revista literaria "delirium tremens" 7

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Revista literaria Delirium Tremens 7. Editada por el poeta Paolo Astorga desde Lima, Perú

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Delirium Tremens Revista Literaria de alcance internacional

Número 7, enero de 2013 (Edición 2do Aniversario)

ISSN 2219-391X

Director y editor: Paolo Astorga [email protected] http://sinllegaraloinvisible.blogspot.com Celular: 993398823 Apoyo de edición: Isabel Flores [email protected]

Esta revista se edita desde Lima—Perú en formato virtual (pdf) a través de la siguiente dirección: http://revistadeliriumtremens.blogspot.com Para envíos de libros, revistas u otros, nuestra dirección postal es: Sr. Paolo Astorga Av. Malecón Checa 557 San Juan de Lurigancho Lima 036, Lima-Perú Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú N0 2010-11549

Impreso en Perú

Síganos en Facebook: Revista Literaria

"Delirium Tremens"

Gritos etéreos (Poesía): Alessandro Caviglia Marconi 8/ Roberto Núñez P. 10/ Fernando H 12/ Nahima Dávalos Vázquez 14/ Javier Manuel Sánchez Torres 15/ Ruben Aguilar 16/ Antonio Quispe 18/ Rodrigo Maida 20/ Mª Alejandra García Mogollón 21/ Novak Agnez 22/ Graciela Marta Alfonso 23/ Miguel Angel Díaz Sotelo 24/ Erick Abanto López 25/ Camila T. Matta 26/ Obituarios del silencio (Narrativa): Cesar Klauer 28/ Alejandro Cámara Frías 29/ André Coronado 30/ Michael Alberto Jiménez Melchor 32/ JM. Persánchndré 36/ Jesús Jara Godoy 41/ Oráculos de arena (Ensayos y Artículos): La melancolía en el capítulo VII del Quijote Por: Ainhoa Segura Zariquiegui 44/ Papiros de carne (Reseñas): HUM ANO Javier Febo Santiago 52

En esta edición Revista Literaria Delirium Tremens número 7

(Edición 2do Aniversario)

Los bautizos de Mariana C. J. Torres 52 República de poetas, 17 poetas Arequipeños Úrsula A. N. Podestá Orlando V. Bedoya 53 A destiempo y otros cuentos William Boyd Morán 53 Alcoba roja Iris Miranda 54 La consagración de la casa Juan José Beteta 54

Gritos etéreos (Poesía)

Gritos etéreos - Poesía / 8

Alessandro Caviglia Marconi, nació en Lima en 1968 y estudió filosofía en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Actualmente se dedica a la docencia universitaria, a la investigación en filosofía y al análisis político. Ha publicado varios artículos académicos en revistas y libros. Asimismo ha publicado poemas en varias revistas y cuentos en el diario Expreso. Tiene un libro de poesías publicado (PUCP, 2001) y dos libros inéditos. En la actualidad está preparando un cuarto libro de poemas.

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La caja, ese pequeño objeto que entre mis manos llevo, es el silencio al cubo, el dolor al cubo, en ánfora al cubo, el cubo hecho cenizas que se despiden en el aire y navegan en el océano.

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En las tardes del invierno me detengo a contemplar la niebla; esa infinita tristeza que cubre las casas y ennoblece la luz de los semáforos. Los autos se detienen, sin saber muy bien por qué. La tarde de los inviernos se parece a Lima cuando la recorro en mi alma, a través de su propia tiniebla. Cada poema parece ser el último salvoconducto para la melancolía. Es que esa Lima que me habita se encuentra en toque de queda, y sólo puedo ver la ciudad desde una ventana sin ser tocado por la lluvia ni invadido por la neblina. Mi propia alma, desde el otro lado me implora que no muera. Yo, por mi parte, le ruego que no me mate. Ambos, embragados por la tristeza no logramos abrazarnos ni tocarnos. El invierno de Lima ha hecho del vidrio un espejo tan helado que mi cuerpo desnudo se cuartea en todo intento. ¿Qué he de hacer? Nadie escucha. Tan sólo los automóviles pasan y arrollan las hojas que han caído. El universo interno y el universo exterior se han perdido completamente en esta ceguera que no es más que lágrima, desvarío.

Gritos etéreos - Poesía / 9

3

En el juego de mi cuerpo sobre el agua se esconde el juego de mi alma entre las palabras. Mientras más el agua me anega incansable la triste sombra de la palabra rosa se disuelve entre mis dedos y oídos, y alcanza su mayor ensoñación cuando muero sobre el prado (es el viaje infinito, vuelta a casa, recuerdo inalcanzable de la palabra rosa y su sentido).

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Las palabras, el chirrido incesante del atardecer, el divagar de la luz sobre el alba vieja y angostada, las piedras cayendo, el cuchillo, y la calurosa sombra del asfalto de ciudad en ciudad;

fantasma invisible.

En esas circunstancias mi amor se instala conectado a un cuerpo que no es mío, y un latido imperturbable lo acompaña. Es el atardecer de aceras que tiemblan: así tan sólo susurren ventanas y puertas, o sólo mi cuerpo se extravíe en los rincones de una ciudad apenas soñada.

Gritos etéreos - Poesía / 10

Roberto Núñez Pérez. Nació en San Antero (Córdoba, Colombia) en el año de 1968. Actualmente vive en la ciudad de Barranquilla, al norte del país. Ha publicado sus poemas en varias revistas y suplementos literarios del país y el exterior. Libros de poemas publicados: Concierto desde el último puente (2003), Demandas del cuerpo (2008) y Poemas al margen (Entre amores y disparos) (2008). Inéditos: relación del pedido y Hubiera aquí una fuente. También ha publicado diversos textos investigativos como Universidad y mundos posibles (2001). Tiene una novela corta inédita: Ladrona de Libros.

Del libro inédito “Relación del perdido”

AGUA MAYOR

Si buscas el pájaro más alto indaga en tu corazón, restriega en tus pensamientos. El cielo no es más que una vieja canoa transitando apacible el Sinú o la tribu de cangrejos que entre el estiércol funda los reinos de Caño Lobo. La gracia de la mujer no se halla en su falda ni en la dulce caricia que puebla tus noches, sino en la forma de perfumar tu corazón, de engendrar en tu piel el río que navegaste en la infancia. Cuando un hombre sufre recuerda que, si tiene suerte, allí están las palabras para nombrar su angustia, para no atragantarse con la fruta amarga que se le ofrece; pero también está el silencio, antigua forma de decir ausencia, de decir dolor, abandono y soledad. La vida es tan breve que no sabemos cuánto duran sus cuchillos, la plenitud del toronjil. Bueno el empedrado si lo acompaña la palabra de un amigo, el transparente incendio del vino. La boca construye sus propios versos. La gracia de toda mano radica en lo que teje, en lo que acaricia. La gracia de todo pensamiento se sustenta en la bondad.

Gritos etéreos - Poesía / 11

Nada vale el corazón que no sangra. Todo ojo puede ver, contemplar, aun si está cerrado, aun si es ciego. Lo contemplado te contempla. Nunca acaricies a una mujer sin darte cuenta y mucho menos sin que ella, como dormida, lo perciba. Triste placer aquel que no se regocija en sí mismo. Toda agua transparente ha de hablar de ti, de la piel de tu mujer, de los ojos grandes de tu madre. Si hallas el paraíso, disfrútalo; quizá no dure más que un día. Si tu pie pisa el infierno, no maldigas: el infierno ha producido buenos versos. Nadie que conozca el mar vuelve a ser el mismo. Dichoso tú que aún pequeño conociste un mar y cuatro ríos. El mayor de todos comienza en tus pies.

UN POTRO QUE, SOÑADO, RECORRE LA SABANA

Un potro de viento le ha prometido su padre y ha salido en la mañana a escuchar su sangre, el duro canto de sus cascos. ¿Quién sabe de él? ¿En qué praderas pasta? ¿Qué girasoles bebe? No recuerda si su casa es el día en la sabana o la extensa noche derramando lunas. Tal vez trote en el cielo que colinda con el mar y duerma bajo la sombra del sueño. ¿Cómo traerlo a su lado para jugar con su aire, con la fuerza de sus patas derrotando el tiempo? De pequeñas rosas se alimenta. Tal vez su padre haya olvidado la promesa. Aun así permanece atento a cualquier relincho, a cualquier canción de cascos. Un potro de viento recorre sus sueños.

Gritos etéreos - Poesía / 12

Fernando H. Curso el 5to ciclo en la UNMSM en la escuela de literatura y comerciante de té verde. El tránsito de las aves Apaguemos un poco más la noche, abandonemos el camino y seamos bienvenidos como animales posicionados para escapar hacia el otro desnudos e imaginarios en la gran intemperie contemplando esa ventana de universos que son nuestros ojos en el ángulo negro ángulo perfecto que se asoma como una estrella lejana que nos enfrenta con el reflejo de nuestras sombras el fuego es un pequeño llanto si se recuesta desnudo frente a nosotros dl invierno se ve irritado y sienta sus grandes brazos en calles solitarias donde ya nos rehusamos a transitar y nuestros pasos son marejadas de desesperación columpios encadenados a ese eje transitorio frio y extenso que es el tiempo. y como dos brujos nos encendemos en cada hoguera circular mirándonos fijamente aparentando no morir. Yo no quiero oír más la radio quiero el ruido húmedo de tu cuerpo o el de nuestra piel ligera que resbala y piensa en no partir jóvenes ahogados animales malditos huracanes desvelados en el tránsito violento del camino blanco morir es el pacto,

Gritos etéreos - Poesía / 13

y hallo rastros de pastillas en mi bolsillo izquierdo buscar es en vano pues la muerte aún nos tiene paciencia la cama es un cuadro ordenado de aves y gatos algunos situados ya para quedarse y otros, dispuestos a marcharse Adiós. 3:14:15 Hoy no es Domingo pero no importa el único sonido insoportable que reemplazo la carne son la de los policías y ambulancias. Sirenas de puertos metálicos. Toda mi generación trabaja y estudia ¿un ejemplo de heroísmo o hedonismo? Las ventanas y las puertas siempre están cerradas para los que presencian y abrazan el sol con los ojos dilatados. La música es en lenguaje de los desesperados ¿alguna vez Ud. Ha escuchado algún ruido? Ayer conocí a Violeta, pedía el mundo y yo no tenía nada en los bolsillos. Me gusta salir a caminar cuando hay sol, no mucho ni poco, solo hay sol. Marcela dice que tenga mucho cuidado, para tenerlo siempre hay que aprender a caminar en el borde. Estoy sentado en Plaza Francia observando el cielo, es como estar observando a una mujer abrir las piernas, el frio es más que imperturbable. Ayer no era Sábado como creí y vi a muchos de mis amigos. No habían muchos pájaros en el Centro de Lima. Alondra, creo que fue por eso que te recordé En la necesidad siempre es donde se existe. Tarde en encontrar las coordenadas exactas de tu órbita, planeta 5.62735319. Últimamente me interesa la Física. Sábato y mi padre estarían orgullosos de mí. Lástima que el viaje solo dure 42 minutos y 33 segundos a.c. Los locos siempre me piden comida, tal vez solo me vean como simple carne demolida. -Todo al final es inversamente proporcional, manifesté. -Solo es cuestión de números y saber amar, respondió Marcela.

