el último disidente

193

Upload: randlemcmurphy

Post on 07-Jun-2015

1.341 views

Category:

Documents


6 download

TRANSCRIPT

Page 1: El último Disidente
Page 2: El último Disidente

2

Norberto Fuentes

El último disidente

Fidel y la transición en Cuba

Editado por

NORBERTO FUENTES y

PEDRO SCHWARZE

Page 3: El último Disidente

3

Sobre los textos de Norberto Fuentes: © 2004, 2005, 2006, 2007, 2008 by Norberto Fuentes

Sobre la presente edición:

© 2008 by Norberto Fuentes and Pedro Schwarze �

Gracias especiales a Filiberto Castiñeiras por sus siempre útiles observaciones y sugerencias.

Page 4: El último Disidente

4

Contenido

Prefacio 9

A laA laA laA la espera del Valhalla espera del Valhalla espera del Valhalla espera del Valhalla

Un prólogo de Pedro Schwarze 11

Yéndose en Yéndose en Yéndose en Yéndose en fadefadefadefade 15

Fidel no cree ni en el dolor 16

El hermano menor 20

Fidel: Un punto de vista 26

La sonrisa de La Gioconda 31

No solo el poder y la gloria 34

Los 80 años de Fidel 39

En ausencia En ausencia En ausencia En ausencia 47

Los cuarteles de verano 48

Una maniobra perfecta 51

Mientras duerme la pantera 54

Llorar y matar 58

Fidel sufriendo una recaída 62

Nuestro cuarto presidente 64

Itaca cerrada por reformas 69

Leña al fuegoLeña al fuegoLeña al fuegoLeña al fuego 71

El Puesto de Mando 73

Nadie está escuchando 75

A cuatro días del cumpleaños de Fidel 78

A tres días del cumpleaños 80

Page 5: El último Disidente

5

A dos días, sólo dos 82

El palo durísimo 86

El reposo del guerrero 88

Primer búnker 90

El buen vecino 92

El próximo paso 94

Los profetas desarmados 96

Se les acabó el enemigo 100

Remember Playa Girón 103

La prueba del agua 106

La mala memoria 109

Polonesa + guaguancó 114

Guantanamera 116

El mensajero 118

El nuevo Cominterm 119

El cuarto ministerio 121

La insoportable levedad del ser 126

Sábado rojo 128

Modelos para armarModelos para armarModelos para armarModelos para armar 130

Los próximos 50 años 131

La Unión de Repúblicas Socialistas 133

Estandartes en el polvo 135

Prohibido improvisar 137

Los niños del Punto cero 140

Un cumpleaños a la mitad 146

Grabriel 150

Las buenas y las malas noticias: ¿Cuál primero? 152

El surgir de una dinastía 155

Como si Fidel hubiera muerto 159

Absorbido por la sombra 162

Fidel podría aislarse 166

El Aguafiestas 167

El embajador de Fidel 169

Page 6: El último Disidente

6

Ilusiones de los otros 171

Que crezcan otras cien flores 174

El turno de los mortales 180

¿Qué se puede esperar de Fidel? 184

Dulce como la adversidad Dulce como la adversidad Dulce como la adversidad Dulce como la adversidad 186

Apéndice: Sartre sobre ideología y revolución 191

Fahrenheit 451 193

Page 7: El último Disidente

7

Esta noche soñé que estaba de nuevo en La Habana, en el salón de una

funeraria de la calle Veintitrés. Me rodeaban numerosos amigos. Tomábamos

café. De pronto se abrió una puerta blanca y entró un ataúd enorme cargado

por una docena de viejas plañideras. Un amigo me dio un codazo en las

costillas y me dijo:

—Ahí traen a Fidel Castro.

Nos volvimos. Las viejas dejaron el féretro en el centro del salón y

salieron llorando a todo pulmón. Entonces el ataúd se abrió. Fidel sacó

primero una mano. Luego la mitad del cuerpo. Finalmente salió por

completo de la caja. Se arregló el traje de gala, y se acercó sonriente hasta

nosotros.

—¿No hay café para mí? —preguntó.

Alguien le dio una taza.

—Bien. Ya estamos muertos —dijo Fidel—. Ahora verán que eso

tampoco resuelve nada.

—GUILLERMO ROSALES: Boarding Home

Page 8: El último Disidente

8

Sea cual fuere su rigor o la amplitud de sus experimentos, una ideología

sobrepasa por muy breve margen al presente.

—JEAN PAUL SARTRE

Page 9: El último Disidente

9

Prefacio

n fantasma recorre Cuba. El fantasma de la transición. Se trata de una

expectativa surgida la noche en que Fidel Castro se vio obligado a alejarse

del poder por una grave crisis de salud, y en el que los viejos contrincantes

salieron de sopetón de una larga molicie y las cosas parecieron desenvolverse a gran

velocidad en unos pocos días, hasta que la displicencia habitual del gobierno cubano y

su indiscutible profesionalismo para controlar el país de modo absoluto calmaron los

ánimos. Pero ése quizá sea el barullo que nos llega, la inútil herencia que nos deja el

verano del 2006. Nadie le está prestando caso a las vetas de oro que corren por las

paredes. La discusión, sin embargo, es digna de los mejores manuales de la historias del

comunismo. La discusión, la verdadera. Resurgió en La Habana, de improviso. Sus

resonancias eventualmente alcanzarían la estatura de los encontronazos entre Lenin y

Trotsky y con un debate al nivel de la factibilidad de la construcción del socialismo en

un solo país —el más notable en el movimiento revolucionario a principios del siglo

pasado. La dialéctica del discurso del movimiento se desdobla ahora, por lo pronto —y

por imperativo de las circunstancias—, en una recreación teórica de la resistencia. Es

una verdadera proeza intelectual y política de Fidel Castro, reconózcanlo. Un líder

octogenario, probablemente enfermo de muerte, con los días contados, tiene las agallas

de volverse a plantear las misiones del socialismo y las alternativas de mantenerlo en el

poder. Así, mientras China y hasta el combativo Vietnam se desplazan por el terreno del

desarrollo económico, los cubanos siguen aferrados a las viejas luchas doctrinarias.

Siguen reclamando tribunas. La lucha interna —por la propia lógica y peso de los

acontecimientos— prevalece dentro del poder en Cuba y tales confrontaciones son

U

Page 10: El último Disidente

10

como una bendición para el estudioso. Fidel se bate aún como un león. Raúl es la

reforma. Y nadie ha dicho la última palabra. La ideología vive. Aún retiene esa

capacidad en una isla abandonada a su suerte.

* * *

La colección de textos que componen este libro pretende ilustrar, a su manera, los

acontecimientos antes mencionados y que tuvieron lugar en Cuba desde que Fidel

Castro se ausentó del poder. No empiezo en la fecha de aquel lunes de tensiones, el 31

de julio, y la lúgubre resonancia de su “Proclama”, sino un tiempo antes, cuando ni

siquiera Fidel sabía lo que se estaba cocinando en sus vísceras. Examinar algunas de las

actividades a las que él se dedicaba en los días previos a su crisis de salud así como las

áreas de nuestro interés y en lo que invertíamos el tiempo puede resultar aleccionador.

Mientras uno trataba de interpretar su juego, ellos —Fidel, Raúl y la cerrada cofrade del

primer círculo— se mantenían en su ocupación habitual: conspirar. Conspiraban pero

Fidel también se estaba muriendo. De cualquier manera, en esas crónicas y en las que le

siguieron después del anuncio de su enfermedad, no se trataba de vaticinar sino de

hallar algunas razones. Por último: Quizá sea necesario advertir que los errores de

apreciación son inevitables en textos producidos casi al unísono con los

acontecimientos. En todo caso me guié por el axioma favorito de los servicios de

inteligencia cubanos: para ser objetivo no se puede tomar partido.

Page 11: El último Disidente

11

A LA ESPERA DEL VALHALLA

Page 12: El último Disidente

12

ólo la contestadora telefónica de Norberto Fuentes respondía a mis insistentes

llamados. Tenía la misión urgente de contactar al escritor cubano para pedirle

un artículo o que me diera una entrevista para la cobertura que en mi diario (La

Tercera, de Santiago de Chile) estábamos preparando como consecuencia del

hecho que se acaba de producir en La Habana. Era la noche del lunes 31 de julio de

2006 y la televisión cubana había leído un mensaje de Fidel Castro en el que anunciaba

un inédito traspaso de sus funciones a otros funcionarios, pero por sobre todo a su

hermano Raúl, el ministro de Defensa y “número dos” del régimen, desde sus orígenes.

Todo ello a causa de una grave crisis intestinal que había sufrido tras los actos políticos

del 26 de Julio, que lo llevó al quirófano y lo tuvo a un paso de la muerte.

Norberto Fuentes (La Habana, 1943) era una de las personas más indicadas para

hablar de ese momento. No sólo por sus años como miembro del hardcore cubano, su

amistad con los hermanos Castro en la década de 1980 y su exilio desde 1994 en

Estados Unidos. Sino porque en abril de ese año, sólo tres meses antes, había salido de

la imprenta el segundo y último grueso tomo de su obra La autobiografía de Fidel

Castro. Un libro donde Fuentes realizó un proceso casi psicológico para adentrarse en la

mente del comandante y hacer un repaso de toda su vida, como si el mismísimo Fidel se

dedicara a escribir sus memorias, claro que para ser leídas post mortem, liberándose de

todas las trabas, trancas y ataduras de un personaje público e histórico que no quiere

develar en vida sus mecanismos mentales ni quedar desnudo exhibiendo sus

razonamientos y sentimientos más profundos.

Desde que se puso a trabajar en La autobiografía, a mediados de 2001, Fuentes

vivió un proceso de introspección para entender cada uno de los más trascendentales

movimientos, acciones y jugadas de Fidel Castro en sus ocho décadas, al punto que en

esos siete años el autor de Dulces guerreros cubanos (1999) había dado un giro. En este

S

Page 13: El último Disidente

13

trabajo, Fuentes había utilizado todo el bagaje acumulado desde sus años de juventud en

Cuba, cuando los estudiantes analizaban como ejercicio intelectual los discursos y

decisiones del Comandante en Jefe, hasta el tiempo en que se convirtió en el cronista de

la Revolución Cubana y se adentró en la intimidad de las más altas esferas del poder de

la isla.

Por eso era imperioso hablar esa noche con él. Pero la frase “Please, leave your

message”, en la voz de Fuentes, era lo único que obtenía de mis llamadas. Ignoraba si

no estaba en su casa o se negaba a responder a la avalancha de llamados que seguro

estaba recibiendo como consecuencia de la “proclama” de Fidel Castro. Hasta que por

fin Norberto interrumpió la grabación de su contestadora. Sin embargo, se negó a mis

solicitudes: ni columna ni entrevista. Sólo me dio algunas de las líneas del guión que se

estaba desarrollando. Necesitaba tiempo para evaluar el nuevo escenario, mientras

abajo, en las calles de Miami, cientos de personas habían salido a las calles a celebrar.

Un festejo estridente que muy pronto se volvería en una frustración silenciosa y

avergonzada.

En todo caso no pasó más de media hora cuando Fuentes me llamó y me dijo que

apretara el REC de mi grabadora. Ya tenía todas sus ideas en orden y la interpretación

de todo el cuadro para realizar una reveladora entrevista de lo que estaba sucediendo en

Cuba y de lo que podría pasar en los meses siguientes. La frase de Norberto: ”Fidel ha

cedido el poder y no va a regresar”, pronunciada esa larga noche siguió resonando por

días en mi cabeza y toma un valor enorme a dos años de que fuera dicha con apenas

minutos de reflexión.

Los que siguieron fueron días vertiginosos, que se convirtieron en semanas y

meses, donde el secretismo de lo que ocurría en La Habana echó a correr las más

variadas y descabelladas especulaciones —con el aparato de inteligencia

norteamericano a la cabeza— de la etapa en la que había entrado la Revolución Cubana.

En las semanas precedentes, con los 80 años de Fidel Castro en vista, y los 24

meses que vendrían, Norberto Fuentes escribió y respondió preguntas incesantemente

sobre lo que sucedía en Cuba y hacia donde se encaminaba la Revolución Cubana. Una

fase nunca antes vivida por la isla en su historia, por lo que era muy fácil caer en un

terreno pantanoso o ser presa de los espejismos al interpretar esos hechos. Si ni siquiera

Raúl o Fidel Castro sabían el terreno en el que estaban pisando, ni cuantas de las

decisiones tomadas serían temporales ni cuales serían un viaje sin regreso.

Page 14: El último Disidente

14

Ya sea desde distintos medios internacionales, como desde el blog “Mi leña al

fuego” que lanzaría cuatro días después, los escritos y opiniones de Norberto Fuentes se

convirtieron en imprescindible y necesarios. No por nada fue él quien hizo público el

diagnóstico de las dolencias de Fidel Castro: diverticulitis. Este libro reúne todos esos

artículos y entrevistas de este expectante período, en versiones íntegras y corregidas,

que más allá de su importancia histórica se transforman en una guía para descubrir lo

que se viene en la Cuba erigida durante seis décadas por los hermanos Castro.

—PEDRO SCHWARZE

Page 15: El último Disidente

15

YÉNDOSE EN FADE

Page 16: El último Disidente

16

FIDEL NO CREE NI EN EL DOLOR

SÁBADO SÁBADO SÁBADO SÁBADO 23232323 DE OCTUBRE DE OCTUBRE DE OCTUBRE DE OCTUBRE,,,, 2004200420042004

Ya se iba retirando del podio, con marcha bastante campechana, y muy erguido por

cierto, cuando un bordillo en el piso de la tribuna y unos potentes reflectores de frente le

jugaron la mala pasada. Hay la acostumbrada rapidez de movimientos de sus escoltas

para auxiliarlo aunque, extrañamente, dejen al descubierto por segundos la escena

yaciente de su proverbial corpulencia. Pero van a rodar cabezas en esa escolta.

Haciendo caso omiso a que acaba de partirse una rodilla, la muñeca y el antebrazo

y al impacto en la cabeza de una caída que lo proyectó a más de dos metros del punto de

desequilibrio y que el castigo ha sido recibido por un organismo de más de 78 años, lo

primero que hace Fidel Castro es pedir que le alcancen un micrófono para consolar al

público presente en la Plaza Ernesto Che Guevara de Santa Clara donde oficiaba una

graduación de instructores de arte. Pero de inmediato agrega que estará “muy interesado

por ver la foto de cómo me caí...” Eso significaba que va a pedir responsabilidades. Él

lleva años haciendo su esfuerzo por aparecer ante el público como el infatigable

caminante de otros tiempos y ocultando sus dificultades de locomoción para que lo

abandonen ante un bordillo. Quizá ustedes no lo crean, pero uno de los propósitos

principales de la Seguridad Personal es no dejar nada a la casualidad. Quizá esto

explique la cantidad de infelices ametrallados o con las clavículas zafadas con un golpe

de kárate porque delante de ellos hicieron algún gesto sospechoso. Sólo sospechoso.

Suficiente con tal de preservar la vida de Fidel.

Está sudando copiosamente y ya él mismo ha localizado dos de las fracturas y, sin

que lo abandone la presencia de ánimo ni permitirse rechistar por el tormento, recuerda

que está ante las cámaras y que el espectáculo no puede detenerse, por lo que reclama (y

quizá ya disfrute de antemano) su lugar en las noticias: “La prensa internacional —

dice— lo ha recogido y seguramente mañana está en las primeras páginas de los

periódicos”. Difícil competencia el día en que los Medias Rojas de Boston le arrebata el

Page 17: El último Disidente

17

campeonato a los New York Yankees, que los ingleses deciden subordinar un batallón

moto mecanizado de sus fuerzas en Irak al mando americano o el forcejeo presidencial

Bush-Kerry en su apogeo de incriminaciones políticas y personales.

Por último, la esperada advertencia que para muchos sonará como amenaza: “Como

ustedes ven, puedo hablar aunque me enyesen, y puedo continuar...” Eso es. Que lo

enyesen y que todo siga igual.

TAMBIÉN PEQUEÑAS VICTORIAS

El dispositivo comienza a reaccionar. Hacen desfilar la caravana de los tres Mercedes

negros con cristales opacos frente a los corresponsales extranjeros en la supercarretera

rumbo a La Habana mientras que a él le suministran sedantes y lo montan en una

ambulancia que tomará por una vía alternativa para el traslado de tres horas hacia La

Habana. El sedante no es solo para aliviar el dolor sino para tratar de tranquilizarle. Ya

tiene el hiperquinético puesto de mando montado sobre su camilla y a la mano una

batería de teléfonos celulares y a su alrededor una docena de colaboradores —entre

escoltas, secretarios y médicos— todos a coro apretujados alrededor de su camilla y con

las respuestas más veloces a sus requerimientos, sobre todo respecto a las primeras

reacciones de la prensa internacional. Aún La Habana no aparece en el horizonte cuando

ya ha establecido las reglas del juego: nada de anestesia general porque no puede perder

el control de la situación. Nunca fuera del juego. Una buena raquídea y andando.

No ha sido por gusto la fractura en ocho partes de la rótula y ahora tener que

enfrentarse a una complicada intervención quirúrgica aparte de la inmovilización del

brazo derecho desde el hombro. Fue todo un prodigio de actuación y de capacidad

intuitiva su zambullida de cabeza contra una superficie de granito. Por lo pronto el

episodio echa por tierra todas las especulaciones sobre su salud mental. Tiene un gesto

intuitivo perfecto en las fracciones de segundo que la caída le da para razonar. Ni

desconcierto ni pánico. No darse en la cabeza es su objetivo. Cualquier cosa menos

golpearse el cerebro. En eso residen sus posibilidades de no pasarse el resto de su vida

vegetando en un hospital. Y gana su pequeña batalla en ese violento transcurrir entre el

vacío y el impacto. Incluso en tal instante está maniobrando desde su poder y

sopesándolo y se dirige a sí mismo. Hizo caso omiso al relampaguear de ese momento y

a sus mínimas posibilidades y continuó dirigiendo el país.

Page 18: El último Disidente

18

En los partes sobre su estado de salud dictados desde el borde de su cama y que se

está auto prodigando en la prensa cubana —y reclamando la atención hasta de la

Associated Press— se ve, por lo pronto, que la está tomando como una experiencia que

va a comenzar a disfrutar, no sin cierto lirismo pero también con humor.

Pensó rápido y pensó bien.

Todo menos la cabeza.

Page 19: El último Disidente

19

Page 20: El último Disidente

20

EL HERMANO MENOR

SÁBADO SÁBADO SÁBADO SÁBADO 18181818 DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE,,,, 2004200420042004

Le llaman “El Cuate” en el círculo más reducido de sus amigos y nada le complace más

que lo reconozcan como el primer bolchevique de América. Es un título que él mismo

se ha creado, entre chanzas de viejos camaradas y sus impulsos revolucionarios,

probablemente para ser, al menos en esa extraña añoranza leninista, el primero por

encima de su hermano, sabiendo de antemano, además, que el hermano no se va a

interesar en disputárselo. Raúl Castro no es un hombre de gran estatura, ni corpulento, y

ha envejecido rápidamente, y a veces las fotografías revelan un pecho abombado que le

resta marcialidad. En su conjunto, no presenta la recia impronta que debe distinguir a un

ministro de Defensa, aunque ocupe ese cargo desde hace 45 años y que, incluso —y este

es otro de sus motivos de orgullo—, haya sido el más joven ministro de Defensa de la

historia —un veinteañero cuando lo nombraron en 1959. Por aquel entonces tuvo que

superarse con el largo rabo de mula que le colgaba sobre la nuca y su voz inmadura,

quizá de adolescente. Hasta que decidió ponerse en manos de un implacable fígaro de la

barbería militar del antiguo campamento de Columbia, que, de un tijeretazo, dio por

terminado el atributo guerrillero. Ah, ¡y la voz! Ahora es una voz cavernosa y ronca,

que impostó a base de arduos ejercicios y de no volver a permitirse un falsete. Ahora

sabe rugir y eso es muy adecuado para un sistema de ordeno y mando. Por otro lado —

cuando no lleva atuendo militar con sus charreteras de cuatro estrellas de general de

Ejército—, sabe vestir sin ostentación pero con suma elegancia y prefiere las ropas de

color beige y el lujo de la única joya que se permite es el Rolex Oyster de oro. Este es,

pues, el hombre de presencia ligera y dado a las bromas y a disfrutar de las largas

veladas que propicia la gracia de ser un buen bebedor, muy de acuerdo a su estilo

bolchevique, y al que he visto tomar decisiones de jefe de Estado, implícitas de frialdad

y rapidez ejecutiva, sin que le hayan hecho temblar las manos.

Page 21: El último Disidente

21

Este es a su vez el hombre que todos observan por sus posibilidades de sucesor de

Fidel Castro. En las últimas semanas, luego de que Fidel tuviera el traspié y se hiciera

pedazos la rótula —ocho pedazos, exactamente— a Raúl se le ha ofrecido la

oportunidad de ejercer el papel de Presidente de la República. Se presenta en la losa del

aeropuerto para recibir dignidades, impone condecoraciones y suple en el podio los

discursos habitualmente reservados para Fidel. Desde luego, esto obliga a todos los

observadores de la política cubana a volver a reparar en el más pequeño Castro. Lo que

preocupa es saber si tienen al hombre con la capacidad y los recursos necesarios para

dirigir el país —y sobre todo para controlarlo a la muerte de Fidel. Pues me parece que

tengo la más preocupante de las noticias para ellos. Más que noticia, un cuento. Una

tarde del otoño de 1987, yo acompañaba a Raúl en un recorrido por la provincia de

Camagüey que debía terminar en la primera fábrica cubana de producción de las

prodigiosas carabinas Kalashnikov, cuando, tragos en mano, nos metimos con el agua

hasta la cintura en la piscina de la residencia que la Seguridad del Estado reservaba para

estas visitas. Dos o tres miembros más del séquito —recuerdo al vicepresidente Carlos

Lage y a Alcibíades Hidalgo, el ayudante— también disfrutaban de aquel ocaso en

provincia, cuando Raúl dijo, de sopetón: “¿Ustedes se imaginan, caballeros, que pasaría

en este país si a Fidel le da un infarto y a mí me da otro al recibir la noticia?” Fue nítido

el nervioso tintineo de los cubos de hielo en el vaso del vicepresidente Lage. “¿Se lo

imaginan? —insistió Raúl—. ¿Se lo imaginan ustedes, caballeros?”

Bueno, yo no sé qué debimos imaginarnos aquella tarde, pero sí otra ocasión en que

Alcibíades me dijo, no sin un aceptable dejo de orgullo por la resolución de su jefe, que

Raúl “tenía muy claro lo que debía hacerse” en caso del fallecimiento de Fidel.

Realmente, había mucho más entusiasmo y deliberación que en el lúgubre

pronunciamiento de la piscina camagüeyana. “Tiene una conciencia muy clara de su

actuación en ese momento”. Y perfiló —por supuesto— una inequívoca noche de

cuchillos largos. Y masiva. Quiénes iban a ser incluidos en la lista de la degollina es

algo que me quedó sin precisar, pero me resultaba evidente que era todo aquel que

pudiese representar el más mínimo peligro para su asunción al poder, al menos en esos

instantes críticos de sustituir a Fidel y su gloria.

No les quepa la menor duda, sin embargo, de que pese a estas angustias

existenciales, es el hombre perfecto para el cargo. Tomen sino sus o dos o tres obras

maestras organizativas. Cuando el núcleo matriz de la guerrilla fidelista se fracciona en

marzo de 1958, se produce un despliegue hacia al norte del valle intramontano de la

Page 22: El último Disidente

22

región oriental bajo el mando de Raúl, donde pasa a operar permanentemente. Allí es

donde él funda el Segundo Frente Oriental “Frank País”, que realmente —en medio de

la guerra y para la edad que tenía— fue una proeza, aquel pequeño Estado

revolucionario, ejemplar y sin duda disciplinado por el terror. Y después, al triunfo de la

Revolución, se convirtió en el jefe del Ministerio de lasa Fuerzas Armadas

Revolucionarias, que siempre ha funcionado como un reloj. Si se toma en cuenta que

había heredado un aparato militar de niveles de subdesarrollo y con armamento de la

Segunda Guerra Mundial y que además había sido el ejército que los mismos

guerrilleros derrotaron en un par de años y que a la vuelta de una década llegó a ser

catalogado como uno de los diez primeros ejércitos del mundo y que llegó a dislocar

una fuerza de combate permanente de unos 100 000 hombres apoyada con más de 500

tanques y artillería y aviación de intercepción supersónica a más de15 000 kilómetros de

distancia, en la República Popular de Angola, lo menos que se le puede conceder es que

se trata de un eficiente organizador y con un buen equipo de asesores.

Pero, cuidado, todavía es el emisario. Un hombre como su hermano Fidel, que no

permite siquiera que se le suministre anestesia general para mantener el control de la

intervención quirúrgica en su rótula, no es fácil de poner bajo control y mucho menos

de aproximarle la idea de ser sustituido. La ilusión de que está disminuido es vana y

fatal para el que se lo proponga como escenario de una acción política en Cuba. En este

sentido, yo ni dudo incluso de que hayan querido —quizá desde Miami, quizá desde la

Casa Blanca— negociar con Raúl a espaldas de Fidel, negociar lo que contrarrevolución

insiste en vender como una transición. Desde luego, esa posibilidad también esta

prevista, y por lo menos en lo que resulta hasta el día de hoy, el mismo Raúl ha puesto a

Fidel al corriente de estas dulces tentativas de conspiración.

Fidel se ha descansado durante muchos años en la figura de Raúl porque lo ha

hecho aparecer como que su hermano menor es el malo. Y es algo de lo que Raúl se

queja y dice, coño, en realidad el malo es él. De modo que eso a la larga significa que,

en caso de que Fidel desaparezca, Raúl no tiene una imagen que cuidar con tanto celo.

Fidel sí la tiene, como se sabe, y la necesita incluso como alimento espiritual. Bueno, se

trata realmente de un personaje fuera de serie. Raúl no, porque es más común. No es

una descripción peyorativa. Se trata de acercarlo al común de los mortales. Pero, por eso

mismo, y ya que hablamos de lo malo que pueden ser los hombres, reitero que no le va

a temblar la mano para la represión. Aunque al final la época no lo ayude para una

degollina ni va a contar con la intelectualidad mundial virando el rostro hacia otro lado.

Page 23: El último Disidente

23

Tampoco es nada nuevo toda esta historia de la transición. Porque es algo que ellos

han puesto en marcha hace ya bastante tiempo. Yo recuerdo que Raúl estaba empeñado

en mandarnos a Alcibíades Hidalgo y a mí a la URSS y Polonia para que estudiáramos

los procesos de la Perestroika y del ajedrez entre el gobierno de Jarulsesky y el

Sindicato Solidaridad. Al final sólo dio tiempo para que mandara a Alcibíades a

Polonia. En eso también Raúl era el leal bolchevique, es decir, en eso también apostaba

a lo que pudieran lograr los soviéticos, y recuerdo aquel cuarto piso de su oficina en la

sede del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, con los retratos de todos

los mariscales y generales soviéticos que habían pasado por Cuba como sus asesores.

SIEMPRE TENDREMOS A PARÍS

Y es melancólico, por lo menos hay espacio en su alma para estas extrañas

navegaciones del ser. A principios de 1987, yo viajaba a París para cumplir el contrato

de un libro y Raúl me hizo perder el vuelo un par de veces. Recuerdo con exactitud una

de las fechas, el 10 de marzo. Se presentó en la puerta de mi casa, muy temprano en la

mañana, miró las maletas en la sala y a la que era mi mujer, Lourdes Curbelo, con sus

atuendos de viaje, y dijo: “¿Tú no crees que puedas suspender ese viaje?” Todo lo que

quería era evocar París. Había estado allí a su regreso del Cuarto Festival Mundial de las

Juventudes y los Estudiantes celebrado, nada más y nada menos, que en Bucarest en

1953. Cuatro días desandando por París. La añoranza, la nostalgia de aquellos pocos

días todavía lo apresaban. Entonces comprendí el enorme sacrificio que este hombre

había hecho por su hermano. Quisiera dedicarse a jugar gallo y a las juergas. Pero está

obligado a mantener bajo un puño de hierro a un ejército comunista. Y no solo a

soportar esa carga, sino que es la herencia que le deja el hermano. Si alguien ha estado

condenado a no ser lo que quiere, es Raúl Castro. Un militar eficiente, cumplidor y

depurado. En eso lo convirtieron, en un hereje de la vida bohemia y del vagabundeo.

Prohibido trasnochar, hermano.

Por fin, cuando pude salir para Francia, creo que a la semana siguiente, resignado

Raúl a que yo ocupara su lugar a orillas del Sena, me pidió que —a mi regreso— le

llevara una caja de vinos pero baratos, de los que toman regularmente los franceses. “No

se lo digas a nadie en la Embajada porque entonces se quieren esmerar y se gastan una

millonada con los vinos más caros. No. Yo quiero recuperar el sabor del vino de mi

juventud.”

Page 24: El último Disidente

24

Es un hecho que Raúl podrá moverse represivamente con mucha más facilidad que

Fidel porque es mucho más ideologizado, quiero decir, mucho más adscrito al

comunismo. Y puede decir junto con Stalin que no está en el poder para pasar a la

historia sino “para ser el perro cancerbero de las conquistas del socialismo”. Mucho

menos creador que Fidel, solía decirme cuando me visitaba en mi casa y con los dos

solos en mi oficina —bueno, solos absolutamente no; siempre estaban los vasos bien

servidos— que a él lo que le interesaba era mover los hilos desde la oscuridad. “Mover

los hilos”, me decía y me mostraba unos dedos que supuestamente movían las

articulaciones de un títere. Es un conspirador y ha entendido que esa es la esencia del

gobierno. Un conspirador natural, por cierto, porque sus lecturas son fatales —es un

fanático de los mamotretos de Gary Jennings sobre Marco Polo (El viajero) y el

conocido Azteca, que le suministraba García Márquez y luego él ordena adquirir por

decenas para repartir entre sus generales, y con los que recicló su pasión por las

Page 25: El último Disidente

25

novelitas soviéticas sobre la Guerra Civil o la Segunda Guerra Mundial—; pero nada de

un nivel más sofisticado, como las constantes lecturas de Fidel sobre Roma. De

cualquier manera, con más o menos tonelaje de sangre a su haber que se le achacan por

indiscriminados fusilamientos, debemos aceptarle una simpática habilidad de hombre

que sabe lanzar una mirada irónica sobre todo lo que le rodea. Recuerdo la ocasión en

que escuchábamos una arenga de Fidel en la que apelaba a una conducta espartana y

sobria de la población y el codazo con el que Raúl me subrayó su observación de que

“ni te preocupes, que en el proceso cubano, la austeridad dura siempre muy poco”.

Esto último puede ser, al fin, una buena noticia. Esa cierta comprensión de Raúl por

la debilidad humana habla de un hombre con el que se puede negociar. En definitiva,

duro o flojo, sanguinario o no, la posibilidad de lograr la apertura sigue vinculada a la

habilidad de los americanos —y de lo que quede de inteligencia en Miami— para tratar

de acercársele sin emitir las señales equivocadas, sin obligarlo a que vuelva a

atrincherarse. Todo depende, en verdad, de la calibración. Nunca habrá apertura desde

posiciones de debilidad para los cubanos. La perspectiva de hundir en el mar la isla

antes de entregarse es la única verdad de la Revolución Cubana. Denlo por seguro.

Y que Raúl sea el hombre con el que iniciemos el diálogo, depende por lo pronto,

según sus propias palabras, de que sobreviva a la noticia de que el Comandante en Jefe

ya no está entre nosotros.

Page 26: El último Disidente

26

FIDEL : UN PUNTO DE VISTA

SÁBADO SÁBADO SÁBADO SÁBADO 14141414 DE MAYO DE MAYO DE MAYO DE MAYO,,,, 2005200520052005

Debió salir en La Tercera, de Santiago de Chile, el

domingo 15 de mayo de 2005. Publicación objetada.

Me imagino que el principal escollo del gobierno chileno para enfrentar el actual

diferendo con Fidel Castro y cómo lidiar con él sea una certidumbre quizá

desmoralizante: que al final haya que darle la razón. Pueden dar por seguro que, desde

la perspectiva cubana, todo está viciado de origen. La palabra lidiar, para empezar, es la

que está de más. Si alguien aquí no está loco es el presidente cubano, que ha dado

muestras abundantes de racionalidad y pragmatismo en los últimos 45 años. Desde

luego, no cree que una suerte de izquierda que tanto gusta de mirarse a sí misma como

moderada y disponible para la negociación en cualquier frente, sobre todo si de negociar

con los gringos se trata -- como acaba de demostrar ahora mismo en Chile -- tenga nada

que enseñarle. Lo cierto es que apenas le da un voto de confianza y cree que con ella ha

obtenido una victoria irrefutable sobre sus sempiternos enemigos, ésta hace que se le

vaya como agua entre las manos. José Miguel Insulza está sobre la raya blanca pero,

antes de cruzarla, saca su pañuelo blanco y decreta el empate. Ese es el movimiento que

efectúa. Retomar un largo trecho desde su posición anotadora, tomar de la mano a

Condoleezza Rice y llevarla a rastras hacia donde la cinta de la meta no había sido aún

quebrada. Era la primera vez que Fidel lograba conjurar el embrujo de la omnipotencia

americana en la Organización de Estados Americanos (OEA) y de pronto se queda

como aquel personaje de Hemingway: el ganador que no gana nada.

Déjenme explicarles algo. Porque se trata de una guerra muy vieja.

Más que la descripción de ministerio de colonias —con la que Fidel se regodea a la

hora de describir a la OEA—, la realidad es que su modus operandi la sitúa en un nivel

inferior del escalafón: ciertamente, el traje de “ministerio” le queda grande. Hablando

Page 27: El último Disidente

27

en plata (y ya es inevitable desde aquí comenzar a darle la razón a Fidel), la OEA no ha

sido más, al menos ante el caso cubano, que una división —branch dirían los

americanos— de los servicios de inteligencia. Y no en un escalón muy prominente.

Advierto que no se trata de quitarse el sombrero ante Fidel bajo los requerimientos de

alguna clase de militancia y por lo tanto de transgredir el análisis. Se trata de hechos

basados en información desclasificada de los propios Estados Unidos. Lo cierto es que

la OEA estaba en el tercer lugar de prioridades cuando se preparaba la desgraciada

invasión de Playa Girón. Al menos el 28 de enero de 1961, en la primera reunión de

contacto del presidente John F. Kennedy con los oficiales de la CIA encargados de la

operación, estos situaron el comprometimiento de la OEA en un incoloro traspatio de su

proyecto. Primero, incrementar las actividades de la CIA en el campo de la propaganda,

incrementar las acciones “políticas” (sic.) e incrementar los sabotajes, todo sin

descuidar los sobrevuelos de abastecimientos de armas para los insurgentes en la isla.

Segundo, revisar las propuestas al presidente para activar el despliegue de fuerzas

anticastristas en el territorio cubano. Y tercero, el empleo de la OEA para santificar a

nivel de los gobiernos del área la próxima restauración contrarrevolucionaria en Cuba.

Kennedy acabado de estrenar en la Casa Blanca y ya el río arrastraba el sonido de esas

piedras.

Se pueden imaginar la excitación, la alegría, la manera en que Fidel disfrutaba el

hilvanado de su batalla sobre la OEA a más de 40 años de aquellos avatares. Y la

seguridad de su victoria. Además de que la iba a ganar sin comprometer en el teatro de

operaciones una sola de sus fuerzas. Sólo vicarios. Puros emisarios. Sólo fuerzas

delegadas. Hete aquí, sin embargo, que es el gobierno chileno el que se encarga

inesperadamente de reacomodar su posición cuando ya toda la izquierda

latinoamericana —en la más exhaustiva gama de sus matices: moderada, radical,

francamente comunista, socialista, de centro, reformista— estaba arañando la presea. En

ese sentido, no es nada difícil la tarea de entender la airada reacción de Fidel porque a

ojos vistas la jugada de José Miguel Insulza fue totalmente gratuita e innecesaria, pese a

que pueda argumentarse que fue el compromiso con la señorita Rice para obtener su

aquiescencia, el compromiso de denostar al menos un tantito sobre ese asunto de la

democracia en Cuba a cambio de retirar la candidatura del canciller mexicano Luis

Ernesto Derbez, que era su último caballo de batalla. Insulza ya tenía la candidatura en

su bolsillo y a Condoleezza sólo le quedaba como reserva, si acaso, alguna empecinada

maniobra de pataleteo (con la que hubiese, sin duda, magnificado —y de manera

Page 28: El último Disidente

28

escandalosa— su desastre) cuando el ministro chileno desconoce al tropel de gente que

lo había apoyado y se lanza en brazos del adversario que precisamente todos estos

denodados hermanos del subcontinente creían haberse sacudido de encima. Ah, pobres

hermanitos. Acababan de ver a Condoleezza avocada a ofrecer una crisis aún más honda

en la OEA, sin un candidato posible y la incoherencia y vacilaciones de una larga pelea

en una institución que de todas maneras se le había ido de las manos. Y, ah, pobre Fidel.

Incluso esa larga pelea hubiese sido aún mucho más dulce que el disfrute de arrebatarle

la presidencia a los candidatos de Washington.

No creo que haya que ser un Fidel Castro irascible y vociferante para sacar las

garras ante declaraciones y conducta como las de Insulza. Pero la costumbre de la media

es ya referirse a las complejidades mentales del cubano. Pero déjenme decirles que en

casos como este sus tales complejidades son casi nulas. Es uno de los tipos más claros

del mundo y casi que infantil sobre todo en lo tocante a su espíritu competitivo. Donde

las cosas se complican —y esto lo he visto yo desarrollarse muchas veces— no es en su

personalidad, si no en los receptores de sus ataques, que al no entender la simpleza del

mensaje son ellos los que comienzan a darle una extraña carga a los embates que

reciben de este político, de este veterano de tantas batallas. Yo recuerdo un día que

Fidel se rió muchísimo en una de las habitaciones del hotel Habana Libre —el antiguo

Hilton— reservadas para los cabildeos de la dirigencia cubana en el transcurso de la ya

legendaria Conferencia Tricontinental de 1966, a la que asistieron líderes

revolucionarios de todo el mundo, cuando le preguntó a Luis García Guitar, su

embajador en El Cairo, que era lo que pensaban los árabes y cuáles eran sus ambiciones

para ese cónclave, a lo que García Guitar le respondió que, sencillamente, no sabía.

“Pues yo no lo sé, comandante”, dijo. Lo que al presidente Osvaldo Dorticós, allí

presente, le pareció una respuesta insólita, sobre todo viniendo del embajador en aquella

posición clave del mundo árabe, por lo que le espetó que la respuesta le parecía

“demasiado simple”, a lo que el rechoncho embajador nuestro —era muy rechoncho,

una sólida mole de baja estatura— le respondió: ¿Y no será acaso usted el que lo

complica todo, presidente.” Esto provocó un ataque de hilaridad de Fidel y sirvió para

que durante casi todos los días de la conferencia se estuviera refiriendo a Dorticós como

el Presidente Complicado.

También es cierto que nunca ha habido un verdadero lenguaje de entendimiento

entre la Revolución Cubana y Chile, incluso desde tiempos anteriores a Salvador

Allende. Es la puja entre una república que quiere ser seria y meticulosamente ortodoxa

Page 29: El último Disidente

29

en las relaciones diplomáticas, como supuestamente deben ser éstas en un mundo

civilizado y que se le supone cada día una tendencia más aguzada a la negociación, y el

crudo desenfado de la contingencia revolucionaria. No me tomen a mal. En definitiva la

ambición cubana no deja de ser más novedosa y de convocar los aires de la aventura.

Pero con Allende tampoco hubo la facilidad de un lenguaje de acceso directo. No lo

hubo siquiera cuando al gobierno de la Unidad Popular se le abrió la perspectiva de

obtener grandes cantidades de armamentos pesados —tanques, artillería, quizá aviación

de caza— directamente de la Unión Soviética. Lo cierto es que cuando Fidel estuvo en

posesión de los informes que indicaban que ya había movimiento de la flota mercante

soviética con los primeros tanques y piezas de artillería rumbo a Chile, comenzó a

sabotear el plan. ¿Armamento soviético en su propio patio sin que él participara en la

transacción? Ni pensarlo. Además, los soviets significaban en ese momento una opción

de “civilidad”, nada que se pareciera a un quebrantamiento de las leyes internacionales,

o a una subversión del orden, ni siquiera dentro de Chile. Hasta los militares chilenos —

en pocas semanas devenidos sangrientos golpistas— se hubiesen entusiasmados con

esas formidables máquinas de combate T-60 en sus polígonos.

Querer hallar una respuesta al actual desaguisado chileno cubano en la

hipersensibilidad o un supuesto síndrome sicopático de Fidel Castro es un error, o por lo

menos echarle la culpa al bando que se ha visto defraudado. Bueno, más que error, una

perdedera de tiempo —como dicen los cubanos. Por ahí no se va a ningún lado. Y la

tesis de que la embestida de Castro contra Insulza tras sus negociaciones con

Condoleezza Rice en buena medida se ajusta a un guión casi preestablecido, guión

según el cual Cuba debía haber dado por sabido la concesión de Insulza e, incluso,

aceptarla de buen grado, como muestra de madurez política, es inadmisible para el

estadio regular de asimilación de la mentalidad castrista.

INNECESARIO TODO EN LA HORA DE UNA VICTORIA

Si a alguien se lo debía Insulza —y el presidente Ricardo Lagos— era a Fidel Castro,

que se equivocó también al pensar que al final Insulza no actuaría como un atildado y

gentil diplomático dispuesto a tenderle a los americanos un conteo de protección. Al

virarse en contra de Fidel —y de sus combativas huestes— para hacerle el favor a

Condoleezza y a la administración Bush, obligaron la respuesta inmediata del guerrero.

Mal momento para Insulza equivocarse.

Page 30: El último Disidente

30

Fidel está haciendo un uso muy productivo de sus últimos años. Y de la

información acumulada.

Page 31: El último Disidente

31

LA SONRISA DE LA GIOCONDA

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 23232323 DE ABRIL DE ABRIL DE ABRIL DE ABRIL,,,, 2006200620062006

Han perdido mucho tiempo y han sido muy torpes, por no mencionar la falta de

independencia y escasez de imaginación. La última oportunidad de restauración

contrarrevolucionaria la perdieron hace tantos años —en las arenas de la batalla de

Playa Girón (1961)— que es ya un recuerdo de abuelitos. Quizá aún les quedara una

reserva de energía a la caída del campo socialista, cuando pusieron todas las esperanzas

remanentes en un supuesto efecto dominó que daría cuenta —¡al fin!— de su Némesis.

Los menciono para empezar porque son ellos los que intentan gobernar en Cuba

después de la muerte de Fidel. Ustedes sumen todos esos años para que sepan el tiempo

en que perdieron el contacto con la realidad cubana. La sola proposición de esa apuesta

es además de obscena, ridícula. Después de tantas bombas y cañonazos, ahora hay que

esperar a que Fidel Castro se muera en su cama —me imagino que enfundado en sus

pijamas de seda negra pero con las botas puestas (ojo, parecen las de campaña de uso

regular del ejército, pero son de factura italiana y fabricadas a la medida). Desaparecido

desde hace rato el carismático Jorge Más Canosa, los candidatos de la propuesta del

exilio son a duras penas reconocidos por unas docenas de habitantes de la isla. Ni qué

decir de sus programas políticos aparte de que quieran recuperar —si aún estuviesen en

pie— sus viejas pocilgas. Muy difícil para quienes han pateado (es una forma cubana de

expresión deportiva) a los americanos, tragarse el cuento de los que no dan un paso sin

saber qué pensará la CIA. Además de que, en el campo de la sociología, sería como un

ritornello perfecto: ellos, que establecieron las condiciones de asfixia y opresión que dio

lugar a la Revolución Cubana, regresarían para devolvernos a la situación equivalente.

