reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

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primeros pasos para construir la paz la violencia, Reconocer y nombrar por una convivencia digna

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Manual para trabajar el tema de violencia escolar en Guatemala en el aula

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primeros pasos para construir la pazla violencia, Reconocer y nombrar

por una convivencia digna

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El Instituto Internacional de Aprendizaje para la Reconciliación Social –IIARS– es una asociación ci-vil que desarrolla y difunde metodologías de apren-

dizaje y materiales educativos que aporten al quehacer de docentes en las aulas, de cara al gran reto que enfrentan de promover relaciones étnicas y sociales respetuosas que posibiliten nuevas formas de convivencia democrática en la sociedad guatemalteca.

Contribuyendo a este objetivo, el IIARS impulsa desde 2008 el curso “Relaciones étnicas en Guatemala y su abor-daje en el aula”, para lo cual desarrolló un paquete edu-cativo que incluye dos libros y material didáctico sobre relaciones étnicas, historia y diversidad en Guatemala. Ambos, curso y material, han sido puestos en manos de docentes para mejorar su práctica educativa.

Paralelamente, el IIARS presenta la Exposición Interactiva ¿Por qué estamos como estamos? Hagamos un viaje por nues-tras historias, desarrollada en su primera versión (2004-2006) por el Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica –CIRMA-, que completa los materiales y procesos formativos que impulsa el IIARS como un recurso útil y novedoso en el abordaje pedagógico de las relaciones étnicas y sociales.

A partir de esa experiencia, el IIARS ha explorado otras problemáticas que se relacionan con una convivencia so-cial pacífica y respetuosa en Guatemala y en los centros educativos, y de esa reflexión surge el folleto que hoy tie-ne en sus manos –“Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz”.

El objetivo del folleto es que usted observe el complejo fenómeno de la violencia, que la comunidad educativa menciona como el principal reto que enfrentan en la escuela. Asimismo, que identifique situaciones concre-tas de violencia en su entorno y ante todo sea capaz de reconocer su propia participación en relaciones sociales violentas que muchas veces pasan inadvertidas.

Este folleto es complemento a los diálogos con jóve-nes estudiantes de secundaria, que el IIARS lleva a cabo acerca de los retos sociales para construir la paz en Gua-temala y a partir de ese intercambio se está desarrollan-do un módulo interactivo sobre el tema de la violencia en la Exposición ¿Por qué estamos como estamos?, que estará abierto al público a partir de septiembre de 2011.

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El folleto que usted tiene en sus manos es una recopilación de varios documentos espe-cializados en violencia que presentan algunos caminos prácticos a tomar para enfren-

tar este fenómeno que nos afecta en el aula y la sociedad día a día.

Consideramos importante abordar este tema con usted porque la violencia que se da en la escuela es un reflejo de la violencia que vive la sociedad en general. Desde una edad temprana, los y las estudiantes aprenden actitudes y formas de pensar en sus familias y en su comunidad, y llegan a la escuela a replicarlas y a re-forzarlas, causando un círculo vicioso difícil de romper.

Como educadores y como ciudadanos debemos te-ner presente que cualquier hecho violento merece nuestra atención, pues no hay uno que sea más grave o importante que otro. Para poder hablar de convivir en una sociedad en paz, necesitamos rechazar cual-quier acto de violencia que nos impida alcanzar di-cha paz. Dicho de otra forma, no podemos pretender vivir pacíficamente si toleramos hechos violentos, ya que cualquier cosa que hagamos por alcanzar la paz será inútil. Por lo tanto, el ser docentes comprometidos con la paz implica nuestra participación activa y per-manente en la erradicación de la violencia en nuestro entorno, para lograr una reconciliación social.

Si se tolera la violencia en la escuela, la sociedad será violenta porque la escuela habrá contribuido a formar ciudadanos violentos. Si en más de 10 años de escolarización, los y las estudiantes no reciben las herramientas para es-tablecer relaciones humanas al margen de comportamientos violentos, entonces la es-cuela ha fallado en su intento por formar ciudadanos responsables con su realidad social (Maza, Chicharro, Rodríguez, 2008, p. 9).

En esta línea, todas las personas que vivimos en Guatemala, en especial en la región cen-tral, hemos sido testigos de cómo la violencia ha crecido. En este folleto trataremos de ver las aristas de este complejo fenómeno que nos afecta a todos, en todos los espacios de nuestras vidas.

Según el Informe Estadístico de la Violencia en Guatemala (PNUD, 2007, p. 26-27), el municipio de Guatemala está entre los 15 municipios más violentos del país. Los otros 14 municipios más violentos se encuentran en los departamentos del Petén, Jutiapa, Quetzaltenango, Sacatepéquez, Izabal y Escuintla.

Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

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La paz se puede entender de dos maneras muy distintas entre sí. Veamos las dos formas:

De estas dos formas de entenderla, la verdadera paz, la única forma constructiva, es aquélla que promueve la justicia y el diálogo como único camino para resolver los conflictos. Por eso, a pesar de haber firmado la paz, Guatemala es un país que dista de estar en una paz real y eso es evidente; la sociedad guatemalteca recurre a la violencia cotidianamente y en muchos niveles.

Es importante recordar que cuando hablamos de paz no nos referimos a la ausencia total de conflicto, ya que esto es imposible incluso para una persona aislada del resto. Las so-ciedades humanas tenemos conflictos en todos los aspectos de nuestra vida: las familias, los grupos de amigos, la escuela… pero pensar la paz como una forma de entender las relaciones humanas nos ayudará a evitar la violencia en nuestros conflictos. Se alcanza la paz cuando se aprende a resolver los conflictos mediante formas pacíficas de negociar y dialogar, y a no resolverlos con violencia.

Por lo tanto, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Todos nosotros como ciudada-nos debemos hacer algo por construir la paz desde nuestro espacio, por reducido que nos parezca. Cómo construirla será nuestro tema de discusión en este folleto, cuya ruta trazada es la siguiente:

La paz es ausencia de guerra.La paz es un proceso incluyente donde prevalece la justicia y el diálogo.Maza, Chicharro, Rodríguez, 2008, p. 15

¿Cómo se puede definir la paz?

Aprender a ver la violencia, lograr identificar los actos violentos, incluso los más sutiles.

Saber nombrar la violencia, hablar de ella, no guardar silencio frente a ella.

Determinar el papel que juega la y el docente en la erradicación y prevención de la violencia.

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�Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

A lo largo del folleto iremos encontrando estos tres ejes fundamentales para construir el ca-mino hacia la paz, ejes que se atraviesan en varios puntos de las sugerencias que les brinda-mos (usted podrá reconocerlos porque estarán identificados con una flecha).

