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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN96

A personajes nuestros en la solidaridad humana Juan Roberto [email protected]

RECONOCIMIENTO

Licenciado Alberto Santos de HoyosFundador en 1981 de la “Casa Paterna La Gran Familia, A.C.” y actualmente su vicepresidente, supervisando la trascendencia de la institución para que continúe vigente, buscando siempre el amparo, formación y desarrollo integral de niños que han sido víctimas de violencia familiar o están en situación de riesgo, Alberto Santos de Hoyos ha ocupado importantes puestos de elección popular y tiene una amplia trayectoria empresarial, habiendo dirigido,

entre otras instituciones, la Cámara de la Industria de la Transformación de Nuevo León.Licenciado en Administración de Empresas por el ITESM, ocupó puestos de dirección hasta llegar a la Presidencia del Consejo de GAMESA. Fue también presidente de los consejos de Empresas Santos, Ingenios Santos y Automotriz Santos. Asimismo, fue presidente del Club de Fútbol Monterrey. Actualmente es consejero, entre otras instituciones, del Banco de México, del Grupo CYDSA, de Sigma Alimentos, Grupo Senda, Grupo Madisa e Instituto Nuevo Amanecer.

Alcohólicos AnónimosDedicados a compartir sus experiencias, fortalezas y esperanza para resolver un problema común y ayudar a otros a recuperarse de su enfermedad, Alcohólicos Anónimos es una comunidad de hombres y mujeres que, teniendo el deseo de dejar la bebida, buscan mantenerse sobrios. Para la rehabilitación de sus miembros, AA tiene un

programa llamado de “Doce Pasos”, que son el resumen de su experiencia y una guía hacia la recuperación, que ha dado resultado a más de dos millones de personas.Aunque Alcohólicos Anónimos fue fundado en los E.U.A. en 1935, por William Wilson y el doctor Robert Smith, llegó a Monterrey en 1946, y fue refundado en 1970. AA se encuentra en 187 países, y su comunidad oscila entre 2.5 y 4 millones de personas. En Monterrey tiene entre 3 y 6 mil miembros. Sólo después de la Biblia, el libro Alcohólicos Anónimos es el más publicado y traducido. La organización no está afiliada a religión o partido político alguno, y el único requisito para pertenecer a ella es el deseo de dejar la bebida.

Maestra Consuelo Bañuelos LozanoDedicada desde hace más de diez años a la promoción del desarrollo humano, incluyendo el crecimiento integral de la persona, la promoción de la cultura de la paz, y trabajando en la construcción de la no violencia, a través del programa Escuelas de Perdón y Reconciliación; todo por medio de talleres, conferencias y el establecimiento de Consultorios de Paz, los que son un acompañamiento personal a quienes han sido víctimas de la violencia, Consuelo Bañuelos

Lozano es, actualmente, representante para México de la Fundación para la Reconciliación.Es contadora pública por la Universidad de Monterrey (UDEM), y tiene una maestría en Desarrollo Humano por la Universidad Iberoamericana. Es autora de numerosos artículos en revistas indexadas y de divulgación y responsable de dos columnas en los periódicos El Sol y El Metro, ambos de la ciudad de Monterrey.

Padre Roberto InfanteCon un bien ganado prestigio por su larga labor humanitaria, que inició desde 1961, entendiendo, solidarizándose, orientando y otorgando un plato de comida diario a los desamparados de Monterrey, a través del Comedor de los Pobres, que fundó, el padre Roberto Infante entrega actualmente, a sus 84 años, más de 500 porciones de alimento, dos veces al día, los trescientos sesenta y cinco días del año. Por más de cuarenta años y hasta la fecha, el

Comedor de los Pobres jamás ha cerrado sus puertas, y ha entregado más de quince millones de comidas. A los 12 años de edad inició sus estudios eclesiásticos en el Seminario de Monterrey, y concluyó su formación en Roma, Italia. En 1949, a los 24 años de edad, se ordenó sacerdote. A su regreso a Monterrey, fue director de la Escuela de Música Sacra y se le asignó a distintas parroquias, como Nuestra Señora del Carmen y El Sagrado Corazón. Desde 1957 se le nombró párroco de la Capilla de Santa María Goretti, cargo que desempeñó hasta 2002.

Hermana Anastasia JaramilloDedicada desde hace más de 18 años al servicio de los más necesitados y marginados de nuestra sociedad, sor Anastasia Jaramillo, junto con otras hermanas de la congregación “Siervos del Señor de la Misericordia”, que ella fundó, y en la Casa Simón de Betania, ubicada en los antiguos tiraderos de basura, en la ladera del Cerro del Topo Chico, brinda albergue, ternura, compresión, apoyo y cuidado personal a niños, jóvenes y adultos enfermos, desahuciados de sida,

cáncer y tuberculosis, entre otros males, los que en muchos casos son rechazados por sus familias. La Madre Ana, como todos la llaman por cariño, inició esta actividad en 1987. La Casa Simón de Betania, construcción de color blanco de tres pisos, ubicada en la colonia Gloria Mendiola, cuenta ya con diferentes secciones para la atención de hombres, mujeres y niños, así como para diversos tipos de enfermedades avanzadas y contagiosas.

Doctor Alejandro Morton MartínezEnfocado a la protección de la infancia y la familia desde una perspectiva del ejercicio de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, Alejandro Morton Martínez es director de Protección al Menor y la Familia, y maneja también el Centro Capullos, donde se guarda y cuida a los niños cuando se detecta maltrato infantil y donde se les da atención interdisciplinaria con personal médico, de psicología, psicopedagógico, legal y de trabajo social.

Es médico por la UANL, y tiene la especialidad de Psiquiatría, con subespecialidad en Psicopatología de la Adolescencia, de la Universidad de París. De la misma universidad tiene un diplomado en Alcohología. Es de mencionar que, por parte de la Asociación Médicos del Mundo, fue responsable del Programa de Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia en Sarajevo, en Bosnia-Herzegovina.

Señora Alicia Navarro de MartínezFundadora en 1978, junto con su esposo, Jorge Martínez Fernández, del Instituto Nuevo Amanecer ABP, donde se atiende de manera integral (área médica, educativa y desarrollo emocional) y rehabilita a niños y jóvenes con parálisis cerebral, y se brinda atención terapéutica a sus familias, Alicia Navarro de Martínez y un equipo altamente capacitado, ofrece, a través de un modelo de atención multiplicable, la esperanza y las herramientas para mejorar

su calidad de vida.Actualmente, y con la idea de que alcancen su máximo nivel de independencia e integración familiar, social, educativo y laboral, en las instalaciones del instituto se atiende aproximadamente a quinientos niños y jóvenes cada año y paralelamente se apoya a sus familias. La institución cuenta con un total de 120 empleados, 460 voluntarios y 70 alumnos de servicio social, por semestre.

Maestro Federico Requenes OrdazA cargo en el DIF Nuevo León de los programas preventivos de las problemáticas sociales, como maltrato infantil, adicciones, Redes Preventivas (explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes) y de los Centros Familiares, donde existen actividades formativas y recreativas para niños; de las guarderías infantiles y de los talleres formativos infantiles, donde se atiende regularmente a 30 mil niños en el periodo vacacional, Federico Requenes Ordaz

es actualmente director de Integración Social en esa institución.Es licenciado en Psicología y tiene una Maestría en Psicología, ambos grados académicos de la UANL. Ha tomado diversos diplomados y cursos como el de “Enfoques preventivos frente a la delincuencia juvenil”, en el Centro MASHAV, en Israel.

Para el maestro Rodrigo Soto,

página 4, la compasión se mani-

fiesta en pensamientos pareci-

dos a éste: como comprendo lo

que sientes, entiendo tu pasión

o sufrimiento, y te compadezco,

por lo que pongo mi ayuda a tu

disposición; el doctor José Luis

Díaz clasifica la compasión en-

tre las emociones morales, pá-

gina 9, y la diferencia de las lla-

madas emociones básicas, como

ira, tristeza, sorpresa, alegría,

miedo, etcétera; diferentes áreas

del cerebro están involucradas

en el procesamiento de las emo-

ciones, entre ellas la compasión,

dice la doctora Diana Reséndez

Pérez, página 12

CONTENIDO

Director GeneralDoctor Luis Eugenio ToddSubdirectorLicenciado Juan Roberto ZavalaDirector EditorialFélix Ramos GamiñoEducaciónProfesor Ismael Vidales DelgadoCiencias Básicas y del AmbienteDoctor Juan Lauro AguirreDesarrollo Urbano y SocialIngeniero Gabriel ToddCiencias MédicasDoctor David Gómez AlmaguerCiencias Políticas y / o de Administración PúblicaContador Público José Cárdenas CavazosCiencias de la ComunicaciónDoctora Patricia Liliana Cerda Pérez

Consejo Editorial

Directorio

Presidente del Consejode Ciencia y Tecnología de Nuevo LeónIngeniero Juan Antonio González AréchigaN. L. Gob.Licenciado Omar Cervantes RodríguezDirector del Programa Ciudad Internacional del ConocimientoIngeniero Jaime Parada ÁvilaCAINTRAIngeniero Enrique Espino Barros Lozano ITESMM. C. Silvia Patricia Mora CastroUANLDoctor Mario César Salinas Carmona

Doctora Diana Reséndez PérezDoctor Alan Castillo RodríguezIngeniero Jorge Mercado Salas

Editorial

LA CIENCIA DE LA COMPASIÓN

3

Los humanos, dice el doctor

Ernesto O. López Ramírez,

página 15, somos seres emo-

cionales, y en este campo de

la emoción tiene plena cabida

la compasión; aunque la com-

pasión no es un tema que se

aborde en alguna codificación

legal, sí se aborda en temas de

los derechos humanos, recuerda,

página 19, la licenciada Alicia

Ibarra Tamez; la infertilidad

provoca compasión, y, dicen

la licenciada Corinne Palatchi y

el doctor Francisco Arredondo,

página 24, una de las tenden-

cias de las personas fértiles es

tratar de solucionar la prob-

lemática del infértil, para que

sea feliz.

La C

ienc

ia d

e la

Com

pasió

n La compasión, antídoto de la violencia

12

15

19

24

29

34

37

41

4

9

Porque comprendo lo que sientes, te compadezcoMaestro Rodrigo Soto

Neurobiología de la compasión Doctor José Luis Díaz

Investigación científica de la compasión Doctora Diana Reséndez Pérez

Compasión y perdón humano Doctor Ernesto O. López Ramírez

Compasión y Derecho Licenciada Alicia Ibarra Tamez

Compasión e infertilidad Licenciada Corinne Palatchi Cohen

Doctor Francisco Arredondo

La compasión y la violencia Maestro Roberto Emmanuele Mercadillo

La no violencia y la compasión Doctor Moisés Torres Herrera

Doctora Alma Elena Gutiérrez Leyton

La compasión y el desarrollo del cerebro

Doctora Julieta Ramos Loyo

Teología de la compasión Fray Julián Pablo Fernández

44 El desarrollo de la compasión en el budismotibetano Maestro Marco Antonio Karam

49 La compasión, según el Dalai Lama Ingeniera Claudia Ordaz

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LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 95

Means, esposa de Russell, figura líder en su comunidad, con un punto de vista particular sobre los derechos de las mujeres; Agapi Stassinopulous, escritor y conferencista motivacional; Eduardo Punset, abogado, escritor, divulga-dor científico; Cecilia Occelli, exprimera dama de México, presidenta de la fundación Save the Children, en México.

Participaron asimismo, Allison Mack, actriz; Emiliano Salinas, empresario, líder en México de In la’ Kech Move-ment, organización orientada a desarraigar la violencia del país; Abby Disney, fundadora y presidente de la Fun-dación Daphne; Juan Carlos Lozano, músico mexicano; Jannette Chao, cantante y compositora; Bob Zangrillo, fun-dador, presidente y director ejecutivo de North Star; Phy-llis Young, fundador de Women of All Red Nations; Javier Álvarez, empresario; Armando Laborde, director ejecutivo de Ashoka, y Richard Mays, exintegrante de la Suprema Corte de Justicia de Arkansas.

LOS TEMAS CENTRALES

Los asistentes al encuentro se dividieron en grupos, los cuales abordaron los temas torales para esta ocasión:

Las mujeres y los íconos sociales: los participantes discutieron sobre los papeles de la mujer y sobre cómo estamos modelados por los íconos que observamos. Apor-taron rico y sustancioso material para explorar la percep-ción y creencias de la sociedad en torno a la mujer, y sobre cómo esas creencias afectan a la humanidad.

Honor humano y la ciencia de los medios de comu-

nicación: a lo largo de los últimos diez años, los medios de comunicación se han transformado ante nuestros ojos. A través de la tecnología, como los videos en línea y los blogs, el poder se ha cambiado de los grandes medios de comunicación a los individuos.

Este poder trae aparejada una enorme responsabilidad –tanto para el auditorio como para los participantes- de contribuir en una forma que refleje nuestros estándares éticos.

México: opresión y violencia: Los participantes en este panel señalaron que los miembros de la comunidad en México están determinados a liberar a sus ciudades de la violencia, especialmente en sus modalidades de secues-tros, asesinatos y violaciones.

Los organizadores de este encuentro de WEFC, desta-caron el hecho de que todos los participantes se vieron profundamente afectados por los temas abordados, pues adquirieron una profunda comprensión, desde una pers-pectiva humanística, de la injusticia de nuestro mundo, y con esta comprensión han elaborado, de manera colectiva, planes que tendrán un impacto significativo en la comu-nidad.

El maestro Roberto E. Mercadillo

recuerda la postura del filósofo

alemán Arthur Schopenhauer,

para quien la compasión es el eje

de la moral humana, página 29; la

búsqueda de la no violencia con-

duce a una evolución en que el

predominio corresponde al amor,

la compasión, el entendimiento y

el respeto, sostienen, página 34,

los doctores Moisés Torres He-

rrera y Alma Elena Gutiérrez Ley-

ton; para la doctora Julieta Ramos

Loyo, página 37, la compasión

implica aspectos de aprendizaje

socioemocional y la ampliación de

la perspectiva de la conciencia.

CONTENIDO

La Ciencia es CulturaLicenciado Jorge PedrazaIngeniera Claudia OrdazEducación Física y DeporteDoctor Óscar Salas FraireLas Universidades y la CienciaDoctor Mario César Salinas CarmonaRedacciónLicenciado Carlos JoloyDiseñoLindsay Jiménez EspinosaJavier Estrada CejaArte GráficoArquitecto Rafael Adame DoriaCirculaciónProfesor Oliverio Anaya RodríguezAsistente EditorialLicenciada Edith Flores

“CIENCIA CONOCIMIENTO TECNOLOGIA”, revista quincenal. Editor responsable: Dr. Luis Eugenio Todd Pérez. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2008-052311205700-102. Número de Certificado de Licitud de Título: No. 14158 Número de Certificado de Licitud de Contenido: No. 11731. Domicilio de la Publicación: Andes No. 2722 Col. Jardín Obispado, Monterrey, Nuevo León.Imprenta: Milenio Diario de Monterrey, S.A. de C.V., con domicilio en Ave. Avena No. 17 Col. Granja Sanitaria Ixtapalapa, Estado de México. Distribuidor: Milenio Diario de Monterrey, S.A. de C.V. con domicilio en Ave. Eugenio Garza Sada Sur No. 2245 Monterrey, Nuevo León.”

Teléfonos en la redacción: 8346 7351 y 8346 7499

[email protected]

Directorio

58

62

64

68

72

Compasión y adicciones Doctor Javier Lugoleos Cano

La compasión, el valor que más vidas rescata de las adicciones Ingeniero Saturnino Campoy

La compasión en el desarrollo y crecimiento de los niños Doctora Josephine Ruiz Healy

Una mirada compasiva a la infancia que sufre Licenciada Alma Olga de Lira Ortiz

La compasión y las personas con ca-pacidades diferentes Doctora Teresa de Jesús Aguilaso-

cho Montoya de Guerra

51

55

El altruismo como factor de la evolución Licenciado Geovani López Ortiz

Fatiga por compasión Ph. D. Jorge Valenzuela Rendón

La parábola del hijo pródigo, dice

fray Julián Pablo Fernández, es el

canto más bello a la misericordia

paternal de Dios hacia sus criatu-

ras, quien siempre está dispuesto

a recibirlas con los brazos abier-

tos, después de haber gastado

su libertad como han querido,

página 41; el maestro Marco An-

tonio Karam, página 44, asegura

que la compasión es un método

excepcionalmente eficaz para

entender la interdependencia de

todos los fenómenos de la exis-

tencia; el altruismo es un factor

preponderante en la evolución de

las especies, sostiene el licenciado

Geovani López Ortiz, página 51.

Portada

La C

ienc

ia d

e la

Com

pasió

n

76

77

La compasión en el paciente con cáncer Noelia Márquez

Los padres de familia y la compasión Licenciada Silvia Laura Camarillo Vázquez

Compasión y conductas suicidas Doctor Luis Miguel Sánchez Loyo

78

83

85

Los monos no tienen compasión Profesor Ismael Vidales

¿Virtud, moral de los débiles, egoísmo encubi-erto? ¿Qué es la compasión? Doctora Patricia Liliana Cerda Pérez

¿Por qué vivir? Keith Raniere

Reconocimiento

87

96

Celebra la UANL Simposio sobre investigación científica y tecnológica

92

Verifica WEFC su evento inaugural en Albany, Nueva York

94

Las opiniones expresadas en los artículos son responsabilidad exclusiva de sus autores.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN94 EDITORIAL

La C

ienc

ia d

e la

Co

mpa

sión

La compasión es un sentimiento de conmiseración para quienes sufren penalidades o desgracias; re-presenta una acción del núcleo emocional cerebral

más sensible, y es específico del ser humano. Este acto de preocupación genuina por otra perso-

na ha sido estudiado con profundidad por psicólogos de todas las corrientes de esa bella disciplina, y se ha logrado un acuerdo unificado que señala que la com-pasión es hermana del amor. Su desarrollo está ligado al proceso de crecimiento emocional, que genera una autoestima y una percepción espiritual de nobleza, la cual beneficia a aquél que la siente, más que a aquél que la sufre. Esto se presenta desde el punto de vista del desarrollo psicoevolutivo del fenómeno humano.

Por esta razón, existe un movimiento mundial, en-cabezado por filosofías místicas, y ejemplificado con el caso muy particular del Dalai Lama o de órdenes religiosas o civiles, que buscan en el altruismo, derra-mar su espíritu inherente de compasión, propiciando un modelo ejemplar que podría ser el antídoto contra la guerra, la violencia criminal, organizada o cotidiana; la violencia intrafamiliar y el crimen. Es, además, un anticuerpo contra las dependencias, que son las enfer-medades más comunes del siglo XXI. Con estas ideas en mente, y aprovechando una reunión internacional en Albany, Nueva York, quisimos incor-porarnos a esta nueva corriente sociológica y política, describiendo en esta edición algunos ejemplos de compasión activa y participativa que existen en nues-tro estado y en nuestro país; incluimos aspectos rela-cionados con el servicio social común, pero también estudios fisiológicos que explican la generación de este sentimiento, y ejemplos vivos de cómo éste puede ejer-

La compasión, antídoto de la violencia

cerse en diferentes fórmulas de la convivencia humana, incluyendo en ello la relación familiar y comunitaria, para evitar la violencia, así como la utilización de esta emoción amorosa para terminar con la crueldad de los secuestros o de la muerte de seres inocentes, genera-dos por las enfermedades sociales y por las guerras.

Aunque podría parecer que este tema no es cientí-fico, es un hecho que la practica de la compasión puede ser evaluada, y los resultados pueden ser reproducidos, así como que el método lógico y el pensamiento cientí-fico humanista han sido empleados para demostrar re-sultados, justificando el título de este volumen, que es el de la ciencia de la compasión, expresión del amor, que es la fuerza vital que puede mover montañas y cambiar al mundo.

Pienso, luego existo

DESCARTES1596 a 1650

Cuando siento compasión por alguien, existo, y mi capacidad de pensar y amar aumenta. C

on la presencia de más de cien delegados, represen-tantes de fundaciones éticas de 13 países, se celebró en la ciudad de Albany, Nueva York, el evento inau-

gural de World Ethical Foundations Consortium, con la

misión primaria de analizar tres injusticias que afectan

a nuestro mundo, y utilizar este conocimiento para la

instrumentación de soluciones funcionales.

Con la participación de más de cien delegados

Celebra WEFC su evento inaugural en Albany, Nueva YorkFigura entre los invitados especiales el doctor Todd, director de la Coordinación de Ciencia y Tecnología de Nuevo León

Los tres puntos en que se concentraron de manera es-pecial los grupos participantes en el evento, celebrado del 18 al 23 de abril, fueron los siguientes: Las mujeres y los íconos sociales, Honor humano y la ciencia de los medios de comunicación, México: opresión y violencia.

INVITADOS DISTINGUIDOS

Invitado especial para este encuentro fue el doctor Luis Eugenio Todd, director de la Coordinación de Ciencia y Tecnología de Nuevo León, y quien, según se destacó en el evento, es miembro de la Academia de Ciencia de Nueva York, y Fellow del Colegio Americano de Médicos.

Otros asistentes de diferentes países fueron: Kristin Kreuk, actriz, activista por los derechos de las mujeres; Russell Means, activista de los derechos humanos; Pearl

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Means, esposa de Russell, figura líder en su comunidad, con un punto de vista particular sobre los derechos de las mujeres; Agapi Stassinopulous, escritor y conferencista motivacional; Eduardo Punset, abogado, escritor, divulga-dor científico; Cecilia Occelli, exprimera dama de México, presidenta de la fundación Save the Children, en México.

Participaron asimismo, Allison Mack, actriz; Emiliano Salinas, empresario, líder en México de In la’ Kech Move-ment, organización orientada a desarraigar la violencia del país; Abby Disney, fundadora y presidente de la Fun-dación Daphne; Juan Carlos Lozano, músico mexicano; Jannette Chao, cantante y compositora; Bob Zangrillo, fun-dador, presidente y director ejecutivo de North Star; Phy-llis Young, fundador de Women of All Red Nations; Javier Álvarez, empresario; Armando Laborde, director ejecutivo de Ashoka, y Richard Mays, exintegrante de la Suprema Corte de Justicia de Arkansas.

LOS TEMAS CENTRALES

Los asistentes al encuentro se dividieron en grupos, los cuales abordaron los temas torales para esta ocasión:

Las mujeres y los íconos sociales: los participantes discutieron sobre los papeles de la mujer y sobre cómo estamos modelados por los íconos que observamos. Apor-taron rico y sustancioso material para explorar la percep-ción y creencias de la sociedad en torno a la mujer, y sobre cómo esas creencias afectan a la humanidad.

Honor humano y la ciencia de los medios de comu-

nicación: a lo largo de los últimos diez años, los medios de comunicación se han transformado ante nuestros ojos. A través de la tecnología, como los videos en línea y los blogs, el poder se ha cambiado de los grandes medios de comunicación a los individuos.

Este poder trae aparejada una enorme responsabilidad –tanto para el auditorio como para los participantes- de contribuir en una forma que refleje nuestros estándares éticos.

México: opresión y violencia: Los participantes en este panel señalaron que los miembros de la comunidad en México están determinados a liberar a sus ciudades de la violencia, especialmente en sus modalidades de secues-tros, asesinatos y violaciones.

Los organizadores de este encuentro de WEFC, desta-caron el hecho de que todos los participantes se vieron profundamente afectados por los temas abordados, pues adquirieron una profunda comprensión, desde una pers-pectiva humanística, de la injusticia de nuestro mundo, y con esta comprensión han elaborado, de manera colectiva, planes que tendrán un impacto significativo en la comu-nidad.

El maestro Roberto E. Mercadillo

recuerda la postura del filósofo

alemán Arthur Schopenhauer,

para quien la compasión es el eje

de la moral humana, página 29; la

búsqueda de la no violencia con-

duce a una evolución en que el

predominio corresponde al amor,

la compasión, el entendimiento y

el respeto, sostienen, página 34,

los doctores Moisés Torres He-

rrera y Alma Elena Gutiérrez Ley-

ton; para la doctora Julieta Ramos

Loyo, página 37, la compasión

implica aspectos de aprendizaje

socioemocional y la ampliación de

la perspectiva de la conciencia.

CONTENIDO

La Ciencia es CulturaLicenciado Jorge PedrazaIngeniera Claudia OrdazEducación Física y DeporteDoctor Óscar Salas FraireLas Universidades y la CienciaDoctor Mario César Salinas CarmonaRedacciónLicenciado Carlos JoloyDiseñoLindsay Jiménez EspinosaJavier Estrada CejaArte GráficoArquitecto Rafael Adame DoriaCirculaciónProfesor Oliverio Anaya RodríguezAsistente EditorialLicenciada Edith Flores

“CIENCIA CONOCIMIENTO TECNOLOGIA”, revista quincenal. Editor responsable: Dr. Luis Eugenio Todd Pérez. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2008-052311205700-102. Número de Certificado de Licitud de Título: No. 14158 Número de Certificado de Licitud de Contenido: No. 11731. Domicilio de la Publicación: Andes No. 2722 Col. Jardín Obispado, Monterrey, Nuevo León.Imprenta: Milenio Diario de Monterrey, S.A. de C.V., con domicilio en Ave. Avena No. 17 Col. Granja Sanitaria Ixtapalapa, Estado de México. Distribuidor: Milenio Diario de Monterrey, S.A. de C.V. con domicilio en Ave. Eugenio Garza Sada Sur No. 2245 Monterrey, Nuevo León.”

Teléfonos en la redacción: 8346 7351 y 8346 7499

[email protected]

Directorio

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Compasión y adicciones Doctor Javier Lugoleos Cano

La compasión, el valor que más vidas rescata de las adicciones Ingeniero Saturnino Campoy

La compasión en el desarrollo y crecimiento de los niños Doctora Josephine Ruiz Healy

Una mirada compasiva a la infancia que sufre Licenciada Alma Olga de Lira Ortiz

La compasión y las personas con ca-pacidades diferentes Doctora Teresa de Jesús Aguilaso-

cho Montoya de Guerra

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El altruismo como factor de la evolución Licenciado Geovani López Ortiz

Fatiga por compasión Ph. D. Jorge Valenzuela Rendón

La parábola del hijo pródigo, dice

fray Julián Pablo Fernández, es el

canto más bello a la misericordia

paternal de Dios hacia sus criatu-

ras, quien siempre está dispuesto

a recibirlas con los brazos abier-

tos, después de haber gastado

su libertad como han querido,

página 41; el maestro Marco An-

tonio Karam, página 44, asegura

que la compasión es un método

excepcionalmente eficaz para

entender la interdependencia de

todos los fenómenos de la exis-

tencia; el altruismo es un factor

preponderante en la evolución de

las especies, sostiene el licenciado

Geovani López Ortiz, página 51.

Portada

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La compasión en el paciente con cáncer Noelia Márquez

Los padres de familia y la compasión Licenciada Silvia Laura Camarillo Vázquez

Compasión y conductas suicidas Doctor Luis Miguel Sánchez Loyo

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Los monos no tienen compasión Profesor Ismael Vidales

¿Virtud, moral de los débiles, egoísmo encubi-erto? ¿Qué es la compasión? Doctora Patricia Liliana Cerda Pérez

¿Por qué vivir? Keith Raniere

Reconocimiento

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Celebra la UANL Simposio sobre investigación científica y tecnológica

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Verifica WEFC su evento inaugural en Albany, Nueva York

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Las opiniones expresadas en los artículos son responsabilidad exclusiva de sus autores.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN94 EDITORIAL

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La compasión es un sentimiento de conmiseración para quienes sufren penalidades o desgracias; re-presenta una acción del núcleo emocional cerebral

más sensible, y es específico del ser humano. Este acto de preocupación genuina por otra perso-

na ha sido estudiado con profundidad por psicólogos de todas las corrientes de esa bella disciplina, y se ha logrado un acuerdo unificado que señala que la com-pasión es hermana del amor. Su desarrollo está ligado al proceso de crecimiento emocional, que genera una autoestima y una percepción espiritual de nobleza, la cual beneficia a aquél que la siente, más que a aquél que la sufre. Esto se presenta desde el punto de vista del desarrollo psicoevolutivo del fenómeno humano.

Por esta razón, existe un movimiento mundial, en-cabezado por filosofías místicas, y ejemplificado con el caso muy particular del Dalai Lama o de órdenes religiosas o civiles, que buscan en el altruismo, derra-mar su espíritu inherente de compasión, propiciando un modelo ejemplar que podría ser el antídoto contra la guerra, la violencia criminal, organizada o cotidiana; la violencia intrafamiliar y el crimen. Es, además, un anticuerpo contra las dependencias, que son las enfer-medades más comunes del siglo XXI. Con estas ideas en mente, y aprovechando una reunión internacional en Albany, Nueva York, quisimos incor-porarnos a esta nueva corriente sociológica y política, describiendo en esta edición algunos ejemplos de compasión activa y participativa que existen en nues-tro estado y en nuestro país; incluimos aspectos rela-cionados con el servicio social común, pero también estudios fisiológicos que explican la generación de este sentimiento, y ejemplos vivos de cómo éste puede ejer-

La compasión, antídoto de la violencia

cerse en diferentes fórmulas de la convivencia humana, incluyendo en ello la relación familiar y comunitaria, para evitar la violencia, así como la utilización de esta emoción amorosa para terminar con la crueldad de los secuestros o de la muerte de seres inocentes, genera-dos por las enfermedades sociales y por las guerras.

Aunque podría parecer que este tema no es cientí-fico, es un hecho que la practica de la compasión puede ser evaluada, y los resultados pueden ser reproducidos, así como que el método lógico y el pensamiento cientí-fico humanista han sido empleados para demostrar re-sultados, justificando el título de este volumen, que es el de la ciencia de la compasión, expresión del amor, que es la fuerza vital que puede mover montañas y cambiar al mundo.

Pienso, luego existo

DESCARTES1596 a 1650

Cuando siento compasión por alguien, existo, y mi capacidad de pensar y amar aumenta. C

on la presencia de más de cien delegados, represen-tantes de fundaciones éticas de 13 países, se celebró en la ciudad de Albany, Nueva York, el evento inau-

gural de World Ethical Foundations Consortium, con la

misión primaria de analizar tres injusticias que afectan

a nuestro mundo, y utilizar este conocimiento para la

instrumentación de soluciones funcionales.

Con la participación de más de cien delegados

Celebra WEFC su evento inaugural en Albany, Nueva YorkFigura entre los invitados especiales el doctor Todd, director de la Coordinación de Ciencia y Tecnología de Nuevo León

Los tres puntos en que se concentraron de manera es-pecial los grupos participantes en el evento, celebrado del 18 al 23 de abril, fueron los siguientes: Las mujeres y los íconos sociales, Honor humano y la ciencia de los medios de comunicación, México: opresión y violencia.

INVITADOS DISTINGUIDOS

Invitado especial para este encuentro fue el doctor Luis Eugenio Todd, director de la Coordinación de Ciencia y Tecnología de Nuevo León, y quien, según se destacó en el evento, es miembro de la Academia de Ciencia de Nueva York, y Fellow del Colegio Americano de Médicos.

Otros asistentes de diferentes países fueron: Kristin Kreuk, actriz, activista por los derechos de las mujeres; Russell Means, activista de los derechos humanos; Pearl

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN4 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 93

Oskar Schindler disfrutaba de su trago mientras ob-servaba con cuidado a su anfitrión, Amon Goeth. De pronto, un paso en falso de Goeth, aunado a que

había bebido demasiado, lo hizo caer, sin hacerse daño alguno, para erguirse de nuevo, mientras Schindler anali-zaba la forma en que iba a expresar su opinión.

Sabía que Amon era famoso por su forma despiadada de matar a los judíos. Tenía claro que era un individuo impulsivo, que por las mañanas disfrutaba de levantarse, asomarse a la ventana y disparar a matar a cualquiera que, para su juicio, no estaba haciendo las “cosas correctas”.

De pronto, Goeth comentó cómo de cierta manera ad-miraba a Schindler, porque nunca lo había visto ebrio, y que eso era control, y era, al mismo tiempo, sinónimo de poder.

En ese momento, Schindler supo que podía exponer su punto de vista. Su réplica fue en el sentido de que eso

no era poder, sino que el poder lo manifestamos cuando

tenemos toda la justificación para matar a alguien y no

lo hacemos.

Para enfatizar su posición, Oskar trajo a colación el

Porque comprendo lo que sientes, te

compadezco

¿Tendremos la compasión impresa en nosotros?

Maestro Rodrigo Soto

Consultor / Economía de las

Ideas rsotomoreno@

yahoo.com

ejemplo de un emperador ante quien llevaron a un ladrón para que lo castigara con la muerte por sus hechos. El ladrón se tiró al suelo, pidiendo clemencia por su vida. Entonces, el emperador, contra lo que todos pensaban, perdonó y dejó ir a ese hombre insignificante.

Amon sonrió, y le dijo a Schindler que ahora sí creía que estaba ebrio. Sin embargo Oskar continuó: “Eso es poder, Amon. Eso es poder”. El punto de Schindler era más profundo que la simple definición de lo que es o no poder. El objetivo de Oskar Shindler, y por el cual nos identifi-camos con él en la película La Lista de Schindler, era que Amon, al igual que él, sintiera compasión por los judíos.

BUEN SAMARITANO

Schindler no sólo estaba consiguiendo mano de obra bara-ta para sus fábricas. Tampoco quería, simplemente, redi-mirse de las atrocidades nazis, y de cierta forma decirle al mundo que no todos los alemanes pensaban de esa forma. Él sentía lo que esos seres humanos, esos judíos, estaban experimentando, y quería, como buen samaritano, ayu-dar.

Rodrigo Soto

tentes, mientras en tan sólo en 2008 la cifra de solici-tudes de patentes, marcas y derechos de autor fue de 91.

CONFERENCIA DE

LEONARDO RÍOS

La conferencia con que se iniciaron los trabajos del simpo-sio fue: “Innovación e Investigación Tec-nológica en México”, a cargo de Leonardo Ríos Guerrero, di-

rector adjunto de Desarrollo Tecnológico y Negocios de Innovación del CONACYT. En esta intervención se detalló que el principal problema que sufre el país en cuanto a innovación es la desarticulación. Por ello, las recomenda-ciones fueron desarrollar un mayor compromiso por parte de los estados, la federación y las empresas, además de generar alianzas público-privadas, crear nuevas empresas de base tecnológica y realizar reformas a la ley en materia de innovación. Ríos Guerrero reafirmó la cantidad de in-

novación que se realiza en la UANL, ya que de un total

de un mil 294 proyectos vinculados de innovación en

2009, 97 son de esta universidad.

MILAGRO MEXICANO

“La mejor receta para salir de la crisis es la innovación, la vinculación. México tiene 16 mil miembros en el Sistema Nacional de Investigadores, pero por cada miembro en el SNI hay estudiantes de maestría, de doctorado. Tenemos por ahí una masa crítica de 50 mil, 60 mil jóvenes talen-tos; con ellos, más el potencial económico que tenemos, si logramos estas interacciones con algunos resultados par-ciales”, concluyó.

INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR

El segundo evento del día fue el panel denominado: “El rol de las Instituciones de Educación Superior en el De-sarrollo de la Investigación e Innovación Tecnológica en la Sociedad del Conocimiento”, en el que participaron los rectores Mario Alberto Ochoa Rivera y Juan Antonio Gon-zález Treviño de la Universidad Autónoma de Coahuila y la Universidad Autónoma de Nuevo León, respectivamen-te. Ochoa Rivera dedicó su intervención a detallar el papel y el compromiso de la universidad pública en México en el reto de colaborar en la transformación de la sociedad en la búsqueda del bienestar de la misma. “El verdadero reto

de las universidades es colaborar en la transformación

de la sociedad mediante procesos de enseñanza/apren-

dizaje de alto nivel y mediante la investigación, difusión y vinculación del conocimiento”, subrayó.

MAYOR PARTICIPACIÓN DE INVESTIGADORES

Por su parte González Treviño dio a conocer un avance

de lo que la Universidad Autónoma de Nuevo León ha hecho en el proyecto de la Ciudad Internacional del Conocimiento. Destacó que el mencionado proyecto permitió la instalación del CIIDIT y de los 50 investigadores que ahí trabajan. Agregó también que desde que el proyecto inició en 2004, a la fecha se ha lo-grado duplicar el número de investigadores miembros del SNI en los centros de investigación de la universidad.

El segundo día de actividades del simposio arrancó con la conferencia ma-gistral denominada: “Modelo Monterrey Ciudad Internacional del Conocimiento. Retos al 2025”, de Reynold González Lozano, director del Parque de Investiga-ción e Innovación Tecnológica. Luego de citar algunos antecedentes, González Lozano explicó que actualmente el parque se encuentra a punto de terminar su primera fase, de estructuración, que comprende de 2003-2009. En los próximos años se continuará con las fases de consolidación, despegue y aceleración.

Una vez terminado el parque se espera que la inversión total haya sido

de más de 200 mil millones de dólares y se hayan generado más de tres mil

500 empleos. “Como ven, estamos apenas poniendo los cimientos: Lo que viene a futuro es bastante”, concluyó González Lozano.

AVANCES Y TENDENCIAS EN NANOTECNOLOGÍA

Otro de los eventos del simposio fue el foro de discusión: “Avance y Tendencias en Nanotecnología” en el que se brindaron detalles acerca de diferentes temas sobre la materia.

Francisco Espinoza Magaña, investigador del Centro de Investigación en Materiales Avanzados, habló de la necesidad de contar con un registro de las capacidades que existen en todos los centros de investigación en el país y así lograr una mayor movilidad. Oxana Kharissova de la UANL habló acerca de las

diferentes líneas de investigación en nanotecnología que se están tratando en

la Universidad y específicamente en el CIIDIT.

Romeo de Coss del departamento de Física Aplicada del CINVESTAV Mérida tocó el tema de nanotoxicología, mediante la cual se estudian los efectos toxico-lógicos de las nanopartículas en el cuerpo humano, preocupación que dijo, surge a partir del incremento de productos de base en nanotecnología. Por último Ignacio Garzón, presidente de la división de nanociencias y nanotecnología del Instituto de Física de la UNAM habló del eje de investigación para contribuir en redes de información que faciliten la búsqueda de investigadores y centros para el desarrollo de nanotecnología.

El último día de actividades se contó con la conferencia “Sistemas de Inno-vación en México”, se realizaron mesas redondas y se continuaron los talleres especializados que se estuvieron llevando a cabo durante las tardes de los tres días de duración del simposio.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN4 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 93

Oskar Schindler disfrutaba de su trago mientras ob-servaba con cuidado a su anfitrión, Amon Goeth. De pronto, un paso en falso de Goeth, aunado a que

había bebido demasiado, lo hizo caer, sin hacerse daño alguno, para erguirse de nuevo, mientras Schindler anali-zaba la forma en que iba a expresar su opinión.

Sabía que Amon era famoso por su forma despiadada de matar a los judíos. Tenía claro que era un individuo impulsivo, que por las mañanas disfrutaba de levantarse, asomarse a la ventana y disparar a matar a cualquiera que, para su juicio, no estaba haciendo las “cosas correctas”.

De pronto, Goeth comentó cómo de cierta manera ad-miraba a Schindler, porque nunca lo había visto ebrio, y que eso era control, y era, al mismo tiempo, sinónimo de poder.

En ese momento, Schindler supo que podía exponer su punto de vista. Su réplica fue en el sentido de que eso

no era poder, sino que el poder lo manifestamos cuando

tenemos toda la justificación para matar a alguien y no

lo hacemos.

Para enfatizar su posición, Oskar trajo a colación el

Porque comprendo lo que sientes, te

compadezco

¿Tendremos la compasión impresa en nosotros?

Maestro Rodrigo Soto

Consultor / Economía de las

Ideas rsotomoreno@

yahoo.com

ejemplo de un emperador ante quien llevaron a un ladrón para que lo castigara con la muerte por sus hechos. El ladrón se tiró al suelo, pidiendo clemencia por su vida. Entonces, el emperador, contra lo que todos pensaban, perdonó y dejó ir a ese hombre insignificante.

Amon sonrió, y le dijo a Schindler que ahora sí creía que estaba ebrio. Sin embargo Oskar continuó: “Eso es poder, Amon. Eso es poder”. El punto de Schindler era más profundo que la simple definición de lo que es o no poder. El objetivo de Oskar Shindler, y por el cual nos identifi-camos con él en la película La Lista de Schindler, era que Amon, al igual que él, sintiera compasión por los judíos.

BUEN SAMARITANO

Schindler no sólo estaba consiguiendo mano de obra bara-ta para sus fábricas. Tampoco quería, simplemente, redi-mirse de las atrocidades nazis, y de cierta forma decirle al mundo que no todos los alemanes pensaban de esa forma. Él sentía lo que esos seres humanos, esos judíos, estaban experimentando, y quería, como buen samaritano, ayu-dar.

Rodrigo Soto

tentes, mientras en tan sólo en 2008 la cifra de solici-tudes de patentes, marcas y derechos de autor fue de 91.

CONFERENCIA DE

LEONARDO RÍOS

La conferencia con que se iniciaron los trabajos del simpo-sio fue: “Innovación e Investigación Tec-nológica en México”, a cargo de Leonardo Ríos Guerrero, di-

rector adjunto de Desarrollo Tecnológico y Negocios de Innovación del CONACYT. En esta intervención se detalló que el principal problema que sufre el país en cuanto a innovación es la desarticulación. Por ello, las recomenda-ciones fueron desarrollar un mayor compromiso por parte de los estados, la federación y las empresas, además de generar alianzas público-privadas, crear nuevas empresas de base tecnológica y realizar reformas a la ley en materia de innovación. Ríos Guerrero reafirmó la cantidad de in-

novación que se realiza en la UANL, ya que de un total

de un mil 294 proyectos vinculados de innovación en

2009, 97 son de esta universidad.

MILAGRO MEXICANO

“La mejor receta para salir de la crisis es la innovación, la vinculación. México tiene 16 mil miembros en el Sistema Nacional de Investigadores, pero por cada miembro en el SNI hay estudiantes de maestría, de doctorado. Tenemos por ahí una masa crítica de 50 mil, 60 mil jóvenes talen-tos; con ellos, más el potencial económico que tenemos, si logramos estas interacciones con algunos resultados par-ciales”, concluyó.

INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR

El segundo evento del día fue el panel denominado: “El rol de las Instituciones de Educación Superior en el De-sarrollo de la Investigación e Innovación Tecnológica en la Sociedad del Conocimiento”, en el que participaron los rectores Mario Alberto Ochoa Rivera y Juan Antonio Gon-zález Treviño de la Universidad Autónoma de Coahuila y la Universidad Autónoma de Nuevo León, respectivamen-te. Ochoa Rivera dedicó su intervención a detallar el papel y el compromiso de la universidad pública en México en el reto de colaborar en la transformación de la sociedad en la búsqueda del bienestar de la misma. “El verdadero reto

de las universidades es colaborar en la transformación

de la sociedad mediante procesos de enseñanza/apren-

dizaje de alto nivel y mediante la investigación, difusión y vinculación del conocimiento”, subrayó.

MAYOR PARTICIPACIÓN DE INVESTIGADORES

Por su parte González Treviño dio a conocer un avance

de lo que la Universidad Autónoma de Nuevo León ha hecho en el proyecto de la Ciudad Internacional del Conocimiento. Destacó que el mencionado proyecto permitió la instalación del CIIDIT y de los 50 investigadores que ahí trabajan. Agregó también que desde que el proyecto inició en 2004, a la fecha se ha lo-grado duplicar el número de investigadores miembros del SNI en los centros de investigación de la universidad.

El segundo día de actividades del simposio arrancó con la conferencia ma-gistral denominada: “Modelo Monterrey Ciudad Internacional del Conocimiento. Retos al 2025”, de Reynold González Lozano, director del Parque de Investiga-ción e Innovación Tecnológica. Luego de citar algunos antecedentes, González Lozano explicó que actualmente el parque se encuentra a punto de terminar su primera fase, de estructuración, que comprende de 2003-2009. En los próximos años se continuará con las fases de consolidación, despegue y aceleración.

Una vez terminado el parque se espera que la inversión total haya sido

de más de 200 mil millones de dólares y se hayan generado más de tres mil

500 empleos. “Como ven, estamos apenas poniendo los cimientos: Lo que viene a futuro es bastante”, concluyó González Lozano.

AVANCES Y TENDENCIAS EN NANOTECNOLOGÍA

Otro de los eventos del simposio fue el foro de discusión: “Avance y Tendencias en Nanotecnología” en el que se brindaron detalles acerca de diferentes temas sobre la materia.

Francisco Espinoza Magaña, investigador del Centro de Investigación en Materiales Avanzados, habló de la necesidad de contar con un registro de las capacidades que existen en todos los centros de investigación en el país y así lograr una mayor movilidad. Oxana Kharissova de la UANL habló acerca de las

diferentes líneas de investigación en nanotecnología que se están tratando en

la Universidad y específicamente en el CIIDIT.

Romeo de Coss del departamento de Física Aplicada del CINVESTAV Mérida tocó el tema de nanotoxicología, mediante la cual se estudian los efectos toxico-lógicos de las nanopartículas en el cuerpo humano, preocupación que dijo, surge a partir del incremento de productos de base en nanotecnología. Por último Ignacio Garzón, presidente de la división de nanociencias y nanotecnología del Instituto de Física de la UNAM habló del eje de investigación para contribuir en redes de información que faciliten la búsqueda de investigadores y centros para el desarrollo de nanotecnología.

El último día de actividades se contó con la conferencia “Sistemas de Inno-vación en México”, se realizaron mesas redondas y se continuaron los talleres especializados que se estuvieron llevando a cabo durante las tardes de los tres días de duración del simposio.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN92 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 5

Aunque no podía cambiar el curso de toda una guerra, con el simple hecho de salvar a unos cuantos habría

logrado la satisfacción de ser útil a otro ser humano. Como se lo dijo Stern, refiriéndose a la lista de Schindler, y catalogándola como el bien absoluto: esa lista era vida. ¿Qué mejor regalo para Schindler que lo que dice Stern, cuando le traduce lo escrito en el anillo que le regalaron?: “Aquél que salva una vida, salva al mundo entero”.

La psicología y el comportamiento social humano aún no están completamente descifrados. El punto de Schindler era que él se sentía identificado con los judíos, y compartía compasivamente el dolor, la frustración, la melancolía, el miedo, la soledad, la falta de fe, la carencia de autoestima entre otras muchas emociones que tenían, pues a final de cuentas, eran como cualquier otra persona y no una raza inferior.

EL HOMBRE, LOBO DEL HOMBRE

Después de la gran cantidad de atrocidades que el ser hu-mano ha cometido, y si analizamos el costo–beneficio en términos de recursos, salud y dinero de cada uno de esos actos, podríamos ver que el “Homo homini lupus” (el hom-bre, lobo del hombre) parece ser la constante en la que nos movemos los seres humanos, y el sacar ventaja de otro de nuestra especie resulta ser la norma para el progreso, sobre todo en el mundo de los negocios.

En una economía como la nuestra, según lo leemos diariamente en los periódicos, con noticias dominadas por mentes maquiavélicas, donde la avaricia nos permite,

aunque por breve tiempo, incrementar nuestros recursos monetarios y patrimoniales, la compasión resulta casi

ilógica, y una persona como Schindler resulta irrisoria.

Incluso, como lo dice la revista Scientific American Mind, de 2004, en su artículo “The Samaritan Paradox”, en el siglo 18, el filósofo Bernard Mandeville mantenía que los “vicios privados” (definidos por él como acciones egoís-tas de los hombres) más que la “virtud” (definida como las acciones de los hombres, contrarias a su naturaleza, que buscan el beneficio de otros) son la raíz del beneficio público social y económico.

Es decir, para Mandeville, y de acuerdo a Wikipedia, el vicio privado, sumado con el flujo de capitales y el deseo de los individuos por bienes lujosos, así como aspirar a un mejor nivel de vida en términos económicos, estimulan a la sociedad como engranaje al progreso.

EGOÍSMO

Visto fríamente, el razonamiento de Mandeville tiene lógi-ca en el campo de la economía: “¿Por qué he de ayudar a, o sentir compasión por alguien, si el dirigir mi energía en ese sentido merma o limita mi capacidad personal de gen-erar más riqueza o mayor poder para mí y para los míos?

De estas aseveraciones parece surgir lo que conoc-emos como “Homo Economicus”, variante del Homo Sa- piens, que trabaja sola y exclusivamente para su beneficio y para tener su propia ventaja sobre otros.

Como se menciona de nueva cuenta en el artículo “The Samaritan Paradox”, Richard Dawkings, con su propuesta

Para conmemorar el primer año de actividades del Centro de Innovación, Investigación y Desarrollo en Ingeniería (CIIDIT), de la Universidad Autóno-ma de Nuevo León, se llevó a cabo el Primer Simposio sobre Investigación

Científica y Tecnológica, y simultáneamente, en coordinación con la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas, la Reunión Internacional de Nanociencias y Nano-tecnologia Monterrey 2009, del 20 al 22 de mayo.

El CIIDIT fue uno de los primeros centros que inició operaciones en el Parque de Investigación e Innovación Tecnológica y desde el 13 de mayo de 2008, bajo

la dirección del ingeniero Rogelio Garza Rivera, se han alcanzado importantes

avances en la investigación de sus temas centrales, que son: tecnologías de la

información y software, materiales avanzados, mecatrónica y nanotecnología.

Durante el evento de inauguración del simposio que se realizó el pasado 20 de mayo, Garza Rivera destacó cómo se ha logrado incrementar el trabajo pro-ductivo de los investigadores de la universidad, y dijo que el simposio es una importante acción para estrechar lazos al mismo tiempo que dan a conocer sus avances a toda la comunidad.

“Esta es una oportunidad para dar a conocer a la comunidad científica los logros y capacidades de este centro que gracias al esfuerzo de nuestros inves-tigadores se han registrado patentes y se ha fortalecido la vinculación con el sector académico e industrial en los campos de la nanotecnología, materiales avanzados, mecatrónica e ingeniería y software”, expresó Garza Rivera ante los asistentes al evento e importantes autoridades como Natividad González Parás,

En ocasión del primer aniversario del CIIDIT

Celebra la UANL Simposio sobre investigación científica y tecnológicaParalelamente se lleva a cabo la Reunión Internacional de Nanociencias y Nanotecnología Monterrey 2009

gobernador de Nuevo León y José Antonio González Trevi-ño, rector de la Máxima Casa de Estudios en el Estado.

MENSAJE DEL GOBERNADOR

González Parás coincidió con el mensaje de Garza Rivera en el sentido del gran apoyo que se ha dado en Nuevo León a la ciencia como herramienta para resolver impor-tantes problemas que aquejan a la sociedad como la crisis económica, las afectaciones en la salud, pero sobre todo utilizar la ciencia para consolidar el conocimiento y el de-sarrollo humano.

“Con sustento en estas consideraciones, en Nuevo León, sociedad y gobierno -incluyo en forma importante dentro de la sociedad a la académica-, hemos hecho una apuesta fuerte para impulsar el avance y la consolidación de las ciencias y nos hemos propuesto en forma concer-tada, sumándonos en este propósito en forma armónica, concretar en los escenarios del mediano y largo plazo una ciudad Internacional del Conocimiento, del conocimiento como palanca esencial del desarrollo de la ciencia y la tec-nología.”, expresó el mandatario estatal.

Por su parte el rector José Antonio González Treviño,

se refirió a un aspecto que fue tema de gran mención a

lo largo de todo el simposio, el incremento que la inves-

tigación científica que la Universidad registró durante el

año pasado. Destacó que actualmente se tienen operando al menos cincuenta proyectos de investigación y con cifras demostró el aumento en el registro de patentes y marcas, ya que en el periodo de 2004 a 2008 se registraron 21 pa-

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN6 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 91

del “Gen egoísta”, nos describe como máquinas de super-

vivencia, con genes egoístas, que buscan preservarse en

nuevas generaciones, y que cada esfuerzo compasivo de ayuda a otros resulta una pérdida de tiempo, al igual que desgaste no premiado.

Para Ernst Fehr y Suzann-Viola Renninger, autores del artículo arriba mencionado, la sociobiología habla del altruismo entre seres humanos, cuando se trate de una situación en donde se aplique el dicho: “yo te rasco la es-palda, solamente si tú rascas la mía”. Estamos diciendo que, en condiciones normales, ayudaríamos a alguien sola-mente si esperamos encontrar a esa persona en el futuro.

MUNDO ECONÓMICO

El ayudar a un perfecto extraño se torna ilógico en un mundo económico en el que peleamos por recursos es-casos, al igual que buscamos amasar riquezas, a veces en forma desenfrenada y avara, para sobrevivir a épocas de escasez, o simplemente por querer subir en el escalafón social y posicionarnos en un peldaño más elevado.

Comento todo esto porque el altruismo, comprendido como ayudar a alguien como buen samaritano, es la com-pasión expresada en su punto más álgido. Es decir, como

comprendo lo que sientes, entiendo tu pasión o sufri-

miento y te compadezco, por lo que pongo mi ayuda

a tu disposición, para sacarte de ese estado mental o

eliminar ese dolor físico.

Por otro lado, recientemente han surgido nuevas teorías, que se materializan como una afrenta pública al

egoísmo individualista del ser humano. Hablamos primero de un caso publicado en la revista Wired, en su sección de ciencia, donde se relata que, al reconstruir un cráneo de un niño que vivió aproximadamente hace 530,000 años, y que estaba deforme por nacimiento, los científicos comproba-ron que vivió unos cinco años o tal vez un poco más.

A los científicos, aunque no les resulta desconocido este comportamiento, sí les sorprendió y les parecía in-creíble que los humanos de ese entonces se hayan hecho cargo de ese niño, o de otros enfermos, así como de per-sonas con capacidades diferentes. Parece que ese tipo de conducta es única de los seres humanos, y base de esto es la compasión.

Pero el caso más extraordinario es el que han descu-bierto los doctores McColl, Damasio e Immordino-Yang. En su artículo “Neural correlates of admiration and com-passion”, señalan que la compasión, al parecer, se en-

cuentra impresa en el cerebro, de la misma manera que

el miedo o el enojo.

Si esto es cierto, estamos hablando de que la biología evolutiva humana mantuvo a la compasión como una va-riable clave para la supervivencia de nuestra especie.

EXPERIMENTO

El estudio consistió en un experimento con 13 sujetos. Por medio de información recibida de 50 fuentes de narrativa multimedia, apoyada por audio, video e imágenes en una computadora, se les pedía que describieran la situación presentada dentro de cuatro categorías, que eran:

Acerca de Executive Success Programs, Inc.

Executive Success Programs, Inc.MR (ESP) ofrece programas

de entrenamiento enfocados en crear consistencia en todas

las áreas y ayudar a desarrollar las habilidades prácticas,

emocionales e intelectuales que la gente necesita para

alcanzar su máximo potencial. Todos los programas de

ESP utilizan una tecnología punta con patente en trámite

llamada Cuestionamiento Racional MR, una ciencia basada en

la creencia que entre más consistentes sean las creencias y

patrones de conducta de un individuo, más exitoso será en

todo lo que haga. El Cuestionamiento RacionalMR permite a

las personas volver a examinar e incorporar percepciones

que pueden ser la base de limitaciones autoimpuestas.

Mayores informes: [email protected]

La más alta representación tecnológica de la operación lógica es la computadora. Aunque la computadora pro-vee funcionalidad de cálculo superior en comparación con la mente humana, sigue siendo opacada por la eficiencia mental humana. En juegos de estrategia como el ajedrez, aunque la computadora puede vencer al humano mediante la fuerza bruta, calculando cientos de millones de movi-mientos por cada uno que calcula el humano, necesita de esta compensación masiva para igual la indefinible efi-ciencia holística que ofrece la experiencia humana; basada en parte en los qualia.

Ética compasiva

¿Así que cómo podemos enriquecer óptimamente a la mente humana con una base emocional? Esto es necesario si hemos de sostener la ética por sobre la fisiología.

Debemos sentir el peso emocional y la gravedad de nuestra existencia. Mientras que el gozo es el estado base natural de los humanos, la lucha por alcanzar este gozo es la condición natural de los humanos. La lucha prác-tica es vivir en un mundo material pero sin confundir este mundo externo con la fuente del gozo. La fuente del gozo que es interna en todos los humanos y es descubierta al divorciarnos de la esclavitud de nuestros cuerpos. Esto se puede hacer mejor a través de la acción basada en princip-ios y motivada por una profundidad de emoción humana; una profundidad que llegue más allá de la intensidad de cualquier seducción corporal posible.

Para lograr esto, debemos continuamente elaborar nuestra experiencia del dolor emocional humano: el con-flicto de nuestro gozo inherente contra la imposición del miedo.

Tenemos la capacidad de actuar, y simultáneamente observar nuestro actuar. Esta capacidad de observación auto-reflectiva, junto con la habilidad de proyectar al pro-pio “ser” en escenarios hipotéticos, es considerada la es-encia de nuestra conciencia.

El enriquecimiento de nuestra vida emocional es deri-vado, al igual que nuestra conciencia, de manera dual: al experimentar dolor y atestiguar la experiencia. No sólo debemos enfrentar la vida con nuestro ser vulnerable y emocional; debemos ser testigos apasionados de esta con-frontación al enfrascarnos en ella: debemos de ser tanto participante como partidario. Usando este método, nos volvemos emocionalmente concientes. Nos volvemos no sólo una persona que ha experimentado muchas emo-ciones, pasando de una emoción a la siguiente sin trans-formación personal; nos volvemos una persona que ha acumulado sabiduría emocional. Es sólo a través de at-estiguar apasionadamente las emociones que tenemos la motivación para crecer, cambiar y acumular esta sabidu-ría.

¿Cómo se refleja este proceso de vivir en nuestro trato a los demás?

Al ser testigos de las vidas emocionales de los demás, podemos ya sea sentir empatía por ellos, ó hacerles obje-tos. Si elegimos lo segundo, nos enseñamos a nosotros mismos a separarnos de nuestras propias emociones al atestiguarlas, restringiendo la acumulación de sabiduría.

Para elegir el camino de la empatía, o la compasión, es necesario construir la fuerza emocional, a través del tiempo, para ver a todas las personas como a uno mismo; que su fortuna es la propia y sus luchas también.

En este camino a la liberación de nuestro gozo hu-mano, de la esclavitud de la indulgencia material y las cadenas corporales, tenemos la providencia milagrosa de necesitarnos mutuamente para ser más nosotros mismos. Esta es la verdadera naturaleza del amor. Esta es la ver-dadera naturaleza de la humanidad. Que sea este un valor humano básico que jamás olvidemos. Es la razón por la que vivimos.