Así que, para responde a la famosa pregunta de que qué diablos pasará después de

Fidel, la respuesta inevitable es virarnos hacia donde se halla el único candidato visible

y posible… en la isla. Raúl Castro. Con él, desde luego, no cuentan en Miami. Por eso

la premura por destruirlo de antemano, asesinarlo, meterlo preso, a galeras, condenarlo

Page 32: El último Disidente

32

en La Haya, acabar con él, en suma y a como de lugar. O díganme ustedes qué

posibilidades le quedan a unos futuros presidentes de Cuba que dicen llamarse Carlos

Alberto Montaner, Carlos Saladrigas o Lincoln Díaz Balart. Escollos de diversas índoles

se les presentan en su camino de ascenso al poder. El primero es que Fidel (él aún no ha

fallecido, recuerden) solo habla de gobierno a gobierno con los Estados Unidos y no con

estos mandarines provinciales. Y que ha tenido la sabiduría en los últimos años de

convertir a Cuba en el país más estable del área. Pregúntenle si no a Bush cuánto él

agradece tener ese frente cubierto. Es más, pregúntenle qué no está dispuesto a hacer y

ofrecer para que se mantenga en esa calma. Segundo, que el hipotético candidato, Raúl

Castro, se encuentra ya, de hecho, en el poder. Pueden sacar esta cuenta, muy sencilla.

Después de casi medio siglo de gobernar en las peores condiciones posibles y de haber

sobrevivido a atentados, guerras civiles, amenazas atómicas, invasiones americanas,

guerras sucias, si hay un grupo preparado en este mundo para continuar con las riendas

de mando atrabancadas en su puño, son estos cubanos. Nada parece perturbarles, nada

los apremia. En el peor momento de su existencia como líder, después de la

desaparición de la Unión Soviética, cuando gobernantes de todo el mundo hacían coro

para aconsejarle a Fidel las más disímiles fórmulas de retirada, él optó —son sus

palabras— por escucharles “con la sonrisa de la Gioconda y la bíblica paciencia de

Job”.

Se discute mucho sobre la capacidad de Raúl para gobernar en ausencia de Fidel.

Bueno, el argumento no camina porque de una u otra manera él está al frente de las

principales tareas del Estado cubano desde hace años y lo que estamos viendo en

acción, ahora mismo, es su gobierno. Esa gente que se ha quemado (otro decir cubano,

éste por comprometerse) es el gobierno de la sucesión. O de la continuidad. O como se

le quiera llamar.

Luego, si hay transición o hay cambios, más o menos depende de la inteligencia del

aproche y de que no exageren la presión. En definitiva, tampoco esto no es nuevo ni les

asusta, porque allí hay cambios y movimiento todos los días, e incluso Raúl ha reiterado

públicamente la invitación de hacerlo en vida de Fidel, consciente de que el carisma y

presencia de su hermano haría las cosas mucho menos traumáticas. Olvídense de que

Raúl vaya a precipitarse en una carrera de sinecuras e intercambios con el enemigo que

sólo serviría para debilitarlo y terminar como Sadam Hussein; de ahí la validez de su

propuesta de actuar en presencia aún de Fidel, puesto que sólo él puede permitirse un

incremento de la velocidad. Es una desgracia que suela olvidarse con frecuencia que los

Page 33: El último Disidente

33

clásicos, de Lenin a Sartre, nos han enseñado que si hay algo flexible y capaz de

avanzar, al igual que retroceder, es una revolución.

Page 34: El último Disidente

34

NO SOLO EL PODER Y LA GLORIA

VIERNES VIERNES VIERNES VIERNES 19191919 DE MAYO DE MAYO DE MAYO DE MAYO,,,, 2006200620062006

Debió salir en Qué Pasa, de Santiago de Chile, el sábado

20 de mayo de 2006. Publicación objetada.

Una vez, en Angola, el general Menéndez Tomassevich al hacer un alto en sus correrías

tras el líder rebelde Jonás Savimbi y echar una ojeada a su paquete de correspondencia

—en su caso servido en valija diplomática— que incluía algunos ejemplares del

periódico Granma, supo a través de la transcripción de un discurso de su Comandante

en Jefe que el ingreso de divisas de Cuba se hallaba en su nivel más bajo. El viejo

Tomás —como llamábamos al general—, un revolucionario emotivo y fácil para

producir golpes de efecto, dispuso de inmediato que se extrajeran 2 millones de dólares

de la reserva especial de cinco millones de las tropas cubanas y se le enviaran a Fidel en

La Habana. La respuesta a la supuesta buena acción no tardó 72 horas en llegar a

Luanda. Llegó en forma de un cifrado. Y venía firmado por el ministro de las Fuerzas

Armadas. “Tomás —decía Raúl Castro—: ¿Y a ti quién te autorizó a regalar mi

dinero?”

Mi dinero. Su dinero. Bueno, la anécdota debe poner en perspectiva la muy

particular relación que se establece con el dinero en la Revolución Cubana. Una relación

que comienza y termina ahí mismo: en los dos hermanos. Y que está determinada por la

visión de plantación con que manejan el país. Todo lo demás son unas pequeñas a la vez

que herméticas estructuras que efectúan las transacciones y llevan los estados de

cuentas. Aclaro que en todo momento cuando hablo de dinero me estoy refiriendo a

dólares, a divisas, a moneda libremente convertible, a la platita que ha destapado el

último escándalo sobre las supuestas intimidades de Fidel Castro (¿Qué otras

intimidades pueden quedarle a los 80 años que no sean crímenes y fortuna?) expuesta en

un reportaje de bastante dudosa factura de Forbes, y no a lo que el común de los

Page 35: El último Disidente

35

cubanos llama “chavitos” y que es la moneda de su uso corriente y sólo aceptable para

adquirir artículos de primera necesidad. A decir verdad, lo llamativo en este caso no es

el reportaje (es la segunda o tercera vez que le achacan al cubano una montaña de dinero

semejante) sino la virulencia del contraataque de Fidel, inexplicable en alguien con una

piel tan dura. La reacción desde La Habana debe tener desconcertados a los editores de

Forbes, tan acostumbrados como estaban a esa invectiva anual, y especialmente porque

no deben tener la menor posibilidad de probar su aserto.

Fidel nunca deja huellas porque todo se produce y manifiesta por el Estado. El

principio —quizá, de tanto repetirse, haya perdido toda noción de objetividad— es que

Fidel lo maneja todo como su finca. Desde un botón de camisa que se importe de China

hasta el último millón de dólares que ingresen por una venta de habanos, no sólo es de

su conocimiento sino que necesita de su aprobación. Igual que ahora maneja los

ingresos que le reporta el petróleo de Chávez, así manejaba los excedentes de petróleo

soviético que lograba situar a su favor en el mercado internacional. A la hora de

distribuir, él, desde su oficina en el Palacio de la Revolución, se encarga de preguntar

cuánto hay disponible. Luego procede a repartir “los buchitos” —es el lenguaje. Tanto

para tal ministerio, tanto para el otro. Esto es, fíjense bien, en cuanto al dinero que

ingresa al Estado de manera regular y santificado por el comercio más ortodoxo —

“limpio de polvo y paja”, como también es el lenguaje. Hay otros dineros, desde luego,

que tienen un origen “colateral”, por llamarle de alguna manera al que es producto de

cualquier negocio reprobable o de origen no apto para la publicación. O que surge de las

muchas donaciones, por ejemplo, que sus socios políticos del Medio Oriente deciden

hacerle. Cooperaciones, como se les designa, con la mejor buena fe. Ese es un dinero

que siempre aterriza en efectivo en Cuba y que de la misma forma se envía para bancos

de Europa —digamos en Alemania o en Suiza—, pero cuyas casas matrices están a su

vez fuera de esos territorios —digamos, en España. Esas son las cuentas, que aunque no

se encuentran a nombre de Fidel Castro, son de Fidel Castro. Los negocios vienen de

muy lejos, desde las primeras semanas del triunfo revolucionario, cuando la conocida

“madrina de la Revolución” Celia Sánchez mandó a depositar dinero para Fidel en

Suiza. Quizá no haya existido una persona más incondicional de Fidel, desde la época

de la Sierra Maestra. Y ese imperio de poderes subterráneos comenzó bajo su atenta

mirada. Por lo demás, son estos los bancos que mantienen al día a Fidel de una inmensa

y preciosa información sobre los movimientos bancarios internacionales. Es obligación

puntual mantener informado a un cliente de esa importancia.

Page 36: El último Disidente

36

En el orden interno, Fidel contó desde principios de los 80 con Emilio Aragonés —

un capitán de milicias, obeso y sibarita, que hizo méritos en la lucha clandestina contra

Batista—, a quien puso al frente de uno de sus más productivos frentes: el Banco

Financiero Internacional (BFI). En un principio, éste había funcionado como una filial

de la llamada corporación CIMEX, un invento a medio camino entre las operaciones de

inteligencia y la necesidad de generar algunos dólares fuera de las rígidas estructuras

estatales y a su vez funcionar como una empresa capitalista. El coronel José Luis

Padrón, miembro del Alto Mando del Ministerio del Interior y un héroe de la guerra de

Angola, fue puesto al frente de CIMEX, tarea que dividía con la jefatura de las

empresas turísticas y las delicadezas de las relaciones con los Estados Unidos. El

chileno Max Marambio, “Guatón”, jefe del GAP (Grupo de Amigos del Presidente), la

escolta de Salvador Allende, y reciclado en Cuba como oficial de la Dirección General

de Operaciones Especiales, fue nombrado su delegado en CIMEX, mientras que el

silencioso, enigmático comandante Ramiro Valdés, ministro del Interior, supervisaba.

Se le achaca a Marambio haber obtenido un modesto capital inicial de 70 000 dólares, a

través de unas amistades suecas, para comenzar la operación, y también sus éxitos

iniciales. Me he detenido en estos cuatro personajes porque puede decirse que, en lo

esencial, la estructura del movimiento con las divisas de Fidel en su forma actual

comenzó con ellos. El caso es que pronto necesitaron de un banco y que la única

institución cubana de esa clase existente —el Banco Nacional de Cuba, una especie de

Oficina del Tesoro Nacional, en cuya silla de ejecutivo principal se sentara una vez el

Che Guevara— resultaba incapaz y sin empuje alguno para afrontar una transacción

fuera de la mecánica “socialista”. Fue cuando surgió el BFI, primero como una

dependencia del propio CIMEX y luego como institución independiente. El caso es que

a Fidel no le gustó nada la idea de que estos “muchachos” de CIMEX empezaran en el

juego de trasegar ellos con bancos extranjeros. Desde entonces, el BFI trabajó como un

banco privado, a través del cual las instituciones estatales cubanas obtienen cartas de

crédito, aunque establece como norma inflexible para respaldarla el pago de un 5 % de

interés. El mismo Banco Nacional de Cuba debió recurrir al capitán Aragonés para que

le garantizara sus créditos y lo ayudara a salir del atolladero de algunas deudas.

Advierto que no todo fue sonrisas con este grupo de fundadores. El más golpeado ha

sido José Luis Padrón. Un día del verano de 1986 Fidel lo llamó para que le llevara 20

millones de dólares en efectivo que necesitaba para “un compañero gobernante de las

islas del Caribe”. Fidel le había dicho a José Luis que mantuviera siempre sin tocar 20

Page 37: El último Disidente

37

millones de CIMEX en las arcas del BFI. José Luis, por su parte, había creído

conveniente jugar a la bolsa y puso a correr ocho millones en esa aventura, por lo que

solo disponía de doce millones. Del primer rebote, José Luis fue a dar al Amazonas,

como participante de una expedición en canoas rústicas que debía develar los

conocimientos de navegación de las sociedades precolombinas en una tirada de dos

años, dando remo y comiendo caracoles —cuando los hubiese— desde los andes

peruanos hasta la isla de La Española.

Poco tiempo después, a principios de los 80, surgieron otras fuentes de divisas,

colocadas indefectiblemente bajo la sombrilla de la Seguridad del Estado y que por tal

razón se les asociaba de forma automática con Fidel. La más celebre de todas, MC, un

departamento de la Dirección Z (o “Ilegales”) de la Inteligencia cubana, surgió como

un desprendimiento de CIMEX, para crear cualquier clase de negocios en países

cercanos a Cuba que le brindaran cobertura económica así como “fachada” de

comerciantes, a los agentes cubanos en sus destinos de matarifes o informantes en los

países del área, al frente del cual se designó al coronel Antonio de la Guardia, uno de

los oficiales emblemáticos del aparato de Seguridad, que pese a todo terminaría fusilado

como chivo expiatorio de Fidel cuando éste requirió sacudirse de la acusación de

narcotráfico. Pero es una hipótesis en muchos casos aventurada que el florecimiento de

los negocios en dólares partiera de la iniciativa personal de Fidel. En realidad, se trataba

también de negocios que se creaban dentro de las propias oficinas de la Seguridad,

como resultado de los intereses de grupos que desarrollaban, y en otros eran de civiles

que se ponían al amparo de la Seguridad para poder actuar. El más celebre de esta

galería es Héctor Carbonell Méndez, alias “El Güiro Carbonell”, que descubrió el

formidable método de hacer algunas compras con amigos panameños para surtir los

artículos de las tiendas de turismo habaneras y le enviaba paquetes de dinero con una

parte de las ganancias al general José Abrantes, el ministro del Interior nombrado en

1985. Por lo cual se ganó el inmediato aprecio del respetable general y una posición de

intocable… aunque no intocable de forma permanente, porque tanto a Abrantes como al

Güiro se les defenestró sin miramientos y condenó a penas de cárcel en el año 1989,

cuando Fidel necesito a su vez sacudirse de aquel Ministerio del Interior de nuevos ricos

y proclamó que sus integrantes, a partir de entonces, tenían que ser como “mirlos

blancos”, así de puros los concebía. En pocas palabras, no solo mirlos y no solo blancos,

sino también sin un dólar en sus bolsillos.

Page 38: El último Disidente

38

Es indudable que la tenencia de divisas en las fuerzas revolucionarias ha devenido

en una especie de marca de cenizas que te puede llevar, más temprano que tarde, al

patíbulo. Vean el caso de Carlos Aldana, el todopoderoso secretario ideológico del

Partido Comunista, cuya carrera política resultó destruida para siempre por la acusación

de tener a su nombre una tarjeta de crédito de matriz panameña. Pocos se han salvado

del escarnio, como es el caso de Abraham Maciques, durante largos años jefe de una

tienda de cadenas en dólares y del exclusivo Palacio de las Convenciones de La Habana.

Otro afortunado es Rodolfo Fernández, a quien se le conoce como Rodolfo Conaca, por

la primera oficina bajo su mando al triunfo de la Revolución (Comisión Nacional de

Acueductos y Alcantarillados) y que se dedica a las compras de artículos de consumo

personal de Fidel (incluida las gabardinas españolas de sus uniformes) desde mediados

de los 60, y que parece estar a salvo de cualquier proceso inquisitorial en virtud de la

confianza depositada por Celia en él, y a la forma casi mística en que Fidel conserva las

cosas relativas a Celia desde su muerte en 1980. Al menos, en lo que se refiere al

círculo cerrado de Fidel, lo más saludable es mantenerse alejado de las divisas. Que él

siga repartiendo y organizando los buchitos. Carlos Lage, con el cargo de vicepresidente

del Consejo de Estado, es por lo pronto el hombre a cargo de llevar el dinero líquido en

esa oficina, y únicamente a Fidel está en la obligación de reportarle. Queda alguien, sin

embargo, fuera del control financiero del Jefe y que hace muchos años está

amontonando una fortuna fuera de Cuba. Se supone que la atesore en países tan inocuos

como Ecuador o Italia, donde también debe haber dislocado personal suyo en espera de

un eventual exilio de la segunda familia real cubana. El coronel Luis Alberto Rodríguez,

el joven casado con Deborah Castro Espín, la hija mayor de Raúl, y cuyo alto rango

militar no responde —como se pueden imaginar— a su participación en ninguna batalla,

lleva los negocios de la familia desde una llamada “área de inversiones de las Fuerzas

Armadas Revolucionarias en moneda libremente convertible” y que tiene bajo su

control una extensa cadena de hoteles y tiendas de artículos para turistas. De seguir así

la actividad, quién quita que el próximo año Forbes incluya a Raúl en su lista.

Page 39: El último Disidente

39

LOS 80 AÑOS DE FIDEL

VIERNES VIERNES VIERNES VIERNES 28282828 DE JULIO DE JULIO DE JULIO DE JULIO,,,, 2006200620062006

[UNA ENTREVISTA DE PEDRO SCHWARZE]

—¿Cuáles son los hitos de la infancia que definieron a Castro hasta hoy?

—Los primeros choques sociales de su vida comienzan en el período en Santiago

de Cuba, en el colegio La Salle. Lo llamaban "judío" porque sus padres no estaban

casados por la Iglesia. Pasó mucho tiempo hasta que Ángel (Castro Argiz, su padre) se

divorció de la mujer anterior y se casó con Lina (Ruz González, su madre).Incluso hay

un sacerdote que abofeteó a Fidel en algún momento y eso lo marcó notablemente. Se

produce un cambio muy positivo en su vida cuando Lina se casa con el viejo Ángel y lo

trasladan al colegio Dolores de Santiago de Cuba, que era de los jesuitas.Su encuentro

con la disciplina militar y con el sentido misionero que lo va a acompañar toda su vida,

comienza en el colegio Dolores, donde se hizo un estudiante devoto y un gran jugador

de básquet. Después hace el Bachillerato en el colegio Belén, que era probablemente el

más importante de Cuba en los 40 y 50 y también era jesuita El encuentro decisivo de su

juventud -como lo será después en la universidad su encuentro con el comunismo- fue

con la Compañía de Jesús. Es el momento definitorio de su carácter y personalidad.

Castro pudo haber terminado en Papa. Si no se encuentra con el comunismo en la

universidad, seguro termina en Papa o como un cardenal revolucionario.

—Algunos han comentado que Castro se parece mucho a Juan Pablo II en su perfil

autoritario, en su obstinación, en tirar el carro contra la corriente mundial

—Fidel no tira del carro en contra de todo el mundo. Además, ¿quién es primero en

la arena internacional: Juan Pablo II o Fidel? Debiéramos comparar a Juan Pablo II con

Fidel y no al revés. Decir que va en contra de todas las cosas puede significar que es un

hombre obstinado, y Fidel no es un hombre obstinado. Una muestra de que no es un

hombre obstinado es que lleva 47 años en el poder. Un hombre obstinado hubiese sido

quebrado fácilmente. Fidel es un hombre muy inteligente, pragmático, con una

Page 40: El último Disidente

40

capacidad de maniobra extraordinaria. El Papa, en cambio, está montado sobre una

estructura mucho más celosa y rígida que la de Castro. Fidel tiene que responder a una

dinámica más violenta y rápida. Como todo gran hombre en la historia, Fidel toma

cosas de todas las escuelas posibles lo que le conviene, y tomó algunas de la Iglesia

Católica, como el sentido misionero y el sentido de organización militar que le dieron

los jesuitas.

—¿Cómo era la relación de Castro con sus padres?

—Lo primero que hizo Fidel fue quemarle los cañaverales al padre en medio de la

guerra en su hacienda. También hizo la reforma agraria en su finca en Birán. Siempre ha

demostrado que él está por sobre la familia. Eso no quiere decir que no tenga una

familia, porque la tiene, ni que tenga una vida familiar secreta...

—¿Pero cómo era en su infancia con su padre y con su madre?

—Hay muchas anécdotas, como, por ejemplo, cuando amenazó con quemar la casa

si no lo mandaban a La Habana. U otra vez que necesitaba dinero, el padre no se lo

quiso dar y quemó otra cosa. El violentaba las acciones, pero era un mundo también

muy violento, donde los padres la ejercían también sobre sus hijos. El padre de Fidel era

un gallego casi analfabeto que había extendido todo su latifundio a costa de irle

corriendo la cerca nada más y nada menos que a la United Fruit. Era un mundo al borde

de la delincuencia y de la violencia, donde el primer regalo que le hicieron a Fidel -que

se lo hizo su hermano Ramón- fue una pistola. Vistas desde la perspectiva urbana del

mundo de hoy, pueden parecer horroríficas, pero en ese mundo no.

—Se dice que Fidel es un gran seductor con las mujeres. ¿Es así o es más mito que

realidad?

—Es un señor seductor. Les hacía poemas a las mujeres cuando se enamoraba. Le

encanta seducir y enamorar a las mujeres. Eso es muy cubano y español. Pero a su vez

mantiene a su familia en reserva. La cubre con el argumento de la seguridad, lo que es

cierto, pero lo principal es que no mezcla a su familia con el resto de la gente.

—Más allá de las mujeres, ¿con qué tipo de personas le gusta estar a Castro?

¿Quiénes lo aburren?

—Lo aburre casi todo el mundo. El mundo que lo rodea, y que él mismo ha creado,

es un mundo subordinado y entregado a su mando. ¿Cómo un hombre tan inteligente se

rodea de gente tan inocua o de gente de tan bajo registro intelectual? Fidel no tiene a

grandes intelectuales a su alrededor, y trata a los intelectuales con un cierto resquemor,

miedo, precaución, como fue con Sartre. García Márquez, por ejemplo, es un hombre

Page 41: El último Disidente

41

adocenado, doblegado ante Fidel. No creo que sea el tipo de intelectual que saque a

Fidel de sus casillas, que sería el intercambio ideal. Un hombre muy inteligente necesita

muchas contradicciones, muchos desafíos. A Fidel le gusta elaborar desafíos en

términos generales, en términos políticos globales. Pero en la relación personal no le

conozco a Fidel mucha gente que lo contradiga.

—¿Y quiénes son sus amigos?

—Él no tuvo mejor amigo en su juventud que Alfredo "Chino" Esquivel, y le dolió

muchísimo cuando Esquivel le dijo en 1960 que se iba del país. Fidel lo recibió 30 años

después, en Cuba, y le regaló una caja de tabaco firmada. Cuando el Chino regresó,

meses después, ya Fidel no lo recibió. El rompimiento de esas amistades lo hizo, más

que un hombre solitario, un hombre blindado, a prueba de la soledad. Tuvo que escoger

entre su vocación de ser humano y su vocación de líder de la revolución cubana. El no

puede estar en la posición en que está y tener amigos.

Fuentes también cita el caso del general Arnaldo Ochoa, quien fue fusilado en Cuba el

13 de julio de 1989 junto a Antonio de la Guardia, Amado Padrón y Jorge Martínez.

Todos habían sido acusados de "alta traición a la patria y a la revolución", cargos que,

según muchos analistas occidentales, escondían una purga interna de Castro para evitar

que se produjera un proceso como la Perestroika en la ex URSS. Sobre Ochoa, Fuentes

dice que "tuvo una relación muy estrecha con Castro, pero lo liquidó. El último gesto

que tuvo con Ochoa, ya no de amistad sino de compasión, fue cuando lo cogieron preso

y lo llevaron a una reunión con Raúl. Fidel esperaba que Ochoa confesara toda la

mierda que estaba haciendo en Angola... pero no lo hizo. Fidel tenía una botella de agua

mineral, y cuando le dijeron que Ochoa no había hablado, la reventó contra la pared.

Fue más un gesto de fastidio, de compasión que de amistad. Sabía que iban a fusilarlo

en un mes".

—¿Cómo es la relación de Castro con su familia?

—Fidel tiene una relación de familia. Hubo un momento en que uno de sus hijos

vio a un disidente en La Habana. El muchacho fue a la casa y empezó a preguntarle a

Fidel por qué había tanto repudio contra los disidentes. Fidel le dijo que eran enemigos

de la revolución, y llamó por teléfono a Furry (Abelardo Colomé Ibarra), el ministro del

Interior: "Oye, Furry, tengo aquí a mi hijo delante, ¿qué es lo que pasa con este

disidente?". Furry le dio su versión, y Fidel dice que son unos cabrones. Colgó el

Page 42: El último Disidente

42

teléfono, miró al hijo y le dijo: "Yo me imagino que tú no estarás viendo a esos

disidentes". Eso quiere decir que Fidel hace una vida familiar. En otro momento había

un tigrillo que habían traído de Nicaragua, que estaba en una jaula en Tropas Especiales.

Antonio, su hijo, se puso a jugar con el tigrillo y éste lo arañó. En siete u ocho minutos

entró el propio Fidel manejando el Mercedes hecho un demonio, en bata de casa y con

la pistola al lado del asiento, cagándose en la madre de todo el mundo, diciendo que los

animales son fieras y tienen que estar en el zoológico. Es la reacción de un padre y, a su

vez, un dirigente, una mezcla de ambas cosas. No hizo nada más. Se dio cuenta de que

todos los muchachos que estaba allí eran de la edad de su hijo, eran todos

irresponsables, unos chiquillos.

—¿Cómo se puede definir su relación con Raúl?

—Es una relación que Fidel necesita, que Fidel utiliza y que para conveniencia de

Fidel es su hermano de sangre. Creo que Raúl ha conspirado más en contra de Fidel que

Fidel en contra de Raúl. Pero Raúl no tiene el aliento ni el umbral personal y político de

Fidel. Es un hombre muy inteligente y muy dedicado al trabajo, y eso le conviene a

Fidel, que es un genio político.

—¿En la intimidad es una relación distante?

—No, Raúl ve a Fidel cada vez que quiere. Pero Fidel está en su pedestal, y no se

baja de ahí ni para su hermano. Recuerdo que para un cumpleaños de Raúl, Fidel fue y

le llevó unos camarones. Y Raúl le decía "Ay Fidel, qué fáciles te han salido las

cosas".Raúl siempre tiene un cierto resquemor. Ha estado obligado a jugar un papel de

segunda con Fidel, toda su vida. Un papel para el que no estaba preparado. Eso ha

creado un sedimento de incompatibilidad entre los dos hermanos que a Fidel le importa

un carajo. Esa relación de hermandad que tienen muchos no existe entre Fidel y Raúl.

Fidel no la tiene con nadie. Es algo que se proclama para crear una imagen represiva en

el país, pero entre los dos no hay nada. Los exilios de Raúl son anuales. Cada vez que

tienen una gran bronca, Raúl se va a la sierra. Pero es algo que sólo puede hacer Raúl. A

Fidel, Raúl siempre le va a llevar la cuenta de que entre él y el Che lo empujaron, y los

americanos, lo empujaron a él al comunismo. Ese no era el plan inicial de Fidel. Es

demasiado inteligente para eso.

—¿Cómo se sabe cuándo Fidel está enojado?

—A Fidel nada lo detiene. Puede reírse o estallar. Es uno de los mejores alumnos

de Maquiavelo, quien se pregunta si es preferible ser temido o amado. El que ríe mucho

es un hombre amado. El que estalla es un hombre temido. Por supuesto que Fidel

Page 43: El último Disidente

43

prefiere ser temido, y no le cuesta ningún trabajo. ¡Quién se le va a oponer! Enojado lo

vi una vez en Cayo Piedra, donde tiene su especie de Camp David. En enero del 85

habían venido dos representantes americanos a verlo a Cuba, y los invitó allí con la

delegación. Traían a un edecán militar que había sido coronel en Vietnam. Y algún

cabeza caliente decidió que como había estado en Vietnam había que dejarlo en La

Habana. Fidel estuvo dando patadas hasta que dijo: "¿Quién fue el que dio esa orden?".

Y un tipo llamado Ramírez, que estaba allí, dijo: "Comandante, fui yo". Y eso

impresionó a Fidel, que no siguió. Pasa del azafrán al lirio en un segundo. Nunca sabes

cuándo está enojado de verdad. Eso es circunstancial y de acuerdo al público o al

objetivo que esté persiguiendo. Esa es una de las cosas más grandes de Fidel: cómo

maneja su estado de ánimo aparente, siempre en función política. Todo en Fidel Castro

está manejado en función política.

—¿Dónde radica el olfato político de Castro?

—Es un adiestramiento. Al igual que el olfato de los cazadores, Fidel ha

desarrollado su olfato político y de seguridad personal. Hay dos cosas: una que es

consciente y otra es subconsciente. Un día pasó por una calle de La Habana, vio a un

personaje, y le dijo a José Abrantes (ex ministro del Interior, quien murió en prisión):

"Oye, Pepe, cógeme preso a este hombre, que está conspirando". Y lo cogen preso y

efectivamente estaba metido en una conspiración. Y Abrantes le dice: "Fidel, ¿cómo tú

supiste que ese hombre estaba conspirando?". Fidel responde: "Porque a ese lo conozco

de la universidad y estábamos peleados... es bien caradura porque estaba conspirando".

El caso de Eutimio Guerra es el más espeluznante de todos. A principios de la guerra en

la sierra, y cuando eran un grupo chico de 15 personas, cada vez que llegaban a un lugar

venía la aviación y los bombardeaba. Y comienzan a preguntar quién es el hombre que

los está traicionando. Había una confianza extrema en Eutimio Guerra, porque había

sido un compañero formidable. Una tarde están Fidel y Eutimio en un arroyito con las

patas en el agua, y Eutimio le pregunta a Fidel: "Cuando la revolución triunfe, ¿qué me

van a dar?" Fidel lo miró y pensó: éste es el traidor, porque ya le han hecho una

proposición y piensa quién le va a dar más. No le dijo nada: "Eutimio, lo que tú quieras,

chico". Esa noche Fidel le dijo a Ciro Redondo y a Raúl que Eutimio era el traidor. Lo

interrogaron, el tipo confesó y lo mataron. Fidel viene de la Universidad de La Habana

de los '40 y '50, donde las luchas políticas eran a balazos. Y luego completa su

educación cuando se empata con la revolución de Lenin, el marxismo y el Partido

Page 44: El último Disidente

44

Comunista. Ver a Fidel en situaciones de peligro, es una fiera. No responde a nada más

que no sea su instinto de seguridad.

—¿Cómo es el proceso de caer en desgracia con Castro?

—Totalmente circunstancial y político. Desde el punto de vista personal nunca caes

en desgracia con Fidel. El te parte los cojones si las circunstancias lo obligan. Hay que

decir en favor suyo dos cosas: una, que no es un tipo vengativo en el orden personal, y

dos, que es verdad lo que dice, que sus peores enemigos gozan de buena salud y están

aquí en Miami. Además tiene un sentido del humor muy especial. Eufemio Fernández

había sido enemigo suyo toda la vida y lo cogió en una conspiración. Antes de fusilarlo,

y sin que el tipo supiera que lo iban a fusilar, Fidel tuvo una larga conversación con él,

le dio tabaco y al salir de la celda, le dijo: "Y por cierto, guajiro, te vamos a fusilar esta

noche".Con Fidel todo depende siempre de las circunstancias políticas, los objetivos

políticos y su seguridad.

La relación de Fidel Castro con los líderes de la ex Unión Soviética es otro de los temas

que Fuentes conoce en detalle. Dice que el episodio determinante en ese campo fue la

crisis de los misiles, que se detonó cuando, en octubre de 1962, un avión espía de

Washington detectó en Cuba instalaciones para lanzar misiles soviéticos que podían

portar cabezas nucleares. Decidido a apoyar la revolución cubana y usarla como

plataforma en la región, Nikita Jruschov quiso contrapesar también la existencia de

bases misilísticas estadounidenses en Turquía. Fuentes dice que "la relación con los

rusos se definió para siempre en las seis o siete horas que pasaron entre el derribo del

avión U2 americano, el 27 de octubre de 1962, y la orden de Nikita Jruschov de retirar

los cohetes. Fidel no estaba preparado para eso. Era un revolucionario y estaba

preparado para la lealtad o para la traición, pero nunca para la decepción. Jruschov lo

decepcionó. En un momento determinado los soviéticos estaban muy entusiasmados con

Cuba. Fidel se dejó cortejar por los soviéticos, y Jruschov hizo por Cuba lo que ningún

dirigente del mundo hubiese hecho: el inicio, desarrollo y desenlace de la crisis de

octubre fue una operación monumental político-militar para defender la revolución

cubana. Jruschov tuvo todo lo que quiso, y la existencia de la revolución cuabana se

debe también a eso, pese a que decepcionó a Fidel. Después de la crisis de octubre,

Fidel comenzó a relacionarse con los soviéticos de manera más libre, lo que duró hasta

más o menos 1980, cuando Reagan accedió al poder y Brezhnev le dijo a Raúl Castro en

Page 45: El último Disidente

45

Moscú que si había un ataque de Estados Unidos, Cuba se tenía que manejar por su

cuenta".

—¿Recuerda algún episodio en particular que refleje la personalidad de Fidel?

—Escogería dos por su similitud. Durante la ofensiva del verano del '58 en la Sierra

Maestra, hubo un momento en que las fuerzas de Batista estuvieron pegadas al último

reducto rebelde. En esa ocasión en que Fidel lo vio todo perdido, reunió a los

comandantes que le quedaban y les dijo a todos que se dispersaran para comenzar la

guerrilla otra vez. "La guerra no ha terminado". Esto lo empató después con la crisis de

octubre. Cuando él se da cuenta de que los soviéticos se van a llevar los cohetes y que

Jruschov y Kennedy se han puesto de acuerdo y él ha quedado fuera del juego, Fidel se

inserta en el juego y sigue peleando. Hace una crítica demoledora a la dirección

soviética, pero a su vez mantiene la relación con los soviéticos en el mejor estado. Esas

dos actitudes reflejan su voluntad de continuar la lucha, de no aceptar la derrota

definitiva como solución a ningún problema. Siempre existe, aun en la peor

circunstancia, un margen de posibilidades.

—¿Cómo es la relación de Fidel con Chávez?

—Parece que es diferente. Chávez le ha salido un buen alumno. Supongo que

cuando fue el golpe de Estado contra Chávez, Fidel se enojó mucho. Pero el golpe le dio

la oportunidad de rescatar a Chávez con sus tropas en Venezuela, y eso puso a Chávez a

su disposición eternamente. Chávez es un gran político, y esa asociación con Fidel va a

rendir beneficios a varios.

—¿Hasta qué punto el surgimiento de Chávez fortalece a Castro?

—Antes de Chávez estaban los chinos, que han ayudado mucho a Fidel. Chávez le

ha ahorrado a Fidel muchas cosas, y además le ha dado el petróleo, que vende igual que

en la época de los soviéticos. Pero el éxito actual de la revolución no depende de

Chávez. Fidel previó este escenario hace mucho tiempo: que el neoliberalismo iba a

fracasar y que la revolución cubana va a resistir son enunciados anteriores a Chávez.

Chávez ha facilitado muchas cosas, y quizás las ha acelerado y le ha dado unos 80 años

más cómodos a Fidel, pero sin Chávez las cosas no hubieran variado mucho.

—¿Cree que Castro está preocupado del tema de la sucesión en Cuba?

—El día que Fidel se preocupe de la sucesión, ése no es Fidel. Primero, es más que

evidente que las revoluciones son tareas de una generación. Después quedan los efectos

de estas revoluciones y eso va variando porque hay una dialéctica de las cosas, incluso

de la misma revolución. ¿Cuántos cambios ha tenido la revolución desde 1959? No es la

Page 46: El último Disidente

46

misma revolución. La revolución tiene la habilidad de renovar constantemente a su

equipo de gobierno. Casi todos los que están al frente del gobierno nacieron después de

la revolución. Además, Fidel sabe que es absolutamente inútil: ¡cuando él no tenga el

control de las cosas, qué coños va a controlar! Lo que van a hacer después de Fidel es

problema de ellos. Fidel no piensa nada de eso. Además, es muy bueno que no sepan

qué va a pasar, porque eso los afila, los angustia y los convierte en feroces defensores de

ese poder.

Publicada en Qué Pasa, de Santiago de Chile.

Page 47: El último Disidente

47

EN AUSENCIA

Page 48: El último Disidente

48

LOS CUARTELES DE VERANO

MIÉRCOLES MIÉRCOLES MIÉRCOLES MIÉRCOLES 2222 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 2002002002006666

Al parecer Fidel no estaba bromeando hace apenas una semana —el pasado 26 de

julio— cuando amenazó con vivir cien años, veinte más de los que tiene ahora, pero

dejándoles claro a los americanos y al resto de sus enemigos que no pensaba pasárselas

gobernando hasta entonces. La noticia (lunes 31 de julio, a las 8,45 PM hora de La

Habana) de la operación quirúrgica y de que cedía todos los cargos y responsabilidades

a su hermano Raúl y a otros de sus compañeros, demuestra que, más allá del

chascarrillo, estamos ante un acontecimiento que tiene todas las pintas de haber sido

planificado. Por lo menos la idea le estaba dando vueltas y haciéndosele cada vez más

atractiva. Desde luego que si lo metieron de urgencia en el quirófano, por lo que el

mismo ha dado en llamar un “accidente de salud”, esto fue algo no premeditado,

especialmente si tomamos en cuenta su carácter supersticioso. Pero si descartamos la

posibilidad de que ya esté muerto, el accidente de salud lo único que hizo fue adelantar

la puesta en marcha del operativo. Es más, el tal accidente lo que ha venido a corroborar

es lo acertado de tener la contingencia prevista y el plan de respuesta a la mano. La

crisis intestinal aguda con sangramiento sostenido no estaba en los cálculos. Son más

bien elementos circunstanciales o sencillamente muy bien aprovechados.

El hecho es que la incertidumbre se apoderó de Cuba, de Estados Unidos y del

mundo en cuanto la información saltó. Como suele ocurrir con Fidel desde hace cinco

décadas, la noticia se puso al tope de las titulares, y él nuevamente en el centro de la

hechos mundiales, superando incluso hasta la guerra en Líbano —aunque tan solo sea

por unas horas. Y como suele ocurrir igualmente en su reino, donde no caben las

filtraciones, surgió la duda de si lo informado se rige a la verdad, o es el encubrimiento

de una tragedia. Así las cosas, mientras en Miami las calles se vuelven escenario de

algarabía y festejos, en La Habana el silencio y corrillos en voz baja se apoderan del

escenario.

Page 49: El último Disidente

49

Yo pienso que Fidel está aún en control de la situación por dos factores, para mí,

determinantes. Carlos Valenciaga, miembro del Consejo de Estado y jefe del despacho

del gobernante, el hombre que leyó el

mensaje, es “un hombre de Fidel” y

alguien conocidamente detestado por Raúl

Castro, por lo que no habría sido escogido

para entregar un comunicado así en caso

de que el máximo líder cubano no

estuviese al mando, y con su camisa ligera

de cuadros y su tranquila expresión

adolescente, no era exactamente la

imagen de uno de los delfines del

castrismo en los funerales de su

benefactor. Eso sin contar, la forma como está escrito el comunicado, que muestra la

mano y estilo de Fidel.

En caso de que la operación se haya hecho el domingo probablemente se esperó a

que pasaran los efectos de la anestesia, se despertara y se entendiera que estaba bien,

para el siguiente paso: dar a conocer la proclama. (George W. Bush, haciendo campaña

política en Miami, fue cogido tan de sorpresa como el resto de las humanidad mientras

demostraba lo que entiende que debe ser el mensaje de apertura democrática para la

Isla, al reunirse solo con sus amigotes de las filas más reaccionarias del exilio cubano.)

Otro elemento lo da el comunicado firmado de puño y letra por Fidel. Primero, deja en

la máxima incertidumbre a un país y una región, al anunciar interminables semanas de

reposo, y pospone los festejos por sus 80 años, del 13 de agosto, para el 2 de diciembre,

50º aniversario del desembarco del Granma. Es decir, cinco meses en que todo el

mundo quedará en vilo, a la espera de una resurrección apoteósica.

Por lo pronto la tranquilidad que se respira en La Habana es la habitual, no hay

unidades policíacas alrededor de la sección de intereses (de Estados Unidos), no hay

tanques desplegados en las calles. Los festejos de Miami por el fallecimiento que ya dan

como cierto no tienen ningún significado práctico para sus protagonistas aunque sí es

demostrativo de otro acierto estratégico de La Habana: que nuevamente Fidel desplaza a

la contrarrevolución hacia el exterior.

¿Saben una cosa? Fidel está vivo y ha cedido el poder y no va a regresar. Y si tal es

el caso, se trata de una maniobra perfecta y nos descubre una faceta inédita de su

Page 50: El último Disidente

50

personalidad. Hace lo que nadie pensó que iba a hacer: soltar el poder. La fecha del

regreso —2 de diciembre—, da cuatro meses de prueba para el nuevo equipo

gobernante de Cuba. Bueno, nuevo en el sentido que Fidel no está al frente del grupo.

Eso va a ser un laboratorio. El le ha dado el poder a Raúl, pero también ha distribuido

las tareas mayores en otra gente. Se mantiene vigilante sobre todo lo que está pasando y

da al traste con todos los planes de la transición tan llevados y traídos por Miami, la

disidencia y los americanos. Igual que cuando Don Corleone le cedió en vida el poder a

Michael. Él lo aconsejaba, le entrenaba para asumir el poder de la familia y no

desaparecía por entero del escenario. De seguir este orden en la secuencia, un día Fidel

se va a morir entre los pimientos rojos de su jardincito y mientras corretea detrás de uno

de sus nietos. Mas lo que tenemos por lo pronto, es que está amortiguando con el

comunicado de la noche del lunes no la noticia de su muerte, sino la revelación de que

él se ha retirado del poder, y sin disparar un tiro. Fidel ha cedido el poder a Raúl y Raúl

también tendrá que cederlo dentro poco. Está ocurriendo lo que Raúl me decía

invariablemente que él iba a hacer e3n un futuro que a fines de los 80 parecía

improbable: “Cuando nosotros nos retiremos, nos retiramos pero siempre con un pie en

el estribo. Nosotros nunca nos vamos a apear por completo del carro”. Una maniobra

muy desconcertante para la contrarrevolución, porque los ha derrotado una vez más.

Fidel Castro lo que ha hecho es extender y eternizar el régimen.

Una última cosa. Fidel vio el derrumbe de Batista y supo del derrumbe de Machado

y sabe que si la exaltación callejera que se vive en Miami se produce en La Habana, esto

le cuesta el cuello a toda su familia, a su mujer y a sus hijos, a su hermano y a todos sus

seguidores más cercanos. Ahora los está protegiendo con la maniobra, y dando un

margen de tiempo para que las cosas se asienten. La presión sobre él, personal y física,

disminuirá con el paso de las semanas. El sigue estando vivo dentro de su entorno, en

condiciones favorables de seguridad, de tranquilidad, mientras lo otros van a empezar a

llevar las riendas del poder. Para un líder revolucionario de sus características es muy

difícil abandonar las estructuras de su establecimiento. Sobre todo por lo que para él

significa abandonar el mando, que es la muerte, tal y como sus e enemigos se han

encargado de proclamar durante casi medio siglo.

Fidel ha cedido el poder y es definitivo. ¿Quién nos lo iba a decir?

