narraciones extraordinarias

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Relatos de misterio y de terror elaborados por alumnos de 1.º de ESO del IES Complutense.

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Page 1: Narraciones extraordinarias

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NARRACIONES EXTRAORDINARIAS

Relatos de misterio y terror

Curso 2010-2011

Alumnos de 1.º de ESO

Page 2: Narraciones extraordinarias

A modo de prólogo

El miedo es una emoción propia tanto de animales como de los

seres humanos que nos permite mantenernos alerta ante un

peligro (sea éste real o imaginario). Por ello, siempre que no nos

paralice –como sucede cuando pasa a ser terror o fobia-,

podemos afirmar que tener miedo es sano.

¿Qué hace que se nos erice el vello, que el ritmo cardíaco y

nuestra respiración se aceleren...?

La respuesta va a depender de cada uno de nosotros: Lo que

me produce miedo a mí no se lo produce a mi amigo; lo que hace

chillar a mi hermana le provoca una sonrisa a mi padre…

Esta variedad de causas y agentes (objetos, animales,

situaciones) provocadores del miedo es la que origina la

diversidad de expresiones artísticas que tratan de crearlo y

recrearlo. Junto al fino y frío terror psicológico de “Los otros” o

de “El orfanato”, encontramos el grueso terror (lleno de tomate y

de charcutería) de las películas de serie B: como “La matanza de Texas” o la saga de “Scream” o el provocado por lo desconocido:

“Alien, el octavo pasajero”…

Al igual que en el séptimo arte, la literatura de terror también

tiene expresiones claramente diferenciadas: “El corazón delator”,

de E. A. Poe, “Los mitos del Cthulhu”, de H.P. Lovecraft juegan

con lo irracional, con los miedos informes que habitan en

nuestro subconsciente.

Los relatos que aparecen a continuación son fruto, estoy

seguro de ello, de los “miedos” de cada uno de sus autores. Al

escribir sobre ellos, los han racionalizado y esto supone que

serán capaces de controlarlos y no ser arrastrados por ellos.

Buceemos en las siguientes narraciones extraordinarias y

dominemos nuestro miedo… SI PODEMOS.

Page 3: Narraciones extraordinarias

NARRACIONES

EXTRAORDINARIAS

1.º ESO F

Page 4: Narraciones extraordinarias

El valor de la vida

Es una tarde muy agradable. Estamos mi familia y yo en

Segovia y vamos a entrar enseguida a una de las cuevas más

profundas de toda España. Una vez dentro, contemplamos las

ruinas. Son muy antiguas y están muy bien conservadas; pero

lo que más nos llama la atención es que hay precipicios muy

profundos que no tienen ningún tipo de protección.

Pasea por allí un loco que, sin motivo alguno, se acerca a mi

padre y lo empuja por el precipicio y huye corriendo.

Se oye el grito ahogado de mi padre, que acaba con un golpe

seco. No podemos hacer nada: mi padre ya no está con nosotros.

Han pasado casi doce años y ahora tengo veinticuatro. Mi

familia no ha vuelto a ser la misma desde la pérdida de mi

padre, mi hermana se junta con mala gente y hace cosas que no

debe, y yo no tengo trabajo. Pero quien más me preocupa es mi

madre, porque todo le da igual, nunca se ríe, nunca está

contenta.

He oído hablar de un hombre que vive en el pico más alto del

mundo: el Everest. Dicen que este hombre es capaz de hacer que el

tiempo se atrase, se adelante o, incluso, se pare; es decir, puede

manipular el tiempo.

Tras reflexionar mucho, he decidido ir allí sin que nadie se

entere. Quiero recuperar a mi verdadera familia y a mi padre.

Ha pasado ya casi un año desde mi desaparición y la policía

no cesa de buscarme

Al final, me han llevado a una casucha una serie de pistas

que he seguido durante este período de tiempo.

Abro la puerta y observo el interior de la casa. Está compuesta

por dos habitaciones muy chiquititas; pero lo más extraño es

que las paredes están cubiertas de relojes. De repente, aparece un

hombre tan feo que es indescriptible: el Relojero.

Page 5: Narraciones extraordinarias

Cuando le relato lo ocurrido, me comprende. Se da cuenta de

lo mal que lo estoy pasando, así que, sin dudarlo, hace

retroceder el tiempo.

Esta vez voy a Segovia, trece años atrás, para salvar a mi

padre.

Es una tarde muy agradable. Estamos mi familia y yo en

Segovia y vamos a entrar enseguida a una de las cuevas más

profundas de toda España. Una vez dentro, no contemplo las

ruinas, sino que no le quito el ojo de encima a mi padre.

Llegamos a los precipicios. Veo al loco. Cuando va a empujar a

mi padre, lo aparto y es él quien cae.

Se oye el grito ahogado del demente, que acaba con un golpe

seco.

Han pasado casi doce años y ahora tengo veinticuatro. Soy

ingeniero y mi hermana, economista. Mi familia y yo estamos

más unidos que nunca.

Ahora sé lo que es el valor de la vida.

Dicen que el fantasma del loco sigue vagando por la cueva

porque ya son 200 las víctimas. La cueva la han cerrado para

siempre.

Ismael Jiménez Castro

Page 6: Narraciones extraordinarias

El Parque Viviente

Érase una vez un parque de atracciones que por la noche

cobraba vida propia. A continuación os relato este cuento de

fantasía.

Frankil Cósmico era un chaval de ocho años. Un día, sus

padres le prometieron llevarle el domingo a un parque de

atracciones. Ni Frankil ni sus padres podían sospechar lo que

les iba a ocurrir aquella mañana de domingo.

Todo discurría con normalidad. Frankil y sus padres se

divertían mucho y no paraban de montar en el tiovivo, en la

noria, en el tren de la bruja, en la montaña rusa, en las canoas

de agua, en el gusano loco, en el barco pirata…

Cuando hacían algún descanso para comer algo, iban a las

zonas de juegos y hacían guerras de globos.

Se hizo de noche y Frankil se dio cuenta de que algo pasaba.

-El parque está cambiando - dijo Frankil.

Sus padres no le creyeron.

Mientras se tomaban unas palomitas, vieron que al barco

pirata y al tren de la bruja le salían pies, brazos y piernas. Y lo

que más miedo daba era la casa del terror, porque todos los

muñecos se volvían zombis, y eso a Frankil le aterrorizaba.

En realidad los zombis eran inofensivos, no hacían ningún

tipo de daño. Solo querían divertirse, al igual que nosotros nos

divertimos con ellos.

Se volvían así porque habían hecho un trato con un mago. El

acuerdo consistía en que, durante un mes, las atracciones

cobrarían vida y las personas que hubiera en el parque se

convertirían en atracciones.

Los últimos minutos de cada día, se reunían en el lago,

hacían una fiesta de disfraces y encendían todas las luces para

Page 7: Narraciones extraordinarias

que el parque quedara precioso ¡Hasta las personas que ahora

eran atracciones se lo pasaban bien!

Frankil estaba alucinado con la experiencia que había tenido

de ser atracción y les preguntaba cuándo podría volver.

Así acaba la historia de un chaval de ocho años y unos viejos

cacharros de un parque de atracciones.

Lucía Barona Fernández

Page 8: Narraciones extraordinarias

LA HISTORIA DEL PEQUEÑO CHICO

LLAMADO JAMES COLVER

Érase una vez un chico que regresaba de viaje con sus padres.

Había mucho tráfico en la carretera. Un coche les dio por detrás

muy fuerte.

Todos, incluido el conductor del otro coche, fueron ingresados

en el hospital medio muertos.

Al cabo de una semana, todos los accidentados murieron,

excepto el muchacho, que se llamaba James Colver.

Él no tenía más familia en el mundo y el guardián del

cementerio de la ciudad se ofreció a adoptarle. Las personas de

la ciudad no querían al guardián porque era un hombre al que

le gustaba la soledad.

James siempre estaba solo ya que al guardián le gustaba

beber alcohol.

Un día, en un entierro, James vio un agujero al lado de la

tumba y se metió. Cayó a un sitio muy oscuro.

Repentinamente se encendió una luz y James vio todo lo que

había a su alrededor:

¡Eran todos los muertos del cementerio!

Llegaron unos animales rarísimos, con un arma blanca, y

dieron muerte al chico.

