regímenes de lectura y escritura en museo de la novela de ... · paratextualidad de la obra de...

73
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES MAESTRIA EN LITERATURA BOGOTÁ D.C. Un lector por venir Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de la Eterna José Andrés Cuesta Rueda FEBRERO DE 2012

Upload: others

Post on 18-Jul-2020

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES MAESTRIA EN LITERATURA BOGOTÁ D.C.

Un lector por venir Regímenes de lectura y escritura en

Museo de la Novela de la Eterna

José Andrés Cuesta Rueda

FEBRERO DE 2012

Page 2: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

1

TABLA DE MATERIAS Introducción ........................................................................................................................ 2

1. Capítulo: un lector por venir ..................................................................................... 11

1.1 “El lector de vidriera” ....................................................................................... 12

1.2 “El lector de desenlaces” .................................................................................. 14

1.3 “El lector salteado” ........................................................................................... 18

1.4 La lectura trágica .............................................................................................. 25

1.5 De los regímenes de lectura a los regímenes de escritura ................................. 28

2. Capítulo: los regímenes de escritura ......................................................................... 32

2.1 La instancia paratextual .................................................................................... 32

2.2 La poética en espejo .......................................................................................... 37

2.3 La máquina de desacomodo ............................................................................. 40

2.4 El espacio de lo incesante ................................................................................. 45

3. Capitulo: performance y re-escritura de la historia ................................................... 55

Conclusión ........................................................................................................................ 67

Bibliografía ............................................................................................................... 71

Page 3: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

2

INTRODUCCIÓN

En un texto que nunca se presentó, durante el primer encuentro de escritores

latinoamericanos que promovió la editorial Seix Barral en Sevilla a finales de

junio de 2003, Roberto Bolaño escribe lo siguiente:

“Macedonio Fernández no vende. Si Macedonio Fernández fue uno de

los tres maestros que tuvo Borges (y Borges es o debería ser centro de

nuestro canon), es lo de menos. Todo parece indicar que deberíamos

leerlo, pero Macedonio no vende, así que ignorémoslo.” (Bolaño,

2004, pág. 18).

Este comentario que puede sonar a queja permite no obstante poner sobre la

mesa un problema concerniente a las literaturas hispanoamericanas, me

refiero al asunto de la legibilidad, en efecto es sobre este punto a donde

apunta la reflexión de Bolaño, la legibilidad como un régimen de escritura que

garantiza la perdurabilidad de un escritor en nuestra contemporaneidad;

Bolaño entiende por legibilidad una experiencia en la que el lector no erra en

el consumo que hace de un libro, es esta la razón por la cual ciertos escritores

venden y son leídos en el panorama actual de las letras hispanoamericanas.

Ahora bien, es de resaltar que Bolaño en su primer borrador de la conferencia

que si presentó, haya mencionado a manera de ejemplo, precisamente a

Page 4: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

3

Macedonio Fernández, quien no es leído, y esto, es algo que puede parecer, y

quizá lo es, una catástrofe para nuestra memoria histórica, no obstante,

Macedonio Fernández fue un escritor que a diferencia del panorama que

expone Bolaño, no se interesó tanto en publicar lo que escribía, y sin

embargo, escribió un texto que trata precisamente sobre una experiencia de

lectura y que dedica a un tipo de lector, “el lector salteado”; Macedonio

Fernández no se lee, pero quizá sea precisamente esta ilegibilidad lo que

subyace en su obra.

Si uno pasa revista de la bibliografía consagrada a Macedonio Fernández, es

posible hacerse una idea de la manera como ésta ha sido leída, así se pueden

encontrar principalmente dos tendencias: la primera vendría dada por una

mirada a la figura histórica del autor, este tipo de lectura muchas veces cae en

una suerte de mistificación de la figura de Macedonio Fernández, “una figura

identificada con el criollismo, tan argentino como el mate y el tango.”

(McDermoth, 1978). En el mejor de los casos, esta perspectiva de la obra de

Macedonio Fernández logra visibilizar el pensamiento del autor, su filosofía y

sus posturas estéticas y políticas, pero tiende a dejar de lado su trabajo

literario. En la edición del Museo de la Novela de la Eterna de la biblioteca

Ayacucho (1982), seleccionada y prologada por Cesar Fernández Torres, el

prologuista plantea este problema en la lectura de la obra de Macedonio

Fernández a partir de una carta que Ezequiel Martínez Estrada le escribe a

propósito de la Breve introducción a Macedonio Fernández, en la que

Page 5: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

4

Fernández Torres venía trabajando; señala Martínez Estrada que “Macedonio

Fernández es todavía terra incógnita ya que se ha pasado por alto la lectura

crítica de su obra en favor del fortalecimiento de una imagen fetiche del

autor.” (Fernández, 1982, p. XIX). Así, el prologuista se da a la tarea de

aplicarse al estudio de una obra, que en todo caso siente inasible.

El interés por el trabajo literario de Macedonio Fernández en realidad es

bastante posterior a la influencia que su figura histórica tuvo en un momento

del desarrollo de las vanguardias en Argentina. Es alrededor de 1967 que se

publica de manera póstuma su obra más reconocida Museo de la Novela de la

Eterna1. En el contexto de finales de los años sesenta la obra de Macedonio

Fernández comienza a tener una presencia en el ámbito literario, quizá

alimentada por las renovaciones que se estaban dando en el arsenal teórico de

la crítica literaria, Beatriz Sarlo señala a propósito de esto que Macedonio

Fernández, “Es un escritor que le gusta mucho a los críticos porque les

permite todo tipo de jueguitos: leerlo desde Blanchot, desde la página en

blanco, desde Derrida; su obra permite los juegos que a los críticos nos gusta

hacer.” (Sarlo, 1997). Sea un juego o no, lo que si queda claro es que esta

renovación de las teorías críticas va a arrojar nuevas perspectivas y a su vez

nuevas preguntas sobre la manera en que pensamos (y practicamos) los

objetos que definimos como literarios, enriqueciendo la lectura de obras que

1 Si bien esta obra es publicada en 1967, es importante señalar que antes había sido anticipada en

una serie de textos que se publicaron en vida del autor.

Page 6: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

5

se sitúan en las zonas liminares de la literatura como la de Macedonio

Fernández.

De este tipo de lecturas valdría la pena destacar el trabajo que hace el profesor

Warren Johnson de la Universidad de Arkansas, el cual elabora una lectura de

Museo de la Novela de la Eterna a partir del análisis de un elemento

paratextual, el sustantivo: “El Museo” utilizado en el título de la novela.

Warren Johnson apoyado en la lectura de Las palabras y las cosas de Michel

Foucault (1968), busca situar la novela de Macedonio Fernández en la

relación dinámica que se teje entre dos epistemes: “El Museo”, una episteme

cuya función es la de organizar un conjunto de objetos en un espacio, “una

taxonomía que tiene por objeto la conservación”; y otra episteme “la

exposición”, un espacio contingente, más inclusivo que “El Museo” y que

tiene por objeto la interpretación. Para esto Warren Johnson se vale de la

relación entre estas dos formas de acceder al conocimiento, con algo que el

propio escritor argentino rechaza: el realismo, Macedonio Fernández se

propone escribir una novela mala (realista) y una novela buena (La Novela de

la Eterna), pero estas dos novelas se imbrican por momentos de la misma

manera en que encontramos exposiciones en un Museo. Esta dificultad (la de

distinguir tajantemente una apuesta por un realismo/exposición o la novela de

la eterna/museo), lleva a que el lector del ensayo proponga una tercera

posibilidad, que la obra de Macedonio Fernández si sea un Museo, pero no

Page 7: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

6

como un Museo clásico, sino uno virtual, lo que haría de la obra la primera

novela informatizada.

La pregunta y los objetivos de esta investigación se hallan más cerca de esta

segunda tendencia de lectura de la obra de Macedonio Fernández, así como de

la aproximación presente en el ensayo del profesor Warren Johnson a Museo

de la Novela de la Eterna, a partir del análisis de los elementos paratextuales

que la conforman, en efecto en la obra de Macedonio Fernández, se presenta

un aplazamiento de la narración que se manifiesta como un rechazo a la

estética realista y al discurso narrativo, al escritor le resulta incomodo su

papel de autor y con gusto intercambia su labor con la del lector. De esta

manera, se da a la tarea de escribir una serie de prefacios, de antesalas que

permitan cuestionar las relaciones entre la lectura y la escritura, en este caso el

paratexto del libro de Macedonio Fernández, especialmente los prefacios, se

destacan sobre la obra al punto que la novela se constituye como un ámbito de

negociación de las relaciones entre el escritor y el lector; este diálogo no se

realiza sin reservas, ya que como lo señala Gérard Genette, este espacio no

está exento de duda:

“Más que un límite o una frontera cerrada se trata de un umbral o –

según Borges a propósito de una prefacio, de un vestíbulo-“, que

ofrece a quien sea la posibilidad de entrar o retroceder. “Zona

indecisa” entre el adentro y el afuera sin un límite riguroso ni hacia el

interior (el texto) ni hacia el exterior (el discurso del mundo sobre el

texto) (…), una zona no sólo de transición sino de transacción; lugar

Page 8: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

7

privilegiado de una pragmática y una estrategia de una acción sobre el

público. (Genette, 2009, p.7)

Por otra parte, vale la pena recordar el carácter póstumo de Museo de la

Novela de la Eterna (1967), como otro elemento que subraya la

paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a

Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio Fernández revela estar

próximo a concluir la Novela de la eterna y la niña del Dolor (1938), una de

las primeras versiones en la que se anticipa Museo de la Novela de la Eterna.

Esta última resulta ser una compilación de cincuenta y ocho prólogos, veinte

capítulos de una novela y tres epílogos; sobre la conformación de esta obra

Obieta va a manifestar que la novela tiene los rasgos de una aproximación a

las intenciones del autor y recalca el carácter abierto de ésta:

“(Cuando en algún margen del borrador el autor anota: “Lo de

Pellegrini, etc. quizás es de suprimir”, ¿quién dirime? Fueron dudas

del autor consigo mismo, en vista de ulterior revisación; pero el tiempo

no llegó ¿Quién deja o suprime, pues, ahora? ¿El compilador, el editor,

el lector?). Pero hay algo que al margen de cavilaciones, me ha

entonado: recordar que la novela queda “libro abierto”, es decir

brindada a todas las recomposiciones posibles, si algún lector quiere

recoger su idea o su intento para trabajarla como absolutamente propia,

o para corregirla superficial o radicalmente. Creo que nada

complacería tanto a M. F. como enterarse de varias Novelas de la

Eterna sin obligación alguna de fidelidad a la original, sin conservar el

título ni siquiera indicar la procedencia del estimulo, con esa gratuidad

Page 9: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

8

del aire o del agua, sin duelo, sin precio, todo para todos…”

(Fernández, 1967, pp. 6-7).

La obra de Macedonio Fernández es combinatoria. No existe un solo Museo

de la Novela de la Eterna2. Y en este punto es importante reconocer un caso

de ese deslizamiento epistemológico al que se refiere Barthes, en De la obra

al texto (1994) y advertir el carácter de textualidad presente en la obra de

Macedonio Fernández. “La obra es el vehículo de la reproducción cultural

autorizada, una aproximación significada a través de una interpretación”

(Worthen, 2007, pág. 11) la novela de Macedonio Fernández en cambio

retrocede ante su conclusión, a concluirse como obra, cómo narrativa.

Permanece en el espacio paratextual, el umbral de la obra, de cara a la

materialidad, a lo concreto de constituirse no sólo como un campo textual sino

en forma de dicho campo.

A la ausencia de una apuesta narrativa nos topamos con un texto que obliga a

repensar la lectura como una práctica encaminada al consumo de signos

verbales y asimismo las relaciones que se tejen entre la lectura y la escritura

de la novela. Habría que preguntarnos en este sentido si la obra de Macedonio

Fernández se lee. Responder a esta pregunta es tratar de indagar por el lector

implícito de la novela. Este concepto que introduce Wolfgang Iser en El acto

2 Para el presente trabajo se recurrió a tres fuentes: La edición de 1967 del Centro Editor de América

Latina, la edición de 1982 de la biblioteca Ayacucho y la edición del 2010 de Corregidor. No obstante, más que centrarse en una lectura historiográfica de la novela, la presente investigación parte del texto y se interesa en subrayar una serie de estructuras (estrategias de lectura y escritura) a partir de las cuales la novela anticipa un tipo de lector.

Page 10: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

9

de leer (1987) describe la estructura del texto en la que el receptor ya está

pensado de antemano. Esta estructura permite la actualización y la

constitución del sentido del texto. El concepto de lector implícito, señala Iser,

“pone ante la vista las estructuras del efecto del texto, mediante las cuales el

receptor se sitúa con respecto al texto y con el que queda ligado, debido a

actos de comprensión que este promueve.” (Iser, 1987, pág. 64) A esto vale la

pena añadir otro señalamiento del propio Iser que apunta a subrayar que la

estructura del texto literario presenta “una relación dotada de perspectiva

sobre el mundo, que ha sido proyectada por el autor” (Ibíd., p.65) El texto “no

copia el mundo dado como tal, sino que constituye un mundo material de

aquello que se encuentra en él. En la manera de realizar esta constitución

(incluyendo la función que le asigna al lector) se manifiesta la perspectiva del

autor” (Ibíd.) De esta manera el análisis de la función del lector en Museo de

la Novela de la Eterna se revela como fundamental para entender no sólo el

funcionamiento de la “máquina textual” que el autor propone, sino una

ulterior interpretación de la misma.