Page 51: El último Disidente

51

UNA MANIOBRA PERFECTA

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 3333 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 2006200620062006

[UNA ENTREVISTA DE MAURICIO BERNAL]

—Muchos están pasando ya la página de la historia en Cuba.

—Eso es ridículo. Si Fidel estuviera muerto —y a cada minuto que pasa es una idea

más difícil de comprar—, es un hecho que ya hay un nuevo Gobierno en Cuba que ha

empezado a trabajar y con el que hay que vérselas a partir de ahora. Si dentro de dos o

tres semanas Fidel muere, ya no será él quien esté en el Gobierno, y la onda de choque

ya no va a ser tan fuerte. El significado de su muerte tendrá otra dimensión, será solo

simbólico.

—¿Quiere decir que está todo orquestado, que lo que está pasando estaba planeado

de antemano?

—Creo que eso es lo que está pasando en estos momentos por la cabeza de Fidel.

Lo que se ha inaugurado en Cuba es la sucesión, una sucesión que su hermano podrá

llevar durante dos o tres años y que luego supondrá el ascenso al poder de una

generación más joven. Es una maniobra redonda y perfecta. A mí me gusta compararlo

con el retiro de Don Corleone, cuando le cede el poder a Michael. Fidel será el primer

líder revolucionario que hace algo así.

—O sea, que ahora estamos asistiendo a la retirada definitiva.

—Así es. Él en este momento está amortiguando el efecto de la noticia de que se

retira, no de la noticia de su muerte. Ahora se abre un periodo provisional hasta el 2 de

diciembre, y no es casualidad que Fidel haya pedido que se posponga la celebración de

su cumpleaños hasta ese día, que es cuando se celebra el 50° aniversario del desembarco

del Granma. En esa fecha se van a definir las cosas.

—¿Y qué va a hacer Fidel?

—Su idea ha sido siempre retirarse y dedicarse a la escritura. Yo lo sé porque lo

escuché de su propia boca.

Page 52: El último Disidente

52

—Estados Unidos tiene planes de democratización de la isla para cuando Castro se

muera. En este escenario que usted plantea, ¿se van a quedar de brazos cruzados?

—Estados Unidos puede tener todos los planes que quiera, pero este es un

problema que tienen que resolver los cubanos y que van a terminar por resolver los

cubanos. Estados Unidos no estaba preparado para esto y tiene pocas opciones de

intervenir. Si yo fuera ellos, empezaría a negociar ahora mismo. Esos 80 millones de

dólares (62,5 millones de euros} que han destinado a financiar la contrarrevolución son

una tontería, sobre todo si se tienen en cuenta los créditos que Cuba ha recibido de

Rusia y China.

—¿Pero no es cierto que los que quieren una Cuba democrática no tendrán una

mejor oportunidad?

—El de Cuba es actualmente el gobierno más estable del continente americano. El

pasado lunes empezamos a vivir el futuro de Cuba.

—Algo tendrá que cambiar.

—Por fuerza de la lógica y del aire fresco que va a entrar en el país, van a cambiar

muchas cosas. En el mejor de los escenarios —y es el que le deseo al país— Cuba va a

asumir el camino de China en términos económicos y políticos: un poder fuerte y

centralizado y un desarrollo económico sostenido. Es la peor noticia posible para la

contrarrevolución y para Estados Unidos.

—¿Una economía como la china?

—Los datos que tiene la CIA es que la economía cubana creció el año pasado un

8%. Cuba está haciendo muy buenos negocios con China y Venezuela, su posición

geográfica es muy explotable, tiene un sector turístico fuerte y ahora parece que hay

petróleo. No es descabellado.

—Y después de Raúl, ¿qué?

—El poder va a ser cada vez más colegiado. La contrarrevolución sigue dominada

por los mismos viejos cagalitrosos de siempre, pero en Cuba, aparte de Fidel y Raúl, los

que vienen son gente joven. Valenciaga, por ejemplo. Eso es una política deliberada de

la revolución. Para tristeza y aburrimiento de las generaciones posteriores, nunca más

habrá un Fidel Castro.

Publicada en la edición de 3/8/2006 de El Periódico

de Barcelona.

Page 53: El último Disidente

53

1. Palacio de la Revolución en la Plaza de la Revolución.

2. Clínica CIMEQ

3. “El Punto” —la casa de Fidel en el antiguo reparto Mayanima.

CONVALECENCIA Y ATRINCHERAMIENTO

1. El Palacio de la Revolución, donde tuvo lugar la intervención quirúrgica y donde pasó los primeros meses de convalecencia.

2. La clínica CIMEQ, construida a mediados de los 70 con recursos y personal del Ministerio del Interior, y hacia donde fue trasladado —detrás de un área conocida como la cancha de tenis— a mediados de 2007.

3. El lugar conocido íntimamente por el personal de Seguridad Personal como “El Punto” en el reparto Mayanima, al sur de la playa de Jaimanitas, donde Fidel tuvo su residencia con Dalia Soto del Valle al menos desde fines de los 70 y donde criaron a sus hijos y que, de acuerdo a fuentes confiables, ha sido desmontada y la unidad de custodia reducida al mínimo indispensable de preservación. La radio contrarrevolucionaria de Miami suele identificarle como “Punto Cero”. Adoptan equivocadamente el nombre de la escuela de entrenamiento en guerra urbana adscripto a la Dirección General de Operaciones Especiales (DGOE) del Ministerio del Interior ubicada a unos 30 kilómetros al este de La Habana.

Page 54: El último Disidente

54

M IENTRAS DUERME LA PANTERA

VIERNES VIERNES VIERNES VIERNES 4444 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 2006200620062006

Siempre queriendo reeditar la entradas triunfal del Ejército Rebelde en La Habana el 8

de enero de 1959. Ese es el síndrome recurrente de una ciudad llamada Miami. Parecen

querer despedir a Fidel desde aquí con el mismo bullicio que lo recibieron en La

Habana hace 47 años. No habrá ahora tanques arrebatados en combate a los batistianos

(o que se les rindieron) irrumpiendo en la ciudad, ni pechos cruzados de cananas, ni

fusiles en alto ni barbas ni melenas. Tampoco habrá héroes para que celebremos o para

que las señoras se lleven en masa a sus camas. Todo un ejército victorioso del cual

disfrutar entre sus sábanas. En cuanto a este Miami, no me imagino a ninguno de

nuestros prohombres locales en uniformes de fatiga, Garand al hombro y tomando la

base militar más cercana en los alrededores, creo que una de la Fuerza Aérea llamada

Homestead, para allí soltar su discursito del ascenso al poder. Si acaso, desfilarán en sus

limosinas y, los más jóvenes, en sus camionetas de cristales negros y cada vez más

ostentosas.y con cornetas de locomotora. De cualquier manera —para qué negarlo— la

ciudad celebró por la alto le muerte de Fidel. Tres días de festejos callejeros

consecutivos, siendo el más espectacular el que tomabas un tramo de unos 150 metros

de largo de la Calle 8, en la legendaria Pequeña Habana, frente a un restaurante

emblemático de la ciudad: el Versailles. Ahí las emisoras de televisión montaron el

andamiaje de sus parabólicas y quisieron tomarle el pulso a la agonía final de Fidel. A

una prudente distancia —de más de 300 kilómetros y Estrecho de la Florida de por

medio—, de la salita de cuidados intensivos donde el hombre debía debatirse entre la

vida y la muerte, llenaban sus lentes con las imágenes de los bailes de tambores y

contoneos de caderas de una multitud sedienta de la sangre, o mejor dicho en este caso,

de las tripas, de un solo hombre. Sí, los Estados Unidos es la mayor potencia industrial

y militar de la historia, pero el único sucedáneo de la Plaza de la Revolución de La

Habana que han podido ofrecerle a los cubanos exiliados, y a regañadientes, es este

Page 55: El último Disidente

55

pedazo de asfalto bajo la noche sofocante. Tiene un ventorrillo, eso sí, donde se

expende el insustituible y concentrado café cubano. Durante años, ha sido el sitio donde

hacia la medianoche acostumbran a converger unos contrarrevolucionarios cada vez

más envejecidos, de filas cada vez más espaciadas, a planear invasiones y campañas

militares contra su Némesis, el otro ancianito que ahora suponemos batiéndose contra la

pelona en su convalecencia tras las murallas. La venduta miamense adosada al

Versailles se ha ganado un apelativo popular durante todos estos años de vano

conspirar. El Pentágono, en lo que parece ser —para los cubanos— una justa

comparación con el edificio a la vera del Potomac que alberga el corazón del mando

militar estadounidense. El pandemonio se ha desatado frente a ellos. Aunque algo

parecía alentar a la sudorosa multitud. Mientras Fidel durara más, más fiesta tendrían.

Es una piñata de caníbales sazonada con un cafecito en El Pentágono.

Mas la euforia por la muerte de Fidel que domina durante tres días a una población

de cubano americanos calculada en más de un millón de integrantes, cede

repentinamente a las 72 horas. La impronta de violencia contenida, como de comandos

en vísperas del desembarco en territorio hostil, se replegó hacia la zona de ebullición

cero que, inevitablemente, se convertirá en la antesala de un estadio de depresión en

masa, otra vez esa conocida experiencia anímica de mis mercuriales vecinos. No es la

primera vez que les ocurre. Tengo entendido que arañaron la victoria por primera vez a

mediados de abril de 1961, cuando los portones de las barcazas de desembarco de la

CIA se abrieron sobre dos playazos de Bahía de Cochinos y soltaron las fuerzas y su

material de guerra con que habrían de liquidar la Revolución Cubana, arrancarle la

cabeza a Fidel y ocupar la isla. Conocemos el desenlace a través de centenares de libros

y miles de artículos desde entonces, aunque les quedó el maravilloso recuerdo de que

esas fuerzas, que estaban siendo machacadas en su lugar de desembarco, fuesen

descritas por la radio gubernamental estadounidense como los valientes que capturaban

una provincia cubana por día. Me recuerda aquella mofa de Hemingway de la Guerra

Civil Española, que era recurrente —con su vozarrón de hombre de los bosques— en

sus borracheras de Cuba. “Nuestras tropas —decía— siguen avanzando sin perder una

sola pulgada de terreno.”

Después, la crisis de octubre de 1962. Ellos mismos me lo han contado (yo estaba

del otro lado, como saben, allá en la isla). La excitación los embargaba cuando veían

pasar los vagones de ferrocarril por las dos líneas que cruzan la conocida calle 8 —y

que aún sobreviven en esta ciudad— cubiertos con las oscuras lonas del ejército,

Page 56: El último Disidente

56

vivaqueando hacia las bases del sur toda la metralla que nos iban a meter en Cuba. No

importaba que pulverizaran la isla, de la que apenas acababan de salir en las se,manas o

meses anteriores. Eran como maridos abandonados. Si Cuba no podía ser de ellos, pues

que los gringos la desaparecieran. Miren la cantidad de disidentes quejumbrosos y

llorones que se hubieran perdido. Los hubiesen evaporado antes de surgir a la vida

política como contestatarios. Ni la más mínima oportunidad para soltar la primera

lágrima de arrepentimiento, ni tiempo para acumular argumentos sobre la maldad

comunista. En fin, que el polvo no deserta. Tuvieron que pasar muchos años, sin

embargo, hasta 1984, para la penúltima oportunidad, para que hubiese el brote de

alzamiento popular de unas dos horas de duración en un sector de un kilómetro y medio

del litoral habanero. Conocido como el “maleconazo”, puso a Miami otra vez en las

vísperas del día definitivo. Esa tarde —debe advertirse— hubo menos fiesta y más

expectativa. En las tres ocasiones citadas, se ha producido un dramático desplome moral

de la comunidad al conocerse los desenlaces tan desfavorables para ellos. Desfavorables

porque no pueden regresar, al menos en su condición de conquistadores.

Y ahora Fidel y su quebranto de salud. Una emergencia médica certificada como

muerte sin apelaciones por los compatriotas que, con las resonancias de tumbadoras de

las barriadas habaneras, llenó el condado de Dade. No obstante, no se amilanan al

conocer que Fidel no ha sucumbido ante la dolencia de sus vísceras. Tienen la

práctica de las situaciones anteriores. Les ha enseñado que si bien se les acaba el mundo

en un segundo, y todas sus ilusiones se desvanecen sin consuelo, ellos saben cómo sacar

a relucir de inmediato sus opciones de reemplazo. Es el talismán que a todos sirve para

exorcizar el ridículo universal que ellos mismos producen. En estos días, antes de

retirarse de los sitios de festejos, cambian la certeza de sus celebraciones funerales por

cuestionamientos que se adaptan a la nueva situación. Están cambiándome el muerto

por la dura realidad de que se las tienen que arreglar con el vivo. Y, de acuerdo a las

actuales circunstancias, es que surge —para empezar— los cuestionamientos sobre el

sucesor y la necesidad de ubicarlo geográficamente, Y, bueno, si el Comandante no está

en su ataúd, cuál es la puñetera razón por la que Raúl no aparece en público.

El texto fue escrito el 4 de agosto. La transmisión el domingo

6 del primer vídeo de Fidel convaleciente, en compañía de su

hermano Raúl y del presidente Hugo Chávez hizo innecesario que

continuara esta clase de ataque a Miami. Antes de engavetarle

Page 57: El último Disidente

57

hasta el presente, algunas partes de “Mientras duerme la

pantera” fueron empleadas en un texto mucho más breve —

“Añoranza por la conga”— el 8 de agosto, durante la breve

experiencia al frente de un blog —MI LEÑA AL FUEGO— que la edición

digital del periódico El Mundo me contrató; un mes

verdaderamente divertido de actividad periodística, o más bien

de esta forma de nuevo tipo del agit-prop que se registra en la

blogósfera.

Page 58: El último Disidente

58

LLORAR Y MATAR

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 6666 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 2006200620062006

[UNA ENTREVISTA DE ENRIQUE SERBETO]

—¿Cómo se enteró de la transferencia de poderes a Raúl Castro?

—Me llamó alguien, bueno fueron 200 personas a la vez, todos muy excitados. Hay

dos o tres amigos que yo llamé a La Habana, a una amiga en concreto, y me dijo:

«Estaba esperando tu llamada y ahora sí que estoy asustada», porque en Cuba

interrumpieron la novela y dieron la noticia repitiéndola tres veces, la sensación parece

que fue impresionante. Aquí en Miami, en menos de una hora teníamos una conga en la

calle, frente al «Versailles», que es lo que a mí más me preocupaba. Ahora ya se ha

calmado el clima, y de rebote hemos empezado con la depresión masiva. Fue

lamentable.

—¿Qué va a pasar ahora?

—Veo muy difícil que Fidel regrese a ocupar sus cargos. Tendrá una posición

como la Reina Isabel, mirando las cosas desde lejos, dando consejos, y si es así su

regreso a la Plaza de la Revolución va a ser apoteósico, como la resurrección de Cristo.

Pero ya dejará las cosas en manos de Raúl, que también se retirará pronto. Eso, si se hila

de manera adecuada por la oposición más inteligente, pienso que va a ser un proceso

bueno y que así está pensado.

—¿Por qué no aparece Raúl?

—Está jugando su juego, se le verá cuando él quiera. Tengo entendido que se ha

dejado ver por un barrio de La Habana, pero por lo que sé, él reacciona siempre de una

forma ríspida a cualquier cosa que pueda parecer una imposición del bando contrario.

«¡Me queréis ver, pues ahora no me muestro!» Eso aumenta sus expectativas y sus

posibilidades de juego. Eso es muy de ellos. Algunos opositores están haciendo

barbaridades que no contribuyen a nada, como decir que van a empezar a ir a buscar a

sus familiares, que quieren formar juntas de gobierno. Pero al mismo tiempo, en la

Page 59: El último Disidente

59

oposición del exilio se han empezado a oír cosas sensatas e inteligentes. En la revista

Encuentro hay un artículo de Eduardo Armengol que es muy bueno, diciendo que lo que

dijeron Bush y Lincoln Díaz Balart es una locura, eso de llamar a la desobediencia

civil... es una ingerencia. Éste es un tiempo que va a obligar a todos a la reflexión sobre

lo que ha pasado hasta ahora en Cuba y aquí en Florida, los llamados a la venganza no

tienen lugar. Es el momento del sosiego y la reflexión.

—¿Esto ha sido un plan o un accidente?

—La decisión ya estaba tomada, me puedo imaginar que es una idea que Fidel ya

tenía, es una maniobra típicamente fidelista, que no esperaba nadie. El 26 de julio ya

dijo que iba a durar cien años pero que no estaría gobernando todo el tiempo.

Seguramente ha ido madurando la idea, hasta que la lanzó. No podía prever una

hemorragia intestinal, pero eso lo aceleró, puesto que lo que sí podía prever es que tiene

80 años y que tenía que mover ficha. Yo no creo que fue Hugo Chávez llevándole a

Argentina de viaje, fueron los analgésicos que le dieron cuando se cayó y se rompió la

rodilla, que le han destrozado el aparato digestivo. Tampoco es la primera operación de

este tipo a la que se somete, le hicieron una en el año 83 en el mismo lugar en el que le

operaron ahora, en el Palacio de la Revolución, en un saloncito que tienen allí en la

quinta planta, donde murió Celia, y si no me falla la memoria, le habrá operado

Mercedes, la mujer de Eugenio Selman-Housein, que es la cirujano de Fidel.

—¿Qué le parece lo que ha dicho su hermana Juanita desde Miami?

—Juanita ha tenido una actitud muy digna. Hace cuatro años pagó una página del

Herald para atacarme, pero tengo que decir que ha tenido una actitud muy de los Castro,

muy firme. Yo le oí decir el otro día que «si en Miami viaja mucha gente a ver a su

familia, ¿por qué no puedo ir yo a verlo? Yo me separé de mi hermano por razones

ideológicas, pero es mi hermano». Eso es más fuerte que otra cosa. Yo tengo entendido

o me puedo imaginar que Raúl le llame a la farmacia, como hace con otros familiares

que están en el exilio. Raúl es el más familiar y una vez en mi casa me dijo que les

llamaba y que lo hacía por que le daba la gana, algo que no me pareció justo porque a

otros miembros del Partido se les prohíbe.

—¿Entonces va a resultar que Raúl es un sentimental?

—Raúl es muy sentimental, en mi casa lloró muchas veces, por cualquier cosa.

Recuerdo que en 1988 llevé a Raúl Rivero a mi casa para presentárselo, porque había

escrito unos poemas sobre el Ejército Rebelde y a las 12 de la noche Rivero [Rivero]

leyó algo, Raúl Castro se emocionó y se puso a llorar...

Page 60: El último Disidente

60

—¿Gobernando será muy distinto a su hermano?

—No, no puede ser como su hermano. Ahora quieren abrir un periodo de

estabilidad, puede que incluso de endurecimiento, pero las perspectivas son buenas. Y

eso es así porque si los acosamos y los acorralamos, no vamos a ver la salida. Además,

tiene la ventaja de que se podrá evitar un derramamiento de sangre. ¿Vio lo que pasó en

Miami? Esa exaltación, esta violencia contenida; parecían comandos en vísperas de su

salida a territorio enemigo, bajo el tronar de los tambores... pero además es que son muy

brutos, empezaron a decir que querían ir a buscar a sus familiares para traérselos ¡Pero

cómo!

—¿Qué papel juegan las personas a las que se menciona en esta especie de

testamento con tareas específicas asignadas?

—Esas son las tareas propias de Fidel. Eso es para demostrar que él era Superman.

Él le da el mando a Raúl, pero todo lo demás son las tareas propias que él hacía

personalmente. Lo único curioso es que nombra a Raúl comandante en jefe de las

Fuerzas Armadas, aunque sin darle el mando, porque Fidel sigue siendo una especie de

comandante en jefe del país. Le da todos los cargos y no le da ninguno.

—Pero, específicamente, ¿los nombres quieren decir algo?

—Hay una especie de reparto de poderes para que nadie discuta el cargo de nadie.

Machado Ventura y Balaguer son hombres de Raúl, pero Lage y la gente del dinero son

gente de Fidel. Así se preserva el equilibrio, porque Raúl también es del carajo e igual

se le ocurre poner solo a gente de los suyos. De alguna manera se mantienen las

estructuras establecidas. Eso cada vez va a ser más el núcleo duro de un gobierno

colectivo. Y entre ellos hay que buscar al Deng Xiaoping de la Revolución cubana,

desde luego no al Mijail Gorbachov.

—¿Y las relaciones con Chávez?

—Lo de Chávez tomará otro rumbo. Es significativo que haya vuelto de viaje de

Vietnam y se haya ido a Caracas sin haber pasado por La Habana, normalmente habría

tenido que pasar por allí y decir «¡quiero verlo!», aunque también puede ser que le

hayan pedido que no lo haga para mantener la discreción, porque habría sido difícil que

un personaje como Chávez guardase un secreto.

—¿Y la oposición?

—En el momento que esa carta con el traspaso de poderes se leyó en la televisión

cubana, en todas partes ya se habían tocado todas las puertas que había que tocar en

Cuba. Estoy seguro. La disidencia, una parte de ellos son de la Seguridad del Estado y

Page 61: El último Disidente

61

siempre hacen lo que les dicen, eso es así. A los otros, también les tocaron la puerta,

estoy seguro diciéndoles: «Oye, si mueves un dedo, aunque sólo sea un dedo, lo único

que queda de ti es un dedo flotando en el espacio sideral». En Cuba las cosas son así.

Raúl me contó muchas veces que en la crisis de octubre, cuando el mundo estuvo a

punto de ir a la guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética por los misiles

de Cuba, en la noche del 23 de octubre, él estaba fumándose un puro en el Malecón de

La Habana -entonces fumaba- y le dio la orden terminante a su escolta de que matasen a

su familia sin dudarlo en caso de guerra, porque no quería que acabasen en manos del

enemigo. En la actualidad Vilma, su mujer, se está muriendo y sus hijos han crecido, se

han casado y tienen una vida por delante. Eso es así, esta gente mata y hace lo que cree

que tiene que hacer. Por eso digo que el discurso no puede cambiar de la noche a la

mañana, porque eso sería mortal, si tú convocas en Cuba elecciones mañana mismo, te

puedes imaginar lo que pasaría, ¡a ver quién controla eso!

—¿Qué hay que hacer entonces?

—Si ese país va para adelante, y yo creo que irá, es porque dejará de estar en manos

de la mediocridad, que ha sido un recurso que se ha empleado todos estos años. La

revolución fue impostergable para Cuba, pero se dejó que derivara hacia un modelo que

ha aparecido ante el mundo como una parte del imperio del mal, un imperiecito del mal.

Yo creo que las revoluciones sirven para hacer las cosas que las democracias no

alcanzan y eso pasa solamente en muy pocas ocasiones, a decir verdad un puñado de

veces el siglo pasado. Una de ellas pasó en Cuba. Ahora tengo que decir que desprecio a

los que salieron a bailar a las calles de Miami cuando supieron lo de la enfermedad de

Fidel. Los alemanes, que yo sepa, al menos le guardan silencio a Hitler y Fidel no es

Hitler, es un hombre como todos los hombres, un revolucionario, una figura importante

del siglo XX. Lo que nos pasa a los cubanos es que somos envidiosos, muy envidiosos,

y eso nos viene de los españoles, tengo que decir. Pero en estos momentos todos

tenemos que hacer un ejercicio de generosidad y lo primero que hay que aceptar es que

aquella revolución la hicimos todo el país, todos los cubanos. Unos lucharon a favor,

otros en contra y algunos en los dos lados.

Publicado en ABC, Madrid, como “Norberto Fuentes,

escritor: «He visto llorar a Raúl Castro, pero también sé

que estuvo dispuesto a matar a su familia»”.

Page 62: El último Disidente

62

FIDEL SUFRIENDO UNA RECAÍDA

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 6666 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 2006200620062006

[UNA ENTREVISTA DE PEDRO SCHWARZE]

—¿Cómo se habría producido la crisis?

—Tiene que haberse producido el 27 o el 28 de julio, porque el 26 de julio (53°

aniversario del Cuartel Moncada) estaba bien. Hay que recordar que Fidel ha sido

favorecido por una salud de hierro. Y en cuanto se produjo la crisis, de inmediato se

pusieron en marcha los mecanismos previstos para este tipo de situaciones. Es ahí

donde Fidel habría escrito su comunicado (dado a conocer la noche del lunes) en forma

apresurada. Su recaída de la diverticulitis podría ser una consecuencia de los

medicamentos (muy fuertes para el aparato digestivo) que le proporcionaron para

mitigar el dolor después de su caída y quebrazón de la pierna y el brazo en Santa Clara,

en 2004.

—¿Qué es lo que está sucediendo en los círculos del poder cubanos?

—Fidel ha cedido el poder y no regresará. Y si ese es el caso, es una maniobra

genial y muy humana de su parte, que descubre una faceta más de su personalidad. El ha

hecho lo que nadie pensó que iba a hacer, que es ceder el poder, y quizás se ponga a

escribir su verdadera autobiografía. El da la fecha de regreso el 2 de diciembre, donde

son cuatro meses de prueba. Eso va a ser un laboratorio. El le ha dado el poder a Raúl,

pero también ha distribuido las tareas mayores en otra gente. El se mantiene vigilante

sobre todo lo que está pasando y da al traste con todos los planes de la oposición de una

transición gobernada desde afuera.

—¿Para qué hacer algo así?

—Con esto él va a proteger a su familia. El vio el derrumbe de Batista y conoció el

derrumbe de Machado y sabe que si los incidentes que se vivieron en Miami se

producen en La Habana, esto le cuesta el cuello a toda su familia, a su hermano y a

todos sus seguidores más cercanos. Con esto él los está protegiendo, dando un margen

Page 63: El último Disidente

63

de tiempo para que las cosas se asienten. La presión sobre él, personal y física,

disminuye enormemente. El sigue estando vivo dentro de su entorno, en condiciones

favorables de seguridad, de tranquilidad, mientras los otros van a empezar a llevar la

rienda del poder. Al ceder el poder temporalmente, él sigue manteniendo los cargos,

siendo nominalmente el jefe de Estado, aunque no lo sea. Así hasta el día de su muerte.

Y por tal razón no puede ser juzgado en el exterior.

—¿Habrá influido en su decisión el que estemos en la víspera de sus 80 años?

—Puede influir. Quizás quiera ensayar, en lo que le resta de vida, otras cosas. Pero

para eso necesita seguridad, sosiego y tiempo. El problema que yo pienso es que nos ha

sorprendido a todos, porque realmente nunca pensamos que Fidel Castro iba a ceder el

poder, y lo ha cedido. El final del comunicado es una despedida. El pone el 2 de

diciembre, pero no dice que regresa al poder. Es una maniobra redonda y muy

enaltecedora de su parte.

—¿Raúl está preparado para asumir el poder?

—Completamente. Hace 47 años que está preparado. Cuando Fidel estaba en la

Sierra, Raúl ya tenía bien instituido el segundo frente "Frank País", como una república

perfectamente organizada, con construcción de caminos, escuelas, equipos médicos,

asamblea de campesinos, todo. Eso es algo que Raúl organizó en meses. Aparte que van

a tener a Fidel durante un tiempo. Igual que cuando Don Corleone le cedió en vida el

poder a Michael. El lo aconsejaba. Un día Fidel se va a morir entre los olivos mientras

corretea detrás de uno de sus nietos, y habrá hecho un buen trabajo, cediéndole el poder

a Raúl. Lo que están amortiguando con el comunicado de la noche del lunes no es la

noticia de su muerte; está amortiguando la noticia de que él ha entregado el poder, sin

disparar un tiro. Y ha entregado el poder no al enemigo, sino a su gente.

Publicado en La Tercera, Santiago de Chile, como “Fidel

sufrió una recaída de su diverticulitis”. En una nota

agregada del entrevistador al final de su original se lee:

"En el comunicado (del lunes) Fidel pone el 2 de

diciembre, pero no dice que regresa al poder. Es una

maniobra redonda y muy enaltecedora de su parte".

Page 64: El último Disidente

64

NUESTRO CUARTO PRESIDENTE

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 6666 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 2006200620062006

A diferencia de Manuel Urrutia; el primer presidente instalado en ese puesto por la

Revolución —y que duró apenas unas semanas en el cargo, empeñado como estuvo en

luchar contra la prostitución y el juego sin que se dispusiera entonces de reemplazos

ocupaciones y de una velada campaña anticomunista—, de Osvaldo Dorticós —que

desde el desfenestre de Urrutia y hasta el primer congreso del Partido en 1975 y luego

de algunas reprimendas a Fidel y las vieja guardia comunista sobre la redacción de la

constitución socialista—, y de su propio hermano Fidel —que duró en el cargo hasta la

semana pasada y que una diverticulitis ha obligado soltar sus títulos oficiales—, es

indudable que Raúl Castro ha sido, de los cuatro, el que más tiempo ha tenido para

prepararse, así como que será el de menos tiempo de vida disponible para ejercer el

cargo e imponer sus modelos de gobierno Digamos que esta muy bien entrenado, desde

que fundó el llamado Segundo Frente “Frank País”, una especie de república de bolsillo

en el valle intramontano de Mayarí, al norte de Santiago de Cuba, durante la lucha

guerrillera contra Batista. Desde entonces mostró su genio organizativo y hasta una

sorprendente capacidad productiva, puesto que era el frente guerrillero mejor

alimentado y vestido, donde no se presentaban problemas de abastecimientos, con

administración territorial y un adecuado sistema de cobro de impuestos. En fin, que

ninguno de los tres abogados que ocuparon el puesto tenía su experiencia, siendo Raúl

el único con verdadera competencia de gobernante al triunfo de la Revolución. Luego,

el transcurso de todos estos largos e intensos 47 años a la sombra de Fidel, aunque

siempre manteniendo como una especie de legado feudal del Segundo Frente su

autoridad e independencia sobre las Fuerzas Armadas Revolucionarias, otra vez con

estructuras económicas apartes de las del resto del país e incluso manejándose con una

filosofía de trabajo diferente al resto de la organización socio económica nacional.

Page 65: El último Disidente

65

El tema de discusión actual, apenas inaugurado en la posición, es —sin embargo—

si dispondrá de los recursos políticos y el apoyo necesario en las estructuras partidarias

y militares para cumplir su misión. Esto deriva de inmediato en la tendencia a

comprarlo con el hermano mayor, Fidel, y avizorar desde ahora la ecuación, que se da

por segura de tener que compensar su falta de carisma con mejorías económicas que se

hagan visibles de inmediato, con una vida mejor para los cubanos —la tan alabada

apertura económica—, y el riesgo probable de una lenta pero exigente apertura política.

Bueno, esta necesidad de carisma me suena tan baladí como innecesaria si tomamos en

cuenta que probablemente todos los presidentes cubanos anteriores a Fidel Castro no

eran precisamente carismáticos. No será carismático pero sí les advierto que tiene la

manita bien pesada y que no le tiembla a la hora de reprimir. Este es un factor a tomar

en cuenta mientras se las arregla para montar su tinglado y estabilizar la situación a su

nombre. Que, al menos en esta etapa, lo mejor es estarse tranquilo.

Yo diría que si algo le va a costar trabajo a él personalmente ahora es hacer el tipo

de vida pública al que lo obliga su nueva investidura. De hecho, es lo que están

clamando desde todos los lugares del mundo. Me viene a la memoria la cantidad de

veces que en nuestras buenas conversaciones sazonadas con scotch, él me aseguraba

que su mayor placer era el de mover los hilos de las conspiraciones, actuar desde las

sombras. Va a tener que salir a la palestra pública. Se me hace evidente, no obstante,

que por lo pronto quiere respirar los últimos aires de la vida clandestina y que lo está

disfrutando. Por lo menos ha logrado meternos a todo de nuevo en el embrollo de sus

misterios.

Advierto, confieso que yo solía decir cuando andaba con ellos que Raúl sin Fidel

hubiese sido un gran estadista, pero no desarrolló sus potencialidades y ocupó el lugar

que le tocó jugar, de entrega a la Revolución.

Hablemos de todos modos acerca de las diferencias entre él y Fidel.

Dos revolucionarios. Pero de estirpe diferente. Prestos a complementarse al menor

peligro, también han producido los más grandes escarceos y broncas registrados en la

cúspide de la Revolución. Por lo regular se han producido debidos a los desastres

económicos de Fidel, sus planes de locura o en los constantes períodos de desconfianza

de Fidel con la ortodoxia reinante en la Unión Soviética.

Fidel se siente sin dudas al nivel de los dioses, y creo que esto es el producto de ser

alguien muy afortunado en cada episodio y aspecto de su vida. Raúl es un comunista de

filas, un hombre de tareas, en fin, un ser humano. Fidel también se permite las

Page 66: El último Disidente

66

libertades, que no se puede permitir Raúl. Los dos son pragmáticos pero cada uno a su

manera. Están a niveles diferentes de visión. Por tal razón, Raúl es, por obligación, una

criatura terrena. La Perestroika fue la gran bronca final entre ellos dos. Raúl apostó a

ella pero al final —con la caída de la Unión Soviética como resultado de la desastrosa

dirección soviética—, tuvo que doblegarse ante las evidencias y aceptar que Fidel tenía

razón. Por eso Raúl sabe en la actualidad (o debe saber) que su papel no es el de un

Gorbachov sino más bien el de un Deng Xiaoping. Raúl es mucho más realista porque

necesita de la realidad para obtener sus logros o acumular fuerzas. Raúl se ha hecho a

base de trabajo, de esfuerzo. Fidel, en cambio, es dado a los símbolos, a los fuegos de

artificio. Eso sí, en algo son idénticos: Ambos se cuidan mucho a sí mismos. Tienen la

convicción de que sus vidas son preciosas para la causa y quizá insustituibles. Fidel por

su compromiso con los dioses y Raúl por sus compromisos con el Partido.

EL QUINTO PISO

El saloncito existe en el Palacio de la Revolución desde principios de los 80 y está

habilitado con los más sofisticados equipos de la marca Siemens y medicamentos de

última generación. Supuestamente es para el uso exclusivo de Fidel aunque sirvió para

darle atención en sus horas de agonía final a Celia Sánchez, su acompañante de la

guerrilla en la Sierra Maestra, hacia las 11 y media de la mañana del viernes 11 de enero

de 1980. No es la primera vez que a Fidel lo someten a una intervención en el mismo

local. La otra vez, al igual que ahora, fue por una diverticulitis. No se dio ninguna

información al público entonces (1983) y el comandante Ramiro Valdés y el general de

División José Abrantes eran sus acompañantes de cabecera. El Palacio de la Revolución

dispone de una guarnición establecida, la cual es la mejor agrupación de choque del país

y con los recursos necesarios de blindados ligeros en sus sótanos para acordonar el área

en fracciones de minutos, y del agregado de sólidos refugios antiaéreos. Es en su quinto

piso donde está el local y donde ahora se recupera Fidel. También la llaman “La

Cliniquita” y se encuentra en el quinto y último piso del cuerpo central del Palacio y su

administradora es la mujer de Eugenio Selman-Housein, el cirujano que acompaña a

Fidel a todas partes. Tiene una sola vía de acceso, a través de un elevador de tres

paradas, la del parqueo soterrado, la del tercer piso (donde se encuentra la oficina de

Fidel) y la de esta quinta planta, donde La Cliniquita comparte espacios con el

Departamento de Versiones Taquigráficas del Consejo de Estado.

Page 67: El último Disidente

67

Una información más modesta que la de este recuadro (por falta

aún de mayores datos) me sirvió de todas maneras para estrenar

el blog MI LEÑA AL FUEGO en www.elmundo.es. La intervención

quirúrgica y posterior convalecencia de Fidel Castro en las

instalaciones habilitadas en el Palacio de la Revolución fue

rechazada de plano por los invitados regulares de los

principales espacios de la televisión de Miami.

Page 68: El último Disidente

68

Una “proclama” de 1958

Page 69: El último Disidente

69

ITACA CERRADA POR REFORMA

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 13131313 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 2006200620062006

El mayor peligro que yo veo ahora es que, después de curarse y de que se sienta fuerte y

animoso de nuevo, Fidel se deje llevar por su espíritu altamente competitivo y decida

volver a ocupar sus funciones en el aparato del Partido y gobierno cubano. Todo

despende, desde luego, de que logre superar la convalecencia. Las perfección de su

maniobra es tal en estos momentos y las posibilidades que le ofrece son tan numerosas y

dúctiles y pueden acarrear tanto provecho, que temo por una reactivación de los resortes

de su infatigable vanidad y que quiera seguir demostrando que es el mejor. Aclaro que

desde mi muy personal punto de vista, nada de eso me pareció mal en el pasado y les

recuerdo que no otro es el Fidel Castro que hemos aplaudido durante años. Y que

tampoco estaría mal que generara la apoteosis de un regreso, ya que volveríamos así a

los causes de la historia y a la ilusión de que nos brinde unos capítulos más de terca

resistencia. De todas maneras, existe la variante número dos. En la que estamos. Y, en

lo días transcurrido, han probado su gobierno y la eficacia del mecanismo —al menos

para mantener el país en la más absoluta tranquilidad—y, lo más importante y por

donde empecé, la infinitud de sus posibilidades. En este mismo instante, por ejemplo,

pueden negociar cualquier cosa y con cualquiera. Raúl tiene las manos libres, siempre y

cuando no huela el peligro, en especial para su hermano, y después para el resto,

incluido él mismo. Que por lo pronto parezcan estar encerrados tras sus murallas no

tiene mayor significado, solo el que nosotros mismos, desde afuera, estemos dispuestos

a darle.

Ellos pueden estar calculando que la sorpresa, o más bien el susto, de las

autoridades estadounidenses, solo eso, pagó el coste del experimento. La avalancha de

balseros en el horizonte y hasta el estallido de una guerra civil en la isla, tuvo que ser

aplacado de inmediato por el presidente Bush con la nota más conciliatoria que ha

producido su administración hacia Cuba. Ese es el primer gran resultado obtenido por el

Page 70: El último Disidente

70

nuevo presidente del Consejo de Estado cubano. Y eso, ni tan siquiera porque Raúl

Castro haya movido un dedo, o emitido alguna declaración. Sólo como beneficio de su

impertérrito silencio.

Pero es una maniobra irrepetible. Es ese tipo de juego que solo puedes producir una

vez. Y como yo veo las cosas, de regresar Fidel a tomar las riendas a tiempo completo,

se perdería el factor sorpresa. Deben prever que el enemigo se prepararía para el futuro

eventual y para la próxima (quizá postrera) recaída del Comandante. Ahora han dejado

en la estacada a los exiliados de Miami después de tantos años cacareando sobre una

supuesta transición que además ellos esperaban conducir y al llegar ésta verse desnudos

y aislados y sin la posibilidad de hacer avanzar una sola gestión política. Es el gobierno

cubano el que ha demostrado su capacidad para iniciar un proceso ordenado de sucesión

y luego, todo sabemos que es inevitable, una transición, una que será cada vez más

holgada en dependencia de las presiones o no a que sean sometidos y, repito, el peligro

que esto acarree para ellos.

La realidad, muchas veces ignorada, es que Raúl ha estado dirigiendo el país hace

rato porque a Fidel no le interesa especialmente los asuntos administrativos. Fidel se ha

descansado en esa poderosa maquinaria económica y militar de Raúl para ejercer su

poder y aventurarse con todas sus ideas. Raúl ha sido el gobernante de facto, el hombre

de la estructura y —no lo olviden nunca— el rostro de la represión. Donde Fidel tiene

que parecer como bueno, Raúl actúa desde las sombras para sostenerlo. Y, detrás de él,

las divisiones blindadas de tres ejércitos. En términos generales, ha hecho una estructura

lo suficientemente flexible como para ser un Estado y a su vez permitir a Fidel las

descargas continuas y creatividad sin frenos de sus energías revolucionarias. Raúl, por

esencia conservador y ortodoxo, ha sido el mecenas de la revolución fidelista.

Digamos que Fidel ya estuvo muerto y que regresa. Es una idea demasiado

atractiva, demasiado fuerte, para que él no le esté dando vueltas Yo creo que el terreno

ganado en la maniobra no debe devolverse por el intento de regreso a casa de nuestro

Ulises. En términos puramente militares, es imprescindible mantenerse a la ofensiva

luego del éxito inicial. Y lo que han avanzado en estos últimos días no hay lógica ni

razón para perderlo.

Quizá haya llegado el momento de poner orden en la casa. Quizá sea impostergable

que lo hagan. Quizá es algo que ya planearon.

Page 71: El último Disidente

71

LEÑA AL FUEGO

Page 72: El último Disidente

72

Esta es una selección de los 25 textos colgados por el

autor en su blog de corta vida M I LEÑA AL FUEGO (en

www.elmundo.es )

Page 73: El último Disidente

73

MMMMIAMIIAMIIAMIIAMI.... JJJJUEVES UEVES UEVES UEVES 3333 DE AGO DE AGO DE AGO DE AGOSTOSTOSTOSTO.... 11:0511:0511:0511:05 PMPMPMPM HORA LOCAL HORA LOCAL HORA LOCAL HORA LOCAL....

El puesto de mando

Primero, noticias.

Fidel se está recuperando. Hace dos minutos acabé de colgar el teléfono con mi

fuente, una infalible, en La Habana, y ése es el parte. Igualmente Raúl en su convoy

reducido de dos o tres Mercedes y un Lada con motor adaptado de Alfa-Romeo se ha

desplazado por algunas calles céntricas de La Habana. La intervención quirúrgica de

Fidel (aún no tengo la fecha exacta) tuvo lugar en el quirófano que para su uso existe en

el Palacio de la Revolución. Este “saloncito” existe allí desde principios de los 80 —y

está habilitado, como supondrán, con los más sofisticados equipos, y todos los

medicamentos de última generación. Supuestamente es para el uso exclusivo de Fidel

aunque sirvió para darle atención en sus horas de agonía final a Celia Sánchez, hacia las

11 y media de la mañana del viernes 11 de enero de 1980. Fidel, desde luego, parece

estar corriendo mucha mejor suerte que su ayudante de la guerrilla en la Sierra Maestra,

aparte de que no es la primera vez que lo someten a una intervención en el mismo local.

La otra, de la que no se dio ninguna información al público, y también por una

diverticulitis, se efectuó en 1983 y quienes estuvieron en la cabecera de su cama fueron

sus dos guardias primados: el comandante Ramiro Valdés y el general de División José

Abrantes. Eran los segurosos (como se le llama en Cuba al personal de la Seguridad del

Estado) por excelencia. Todo responde desde entonces a una lógica de infalibilidad del

dispositivo: el Palacio de la Revolución es el corazón y centro del gobierno cubano y

dispone de una guarnición establecida, la cual es la mejor agrupación de choque del país

y con los recursos necesarios de blindados ligeros en sus sótanos para acordonar el área

en fracciones de minutos, y del agregado de sólidos refugios antiaéreos. Una fortaleza

inexpugnable. No hay que mover al Comandante en Jefe desde —o hacia— ningún otro

Page 74: El último Disidente

74

lugar. Ya está allí. En su puesto de mando. En su dicotomía formidable actual de

convalecencia y atrincheramiento.1

1 Esta información se amplía en “Nuestro cuarto pres idente”.

Page 75: El último Disidente

75

SSSSÁBADO ÁBADO ÁBADO ÁBADO 5555 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO (M(M(M(MIAMIIAMIIAMIIAMI,,,, 2:022:022:022:02 AM)AM)AM)AM)

Nadie está escuchando

El avión ha despegado. Las emisoras locales están trasmitiendo —con los tonos graves

de los partes en la Segunda Guerra Mundial— que acaba de hacerse al aire desde una

base no identificada para dirigirse a un sector frente a las costas de Cuba y dedicarse allí

a hacer unos lentos ochos durante un par de horas. Su misión, a través de los equipos

que lleva a bordo, es la de actuar como búster entre un trasmisor de señal televisiva en

tierra y los receptores que se encuentran en la isla. Es la famosa señal de Tele Martí, la

emisora del gobierno americano, que nunca se ha logrado ver dentro de Cuba por más

de unos segundos. Un mensaje de la secretaria de Estado Condoleezza Rice es el

segmento estelar de la transmisión a colar hoy. Se trata —explican— de cumplir el

compromiso del presidente Bush de mantener las vías de información abiertas a la

población cubana. Un compromiso muy viejo, y nunca cumplido, al menos de la manera

eficaz que proclaman. La operación es costosa y han tenido que traer el avión desde

Irak. Creo que un Hércules C-130. Buena máquina.