Fco. Javier Sánchez Muñoz-Reja

Page 9: Narraciones extraordinarias

ADVERTENCIA

Hola. Soy Molley y os estoy escribiendo esto para que no cometáis el mismo error que yo cometí y que os contaré en esta historia.

Era el 23 de diciembre (el día que nos daban las vacaciones

de navidad). Mi madre y yo estábamos muy contentas de las

notas que había sacado. Íbamos en el coche pensando cómo lo

podríamos celebrar. Yo, mientras, estaba con mi móvil viendo el

correo. De repente, en la pantalla pude leer:

Hola. Me llamo Sally Ojos-Cosidos.

Si no envías este mensaje, a tus seres

más queridos les pasara algo…

Y a continuación venía una lista de las desgracias que les

había sucedido a la gente que no había enviado ese correo.

Yo, después de leerlo, creí que era una cadena de esas y lo

borré. Unos metros más adelante, nuestro coche chocó con otro

vehículo. Me bajé para ver si mi madre estaba bien y me

atropelló otro coche.

Unas semanas más tarde mi madre aún estaba en el hospital

; pero yo…, yo ya no estaba allí.

Yo era un fantasma al que faltaban unos meses para pasar

al otro mundo. Embargada por la furia, decidí (cosa de la que

ahora me arrepiento muchísimo) que todos los que reenviasen

ese correo pagasen como yo lo había hecho, o de forma parecida.

Con el tiempo, me fui arrepintiendo, cambié de idea y decidí

investigar sobre quién lo había hecho.

Page 10: Narraciones extraordinarias

Unos meses después murió mi madre. Una vez que la vi

conmigo, decidí estar con ella y dejé mis pesquisas.

He escondido esta carta hasta hoy, pero ahora os pido que me

hagáis el favor de investigar y averigüéis quién ha provocado

esta y otras tragedias (me siguen llegando noticias de que han

muerto más personas por ese correo). A lo mejor, mañana puedes

ser tú.

UNOS MESES DESPUÉS, MOLLEY RECIBIÓ UNA INFORMACIÓN DE QUE SESABÍA QUIÉN HABÍA SIDO; PERO NO EL POR QUÉ.

UNOS DICEN QUE POR HACER UNA BROMA. PERO SI ASÍ FUESE, ¿POR QUÉ HABÍA MUERTO MOLLEY?

OTROS DICEN QUE TODO ES VERDAD. PERO ENTONCES… ¿CÓMO LO PUEDE ENVIAR A LAS PERSONAS O ESCRIBIR EL CORREO SI YA ESTÁ MUERTA?

Noemí Álvarez Alonso

Page 11: Narraciones extraordinarias

HALLOWEEN EN EL CEMENTERIO

Había una vez un grupo de niños que el día de Halloween fue

al cementerio. Al llegar, el guarda les dijo que podían entrar;

pero que jamás se quedaran hasta más de las doce de la noche.

Los niños prometieron que no lo harían y entraron allí.

Empezaron a recorrer el cementerio de un lado para otro.

El reloj de la iglesia dio las once, y los niños continuaron

esta vez con linternas mirando los extraños nombres grabados

en algunas tumbas. De repente, las puertas del cementerio se

cerraron y las campanas de la iglesia sonaron con fuerza

sobresaltando a los chicos: DOM, DOM, DOM, DOM, DOM,

DOM, DOM, DOM, DOM, DOM, DOM, DOM. ¡Las doce

campanadas! Los niños se asustaron muchísimo porque no

habían sido lo bastante sensatos y no se habían ido.

Inesperadamente se abrió una tumba y salió una momia de

su interior. Después se abrió otra y salió un zombi… Se abrieron

más y más… hasta que se abrieron todas. Los zombis y

momias se dirigieron despacio y tambaleándose, como si

estuvieran borrachos, a por ellos. Los chicos intentaron saltar la

verja, pero no pudieron.

Después de ese día no se volvieron a tener noticias de los

niños, hasta que el guarda del cementerio encontró una tumba

medio abierta y en la lápida se veía escrito el nombre de los

cinco niños que el día de Halloween se habían quedado hasta

más de medianoche.

Jorge Martín Montero

Page 12: Narraciones extraordinarias

Una noche terrorífica

Era una noche con luna llena. El susurro de las hojas

movidas por el viento producía escalofríos. Yo tan solo soy una

persona que suele venir al cementerio para reponer flores a sus

seres queridos. Pero me ocurrió algo espeluznante: cuando iba a

salir, las verjas de hierro se habían cerrado. Imposible escalarlas

; eran demasiado resbaladizas.

Oí el crujir de una rama. Me di la vuelta rápidamente. Se oía

un lamento espantoso que provenía de la parte más oscura del

cementerio. ¿Qué era?

De repente, de la oscuridad aparecieron varias manos

ensangrentadas. En un primer momento, me quedé paralizado

por el miedo, aunque después luché por salir de aquel estado.

Acompañados de un olor fétido, aparecieron varios y horribles

monstruos. Retrocedí con espanto. Choqué contra una de las

paredes del cementerio. Intenté escalarla, pero era demasiado

alta.

Cuando me di la vuelta… ¡ya era uno de ellos!

Nicolás Martín Sisman

Page 13: Narraciones extraordinarias

LA HERENCIA

Rondaban las doce. Para mi horario habitual, era muy tarde.

Pero eso es otra historia. Ahora voy a contaros algo totalmente

diferente:

“Marisa acababa de mudarse a Arizona cuando recibió una

carta certificada procedente de Nueva York: su tía abuela Evelin

había fallecido, pero no se conocía su paradero y debía quedarse

con su vieja mansión. A Marisa no le hacía mucha gracia; pero

al recordar la gran cantidad de dinero que tenía la anciana, se

olvidó completamente de todo.

Una semana después, ya que había bastante distancia, llegó

a Nueva York. Ella había nacido allí, por lo que no le sorprendió

nada en absoluto.

“Firmo los papeles, recojo el dinero, vendo la mansión, y me

largo”, pensaba una y otra vez.

Camino a la mansión, Marisa se encontró con Claire, una

vieja rival en el instituto, ya que todo el mundo centraba sus

miradas en Marisa. Desde hacía ya unos años, Claire había

juradovengarse de ella, pero no lo había llevado a cabo.

–¡Cuánto tiempo, Manson! –exclamó Claire.

–Desde el instituto te llevo diciendo que no me llames por mi

apellido. Y ahora tengo prisa. –respondió Marisa.

Marisa salió corriendo. Claire la miró; luego sonrió con las

cejas arqueadas.

Marisa siguió su camino. Llegó a la mansión sobre las seis

de la tarde. Junto a la entrada, se perfilaba la figura de un

hombre. Se acercó y comprobó que era Tom, su ex-novio.

–Me he enterado de lo de tu tía abuela. Lo siento mucho –dijo

con pesar.

–Gracias. ¿Qué haces aquí?

Page 14: Narraciones extraordinarias

Pues verás … Yo … Esto … Nada, ya me iba –respondió.

Tom corrió hacia su coche. María estaba extrañada. Cuando

iba a abrir la puerta, vio en el suelo una llave ensangrentada.

La cogió asustada, llenándose los dedos de sangre. Cuando

ya la tenía en sus manos, pensó que había sido mala idea, pero

el daño ya estaba hecho. La examinó para ver a qué cerradura

pertenecía.

Tras horas y horas inspeccionando la casa, descubrió una

puerta en cuya cerradura entraba la llave. Abrió la puerta y…

allí se hallaba el cuerpo ensangrentado y putrefacto de Evelin.

Muerta de miedo, retrocedió poco a poco; pero, inesperadamente,

recibió un golpe con un candelabro en la cabeza. Cayó

inconsciente.

Cuando la policía llegó, hallaron la puerta abierta, con la llave

ensangrentada en ella. Allí estaban los féretros de Marisa

Manson y Evelin Hill: Marisa, con un gran golpe en la cabeza

y Evcelin, apuñalada.

Bajo uno de los ataúdes, encontraron la carta certificada. Al

mirar el remitente, observaron que estaba escrito lo siguiente:

«Claire Duncan».

Ahora que os he contado esta historia, voy a confesaros un

pequeño secreto:

Me llamo Claire Duncan.