Creemos que no se puede erradicar la violencia si nos callamos y no discutimos sobre ella; y no podemos nombrar la violencia si no sabemos identificar los hechos violentos. Tal es la importancia que tienen estos dos puntos, que el título de este folleto es Reconocer y nombrar la violencia. Luego de reconocer y nombrar, es importante educar en pro de la paz. Con ese fin, le damos algunas sugerencias técnicas y metodológicas para abordar la violencia escolar y así ponerlas en práctica en su quehacer docente para erradicarla en su entorno educativo.

¡Un gran reto para las y los docentes!¿A qué se dedica un docente, cuál es su labor primordial en la escuela?

La labor de la y el docente es fundamental para el desarrollo integral de una población, puesto que su trabajo con los y las estudiantes influye en los campos académico, económico, laboral, afectivo, moral y espiritual.

La tarea de las y los docentes no se limita a faci-litar conocimientos, que ya de por sí son de gran importancia para el desarrollo intelectual de las y los estudiantes. Su tarea va más allá de facilitar; va a desarrollar relaciones y destrezas cognitivas y sociales, para que con ello transformen la rea-lidad en la que viven. ¿Qué queremos decir con esto? Por medio del quehacer escolar, las y los estudiantes adquieren capacidades que les ayu-dan a aprender, como competencias de aso-

En este folleto encontrará dos palabras clave: denunciar y combatir. Para evitar confusiones, aclaremos el uso que le damos aquí:

Denunciar: lo usamos como anunciar, hablar públicamente.

Combatir: lo usamos como atacar, refrenar un mal, oponerse a su difusión.

Por lo tanto, tome nota que no usamos estos términos como denunciar ante la policía, o combatir bélicamente o con armas.

** Este folleto dialoga con docentes de manera incluyente, en función de la equidad de género. Sin embar-go, sólo a veces utilizaremos “los y las”, refiriéndonos a docentes y estudiantes, para agilizar la lectura.

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ciación, análisis, comparación y memorización, entre muchas otras; y a la vez adquieren otras que les ayudan a desenvolverse con otras personas, como la empatía, negociación, comunicación, respeto, colaboración, socialización y el trabajo en equipo, por mencionar algunas.

Asimismo, el y la docente ayuda al estudiante a fortalecer sus competencias afectivas y capacidad emocional para que crezcan con sentimientos, emociones y conductas esta-bles; y comparte con ellos estrategias emocionales que contribuyen a su madurez.

Más específicamente, el trabajo de la y el docente es de suma importancia para el de-sarrollo de una sociedad porque de su trabajo dependerán en gran medida las transfor-maciones sociales que se den. ¿Por qué? El trabajo docente se basa en desarrollar con-ciencia crítica para tomar decisiones y actuar en ciertas situaciones no reproduciendo la violencia, lo que contribuye a crear ciudadanos que puedan trabajar por una Guate-mala más armoniosa, ciudadanas que tengan las herramientas necesarias para resolver los conflictos de forma no violenta, con una base de empatía y comunicación positivas y sólidas.

La institución escolar es uno de los medios más eficaces para aprender a combatir la violencia y buscar caminos pacíficos de resolución de conflictos y de prevención de la violencia, temas indispensables para trabajar en Guatemala, especialmente en estos momentos en los que la sociedad guatemalteca busca afanosamente la paz.

La violencia, ¿Nace o se hace?Algunas personas opinan que es normal que se sea agresivo porque es parte de la natu-raleza humana. La verdad es que la violencia no es innata del ser humano; cuando las personas o sociedades son violentas es porque hemos aprendido a reaccionar de esa forma y nuestro medio lo permite.

¿Por qué es importante que veamos la diferencia entre agresividad y violencia? Porque es necesario que nos percatemos que viviendo en una sociedad tan violenta como la

Sin embargo, las y los docentes no pueden hacer frente solos al problema. Hay que tomar medidas que abarquen múltiples aspectos e involucren a todos los miembros de la comunidad escolar.

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nuestra, todos estamos inmersos dentro del círculo de la violencia. Ésta nos golpea y es parte de todos nosotros. Si bien es innato el tener reacciones agresivas ante un peligro, biológicamente no estamos programados para reaccionar con violencia; esa programa-ción la adquirimos socialmente. En Guatemala, las personas reaccionamos con violencia y así alimentamos la misma violencia que rechazamos.

Aclaremos entonces la diferencia entre agresividad y violencia, que en el lenguaje colo-quial tendemos a usar indistintamente, aunque en realidad son muy diferentes entre sí.

Esto significa que la diferencia entre agresividad y violencia no es un asunto de grado, intensidad o magnitud. La agresividad se convierte en violencia cuando las personas practican sistemáticamente comportamientos destructivos y patológicos para dominar a otros.

También significa que al vivir inmersos en la violencia, cualquier persona se vuelve violenta cuando deja de defenderse y humilla y destruye, valiéndose de prejuicios y estereotipos hacia su víctima (Guerrero, 2008).

La cultura en la que nos desarrollamos es determinante en

la forma en que reaccionamos, pues nos enseña a dominar

nuestros impulsos innatos y no reaccionar agresivamente,

o bien nos enseña lo contrario: a darle rienda suelta a

reacciones agresivas y violentas.

ViolenciaEs una forma de agresión

(física, psicológica, cultural, moral, etcétera) que conlleva la dominación, humillación

y aniquilación del otro.

Es el instinto de causar daño o dolor a una persona o un grupo en

respuesta a un peligro.Está relacionada con la supervivencia porque

es un acto innato y genético.

Agresividad

{ }

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DIRECTA

S I M B ÓL I CA

ESTRU C T U R A L

SimbólicaNo implica ataques físicos necesariamente, pero surge de aspectos simbólicos, como la religión, la cultura o los idiomas. Muchas personas son víctimas de violencia simbólica por hablar algún idioma maya, cuando son rechazadas por no hablar el castellano. O cuando a una persona se le niega un trabajo por profesar una religión diferente a la que los empleadores desean. Los chistes contra indígenas, negros, mujeres, hombres y homosexuales también están cargados de violencia simbólica.

EstructuralSe da cuando el país se rige bajo un sistema que no aporta las necesidades básicas a su población, causando hambre, pobreza extrema, represión, explotación e incluso muerte. Ejemplos: sistema económico excluyente, estereotipos, crimen organizado. Otros ejemplos también son el racismo y el sexismo.

Es cierto que el Estado es responsable de que sus ciudadanos lleven una vida plena, sin violencia que les impida un desarrollo integral, pero no es el único responsable.

“Una violencia nunca es menos que otra violencia.”

Maza, Chicharro, Rodríguez, 2008, p. 9

Tipos de violencia¿Qué nos viene a la mente cuando pensamos en la palabra violencia? Seguramente pensa-remos en alguna pelea, o en algún ataque ar-mado, pero la realidad es que la violencia se puede dar de más formas.