De esta manera delimitamos el problema de la presente investigación, referido

a la pregunta por el lector de Museo de la Novela de la Eterna, un texto que es

a la vez una novela y una estrategia de lectura. ¿Cuál es el lector implícito en

Museo de la Novela de la Eterna, ¿cómo este lector promueve la constitución

de un nuevo sujeto lector, un lector por venir?

Page 11: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

10

La hipótesis apunta a señalar que este lector implícito es un lector más

complejo que el “lector salteado” al que Macedonio Fernández le dedica su

novela. Este lector es un lector siempre diferido, un lector que frente a la

lectura es siempre confrontado con su deseo. Él tomaría los visos de un actor

en performance de la obra.

Así, el presente trabajo consta de tres partes: Inicialmente se dedica un

capítulo a revisar la tipología de lectores que propone Macedonio Fernández

en sus prólogos, para después analizar las estrategias de escritura que entran a

operar en la constitución del lector implícito. Finalmente, se analizan las

relaciones que se establecen en la dinámica lectura-escritura y el performance

como una síntesis y régimen de lectura del lector implícito en la propuesta de

novela de Macedonio Fernández, un lector que como veremos hace de su

lectura una experiencia siempre diferida de una escritura que se va

construyendo en el momento mismo de la lectura.

Page 12: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

11

1. CAPÍTULO: UN LECTOR POR VENIR

En Museo de la Novela de la Eterna (1967) la apuesta por un lector

problematiza las relaciones entre el escritor y la obra. El lector va a ser el

testigo de las inconformidades del autor y el usufructuario de la pluma

incómoda en el ejercicio de la escritura de la novela. En este capítulo se hace

una revisión de la variopinta comunidad de lectores que visitan la novela y

con los cuales Macedonio Fernández dialoga en sus prólogos. Esta indagación

permite no sólo distinguir los matices que diferencian a estos lectores

implícitos, sino también el tejido de contradicciones que hacen de la figura del

lector uno de los problemas centrales en el ejercicio que el autor argentino

trata de construir y que le obligan a volver constantemente a pensar “la teoría

de la novela”.

En Museo de la Novela de la Eterna Macedonio Fernández se dirige a un

amplio público de lectores; sin embargo, hay tres tipos de lectores que

consideramos los más relevantes, ya sea porque el autor los refiere

insistentemente o porque dan luces sobre el proyecto de la novela. Estos

lectores son: 1) “El lector de vidriera”, 2) “El lector de desenlaces” y 3) “El

lector salteado”. Empezando por “El lector de vidriera” entraremos a analizar

la manera en que el autor define a estos lectores y las apuestas de lectura que

están en juego.

Page 13: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

12

1.1 “El lector de vidriera”

Macedonio Fernández señala a lo largo de sus prólogos una tipología de

lectores: “El lector de finales”, “El lector salteado”, “El lector de corrido”, “El

lector de vidriera”, “El lector corto”. De cada uno de ellos se vale el autor

para negociar una pragmática y dedica un prólogo para dicho propósito. Al

“lector de vidriera”, por ejemplo, que es el lector mínimo, que lee sólo las

tapas de los libros, le es dado “el titulo-texto” (Fernández, 2010, p. 84).

Este tipo de título tendría la cómica pretensión de alcanzar un mayor número

de lectores “se calcula cien lectores de tapa por uno de libro”, no errar lector,

pero al mismo tiempo y más importante aún, anunciar el comienzo de la

novela en el título. 3

El título de la portada es Museo de la Novela de la Eterna (Primera novela

buena) y viene acompañado de un título programático que introduce la obra:

Museo de la Novela de la “Eterna” y la niña del dolor, la “Dulce Persona”

De-un-amor que no fue sabido. Este segundo título corresponde a una de las

publicaciones que Macedonio Fernández realizó en 1938 como anticipación

de la obra que se publicaría de manera póstuma en 1967. El espacio del título

le sirve al autor para advertir dos aspectos importantes de la novela: primero,

3 Vale la pena advertir que el título presente en la portada varía de edición en edición. Por ejemplo:

La edición de 1982 de la editorial Ayacucho se titula, Museo de la novela de la eterna y otros papeles e incluye otros textos como “Papeles de Recienvenido” y “Adriana Buenos Aires”. Por su parte, la edición de 2010 de la editorial Corregidor lleva el título de: Museo de la novela de la Eterna (1ª novela buena).

Page 14: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

13

en una anotación que acompaña el segundo título introduce su novela como la

presentación en el arte y en la vida de un “uso sabio de la ausencia”

(Fernández, 2010, p. 8) lo que sitúa a la novela como una pregunta por lo otro.

El segundo aspecto es la anticipación del final “de muerte académica” y de la

primera parte del relato, "la maniobra de los personajes”. La afirmación de

esta maniobra por venir en el relato de la novela constituye un reconocimiento

del público lector, al cual el autor no le presentará una ilusión que éste pueda

confundir con lo real, sino una máquina textual dedicada a generar una

situación de desacomodo en el ámbito apacible de la relación lector/escritor,

como se va a sugerir en otras afirmaciones.

Macedonio Fernández previene a “los lectores de vidriera”, que sólo leen el

título, que la lectura continúa: “Así que, si el lector no sigue leyendo, yo no

tengo la culpa de no habérselo advertido. Ya es tarde para encontrarnos aquí

el autor que no escribe, con el lector que no lee: ahora escribo

decididamente.” (Fernández, 2010, pp. 84-85).

Este señalamiento subraya varios aspectos de la pragmática macedoniana, la

novela es un lugar donde puede acontecer un encuentro. Este encuentro inicia

en la puerta del libro y puede finalizar allí4. En el caso de este prólogo, un

4 Como ya antes han observado otros lectores de Macedonio Fernández la entrada y salida de

personajes de la novela anuncia de manera metafórica la apertura de la forma novelesca presente en la propuesta macedoniana, Ver Noé Jitrik, “La novela futura de Macedonio Fernández”, (1970),

Page 15: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

14

lector que no lee (un escritor) y un autor que no escribe (un lector) se des-

encuentran en las puertas de la novela. Este des-encuentro se produce por la

decisión del autor de escribir, aunque también, señala un desfase en la

experiencia de este des-encuentro. Pareciera que el autor buscara un tiempo en

el que dicho desfase, el de la imposibilidad de leer todo lo que se escribe, no

ocurriera5. Si tal acontecimiento ocurriera, se daría entonces en la posibilidad

de desdibujar la línea que separa el acto de leer del acto de escribir. Dicho

espacio ocurriría entonces en el acontecimiento de un acto performativo; de

un lector que es avocado a escribirse en los intersticios de la novela, más allá

de la narración que ésta propone; este asunto lo abordaremos más adelante,

por ahora sigamos con la tipología de lectores que propone Macedonio

Fernández.

1.2 “El lector de desenlaces”

La experiencia del desfase se ve mejor ejemplificada en otro lector, el lector

de desenlaces. De todos los lectores éste es el que menos tolera el autor. Para

Macedonio Fernández el lector de desenlaces es un lector de la peor calaña y a

pesar de ello dedica un prólogo en el que satisface la curiosidad de éste al “dar

publicado en, Suspender toda certeza: antología crítica (1959-1976), Buenos Aires, Editorial Biblos, 1997, p.111. 5 En el prólogo titulado: “Andando”, Macedonio Fernández señala que los sucesos que acontecerán

en la novela comienzan en el título para que quepan y tengan tiempo, “el lector llega tarde si viene pasada la tapa.” (Fernández, 2010, p. 18)

Page 16: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

15

sustanciado todo el relato y final anticipadamente” (Fernández, 2010, p. 78)

para no verlo más por la novela. Pero el autor no sólo le cuenta el relato

anticipadamente, sino que expone la estructura y propósito de la novela. Este

recurso le permite además presentar un elemento determinante para su lector

implícito, “El lector que no lee mi novela si primero no la sabe toda es mi

lector, ése es artista. Porque él que busca leyendo la solución final, busca lo

que el arte no debe dar, busca un interés vital no un estado de conciencia.”

(Fernández, 2010, p. 80) Así, el lector que busca Macedonio Fernández, no

está interesado en el desenlace de la novela, sino en lo que acontece en el

momento mismo de su lectura.

Pero aun así, Macedonio Fernández reconoce la entrada en la novela del

“lector de desenlaces” y configura para éste un micro-relato que

eventualmente le permitirá, ya sea abandonar la lectura de la novela, o

encontrar otros modos de acercarse a ella. Incluso, Macedonio Fernández

concibe una serie de personajes que son familiares al espíritu del lector que

busca llegar a la resolución del drama de la novela; personajes en empatía con

lo prosaico de la lectura de desenlaces, y en disonancia con el proceso

inacabado de la narración. Para explicar estos mecanismos de entrada o de

salida de los lectores y los personajes es preciso explicar que la novela se

presenta de dos maneras en el libro: “el libro-novela” titulado: Museo de La

Novela de la Eterna y “La Novela” presentada como una estancia y no como

un libro:

Page 17: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

16

“La “estancia” un campo de una cien hectáreas, en litigo eterno, al cual

tenía derecho el presidente, existiendo otros interesados por él

reconocidos y de quienes había obtenido dos años antes aquiescencia

para domiciliarse en dicho fundo a cambio de vigilar la propiedad y

solventar sus cargas. Congregados así al azar como personajes puestos

juntos a arbitrio del artista en páginas de fantasía, acompañaban al

presidente desde hace casi dos años en aquella estanzuela vieja, tierra a

la espera de frecuentes decisiones judiciales” (Fernández, 2010, p.

150)

La estancia “La Novela” es, al igual que la novela, un espacio en espera y un

espacio limite frente a otro, el de Buenos Aires. Al contrario de la novela que

se presenta como un lugar fantástico, Buenos Aires es un espacio para lo real.

“van a la ciudad como a la realidad, vuelven a la estancia como al ensueño.”

(Fernández, 2010, p. 151). A esta estancia se pueden acercar tanto lectores

como personajes pero esto no es una obligación, sino una invitación.

Invitación que se puede errar, el lector puede desviar su camino y no llegar

hasta “La Novela” o abandonarla. Un ejemplo de relación conflictiva con la

estancia de “La Novela” es presentado en otro de los prólogos cuando la

novela se despide de Nicolasa su personaje cocinero:

“Más triste que malhumorada, Nicolasa y su corpulento volumen se

alejan de “La Novela”, dimisionante como ya se sabe, y pasa frente al

vigilantecito que, como buen amigo, la interroga sorprendido:

-¿Cómo le parece que marchará la novela?

Page 18: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

17

-Yo nada sé. Pero usted, que es hombre de buen apetito, se figurara

que podrá resultar una novela sin cocinera: una novela de ayunadores.”

(Fernández, 2010, p. 100).

La experiencia de la privación de Nicolasa modifica la relación del lector con

la novela; una novela de ayunadores sugiere al igual que el rechazo al “lector

de desenlaces” que la relación de ésta con el lector no va a ser una relación de

placer. Para Roland Barthes (1974), el “texto de placer” es un texto que busca

colmar las expectativas del lector, especialmente aquellas encaminadas a

develar una anécdota, desarrollar un discurso, es “el texto que contenta, colma

de euforia; proviene de la cultura, no rompe con ella y está ligado a una

práctica confortable de lectura” (Barthes, 1974, p. 25). Barthes opone este

tipo de régimen de lectura al goce, un “texto de goce” es el que pone “en

estado de pérdida, desacomoda (tal vez hasta una forma de aburrimiento),

hace vacilar los fundamentos históricos, culturales, psicológicos del lector, la

congruencia de sus gustos, de sus valores y de sus recuerdos, pone en crisis su

relación con el lenguaje” (Barthes, 1974, p. 25). En la lectura de goce el lector

no es satisfecho, este tipo de lectura no deja nada, en este tipo de texto “no es

la extensión (lógica) la que cautiva, el deshojamiento de las verdades sino la

superposición de niveles de significancia.” (Barthes, 1974, p. 23). En este

sentido, Macedonio Fernández propone otras alternativas de lectura diferentes

a la lectura instrumental que requiere de un desenlace para completarse. De

este modo el autor prefigura un tipo de lectura salteada.

Page 19: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

18

1.3 “El lector salteado”

Para proponer una lectura de la figura del “lector salteado”, Macedonio

Fernández inventa un personaje, Cósimo Schmitz quien vive en un presente

permanente6 y por lo tanto no teje la historia de su propia vida de manera

lineal, a semejanza del “lector salteado” que no lee buscando una narrativa

lineal que termina en un desenlace. En este aparte discutimos entonces los

mecanismos que utiliza Macedonio Fernández para hacer derivas en la

narración a través de digresiones, paratextos y relatos al margen que invocan

un “lector salteado”. Comenzaremos pues este aparte sobre el lector salteado

haciendo referencia al relato de Cósimo Schmitz.

