revista educación y ciudadanía

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Revista estudiantil

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Revista Educación y CiudadaníaUniversidad del Pacífico

DirectorMiguel Lecaros Álvarez

EditorRodrigo Gangas Contreras

Comité EditorialDiego Córdova Farías

Whitney Ferrada QuezadaÁlvaro Garrido Montano

Claudia González ValenzuelaAna Luna Morales

Juan Pablo Méndez FernándezDanilo Rojas Pérez

Carlos Valdebenito CortésBelén Von Martens Abarca

La revista está adscrita a la Facultad de Ciencias Humanas y Educación

Decana de la Facultad Violeta Vargas Bories

Escuela de Pedagogía en Educación Media en Historia y Ciencias Sociales

Director de EscuelaAlonso Vela-Ruiz Pérez

Facultad de Ciencias Humanas y EducaciónRamón Carnicer 67, 2º piso, Providencia, Santiago de Chile.

ISSN 0719-2894

DiseñoTomás Bradanovic Gómez

Diagramación:Gráfica LoM Ltda.Concha y Toro 25

Fonos: (56-2) 672 2236 - (56-2) 671 5612

Impreso en los talleres de LoM Ediciones.Agosto, 2012

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Revista Educación y Ciudadanía

La Revista Educación y Ciudadanía es parte del proyecto "Creando un espacio de reflexión: La Educación del ciudadano en Latinoamérica". Fi-nanciada por el Fondo de Desarrollo Institucional, línea emprendimiento Estudiantil, año 2012, del Ministerio de Educación de Chile.

Santiago, Noviembre del 2011.

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Contenido

Editorial Pág. 7

Presentación Pág 9

Cohesión Social en América Latina: Pág. 11 “Situación actual y desafíos hacia el siglo XXI”Edwin Cartagena Rojas*

Una mirada a la dinámica social y a la Pág. 17 participación ciudadana de la mujer en Chile, 1925-1952Diego Córdova Farías*

Preguntas talladas en piedra: Pág. 37 La Historia oral y su aplicación a Rapa NuiJuan Pablo Méndez Fernández*

Algunos comentarios al ajuste curricular en Pág. 49 el sector de Historia, Geografía y Ciencias Sociales*

Mario orellana Rodríguez**

La identidad americana hacia 1810, Pág. 59 a partir de relatos de viajeros ingleses Fabricio Alejandro Rodríguez*

Chile: Educando al soberano Pág. 69Walter Sánchez González*

Cultura obrera en Santiago de Chile 85 Sector Barrio La Chimba 1920-1940.Carlos Valdebenito C*. y Belén Von Martens A**.

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7 Editorial

Editorial

La formación de pedagogos y de jóvenes investigadores con un fuerte compromiso social es uno los pro-pósitos que posee la Universidad del Pacífico y por cierto, de la Escuela de Historia y Ciencias Sociales, que tiene como eje central la formación ciudadana.

En plena correspondencia con este propósito, los estudiantes junto con los docentes de la Escuela, han desarrollado distintas actividades académicas que permiten fomentar este compromiso con la sociedad. Ac-tividades como seminarios, jornadas, congresos e investigaciones han con-tribuido a la formación de los futuros profesores y jóvenes investigadores.

En el marco de esas actividades, la realización del II Congreso Interna-cional de Estudiantes, realizado en Noviembre del año 2011 y financia-do por el Fondo del Arte y Cultura de la Universidad del Pacífico (FAUP), logró contar con la presencia de es-tudiantes y destacados investigadores de Historia y Ciencias Sociales, que plantearon distintas visiones sobre los

procesos de formación ciudadana y su desarrollo en Chile y Latinoamérica. La Revista Educación y Ciudadanía, compila algunos de los trabajos presentados en el congreso, pero además materializa el esfuerzo de docentes y estudiantes, que se cons-tituye en el proyecto financiado por el Fondo de Desarrollo Institucional del Ministerio de Educación año 2011-2012, llamado “Creando un espacio de reflexión: La Educación del ciudadano en Latinoamérica”, que busca contribuir a enriquecer la formación de los futuros profesores e investigadores, desde la formación integra del ciudadano que se necesita en la actualidad.

La revista Educación y Ciudadanía, contiene 7 artículos que indagan sobre las distintas dimensiones que adquiere el desarrollo de la formación ciudadana en Chile y América latina. En ese sentido Diego Córdova Farías se adentra en las dinámicas sociales y participativas de nuestra historia política en el siglo XX, y como la mujer se constituye en ciudadano y actor político; Carlos Valdebenito

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y Belén von Martens, reconstruyen parte importante del movimiento obrero en Chile, no sólo desde la perspectiva historiográfica, sino también desde el rescate de fuentes orales; Edwin Cartagena Rojas revisa los elementos centrales que determi-nan la relación entre sociedad civil y Estado en América Latina, y que permiten constituir el desarrollo de la Cohesión Social en el continente; Walter Sánchez González plantea la necesidad de desarrollar una educa-ción con capacidad de educar no a un ciudadano de masa, sino que al soberano crítico y participativo; Juan Pablo Méndez resalta la importancia del rescate de las culturas originarias por medio de la historia oral en el caso de Rapa Nui; Fabricio Alejan-dro Rodríguez propone estudiar la identidad americana tomando como fuente relatos de viajeros ingleses, que buscan reflejar la construcción del ciudadano en el continente en el siglo XIX; y Mario orellana expone los cambios producidos desde 1990

en los planes de estudio de Historia y Ciencias Sociales en Chile, haciendo referencia a sus bases epistemológicas y los temas que se presentan a profe-sores y alumnos.

Finalmente, es importante agradecer el compromiso que tiene la Facultad de Educación y Ciencias Sociales, a través de la Decana, Señora Violeta Vargas y del director de la Escuela de Historia y Ciencias Sociales, Señor Alonso Vela-Ruiz. Así como tam-bién, el apoyo del profesor Rodrigo Gangas, docente y especialista en la línea investigativa de formación ciudadana de la Escuela de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad del Pacífico, quien ha sido guía en el desarrollo de este proyecto.

Comité Editorial

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9 PrESEntación

Presentaciónrodrigo Gangas contrerasEditor

Uno de los fenómenos más exten-didos en el mundo entero, y por cierto que en nuestro país también, es la revalorización de la ciudada-nía como sujeto de construcción y transformación de la realidad, y con ello la constitución de nuevos sujetos – actores que se consolidan fuera de la institucionalidad establecida por la democracia liberal representativa. Desde las revueltas provocadas en el mundo árabe, pasando por el movimiento de los indignados en el mundo desarrollado, y llegando a los estudiantes en Chile, aún con esce-narios y demandas distintas, todos confluyen en una misma lógica, la acción de la ciudadanía se constituye en un valor de transformación y cam-bio, que fluye por distintos canales de acción y que presionan por diversas demandas. Dicha realidad impone nuevas exigencias desde la perspec-tiva teórica y explicativa, frente a un mundo de cambios constantes y con la velocidad manifiesta de nuestra época, la discusión en torno a la ciu-dadanía y sus procesos de formación y consolidación en Chile, América Latina y el mundo, se transforma en

una necesidad que desde el mundo académico debemos abordar. En tal desafío, la necesidad de una dimen-sión teórica frente a la formación pedagógica de la ciudadanía, como proceso de socialización constante, se vuelve cada vez más necesaria, que pueda no sólo complementar desde la teoría y la reflexión, sino que tam-bién desde la acción, la posibilidad de cimentar una línea de estudio y trabajo frente a la sociedad en cons-tante cambio.

La transformación social y política que está viviendo el país desde hace ya un tiempo requiere de un análisis profundo que permita reconstruir esa dimensión teórica frente a la ciudadanía. En un escenario que se caracteriza por constantes demandas al sistema político, pero a la vez por mayores exigencias a la democracia, es de gran relevancia la formación de ciudadanos, a partir de todos los sistemas de socialización, y sin duda que el sistema educativo se constitu-ye como el más importante en dicha tarea. Bajo esa premisa el Ministerio de Educación ha considerado la

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formación ciudadana como un obje-tivo Fundamental Transversal en los planes y programas educacionales, situación que se materializa desde el proceso de reforma educacional de 1998 cuando esta sustituye a la educación cívica tradicional como materia de estudio. Posteriormente en los ajustes curriculares realizados durante los años 2009 y 2011, la for-mación ciudadana se transforma en un eje que atraviesa todos los niveles de educación primaria y secundaria.

La formación de ciudadanos se cons-tituye así como el proceso a partir del cual la ciudadanía toma forma desde la dimensión educativa, apuntando al desarrollo de actitudes y valoraciones frente al sistema político y la demo-cracia como régimen. Discusión más acabada que la educación cívica –que solo apunta hacia el conocimiento de la institucionalidad formal- , la formación ciudadana es una línea de estudio que aborda el desarrollo de habilidades cognitivas, de trans-formación y valoración, que traspasa las barrera del conocimiento para materializarse en la acción y práctica generadora de valores y actitudes favorables hacia la democracia.

La formación ciudadana es la discu-sión que anima y alienta este primer volumen de la revista Educación y

Ciudadanía, y que se materializa con un conjunto de investigaciones de destacados académicos y estudiantes que se presentaron en el II Congreso Internacional de Estudiantes de Peda-gogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad del Pacífico durante el año 2011, y que tiene como obje-tivo abrir el espacio de discusión a la educación para la ciudadanía y en la que participan no sólo estudiantes y docentes de nuestra casa de Estudios, sino también de otras universidades del país y América Latina.

Finalmente, quisiera agradecer a todos los estudiantes de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de La Universidad del Pacífico que hicieron posible la presente publicación, y re-saltar que muchos de los autores que aparecen en esta han sido destacados estudiantes de mis cursos en la carrera de Pedagogía, y que hoy observan los frutos de un esfuerzo realizado por años de estudio e investigación convirtiéndose en un verdadero aporte para las futuras generaciones de jóvenes y estudiantes, que ven en la formación pedagógica de la ciu-dadanía la posibilidad de contribuir al mejor desarrollo de una sociedad democrática y participativa.

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11 cohESión Social En américa latina:

Cohesión Social en América Latina:“Situación actual y desafíos hacia el siglo XXI”Edwin cartagena rojas*

Resumen

Este trabajo está orientado a revisar los elementos centrales que determi-nan en la actualidad el concepto de cohesión social y como esto influye en la relación Estado-Nación y Sociedad Civil, la situación en la cual se encuentra Latinoamérica en relación a dicho concepto y la importancia que tiene para la región lograr una sociedad más cohesionada. Por otra parte se desarrolla el vínculo que se establece entre Cohesión Social y Democracia y cómo desde esta perspectiva se pueden mejorar las relaciones entre el Estado y la sociedad civil para mantener el régimen democrático. También se abordan temáticas como equidad, inclusión y bienestar, aspectos necesarios para mejorar la Cohesión Social y lograr el verdadero desarrollo en la región.Palabras Clave: Cohesión Social - Estado/Nación - Sociedad Civil - Democracia- Ciudadanía.

* Profesor titulado de Historia y Ciencias Sociales, mención Política y Relaciones Internacionales y mención Arte y Patrimonio, Universidad del Pacífico. Año 2010.

Introducción

En los albores de este siglo XXI las relaciones entre el Estado-Nación y la Sociedad Civil se han distanciado, produciéndose un quiebre bastante profundo en ellas; esto se puede apreciar en cómo la ciudadanía se aleja cada vez más de los canales for-males de participación política para formar parte de medios informales de participación: marchas, paros, etc. Con lo cual en la última década han emergido una serie de movimientos sociales en casi todos los países de la

región, colocando en la agenda polí-tica una serie de demandas sociales, frente a esto el Estado-Nación no ha sido capaz de generar políticas públicas eficientes y eficaces que den solución a dichas demandas.

Estas dificultades que cada vez ad-quieren mayor fuerza en la región, están relacionadas con el concepto de Cohesión Social, el que a su vez se relaciona con la equidad, la inclu-sión y el bienestar. En este sentido la abismante brecha entre ricos y pobres, el sentido de pertenencia

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Edwin cartaGEna rojaS

que las personas puedan tener con el Estado y con su comunidad, así como la preocupación del Estado para resolver las demandas sociales son líneas directrices asociadas a las relaciones Estado-Sociedad Civil, las cuales interactúan con una serie de valores democráticos y también con el desarrollo económico en un mun-do globalizado. Este trabajo intenta dar una mirada a la actual situación de Latinoamérica en relación a la Cohesión Social y sus desafíos de cara al siglo XXI, estableciendo los factores que facilitan y fomentan este concepto desde una perspectiva tanto gubernamental como ciudadana.

Cohesión Social: alcances conceptuales y situación en la región

Al referirnos al concepto de Cohesión social podemos encontrar múltiples definiciones que en diferentes ni-veles de aproximación nos llevan a la raíz del concepto, un concepto que muchas veces se confunde con algunos elementos como la equidad, la inclusión o el bienestar, lo cierto es que la cohesión social se refiere a una dimensión teórica macro que incluye a estos tres elementos. Así también “suele evocar un anhelo de comunidad ante un escenario de globa-lización y transformaciones profundas, que muchos asocian con una mayor fragmentación social y una pérdida

de lazos estables1”, en este sentido el entendimiento de la cohesión social estará asociado al contexto actual de un mundo globalizado, en donde las transformaciones de todo orden (político, social, económico y cul-tural) han dado como consecuencia profundos cambios en la fisonomía de la sociedad y con ello su relación con el aparato estatal y también con la propia comunidad; estableciéndose nuevos grupos sociales de estructura cada vez más difusa. No obstante, no se puede desconocer que en los últimos 20 años la tendencia al con-sumo y con esto al individualismo han marcado las estructuras sociales y gubernamentales; en este sentido ottone y Sojo apuntan que:

“La reflexión crítica opone la idea de cohesión a la de corrosión de la legitimidad y gobernabi-lidad de los Estados nacionales, la acentuación de las brechas sociales, el surgimiento de identi-dades autorreferidas, la excesiva racionalización económica y la tendencia, también excesiva, a la individualización y el debilita-miento de lo público2”.

A partir de aquello el concepto estará asociado a una serie de aspectos que

1 ottonE, Ernesto y Sojo, ana. Cohesión Social: Inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe. cEPal. Santiago de chile, 2007. 13p.

2 Ibíd.13p.

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cohESión Social En américa latina:

afectan al sistema político en mayor o menor medida, en diferentes partes de Latinoamérica, por tanto desde esta perspectiva la cohesión social estará ligada a mejorar las condiciones en cuanto a la legitimidad y gobernabi-lidad, a superar las distancias sociales entre ricos y pobres, también la racio-nalización económica, así como dos elementos que son claros efectos de la globalización, como lo es en un marca-do individualismo y la pérdida cada vez más fuerte del sentido de lo público. En este escenario de amplias interacciones, Cuéllar señala que la Cohesión Social:

“…se refiere a las relaciones e interacciones de las personas en la sociedad, incluyendo el papel de la ciudadanía. La democracia y la cohesión social son partes complementarias de la acción de incluir en la toma de decisiones públicas a una ciudadanía activa tanto con derechos como con responsabilidades3”.

De esta manera la Cohesión social se vinculará a una sociedad en pleno uso del ejercicio de la ciudadanía, por tanto la participación política en sus diferentes dimensiones se transforma en un elemento muy importante para asegurar un buen funcionamiento de la sociedad, estableciendo una

3 cuéllar, roberto. Cohesión Social y Democra-cia. instituto internacional para la democracia y la asistencia Electoral. Estocolmo, 2010. 3p.

conexión clara y fluida con la auto-ridad, siguiendo al mismo autor, el cual establece que la cohesión social también puede referirse:

“…a las relaciones e interaccio-nes de las personas en la sociedad. La cohesión social surge como un esfuerzo democrático para establecer equilibrios sociales, di-namismo económico e identidad nacional, a fin de instaurar un sistema de equidad y sostener los impulsos del crecimiento econó-mico no controlado, y evitar la fractura social4”.

Frente a esta contextualización es re-levante el rol del Estado, puesto que muchas de las iniciativas serán origina-das a partir de políticas públicas orien-tadas a mejorar la cohesión social, sin embargo, esto debe obedecer a una dimensión más social de la democra-cia, es decir, desde una perspectiva en donde se tome en cuenta la sociedad civil de manera íntegra y que no se quede tan solo en la institucionalidad, considerando solamente la dimensión política de la democracia.

Cohesión Social y Democracia:

La relación que se establecerá entre democracia y cohesión social será muy relevante, puesto que la democracia

4 Ibíd. 4-5pp.

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Edwin cartaGEna rojaS

se ha asimilado como un imperativo estratégico en la región, no obstante, al hablar de cohesión social en Lati-noamérica debemos pensar que será bajo un régimen democrático. Bajo esta lógica podemos establecer que la cohesión social “…busca la equidad que la sociedad les niega a muchos ciudadanos…5”, Mientras que la de-mocracia “…es un sistema de garantías que le permite a la ciudadanía ejercer su libertad, en un orden político de jus-ticia y tolerancia6”; en relación a esto podemos decir que ambos conceptos buscan fortalecer el ejercicio de la ciu-dadanía de manera plena, sin embargo lo hacen por caminos diferentes, pero a la vez complementarios. En este sen-tido Cuéllar plantea que “Mientras el espíritu democrático busca, con el poder del pueblo, salvaguardar el bien común, la lógica de la cohesión social es garan-tizar el bien común para que exista el poder del pueblo7”. En definitiva la co-hesión social nos ayudará a mantener un régimen democrático que funcione de manera compacta, en donde todos los integrantes de la sociedad tengan su espacio en cuanto a la representación y la participación, sin embargo, esto es muy complicado de lograr sin que la institucionalidad democrática se abra a una dimensión más social, en donde las personas se sientan partícipes de la política por canales formales y no

5 Ibíd. 5p.6 Ibídem. 7 Ibídem.

tengan que esperar a salir a la calle para establecer sus demandas.

Dentro de esta temática podemos men-cionar que la estabilidad del régimen democrático también pasa por elemen-tos que en definitiva no sobrecargan el sistema de demandas; en este sentido la fragilidad de una sociedad que está marcada por el individualismo hace que el establecimiento de demandas no sea tan fuerte como podría llegar a ser, sin embargo esto no resta importancia a los movimientos sociales que a pesar de esto logran tener cobertura y poner en el debate público temáticas como el medio ambiente o la educación. Frente a esto Sorj y Martucelli establecen lo siguiente:

“La forma en que estas expectati-vas son elaboradas por los actores sociales y las estrategias individuales y colectivas para realizarlas no se expresan en forma mecánica o exclusivamente en términos de demandas al sistema político. Si así fuese, considerando los índices de desigualdad y pobreza en la región, los sistemas democráticos ya habrían sido ampliamente desbordados8”.

Si contrastamos esta apreciación con la realidad, podemos entender claramente cómo a pesar del surgi-miento de una serie de importantes

8 Sorj, Bernardo y martuccElli, danilo. El desafío latinoamericano: Cohesión y democra-cia. instituto Fernando henrique cardoso. San Pablo, 2008. 9p.

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movimientos sociales y la poca participación de la ciudadanía en el juego político por medios formales, el régimen democrático aún está en pie, sin embargo, la ciudadanía poco a poco va despertando y la fuerza que adquieren las manifestaciones por medios informales es cada vez mayor; es así como surgen nuevas formas de asociativismo y expresión colectiva tales como: la música, el baile, la religión o hinchadas depor-tivas, no obstante, los mismos autores agregan que:

“Estas dinámicas no son recientes, pero su importancia fue minimi-zada por las ciencias sociales en pro de los grandes aglutinadores sociales del siglo XX: el mundo del trabajo, los sindicatos, los partidos e ideologías. Con la pérdida del peso relativo de estos factores, el reconocimiento y la comprensión de otros espacios de sociabilidad y de sentido pasa a ser una cues-tión fundamental para entender la cohesión social en nuestras sociedades9”.

De esta apreciación podemos plan-tear que existe una fuerza que está oculta dentro de la ciudadanía, la cual durante el siglo XX fue minimizada pero a pesar de eso no desapareció; este elemento debe ser considerado, puesto que cada vez toma más fuerza,

9 ibíd. 10-11pp.

por tanto, si en algún momento todas estas demandas se orientan hacia el sistema político este colapsará.

Estado y Sociedad Civil desde la Cohesión Social

Es claro que las relaciones entre el Estado y la ciudadanía están bastante distantes, una muestra clara de ello son los movimientos sociales que han surgido con gran fuerza en los últimos 10 años en Latinoamérica; los canales formales de comunicación a pesar de seguir funcionando no son capaces de elevar las demandas de la ciudadanía hacia la autoridad, no obstante, pa-reciera ser que es más válido salir a la calle que intentar participar del siste-ma de manera formal, en este sentido el último bastión de participación es el sufragio. Esta falta de representación sumada a una serie de consecuencias originadas por la globalización y el neoliberalismo dan una nueva fisono-mía a las estructuras sociales que pasan de un sentido colectivo a un sentido individual, esto afecta de sobremanera a iniciativas que fomentan la cohesión social, puesto que la fragmentación se hace cada vez más fuerte.

Dentro de esta misma lógica el sentido supranacional es bastante prominente aunque no definitivo, estas nuevas formas de participación supranacional darán desde afuera de la influencia de los Estado-Nación una nueva visión y fuerza sobre las temáticas sociales que

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estén en la coyuntura del momento, como en la actualidad, principalmente, la educación. No obstante, la influen-cia de la globalización provoca que el Estado ceda terreno a la esfera privada en aspectos de interés colectivo; es así como educación, salud o vivienda se escapan del Estado y quedan en manos de privados, pasando a ser prácticamen-te bienes de consumo y no derechos. Esto sin duda provoca frustración en las personas que ven cómo el Estado no es capaz de asegurar calidad; sin embargo, esta calidad va a ir en conjunto con la capacidad económica que cada persona tenga o con la capacidad de endeuda-miento de las mismas para obtener un mejor servicio.

Equidad, Inclusión y Bienestar

Al hablar de equidad, inclusión y bienestar debemos establecer que la región no ha sido capaz de dejar atrás ciertos elementos que de una u otra manera impiden el total desarrollo social y económico así como lo plan-tean ottone y Sojo: “…el desarrollo latinoamericano muestra un “casillero vacío”, pues no logra conjugar el cre-cimiento con la equidad. En efecto, la región se caracteriza por tener la mayor desigualdad en la distribución del ingreso, y este rasgo ha tendido, con escasas excepciones, a exacerbarse con los impactos de la globalización10”. No

10 ottonE, Ernesto y Sojo, ana. op. cit.18p.

obstante, el escenario global actual promueve una situación social que está más cerca de perpetuar las des-igualdades que de llegar a la equidad. Es así como Latinoamérica crece, pero no se desarrolla, puesto que los beneficios de los avances económicos que ha tenido la región en los últimos 20 años sólo han sido disfrutados por un sector menor de la población. De esta manera el mismo autor plantea que la “… volatilidad del crecimiento en términos de incremento de la pobre-za y la vulnerabilidad asociada con la inestabilidad del ingreso de los hogares, ejercen un efecto negativo en la cohesión social11”. Así pues, será determinante para generar un acercamiento entre la autoridad y la ciudadanía, y también entre la propia ciudadanía, que las condiciones económicas sean más equitativas; de lo contrario será impo-sible pedir que las personas participen del sistema para generar cohesión social, si en definitiva es el mismo sistema quien los excluye al dejarlos sin posibilidades económicas.

El escenario no parece muy alentador si consideramos que Latinoamérica sigue avanzando con dos polos muy excluyentes el uno del otro; por un lado está el crecimiento, el cual posiciona a la región en el contexto internacional y de donde se sacan los mejores dividendos económicos, sin embargo la contracara la pobreza, la

11 ibídem.

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cohESión Social En américa latina:

exclusión y casi abandono para estos sectores por parte del Estado. En reé-ferencia a lo anterior Cuéllar plantea que “Hay crecimiento y modernización coexistiendo con crecientes cordones de miseria. Cada vez menos, los requeri-mientos de la economía coinciden con las demandas sociales, a medida que se debilitan las instituciones del Estado12”, esto sustentado en cómo el modelo neoliberal está siendo prácticamente insuficiente para dar repuestas socia-les, puesto que el Estado pierde cada vez más fuerza y poco a poco su única función se limita sólo a ser un regu-lador de la economía. Dentro de esta ciudadanía vemos cómo lo individual se impone por sobre lo colectivo y lo privado por sobre lo público. No obstante, las personas creen cada vez menos en sus autoridades, en la medida que los principales asuntos de interés público son atendidos por la empresa privada, la cual sin duda no tiene dentro de sus objetivos el bien común.

Conclusión

Cuando hablamos sobre Cohesión Social la situación no es muy alen-tadora, frente a esto es evidente la distancia que se ha provocado entre la ciudadanía y el Estado, en este sentido la ciudadanía cada vez más opta por establecer sus demandas por

12 cuéllar, roberto. op. cit.7p.

medios informales de representación (marchas, paros, etc.) en vez de los medios formales (sufragio, partidos políticos, etc.). No obstante, en Latinoamérica surgen una serie de imperativos estratégicos siendo uno de los más relevantes mantener y consolidar la democracia. En este sentido, desarrollar de manera plena el concepto de cohesión social es fundamental para ir poco a poco ampliando la democracia a su dimen-sión social y desde esa perspectiva lograr que la ciudadanía participe de manera plena en el juego político, así como también generar las instancias que reestructuren el sistema político y económico.

La cohesión social será la instancia de encuentro entre todos los grupos sociales, la ciudadanía y la autoridad; tarea no menor considerando la fuerte fragmentación social e indivi-dualismo que hoy vivimos. Por tanto es un trabajo de todos avanzar hacia la cohesión; por una parte el Estado debe generar nuevas instancias y nue-vos modelos educativos que orienten a las personas a participar política-mente y por otra la misma ciudadanía debe tener una organización mucho más sólida que sea capaz de generar propuestas que se puedan canalizar hacia las autoridades, evitando que su participación se limite sólo a esta-blecer demandas. En este sentido es de vital importancia que se puedan ir mejorando las condiciones sociopo-líticas para una mayor y mejor par-

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Edwin cartaGEna rojaS

ticipación ciudadana, aunque cabe destacar que el escenario no es fácil considerando un sistema económico excluyente y un Estado débil frente a la lógica del mercado.

Por tanto, es fundamental que se busquen soluciones profundas para problemas que rodean a la región y que aún la determinan en sus posi-bilidades sociales, económicas, polí-ticas y culturales. Sin dejar de consi-derar que el fantasma de la pobreza que ha cubierto a Latinoamérica está presente desde antes que se fundara la república y que hasta el día de hoy es imposible erradicar. Lograr una cohesión social que pueda descomprimir la tensión que hoy se vive será imposible, sin la voluntad política de las elites gobernantes, las cuales deben abrir la democracia a su dimensión social, de lo contrario la ciudadanía seguirá estableciendo sus demandas a través de movimien-tos sociales, un signo de cómo esta

institucionalidad democrática que hoy se practica en Latinoamérica es insuficiente para responder a todos los conflictos sociales que se encuen-tran pendientes.