No todas las violencias son iguales ni funcionan de la misma manera, aunque general-mente están relacionadas entre sí. Veamos en el siguiente esquema algunos tipos de violencias que se pueden dar en la sociedad.

Directa Es la que se da mediante una agresión física hacia un individuo o grupo. Puede ser un ataque a un bus, el asesinato de una persona o el maltrato a mujeres, por ejemplo.

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¿Qué nos sucede a los individuos que vivimos rodeados de violencia cotidianamente?

1) Al vivir rodeados de violencia, vivimos con mucho miedo e inseguridad constantes. Es un miedo que creamos por las experiencias que hemos vivido o de las que hemos oído, y luego compartimos con las personas cercanas a nosotros, contagiándolo. Si bien es cierto que el miedo es una estrategia de supervivencia que nos advierte del peligro, esa sensación no siempre es objetiva. Por ejemplo, los medios de comunicación social (perió-dicos, televisión, radio, etcétera) tienen un papel fundamental en la construcción del miedo, ya que al mostrar imágenes demasiado explícitas, dichos medios agrandan la violencia en la sociedad, con-tribuyendo a aumentar una sensación y percepción de miedo que no siempre está apegada a la realidad objetiva.

2) Además, en una sociedad tan violenta, sólo los hechos violentos más graves sobresa-len y los demás pasan inadvertidos, invisibles, aunque causen tanto daño como los más visibles, porque la violencia se convierte en algo normal y cotidiano. La violencia se ve cubierta por un manto de indiferencia por la generalidad de la población y entonces mu-cha gente “no violenta” cae en actos violentos sin darse cuenta. Un ejemplo de esto es que muchos ciudadanos que están en contra de la violencia, también están de acuerdo con que se mate a los ladrones de celulares. En ese punto caemos en el círculo de con-tribuir a la violencia que a la vez rechazamos.

“La violencia se convierte en la manera como nos defendemos de la misma violencia.”

Comunicación personal con Tani Adams, 27 de abril, 2011.

¿Qué noticias

recuerda de los últimos días? ¿De qué trataban? ¿Qué información no daban esas

noticias?

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� Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

3) El miedo y la violencia crean un círculo muy peligroso, pero muy común, en que los miembros de la sociedad violenta se ven atrapados por los sentimientos de frus-tración y rabia, lo que provoca sentir más miedo y reaccionar con violencia, como lo muestra la ilustración a la derecha.

La escuela frente a situaciones de violenciaLa realidad social afecta a niños y jóvenes de diferentes maneras, según se dé dicha realidad. Ellos están en un continuo aprendizaje de su entorno y aprenden a defenderse de los peligros que los amenazan. Por eso, los niños y jóvenes que conviven en una socie-

dad violenta aprenden a actuar y a reaccionar violentamente, ya que observan que esa es la manera “natural” de ser. Por lo tanto, en la escuela también se convive con la violencia y se reproduce continuamente.

La escuela se vuelve receptora y reproductora de la violencia. ¿Qué significa esto? Muchos niños y niñas vienen de familias y hogares donde se viven diferentes violencias y aún con una corta edad, ya han sido testigos y víctimas de la violencia, es-pecialmente la intrafamiliar. Aunado a esto, están en contacto constante con la violencia a través de los medios de comuni-

cación masiva y el barrio o vecindario donde viven. Como consecuencia, al llegar a la escuela ellos ya han aprendido a actuar y a reaccionar con violencia, tanto en el hogar como en la escuela (en los siguientes apartados exploraremos algunas formas para com-batir estas manifestaciones y le dedicaremos un espacio especial al acoso escolar, por ser un tema que en la actualidad ha estado en el debate público, aunque el problema no sea nuevo). Por de pronto, exploremos las causas de la violencia, para comprender mejor el problema.

Violencia

Frustración y rabia Miedo

Es posible que combatir

toda la violencia esté en

cierta medida fuera de

nuestro alcance, pero sí

podemos combatir ciertos

aspectos de la violencia en

nuestro entorno.

Según el Código Penal, a una persona que comete un robo se le aplica una pena de 3 a 12 años de cárcel, según los agravantes del mismo, pero nunca la pena de muerte. Sin embargo muchas veces creemos que una medida de este tipo es “lo justo” y de esta manera caemos en el círculo de contribuir a la violencia que a la vez rechazamos.

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La exclusión o el sentimiento de exclusión que tengan las y los estudiantes, ya sea de parte de docentes o autoridades educativas, como de compañeros.

La justificación de la violencia en la sociedad en la que viven los niños y jóvenes.

La exposición a la violencia que tienen los jóvenes a través de los medios de comunicación, especialmente de la televisión, lo que hace que se acostumbren a ver la violencia como normal.

La integración en maras identificadas con la violencia, en gran parte por carecer de afecto y una guía adecuada que les oriente y les haga sentir parte importante de un grupo o familia.

�. Las causas de la violencia en la escuela

Las causas de la violencia también son diversas, veamos el siguiente diagrama:

Recordemos que éstas sólo son algunos de los elementos que causan la violencia, pero pueden ser más; además, los individuos o grupos no tienden a presentar sólo una causa de violencia, aislada del resto, sino que generalmente estas categorías se interrelacionan.

La facilidad para disponer de armas en un país donde no hay controles estrictos sobre la portación ilegal de las mismas.

La pobreza y la desigualdad que se vive en un país donde muchos no tienen nada y pocos lo tienen todo.

Algunas de las causas

de la violencia en la escuela

La eliminación de límites impuestos a los y las estudiantes, ya que las nuevas tendencias educativas los consideraron humillantes, pero no brindaron alternativas más constructivas de establecer límites que ayudaran a formar estudiantes cognitiva y emocionalmente.

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�. Intolerancia y violencia

A lo largo de la historia de la humanidad podemos comprobar que la intolerancia y la violencia suelen producirse de forma paralela, como dos caras de una misma moneda, cada una contribuyendo a que la otra aumente (Díaz Aguado, 2002, p. 85).

Una de las causas más importantes de la intolerancia es la desigualdad de poder que existe entre los diferentes grupos o personas que pertenecen a una sociedad. Para justi-ficar esa desigualdad, se generan estereotipos y prejuicios de un grupo a otro, los cuales provocan desconfianzas y hasta odios entre ellos, volviéndose un círculo vicioso.

¿De qué manera se unen la intolerancia y la violencia? Una persona violenta por lo gene-ral justifica su violencia pensando que es inevitable agredir a otra persona porque ésta es un ser despreciable, inferior o negativo, por lo que actuar violentamente contra su vícti-ma vuelve héroe a la persona agresora. Así, ejercer la violencia es más fácil.