Gritos etéreos - Poesía / 14

Nahima Dávalos Vázquez. (1990) estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad del Mar, Campus Huatulco. A publicado en revista como Renacer y Solar, y participado en talleres literarios como Cantera Verde en la Ciudad de Oaxaca. Cómo preparar una vida Compre tres hojas de sonrisa dos pedazos pequeños de enojo una pieza de virtudes una taza y media de sarcasmo silencio media cucharadita de tristeza un cuarto de sueños un paquete de olvido un cubo de locura-que irónica es la vida- cinco dientes de motivos la mitad de una lata de besos un gramo de ciencia y amor al gusto. Viértalo todo cada mañana de preferencia que la experiencia sea de teflón para que no se peguen los errores sazónelo con la flama alta del buen humor tápelo con el alma espere la noche y sírvalo a la memoria. para acompañar agregue unas cuantas gotas de tiempo.

Gritos etéreos - Poesía / 15

Javier Manuel Sánchez Torres. Nació en Lima en 1982. Estudió en la Universidad Nacional Federico Villarreal, ha publicado sus poemas en las revistas literarias Prima Fermata Literaria (2007), Ónice Nº 5 (2012). Presenta su primer poemario Sombrero de salamandra (Hipocampo editores 2010), Las flores de Antígona (Senaju 2011), éste último publicado en la Antología de los finalistas del premio Nacional Juvenil de Poesía “Javier Heraud”-2011. Posteriormente saldrá a luz La ciencia de las huellas, aún inédita.

yo no quería hablar de la vida / sino del amor y del asma es decir de la muerte

finalmente se presenta sin ajuar / retirado de las locuras de la vida / esperando que calmen las nubes y los transbordadores suelten a los / paracaidistas en el espacio / aquí se cuenta con un ábaco de huesos / el tiempo el tormento las apariciones que cuelgan dentro del mueble mohoso / libre del aire rancio de la libertad / patrocinada por los vellocinos que tienden a olvidarse de la suerte del abismo / cuando cumpla con la piedra en arrojarla lo que el mar olvidó en su trágica desventura de los bailes / arrojarla en la infinitud descolorida de la vida / cuenta el hombre con cabeza de ruiseñor el “día especial es la mascota que orina y defeca donde siempre orinaron y defecaron” / el amor no cuenta con una banca sino con un vaso de tigres / el espectáculo salvaje de la muerte El armario

y sufro con las puertas abiertas del armario / los colgadores angustiados por tanto desfile sin dueño / la primera cama que siente el peso desorbitado de las mañanas saliendo sin descanso / tan sólo la atrofiada desventura del día cobrizo / y hablo de tu rostro haciendo girones con tiza donde apoyan tus ojos / sueltan a los gallos desmemoriados que cantan sin las ranitas y sin mar / sin la piedra solar / el hombre armario tiene su atuendo formidable de murciélago extendido para la noche en que las nubes cuelgan su despertar / están en cinta están criando su rayo devastador para comportarnos cual mortales en la habitación desierta de los suyos / los objetos inclinados a contar el amor atrofiado de los casados y quien sin droga no hay sanación / o baile de climatizado /el armario pinta huellas luminosas con su espejo donde el sol cabecea / para deciros / maldita angustia de los dormidos.

Gritos etéreos - Poesía / 16

Ruben Aguilar. Poeta y profesor de Lengua y Literatura. Obtuvo una mención Honrosa en el Concurso Juvenil Marco Antonio Corcuera (Trujillo, 2002). Ha publicado los poemarios SIRENA (2007), PAPELES SOBRE VERSOS (2010), VERSOS INCOMPLETOS PARA UNA GOLONDRINA (2011), EXTRAVÍOS (2012); además sus poemas han sido publicados en revistas de circulación nacional, así como en diversas páginas de Internet. Integra el Grupo cultural Papel de Viento. TU CUERPO Y EL FIRMAMENTO I en el firmamento de tu cuerpo las estrellas son pequeños lunares adornando tus movimientos pequeños mundos inexplorados por mis besos por mis manos y por mis versos aún después de haber amado en un arranque de locura alguna constelación distraída de tu inmensa constelación de encantos II mi constelada mujer pero el tiempo pasa no queda espacio para continuar el tiempo es ahora aquí entre mis libros y mis arranques de orate empedernido el tiempo es aquí en este mundo bajo este cielo real y concreto no hay historia más allá de esta historia deja caer en la tierra que cubre mi existencia tus ojos rasgados y estrellados y tu sarcástico velo sobre mi tumba III sin embargo entiendo que tus pupilas no quieran auscultar

Gritos etéreos - Poesía / 17

mis labios dibujando tu nombre en las estrellas lo entiendo a pesar de mis viajes inter espaciales a las dunas de tu cuerpo a pesar de mis idas y venidas en el sinsabor de los golpes salivados producto de tu entrega… a pesar de los fragmentos que recojo para no olvidarte IV claro ahora que lo mencionas enlazar mi brazos a tu firmamento resulta una ecuación sin resolver en tu cuerpo todo se ha vuelto una tarea dura y silvestre sin reacción por ningún lado y solamente queda esperar el despertar de tus escuálidos sueños para volver a sonreír

Gritos etéreos - Poesía / 18

Antonio Quispe. Lima, 1967. Titiritero y dramaturgo. Desarrolla una propuesta de teatro de actores títeres y objetos, en obras para la familia y también en propuestas para adultos. Alguna vez en el siglo XX editó en colectivo alguna plaqueta y de manera personal un par de propuestas de poesía gráfica. Reside en Buenos Aires desde 2010. in fraganti palabras frescas tornados flotantes espasmos recién pescados por dedos que parpadean caen de inmaduras del árbol de las huellas consumen en medio instante su día de mariposa me ha encantado tu lectura de tu carta balbuceante me ha hechizado el color cambiante de tu entrelínea tu caricia nerviosa sobre mí el lienzo puesto a secar tu vocabulario de recolección de arrebatadas hojas secas quise creer que me invitaste a tu cadena de silencios por eso te propuse la lenta digestión intensa de la película de la luna parpadeando en su noche por eso tal vez nos veníamos a encontrar como peces armados entramando sílabas libres como formas sorprendidas in fraganti refugio menstruación descarga única, portátil hasta hoy de las sombras del ensueño viril que viaja entre mis costillas cuando acomodo mi cuerpo a los días que se anuncian. otra vez la luna es el ojo de la noche despertada por mi modesta soberana inquietud de plasmarme en la retina de la loca que pasa. un dedo índice indaga abriendo el refugio de un canal para mis líquidos inminentes. no te cuento esto para que me veas por fin deshacerme de lo inservible acumulado,

Gritos etéreos - Poesía / 19

te lo cuento para que sepas por qué me fui a guardar todas las sombras que me hizo la luna en este mes. acaricio mi erección: la fugaz palanca de cambios y dejo ir mis nombres por el hallazgo del agujero indicado. he guardado el orgasmo para la loca, aquí solo descargo mis promesas desperdiciadas, los destinos que no me encontraron. eres mi sueño como promesas escritas en papeles arrojados se incinera por partes según mi mirada distraída sorprende tus palabras injustas en la traza atravesada de un recuerdo. he ido a parar como figura a la feroz superficie destrozada de un espejo de agua parada sostenido por nuestras historias. el hedor de nuestra música bailable muta insoportablemente haciendo camino en la amarga gelatina que nuestras noches cuajan. ha pasado a ser menos posible un regalo de silencios que la elaborada respiración de tus disculpas entre mis dientes, así podrán romperse los viajes entre destinos circulares y llenaremos la alfombra mágica con polvo de polvo eres y en polvo te convertirás.

Gritos etéreos - Poesía / 20

Rodrigo Maida. (San Salvador, El Salvador, 1987). Licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional de El Salvador. Tercer lugar en el Concurso Internacional de Ensayo Filosófico –Categoría C. de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, México. (2011). Finalista en el Segundo Certamen de poesía “Ipso facto 2012”. Sus relatos aparecen en la Antología del relato de videojuego (Cinosargo Ediciones) y en la Breve Antología de Microrrelatos Anti-navideños (revista electrónica, Internacional Microcuentista). Así será Soplará la noche en tus ojos. Y las mariposas descenderán sobre tus sábanas. La lluvia freirá los edificios carcomidos. Y la verdad que brota de tus entrañas será arrullada por el silencio. Todo eso pasará. Cada día será una epopeya que arde dentro de una mirada. Y cada minuto reclamará su identidad pérdida. Cada paso besará la tierra y amenazará con ser el último. Dar a luz palabras será un pacto irrevocable con la muerte. Verbos estrafalarios se agitarán como aves enfurecidas sobre tu corona. Y los dedos índices te buscarán temblando infectados con sorna. Para entonces habrás construido un universo en los rincones de tus cuatro paredes. Y bajo los cielos, te bañarás de gozo durante las tempestades. Tu asombro nunca oirá hablar de insignificancias xenófobas. Tu extrañeza nunca escuchará de prioridades vestidas a la usanza de inmaculadas quimeras. Acariciarás el miedo que se posará todas las noches en tus rodillas y con altivez fruncirás el ceño a lo infinito. La madrugada será tu confidente, tu benigna agonía y tu irrisoria inquisición. Respirarás cada verso y te ahogarás en delirio. En la vocación de tu sinsentido encontrarás una excusa para aferrarte a lo que amas o finges amar. Así será tu destino. El día en que te atrevas a tomarlo por los cuernos. Será todo tuyo. Poeta.

Gritos etéreos - Poesía / 21

Mª Alejandra García Mogollón. Es música, gestora cultural, directora de talleres literarios, mediadora de lectura, productora y locutora de programas radiales. Participa en las Antologías: Laberintos del gallinero, En 1millón de Poemas por la paz. Directora de la Fundación Cultural el Laberinto. Sus textos poéticos han sido publicados en diversas revistas y leídos en progra-mas radiales internacionales. EL TEMBLOR DE LA CALLE He soñado con las manos tatuadas, con nombres de los hijos de la patria arrojados al silencio, enmudecidos por las sombras con la vida pendiendo de palabras dictadas en escritorios limpios sobre alfombras empolvadas de secretos de injusticia. Estos hijos abandonados por su patria alejados de la ternura materna y el calor sublime de un niño habitan en tibieza de los campos cobijados de esperanzas de un país frío, lejos, tan quieto. Solloza la melodía de la catedral sumergida gotas gordas, oscuras a la luz de la luna emergen de calles temblorosas, sucias, comprometidas en limpiarse en silencio. Nadie los recuerda en el ritmo de las calles Se susurran sus nombres en la madrugada Solo por frecuencias olvidadas.

Gritos etéreos - Poesía / 22

Novak Agnez. (Jordán Michael De la Cruz Chumacero) Nacido en Jesús María el 27 de Setiembre de 1987, gran parte de su vida la vivió en la provincia constitucional del Callao, estudio contabilidad, hoy en día sigue estudiando administración bancaria.

CUANDO CIERRE LOS OJOS Cuando cierre los ojos Ya no habrá más caricias No podre escucharte Ni mirar tu sonrisa No seré ya más nadie Ni el silbido del viento No respirare el aire que alborota tu pelo Cuando cierre los ojos Y el amor se haga un sueño No podre ya cantarte Como solía hacerlo No habrá más discusiones Que terminen en pleito Se irá con mi silencio el amor que te tengo Cuando cierre los ojos Y mi amor se haga eterno No podre despertarme Para verte a mi lado No veras en mis ojos Lo mucho que te amo Ya no habrá mas promesas Ni desdichas de otoño Ya no habrá más palabras Terminando en escombros No diré mas te quiero Como solía hacerlo Cuando cierre los ojos y me encuentre ya muerto.