La premura actual tiene dos objetivos, uno evidente y otro de tapón. El evidente es

de decirles a los cubanos en la isla que se manifiesten contra el gobierno, que se

opongan a la actual administración de su país y que, casi dicho descarnadamente, que se

alcen. Por supuesto, todo esto debe ocurrir dentro de los límites de la isla. Inmólense,

desángrense, pero que a ninguno se le ocurra montarse en una balsa y dirigirse a la

Florida.

El otro objetivo, el realmente importante, es el de tratar de salvar la cara ante el

monumental descalabro político que ha tenido lugar en esta ciudad en la ultima semana.

Tres congresistas republicanos, otros tantos senadores y secretarios del gobierno, y el

propio presidente, han clamado por lo más cercano que se puede describir como una

insurrección popular y en Cuba no se ha movido ni una hojita batida por el viento.

Page 76: El último Disidente

76

Háblenme todo lo que quieran de la represión y del aparato de la Seguridad y

descúbranme estas verdades de sobra conocidas.

De lo que se trata ahora es de que el gobierno americano y toda la

contrarrevolución (u oposición, como quieran llamarle) asentada en el sur de la Florida,

han demostrado una desproporcionada incapacidad para responder a un cambio en Cuba

y que carecen de las estructuras imprescindibles para llevarla a cabo. El mismo derroche

de estabilidad y sosiego que hace el gobierno de Raúl Castro en este instante (y de paso

anunciar que eso va para largo), es equivalente al patetismo de este exilio torpe y

desconcertado. Si no fuese porque se trata de unas augustas personalidades a las que,

por oficio, se les debe un mínimo de respeto, yo diría que han estado 47 años estafando

a la opinión pública.

Tanto trajín con la transición y cuando esta aparece, se quedan demudados. Incluso

el último argumento para justificar la existencia de Radio y Tele Martí (y sacarnos a

nosotros, los contribuyentes, la plata de su coste) que era el de poder orientar a los

cubanos de la isla en los avatares de la hora cero, ha entrado ahora mismo en el mayor

de los descréditos. Ni un minuto entero de sus transmisiones televisivas ha logrado

penetrar la barredera de bloqueo del gobierno cubano, además del efecto que yo quiero

que ustedes me digan que va a causar en la barriada habanera de Santos Suárez o en

unos pueblitos llamados Nicanor del Campo o San Juan de los Yeras la alocución de la

señorita Rice. Qué manera de empeñarse en emprenderla a pellizcos con el acero.

[NO SE PUBLICÓ:]

UNA ADVERTENCIA

Coral Gables. 1.23 PM.- La inclusión de una caricatura

procedente del portal La Nueva Cuba en mi texto sobre Radio y

Tele Martí se ha hecho sin consultar conmigo y mucho menos con

mi aprobación. Desvirtúa mi clara intención de exponer la

política errática y manipuladora del llamado exilio histórico

de Miami y, peor aún, del gobierno estadounidense, en relación

con Cuba. Es lamentable que su uso solo sirva para amortiguar

la agresividad de mi composición. En este caso yo no estaba

haciendo un chascarrillo de Fidel o el gobierno cubano (los he

hecho muchas veces antes y mucho mejores), sino exponer la

conducta de inocuos resultados de, precisamente, sus enemigos.

El insulto adquiere además un carácter personal dado que La

Page 77: El último Disidente

77

Nueva Cuba es, ante mis ojos, una de las páginas más

despreciables de todas las que produce la contrarrevolución

cubana en la web. ¡Y miren que estas abundan! Gracias por la

atención. Norberto Fuentes.

Page 78: El último Disidente

78

MMMMIAMIIAMIIAMIIAMI,,,, MÉRCOLES MÉRCOLES MÉRCOLES MÉRCOLES 9999 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO.... 7:477:477:477:47 PPPPM.M.M.M.

A cuatro días del cumpleaños de Fidel

La euforia por la muerte de Fidel que había dominado esta ciudad durante los primeros

días de la pasada semana cedió visiblemente a las 72 horas. La impronta de violencia

contenida, como de comandos en vísperas del desembarco en territorio hostil, se replegó

hacia la zona de ebullición cero que, inevitablemente, se convertirá en la antesala de un

estadio de depresión en masa, otra vez esa conocida experiencia anímica de mis

mercuriales vecinos de ocasión.

Tengo entendido que arañaron la victoria por primera vez a mediados de abril de

1961, cuando los portones de las barcazas de desembarco de la CIA se abrieron sobre

dos playazos de Bahía de Cochinos y soltaron las fuerzas y su material de guerra con

que habrían de liquidar la Revolución Cubana, arrancarle la cabeza a Fidel y ocupar la

isla. Conocemos el desenlace aunque les quedó el maravilloso recuerdo de que esas

fuerzas, que estaban siendo machacadas en su lugar de desembarco, fuesen descritas por

la radio gubernamental estadounidense como los valientes que capturaban una provincia

cubana por día.

Me recuerda aquella mofa de Hemingway de la Guerra Civil Española, que era

recurrente —con su vozarrón de hombre de los bosques— en sus borracheras de Cuba.

“Nuestras tropas —decía— siguen avanzando sin perder una sola pulgada de terreno.”

Después, la crisis de octubre de 1962. Ellos mismos me lo han contado (yo estaba

del otro lado, como saben, allá en la isla). La excitación que les embargaba cuando

veían pasar los vagones de ferrocarril por las dos líneas que cruzan la calle 8 —y que

aún sobreviven en esta ciudad— cubiertos con las oscuras lonas del ejército,

vivaqueando hacia las bases del sur toda la metralla que nos iban a meter en Cuba. No

importaba que pulverizaran la isla. Eran como maridos abandonados. Si Cuba no podía

ser de ellos, pues que los gringos la desaparecieran. Miren la cantidad de disidentes

quejumbrosos y llorones que se hubieran perdido. Los hubiesen evaporado antes de

Page 79: El último Disidente

79

surgir a la vida política como contestatarios. Ni la más mínima oportunidad para soltar

la primera lágrima de arrepentimiento, ni tiempo para acumular argumentos sobre la

maldad comunista. En fin, que el polvo no deserta.

Tuvieron que pasar muchos años, sin embargo, hasta 1964, para la penúltima

oportunidad, para que hubiese el brote de alzamiento popular de unas dos horas de

duración en un sector de un kilómetro y medio del litoral habanero. Conocido como el

“maleconazo”, puso a Miami otra vez en las vísperas del día definitivo. Esa tarde —

debe advertirse— hubo menos fiesta y más expectativa.

Y ahora Fidel y su quebranto de salud. Una emergencia médica certificada como

muerte sin apelaciones por los compatriotas que, con las resonancias de tumbadoras de

las barriadas habaneras, llenó el condado de Dade. No obstante, no se amilanan al

conocer que Fidel no ha sucumbido ante la dolencia de sus vísceras. Tienen la práctica

de las situaciones anteriores. Les ha enseñado que si bien se les acaba el mundo en un

segundo, y todas sus ilusiones se desvanecen sin consuelo, ellos saben cómo sacar a

relucir de inmediato sus opciones de reemplazo.

Es el talismán que a todos sirve para exorcizar el ridículo universal que ellos

mismos producen.

En estos días, antes de retirarse de los sitios de festejos, cambian la certeza de sus

celebraciones funerales por cuestionamientos que se adaptan a la nueva situación. Están

cambiándome el muerto por la dura realidad de que se las tienen que arreglar con el

vivo. Y, de acuerdo a las actuales circunstancias, es que surge —para empezar— los

cuestionamientos sobre el sucesor y la necesidad de ubicarlo geográficamente, Y,

bueno, si el Comandante no está en su ataúd, cuál es la puñetera razón por la que Raúl

no aparece en público.

Page 80: El último Disidente

80

JJJJUEVES UEVES UEVES UEVES 10101010 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO.... 7:487:487:487:48 PM.PM.PM.PM.

A tres días del cumpleaños

No conozco otra declaración más clara y determinada de George Bush en sus seis años

de gobierno. Los problemas de Cuba se tienen que resolver dentro de Cuba y con los

cubanos que están allá. No hay nada en el pastel para los cubanos de Miami. Si acaso,

en un futuro impredecible —y a todas luces muy lejano—, se hará factible discutir con

los gobernantes de La Habana “el asunto de las propiedades confiscadas”

Ni una palabra sobre las famosas y variopintas violaciones de los derechos

humanos en la isla ni sobre la falta de libertades o sobre los criminales de guerra que,

afirmaban hasta la pasada semana, gobiernan la isla. Explicado con toda sencillez: El

presidente de los Estados Unidos coincide con el gobierno de Cuba en que su actual

disposición de mantenerse al frente del negocio es lo correcto y la declaración desde el

podio del imperio montado en el rancho de Crawford, Texas, es equivalente a un

reconocimiento oficial de la nueva administración cubana. Tampoco puede ir más lejos

de esa declaración, dada la inexistencia de relaciones diplomáticas normales entre los

dos países. Pero es bastante con lo que ha dicho además de que es uno de los primeros

gobiernos del orbe en ofrecer esta forma maquillada de reconocimiento.

Ahora queda por conocerse la reacción de Miami y el efecto que pueda causar la

segunda parte del mensaje presidencial. O cuando se den cuenta de su significado (si tal

cosa ocurriese).

La segunda parte, ya saben, es que nadie puede moverse y que no aceptarán

ninguna clase de trajines entre las dos riveras. En fin, que Bush le está aclarando al

exilio que no va a jugar ningún rol en la transición.

Debe reconocerse que hasta ahora la caballería republicana ha resistido bien el

embate, o por lo menos que se las ha arreglado para eludir el tropel de preguntas y

frustraciones con que comienzan a atacarlos. Nada, desde luego, que se parezca ni por

asomo a las protestas callejeras y las quemazones de neumáticos y disturbios de los días

Page 81: El último Disidente

81

de Elían. Que va. La sublevación elianística estaba reservada para Clinton y Janet Reno

y el resto de aquella pandilla de comunistas.

Por cierto que los mismos locutores radiales que entonces azuzaron la candela

contra el gobierno de Clinton son los que, desde hace dos días, se especializan en

interpretar a Bush y dulcificar hasta lo irreconocible su escueta pero rampante

declaración. El reino absoluto del galimatías.

Si Cantinflas no hubiese existido antes y su legado de centenares de películas no

existiese, estos cubanos lo hubiesen inventado. Lo trágico es que Cantinflas pertenecía a

la tradición de la picaresca y que ése mexicano genial, Mario Moreno, supo cocinar su

personaje en el fuego lento de los buscavidas, mientras que estos payasos (y payasas) de

circunstancia de nuestro entorno, lo que están enredando en sus forzados galimatías es

el último sesgo de dignidad de sus creyentes.

Apuesto a que en las próximas semanas Bush vuelve a desembarcar en esta ciudad

para sus fotos de ocasión en una venduta de cafecito cubano al aire libre (seguramente

en el ventorrillo del Versailles, previamente copado por el Servicio Secreto) y luego de

soltar en español el obligado Viva Cuba Libre desaparecer en brazos de sus amigos

ricachones.

En Miami reina en este instante la misma calma chicha que en La Habana. El

discurso de Crawford permanece inalterable. Ustedes no son un gobierno. Y vayan

bajando el tono de los gritos porque ya me están afectando los tímpanos. La coral

republicana de la ciudad levita en su éxtasis de irrenunciable lealtad.

Page 82: El último Disidente

82

VVVVIERNES IERNES IERNES IERNES 11111111 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO.... 12:4312:4312:4312:43 AM.AM.AM.AM.

A dos días, sólo dos

No conozco otra escuela anterior del anticomic en el mundo. La empezamos un

puñadito de muchachos en la revista Mella, que era una revista mensual de la

Asociación de Jóvenes Rebeldes, una agrupación cubana sucedánea del Komsomol. Nos

habían dado el edificio del periódico comunista Hoy, que tenía para nosotros el encanto

heroico de haber sido uno de los blancos favoritos de la policía de Grau, Prío y Batista.

En el tercer piso, al fondo, nos reuníamos. Lázaro Fundora, uno de los coloristas, que

tenía una guitarra, cantaba un rock en español llamado “Los fantasmas”. Silvio

Rodríguez, al que todavía Lázaro no le había enseñado a tocar guitarra, tenía la misión

de dibujar El Hueco: Una historieta muy profunda. En aquella época de primeros

contactos con el marxismo, todo debía ser profundo. Así que rápidamente comenzamos

a burlarnos del concepto. ¿Y qué cosa más profunda que un hueco del que no se sabe

dónde tiene fondo? Otro personaje era Guillermo Rosales, que abandonó su carrera en el

servicio exterior para escribir el guión de una historieta sobre la batalla de Dien Bien

Phu. ¡Por primera vez en un comic ganarían los vietnamitas! Y estaba Virgilio

Martínez, que venía de la tropa del Partido y que, para despistar, firmaba sus caricaturas

en la prensa clandestina con el seudónimo de Laura. Un mulato bajito y con unos

espejuelos de fondo de botella, que no asomaba ningún rasgo femenino pero por cuyo

nombre de guerra nosotros identificábamos cuando lo saludaba un viejo camarada.

Laura, en su mesa de dibujo barnizada, color nogal, compartía su jornada entre la

producción de historietas, para las cuales yo le proveía los guiones, y la encuadernación

de unos impecables pasaportes extranjeros. Isidoro Malmierca, entonces jefe de la

Seguridad del Estado, se encargaba de suministrarle los rollos de papel de pasaporte

cubanos, pero vírgenes, así como las tapas, amén de los modelos a copiar. “Laura —le

decía a Virgilio, y desde sus fríos ojos azules no soltaba un solo destello de

amabilidad—. Laura, necesito tres de Venezuela y uno de Costa Rica.” Ese era el

Page 83: El último Disidente

83

ambiente que había allí, en el tercer piso de Mella, a medio camino entre Walt Disney y

el KGB. Yo llegué a ser el director del conglomerado, el de la parte creativa me

apresuro a aclarar, nada que ver con los negocios de Malmierca y la subversión

continental. Mi primer trabajo fue una historieta a dos páginas que, en un gesto

considerado por mí mismo de una audacia enorme, carecía de título. La idea básica era

el regreso de la Brigada 2506 a las costas cubanas y lo que ocurriría de ellos ganar. Su

título de trabajo: “Si los brigadistas volvieran”. Se publicó en el número de noviembre

de 1961. Todavía los brigadistas estaban presos en la cárcel provisional que les habían

instaurado en el Hospital Naval y faltaba como un año para que los juzgaran y unos

meses más para que Kennedy pagara una indemnización en compotas y maquinaria

agrícola a cambio de su liberación. Tenía dos o tres cuadros muy buenos. El que más

me gustaba era el de un Trucutú (el famoso personaje de la edad de piedra de los comics

gringos) que se presentaba, garrote al hombro, antes unos campesinos con el objeto de

¡analfabetizarlos! Es decir, devolverlos a su estadio prerrevolucionario de iletrados. Se

trataba de una recreación de la restauración contrarrevolucionaria en Cuba. Mirando los

debates y exigencias de mis paisanos en estos últimos días, y viendo lo que, de hecho,

ha estado en sus mentes, ha sido inevitable la reactivación de esta memoria y que yo se

la traiga a colación. Poco ha cambiado para mis personajes y situaciones de hace 45

años. La historia, que entonces surgió como comedia, ahora se repite como tragedia.

Page 84: El último Disidente

84

Page 85: El último Disidente

85

Page 86: El último Disidente

86

SSSSÁBADO ÁBADO ÁBADO ÁBADO 12121212 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO.... 8:568:568:568:56 PM.PM.PM.PM.

El palo durísimo

Imaginad por un instante al Comandante en su lecho de enfermo. Con el gesto de una

mano llama a Joseíto —el coronel José Delgado, jefe de su escolta— para que acerque

al oído y solicitarle un parte de la situación. Joseíto informa. Durante la última semana

Raúl ha aparecido dos veces en televisión, ha firmado cinco decretos, ha participado en

cuatro asambleas provinciales del Partido y ha hecho imprimir un cartel de él en

uniforme y enarbolando un AK-47 cuyo lema reza: ¡Comandante Raúl, Ordene! Lo que

ocurra en el segundo siguiente a tal escenario y, sobre todo, lo que ocurra con los

huesitos de Raúl alineados sobre la banda elástica anterior a la máquina despalilladora,

es algo muy claro para mí.

Estoy bromeando, como pueden suponer, aunque advierto que solo es una broma de

alcance parcial. Porque la gran duda que ha despertado el silencio de Raúl y que ya en

Miami comienza a ser explicada como la amarga realidad de que los Castro los han

engañado ¡otra vez!, encierra —ante la contundencia del análisis más simple— la

verdad de que Fidel no solo está vivo sino que aún entiende que el poder le pertenece.

Yo no sé por qué aquí se ponen bravos si fueron ellos los que inventaron el muerto. Y la

situación —me refiero al mutismo de La Habana— revela algo mucho más sustancioso:

que Raúl está jugando su propio juego y no el que le imponga nadie. Y que está

haciendo lo que siempre ha sabido hacer. Actuar desde las sombras. ¿Que Raúl no

aparece? ¿Qué Joseíto no pueda escanciar las gravísimas noticias en los oídos de su

jefe? Todo previsto. Todo pensado. Todo lógico. No obstante, y por si alguien se quiere

llamare a engaños, el matutino Granma publica el sábado que Fidel se ha levantado, que

camina y que él mismo se está identificando como un caiguarán, uno de los árboles

maderables más duros de Cuba, palo como dicen los campesinos cubanos. Y —

¡atención!— uno de los que alcanza mayor longevidad.

Page 87: El último Disidente

87

Hoy Fidel cumple ochentas años. Chávez debe estar a su lado en este momento.

Raúl, de cañón está allí. Y la Doña Dalia y los muchachos. Gabo con toda probabilidad.

Alguien —calculo— debe estar diciendo que no lo obliguen al esfuerzo de apagar de un

soplido 80 velitas. En medida que se avanza en la vida, los pulmones se resientes cada

vez más. 80 años implican las exigencias de un esfuerzo de soplido monumental. Un

cumpleaños suyo como siempre han sido. En la intimidad, con refresquitos y el quei —

forma irreducible cubana de llamar a las tortas. Y de paso se sacude de arriba los fastos

que quisieron inventarle en la Fundación Guayasamín y la idea de llenarle la Plaza de la

Revolución con todos los premios Nobel del mundo. 80 años de Fidel. En realidad se

trata de una bicoca si se le compara con lo que aguanta un caiguarán. A lo mejor eso

sirve de consuelo a muchos en este entorno.

No creo estar cometiendo una herejía de exageradas proporciones ni ser

políticamente incorrecto si, al menos en un día como hoy, digo que disfruto sus

combates aunque sea desde lejos.

¿Nuestro próximo presidente?

Page 88: El último Disidente

88

DDDDOMINGO OMINGO OMINGO OMINGO 13131313 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO.... 6:456:456:456:45 PM.PM.PM.PM.

El reposo del guerrero

Aparece muy cansado y la alegría fosforescente del mono Adidas que le echaron encima

no logra disolver la tristeza en el rostro vivaz y fuerte que conocemos de sobra. No es

señal de muerte inminente porque es inconcebible que a estas alturas del juego Fidel le

tema a su inseparable compañera. Se trata de algo peor. Se trata del ocaso, uno

previsiblemente lento, y, aún más difícil para él, de que se retira. Es visible en las fotos

hechas circular en la web una venda de gasa alrededor del abdomen, probablemente

cubriendo con antisépticos la zona de la herida y que debe tener un drenaje debido a uno

colostomía, lo que a su vez significa que puede estar obligado a permanecer hasta un

año (si no es definitivo) recuperándose para luego enfrentar una segunda y definitiva

operación. Está actuando en favor de sui hermano, que es igual a trabajar por la

estabilidad del país. Esta diciendo que eso es para largo, incluso que su vida corre

peligro, pero que por lo pronto se encuentra a la mano y es una presencia latente y

laboriosa. Esta diciendo que las expectativas y elucubraciones deben terminar y que ha

llegado el momento de que el país vuelva al trabajo de la manera acostumbrada y se

encauce. También está dando el tiempo necesario para que Raúl asegure su situación

como mandatario. Las noticias no son las que quisieran sus seguidores y mucho menos

las que añoran en Miami. Por otro lado, mientras aguante ese corpachón de 6 pies dos

pulgadas y más de 220 libras de peso, se nos permitirá asistir a un acto de despedida a

su vez dulce e inesperado. Dulce en el sentido de que su salida del poder va a ser

incruenta, amén de que, cuando se sienta un poco mejor y con disposición a invertir su

tiempo en algo que no sea el progreso favorable o no de su convalecencia, lo tendremos

haciendo cosas realmente productivas. Se va a poner a escribir, denlo por seguro.

Mientras tanto, las claves de hoy domingo 13 de agosto del 2006 es que Fidel está

fortaleciendo la posición de su hermano y del gobierno constituido después del anuncio

de su intervención quirúrgica y, muy importante, para darle aire a Raúl. Con la mirada

Page 89: El último Disidente

89

alerta, pese al extremo agotamiento resultante de la agresividad de la operación, está

proclamando al mundo su advertencia: Raúl cuenta con él y le garantiza el espacio de

maniobra y acomodarse. ¿Copiaron? Ahora bien, lo que me preocuparía más de

hallarme en ese entorno y lo que considero más apremiante y angustioso, es que a Fidel

se le haga insoportable la convalecencia y tener que andar con la cabrona bolsita de la

colostomía —si tal fuese la situación— a rastras, porque sería lo único que le impediría

desplazarse a su antojo y con los baños de masas que han sido su presencia natural

desde 1959. Bajo cualquier circunstancia no existe mayor humillación para un hombre

símbolo. Recuerdo una frase de mi época en Cuba. Yo la solía compartir mucho con el

poeta Raúl Rivero y describía la conducta a que nos obligaba los rigores del socialismo

real: “En este país no te puedes ni desmayar.” Sería una versión criolla del apotegma

hemingwayano de la gracia bajo presión. Lo que entonces no sabíamos era que la norma

resultaría valida alguna vez para Fidel Castro.

Page 90: El último Disidente

90

MMMMARTES ARTES ARTES ARTES 15151515 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 2:392:392:392:39 AM.AM.AM.AM.

Primer búnker

Según los cables de AFP y una considerable cantidad de periódicos en el mundo, por

primera vez en 48 años de revolución los cubanos vieron este lunes a Fidel Castro

enfermo en una cama. Bueno, puede que sea la primera vez que lo ven tan desmejorado

e incluso que se les haya hecho palpable que su líder invencible ha de enfrentar también,

eventualmente, la muerte. Pero el dato de que nunca antes lo habían visto en cama está

equivocado. El 11 de julio de 1960, estaba enfermo —un estado febril como producto

de una vulgarísima gripe—, cuando se permitió la entrada de un equipo de control

remoto de televisión en sus habitaciones del llamado complejo de la Calle Once, en el

Vedado, donde vivía en los primeros años de la Revolución bajo la vigilancia y

protección de su compañera de campaña en la Sierra Maestra, Celia Sánchez, que lo

rodeaba allí de todas las comodidades y antojos, y más o menos donde permaneció hasta

mediados de los 60 en que comenzó su romance con Dalia Soto del Valle. En aquellas

escenas Fidel se hallaba recostado en una cama camera y enfundado en unos pijamas de

color beige y aparecía reposado y sonriente y con una dentadura intacta. Junto con los

camarógrafos y técnicos, permitió la entrada a un par de periodistas y bromeó con ellos

y hasta inició una pequeña conferencia de prensa al pie de cama sobre la Reforma

Agraria. Tuvo además un momento de visible emoción cuando escuchó la versión

instrumental del “Himno del 26 de Julio” que el maestro Enrique González Mantici, con

la Orquesta Sinfónica de la emisora CMQ, preparó para la ocasión, una especie de

serenata vespertina y efectuada a distancia. Nunca antes la había oído “que no fuera

cantada”. Serían las 4 de la tarde cuando la agrupación, desde los estudios de la

telemisora, acometió la vigorosa marcha que exaltaba la organización revolucionaria

con la que condujo la lucha contra la dictadura batistiana y Fidel la escuchó a través del

aparato de televisión instalado frente a él. Luego, desde el centro de transmisión, a unos

tres kilómetros de distancia, pasaron la señal hacia su refugio, y fue la primera

Page 91: El último Disidente

91

oportunidad en que los cubanos lo vieron en unos sedosos pijamas y recostado a un

almohadón. Poco más de un año después, el 8 de agosto de 1960, tuvo una segunda

recaída, una afección de las cuerdas vocales en el fragor de un discurso para anunciar

que se procedería de inmediato a la expropiación forzosa de “las propiedades yanquis

existentes en Cuba” como respuesta a “la actitud asumida por el presidente de EE.UU.

de suspender la compra de azúcar a Cuba”. Enmudeció repentinamente a mitad del acto

y obligó a Raúl a concluir su arenga. Era la época en que aún se permitían el lujo de

eludir la norma de seguridad de nunca aparecer juntos en una misma tribuna. Como

quiera que la afección comprometía sus cuerdas vocales, no tuvo que elaborar ningún

discursillo en los días posteriores. Tampoco fue necesario. Nunca más las cámaras —de

ningún tipo— volvieron a entrar en sus aposentos. Otra norma de seguridad implantada

desde temprano.

Page 92: El último Disidente

92

MMMMIÉRCOLES IÉRCOLES IÉRCOLES IÉRCOLES 16161616 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 3:003:003:003:00 AM.AM.AM.AM.

El buen vecino

El l4 marzo de 1959 un diplomático estadounidense de nombre Philip Bonsal, delgado,

delicado, y con esa expresión de susto de quien a hurtadillas se ha tragado un canario —

¿dónde yo he visto esa descripción antes?— asumió en forma oficial su cargo de

embajador ante el gobierno de Fidel Castro. Fue el último intento de los americanos por

resolver las diferencias dentro de los buenos ánimos que debían prevalecer entre viejos

aliados. Todavía hoy es descrito como “un fundador clave” de una política a llevar por

Washington de relaciones “formales y correctas” hacia el recién estrenado gobierno

revolucionario de Cuba.

Sobra decir que fue el primer y único embajador americano en las últimas cuatro

décadas asentado en La Habana.

La actividad paradigmática de Bonsal en ese sentido —el de brindar un enfoque

que hoy llamaríamos políticamente correcto a las relaciones bilaterales— se obtiene de

una lectura esencial; esto es, por la manera que manejó, apenas estrenado en su cargo en

ese mes de marzo, la intervención de la Cuban Telephone Company, la primera gran

empresa de capital americano que los cubanos arrimaban a su baza. En principio, según

se defendió en sus memorias, tomó esa disposición revolucionaria como un error de los

cubanos, pero igualmente tuvo la habilidad de reconocer que era una decisión de un país

soberano.

Llegó más lejos incluso: proclamó que no era su función como embajador de

Estados Unidos representar los intereses particulares de la empresa que ya los cubanos

llamaban descarnadamente monopolio imperialista. Y todavía no frenó su apetito por

lograr un excelente ambiente de cordialidad y franqueza y buena vecindad. Tomó

entonces la iniciativa, que le pareció luminosa, de iniciar un acercamiento con el

ministro de Comunicaciones para ponerlo en contacto con especialistas de regulación y

Page 93: El último Disidente

93

operatividad de un sistema telefónico, que podían aterrizar en Cuba con un chasquido de

sus dedos.

En independencia de que Fidel no se tragara la píldora y de inmediato sospechara

que el propósito era colmar todo el servicio telefónico del país con agentes de la

inteligencia americana, la tónica de la presencia de Bonsal en Cuba fue desde su inicio

un calvario de vicisitudes e incomprensiones y desplantes.

Fidel se solazaba en la televisión contando que hacía esperar a Bonsal en su

antedespacho un par de horas y que al final no lo recibía, y Bonsal aguantando. Según el

gobernante, los recados de Bonsal, que al final le hacía pasar con algún ayudante,

expresaban que se quedara con la Cuban Telephone Company y con la Compañía

Cubana de Electricidad y hasta uno que otro latifundio, ya que estaba implantando la

Reforma Agraria, pero que aguantara la mano con el resto de las propiedades de sus

conciudadanos para lograr un excelso estado de vecindad. Estado de vecindad que todos

sabemos a donde fue a parar y donde ha estado en los últimos 47 años.

Ni qué decir del destino de las empresas que con tanta nobleza Philip Bonsal quiso

poner a salvo. Respecto a ellas —y también de las expropiadas a los capitanes de

industria cubanos— hablaba el presidente George W. Bush la semana pasada cuando

mencionó la posibilidad de ver con el gobierno de La Habana el asunto de las

confiscaciones, aunque siempre subrayando que se trata de un objetivo a un plazo que

pinta muy lejano.

No creo que ninguna corporación americana en su sano juicio pretenda recuperar

ahora una instalación en Cuba, que en todos los casos tiene más de 50 años de

explotación, si no es la situación de que ya hayan desaparecido. En cuanto a los

empresarios cubanos, si aún viven, lo aconsejable es que preparen su declaratoria de

herederos a favor de algún nieto. Ah, qué hermosa generación de capitancitos de la

industria cubanos veremos desembarcar en la isla. Porque las señales no pueden ser más

claras sobre la necesaria moratoria estadounidense al respecto.

Al menos deben aceptar la clase de embajador que, es evidente, veremos presentar

sus cartas de estilo ante el presidente Raúl Castro. Como si vieran regresar a Bonsal. De

nuevo la historia en su perenne ascenso en espiral —aunque sea a costa de algunos

ridículos.

Page 94: El último Disidente

94

JJJJUEVES UEVES UEVES UEVES 17171717 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO.... 10:1010:1010:1010:10 PM.PM.PM.PM.

El próximo paso

A ver, muchachos, atiendan acá. Va y logro que aprendan algo.

El próximo paso del nuevo gobierno cubano es deshacerse de Felipe Pérez Roque.

Demasiado brutal para tenerlo de canciller en unas circunstancias que prometen una

diplomacia de sonrisas y amabilidades, aunque en dependencia desde luego de que la

presión internacional se mantenga en su nivel actual. Esto es, a la expectativa por lo que

trae Raúl escondido en el bolsillo. No es momento para alguien que da la impresión

habitual de emerger por la escotilla de un tanque a la ofensiva. Desde que asumió el

cargo de canciller y declaró que él conocía el pensamiento íntimo de Fidel Castro, preví

un futuro suyo besando las arañas. Porque si de verdad conociera ese pensamiento

íntimo, estaría huyendo.

De izquierda a derecha, Pérez Roque, Carlos Lage, Álvaro López-Miera, y Abelardo Colomé “Furry”

Carlos Lage no tiene problemas; ahora mismo viene siendo para Raúl lo que Raúl

era para Fidel. Es decir, el Raúl de Raúl. El Número Dos. Un buen número dos, por

cierto, inteligente a la vez que firme, amén de ser un viejo reformista, y libre de la carga

terrible de príncipe de las tinieblas con que Fidel sometía a su hermano para presentarlo

como el que implantaría la degollina en Cuba si lo mataban. Un hecho que conozco al

Page 95: El último Disidente

95

dedillo es que Lage estaba virando de cabeza la Unión de Jóvenes Comunistas y

convirtiéndola en una organización nada ortodoxa y bastante respondona, cuando tuvo

la suerte de que, para sustraerlo de su liderazgo allí, no lo fusilaran como a Arnaldo

Ochoa o lo hicieran papilla como a Carlos Aldana, y Fidel se lo llevara consigo para el

Grupo de Apoyo.*

El general de Cuerpo Álvaro López-Miera es un hombre de Raúl, pero es además el

hombre que Raúl personalmente preparó durante años para la posición de jefe del

todopoderoso Estado Mayor General. Coincido con todos los analistas que está

pintadito para ser el tercer ministro de Defensa de la Revolución Cubana.**

Por último, mi predicción más arriesgada, pero de ejecución inevitable a un plazo

no muy lejano. Abelardo Colomé Ibarra, el actual ministro del Interior, y sus allegados,

van al piso. La primera razón para la sustitución es que no puede haber en Cuba un

gobierno de unidad nacional con unos personajes tan emblemáticamente divisivos al

frente del llamado 'aparato'. Otra razón por la que creo que se lo van a fumar, es que en

este mismo instante Colomé está conspirando. Lo único que ha hecho en su vida. Dense

por convencidos de que una de las instrucciones que Fidel le dio a Raúl antes de la

primera dosis de anestesia, fue que no le quitara el ojo de encima. Mientras más rápido

se lo bailen, mejor.

Advierto ahora sobre el efecto contraproducente que esta suerte de predicciones

suele acarrear. Lo malo es que cuando uno dice estas cosas ellos de inmediato se

atrincheran y no ceden un ápice, al menos en principio. Estoy convencido no obstante

que esta es la idea de maniobra actual. Y lo más que puede pasar es que la estemos

retrasando un poco. Ah, olvídense de darme crédito cuando lo lean en los periódicos.

[Notas]

* Carlos Aldana. Caramba, se nos olvidaba. Le pregunta es si habrá alguna clase de

rehabilitación para el antiguo jefe de despacho de Raúl en el Partido y posterior y espumeante

secretario ideológico.

** El primer ministro de Defensa fue el comandante Augusto Martínez Sánchez, luego

nombrado ministro del Trabajo. Martínez Sánchez fue también el primer sustituto que tuvo

Fidel para su cargo de primer ministro cuando viajo a los Estados Unidos en abril de 1959.

Page 96: El último Disidente

96

VVVVIERNES IERNES IERNES IERNES 18181818 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 4:534:534:534:53 AM.AM.AM.AM.

Los profetas desarmados

Hace pocos días Alcibíades Hidalgo, el más importante cargo de la nomenclatura

partidaria cubana llegado al exilio, dijo que uno de los rasgos distintivos de la

mentalidad de Raúl Castro era que éste desconfiaba de los intelectuales. Yo entiendo

que estamos ante una apreciación dentro de un retrato generalizado del gobernante,

además de que procede de la voz más autorizada que contamos sobre el personaje; nadie

puede poner en tela de juicio cualquier descripción de Alcibíades sobre Raúl Castro, con

quien trabajó (si la memoria no me falla) durante 10 años como su jefe de despacho en

la llamada oficina política del segundo secretario del Partido, y siendo como es una

fuente aun sin explotar y sin justipreciar en los think tanks del exilio, o incluso del

gobierno americano.

La expresión, desde luego, puede ser despojada de su sentido original y llevar al

criterio de que Raúl, al menos en los momentos actuales, tenga motivos de peso para

desconfiar de la clase, y lo que es peor, que se establezca la creencia de que los

escritores cubanos del eje Miami-Madrid (y el ocasional enganche de México) sean una

promoción de nuevos héroes ilustrados y un implacable flagelo sobre el lomo de nuestro

presente enemigo principal.*

Un muestreo de todo lo que se ha publicado desde el anuncio hace dos semanas de

la intervención quirúrgica de Fidel, arroja de inmediato el resultado de un discurso

lamentable, atrasado, sin ningunas agallas y sobre todo de una desconcertante

desorientación. Si Raúl tiene miedo de lo que se ha publicado hasta ahora y de las

orejitas que están mostrando mis colegas de la hermandad, entonces sí voy a comenzar a

preocuparme.

Pero, bueno, ¿a qué echarle la culpa a estas almas en pena si en definitiva es la

misma desorientación que reflejan las agrupaciones y líderes políticos del exilio, y, más

lamentable aún, el conjunto del gobierno americano y sus servicios de inteligencia?

Page 97: El último Disidente

97

Duros días aguardan a la gente que aquí tienen el dinero y el poder y que durante años

se han cotizado muy caro por su supuesta armazón definitiva sobre la manera en que

habría de llevarse a cabo la transición.

Yo diría que el intelectual que ha actuado con más finura en este mar de desaciertos

es Mario Vargas Llosa. Peruano, como todos sabemos, aunque con una perenne

preocupación por Cuba. A la hora de producir su opinión, sin embargo, dirige su

resuelto ataque a la administración Bush y, con toda sabiduría, toma distancia de una

situación que por lo pronto no domina y no conoce sus pormenores.

Vargas Llosa se mantiene firme en sus lineamientos habituales de lucha por la

democracia la libertad de expresión y libre comercio. Y si bien en estos momentos no

sale de ahí para echar su vistazo sobre Cuba, se queda pasmado al saber que la actitud

de Estados Unidos es la de un remoto observador y que a su vez, eso sí, alista toda una

flota y toda su tecnología de punta para dislocar un cerco electrónico y de cañoneras

rápidas alrededor de la isla con el objeto de impedir un éxodo salvaje. Y ahí terminó la

angustia por la democracia.

Por fin descubren la naturaleza de la retórica democrática de las potencias. Y el

choque se registra por ese despiadado divorcio entre los ideales que flotan siempre en

un limbo de abstracciones y los intereses de un país del poderío de Estados Unidos. Un

trago amargo para el peruano, sin dudas, pero que a los cubanos no debía tomarlos por

sorpresa. Debían estar ya más que escarmentados con las monstruosidades que han

pasado frente a sus ojos.

El lector habrá observado el inútil esfuerzo del autor por

eludir el ataque al viejo compañero de experiencias políticas

en los pasillos del poder revolucionario. Pero todavía gravita

en su conciencia de periodista leal el no haber continuado

hacia donde el impulso original le llevaba, hacia la dirección

del golpe principal. Lo cierto es que la declaración de

Alcibíades de que Raúl Castro desconfiaba de los intelectuales,

no aportaba fundamento al análisis, solo un titular de rápido

consumo para el personal cubano de Miami y algún que otro

reaccionario de las áreas afines. Talento mal usado e

información valiosísima y verdades echadas al bolsillo, para

que nadie las vea. Un intelectual formado por la Revolución, al

que Raúl prácticamente le rogó para que trabajara en la

posición política de mayor confianza de su entorno: la jefatura

Page 98: El último Disidente

98

de su oficina en el Comité Central del Partido, nos deja en la

incómoda posición de no saber a qué tipo de labor él se

dedicaba junto al mismo Segundo Secretario. ¿Manual? ¿Labor

manual? ¿Picaba piedras en aquella oficina? Coño, Alcibíades.

[nota al margen no publicadas]

EL LUGAR COMÚN ENGORDA

Alc fuera de la realidad. Si es por algún dinero, se acepta.

Espero que no lo haga gratis. El lugar común da plata. Pero

puede ser una bronca perdida de la propaganda fidelista. Cada

vez que oigo a esos voceros de la Casa Blanca, que acaban de

revisar los últimos partes de guerra de sus masacres en Iraq, y

me hablan de la falta de derechos humanos en Cuba, se me

revuelve el estómago.

Ex embajador en la ONU duda que Raúl Castro tenga tiempo de

reformar Cuba

A diferencia de su hermano, Raúl Castro tiene sentido del humor

y un trato más cercano, pero como él 'está sediento de poder',

opinó Alcibíades Hidalgo.

AGENCIAS

miércoles 31 de enero de 2007 18:26:00

Alcibíades Hidalgo, antiguo embajador cubano ante Naciones

Unidas, considera que tras la muerte de Fidel Castro su hermano

Raúl no tendrá tiempo de llevar a cabo la reforma de la Isla,

dado el estado "catastrófico" de la economía, informó EFE.

En declaraciones que publica este miércoles el vespertino

francés Le Monde, Hidalgo afirma que la única posibilidad es

intentar poner en marcha en Cuba un régimen "calcado" del

modelo chino.

Pero "no creo que tenga tiempo", afirmó.

Hidalgo fue jefe de gabinete de Raúl Castro entre 1985 y 1993,

año en el que fungió brevemente como embajador de La Habana en

la ONU, ya que fue obligado a regresar a la Isla y puesto "bajo

control". No obstante, escapó de Cuba poco después hacia

Estados Unidos, donde vive actualmente.

El ex funcionario dijo que Raúl Castro, actual gobernante

interino de Cuba por la enfermedad de su hermano Fidel, le

evoca "un sentimiento de frustración".

"Descubrí a un individuo que no tenía la envergadura

intelectual de Fidel, pero que controlaba el sistema de manera

eficaz", afirmó.

Page 99: El último Disidente

99

Para el antiguo embajador, Raúl Castro tiene, a diferencia de

su hermano, sentido del humor y un trato más cercano, pero como

él "está sediento de poder".

Page 100: El último Disidente

100

DDDDOMINGO OMINGO OMINGO OMINGO 20202020 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 8:048:048:048:04 PM.PM.PM.PM.

Se les acabó el enemigo

Los cubanos tienen la costumbre de creer que son importantes para los Estados Unidos

y que deciden en su política exterior. Después de 47 años de destierro y localizados en

una franja del sur de la Florida continúan sin entender que los Estados Unidos solo se

guían por sus propios intereses.

Tienen las mejores relaciones con China y ahora con Vietnam y ni qué decir de sus

romances con Arabia Saudita, de donde se supone que salga la mayoría de los más

tenebrosos terroristas.

Así que, enfrentemos la realidad: si ellos no están ya negociando con Raúl, saben

perfectamente que lo van a hacer.

Quizá algún día los cubanos alcancen la luminosa comprensión de que son

importantes en este país únicamente cada dos años, de agosto a noviembre 11, cuando

hay elecciones. Si tal verdad se abriese camino en sus conciencias, y, sobre todo, si

concibiesen que es hora de que se respeten a ellos mismos, cabe la esperanza de que por

una lógica implacable de las relaciones políticas, los Estados Unidos se vean inclinados

a respetarlos a su vez.

Claro, son objeto de burla porque se ofrecen como un terreno llano, sin obstáculos,

sobre el cual operar sin contratiempos y que nunca ofrece resistencia. El exilio histórico

de Miami. Ningún otro grupo social de la nación cubana ha hecho tanto daño moral y ha

malgastado y pisoteado tanto su imagen pública.

Hay otro problema, el que les está costando un esfuerzo del diablo asimilar. Resulta

de que, con Fidel fuera del poder, se les acaba el enemigo. Por lo tanto, desaparecen.

Ustedes. Estoy hablando con ustedes. De-sa-pa-re-cen. Es la ecuación más simple del

juego político. Vosotros se esfuman porque no existe su razón de ser. Es el gran hueco

negro de la contrarrevolución cubana: se los ha tragado su propia mentira.

Page 101: El último Disidente

101

Más sabio que el padrecito.