Lara Sánchez Pila

Page 15: Narraciones extraordinarias

La visita

En aquel tiempo, Virginia tenía dieciséis años. Vivía en una

casa vieja y bastante grande ya que cada piso estaba destinado

a una función: el primer piso, para el salón; el segundo, para la

cocina; el tercero, para la habitación de los padres y, finalmente,

el sótano, para la habitación de Virginia.

La relación entre su madre y ella no era muy buena.

Virginia la insultaba, le contestaba y casi había llegado a

pegarla. Su madre no sabía qué hacer con ella. El padre, en

cambio, casi nunca estaba en casa debido a los viajes que hacía

en su avión y siempre llegaba muy tarde por las noches.

Virginia siempre sabía cuándo llegaba, ya que iba una vez al

baño antes de dormir. Una noche escuchó a alguien en el baño

más de una vez. Virginia sabía que no era su padre.

Esa noche no lograba conciliar el sueño. Intentó cerrar los

ojos… ¡No se podía mover!

No veía nada. Todo estaba oscuro.

De repente, Virginia sintió que alguien se sentaba encima de

ella. Sentía el pelo largo y quemado de una anciana y su

huesudos dedos con sus uñas larguísimas. La anciana le

estaba hablando, más bien regañando; pero Virginia no le

entendía nada.

Ella, asustada, no podía más que mover la boca y empezó a

rezar mientras lloraba. La anciana dejó de hablar. Virginia

empezó a recordar todo los que su padre le había enseñado, y

sacó la Biblia que su padre ponía debajo de la almohada.

Virginia la levantó y la anciana se esfumó.

Al otro día, Virginia llegó a la conclusión de que la anciana

la regañaba por portarse mal con su madre. Se lo contó todo a

su madre y le pidió perdón por haber sido una mala hija.

Page 16: Narraciones extraordinarias

Por la tarde, Virginia fue a la heladería de Paquita. Se lo

contó todo. Paquita, al escuchar la historia, le preguntó dónde

vivía. Ella le dio la dirección. Su amiga le dijo:

-Ahí vivía mi abuela, que murió hace cinco años. Y, por la

descripción que me has dado, la anciana es exactamente igual a

mi abuela.

Estefanía Giraldo Osorio

Page 17: Narraciones extraordinarias

Los misterios de Brook’s Town.

Todo comenzó un frío día del invierno de 1970. Esa fue la

fecha en que salió al mercado la afamada muñeca “Candy”,

aclamada por todas las niñas del país y retirada del mercado

tan sólo tres meses después a causa de las extrañas reacciones

que causaba aquella muñeca en los hogares donde se

encontraba: accidentes, desapariciones, enfermedades...

Todos los ejemplares se destruyeron en unas enormes

hogueras, y nadie, absolutamente nadie, podía quedarse con

alguna de aquellas muñecas.

Unos cuantos años después, una niña de diez años, llamada

Lorie, habitante de la ciudad de Brook’s, Irlanda, paseando por

los acantilados de la playa de Bogey, encontró algo que le

llamó la atención. Era una muñeca, probablemente la más

bonita que había visto en toda su vida, de rizos rubios, ojos

grandes de color negro azabache y con un vestido azul de lazos

y volantes. La niña volvió corriendo a casa para enseñársela a

su madre, que en un primer momento no prestó mucha

atención. Sin embargo aquella muñeca le produjo una

sensación un tanto extraña, como si la hubiera visto antes.

Arrastrada por un repentino impulso, se puso a revisar las fotos

de cuando ella pequeña y, efectivamente, allí estaba. Aquella

muñeca que había aparecido misteriosamente era ella…

¡Candy! Bella acudió corriendo a la habitación de su hija y se

la encontró llorando desconsoladamente: su muñeca había

desaparecido.

Se escuchó el sonido de unos pasos, por lo que Bella se asomó

a la ventana y preguntó qué pasaba. El alcalde del pueblo, con

todos los habitantes siguiéndole y portando antorchas en mano,

le explicaron el hecho de la maldita aparición.

Page 18: Narraciones extraordinarias

Lorie, en un arrebato de miedo y de rabia, salió a buscar a su

muñeca en medio de la amenaza de una gran tormenta. Al

llegar donde anteriormente la había encontrado, la vio sobre la

misma roca y en la misma posición. La cogió y se la llevó

apresuradamente para esconderla en una pequeña cueva no lejos

de allí.

Pasados dos o tres días, Lorie regresó en su busca; pero ya no

estaba. Volvió cabizbaja al pueblo, donde una extraña calma

tensa lo envolvía todo.

Al poco tiempo, la familia de Lorie se mudó a la capital a

causa del fallecimiento de su padre y vendieron la casa a una

familia escocesa.

El verano se había adentrado y era un día perfecto para dar

un paseo. Habían pasado ya diez años desde la marcha de Lorie

y Bella a Dublín. La pequeña Anna jugueteaba recogiendo

flores por los acantilados de la playa de Bogey cuando se

encontró algo encima de una roca: una muñeca, posiblemente

la más bonita que había visto en toda su vida, de rizos rubios,

de ojos grandes de color negro azabache y con un vestido azul

de lazos y volantes...

Pilar García Aznar

Page 19: Narraciones extraordinarias

Los enigmas de Perchang

Todo esto sucedió en un humilde pueblo llamado Perchang

que pertenece a la verde Irlanda.

Había una extraña maldición en ese lugar: aquel que pisara

la iglesia a las 12 de la noche, por extrañas circunstancias,

aparecería ahorcado en el templo. Yo, que era detective, me

dispuse a resolver aquel inexplicable enigma.

12 de abril de 1816

Hoy ha sido un día muy extraño. Al dar un paseo cerca de la

iglesia, he oído un pequeño pero agudo murmullo que parecía

venir de unos arbustos. Me he acercado a ver de qué se trataba y,

cuando he mirado, no había nada. Aquel murmullo parecía

pertenecer a un animal, quizá a un periquito. Como no quería

oír nada más, me he dado la vuelta y he comenzado a correr sin

mirar atrás. Asustada, he llegado aquí y he comenzado la

redacción de estas páginas que recogen este extraño suceso.

27 de abril de 1816

Hoy me he decidido a entrar en la iglesia, pero no he ido sola.

Me acompañaba mi amigo Pedro, el encargado de la tienda de

animales. Hemos descubierto que todas las paredes estaban

llenas de sangre. Los dos nos hemos asustado al ver aquel

escenario tan violento. Nos hemos quedado en estado de shock

durante unos segundos y ambos nos hemos ido asombrados por

aquel hallazgo.

6 de mayo de 1816

Hoy ha sido el peor día de toda mi vida. Hoy... ha muerto mi

amigo Pedro. No sé qué estaría haciendo en la iglesia. Lo peor ha

Page 20: Narraciones extraordinarias

sido cuando el policía y yo hemos entrado a la iglesia y hemos

visto al pobre Pedro sin los ojos.

Ha vuelto a sonar el ruido que unos días antes había oído.

Venía del cuerpo de mi amigo y, al abrirle la boca, hemos

encontrado un pequeño periquito.

¿Qué voy a hacer yo sola en este frío y solitario pueblo?

30 de mayo de 1816

Ya no soporto más este enigma. Me va a reventar la cabeza,

por eso decido abandonar la investigación e irme a Londres para

vivir más tranquila porque todas las noches pienso en el pobre

Pedro sin saber ni cómo ni por qué ha pasado todo. No quiero

pensar más en el pasado. Ahora quiero vivir el presente. Y este

enigma, por las muchas cosas que he sufrido, lo abandono y

espero que alguien que esté más formado, lo investigue y ojalá

logre desentrañar los enigmas de Perchang.

Alba Bueno de la Cruz

Page 21: Narraciones extraordinarias

Sofía y su sueño

Todo empezó aquella, noche 3 de marzo del 2009 a las doce.

Sofía estaba en su cama, dormida. Sus padres se fueron a

acostar. Ella soñaba con una mansión y con que le tocaba la

lotería.

A las dos y media de la madrugada se despertó de repente. Se

fue al cuarto de sus padres y vio sangre, mucha sangre.

Despertó a sus padres. Ellos empezaron a investigar por toda la

casa y vieron la misma sangre que había visto Sofía.

Llamaron a la policía y ésta vino de forma inmediata. Y era

cierto lo de la sangre porque habían asesinado a la señora de la

limpieza y la habían escondido en el armario de Sofía.

Laura Gómez Gallego

Page 22: Narraciones extraordinarias

EL MISTERIO DE LOS LAGOSTINOS

Hoy, día 31 de diciembre comienza la revolución en mi casa.