Gritos etéreos - Poesía / 23

Graciela Marta Alfonso. Nació en Buenos Aires, Argentina. Profesora Nacional de Bellas Artes. Obras Publicadas: Libro de Poemas “El Silencio del Fuego”. Antología de Cuento Corto y Poesía. “Pasión de Escritores”. Antología Una Mirada al Sur. “Pasión de Escritores”. Colabora con Revistas Literarias con su literatura y representación plástica.

Numen Ella iba de la mano, confiando en la belleza y observando el mundo sin malicia. Ella iba anteponiendo la luz y la sombra, el día y la noche, la verdad y la mentira. Ella recortaba las tinieblas de un alma tenebrosa y condenaba a los inmortales a vivir, en un desierto de infamias. Era el extremo, el espejo de los desolados y el líder de los soñadores; era el ámbar, brillando en la penumbra, era el vuelo de los artistas, la flama de los poetas y la nota que los músicos perdían. En un tiempo de inspiración se inflamaba con las velas que en el viento buscaban libres, los moradores, de un frágil paraíso. Pero el sendero se bifurcó, y perdí su rastro, me cuesta hallarlo en las palabras que temo, como el apocalíptico silencio, que sondeo en mi amnesia literal, sin liberar a los muertos del ingrato recuerdo.

Gritos etéreos - Poesía / 24

Miguel Angel Díaz Sotelo. Nacido en Chincha un 30 de abril de 1987, con la infancia, adolescencia y juventud extendida en ese hermoso pueblo al sur de Lima, estudió en la escuela primaria N° 22238 “San Martín de Porres”, muy cerca del trabajo de sus padres, un mercado informal. La secundaria la cursó en la I.E. Comercio N° 59 “Andrés Avelino Cáceres”. Docente de Educación Primaria, egresado del ISPP Chincha, bachiller en educación y Egresado en Post Grado en Educación de la UNMSM. Aficionado a la poesía desde la adolescencia, y terco en esa afición hasta ahora.

La paloma y el gato

La paloma herida se posó en mi ventana mi gato la desolló de un zarpazo,

la paloma se llama esperanza, mi gato se llama fracaso.

Vino un día a engañarme,

a hacerme creer que estoy vivo, ahora la veo, la odio,

me mira, yo la esquivo.

En su pico una voz clama piedad, las garras de mi gato le arrancan la piel,

ensangrentadas las plumas y está muriéndo de a pocos por él.

Se relame las patas de sangre

luego del cruel festín, se relame y lo acaricio,

terminó con mi suplicio, por fin.

Gritos etéreos - Poesía / 25

Erick Abanto López. Nació en Cajamarca, en 1994. A los 16 años co-menzó a colaborar en el diario Panorama Cajamarquino, haciéndolo esporádica-mente con artículos de poesía y cuento corto. Sus trabajos poéticos aún permane-cen inéditos. Estudia en la Universidad Mayor de San Marcos. AMÉN Hay quienes proclaman que los versos deben ser cortos que es más fácil de leerlos que la grandeza está en la síntesis en ser breves, en no decir muchas cosas, o como dicen, en “decir lo mucho con lo poco, lo harto con lo breve” ¡Qué disparate! ¿Cuándo se ha visto, cuándo, me pregunto, ha habido reglas para la poesía? Dicen que los olores son escribibles que las gaviotas también pueden ser bellas con unas cuantas palabras que los versos, nuevamente tienen que ser cortos. Que allí está su belleza. Que la precisión es la madre de todas las ciencias, y que esto de los versos, modernamente, también se halla en ellas. Pero lo que no se atreven a decir es que eso que llaman poético, poetizado, poesía escrita no es por la cantidad de palabras que hay. Es, más bien, por la cantidad de veces que volverías a leerlas. SIN NOMBRE No es fácil decir que no se puede. A veces es mejor mirar a atrás Es mejor hacerse la idea, la brevísima idea De que se está avanzando En sentido anti–horario.

Gritos etéreos - Poesía / 26

Camila T. Matta. (08/02/1992): Estudió en la UNE – La Cantuta. Perdida y vagabunda, etcétera. LA HERMANDAD

A los de Hierba Zine

el caos es un concierto animal el viaje de pájaros silvestres la risa colectiva de niños en los parques el alumbrado público que sorprende plena a la luz del día y al apagón general de hombres de a pie el cierre de labios la naturaleza o el destino la necesidad de extinguirse por propia voluntad anarquista como las estrellas primero muertas, antes de dejar de incendiarnos la oscuridad el miedo infantil tiñe la sangre y navega sola hasta su olvido desvestirse de verde y colorearse rojo de madurar el caos es esos artificios de noche urgidos en el día para sobrevolarte invisible el caos es, hermosamente la vida de un charco que se corrompe para hacerte el amor para hacerse mar sin ser primero río después, nube, nube del cielo o neblina luego, el mismo cielo o el reflejo de todos éstos en el espejo del gran poema universal todos somos hijos del abismo el abismo es una vagina de lava de fuegoardetierra de agua del cielo de sal del mar de puerta de agujeros negros de grito bajo el hielo Esta es, declarada, nuestra hermandad.

Obituarios del silencio (Narrativa)

Obituarios del silencio - Narrativa / 28

Cesar Klauer. (Lima, 1960) Es profesor universitario. Ha publicado el libro de cuentos “Pura Suerte” (Altazor, 2009), los libros infantiles “El gigante del viento”, “El perro Patitas” y “El delfín de arena” (Altazor, 2010) y el e-book de microrrelatos “La eternidad del instante” (Evisto Editorial, 2011). Ha ganado los juegos florales de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, 2009 y mención honrosa en el concurso de cuento Jorge Salazar de Editorial Pilpinta, 2010. Aparece en las recopilaciones “Al este del arcoíris: antología de microrrelatistas latinos” (Latin Heritage Foundation, 2011) y “Poética del reflejo” (Ediciones Letralia, 2010).

DETRÁS DEL VIDRIO

Las caras de las crías aparecieron sonrientes, se pegaron al vidrio creando al instante una nube de vaho húmedo. Las palmas de sus patas delanteras dibujaron su contorno, mostraron la piel descolorida, amarillenta por la presión. Detrás de ellos, los adultos les hicieron sombra. Una de las crías se despegó, miró a un adulto y me señaló. Las otras empezaron a dar brincos y luego se les dio por golpear el vidrio, hacer muecas, gritar –pero sus sonidos absurdos solo llegaban a mí como un rumor sordo y originado en otra realidad, en un mundo que no era el mío. Me desperecé, estiré un brazo, luego otro. Eso parece que los animó, aplaudieron y dieron hurras. Su alegría atrajo a otras crías y adultos sonrientes. Luego se quedaron quietos, a la expectativa de mis movimientos. Teatralmente, como he aprendido en todos estos años, di unos pasos para acercarme al vidrio. Sus ojos crecieron hasta parecer pocillos para comida, iguales a los que tengo aquí, bajo la sombra de la ramada. Me detuve, los miré uno a uno, entonces empecé a saltar y a dar gritos, a hacer piruetas y trucos de malabarismo con los palos y piedras que tengo para estas ocasiones. He descubierto que les gusta mucho cuando me rasco los genitales, ¿por qué será? Me imagino que es por lo diferente que soy: yo no tengo el cuerpo cubierto de pelaje como ellos, ni esa cola larga que se enrosca en las ramas. Cuando me bajo el pantalón y les muestro la entrepierna los machos arrugan los ojos y la boca, quieren desviar la mirada pero no lo hacen; y las hembras sonríen con malicia. Al final, se van riendo y haciendo muecas, pero ya no es como antes, cuando no había vidrio y me lanzaban plátanos y manzanas.

Obituarios del silencio - Narrativa / 29

Alejandro Cámara Frías. (1994, Guadalajara, Jalisco, México). Estudiante de Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara. Ganador del 1er Concurso de Cuento y Fotografía (convocado por la Comisión Nacional Forestal) con el cuento Perenne, publicado en una antología virtual del portal de CONAFOR y en el diario EL POPULAR). Ha publicado varios textos en la revista Binocular y un cuento en almargen.net, revista electrónica de literatura. Además, el periódico La Gaceta UDG lo incluyó en la sección Talento U.

YO NO SOY YO

El pretexto para suicidarme es simple: yo no soy yo, auténticamente no lo soy. Soy una copia, una réplica. Tengo la certeza implacable de que, si no habitó ya alguien con mis rasgos y personalidad, algún día lo hará. Difícilmente concebiré una idea que no haya sido rasgada por el pensamiento de otro y mi mirada no inventará jamás el contorno de un nuevo objeto; cuando creo que innovo sólo estoy recreando. Tampoco soporto lo intercambiable de nuestra existencia: seres de personalidad canjeable. Podríamos estar en cualquier lugar, siendo cualquier otro, haciendo cualquier cosa. ¿Cuál es la diferencia? Tengo una solución o más bien una evasión: borrarme del mundo. Incluso de mí mismo, completamente y para siempre. Nunca haber existido y así darle la oportunidad a alguien de ser único, si no irrepetible. Lamentablemente no tengo un plan. No sé lo que debo hacer, mas sé lo que no debo hacer. No debe ser un suicidio común y vulgar como los que acaecen diariamente. No habrá sogas infames, ni disparos fulminantes. Ninguna hoja separará mi piel para drenar mi sangre, ni emprenderé un falso vuelo que sé que fracasa antes de comenzar y reserva el asfalto como fin de mi existir. De cometer actos semejantes solamente engordaría el lodoso suelo con mis restos y, arriba de ellos, se erguiría otra grisácea cripta anónima. Olvidada por apenas los hijos de mis hijos. No será así. Sé lo que no es. Puedo intentar definir lo que es: es un no dejar rastro, desdibujar causa y efecto. Se trata de nunca haber existido, de ser sombra, reflejo, recuerdo de mujer u hombre. Esta nota está lejos de ser suicida. Lejos de querer provocar pena o conmiseración a alguien. No va dirigida a nadie más que a un solo lector que, años después, podrá cuestionarse mi existencia, mi corporeidad. Dicho lector hará diversas conjeturas, pero si presta atención, acaso podrá advertir que el autor de esta carta, en algún momento y en algún lugar, llevó su mismo nombre.

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André Coronado. (Lima, 1992) Estudiante de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Privada del Norte. Escritor de cuentos no publicados acido en Buenos Aires, en septiembre del 79. Escritor aficionado y gran lector. Vive en Tortuguitas, con su mujer y sus dos hijos.

EL PISTOLERO DE LOS ANDES

Se dice que hace muchos años, en un pueblo alejado de la urbe y desprovisto

de las comodidades de la modernidad, acechaba por las madrugadas el pistolero de los andes. Los campesinos aseguraban de su existencia a pesar de no tener pruebas, a excepción de los casquillos de bala, que según ellos, daba suerte poseer. Nadie sabía de su origen; algunos afirmaban que era el fantasma de un terrorista, otros que había sido un chamán que hizo un pacto con el diablo y unos pocos que se trataba un demonio. Cuando llegaba el fin de semana, cada familia debía dejar botellas de alcohol en su puerta como ofrenda, cuentan que el alcohol era para que se emborrache y se vaya a los cerros a disparar mientras reía a carcajadas. Los pocos que lo han vieron lo describían como un viejo raquítico, de piel cobriza, cabellos negros de medio metro y sobacos que le llegan a los codos; además, de que portaba dos revólveres, cuyas balas eran infinitas.