Bibliografía

� CUÉLLAR, Roberto. Cohesión Social y Democracia. Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral. Estocol-mo, 2010.

� oTToNE, Ernesto y SoJo, Ana. Cohesión Social: Inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe. CEPAL. San-tiago, 2007.

� SoRJ, Bernardo y MARTUC-CELLI, Danilo. El desafío latino-americano: Cohesión y democracia. Instituto Fernando Henrique Cardoso. San Pablo, 2008.

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19 una mirada a la dinámica Social

Una mirada a la dinámica socialy a la participación ciudadana de la mujer en Chile, 1925-1952diego córdova Farías*

Resumen

Al adentrarnos en el recorrido que va teniendo nuestro país en pleno siglo XX, nos encontramos con una dinámica de procesos y pensamientos que van de una y otra manera modernizando la visión de nuestra sociedad y sobre todo, la dirección que van a tomar los gobiernos que dirigirán a Chile en este periodo. Es así que en el periodo que va desde 1925-1952, se encontrarán una serie de bruscos cambios dentro de la política interna del país, la economía, las alianzas políticas y por encima de ellos, con una creciente participación de la población en diversos movimientos, tanto políticos como sociales.Palabras Clave: Ciudadano - Ascenso Social - Educación - Mujer Ciu-dadana - Igualdad Cívica - Participación Electoral.

* Licenciado en Educación, Profesor de Historia y Geografía egresado de la Universidad Católica Silva Henríquez. Actualmente Profesor de la Universidad del Pacífico, de la asignatura Patrimonio Cultural Chileno. Artículo realizado en el contexto del Seminario de Grado “Ruta Patrimonial y Educativa para la Enseñanza de la Ciudadanía y su Plasmación en los Espacios Urbanos en los últimos Cien Años en la Ciudad de Santiago de Chile”

La inestabilidad política, la crisis económica que afectara al país, el pe-riodo de entreguerras y sobre todo, el inicio de la segunda guerra mundial, son hechos que de alguna medida van re-enfocando, la dirección del timón del país.

Bajo esa lógica, desde los agitados años de la segunda mitad de la dé-cada del veinte en adelante, se irán forjando en las bases sociales un lento, pero constante desarrollo de los movimientos sociales, movimien-

tos que lograran paulatinamente ir plasmándose también, dentro de las diversas capas de la vida política nacional.

El ciudadano

Como se destacó en el apartado anterior, las condiciones para el desarrollo del ciudadano de este período de nuestra historia, han sido establecidas de acuerdo a las pautas de comportamiento que la elite na-

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diEGo córdoVa FaríaS

cional ha entregado en “herencia”. La europeización que se da en los albores del centenario es absorbida por varios sectores de nuestra sociedad, que no son principalmente parte de nuestra elite oligarca. Esa visión que irán adoptando diversos sectores medios de nuestra sociedad, potenciará la aparición y consolidación de un tipo de ciudadano perteneciente a la clase media. Este tendrá como característi-cas principales, la búsqueda de ascen-so social y la participación dentro de la esfera política. Esta participación la logrará, si tiene o adquiere los es-tudios superiores, que, para la época, eran muy valorados.

Por otro lado, la participación po-lítica y con ello un ascenso en las condiciones sociales, se logrará de acuerdo al poder que se tenga para reunir y aglomerar personas en los diversos centros de participación social, se refiere primordialmente a las agrupaciones de trabajadores, mu-tuales, sindicatos, entre otros. Será desde estas tierras de la población, que saldrán muchos diputados que se abanderizaron principalmente en los partidos de la izquierda.

Si seguimos visualizando a la po-blación y nos acercamos a la de más escasos recursos, a los trabajadores, obreros, mineros; podremos observar que dentro de ellos, el modo de par-ticipar socialmente se veía reflejado en forma casi exclusiva en las posibles manifestaciones, huelgas o paros que

se organizaban en busca de mejoras laborales y también para mejoras en la vida diaria.

Bajo esta dinámica de participación social, vemos que se expresan en mayor medida los sectores medios y bajos, permitiendo así una dinámica política que ayudará a la conforma-ción de nuevos bloques de partidos y también a nuevos gobiernos. De esta manera, al finalizar la década de los años treinta, se presenta el ascenso al poder de un grupo político denomi-nado el Frente Popular.

La relevancia que va a tener este ascenso político, se genera porque el partido político que estará al frente de los próximos tres gobiernos de nuestro país, será el Partido Radical, y más aún, sus presidentes, intentarán plasmar en los diversos gobiernos un desarrollo social que permita mejoras para las clases media y baja.

Los gobiernos radicales comenzarán bajo la premisa de buscar un mejor desarrollo social, situación que se intenta plasmar en las diversas tareas de su primer presidente, don Pedro Aguirre Cerda. Va a ser dentro de su gobierno donde el lema, “Gobernar es educar”, utilizado en su campaña, llevará a construir más de quinientas escuelas a lo largo del país, logrando de esta manera, un alza considerable en la matrícula de la educación de nuestro país. Su gobierno incrementó el alcance de la educación primaria,

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lo cual generaba realidades concretas en las mejoras de los sectores más desposeídos de nuestra sociedad.

Siguiendo la lógica anterior, y con el apoyo de los sectores populares, va a llegar al mando de la nación don Juan Antonio Ríos. También pensando y promoviendo desde su plan de gobierno un progreso para los sectores más bajos de la sociedad, pero esta ocasión solo se quedará en planes. Lo mismo sucederá con el gobierno de don Gabriel González Videla, quienes agobiados por las demandas internas de los partidos, los juegos políticos de las alianzas y sin muchas opciones para poder mejorar las condiciones económicas del país, se verán imposibilitados de cumplir con mejoras para el sector más bajo de nuestro país.

Así se llegan a conformar una serie de movimientos de trabajadores que se desplazarán por el país buscando rei-vindicaciones bajo la fuerza del paro y manifestaciones en pos de partidos de izquierda, que en el gobierno de González Videla serán fuertemente perseguidos.

Mientras todo esto sucede en el ámbito político y social del país, principalmente en los sectores me-dios y bajos de la población, las cosas en la ciudad de Santiago están tomando un cierto grado de nuevas características, las cuales hasta el día de hoy se pueden vislumbrar. Estos

cambios hacen referencia al proceso de movimiento y “escape” que va a tener la elite de Santiago en relación a los lugares donde habitan. Como se dijo, los procesos sociales que se viven en todo el país y en Santiago sin ex-cepción, van a generar que la elite de la capital, que hasta ese entonces vivía en el centro de la ciudad, comience a sentirse incómoda y comenzará a buscar nuevos lugares donde poder habitar con mayor tranquilidad. Este proceso de alejamiento de la elite del centro de la ciudad de Santiago, trae-rá consigo una reestructuración de la ciudad misma y de las esferas sociales.

Hacia la década de 1930-1940, la expansión que tendrá la ciudad de Santiago en cuanto al ámbito demo-gráfico, incentivó que se comenzarán a desarrollar nuevos centros expan-sivos o nuevos núcleos habitables dentro del gran Santiago. Eso es lo que va a ocurrir con las comunas de Quinta Normal y de Pudahuel en el sector poniente, en el sector centro sur, las comunas de San Miguel y La Cisterna empezarán a tomar importancia, pues al igual que las dos primeras, eran comunas donde los arriendos y los suelos no tenían un valor alto, lo que posibilitaba a la clase media y a los recién llegados a la ciudad, poder asentarse sin mayores problemas económicos. En el ámbito del desarrollo de la elite de la capital, ésta comenzará a alejarse del centro de Santiago, debido esencialmente a que se habían visto agobiados por la

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presencia de trabajadores y campesi-nos recién llegados a la ciudad, que comenzarán un hacinamiento cons-tante en los viejos cités del centro de Santiago. Eso empezará a molestar a la elite y buscarán nuevos horizontes donde habitar, lo que los llevará a habitar nuevas comunas, tales como Providencia, Ñuñoa y Las Condes. El traslado de los grupos sociales de mayor antigüedad y prestigio no se hizo sino hasta la década de 1940 con motivo del gran loteo patrocinado por la señora Elena Errázuriz de Sán-chez en su chacra “San Pascual”, co-nocido en la actualidad como barrio El Golf. Luego de esto, la utilización de los terrenos del sector oriente de la capital por parte de la elite y de la clase media más adinerada, será una constante para todo el periodo, he-cho que posibilitará la construcción de diversos tipos de viviendas de gran valía y gran inversión artística para lugares que hasta entonces no estaban habilitados para la gran elite de la ciudad.

Al ir materializándose estos cambios dentro del gran Santiago, se concre-tará de forma implícita una nueva conformación de la ciudad misma. Esto llevará a que comiencen a reor-ganizarse los barrios de la capital, transformándose en definitiva en un reordenamiento por completo de la capital, sus construcciones y sus habitantes. En primera instancia es un reordenamiento de la ciudad en la medida que se inicia la ocupación

de sitios y terrenos que hasta ese tiempo no habían sido tomados en cuenta para el desarrollo urbano de Santiago; sitios que hasta entonces, la mitad del siglo XX, aparecían como un adorno más de lo que se conocía como la periferia de la capital. Esta periferia va a ser poblada por los dos extremos de la sociedad, por un lado, la elite que se instalará en la parte oriente de la capital y por otro lado los sectores populares que irán ha-bitando las porciones periféricas del sur y el sector poniente de Santiago.

Las construcciones dentro de la capi-tal se irán conformando de acuerdo a quienes sean los habitantes más próximos a los terrenos ocupados. Por ejemplo, las casas que se empezarán a construir en las cercanías del centro de Santiago buscaran parecerse lo más posible a aquellas más antiguas que eran habitadas por la elite. En los sectores más pobres de la ciudad, en la periferia del sector poniente y sur de Santiago, las habitaciones y nuevas construcciones apuntarán solo a satis-facer las necesidades básicas de quienes llegaban a habitar esos lugares, nada de lujos, nada de estilos, solamente lo mínimo para vivir.

Estas divisiones de nuevos terrenos donde habitar y sus construcciones, también llevarán consigo una nueva organización de los habitantes de la ciudad, lo cual provocará en ellos la ca-pacidad de sentirse diferentes, aunque todos son ciudadanos de la capital. En

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los sectores más acomodados de la ciu-dad, las personas que habitarán en el sector oriente de la capital, empezarán a sentirse diferentes a quienes teniendo su mismo nivel social viven aún en el centro de la capital. El sólo hecho de vivir en el sector oriente, significaba poseer un nuevo estatus dentro de la sociedad, servía para sentirse reconoci-dos socialmente. Por su parte, quienes habitaban los sectores periféricos del gran Santiago, eran personas que venían recién llegando a la ciudad y en ocasiones sólo habían llegado con sus pocas pertenencias a forjar un des-tino dentro de la ciudad. Serán ellos quienes habiten sectores como los de la calle San Pablo, inmediaciones de lo que hoy es la comuna de Pudahuel, La Cisterna, entre otros. Aunque vivan en condiciones de pobreza y poco saluda-bles para el desarrollo, ellos se sentirán superiores a quienes aún habitan fuera de la ciudad de Santiago y a su vez, se sentirán más cerca de aquellas clases sociales más acomodadas. Así se irá conformando dentro de la capital un ciudadano que se percibirá diferente, de acuerdo a sus estándares de vida y a su prestigio y reconocimiento dentro de la sociedad. La aglutinación de los “ricos” con los “ricos” y de los “pobres” con los “pobres”, que se dará de forma inconsciente, terminará por caracterizar de una nueva manera a la ciudad de Santiago.

Es en este contexto que el ciudadano que se generará como característico de este periodo va a ser, el que busca

un mejor desarrollo dentro de la vida, propiciado principalmente por el as-censo social que se lograría por medio de la educación y de la organización de los trabajadores. Se tratará de buscar el ideal que en un momento manifestó el propio presidente, don Pedro Aguirre Cerda, quien no pro-venía de una familia adinerada, ni mucho menos era parte de la elite. Lo que él logró para su vida fue gracias a su esfuerzo, así que ese ejemplo, era seguido por quienes querían lograr mejoras en sus vidas.

El rol de la mujer

Mientras el ideal de ciudadano men-cionado se manifestaba por todo el territorio nacional, existía de forma implícita, un proceso con mayores repercusiones a nivel país. Estaban los movimientos feministas de rei-vindicaciones sociales, directamente de emancipación.

Estos movimientos ya habían partido a comienzos de la década del treinta, teniendo al poco tiempo un logro muy importante.1 Vale la pena recordar que hasta entonces la participación de la mujer en la vida pública, principal-

1 Se menciona que es en la década de 1930, pero como veremos más adelante, ya se habían conformado por lo menos 2 agrupaciones en la década de 1920. Solo que en los años 30, se irán haciendo más comunes y tendrán más res-paldo a nivel de la población y a nivel nacional.

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mente en el mundo político, estaba totalmente limitada. Coartada, en el sentido que no podía participar en los procesos como electorado, ni mucho menos presentarse como candidatas. Por esa razón había variadas agrupacio-nes de mujeres de clase media y alta que buscaban que se les hiciese un espacio dentro de la participación política, situación que costó mucho lograr.

Los partidos políticos no las habían tomado en cuenta por diversos motivos, su tradicionalismo no les permitía ver más allá y no permitían la inclusión de la mujer en temas que hasta ese entonces eran sólo para hombres. Por otro lado hay que sumar la incógnita que significaba para ellos el poder permitir a la mujer participar de los sufragios, el temor que tenían a cómo se comportase el electorado femenino, los hacía cuestionar ciertos avances para ellas.

La figura de la mujer en el ámbito laboral había crecido con fuerza, man-teniéndose así durante toda la década del treinta, lo cual permitirá a ellas poder entablar nuevas relaciones que permitan mejoras en sus condiciones de vida, el desarraigo de la figura de un hombre que las mantenga y también la posibilidad de poder plantear sus inquietudes de participación política.

Cuando don Arturo Alessandri Pal-ma aparece en su segundo mandato, las mujeres van a tener recién ahí, un logro para sus aspiraciones de partici-

pación. Como ya se ha mencionado, las agrupaciones que comienzan a aparecer en la década del 30, tendrán un logro sin igual al verse favorecidas por el presidente en el año 1935.

Desde 1934, el presidente venía ges-tionando en el congreso que se votase a favor de la inclusión de la mujer en la participación política y al año si-guiente lo lograría, permitiéndo a las mujeres de nuestro país participar de las elecciones municipales de 1935.

Al alero de esta chance que se les brinda, irán apareciendo agrupacio-nes con más fuerza movilizadora que permitirán transformar el tema de la emancipación de la mujer en uno de los temas principales, tanto para políticos como para toda la sociedad. Estas agrupaciones se conformarán con mujeres del ámbito profesional, ya sea de universidad o de escuelas normalistas. Ellas, debido a sus estu-dios intentarán plasmar un cambio dentro de la sociedad de nuestro país. Así aparecerán mujeres como Amanda Labarca o Elena Caffarena, quienes van a tener gran importancia en este periodo de nuestra historia.

Nos enfocaremos en esta última, quien fue parte de la vanguardia de mujeres profesionales del país, al transformarse en la abogada núme-ro quince del país, egresando de las filas de la Universidad de Chile, en el año 1926. Esta mujer va a ser la principal fundadora del MEMCH,

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Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres de Chile.

El MEMCH será el movimiento que ponga en el tapete los cuestionamientos que muchas feministas estaban reali-zando desde comienzos de la década del 30, incluso antes. Se va a transformar en el vehículo de las demandas más importantes para entonces, donde des-taca de sobremanera el poder acceder a la participación política por completo, de manera de poder participar en las elecciones de presidentes y también, poder participar como candidatas en las elecciones de alcaldes o diputados. Vale la pena hacer una aclaración, las mu-jeres sí participaron como candidatas en las elecciones municipales de 1935, primeras elecciones donde pudieron emitir su sufragio. En su mayoría “…de las candidatas mujeres de las elecciones de 1935 (…) un tercio de las sesenta y cinco candidatas en todo el país eran conservadoras o estaban afiliadas a la ANMCH”2

Así pues, las candidatas que apare-cieron en esta primera participación política de la mujer en nuestro país, se vieron “identificadas y respaldadas” por el sector más conservador de la política nacional. Situación que pa-rece compleja, debido a las reivindi-

2 Snow, Peter G. Radicalismo chileno: historia y doctrina del Partido Radical. Buenos aires; Santiago de chile, Edit. Francisco de aguirre, 1972.

caciones que las mujeres reclamaban hacía ya largo tiempo.

Entre las demandas que se tenían bien establecidas encontramos algunas, como el mejor desarrollo de sus vidas, tratando de alejarse de una figura mas-culina que las controlase o que dirigiese su vida, así las demandas de emancipa-ción, respeto y valoración por el trabajo que ellas realizaban en la sociedad y la apertura de nuevos campos laborales, también se transformaban en puntos muy importantes de sus demandas.

Las demandas de las mujeres fueron escuchadas también por el primer presidente radical, don Pedro Agui-rre Cerda, quien ya había propuesto solucionar sus problemas y demandas en el ámbito político; “así, en enero de 1941 Aguirre Cerda propuso la emancipación de la mujer y el congreso se opuso, con muchos radicales votando en contra del proyecto”.3 Es de esta ma-nera que se avanzará en las demandas de las mujeres con un paso lento, pero que a las finales llevará a lograr una gran victoria en 1947, cuando sea aprobada por el parlamento la integración completa de la mujer a la vida republicana, pudiendo ejercer de manera total su derecho a sufragio. Este hecho lo recuerda de esta manera Elena Caffarena:“cuando se promulgó la ley del voto femenino, se hizo un acto extraordinario al que asistieron el

3 Ibíd.

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presidente de la república, los ministros de estado, el cuerpo diplomático, todas las grandes personalidades del país. Y lo curioso es que a mí, que había luchado tanto por el voto, no me invitaron. Gabriel González Videla lo único que hizo fue promulgar la ley, como corres-ponde a todos los presidentes cuando se aprueba en la cámara… el voto se obtuvo con la lucha de más de veinte años que sostuvieron miles de mujeres chilenas”.4

De esta manera, podemos despren-der dos aspectos fundamentales que explican lo sucedido y lo que aún permanecía dentro de la sociedad chi-lena. Por un lado se invita a la mujer a ser parte de la lógica republicana participando por completo de sus labores ciudadanas, reconociéndose su derecho a sufragio y a su parti-cipación por completo dentro de la vida electoral del país. Por otro lado y tal como plantea Elena Caffarena, el hecho de que no fuese invitada nos refleja otra cara de la partici-pación ciudadana de entonces. La negativa del gobierno a invitar una de las dirigentes más antiguas en los movimientos femeniles se debió prin-cipalmente a la llamada “ley maldita”, ley que había adoptado el gobierno de González Videla, para suprimir la participación del Partido Comunista

4 Eltit, diamela. Elena Caffarena: el derecho a voz, el derecho al voto. méxico, casa de chile en méxico, 1993 (testimonio), 17-18 pp.

de toda la escena política del país. Esta persecución se llevó incluso a personas que no eran militantes de aquel partido político, pero que sí res-pondían a una lógica de izquierda lo cual motivaba su discriminación. Ese fue el motivo principal de la ausencia de Elena Caffarena, pues a pesar de no ser militante de ningún partido político, se le relacionaba con los partidos de izquierda, principalmente con el Partido Comunista.

Bajo esa lógica de integración y desin-tegración social es que la mujer logra una de las mayores reivindicaciones que ha ganado en nuestra historia re-ciente y pasa de esta manera a formar parte de la lógica de “ciudadanía”, que le había sido negada desde tiem-pos coloniales. Fue bajo el período de los gobiernos radicales donde pudo llegar a ejercer todos los derechos civiles que se le habían prohibido, ya fuese por tradición, conservadu-rismo, ignorancia, o simplemente, por machismo político.

Para poder lograr ese gran triunfo ciudadano, las mujeres de nuestro país comenzaron a organizarse con mayor dinamismo y seguridad desde la década de los treinta. El logro que obtienen bajo el gobierno de González Videla, es el fruto de una serie de organizaciones que ya hacía más de 15 años, venían forjando conciencia en nuestra socie-dad de las capacidades de la mujer y sobre todo, buscando la reivindicación de sus derechos más básicos.

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Como decía Elena Caffarena y para dejar en claro, las agrupaciones de mujeres en nuestro país comenzarán a tomar fuerza en la década de 1930, aunque como ya se mencionó arriba, van a aparecer dos agrupaciones antes de ese año, una en 1922 y otra en 1928. Es la década de los treinta la que permite que las agrupaciones fe-meniles tomen fuerza, debido princi-palmente a que las mujeres comenza-rán a tener una mayor participación social, ya sea, en el ámbito laboral, social y educativo. Esto motivado por la crisis económica que comienza a vivir nuestro país, desde 1931 en adelante. Así pues: “Las condiciones generales que vivió nuestro país, por esos años, posibilitaron un fortalecimiento en las mujeres de la necesidad de inter-venir en el ámbito público, elevando su nivel organizativo y movilizador. No es casualidad que haya sido justamente en el año 1931 cuando se gestaron los primeros brotes efectivos de participa-ción política, pues, como lo demuestra la historia, son aquellas coyunturas de crisis las que propician la incorporación activa de las mujeres a todas las áreas del quehacer social”5

Entre las secciones feministas que comenzaron a proliferar en la década del 30', hay que hacer la salvedad

5 GaViola Edda, jilES Ximena, loPrESti lorella, rojaS claudia. Queremos votar en las próximas elecciones. Historia del movimiento sufragista chileno 1913-1952. lom Ediciones, 2007. Santiago de chile, 63 p.

de que ya se había intentado una agrupación política de mujeres en nuestro país: “Una de las primeras fue el Partido Cívico Femenino, fundado en Santiago en 1922 por mujeres de variada condición social y política. La colectividad, que no poseyó tendencia ideológica clara, insistió reiteradamente en su periódico “Acción Femenina” acerca de la necesidad de otorgar dere-chos políticos a las mujeres.”6

A pesar de tener esa agrupación “política”, las mujeres no eran partici-pantes activas de la política nacional, de hecho, esta conformación política no tuvo la relevancia ni el peso ne-cesario como para ser protagonista de la política de entonces:“… en los hechos, nunca actuó como partido político, ya que cuando las mujeres obtuvieron el voto municipal, la institución no organizó ninguna cam-paña electoral, ni presentó ninguna candidata, víctima de una profunda indefinición política, probablemente derivada de la heterogeneidad que presentaban sus integrantes”7. Luego de ese primer intento político, las mujeres no volvieron a aparecer como una agrupación política reconocida, mas bien, comenzaron a organizarse en agrupaciones que buscaron entre otras cosas, la beneficencia, exponer sus demandas sociales, buscar sus derechos civiles, etc.; alejándose de la política hasta la década de 1940.

6 Ibíd. 40 p.7 Ibídem.

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Mientras tanto, desde finales de la década de 1920 se irán forjando diversas agrupaciones feministas en nuestro país.

El 12 de mayo de 1928 va a ser inau-gurada oficialmente “La Unión Feme-nina de Chile”, esta agrupación siguió la misma línea política de su antecesor, el Partido Cívico Femenino, pues: “… En relación a las leyes para la mujer solicitaban igualdad ante la ley, voto político, capacidad civil; planteando en definitiva, la “revisión de la legislación unilateral en vigencia”.8

Ahora bien, esas agrupaciones ya nombradas, como es el caso del Partido Cívico Femenino y la Unión Femenina de Chile, son las organiza-ciones pioneras del mundo femenino de nuestro país antes de 1930. Du-rante la siguiente década se verá una gran proliferación de agrupaciones femeniles, las cuales irán apareciendo bajo diversas motivaciones sociales.

En primera instancia aparecieron las organizaciones que tendrán un tinte, más bien coyuntural, es decir, encontraremos en primera instancia a asociaciones que tendrán una tenden-cia de corte totalmente recreativo y de beneficencia. Se abocarán a labores benéficas, deportivas, culturales, reli-giosas, sociales y laborales. Así, el sen-tido principal de estas asociaciones de

8 Ibíd. 65 p.

mujeres en nuestro país, apuntará a ayudar a quienes forman parte de sus filas y también, de transformarse en ayuda para las mujeres del resto de la sociedad.

De estas primeras organizaciones, vale la pena destacar a dos, que tuvieron cierta trascendencia dentro del contex-to en que se desenvolvieron y alcanza-ron cierta relevancia nacional debido a las causas que ellas perseguían. Aquí se encuentra al “Comité de Mujeres Pro Ayuda y Defensa de los Ferroviarios”, el cual fue constituido en favor de los miembros de este gremio en 1936, ya que en ese año y por diversas razones de contingencia (demandas de dine-ros, mejoras laborales y el dejo que tenía esta industria debido a la crisis económica que aún estaba viviendo el país) se encontraban en huelga. Este comité nacerá para apoyar esta huelga y sus integrantes defendían a esos trabajadores junto a sus hermanos y familiares, para que no siguieran siendo “atropellados” en sus derechos y demandas sociales.

Ya en la década de 1940 nuestra reali-dad nacional verá cómo se forma una nueva asociación de mujeres, que del mismo modo seguirá la misma lógica de beneficencia que la mencionada anteriormente. Aparece el “Comité de Ayuda a las Democracias”, que tenía como finalidad recolectar ayuda, ya fuese en dinero o bienes materiales, para ir en ayuda de los países aliados en la Segunda Guerra

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Mundial. Este comité será reconoci-do a nivel nacional como el medio de ayuda de nuestro país, hacia los diversos países y potencias mundiales que estaban peleando frente a los países del eje Berlín-Roma-Tokio.

Esas dos organizaciones menciona-das, ubicadas en décadas diferentes, vienen a mostrar que la iniciativa de participación social de la mujer en nuestro país no se encontraba quieta en ningún momento. Estas agru-paciones, aunque fuesen con fines recreacionales o benéficas, estaban presentes dentro de la sociedad y lo-graban cierto realce y reconocimiento a sus labores: lo que de alguna manera incentivaba que se mantuviesen en el protagonismo de las más diversas actividades sociales.

Junto con ellas, también fueron progresando diversas agrupaciones feministas, las cuales apuntaron sus intereses a otros objetivos, puramen-te enfocados en la adquisición de derechos civiles y en pos de mayor participación social.

Hay que hacer la salvedad que estas organizaciones feministas, que en primera instancia aparecen como es-pacios de reclamaciones de derechos y demandas sociales, como es el caso del Partido Cívico Femenino y la Unión Femenina de Chile, mantendrán vigentes los problemas que muchas mujeres sentían frente a sus posibili-dades de desarrollo dentro de la socie-

dad de entonces. Pero por otro lado, las agrupaciones benéficas como los comités ya mencionados, darán paso a otro tipo de organizaciones, pen-sadas principalmente para mantener ciertas conductas de las mujeres más tradicionalistas, es decir, enfocadas en tareas menos políticas que otras orga-nizaciones. De esta manera se generará en las agrupaciones feministas una dinámica que potenciará la aparición de ambos tipos de organizaciones; aunque se mantendrá la relevancia e importancia de las organizaciones que tienen un tinte más político y de reivindicaciones sociales para el sector femenino de nuestra nación.