Raúl no es Fidel. Olvídense de que vaya a incrementar los conflictos, porque los va

a disminuir. Fidel necesitaba de la confrontación como su privilegiado portaestandarte

de legitimidad. Pero —¡que le vamos a hacer!— Raúl no lo requiere. Llegó la era de los

negocios, probablemente muy jugosos. A eso dedicará el segundo secretario del Partido

el tiempo que le queda, para desarrollar lo más que pueda la economía y para tener un

poco de calma a su alrededor.

Lógico que haya susto en la vieja claque. Se dan cuenta de que no está lejano el día

de hacer cola —líneas le llaman— para aplicar por los bonos de alimentos. A menos

que tenga el coraje de ponerse a trabajar. Asustados por perder sus famosos (y

cuantiosos) grands del gobierno, se ponen a inventar crisis cada vez más tremebundas,

en un último intento, no tanto por empujar los marines hacia Cuba, sino por alargar su

proyecto.

Pueden inventar lo que estimen, sin embargo. Su estrategia ya es atrasada. La que

vale actualmente es la del gobierno americano, consistente en ignorar a los cubanos y

Page 102: El último Disidente

102

hacer sus relaciones. No importa que manden a repartir algunas piltrafas para el público

de la calle 8 de Miami a través de emisarios de segunda fila, unas piltrafas que se llaman

declaraciones grandilocuentes, de que ahora sí se comen crudos a los hermanitos Castro.

Es el fin de la ilusión. Y sigan llenando los periódicos y las estaciones de radio con

las noticias mas espantosas, que los acuerdos son inevitables y ustedes no van a

determinar nada. Nada.

Page 103: El último Disidente

103

MMMMIÉRCOLES IÉRCOLES IÉRCOLES IÉRCOLES 23232323 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 9:059:059:059:05 PM.PM.PM.PM.

Remember Playa Girón

John Negroponte, el jefe del Servicio de Inteligencia estadounidense anunció el viernes

que creará un puesto de director de misión para Cuba y Venezuela, que coordinará los

esfuerzos de la comunidad de espionaje de Estados Unidos para recabar y analizar

información de inteligencia en ambas naciones latinoamericanas.

Si el anuncio es para levantar los ánimos de Miami, luego de la advertencia del

presidente Bush de que no piensa tomar acción contra el gobierno transitorio (o

definitivamente nuevo) de Raúl Castro, pasa. Hasta se les puede dedicar una sonrisa de

complicidad. Si están hablando en serio, la situación no puede ser más desconcertante.

Tantos años de fracasos con sus operativos parecen no escarmentarlos. Lo han

probado todo. Empezaron con querer reclutar a Fidel en la Sierra. Intentaron entrarle a

través de Frank País, el jefe urbano del Movimiento 26 de Julio, y no avanzaron mucho.

Después le mandaron al bergante de Frank Fiorini, alias “Frank Sturgis” (o al revés,

Frank Sturgis, alias “Frank Fiorini”) como piloto de un avión cargado de armas y con la

misión verdadera de detectar presencia comunista en la guerrilla. Lo que detectó fue

unos mulatos de rostros feroces que solo parecían hallar satisfacción en su adoración al

doctor Fidel y a la hora de matar batistianos.

Con el triunfo de la Revolución, el veterano jefe de la CIA, Allen Dulles, no tuvo

reparos —ante el pleno del congreso americano— en pedir comprensión y hasta apoyo

para Fidel y sus muchachos. Era cierto que no cesaban de fusilar batistianos, que

fusilaban incluso en demasía, pero se trataba de jóvenes inexpertos. Ya se calmarían.

Paciencia. Además, qué otra cosa hacían los revolucionarios sino fusilar.

Luego, como saben, el desembarco de Bahía de Cochinos. Por presiones sobre todo

de Nixon, optaron por esta clase de invasión bananera. La concepción fue de ellos. Una

invasión como la de Guatemala, y tragarse a Fidel como hicieron con Jacobo Árbenz.

Quizá más reforzada, pero nunca concebida fuera de los parámetros de un paseo militar.

Page 104: El último Disidente

104

Aquello —todos lo

sabemos— fue un

desastre y Cuba le

añadió la humillación del

“Remember Playa

Girón”. El desafiante

lema revolucionario de

la época circuló con

prolijidad en periódicos

y carteles sobre una

ampliación fotográfica

de los brigadistas

prisioneros,

polvorientos,

desarmados, las manos tras las nucas. (Existía una lógica de propagandistas expertos, de

parte de los cubanos, cuando optaban por localizar su victoria en una de las dos playitas

donde desembarcaron los invasores y donde éstos tuvieron su último foco de resistencia,

de nombre más orgulloso, por supuesto, que el de Bahía de Cochinos.) Pero lo que

quedaba claro era que las soluciones militares (o en su variante de operaciones

encubiertas de la CIA) resultaban cuando menos una imprudencia. La solución, tanto

entonces como ahora, es política. Hombre, desde luego que siempre queda la

posibilidad de arrasar la isla, aunque ya para esa instancia no tenemos nada que hablar,

sino sencillamente encender los televisores y dedicarnos a contemplar cómo los

Tomahawks acaban con los barrios de la infancia y le entran por la ventana a la tía que

dejamos la última vez frente a su telenovela o queman vivos a los viejos amigos, los

pobres, que quedaron atrapados allá.

En fin, que la fórmula actual de los pronunciamientos tienen el inconfundible sesgo

de los manierismos del viejo Langley.

Y como quiera que está a punto de nombrarse un directorio de inteligencia para

ocuparse de Cuba al máximo nivel del gobierno estadounidense y que éste no debe ser

ajeno a los oficiales (si no son los mismos) que pocas semanas atrás confirmaba el

excelente estado de salud de Fidel Castro, las perspectivas son inmejorables para el

próximo, estruendoso fracaso.

Page 105: El último Disidente

105

Que pusieran al presidente Bush en la embarazosa y débil situación de que se

enterara —como el resto de los comunes mortales, por la televisión cubana— que Fidel

estaba en un quirófano, es una pequeñez en comparación con lo que nos espera.

Foto: Frank Sturgis el 11 de enero de 1959 en la loma de San Juan, al este de Santiago de Cuba. Posa con

gesto aguerrido y empuñando su carabina M-2 sobre la tumba de los cerca de 200 batistianos fusilados un

par de noches atrás.

Page 106: El último Disidente

106

DDDDOMINGO OMINGO OMINGO OMINGO 27272727 DE DE DE DE AGOSTOAGOSTOAGOSTOAGOSTO,,,, 9:299:299:299:29 PM.PM.PM.PM.

La prueba del agua

Lenin citaba las secuelas de los desastres naturales como una de las causas probables de

las revoluciones. La posibilidad de que la tormenta Ernesto se convierta en un huracán

con vientos de hasta 137 kilómetros por hora y aguaceros torrenciales y se abalance

sobre la isla de Cuba tan pronto como el martes (29 de agosto), bien pudiera ser la

primera verdadera prueba de fuego para el gobierno de Raúl Castro. No para que estalle

una revolución, porque —según se sabe—, eso es lo que ya tienen allí, pero sí al menos

una buena asonada contrarrevolucionaria provocada por la secuela de devastación del

meteoro.

Una pregunta de necesaria implementación surge del hipotético escenario anterior:

¿Queda algo por devastar en Cuba?

¿Queda allí algo en pie?

Hemingway tenía otra forma de ver las cosas. Como todo buen ciudadano cubano

sabía que no existe mejor templanza para enfrentar los huracanes que tener ya

almacenada en el buche una buena estiba de botellas de ron antes de que te toque la

primera ráfaga. Lo demás es un problema que se deja a la solidez de las construcciones

y a la sabiduría que en su momento aplicaron los constructores. Por cierto, que los

cubanos nunca han agradecido a la escuela de arquitectura española que levantó esa país

durante unos cinco laboriosos siglos que se las ingeniaran para colocar las ventanas

siempre a favor del beneficio de los vientos alisios y a su vez para que aguantaran como

monolitos el empuje de los huracanes.

Hablando de las monumentales pegas hemingweyanas de preparación de choque

antihuracanes. Y si la tormenta te va a llevar el techo, que situación mejor que la de

estar muerto de risa en medio de una borrachera. Estruendoso el ataque de hilaridad

cuando ves que el techo se desprende, hacia arriba primero, como un platillo volador de

Page 107: El último Disidente

107

Spielberg, y luego otra ráfaga lo lanza de un bofetón a 15 kilómetros de distancia como

una guillotina de acción horizontal.

Miami. Veamos como son las cosas aquí durante esos fenómenos. Son solidarios.

Desprendidos. Tú ves que se quedan sin luz, agua y combustible durante semanas y que

las calles son escombreras y que los cables del tendido eléctrico aún chisporrotean,

vivos, sobre el pavimento mojado, cuando deciden ayudar a los cubanos de la isla, por

donde el mismo huracán pasó antes. Cuanta cosa hallan al fondo de las alacenas se

convierte en donativos, a lo que se suma la previsión de los primeros auxilios con la

adición de uno que otro paquete de curitas (las bandas adhesivas con almohadilla

aséptica central) y pomitos de mercurocromo. El trabajo que da encontrar

mercurocromo en las droguerías. Los americanos no saben lo que es eso. Y mucho

menos que es una verdadera y prodigiosa poción que nos curó de cuanto arañazo y

herida registramos en nuestra infancia. Conocen, eso sí, la bicicleta y los patines. Pero

—para que vean— no como curar sus accidentes asociados. Y qué primeros auxilios se

puede aplicar en Cuba de manera convincente sino hay una buena embadurnada final de

mercurocromo, aunque lo que estés es muriéndote de asfixia o electrocutado por un

rayo.

Lo mejor de todo es que esa ayuda no va a ningún lado y que desde un inicio está

destinada a podrirse o ponerse zocata en los almacenes miamenses. Y que todos aquí

conocen la respuesta del gobierno cubano desde que comienzan la recolección. Métanse

esa miseria donde mejor les quepa, suele decir el gobierno cubano. ¿Y por qué lo

hacen? Yo diría que por la satisfacción inmanente que de algún modo muy oscuro

produce el desprecio. Y porque disponen de una nueva oportunidad para argumentar la

maldad que se genera desde La Habana.

La temporada ciclónica de este año, sin embargo, promete. Los analistas cubanos

del exilio ponen en sorna la capacidad de previsión y organizativa de Raúl Castro y que

va a ser un fracaso en situación de emergencias. Ahí tienen la nueva ilusión. Quién quita

que un cicloncito les haga el trabajo de preparación artillera y hasta de la invasión.

Todavía faltan unos 4 años para que, por las normas americanas, podamos llamarle

dictador al menor de los Castro, pero quién sabe si una buena desolación y desespero

nos ahorra esperar tanto tiempo. No obstante, me temo que él se leyó antes que muchos

de nosotros la frase de Lenin sobre el potencial impulsor de levantamientos populares

de los desastres naturales. Y debe estar amarrando las cosas. Un veterano de la botella,

Page 108: El último Disidente

108

debe igualmente tenerlo todo preparado para aguantar los embates a la usanza

hemingwayana. ¡Salud!

Foto: En mi casa. Verano de 1987. No hay tormentas. (Foto: Norberto Fuentes)

Page 109: El último Disidente

109

MMMMARTES ARTES ARTES ARTES 29292929 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 9:199:199:199:19 PM.PM.PM.PM.

La mala memoria

La última moda de esta ciudad es rastrear los crímenes del gobernante cubano Raúl

Castro.

El método estuvo ensayándose durante los últimos 47 años pero en relación a su

hermano mayor, Fidel, que hasta hace poco gobernaba la cercana isla de Cuba. Siempre

ha tomado cuerpo la ilusión de que basta con ubicarle un hecho de sangre para que los

americanos alisten la expedición de marines y den el go! Positivo para el desembarco.

En honor de la comunidad cubana exiliada, aceptemos que no se les puede negar el

mérito de llenar una considerable cantidad de expedientes criminales sobre Fidel. Lo

que sí no han logrado nunca es despertar la voluntad de combate de la Casa Blanca.

Tampoco tuvieron mucha suerte cayéndole atrás a Fidel por los cuatro puntos

cardinales con la pretensión indoblegable de que algún otro gobierno extranjero lo

metiera preso y lo juzgara y, como mínimo, lo echara a galeras. Ese juez Baltasar

Garzón se convirtió en una de las mayores frustraciones de esta comunidad y sus

pretensiones justicieras. Y eso que le viraron las espaldas hasta a su antiguo aliado

Pinochet con tal de reforzar sus argumentos. Bueno, si había caído un fascista, nada más

justo que le tocara entonces a un rojo.

Este asunto de los asesinos populares, quiero decir de los que asesinan a los

pueblos, es bastante complicado, no crean. Mas estoy entendiendo, por lo que leo en los

últimos días, que los crímenes de tal naturaleza pueden extinguir en algún punto. No

importa la cuantía ni la alevosía ni como le chuparon la yugular a sus víctimas. Si ya tú

no eres el que nos impide ocupar la presidencia, pues adiós, asesino, y ocupémonos del

sucesor. Ese es ahora el terrible criminal.

No estoy bromeando. Ni un ápice. La otra noche tuve que aguantarle la tabarra de

más de dos horas de un amigo, o por lo menos conocido, devenido de pronto en juez

implacable no solo de los crímenes de Raúl Castro sino también de su pasado. Es

Page 110: El último Disidente

110

evidente que se preparan para incluir el pasado en el expediente acusatorio, me imagino

que en previsión de que no aparezca ninguna prueba convincente de asesinato. Su

argumento más sólido era que cómo podíamos olvidar un pasado salpicado de sangre.

Pero la sangre así, volátil, suspendida en el aire, sin saberse a ciencia cierta de que

cuerpo se emite.

Clemente Aragón y Aragón en un recorte de la revista en ruso Kyba (Cuba) que reproducía mi trabajo “Entrevista a un asesino” publicado originalmente en el periódico Granma del 13 de marzo de 1966.

Son argumentos muy extraños para establecer en una comunidad como ésta, cuyos

pilares originales fueron las gavillas de esbirros del régimen batistiano. Después

incrementada por los que hicieron contrarrevolución sin prestar excesiva atención a las

convenciones de no torturar o abstenerse de matar inocentes y, para concluir de modo

extraordinario, con la arribazón de muchos de los que combatieron a los que hicieron

esa contrarrevolución y los fusilaban a mansalva, no me discutirán que el sitio se las

trae. Yo no creo que exista una ciudad en los Estados Unidos que reúna más asesinos

por kilómetros cuadrado, una tremenda densidad de criminales con la que nos codeamos

en los supermercados del área o en la barbería.

Me los han señalado desde lejos aquí, en Miami, y hasta he hablado con algunos de

ellos. No tienen mucha oportunidad de desarrollar sus viejas habilidades de matarifes en

el país de adopción, por lo que regularmente son individuos tranquilos, y lo más que se

Page 111: El último Disidente

111

permiten es añorar la época en que matar “comunistas” —es decir, cualquier clase de

enemigo que se les parara en frente— no les acarreaba ningún problema.

Los que yo conocí en mi vivaqueo como corresponsal de guerra al principio de la

Revolución, los habían sacado del monte. Como todos los prisioneros frescos, acabados

de capturar, resultaban locuaces y hasta agradecidos. Por ahí tengo, en mis gavetas, un

atado de viejas entrevistas en las que me contaban con lujo de detalles sus desmanes

sobre unos infelices que capturaban con un uniforme de milicias o emboscaban en un

apartado camino de la Sierra. Tengo sus nombres, sus fotografías y las declaraciones

que les tomé para mis reportajes.

De haber escapado a los cercos, librado del paredón y haber encontrado un bote, me

imagino que ahora sería alguno de mis vecinos. Quizá uno de esas ancianitos a bordo de

sus Cadillac de estilo demodé a los que uno les cede el paso amablemente mientras

conducen con esa cachaza de potentados criollos por las calles del vecindario.

Tan contento que yo estaba con mi teoría de borrón y cuenta nueva. Grave error de

mi parte. Aunque también de ellos. Puesto que si no quieren que sus muertos descansen,

yo tampoco se lo permitiré a los míos.

Y va a ser la guerra de los muertos.

[No publicado]

INTERCAMBIO

¡¡¡Desde luego que era un cumplido!!!

No se te ocurra pensar que no lo era, y te aseguro que yo

también disfruto un montón con la visión tan diferente que

estás dando de Cuba y del exilio, tan alejada del maniqueísmo

al que estamos acostumbrados. Y para mi es un placer y un

honor, formar parte de ella editando tus textos.

Y ahora te dejo para seguir editando lo último

Un abrazo.

Juan

www.elmundo.es

Tú no tienes idea (o sí, sí la tienes) de lo que yo disfruto,

más que escribiendo, obligándome a pensar. Mi termómetro es

Page 112: El último Disidente

112

cuando los textos se asumen como una provocación. Escribir para

repetir lugares comunes, y máxime cuando se hace para complacer

a unos pendejos derechistas, es cuando menos una traición al

sentido común. Hemingway nunca lo escribió pero se lo dijo a un

amigo mío: no basta con tener talento, también hay que tener

cojones. No te puedo decir que yo tenga ninguna de las dos

cosas, pero por lo menos trato de guiarme por el consejo.

Bueno, estas ha sido una descarga de tú aún no despierto del

todo y yo aún no dormido. Así que basta. Gracias de todas

maneras por lo que he tomado como un cumplido. Tu amigo,

Norberto.

From: "JM"

Allí supongo que será hora de estar durmiendo, pero aquí

también es muy pronto y yo si que estoy dormido (ya sabes que

no es lo mismo dormido que durmiendo, como no lo es jodido que

jodiendo ;-))... el caso es que he tardado un buen rato en

enterarme de que era eso de "Yeims Bon"... pero tranquilo, por

que estoy seguro de que si sigues metiendo leña con tus blogs,

antes o después nos veremos envueltos en alguna intriga....

Me pongo con tus últimos blogs.

Un abrazo

Juan

www.elmundo.es

De: nf

Enviado el: miércoles, 30 de agosto de 2006 8:47

Para: JM

Asunto: RE: NF para Juan

Es una pena que no sea cosa de nadie. Con lo que me gustan las

intrigas. No obstante, gracias, Juan. Tu amigo Yeims Bon.

Ya te lo cambiaron.... y supongo que ya sabes que la caída no

fue cosa de nadie que quiera silenciarnos ;-), fue un error de

los dominios .es

Juan

www.elmundo.es

DE: NF

Enviado el: martes, 29 de agosto de 2006 15:39

Para: Blog navegante

Asunto: Norberto Fuentes para Juan

Page 113: El último Disidente

113

¿Nos sacaron la página del aire? ¿Cuál de los servicios

especiales nos ataca? Bueno, este correo a tu dirección también

me lo han devuelto dos veces. Vamos a ver si funciona por esta

otra dirección.

Page 114: El último Disidente

114

MMMMARTES ARTES ARTES ARTES 22222222 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 9:079:079:079:07 PM.PM.PM.PM.

Polonesa + guaguancó

Fidel llegó a Polonia poco después de una visita de Nixon. Aterrizó en el aeropuerto de

Okecie el 6 de junio de 1972, por la mañana. Fidel estaba molesto —“encabronado” era

su término— por el recibimiento y el trato que el jefe de los comunistas polacos, Eduard

Gierek, dio a Nixon después de los bombardeos de B-52 contra Haiphong y el bloqueo

y minado del resto de los puertos vietnamitas. Para empezar, se negó a dormir en la

misma residencia que el huésped anterior.

Acto seguido, mandó a recortar toda una serie de actividades ya programadas en la

visita, de varios días, que incluía desplazamientos al interior y a un sinfín de centros

industriales.

El corresponsal de la AP en Varsovia, de cierto apellido griego (me dispensan que

no lo recuerde), parece que comenzó a averiguar sobre las intimidades de la comitiva

cubana y encontró el dato de que Fidel estaba exhausto por el viaje (había comenzado

en La Habana el 1 de mayo y ya había pasado por Guinea, Sierra Leona, Argelia,

Bulgaria, Rumania y Hungría, antes de caer en Polonia, donde se encontraba “sólo por

complacer a los soviéticos”. Y ese agotamiento fue suficiente para que el corresponsal

llegara a la conclusión de que Fidel había sufrido un principio de infarto y lanzó la

noticia al mundo.

Cuando aquel despacho de AP llegó a La Habana, las huestes se sintieron

repentinamente huérfanas. Celia Sánchez llamaba a la residencia de Varsovia donde se

suponía que se encontraba el Jefe, y allí le decían que había salido, pero Celia no lo

quería creer. Llamó al Centro de Prensa y alguien le dijo que Fidel estaba visitando la

parte vieja de la ciudad, “por iniciativa propia”, lo cual era cierto. Hasta altas horas de la

madrugada recorrió la parte vieja y pasó frente al night club Kokodrile, donde descubrió

algo insólito: un stripteasse en plena ciudad de un país socialista. No obstante, decidió

entrar. A los fotógrafos cubanos que le acompañaban, cuando tomaron las primeras

Page 115: El último Disidente

115

imágenes, el jefe de la Seguridad, Pepe Abrantes, mandó que le quitaran los rollos, y

después no relampagueó ni un solo flash. Fidel disfrutó del espectáculo y salió a

caminar por la plaza y se encontró con varias parejas de polacos, entre ellos algunos

recién casados que no podían creérselo, de encontrarlo así, caminando por la calle y le

pidieron autógrafos. También encontró una vendedora de flores, Yadwiga Ganaszek,

con la que intercambió algunas palabras, ella en polaco, él en español.

Al regreso a la casa, recibe la noticia de que habían llamado Celia, Raúl y Ramirito

—el ministro del Interior, Ramiro Valdés—, todos al borde del ataque de histeria por su

percance de salud. Se encabrona al grado máximo. Pide el despacho de prensa que,

solícito, le lleva Orlando Fundora, el jefe de los servicios de propaganda del Partido

cubano, y Ángel Guerra, director de la revista Bohemia. “Jummm”, rezongó Fidel.

Aquel chupatintas yanqui necesitaba una lección. Quedó acordado que, al día siguiente

un grupo de periodistas cubanos “indignados” visitarían al corresponsal de AP, tropa de

choque encabezada por Fundora y Guerrita, pero a la cual se unieron tres karatekas de la

escolta. Al pobre tío lo persiguieron por debajo de las mesas, lo alcanzaron, lo

machucaron a como diera lugar y cuando lo soltaron, inerme, le habían quebrado el

tabique nasal y hechos astillas los dos pómulos y varias costillas. Directo para al

hospital. Los polacos protestaron. Al final, Polonia fue el único país de aquel periplo de

nueve países que no produjo un comunicado final —sacrosanta tradición comunista. Ya

en el aeropuerto, a la hora de despedirse, Fidel encargó al embajador José Bolaños que

tratara de pasarle la mano a los polacos y mejorar las relaciones...

Bueno, he contado esto como antecedente de lo que luego, años después, sería una

época de constantes sobresaltos por noticias parecidas, y como memoria de los años en

que los cubanos eran los dueños del mundo y ordenaban una paliza donde se les

antojara.

Page 116: El último Disidente

116

MMMMIÉRCOLES IÉRCOLES IÉRCOLES IÉRCOLES 30303030 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO.... 1:011:011:011:01 AM.AM.AM.AM.

Guantanamera

Algunos de los instrumentos de presión americanos contra Cuba comienzan a

presentarse como las monedas de cambio a la hora de que los cubanos abandonen su

entusiasmo por ser los malos de la película. El embargo y Guantánamo suenan con

fuerza. Esa localidad del sur de Cuba me recuerda un cuento.

Una vez en los años 60 un burócrata del Ministerio de Relaciones Exteriores

cubano había recibido una notificación de la Embajada Suiza a cargo de los intereses de

Estados Unidos en La Habana en la que planteaba no sé qué problema en la base de

Guantánamo —un enclave que la marina americana mantiene a contrapelo de Cuba

desde hace más de un siglo en el extremo oriental de la isla. El burócrata la había

aceptado sin ver bien de qué se trataba, y como un asunto más que debía atender la

cancillería. Mas los que vieron bien fueron los dirigentes del Gobierno cubano: aceptar

la nota era aceptar la presencia de la Base en territorio cubano. Fidel llamó a su jefe de

protocolo, un mastodonte, un blanco de pesos completos, a quien sin embargo le

sentaban muy bien los costosos trajes con los que se encargaba de recibir a embajadores

y dignatarios. Roberto Meléndez. Tengo entendido que provenía de las células urbanas

del Movimiento 26 de Julio que lucharon contra Batista. Tal era entonces el jefe de

Protocolo del servicio exterior cubano.

”Vete ahora mismo para Guantánamo —le dijo Fidel—, y diles a los yanquis que

nosotros no aceptamos esto.”

Quizá, en su instrucción, haya añadido alguna palabrota habitual en aquellos

tiempos de la juvenilia revolucionaria.

Luego de las tres horas de vuelo del turbohélice An-24 de la Fuerza Aérea —

necesarias para cubrir los 1 000 kilómetros entre La Habana y Santiago de Cuba—, y las

casi 2 horas de automóvil hasta Guantánamo, y luego del traslado de media hora desde

el Puesto de Mando de la Brigada Fronteriza y a través del lento camino que

Page 117: El último Disidente

117

serpenteaba los campos minados, en los todoterrenos Gaz.69 soviéticos puestos a su

disposición, Meléndez se plantó delante de la puerta alambrada de la instalación

norteamericana, acompañado de un traductor, y solicitó la presencia de “un jefe”. A la

hora se presentó un coronel. Meléndez sacó su papel de protesta diplomático y lo cogió

entre sus dos manazas de triturador de rocas y convirtió el documento en una pelota, a la

que agregó el peso compactante de siete salibazos (escupías, le llamó Meléndez ), que

propinó en ese instante sobre el material en elaboración, y cuando estuvo

inextricablemente consolidado, tomó impulso y se lo lanzó por el medio del pecho al

oficial, mientras le decía:

”¡Yo lo que me c... en el c... de tu madre. Y esto te lo metes por el c...!”

Pura violencia verbal cubana. Violencia y escatología. La primera ce es relativa a

hacer las necesidades fisiológicas más elementales. La segunda, el aparato reproductor

femenino. La tercera, el ojete terminal del recto, o, en muchos de los giros del coloquio

insular, el recto en toda su longitud.

El traductor, cogido de sorpresa, tartamudeaba aún tratando de ejercer su oficio con

la mayor profesionalidad posible, mientras Meléndez daba media vuelta y dejaba al

coronel y al traductor frente a frente, el coronel recogiendo el papel del suelo y el

traductor caminando para atrás.

”Le piché la protesta por el medio del pecho”, me contaba Meléndez, años

después..

“Piché” es de “pitchear”. El lanzamiento de la pelota en el juego de béisbol. Dios,

qué de complicaciones semánticas.

Guantánamo. El enclave ha conservado su nombre aborigen, o como los

conquistadores creyeron que estos le llamaban. Los militares americanos, no sin cierta

gracia, le dieron una cierta tónica sioux o cheyene. Ellos le llaman Yitmo (Gitmo).

Falta por saber si Fidel y Raúl y toda su claque se deciden a portarse bien de una

vez y por todas. Estoy loco por ver el fiestón que se gastan sobre la pista de los F-17

cuando le echen garra a esa fruta prohibida.

Page 118: El último Disidente

118

MMMMIÉRCOLES IÉRCOLES IÉRCOLES IÉRCOLES 30303030 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO .... 1:541:541:541:54 AM.AM.AM.AM.

El mensajero

Un cable de AFP fechado ayer en San José, Costa Rica, me ha hecho recordar la historia

de Meléndez y el coronel de los marines, así como mis propias ocasionales correrías de

periodista en permanente busca de batallas por los alrededores de la Base Naval de

Guantánamo. El cable de AFP informa de una pomposa declaración del presidente de

ese país, Oscar Arias, en la que propone que se le exija al gobierno estadounidense el

levantamiento del embargo y la devolución a las autoridades cubanas de la instalación

naval de Guantánamo, a cambio de que los cubanos den señales claras de apertura hacia

la democracia.

A tenor de parecer negativo (¡una vez más!) en mis apreciaciones, aseguro desde

ahora que se trata de otra gestión de Arias destinada al fracaso. Ya el vicepresidente

Carlos Lage lo dejó plantado la semana anterior en Colombia —donde coincidieron en

la toma de posesión de Álvaro Uribe— porque Arias quiso ponerle condiciones a un

encuentro con el cubano. Es conocida la proverbial terquedad de estos nacionales a no

aceptar condiciones.

Tengo una única pregunta al respecto. Es sencilla. ¿Por qué no hacen el intento, tan

siquiera una vez, de proponerse un diálogo con los cubanos sin anteponerles un

programa?

Vamos, señores, que ustedes no están imponiendo los términos de una rendición.

¿O es que alguien ha levantado bandera blanca en el Palacio de la Revolución?

Bueno, ustedes hagan lo que estimen conveniente. Para algo son políticos y hasta

recipientes del Nobel. Creo imprescindible de cualquier manera dejar constancia de mi

recomendación al presidente Arias. Si le avisan que afuera de su casa de Gobierno se ha

presentado un cubano muy bien trajeado pero con pinta de boxeador retirado y que

solicita su presencia mientras no cesa de resoplas como un toro, que no lo reciba.

Page 119: El último Disidente

119

JJJJUEVES UEVES UEVES UEVES 31313131 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 3:453:453:453:45 AM.AM.AM.AM.

El nuevo Cominterm

No lo digo con ánimo de crítica sino todo lo contrario. Uno hasta siente orgullo de ver a

los viejos camaradas como se encaminan y siguen enfrascados en las tareas. Una

revisión de los periódicos nos permite saber que Chávez lo está haciendo muy bien

como sustituto de Fidel en la arena internacional. Anda por Damasco y allí proclama su

acuerdo con los sirios de unir voluntades contra los americanos. Chávez en su periplo

mientras Raúl Castro se vuelca hacia los asuntos internos de la isla. De nuevo sumido

en una actuación de bajo perfil, que es muy de su gusto. Por otro lado, una noticia que

pasa casi desapercibida pero que no debemos dejar escapar. La Habana autorizó el lunes

que un avión cazahuracanes de los servicios meteorológicos estadounidenses se

acercasen sin problemas a las costas de la isla para evaluar los vaivenes de la tormenta

Ernesto. Desde octubre de 1963, cuando solicitaron un permiso de sobrevuelo del

huracán Flora, que se movía a su antojo sobre las provincias orientales, esto era algo

que los americanos no habían logrado. Dejar uno de esos cazahuracanes pegarse al

litoral tiene todas las características de un gesto de buena voluntad. Antes eran

superfortalezas B-29 y ahora son esos magníficos Hércules C-130. Bueno, pues ayer lo

tuvimos volando en la zona de exclusión y nadie en el gobierno cubano les recordó el

otro Hércules C/130 encargado de amplificar las trasmisiones de la tan discutida Tele

Martí. En fin, que un simple vistazo a los tres acontecimientos me revela que la

capacidad de maniobra comunista permanece intacta. Saber jugar en todos los frentes,

esa es la capacidad. Si Fidel, con su personalidad abarcadora y sin duda atractiva,

absorbía antes todos los desafueros —como si desafiara a sus enemigos diciéndoles,

tiren solo sobre mí—, ahora hay una distribución. Ahora están actuando perfecto. Y

ustedes me dirán, qué hace el venezolano Hugo Chávez a todas estas en ese juego. Y

les responderé: Esa es la parte más brillante de la actuación. Para empezar, en esta clase

de maniobras no hay cubanos ni venezolanos, porque parten de la base que no hay

Page 120: El último Disidente

120

fronteras. De lo que se trata es de cumplir tareas al unísono y en pos de un objetivo

común. ¿No lo habían escuchado antes? ¿Objetivo común? Es un mecanismo

internacionalista y ya lo tienen trabajando. Stalin y los soviéticos —y luego de muchas

maneras los chinos— cometieron el error de abroquelarse en sus fortines y tras la

defensa natural que constituían sus vastos territorios. A lo más lejos que llegó Stalin

para salirse de ese cerco virtualmente auto impuesto fue la creación del Cominterm, un

supuesto aparato para unir las voluntades de los comunistas de todos los rincones del

planeta en pos del objetivo común de la Revolución Mundial, pero que nunca logró

romper el destino de convertirse en otro de los servicios de inteligencia bajo el rígido

control del Kremlin. Terminó actuando en exclusiva para la defensa de la URSS y no

para hacer estallar la multiplicidad de revoluciones extranjeras prometidas. Fidel estuvo

muy claro en la necesidad de traspasar esos bordes si quería sobrevivir. Cero fortalezas<

todo lo contrario: mucha expansión. La técnica del avispero. ¿O que es peor para sus

enemigos, entrarse a trompadas con un oso o tenérselas que ver con un enjambre de

avispas venenosas? Hay algo que resurge entre Cuba y Venezuela. ¿Ustedes no lo están

viendo? Carece de nombre oficial. Pero existe. Y con cada uno de sus dirigentes

enfrascado en las tareas especificas asignadas.

Page 121: El último Disidente

121

JJJJUEVES UEVES UEVES UEVES 31313131 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 7:027:027:027:02 AM.AM.AM.AM.

El cuarto ministerio

Ramiro Valdés es más sabio de lo que muchos calcularon. El ex ministro del Interior

(MININT) regresa al gabinete justo ahora que al frente de régimen está Raúl Castro,

más de dos décadas después que Valdés fuese removido del cargo como resultado de

una de las tantas pugnas que Fidel y Raúl han sostenido en todos estos años, y que en

ese caso ganó el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Recuerdo que en 1986, un año después de la salida de Ramiro del MININT, yo

estaba con Carlos Aldana —entonces el secretario ideológico del Partido Comunista—

y hacíamos un poco de ejercicios en el Gimnasio de Tropas Especiales, cuando Aldana

reparó en Ramiro, cerca de nosotros, que estaba añadiendo unos pesados discos de

hierro a su pesa. En perfecto estado físico, y aplicándose con maestría en todos los

aparatos del complejo, parecía un atleta de alto rendimiento. Fue en ese momento que

Aldana me dijo: “Este cabrón está preparándose para sobrevivir. Se lo tengo que decir a

Raúl. Quiere sobrevivirnos a todos.” y la verdad es que su vuelta al gobierno demuestra

que él ya ha sobrevivido a muchos, incluido al propio Aldana, destituido de sus cargos a

comienzos de los 90.

Ramiro recibió la noticia de que ya no era el tercer hombre del régimen a mediados

de 1985 durante una reunión del Buró Político. En la sala donde se reúne esa instancia,

los primeros puestos en importancia cuentan con micrófonos para grabar las

declaraciones cuando corresponda y que se desactivan desde el mismo lugar cuando los

temas tratados no son para los oídos del resto de los cubanos. Pues bien, cuando,

Ramiro fue removido del cargo, Fidel hizo salir a todos los presentes de la sala y se

quedó a solas con él, tratando de darle algún consuelo. Fidel se encargó de apagar los

micrófonos, pero no sabía, y quizá recién ahora, si alguien le da a leer el presente texto,

que desde el piso inferior, en la salita donde se registran las grabaciones —y cuyo

funcionamiento está a cargo de la oficina política de Raúl—, también se pueden activar

Page 122: El último Disidente

122

los micrófonos sin que se enteren arriba y que toda la conversación había sido grabada.

Raúl se hizo presente en la sala de grabación en cuanto supo que Fidel había terminado

de pasarle la mano a Ramiro, y le pidió al operador, uno de sus hombres —me abstengo

de citarlo por su nombre, para evitarle la eventualidad de algún problema—, que le

entregara el casete con la grabación, algo que éste hizo sin titubear. Raúl se guardó el

casete en su bolsillo, le dijo al operador que de eso nadie debía enterarse, dio media

vuelta y se fue. Dijo así, textualmente: “De esto, a nadie.” El ministro de la FAR quería

tener controlada hasta el más mínimo detalle de la salida de Ramiro, y, más que eso, lo

que le había dicho Fidel. Valdés.

Después le quitaría una con que contaba en Varadero y hace pocos meses un yate y

una lancha que tenía fondeados en un embarcadero al fondo de su residencia de

Jaimanitas, al este de La Habana, que da a la costa. Todo mandado por Raúl. El

argumento para despojarlo de la casa, era la necesidad de incorporar del inmueble a un

complejo turístico que las FAR desarrollaban en la zona. La historia para pedirle las

llaves del yate y la lancha sonaba más perentoria. Había “la señal” de que la CIA

pudiera intentar hacerse con las embarcaciones para emplear en alguna operación

comando de sabotaje en el litoral.

Más de 21 años después de su defenestre, Ramiro está de vuelta. De todas formas

ya no serán los tiempos en que recorría las calles habaneras en su comitiva de dos autos

Tatra T603 negros, el mismo auto que Fidel tenía (aunque blanco) y que nunca usó. De

un primer vistazo, no es lo mismo el Ministerio del Interior o la Seguridad del Estado

que el despacho de ministro de Informática y las Comunicaciones. Aunque todos

sabemos que en las actuales circunstancias lo que importa no es el ministerio y sus

probables rimbombancias, sino del alto valor de la jugada política implícita en su

nombramiento. Alto no, altísimo. Se trata del cuarto ministerio que ocupa. Además del

MININT, Ramiro fue jefe (con rango superior al de ministro) del sector de la

construcción y tuvo a su cargo últimamente el desarrollo de la electrónica y

especialmente de crear una sólida base informática y de producción de computadoras

cubanas y sus programas.

Pero no me pierdan la perspectiva con lo dicho anteriormente, puesto que todo eso

es borrasca del pasado. Su actual nombramiento es un gesto de unidad de Raúl Castro,

donde muestra su capacidad para superar sus diferencias personales y superar las

asperezas que lo separaron de Ramiro. Es una muestra de que quiere arreglar las cosas,

en primer lugar, en casa. De que quiere comenzar en buena forma y sin divisiones su

Page 123: El último Disidente

123

gestión al frente del gobierno cubano. Y yo diría que es un buen comienzo de Raúl,

porque habla de capacidad de maniobra, de inteligencia y de que ningún problema

personal va a pesar en él más que las necesidades del momento.

Falta saber si todo esto fue idea de Raúl o de Fidel, sobre todo porque Ramiro tiene

la misma edad que ellos, pero está en mejores condiciones físicas y, de cierto modo,

siempre ha sido el tercer hombre de la Revolución.

Page 124: El último Disidente

124

Diversión: NF

Page 125: El último Disidente

125

Fotomontaje: Liborio Mario García Joya “Mayito”, el fotógrafo, participó

Page 126: El último Disidente

126

LLLLUNES UNES UNES UNES 4444 DE SEPTIEMBRE DE SEPTIEMBRE DE SEPTIEMBRE DE SEPTIEMBRE,,,, 2:322:322:322:32 AM.AM.AM.AM.

La insoportable levedad del ser

La puerilidad lo está matando. No sus complicaciones intestinales ni la intervención

quirúrgica ni que, de sopetón, haya rebajado 41 libras. La bobería. Tal es la mecánica de

corrosión pronta a destruir su imagen guerrera y siempre ajustada a una medida de

sobriedad. Parece que nos vamos a tener que disparar una sesión de fotos de Fidel

convaleciente cada tres o cuatro días hasta que vuelva a engordar y sentirse en plan de

pelea. Mala cosa, porque si esperara a restablecerse y —sin exageraciones—, recuperara

un mínimo de su acostumbrada elegancia, un regreso suyo a cualquier podio hubiese

superado hasta la vuelta de Cristo. Cristo nunca tuvo televisión, para empezar.

Imagínense ese sermón de la montaña trasmitido por CNN a todo el mundo vía satélite.

Fidel pudo lograr (quizá aún esté a tiempo) un memorable capítulo de apoteosis

propagandística, de haberse reservado un poco más. De haber racionado la proyección

de su imagen y no malgastarse en estos lastimeros esfuerzos por demostrar que está

entero. Eso me recuerda una de las frases de mayor competencia gráfica que

empleábamos en Cuba para mostrar nuestra resignación ante cualquier adversidad o

contratiempo: Enteros como el picadillo.

Coño, Jefe, despida a todos esos asesores y consejeros que merodean a su

alrededor. Tómese su tiempo. Aproveche ahora y descanse. Renueve energías. Yo le

aseguro que si no aparece en un mes, la gente se morirá de miedo. ¿En qué vuelta

andará Fidel? ¿Qué nos estará preparando ahora? Pero ese ancianito en pijamas y

pantuflas, meticulosamente peinado para la ocasión y con la mirada consumida por la

tristeza, da pena para no decir lástima. Es que en el pasado de nuestra generación

señorea la figura del jefe invencible y aguerrido, machorro y locuaz, que era el que más

sabía de guerras y de caña de azúcar y de química y de hidropónicos y de lucha contra el

burocratismo y de siembra de frutales y de ajedrez y de deuda externa.

Page 127: El último Disidente

127

Stalin estuvo claro (¿Cuando no?) Acuérdense de lo que Vadim Listov nos contaba

de lo que decía Stalin que era la estricta conducta de presencia que debían observar los

dirigentes. Podían ser vistos de pie o sentados. Y si sentados, preferiblemente detrás de

un buró. Pero nunca acostados, nunca en reposo. Las líneas horizontales son

inadmisibles para la adusta personalidad del líder. ¿Vadim Listov? Vadim era el

corresponsal de Pravda en La Habana a mediados de los 60 y todo el mundo decía que

ostentaba los grados de coronel del KGB. La última vez que supe de él, me dijeron que

había comprado una isla frente a las costas de Grecia, tanto era el dinero que había

sacado de Rusia. Yo lo dudo por dos razones: porque me parece exagerado que se

vendan islas frente a tales costas y porque nunca me ha invitado y él y yo éramos

buenos amigos.

La vanidad es un lujo insostenible con esas estampas que nos están suministrando

desde las oficinas del Consejo de Estado. Al no existir el sustento de una presencia si no

juvenil al menos sólida, la vanidad se reduce a la nostalgia de un pasado probablemente

irrecuperable. Se trata de una realidad otra, que le han cortado una porción de metros de

tripas y usted convalece. Los asesores lo están embarcando, Jefe. Quizá ya estén

conspirando. Mándelos al diablo, o a cogerlos presos, y dedíquese a sanar.

Una tarea primero. La otra después.

[nota al margen no publicada]

LA ÚLTIMA INTIMIDAD

Fidel no se ha ido de Palacio, porque sabe mucho. Sabe que Raúl

ya le ha sembrado la casa de técnica o algo por el estilo.

Además no va a romper su intimidad. Nadie de los que recibe en

Palacio puede ir a su casa ni van a estar en contacto con

Dalia. Y para que uno convalezca con una enfermedad que es un

secreto de estado no puede ser en su casita. A Chávez y los

médicos los recibe allí. En Palacio está el poder, el día que

se vaya ya él sabe que perdió la jugada.

Page 128: El último Disidente

128

MMMMIÉRCOLES IÉRCOLES IÉRCOLES IÉRCOLES 6666 DE SEPTIEMBRE DE SEPTIEMBRE DE SEPTIEMBRE DE SEPTIEMBRE,,,, 12:2112:2112:2112:21 AM.AM.AM.AM.

Sábado rojo

Fidel y la puerilidad. Un tema extensivo.

Palacio de la Revolución. Despacho del Comandante en Jefe. Un sábado de febrero

o marzo de 1984. Fidel me mostraba su último trofeo: un enorme tabaco, como de un

metro de largo, colocado sobre una base de madera, enviado por el sindicato de una

fábrica de puros que acababa de ganar una emulación productiva.