Esta noche viene toda mi familia a cenar: primos, tíos y

abuelo (“los invasores”, como decimos en mi casa; en broma,

claro).

–Es el Cuartel General –dice mi madre.

La familia suele llegar un poco antes de la hora de cenar. Los

mayores se van al salón o a la cocina para hablar y toda la

panda de primos nos vamos a jugar.

Hasta ahí, todo bien. Es tradición familiar que los pequeños

cuenten y preparen las uvas. En ese momento, la cocina es de

los niños.

Sólo hizo falta un descuido para que el misterio de los

langostinos comenzara.

Empezaron a aparecer platos en la mesa.

–¡Todos a cenar! –anuncia en voz alta mamá.

–¿Dónde están los langostinos? –pregunta mi padre,

extrañado.

Buscamos por todos los lados: en el frigorífico, en los

armarios… Nada. Se los había tragado la tierra.

Los mayores empezaban a ponerse nerviosos y nos pedían que

nos dejásemos de bromitas, que nos iban a dar las uvas

(¡nunca mejor dicho!).

A todo esto, nadie prestaba atención a mi prima Marta, la

más pequeña de todos nosotros que decía sin parar:

– ¡¡Gatito, gatito!!

Como en mi casa tenemos un gato, todos pensábamos que

jugaba con él.

Page 23: Narraciones extraordinarias

¡Quién iba a imaginar que, en un arranque de generosidad,

Marta había tirado los langostinos por la ventana de la cocina!

Los gatos callejeros de mi barrio se estaban poniendo las

botas.

Y así, acabamos este misterio y este año entre risas y… ¡sin

langostinos!

Usúe Etxeberría Ramos

Page 24: Narraciones extraordinarias

NARRACIONES

EXTRAORDINARIAS

1.º ESO E

Page 25: Narraciones extraordinarias

Sombras

Todo empezó así. Era una niña de ocho años. Me acababa de

mudar con mis padres a otra casa más grande. Esa casa me

parecía un tanto siniestra. Era oscura, tenía seis habitaciones y

un salón inmenso con una gran chimenea.

Los primeros días no me hacía a la idea; pero poco a poco

conseguí más o menos acostumbrarme, aunque escuchaba unos

ruidos muy extraños. Mi madre me decía que, al ser tan vieja,

era lo normal.

Pasaron los días, pero yo no estaba del todo convencida así

que decidí investigar. Busqué en todo tipo de libros y

enciclopedias y registré toda la casa en busca de pruebas. Lo

que conseguí sacar en claro es que, años antes, se había

cometido un asesinato y desde entonces nadie habitaba la casa.

Pasaron un par de años. Mis padres pasaban poco tiempo en

casa y yo me tenía que quedar con una niñera que no me

prestaba demasiada atención.

Empecé a ver sombras que rondaban por la casa. Preferí

callarme, ya que nadie me iba a creer.

Aquello fue a más, y las sombras se convirtieron en personas;

en concreto, en una familia formada por la madre, el padre y

un niño de unos siete años. El niño me perseguía y no me

dejaba dormir y mis padres empezaron a preocuparse, ya que

caí en una gran depresión.

Una noche, me desvelé y bajé a beber un poco de agua. Fue

entonces cuando, al darme la vuelta, me gritaron:

-¡Vete de esta casa o acabarás mal!

En ese momento apareció el padre muy enfadado, cogió un

cuchillo y mató al niño. La madre cayó a su lado llena de pena

y de rabia.

Se levantó gritando con intención de matarlo y el padre, en

su defensa, le clavó el cuchillo y la mató. El padre me miró y

yo, asustada, fui corriendo a contarle todo a mis padres; pero no

Page 26: Narraciones extraordinarias

se lo creyeron y decidieron llevarme al médico, que me

recomendó ir a un psicólogo. Éste, al ver que no progresaba,

aconsejó que me ingresaran en un psiquiátrico.

Me ha llegado un telegrama que decía que mis padres habían

muerto en aquella casa; pero no especificaba nada en concreto.

Desde entonces no he vuelto a ver la luz del día.

Paula García Martínez

Page 27: Narraciones extraordinarias

Un cuento de terror

Era una noche oscura con una tormenta enorme, terrible.

Cada dos minutos sonaba un estruendoso trueno…

En una vieja mansión en medio del bosque, se oían voces y

gritos de espanto. Parece ser que el viejo que vivía en esa aquella

vieja mansión había muerto hacía dos meses y desde entonces

estaba abandonada. Así había sido hasta que la familia del

anciano heredó la mansión y decidió habitarla.

Los niños no querían ir por que le daba miedo, pero eso a los

padres les daba igual. A los dos días de instalarse en la nueva

casa, en la noche ya no oían voces ni gritos. Un mes después ya

nadie tenía miedo.

Pero una noche en la que nadie se lo esperaba, sonó un grito

espeluznante en el cuarto de los padres. Los niños fueron

corriendo a ver qué pasaba. Los padres estaban descuartizados.

Toda la habitación estaba llena de sangre. Los niños oyeron

otro grito, esta vez en el salón. Ahora le habían sacado las

tripas al gato y también al perro.

Los niños llamaron a la policía y, mientras esta llegaba, se

escondieron en el salón. Cuando la policía llegó, vio un horrible

monstruo con una motosierra oxidada y un cuchillo de

carnicero. La policía no encontró otra solución que tirar la casa

abajo. Al final, los niños salieron vivos y el monstruo

desapareció.

Rubén Fernández Alonso de Linaje

Page 28: Narraciones extraordinarias

Cuento de miedo

Jason era un hombre de negocios que viajaba por todo el

mundo. Vivía en Inglaterra, pero casi nunca estaba allí.

Un día tuvo que ir a la India, a una aldea llamada Alfán.

Ninguno de sus compañeros quería viajar allí a pesar del

dineral que ofrecían.

Cuando llegó a Alfán, todo parecía estar bien y en orden, lo

único era que la gente había desaparecido.

A lo lejos aparecía una casita pequeña de madera. De repente,

millones de flechas empezaron a salir de la ventana de la casa.

Jason se escondió tras una palmera y llamó a la policía, la cual

le dijo que aquella tribu era incontrolable.

Jason tuvo una idea. Se vistió como ellos con los trajes que les

iba a vender, y entró a la ceremonia. Lo malo fue que, cuando

entró, un hombre le vio cambiarse y le tuvieron que encarcelar.

Jason llevaba el móvil y llamo a su jefe diciéndole que le iban

a matar. Rápidamente fueron los agentes especiales a salvarle y

a calmar a la tribu.

Ya nadie más fue a esa aldea de la India.

Marina Sánchez Cardenete

Page 29: Narraciones extraordinarias

El barco

Jamás he visto a nadie subirse en un barco tan tenebroso,

inquietante, terrorífico. Aquel día era Halloween y mis amigos

y yo salíamos a hacer bromas; pero no sabía que aquella noche

algo me iba a pasar.

Hace unos cuantos días vi un barco abandonado en el puerto

prohibido, a las afueras de la ciudad.

Aquel día, con todas las chuches que teníamos, apostamos 10

chuches cada uno a ver quién se entré en el barco. Yo, tan

valiente, me metí; pero cuando estaba a punto de entrar se me

hizo un nudo en el estómago y no pude reaccionar. Cuando

reaccioné, vi pasar un extraño ser: un espíritu. Oí gritar a mis

amigos y vi cómo Pedro trataba de escapar, aunque ya era

demasiado tarde.

Me desperté en un lugar parecido a un desván; pero era la

bodega del barco. Mi sorpresa fue grata cuando vi que no me

habían atado, aunque me tuve que hacer el dormido porque vi

cómo se acercaba un espíritu. Me di cuenta de que me quería

ayudar a salir de allí. Pensé que era una locura, pero cambié de

idea cuando me habló en mi mismo idioma. Me dijo que tenía

500 años y que llevaba 350 años fregando y lavando todos los

cacharros y la ropa del capitán y los marineros. Yo, con

admiración, le miraba de arriba abajo; pero no me lo creía. Él me

daba de comer y de beber y procuraba que no pasase frío hasta

un día en que el capitán se presentó en la bodega.

