recensión del libro sobre la muerte y los moribundos

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Recensión del libro: “Sobre la muerte y los moribundos” (Elisabeth Kübler Ross). A. CONTENIDO GENERAL POR CAPÍTULOS: El libro está dividido en doce capítulos en los que la autora describe los aspectos emotivos que sufre el ser humano cuando se enfrenta a la muerte. De manera general presenta una propuesta de una serie de fases por las que pasa el proceso del duelo, tanto de quien abandona esta vida como de quien se queda a llorarlo y propone una serie de alternativas que podrían ser de utilidad para quien ha tenido una perdida de esta naturaleza o para quienes tengamos que afrontarla. I. SOBRE EL MIEDO A LA MUERTE: En pocos párrafos hecha un vistazo al miedo que se enfrenta el moribundo antes de abandonar esta vida, de igual forma nos da un panorama general sobre la manera en como, algunas culturas, consideran a la muerte y los tabúes que se ha generado en torno a la misma. Con algunos ejemplos, nos sugiere que antes de abandonar la hermosa vida, arreglemos nuestros asuntos para no dejar problemas a los deudos y por último toca un asunto delicado: “la evasión de la realidad y las mentiras contadas a los niños” cuando uno de los padres ha muerto y el daño moral y psicológico que se les puede ocasionar. II. ACTITUD HACIA LA MUERTE Y LOS MORIBUNDOS: En este capítulo la autora nos hace sentir su preocupación por la manera que la ciencia y la tecnología se han desarrollado, de cómo ha escalado niveles en los que ha permitido desarrollar investigaciones para desmenuzar la naturaleza humana, desde el punto de vista biológico, pero que no ha hecho mucho énfasis en el aspecto emocional. Sugiere que se incluya en los programas de estudio de los alumnos de las ciencias de la salud la materia de relaciones humanas y de la tanatología. Curiosamente las religiones (aunque no todas) se han encargado de divulgar que es menester el sufrimiento en la tierra para ganar el cielo, cosa que paradójicamente actúa en detrimento de la calidad de vida de gran parte de la humanidad. De alguna forma hay profesionales del área de la salud que al estar mas en contacto con los moribundos, aprenden de ellos la forma en la que afrontan todo el proceso de duelo y la manera en como lo resuelven. III. PRIMERA FASE: NEGACIÓN Y SOLEDAD: Este capítulo muestra a grandes rasgos el penoso trayecto del enfermo y la

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Recensión del libro: “Sobre la muerte y los moribundos” (Elisabeth Kübler Ross).

A. CONTENIDO GENERAL POR CAPÍTULOS:

El libro está dividido en doce capítulos en los que la autora describe los aspectos emotivos que sufre el ser humano cuando se enfrenta a la muerte. De manera general presenta una propuesta de una serie de fases por las que pasa el proceso del duelo, tanto de quien abandona esta vida como de quien se queda a llorarlo y propone una serie de alternativas que podrían ser de utilidad para quien ha tenido una perdida de esta naturaleza o para quienes tengamos que afrontarla.

I. SOBRE EL MIEDO A LA MUERTE: En pocos párrafos hecha un vistazo al miedo que se enfrenta el moribundo antes de abandonar esta vida, de igual forma nos da un panorama general sobre la manera en como, algunas culturas, consideran a la muerte y los tabúes que se ha generado en torno a la misma. Con algunos ejemplos, nos sugiere que antes de abandonar la hermosa vida, arreglemos nuestros asuntos para no dejar problemas a los deudos y por último toca un asunto delicado: “la evasión de la realidad y las mentiras contadas a los niños” cuando uno de los padres ha muerto y el daño moral y psicológico que se les puede ocasionar.

II. ACTITUD HACIA LA MUERTE Y LOS MORIBUNDOS: En este capítulo la autora nos hace sentir su preocupación por la manera que la ciencia y la tecnología se han desarrollado, de cómo ha escalado niveles en los que ha permitido desarrollar investigaciones para desmenuzar la naturaleza humana, desde el punto de vista biológico, pero que no ha hecho mucho énfasis en el aspecto emocional. Sugiere que se incluya en los programas de estudio de los alumnos de las ciencias de la salud la materia de relaciones humanas y de la tanatología. Curiosamente las religiones (aunque no todas) se han encargado de divulgar que es menester el sufrimiento en la tierra para ganar el cielo, cosa que paradójicamente actúa en detrimento de la calidad de vida de gran parte de la humanidad. De alguna forma hay profesionales del área de la salud que al estar mas en contacto con los moribundos, aprenden de ellos la forma en la que afrontan todo el proceso de duelo y la manera en como lo resuelven.