Una noche se escucharon disparos a quemarropa y gritos. La gente del

pueblo salió a ver qué pasaba y encontraron al hijo de un capataz muerto; desde los cerros se oyeron las risotadas del pistolero de los andes. El capataz no dudó en ofrecer una cuantiosa recompensa si se traía vivo o muerto al asesino.

La población se armó con antorchas, trinches y piedras para darle fin al

pistolero. En la noche treparon los cerros en su búsqueda, pasaron horas sin hallarlo. Cuando ya estaban por retirarse, escucharon unas pisadas y se pusieron en alerta. ¡Miren!, gritó una mujer al ver a una sombra huidiza. Todos le siguieron y cruzaron los cerros, vieron una gran cantidad de árboles de higo y recipientes de alcohol alrededor. Un joven lanzó una antorcha a un árbol y cayó un duende herido con una botella en la mano. Uno más apareció y rogó por su vida, incluso les juró que les daría de su oro y fertilizaría sus tierras. Pero, sin

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dudarlo, los campesinos los asesinaron brutalmente. Un tercero apareció, era el más antiguo, el que portaba las armas y apestaba a licor. ¡Los maldigo por asesinar a mis vástagos!, sentenció el pistolero de los andes embriagado. La descripción que le mencionaron los pocos que lo atisbaron era verídica, desde varios metros se podía percibir el hedor a sudor rancio que emanaba de su piel brillante y de sus pelos ensortijados. Antes de que pudiera apretar el gatillo, un niño lanzó un trinche y pudo darle fin al duende, que antes de morir, murmuró palabras ininteligibles. La multitud alabó la hazaña, el muchacho obtendría la recompensa y ayudaría a su familia.

La gente del pueblo quemó los árboles para evitar que más duendes

apareciesen. Antes de retirarse rezaron por los muertos que había provocado el pistolero de los andes y por la santificación de la tierra deforestada. Marcharon de vuelta al pueblo. Ya amanecía y cruzaban los cerros; el sol era tan brillante que los cegaba. Sin dar importancia al hecho, siguieron avanzando, sin darse cuenta del tiempo transcurrido. Cuando el destello culminó, se dieron con la sorpresa de que en su pueblo ya no estaban las vacas ni las cabras, ni los sembríos de papa y de choclo, ni los numerosos árboles y los caminos de tierra. Solo una moderna ciudad llena de gente extraña con ropas extrañas y edificaciones extrañas; un territorio que ya no les pertenecía.

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Michael Alberto Jiménez Melchor. Poeta de Villa el Salvador ha publicado los libros “No vales una bala” el 2009 y “Como una hoja drogada por el viento” el 2011. Poemas suyos han aparecido en revistas literarias virtuales y físicas como: La Tortuga Ecuestre, Vicio Perpetuo, Revista Electrónica Remolinos, Delirium Tremens, Revista de los Poetas Inmortales, Revista del Taller de Poesía de la Univ. San Marcos y la Revista Amauta Este. Y en los libros Entre exilio y desierto, muestra poética del cono sur de Lima y Rito verbal, muestra de poesía peruana 2000-2010. Además su cuento “Casting” fue publicado en el Fanzine El Horla. Dirige desde el 2008 el blog de poesía peruana Ángeles del Papel, además realiza Las Noches Literarias, en su distrito. Ha participado de festivales de poesía en universidades, centros culturales, y circuitos literarios.

JOACIM I

Joacim era uno de esos chicos que siempre saludan a los vecinos, barre la vereda y la entrada de su casa y mantiene un jardín pequeño, pero lindo. De los que compra el pan muy temprano y lee el diario más serio. No dice groserías en la calle y hace deporte para mantenerse en forma. Aunque su vida parecía estar marcada por los antecedentes familiares. Él nunca se dio por el todo vencido.

Con un tío recién salido de prisión. Un padre que había estafado a

medio Lima y que ahora se veía obligado a trabajar en el interior y la madre engañando al padre cada vez que este se iba de viaje a trabajar. Un hermano menor que él, por dos años. Con una mujer mucho menor aun y un par de hijos gemelos, además de un segundo hermano, en edad infantil y con serios problemas de comportamiento.

A pesar de todo Joacim siempre fue educado y caballero con todo el

mundo. Fue el único en casa que consiguió terminar los estudios secundarios, porque ni mamá ni papá lo hicieron. Ni hablar de sus hermanos menores que hasta la primaria habían abandonado. Su tío sí. Pero la había terminado en prisión, donde pasó cerca de siete años encerrado sin ver la luz, todo por robar una cartera y caer en el acto.

Sin embargo se hallaba en un dilema. No conseguía trabajo, porque al

ver la dirección donde vivía, la gente siempre le decía: “hijito aquí no tenemos

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lugar para personas de tu condición”, por ser lo más delicados posibles. Pero Joacim no se rendía a pesar de todo. Había trabajado en otros lugares, como talleres de mecánica, carpintería y almacenes. Pero lo condenaba su familia y el lugar de donde venía. Cada vez que algo se perdía, le echaban la culpa y terminaba siendo despedido de inmediato. Sin derecho a reclamo de sueldo o remuneración, pues era amenazado con ser denunciado.

Ahora se le presentaba la oportunidad de conseguir una gran suma de

dinero y dejar de preocuparse por mucho tiempo de la escasez en sus bolsillos. Que en realidad no le hacía mucha falta, pues siempre tenía cachuelos que hacer por aquí y por allá. Pero se había enamorado de Lidia, una chica linda de su vecindario, quien al parecer sentía interés en él. Debido a esto deseaba tener una condición mejor, vestir mejor y poder llevarla a algún lugar bonito.

II

Lidia, es la chica más linda de su vecindad, al menos él lo piensa así,

cada vez que la ve pasar por la avenida, o la encuentra en el mercado, la panadería, el parque y otros lugares de su zona.

La primera vez que la vio, o que en realidad notó su presencia fue uno

de los tantos días en que salió a buscar un trabajo. Ambos estaban en el paradero a las seis de la mañana súper apurados por tomar el mismo micro, con destino al mismo lugar, buscando ingresar al mismo trabajo. Donde pudo constatar que se había enamorado a primera vista. Pero él la notó mucho antes, cuando ambos subieron al micro le capturó el olor que ella desprendía de sus cabellos. Desde entonces, no pudo evitar soñar con sus cabellos.

Y el trabajo que se le presentaba para resolver su problema de dinero,

era en realidad cualquier cosa, menos trabajo. Joacim lo sabía bien, sin querer se había involucrado en esto, más que nada fue, porque quienes participaban en esto eran todos amigos de él. Así que consideró bien las cosas lo consultó con la cama y decidió que si, efectivamente haría aquello. Un par de veces y nada más. Luego seguiría trabajando con su tío, o en algún almacén o en aquella pollería donde había visto que siempre tenían un cartelito en hoja bond; que anunciaba la solicitud de ayudantes de cocina, lavaplatos y meceros.

Porque obviamente él no quería pasar por lo mismo que su tío. Así que

tendría mucho cuidado, no llevaría cosas de más, tenía que ser muy cauteloso. El contacto, pues no faltaban en su barrio, pandilleros, apretones, choros, marcas, estafadores, carteristas, robaautos, pirañas. En realidad su barrio era un bestiario de seres indeseables. Que sin querer Joacim, empezaba a formar parte.

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III Ahora ahí de pie frente al depósito, esperando la llamada que daría pie a

que se realice todo lo planeado. Joacim pensaba y meditaba demasiado sobre lo que ocurría. Pensaba mucho en su tío recién salido de prisión. Siete años en prisión no son pocos. Su tío había vuelto a casa a vivir con ellos y había llorado abrazándolo a él. Pero a pesar que este trataba de hacer de su vida algo mejor. Al regenerarse y aprender un oficio durante su encierro. No conseguía ser contratado y cuando sí, el pago que recibía por haber sido ex presidiario, no era el adecuado y terminaba siendo explotado. A lo que el tío callado trabajaba sin reclamo, pues lo consideraba una especie de pago por el daño que había realizado antes de ser apresado. Puesto que había sido un avezado delincuente.

Siendo honestos; Joacim no quería nada de eso para sí mismo. Su tío le

había dicho muchas veces: “En un par de años, sobrino. Veras que si podremos tener un buen trabajo, estoy juntando dinero y con eso pondremos nuestro negocio”. Pero dos años eran mucho tiempo y quería ya poder tener la oportunidad de ser alguien más. Y aunque la propuesta e intenciones del tío eran muy honestas. No podía dejar que pase más tiempo. Pensaba que mientras el tío juntaba dinero, él por su parte también podía conseguir algo de dinero, después de todo, esto no sería para siempre.

Joacim no era ningún chiquillo, ahora tenía dieciocho años. Y según su

propia opinión, lo único bueno que tenía en la vida era su nombre. Que según figura en su partida y su recién estrenado documento de identidad era: Joacim Shamir. Nombre que no era muy común y que a las chicas encantaba con tan solo escucharlo. Pero eso no era suficiente para él. Necesitaba ser alguien más y sobretodo importante.

Salió de su estado de meditación cuando un auto pasó alumbrando

vagamente el camino, casi como un acto de reflejo le dio la espalda a la carretera. Vestido de negro, como estaban todos, no fue difícil que se confundieran con las sombras de los arbustos que crecían junto a la pared. Por fin vibró el teléfono y se oyó la voz desde el otro lado, dando una especie de orden y señal. Un grupo de seis chicos, todos ellos menores de 18 años, excepto Joacim, se dispusieron a trepar el muro perimetral para ingresar a realizar lo planeado. Treparon ágilmente cuatro de ellos quienes rápidamente se desplazaron por diversos rincones del almacén, el quinto estaba nervioso al trepar, se incrustó algunas de las púas colocadas en el cerco, entonces cayó del muro, sin lograr traspasar la valla, lesionándose además el tobillo izquierdo. Lo que fue tomado como una señal por ambos. Decidiéndose por no seguir avanzando. Una vez que los otros

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cuatro siguieron su ruta, cogió del brazo al caído, lo levantó, apoyó en su hombro y abrazó por la cintura, diciéndole: “vamos hombre, avancemos un poco”. Apenas avanzaron un par de cuadras. Desde el interior se oyeron unos ladridos de perros y después un par de balas siendo disparadas desde algún arma. Joacim y el caído se miraron y siguieron su camino.

Después de caminar algunas cuadras mas, un patrullero vino en sentido

contrario a toda velocidad, iluminándolos a ambos. Uno de los ocupantes del patrullero los miró, así con mala gana y los tomó como un par de borrachos regresando a sus casas. Ellos siguieron su marcha lenta y tambaleante. Atrás quedaban el almacén, los otros cuatro muchachos, los perros ladrando, el sonido de los disparos.

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JM. Persánchndré. Licenciado en Filologías Inglesa e Hispánica por la Universidad de Cádiz; International Student en the University of Birmingham (2005-06, UK); ITA e International Student simultáneamente en Amherst College (2006-07, EEUU); Es Director Fundador y coordinador del Grupo Literario Palabras Indiscretas , Cónsul de la provincia de Cádiz (España) de Poetas del Mundo, Editor de la Revista Literaria Palabras Indiscretas (RLPI) y colaborador permanente en la secciones de Estudios Hispánicos y Creación Literaria en la Revista digital de humanidades Sarasuati Actualmente Doctorando en Estudios Hispánicos en la Universidad de Cádiz, en el que registró su trabajo de investigación en el Departamento de Historia de América, bajo el nombre de "La creación del latino en la sociedad norteamericana a través del cine: sus estereotipos y memoria colectiva" (2006). Y desempeña labores de ITA en la University of Kentucky (EEUU).