Ahora, se debe enfocar nuestra mira-da a lo que comienza a suceder desde 1930 en adelante, donde podremos visualizar el surgimiento de una serie de organizaciones, agrupaciones o asociaciones de mujeres, que tendrán como principal objetivo alcanzar una participación cívica que se pueda plasmar en la participación electoral y sobre todo, lograr una igualdad entre los derechos entre hombres y mujeres. De esta manera vemos cómo se van haciendo espacio, dentro de la sociedad nacional, diversas agru-paciones, que sin duda marcarán el desarrollo social y político del país. Todo esto va a partir desde 1931, año en el que se reconoce la primera manifestación pública de las mujeres de nuestro país: “Lo hicieron en el mes de julio de ese año (1931), mediante un desfile de protesta contra el gobierno

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del general Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931), que se asumió como “un estallido de indignación ante los repeti-dos atropellos de que eran víctimas los hijos, esposos y hermanos de aquellas damas”.9

Posteriormente, ya entrado 1931, más precisamente, el 2 de agosto de ese año, verá la luz la “Asociación de Mujeres Universitarias”. Esta asociación, que si bien tiene un ca-rácter elitista al estar conformada por mujeres pertenecientes al pequeño mundo universitario, plantearán demandas que buscaban favorecer a todas las mujeres. Esta asociación se funda “con el objeto de extender y mejorar las oportunidades culturales, económicas, cívicas y sociales de las mujeres profesionales y de elevar la condición de las mujeres en general”.10 De esta forma se puede comenzar a ver el panorama que se gestará en esta década, principalmente motivado por las mejoras hacia el género feme-nino. Este movimiento de mujeres universitarias tendrá gran relevancia dentro de la elite de nuestro país, ya que por su condición misma de “elite social”, ellas desde el interior de la misma, podrán poner en el tapete te-mas importantísimos para el mundo femenino, como las mejoras en las oportunidades de vida de las mujeres, no solamente del mundo estudiantil,

9 Ibíd., 39 p.10 Ibíd. 42 p.

sino que de todo el país. Esto provo-cará que se comiencen a tomar más en serio este tipo de demandas, las cuales irán alcanzando fuerza a lo largo de los años treinta, llevando a conformar organizaciones de mayor cantidad de participantes y por sobre eso, logrando tener relevancia en casi todo el territorio nacional.

Así pues, ya instauradas las ideas de reivindicación de derechos e igualdad planteadas por las mujeres universita-rias y pertenecientes a la elite de nuestro país, pasará poco tiempo para que se llegue a conformar en nuestros país una organización de mujeres de carácter na-cional; este será el primer gran salto de las mujeres como grupo organizacional en pos de sus demandas de igualdad y mayor participación social.

Fue en 1933 cuando sale a la luz pública el “Comité Nacional Pro Derechos de la Mujer”, primera organización a nivel nacional de las mujeres de nuestro país que tendrá como objetivo principal y tal como su nombre lo dice, mejorar los derechos de las mujeres. Este comité es forma-do bajo la iniciativa de tres grandes mujeres de la época, Felisa Vergara, Elena Doll y Amanda Labarca. Es importante detenerse en la figura de esta última, ya que su participación a nivel nacional por las mejoras en pos de las mujeres de nuestro país, fue muy importante. Su participación no es sólo en este comité, sino que más bien ya venía siendo una figura

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importante en los diversos espacios de discusiones que se plantearon en torno al tema de la mujer, la igualdad y legitimación de sus demandas. De profesión docente, había conocido la realidad de diversas naciones del mundo acerca de esta problemática, ideas que recogió e intentó plan-tear en nuestro país, haciendo más fructífero el debate. De esta manera podemos ver que “Como militante del partido radical, la posición social y política de Amanda Labarca está a favor del pensamiento laico y participa de la creencia que la educación es la vía más eficaz para producir cambios en las estructuras sociales. De allí que muchos de sus escritos versen sobre estrategias para elevar el nivel cultural de la población femenina chilena”.11

Lo anterior nos permite poder re-conocer a una de las líderes más importantes dentro de este proceso de reivindicación de las mujeres de nuestro país.

Como se mencionó más arriba, ella participó de forma activa en la creación del Comité Nacional Pro Derechos de la mujer, primera orga-nización de carácter nacional del país. Esta organización como movimiento buscaba el voto político de la mujer; pero sus reivindicaciones no serán muy tomadas en cuenta en esos

11 Eltit diamela. Crónica del sufragio femenino en Chile. Servicio nacional de la mujer. Santiago de chile, 1994. 69 p.

años. Fueron reconocidas como una organización importante, pero sus demandas no fueron solucionadas ni aceptadas por el mundo político.“Por otra parte, los partidos políticos de los diversos espectros, se atemorizaron ante la incertidumbre electoral que significaba incorporar a las mujeres a esos procesos. Mientras los sectores conservadores proyectan la imagen de la mujer centrada en la familia, y por ende, distante de lo público y lo político, los grupos de centro e izquierda, luego del voto municipal, observan que el voto femenino va a incrementar las filas de la derecha política. De hecho, los partidos, sin excepción, no son pro-clives a legislar sobre el sufragio para la mujer, salvo el serio intento realizado durante el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, quien fallece en los días en que se realizan las conversaciones para una pronta legislación. La cautela y descon-fianza de los grupos políticos se expresa en promesas vagas de legislar sobre estas materias y constantes dilataciones en la dictación de la ley.”12 Es por estas razones que los movimientos y orga-nizaciones feministas fueron de gran relevancia para poder lograr la tan ansiada participación ciudadana. Si los partidos no querían manifestarse en favor de la aprobación de esas demandas, los movimientos que se generaron sirvieron en gran medida para presionar a través de manifesta-ciones y reuniones sociales sobre el

12 Ibídem.

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tema de la igualdad de la mujer frente al hombre, siempre en el plano de la participación ciudadana y sobre todo en lo que respecta a derechos civiles.

El Comité Nacional Pro Derechos de la Mujer, que había visto la luz en 1933, en un comienzo y como se dijo más arriba, no tuvo la aceptación necesaria en sus comienzos para poder implantar los cambios que pretendía de acuerdo a sus planteamientos. Esto va a generar que al poco andar, este comité entre paulatinamente en descenso, ya sea de participación social y también como organización. Luego tiene un “… resurgir en julio de 1941, en forma circunstancial, con el propósito de “acti-var” la aprobación por las cámaras, del proyecto de ley que da el voto a las muje-res, firmado por su excelencia don Pedro Aguirre Cerda, el 7 de enero de 1941.”13

Como se puede desprender de las citas anteriores, el personaje que posibilitó que entrase a la legislación chilena la aprobación del sufragio femenino fue don Pedro Aguirre Cerda, quien siendo presidente de la república fue el agente más influyente para que por lo menos se comenzara a discutir sobre el tema en nuestro país. Cabe recordar que siendo Aguirre Cerda el primer presidente radical, va a cumplir con el hecho de tratar de integrar a todos dentro

13 GaViola Edda, jilES Ximena, loPrESti lorella, rojaS claudia. Op. Cit. 67 p.

de su gobierno, posibilitando que se discutiese sobre el tema, situación que quedará suspendida debido a dos factores: en primer lugar, el falleci-miento de don Pedro Aguirre Cerda en noviembre de 1941, y por otro lado, nos encontramos con la falta de apoyo político para la iniciativa, ya que la intención de los partidos para apoyar esa iniciativa era casi nulo; de hecho, ni siquiera el propio partido del gobierno, en este caso, el Partido Radical, se encontraba cuadrado con su presidente, ya que existían diver-sas posturas frente al tema. De esta manera, vale la pena plantear que la relevancia de las organizaciones y aso-ciaciones de mujeres de nuestro país, en pos del tan ansiado objetivo, el de alcanzar una participación electoral completa, fue trascendental.

Tan trascendental como esta partici-pación de las mujeres de nuestro país, será la aparición de una organización que sin duda se impondrá como la más relevante e importante para todas las demandas de las mujeres de Chile, llevando los más diversos temas, tanto sociales como políticos, a soluciones concretas para el géne-ro femenino. En 1935 se fundará el Movimiento Pro Emancipación de Mujeres de Chile (MEMCH), donde la figura de Elena Caffarena se implantará como la mujer más relevante de la época, siendo la líder innata del movimiento y la mujer que personificará las demandas de todos los movimientos feministas del país.

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una mirada a la dinámica Social

El MEMCH fue fundado como iniciativa de un grupo de mujeres de izquierda, tanto militantes de partidos como independientes allí resaltó la figura de Elena Caffarena y de muchas otras mujeres, pero será Caffarena quien trascienda como líder natural.

Las mujeres del MEMCH “aspiraban a construir una amplia organización con carácter nacional, que agrupe en su seno a mujeres de todas las tendencias ideológicas que estén dispuestas a lu-char por la liberación biológica, social, económica y jurídica de la mujer.”14 Su organización desde un comienzo tenía aspiraciones claras, inclusivas para todas las mujeres de la sociedad, tratando de esta manera de confor-mar una organización que tuviese el mayor respaldo posible para la obtención de sus demandas. Gracias a esas aspiraciones y a su dinámica de trabajo interno fue que el MEMCH se catapultó como el movimiento fe-menino más importante de la historia de nuestro país. Al revisar su modo de trabajo interno podemos ver que el MEMCH trabaja de una manera muy organizada para la época en que aparece, y sobre todo, para ser solo una agrupación que nace sin la ayuda y estimación de la lógica de partidos políticos. En su lógica de trabajo el MEMCH buscaba y contemplaba realizar congresos nacionales y regio-

14 Ibíd. 69 p.

nales, para de esta manera afianzar una lógica de trabajo que fuese seria y además inclusiva, para todas las socias que se tenían a través de lo largo del país. De esta manera la in-tegración y solidez del movimiento se establecía desde las bases más ínfimas, posibilitando la relevancia de todas las opiniones de sus socias. Dentro de su dirección contaban con una “secretaría general”, la cual entregaba el margen de espacio necesario para que la relación entre la directiva del movimiento y sus socias fuese más dinámica y abierta a las demandas y opiniones de ellas mismas, así se hacía más transparente el modo de gestión y ayuda, tanto para las socias como para el propio movimiento. Esta forma de trabajo que hace más partícipes a las socias genera mayor identidad y permite que las socias se responsabilicen aún más de sus roles dentro del movimiento. El MEMCH tuvo siempre un carácter democráti-co, de hecho Elena Caffarena men-ciona que la directiva del movimiento nunca actuó bajo iniciativa propia, lo cual frenaba cualquier acción personalista que pudiese ensuciar el trabajo alcanzado por el movimiento. Dentro de este modo de trabajo hay que resaltar que contaban con un “Ejecutivo nacional” (dirección del movimiento) y una asamblea, de la cual participaban todas las socias que estuvieran al día en sus cuotas; dentro de las participantes de las asambleas y que cumpliesen con estar al día en sus cuotas, cualquiera de ellas podía

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ser elegida en los cargos a los que postulase y que se decidiesen dentro de la misma asamblea. Este patrón de trabajo hacía mas dinámico y trans-parente el manejo del movimiento, instalando dentro de los movimien-tos feministas una política de trabajo seria y responsable, democrática y participativa, con alcances a nivel na-cional y con trascendencia dentro de todo el mundo político de la época.

Dentro de otra forma de trabajo para la solución y adquisición de sus demandas, el MEMCH se va a transformar en la primera organiza-ción femenil en comenzar a ocupar “la movilización masiva de las mu-jeres, realizando innumerables actos públicos, tanto en Santiago como en provincias, donde estaban organiza-dos los comités locales”.15 A partir de esto se desprenden dos nuevas líneas de trabajo del movimiento: por un lado encontramos el hecho de que se mencione la importancia de que los comités locales tienen gran relevancia para la política administrativa del movimiento, pues entregaban plena participación a todos los sectores que lo conformaban, demostrando de esta manera que la participación de las mujeres de todo el país fue fundamental para el trabajo e im-portancia que tuvo el MEMCH en sus comienzos.

15 Ibíd. 70 p.

Como segundo punto, el uso de la movilización para la solución a las demandas planteadas desde la direc-ción “ejecutiva” del movimiento, lo cual para la época va a transformarse en una herramienta novedosa y con logros inmediatos, ya que las mani-festaciones permitían poner el tema de las reivindicaciones de las mujeres al conocimiento de toda la sociedad. Además cabe señalar que aparte de los movimientos sociales identifica-dos principalmente con demandas del sector obrero y proletario de nuestro país, no había otro tipo de manifestaciones o movilizaciones sociales que tendieran a producirse a favor de un sector en específico de la sociedad de entonces. Por otro lado, también se alejaban de las lógicas de manifestación que se tenían implantadas por los partidos políticos, que en ocasiones apoyaban a ciertos movimientos sociales en sus manifestaciones, impulsando por debajo su ideología y sus propias demandas como partidos. Esto no ocurría con el MEMCH, ya que como ya dijimos era un movimiento sin una identificación política direc-ta, donde participaban mujeres de todos los sectores de la sociedad y por último, los partidos políticos se habían mostrado reacios a la parti-cipación política de la mujer dentro de nuestro sistema electoral.

Siguiendo esta misma línea de análi-sis, dentro del ámbito político pode-mos ver que a pesar de ser un fuerte

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protagonista de la lucha de la mujer durante los gobiernos del frente po-pular, el MEMCH va a nacer antes que el grupo de gobierno (el frente popular nace en 1936), aunque eso no quiere decir que en sus demandas y planteamientos se alejaran el uno del otro, más bien, el MEMCH “recogió ampliamente sus postulados [del frente popular], transformándose tácitamente en el brazo femenil de la coalición, aunque procuró mantener su autonomía.”16 De esta manera el MEMCH y el frente popular no tendrán mayores diferencias, lo cual se refleja en el intento que tiene Don Pedro Aguirre Cerda en incentivar la discusión en el parlamento sobre el sufragio femenino, pero que se vio entrampada por la negación de los partidos políticos a otorgar ese beneficio a las mujeres del país. Fue de esa manera que el MEMCH po-sibilitó que las demandas generadas por diversas agrupaciones feministas tomaran fuerza y respaldo social, transformándolas en un tema na-cional. Desde otro punto de vista vino a transformar la participación de las mujeres dentro de los mismos movimientos que se habían creado, mostrando seriedad, transparencia, relevancia y por encima de eso, una capacidad movilizadora muy inte-resante. Fruto de este trabajo y del de otras organizaciones de menor

16 GaViola Edda, jilES Ximena, loPrESti lorella, rojaS claudia. Op. cit. 72p.

relevancia se llegará a realizar en 1944 el primer congreso nacional de mujeres, realizado entre octubre y noviembre, que dará como resul-tado a la conformación de la “Fe-deración Chilena de Instituciones Femeninas”.

La FECHIF será el último eslabón organizativo de las mujeres para la adquisición de sus planteamientos políticos; de hecho, se dedicó en forma completa a la obtención y conquista definitiva de los derechos políticos de las mujeres del país. La FECHIF estará conformada por todas las organizaciones femeninas existentes, encontraremos entre sus filas a integrantes de los diversos sectores de la sociedad, universitarias, dueñas de casa, obreras, agrupaciones que presentan diversos credos reli-giosos y políticos; cubriendo todas las tendencias políticas de entonces, van desde el mundo del socialismo hasta el sector político de los liberales. Esta conformación de la FECHIF, que engloba en sus filas a casi todos los sectores de la sociedad, tanto políticos, como de diversos espectros sociales, será su bastión principal para poder postular ya en 1945, frente al Senado de la República de nuestro país, un proyecto de ley para modi-ficar la ley general de elecciones. Para poder llegar a este planteamiento del proyecto de ley la FECHIF consiguió “el patrocinio de un grupo de senadores de diversos partidos políticos. Este pro-yecto es aprobado en primera instancia

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y se remite a una comisión de la Cáma-ra de Diputados… [Se consigue] que el proyecto se apruebe en la Comisión de Constitución, legislación y Justicia de la Cámara de Diputados el 20 de noviem-bre de 1948.”17 El proyecto presentado por la FECHIF en 1945 y luego de una serie de tramitaciones legales será aprobado en forma definitiva el 21 de diciembre de 1948, cumpliendo con el último trámite dentro del Senado de la República.

Como corolario de todas las tramita-ciones al proyecto de ley, será “el 8 de enero de 1949, en un acto público en el Teatro Municipal, con la asistencia del Presidente de la República, don Gabriel González Videla, ministros de estado y autoridades, se firma la ley que auto-riza el voto político para la mujer.”18

Sin duda el hecho más importante de este periodo analizado y en el cual nos interesa el desarrollo ciudadano dentro de nuestro país, es la obtención del voto político de la mujer. Hecho que viene a cambiar de forma definitiva no solamente la participación política, sino que también a los partidos polí-ticos y de la misma mujer dentro del espectro político, sino que también, viene a otorgar a nuestro país cierto nivel de desarrollo social, similar al de las grandes naciones de entonces, ya que la igualdad alcanzada por la mujer en cuanto a su participación política

17 Eltit diamela. Op. Cit. 61 p.18 Ibídem.

y derechos civiles, hasta entonces se había alcanzado en pocos lugares del mundo.

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� ELTIT Diamela. Crónica del su-fragio femenino en Chile. Servicio Nacional de la Mujer. Santiago de Chile, 1994.

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� GAVIoLA, Edda; JILES, Xime-na; LoPRESTI, Lorella y RoJAS, Claudia. Queremos votar en las próximas elecciones. Historia del movimiento sufragista chileno 1913-1952. Ed. LoM. Santiago, 2007.

� SNoW, Peter G. Radicalismo chileno: historia y doctrina del Partido Radical. Ed. Francisco de Aguirre. Santiago de Chile, 1972.

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Preguntas talladas en piedra:La Historia Oral y su aplicación a Rapa Nuijuan Pablo méndez Fernández*

Resumen

La cultura, al igual que un ser vivo, cambia a lo largo del tiempo. Estruc-turas sociales, económicas y religiosas se verán alteradas en la medida que el grupo humano que la engendra se adapta. En lo respectivo, el mundo indígena se ha visto enfrentado no sólo a la cooptación y destrucción de sus estructuras culturales, sino que también a la incorporación constante de elementos transformadores y rupturistas.El caso Rapa Nui no es diferente. Tras haber sido prácticamente eliminados como etnia y cultura, las últimas décadas han sido un periodo claro de renacimiento cultural. La incorporación del turismo y el redescubrimiento del pasado común de los isleños han permitido no sólo mejoras económi-cas para los pascuenses sino que también la creación de un orgullo étnico y un interés por defenderlo y acrecentarlo. El presente trabajo se muestra como una breve descripción de aquel proceso realizada en base a una serie de entrevistas hechas a un miembro de la etnia. Si bien las entrevistas no fueron incluidas en esta versión, se establecen las conclusiones generales de utilidad para comprender el proceso.Palabras Clave: Rapa Nui – Reetnificación – Cultura – Etnografía – Turismo – Historia oral

* Alumno Magíster de Estudios Internacionales. IDEA-USACH. Licenciado en Historia Universidad Finis Terrae, Ayudante de Investigación CIDOC-UFT. Life Member of The Company of Military Historians.

Todo grupo humano posee un propio pasado común, constituido de memorias colectivas y recuerdos mantenidos y sostenidos a través de generaciones. La labor historiográfi-ca, a lo largo del tiempo se ha consti-tuido enlazada al objetivo de sostener aquel recuerdo general, apoyado por el documento y recreada a través de la labor histórica.

El paso del tiempo ha variado el documento y su tratamiento, sin embargo, el objetivo final de recrear y recordar la historia se mantiene a pesar de variaciones de modo. Ya sea desde la fuente y el relato oficial, o desde la anécdota personal, tanto el espectro documental como el meto-dológico corresponden finalmente al ideal de la memoria preservada e

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interiorizada, que se sostenga y que apoye la continuidad de conjunto.

Tomando en cuenta este aspecto, las presentes páginas componen una labor centrada en la que quizás sea la forma más antigua de cons-trucción historiográfica, la historia oral. Aquella memoria viva, pasada de generación en generación1 que compromete una perspectiva combi-nada desde el recuerdo rescatado y la memoria filtrada por el especialista. Personaje que no sólo busca rescatar el recuerdo, sino que también intenta darle un sentido, una causa dentro del cauce del tiempo y la forma de las estructuras.

Por tanto más allá de la fundamental labor que resulta el saber interpretar los documentos históricos de los que dispone, las cifras que maneja, las imágenes que observa y las palabras que escucha2, como historiador oral es necesario interpretar aquel texto estable que es su fuente, el cual es independiente de las necesidades e hipótesis del investigador3. La en-trevista, es un análisis empático de una memoria, que finalmente dirige

1 Sitton, thad. “HISTORIA ORAL. Una Guía para profesores (y otras personas)”. Fondo de cultura Económica. méxico d.F., 1995. 12p.

2 VilanoVa, mercedes. La historia presente y la historia oral. Relaciones, balance y perspectivas. cuadernos de historia contemporánea. número 20, universidad de Barcelona, 1998. 64p.

3 PortElli, alessandro. lo que hace diferente a la historia oral. En: SchwarzStEin, dora. La historia oral. Ed. cEal. Buenos aires, 1991. 6p.

a un objetivo general que sobrepasa incluso las metas científicas y que entrega a la disciplina un carácter más humano sostenido en la norma de apegarse a la honestidad del análisis y la interpretación.

Aquel trasfondo genera por tanto una metodología en la cual:

“El estudiante-entrevistador no es el director imperial del programa de entrevistas, o el director de una escena que fustiga para que se apresuren sino, más bien, una persona que facilita los procesos de memoria. Como esto implica, la historia oral personal es producto de la interacción entre el infor-mante y el entrevistador4”.

La entrevista, por tanto, busca gene-rar un documento que actúe como un catalizador de la memoria del entrevistado, dando coherencia y fluidez a fragmentos entremezcla-dos de un pasado lejano, o incluso comprendiendo el trasfondo tras una historia personal con características de relato oficial.

La historia oral en esencia, presenta por tanto, una herramienta idónea para la labor etnográfica, puesto que por medio del estudio de relatos “menores” logra constituir una reali-dad atingente sin caer en los vacíos

4 Sitton, thad. Op Cit. 28-29pp.

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provocados por un mero análisis historiográfico asentado en modos tradicionales. La memoria de un jubilado adquiere tanto o más valor a la hora de comprender un proceso social que un conjunto de discusiones parlamentarias, puesto que aquel relato personal, localizado y de una perspectiva limitada, entiende una imagen que si bien no reemplaza al relato oficial, sí complementa a ésta, al entregar lógicas de existencia que no siempre son interiorizadas por una labor tradicional centrada en la objetividad del documento escrito.

Las lógicas de la etnohistoria aplican a su labor una realidad personal tanto como una grupal, la historia oral aplicada a ese ámbito relaciona ambos espacios, en cuanto acepta un nivel cultural adaptado desde lo so-cial, tanto en experiencia plural como singular. El proceso de ganancia o pérdida cultural puede ser según esta lógica, una actividad realizada bajo una denominación étnica en mayor número –una identidad de pueblo, raza o grupo– o un proceso solitario –la identidad de sólo una persona–.

El historiador oral rescata, en nú-meros simples, diversos procesos de cambio por medio del uso instru-mental de la entrevista singular, ya sea para integrarla a un relato gru-pal, o para contrastarla a un caudal mayor. A veces, la historia de sólo una persona permite comprender el comportamiento de toda una

denominación, ya sea por el descubri-miento de una lógica cultural, o por la comprensión vedada al profesional, exteriorizado de una problemática a veces cotidiana.

La labor presentada en el presente trabajo corresponde por tanto a aquel doble objetivo de la historia oral bajo una lógica etnográfica. Siendo el primero consistente en apoyar e incentivar un proceso de memoria que busque en un pasado personal del entrevistado, elementos que infieran en las perspectivas y acciones presen-tes y futuras del mismo. En segundo término, el cariz etnográfico de la misma investigación pretende reco-nocer procesos identitarios dentro de la historia singular del individuo, para que, de alguna manera, se pue-da relacionar el derrotero personal del personaje entrevistado con una corriente étnica de identificación, basada en una post estructuración del sujeto y, en un plano mayor, la visión de una reconstrucción de una realidad cultural, en este caso la Rapa Nui.

El espacio cultural elegido corres-ponde a la isla chilena de Rapa Nui. Elección que toma en cuenta no sólo a la conflictiva dimensión mestiza de su cultura y etnia, sino también los procesos de desestructuración, quiebre y reetnificación de su pobla-ción. El estudio de un representante de aquel grupo busca comprender y componer de manera individual posi-

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bles implicancias totalizantes, a través del análisis de fenómenos particulares y generales del pasado propio del en-trevistado, así como su relación con la isla misma, las instituciones nativas y continentales, además de la visión de la propia historia personal.

Así como el gran valor de la historia oral consiste en los mismos cambios elaborados por la memoria5, desde la vereda etnológica, el análisis y com-prensión del pasado permite com-prender el desarrollo de la identidad, la pertenencia, el sentido y finalmen-te la esencia del personaje estudiado, permitiendo un acercamiento hacia una realidad grupal, que quizás desde modelos clásicos de historia serían imposibles. objetivos, miedos, ideas, representaciones y motivaciones de una sola persona pueden explicar en presencia o en ausencia el ethos de un pueblo entero. Por medio de las entrevistas hechas a una Rapa Nui, espero acercarme a una realidad de aquel grupo.

Por tanto, los objetivos buscados co-rresponden a la constitución de una historia reciente de la isla, no desde una historia oficial, institucional o racional, sino desde la perspectiva de una población que sufre de influen-cias y que por tanto altera su realidad y su actuar con el mismo espacio. Esencialmente, se busca completar

5 PortElli, alessandro. op. Cit. 5p.

una estructura identitaria de una etnia enfrentada, quebrada y recons-truida a través de perspectivas nacidas desde sí misma. La oportunidad de bosquejar una identidad del indígena Rapa Nui actual, desde su identidad alterada y su propia formulación de la misma responde a una vital labor analítica, que esta investigación pre-tende solventar en alguna medida.

Del mismo modo, como un objetivo anexo, resulta necesario identificar y diferenciar visiones dentro de la misma etnia Rapa Nui. La inten-ción de aquella labor no es otra que apoyar un análisis más complejo de una sociedad que frente a influencias disímiles ha constituido también modos y conciencias antagónicas o simplemente no relacionadas entre sí. La conciencia de un problema in-dígena centrado en la errónea visión de conjuntos cerrados de nativos con necesidades y conciencias semejantes relativiza su comprensión, desligando una integración efectiva, generando a largo plazo meros eufemismos de entendimiento.

El estudio de Rapa Nui y sus habi-tantes comprende no sólo un espacio idóneo para aquellos objetivos, sino que a la vez corresponde a una rea-lidad étnica de características únicas debido a su desenvolvimiento histó-rico. Es posible visualizar procesos de alteración cultural, en donde el freno o inversión valórica o tradicional definen un espacio cultural base, re-

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presentativo para el objeto de estudio, puesto que además de la pérdida de cultura e identidad, ha sido posible con el paso de los años, incluso obser-var una isla que renueva su pasado y se acerca a sí misma, identificándose nuevamente con aquello que pudo haber estado perdido.