En Papeles de recienvenido (1982), Macedonio Fernández anticipa, a través

de un relato, el tipo de lector y el régimen de lectura que buscará en Museo de

la Novela de la Eterna. En el capítulo titulado “Cirugía psíquica de

extirpación” Macedonio Fernández narra la historia de Cósimo Schmitz,

un hombre que se encuentra un día en su habitación realizando una serie de

acciones como: “levantarse, lavarse, preparar mate; luego se distrae con un

diario, más tarde se sirve un desayuno, arregla una cortina, endereza una llave,

6 Cósimo Schmitz, no es un personaje que aparece en Museo de la Novela de la Eterna sino en otro

texto de Macedonio Fernández titulado: Papeles de Recienvenido. No obstante se recupera en este trabajo por dos motivos, en primer lugar en la historia de Schmitz Macedonio Fernández anticipa varios señalamientos que definen la experiencia de lectura salteada a la que apunta su obra; en segundo lugar, Museo de la Novela de la Eterna es una obra abierta; ésta se configura como un campo textual que posibilita la entrada y la salida no sólo de personajes y lectores sino también de textos, de esta manera no ha de extrañar que la edición de 1982 de la editorial Ayacucho incluya a Papeles de Recienvenido como un capítulo más del libro que titula Museo de la Novela de la Eterna y otro papeles.

Page 20: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

19

escucha un momento la radio, lee unos apuntes en una libreta, altera ciertas

disposiciones dentro de una habitación, escribe algo, alimenta un pájaro,

quedase un momento aparentemente adormilado en un sillón, luego arregla su

cama y la tiende; llega el mediodía, ha terminado su mañana.” (Fernández,

1982, p. 36).

Todas estas acciones están descritas en tiempo presente y es entonces cuando,

unos hombres irrumpen en el lugar y se lo llevan y él puede ver como lo

conducen hacia una gran máquina de electrocución. En ocho minutos de

futuro previsible, Cósimo Schimtz recuerda y prevé, que la noche anterior le

fue notificada su sentencia de muerte a causa del asesinato de su familia.

También recuerda haberse practicado hace algunos años una cirugía para que

le extirparan el recuerdo de sus monstruosas acciones pasadas, y por ende, el

tener que lidiar con sus consecuencias. Curiosamente la cirugía no logra su

cometido de la manera esperada. El célebre psicólogo Jonatan Demetrius,

quien practica la operación termina reduciendo la percepción que tiene

Schmitz de su futuro a un casi presente, y con la pérdida de expectativas

futuras, el pasado y el recordar comienzan a carecer de sentido para él.

Así, Cósimo Schmitz, va quedando a medida que transcurren esos ocho

minutos de previsión futura en un presente, en un eterno presente, ya no

percibe el minuto próximo en el que será fulminado. Macedonio Fernández

señala que para lograr dicha alteración no es necesario un procedimiento

Page 21: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

20

quirúrgico, sino que basta con desmemoriarse, suspender todo pensamiento

sobre lo pasado y elabora una analogía entre la situación de Cósimo Schmitz y

la de un posible lector “desfuturado” y “desanteriorizado”. “Este lector

“viviría así a cada momento en el volver a leer mi cuento, me sería deudor del

privilegio dignificante de ser persona de vivir de un solo cuento.” (Fernández,

1982, p. 38). Cada lectura sería así un comenzar de nuevo.

El relato prosigue, y esta “continuación” de la fábula es observada por el autor

como una pérdida, al lector le es negado vivir de un solo cuento, y al autor ser

autor de un solo cuento.

“Después de ser electrocutado, el tribunal hace una declaración

importante: se han equivocado respecto a Cósimo Schmitz, él era

inocente. Según se relata, Cósimo Schmitz, visitó antes al doctor

Demetrius y le pidió “que le diera un pasado de filibustero de lo más

audaz y siniestro, pues durante cuarenta años se había levantado todos

los días a la misma hora en la misma cama, hecho todos los días lo

mismo y acostándose todas la noches a igual hora por lo que estaba

enfermo de monotonía del pasado.” (Fernández, 1982, p. 39) Cósimo

Schmitz tiene hambre de novedad.

Al tiempo que se produce esta pérdida otra se anuncia, si bien no de manera

negativa, el lector es invitado a abandonar una lectura lineal y lógica del

relato. Para esto el autor alterna la narración del cuento con una serie de

comentarios en los paratextos conformados por las notas a pie de página, con

el objeto de que el lector se distancie del relato por momentos y vuelva a él

Page 22: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

21

como si estuviera comenzando de nuevo no sólo la novela sino la lectura

misma. Esta insistencia en comenzar de nuevo la novela va de la mano de un

distanciamiento frente al contar y en favor de la digresión. Nos explica el

autor:

“Mi sistema de interponer notas a pie de página, de digresiones y

paréntesis, es una aplicación concienzuda de la teoría que tengo de que

el cuento (como la música), escuchado con desatención se graba más.

Y yo hago como las familias burguesas cuando una persona se sienta al

piano y dice a los concurrentes, como norma social repetidamente

observada, que si no prosiguen conversando dejará de tocar. En suma:

hace una cortesía a la descortesía que ella misma invita. Hago lo

mismo con estas digresiones, desviaciones, notas marginales,

paréntesis a los paréntesis y alguna incoherencia quizá (...)”

(Fernández, 1982, p. 41)

El problema surge cuando el medio para hacer presente esta posibilidad de

lectura es el cuento, ya que el cuento o más precisamente la expectativa de

contar entra en conflicto con la propuesta digresiva de la obra de Macedonio

Fernández, quien señala: “el saber contar es una farsa a la cual el lector hace

la farsa de creer”, pues para contar bien lo único que se necesita es el uso

frecuente de las “y” y los “ya”, que hace narrativa cualquier sucesión de

palabras.

La propuesta “narrativa” de Macedonio Fernández consiste en escribir desde

la digresión, y en este caso la digresión es un gesto de cortesía, es decir de

Page 23: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

22

reconocimiento del lector así como de la puesta en forma de un espacio de

confrontación. El uso constante de elementos paratextuales como son las citas,

las notas a pie de página y en el caso del Museo de la Novela de la Eterna de

los prólogos implica una negociación constante entre el escritor y el lector. La

digresión ciertamente pone en crisis el “saber contar” y por ende el saber leer.

El autor reconoce la aprehensión del lector frente a este espacio: “Parece,

lector, que al compas de las lecturas nos estamos instruyendo bastante. Pero

usted al agradecerlo se reservara pensar que la instrucción es buena pero la

digresión es mala, lamentable defectillo de tan nutrida información”

(Fernández, 2010, p. 46)

A lo anterior el autor responderá afirmando que la experiencia digresiva

forma parte de los actos cotidianos y el opositor a las digresiones podría

fácilmente encontrarse conversando animadamente, mientras come, con

amigos en familia o pasando un instante o cosa alguna durante el día o la

noche que no acompañado con “el conventillo fonético de la radio”. El cuento

se ocupará de dar una totalidad, “la juventud, la muerte de un hombre” y lo

demás “puede el lector considerarlo como la radio, algo intersticial a la lectura

del cuento. El cuento y la radio van en los avisos y os libras de los anuncios.”

(Fernández, 2010, p. 46).

Macedonio Fernández no obstante no se afirma en la seguridad de una obra

total, y más bien señala su deseo de acertar con algo, “pues lo menos que

Page 24: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

23

poseo es la seguridad del compositor de ópera.” Aquí la ópera es presentada

(con cierto humor) como lo interminable por naturaleza. A Macedonio

Fernández no le interesa lo interminable sino una experiencia distinta, no el

aplauso que parece no tener fin, sino la suspensión de una lectura seguida,

suspensión que posibilita el retorno a la escritura: “he prolongado esta

digresión para tratar de disimular que estaba tratando de encontrar donde

habíamos dejado el cuento” (Fernández, 1982, p. 41); Lo anterior resuena con

una experiencia distinta que vendría a ser la de lo incesante. En palabras de

Macedonio Fernández: “advierto en este escrito mío algo muy parecido a un

cuento dejado de contar”, gesto que podemos interpretar como un índice de lo

abierto, lo incesante de la escritura, así como de lo intersticial y de la

invención.

Por momentos el escritor le cede al lector la pluma, ante tal gesto que podría

parecer una descortesía, el autor advierte que el lector no debe confundir un

“cuento dejado de contar de lo que resulta de un no seguido contar”

(Fernández, 1982, p. 40), de la alteración de las piezas de tiempo que

componen el relato y tienen la intención de una lúcida confusión en el lector.

Huida del contar que ancla el relato en el espacio de lo cotidiano. Este espacio

en el que puede parecer que no ocurre nada, y que nos remite a la pregunta

que Paul Virilio dirige a Georges Perec, “¿Qué pasa cuando nada pasa?”

(Virilio, entrevista, 2001).

Page 25: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

24

Entrar en juego con el texto, leer desatentamente es la lectura de mirada

oblicua que pone al lector en diálogo con las instancias paratextuales de la

novela. Macedonio Fernández señala que sin decirlo se está proponiendo

como escritor para un tipo de lector al que llamará, “lector salteado”. No

obstante, así como la relación con “el lector de desenlaces” no evita la

posibilidad de un acuerdo, tampoco el “lector salteado” escapa a cierto

sentimiento de aprehensión por parte del autor. El autor confiesa que si bien

escribe para un “lector salteado”, le gustaría que lo leyeran de corrido. Admite

que le mortifica la posibilidad de que llegue a decirse: “la he leído a ratos y a

trechos; muy buena la novelita, pero algo inconexa, mucho trunco en ella.”

(Fernández, 2010, p. 30). Ante esta preocupación el autor distingue entre la

forma en que está escrita la novela “inseguida” y su lectura. El autor le

apuesta a que frente a una obra de prefacios y títulos tan sueltos, el “lector

salteado” no tendrá otra opción que leer de corrido. Dice el autor:

“(…) disculpa por presentarte un libro tan inseguido que como tal es

una interrupción para ti que te interrumpes solo y tan incomodo estás

con el trastorno traídote por mis prólogos en que el autor salteado te

hace figurarte y soñar sobresaltado que eras lector continuo hasta

dudar de la identidad del yo saltante.” (Fernández, 2010, p. 30)

Así, Macedonio Fernández propone dos lecturas distintas a dos lectores

distintos, a partir de un mismo objeto (la novela inseguida). “El lector de

corrido” tiene la posibilidad de leer salteado y “el lector salteado” por su

Page 26: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

25

parte, puede por momentos dudar de su lectura y leer de corrido. Se configura

así una tipología de lectores que prefigura espacios de reflexión sobre las

implicaciones del acto mismo de leer y sus posibilidades. De este modo, en el

siguiente capítulo abordaremos como los diálogos entre Macedonio Fernández

y sus lectores prefiguran una lectura trágica.

1.4 La lectura trágica

La negociación con el lector de desenlaces arroja una nueva posibilidad

respecto al régimen de lectura de la novela. Es la posibilidad de encontrar en

la obra de Macedonio Fernández una “lectura trágica.”

“La lectura trágica es la más perversa: obtengo placer escuchándome

contar una historia cuyo final conozco: sé y no sé, hago frente a mí

mismo, como si no supiese: sé muy bien que Edipo será descubierto,

que Danton será guillotinado, pero de todas maneras… En relación a la

historia dramática –aquella en la que se ignora el final- hay

desaparición del placer y progresión del goce (En la cultura de masa

actual donde se efectúa un gran consumo de “dramáticas” hay por lo

tanto poco goce).” (Barthes, 1974, p. 77)

Existe en el proyecto de Macedonio Fernández una intención de tragedia. Sólo

que se entiende por tragedia algo muy distinto de la tragedia clásica griega, a

la que califica de ausente en la medida en que ésta, según su lectura, centra su

experiencia en la suma de motivos de dolor, “así no eres, Tragedia” señala el

autor. Para el autor la única tragedia posible es el olvido y lo que sería posible

Page 27: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

26

en la suma de todos estos motivos de dolor no es otra cosa que la alucinación,

es decir la ilusión de referencialidad. Macedonio Fernández no acepta este

tipo de lectura, así como tampoco acepta la estética realista a la que apuntaría

esta experiencia, dice: “yo quiero que el lector sepa siempre que está leyendo

una novela y no viviendo un vivir, no presenciando vida” (Fernández, 2010, p.

41)

Podríamos pensar en un suceso de la novela, relacionado con este rechazo del

autor frente a la tragedia griega; que es la salida de la novela de “Federico, el

chico del largo palo”. Este curioso personaje es el único al que el autor le

niega la entrada a su novela (aunque habrán otros que partan por decisión

propia) y pareciera ser que sus motivos son similares a los que tiene ante el

lector en busca de “alucinación.”

“Si alguna imperfección halla el lector todavía en el pasaje subsanado,

en la explicación presente pídele apreciar la tranquilidad de la lectura

que hasta esta página le he resguardado en mis esfuerzos, que en este

momento culminaba para no dejar entrar en la novela al Chico del

largo palo, quien no se haría rogar para incomodar todo empezando

por dejarlo caer sobre algún pasaje apacible de este relato y

esgrimiendo siempre esa larga catástrofe por todo el lugar (…)”

(Fernández, 2010, p. 33).

“El Chico del largo palo” haría las veces de proveedor de motivos de dolor. El

público habituado a esos golpes permanecería en el lugar escénico de la

novela entretanto Federico estuviera, pero al momento de retirarse éste, el

Page 28: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

27

autor advierte: “Os iríais entretanto, pues generalmente cuando él se va ya no

hay nadie, quien sabe por qué coincidencia” (Fernández, 2010, p. 34). Este

personaje que le pregunta amablemente al público si podría dejar caer el largo

palo sobre su cabeza, es el que requiere el lector ávido de drama, el cual como

el lector de desenlaces, estaría buscando una lectura de placer.

Ahora bien ¿Cómo una lectura en torno a motivos de dolor llega a ser una

lectura de placer? Macedonio Fernández presenta en otro prólogo lo que

podría ser una aclaración en este sentido; la relación del lector con el saber

siempre ha estado presente para guiar la lectura. Se lee para saber lo que no se

sabe pero no se acepta el no saber como una posibilidad. Así, señala

Macedonio Fernández, “la oscuridad de nuestras vidas nos conduce al

escenario del dolor, lo que no es motivo de desventura, ya que “el dolor tiende

a engendrar por el mismo el placer, por mera cesación y viceversa”.