EL SÍNDROME DE VENUS Pasad. Cincuenta euros por persona a la hora. Mi nombre es lo de menos. Llamadme María Hierbabuena, aunque, como ya sabéis, en este colectivo nunca revelamos nuestro verdadero nombre y, otras muchas veces, adoptamos un nombre de pila. Supongo que será el equivalente al nombre de guerra que se ponen aquellos que se alistan al ejército. Imagino que la realidad se presenta tan cruda para ambos que prostitutas y soldados nos vemos obligados a crear un alter ego, por si uno sale herido en combate, nos queda la dignidad intacta del otro. Y es que ambos estamos obligados a no dar un paso atrás. Si muestras síntomas de debilidad o miedo, no duras mucho en tu puesto. Eres tú, o los otros. Y, además, tanto en la calle como en el cuartel, una buena estrategia es casi una batalla ganada. En fin, como veis, soldados y putas parecemos estar hechos a medida…. ¿Sois del ejército verdad? Putas y soldados desarrollamos un sentido intuitivo muy particular. Pero entrad. Entrad. Sentíos cómodos y, como digo, llamadme María Hierbabuena, que así lo elegí porque, al ser un nombre común, transmite simpleza y, con ello, quedo en el anonimato cuando le contéis esta batallita a vuestros amigos. Lo mismo les dará por pensar que incluso puede que me conozcan sin saberlo, ¿o es que las putas lo somos las veinticuatro horas y no vamos al mercado ni a la peluquería? Así era mi vida día tras día, señor juez. En mis comienzos quería el puto dinero por necesidad y, luego, por adicción. No se me entienda mal, adicción al

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dinero. Y es que cuanto más tenía, más quería. Me acostumbré a una vida ostentosa. Cierto es que en esta profesión hay motivaciones de todo tipo para comenzar, y que la mía fue sólo una más. No. Ya no ejerzo, lo dejé por un hombre hace ya casi nueve años. Me enamoré de un cliente. No era muy guapo, ni muy alto. Aún me pregunto que vi en él. No le miento, al principio se nos hizo duro ceder a nuestros sentimientos. Luego, las sonrisas dieron paso a las caricias y éstas al amor. No duró mucho. Las mismas orillas arrastrar arena hacia sus entrañas, y en cuestión de meses se volvió posesivo. Los celos dieron paso a los golpes y éstos al miedo. También al dolor y a la humillación, pero no al odio ni al olvido. Simplemente no podía odiarle, ni olvidarle. Nunca le denuncié. Por miedo. Por amor. Le perdoné una y otra vez. Supongo que siempre albergué la esperanza de que no volviera a suceder, y así dejé que me hiciera suya. Un objeto, una simple pieza de coleccionista, primero objeto por dinero y luego por amor. Sin ninguna diferencia. Él no entendía otra relación. Decía que me quería, que me amaba como a su vida… Julián Caletero tuvo una infancia feliz. Era muy metódico, con una vida social organizada al detalle. Si algo no se cumplía según lo previsto, se disgustaba tremendamente. <<Siempre lo mismo>> Era su sentencia favorita, acompañada de un tono ácido como el mal vino, cuando las cosas no salían como esperaba. Trabajaba en una pequeña oficina de seguros. Su secretaria le llevaba café todas las mañanas a las nueve en punto. Le gustaba leer el apartado de economía en la prensa para comenzar el día: <<No hay nada como números para despejar la mente>>. Jugaba a pádel los viernes. Me hacía una visita semanalmente. Todos los jueves asomaba por mi puerta y deshacía mi cama. Una hora de sexo y otra de palabras casi susurradas al oído. <<La vida ahora es más bella tras verte de nuevo>>. unas palabras desgastadas, tan sobadas como mis pechos, que me repetía siempre a modo de despedida. Aunque no oculto mi satisfacción cada vez que las escuchaba de su boca. Otros me trataron con más recelo, y más furor, pero mi corazón ya latía en su pecho por aquel entonces. Y mis ojos se iban detrás de él por la ventana sin avisarme de que me dejarían ciega. Cegada por un amor que me hacían pasar las horas en cama con otros pensando que todos eran él. Esa fue mi perdición. De la mano del tiempo me acostumbré a la soledad. Televisión y radio se convirtieron en mis fieles amigos. Ni gato tenía, las caricias las quería todas para él. Cuando aparecía, el silencio reverberaba por toda la casa. Ni televisión ni radio repicaban. Le gustaba pasarse las horas muertas mirando por la ventana cuando no tenía sueño o volvía con un humor de perros. No se en qué pensaba, pero mejor era no preguntar… <<Mejor será no preguntar>> rebatía Justiniano a la parada del autobús con los pies helados por el temporal. <<Ya sabes como se la juega el transporte público, parece que tienen micrófonos en las paradas y cuanto más te quejas, más tardan en aparecer>>

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<<Efectivamente parece eso>> –respondí entre risotadas. <<Tus teorías son siempre irrefutables, desde ahora mismo me encomiendo a tus ideas como el pan a mojar el plato>>. –agregué sin perder de vista sus ojos miel. <<No te molestes mujer, ya sé que soy viejo pero no me trates de loco. El vaho de sus labios me recordaba el frío que hacía, ya que mis pies gélidos se volvieron indolentes. <<Lo decía en serio Justiniano, no soy de falsos halagos>> –protesté entre temblores y chasquidos de dientes. << ¡Ahí está!>> exclamó entusiasmado al ver el morro del autobús que nos llevaría a casa. Él se fue al fondo donde encontró asiento. Yo le quise seguir pero al no encontrar sitio permanecí a la entrada… Ese día debió ser, aunque aún estoy tan aturdida que me cuesta reconstruir los hechos, por ello creo que ya estoy divagando. …a la entrada de la casa me despedí de Justiniano. Pobre hombre, llevaba los pies arrastras, junto a los que remolcaba su alma. Un pie tras otro, el otro tras el uno, a paso lento atravesaba el callejón hasta meter la llave en su puerta. Era un hombre justo, muy digno y con tantas vivencias en sus bolsillos que llevaba en ellos metidos el pesado recuerdo de su mujer fallecida, y el deseo frustrado de suicidarse tras su pérdida durante su luna de miel. De ahí quizá el color de sus ojos. En el portón sentí un escalofrío por toda la espalda. Y desatendí las voces de un vecino. Y mis piernas perdieron su fuerza. Julián almacenaba periódicos en un anaquel. Detallaba como el olor a añejo que desprendían le traía recuerdos que le devolvían a su infancia, cuando se sentaba en el regazo de su abuelo a escuchar como éste le narraba a modo de cuentos las noticias de la prensa del día. Las batallitas del abuelo tenían partida en hechos de sucesos del diario. Las alteraba a su antojo y luego se las atribuía a personas del pueblo. Julián, a corta edad, descubrió que su abuelo era un gran narrador. Y su fascinación le hizo prometerse que algún día contaría tantas historias y tan bien como lo hacía su abuelo. Con el paso de los años aquel niño se desprendió de sus sueños, y de sus promesas… Yo, en cambio, siempre me creí sus promesas. Me tenía conquistada con ellas. Me ofrecía una vida resuelta repleta de amor. Le creí sin más. Un jueves inesperado, con un intenso cielo azul encapotado, me ofreció que dejara el oficio. Me insistió que, al menos, me lo pensara. Con ello pintaba sonrisas en mi rostro que hacía suyas. Al despedirse, como si este día no fuera en nada diferente, pronunció aquellas palabras tan hurgadas <<La vida ahora es más bella tras verte de nuevo>> Tuve la tentadora intención de decirle allí mismo que sí, que lo haría por él, pero mis labios no cesaron de sonreír y para entonces mis ojos ya se encaminaban hacia la ventana para verle marchar en su coche blanco. Una semana pasa como un suspiro, especialmente en dos intervalos de tu vida: cuando eres anciano y cuando estás enamorado. En ambos casos, entre suspiro y

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suspiro, la vida se abre camino. Algunos dicen que los suspiros son pedacitos de vida del que nos despojamos, y otros que son la vida pasada en recuerdos. Sea lo que fuere en mi caso, la semana posterior me trajo de nuevo a Julián a mis brazos. Mi cama llena de sensaciones encontradas entre pasión desenfrenada y temor al desenlace. El caso es que finalmente cedí a su deseo y esa noche pasé de puta a señora con un sí quiero. << ¡To-lón! ¡to-lón! ¡to-lón!>> Las campanas de la iglesia aún repicaban unos meses después en mi cabeza. La fantasía de toda mujer, casarse de largo y de blanco. Quizás por las historias de príncipes y princesas que nos inculcan desde niña. Una vez consumado el sueño, ése día (decían todas mis amigas) se repetiría una y otra vez en mi mente. Todo sería sacado de cuento de hadas. Las campanas anunciarían y bendecirían nuestra unión. La fecha, sería por mayo, aproximadamente un año después de declarárseme, aniversario y boda todo en celebración conjunta, y al fin tendría mi fueron felices y comieron perdices que siempre anhelé. Aunque hasta que llegue esa fecha y él se declare, casi mejor así, continuaré reviviendo este sueño fantasioso, reinventándolo cada vez que me lo proponga. Y mientras yo ensoñaba, Justiniano transitaba inmerso en otras cosas: un por qué sin respuesta, varias dudas y un sentimiento de culpabilidad. La muerte y él se reencontrarían años después poniendo por excusa el entierro de la vecina del segundo, Anabel Sandino, esposa de su mejor amigo de infancia Carlos el dientes azul, llamado así desde que una mañana de colegio se le reventara un bolígrafo en la boca mientras pensaba quien sabe con qué cosas. Al mes volverían a toparse a causa del propio Carlos, y al mes siguiente a consecuencia del adiós de su vecino Abundio Salazar, el del bajo derecha. De los antiguos inquilinos del bloque de pisos, Justiniano era ahora el más longevo dado que a las defunciones de Anabel Sandino, Carlos el dientes azul y Abundio Salazar, le sucedieron cinco más en otros tantos meses. Con tanta visita de la sombra de la parca en tan corto periodo de tiempo, Justiniano sentía la muerte casi propia. Debe ser por ello que, en lugar de alarmarse al pensar que él podía ser el próximo, ornamentaba con entusiasmo su larga espera en la esperanza de volver a reunirse por fin con su amada. Ésa sería la última vez que vería a Justiniano con vida. Sumisa ironía de destino la que le deparaba su vida, casi humor negro, después de que un cobarde le fuera a dotar con lo que él, por cobardía, no se otorgó a si mismo. Ya me comunicaron que fue apuñalado y que falleció en el acto el día del autobús. El mismo día que en el portón sentí un escalofrío por toda la espalda, desatendí las voces de un vecino, y mis piernas perdieron su fuerza. << Entiendo>> aseveró el señor juez con un tono algo renqueante, al que, tras una pausa para tomar notas, y una respiración profunda, aportó: << ¿Es éste el último recuerdo que tiene? >> << No>>. – repliqué contundentemente. Tras el escalofrío que recorrió toda la espalda, vi sangre y pensé que al fin había cumplido su palabra, antes entendidas