De la misma manera, cuando se ve a un grupo social como inferior a otro, se justifica esa inferioridad con estereotipos y prejuicios y se abre la puerta para que el grupo al que se victimiza, comience a verse a sí mismo como débil o inferior, creándose una desigualdad entre ambos. Mientras más profunda sea la desigualdad entre los grupos, más intoleran-tes se vuelven los miembros del grupo con los otros y por lo tanto, más hostil y violento será el trato de unos con otros.

Un ejemplo de la relación entre la intolerancia y la violencia es la cas-tellanización en las escuelas. Hasta hace algunos años, el sistema edu-cativo era intolerante a los idiomas mayas, xinka y garífuna y se ejercía violencia cuando sistemáticamente se evitaba que los estudiantes se desarrollaran afectiva, cognitiva y lingüísticamente en sus idiomas ma-ternos, imponiéndoles el castellano. Por otro lado, cuando en las insti-tuciones educativas estos idiomas son motivo de burla y menosprecio,

también se está ejerciendo violencia, tanto simbólica como estructural y directa, basada en la intolerancia.

�. Acoso escolar, o bullying

El acoso escolar es un problema serio y creciente en los centros educativos en Guatemala. Según datos publi-cados en elPeriódico en febrero de este año, 3 de cada 4 estudiantes sufren de acoso escolar, o bullying (Hurtado, P., 6 de febrero de 2011).

¿Se le ocurren otrosVV ejemplos?

El origen de la palabra bully: El uso más antiguo que se conoce es de la época medieval (1500), proveniente de los idiomas holandés (boel) y alemán (buhle). En esa época, significaba amante, o corazón, como mote cariñoso entre parejas. De allí se fue derivando hacia el protector de mujeres, el fuerte. Hacia 1700, también se utilizaba en inglés en dos sentidos: como protector de mujeres, y como protector de prostitutas, o proxeneta (padrote), por lo que también se comenzó a usar para describir a cualquier persona que tratara abusivamente a alguien más pequeño o débil.

Fuente: http://www.etymonline.com/index.php?term=bully

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El acoso escolar puede definirse, al igual que la vio-lencia que conlleva, como un abuso que recibe una persona o grupo de personas específicas con el fin de ser humilladas y dominadas en la escuela. El acoso escolar suele iniciar en la pre-primaria, se intensifica en la primaria y a veces decae en la secundaria (DIGEDUCA, 2008, p. 4).

Es absolutamente necesario detener el acoso esco-lar porque dicho fenómeno afecta a más gente que sólo a la víctima. Veamos la siguiente gráfica:

Como docente ¿cuál ha sido su experiencia con el acoso? ¿y como

estudiante? ¿cómo lidió con él

en ambas etapas?

Cómo afecta el acoso escolar a diferentes personas:

En la víctima produce miedo y rechazo al contexto, pérdida de confianza, disminución del rendimiento, autoestima baja, etcétera.

En el agresor aumentan los problemas que le llevaron a abusar: disminuye su comprensión moral y empatía, obstaculizando relaciones

positivas con el entorno.

En el contexto institucional reduce la calidad de la vida, dificulta el logro de la mayoría de sus

objetivos (aprendizaje, calidad del trabajo...)

En las personas que conviven con ella sin hacer nada para evitarla produce en menor grado, problemas parecidos

a los de la víctima (miedo a ser víctima) o en el agresor (aumenta la falta de sensibilidad, la apatía y la insolidaridad).

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�� Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

En otras partes del mundo el acoso está relacionado con hechos de violencia extrema, quizás los ejemplos más famosos son las de la escuela de secundaria en Columbine, Colorado, Estados Unidos, y la de Río de Janeiro, Brasil, la primera ocurrida en 1999, matando a 12 estudiantes y 1 docente e hiriendo a 24 perso-nas más. La segunda sucedió en 2011, matando a 12 estudiantes e hiriendo a 22 personas, entre estudiantes y profesores.

¿Quiénes eran los asesinos? En ambos casos, sin relación alguna entre sí, eran estudiantes que habían sido víctimas sistemáticas de acoso en la escuela o en la familia durante toda su niñez, lo que les influenció para asesinar a sus compañeros y docentes y luego suicidarse.

Algunas recomendaciones para prevenir y enfrentar la violencia en la escuelaNo hay salida fácil ante un fenómeno de violencia social tan fuerte que abarca a los miembros de una sociedad, incluyendo a la comunidad educativa, pero creemos que se pueden trabajar algunos aspectos para comenzar a prevenir la violencia en la escuela.

Estos aspectos incluyen varias áreas que van desde metodologías participativas, hasta la comunicación con padres de familia y cambios de actitud. A continuación hablaremos de los más importantes para planificar un cambio cualitativo de escuelas violentas a es-cuelas pacíficas.

�. Desarrollar un enfoque de la educación basado en el estudiante y en relaciones equitativas:

La violencia se combate transmitiendo en la escuela la igualdad, la cooperación, la em-patía y el compañerismo. Y no basta con decirles a las y los estudiantes que deben coope-

¿Cuál puede ser la relación entre el

acoso y los hechos de violencia que se

atribuye a los jóvenes en Guatemala?

La investigación (sobre el bullying) de la Digeduca fue publicada en 2010 y reveló que el 77 por ciento de los escolares capitalinos, niños y niñas, de colegios y escuelas por igual, ha padecido al menos uno de los 6 tipos de agresión más comunes: agresión física, verbal, grupal, exclusión social o amenazas. La más reportada fue la verbal y la exclusión. El estudio se hizo entre 1,232 estudiantes de sexto primaria de 38 establecimientos públicos y privados escogidos aleatoriamente. En Guatemala, el porcentaje (de bullying en las escuelas), según la Digeduca, es de 21 por ciento; o sea, uno de cada 5 niños sufre de agresiones severas, pero el 77 por ciento padece acoso leve (Hurtado, P., Articulo de elPeriódico, 6 de febrero de 2011).

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��Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

rar y ser empáticos con sus compañeros y compañeras; hay que implementar actividades sistemáticas que los lleven a cooperar y dialogar, de la misma manera que se les ejercita en ejercicios matemáticos, por ejemplo.

Este ejercicio sistemático se logra de manera más eficaz con enfoques educativos basados en el estudiante. En ellos, lo más importante es el aprendizaje y la adquisición de destrezas del estudiante, lo que no significa que el docente quede en segundo plano en sí, sino que el docente debe tomar en cuenta como prioridad el conocimiento, las competencias y las estrategias de aprendizaje que ayudarán a que el estudiante se desarrolle plenamente.