La experiencia de lectura que propone Macedonio Fernández, se convierte así

en un problema en torno al deseo. La única tragedia posible es el olvido por

la muerte del amor. Aquí la muerte se presenta como la gran ausencia del otro.

No se muere para uno mismo, “solo hay muerte del otro”. El arte busca

intentar la tragedia, que vendría a ser esa experiencia del otro, de la ausencia

del otro. En este sentido, se perciben dos énfasis en esta búsqueda. En primer

lugar intentar la tragedia implicaría una apuesta por la ausencia, recuperar esta

ausencia implica lidiar con un objeto perdido, que en su búsqueda da

Page 29: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

28

posibilidad a lo proliferante, en la medida en que siempre resulta un resto de

lo que está ausente, una práctica del duelo que por otro lado, al constituirse

como un intento, abre el texto a la posibilidad de errar, errancia que sitúa al

texto en el espacio performativo. Macedonio Fernández en su interrogación

constante en búsqueda del lector a lo largo de la novela prefigura una práctica

de la lectura como performance, como acto, como situación que interpela de

manera incesante el presente de aquel que abre la novela y se encuentra

interpelado. Estamos pues ante un lector que aún no sabemos qué caminos

andará si entrará en la novela para perderse o saldrá de ella para regresar o

abandonarla.

1.5 De los regímenes de lectura a los regímenes de

escritura

La tensión entre el lector y la obra la encontramos ya en el primer prólogo

titulado “Lo que nace y lo que muere”. Allí el autor “da a publicidad”

(Fernández, 2010, p 11.) la primera novela buena: La Novela de la Eterna; y

la última novela mala: Adriana Buenos Aires y señala su propósito de que las

dos novelas se vendan juntas. De esta compra el lector se llevará no sólo la

novela del género de su predilección, sino también la otra, ya que advierte el

autor, la que no se quiere comprar no es desligable de la que se quiere. Al

lector le quedará la tarea inicial de decidir cuál de las dos novelas será la

obligatoria, si la última novela mala o la primera buena.

Page 30: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

29

La distinción entre estas dos novelas, no obstante, es confusa. “Es cierto que

he corrido el riesgo de confundir alguna vez lo malo que debí pensar para

Adriana Buenos Aires con lo bueno que acababa de ocurrírseme para Novela

de la Eterna; pero es cuestión que el lector colabore y la desconfunda.”

(Fernández, 2010, p. 11). Este aspecto presupone un lector activo, dispuesto a

entrar en la maraña de contradicciones del autor; sería además un lector

crítico listo para producir un juicio de la novela.

Ahora bien, ¿cómo distinguir la novela buena de la mala? ¿Qué herramientas

provee el texto para posibilitar dicha distinción? El autor nos presenta una

serie de afirmaciones y posturas para entender que la novela buena es una

novela que desplaza el reflejo en el que se mira la novela mala para situarlo

sobre sí misma. Es la “novela de la inventiva” que se opone a “la estética

realista”. El autor nos dice al respecto:

“Todo el realismo en arte parece nacido de la casualidad de que en el

mundo hay materias espejeantes; entonces a los dependientes de

tiendas se les ocurrió la Literatura, es decir confeccionar copias. Y lo

que se llama Arte parece la obra de un vendedor de espejos llevada a la

obsesión, que se introduce en las casas presionando a todos para que

pongan su misión en espejos, no en cosas. En cuantos momentos de

nuestra vida hay escenas, tramas, caracteres; la obra de arte-espejo se

dice realista e intercepta nuestra mirada a la realidad interponiendo una

copia.” (Fernández, 2010, p. 127)

Page 31: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

30

Y añade “El Arte empieza sólo al otro lado de la veracidad”, allí donde al

personaje le es dado el encanto de ser personaje. Esto parece redundante, pero

como veremos posteriormente es precisamente esta redundancia la que

interesa a Macedonio Fernández (Un personaje que es un personaje, una

novela que es una novela)7. Este aspecto permite entender la persistencia de la

repetición como un elemento fundamental dentro de su escritura. Repetición

que es repetición de lo diferente (hay una novela y la Novela).

También podemos ver la relación entre el autor y la obra como análoga a la

relación entre el escritor y el lector implícito, como un lector otro que

acompaña en su lectura la construcción de una novela otra. En este sentido

podemos estar de acuerdo con la tesis de Noé Jitrik (1970) a propósito de la

novela de Macedonio Fernández como “una novela futura”, una novela por

venir, tal y como lo señala el autor en otro de sus prólogos.

“Como yo pensé que hay una literatura buena a venir, y una literatura,

una novelística mala hasta hoy, con toda propaganda que me hice

gracias a los amigos de los diarios instándolos a que anunciaran

repetidamente mi proyectada gran novela” (Fernández, 2010, p. 126)

7 Noé Jitrik en su ensayo La “novela futura” de Macedonio Fernández (1970) escribe lo siguiente al

revisar una de las propuestas de novela de Macedonio Fernández titulada Una novela que comienza (1941): “Consideremos: un título es por lo general una síntesis del contenido, una indicación claramente semántica, lo que nos lleva a que cuando Macedonio emplea la palabra “novela” esta aparentemente redundando; en verdad es la única posibilidad que tiene de indicar lo que es la novela pero fuera del campo del contenido, es como si dijera “quiere presentar una novela que se llama “novela” y que tiene por objeto y sentido esa estructura que se llama “novela”, no determinado relato, determinada imitación de ciertas acciones”. (Jitrik, 1970)

Page 32: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

31

El proyecto de novela a venir del escritor argentino no obstante está anclado,

precisamente en el ejercicio utópico que presupone una reflexión en torno a la

novela misma. La novela de Macedonio Fernández es una promesa de novela

que busca, en palabras del autor, “conservar al lector en espera y ejercicio”, lo

que nuevamente puede parecer una contradicción, pero que implica la

búsqueda de una forma distinta a la del realismo (que para Macedonio

Fernández es lineal, histórica y representativa), algo que en el ejercicio de

escritura/lectura, estaría en tensión, un poco más acá, un poco más allá de la

misma. De ahí el interés del autor por escribir a su lector, mirar como éste ha

sido “escrito” planteando la pregunta por una novela hipotética, futura y la

reflexión en torno a un lector por venir.

Así, la novela es para Macedonio Fernández la puesta en forma de un tejido

contradictorio y es esta falta de certeza la que hace de las pragmáticas

negociadas con cada uno de los lectores un elemento más importante en la

construcción de este público lector, que la aseveración del propio autor por un

“lector salteado”. Dicho lector anticipado e implícito constantemente a lo

largo de su obra, es un lector por venir.

Page 33: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

32

2. CAPÍTULO: LOS REGÍMENES DE ESCRITURA

Anteriormente observábamos como el lector implícito en Museo de La Novela

de la Eterna no se define homogéneamente y la escritura de Macedonio

Fernández no está exenta de esta cualidad. La escisión del sujeto lector (entre

su yo saltante y su lectura de corrido) se entiende en la medida en que la

experiencia de lectura propuesta por la novela, se refleja en unos regímenes de

escritura que problematizan entre otras cosas, el deseo del lector, se le da una

novela buena pero también una novela obligatoria, se le propone “saltear”

pero también una experiencia de lectura distinta (leer de corrido y viceversa);

siempre en la búsqueda de lo otro. En este capítulo se analizan las distintas

estrategias de escritura a las que el autor recurre como apuestas para la

construcción de un sujeto lector.

2.1 La instancia paratextual

Uno de los elementos que más llama la atención de la obra: Museo de La

Novela de la Eterna es el marco paratextual que la rodea y le da forma. La

obra de Macedonio Fernández consta de cincuenta y ocho prólogos, veinte

capítulos y tres epílogos, lo que claramente nos subraya un énfasis por parte

del autor en los elementos “paratextuales” de la obra, especialmente en los

prólogos.

Page 34: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

33

El prólogo forma parte de los paratextos de la obra. Esta categoría, que Gerard

Genette introduce en su libro Umbrales (2001), señala una serie de

producciones, verbales o no, entre las que se incluyen también los títulos, el

nombre del autor y las ilustraciones. “Los “paratextos” tienen el objeto de

presentar el texto en cuestión, “presentarlo, en el sentido habitual de la

palabra, pero también en su sentido más fuerte, darle presencia, para asegurar

su existencia en el mundo, su recepción y su consumación bajo la forma de un

libro” (Genette, 2001).

Así los prólogos hacen manifiesto una serie de estrategias discursivas que

podrían resumirse de la siguiente manera: en primer lugar en la medida en que

la escritura de la novela es una manera de pensar la novela desde ella misma,

los prólogos son la forma que adquiere una práctica que no atiende a la

significación sino a algo que estaría más allá de ésta (sobre este punto

volveremos más adelante), en segundo lugar, escribir desde los prólogos

implica tomar distancia frente a la novela. Esta distancia nos permite atender a

otro aspecto de la escritura de Macedonio Fernández, una estrategia por él

enunciada que consiste en escribir desde la digresión.

Los prólogos, escritura marginal, son para el autor una manera de olvidar su

compromiso con la escritura de la novela y en este sentido implican una

distancia reflexiva frente a su escritura. El compromiso de la novela sugiere

una novela por venir y el ocultamiento de dicho compromiso, por otro lado

Page 35: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

34

sugiere una dilación, una puesta en juego de dicho propósito que da espacio a

la ironía y también a lo proliferante.

Macedonio Fernández manifiesta esta desviación de su ejercicio de escritura

en el siguiente señalamiento:

“(…) es por primera vez que, mientras me entretenía fácilmente en

hacer prólogos, me doy cuenta de que estoy comprometido a escribir

una novela.” “La idea de llegar a autor de una novela (…) no recuerdo

como empezó y se tramitó en mi; y la composición de prólogos me ha

estado ocultando el arduo compromiso a que precedían éstos.”

(Fernández, 2010, p. 114).

La novela entonces vendría a ser una suerte de ejercicio de parábasis. En el

teatro griego la parábasis era el momento en el cual los actores salían de

escena y el escenario era tomado por el coro, el cual se dirigía al público para

tratar algún tema, por lo general irrelevante al asunto dramático que se venía

tratando. La parábasis como desviación del discurso, introducía nuevos

discursos en el espacio dejado por la ausencia de los actores, implicaba una

ruptura de la ilusión narrativa. Los prólogos, los títulos, las notas y otros

diálogos del autor con el lector, en Museo de La Novela de la Eterna, vienen a

llenar el espacio dejado en ausencia por la partida de los elementos que

posibilitan una ilusión narrativa. Al mismo tiempo en esta tarea en la que se

puede correr el riesgo de olvidar el asunto que se venía tratando, el lector es

Page 36: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

35

confrontado y de alguna manera escindido, desdoblado, en palabras de

Macedonio Fernández entre la lectura salteada y la lectura de corrido.

Así los prólogos son una estancia que permite el distanciamiento para con la

propia escritura, pero al tiempo son un continuo anuncio del comienzo de la

novela.

“Novela que no cesa de comenzar en la que los prólogos indican

ciertamente una voluntad de describir desde afuera lo que debería

ocurrir adentro de la “novela” pero más todavía un trabajo de

preparación de una “novela” que no se concreta nunca; no se concreta

por lo que ya sabemos: solo hay novela “mala”, conocida, y la novela

“buena” es hipotética, no existe; por eso el trabajo de preparación de

los prólogos se reduce a ser todo el trabajo de la escritura y la escritura

se reduce a los prólogos y los prólogos son el texto. La lección que se

extrae es que frente a una novela que no puede existir aparece un texto

que está existiendo y que aparece, en la culminación de su forma, sólo

elaborándose, como haciéndose” (Jitrik, 1970, p. 111)

En su “Prólogo a mi persona de autor” Macedonio Fernández cita el siguiente

epígrafe: “No se puede leer todo lo que se escribe” y subraya su deseo de

apresurar la publicación de su libro antes de comenzar con esta imposibilidad

(y la puesta en juego de dicha imposibilidad, dinámica de la lectura respecto a

la escritura.)8

8 La imposibilidad es un eje importante dentro de la novela. Macedonio Fernández presenta su

novela como una novela de imposibilidades. Este aspecto es de subrayar, ya que como veremos más adelante, constituye un acento importante en el rechazo del autor a la estética realista.

Page 37: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

36

La relación que puede darse entre el ejercicio de presentación (especialmente

este “hacer presencia en el mundo”) del Museo de la Novela de la Eterna, se

ve subrayado en la proliferación de prólogos y la imposibilidad de lectura a la

que alude Macedonio Fernández, cuando dice: “no se puede leer todo lo que

se escribe” y en su interés por la dificultad de leerse a sí mismo evidencia de

su situación como escritor. Éstos son asuntos que se formalizan en la estancia

“paratextual” de la novela y constituyen las problemáticas a partir de las

cuales se derivan las estrategias de escritura de Macedonio Fernández,

representadas en una serie de regímenes de escritura que se imbrican unos con

otros y que ordenamos en los siguientes tipos:

a) Lo reiterativo es la vuelta sobre lo mismo, la escritura que habla de sí

misma en un juego auto-referencial. Esta escritura se vuelve casi

redundante, allí la novela es una novela y los personajes son personajes, y

en su auto-referencialidad adquieren rasgos poéticos al ser sacados del

discurso de la ficción novelesca y la ilusión de referencialidad que la

acompaña.

b) Lo digresivo es la emergencia de lo intertextual que rompe con la ilusión

narrativa y permite la emergencia de lo otro en lo mismo, es una distancia

irónica y lúdica donde se toma distancia frente al texto y la experiencia de

la escritura emerge como una experiencia otra.

c) Lo incesante es la huida de lo conclusivo y la apertura de la obra, esta

huida de lo conclusivo no es tanto una apuesta a favor de lo que no tiene

Page 38: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

37

fin, como la apuesta por un espacio de re-comienzo y renovación del

texto.