Me miró con cara de asco, me cogió y me arrojó a una

esquina. Entonces apareció el fantasma que se llamaba

Llalalaallalalalalla, un nombre muy raro y evitó que el capitán

acabase conmigo. Por la noche oí bajar las escaleras a alguien.

Eso era raro porque los fantasmas no tenían piernas. Entonces

abrió la puerta y comprobé con alegría que era uno de mis

amigos, Ismael (el más listos, pero también el más miedica).

Page 30: Narraciones extraordinarias

Detrás le seguían todos los demás. Me rescataron. Me contaron

que Llalaallalalalalla les había ayudado.

Álvaro Casas Casasola

Page 31: Narraciones extraordinarias

Una noche terrorífica

Era una noche de luna llena. Marcos y sus amigos –ninguno

de ellos tenía más de once años– estaban celebrando una fiesta

de Halloween. Todo iba sobre ruedas cuando, de repente, apareció

ante sus inocentes ojos una calabaza viviente de más de cinco

metros de altura. Marcos y compañía, aterrorizados, corrieron

por toda la calle pidiendo auxilio; pero no había nadie puesto

que los demás vecinos habían optado por ir a otra fiesta de

Halloween en el centro de la ciudad.

La calabaza, sin pensárselo dos veces empezó, a perseguir a

los niños por toda la ciudad. Arrinconados en una esquina, la

calabaza sintió una fuerte necesidad de comer niños y empezó

a intentar cogerlos.

Pedro, que era el más joven del grupo y era un poco regordete,

fue el primer plato de la calabaza. Primero se lo dejó un rato

metido en la boca para que se cociera con el fuego de la vela que

llevaba en su interior y después del proceso, saboreó lentamente

la dulce carne humana. Los chicos, muertos de miedo por el

triste final de su amigo Pedro, decidieron maquinar un plan

para acabar de una vez por todas con la calabaza.

Cogieron un mechero y un bidón de gasolina. Su plan:

quemar viva a la calabaza. Pero... ¡¿quién sería el valiente que

arriesgaría su vida para hacer funcionar dicho plan?! Marcos,

sin esperar ni un minuto más, se decidió a hacer realidad el

plan. Bidón de gasolina en espalda y mechero en mano, se

lanzó a lo bestia contra el terrorífico enemigo. Las miradas de

desprecio estaban clavadas en la calabaza y no en Marcos. La

onda expansiva, provocada por la explosión del combustible,

hizo volar a la calabaza y a Marcos.

-Todo ha acabado -se dijeron entre ellos.

Pero se había cobrado dos vidas.

Guillermo Moreno González

Page 32: Narraciones extraordinarias

El reflejo de la Luna

Carmen era una chica de 16 años que acostumbraba a quedar

con sus amigas después de la clase de baile, que terminaba a

las siete de la tarde. Pero Carmen no lo hizo así ese día, porque

había venido una nueva alumna a la academia de danza. Su

nueva amiga se llamaba Koran, y ese día habían quedado para

ir a tomar un helado y así conocerse mejor. Carmen pensaba

que ``Koran´´ era un nombre muy raro, pero no le importó

porque la regaló un medallón dorado y con una luna creciente

dibujada como muestra de su nueva amistad.

Cuando Carmen volvía a su casa, únicamente guiada por la

luz de la luna, decidió mirar el colgante que la regaló Koran.

Carmen se sobresaltó porque vio que esa misma noche también

hubo luna llena, ¡igual que el dibujo del medallón!

La luna iba cambiando de forma todas las semanas, al igual

que las fases de la luna. A Carmen ya le extrañaba mucho que

el medallón pudiese hacer eso, así que decidió ir a ver a Koran a

su casa para que se lo explique todo. Cuando tocó el timbre de la

casa de su amiga nadie respondió, incluso parecía que la casa

estaba abandonada.

Unas semanas después Carmen se enteró de que Koran se

había cambiado de instituto y de que no iba a volver a verla.

Aunque tenía un poco de miedo del colgante pensó que ese sería

el único recuerdo de Koran. Pero una noche hubo luna llena y el

medallón empezó a flotar durante unos segundos sobre la

cabeza de Carmen. La chica asustada arrojó el colgante por la

ventana.

Creyendo que había conseguido librarse de sus penas su

madre entró en la habitación de Carmen con algo en la mano…

¡Era el medallón! Lo había encontrado en la calle mientras

sacaba al perro de paseo. Carmen estaba muy nerviosa, no

Page 33: Narraciones extraordinarias

conseguía deshacerse del medallón. Lo intentó todo; tirarlo por

las alcantarillas, a la basura, al pantano del pueblo… y nada.

Pero un día Koran apareció y Carmen fue corriendo donde

ella para pedirla una explicación. Pero las únicas palabras que

dijo fueron:

–Ya ha llegado la hora.

–¿La hora de qué?

–Tu hora.

–No te entiendo, Koran. Habla más claro.

–La maldición se ha roto. Por fin soy libre. Ahora tú debes

seguir con la cadena.

–¿Qué maldición? ¿Qué cadena?

–Lo verás dentro de muy poco. ¿No sientes un pinchazomuy

débil en el corazón?

–Si, ¿por qué?

–Dentro de muy poco van a ser mucho más fuertes y vas a…

–¡No hace falta que termines! ¿Por qué me has hecho esto?

¡Creí que éramos amigas!

–Solo fingía porque necesitaba a una persona para pasarle la

maldición. Llevo muchos años así, porque el colgante solo lo

pueden llevar las personas con un corazón puro, como es en tu

caso. Ahora tendrás que hacer lo mismo que yo y vagar por el

mundo hasta encontrar a una persona digna de este medallón

y dárselo. Solo así se romperá tu maldición y podrás ser libre.

A Carmen no le dio tiempo a decir ninguna palabra más

porque su corazón dejo de funcionar y su espíritu ya había

desaparecido. Pasó cien años buscando a alguien; pero como

todos sus familiares habían muerto decidió no volver a la vida

para no molestar a nadie.

Page 34: Narraciones extraordinarias

Por eso dicen que Carmen sigue vagando por ahí, visitando a

otras familias y viendo cómo disfrutan y, a veces,

lamentándose de que ella nunca podrá llegar a tener esa vida,

ya que no puede crecer, casarse o tener hijos; pero sobre todo,

porque se había hecho una promesa a si misma: que cargaría

ella sola con toda la maldición.

María Bouzaid Karrady

Page 35: Narraciones extraordinarias

¡¡¡Huye!!!

Esta historia empieza una noche cualquiera. Un grupo de

amigos adolescentes estaban de juerga, se divertían, bailaban,

reían, hasta que Javier dijo:

–¿Por qué no jugamos a la botella?

Daniel contestó:

–Es una buena idea.

Todos aceptaron. Lara fue a por una botella y, como no

encontraba ninguna, decidió coger un cuchillo.

Los cinco amigos formaron un círculo alrededor del cuchillo.

Empezaron a jugar. Pasaron tres rondas de besos absurdos; pero

cuando iban a hacer la cuarta ronda, se abrió una ventana de

golpe y entró el viento, extendió sus inmensas manos y acarició

a todos. Era una brisa tan fría y sutil que se les puso la carne

de gallina.

Los cinco se morían de miedo. Aterrado, Daniel se levantó y

cerró la ventana. El viento cesó, pero la habitación seguía fría.

Cada vez hacía más frío en la habitación. Parecía un

congelador.

Repentinamente se oyeron ruidos en la cocina. Todos se

asustaron. Echaron a cara o cruz a ver quién bajaba. Perdió

Carlota. Bajó despacio las escaleras, intentando no hacer ruido

alguno; mas las escaleras eran de madera y crujían a cada

paso. Hizo señas para que bajaran todos. Una ráfaga de viento

los empujó escaleras abajo.

Carlota estaba petrificada, con los ojos vidriosos y temblando

sin poder parar. Una intensa niebla cubría todo el suelo de la

entrada. Algo se movía bajo la niebla. Se cerraron las puertas y

ventanas todas de golpe. Corrieron despavoridos escaleras

arriba. Cuando intentaron abrir la puerta de la habitación de

Page 36: Narraciones extraordinarias

Lara, se encontraron una nota clavada con el cuchillo que

habían utilizado. La nota estaba escrita con sangre y decía:

“¡¡HUYE!!”