III. PRIMERA FASE: NEGACIÓN Y SOLEDAD: Este capítulo muestra a grandes rasgos el penoso trayecto del enfermo y la familia ante la malignidad de una enfermedad y la inesperada certeza de morir. La primera respuesta ante la inevitable catástrofe es emitir un estruendoso “¡No, no a mi, no pude ser verdad! Y con ello comienza el viacrusis, el cargar a cuestas la loza de la incertidumbre y el miedo al dolor de una pérdida irreparable. El enfermo niega la realidad que se le ha puesto ante sus ojos: “porque después de todo puede tratarse de un error de diagnóstico”, y rechaza el hecho que se le ha presentado. Ahonda más su dolor al tratar de afrontar para sí la terrible realidad y lucha contra sí y contra quien considera que le ha fallado, quien le ha abandonado aquél a quien él le había confiado su vida.

IV. SEGUNDA FASE: IRA: En este capitulo se describe la reacción de enojo, secundaria a una parcial aceptación de que desafortunadamente “!el hecho esta ocurriéndome a mi¡” . Según la autora, en esta fase el enfermo se torna agresivo y a menudo la descarga contra sus seres queridos, contra el personal de salud. Menciona la importancia de que quien esté a cargo del enfermo se de cuenta de que la ira que manifiesta aparentemente contra los demás, está dirigida contra si mismos y que su respuesta es un proceso de “reacción reactiva” contra su propia situación y no contra los demás.

V. TERCERA FASE: EL PACTO (LA NEGOCIACIÓN): Para la Dra. Kübler R., esta fase implica un primer acercamiento a la aceptación de la muerte, un comenzar a

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mirar de cerca, cara a cara la inminencia del fin de su vida. Según la autora, esta fase se caracteriza porque el enfermo asume la proximidad de su muerte pero pide ciertos plazos; en personas con creencia religiosas, a menudo se les encuentra pidiendo en oración, a su Dios, que los mantenga con vida hasta que cumplan algún cometido importante para ellos o su familia, algo que no quisieran perderse y mucho menos irse sin verlo. O bien para que presten servicios religiosos en su comunidad.

VI. CUARTA FASE: LA DEPRESIÓN: En esta fase el enfermo pierde el interés por el mundo que lo rodea, le molesta la vitalidad que muestran los que se mueven a su alrededor, está profundamente postrado y no siente ganas de hablar, de luchar o de vivir. Menciona que existen dos tipos de depresión: a) la depresión reactiva y b) la depresión preparatoria. Dice la autora que esta última, muchas veces, es una herramienta que se utiliza con el fin de preparar al moribundo para la aceptación de su realidad.

VII. QUINTA FASE: LA ACEPTACIÓN: Según este capítulo, esta es la última etapa del proceso, el enfermo acepta y asume en paz su situación. Para la autora, este debiera ser el curso ideal en el paciente en fase terminal, en el cual la actitud que asuma la gente que le rodea puede ser de gran ayuda, para de esta forma propiciarle un ambiente cálido y afectuoso para llevarlo a un estado de ánimo que le produzca tranquilidad.

VIII. LA ESPERANZA: La Dra. Kübler Ross revela en este capítulo la forma en la que el enfermo terminal aborda su situación, cede el paso a la esperanza de la espera, el enfermo espera aún no morir. Se somete a nuevos tratamientos con la esperanza de un “milagro”, con la esperanza de que nuevas alternativas surjan hasta antes de su fin. La esperanza se contrapone a la rendición y, como deja verla autora, no cesa hasta poco antes de la muerte psíquica. Quien lo rodea debe saber que ayudarlo a dar el inevitable paso hacia su partida es parte de su esperanza.

IX. LA FAMILIA DEL PACIENTE: Este capítulo muestra de manera sucinta la importancia que tiene la familia en el manejo del paciente en fase terminal. Cada uno de los miembros de la familia del enfermo debiera asumir un papel de condescendencia y aceptación pero no de lastima. En el momento de la agonía y el desenlace el paciente ve resuelto su problema pero para la familia se inicia uno nuevo, desde asumir el mando, que generalmente recae en la esposa y en los hijos mayores, hasta hacerse cargo de los negocios y las deudas que el enfermo tenía. Kübler Ross recomienda que los familiares se dosifiquen y controlen su economía su energía a fin de atender las necesidades del su querido paciente en fase terminal. Por otro lado, también comienza el duelo en cada uno de los miembros de la familia, sus emociones afloran y comienzan una travesía similar a la que el moribundo efectuó, no es raro que se depriman o se enojen con el personal del hospital o que manifiesten cansancio y desánimo delante del enfermo, después de todo, el sentimiento de pérdida es un dolor al que nadie quisiéramos enfrentarnos solos.

