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poema épico anglosajón

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    mTexto escrito a mquina(La presente obra ha sido incorporada a la biblioteca digital de www.ladeliteratura.com.uy con fines exclusivamente didcticos)

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    -SELECCIN DE TEXTOS-

    Texto de la traduccin y notas tomados de:

    Beowulf y otros poemas antiguos germnicos (S.VII VIII).Texto original,

    traduccin, prlogo y notas de Luis Lerate. (Seix Barral; Barcelona, 1974).

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    A R G U M E N T O D E L P O E M A

    Beowulf es el protagonista de este relato pico anglosajn escrito alrededor del siglo V (aunque el nico manuscrito que existe data del siglo IX o X).

    En la primera parte del relato se narra cmo el joven Beowulf, sobrino de Hygelac, rey de los Jutos, lucha contra el caballero Breka. Al cabo de cinco das de feroz pelea dentro del mar, una terrible tormenta los separa; ambos regresan a la corte, donde el rey les premia por su bravura y entrega a Beowulf la espada Ngeling.

    Tiempo despus tiene noticias por un bardo de la presencia de un terrible ogro (Grendel) que ha devorado hombres en la corte del rey Hrogthgar, de Dinamarca, y decide ir en su ayuda. Despus de matar al gigante derrota a la espantosa Wotkja (madre de Grendel), con lo cual se cubre de honores.

    De regreso a su tierra, Beowulf y su to enfrentan a los frisos, que saqueaban sus tierras. El rey Hygelac muere en una emboscada y le sucede el joven prncipe Hardred, que gobernar por varios aos hasta su muerte a manos de los hijos del rey sueco Othere. Finalmente, la corona es otorgada a Beowulf.

    Al cabo de cuarenta aos de paz, el reino es asolado por un dragn. Beowulf, a pesar de su avanzada edad, decide enfrentarlo en su guarida. Los caballeros que le acompaan huyen atemorizados. La lucha es cruenta; las fuerzas no acompaan al hroe, cuya espada no logra terminar con la bestia. Al verlo malherido, su sobrino Wiglaf acude en su auxilio. Finalmente, ambos terminan con el dragn pero Beowulf haba sido gravemente herido. En su agona le pide a Wiglaf que entregue al pueblo el enorme tesoro que guardaba el animal en la cueva y le encomienda el reino.

    Las cenizas de Beowulf fueron colocadas en un pen desde el que se contemplaba el ocano. A su alrededor doce caballeros cantaron las hazaas del glorioso rey.

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    COMBATE CON EL DRAGN

    Beowulf comienza su lucha con el dragn.

    2542 El hombre excelente que antao se viera 2543 en frecuentes combates, en duros encuentros 2544 de gente de a pie, descubrs en la montaa 2545 la entrada de piedra: por all de la gruta 2546 sala terrible un ardiente oleaje 2547 de prfidas llamas. Nadie al tesoro 2548 ni un solo momento acercarse poda 2549 que no lo quemara en su fuego el dragn. 2550 El prncipe gauta furioso se hallaba; 2551 con fuerza arroj su palabra del pecho, 2552 grit, valeroso, y su voz reson, 2553 su llamada de guerra, en la roca griscea. 2554 All hubo combate. Oy el desafo 2555 el guardin del tesoro. Ya mal a un arreglo 2556 llegarse poda! De la cueva, espantoso, 2557 primero sali el aliento del monstruo, 2558 su clido fuego: la tierra tron. 2559 Se guard de la sierpe el seor de los gautas, 2560 al pie de la pea, elevando su escudo. 2561 Dispuesta a la lucha se hallaba la fiera 2562 de cola enroscada. El bravo monarca 2563 su hierro empu, la pieza valiosa 2564 de filo potente. Miedo sintieron, 2565 el uno del otro, los dos enemigos. 2566 El rey de su pueblo detrs del escudo 2567 animoso esper cuando el torvo reptil 2568 se dispuso al ataque: equipado aguardaba. 2569 La feroz entre llamas reptando corri 1791 2570 a encontrar su destino. Al famoso caudillo 2571 salvle el escudo la vida y el cuerpo 2572 por tiempo ms breve que l se pensaba. 2573 En su vida sta fue la primera ocasin 2574 en que us su valor sin que gloria en la lucha 2575 la suerte le diera. El rey de los gautas 2576 el brazo elev: su espada excelente 2577 cay sobre el monstruo, mas al filo brillante 2578 detvolo el hueso; no tanto mordi

    1 2569-70 Tres asaltos hace el dragn. El segundo comienza en v. 2591 o 2669, el tercero

    en v. 2688.

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    2579 como el gran soberano en apuro se hallaba 2580 lo hubiese querido. Fue mucha la rabia 2581 del fiero guardin tras el golpe terrible: 2582 su fuego lanz, las llamas ardientes 2583 muy lejos llegaron. No le cupo victoria 2584 al prncipe gauta; fallle en la brega 2585 no as lo deba su espada valiosa, 2586 su hierro heredado. Poco contento 2587 le daba al famoso hijo de Ekto 2588 tener que partir y dejar este mundo; 2589 aunque no lo quera, buscarse debi 2590 una otra morada. Para todos termina 2591 esta vida terrena!Los dos enemigos 2592 con mucha premura otra vez se atacaron; 2593 el horrible guardin jadeante su pecho 2594 furioso avanz. El rey de su gente, 2595 apresado en las llamas, agobio sufra. 2596 No corri sin embargo en su ayuda la tropa, 2597 no hicieron con l los intrpidos hroes 2598 un corro aguerrido: huyeron al bosque 2599 en temor de sus vidas. Uno slo en su pecho 2600 la pena sinti. El que bien considera 2601 no olvida jams lo que un vnculo exige!

    Wglaf se dispone a ayudar a Beowulf.

    2602 Llambase Wglaf, hijo de Wistan,2 2603 un bravo seor, un noble skilfingo 2604 pariente de lfer. Vio que su rey 2605 bajo el yelmo de guerra el ardor padeca. 2606 Record los favores que de l recibiera: 2607 la rica mansin de la estirpe wegmunda, 2608 los muchos derechos que obtuvo su padre. 2609 Ya no quiso aguardar: agarrse el escudo, 2610 el tilo amarillo, y su espada sac, 2611 la que fue en otro tiempo del hijo de hter, 2612 el hierro de Anmundo. A ste en la guerra3 2613 exiliado se hallaba con filo temible 2614 Wistan mat y llevle a su to

    2 V. 2602-8 Wglaf es de la familia wegmunda, un linaje sueco al que tambin pertenece (por

    lnea paterna) Beowulf (cf. vv. 2813-14). Nada sabemos sobre lfer.

    3 V. 2612-19 (Episodio de la segunda guerra entre gautas y suecos, cf. vv. 2379-90.) Wistan,

    que luchaba en el bando sueco, le present los despojos de Anmundo al to de ste Onela, pero el rey prefiri dejrselos a l. Para Onela deba ser poco cmodo aceptar estas armas de un pariente suyo cuya muerte l haba causado.

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    2615 el yelmo adornado, la cota anillada 2616 y la espada potente. l obtuvo de Onela 2617 el arns de batalla que Anmundo visti, 2618 su equipo de guerra. No se habl de venganza 2619 aunque habale muerto a su propio sobrino. 2620 Tuvo l muchos aos las armas guardadas, 2621 la cota y el hierro, esperando a que el hijo 2622 se hiciera capaz, como el padre, de hazaas 2623 All entre los gautas ricos pertrechos, 2624 muchos, le dio, cuando ya de este mundo 2625 el anciano parta. Nunca hasta entonces 2626 habase visto aquel joven vasallo 2627 ayudando a su rey en un duro combate. 2628 Ni su mente dud ni fall en la pelea 2629 la herencia del padre. Bien la serpiente4 2630 lo vino a saber cuando all se encontraron! 2631 Wglaf habl a los otros diciendo 2632 enojado se hallaba furiosas palabras: 2633 "Yo el da recuerdo en que estando en la sala 2634 bebiendo hidromiel juramento prestamos 2635 al gran soberano que anillos nos daba 2636 de estar a su lado si falta le haca 2637 y pagarle en la lucha las cotas de guerra, 2638 los yelmos y espadas. Por propio deseo 2639 nos quiso elegir para esta jornada 2640 incit nuestro bro, estas joyas me dio 2641 pues l nos tena por bravos guerreros, 2642 por hroes sin tacha. Sin embargo el caudillo, 2643 el rey de su pueblo, solo y sin nadie 2644 pensaba abordar esta hazaa excelente, 2645 pues ms que ninguno su fama gan 2646 con osadas acciones. Ha llegado el momento 2647 en que mucho al monarca el apoyo le urge 2648 de buenos vasallos. Acudamos al rey! 2649 Prestmosle ayuda! El fuego terrible 2650 y las llamas lo abrasan! Dios es testigo 2651 que yo por mi parte prefiero morir 2652 con mi buen soberano, quemado mi cuerpo. 2653 No ser con honor que a la sala volvamos5 2654 llevando el escudo, si antes no hacemos 2655 que el monstruo perezca y salvamos la vida

    4 V. 2629 La herencia del padre: la espada que haba sido de Anmundo.

    5 Vv. 2653-6 Cf. Tcito, Germana, xiv.

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    2656 del prncipe wedra. He aqu lo que s: 2657 que jams mereci el que l solamente 2658 entre todos los gautas su agobio soporte 2659 y caiga en la lucha. Ya juntos estemos 2660 con yelmo y espada, con cota y arns!"

    Wglaf lucha junto a Beowulf. Entre los dos matan al dragn.

    2661 Por la horrible humareda avanz con el yelmo 2662 a ayudar a su rey. Brevemente le habl: 2663 " Oh querido Beowulf, no dejes de hacer 2664 lo que en tiempo lejano, de joven, juraste: 2665 que nunca en tu vida querras que en nada 2666 menguase tu fama. Emplate ahora 2667 con toda tu fuerza, oh valiente seor 2668 de gloriosas hazaas! Yo te presto mi apoyo!" 2669 Tras estas palabras el torvo reptil, 2670 la sierpe maligna, entre llamas ardientes 2671 de nuevo atac buscando con odio 2672 a sus dos enemigos. Destruyeron su escudo 2673 las olas de fuego; al joven vasallo 2674 defensa ninguna su cota le daba 2675 y presto se puso detrs del broquel 2676 de su noble pariente: quemaron el suyo, 2677 del todo, las llamas. Nuevamente el monarca 2678 en su fama pens: terrible en su bro 6 2679 dio con la espada era mucha su ira 2680 en el crneo del monstruo. Quebrse la Ngling, 2681 su hierro a Beowulf le fall en la pelea, 2682 el antiguo y grisceo. Estaba fijado 2683 que de hoja ninguna pudiera valerse 2684 en un duro combate; era tanta su fuerza 2685 as se refiere que nunca una espada 2686 su golpe aguant cuando el arma valiosa 2687 en la lucha empuaba: all las rompa. 2688 Su tercera embestida inici la serpiente, 2689 el dragn fogueante enemigo del pueblo; 2690 cuando tuvo ocasin se lanz sobre el hroe 2691 con rabia y con llamas: su cuello completo 2692 atrap entre sus dientes. Cubrise de sangre, 2693 con fuerza brot el sudor de la herida. 7

    6 Vv. 2678-80 Es la segunda vez que Beowulf trata de herir, en vano, al dragn (cf. vv. 2575

    ss.).