Traducción del inglés por Farouk Rojas

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN90 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 7

Admiración como virtud. Cuando la información pro-veniente de una imagen, video o audio se podía catalogar como un acto virtuoso o moralmente admirable.

Admiración por desempeño. Cuando la información proveniente de una imagen, video o audio se podía cata-logar como un acto de complejo desempeño, como una característica artística o deportiva.

Compasión por dolor social. Cuando la información proveniente de una imagen, video o audio, se podía cata-logar como una persona con sufrimiento social, proble-mas psicológicos o rechazo social.

Compasión por dolor físico. Cuando la información proveniente de una imagen, video o audio se podía cata-logar como una persona con una lesión física, pero esa lesión no tenía implicación moral o social.

Para este experimento, como se describe en el artículo,

se escogieron la admiración y la compasión, por el papel de emociones sociales preponderantes en las relaciones interpersonales y de comportamiento moral. Por un lado, la admiración nos motiva a dar una recompensa, y la com-pasión nos impulsa a remediar cierta situación.

Posteriormente, cada vez que un sujeto catalogaba determinada situación narrativa, se le monitoreaba por medio de una imagen por resonancia magnética funcio-nal, para determinar las áreas que se iluminaban en su cerebro.

RESULTADOS SORPRENDENTES

Para sorpresa de los investigadores, cuando los indivi- duos clasificaban lo que se les presentaba, ya sea como admiración o compasión, se iluminaba la zona del pre-cúneo, que se describe como la superficie del lóbulo pa- rietal superior, ubicada sobre la cara medial del cerebro,

así como la zona de la corteza cingulada, situada en la parte medial de la corteza del cerebro.

Estas zonas, de acuerdo a los autores e investigadores, se encuentran relacionadas con la forma en que opera el cerebro. Esto ha logrado, como dice Damasio, que emo-ciones como la admiración y la compasión tengan su base en estructuras por debajo de la corteza cerebral, como en el hipotálamo y el tronco encefálico, cuya función es la de regular la vida.

De acuerdo a los resultados, lo que pensábamos que

eran simplemente aspectos sociales aprendidos gracias

a las normas sociales de una comunidad, y que debían

aplicarse para no ser expulsados o rechazados de la mis-

ma, parece tener un lugar en los disparos neuronales del

cerebro humano, los cuales dictan la forma en que perc-ibimos a nuestros semejantes en diferentes situaciones.

Como humanos, contamos con la capacidad, impresa en el cerebro, de ponernos, como comúnmente se dice, en los zapatos de alguien más, y aunque no sintamos el do-lor físico o el dolor social, comprendemos exactamente lo que esa persona está pasando, y actuamos remediando la situación, ya sea por sentir compasión por dolor físico, o compasión por dolor social, como se expuso en el experi-mento.

Esto no es extraño para la biología evolutiva, pues, como se comenta en el artículo “The Samaritan Paradox”, Darwin escribió en 1874 que aquellas tribus en las que sus individuos colaboraran resultarían victoriosas sobre otras tribus, y eso sería precisamente parte de la selección natural.

Los antropólogos Robert Boyd y Peter Richerson, am-bos de la Universidad de California, explican en su libro Cultural Evolution of Human Cooperation, cómo la capaci-

Una pregunta más importante puede ser, ¿qué se va a sentir peor? Si caigo de la gracia de la ideología hacia los dulces brazos de la indulgencia descansada, al salir de este estado protegido enfrentaré un fuego mucho mayor: la ira intransigente de las consecuencias (causa y efecto). Saciada y pronto olvidada toda motivación por dormir, desterrado de mi mente el villano de la fatuidad, me en-contraré abandonado y cosechando el fruto de mi negli-gencia. Éste es el más terrible de los destinos.

Cada vez que esto ha sucedido, he jurado con fervor jamás repetir mi aceptación del diálogo seductor. Pero con cada fracaso sucesivo, empecé a comprender el verda-dero problema: yo olvidaría los juramentos de ayer porque en los momentos de intenso y delicioso reposo la noción de los mismos no tenía fuerza alguna en mis sentimientos. Los sentimientos que yo generaba en respuesta a la hipóte-sis de quebrantar mi palabra (aún con una firme visión de las consecuencias resultantes) palidecían en comparación con los sentimientos presentes de placer. Para mantener mi promesa de frente a la adversidad somática, necesitaba crear y abrazar una experiencia emocional más profunda, y de más peso, de mis repercusiones. Hacer esto se opone diametralmente a la conducta humana normal: tendemos a minimizar nuestra experiencia emocional (la parte que no es sufrimiento) de nuestros fracasos para poder distan-ciarnos de vulnerabilidad, en vez de tomarnos nuestros resultados de manera mucho más personal.

La clave para el triunfo del espíritu humano sobre el cuerpo es minimizar el apego a las sensaciones presentes y construir una capacidad prodigiosa de sentir en base a nuestros pensamientos. Una vez logrado esto, cualquier condición corporal presente será de mínima consecuencia en comparación con nuestras emociones inspiradas por pensamientos. En el caso más extremo, aún enfrentando la peor de las torturas físicas, es posible mantener el hon-or de las propias convicciones. Esto se logra a través de fomentar una vida emocional interna de lo más intensa.

Cuerpo, Humano, Mente, Computadora

Nuestros cuerpos son órganos sensoriales y templos de nuestros sentimientos, específicamente de nuestras emociones. Experimentamos nuestras emociones en nue-stros cuerpos como condiciones somáticas que no son tan completamente locales al cuerpo como podríamos sospechar. La gente que está paralizada del cuello para abajo sigue sintiendo las emociones que la mayoría de las personas le atribuyen a áreas del cuerpo que estos indi-viduos ya no pueden “sentir”. Los verdaderos “sentimien-tos” del sentir (los qualia) son generados en el cerebro. Si las señales de dolor del cuerpo ya no pueden llagar al cerebro, no se siente dolor alguno a pesar de que éste sea registrado por el sistema nervioso. De igual forma, los sentimientos asociados con las emociones (los qualia) son experimentados en el cerebro; los cuadraplégicos sienten

respuestas emocionales tan ricas como las de las personas de funcionamiento normal. Un ser humano es un híbrido único de lo que entendemos como el cuerpo, y la vida interior indescriptible e imposible de verificar a la que algunos de nosotros llamamos el alma. Para verdaderamente alcanzar nuestro noble potencial humano, necesitamos tomar nuestras más profundas emociones y usarlas para mantenernos firmes frente a los embates de la vida física; debemos ser más que sólo un cuerpo. Sí hemos de ser más que bestias cuasi-animales y reactivas debemos desarrollar y mantener principios frente a cualquier ataque por parte de enemigos somáticos; aún si experimentamos la fatiga más extrema, en el más cómodo sofá cama. Qué tanto somos más humanos que bestias está en función de qué tanto dominamos el mantener los principios por encima de la condición corporal. Nuestra palabra interior y nuestra consistencia de acción (nuestra ética) son los sellos de la virtud humana. La virtud humana sólo puede ser creada experimentando, examinando e incorporando progresivamente emo-ciones que respalden nuestra visión. Ningún otro proceso nos levantará medi-ante la motivación del diván del confort corporal a la acción vigorizada de la ética con principios.

Pero para aspirar a esta condición éticamente iluminada, debemos primero derivar nuestros principios y, continuamente, reformarlos. Esta es una función de la mente humana.

La mente es una extensión de lo que conocemos como el cerebro; incluye tanto el funcionamiento fisiológico del cerebro y los qualia místicos de la expe-riencia y el pensamiento. La lógica es el destilado más puro del pensamiento, y es una de las más grandes herramientas de la mente. La lógica nos permite construir y calcular, como una computadora, la mejor acción ética. De ninguna forma describe, incorpora ni calibra la acción a los qualia humanos más profun-dos.

Por ejemplo, podríamos ser capaces de calcular las mejores acciones físicas para consolar a una persona que acaba de perder a su compañero(a) de vida. Es dudoso, sin embargo, que la lógica nos brinde la humanidad para saber cuando y cómo ejecutar estas conductas con compasión. La lógica puede predecir re-spuestas físicas, pero no puede encapsular a las emociones, que en parte, están compuestas de qualia.

La lógica no puede adaptarse a lo indefinible.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN6 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 91

del “Gen egoísta”, nos describe como máquinas de super-

vivencia, con genes egoístas, que buscan preservarse en

nuevas generaciones, y que cada esfuerzo compasivo de ayuda a otros resulta una pérdida de tiempo, al igual que desgaste no premiado.

Para Ernst Fehr y Suzann-Viola Renninger, autores del artículo arriba mencionado, la sociobiología habla del altruismo entre seres humanos, cuando se trate de una situación en donde se aplique el dicho: “yo te rasco la es-palda, solamente si tú rascas la mía”. Estamos diciendo que, en condiciones normales, ayudaríamos a alguien sola-mente si esperamos encontrar a esa persona en el futuro.

MUNDO ECONÓMICO

El ayudar a un perfecto extraño se torna ilógico en un mundo económico en el que peleamos por recursos es-casos, al igual que buscamos amasar riquezas, a veces en forma desenfrenada y avara, para sobrevivir a épocas de escasez, o simplemente por querer subir en el escalafón social y posicionarnos en un peldaño más elevado.

Comento todo esto porque el altruismo, comprendido como ayudar a alguien como buen samaritano, es la com-pasión expresada en su punto más álgido. Es decir, como

comprendo lo que sientes, entiendo tu pasión o sufri-

miento y te compadezco, por lo que pongo mi ayuda

a tu disposición, para sacarte de ese estado mental o

eliminar ese dolor físico.

Por otro lado, recientemente han surgido nuevas teorías, que se materializan como una afrenta pública al

egoísmo individualista del ser humano. Hablamos primero de un caso publicado en la revista Wired, en su sección de ciencia, donde se relata que, al reconstruir un cráneo de un niño que vivió aproximadamente hace 530,000 años, y que estaba deforme por nacimiento, los científicos comproba-ron que vivió unos cinco años o tal vez un poco más.

A los científicos, aunque no les resulta desconocido este comportamiento, sí les sorprendió y les parecía in-creíble que los humanos de ese entonces se hayan hecho cargo de ese niño, o de otros enfermos, así como de per-sonas con capacidades diferentes. Parece que ese tipo de conducta es única de los seres humanos, y base de esto es la compasión.

Pero el caso más extraordinario es el que han descu-bierto los doctores McColl, Damasio e Immordino-Yang. En su artículo “Neural correlates of admiration and com-passion”, señalan que la compasión, al parecer, se en-

cuentra impresa en el cerebro, de la misma manera que

el miedo o el enojo.

Si esto es cierto, estamos hablando de que la biología evolutiva humana mantuvo a la compasión como una va-riable clave para la supervivencia de nuestra especie.

EXPERIMENTO

El estudio consistió en un experimento con 13 sujetos. Por medio de información recibida de 50 fuentes de narrativa multimedia, apoyada por audio, video e imágenes en una computadora, se les pedía que describieran la situación presentada dentro de cuatro categorías, que eran:

Acerca de Executive Success Programs, Inc.

Executive Success Programs, Inc.MR (ESP) ofrece programas

de entrenamiento enfocados en crear consistencia en todas

las áreas y ayudar a desarrollar las habilidades prácticas,

emocionales e intelectuales que la gente necesita para

alcanzar su máximo potencial. Todos los programas de

ESP utilizan una tecnología punta con patente en trámite

llamada Cuestionamiento Racional MR, una ciencia basada en

la creencia que entre más consistentes sean las creencias y

patrones de conducta de un individuo, más exitoso será en

todo lo que haga. El Cuestionamiento RacionalMR permite a

las personas volver a examinar e incorporar percepciones

que pueden ser la base de limitaciones autoimpuestas.

Mayores informes: [email protected]

La más alta representación tecnológica de la operación lógica es la computadora. Aunque la computadora pro-vee funcionalidad de cálculo superior en comparación con la mente humana, sigue siendo opacada por la eficiencia mental humana. En juegos de estrategia como el ajedrez, aunque la computadora puede vencer al humano mediante la fuerza bruta, calculando cientos de millones de movi-mientos por cada uno que calcula el humano, necesita de esta compensación masiva para igual la indefinible efi-ciencia holística que ofrece la experiencia humana; basada en parte en los qualia.

Ética compasiva

¿Así que cómo podemos enriquecer óptimamente a la mente humana con una base emocional? Esto es necesario si hemos de sostener la ética por sobre la fisiología.

Debemos sentir el peso emocional y la gravedad de nuestra existencia. Mientras que el gozo es el estado base natural de los humanos, la lucha por alcanzar este gozo es la condición natural de los humanos. La lucha prác-tica es vivir en un mundo material pero sin confundir este mundo externo con la fuente del gozo. La fuente del gozo que es interna en todos los humanos y es descubierta al divorciarnos de la esclavitud de nuestros cuerpos. Esto se puede hacer mejor a través de la acción basada en princip-ios y motivada por una profundidad de emoción humana; una profundidad que llegue más allá de la intensidad de cualquier seducción corporal posible.

Para lograr esto, debemos continuamente elaborar nuestra experiencia del dolor emocional humano: el con-flicto de nuestro gozo inherente contra la imposición del miedo.

Tenemos la capacidad de actuar, y simultáneamente observar nuestro actuar. Esta capacidad de observación auto-reflectiva, junto con la habilidad de proyectar al pro-pio “ser” en escenarios hipotéticos, es considerada la es-encia de nuestra conciencia.

El enriquecimiento de nuestra vida emocional es deri-vado, al igual que nuestra conciencia, de manera dual: al experimentar dolor y atestiguar la experiencia. No sólo debemos enfrentar la vida con nuestro ser vulnerable y emocional; debemos ser testigos apasionados de esta con-frontación al enfrascarnos en ella: debemos de ser tanto participante como partidario. Usando este método, nos volvemos emocionalmente concientes. Nos volvemos no sólo una persona que ha experimentado muchas emo-ciones, pasando de una emoción a la siguiente sin trans-formación personal; nos volvemos una persona que ha acumulado sabiduría emocional. Es sólo a través de at-estiguar apasionadamente las emociones que tenemos la motivación para crecer, cambiar y acumular esta sabidu-ría.

¿Cómo se refleja este proceso de vivir en nuestro trato a los demás?

Al ser testigos de las vidas emocionales de los demás, podemos ya sea sentir empatía por ellos, ó hacerles obje-tos. Si elegimos lo segundo, nos enseñamos a nosotros mismos a separarnos de nuestras propias emociones al atestiguarlas, restringiendo la acumulación de sabiduría.

Para elegir el camino de la empatía, o la compasión, es necesario construir la fuerza emocional, a través del tiempo, para ver a todas las personas como a uno mismo; que su fortuna es la propia y sus luchas también.

En este camino a la liberación de nuestro gozo hu-mano, de la esclavitud de la indulgencia material y las cadenas corporales, tenemos la providencia milagrosa de necesitarnos mutuamente para ser más nosotros mismos. Esta es la verdadera naturaleza del amor. Esta es la ver-dadera naturaleza de la humanidad. Que sea este un valor humano básico que jamás olvidemos. Es la razón por la que vivimos.

Traducción del inglés por Farouk Rojas

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN90 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 7

Admiración como virtud. Cuando la información pro-veniente de una imagen, video o audio se podía catalogar como un acto virtuoso o moralmente admirable.

Admiración por desempeño. Cuando la información proveniente de una imagen, video o audio se podía cata-logar como un acto de complejo desempeño, como una característica artística o deportiva.

Compasión por dolor social. Cuando la información proveniente de una imagen, video o audio, se podía cata-logar como una persona con sufrimiento social, proble-mas psicológicos o rechazo social.

Compasión por dolor físico. Cuando la información proveniente de una imagen, video o audio se podía cata-logar como una persona con una lesión física, pero esa lesión no tenía implicación moral o social.

Para este experimento, como se describe en el artículo,

se escogieron la admiración y la compasión, por el papel de emociones sociales preponderantes en las relaciones interpersonales y de comportamiento moral. Por un lado, la admiración nos motiva a dar una recompensa, y la com-pasión nos impulsa a remediar cierta situación.

Posteriormente, cada vez que un sujeto catalogaba determinada situación narrativa, se le monitoreaba por medio de una imagen por resonancia magnética funcio-nal, para determinar las áreas que se iluminaban en su cerebro.

RESULTADOS SORPRENDENTES

Para sorpresa de los investigadores, cuando los indivi- duos clasificaban lo que se les presentaba, ya sea como admiración o compasión, se iluminaba la zona del pre-cúneo, que se describe como la superficie del lóbulo pa- rietal superior, ubicada sobre la cara medial del cerebro,

así como la zona de la corteza cingulada, situada en la parte medial de la corteza del cerebro.

Estas zonas, de acuerdo a los autores e investigadores, se encuentran relacionadas con la forma en que opera el cerebro. Esto ha logrado, como dice Damasio, que emo-ciones como la admiración y la compasión tengan su base en estructuras por debajo de la corteza cerebral, como en el hipotálamo y el tronco encefálico, cuya función es la de regular la vida.

De acuerdo a los resultados, lo que pensábamos que

eran simplemente aspectos sociales aprendidos gracias

a las normas sociales de una comunidad, y que debían

aplicarse para no ser expulsados o rechazados de la mis-

ma, parece tener un lugar en los disparos neuronales del

cerebro humano, los cuales dictan la forma en que perc-ibimos a nuestros semejantes en diferentes situaciones.

Como humanos, contamos con la capacidad, impresa en el cerebro, de ponernos, como comúnmente se dice, en los zapatos de alguien más, y aunque no sintamos el do-lor físico o el dolor social, comprendemos exactamente lo que esa persona está pasando, y actuamos remediando la situación, ya sea por sentir compasión por dolor físico, o compasión por dolor social, como se expuso en el experi-mento.

Esto no es extraño para la biología evolutiva, pues, como se comenta en el artículo “The Samaritan Paradox”, Darwin escribió en 1874 que aquellas tribus en las que sus individuos colaboraran resultarían victoriosas sobre otras tribus, y eso sería precisamente parte de la selección natural.

Los antropólogos Robert Boyd y Peter Richerson, am-bos de la Universidad de California, explican en su libro Cultural Evolution of Human Cooperation, cómo la capaci-

Una pregunta más importante puede ser, ¿qué se va a sentir peor? Si caigo de la gracia de la ideología hacia los dulces brazos de la indulgencia descansada, al salir de este estado protegido enfrentaré un fuego mucho mayor: la ira intransigente de las consecuencias (causa y efecto). Saciada y pronto olvidada toda motivación por dormir, desterrado de mi mente el villano de la fatuidad, me en-contraré abandonado y cosechando el fruto de mi negli-gencia. Éste es el más terrible de los destinos.

Cada vez que esto ha sucedido, he jurado con fervor jamás repetir mi aceptación del diálogo seductor. Pero con cada fracaso sucesivo, empecé a comprender el verda-dero problema: yo olvidaría los juramentos de ayer porque en los momentos de intenso y delicioso reposo la noción de los mismos no tenía fuerza alguna en mis sentimientos. Los sentimientos que yo generaba en respuesta a la hipóte-sis de quebrantar mi palabra (aún con una firme visión de las consecuencias resultantes) palidecían en comparación con los sentimientos presentes de placer. Para mantener mi promesa de frente a la adversidad somática, necesitaba crear y abrazar una experiencia emocional más profunda, y de más peso, de mis repercusiones. Hacer esto se opone diametralmente a la conducta humana normal: tendemos a minimizar nuestra experiencia emocional (la parte que no es sufrimiento) de nuestros fracasos para poder distan-ciarnos de vulnerabilidad, en vez de tomarnos nuestros resultados de manera mucho más personal.

La clave para el triunfo del espíritu humano sobre el cuerpo es minimizar el apego a las sensaciones presentes y construir una capacidad prodigiosa de sentir en base a nuestros pensamientos. Una vez logrado esto, cualquier condición corporal presente será de mínima consecuencia en comparación con nuestras emociones inspiradas por pensamientos. En el caso más extremo, aún enfrentando la peor de las torturas físicas, es posible mantener el hon-or de las propias convicciones. Esto se logra a través de fomentar una vida emocional interna de lo más intensa.

Cuerpo, Humano, Mente, Computadora

Nuestros cuerpos son órganos sensoriales y templos de nuestros sentimientos, específicamente de nuestras emociones. Experimentamos nuestras emociones en nue-stros cuerpos como condiciones somáticas que no son tan completamente locales al cuerpo como podríamos sospechar. La gente que está paralizada del cuello para abajo sigue sintiendo las emociones que la mayoría de las personas le atribuyen a áreas del cuerpo que estos indi-viduos ya no pueden “sentir”. Los verdaderos “sentimien-tos” del sentir (los qualia) son generados en el cerebro. Si las señales de dolor del cuerpo ya no pueden llagar al cerebro, no se siente dolor alguno a pesar de que éste sea registrado por el sistema nervioso. De igual forma, los sentimientos asociados con las emociones (los qualia) son experimentados en el cerebro; los cuadraplégicos sienten

respuestas emocionales tan ricas como las de las personas de funcionamiento normal. Un ser humano es un híbrido único de lo que entendemos como el cuerpo, y la vida interior indescriptible e imposible de verificar a la que algunos de nosotros llamamos el alma. Para verdaderamente alcanzar nuestro noble potencial humano, necesitamos tomar nuestras más profundas emociones y usarlas para mantenernos firmes frente a los embates de la vida física; debemos ser más que sólo un cuerpo. Sí hemos de ser más que bestias cuasi-animales y reactivas debemos desarrollar y mantener principios frente a cualquier ataque por parte de enemigos somáticos; aún si experimentamos la fatiga más extrema, en el más cómodo sofá cama. Qué tanto somos más humanos que bestias está en función de qué tanto dominamos el mantener los principios por encima de la condición corporal. Nuestra palabra interior y nuestra consistencia de acción (nuestra ética) son los sellos de la virtud humana. La virtud humana sólo puede ser creada experimentando, examinando e incorporando progresivamente emo-ciones que respalden nuestra visión. Ningún otro proceso nos levantará medi-ante la motivación del diván del confort corporal a la acción vigorizada de la ética con principios.

Pero para aspirar a esta condición éticamente iluminada, debemos primero derivar nuestros principios y, continuamente, reformarlos. Esta es una función de la mente humana.

La mente es una extensión de lo que conocemos como el cerebro; incluye tanto el funcionamiento fisiológico del cerebro y los qualia místicos de la expe-riencia y el pensamiento. La lógica es el destilado más puro del pensamiento, y es una de las más grandes herramientas de la mente. La lógica nos permite construir y calcular, como una computadora, la mejor acción ética. De ninguna forma describe, incorpora ni calibra la acción a los qualia humanos más profun-dos.

Por ejemplo, podríamos ser capaces de calcular las mejores acciones físicas para consolar a una persona que acaba de perder a su compañero(a) de vida. Es dudoso, sin embargo, que la lógica nos brinde la humanidad para saber cuando y cómo ejecutar estas conductas con compasión. La lógica puede predecir re-spuestas físicas, pero no puede encapsular a las emociones, que en parte, están compuestas de qualia.

La lógica no puede adaptarse a lo indefinible.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN8 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 89

Helen Immordino – Yan Helen, McColl Andrea, Damasio Hanna, Damasio Antonio, Neural correlates of admiration and compassion, Washington University School of Medicine, St. Louis MO, USA, May 12, 2009.Bernard Mandeville. http://en.wikipedia.org/wiki/Bernard_MandevilleFehr Ernst, Renninger Suzann-Viola, The Samaritan Paradox, Scientific American Mind, Volume 14, Number 5, 2004.Madrigal Alexis, Deformed Skull Suggests Human Ancestors Had Compassion, Wired Science News, March 30 2009.Kein Brandon, Neurological Roots of Compassion Run Deep, Wired Science News, April 13 2009.Kein Brandon, The Early Science of Altruism, Wired Science News, July 12 2007.Kein Brandon, Self Esteem Starts With Self Compassion, Wired Science News, May 17 2007.

dad humana de vivir en larga escala o en grandes canti-dades evolucionó de la armonía tribal, y favoreció a las or-ganizaciones sociales que se centraban en la cooperación de los grupos.

VALOR DE LA COMPASIÓN

Para mí, desde épocas remotas, y gracias a la combinación de la plasticidad cerebral de aprendizaje de nosotros, los factores socio–culturales permitieron a los individuos en-tender el valor de la compasión altruista, de modo que la cooperación y ayuda era la mejor forma de no ser casti-gado y relegado en los grupos sociales, promoviendo así su propia supervivencia dentro de sus tribus.

Siguiendo este camino, la compasión y el ayudar con

acciones altruistas a conocidos o desconocidos, des-

cansa en raíces antigua,s en partes claves del cerebro, y

gracias a la plasticidad del mismo y a nuestra capacidad

de adaptación para sobrevivir, se han expresado en mo-

mentos clave de ayuda a nuestros semejantes.

Simplemente, recordemos las actitudes compasivas y altruistas que recibió México de parte de diferentes países cuando sucedió el temblor de 1985, situación que se sigue repitiendo cuando otro país es afligido por un mal.

Somos una especie que promueve la competencia desleal y egoísta para acrecentar nuestro rol y/o posición socioeconómica, pero en situaciones de prueba y empatía humana, nuestro cerebro se dispara y nos alerta, primero bajo la compasión y después con la acción de ayuda para remediar.

Como seres humanos debemos pensar en apreciar

y valorar la compasión como aquella variable que nos

puede unir más en un beneficio común para la espe-

cie y aprender a relacionarnos simbióticamente entre

nosotros, mediante la ayuda altruista a nuestros se-

mejantes, desconocidos o no. Tal vez por medio de ella logremos fortalecernos como especie para seguir nuestro camino evolutivo.

REFERENCIAS

Mantenerse despierto continuamente por varios días requiere de una cierta comprensión del propio cuerpo. En mi caso, como a las 36 horas de vigilia ininterrumpida, experimento el primer “bache” de energía. Si lo combato, pasa pero se repite periódicamente a intervalos de unas pocas horas hasta llegar al límite de los 2 días seguidos: más allá de éste, las cosas se ponen relativamente más fáciles con pocas bajadas o subidas del “voltaje” me-tabólico. A veces me he tomado un descanso durante este período más difícil, justo antes del límite de los 2 días. Es peligroso, pero ya soy bastante experto y con mucha práctica.

Ahora es uno de esos momentos de tomar una siesta. Sé que sólo podré dormir una hora. Sé que debo levan-tarme para completar mis tareas, pero también sé que en-frentaré un monstruo de inimaginable poder. Permítame explicarme:

Mi productividad ha disminuido y dormir por espacio de una hora refrescará mis habilidades y me permitirá per-sistir otras 24 horas o más. Esta lógica es inescapable excepto por un feroz demonio interpuesto entre mi plan y mis fragilidades humanas. Este demonio es la peor y más mañosa versión de mi alter ego inteligente y deshonesto. La necesidad de mis acciones es clara, mis responsabili-dades son innegables, sin embargo sé que al despertar de las profundidades del confort soporífero todo cambiará. No seré la misma persona. Estaré poseído, y habré perdi-do parte de mi mente y mis valores. Una increíble batalla ocurrirá a continuación: pelearé contra mis recuerdos de tan nebulosas abstracciones como los compromisos y las responsabilidades; tratando de convencerme a mí mismo de elegir un camino de acciones diferentes, mucho más agradables y que se van a sentir mucho mejor: descanso extendido; vivir profunda e irresponsablemente sin preo-cupaciones, protegido por el capullo uterino de mi cama-nido. ¿Qué podría sentirse mejor?

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN88 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 9

LAS EMOCIONES MORALES

Aunque en el ser humano se ha establecido la existen-cia de emociones básicas, como la ira, la tristeza, la sorpresa, la alegría, el miedo o el disgusto que surgen

ante estímulos similares y cursan con expresiones o ges-tos comunes para la especie, también existen otras emo-ciones más complejas, que dependen en mayor medida de la cognición y la cultura.

Éste es el caso de las llamadas emociones morales, cuya experiencia subjetiva y expresión motora se originan en función de los intereses o el bienestar de la sociedad en su conjunto o de personas distintas de quien experimenta la emoción. Estas emociones son complejas, porque sur-

gen por la percepción del quebrantamiento de normas

morales o por un comportamiento moralmente motiva-

do, y por lo tanto ocurren ante factores sociales como la

presencia de un público o la referencia a un valor.

El componente emocional en la moral había sido sugeri-do por dos grandes filósofos: Baruch Spinoza, en 1677, y David Hume, en 1779, quienes plantearon que los valores morales son definidos a partir de su función para otorgar satisfacción y evitar el sufrimiento. Según Adam Smith, el principio de aprobación en la filosofía moral radica en que determinadas características de un acto resulten agra-dables o desagradables y conduzcan a calificar una acción como buena o mala, lleven a aprobarla o a censurarla y a ejercer un comportamiento acorde con tal juicio.

De esta manera, la valoración moral es motivada a par-a valoración moral es motivada a par-tir de un aprendizaje social y de experiencias personales del agente o individuo que la emite. Ahora bien, además de desencadenarse en respuesta a la inferencia del quebran-tamiento de normas sociales implícitas y explícitas, las

emociones morales se caracterizan por una tendencia

al refuerzo social; es decir, a dirigir el comportamien-

to hacia el reestablecimiento de la norma o valor moral

que se percibieron quebrantados, por lo que deben ser entendidas y discutidas en referencia al concepto de mo-ralidad.

LA COMPASIÓN

Por ejemplo, la compasión surge siempre por la inferencia de que otro sufre o padece, e incluye el deseo de aliviar el sufrimiento percibido, lo cual suele condicionar com-portamientos altruistas hacia la víctima. De esta manera, la compasión es una emoción moral típica al estar desen-cadenada por la percepción del sufrimiento en otros, la emoción de empatía con ese sufrimiento y la motivación

Neurobiología de la compasión: diferencias de género

Doctor José Luis DíazDepartamento de Historia y Filosofía de la Medicina Facultad de Medicina / UNAM

Doctor José Luis Díaz

de aliviar ese sufrimiento. Frecuentemente, la emoción de compasión se acompaña de indignación, cuando se infiere que el sufrimiento ha sido causado deliberadamente por otros (Figura 1).

A partir del análisis cognoscitivo de causas y efectos, se han propuesto cuatro familias de emociones morales: De condena (la ira, el disgusto, el desprecio y la indig-

nación).

De autoconciencia (la vergüenza, el pudor y la culpa).

De admiración (la gratitud, la admiración y la devo-

ción).

De compasión.

ENTENDIMIENTO DE LAS EMOCIONES MORALES

Además de las ciencias cognitivas, las cuales ya integran

Figura 1. Pintura costumbrista romántica de José Jiménez Aranda, pintor sevillano del Siglo XIX. El cartel dice: “Rosa de 18 años, en venta por 800 monedas” El contenido del cuadro y su título suelen evocar emociones morales de compasión por la víctima y de indignación por sus victimarios.

externo. El gozo es la experiencia fundamental de la existencia humana: su naturaleza es indescriptible, las cualidades de experimentarlo imposibles de verificar. Es el motivador clave para la perpetuación de la vida humana consciente. Sin gozo, la gente se marchita y muere; sin gozo, o esperanza de gozo, lo único que separa a una persona de la muerte es el miedo.

Los niños son creados con gozo inherente y después aprenden el miedo. El miedo, como se manifiesta en el mecanismo de pelea o fuga, proviene sólo de percepciones y recuerdos de percepciones. No es parte del estado base de las emociones humanas: de hecho, es impuesto por el mundo exterior. El gozo, en su forma más primitiva, es la experiencia de vivir y la vitalidad. Por la naturaleza de la condición, al estar vivos experimentamos alguna variante del gozo. Se podría decir que, en su forma no-cognitiva, es la fuerza motivadora para sobrevivir. Interesantemente, a un nivel básico esto aplicaría a todos los seres vivos. Todos los seres vivos parecen demostrar una motivación para sobrevivir; incluso frente al miedo y la adversidad. Si un ser vivo pierde la “voluntad” de vivir, se permite a sí mismo ser vencido por la adversidad natural del uni-verso físico. Cuando las personas están deprimidas, per-dida toda motivación, también perecen. En el caso más extremo, la pérdida de la motivación incluye la pérdida del miedo: sin gozo y sin miedo la muerte llega pronto.

Si una persona no tiene gozo ni miedo, ¿cuál sería la motivación para hacer algo? ¿Por qué haría algo? En un estado de apatía total no hay motivación para ningún tipo de acción.

En la más estéril de las circunstancias, en la que somos

insensibles a nuestras emociones y nos enfrentamos a una decisión puramente lógica: ¿por qué nos importaría elegir la acción más lógica o incluso actuar? Elegimos el camino más lógico porque sentimos que la lógica es el medio cor-recto para facilitar la acción. Una vez que descubrimos la mejor conducta, estamos motivados a llevarla a cabo porque sentimos que es lo correcto. Nuestra motivación humana base es el sentimiento aún si nuestras elecciones potenciales son elucidadas, y evaluadas, por la lógica. La lógica es meramente la herramienta de la emoción y la emoción fundamental humana es la experiencia de estar vivos, la base del gozo.

¿Me acordaré?

Son las 4 de la mañana. He estado despierto casi 2 días seguidos sin dormir. Este es uno de esos tiempos muy difíciles.

Durante mi vida, he aprendido a mantenerme despi-erto por largos períodos de tiempo sin dormir. Esto fue en parte por necesidad, y en parte debido a una mente hiperactiva y de tipo obsesivo-compulsivo: a veces dormir era de menor prioridad que pensar o inventar.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN8 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 89

Helen Immordino – Yan Helen, McColl Andrea, Damasio Hanna, Damasio Antonio, Neural correlates of admiration and compassion, Washington University School of Medicine, St. Louis MO, USA, May 12, 2009.Bernard Mandeville. http://en.wikipedia.org/wiki/Bernard_MandevilleFehr Ernst, Renninger Suzann-Viola, The Samaritan Paradox, Scientific American Mind, Volume 14, Number 5, 2004.Madrigal Alexis, Deformed Skull Suggests Human Ancestors Had Compassion, Wired Science News, March 30 2009.Kein Brandon, Neurological Roots of Compassion Run Deep, Wired Science News, April 13 2009.Kein Brandon, The Early Science of Altruism, Wired Science News, July 12 2007.Kein Brandon, Self Esteem Starts With Self Compassion, Wired Science News, May 17 2007.

dad humana de vivir en larga escala o en grandes canti-dades evolucionó de la armonía tribal, y favoreció a las or-ganizaciones sociales que se centraban en la cooperación de los grupos.

VALOR DE LA COMPASIÓN

Para mí, desde épocas remotas, y gracias a la combinación de la plasticidad cerebral de aprendizaje de nosotros, los factores socio–culturales permitieron a los individuos en-tender el valor de la compasión altruista, de modo que la cooperación y ayuda era la mejor forma de no ser casti-gado y relegado en los grupos sociales, promoviendo así su propia supervivencia dentro de sus tribus.

Siguiendo este camino, la compasión y el ayudar con

acciones altruistas a conocidos o desconocidos, des-

cansa en raíces antigua,s en partes claves del cerebro, y

gracias a la plasticidad del mismo y a nuestra capacidad

de adaptación para sobrevivir, se han expresado en mo-

mentos clave de ayuda a nuestros semejantes.

Simplemente, recordemos las actitudes compasivas y altruistas que recibió México de parte de diferentes países cuando sucedió el temblor de 1985, situación que se sigue repitiendo cuando otro país es afligido por un mal.

Somos una especie que promueve la competencia desleal y egoísta para acrecentar nuestro rol y/o posición socioeconómica, pero en situaciones de prueba y empatía humana, nuestro cerebro se dispara y nos alerta, primero bajo la compasión y después con la acción de ayuda para remediar.

Como seres humanos debemos pensar en apreciar

y valorar la compasión como aquella variable que nos

puede unir más en un beneficio común para la espe-

cie y aprender a relacionarnos simbióticamente entre

nosotros, mediante la ayuda altruista a nuestros se-

mejantes, desconocidos o no. Tal vez por medio de ella logremos fortalecernos como especie para seguir nuestro camino evolutivo.

REFERENCIAS

Mantenerse despierto continuamente por varios días requiere de una cierta comprensión del propio cuerpo. En mi caso, como a las 36 horas de vigilia ininterrumpida, experimento el primer “bache” de energía. Si lo combato, pasa pero se repite periódicamente a intervalos de unas pocas horas hasta llegar al límite de los 2 días seguidos: más allá de éste, las cosas se ponen relativamente más fáciles con pocas bajadas o subidas del “voltaje” me-tabólico. A veces me he tomado un descanso durante este período más difícil, justo antes del límite de los 2 días. Es peligroso, pero ya soy bastante experto y con mucha práctica.

Ahora es uno de esos momentos de tomar una siesta. Sé que sólo podré dormir una hora. Sé que debo levan-tarme para completar mis tareas, pero también sé que en-frentaré un monstruo de inimaginable poder. Permítame explicarme:

Mi productividad ha disminuido y dormir por espacio de una hora refrescará mis habilidades y me permitirá per-sistir otras 24 horas o más. Esta lógica es inescapable excepto por un feroz demonio interpuesto entre mi plan y mis fragilidades humanas. Este demonio es la peor y más mañosa versión de mi alter ego inteligente y deshonesto. La necesidad de mis acciones es clara, mis responsabili-dades son innegables, sin embargo sé que al despertar de las profundidades del confort soporífero todo cambiará. No seré la misma persona. Estaré poseído, y habré perdi-do parte de mi mente y mis valores. Una increíble batalla ocurrirá a continuación: pelearé contra mis recuerdos de tan nebulosas abstracciones como los compromisos y las responsabilidades; tratando de convencerme a mí mismo de elegir un camino de acciones diferentes, mucho más agradables y que se van a sentir mucho mejor: descanso extendido; vivir profunda e irresponsablemente sin preo-cupaciones, protegido por el capullo uterino de mi cama-nido. ¿Qué podría sentirse mejor?

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN88 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 9

LAS EMOCIONES MORALES

Aunque en el ser humano se ha establecido la existen-cia de emociones básicas, como la ira, la tristeza, la sorpresa, la alegría, el miedo o el disgusto que surgen

ante estímulos similares y cursan con expresiones o ges-tos comunes para la especie, también existen otras emo-ciones más complejas, que dependen en mayor medida de la cognición y la cultura.

Éste es el caso de las llamadas emociones morales, cuya experiencia subjetiva y expresión motora se originan en función de los intereses o el bienestar de la sociedad en su conjunto o de personas distintas de quien experimenta la emoción. Estas emociones son complejas, porque sur-

gen por la percepción del quebrantamiento de normas

morales o por un comportamiento moralmente motiva-

do, y por lo tanto ocurren ante factores sociales como la

presencia de un público o la referencia a un valor.

El componente emocional en la moral había sido sugeri-do por dos grandes filósofos: Baruch Spinoza, en 1677, y David Hume, en 1779, quienes plantearon que los valores morales son definidos a partir de su función para otorgar satisfacción y evitar el sufrimiento. Según Adam Smith, el principio de aprobación en la filosofía moral radica en que determinadas características de un acto resulten agra-dables o desagradables y conduzcan a calificar una acción como buena o mala, lleven a aprobarla o a censurarla y a ejercer un comportamiento acorde con tal juicio.

De esta manera, la valoración moral es motivada a par-a valoración moral es motivada a par-tir de un aprendizaje social y de experiencias personales del agente o individuo que la emite. Ahora bien, además de desencadenarse en respuesta a la inferencia del quebran-tamiento de normas sociales implícitas y explícitas, las

emociones morales se caracterizan por una tendencia

al refuerzo social; es decir, a dirigir el comportamien-

to hacia el reestablecimiento de la norma o valor moral

que se percibieron quebrantados, por lo que deben ser entendidas y discutidas en referencia al concepto de mo-ralidad.

LA COMPASIÓN

Por ejemplo, la compasión surge siempre por la inferencia de que otro sufre o padece, e incluye el deseo de aliviar el sufrimiento percibido, lo cual suele condicionar com-portamientos altruistas hacia la víctima. De esta manera, la compasión es una emoción moral típica al estar desen-cadenada por la percepción del sufrimiento en otros, la emoción de empatía con ese sufrimiento y la motivación

Neurobiología de la compasión: diferencias de género

Doctor José Luis DíazDepartamento de Historia y Filosofía de la Medicina Facultad de Medicina / UNAM

Doctor José Luis Díaz

de aliviar ese sufrimiento. Frecuentemente, la emoción de compasión se acompaña de indignación, cuando se infiere que el sufrimiento ha sido causado deliberadamente por otros (Figura 1).

A partir del análisis cognoscitivo de causas y efectos, se han propuesto cuatro familias de emociones morales: De condena (la ira, el disgusto, el desprecio y la indig-

nación).

De autoconciencia (la vergüenza, el pudor y la culpa).

De admiración (la gratitud, la admiración y la devo-

ción).

De compasión.

ENTENDIMIENTO DE LAS EMOCIONES MORALES

Además de las ciencias cognitivas, las cuales ya integran

Figura 1. Pintura costumbrista romántica de José Jiménez Aranda, pintor sevillano del Siglo XIX. El cartel dice: “Rosa de 18 años, en venta por 800 monedas” El contenido del cuadro y su título suelen evocar emociones morales de compasión por la víctima y de indignación por sus victimarios.

externo. El gozo es la experiencia fundamental de la existencia humana: su naturaleza es indescriptible, las cualidades de experimentarlo imposibles de verificar. Es el motivador clave para la perpetuación de la vida humana consciente. Sin gozo, la gente se marchita y muere; sin gozo, o esperanza de gozo, lo único que separa a una persona de la muerte es el miedo.

Los niños son creados con gozo inherente y después aprenden el miedo. El miedo, como se manifiesta en el mecanismo de pelea o fuga, proviene sólo de percepciones y recuerdos de percepciones. No es parte del estado base de las emociones humanas: de hecho, es impuesto por el mundo exterior. El gozo, en su forma más primitiva, es la experiencia de vivir y la vitalidad. Por la naturaleza de la condición, al estar vivos experimentamos alguna variante del gozo. Se podría decir que, en su forma no-cognitiva, es la fuerza motivadora para sobrevivir. Interesantemente, a un nivel básico esto aplicaría a todos los seres vivos. Todos los seres vivos parecen demostrar una motivación para sobrevivir; incluso frente al miedo y la adversidad. Si un ser vivo pierde la “voluntad” de vivir, se permite a sí mismo ser vencido por la adversidad natural del uni-verso físico. Cuando las personas están deprimidas, per-dida toda motivación, también perecen. En el caso más extremo, la pérdida de la motivación incluye la pérdida del miedo: sin gozo y sin miedo la muerte llega pronto.

Si una persona no tiene gozo ni miedo, ¿cuál sería la motivación para hacer algo? ¿Por qué haría algo? En un estado de apatía total no hay motivación para ningún tipo de acción.

En la más estéril de las circunstancias, en la que somos

insensibles a nuestras emociones y nos enfrentamos a una decisión puramente lógica: ¿por qué nos importaría elegir la acción más lógica o incluso actuar? Elegimos el camino más lógico porque sentimos que la lógica es el medio cor-recto para facilitar la acción. Una vez que descubrimos la mejor conducta, estamos motivados a llevarla a cabo porque sentimos que es lo correcto. Nuestra motivación humana base es el sentimiento aún si nuestras elecciones potenciales son elucidadas, y evaluadas, por la lógica. La lógica es meramente la herramienta de la emoción y la emoción fundamental humana es la experiencia de estar vivos, la base del gozo.

¿Me acordaré?

Son las 4 de la mañana. He estado despierto casi 2 días seguidos sin dormir. Este es uno de esos tiempos muy difíciles.

Durante mi vida, he aprendido a mantenerme despi-erto por largos períodos de tiempo sin dormir. Esto fue en parte por necesidad, y en parte debido a una mente hiperactiva y de tipo obsesivo-compulsivo: a veces dormir era de menor prioridad que pensar o inventar.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN10 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 87

una serie de disciplinas, las emociones morales requieren de un enfoque aún más ampliamente multidisciplinario. De esta manera, además de disciplinas relevantes a la cog-nición, como lo son la psicología, la etología o la neuro-ciencia, es necesario abordar la ética y otras humanidades hasta tocar temas jurídicos y religiosos. Gracias a esta convergencia de enfoques y disciplinas, ha sido posible un avance muy rápido en el entendimiento de las emociones morales, como acontece con la compasión.

Los procesos cognoscitivos que subyacen a las emo-ciones morales, se vinculan a la capacidad y la habilidad para inferir y representar los estados mentales y emo-cionales de otros, como son sus deseos, creencias, inten-ciones y conocimiento. Pero también obedecen al enfoque personal de los valores morales.

Por ejemplo, una persona podría experimentar com-pasión por un mendigo a partir de la inferencia de que éste padece hambre, frío, enfermedades y tristeza. Sin embargo, aun cuando el agente identifique tales estados, su tendencia para aliviarlos podría estar determinada por una representación social aprendida, que considere a los mendigos, por ejemplo, como consecuencia de un sistema social injusto, en cuyo caso tendería a ayudarle. Pero otra persona puede considerar a los mendigos como parásitos sociales, que no deben ser socorridos, sino rechazados, y en consecuencia no sentirá compasión por el mendigo, sino desprecio o indignación.

ESTUDIOS DE LA COMPASIÓN EN LA UNAM

En los últimos años se ha conformado un grupo de inves-tigación en la UNAM, iniciado por el interés del psicólogo Roberto Mercadillo de estudiar la neurobiología de la com-pasión como tema de su posgrado en Neurobiología. Mer-cadillo ha estado asesorado por el experto en imágenes ce-rebrales, Fernando Barrios, del Instituto de Neurobiología de la UNAM, y por quien esto escribe. El primer trabajo consistió en la calibración de una serie de fotografías del catálogo IAPS (International Affective Picture System), para evocar la emoción de compasión.

Esta serie de cerca de mil fotografías de todo tipo, que evocan casi toda la gama de emociones humanas, está am-pliamente calibrado en términos del nivel de agrado y acti-vación que cada una produce en sujetos de varios países y culturas. En este caso, una muestra amplia de fotografías fue analizada en términos no sólo del nivel de agrado y ac-tivación, sino de compasión que evocaban en una amplia población de jóvenes estudiantes mexicanos.

Además de proveer una muestra de imágenes capa-ces de evocar niveles muy altos de compasión, y de otras imágenes diversas que no evocan compasión, el principal

hallazgo de este estudio fue que las imágenes que pro-

vocaron el mayor nivel de compasión fueron de niños

enfermos o con intensas expresiones faciales de tristeza

y sufrimiento (Figura 2).

Otras imágenes en las que aparece alguien que induce sufrimiento, como soldados que apuntan con su arma a niños inermes, también provocaron compasión, pero de menor intensidad. Es posible que estas imágenes produz-

can no sólo compasión hacia la víctima, sino indignación

hacia el causante del sufrimiento, lo cual hace que la respuesta emocional sea

de varios tintes afectivos.

Figura 2. Fotografía del archivo International Affective Picture System (IAPS) que provocó la mayor calificación de compasión en una muestra de voluntarios mexicanos, según Mercadillo y col (2007).

Una vez provistos de imágenes que producen compasión y sus controles adecuados, procedimos a estudiar las regiones cerebrales involucradas en esta emoción moral. El registro comparativo de la actividad cerebral por Resonan-cia Magnética funcional (RMf) durante la observación de fotografías afectivas con contenido moral (por ejemplo, niños abandonados en la calle en situación de pobreza) a diferencia de fotos emotivas sin contenido moral (por ejemplo, animales peligrosos), identificó actividad nerviosa cerebral en redes límbicas, paralímbicas y corticales que incluyen la amígdala, el tálamo, la porción superior del mesencéfalo, la corteza insular, la circunvolución frontal inferior, la corteza temporo-occipial-posterior y el surco intraparietal derecho.

DIFERENCIAS ENTRE HOMBRES Y MUJERES

En un estudio posterior, el mismo grupo de investigación analizó los correlatos cerebrales de la percepción de fotografías previamente calibradas por su efec-tividad para producir compasión, en comparación con otras emocionalmente neutras en otro grupo de ocho hombres y ocho mujeres de 27 años de edad en promedio.

Debido a que se han venido refiriendo con creciente frecuencia diversas diferencias en la respuesta emocional entre hombres y mujeres, la intención de este estudio fue analizar si las respuestas a las fotografías elegidas por su evo-cación de compasión, y la actividad cerebral durante su procesamiento, diferían entre los sexos.

Los 16 voluntarios fueron colocados en un escáner de resonancia magnética de tres teslas, mientras observaban las figuras de sufrimiento humano previa-mente calibradas en referencia a su capacidad para generar compasión en una población similar. Para asegurar la presencia de esta emoción moral durante el escaneo del cerebro, se solicitó a los voluntarios que indicaran la presencia sub-jetiva de compasión apretando un botón.

Tanto las mujeres como los hombres apretaron el botón sin diferencias entre ellos ante las mismas imágenes ya elegidas por su poder de evocar compasión. A pesar de esta similitud en la respuesta, la actividad cerebral fue muy distinta entre los sexos. En efecto, el análisis de la actividad cerebral en las condiciones de compasión a diferencia de imágenes que no evocaban esta emoción moral, indicó que las mujeres manifestaron actividad en áreas involucradas en el pro-cesamiento de emociones, de procesos de empatía y juicios morales, tales como las cortezas órbito-frontal, de la ínsula, del cíngulo anterior, del lóbulo frontal

por Keith Raniere

¿Por qué vivir?

?

Recuerdo que una brisa hermosa, fresca y ligera gen-tilmente levantaba las cortinas de lino de mi recá-mara en una tarde de verano cálida y tranquila. No

he vuelto a experimentar algo que se le acerque a ese es-tado: tenía yo como 10 años de edad; acababa de terminar mis labores matinales; cortar el pasto, regar y desyerbar el jardín, limpiar las ventanas. Le permití a mi cuerpo caer y relajarse profundamente, hundiéndome en mi cama. En la quietud de ese momento, todo era físicamente perfecto, confortable, no había una onza de estrés ni fuerza que me jalara en dirección alguna. En la fresca serenidad de esta existencia exquisita, mis pensamientos carecían completa-mente de dirección: sin deseos, sin miedo, sin ambición; en perfecta libertad de perderme sin rastro alguno de compulsión.

Yo era feliz. La vida era clara. Podía ir a jugar con mis amigos, o quedarme y sentir esta paz placentera, o simple-mente ambular casualmente por el exterior abierto a cual-quier aventura. El mundo estaba completamente lleno y yo estaba completamente lleno en él. A los 10 años había encontrado el nirvana, al menos por un tiempo.

No me había bebido aún estas percepciones externas para reconocer que estaban hechas de mi misma sustan-cia, mi conciencia; que eran mi propia creación. En aquel entonces, sabía que había alcanzado algo indescriptible, pero no sabía las consecuencias de esta experiencia.

Ese estado era mío, una experiencia que era mi derecho por haber nacido. En ese momento, sin querer había yo tomado posesión de un potencial para el gozo y la sereni-dad; tendría por siempre esta gestalt en mi psique com-parada y contrastada con todos los demás eventos. Era por lo menos un nuevo punto de claridad para la vida.

¿Por qué no decidí simplemente morir en ese mo-mento? Sin ambición, ni objetivos, ni requerimientos (ni siquiera labores del hogar) ¿porqué continuar? En aquel entonces, no había duda de que todo continuaría; en el in-stante no había jornada o destino aparente. La esencia de la existencia humana, tan profundamente rica, exquisita y robusta, impregnaba al mundo entero de la vibración de la vida misma: yo no podía sino vivir. Yo era la personifi-cación del gozo, la esencia de la vida humana.

Puede que la ciencia actualmente no incluya una enti-dad distinta a nuestro cuerpo: la cosa a la que llamaríamos alma. Pero yo percibo algo a lo que llamo “yo” que parece estar más allá de mi cuerpo y ser inmortal: no sé de cierto si alguien más experimenta esto. Otros, quienes como Ud. lean estas líneas, probablemente también aseveren lo mis-mo; pero no tengo forma de verificar que mi experiencia interna del “ser” sea similar a la de alguien más.

Este es el misticismo último de la existencia: inde-scriptible e imposible de verificar.

Un ejemplo simple de nuestra naturaleza mística es la existencia de lo que en inglés se denomina qualia: cuali-dades de la percepción. Para demostrar concisamente la naturaleza indescriptible de las qualia, imagine intentar describir el “verdor” a una persona ciega de nacimiento. Alguien así podría tener un dispositivo capaz de identi-ficar el verdor en el ambiente; esta tecnología de identifi-cación podría incluso ser superior a la percepción normal. Pero la persona ciega no tiene manera de “experimentar” el verdor internamente. Aún si la tiene, no tiene manera de etiquetar esa experiencia como “verde”. Ninguno de nosotros puede describir el verdor sin utilizar un ejemplo

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN86 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 11

y temporal, en tanto que la actividad cerebral de los varones se restringió a la corteza órbito-frontal (Figura 3).

Figura 3. Diferencias de la

actividad cerebral entre hombres

(arriba) y mujeres (abajo) al comparar

el procesamiento de información de imágenes de sufrimiento que provocaron una

respuesta de compasión contra imágenes sociales

neutras.

La activación de las áreas del lóbulo frontal al mirar las imágenes evocati-vas de compasión sugiere que, tanto los hombres como las mujeres, procesa-ron información relevante a juicios morales, así como a conceptos semánticos sociales. Ahora bien, la activación prefrontal encontrada en las mujeres puede estar relacionada con funciones cognitivas superiores, necesarias para la iden-tificación de las propias emociones, debido a la conexión de estas áreas con la amígdala del sistema límbico que participa centralmente en el procesamiento de emociones básicas, como el miedo o la tristeza.

Si bien este procesamiento es necesario para hacer decisiones morales impli-cadas en la respuesta compasiva, sólo las mujeres mostraron actividad en áreas temporales subcorticales, como la circunvolución parahipocámpica involucrada en el recuerdo de situaciones aversivas, la corteza insular relacionada con la representación del estado físico del propio organismo, el cíngulo anterior pro-bablemente involucrado en la toma de decisiones en situaciones de conflicto.

Estos resultados indican que las mujeres llegan a tener una experiencia de

compasión a través de un procesamiento de información mucho más elabo-

rado que los hombres. Otros autores han encontrado que en las mujeres ocurre

una activación de zonas occipitales relacionadas con la atención y el procesamiento de estímulos aversivos du-rante la vista de escenas de mutilación.

FACTORES EVOLUTIVOS Y CULTURALES

La mayor reacción de las mujeres a estímulos aversivos se conoce desde hace tiempo, y se puede suponer que la experiencia de la compasión pueda haberse desarrollado de manera diferente entre los hombres y las mujeres de-bido a múltiples factores evolutivos y culturales diferen-ciales. Desde luego, se puede pensar que las habilidades femeninas, desplegadas a través de la provisión del cui-dado materno de las crías, puedan haber sido cruciales en la mayor extensión de la actividad cerebral durante la compasión.

De hecho, a favor de esta hipótesis podría mencionarse que son precisamente las cortezas de la ínsula, del cíngulo y la prefrontal las que se activan durante la crianza y la empatía. Naturalmente que esto no establece necesaria-mente una explicación simplemente biológica y evolutiva, pues ocurre que las mujeres están sometidas a un apren-dizaje social diferencial durante el desarrollo.

En efecto, la adquisición diferencial de valores y

expectativas morales difiere entre los sexos en la ma-

yoría de las culturas, por lo que los factores biológicos y sociales no se pueden diferenciar. Podría entonces inter-pretarse la diferencia de género en la actividad cerebral durante la experiencia de compasión en el sentido de que el razonamiento moral de las mujeres está dirigido al cui-dado de los otros, en tanto que el de los hombres se basa especialmente en un sentido del deber. Esto no quiere decir que los hombres sean biológicamente incapaces de procesar la compasión de una manera tan elaborada como las mujeres, pues las áreas cerebrales están allí y segu-ramente el aprendizaje y el desarrollo de valores pueden cultivarse de manera general. Es muy interesante el hecho de que hombres y mujeres no difieran en su reporte de compasión, y sólo lo hagan en la actividad cerebral de-tectada mediante resonancia magnética. Esto parece ser indicativo de que la respuesta similar ocurre mediante o-peraciones cognitivas, emocionales y cerebrales distintas. El resultado también sugiere, de manera más general, que la coherencia entre la conciencia subjetiva y la actividad cerebral regional es un asunto complejo y polémico.

Mercadillo, R.E., Díaz, J.L., Barrios, F.A. Neurobiología de las emociones morales. Salud Mental (México) 30 (3): 1-11, 2007.Mercadillo, R.E., Barrios, F.A., Díaz, J.L. Definition of compassion-evoking images in a Mexican sample. Perceptual and Motor Skills, 105: 661-676, 2007.Mercadillo, R. E., Díaz, J. L., Passaye, E. H., Salgado, P. M., Barrios F. A. Perception of suffering and the neurobiology of compassion. Neuroimage Vol. 36, Sup. 1: 94, 2007.Mercadillo, R. E., Díaz, J. L., Pasaye, E. H., Salgado, P. M., Barrios F. A. Neurocognitive basis in experiencing compassion: A gender approach. Neuroimage Vol. 41, Sup. 1: 120, 2008

REFERENCIAS

ahí y decide no ayudarlo, cruzando por el lado contrario del camino de donde éste se encontraba tirado; luego, un levita, hace lo mismo. Por último, un samaritano –Samaría era considerado un pueblo hereje- transita por ahí y, sin importarle religiones o dioses, lo socorre y lo lleva a una pensión para que -previo el pago de dos denarios-, un po-sadero le cuide.

Jesús replantea entonces: “¿quién fue el prójimo aquí?”. Y el erudito, si bien elude nombrar al samaritano, se concreta a decir “el que tuvo compasión de él”.

En esta forma sencilla, en el Evangelio de Lucas se

describen las bases sustanciales de la compasión y la

validez ética de nuestras acciones frente a dilemas mo-

rales; a creencias religiosas y dogmáticas; al sentido de aprecio o desprecio por quien está en el infortunio, y a la miseria o la riqueza moral de todo hombre y mujer frente a sí mismo y a las necesidades apremiantes de sus con-géneres. La enseñanza de esta parábola es milenaria y, al mismo tiempo, actual.

Se puede ser ateo, agnóstico o un fervoroso creyente de Jesús, Mahoma o Buda, empero, el sentido solidario de ayudar a quien se encuentra en medio de tribulaciones; la respuesta compasiva en las relaciones intersubjetivas está presente en todos los campos de actividad del hombre y su sociedad.