Corrieron hacía el salón, al otro lado del pasillo. El fuego de la

chimenea iluminaba la estancia dándole un aspecto tétrico,

haciendo que las sombras titubearan. Se agruparon todos en

una esquina justo delante del reloj de cuco que, en ese instante,

empezó a dar las horas. Eran las doce de la noche. Fue entonces

cuando Álvaro se dio cuenta de que Javier no estaba. Se oyó un

grito desgarrador y Daniel corrió en su ayuda, desapareciendo

entre la niebla, que ya había alcanzado la planta de arriba.

Alguien entonaba una canción con voz de sirena. Álvaro

hechizado por la voz, caminaba hacia la nada y Lara y Carlota

le agarraron fuertemente por los brazos evitando que se

adentrara en la niebla.

Las dos buscaron una salida frenéticamente; pero al otro lado

de las ventanas había una oscuridad tan profunda que les daba

miedo hasta salir.

La voz dejó de cantar, pero ya era tarde para Álvaro. Sus ojos

estaban en blanco, su expresión era de terror, las manos las

tenía agarrotadas delante de la cara y su corazón había dejado

de latir.

Las chicas, desesperadas, lloraban acurrucadas detrás del

sofá. La niebla empezaba a penetrar en el salón. El sonido de

unos pasos se acercaba por la escalera. Carlota cogió el atizador

de la chimenea y corrió hacia la niebla, golpeó una y otra vez,

sin saber lo que estaba golpeando. Lara la sujetó gritando:

–¡¡¡NOOO!!! ¡¡¡¡PARA, PARA!!!! ¡¡¡¡¡¡ES DANI!!!!!

Carlota soltó el atizador, pero ya no se podía hacer nada. Dani

se derrumbó a sus pies. Con su mano agarraba fuertemente un

jersey. Carlota y Lara se fijaron bien: Era el jersey de Javier.

Page 37: Narraciones extraordinarias

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Una sombra pasó

siseante por detrás de ellas. Al darse la vuelta, vieron que

Álvaro había desaparecido.

Las puertas y ventanas se abrieron de golpe. El viento

atravesó la casa disipando así la niebla.

Al ver el camino despejado, corrieron hacia la salida; pero

antes de que pudieran llegar a la puerta, apareció Álvaro

agarrando a Carlota y arrastrándola hacía el sótano. Lara trató

de sujetarla por la mano, mas no pudo.

Sin dudar, Lara cruzó el umbral de la puerta. El suelo

desapareció bajo sus pies y se precipitó al vacío. En el fondo del

abismo, una silueta oscura se aproximó a ella y, susurrando, le

preguntó:

– ¿Darías tu vida por tus amigos?

Ella, sin pensárselo dos veces, con voz quebrada contestó:

– ¡Sii…!

–¡¡¡MIENTES!!!– contestó la oscura sombra.

Con sus frías y muertas manos la agarró por el cuello

dejándola sin respiración. Justo antes de quedarse sin sentido lo

miró a los ojos y se dio cuenta de que rea Javier.

A lo lejos se oía un timbre. Eran las siete de la mañana. Lara

abrió los ojos. El sol despuntaba por la ventana; miró el

despertador; era la hora de ir al instituto. Las manos le

temblaban y su corazón palpitaba fuertemente: había tenido

una pesadilla.

Al llegar, Andrea, su compañera de laboratorio, le salió al

paso.

– ¿Te has enterado?

– ¿De qué? – preguntó.

–Tus amigos Javier, Daniel, Álvaro y Carlota han

desaparecido.

Page 38: Narraciones extraordinarias

Lara se miró las manos que, aún temblorosas, estaban tintas

en sangre. Entonces se dio cuenta de que no había sido una

pesadilla.

Silvia Lanchas Martínez

Page 39: Narraciones extraordinarias

LA BESTIA

Era una noche fría y lluviosa en Sacramento, un pueblecito

al sur de Francia.

Fred había salido a darse una vuelta ya que no podía dormir.

Iba muy tranquilo por el monte cuando vio un eclipse de luna.

Decidió taparse los ojos porque podía dejarle ciego; o peor aún,

matarle. Tropezó y cayó. No tuvo más remedio que abrir los

ojos. Entonces el eclipse de luna lo transformo en un ser

horrendo. Era el doble de alto que un humano normal, tenía el

doble de pelo que un perro, con los dientes más afilados que

cuchillos y con el poder de transformarse en un lobo.

Fred, bajo los efectos de la transformación, mató a un niño y

un cazador.

Los efectos pasaron, pero había dejado un rastro hasta las

alcantarillas.

Los cazadores acordaron que irían por la noche al monte a

buscar a la bestia. Sin embargo uno de ellos decidió ir a las

alcantarillas por la noche.

A las diez Fred ya estaba sufriendo los efectos de la

transformación y fue a las alcantarillas a comerse a sus

víctimas.

El cazador vio el rastro de sangre pero no dio con la bestia.

La bestia estaba detrás del cazador, lo mató de un zarpazo y

se fue corriendo.

Al día siguiente, descubrieron el cuerpo del cazador.

Al final dieron con la bestia, pero no murió.

Pablo Miguel Sánchez

Page 40: Narraciones extraordinarias

LA ESCULTURA

Alfredo era un hombre joven y apuesto, con el pelo rizado, alto

y delgado; era pintor, de ahí esa mirada avispada que parecía

que todo lo observaba.

Una mañana de primavera decidió que iba a apartarse de la

loca civilización y alquiló una casa en un pueblo que se

encontraba a unos 200 kilómetros de su ciudad, pasaría una

buena temporada allí dibujando los alrededores y sus

peculiaridades.

Pasados unos días, hizo sus maletas y partió con ilusión y

expectación, no sabía en lo que esa ilusión se iba a convertir…

Llegó al pueblo y siguiendo las indicaciones de un lugareño,

que se extrañó cuando le preguntó por la casa, cogió el camino

que quedaba al final del pueblo a la derecha. El camino estaba

poco cuidado, se veía que nadie lo había transitado durante

mucho tiempo, tenía a ambos lados grandes árboles, que

parecían tener cientos de años, y al mirar por el retrovisor del

coche parecía como sí engulleran el camino.

Después de un largo tramo, llegó a la casa. Era enorme,

antigua, de dos plantas, descuidada y bastante lúgubre debido

a su abandono. Abrió la verja que accedía al jardín frontal, que

estaba lleno de hierbas, y le sorprendió la cantidad de

esculturas humanas que allí había, esculturas de hombres y

mujeres colocadas de forma aleatoria, Alfredo pensó: “¡Parecen

tan reales, con esas miradas tan humanas!” los trajes

esculpidos en ellas eran de diferentes épocas.

Entró en la casa. Era muy grande, con un hall y un largo

pasillo con habitaciones a los lados. Al entrar al salón, lo

primero que le llamó la atención fue el mobiliario, un poco

antiguo para la época. Después se fijó en una escultura de

mujer. Era bella, con mirada penetrante y con un vestido al que

Page 41: Narraciones extraordinarias

el escultor había sabido darle vuelo, como si se lo llevase el

viento. Pero lo que a Alfredo le sorprendió, fue que la mujer

extendía sus brazos hacía delante; pero no tenía sus manos,

estaban rotas. Echó una vistazo para ver sí podía encontrarlas

por algún lado. pero no las vio.

Olvidándose de las esculturas, se instaló en la casa y fueron

pasando los días plácidamente, casi con demasiada

tranquilidad. Alfredo madrugaba para trabajar pintando los

alrededores. Todo transcurría con normalidad, hasta que una

noche le despertó un ruido. Provenía de una habitación contigua

a la suya. Como el ruido no cesaba, se levantó y miró por la

habitación. No vio nada, el ruido cesó y se fue a dormir.

Las noches siguientes, el ruido continuó. Parecía como si algo

estuviera raspando las paredes, pero nunca vio nada. Pensó que

eran ratones y puso trampas para cazarlos. Era normal en una

casa tan vieja.

El ruido no cesó. Alfredo no podía dormir; sin embargo,

cuando entraba en la habitación, el ruido cesaba. Esto ocurría

noche tras noche. Algún ratón cayó en la trampa, pero el ruido

no cesaba, incluso cada noche era más intenso, llegando a ser

insoportable. Alfredo no entendía nada, pero estuvo

investigando cada rincón de la casa para averiguar qué era lo

que provocaba ese ruido. A veces entraba al salón y le parecía

que la escultura de la bella mujer le miraba sonriéndole. “Debe

ser una alucinación debido al cansancio de no poder dormir”,

pensaba.