Dichos ejercicios parecieran algo inútiles o demasiado básicos, pero en realidad no lo son. La mayoría de estudiantes (y por lo tan-to ciudadanos) no tienen esa capacidad real, o la tienen selectiva, es decir que escogen con quién dialogar y con quién no, deciden con quién ser empáticos y con quién no. Pero para que las rela-ciones sean verdaderamente equitativas y tengan una proyección activa en la sociedad, las y los estudiantes deben poner en prácti-ca estas destrezas con toda honestidad con todos los miembros de su comunidad educativa y en segunda instancia, con su comuni-dad de barrio.

¿Cómo nos beneficiamos todos con estos enfoques? Éstos contribuyen a fomentar una cultura de paz en el aula y en la sociedad, y al desarrollo de destrezas y competencias, tales como:

• la integración• la aceptación• el respeto hacia la diversidad y las diferencias• la igualdad de oportunidades• la cooperación y el compañerismo

“Del egoísmo del que nace la idea ‘mientras

no me pase a mí…’ a la empatía que

comporta el ‘y si me pasase a mí… ’”

Maza, Chicharro, Rodríguez, 2008, p. 9

He tratado de romper con la educación contradictoria, en la que le enseñaba a mis alumnos a conocer y hasta memorizar sus derechos, pero no les daba la oportunidad de expresar sus ideas o hablar sobre lo que no están de acuerdo…

¿Cómo definiríausted la metodología básica

que usa para impartir clase? ¿Cómo describiría usted la relación de participación activa entre usted y

sus estudiantes?

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�� Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

• la empatía y solidaridad por sus compañe-ros y demás personas

• la negociación y diálogo• la resolución de conflictos• los lazos afectivos sólidos y permanentes

Implementar en las clases algún método de apren-dizaje cooperativo implica una participación activa de todas y todos, incrementando y distribuyendo las oportunidades de poder y protagonismo en el aula. Con la implementación de algún método o por lo menos de algunas técnicas de aprendi-zaje cooperativo, tanto el docente como el estudiante establecen las bases para construir contenido y para ser ciudadanos cada vez más dispuestos a trabajar por la paz.

1.1 Utilizar técnicas y métodos de disciplina constructivos. Si se usan métodos de discipli-na autoritarios y violentos se cae en el riesgo de humillar al estudiante, lo que puede acrecentar su mal comportamiento, en lugar de servir de enseñanza y cambio de conducta. El docente puede observar las técnicas y métodos de disciplina que utiliza en el aula para reflexionar si son los más adecuados para el desarrollo integral de los

estudiantes. Éstos necesitan saber que las demás perso-nas reconocen su valor, lo que eleva su autoestima y su motivación a ser parte de la comunidad educativa en lu-gar de mostrar hostilidad ha-cia ésta.

Ejemplos de técnicas disciplinarias constructivas son el diálogo, la asignación de responsabilidades espe-cíficas a los estudiantes, o medidas que compensen el daño o problema causado.

Los enfoques basados en el estudiante mejoran la calidad de la educación, al promover prácticas pedagógicas participativas y al crear un entorno de aprendizaje seguro, dos elementos fundamentales del aprendizaje cooperativo.

Cuando hice mi práctica docente, apliqué actividades participativas con los estudiantes. Después de varios días, una niña me dijo, “¿Por qué no ayudás a la maestra a dar clases? ¡Así dejamos de copiar en el cuaderno y se nos facilita el aprendizaje!”

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1.2 Involucrar a las y los estudiantes en la prevención de la violencia en el aula. Es aconsejable estable-cer entre el docente y los estudiantes, un listado de normas de convivencia y responsabilidades en el aula y en el establecimiento educativo. A la hora de establecerlo se debe pensar en aquellas normas y reglas que beneficien a la mayoría y que permi-tan que se dé el mejor aprendizaje. En sí, un listado como éste puede contribuir a un entorno pacífico en el aula, pero también contribuye a que las y los estudiantes ejerciten dos principios ciudadanos bá-sicos: hacer valer sus derechos y respetar los derechos de los demás; la y el estu-diante aprende en la escuela que la sociedad tiene límites que deben respetarse para beneficio de todos.

Estas normas de convivencia no son lo mismo que el Reglamento Disciplinario que tiene la mayoría de establecimientos educativos, pero tampoco lo contradicen. Con normas de convivencia nos referimos a las normas establecidas entre los es-tudiantes y el docente que se llevarán a cabo entre todos en el aula, con el fin de respetarse entre ellos y hacer valer sus derechos como seres humanos, bajo la sombrilla del Reglamento Disciplinario.

1.3 Brindar espacios seguros y acogedores para los estudiantes, pues es importante que ellas y ellos se sientan cómodos y seguros en la escuela y especialmente, que se sientan integrados y parte de la institución educativa; que sientan que la escue-la es un lugar donde se respira paz.

Un paso importante para llevar a cabo esta acción es determinar los lugares se-guros e inseguros dentro de la escuela, que pueden ser sitios mal iluminados o sin vigilancia, o baños alejados. Luego de esto se pueden tomar medidas para prote-ger a las y los estudiantes de agresiones violentas, acoso o abuso sexual en estas áreas, sobre todo.

La autonomía, es decir, la posibilidad de establecer y negociar normas (generalmente impuestas por los adultos) resulta un elemento de motivación efectivo para los estudiantes, ya que se sienten más invitados a cumplirlas que cuando se les dice qué hacer.

“Jacqueline Martínez (nombre ficticio), directora de una escuela en la zona 6, ha logrado un ambiente tranquilo en su establecimiento. Lo consiguió con ingenio: dejó en manos de los alumnos la disciplina. Cada principio de año se integran directivas escolares, que los mismos jóvenes eligen, “es más fácil que obedezcan a un igual que a un adulto”, cuenta. En sus aulas no hay violencia, si algo empieza a ponerse difícil los mismos alumnos lo arreglan, si alguno va por malos pasos, son sus mismos compañeros los que lo alertan”.

(Sandoval, M., Artículo de elPeriódico, 26 de abril de 2011).

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Es de mucho beneficio trabajar en conjunto con el personal para asegurar que las y los estudiantes se sientan a salvo; esto garantiza que el aprendizaje se dará de manera óptima, al contar con una supervisión y guía adecuada de los adultos, dentro y fuera de la jornada escolar.

1.4 Ayudar a las y los estudiantes a desarrollar sus capacidades de adaptación a la sociedad violenta para afrontar los retos de la vida de modo constructivo, ya que cuando se aumenta la capacidad de adaptación al medio, se reduce el riesgo de que el o la estudiante reaccione con violencia o sea víctima de ella. Es importante que los estudiantes reciban orientación constante sobre temas como educación para la paz, para estar conscientes de que alcanzar la paz no es nada abstracto, sino que se alcanza día a día con pequeñas cosas muy concretas.