    7 V. 2693 El sudor de la herida: la sangre.

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    2694 He odo que el noble mostr su coraje 8 2695 ayudando al monarca en el grave peligro; 2696 era un hombre capaz y de espritu fiero. 2697 No busc la cabeza; mas l, valeroso, 9 2698 su brazo quem cuando, al rey asistiendo, 2699 hiri a la serpiente un poco ms bajo. 2700 El armado guerrero hasta el puo su hierro, 2701 adornado, clav y al instante las llamas 2702 all decrecieron. Sus sentidos el rey 2703 recobr nuevamente y sacando un pual 2704 que en la cota llevaba, afilado y temible, 2705 el prncipe en dos al reptil dividi. 2706 A la sierpe abatieron, quedse sin vida; 2707 ambos parientes juntos lograron 2708 que el monstruo cayera. As debe un vasallo 2709 apoyar a su rey!

    Beowulf, mortalmente herido, le pide a Wglaf que le muestre el tesoro del dragn.

    El noble monarca 2710 victoria ninguna despus ganara: 2711 fue su ltima hazaa. El mordisco fatal 2712 del dragn de la cueva al instante empez 2713 a quemarle y dolerle: supo el valiente .

    2714 que horrible en su pecho el daino veneno 2715 con fuerza corra. El sabio seor 2716 al pie de los muros buscse un asiento; 2717 admir la mansin que gigantes hicieran, 10 2718 cmo los arcos en firmes pilares 2719 formaban la sala all bajo tierra. 2720 Por sus manos entonces el bravo vasallo, 2721 excelente guerrero, con agua lav 2722 al famoso caudillo exhaustas sus fuerzas, 2723 cubierto de sangre y quitle su yelmo. 2724 Hablle Beowulf abundante manaba 2725 su herida mortal. Estaba seguro 2726 que ya se agotaba su tiempo de vida,

    8 V. 2694 El noble: Wglaf.

    9 Vv. 2697-9 Los dragones slo eran vulnerables por la parte inferior de su cuerpo. Wglaf

    consigui herirlo, pues, ms abajo de la cabeza y al hacerlo expuso su brazo a las llamas que vomitaba el monstruo

    10 Vv. 2717-9 De la guarida del dragn se ha dicho ya que era un tmulo funerario y en stos

    no haba en realidad tales arcos ni pilares (cf. 3160-1 n.).

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    2727 su gozo en la tierra; al total de sus das 2728 el fin le lleg, se acercaba su muerte: 2729 "Ahora a mi hijo podra entregarle 2730 mi arns de batalla, si algn heredero 2731 me hubiese nacido, algn sucesor 2732 que de m descendiera. He regido a mi gente 2733 por aos cincuenta: nunca un monarca 2734 de tierras vecinas tuvo el valor 2735 de venir a atacarme con armas de guerra, 2736 de hacerme quebranto. En mi reino me estuve 2737 guardando lo mo, apurando mi suerte; 2738 ni buscaba querella ni haca jams 2739 juramentos en falso. Ahora por ello 2740 me siento feliz ya de cierto perezco, 2741 pues no ha de acusarme de muertes ajenas 2742 el Dios Celestial cuando en m se separen 2743 la vida y el cuerpo. Oh Wglaf amado, 2744 corre al momento a la cueva rocosa 2745 a buscar el tesoro, que el torvo enemigo, 2746 de joyas privado, ya duerme su muerte! 2747 Apresrate mucho y haz que examine 2748 las viejas riquezas, que de cerca contemple 2749 las piedras brillantes: despus que las vea 2750 podr confortado marcharme del mundo 2751 y del reino que yo tanto tiempo he tenido".

    MUERTE DE BEOWULF

    Wglaf le lleva a Beowulf parte del tesoro. Beowulf muere.

    2752 He sabido que luego, tras estas palabras, 2753 el hijo de Wistan all obedeci 2754 al herido monarca: entr en la caverna 2755 vistiendo su cota, su arns de combate. 2756 El bravo encontr cuando dentro se hallaba, 2757 el varn victorioso, abundantes riquezas, 2758 magnficas joyas que el suelo cubran; 2759 a lo largo del muro, en la sala del monstruo, 2760 del fiero dragn, estaban las copas 2761 de hroes antiguos, ya faltas de adorno 2762 y sin brillo ninguno; muchos yelmos haba, 2763 mohosos y viejos, y anillos tambin 2764 hbilmente trenzados. A menudo el tesoro 2765 en la tierra escondido al varn sobrevive, 2766 quienquiera que sea, que all lo ocult! 2767 Despus, sobre el oro, vio que penda 2768 un dorado estandarte, excelente trabajo 2769 de giles manos. Era tanto su brillo

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    2770 que bien al valiente alumbrbale el suelo 2771 y el rico tesoro. No estaba en su cueva 2772 el furioso reptil. Por el hierro muri! 2773 He odo que un hombre se pudo aduear 2774 de las piezas que antao gigantes hicieran. 2775 Copas y fuentes cargse en el pecho 2776 segn su criterio y tambin el pendn, 2777 reluciente, tom. Cay por la espada 2778 del viejo monarca de acero su filo 2779 aquel que las joyas haba guardado 2780 por tiempo muy largo. Vomitando de noche 2781 su fuego terrible de llamas mortales 2782 del oro cuid hasta el fin de sus das. 2783 El buen mensajero ansiaba volver 2784 con su rico botn; agobiaba la duda 2785 al heroico seor de si afuera en el llano 2786 hallara con vida donde l lo dejara 2787 al muy malherido rey de los wedras. 2788 Lleg con el oro ante el noble caudillo; 2789 estaba el monarca cubierto de sangre, 2790 cercana su muerte. Lav nuevamente 2791 con agua su rostro. Breves palabras 2792 el prncipe dijo; el anciano, apenado, 2793 entonces habl el tesoro miraba: 2794 "Doy gracias al Rey que las cosas gobierna, 2795 al Dios de la Gloria, al Eterno Seor, 2796 por las muchas riquezas que ahora contemplo, 2797 por dejarme vivir hasta haberlas ganado 2798 y podrselas dar en herencia a mi gente. 2799 Ahora que yo el tesoro he pagado 2800 entregando mi vida, encargaos vosotros 2801 del bien de mi pueblo. Se acerca mi fin! 2802 "Haz que mis bravos, despus que me quemen, 2803 alto en la costa un tmulo erijan: 2804 corone grandioso la Punta Ballenas 2805 dando a mi gente memoria de m 2806 y por ello la llamen los hombres de mar 2807 el Pen de Beowulf, cuando surquen sus naves, 2808 de lejos venidas, las lgubres aguas". 2809 El fiero caudillo sacse del cuello 2810 un dorado collar; al joven guerrero, 2811 al vasallo, lo dio con su yelmo brillante 2812 y la cota anillada: "Disfrtalos t; 2813 el ltimo eres de nuestro linaje, 2814 la estirpe wegmunda; ya trajo el destino 2815 a mis nobles parientes, heroicos seores, 2816 a todos, la muerte. Ya parto tras ellos!" 2817 Habl de este modo el anciano monarca

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    2818 por ltima vez antes que fuese 2819 a la pira y el fuego. Entonces su alma 2820 del pecho sali a buscarse su premio. 2821 Fue mucha la pena del joven vasallo 2822 al ver que en el suelo agotaba su fuerza 2823 y quedaba sin vida el hombre del mundo 2824 que ms estimaba. El que muerte le dio, 2825 el dragn de la cueva, tambin abatido 2826 en tierra yaca. Ya dej de guardar 2827 el maligno reptil su excelente tesoro, 2828 pues recias espadas, hierros forjados 2829 con duro martillo, le hicieron caer. 2830 Tirado por tierra qued el volador 2831 quieto y herido cerca del oro; 2832 ya dej de volar y correr por el aire 2833 en las noches oscuras, de elevarse orgulloso, 2834 seor de sus joyas. Muerto cay11 2835 por la fuerza del puo del bravo caudillo! 2836 Pocos valientes haba en el reino 2837 as lo escuch que, por ms que gustasen 2838 de fieras hazaas, hubieran querido 2839 exponerse al aliento de aquel malhechor 2840 tomar con sus manos el rico tesoro, 2841 de haber encontrado despierto al guardin 2842 que la tumba habitaba. Con su muerte pag 2843 el heroico Beowulf las magnficas joyas. 2844 El uno y el otro llegaron al fin 2845 de sus vidas terrenas.

    11 Vv. 2834-5 A juzgar por vv. 2700 ss. fue Wglaf quien lo abati; Beowulf slo le dio, diramos,

    el golpe de gracia y fue con su pual.

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    La defensa del Sampo (A.Gallen Kallela,1896)

    KLEVALA

    LA TIERRA DE LOS HROES

    (seleccin de textos)

    Versin castellana y notas de ALEJANDRO CASONA

    EDITORIAL LOSADA, S. A. 2002

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    E L K L E V A L A

    El Klevala, poema nacional de Finlandia, es una coleccin de poemas picos tradicionales reunidos por Zacharias Topelius en 1822 y completados y organizados posteriormente por el doctor Elas Lnnrot.

    El origen de estas composiciones se remonta a la Edad Media, entre los siglos VI y XIV. Est escrito en versos de ocho slabas, sin rima, en los que se encuentran numerosas aliteraciones, paralelismos y expresiones formularias.

    La primera versin del Dr. Lnort (1835) constaba de 12.000 versos, que ms tarde ampli hasta casi 23.000 en la edicin de 1849. Luego de la muerte de Lnnort, se public, en 1887, una nueva edicin con adiciones.

    C O N T E N I D O D E L P O E M A

    Tal como la conocemos actualmente, la obra sigue las vivencias de tres personajes principales: el sabio anciano Vainamonen, el herrero Ilmarinen y el joven Lemminkinen.

    Vaunamonien es hijo de la virgen Luonnotar, descendiente del viento, quien lo ha concebido en su encuentro con el mar.

    Este anciano es presentado como un sabio eterno, creador de la msica, conocedor de frmulas mgicas y fundador de la tierra de Kaleva, donde suceden muchos de los acontecimientos que se narran.

    Su bsqueda de una doncella a quien desposar le llevar al pas del norte, el sombro Pohjola. Entre ambos territorios se irn entablando numerosos conflictos a lo largo del poema.

    Ilmarinen figura en el folklore finlands como un excelente creador, forjador magnfico y conocedor del oro, el cobre, el hierro y la plata. Se le atribuye la construccin con sus manos de la bveda celestial.

    A pesar de sus habilidades, Ilmarinen no tiene fortuna en el amor. Es as que para acceder a la mano de una de las doncellas de Pohjola, debe someterse a la

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    voluntad de la terrible reina hechicera Louhi, quien le encarga la fabricacin del Sampo. Este objeto mgico tena el poder de dar prosperidad a su dueo, razn por la cual fue escondido bajo tierra hasta que finalmente, al cabo de una dura expedicin, cae en manos de los hroes de Kaleva. El Sampo es destruido y sus partes diseminadas por el mundo.

    En venganza, la espantable Lohui se apodera del Sol y la Luna, adems de robarle el fuego a los hombres. El terrible fro y la oscuridad invaden la tierra de Kaleva. Vaunamonien se pone en camino nuevamente hacia el norte. Se traba en lucha con los hombres de Pohjola y a pesar de que los vence con su espada, es incapaz de abrir las rocas donde estn guardados los astros. De regreso a Kaleva, pide a su compaero Ilmarinen que le forje unas cuas poderosas.

    Mientras tanto, Louhi es engaada por el herrero, quien le dice que est fabricando eslabones para encadenarla a la montaa y decide poner en libertad al Sol y la Luna. El orden vuelve al universo.