X. ALGUNAS ENTREVISTAS A PACIENTES CON ENFERMEDAD TERMINAL: Como sostiene la Doctora Elisabeth, el enfermo es el mejor maestro para conocer las reacciones, las necesidades y los cambios fisiológicos que este sufre. En una serie de entrevistas, la Dra. nos deja ver la mejor manera de abordar a un paciente que se enfrenta a la muerte inminente. Cada uno de ellos con personalidades distintas pero con un mismo destino, nos enseñan la manera en que se enfrentan a la inminencia de su desenlace, la atinada forma de la autora para manejar la situación y manejar el lenguaje, nos permite inferir que el profesional de la salud y quien se encargue de procurar la conserjería tanatológica, debe desarrollar la suficiente habilidad para entrevistar y hacer un esfuerzo para comprender las necesidades del moribundo y sus familiares.

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XI. REACCIONES AL SEMINARIO: SOBRE LA MUERTE Y LOS MORIBUNDOS: Asumir el proceso de la muerte como parte de nuestra responsabilidad, cuesta trabajo, nos mostramos reticentes e incrédulos. La Dra. Elizabeth narra sus experiencias con el personal de salud, los estudiantes y los propios pacientes. Según describe la autora:

El personal médico se muestra hostil ante la posibilidad de que se entreviste a sus pacientes, esta actitud se extiende hacia los residentes y los internos. Sin embargo, cuando los estudiantes han tenido la oportunidad de convivir y conocer a los pacientes en sus clases, su sensibilidad incrementa y la familiaridad y la aceptación del tanatólogo es creciente, aún mas, coadyuva el papel que asume el personal de enfermería quien está en estrecho contacto con los pacientes. Un claro ejemplo es la Dra. Cecil Saunders, quien trabajo como enfermera y cuya experiencia cerca del enfermo la valió para comprender la importancia de escucharlo y asistirlo.

Las reacciones de los estudiantes: Según narra la Dra., realmente no sabían que esperar del seminario, pero a lo largo del mismo se dieron cuenta de que debían sentarse y platicar con “el paciente real” y conocer lo que pensaban y lo que les sucedía. El estudiante está dispuesto a aprender, a adquirir la habilidad de la entrevista para comprender el problema complejo al que se enfrentan los pacientes moribundos.

Las reacciones de los pacientes: Dice la Dra. Kübler R. que, en contraste con el personal médico, la gran mayoría de los pacientes estuvieron dispuestos a cooperar y recibieron con agrado la visita del tanatólogo. Sin embargo, un porcentaje pequeño se mostró resistente a la entrevista o bien pospuso la confrontación para otro día u otra semana. Algunos de ellos contestaban: “no estoy dispuesto a hablar de ello” o “no estoy listo para hacerlo”. El paciente tiene muchas dudas, muchos temores y muchas necesidades y la importancia de la comunicación, la honestidad y la manera como se les responde, dice la autora, juega un papel crucial en la aceptación del proceso y el manejo de sus emociones.

XII. LA TERAPIA CON EL ENFERMO TERMINAL: La Dra. nos recuerda que la comunicación es el punto crucial de la entrevista, la llave que abrirá la puerta a la confianza. Y recomienda, que el consejero debe estar consciente de que el paciente está sensible, que debe acudir en su ayuda sin premuras, tensiones o miedos, escucharlo ante todo y al intervenir, utilizar un lenguaje sencillo y si es preciso no utilizar las palabras que puedan ser ofensivas para su estado. Por lo regular el paciente que acude a la consejería expresa sus dudas, manifiesta sus temores y cuenta sus expectativas. El consejero, deberá tener tacto porque muchos pacientes quieren hacer de esta entrevista una cuestión íntima y rechazan la presencia de estudiantes, porque después de todo, van a tratar situaciones de índole personal. Cuando llega el final, dice la autora, “es tarde para la palabras” y el silencio y la compañía resulta la mejor terapia para el moribundo. Una vez ocurrido el deceso y si los deudos lo permiten, habrá que asistirlos en su proceso de duelo.