Como mencionábamos antes, al vivir en una sociedad violenta dejamos de ver algunos hechos violentos porque los vemos como “menores” e “insignificantes”. Los estudiantes deben saber que ningún hecho violento será tolerado, por peque-ño que parezca, y tener presente esta premisa contribuye a que los estudiantes violentos, con la orientación del docente, sepan adaptarse pacíficamente al am-biente escolar, así como a su comunidad.

Cada etapa del desarrollo humano tiene característi-cas particulares y los niños y jóvenes, por las etapas de desarrollo mental, cognitivo y afectivo en las que se en-cuentran, necesitan sentirse seguros, valorados y queri-dos, ya que en estas etapas

desarrollan y fortalecen todos los elementos que les servirán en su vida adulta. Por eso es importante que los niños y jóvenes sepan adaptarse a esta sociedad, con la ayuda de sus docentes.

�. identificar la violencia: un paso hacia una educación para la paz:

Recordemos que no podemos combatir o prevenir algo que no reconocemos, por eso debemos acostumbrarnos a identificar la violencia. Para eso debemos dotar a nuestros estudiantes “de las herramientas necesarias para saber analizar, comprender y rechazar situaciones de violencia” en cualquier aspecto de su entorno en el que se desarrollen, “siendo éste el único camino que nos asegure una convivencia pacífica a lo largo de los años.” (Maza, Chicharro, Rodríguez).

Ayudemos a las y los estudiantes a afrontar la alta incertidumbre que suelen experimentar en la adolescencia, brindando orientación y apoyo, especialmente

a los casos de estudiantes en riesgo, buscando alianzas con las autoridades, haciéndole sentir que no está solo, y buscando estrategias conjuntas para

solucionar problemas específicos, entre otras formas.

(Sandoval, M., Artículo de elPeriódico, 26 de abril de 2011).

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��Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

�. Identificar y rechazar los estereotipos racistas, o discriminatorios:

Un ejercicio fundamental es que las y los estudiantes identifiquen los estereotipos y pre-juicios como una forma violenta de ver a “el Otro”, y así dejar de usarlos y promoverlos. ¿Cómo podemos erradicar y prevenir estos estereotipos hacia “el Otro” y por ende la violencia? La forma más eficaz es com-batirla desde la escuela, a través de una educación integral basada en el respeto hacia aquellas “personas diferentes a mí”. La escuela debe estar enfocada en dar a sus estudiantes la oportunidad de compartir con personas diferentes en igual-dad de condiciones, y de aprender a convivir sin crear una des-igualdad de poder entre ellas. La escuela es el ambiente ideal para que todas y todos los que participan de la experiencia educativa aprendan a cooperar entre sí, en lugar de rivalizar, desconfiar o prejuiciar a “el Otro”.

El objetivo es que veamos que “el Otro” que sufre la violencia podemos ser todos y de la misma forma, la situación del otro puede llegar a ser la nuestra en cualquier momento. Por eso es importante capacitar a los y las estudiantes en empatía, solidaridad y com-prensión hacia las demás personas.

Al estar conscientes de los estereotipos y prejuicios contra grupos o personas marginadas, desarrollamos habilidades para identificarlos cuando suceden en nuestro entorno. Por eso, el y la docente debe romper el silencio y hablar abiertamente cuando escuche a colegas o estudiantes haciendo comentarios o bromas racistas. Recordemos que una violencia nunca es menos que otra, y por lo tanto no debemos tolerar comentarios o ac-titudes racistas pues éstos también son violencia que promueve más violencia.

Las diferencias de cualquier tipo que pueden existir entre personas en la escuela, no son una excusa para que las relaciones entre estas personas sean motivo de desigualdad de poder y de oportunidades.

¿Cómo se manifiesta la violencia en su escuela?

Esa violencia, ¿de quién proviene y hacia quién va

dirigida?

¿Cuáles diría usted que son las causas?

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�� Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

Tenga presente que muchas personas no se darán cuenta que sus bromas y expresiones pueden ser racistas, clasistas o discriminatorias en muchos sentidos y por lo tanto ignoran que con esas actitudes están hiriendo a otras compañeras y compañeros. Es importante que el y la docente les haga ver los estereotipos o prejuicios que traen de casa o la comu-nidad para que, al hacerlos conscientes, puedan trabajar todos juntos en eliminarlas.

Sugerencia adicional: Para que los y las estudiantes conozcan sobre las poblaciones más vulnerables de la sociedad en la escuela (como poblaciones en pobreza extrema, muje-res, la niñez y juventud, poblaciones indígenas y garífunas, etcétera), incluya discusiones al respecto en las clases de formación ciudadana y ciencias sociales, especialmente, aunque otros contenidos también son pertinentes para varias otras materias. De esa for-ma, se tendrá una idea más clara sobre cómo se da la violencia (o cómo no se da) en otras áreas ajenas a la realidad inmediata de las y los estudiantes.

�. Nombrar los hechos violentos, rompiendo con la “Conspiración del Silencio”:

Anteriormente hablábamos de aprender a identificar los hechos violentos que suceden a nuestro alrededor, pero esto no basta para prevenir y detener la violencia. Un segundo paso muy importante que debemos adoptar es desarrollar en nuestro entorno (barrio o es-cuela) una cultura de paz. ¿Cómo se alcanza esta cultura de paz? Rompiendo con lo que

Lleve a cabo experiencias de aprendizaje cooperativo en equipos heterogéneos (en género, etnia, actitudes, rendimiento, etcétera) y motive una participación activa de todas y todos en el sistema escolar, distribuyendo las oportunidades de protagonismo y poder entre la comunidad educativa.

“Un estereotipo es una creencia generalizada

asociada con las costumbres, cualidades o características

de un grupo de personas. Generalmente esta creencia

no está basada en la realidad objetiva ni en la observación

que hagamos de un apersona o grupo, sino que es una

generalización que hemos aprendido desde la infancia,

es decir, le damos una misma característica a todos los miembros de ese grupo

(“todos los… son…”).” (IIARS, 2010, p. 78)

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��Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

Díaz-Aguado llama la “Conspiración del Silencio”, que se da cuando no denunciamos hechos violentos que nos ocurren a nosotros o a personas cerca nuestro.

Es comprensible que debido al miedo que todas las personas sentimos frente a la posibi-lidad de ser víctimas de un acto violento, callemos y optemos por ignorar lo que ocurre a nuestro alrededor; es parte de nuestro instinto de supervivencia. Pero al callar los actos violentos nos volvemos cómplices de ellos y así contribuimos a alimentar una cultura de violencia en nuestra sociedad. Para combatir la violencia, debemos alzar la voz. Los y las docentes deben insistir a los estudiantes que pueden confiar en ellos y compartir sus problemas y miedos, y al mismo tiempo los docentes deben apoyar genuinamente a los estudiantes que piden ayuda o consejo.