La realidad histórica del Rapa Nui demuestra un quiebre en su pasado, que denota una pérdida de cohesión y desarrollo cultural. Tras la decadencia de su sistema político, productivo e incluso religioso, la penetración cultural foránea ingresó sin tapujos, dejando una nefasta influencia sobre la isla misma e incluso la misma po-blación indígena6. Tras las cruentas guerras civiles que destruyeron gran parte de su patrimonio social y cul-tural sobrevino una etapa de opresión por parte de compañías ganaderas, de crisis demográfica a manos de enfer-medades desconocidas para ellos y finalmente la existencia como ciuda-danos de segunda clase tras el inicio de la anexión chilena. Disminuidos y destruidos culturalmente, los Rapa Nui –hoy por hoy mejor conocidos por pascuenses– pudieron haber desaparecido, sin embargo siguen presentes y más fuertes que nunca.

“La Historia de Rapa Nui no es una historia de civilizaciones perdidas y de conocimientos esotéricos. Es más bien

6 Esclavitud y enfermedades.

un llamativo ejemplo de la dependencia de las sociedades humanas respecto a su medio ambiente”.7, puesto que así como una primera crisis fue genera-da desde su propio ambiente, una segunda crisis –esta vez de orígenes completamente humanos- demostró la fragilidad de la cultura como uni-dad o estructura. La comprensión de su constitución, ya sea dañada, recreada o incluso inventada demues-tra un esfuerzo de re-identificación que se sobrepone a la destrucción de su identidad propia, alterando, cambiando, renovando y también rescatando.

Así como el Santiago de hoy en día no es ni cercanamente parecido al de 1810, la isla de Pascua también se diferencia de sus fundadores, el valor del cambio cultural radica por tanto en la comprensión de esas diferencias, dándoles una causa y finalmente una consecuencia, sin caer en una deter-minación de pérdida o ganancia en el marco de una comprensión que desconoce el sentido orgánico de una cultura.

El caso particular de Rapa Nui es de sumo interés en cuanto a que su población, a pesar de vestirse cada vez más como polinesios, hablar numero-sos idiomas, además de especializarse cada vez más en informática, turismo,

7 PontinG, clive. “Historia Verde del mundo”. Ed. Paidós. Barcelona, 1992. 19p.

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administración y política, siguen demostrando un conocimiento y un profundo interés por su cultura. El aprovechamiento de potencialidades y características de la isla han permi-tido derivar en un desarrollo econó-mico que al parecer también permite un sustento y redescubrimiento de un capital cultural real y potente.

En concreto, el objeto de estudio presentado a continuación, logra en mi opinión representar el proceso de adaptación e identificación vivido por la isla. La historia personal del entrevistado de cierta manera me permitirá reconocer, analizar y definir espacios concretos de construcción identitaria a la vez que entrega nuevas posibilidades de análisis.

Viviana Patricia de Lourdes Pakomio Figueroa nació hace treinta años en Rapa Nui, vive actualmente en el continente, específicamente en Ran-cagua. Su casa así como su escritorio denotan claramente su ascendencia Rapa Nui8; demuestra una identi-ficación con numerosos elementos de la isla tales como la cocina o una idea de pasado común. Casada con un continental y madre de una hija

8 resultó sumamente interesante que a pesar de considerarse tanto chilena como rapa nui, la entrevistada desplegaba un importante número de elementos culturales de la isla tanto en su lugar de trabajo como en su mismo hogar, quizás en una acelerada búsqueda de reintegrar la identidad no presente en otros momentos de su vida.

de tres años, vive fuera de la isla desde los 19 años. No habla Rapa Nui a pesar de los continuos intentos de su familia de que se familiarice con la lengua, tampoco se reúne con otros pascuenses en su ciudad, como único miembro de su familia que vive en el continente al parecer demuestra la paradójica relación que existe entre la integración y la preservación o pérdida de la identidad que compone una realidad cultural.

Militar de carrera hace casi diez años, con estudios en administración de empresa y además un pequeño negocio de comercio de artesanías isleñas, Viviana Pakomio podría representar claramente un modelo mestizo que va más allá de su clara genealogía de mezclas étnicas entre isleños, continentales y extranjeros. Su cercanía a lo que representa la isla hoy, sus planes para el mañana e incluso la posible herencia trasvasija-da componen un espacio de análisis que tanto en fondo como en forma puede aplicarse al espacio analítico de una nación que se compone de tantas etnias, pasados y culturas.

La labor presentada a continuación representa un cambio de perspectiva que compromete la fragilidad de los determinismos identitarios y que busca generar una intención de comprender al otro como un espacio de conflictos, de avances y retrocesos para que se logre de una manera u otra la constitución de canales de

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unión así como el respeto de fronteras culturales que sostienen la necesaria existencia de individualismos y con-juntos menores dentro de grandes grupos.

Las presentes entrevistas, así como su posterior análisis corresponden a una lectura entre líneas, una descon-fianza sobre lo dicho y finalmente en el entendimiento de una realidad indígena. Por mi parte la racionali-zación empática del relato escuchado corresponde a una apropiación de una lógica externa a mi realidad que permitiría un entendimiento más acabado de problemáticas presentes, que han sido agravadas no tanto por mala intención de las partes, sino más bien por la incomprensión de las mismas.

El hombre moderno se encuentra en crisis, la pérdida de cohesión en su pensamiento, el olvido y desli-gación con su pasado han derivado en un rampante individualismo. Las perspectivas de una aldea global interconectada se contraponen a una fría relación entre grupos y entre se-res; la realidad conglomerante de las religiones, los movimientos políticos e incluso la memoria colectiva han caído en franco desuso.

El mundo indígena no es diferente. Es más, la colonización y absorción producida por el supuestamente superior occidente generaron hace siglos un proceso de cambio acele-

rado en sus estructuras culturales, y por supuesto, identitarias. El adiós al chamán, la integración del cura, el fin del trueque y el interés por el dinero sólo representan una divergencia del devenir de un conjunto, que de una manera u otra cambia de generación en generación.

El indígena; de forma exitosa o desastrosa, se incorpora al universo occidental, tomando maneras y modos, alterando su conciencia y su identidad, muchas veces dejando de lado su propio pasado en pos de in-tegrarse a una estructura económica y social. Sin embargo, ante la crisis del gran modelo aceptado, el proceso de aceptación de lo foráneo no cumple su misión de dar sentido a la vida. Lo vacío de las metas capitalistas, el fallo estrepitoso de la utopía marxista o el nihilismo acarreado por una reli-giosidad basada en conjeturas etéreas derriban el axis mundi precariamente colocado en reemplazo de un robusto pero inútil tótem.

Reconocer culturas indígenas clara-mente penetradas por modelos forá-neos atraídos a su pasado no aparece completamente extraño, la sociedad moderna a pesar de sus modos carece de un fondo que dé sentido, el espa-cio restante al parecer da un sitial pro-bable a la cultura apenas distinguible bajo mantos de mestizaje.

No existen culturas puras, con el au-mento de la conectividad del mundo,

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la potencialización de las economías y la generación exuberante de nece-sidades, la mayoría de los humanos sobre el planeta poseen elementos foráneos incorporados a su realidad, a veces tan bien asimilados que logran ser capitales en su propia existencia. Por tanto, al determinar un regreso del indígena a su origen prístino se sobreentiende en la permanencia de elementos ajenos, puesto que ya sea por obligación o por comodidad, ningún retorno al pasado cortará por completo lazos con el mundo moderno.

Rapa Nui es quizás uno de los me-jores ejemplos de aquello. El orgullo cultural generado en su gente a través de un reconocimiento, aceptación y restitución de elementos culturales perdidos incluso antes de la llegada del hombre occidental demuestran una reetnificación que luce lo su-ficientemente exitosa puesto que combina tallados, ceremonias tanto para el deleite de turistas cargados de dólares como para una población que recuerda los pactos de sus antepasa-dos con los dioses tutelares.

El caso de Viviana Pakomio no es ajeno, su existencia en la isla no puede considerarse como identifi-cada culturalmente con su espacio de origen. Tras el escape de su lugar de nacimiento logra una exitosa inclusión con el mundo occidental, adaptándose y conviviendo con es-tructuras y modelos de tal magnitud

como son la vida militar –reglada, jerarquizada, poseedora de lógicas propias–. El rechazo a su cultura de origen produce un amalgamiento de su mentalidad aculturada hacia un modelo mayor que ofrece es-tructura y guía, la entrevistada en situaciones logra ser más “chilena” que pascuense.

Sin embargo, el paso del tiempo demuestra en ella un acercamiento hacia la isla, hacia lo que representa y hacia lo que se podría considerar una identidad más personal. Ella nunca aprendió la lengua Rapa Nui, ya fuese por falta de uso o por simple carencia de interés, sin embargo en el tiempo presente si usa su aprendizaje para elaborar artesanía, habla del gusto que le produce recrear su pasado en la isla con su familia, ya sea recogiendo conchitas en la playa o integrando esa vida familiar que estuvo presente en su niñez.

La identidad actual de Viviana Pakomio es mezcla de superestruc-turas culturales occidentales que le permiten vivir del mundo conocido por todos y de un espacio todavía pequeño de gustos, ideas, visiones rescatadas e introducidas que corres-ponden a una herencia nativa. Por tanto el gusto por el curanto en las piedras o por las compras en un cen-tro comercial continental conviven puesto que logran ambos presentar beneficios a la vez que completan expectativas. La occidentalización

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satisface las carencias físicas de la vida en la isla –sumamente presentes en su niñez– mientras que lo isleño cumple con el restante espacio espiritual no subsanado por el mundo moderno, al tallar un moai, comer un pez co-cido en las piedras o volver a la isla, Viviana Pakomio regenera su vínculo vital con una cultura, identificándose con un elemento presente, ganando sin necesariamente perder elementos presentes anteriormente. La reetni-ficación observada posee una lógica selectiva que compatibiliza a la vez que complementa realidades carentes y que a diferencia de otros modelos de mestizaje cultural no produce choques desestructuradores, sino más bien apoya una estructura de vida seleccionada y ajustada al deseo y necesidades propias.

La etnia Rapa Nui representada a ojos de la entrevistada no es la misma de su niñez, del mismo modo, tras su enfrentamiento directo con el mundo occidental –trabajar, vivir, casarse y tener una hija en el continente– su propia identidad derivó en una mezcla que no sólo incluye sus ex-pectativas juveniles sino que también una experiencia de vida en las lógicas continentales que la absorbieron y que alteraron su propio sistema. Su recurrente mención al dinero como nivel de bienestar, incluso por sobre la bucólica vida tradicional Rapa Nui, demuestra un mestizaje que se sostiene en estructuras vitales y que sumerge profundamente una

entidad singular en una pluralidad de significados.

Frente a la imposibilidad de catalogar a la cultura como una construcción cerrada, la realidad de una etnia tras-tocada desde temprano demuestra la capacidad de adaptación, que logra no sólo superar el cruento enfrenta-miento con el universo occidental, sino que también superar las propias deficiencias y carencias de la cultura pre continental. Los Rapa Nui de hoy en día rescatan su pasado en cuanto les otorga cohesión étnica, posibi-lidades de desarrollo económico y finalmente una diferencia frente al caótico mundo actual, el cual no po-see una identidad fuerte, pero que sí logra hacer sus modos indispensables para la sobrevivencia del grupo o del individuo.

Casi es posible hablar de una iden-tidad inducida en el espacio cultural pascuense. Puesto que frente a la existencia de un legado cultural dis-minuido se ha definido un rescate del mismo, ya sea por medio de la memo-ria colectiva o incluso mediada ante la cohesión de elementos semejantes, tales como la misma cultura polinési-ca. Resulta complejo y quizás erróneo determinar niveles de identidad o pertenencia en una cultura sólo por medio de una mirada atomizada, sin embargo, la experiencia y el análisis de conocer un sujeto “fronterizo” de aquel universo me entrega la idea de que existe un proceso inducido y

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reconocido dentro de los isleños, los cuales aprovecharon sus potencialida-des para reunir, superar y finalmente poseer bienestar.

El vender lo isleño como un atractivo turístico representa una doble ganan-cia, puesto que al tallar un modelo o representar un baile, se entregan nuevos significados al signo olvidado, logrando a veces incluso acercarse al posible significado original. Del mismo modo, al incentivar el uso de la lengua vernácula de la isla se afianzan los niveles de cercanía e identificación de la misma población. Las nuevas generaciones de isleños quizás sean más Rapa Nui que sus pa-dres o incluso sus abuelos, en cuanto están siendo partícipes de una nueva identidad, sumamente parecida a la original. El interés de lo foráneo hacia la isla incorpora además un nuevo nivel de ganancia, el sentimiento de orgullo cultural, incluso por sobre el continental, puesto que las ganancias de turismo entregan su supuesta su-perioridad material, dejando al isleño con un capital que el extranjero no necesariamente tiene...: identidad.

La relatividad de un concepto tal como “identidad propia” dentro de un mundo tan globalizado como el actual permite desde un primer momento dudar de la fortaleza cultural del mun-do Rapa Nui. Sus bailes importados de otras islas polinésicas, su cocina adap-tada a paladares extranjeros e incluso la incorporación de costumbres externas

pueden dar a creer en una pérdida de espacios esenciales dentro de su propio mundo, sin embargo, la continuación de ceremonias, cánticos y expresión plástica de sus costumbres permiten de una manera u otra sostener cierta independencia cultural, puesto que ya sea para entretener turistas o para cohesionar un pueblo que se ha vuelto a encontrar consigo mismo, el mun-do isleño ha logrado de cierta forma sostener el status de isla incluso a un nivel inmaterial.

El proceso de reetnificación llevado a cabo en las últimas décadas correspon-de a una acción que ha logrado superar los vacíos dejados por una incompleta anexión de la isla a espacios culturales ajenos, a modelos religiosos o sociales que aunque adoptados en cierto nivel, no lograron complementar las carencias dejadas por las guerras civiles anteriores al hombre blanco. La restitución de una identidad en la isla corresponde a un renacimiento de la identidad, los isleños comprenden ciertos elementos comunes que los acercan entre sí aun más que con otros, situación semejante a otros grupos indígenas que bajo un rótulo común definen un mayor parecido entre sí que ante los mestizos más blancos que componen el “común” del espacio con el que conviven –el continente, en este caso, América–.

La realidad de la isla es clara, poca población mantiene una “pureza” genética, sin embargo, lo chileno –o

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PrEGuntaS talladaS En PiEdra

lo extranjero– queda sub posiciona-do en relación a una identidad más fuerte en lo que podría catalogarse como un proceso de transculturación inverso, en el cual, lo indígena –“neo indígena” en este caso– se sobrepone al elemento cultural tradicional –la identidad chileno-isleña que había existido durante el siglo XX en la isla–cambiando los niveles jerárquicos de la cultura y por tanto redefiniendo su visión de mundo.

El éxito demostrado por Rapa Nui quizás posea razones más mundanas, en cuanto el tamaño del territorio, el pasado y enemigos comunes, ade-más de la pertenencia de una tierra que adquirió valor comercial, pero que es exclusiva de sus originarios, demuestran una realidad no viable para otros grupos más diluidos y que de una manera u otra no han logrado instrumentalizar el mundo que los absorbe, sino que han reemplazado, conciente o inconscientemente, los elementos que los diferenciaban.

Es quizás el concepto de diferencia-ción el que representa una realidad indígena vital, puesto que a través de la discriminación el mundo Rapa Nui ha logrado en cierta forma fortalecer su posición frente a conjuntos cultu-rales occidentales, indiferenciados y globalizados. El rescate de una lengua propia –sólo hablada en la isla– la de-finición de ideales raciales caracterís-ticos, el reflote de la tradicionalidad oral e incluso la re significación de

ceremoniales y estructuras indican una etnia bajo un proceso de restau-ración, incompleto, es verdad, pero que sin embargo logra ser exitoso en cuando define a lo Rapa Nui y le da una coherencia que puede ser seguida por la población de la isla. La cual es un centro cultural y que a pesar de no poseer una existencia prístina de factores exteriores –incluso a nivel esencial, tal como lo religioso, lo social e incluso elementos cultu-rales– ha logrado instrumentalizar una economía y un sistema político en búsqueda de mantener su propia identidad, una equivalencia que ha reemplazado lo que era lo Rapa Nui, y que ha generado una nueva isla, de forma tan eficiente que incluso podríamos pretender un real renaci-miento de la cultura desaparecida a sangre, peste, hambre y fuego pero que sin embargo está mezclada hace tiempo con aquellos “de afuera”; quizás los mudos moais y las crípticas tablas Rongo-Rongo sean los últimos vestigios de una etnia, de la cual sus descendientes han aprovechado de forma muy conveniente sus despojos.

Positivamente hablando, Rapa Nui está vivo, puesto que aunque una sola célula de su organismo cultural sobreviviera, su adaptación a nuevos medios representa un mundo vivo que a diferencia de culturas “puras” no se encuentra momificada en museos, sino que restituyendo sus espacios y sus visiones. El turismo ha sido su salvación en cuanto ha

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logrado entregar capital sin mayor desmedro del espacio natural y al mismo tiempo produce un tiempo ocioso posibilitador de actividades como gobierno isleño, ceremonias, festivales o la pura vida familiar.

Rapa Nui demuestra un ejemplo para el mundo actual, en cuanto han logrado revivir parte de su mundo anterior, sin necesariamente coaptar su actuar en lo que ya existe, el or-gullo como una manera de hacer y preservar la identidad claramente ha resultado en malas experiencias en el pasado, sin embargo el admirar el pa-sado e intentar aplicar sus enseñanzas en el presente responde a una necesi-dad actual sumamente clara, y que el historiador, ya sea desde la entrevista o la lectura del añoso documento, debe responder.

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Algunos comentarios al ajuste curricularen el sector de Historia, Geografía y Ciencias Sociales*

mario orellana rodríguez**

Resumen

Se exponen los necesarios cambios producidos, desde 1990, en los planes de estudio de Historia y Ciencias Sociales en la educación básica y media. Se comentan las bases epistemológicas de ellas y los temas que deben exponer, críticamente, los profesores a sus alumnos.Palabras clave: Pasado - Sociedad - Historia contemporánea – Formación ciudadana.

* Conferencia pronunciada el 28 de septiembre del 2010 en la Universidad del Pacífico.** Arqueólogo e Historiador. Premio Nacional de Historia, año 1994. Director Fundador del Departamento de Antropología y Arqueología de la Universidad de Chile (1970-1975). Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Chile (1991-1999). Autor y co-autor de más de 20 libros y alrededor de 100 artículos sobre arqueología, prehistoria e historia de Chile del siglo XVI.

1) Son varios los documentos que, en los últimos años, se han dado a conocer en la web del MINEDUC, informando sobre los fundamentos teóricos del currículum, sobre las jornadas, las consultas a diferentes sectores educacionales: actividades todas estas referidas a los cambios que se hacían en los contenidos del currí-culum de educación básica y media.

En marzo del año pasado se conoció un texto de la “Unidad de currículum y Evaluación” del Ministerio, en don-de se expusieron principios teóricos acerca de la enseñanza de la Historia, Geografía y Ciencias Sociales, sobre

las razones que llevaron al “ajuste cu-rricular” y también se mencionaron las críticas recibidas.

2) Recordemos que los cambios curriculares actuales son un ajuste al currículum de la década de 1990. Este currículum a su vez modificó el que existía en el gobierno militar. Estos cambios tenían como objeti-vos principales: primero, asegurar una “formación relevante para que todos los estudiantes puedan desenvol-verse en la sociedad” y, segundo, para que ellos valoricen el sistema demo-crático y los derechos humanos.

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3) El diagnóstico que se hizo al sistema educacional anterior a 1990 señaló que la enseñanza de la Historia y de las disciplinas afines había entre-gado un “conocimiento particular”, apelaba “a la memorización” y que “los contenidos del currículum se pre-sentaban desvinculados a los intereses de los jóvenes”.

Además los cambios hechos se jus-tificaban por la nueva realidad del país, por el repliegue cultural de los 17 años anteriores a 1990, por la inequidad de la experiencia educa-cional vivida y por la ausencia de los valores democráticos en el sistema educacional.

4) Las orientaciones epistemológicas que tenía el nuevo currículum y que también sostiene el del 2009, hasta el presente son:

a) El conocimiento del pasado histórico es una “reconstrucción intelectual a partir de un sujeto situado”; no hay “verdades uní-vocas”, ni menos una “historia oficial”.

b) La enseñanza del pasado hu-mano se hace a partir de “una diversidad de interpretaciones”, sobre éste, sobre su sentido y sobre su proyección al presente.

c) Se reconoce la legitimidad de la diversidad de puntos de

vista e interpretaciones sobre la sociedad contemporánea.

Esta epistemología también se aplica al tema de la “identidad nacional”, señalando que ésta se constituye a tra-vés del tiempo, y que es un producto histórico que no “tiene atributos definidos como esencia”.

5) Toda esta teoría que estaba en la base de la enseñanza exigía cambiar las estrategias didácticas: para los estudiantes se debía insistir en un aprendizaje activo, en su capacidad de búsqueda de la información, en la capacidad de juicio autónomo y de solucionar problemas. Además el profesor debía abandonar la clase expositiva, exponer “los procesos his-tóricos, superando los datos, y recurrir a interpretaciones diversas e incluso divergentes”.

Por último, los profesores deberán pedir a los estudiantes “trabajos de investigación, elaboración de informes y ensayos, hacer foros y elaboración de un pensamiento propio”.

6) El enfoque de los estudios históri-cos, geográficos y sociales se expresa y coloca el acento en:

a) Un tratamiento social e inter-disciplinario.

b) Un análisis preferente de la Historia Contemporánea y del presente social.

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c) Una valorización preferente del sistema democrático y un respeto absoluto a los derechos humanos.

Entre las críticas, el Ministerio re-conoce que los profesores presentan menos atención a la enseñanza de la Historia reciente y que continúan valorizando la memorización y la identificación “de datos puntuales”.

7) La nueva arquitectura curricular propuesta del sector de aprendizaje de Historia, Geografía y Ciencias Sociales se caracteriza en lo que se refiere a la “Historia” por:

a) En 1°, 2° y 3° básico se forma partiendo de la realidad local de los estudiantes (sus familias, su comunidad local); se dan las primeras nociones de tiempo y espacio, valora la propia cul-tura, la convivencia social, el trabajo y la transformación de la naturaleza por los hombres. Se familiariza a los estudiantes con la diversidad cultural. Se dan nociones del transcurso del tiempo y sentido del pasado (orígenes de la comunidad, de la localidad, del barrio, etc.)

b) En 4° básico se insiste en “la identidad y diversidad cultu-ral, en la “convivencia social” y por primera vez se estudian “los pueblos indígenas que habitan el

actual territorio chileno antes de la llegada de los españoles”.

c) En 5° se estudian los “prin-cipales rasgos de las culturas pre-colombinas”. Luego “los procesos de la Historia de América y de Chile desde la Conquista hasta la Independencia”.

d) En 6°: la Historia Repu-blicana (Siglo XIX). Luego se “caracteriza la organización política actual: Siglo XX, la dic-tadura militar y la recuperación de la democracia. En el Chile Republicano, identificación de expresiones emblemáticas de la literatura y las artes”.

e) En 7° básico: Materias de Historia Universal: La Prehis-toria (evolución de la especie humana); Teorías del pobla-miento Americano; la Revolu-ción Neolítica. Surgimiento de las primeras civilizaciones de Mesopotamia, Egipto, India y China. Caracterización básica de la Antigüedad Clásica y su legado (ciudad-estado griego; la democracia ateniense). La ciudadanía en la Antigüedad Clásica. La República Romana y el Imperio Romano. Expan-sión del Cristianismo. Caída del Imperio Romano. Noción de ciudadanía del mundo clá-sico. Comparaciones entre los conceptos de ciudadanía, demo-

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cracia, república, imperio, entre el mundo Clásico y la “Sociedad Contemporánea”. Nacimiento de la Civilización Europea, las primeras fases de la Edad Media (visión cristiana; concepciones políticas: imperio, papado, monarquía; el régimen feudal y noción del vasallaje; economía feudal, señorío y servidumbre. Expansión del Mundo Islámico y sus contactos con la cristian-dad.

f ) En 8° básico: Las raíces Me-dievales del Mundo Moderno: Renacimiento de la vida urbana; desarrollo del comercio; inno-vación tecnológica; nacimiento del capitalismo; surgimiento de las monarquías centrali-zadas. Crisis demográfica de fines de la edad media (peste y hambrunas). Transformaciones culturales que sientan las bases del mundo moderno (huma-nismo, renacentista) ruptura de la unidad religiosa en Europa. Revolución científica en el siglo XVII (nueva concepción de la naturaleza); Siglo XVIII: La Ilustración (secularización de la vida social y cultural; cues-tionamiento a instituciones, a la esclavitud, a la tortura; nueva concepción del orden político).

En este 8° básico hay además otras grandes unidades de estudios rela-cionadas con la Historia: Expansión

europea y su expresión geográfica y el Estado Moderno, Absolutismo y Revolución (Revolución Francesa e Independencia de Estados Unidos). El legado del Mundo Moderno; La Revolución Industrial y “El siglo de la burguesía” (siglo XIX).

g) En el 1er año medio se ter-minan de estudiar materias de Historia Universal o General. Se tratan la Primera Guerra Mundial y el Mundo entre Guerras, la Segunda Guerra Mundial y el nuevo orden polí-tico internacional. El mundo en la segunda mitad del siglo XX. La Guerra Fría; los movimien-tos revolucionarios en América Latina; las Guerras en el Medio oriente, la crisis del petróleo. Procesos económicos y políticos de fines del siglo XX. Terroris-mo de Estado y violaciones de los Derechos Humanos. Caída de los regímenes comunistas en la URSS y Europa del Este. Hegemonía de Estados Unidos.

h) En el 2° año medio se vuel-ve a la Historia de Chile: 1) Persistencia de los pueblos y culturas indígenas en la Colo-nia. La Resistencia Mapuche. Los parlamentos. La esclavitud indígena. El mestizaje. 2) El Legado Colonial. 3) La con-formación del Estado-Nación (Proceso de independencia de América y Chile). La Constitu-

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ción de 1833. La guerra contra la confederación Perú-Bolivia. La doctrina Monroe, base de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. 4) Las transformaciones liberales: La eclosión cultural de 1840. Las restricciones al poder eje-cutivo; la secularización de las instituciones. En este mismo año se desarrollan las siguientes unidades, muy relacionadas con los temas históricos:

i) La inserción de la economía chilena en el orden capitalis-ta.

ii) La conformación del terri-torio chileno y su dinámicas geográficas (Chile delimita su territorio e incorpora nuevas zonas productivas y se impone sobre los pueblos indígenas (Norte Grande, Araucanía, Patagonia, Isla de Pascua).

iii) La época del Salitre y los grandes cambios de fines del siglo XIX. La revolución del 91. La cuestión social, com-paración de los modelos libe-rales, socialistas, anarquistas y social-cristianos. Logros y debilidades del Parlamen-tarismo. El desarrollo de la literatura y las Artes. Retrato de las tensiones sociales y culturales.