    Junto con las aventuras de estos dos personajes se desarrollan tambin las hazaas del joven Lemminkinen, que tendr una participacin decisiva en la competencia por el Sampo.

    ste es un ser semi sobrenatural, capaz de transformar la arena en perlas y cambiar de apariencia, hijo del genio Lempi. Poseedor de una bella figura, se destaca por su carcter fogoso y arriesgado.

    En una ocasin sus aventuras amorosas lo llevan a pretender tambin a una de las doncellas de Pohjola. Louhi le impone como condicin para entregarle a la joven que mate al cisne sagrado que habita en el ro de Tounela (el reino de los muertos). All es atacado por una feroz serpiente y muere; su cuerpo es descuartizado y arrastrado por la corriente. Sin embargo, la madre de Lemminkinen logra reunir los restos del hijo y con conjuros le devuelve a la vida.

    Son numerosas las acciones de este personaje. Todas ellas estn cargadas de aventura, aunque tambin muchas veces con visos de exceso y venganza.

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    E L M A R A V I L L O S O N A C I M I E N T O D E W A I N A M O I N E N

    Wainamoinen (R.W.Ekman, 1866)

    He aqu que en mi alma se despierta un deseo, que en mi cerebro surge un pensamiento: quiero cantar, quiero modular mis palabras entonando un canto nacional, un canto familiar. Las frases se derriten en mi boca, los discursos se atropellan; desbordan mi lengua, se expanden alrededor de mis dientes. Antao, mi padre me ha cantado esas mismas palabras tallando el mango de su hacha; mi madre me las ense haciendo girar el huso. Yo entonces no era ms que un nio, una pobre criatura intil que se arrastraba por el suelo a los pies de la nodriza, con la barbilla goteante de leche. Pero hay otras palabras adems: palabras que yo he recogido en las fuentes de la ciencia, encontrado a lo largo de los caminos, arrancado entre las malezas, desgajado de los rboles en las altas ramas y amontonado al borde de los senderos, cuando en mi infancia iba a guardar los rebaos entre los pastizales con arroyos de miel y las colinas de oro. Tambin el fro me ha cantado versos y la lluvia me trajo sus runas12; los vientos del ciclo y las olas del mar me han hecho or su poema; los pjaros me ensearon su trino, y los rboles desmelenados me han invitado a sus conciertos. S! Yo cantar un canto magnfico, un canto esplndido, cuando haya comido el pan de centeno y haya bebido la spera cerveza. Y si la cerveza me falta, mi lengua seca invocar al roco; y cantar para alegrar la noche, para celebrar el esplendor del da. Cantar hasta la aurora para brizar la salida del sol!

    12 Runa: verso, poema y frmula mgica

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    rase una vez una virgen; una hermosa virgen, Luonntar13, hija de Ilma. Viva, desde haca largo tiempo, casta y pura, en medio de las vastas regiones del aire, de los inmensos espacios de la bveda celeste.

    Pero he aqu que un da comenz a sentir el hasto de las horas, a fatigarse de su virginidad estril, de su existencia solitaria en las llanuras del aire, tristes y desiertas.

    Y descendi de las altas esferas, y se lanz en la plenitud del mar, sobre la grupa blanca de las olas.

    Entonces un viento impetuoso, un viento de tempestad, sopl de oriente; el mar se hinch y se agit en oleajes.

    La virgen fue arrastrada por la tempestad, flotando de onda en onda, sobre las crestas coronadas de espuma. Y el viento salobre vino a acariciar su regazo. Y el mar la fecund.

    Durante siete siglos, durante nueve vidas de hombre, llev la carga de su gravidez. Y aquel que haba de nacer no naca. Y aquel que nadie engendr segua sin ver la luz.

    La virgen nada; nada hacia oriente y occidente, al noroeste y al sur, por las riberas del aire. Espantosos dolores le queman las entraas. Pero aquel que haba de nacer no nace y aquel que nadie engendr sigue sin ver la luz.

    La virgen llora dulcemente y dice: "Ay, desdichada, qu tristes son mis das! qu errante es mi vida, pobre de m! Siempre y en todas partes, bajo la inmensa bveda del cielo, empujada por el viento, arrastrada por las olas en el seno de este vasto mar sin lmites! Oh, Ukko, dios supremo14: t que sostienes el mundo, ven a m, socrreme! Apresrate a mi llamada! Libra a esta doncella de sus angustias, a esta mujer del dolor de sus entraas! Ven, ay, acude pronto; tu ayuda se me hace necesaria ms y ms!"

    Un corto espacio transcurri. Y de repente un guila de amplias alas tiende el vuelo. Surca los aires con estrpito, buscando un lugar para su nido. Vuela a oriente y occidente, vuela al noroeste y al sur, pero no encuentra un rincn donde construir nidal.

    13 Luonntar significa "Hija de la Naturaleza". Ilma es la personificacin del aire.

    14 Ukko es, en la antigua mitologa finesa, el dios del cielo y del aire.

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    Vuela de nuevo; despus se detiene; y piensa y medita: "Qu lugar elegir, el viento o el mar? El viento derribar mi casa, el mar la tragar".

    Y he aqu que entonces la virgen del aire levant su rodilla por encima de las olas, ofreciendo as al guila un lugar para su nidal bienamado.

    El guila ilustre suspende el vuelo; divisa la rodilla de la hija de lima y la toma por una verde colina, por un cerro de fresco csped. Lentamente vacila en el aire. Al fin, se lanza sobre la punta de la rodilla y all construye su nido. Y en ese nido deposita seis huevos. Seis huevos de oro y un sptimo de hierro.

    El guila se pone a incubar sus huevos, un da y otro da, y casi un tercer da. Entonces la hija de lima sinti un calor ardiente en su piel. Pareca que su rodilla era una brasa, que todos sus nervios se derretan.

    Y repleg vivamente la rodilla, sacudiendo todos sus miembros. Y los huevos rodaron al abismo y se estrellaron contra las olas.

    Pero no se perdieron en el fango ni se mezclaron con el agua. Sus pedazos se convirtieron en las ms bellas cosas. As:

    "De la parte inferior de los huevos se form la tierra, madre de todos los seres; de su parte superior el sublime cielo; de sus trozos amarillos el radiante sol; de sus trozos blancos la luna resplandeciente; de las cascarillas jaspeadas se hicieron las estrellas; y los trozos oscuros fueron los nubarrones del aire".

    Y el tiempo avanz y los aos se sucedieron, porque el sol y la luna haban comenzado a brillar. Pero la hija de lima continuaba errante todava sobre la vastedad del mar, sobre las olas vestidas de niebla. Debajo de ella, la hmeda llanura; encima de ella, el claro cielo.

    Y al noveno ao, en el dcimo esto, levant la cabeza sobre las aguas y comenz la creacin en torno suyo.

    Donde tiende su mano, hace surgir promontorios; donde tocan sus pies, cavan hoyos para los peces; donde se sumerge, hace ms profundos los abismos. Cuando roza de flanco la tierra, aplana las riberas; cuando tropieza con ella su pie, nace el socavn fatal para los salmones; cuando las golpea de frente, abre los golfos.

    Despus toma impulso y se interna en la alta mar. All crea las rocas, y pare los

    escollos para el naufragio de los navos y la muerte de los marineros.

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    Ya las islas emergen de las olas, los pilares del aire se yerguen sobre sus bases, la tierra nacida de una palabra despliega su masa slida, las venas de mil colores aran la piedra y esmaltan las rocas... Y Wainamoinen no ha nacido todava, el runoya de la eter-nidad 15.

    El viejo, el impasible Wainamoinen, esper en el vientre de su madre durante treinta estos, durante treinta inviernos, sobre el inmenso abismo, sobre las olas nebulosas.

    Meditaba profundamente preguntndose en su interior cmo le sera posible existir y pasar su vida en aquel sombro retiro, en aquella estrecha mansin, donde jams ni el sol ni la luna dejaban penetrar su luz.

    Y clam: "Rompe mis ligaduras, oh luna! librtame, oh sol! Y t, radiante tawa16, ensea al hroe a franquear estas desconocidas puertas, estos infrecuentados caminos, a salir de este reducto oscuro, de este abrigo asfixiante. Conducid sobre la tierra al viajero, al hijo del hombre bajo la bveda del aire, para que pueda contemplar el sol y la luna, y admirar el esplendor de tawa, y gozar la luz de las estrellas".

    Pero la luna no rompi sus ligaduras, ni el sol le dio la libertad. Entonces Wainamoinen sinti el hasto de los das y la fatiga de su vida. Y golpe vivamente la puerta de la fortaleza, con el dedo sin nombre 17. Forz el muro de hueso con el dedo mayor del pie izquierdo, y se arrastr con las uas fuera del umbral, y sobre las rodillas fuera del vestbulo.

    Y ahora, helo ah, sumergido en el abismo hasta la boca y hasta la punta de los dedos. El poderoso hroe contina sometido al poder de la onda.

    Durante cinco aos, durante seis aos, durante siete y ocho aos, se vio arrastrado de ola en ola. Al fin se detuvo en un cabo desconocido, sobre una tierra desnuda de rboles.

    15 Runoya: bardo, compositor y cantor de runas. Este trmino implica tambin la

    posesin del poder mgico. 16

    tawa: la Osa Mayor. 17

    El dedo anular. En el antiguo idioma finlands slo tienen nombre los otros cuatro dedos.

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    All, ayudndose con las rodillas y los codos, se irgui cuan alto era, y se puso a contemplar el sol y la luna, a admirar el esplendor de tawa y a gozar la luz de las estrellas.

    As naci Wainamoinen, as fue revelado el ilustre runoya. Una mujer lo llev en su seno. La hija de Lima lo trajo al mundo.

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    L O S D O S R I V A L E S

    La forja del Sampo (A.Gallen Kalella, 1893)

    El viejo, el impasible Wainamoinen, se puso a pensar, a reflexionar profundamente. Y resolvi ir a solicitar la mano de la doncella, la de hermosos cabellos, la orgullosa prometida de Pohjola.

    Revisti su navo de "vadmel" 18, empurpur sus bordas, tachon de oro y plata las planchas. Y un da, una maana, desliz sobre los pulidos rodillos el esquife trabado con cien vigas, y lo bot al agua.

    Plant el mstil y enarbol las velas: una vela roja y una vela azul. Despus se sent al timn y se hizo a la mar.

    Anniki, la del celebrado nombre, Anniki, la hija de la noche, la virgen del crepsculo, que siempre se levantaba antes del alba, lavaba sus vestidos, tenda su ropa blanca en la extremidad del promontorio nebuloso, de la isla rica en umbras.

    18 Vadmel: tejido de grosera lana gris que suelen usar los campesinos fineses.

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    Volvise y mir en torno suyo en todas direcciones; levant la mirada al cielo, la tendi a las orillas. Sobre su cabeza brillaba el sol; ante sus ojos chispeaban las olas.

    Volvi sus ojos al lado del medioda y divis un resplandor, una estela azul en la superficie del mar.

    Anniki, la celebrada virgen, conoci que era un barco, un barco formado por cien vigas bien labradas, que flotaba en el mar, y dijo: "Si eres el barco de mi hermano o la barca de m padre, pon rumbo a nuestra casa. Si eres un navo extrao, enfila la alta mar y vete a atracar a otras orillas!"

    Pero aquel barco no era el de su familia ni tampoco el de un desconocido extranjero; era el barco de Wainamoinen, el barco del inmortal runoya. Se acerc al alcance de la voz.