B. DATOS IMPORTANTES DE LA AUTORA EN RELACIÓN AL TEMA:

La doctora Kübler-Ross, de origen judío, nació en Suiza en 1926, la mayor de trillizas, con apenas 900 gramos de peso. Tras estudiar medicina en su país natal, marchó a Estados Unidos a trabajar con pacientes moribundos. Según ella, escuchándoles comprobó que

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“había mucho que aprender sobre la vida”. Se puede decir que Kübler-Ross fue la primera profesional que se acercó decididamente a los enfermos que iban a morir y a sus problemas. Su primer libro en 1969 le convirtió en una autoridad internacional en la materia. Fue la primera psiquiatra que describió las fases de la muerte: pánico, negación, depresión, pacto y aceptación, que se convirtió en un clásico de la psiquiatría. Kübler Ross, a diferencia de sus colegas, hizo de la tarea de acompañar a los enfermos terminales la principal obra de su vida. Impartió seminarios en los que participaban moribundos que contaban al público su situación. Escribió 20 libros traducidos a más de 25 idiomas y recibió una serie de doctorados honoríficos. Elisabeth afirmaba que los pacientes más pequeños eran, sin duda, los más valientes en el momento de enfrentarse a la muerte, los que comprendían mejor que ésta era una liberación.

C. ANÁLISIS DE LA OBRA:

“La muerte es solo un paso más hacia la forma de vida en otra frecuenciaY el instante de la muerte es una experiencia única, bella, liberadora,

Que se vive sin temor y sin angustia”.

Elisabeth Kübler Ross.

Esta obra marca un hito en el abordaje del tema de la muerte y mas aún porque se introduce en el terreno de la medicina y socava las raíces de una ciencia, por demás humanista, confrontando el juramento de Hipócrates de “hacer hasta lo imposible para preservar la vida”, con el derecho a tener una muerte digna.

Aportaciones Limitaciones Propone una serie de fases por las que

pasa el proceso de duelo. Hace una breve revisión sobre los

cambios emotivos por los que atraviesa el paciente en fase terminal.

Muestra algunos ejemplos de entrevistas y la manera en que se ha de aborda el tema de la muerte

Propone que el conocimiento del proceso de duelo sea incluido en los planes de estudio de los estudiantes de las ciencias de la salud.

Nos brinda la oportunidad de conocer un terreno que para muchos de nosotros pasa desapercibido, aunque convivimos a diario con él.

En los años por venir, este tipo de conocimientos, permitirán afrontar situaciones de desastre al brindar apoyo a los individuos en crisis.

Es un terreno poco explorado. Aún persiste la incredulidad y la

soberbia de un buen número de personal de salud niega su utilidad.

Se toma como una moda. La formación de los profesionales de la

salud no incluye estos menesteres. Continúa considerándose a los

enfermos como una patología (despersonalización).

El personal interdisciplinario de atención a la salud se olvida del apoyo de los deudos.

El personal de salud se torna insensible o simplemente prefiere no afrontar el tema con el paciente, porque quizá no sabe como hacerlo.

D. OPINIÓN PERSONAL:

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Para el ser humano, el proceso de morir no es un mero asunto biológico o un proceso únicamente psíquico, se trata del más importante acto humano, porque según se haya vivido así también, se habrá de morir.La Dra. E. Kübler Ross nos muestra el lado humano de un evento al que todos acudiremos tarde o temprano, nos acerca al sufrimiento por el que hemos de atravesar pero nos advierte que no hay por que sufrirlo tanto, de igual manera el fin es inminente, hay que transitar hacia él de manera digna. Hoy en día existen una serie de medidas que ayudan a paliar el dolor y el sufrimiento de nuestros pacientes. El dolor físico exige del tratamiento sintomático de tal forma que no se justifica que alguien fallezca en medio del terror y la tortura de la agonía. En la medida que cese el dolor, se podrá incidir en el sufrimiento moral y se podrá brindar el apoyo psicológico que nuestro paciente demande. Una buena comunicación por parte del médico y familiares permite paliar el sufrimiento, cuando la familia del moribundo puede hablar abiertamente acerca de la seriedad de la enfermedad, hay tiempo para conversar, llorar juntos y hacerse cargo de importantes asuntos concretos bajo menor tensión emocional.

E. BIBLIOGRAFÍA:

KÜBLER, Ross E. (1971). “On Death and Dying”. Fourth edition. Edit. Collier-MacMillan LTD. London, England.