I) En el 3er año medio:

a. Chile en el mundo entre guerras. Los procesos po-líticos (dictadura, partidos políticos), el Frente Popu-lar; el papel del Estado en lo económico y social; la industrialización; el papel de los Estados Unidos en la economía chilena.

b. Chile a mediados del siglo XX. Crecimiento demo-gráfico; transformaciones urbanas; incorporación de las mujeres; escolaridad y nuevos medios de comunicación.

c. Transformaciones estructu-rales. La revolución cubana, la Alianza para el Progreso; la Reforma Agraria en Chi-le. Creciente demanda de cambio social. Proyectos de cambio de la D.C. y de la U.P.

d. El Régimen militar (Dicta-dura). Violencia sistemática de los Derechos Humanos (creación de una nueva institucionalidad política (1980)). Relaciones con los países vecinos y la comuni-dad internacional. La recu-peración de la Democracia (plebiscito de 1988). Las principales transformaciones

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políticas, sociales y económi-cas desde 1990 a la fecha.

J) En el 4° año medio:

a) El Estado de Derecho en Chi-le (La constitución política).

b) El ejercicio de la ciudadanía (el sistema de representación política en Chile; el ejercicio del sufragio; evaluación del sistema electoral).

c) Responsabilidades ciudadanas (cumplimiento de normas y leyes. Evaluación de desafíos a la democracia chilena: la representación política, la participación juvenil; plu-ralismo en los medios de comunicación. Los proble-mas y desafíos de la sociedad chilena: desigualdad, supera-ción de la pobreza, reconoci-miento de los derechos de las minorías, la violencia social e intrafamilar y el desarrollo sustentable.

Nuestros comentarios

Primero, estamos completamente de acuerdo que debían producirse cam-bios a partir de 1990 cuando Chile inició la recuperación del sistema de vida democrática. Igualmente coin-cidimos en que la enseñanza de la Historia, la Geografía y las Ciencias

Sociales es un área relevante, para la formación de los niños y adolescentes chilenos y que debe orientarse, entre otras, hacia la valorización de la vida democrática y del respeto irrestricto de los derechos de los seres humanos.

Segundo, nos parece valioso que se integren la Historia, la Geografía y las Ciencias Sociales, para enseñar y for-mar a los estudiantes; igualmente apo-yamos el enfoque multidisciplinario.

Sin embargo debemos preguntarnos: ¿Cómo se está haciendo este enfoque? ¿Tienen, en su mayoría, los profesores una formación interdisciplinaria? ¿Conocen las disciplinas sociales como la antropología, la sociología, la psicología social, la economía y la ciencia política? ¿Se conoce la meto-dología para interrelacionar los datos de estas disciplinas?

Al leer los contenidos mínimos del currículum se observa además que a pesar de los esfuerzos honestos que pueden hacer los profesores, hay una sumatoria de datos y de materias, que incluso se repiten en el tratamiento de las diferentes unidades de un mismo año.

Tercero, es el capítulo de las “Orien-taciones Epistemológicas” el que más nos preocupa. A partir de la crítica hecha a las orientaciones teóricas de la enseñanza que se impartía antes de 1990, se ha levantado como fun-damento epistemológico la “visión

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constructivista”, en su propuesta más radical, para justificar qué se enseña y cómo se debe enseñar. Pues bien, como se sabe, el “constructivismo” es un ejemplo más del conjunto de interpretaciones post-modernistas que surgieron en la segunda mitad del siglo XX. En breves palabras los constructivistas sostienen que el co-nocimiento es producto de visiones particulares y propias de una cultura específica. Por ejemplo, se afirma que “el conocimiento no se recibe pa-sivamente, ni a través de los sentidos, ni por medio de la comunicación, sino que es construido activamente por el sujeto cognocente”. Se trataría de un conocimiento activo, distinto al cono-cimiento objetivo. En otras palabras, la realidad en la que viven los hombres es inventada por ellos mismos.

Estos temas propios de la Filosofía del Conocimiento se están discutiendo desde hace unos 40 años. Así como hay varios filósofos que defienden estas posturas constructivistas, rela-cionadas fuertemente con un “Rela-tivismo epistemológico”, hay también muchos filósofos y científicos que se oponen a esta manera teórica de analizar el conocimiento científico.

Sin ser constructivista ni anti-cons-tructivista, creemos que en nuestra educación no se puede aplicar una línea de pensamiento, muy discuti-da, considerada por algunos como “impostura intelectual” o al menos como una “epistemología metafísica”,

para justificar una mirada del pasado humano y entregarla a los niños y jóvenes chilenos.

Además los especialistas del Ministe-rio de Educación recomiendan que los profesores entreguen una diversi-dad de interpretaciones para que sus estudiantes sepan cómo se construye el conocimiento histórico. Como la mayoría de los docentes no han sido formados en Epistemología, ésta es una tarea difícil de alcanzar.

Frente a esta postura epistemológica queremos recordar que en las ciencias del pasado del hombre, hay métodos, técnicas y teorías que sostienen el co-nocimiento de conjuntos de hechos, de acontecimientos sociales, culturales, políticos, económicos, religiosos, etc., que permiten la “interpretación” del historiador. Estas teorías, esta manera de ver el pasado, están controladas por los restos arqueológicos, por los documentos escritos y por infinidad de fuentes. Así las distintas interpreta-ciones, teorías, de la Historia Universal y Nacional que podría tener el profe-sor, si está bien formado, pueden ser contrastadas, puestas a prueba con la información científica que entrega la ciencia histórica. En relación al tema de la “Identidad Nacional”, aunque estamos de acuerdo en que a través del tiempo histórico se van produciendo cambios en la caracterización de ella, también es verdad que hay un núcleo de rasgos que a lo largo de casi 500 años hacen posible identificar lo propio, lo

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peculiar de nuestra nación. El carácter de lo chileno se inició en el siglo XVI y se ha ido enriqueciendo en los siglos posteriores.

otra afirmación que se hace en el documento del 2009, justificando los cambios hechos en la década del 90', es que la enseñanza histórica habría entregado un “conocimiento particular” a los estudiantes chilenos. Queremos entender que se está refi-riendo a una formación apoyada sólo en una disciplina y no en un carácter multidisciplinario. Sin duda que esta opinión demuestra un desconoci-miento de la esencia epistémica de la Historia. El conocimiento científico de los “procesos históricos” se logra a través de una complejidad de mé-todos, técnicas y teorías que usan los especialistas del pasado humano. Las fuentes y restos pasados que hacen posible el conocimiento histórico pro-vienen de muchas disciplinas naturales y culturales; es decir, no hay enseñanza “particular” o “monodisciplinaria” del pasado de Chile o de otros países y continentes. La educación centrada en el devenir histórico siempre ha sido el resultado de estudios y de investiga-ciones, no sólo interdisciplinarias sino multidisciplinarias.

Los mismos documentos del Minis-terio reconocen que “las transforma-ciones recomendadas” han encontrado “importantes dificultades” entre los docentes. Se quejan, además, que muchos profesores no tratan los

temas contemporáneos ni menos del presente; y que sigue también imponiéndose la memorización de hechos aislados del pasado.

Por último, insistimos que los con-tenidos mínimos obligatorios, sobre todo a partir del 5° básico son exa-geradamente voluminosos, incluso si se llegasen a tratar las diferentes unidades, los estudiantes no aprove-charían las clases, no tendrían tiempo de preparar informes, exponer sus puntos de vista sobre un tema espe-cífico, mostrar su capacidad crítica.En conclusión, recomendamos que:

1) Se revisen los fundamentos epistemológicos, equilibrando las visiones de los “constructi-vistas y anti-constructivistas”. La interpretación histórica hecha por un historiador o una escuela de historiadores necesita estar fundamentada, contrastada en las acciones y acontecimientos ocurridos en el tiempo pasado. Una historia de los “procesos” necesita una estructura de hechos “reales” que ocurrieron y se inte-rrelacionan para crear tendencias de acontecimientos específicos.

2) Aunque es necesario formar a los estudiantes en la dirección social y política de la “ciudada-nía”, también debe atenderse a otros valores de vida, éticos, estéticos, racionales, físicos, emocionales y sociales. Los jóve-

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nes chilenos al terminar su ense-ñanza media no sólo deberán ser ciudadanos responsables en un Estado democrático, sino que deberán estar preparados para cumplir múltiples actividades en su núcleo familiar, en sus co-munidades, como profesionales y trabajadores, en actuaciones deportivas y recreativas, artísti-cas y religiosas, etc.

3) La acumulación de materias en el ciclo básico (de 5° a 8°) y la ausencia de otras en el ciclo medio se explica porque se ha acentuado el conocimiento del presente social, económico y político de Chile. Recomen-damos rehacer la distribución de materias para desahogar la enseñanza básica y para darle contenido científico a la forma-ción ciudadana del ciclo medio.

4) No es conveniente insistir en la eliminación de la memoria de los estudios, sin precisar a qué tipo de ella se refieren. Los seres humanos tenemos diversas capacidades cognitivas de base biológica, entre ellas la percep-ción, la imaginación, el lenguaje, la memoria. Todos usamos estas capacidades en las interacciones con el mundo. El estudio del pa-sado, el conocimiento histórico necesita también de la memoria. Y nos estamos refiriendo no sólo a la “memoria declarativa”, sino

especialmente a la “memoria genérica”. Sin duda que en la educación formal se ha enfati-zado la “memoria declarativa” (datos, fechas y nombres) y no a la “memoria genérica”, que a partir de abstracciones permite razonar al estudiante.

5) Cualquier cambio que se haga en los contenidos del currículo de la enseñanza básica y media deberá coordinarse con las ins-tituciones que forman profeso-res. Para los actuales profesores serán necesarios cursos que les informen de las modificaciones curriculares y de los métodos didácticos que se usarán y los formen en los temas interdisci-plinarios y multidisciplinarios.

6) Por último, no debe olvidar-se que en los estudios de los cambios del currículum deben considerarse las particularidades sociales y culturales de nuestro país. Así, la enseñanza nacional respetará las características re-gionales de nuestro desarrollo cultural.

Bibliografía

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59 la idEntidad amEricana hacia 1810

La identidad americana hacia 1810,a partir de relatos de viajeros inglesesFabricio alejandro rodríguez*

Resumen

Este artículo se propone estudiar la identidad americana tomando como fuente relatos de viajeros ingleses del siglo dieciocho. Esta investigación parte de la hipótesis de que nuestro continente estaba más unido de lo que pretenden reflejar las diversas corrientes historiográficas que se impusieron en cada nueva república a lo largo del siglo XIX. La partición continen-tal en múltiples Estados respondió no solo a los intereses de los grupos locales más poderosos, sino también a las necesidades del capitalismo de imponer sus leyes de libre mercado y división internacional del trabajo. Si bien triunfaron las élites económicas al lograr la división americana, existía hacia 1810 una cultura popular y una identidad americana que no debe ser negada y/o ignorada. Esta identidad cultural que compartía y comparte América Latina fue retratada por aquellos viajeros ingleses que han recorrido nuestras tierras.Palabras clave: Identidad Americana – Viajeros Ingleses – Historia Social – Tertulias – Pulperías.

* Estudiante de quinto año de la Universidad del Salvador, Buenos Aires-Argentina.

Introducción

1810 es un año clave para la historia de Chile, Argentina y el resto del con-tinente. El proceso independentista se pone en marcha y no habrá vuelta atrás. En este año se conforman las primeras juntas patrias de gobierno de ambos países con ideas compar-tidas de libertad y soberanía. En 1810 nacen el Estado argentino y el chileno. Si hay que poner una fecha para festejar nuestro nacimiento, ¿qué mejor que el 25 de Mayo y el

18 de Septiembre? Pero acaso, ¿No existía una nación antes del proceso de independencia latinoamericano? ¿No tenían estos pueblos lenguajes y costumbres comunes entre sí, mane-ras similares de ser y de ver las cosas? No solo tenían los pueblos argentino y chileno una cultura particular y auténtica, sino que compartían una identidad mucho más amplia que los límites actuales y que ninguna frontera pudo borrar a través del tiempo. Esta cultura que atraviesa toda América no es europea, tampoco

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FaBricio alEjandro rodríGuEz

es indígena. Toma elementos de las dos de una manera integradora y muy propia, creando algo nuevo, una cultura latina y mestiza.

Hacia 1810 los pueblos americanos tenían más afinidades que discre-pancias y el sueño de unidad con-tinental de Simón Bolívar parecía una realidad posible. Las colonias de habla inglesa se habían unido en 1776 dando origen a los Estados Unidos de América. Los pueblos de habla portuguesa se aglutinaron en un extenso país llamado Brasil, más allá de que éste haya sido un impe-rio esclavista en sus comienzos. En cambio los pueblos de habla hispana, aunque permanecieron unidos por una misma identificación cultural, se mantuvieron separados políticamen-te en pequeños Estados.

En las primeras décadas del siglo XIX muchos viajeros, científicos, geógrafos y aventureros en general, llegaron de Gran Bretaña a nuestro continente acompañados por el es-píritu romántico y cosmopolita de la época. Ellos recorrieron las tierras americanas y nos dejaron como legado sus impresiones escritas en un papel. Escribieron sobre las cos-tumbres de los nativos, las diferencias con su patria de origen, los encantos y virtudes de los americanos como así también nuestros defectos a su juicio.

El objetivo de esta ponencia es rea-lizar una reconstrucción histórica

sobre la identidad cultural americana, a partir de los relatos de viajeros de la época. Se hace enfoque en dos instituciones fundamentales para la transmisión de la cultura como lo fueron las tertulias y las pulperías. Si bien este trabajo se centra en el estudio de la región de Buenos Aires, el mismo es extensible al resto de América Hispana donde se podrían obtener resultados similares.

La idea principal es que la cultura rioplatense de 1810, antes que rioplatense era hispanoamericana, tal como lo reflejan estos relatos. Viajeros ingleses dejaron registradas sus experiencias en América, las ca-racterísticas y costumbres que vieron en el pueblo americano, que con sus defectos y virtudes conformaron una identidad que arraigó fuerte en el tiempo incluso hasta el día de hoy. Lo interesante aquí es reconstruir aspectos generales de esa cultura local de hace 200 años partiendo desde la percepción de viajeros europeos. Ellos veían en los rioplatenses una identidad cultural que compartían con el resto del continente; La iden-tidad latinoamericana.

Viajeros

Aquellos que han pisado suelo ame-ricano hace ya más de dos siglos, lle-garon a estas tierras por muy diversos motivos. Algunos estaban interesados en realizar negocios y acrecentar su

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capital personal, como es el caso de los hermanos Robertson, quienes fueron comerciantes, o el capitán Andrews, quien estaba interesado en la actividad minera.

otros como Miller y Haig fueron destacados militares que combatieron a los realistas en las guerras de inde-pendencia hispanoamericana sin otro motivo particular que no fuera luchar por lo que ellos consideraban justo. Gillespie, también militar, fue el capi-tán del ejército británico durante las invasiones inglesas al Río de la Plata durante los años 1806 y 1807.

John Miers era un botánico, un hom-bre dedicado a la ciencia. Alexander Caldcleugh llegó a Buenos Aires como turista y Emeric Essex Vidal fue un marino inglés reconocido por su afición a las pinturas y por ser el pri-mero en retratar la vida cotidiana de la sociedad argentina. Como se puede observar estos viajeros no tenían en común más que su patria de origen y el gusto por escribir –o pintar, en el caso de Vidal–. Algunos se lleva-ron buenas impresiones y otros no tanto. Lo cierto es que sus escritos se convirtieron en documentos de gran valor histórico.

A partir de los relatos de estos via-jeros de principios del siglo XIX, llegamos a formarnos una idea de las costumbres y normas sociales de la cultura americana partiendo de los textos que refieren a la sociedad

rioplatense, aunque como ya hemos dicho, tranquilamente se podrían extender las conclusiones a las demás ciudades americanas. Las tertulias para las clases altas y las pulperías para las clases bajas, fueron dos puntos de encuentro importantísimos para la transmisión cultural de aquellos años. Ambas ayudaron a formar y consoli-dar la identidad americana que con algunos matices compartimos hasta el día de hoy. Las tertulias eran más europeizantes y liberales, mientras que las pulperías más criollistas y conservadoras. Cada una con sus características propias nos dan una idea de la sociedad rioplatense de 1810, que si bien todavía tenía un Estado por construir, llevaba en sí una cultura definida.

Tertulias

Las tertulias eran aquellas reuniones que se realizaban frecuentemente en las casas particulares de los vecinos más destacados de la ciudad. La gente se reunía para hablar y debatir, pero también para bailar y divertirse un rato. Era la ocasión especial para que los jóvenes de la clase alta se conozcan y se enamoren de otras jóvenes de su misma clase socio-económica.

Se encuentran antecedentes de estas tertulias en toda América hispánica y prácticamente desde los tiempos de la colonización misma, ya que es una costumbre de origen español. Se

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podrían estudiar las características particulares de las tertulias de dis-tintas ciudades americanas y analizar si son mayores los rasgos localistas o más bien si se asemeja bastante una celebración de otra a pesar de las distancias.

Visitando tertulias los viajeros coin-ciden bastante al momento de re-flexionar sobre las características del habitante rioplatense. Destacan la amabilidad y el buen recibimiento de la alta sociedad. Encuentran a los porteños como gente ociosa, que no se preocupaban mucho por el lucro y esto explica que la gente disponga de mayor tiempo para recrearse1.

Una vez adentro de una tertulia, no existía un protocolo a seguir para este tipo de reuniones, se trataba más bien de reuniones informales. Las tertulias se encontraban desprovistas de toda ceremonia y éste era uno de los ma-yores encantos a los ojos británicos2. Solamente se saludaba a la dueña de casa al entrar y después uno podía irse cuando quisiera sin decir nada. Robertson recuerda la costumbre de ir de tertulia en tertulia, “entrábamos en la casa y nos marchábamos cuando nos venía en gana, […] y de esta ma-

1 roBErtSon, john Parish y roBErtSon william Parish. Cartas de Sudamérica. Buenos aires. Emecé. 2000. 392p.

2 haiG, Samuel. Bosquejos de Buenos Aires, Chile y Perú. Buenos aires. hyspamérica. 1988. 25p.

nera podíamos concurrir a dos o tres tertulias por noche3”.

Samuel Haig, durante su breve es-tadía en Buenos Aires, percibió que “la sociedad de Buenos Aires en general es agradable, después de ser presentado en una familia, se considera permitido visitar a la hora que uno quiera, siendo siempre bien recibido4”.

otro atributo rioplatense era el encanto de las mujeres criollas, que para los británicos, era mayor aún que su belleza física.5 Su amabilidad, su disposición a escuchar, el modo agradable de conversar, de reír, de hablar con naturalidad, etc., hacían especiales a nuestras mujeres, aunque eran un tanto incultas para el gusto europeo de la época6.

Por otra parte si analizamos el tema del vestuario podemos observar cla-ramente que los tertulianos seguían las modas europeas, sobre todo de Francia e Inglaterra. La vestimenta es otorgadora de prestigio e indica la

3 roBErtSon, john Parish y roBErtSon william Parish. Op. Cit. 383p.

4 haiG, Samuel. Op. Cit. 25p.5 Ibid. 23p.GillESPiE, alexander. Buenos Aires

y el interior. Buenos aires. hyspamérica. 1986. 59p. caldclEuGh, alexander. Viajes por América del Sur, Río de la Plata, 1821. Buenos aires. Ediciones argentinas Solar. 1943. 55p. un inGléS. Cinco años en Buenos Aires. Bue-nos aires. hyspamérica. 1986. 120p. millEr, john. Memorias del general Miller. Buenos aires. Emecé. 1998. 369p.

6 GillESPiE, alexander. Op. cit.72p. cald-clEuGh, alexander. Op. Cit. 55p.

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categoría social de su poseedor. Las clases altas no se vestían del mismo modo que las clases bajas. Por lo ge-neral la élite porteña seguía muy de cerca el mundo europeo, tanto en la ropa como en los utensilios y muebles que conformaban las casas7.

En cuanto a los bailes de estos tiempos, se puede decir que tenían una profunda raíz hispánica, pero también un elemento propio de los criollos y del Río de la Plata. La di-versión principal consistía justamente en bailar la contradanza española, valses, minuetos y cielitos. Según Caldcleugh, el cielito, folklore rio-platense por excelencia, atraía a los ingleses por el chasqueo de los dedos8.

En forma general, a los ingleses toma por sorpresa el espíritu alegre de los porteños y el Inglés Anónimo señala lo siguiente:

“En las horas de la noche, hijas, madres y abuelas se entregan a esta diversión con espíritu juve-nil. Es un espectáculo edificante: la prueba de que la vejez no va siempre acompañada de tristeza. Me he regocijado ver a padres, madres, hijos e hijas bailando despreocupadamente, como si la

7 andrEwS, joseph. Viaje de Buenos Aires a Potosí y Arica. Buenos aires. hyspamérica. 1988. 26p. haiG, Samuel. Op. Cit. 26p.

8 caldclEuGh, alexander. Op. Cit. 54p. GillE-SPiE, alexander. Op. Cit. 59p.

vida no tuviera otro objeto que el placer”.

De esta manera intenta buscarle una explicación sociológica a esta diferencia entre británicos y crio-llos, atribuyendo la personalidad seria y fría de sus connacionales a la educación recibida, el clima hostil y las condiciones sociales9.

En cuanto a los aspectos negativos de las costumbres porteñas, los viajeros por lo general ven a la pereza como algo inherente a la población local. La indolencia era vista con desagrado desde un punto de vista europeo, y en mayor o en menor medida, la tenían todas las clases sociales en la región rioplatense. Esta característica de los criollos, llamaba la atención de los ingleses, “Las familias ricas se hallan a un nivel superior, pero aun así, poseyendo lo necesario, no sienten la necesidad del esfuerzo personal como los habitantes de los países septentrionales de Europa10.”

Hemos visto la amabilidad de los criollos y el buen recibimiento aun cuando no se espera recibir visitas. La informalidad, la soltura para re-lacionarse con la gente. El encanto de las mujeres criollas –a quienes los autores dedican páginas enteras– por su modo agradable, natural de conversar y su amabilidad, aunque

9 un inGléS. Op. Cit. 82p.10 caldclEuGh, alexander. Op. Cit. 61p.

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tenían poca educación intelectual para el gusto inglés.

Una característica particular de las clases altas era la tendencia hacia las modas europeizantes, tanto en la ropa como en el moblaje de las casas, pero al momento del baile se prefería lo hispánico, lo criollo y algo autóctono, como los “cielitos”. El espíritu alegre de los rioplatenses bailando como si el mundo estuviese por acabar también es una característica propia de los americanos y lejano para el burgués londinense.

Por otra parte la pereza y la tenden-cia al ocio, preferir la diversión y la alegría antes que el ahorro y el sacri-ficio personal es una cualidad con la cual se sienten identificados muchos rioplatenses y latinoamericanos en general.

Pulperías

Ahora a través de las pulperías, que eran los puntos de encuentro de las clases populares y un centro de transmisión de la cultura, vamos a encontrar otras características que hacen a la identidad del rioplatense y también de los demás criollos del continente. Las pulperías cumplían dos funciones principalmente, por un lado eran almacenes, despachaban alimentos y bebidas abasteciendo a la población, y también un punto de reunión, de música y de juego, un

lugar de sociabilidad para las clases populares.

Quienes concurrían a las pulperías eran negros, mulatos, mestizos, zambos, indios y también un gran porcentaje de blancos. Concurría lo que Samuel Haig denominaba “la masa popular” que era “tan mezclada de blanco, indio y negro, que sería di-fícil fijar su origen11.” En general, eran aquellos hombres que se dedicaban al trabajo manual y vivían alejados de la plaza de Mayo.

En cuanto a las vestimentas de los pulperianos poco se puede decir, los hombres se visten con paño y pana, las mujeres con bayetas y tela de algodón. Si bien esta alusión no es exclusiva a la vestimenta para entrar en una pulpería, sí se corresponde con el ropaje tipo de la clase baja. “El populacho de Buenos Aires es muy sucio, menos cuando se endominga12”. Lo más probable, es que la población no se ponga ninguna ropa especial para entrar en una pulpería, en todo caso no era necesario estar presenta-ble para jugar y tomar unas copas, como sí lo era para presenciar la misa del domingo.

Una vez adentro de una pulpería, había cuatro elementos que segura-mente nunca faltaban y estaban todos relacionados entre sí. Estos cuatro

11 haiG, Samuel. Op. Cit.27p.12 haiG, Samuel. Op. Cit. 29p.

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elementos eran alcohol, juego, mú-sica y riñas. Las bebidas alcohólicas representaban los mayores ingresos. Dentro de las bebidas se destacaban por sus altos niveles de consumo la caña y el vino. El vino era de consu-mo popular y tenía más partidarios que la caña dentro de las pulperías urbanas, pero en las pulperías de la campaña, la caña llevaba la delantera.

El juego se realizaba de día, preferen-temente a la hora de la siesta cuando no había controles de ningún tipo. En cambio a la noche, preferían la guitarra al juego, por estar éste constantemente vigilado. El general Miller observaba que el juego en Buenos Aires constituía un vicio para todo público. Mientras en Inglaterra, el juego se limitaba a los hombres sin ocupación o a las “cabezas vacías” de las clases altas, en América del Sur “arrastra al joven y al anciano, a ambos sexos, y a todas las clases13.”

En cuanto a la música, siempre esta-ba presente en toda pulpería. Vidal comentaba que tanto en las pulperías de la ciudad como de la campaña, siempre hay una guitarra esperando ser tocada, además cualquiera que toque es invitado y alentado por el resto de los presentes. Para Vidal estos músicos:

13 millEr, john. Op. Cit. 364p.

“nunca cantan más que yaravíes, canciones peruanas que son las más monótonas y tristes del mun-do. La música es lamentosa y la letra versa siempre sobre el amor frustrado y los amantes que lloran sus penas en el desierto, pero nun-ca tratan de asuntos agradables, animados o aun indiferentes14”.

Sin embargo Gillespie notó en las clases inferiores una gran capacidad para rimar y hacer poesía. El mismo decía: “al pedírsele a cualquiera que tome la guitarra siempre la adaptará a estrofas improvisadas y convenientes, con gran facilidad15.”

Por último, otro elemento usual que se encontraba en las pulperías, eran las riñas o los duelos criollos. “basta la rencilla más leve para que salgan cuchillos a relucir; lo que en Inglate-rra terminaría con ojos amoratados y narices sangrientas, en el Río de la Plata terminaba con un homicidio16.” En realidad la gran diferencia está en que mientras en Inglaterra arreglan los problemas a los puños, en las pul-perías se arreglaban a los faconazos.

La visión de los viajeros sobre las clases populares de Buenos Aires, es por lo general buena. Caldcleugh considera que la gente del pueblo es,

14 Vidal, Emeric Essex. Buenos Aires y Montevi-deo. Buenos aires. Emecé. 1999. 119p.

15 GillESPiE, alexander. Op. Cit. 60p.16 un inGléS. Op. Cit. 146p.

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sin duda, de buena índole y honrada. Lo único que le machaca es la falta del espíritu de trabajo, virtud de la cual también carecen las clases altas. En las clases altas y clases bajas, la ambi-ción principal es evitar toda clase de esfuerzo y trabajo, cualquiera sea17.