    Anniki, la hija de la noche, la virgen del crepsculo, dijo: "A dnde te encaminas, Wainamoinen, a dnde vas, favorito de las ondas? a dnde te diriges tan brillantemente vestido, gala de la tierra?"

    El viejo Wainamoinen respondi desde la borda de su navo: "Me he propuesto ir a pescar el salmn; quiero ver cmo juegan los peces en el ro de Tuoni, en el profundo abismo".

    Anniki, la celebrada virgen, dijo: "Ahrrate intiles mentiras. Tambin yo conozco las artes de la pesca; mi viejo padre tena costumbre en otro tiempo de salir a la pesca del salmn, pero iba equipado de muy distinta manera; su barco iba cargado de toda clase de aparejos: nasas, horcas, redes y arpones. A dnde vas, Wainamoinen, a dnde te diriges?"

    El viejo Wainamoinen, respondi: "Ven a mi barco, oh doncella. Aqu te dir toda la verdad".

    Anniki, la doncella adornada con una fbula de estao, dijo con acento burln: "Que la tempestad se desate sobre tu barco, que los vientos se desencadenen contra l! Yo lo har naufragar, yo lo echar a pique si no pones fin a tus mentiras, si no me

    confiesas con franqueza y verdad hacia dnde te encaminas".

    El viejo Wainamoinen, respondi: "Si hasta aqu he fingido, ahora te dir toda la verdad. Me he puesto en camino para ir a pretender la mano de una doncella a la

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    sombra Pohjola, a ese pas donde los hombres son devorados, donde se precipita a los hroes en el mar".

    Anniki, la hija de la noche, la virgen del crepsculo, comprendi que esta vez Wainamoinen haba renunciado a la mentira, y que le haba confesado la verdad. Entonces dej a un lado las ropas que haba venido a lavar, y levantando entre sus manos los pliegues del vestido, ech a correr a casa de Ilmarinen; lleg y entr en la fragua.

    El herrero Ilmarinen, el inmortal forjador, hallbase ocupado en fabricar un escabel de hierro; lo fabricaba con hierro y plata ligados. Su cabeza apareca cubierta por una vara de escoria, sus hombros por una brasa de holln.

    Anniki, la celebrada virgen, le dijo: "Oh herrero Ilmarinen, hermano mo sueas todava en tomar por esposa a aquella cuya mano pediste tiempo ha, aquella con quien contabas por compaera?

    "T machacas el hierro, t forjas sin cesar; has pasado todo el invierno y todo el esto herrando tu caballo; has consagrado tus das y tus noches a fabricarte un trineo, un magnfico trineo para ir a Pohjola a buscar a tu esposa. Y he aqu que uno ms astuto y ms ilustre que t se te ha adelantado; va a robarte lo que es tuyo, va a apoderarse de tu amada, de aquella por quien has suspirado durante dos aos, de aquella que hace tres aos te fue prometida. Wainamoinen boga sobre el mar azul, en su barco de proa de oro, de timn de cobre. Y se dirige a la sombra Pohjola".

    El herrero fue presa de una punzante angustia, el forjador qued abrumado un largo espacio; las tenazas resbalaron de entre sus dedos, el martillo se le cay de las manos.

    Y dijo: "Anniki, mi querida hermana, yo te forjar una lanzadera, yo te forjar lindos anillos, dos o tres pares de arracadas, cinco o seis cinturones de metal. Pero, por tu parte, preprame un bao dulce como la miel; hazme calentar una agradable lumbre con ramas menudas de rbol, con pequeas astillas; procrame adems un poco de agua de leja, un poco de jabn esponjoso, para lavar mi cabeza, para purificar mi cuerpo del holln que lo cubre desde el otoo, de las escorias que lo manchan desde el invierno".

    Anniki, la celebrada virgen, hizo calentar secretamente la lumbre. Despus hizo agua de leja con leche agria, prepar jabn con tutano de huesos, un jabn espumoso para lavar la cabeza del prometido, para blanquear y purificar su cuerpo.

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    El herrero Ilmarinen, el inmortal forjador, se dirigi al bao. Y se ba cuidadosamente; lav y embelleci su rostro, acical sus cejas, dej su cuello tan blanco como un huevo de gallina, purific todo su cuerpo. Despus entr en su cmara completamente transformado, resplandeciente el rostro, y ligeramente rosadas las mejillas.

    Y dijo: "Anniki, mi hermana querida, treme ahora una camisa de lino, treme hermosos vestidos, para que me vista y me engalane como conviene a un desposado".

    Anniki, la celebrada virgen, trajo una camisa de lino para el cuerpo ungido de Ilmarinen, y vestiduras hechas por su propia madre, para sus caderas libres de holln, para sus caderas donde no se acusaba ningn hueso.

    Y el herrero se cubri con aquellos vestidos, y cuando estuvo dispuesto llam a su esclavo, diciendo: "Engancha mi fogoso caballo a mi trineo, pues ha llegado mi hora de partir, de trasladarme a Pohjola".

    El esclavo enganch el corcel, el hermoso corcel, al trineo. Y puso en l seis

    cuclillos cantores, siete pjaros azules, para cantar sobre las colleras, para gorjear en el pescante; y una piel de oso para el asiento de su seor, y una piel de nutria para cubrir el trineo.

    Entonces Ilmarinen, el inmortal forjador, invoc a Ukko, rog al dios del trueno: "Oh Ukko, haz caer una fina nevada, haz destilar una delgada lluvia de nieve para que el trineo pueda resbalar, para que el hermoso trineo pueda volar velozmente!"

    Ukko hizo caer una fina nevada, una delgada lluvia de nieve, que cubri los tallos del brezo y se elev sobre los tallos de las bayas, en toda la extensin del campo.

    Y el herrero Ilmarinen mont en el trineo de acero; tom las riendas en una mano, empu el ltigo con la otra, y azot los flancos del caballo diciendo: "En marcha, mi corcel, mi bello corcel de crin de lino al galope!"

    Ilmarinen lanza su trineo a toda velocidad. Camina un da, camina dos das, camina casi tres das. Alcanza a Wainamoinen y le dice: "Oh viejo Wainamoinen, hagamos un pacto de paz, aunque sigamos como dos rivales el camino de bodas, aunque vayamos como rivales en busca de la misma esposa: juremos no apoderarnos de ella por la violencia, no conducirla contra su voluntad a la casa del hombre!"

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    El viejo Wainamoinen, respondi: "Consiento en hacer contigo el pacto de paz; yo me comprometo a no apoderarme de la doncella por la fuerza, a no conducirla contra su voluntad a la casa del hombre. La doncella debe ser para aquel a quien elija su corazn, sin que por ello guardemos uno contra el otro el largo odio, la eterna enemistad".

    Y los dos hroes siguieron cada cual su camino: cuando la barca surca las olas, la orilla se estremece; cuando el caballo galopa, tiembla la tierra.

    Poco tiempo transcurri. En seguida el perro gris se puso a ladrar, el centinela lanz el grito de alarma en la sombra Pohjola. Primero fue un dbil murmullo, despus un ladrido ms fuerte, y entrecortando sus aullidos golpeaba sonoramente el suelo con su cola.

    El padre de familia de Pohjola, dijo: "Nuestro perro gris no ladra en vano, no da la voz de alarma el viejo, no grue sin razn a los abetos del bosque".

    Y sali en persona de la casa a ver lo que ocurra en el ltimo lmite del campo, hacia los lejanos caminos.

    Un barco de prpura se acercaba, bogando en el golfo; un soberbio trineo se deslizaba por el camino.

    El ama de casa de Pohjola y la doncella de Pohjola se apresuran a asomarse al corral, volviendo los ojos hacia el golfo, bajo los rayos del sol; y ven avanzar al navo, al navo de cien planchas. Relumbra el barco de vadmel; brillan sus costados de prpura; un hombre de arrogante presencia se yergue a popa manejando el timn de cobre, y ven tambin un caballo al galope y un rojo trineo, un trineo de mil colores, lanzado a toda velocidad por el camino: seis cucos de oro cantan en las colleras, siete pjaros azules cantan en el pescante; un hombre arrogante se yergue en el trineo, un verdadero hroe maneja las riendas.

    El ama de casa de Pohjola, dijo: "A cul de los dos preferirs entregarte, cuando vengan a pedirte por eterna compaera, por arrulladora paloma de su soledad?

    "El que llega en el barco es el viejo Wainamoinen; trae un cargamento de grano, una carga de tesoros. El que conduce el trineo de mil colores es el herrero Ilmarinen; slo trae engaos; su trineo viene cargado de mgicas runas.

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    "Cuando hayamos entrado en la casa toma una escudilla de hidromiel y ofrcela al que hayas elegido. Ofrcesela al viejo Wainamoinen, que trae cosas tiles en su navo, que trae el barco cargado de tesoros".

    La doncella de Pohjola era discreta y respondi as: "Oh madre ma, t que me has llevado en tu seno, t que me has criado en mi niez; no quiero entregarme al poderoso en riqueza y en sabidura. Me entregar al que es bello en su rostro y fuerte en todo su cuerpo. Ninguna doncella se ha vendido jams por un cargamento de grano. Mejor ser entregarla desinteresadamente al herrero Ilmarinen, al que ha forjado el Sampo, al que ha labrado a golpe de martillo las relucientes aspas".

    La madre de Pohjola, dijo: "Ah, inocente y simple mozuela! Vas a entregarte al herrero Ilmarinen para enjugar su frente espumante de sudor, para hacer la colada de sus miserables harapos, para lavar su cabeza?"

    La doncella respondi: "No aceptar en modo alguno a Wainamoinen, no ser el bculo del anciano decrpito. Incmoda y enojosa es la vejez".

    El viejo Wainamoinen lleg el primero. Hizo atracar su rojo barco y lo sac a tierra sobre rodillos de hierro, sobre troncos de cobre. Despus se dirigi presurosamente a la casa, entr bajo su techo, y en el umbral, bajo la dintelada viga de la puerta, habl as: "Vendrs conmigo, oh doncella, para ser mi eterna compaera, para ser la esposa de mi vida, la paloma que arrullar mi soledad?"

    La doncella respondi sin vacilar: "Has fabricado ya el barco prometido? has construido el alto navo con las astillas de mi huso, con los trozos de mi lanzadera?"

    El viejo Wainamoinen, dijo: "S, he construido el barco, he fabricado un navo sin par, firme en la tempestad; un navo que, bajo las rfagas del huracn, surca serenamente las olas y franquea los estrechos; se eleva como una burbuja y nada como una hoja de nenfar en el mar de Pohjola, entre las olas de borbollantes crestas".

    La hermosa doncella de Pohjola, dijo: "No hay que hacer mucho caso de los hombres de mar, de los hroes que surcan las olas: el viento les trastorna la cabeza, la tempestad les nubla el cerebro. Por eso no puedo seguirte, no puedo entregarme a ti para ser tu eterna compaera, para ser el arrullo de tu soledad, para preparar tu lecho y mullir la almohada de tu cabeza".

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    Ilmarinen el herrero, el inmortal forjador, se apresur a su vez a entrar en la casa, traspasando el umbral.

    Una copa de hidromiel, una copa llena del azucarado jugo, fue presentada al hroe. Y cuando l la tuvo entre sus manos, dijo: "Jams, mientras dure esta vida, mientras la luna esplndida brille, beber este licor antes de haber contemplado a aquella que me pertenece. Est dispuesta aquella por quien me he desvelado, aquella a quien he velado?"