Habiendo descrito la estancia paratextual como un eje que atraviesa las

apuestas formales de la novela podemos comenzar a analizar cada uno de

estos tipos de escritura presentes en Museo de la Novela de la Eterna.

2.2 La poética en espejo

Ya anticipábamos el carácter redundante de la escritura de Macedonio

Fernández, al hacer de la novela tema y objeto de su escritura, el autor parece

confirmar esta intención en el prólogo: “El fantasismo esencial del mundo.”

Allí presenta lo que podría ser una hipótesis de estructuración de su novela a

través de una metáfora que hace a la novela el objeto de sí misma:

“Si la corteza gris existiera por sí ¿cómo podría pensar en ella misma?

Pues esto que estamos discurriendo es precisamente un pensar la

corteza gris en ella misma, un imaginarse de la corteza gris a sí

misma. Eso somos con la nitidez de un circulo, nosotros, un pensar la

corteza gris en ella misma ¿Cómo el órgano de las imágenes tendría

una imagen de sí? ¿Cómo la corteza gris, donde reside el pensamiento,

pensaría en ella misma, mientras el ojo no puede verse directamente a

sí mismo; vemos todo a través de él y a él no lo vemos?” (Fernández,

2010, p. 96).

Y podríamos agregar, ¿cómo una novela puede ser novela de ella misma? La

mirada no podría ser directa, quizá por esto Macedonio Fernández introduce

Page 39: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

38

constantemente escrituras que se sitúan y desitúan en el umbral de la novela,

que transitan entre la novela y sus márgenes (paratextos, notas a pie de

página, títulos que son textos y otros textos). El ejercicio de prologar persiste

en la medida en que se somete a este juego dinámico de la proliferación, al

que apuntan los prólogos en Museo de la Novela de la Eterna. Este ejercicio

se puede entender en términos de una renovación de la lectura, como

veníamos mencionando en el caso del “lector salteado”; pero también como

una puesta en juego de la novela y sus límites.

En los prólogos de Macedonio Fernández hay una estética del “preaparecer”

que le confiere a la novela rasgos poéticos; así como la palabra poética es una

palabra inicial que remite al origen del lenguaje, la novela de Macedonio

Fernández remite constantemente a una novela en su acto de comenzar, más

que en el seguimiento lógico de una serie de eventos que la llevarían a una

conclusión final, persiste un eterno comienzo. La palabra poética en su

“preaparecer”, señala José Ángel Valente en La piedra y el centro, es una

“antepalabra” que actúa como “límite, frontera, filo, lugar todavía indistinto,

lugar del comienzo” (Valente, 2000, p. 64) que pone en suspensión las

significaciones:

“De la palabra poética, situada esencialmente en este preaparecer, en

esta anterioridad-interioridad con respecto de la significación, habrá

que decir en primer término que es ininteligible. En ella, la

significación sería, fundamentalmente, inminencia, ya que, de por su

Page 40: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

39

naturaleza, esa palabra, al tiempo que es dicha ha de quedar siempre a

punto de decir.” (Valente, 2000, p. 65).

Lo propio del lugar poético por tanto no es la significación sino la

manifestación, que desinstrumentaliza al lenguaje; Valente añade que dicha

estética del “preaparecer” “se manifiesta en la obra de arte como algo que se

busca a sí mismo.” Esta cualidad del lugar poético se presenta en la escritura

de los prólogos que conforman Museo de la Novela de la Eterna, los cuales

podrían estar vinculados a las observaciones que Gerard Genette elabora en

torno a la dinámica especular propia de los prólogos ficticios, en palabras de

Genette:

“Yo diría lo mismo del prefacio ficcional en general, en el que hemos

visto constantemente al acto prefacial mirarse y mimarse a sí mismo,

en un complaciente simulacro de sus propios procedimientos. En este

sentido, el prefación ficcional, ficción de prefacio, no hace más que

exacerbar, explotándola la tendencia profunda del prefacio a una self

consciusness a la vez incomoda y juguetona: jugando con su

incomodidad. Escribo un prefacio - me veo escribir un prefacio – me

represento viéndome escribir un prefacio - me veo representándome.”

(Genette, 2001, p. 248)

Este ejercicio reflexivo que tiene lugar en el prólogo según Genette se puede

reconocer en el ejercicio prologal de la escritura macedoniana; sin embargo,

los prólogos del Museo de la Novela de la Eterna entran de manera

desacomodada en la tipología de Genette, porque rebasan toda categoría, y

justamente éste es su objeto, el poner a prueba las estancias literarias del

Page 41: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

40

título, el prólogo, el epílogo, los exergos, etc. No obstante, podríamos

considerar los prólogos de Macedonio Fernández como ficticios en la medida

en que entran en el juego especular antes descrito y se relacionan con un

objeto ausente (la novela).

2.3 La máquina de desacomodo

El ejercicio reiterativo descrito anteriormente, advierte una serie de rupturas

con la ilusión de referencialidad propia de la narrativa realista, ya que un

personaje que es un personaje y nada más, desmiente la referencialidad del

relato. Macedonio Fernández no se concilia con un lector en busca de la

“Alucinación” y por esto es importante que el lector sepa siempre que está

leyendo una novela y no presenciando vida. La intención que se desprende de

esta experiencia de lectura, el autor la presenta de la siguiente manera: “Lo

que yo quiero es muy otra cosa, es ganarlo a él de personaje, es decir, que por

un instante crea él mismo no vivir.” (Fernández, 2010, pp. 41-42).

La escritura busca generar así una experiencia de desacomodo del yo, “la

derrota de la estabilidad de cada uno en su yo” (Fernández, 2010, p. 36). Este

es el evento de invención al que apunta la obra del escritor argentino.

Ironización del lector, que se vuelve personaje (se escinde) y entonces se lee.

Page 42: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

41

Macedonio Fernández parece advertir que así como sólo se escribe para el

otro9, el lector sólo podría leerse en la medida en que se produzca esta

experiencia de desacomodo de su yo lector.

“No te pido, lector salteado –inconfeso de leer del todo y que no

dejaras de leer toda mi novela, con lo que la numeración de páginas

vana para ti habrá sido desatada en vano por ti, pues en la obra en que

el lector será leído por fin, Biografía del lector, sábese que se dirá lo

que, desconcertante, le ocurrió al salteado con un libro tan zanjeado

que no hubo recurso sino leerlo seguido para mantener desunida la

lectura, pues la obra salteaba antes” (Fernández, 2010, p.30)

El ejercicio digresivo al que se somete la escritura en Museo de la Novela de

la Eterna deriva entonces de una “invención” entendida ésta como la

emergencia “de lo otro en lo mismo”. Jacques Derrida (1987) en su

conferencia Psique: invenciones del otro presenta el poema de Francis Ponge

Fábula como un ejemplo de esta invención. Según señala Derrida en el poema

se “formula en acto la cuestión de la referencia, de la especularidad del

lenguaje, de la literatura o la posibilidad de decir el otro o de hablar al otro.”

(Derrida, 1987) Esto es posible en la medida en que en Fábula de Francis

9 En efecto se lee cuando se lee a otro. Maurice Blanchot (2010) advierte que el escritor no puede

refugiarse en sí mismo, pero tampoco puede escribir precisamente para un público. “El autor que escribe precisamente para un público, a decir verdad, no escribe: quien escribe es el público y por esta razón, ese público no puede ya ser lector; la lectura no es más que en apariencia, en realidad no la hay. De ahí el peligro de escribir para otros, para despertar el habla de los demás y que se descubran a sí mismos: los demás no quieren oír su propia voz, sino la voz de otro, una voz real, profunda, incomoda como la verdad.” Ver Blanchot, (2010) La literatura y el derecho a la muerte en “La parte del fuego” p.276.

Page 43: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

42

Ponge encontramos una especie de performativo poético que describe y

efectúa al mismo tiempo:

Fábula

Por la palabra por comienza pues este texto

En el que la primera línea dice la verdad,

Pero este estaño bajo una y otra

¿Puede ser tolerado?

Querido lector tú ya juzgas

De ahí nuestras dificultades...

(DESPUES de siete años de desgracias

Ella quebró su espejo).

Francis Ponge

Allí lo constativo del lenguaje oscila con lo performativo. La invención

consiste precisamente en esta máquina que desestabiliza la discursividad en la

cual se basan los géneros, al “desconstruir la lógica oposicional que se

establece en la distinción intocable del performativo y del constativo”

(Derrida, 1987) así como entre lo ficcional y lo no ficcional.

En la novela de Macedonio Fernández la instancia prefacial describe y

efectúa, en su escritura digresiva, lo que vendría a ser una novela por venir.

La oscilación entre la estancia prefacial (esto lo podemos extender a otros

textos marginales) y la novela, genera una situación de inestabilidad similar

del discurso (la narración). Un ejemplo de este juego irónico lo podemos

encontrar en un prólogo titulado “Prólogo que se siente novela”. Allí

Page 44: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

43

Macedonio Fernández subjetiva un paratexto al presentarlo como personaje de

su propia novela. Este prólogo según relata el autor se enamora de la Novela y

aspira a serle prólogo y por esto es atrapado por el autor quien lo introduce en

la Novela y lo destituye de prólogo para promoverlo a primer capítulo de

novela (Fernández, 2010, p 115). Al invertir la estructura discursiva y poner

un prefacio a novelar lo que otrora fuera el prólogo que ahora es primer

capítulo, el autor desestabiliza la linealidad discursivo-narrativa a la que

estamos acostumbrados, el prólogo entra en un juego especular que lo

asciende a novela.

Esta dinámica paratextual, parece acorde con la búsqueda del autor por un

“auto-prólogo”. El autor define el “auto-prólogo” como un prólogo no

subordinado “a que algo le siga” y en esta medida el prólogo se afirma como

una parábasis, un desvío. El auto-prólogo dice Macedonio Fernández:

“Será a la temblorosa escritura anticipatoria de prologar lo que las dos

formas de reportaje: el auto-reportaje (sin reportero) y el reportaje si

reporteado, al anticuado reportaje efectivo (que exige dos personajes y

una cita puntual) que la velocidad y expeditividad de nuestra época

extirparon por muy enredoso, poco adineratorio y hasta informal en

nuestro atareado vivir” (Fernández, 2010, p 111).

No se tratará entonces de prologar los prólogos sino de romper la lógica de

subordinación que ata un texto a otro y aquí encontramos al autor generando

otra ruptura más en el sistema de autoridades de la obra, ya no será el prólogo

Page 45: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

44

un instrumento subordinado a la presentación de una obra y tampoco será la

novela una obra subordinada a la función autor presente en el ejercicio

prefacial. Por otro lado, el ejemplo anterior advierte una ruptura con la

distinción de los géneros que da base a la estética realista. Un prólogo es la

puesta en juego de una pragmática, al convertir la pragmática en ficción

Macedonio Fernández rompe también con la distinción entre lo ficcional y lo

no ficcional y hace de la lectura un ejercicio de escritura.

Así, en la medida en que la relación prólogo-novela deviene y se hace

dinámica, es posible pensar un ámbito en el que la relación lector-autor

también lo sea. No habrá entonces ya para esta novela un lector en el sentido

tradicional del término sino algo distinto, un no-lector, un actor en dinámica

con la performatividad de la obra.

Macedonio Fernández parece suponer dicho movimiento al advertir en el

primer prólogo, “Lo que nace y lo que muere”: “Tengo la suerte de ser el

primer escritor que puede dirigirse al doble lector, y ya abusando de este

declive me deslizo a rogar a cada uno de los que me lean, quiera comunicarme

cual de las dos novelas le resultó la obligatoria. Si usted forma juicio de la

obra yo deseo formar juicio de mi lector.” (Fernández, 1967, p. 16)

Page 46: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

45

En Andando subraya la existencia novelesca de su Novela, un ámbito donde

su lector se vuelve texto “Será muy leído, por todos los públicos lectores este

lector mío” (Fernández, 2010, p. 19).

Al rechazar la ilusión de referencialidad, la verosimilitud y por ende la

distinción clásica de los géneros, Macedonio Fernández parece apuntar a una

experiencia que se podría describir como performativo (una novela que no se

describe sino como experiencia en el momento de ser leída.) En este sentido

se advierte una experiencia de lectura que estaría más allá de la interpretación,

de la hermenéutica.

2.4 El espacio de lo incesante

Lo que se manifiesta aquí, en esta desviación del ejercicio de la escritura, es

que se trata precisamente de un juego posibilitado por un movimiento irónico,

un giro imprevisto del discurso que genera una distancia frente a la ilusión

narrativa. Macedonio Fernández al romper con este orden discursivo, busca

generar en la novela la experiencia de la alegoría, es decir, la experiencia del

otro (o de lo otro). Este aspecto no se desentiende de una problemática en

torno al deseo, ya que en efecto, eso otro (la novela y el lector) se encuentra

siempre diferido, de ahí que Macedonio Fernández busque en su novela

Page 47: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

46

desestabilizar al lector, incluso al “lector salteado” y esta inestabilidad no deja

de estar presente también en su ejercicio de escritura.