4.1 Ser capaz de nombrar la violencia sexual, étnica, de estrato social y de género: Una de las manifestaciones violentas más comunes es la discriminación contra mujeres y personas pertenecientes a diferentes grupos étnicos. El y la docente debe estar en un proceso de reflexión constante para identificar la violencia sexual, étnica y de género en sí mismo y en las demás personas en la escuela, incluyendo las y los estudiantes.

En el aula, la y el docen-te tiene la oportunidad de demostrar equidad étnica y de género cuando toma en cuen-ta a un número similar de estudiantes hombres y mujeres, cuando hace participar en actividades a estudiantes indígenas y no indígenas por igual, etcétera. Estas medidas hacen que los y las es-tudiantes que se sientan rechazados o discrimina-

Cuando sucede un acto de violencia en la escuela, ¿A quién le cuenta usted? ¿A quién le cuentan los y las estudiantes? ¿Qué hacen al respecto?

Si le interesa estudiar más a fondo sobre las propuestas de Díaz-Aguado, puede hacerlo tomando un diplomado de convivencia escolar y prevención de la violencia. Este diplomado es en línea, organizado por la Procuraduría de los Derechos Humanos de Guatemala, que toma como base los estudios de esta psicóloga. Busque la información en esta dirección: http://www.convivenciapdh.org/site/

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dos se sientan valorados y por lo tanto más seguros de sí mismos, lo que a su vez les ayudará a tener más seguridad a la hora de defenderse de ataques posteriores.

�. Establecer relaciones de confianza y comunicación abierta con las y los jóvenes:

Los niños y jóvenes requieren de constante apoyo y ayuda de adultos que hayan ya pasado por experiencias similares y que sepan cómo enfrentar ciertas situaciones. Ese intercambio de experiencias se obtiene si se logran establecer relaciones de confianza y comunicación abierta, en las que se converse sobre eventos cotidianos en un plano de igualdad, y en las que los jóvenes se sientan seguros de contar con una persona que los escucha, comprende y orienta, sin ser reprendidos injustamente.

Sugerencia adicional: 1) Incluya en los planes de estudio información sobre prevención de la violencia y resolución de conflictos y compártala con las y los estudiantes. Actualmente hay bastante información elabo-rada por varias organizaciones que trabajan con temas de violencia y/o violencia escolar, organizaciones que incluso pueden tener comunica-ción con el Ministerio de Educación, por lo que vale la pena estar en co-municación con las autoridades del MINEDUC para trabajar en conjunto.

2) Investigue sobre técnicas de mediación de conflictos y practíquelas con sus estudiantes. 3) Discutan sobre los resultados que obtuvieron y qué propuestas sugieren para encontrar alternativas pacíficas de resolver conflictos específicos dentro y fuera del aula. 4) A cada cierto tiempo, hable con sus estudiantes sobre casos violentos reales que les haya sucedido o que hayan visto, soluciones concretas que pueden aplicar y con quién hablar en caso de ser víctimas o testigos de un hecho de violencia.

Ninguna forma de violencia tiene

justificación y toda violencia se puede

evitar.

“El colegio Capouilliez implementó desde hace cuatro años un programa de prevención del acoso escolar que va más allá de las charlas. A partir de una encuesta entre los alumnos de tercero primaria a quinto bachillerato sobre el bullying, el plantel desarrolló un programa que incluye los mecanismos para identificar agresiones y denunciarlas. Ha impartido talleres, seminarios y foros a maestros, alumnos y padres, así como al personal administrativo y operativo del colegio, incluyendo los monitores de los buses. Se proyectan películas y se promueve el lema “Cero tolerancia a la agresión”. “Los resultados han sido muy positivos, todos saben qué es el bullying, qué consecuencias tiene y cada vez se denuncia más y se tolera menos”, cuenta la psicóloga y orientadora.” (Hurtado, P., Articulo de elPeriódico, 6 de febrero de 2011).

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��Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

Hacer a los y las estudiantes corresponsables de su seguridad y de la búsqueda pacífica de soluciones ante conflictos puede incluir acciones como hablar sobre los derechos de la niñez y juventud y los derechos humanos, analizando qué significan estos derechos en términos prácticos del día a día y discutir sobre los derechos y obligaciones de los estu-diantes, docentes, padres de familia, autoridades educativas, etcétera.

�. Establecer una red integral de apoyo:

Establecimos anteriormente que las y los docentes no pueden solos contra la violencia en el aula, en la escuela o en la comunidad, por lo que es necesario involucrar a todas las personas que, directa e indirectamente forman parte de la comunidad educativa.

Por lo mismo, es de gran beneficio para el y la estudiante:

a) involucrar a los padres de familia, los educadores y la comunidad, buscando su apoyo y formando alianzas con ellos para buscar soluciones en conjunto;

b) vincular las políticas educativas y la legislación con la práctica docente y las ruti-nas que se dan en el establecimiento, y así hacer cumplir las normas para fortale-cer la disciplina para beneficio de todos;

c) documentar de qué manera y con qué frecuencia se da la violencia en el esta-blecimiento, o de qué manera afecta al establecimiento la violencia de la comu-nidad, para saber, con información real, cuáles son los problemas mayores y con qué herramientas se cuenta para combatirla;

d) velar por que se respete a las personas en la comunidad educativa que sean miembros de distintas culturas y religiones, así como personas con diferentes oríge-nes, idiomas maternos, estratos socio-económicos, etcétera.

En el siguiente cuadro podemos ver quiénes son los miembros de la comunidad educativa que tienen un papel directo o indirecto, y que por lo tanto deben trabajar en conjunto en contra de la violencia. También observamos los ejes sobre los que se deben trabajar, ejes que pueden utilizarse para combatir los hechos violentos relacionados con la escuela.

Miembros de la comunidad educativa:

• Estudiantes• Padres de familia• Docentes• Directores, coordinadores y

administradores• Líderes comunitarios• Vecinos y la comunidad entera

Ejes a trabajar para combatir la violencia:

• Políticas• Legislación• Práctica cotidiana• Acuerdos de convivencia• Consensos• Indicadores sobre

la violencia

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�� Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

Cuando todas las personas que integran la comunidad educativa unen esfuerzos, se pueden llevar a cabo planes más completos donde todos aporten ideas y todos imple-menten esfuerzos y acciones concretas contra la violencia. Acciones como denunciar a agresores, iluminar el área alrededor de la escuela, dialogar sobre lo que sucede en la comunidad, hacer campañas para concienciar a las personas en el barrio, o buscar información sobre organizaciones de ayuda contra la violencia, son algunos ejemplos de las muchas cosas que se pueden hacer.