A modo de conclusión

A pesar de todas sus diferencias, las tertulias y pulperías de principios de siglo XIX cumplieron una función especial dentro de la sociedad porte-ña como transmisoras de la cultura, tanto para las clases altas como para las bajas. Tuvieron enormes diferen-cias económicas que llevaron a que los tertulianos prefieran las ropas británicas o francesas, mientras que las clases bajas no las preferían o no las podían adquirir.

Pero no todo era diferencias entre tertulianos y pulperianos, ni entre las clases altas y bajas. También existía un lazo común que los unía. El espíritu alegre, el gusto por la música y el baile eran características frecuentes en ambos, como así tam-bién la pereza, la tendencia al ocio y a la diversión.

Los ingleses, que por lo general eran más fríos y predispuestos al trabajo y al fin de lucro, veían con cierta

17 caldclEuGh, alexander. Op. Cit.60p.

envidia sana, estas particularidades de los americanos. La industriali-zación y el progreso económico de las sociedades modernas, no pudo terminar del todo con las virtudes americanas que siempre privilegiaron las cosas inmateriales de la vida como los sentimientos y amistades, por so-bre las bondades del individualismo materialista dominante.

A modo de conclusión final, creo que los americanos tenemos mucho más en común de lo que imaginamos, no sólo la lengua y la religión, sino la esencia cultural que es la manera de vivir e interpretar la realidad. Desde este pequeño trabajo se in-tentó mostrar nuestras características propias de hace dos siglos y vista por extranjeros, pero más interesante sería redescubrirlas por nosotros mismos y comprender que aunque actualmente estemos separados por líneas imaginarias llamadas fronteras, estamos unidos en la cultura y nunca debemos olvidar nuestra identidad. La identidad latinoamericana.

Bibliografía

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� CALDCLEUGH, Alexander. Viajes por América del Sur, Río

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Chile: Educando al soberanowalter Sánchez González*

Resumen

El ciudadano chileno ha cambiado y se expresa en la sociedad civil, para lograr esa participación necesita educarse y criticar la información que recibe. Educarse a sí mismo para ser soberano y no un ciudadano masa.Palabras clave: Educación - Ciudadanía - Conciencia - critica - Parti-cipación

Para Don Andrés Bello el camino más seguro para engrandecer a Chile y a sus ciudadanos, era educar el sobera-no, es decir, educar al depositario y destinario final del poder.

Educar al soberano en tiempos de temporales y cuando la chispa juvenil incendió la pradera, algo reseca por la falta de riego y cuidados, es como arar en el océano. Una mala noticia, para algunos, para otros una legítima demanda por una mala educación.

La buena noticia es que el slogan por mejorar la educación de calidad en Chile, puede ser realidad. Está al alcance de un click, primero, en mi conciencia. Educar al soberano depende de mí, de cada uno de no-sotros, es gratis y de calidad, si nos atrevemos a educarnos.

* Doctor en Ciencia Política, University of Notre Dame EE.UU, Master of Art en Ciencia Política, de la misma Universidad. Licenciado en Filosofía de la Pontificia Universidad Ca-tólica de Valparaíso. Profesor Titular de la Universidad de Chile desde 1986. Y actualmente es Director Adjunto del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

Indignados del progreso, fue la ex-celente editorial de The Economist 2011, sobre Chile. El malestar de los chilenos de los últimos años es sociológico, es creciente y real. No es de casualidad, pero no tiene una raíz de retroceso o de menos progre-so, sino ha sido provocado junto al progreso, una sensación de queremos más, ahora y ya.

Aunque objetivamente el país ha tenido progresos, en todo orden de materias y sectores, 7 de 10 familias tiene un hijo en la universidad, hay más celulares que chilenos… ha disminuido la cantidad de pobreza, sin embargo los que se sienten más pobres y excluidos, aumentaron.

Lo curioso, es que todos no perciben de la misma manera los beneficios del

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progreso, no se percibe una globali-zación solidaria, porque para muchos sigue siendo excluyente.

Las consecuencias de estas percepciones son agravadas, porque existen síntomas de depresiones globales; los indignados de Wall Street y Madrid no tienen nada en común, pero los une esta sensación de indignados. Los medios de comuni-cación los hacen más visibles.

Lo grave es que estas manifestaciones se pueden ritualizar, más de lo mis-mo, y pueden ser AGUDIZADAS si la globalización se hace ingobernable.

En el plano mundial, la crisis de los europeos, de Wall Street y las malas noticias que vienen desde Grecia y Es-paña, dejaron heridas abiertas, amena-zaron con desempleos crónicos, y más cesantes en el mundo, acompañando de nuevas reducciones de puestos de trabajo, entre un 20 y 30 por cientosen relación a décadas anteriores. Hace mucho tiempo que Europa dejó el liderazgo mundial pero los últimos 5 años han sido de retirada y retroceso.

En Chile el Estado promovió la orga-nización de redes sociales para que el Estado pudiera delegar ciertas funcio-nes en la sociedad civil. Un ejemplo: la educación fue descentralizada. Pero esa forma de delegar o privatizar fun-ciones del Estado no necesariamente aumentó la participación, sino más bien la no-participación, en muchos casos.

Se crearon oNG para cumplir me-tas que al Estado no le interesaba cumplir. Esta situación produjo un aumento del capital social, pero no necesariamente más participación. Por eso se fue generando malestar e indignación. Por la no-participa-ción con la apariencia de partici-pación.

Esta ola de malestar ha obligado a mirar nuevas formas de participa-ción y allí apareció el fenómeno de la sociedad civil y hacer ciudadanía. Una clase media empoderada que ya no aspira a ser clase alta pero que no desea descender.

¿Qué es sociedad civil?, según Julia Paley: “Se le ha atribuido el reciente renacimiento de este término a las transformaciones políticas y sociales en los países de Europa del Este en los años setenta y ochenta. Intelectuales y acti-vistas de oposición argumentaban que los regímenes totalitarios de estos países, al operar mediante el aniquilamiento de las organizaciones independientes y un control total de la economía, la transición del comunismo a la demo-cracia y a la economía de libre comercio requería de la creación de una sociedad civil vibrante que no estuviera bajo el control del Estado1”. Más tarde, este discurso se difundió en lugares como la China, donde “muchos… refor-

1 FEdorowicz, h. m. Civil Society in Poland: La-boratory for Democratization in Central Europe? Plural Societies. the hague. 1990.

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chilE: Educando al SoBErano

mistas y disidentes de los ochentas… se vieron construyendo una sociedad civil, un campo de organización y actividad social que no estaba directamente bajo el control estatal2”.

De manera similar, en especial en Chile, país en el que se concentra este artículo, surgiría la “resurrección de la sociedad civil3” para abrir la po-sibilidad de liberar a los ciudadanos del dominio estatal, y posiblemente llevar al derrocamiento del régimen militar. Posteriormente, en demo-cracia, se fortalece la sociedad civil para mostrar a la clase política otras prioridades políticas.

El matiz positivo que se le da a la sociedad civil en estos contextos po-líticos tiene su paralelo en los debates académicos, donde los estudiosos del tema han convertido este concepto analítico en un ideal normativo. Maxwell owusu, antropólogo que ha realizado consultorías para el Comité Gubernamental nombrado para la creación de la nueva constitución de Ghana4, entiende “el renacimiento y

2 calhoun, craig. Neither Gods Nor Emperors: Students and the Struggle for Democracy in China. university of california Press. Berkeley, 1994. 195p.

3 oXhorn, Philip d. Organizing Civil Society: The Popular Sectors and the Struggle for Democracy in Chile. university Park: the Pennsylvania State university Press. 1995. 15p.

4 owuSu, maxwell. Domesticating Democracy: Culture, Civil Society, and Constitutionalism in Africa. comparative Studies in Society and history. 1997. 126p.

proliferación de organizaciones cívicas orientadas hacia el desarrollo activista y las sociedades de ayuda mutua basadas en membresía por aldea, etnicidad o fa-milia y afiliaciones integrales5”, como integrales para la “democracia parti-cipativa de grupos de base” que puede llegar convertirse en un modelo para otros países africanos.

En los Estados Unidos y Europa occidental, la sociedad civil ha sido acuñada como un concepto clave para la democracia por académicos que en su mayoría lamentan su de-caimiento6.

En Europa muchos intelectuales han redefinido el concepto de ciudadanía. Se estima que es muy diferente al significado que se da al término en EE.UU. Se ve la ciudadanía como fundante, en permanente evolución y muchos incluso prefieren un go-bierno solamente por ciudadanos sin

5 owuSu, maxwell. Culture, Colonialism, and African Democracy: Problems and Prospects. Africa in World History: Old, New, Then, and Now. Ethnology monographs n°16. Pittsburgh: department of anthropology, university of Pittsburgh. 158p.

6 Véase Putnam, robert. Bowling Alone: The Collapse and Revival of American Community. new york: Simon & Schuster. 2000. Quien utiliza el término “capital social”. y PalEy, julia. La “participación” y la “sociedad civil” en Chile: Discursos internacionales, estrategias gubernamentales y respuestas organizacionales. trabajo presentado en congreso latin american Studies association (laSa 2001) washington, dc, 6 al 8 de septiembre del 2001.

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políticos e instituciones, lo cual los acerca al fenómeno del anarquismo.

Las señales del malestar y bienestar son contradictorias

Nuevas olas y corrientes migratorias: desde el campo a la ciudad, de la periferia-metrópolis, la fragmenta-ción del trabajo, el debilitamiento del movimiento obrero, la creciente fragilidad y movilidad laboral, el consumismo vía endeudamiento, la inseguridad ciudadana y el desafío de un desarrollo sustentable, todos estos fenómenos van provocando la diso-lución de muchas instituciones como la familia, los partidos, los sindicatos, los barrios y las relaciones de amistad y confianza entre los ciudadanos.

En el caso chileno, los informes del PNUD sobre el Desarrollo Humano desde Chile, 1999, 2000 y 2002 adelante, han documentado este malestar social y la crisis de inseguri-dad de los chilenos sobre las certezas del modelo adoptado. Los Informes demuestran que el sentimiento de confianza y de pertenencia a Chile también se ha debilitado. La familia nuclear se debilita, los hijos nacen fuera del matrimonio en su mayoría. Pero sabemos que es en el hogar y la familia, donde se aprende a amar, ju-gar, respetar, no robar y vivir en paz.

Pero el ciudadano depende de los noticiarios que lo incitan a consumir,

a herir a los que son diferentes a él y con un sexismo vulgar incitan a una desvalorización de la vida sexual. Se-guir el camino contrario sería apagar la TV, dejar de escuchar las noticias y sumirse en una profunda apatía e ignorancia. Esa vía no es posible ni deseable. Lo importante es volver a mi conciencia crítica y tener mis propios filtros para seleccionar qué es lo enaltecedor del mensaje de los me-dios y botar a la basura lo denigrante.

En ese sentido, la globalización es conveniente definirla como un proceso que está en desarrollo y no como una nueva ideología o el brazo alargado de una gran potencia como EE.UU. Es un instrumento que puedo manejarlo para sembrar solida-ridad y bienestar, o, por el contrario, pobreza y marginalidad.

Ante este proceso económico y políti-co, Chile y el ciudadano debe prepa-rarse, tiene que buscar la forma más inteligente de participar, globalizarse y mantener su identidad. ¿Cómo globalizarnos de una manera solidaria y sin perder mi propia identidad? Mediante una toma de conciencia de los valores a los cuales debe servir la globalización, es decir, a la persona, a todo el hombre y todos los hombres. No puede caer en la idolatría del mercado o del Estado.

En términos globales no se pueden perder las proporciones porque Chi-le, en el año 2000, sigue representan-

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do 0,3% del comercio internacional después de haber duplicado el ingreso y de una década de crecimiento soste-nido del 7%. Esta dimensión le impi-de cerrar sus fronteras y pretender un eventual desarrollo autárquico. No se puede escapar a la globalización pero tampoco dejarse arrollar por ese proceso.

Es un hecho de la causa, que el PGB del país está vinculado al comercio exterior en más de 50%. Si se agregan los servicios, la dependencia del co-mercio exterior alcanza casi al 70%. “En otros términos, si Chile no comer-cia, no importa y exporta, seríamos más pobres y nuestra calidad de vida se vería sensiblemente debilitada".7

En este sentido se puede afirmar que el aumento del comercio exterior y la apertura al mundo, para Chile y muchos países emergentes, es una necesidad, no una opinión.

El Chile del 2010 enfrenta nuevas generaciones con sus respectivas de-mandas, tal como se pueden resumir en 10 rasgos claves de los chilenos de hoy:

1) Empoderados2) Igualitaristas3) Desconfiados4) Exigentes5) Buscadores de Vida plena

7 matuS, m. La Experiencia chilena. Santiago, 2004. 59p.

6) Presentistas7) Crispados8) Estatistas9) Radicales, no incrementalis-

tas.10) “Bacheletistas”, en el sen-

tido de que existen barreras ideológicas porosas.

Si la anterior radiografía de E. Tironi en “Radiografía de una derrota8”es correcta, más de la mitad de los atri-butos y rasgos de los chilenos de hoy están vinculados a esta nueva condi-ción de vida como país globalizado.

Si nos atrevemos, podemos ver otras características recientes, creatividad, alegría, pero al mismo tiempo, in-flexibilidad, uso de la violencia digital o real, abuso de la legitimidad del paro y la toma junto al no respeto de las instituciones o de lo previa-mente pactado. La idea de que todo vale, parece ser un slogan que nadie cuestiona.

El empoderamiento ciudadano y la individualización es un rasgo típico de una cultura global y posmoderna, en la cual el individuo es el rey sobe-rano, la medida de sus actos, no hay nada ni nadie sobre él y sus deseos insaciables de placer, poder, riqueza, status y seguridad. La nueva clase media apoya estas demandas indi-viduales con fuerza, y en general los

8 tironi, Eugenio. Radiografía de una derrota. Ed. uQBar. Santiago, 2009.

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grupos y minorías defienden lo suyo sin pensar en el bien común.

La Tercera ola de democratización, de Samuel Huntington, y la Tercera ola, de Toffler, coinciden en que estas TICs que han sido promovidas por la globalización, mejoran la eco-nomía y la calidad de vida. Además ayudarían a una universalización de la democracia. Su uso y abuso ayuda a la democracia pero puede poner en peligro otros valores, como la privacidad.

Pero no es tan simple unir la expan-sión de la tecnología con la expan-sión de la democracia, las brechas digitales no son tan simples como los problemas de acceso digital e inclusión social. Lo que se ve es que aumenta el acceso a la información, pero eso no significa un ciudadano más participativo, solidario, culto o comprometido.

Se sostiene que la mayor interco-nectividad es un tema esencial para la democracia. En un balance que se hace de los medios y las TICs en América Latina, se demuestra que en los últimos años éstos han dado su mayor apoyo a la democracia. Quizás, la primavera arabe no habría ocurrido sin Facebook y obama no habría ganado sin internet.

La misma transición chilena, con to-dos los mecanismos de vigilancia, se benefició de una mayor competencia

entre los medios de comunicación y los canales regulares, o alternati-vos, para la difusión de campañas y movilizaciones sociales a favor de la democracia.

Democracia y Gobierno electrónico-e-política

En Chile la existencia de múltiples canales y redes ciudadanas de expre-sión: fax, e-mail, tiene a su haber que:

·Evaden los controles de Go-bierno.

·Promueven la competencia entre medios y canales.

·Aumentan la presión por no-ticias más baratas y más locales.

·Unen a grupos más allá de las distancias geográficas.

·El ciudadano tomó el micró-fono y no lo soltará.

El candidato y el estatista frente a estas múltiples vías de presión, se ve enfrentado a un electorado em-poderado, que sabe lo que quiere, y a un público más asertivo, que pide soluciones de fondo, radicales, aquí-ahora (presentismo).

En la sociedad postmoderna con un individuo convertido en Rey, la ima-gen y el mercadeo van de la mano. La

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imagen, según los publicistas, es todo, como lo enseña su curiosa publicidad.

En el Chile de hoy, la globalización de la comunicación existe, pero es un fenómeno que es mediatizado, unidi-reccional y controlado por los medios de masas. El consenso se instala como un dogma y el que crítica, es separado. Esta tendencia a apoyar al que “la lleva” o, al que tiene más rating, por su simpatía o carisma, es una señal de que los líderes más cercanos al show y a la farándula pueden ser los más televisivos y por ende los más votados.

En este contexto educar al soberano, con valores que defienden el bien común, por sobre lo que imponen los medios o, mis propias demandas, no es fácil.

El opositor y el disidente, se atacan y son atacados sin cesar, y como con-secuencia se hace difícil el logro de consensos. El acoso mutuo, el odio virulento se extiende entre los actores de la clase política dando una señal al resto de que no es posible cooperar, ello lleva a una sobre polarización y esa fue una de las causas de la crisis del año 1973.

No es fácil para los creadores de imagen manejar las movidas tras bambalinas y tener siempre cartas de triunfo. La gente opina, sale a la calle y ya no acepta las componendas entre 4 paredes. Hoy existe hambre de transparencia y eso es un avance,

sin embargo el problema es que ya no hay límites, y todos pueden ser condenados o absueltos antes de un debido proceso.

Un caso ilustrativo de estas dificul-tades lo explica E. Tironi en su libro Radiografía de una derrota. En Chile, sostiene el autor, al igual que en muchos países, la “TV politics” es la política. De hecho, la reciente campaña, según Tironi, se hizo en base al marketing político, siguien-do las señales del mercado electoral emergente, de manera muy distinta a otras campañas de la Concertación.

El brief y la franja electoral se ajusta-ron a dicho libreto en el cual la TV penetra y capta electores. El resul-tado fue negativo para la coalición gobernante, o, como lo denomina el autor, un entierro, “el agotamiento de un relato histórico de la Concertación, o lo que es lo mismo, su incapacidad intelectual para interpretar y proyectar el Chile que ha surgido bajo sus propios gobiernos desde 1990”. A confesión de partes relevo de pruebas, se podría sostener. Si el director de la campaña de Frei, lo dice, debe ser.

El relato perdió el carácter de gesta heroica al estilo Cid Campeador y en ese escenario el discurso del can-didato concertacionista fue en contra de la ola globalizadora. Su proclama era más Estado, mientras la sociedad quiere alejarse del Estado, buscando el apoyo de partidos, mirando con

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recelos y con una escasa renovación de sus líderes. El individuo empo-derado-joven-hombre-mujer no quiso escuchar el mensaje estatista; ese mensaje, al parecer, no cambiaba la mente que quería asumir riesgo y trabajar, para poder consumir más

Los recientes hechos, las grandes ma-nifestaciones de los indignados, son curiosos porque al parecer la presión para el retorno del Estado, ese ogro filántropo, encuentra eco en casi todos los actores sociales y político, incluido el gobierno9.

En medio de esta lucha de titanes del ring, todo aparece como espectacular, una guerrilla de slogans, y, en ese ambiente, el outsider, el disidente y el independiente es de facto, invi-sivilizado; –ese ciudadano, se sintió excluido del debate, ahora juega la revancha y no quiere perder prota-gonismo y pantalla.

En este contexto, la orden que viene desde los editores, es dar más de lo mismo, y que quede claro que el que navega contra la corriente… no es entretenido… es el fracaso de quien no colabora10.

9 caStEllS, manuel. Globalización, desarrollo y democracia: Chile en el contexto mundial. Ed. Fondo de la cultura Económica. Santiago, 2005. 223-225pp.

10 FlorES, Víctor. Crítica de la Globalidad. Ed. Fondo de cultura Económica. méxico, 1998. 377p.

Era obvio para los jóvenes, sobre todo para esos millones de la generación NINI, ni trabajan ni estudian, y los millones no Inscritos, que la Con-certación era más de lo mismo. Este espacio fue llenado por un afuerino del sistema, que no provenía de las cúpu-las gobernantes, candidato emergente que reunía varios de los rasgos del chileno de hoy. Pero al poco andar del nuevo gobierno, esa misma base social se mueve con un paso más rápido y se inicia una estampida de demandas sociales y regionales, protagonizadas por los desencantados o los indignados del progreso.

Las manifestaciones repetidas con todos los fenómenos secundarios que las acompañan, demostraron que los ciudadanos despertaron de un aparente letargo. No bastó más consumo y farándula. Tampoco eran suficientes las elecciones. Lo grave es que se olvidaron muchos, que demo-cracia es saber perder, y por eso no es fácil aceptarla.

El mito acerca de la globalización como “paradigma único” ya no es sustentable desde una perspectiva de las ciencias sociales. Incluso no es conveniente confundir neoliberalis-mo con globalización, si bien están muy relacionados. Esta distinción evita un debate ideologizado de este fenómeno.

En general, no existe Estado ni mercado perfecto, tampoco un ciu-

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dadano ni una sociedad civil que sean intachables.

No existe un solo modelo de econo-mía o de sociedad, o una civilización perfecta. Hay formas del capitalismo distintas, porque Europa o Japón, no son iguales a EE.UU. También se sabe que las civilizaciones deben cooperar entre sí, ninguna de ellas posee toda la verdad; en consecuen-cia, existen varias formas de parti-cipación ciudadana, varios caminos para globalizarse y varios modelos de desarrollo. Esta aceptación del pluralismo es una prueba de fuego de las democracias y donde el opo-sitor es tratado como su Majestad la oposición.

Chile y el ciudadano chileno, para proyectarse al futuro, sin desconocer o negar su memoria histórica, nece-sita buscar su identidad a partir de su pasado y presente. Si lucha, como lo hacen muchos, solamente por romper imágenes, íconos y museos, eso es autoeliminar su propia historia, es incendiar su memoria, algo parecido como irse a negro, donde se apagan las luces propias y se cae la pantalla. En esa condición cualquier demagogo se pue-de hacer cargo del país o del ciudadano. Ante esta predica nihilista y anarquista don Andrés diría que es necesario edu-car al soberano para que no lo alienen fuerzas extrañas al humanismo.

Por cierto, se debe aceptar que se trata de una identidad inconclusa

la chilena, por cuyas venas circulan diferentes ancestros, flujos culturales locales y globales.

En el pasado, hubo experiencias de polarización y represión, de inclusión selectiva y exclusión selectiva. Son parte de un pasado ciudadano que forjó nuestra nación, un Estado fuer-te, partidos sólidos y una democracia mejor que otras de la región. Pero que fracasó por su polarización ideológica y su fragmentación política. Una mi-noría iluminada y dogmática, quiso llevar adelante un proyecto sin el consentimiento de la mayoría, y ello llevó a la crisis.

En la actualidad, varias vocerías, referentes sociales, encuestólogos y opinólogos, cadenas de TV, CNN, Mc World y Jihads compiten por decirnos su propia verdad acerca del acontecer local y mundial.

El ciudadano debe saber filtrar la información, criticarla. Mientras más información exista es menos probable el engaño por parte de los mediadores, del gobierno o la oposi-ción, los indignados o las empresas. Todos representan y defienden sus intereses y verdades y por lo mismo es necesario filtrarlas.

Mientras más sobredosis de informa-ción exista, los ciudadanos se marean y a veces no saben qué hacer. Por lo mismo los creadores de imagen y expertos electorales, recurren a pro-

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pagandas más sutiles, pero no por ello menos influyentes. Las elecciones son momentos de regalías y caricias al elector. Los discursos son masajes para regalonear a un votante ingenuo y des-informado. ¿Estamos preparados para que ese voto voluntario y universal sea usado de manera crítica y consciente?

Una mayor información ciudadana ayuda a desenmascarar al que vive del slogan y para el slogan. Al des-centralizarse el poder, se empodera al ciudadano, pero a su vez, el deno-minado gobierno ciudadano, puede convertirse en tirano y crear más si-tuaciones de caos e ingobernabilidad. Para este ciudadano toda mediación y representación es una traición a su poder y soberanía. Él quiere todo el poder para sí mismo y su grupo. Su slogan preferido es eliminar la polí-tica, al político e incendiar al Estado.

En la medida que la sociedad civil sea más influyente será cada vez más vigilada, por lo tanto, el ciudadano debe saber que todos los actores tra-tan de manipularlo, y estos actores esconden sus verdaderos intereses bajo el ropaje de cantos de sirenas e ideología perfumadas.

Manuel Castell, en su obra Globali-zación, Desarrollo, Democracia, se refiere al modelo informacional del desarrollo del país y se pregunta si será viable y sostenible. En lo social debería ser incluyente y distributivo. En lo ecológico debe asegurar la sus-

tentabilidad porque hay señales de sumatorias de exclusiones y de des-cuidos por el medio ambiente. otra base de sustentación es mantener una economía abierta a la globalización, pero evitando los eventuales efectos no deseados de la globalización.

Las nuevas Tecnologías NTICS en la producción de la cultura, la noticia y de la entretención

En la era de la entretención las NTIC son populares, son parte esencial de la cultura de masas y podrían mejorar la democracia; también la pueden dañar, porque presionan a los electores para que voten por aquel más simpático o aquella que es más telegénica.

El Estado en la era de la entretención, es el que gasta más en publicidad por-que si no entretiene parece fracasado. Lo mismo el político. Todo lo que viene de la pantalla es bienvenido, y las formas de atraer atención son infinitas.

Sin embargo, el acceso más frecuente a la noticia las 24 horas al día, con una mayor velocidad digital, no significa que esa mayor cobertura significa ampliar la visión de la reali-dad. Esa noticia a veces puede reflejar lo que realmente ocurre en el país, otras veces solo una parte de la vida real porque su visión es sesgada. Nos muestran lo que los editores sienten, pero no al país real.

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En Chile, la sociedad de la infor-mación es un ideal y una tarea inconclusa. Todavía no es fácil tener acceso a la información pública, no obstante existirá una nueva ley de transparencia que aún no ha dado resultados esperados. Los periodistas están presionados por los editores y el que pega más fuerte, es el mejor evaluado. De allí al sensacionalismo hay un paso. Todo vale con tal de obtener o fabricar una noticia donde el hombre muerde a un perro y no al revés.

Se sabe que el corazón de la sociedad de la información es la capacidad de innovación y su alto nivel educacio-nal; y esa falencia, según Castells, es el talón de Aquiles del proyecto de desarrollo chileno. El soberano desnutrido es manipulado por una avalancha, mezcla de información y desinformación.

La sociedad de las comunicaciones tiene aportes positivos, fomenta la diversidad, y una variedad de actores y temas tabúes aparecen en la plaza pública. Pluralismo, no es indiferen-cia o cínica tolerancia. Es el respeto mutuo, es aceptar la diferencia; no significa pasaporte para aplastar al diferente o al que representa la ma-yoría. La tolerancia es de doble vía, para el diferente y para el otro que acata la norma.

La lección de la campaña presiden-cial, de los golpes de la naturaleza y

aciertos gubernamentales como el rescate minero, las marchas calleje-ras, demuestran que coexisten varios Chiles bajo un mismo techo y se debe aprender a coexistir pacíficamente.