En la familia, la solidaridad, el amor y la compasión actúan cuando se ampara a los núcleos débiles o vulnera-bles, como niños, ancianos, enfermos o discapacitados; en la ciencia, cuando la ética configura disciplinas, técnicas y tratados completos para auxiliar al enfermo crónico y al terminal, o cuando se buscan, a través de la invención, el talento, la inteligencia y la razón, medicamentos que curen padecimientos o aligeren el dolor de los pacientes; en la política, cuando se instrumentan leyes no sólo justas -que es el quehacer y razón de ser del Estado-, sino también legítimas, y se consideran las diferencias físicas, sociales y económicas de sus ciudadanos.

ESTADO COMPASIVO

Un Estado compasivo, no es una institución que elimine la justicia y el Derecho como valores, sino que amplía el sen-tido de éstos al preocuparse por el dolor o la contingencia del otro, es decir, de sus ciudadanos en desventaja.

En pacientes terminales -afirma un estudio elaborado por el Hospital General de Massachusetts-, el sentimiento de compasión que se activa entre el enfermo, su familia, el médico y las enfermeras, genera enseñanzas, en las cuales los maestros son los propios pacientes; mientras que,

quienes les cuidan tienen siempre algo que aprender

(1).

En la tradición hindú, el loto simboliza la compasión sin apegos. En contraparte, estoicos y panteístas rechaza-ban la compasión, pues decían que era como algo opuesto a la comprensión racional del mundo.

En la tradición católica, la piedad cristiana es una vir-tud derivada del amor a Dios, que lleva a actos de sacrifi-cio y abnegación en aras de auxiliar “al otro”; es decir, al prójimo en sus miserias o dificultades.

El máximo exponente de la compasión es Cristo,

Doctora Patricia Liliana Cerda Pérez Coordinadora del Centro de InvestigacionesFCC / [email protected]

(1) Cassem H. Ned, Perlado Fernando y Pérez Gallardo Florencio, “Psiquiatría de Enlace” p.425 en books.com.mx/books.

quien, al aceptar la dolorosa muerte por crucifixión, se

sacrifica por la humanidad, al redimirle con su muerte

de todos sus pecados. Tales puntos de vista narran, ejem-plifican, apoyan o critican la conducta humana respecto del sentido de la compasión.

En este siglo XXI, caracterizado por el seguimiento de teorías económicas neoliberales, pareciera que el sentido de la compasión no tiene cabida, simplemente porque no cotiza en el mercado. Sólo así, racionalmente, se puede asimilar el hecho de que existan multimillonarios gastos en armamentos y ejércitos por parte de las naciones de-sarrolladas, mientras que anualmente millones de seres humanos mueren por hambre, guerras y pobreza.

La psiquiatría, como ciencia afirma que los psicópatas tienen una capacidad de respuesta poco desarrollada para agradecer favores, y raramente pueden tener pena o dolor por las desgracias o males que padece un prójimo, incluso si se trata de alguien de su familia con una enfermedad terminal.VALOR HUMANO

Ojalá que psicopatías y sociopatías económicas no nos re-basen, y la compasión se preserve en este siglo como un valor del ser humano, no cotizable en Wall Street o en la Bolsa de Tokio, pero sí presente en Oriente y Occidente como el bien más preciado del hombre creyente o del ateo: amar… y tratar al prójimo como a sí mismo.

REFERENCIAS

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una serie de disciplinas, las emociones morales requieren de un enfoque aún más ampliamente multidisciplinario. De esta manera, además de disciplinas relevantes a la cog-nición, como lo son la psicología, la etología o la neuro-ciencia, es necesario abordar la ética y otras humanidades hasta tocar temas jurídicos y religiosos. Gracias a esta convergencia de enfoques y disciplinas, ha sido posible un avance muy rápido en el entendimiento de las emociones morales, como acontece con la compasión.

Los procesos cognoscitivos que subyacen a las emo-ciones morales, se vinculan a la capacidad y la habilidad para inferir y representar los estados mentales y emo-cionales de otros, como son sus deseos, creencias, inten-ciones y conocimiento. Pero también obedecen al enfoque personal de los valores morales.

Por ejemplo, una persona podría experimentar com-pasión por un mendigo a partir de la inferencia de que éste padece hambre, frío, enfermedades y tristeza. Sin embargo, aun cuando el agente identifique tales estados, su tendencia para aliviarlos podría estar determinada por una representación social aprendida, que considere a los mendigos, por ejemplo, como consecuencia de un sistema social injusto, en cuyo caso tendería a ayudarle. Pero otra persona puede considerar a los mendigos como parásitos sociales, que no deben ser socorridos, sino rechazados, y en consecuencia no sentirá compasión por el mendigo, sino desprecio o indignación.

ESTUDIOS DE LA COMPASIÓN EN LA UNAM

En los últimos años se ha conformado un grupo de inves-tigación en la UNAM, iniciado por el interés del psicólogo Roberto Mercadillo de estudiar la neurobiología de la com-pasión como tema de su posgrado en Neurobiología. Mer-cadillo ha estado asesorado por el experto en imágenes ce-rebrales, Fernando Barrios, del Instituto de Neurobiología de la UNAM, y por quien esto escribe. El primer trabajo consistió en la calibración de una serie de fotografías del catálogo IAPS (International Affective Picture System), para evocar la emoción de compasión.

Esta serie de cerca de mil fotografías de todo tipo, que evocan casi toda la gama de emociones humanas, está am-pliamente calibrado en términos del nivel de agrado y acti-vación que cada una produce en sujetos de varios países y culturas. En este caso, una muestra amplia de fotografías fue analizada en términos no sólo del nivel de agrado y ac-tivación, sino de compasión que evocaban en una amplia población de jóvenes estudiantes mexicanos.

Además de proveer una muestra de imágenes capa-ces de evocar niveles muy altos de compasión, y de otras imágenes diversas que no evocan compasión, el principal

hallazgo de este estudio fue que las imágenes que pro-

vocaron el mayor nivel de compasión fueron de niños

enfermos o con intensas expresiones faciales de tristeza

y sufrimiento (Figura 2).

Otras imágenes en las que aparece alguien que induce sufrimiento, como soldados que apuntan con su arma a niños inermes, también provocaron compasión, pero de menor intensidad. Es posible que estas imágenes produz-

can no sólo compasión hacia la víctima, sino indignación

hacia el causante del sufrimiento, lo cual hace que la respuesta emocional sea

de varios tintes afectivos.

Figura 2. Fotografía del archivo International Affective Picture System (IAPS) que provocó la mayor calificación de compasión en una muestra de voluntarios mexicanos, según Mercadillo y col (2007).

Una vez provistos de imágenes que producen compasión y sus controles adecuados, procedimos a estudiar las regiones cerebrales involucradas en esta emoción moral. El registro comparativo de la actividad cerebral por Resonan-cia Magnética funcional (RMf) durante la observación de fotografías afectivas con contenido moral (por ejemplo, niños abandonados en la calle en situación de pobreza) a diferencia de fotos emotivas sin contenido moral (por ejemplo, animales peligrosos), identificó actividad nerviosa cerebral en redes límbicas, paralímbicas y corticales que incluyen la amígdala, el tálamo, la porción superior del mesencéfalo, la corteza insular, la circunvolución frontal inferior, la corteza temporo-occipial-posterior y el surco intraparietal derecho.

DIFERENCIAS ENTRE HOMBRES Y MUJERES

En un estudio posterior, el mismo grupo de investigación analizó los correlatos cerebrales de la percepción de fotografías previamente calibradas por su efec-tividad para producir compasión, en comparación con otras emocionalmente neutras en otro grupo de ocho hombres y ocho mujeres de 27 años de edad en promedio.

Debido a que se han venido refiriendo con creciente frecuencia diversas diferencias en la respuesta emocional entre hombres y mujeres, la intención de este estudio fue analizar si las respuestas a las fotografías elegidas por su evo-cación de compasión, y la actividad cerebral durante su procesamiento, diferían entre los sexos.

Los 16 voluntarios fueron colocados en un escáner de resonancia magnética de tres teslas, mientras observaban las figuras de sufrimiento humano previa-mente calibradas en referencia a su capacidad para generar compasión en una población similar. Para asegurar la presencia de esta emoción moral durante el escaneo del cerebro, se solicitó a los voluntarios que indicaran la presencia sub-jetiva de compasión apretando un botón.

Tanto las mujeres como los hombres apretaron el botón sin diferencias entre ellos ante las mismas imágenes ya elegidas por su poder de evocar compasión. A pesar de esta similitud en la respuesta, la actividad cerebral fue muy distinta entre los sexos. En efecto, el análisis de la actividad cerebral en las condiciones de compasión a diferencia de imágenes que no evocaban esta emoción moral, indicó que las mujeres manifestaron actividad en áreas involucradas en el pro-cesamiento de emociones, de procesos de empatía y juicios morales, tales como las cortezas órbito-frontal, de la ínsula, del cíngulo anterior, del lóbulo frontal

por Keith Raniere

¿Por qué vivir?

?

Recuerdo que una brisa hermosa, fresca y ligera gen-tilmente levantaba las cortinas de lino de mi recá-mara en una tarde de verano cálida y tranquila. No

he vuelto a experimentar algo que se le acerque a ese es-tado: tenía yo como 10 años de edad; acababa de terminar mis labores matinales; cortar el pasto, regar y desyerbar el jardín, limpiar las ventanas. Le permití a mi cuerpo caer y relajarse profundamente, hundiéndome en mi cama. En la quietud de ese momento, todo era físicamente perfecto, confortable, no había una onza de estrés ni fuerza que me jalara en dirección alguna. En la fresca serenidad de esta existencia exquisita, mis pensamientos carecían completa-mente de dirección: sin deseos, sin miedo, sin ambición; en perfecta libertad de perderme sin rastro alguno de compulsión.

Yo era feliz. La vida era clara. Podía ir a jugar con mis amigos, o quedarme y sentir esta paz placentera, o simple-mente ambular casualmente por el exterior abierto a cual-quier aventura. El mundo estaba completamente lleno y yo estaba completamente lleno en él. A los 10 años había encontrado el nirvana, al menos por un tiempo.

No me había bebido aún estas percepciones externas para reconocer que estaban hechas de mi misma sustan-cia, mi conciencia; que eran mi propia creación. En aquel entonces, sabía que había alcanzado algo indescriptible, pero no sabía las consecuencias de esta experiencia.

Ese estado era mío, una experiencia que era mi derecho por haber nacido. En ese momento, sin querer había yo tomado posesión de un potencial para el gozo y la sereni-dad; tendría por siempre esta gestalt en mi psique com-parada y contrastada con todos los demás eventos. Era por lo menos un nuevo punto de claridad para la vida.

¿Por qué no decidí simplemente morir en ese mo-mento? Sin ambición, ni objetivos, ni requerimientos (ni siquiera labores del hogar) ¿porqué continuar? En aquel entonces, no había duda de que todo continuaría; en el in-stante no había jornada o destino aparente. La esencia de la existencia humana, tan profundamente rica, exquisita y robusta, impregnaba al mundo entero de la vibración de la vida misma: yo no podía sino vivir. Yo era la personifi-cación del gozo, la esencia de la vida humana.

Puede que la ciencia actualmente no incluya una enti-dad distinta a nuestro cuerpo: la cosa a la que llamaríamos alma. Pero yo percibo algo a lo que llamo “yo” que parece estar más allá de mi cuerpo y ser inmortal: no sé de cierto si alguien más experimenta esto. Otros, quienes como Ud. lean estas líneas, probablemente también aseveren lo mis-mo; pero no tengo forma de verificar que mi experiencia interna del “ser” sea similar a la de alguien más.

Este es el misticismo último de la existencia: inde-scriptible e imposible de verificar.

Un ejemplo simple de nuestra naturaleza mística es la existencia de lo que en inglés se denomina qualia: cuali-dades de la percepción. Para demostrar concisamente la naturaleza indescriptible de las qualia, imagine intentar describir el “verdor” a una persona ciega de nacimiento. Alguien así podría tener un dispositivo capaz de identi-ficar el verdor en el ambiente; esta tecnología de identifi-cación podría incluso ser superior a la percepción normal. Pero la persona ciega no tiene manera de “experimentar” el verdor internamente. Aún si la tiene, no tiene manera de etiquetar esa experiencia como “verde”. Ninguno de nosotros puede describir el verdor sin utilizar un ejemplo

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN86 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 11

y temporal, en tanto que la actividad cerebral de los varones se restringió a la corteza órbito-frontal (Figura 3).

Figura 3. Diferencias de la

actividad cerebral entre hombres

(arriba) y mujeres (abajo) al comparar

el procesamiento de información de imágenes de sufrimiento que provocaron una

respuesta de compasión contra imágenes sociales

neutras.

La activación de las áreas del lóbulo frontal al mirar las imágenes evocati-vas de compasión sugiere que, tanto los hombres como las mujeres, procesa-ron información relevante a juicios morales, así como a conceptos semánticos sociales. Ahora bien, la activación prefrontal encontrada en las mujeres puede estar relacionada con funciones cognitivas superiores, necesarias para la iden-tificación de las propias emociones, debido a la conexión de estas áreas con la amígdala del sistema límbico que participa centralmente en el procesamiento de emociones básicas, como el miedo o la tristeza.

Si bien este procesamiento es necesario para hacer decisiones morales impli-cadas en la respuesta compasiva, sólo las mujeres mostraron actividad en áreas temporales subcorticales, como la circunvolución parahipocámpica involucrada en el recuerdo de situaciones aversivas, la corteza insular relacionada con la representación del estado físico del propio organismo, el cíngulo anterior pro-bablemente involucrado en la toma de decisiones en situaciones de conflicto.

Estos resultados indican que las mujeres llegan a tener una experiencia de

compasión a través de un procesamiento de información mucho más elabo-

rado que los hombres. Otros autores han encontrado que en las mujeres ocurre

una activación de zonas occipitales relacionadas con la atención y el procesamiento de estímulos aversivos du-rante la vista de escenas de mutilación.

FACTORES EVOLUTIVOS Y CULTURALES

La mayor reacción de las mujeres a estímulos aversivos se conoce desde hace tiempo, y se puede suponer que la experiencia de la compasión pueda haberse desarrollado de manera diferente entre los hombres y las mujeres de-bido a múltiples factores evolutivos y culturales diferen-ciales. Desde luego, se puede pensar que las habilidades femeninas, desplegadas a través de la provisión del cui-dado materno de las crías, puedan haber sido cruciales en la mayor extensión de la actividad cerebral durante la compasión.

De hecho, a favor de esta hipótesis podría mencionarse que son precisamente las cortezas de la ínsula, del cíngulo y la prefrontal las que se activan durante la crianza y la empatía. Naturalmente que esto no establece necesaria-mente una explicación simplemente biológica y evolutiva, pues ocurre que las mujeres están sometidas a un apren-dizaje social diferencial durante el desarrollo.

En efecto, la adquisición diferencial de valores y

expectativas morales difiere entre los sexos en la ma-

yoría de las culturas, por lo que los factores biológicos y sociales no se pueden diferenciar. Podría entonces inter-pretarse la diferencia de género en la actividad cerebral durante la experiencia de compasión en el sentido de que el razonamiento moral de las mujeres está dirigido al cui-dado de los otros, en tanto que el de los hombres se basa especialmente en un sentido del deber. Esto no quiere decir que los hombres sean biológicamente incapaces de procesar la compasión de una manera tan elaborada como las mujeres, pues las áreas cerebrales están allí y segu-ramente el aprendizaje y el desarrollo de valores pueden cultivarse de manera general. Es muy interesante el hecho de que hombres y mujeres no difieran en su reporte de compasión, y sólo lo hagan en la actividad cerebral de-tectada mediante resonancia magnética. Esto parece ser indicativo de que la respuesta similar ocurre mediante o-peraciones cognitivas, emocionales y cerebrales distintas. El resultado también sugiere, de manera más general, que la coherencia entre la conciencia subjetiva y la actividad cerebral regional es un asunto complejo y polémico.

Mercadillo, R.E., Díaz, J.L., Barrios, F.A. Neurobiología de las emociones morales. Salud Mental (México) 30 (3): 1-11, 2007.Mercadillo, R.E., Barrios, F.A., Díaz, J.L. Definition of compassion-evoking images in a Mexican sample. Perceptual and Motor Skills, 105: 661-676, 2007.Mercadillo, R. E., Díaz, J. L., Passaye, E. H., Salgado, P. M., Barrios F. A. Perception of suffering and the neurobiology of compassion. Neuroimage Vol. 36, Sup. 1: 94, 2007.Mercadillo, R. E., Díaz, J. L., Pasaye, E. H., Salgado, P. M., Barrios F. A. Neurocognitive basis in experiencing compassion: A gender approach. Neuroimage Vol. 41, Sup. 1: 120, 2008

REFERENCIAS

ahí y decide no ayudarlo, cruzando por el lado contrario del camino de donde éste se encontraba tirado; luego, un levita, hace lo mismo. Por último, un samaritano –Samaría era considerado un pueblo hereje- transita por ahí y, sin importarle religiones o dioses, lo socorre y lo lleva a una pensión para que -previo el pago de dos denarios-, un po-sadero le cuide.

Jesús replantea entonces: “¿quién fue el prójimo aquí?”. Y el erudito, si bien elude nombrar al samaritano, se concreta a decir “el que tuvo compasión de él”.

En esta forma sencilla, en el Evangelio de Lucas se

describen las bases sustanciales de la compasión y la

validez ética de nuestras acciones frente a dilemas mo-

rales; a creencias religiosas y dogmáticas; al sentido de aprecio o desprecio por quien está en el infortunio, y a la miseria o la riqueza moral de todo hombre y mujer frente a sí mismo y a las necesidades apremiantes de sus con-géneres. La enseñanza de esta parábola es milenaria y, al mismo tiempo, actual.

Se puede ser ateo, agnóstico o un fervoroso creyente de Jesús, Mahoma o Buda, empero, el sentido solidario de ayudar a quien se encuentra en medio de tribulaciones; la respuesta compasiva en las relaciones intersubjetivas está presente en todos los campos de actividad del hombre y su sociedad.

En la familia, la solidaridad, el amor y la compasión actúan cuando se ampara a los núcleos débiles o vulnera-bles, como niños, ancianos, enfermos o discapacitados; en la ciencia, cuando la ética configura disciplinas, técnicas y tratados completos para auxiliar al enfermo crónico y al terminal, o cuando se buscan, a través de la invención, el talento, la inteligencia y la razón, medicamentos que curen padecimientos o aligeren el dolor de los pacientes; en la política, cuando se instrumentan leyes no sólo justas -que es el quehacer y razón de ser del Estado-, sino también legítimas, y se consideran las diferencias físicas, sociales y económicas de sus ciudadanos.

ESTADO COMPASIVO

Un Estado compasivo, no es una institución que elimine la justicia y el Derecho como valores, sino que amplía el sen-tido de éstos al preocuparse por el dolor o la contingencia del otro, es decir, de sus ciudadanos en desventaja.

En pacientes terminales -afirma un estudio elaborado por el Hospital General de Massachusetts-, el sentimiento de compasión que se activa entre el enfermo, su familia, el médico y las enfermeras, genera enseñanzas, en las cuales los maestros son los propios pacientes; mientras que,

quienes les cuidan tienen siempre algo que aprender

(1).

En la tradición hindú, el loto simboliza la compasión sin apegos. En contraparte, estoicos y panteístas rechaza-ban la compasión, pues decían que era como algo opuesto a la comprensión racional del mundo.

En la tradición católica, la piedad cristiana es una vir-tud derivada del amor a Dios, que lleva a actos de sacrifi-cio y abnegación en aras de auxiliar “al otro”; es decir, al prójimo en sus miserias o dificultades.

El máximo exponente de la compasión es Cristo,

Doctora Patricia Liliana Cerda Pérez Coordinadora del Centro de InvestigacionesFCC / [email protected]

(1) Cassem H. Ned, Perlado Fernando y Pérez Gallardo Florencio, “Psiquiatría de Enlace” p.425 en books.com.mx/books.

quien, al aceptar la dolorosa muerte por crucifixión, se

sacrifica por la humanidad, al redimirle con su muerte

de todos sus pecados. Tales puntos de vista narran, ejem-plifican, apoyan o critican la conducta humana respecto del sentido de la compasión.

En este siglo XXI, caracterizado por el seguimiento de teorías económicas neoliberales, pareciera que el sentido de la compasión no tiene cabida, simplemente porque no cotiza en el mercado. Sólo así, racionalmente, se puede asimilar el hecho de que existan multimillonarios gastos en armamentos y ejércitos por parte de las naciones de-sarrolladas, mientras que anualmente millones de seres humanos mueren por hambre, guerras y pobreza.

La psiquiatría, como ciencia afirma que los psicópatas tienen una capacidad de respuesta poco desarrollada para agradecer favores, y raramente pueden tener pena o dolor por las desgracias o males que padece un prójimo, incluso si se trata de alguien de su familia con una enfermedad terminal.VALOR HUMANO

Ojalá que psicopatías y sociopatías económicas no nos re-basen, y la compasión se preserve en este siglo como un valor del ser humano, no cotizable en Wall Street o en la Bolsa de Tokio, pero sí presente en Oriente y Occidente como el bien más preciado del hombre creyente o del ateo: amar… y tratar al prójimo como a sí mismo.

REFERENCIAS

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN12 85

La compasión es, esencialmente, la cualidad humana que nos permite sentir, entender y responder al su-frimiento de otros. Esta maravillosa virtud consti-

tuye un sentimiento muy profundo, que permite el enten-dimiento del sufrimiento con la concomitante motivación para aliviar ese sufrimiento.

¿CÓMO DETECTA EL CEREBRO LAS EMOCIONES?

Estudios de la localización de las regiones del cerebro hu-mano mediante el uso de la técnica de neuroimagen fun-cional: Resonancia Magnética funcional (RMf), permiten determinar los cambios en el flujo sanguíneo en las áreas del cerebro implicadas en las diferentes emociones. Estos estudios han usado diferentes paradigmas para entender el complejo mecanismo en el cerebro involucrado en el procesamiento de las emociones, así como de las expre-siones faciales, incluido el sentimiento de tristeza.

Evidencias de estos estudios muestran que las áreas corticales y subcorticales del cerebro, como la amígdala, el hipocampus y las cortezas frontal inferior y temporal-parietal están involucradas en el procesamiento de las emociones. El mecanismo neural del procesamiento de la tristeza muestra que una simple expresión facial de

tristeza activa el polo temporal y la amígdala en el cere-

bro.

CEREBRO EMPÁTICO Y “NEURONAS ESPEJO”

Varios grupos de investigación han analizado el meca-nismo neural implicado en la empatía, el cual es un sen-timiento similar a la compasión, pero diferente en varios aspectos. De acuerdo a Hein y Singer en 2008, la empatía no está necesariamente ligada a la motivación pro-social, mientras que la compasión presenta una liga muy estre-cha con esta motivación. Estos autores insisten en que la empatía puede ser utilizada para determinar la debilidad personal que podría ocasionar sufrimiento, lo que defini-tivamente es diferente de la actitud compasiva.

Estudios con neuroimágenes exploran diferentes para-digmas de los mecanismos neuronales de la teoría de la mente (ToM), que es la habilidad cognitiva que representa el estado mental de las personas, como intenciones, creen-cias y deseos. Estos estudios muestran la activación de re-giones discretas del cerebro, incluida la corteza prefontal media, el polo temporal, la corteza frontal inferior, etcé-tera.

Adicionalmente, otro modelo sugiere la activación de

Investigación científica de la compasión

Doctora Diana Reséndez Pérez

Profesora Investigadora

Subdirectora de Posgrado

Facultad de Ciencias Biológicas

FCB/ UANLdresendez@fcb.

uanl.mx

Es fascinante y a la vez inquietante ser

puente o enlace entre dos facetas del campo

científico: la investigación y la contribución de

ésta al bienestar de nuestros semejantes Diana Reséndez Pérez

Derivada de pensamientos, sentimientos y actos vincu-lados a la moral, la espiritualidad o la ética, la com-pasión se traduce en una actitud conceptualmente

definida de múltiples formas. Para algunos, la compasión es una virtud, una iluminación derivada del amor a Dios y de estados espirituales de santidad y gracia; para otros, como pasan por un proceso cognitivo en hombres y mu-jeres, donde, independientemente del sexo, se identifica y reconoce la Nietzsche, es “la simple moral de los débiles”. Hay quienes la califican como un egoísmo encubierto o como una conducta “típicamente femenina”, opuesta a la “racionalidad masculina” aun y cuando las respuestas compasivas sean por la desgracia o el dolor del otro.

Inscrita en todos los textos sagrados de las grandes re-ligiones, como la católica, cristiana, judía, budista, hindú, musulmana o taoísta, la compasión, sea por mandamiento divino o por principios éticos, a través de los cuales las personas conviven en el complicado tejido social, es uno

de los grandes valores que fortalecen la convivencia de

la sociedad humana con el resto de los seres vivos, inte-

grantes de nuestro universo.

EL BUEN SAMARITANO

La dialéctica prevaleciente entre el compasivo y el compadecido ha traído durante siglos análisis de toda na-turaleza. Ahí está la Biblia. A través de parábolas como la del Buen Samaritano, Jesús, a través del diálogo con erudi-tos de la Sinagoga, establece que la Vida Eterna se obtiene amando primero a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas y, como segunda instancia, amando al prójimo como a sí mismo.

Los sacerdotes judíos le preguntan a Cristo: “¿y quién es mi prójimo?” Él narra entonces la historia de un via-jero que iba rumo a Jerusalén. En el camino lo asaltan, le roban y lo dejan medio muerto. Un sacerdote pasa por

¡¡Virtud, moral de los

débiles,

egoísmo

encubierto?

Qué es la compasión? Patricia Liliana Cerda Pérez

?

?

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN84 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 13

las “neuronas espejo”, que juegan un papel crítico en

el entendimiento del estado emocional de otra persona. Diferentes grupos de neurobiólogos del comportamiento humano identificaron que los circuitos neuronales impli-cados en la percepción del dolor movilizan los mismos circuitos afectivos que cuando se siente el propio dolor.

En 1996, grabaciones de una sola célula en macacos, permitieron el descubrimiento de un tipo de células del cerebro denominadas “neuronas espejo”. Estas neuronas, localizadas en el área F5 de la corteza premotora, se ac-tivan cuando se realiza una acción, así como cuando se observa a otro realizar la misma acción, por lo que estas neuronas reflejan, como en un espejo, la actividad que es-tán observando.

El sistema espejo no está solamente in-volucrado en los mo- vimientos; también refleja aspectos más sutiles del com-portamiento, como son las emociones, por lo que nos permite forjar co- nexiones con otras personas cuyas vidas parecen totalmente ajenas a nosotros (Decety y Lamm 2006). Las “neuro-

nas espejo” pueden

sentir, literalmente,

el dolor, por lo que

han sido denomina-

das también “neu-

ronas de empatía”

o “neuronas Dalai

Lama” (Ramachand-dran, 2006).

Estos circuitos neuronales constituyen la base del com-portamiento empático, en el cual las acciones, en respuesta a la aflicción de los demás, son prácticamente instantáneas, e impulsan la necesidad de ayudar (Goleman, 2006). Cuan-do se carece de una experiencia comparable, esta “em-patía cognitiva” se construye sobre la base neural y nos permite proyectarnos activamente dentro de otra persona, intentando imaginar la situación de esa persona (Preston y de Waal 2002).

El mensaje más importante de las “neuronas espejo” es que demuestran que verdaderamente somos seres so-ciales; algunos científicos consideran que el descu-

brimiento de las “neuronas espejo” es el hallazgo neu-

rológico más importante de las ultimas décadas, y se ha llegado a afirmar que hará por la psicología lo que el DNA por la biología (Ramachandran, 2006).

La localización de las regiones del cerebro humano con el uso de neuroimágenes, mediante RMf, muestra que las áreas que contienen las “neuronas espejo” también se comunican con el sistema límbico, o emocional, y facili-

tan la conexión con los sentimientos de otra persona. Se ha sugerido que la insula actúa como una interfase entre el sistema espejo y el límbico, y permite la traducción de las emociones observadas con el sentimiento emocional interno.

AREAS MESOLÍMBICAS Y EMOCIÓN PRO-SOCIAL

Existe una amplia evidencia experimental que indica que las áreas mesolímbicas del cerebro están involucradas en la emoción humana pro-social. Estudios realizados en donadores de caridad muestran una activación del área frontal de Brodmann (BA) 25, el cerebro medio y la región septal/ventral VR/SR, cuando se realiza una donación de

caridad, en comparación con una recompensa monetaria. Además, las emociones pro-sociales, como la lealtad in-condicional, activan selectivamente la región VR/SR.

Asimismo, el amor maternal, que constituye una de las emociones más compasivas, está asociado con áreas del cerebro como la substancia nigra (SN) y el área tegmental ventral (VTA). Estos circuitos neuronales de la red frontal-cerebro medio y la región VR/SR coinciden también con áreas del cerebro ricas en receptores oxitocina/vasopre-sina, que juegan un papel crítico en los comportamientos pro-sociales, tales como el cuidado materno, la cooper-ación social, etcétera.

Por otro lado, investigaciones recientes han de-

mostrado que las acciones altruistas activan una parte

primitiva del cerebro, y dan lugar a una respuesta pla-

centera, en las cuales, la corteza prefrontal ventromedial (VMPC) es necesaria para las emociones y los juicios mo-rales. En consecuencia, los daños en la VMPC del cerebro se han relacionado con comportamientos psicópatas, que muestran una gran carencia de empatía (Blair, 2005).

La demencia frontotemporal (DFT) también ataca los

puede ubicarse en el ámbito puramente naturalista, sino en el de las ciencias morales, aunque aceptemos que no todos los humanos actúen con compasión y quizá no to-dos los animales actúen egoístamente. Lo importante es reconocer que nosotros llegamos a conclusiones morales sobre ese comportamiento.

JUICIOS DE VALOR

Otra reflexión importante que podemos inferir es que la investigación de Silk clarifica el hecho de que los huma-nos formulamos juicios de valor sobre los actos egoístas y los actos desinteresados. Los seres humanos sabemos y queremos ayudar al prójimo, lo cual es juzgado como un acto virtuoso.

En la escuela y en la familia, la obligación de mostrar

compasión hacia nuestros semejantes, hacia los ani-

males y las plantas ha sido una práctica de enseñanza

moral a través de la historia de la educación.

Sócrates y Confucio hablaban reiteradamente de que no deberíamos hacer a otros lo que no queremos que nos hagan a nosotros. Todos estamos de acuerdo en que la compasión se aprende; la escuela y la familia pueden con-seguir que las personas sean más compasivas y amables; que la gente se preocupe y ocupe por los demás, y que este tipo de actitudes dinamiza áreas cerebrales asociadas a las emociones.

Desear el bien a los demás, sin esperar nada a cambio; ser generosos, compasivos y amar al prójimo de forma in-condicional, suena utópico hoy día, pero estas cualidades se pueden aprender en la familia y en la escuela. Esto es, sí podemos aprender a ser compasivos.

Así lo ha demostrado el estudio realizado por Antoine Lutz y publicado en PLos One. Su trabajo consistió en com-

parar mediante imágenes de resonancia magnética funcio-nal los cerebros de 16 monjes budistas, con más de diez mil horas de entrenamiento meditativo, con el de 16 vo-

luntarios sanos, sin experiencia previa en estas técnicas.Concluye que estas emociones positivas se pueden

aprender, de la misma manera que se aprende a tocar un instrumento musical. Este estudio probó también que se puede cultivar la amabilidad y la compasión a través de la meditación.

Para nadie es desconocido que, de alguna manera, cada familia ha vivido la experiencia de practicar la

compasión y la amabilidad para aliviar el sufrimiento

del prójimo a través de la práctica de la generosidad, logrando que los hijos –pequeños hoy- vivan la adultez siendo compasivos y educando a su vez, a sus propios hijos.

La compasión, quiérase o no, se fortalece en la medida en que es contextualizada por la religiosidad connatural al ser humano. Por ello, recuerdo a mi abuela, que no fue nunca a la escuela, pero había recibido de sus padres una sólida formación moral, y decía que: una nalgada y una ida a misa, no le hacen mal a nadie.

No olvidemos que: “Sucedió, después que marchó a una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. Al acercarse a la puerta de la ciu-dad, he aquí que llevaban a enterrar un difunto, hijo único de su madre, que era viuda, y la acompañaba una gran muchedumbre de la ciudad.

“Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: ‘No llores’. Se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron; y él dijo: ‘Muchacho, a ti te digo, levántate’. Y el que estaba muerto se incorporó y comenzó a hablar; y se lo entregó a su madre”. (Lc 7,11-16).

Foto: Andy Richter

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN12 85

La compasión es, esencialmente, la cualidad humana que nos permite sentir, entender y responder al su-frimiento de otros. Esta maravillosa virtud consti-

tuye un sentimiento muy profundo, que permite el enten-dimiento del sufrimiento con la concomitante motivación para aliviar ese sufrimiento.

¿CÓMO DETECTA EL CEREBRO LAS EMOCIONES?

Estudios de la localización de las regiones del cerebro hu-mano mediante el uso de la técnica de neuroimagen fun-cional: Resonancia Magnética funcional (RMf), permiten determinar los cambios en el flujo sanguíneo en las áreas del cerebro implicadas en las diferentes emociones. Estos estudios han usado diferentes paradigmas para entender el complejo mecanismo en el cerebro involucrado en el procesamiento de las emociones, así como de las expre-siones faciales, incluido el sentimiento de tristeza.

Evidencias de estos estudios muestran que las áreas corticales y subcorticales del cerebro, como la amígdala, el hipocampus y las cortezas frontal inferior y temporal-parietal están involucradas en el procesamiento de las emociones. El mecanismo neural del procesamiento de la tristeza muestra que una simple expresión facial de

tristeza activa el polo temporal y la amígdala en el cere-

bro.

CEREBRO EMPÁTICO Y “NEURONAS ESPEJO”

Varios grupos de investigación han analizado el meca-nismo neural implicado en la empatía, el cual es un sen-timiento similar a la compasión, pero diferente en varios aspectos. De acuerdo a Hein y Singer en 2008, la empatía no está necesariamente ligada a la motivación pro-social, mientras que la compasión presenta una liga muy estre-cha con esta motivación. Estos autores insisten en que la empatía puede ser utilizada para determinar la debilidad personal que podría ocasionar sufrimiento, lo que defini-tivamente es diferente de la actitud compasiva.

Estudios con neuroimágenes exploran diferentes para-digmas de los mecanismos neuronales de la teoría de la mente (ToM), que es la habilidad cognitiva que representa el estado mental de las personas, como intenciones, creen-cias y deseos. Estos estudios muestran la activación de re-giones discretas del cerebro, incluida la corteza prefontal media, el polo temporal, la corteza frontal inferior, etcé-tera.

Adicionalmente, otro modelo sugiere la activación de

Investigación científica de la compasión

Doctora Diana Reséndez Pérez

Profesora Investigadora

Subdirectora de Posgrado

Facultad de Ciencias Biológicas

FCB/ UANLdresendez@fcb.

uanl.mx

Es fascinante y a la vez inquietante ser

puente o enlace entre dos facetas del campo

científico: la investigación y la contribución de

ésta al bienestar de nuestros semejantes Diana Reséndez Pérez

Derivada de pensamientos, sentimientos y actos vincu-lados a la moral, la espiritualidad o la ética, la com-pasión se traduce en una actitud conceptualmente

definida de múltiples formas. Para algunos, la compasión es una virtud, una iluminación derivada del amor a Dios y de estados espirituales de santidad y gracia; para otros, como pasan por un proceso cognitivo en hombres y mu-jeres, donde, independientemente del sexo, se identifica y reconoce la Nietzsche, es “la simple moral de los débiles”. Hay quienes la califican como un egoísmo encubierto o como una conducta “típicamente femenina”, opuesta a la “racionalidad masculina” aun y cuando las respuestas compasivas sean por la desgracia o el dolor del otro.

Inscrita en todos los textos sagrados de las grandes re-ligiones, como la católica, cristiana, judía, budista, hindú, musulmana o taoísta, la compasión, sea por mandamiento divino o por principios éticos, a través de los cuales las personas conviven en el complicado tejido social, es uno

de los grandes valores que fortalecen la convivencia de

la sociedad humana con el resto de los seres vivos, inte-

grantes de nuestro universo.

EL BUEN SAMARITANO

La dialéctica prevaleciente entre el compasivo y el compadecido ha traído durante siglos análisis de toda na-turaleza. Ahí está la Biblia. A través de parábolas como la del Buen Samaritano, Jesús, a través del diálogo con erudi-tos de la Sinagoga, establece que la Vida Eterna se obtiene amando primero a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas y, como segunda instancia, amando al prójimo como a sí mismo.

Los sacerdotes judíos le preguntan a Cristo: “¿y quién es mi prójimo?” Él narra entonces la historia de un via-jero que iba rumo a Jerusalén. En el camino lo asaltan, le roban y lo dejan medio muerto. Un sacerdote pasa por

¡¡Virtud, moral de los

débiles,

egoísmo

encubierto?

Qué es la compasión? Patricia Liliana Cerda Pérez

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN84 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 13

las “neuronas espejo”, que juegan un papel crítico en

el entendimiento del estado emocional de otra persona. Diferentes grupos de neurobiólogos del comportamiento humano identificaron que los circuitos neuronales impli-cados en la percepción del dolor movilizan los mismos circuitos afectivos que cuando se siente el propio dolor.

En 1996, grabaciones de una sola célula en macacos, permitieron el descubrimiento de un tipo de células del cerebro denominadas “neuronas espejo”. Estas neuronas, localizadas en el área F5 de la corteza premotora, se ac-tivan cuando se realiza una acción, así como cuando se observa a otro realizar la misma acción, por lo que estas neuronas reflejan, como en un espejo, la actividad que es-tán observando.

El sistema espejo no está solamente in-volucrado en los mo- vimientos; también refleja aspectos más sutiles del com-portamiento, como son las emociones, por lo que nos permite forjar co- nexiones con otras personas cuyas vidas parecen totalmente ajenas a nosotros (Decety y Lamm 2006). Las “neuro-

nas espejo” pueden

sentir, literalmente,

el dolor, por lo que

han sido denomina-

das también “neu-

ronas de empatía”

o “neuronas Dalai

Lama” (Ramachand-dran, 2006).

Estos circuitos neuronales constituyen la base del com-portamiento empático, en el cual las acciones, en respuesta a la aflicción de los demás, son prácticamente instantáneas, e impulsan la necesidad de ayudar (Goleman, 2006). Cuan-do se carece de una experiencia comparable, esta “em-patía cognitiva” se construye sobre la base neural y nos permite proyectarnos activamente dentro de otra persona, intentando imaginar la situación de esa persona (Preston y de Waal 2002).

El mensaje más importante de las “neuronas espejo” es que demuestran que verdaderamente somos seres so-ciales; algunos científicos consideran que el descu-

brimiento de las “neuronas espejo” es el hallazgo neu-

rológico más importante de las ultimas décadas, y se ha llegado a afirmar que hará por la psicología lo que el DNA por la biología (Ramachandran, 2006).

La localización de las regiones del cerebro humano con el uso de neuroimágenes, mediante RMf, muestra que las áreas que contienen las “neuronas espejo” también se comunican con el sistema límbico, o emocional, y facili-

tan la conexión con los sentimientos de otra persona. Se ha sugerido que la insula actúa como una interfase entre el sistema espejo y el límbico, y permite la traducción de las emociones observadas con el sentimiento emocional interno.

AREAS MESOLÍMBICAS Y EMOCIÓN PRO-SOCIAL

Existe una amplia evidencia experimental que indica que las áreas mesolímbicas del cerebro están involucradas en la emoción humana pro-social. Estudios realizados en donadores de caridad muestran una activación del área frontal de Brodmann (BA) 25, el cerebro medio y la región septal/ventral VR/SR, cuando se realiza una donación de

caridad, en comparación con una recompensa monetaria. Además, las emociones pro-sociales, como la lealtad in-condicional, activan selectivamente la región VR/SR.

Asimismo, el amor maternal, que constituye una de las emociones más compasivas, está asociado con áreas del cerebro como la substancia nigra (SN) y el área tegmental ventral (VTA). Estos circuitos neuronales de la red frontal-cerebro medio y la región VR/SR coinciden también con áreas del cerebro ricas en receptores oxitocina/vasopre-sina, que juegan un papel crítico en los comportamientos pro-sociales, tales como el cuidado materno, la cooper-ación social, etcétera.

Por otro lado, investigaciones recientes han de-

mostrado que las acciones altruistas activan una parte

primitiva del cerebro, y dan lugar a una respuesta pla-

centera, en las cuales, la corteza prefrontal ventromedial (VMPC) es necesaria para las emociones y los juicios mo-rales. En consecuencia, los daños en la VMPC del cerebro se han relacionado con comportamientos psicópatas, que muestran una gran carencia de empatía (Blair, 2005).

La demencia frontotemporal (DFT) también ataca los

puede ubicarse en el ámbito puramente naturalista, sino en el de las ciencias morales, aunque aceptemos que no todos los humanos actúen con compasión y quizá no to-dos los animales actúen egoístamente. Lo importante es reconocer que nosotros llegamos a conclusiones morales sobre ese comportamiento.

JUICIOS DE VALOR

Otra reflexión importante que podemos inferir es que la investigación de Silk clarifica el hecho de que los huma-nos formulamos juicios de valor sobre los actos egoístas y los actos desinteresados. Los seres humanos sabemos y queremos ayudar al prójimo, lo cual es juzgado como un acto virtuoso.

En la escuela y en la familia, la obligación de mostrar

compasión hacia nuestros semejantes, hacia los ani-

males y las plantas ha sido una práctica de enseñanza

moral a través de la historia de la educación.

Sócrates y Confucio hablaban reiteradamente de que no deberíamos hacer a otros lo que no queremos que nos hagan a nosotros. Todos estamos de acuerdo en que la compasión se aprende; la escuela y la familia pueden con-seguir que las personas sean más compasivas y amables; que la gente se preocupe y ocupe por los demás, y que este tipo de actitudes dinamiza áreas cerebrales asociadas a las emociones.

Desear el bien a los demás, sin esperar nada a cambio; ser generosos, compasivos y amar al prójimo de forma in-condicional, suena utópico hoy día, pero estas cualidades se pueden aprender en la familia y en la escuela. Esto es, sí podemos aprender a ser compasivos.

Así lo ha demostrado el estudio realizado por Antoine Lutz y publicado en PLos One. Su trabajo consistió en com-

parar mediante imágenes de resonancia magnética funcio-nal los cerebros de 16 monjes budistas, con más de diez mil horas de entrenamiento meditativo, con el de 16 vo-

luntarios sanos, sin experiencia previa en estas técnicas.Concluye que estas emociones positivas se pueden

aprender, de la misma manera que se aprende a tocar un instrumento musical. Este estudio probó también que se puede cultivar la amabilidad y la compasión a través de la meditación.

Para nadie es desconocido que, de alguna manera, cada familia ha vivido la experiencia de practicar la

compasión y la amabilidad para aliviar el sufrimiento

del prójimo a través de la práctica de la generosidad, logrando que los hijos –pequeños hoy- vivan la adultez siendo compasivos y educando a su vez, a sus propios hijos.

La compasión, quiérase o no, se fortalece en la medida en que es contextualizada por la religiosidad connatural al ser humano. Por ello, recuerdo a mi abuela, que no fue nunca a la escuela, pero había recibido de sus padres una sólida formación moral, y decía que: una nalgada y una ida a misa, no le hacen mal a nadie.

No olvidemos que: “Sucedió, después que marchó a una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. Al acercarse a la puerta de la ciu-dad, he aquí que llevaban a enterrar un difunto, hijo único de su madre, que era viuda, y la acompañaba una gran muchedumbre de la ciudad.

“Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: ‘No llores’. Se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron; y él dijo: ‘Muchacho, a ti te digo, levántate’. Y el que estaba muerto se incorporó y comenzó a hablar; y se lo entregó a su madre”. (Lc 7,11-16).

Foto: Andy Richter

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN14 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 83

lóbulos frontales y los lóbulos temporales anteriores, donde reside la conciencia de sí mismo. Un primer sín-toma de DFT es la pérdida de empatía, y la actividad de las ondas cerebrales de las neuronas espejo en los individuos autistas no se activa correctamente.

CIRCUITO MESOLÍMBICO NEURAL Y LA COMPASIÓN

Como la compasión tiende a motivarnos a ayudar a las personas que están sufriendo, e interesantemente también presenta un sentimiento positivo intrínseco de recompen-sa, como resultado de la experiencia de la compasión por otros, Ji-Woong y colaboradores. Elaboraron la hipótesis de que una actitud de compasión hacia otros podría acti-var el sistema mesolímbico neural.

Para probar esta hipótesis, realizaron un estudio de imágenes funcionales mediante RMf, con pacientes vo-luntarios que asumieron una actitud compasiva o pasiva cuando observaban fotografías de tristeza o neutras. Los

resultados muestran el mayor efecto de la compasión en

la corteza media central, la corteza inferior y el cerebro

medio. De la misma manera, la interacción de la actitud de compasión con las expresiones de tristeza revela una ac-tivación significante en el circuito de la región del cerebro medio ventral y la región VR/SR.

De estos experimentos se puede deducir que el cir-cuito de motivación/recompensa que permite compartir la emoción del sufrimiento es también un componente importante en la experiencia de la compasión. La actitud de compasión hacia las expresiones de tristeza en otros individuos modula las actividades de la red cerebro me-dio-región septal-ventral VR/SR, que se sabe juegan un papel importante en la motivación pro-social, así como en el sentimiento de recompensa, por lo que se sugiere la posibilidad de que la activación de este sistema mesolím-bico neural sea una “llave mediadora” de la emoción de compartir el sufrimiento de otros con el comportamiento pro-social/social.

¿ES LA COMPASIÓN EL ORIGEN DE LA FELICIDAD?

Este estudio también muestra que aun la compasión no-recíproca e incondicional puede modular las actividades neurales de las áreas del procesamiento de la recompensa, ya que aun expresiones faciales no placenteras pueden activar éste circuito neuronal en el cerebro, cuando se experi-menta una actitud compasiva. Lo anterior nos permite es-pecular y apoyar a los mentores espirituales que postulan que la compasión es el origen de la felicidad, por lo que, obviamente, la felicidad interna podría depender más de nuestra actitud intrínseca, que de los estímulos externos per se.

Aunque el conocimiento de la compasión ha aumen-

tado en la última década, es sólo el inicio de un largo

camino en neurobiología del comportamiento, en con-

junto con la psicología y la sociología para, de una forma multidisciplinaria, determinar el complejo mecanismo in-volucrado en el cerebro en su sentido más profundo, que permita en un futuro cercano fomentar el desarrollo de esta misteriosa y maravillosa virtud: la compasión.

Hein G. and Singer T. (2008) I feel how you feel but not always: The empathic brain and its modulation, Current Opinion in Neurobiology 18 :153–158.Decety, J. and Lamm, C. (2006) Human Empathy through the Lense of Social Neuroscience The Scientific World Journal, 6:1146-1163. Ramanchandran, V. (2006) Mirror Neurons and the Brain www.edge.org/3rd- culture/ramachandran06/Ramachandran06index.html+jam.Preston, S. and de Waal, F.B.M. (2002) Empathy: Its ultimate and proximate bases, Behavior and Brain Sciences, 25:1-72.Goleman, D. (2006) Social Intelligence, Bantam, New York.Blair, J., Mitchell, D., and Blair, K. (2005) The Psychopath:Emotion and The Brain, Blackwell, Oxford, UKJi-Woong K, Sung-Eun K, Jae-Jin K, Bumseok J, Chang-Hyun P, Ae R S, Ji E S and Seon W K (2009) Compassionate attitude towards others suffering activates the mesolimbic neural system, Neuropsychologia, 47: 2015-2154Rizzolatti, G., Fadiga, L., Gallesa, V. and Fogassi, L. (1996) Premotor cortex and the recognition of motor actions, Cognitive Brain Research, 3: 131-141. Moll, F. Krueger, R. Zahn, M. Pardini, R. de Oliveira-Souza and J. Grafman, (2006) Human fronto-mesolimbic networks guide decisions about charitable donation, Proceedings of the National Academy of Sciences of the Unites States of America 15623–15628.Bartels A. and Zeki S. (2004) The neural correlates of maternal and romantic love, Neuroimage 21:1155–1166.

REFERENCIAS

Los monos no tienen compasión

Joan Silk, investigadora de la Universidad de California, realizó un experimento con chimpancés, para indagar si éstos eran capaces de manifestar compasión o altru-

ismo. La conclusión publicada en la revista Nature es con-tundente: “¡No!”.

La compasión, señala Wikipedia, Es un movimiento del alma que nos hace sensibles al mal que padece otro ser, y describe la comprensión del estado emocional de otro; (…) La compasión es con frecuencia combinada con un deseo de aliviar o reducir el sufrimiento de otro; mostrando especial bondad y amabilidad por quien está sufriendo.

Por su parte, el Dalai Lama dice: Llamamos compasión a la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás y a la voluntad de aliviar sus penas, pero a menudo somos incapaces de llevar a la práctica lo que nos proponemos, y esa hermosa palabra muere sin haber dado sus frutos.

El experimento de Silk consistió en colocar a un chim-pancé en posición de tener la posibilidad de tirar de una de dos cuerdas. Si tiraba de la cuerda A, recibía comida;

si tiraba de la B, también recibía comida, pero otro chim-

pancé colocado en una jaula anexa también recibía la

misma cantidad de comida.

INDIFERENCIA ANIMAL

La investigadora descubrió que los chimpancés no tienen compasión; más bien son indiferentes a la suerte, sufri-miento o hambre del chimpancé vecino, que muchas veces se manifestaba con gestos y gemidos casi suplicantes de comida; sin embargo, el chimpancé que debía tirar de la cuerda, jalaba la que le daba comida sólo a él.

Aquí es donde surge la pregunta obligada: “¿por qué

los animales que se muestran ‘cuasi inteligentes’, capa-

ces de realizar diversas tareas muy complejas, son

egoístas con los de su especie, en tanto que el hombre

ha probado su compasión infinidad de veces?”. Baste un solo ejemplo: el terremoto de 1985 en la Ciudad de México.

Es importante que reflexionemos sobre la inmensa capacidad de cooperación que tenemos los seres huma-nos, en tanto que los monos son francamente egoístas y desconocedores del trabajo colaborativo. La clave no

Ismael Vidales Delgado

Profesor Ismael Vidales Delgado

Director Académico del CECyTE-NL

[email protected]

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN82 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 15

La compasión humana es una emoción profunda, des-encadenada por una evaluación que promueve la em-patía hacia el sufrimiento de otros. Frecuentemente,

el estado emocional de compasión activa conductas para tratar de aliviar dicho sufrimiento (Kostansky, 2007). Dada la naturaleza emocional de la compasión, ésta ha sufrido desprecio o sobrevaloración, dependiendo de la posición filosófica que se tome.

Por ejemplo, racionalistas radicales que menos valoran la contribución de nuestro bagaje emocional a nuestro intelecto, tienden a minimizar el lugar de la compasión como una virtud humana. Y, viceversa: épocas del roman-ticismo elevan capacidades emocionales como la empatía y la compasión a eventos psicológicos que pueden ser cul-tivados y llevados a altos niveles de interacción intelec-tual–emocional (Orwin & Tracov, 1997)

Fuentes académicas actuales nos permiten ahondar cada vez más en la naturaleza de tan debatida emoción. Primero, tal y como lo señaló Charles Darwin, la com-

pasión es una emoción compartida a través de los seres

biológicos emocionales. A este respecto, Masson (1999) en su obra The Emperor`s embrace: Reflections on animal

Compasión y perdón humanoFundamentos cognitivo-emocionales

families and fatherhood (pag. 164)” presenta ejemplos de esto:

“Un venado impala fue atacado por una manada de perros de caza. En su huida, cayó en un río, donde un lagarto lo atrapó e intentó arrastrarlo a lo profundo. En-tonces, una hembra hipopótamo que se encontraba en las cercanías, arremetió contra el cocodrilo, que de inmediato dejó ir al venado y se alejó rápidamente. La hipopótamo empujó entonces al venado herido hacia la orilla.

El lacerado venado, cojeando, intentó alejarse, pero desfalleció sobre el pasto. Acto seguido, la hipopótamo salió del río y caminó hacia el impala, y cuando estuvo a su lado, abrió las mandíbulas y brindó aliento cálido al animal herido. Hizo esto en cinco ocasiones. Estaba tratan-do en vano de salvar la vida del animal, ya que el venado había sido mortalmente herido”.

SOMOS SERES EMOCIONALES

Otro factor, además del aspecto biológico compartido, es que la compasión, al igual que las demás emociones hu-manas (científicamente exploradas), se somete a los prin-cipios básicos que parecen regir nuestra conducta emocio

Ernesto O. López Ramírez

Doctor Ernesto O. López RamírezProfesor e InvestigadorFacultad de Psicología / UANL [email protected]

Ellis, T. (ed.) (2006). Cognition and Suicide. Theory, Reserach and therapy. Washington, D.C.: American Psychological Association. Hawton, K., van Heerigen, K. (eds.) (2002). The international handbook of suicide and attempted suicide. Chichester, England: John Wiley & Sons Ltd.Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (2007). Estadísticas de intentos de suicidio y suicidios en los Estados Unidos Mexicanos, 2005. México: INEGI.Joiner, T., Rudd, M.D. (eds.) (2000). Suicide Science, Expanding The boundaries. Norwell, Massachusetts: Kluwer Academic Publishers.Organización Mundial de la Salud (Agosto 2006). Suicide Prevention: Emerging from Darkness. Organización Mundial de la Salud, Oficina Regional para el Sudeste Asiático. Consultado el 11 de mayo de 2009. Documento electrónico: http//www.searo.who.int./en/Section1174/Section1199/Section1567/Section1824.html.Organización Mundial de la Salud (2005). El suicidio un problema de salud pública enorme y sin embargo prevenible. Boletín de prensa.Secretaria de Salud México. (2007). Diez principales causas de mortalidad en hombres y mujeres, por grupos de edad. Sistema Nacional de Información en Salud. Consultado el 11 de mayo de 2009. Documento electrónico: http://sinais.salud.gob.mx/descargas/xls/diezprincausasmort2007_CNEGySR.xls Van Heeringen, K. (ed.) (2002). Understading Suicidal Behavior. The suicidal process approach to reserach, treatment and prevention. Chichester, England: John Wiley & Sons Ltd.

REFERENCIAS

LA FAMILIA

Desde la familia también se pueden establecer estrate-gias de prevención y ayuda: establecimiento de relaciones más estrechas, llenas de cuidado, escucha empática en los sentimientos y emociones; apoyar a la persona en sus fortalezas más que intentar atenuar sus debilidades; no dejar sola a la persona que ha expresado su intención de causar su muerte; trabajar gradualmente para promover el deseo de vivir; practicar métodos de afrontamiento de problemas y promoviendo un sentido de optimismo en el-los; tratar de minimizar las situaciones de estrés y con-flicto en el hogar; fomentar que la persona con conduc-tas suicidas reciba la atención adecuada y se apegue al tratamiento durante el tiempo establecido para ello; estar atento a las reacciones y comportamientos de la persona y actuando con agilidad en caso de sospechar de un in-tento suicida en proceso; mantener atención y vigilancia especial en casos de riesgo, tales como depresión, con-ducta violenta, abuso de sustancias adictivas, pacientes con enfermedades terminales o con pérdidas emocio-nales significativas; establecer contacto con redes so-ciales y servicios para los problemas en los cuales está involucrada la persona (asistencia legal, apoyo económi-co, servicios sociales, servicios asistenciales, etcétera). En cualquier momento y lugar se puede ser

un factor de apoyo, fuerza, cariño y optimismo para la persona con conducta suicida.

Los conocimientos sobre los estados psicológicos de las personas con conductas suicidas y las estrategias de ayuda a desarrollar como individuos y en las familias pueden ayudar a comprender más el problema.

LA COMPASIÓN

Éstos pueden llevar a sentir compasión por la persona con conductas suicidas; ser capaces de ponerse en su lugar por un instante, intentar comprender el sufrimiento, el do-lor emocional que lo vulnera, para con ello ser un factor para el alivio de esa persona; en vez de ser un elemento de crítica mordaz y mayores complicaciones. La ayuda no será por siempre, ya que se debe recordar que el apoyo es sólo temporal y cualquiera podría verse en la necesidad de recibirlo.

En general, la compasión por la persona con conducta suicida debe llevar a una postura activa de ayuda y apoyo emocional, ya que por sí misma, la persona difícilmente podrá llevar una vida plena, desarrollando todas sus ca-pacidades y buscando la felicidad de manera positiva so-cialmente. El apoyo, la comprensión y la compasión en los seres humanos podrían ayudar a revertir la tendencia as-cendente de las conductas suicidas.

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lóbulos frontales y los lóbulos temporales anteriores, donde reside la conciencia de sí mismo. Un primer sín-toma de DFT es la pérdida de empatía, y la actividad de las ondas cerebrales de las neuronas espejo en los individuos autistas no se activa correctamente.

CIRCUITO MESOLÍMBICO NEURAL Y LA COMPASIÓN

Como la compasión tiende a motivarnos a ayudar a las personas que están sufriendo, e interesantemente también presenta un sentimiento positivo intrínseco de recompen-sa, como resultado de la experiencia de la compasión por otros, Ji-Woong y colaboradores. Elaboraron la hipótesis de que una actitud de compasión hacia otros podría acti-var el sistema mesolímbico neural.

Para probar esta hipótesis, realizaron un estudio de imágenes funcionales mediante RMf, con pacientes vo-luntarios que asumieron una actitud compasiva o pasiva cuando observaban fotografías de tristeza o neutras. Los

resultados muestran el mayor efecto de la compasión en

la corteza media central, la corteza inferior y el cerebro

medio. De la misma manera, la interacción de la actitud de compasión con las expresiones de tristeza revela una ac-tivación significante en el circuito de la región del cerebro medio ventral y la región VR/SR.

De estos experimentos se puede deducir que el cir-cuito de motivación/recompensa que permite compartir la emoción del sufrimiento es también un componente importante en la experiencia de la compasión. La actitud de compasión hacia las expresiones de tristeza en otros individuos modula las actividades de la red cerebro me-dio-región septal-ventral VR/SR, que se sabe juegan un papel importante en la motivación pro-social, así como en el sentimiento de recompensa, por lo que se sugiere la posibilidad de que la activación de este sistema mesolím-bico neural sea una “llave mediadora” de la emoción de compartir el sufrimiento de otros con el comportamiento pro-social/social.