Devolvió el trofeo con el tabaco al librero detrás de él y me dijo:

“¿Qué hora tú tienes ahí?”

Eran las siete de la noche.

“Las siete, comandante.”

“Como las siete”, dijo, reflexivo.

Silencio.

“Pues pronto serán como las nueve. ¡Y yo estoy aquí todavía, trabajando!”

Asintió, grave.

“¡Sábado por la noche y yo trabajando!”

Muy difícil responder a una declaración como ésta e ignorar la apetencia de un

personaje de semejante calibre que necesita que tú le sueltes una sinecura. Decirle, por

ejemplo, que se esta sacrificando por el pueblo y que no tiene hora ni descanso en su

entrega y que nada calma su dedicación total al trabajo.

“No, del carajo, comandante”, dije, casi como quien ofrece un pésame por la

muerte de algún ser querido, y que fue cuando, meditabundo, logré a plenitud, aunque

—confieso— involuntariamente, la precisión de argumentos requerida.

“Nadie en el mundo creería esto.”

Yo estaba pensando que nadie en el mundo creería que yo estaba en esa situación

con Fidel Castro, de no saber cómo agasajarlo por unos segundos y se me escapó en voz

alta la expresión.

Page 129: El último Disidente

129

“¿Verdad?”, me dijo, con el rostro iluminado.

“Nadie”, asentí, convencido.

“Un sábado por la tarde y yo aquí trabajando, mientras él pueblo se va por ahí, de

fiestas. De verdad que nadie lo creería.”

“Nadie, comandante. Nadie.”

“Es lo que yo digo. Nadie.”

“Ujum.”

“De verdad que nadie.”

Page 130: El último Disidente

130

MODELOS PARA ARMAR

Page 131: El último Disidente

131

LOS PRÓXIMOS 50 AÑOS

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 3333 DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE,,,, 2006200620062006

Las expectativas por la presencia de Fidel Castro en el desfile militar de ayer fueron

sustituidas por un discurso de excelente factura de quien, a todas luces y según revelan

los hechos, es ya el gobernante cubano: Raúl Castro, hermano menor de Fidel y aún en

el cargo nominal de segundo secretario del Partido Comunista y ministro de Defensa.

La prensa internacional está destacando lo que asume como el párrafo esencial de este

equivalente a un discurso de toma de posesión presidencial: cuando Raúl tendió su ramo

de olivo a Washington y reafirmó su disposición a resolver en la mesa de negociaciones

el largo diferendo común. Pese a lo calibrado de esta propuesta y a la exactitud del

momento para hacerla, el mensaje de verdad importante de este desfile es que todos

tenemos que vérnosla con un nuevo gobierno. Lo cierto es que la ausencia de Fidel,

luego de la tan anunciada espera, pasó de soslayo en todo momento. Cierto es que hasta

el último detalle de cuanto aconteció en la plaza no es más que el resultado de dos

cosas: de ser un auténtico legado de Fidel Castro y de que ese gobierno y sus directrices

y maniobras políticas constituyen una maquinaria ajustada y en perfecto

funcionamiento. Pueden estar convencidos igualmente de que este es uno de los días

más amargos de Fidel. Alguien lo suplanta en sus viejos dominios de gloria y de poder,

y que ahora, junto al par de vivas a su persona, la muchedumbre que desfila recibe a la

perfección el mensaje de la nueva situación y tiene el tacto y la viveza de acompañar sus

vítores con otro dedicado a Raúl. Así que se han quedado con las ganas de ver un viejo

achacoso y que la Revolución Cubana aún despliega su antigua sabiduría y lo que les ha

servido en la Plaza, en vez del ancianito frágil, es un hueso muy duro de roer y con un

ejército en plenitud de sus bríos y de impecable rigor prusiano. En cuanto a los

americanos y al alborozo que las declaraciones de Raúl pueda causarles, mis

apreciaciones. Una, acepten el ramo de olivo. Puede haber buenos negocios y turismo y

rumba. Dos, pórtense bien, porque el consejo reiterado de un Fidel en sus cuarteles de

Page 132: El último Disidente

132

invierno a su hermano es que su fuerza nunca estará en la paz con el poderoso vecino

del norte, sino en la confrontación, o por lo menos, en como sepa contenerlos.

Page 133: El último Disidente

133

LA UNIÓN DE REPÚBLICAS SOCIALISTAS

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 10101010 DE DIC DE DIC DE DIC DE DICIEMBREIEMBREIEMBREIEMBRE,,,, 2006200620062006

La Habana, 4 de diciembre de 2006

"Año de la Revolución Energética en Cuba"

Compañero Hugo Chávez Frías

Presidente de la República Bolivariana de Venezuela

Hugo:

Seré breve para que la emoción no me traicione.

Tu victoria fue contundente, aplastante y sin paralelo en la historia de nuestra América.

Los pueblos oprimidos del mundo agradecerán siempre la estrategia y el coraje con que libraste tan difícil batalla de ideas.

Tu hazaña política y la del pueblo venezolano han conmovido al mundo.

Los cubanos estamos felices.

Un fortísimo y martiano abrazo.

Las 65 temblorosas palabras del mensaje de felicitación de Fidel a Chávez por su

victoria en las elecciones, son un reflejo inequívoco de un cambo cualitativo de las

relaciones entre Cuba y Venezuela. El Fidel melancólico y aún extrañado al verse fuera

del poder que se contiene detrás de estas palabras nos muestra a las claras en el punto en

que nos hayamos: la alianza se mantiene incólume; se trata sencillamente de que el

Page 134: El último Disidente

134

cambio realmente significativo es el papel de los actores principales que ha sido ha sido

reasignado. Raúl es el nuevo gobierno cubano mientras Chávez ha sido reelecto con

toda seguridad por mucho más de los seis años previstos (por ahora)

constitucionalmente. No hay que quitarle el mérito a Fidel de todas maneras. Chávez

fue su criatura (no hay ninguna intención peyorativa, todo lo contrario porque fue un

movimiento de doble sentido: Chávez también supo buscar su fuente de sabiduría en el

lugar exacto.). Pero más que un buen alumno dispuesto a escucharlo, lo que Fidel ha

creado es su segunda revolución, y además una que promete extenderse incluso más allá

de los confines venezolanos. En este sentido, ha demostrado una capacidad imaginativa

que pocos quieren aceptar. Es una revolución de nuevo tipo. Y no me digan ahora que

se está aprovechando de las estructuras democráticas. Igual se aprovechó de las

estructuras dictatoriales, lo que nos lleva fácilmente a la conclusión de que las clases

dominantes siempre tienen un caramelo para Fidel. El problema está en la democracia

sino en saber movilizar y conducir a las mayorías, las que son permanentes en cualquier

sociedad: los desposeídos. ¿Suena a marxismo? Bueno, es marxismo. Mondo y lirondo.

Así que vayan leyendo los viejos manuales, para que entiendan. Sobre esta base

debemos intentar la comprensión de lo que va a ocurrir entre Raúl Castro y Hugo

Chávez. Pues nada. A menos que de arrancada los dos decidan de modo propio proceder

a un debilitamiento de tan exitosa alianza. No esperen semejante tontería, estimados

enemigos o adversarios de ambos procesos. ¿O cómo ustedes conciben que gente tan

hábil para la mutación y tan pragmática va ahora a destruir una estrategia que ha sido

elaborada a conciencia y tan minuciosamente? Quienes crean que todo se ha hecho

sobre las marcha y a golpes de intuición, son del equipo de los eternos perdedores. Lo

que hacen es repetir el viejo discurso racista y pro americano empleado desde el inicio

de la Revolución Cubana. Pasar por alto la capacidad táctico estratégica de los

revolucionarios cubanos (y ahora de los venezolanos) es equivalente el concepto que

llevó a la todopoderosa CIA al desastre —¡hace casi medio siglo!— en Bahía de

Cochinos. Acostumbraos, pues, al siguiente escenario. Chávez es el nuevo gladiador

mientras le da la oportunidad a Raúl de poner las cosas en orden dentro de Cuba. En los

designios estratégicos de una revolución continental en marcha, Chávez toma las

banderas de Fidel mientras Raúl mueve las fichas en su tablero, se corona y consolida la

posición avanzada principal. Tengan por seguro que no le faltará una gota de petróleo.

Dentro de un mismo país esas cosas no ocurren.

Page 135: El último Disidente

135

ESTANDARTES EN EL POLVO

JUEVES JUEVES JUEVES JUEVES 28282828 DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE,,,, 2006200620062006

Al inicio del período especial, proclamado en la década de los noventa, los portentosos

desfiles militares, con la exhibición del equipamiento soviético y las concentraciones

multitudinarias cesaron. Pero quedaba Fidel Castro y su imagen en la televisión cubana

para sustituir los méritos de un sueño. El gladiador que enfrenta a sus enemigos con las

manos vacías puede resultar de cualquier manera una imagen muy eficiente. Era la

noche del 31 de Diciembre de 1992, víspera del Año Nuevo y de un aniversario más del

triunfo de la Revolución Cubana. Esta vez, la celebración con la habitual marcha del 2

de enero, se transformaba en modestos —y sobre todo, de bajo presupuesto— actos con

orquestas populares para bailar. Como quiera que el Comandante no podía lanzar uno de

sus fragorosos discursos de combate y sacrificio, después de un bolerito o un contagioso

chachachá, optó por una entrevista “casual” de televisión. Hacía frió esa noche en La

Habana. Cerca de la media noche, Fidel miró a las estrellas, no por casualidad, ya que

en esa época había comenzado su afición por los libros de astrología y se interesaba en

la posibilidad de vida en otros planetas e incluso un poco más allá, por lo que podía

haber de base científica en los horóscopos. La encantaba hablar del Big Bang, de la

importancia material de la casualidad en la historia, y su héroe del momento era el físico

británico Stephen Hawking, a quien se refería con la larga tirada de “cerebro” dedicado

a los estudios de la relatividad general, la teoría cuántica y la cosmología. El polvo

sideral. ¿Que diferencia entre ese polvo y el que todos seremos de su educación jesuita?

Había llovido. Una dulce lluvia invernal, que había limpiado la atmósfera sobre una

isla empecinada, aún en el más crudo invierno, en mantener su empaque tropical. De

modo que su visión hacia el infinito, hacia los confines del diverso, era prístina, nítida.

De pronto los dos entrevistadores, Héctor Rodríguez y Soledad Cruz, quisieron empezar

con sus planificadas preguntas, aunque el Comandante les adelantó si no tenían frió y si

les habían servido algo de tomar. El entrevistador dijo que Vilma Espín, esposa de Raúl

Page 136: El último Disidente

136

Castro y presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, les había ofrecido un trago —

un dedito de ron, un chorrito”. Mandaron a buscar otros tragos, más consistentes, y

Fidel comentó: “Coño, qué ridícula la vieja ésa. Vengan para acá.” Y los condujo al

reservado que él tiene en los bajos del monumento a José Martí, en lo alto de la Plaza,

con sus grandes ventanales, desde se veía el pueblo ya en retirada del baile, caminando

sobre el pavimento aún húmedo y sudados por el baile y mojados por la lluvia que no

pudo impedir sus ganas de gozar. Entonces Fidel dijo: “Mira para aquello.” Estaba

refiriéndose a la multitud. “Qué clase de pueblo, chico.” Comenzaba su recurrente

método en el que él mismo se pregunta y se responde. “Mañana yo me voy a morir. ¿Y

quién va a venir? ¿Más Canosa? Este pueblo es ingobernable.”

Era noche de filosofía política y cosmología. Terminado los tragos y de nuevo a la

intemperie, Fidel señaló a un punto indescifrable del firmamento y pregunto: “¿A qué

ustedes no saben qué constelación es ésa? Cassiopeia, caballeros. Cassiopeia. Con dos

eses.”

Trece años después no hay desfile militar en la Plaza, pero —por primera vez en la

historia— tampoco hay Fidel para bendecir a las tropas. Lo peor (al menos para él, y ha

despecho de sus propias creencias e incluso de las esperanzas de sus enemigos) el

pueblo ha encontrado su gobernabilidad. Todos los mecanismos han funcionado a la

perfección. Excepto uno. El de su propia vanidad.

Page 137: El último Disidente

137

PROHIBIDO IMPROVISAR

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 31313131 DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE,,,, 2006200620062006

No puede pedírsele a los cubanos, con un equipo de gobierno que ha demostrado tal

cultura y capacidad política durante un buen medio siglo (y sobre todo por los

resultados obtenidos en su contienda contra los Estados Unidos), que repitan el

descalabro de Mijail Gorbachov. Para empezar, no olviden que los cubanos carecen de

retaguardia. Esto significa que cualquier movimiento en falso los coloca de inmediato

en una situación en la que no hay aliados ni refugio. Así que, a partir de la noción de

que con cada una de sus decisiones gubernamentales se están jugando el pellejo,

procedemos al inventario de las posibilidades. Primero: No puedes desmantelar el

sistema político antes de iniciar reformas económicas. La inexperiencia del único

presidente de la URSS primó inclusive mientras visitaba Pekín en medio de las protestas

de Tiananmén. Donde es previsible que Gorbachov hubiese clamado por una discusión

transparente con los estudiantes amotinados, la dirigencia china optó por llamar a la

guarnición de Pekín y poner a rodar los tanques sobre sus esteras. Las brigadas de

tanques. Hete ahí una solución expedita e inapelable. En aquel momento Fidel, en una

de las declaraciones más cínicas de toda su carrera, dijo que las autoridades chinas

habían aplastado las manifestaciones con blindados “porque no sabían reprimir” (fue

una época en que los cubanos desplazaron los usuales términos partidarios como

dirigencia o Alto Nivel por éste más determinante de autoridades). Demás estaba decir,

según lo expresado, que la represión era parte de la vida cotidiana. El problema era

saber cómo hacerlo. Bien, las lecciones chinas fueron desde entonces atendidas con

mayor atención a la hora de mantener el poder político y, en su momento, no olvidar el

intento de traer la bonanza económica. Además, los resultados eran envidiables. Y los

cubanos tomaron nota. Henry Kissinger se apresuraba a soltar desde los Estados Unidos

una declaración de talante semejante a la de Fidel: dejad que los chinos resuelven sus

problemas internos.

Page 138: El último Disidente

138

Siendo ése el trasfondo, no hay que ser un profeta para describir el futuro inmediato

de Cuba bajo la batuta del general de ejército Raúl Castro.

Raúl —como le llamamos los cubanos— ha recalcado en los últimos tiempos la

conveniencia de hacer cambios en vida de Fidel. Esto significa claramente que tales

declaraciones y la búsqueda de cambios (e incluso de la transición) son

pronunciamientos y proyectos elaborados de común acuerdo entre los dos. Que ha sido

un propósito de acción conjunta. La diferencia es que Fidel sigue con vida pero no está

gobernando. El problema residirá a partir de ahora en la naturaleza de los cambios y en

su velocidad y, por encima de todo, a dónde puedan conducir. Raúl ha sido un amante

de los modelos clásicos y no creo que vaya a volverse loco en la cúspide de su carrera.

Lo que tenemos, por lo pronto, es que ha iniciado una nueva modalidad de mando, un

gobierno colegiado, de cambios en la economía del cual ha sido ducho en el ejército y

con una retórica funcional de la Revolución con discursos menos largos, menos horas

de marchas, y desfiles menos aparatosos. Y veremos la disolución de la farragosa

programación de televisión fidelista. A propósito de esto advierto a mis vecinos del sur

de la Florida que, junto con la calibración de un tono mas bajo del espectáculo publico,

Miami pierde su puesto en la balanza de la propaganda política, que es para lo que

siempre se ha utilizado desde La Habana. Ah, por supuesto. Entendido. All right. Ya

sabemos que Miami es una petit potencia económica y que no faltan empresarios

cubanoamericanos deseosos (y en la actualidad, más bien desesperados) por invertir en

la isla. Y ya les da lo mismo si es en brazos de una restauración contrarrevolucionaria o

bajo la tutela de los hermanos Castro. Aunque lo terrible para ellos —y puede que

hallan comenzado a entenderlo— es que Cuba puede encontrar iguales inversiones en

otros mercados pero sin ceder a las exigencias de perder espacio político.

Tal el abecé de la situación. Si la disposición de Cuba ha sido la del cambio, e

incluso la de una proclamada transición, ahora con Raúl en el poder lo que queda es

verificar cuál cambio a su vez va a producir los Estados Unidos. La pelota, señores,

sigue estando del lado americano, y por lo menos es así como lo ven los cubanos de la

Isla, mientras Washington sigue a la defensiva —como comprobamos a diario— con

declaraciones de funcionarios de tercera, que intentan responder a las iniciativas de La

Habana. Cierto que Raúl necesita hacer progresar la economía para sustituir con una

dieta abundante de la población la catarata de slogans que sólo un Fidel Castro

enarbolaba como un traje a la medida, y que le sentaba tan bien y todos adoraban. La

herencia permanecerá en nuestra memoria como un precioso cuento de hadas (tampoco

Page 139: El último Disidente

139

esperen que se desmantelen a corto plazo los lemas de cinco décadas). A la larga el

programa de Raúl no será más que la adecuación de una de las estrofas primarias de

Fidel: Libertad con Pan, Pan sin Terror. El lema estuvo en sus discursos del primer

trimestre de 1959, y lo que entonces fue una frase de contención ante el temor del

comunismo, ahora se convertirá en el rechazo de un país a la restauración

contrarrevolucionaria (no les quepa la menor duda que los únicos terroristas que quedan

en Occidente viven en Miami) y para desarrollar las posibilidades de una economía

socialista que va desde el vigoroso desarrollo chino hasta el venerables socialismo

sueco o incluso el francés.

Las noticias parecen ser buenas. Y algún alborozo habrá entre los antiguos aliados,

cuando el teniente general Nicolai Leonov, el ultimo bastión de los cubanos en el KGB,

y en la actualidad el más firme y mejor ubicado de sus aliados en el moderno Moscú,

aterriza en La Habana, y —como es de rigor—, bajo una inocente cobertura de

parlamentario en la Duma rusa. Eternos camaradas. De nuevo a confraternizar y a

escanciar unos buches de vodka, como en los viejos tiempos a bordo de un buque

italiano en mayo de 1953. ¿Y qué nuevos pactos sellarán? Lo sabremos con el

desarrollo de los próximos acontecimientos. Pero de lo que pueden estar seguros es que

en la sala de situación de Cuba en la CIA ha llegado una vez mas la hora de

preocuparse.

Pero… ¿el scotch? ¿Cuándo nos tomamos el scotch? Parece también que muy

pronto. Porque la mejor frase de todas en las últimas horas, y en perfecta equivalencia a

aquella de Kissinger ante la masacre de Tiananmén, acaba de pronunciarla Thomas

Shannon, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, al referirse a

la situación de Cuba: “El éxito de la sucesión —aseguró— depende del control absoluto

del Estado.”

Page 140: El último Disidente

140

LOS NIÑOS DEL PUNTO CERO

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 14141414 DE ENERO DE ENERO DE ENERO DE ENERO,,,, 2007200720072007

El 31 de agosto de 1986, luego de un interminable viaje de 17 horas desde La Habana,

con escala en Islas de Sal, frente a Cabo Verde, Fidel Castro llegó a Harare (Zimbabwe)

para participar en la conferencia cumbre de los países no alineados. Se instaló en el

chalet de las afueras de esta bucólica ciudad que le habían adquirido y preparado los

especialistas del Ministerio del Interior y que luego serviría como residencia

permanente del embajador cubano. Había un jardincito amurallado contiguo a la puerta

principal y el chalet era remoto y el mediodía sin sobresaltos cuando Fidel salió al

patiecito desde adentro de la casa, enfundado con una bata de casa morada, que le caía

hasta los tobillos, y pantuflas. Comenzó a dar unos pasos, las manos en los bolsillos de

la bata, cuando advirtió la presencia de una docena de sus colaboradores arremolinados

en el parqueo contiguo a la muralla y regresó a la casa. Entonces el que salió al patio fue

el coronel Joseíto —José Delgado— el jefe de su escolta, que se viró hacia el grupo y

dijo, en un auténtico tono de súplica: “Caballeros, coño, salgan de esa entrada y no

miren más para acá, para que él se crea que está solo.” En todo el transcurso de mi

experiencia cerca o junto a Fidel, éste lo tengo registrado como el momento más

patético. Demasiado inteligente para saber que su soledad era un imposible, parecía

contentarse con la creencia de una ilusión. No obstante —y eso quedaba por

descontado— era una soledad que se garantizaba por el despliegue de una compañía

reforzada de los rangers de Tropas Especiales traída desde La Habana para la ocasión y

armada hasta con cohetes antiaéreos portátiles.

Implícito en la escena, ese cierto patetismo —término que no empleo

peyorativamente—, es debidamente revelador de una personalidad en permanente lucha

por asegurarse un perímetro de intimidad y hacerlo inviolable. Esto se expresa, más bien

se justifica ideológicamente, de muchas maneras y ofrece además unos dividendos

inesperados. La idea expresada en palabras del mismo Fidel es que no debe mezclar su

Page 141: El último Disidente

141

vida personal con la política. En ese caso, por decantación, nada mejor que su guardia

pretoriana para trazar y defender la frontera. Es donde hace acto de presencia su

verdadera preocupación: disponer del mejor servicio de escolta del mundo. Idea y

escolta que luego le sirven (lógico) para darse la gran vida en francachelas con el

empleo de sus misteriosas casas de seguridad o, como ocurrió en una época, para eludir

la persecución constante que Celia Sánchez —su compañera de guerrilla en la Sierra

Maestra— le montó por toda Cuba cuando supo de los devaneos amorosos de Fidel con

Dalia Soto del Valle.

En lo tocante a su familia, vale contarlo, este concepto de reducto fortificado ha

sido defendido aún con mayor encarnizamiento. Estoy hablando de la familia verdadera,

de esta señora, su mujer, Dalia, y de los cinco hijos tenidos con ella, en orden

decreciente: Alex, Alexis, Alejandro, Antonio y Ángel. De vez en cuando, en los

últimos tiempos, surgen algunas fotos de la intimidad familiar y se publican fuera de

Cuba pero la explicación del establecimiento sobre estas filtraciones es de resignación:

normal que ocurra porque cada uno de los muchachos ha crecido y ha cogido su rumbo.

No los pueden tener siempre bajo protección del feudo. En realidad, bien mirada las

cosas, pese a las escasas fotos publicadas en revistas de chismes fuera de Cuba, ha sido

un triunfo del servicio de Seguridad Personal, porque hasta la mayoría de edad nunca

hubo acceso ni siquiera a la imagen de los jovencitos.

Todo parte en su origen de un criterio elaborado por Fidel —que es político

(aunque él quiera revertirlo como un asunto de seguridad)— y, en sus propias palabras,

muchas veces vertidas en el círculo más estrecho de sus amigos, es el de no contaminar

a su familia con el resto de sus subordinados.

Y no es solo para el vulgo. Ni siquiera Raúl Castro ha tenido acceso a esa familia y

sus predios. Raúl se volvió loco de alegría el día que su hijo Alejandro, ya con más de

20 años de edad, vino a conocer finalmente a un par de sus primos, dos de los hijos de

Fidel, de forma casual en una fiesta. Fue una ocasión de exaltación para el general de

Ejército y jefe de las Fuerzas Armadas, al enterarse, y llamó a los subordinados que

tuvo a la mano y mandó a buscar vodka para brindar por el encuentro. Y no solo el

contacto de unos primos. El acceso de Raúl y sus familiares, al igual que el de cualquier

otro ciudadano, a la piscina térmica bajo techo de la afamada clínica CIMEQ, está

prohibido cuando Dalia la va a usar.

Siempre ha habido un cruce de elementos de reserva con nociones de seguridad.

Angelito (tiene el nombre del abuelo, el gallego Ángel Castro), que es asmático, como a

Page 142: El último Disidente

142

todo hijo de vecino, se le recomendó baños en las playas por los especialistas, a lo que

Fidel, conocido amante de la natación, accedió gustoso a participar en la terapia. Pero

cada vez que se preparaba la excursión de los coches, y Angelito, aún niño, armaba la

pataleta por meterse en el Mercedes blindado con su padre, éste se negaba rotundamente

con la sabia admonición de que no se debe meter todos los huevos en una canasta.

Usted, vaya con su madre. Nos vemos en la playa.

De modo que el mismo sistema de seguridad que ha sido tan exitoso alrededor de

Fidel y que le ha preservado la vida durante más de 50 años y la permitido superar la

friolera de unos 600 atentados que se le acreditan a la CIA en contra suya, se encarga de

la protección de Dalia y de los muchachos, aunque con matices diversos. Un escolta por

cada uno de ellos desde pequeños, cuando salían fuera del área, al igual que Dalia, que

disponía a veces de un simple chofer, muy discreto, que se mantenía en apariencia

alejado e incógnito cuando ella iba a una cafetería de su agrado —El Castillo de la

Punta— en la boca del puerto habanero, o a las exiguas compras que se pueden realizar

en Cuba. Un escolta por cabeza y, cosa curiosa, con regularidad eran negros, y después

de la guerra de Nicaragua, comenzaron a llamarles “los compas”, a las usanza de los

sandinistas.

Ocurre a veces, no obstante, que la relación con esa clase de personal de combate

entrañaba sus peligros. Los muchachos —sobre todo Alejandro y Antonio— solían

cruzar al campamento de las Dirección General de Operaciones Especiales (DGOE),

sede de las legendarias Tropas Especiales, apenas a unos 500 metros del complejo

residencial de Fidel, al oeste de La Habana, conocido regularmente como Punto Cero,

en una barriada llamada anteriormente Mañanimar que la Revolución capturó —y de

inmediato congeló— al inicio de su desarrollo. En el campamento, donde encontraban

gente de mas o menos su edad, los reclutas de Tropas, y daban natación, el deporte más

barato y accesible para todos en Cuba, con todo ese mar a tu disposición. Que los

muchachos de Fidel se bañaran en la costa, junto al espigón de Tropas, era a su vez un

pequeño triunfo del jefe de la Seguridad del Estado y viceministro primero del Interior,

el general José Abrantes, porque le permitía suplir al sistema de educación de los hijos

del jefe el servicio de los buzos del Grupo de Exploración Subacuática de la DGOE. Un

tanto extra para anotarse. Los proveía además de la compañía de unos jóvenes muy

sanos y dispuestos y en los que se podía confiar sin reservas.

Otra forma de excitante entretenimiento la encontraban los muchachos al fondo de

las barracas de Tropas. Había allí un tigrillo y un gato montes. El coronel Tony de la

Page 143: El último Disidente

143

Guardia los sacó del búnker de Somoza en Managua, el día que ganaron la guerra, y los

llevó a Cuba, de regalo para Abrantes. Los tenían agarrados por cadenas, no muy largas,

a dos matas de mango y a prudente distancia entre sí para que no se despedazaran

mutuamente. Parece que habían sido entrenados ambos y —según habían observado—

atacaban solo a personal civil porque dejaban acercarse y pasar cerca de quienes

calzaran botas. Esa domesticación somocista es la que por poco le cuesta la vida a

Antonio. El hecho de que el tigrillo tenía los dientes limados fue un factor de alivio. El

zarpazo de todas maneras le rajo la piel de un brazo. Antonio estaba descalzo (venía de

la playa) y saltó fuera del radio de acción del tigrillo cuando se escuchó el estrechón

metálico de la cadena, que detuvo en seco al animal. Estaba cayendo la tarde y hacía

apenas unos minutos que Antonio estaba de vuelta a su casa cuando la unidad completa

fue puesta en zafarrancho de combate el irrumpir en sus calles interiores como un bólido

el Mercedes con el mismo Fidel al timón, solo, sin escolta, la pistola Steichkin APS de

20 triros a su lado, en el asiento, y clamando a voz en cuello que dónde estaba “ese hijo

de puta” —el tigrillo. Cuando se apeó, estaba en pantuflas, pantalón de pijamas y era

evidente que solo había atinado a echarse por encima su camisa con los grados de

Comandante en Jefe en las hombreras, abrochada solo por un par de botones. Se plantó

delante del tigrillo, pistola en mano. El tigrillo a su vez miró las suaves pantuflas de su

vestimenta de emergencia. Pero algo cruzó por la mente de Fidel Castro. Algo que le

hizo conducir con el pulgar, en gesto profesional, el martillo de la Steichkin a la

posición de seguro. Entonces se limitó a soltar un regaño ante los lívidos soldados y

oficiales que lo rodeaban: “¡Las fieras son para estar en el Zoológico, coño!” Un

segundo después, estaba entrando un camión jaula del Zoológico Nacional en la sede de

la DGOE.

Claro, no siempre el servicio demostró su eficiencia. Su abroquelada habilidad tiene

ligeras fisuras. En otra ocasión, las cosas se fueron de la mano desde el punto de vusta

meramente político (mucho más temible en el entourage fidelista que una manada

salvaje de tigrillos) y Alejandro, al parecer el más inquieto intelectualmente de los cinco

vástagos, decidió averiguar por su cuenta y riesgo que era todo aquello que tanto se

mencionaba de la disidencia interna. Y se fue a ver a uno de los más prominentes

disidentes del país, que yo aquí, piadosamente, me reservo su nombre. Este cuento me

lo hizo uno de los jefes de los grupos de escoltas de Fidel, un buen amigo durante

mucho tiempo. Me dijo que Fidel se enteró del asunto y que lo mando a él mismo, a mi

amigo, a informarle al señor disidente que aquella había la última frontera que podía

Page 144: El último Disidente

144

haber tocado y que tenía órdenes específicas y que él cumpliría gustosamente la

próxima vez que se produjera un encuentro con alguien de la familia del Comandante.

Era de “las poquitas cosas” que no se la iban a tolerar, ni a él ni a nadie. ¿Entendido? ¿A

cabalidad? ¿Alguna pregunta? Bien, pues.

Tigrillos y disidentes aparte, no cabe dudas de que son los menos problemáticos de

la prole.

De los hijos fuera de este matrimonio con Dalia, Fidel considera que existen otros

dos regularmente conflictivos y a los que, de una u otra manera ha optado por

abandonar sus esfuerzos educativos. Uno es Fidel Castro Díaz-Balart, “Fidelito”, dejado

de lado por lo que su propio padre considera un afán incomprensible de poder (quizá sin

darse cuenta del irresistible mimetismo que él mismo genera sobre su hijo) y que pese a

todo es el único ha llegado a ocupar un cargo de ministro del Gobierno, pero al que ha

tenido que despachar finalmente por sus excesos y abusos y los despilfarros que

generosamente se le calificó como “cosas cercanas a lo ilegal”. La otra es Alina, que

parece colmar su vocación de criatura incomprendida en una desmesurada actividad

contrarrevolucionaria desmesurada desde el exterior. Se habla muy poco, sin embargo,

de Jorge Ángel Castro, un ingeniero químico que Fidel reconoció con su apellido

después del triunfo de la Revolución y que hasta entonces fue un hijo natural de una

señora llamada María Laborde y que fue concebido, según se conoce, en un viaje en

tren de La Habana a la ciudad de Santa Clara (cuatro horas de camino) mientras Fidel

hacía campaña por el Partido Ortodoxo.

Fidelito. Durante muchos años Raúl se ocupó de su crianza y de invitar a Cuba una

vez por año, traída desde Europa, con todos los gatos pagos, a Mirta la primera mujer de

Fidel y madre del muchacho. No hubo destierro definitivo para esta parte de la familia.

Raúl ha sido el verdadero educador de José Raúl Fernández (su nombre de guerra

cuando estudiaba en la URSS), mientras que Abrantes se hacia cargo de los menesteres

y cuitas de Alina, hija concebida con Natalia Revuelta después de Fidelito. Abrantes,

como se ve, era más afortunado que Raúl en cuanto al acceso familiar. Se ocupaba de

Alina y a través de sus servicios de Seguridad, a los cinco hijos de Dalia. Raúl tenía que

conformarse con Fidelito. No le fue difícil, sin embargo, convencer a mismísimo Leonid

Brezhnev de que se le permitiera estudiar en el más exclusivo centro de sus centros de

investigaciones:.el secretísimo Instituto Korchatov, nombrado por el padre de la bomba

atómica soviética, y al que no tenía acceso ningún extranjero, donde recibió una

excelente calificación por su tesis de grado en física nuclear y donde nadie se enteró que

Page 145: El último Disidente

145

era el hijo de Fidel Castro. Al regreso, casado con una soviética, con la que tuvo hijos,

le esperaba el flamante puesto de presidente de la Comisión de Energía Nuclear de Cuba

e incluso se produjeron los primeros amagos a su alrededor de convertirlo en un

candidato a su sucesor de su padre, al estilo de Kim Jong Il en Corea del Norte. Las

llamadas “cosas cercanas a lo ilegal” dieron evidentemente al traste con estas

pretensiones. Ha tenido un largo proceso de rehabilitación, que pareció concluir hace un

par de años, cuando se le permitió de nuevo viajar al exterior y entonar las debidas

alabanzas a su progenitor.

Fidel, nadie lo dude, ha dedicado el tiempo necesario y posible a sus hijos. Dalia ha

sido el sargento severo y con puño de hierro que ha conducido sus asuntos hogareños.

Pero Fidel nunca ha sido ajeno. Tiene una familia y eso, en el ocaso de su vida, mal que

pese a sus enemigos, es lo que esté prevaleciendo. No se dejen engañar por todas

aquellas historias, hechas por él mismo y que hace correr, de que no ha podido dedicarle

la atención debida a su familia; no son más que sus habituales triquiñuelas para de paso

ponerlos a resguardo. No son más —estas sí— que medidas de seguridad. Aquel

hombre en lo mas profundo del África Austral que yo contemplaba mientras procuraba

creerse que estaba solo, ha logrado por fin regresar al hábitat más cercano del silencio.

Publicado como “Fidel puertas adentro”.

Page 146: El último Disidente

146

UN CUMPLEAÑOS A LA MITAD

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 4444 DE FEBRERO DE FEBRERO DE FEBRERO DE FEBRERO,,,, 2007200720072007

El pasado 31 de Julio, con el anuncio de que Fidel Castro había sido sometido a la

urgencia de una intervención quirúrgica, Raúl Castro estaba recibiendo un país en orden

y bajo absoluto control. Es difícil explicarse de qué manera sus adversarios, sobre todo

en el sur de la Florida, pusieron a flote las esperanzas de que esa paz se podía

quebrantar, incluso, si corroboraban que el gobernante cubano había fallecido. Lo

paradójico es que los ánimos en Miami y en otros lejanos reductos

contrarrevolucionarios, como en Madrid, no se hayan calmado hasta que el propio

Castro saliera en la TV. Las autoridades norteamericanas habrán respirado por esta

señal de tranquilidad obligatoria y de nuevo se cumplía el vaticinio de que la única

policía que se moviliza ante cada anuncio de la muerte de Fidel, es la de Miami. Así

mismo, en La Habana, comprobaron el principio de que para sus encarnizados enemigos

nada hay más importante que el sostenimiento de sus fantasmagóricos dictámenes y

conclusiones, por muy ilusorios que estos sean, y que machacarse la cabeza contra la

dura realidad ha llegado a ser un ejercicio colectivo. Y eso ha sido lo que ha dominado

hasta el presente la ecuación del petit gobierno de Raúl Castro, el de los últimos seis

meses cubanos. Frente al aluvión de las especulaciones, la roca inconmovible de la

dirección cubana, que debe hasta divertirse con los descalabros de pronósticos médicos

y políticos en los que han hecho caer hasta al todopoderoso jefe de la inteligencia

norteamericana, John Negroponte, que se sumó a la tontería miamense y que al final no

le quedó mas remedio que morderse la lengua.

Hubo sectores moderados, sin embargo, que esperaron los grandes cambios y que

todavía hoy lamentan la poca celeridad —o más bien la ausencia absoluta— de los

ansiados reajustes iniciales a producir por Raúl Castro. Vean los periódicos: ésa es la

tónica que se han impuesto en esta especie de celebración de aniversario a mitad de año.

No tienen otro recurso para calibrar la realidad cubana. Y su instrumento es inútil,

Page 147: El último Disidente

147

porque quieren ver las señales de cambio en una estructura perfectamente organizada y

que ha funcionado de maravillas en los últimos 50 años. Nada tienen que ofrecer de este

lado que les garantice a la cúpula revolucionaria, no ya opulencia, sino —tan siquiera—

tranquilidad. Bien pensado, no deja de ser una falta de respeto para la inteligencia

promedio que se pretenda violentar la naturaleza de la sociedad cubana actual a cambio

de que sus enemigos se sientan complacidos. Realmente, uno no sabe, en específico,

qué esperaban de Raúl Castro. Y —vale la pregunta—: ¿Qué ha pasado en estos seis

meses a cambio de los cambios? Pues que el ensayo de la peor catástrofe que puede

abalanzarse sobre ese proceso, que es la muerte de Fidel Castro, ha superado

dulcemente todos los escollos, todas las terribles predicciones, todos los Apocalipsis.

Imagínense ahora la íntima —y justificable— satisfacción del grupo dirigente. ¿Control

policiaco? Desde luego. ¿Necesidades y penurias de la población? También. Pero… —

permítanme la incidental— ¿Y cuándo no ha sido así? ¿Y qué capacidad tienen esas

premisas —represión, penurias, necesidades— para erosionar o desestabilizar un poder

establecido como el cubano? No obstante, sería formidable disponer de un nombre, por

lo menos uno, de alguien muerto de hambre en el transcurso de ese proceso. Fíjense

bien. En el transcurso de ese proceso. No me hagan trampas con los que sí se murieron

antes, cuando —casualmente— mandaban en Cuba los patrones que no dejan de gritar

hoy en Miami. Y está por verse la primera revolución que se destaque por su apego a la

democracia.

Sea como sea, la contrarrevolución no renuncia, al menos en lo que es su campo de

batalla favorito: el de la retórica. Desde hace meses la han cogido con Chávez. Hugo

Chávez parece ser definitivamente el catalizador en potencia del derrumbe. Sobre todo

en lo que tiene que ver en una supuesta enemistad entre Chávez y Raúl Castro. No crean

que son pocas las esperanzas que se acumulan en la bronca que está a punto de estallar

entre ambos. Es un problema, dicen, de personalidades antagónicas y que ninguno de

los dos se traga. Y después de esa bronca —razonan—, ¿qué se va a hacer Raúl sin la

plata que les sueltan desde Caracas? No deja de tener una arista de razón la apuesta,

vistas así las cosas. Pero déjenme decirles algo. Estaríamos antes dos personas por

completo diferentes y no estos dos políticos de enorme pragmatismo, que además se

hallan ambos en su momento de mayor brillo personal, si vinieran ahora a desmelenarse

en una bronquita por desavenencias de estilos. Dónde coño tienen el cacumen nuestros

ilustres politólogos. Está todavía por conocerse a un Raúl Castro que hace dejadez de un

socio tan lucrativo por un afán de quinceañera de su carácter. Aparte de que Chávez,

Page 148: El último Disidente

148

como todo buen soldado, está atrayendo sobre sí la concentración de fuego del enemigo,

y dejándole a Cuba y a Raúl una zona de sosiego en la cual operar. Y no esperen que

propicie una brecha con Raúl; mucho menos en vida de Fidel.

Un asunto de la máxima importancia de los últimos meses –más bien, diría yo, de

las últimas semanas— y lo prueba el mismo lleva-y-trae con Chávez, es que hay un

frente de combate al que Fidel no ha renunciado, que no suelta: el de las relaciones

internacionales. De esto dispongo de alguna información verificable, a la que le sumo la

aplicación de algunas señales públicas y la aplicación de la vieja lógica. Fidel está

puesto de lleno para las elecciones en los Estados Unidos. Cuando dijo hace poco que a

lo mejor Bush no terminaba su mandato, se hizo evidente que había entrado en el juego

político americano. Es un mecanismo de análisis y corroboración —y, cuidado, también

operativo y de influencia— que se activa al máximo en estos períodos electorales de

Estados Unidos. Algunas fuentes me informan desde La Habana que Ricardo Alarcón,

el actual presidente de la Asamblea Nacional, ha devenido el funcionario de alto rango

que con mayor frecuencia Fidel recibe en sus habitaciones de convaleciente del Palacio

de la Revolución. Contactan hasta tres veces por semana. Nada más comprensible.

Alarcón es el representante cubano más apreciado por los gringos; cada vez que hay un

embrollo, piden a Alarcón para dialogar. Su larga estancia en New York como jefe de la

Misión ante la ONU lo hizo potable para la nomenclatura del Departamento de Estado.

Es decir, a Alarcón se le considera “históricamente” como el hombre de las relaciones

con los Estados Unidos. Y en el sentido y potencial de esas relaciones es, desde

siempre, donde se ha definido el poder en Cuba. En sus enroques con Washington. Los

cubanos tienen además un excelente equipo para el trabajo político y de inteligencia

sobre ese país, donde igualmente cuentan con amigos tan buenos como poderosos y con

leales sirvientes. A eso están dedicados a mitad del cumpleaños del mandato de Raúl,

digno de la tranquilidad y la enorme serenidad con que en La Habana, desde hace años,

aprendieron a actuar.

Publicado como “Raúl y su medio aniversario”.

Page 149: El último Disidente

149

Esta es una foto que fue dada a conocer por el periódico cubano Juventud Rebelde el 29 de octubre de 2006, es decir, tres meses después de la crisis que alejó del poder a Fidel Castro. En la imagen se puede ver una zona enrojecida del cuello del ahora ex Presidente cubano. Desde que Fidel sufriera su grave problema intestinal, en julio de 2006, son contadas las imágenes en las que se puede observar con detalle el lado derecho de su cuello, y la gran mayoría lo muestra de frente o tomándole el flanco izquierdo. Es muy probable que alguna de las pequeñas mangueras a las que fue conectado para sus repetidas operaciones o exámenes haya sido colocada en el cuello. Hace dos semanas la televisión cubana emitió un video de Fidel Castro, reunido con su hermano Raúl y con Hugo Chávez. En una de las escenas de esa grabación se pudo apreciar una nueva cicatriz en el cuello de Fidel, testimonio gráfico de que habría sido sometido a recientes intervenciones o exámenes. Abajo: Imagen de la televisión cubana del 18 de junio de 2008.

Page 150: El último Disidente

150

GRABRIEL

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 4444 DE MARZO DE MARZO DE MARZO DE MARZO,,,, 2007200720072007

Una tarde de 1987 Fidel llamó a uno de los chóferes asignados a Gabriel García

Márquez como servidumbre de la Casa de Protocolo Número 6 --mucama, cocinera,

ayudante, camarera y dos chóferes. El viejo Candebat, un mulato largo, de pómulos

lombrosianos y guayabera del Diplomercado una talla corta para su estatura, y que

manejaba uno de los Mercedes del Gabo, tenía el brazo del Comandante por arriba de

sus hombros mientras éste, en la rotonda de baldosas rojas a la entrada de la mansión, le

cuchicheaba al oído. Tenía tarea. El jefe le encomendaba seguirle los pasos a Lupe

Veliz, una gordita entrada en años, que había sido su amante aún siendo mujer de su

ayudante y hombre de máxima confianza, el capitán Antonio Núñez Jiménez. Candebat

debía llevar una cuenta acuciosa de las incursiones de Lupe en la cocina de Gabo y los

platos que se servía. Candenbat me lo contó. Se trataba de alejar a Gabo de las

inconveniencias de una funcionaria de alto rango -- Lupe estaba a cargo de la oficina de

Relaciones Internacionales del Ministerio de Cultura. Para orgullo del mulato Candebat,

“el comandante estaba en todas”. Cuando, de rebote, se lo conté a Carlos Aldana, el

secretario ideológico del Partido, él me restituyó la imagen del Fidel conspirador y no

del personaje “cazuelero” (un chismoso, a la cubana). Usaba a Candebat para levantar

una barrera de desconfianza alrededor de Lupe y las otras señoronas de su escuadrón

volante, que revoleteaban sobre el lugar. En esta especie de sofisma que Carlos alentaba

no podía despreciarse, así mismo, una lógica interior, muy del uso en nuestro entorno.