El extraño no es un enemigo, no es como soy yo, pero es un santuario que debo respetar. La democracia, como se ha dicho, considera a la opo-sición como su majestad y viceversa. Lo cierto es que en Chile vivimos en un mundo de múltiples actores socia-les, es multicultural, con diversas sub culturas, con diversas sensibilidades espirituales, con minorías étnicas y sociales, y eso hay que entenderlo, antes de tratar de silenciar las dife-rencias.

Con toda crudeza las leyes antidis-criminación son un avance, pero también pueden ser abusadas por minorías beligerantes que imponen al resto su propio estilo y dogma. El fetichismo de defender lo diferente solo por el hecho de ser diferente es un error bastante frecuente.

La emancipación de las diferencias y de los que son diferentes, no puede ser criminalizada por la prensa y la TV o por los que manejan los me-dios. Tampoco se puede caer en el juego de la idolatría de lo diferente, es decir, que adora de tal manera lo diferente que rechaza lo comunitario.

La cibernética y la sociedad de la in-formación deben ponerse al servicio

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de estas diferencias culturales, para conocer mejor a los otros, para com-partir y no aplastarlos. A la lógica de la represión consentida o la de la omisión –ninguneo–, invisibilidad, se debe oponer más tolerancia, más sociedad civil, más acción ciudadana con mayor participación, local y global.

El riesgo de un ciudadano-masa, el hombre light –que actúa a-moral, como oveja– tomando…sigue pre-sente. Ese soberano es presa fácil de cualquier ideología o propaganda.

La banalización y trivialización de los políticos, de los programas de los medios, el auge de la sociedad del es-pectáculo y el político espectáculo, ya se aprecia en varios países, inclusive en algunos episodios de Chile. Pan y circo parece ser la orden del día.

En las tendencias de América Latina hacia el año 2020, el tema de la glo-balización y gobernabilidad siguen vigentes.

Chile tiene sus debilidades y su talón de Aquiles, un creciente desprecio a la clase política y a sus representan-tes. Una desafección democrática que puede caer en la anarquía o la demagogia, e incluso el populismo.

Es irónico, pero después de la crisis de Wall Street en EE.UU., los proble-mas de Grecia y España, las tragedias naturales en Chile, cae por su peso que el Estado tendrá más poder. Pero

por lo mismo, éste debe ser vigilado, para no caer en el estatismo y el asis-tencialismo clientelístico, los graves errores del pasado. Un ciudadano que se ha acostumbrado a recibir recompensas y subsidios puede ador-mecerse y ser presa fácil de políticos demagogos. Ese ciudadano en vez de ser soberano, hipoteca su soberanía en el Estado.

El despertar de la sociedad civil en Chile debe re-encantar la Política, evitar que caiga en la corrupción del poder, o en manos de la farándula y de la video política.

Invitamos a votar y si es posible, ingresar a los partidos, no para ir contra la sociedad civil, sino para expresar sus demandas. Llamamos a los jóvenes a participar en la sociedad civil, para construir ciudadanía, pero sin ir en contra de los partidos o el parlamento.

Evitar también caer en el otro extre-mo, donde se produce una legaliza-ción y judicialización de la política, es decir todo se reduce y puede con-vertirse en alimento para abogados y los tribunales. Los jueces son los claves y los abogados también, pero judicializarlo todo es una señal de decadencia política.

Sin el respeto a valores morales absolutos –sin un clima de sano pluralismo y tolerancia– esta acti-vidad, la política, se convierte en un

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negocio rentable. Puede ser usado para el enriquecimiento ilícito o para tomar decisiones con la calculadora en la mano, políticamente correctas, pero carentes de todo valor ético y moral.

Desde una perspectiva amplia es importante ir al rescate de nues-tros valores y de nuestra identidad, porque sin memoria histórica las sociedades son como veleros en un océano. Al respecto, “La perspectiva de construcción histórica concibe la identidad como en permanente cambio, donde hay elementos que permanecen y otros que mutan ante la diversas ex-presiones de diversidad identitaria, las cuales conservando elementos históricos, desde, en el caso de Chile, la conflictiva relación entre los pueblos originarios y los colonizadores españoles, el mestizaje, y el catolicismo, principalmente, se van expresando a través de manifestaciones distintas a través de la historia…”.

Según estos autores, nuestras identi-dades son inconclusas, en permanen-te cambio, y se reflejan en el incesante intercambio entre lo global y lo local, entre lo propio y lo ajeno.

En opinión de Castells, Chile podría reconstruir su proyecto colectivo de identidad, como un proceso para lle-gar a una sociedad de la información, es decir, una polis con un soberano bien educado… pero sui generis.

Sin embargo, no olvidemos la visión crítica de cuando el Estado delega

acciones en privados, internos o externos. Al considerar las ideas de “empowerment”, “community involvement” y en el caso de Chile, la “participación”, se puede percibir cómo los gobiernos e instituciones financieras internacionales utilizan estos términos con los objetivos de apoyar reformas económicas neolibe-rales y reducir la protesta ciudadana contra las políticas públicas.

Es por esta razón que dentro de los círculos académicos y del activismo popular, es necesario tener una visión más crítica de este término. Esta se debe realizar a través de un examen antropológico y etnográfico más comprensivo de las prácticas, discursos, y las dinámicas de poder de las democracias contemporáneas.

Para alcanzar el sueño de un imagina-rio colectivo, basado en una antropo-logía, no hay recetas, pero conviene destacar el aporte del diálogo por los caminos del humanismo y que conducen al bien común.

Total, las acciones violentas, los aco-sos, las guerras y los enfrentamientos, a menudo son acciones contra gente desconocida realizada por aquellos que se conocen entre sí.

SS Juan Pablo II fue desarmado en su histórico viaje al Medio oriente, llegó antes que los soldados y los misiles llegaran al teatro de ope-raciones. Viajó para suplicar a las

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partes en pugna, decir un no a los enfrentamientos, no a la guerra ni a la venganza. No al terror contra el terror. Lo mismo lo repitió en sus viajes a Chile y Cuba.

Su mensaje y su humanismo, definen la Política como lo más digno que puede hacer el hombre, después de la Caridad. Su legado es defender al que quiere ser excluido antes de nacer o al final de su vida. Defender al débil y al que no tiene defensor, al que no tiene voz ni voto.

El diálogo es la única alternativa para demostrar que el soberano se ha educado a sí mismo, ese es el camino para resolver la violencia y el malestar social, incluso la mal llamada “guerra de civilizaciones”.

Domesticar la globalización, huma-nizar su contenido y hacer una glo-balización de la solidaridad, son los componentes de un futuro proyecto político con identidad chilena.

El ciudadano es la pieza clave, si el soberano no conoce sus deberes, otros no respetan sus derechos y si no defiende sus derechos, deja de ser ciudadano y se convierte en oveja o títere manejado desde la oscuridad.

Las comunicaciones, los medios, el mercado y el Estado, deberían colocarse al servicio del ciudadano, de la persona, de todo el hombre y de todos los hombres, para fortalecer

esa identidad con visión de futuro y al servicio del bien común.

Promover la creación de confianzas mutuas en la familia, en el trabajo, en la universidad, en los barrios, entre los ciudadanos, entre estos y el gobierno, significa aumentar el capital social de Chile. Esa es la base de cualquier desarrollo económico.

Afirmar una identidad que se cons-truirá de a poco, abierta a recibir aportes universales y particulares, desde el oriente y occidente, de los pueblos originarios, minorías étnicas que generen sentido de pertenencia y relaciones de confianza, rompien-do de esa manera las barreras de la exclusión.

Finalmente, “educar al soberano” es la gran tarea, como decía don Andrés Bello. Es el mejor camino para que se respeten los derechos ciudadanos y la soberanía jurídica, económica, cultural y política del país.

Educar al soberano depende de mí, de la conciencia de cada ciudadano, es gratis y de calidad, si nos atreve-mos a educarnos.

Bibliografía

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El punto de partida más eficiente para estudiar la cultura obrera es el térmi-no “movimiento social”, que según Mario Diani consiste en relaciones de interacción informal entre pluralidad de individuos comprometidos en un conflicto político o cultural sobre la base de identidades compartidas.1

1 diani, mario. The concept of social movement. the Sociological review, vol. 40, nº1, Edición universidad de Keele del reino unido. 1992. 4p. Véase también el concepto de movimiento social, se puede consultar a BuEla, alberto.

Por lo tanto es útil porque define las fronteras de los movimientos sociales por la existencia de una comunidad (obreros), una identidad de grupo (sindicatos), y por una relación de ese grupo con los otros, ya sea el Estado u otros sectores sociales para obtener respuesta a sus reivindicaciones.

Teoría del Disenso. utopía y Praxis latinoameri-cana. año 9, nº27, Edición universidad de zulia. maracaibo Venezuela. 2004, quien desarrolla el término en función del problema entre identidad y sentido.

Cultura Obrera en Santiago de Chile Sector Barrio La Chimba 1920-1940carlos Valdebenito c*. y Belén Von martens a**.

Resumen

El objetivo principal de este estudio es reconstruir una parte importante de la historia del movimiento obrero, pero de una perspectiva distinta, ya que hasta el momento se conoce la historia de las organizaciones, sus alianzas, las noticias de los diarios obreros y las huelgas. Pero no conocemos la voz de los mismos, la del trabajador y su familia en primera persona. Grupo que se estructura y condiciona mediante su relación con el trabajo y la familia, que se expresan finalmente en una intensa sociabilidad que se fortalece en distintos ámbitos de sus relaciones sociales, en la comunidad en donde viven, la comunión que se fragua en los sindicatos, o en la gran masa de obreros que se unió durante la primera mitad del siglo XX.Palabras clave: organización – conciencia – cultura – sociabilidad – identidad – movimiento.

* Profesores de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Mención Arte y Patrimonio. Univer-sidad del Pacífico. Esta investigación es parte del proyecto “Sociabilidad e identidad obrera en el barrio la Chimba” (21925-8) financiada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Fondo Nacional de la Cultura y las Artes. Convocatoria 2011, en la cual se desempeñaron como Ayudantes de Investigación. Director del Proyecto Sr. Alonso Vela-Ruiz Pérez.

carlos Valdebenito c. y Belén Von martens a.

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carloS ValdEBEnito c. y BElén Von martEnS a.

Esta es la explicación clásica para estudiar a la clase trabajadora, la utilizaremos, pero se ha encontrado una línea que va a la vanguardia con el estudio que pretendemos realizar y avanzar a construir de manera más útil la investigación histórica de este grupo social, y así aportar una nueva visión del movimiento obrero. Este nuevo paradigma tiene relación con los estudios realizados por Erik J. Hobsbawm y su “Estudio Histórico sobre la formación y evolución histórica de la clase obrera en Inglaterra en su Mundo del Trabajo2”. Intentaremos ceñirnos a su método de investiga-ción, y encontrar algunas respuestas mediante el estudio de la sociabilidad obrera en Santiago, enfocando los esfuerzos en el sector de la Chimba,

2 hoBSBawm, Eric. El mundo del trabajo. Estudios históricos sobre la formación y evolución de la clase obrera. Editorial crítica, Barcelona de Es-paña. marca un hito en el estudio del movimiento obrero a manera tradicional. Este autor critica de manera directa a esta forma de interpretar a la clase obrera, por su poca objetividad, culpando a las ideologías de izquierda en su intención de enaltecer las políticas derivadas hacia la acción de los sindicatos, haciendo claramente causa común por su simpatía o militancia hacia el movimiento. lo más importante, que señala, es que no se ha estudiado el movimiento obrero desde adentro, se estudian las huelgas, las manifestaciones en masa, a los sindicatos, etc., pero se deja de lado al obrero común, la sociabi-lidad, su vida en familia, sus pensamientos, sus relaciones, su cultura que finalmente refleja su identidad, y le da fuerza y cohesión al movimiento. Por lo tanto nos adentraremos en las raíces de la clase obrera, al igual que este investigador que esclareció la estructura del movimiento obrero británico, siendo replicado por otros historiadores en otras partes del viejo continente como España y Francia.

y su concentración de importancia en cantidad de obreros, como lo era la Fábrica Ebner.

Analizando nuestra historia, nos encontramos en un punto clave, la crisis de la oligarquía que se abre durante las primeras décadas del siglo XX, y el movimiento obrero que se manifestó de manera prácticamente incontrolable en torno al año 1920, puso en evidencia el surgimiento de sectores sociales hasta entonces ex-cluidos de las instancias de poder y de mediación política. Las capas medias y la clase obrera irrumpieron en el escenario político nacional contribu-yendo a provocar dos grandes tipos de reacciones en la historiografía: la de la corriente conservadora y que se resume en la idea de una elite, que se despreocupó de la “masa” dejándola literalmente a su suerte. Producto de ello se había desalineado de la clase dirigente, no como el caso del campo en su relación patronal, ahora ya siguiendo consignas ajenas a su naturaleza sumisa3. La otra línea clásica era de perspectiva marxista, la línea “correcta” la imponía el partido y no la organización de base. El Su-jeto Histórico era quien luchaba por sus objetivos políticos e ideológicos emanados de la cúpula partidista.4 La

3 concha, j.E. Conferencias sobre Economía Social, dictadas en la universidad católica, Santiago, imprenta chile, 1918. 114-115pp.

4 Métodos de la lucha de los comunistas en el frente poblacional. Seminario sobre la vivienda organizada por el Partido comunista. Santiago

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cultura oBrEra En SantiaGo dE chilE

otra línea menos tradicional era de aquellos historiadores que buscaban sobrepasar el estrecho cuadro de la disciplina tradicional centrada casi exclusivamente en el estudio de los “grandes hechos” y de los “grandes hombres”. Aunque en este caso no se trata de una nueva “escuela”, es posible distinguir una nueva sensi-bilidad en función de su oposición o contraste con las dos grandes familias historiográficas mencionadas ante-riormente. Hacia mediados del siglo XX se desarrollaron tendencias en las que se reflejaban nuevas inquietudes e intereses que trataban de integrar a la investigación aspectos del conoci-miento histórico hasta entonces des-conocidos, omitidos o relegados a un rango de menor importancia. Junto a la producción clásica (centrada pre-ferentemente en la historia política) aparecieron estudios, cada vez más numerosos, de historia demográfica e historia económica y social.

Es importante señalar que en las dos últimas décadas, el enfoque estructural de las tesis clásicas ha sido objeto de variadas críticas. Se le

1969. mimeo. revisar a los precursores de la historiografía obrera en chile (hernán ramírez necochea, julio césar jobet, marcelo Segall y luis Vitale). Según estos autores, la clase obrera habría adquirido su condición de tal por el hecho de insertarse dentro de ramas productivas asociadas al capitalismo de fines del siglo XiX. El otro elemento que definió la identidad obrera fue su condición de “clase explotada”, condición que habría afectado a todos los asalariados por igual.

ha cuestionado su incapacidad para reconocer la diversidad cultural al interior de los sectores populares5. También se ha criticado su tendencia a privilegiar las relaciones entre tra-bajadores y los partidos de izquierda, haciendo aparecer a estos últimos como únicos protagonistas de la historia. Incluso se le ha atribuido un sesgo “iluminista”, en el sentido del apego a determinados “proyectos” por sobre una disposición a reconocer a un actor que no era necesariamente discursivo o proyectista6.

E. Hosbawm marcó pauta en cuanto a cómo abordar la investigación del movimiento obrero en Inglaterra, hace una fuerte crítica a la historia de la clase obrera y a los especialistas que serían los historiadores. “La historia de la clase obrera desde dentro del movi-miento y en gran parte de espaldas a las universidades tendía a presentar ciertas características. En primer lugar, propen-día a identificar las clases trabajadoras con el movimiento obrero, o incluso con alguna organización, partido o ideología concretos. Por lo tanto, se inclinaba a

5 En este punto se encuentra nuestro interés de establecer ciertos parámetros para descifrar la diversidad cultural al interior de los círculos populares, en específico de los obreros.

6 hosbawm es enfático y se le ha reconocido por su aporte en el debate historiográfico. dice: “más que las organizaciones obreras y socialistas, sus ideologías y su política como tales (aunque considera que estos factores constituyen una dimensión esencial de las clases trabajadoras), lo que me interesa son sus raíces en la realidad de la clase trabajadora, incluyo la realidad de los militantes de dicha clase”.

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identificar la historia de la clase obrera con la historia del movimiento obrero, cuando no, de hecho, con la historia de la ideología del movimiento; y cuanto más fuerte y más unificado era el movimiento en un país o en un período, más tentada estaba de efectuar dicha identificación. A causa de ello, descuidaba la historia de las clases trabajadoras propiamente dichas, toda vez que era imposible sub-sumirlas en la historia de sus organiza-ciones; o incluso prestaba poca atención a la masa y se ocupaba preferentemente de sus líderes7”.

Esta revisión historiográfica nos per-mite aprovecharnos de la coyuntura que produce esta importante laguna en cuanto a la historia del movimien-to obrero que no se encuentra en su pensamiento político, ni en sus líderes sindicales, organizaciones sociales, o en sus reivindicaciones, que han sido estudiadas cometiendo el error de vin-cularlas con tendencias ideológicas o políticas simpatizantes del movimiento obrero, e incluso los estudios contem-poráneos de Chile que han marcado pauta en el presente reconocen que su historia personal ha influido en lo que han escrito8. Que sin duda son parte importante de nuestra historia nacional

7 hoBSBawm, Eric. Op. Cit. 12-13pp.8 En la obra de GrEz, S. De la Regeneración del

pueblo a la huelga general. Génesis y evolu-ción histórica del movimiento popular en Chile (1810-1890). Santiago, ril Editores. 2007. 35p. reconoce abiertamente que su historia de vida, influenciada por la política de izquierda a la cual adhirió, lo ha hecho escribir en pro de reconocer el movimiento popular en consecuencia de su

produciendo una importante cosecha de nuevos historiadores que investigan la clase obrera, pero cuyo interés por esta disciplina obedece básicamente al compromiso político, aunque abar-quen dimensiones históricas diversas. Existen trabajos muy interesantes que sin duda servirán para construir nues-tra investigación, pero el método que emplean ha sido forzado, por lo tanto discutible en su aplicación. Sumergirse en el pasado en busca de inspiradores ejemplos de luchas, o algo por el estilo, representa escribir la historia comen-zando por el final y de forma ecléctica. Por lo tanto no es un método aconse-jable para nuestra propuesta.

El estudio más aceptado por los exper-tos que estudian el movimiento obre-ro, que han llegado a la conclusión que la cohesión interna de las organiza-ciones de trabajadores se fundó sobre tres pilares: el impacto organizativo del capital; el discurso ideológico de izquierda; y la experiencia solidaria proveniente de comunidades de ori-gen del trabajador. Aquí están las bases del movimiento sindical moderno9.

Por lo tanto encontramos en este ter-cer punto las debilidades del estudio del movimiento obrero en Chile, la conciencia de la clase obrera no se

historia de vida, y reconoce su subjetividad en ese sentido.

9 Salazar, G. Historia de Chile Contemporánea de Chile. Editorial lom, Santiago. cfr. zaPata, F. Autonomía y subordinación en el sindicalismo latinoamericano. FcE. méxico 1993. 36p.

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encuentra intrínsecamente unida al movimiento obrero tradicional que hemos desglosado en cuanto a su línea de investigación fuertemente ideologi-zadapor la esfera política izquierdista que influía ciertamente en los dirigen-tes sindicales, en sus discursos, o como también lo fue la parte conservadora que defendía a la dirigencia oligárquica, postulando que era un problema de carácter moral del obrero, abrazando a la rebeldía en vez de la sumisión.

Es pertinente profundizar aún más en los espacios de intensa sociabili-dad obrera que existieron sin mayor atención por los investigadores, estos espacios se dotaban de lugares muy propios de esta clase trabajadora, que se hallaban en un lugar específico, que es un punto que creó identidad y pertenencia al movimiento, es una cultura que no se encuentra investiga-da hasta el momento en nuestro país.

Para enfocar aun más la investiga-ción, citado de lo anterior sobre la experiencia social comunitaria del obrero, se ha adoptado por la teoría de Johan Galtung, para analizar la sociabilidad de los obreros, la iden-tidad del grupo y su relación con los otros, ya sea la gerencia de la Fábrica cervecera Ebner u otros sectores sociales para obtener respuesta a sus reivindicaciones10. Intentaremos

10 Su trabajo más reciente sobre la paz y los conflictos sociales es Sobre la paz, Barcelona: Fontara, 1985. En su propuesta de análisis exis-

ceñirnos a esta metodología de inves-tigación, y encontrar algunas respues-tas mediante el estudio de la cultura obrera en Santiago, enfocando los esfuerzos en el sector de la Chimba, y su concentración de importancia en cantidad de obreros, como lo era la Fábrica Ebner.

La investigación estará focalizada en la sociabilidad obrera entre los años 1920 y 194011, que se encuentran enmarcadas dentro de un fuerte mo-

ten tres elementos que componen y permiten explicar el conflicto, siendo el primero de ello, la “actitud”, en donde cada actor o grupo posee una “actitud”, la cual construye a partir de la observación de sí mismo en contraposición a una imagen del otro, a partir de sus intereses y que le permite generar sus discursos. un segundo elemento es el “comportamiento”, es decir, el conjunto de acciones que toman los actores en base a su actitud, lo cual puede generar situaciones constructivas o destructivas según sea la estrategia que haya adoptado el actor para proteger y alcanzar sus intereses. Finalmente, el último elemento de esta teoría es la “incompatibilidad” que tiene los intereses de los actores, lo que lleva a que estos intenten obstaculizar las acciones del contrario, pues al asumir sus fines como antagonistas, perciben que si el contrario logra sus fines, ello conlleva a que él no pueda conseguir los propios, situa-ciones que detonan los conflictos. Siendo estas líneas las más integrales para estudiar nuestro caso.

11 Por alcance de fuentes primarias cercanas al período a investigar se entrevistaron ex obreros de la Fábrica cervecera Ebner del sector de la chimba, quienes comenzaron sus labores entre los años 1920 y 1940. recuerdan el escenario social y laboral de comienzos del siglo veinte, ya sea por haber tenido colegas, amigos o familiares quienes antecedieron sus labores, que en la mayoría de los casos les permitieron entrar a la fábrica. la generación entrevistada tiene por promedio ochenta años de edad en la actualidad.

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vimiento obrero, pero cabe recordar que nuestro objetivo es estudiar la acción desde el interior de la clase trabajadora, al obrero común, y abordar aspectos sociales cotidianos, y analizar cómo aquellos elementos ayudaron a forjar su identidad, se pretende conocer su cultura, la conformación de su conciencia que finalmente forja su identidad como sujeto12.

El objetivo principal es reconstruir una parte importante de la historia del movimiento obrero, pero de una perspectiva distinta, ya que hasta el momento se conoce la historia de las organizaciones, sus alianzas, las noticias de los diarios obreros y las huelgas. Pero no conocemos la voz de los mismos, la del trabajador y su familia en primera persona. Grupo que se estructura y condiciona me-

12 El estudio de fuentes es fundamental para corroborar elementos clave de la presente in-vestigación. nuestros esfuerzos se encuentran posicionados en conocer la cultura obrera en Santiago y preliminarmente hemos conocido algunos elementos que condicionan el carácter del trabajador urbano, como lo son las condi-ciones de vida en las que se encuentra inserto. Para tal efecto debemos investigar de primera fuente a los mismos protagonistas, porque hasta el momento solo conocemos los análisis efectuados mediante documentos guberna-mentales, tales como la oficina del trabajo de la época, organismo que realizaba catastros de manera esporádica. Para obtener una muestra cualitativa y representativa se ha elegido a la Fábrica Ebner, perteneciente a la compañía de cervecerías unidas. Esta se ubica actualmente en la comuna de independencia que junto con la comuna de recoleta se le conoce como el antiguo sector de la chimba.

diante su relación con el trabajo y la familia, que se expresan finalmente en una intensa sociabilidad que se fortalece en distintos ámbitos de sus relaciones sociales, en la comunidad en donde viven, la comunión que se fragua en los sindicatos, o en la gran masa que se unió durante el movi-miento obrero a comienzos del siglo XX. La acción colectiva de cada una de estas hizo que las organizaciones se encuentren influidas por las con-diciones de vida que diariamente debían soportar. Siguiendo la inspi-ración de los estudios sobre la clase obrera urbana europea13, se sigue la línea de analizar los testimonios de los mismos protagonistas, utilizando como método la investigación oral. Los antecedentes de la organización obrera urbana se encuentran en las condiciones de vida que enfrentaron, que fue el fundamento principal de sus demandas (vivienda, alimenta-ción, salud y educación). Aspectos fundamentales que moldearon el carácter del obrero urbano14. En tor-

13 Ver en: thomPSon, d., E.P. Thompson esencial. Editorial crítica. Barcelona de España 2002. 15p.

14 ValdEBEnito, c., Von martEnS, B. Organi-zaciones de trabajadores. Sociabilidad, identidad y cultura obrera en la ciudad de Santiago. 1910-1940. cap. i. antecedentes de la organización obrera en la ciudad de Santiago. tesis para optar al título de Profesor, Escuela Pedagogía de Educación media en historia y ciencias Sociales, Facultad de ciencias humanas y Educación, universidad del Pacífico, Santiago de chile. Ver en: dEShazo, Peter. Trabajadores Urbanos y Sindicatos en Chile: 1902-1927. Traducción de Pablo Larach. Santiago. centro

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no a la vivienda surgen los mayores recuerdos de los trabajadores, siendo este espacio el mayor anhelo durante su larga vida de trabajo en la Fábrica Ebner. Durante el período de investi-gación en terreno se reconoce el espa-cio físico de la ex cervecería que hoy en día se encuentra calificado como Monumento Histórico15. Siguiendo algunos antecedentes, encontramos que la población Ebner, viviendas construidas para los trabajadores de la fábrica, que se encuentra nombrada en la investigación de Armando De Ramón16, precisamente no se ubica en la cercanía del sector de la Chim-ba. Por el contrario, esta fue ubicada en la periferia de Santiago, en la comuna de Renca siendo conocida en la actualidad como población CCU (Compañías de Cervecerías Unidas)17. Para obtener el derecho

de investigaciones diego Barros arana de la dirección de Bibliotecas, archivos y museos, 2007.

15 declarado monumento histórico mediante el decreto d.S. 646 en el año 1984 en la categoría monumento histórico, en la subcategoría indus-tria de alimentos. Está ubicada en la avenida independencia, entre las calles olivos y Santos dumont n° 565, comuna de independencia. región metropolitana de Santiago. la fábrica se emplaza en un terreno de 35 mil m2 aproxi-madamente.

16 dE ramón, armando. Santiago de Chile (1541-1991). Historia de una sociedad urbana, Editorial Sudamericana, Santiago de chile 2000. 169p.

17 información obtenida a través de los planos del departamento de edificación y urbanismo de la ilustre municipalidad de renca. además siendo corroborado por los mismos pobladores. investigación apoyada por el Fondo de desa-rrollo de las artes y la cultura  (Fondart). Proyecto seleccionado del ámbito regional de

a establecerse en esta nueva pobla-ción, los obreros debían inscribirse con el trabajador social dispuesto por la empresa para que analizara la situación de aquellos que lo requerían con mayor necesidad; aquello es co-rroborado a través de Juan Garrido, ex obrero de la fábrica Ebner: “Yo estaba inscrito hace rato para tener una casa, tenía cinco hijos, yo vivía en una pieza con cinco hijos (…) y me inscribí con la visitadora social, como estaba arrendando y con cinco hijos, me inscribí. Pasaba el tiempo y no pasaba nada, les daban a otras personas y a mí no me daban18”.