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de forma amorosa y ahora en su sentido literal: “te amo como a mi vida.” No le llegué a ver la cara, pero un gimoteo enfurecido penetró por mis oídos y viajé atrás en el tiempo hasta detener las agujas del reloj en las noches en las que Julián me pedía perdón y me decía que cambiaría… <<No hace falta que proceda>> indicó el señor juez y bajó la vista. A pesar de tratar de mantener su profesionalidad, se le percibía algo apesadumbrado. Acto seguido, dio por finalizada la vista y me emplazó al mes de diciembre para dictar veredicto. Mi caso y mi vida habían trascendido. Al salir del juzgado, los quebrantahuesos de la farándula, se empujaban entre ellos y se abalanzaban sobre mí para dar la primicia de lo acontecido en el interior. Me asaltaron con un aluvión de preguntas, a cada cual más impertinente y escabrosa. Ciertamente la prensa era otra cosa antes, ahora sumida y rendida a la ley de las audiencias, que siempre espera ansiosa su dosis de morbo, su dosis de sucesos, su dosis de tragedia y por qué no, su dosis violencia y cadáveres, quizá para que les haga sentirse vivos… aún esquivando cámaras y micrófonos subí al coche y me marché soñando diciembre. Diciembre entró por la ventana con una brisa suave que acariciaba mis pensamientos. Un diciembre de vida y esperanza que me devolvió a sus brazos. Ese fue el relato de mi madre Ana Lucía. O María Hierbabuena. El juez le otorgó mi custodia. Mi padre Julián se suicidó tras creer muerta a mi madre y acabar con la vida de Justiniano. De ella aprendí que la vida de una mujer maltratada es vivir huyendo. Huyendo del recuerdo, huyendo de un hombre o de la muerte. Huir. Huir hasta de sí misma. Y cuando la huida se sabe sin fin, su vida es ahora vivir refugiándose. Refugiarse en la religión o la familia, en una asociación o el amor a la vida y nuestros seres queridos. Pocas son las que se reencuentran sin miedo al miedo, y recobran las ilusiones rotas para coser sueños desde el otro lado y volver a amarse. Para no huir, no hay que dar ni un paso atrás. O eso me inculcó a mí mi madre. El día del reencuentro, en ella sólo quedaba aquella misma sonrisa, una de arcos largos que penden de las orejas, pero nada más. Su pelo quejoso y sus ojos lánguidos fruto de la pena y de una lucha incesante. Me miraba visiblemente algo azorada, quizá por algún gesto en mi rostro o, tal vez, por una mirada ilusionada de aquella que aún veía a la otra, a la de antes. Yo sólo tenía 8 años, y ya entonces entendí que sus arrugas la harían subir al cielo alejándola por siempre de mi lado, pero hoy, veinte años después, prefiero recordar la explicación que mi madre me dio sobre qué significaban unas lagrimas de felicidad. Y esa es, hija mía, la historia del por qué te puse tu nombre.

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Jesús Jara Godoy. (Lima, 1987) Docente. En el 2009 publicó su primer libro “Amor a Quemarropa”. “Umbrales”, su segundo libro, aparecerá en el presente año.

TRABAJO

El JEFE sí que me la puso difícil esta vez.

¿Aló? Soy yo. Dime, ¿tienes tiempo? Sí, sí. Después de todos estos meses sin saber uno del otro. Toco tu puerta a las diez, entonces.

Nunca se le pregunta nada. Si ÉL decide, uno obedece.

Lo que pasa es que quiero que me des una mano. ¿En qué? Te lo cuento después. Ahora bebamos. Salud. Salud.

¿Tan pequeño es el mundo?

Lo que pasó fue que su amor hacia mí había acabado. ¿Y no intentaste buscarla? Claro que sí, pero Stephany ya había depositado su confianza en un huevón llamado Rafael. ¿Y lo dejaste así? No. Ya sabes que la rapté y todo, pero consiguió escaparse. Con razón la he visto hace tres días. ¿Sola? Qué crees.

Luego de cinco meses, un nuevo –este- trabajo.

Bueno, en trabajos esporádicos. ¿Todos diferentes? Sí. Al menos se consigue el dinero suficiente para cada mes. ¿Y tú? ¿Cómo vas? ¿Sigues de pendejo? A la última que he conocido le gustaba hacerlo en las azoteas. No sé, como queriendo que todos o alguien la viera. ¿Quizá un ex? Quién sabe. Ya vamos así como dos meses.

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¿Y qué tal? Exquisito. Exquisito.

Hazlo bien, me dijo.

¿Qué hora es? La una y veinte. Bien, un par de tragos y nos vamos. Pero las chicas que están en esa mesa, al frente, nos están mirando. Hoy estás con tu amigo. Amárratela al menos esta madrugada. Están buenas, y mira sus rostros. Nada mal. Aún no te he hablado de la ayuda que quiero de ti. Cierto. Recuerda: Varios pueden hacer este trabajo, pero estoy depositando mi confianza

en ti.

¿La continuamos en tu casa? Ya, pero tú compra los tragos. Claro. Pero primero vamos a tu depa porque necesito el baño. ¿Y tú no te estás revolcando con alguien? No todo en tu cabeza será Stephany. No soy como tú, mi estimado. Algunos aprovechan sus dotes; otros, no. ¿Pero estás tranquilo contigo mismo? ¿Tranquilo con tu cabeza? Eso es algo por lo que no me acostumbro a entablar una relación. Prefiero simples encuentros. Trato de estarlo. Matar recuerdos: todo un problema. … así es.

Esto es algo personal, así que quiero oír noticias mañana temprano.

Buen sofá. Fue un regalo de Laura, la puta se maneja plata. No sé lo que hace, pero se maneja dinero. ¿A quién le debería importar de dónde lo saca? Bueno, te cuento. Quiero que me ayudes. En qué. A decidir. ¿A decidir? ¿Decidir qué? A hacerte tomar estas pastillas o a que elijas una bala de esta Beretta. Necesito tu cuerpo frío para desaparecerte en pedazos.

Cuelgo.

Oráculos de arena

(Ensayos y artículos)

Oráculos de arena - Ensayos y artículos / 44

La melancolía en el capítulo VII del Quijote

Ainhoa Segura Zariquiegui Doctora en Teoría de la Literatura por la Universidad Autónoma de Madrid

L a novela El Quijote de Cervantes se puede analizar desde infinidad de temáticas diferentes. En esta ocasión, el punto de vista escogido es el del mundo médico-científico de ese momento histórico. Y el objetivo es tener una visión más amplia de la obra y comprender la mentalidad de

los personajes en su contexto histórico, así como el de Cervantes. Este trabajo trata de demostrar como se incrustan las teorías médicas que explicaban el funcionamiento del cerebro humano en la novela de este talentoso autor. Para ello, se va a utilizar las teorías insertas en la obra del famoso médico navarro, Huarte de san Juan cuyo título es El examen de ingenios. Huarte de San Juan nació alrededor de 1530 en San Juan de Pie de Puerto. Iriarte, gran conocedor de la obra cervantina señala que realizó sus estudios de medicina de 1553 a 1559 en la Universidad de Alcalá, donde se doctoró el 31 de diciembre de este último año. (43) Las primeras noticias documentales seguras que se poseen parten de 1572, año en que está fechada una Real Provisión que atestigua el ejercicio profesional del doctor en la ciudad de Baeza. El 25 de noviembre de 1588 hace testamento en Baeza y murió poco después. M. de Iriarte, gran conocedor de la obra de Huarte de San Juan, pone de manifiesto las coincidencias entre la obra del médico y la de Cervantes, El Quijote. Se observa, por lo tanto, la gran influencia que tuvieron

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las teorías huartianas en este autor. Comenta Iriarte, confirmando lo anteriormente dicho, que antes de publicarse el Quijote, el Examen de ingenios había obtenido diez ediciones en castellano, y otras en varias lenguas. Por eso, y porque se sabe que Cervantes era muy aficionado a leer, se cree que pudo conocer el libro prontamente. Además, no hay que olvidar que su padre fue médico y siempre estaría familiarizado con los temas relacionados con la profesión de su progenitor. A cerca de esta influencia señala Iriarte: “La gran inspiración que Cervantes debe al Dr. Huarte es el haber sabido fingir y conducir el carácter de su héroe con armónica correspondencia de la dos estructuras: la psicológica y la temperamental.” (320)

Pasamos a ver el desarrollo de las teorías huartianas respecto a la inteligencia humana y su reflejo en las actitudes tanto de Don Quijote como de Sancho Panza. Este pequeño estudio va a estar centrado en el capítulo VII titulado “De la segunda salida de nuestro buen caballero don Quijote de la Mancha.”.

Huarte de San Juan en el capítulo I de su libro define que es el “ingenio” y de qué manera se halla repartido injustamente en la especie humana. Así que el autor comienza su obra dando una definición sobre el concepto básico de su obra: el ingenio. No olvidemos que tanto en el título de su libro como en el de Cervantes aparece el término, ingenio, ingenioso. El libro de Huarte trata sobre el ingenio en la mente humana, y don Quijote es el “ingenioso” hidalgo de la Mancha. Para definir el concepto, realiza un breve análisis etimológico de la palabra, señalando que proviene de la palabra “ingeniero”. Sobre este dato señala Chomsky: “En el curso de sus reflexiones, Huarte vino a maravillarse ante el hecho de que la palabra ingenio, corriente en el español de la época para describir la inteligencia, tenía al parecer, la misma raíz latina que varias palabras que significan “engendrar” o “generar” (gigno, ingigno, ingeniero).” (28)

El doctor Huarte distingue tres grados de ingenio, es decir, de inteligencia. El ingenio más bajo, llamado “ingenio dócil” por el autor, el segundo nivel, que es el de la inteligencia humana normal, y el tercer nivel que se trata de la verdadera capacidad creadora. Chomsky al respecto señala: “Huarte sostiene que la distinción entre ingenio dócil que satisface la máxima empirista, y la inteligencia normal, con su irrestricta capacidad creadora, es la que se da entre los animales brutos y el hombre.” (30) Como observamos en el capítulo VII, Cervantes deja muy clara la diferencia de inteligencia que se da entre don Quijote y Sancho. Quijote, el “ingenioso” hidalgo, aunque trastornado, da siempre muestras de gran capacidad intelectual, si bien introducido en su mundo de fantasía, él discurre con facilidad a cerca de los problemas que el destino caballeresco le plantea aunque salga mal parado. En cambio, Cervantes deja claro desde un principio, la cortedad mental del pobre Sancho: “En este tiempo solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien – si es que este título se puede dar al que es pobre-, pero de muy poca sal en la mollera.” (125) Vicente Gaos aclara en su edición crítica que tener poca sal en la mollera significa poseer

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“muy poco juicio o seso.”(156) Es por esto factible que Huarte colocara a Sancho en el nivel inferior de la gradación y a Quijote en el tercer nivel por su agudo conocimiento e ingenio.

