acercado la había amenazado con matarme si no le decía la ubicación de nuestras riquezas, y ella se lo había dicho. Luego cuando había despertado de su profundo sueño se vio en el sitio en el que nosotros la habíamos enterrado y supo de inmediato a donde tenía que ir, a Yago. No sabía en que tiempo estaba y por eso vagaba por el lugar como un alma en pena. Juntos nos propusimos buscar al vikingo y matarle, el problema era ¿dónde estaba? Según Victoria, el vikingo no se había acercado al tesoro

en el tiempo que ella había estado allí. Capítulo 4:

Había pasado tres días cuando oímos las voces de numerosos marines. Según supimos iban a enterrar su tesoro. Victoria y yo todavía seguíamos en Yago así que decidimos ahuyentarlos. Por lo visto obedecían a un pirata muy famoso cuyo nombre no sabían pronunciar ya que unos lo llamaban "Dint" y otros "Nick".

A los dos días de atracar el barco, y de que los piratas husmeasen el mejor sitio para esconder el tesoro, se dispusieron a presentarle a su capitán el sitio elegido.

El capitán era un viejo de setenta y pico años, rubio y arrogante. Cuyos pasos eran lánguidos y cortos. De repente, Victoria sufrió un cambio, ya no se mostraba feliz ahora estaba llena de furia. Lo comprendí al instante de ver su rostro. Ése... era Blind sólo que mucho mas viejo.

A la noche siguiente, cuando el capitán entró en su camarote, Victoria se le apareció y yo detrás suya, le aterramos durante tres noches seguidas. Al cabo de la cuarta noche su presión



arterial subió y acabo muerto. No era la muerte que yo hubiese deseado, pero disfruté bastante en el curso de nuestra venganza. Victoria y yo encontramos su diario,

solo habían palabra de cobardía en él. Y... eso, nos hizo felices hasta tal punto. Que permanecimos en nuestra isla, solos durante siglos, inclusive me atrevería a decir milenios ya que vi el fin del mundo.

Vi como una de las montañas de la isla expulsaba un líquido fangoso y rojo, que desprendía mucho calor. Tras esta gloriosa imagen, nos sepultó el líquido dejándonos a los dos en nuestra oscuridad durante el resto de nuestra existencia, pero ambos juntos, agarrados de la mano, y "respirando" el mismo aire.

Cristina Cazorla González 4ºESO B



Mª Dolores Martínez Rivero 3ºESO CDEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA.. IES INGENIO.




CITAS SOBRE LA LITERATURA“La eternidad es una de las raras virtudes de la literatura”.

Adolfo Bioy Casares“La literatura es siempre una expedición a la verdad”.

Franz Kafka“La literatura es un ir y venir entre la memoria y la historia”.

Francisco Rico“La literatura es una extraña máquina que traga, que absorbe todos los placeres, todos los acontecimientos de la vida. Los

escritores son vampiros”.Bernard Henri Lévy

“La literatura es un lenguaje de palabras desmemorizadas”.Francisco Umbral

“La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido”.Jorge Luis Borges

“La literatura no puede reflejar todo lo negro de la vida. La razón principal es que la Literatura escoge y la vida no escoge”.

Pío Baroja“En literatura no hay temas buenos ni temas malos, hay tan sólo

temas bien o mal tratados”.Julio Cortázar

“No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo”.

Oscar Wilde“Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los

hombres”. Heinrich Heine

revista literaria ies ingenio

Documents