El testimonio da cuenta de las pre-carias condiciones de vida en las que se encontraban muchos de los trabajadores y sus familias. A pesar de tener un trabajo remunerado en una compañía estable, los sueldos no alcanzaban para obtener una mayor calidad de vida. Como aparece en nuestra propuesta de tesis sobre la vivienda obrera19, el conventillo era el lugar que más se repite en los dis-

financiamiento, corresponde a la línea de con-servación y promoción del patrimonio inmaterial “Sociabilidad e identidad obrera en el barrio La Chimba”. código 21925 - 8. año 2011.

18 Garrido, j. Entrevista a ex obrero fábrica cervecera Ebner. investigación apoyada por el Fondo de desarrollo de las artes y la cul-tura  (Fondart). Proyecto seleccionado del ámbito regional de financiamiento, corresponde a la línea de conservación y promoción del patrimonio inmaterial “Sociabilidad e identidad obrera en el barrio La Chimba”. código 21925 - 8. año 2011.

19 ValdEBEnito, c., Von martEnS, B. Op. cit.

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tintos estudios sobre la vivienda de los obreros, al no existir programas efectivos de viviendas, el hacinamien-to en la ciudad de Santiago es una constante durante largos períodos del siglo XX. Siendo causal de impor-tantes quejas y conflictos al interior del sistema de trabajo de la fábrica: “Llegué un día a mi trabajo y fui a hablar con el administrador. Le dije a la secretaria que quería hablar con el administrador (…) y me dijo: “espere un momentito”, y me dice que pase, pero estaba con alguien y dije que era algo personal, y el administrador estaba con un empleado que era un químico, y el administrador me dijo ¿con quién quiere hablar? ¿Conmigo? y yo miro al empleado (químico) y el administrador dice, “hable no más si este hombre es de confianza”, y ahí me puse hablar, le dije “sabe que estoy inscrito hace tiempo, y le dan a casa a otras personas, que han llegado ahora último a trabajar y le han dado casa, llevo tanto tiempo inscrito aquí, tengo cinco hijos y vivo en una pieza” y ahí escuchando el químico dice “este muchacho lo tienen inscrito hace tiempo, y siempre lo echan para atrás, pero no sabía que era este muchacho, es tan rebuena persona este cabro, yo lo quiero mucho”. En realidad cuando le iba a dejar los papeles, solo le decía “permiso y buenos días, acá le manda estos papeles don Mario Lagos” y por eso salió la casa, y antes de la semana me llama la visitadora y me dice “le conseguí la casa” (…) y cuando me dijo que ella me había conseguido la casa, le dije “si sé, si el administrador ya me

había dicho” y ella se quedó callada. Así que ahí me dieron la casa20”.

Esta forma anecdótica de obtener una vivienda merecedora, da cuenta de las pocas posibilidades existentes para adquirirla de forma expedita. Quizás existan casos en donde no cursen la misma suerte, por lo tanto este bene-ficio en realidad fue otorgado para los obreros más necesitados, suponiendo que la visitadora ejercía su trabajo de manera objetiva, siendo claramente cuestionada por don Juan Garrido.

El problema que estamos abordando son las causas de la organización obrera y encontrar fuentes de con-flictos identificables que puedan dar ciertas respuestas a nuestra problemá-tica. Un punto relevante lo hallamos en el arriendo de las viviendas que ofrecía la fábrica a sus empleados, el discurso empleado por los obreros refleja esa preocupación en torno a la vivienda: “Si las arrendaban a 100 y tantos pesos, después las vendieron a $164.000 aproximadamente durante el año 1973, en época de Salvador Allende. Nos descontaban todos los meses por planilla para poder pagar las casas21”.

La falta de exactitud en la ubicación temporal del dato, nos obliga a contrastar las distintas fuentes para alcanzar la máxima objetivad en el

20 Garrido, j. Op. cit.21 Ídem.

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análisis. Si en el año 1947 ganaba 1,90 la hora, al finalizar la jornada de 8 horas se contabiliza en 15.20 pesos. Si calculamos un mes prome-dio de 30 días y descontamos el fin de semana, son 22 días trabajados que dan el resultado de 334.40 pesos al finalizar el mes22.

Por lo tanto un tercio del sueldo era descontado de forma directa en las planillas de pago por concepto de arriendo de la casa. Y nos corrobora que la casa fue traspasada a su nom-bre recién durante el gobierno de la Unidad Popular en el año 1973: “La empresa debía integrarse, para a través del Estado dar los subsidios habita-cionales, y por lo tanto, las empresas tuvieron que vender las casas a sus trabajadores en todo caso, fue la venta a muy buen precio, por lo tanto, todos los trabajadores que ocupaban esas casas pasaron a ser propietarios porque la empresa se las vendió”.

Comprobamos mediante actas de avenimiento, que la posición del obrero no era de las más favorables, económicamente la familia debía ingeniárselas para obtener ingresos extras para mantener a una familia que en número podía ampliarse rápi-damente. Juan Garrido llegó a tener ocho hijos, y veremos más delante

22 archiVo nacional dE la adminiStración, fondo: dirección del trabajo, acta de avenimien-to de la junta permanente de conciliación, año 1947, vol. 2067, fojas s/n.

de qué manera la familia obrera se ayuda mutuamente para mejorar sus condiciones de vida. Uno de los pro-blemas que constatamos en nuestra investigación, es que la alimentación era una complicación importante para clase obrera, las distintas fluc-tuaciones de la economía, encare-cían constantemente los alimentos. Encontramos datos cualitativos que dan cuenta de las duras condiciones de vida que enfrentaba el obrero. Se recalca que el contexto forjó el carác-ter del trabajador urbano, llevándolo a organizarse para mejorar y cambiar su desfavorable condición, y así lo afirma el siguiente testimonio: “Yo recuerdo que antiguamente el obrero tenía que llevar la olla con comida, solamente tenían almuerzo y desayuno los empleados, pero posteriormente y con mucha justicia los sindicatos de obreros lograron conseguir que también se creara un almuerzo para los traba-jadores y operarios que era muy justo en todo caso23”.

Se señala en la cita que se lograron importantes beneficios, que mejora-ron la situación del obrero al interior de la fábrica en cuanto a su alimen-tación lo largo de su vida laboral: “Cuando se terminó el casino, otra gran conquista, una de las cosas buenas de la empresa, era el casino, la gente empezó a llevarse una marraqueta, todos los días la gente salía al patio, sacaba una

23 Ídem.

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marraqueta, al año siguiente en vez de una, dos marraquetas, a la tercera mandaban a hacer un pan especial grandote, así como la hallulla del cam-po, al otro año, dos hallullas24”.

Los beneficios obtenidos en el tipo de alimentación fueron constantes, esto provocó en los trabajadores uno de los mejores recuerdos en su labor. Ellos eran conscientes del mejoramiento en las condiciones de trabajo: “Hasta que al final se llegó al casino, trajeron varios concesionarios, no dieron resultado, hasta que llevaron a Neira, como trabajador se hizo cargo del casino y ahí ya se hizo bueno el casino, lo mejor del casino25”.

Lo alcanzado por los obreros nos per-mite delinear ciertas conjeturas, para determinarlo como una conquista sindical de importancia26. Esto refleja el ambiente comunitario que se vivía al interior del sistema de trabajo en torno a este elemento: “Teníamos desayuno, almuerzo y once. El día sábado había una “cuestión especial”, a las 10 am teníamos que ir al casino a comerse un pan, más cervezas, a la gente directa de envasado les daban seis cervezas semanales para el consumo de ellos, nosotros como trabajábamos en

24 Garrido, j. Op. Cit.25 Ídem.26 archiVo nacional dE la adminiStración,

Fondo; dirección del trabajo, Sindicato de obreros fábrica Ebner, Pliegos de peticiones sindicales, años 1951-1952, vol. 2892, fojas s/n.

mantención nos colocaban todos los días un barril de cerveza, más encima los “otros viejos” (…) se ponía uno arriba de un barril y todos pasaban con su “tarrito” a llenarlo, todos los días les daban eso. Y a las mujeres también les daban, de por sí las hacían engordar27”.

La cerveza al interior de la fábrica era consumida por los trabajadores, pero no solamente como bebida refrescante, sino también como ali-mento. No se tienen registros o datos sobre la siguiente práctica: “Como se hacían cervezas y también gaseosas, en la parte del cocimiento de la cebada la procesaban, hacían como un caldo como ellas le llamaban, (...) lo hacían hervir en una cocinillas, los obreros tenían sectores en donde se cambiaban y cocinaban al mismo tiempo. Entonces hacían hervir este caldo y le echaban ají cacho de cabra, y se hacía una masa (…) era un buen remedio, porque esos viejos nunca se enfermaban para el invierno. Trabajaban a “guata pelá” o polera manga corta. En temperaturas bajas, con bodegas refrigeradas con salmuera a extremas temperaturas, bodegas a menos dos grados bajo cero, ahí con las variaciones de temperaturas con el exterior se enfermaban, pero estos

27 rodríGuEz, j. Entrevista a un ex obrero fá-brica de cerveza Ebner. investigación apoyada por el Fondo de desarrollo de las artes y la cultura (Fondart). Proyecto seleccionado del ámbito regional de financiamiento, corresponde a la línea de conservación y promoción del patrimonio inmaterial “Sociabilidad e identidad obrera en el barrio La Chimba”. código 21925 - 8. año 2011.

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“viejos” nunca se enfermaban, cuando supe al final cuando cerraron la planta y se vinieron de allá, comenzaron a caer de a poco, estaban acostumbrados a llevar un ritmo de vida extremo, porque tenían cervezas todos los días, el tipo de alimentación28”.

Creemos por los testimonios de los mismos ex obreros, que en promedio tienen ochenta años, que está prepa-ración era una costumbre entre estos obreros, que en la actualidad se en-cuentra extinguida, era una práctica típica en la fábrica Ebner del sector de la Chimba, e incluso en la fábrica cervecera de Providencia, no existía tal hábito29.

La progresión en los beneficios alcan-zados por el sindicato al interior de la fábrica, son claramente señalados por los ex obreros que reconocen haber mejorado su calidad de vida, estos elementos que construyen la con-ciencia del obrero de la fábrica Ebner.

Las importantes diferencias entre los obreros no calificados y los obreros

28 Ídem.29 Esta especie de suplemento alimenticio, consis-

tente en una espesa cebada, que condimentada con ají y aliños a gusto proporcionaban la sufi-ciente energía para efectuar las duras labores de fuerza con cajas de madera y botellas de vidrio, cumpliendo el objetivo de desplazar el constante frío de la bodegas de mantenimiento de productos. cuando algunos de estos obreros eran cambiados de fábrica, se resentía la falta de este alimento que se encontraba solamente en la fábrica Ebner.

calificados es otro elemento que da cuenta de la conformación de una identidad obrera al interior de esta fábrica: “Antes que se creara el al-muerzo la gente llevaba una olla con comida (…) tenían anafes para calen-tar a la hora de almuerzo (…) ellos almorzaban en cualquier parte (...) posteriormente se logró que la empresa construyera un gran casino para todos los obreros y continuó el comedor más pequeño para los empleados que hace mucho tiempo estaban, por lo tanto, los empleados siguieron con su comedor, porque eran 80 empleados y eran 500 obreros, por lo tanto, era un casino muy grande para los operarios y el casino muy privado para los empleados.”

Este problema que identificaron los obreros permitió que se aproximaran solidariamente en búsqueda de igual-dad de condiciones, con el objetivo de establecer un espacio al interior de la fábrica para alimentarse en su tiempo de colación. otro objetivo alcanzado mediante el avenimiento de los trabajadores con la fábrica, fue el mejoramiento de la calidad de la alimentación, recibiendo raciones de alimentos durante los turnos correspondientes, según los mismos testimonios de los trabajadores, que demuestran gratitud ante estos bene-ficios. En la propuesta investigativa se reconoce dentro de la identidad del obrero, un sentido de justicia social. Se reafirma que muchos de los logros de las organizaciones de trabajadores iban en búsqueda de la igualdad.

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Además, de comenzar a esbozar un importante contraste entre los obreros de la misma fábrica que la identificaremos como la aristocracia obrera urbana30 de comienzos del siglo XX en el sector de la Chimba. Para aquello nos remitiremos a los estudios de la clase obrera urbana eu-ropea que dan cuenta de importantes diferencias salariales entre los mismos obreros, y muestra una segregación en distintos ámbitos sociales31.

30 hoBSBawm, E. j. Reconsideración de la aristocracia obrera. En Eric j. hobsbawm, El Mundo del Trabajo. Estudios históricos sobre la formación y evolución de la clase obrera. Barcelona, Editorial crítica, 1987. Plantea que al igual que en el siglo XiX, existían los peones e inquilinos, quienes cumplían labores propias del bajo pueblo. a diferencia de los artesanos que poseían una mayor consideración por parte de la sociedad al poseer técnica en el sistema rural. la única investigación que plantea sobre una aristocracia obrera para el caso chileno es Peter deShazo, en su Trabajadores Urbanos y Sindicatos en Chile: 1902-1927. Op. Cit. Quien identifica y clasifica a distintos rubros como obreros calificados, tipógrafos, electricistas, mecánicos, estucadores, etc., quienes poseían remuneraciones considerablemente superiores al obrero sin calificación, además de tener mayores beneficios al interior del sistema de trabajo, como tener acceso a vivienda. Su relevancia provenía de la educación técnica secundaria especializada en algún rubro. Esta gran diferencia se reflejaba ante la sociedad diferenciándolo claramente del obrero sin calificación. Esta diferencia se borra a medida que la educación comienza a expandirse a las clases más bajas llegando a ser considerados por igual.

31 Esta aristocracia obrera se caracteriza por poseer estudios técnicos y estar calificado para efectuar tareas especiales de mayor compleji-dad al interior de la fábrica.

Lo dividiremos según los escalafones estandarizados usados por la misma fábrica, utilizamos dos que son identificables. Lo máximo que podía aspirar un obrero era al cargo de Ma-yordomo técnico, quien se encargaba de supervisar las tareas realizadas por los obreros en las máquinas, por lo tanto, sus estudios provenían de algún liceo industrial. Más abajo se encontraban el mayordomo de 1ª, 2ª, 3ª, 4ª, 5ª y 6ª categoría. La diferencia económica entre estos úl-timos no era de envergadura, pero el ascenso le permitía acercarse en algo al mayordomo técnico. En todas las entrevistas son identificados como empleados para diferenciarse del obrero común sin calificación.

También estaban los profesionales, quienes recibían un pago muy cerca-no a un obrero común32. Solamente en una entrevista se pudo identifi-car a alguien con formación en la educación superior. En la fábrica se utilizaban para los procesos químicos de la fabricación del brebaje.

También existía la clasificación de un grupo que era llamado “obreros espe-cializados” de 1ª, 2ª y 3ª categoría. El sueldo era sustancialmente menor

32 archiVo nacional dE la adminiStración, Fondo dirección del trabajo, acta de aveni-miento de la junta permanente de conciliación, año 1949, vol. 1745, fojas s/n. un profesional ganaba 12 pesos por hora de trabajo. un obrero no calificado 9 pesos por la misma cantidad de tiempo.

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al de los mayordomos o empleados. Realizaban principalmente tareas de reparación. En cuanto a instrucción, provenía de algún liceo industrial o en algunos casos, la experiencia del trabajo diario le dio la especialización en alguna tarea determinada de cierta importancia al interior de la fábrica.

La categoría en donde podemos si-tuar al obrero no calificado, es en el personal sin profesión, la mayoría sin estudios secundarios. También cono-cidos como la “cuadrilla” en algunas entrevistas y documentos, se sitúa a este trabajador urbano promedio de Santiago. Sus tareas eran el trabajo pesado en la mayoría de los casos, acarreando pesadas botellas de vidrio, toscas cajas de madera, algunos las reparaban, otros se encargaban de los sacos de cebada, en la reposición de productos, etc., Este no poseía escalafón, aunque algunos poseían estudios industriales en la secundaria y lograban subir de categoría. Era un verdadero logro al interior de la fábrica que era celebrada en sus familias y en círculo de amigos del obrero. Bajando de categoría en el recuento de salarios, se encuentran las mujeres. Que no realizaban tareas como los obreros, no se tiene el nú-mero exacto de trabajadoras, pero se corrobora con los testimonios de los obreros que eran pocas. Sus tareas se concentraban en el trabajo manual, coser los sacos de cebada, lavar la ropa de administradores u operarios, el aseo general de la fábrica, e incluso

encargarse de controlar la plaga de ratones mediante la utilización de gatos domésticos. La categoría más baja era ocupada por los niños, el último registro demostrable data del año 1940. Realizaban el mismo tra-bajo que los obreros sin calificación.

Por lo anteriormente expuesto, en-contramos consistentes los distintos testimonios que a continuación se citan quienes reconocen importan-tes diferencias, incluso en el ámbito social: “Las clases eran muy marcadas, los empleados tenían su casino aparte para almorzar, tenían una zona de bar para tomar cerveza. Y para cualquier cosa se diferenciaban diciendo que eran empleados, se catalogan como si fueran distintos, para diferenciarse de nivel, no eran jefes pero en ese tiempo se miraba en menos el catalogarse de obrero, se hacía mucha diferencia de clases. Se marcaba demasiado aquello”.33

Para seguir evidenciando estas dife-rencias, que no sólo se reflejan en la calificación para abordar tareas de cierta complejidad. También encon-tramos en lo económico, que en 1948 un obrero calificado podía ganar el doble del salario en contraste al de uno sin calificación, en el año 194834.

33 rodríGuEz, j. Op. Cit. 34 archiVo nacional dE la adminiStración,

Fondo: dirección del trabajo, acta de aveni-miento de la junta permanente de conciliación, año 1948, vol. 2190, fojas s/n. los mayordomos o empleados, como hacen referencia los obreros de la cuadrilla, ganaban en promedio un salario

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Pero el concepto aristocracia, no solo abarca el gozar de cierta posición so-cial en base de lo económico. Aquello involucra la actitud y como entre sus congéneres sin calificación podían diferenciarse de manera consciente de su posición.

Los obreros sin calificación, los de la “cuadrilla”, se referían a los obreros calificados como “empleados”, ya que compartían ciertos beneficios propios de trabajadores contratados de la em-presa, siendo algo paradójico, porque se entiende que todos se encontraban en esa situación contractual. Los obreros calificados ejercían labores de supervisión, y eran vistos como los jefes de los obreros de la cuadrilla. Por lo tanto, también tenían ciertos beneficios que marcaban notorias diferencias que traspasan al ámbito social.

Cabe destacar y recordar que los em-pleados eran obreros calificados, con conocimientos básicos en procesos industriales, conocimientos obteni-dos en algún liceo industrial. Esto marca radicalmente la suerte econó-mica de los obreros de la fábrica, ya que esta era la posibilidad de ascenso entre los operarios: “El jefe me decía que cuando viera al administrador, que daba vueltas por toda la fábrica, llegara a la oficina de él (…) después suena el

de 2.670 pesos. los obreros sin calificación o de la cuadrilla promediaban a fin de mes 1.152 pesos.

teléfono y le dice a mi jefe que me tome los datos, qué edad tengo, cuántos años llevo en la industria y qué curso tenía. Me llama y me toma los datos, le dije que tenía 25 años, que llevaba tres en la fábrica, me preguntó cuántos hijos tenía, y ya tenía como cinco hijos. Yo tuve nueve hijos, ocho hombres y una mujer. Y me preguntó “qué curso tenía”, yo tenía 4to año de preparatoria y por eso me rechazaron, no pude estudiar más porque de cabrito joven comencé a trabajar. Así que por eso me rechazaron para ser empleado”.35

Los datos provistos de los obreros de la fábrica Ebner, evidencian de manera objetiva la diferencia entre el obrero calificado y el “obrero sin profesión” que integraba la cuadrilla al interior de la fábrica.

La educación era fundamental para ascender de posición laboral. Inclu-so como en el testimonio anterior, muchos trabajadores sí tenían el suficiente mérito para ser empleados, desempeñaban de igual manera las tareas de alta complejidad, como la administración (elaborar despachos, realizar facturas, inventarios, etc.). Pero nunca iban a ser ascendidos ya que el requisito mínimo para escalar a una posición importante al interior de la fábrica, era tener educación secundaria, de preferencia industrial. En los testimonios de los obreros de

35 Garrido, j. Op. Cit.

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la Fábrica Ebner, quienes desempe-ñaron labores durante la década de los '40y '50 y recuerdan que en las décadas anteriores, en donde sus familiares también trabajaron en la fábrica, describen la peligrosidad de las labores ejercidas por los obreros. Muchos de ellos conscientes del riesgo, trabajaban de igual manera e incluso tratando de no demostrar a sus familias el peligro que corrían sus vidas. Cuando se entrevista al ex obrero si era riesgosa su labor, respon-de, “no era tanto así”, para luego ser interrumpido por su esposa:

“Sí la puso cuando trabajaba en los tubos de gas en Independencia, sí, por eso yo no fui más a dejar almuerzo, porque a mí me daba pánico de solo entrar ahí, imagínese que con una cosita muy pequeña hubiese explotado todo ese lugar”.36

Víctor Ruz recuerda las labores que desempeñaba en la fábrica, en el sec-tor de las calderas, donde se hervía la cebada, en un ambiente laboral hostil: “Eso era anhídrido carbónico, para trabajarlo había que tener una temperatura de 60°, tenía que estar el agua hirviendo y el tubo comenzaba a

36 Entrevista a Sra. agustina, esposa de Víctor ruz, ex obrero fábrica cervecera Ebner. investigación apoyada por el Fondo de desarrollo de las artes y la cultura (Fondart). Proyecto seleccionado del ámbito regional de financiamiento, corres-ponde a la línea de conservación y promoción del patrimonio inmaterial “Sociabilidad e iden-tidad obrera en el barrio La Chimba”. código 21925 - 8. año 2011.

descargarse solo. Sí era peligroso, bien peligroso”.37

El trabajo de los obreros sin califica-ción era de fuerza física, esa es una constante al interior del sistema de trabajo, la jornada laboral dejaba huellas físicas en los obreros, aquello se combinaba con la falta de seguri-dad. “Ahí entré a trabajar de obrero no más como entran todos a lo que me mandaran no más, entré a la embote-llación de cerveza, entonces en esos años se trabajaba sin guantes, sin nada, lo dedos se hacían tira”.38

otro testimonio confirma lo ante-rior. La única salida de mejora de sus condiciones de trabajo, era subir de escalafón o realizando labores auxiliares de menor carga física: “yo trabajé en un trabajo pesado, que era tirar cajas, felizmente teníamos un jefe nosotros, don Mario Lagos, jefe de bodega, (…) me llama un día y me dice que él me había estado mirando y se dio cuenta que yo no era para ese trabajo que estaba haciendo, yo pensé al tiro que me iban a echar, le dije bueno, como yo hago lo mismo que mis otros compañeros, nos repartimos el trabajo, yo hago lo mismo, ahora si no soy más

37 Ídem.38 nEira, a. Entrevista a un ex obrero fábrica

Ebner. investigación apoyada por el Fondo de desarrollo de las artes y la cultura (Fondart). Proyecto seleccionado del ámbito regional de financiamiento, corresponde a la línea de con-servación y promoción del patrimonio inmaterial “Sociabilidad e identidad obrera en el barrio La Chimba”. código 21925 - 8. año 2011.

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rápido que ellos es porque soy nuevo. No, me dice, si no te estoy diciendo eso, lo que estoy diciendo es que pienso que tú puedes hacer otro trabajo, aquí mismo pero no este”.39

Por lo anteriormente expuesto, queda en evidencia la falta de protección del trabajador ante los accidentes, era común encontrar relatos de obreros en donde compañeros, familiares, supervisores o ellos mismos habían sido víctimas de accidentes al interior de la fábrica. Además de la exte-nuante labor física de sus trabajos, se agrega la falta de protección ante los accidentes. Al mismo tiempo de considerar al interior de la fábrica un casino que era solo para los obreros calificados, son argumentos que justi-fican y sustentan la conformación de una organización obrera en búsqueda de paridad ante sus congéneres de mayor rango que poseían mejores condiciones.

Consecuencias

Los elementos que constituyen a las organizaciones de trabajadores se encuentran en las condiciones de vida en que se encuentra inserto el obrero y como el usufructo de su

39 aldEa, E. Entrevista a un ex obrero fábrica Ebner. investigación apoyada por el Fondo de desarrollo de las artes y la cultura (Fondart). Proyecto seleccionado del ámbito regional de financiamiento, corresponde a la línea de con-servación y promoción del patrimonio inmaterial “Sociabilidad e identidad obrera en el barrio La Chimba”. código 21925 - 8. año 2011.

trabajo se obtienen los recursos. La fábrica es una comunidad, por las relaciones colectivas que se generan entre sus trabajadores, sociabilizando de manera pasiva en sus inicios al no poseer una organización activa que establezca su constitución. El proceso de conocimiento del sistema de trabajo, que además conlleva el reconocer las desigualdades entre los trabajadores no calificados y los ca-lificados, aquello permitió fortalecer a la organización activa en torno a objetivos, desarrollando una comu-nión entre los trabajadores que giraba alrededor de ideas básicas como el sentido de justicia. Esto provocó un alto grado de aproximación entre la gran masa de obreros pertene-cientes a la “cuadrilla”. Aquello se comienza a expresar mediante un discurso homogéneo que se repite en el testimonio de los obreros, que se distingue por poseer variables locales que intervienen en la conformación de una identidad específica. Esta ali-neación en el pensamiento comienza a abarcar objetivos macros al interior de la fábrica, resultando como conse-cuencia la toma de conciencia de los individuos, dando como resultando el fortalecimiento del sindicato con objetivos fijados, siguiendo el orden de sus preocupaciones. Esta perspec-tiva de estudio de las organizaciones obreras nos permite seguir perfeccio-nando la historia de este importante movimiento social; demuestra que la acción comunitaria, permitió co-hesionar la organización obrera en la

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búsqueda de objetivos, alcanzando importantes beneficios al interior de la fábrica cervecera Ebner. La con-clusión de la investigación permite señalar que la conformación de orga-nizaciones de trabajadores al interior del sistema de trabajo a comienzos del siglo XX, tiene su explicación en sus causas, como lo es en este caso en particular. En el capítulo “configura-ción organizativa de los trabajadores urbanos” (Estructura sociocultural del obrero urbano y el progreso de la sociabilidad pasiva a la sociabilidad activa), y la conclusión que se arrojó a través de su análisis de los datos, comprueba que las condiciones de vida que enfrentaba el obrero, es la que finalmente delinea su con-ciencia e identidad, para dar paso a una sociabilidad activa de masas ya organizada, como lo es un sindicato40. Es en este espacio donde comienzan a germinar las reivindicaciones de los trabajadores al posicionarse en la primera línea de importancia en el sistema de trabajo industrial.

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