¿ES LA COMPASIÓN EL ORIGEN DE LA FELICIDAD?

Este estudio también muestra que aun la compasión no-recíproca e incondicional puede modular las actividades neurales de las áreas del procesamiento de la recompensa, ya que aun expresiones faciales no placenteras pueden activar éste circuito neuronal en el cerebro, cuando se experi-menta una actitud compasiva. Lo anterior nos permite es-pecular y apoyar a los mentores espirituales que postulan que la compasión es el origen de la felicidad, por lo que, obviamente, la felicidad interna podría depender más de nuestra actitud intrínseca, que de los estímulos externos per se.

Aunque el conocimiento de la compasión ha aumen-

tado en la última década, es sólo el inicio de un largo

camino en neurobiología del comportamiento, en con-

junto con la psicología y la sociología para, de una forma multidisciplinaria, determinar el complejo mecanismo in-volucrado en el cerebro en su sentido más profundo, que permita en un futuro cercano fomentar el desarrollo de esta misteriosa y maravillosa virtud: la compasión.

Hein G. and Singer T. (2008) I feel how you feel but not always: The empathic brain and its modulation, Current Opinion in Neurobiology 18 :153–158.Decety, J. and Lamm, C. (2006) Human Empathy through the Lense of Social Neuroscience The Scientific World Journal, 6:1146-1163. Ramanchandran, V. (2006) Mirror Neurons and the Brain www.edge.org/3rd- culture/ramachandran06/Ramachandran06index.html+jam.Preston, S. and de Waal, F.B.M. (2002) Empathy: Its ultimate and proximate bases, Behavior and Brain Sciences, 25:1-72.Goleman, D. (2006) Social Intelligence, Bantam, New York.Blair, J., Mitchell, D., and Blair, K. (2005) The Psychopath:Emotion and The Brain, Blackwell, Oxford, UKJi-Woong K, Sung-Eun K, Jae-Jin K, Bumseok J, Chang-Hyun P, Ae R S, Ji E S and Seon W K (2009) Compassionate attitude towards others suffering activates the mesolimbic neural system, Neuropsychologia, 47: 2015-2154Rizzolatti, G., Fadiga, L., Gallesa, V. and Fogassi, L. (1996) Premotor cortex and the recognition of motor actions, Cognitive Brain Research, 3: 131-141. Moll, F. Krueger, R. Zahn, M. Pardini, R. de Oliveira-Souza and J. Grafman, (2006) Human fronto-mesolimbic networks guide decisions about charitable donation, Proceedings of the National Academy of Sciences of the Unites States of America 15623–15628.Bartels A. and Zeki S. (2004) The neural correlates of maternal and romantic love, Neuroimage 21:1155–1166.

REFERENCIAS

Los monos no tienen compasión

Joan Silk, investigadora de la Universidad de California, realizó un experimento con chimpancés, para indagar si éstos eran capaces de manifestar compasión o altru-

ismo. La conclusión publicada en la revista Nature es con-tundente: “¡No!”.

La compasión, señala Wikipedia, Es un movimiento del alma que nos hace sensibles al mal que padece otro ser, y describe la comprensión del estado emocional de otro; (…) La compasión es con frecuencia combinada con un deseo de aliviar o reducir el sufrimiento de otro; mostrando especial bondad y amabilidad por quien está sufriendo.

Por su parte, el Dalai Lama dice: Llamamos compasión a la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás y a la voluntad de aliviar sus penas, pero a menudo somos incapaces de llevar a la práctica lo que nos proponemos, y esa hermosa palabra muere sin haber dado sus frutos.

El experimento de Silk consistió en colocar a un chim-pancé en posición de tener la posibilidad de tirar de una de dos cuerdas. Si tiraba de la cuerda A, recibía comida;

si tiraba de la B, también recibía comida, pero otro chim-

pancé colocado en una jaula anexa también recibía la

misma cantidad de comida.

INDIFERENCIA ANIMAL

La investigadora descubrió que los chimpancés no tienen compasión; más bien son indiferentes a la suerte, sufri-miento o hambre del chimpancé vecino, que muchas veces se manifestaba con gestos y gemidos casi suplicantes de comida; sin embargo, el chimpancé que debía tirar de la cuerda, jalaba la que le daba comida sólo a él.

Aquí es donde surge la pregunta obligada: “¿por qué

los animales que se muestran ‘cuasi inteligentes’, capa-

ces de realizar diversas tareas muy complejas, son

egoístas con los de su especie, en tanto que el hombre

ha probado su compasión infinidad de veces?”. Baste un solo ejemplo: el terremoto de 1985 en la Ciudad de México.

Es importante que reflexionemos sobre la inmensa capacidad de cooperación que tenemos los seres huma-nos, en tanto que los monos son francamente egoístas y desconocedores del trabajo colaborativo. La clave no

Ismael Vidales Delgado

Profesor Ismael Vidales Delgado

Director Académico del CECyTE-NL

[email protected]

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN82 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 15

La compasión humana es una emoción profunda, des-encadenada por una evaluación que promueve la em-patía hacia el sufrimiento de otros. Frecuentemente,

el estado emocional de compasión activa conductas para tratar de aliviar dicho sufrimiento (Kostansky, 2007). Dada la naturaleza emocional de la compasión, ésta ha sufrido desprecio o sobrevaloración, dependiendo de la posición filosófica que se tome.

Por ejemplo, racionalistas radicales que menos valoran la contribución de nuestro bagaje emocional a nuestro intelecto, tienden a minimizar el lugar de la compasión como una virtud humana. Y, viceversa: épocas del roman-ticismo elevan capacidades emocionales como la empatía y la compasión a eventos psicológicos que pueden ser cul-tivados y llevados a altos niveles de interacción intelec-tual–emocional (Orwin & Tracov, 1997)

Fuentes académicas actuales nos permiten ahondar cada vez más en la naturaleza de tan debatida emoción. Primero, tal y como lo señaló Charles Darwin, la com-

pasión es una emoción compartida a través de los seres

biológicos emocionales. A este respecto, Masson (1999) en su obra The Emperor`s embrace: Reflections on animal

Compasión y perdón humanoFundamentos cognitivo-emocionales

families and fatherhood (pag. 164)” presenta ejemplos de esto:

“Un venado impala fue atacado por una manada de perros de caza. En su huida, cayó en un río, donde un lagarto lo atrapó e intentó arrastrarlo a lo profundo. En-tonces, una hembra hipopótamo que se encontraba en las cercanías, arremetió contra el cocodrilo, que de inmediato dejó ir al venado y se alejó rápidamente. La hipopótamo empujó entonces al venado herido hacia la orilla.

El lacerado venado, cojeando, intentó alejarse, pero desfalleció sobre el pasto. Acto seguido, la hipopótamo salió del río y caminó hacia el impala, y cuando estuvo a su lado, abrió las mandíbulas y brindó aliento cálido al animal herido. Hizo esto en cinco ocasiones. Estaba tratan-do en vano de salvar la vida del animal, ya que el venado había sido mortalmente herido”.

SOMOS SERES EMOCIONALES

Otro factor, además del aspecto biológico compartido, es que la compasión, al igual que las demás emociones hu-manas (científicamente exploradas), se somete a los prin-cipios básicos que parecen regir nuestra conducta emocio

Ernesto O. López Ramírez

Doctor Ernesto O. López RamírezProfesor e InvestigadorFacultad de Psicología / UANL [email protected]

Ellis, T. (ed.) (2006). Cognition and Suicide. Theory, Reserach and therapy. Washington, D.C.: American Psychological Association. Hawton, K., van Heerigen, K. (eds.) (2002). The international handbook of suicide and attempted suicide. Chichester, England: John Wiley & Sons Ltd.Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (2007). Estadísticas de intentos de suicidio y suicidios en los Estados Unidos Mexicanos, 2005. México: INEGI.Joiner, T., Rudd, M.D. (eds.) (2000). Suicide Science, Expanding The boundaries. Norwell, Massachusetts: Kluwer Academic Publishers.Organización Mundial de la Salud (Agosto 2006). Suicide Prevention: Emerging from Darkness. Organización Mundial de la Salud, Oficina Regional para el Sudeste Asiático. Consultado el 11 de mayo de 2009. Documento electrónico: http//www.searo.who.int./en/Section1174/Section1199/Section1567/Section1824.html.Organización Mundial de la Salud (2005). El suicidio un problema de salud pública enorme y sin embargo prevenible. Boletín de prensa.Secretaria de Salud México. (2007). Diez principales causas de mortalidad en hombres y mujeres, por grupos de edad. Sistema Nacional de Información en Salud. Consultado el 11 de mayo de 2009. Documento electrónico: http://sinais.salud.gob.mx/descargas/xls/diezprincausasmort2007_CNEGySR.xls Van Heeringen, K. (ed.) (2002). Understading Suicidal Behavior. The suicidal process approach to reserach, treatment and prevention. Chichester, England: John Wiley & Sons Ltd.

REFERENCIAS

LA FAMILIA

Desde la familia también se pueden establecer estrate-gias de prevención y ayuda: establecimiento de relaciones más estrechas, llenas de cuidado, escucha empática en los sentimientos y emociones; apoyar a la persona en sus fortalezas más que intentar atenuar sus debilidades; no dejar sola a la persona que ha expresado su intención de causar su muerte; trabajar gradualmente para promover el deseo de vivir; practicar métodos de afrontamiento de problemas y promoviendo un sentido de optimismo en el-los; tratar de minimizar las situaciones de estrés y con-flicto en el hogar; fomentar que la persona con conduc-tas suicidas reciba la atención adecuada y se apegue al tratamiento durante el tiempo establecido para ello; estar atento a las reacciones y comportamientos de la persona y actuando con agilidad en caso de sospechar de un in-tento suicida en proceso; mantener atención y vigilancia especial en casos de riesgo, tales como depresión, con-ducta violenta, abuso de sustancias adictivas, pacientes con enfermedades terminales o con pérdidas emocio-nales significativas; establecer contacto con redes so-ciales y servicios para los problemas en los cuales está involucrada la persona (asistencia legal, apoyo económi-co, servicios sociales, servicios asistenciales, etcétera). En cualquier momento y lugar se puede ser

un factor de apoyo, fuerza, cariño y optimismo para la persona con conducta suicida.

Los conocimientos sobre los estados psicológicos de las personas con conductas suicidas y las estrategias de ayuda a desarrollar como individuos y en las familias pueden ayudar a comprender más el problema.

LA COMPASIÓN

Éstos pueden llevar a sentir compasión por la persona con conductas suicidas; ser capaces de ponerse en su lugar por un instante, intentar comprender el sufrimiento, el do-lor emocional que lo vulnera, para con ello ser un factor para el alivio de esa persona; en vez de ser un elemento de crítica mordaz y mayores complicaciones. La ayuda no será por siempre, ya que se debe recordar que el apoyo es sólo temporal y cualquiera podría verse en la necesidad de recibirlo.

En general, la compasión por la persona con conducta suicida debe llevar a una postura activa de ayuda y apoyo emocional, ya que por sí misma, la persona difícilmente podrá llevar una vida plena, desarrollando todas sus ca-pacidades y buscando la felicidad de manera positiva so-cialmente. El apoyo, la comprensión y la compasión en los seres humanos podrían ayudar a revertir la tendencia as-cendente de las conductas suicidas.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN16 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 81

nal. A este respecto, hay que entender que nuestra especie evoluciono primero como seres emocionales y luego como seres pensantes. Es de nuestro sistema emocional inicial (el cual compartimos en gran medida con otras especies) del que evoluciono nuestro intelecto (que nos distingue como especie) y no independientemente de éste. En otras palabras, somos seres emocionales con pensamiento y

no seres pensantes con emociones. Esta distinción es im-portante, ya que existe una estrecha vinculación en la for-ma en cómo nuestro intelecto se relaciona con procesos emocionales, como lo es el caso de la compasión humana.

En particular, las emociones son consecuencia de eva-luaciones sobre eventos de interés que las desencadenan de forma automática, sin tiempo a intervención consciente (emociones reactivas) o de forma controlada e intencional (emociones reflexivas) (ver por ejemplo López, 2009). De esta forma, para entrar en estado de compasión, es ne-cesario entender que previamente a la elicitación de este estado emocional, tuvo que haber una evaluación o juicio sobre el estado de sufrimiento del objeto de nuestra com-pasión.

Por ejemplo, en el caso del hipopótamo señalado hace unos momentos, antes de compadecerse del venado impa-la, tuvo que haber evaluado la situación de peligro de este animal y el sufrimiento al que se sometía. Esta evaluación desencadenó una conducta emocional inmediata (cuestión de milisegundos) y una conducta asociada a esta emoción de compasión de pelea-ayuda, aun y cuando pudiera po-ner en peligro su propio bienestar. Es este proceso de eva- luación el que en unos individuos desencadena la com-pasión y en otros bloquea dicha capacidad, distinguiendo así a los individuos compasivos de los que no lo son.

¿Cuál es la naturaleza de este proceso evaluativo com-pasivo? Como ya se ha sugerido previamente, dada la naturaleza emocional de la compasión, el proceso desen-cadenador de tal emoción puede ser muy simple (reactivo) o muy sofisticado, al grado de incluir aspectos morales superiores y procesos intelectuales (la compasión como virtud).

EL PERDÓN HUMANO

En particular, en este documento es de interés explorar este proceso evaluativo en una forma específica de com-pasión: El perdón humano. En sí, el perdón es una forma

de compasión en acción, y esta relación permite anali-

zar procesos de evaluación cognitiva que subyacen a la

compasión humana y su estudio. A diferencia de otras formas de compasión, el perdón humano tiene como ob-jeto de compasión a alguien que nos ha ofendido.

Desde esta perspectiva, surgen dos intereses en el pre-sente documento, independientes del análisis de la com-pasión. El primero es honrar la reciente visita a Monterrey de uno de los grandes estudiosos del perdón humano, el doctor Etienne Mollet, y, por otra parte, reflexionar sobre investigación de esta forma de compasión en jóvenes de la zona metropolitana de Monterrey.

Como es sugerido por una vasta cantidad de investi-gación académica (Enright, Eastin, Golden, Sarinopoulos & Freedman, 1992; Enright & Fitzgibbons, 2000; Kearns, &

Fincham, 2004; Denton & Martin, 1998) el perdón humano parece estar relacio-nado con los siguientes procesos psicológicos:

Estos procesos involucran una gran actividad de nuestra arquitectura cognitivo-emocional para poder llevarse a cabo. Según Mullet et al. (Mullet, E., Girard & Bakhshi, 2004; Mullet, Neto & Rivière, 2005; Neto, Pinto & Mullet, 2007) dicha actividad parece guiarse sobre cuatro ejes o factores:

PREVENCIÓN

Comprender las condiciones psicológicas de la persona con conductas suicidas podría llevar a realizar mejores es-trategias de prevención y atención desde la familia y con los seres queridos. He aquí algunas ideas:

La prevención del suicidio, desde la perspectiva de la persona con tendencias suicidas, es a través de los si-guientes pasos: identificar el problema en sus diversas dimensiones, entender los factores que complican dicho problema (en lo personal, familiar y social), reconocer los estados psicológicos en los cuales se encuentra y buscar ayuda en personas capaces de brindarla.La prevención, como amigos de una persona que revela su intención de causar su propia muerte, implica las si-guientes acciones: tratar de establecer contacto emocional con la persona y tratar de entender cómo se encuentra en ese momento; escuchar con precaución, permitiendo hablar del problema y de los sentimientos que éste le pro-voca, sin importar que para ello haga grandes rodeos; tra-tar de identificar el problema principal y los sentimientos asociados; respetar incondicionalmente los pensamientos y sentimientos, además de nunca contradecir, criticar o juzgar a la persona. (Frases como: “estás equivocado”, “¿por qué hiciste esto?”, “estás mal” por lo común, no ayu-dan).Conocer la situación actual de la persona.Explorar de forma conjunta las posibles soluciones positi-vas para el problema.Identificar la mejor manera de ayudar positivamente en momentos de intenso dolor emocional.Hablar con un sentido de esperanza y optimismo. Ayudar a la persona a vincularse con servicios de salud o servicios con la capacidad de ayudarle.Dar seguimiento al cumplimiento de las prescripciones de las personas capacitadas con quienes acuda.Continuar conviviendo, escuchando y dando apoyo.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN80 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 17

El primer factor sugiere, bajo los cánones de la emoción de la compasión, un re-emplazo de un estado emocional negativo a uno positivo. Por supuesto, y como ya se ha expuesto explícitamente, esto sugiere un cambio en la forma en cómo evaluamos inconsciente o conscientemente el objeto de nuestro perdón. Este cambio de razonamiento es particularmente difícil si el ofensor es alguien respon-sable del asesinato de nuestro padre, tortura de seres queridos o un crimen ma-yor. Éste es el caso del Genocidio en la Segunda Guerra Mundial o la masacre

de Rwanda, en África central, en donde 800 mil tutsis fueron asesinados por la

milicia hutu en 1993.

Estos últimos casos son difíciles, ya que in-volucran no solamente el perdón de un solo individuo a otro, sino de un grupo de indi-viduos a otro grupo, en donde las victimas ahora frecuentemente tienen que convivir en sus comunidades con los perpetradores del crimen. De esta for-ma, el perdón no sólo puede involucrar un proceso dual de uno a uno, sino también uno grupal (segundo fac-tor). El tercer factor in-volucrado relaciona la conveniencia del arre-pentimiento del ofen-sor y la promoción de ser un mejor individuo para así ser merece-dor del perdón. Final-mente, el cuarto factor establece aspectos mo-rales relacionados con el perdón. Por ejemplo, ¿es inmoral perdonar a alguien que asesinó a un familiar muy querido?

RUSOS Y ALEMANES

Marion Kostansky, en su obra El poder de la compasión, menciona el siguiente ejemplo de compasión y perdón (pág. 2-3):

“Stalin ordenó que 20,000 prisioneros alemanes fueran exhibidos pública-mente en las calles de Moscú. El público se reunió a observar con odio y puños comprimidos a quienes habían cometido tantas atrocidades contra ellos. Obser-varon entonces a soldados alemanes que caminaban con la cabeza baja y agaza-pados unos con otros, con el pelo crecido, desfallecientes y en extremo delgados; algunos con vendas sucias y ensangrentadas por heridas infringidas. De repente, una anciana rusa salió de entre la multitud, y sacó del interior de su abrigo un trozo de pan y lo puso en el bolsillo de uno de los soldados. Entonces, uno a uno, más gente se unió a este gesto, brindando pan, cigarrillos y otras cosas a los soldados alemanes, tratando de aliviar su sufrimiento. En realidad, los soldados ya no fueron vistos como enemigos, sino como personas”.

Como se puede deducir del ejemplo, al parecer existió una reevaluación

grupal del evento, disparada por el sufrimiento de los soldados. Por difícil

que pueda parecer, estos momentos de compasión pueden darse, a pesar de

los atenuantes morales y expectativas sociales (Gauché, & Mullet, 2008).

La historia abunda en ejemplos de este tipo; sin embargo, estos momentos de compasión no necesariamente sig-nifican un perdón permanente o un perdón consumado. Puede darse el caso de que dicho perdón compasionado esté limitado a un periodo regido por la permanencia de la compasión. Aquí cabe mencionar que la compasión, igual que toda emoción, puede oscilar en intensidad a través del tiempo, e incluso estar ausente por periodos largos, como

lo es el caso de asistentes sociales que, después de ciertos periodos de estar ayudando a otros, manifi-estan estar “cansados” o incapaces de tener com-pasión hacia otros. De esta forma, el perdón de-manda varios niveles de logro para consolidarse.

En el caso de Sud-áfrica central, donde vic-timas y ofensores tienen que convivir en la misma sociedad, no es suficiente el tolerarse y coexistir. Es necesario encontrar ra-zonamientos más sofisti-cados que sobrevivan a estados oscilatorios de empatía o compasión. Son estos esquemas de creencias los que, al ser adquiridos, permiten el mantenimiento y debido impacto de un estado emocional positivo (fac-tor de cambio de corazón en el modelo Mullet).

FACTORES DE PERDÓN

En otras palabras, es necesario sustituir odio y enojo por empatía, compasión, etcétera, pero también es importante saber cómo mantener valido dicho cambio. A este respec-to, el modelo de cuatro factores de perdón, anteriormente señalado, es usado en varias culturas con la misma estruc-tura; pero existen diferencias en cuanto a los valores que se asumen para cada factor.

Por ejemplo, en el aspecto del factor de considerar el perdón como una decisión grupal o individual, sociedades colectivistas como el Congo, África, valoran muy alto la participación grupal, mientras que sociedades donde se valora el individualismo, consideran el perdón como algo muy personal (Kadiangandu, Gauche & Mullet, 2007). Comparaciones de culturas Europeas vs Latino America-nas, como por ejemplo Francia vs Uruguay, señalan un punto intermedio entre congoleses y franceses en cuanto al factor de cuántos individuos pueden involucrarse en el proceso de perdón (Familia, amigos, etcétera) (Bagnulo, Mu-ñoz Sastre & Mullet, 2009).

Investigaciones actualmente en proceso entre la

El sujeto tiene dificultades para generar alternativas de solución a los problemas; tiende a ver las situaciones de forma dicotómica y radical.

Los pensamientos antes referidos se acompañan de rasgos de impulsividad y pobres habilidades sociales en la persona con conducta suicida.

LAS EMOCIONES

Respecto de las emociones de la persona con conductas suicidas, se han reconocido los siguientes elementos: Presentan sentimientos de abandono de parte de sus seres queridos.Tienen sentimientos de ser un estorbo para su familia o su pareja.Sienten culpa por los problemas que han podido causar a los demás.Es frecuente la desesperación ante la imposibilidad de so-lucionar el problema, y la ansiedad por verse inmersos en la problemática. Esta ansiedad se manifiesta en alteraciones en el sueño, la alimentación y los problemas generales de salud. Presentan sentimientos de enojo hacía sí mismos y hacia los demás. El enojo hacia sí mismos es por no poder so-lucionar el problema, y hacia los demás, por no recibir de ellos la ayuda esperada.

Refieren sentimientos de soledad. Consideran estar solos, a pesar de estar acompañados, lo cual se basa en un pro-fundo convencimiento de no ser comprendidos por los demás.Presentan sentimientos de profunda tristeza; lo que se manifiesta en apatía general y pérdida de la capacidad para sentir placer ante las cosas que anteriormente les gustaban.Refieren sentimientos de desesperanza, cansancio emo-cional y físico.

Todo este conjunto de sentimientos y emociones con-forman el cuadro de intenso dolor emocional que presen-tan, el cual refiere que, no importa lo que realicen, éste no se termina.

Estos elementos psicológicos, como los pensamientos, emociones y sentimientos, llevan a la persona con tenden-cias suicidas a realizar actos contrarios a sus necesidades emocionales; por ejemplo, refieren la falta de comuni-cación y comprensión de sus seres queridos, pero se aís-lan y apartan de ellos.

Él o ella emprenden nuevos esfuerzos por solucionar el problema, pero los abandonan antes de obtener ningún resultado, y regresan al estado inicial o incluso a una peor situación, por el fracaso.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN80 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 17

El primer factor sugiere, bajo los cánones de la emoción de la compasión, un re-emplazo de un estado emocional negativo a uno positivo. Por supuesto, y como ya se ha expuesto explícitamente, esto sugiere un cambio en la forma en cómo evaluamos inconsciente o conscientemente el objeto de nuestro perdón. Este cambio de razonamiento es particularmente difícil si el ofensor es alguien respon-sable del asesinato de nuestro padre, tortura de seres queridos o un crimen ma-yor. Éste es el caso del Genocidio en la Segunda Guerra Mundial o la masacre

de Rwanda, en África central, en donde 800 mil tutsis fueron asesinados por la

milicia hutu en 1993.

Estos últimos casos son difíciles, ya que in-volucran no solamente el perdón de un solo individuo a otro, sino de un grupo de indi-viduos a otro grupo, en donde las victimas ahora frecuentemente tienen que convivir en sus comunidades con los perpetradores del crimen. De esta for-ma, el perdón no sólo puede involucrar un proceso dual de uno a uno, sino también uno grupal (segundo fac-tor). El tercer factor in-volucrado relaciona la conveniencia del arre-pentimiento del ofen-sor y la promoción de ser un mejor individuo para así ser merece-dor del perdón. Final-mente, el cuarto factor establece aspectos mo-rales relacionados con el perdón. Por ejemplo, ¿es inmoral perdonar a alguien que asesinó a un familiar muy querido?

RUSOS Y ALEMANES

Marion Kostansky, en su obra El poder de la compasión, menciona el siguiente ejemplo de compasión y perdón (pág. 2-3):

“Stalin ordenó que 20,000 prisioneros alemanes fueran exhibidos pública-mente en las calles de Moscú. El público se reunió a observar con odio y puños comprimidos a quienes habían cometido tantas atrocidades contra ellos. Obser-varon entonces a soldados alemanes que caminaban con la cabeza baja y agaza-pados unos con otros, con el pelo crecido, desfallecientes y en extremo delgados; algunos con vendas sucias y ensangrentadas por heridas infringidas. De repente, una anciana rusa salió de entre la multitud, y sacó del interior de su abrigo un trozo de pan y lo puso en el bolsillo de uno de los soldados. Entonces, uno a uno, más gente se unió a este gesto, brindando pan, cigarrillos y otras cosas a los soldados alemanes, tratando de aliviar su sufrimiento. En realidad, los soldados ya no fueron vistos como enemigos, sino como personas”.

Como se puede deducir del ejemplo, al parecer existió una reevaluación

grupal del evento, disparada por el sufrimiento de los soldados. Por difícil

que pueda parecer, estos momentos de compasión pueden darse, a pesar de

los atenuantes morales y expectativas sociales (Gauché, & Mullet, 2008).

La historia abunda en ejemplos de este tipo; sin embargo, estos momentos de compasión no necesariamente sig-nifican un perdón permanente o un perdón consumado. Puede darse el caso de que dicho perdón compasionado esté limitado a un periodo regido por la permanencia de la compasión. Aquí cabe mencionar que la compasión, igual que toda emoción, puede oscilar en intensidad a través del tiempo, e incluso estar ausente por periodos largos, como

lo es el caso de asistentes sociales que, después de ciertos periodos de estar ayudando a otros, manifi-estan estar “cansados” o incapaces de tener com-pasión hacia otros. De esta forma, el perdón de-manda varios niveles de logro para consolidarse.

En el caso de Sud-áfrica central, donde vic-timas y ofensores tienen que convivir en la misma sociedad, no es suficiente el tolerarse y coexistir. Es necesario encontrar ra-zonamientos más sofisti-cados que sobrevivan a estados oscilatorios de empatía o compasión. Son estos esquemas de creencias los que, al ser adquiridos, permiten el mantenimiento y debido impacto de un estado emocional positivo (fac-tor de cambio de corazón en el modelo Mullet).

FACTORES DE PERDÓN

En otras palabras, es necesario sustituir odio y enojo por empatía, compasión, etcétera, pero también es importante saber cómo mantener valido dicho cambio. A este respec-to, el modelo de cuatro factores de perdón, anteriormente señalado, es usado en varias culturas con la misma estruc-tura; pero existen diferencias en cuanto a los valores que se asumen para cada factor.

Por ejemplo, en el aspecto del factor de considerar el perdón como una decisión grupal o individual, sociedades colectivistas como el Congo, África, valoran muy alto la participación grupal, mientras que sociedades donde se valora el individualismo, consideran el perdón como algo muy personal (Kadiangandu, Gauche & Mullet, 2007). Comparaciones de culturas Europeas vs Latino America-nas, como por ejemplo Francia vs Uruguay, señalan un punto intermedio entre congoleses y franceses en cuanto al factor de cuántos individuos pueden involucrarse en el proceso de perdón (Familia, amigos, etcétera) (Bagnulo, Mu-ñoz Sastre & Mullet, 2009).

Investigaciones actualmente en proceso entre la

El sujeto tiene dificultades para generar alternativas de solución a los problemas; tiende a ver las situaciones de forma dicotómica y radical.

Los pensamientos antes referidos se acompañan de rasgos de impulsividad y pobres habilidades sociales en la persona con conducta suicida.

LAS EMOCIONES

Respecto de las emociones de la persona con conductas suicidas, se han reconocido los siguientes elementos: Presentan sentimientos de abandono de parte de sus seres queridos.Tienen sentimientos de ser un estorbo para su familia o su pareja.Sienten culpa por los problemas que han podido causar a los demás.Es frecuente la desesperación ante la imposibilidad de so-lucionar el problema, y la ansiedad por verse inmersos en la problemática. Esta ansiedad se manifiesta en alteraciones en el sueño, la alimentación y los problemas generales de salud. Presentan sentimientos de enojo hacía sí mismos y hacia los demás. El enojo hacia sí mismos es por no poder so-lucionar el problema, y hacia los demás, por no recibir de ellos la ayuda esperada.

Refieren sentimientos de soledad. Consideran estar solos, a pesar de estar acompañados, lo cual se basa en un pro-fundo convencimiento de no ser comprendidos por los demás.Presentan sentimientos de profunda tristeza; lo que se manifiesta en apatía general y pérdida de la capacidad para sentir placer ante las cosas que anteriormente les gustaban.Refieren sentimientos de desesperanza, cansancio emo-cional y físico.

Todo este conjunto de sentimientos y emociones con-forman el cuadro de intenso dolor emocional que presen-tan, el cual refiere que, no importa lo que realicen, éste no se termina.

Estos elementos psicológicos, como los pensamientos, emociones y sentimientos, llevan a la persona con tenden-cias suicidas a realizar actos contrarios a sus necesidades emocionales; por ejemplo, refieren la falta de comuni-cación y comprensión de sus seres queridos, pero se aís-lan y apartan de ellos.

Él o ella emprenden nuevos esfuerzos por solucionar el problema, pero los abandonan antes de obtener ningún resultado, y regresan al estado inicial o incluso a una peor situación, por el fracaso.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN18 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 79

población mexicana, en específico con poblaciones de

jóvenes del área metropolitana de Monterrey, señalan

que en términos del modelo factorial de perdón, lo más

importante es el cambio de corazón, seguido por un pro-ceso individual, en donde factores de arrepentimiento o morales son irrelevantes En la figura anterior, el tamaño del círculo indica impor-tancia. Como se puede observar, para estas poblaciones de jóvenes, el perdón involucra más que nada un factor emocional individual. Esto no es de sorprender, dado que somos una sociedad altamente emocional (López, 2009). Por otra parte, no somos una sociedad que haya sufrido tragedias como los genocidios alemanes y africanos o dictaduras militares sudamericanas, por lo que los jóvenes no vean la necesidad de elaborar o sofisticar dimensiones relacionadas con el perdón.

PERDÓN COMPASIONADO

Tampoco es observable que nuestra sociedad tenga im-plícita en la cultura normas sofisticadas de perdón com-pasionado, aparte del factor emocional. En este sentido, para esta población de jóvenes, el perdón compasionado entonces se relaciona más con el aspecto emocional que desencadena el sufrimiento del ofensor que con otra cosa. Si en realidad deseamos que nuestra sociedad conlleve en el futuro individuos que posean como una de sus virtudes y fortalezas la compasión, es necesario cultivar más los diferentes ejes involucrados en esta capacidad emocional. Esto es a todas luces una oportunidad de mejora.

Bagnulo, A., Muñoz Sastre, M. T., & Mullet, E. (2009). Conceptualizations of forgiveness: A Latin-America West-Europe comparison. Universitas Psychologica

Denton, R. T., & Martin, M. W. (1998). Defining forgiveness: An empirical exploration of process and role. American Journal of Family Therapy, 26, 281-292.

Enright, R. D., Eastin, D. L., Golden, S., Sarinopoulos, I., & Freedman, S. (1992). Interpersonal forgiveness within the helping professions: An attempt to resolve differences of opinion. Counseling and Values, 36, 84-101.

Enright, R. D., & Fitzgibbons, R. P. (2000). Helping clients forgive: An empirical guide for resolving anger and restoring hope. Washington: A.P.A.

Gauché, M., & Mullet, E. (2008). Effect of context and personality on the forgiveness schema. American Journal of Psychology, 121, 607-617.

Kadiangandu, J.K., Gauche, M. & Mullet (2007). Conceptualizatios of forgiveness.Journal of Cross-Cultural Psychology, Vol. 38, No. 4, 432-437

Kearns, J. N., & Fincham, F. D. (2004). A prototype analysis of forgiveness. Personality and Social Psychology Bulletin, 30, 838-855.

Kostansky, M. (2007). The Power of Compassion: An Exploration of the Psychology of Compassion in the 21st Century. Angerton Gardens, Newcastle, NE5 2JA, UK

López, R.E.O. (2009). Las emociones. México, D.F.: Trillas.

Masson, J.M. (1999). The Emperor`s embrace: Reflections on animal families and fatherhood. New York: Pocket boocks.

Mullet, E., Girard, M., & Bakhshi, P. (2004). Conceptualizations of forgiveness. European Psychologist, 9, 78-86.

Mullet, E., Neto, F., & Rivière, S. (2005). Personality and its effects on resentment, revenge, and forgiveness and on self-forgiveness. In Worthington, E. L. (Ed.), Handbook of Forgiveness (pp. 159-182). New York: Routledge.

Neto, F., Pinto, M. da C., & Mullet, E. (2007). Intergroup forgiveness: East Timorese and Angolan perspectives. Journal of Peace Research, 44, 711-729.

Orwin C. & Tarcov, N. (1997 ). The legacy of Rousseau. Chicago : Chicago Press.

REFERENCIAS

gran desinformación, así como mitos que dificultan el en-tendimiento, prevención y atención del problema.

Actualmente, los medios de comunicación prestan mayor atención a los suicidios e intentos de suicidio. Esta sobreexposición al fenómeno del suicidio podría llevar a considerarlo como algo común (como sucede con los homicidios de “todos los días”). Este proceso de “natu-ralización” de las conductas suicidas podría ser debido a que los reportes de los medios de comunicación, por lo común, se basan en información provista por personas no expertas en el tema, lo que promueve la desinformación y los mitos existentes sobre el suicidio.

MITOS COMUNES

Los siguientes son algunos de los mitos más comunes so-bre las conductas suicidas: La persona que habla del suicidio no lo comete. Una persona con verdaderos planes de suicidarse no lo platica con nadie. Quien intenta suicidarse, sin lograr su cometido, lo vol-verá a intentar y logrará su muerte tarde o temprano. Sólo los enfermos mentales cometen suicidio. Preguntar sobre las intenciones de suicidarse desencadena un intento de suicidio.

La forma en que la desinformación sobre el suicidio impacta en las actitudes de la población en general hacia las personas con conductas suicidas se puede observar en la Internet. Existen personas que preguntan sobre formas más eficaces e indoloras para cometer suicidio a través de la Internet.

Algunas de las respuestas que se pueden observar son las siguientes: ¿Por qué no te suicidas y hay una mierda menos en este mundo?Hola. Yo creo que si en realidad estás decidido a morirte, lo vas a lograr de todas formas, y una buena forma de hacerlo es…” “Si quieres matarte, hazlo tú o prueba tú tus métodos, y nos envías un mail desde el otro mundo... jajjajjajajajaj”.

Estas respuestas reflejan rechazo y falta de sensibili-dad hacia las conductas suicidas. La consideración común es que el suicidio es un asunto estrictamente personal y no un problema de salud pública.

Una mayor comprensión de lo que sucede en la psique de una persona con conductas suicidas podría ayudar a entender mejor este problema de salud cada vez más cre-ciente en todo el mundo.

NOTAS PÓSTUMAS

En este sentido, uno de los trabajos pioneros fue realizado por E. Shneidman en el Centro de Prevención del Suicidio en Los Ángeles. Dicho estudio consistió en el análisis de las notas póstumas dejadas por personas que cometieron el suicidio. Sus hallazgos establecieron que las personas suicidas son movidas por un profundo dolor emocional, provocado por frustraciones sistemáticas a sus necesi-dades psicológicas (amor de la familia o la pareja, acep-tación de los compañeros, reconocimiento del logro y el

esfuerzo). Predominan en estas personas ideas fatalistas de que nada podría cambiar y nadie podría ayudarles a enfrentar el problema (después de haber pedido ayuda a seres queridos). Cada una de estas personas pensaba que el suicidio sería la única solución disponible y a su alcance para aliviar su dolor emocional.

PENSAMIENTOS DE PRESUNTOS SUICIDAS

Actualmente, los conocimientos respecto de los pen-samientos de las personas con conducta suicidas son:

La persona se piensa atrapada en el problema, sin so-lución eficiente del mismo y sin la posibilidad de ser res-catada por nadie.

La persona hace predicciones de que, por más esfuer-zos realizados, nada cambiará la situación causante del dolor emocional; no importa cuánto trate, con ello sólo logrará más problemas.

Es común observar que la persona es incapaz de visu-alizar un futuro optimista a corto plazo; además, su fu-turo a largo plazo lo ve como inalcanzable.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN78 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 19

I. DEFINICIÓN

La palabra compasión no está definida en un dicciona-rio jurídico. No es una palabra que se aborde dentro de alguna codificación legal, pero se aborda en temas

sobre los Derechos Humanos, cuando se hace referencia a ellos en congresos y conferencias, donde se busca siempre el respeto a los derechos de los ciudadanos, así como a la dignidad de los mismos.

En el Derecho, por analogía, se utiliza la palabra equi-

dad, que proviene del latín aequitas -atis, igual de animo. Como antecedente histórico, es un concepto utilizado y definido por Aristóteles, el cual hablaba de “epiqueya”

Compasión y Derecho

Licenciada Alicia Ibarra Tamez

Juez Décimo de lo Familiar

Primer Distrito Judicial / NL

[email protected]

Alicia Ibarra Tamez

como la prudente adaptación de la ley general a fin de apli-carla al caso concreto, ya que, para Aristóteles, la equidad es una forma de justicia. En la actualidad no ha variado dicho concepto, pues la palabra equidad es la rectificación de la justicia rigurosamente legal.

II. FUNDAMENTO

En la Constitución Mexicana se protege el respeto al in-dividuo como ser humano; su dignidad, su nombre, raza, domicilio, pertenencias, entre otros derechos; y no sólo en las garantías individuales, sino también en su parte orgáni-ca. Por eso, cuando hablamos de Equidad en el Derecho,

lo enfocamos hacia aquello a lo que jurídicamente está

obligado un juzgador, de acuerdo a la situación de cada

persona. Asimismo, todo individuo tiene derecho a, an-tes de ser juzgado judicialmente, ser escuchado en juicio, ante tribunales previamente establecidos y a través de un procedimiento legal, de acuerdo a la materia.

Nuestra Carta Magna, en su artículo 14, establece la aplicación del criterio de equidad en los juicios de carácter civil. Cuando no hay una ley aplicable al caso, puede tomarse como fundamentación en la elaboración de proyectos de sentencias de los procedimientos judiciales, recurriendo a los Principios Generales de Derecho. Es im-portante señalar que, entre los principios del Derecho, es-tán los usos y costumbres. Esto se encuentra relacionado con la sensibilidad de la sociedad; es decir, para llevar a cabo la interpretación jurídica, influye la problemática so-cial, la época. En materia laboral, para los proyectos de los laudos, es importante aplicar la equidad como fuente del Derecho.

Normalmente, nuestro desempeño diario lo realiza-mos entre personas con las que coincidimos en idioma, costumbres, posiblemente profesión, ciudadanía, estatus socioeconómico, por mencionar algunos aspectos, lo cual es muy importante para un mejor desarrollo social y per-sonal. Todo lo anterior es lo que facilita la comunicación entre los individuos; y, si se conocen personalmente, se pueden aclarar las interrogantes que se tengan sobre el motivo que los ha reunido.

Lo importante es que se entiendan o comprendan lo que se va a realizar, para asegurarse de alguna manera de que ambas partes van a cumplir lo que se esté pactando. Pero, en caso de incumplimiento de alguna de las partes, el ponernos en los zapatos de la otra persona nos haría com-

prenderla, ya sea esperando un poco su cumplimiento, para apoyarla de alguna manera y que pueda salir adelante del mal momento por el que pudiera estar pasando.

En este caso, estaríamos aplicando la compasión. De alguna manera se puede pensar que tener compasión es sentir lástima por otra persona. Esto es erróneo porque, la realidad es que nos damos cuenta de que el sujeto al que

Compasión

y conductas suicidas

Doctor Luis Miguel

Sánchez Loyo Universidad de

GuadalajaraServicios Médicos

Municipales de Guadalajara

[email protected]

En la actualidad, el suicidio y el intento de suicidio son problemas de salud pública. La Organización Mundial de la Salud considera que cada año se registran en el

mundo más de un millón de muertes por suicidio. Actual-mente, la tasa anual de muertes por suicidio es de 14.5 por cada cien mil habitantes. Hay una muerte por suicidio cada dos minutos. En países desarrollados, el suicidio se ubica como la tercera causa de muerte de adolescentes y jóvenes.

Además de las muertes por suicidio, se pueden con-siderar los intentos de suicidio, de los cuales no hay datos confiables; sin embargo, es posible estimar que por cada suicidio consumado se presentan entre 10 y 20 intentos de suicidio. Las lesiones sufridas por las personas con tentativas suicidas son diversas: algunas sanan en pocos días, algunas otras son permanentes e incapacitantes. Es-tos hechos son causa de estrés y sufrimiento para fami-liares y amigos, así como para quienes intentan el suicidio y sobreviven.

LAS CIFRAS DE MÉXICO

En el año 2005, en México se registraron cuatro mil 306 muertes por suicidio, lo que implica casi 12 muertes diarias. En 2007, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) reportó que el suicidio es la segunda causa de muerte en mujeres adolescentes, la tercera en hombres adolescentes y la octava en hombres entre los 15 y 64 años. A pesar de que el suicidio es con-siderado un problema de salud pública, existe al respecto

Luis Miguel Sánchez Loyo

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN78 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 19

I. DEFINICIÓN

La palabra compasión no está definida en un dicciona-rio jurídico. No es una palabra que se aborde dentro de alguna codificación legal, pero se aborda en temas

sobre los Derechos Humanos, cuando se hace referencia a ellos en congresos y conferencias, donde se busca siempre el respeto a los derechos de los ciudadanos, así como a la dignidad de los mismos.

En el Derecho, por analogía, se utiliza la palabra equi-

dad, que proviene del latín aequitas -atis, igual de animo. Como antecedente histórico, es un concepto utilizado y definido por Aristóteles, el cual hablaba de “epiqueya”

Compasión y Derecho

Licenciada Alicia Ibarra Tamez

Juez Décimo de lo Familiar

Primer Distrito Judicial / NL

[email protected]

Alicia Ibarra Tamez

como la prudente adaptación de la ley general a fin de apli-carla al caso concreto, ya que, para Aristóteles, la equidad es una forma de justicia. En la actualidad no ha variado dicho concepto, pues la palabra equidad es la rectificación de la justicia rigurosamente legal.

II. FUNDAMENTO

En la Constitución Mexicana se protege el respeto al in-dividuo como ser humano; su dignidad, su nombre, raza, domicilio, pertenencias, entre otros derechos; y no sólo en las garantías individuales, sino también en su parte orgáni-ca. Por eso, cuando hablamos de Equidad en el Derecho,

lo enfocamos hacia aquello a lo que jurídicamente está

obligado un juzgador, de acuerdo a la situación de cada

persona. Asimismo, todo individuo tiene derecho a, an-tes de ser juzgado judicialmente, ser escuchado en juicio, ante tribunales previamente establecidos y a través de un procedimiento legal, de acuerdo a la materia.

Nuestra Carta Magna, en su artículo 14, establece la aplicación del criterio de equidad en los juicios de carácter civil. Cuando no hay una ley aplicable al caso, puede tomarse como fundamentación en la elaboración de proyectos de sentencias de los procedimientos judiciales, recurriendo a los Principios Generales de Derecho. Es im-portante señalar que, entre los principios del Derecho, es-tán los usos y costumbres. Esto se encuentra relacionado con la sensibilidad de la sociedad; es decir, para llevar a cabo la interpretación jurídica, influye la problemática so-cial, la época. En materia laboral, para los proyectos de los laudos, es importante aplicar la equidad como fuente del Derecho.

Normalmente, nuestro desempeño diario lo realiza-mos entre personas con las que coincidimos en idioma, costumbres, posiblemente profesión, ciudadanía, estatus socioeconómico, por mencionar algunos aspectos, lo cual es muy importante para un mejor desarrollo social y per-sonal. Todo lo anterior es lo que facilita la comunicación entre los individuos; y, si se conocen personalmente, se pueden aclarar las interrogantes que se tengan sobre el motivo que los ha reunido.

Lo importante es que se entiendan o comprendan lo que se va a realizar, para asegurarse de alguna manera de que ambas partes van a cumplir lo que se esté pactando. Pero, en caso de incumplimiento de alguna de las partes, el ponernos en los zapatos de la otra persona nos haría com-

prenderla, ya sea esperando un poco su cumplimiento, para apoyarla de alguna manera y que pueda salir adelante del mal momento por el que pudiera estar pasando.

En este caso, estaríamos aplicando la compasión. De alguna manera se puede pensar que tener compasión es sentir lástima por otra persona. Esto es erróneo porque, la realidad es que nos damos cuenta de que el sujeto al que

Compasión

y conductas suicidas

Doctor Luis Miguel

Sánchez Loyo Universidad de

GuadalajaraServicios Médicos

Municipales de Guadalajara

[email protected]

En la actualidad, el suicidio y el intento de suicidio son problemas de salud pública. La Organización Mundial de la Salud considera que cada año se registran en el

mundo más de un millón de muertes por suicidio. Actual-mente, la tasa anual de muertes por suicidio es de 14.5 por cada cien mil habitantes. Hay una muerte por suicidio cada dos minutos. En países desarrollados, el suicidio se ubica como la tercera causa de muerte de adolescentes y jóvenes.

Además de las muertes por suicidio, se pueden con-siderar los intentos de suicidio, de los cuales no hay datos confiables; sin embargo, es posible estimar que por cada suicidio consumado se presentan entre 10 y 20 intentos de suicidio. Las lesiones sufridas por las personas con tentativas suicidas son diversas: algunas sanan en pocos días, algunas otras son permanentes e incapacitantes. Es-tos hechos son causa de estrés y sufrimiento para fami-liares y amigos, así como para quienes intentan el suicidio y sobreviven.

LAS CIFRAS DE MÉXICO

En el año 2005, en México se registraron cuatro mil 306 muertes por suicidio, lo que implica casi 12 muertes diarias. En 2007, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) reportó que el suicidio es la segunda causa de muerte en mujeres adolescentes, la tercera en hombres adolescentes y la octava en hombres entre los 15 y 64 años. A pesar de que el suicidio es con-siderado un problema de salud pública, existe al respecto

Luis Miguel Sánchez Loyo

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN20 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 77

estamos ayudando es un ser que no puede salir adelante sí no es con la ayuda de los demás, ya sea porque se en-cuentra con una enfermedad mental o discapacidad, o es la forma en que desea vivir, porque siente que los demás tienen la obligación de ayudarlo.

III. PRÁCTICAS Y COSTUMBRES

En la actualidad, todas las personas mayores de edad te-nemos facultades de realizar diferentes actos jurídicos. Cuando nos comprometemos y recibimos algo a cambio, estampamos nuestra firma. En ese momento estamos rea-lizando actos jurídicos o bien estamos facultando a otra persona para que realice actos a nuestro nombre.

En algún momento de su vida, usted ha realizado con-tratos de compraventa, ya sea un carro o un teléfono ce-lular; se ha suscrito para la renta de películas en un video club; ha celebrado contrato de matrimonio; ha registrado a un hijo; ha cedido los derechos de una propiedad; ha celebrado contratos de trabajo, por citar algunos actos en los que nos comprometemos como entes jurídicos.

Muy entendido tenemos que, si nos comprometemos a comprar algo, es porque tenemos dinero para pagar; si me contratan para trabajar, es porque voy a cumplir en mi cargo; si me voy a casar, es porque conozco las obli-gaciones que adquiero como esposo y futuro padre de fa-milia. Lo cierto es que todos estos eventos son actos ju-

rídicos, y que el incumplimiento de alguna de las partes

dará motivo para que se le exija su cumplimiento.

En la mayor parte de los actos que realizamos en nues-tra vida, sólo tenemos idea de aquello a lo que nos es-tamos comprometiendo, y en ocasiones lo desconocemos totalmente. Es por esa razón por la que nuestra ya referida Constitución Mexicana nos otorga el derecho de audien-cia.

IV. PROCEDIMIENTO JUDICIAL

Un procedimiento judicial es la oportunidad que se les brinda a las partes para ser escuchadas por una Autoridad Judicial. Se da inicio a tal procedimiento cuando se presenta la demanda con el documento base de la acción y se anun-cian las pruebas que ofrecerá, dentro del procedimiento, el actor en contra del demandado (se hace un análisis para la admisión de la solicitud de demanda). Se emplaza a la contraparte, y ésta tiene la oportunidad de contestar y presentar sus pruebas.

Dentro del procedimiento, y antes de dictar una resolución, existen dife-rentes etapas, como el desahogo de las pruebas, los alegatos. Durante este tiem-po, también se tiene la oportunidad de promover los recursos contemplados en la legislación correspondiente. Cuando se dicta la sentencia de primera Instan-cia, el demandado tiene el derecho de solicitar una revisión de la misma por el Tribunal de Alzada. Y si no se encuentra de acuerdo con el fallo que dicta este

Tribunal, tiene la garantía de solicitar una nueva revisión de la misma por

un Tribunal Federal.

Los procedimientos llevan tiempo, y sí se promueven recursos, puede ser más tiempo. Pero todo esto da la oportunidad a que los contendientes puedan escucharse, y no solamente lo que ellos refieren en su demanda y contestación, sino que pueden tener una audiencia con el juez y platicar; recurrir al Centro de Mediación, con la finalidad de que el actor y el demandado puedan tener la oca-sión de renegociar su asunto y que se comprometan a lo que realmente puedan y se cumpla con lo pactado.

En este mundo tan alterado, donde constantemente somos testigos de escenas violentas, discursos opre-sores, impunidades, injusticias y una serie de circun-

stancias que alteran el transcurrir de la vida cotidiana, pensar o sentir compasión hacia uno mismo o hacia los demás parece fuera de sintonía con lo que actualmente se vive.

En este momento, en que prevalecen el individua-

lismo y la indiferencia por los otros y hacia los otros,

detenerse a reflexionar en la compasión parece no tener

sentido.

Es por este motivo que, a través de este breve escrito, quiero expresar lo que considero un sentimiento y valor fundamental en la convivencia humana…

SIGNIFICADO DE LA COMPASIÓN

Compasión significa, entre otras dimensiones, tener la capacidad de entender que existen seres diferentes a mí misma, y que, por tal motivo, puedo compartir sus ideas, sentimientos y acciones, o puedo estar en desacuerdo, y tolerar la diferencia, sin que en ello vaya la pérdida o dis-tanciamiento del otro.

Implica aceptar la singularidad de aquél con el que

acciono, procurando (en la medida de las posibilidades

y situaciones) su bienestar.

Esto nos lleva a situarnos en el grupo familiar. En innu-merables ocasiones se ha manifestado que es en el seno de la familia donde encontramos lo necesario para irnos constituyendo poco a poco como seres humanos.

Los padres de familia, o quien ostente esa función, tienen también el papel de amortiguar las turbulencias que se gestan en cada uno de los miembros del grupo fa-miliar cuando, con el paso del tiempo, se va accediendo a otras etapas del desarrollo, y ello provoca malestares o desencantos que hacen sufrir a la persona.

LA FIGURA DE LOS PADRES

Es en estos momentos cuando la figura de los padres tiene un valor inconmensurable, ya que ellos dan certeza de que por muy mal o desencantados que se puedan pensar o sentir los hijos, existe una relación parental que los salva

Los padres

de familia

y la compasiónSilvia Laura Camarillo

de esas dolencias, tanto físicas, como anímicas y espiri-tuales.

Compasión o con-pasión son vocablos que interjuegan para dar a conocer, repito, la dimensión que tiene el sopor-te de los padres hacia los hijos.

Ser compasivos como padres de familia nos lleva a la idea de tolerar y comprender que existen circunstancias críticas por las que atraviesan los hijos y que conllevan dolor, desesperanza, miedo, frustración, intolerancia; que es de humanos sentir, y, en lugar de reaccionar de forma negativa o apresurada ante estas emociones ,es preciso de-tenernos un poco para observar su evolución y aceptar que la vida está conformada por esos breves momentos de duelo o de pérdida que harán valorar la vida desde otra perspectiva, cuando hubo compasión por parte de los pa-dres.

Compasión es darse cuenta de que el otro sufre y que

con la presencia o compañía de los padres, ese dolor se

superará y se podrá convertir, según el apoyo recibido,

en una experiencia de vida que sólo el hecho de haberla experimentado dará certeza de que él o ella podrán ser para otros ese sujeto que acompaña a veces en silencio la recuperación de aquél que lo necesita.

Licenciada Silvia Laura Camarillo VázquezPsicóloga / Directora de los Centros de Integración Juvenil / Monterrey [email protected]

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76 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 21

Cuando se logra un convenio entre las partes, en caso de una violación por alguno de ellos, el juez lo puede ha-cer cumplir en la misma forma que tendría que hacer valer una resolución judicial, y en ambos casos se da la oportu-nidad a la parte que ha incumplido o que se le condenado, para que cumpla por su propia voluntad. Si no lo hace, se le aplican los medios de apremio que establece la legis-lación correspondiente.

En caso de incumplimiento, la aplicación de las san-ciones es gradual: primero multa, y después el uso de la fuerza pública, el arresto hasta por treinta y seis horas. Esto da la oportunidad a que el sentenciado cumpla o re-vindique su conducta. Recordando que todo esto lleva tiem-po, se da la oportunidad, a las dos partes, de renegociar o esperar una resolución condenatoria o absolutoria.

Cuando un asunto es tratado ya dentro de un Juzgado, facilita la función del juzgador el hecho de que los aboga-dos de los interesados tengan también como objetivo que se solucione el problema, por lo que solicitan pláticas con-ciliatorias en presencia del juez, o se dirigen a un Centro de Métodos Alternos para la Solución de Conflictos, o las llevan a cabo en las oficinas de los abogados.

¿De que manera ayuda un procedimiento judicial a las partes para que puedan entenderse o comprender la situa-ción de su problema?Primero, el tener el conocimiento del problema, desde el punto de vista de cada uno de los contendientes. Se da la oportunidad de que el actor y el demandado se

pongan de acuerdo para renegociar el contrato.

La audiencia para el desahogo de pruebas permite

la oportunidad de hablar con los involucrados, con la finalidad de ver si es posible negociar. Si no se logra algo, al momento del desarrollo del desahogo de las pruebas se dan cuenta de lo que se justificó o no de cada parte, y de alguna manera cómo se podrá resolver el procedimiento. Es posible que los mismos, ya sea en forma individual o conjunta, soliciten hablar con el Juez o bien con un secre-tario fedatario del Juzgado, para poder negociar.

Todo esto es muy importante, porque no sólo los in-

teresados se empapan de las circunstancias que están

viviendo, sino también el juzgador. Tanto lo que se ha llevado en el procedimiento como en las audiencias sirve de base para que el juez esté más cercano a la realidad de los hechos; y, si no se llega a un arreglo entre las partes, podrá dictar una resolución justa o bien de justicia.

V. APLICACIÓN DE LA EQUIDAD EN DIFERENTES

MATERIAS

En materia penal, la equidad (rigurosamente blanda), la

encontramos cuando al reo se le puede conceder el in-

dulto, el perdón o bien cuando se le reduce su condena por su buen comportamiento; cuando se le permite salir del penal a convivir con sus familiares en temporadas navideñas; trabajar dentro de las áreas administrativas del Centro Penitenciario de una manera más libre.

En materia fiscal, se aplica la equidad cuando se toma

en cuenta la situación de las personas, ya que pagan im-

puestos de acuerdo a su ingreso. Para la condonación

La oncóloga Ana María Casas apuesta porque se hu-manice la atención a los enfermos y se les trate con compasión.

El desarrollo de los tratamientos contra el cáncer, el diseño de fármacos específicos para abordar cada tumor, el diagnóstico precoz de la enfermedad y el mayor con-trol de los efectos secundarios han mejorado de manera notable la esperanza y la calidad de vida de los enfermos. Si hace 30 años cáncer era sinónimo de sentencia de

muerte, hoy en día más de la mitad de los pacientes de

Oncología recobran la salud. Los que no se curan pueden sobrevivir más años y mejor, gracias a terapias sofistica-das. Esta nueva realidad en la lucha contra el cáncer se convierte en un desafío para los oncólogos y los centros asistenciales.

Ana María Casas, coordinadora del Hospital de Día de Oncología en el hospital Virgen del Rocío, apuesta por dar un paso más en la consulta para que el trato con el paciente se humanice. Casas incide en la importancia de la compasión, el respeto y la empatía en el acto médico. La especialista aboga porque los centros asistenciales cuenten con más re-cursos, se elimine el exceso de burocracia en el sistema; y se dote al oncólogo de más reconocimiento en su día a día. ¿Cómo evolucionó la asistencia del cáncer?

Hemos detectado un incremento de pacientes en los últi-mos años. Anualmente, en el Hospital de Día atende-mos a dos mil pacientes nuevos, y los tratamientos totales son veinte mil.¿A qué se debe el incremento?

A varios factores. El desarrollo de las pruebas de diag-

La compasión en el paciente con cáncer

Noelia Márquez

(Tomado del Diario de Sevilla)

nóstico permite detectar de manera precoz los distin-tos tipos de cáncer. Los tratamientos más específicos para tratar las distintas alteraciones moleculares en el interior de las células han estancado, e incluso dis-minuido, la mortalidad asociada a esta enfermedad. Ante esta nueva realidad, ¿cuáles son las necesidades y

los desafíos de la asistencia?

El paciente ha mejorado su calidad y esperanza de vida, pero tiene nuevas necesidades. Hay que personalizar la atención del paciente en todas sus dimensiones, desde el punto de vista psicológico, su entorno social y familiar. ¿Cuál es el camino?

Hay que humanizar la atención oncológica. El especial-ista tiene que olvidarse de sí mismo para centrarse en el paciente, que suele ser muy vulnerable. Tiene que sentir compasión y empatía, y necesita más recono-cimiento, motivación y recursos. Tenemos que tratar al paciente como nos gustaría que nos trataran a nosotros. ¿Qué lo impide?

La excesiva burocracia, la falta de reconocimiento, la politización excesiva del sistema y la masificación en las consultas. El equipo médico se quema en estas condiciones y la relación con el paciente se deteriora. Soluciones.