El autor sabe que la novela llega a término al finalizar el libro, y esto sumado

a la estructura derivativa inferida en la tradicional numeración de los capítulos

puede, siguiendo la afirmación del autor de que “tan sólo bastan las “y” y los

“ya” para hacer una narrativa de sucesión de palabras, concluir como un relato

incluso un texto tan digresivo como Museo de la Novela de la Eterna. El autor

intenta salvar esta inestabilidad en la apertura de la obra y para ello recurre a

la experiencia de lo incesante, que no es lo infinito sino lo que comienza

infinitamente. Así rastreamos tres tipos de estrategias que constituyen los

regímenes de escritura de la novela: lo reiterativo-poético como escritura de

lo mismo, la digresión como distancia que permite que lo otro emerja en lo

mismo y la proliferación como apertura a lo incesante.

Para Macedonio Fernández escribir es el verdadero modo de no leer, “una

forma no pasiva de ese mutismo que sería no leer” (Fernández, 1982, p.19).

Como hemos venido observando la dificultad de la escritura de Macedonio

Fernández estaría dada por una inconformidad respecto a dónde situarse, del

lado del escritor (que no lee) o del lado del lector (que no escribe).

En El espacio literario (1969) Maurice Blanchot señala que el riesgo del

escritor es la soledad de la obra. Tanto el que la lee como el que la escribe

Page 48: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

47

están invitados a participar en la afirmación de esta “soledad esencial”. Esto

no quiere decir que la obra sea incomunicable, que le falte lector, lo que se

señala es que el escritor nunca sabe si la obra está concluida aunque ésta

termine en la forma de un libro. La obra no es el libro, el libro es para

Blanchot “un sustituto de la obra, una aproximación y una ilusión, un mudo

montón de palabras estériles. (Blanchot, 1969, p. 17).

Cuando el escritor escribe, el objeto de esta escritura no es la obra de un día

sino algo que estaría más allá de la obra. Maurice Blanchot llama a esto “la

verdad de la obra” que sería el punto de unión entre el individuo que escribe y

la obra que es la afirmación de ese individuo (adviértase no de su subjetividad

sino de su acción, su poder de negación y creación). “La meta no es lo que el

escritor hace, sino la verdad de lo que hace.” (Blanchot, 2010, p. 277). Esta

conciencia honrada, no obstante trae consigo la mistificación y el engaño; y

esto hace que el escritor reconozca en la obra todo lo que le falta a la obra y

de allí que perciba en el libro no la obra de un día, sino el espíritu de esa obra

por venir (un resto).10

10

La mistificación es precisamente la puesta en juego de la ironía que hace del escritor no un individuo singular sino una multiplicidad de sujetos en diálogo con la obra, o mejor el movimiento de esa multiplicidad de sujetos que “en cada momento niega a todos los demás”, “el movimiento que los reúne y los unifica” (Blanchot, 2010, p. 279), es decir, el encuentro de una serie de contradicciones. En Museo de la Novela de la Eterna, el “presidente” es y no es el autor de la novela, así como el autor es y no es el escritor de la novela.

Page 49: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

48

El problema podría exponerse de otro modo y es que “el escritor nunca lee su

obra.” Esta imposibilidad de leer lo que se escribe no actúa tanto como una

prohibición, sino como señala Blanchot, como un juego. El juego consiste en

que ante la imposibilidad de recuperar la obra para la creación (la obra ha

advertido antes Blanchot no es acabada ni inconclusa) se sume de manera

constante en la indecisión de un recomienzo. Esta duda le lleva a escribir una

y otra vez la misma obra y el único dominio que el escritor tiene sobre esta

tarea es el de no escribir. Esta experiencia de la incertidumbre es la que

encontramos en la obra de Macedonio Fernández.

Lo que subrayan estos señalamientos es algo así como un ámbito. La soledad

del escritor señala Blanchot, proviene de lo que en la obra está antes que ella,

y lo que está antes es precisamente un umbral, un espacio para la duda, la

reflexión y la ironía, el retorno a un inicio. Este ámbito es el de un conflicto

entre la interioridad del escritor y el mundo. “A diferencia del hombre que

trabaja y produce una acción que se transforma en el mundo, el escritor tiende

hacia la obra y escribe un libro, este libro puede actuar como un fenómeno en

el mundo, pero no es ese actuar lo que busca el escritor sino la obra.”

(Blanchot, 1969, p. 17).

Curiosamente el libro en tanto que la única acción del escritor lo sitúa en un

punto medio respecto al tiempo del mundo, siendo un substituto de la obra, se

convierte en algo que al igual que la obra no depende de la verdad del mundo,

Page 50: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

49

pero que tampoco tiene la realidad de la obra ni la seriedad del trabajo

verdadero en el mundo (Blanchot, 1969). Esta condición de la escritura ilustra

las tensiones existentes entre la novela y el hacer; el escritor se debate entre lo

que se enuncia y lo que se escribe, entre lo que se promete y lo que se publica.

Macedonio Fernández parece compartir esta preocupación y trata de que su

escritura sea una acción concreta de eso que está enunciando, en uno de los

prólogos, por ejemplo, titulado “El hombre que fingía vivir”, el autor expone

que su novela va a ser incongruente no porque esté llena de personajes que lo

sean, “la locura en arte es una negación realista del arte realista” y esto en el

proyecto de la novela es una contradicción. “Yo no doy personajes locos, doy

lectura loca y precisamente con el fin de convencer por arte, no por verdad.”

(Fernández, 2010, p.73) El prólogo en cuestión, que presenta a un personaje

falto de existencia, tiene un gesto performativo en su escritura, donde el autor

habla sobre este personaje ausente desde una larga nota al pie:

“(…) lo impresionante de este personaje se muestra a satisfacción en el

simple detalle de que la primera hoja en que se trata de él es la única

que presenta y ha requerido, no intencionalmente sino por un

imperativo raro, un subtitulo en paréntesis y larga nota al pie (…) aquí,

la influyente actuación de un personaje por ausencia utilizando una

singularidad tipográfica como prueba de eficiencia y sustancialidad de

un protagonista inexistente.” (Fernández, 2010, p. 74)

Page 51: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

50

No obstante el cuidado que el autor ha guardado para este prólogo no será

persistente a lo largo de la novela, quizá porque como hemos venido

subrayando, la experiencia de la escritura así como la de lectura siempre está

diferida. En otro prólogo “Lo que me sucede”, Macedonio Fernández expone

esta situación conflictiva en un listado de contradicciones que presenta como

motivo de su infelicidad. Por ejemplo, su interés por los títulos como parte de

la novela y la incomodidad de que resulten un ornamento injustificado en la

obra.

“Descubro los mejores títulos de novelas y ensayos, y a poco rato, mi

meditación me demuestra que lo más ridículo e injustificado de una

obra de arte es ponerle título.” (Fernández, 2010, p. 112)

Macedonio Fernández se debate aquí entre lo que considera arte (la ejecución

artística de cualquier asunto) y su interés por la Tragedia:

“Descubro el más doloroso e intenso de los asuntos de novela, poema

o teatro, y tiempo después mis meditaciones sobre estética me

imponen la verdad de que el asunto en el arte carece de valor artístico,

es extrartisitico, y, además, la invención de asuntos de arte es una de

las máximas ociosidades, pues la vida rebosa de asuntos.” (Fernández,

2010, p. 112)

En su escritura frente a la escritura de personajes podemos observar cierta

identificación entre el autor y los personajes:

Page 52: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

51

“Me esmero en la elegancia y talentos de la redacción literaria, y me

sale un personaje, “El Presidente”, que me eclipsa con la

grandilocuencia y lacrimosas desesperaciones de sus cartas, y otro,

“Quizagenio”, que intenta cortejarme una protagonista por el sistema

más contraproducente y aburrido: la literatura de cuentista.”

(Fernández, 2010, p. 112)

Ahora bien, Macedonio Fernández, se sitúa dentro de esta infelicidad pero no

la niega como perspectiva de proyecto de novela. Dice el autor:

“No hay peor cosa que el frangollo, si no es la fácil perfección de la

solemnidad. Este será un libro de eminente frangollo, es decir la

máxima descortesía en que puede incurrirse con el lector, salvo otra

descortesía mayor aún, tan usada: la del libro vacío y perfecto.”

(Fernández, 2010, p.14)

Así, al abandonar la linealidad de la escritura y distanciarse de la fábula, la

novela de Macedonio Fernández se sumerge en el universo de lo incesante.

Este aspecto de la novela se puede entender a partir de la proliferación de

prólogos, los cuales regresan al lector una y otra vez a su inicio, o mejor a una

estancia que yace antes de la novela. El umbral que hemos venido señalado,

lugar de indecisiones, de apuestas performativas cobra una dimensión

particular en el momento en que expresa la relación del autor con su propia

escritura, en este lapso ya no obra la exactitud y la certeza, por el contrario, la

Page 53: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

52

escritura se vuelve un resto, un “más o menos no sé que”11

de la novela, un

silencio.

Blanchot reflexiona sobre este ámbito de indecisión que subyace a toda obra

literaria. Dice: “lo único que se puede decir de la obra es que es, ya que no

hay un comienzo ni una conclusión, sino una indecisión y un recomienzo. Así,

escribir en este ámbito de soledad es lo incesante, esto quiere decir que el

escritor ya no pertenece “al dominio magistral donde expresarse es expresar la

exactitud y la certeza de los valores según el sentido de sus límites“

(Blanchot, 1969, p. 20). La escritura lleva a quien escribe hacia el silencio, “lo

que habla cuando todo ya ha sido dicho, lo que no precede a la palabra,

porque más bien le impide ser palabra que comienza, porque le retira el

derecho y el poder de interrumpirse” (Ibíd.). Así la escritura es una ruptura del

vínculo de la palabra conmigo, es “retirar el lenguaje del curso del mundo,

despojarlo de lo que hace de él un poder por el cual, si hablo, es el mundo que

se habla, es el día que se edifica por el trabajo, la acción y el tiempo.” (Ibíd.)

11

En este punto podemos encontrar una resonancia con las apuestas formales neobarrocos. En efecto en la obra de Macedonio Fernández la incertidumbre presente en su escritura hace de los prólogos una suerte de aproximación sucesiva a lo que la novela debería ser, al punto que esa aproximación adquiere los rasgos de un efecto estético. Según señala Omar Calabrese en La era neobarroca (1989) este efecto depende de unos modos de percibir del sujeto lector. Calabrese menciona tres recursos presentes en nuestra experiencia mediática que hacen de estas aproximaciones sucesivas un efecto estético: La actorialización en la cual no es posible enfocar el objeto, la espacialización que tendría que ver con la perdida de los limites y la temporalización donde no es posible congelar el tiempo en el ritmo frenético e irregular de las imágenes mediáticas.

Page 54: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

53

Nada tan alejado de la propuesta macedoniana como una escritura que se

ejerce, lo afirma cuando señala en tono de broma que ninguno de sus clientes

como abogado le ha seguido a su nuevo “oficio” el de escritor.

“Comienzo a ser autor. De la Abogacía me he mudado; estoy recién

entrado a la Literatura y como ninguno de la clientela mía judicial se

vino conmigo, no tengo el primer lector todavía.” (Fernández, 1982, p.

18)

En este sentido el conflicto entre la interioridad del escritor y el mundo puede

describirse en términos de un encuentro entre dos temporalidades la del

lenguaje y la del mundo. “La lengua del escritor no es la lengua del mundo

sino la palabra sacada de su cauce y despojada del curso del mundo, de la

historia. Como ocurre en la poesía la palabra del escritor (el lenguaje) “se

vuelve imagen de sí misma y no del mundo.” (Blanchot, 1969, p. 28). Se

entiende entonces que la fascinación de la ausencia de tiempo que

experimenta el escritor en la obra es la fascinación de la imagen y toda

imagen busca darle forma a la nada; al mismo tiempo es índice de lo informe,

de lo ausente. En ese intento por dar forma a la nada, el escritor genera una

postura frente al mundo, dicha postura encierra una contradicción. Dicha

contradicción es importante, ya que es lo que posibilita que una obra sea

abierta.

“La obra se propone como estructura abierta que reproduce la

ambigüedad de nuestro mismo ser-en-el-mundo; por lo menos, tal

como nos lo describe la ciencia, la psicología, la sociología; como es

Page 55: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

54

ambigua; desgarra en contradicciones, nuestra relación con el

automóvil, tensión dialéctica de posesión y alienación, nudo de

posibilidades complementarias.” (Eco, 1979, p. 332)

El ejemplo del automóvil lo toma Umberto Eco de la novela de Zolla Cecilia

para ilustrar un caso de alienación en el objeto. Eco subraya como el autor de

la novela describe casi de manera erótica la relación de la protagonista con su

automóvil, “conociéndolo como se conoce a un amante, participando con su

propio cuerpo de su elasticidad y de sus dinamismos.” Eco señala que si bien

el caso de Cecilia podría constituir un ejemplo de alienación total, la relación

en mayor o menor grado de sujeción con los objetos es lo que nos permite

manejarlos. “Únicamente así, prolongando nuestro cuerpo en la máquina,

ampliando en cierto sentido el radio de nuestra sensibilidad, podemos

servirnos humanamente de la maquina.” (Eco, 1979, p. 332)

Esta experiencia de inacabamiento posee un correlato en el personaje “del

presidente”, el cual manifiesta con pesar que si bien los dos años que lleva en

el ejercicio de amistad en la estancia han sido para él “una vida que vale más

que el no vivir”, no le ha dado a su destino “conciencia de finalidad, de

dignidad.” Ante la ausencia de finalidad “el Presidente” genera otra apuesta,

que es la que se ha venido señalando anteriormente: una acción, una

performancia, “la curación de mi alma para la pasión que no logre de la

amistad, espero, última y nueva esperanza, de la acción.” (Fernández, 2010, p.