Fidel no estaba haciendo otra cosa que proteger al Gabo, si bien a su vez lo espiaba.

No es la primera vez que me pasa; me ha ocurrido anteriormente que, para hablar

de un escritor, empiece por Fidel. En 1981, dando los toques finales a un libro sobre

Hemingway, tuve la oportunidad de entrevistar a Fidel respecto a sus lecturas de este

autor y de pronto me vi reajustando toda mi visión sobre esa montaña literaria que era

Ernest Hemingway por la valoración que de él podía tener uno de sus lectores: Fidel

Page 151: El último Disidente

151

Castro. Vean ustedes, lo importante no era escribir los 43 capítulos de Por quién doblan

las campanas, sino lo que le había parecido a Fidel. Con Gabo es aún más complejo el

tema dado sus estrechos vínculos con el Comandante y porque, a juicio de casi todo el

mundo, lo que hace atractiva la biografía de Gabo es la del personaje contiguo. Ha

habido envidia, desde luego, nada más que de pensar los cuentos que Fidel le habrá

hecho, y se habla de confesiones inéditas y de un material contado en secreto durante

noches y noches de conciliábulo en la Casa de Protocolo Número 6 que Gabo usará

algún día en su biografía del jefe de la Revolución Cubana.

Grabriel. Este hombre bueno y remoto ha vivido fascinado con un cubano que

nunca ha aprendido a pronunciar su nombre a derechas. Esa ere que se le pierde dentro

de un nombre tan corto, pero tan enmarañado de consonantes, y siempre presta a

saltársele de lugar no sin antes reproducirse donde el lenguaje escrito nunca la ha

registrado, y tampoco, por esos pruritos tan de Fidel, de lo que debe ser adecuado y

elegante, negándose como se niega, a llamarlo por el mote aceptado internacionalmente

de Gabo.

Bien vistas las cosas, no creo que ningún otro interlocutor de Fidel haya pagado la

cuota de ataques e incomprensiones que, por permanecer a su lado, la ha tocado a Gabo.

Y lo más costoso de todo: el encarnizado silencio suyo ante cualquier episodio que

otros, sin titubeo, hubiesen convertido en denuncias o agravios. Ha sido sordo a todas

las pendejadas que, desde Mario Vargas Llosa hasta Susan Sontag, le han endilgado

durante más de 30 años de viajes a Cuba y estancias más o menos largas. Pendejadas es

uno de sus vocablos favoritos, así que se ajusta al homenaje. El silencio. No otra cosa

molesta tanto en adversarios —o nítidos enemigos— que ya no saben si el objeto de sus

ataques es Fidel o Gabo. Claro que él sabe perfectamente que lo vigilan; muchas veces

bromeamos sobre el asunto, y me sacaba a la piscina para que habláramos a cielo

abierto cualquier nimiedad que cruzara por nuestras cabecitas de intelectuales de

izquierda, aunque de esa manera él también se hacía parte del sofisma: la vigilancia era

necesaria para la salvaguarda de la Revolución. No había maldad en el procedimiento,

sino, más bien, un acto justificable de prevención. Bendecíamos el estado policiaco, o al

menos su necesidad. Todo por la Revolución. He ahí la razón entrañable y lo que aún

hoy, a mí, me mueve a admirarlo y a quererlo aún más. Porque yo nunca he conocido a

un hombre dispuesto a perder tanto por la lealtad a un amigo, a Fidel. Ah, Maestro. Qué

de recuerdos.

Page 152: El último Disidente

152

LAS BUENAS Y LAS MALAS NOTICIAS : ¿CUÁL PRIMERO ?

LUNES LUNES LUNES LUNES 10101010 DE ABRIL DE ABRIL DE ABRIL DE ABRIL,,,, 2007200720072007

El episodio de un español que le solicita la libertad de los presos políticos a Fidel

Castro, es algo que yo había visto antes. Carmen Balcells, la famosa agente literaria de

Gabriel García Márquez, acometió la tarea. Aunque no creo que pensara con

detenimiento en el terreno que se estaba metiendo, sino más bien que fue como

aconsejando al cubano —con una frase de ocasión— para que saliera de ese fastidio.

Ocurrió un poco después de las sidras, los besos y los abrazos de bienvenida al año

1986, y delante de la veintena de invitados que García Márquez tenía esa noche en su

casa, algo que ya se estaba haciendo una costumbre, “esperar el año en casa del Gabo”,

una especie de coronación del Everest en el combinado de poder y gloria que se conocía

entonces en Cuba, no tanto por Gabo sino por que Fidel hacía acto de presencia en

cualquier momento. Carmen había llegado esa misma tarde a La Habana para participar

del exclusivo festejo, el último vuelo de Iberia del año 1985. Y Fidel se presentó en el

recinto hacia las 12,30, luego de dedicar su noche a recorrer hospitales y visitar en su

post operatorio al primer cubano con un corazón transplantado. Fidel estaba de pie. La

puerta de salida al jardín estaba a su espalda. Carmen estaba a su lado y hablaban del

desempleo mundial y de lo formidable que resultaba viajar en primera por Iberia

cuando, de improviso, soltó aquello de, Ah, oye, Fidel, ¿y por qué no acabáis de soltar a

los presos políticos? No puedo asegurar que fuesen las palabras exactas, pero sí que no

se le debe haber olvidado lo que pasó a continuación. Casi nadie, hasta ese momento,

había reparado en el personaje que yo tenía junto a mí, hundido en el cojín de un sofá

beige, vestido con un terno de chaqueta negra pero sin corbata y que tomaba whisky con

soda de un vaso enorme. Raúl Castro Ruz. Le bastó la brevedad del consejo de Carmen

para saltar de su asiento —su vaso fue uno de los dos que de repente yo tuve en las

manos— y comenzó la descarga de una virulenta diatriba. Era inadmisible que Carmen

—ni nadie viniera del extranjero— se apeara con semejante solicitud. El gobierno

Page 153: El último Disidente

153

cubano era el único en el mundo que se veía obligado soportar esa clase de

cuestionamientos. No había un solo preso en Cuba que no hubiesen atentado contra los

legítimos poderes del Estado cubano. La voz ronca y dura de Raúl surgía incontenible

junto con sus argumentos. Fidel y Carmen parecían dos totems alrededor del cual se

movía Raúl como en una danza de guerrero sioux. Carmen daba indicios de bascular

levemente en el centro del círculo que describía Raúl —aguantaba con bastante entereza

la embestida—, mientras Fidel se mantenía callado y con una inusitada expresión de

ausencia. En su silencio, expresaba una cierta solidaridad con Carmen, y a su vez dejaba

que el hermano desplegara su ataque sin contratiempos.

Bien, pues, esa noche yo tuve conciencia de uno de los temas en los que te

quemabas nada más que de acercártele y, lo más importante, que esos hermanitos no

creían en diplomacia ni buenos oficios cuando se intentaba transgredir una pulgada del

territorio que han demarcado como propio.

¿Conocía el canciller Miguel Ángel Moratinos la anécdota? Quién sabe. Pero es

previsible que las inconveniencias y la rispidez del diálogo con los cubanos en lo

referente al tema, tiene que haber estado presente en la preparación de su viaje a La

Habana. Y es indudable que el éxito de su gestión ha tenido que ver, sobre todo, con el

uso de los accesos alternativos que el negocio diplomático pone en sus manos. Y no son

desdeñables los resultados de la aventura, porque los aproches anteriores, los

inaugurados sobre todo por José María Aznar para la política española hacia la isla, han

demostrado su desgaste e incompetencia. Amén de que los presos continúan tras los

barrotes. Ya ustedes saben, se trata de la vieja política de la ilusión que creen vislumbrar

a cada rato con el fin de derrocar a Fidel Castro. Lo cierto es que, desde que Zapatero

llegó al poder, ha procurado —o al menos intentado— llevar a cabo otra dinámica y

hacer del pragmatismo su profesión de fe. Como mínimo, ha entendido que encerrarse

en una concha con Estados Unidos (el principal productor de la ilusión

contrarrevolucionaria) no sirve de nada.

La semana pasada, en el Palacio de la Revolución, no hubo danza sioux alrededor

de Moratinos. Hay algo lamentable de cualquier manera. Y es la supervaloración que la

disidencia cubana se hace sobre ella misma. La cruda verdad es que no disponen de

ninguna cadena hotelera, de ninguna finca, de ninguna fábrica, y mucho menos de

tropas, para exigir una agenda y sentarse por derecho propio en la mesa de negociación.

Su argumento principal —que debido a la represión no pueden lograr una plataforma

política que merezca la atención de los centros de poder, tanto afuera como dentro del

Page 154: El último Disidente

154

país— es inobjetable pero también demuestra a las claras la debilidad de su sistema de

comunicación. Quizá aún estén a tiempo de aprender que, para poder negociar, hay que

disponer de un mínimo de fuerza política, o económica o social —y mejor las tres

juntas. El mecanismo resulta notorio. Tienen que encontrar sus vías, como bien hicieron

los checos, o los polacos, y que vengan desde adentro y no haya que esperar por los

dignatarios extranjeros que desembarcan en el aeropuerto.

AQUELLAS NOCHES EN CASA DE GABO

El diario español ABC publicó hoy un pequeño texto (¿memorias, reportaje?) de Norberto Fuentes sobre

un incidente ocurrido un fin de año en la casa de Gabriel García Márquez en la capital cubana. Cuenta el

texto que la editora Carmen Balcells, posiblemente la única mujer que Norberto comparte con Gabo, y

viceversa, le preguntó a Fidel Castro que cuando liberaba a los presos políticos. La que se armó después

lo van a leer aquí. Lo que ABC no publicó es la fotografía de la velada, que ahora aquí la descubrimos.

De izquierda a derecha, tenemos a NF, Carlos Aldana [secretario ideológico del Partido Comunista],

Armando Hart [ministro de Cultura], el cineasta brasileño Ruy Guerra, Carmen Balcells y Vilma Espín [la

mujer de Raúl Castro]. Al fondo del lado derecho, medio escondido en la oscuridad haciendo, váyase a

saber qué cosa, se distingue a Alcibíades Hidalgo [jefe de despacho de la oficina política de Raúl Castro].

Colgado en HEREJÍAS Y CAIPIRINHAS, el blog de Rui Ferreira, el martes 10 de abril de 2007.

Page 155: El último Disidente

155

EL SURGIR DE UNA DINASTÍA

MIÉRCOLES MIÉRCOLES MIÉRCOLES MIÉRCOLES 27272727 DE JUNIO DE JUNIO DE JUNIO DE JUNIO,,,, 2007200720072007

En sus pocos meses al frente del gobierno cubano, Raúl Castro se ha homologado dos

errores de apreciación, que hubiesen sido insólitos bajo el mandato de su hermano Fidel.

Ambos yerros demuestran de manera abismal lo que separa a los dos Castro en sus

conceptos de lo que es una Revolución. O al menos de su metodología. Ambos develan

que, mientras Fidel ha sido siempre el revolucionario implícito, apasionado, natural,

Raúl Castro ha navegado en las aguas de una ortodoxia comunista, más apegada a los

márgenes sociales y económicos preestablecidos que a una ambiciosa premura por

quebrar todas las fronteras. Si bien uno pudo llevar de la mano, firme, la Revolución, el

otro no hubiese superado la base del viejo Partido Socialista Popular. Uno tiende a

pensar que tantos años al lado de Fidel, capeando tormentas y desgracias, lo habrían

enseñado. Uno se imagina los pequeños conciliábulos secretos, de entrenamientos al

oído, al estilo de Don Corleone con su hijo Michael. Los acontecimientos están

demostrando que si tal cosa ocurre, Raúl Castro no escucha. Malo para Raúl. Y sobre

todo malo para la Revolución. Un proceso que en todo momento se ha distinguido por

el uso de la imaginación, no debe caer en manos de una ortodoxia rampante y estólida.

Quizá Raúl haya sido bueno en estos meses para manejar con bastante tino la

propaganda exterior, llevar y traer a Chávez y otros dignatarios, buscar y traer médicos

españoles de renombre para dejar en la estacada del más absoluto ridículo a la CIA, y

todo mientras se mantiene a la sombra, porque —ojo—: no se equivoquen, si algo él

sabe hacer muy bien es conspirar. Pero en lo que no alcanza a Fidel es en su inspiración.

La conspiradera es necesaria, inevitable, y Raúl es un maestro en sus artes. Pero donde

Fidel nunca habla por hablar es en el papel de las masas, en el baño de pueblo que ese

proceso necesita darse en forma continua. Mientras la gente salga a la calle para

apoyarlo, no hay problema, los asuntos están resueltos. La tendencia de Raúl —lo estoy

Page 156: El último Disidente

156

viendo— es hacia todo lo contrario. Es una peligrosísima tendencia que se dirige sin

ambages, por gravedad, a la creación de una dinastía.

Así, pues, paso revista rápidamente al primer error. Es la bronquita que Raúl animó

hace pocos meses con los intelectuales del patio, cuando revivió los fantasmas de algo

que se ha dado en llamar “quinquenio gris”, que se le supone un período de represión

cultural de principios de los 70, en el que le hicieron la vida cuadritos a los intelectuales

cubanos, sobre todo a los de filiación homosexual (es decir, un buen número de ellos).

Represión cultural, a la vez que sexual ¿no? Con la colaboración de su viejo amigo

Alfredo Guevara, con el que creyó posible producir una perestroika de fácil control y

aislada de otras posibles contaminaciones, Raúl dio la luz verde. Guevara —“un marica

tan cobarde que se va a morir con el culo entero”, al decir de Nicolás Guillén— era sin

duda el hombre adecuado para la tarea de conducir esta nueva revolución dentro de la

revolución y cuyos dividendos dentro de la intelectualidad internacional se dieron por

descontados. Error fatal. La bronquita se les fue de las manos de inmediato, y al no

haber contado con la existencia de la Internet, enseguida otros represores en potencia y

absolutamente declarados como los nuevos funcionarios gubernamentales, los viejos

homosexuales reprimidos de ayer pero ahora en el poder, se desbarrancaron a dar gritos

y sobre todo a agenciarse en un santiamén —¡miren que son buenos en el

proselitismo!— el apoyo de todos sus aliados en el exterior. El error que nunca hubiese

cometido Fidel. Iniciar una provocación que solo afecta a un grupo reducido de la

sociedad y con características demasiado fáciles de identificar y de que se abroquelen

instintivamente para defenderse. Es imposible que al gran provocador que es Fidel

Castro se le hubiese ocurrido semejante tontería. Imagínenselo, al despertarse de su

lecho de post operatorio, y ver en su primera sesión de lectura de cables que el tema de

conversación internacional sobre Cuba era la reposición en vitrina de los fantasmas de

una bronca que él había controlado maravillosamente desde fines de los 60 y de la que

se había servido a su antojo. De pronto, todo el ámbito cultural mundial se veía

conmovido por aquella resucitación, a cerca de 40 años de distancia. Fidel debe haber

acabado con Raúl. Tiene que haber agotado los decibeles que le permitieron su

condición quirúrgica. Yo he medido su proceso de cura por el tiempo que esto demoró

en apagarse. Se acabó la perestroika nacional. Fidel está curado. Sus viejas y bien

concebidas provocaciones —que han sido constantes y de las que ha vivido esta

Revolución desde su inicio— son para respuestas masivas, en gran escala, y tiene que

tener resonancias en todas las capas de la sociedad, o que afecte a la mayoría de ellas.

Page 157: El último Disidente

157

En sus batallas revolucionarias, ha de participar todo el pueblo, o si no ¿de qué estamos

hablando? Recuérdense la teoría de Jean Paul Sastre apenas desembarca en Cuba en

1960. La del contragolpe. Enunció lo que quizá sería la observación magistral de la

Revolución Cubana, de su mecánica de conducción y que finalmente devino el aviso de

sus verdaderos peligros. El contragolpe. Contragolpe a las acciones de los enemigos.

Pero si esos golpes del adversario no existieran, quedaba la opción ¡de inventarlos! Y ya

esto echa algo oscuro e inestable en el caldero de las interrogantes: cuántas de las

“agresiones” imperialistas no fueron en realidad fabricadas por la misma Revolución, si

no instigadas por ella.

Una observación final sobre el punto. Alguien aquí no mide las consecuencias,

obviamente. Al menos alguien debe advertirle a Raúl de —a la hora de sus impulsos

perestroikianos— su diferencia esencial con Mijail Gorvachov. Que Gorbachov no tuvo

un solo fusilado.

Y ahora el segundo error. Desde luego, la muerte de Vilma Espín.

El propósito explícito desde el principio, apenas una hora después del fallecimiento

de Vilma a las 4:14 PM del lunes 18, fue la de producir las ceremonias fúnebres en

privado y el entierro de sus cenizas en una fecha por decidirse. “Atendiendo a su

voluntad, la compañera Vilma Espín ha sido cremada”, dijo una tétrica línea del

obituario oficial, expedido apenas dos horas después de la hora señalada, es decir —

aceptando como ciertos los propios datos de la prensa partidaria—, no esperaron mucho

tiempo para llevarla al crematorio. Hubo una marcada voluntad por acelerar las cosas.

Todo en un bajo perfil de acuerdo al método empleado por Raúl desde que comenzó a

gobernar. ¿Por qué un error? Porque no vinculó a Vilma con el símbolo que ella

realmente era. Una mujer nunca altisonante, guapa, genuina, madre hacendosa, había

sido durante casi medio siglo la primera dama de la Revolución Cubana. Y cumplió esa

tarea de modo ejemplar. No hay un solo escándalo, de ninguna especie, en la

Revolución Cubana, que esté asociado a Vilma. Sólo, quizá, un exceso de ingenuidad

femenina y de muchas maneras una subordinación sin debates hacia su marido —el

mismo Raúl Castro de referencia—, pese a ser ella de manera ininterrumpida durante

casi medio siglo la presidenta de una organización llamada a la plena emancipación de

la mujer: la Federación de Mujeres Cubanas.

Deben saber que en el episodio subyace una antigua divergencia de criterios entre

Fidel y Raúl. Desde principios de los 80 Raúl se propuso disolver dos organizaciones —

de las llamadas “de masas” en Cuba—: la Federación de Mujeres y los Comités de

Page 158: El último Disidente

158

Defensa de la Revolución. Raúl las contemplaba como instrumentos que perdían su

contenido en otros tiempos valiosos y que ya se convertían en estorbos burocráticos, y

en anomalías de una sociedad que tendía a la “normalización”. Fidel, desde luego, se

opuso con fuerza a un proyecto a todas luces descabellado en un entorno que toda

aceleración a la normalidad era la muerte del proyecto revolucionario. La estabilidad,

según la óptica fidelista, es el equivalente inmediato a arriar las banderas de combate.

Suerte envidiable de una generación de revolucionarios que Fidel durara tantos años. Y

es por aquí que uno entiende ese afán de Raúl —quién sabe si inconsciente en él— de

crear su propia dinastía. ¿Qué otra forma tiene de proteger a los suyos? El fallecimiento

de Vilma es una abrumadora señal de que el tiempo se está acabando.

Page 159: El último Disidente

159

COMO SI FIDEL HUBIERA MUERTO

VIERNES VIERNES VIERNES VIERNES 27272727 DE JULIO DE JULIO DE JULIO DE JULIO,,,, 2007200720072007

[UNA ENTREVISTA DE ENRIQUE SERBETO]

—¿Cuáles son los datos objetivos de lo que está pasando en Cuba?

—Hace un año comenzó en Cuba una situación nueva, para la cual estaban creadas

ya todas las condiciones. No hay que ser un profeta para saber que Fidel no quería tener

un problema intestinal y quedarse en una mecedora tomando pastillitas como forma de

retiro, pero las condiciones estaban creadas, porque ellos han trabajado en esto durante

muchos años. Son mucho más pragmáticos que todos sus adversarios. Hay un lema en

la inteligencia cubana, que siempre me ha impresionado, desde que yo lo conocí, y que

yo trato de fijarme en él en estas ocasiones: «a la hora de hacer un análisis no puedes

tomar partido». ¿Por qué impresiona? Porque un país tan ideologizado como Cuba, a la

hora de tomar decisiones, los responsables no toman partido, y eso lo vi varias veces

pasar delante de mí. Por ejemplo, en Angola, usando la aviación de forma limitada.

«¿Por qué?», le preguntaba a Aldana. «Pues porque los surafricanos tienen bombas

atómicas y nosotros no». Lo importante no es acertar lo que ha pasado, sino la

capacidad para analizarlo.

—Y ¿Cómo definiría lo que ha pasado este año?

—Ha empezado una etapa, con unas estructuras que ya estaban creadas, no surge

del vacío, es una continuidad, pero con otro estilo, que ha estado subyacente a lo largo

de la Revolución. Raúl es un conspirador, al que le gusta mover los hilos por detrás. No

ha habido en este año ni un solo espectáculo, tipo reformas agrarias, o confrontación

con Estados Unidos. Fidel se crece en la confrontación, Raúl en la conspiración, en la

maniobra. Por ejemplo, la guerra de Angola fue una idea de Raúl Castro. Es la maniobra

más deslumbrante de un país subdesarrollado, que manejó una guerra a 15.000

kilómetros de distancia y con éxito. Pues esa fue idea de Raúl, que Fidel compró y

capitalizó. Ha pasado un año, ha empezado un proceso, no una transición, sino un

Page 160: El último Disidente

160

proceso, sin grandes espectáculos, pero lo importante es que en Cuba no ha pasado

absolutamente nada. En Cuba hay más tranquilidad que en EE.UU.

—Hace unos meses se decía en uno de sus artículos publicados en ABC, que Raúl

había cometido errores de apreciación.

—Esta bronca de los intelectuales yo no acababa de entenderla. ¿Por qué Raúl se

ponía a avivar aquella bronca de nuevo?. Si Padilla está muerto, Pavón, el Torquemada

de la revolución está retirado, Jorge Serguera, el comandante Papito, también y creo que

un poco enfermo, ¿para qué revivir esta bronca? Yo no sabía lo que sé ahora: que eso no

fue impulsado por Raúl, sino una maniobra de Alfredo Guevara, que avivó esto por

pretensiones personales y creyendo que era el momento de una perestroika cubana.

Raúl, tengo entendido, no tiene nada que ver. Esto es cosa de Alfredo, que siempre se

equivoca políticamente y que lo que creó fue un problema en contra de Raúl. Con Fidel

sano, tal vez podría haberse pensado otra cosa.

—Este año se ha producido también la muerte de su esposa, Vilma Espín.

—Él estaba preparado, es un hombre realmente muy duro, de mucha sangre fría.

Esto es todo el mismo discurso. Están resolviendo estas cuestiones necrológicas en el

mismo ambiente. Están haciendo ya el discurso como si Fidel hubiera muerto también.

Raúl lo dice de una manera muy interesante, dice que este año, el pueblo ha aprendido a

confiar en sí mismo.

—¿Hasta donde pueden llegar los cambios en la gestión económica que ha

anunciado Raúl Castro?

—Que no haya pasado nada (en apariencia) es más que un éxito para Raúl, porque

todo el mundo esperaba que el régimen se desmoronaría de cualquier manera. Mira ya

lo que se está hablando: reconoce que el salario es objetivamente insuficiente para el

sistema. Toda la utopía guevarista que Fidel ha utilizado alternativamente, ya se ha

terminado. Tal vez parecen cosas poco importantes, pero son cosas. Están apuntando a

que esos cambios se hacen cada vez con mayor seguridad, pero no hay heroísmo ni

brillantez. Es la parte más aburrida de la política; Fidel es otro estilo, es un

revolucionario. Eso es lo que ha movido a que hasta Estados Unidos le dé una moratoria

a Cuba en estos momentos, para ver hasta donde llegan. Y esa es una política que, en mi

opinión, empezó España, que se convenció de que hay una situación nueva.

—¿Y no ha habido también cambios en Miami en este año?

—La incapacidad estratégica más grande de los enemigos de la revolución es que

hacen los análisis tomando partido y queriendo desviarlo todo a su visión. ¿Qué está

Page 161: El último Disidente

161

diciendo una parte del Gobierno americano? Qué Raúl no ha hecho la transición. Es

verdad, pero es que además esa transición no la va a hacer Raúl. Lo únicos que tienen

problemas son los antirrevolucionarios, que no entienden lo que está pasando, y no lo

digo por joder.

—¿Tiene algún significado la notoriedad de la hija de Raúl?

—Le dan un papel bonito y agradable, parece una cosa muy democrática, el tema

de los homosexuales y tal, pero no tiene la menor importancia, es pura propaganda.

Publicado en ABC como «Están haciendo el discurso como si

Fidel hubiera muerto ya».

Page 162: El último Disidente

162

ABSORBIDO POR LA SOMBRA

MARTES MARTES MARTES MARTES 7777 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 2007200720072007

Los integrantes de la última muchedumbre a convocar por la Revolución aún no tienen

fecha para presentarse en sus lugares de asamblea pero saben que participarán de su

marcha más dolorosa y que el hombre que van a honrar aún se mece en su sillín de

madera barnizada, despojado de sus botas y en pantuflas y pendiente de unas miserables

pastillitas. Mientras, el país necesita comer. Los propios dolientes del futuro cercano

tienen el imperativo de alimentarse, la bendita sopa, y techo y transporte, solo para

empezar. Aunque no esté mal este desenlace de epopeya —que es al menos reconocer

que ahora deben ponerse a trabajar—, no deja de haber algunos índices de amargura, y

de frustraciones. Nos despertamos del sueño, y lo primero que nos encontramos es que

Raúl Castro ha hecho con su hermano lo que su hermano nunca hubiese hecho con él:

arrebatarle todo el poder.

No se engañen: un cerco de silencio rodea al hombre que rumia, quizá

desconcertado, en el sillón hecho a su medida por la Empresa de Productos Varios

(EMPROVA). La bonanza —fuera de Cuba sobre todo— que trajo para Raúl su

discurso del 26 de julio, Fidel intentó cortarla de tajo en su última proclama, o por lo

menos fue su clara intención, rápidamente advertida por los observadores. Y quizá esta

fuese la última batalla, su postrero acto de resistencia. Era tan obvio que resultaba

sospechoso, si no es que descubrías los síntomas de la creciente debilidad y despojos de

todos sus atributos. ¿Escribir? No me vengan con cuentos. En su mullida prisión

domiciliaria, Fidel tiene que haber entendido en estos días el verdadero valor de la letra

impresa. Ni uno solo de los párrafos escritos en su serie de Reflexiones para publicación

obligatoria en la prensa oficial han logrado detener una acción de los americanos (para

nombrar su Némesis), y, lo que es peor, de su propio hermano Raúl. Qué ingenuidad la

de este hombre, al principio de su enfermedad, de creerse que podía seguir gobernando,

o al menos creando unas crisis formidables, a través de la literatura. No se le ocurrió

Page 163: El último Disidente

163

llamar a Gabo, ni a mí mismo, coño, que le hubiese dicho, no jodas, Fidel, si lo primero

que has advertido es que no vas a contar todo lo que tú sabes para no comprometer al

país. O eres gobernante o eres escritor. Y si sigue en esa tontería va a terminar

recibiendo un periódico Granma impreso para él solo. Es decir, que no intente

aprovechar una de esas Reflexiones para crearle el caos a Raúl. Si ya eso no fue lo que

pasó hace dos o tres días con su última Reflexión, en la que se echa para atrás con su

ataque al discurso de Raúl y en cambio se dedica a alabar a una lumbrera de los Estados

Mayores rusos, el general Leonid Ivashov, en su deprimente visión del imperialismo

americano. Y no se fíen del acceso a la Internet, de la cual Fidel se ha hecho un avezado

especialista, porque nada más fácil que secuestrarle y ponerle bajo control su terminal.

En fin, lo que tenemos por delante, es que este 26 de Julio asistimos a una ocasión

tan importante como puede ser el virtual discurso de proclamación presidencial de Raúl

Castro Ruz. Y en éste se advierten, por lo que dice y no, todas las virtudes así como

todos los defectos. Y ahí hay algo que para mí es esencial porque no está resuelto y es la

manera en que ha comenzado a ejercer. ¡Esa obcecación suya por actuar desde las

sombras! Era explicable cuando había que competir contra Fidel, contra el último de los

héroes griegos, aunque hubiese nacido en la plantación cañera de Birán. Las sombras. El

método presente es que Raúl sigue bajo protección de las sombras aún estando en la

cúspide de la cadena de mando. Incluso hace correr como amenaza que el hombre está

aún vivo. Y que el regreso es posible. De resultas que ahora el malo ¡es Fidel! Por aquí

anda la razón fundamental por la cual no acaba de asumir el cargo ni que tenga apuros.

Porque le permite continuar maniobrando desde sus inefables cuarteles lejanos. Ha

sustituido la voz y el pecho de Fidel, dándole el frente a todas las contingencias, por las

melifluas declaraciones de su hija Mariela o de una Soledad Cruz, poetisa de obra

escasa y (si mal no recuerdo) de vaporosa cabellera negra. Ellas son los portavoces,

aunque espero que tengan el tino de nunca encaramarse en la tribuna de la Plaza. Que

no sigan faltándole el respeto a la Revolución de Fidel Castro, más bien conocida por

haber llevado el mundo a una pulgada del abismo nuclear y no por su defensa del amor

libre y el derecho al quirófano de diez loquitas cubanas que aspiran a que les corten el

rabo. Por favor, va siendo hora de que se callen.

En cuanto al discurso en sí, uno mejor que ése lo pronunció José Abrantes

Fernández (el anterior ministro del Interior) en diciembre de 1988 y le costó la vida. Y

que ahora, a casi 50 años de Revolución, Raúl se de cuenta de que los salarios son

Page 164: El último Disidente

164

inadecuados, es un trago duro de pasarse. Pero son detalles dentro de un conjunto más

amplio, así que deben eludirse.

Hay otros síntomas. Más relevantes. Está prevaleciendo su equipo. Tiene como

virtud la acogida de viejos compañeros, mayormente los eliminados por Fidel. Mientras

desplaza a los otros, los Carlitos Valenciaga, los Felipe Pérez Roque, y muy pronto los

Ricardo Alarcón y hasta los Carlos Lage. (Ramiro Valdés, el antiguo ministro del

Interior, sigue en la mira pero es un hueso mucho más duro.) Pero el equipo presenta

sus propios problemas, a la larga peligrosos en extremo para el mismo Raúl, que son sus

tendencias al nepotismo y a la corrupción. Desde luego, entre Carlos Aldana y Luis

Alberto Rodríguez, Aldana es el mejor por carrera larga, porque es un revolucionario

auténtico. Luis Alberto no es más que un niñito bien, hijo de un general, casado con

Deborah, otra hija de Raúl y que se empeña en convertir la Revolución Cubana en una

gigantesca empresa comercial.

Raúl —durante 50 años— tuvo a Fidel en su rango de fuego, amén de que suyas

eran las soluciones y se mantuvo a la expectativa. ¿Por qué no le dio un golpe de

Estado? ¿Por qué no lo mató antes? Es el cumplido de todos los comunistas de su

escuela: revisar. Y ahora revisará lo que todos hicimos juntos. Desde los trabajos

voluntarios hasta la ultima campaña contra el mosquito Aedes Egipto. Qué extraño aire

de peretroika tardía, y qué olvido de que la gente se movilizaba por una idea.

¿Perestroika? Se le supone un laboratorio lejano que le permitiría saber hasta qué punto

pueden llegar las reformas y cómo implementarlas. No digo que de pronto Raúl se vea

animado por unos sentimientos suicidas. Al menos está advertido. Vamos a ver si de

verdad copió el mensaje.

Hay que reconocerle, sin embargo, luego del primer año de Gobierno, que su gran

victoria ha sido tranquilizar al país y al mundo. No es necesario pues recordar que

gobierna cómodamente sobre la estructura que Fidel le legó.

Fidel. Ése es el único que corre peligro. Porque se ha aislado. De alguna manera ha

regresado a los tiempos lejanos en que era un abogado sin fortuna y medio vagabundo y

que encontró como respuesta a sus desgracias fraguar una Revolución. Los tiempos del

profeta desarmado. Su última batalla, sin embargo, ya está por escrito La última batalla

del profeta. Su advertencia final. No se puede confiar en los americanos. ¿Alguien lo ha

leído? ¿Lo escucharon? Es a la larga en lo que van a fallar. Si no saben hacerlo,

entonces sí tendremos Apocalipsis. Entiendo que no es fácil apearse de este tigre que

estamos cabalgando. Como quiera que sea, está en juego algo más que la vida de Fidel

Page 165: El último Disidente

165

—la poca que pueda quedarle. Es la propia existencia de la nación cubana lo que

tenemos en el fiel. Y todos somos responsables.

Page 166: El último Disidente

166

FIDEL PODRÍA AISLARSE

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 2222 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 2007200720072007

[UNA ENTREVISTA DE PEDRO SCHWARZE]

—¿Qué significaría para Fidel Castro que su hermano vuelva a tomar contacto con

Aldana?

—El enojo de Fidel es que tiene a la reforma delante de él. El le ha dicho a Raúl los

peligros de eso miles de veces. Fidel se está exponiendo al máximo de peligro, porque

es él contra todo el mundo. No digo que de pronto Raúl se vea animado por unos

sentimientos suicidas. La Perestroika fue un laboratorio lejano que le permite a él ahora

saber hasta qué punto pueden llegar las reformas y cómo implementarlas. Aquí el único

que en estos momentos corre peligro es Fidel. Porque se va a aislar. Y sobre todo por la

conciencia que desde hace un año la gente tiene de su mortalidad.

—¿Carlos Aldana escribió en el pasado discursos de Raúl Castro?

—Habitualmente escribía los discursos de Raúl. Era el jefe de su despacho político.

Alcibíades Hidalgo —su ex jefe de despacho ministerial— también hizo algunos.

Aldana además tenía una enorme influencia en lo que se decía. Las ideas del discurso

son las de Aldana y también son las ideas de Raúl. Raúl tampoco es ajeno a eso. Aldana

tenía una enorme influencia en Raúl. Aldana es un hombre muy inteligente y puede

contribuir mucho a los cambios en Cuba, a lo que suma la experiencia que le costó tratar

de hacer esos cambios.

—¿Cuándo Raúl Castro reanudó sus vínculos con Aldana?

—Raúl retomó sus contactos con Carlos Aldana desde fines del año pasado. Raúl

debe sentirse cómodo consultando a Aldana. Raúl tiene una relación con Aldana que es

lo que más enoja a Fidel. Es una relación que no es pública, pero que en algún momento

lo será.

Publicada en La Tercera, Santiago de Chile.

Page 167: El último Disidente

167

EL AGUAFIESTAS

MIÉRCOLES MIÉRCOLES MIÉRCOLES MIÉRCOLES 29292929 DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO DE AGOSTO,,,, 2007200720072007

Solicitado por —y enviado a— Qué Pasa, de Santiago de Chile, el

29 de agosto de 2007, pero no publicado. Los aguafiestas del

aguafiestas.

La estructura ha demostrado su solidez. Después de un año de ausencia de Fidel Castro en

el Puesto de Mando, el nivel de ataque a absorber se mantiene en la misma zona de

despliegue que se le permite: el de la retórica, y su tendencia permanente es a menguar.

Desde los últimos encuentros armados, allá por los lejanos 60, el país no ha conocido

ningún peligro verdadero de desestabilización —ni interno ni procedente del exterior. De

todas maneras va a haber el peligro de las primeras 72 horas luego del anuncio oficial de

la muerte de Fidel. Tendrán que acuartelar, de rigor, a las unidades militares y policíacas.

Siempre puede existir un loquito que cree llegado su momento para arrastrar a un

comunista del vecindario. Lo probable es que hagan una recogida primero. Y ésa, en mi

opinión, será la primera verdadera señal antes del anuncio. De cualquier manera todos los

potenciales cabezas locas han sido visitados y advertidos desde hace rato. Y a nadie le

quepa la menor duda de que le van a pasar los tanques por arriba a cualquiera. La famosa

Operación Estrella de neutralización relámpago del enemigo interno —una reproducción

perfeccionada del progrom de casi medio millón de contrarrevolucionarios el 17 de abril

de 1961, al unísono con la batalla de Playa Girón— está montada y lista, por lo menos,

desde principios de los 80. (No duden que los yanquis tengan previsto algo semejante

para Miami y que algunos cubanos conozcan el destino de los japoneses residentes en la

Segunda Guerra Mundial.) Después, como es de suponerse, será la búsqueda de algún

bienestar económico. No apuesten todas las fichas a que se identifiquen con los modelos

chinos o vietnamitas. Es el mismo cuento de la época soviética. Entonces era la tabarra

del modelo soviético. Todo menos reconocer la legitimidad del proceso. Nunca vieron la

verdad en relación con el Kremlin y su influencia o no en la isla. Y la única verdad es que

Page 168: El último Disidente

168

la Revolución Cubana se inventó a sí misma. Hasta donde llega mi conocimiento no fue el

KGB el que puso en el poder a Batista ni organizó los crispantes desequilibrios sociales

que empujaron el país por el plano inclinado de la Revolución. En fin, que Raúl Castro,

gobernante designado, y sus seguidores, han tenido más de un año para prepararse. Fidel

ha sido generoso en ese sentido. Les ha garantizado, con sus trece meses (hasta el

momento) de supervivencia, un tiempo precioso para lo que entre nosotros se llama “los

amarres”, esto es, organizar. Ya entre ellos —calculo— habrán pensando en funerales y

ceremonias. El mausoleo suyo será sin dudas en La Habana. Los tres grandes

departamentos militares del país, cada uno con su raíz histórica: Raúl en Oriente (donde

tiene su nicho desde hace 20 años, con nombre y todo), el Che, en el centro, donde libró

su magnífica batalla de Santa Clara, y Fidel en La Habana, en Occidente, la capital de la

nación y símbolo de gobierno. Al pairo y sin timón quedará tristemente, como siempre, la

contrarrevolución. Tendrán sus cinco minutos de júbilo con fondo de tumbadoras en los

restaurantes de la Sagüesera (el South West de Miami); luego, el eterno desplome moral.

Los pobres, el embullo que tienen. Y esperen a que los yanquis corran a los Lear Jets para

negociar sus jugosos contratos. Error fatal. Tampoco es el modelo. Ni la URSS, ni China,

ni Vietnam, ni Bienvenido Mister Marshall. Si algo demostró el liderazgo de Fidel Castro

es que todo el propósito de una Revolución es el desempeño del poder. Su obtención y

retención. La industria y el comercio son asuntos secundarios. Y de que estos sean los

billetes para continuar viaje en el día segundo —este dilatado día segundo— son parte de

los retos a enfrentar por los herederos. Lo único que ha acumulado el bastión hasta hoy es

poder. De eso es de lo que se ha tratado en todo momento. Del poder. Pero la disyuntiva

del regreso, y a disponer de una generación de hombres de negocio y no de combatientes,

solo es sorteable sin el correspondiente baño de sangre en el caso de que sepan

aprovechar la conmoción de la muerte de Fidel. Será nuestro shock and awe, pero como

un fenómeno de combustión interna. Aunque estoy persuadido de que puede dárseles el

voto de confianza. Estos viejos guerreros están preparados. No han hecho otra cosa desde

hace 50 años. ¿Y qué bronca han perdido?

Page 169: El último Disidente

169

EL EMBAJADOR DE FIDEL

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 11111111 DE NOVIEMBRE DE NOVIEMBRE DE NOVIEMBRE DE NOVIEMBRE,,,, 2007200720072007

La promoción de Carlos Lage no llegó al poder por las armas. Ciertamente no es un

“histórico”. Más bien resulta un ejemplar novedoso seleccionado entre las reservas

políticas de la Revolución. Afable y comedido, de aspecto frugal, y con el formidable

agregado de un doctorado en medicina, es el tipo ideal para que la bronca tropa de la

Sierra Maestra lo emplee en las negociaciones, sobre todo cuando en éstas se requiere

de tacto y buenos modales. Es, desde luego, inteligente, y si menciono ahora la principal

cualidad no es para abrumarles con las virtudes del desconocido medico de otros

tiempos, sino porque sin duda es su principal activo. Es hábil. Pero con esa habilidad

opaca tan esencial como distintiva de la segunda generación revolucionaria. Como

nunca alcanzan el poder absoluto, se las arreglan para que toda su actuación sea a la

zaga. Ahí cosechan sus éxitos o sufren sus fracasos pero sin que nunca lleguen a

alcanzar realmente la cumbre. Y esa ha sido la carrera del vicepresidente Lage, sin

querer quitarle un ápice de mérito a la conducta. Lo cierto es que logrado sostenerse en

el poder durante todos estos años. Y si tal logro resulta difícil en cualquier sistema,

imagínenselo a la sombra de Fidel Castro. Y si ustedes supieran como fue su inicio. Es

increíble que Lage sobreviviera. Hacia 1986 era el secretario de la Unión de Jóvenes

Comunistas (UJC) cuando comenzó a retozar peligrosamente con ciertas ideas

reformistas. Tres años después, por mucho menos que su liberalismo y su santificación

de que la juventud debía ser irreverente y audaz y no ser subyugada por los dogmas y

todos aquellos cantos de sirena que despertaba el entusiasmo de la militancia de la UJC,

se produjo la destrucción del Ministerio del Interior y hubo hasta fusilamientos y largas

condenas de cárcel. Había una lucha y ésta comenzaba a agudizarse. Peor aún: lo que

había comenzado en Moscú ya se abalanzaba sobre las playas cubanas, por lo que

resultaba lógico que Fidel hiciera disparar los sistemas de aviso. Lage tiene entonces la

suerte de que hay tiempo a favor y no sea necesario destruirlo. Es de ese modo que se

Page 170: El último Disidente

170

produce su “promoción”. Fidel se lo lleva para el Equipo de Apoyo del Comandante en

Jefe, una entelequia situada por encima del resto de las estructuras de gobierno y de

dirección política del país. En fin, que lo pone a salvo. Pero es una maniobra política no

sólo delicada sino con muy buen tino. Lage se encuentra en un momento de ascenso en

su carrera. Fidel nunca recoge hombres en caída, a menos que esté muy comprometidos

con ellos, como José Millar Barruecos o Rolando Rodríguez, fracasados en sus

respectivas posiciones como rector de la Universidad de La Habana o director del

Instituto del Libro, colocados por él mismo posteriormente en cargos burocráticos de su

propio complejo de oficinas del Consejo de Estado, una especie de hospicio de inútiles.