Hay que crear un ambiente de trabajo en equipo. El com-ponente humano de esta profesión es más importante que el propio sueldo. Son necesarios más recursos y que éstos estén repartidos de manera equitativa. Es muy importante garantizar la igualdad de los pacientes en el acceso a los avances de las terapias.

Ana María Casas, coordinadora del Hospital de Día de Oncología.

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Cuando se logra un convenio entre las partes, en caso de una violación por alguno de ellos, el juez lo puede ha-cer cumplir en la misma forma que tendría que hacer valer una resolución judicial, y en ambos casos se da la oportu-nidad a la parte que ha incumplido o que se le condenado, para que cumpla por su propia voluntad. Si no lo hace, se le aplican los medios de apremio que establece la legis-lación correspondiente.

En caso de incumplimiento, la aplicación de las san-ciones es gradual: primero multa, y después el uso de la fuerza pública, el arresto hasta por treinta y seis horas. Esto da la oportunidad a que el sentenciado cumpla o re-vindique su conducta. Recordando que todo esto lleva tiem-po, se da la oportunidad, a las dos partes, de renegociar o esperar una resolución condenatoria o absolutoria.

Cuando un asunto es tratado ya dentro de un Juzgado, facilita la función del juzgador el hecho de que los aboga-dos de los interesados tengan también como objetivo que se solucione el problema, por lo que solicitan pláticas con-ciliatorias en presencia del juez, o se dirigen a un Centro de Métodos Alternos para la Solución de Conflictos, o las llevan a cabo en las oficinas de los abogados.

¿De que manera ayuda un procedimiento judicial a las partes para que puedan entenderse o comprender la situa-ción de su problema?Primero, el tener el conocimiento del problema, desde el punto de vista de cada uno de los contendientes. Se da la oportunidad de que el actor y el demandado se

pongan de acuerdo para renegociar el contrato.

La audiencia para el desahogo de pruebas permite

la oportunidad de hablar con los involucrados, con la finalidad de ver si es posible negociar. Si no se logra algo, al momento del desarrollo del desahogo de las pruebas se dan cuenta de lo que se justificó o no de cada parte, y de alguna manera cómo se podrá resolver el procedimiento. Es posible que los mismos, ya sea en forma individual o conjunta, soliciten hablar con el Juez o bien con un secre-tario fedatario del Juzgado, para poder negociar.

Todo esto es muy importante, porque no sólo los in-

teresados se empapan de las circunstancias que están

viviendo, sino también el juzgador. Tanto lo que se ha llevado en el procedimiento como en las audiencias sirve de base para que el juez esté más cercano a la realidad de los hechos; y, si no se llega a un arreglo entre las partes, podrá dictar una resolución justa o bien de justicia.

V. APLICACIÓN DE LA EQUIDAD EN DIFERENTES

MATERIAS

En materia penal, la equidad (rigurosamente blanda), la

encontramos cuando al reo se le puede conceder el in-

dulto, el perdón o bien cuando se le reduce su condena por su buen comportamiento; cuando se le permite salir del penal a convivir con sus familiares en temporadas navideñas; trabajar dentro de las áreas administrativas del Centro Penitenciario de una manera más libre.

En materia fiscal, se aplica la equidad cuando se toma

en cuenta la situación de las personas, ya que pagan im-

puestos de acuerdo a su ingreso. Para la condonación

La oncóloga Ana María Casas apuesta porque se hu-manice la atención a los enfermos y se les trate con compasión.

El desarrollo de los tratamientos contra el cáncer, el diseño de fármacos específicos para abordar cada tumor, el diagnóstico precoz de la enfermedad y el mayor con-trol de los efectos secundarios han mejorado de manera notable la esperanza y la calidad de vida de los enfermos. Si hace 30 años cáncer era sinónimo de sentencia de

muerte, hoy en día más de la mitad de los pacientes de

Oncología recobran la salud. Los que no se curan pueden sobrevivir más años y mejor, gracias a terapias sofistica-das. Esta nueva realidad en la lucha contra el cáncer se convierte en un desafío para los oncólogos y los centros asistenciales.

Ana María Casas, coordinadora del Hospital de Día de Oncología en el hospital Virgen del Rocío, apuesta por dar un paso más en la consulta para que el trato con el paciente se humanice. Casas incide en la importancia de la compasión, el respeto y la empatía en el acto médico. La especialista aboga porque los centros asistenciales cuenten con más re-cursos, se elimine el exceso de burocracia en el sistema; y se dote al oncólogo de más reconocimiento en su día a día. ¿Cómo evolucionó la asistencia del cáncer?

Hemos detectado un incremento de pacientes en los últi-mos años. Anualmente, en el Hospital de Día atende-mos a dos mil pacientes nuevos, y los tratamientos totales son veinte mil.¿A qué se debe el incremento?

A varios factores. El desarrollo de las pruebas de diag-

La compasión en el paciente con cáncer

Noelia Márquez

(Tomado del Diario de Sevilla)

nóstico permite detectar de manera precoz los distin-tos tipos de cáncer. Los tratamientos más específicos para tratar las distintas alteraciones moleculares en el interior de las células han estancado, e incluso dis-minuido, la mortalidad asociada a esta enfermedad. Ante esta nueva realidad, ¿cuáles son las necesidades y

los desafíos de la asistencia?

El paciente ha mejorado su calidad y esperanza de vida, pero tiene nuevas necesidades. Hay que personalizar la atención del paciente en todas sus dimensiones, desde el punto de vista psicológico, su entorno social y familiar. ¿Cuál es el camino?

Hay que humanizar la atención oncológica. El especial-ista tiene que olvidarse de sí mismo para centrarse en el paciente, que suele ser muy vulnerable. Tiene que sentir compasión y empatía, y necesita más recono-cimiento, motivación y recursos. Tenemos que tratar al paciente como nos gustaría que nos trataran a nosotros. ¿Qué lo impide?

La excesiva burocracia, la falta de reconocimiento, la politización excesiva del sistema y la masificación en las consultas. El equipo médico se quema en estas condiciones y la relación con el paciente se deteriora. Soluciones.

Hay que crear un ambiente de trabajo en equipo. El com-ponente humano de esta profesión es más importante que el propio sueldo. Son necesarios más recursos y que éstos estén repartidos de manera equitativa. Es muy importante garantizar la igualdad de los pacientes en el acceso a los avances de las terapias.

Ana María Casas, coordinadora del Hospital de Día de Oncología.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN22 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 75

de impuesto será dependiendo su situación económica, o el perdón de pago de impuestos si se tratara de persona viuda, pensionada o incapacitada.

En materia laboral, se aplica la equidad hacia el tra-

bajador -ya que se considera que se encuentra en des-

ventaja ante el patrón-, cuando se le da la oportunidad de seguir laborando, pese a que, según la ley, después de cuatro faltas injustificadas se le podrá rescindir su con-trato de trabajo. También se aplica la equidad cuando, en los contratos colectivos de trabajo, se buscan considera-ciones para las personas que tienen más de veinte años laborando para esa fuente de trabajo.

En un procedimiento laboral, cuando el trabajador de-manda a su patrón y se le da conocimiento a éste por parte de la autoridad, si el patrón no contestara la demanda, se le considerará como que contesta en sentido positivo, mientras que, en las demás materias, se tiene al deman-dado como que contesta en sentido negativo.

En los tratados internacionales, se lucha por con-

seguir la equidad en asuntos como beneficios y aten-

ciones médicas para los prisioneros de guerra.

En materia familiar, la equidad se aplica como el de-

ber del juzgador de suplir la deficiencia de la queja, en

asuntos donde existan menores de edad, incapaces, per-

sonas de la tercera edad con problemáticas propias de ancianidad, ya que se debe velar por el interés superior de los mismos, dando vista al agente del Ministerio Público del Estado para que también los represente, con la finali-dad de resguardar la seguridad de éstos.

Esto es aplicable en asuntos de divorcios, convivencias,

sumario de alimentos, sobre violencia familiar, estados de interdicción, pérdidas del derecho a la patria potestad de los hijos, que son los trámites más comunes donde se daña el estado emocional de los menores.

EJEMPLO EN MATERIA FAMILIAR

Podemos plantear un caso de convivencia, en que el padre no puede ver a su hijo, porque la mamá no se lo presta. Al platicar con las partes, nos podemos dar cuenta de si la mamá le presta o no el hijo a éste. Tal vez pudiera ser que el señor no va a buscar al niño, o bien le habla al hijo y éste lo deja plantado. En asuntos de carácter familiar, es muy común ver las solicitudes sobre Juicios de Con-vivencias, interpuestas en su mayoría por los señores. La aplicación de la equidad permite llegar a la justicia y esto es un deber moral y de derecho para el juzgador. Por eso es conveniente realizar prácticas como:

Platicar con las partes, para tener una idea de cómo son, cómo se comportan entre ellos y con sus hijos.

Platicar con los menores, para saber cómo se sienten, como viven con quién viven y cómo quisieran vivir.

Mandar a todos los miembros de la familia para que se les realicen evaluaciones periciales, visitas socioeconómi-cas, lo que permitirá conocer la problemática que viven y el daño emocional de cada miembro de la familia, así como su situación económica.

Todo lo anterior es una base para que el juzgador dicte una sentencia que no sólo diga si el padre convivirá con los hijos o no, sino que podrá señalar día o días, tiempo, lugar, en que se llevará a cabo la convivencia. Por lo tanto,

diferentes y a su cuidador, haz un alto en tu vida; tómate un momento y ofréceles una mirada de aceptación, no de compasión; que tu expresión transmita respeto y simpatía; míralos con amor y admiración, no con compasión, pues cada uno de los seres vivos tenemos una misión en este mundo que es de todos.

La sociedad en general debe tener la certeza de que cuando llega un hijo con discapacidad, se inicia una aven-tura, y que cada uno de los desafíos de la discapacidad es seguido por bendiciones inesperadas. Que es duro; por supuesto que lo es, pero sin dudarlo volvemos a pasar por todo. El hijo con discapacidad es un gran maestro silen-

cioso, un gran animador y un entrenador personal cons-

tante. Enseña, y enseña muy bien. La verdadera inteligen-cia está en las lecciones que da la vida y que se aprenden en el salón del corazón.

Tiene mucho que aportar en la construcción de la so-ciedad, no como un simple receptor de beneficios o un cliente de servicio social, sino en gran medida a lo que de-termine el entorno ya que su autonomía estará condicio-nada con dicho entorno que como sociedad le brindemos, y de manera muy importante está condicionada por su fa-milia, esa familia que es merecedora de respeto y empatía, porque de ella va a recibir los pilares básicos para forjar su personalidad.

En la sociedad actual se valora a las personas por lo que son capaces de hacer y por lo que poseen, no por el mero hecho de ser personas. Está claro que, dentro de este planteamiento, la dignidad de la persona con capacidades diferentes aparece disminuida, pues subsisten formas de pensar y actuar que tienden a marginar a las personas “diferentes”, a pesar de que paralelamente se proclama con toda solemnidad la dignidad de todos los seres hu-manos.

DIGNIDAD HUMANA

No podemos olvidar que la persona con discapacidad es, ante todo y sobre todo, una persona, y debe ser tratada y respetada como tal, en todo momento y circunstancia. Tiene derecho a su autorrealización y a su felicidad. Las actitudes positivas ante las posibilidades de la persona con capacidades diferentes son la clave del éxito en su camino hacia su desarrollo personal como hombre o como mujer. En la dignidad humana no podemos tener dos gru-pos, los que presentan o no una discapacidad, porque la dignidad humana no deriva de estos factores, no se ve dis-minuida o aumentada en función de una mayor o menor inteligencia, sino que acompaña al individuo sin importar las limitaciones físicas o psíquicas.

Las personas con capacidades diferentes constituyen un profundo problema social, que hay que encarar con realismo y humanidad. Muchos creen que es suficiente asegurarles un marco de vida decente; permitirles ejercer una ocupación que les sea apta; presentarles una diversión especialmente concebida para ellos, brindarles sobrepro-tección y compasión. Así, el deber de solidaridad estaría cumplido y la conciencia satisfecha. (José Ramón Amor Pan)

Pero esto es olvidar que la persona con capacidades

diferentes es una persona como las demás; es descono-

cer sus verdaderas posibilidades; es aislarle en el interior de límites que se esfuerza por superar, siempre que se le provea de los medios necesarios y se le indiquen los caminos oportunos; y todo esto es mucho más que el sig-nificado de compasión.

A partir de esta reflexión, entenderemos la compasión como un “te comprendo y acepto contribuir a la formación de una mejor calidad de vida de las personas con capaci-dades diferentes”.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN74 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 23

al dictar una sentencia y fijar la convivencia con los hi-jos entre semana, pero, si el señor sólo tiene descanso los domingos, de antemano sabemos que no va a cumplir, y así se afectaría tanto a los menores como a los padres. Y si aparte se señalan horarios en que los pequeños van a la escuela, son menos las posibilidades de cabal cumpli-miento de dicho fallo.

Por eso, la resolución debe ser congruente con lo que

se pide; debe entenderse a las partes para que puedan

cumplir: se debe buscar la solución del problema y, so-

bre todo, evitar los daños emocionales para todos los

implicados.

Actualmente, las autoridades gubernamentales se preo-cupan cada día más por dar apoyo a las personas que se encuentran en desventaja, por llamarlo de una forma. Y trabajando en equipo los tres poderes, como son el Ejecu-tivo, Legislativo y Judicial, se han creado organismos como el Centro Métodos Alternos para la Solución de Conflictos, el Centro de Convivencia Familiar, el Centro de Justicia Fa-miliar, Procuraduría del Trabajo, por mencionar algunos, porque el encontrar las soluciones a las situaciones que se están produciendo en la Sociedad y crear además estos or-ganismos, es realmente empezar a resolver problemáticas familiares, laborales, penales y, en una forma indirecta, los más beneficiados serán los hijos que son los hombres del mañana y, sobre todo, nuestros futuros dirigentes.

APLICACIÓN DE LA EQUIDAD

La equidad se aplica durante el procedimiento. Al mo-mento de resolver, el juzgador dictará una sentencia que deberá ser clara, congruente con lo que se solicita y funda-mentada en derecho, donde se absuelva o se condene ya sea al actor o al demando. La parte a la que se le concedió el beneficio será la que, en un momento dado, podría tener compasión con el condenado; bien otorgando el perdón o tardando en exigir el cumplimiento al reo, para dar opor-tunidad a que cumpla en forma gradual dicho fallo. Por eso es tan importante prepararnos, acudir a profe-sionales cuando desconocemos el tema de los actos que vamos a realizar o deseamos hacer, porque cada suceso

que realicemos generará no solamente beneficios, sino

también obligaciones para ambos.

Cuando vamos a efectuar un acto jurídico con otra per-sona, de alguna forma debemos investigarla, entrevistar-nos con ella, pedirle referencias comerciales o de gente que la recomiende, solicitarle antecedentes, conocer su experiencia, para saber que uno y otro están enterados del acto jurídico que van a realizar y que conocen la materia.

Debemos pedir la opinión de una persona cercana a nosotros, tomar en cuenta los consejos que nos dan, sobre todo nuestros seres queridos, que sean personas adultas, con la madurez sobre el caso.

Y si no hay quien nos dé los consejos, entonces debe-mos aplicar lo siguiente:

Todos sabemos lo que está bien y lo que está mal. Si la persona fuma, toma, no trabaja, no controla su carácter, es rebelde con su familia, es una persona que no tiene un trabajo estable; en caso de que estudie, si cumple en lo que se compromete; si es una persona limpia, congruente

con lo que dice y con lo que hace, ya tendremos una forma de hacer un perfil del candidato o candidata para nuestro acto jurídico.

Pero cuando encontramos a un individuo con una o

más de las características antes mencionadas, y pensa-

mos que esos defectos no son importantes para lo que

vamos a pactar, estaríamos cometiendo uno de los más

grandes errores en que puede incurrir el ser humano, y más tarde tendremos que recurrir ante una autoridad para hacer cumplir un derecho.

La equidad en el derecho da a las personas la oportu-nidad de ser escuchadas, comprendidas; otorga tiempo, y esto a la vez permite que las partes salgan delante del mal momento por el que puedan estar pasando, llegando a una solución o dando cumplimiento a una resolución.

Afrontarán sus propias discapacidades, sus miedos más

profundos, las ocultas inseguridades, incluso la falta de

confianza ante lo que enfrentan, sin saber que en un fu-

turo descubrirán los pequeñas grandes cosas que brinda

la vida, como dar el valor real al ver, escuchar, hablar, caminar, correr; sentir las gotas de lluvia en la piel en una tarde lluviosa; sentir el sol de cada día; el disfrutar de una sonrisa, un “te quiero, mamá”; apreciar, finalmente, el valor real de lo que significan es-tos pequeños mi-lagros, que por ser tan cotidianos y tenerlos enfrente, no estarán capaci-tados para verlos y sentirlos. Es una de las grandes satis-facciones que brin-dará a estos padres la persona con dis-capacidad.

La compasión, de acuerdo a su definición, pro- viene del latín com-pati, sentimiento de lástima hacia el mal o desgracia ajena; por ejemplo, sentir compasión por un enfermo, y es lo que común-mente enfrentan las familias y las personas con dis-capacidad en el día a día, en las esferas de la vida, cuando las perso-nas en general ven a una persona con capacidades dife-rentes.

CRECIMIENTO

PERSONAL Y

ESPIRITUAL

Sin embargo, son tantas y tantas las oportunidades de crecimiento personal y espiritual que brindan… Todo de-pende en gran medida de cuál es tu pensamiento o sen-timiento. Es, acaso, un “¿qué haría yo en su lugar?” o “¡qué desgracia lo que le pasa a esta pobre familia, qué cruz lleva a cuestas!”, “les tocó un angelito, nunca se van a que-dar solos”, “son niños muy cariñosos”, “son especiales”, “son elegidos”, “qué familia tan llena de bendiciones, le tocó un niño con discapacidad”, etcétera. Todo depende de nuestra mirada interior.Cuando la fortaleza en el cumplimiento de nuestras deci-

siones se ve impregnada de los sentimientos de respeto y de compasión bien entendida, como sentido de com-prensión compartida y próxima hacia la persona con dis-capacidad a la que atendemos, se asegura la búsqueda pacientemente activa e inteligente del bien, que es la ex-presión más sublime que una persona puede pretender de su naturaleza humana.

Y es así como se va tejiendo el manto cálido de la per-severancia. Es un manto que ar-ropa y envuelve el día a día de nuestro com-portamiento de ser humano, el que mantiene y da continuidad a nuestra acción cotidiana en el aquí y ahora; el que nos brinda la oportuni-dad de hacer un cambio real para quienes es-tán en desventa-ja, por el simple hecho de haber nacido con o de haber adquirido una discapaci-dad, algo de lo que nadie está exento. (Jesús Flórez

Beledo)

Aunque las cosas son una maravilla para observar, existe

un tipo de belle-

za que no es tan

obvia. Se trata

de la hermosu-

ra subestimada

que irradia el

rostro de una

persona con

discapacidad,

tan dependiente de los demás en tantos aspectos; pero

que, sin embargo, es absolutamente autosuficiente a los

ojos de Dios. La poco trabajada belleza que brilla en los ojos y corazones de quienes los cuidan; de aquéllos que se ocupan de los más débiles entre nosotros, de manera si-lenciosa, sin buscar ni desear reconocimiento, nos enseña en este mundo las lecciones de humildad y esperanza de un mundo mejor.

RESPETO Y SIMPATÍA

Cuando en tu caminar veas a una persona con capacidades

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al dictar una sentencia y fijar la convivencia con los hi-jos entre semana, pero, si el señor sólo tiene descanso los domingos, de antemano sabemos que no va a cumplir, y así se afectaría tanto a los menores como a los padres. Y si aparte se señalan horarios en que los pequeños van a la escuela, son menos las posibilidades de cabal cumpli-miento de dicho fallo.

Por eso, la resolución debe ser congruente con lo que

se pide; debe entenderse a las partes para que puedan

cumplir: se debe buscar la solución del problema y, so-

bre todo, evitar los daños emocionales para todos los

implicados.

Actualmente, las autoridades gubernamentales se preo-cupan cada día más por dar apoyo a las personas que se encuentran en desventaja, por llamarlo de una forma. Y trabajando en equipo los tres poderes, como son el Ejecu-tivo, Legislativo y Judicial, se han creado organismos como el Centro Métodos Alternos para la Solución de Conflictos, el Centro de Convivencia Familiar, el Centro de Justicia Fa-miliar, Procuraduría del Trabajo, por mencionar algunos, porque el encontrar las soluciones a las situaciones que se están produciendo en la Sociedad y crear además estos or-ganismos, es realmente empezar a resolver problemáticas familiares, laborales, penales y, en una forma indirecta, los más beneficiados serán los hijos que son los hombres del mañana y, sobre todo, nuestros futuros dirigentes.

APLICACIÓN DE LA EQUIDAD

La equidad se aplica durante el procedimiento. Al mo-mento de resolver, el juzgador dictará una sentencia que deberá ser clara, congruente con lo que se solicita y funda-mentada en derecho, donde se absuelva o se condene ya sea al actor o al demando. La parte a la que se le concedió el beneficio será la que, en un momento dado, podría tener compasión con el condenado; bien otorgando el perdón o tardando en exigir el cumplimiento al reo, para dar opor-tunidad a que cumpla en forma gradual dicho fallo. Por eso es tan importante prepararnos, acudir a profe-sionales cuando desconocemos el tema de los actos que vamos a realizar o deseamos hacer, porque cada suceso

que realicemos generará no solamente beneficios, sino

también obligaciones para ambos.

Cuando vamos a efectuar un acto jurídico con otra per-sona, de alguna forma debemos investigarla, entrevistar-nos con ella, pedirle referencias comerciales o de gente que la recomiende, solicitarle antecedentes, conocer su experiencia, para saber que uno y otro están enterados del acto jurídico que van a realizar y que conocen la materia.

Debemos pedir la opinión de una persona cercana a nosotros, tomar en cuenta los consejos que nos dan, sobre todo nuestros seres queridos, que sean personas adultas, con la madurez sobre el caso.

Y si no hay quien nos dé los consejos, entonces debe-mos aplicar lo siguiente:

Todos sabemos lo que está bien y lo que está mal. Si la persona fuma, toma, no trabaja, no controla su carácter, es rebelde con su familia, es una persona que no tiene un trabajo estable; en caso de que estudie, si cumple en lo que se compromete; si es una persona limpia, congruente

con lo que dice y con lo que hace, ya tendremos una forma de hacer un perfil del candidato o candidata para nuestro acto jurídico.

Pero cuando encontramos a un individuo con una o

más de las características antes mencionadas, y pensa-

mos que esos defectos no son importantes para lo que

vamos a pactar, estaríamos cometiendo uno de los más

grandes errores en que puede incurrir el ser humano, y más tarde tendremos que recurrir ante una autoridad para hacer cumplir un derecho.

La equidad en el derecho da a las personas la oportu-nidad de ser escuchadas, comprendidas; otorga tiempo, y esto a la vez permite que las partes salgan delante del mal momento por el que puedan estar pasando, llegando a una solución o dando cumplimiento a una resolución.

Afrontarán sus propias discapacidades, sus miedos más

profundos, las ocultas inseguridades, incluso la falta de

confianza ante lo que enfrentan, sin saber que en un fu-

turo descubrirán los pequeñas grandes cosas que brinda

la vida, como dar el valor real al ver, escuchar, hablar, caminar, correr; sentir las gotas de lluvia en la piel en una tarde lluviosa; sentir el sol de cada día; el disfrutar de una sonrisa, un “te quiero, mamá”; apreciar, finalmente, el valor real de lo que significan es-tos pequeños mi-lagros, que por ser tan cotidianos y tenerlos enfrente, no estarán capaci-tados para verlos y sentirlos. Es una de las grandes satis-facciones que brin-dará a estos padres la persona con dis-capacidad.

La compasión, de acuerdo a su definición, pro- viene del latín com-pati, sentimiento de lástima hacia el mal o desgracia ajena; por ejemplo, sentir compasión por un enfermo, y es lo que común-mente enfrentan las familias y las personas con dis-capacidad en el día a día, en las esferas de la vida, cuando las perso-nas en general ven a una persona con capacidades dife-rentes.

CRECIMIENTO

PERSONAL Y

ESPIRITUAL

Sin embargo, son tantas y tantas las oportunidades de crecimiento personal y espiritual que brindan… Todo de-pende en gran medida de cuál es tu pensamiento o sen-timiento. Es, acaso, un “¿qué haría yo en su lugar?” o “¡qué desgracia lo que le pasa a esta pobre familia, qué cruz lleva a cuestas!”, “les tocó un angelito, nunca se van a que-dar solos”, “son niños muy cariñosos”, “son especiales”, “son elegidos”, “qué familia tan llena de bendiciones, le tocó un niño con discapacidad”, etcétera. Todo depende de nuestra mirada interior.Cuando la fortaleza en el cumplimiento de nuestras deci-

siones se ve impregnada de los sentimientos de respeto y de compasión bien entendida, como sentido de com-prensión compartida y próxima hacia la persona con dis-capacidad a la que atendemos, se asegura la búsqueda pacientemente activa e inteligente del bien, que es la ex-presión más sublime que una persona puede pretender de su naturaleza humana.

Y es así como se va tejiendo el manto cálido de la per-severancia. Es un manto que ar-ropa y envuelve el día a día de nuestro com-portamiento de ser humano, el que mantiene y da continuidad a nuestra acción cotidiana en el aquí y ahora; el que nos brinda la oportuni-dad de hacer un cambio real para quienes es-tán en desventa-ja, por el simple hecho de haber nacido con o de haber adquirido una discapaci-dad, algo de lo que nadie está exento. (Jesús Flórez

Beledo)

Aunque las cosas son una maravilla para observar, existe

un tipo de belle-

za que no es tan

obvia. Se trata

de la hermosu-

ra subestimada

que irradia el

rostro de una

persona con

discapacidad,

tan dependiente de los demás en tantos aspectos; pero

que, sin embargo, es absolutamente autosuficiente a los

ojos de Dios. La poco trabajada belleza que brilla en los ojos y corazones de quienes los cuidan; de aquéllos que se ocupan de los más débiles entre nosotros, de manera si-lenciosa, sin buscar ni desear reconocimiento, nos enseña en este mundo las lecciones de humildad y esperanza de un mundo mejor.

RESPETO Y SIMPATÍA

Cuando en tu caminar veas a una persona con capacidades

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN24 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 73

El anhelo por la paternidad ha sido parte de la vida de los seres humanos desde el comienzo de la humani-dad. La angustia ante la infertilidad se ha experimen-

tado universalmente, en las distintas culturas, como una crisis para los individuos, los matrimonios, la familia y la sociedad en general. (1)

Aunque esta experiencia ha prevalecido a través del tiempo, debemos reconocer que el contexto social e histórico de las opciones reproductivas ha cambiado dramáticamente en el último siglo, y se ha convertido en significativamente más complejo para la pareja, desde el punto de vista médico, social y psicológico.

La infertilidad es una condición médica, pero no debe-mos olvidar que es también una condición social. La ca-pacidad para procrear es altamente valorada, y el ser in-fértil tiene toda una serie de implicaciones. La infertilidad

tiene un impacto en la relación de pareja, con la familia,

los amigos, en las opciones de estudio y/o trabajo y en

las oportunidades de desarrollo social.

La cultura mexicana podría clasificarse dentro de la descripción que hacen Linda H. Burns y Michaela Hynie (Infertility Counseling, 2006, USA) de una cultura colec-tivista, en la cual el individuo es educado para darles pri-oridad a las metas establecidas por la familia y la comuni-dad, por encima de las suyas propias como individuo. Se establece una relación de interdependencia para definirse

Compasión e infertilidad

a sí mismo como persona, en lugar de definirse de manera independiente.

ÉNFASIS EN LA PATERNIDAD

Algunos factores que ponen en riesgo a la población mexi-cana que experimenta este sufrimiento agudo parecen ser la dificultad de obtener apoyo social y el exponer el esta-tus de fertilidad en una sociedad que pone gran énfasis en el rol de la paternidad y para la cual una vida sin hijos es generalmente inaceptable.

La percepción de pérdida de un rol central puede pro-vocar la sensación de inferioridad, fracaso, culpa, deses-peranza, soledad y aislamiento. Esto tiende a afectar la identidad social, y dificulta el encontrar significados posi-tivos en la vida, al provocar miedo a la presión y al rechazo social y familiar, a los prejuicios y el estigma social.

Empiezan a desarrollarse sentimientos de separación del mundo social; la pareja se siente diferente y sola

cuando a su alrededor las personas pueden concebir y

tener hijos sin mayor esfuerzo. Algunas personas, como

una medida de protección, tienden a aislarse, y no par-

ticipan en actividades sociales, evadiendo así el dolor que generan las preguntas y cuestionamientos en relación a la fertilidad. Se sienten diferentes e incapacitados, lo que puede afectar la autoestima.

Al mundo fértil le es difícil entender que es una expe-

Corinne Palatchi Cohen Francisco Arredondo

Doctor Francisco Arredondo

Director Médico RMA of Texas

World Class Fertility Care (www.rmatx.

com)farredondo@post.

harvard.edu

Licenciada Corinne Palatchi

CohenCoordinador del

Área Psicológica Instituto para el Estudio de

la Concepción Humana

Monterrey, N.L(www.iech.com.mx)

[email protected]

INFANCIA SIN FIN

La obstinada prohibición social y cultural de acceder al mundo real, se manifiesta compasivamente inconsciente hacia todas las personas con discapacidad, y en particular con las personas con discapacidad intelectual, y esto hace que ante alguna perspectiva, se conviertan en la evidencia misma de la prohibición a crecer de la que, indiscutible-mente, todos somos cómplices: podemos convertirlos en personas en evolución constante, como cualquier ser hu-mano, pero la realidad es que los retenemos en una infan-cia sin fin; los mantenemos en el mundo de Peter Pan; en “la isla de nunca jamás”. (José Ramón Amor Pan)

Corresponde a toda la comunidad tornar la mirada compasiva en una mirada comprometida, en la que se aporten conjuntamente ideas y recursos para llegar a una finalidad irrenunciable: la persona con capacidades dife-

rentes tiene que experimentar que no está al margen de

la sociedad, sino que, respetada por su intrínseco valor

personal, está llamada a contribuir al bien de su familia

y de la comunidad, según sus propias capacidades; a tener su propia vida, amar y ser amada, sujeta a un amor incondicional como cualquier otro ser humano. La falta de fe en las posibilidades de desarrollo de las personas con discapacidad es algo a lo que nos enfrentamos día a día en el entorno en el que se desenvuelven.

Cualquier posibilidad de crecimiento humano se da a partir de la conciencia. Si está despierta, el hombre crece; si, por lo contrario, la conciencia permanece dormida, y el

individuo no se da cuenta de sus reacciones y respuestas ante los estímulos exteriores, jamás llegará a la evolución completa de su mente; será un mero producto de lo que aprendió de niño; lo moverán sus condicionamientos in-fantiles, y será un mero apéndice o un ser incompleto, y ése es el camino que las más de las veces le ofrecemos a una persona con discapacidad: un camino de una infancia eterna y asexuada, sin el desarrollo pleno de su concien-cia.

La evolución de una calidad de vida para las personas con discapacidad presenta una serie de luces y sombras que hemos inventado los humanos para obstaculizar su desarrollo personal, y así las hemos dejado en el subde-sarrollo, en niveles inferiores, aduciendo que: “no sien-ten”, “no entienden”.

SORPRESAS INESPERADAS

El proyecto de vida de una familia que recibe un niño con discapacidad cambia totalmente; llega cargado de sor-presas inesperadas; es un recién nacido que se ha gesta-do en un instante; el niño que esperaban se desvanece, y queda en su lugar un nuevo ser, con necesidades físicas y afectivas, las cuales se le satisfarán en forma subóptima. El shock de la noticia deja a la pareja agotada emocional-mente. Se enfrentan a lo desconocido, y en esos momen-tos ni remotamente se pueden imaginar la transformación que lentamente irán desarrollando en su corazón, su alma y su mente; en las perspectivas, relaciones, esperanzas, sueños y fe.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN72 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 25

riencia que puede desafiar los valores más fundamentales que sostienen la relación de pareja y las creencias espiritu-ales respecto del propósito que se tiene en la vida.

Esta experiencia afecta el valor que se tiene de uno mismo y cómo se siente en relación a su cuerpo. Además, el tratar de lograr el embarazo a través de un proceso de investigación y de tratamiento médico largo e incierto, ya que no es seguro que se logrará el objetivo, es una de las experiencias más angustiantes y estresantes que se pueden experimentar. (2 )

La mayoría de las perso-nas crecen y se desarrollan pensando que tienen el con-trol de su cuerpo y de la pro- creación.

Por ello, es de esperarse que, ante la noticia de infertili-dad, los afectados reaccionen con sentimientos que han sido descritos como una crisis. Son comunes los sentimientos de pérdida, fracaso, y una preo-cupación constante por el problema. No pueden pensar en otra cosa; postergan inter-eses y expectativas previstas anteriormente.

EL TORBELLINO DE LA IN-

FERTILIDAD

Es necesario entender que la infertilidad es una pérdida que se vive mes con mes, al-gunas veces comparada con el diagnóstico de una enfer-medad crónica o una ampu- tación. Para todos significa el serles negada la oportuni-dad de tener un hijo biológico. Ante ello, son comunes los sentimientos de incomprensión, soledad, culpa, enojo, vergüenza, miedo, pesimismo y devaluación. Esto, combi-nado con las expectativas familiares y sociales de fertili-dad, causa tensión, angustia, desesperación, desesperanza y descontrol interno. A todo esto se le ha llamado el tor-bellino de la infertilidad.

Una de las tendencias comunes de las personas

fértiles es el tratar de solucionar la problemática del in-

fértil, para que el otro sea feliz. Un ejemplo de ello es a través de recomendaciones constantes sobre médicos o con quién acudir; todo tipo de tratamientos que seguir, los cuales incluyen brujas, chamanes, masajes, medicina alternativa, etcétera.

Llega un punto en que son tantas y tan diversas estas intervenciones, que la persona infértil que ve invadida su

privacidad, se siente incomprendida. Las personas intru-sas son percibidas como desconsideradas, criticas, y los consejos son rechazados. Todo lo contrario de lo que se pretende con toda la buena voluntad.

Las preguntas constantes de cuándo tendrán un hijo, de qué están haciendo para solucionar el problema, etcé-tera, generan más descontrol del que ya de por sí se tiene, pues no hay un tratamiento cien por ciento seguro para lograr el embarazo, ni existe seguridad de saber cuál es la

verdadera causa del prob-lema.

APOYO MUTUO

Si personalmente se ha logrado la fertilidad, siem-pre se tendrá que hacer conciencia de la situación del otro. A las personas infértiles les es muy fácil poder sentir compasión, pues hablan el mismo idioma, tienen los mismos cues-tionamientos, viven los mismos sentimientos, y en base a que tienen experien-cias similares, pueden apo-yarse mutuamente.

La palabra compasión proviene del latín cump-assio, literalmente: “sufrir juntos”, “tratar con emo-ciones”.

Es un movimiento del

alma que nos hace sen-

sibles al mal que padece

otro ser, y describe la

comprensión del estado

emocional de otro; no se debe confundir con empatía -que es la habilidad de re-conocer, percibir y sentir directamente la emoción de la otra persona-, y se ha descrito como “la capacidad de pon-erse en los zapatos del otro”. Incluye emociones diversas, tanto de tristeza como de felicidad, que es uno de los el-ementos de la compasión. La compasión es con frecuencia combinada con un deseo de aliviar o reducir el sufrim-iento de otro; mostrando especial bondad y amabilidad por quien está sufriendo. (3)

Partiendo de ello, es recomendable centrarse en lo que necesita el otro; en este caso nuestro familiar o amigo que vive la infertilidad; no lo que creemos que necesita.

La verdadera compasión no es sólo una respuesta emo-cional, sino un compromiso fundamentado en la razón. Se debe entender racionalmente que una actitud realmente compasiva hacia el otro no debe cambiar si la persona que

La compasión

y las personas

con capacidades diferentes

Doctora Teresa de Jesús

Aguilasocho Montoya de

GuerraGinecología y

Obstetricia Asesora en

Síndrome de Down

Presidenta de la Fundación

Síndrome de Down

de Nuevo León, A. C.

[email protected]

La discapacidad, cualquiera que ésta sea, es un modo de ser y una forma de ordenación de la vida, condicionada por un modo cognitivamente

diferente, e impone la necesidad de una permanente ayuda para la realización de uno mismo en las di-mensiones humanas de una vida plena. (Thalhammer)

Las personas con capacidades diferentes tienen derecho a un trato digno; a una educación con igual-dad de derechos y obligaciones realistas, en función de su capacidad, que englobe todas las facetas de su personalidad. Las personas con discapacidad intelec-tual no viven una especie de eterna infancia: evolu-cionan a un ritmo y bajo unas formas particulares, es verdad, pero no por esto dejan de alcanzar un

desarrollo real, su desarrollo.

Nosotros, los integrantes de la sociedad, segui-mos sin tomar totalmente en serio que las personas

con discapacidad intelectual son primeramente

personas. Ordinariamente se les considera desde una óptica de la mirada compasiva, muy paternalista y sobreprotectora; más como “objeto” de atención y cuidado, no tanto como sujeto que posee unos derechos y unas aspiraciones que merecen conside-ración y estima por parte de los demás.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN72 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 25

riencia que puede desafiar los valores más fundamentales que sostienen la relación de pareja y las creencias espiritu-ales respecto del propósito que se tiene en la vida.

Esta experiencia afecta el valor que se tiene de uno mismo y cómo se siente en relación a su cuerpo. Además, el tratar de lograr el embarazo a través de un proceso de investigación y de tratamiento médico largo e incierto, ya que no es seguro que se logrará el objetivo, es una de las experiencias más angustiantes y estresantes que se pueden experimentar. (2 )

La mayoría de las perso-nas crecen y se desarrollan pensando que tienen el con-trol de su cuerpo y de la pro- creación.

Por ello, es de esperarse que, ante la noticia de infertili-dad, los afectados reaccionen con sentimientos que han sido descritos como una crisis. Son comunes los sentimientos de pérdida, fracaso, y una preo-cupación constante por el problema. No pueden pensar en otra cosa; postergan inter-eses y expectativas previstas anteriormente.

EL TORBELLINO DE LA IN-

FERTILIDAD

Es necesario entender que la infertilidad es una pérdida que se vive mes con mes, al-gunas veces comparada con el diagnóstico de una enfer-medad crónica o una ampu- tación. Para todos significa el serles negada la oportuni-dad de tener un hijo biológico. Ante ello, son comunes los sentimientos de incomprensión, soledad, culpa, enojo, vergüenza, miedo, pesimismo y devaluación. Esto, combi-nado con las expectativas familiares y sociales de fertili-dad, causa tensión, angustia, desesperación, desesperanza y descontrol interno. A todo esto se le ha llamado el tor-bellino de la infertilidad.

Una de las tendencias comunes de las personas

fértiles es el tratar de solucionar la problemática del in-

fértil, para que el otro sea feliz. Un ejemplo de ello es a través de recomendaciones constantes sobre médicos o con quién acudir; todo tipo de tratamientos que seguir, los cuales incluyen brujas, chamanes, masajes, medicina alternativa, etcétera.

Llega un punto en que son tantas y tan diversas estas intervenciones, que la persona infértil que ve invadida su

privacidad, se siente incomprendida. Las personas intru-sas son percibidas como desconsideradas, criticas, y los consejos son rechazados. Todo lo contrario de lo que se pretende con toda la buena voluntad.

Las preguntas constantes de cuándo tendrán un hijo, de qué están haciendo para solucionar el problema, etcé-tera, generan más descontrol del que ya de por sí se tiene, pues no hay un tratamiento cien por ciento seguro para lograr el embarazo, ni existe seguridad de saber cuál es la

verdadera causa del prob-lema.

APOYO MUTUO

Si personalmente se ha logrado la fertilidad, siem-pre se tendrá que hacer conciencia de la situación del otro. A las personas infértiles les es muy fácil poder sentir compasión, pues hablan el mismo idioma, tienen los mismos cues-tionamientos, viven los mismos sentimientos, y en base a que tienen experien-cias similares, pueden apo-yarse mutuamente.

La palabra compasión proviene del latín cump-assio, literalmente: “sufrir juntos”, “tratar con emo-ciones”.

Es un movimiento del

alma que nos hace sen-

sibles al mal que padece

otro ser, y describe la

comprensión del estado

emocional de otro; no se debe confundir con empatía -que es la habilidad de re-conocer, percibir y sentir directamente la emoción de la otra persona-, y se ha descrito como “la capacidad de pon-erse en los zapatos del otro”. Incluye emociones diversas, tanto de tristeza como de felicidad, que es uno de los el-ementos de la compasión. La compasión es con frecuencia combinada con un deseo de aliviar o reducir el sufrim-iento de otro; mostrando especial bondad y amabilidad por quien está sufriendo. (3)

Partiendo de ello, es recomendable centrarse en lo que necesita el otro; en este caso nuestro familiar o amigo que vive la infertilidad; no lo que creemos que necesita.

La verdadera compasión no es sólo una respuesta emo-cional, sino un compromiso fundamentado en la razón. Se debe entender racionalmente que una actitud realmente compasiva hacia el otro no debe cambiar si la persona que

La compasión

y las personas

con capacidades diferentes

Doctora Teresa de Jesús

Aguilasocho Montoya de

GuerraGinecología y

Obstetricia Asesora en

Síndrome de Down

Presidenta de la Fundación

Síndrome de Down

de Nuevo León, A. C.

[email protected]

La discapacidad, cualquiera que ésta sea, es un modo de ser y una forma de ordenación de la vida, condicionada por un modo cognitivamente

diferente, e impone la necesidad de una permanente ayuda para la realización de uno mismo en las di-mensiones humanas de una vida plena. (Thalhammer)

Las personas con capacidades diferentes tienen derecho a un trato digno; a una educación con igual-dad de derechos y obligaciones realistas, en función de su capacidad, que englobe todas las facetas de su personalidad. Las personas con discapacidad intelec-tual no viven una especie de eterna infancia: evolu-cionan a un ritmo y bajo unas formas particulares, es verdad, pero no por esto dejan de alcanzar un

desarrollo real, su desarrollo.

Nosotros, los integrantes de la sociedad, segui-mos sin tomar totalmente en serio que las personas

con discapacidad intelectual son primeramente

personas. Ordinariamente se les considera desde una óptica de la mirada compasiva, muy paternalista y sobreprotectora; más como “objeto” de atención y cuidado, no tanto como sujeto que posee unos derechos y unas aspiraciones que merecen conside-ración y estima por parte de los demás.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN26 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 71

sufre actúa de forma negativa. La práctica de la tolerancia es esencial. (4)

Debemos percibir, reconocer y sentir al otro. Lo que necesita es una escucha afectiva; permitirle expresarse sin sentirse juzgado por los pensamientos, sentimientos o las determinaciones que está tomando; simplemente, hay que acompañarlo a través del proceso. De esta forma, no se siente invadido y que le están faltando al respeto, lo cual se experimenta cuando se le dan opciones de solución y se le presiona a ejecutarlas; se hacen juicios e interpre-taciones del manejo que se está teniendo, ya sea médico, emocional o social.

TOLERANCIA

El enojo acumulado por la frustración del fracaso constante, la impotencia que genera el no lograr el objetivo y las presiones internas y sociales constantes se pueden verter en la persona a la que en primer término se buscaba ayu-dar y apoyar, ya que inadecuadamente se está haciendo lo contrario de lo que se recomienda. Debemos entender racionalmente lo que le está sucediendo, y la necesidad de expresarse y tener tolerancia.

No sólo el que procura ayudar a la persona que vive la experiencia de la infertilidad deberá desarrollar toleran-cia; sino también la persona infértil. Para poder mantener una buena relación, deberá detenerse y tratar de cultivar la compasión y la tolerancia hacia la persona que pretende ayudar y apoyar. Si no se ha tenido experiencia en esta

área, es difícil entender y sentir todos los sentimientos

que se experimentan. Tampoco deberá hacer suposiciones sobre las razones por las que se están haciendo preguntas como: ¿Cuándo tendrán un hijo? ¿Qué están haciendo para solucionar el problema?

Es frecuente que esto lleve a malas interpretaciones. Muchos piensan o sienten que las razones de la interven-ción son para dañarlos o devaluarlos emocionalmente. Esto se presenta generalmente cuando la persona se siente vulnerable, sensible al tema o la autoestima es baja. La mayoría de las veces no es así. En ocasiones sólo repre-senta una pregunta socialmente establecida para tratar de lograr una comunicación más cercana; pero si se toma de forma personal, se desvirtúa la comunicación.

La compasión y comprensión son parte indispensable del armamentarium para brindar una atención integral a la pareja. Los proveedores de la salud, y especialmente los médicos, se enfocan demasiado en el aspecto “físico” del enfermo, y olvidan que la definición de salud va más allá de ese aspecto. Se debe tener presente la definición de salud de la OMS: la salud es el estado de completo bienes-tar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. (5)

COMPRENSIÓN Y COMPASIÓN

El filósofo Milton Mayeroff, en su libro titulado On Car-ing, de 1971, sostiene que para que exista comprensión y compasión en el cuidado de una persona, necesitan estar presentes los siguientes ocho elementos:1.- PACIENCIA: permitir que cada persona o pareja crezca a su propio ritmo y manera; concederle su propio espacio

PATRONES DE CONDUCTA

BASADOS EN LA VIOLENCIA

Así pues, los niños y adolescentes que hayan sido testigos de violencia o la hayan vivido directamente, asumen pa-trones basados en ella, sobre cómo debe comportarse un hombre, cómo debe comportarse una mujer, cómo mane-jar las conductas inadecuadas o disruptivas de los hijos y cómo se debe ser padre o madre. Esta invisibilidad y naturalización de la violencia impide detectar y reconocer la violencia misma y sus riesgos, así como exponer a los niños en su integridad física y emocional.

El poder “visibilizar” o visualizar y aceptar como nor-males mitos como: “hay que utilizar los golpes cuando se requiere, ya que los padres sólo quieren disciplinar a su hijo y desean lo mejor para él”; “es correcto corregir a los hijos, ya que les hemos dado la vida; por lo tanto, nos pertenecen”; “la violencia dentro de la casa se da en la familias que tienen problemas de dinero o que no estu-diaron”; “el castigo y la educación rígida hacen hombres y mujeres fuertes de carácter”; “al hijo rebelde sí hay que educarlo con mano dura, ya que es la única forma de que entienda.”; “los menores de edad siempre deben obede-cer a sus mayores”; “a los hijos se les olvida todo pronto, ya que son pequeños”; “los padres a veces golpean a sus hijos, porque éstos los provocan y los hacen enojar”; “mi esposo no fue; la niña se le insinuó; ella es la chiflada”. És-tas y otras por el estilo son frases reales que naturalizan o invisibilizan; verdades consideradas por la mayoría como verdades universales, pero son falsas.

Por otro lado, la mayor y peor forma de maltrato es

el abandono, ya que es el total desprendimiento del niño

o niña; de la relación afectiva, moral y legal con dicho

menor; es el escape, por parte del adulto, de sus respon-

sabilidades y cuidados. Los menores quedan así en la

más completa orfandad. Por eso, cuando un menor, aparte del abandono de sus padres, sufre el abandono institucional, de modo que nadie pueda sustituir la falta de aquéllos en un contexto familiar, es terrible.

Existen otras falsas creencias, miedos y negligencias, que impiden que dichos niños y adolescentes puedan hacer suyo el derecho de una familia. Los programas de familias sustitutas y de adopciones, a veces no logran el objetivo de brindarle a un niño el derecho a pertenecer a una familia, ya que las personas temen, entre otras cosas, el hecho de que por no ser un recién nacido, “pueda venir mal de nacimiento y ser un delincuente”.

MENORES SOLOS Y RECHAZADOS

Así, hay menores de 10 años o más, solos y rechazados, que piden insistentemente una familia; otros, no con-siguen este derecho porque falta el sustento legal o ju-rídico que permita que una familia sin lazo consanguíneo pueda ofrecerles la oportunidad de salir de la situación de desamparo en que se encuentran.

Finalmente, no sé si la compasión pueda generarse a través de prácticas mentales, pero sí sé que una mirada

diferente de los adultos hacia los niños y adolescentes

es necesaria en diversos ámbitos, y puede brindar una

luz esperanzadora, nuevas posibilidades de vivir, ya

que “infancia no es destino”, y puede crearse una nueva

historia.

Una mirada compasiva, empática, puede conducir a concienciarnos de que los menores son responsabilidad de toda la sociedad, y como sostiene Jorge Barudy, experto en el tema, los adultos y el Estado, son responsables de la felicidad de sus niños.

Barudy refiere en su libro El dolor invisible de la infan-cia que: “Se necesitaron muchos observadores para que al fin este fenómeno existiera como realidad social. La acep-tación de la existencia de niños maltratados y abusados por los adultos, ha sido el resultado de un largo proceso de cuestionamiento de las representaciones que impedían la emergencia de este fenómeno a la conciencia social. El maltrato ‘sólo existe’ desde que los observadores distin-guieron un fenómeno que les preocupó, lo nombraron y lo definieron verbalmente” (Barudy, 1998).

A su vez, Desmond Tutu escribe: “La compasión no

es precisamente estar sintiendo por alguien, sino estar

intentando cambiar la situación. La gente piensa con fre-

cuencia que la compasión y el amor son simplemente

sentimentales. ¡No! Ello es muy exigente. ¡Si usted va a

ser compasivo, prepárese para la acción!”.

Entonces, el desafío, en este momento, es asumir un silencio de complicidad o una posición de responsabili-dad social, desde una mirada compasiva a la infancia que sufre.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN70 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 27

para ejercer su autonomía.2.- CONFIANZA: cuando se sobreprotege o se procura dominar a un paciente o pareja, se demuestra falta de confianza. Dejar a la pareja ser partícipe de las respon-sabilidades y toma de decisiones demuestra confianza no sólo en la pareja, sino en el proveedor de la salud. Los pacientes necesitan confiar en la persona que les está guiando en su transformación de individuos o pareja para ser una familia...3. HONESTIDAD: es el compromiso de sinceridad hacia los sentimientos y preocupaciones de las parejas; saber comunicar qué es posible ofrecer con la tecnología actual y cuáles son sus limitaciones.4. ESPERANZA: es encontrar las posibilidades en todo mo-mento y a cada paso, junto a los pacientes. La esperanza no es un futuro idealizado a expensas del presente; más bien es un presente vibrante y lleno de posibilidades. No es una falsa expectativa. Es la creencia de que la capaci-dad de tomar acciones, a pesar de la complejidad de la situación, los va a llevar a lograr la transformación de la pareja o individuo en familia.5.- RITMOS ALTERNATIVOS: Es estar consciente de que en el cuidado de la pareja infértil, inevitablemente hay altibajos. Se debe aprender de los éxitos y de los fraca-sos. Este concepto de Mayeroff implica la capacidad de desarrollar varios puntos de vista y tener una perspectiva amplia al enfrentar cada reto. Es indispensable balancear la atención a los detalles, así como tener una panorámica completa: El objetivo no es tener un bebé; es crear una familia.6.- VALOR, VALENTIA: la infertilidad está llena de de-safíos, y lo que antes parecía seguro, ahora está lleno de incertidumbre. Por ello, es indispensable el valor y deter-minación para lograr el sueño, a pesar de que las condi-ciones adversas implican el riesgo de daño emocional7 CONOCIMIENTO: es cultivar el deseo de conocer pro-fundamente a los pacientes y a sí mismo como proveedor de la salud. Comprensión es entender al otro mediante el conocimiento de sus necesidades y cómo responder hacia ellas; aceptar las debilidades y fortalezas de cada indivi-duo. Las buenas intenciones no garantizan un buen cui-dado y comprensión de los pacientes8 HUMILDAD: implica reconocer que no siempre se tienen todas las respuestas; reconocer que se pueden aprender cosas nuevas y de manera distinta. Este aprendizaje mu-chas veces viene de la persona a la que se atiende. Requiere evitar la arrogancia y exagerar en el poder que posee quien provee el cuidado y comprensión. Es el que reconozca el profesional de la salud sus debilidades y no abusar del poder en determinada situación. La humildad se demues-tra cuando se reconoce que no se tiene el control de todo. Estos ingredientes son esenciales para desarrollar la com-pasión hacia las parejas con infertilidad.

TRATO HUMANO

Cuando se acude al médico o a una clínica de fertilidad, y el trato es cálido, se percibe el deseo de ofrecer la me-jor atención posible, que ha de ser integral; se toman en consideración los elementos que propone Mayeroff; se

permite la expresión de pensamientos, cuestionamientos, sentimientos, y se escucha afectivamente; la sensación de tranquilidad y de seguridad es invaluable.

Asimismo, la evaluación y el tratamiento de la in-

fertilidad no deben ser vistos como un problema indi-

vidual, exclusivo de la mujer; debe enfatizarse como un

problema de unidad, de la pareja. La compasión entre la pareja es fundamental para mantener la estabilidad. El no poder cumplir con el deseo de ser padres, como había sido previsto, provoca comúnmente la primera crisis de impor-tancia a la que se enfrenta la pareja dentro de su relación. La experiencia puede ser desalentadora y, en ocasiones, para algunos, devastadora.

Para mantener la estabilidad y crecer juntos a través de la experiencia de la infertilidad, es necesario que cada uno de los integrantes de la pareja desarrolle la capaci-dad de compasión por el otro. Ambos deben empezar por entender que, a pesar de que el impacto de la infertilidad puede no ser experimentado igual por los dos, es cierta-mente experimentado de forma conjunta.

LA PERCEPCIÓN INDIVIDUAL

Hay numerosos aspectos que afectan la relación. Uno de los más difíciles de manejar son las percepciones indivi-duales de la infertilidad. Las mujeres tienden a ser más ex-presivas en sus emociones que los hombres; comúnmente se acoplan hablando de sus angustias y depresión.

porque no se trata de los propios hijos, y que seguramente se merecían dicho maltrato, por su mal comportamiento. De esta manera, entramos a un proceso de invisibilidad y naturalización de la violencia hacia los menores.

Estas posiciones ante la violencia, derivadas de una

cultura machista, del sistema patriarcal que nos rige

aún, nos mueven a la indiferencia, a la pasividad, a una

falta de compasión hacia el otro. Este otro es vulnerable, porque entra en una relación con un adulto, y en poder físico y moral es menor, y por tanto se encuentra en una relación desigual en muchos sentidos.

Cuando escuchamos frases como las anteriores o cuando un niño dice “mi mamá me pega”, ”mi papá me toca”, “mis abuelos ven pero no dicen nada”, “mi tía me dice que soy una buena para nada y que soy mala y que no debí haber nacido”, estamos ante situaciones que invitan a poner atención con una mirada diferente, una mirada que no sólo implica el sentido de la vista; una mirada com-pasiva, en el sentido de “sentir el dolor” y no desensibili-zarnos, para luego cosificar a los niños.

Esta mirada debería ser más amplia, de manera tal que nos saque de nuestra posición de comodidad; que “sacuda la negación de lo que vemos y oímos” y que ya no permita que tomemos como “naturales” los malos tratos hacia los pequeños.

MANEJO DEL SUFRIMIENTO

En la experiencia del trabajo de muchos profesionales en está área de la violencia infantil, con niños y adolescentes, se puede observar cómo los factores resilientes brindan herramientas para manejar el sufrimiento, de manera tal que las personas que han sufrido violencia puedan pasar de víctimas a sobrevivientes, y logren una calidad de vida y un desarrollo de sus vidas que les permita sentirse sa-tisfechos de sus logros y disfrutar de las relaciones con los demás. Pero, ¿quiénes son los que alcanzan esta resilien-cia? ¿Qué sucede en el trayecto de sus vidas que a pesar de las dificultades, pueden llegar a superar lo que viven?

Se ha encontrado que hubo personas que les brin-

daron atención, afecto, soporte emocional y social;

ayuda espiritual, ayuda profesional de tipo psicológico; algunas de estas personas carecían de un lazo consanguí-neo; eran más bien vecinos, y otros más, desconocidos.

Algunas personas compartieron su dolor y, tratándo-los con respeto, los acompañaron por unos minutos o por unas horas, y no fue pena ni lástima lo que les hizo acer-carse a ellos y ayudarlos, sino la compasión, la empatía. Otros profesionales, “sin temor a perder los límites” en la relación, trasmitieron calidez e interés, así como capacidad de escucha; fueron solidarios, les dieron reconocimiento a dichos niños y adolescentes.

Todas estas personas se conjugaron con otros factores en la vida de ellos y ellas, y les transmitieron la “capaci-dad de salir fortalecidos o de superar las adversidades”; es decir, les brindaron fuentes de resiliencia.

VÍCTIMAS Y AGRESORES

No hay que olvidar que, en todo evento de violencia, los protagonistas son llamados “víctimas” y “agresores”; pero,

considerando que las etiquetas no dan lugar para pensar en el potencial de cambio que pueden tener las personas, es mejor decir que los protagonistas son los que viven la violencia, pero también los que la ejercen, y que ambos son producto de un sistema social y cultural impuesto y aprendido; de un sistema de mitos y creencias sobre cómo deben ser los hombres y las mujeres; sistema que trans-mite equivocadamente el cómo obtener el control medi-ante el uso abusivo del poder.

Los padres no maltratan a sus hijos porque sean

personas “malas”, sino porque ellos fueron maltratados

y aprendieron el uso de la violencia para resolver sus

conflictos y patrones de parentalidad no sanos, princi-

palmente. Este uso abusivo del poder -que es la violencia en este caso-, hacia los menores, es necesario visualizarlo, desnaturalizarlo y abordarlo; urge dejar de negar la vio-lencia y el sistema de creencias que la sustenta.