198).

Page 56: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

55

3. CAPITULO: PERFORMANCE Y RE-ESCRITURA DE LA

HISTORIA

Al analizar la tipología de lectores y los regímenes de escritura, observamos

que la apuesta de la novela parece deslizarse hacia un campo que podemos

denominar performativo, como una suerte de síntesis de la escritura y la

lectura; Noé Jitrik advierte que a Macedonio Fernández le interesa

precisamente una “cosa” en inestable equilibrio entre estos dos polos: la

escritura y la lectura” y que el autor no es capaz de nombrar. “Macedonio

reclama, busca o imagina una palabra univoca -que va de la “escritura” a la

“lectura” sin espacio entre una y otra- un universo de puros semas que deben

corresponder a las figuras del Espíritu que hacen inteligible el cosmos y la

vida” (Jitrik, 1970, p. 104). El crítico argentino llama texto a este espacio de

síntesis, es decir lo que Roland Barthes entiende como el campo de la

textualidad.

En su ensayo “De la obra al texto” (1994), Barthes señala cómo a lo largo del

tiempo empieza a producirse un cambio en la idea que tenemos de la obra

literaria; se trata señala el teórico francés, de un “deslizamiento

epistemológico" que va de la noción tradicional de “obra” a la concepción

más relativizada de “texto”. El texto vendría a ser una especie de espacio

Page 57: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

56

discursivo, a diferencia de la obra cuya sustancia es una porción del espacio

de los libros (es un objeto material), el texto se presenta como un campo

metodológico (Barthes, 1994 p.75), un espacio de confrontaciones que

atraviesa la obra “o varias obras”. Para Barthes el campo de la textualidad

viene a relativizar (en la literatura) las relaciones que se producen entre el

escritor, el lector y el observador (el crítico) (Barthes, 1994 p. 74).

En efecto, son muchas las resonancias que podemos encontrar entre el campo

de la textualidad y la novela de Macedonio Fernández. Ahora bien, W.B.

Worthen en un ensayo titulado “Disciplinas del texto: sitios del performance”

advierte del sentido performativo implícito en la noción de textualidad que

presenta Barthes.

“El texto de Barthes es el campo del significante, de la textualidad, del

juego, de la producción - y, por supuesto, del disfrute “un placer sin

separación”. Donde la interpretación es seria, se preocupa por la

fidelidad y la obediencia, el performance es despreocupado, reescribe

y disemina las palabras del texto de distintas maneras” (Worthen,

2007, pág. 12)

Worthen nos presenta un panorama de las relaciones entre texto, textualidad y

performance, como relaciones problemáticas que están atravesadas por

nociones de autoridad. Estas nociones de autoridad generan un sistema de

oposiciones entre la literatura y el teatro, entre la página y el escenario, entre

Page 58: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

57

el texto y el performance. Esto para advertir que si bien la noción de

textualidad desestabiliza la situación del autor, todavía se tiene que lidiar con

la autoridad implícita en la palabra escrita, donde los límites entre el texto

como obra y el texto como textualidad son difusos.

Macedonio Fernández en un prólogo titulado “Prólogo a mi persona de autor”

manifiesta la futilidad de un “porvenir” de la novela en forma de una

“autoría”.12

Este aspecto vinculado al desinterés del autor por contar una

historia, apuntaría a revelar otro énfasis en la novela.

“El mayor peligro que se corre publicando a esta altura de la vida una

novela, es que se nos ignore la edad; La mía es de 73, y espero que

esto me evitará un prospectivo juicio como: “Para ser la primera

novela buena, no está del todo mal; y siendo la primera novela del

autor, le auguramos un halagüeño porvenir si persevera con firme

voluntad y disciplina en sus inauguraciones estéticas. De todos modos,

esperamos sus futuras obras para cerrar nuestro juicio definitivo”. Con

tal postergación, me quedo sin posteridad. Y esto sería prematuro. No

a cualquier edad es sentador que el crítico nos acuerde la postergación

de juicio que se concede para noveles y gaste confianza en nuestro

porvenir.” (Fernández, 2010, p. 17)

Con esta palabras Macedonio Fernández no sólo pone en tela de juicio su

situación de autor como productor de libros, sino que precisa dicha

12

Recordemos que éste es el mismo prólogo que concluye con el epígrafe “Sobre la imposibilidad de leer todo los que se escribe” y la afirmación del autor de trabajar esa “enojosa imposibilidad”. Se trata como veníamos señalando de un índice de ese equilibrio inestable que persigue la novela entre la escritura y la lectura.

Page 59: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

58

posibilidad de “autoría” como una experiencia que no se puede relegar al

futuro (no se puede postergar), lo que hace de la situación de autoría una

experiencia efímera; se es autor en el momento en que la posibilidad de

escribir se revela en el acto de escritura. Se puede entender entonces, que el

autor de un texto que opera en esta lógica está en una situación de

inestabilidad constante.

Por otro lado, el diálogo que imagina Macedonio Fernández con un crítico,

hace necesario advertir que para el escritor esta figura es la de alguien que

espera la perfección. En otro prólogo “Carta a los críticos” los define de la

siguiente manera:

“Sois los eternos esperadores de la Perfección, y los cotidianamente

reducidos elogiadores de la encuadernación, obligados por el frustrarse

uno tras otro, día a día, del poema, la novela, el libro; sois los únicos

que amáis la Perfección; los escritores nada de esto, publicadores de

borradores, libros de apuro, de oportunidad, de rumbeo; la Perfección

vendrá algún día en un libro, tal como con razón la esperabais y

concebíais: hasta ahora no sea visto Perfección sino en la gracia y

poder moral de algunos hombres y mujeres que todos llegamos a

conocer alguna vez y que nunca arribaran a la publicidad histórica ni

cotidiana. (Fernández, 2010, p.24)

Macedonio Fernández no persigue la perfección, al menos no ese tipo de

perfección conclusiva que él ve en la espera de los críticos. La novela de

Macedonio Fernández no es perfecta, es fallida El conflicto entre la novela y

Page 60: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

59

la publicidad histórica al que apunta el ejercicio de los críticos, puede

entenderse como análoga al rechazo de Macedonio Fernández de la historia:

tal como la entendió cierta lectura moderna, como una marcha hacia el

progreso; en este sentido Macedonio Fernández participa al igual que otros

artistas de las vanguardias de la postguerra durante el siglo XX, de un

sentimiento común de desazón frente a la historia, y en este sentido es posible

entender las continuas menciones que el autor hace a aquellos que quedan por

fuera de esa “publicidad histórica”13

.

El que la novela sea fallida implica que está encaminada a alejarse de la vacía

perfección que busca la publicidad histórica y esto merecería subrayarlo en

relación con una de las proposiciones de Barthes y es que mientras la obra es

el objeto de un consumo, el texto “decanta la obra (cuando ésta lo permite) de

su consumo y la recoge como juego, trabajo, producción, práctica” y esto

señala Barthes, “quiere decir que el texto exige que se intente abolir (o al

menos disminuir) la distancia entre la escritura y la lectura.” (Barthes, 1994

p.79). En este deslizamiento del consumo al juego Barthes entiende por juego

13

Encontramos en este sentido a un escritor que está en resonancia con el clima de la modernidad, pero nuevamente no con respecto a esa modernidad pastoral que veía en los progresos materiales (las modas) un índice del progreso humano, sino una modernidad que se define por las contradicciones del sujeto frente a lo real (y aquí lo real es precisamente un espacio de confrontación, como lo indica Lacan “la realidad se percibe pero lo real se demuestra.”). Al reconocer y darle valor a eso que está por fuera de esa historia progresista, Macedonio Fernández no sólo se desentiende de la historia como narración lineal, sino que subraya la necesidad de abrir un espacio para lo no histórico (lo anti histórico). En esto consisten precisamente las acciones que realizan los personajes en la toma de Buenos Aires, evidenciar la situación y de esta manera apostar por una salvación “estética” de la ciudad de Buenos Aires. (Aquí, sin ánimo de categorizar a Macedonio Fernández, encontramos que sus señalamientos anticipan el clima de revisión histórica que propone la postmodernidad o si se prefiere modernidad tardía.)

Page 61: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

60

una operación polisémica, en la que “el lector juega al Texto” en un sentido

lúdico, es decir “busca una práctica que le re-produzca; pero para que esta

práctica no se reduzca a una mimesis pasiva, interior (el Texto es

precisamente lo que se resiste a esta reducción), ejecuta el Texto” (Barthes,

1994, pág. 80) como se ejecuta una pieza musical.

La relación entre el proyecto de novela de Macedonio Fernández y la música

es enunciada en uno de los epílogos de la novela, donde el escritor se refiere a

una “Novela en estados” que vendría a remplazar la prosa de largas

explicaciones propia de la prosa narrativa. Esta nueva prosa señala el escritor

“será como la música: sucesión de estados sin prolijidades de motivación,

como se comprende si se reflexiona que en una sonata de Beethoven

escuchamos en un cuarto de hora la totalidad de lo sentido leyendo una novela

de cuatrocientas páginas, de muchas horas.” (Fernández, 2010, p.263) El

énfasis de estos enunciados no obstante parece subrayar el deseo del autor de

generar en el lector un “estado de conciencia” y no la asimilación clara de un

discurso (un consumo). No obstante aunque la afirmación por una novela en

estados sugiere una experiencia musical, existirían aun dudas respecto a si

esto implica un juego en el sentido en el que lo refiere Barthes, es decir como

ejecución. ¿Hasta qué punto la novela en estados reduciría la distancia entre la

lectura y la escritura? ¿Hasta qué punto un oyente puede ejecutar (re-escribir)

una sonata de Beethoven?

Page 62: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

61

El que la novela sea el espacio en el que se teje un juego, implica que ésta no

se puede entender como una totalidad que se concreta en un solo significado,

el texto, señala Barthes implica “un retroceso infinito del significado, el texto

es dilatorio; su campo es el del significante, el significante no debe ser

imaginado como “la primera parte del sentido”, su vestíbulo material, sino,

muy al contrario, como su demasiado tarde” Es decir como un resto. Por

“infinito del significante” Barthes no se refiere a “lo inefable (de significado

innombrable)”, sino al juego; “el engendramiento del significante perpetuo”

en el campo del texto. El Texto advierte Barthes:

“No se produce según una vía orgánica de maduración, o según una

vía hermenéutica de profundización, sino mejor según un movimiento

serial de desenganchamientos, de encabalgamientos, de variaciones; la

lógica que regula el Texto no es comprensiva (definir “lo que quiere

decir” la obra), sino metonímica; el trabajo de las asociaciones, de las

contigüidades, de las acumulaciones, coincide con una liberación de la

energía simbólica.” (Barthes, 1994, p.76)

Macedonio Fernández hace del Museo de la Novela de la Eterna un campo de

aproximaciones sucesivas a esa novela por venir, donde cada fracaso es la

posibilidad de acercarse a la experiencia que él quiere generar en el lector.

“La novela en estados” vendría a ser una de esas variaciones que buscan

generar un ritmo de emociones en el lector, donde la novela es una

experiencia de mareo del yo del lector. Este aspecto es de resaltar, ya antes el

Page 63: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

62

autor ha mencionado su deseo de ganar al lector como personaje ”que por un

instante crea el mismo no vivir.”(Fernández, 2010, p.42) y esta situación del

lector que agitado en la estabilidad de su yo se siente personaje y se lee, es

una experiencia cercana a la que experimenta el que ejecuta un performance.

Según advierte Marvin Carlson en su ensayo “¿Qué es performance?” El

performance es un concepto en disputa. Esto quiere decir que dicho concepto

“tiene usos rivales del mismo, lo que implica no sólo es una posibilidad lógica

y humanamente deseable sino también implica un permanente potencial

crítico de los usos o las interpretaciones que uno hace del concepto en

cuestión.” (Carlson, 2007, pág. 71)

Por ejemplo: se entiende por performance la puesta en escena de una

habilidad, se entiende por performance una especie de distancia entre el yo y

un comportamiento y se entiende por performance el grado de éxito de una

actividad en relación con un estándar. Si bien el concepto de performance está

esencialmente en disputa es posible pensar en una articulación entre los

distintos sentidos. “Richard Bauman sugiere que esta articulación podría estar

dada en la medida en que todo performance implica una conciencia de

desdoblamiento (doubleness), en el que la ejecución actual de una acción es

puesta en comparación mental con un potencial, un ideal, o un modelo

original de esa acción.” (Ibíd., p. 73)

Page 64: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

63

En la lectura del Museo de la Novela de la Eterna, uno se lee leyendo la

novela. Macedonio Fernández logra este efecto ya sea generando espacios

performativos donde la distancia entre la lectura y la escritura se acortan,

como en las líneas con las que comienza el primer capítulo de la novela

“Momentos antes del instante presente, de este instante presente en que

usted está leyendo, lector, el Presidente abandonó la silla reclinada al muro

posterior del edificio de la estancia, “La Novela.” (Fernández, 2010, p 39)

Esta forma performativa es también la misma estructura de la Novela, cuyos

prólogos presentan una teoría de la novela que es a la vez práctica de la

novela, como se advierte en las palabras de Macedonio Fernández: “Si

fracasara como tal la que llamo novela, mi Estética salvará el caso: admito

que la tome por novela, por fantasía de buen genero, por novela suplente. Si

falla la novela como novela puede ser que mi Estética haga de buena novela.