Una noche empezó el ruido. Ya era como si estuviese dentro

de la habitación y, de repente, alguien llamó a la puerta del

dormitori. Se levanto un poco incrédulo, como si estuviera

soñando, abrió la puerta y por el pasillo vio unas manos de una

escultura que avanzaban con los dedos. Alfredo las siguió. No

se lo podía creer. Las manos llegaron al salón y entraron en él.

Cuando Alfredo llegó, no las encontró. Miró a la escultura de la

Page 42: Narraciones extraordinarias

mujer… ¡Allí estaban, en su sitio! Las manos se habían

colocado en los brazos mutilados de la mujer y ni siquiera se

notaba la rotura en la piedra.

Alfredo estaba pensando que lo que había presenciado no

podía ser cierto, que tendría que ser una pesadilla de la que

despertaría; pero se dio cuenta de que no sería así cuando vio

como la escultura de la mujer comenzó a moverse y a tener vida.

Se acercaba hacia él con sus manos abiertas, le entró pánico y

salió corriendo de la casa. Sin saber cómo, casi se choca con ella

en el jardín. Entonces, tocó a Alfredo con sus manos y éste se

convirtió en piedra, en otra estatua para adornar ese lúgubre

jardín.

Y yo me pregunto: ¿Quién será el próximo que abra la verja de

ese jardín? ¿Acaso tú?

Juan Ramón Luengas Vázquez

Page 43: Narraciones extraordinarias

La extraña función

Hola. Me llamo Patrick. Tengo trece años. Escribo un diario

desde que soy un vampiro. Algo bastante raro, pensaréis todos

vosotros. Aquí comienza mi historia.

A mí mejor amigo, Rodrigo, le apasionan los cómics de

vampiros y todas esas cosas de terror. Cada vez que me lo

encuentro en el recreo, me empieza a hablar de su nuevo cómic

terrorífico. A mí se me ponen los pelos de punta al pensar en el

cómic. También tengo otros dos amigos. Se llaman Gonzalo y

Pedro.

Al salir del instituto, íbamos por una calle muy estrecha; así

se nos hacía más corto el camino de vuelta a casa. Cuando

pasamos por delante del antiguo bar, el más conocido de todo el

barrio, vimos un anuncio que decía: “Todas las personas a las

que les guste pasar miedo y sentir escalofríos por su cuerpo,

deberían pasar por este lugar los días 30 y 31 de octubre. Las

entradas deben comprarse antes del 25 de octubre. Os esperamos

aquí.

Todos no quedamos mirándonos un poco extrañados pero en

ese momento, Rodrigo dijo:

–¿Os gustaría acompañarme?

Gonzalo, Pedro y yo respondimos que nos encantaría.

Al día siguiente, Rodrigo me dijo que había ido a comprar las

entradas y que ya las tenía. Pero me dijo que, para que

nuestros padres no sospecharan, nos tendríamos que inventar

que nos íbamos a dormir a su casa. Yo así se lo dije a mi madre

y me dijo que perfecto. A los demás les dijeron que también

podrían quedarse a dormir en casa de Rodrigo.

Ya había llegado el fin de semana. Todos estábamos muy

contentos. Nos reunimos en su casa y fuimos al teatro.

Page 44: Narraciones extraordinarias

Cuando llegamos, todo el mundo había entrado en la sala.

Entregamos las entradas, compramos las palomitas y nos

sentamos en nuestros asientos.

Salió un señor vestido con una capa negra y con una

serpiente. Empezó haciendo acrobacias él solo y continuó

metiendo su cara en la boca de la víbora. Todo el público

lanzaba exclamaciones de asombro al ver los dientes de la

serpiente. Fui a preguntar a Rodrigo si le estaba gustando. No

me contestó. Note algo raro en él, pero no le di importancia.

Se acabó la función y todos teníamos una sonrisa en

nuestra cara. Nos giramos y nos dimos cuenta de que Rodrigo

no estaba. Entramos en el teatro y nos lo encontramos tirado en

el suelo con un cuchillo clavado en el corazón.

Aquí acaba mi relato sin saber qué le pasó a mi amigo, pero

de lo que estoy seguro es de que el motivo de su muerte está

relacionado con la obra de teatro.

Paula Bendala Novo

Page 45: Narraciones extraordinarias

Relato

Todo empezó en un barrio de Camarma de Esteruelas. En

aquel barrio vivía una mujer a la que le gustaba todo lo que se

conoce por "el mundo de la brujería". Como principiante que era,

muchos de los hechizos que hacía le salían mal. Una tarde de

noviembre, la mujer decidió hacer algo más grande. Por la

noche, la mujer fue con todo su equipo de brujería al cementerio.

Como era normal, el vigilante andaba por el camposanto. La

mujer tuvo que entrar por la puerta de atrás. Iba a desafiar a la

muerte, y le dio la vuelta, colocándolo cabeza abajo, al Cristo

que había en la capilla. Acto seguido fue a parar a una lápida

del que llamaban "el Gitano".

"El Gitano" era famoso en el pueblo por su carácter poco

amigable. La mujer iba a revivirlo. Un poco asustada, se

dispuso a iniciar el hechizo, pero un "pequeño" fallo hizo que

fueran todos los difuntos los que resucitaron. La mujer,

aterrorizada, salió corriendo del cementerio hacia su casa donde

se resguardó. ¿Bien? ¿O quizás no? ¿Quién sabía dónde habría

un sitio seguro?

Era demasiado tarde. Los zombis ya estaban sueltos por todo

el pueblo. Aquello era una masacre, gente gritando por todo el

pueblo. Todos buscaban un lugar seguro, pero lo que no sabían

es que ningún lugar lo era. Miles de ratas correteaban por el

pueblo; había cadáveres por el suelo infectados de gusanos.

Ya casi era por la mañana, el sol comenzaba a teñir las hojas

de color rojo anaranjado. Al salir el sol, todos los zombis

volvieron a sus respectivas tumbas a descansar. Los

supervivientes de aquella noche fueron todos al ayuntamiento.

Estaban aterrorizados, aunque por lo menos sabían que los

zombis solo atacaban de noche y que, por la mañana, podían

estar "tranquilos".

Page 46: Narraciones extraordinarias

La noche caía nuevamente sobre el pueblo, y los vecinos,

abrazados unos a otros, comenzaron a temblar. Los muertos

vivientes iban de camino hacía el pueblo. Cada vez estaban más

cerca; pero los vecinos no se movían. La mujer se abrió paso para

ponerse la primera. Iba a intentar que todos los zombis

volvieran donde debían estar: bajo tierra.

La mujer se dispuso a iniciar el hechizo. Se le escuchaba

murmurar algo, pero no se le entendía. Era otra lengua distinta

del castellano.

Mientras la mujer recitaba los hechizos, unas chispas rojas

salían de la nada, y surgió una barrera entre los vecinos y los

zombis. Era una barrera protectora. En ese momento, se percató

de algo muy importante: el Cristo que había colgado en la

capilla del cementerio seguía boca abajo. Un hombre se sacrificó

por el pueblo y salió corriendo en dirección del camposanto. No

quedaba mucho tiempo.

Todos los vecinos dieron un paso atrás cuando la mujer se

elevó poco a poco del suelo. Parecía como poseída. Al descender de

nuevo, los ojos se le pusieron como dos bombillas rojas. Una sola

mirada hizo que todos los zombis volvieran a sus tumbas.

Todos se encontraban ya a tres metros bajo tierra. Acto seguido,

la mujer cayó al suelo. El pueblo entero la rodeó.

Un médico se arrodilló para tomarle las pulsaciones, que eran

lentas; pero aceleraron de 0 a 100.

El pueblo estalló de felicidad, y así duró toda la noche.

Todo volvía a ser como antes… ¿o tal vez no?

Carla Couto Rodríguez

Page 47: Narraciones extraordinarias

Una noche de terror

Era la noche de Halloween, y, como marcaba la tradición, los

niños esa noche salían a pedir caramelos a las casas de los

vecinos.

Sandra, una niña de ocho años, salió con sus amigas.

Todas pensaron en ir al barrio que estaba justo al lado del

cementerio. Ella se negó. Decía que se oía el rumor de que en

aquella casa había un fantasma, y que una noche de

Halloween, un hombre entro al cementerio y salió corriendo, pero

se quedó encerrado en la casa, nadie sabía por qué…

Todas sus amigas se empezaron a reír de y a chincharse de

ella llamándola gallina. Por lo que no tuvo más remedio que ir.