Cuando los niños y adolescentes han sido testigos de violencia por vivir las agresiones de un padre hacia otro, o de ambos padres; cuando han vivido procesos legales de disputa de menores donde existe el manipuleo sobre uno de los hijos, predisponiéndolo en contra del padre o ma-dre; cuando sufren abuso sexual, agresiones de cualquier tipo; cuando se habitúan a situaciones de violencia, inde-pendientemente de su grado; aprenden que la violencia se justifica como método para resolver problemas y cada uno se acostumbra a ciertas actitudes y situaciones nor-malizadas por su contexto, legitimadas y/o naturalizadas por los demás.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN70 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 27

para ejercer su autonomía.2.- CONFIANZA: cuando se sobreprotege o se procura dominar a un paciente o pareja, se demuestra falta de confianza. Dejar a la pareja ser partícipe de las respon-sabilidades y toma de decisiones demuestra confianza no sólo en la pareja, sino en el proveedor de la salud. Los pacientes necesitan confiar en la persona que les está guiando en su transformación de individuos o pareja para ser una familia...3. HONESTIDAD: es el compromiso de sinceridad hacia los sentimientos y preocupaciones de las parejas; saber comunicar qué es posible ofrecer con la tecnología actual y cuáles son sus limitaciones.4. ESPERANZA: es encontrar las posibilidades en todo mo-mento y a cada paso, junto a los pacientes. La esperanza no es un futuro idealizado a expensas del presente; más bien es un presente vibrante y lleno de posibilidades. No es una falsa expectativa. Es la creencia de que la capaci-dad de tomar acciones, a pesar de la complejidad de la situación, los va a llevar a lograr la transformación de la pareja o individuo en familia.5.- RITMOS ALTERNATIVOS: Es estar consciente de que en el cuidado de la pareja infértil, inevitablemente hay altibajos. Se debe aprender de los éxitos y de los fraca-sos. Este concepto de Mayeroff implica la capacidad de desarrollar varios puntos de vista y tener una perspectiva amplia al enfrentar cada reto. Es indispensable balancear la atención a los detalles, así como tener una panorámica completa: El objetivo no es tener un bebé; es crear una familia.6.- VALOR, VALENTIA: la infertilidad está llena de de-safíos, y lo que antes parecía seguro, ahora está lleno de incertidumbre. Por ello, es indispensable el valor y deter-minación para lograr el sueño, a pesar de que las condi-ciones adversas implican el riesgo de daño emocional7 CONOCIMIENTO: es cultivar el deseo de conocer pro-fundamente a los pacientes y a sí mismo como proveedor de la salud. Comprensión es entender al otro mediante el conocimiento de sus necesidades y cómo responder hacia ellas; aceptar las debilidades y fortalezas de cada indivi-duo. Las buenas intenciones no garantizan un buen cui-dado y comprensión de los pacientes8 HUMILDAD: implica reconocer que no siempre se tienen todas las respuestas; reconocer que se pueden aprender cosas nuevas y de manera distinta. Este aprendizaje mu-chas veces viene de la persona a la que se atiende. Requiere evitar la arrogancia y exagerar en el poder que posee quien provee el cuidado y comprensión. Es el que reconozca el profesional de la salud sus debilidades y no abusar del poder en determinada situación. La humildad se demues-tra cuando se reconoce que no se tiene el control de todo. Estos ingredientes son esenciales para desarrollar la com-pasión hacia las parejas con infertilidad.

TRATO HUMANO

Cuando se acude al médico o a una clínica de fertilidad, y el trato es cálido, se percibe el deseo de ofrecer la me-jor atención posible, que ha de ser integral; se toman en consideración los elementos que propone Mayeroff; se

permite la expresión de pensamientos, cuestionamientos, sentimientos, y se escucha afectivamente; la sensación de tranquilidad y de seguridad es invaluable.

Asimismo, la evaluación y el tratamiento de la in-

fertilidad no deben ser vistos como un problema indi-

vidual, exclusivo de la mujer; debe enfatizarse como un

problema de unidad, de la pareja. La compasión entre la pareja es fundamental para mantener la estabilidad. El no poder cumplir con el deseo de ser padres, como había sido previsto, provoca comúnmente la primera crisis de impor-tancia a la que se enfrenta la pareja dentro de su relación. La experiencia puede ser desalentadora y, en ocasiones, para algunos, devastadora.

Para mantener la estabilidad y crecer juntos a través de la experiencia de la infertilidad, es necesario que cada uno de los integrantes de la pareja desarrolle la capaci-dad de compasión por el otro. Ambos deben empezar por entender que, a pesar de que el impacto de la infertilidad puede no ser experimentado igual por los dos, es cierta-mente experimentado de forma conjunta.

LA PERCEPCIÓN INDIVIDUAL

Hay numerosos aspectos que afectan la relación. Uno de los más difíciles de manejar son las percepciones indivi-duales de la infertilidad. Las mujeres tienden a ser más ex-presivas en sus emociones que los hombres; comúnmente se acoplan hablando de sus angustias y depresión.

porque no se trata de los propios hijos, y que seguramente se merecían dicho maltrato, por su mal comportamiento. De esta manera, entramos a un proceso de invisibilidad y naturalización de la violencia hacia los menores.

Estas posiciones ante la violencia, derivadas de una

cultura machista, del sistema patriarcal que nos rige

aún, nos mueven a la indiferencia, a la pasividad, a una

falta de compasión hacia el otro. Este otro es vulnerable, porque entra en una relación con un adulto, y en poder físico y moral es menor, y por tanto se encuentra en una relación desigual en muchos sentidos.

Cuando escuchamos frases como las anteriores o cuando un niño dice “mi mamá me pega”, ”mi papá me toca”, “mis abuelos ven pero no dicen nada”, “mi tía me dice que soy una buena para nada y que soy mala y que no debí haber nacido”, estamos ante situaciones que invitan a poner atención con una mirada diferente, una mirada que no sólo implica el sentido de la vista; una mirada com-pasiva, en el sentido de “sentir el dolor” y no desensibili-zarnos, para luego cosificar a los niños.

Esta mirada debería ser más amplia, de manera tal que nos saque de nuestra posición de comodidad; que “sacuda la negación de lo que vemos y oímos” y que ya no permita que tomemos como “naturales” los malos tratos hacia los pequeños.

MANEJO DEL SUFRIMIENTO

En la experiencia del trabajo de muchos profesionales en está área de la violencia infantil, con niños y adolescentes, se puede observar cómo los factores resilientes brindan herramientas para manejar el sufrimiento, de manera tal que las personas que han sufrido violencia puedan pasar de víctimas a sobrevivientes, y logren una calidad de vida y un desarrollo de sus vidas que les permita sentirse sa-tisfechos de sus logros y disfrutar de las relaciones con los demás. Pero, ¿quiénes son los que alcanzan esta resilien-cia? ¿Qué sucede en el trayecto de sus vidas que a pesar de las dificultades, pueden llegar a superar lo que viven?

Se ha encontrado que hubo personas que les brin-

daron atención, afecto, soporte emocional y social;

ayuda espiritual, ayuda profesional de tipo psicológico; algunas de estas personas carecían de un lazo consanguí-neo; eran más bien vecinos, y otros más, desconocidos.

Algunas personas compartieron su dolor y, tratándo-los con respeto, los acompañaron por unos minutos o por unas horas, y no fue pena ni lástima lo que les hizo acer-carse a ellos y ayudarlos, sino la compasión, la empatía. Otros profesionales, “sin temor a perder los límites” en la relación, trasmitieron calidez e interés, así como capacidad de escucha; fueron solidarios, les dieron reconocimiento a dichos niños y adolescentes.

Todas estas personas se conjugaron con otros factores en la vida de ellos y ellas, y les transmitieron la “capaci-dad de salir fortalecidos o de superar las adversidades”; es decir, les brindaron fuentes de resiliencia.

VÍCTIMAS Y AGRESORES

No hay que olvidar que, en todo evento de violencia, los protagonistas son llamados “víctimas” y “agresores”; pero,

considerando que las etiquetas no dan lugar para pensar en el potencial de cambio que pueden tener las personas, es mejor decir que los protagonistas son los que viven la violencia, pero también los que la ejercen, y que ambos son producto de un sistema social y cultural impuesto y aprendido; de un sistema de mitos y creencias sobre cómo deben ser los hombres y las mujeres; sistema que trans-mite equivocadamente el cómo obtener el control medi-ante el uso abusivo del poder.

Los padres no maltratan a sus hijos porque sean

personas “malas”, sino porque ellos fueron maltratados

y aprendieron el uso de la violencia para resolver sus

conflictos y patrones de parentalidad no sanos, princi-

palmente. Este uso abusivo del poder -que es la violencia en este caso-, hacia los menores, es necesario visualizarlo, desnaturalizarlo y abordarlo; urge dejar de negar la vio-lencia y el sistema de creencias que la sustenta.

Cuando los niños y adolescentes han sido testigos de violencia por vivir las agresiones de un padre hacia otro, o de ambos padres; cuando han vivido procesos legales de disputa de menores donde existe el manipuleo sobre uno de los hijos, predisponiéndolo en contra del padre o ma-dre; cuando sufren abuso sexual, agresiones de cualquier tipo; cuando se habitúan a situaciones de violencia, inde-pendientemente de su grado; aprenden que la violencia se justifica como método para resolver problemas y cada uno se acostumbra a ciertas actitudes y situaciones nor-malizadas por su contexto, legitimadas y/o naturalizadas por los demás.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN28 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 69

Algunas, de forma obsesiva, no hablan de otra cosa que no sea en relación con la infertilidad.

El hombre tiende a sentirse abrumado al ver a su pareja desesperada y con el deseo de hablar sobre esto constantemente. Siente la necesidad de contener sus emociones, no sólo para mantener el estoicismo espe-rado de él, sino porque siente la responsabilidad de ser la parte estable, fuerte; el pilar que sostiene la relación. El hombre siente que si expresa lo que siente, se van a derrumbar. Se pregunta: “¿ahora quién sostendrá la relación?”.

La mujer puede interpretar el silencio, evasión,

distanciamiento; como una falta de interés, y tiende

a exagerar sus quejas, buscando la atención. Esto con-duce al sentimiento de abandono y de resentimiento. En un momento en el que los dos se necesitan para apo-yarse. En vez de eso, crecen separados. Para evitar esto, es de suma importancia que exista la apertura y el deseo de entender profundamente al otro. Se debe partir del hecho de que para los dos está siendo difícil manejar la situación: los dos lo viven, simplemente lo expresan de manera diferente.

Es fundamental no hacer suposiciones, sino pregun-tar; no interpretar las reacciones del otro de manera personal, ya que en muchas ocasiones éstas obedecen a formas de enfrentar lo que se está procesando de ma-nera individual y no tiene relación con el otro.

Otro aspecto que se vivencia es el fenómeno de la culpa y la culpabilización, el cual puede tensionar la re-lación de pareja. Si un factor orgánico es identificado en uno de la pareja, esa persona siente una inmensa culpa

1.-Rosenblatt P C, Peterson P, Partner J, et al. A cross cultural study of responses to childlessness, Behavior Science Notes: 1973, 8:221-231.2.-Daniluk, J. The Infertility Survival Guide; 1a. Edición 2001, Oakland, CA: New Harbinger Publications, 2001.3.-www.wordreference.com, recuperado en mayo 2009. 4.-www.dalailama.com/page.166.htm recuperado en mayo 20095.-OMS (2006), Este concepto se amplía a: “Salud es el Estado de adaptación diferencial de un individuo al medio en donde se encuentra.” Constitución de la Organización Mundial de la Salud], Génova, 1946. URL con acceso el 6 de junio de 2007.Mayeroff, M. On Caring. 1ª Edición Harper Collins Publishers 1971. New York, NY, USA.

Esta pintura-rompecabezas es una obra que fue comisionada a la pintora Carmen Martínez-Jover por Reproductive Medicine Associates of Texas, en San Antonio (ww.RMATX.com). En ella se ejemplifican los ocho elementos de la filosofía de la compasión y comprensión de Milton Mayerroff.

REFERENCIAS

por privar a la otra persona de la paternidad. El miembro no afectado puede sentir coraje hacia el otro, al mismo tiem-po que culpa, por ser impaciente ante los sentimientos de sufrimiento de su pareja. Es indispensable entender que

nadie tiene la culpa en esta situación.

Al generar compasión, se empieza por reconocer que no se desea el sufrimiento, y que todos tienen el derecho a alcanzar la felicidad. Mientras vivamos en este mundo, siempre nos encontraremos con dificultades o problemas. En esos momentos se puede perder la esperanza, sentir desánimo y disminuir la habilidad de enfrentar las dificul-tades. Debemos comprender que la felicidad no depende de los logros externos; depende de cómo se sienta la per-sona consigo misma, sin condicionarla al logro de la fer-tilidad.

potencial para la resolución real de los problemas de la mente existe solamente en el nivel mental, por lo que de esta manera, aunque se necesita de la tecnología y de la ciencia, es necesaria la espiritualidad; es decir, el “trabajo

en el corazón y en la compasión apuntalan nuestra feli-

cidad esencial”. Estas afirmaciones hacen reflexionar en si los profe-

sionales pueden ejercitarse en la compasión; y evitar, por ejemplo, que personas que actúan con violencia reincidan en esta conducta, para beneficiar tanto a las personas que viven la violencia, como a quienes la ejercen.

Sería interesante saber si, mediante ejercicios que per-mitan la práctica de la compasión, puede atenderse o pre-venirse el, y disminuir las secuelas físicas y emocionales del “Síndrome de estar quemado” o “Burnout” de los pro-fesionales prestatarios de servicios y de trato directo con las personas, a fin de lograr un impacto favorable en su desempeño laboral y en la calidad del servicio, reduciendo también los síntomas psicológicos -tales como la desper-sonalización, depresión, sensación de falta de logros, an-siedad- y físicos que llevan a la ausencia laboral.

Sería interesante saber por qué algunos niños se vuel-

ven acosadores de otros, o si, ejercitando la compasión,

podría generarse resiliencia; es decir, que éstos pudieran

generar recursos individuales para salir exitosos, a pe-

sar de experiencias dolorosas, y se pudiera incidir en las secuelas que deja el maltrato infantil.

EN LOS ZAPATOS DEL OTRO

Pero, ¿qué es la compasión? Si retomamos la definición etimológica de la compasión, tenemos que proviene del latín cumpassio, traducción del vocablo griego sympathe-ia, palabra compuesta, que literalmente significa “sufrir juntos”. Significa también “tratar con emociones...” y hay quienes piensan que existe una diferencia entre empatía y compasión, en tanto que otros equiparan compasión con empatía, y la consideran como la capacidad de “ponerse en el lugar del otro y responder correctamente a sus reac-ciones emocionales; es decir, “ponerse en los zapatos del otro” por decirlo en términos coloquiales.

Algunos más aseguran que esta capacidad empática se observa aún entre diferentes especies. Podríamos decir que la compasión tiene que ver con el reconocimiento

profundo del sufrimiento en otra persona, y conlleva el

deseo de calmarlo, e implica también la responsabilidad

de cuidar a los demás y actuar en su beneficio.

Para algunas personas, una base importante para cul-tivar la compasión, es el simple y profundo “inshight” de nosotros; es decir, un profundo “entender nuestras mo-tivaciones y darnos cuenta de quiénes somos como indi-viduos, y de que no existimos independientemente unos de otros; que esta conectividad e interdependencia interna es para nuestra supervivencia.

Por eso, es interesante reflexionar hoy en día, sobre nuestros niños y adolescentes que sufren los estragos de la violencia, que parece ya ser parte de nuestra vida co-tidiana, de forma tal que la novedad es que no aparezcan noticias relacionadas con ese fenómeno. El morbo, la cu-riosidad o el interés nos hace escuchar tales noticias, y dar seguimiento a estas situaciones.

La prensa, a veces con su “tinte amarillista”, nos causa asombro, incredulidad, enojo o tristeza por unos días. Pero, ¿qué es de estos niños y niñas? ¿Qué sucede con ellos cuando la novedad pasa?

VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA

Sucede que la vida de estos niños y adolescentes se tras-toca. Las instituciones que intervienen en su protección son insuficientes para atender a cada uno como se requi-ere; a veces, el estrés laboral impacta a quienes atienden a este sector de la población, y entonces, como citaba un psicólogo, “se revictimiza con las mejores intenciones” a quien se debería proteger.

Posteriormente, cuando estos niños se “enfilan” de nuevo a su contexto familiar, la violencia los abraza, ya sea con el mismo maltrato o en una nueva modalidad. Al-gunos, desafortunadamente, “hacen carrera institucional” y subsisten dentro de una y otra institución. Otros pocos logran salir del ciclo.

¿Y qué papel tenemos aquí los adultos? ¿Podría-

mos decir que no nos corresponde intervenir? Ante situaciones como éstas, suelen venir respuestas como la de que: no es una responsabilidad que nos corresponda; que eso les toca a ciertas instituciones; que no importa,

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN68 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 29

A partir de la Segunda Guerra Mundial, que marcó al siglo XX, la violencia se ha tornado un tema de estu-dio cada vez más demandante en diversas sociedades

actuales, incluida la mexicana. Llevada por la necesidad de puntualizar el problema, la Organización Mundial de la Salud define la violencia, a partir de 1996, como el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas proba-bilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.

El interés por entender las causas de este compor-tamiento surge no solamente por los evidentes estragos que puede provocar en el desarrollo de las personas, sino, además, por la paradoja que representa el que la especie

humana, a pesar de mantener culturas de convivencia

que implican la ayuda constante al otro, es también la

especie que se caracteriza por desencadenar continuas

guerras y discriminación.

Los primeros intentos por comprender la violencia a partir de nuestra biología, llevaron a estudiarla bajo el concepto de agresión, ya que éste también se define por efectuar conductas que implican el daño a otros. Parte de los fundamentos biológicos de la agresión se encuentran en los conceptos de lucha por la existencia y de selección natural, acuñados por el naturalista inglés Charles Darwin

La compasión y la violencia

Maestro Roberto Emmanuele Mercadillo CaballeroDocente de la Escuela Nacional de Antropología e Historia Estudiante del Doctorado en Ciencias Biomédicas / [email protected]

en su conocida obra El Origen de las Especies, publicada en 1859.

LUCHA POR LA EXISTENCIA

Darwin planteó la “selección natural”, como el proceso por el cual algunas características que resultan favorables para la adaptación del individuo, permanecen en futuras generaciones. Asimismo, entendió la lucha por la existen-cia en un sentido metafórico y amplio, que se refería a la competencia por los recursos. Sin embargo, algunos de sus seguidores, como es el caso de su discípulo Thomas Huxley, defendieron una interpretación literal de la lucha, que llevó a considerarla como el eje de nuestra evolución y a justificar que todos los comportamientos competitivos favorecen nuestra adaptación.

Bajo esta influencia teórica, en 1930 se consolida la etología, disciplina que estudia la evolución del compor-tamiento de los animales y humanos, a partir de la ob-servación de su conducta en ambientes naturales. Los hallazgos de los etólogos han permitido identificar dife-rentes tipos de comportamientos agresivos, tales como la agresión interespecífica (entre individuos de especies diferentes) que se presenta durante la caza o búsqueda de alimento, y la agresión intraespecífica (entre individuos de la misma especie), que se observa principalmente entre machos y se relaciona con la selección de pareja, la de

Roberto Emmanuele Mercadillo Caballero

Hace unos días leía que, en el mes de marzo de 2008, un grupo de científicos, de la Universidad de Stan-ford; -neurólogos y neurocirujanos entre ellos-, viajó

a Seattle, donde el Dalai Lama atendía una conferencia so-bre la compasión, y le expusieron que era posible estudiar científica y rigurosamente experiencias humanas tales como la compasión, la generosidad y el altruismo, por lo que apoyó económicamente el inicio de un proyecto sobre el particular.

El nuevo Centro para la Investigación de la Compasión y el Altruismo, dependiente de la Facultad de Medicina de Stanford, y a cargo del doctor Jim Doty, tiene como obje-tivo estudiar las bases neuronales de las emociones, de los pensamientos y del comportamiento altruista y com-pasivo; crear tests que midan los estados afectivos y cog-nitivos en forma científica, y evalúen la compasión, tanto en lo individual como en lo social.

Es interesante lo que sus investigadores señalan sobre las llamadas “neuronas espejo”, que son cierta clase de neuronas que se activan solamente cuando, por ejemplo, un primate realiza el mismo acto que ha observado en otro. De esta forma, refieren que también en las perso-

nas se activa la misma área cerebral cuando observan la

reacción de otra persona que presenta el mismo estado

emocional. Esta capacidad, llamada empatía, nos permite vivenciar

la manera en que siente otra persona, y comprender me-jor su comportamiento, sus necesidades, sus emociones y afectos, así como sus problemas, y nos permite asimismo responder mejor a sus reacciones emocionales.

Para los investigadores, esto hace que la compasión se considere como un sentimiento objetivo, que puede desa-rrollarse y requiere de cierta capacidad cognitiva. Las in-vestigaciones en torno a este tema tienen una naturaleza multidisciplinaria, y tratan de aclarar, entre otras cosas, si existe alguna práctica que enseñe a las personas a ser más compasivas en comparación con otras, y si pueden crearse prácticas mentales que ejerciten la compasión. Los estudios realizados en el Centro para la Investigación de la Compasión y el Altruismo, son estudios piloto.

LA ESPIRITUALIDAD, NECESARIA

El Dalai Lama ha mencionado que el remedio esencial para el sufrimiento anímico radica en la misma mente; que el

Una mirada compasiva

a la infancia que sufre

Ante la indiferencia, la pasividad, la falta de comprensión

“Yo sólo quise ser un niño, pero no me dejaron”(Epitafio sobre la tumba de Nahamán Carmona, ‘niño de la calle’ asesinado por la policía en Guatemala en 1990).

Licenciada Alma Olga de Lira Ortiz

Psicóloga y Terapeuta

Familiar y de Pareja

Funcionaria de la Procuraduría

de la Defensa del Menor y la Familia

del DIF Nuevo León y Centro

Capullos alma.lira@gmail.

com

Alma Olga de Lira Ortiz

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN68 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 29

A partir de la Segunda Guerra Mundial, que marcó al siglo XX, la violencia se ha tornado un tema de estu-dio cada vez más demandante en diversas sociedades

actuales, incluida la mexicana. Llevada por la necesidad de puntualizar el problema, la Organización Mundial de la Salud define la violencia, a partir de 1996, como el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas proba-bilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.

El interés por entender las causas de este compor-tamiento surge no solamente por los evidentes estragos que puede provocar en el desarrollo de las personas, sino, además, por la paradoja que representa el que la especie

humana, a pesar de mantener culturas de convivencia

que implican la ayuda constante al otro, es también la

especie que se caracteriza por desencadenar continuas

guerras y discriminación.

Los primeros intentos por comprender la violencia a partir de nuestra biología, llevaron a estudiarla bajo el concepto de agresión, ya que éste también se define por efectuar conductas que implican el daño a otros. Parte de los fundamentos biológicos de la agresión se encuentran en los conceptos de lucha por la existencia y de selección natural, acuñados por el naturalista inglés Charles Darwin

La compasión y la violencia

Maestro Roberto Emmanuele Mercadillo CaballeroDocente de la Escuela Nacional de Antropología e Historia Estudiante del Doctorado en Ciencias Biomédicas / [email protected]

en su conocida obra El Origen de las Especies, publicada en 1859.

LUCHA POR LA EXISTENCIA

Darwin planteó la “selección natural”, como el proceso por el cual algunas características que resultan favorables para la adaptación del individuo, permanecen en futuras generaciones. Asimismo, entendió la lucha por la existen-cia en un sentido metafórico y amplio, que se refería a la competencia por los recursos. Sin embargo, algunos de sus seguidores, como es el caso de su discípulo Thomas Huxley, defendieron una interpretación literal de la lucha, que llevó a considerarla como el eje de nuestra evolución y a justificar que todos los comportamientos competitivos favorecen nuestra adaptación.

Bajo esta influencia teórica, en 1930 se consolida la etología, disciplina que estudia la evolución del compor-tamiento de los animales y humanos, a partir de la ob-servación de su conducta en ambientes naturales. Los hallazgos de los etólogos han permitido identificar dife-rentes tipos de comportamientos agresivos, tales como la agresión interespecífica (entre individuos de especies diferentes) que se presenta durante la caza o búsqueda de alimento, y la agresión intraespecífica (entre individuos de la misma especie), que se observa principalmente entre machos y se relaciona con la selección de pareja, la de

Roberto Emmanuele Mercadillo Caballero

Hace unos días leía que, en el mes de marzo de 2008, un grupo de científicos, de la Universidad de Stan-ford; -neurólogos y neurocirujanos entre ellos-, viajó

a Seattle, donde el Dalai Lama atendía una conferencia so-bre la compasión, y le expusieron que era posible estudiar científica y rigurosamente experiencias humanas tales como la compasión, la generosidad y el altruismo, por lo que apoyó económicamente el inicio de un proyecto sobre el particular.

El nuevo Centro para la Investigación de la Compasión y el Altruismo, dependiente de la Facultad de Medicina de Stanford, y a cargo del doctor Jim Doty, tiene como obje-tivo estudiar las bases neuronales de las emociones, de los pensamientos y del comportamiento altruista y com-pasivo; crear tests que midan los estados afectivos y cog-nitivos en forma científica, y evalúen la compasión, tanto en lo individual como en lo social.

Es interesante lo que sus investigadores señalan sobre las llamadas “neuronas espejo”, que son cierta clase de neuronas que se activan solamente cuando, por ejemplo, un primate realiza el mismo acto que ha observado en otro. De esta forma, refieren que también en las perso-

nas se activa la misma área cerebral cuando observan la

reacción de otra persona que presenta el mismo estado

emocional. Esta capacidad, llamada empatía, nos permite vivenciar

la manera en que siente otra persona, y comprender me-jor su comportamiento, sus necesidades, sus emociones y afectos, así como sus problemas, y nos permite asimismo responder mejor a sus reacciones emocionales.

Para los investigadores, esto hace que la compasión se considere como un sentimiento objetivo, que puede desa-rrollarse y requiere de cierta capacidad cognitiva. Las in-vestigaciones en torno a este tema tienen una naturaleza multidisciplinaria, y tratan de aclarar, entre otras cosas, si existe alguna práctica que enseñe a las personas a ser más compasivas en comparación con otras, y si pueden crearse prácticas mentales que ejerciten la compasión. Los estudios realizados en el Centro para la Investigación de la Compasión y el Altruismo, son estudios piloto.

LA ESPIRITUALIDAD, NECESARIA

El Dalai Lama ha mencionado que el remedio esencial para el sufrimiento anímico radica en la misma mente; que el

Una mirada compasiva

a la infancia que sufre

Ante la indiferencia, la pasividad, la falta de comprensión

“Yo sólo quise ser un niño, pero no me dejaron”(Epitafio sobre la tumba de Nahamán Carmona, ‘niño de la calle’ asesinado por la policía en Guatemala en 1990).

Licenciada Alma Olga de Lira Ortiz

Psicóloga y Terapeuta

Familiar y de Pareja

Funcionaria de la Procuraduría

de la Defensa del Menor y la Familia

del DIF Nuevo León y Centro

Capullos alma.lira@gmail.

com

Alma Olga de Lira Ortiz

68y29.indd 1 02/06/2009 05:18:31 p.m.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN30 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 67

fensa del territorio y el establecimiento de jerarquías. A partir de su motivación, la agresión se juzga como:

la desencadenada por el miedo o reacción del organismo

cuando no puede escapar de una situación peligrosa, la

agresión maternal, observada en la defensa de las ma-

dres por las crías y la agresión irritable o reactiva, que

surge por emociones como la ira, la frustración, el ham-

bre y el dolor. Esto ha supuesto que la agresión no sólo constituye un mecanismo biológico adaptativo, sino que forma parte de lo naturalmente humano, en particular, como sugiere el antropólogo Desmond Morris en 1971, lo humano observado bajo el prisma de nuestras caracterís-ticas animales.

A la par que Darwin definía su teoría en Inglaterra, el naturalista ruso Piotr Kropotkin (1842-1921), conso-

lidaba su obra El apoyo mutuo, basado en la observación del comportamiento de diferentes especies animales en la Siberia Oriental y en Manchuria. Kropotkin deduce que la cooperación entre los diversos organismos favorece

su coexistencia y la búsqueda de recursos, y por tan-

to se torna adaptativa. Textualmente menciona que “los mas aptos, los mejor dotados para la lucha con todos los elementos hostiles son… los animales sociales, de manera que se puede reconocer la sociabilidad como el factor prin-cipal de la evolución progresiva… porque tanto asegura el bienestar de la especie, como favorece el crecimiento de las facultades intelectuales”.

Al igual que la agresión, las manifestaciones de com-portamientos cooperativos y altruistas se han estudiado bajo la etología. A partir de un enfoque evolutivo-genético, el altruismo se define como un acto realizado por un in-dividuo hacia otro (actor y receptor respectivamente), que facilita la vida y la descendencia del receptor y que con-lleva costos para la supervivencia y la reproducción del

actor altruista. Esto se explica a partir de la teoría del cui-

dado parental, que sugiere que los individuos cooperan

principalmente con aquellos cercanos genéticamente; es

decir, sus parientes. De esta forma, los altruistas maxi-mizan su contribución genética a futuras generaciones. El ejemplo más claro de esta teoría es el cuidado hacia los hijos, en donde la probabilidad de que una de las crías presente la copia de un gen idéntico de uno de los padres es del 50 por ciento.

ALTRUISMO RECÍPROCO

En 1971, Robert Trivers propuso el altruismo recíproco, en el cual, la cooperación o beneficio para el altruista im-plica ser ayudado por el receptor tiempo después. Dicho de otra forma, “te ayudo hoy, para que me ayudes ma-

ñana”. Un ejemplo de esta reciprocidad son los murciélagos vampiro que habitan en Costa Rica. Regu-larmente muchos de ellos no obtienen alimento (sangre) durante la noche; sin embargo durante el día, mientras per-manecen colgados en su cueva, aqué-llos que lograron ali-mentarse regurgitan sangre hacia quienes no la obtuvieron la noche anterior. La sangre (o alimento) es donada (o regurgi-tada) a aquéllos que frecuentemente son compañeros duran-te el reposo dentro de la cueva. Por tan-

to, se incrementa la probabilidad de que el donador reciba una dotación de alimento por parte de sus compañeros, en caso de que en cualquier noche falle en su búsqueda de sangre.

Hasta este punto, podemos notar que tanto la com-

petencia como la cooperación constituyen dos mecanis-cooperación constituyen dos mecanis-

mos igualmente adaptativos, que favorecen la supervi-

vencia de los individuos y por tanto, ambos se sujetan

al proceso de selección natural. De esta forma, las mani-festaciones de agresión y de altruismo son dos tipos de comportamientos seleccionados naturalmente. Tanto el enfoque de competencia como el de cooperación, conside-ran fundamental la convivencia de los individuos dentro del proceso evolutivo.

AGRESIÓN Y VIOLENCIA

También podemos distinguir algunas diferencias entre la agresión y la violencia. Aunque ambas pueden implicar acciones que causan daño a otro, la agresión se entiende

Charles Darwin (1809-1882) (derecha) y Piotr Kropotkin (1841-1921) (izquierda). Naturalistas cuyas propuestas de la evolución de los seres vivos, permiten entender que la competencia y la cooperación son dos tipos de comportamientos necesarios para la vida, y fundamentan la agresión y altruismo.

Rethinking Feelings: An fMRI Study of the Cogni-tive Regulation of Emotion.Kevin N. Ochsner1, Silvia A. Bunge2, James J.

Gross1, and John D. E. Gabrieli1.

Journal of Cognitive Neuroscience.November 15, 2002, Vol. 14, No. 8, Pages 1215-1229.Lutz A, Greischar LL, Rawlings NB, Ricard M, Da-

vidson RJ. (2004) Long-term meditators self-induce high-amplitude gamma synchrony during mental practice. Proceedings of the National Academy of Sciences. 101:16369-73.Rutgers Media News release “Effect of Gamma Waves on Cognitive and Language skills in chil-dren” .Oct. 20, 2008 April Benasich, professor of neuro-science at Rutgers University. The Development of Language in Genie: A Case of Language Acquisition Beyond the” Critical Period.V Fromkin, S Krashen, S Curtiss, D Rigler, M … - ling.udel.eduBaron-Cohen, S, Wyke, M, & Binnie, C, (1987) Hear-ing words and seeing colours: an experimental in-vestigation of a case of synaesthesia. Perception, 16, 761-67.Martin and Weisberg (2003), “Neural Foundations For Understanding Social And Mechanical Con-cepts,” Cognitive Neuropsychology 20(3-6), 575-587.

sarrollo de un ser humano. Con este conocimiento pode-mos aprender, por decirlo de alguna manera, a “ejercitar” esta área cerebral de los niños.

INVESTIGACIÓN EN WISCONSIN

Siguiendo esta temática, en la Universidad de Wisconsin se realizó un estudio cuya premisa era: “si entrenas tu mente, puedes cambiar tu cerebro”, y se acuñó el termino “neuroplasticidad”, definida ésta como la habilidad del cerebro para cambiar su estructura en respuesta a un estímulo o a una experiencia vivida.

En este estudio, un equipo de inves-

tigadores dirigidos por el doctor Richard

Davison, utilizó la resonancia magnética

funcional, una tecnología que permite

observar el flujo sanguíneo a regiones es-

pecíficas del cerebro cuando se realizan

diferentes actividades. A diferencia de la resonancia magnética tradicional, que sólo nos proporciona una visión anatómica del cerebro, la resonancia magnética funcional permite ver la actividad cerebral en tiempos específicos.

Los investigadores de Davison reclutaron a dos grupos de personas. El primer grupo estaba integrado por per-sonas comunes y corrientes, a quienes se les pidió que tuvieran pensamientos positivos sobre sus seres queridos. El segundo grupo estaba conformado por monjes budis-tas, encabezados por el mismo Dalai Lama, quienes habían meditado más de diez mil horas de sus vidas. A ellos se les pidió practicar meditaciones de compasión. Ambos gru-pos fueron expuestos a los mismos estímulos: voces tanto en tono negativo como en un tono positivo.

Los resultados demostraron un aumento de activi-

dad en la zona de la corteza insular en los monjes, así

como un incremento de actividad en la corteza prefron-

tal izquierda, área qué está relacionada con emociones

positivas. De manera simultánea se estudiaron las ondas cerebrales, y se encontró que en ambos grupos aumentó la actividad de las ondas Gamma. La diferencia fue que, en el grupo de los voluntarios, el incremento fue leve, mientras que en los monjes fue más fuerte y no disminuyó entre intervalos de descanso.

Las implicaciones de estos hallazgos nos enseñan que podemos moldear nuestro cerebro de acuerdo con nues-tros estados emocionales y con nuestro bienestar, de la misma manera en que podemos entrenar a nuestro cuerpo para que realice actividades físicas: algo así como un “golf emocional”.

Asimismo, se ha visto que aquellos niños que mues-

tran más desarrollo cognitivo y lingüístico, tienen más

actividad en sus ondas gamma a partir de los 16 me-

ses de edad, lo que representa una perfecta oportuni-

dad para continuar el desarrollo de estas habilidades en

nuestros hijos. Al enseñarles compasión a nuestros hijos, mantenemos nuestra propia compasión en un estado sa-ludable.

REFERENCIAS

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN66 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 31

como una acción necesaria para proteger al grupo o salva-guardar la vida, en tanto que la violencia parece acceder por un uso deliberado de la fuerza y atender a intereses de tipo personales, económicos o políticos.

Por otro lado, a nivel biológico, parece que el altruis-

mo está lejos de ser un “acto desinteresado por el bien

de otros”, como lo planteó por primera vez el filósofo

francés Auguste Comte en 1851. Sin embargo, existen comportamientos de ayuda o altruismo, cuyas ganancias genéticas o de recursos no son claras. Algunos ejemplos los ha dado la conocida primatóloga Jane Goodall, cuan-do ha conversado sobre casos de chimpancés adultos que se lanzan al agua para “rescatar” infantes, tanto de chim-pancés como niños humanos, que caen a las fosas de agua que rodean las islas de los zoológicos.

Estos actos po-drían ser casi consi-derados heroicos, si se toma en cuenta que los chimpancés son fóbicos al agua. Quizá los casos

más salientes se

encuentran en los

humanos, ya que

somos una de las

pocas especies, en

la cual las perso-

nas con alguna dis-

capacidad de na-

cimiento, pueden

llegar a ser adultas

gracias al cuidado

de la sociedad o

la familia, o bien, somos la única es-pecie interesada en la crianza y la pro-tección de otros ani-males. Esto último puede ilustrarse con el Proyecto Gran Simio, que desde 1993 pretende extender la igualdad moral y los derechos humanos, hacia los chim-pancés, los orangutanes y los gorilas.

Algunas de nuestras capacidades cognitivas o mentales evolucionadas nos permiten suponer los estados emocio-nales y el sufrimiento de otros seres vivos. Esta suposición puede motivarnos a aliviar las necesidades del otro, aun cuando sean miembros de una especie no humana.

COMPASIÓN Y BUDISMO

De esta forma, la violencia implica acciones culturales diferentes a la mera adaptación biológica de la agresión. De manera similar, existen comportamientos de ayuda hu-mana que no pueden entenderse solamente bajo un en-foque evolutivo-genético. Este es el caso de la compasión,

cuyo concepto es variado y sólo recientemente ha sido adoptado en las ciencias experimentales.

Una de las doctrinas que de manera más notoria ac-cede al concepto de compasión es el budismo. En ésta, la representación de Avalokiteshvara o Bodhisattva de la Compasión, la sugiere como una cualidad intrínseca a la mente iluminada, ya que permite observar el sufrimiento de los otros con la sabiduría necesaria para entender la co-existencia de todos los seres en uno solo. Dicho de otro modo, la compasión budista arguye a una cualidad mental, que nos capacita para compartir el sufrimiento, a partir de la noción de igualdad con los demás seres; es decir, repre-sentar el sufrimiento ajeno en nosotros mismos.

En occidente, el filósofo alemán Ar-thur Schopenhauer (1788-1860), influen-ciado por su acer-camiento a la filosofía hinduista, propuso a la compasión como el eje de la ética y la moral humanas, ya que favorecería crear códigos y normas de convivencia que evi-taban el sufrimiento en las personas. O bien, el filósofo y literato existencial-ista español Miguel

de Unamuno (1866-

1936) en su obra Del

Sentimiento Trágico

de la Vida, alude a la

compasión como una

“pasión compartida”, es decir, sentimientos y emociones que po-demos compartir.

En una definición reciente, se expresa como una experien-cia emocional o sen-

timiento de aflicción o tristeza, desencadenado por la obser-vación del sufrimiento ajeno, lo cual motiva una conducta de ayuda para aliviar al sufriente. Si desentrañamos esta definición, podríamos notar que se mantiene la noción de compartir el sentimiento del otro. En las ciencias cogniti-vas actuales, este compartir se define como empatía o ha-bilidad para suponer las emociones que otro ser vivo está experimentando. Ahora bien, esta definición no solamente se refiere a un proceso mental y emocional, sino también a una conducta manifiesta; es decir, a un acto de ayudar al otro, que es motivado por su sufrimiento.

Un estudio recientemente realizado en México, en el Instituto de Neurobiología de la UNAM, pretendió crear un archivo de fotografías o imágenes que desencadenaran compasión, para ser utilizado posteriormente en diversas

Un infante huérfano de chimpancé es alimentado por una criadora humana. (Fotografía tomada en el Parque Zoológico Wamerú, Querétaro, México, 2005).

mente con otros durante en su vida adulta. Conforme el bebé crece, va experimentando cambios

normales. Alrededor de los dos años de edad, se vuelve un niño que casi siempre quiere hacer lo que desea, un tanto agresivo y negativo. Los niños de esta edad manifiestan su frustración y enojo de una manera inmadura: gritan, pegan, lloran y se tiran al piso. Casi nunca saben bien lo que quieren ni lo saben expresar.

La compasión la demuestran los padres al tener pa-ciencia, al mismo tiempo qué establecen límites. Un niño no puede tener compasión, si no entiende el concepto de respeto. Esto no significa castigarlos, gritarles o gol-pearlos, sino darles instrucciones claras y estructuradas.

Hay que ser consistentes y repetirles las instrucciones mil veces si es necesario. Un niño no tiene estructurada su memoria como nosotros.

En la edad pre-escolar, hay que darles a nuestros hijos la oportunidad de ser espontáneos y de hacer algo por alguien más. El realizar labores en la casa les enseña a ayu-dar como miembros de la familia y los hace parte de ella.

PENSAR EN LOS SENTIMIENTOS DE LOS DEMÁS

Gran parte de la experiencia en el jardín de niños se rela-ciona con la forma en que los pequeños aprenden a so-cializar. A esta temprana edad, aprenden a cooperar, a compartir con sus compañeros, a tomar responsabilidad por sus acciones y a hacer lo que es correcto. Como pa-dres, podemos generar diversos valores mediante simples historias y diálogos sobre nuestras propias vidas.

Podemos, por ejemplo, contarles de alguna vez en que alguien nos hizo sentir contentos o tristes con sus

acciones; platicarles de alguien que respetamos y por qué. Podemos preguntarles qué harían al enfrentar diversas situaciones: “si alguien se cae cerca de ti, ¿qué harías?; si alguien está comportándose cruelmente con uno de tus compañeros, ¿qué crees qué deberías hacer?”.

Cuando llegan a segundo o tercero de primaria, los

niños generalmente tienen una buena idea de lo que

es un comportamiento correcto; saben reconocer los

derechos de los demás y pueden tomar decisiones basa-

das en el concepto del “bien” y del “mal”.

Entre el cuarto y sexto de primaria, tienen una buena comprensión de lo que son el respeto, la honestidad y la compasión.

Es un tiempo difícil para los chicos. Preservar todos estos valores puede representar para ellos un conflicto interior que los enfrenta con su necesidad de pertenecer a un grupo so-cial y de mantener amistades a cualquier costo.A esta edad se pueden intro-ducir lecturas con temas mi-tológicos, que generalmente están asociados con valores positivos y con valores éticos y compasión. Hábleles de perso-nas que sean reconocidas por sus actos de compasión y va-lores en la vida diaria.

PROCESO DINÁMICO

Enseñar y comprender valores es un proceso dinámico. Los valores son moldeados a lo lar-go de nuestras vidas por todo lo que experimentamos.

En los últimos años, gracias a grandes avances radiológicos, sobre todo en neuroimagen, se han desarrollado técnicas que

permiten valorar y observar diversos cambios metabólicos y funcionales del cerebro

Cuando se estudia el cerebro de esta manera, se ve que cuando estamos expuestos a una situación que causa te-mor o dolor en otros, nuestro cerebro registra rápidamente esta experiencia y sentimos empatía. En cambio, cuando estamos expuestos a situaciones en donde atestiguamos un dolor de tipo emocional, nuestro cerebro responde más despacio, hasta ocho segundos después, lo cual es “una eternidad”, si consideramos qué las neuronas reaccionan en milisegundos.

El área del cerebro que en muchos estudios cientí-

ficos se ha relacionado con las emociones, incluyendo

la compasión, es la corteza insular que forma parte del

sistema límbico, una zona crítica que entre otras cosas

procesa y modula sensaciones, lenguaje y dolor.

Todo esto es importante para entender la conexión emotiva y visceral del cerebro y cómo influye ésta en el de

66y31.indd 1 02/06/2009 05:18:11 p.m.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN66 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 31

como una acción necesaria para proteger al grupo o salva-guardar la vida, en tanto que la violencia parece acceder por un uso deliberado de la fuerza y atender a intereses de tipo personales, económicos o políticos.

Por otro lado, a nivel biológico, parece que el altruis-

mo está lejos de ser un “acto desinteresado por el bien

de otros”, como lo planteó por primera vez el filósofo

francés Auguste Comte en 1851. Sin embargo, existen comportamientos de ayuda o altruismo, cuyas ganancias genéticas o de recursos no son claras. Algunos ejemplos los ha dado la conocida primatóloga Jane Goodall, cuan-do ha conversado sobre casos de chimpancés adultos que se lanzan al agua para “rescatar” infantes, tanto de chim-pancés como niños humanos, que caen a las fosas de agua que rodean las islas de los zoológicos.

Estos actos po-drían ser casi consi-derados heroicos, si se toma en cuenta que los chimpancés son fóbicos al agua. Quizá los casos

más salientes se

encuentran en los

humanos, ya que

somos una de las

pocas especies, en

la cual las perso-

nas con alguna dis-

capacidad de na-

cimiento, pueden

llegar a ser adultas

gracias al cuidado

de la sociedad o

la familia, o bien, somos la única es-pecie interesada en la crianza y la pro-tección de otros ani-males. Esto último puede ilustrarse con el Proyecto Gran Simio, que desde 1993 pretende extender la igualdad moral y los derechos humanos, hacia los chim-pancés, los orangutanes y los gorilas.

Algunas de nuestras capacidades cognitivas o mentales evolucionadas nos permiten suponer los estados emocio-nales y el sufrimiento de otros seres vivos. Esta suposición puede motivarnos a aliviar las necesidades del otro, aun cuando sean miembros de una especie no humana.

COMPASIÓN Y BUDISMO

De esta forma, la violencia implica acciones culturales diferentes a la mera adaptación biológica de la agresión. De manera similar, existen comportamientos de ayuda hu-mana que no pueden entenderse solamente bajo un en-foque evolutivo-genético. Este es el caso de la compasión,

cuyo concepto es variado y sólo recientemente ha sido adoptado en las ciencias experimentales.

Una de las doctrinas que de manera más notoria ac-cede al concepto de compasión es el budismo. En ésta, la representación de Avalokiteshvara o Bodhisattva de la Compasión, la sugiere como una cualidad intrínseca a la mente iluminada, ya que permite observar el sufrimiento de los otros con la sabiduría necesaria para entender la co-existencia de todos los seres en uno solo. Dicho de otro modo, la compasión budista arguye a una cualidad mental, que nos capacita para compartir el sufrimiento, a partir de la noción de igualdad con los demás seres; es decir, repre-sentar el sufrimiento ajeno en nosotros mismos.

En occidente, el filósofo alemán Ar-thur Schopenhauer (1788-1860), influen-ciado por su acer-camiento a la filosofía hinduista, propuso a la compasión como el eje de la ética y la moral humanas, ya que favorecería crear códigos y normas de convivencia que evi-taban el sufrimiento en las personas. O bien, el filósofo y literato existencial-ista español Miguel

de Unamuno (1866-

1936) en su obra Del

Sentimiento Trágico

de la Vida, alude a la

compasión como una

“pasión compartida”, es decir, sentimientos y emociones que po-demos compartir.

En una definición reciente, se expresa como una experien-cia emocional o sen-

timiento de aflicción o tristeza, desencadenado por la obser-vación del sufrimiento ajeno, lo cual motiva una conducta de ayuda para aliviar al sufriente. Si desentrañamos esta definición, podríamos notar que se mantiene la noción de compartir el sentimiento del otro. En las ciencias cogniti-vas actuales, este compartir se define como empatía o ha-bilidad para suponer las emociones que otro ser vivo está experimentando. Ahora bien, esta definición no solamente se refiere a un proceso mental y emocional, sino también a una conducta manifiesta; es decir, a un acto de ayudar al otro, que es motivado por su sufrimiento.

Un estudio recientemente realizado en México, en el Instituto de Neurobiología de la UNAM, pretendió crear un archivo de fotografías o imágenes que desencadenaran compasión, para ser utilizado posteriormente en diversas

Un infante huérfano de chimpancé es alimentado por una criadora humana. (Fotografía tomada en el Parque Zoológico Wamerú, Querétaro, México, 2005).

mente con otros durante en su vida adulta. Conforme el bebé crece, va experimentando cambios

normales. Alrededor de los dos años de edad, se vuelve un niño que casi siempre quiere hacer lo que desea, un tanto agresivo y negativo. Los niños de esta edad manifiestan su frustración y enojo de una manera inmadura: gritan, pegan, lloran y se tiran al piso. Casi nunca saben bien lo que quieren ni lo saben expresar.

La compasión la demuestran los padres al tener pa-ciencia, al mismo tiempo qué establecen límites. Un niño no puede tener compasión, si no entiende el concepto de respeto. Esto no significa castigarlos, gritarles o gol-pearlos, sino darles instrucciones claras y estructuradas.

Hay que ser consistentes y repetirles las instrucciones mil veces si es necesario. Un niño no tiene estructurada su memoria como nosotros.

En la edad pre-escolar, hay que darles a nuestros hijos la oportunidad de ser espontáneos y de hacer algo por alguien más. El realizar labores en la casa les enseña a ayu-dar como miembros de la familia y los hace parte de ella.

PENSAR EN LOS SENTIMIENTOS DE LOS DEMÁS

Gran parte de la experiencia en el jardín de niños se rela-ciona con la forma en que los pequeños aprenden a so-cializar. A esta temprana edad, aprenden a cooperar, a compartir con sus compañeros, a tomar responsabilidad por sus acciones y a hacer lo que es correcto. Como pa-dres, podemos generar diversos valores mediante simples historias y diálogos sobre nuestras propias vidas.

Podemos, por ejemplo, contarles de alguna vez en que alguien nos hizo sentir contentos o tristes con sus

acciones; platicarles de alguien que respetamos y por qué. Podemos preguntarles qué harían al enfrentar diversas situaciones: “si alguien se cae cerca de ti, ¿qué harías?; si alguien está comportándose cruelmente con uno de tus compañeros, ¿qué crees qué deberías hacer?”.

Cuando llegan a segundo o tercero de primaria, los

niños generalmente tienen una buena idea de lo que

es un comportamiento correcto; saben reconocer los

derechos de los demás y pueden tomar decisiones basa-

das en el concepto del “bien” y del “mal”.

Entre el cuarto y sexto de primaria, tienen una buena comprensión de lo que son el respeto, la honestidad y la compasión.

Es un tiempo difícil para los chicos. Preservar todos estos valores puede representar para ellos un conflicto interior que los enfrenta con su necesidad de pertenecer a un grupo so-cial y de mantener amistades a cualquier costo.A esta edad se pueden intro-ducir lecturas con temas mi-tológicos, que generalmente están asociados con valores positivos y con valores éticos y compasión. Hábleles de perso-nas que sean reconocidas por sus actos de compasión y va-lores en la vida diaria.

PROCESO DINÁMICO

Enseñar y comprender valores es un proceso dinámico. Los valores son moldeados a lo lar-go de nuestras vidas por todo lo que experimentamos.

En los últimos años, gracias a grandes avances radiológicos, sobre todo en neuroimagen, se han desarrollado técnicas que

permiten valorar y observar diversos cambios metabólicos y funcionales del cerebro

Cuando se estudia el cerebro de esta manera, se ve que cuando estamos expuestos a una situación que causa te-mor o dolor en otros, nuestro cerebro registra rápidamente esta experiencia y sentimos empatía. En cambio, cuando estamos expuestos a situaciones en donde atestiguamos un dolor de tipo emocional, nuestro cerebro responde más despacio, hasta ocho segundos después, lo cual es “una eternidad”, si consideramos qué las neuronas reaccionan en milisegundos.

El área del cerebro que en muchos estudios cientí-

ficos se ha relacionado con las emociones, incluyendo

la compasión, es la corteza insular que forma parte del

sistema límbico, una zona crítica que entre otras cosas

procesa y modula sensaciones, lenguaje y dolor.

Todo esto es importante para entender la conexión emotiva y visceral del cerebro y cómo influye ésta en el de

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN32 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 65

investigaciones. Algunos de los hallazgos muestran que la compasión es desencadenada principalmente por la

observación de expresiones de tristeza, dolor y enfer-

medades, sobre todo si el protagonista es un niño. Esto nos indica que la compasión debe ser entendida como un sistema de co-mun icac ión , “seleccionado naturalmente” en los hu-manos, para entender las necesidades de los miembros de su grupo antes de que surgiera un lenguaje ar-ticulado y sim-bólico como el que tenemos actualmente.

Esta idea puede ser apoyada por esqueletos de h o m í n i d o s extintos, que han sido en-contrados en enterramien-tos elaborados y presentan daños o mal-formaciones de nacimiento; por ejemplo, enanismo en el esqueleto llamado Romito II; espina bífida en el esqueleto del Niño de Windover, y malformaciones en el brazo del hombre adulto de la cueva de Shanidar. En este último vestigio datado de hace aproximadamente 60 mil años, se deduce que sólo hubiera sido posible llegar a su edad calculada de 40 años si este hombre recibió ayuda del grupo y si los miembros del grupo reconocieron su impedimento físico.

EMOCIONES MORALES

En el estudio mencionado en México, también se encontró que algunas escenas que desencadenan compasión, re-presentaban gente o animales sufriendo debido a acciones que los observadores consideraban una transgresión; por ejemplo, disparar a alguien con un arma o niños en situa-ciones de guerra. Este tipo de resultados ha hecho que la compasión sea estudiada bajo el prisma de la denominada Teoría de Emociones Morales, propuestas por el investi-gador estadounidense Jonathan Haidt en 2003. Éstas se refieren a un tipo especial de emociones que surgen en nosotros a partir de la percepción de transgresiones de

valores o normas que aprendemos culturalmente. Además, la experiencia de estas emociones, motiva

a reestablecer aquello que se percibió quebrantado; por ejemplo, aliviar el sufrimiento en el caso de la compasión. En esta teoría, debemos entender a la moral como el con-

junto de valores, nor-mas y creencias apren-didas socialmente, que nos permiten juzgar un acto ajeno, o uno propio, como “correcto e incorrecto o “bueno y malo”.

Dicho de otra for-ma, si bien la com-

pasión se basa en una

experiencia emocional

que depende de cuali-

dades biológicas (la

empatía por ejemplo),

la decisión de ayudar

al otro es guiada por

los valores morales

que hemos aprendido

en nuestro grupo cul-

tural.

Para entender lo anterior, en 2006 re-gistramos la actividad cerebral mediante resonancia magnética funcional, en un grupo de mexicanos que ob-servaban fotografías desencadenantes de compasión. Los resul-tados mostraron la activación de regiones del cerebro relaciona-

das con la experiencia emocional de tristeza, tales como el sistema límbico, pero también se mostró la actividad de regiones cerebrales relacionadas con el aprendizaje de normas y valores sociales; por ejemplo, la zona frontal de la corteza cerebral.

COMPORTAMIENTO VIOLENTO

Volvamos por un momento al tema de la violencia. Aunque también existe evidencia paleontológica que supone actos violentos en la naciente especie humana, la evidencia neu-robiológica muestra que las regiones cerebrales involu-cradas en el comportamiento violento son similares a las requeridas en la compasión. En este sentido, el neurólogo portugués Antonio Damasio ha observado que algunos pacientes que realizan actos crueles o antisociales, tienen lesiones en regiones frontales de la corteza cerebral y en regiones límbicas.

Los datos anteriores se insertan en la intriga mencio-nada a principio de este artículo; es decir, el ser humano

posee un sistema cerebral cuya actividad es igual o simi

Avalokiteshvara o Bodhisattva de la CompasiónLa representación de este Buda alude a la mente iluminada con la sabiduría para observar el sufrimiento de los seres con compasión. En los últimos años, las nociones de compasión propuestas por el budismo, han sido insertadas en el método experimental, para acceder a su comprensión a través de la investigación científica.

miendo en una jaula y sólo vestida con un pañal. Las únicas palabras que aparentemente oía eran nega-ciones y gritos. A los 13 años, Genie, como la llamaron las autoridades, aludiendo tal vez al horror de su vida, encerrada en una botella, sola y en silencio, esperando sa-lir, como el genio de Aladino, tenía el aspecto de una niña de siete años, y parecía más un animal salvaje que un ser humano.

Genie únicamente entendía unas cuantas palabras; no sabía masticar, y caminaba sin poder erguirse. Después de años de terapias e intervenciones, no logró aprender a comunicarse mediante frases complejas, y años después perdió su capacidad de hablar. Su cerebro mostraba gran atrofia.

La niña que nunca recibió ni las más fundamen-

tales emociones de

sus padres, nunca

aprendió a obser-

var y entender al

mundo. Tanto su

cerebro como su

cuerpo fueron al-

terados y dañados

intencionalmente

desde su infancia. La capacidad de percibir emociones y sentir compasión le era imposible.

IMPORTANCIA

DE ENSEÑAR LA

COMPASIÓN

¿Por qué es tan im-

portante enseñar compasión durante el crecimiento y

desarrollo de nuestros hijos? Tal vez porque en el mundo de hoy, el que hemos forjado en los últimos 50 años, es más importante tener “personalidad”, ser “políticamente correcto” y poseer habilidades tecnológicas, que ser una persona con carácter y valores.

Basta con ver los noticieros de radio y televisión y ana-lizar nuestras propias vidas, para entender que hay que cambiar el paradigma que predomina actualmente.

Todos los días somos bombardeados con imágenes que muestran el sufrimiento y el dolor de otros en su má-xima expresión; cada día nos hacemos más insensibles y

experimentamos una disminución de nuestra capacidad

de compasión.

El ambiente en que se desenvuelven los niños es cada vez más competitivo: desde el salón de clases hasta el campo deportivo se les enseña a posicionarse para ser los “mejores”, sin que importe cómo lo logren. El problema no es ser competitivo en sí, sino el grado extremo en que hay que desearlo, y la imagen negativa que adquiere quien no quiera o pueda competir en tales niveles.

Cada día, los chicos pasan horas y horas con los vi-deojuegos, muchos de ellos terriblemente violentos, sin compañía y sin el beneficio de nuestra presencia. Estudios realizados desde el principio de los años 90 han docu-

mentado los efectos negativos causados cuando los niños sólo practican videojuegos violentos. En un videojuego,

el “matar” a alguien no genera ningún sentimiento de

culpa, compasión o empatía; el propósito del juego es la

violencia en si, ganar a toda costa, matar o ser muerto, crear sentimientos de euforia extrema.

El medio ambiente en que se desenvuelven nuestros hijos es tan impersonal, que valorar lo que puede sentir otra persona es inconsecuente. Es difícil poder sentir com-pasión y empatía, si en lugar de conversar cara a cara con alguien, usando nuestras voces, las diferentes tonalidades de nuestro lenguaje y observando las expresiones faciales y el lenguaje corporal de nuestros interlocutores, lo ha-cemos a través de mensajes de texto y correos electróni-cos que no transmiten ninguna emoción.

¿CUÁNDO EMPEZA-

MOS?

Como padres, tenemos a veces la idea errónea de que nuestros niños son incapaces de en-tender muchas cosas, incluyendo conceptos como empatía y com-pasión. Puede ser que no sepan ponerle una “etiqueta” a cada sen-timiento; pero, siendo enormemente intuiti-vos por naturaleza, sen-tirán e interiorizarán las emociones qué les

presentemos. La dificultad estriba en nosotros, los adultos, que mu-

chas veces no sabemos enviar señales claras, o porque nuestros actos muestran lo contrario de lo que quere-mos inculcarles. Para poder enseñarles a nuestros hijos

compasión hay qué tenerla nosotros mismos, y hay que

enseñarles desde el principio de sus vidas.. Un bebé percibe el universo que lo rodea, a la mamá

que lo alimenta y arrulla, a la familia que lo protege y se asegura de que todas sus necesidades se vean satisfechas. El bebé desarrolla una sensación de “seguridad”, y esto empieza a generar toda una serie de interconexiones den-tro de su sistema límbico.