(Ibíd., p. 43)

Otra manera de generar esta experiencia de lectura es a través del juego de los

personajes, los cuales no sólo son presentados al lector como personajes de

novela, sino que además tienen conciencia de ser personajes. Este aspecto

anuncia sorpresivas rupturas de la cuarta pared en momentos en los que los

personajes se dirigen al lector y el lector por su parte se encuentra leyendo las

líneas que le corresponden a manera de una obra de teatro. Los personajes

además reconocen su no existencia y envidian la del lector. Por ejemplo,

Quizagenio, idea un método mágico para que él y Dulce Persona tengan vida:

Page 65: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

64

“me parece que en el momento en que un personaje aparece en una página de

novela contando otra novela, él y los personajes que le rodean asumen

realidad, y sólo lo son los personajes de la novela narrada: quiéralo o no el

lector” (Fernández, 2010. p. 187). No obstante, esta estrategia parece lograr

más bien el efecto contrario, que es el distanciamiento del lector que le

permite reconocerse como lector en ejecución de la novela y de sus

personajes, ocupando un lugar en el escenario de la práctica que ellos

prometen.

Finalmente, Macedonio Fernández presenta otra variante de la novela: “la

novela arrojada a calle”. Según señala el autor esta propuesta habría sido la

mejor. La novela consistirá en este caso en una serie de acciones escenas de

novela ejecutadas en la calle. En esta novela de imposibilidades cotidianas el

público tendría la posibilidad de mirar los “jirones de arte entreverándose a

jirones de vida, en veredas (cuadras), puertas, domicilios, bares, y creería ver

“vida”; el público soñaría a la par que la novela, pero al revés: para ésta su

vigilia es su fantasía; su ensueño, la ejecución externa de sus escenas.” (Ibíd.,

p. 19)

Al igual que “la novela en estados” donde el presidente sugiere un intento, “la

novela arrojada a la calle” posee un correlato en la acción planteada por el

Presidente de La Novela. Un performance que involucra a todos los habitantes

de la estancia, la “histerización de Buenos Aires y conquista humorística de

nuestra población para su salvación estética.”(Ibíd., p. 46).

Page 66: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

65

La acción consiste en salvar a Buenos Aires para la belleza. La ciudad es para

el Presidente una sociedad enamorada de los buenos modales y las cerraduras

Yale, una trampa de adormecer victimas, una profusión de estatuas, de

aniversarios, volúmenes de historia, apellidos de esquina y escritos de la

buena virtud. (Fernández, 2010, p. 198). El espacio de la ciudad a diferencia

del de “La Novela” es un espacio histórico, sujeto a una cortesía sospechosa,

las acciones realizadas por “el sequito presidencial” buscan generar una

ruptura con el pasado cercano de Buenos Aires, la cual sin ningún hecho

histórico que decore su pasado se encuentra como el boticario Schmitz

desencantada de su presente. Para ello el presidente y su grupo trataran de

dotar a la ciudad de misterio. Un proyecto que presenta una acción común en

un objeto que resucitaba una propaganda del autor: el sobre-carta, un objeto

que es al mismo tiempo contenedor y contenido, (forma y contenido,

significante y significado). A través de su novela Macedonio Fernández crea

un objeto, un libro que se escribe desde su envoltura, en los márgenes

posibilitados por la estancia paratextual.

Si bien las acciones que llevan a cabo los personajes en el espacio de Buenos

Aires manifiesta una postura distinta frente al tiempo de la estancia (que es

descrito como un tiempo puro). La performance llevada a cabo en Buenos

Aires no se reconcilia del todo con la historia sino que desarrolla de manera

análoga al relato de la cirugía psíquica de extirpación, una reescritura del

Page 67: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

66

pasado. Las acciones de los personajes apuestan a la belleza de la no-historia,

es decir a ese espacio donde lo real permite la emergencia de lo ficcional.

El ámbito propicio para esta experiencia, síntesis de lectura y escritura, parece

ser el performance, donde lo distancia entre la representación y la acción se

diluyen. El lector de esa novela futura esboza entonces las marcas de una

práctica que invita a redefinir su función constantemente. El lector implícito

en la novela es un lector por venir, es decir un lector que es capaz a movilizar

su deseo y esto es un aspecto que permite visibilizar los rasgos políticos

presentes en esa lectura por venir, como una operación frente a lo real, la

lectura deviene un problema ético. En este sentido se percibe la necesidad de

revisar la historiografía, en la medida en que el performance como categoría,

permite movilizar nuevas preguntas en torno a las relaciones entre lo político

y lo literario. La relación entre literatura y política permite seguir líneas y

tendencias que definen los géneros y las literaturas nacionales, y habría la

necesidad de preguntarse sobre qué papel juega este lector-performer a lo

largo de la historia de la novela argentina.

Page 68: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

67

CONCLUSIÓN

El trabajo de escritura presentado en esta monografía se ha detenido a

analizar la figura del lector en su relación con textos que bordean los límites

de lo que se considera literatura. Particularmente hemos analizado las

estrategias literarias agenciadas en la obra Museo de la Novela de la Eterna

(1967), del escritor argentino Macedonio Fernández, ya que consideramos que

esta obra se sitúa en el umbral de la escritura novelesca.

En el primer capítulo, a partir de la variopinta comunidad de lectores que

visitan la novela y con los cuales Macedonio Fernández dialoga en sus

prólogos, hemos elaborado una tipología de lectores que comienza con “El

lector de vidriera”, continúa con “El lector de desenlaces” y cierra con “El

lector salteado”. Donde encontramos que el lugar del lector se desacomoda

permanentemente; si es un “lector salteado” buscará leer de corrido y

viceversa. En este sentido, Macedonio Fernández hace una apuesta por

problematizar la relación entre el autor/lector y el autor/escritor con la obra.

El testigo de esta apuesta es el lector, quien construye su lectura al tiempo que

Page 69: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

68

se pregunta por su propio lugar dentro de la novela o fuera de ella. De este

modo, lector y escritor están en un constante diálogo imaginario en busca de

autodefinirse.

En el segundo capítulo hemos indagado por los regímenes de escritura a los

que el autor recurre como apuestas para la construcción de un sujeto lector.

Iniciamos subrayando la importancia de la instancia “paratextual” teorizada

por Gérard Genette (2001) quién propone que:

“(…) más que un límite o una frontera cerrada el paratexto se trata de

un umbral o –según Borges a propósito de un prefacio- de un

vestíbulo”, que ofrece a quien sea la posibilidad de entrar o retroceder.

“Zona indecisa entre el adentro y el afuera, sin un límite riguroso ni

hacia el interior (el texto) ni hacia el exterior (el discurso del mundo

sobre el texto) (…), una zona no sólo de transición sino de

transacción: lugar privilegiado de una pragmática y de una estrategia,

de una acción sobre el público.” (Genette, 2001, p. 8)

En la obra Museo de la Novela de la Eterna (1967). Principalmente, a través

de los numerosos prólogos, Macedonio Fernández realiza una novela en el

umbral, de la que el lector está siempre entrando y saliendo. Para lograr este

juego de umbral en su escritura el autor utiliza principalmente tres estrategias:

la reiteración, la digresión y lo incesante.

Finalmente en el tercer capítulo presentamos el lector que vendría a

proponerse en Museo de la Novela de la Eterna como síntesis de una

Page 70: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

69

experiencia de lectura que reduce la distancia entre el lector y el escritor. Este

lector vendría a ser un actor dentro de la novela, el ejecutor del performance

de la novela. El lector de esta experiencia performativa realizaría un continuo

desdoblamiento de si, confrontación constante que hace de la lectura una

recuperación del presente y una reescritura del pasado.

El deslizamiento de la novela al espacio de lo performativo permite que, a la

ausencia de una autoridad que imponga una conclusión de la novela, el lector

tenga la posibilidad de restituir la obra, de re-escribirla. En este sentido el

errar se recupera como parte de esta lectura y el que ejecuta la obra puede en

ese errar encontrar siempre otra lectura/escritura posible.

Michel Foucault (1969) en ¿Qué es un autor? Cita las palabras de Samuel

Beckett “Qué importa quién habla, alguien ha dicho qué importa quién habla”

para interrogar la noción de “autor” en la época contemporánea, la insistencia

en el habla y en la repetición de la pregunta, nos hace pensar en que el habla

va más allá justamente del nombre propio, ¿quién habla en Museo de la

Novela de la Eterna? ¿Cómo el autor al entablar diálogos con sus lectores

hipotéticos a quienes reta a leer la novela está cuestionando o afirmando su

posición como autor de la obra; Macedonio Fernández se pone incluso del

lado de sus lectores, para referirse dentro de la novela a la estructura que él

mismo le ha dado, en una suerte de metalenguaje que expone las estrategias

narrativas como parte integral de la novela; así el género literario mismo se

Page 71: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

70

pone en entredicho al tiempo que la figura del autor y del lector ; el autor que

se lee y el lector que se escribe se exponen para desplazar los límites de la

escritura:

“La escritura de hoy se ha liberado del tema de la expresión: no se

refiere más que a sí misma, y sin embargo, no está alojada en la forma

de la interioridad; se identifica con su propia exterioridad desplegada.

Lo que quiere decir que es un juego de signos ordenado menos por su

contenido significado que por la naturaleza misma del significante;

pero también que esta regularidad de la escritura se experimenta

siempre del lado de sus límites; siempre está en proceso de

transgresión y de inversión de esta regularidad que acepta y con la que

juega; la escritura se despliega como un juego que va infaliblemente

más allá de sus reglas, y de este modo pasa al afuera. En la escritura no

hay manifestación o exaltación del gesto de escribir, no se trata de la

sujeción de un sujeto en un lenguaje; se trata de la apertura de un

espacio en el que el sujeto que escribe no deja de desaparecer.”

(Foucault, 1994, pág. 333)

La novela de Macedonio Fernández como el performance que relata tiene una

conciencia de fracaso (lo que implica siempre un desdoblamiento y la

posibilidad de una utopía), al recuperar esta experiencia como posible

Macedonio Fernández abre el espacio para eso otro que estaría ausente en la

historia. El lector no estaría llamado necesariamente a llenar ese vacío dejado

por lo ausente, sino reconociéndolo diferir, en perpetua revuelta, su

experiencia de la historia.

Page 72: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

71

Bibliografía

(s.f.).

Barthes, R. (1974). El placer del texto. México: Siglo XIX Editores.

Barthes, R. (1994). El susurro del lenguaje: más allá de la palabra y de la escritura.

Barcelona: Paidós.

Blanchot, M. (1969). El espacio Literario. Buenos Aires: Editorial Paidós.

Blanchot, M. (2010). La parte del fuego. La literatura y el derecho a la muerte. Barcelona:

Editorial Arena Libros .

Bolaño, R. (2004). Sevilla me mata. Dans Palabra de América (pp. 9-15). Barcelona, España:

Seix Barral.

Calabrese, O. (1989). La era neobarroca. Madrid: Editorial Catedra.

Carlson, M. (2007). What is performance? (H. Bial, Éd.) The performance studies reader, 70-

75.

Derrida, J. (1987). Psyche: invenciones del otro. (XYZ Editores, Montevideo) Consulté le

fébrero 1, 2012, sur Derrida en Castellano:

http://www.jacquesderrida.com.ar/textos/psyche.htm

Eco, U. (1979). Obra abierta. Barcelona: Ariel Editorial.

Fernández, M. (1967). Museo de la novela de la Eterna. Buenos Aires: Centro Editor de

América Latina S.A.

Fernández, M. (1982). Museo de la Novela de la Eterna y otros pappeles. (A. d. Obieta, Ed.)

Caracas, Venezuela: Ediciones Biblioteca Ayacucho.

Fernández, M. (2010). Museo de la Novela de la Eterna (Primera Novela Buena) (Vols.

Obras completas, vol. 6). (A. d. Obieta, Ed.) Buenos Aires, Argentina: Ediciones

Corregidor.

Foucault, M. (1994). Escritos Esenciales (Vol. 1). Barcelona: Paidos.

Genette, G. (2001). Umbrales. México D.F.: Siglo XXI editores.

Iser, W. (1987). El acto de leer. Madrid: Ediciones Taurus.

Jitrik, N. (1970). La “Novela futura” de Macedonio Fernández. Buenos Aires, Argentina:

publicado en, "Suspender toda certeza: antología crítica (1959-1976)" Buenos Aires,

Editorial Biblos, 1997.

Page 73: Regímenes de lectura y escritura en Museo de la Novela de ... · paratextualidad de la obra de Macedonio Fernández. En una carta dirigida a Ramón Gómez de la Serna en 1931, Macedonio

72

McDermoth, A. (1978). Reseña sobre el libro de Jo Anne Engelbert, Macedonio Fernandez

and the Spanish New Novel.

Piglia, R. (1986). Crítica y Ficción. Barcelona: Anagrama.

Sarlo, B. (1997, Agosto 31). La vuelta al siglo en bicicleta. Magazin Dominical El

Espectador(746).

Valente, J. Á. (2000). la piedra y el centro. Barcelona: Tusquets Editores.

Worthen, W. (2007). Disciplines of the text: Sites of performance. (H. Bial, Éd.) The

performance studies reader, 10-25.