Ya habían pedido caramelos en todas las casas de ese barrio,

pero solo les faltaba una, “la casa del fantasma”.

Antes de llegar a la puerta de la casa todas las farolas de esa

calle se apagaron, excepto las del cementerio. Fueron corriendo

para allá, porque era el único lugar que tenía luz.

Al rato de estar allí, la mitad del grupo empezaron a correr,

las demás les siguieron. No sabían lo que pasaba.

Todas entraron a la casa del fantasma porque la puerta

estaba abierta.

Al día siguiente, las madres las buscaban por todas partes.

Habían desaparecido, y nadie volvió a verlas…

Patricia Rey Pastor

Page 48: Narraciones extraordinarias

La fama de Satán

Un grupo de música formado por fanáticos del satanismo

decidió invocar a Satán y ofrecerle un sacrificio para así llegar

a tener fama. Para eso debían matar a una virgen cuando la

luna estuviera en cuarto creciente.

Provocaron un incendio en una discoteca y, aprovechando el

shock de una chica, se la llevaron a un descampado y la

mataron con un cuchillo, el cual tiraron a un río.

Sin embargo, no había muerto. Despertó ensangrentada y

con mucha hambre. Se encontró por el camino a un mendigo y

se lo comió. Después se presentó en casa de su mejor amiga a la

que asustó porque vomitaba cosas muy raras. A partir de

entonces se sucedieron muchos asesinatos en los que las

víctimas aparecían destrozadas, mientras que la chica era la

más popular y hermosa de todos los seres humanos.

Cuando no se alimentaba, se le caía el pelo, se debilitaba

y necesitaba volver a matar. Le explicó lo que le habían hecho

a su mejor amiga, que la habían asesinado y que luego había

despertado como ella la había visto. Su amiga estaba

aterrorizada y quería denunciarla. Se lo contó a su novio, pero

no la creía ya que ésta decía que Satán estaba en el cuerpo de

su amiga.

Mientras, el grupo de música tenía cada vez más fama y

más dinero. Cansada ya de tantos asesinatos, decidió clavar un

cuchillo en el corazón de su amiga, ya que era la única forma

de acabar con Satán. Fue a su casa y la mató. La madre, que lo

vio todo, consiguió que la metieran en el psiquiátrico, pero en la

pelea que tuvo con la amiga la mordió y se le pasaron algunos

de los poderes satánicos. Consiguió escapar levitando y

rompiendo una de las ventanas enrejadas .

Page 49: Narraciones extraordinarias

Lo primero que hizo después de salir del psiquiátrico fue ir al

río a buscar el cuchillo con el que habían matado a su amiga

por primera vez y seguidamente fue a buscar al grupo de

música que estaba en un hotel después de un multitudinario

concierto. Abrió la puerta y fue matando uno por uno. Cuando

todas las fans fueron a pedirles autógrafos se encontraron toda

la habitación llena de sangre y de despojos humanos.

Esmeralda Mora Fuentes

Page 50: Narraciones extraordinarias

El secreto del cementerio

Un día, Ana y su madre fueron a dejar flores en la tumba del

padre de Ana. Estuvieron hablando un buen rato de las cosas

que él hacía. Andando de vuelta al coche, Ana se distrajo con

una tumba muy rara donde vio el nombre de un hombre que le

recordó a su padre. Cerró los ojos para recordar su cara, pero se

dio cuenta de que se perdía en la memoria. En cuanto los abrió,

se percató de que el nombre había desaparecido y había aparecido

el de su hermana. Esa misma noche, Ana fue a casa de su

hermana a quedarse con ella a dormir. Por la noche soñó con la

tumba, se levantó, cogió un cuchillo y mató a su hermana.

Al día siguiente, Ana se despertó en la bañera, llena con

agua y como si se hubiese dado un baño. Cuando salió de la

bañera, un poco extrañada por lo que le acababa de ocurrir, fue a

buscar a su hermana, a ver si ella sabía algo

Cuando entró en su cuarto, la vio tirada en la cama y

acuchillada. Rompió a llorar y salió a la calle en busca de

ayuda.

Los agentes de policía investigaron e investigaron, pero no

encontraron huellas, ni siquiera una simple pista.

A los tres años, Ana volvió al cementerio con su madre a

poner flores a su hermana y a su padre. Ana volvió a pasar por

aquella tumba, se quedó mirándola y vió un nombre que le

recordaba a su hermana. Cerró los ojos e intentó pensar en qué

había pasado aquella noche de hacía tres años. Cuando los

abrió, vio el nombre de su madre. Extrañada, pensó: “Cada vez

que veo un nombre aquí, alguien de mi familia muere. Esta

noche me quedaré con mi madre. Ya no volverá a pasar nada.

Nadie la matara mientras esté yo”.

Aquella noche, Ana se quedó con su madre y volvió a soñar

con aquella tumba y con el nombre de su madre. En sueños, se

Page 51: Narraciones extraordinarias

levantó, cogió el hacha de su padre de la leñera y se la clavó en

el cuerpo.

Al día siguiente, Ana se levantó en el salón con la tele

encendida. Fue a ver qué tal estaba su madre y la vio muerta en

la cama.

La policía la interrogó. Pensaban que era ella quien las había

matado. Pasó el test del polígrafo y creyeron que decía la

verdad. Nadie supo lo que había pasado aquella noche.

Ana fue al cementerio tres días después del entierro y volvió a

pasar por aquella tumba. Ahora estaba vacía, como si estuviese

preparada para un nuevo muerto en el cementerio. Leyó el

nombre y vio que ponía: “Ana Jiménez Martínez”. Y se dio

cuenta de todo. Recordó que había sido ella quien había matado

a su madre y a su hermana.

Esa misma tarde, se ahorcó porque había caído en la mayor

la desesperación. Dejó junto a su cuerpo esta nota:

“YO FUI QUIEN MATO A MI MADRE Y A MI HERMANA”

Desde entonces, todo el asunto quedó arreglado y enterraron a

Ana en aquella tumba en la que ella había visto grabado su

nombre.

Larisa Andra Bitea

Page 52: Narraciones extraordinarias

El escorpión azul

Son las cinco de la mañana. Otra noche sin pegar ojo. Desde

que me han asignado este nuevo caso, no puedo pensar en otra

cosa que no sea en atrapar al asesino, y el autor de los crímenes

más espeluznantes con los que me he encontrado en toda mi

carrera en la brigada de homicidios.

No me ha dado tiempo a terminar de desayunar cuando una

nueva llamada a mi móvil me hace salir zumbando hacia la

dirección que he anotado.

No hay palabras para describir la escena tan dantesca que

encontramos mi compañero y yo al entrar al domicilio donde,

efectivamente, encontramos a la cuarta víctima del asesino de

los ojos azules, como le habíamos bautizado ya en comisaría

porque este era el color de los ojos de sus víctimas.

Atada a la cama de pies y manos, estaba el cuerpo de una

mujer joven a la que parecía habían vaciado de toda su sangre.

Las heridas que a primera vista parecían ser las culpables de

esta pérdida de sangre eran dos orificios en el cuello. También

nos habían dejado como pista el dibujo de un escorpión pintado

aparentemente con la sangre de la víctima en la pared.

La investigación no avanzaba todo lo que queríamos,

aunque estábamos trabajando en ello cinco inspectores. Uno de

los datos que personalmente consideré un poco chocante era que

siempre era el mismo compañero quien encontraba en primer

lugar a las víctimas. Otro dato a mencionar era el dibujo que

dejaba el asesino de un escorpión un tanto peculiar, ya que le

faltaba siempre una de las pinzas.

Dos días después, apareció en un contenedor la siguiente

víctima con los mismos orificios en el cuello y el mismo color de

ojos que las anteriores. Y el mismo dibujo pintado en su cuerpo.

Page 53: Narraciones extraordinarias

Hoy, un año después de estos sucesos, sigo pensando si mi

compañero de la brigada, muerto ya hace una semana en un

accidente de tráfico, habría tenido algo que ver, ya que en su

glúteo derecho, el forense se encontró con un escorpión muy

particular al que la faltaba una de las pinzas delanteras.

Paula Rey Díaz