    El ama de casa de Pohjola, respondi: "No est dispuesta, graves impedimentos tiene aquella por quien te desvelaste, aquella a quien has velado. Uno de sus pies aun est descalzo y el otro slo calzado a medias. Slo estar dispuesta, aquella por quien te desvelaste, la que legalmente debas desposar, una vez que hayas labrado el campo lleno de vboras, roturado de arriba a abajo el campo lleno de serpientes, sin necesidad de yunta, sin que tu reja tiemble".

    El herrero Ilmarinen se present en la cmara de la doncella y le dijo: "Oh virgen de la noche, hija de las tinieblas te acuerdas de cuando yo construa el Sampo, cuando forjaba las brillantes aspas; y de cmo, entonces, juraste con juramento eterno, ante el Dios revelado, a la faz del Todopoderoso, prometiendo entregarte a m, al bravo hroe, para ser la compaera de toda mi vida, la arrulladora paloma de mi soledad? Pues bien: tu madre se niega ahora a entregarme a su hija, mientras no haya labrado el campo lleno de vboras, roturado de arriba a abajo el campo colmado de serpientes".

    La joven prometida acudi en su ayuda con este consejo: "Oh herrero Ilmarinen, oh inmortal forjador: fragua un arado de oro, un arado de plata. Con l labrars el campo de vboras, roturars de arriba a abajo el campo lleno de serpientes".

    El herrero Ilmarinen arroj oro en su fragua, llen de plata la hornilla, y forj un arado. Despus se hizo unos zapatos de hierro, se ajust brazales de acero a los muslos; se revisti con una cota de mallas metlicas, ci a su cuerpo un cinturn de acero, codal de hierro y manopla de piedra; y unci al arado su caballo flamgero, su buen corcel.

    As Ilmarinen labr el campo de vboras, llen de surcos el campo de serpientes. Despus regres y dijo: "Ya he labrado el campo de vboras, ya he roturado de arriba a abajo el campo lleno de serpientes me ser entregada ahora la doncella, me llevar conmigo a mi bien amada?"

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    El ama de casa de Pohjola, respondi: "La doncella te ser entregada, el nsar azul estar pronto a seguirte, cuando hayas pescado el sollo lleno de escamas, el pez de las rpidas aletas, en el ro de Tuoni, en las profundidades del abismo de Manala, sin ayuda de una red, ni siquiera de una red de mano. Cien hombres han intentado esa pesca, pero ninguno ha logrado regresar".

    Ilmarinen comenz a sentirse inquieto; la prueba le pareca arriesgada. Acudi nuevamente a la cmara de la doncella y le dijo: "Una nueva empresa me ha sido impuesta; tengo que pescar el sollo cubierto de escamas, sin servirme de nasa ni red, ni de ningn otro utensilio".

    La joven prometida le prest ayuda con este consejo: "No tengas ninguna inquietud, oh Ilmarinen: frjate un halcn deslumbrante, un poderoso pjaro de blanco plumaje. Con l podrs pescar el sollo, el enorme pez de las rpidas aletas, en el negro ro de Tuoni, en los abismos profundos de Manala".

    El herrero Ilmarinen, el inmortal forjador, se forj un halcn poderoso, de deslumbrante plumaje blanco. Le hizo espolones de hierro, garras de acero; le labr las alas con las planchas de un navo. Despus cabalg a su lomo, entre las largas puntas de sus alas.

    Y comenz a guiar con sus consejos al poderoso pjaro: "Oh halcn mo, mi buen halcn: tiende tu vuelo y dirgete, te lo suplico, al ro de Tuoni, a las profundidades de Manala. Y una vez all, lnzate sobre el escamoso sollo, sobre el enorme pez de las rpidas aletas".

    El halcn, el ave majestuosa, batiendo el aire con sus alas, tendi el vuelo y se dirigi en busca del sollo, del pez armado de terribles dientes, hacia el ro de Tuoni, hacia los abismos de Manala. Con un ala roza el agua, con la otra acaricia el cielo; sus garras aran el mar, su pico golpea las rocas.

    Ilmarinen sondea el ro de Tuoni; el halcn vigila a su lado. Entonces aparece el sollo de Tuoni, el terrible perro de las aguas: su lengua es larga como dos mangos de hacha; sus dientes, como un mango de rastrillo; su boca es ancha como tres cataratas; su lomo, largo como siete barcas. Trata de atacar a Ilmarinen, de tragarse al herrero.

    Pero el halcn de garras de hierro arrebat al sollo escamoso hasta la copa de una encina, hasta la frondosa copa de un pino. Y all se puso a devorar la carne del pez;

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    abrindole el vientre, desgarrndole el pecho, separndole violentamente la cabeza del cuerpo.

    Entonces el herrero Ilmarinen cogi la cabeza del sollo y se la llev como presente a su suegra, dicindole: "Est dispuesta al fin aquella por quien me desvel, aquella por quien he velado?"

    La madre dijo: "S, dispuesta est al fin aquella por quien te desvelaste, aquella a quien has velado. Mi hija, mi polluela, debe ser entregada al herrero Ilmarinen para ser la eterna compaera de su vida, la arrulladora paloma de su soledad".

    Un nio acostado en la cocina, un pequeuelo de dos semanas, habl y dijo: "Fcil es esconder un caballa, ocultar a ojos ajenos un corcel de bellas crines; pero es difcil guardar a una doncella, ocultar a ojos ajenos una virgen de hermosa cabellera. Intilmente haras construir un castillo de piedra en medio de los escollos del mar, para guardar en l a tus hijas, para criar en l tus palomas; tus hijas no seran guardadas, no creceran las vrgenes, sin que lograsen penetrar hasta su retiro los pretendientes del pas, la muchedumbre de mancebos, y los hombres de soberbio casco en sus herrados caballos"19.

    El viejo Wainamoinen, triste y con la cabeza gacha, emprendi el regreso a su pas, diciendo: "Pobre y desdichado de m, que no me ocup de bodas en mi juventud, que no busqu esposa en los mejores das de mi vida! Todo debera ser motivo de angustia y arrepentimiento, para el que ha de lamentar no haberse casado a tiempo, no haber engendrado hijos en su juventud, no haberse hecho una familia en la flor de sus aos".

    Despus el viejo Wainamoinen exhort a los hombres viejos a no pretender doncellas, a no solicitar mano de moza. Les disuadi de nadar por bravata, de remar por apuesta, y de rivalizar con los jvenes en el cortejo de una virgen.

    19 El poeta hace intervenir a menudo personajes ajenos a la accin (nios, ancianos o cosas)

    que pronuncian sabios discursos o dan a los acontecimientos su conclusin moral. Estos personajes desempean en cierto modo el papel del coro en la tragedia griega.

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    L E M M I K A I N E N E L A V E N T U R E R O

    La madre de Lemmikainen junto al cuerpo de su hijo (A.Gallen Kalella, 1897)

    Hora es ya de hablar de Athi 20 Lemmikainen, de cantar al bullicioso y astuto mozo.

    Athi, el bullicioso hijo de Lempi 21, fue educado por su dulce madre en una casa construida a orillas del ancho golfo, detrs del promontorio de Kauko.

    All creci Kaukomieli 22, nutrindose de peces, hasta llegar a ser un hombre entre los hombres, un hroe de hermoso rostro, de tez rosada y fresca, erguida cabeza, noble y soberbio el ademn. Pero tena un pequeo defecto, una costumbre poco digna de elogio: siempre viva en pos de las mujeres, pasando sus noches a la caza de aventuras,

    20 Athi, uno de los nombres de Lemmikainen, significa "el dios del mar".

    21 Lempi es el genio del mal.

    22 Kaukomieli, sobrenombre de Lemmikainen, quiere decir "el que suspira por los largos viajes"

    sealando as el carcter aventurero del hroe El promontorio de Kauko, donde naci, significa "lejana".

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    frecuentando las alegres veladas de las mozas, los ruidosos juegos de las de largas trenzas.

    Y sucedi que haba en la isla de Saari una rubia doncella, una radiante flor, llamada Kylliki. Creca y se haca mujer en la ilustre casa de su padre, sentada en el escao de honor.

    Y la fama de su belleza vol a lo lejos; y de todas partes acudieron pretendientes a solicitar su mano. El bullicioso Lemmikainen, el bello Kaukomieli, concibi el proyecto de ir tambin l a pretender a la doncella, la de las largas trenzas, la graciosa flor de Saari.

    Su madre trat de disuadirle, queriendo retenerle a su lado: "Gurdate, hijo mo, de pretender a quien es de ms noble estirpe que la tuya. De ningn modo seras admitido en la ilustre familia de Saari".

    El travieso Lemmikainen, el bello Kaukomieli, respondi: "Si no pertenezco a una ilustre casa, si no desciendo de una alta estirpe, yo me har agradable por mi rostro, yo sabr seducir sin otros mritos que los de mi persona".

    Y enjaez su caballo, lo unci al trineo, y parti con estruendo, para ir a solicitar la mano de la graciosa flor, de la hermosa doncella de Saari.

    Pero en el momento en que haca su pomposa entrada en la isla, su hermoso trineo volc inesperadamente. Las mujeres se echaron a rer burlndose de l.

    Entonces el jovial Lemmikainen rechin los dientes, irgui la cabeza, sacudi su oscura melena y dijo: "Nunca haba visto ni esperaba or que una mujer se riera de m, que me hiciera mofa, una mozuela".

    Y sin cuidarse gran cosa de lo que pasaba a su alrededor, levant la voz y dijo: "Hay un lugar en Saari, un lugar donde yo pueda participar en los juegos de las muchachas, danzar con las de largas trenzas?"

    Las muchachas de Saari, las vrgenes del promontorio, contestaron: "Sin duda encontrars entre nosotras lugar para juzgar y retozar como el pastor en el claro del bosque, como el zagal sobre el heno de la pradera. Las mozas de Saari son delgadas; aqu slo son gordos los caballos".

    El bullicioso Lemmikainen no se mortific poco ni mucho por el tono de la respuesta. Acept una plaza de pastor, y durante todo el da cuidaba los rebaos; pero

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    por las noches frecuentaba los alegres corrillos de las muchachas, los alocados juegos y los risueos pasatiempos de las de largas cabelleras.

    De esta manera el jovial Lemmikainen, el bello Kaukomieli, acab con las burlas de las bromistas; y pronto no hubo doncella en toda la isla, aun entre las ms castas y tmidas, a la cual no hubiera prodigado sus caricias, y con la cual no hubiera compartido su lecho.

    Slo una le faltaba, una virgen que ningn pretendiente haba logrado rendir, que ningn hombre haba podido subyugar: era la bella Kylliki, la graciosa flor de Saari.

    El alegre, el hermoso Kaukomieli, gast cien pares de zapatos y cien pares de remos en perseguir a la bella, cortejndola. La bella Kylliki le dijo: "Qu haces t aqu miserable? Por qu, vil gorrin, correteas nuestra isla, de chchara con las mozas, siempre detrs de los lindos talles? Nada quiero yo con locos mozalbetes, con turbulentos libertinos! Quiero por esposo un hombre digno y serio como yo; quiero para mi belleza orgullosa otra belleza ms orgullosa an; quiero para mi noble sangre una sangre an ms noble".

    Transcurri algn tiempo, dos semanas apenas; y un buen da, un lindo atardecer, las doncellas de Saari danzaban y retozaban alegremente en un claro del bosque, entre los floridos brezos. Kylliki estaba a la cabeza de ellas, como la ms ilustre y hermosa.

    De repente la llegada de Lemmikainen las sorprendi, apareciendo en su trineo tirado por fogoso caballo. Rapt a Kylliki y la oblig a sentarse a su lado, en el banco de tablillas. Despus hizo restallar su ltigo sobre los ijares del corcel.