DESDE EL NACIMIENTO

Como padres, intuitivamente respondemos a las necesi-dades y al llanto de nuestros bebés, y mostramos nuestra compasión hacia ellos. Ellos no recordarán las canciones o nuestras palabras, pero sí recordarán y seguirán desarro-llando esta sensación de tranquilidad y seguridad. Un bebé

de tan sólo cuatro semanas de nacido ya nos responde

con una sonrisa cuando interactuamos cariñosamente

con él. ¡La compasión se enseña desde el nacimiento!

Demostrar y expresar afecto y amor en los primeros meses de la vida de un bebé es primordial. El beneficio es que probablemente esto le ayude a relacionarse más fácil

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN64 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 33

Imagen de un cerebro humano obtenida mediante resonancia magnética funcional. En rojo se define parte de la zona que involucra el sistema límbico, cuya actividad permite la experiencia de emociones. En amarillo se señala la corteza frontal, cuya función se relaciona con el aprendizaje social. Ambas zonas cerebrales están involucradas en el comportamiento compasivo y el violento.

larmente requerida para ser compasivo o para ser vio-

lento. Es decir, nuestra biología puede predisponernos a ser agresivos y altruistas en algunas situaciones, y ambos tipos de comportamiento constituyen nuestro bagaje nat-ural de convivencia y adaptación. Sin embargo, el funcio-namiento de nuestro cerebro es flexible y dependiente, en parte, de la información proveniente de nuestra cultura. Así, se abre una puerta para entender no solamente las causas de la violencia, sino las alternativas para su reduc-ción en nuestras sociedades.

Parte de este esfuer-zo se está llevando acabo en varios cen-tros académicos, como el Centro de Investigación y Edu-cación para la Com-pasión y el Altruismo en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, en donde se pretenden integrar algunas técnicas de meditación budista de la compasión con los sistemas de aprendizaje de nuestras sociedades occidentales. Otra evidencia proviene de estudios realiza-dos en el Instituto de Ciencia y Tecnología de la Cognición en Roma, Italia, en los cuales se ha obser-vado que el entre-namiento en empatía, o reflexionar sobre la situación y sufrimien-to del otro, reduce los actos violentos entre adolescentes italianos y migrantes.

MANIFIESTO DE SEVILLA

La propuesta de que la violencia constituye un conjunto de comportamientos culturales y no intrínsecos a nuestra biología, había sido ya planteada por 19 científicos en el Manifiesto de Sevilla sobre la Violencia promulgado por la UNESCO en 1989. De esta fecha en adelante, la evidencia científica no solamente nos lleva a reiterar tal propuesta, sino nos permite plantear a la compasión como una alter-nativa de comportamiento no violento, también cultural y biológicamente moldeable, cuya manifestación puede observarse en propuestas de acción recientes, por ejem-plo, la Marcha Mundial por la Paz, próxima a celebrarse en octubre 2009 en diversos países del orbe.

Para concluir, aludiré al filósofo cognitivo Daniel Dennnett, quién en su minucioso ensayo La libertad de acción, propone una aproximación congruente con lo que he mencionado hasta este momento. En particular, arguye que la selección natural genera organismos cuyo comportamiento es regulado por el aprendizaje de nue-vas experiencias, que otorgan diversas posibilidades de respuesta frente a nuevas situaciones. Las personas serán más eficaces cuantas más opciones contemplen para de-liberar la ejecución de una acción. Estas acciones, sugiere Dennnett, entrañan responsabilidad porque son basadas

en una decisión personal y en deliberaciones que el individuo conside-ra adecuadas, lo cual, además, se vincula con la evaluación de las con-secuencias de la acción decidida.

Dicho de otra forma, y tomando en cuenta los hallazgos mostrados aquí, nuestras acciones,

ya sea que impliquen

un daño o ayuda, son

basadas en decisiones

que tomamos a partir

de las experiencias y

situaciones que vivimos

en nuestro contexto so-

ciocultural, y recaen en

nuestras mentes y re-

sponsabilidad personal.

Damasio, Antonio. 2006. Neurobiología de la emoción y los sentimientos. Barcelona: Crítica.

Díaz, José Luis. 2008. La conciencia viviente. México: Fondo de Cultura Económica.

Mercadillo, Roberto. 2006. Evolución del comportamiento. De monos, simios y humanos. México: Trillas.

Ojeda, Rosa & Mercadillo, Roberto. 2007. De las neuronas a la cultura. Ensayos multidisciplinarios sobre ciencias cognitivas. México: CONACULTA-INAH.

REFERENCIAS

¿QUÉ ES LA COM-

PASIÓN?

La compasión im-plica una emoción en respuesta al dolor que siente otro ser; es participar en el dolor ajeno. Un ser humano que siente c o m p a s i ó n muestra su propia necesi-dad de querer tomar una ac-ción encauzada a disminuir el sufrimiento que afecta al otro ser.

La empatía consiste en entender y darse cuenta de una situación o experiencia ajena, No hay atadura emocional y no hay una acción concreta que se lleve a cabo en respuesta al problema ajeno. Es, simplemente: “me he dado cuenta y entiendo” la premisa de un problema que otra persona enfrenta.

La compasión tiene diferentes contextos, dependien-

do de la experiencia cultural y religiosa de cada quien.

Es una de las más importantes virtudes para las prin-

Doctora Josephine Ruiz-

HealyProfesor adjunto de

Pediatría University of Texas

/ Health Science Center / San

Antonio, TexasDiplomate,

American Board of Pediatrics

[email protected]

cipales religiones. La respuesta hu-mana tiene que ver con cómo ha evo-lucionado nues-tro cerebro, cuáles paradigmas cul-turales son preva-lentes en nuestra

comun i d a d , cómo hemos sido educa-dos y cómo hemos perci-bido, recibido e interiorizado los estímu-los físicos y emocionales

durante nuestra vida.

UN CASO DRAMÁTICO

En 1970, en la Ciudad de Los Ángeles, California, las au-toridades descubrieron a una niña de 13 años que nunca había tenido contacto con otros seres humanos ni con el mundo. Su único contacto era su padre, un ser despre-ciable, que la mantuvo encerrada en una oscura habitación toda su vida, atada a una silla que le servía de orinal, dur-

La compasión en el crecimiento

y desarrollo de los niñosJosephine Ruiz-Healy

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN64 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 33

Imagen de un cerebro humano obtenida mediante resonancia magnética funcional. En rojo se define parte de la zona que involucra el sistema límbico, cuya actividad permite la experiencia de emociones. En amarillo se señala la corteza frontal, cuya función se relaciona con el aprendizaje social. Ambas zonas cerebrales están involucradas en el comportamiento compasivo y el violento.

larmente requerida para ser compasivo o para ser vio-

lento. Es decir, nuestra biología puede predisponernos a ser agresivos y altruistas en algunas situaciones, y ambos tipos de comportamiento constituyen nuestro bagaje nat-ural de convivencia y adaptación. Sin embargo, el funcio-namiento de nuestro cerebro es flexible y dependiente, en parte, de la información proveniente de nuestra cultura. Así, se abre una puerta para entender no solamente las causas de la violencia, sino las alternativas para su reduc-ción en nuestras sociedades.

Parte de este esfuer-zo se está llevando acabo en varios cen-tros académicos, como el Centro de Investigación y Edu-cación para la Com-pasión y el Altruismo en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, en donde se pretenden integrar algunas técnicas de meditación budista de la compasión con los sistemas de aprendizaje de nuestras sociedades occidentales. Otra evidencia proviene de estudios realiza-dos en el Instituto de Ciencia y Tecnología de la Cognición en Roma, Italia, en los cuales se ha obser-vado que el entre-namiento en empatía, o reflexionar sobre la situación y sufrimien-to del otro, reduce los actos violentos entre adolescentes italianos y migrantes.

MANIFIESTO DE SEVILLA

La propuesta de que la violencia constituye un conjunto de comportamientos culturales y no intrínsecos a nuestra biología, había sido ya planteada por 19 científicos en el Manifiesto de Sevilla sobre la Violencia promulgado por la UNESCO en 1989. De esta fecha en adelante, la evidencia científica no solamente nos lleva a reiterar tal propuesta, sino nos permite plantear a la compasión como una alter-nativa de comportamiento no violento, también cultural y biológicamente moldeable, cuya manifestación puede observarse en propuestas de acción recientes, por ejem-plo, la Marcha Mundial por la Paz, próxima a celebrarse en octubre 2009 en diversos países del orbe.

Para concluir, aludiré al filósofo cognitivo Daniel Dennnett, quién en su minucioso ensayo La libertad de acción, propone una aproximación congruente con lo que he mencionado hasta este momento. En particular, arguye que la selección natural genera organismos cuyo comportamiento es regulado por el aprendizaje de nue-vas experiencias, que otorgan diversas posibilidades de respuesta frente a nuevas situaciones. Las personas serán más eficaces cuantas más opciones contemplen para de-liberar la ejecución de una acción. Estas acciones, sugiere Dennnett, entrañan responsabilidad porque son basadas

en una decisión personal y en deliberaciones que el individuo conside-ra adecuadas, lo cual, además, se vincula con la evaluación de las con-secuencias de la acción decidida.

Dicho de otra forma, y tomando en cuenta los hallazgos mostrados aquí, nuestras acciones,

ya sea que impliquen

un daño o ayuda, son

basadas en decisiones

que tomamos a partir

de las experiencias y

situaciones que vivimos

en nuestro contexto so-

ciocultural, y recaen en

nuestras mentes y re-

sponsabilidad personal.

Damasio, Antonio. 2006. Neurobiología de la emoción y los sentimientos. Barcelona: Crítica.

Díaz, José Luis. 2008. La conciencia viviente. México: Fondo de Cultura Económica.

Mercadillo, Roberto. 2006. Evolución del comportamiento. De monos, simios y humanos. México: Trillas.

Ojeda, Rosa & Mercadillo, Roberto. 2007. De las neuronas a la cultura. Ensayos multidisciplinarios sobre ciencias cognitivas. México: CONACULTA-INAH.

REFERENCIAS

¿QUÉ ES LA COM-

PASIÓN?

La compasión im-plica una emoción en respuesta al dolor que siente otro ser; es participar en el dolor ajeno. Un ser humano que siente c o m p a s i ó n muestra su propia necesi-dad de querer tomar una ac-ción encauzada a disminuir el sufrimiento que afecta al otro ser.

La empatía consiste en entender y darse cuenta de una situación o experiencia ajena, No hay atadura emocional y no hay una acción concreta que se lleve a cabo en respuesta al problema ajeno. Es, simplemente: “me he dado cuenta y entiendo” la premisa de un problema que otra persona enfrenta.

La compasión tiene diferentes contextos, dependien-

do de la experiencia cultural y religiosa de cada quien.

Es una de las más importantes virtudes para las prin-

Doctora Josephine Ruiz-

HealyProfesor adjunto de

Pediatría University of Texas

/ Health Science Center / San

Antonio, TexasDiplomate,

American Board of Pediatrics

[email protected]

cipales religiones. La respuesta hu-mana tiene que ver con cómo ha evo-lucionado nues-tro cerebro, cuáles paradigmas cul-turales son preva-lentes en nuestra

comun i d a d , cómo hemos sido educa-dos y cómo hemos perci-bido, recibido e interiorizado los estímu-los físicos y emocionales

durante nuestra vida.

UN CASO DRAMÁTICO

En 1970, en la Ciudad de Los Ángeles, California, las au-toridades descubrieron a una niña de 13 años que nunca había tenido contacto con otros seres humanos ni con el mundo. Su único contacto era su padre, un ser despre-ciable, que la mantuvo encerrada en una oscura habitación toda su vida, atada a una silla que le servía de orinal, dur-

La compasión en el crecimiento

y desarrollo de los niñosJosephine Ruiz-Healy

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN34 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 63

Hablar de la No violencia remite generalmente a la imagen de Gandhi, sentado, que repele la agresión del ejército inglés con su resistencia pasiva. “Pero el

concepto no empezaba con él, sino que tenía una larga historia en la cultura india, no sólo ligado a las transfor-maciones sociales, sino también a la transformación de la persona” (Polo, 2005, p. 143).

En las tradiciones indias, la no violencia forma parte de su concepción de la vida buena, y se vincula con el re-conocimiento y la reflexión sobre las consecuencias de la violencia, incluso cuando ésta se ejerce contra animales, incluso en un contexto religioso de sacrificio, y por ello impacta en sus costumbres alimenticias: el vegetarianis-mo, como antagónico al sacrificio de animales para el con-sumo humano (op.cit.).

Gandhi enfatizó la necesidad de comprender la multi-plicidad de formas en las cuales los seres humanos practi-camos la violencia. Además de la violencia física –guerras,

matanzas, golpizas, asesinatos, violaciones, etcétera–

cometemos una extraordinaria cantidad de actos de

violencia pasiva, tanto conscientes como inconscientes,

que adoptan la forma de odio, prejuicio, discriminación,

opresión, apodos, burlas, miradas de arriba abajo a la gente, palabras desatentas dichas a otras personas; clas-ificación de la gente por su religión, su nivel económico, su género, sus hábitos, y millones de otras maneras en las que nuestras acciones o aun la inacción lastiman a las personas. En un mundo egoísta, centrado en nosotros mis-mos, ignoramos la plegaria de la gente, continuamos con el sobreconsumo de los recursos del mundo y la creación del desequilibrio económico (Gandhi, 2004.p. 7).

CONQUISTA SOCIAL Y BÚSQUEDA DE LA VERDAD

En la cultura occidental, la No Violencia se considera una conquista social de la vida civilizada, cuya preservación es obligación del gobierno, las autoridades, las fuer-zas policíacas y la ley; en las culturas orientales es una búsqueda interna del individuo, la cual se puede describir como una búsqueda honesta y diligente de la verdad, y que puede significar también la búsqueda del significado de la vida o del propósito de la vida.

Esta búsqueda, crucial para ellos, conduce a una evo-lución que tiene que ver con apartarse de la codicia, del egoísmo, del deseo de poseer, y permitir que el dominio lo tengan el amor, la compasión, el entendimiento y el respe-to. “Tiene que ver con ser fieles a nuestra fe y religión,

sin que esto implique rezar diez veces por día, sino que

hagamos de las escrituras la base de nuestra existencia”

(Gandhi, 2004, p. 2).

Nuevos modelos mentales de Oriente para el mundo

La no violencia y la compasión

Doctor Moisés Torres Herrera Tecnológico de

Monterreymoises.torres@

itesm.mx

Doctora Alma Elena Gutiérrez

LeytonTecnológico de

Monterrey alma.gutierrez@

itesm.mx

Moisés Torres Herrera Alma Elena Gutiérrez Leyton

Algunos de los miembros están sobrios; otros pasan por el proceso para alcanzar su sobriedad, y otros están a pocos días de haberse integrado. Sólo aquéllos que han

estado sin beber las últimas 24 horas antes de la reunión

pueden dirigirse al recién llegado. Pueden transmitir la

experiencia de cómo hacerle para estar sin beber. Predi-

can con el ejemplo.

Uno a uno, los sobrios anfitriones toman la tribuna y hacen uso de la palabra que les confiere el coordinador en turno, para contactar sus emociones. Desde ese lugar, comparten y participan todos sus tropiezos personales, materiales y espirituales que los aquejaron en la locura de su “actividad”, y que ahora afrontan con sobriedad y con-sejo –siguiendo las sugerencias de sus compañeros más experimentados. Luego, continúan mostrándole cómo le hicieron para dejar de beber –sólo por hoy- y finalmente cómo se encuentran y se sienten en ese momento que comparten y vibran emocionalmente ante su visitante. De hecho, están practicando el Duodécimo Paso del Progra-ma de Recuperación.

MILLONES DE RECUPERADOS

Ese compartir y participar tiene el interés y la decisión de sugerir acciones que le faciliten y ayuden a superar la condición adversa a quien busca información sobre la bebida, siguiendo el camino ya recorrido por millones de personas en todo el mundo, desde 1935, y que, como los ahí presentes, se han recuperado.

La necesidad de los miembros de mantenerse sobrios hace que las puertas de los Grupos de los Doce Pasos se mantengan abiertas; pero, apuntalando esa necesidad,

está la compasión. Esta mueve, entre otras, a realizar

campañas para difundir el mensaje de que sí es posi-

ble recuperarse de las adicciones; a prestar diversidad de servicios, ya sea abriendo grupos en cárceles, en hos-pitales psiquiátricos; a compartir experiencias, visitando escuelas, hospitales, clubes de servicio, asociaciones pro-fesionales, empresas o cualquier institución que así lo solicite; a coordinar las reuniones, coordinar la mesa de servidores del grupo o a prestar los más sencillos y hu-mildes servicios, como lo son abrir, limpiar el grupo y sus sanitarios para la próxima reunión, o servir café y refrige-rios a los asistentes.

LENTO SUICIDIO

Cualquier acción con la intención de servir implica estar haciendo un pequeño acto de amor para el practicante de la recuperación, quien, ya en sobriedad “se dio cuenta” de que al intoxicarse, lejos de amarse se odiaba. Como prue-

ba de ello, admite que se estaba suicidando lentamente

con cada intoxicación.Quien llega para quedarse, descubre después sus pro-

fundos sentimientos de culpabilidad y, más asentado en el programa, también se ve lleno de poderosos resentimien-

tos que, de no sanarlos, lo catapultarán una y otra vez a la recaída. Valora el anonimato que le permitió presentarse furtivamente para descubrir a una comunidad de pares que no lo trató con lástima, pero sí con la alegría que la Compasión sostiene en los que lo recibieron en su primera reunión y que ahora por si mismo empieza a experimen-tar.

Contra el sentimiento de soledad que sufre el adicto

en la actividad, ahora se yergue el sentimiento de com-

pasión que comprende, se identifica y transforma en

actitud de servicio de las personas que lo arropan, y que al hacerlo sentir el pertenecer, marca la reaparición de la sana autoestima y un incipiente cambio, intentando servir a sus compañeros, quizá sirviéndoles un café. Por inci-piente que sea la reciente actitud de servicio en el novato, es suficiente para prevenirle de una recaída y así -sólo por hoy- llegará a cumplir su primer año sin intoxicarse.

RESCATE DE VALORES

Al rescatarse el valor de la compasión, se reafirman y per-feccionan otros valores, entre otros, el de la Generosidad y Servicio, como antítesis del egoísmo exacerbado en el enfermo, al poner a la disposición de los demás su tiempo y recursos personales; la Humildad, porque ya acepta la verdad y se hace responsable de sus acciones, tanto en las de su actividad como ahora en su recuperación; la Sencillez, al no hacer distinción entre las personas por su condición; la Solidaridad, al hacer propios los pro-blemas ajenos; la Comprensión, porque al despertar en sí el sentimiento de empatía, descubre el valor de la ayuda desinteresada; la Gratitud, que en sus primeros cambios de actitud –llamados “despertares espirituales” en el Pro-grama- al verse disminuida la borrasca de su intoxicación, le permite darse cuenta de que, lejos de cualquier otro interés mezquino que había imaginado, el grupo, sus com-pañeros, le han salvado la vida y desea reconocerlo y gri-tarlo jubilosamente, comenzando por emular la conducta de quienes le recibieron.

Para el observador ajeno siempre es sorprendente

cómo AA logra el milagro de hacer nacer la compasión,

en el interior de cada participante, como una profunda

convicción de procurar el bien de los compañeros en particular; después, al avanzar en su proceso, ya entrado en su paulatina reincorporación a la sociedad, busca gra-dualmente el bien a sus semejantes en lo general.

Recordemos que, quien padece de esta enfermedad, llega paralizado por los temores enraizados en su egocen-trismo patológico; sólo reacciona buscando huir o pelear; es esquivo y desconfiado, derivado todo de sus andanzas e interminables fracasos y traiciones cosechadas en la in-toxicación crónica, y de las pérdidas derivadas: familia, amistades, trabajo, salud y pertenencias.

Es tan enriquecedora la compasión, porque va más

allá de los acontecimientos y las circunstancias; se enfo-

ca en descubrir a las personas, ésas que llegan aterradas

y profundamente dolidas desde su primera infancia; con sus necesidades y padecimientos, con una actitud perma-nente de servicio, ayuda y asistencia, haciendo a un lado el inútil sentimiento de lástima, la indolencia y el egoísmo.

1Las sesiones “cerradas” a donde los miembros de Alcohólicos Anónimos asisten a su terapia son exclusivas. Por otro lado existen las sesiones “abiertas” para dar información a un sólo individuo o a toda una comunidad. Dentro de sus 12 Tradiciones, la 3ª especifica: “El único requisito para ser miembro de AA es querer dejar de beber”.

212 o Paso “Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos Pasos, tratamos de llevar este mensaje a otros alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos”.

sciente de alcoholismo activo. Ha recuperado en ellos “la capacidad para conmoverse ante las circunstancias que afectan a los demás”: la compasión. Se encuentra ahora en capacidad de tocar las adormecidas fibras emocionales de su recién llegado.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN62 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 35

La violencia en diferentes niveles y contextos puede tener que ver con nuestros propios estilos de vida, sujetos a una interminable expectativa de poseer:, de incremen-tar las posesiones y mantenerlas a toda costa. Dado este estilo de vida, materialista y ambicioso, hemos llegado a ser muy posesivos. Buscamos poseer, no sólo cosas mate-riales, sino hasta nuestras creencias espirituales e incluso la paz, si la encontramos.

UNA ANÉCDOTA

Con respecto a este planteamiento, el nieto de Gandi, Mo-handas Gandhi (citado en este texto) cuenta una anécdota ilustrativa al respecto:

Una historia favorita que a mi abuelo le gustaba con-tarnos era la historia de un rey hindú, anciano, que estaba obsesionado con el deseo de encontrar el significado de la paz. ¿Qué es la paz?, ¿cómo podemos alcanzarla? Y, cuan-do la encontramos, ¿qué deberíamos hacer con ella? Esos eran algunos de los temas que lo preocupaban. A los in-telectuales en su reino se les invitaba para responder a las preguntas del rey a cambio de una atractiva recompensa. Muchos lo intentaban pero no podían explicar cómo en-contrar la paz y qué hacer con ella.

Finalmente, alguien le dijo al rey que debería consul-tar al sabio que vivía en las afueras de su reino: “Es un hombre muy anciano y muy sabio”, le dijeron al rey. “Si alguien puede responder a sus preguntas, es él”. El rey fue al sabio y le planteó la eterna pregunta. Sin una sola palabra, el sabio fue hasta la cocina y le trajo al rey un grano de trigo. “En esto encontrarás la respuesta a tu pre-gunta”, dijo el sabio mientras colocaba el grano de trigo en la palma de la mano del rey.

Confundido, pero sin desear admitir su ignorancia,

el rey sostuvo el grano de trigo y regresó a su palacio.

Puso llave al precioso grano dentro de una pequeña caja

de oro que guardó para su seguridad. Cada mañana, al

despertar, el rey abría la caja y observaba el grano para

hallar una respuesta, pero no podía encontrar nada.

Semanas más tarde, otro sabio, que pasaba, se detuvo para reunirse con el rey, quien ansiosamente lo invitó a resolver el dilema. El rey explicó cómo él le había hecho la eterna pregunta y, a cambio, el sabio le había entregado un grano de trigo. “He buscado una respuesta todas las mañanas sin encontrarla”.

El sabio le dijo: “Es bastante simple, Su Alteza. Así como este grano representa el alimento para el cuerpo, la paz representa el alimento para el alma. Ahora bien, si usted mantiene este grano encerrado en una caja de oro, eventualmente perecerá sin alimentar o multiplicarse. Sin embargo, si tuviera la posibilidad de interactuar con los elementos – luz, agua, aire, tierra – crecería, se multipli-caría y pronto usted tendría un campo lleno de trigo para alimentarlo no sólo a usted, sino a muchos otros. Éste es el significado de la paz. Debe alimentar su alma y las de otros, debe multiplicarse al interactuar con los elemen-tos”.

En la búsqueda de la verdad a lo largo de la vida,

siempre debemos guiarnos por el amor, la compasión, el

entendimiento y el respeto, permitiendo que todo lo que

tenemos interactúe en forma positiva con los elementos, y ayude a crear una sociedad de paz y armonía. Cuantas más posesiones tenemos, más tenemos que protegerlas de aquéllos que las codician, lo que genera sentimientos de envidia y el deseo de quitarnos por la fuerza lo que los necesitados no consiguen con la compasión.

PERSPECTIVA MATERIALISTA

Es claro que el rey, al recibir el grano, actuó desde una perspectiva materialista: lo guardó como una posesión valiosa por sí misma. De nuevo, la perspectiva de posesión versus la perspectiva de proceso. Sin darse cuenta, el rey, eliminó de golpe la posibilidad de encontrar la respuesta anhelada, considerando que su propio razonamiento, al interactuar con el nuevo objeto valioso, le permitiría obtener la respuesta esperada. Era imposible para el rey encontrar tan singular respuesta, entre otras cosas, por los esquemas y modelos mentales de los cuales –siendo consciente o no- estaba condicionado en su cosmovisión o forma de ver las cosas.

Desde la perspectiva materialista de nuestra sociedad, es posible encontrar que la No Violencia requiere de un cambio de paradigma que nos aleje de la obsesión de poseer y nos reubique en una búsqueda interna hacia el sentido de vida alejado de la exclusiva idea de poseer como único fin y de mantener nues-tras posesiones a toda costa.

En la mayoría de las definiciones de violencia existe una correlación con

conceptos como abuso de poder, control y pertenencia de una persona a otra

(pareja, amo/esclavo, hijos…), ya que en todos los casos se trata de someter

y poseer a otro. En este modelo mental, el sentido de la existencia del sujeto pareciera ser un continuo hacia el logro de la meta material. La preocupación por

Roselynnrlistudios

el valor que más vidas rescata de las adicciones

Ingeniero Saturnino

Campoy MendozaEspecialista en

Adiccionessatur58@yahoo.

com.mx

LA COMPASIÓN

Quien se haga al ánimo de acercarse a “pedir ayuda” en alguna reunión de los más de cien grupos de Al-cohólicos Anónimos que operan en Nuevo León, será

testigo de cómo, en ese preciso momento, el grupo visi-tado suspende cualquier actividad y abre de inmediato a su visitante furtivo una reunión de información .

Este visitante podrá dar testimonio inequívoco de que, en el mismo momento en que, desde su asiento, se identi-fique con su primer nombre ante la asamblea reunida, el

ambiente se transforma en uno compasivo -aquél que

sólo puede tenerse en algunos momentos de nuestro

paso por la vida, con aquéllos que han caído en desgra-

cia y con los desvalidos.

Esta persona puede ser tanto un familiar o un amigo que busca información: ¿Qué hacer con alguien allegado

que está abatido por el alcoholismo? ¿Cómo hacer para

que se dé cuenta? ¿Cómo tratarlo? O bien puede ser el propio enfermo, quien, como último recurso, acude en solitario y a la vez con el deseo, en buen número de casos, de “encontrar información”; que le enseñen a beber, para

Saturnino Campoy Mendoza“The Man on the bed”

Bill Dotson, AA

que la bebida ya no haga más estragos en su vida, porque ha intentado todos los métodos y no ha podido, y en oca-siones queda tirado por la calle o en alguna alfombra por ahí, y está en esta reunión muchas veces sin saber por qué.

El abatido por el alcoholismo es tanto alguien en des-gracia como también un desvalido.

CAMINO A LA RECUPERACIÓN

Por su parte, los miembros de Alcohólicos Anónimos que lo reciben son hombres y mujeres, adolescentes, adultos y mayores, que han podido dejar de beber, ateniéndose a la experiencia de compañeros que les habían antecedido en su llegada al Programa, y que practican los 12 Pasos. Han aceptado respetar las 12 Tradiciones y leen algo de la extensa literatura para la recuperación con que cuenta la agrupación.

El grupo de Alcohólicos Anónimos ha recuperado la sensibilidad de cada uno de sus ahora conscientes miem-bros, sensibilidad que habían perdido en su vida incon-

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN62 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 35

La violencia en diferentes niveles y contextos puede tener que ver con nuestros propios estilos de vida, sujetos a una interminable expectativa de poseer:, de incremen-tar las posesiones y mantenerlas a toda costa. Dado este estilo de vida, materialista y ambicioso, hemos llegado a ser muy posesivos. Buscamos poseer, no sólo cosas mate-riales, sino hasta nuestras creencias espirituales e incluso la paz, si la encontramos.

UNA ANÉCDOTA

Con respecto a este planteamiento, el nieto de Gandi, Mo-handas Gandhi (citado en este texto) cuenta una anécdota ilustrativa al respecto:

Una historia favorita que a mi abuelo le gustaba con-tarnos era la historia de un rey hindú, anciano, que estaba obsesionado con el deseo de encontrar el significado de la paz. ¿Qué es la paz?, ¿cómo podemos alcanzarla? Y, cuan-do la encontramos, ¿qué deberíamos hacer con ella? Esos eran algunos de los temas que lo preocupaban. A los in-telectuales en su reino se les invitaba para responder a las preguntas del rey a cambio de una atractiva recompensa. Muchos lo intentaban pero no podían explicar cómo en-contrar la paz y qué hacer con ella.

Finalmente, alguien le dijo al rey que debería consul-tar al sabio que vivía en las afueras de su reino: “Es un hombre muy anciano y muy sabio”, le dijeron al rey. “Si alguien puede responder a sus preguntas, es él”. El rey fue al sabio y le planteó la eterna pregunta. Sin una sola palabra, el sabio fue hasta la cocina y le trajo al rey un grano de trigo. “En esto encontrarás la respuesta a tu pre-gunta”, dijo el sabio mientras colocaba el grano de trigo en la palma de la mano del rey.

Confundido, pero sin desear admitir su ignorancia,

el rey sostuvo el grano de trigo y regresó a su palacio.

Puso llave al precioso grano dentro de una pequeña caja

de oro que guardó para su seguridad. Cada mañana, al

despertar, el rey abría la caja y observaba el grano para

hallar una respuesta, pero no podía encontrar nada.

Semanas más tarde, otro sabio, que pasaba, se detuvo para reunirse con el rey, quien ansiosamente lo invitó a resolver el dilema. El rey explicó cómo él le había hecho la eterna pregunta y, a cambio, el sabio le había entregado un grano de trigo. “He buscado una respuesta todas las mañanas sin encontrarla”.

El sabio le dijo: “Es bastante simple, Su Alteza. Así como este grano representa el alimento para el cuerpo, la paz representa el alimento para el alma. Ahora bien, si usted mantiene este grano encerrado en una caja de oro, eventualmente perecerá sin alimentar o multiplicarse. Sin embargo, si tuviera la posibilidad de interactuar con los elementos – luz, agua, aire, tierra – crecería, se multipli-caría y pronto usted tendría un campo lleno de trigo para alimentarlo no sólo a usted, sino a muchos otros. Éste es el significado de la paz. Debe alimentar su alma y las de otros, debe multiplicarse al interactuar con los elemen-tos”.

En la búsqueda de la verdad a lo largo de la vida,

siempre debemos guiarnos por el amor, la compasión, el

entendimiento y el respeto, permitiendo que todo lo que

tenemos interactúe en forma positiva con los elementos, y ayude a crear una sociedad de paz y armonía. Cuantas más posesiones tenemos, más tenemos que protegerlas de aquéllos que las codician, lo que genera sentimientos de envidia y el deseo de quitarnos por la fuerza lo que los necesitados no consiguen con la compasión.

PERSPECTIVA MATERIALISTA

Es claro que el rey, al recibir el grano, actuó desde una perspectiva materialista: lo guardó como una posesión valiosa por sí misma. De nuevo, la perspectiva de posesión versus la perspectiva de proceso. Sin darse cuenta, el rey, eliminó de golpe la posibilidad de encontrar la respuesta anhelada, considerando que su propio razonamiento, al interactuar con el nuevo objeto valioso, le permitiría obtener la respuesta esperada. Era imposible para el rey encontrar tan singular respuesta, entre otras cosas, por los esquemas y modelos mentales de los cuales –siendo consciente o no- estaba condicionado en su cosmovisión o forma de ver las cosas.

Desde la perspectiva materialista de nuestra sociedad, es posible encontrar que la No Violencia requiere de un cambio de paradigma que nos aleje de la obsesión de poseer y nos reubique en una búsqueda interna hacia el sentido de vida alejado de la exclusiva idea de poseer como único fin y de mantener nues-tras posesiones a toda costa.

En la mayoría de las definiciones de violencia existe una correlación con

conceptos como abuso de poder, control y pertenencia de una persona a otra

(pareja, amo/esclavo, hijos…), ya que en todos los casos se trata de someter

y poseer a otro. En este modelo mental, el sentido de la existencia del sujeto pareciera ser un continuo hacia el logro de la meta material. La preocupación por

Roselynnrlistudios

el valor que más vidas rescata de las adicciones

Ingeniero Saturnino

Campoy MendozaEspecialista en

Adiccionessatur58@yahoo.

com.mx

LA COMPASIÓN

Quien se haga al ánimo de acercarse a “pedir ayuda” en alguna reunión de los más de cien grupos de Al-cohólicos Anónimos que operan en Nuevo León, será

testigo de cómo, en ese preciso momento, el grupo visi-tado suspende cualquier actividad y abre de inmediato a su visitante furtivo una reunión de información .

Este visitante podrá dar testimonio inequívoco de que, en el mismo momento en que, desde su asiento, se identi-fique con su primer nombre ante la asamblea reunida, el

ambiente se transforma en uno compasivo -aquél que

sólo puede tenerse en algunos momentos de nuestro

paso por la vida, con aquéllos que han caído en desgra-

cia y con los desvalidos.

Esta persona puede ser tanto un familiar o un amigo que busca información: ¿Qué hacer con alguien allegado

que está abatido por el alcoholismo? ¿Cómo hacer para

que se dé cuenta? ¿Cómo tratarlo? O bien puede ser el propio enfermo, quien, como último recurso, acude en solitario y a la vez con el deseo, en buen número de casos, de “encontrar información”; que le enseñen a beber, para

Saturnino Campoy Mendoza“The Man on the bed”

Bill Dotson, AA

que la bebida ya no haga más estragos en su vida, porque ha intentado todos los métodos y no ha podido, y en oca-siones queda tirado por la calle o en alguna alfombra por ahí, y está en esta reunión muchas veces sin saber por qué.

El abatido por el alcoholismo es tanto alguien en des-gracia como también un desvalido.

CAMINO A LA RECUPERACIÓN

Por su parte, los miembros de Alcohólicos Anónimos que lo reciben son hombres y mujeres, adolescentes, adultos y mayores, que han podido dejar de beber, ateniéndose a la experiencia de compañeros que les habían antecedido en su llegada al Programa, y que practican los 12 Pasos. Han aceptado respetar las 12 Tradiciones y leen algo de la extensa literatura para la recuperación con que cuenta la agrupación.

El grupo de Alcohólicos Anónimos ha recuperado la sensibilidad de cada uno de sus ahora conscientes miem-bros, sensibilidad que habían perdido en su vida incon-

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN36 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 61

el otro se inhibe, se mutila, se elimina. Éxito, estatus, movilidad social, bienestar, evolución social –como modelaje- han estado referidos a la connotación material y económica: prevalece el Yo, antes que una preocupación por los Otros.

LOS CUATRO PRINCIPIOS

Frente a este modelo, podría ser un error visualizar el logro de la No violencia como una meta en sí misma. La No violencia constituye un efecto de una cosmo-visión o esquema de vida orientado más a la preocupación por los otros, que a la del propio Yo, aunque desde el propio Yo. Los cuatro principios fundamentales de la filosofía de Gandhi son bastante simples de comprender e implementar. En

el ámbito público los cuatro principios son: verdad, ahimsa (no violencia), fi-

deicomiso y acción constructiva. En el ámbito personal, los cuatro principios

son: respeto, entendimiento, aceptación y apreciación.

El significado de la verdad es, por supuesto, obvio. Debemos recordar que la verdad tiene muchos lados y es siempre cambiante. Lo que hoy parece cierto, puede no ser verdadero mañana. O lo que parece ser la verdad para nosotros, no necesariamente parecerá ser la verdad para otros. Por lo tanto, no podemos decir que somos los dueños de la verdad y que por ello nuestro entendimiento o nuestra verdad son correctos. Debemos desarrollar la habilidad de mirarlo todo desde perspectivas distintas y tener la humildad para entender que podríamos estar equivocadosAhimsa es la palabra en sánscrito para la no violencia total; es decir, la no

violencia en el pensamiento, en la palabra y en los hechos. Mi abuelo reconoció las limitaciones de ahimsa. Vivir del modo en que nosotros lo hacemos en la no violencia total tal vez no sea posible para todo el mundo. Tal vez no sea posible incluso para alguien. Aun así, debería ser el objetivo de todo individuo, del mis-mo modo que lo es el conseguir una calificación »A+« para un estudiante que va a la escuela. Si un estudiante va a la escuela con la idea de que nunca conseguirá una calificación »A+«, ese estudiante está en problemas. Esa persona ya se ha descalificado a sí misma, y por lo tanto sólo se encaminará a no lograrlo.Fideicomiso es concepto particular que necesita ser entendido correctamente.

Cada individuo tiene el talento o habilidad para alcanzar objetivos. Explota-mos ese talento o habilidad para beneficios personales, en la creencia de que “nos pertenece” el talento o habilidad. Gandhi dijo que no somos dueños del talento, sino que Dios nos designa “fideicomisarios” y de este modo debemos utilizar el talento para ayudar a otros, menos afortunados o talentosos que nosotros. Pero este “dar”, “compartir” o “ayudar” no debe inmovilizar al que recibe.

Es una línea muy delgada que divide la “lástima” de la “compasión”, y a menudo las confundimos. La lástima degrada y oprime, mientras que la com-

pasión inspira tanto al que da como al que recibe. Lástima es darle a un ham-briento dinero para que compre comida o alimentarlo en comedores populares. Cuando alimentar se transforma en un fin en sí mismo entonces estamos cau-sando un problema. Alimentar debería ser un medio para contribuir a la acción. Al alimentar al hambriento lo hacemos dependiente de las donaciones.

Por otra parte, la compasión requiere que nos involucremos en encontrar formas de ayudar a los desafortunados a convertirse en ciudadanos autosufi-cientes. La ayuda que reciben debería ser aquélla que les permita reconstruir la confianza en ellos mismos y el autorespeto, destruidos por la pobreza y la opresión.La acción constructiva es el corolario natural del fideicomiso. Significa invo-

lucrarse en encontrar soluciones constructivas a los problemas. Generalmente estamos tan preocupados con nuestro propio Yo, que no tenemos tiempo para nadie ni para nada.

A menudo queremos cargar la responsabilidad en los hombros de otra perso-na. Generalmente, los hombros del gobierno, aun con importantes limitaciones. Los burócratas o trabajadores sociales pagados no siempre tienen la compasión necesaria para este tipo de trabajo.

AUSENCIA DE COMPROMISO SOCIAL

Como grupo social, como grupo cultural y como colec-tivo se han incrementado las afectaciones a los procesos educativos tradicionales, que incluían los ritos religiosos, la instrucción de una primera socialización y el impacto de las escuelas o de la escuela como institución social-izadora, lo que ha derivado en generaciones de jóvenes –ahora llamados Baby Boom, Generación X, Generación Net- cuyas características tienen que ver con un individua-lismo extremo, la búsqueda del éxito a toda costa y la tec-nologización como un imperativo categórico de sus vidas. En todos ellos sobresale la ausencia de una causa común, de un compromiso social y una insensibilidad extrema a los problemas de las grandes mayorías.

Alrededor de estas generaciones sobresalen también las características de inseguridad –como autoconcepto-, baja autoestima, adolescencia tardía (aún en etapas avan-zadas de la adultez) y retardo en la adquisición de com-promisos sociales perdurables (matrimonio, retraso en el inicio de la vida laboral-profesional).

Es innegable que debemos -como sociedad-, revisar con seriedad y profundidad los modelos de vida, las cos-movisiones y los idearios filosóficos de otras latitudes, in-tentando con ello el reencauzamiento armónico, integral, conciliatorio de nuestros modelos mentales actuales que esta sociedad necesita.

Gandhi, A. (2004). Foro para filosofía intercultural 5 (2004). Recuperado en http://them.polylog.org/5/fga-es.htm el día 15 de mayo de 2009.

Polo, M. (2005) La no-violencia en la tradición india. Letras, LXXVI, 109-110.

REFERENCIAS

La mano con una rueda en la palma simboliza el voto jainista de la ahimsa. La palabra escrita en el medio es «ahimsa». La rueda representa el dharmacakra, que se enfrenta al ciclo de la reencarnación a través de la búsqueda de la paz y la no-violencia.

CO-DEPENDENCIA… ¿COMPASIÓN MAL ENTENDIDA?

El amor que la familia le tiene al adicto es utilizado por éste para despertar sentimientos de frustración y culpa, desde la idea de haber sido responsable del problema y querer compensar con la ayuda ciega e incondicional al adicto; el problema es que esta ayuda suele ser en detrimento de la salud del propio adicto y su familia, al coludirse con la enfermedad y facilitarle los medios para seguir consumi-endo o involucrándose en las conductas adictivas, ya sea con apoyo económico, con hacerle sus tareas en casa, el seguir con un esquema de hijos dependientes que a cam-bio estudian, etcétera.

Sin darse cuenta, el familiar incurre en conductas que quitan responsabilidad al adicto; éstas pueden verse ma-tizadas de: “miedo a que le pase algo, por eso lo hago”. Escuchamos frases como: “de que se drogue en la calle a que lo haga en la casa, pues que lo haga en la casa; no vaya a ser que le pase algo”.

COLABORACIÓN QUE PERJUDICA

Una de los puntos que hay que observar es que la familia, en su negación, minimiza el problema; o al entrar en la ayuda, ejerce un sobre control que hace que dicha familia pierda su vida.

Al dedicarse por completo a resolverle la vida al adicto, lo protegen incluso de demandas o problemas legales en los que entra, y asumen en muchas ocasiones sus respons-abilidades, como pagarle sus cuentas, dar la cara por él.

Esto lo ven más funcional. Así, la familia evita lidiar

con la culpa o vergüenza que le provoca su familiar y

aceptar el problema, llegando incluso a dejar que uti-

lice drogas o facilitárselas para que “no le pase nada

malo” al andar buscando y no obtenerla, cuando ya le está pasando algo muy grave de por sí, que el familiar, sin darse cuenta, facilita.

DE LA COMPASIÓN AL CIRCUITO DE MANIPULACIÓN

“La inmadurez es un enemigo muy poderoso”. Debemos crear conciencia si estamos en un patrón de manipulación por parte del adicto, quien porta el síntoma (consumo de drogas). Sin embargo, es toda la familia, que está enferma, la que participa en el mantenimiento de la enfermedad adictiva, como lo vemos en el siguiente ejemplo de este circuito.

Ocurre una frustración “llanto” por así decirlo. Ma-nipulo, hago mi berrinche Obtengo lo que quiero o se genera culpa y remordimiento en el familiar Se de-bilita la familia Accede a peticiones del adicto y refuerza la conducta de éste. “Todo lo que pedía se lo daba con tal de que ni se saliera de la casa a drogarse” Ame-nazas del familiar como un medio de manipulación, que no cumple, desvirtuándose la autoridad. Promesas de ser bueno, al dejar unos días de consumir, lo que permite la explotación económica o de otras maneras.

Los adictos son como niños en el supermercado:: “dale lo que quiere, para que no llore”. “Es tan doloroso verlo su-frir”. Se refuerza la conducta infantil, no aprende a tolerar la frustración; no se esfuerza, pues siempre hay alguien que le dé todo o lo saque de sus problemas.

Y una persona infantil es vulnerable ante todos los

problemas, y necesita un cuidador; es débil ante cual-

quier problema de la vida.

Para enfrentarlo, hay que re-educarnos y posterior-mente cambiar patrones en la familia; en ocasiones, la orien-tación sirve; sin embargo, cuando la familia tiene mucho tiempo con estos patrones, y el adicto obtiene ganancias afectivas o de otro tipo de ello, suele necesitar otro tipo de intervenciones, como la terapia familiar o terapias indi-viduales o grupales de cada uno de sus miembros.

El co-dependiente tiene que entender lo que está ha-ciendo mal y corregirlo, dando lo que necesita al adicto identificado con el abuso de sustancias o de alguna otra adicción, que podrían ser límites. Debe escucharlo, sin caer en el juego del cerebro adicto.

Entonces, la compasión implica su misma esencia que en la co-adicción. Se tergiversa, por así decirlo. Los sen-timientos compasivos se usan en función de perpetuar la enfermedad adictiva, y es el familiar co-adicto el que su-fre, el que debe ser entendido y ayudado para detener la enfermedad que también en él se manifiesta.

DESEO DE AYUDAR

Llamamos compasión a la capacidad de sentirnos próxi-mos al dolor de los demás y a la voluntad de aliviar sus penas; es el deseo de que los demás estén libres de sufrim-iento; y en la mente del co-dependiente a toda costa es así, dependiendo del adicto como el adicto de su droga. Hay que entender que, para aliviar las penas de ambos, habría que entender el dolor y la ayuda a sí mismos de formas diferentes a las que pide el adicto, que son las formas del cerebro adicto para perpetuar la adicción.

Sin duda el concepto compasión encierra un signifi-cado especial en el proceso y los diferentes contextos de las adicciones.

1. Filosofía. La guía 2000.com. La compasión y el Dalai-lama.2. Nuevas adicciones: ¿adicciones nuevas? Fernando Pérez del Río e Isidoro Martín Martín. Intermedio Ediciones. Guadalajara 2007.3. El Arte de la Compasión, La Compasión y el Individuo, Dalai-Lama. 2003.4. Washton, Boundy. Querer no es poder. Paidós, 1991.5. Washton. La adicción a la cocaína. Paidós, 1995.6. Manual CODA7. Lugoleos Javier. Manual de Psicoeducación para dependientes a drogas estimulantes, 2007.8. Rosenzweig S, Reibel DK, Greeson JM, Brainard GC, Hojat M (2003) Mainfulness-based stress reduction lowers psychological distress in medical students. Teaching & Learning in Medicine 15:88-92.

REFERENCIAS

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN60 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 37

Compasión significa sentir con el otro. La compasión no es simple-mente una sensación o sentimiento

de lástima ante el sufrimiento de otra persona. Implica, entre otras cosas, sen-timientos, intenciones y actitudes rela-cionadas con el bienestar del otro.

Podríamos pensar que existen dos aspectos de la compasión. El primero, instintivo, de alguna manera ligado al instinto maternal de protección hacia otros, particularmente hacia las crías. Sin embargo, la compasión propiamente

dicha implica aspectos de aprendizaje

socioemocional y la ampliación de la

perspectiva de la conciencia.

Podemos preguntarnos si la capaci-dad compasiva es algo con lo que na-cemos o algo que aprendemos y desar-rollamos a lo largo de la vida. Por otro lado, dado que todos los aspectos de la conducta humana dependen del funcio-namiento del Sistema Nervioso Central, ¿existirán áreas en nuestro cerebro que participen de alguna manera en el de-sarrollo de la compasión?

La compasión y el

desarrollo del cerebro

Doctora Julieta Ramos Loyo Instituto de NeurocienciasUniversidad de [email protected]

Julieta Ramos Loyo

El primer aspecto de la compasión, el instintivo, es-taría relacionado con áreas cerebrales, principalmente subcorticales del sistema límbico. El segundo aspecto de la compasión implica el desarrollo de habilidades sociales que se adquieren a través del contacto con otros seres hu-manos y, más adelante, de la elección consciente, y es a la que nos referiremos en adelante.

Para un bebé, sólo existe él mismo como centro del universo. Lo primero que se requiere es la comprensión de que existen otros diferentes a uno mismo, que también sienten, piensan, tienen necesidades y actúan para satis-facerlas.

TEORÍA DE LA MENTE

Posteriormente, se adquiere la capacidad para compren-der la perspectiva del otro. Alrededor de los cuatro años, los niños adquieren algunas capacidades involucradas en lo que se ha llamado “Teoría de la Mente”. Este término se utiliza para denominar aquellas habilidades para com-prender sentimientos, deseos, creencias, intenciones y ac-

ciones de uno mismo y de otras personas (Perner y Lang, 1999).

Implica también el poder mover el punto de vista pro-pio, para ver las cosas desde el punto de vista del otro, lo cual se relaciona con la empatía. Es más fácil comprender la perspectiva del otro, si hemos estado en una situación semejante. Esto incluye las emociones. Si no hemos ex-perimentado el dolor, difícilmente lo comprenderemos.

Un aspecto importante para ser compasivo es lograr

identificar e interpretar adecuadamente las emociones

expresadas por otras personas. Necesitamos saber si la

RECUPERACIÓN

Aludiendo a la compasión; es entenderme y entender al otro en sus necesidades y en su dolor, favoreciendo el crecimiento personal y colectivo como requisito indispen-sable en la recuperación.

Recuperarse implicaría una nueva forma pensar y sen-tir al ver las cosas de la vida con “nueva lupa”, como en-tender que no hay que dejar las cosas para después; hay que terminarlas siempre; trabajar y mantenerse ocupado; dejar de lado los pretextos; ser honesto y decir la verdad; dejar de lado el falso orgullo, que impide que la persona examine su propio comportamiento; ser humilde -que no quiere decir ser débil-, para entonces no estar más a la defensiva; aceptar los errores como fuente de crecimiento y cambio; dejar el resentimiento, que sólo afianza la cólera y enojo que nos hace sentir miserables; brindar perdón y comprensión para aceptar lo que no se puede cambiar, sentirse bien con uno mismo, ser tolerante y aceptar a la gente como seres humanos compartiendo con otros y sentirse bien con uno mismo, ser paciente y liberarse de la culpa destructiva.

Por otro lado, la compasión en la adicción tiene que ver con las artes orientales y -ya también- occidentales de la meditación y el vivir con valores universales en todo lo que hacemos; la mente vacía y la relajación facilitan la salud psicosocial. Diversos estudios lo avalan: los adictos

que se apegan a un programa integral que incluya la

meditación tienen mejores resultados que aquéllos que

no lo hacen; el ser más espiritual va de la mano, al estar

más al pendiente de las necesidades propias y de los

demás, asumiendo que la empatía es una cualidad cogni-tiva que se cultiva; no se nace con ella.

La evidencia de que la mente tiene un papel signifi-cativo en el mantenimiento y recuperación de enferme-dades, ha encontrado interés en la meditación, como un tratamiento en los “settings” médicos:

Como una terapia primaria para tratar enfermedades específicas.

Como una terapia que complementa la comprensión de los planes de tratamiento.

Como un camino que da calidad de vida para aquellos que sufren enfermedades crónicas.

Como un método que enseña a los pacientes a lidiar mejor con el estrés de la enfermedad y su tratamiento, así como a dar un sentido incrementado de control y experi-encia espiritual.

Diversas investigaciones avalan su beneficio en la salud física y emocional, incluidas las adicciones (Davidson, RJ., Kabat-Zinn, J. (2003). Tiefenthaler U, Grossman P (2002). Kabat-Zinn, J., Lipworth, L., & Burney, R. (1985). Miller, J., Flecher, K, and Kabat-Zinn, J. (1995). Carlson, L., Ursuliak, Z., Goodey, E., Angen, M., Speca, M. (2001).Rosenzweig S, Reibel DK, Greeson JM, Brainard GC, Hojat M (2003), entre otros).

Dejar una adicción exige, en efecto, desprenderse de todo el bagaje que lo acompañaba a uno en la vida, desde ilusiones, creencias equivocadas, mecanismos de supervi-vencia; pero también encierra el potencial de alcanzar una gratificación significativa y duradera.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN38 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 59

otra persona está expresando enojo, miedo, dolor físico y emocional, incluso engaño o hipocresía.

Para ello, decodificamos señales faciales y corporales, así como la congruencia entre los mismos. Dada la im-portancia que tiene para el ser humano comprender las emociones e intenciones de otras personas en su adap-tación social, se han desarrollado una red de estructuras neurales que lo hacen posible.

De esta manera, al ver una expresión emocional facial, se activan zonas relacionadas con la visión y la decodifi-cación del estímulo; áreas de la corteza occipital primarias y secundarias y la corteza temporal medial, así como áreas parietales implicadas en la ubicación de un objeto en un lugar determinado. (Adolphs et al., 1996).

IMÁGENES FACIALES

En el lóbulo temporal inferior y en el surco temporal su-perior (STS) se han encontrado neuronas que responden específicamente a imágenes de caras (Perret et al. 1995). Algunas neuronas responden a diferentes puntos de vis-ta de la cabeza y también a la dirección de la mirada. Es interesante señalar que, por ejemplo, las células que res-ponden a la dirección de la cabeza del observador (cara completa) también son más responsivas al contacto de la mirada; mientras que aquéllas que son más sensibles a la cabeza cuando gira lejos del observador, también respon-den a la mirada advertida lateralmente.

De esta forma, estas poblaciones neuronales muestran una sensibilidad combinada al movimiento de la cabeza y la dirección de la mirada, que permite que el observador identifique la dirección de la atención de la persona obser-vada bajo una variedad de condiciones visuales. La mirada

de una persona es fundamental para comprender la ex-

presión emocional y las intenciones de la misma, y es así que el cerebro humano ha desarrollado este sistema tan especializado para decodificarla.

Simultáneamente, se activan otra serie de estructuras que permitirán el reconocimiento de la identidad de la persona a la que pertenece el rostro. Esto es importante,

porque a una emoción expresada se le atribuye un valor distinto dependiendo de si es el rostro de un hijo, una madre, un amigo o un desconocido. El reconocimiento de

una cara implica una representación global, además del

análisis de rasgos específicos y la integración de los e-

lementos que la componen. Una persona familiar puede ser reconocida en una

fotografía, aun cuando hayan cambiado algunos rasgos, como puede ser el hecho de que tenga puestos unos anteo-jos, o se haya cambiado el color del cabello, o incluso haya envejecido 20 años. Las estructuras cerebrales implicadas en este reconocimiento de la identidad son principalmente las regiones parieto-occipitales. (Rev. Ramos-Loyo, 2002).

NEURONAS ESPEJO

En los últimos años, se ha generado un gran interés por estudiar los mecanismos de las denominadas “neuronas espejo”. Rizzolati et al. (1996) encontraron un grupo de neuronas en la corteza premotora ventral, que se activan cuando un mono ejecuta una acción, al igual que cuando observa dicha acción en otro mono, siempre y cuando tenga una intención determinada. En el ser humano, este sistema neuronal facilita la comprensión de una acción observada, gracias a que se transforma en una represen-tación motora propia de la misma acción.

Es un sistema de traducción y representación neural de las acciones para su comprensión. De esta forma par-ticipa en la comunicación, la empatía y la comprensión de los estados mentales de otras personas. Además de estas regiones prefrontales, las áreas parietales inferiores se activan cuando una persona simula mentalmente las ac-ciones de otros desde la perspectiva de ellos y no desde la propia (Ruby y Decety, 2001).

Por otra parte, una expresión emocional atrae la aten-

ción más que otro tipo de estímulos. Por ello, se activan

también regiones que participan en procesos de aten-

ción selectiva, que permiten inhibir aquéllos estímulos que no son relevantes en ese momento; al menos, no más que la expresión facial de una emoción. Si el estímulo es evaluado como relevante, la amígdala y la corteza orbi-tofrontal pueden enviar señales activadoras hacia la for-mación reticular, produciendo así una activación cortical que amplifica la entrada de dicha información.

Una vez que es identificada la cara, la amígdala y la corteza orbitofrontal se encargan de descifrar el con-tenido emocional del estímulo. La lesión bilateral de la amígdala se asocia con dificultad para reconocer las emo-ciones faciales, especialmente, el miedo y la tristeza. (Rev. Ramos-Loyo, 2002). Las lesiones en la amígdala y el lóbulo temporal derecho resultan en un síndrome de agnosia socioemocional, que implica problemas para reconocer a personas cercanas y para discriminar e identificar las ex-presiones faciales de afecto (Joseph, 1996).

MODULACIÓN DEL LENGUAJE

Ahora bien, las personas expresan emociones también a partir de la modulación melódica del lenguaje. Finalmente, existen expresiones a través de movimientos corporales que también transmiten una emoción. En estos aspectos,

COMPRENSIÓN DE LA ENFERMEDAD ADICTIVA

Un punto de vista que facilita el tratamiento de las adic-ciones y que, por lo tanto, alude a lo compasivo, es el de verlas como una enfermedad.

El vacío de la existencia se llena con compulsiones, sus-tancias, juego, sexo, etcétera. Una de las más comunes son las drogas estimulantes y depresoras, y queda la pregunta: ¿son verdaderamente las adicciones una enfermedad?

Las discusiones académicas continuarán, a pesar de las evidencias científicas de que así es. Sin embargo, mientras no se disponga de la evidencia de un factor hereditario es-pecífico que predisponga a ciertas personas a padecerla, o bien se descubran los mecanismos fisiológicos específicos responsables de la conducta adictiva, es posible que los adictos continúen siendo consi-derados como “personas débiles” o “viciosas”, que han atraído ese problema hacia sí mismas.

Una visión empática

que nos acerca a la so-

lución, fuera de debates,

es, desde un punto de

vista puramente clínico,

definir y tratar la adic-

ción como una enferme-

dad. Esto puede ayudar tanto al paciente como a la familia y a los profe-sionales que realizan el tratamiento.

Aunque, en último término, todos somos responsables de nuestra conducta, sin importar lo que la provoca, a quienes son víctimas de una en-fermedad, se les consi-dera y atiende de forma diferente.

A las personas que se suponen enfermas no se les trata como “gente mala” sino, normalmente, con tole-rancia, preocu-pación y compasión.

DOLOR Y SUFRIMIENTO

Dadas las ideas generalizadas existentes actualmente so-bre los adictos a drogas y la actitud indulgente consigo mismos que estos pacientes presentan, al vivir en un es-tado de éxtasis y euforia químicamente inducido, es fácil que se infravalore el dolor y el sufrimiento que caracteriza la vida del adicto.

La mayoría de los adictos no han experimentado la eu-foria o experiencias placenteras producidas por la droga en los últimos meses o años; ya no consiguen la euforia; se deprimen; sufren disforia; tienen ideas de muerte o suici-dio, y sus conductas son desadaptadas y de autoagresión. Es difícil clasificar como no patológica su tendencia a la

autodestrucción y su reincidencia en el uso de drogas o

la conducta adictiva, a pesar de sus terribles consecuen-

cias.