Esto también implica un canal eficiente de comunicación entre todas las personas que pertenecen a la comunidad educativa para que se esté siempre bien informado de las amenazas que pueda recibir alguna persona, sin importar que sea estudiante, docente o padre de familia, para poder actuar todos juntos contra hechos violentos o amenazas, promoviendo y aplicando mecanismos de seguridad escolar.

�. Contextos de ocio y grupos de pertenencia constructivos:

Los niños y jóvenes necesitan estar involucrados en activi-dades de ocio constructivas, donde puedan socializar y distraerse con actividades que les sirvan de entretención sana. Estas actividades permi-tirán que los y las jóvenes en-cuentren otros espacios don-de la violencia sea mínima y donde puedan sentirse parte de una comunidad de ami-gos y compañeros de con-fianza y de apoyo mutuo. A la vez, estar involucrados en este tipo de actividades les aleja de otras actividades con las que corren peligro de unirse a grupos delictivos o maras.

La formación integral de la y el estudiante es una responsabilidad de la sociedad entera, por lo tanto, cualquier intento por llevar a cabo proyectos de enseñanza en pro de la paz tiene que hacerse con una colaboración muy estrecha entre las instancias que la componen. Para fortalecer la colaboración entre los miembros de la comunidad educativa, es indispensable que haya una comunicación cada vez más efectiva y que se lleguen a acuerdos. Los que se benefician no son solamente los niños y jóvenes, es toda la sociedad.

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��Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

Ejemplos de estas actividades son: actividades deportivas o artísticas, competencias sa-nas, entretenimiento como excursiones o clubes dedicados a desarrollar intereses o ha-bilidades.

A partir de ahoraTenga en cuenta que las recomendaciones que le brindamos pertenecen a varios nive-les, aunque no tienen un orden específico ni son excluyentes entre sí. Algunas de las reco-mendaciones son específicas para que usted implemente en el aula con sus estudiantes (un primer nivel); otras de ellas son para que la comunidad se incorpore a ese binomio docente-estudiantes para combatir la violencia (un segundo nivel); estos dos niveles se complementan y refuerzan adaptando enfoques de aprendizaje cooperativo y meto-dologías basadas en el estudiante, que fortalezcan pedagógicamente las destrezas y competencias necesarias para resolver conflictos pacíficamente (un tercer nivel).

Esperamos que la información que le presentamos en este folleto sea una guía útil para la construcción de la paz en su entorno educativo. El construir la paz no se logra si no se toman medidas claras y específicas para alcanzarla y nuestro propósito es apostarle a la educación como uno de los medios más eficaces para formar ciudadanos y ciudadanas que contribuyan a una convivencia en paz, que tanto anhelamos para Guatemala.

Porque vemos la educación como uno de los pilares más fuertes para formar personas plenas que trabajen por la erradicación de la violencia, es que los y las docentes tienen en sus manos una tarea ardua pero esperanzadora para guiar a los y las jóvenes hacia el camino de la paz. Comprometernos con la construcción de la paz desde la escuela se logra trabajando todos los días con los y las estudiantes. Sin duda, es una tarea cargada de responsabilidad pero que tiene frutos hermosos en la edificación de la sociedad que anhelamos y merecemos: una sociedad en paz.

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�� Reconocer y nombrar la violencia, primeros pasos para construir la paz

Referencias bibliográficas• Bourgois, Phillippe (2010). En López García, Julián; Bastos, Santiago; Camus, Ma-

nuela (editores). Guatemala, violencias desbordadas. Universidad de Córdoba, España.

• Díaz-Aguado, María José (2002). Convivencia Escolar y Prevención de la Violencia. Instituto de Tecnologías Educativas, Ministerio de Educación de España. Madrid.

http://ntic.educacion.es/w3//recursos2/convivencia_escolar/index.html• DIGEDUCA (2008). Bullying en la Ciudad de Guatemala. Ministerio de Educación

de Guatemala. Guatemala. www.mineduc.gob.gt/digeduca• Guerrero Muñoz, Joaquín, et al. (2008). La sociedad extrema: debates sobre la vio-

lencia. Editorial Tecnos, España.• IIARS (2010). Conceptos para entender las relaciones étnicas en Guatemala. Gua-

temala.• Hurtado, Paola. (2011). Bullying. Artículo de ElPeriódico, 6 de febrero. Guatemala. En línea: http://www.elperiodico.com.gt/es/20110206/domingo/190334/• Maza, Juan; Chicharro, Ricardo; Rodríguez, Samuel (2008). La mirada de El Otro:

Guía pedagógica de construcción de paz. Edición de Movimiento por la Paz –MPDL- y Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Ma-drid.

• PNUD (2007). Informe estadístico de la violencia en Guatemala. Guatemala.• Sandoval, Marta (2011). Entre libros y pistolas. Artículo de ElPeriódico, 26 de abril.

Guatemala. En línea: http://elperiodico.com.gt/es/20100117/domingo/133007• UNESCO (2010). Poner fin a la violencia en la escuela: Guía para los docentes.

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Coordinación generalVivian Salazar Monzón

Coordinación conceptualLuís Pedro Taracena Arriola

AutoríaHelena Solares Cabrera

Revisión de contenidosJulia Delgado

César Ramiro GarcíaSilvia Romero Trujillo

Vivian Salazar MonzónLuís Pedro Taracena Arriola

Revisión de ortografía y estiloCésar Ramiro García

Lectura externaHéctor Argueta

Víctor León GemmelAna Lucía Ramazzini

Julio Roberto Taracena Enríquez

Diseño gráfico y diagramaciónAna Domínguez Vásquez

IlustracionesKarla Raedeki

Edición al cuidado deHelena Solares Cabrera

La realización de esta publicación fue posible gracias al apoyo del pueblo de los Estados Unidos de América proporcionado a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). El contenido aquí expresado es responsabilidad de IIARS y el mismo no

necesariamente refleja las opiniones de la USAID o del Gobierno de los Estados Unidos de América.

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El Instituto Internacional de Aprendizaje para la Reconciliación Social –IIARS– es una asociación civil que

desarrolla y difunde metodologías de aprendizaje y materiales educativos que aporten al quehacer de docentes en las aulas,

de cara al gran reto que enfrentan de promover relaciones étnicas y sociales respetuosas que posibiliten nuevas formas de

convivencia democrática en la sociedad guatemalteca.

La realización de esta publicación fue posible gracias al apoyo del pueblo de los Estados Unidos de América proporcionado a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). El contenido aquí expresado es responsabilidad de IIARS y el mismo no necesariamente refleja las

opiniones de la USAID o del Gobierno de los Estados Unidos de América.

*La Exposición ¿Por qué estamos como estamos? es un concepto original de CIRMA.

Hablemos de

DIáLogos JuvEnILEs PoR LA PAz

En la exposición interactivaPor qué estamos como estamos?