    Kylliki verta amargas lgrimas, la flor de Saari se lamentaba: "Djame partir, devulveme mi libertad para tornar a mi casa, junto a mi madre desolada".

    Pero Lemmikainen no dej partir a la bella Kylliki, y le dijo: "Oh, Kylliki, perla de mi corazn, dulce y querida amiga, no te aflijas as! No quiero yo hacerte mal alguno. T te apoyars sobre mi pecho al comer, en mi brazo al pasear, cuando me detenga estars a mi lado, y cuando duerma sers la compaero de mi lecho.

    "Acaso te desconsuela, y por eso tus lamentos, que no pertenezca yo a una alta estirpe, que mi casa no sea lo bastante ilustre? Si no desciendo de elevada estirpe, si mi casa no es bastante ilustre poseo en cambio una flamgera espada, un acero del que saltan relmpagos. Mi espada s es de noble sangre, de encumbrado origen! Con ella

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    ilustrar mi nombre. Yo extender lejos mi fama, con mi cuchilla de punta de fuego, con mi acero chispeante!"

    La pobre Kylliki lanz un suspiro y dijo: "Oh Athi, hijo de Lempi! si quieres tener por esposa a una doncella como yo, por compaera de tu vida, has de prometerme con juramento eterno, has de jurarme no emprender jams ninguna expedicin guerrera, ni para conquistar oro ni para amontonar plata".

    El bullicioso Lemmikainen dijo: "Jrame a tu vez que no volvers a corretear por el pueblo, aunque ardas en deseos de retozar y de entregarte a la danza".

    Y Lemmikainen y Kylliki juraron juntos, el uno no ir a la guerra, y la otra no corretear por el pueblo, cambiando sus juramentos, sus eternas promesas, en presencia del dios revelado, del todopoderoso Jumala.

    El jovial Lemmikainen lleg al fin a su casa, junto a su madre muy amada, la que lo amamant a su pecho. La anciana le dijo: "Mucho tiempo has permanecido, hijo mo, s, mucho tiempo, en tierra extraa".

    El jovial Lemmikainen respondi: "Tena que vengarme de las burlas de las mozas, de las risas de las castas doncellas, que haban hecho pblica mofa de m. Y me he vengado raptando a la ms bella, llevndome en mi trineo a la mejor de todas".

    La anciana dijo: "Glorificado seas, oh Jumala, alabado seas, oh nico creador, ya que me has enviado una nuera, una encantadora nuera, hbil en encender la lumbre, experta en tejer el lino, en hilar la lana y en lavar la ropa. Y t, hijo mo, ensancha tu habitacin, agranda las ventanas, levanta nuevas paredes y puertas, engalana toda la casa; porque eres el dueo de una hermosa doncella, de una doncella mejor que t, ms noble que todos los de tu raza".

    Athi Lemmikainen, el bello Kaukomieli, vivi largos das en dichosa unin con la joven. Ni l sala a la guerra, ni Kylliki correteaba por el pueblo.

    Pero sucedi que un da, una maana, Athi Lemmikainen sali de pesca, y no regres a la tarde, ni a la cada de la noche. Entonces Kylliki sali por el pueblo, y fue a mezclarse en los alborozados juegos de las mozas.

    Ante tal noticia, el joven Athi, el bullicioso Lemmikainen, fue presa de una larga y fuerte clera, y dijo: "Oh mi anciana madre: moja mi camisa en el veneno de una negra serpiente y pona a secar en seguida, porque quiero partir a la guerra; quiero lanzar una

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    correra contra los hogares de Pohjola, donde viven los hijos de los Lapones. Ya que Kylliki ha abandonado la casa y corretea por el pueblo, mezclndose en los corrillos de las mozas, en los alborozados juegos de las de larga cabellera".

    La joven Kylliki se apresur a responder: "Gurdate de ir a la guerra, mi querido Athi! Mientras dorma profundamente he tenido un sueo: el fuego bramaba alrededor nuestro como el horno de una fragua, las llamas se elevaban en torbellino tempestuoso lamiendo los muros exteriores; despus invadan bruscamente la casa, como una salvaje catarata, corriendo de ventana a ventana, saltando desde el suelo a la techumbre".

    El bullicioso Lemmikainen respondi: "No creo en sueos de mujer, ni ms ni menos que en sus juramentos. Dame, madre ma, mi camisa y mi armadura de guerra. Quiero beber la cerveza del combate, quiero gustar la dulce miel de las batallas!"

    Y el bullicioso Lemmikainen, el hermoso Kaukomieli, comenz a peinar sus largos cabellos; despus colg el peine en la viga maestra del hogar, y alz la voz, diciendo: "Cuando el golpe mortal hiera a Lemmikainen, cuando la desgracia haya abatido al infortunado hroe, este peine destilar sangre; la sangre correr por l en rojos arroyos!"

    Y contra la prohibicin de su madre, contra los consejos de aquella que lo amamant, el alegre Lemmikainen se dispuso a partir hacia la sombra Pohjola.

    Se cubri con una cota de hierro, ci su tahal de acero, y dijo: "Ms seguro est el hroe en su coraza, ms poderoso en su cota de hierro, ms audaz con su tahal de acero. As puede afrontar los malos hechiceros, puede rerse de los dbiles y aun desafiar a los ms fuertes".

    Tom su espada de afilada punta, su espada templada en la morada de los dioses, la meti en la vaina y la ci a su costado. Despus lanz un mgico silbido, y de pronto, del fondo de un bosquecillo, un caballo acudi, un corcel de crines de oro y encendida pelambre. El hroe lo enganch a su trineo, a su hermoso trineo, despus mont, hizo restallar su ltigo ornado de perlas y parti como una centella. Bracea el caballo, se desliza el trineo, el camino se borra, retumban los campos de oro y las malezas de plata...

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    Lemmikainen camin un da y otro da. Al tercer da lleg a Pohjola. Se detuvo ante la primera casa y lanz una furtiva ojeada al interior. Estaba llena de "tietajat" 23, de poderosos magos, de sabios adivinos, de hbiles encantadores, cantando todos las runas de Laponia.

    El bullicioso Lemmikainen tom otra forma y penetr audazmente en la vivienda.

    El ama de la casa suspendi su trabajo y dijo: "Ahora mismo haba aqu un perro, de color rojizo, un devorador de carne, un quebrantahuesos, un chupador de sangre cruda. Qu hombre eres t, pues, entre los hombres, qu hroe entre los hroes, que has podido cruzar ese umbral sin que el perro te haya odo, sin que te haya sentido el ladrador?".

    El bullicioso Lemmikainen respondi: "No he venido yo aqu con mi ciencia y mi destreza, con mi poder y mi sabidura, con la fuerza y las virtudes mgicas que hered de mi padre y las runas protectoras que aprend de mi raza, para ser devorado por tus perros, para ser pasto de tus ladradores".

    "Cuando yo era nio mi madre me ba tres veces en el agua una noche de esto, y nueve veces una noche de otoo, para que me hiciese un "tietaja" poderoso, un encantador famoso en mi tierra y en el mundo entero".

    Y el bullicioso Lemmikainen, el hermoso Kaukomieli, comenz a vociferar sus salvajes runas, desplegando su maravilloso poder. Saltaban chispas de sus vestidos de piel, sus ojos fulminaban llamas.

    Hechiz a los jvenes, hechiz a los viejos, hechiz a los hombres maduros. Slo a uno desde: un viejo pastor de apagados ojos.

    El viejo pastor dijo: "Oh alegre hijo de Lempi, t has encantado a todos, mozos y viejos y hombres maduros por qu me has dejado a m?".

    El bullicioso Lemmikainen respondi: "Te he dejado aparte porque ya eres bastante horrible a la vista, porque, sin que yo te haga nada, ya eres bastantes repugnante. Porque en tu juventud, cuando no eras ms que un miserable pastor, t has deshonrado a tu hermana, has violado a la hija de tu madre. Y lo mismo has profanado a tus jvenes yeguas en el marjal, en el ombligo de la tierra, all donde las aguas fangosas se pudren".

    23 Tietaja (plural, tietajat): adivino, hechicero, mago.

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    El viejo pastor, al or esto, fue presa de una violenta clera. Sali de la casa y se dirigi a la orilla del ro Tuoni 24, de la catarata sagrada. Y all qued a la espera, espiando la hora en que Lemmikainen abandonase Pohjola para tornar a su patria.

    El jovial Lemmikainen dijo al ama de la casa: "Ahora, vieja, treme aqu a tus hijas; quiero elegir para m a la mayor, la ms bella de todas".

    La anciana respondi: "No te entregar a ninguna de mis hijas, ni la mayor ni la ms pequea, ni la ms bella, ni la ms fea, porque t ya tienes mujer; una legtima esposa en tu casa".

    El bullicioso Lemmikainen dijo: "Yo encadenar all a Kylliki; la atar a otros umbrales, a otras puertas. Y encontrar aqu una esposa mejor. Treme, pues, a tu hija, la ms encantadora de las vrgenes, la ms perfecta de las largas cabelleras".

    Madre Louhi, el ama de casa de Pohjola, dijo: "No te entregar a mi hija, no te entregar a la nbil desposada, a menos que seas capaz de matar de un solo golpe, con una sola flecha, al cisne del torrente salvaje, el ave del ro de Tuoni el de las negras ondas".

    El bullicioso Lemmikainen, el bello Kaukomieli, se encamin al lugar donde nadaba el cisne, donde jugaba el largo cuello, junto al ro de Tuoni el de las negras ondas.

    Avanzaba con firme paso, el rpido arco colgado al hombro y la aljaba llena de flechas a la espalda.

    El viejo pastor de mortecinos ojos, esperaba a la orilla del ro de Tuoni, junto a la catarata sagrada, mirando en torno suyo y espiando la llegada de Lemmikainen.

    Pronto lo vio acercarse. Entonces sac del fondo de las aguas una monstruosa serpiente y la lanz al corazn del hroe atravesndole desde la axila izquierda hasta el hombro derecho.

    El bullicioso Lemmikainen se sinti mortalmente herido, y clam: "Desdichado de m, que olvid pedir a mi madre, a la que me llev en su seno, dos o tres palabras siquiera para los grandes peligros. Oh madre ma, si supieras donde se halla ahora tu

    24 Tuoni, dios de la muerte. El ro de Tuoni, como la Estigia, seala la regin de las eternas

    tinieblas.

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    infortunado hijo, seguro que correras en mi ayuda; vendras a arrancarme a la muerte, a impedirme morir, tan mozo an, en este funesto viaje!"

    El anciano de Pohjola, el pastor de los mortecinos ojos, precipit al hijo de Klevala en los abismos del ro de Tuoni el de las negras ondas, en el ms letal torbellino de la catarata. Y el alegre Lemmikainen rod al fondo con estrpito, en medio de las olas espumantes, hasta las profundidades insondables. Entonces el sangriento hijo de Tuoni hiri al hroe con su espada de acerada punta y fulgurante hoja, y dividi su cuerpo en cinco, en ocho trozos, y los disemin entre las fnebres ondas de Manala25, diciendo: "Anda ahora, flota para siempre jams en estas aguas, con tu arco y tus flechas, y atrvete a disparar contra los cisnes de mi ro, las aves que se hospedan en mis orillas".

    As acab el jovial Lemmikainen; as termin la aventura del temerario pretendiente, en el negro ro de Tuoni, en los abismos de Manala.

    La madre del bullicioso Lemmikainen medita y se pregunta sin cesar, en su casa: "Adonde habr ido Lemmikainen? dnde habr desaparecido Kaukomieli, ya que nadie sabe si ha retornado de su viaje por el vasto mundo?"