En el capítulo II, Huarte debate a cerca de un tópico que se ha manejado a lo largo de toda la historia: ingenium y ars. Es obvio que se necesitan las dos cualidades para formar adecuadamente el intelecto. Una persona puede ser muy inteligente pero si no se le instruye nunca explotará todas sus potencialidades. De la misma forma, una persona puede tener grandes maestros, pero si no le acompaña la inteligencia, no llegará a ninguna parte. He rescatado un ejemplo muy representativo que ofrece Huarte sobre el hijo de Cicerón, el cual no debía tener mucha capacidad para las ciencias. El pobre Cicerón llevó a su hijo a grandes escuelas y centros culturales de la época pero nunca consiguió que fuera un brillante orador ni un buen pensador. Por eso señala Huarte que “Si el muchacho no tiene de suyo el entendimiento preñado de los preceptos y reglas determinadamente de aquel arte que quiere aprender y no de otra ninguna, que son vanas diligencias las que hizo Cicerón con su hijo y las que hiciere cualquier padre con el suyo”. (71) Es obvio que Cervantes muestra este contraste entre Quijote y Sancho. Alonso Quijano pertenece a una humilde nobleza pero aun así ha podido acceder a la educación, mientras que su escudero, no es inteligente y tampoco su sociedad le ha permitido desarrollar su parte intelectual. Este caso es más bien una problemática a nivel social puesto que estas diferencias marcaban los diversos niveles estamentales. Pero centrándonos en el tema que nos ocupa hay que señalar que Huarte estaba interesado en conocer la causa de los diferentes grados de ingenio en los seres humanos. El médico estaba totalmente intrigado en dar una razón “científica” a la pregunta: ¿Porqué unos seres son más inteligentes que otros? Lo que tenía claro Huarte es que la diferencia no radicaba en el alma, ya que Dios había creado las almas con igual perfección. Debía ser otra causa. Y nuestro médico dio con ella: “La razón y causa de ser el hombre hábil o inhábil, diciendo que el temperamento de las cuatro cualidades primeras –calor, frialdad, humidad y sequedad- se ha de llamar naturaleza, porque de ésta nacen todas las habilidades del hombre, todas las virtudes o vicios, y esta gran variedad que vemos se ingenios.” (87) Esta doctrina no es originaria de Huarte, ya Galeno decía que el frío, el calor, la humedad y la sequedad del alma, se encontraba en relación directa con el calor, frialdad, humedad y sequedad de la región que habitan esos hombres. El hombre forma parte integrante de la naturaleza. Huarte nos habla de un temperamento individual que se inserta en otro colectivo. Los cuatro elementos fundamentales de lo que todo está hecho, inclusive los hombres, necesitan estar en equilibrio para que todo sea correcto. Mucha lluvia estropearía las cosechas, mucho calor también, en el hombre ese equilibrio se debe mantener de la misma manera. Por lo tanto, la distribución racional de los individuos en las distintas profesiones había de partir de un examen previo de las distintas capacidades naturales, que para Huarte de San Juan dimanan de la constitución del cerebro, es decir de su naturaleza, que él define como temperamento de las cuatro calidades primeras:

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calor, frialdad, sequedad y humedad. Se debe señalar el sentido que de algunos términos que utiliza el doctor Huarte de San Juan tomados de la tradición clásico-medieval. Averroes distinguía las cuatro calidades primeras, calidades elementales, como son el calor, la frialdad, la humedad y la sequedad. En virtud de una dinámica combinatoria, estas calidades se mezclan de dos en dos, dando origen a los cuatro elementos: aire, fuego, tierra y agua. Y originando los cuatro humores: sangre, cólera, melancolía y flema, y creándose, con todo ello, todos los seres animados e inanimados del mundo. Según el tipo de mezcla de las calidades y el predominio de alguna de ellas, tienen lugar los distintos “temperamentos” de las cosas, es decir, su naturaleza. El nivel más alto de la naturaleza creada (el hombre) aparecen unas facultades. Así las potencias racionales, o sea, la imaginativa, la memoria, y el entendimiento, posibilitan el conocimiento racional. Estas potencias son orgánicas, dependen de un órgano, tienen una base material. Así que, si en la constitución del cerebro predominan el calor, la humedad o la sequedad, las facultades más desarrolladas serán la imaginativa, la memoria o el entendimiento. Es el órgano quien crea la función y no al revés como se creía en el pensamiento medieval. Huarte creía que las diferencias de ingenio derivaban de la constitución del cerebro y que por lo tanto, la inteligencia humana era susceptible de ser medida y analizada científicamente. Sólo existían casos extraños en los cuales ciertas personas se salían de esta estructura, eran los dementes: “Si el hombre cae en alguna enfermedad por la cual el celebro de repente mude su temperatura – como es la manía, melancolía y frenesí- en un momento acontece perder, si es prudente, cuanto sabe, y dice mil disparates.” (107) Parece hablarnos de la sintomatología de Alonso Quijano. Pero, seguidamente, el autor nos habla de que en ocasiones la falta de cordura lleva a la sabiduría, y así da un ejemplo de cómo un labrador enfermo, fue capaz, delante de él y de su familia, de hablar con tanta elegancia como Cicerón lo podía hacer delante del Senado. Por lo tanto, vemos como gente ignorante podía poseer un ingenio excepcional. Según Alfred Rodríguez y Socorro Velásquez existen ciertos factores que incitan la imaginación de nuestro protagonista: “Cervantes acumula el cansancio, el hambre, una nocturnidad repetidamente subrayada y dos circunstancias del mundo físico que- por medio de los dos sentidos principales- parecen ya incitar la fantasía del protagonista, ya confirmarla en su ejercicio.” (18) Robert Barta, gran estudioso de la literatura del Siglo de Oro, comenta detalladamente los debates que se traían en la época sobre este punto. ¿Tendría causa demoníaca el hecho de que alguien pudiera hablar perfectamente en latín sin que nadie se lo hubiera enseñado o se transformaría en un hombre sabio cuando caía en la locura? ¿Se trataría de causas naturales? En lo tocante a las causas demoníacas o naturales en melancólicos, señala Bartra que el médico Andrés Velásquez se opone tajantemente a la tradición aristotélica, pero no lo hace directamente, sino criticando las tesis de Huarte que eran claramente aristotélicas. Respecto a este tema, Bartra afirma que “Huarte continúa esta propuesta al preocuparse por hallar un vínculo entre los “ingenios” y las combinaciones de humores y temperamentos. Una de las pruebas de que existe este vínculo la encuentra en el hecho de que un cerebro “bien templado” ocasiona que un hombre, repentinamente y sin haberlo aprendido de nadie, pueda hablar

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de ciencia con gran habilidad.”(289). Esto ocurre porque, según Huarte, el alma racional, cuando tiene la calidad de calor óptima utiliza la lengua más racional que es el latín; por eso, es posible que un hombre inculto en un ataque de furor pueda hablar en latín. Al escuchar a Huarte nos viene a la cabeza Guaineiro y el concepto del alma que al encarnarse olvida sus conocimientos y que al alejarse hasta las regiones primigenias donde se encuentra todo el conocimiento, puede hacer que los hombres incultos sean capaces de hablar en latín o convertirse en grandes sabios. Como decíamos, el doctor Velásquez se opone a esta concepción aristotélica deshaciendo el vínculo entre genio y melancolía invocado por Ficino y Guaineiro y catalogando la melancolía únicamente como enfermedad de los instrumentos del alma:

Mas aunque fuese verdad (que no lo es) que viniese un frenético a hablar latín llegando a tener el temperamento necesario que se requería para que el alma racional hiciese estos actos, no los podía hacer en la enfermedad de que el alma racional hiciese estos actos, no los podía hacer en la enfermedad de que tratamos, que es la melancolía, porque en esta enfermedad, demás del grave daño que tiene el temperamento, necesariamente los espíritus tienen perdido su natural resplandor y están oscurecidos y tenebrosos (…) Porque no se ha de pensar que por razón de esta melancolía de perturbar el alma, que no de ilustrarla, como se muestra claro del miedo y tristeza que siempre padecen los afligidos melancólicos. Así que tengo por verdad averiguada que ningún melancólico maníaco rústico hablará latín ni tratará de astrología sin las haber primero sabido (66).

Es muy posible que Velásquez jamás se encontrara con un caso de estas características. Y, de hecho, que pensara que lo que sucedía era simplemente que los melancólicos recordaban palabras que habían oído antes y eran capaces de repetirlas. Bartra propone que se podía tratar de síndrome del sabio. Señala que ya en 1887, J. Langdon Down, acuñó el término de sabios idiotas para nombrar a personas que sufriendo retraso mental, poseían una memoria extraordinaria o aptitudes musicales geniales: “Podemos suponer que los casos discutidos por Huarte y Velásquez se referían a personas que habían memorizado íntegramente sermones en latín, conversaciones sobre astrología o discusiones teológicas. Hoy se sabe que la mayoría de estos casos de memoria hipertrofiada sufren de autismo, y se estima que uno de cada diez autistas manifiesta el síndrome del sabio idiota” (72). Huarte no es mencionado explícitamente en el capítulo que estamos analizando, pero Cervantes alude aVelásquez en el capítulo XVIII cuando se da cuenta don Quijote que no tienen que comer al faltarles las alforjas con los condumios que en ellas llevaban. Le replica entonces Sancho que podían

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comer la hierbas del campo como dijo que hacían los caballeros andantes; a lo que Quijote responde: “Tomara yo ahora más aína un cuartal de pan, o una hogaza y dos cabezas de sardinas arenques, que cuantas yerbas describe Dioscórides, aunque fuera el ilustrado por el doctor Laguna” (226).

Retomando el tema que se cuestionaba Huarte a cerca de las diferencias de ingenio entre los seres humanos, propone el médico que cada humor da un grado de inteligencia. Por eso dice Huarte que el humor más negativo es el frío: “La frialdad echa a perder todas las obras del alma” (121). Huarte piensa que el calor activa la imaginación, por eso el calor tiene matices más positivos, siempre y cuando no sea excesivo y pueda dar problemas. Recordemos que sólo la eucrasia de los humores y de los elementos naturales lleva a la salud. Lo mismo pasa con la sequedad. Huarte afirma que la sequedad hace a los hombres sabios, pero cuando hay sequedad en demasía, aparecen las enfermedades. No debemos olvidarnos que a Quijano se le secó el cerebro, según nos cuenta Cervantes. El doctor nos dice que la humedad hace a los hombres simples. La simpleza de Sancho es conocida porque nos habla de ella el propio narrador (“no tenía mucha sal en la mollera”) además de sus actitudes a lo largo de la novela. Pero donde podemos observar esta teoría de los humores y su relación con la inteligencia se encuentra en esta cita: “Cuando Sancho oyó las palabras de su amo, comenzó a llorar con la mayor ternura del mundo” (239). La humedad que surge de diferentes partes del cuerpo demuestra que el cerebro de Sancho es húmedo y por lo tanto de ahí su simpleza. Se puede objetar a esta afirmación que en las novelas de caballerías tanto caballeros como escuderos lloraban en muchas ocasiones, pero en el caso de las novelas de caballerías como en el amor cortés denotaban finura de sentimientos, mientras que aquí se describe a un escudero adulto que actúa como un niño. Sancho se abraza a don Quijote como lo haría un tierno infante: “Puso la mano en el arzón delantero y la otra en el otro, de modo que quedó abrazado con el muslo izquierdo de su amo, sin osarse a apartar de él un dedo: tal era el miedo que tenía a los golpes, que todavía alternativamente sonaban” (241). Huarte señala en su libro que los niños tienen naturaleza húmeda y caliente. Según el autor la memoria depende de la humedad y la sequedad de entendimiento. Como el cerebro de los niños es muy húmedo se lo aprenden todo de memoria y al endurecérsele por el desarrollo toma el conocimiento. Sancho, aun siendo adulto se ha quedado en el estadio infantil. Es una de las bazas de Cervantes para hacernos reír, poner en el cuerpo de un hombre la mentalidad de un niño. En el caso de don Quijote es al revés, el calor incita la imaginación, pero hay que tener cuidado: “El mucho calor gasta y consume lo más delicado, y deja lo grueso y terrestre. Por la mesma razón, la buena imaginativa no se puede juntar con mucha memoria; porque el calor excesivo resuelve la humidad del celebro y le deja duro y seco” (128). Cervantes nos dice que a don Quijote se le secó el cerebro. Y es absolutamente visible que éste posee una poderosa imaginación.