Pero Lage estaba en ascenso, en la UJC lo adoraban y las reformas estaban en boga a

escala internacional, así que a este pichón de Gorbachov le dio la sopa que había que

darle: ponérselo al lado. Aquí, cerca, Carlitos. Y no te me muevas muy lejos. Pero no

vean esto mal. Es bueno porque sitúa las intentonas reformistas bajo la poderosa

cobertura del mismo Fidel. También es consustancial con su idea de que tanto la

disidencia como la reforma pueden manifestarse en el socialismo pero no como fuerzas

foráneas sino dentro del Partido. Existencia, no coexistencia. Y algo le cayó bien en el

muchacho. Denlo por seguro. Porque tal es el requerimiento principal para sostenerse en

Cuba dentro del poder. Demostrarle a Fidel la capacidad que uno tiene para cumplir las

tareas además de saberse mantener a flote. Es en este último aspecto en el que Raúl

Castro entra en escena. Raúl sabe manejar la onda de Fidel, está muy bien equipado

para saber hacia donde se dirigen sus emisiones de pensamiento y, de modo especial,

sabe como no contradecirlo. Acepta incluso de buen grado que en el ámbito

internacional el personaje se llama Fidel Castro y que él nunca ha jugado en la liga.

Nadie puede negar que la política internacional de la Revolución Cubana ha sido un

éxito de medio siglo. ¿Se percatan, pues, de la dialéctica? Desde 1986 Carlos Lage es

uno de sus cuadros operativos con mayor cantidad de horas de vuelo bajo su supervisión

directa. Diría que del cuadro de mandos actual es uno de los más competentes, y sin las

estridencias de un Pérez Roque o el estilo ya demodé de Ricardo Alarcón. Es la otra

cosa que sabe Raúl, un Raúl cada vez con más poder y nivel de decisión dentro del país.

Pero con muy poco público exterior. Lage es uno de los emergentes. Por gravedad.

Tiene acceso diario a los cuarteles de invierno del viejo pero achacoso león. En la suma

Fidel-relaciones internacionales-garantía de éxito el hombre es Lage. Y si tal es la onda,

que navegue.

Page 171: El último Disidente

171

Publicado como “Carlos Lage, el gentleman de Castro” en La

Tercera de Santiago de Chile.

Page 172: El último Disidente

172

ILUSIONES DE LOS OTROS

MARTEMARTEMARTEMARTES S S S 11111111 DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE DE DICIEMBRE,,,, 2007200720072007

Es risible, cuando menos, escribir una pieza sobre el probable

efecto en el público cubano de una película alemana versada en

el espionaje doméstico al mismo tiempo que en mi refugio de

Coral Gables, Florida, me hallo bajo el acoso de los micrófonos

de esta suerte de instalación múltiple de transmisión en que

los oficiales de sabe Dios cuáles agencias me han convertido la

casa. Toda la casa: el dormitorio, los baños, la cocina, la

sala —sobre todo la sala— ese lugar de reuniones tan peligrosas

con la tropa de bergantes que constituyen mis amistades. Ahora

mismo me están oyendo teclear. Ahora mismo están sustrayendo

cada una de estas pulsaciones sobre el teclado. Solo se

detendrá ante la severa mirada de cualquier hijo de puta

designado como analista. Los fisgones tienen ese nombre

actualmente. Analistas. Mi pieza.

El uso de la retórica ha sido el arma más competente de los enemigos de la Revolución

Cubana, sobre todo a partir del descalabro que significó su derrota en Playa Girón —o

Bahía de Cochinos según el término adecuado por la publicidad de los yanqui, los

derrotados mayores de aquella contienda. También es el bálsamo con que se procuran

alivio. Proclamar que la Seguridad del Estado cubana fue entrenada por la tenebrosa

Stasi de Alemania oriental es uno de los argumentos favoritos. Ilustra la incapacidad

criolla para montar un aparato de tanta eficacia. Bueno, lo ilustra desde la perspectiva de

ellos, y en ese terreno palabrero les permite un pellizquillo vengador. Lo otro es tener

que aceptar la humillación de la derrota a manos de un servicio de creación

absolutamente autóctono. Qué Stasi ni que tontería. En toda la historia de los servicios

cubanos no hubo jamás un asesor de contrainteligencia de la Stasi merodeando por sus

pasillos por no decir que ningún joven cubano estudió la disciplina en la RDA. Todo

Page 173: El último Disidente

173

eso fue un invento cubano y resultó suficiente para liquidar a la todopoderosa CIA y sus

servidores del patio. Viene a cuento por el estreno en Cuba de la La vida de los otros, de

Florian Henckel. Para muchos fuera de Cuba, es decir, fuera del potaje, resulta una

paradoja la exhibición de una película sobre lo que llaman implacables métodos de

espionaje en la RDA y que se les hacen idénticos a los de Cuba. El problema es que la

mayoría (si no el total) de los espectadores que asistieron al estreno en La Habana han

trabajado para la Seguridad del Estado en algún momento de los últimos 48 años, y

juéguensela que lo han hecho gustosamente. No hay inocentes en Cuba. Se perdieron

para siempre en las luchas de los años 60. ¿Y microfonitos con nosotros? Déjenme

decirles que el equipamiento de escucha disponible —micrófonos, grabadoras,

cablerío— era mucho mejor que el mostrado en la película de Henckel. Por cierto que

los primeros se los capturaron a la CIA, tan temprano como septiembre de 1960, del

enjambre tecnológico montado en el techo de los chinos de la corresponsalía de

XINJUA acabados de estrenar en el continente. Desde entonces fue la ambición por la

captura de los teams de la CIA, no tanto los espías como los botines, tan

abundantemente provistos de artilugios para el espionaje y muchas pistolas Colt

Commander, con las que te podías quedar si el jefe se hacía de la vista gorda. La técnica

de escucha no. Esa era potestad del Mando Superior, que la reciclaba contra la misma

CIA o sus peones. La contrarrevolución cubana fue liquidada el 17 de abril de 1961

cuando, ante la noticia de que el país había sido invadido por Bahía de Cochinos, más

de medio millón de contrarrevolucionarios se vieron arrestados, en una operación tan

veloz como ejemplar. La mañana de esa operación decisiva no había un solo micrófono

de manufactura alemana instalado en Cuba ni ningún agente entrenado en Berlín ¿Una

síntoma de apertura la exhibición de La vida de los otros? Si complace ver de ese modo

un cuento tan soso para los cubanos, disfrútenlo. Retórica de la contra y consuelo de

académicos. Los alemanes no tenían mucho que enseñarle a los cubanos en ese terreno,

y menos ahora que ni siquiera existen. Una película sobre un pobrecito oficial de la

Stasi que se enamora de su objetivo tiene el efecto corrosivo de una gota de miel sobre

una viga de acero en un país donde Seguridad del Estado permanece incólume.

Page 174: El último Disidente

174

QUE CREZCAN OTRAS CIEN FLORES

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 11117777 DE FEBRERO DE FEBRERO DE FEBRERO DE FEBRERO,,,, 2008200820082008

Las esperanzas de una especie de perestroika cubana o al menos de una inminente

apertura política en la isla son tan ilusorias como fugaces. Pero las expectativas han sido

altas en las últimas semanas, en medida que se acercan las elecciones del 24 de febrero

para los cargos de la Asamblea Nacional y se cuece la historia (para mi absolutamente

improbable) de que Fidel Castro va a ceder sus cargos por enfermedad. Su acerada frase

de que los revolucionarios no se retiran, pese a las veces que la ha repetido, suele

pasarse por alto según los vaivenes de sus oráculos en Miami y en las cancillerías y

servicios de inteligencia. A todas estas, desde Cuba se han dejado filtrar algunos vídeos

que despiertan el entusiasmo y los pronósticos: el muro de Berlín criollo está a punto de

caer. A veces se torna en la imagen de una rebelión en progreso. Lo que tiene de

extraño, sin embargo, es que siempre ocurre ante las cámaras de grabación de vídeo y

con imágenes limpiamente profesionales. Unos estudiantes de la Universidad de

Ciencias Informáticas (UCI) cuestionando las políticas del gobierno en una reunión con

el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón, amplió las

conjeturas y le dio un cierto aire de heroísmo a las corresponsalías extranjeras

acreditadas en Cuba, que se las agenciaban para recibir de fuentes anónimas estos

materiales fílmicos presuntamente clandestinos. Alarcón respondiendo a todas las

preguntas con una sarta de eufemismos y ditirambos —entre los que se destaca que el

gobierno cubano no da permiso de viaje a todos los ciudadanos como contribución a

que el espacio aéreo mundial no se nuble de aviones— se convirtió de paso en el chivo

expiatorio de los amantes de la línea raulista.

Raúl tenía que deshacerse de semejante tonto. Fumárselo (una fórmula mucho más

radical entre los cubanos de la fumigación), aunque, a mi leal entender, lo que ocurre es

la sólida conciencia que tiene Alarcón de que todas estas reuniones, debates y asambleas

Page 175: El último Disidente

175

no van a ningún lado. Ciertamente, si de algo se tiene conciencia en Cuba es que la

perestroika no resuelve ningún problema, más bien lo complica todo. Aparte de que no

se ha tocado todavía el tema de que te cuesta el pellejo.

Son tomas profesionales e incluso desde diversos ángulos, pero nadie acaba de

decir que han sido filtradas por los mismos servicios cubanos a los corresponsales

extranjeros acreditados en La Habana, y bajo su permanente control, cuando no pura y

simple complicidad. Ah, ¿pero ustedes creían que solo son los cubanos de a pie los

objetivos del despiadado escrutinio y/o comprometimiento oficial? Allí no hay un solo

corresponsal que si no entra por el aro pueda ejercer su oficio. La apuesta es sencilla. Si

no expulsan a ninguno en los próximos días, ya pueden dar como un hecho que están

reclutados bajo cualquiera de los rubros de la Seguridad del Estado: agente ideológico,

comprometido, tonto útil, etc.

En fin, que pese al cúmulo de experiencia en contra, hay un buen alboroto entre

cubanólogos y servicios de inteligencia. Todos quieren ver el advenimiento del cambio

—llámese contrarrevolución, capitalismo, perestroika y hasta raulismo— a la vuelta de

la esquina. Espejismos. Tal el nombre del juego. Raúl Castro lo pone a rodar a cada

rato. Nos pasamos el año pasado completo con el espejismo de los intelectuales y de lo

que pasó hace casi 40 años con el caso de Heberto Padilla y, en paralelo, cuando a los

escritores de filiación homosexual se les negó el pan y el agua (es una metáfora, no se

alarmen: siguieron consumiendo de ambos). La maniobra resulta muy productiva y no

se gasta. Mira que la usan veces. Y siempre obtienen los mismos resultados: ganan

tiempo, obtienen respetabilidad, dan la sensación de democratización inmediata y

suman adeptos, y de nuevo son noticia internacional.

Pero si algo no es factible que ocurra en ese país, al menos en vida de Fidel, es

ninguna clase de apertura. Yo quisiera que ustedes hubiesen visto la cara de Fidel

Castro, como yo lo tuve a unos metros de distancia, el domingo 11 de noviembre de

1987, cuando descendió en el aeropuerto «José Martí» después de su viaje a la URRS

de Mijail Gorbachov. No le había gustado nada lo que había visto. Fue la primera vez,

hasta donde tengo conocimiento, que entre un grupo de íntimos avizoró el

«desmerengamiento» de la Unión Soviética, o por lo menos que una apertura sin control

desembocaría allí en una contrarrevolución.

Page 176: El último Disidente

176

FRÍO Y CALCULADO CONTROL

Mi información actual es que, lejos de estar produciéndose una apertura democrática en

Cuba, lo que está en aumento es la represión. Y, de modo singular, con quien se ha

incrementado la presión del puño de hierro es con los viejos revolucionarios. No escapa

nadie y las advertencias son claras. Y van casa por casa. No van a tolerar ningún desliz.

Difícil fórmula esta de tragarse una apertura sobre la base del más frío y calculado

control de toda la población.

Conozco de muy buenos y viejos amigos, la vieja y noble tropa, cuyos integrantes

han sido visitados y han sido perfectamente advertidos. En consecuencia, ellos mandan

mensajes de que, por lo pronto, hay que enfriar la relación. No más llamadas telefónicas

ni mensajes subliminales por la Internet.

No obstante, acepto que Raúl siempre ha tenido una mala cabeza respecto a estos

debates públicos. Todo el sistema de la Revolución Cubana esta montado sobre una

base rigurosamente ideológica y donde esto se ponga en crisis, el derrumbe será

inevitable. Raúl se pone en ese jueguito con harta frecuencia pero era razonable en una

época en que contaba con un Fidel en pleno uso y disfrute de todas sus facultades. Me

pregunto si ahora no tiene una cierta inconciencia de que está retozando con la pelotita

de nieve. A la que yo le doy muy poco tiempo para que se convierta en un alud

desbastador. Las ansias de apertura democrática que comiencen en una de esas

asambleas terminan muy prontamente en nuestra caída del muro de Berlín. En épocas de

Fidel, claro, había la lógica de que lo hacía también para llevarle la contraria al hermano

y, con la fabricación de pequeñas crisis, ganar por aquí o por allá algunos espacios

políticos para su propio programa de socialismo ortodoxo.

Por eso es lo extraño de estos brotes perestroikianos que él está impulsando. Y lo

que obliga a pensar que están minuciosamente diseñados desde el inicio. Si a alguien no

le gustan las sorpresas, es a Raúl Castro. Ni producirlas y mucho menos recibirlas. Fidel

no. Fidel se salta constantemente las líneas del guión. Véanlo como un problema de

carácter. Cuando Fidel preparaba la sorpresa del asalto al cuartel Moncada, en julio de

1953, Raúl estaba pidiendo su ingreso en el Partido Comunista. Raúl es el hombre de

los pasos precisos, de las planificaciones. El hombre de la sincronización militar.

Pero si nada de esto es nuevo, a qué tanto alboroto. Más bien lo que hay es el

desconocimiento de la mecánica. La opinión de la calle ha sido esencial en la vida

Page 177: El último Disidente

177

cotidiana de la Revolución. Existen organizaciones y miles de personas, tanto

voluntarios como profesionales, que elaboran permanentemente los estados de opinión.

LES ENCANTAN LAS ASAMBLEAS

No creo que exista otro gobierno del continente (incluido por supuesto los Estados

Unidos) tan atento al sentir popular y el que, como decíamos, mida el aceite de la

población con tanta asiduidad. Ese país está celebrando asambleas abiertas, de crítica y

autocrítica, de opinión del pueblo, y váyase a saber cuántos nombres, desde los años 60.

Le encantan las asambleas abiertas. En el Ministerio del Interior, en las universidades,

en los Comités de Defensa de la Revolución (uno en cada cuadra o cuartón de tierra de

todo el país). El asunto es que esto nunca ocurrió en el ejército, del cual Raúl ha sido su

jefe desde el triunfo de la Revolución. El resto de la población cubana se despedaza con

las autocríticas mientras Raúl y sus militares observaban desde los cuarteles. Algo pasa

de todos modos, cada vez que se impele uno de estos procesos masivos de crítica, y es

que los vectores de vapor a presión se disparan y ponen las estructuras del poder en

riesgo. Aunque, al nivel de los infelices ciudadanos, siempre hay quien se lo cree y no

tiene la experiencia de los revolucionarios más avezados ante el designio de Mao de que

crezcan cien flores y cien escuelas se establezcan. Y ya saben. Luego va el líder

supremo, presuroso, hacia el florecido cantero, tijera en mano. No caben dudas de que

semejantes sesiones religiosas de autoflagelación política tienen un efecto inmediato en

la contabilización de la policía.

Mientras, el entretenimiento para el próximo quinquenio parece estar garantizado.

En estos mismos instantes hay un habanero inmolándose en una asamblea de barrio

donde expone que hace seis meses no llegan huevos a su bodega. Si Alarcón está

presente, pueden imaginarse la piedad con que hablará de las gallinas. En fin, que a

todas estas yo no puedo creer que Raúl Castro desconozca que la base de la estabilidad

sólo se encuentra en la economía y no en los pantagruélicas y a la postre inútiles

asambleas. Sus nuevos socios comunistas, los chinos y los vietnamitas, le habrán

explicado los beneficios de una economía próspera y en desarrollo para el

mantenimiento incólume del aparato político. Solo por ahí vendrán las verdaderas

señales de cambio. Cambios, por cierto, de los que él está mucho más requerido que

cualquiera de nosotros.

Page 178: El último Disidente

178

Los dos subtítulos son un aporte de la redacción. Fue publicado

como "Renace el espejismo de la Perestroika cubana". La

declaración sobre el imposible de que Fidel se saliera del

juego es una responsabilidad compartida. Fidel fusiló al

general Arnaldo Ochoa, entre otros asuntos porque Ochoa quiso

jubilarse. O por lo menos porque se la pasaba anunciando el

proyecto de una merecida jubilación. Se había ilusionado con

una casa sobre pontones y balancearse en una hamaca y pescar y

leer. Los revolucionarios y los escritores nunca se retiran,

nos decía Fidel. Se refería al retiro como una especie de

traición. No conocen el reposo. O no debían conocerlo.

Page 179: El último Disidente

179

Distribución de la tercera planta del Palacio Presidencial antes del 17 de julio de 1959.

Page 180: El último Disidente

180

EL TURNO DE LOS MORTALES

MIÉRCOLES MIÉRCOLES MIÉRCOLES MIÉRCOLES 20202020 DE FEBRERO DE FEBRERO DE FEBRERO DE FEBRERO,,,, 2008200820082008

El primer efecto de la noticia es que va a amortiguar la de su muerte. Ya no va a ser lo

mismo nunca, en ningún sentido. Otro gobierno en otras circunstancias estará actuando

en el país cuando finalmente —cualquiera que sea la fecha en que esto ocurra—, se

informe del fallecimiento de Fidel Castro. Ahora consideremos los hechos inmediatos.

El primero es que, una vez más, enfermo, muy gravemente enfermo, sin su viejo

uniforme de combate, despojado de sus vistosas charreteras de Comandante en Jefe, y

lastimosamente ataviado con un mono deportivo que no pega en su situación de salud,

él está aún en plena capacidad de sorprendernos. Una vez más. Si no revisen las

primeras planas y las pantallas de sus ordenadores. Su renuncia acaba de ponerle los

pelos de punta a todos los servicios de prensa del mundo. Paradójicamente la última vez

que anunció la renuncia a sus cargos fue en la edición del 17 de julio de 1959 del

periódico Revolución. El propio Fidel escogió en los talleres del periódico los tipos más

grandes para anunciar, apenas con seis meses en el poder, que la presidencia de Manuel

Urrutia le hacía imposible su gestión como Primer Ministro del Gobierno

Revolucionario. En realidad, era una estratagema para sacudirse de toda la retranca aún

pálidamente contrarrevolucionaria que minaba su estructura. Es decir, en aquella fecha

renunció pero para dar inicio a una revolución. El anuncio de hoy tristemente tiene

todas las resonancias de que es para terminarla. El presidente ahora es él mismo, y debe

dar paso a un nuevo equipo de gobierno, que de seguro en el área política se dirigirá

hacia aguas de moderación y con los radares en barridos de alerta permanente ante

cualquier amago de galerna. Es como la luz de una lámpara que discreta, furtivamente

debe ser apagada.

La Habana duerme en el momento que esto escribo (5 de la mañana en la zona

horaria; 11 en Madrid). Se despertarán con la noticia. También duerme Miami, donde

me encuentro. Me imagino que dentro de poco comenzará la charanga frente al

Page 181: El último Disidente

181

restaurante Versailles de la famosa calle 8 de esta ciudad, a la vista, a tres cuadras,

desde mi apartamento en un piso 15. Los caníbales con su baile. Aunque uno nunca

sepa bien qué diablos celebran. Al menos habrá que ver lo que van a hacer con las

maletas. Porque ese vuelo todavía no existe.

Esto quiere decir que no va a producirse una crisis de poder en el futuro inmediato,

nada de sublevaciones callejeras ni de cadáveres de comunistas colgados de las farolas,

y es el segundo y más relevante de los asuntos inmediatos. El país, entero, completo, sin

fisuras, está bajo control. Llevan más de un año trabajando el terreno, y las noticias que

se han filtrado recientemente sobre el recrudecimiento de la represión indican que el

Gobierno y su policía política se preparaban desde hace semanas para la noticia de esta

madrugada. El puño de hierro suele tomarse la delantera en Cuba. Aparte de que, como

sabemos, Fidel se alejó del poder desde que se creyó en brazos de la muerte a fines de

julio del 2006 y cedió sus cargos a Raúl y otros de sus compañeros. Así que estamos

ante una formalidad. La sustancia en realidad ocurrió antes. Por lo menos en su forma

inicial. Y yo creo que Raúl, hasta ahora, la ha estado aprovechando. Y quizá sea

pertinente explicarles cómo es que esa represión se produce. Es casuística,

minuciosamente casuística. Van casa por casa y tocan justamente en las puertas

designadas y hablan con toda claridad con el ciudadano que debe ser advertido. El

mensaje es rústico, elemental si se quiere, pero de una enorme efectividad. No se te

ocurra un invento, porque te la cortamos. Mira el hacha.

Sabiendo como él sabe que toda la poderosa mística de la Revolución Cubana

acaba de extinguirse esta misma mañana, Raúl Castro se enfrenta ahora no solo a su

prueba de fuego personal sino a la posibilidad cierta de que todo se le vaya de las manos

en un santiamén. Cabalga en el lomo del tigre y es de desear que tenga las cuatro patas

bien amarradas. Y ustedes, por favor, déjense de tonterías y de retórica, que tal es el

requerimiento de Cuba hoy por la mañana. Tranquilos. Miren el hacha.

La pregunta inevitable es si la Revolución desaparecerá bajo las reformas de Raúl

Castro y su grupo. Acaso la biología impostergable, la muerte del principal combatiente

cubano, será el episodio final de aquella historia que llenó la imaginación (y no pocas

veces también atizó el encono) de millones de personas en todos los rincones del

planeta. La única señal actual desde Cuba de que Raúl Castro y sus allegados quieren

conservar la Revolución (que puede ser una forma de describir el poder que Fidel les

lega) es ese aumento de la represión. Al menos que tengan miedo por sus propias vidas,

puede resultar una fórmula políticamente correcta en las actuales circunstancias. Los

Page 182: El último Disidente

182

obliga a ser cautelosos, a la vez que magnánimos, y los veremos calibrar todas sus

acciones. Dentro de la isla hacen llamados a la cordura a cualquier que se quiera pasar

de rosca o los agitadores en potencia, pero el sábado soltaron a siete disidentes presos y

por primera vez en la historia dejaron que un avión militar español recogiera a cuatro de

ellos en La Habana, todo para beneplácito de España y de la Unión Europea. Y pueden

estar seguros que la libertad de los restantes no es muy lejana.

Entonces, pues, tienen que meterle mano a la economía. Ese es el más peligroso —

y el único fortificable— de los flancos expuestos al enemigo. Todo lo que hay en este

momento de debilidad en el régimen se llama precariedad económica. Desde luego que

esa era la Revolución de Fidel Castro, una en la que se desayunaba, almorzaba y cenaba

ideología. Y desde luego que en ese sentido nunca más la Revolución será igual, no solo

porque Fidel era el único que podía hacerlo de ese modo, sino porque de seguirlos estos,

en su reemplazo, tienen la insurrección garantizada. Tal el otro flanco, el que ya está

perdido irremediablemente, el de Fidel y su mística, Fidel y su afán de gloria (del que

sabía contagiarnos tan bien), y sus ejércitos y sus equipos de pelota y sus paseos

triunfales por el universo y el humo de sus grandes habanos expelidos como cachetadas

en las narices de 10 presidentes norteamericanos. Estará en su cama de caudillo

consejero, prudente y sabio —como él mismo se anuncia (“Tal vez mi voz se escuche.

Seré cuidadoso”), pero ¿de qué leño se afincará el fuego?

Fidel tiene que sentirse muy mal. Esas tripas de cristal lo han traicionado y de paso

le han hecho una pesada jugarreta a sabe Dios cuántos miles o millones de cubanos que

aún querían que aguantara. En todas las llamadas que recibo se reitera una declaración:

la impresión que les causa saber que Fidel Castro ya no es el Comandante en Jefe. Creo

entenderlo. Es el cambio de intensidad de radiación que demarca la diferencia entre la

épica y la vida cotidiana. Fidel Castro sucumbe ante su última tentación. No morirá con

las botas puestas. Va a hacerlo con unas zapatillas deportivas Adidas.

Por último, en su beneficio, aceptemos que solo su grave estado de salud explica la

decisión. No nos precipitemos en la despedida, no obstante. La quedaría una última

batalla, la posibilidad cierta de una última victoria. Que consiga —aún en su lecho de

enfermo— estabilizar un proceso de transición y que las cosas sean ordenadas y fluidas.

Muy extraño lo que está en juego: no son precisamente sus ideas desbordadas y la

pasión sin límites que las impulsaba, si no las estructuras de Gobierno, ese andamiaje

frío y finalmente burocrático contra el cual se rebeló tantas veces en estos años y al que

Page 183: El último Disidente

183

veía con desconfianza y tan asfixiante como una camisa de fuerza, pese a pertenecerle,

pese a ser su hechura.

¿Qué tiempo de vida le queda? ¿Tendrá tiempo para otra sorpresa? Cualquiera que

sea le lectura que nos depare el futuro, más allá o más acá, la responsabilidad de Raúl

Castro y los otros substitutos es protegerlo de la visión apocalíptica del desastre.

Publicado en ABC como “Fidel: El turno de los mortales”

Page 184: El último Disidente

184

¿QUÉ SE PUEDE ESPERAR DE FIDEL ?

DOMINGO DOMINGO DOMINGO DOMINGO 24242424 DE FEBRERO DE FEBRERO DE FEBRERO DE FEBRERO,,,, 2008200820082008

La búsqueda de los modelos posibles para encasillar a Fidel Castro y su movimiento

desde la época más temprana de su presencia en la media occidental es una constante de

la larga marcha del cubano. Desde el Robin Hood de la Sierra Maestra concebido a la

perfección para las matinés de la televisión americana de fines de los 50, hasta la

marioneta de los designios soviéticos de una buena parte de la existencia de la Cuba

socialista, y el reciente invento de ajustarlo al molde de yeso de Deng Xiaoping como

paradigma del todopoderoso jerarca comunista que pasa a retiro por propia voluntad, no

le han dado respiro. Se trata sin duda de una reacción intuitiva, visceral de sus enemigos

para disminuir su carisma y la fascinación que ha ejercido sobre millones de personas.

Y está claro que mucho del material vino de los laboratorios de propaganda negra de la

CIA. Era imprescindible conectarlo a los diabólicos planes de dominación mundial de la

URSS. Además del argumento para destruirlo militarmente, eliminaba el peligro

principal que surgía del establecimiento revolucionario, que era la osadía de su proyecto

de reivindicación nacional. La marioneta soviética y el modelo soviético de desarrollo

fueron así las imágenes que prevalecieron durante tres décadas. Son cómodas y tan

simples de asimilar como las tiras cómicas. Cuba de pronto era una provincia búlgara,

sin nieve ni manzanos, pero con el necesario rigor de sus comisarios, y, desde luego,

nada de embullarse con una guarachita. En cuanto a Deng Xiaoping como paradigma

del destino fidelista, la relación es un desprendimiento de una creencia: si Cuba va a

adoptar el modelo chino para su inmediato salto económico, lo lógico es que Fidel se

acoja a una jubilación como la de Deng. En lo que probablemente se cuente como los

días finales de su existencia, la comparación recurrente es pues la del más habilidoso de

los herederos de Mao. El camarada Deng, que por propia voluntad abandona su posición

de máximo jerarca del Partido Comunista Chino para jubilarse como cualquier hijo de

vecino y que a partir de entonces acepta como única responsabilidad la presidencia de

Page 185: El último Disidente

185

una asociación local de jugadores de ping-pong, viene como anillo al dedo para

acomodar a Fidel en su reclusión. Vanas ilusiones. Porque la percepción es equivocada.

Deng era un reformista. Fidel es un revolucionario. El papel de Deng le corresponde

precisamente a Raúl Castro, que es el que ahora debe dar inicio a una consistente

transformación económica. Habrá que esperar entonces —me imagino que dentro de un

lapso de cuatro o cinco años—, a que Raúl tenga su quebranto de salud y exija su propio

distanciamiento del poder, para entonces endilgarle el título del chino. Todo lo contrario

con Fidel. Fidel se hubiese resistido a la implantación de todas las reformas económicas.

No era su juego. No es su visión misionaria de las revoluciones. Y olvídense de los

estados comparativos entre personalidades tan discrepantes. El sistema trae ruido y solo

sirve como vector de fantasías. Lo que se ha querido es ajustarlo a modelos que él

mismo, Fidel, ha dado por descontado que se hallan por debajo de su actuación y

sabiduría. Y no lo digo para que se le admire con mayor o menor intensidad, lo digo

porque estoy tratando de exponer su propia interpretación de hombres que han conocido

su misma (o semejante) ubicación en el olimpo del poder absoluto. Digámoslo del modo

más rudo y claro posible: Fidel Castro más bien los desprecia —a todos. Óiganlo hablar

de Lenin, Martí, Stalin, Brezhnev, Gorbachov, Mao, el Che Guevara, Kim Il Sung, los

papas con los que ha tratado, los presidentes americanos. En cualquier parte de su

discursos sobre cualquiera de esas personalidades van a encontrar que los elogios vienen

de inmediato calzados por el análisis de los errores que cometieron (y que, por supuesto,

él está salvo de ellos). Puede que a algunos los mire con cierta conmiseración (Ho Chi

Minh) o como a un travieso hermano menor (Hugo Chávez). Pero el remoto puesto de

observación desde el que los contempla lo mantiene siempre a salvo. También olvídense

de verlo al frente de un club de ping-pong; ni siquiera del team de la selección nacional

cubana de béisbol. Fidel va a escribir. Es decir, va a continuar en lo que está desde que

se enfermó. Algunas veces lo dijo a algunos de sus íntimos. “Mi sueño es poder

retirarme y ponerme a escribir.” Recuerdo la forma radiante en que García Márquez lo

comentaba cada vez que le devolvía un original suyo o un libro: “Está loco por ser un

escritor.” Lo decía con el convencimiento de que en ese oficio Fidel hallaría la

verdadera redención. A lo mejor Gabo tenía razón.

Page 186: El último Disidente

186

DULCE COMO LA ADVERSIDAD

Page 187: El último Disidente

187

l 28 de julio de 1992, en Láncara, un pueblucho al sudoeste de Lugo, en la

Galicia española, a Fidel Castro le preguntaron por el juicio que le depararía la

historia. Visitaba la casa natal de su padre Don Ángel María Castro Argiz y le

esperaban para una romería campestre con todo el pueblo vestido de gala, cuando le

soltaron aquella bomba de profundidad. Si la visita a la tierra de sus antepasados parecía

propicia para los temas históricos, la situación internacional era la que resultaba muy

difícil para Fidel. La Unión Soviética acababa de «desmerengarse», término del criollo

para calificar la disolución de aquel país, un merengue que se derrite, y todo indicaba

que Cuba había quedado al garete, y sin dudas a merced de la pronta voracidad

americana. Por un extraño conjuro en las asociaciones de ideas de casi todos los

gobernantes del mundo —secundados por la media—, una misma solicitud de que

desistiera en sus empeños como jefe del gobierno de su país llovían sobre el cubano.

Debía ser razonable en esos días que se evidenciaban como los últimos instantes de su

liderazgo, y obtener una especie de bendición histórica, a obtener seguramente si

iniciaba los trámites de entrega de su enclave, lo que entonces se llamaba «el inicio de

una transición». La Historia —en estos casos, supuestamente, con mayúscula— sólo

abriría sus puertas ante una determinada conducta. Nadie, desde luego, mencionaba los

seguros acontecimientos del día después. Sólo Fidel parecía escuchar el clavetear de los

carpinteros que elevaban su patíbulo. Así que le pregunta sobre el juicio histórico estaba

asociada a las evidencias que se creían disponer internacionalmente de su abdicación, o

a la segura necesidad que tendría de tirar los tanques para la calle y montar un

memorable baño de sangre en la isla. Fidel, sin embargo, respondió con la dosis

regulada de histamina de que suele hacer galas en sus momentos de mayor lucidez: ¿En

qué fecha del futuro sería ese juicio del que estaban hablando y al que supuestamente se

le sometería? ¿En 100 años? ¿En 500? ¿En 1 000? Elusivo y astuto como él solo. Bien,

pues, nosotros hemos requerido de mucho menos tiempo, apenas casi 15 años después

E

Page 188: El último Disidente

188

de la romería de Láncara, para saber que, de haberse rendido, Fidel nos hubiese privado

de la mejor parte de su obra: la del período de supervivencia que siguió a continuación

de la desaparición de la URSS, y con ella, del campo socialista, Ahora sabemos que no

hay que ser bondadosos implícitamente, sino más bien lo contrario. Algo que sólo él

comprendió entonces. Y si no lo comprendió como un objeto consciente de su

proyección estratégica, fue a lo único que tuvo posibilidad de aferrarse.

Pensar que las fuerzas de su destrucción eran autóctonas y no que residían fuera de

la isla devino el error principal de la apreciación. Creyeron ver las lavativas del

derrocamiento de Fidel en su propio pueblo. Olvidaron el viejo axioma de que los

líderes revolucionarios que bajan de las montañas (las montañas como metáfora) para

tomar el poder, son invencibles si no los matan en el camino —Lenin (que se apeó de

un tren blindado), Mao Tse Tung, Ho Chi Minh, Fidel. El enemigo habita afuera. Y

Fidel resolvió algo muy temprano. Que si iba a sostener su poder en base a la

confrontación, no podía estar cambiando de enemigo todos los días. Lo más

conveniente, en este orden de cosas, es un enemigo estratégico. Era premonitoria

aquella carta suya (ahora famosa) a Celia Sánchez —su ayudante de campaña en las

guerrillas de la Sierra Maestra—, en medio de la «Ofensiva de Verano» del ejército

batistiano contra sus posiciones en la cordillera. Contenía, en muy breves palabras, su

juramento de iniciar una guerra contra los Estados Unidos después que acabara con

Batista. («Al ver los cohetes que tiraron en casa de Mario, me he jurado que los

americanos van a pagar bien caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra se acabe,

empezará … la guerra que voy a echar contra ellos.») Pero sólo eso. Sería tonto

reivindicar que desde entonces estaba creando las condiciones para disponer de un

enemigo de mayor sustancia que el dictador Fulgencio Batistas. Tonto y un ejercicio

inútil de cinismo. Pero un brote de inteligencia intuitiva ante el espectáculo de una

lastimera vivienda campesina reducida a cenizas por los rockets americanos no tiene por

qué desmerecerse en su capacidad de información que se almacena para un eventual uso

futuro. Lenin había dicho una vez que una Revolución valía lo que supiera defenderse,

que es el concepto ampliado por Fidel —en Cuba (aunque, por razones obvias) nunca

teorizado en letra impresa—, de que una Revolución, al menos una como la Cubana,

vale según su capacidad para crear enemigos de los cuales defenderse.

Lo cierto es que nunca fue más vulnerables que cuando ganó la guerra contra

Batista. La vulnerabilidad —que se le reveló de inmediato— fue la de carecer de un

enemigo. Desbandar el ejército y los grupos guerrilleros paralelos y, acto seguido,

Page 189: El último Disidente

189

proponerse destruir la plutocracia económica del país no era más que la aplicación

consciente de los métodos leninistas. Pero el enemigo, esa criatura para justificar todas

sus ofensivas, ¿dónde estaba esa sanguinaria, cruel y despiadada entidad? Y ya eso no

era leninismo. Ya eso —y perdonen la indulgencia y lo que pueda parecer como un

exceso de vanidad nacional— era puro fidelismo.

Habían tenido la posibilidad. Tenían el poder. El comunismo la sacralizó después.

Cuando se reunieron y comenzaron a hacer la Revolución, Fidel y los suyos se dieron

cuenta del valor del proyecto, porque muy pocas veces un grupo de hombres, además

jóvenes, se organiza y fabrica una aventura de tal naturaleza. Ya esa visión de la

aventura y de la lozanía de aquellos muchachos no llegaba a la asimilación de los

soviéticos; incluso Alexandr Alexeiev, coronel del KGB devenido en el embajador

favorito de los cubanos, «el mejor de ellos», se pasaba la vida tratando de meter a Fidel

en cintura. Después lo intentó Nikita Jruschov (a través de Anastas Mikoyan como

emisario). Después Leonid Brezhnev. Y no pararon hasta Mijail Gorbachov. En la crisis

de octubre todo eso quedó claro para los revolucionarios cubanos. Ellos, los soviéticos,

les necesitaban. Eran viejos y demodé y no motivaban ni a sus propios comités del

Partido. Al final, Fidel Castro era el último héroe soviético. (Ya antes había sido el

Robin Hood de la televisión americana.)

La historia de Fidel Castro quizá algún día se valore por éste, su episodio más

trágico —la desaparición de la URSS—, el del gladiador caído, aunque solo pone una

rodilla en el polvo y aún se sujeta de la empuñadura de la espada, para volver a

levantarse. Pero si se trata de resumir lecciones, reconozcamos que Fidel y la

permanencia de la Revolución Cubana, tal y como él la encausaba, tuvieron como virtud

principal la de liberarnos de la escolástica marxista en su práctica diaria. Fue algo en lo

que nos entrenamos como también de las acciones del contrario y lo que daba sustento

a nuestro ideario y además nos vinculaba a un movimiento internacional de

reivindicaciones que llegó a contrarrestar, incluso, el poderío de las metrópolis

occidentales. Fidel no gobernaba por el libro. Gobernaba de acuerdo a las vicisitudes

cotidianas y casi siempre por choque con las condiciones adversas, por la adversidad.

Gobernaba en relación a la contrariedad.

La historia no es siquiera ganar o perder. Es hacerla. Es lo que Fidel entendió como

nadie. El absoluto componente casuístico de la historia. Una vez le oí decir, de pasada,

como dándome una suerte de explicación: «Yo lo que soy es un guerrero». Me di cuenta

Page 190: El último Disidente

190

entonces que esa libertad renacentista que nos daba el concebirnos a nosotros mismos

como condotieros, estaba más allá de toda ideología o responsabilidad social.

¿Cuándo me va a juzgar la historia? ¿Dentro de 100 años? ¿De 5000? ¿De 1 000?

¿Cuándo la historia te juzga de manera que su veredicto sea definitivo?

Moraleja y conclusión. Algo aprendimos de los afanes de combate y conquista de la

Revolución Cubana, y es que cuando las batallas surgen por necesidades puramente

políticas, debes tener lista la próxima. Nunca debe faltarte una guerra en la reserva. Y

para ese avatar jamás nos falló la imaginación de Fidel Castro. La revolución también es

sueño.

Page 191: El último Disidente

191

APÉNDICE

Sartre sobre ideología y revolución

Lo que sorprende primero en Cuba —sobre todo si se han visitado los países del

Este— es la ausencia aparente de ideología. Sin embargo, no son ideologías lo que

falta en este siglo; aquí mismo tienen representantes que os ofrecen por todos lados

sus servicios. Vuestros dirigentes no las ignoran: simplemente no las emplean: Sus

adversarios les formulan los reproches más contradictorios: para unos, esa ausencia

de ideas no es más que un engaño; esconde un marxismo riguroso que no se atreve

aún a decir su nombre: algún día, los cubanos se quitarán la máscara y el

comunismo se instalará en el Caribe, a pocos kilómetros de Miami. Otros

enemigos —o, a veces, los mismos— los acusan de no pensar nada en absoluto:

"Están improvisando", se me ha dicho, "y luego de haber hecho algo elaboran una

teoría". Alguien agrega cortésmente: "Trate de hablar con los miembros del

gobierno: quizás ellos sepan lo que están haciendo. Porque lo que es nosotros, debo

confesarle que no sabemos absolutamente nada". Y hace unos días, en la

Universidad, un estudiante declaraba: “La Autonomía [Universitaria] nos resulta

tanto más indispensable cuanto que 1a Revoluci6n no ha definido sus objetivos".

A todo esto he oído mil veces responder: “La Revolución es una praxis que forja

sus ideas en la acción.” Esa respuesta resulta lógicamente inatacable, pero hay que

reconocer que resulta un poco abstracta. Hay que comprender, es cierto, las inquietudes

—sinceras o fingidas— de los que dicen ignorado todo o reprochan al movimiento

revolucionario el no haber definido sus fines. En efecto, en París, hace algunos meses,

unos amigos cubanos vinieron a verme. Me hablaron largamente, con fuego, de la

Page 192: El último Disidente

192

Revolución, pero yo traté en vano de que me dijeran si el nuevo régimen sería o no

socialista, Hoy en día tengo que reconocer que hacía mal en plantear el problema en

esos términos. Pero cuando se está lejos se es un poco abstracto y se tiende a caer en

esas grandes palabras que constituyen hoy símbolos más que programas. ¿Socialismo?

¿Economía liberal? Muchas mentes se interrogan: están convencidos de buena fe que

una Revolución debe saber dónde va.

De hecho, se equivocan. Nuestra Revolución, la francesa, la de 1789, fue

totalmente ciega. La burguesía —que la realizó— creía ser la diosa universal,

comprendió demasiado tarde el conflicto que la oponía al pueblo; y los mismos que

votaron por la República, habían sido monárquicos dos años antes. Todo terminó por

una dictadura militar que salvó a los ricos y reemplazó a la monarquía. Y, tras los

espejismos de un rigor inflexible, ¡cuántas vacilaciones, cuántos errores, cuántos

retrocesos se produjeron durante los primeros años de la Revolución Rusa! La Nep fue

impuesta por las circunstancias; la URSS no preveía el fracaso de los movimientos

revolucionarios en Europa ni su aislamiento. Las nuevas ideas se expresaban dentro del

cuadro de una ideología sin flexibilidad, se convertían en hernias: el Socialismo en un

solo país, la Revolución permanente; invenciones que se creía poder justificar mediante

citaciones. Y el pensamiento marxista quedaba desarmado ante la resistencia

campesina: se hacía un viraje hacia la derecha, luego hacia la izquierda, luego

nuevamente hacia la derecha. Sea cual fuere su rigor o la amplitud de sus experimentos,

una ideología sobrepasa por muy breve margen al presente.

Fragmento de “Ideología y Revolución” por Jean Paul Sartre publicado originalmente

en el número 51 (21 de marzo de 1960) de Lunes de Revolución y reproducido en Sartre

visita a Cuba, Ediciones R, La Habana, 1960.

Page 193: El último Disidente

193

FAHRENHEIT 451

ABC, Madrid: La sonrisa de La Gioconda, Los cuarteles de verano, Las buenas y las

malas noticias: ¿Cuál primero?, El surgir de una dinastía, Absorbido por la sombra,

Renace el espejismo de la Perestroika cubana, El turno de los mortales, 4/06-2/08.

EL MUNDO, Madrid: Itaca cerrada por reformas, 8/06.

LA TERCERA, Santiago de Chile: Fidel no cree ni en el dolor, Nuestro cuarto presidente,

El reposo del guerrero, Los próximos 50 años, La Unión de Repúblicas Socialistas,

Estandartes en el polvo, Prohibido improvisar, Los niños del Punto Cero, Un

cumpleaños a la mitad, Grabriel, El embajador de Fidel, Ilusiones de los otros, El turno

de los mortales, ¿Qué se puede esperar de Fidel?, 10/04-2/08.

LA REPUBBLICA, Roma: Los próximos 50 años, 12/06.

NEUE ZURCHER ZEITUNG, Zurich: Dulce como la adversidad, 2/08

QUÉ PASA, Santiago de Chile: El hermano menor, 12/04.