    La pobre madre, la nodriza infortunada, ignoraba por dnde erraba su propia carne, su propia sangre: si entre las colinas cubiertas de yemas, las landas erizadas de brezos, las olas del espumoso mar, o en el seno de las batallas, de los feroces combates, donde la sangre salta al golpe de la espada y corre a chorros hasta las rodillas.

    La bella Kylliki, impaciente, escudriaba todos los rincones en la casa del hroe aventurero. Noche y da contemplaba el peine del esposo. Hasta que un da, una maana, vio que destilaba sangre, que la sangre manaba por l en ros rojos.

    La bella Kylliki exclam: "Ay de m! he perdido a mi esposo. Mi hermoso Kaukomieli ha desaparecido en los lejanos desiertos, en las rutas inhospitalarias, en los senderos desconocidos. El peine destila su sangre, su sangre que mana a borbotones".

    Entonces la madre de Lemmikainen acudi a mirar el peine, y rompi a llorar amargamente diciendo: "Pobre de m, infortunada en todos mis das, desdichada para

    25 Manala: las entraas de la tierra. El ro de Tuoni y el abismo de Manala son colocados por el

    poeta en la tierra de Pohjola (Laponia), que se representa as como el reino de las tinieblas, de la desolacin y de la muerte.

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    toda mi vida! Mi pobre hijo ha sido herido por su cruel destino, mi desgraciado hijo ha muerto. S, muerto est Lemmikainen, puesto que su peine destila sangre; puesto que la sangre corre por l en rojos borbotones!"

    Y arrollando al brazo los pliegues de sus vestiduras, se puso inmediatamente en camino con impetuoso ardor. Las colinas se allanan y los valles se llenan a su paso. As lleg a las tierras de Pohjola, y pregunt decidida por su hijo: "Dime, madre Louhi, qu has hecho de mi hijo? dnde ha sido hallado muerto Lemmikainen?"

    Madre Louhi, el ama de casa, respondi: "Nada s de tu hijo. Ignoro adonde fue y dnde se perdi. Yo lo dej en su trineo, un trineo arrastrado por un fogoso caballo. Tal vez se haya ahogado bajo una avalancha de nieve o haya muerto de fro entre los hielos del mar. Tal vez ha ido a caer en las fauces del lobo o bajo la terrible dentellada del oso".

    La madre de Lemmikainen dijo: "Mientes con toda tu alma! Ni el lobo es capaz de devorar a mi hijo, ni el oso se atrevera a tocar a Lemmikainen; sus dedos, sus manos, le sobran para dominarlos. Si te niegas a decirme qu has hecho de mi hijo, yo descuajar las puertas del granero donde secas tu cebada, yo har pedazos las visagras de tu Sampo".

    Madre Louhi, el ama de casa, dijo: "No hagas tal, yo te dir la verdad: le he ordenado buscar el cisne, apoderarse del ave sagrada. Y no s qu habr sido de l, porque ni yo le he vuelto a ver ni l ha vuelto a reclamar a su prometida".

    La madre de Lemmikainen se entreg a la busca del hijo muy amado, del hijo desaparecido. Corre como el lobo a travs de los inmensos marjales, como el oso a travs de las tundras; como la nutria, bucea en las aguas hondas; cruza los campos como el jabal, los ribazos como la liebre, los escarpados promontorios como el puerco-espn. Avena las piedras a su paso, aparta los troncos de los rboles y las espesas malezas, doblega con el pie los retallos de abeto. Y busca y busca siempre sin hallar.

    Se dirige a los rboles preguntndoles por su hijo desaparecido. Y los rboles alzan su voz, los abetos suspiran, las encinas responden sabiamente: "Bastante tenemos nosotros con nuestros propios males, sin cuidarnos de tu hijo. Hemos sido creados por un destino cruel, trados a una desdichada vida. Se nos tala, se nos corta en pedazos para alimentar la lumbre de la chimenea, para calentar la estufa; se nos prende fuego para despejar la tierra que ocupamos".

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    La madre de Lemmikainen busca y busca siempre sin hallar. Y habla al camino que se abre a sus pies: "Oh, t, camino trazado por Dios: has visto t a mi hijo, a mi manzana de oro, a mi bculo de plata?"

    El camino le respondi sabiamente: "Bastante tengo yo con mis males para pensar en tu hijo. Mi destino es cruel, tristes mis das. He nacido para ser pisoteado por los perros, triturado por las ruedas de las carretas, machacado por las groseras botas, hollado por los pesados talones".

    La madre de Lemmikainen busca y busca siempre sin hallar. Ve aparecer la luna y se prosterna ante ella: "Oh bienhechora luna, hija de Jumala, has visto t a mi hijo, a mi manzana de oro, a mi bculo de plata?"

    La luna le responde sabiamente: "Bastante tengo yo con mis males para cuidarme de tu hijo. Mi destino es cruel, duros mis das. He nacido para vagar solitaria en el seno de la noche, para arder entre los rigurosos fros, para velar sin descanso en los inacabables inviernos, para desaparecer en cuanto el esto asoma".

    La madre de Lemmikainen busca y busca siempre sin hallar. El sol sale a su encuentro, y se arrodilla ante l: "Oh sol creado por Dios has visto t a mi hijo, a mi manzana de oro, a mi bculo de plata?"

    Y el sol, que algo sabe, le responde con dulzura: "Tu hijo, tu pobre hijo, est muerto y enterrado en el negro ro de Tuoni, en las ondas eternas de Manala. Ha rodado por los espumosos torbellinos, hasta lo ms profundo de los abismos".

    La madre de Lemmikainen derram amargas lgrimas. Y regres a la fragua del herrero: "Oh Ilmarinen, t que forjabas antao, que forjabas ayer y que aun hoy sigues forjando: hazme un rastrillo de mango de cobre y dientes de hierro; de dientes de cien brazas de largo, de mango de quinientas brazas!"

    Ilmarinen, el inmortal forjador, forj un rastrillo de mango de cobre y dientes de hierro; de dientes de cien brazas, de mango de quinientas brazas.

    Y la madre de Lemmikainen empu el rastrillo y se encamin al ro de Tuoni. Sumergi su rastrillo en la brama del torrente, rastreando entre las agitadas ondas, pero sin lograr su propsito. Entonces se intern ella misma en las profundas aguas, en el caudaloso ro, hasta las rodillas, hasta la cintura.

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    El rastrillo recorre todo el ro de Tuoni. Lo retir una vez, lo retir dos veces, y a la tercera vez sac la cota de hierro, y las calzas y la gorra del infortunado hroe, pobres objetos que renuevan su dolor amargo.

    Penetr ms an, hasta los ltimos abismos de Manala. All, despus de haber arrastrado tres veces su largo rastrillo, despus de haber rastrillado a lo largo y a lo ancho y de travs, sinti que un haz de espigas se haba enganchado a los dientes de hierro.

    Pero no era un haz de espigas: era el alegre Lemmikainen, el hermoso aventurero, enganchado al rastrillo por el dedo sin nombre de la mano y el dedo mayor del pie izquierdo.

    Y el bullicioso Lemmikainen, el hijo de Klevala, remont a la superficie del agua. Pero no estaba entero: le faltaba una mano, su cabeza estaba rota, su cuerpo agujereado, y sin vida.

    La pobre madre lo contempl llorando y dijo: "Ser posible rehacer con estos pedazos un hombre, hacer nacer de nuevo un verdadero hroe?"

    Un cuervo escuch sus palabras y le contest: "No! No puede salir un hombre de lo que ya no existe, de lo que tan cruelmente ha sido destrozado. La trucha le ha devorado los ojos, el sollo le ha rodo los hombros. Arroja de nuevo a tu hijo al agua, al ro de Tuoni; acaso se convierta en una fuerte morsa, en una ballena gigantesca".

    La madre de Lemmikainen, lejos de arrojar nuevamente a su hijo en las aguas de Tuoni, volvi a introducir en ellas su rastrillo, explorando en todas direcciones, hasta que consigui sacar los trozos de la mano y la cabeza, una vrtebra rota, una costilla, y cien pequeos restos ms. Y ensambl todos los pedazos, y rehizo el cuerpo de su hijo muy amado, del alegre Lemmikainen. Sold la carne a la carne, los huesos a los huesos, las articulaciones a las articulaciones, las venas a las venas.

    De este modo la madre de Lemmikainen cre de nuevo al hombre, salv al hroe devolvindole su primitiva vida, su antigua forma, y dijo: "Levntate ya y acaba de soar en este lugar cruel, morada de desdichas".

    El hroe se despert de su sueo; se irgui, su lengua cobr vida, y dijo: "Mucho tiempo he dormido, largo tiempo he descansado, msero de m, enterrado en un dulce sueo, en un pesado reposo".

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    La madre de Lemmikainen dijo: "Y mucho ms habras permanecido ah, si tu madre, si la desdichada que te trajo al mundo, no hubiera venido en tu auxilio. Dime ahora, pobre hijo mo, dime ahora: quin te arroj al Manala, quin te precipit en el ro de Tuoni?"

    El bullicioso Lemmikainen dijo: "El viejo pastor de los mortecinos ojos, se fue quien me empuj al Manala, quien me arroj al ro de Tuoni. Lanz contra m una monstruosa serpiente del agua, y yo pobre de m! no pude sustraerme a mi destino, porque ignoraba las prfidas mafias de la serpiente, la fatal mordedura de la alimaa venenosa".

    La madre de Lemmikainen dijo: "Insensato de ti, que creste poder hechizar a los hechiceros, embrujar a los lapones, cuando ni siquiera conocas las prfidas maas de la serpiente, la fatal mordedura de la alimaa venenosa".

    Y Ja madre meci y acarici en su regazo al hijo muy amado, hasta que hubo recobrado todas sus fuerzas y su antiguo aspecto. Despus le pregunt si le faltaba algo todava.

    El bullicioso Lemmikainen dijo: ";Oh, s! todava me falta lo mejor. Mi pobre corazn no est en mi pecho; anda errante con mis pensamientos y mis anhelos, tras las doncellas de Pohjola, las de hermosas cabelleras. La anciana de Pohjola, la de la nariz purulenta, no me entregar a su hija si no mato al cisne del ro de Tuoni, si no lo robo al torbellino del torrente sagrado".

    La madre de Lemmikainen dijo: "Deja a esos malditos cisnes en las negras aguas de Tuoni, en el torrente que muge! Vuelve a casa con tu tierna madre. Aprecia, al fin, dnde est la felicidad. Y da gracias al Dios revelado, que te ha socorrido eficazmente, que te ha devuelto la vida. Nada hubiera podido lograr yo, sin la ayuda de Jumala, sin la intervencin del verdadero creador!"

    Entonces el bullicioso Lemmikainen volvi a tomar el camino de su casa, con su madre muy amada, la que lo amamant a sus pechos.

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    L A G U E R R A D E L A L U N A Y E L S O L

    La barca de Wainamoinen (A.Gallen Kallela,1894 )

    El viejo, el impasible Wainamoinen toc el kantele por espacio de mucho tiempo; y se acompaaba cantando, y en torno suyo estallaba la alegra.

    Los melodiosos acordes se elevaron hasta la morada de la luna, hasta el palacio del sol. Y la luna baj a posarse en la copa de un abedul, y el sol en la cpula de un abeto, a escuchar el kantele.

    Entonces Madre Louhi, la vieja desdentada de Pohjola, cogi a la luna y al sol entre sus manos, los rob, y los transport a su nebuloso pas.