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CONCLUSION

Cervantes nos quiere señalar que dentro de los diferentes grados de inteligencia humana, tanto por defecto (Sancho) como por exceso (Quijote) llevan al ser humano a encontrarse fuera de la realidad. Si tomamos la realidad como el consenso entre la mayoría de las personas a cerca de lo que ven a su alrededor, tanto Quijote como Sancho han perdido la razón. Uno, físicamente, porque su complexión ya melancólica por naturaleza, se ha desequilibrado, los humores se han evaporado y se le ha secado el cerebro, otro, porque su complexión flemática y húmeda le ha llevado a ser estúpido y no percatarse de la realidad. Pero, dejando a un lado las cuestiones físicas que en efecto maneja Cervantes, podemos ver más profundamente otra idea: la sinrazón arremete contra la convivencia humana. La enfermedad forma parte de los hombres. Pero la necedad se dirige en la misma dirección que la sinrazón. Es nociva igualmente para la sociedad. Lo que las diferencia es la posibilidad de cambio hasta cierto punto posible. Sancho nunca fue instruido, ¿Qué hubiera ocurrido si hubiera sido así? ¿Podría haber sido manipulado tan fácilmente por don Quijote? Posiblemente no. Una de las lecciones que nos quiere legar Cervantes es que si queremos que nuestra sociedad sea lo más sana posible hay que educar a las personas. La sociedad debe hacerse cargo de una educación integral. Cervantes dixit.

OBRAS CITADAS Bartra, Roger. Cultura y melancolía. Enfermedades del alma en la España del Siglo de Oro. Madrid:Anagrama, 2001. Impreso. Cervantes, Miguel de. Don Quijote de la Mancha. León: Editorial Evergráficas, 2005. Impreso. Chomsky, Noam. El lenguaje y el entendimiento. Barcelona: Seix Barral, 1975.Impreso. Gaos, Vicente. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra. Madrid: Editorial Gredos, 1987. Impreso. Huarte de San Juan, Examen de ingenios. Madrid: Cátedra, 1989. Impreso. Iriarte, El doctor Huarte de San Juan y su examen de ingenios. Madrid: Ediciones Jerarquía, 1936. Impreso. Rodríguez y Socorro Velásquez, A. “Perfilando la locura quijotesca: las aventuras de la primera salida”.

Papiros de carne (Reseñas)

Nota: A menos que se demuestre lo contrario todas las reseñas han sido escritas por Paolo Astorga.

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HUM ANO (Edición de autor, 2012) Javier Febo Santiago

HUM ANO del poeta p u e r t o r r i q u e ñ o Javier Febo Santiago ( 1 9 7 7 ) e s l a exploración del mito del cuerpo desde la dictadura de los sentidos. En este libro lo humano se liga a la carne a la significatividad de lo

anatómico que nos comunica la presencia patente de una lucha de lo corpóreo contra la muerte que lo degrada y corrompe, sin embargo somos observadores de que en esa decadencia natural, el cuerpo se transforma en metáfora de la condición polivalente de lo humano, ya sea como dolor, olvido, exilio o como placer y erotismo. El poeta no solo nos describe su humanidad de carne y hueso, sino que es él quien sufre su cuerpo y su debacle. Se observa además que las referencias al cuerpo no son las únicas en este libro, sino que hay también un discurso más ideológico entre lo no corpóreo (lo divino) y la corpóreo (lo finito, lo mortal) en donde lo humano está más ligado a la experimentación del placer y del dolor no como condiciones imperfectas, sino como la perfección del poder. Poder sentir, poder disfrutar el placer y conocer el dolor, no son impedimentos, sino fuentes de conocimiento y de poder que deviene en libertad. En suma este poemario es una larga loa hacia el cuerpo y su dinámica dentro del mundo, que a fin de cuentas

muestra y demuestra nuestra humanidad dual que juega entre el Tánatos y el Eros eternamente.

Los bautizos de Mariana (E-editorial 531, Bogotá, 2012)

C.J. Torres

Los bautizos de Mariana (E-editorial 531, Bogotá, 2012) de C.J Torres es un libro de literatura infantil que cuenta las peripecias de una muy curiosa niña llamada Mariana y

cuyo tema está relacionado a su bautizo. El libro cuya prosa se muestra ágil, dinámica y de lectura agradable, clara y de algunos cuños poéticos, nos va develando en la narración la ternura y el misterio de ser niño. Mariana con cada recorrer de la lectura se convierte sin duda en un personaje entrañable y de muy particular forma de ver el mundo desde la óptica de la inocencia y la ternura. Además de forma inteligente el autor nos muestra desde la visión infantil (una visión bastante difícil de lograr) problemas actuales del mundo moderno r e lac ionadas con e l consumismo, pero sobre todo nos muestra cómo es que la gente mayor ya se ha contaminado de prejuicios que no la deja ser libre. Muy recomendable.

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República de poetas, 17 poetas Arequipeños

(Ambedue, 2012) Úrsula A. N. Podestá Orlando V. Bedoya

República de poetas, 17 poetas Arequipeños, nos inunda de poesía disímil y diversa. El fin antológico se centra en darse a conocer, más que en hacer el Canon. Es sin duda una poesía joven (2000-2010) Donde las

temáticas emergen de un confluir de tradiciones variadas, la gran mayoría en un estado de vanguardia, otras como manifestaciones más íntimas y cerradas, pero que intentan en todo caso ser una propuesta, una especie de modelo a ser valorado. Otro aspecto: Este libro prepondera la poesía (arbitraria por cierto) de un grupo de jóvenes arequipeños liderados o en este caso editados por Úrsula A. N. Podestá y Orlando V. Bedoya, cuyas voluntades quijotescas es la de difundir el muestrario como si se tratara de un retablo, un álbum, un catálogo cuya valoración no se queda en el prólogo o en la selección del compilador, sino que se completa con nuestra obsesiva condición (válida y subjetiva) de decir qué nos gusta y qué no dentro del libro. Como se puede observar en la advertencia, estas antologías (y las más de estos años) nacen a consecuencia de una incesante labor de difusión literaria. Los recitales son el inicio, las presentaciones, los proyectos conjuntos, van modelando si no una proyección para gestar una antología, una muestra grupal, sí que sí, gestan la idea de hacerse notar, de creer que lo que se tiene es interesante y debe

ser publicado, mostrado y criticado. En la advertencia además se habla de una “explosión” cultural, siendo más que un boom, un “asombro”, un abrir de ojos.

A destiempo y otros cuentos (Ediciones Libra, 2007) William Boyd Morán

A destiempo y otros cuentos (Ediciones Libra, 2007) del escritor piurano William Boyd Morán (Piura 1964) son una serie de cuentos cuyo tema que engaza cada uno es el tiempo que muestra una condición dolorosa o

trágica donde los personajes se ven inmersos e indefensos ante su destino de inminente derrota. El tiempo como un tema patente, se muestra en esta colección ya sea como nostalgia de lo pasado, como olvido que se ve de manera muy intensa en el primero de los cuentos (En busca de sosiego), así como la desesperación y frustración ante la incertidumbre de lo futuro. El libro además combina de forma interesante otros cuentos que muestran la condición humana frente a pasiones universales como los celos, lo sexual, la traición, la hipocresía. Es importante precisar además que los cuentos de esta colección reflejan algún grado de violencia, injusticia o incomunicación entre los personajes que interactúan en cada narración. Un ambiente que casi siempre es familiar o ligado a la familia nos muestra diversas tensiones que a través de una estética sencilla, muy descriptiva y directa intenta conmover al lector que sin duda reflexionará acerca de su visión del

tiempo, la muerte y por supuesto la vida que no se detiene por nada ni nadie.

Alcoba roja (Los libros de la Iguana, 2011)

Iris Miranda

Alcoba roja (Los libros de la Iguana, 2011) de la poeta puertorriqueña Iris Miranda (Puerto Rico, 1961) es un poemario que explora una identidad poética que se va construyendo con la palabra dicha sobre el universo. Los

elementos de la naturaleza en este poemario configuran sujetos poéticos cuya significación está centrada en la polivalencia. El color, la musicalidad, la necesidad de decir y encontrarse en la palabra poética mueven al poeta a cantar y a revelarse ante su condición que linda con la soledad, la nostalgia y el olvido. La muerte como motor discursivo está configurada no como un simple hecho trágico, sino como una exploración y necesario camino para la expiación de las culpas; en suma, la muerte no es un estado, sino un lugar para encontrar o construir el autoconocimiento. Sin embargo este poemario siempre está en un constante diálogo con lo sensual, diálogo entre amantes, una loa a la vida desde la sutileza erótica, donde existe una unión entre lo humano y lo natural creando así una fuerza expresiva que construye una estética interior y muy subjetiva. “Con jadeos de pétalos tomaré del néctar/ de tus senos y tu río;/ con el vaso de tus manos que bailan/ calmarás tu sed de alta montaña.”

La consagración de la casa (Lustra Editores, 2012) Juan José Beteta

La consagración de la casa (Lustra Editores, 2012) del poeta peruano Juan José Beteta nos invita a recorrer un universo poético signado por las diversas metáforas arraigadas en la idea de la casa. El yo poético aquí es la casa no solo como

construcción de cemento, sino que es en sí un cuerpo vivo que contiene nuestra vida y sobre todo la nostalgia del recuerdo que el poeta en cada poema categoriza como una especie de álbum inmobiliario. En este libro pues, la interacción entre el sujeto y el espacio no es solo se dinamiza con la descripción de lo espacial, sino que cobra mayor fuerza al metaforizar el espacio y volverlo un recuento intenso y subjetivo de la experiencia de vida en diversas casas. Un poemario donde se puede notar un deseo por reconstruir una identidad frente al tiempo, el olvido, el salitre o la demolición de la indiferencia, donde la dictadura de la infancia y la visión del niño que recorre una y otra vez esa casa vital revive y perdura la belleza de la casa hasta consagrarla eternamente en la memoria y la nostalgia. “y la estación/ cómo lloraba mi casa entonces/ rodeada de verde y una marquesina/ devorando mi vesícula/ calmadamente/ goteando mi vejiga/ y yo recogía sus lágrimas/ ácidas, sobrias, lúcidas/ y las metía dentro/ de mis intestinos/ para que se aflojen/ y alivien de tanta pena/ de casa antigua.”

Ellos son (por excelencia) treintones y con fe en el futuro.

Mucha fe. Al menos se deduce por sus compras

(a crédito y costosas). Casaca de gamuza (natural),

Mercedes deportivo color de oro. Para colmo (de mis males) se les ha dado además por ser eternos.

Corren todas las mañanas (bajo los tilos) por la pista del parque y toman cosas sanas.

Es decir, legumbres crudas y sin sal, arroz con cascarilla, agua minerales.

Cuando han consumido todo el oxigeno del barrio (el suyo y el mío)

pasan por mi puerta (bellos y bronceados). Me miran (si me ven)

como a un muerto con el último cigarro entre los labios.

Antonio Cisneros

Naturaleza muerta en innsbrucker strasse

“La ciu

dad dom

ina” F

oto: P

aolo Astorga