    All, para impedirle brillar, escondi a la luna en las entraas de una roca de veteados flancos; y para impedirle irradiar escondi al sol en los profundos de una montaa de cobre. Despus alz su voz y dijo: "Oh luna, oh sol: ya no podris salir de aqu a expandir vuestra luz hasta que yo misma venga a libertaros, hasta que yo venga a buscaros con nueve potrillos nacidos de una sola yegua!"

    Y una vez que hubo escondido la luna, una vez que hubo enterrado el sol en la montaa de cobre y roca de Pohjola, fue a robar tambin el fuego, a extinguir la lumbre en los hogares de Klevala.

    Entonces una noche sin fin, una noche impenetrable y tenebrosa se extendi sobre el mundo desolado; se extendi hasta el cielo, hasta las mismas esferas etreas donde

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    reina Ukko. Sufran las plantas de la tierra, se angustiaban los rebaos, desfallecan los pjaros del aire, los hombres moran en el hasto.

    El sollo conoca el bramido del mar, el guila los senderos del pjaro en el aire, el viento la ruta de los navos entre las olas; pero los hijos de los hombres ignoraban cundo se levantaba un nuevo da, cundo caa una nueva noche sobre el promontorio nebuloso, sobre la isla de las umbras.

    Los jvenes se renen en consejo; los hombres de edad madura meditan profundamente; todos se preguntan cmo ser posible vivir sin la luna, qu va a ser de la vida sin el sol.

    Los mozos del consejo, hermanos y hermanas, meditan profundamente, y se encaminan a la fragua del herrero Ilmarinen, y le dicen: "Ven, oh herrero, al pie de la muralla; ven, oh forjador, junto a la roca; y fragua all una nueva luna y un nuevo sol, porque la vida es intolerable cuando el sol no brilla, cuando no derrama su mansa claridad la luna!"

    El herrero se dirigi a la muralla, al pie de las rocas, para forjar una nueva luna y un nuevo sol. Con oro forj la luna; el sol lo forj de plata.

    El viejo Wainamoinen fue a visitar la fragua del herrero; se detuvo en el umbral y dijo: "Oh herrero, caro hermano mo, tu martillo resuena sin tregua toda la jornada. A qu trabajo ests entregado?"

    Ilmarinen respondi: "Forjo una luna de oro y un sol de plata para colgarlos en la cpula del cielo, por encima de las nueve techumbres del aire".

    El viejo Wainamoinen, dijo: "En vano trbalas, herrero Ilmarinen; el oro no brillar como la luna, la plata no brillar como el sol".

    El herrero termin su obra; despus levant los dos astros entre sus alegres manos, los llev consigo con el mayor cuidado, y colg la luna en la copa de un pino y el sol en la cima de un gigantesco abeto. El sudor chorreaba por su rostro, el agua resbalaba de su cabeza mientras se entregaba a esta fatigosa y difcil tarea.

    As fue la luna colgada de un pino y el sol suspendido en la copa de un abeto; pero ni el sol ni la luna resplandecieron.

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    El viejo Wainamoinen, dijo: "Hora es ya de interrogar al destino; llegado es para el hombre el tiempo de consultar los signos y preguntarles qu camino ha tomado el sol, dnde se ha perdido la luna".

    Y el viejo Wainamoinen, el runoya eterno, cort unas tabletas del tronco de un lamo, despus las baraj, las puso en orden con sus manos, y dijo: "Interrogar al Creador pidindole una respuesta. Dime la verdad, oh signo del Creador; habla, augurio de Jumala: qu senda ha tomado el sol, dnde ha desaparecido la luna, que ya no esplenden en la bveda celeste?"

    El destino revel su verdico mensaje, el signo de los hombres respondi, declarando que el sol se haba refugiado, que la luna se hallaba oculta en las montaas de piedra, en la fortaleza de cobre de Pohjola.

    Entonces el viejo Wainamoinen, dijo: "Si yo voy a Pohjola, lograr ciertamente recuperar la luz de la luna, los dorados rayos del sol".

    Y el viejo Wainamoinen se apresur a ponerse en camino. Un da camin, dos das camin; al tercer da las puertas de Pohjola aparecieron ante l, la alta mole de piedra se alz ante sus ojos.

    Se detuvo a la orilla del ro y grit con retumbante voz: "Traedme una barca para atravesar el ro!" Pero su grito no fue escuchado, ninguna barca acudi.

    Entonces junt en la orilla un montn de ramas secas de pino, y le prendi fuego. No tard en prender la llama, y la humareda se elev en los aires, en espeso turbin.

    Madre Louhi, el ama de casa de Pohjola, estaba sentada a la ventana, vueltos los ojos hacia el ro. Tom la palabra y dijo: "Qu incendio es ese que arde all lejos, en la baha? Para fuego de soldados es demasiado pequeo; para fuego de pescadores es demasiado grande".

    El hijo sali al cercado para ver y or mejor: "Un hombre de soberbia talla se distingue all, paseando al otro lado del ro".

    El viejo Wainamoinen clam por segunda vez: "Oh, hijo de Pohjola, conduce tu barca hacia ac, trae una barca a Wainamoinen".

    El hijo de Pohjola, respondi: "No hay aqu ninguna barca libre; atraviesa t mismo el ro, remando con tus dedos, haciendo de timn con la palma de tu mano!"

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    El viejo Wainamoinen se qued pensando; reflexion y dijo: "No merecera llamarse hombre aquel que volviera sobre sus pasos". Y se lanz al agua, como el sollo en el mar, como la trucha en el ro; franque rpidamente la distancia nadando con uno y otro pie, y lleg a las riberas de Pohjola.

    Y Wainamoinen entr en la casa. All estaban reunidos los hombres, bebiendo hidromiel, sacindose del melado licor; y todos ostentaban su armadura de guerra y la espada al costado para matar a Wainamoinen. Comenzaron por interrogarle, dirigindole estas palabras: "Qu pretende de nosotros el miserable, qu nos cuenta el nadador?"

    El viejo, el impasible Wainamoinen, respondi: "Tengo algo peregrino que contaros, una cosa asombrosa sobre el sol y la luna. Dnde se ha refugiado el sol, abandonndonos? hacia dnde ha huido la luna?"

    Los mozos de Pohjola, la maldita ralea, replicaron: "El sol, al abandonaros, se ha refugiado aqu; la luna est oculta en una roca de jaspeados flancos, bajo una montaa de hierro. Y no los sacars de ah, si nosotros no les dejamos escapar; no los rescatars si nosotros no les concedemos la libertad".

    El viejo Wainamoinen, dijo: "Si el sol no es librado de la roca, si la luna no es sacada del seno de la montaa, habris de vroslas conmigo, espada contra espada!"

    Y as diciendo, el hroe desenvain su espada, desnud su mordiente acero: la luna brillaba en su punta, el sol resplandeca en su cazoleta, un corcel piafaba en su hoja, un gato maullaba en su empuadura.

    La batalla se entabl, midindose las espadas. La de Wainamoinen sobrepasaba a las dems, en el tamao de un grano de escanda, en el grosor de una espiga.

    El viejo Wainamoinen blandi su espada una vez, la blandi dos veces; y como si fueran hojas de nabiza, como si fueran tallos de lino, as seg las cabezas de los hijos de Pohjola.

    Despus sali en busca de la luna, a liberar al sol de las entraas del roquedal jaspeado, de la montaa de acero, de la montaa de hierro.

    Cuando hubo caminado un pequeo trecho, divis una isla verdegueante, y en la isla un abedul altivo, y al pie del abedul una espesa roca, y bajo la roca una profunda caverna, con nueve puertas cerradas por cien candados.

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    Una fisura, una imperceptible grieta se mostraba al pie de la roca; Wainamoinen hundi en ella su aguda espada, su radiante hoja, y la roca se abri en dos. Y el viejo Wainamoinen, el runoya eterno, trat de hacer saltar las puertas de sus goznes con los puos, de violentar los cerrojos con la virtud de sus palabras; pero las puertas resistieron al puo, los candados no resintieron los efectos de la palabra.

    El viejo Wainamoinen, dijo: "El hombre sin armas no vale ms que una pobre vieja; el hacha sin filo no es ms que un pobre apero". Y as diciendo, volvi a emprender el camino de su pas, con la cabeza gacha y triste el corazn, por no haber podido rescatar la luna y el sol.

    Y lleg a la fragua del herrero y le dijo: "Oh herrero Ilmarinen: frjame una horqueta de triple punta, y una docena de afiladas cuas; frjame un gran manojo de llaves, para rescatar a la luna de su roca y al sol de su montaa de hierro".

    El herrero Ilmarinen, el inmortal forjador, satisfizo la demanda del hroe; le forj una docena de afiladas cuas, una horca de triple garfio y un gran manojo de llaves.

    Madre Louhi, la desdentada vieja de Pohjola, se fabric unas alas de pluma y levant el vuelo. Vol primero en crculo alrededor de su casa, despus se lanz a lo lejos, atraves el mar de Pohjola y fue a posarse junto a la fragua de Ilmarinen.

    El herrero abri su ventana para observar si era la tempestad aquello que se acercaba; pero no era la tormenta: era un buitre gris.

    Ilmarinen le dijo: Qu vienes a buscar junto a mi ventana, horrendo pajarraco?" El buitre respondi: "Escchame, oh herrero Ilmarinen, oh forjador inmortal: t

    eres un hbil obrero, un herrero sin igual".

    Ilmarinen, dijo: "No es extrao que se me considere hbil herrero, puesto que yo he forjado el cielo y la cpula del aire".

    El ave volvi a tomar la palabra, el buitre dijo: "Qu ests forjando ahora, oh ilustre obrero?"

    El herrero Ilmarinen, respondi: "Forjo una carlanca de hierro para encadenar a la miserable vieja de Pohjola a la falda de la montaa".

    Madre Louhi comprendi entonces que la desgracia lo rondaba, que la hora del castigo era inminente, y se apresur a tender nuevamente el vuelo y regresar a su pas.

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    Una vez all, sac la luna de la roca y el sol de la montaa; despus, transformada en paloma, regres a la fragua de Ilmarinen.

    Ilmarinen le dijo: "Qu haces aqu, hermoso pjaro; a qu has venido, oh paloma, al umbral de mi fragua?"

    La paloma respondi: "He venido a traerte una buena nueva: la luna est libre de su prisin de rocas, el sol se ha escapado de las entraas del monte".

    El herrero Ilmarinen sali de la fragua y elev los ojos al cielo; vio brillar la luna, vio al sol radiar en el cielo.

    Inmediatamente fue a ver a Wainamoinen y le dijo: "Oh viejo Wainamoinen, oh runoya eterno, ven conmigo a ver la luna, ven a contemplar el sol hermoso; ambos han vuelto a ocupar su antiguo lugar en la bveda celeste!"

    El viejo, el impasible Wainamoinen, se precipit fuera de su casa, y levantando la cabeza elev sus ojos al cielo: brillaban radiantes los dos astros, el sol haba vuelto a su sitio en la celestial techumbre.

    Entonces el hroe dej or su potente voz, diciendo: "Salud, oh luna, que nos muestras tu esplendente faz; salud, oh sol de oro, que resplandeces de nuevo sobre el mundo!

    "Dgnate, oh sol, salir cada maana a partir del alba prxima! Dgnate darnos la salud, fecundar nuestras tierras, multiplicar los peces en nuestras redes!

    "Y t, luna, sigue tu esplendoroso curso, cumple tu jornada llena de brillo y de frescor! Que tu plenilunio sea glorioso de luz, y que derrame su alegra sobre las horas de la noche!"