La mayor parte de los tratamientos se basan en la con-cepción de que se trata de una enfermedad; sin embargo, muchos profesionales de la salud y la mayoría de la po-blación no aceptan aún la adicción a las drogas, alcohol, juego o sexo, entre otras, como enfermedades, y que, tras la conducta de un alcohólico, por ejemplo, existe la com-pulsión y la falta de capacidad de elección.

Es importante educar a los pacientes y a la población

para reconocer la adicción como enfermedad, ante las

evidencias aún no contundentes, pero sí claras, de que

lo es, y de que el verla así facilita el camino hacia la

recuperación.

Sin embargo, no se pre-tende que los adictos, al verse como enfermos, justi-fiquen su conducta y tengan una excusa para seguir igual y cargar a la sociedad y las familias con el peso de las consecuencias. Aunque el adicto no sea personalmente responsable de su enferme-dad, lo es de permanecer absti-nente cuando trabaja en su propia recuperación, en el marco de un programa de tratamiento.

LA COMPASIÓN COMO

INSTRUMENTO

Admitimos ante Dios, ante

nosotros mismos y frente

a otro ser humano, la natu-raleza exacta de nuestras faltas.

Hemos hecho una lista

de todas las personas con

las que obramos mal, y nos disponemos a hacer repara-ciones.

Reparamos hasta donde

nos fue posible, salvo en los casos en que esto causara

perjuicios a la persona en cuestión o a terceros.Los incisos anteriores son el 5º, 8º y 9º pasos de los

12 de Alcohólicos Anónimos, que en esencia revelan la naturaleza empática y compasiva a la que alude la recupe-ración; cuando la persona deja la droga, no hay ninguna garantía de que se vaya a sentir “como nuevo” de inme-diato; es probable que entre en lo que percibe como un espacio vacío, donde ya no tiene la droga pero tampoco cuenta con nuevos recursos interiores todavía

El deseo de cambiar la vida de aquéllos a quienes se dañó, entendiendo sus necesidades a través de un cambio en el esquema de valores, y aunado a un más sano estilo de vida, favorece la recuperación del adicto.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN58 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 39

el hemisferio derecho tiene una mayor participación que el izquierdo.

El cerebro debe integrar toda la información que recibe simultáneamente, por las distintas vías sensoriales y esta-blecer la congruencia entre las mismas. En particular, el

ser humano ha desarrollado la capacidad de mentir, de

tal manera que puede enviar señales distintas e incon-

gruentes por las diferentes vías, o incluso en una misma

vía sensorial. De esta manera, se puede enviar un mensaje verbal de alegría y no verbal de tristeza; aun más, puede haber una sonrisa en la cara con una expresión de triste-za en la mirada. En este tipo de integración participan, además, la corteza prefrontal ventromedial y el cíngulo anterior. La corteza prefrontal, especialmente la región ventromedial derecha, parece participar en la evaluación consciente de la emoción, así como en la regulación de la conducta emocional, a través de un efecto inhibitorio sobre la amígdala y otras estructuras límbicas.

La corteza prefrontal también juega un papel impor-tante en la inferencia de las necesidades e intenciones de los demás, lo cual es una habilidad importante para de-sarrollar la compasión. Una vez que se logra identificar e interpretar la expresión emocional de la otra persona, ahora se requiere comprender lo que uno mismo siente en relación con ella.

LENGUAJE GLOBAL

Generalmente, nos es difícil definir las emociones con palabras. La capacidad para establecer un diálogo entre ambos hemisferios cerebrales contribuye a poder identifi-car y manejar conscientemente las emociones. Implica un proceso de traducción, de un lenguaje global, sintético y vivencial (hemisferio derecho) a otro analítico-verbal (he-misferio izquierdo) y; de comunicación entre ambos he-misferios, en lo que participa el cuerpo calloso, estructura formada por fibras que conectan principalmente áreas homólogas entre ellos.

La comprensión de las emociones del otro y lo que

ellas generan en uno mismo, implica un proceso de

introspección. Para llevarlo a cabo, se requiere inhi-

bir otros estímulos para poder focalizar la atención de

manera consciente en dichas emociones. No siempre somos conscientes de lo que sentimos y de las acciones consecuentes con ello.

De acuerdo con Damasio (1994), el tener conciencia emocional permite integrar las emociones con los proce-sos cognoscitivos. Al hacerlas conscientes, es posible pen-sar acerca de ellas, evitarlas y generalizarlas a situaciones familiares y de este modo poder controlarlas. El desarrollo emocional, al igual que el cognitivo, sigue un proceso de maduración, de acuerdo a las etapas propuestas por Lane (2000), desde una etapa de reconocimiento sensorial hasta la comprensión de los aspectos más sutiles de las propias emociones, de las emociones de otros, de su significado desde distintos puntos de vista, del contexto en las que se generan y de las respuestas más adecuadas en dicho contexto.

De esta manera, llegamos a otro nivel de la compasión: la regulación de nuestras emociones. Si bien es cierto que para experimentar compasión es necesario comprender cognitiva y emocionalmente la experiencia emocional de la otra persona, no implica perder de vista que somos seres independientes, y que es necesario tomar distancia para no perder la objetividad y el control.

La capacidad para autorregular las emociones se va desarrollando paulatinamente, a medida que estructuras como las regiones dorso-laterales de la corteza prefron-tal se van desarrollando dentro del marco del aprendizaje social. A través del control inhibitorio, es posible detener una respuesta preferente, generada por la experiencia previa ante una situación, controlar impulsos y regular la propia conducta.

Las diferencias individuales de la capacidad compasiva tienen que ver con el desarrollo de las funciones mencio-nadas, lo cual depende del desarrollo de su cerebro en un contexto de aprendizaje social. Como se ha venido plan-teando, se requiere de la madurez de distintos procesos psicológicos y los circuitos cerebrales subyacentes para que se desarrollen estados complejos, como la com-pasión.

CAPACIDAD FEMENINA

De igual manera, estas diferencias individuales tienen re-lación con otras variables como el sexo de la persona. En términos generales, las mujeres tienen mayor capacidad

“The secret”William-Adolphe Bouguereau

La humanidad siempre ha necesitado de rituales, y en las adicciones encuentra una forma de dicha ritua-lización en su forma trágica.

Lao Tse nos recuerda que, cuando el hombre pierde el Tao (el camino, la vía, el método, la dirección o el curso principal), recurre a la virtud; cuando pierde ésta, recurre a la compasión; cuando pierde la compasión, recurre a la moral; y, cuando pierde la moral, recurre al ritual, que es el principio de toda confusión y desorden.

Las personas adictas intentan protegerse del dolor y del sufrimiento a través de las adicciones; pero, como suele suceder, esto produce más angustia y no una ver-dadera libertad.

BENEFICIOS DE LOS SENTIMIENTOS COMPASIVOS

Estudios realizados en la Universidad de Harvard de-mostraron que la estimulación de los sentimientos com-pasivos de las personas eleva sus niveles de inmunoglo-bulina A, que es un anticuerpo que ayuda a combatir las infecciones respiratorias.

Otras investigaciones realizadas en la Universidad de Michigan revelaron que realizar trabajos de voluntariado

con regularidad aumentaba espectacularmente las expec-tativas de vida de las personas que realizaban este tra-bajo, y probablemente también aumentaba su vitalidad general, lo cual tiene que ver con la naturaleza humana, pero debe aprenderse y cultivarse como toda capacidad cognitiva. Queda claro que el ser compasivos tiene un

fin constructivo del espíritu, y favorece a la salud física

y psicosocial.

En las adicciones, la compasión juega roles diversos que, al entenderlos, abren puertas hacia la recuperación, y, mal entendidos, favorecen la perversidad de las relaciones que se confunden con el ser compasivos; arte o ciencia integrada al ser humano, inherente en sus vínculos, que matiza las relaciones entre adictos, entre quienes se rela-cionan con ellos como familia, médicos, terapeutas, la so-ciedad en su conjunto.

Compasión y adicciones constituyen un camino muy recorrido, pero poco analizado en la literatura como tal. Entonces, observemos diferentes perspectivas del asunto a tratar, como el adicto y la sociedad, con su terapia o con su familia y la compasión mal entendida.

Compasión y adicciones

Doctor Javier Lugoleos Cano

Médico Psiquiatra. Terapeuta individual,

de grupo, pareja y familia

Coordinador de Servicios

Hospitalarios Departamento de

Psiquiatría HU, UANL

Psiquiatra de Centros

de Integración Juvenil, A. C.

[email protected]

Llamamos compasión a la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás y con la voluntad de aliviar sus pe-nas; es el deseo de que los demás estén libres de sufrimiento.

Javier Lugoleos Cano

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN58 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 39

el hemisferio derecho tiene una mayor participación que el izquierdo.

El cerebro debe integrar toda la información que recibe simultáneamente, por las distintas vías sensoriales y esta-blecer la congruencia entre las mismas. En particular, el

ser humano ha desarrollado la capacidad de mentir, de

tal manera que puede enviar señales distintas e incon-

gruentes por las diferentes vías, o incluso en una misma

vía sensorial. De esta manera, se puede enviar un mensaje verbal de alegría y no verbal de tristeza; aun más, puede haber una sonrisa en la cara con una expresión de triste-za en la mirada. En este tipo de integración participan, además, la corteza prefrontal ventromedial y el cíngulo anterior. La corteza prefrontal, especialmente la región ventromedial derecha, parece participar en la evaluación consciente de la emoción, así como en la regulación de la conducta emocional, a través de un efecto inhibitorio sobre la amígdala y otras estructuras límbicas.

La corteza prefrontal también juega un papel impor-tante en la inferencia de las necesidades e intenciones de los demás, lo cual es una habilidad importante para de-sarrollar la compasión. Una vez que se logra identificar e interpretar la expresión emocional de la otra persona, ahora se requiere comprender lo que uno mismo siente en relación con ella.

LENGUAJE GLOBAL

Generalmente, nos es difícil definir las emociones con palabras. La capacidad para establecer un diálogo entre ambos hemisferios cerebrales contribuye a poder identifi-car y manejar conscientemente las emociones. Implica un proceso de traducción, de un lenguaje global, sintético y vivencial (hemisferio derecho) a otro analítico-verbal (he-misferio izquierdo) y; de comunicación entre ambos he-misferios, en lo que participa el cuerpo calloso, estructura formada por fibras que conectan principalmente áreas homólogas entre ellos.

La comprensión de las emociones del otro y lo que

ellas generan en uno mismo, implica un proceso de

introspección. Para llevarlo a cabo, se requiere inhi-

bir otros estímulos para poder focalizar la atención de

manera consciente en dichas emociones. No siempre somos conscientes de lo que sentimos y de las acciones consecuentes con ello.

De acuerdo con Damasio (1994), el tener conciencia emocional permite integrar las emociones con los proce-sos cognoscitivos. Al hacerlas conscientes, es posible pen-sar acerca de ellas, evitarlas y generalizarlas a situaciones familiares y de este modo poder controlarlas. El desarrollo emocional, al igual que el cognitivo, sigue un proceso de maduración, de acuerdo a las etapas propuestas por Lane (2000), desde una etapa de reconocimiento sensorial hasta la comprensión de los aspectos más sutiles de las propias emociones, de las emociones de otros, de su significado desde distintos puntos de vista, del contexto en las que se generan y de las respuestas más adecuadas en dicho contexto.

De esta manera, llegamos a otro nivel de la compasión: la regulación de nuestras emociones. Si bien es cierto que para experimentar compasión es necesario comprender cognitiva y emocionalmente la experiencia emocional de la otra persona, no implica perder de vista que somos seres independientes, y que es necesario tomar distancia para no perder la objetividad y el control.

La capacidad para autorregular las emociones se va desarrollando paulatinamente, a medida que estructuras como las regiones dorso-laterales de la corteza prefron-tal se van desarrollando dentro del marco del aprendizaje social. A través del control inhibitorio, es posible detener una respuesta preferente, generada por la experiencia previa ante una situación, controlar impulsos y regular la propia conducta.

Las diferencias individuales de la capacidad compasiva tienen que ver con el desarrollo de las funciones mencio-nadas, lo cual depende del desarrollo de su cerebro en un contexto de aprendizaje social. Como se ha venido plan-teando, se requiere de la madurez de distintos procesos psicológicos y los circuitos cerebrales subyacentes para que se desarrollen estados complejos, como la com-pasión.

CAPACIDAD FEMENINA

De igual manera, estas diferencias individuales tienen re-lación con otras variables como el sexo de la persona. En términos generales, las mujeres tienen mayor capacidad

“The secret”William-Adolphe Bouguereau

La humanidad siempre ha necesitado de rituales, y en las adicciones encuentra una forma de dicha ritua-lización en su forma trágica.

Lao Tse nos recuerda que, cuando el hombre pierde el Tao (el camino, la vía, el método, la dirección o el curso principal), recurre a la virtud; cuando pierde ésta, recurre a la compasión; cuando pierde la compasión, recurre a la moral; y, cuando pierde la moral, recurre al ritual, que es el principio de toda confusión y desorden.

Las personas adictas intentan protegerse del dolor y del sufrimiento a través de las adicciones; pero, como suele suceder, esto produce más angustia y no una ver-dadera libertad.

BENEFICIOS DE LOS SENTIMIENTOS COMPASIVOS

Estudios realizados en la Universidad de Harvard de-mostraron que la estimulación de los sentimientos com-pasivos de las personas eleva sus niveles de inmunoglo-bulina A, que es un anticuerpo que ayuda a combatir las infecciones respiratorias.

Otras investigaciones realizadas en la Universidad de Michigan revelaron que realizar trabajos de voluntariado

con regularidad aumentaba espectacularmente las expec-tativas de vida de las personas que realizaban este tra-bajo, y probablemente también aumentaba su vitalidad general, lo cual tiene que ver con la naturaleza humana, pero debe aprenderse y cultivarse como toda capacidad cognitiva. Queda claro que el ser compasivos tiene un

fin constructivo del espíritu, y favorece a la salud física

y psicosocial.

En las adicciones, la compasión juega roles diversos que, al entenderlos, abren puertas hacia la recuperación, y, mal entendidos, favorecen la perversidad de las relaciones que se confunden con el ser compasivos; arte o ciencia integrada al ser humano, inherente en sus vínculos, que matiza las relaciones entre adictos, entre quienes se rela-cionan con ellos como familia, médicos, terapeutas, la so-ciedad en su conjunto.

Compasión y adicciones constituyen un camino muy recorrido, pero poco analizado en la literatura como tal. Entonces, observemos diferentes perspectivas del asunto a tratar, como el adicto y la sociedad, con su terapia o con su familia y la compasión mal entendida.

Compasión y adicciones

Doctor Javier Lugoleos Cano

Médico Psiquiatra. Terapeuta individual,

de grupo, pareja y familia

Coordinador de Servicios

Hospitalarios Departamento de

Psiquiatría HU, UANL

Psiquiatra de Centros

de Integración Juvenil, A. C.

[email protected]

Llamamos compasión a la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás y con la voluntad de aliviar sus pe-nas; es el deseo de que los demás estén libres de sufrimiento.

Javier Lugoleos Cano

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN40 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 57

para reconocer y experimentar emociones, así como para expresarlas de manera verbal y no verbal. Las mujeres tienden a ser más compasivas y a estar más interesadas en el bienestar de otros. (Rev. Sanz-Martin y Ramos-Loyo, 2001).

Como se ha descrito previamente, podemos generar

estados compasivos a través de la ampliación de la con-

ciencia. Primero, se requiere comprender el estado emo-

cional de la otra persona, ampliando el foco de atención

y de interés personal y posteriormente, el ser consciente

de lo que eso produce en uno. De esta manera, es fac-tible controlar, modular o transformar esa emoción y ese pensamiento para generar una actitud de compasión hacia el otro, que sea útil y adecuada. Esto implica flexibilidad cognitiva y emocional.

El último nivel de la compasión estaría relacionado con una conducta intencionada para mitigar el dolor de la otra persona. Esto implica una toma de decisiones. Para realizarla, se requiere de ver las opciones más viables, ele-gir una de ellas, llevarla a cabo y, finalmente, asumir las consecuencias de la elección.

La compasión tiene una función social, y promueve

el fortalecimiento de los lazos sociales, lo cual a lo largo

de la historia del hombre ha sido fundamental para su

supervivencia como especie.

Por otra parte, el generar compasión hacia otros tam-bién transforma al que la experimenta. Las emociones pueden modificar la forma en que pensamos y por tanto, nuestra conducta. Sin embargo, la compasión implica la participación en una serie de procesos cognitivos y emo-cionales. Desarrollar la capacidad de compasión estimula el desarrollo de la conciencia personal y social, que a su vez estimula el desarrollo de capacidades neurales.

Adolphs, R., Damasio, H., Tranel, D., Damasio, A. (1996). Cortical systems for the recognition of emotion in facial expressions. Journal of Neuroscience, 16:7678-7687. Damasio, A. (1996). El Error de Descartes. La razón de las emociones. Chile: Andrés Bello.Damasio, A. (1996). El Error de Descartes. La razón de las emociones. Chile: Andrés Bello.Joseph, R. (1996). Neuropsychiatry, neuropsychology and clinical neuroscience. E.U.A.:William & Willkins.Lane, R.D. (2000). Neural correlates of conscious emotional experience. En R. Lane y L. Nadel (eds.), Cognitive neuroscience of emotion. (pp. 345-370). New York: Oxford University Press.Perner, J., Lang, B. (1999). Development of theory of mind and executive control. Trends in Cognitive Sciences, 3(9): 337-344.Perret, D.I., Oram, M.W., Wachsmuth, E., Emery, N.J. (1995). Understanding the behavior and “minds” of others from their facial and body signals: studies of visual processing within the temporal cortex. En Nakajima, T., Taketoshi, O. (eds). Emotion, memory and behavior. New York: CRC Press.Ramos-Loyo, J. Diferencias sexuales en el cerebro: conducta, anatomía y función. En Alcaraz, V.M. y Gumá, E. Manual de Neurociencias Cognitivas. Edit. Manual Moderno, México, 2001.Rizzolatti, G., Fadiga, L., Fogassi, L., Gallese, V. (1996). Premotor cortex and the recognition of motor actions. Cognitive Brain Research, 3 131–141. Ramos-Loyo, J. (2002). Neurobiología de la emoción y su relevancia en la motivación social. En Hernández-González, M. (Ed.) Motivación animal y humana. Edit. Manual Moderno, México.Ruby P., Decety J. (2001). Effect of the subjective perspective taking during simulation of action: a PET investigation of agency. Nature Neuroscience, 4: 546-550. Sanz-Martin, A., Ramos-Loyo, J. (2001). Diferencias sexuales en el procesamiento emocional. Revista Mexicana de Psicología, 18: 3, 373-386.

REFERENCIAS

• No te justifiques a ti mismo: a través de la negación, puedes caer en posiciones como: “esto es pasajero”, “se quita solo”, “los demás están igual o peor que yo”. Reconoce que no pre-sentas signos y síntomas aislados, sino un patrón ya plena-mente establecido.• No culpes a otros, como pacientes, colegas, la administra-

ción, tus colaboradores o al “sistema”. Al entrar en una posi-ción de confrontación, solamente te agotarás más y retrasarás el proceso de curación que necesitas vivir. Cuando controles de manera más sana tus respuestas frente al estrés, podrás ver las cosas con mayor claridad.• No gastes energía quejándote: evita compartir la miseria con personas descontentas. Durante la fatiga por compasión, es fácil caer en la posición de la queja continua. Hay encuadres más constructivos para compartir tus sentimientos y evolu-cionar hacia estados más saludables.• No uses una salida

falsa: la fatiga por compasión puede ha-certe más vulnerable a conductas adictivas o abuso de sustan-cias que aparente-mente disminuyen el sufrimiento personal: trabajo excesivo, al-cohol, medicamentos controlados, sexo, etcétera. Este tipo de enfoques habi-tualmente terminan complicando más la espiral descendente.

ALGUNAS ESTRATE-

GIAS ÚTILES

En contraparte a lo que se debe evitar en una situación como la mencionada, hay algunas áctividades que sí es conveniente realizar: • Haz una autoevaluación: aprende a detectar lo que haces cuando estás estresado, y después toma las acciones condu-centes a poner tu vida en balance.• Determina cuáles son los pacientes que te causan mayor

estrés: esto te puede ayudar a determinar la influencia de tus antecedentes personales sobre tus reacciones actuales (por ejemplo tener hijos pequeños y tratar casos de abuso infan-til). • Pon en perspectiva tus “éxitos y fracasos”: no veas sola-mente los “fracasos” en tu trabajo; pon atención a los signos, símbolos, cartas y demás indicadores de que haz realizado algo bueno en tu trabajo, y que tu trabajo es útil para otros.• Sepárate a ti mismo de tu trabajo: en tu trabajo debes es-tablecer estrategias que te permitan estar conectado y ser empático con tus pacientes, pero también debes protegerte emocionalmente. Esto incluye tu hogar y tu familia, de manera

que hay que aprender a “dejar el trabajo en el trabajo”. • Departe con tus colegas: puedes tener reuniones regula-res (una o dos veces por mes) con colegas, en una manera relajada e informal, pero simultáneamente de manera pro-funda, para platicar de errores o de problemas comunes en la profesión. • Usa estrategias de auto-cuidado: come bien, duerme bien, haz ejercicio regularmente; procura que tu sitio de trabajo sea agradable; incluye la relajación como parte de la vida diaria, no hasta terminar todo el trabajo o el pro-yecto actual, sino como un componente diario.• Entra a psicoterapia: si la necesitas, si la quieres.

PERSPECTIVA

Probablemente, los sujetos que sufrirán de fatiga por com-pasión serán los que brindan más cuida-dos y son más empá-ticos con los otros. No deben sentirse avergonzados de presentar fatiga por compasión. Han sido traumatizados y de-ben recibir el trata-miento apropiado. El dolor asociado con la fatiga por compa-sión empezará a dis-minuir una vez que empiecen a atender sus necesidades bio-psico-sociales de manera integral y comiencen a recupe-rar el control de sus vidas.

Baker, Ellen K. Caring for ourselves: A therapist’s guide to personal and professional well-being. APA. New York. 2002. Figley, Charles R. Treating compassion fatigue. Taylor & Francis, Inc. New York. 2002. Hubbard, John R., Edward A. Workman. Handbook of stress medicine: An organ system approach. CRC Press, New York. 1998.Pfifferling, John-Henry, Kay Gilley. Overcoming compassion fatigue. Family Practice Management. 39-47. 2000.Valenzuela-Rendón, Jorge. Aspectos fisiológicos del miedo. Conocimiento. 54:9-11. 2007Valenzuela-Rendón, Jorge. Bases fisiológicas de la violencia humana. Conocimiento. 82:12-14. 2008.Valenzuela-Rendón, Jorge. Fisiología Humana II. Universidad de Monterrey, México. 2009.

REFERENCIAS

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN56 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 41

LA INTUICIÓN GRIEGA

La palabra compasión viene del latín commiseratio, onis, que significa padecer con el otro. Su significado es cercano al vocablo misericordia (miserum cor), que

denota un corazón compasivo. No obstante que suelen ser consideradas como términos sinónimos, los autores modernos hacen distinción entre una y otra.

En la antigüedad, desde Homero, el sustantivo “com-pasivo” y el verbo “tener compasión” eran conocidos y significaban el sentimiento que se experimenta ante el in-fortunio que aflige a otra persona, y la acción que brota de ese sentimiento.En la mitología griega, la compasión o simpatía (amable

y genial matrimonio entre miseria-tragedia y belleza) es

el llanto solitario y de purificación del mismo llanto a

través de la belleza. Zeus, por su parte, entra en la litera-tura trágica en una metamorfosis del dios tirano, al padre de justicia, al dios misericordioso. Esta metamorfosis abre la puerta al dios que se arrepiente, al arrepentimiento del dios del que nos hablará ampliamente el Antiguo Testa-mento. Se ve con Esquilo que esa teología de lo trágico griego demuestra que Zeus no era tan malo como suele decirse, y provoca en él y en los mortales un sentimiento de compasión ante la miseria que sufre el ser humano.

Pero, ¿cómo es posible que se desmorone tan fácilmente

Teología de la compasiónFray Julián Pablo Fernández, O.P

esta incipiente teología de lo trágico? No hay otra salida que esa teología ya lleva en su vientre un deslizamiento hacia otra manera de concebir el mundo y el ser humano. Esta otra orilla es otra manera de concebir el origen del mal, y, en consecuencia, otra visión o teología del origen o creación del universo.

Puesto que la teología griega siempre ofrece la posi-bilidad de sustituir una teología o un sistema religioso por otro, lo mismo sucede cuando convierte la religión en “posesión divina”, en virtud de lo cual lo divino penetra en lo humano, que cuando se transforma en “éxtasis divino”, en virtud del cual lo humano se absorbe en lo divino.

Lo trágico nunca muestra su solución trágica ni en lo órfico ni en lo dionisiaco. El sentido ético de lo trágico radica en el espectáculo, y el espectáculo es una ilusión. Por medio de ello, el hombre de la calle se incorpora, se identifica con el “coro” que llora y canta, y en este lirismo encuentra la reconciliación, la compasión y la misericordia del héroe trágico.

LA REVELACIÓN HEBREA

La compasión o misericordia en el Antiguo Testamento nace de una memoria dichosa que nos recuerda lo que Dios hace de su pueblo elegido. Es la exigencia que Dios nos pide que tengamos con nuestros semejantes, así como

Fray Julián Pablo Fernández, O.PPrior del Convento Santo Domingo del Centro Histórico de la Ciudad de México

COMPONENTE FISIOLÓGICO

La fatiga por compasión está dentro del conjunto que lla-mamos estrés crónico. Por lo tanto, hay un aumento de la actividad del sistema nervioso simpático, el cual puede ser cuantificado mediante el análisis de catecolaminas urinarias. Otros sistemas fisiológicos también presentan alteraciones, que se expresan a través del aumento de sustancias como la renina, hormona de crecimiento, hor-monas tiroideas, prolactina, insulina, vasopresina y endor-finas. Por otra parte, es de esperarse que estos pacientes presenten disminución de los neurotransmisores en el sistema nervioso central.

MANIFESTACIONES DEL TRASTORNO

Las manifestaciones de este trastorno se pueden resumir en varios grandes grupos: 1) Estado hiperactivo, como trastornos del sueño, irrita-bilidad, explosiones de enojo, hípervigilancia.2) Evitación: “no querer regresar” al trabajo; el deseo de evitar pensamientos, sentimientos y conversaciones aso-ciadas con el dolor y sufrimiento del paciente; retiro de la familia y los amigos; pérdida de interés en los placeres de la vida diaria3) Volver a experiencias previas: pensamientos o sueños intrusivos, estrés psicológico y fisiológico en respuesta al recordar el trabajo.4) Síntomas físicos: cefalea, tensión muscular y proble-

mas de espalda; alteraciones de la función sexual, espe-cialmente si se trabaja con víctimas de violación o sobrevi-vientes de abuso infantil.

FACTORES CONTRIBUYENTES

Algunos factores que contribuyen a la aparición de la fatiga por compasión son aquéllos que aumentan el estrés ocupacional, incluido el tener hijos pequeños, trabajar de manera aislada (sin suficiente apoyo de colegas), realizar muchas funciones de alto nivel, ser parte de un ambiente profesional competitivo. La falta de tiempo juega un papel importante, ya que muchos profesionales realizan varias tareas simultáneamente (comer y revisar expedientes o hacer llamadas telefónicas). Desafortunadamente, para “sacarle más tiempo al tiempo”, ellos mismos eliminan actividades que podrían ayudarlos: ejercicio, cultivar in-tereses fuera de su profesión, comer de manera relajada, compartir tiempo con la familia y amigos, orar y meditar.

LO QUE NO SE DEBE HACER

En esta situación, es de particular importancia tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:• No tomes decisiones muy importantes: no renuncies, no te cases, no te divorcies, no tengas un amorío, no gas-tes tus ahorros en un viaje de lujo o en un carro deportivo. Cuando te hayas recuperado física, emocional y espiritual-mente, tendrás una perspectiva distinta.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN56 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 41

LA INTUICIÓN GRIEGA

La palabra compasión viene del latín commiseratio, onis, que significa padecer con el otro. Su significado es cercano al vocablo misericordia (miserum cor), que

denota un corazón compasivo. No obstante que suelen ser consideradas como términos sinónimos, los autores modernos hacen distinción entre una y otra.

En la antigüedad, desde Homero, el sustantivo “com-pasivo” y el verbo “tener compasión” eran conocidos y significaban el sentimiento que se experimenta ante el in-fortunio que aflige a otra persona, y la acción que brota de ese sentimiento.En la mitología griega, la compasión o simpatía (amable

y genial matrimonio entre miseria-tragedia y belleza) es

el llanto solitario y de purificación del mismo llanto a

través de la belleza. Zeus, por su parte, entra en la litera-tura trágica en una metamorfosis del dios tirano, al padre de justicia, al dios misericordioso. Esta metamorfosis abre la puerta al dios que se arrepiente, al arrepentimiento del dios del que nos hablará ampliamente el Antiguo Testa-mento. Se ve con Esquilo que esa teología de lo trágico griego demuestra que Zeus no era tan malo como suele decirse, y provoca en él y en los mortales un sentimiento de compasión ante la miseria que sufre el ser humano.

Pero, ¿cómo es posible que se desmorone tan fácilmente

Teología de la compasiónFray Julián Pablo Fernández, O.P

esta incipiente teología de lo trágico? No hay otra salida que esa teología ya lleva en su vientre un deslizamiento hacia otra manera de concebir el mundo y el ser humano. Esta otra orilla es otra manera de concebir el origen del mal, y, en consecuencia, otra visión o teología del origen o creación del universo.

Puesto que la teología griega siempre ofrece la posi-bilidad de sustituir una teología o un sistema religioso por otro, lo mismo sucede cuando convierte la religión en “posesión divina”, en virtud de lo cual lo divino penetra en lo humano, que cuando se transforma en “éxtasis divino”, en virtud del cual lo humano se absorbe en lo divino.

Lo trágico nunca muestra su solución trágica ni en lo órfico ni en lo dionisiaco. El sentido ético de lo trágico radica en el espectáculo, y el espectáculo es una ilusión. Por medio de ello, el hombre de la calle se incorpora, se identifica con el “coro” que llora y canta, y en este lirismo encuentra la reconciliación, la compasión y la misericordia del héroe trágico.

LA REVELACIÓN HEBREA

La compasión o misericordia en el Antiguo Testamento nace de una memoria dichosa que nos recuerda lo que Dios hace de su pueblo elegido. Es la exigencia que Dios nos pide que tengamos con nuestros semejantes, así como

Fray Julián Pablo Fernández, O.PPrior del Convento Santo Domingo del Centro Histórico de la Ciudad de México

COMPONENTE FISIOLÓGICO

La fatiga por compasión está dentro del conjunto que lla-mamos estrés crónico. Por lo tanto, hay un aumento de la actividad del sistema nervioso simpático, el cual puede ser cuantificado mediante el análisis de catecolaminas urinarias. Otros sistemas fisiológicos también presentan alteraciones, que se expresan a través del aumento de sustancias como la renina, hormona de crecimiento, hor-monas tiroideas, prolactina, insulina, vasopresina y endor-finas. Por otra parte, es de esperarse que estos pacientes presenten disminución de los neurotransmisores en el sistema nervioso central.

MANIFESTACIONES DEL TRASTORNO

Las manifestaciones de este trastorno se pueden resumir en varios grandes grupos: 1) Estado hiperactivo, como trastornos del sueño, irrita-bilidad, explosiones de enojo, hípervigilancia.2) Evitación: “no querer regresar” al trabajo; el deseo de evitar pensamientos, sentimientos y conversaciones aso-ciadas con el dolor y sufrimiento del paciente; retiro de la familia y los amigos; pérdida de interés en los placeres de la vida diaria3) Volver a experiencias previas: pensamientos o sueños intrusivos, estrés psicológico y fisiológico en respuesta al recordar el trabajo.4) Síntomas físicos: cefalea, tensión muscular y proble-

mas de espalda; alteraciones de la función sexual, espe-cialmente si se trabaja con víctimas de violación o sobrevi-vientes de abuso infantil.

FACTORES CONTRIBUYENTES

Algunos factores que contribuyen a la aparición de la fatiga por compasión son aquéllos que aumentan el estrés ocupacional, incluido el tener hijos pequeños, trabajar de manera aislada (sin suficiente apoyo de colegas), realizar muchas funciones de alto nivel, ser parte de un ambiente profesional competitivo. La falta de tiempo juega un papel importante, ya que muchos profesionales realizan varias tareas simultáneamente (comer y revisar expedientes o hacer llamadas telefónicas). Desafortunadamente, para “sacarle más tiempo al tiempo”, ellos mismos eliminan actividades que podrían ayudarlos: ejercicio, cultivar in-tereses fuera de su profesión, comer de manera relajada, compartir tiempo con la familia y amigos, orar y meditar.

LO QUE NO SE DEBE HACER

En esta situación, es de particular importancia tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:• No tomes decisiones muy importantes: no renuncies, no te cases, no te divorcies, no tengas un amorío, no gas-tes tus ahorros en un viaje de lujo o en un carro deportivo. Cuando te hayas recuperado física, emocional y espiritual-mente, tendrás una perspectiva distinta.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN42 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 55

él la tuvo con nosotros: “Yo quiero compasión, misericor-dia y no sacrificios” (Oseas 6,6). El profeta Amós dirá: “Te desposaré con amor y compasión”. En esta tradición, la lógica y poética de Cristo, en todo lo que hizo y todo lo que dijo, consisten principalmente en hacer posible una memoria dichosa de nuestro principio y de nuestro fin.

LA LÓGICA DE CRISTO

La primera función de Cristo es revelarnos cuál es nuestra verdadera relación con el Creador. La creación no es un

acto histórico que pasó, sino que sigue siendo un solo

acto presente. Basta que nazca una pequeña flor, o un

niño, y es el mismo acto que continúa la creación de

Dios. Dios sigue soplando sobre nosotros como sobre el primer Adán y la primera Eva. Todos somos Adán y todos somos Eva.

Pero la lógica de Cristo también nos revela cuál es nuestra verdadera relación con nuestros prójimos, nues-tros semejantes, los otros, quienes han recibido de su Creador el mismo don de la vida, sin distinción de tiempos, razas, ideologías, ni credos religiosos. En segundo lugar, nos revela el entorno donde se desarrolla nuestra historia. Por ello, la lógica de Cristo implica el respeto absoluto a toda manifestación de vida, a la tolerancia, a la compasión, especialmente para con los más miserables, y la prueba definitiva la da con su propia vida, al morir y también al resucitar.

No en vano la oración que llamamos: “Padre nuestro” nos da el atrevimiento y el derecho natural [¿divino?] de llamar a Dios Padre misericordioso, Padre amoroso. Como expresión magistral de la poética de Cristo se encuentra la parábola del Hijo Pródigo, obra única y excepcional en toda literatura universal. Es el canto más bello a la miseri-

cordia paternal de Dios hacia sus creaturas, quien siem-

pre está dispuesto a recibirlas con los brazos abiertos

después de haber gastado su libertad como han querido, hasta el extremo del derecho que tiene el ser humano de pecar libremente. Tal exquisito respeto a la libertad lo de-muestra el mismo ser humano con el amor paternal y ma-ternal hacia sus hijos, un amor que va más allá del uso que sus hijos hacen de su libertad.

En aquella gran oración, Cristo pide, ante todo, santifi-car su propio nombre, y desear el Reino de Dios en nuestra propia vida, teniendo como sumo alimento su voluntad, y pidiéndole lo necesario material y espiritual para nuestro completo desarrollo humano.

LA POÉTICA DE CRISTO

La otra gran parábola de Cristo es la llamada “El Buen sa-maritano”, en la que nos enseña que tenemos que hacer con nuestros semejantes lo que Él hace con nosotros. Describe la compasión hacia la miseria del otro, que nos obliga a bajarnos de nuestro caballo y atender al necesitado. Ava-lan esta parábola muchas otras, como la súplica que el rico Epulón hace a Abraham (Lucas 16, 24), o la parábola del deudor (Mateo 18, 23-35) sobre el perdón que hay que ejercer con nuestros semejantes. Según esta visión crea-

dora y poética de Cristo, no se puede entender nuestra

relación con Dios sin el perdón.

INTRODUCCIÓN

Una oncóloga tiene años de tratar a pacientes con cáncer. Desde hace varios meses se muestra distante de su familia y sus amigos.

Desde hace varios años, un psicoterapeuta atiende a niños víctimas de violencia intrafamiliar. Actualmente muestra una pérdida de interés en los placeres de la vida diaria.

Una enfermera brinda cuidados intensivos. En su ho-gar tiene frecuentes explosiones de enojo.

Un joven trabajador social labora desde hace poco con familias de niños que han sido víctimas de abuso sexual. Desde entonces él mismo presenta disfunción sexual.

Una señora atiende a su propia familia; además, cuida a su padre senil, quien está encamado. Ella sufre, desde hace meses, cefalea, tensión muscular, dolores de espalda, irritabilidad e insomnio.

Todos ellos tienen una profunda compasión hacia

las personas a su cuidado. Cuidar al otro tiene un costo

en su salud bio-psico-social.

Tener sentimientos de conmiseración hacia personas que sufren es común en el ejercicio diario de diversas actividades. En el caso específico del área biomédica, la interacción diaria y crónica con estos pacientes llega a da-ñar la salud del propio profesional, quien puede sufrir el síndrome de fatiga por compasión.

FATIGA POR COMPASIÓN

La fatiga por compasión surge específicamente del es-

trés de la relación interpersonal del clínico y el paciente. En el caso específico de la salud mental, algunos investi-gadores consideran que la fatiga por compasión se debe a los efectos dañinos crónicos del trauma de la terapia sobre el propio terapeuta.

Un factor de riesgo bien reconocido entre psicotera-peutas es la tendencia natural a absorber el dolor de sus pacientes. Esto tiene un costo bio-psico-social personal, el cual puede expresarse a través de la fatiga por com-pasión. Los afectados con fatiga por compasión continúan entregándose a los pacientes como profesionales de la sa-lud, de manera que encuentran difícil mantener un sano balance entre la empatía y la objetividad.

Por otra parte, para algunos investigadores, la fatiga por compasión es una forma del síndrome de “burnout”, el cual se caracteriza por un profundo agotamiento físico, emocional y espiritual, acompañado de dolor emocional agudo. El “burnout” se origina de la interacción del clíni-

co con el ambiente de trabajo. Un punto fundamental en

la fatiga por compasión es la relación con el paciente,

mientras que en el “burnout” es la relación con el am-

biente laboral. Esta diferencia es importante. La fatiga por compasión y el “burnout” pueden presentarse en un mismo sujeto.

Fatiga por compasión

Ph. D. Jorge Valenzuela-RendónMédico, Fisiólogo y PsicoterapeutaProfesor-Investigador UANL y [email protected]

Jorge Valenzuela-Rendón

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN54 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 43

Quien no perdona a sus semejantes no tiene cabida

en el Reino de Dios: “¿No debiste tú hacer lo mismo? (Cfr. Mateo 18,21 y ss); y el “Padre nuestro”: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.

CANTO A LA MISERICORDIA

Todos los necesitados y miserables que acudían a Cristo, lo hacían en una súplica que era un canto a la misericor-dia, a la compasión. Una de las bienaventuranzas dice claramente: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia”.

En consecuencia, la propia felicidad consiste en la acep-tación con la que se acoge a los demás. El conocimiento de la misericordia de Dios en Cristo fundamenta lo nuevo que hay en la argumentación cristiana. En los relatos de los sinópticos sobre los milagros, el imperativo “¡Ten com-pasión!” se halla en los labios de los que se acercan a Jesús pidiéndole salvación e invocando su mesianidad.

Esta petición tiene especialmente la forma de un

clamor de oración: “¡Hijo de David!, Jesús, ten misericor-

dia de mi!”. Ante tal clamor, el Hijo de David le devuelve misericordiosamente la luz de los ojos al ciego, el andar y levantarse al tullido, la tersura de la piel al leproso, con-virtiéndolos a todos en testigos de su propia pasión. El esperado descendiente de David demuestra ser el Kyrios, al reconocer la fe de la mujer pagana o al expulsar al de-monio que se había apoderado de su hija o al escuchar al padre del muchacho epiléptico que lo increpaba dicien-do: “¡Señor, ten misericordia de mi hijo!”.

En uno de los relatos más acabados como teología de la compasión, san Lucas recoge en 1, 78-79 el concepto ve-terotestamentario de compasión o misericordia en su sen-tido original: como fidelidad de Dios clemente y creador. Así, la gente se regocija por la misericordia mostrada por Dios a Israel. Esa misericordia es señal de la omnipotencia creadora de Dios. Esa misericordia alcanza la plenitud fun-damental en su encarnación, en la clemente entrega que Dios hizo de sí mismo a los insignificantes y los pobres.

CREACIÓN Y COMPASIÓN DE DIOS

Los Evangelios se convierten en un canto nuevo y un brin-co genial a otra teología y otra visión de Dios. La primera gran acción fundamental de Dios es una doble acción. La primera gran acción de Dios es la creación misma, donde su magnificencia y magnanimidad despliegan su amor a su propia obra, y hace partícipe a su creación del manto de su eternidad.

En esta acción, Dios crea al hombre distinto al resto

de las criaturas. Lo crea libre. Ésta es la gran aventu-

ra de Dios. Al crear al hombre, lo crea libre, capaz de

oponérsele, separarse, alejarse, y hasta blasfemar contra su propio Creador, para que con el mismo amor con el que fue creado, lo busque. Dios es la causa eficiente y, por ello, causa final, sumo bien, máximo bien, bien supremo, jamás nada mejor deseable al que tiende toda la creación. Por él llora la creación. La gran paradoja de Dios está en esa ten-sión radical entre la libertad del hombre y el amor creativo de Dios. Dios no puede desear otra cosa ni darnos mejor

cosa que la vida misma. La vida del hombre es el don su-premo, inalienable, intransferible, no comerciable.

La segunda gran acción de Dios, muy superior a la primera, es ese momento inefable en que Dios decide ser parte de su propia creación. Decide hacerse historia, nacer de una mujer como el resto de los seres humanos, nacer del vientre de una madre. Decide encarnecerse. Decide pa-decer y, por tanto, ser garante de su propia creación. Y esto lo hace en la persona de Cristo que comparte con el hombre toda la condición humana: la familia, la amistad, el trabajo, la risa, la alegría; pero también la soledad, la tristeza, el abandono, la traición, la negación, el repudio, la tortura y la muerte misma.

En suma, el acto de la encarnación de Dios no puede separarse del acto creador, que, viniendo de Dios esas dos acciones, se convierten en un solo acto de Dios, y por tanto es un acto trascendente y destinado a volver a no salirse de la eternidad y, por ello, Cristo resucita y abre la puerta a su creación al destino último del hombre que es Dios mismo.

preponderante, las consideraciones altruistas y de lucha adquirieron una dimensión molecular; posteriormente se implementaron mecanismos antagonistas del altruismo molecular; para tal efecto, Dawkins establece su “egoísmo genético” en la naturaleza; según el cual, todo ser viviente es un robot, cuya única función es proteger las “moléculas egoístas” denominadas genes.

Este tipo de visión, que remite a un “egoísmo molecu-lar”, a partir del cual pueden ser definidos todos los seres orgánicos, dividiéndolos en sus componentes más senci-llos, relaciona de manera ingeniosa una cuestión antigua (el reduccionismo) con una concepción actual (la Biología molecular), lo cual conduce a los mismos derroteros que ya habían sido trazados desde hacía tiempo y que surgieron del mecanicismo cartesiano hasta llegar al fiscicismo.

CONSIDERACIONES

La conducta humana se relaciona con un sinfín de inte-racciones; en tal circunstancia, existen términos como la monogamia, esclavismo, lucha, cooperación, entre otras. El ser humano ha pretendido, desde hace mucho tiempo, darles esas mismas atribuciones a los demás organismos, sin tener en consideración que la naturaleza es amoral y, por lo tanto, no puede ser adjetivada desde una perspec-tiva humana, de tal manera que toda consideración sobre aspectos concernientes al mundo natural tiene que ser objetiva.

Es necesario implementar nuevos conceptos que no puedan ser tergiversados a favor de aquéllos que los pro-claman. Asmley Montagu piensa que Huxley fundamentó

la supremacía de los más fuertes sobre “los más dé-

biles”, en la filosofía de la época, el laissez-faire que en

su aspecto más radical propugnaba por la libertad de las

personas para hacer lo que desearan, sin importar si iba

en detrimento de los demás.

Tales implicaciones promovieron la creencia de una lucha encarnizada entre todas las cosas vivientes, e imple-mentaron un problema más a resolver: el de la teleología, al considerar que la conciencia de los organismos indivi-duales determina el curso volitivo de la evolución, evolu-ción que indefectiblemente tiene por fin último la lucha.

El altruismo es un factor preponderante en la evolu-ción de las especies. Cualquier etólogo deja en claro que los procesos sociobiológicos dependen, en cierta medida, de este tipo de comportamiento que establecen los orga-nismos para poder sobrevivir (Figura 4). Con estas consi-deraciones y al ser Kropotkin uno de los primeros inves-tigadores en resaltar el influjo del altruismo como factor de la evolución, su obra en un cierto sentido debió ser reivindicada; sin embargo, no fue así.

Figura 4. El altruismo y la socialización son conceptos importantes en la Sociobiología, cuyo objetivo principal es definir las bases biológicas de la conducta. Foto Charles Munn/Wildlife Conservation International.

REFERENCIASBowler, J. 1985. El eclipse del Darwinismo. Labor universitaria. Barcelona, España.

Futuyma, D. 1998. Evolutionary Biology. Sinauer Associates, Inc. Third edition. Sunderland. MA, USA.

Kropotkin, P. 1970. El apoyo mutuo, un factor de la evolución. Ed. Proyección. Buenos Aires.

Mayr, E. 1998. Así es la Biología. Debate. Madrid, España.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN54 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 43

Quien no perdona a sus semejantes no tiene cabida

en el Reino de Dios: “¿No debiste tú hacer lo mismo? (Cfr. Mateo 18,21 y ss); y el “Padre nuestro”: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.

CANTO A LA MISERICORDIA

Todos los necesitados y miserables que acudían a Cristo, lo hacían en una súplica que era un canto a la misericor-dia, a la compasión. Una de las bienaventuranzas dice claramente: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia”.

En consecuencia, la propia felicidad consiste en la acep-tación con la que se acoge a los demás. El conocimiento de la misericordia de Dios en Cristo fundamenta lo nuevo que hay en la argumentación cristiana. En los relatos de los sinópticos sobre los milagros, el imperativo “¡Ten com-pasión!” se halla en los labios de los que se acercan a Jesús pidiéndole salvación e invocando su mesianidad.

Esta petición tiene especialmente la forma de un

clamor de oración: “¡Hijo de David!, Jesús, ten misericor-

dia de mi!”. Ante tal clamor, el Hijo de David le devuelve misericordiosamente la luz de los ojos al ciego, el andar y levantarse al tullido, la tersura de la piel al leproso, con-virtiéndolos a todos en testigos de su propia pasión. El esperado descendiente de David demuestra ser el Kyrios, al reconocer la fe de la mujer pagana o al expulsar al de-monio que se había apoderado de su hija o al escuchar al padre del muchacho epiléptico que lo increpaba dicien-do: “¡Señor, ten misericordia de mi hijo!”.

En uno de los relatos más acabados como teología de la compasión, san Lucas recoge en 1, 78-79 el concepto ve-terotestamentario de compasión o misericordia en su sen-tido original: como fidelidad de Dios clemente y creador. Así, la gente se regocija por la misericordia mostrada por Dios a Israel. Esa misericordia es señal de la omnipotencia creadora de Dios. Esa misericordia alcanza la plenitud fun-damental en su encarnación, en la clemente entrega que Dios hizo de sí mismo a los insignificantes y los pobres.

CREACIÓN Y COMPASIÓN DE DIOS

Los Evangelios se convierten en un canto nuevo y un brin-co genial a otra teología y otra visión de Dios. La primera gran acción fundamental de Dios es una doble acción. La primera gran acción de Dios es la creación misma, donde su magnificencia y magnanimidad despliegan su amor a su propia obra, y hace partícipe a su creación del manto de su eternidad.

En esta acción, Dios crea al hombre distinto al resto

de las criaturas. Lo crea libre. Ésta es la gran aventu-

ra de Dios. Al crear al hombre, lo crea libre, capaz de

oponérsele, separarse, alejarse, y hasta blasfemar contra su propio Creador, para que con el mismo amor con el que fue creado, lo busque. Dios es la causa eficiente y, por ello, causa final, sumo bien, máximo bien, bien supremo, jamás nada mejor deseable al que tiende toda la creación. Por él llora la creación. La gran paradoja de Dios está en esa ten-sión radical entre la libertad del hombre y el amor creativo de Dios. Dios no puede desear otra cosa ni darnos mejor

cosa que la vida misma. La vida del hombre es el don su-premo, inalienable, intransferible, no comerciable.

La segunda gran acción de Dios, muy superior a la primera, es ese momento inefable en que Dios decide ser parte de su propia creación. Decide hacerse historia, nacer de una mujer como el resto de los seres humanos, nacer del vientre de una madre. Decide encarnecerse. Decide pa-decer y, por tanto, ser garante de su propia creación. Y esto lo hace en la persona de Cristo que comparte con el hombre toda la condición humana: la familia, la amistad, el trabajo, la risa, la alegría; pero también la soledad, la tristeza, el abandono, la traición, la negación, el repudio, la tortura y la muerte misma.

En suma, el acto de la encarnación de Dios no puede separarse del acto creador, que, viniendo de Dios esas dos acciones, se convierten en un solo acto de Dios, y por tanto es un acto trascendente y destinado a volver a no salirse de la eternidad y, por ello, Cristo resucita y abre la puerta a su creación al destino último del hombre que es Dios mismo.

preponderante, las consideraciones altruistas y de lucha adquirieron una dimensión molecular; posteriormente se implementaron mecanismos antagonistas del altruismo molecular; para tal efecto, Dawkins establece su “egoísmo genético” en la naturaleza; según el cual, todo ser viviente es un robot, cuya única función es proteger las “moléculas egoístas” denominadas genes.

Este tipo de visión, que remite a un “egoísmo molecu-lar”, a partir del cual pueden ser definidos todos los seres orgánicos, dividiéndolos en sus componentes más senci-llos, relaciona de manera ingeniosa una cuestión antigua (el reduccionismo) con una concepción actual (la Biología molecular), lo cual conduce a los mismos derroteros que ya habían sido trazados desde hacía tiempo y que surgieron del mecanicismo cartesiano hasta llegar al fiscicismo.

CONSIDERACIONES

La conducta humana se relaciona con un sinfín de inte-racciones; en tal circunstancia, existen términos como la monogamia, esclavismo, lucha, cooperación, entre otras. El ser humano ha pretendido, desde hace mucho tiempo, darles esas mismas atribuciones a los demás organismos, sin tener en consideración que la naturaleza es amoral y, por lo tanto, no puede ser adjetivada desde una perspec-tiva humana, de tal manera que toda consideración sobre aspectos concernientes al mundo natural tiene que ser objetiva.

Es necesario implementar nuevos conceptos que no puedan ser tergiversados a favor de aquéllos que los pro-claman. Asmley Montagu piensa que Huxley fundamentó

la supremacía de los más fuertes sobre “los más dé-

biles”, en la filosofía de la época, el laissez-faire que en

su aspecto más radical propugnaba por la libertad de las

personas para hacer lo que desearan, sin importar si iba

en detrimento de los demás.

Tales implicaciones promovieron la creencia de una lucha encarnizada entre todas las cosas vivientes, e imple-mentaron un problema más a resolver: el de la teleología, al considerar que la conciencia de los organismos indivi-duales determina el curso volitivo de la evolución, evolu-ción que indefectiblemente tiene por fin último la lucha.

El altruismo es un factor preponderante en la evolu-ción de las especies. Cualquier etólogo deja en claro que los procesos sociobiológicos dependen, en cierta medida, de este tipo de comportamiento que establecen los orga-nismos para poder sobrevivir (Figura 4). Con estas consi-deraciones y al ser Kropotkin uno de los primeros inves-tigadores en resaltar el influjo del altruismo como factor de la evolución, su obra en un cierto sentido debió ser reivindicada; sin embargo, no fue así.

Figura 4. El altruismo y la socialización son conceptos importantes en la Sociobiología, cuyo objetivo principal es definir las bases biológicas de la conducta. Foto Charles Munn/Wildlife Conservation International.

REFERENCIASBowler, J. 1985. El eclipse del Darwinismo. Labor universitaria. Barcelona, España.

Futuyma, D. 1998. Evolutionary Biology. Sinauer Associates, Inc. Third edition. Sunderland. MA, USA.

Kropotkin, P. 1970. El apoyo mutuo, un factor de la evolución. Ed. Proyección. Buenos Aires.

Mayr, E. 1998. Así es la Biología. Debate. Madrid, España.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN44 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 53

A lo largo de los últimos 40 años, el budismo ha gana-do enorme influencia y popularidad en occidente. Se dice, con base en recientes estudios publicados en el

Reino Unido, que la tradición es ya, hoy, una de las tradi-ciones espirituales de mayor presencia y crecimiento en Europa. Como muestra, tan sólo en los Estados Unidos existen más de mil centros de estudios budistas tibeta-nos, una de las múltiples tradiciones budistas presentes en nuestro continente.

Toda evidencia apunta hacia el continuo incremento en la popularidad de la tradición, como resultado de su habilidad para atender y satisfacer algunas de las más pro-fundas necesidades espirituales del occidental, requeri-mientos que por lo general no son del todo atendidos por las religiones institucionales del oeste. Con esto en mente, uno podría preguntarse: ¿qué es lo que el budismo posee que es especialmente útil y valioso? La respuesta es senci-lla: La ausencia de dogmas y la posibilidad de encontrar

la verdad por uno mismo.

AUSENCIA DE DOGMAS

El budismo no exige que una persona acepte sus enseñan-zas como dogmas de fe. Por el contrario, al practicante se le insta a investigar por si mismo los principios fundamen-tales que sustentan a la tradición. De encontrar validez en estos principios, ideas y observaciones, se le invita a

ponerlos en práctica. De no encontrarlos útiles o correc-tos, se le estimula a buscar la verdad en otros lados, sin conflicto alguno. Esta libertad esencial del dogma, es en-altecida en las palabras del Buda a los kalamas, un pueblo que vivía en la vecindad de la ciudad de Kesaputta en el norte de la India:

“Vengan, kalamas, no se sientan satisfechos mera-mente con las opiniones, con la tradición o con las narra-tivas legendarias, ni con aquello que a ustedes ha llegado a través de las escrituras, con conjeturas, inferencias lógi-cas, con el sopesar de las evidencias, con la adhesión a puntos de vista a los que arribamos tras la discusión con otros, o con el pensamiento ‘El monje es nuestro maestro’. Cuando ustedes sepan en sí mismos: ‘Estas ideas no son productivas, son objeto de censura, condenadas por los sabios; siendo adoptadas y puestas en práctica, conducen al daño y el sufrimiento’, entonces deben abandonarlas… (Por el contrario), Cuando ustedes sepan en sí mismos: ‘Es-tas ideas son productivas…’ entonces deberán practicarlas y normar su comportamiento a través de ellas”.

TOLERANCIA

Si uno se reserva el derecho de encontrar la verdad por sí mismo, entonces, lógicamente deberá conferirles a otros el mismo derecho, como a su vez deberá respetar sus con-clusiones, aun cuando éstas sean diferentes a las nues-

El desarrollo de la compasión

en el budismo tibetano

Maestro Marco Antonio Karam

Presidente y Fundador

de la Casa del Tibet de México

Director del proyecto de

construcción de la primera stupa budista de México

www.casatibet.org.mx

Marco Antonio Karam

descendencia. Para Darwin, es debido a la “lucha por la e-xistencia” que las variaciones, si son beneficiosas para los individuos de la especie, favorecerán a los descendientes, y éstos tendrán mayores probabilidades de sobrevivir.

Con base en una serie de investigaciones realizadas por Kropotkin en Liberia, de 1862 a 1867, observó que la “lucha por la existencia” jugaba un papel secundario en esas latitudes, y él mismo dice: “comencé a dudar res-pecto a la influencia dominante que ejerce esta clase de lucha, según las posiciones darwinistas, en el desarrollo de nuevas especies”. Aunque los planteamientos de Kro-potkin tuvieron como trasfondo rebatir desde su propia perspectiva las aseveraciones de Huxley, hecho que hiciera a través de la misma revista Nineteenth Century, también criticó y puso en entredicho ciertos postulados de supe-rioridad planteados por el propio Darwin; ya que este úl-timo manifestó que: “las especies que han habitado cada uno de los sucesivos periodos de la historia del mundo, han vencido a sus predecesores en la carrera por la vida y son en este sentido superiores a las demás especies en la naturaleza, hecho que a la postre determina una evolución progresista”.

Ante tales argumentos, y después de observar una escasez de alimentos ocasionada por las condiciones climáticas tan extremas, como suelen presentarse en el Asia Septentrional, Kropotkin, manifiesta que la especie a quien afectaba esta calamidad, salía de la prueba experi-mentada con una pérdida de energía y salud tan grande, que ninguna evolución progresista de las especies podía basarse en semejantes periodos de lucha aguda, ya que esto significaría la extinción de las especies en disputa.

PERSPECTIVA ACTUAL

La frase de “lucha por la existencia” tuvo indeseables con-notaciones. Aún sin entender cuál era el sentido en que Darwin había expresado dicha frase, la filosofía marxista se apropió de este término para establecer una crítica al capitalismo. El darwinismo social se valió del mismo para argumentar la competencia económica, y T. H. Huxley lo utilizó en su concepción de “lucha hobbesiana” entre las especies y al momento de implementar su “ética evolu-tiva”.

De tal manera, el concepto de “lucha por la existen-

cia”, dado a partir de una integración de datos, cuyo

origen se relacionó con el mundo natural, terminó for-

mando parte importante en las esferas político-sociales. Asimismo, Kropotkin deseaba que toda consideración de lucha fuera entendida como un aspecto secundario del apoyo mutuo, pues como se manifestó con anterioridad, el éxito en esa lucha depende del altruismo.

A partir de entonces, surgen conceptos importantes, entre los que destacan aquéllos que hacen hincapié en las relaciones interespecíficas de las especies, vinculados al cuidado parental (Figura 3) y los que relacionan diversos aspectos determinantes en la filogenia de las mismas, aso-ciados a la evolución de la conducta.

Después de que la obra de Kropotkin saliera a la luz, surgieron una serie de teorías que planteaban de una for-ma indirecta aspectos ligados a la “lucha por la existencia”

y al “apoyo mutuo”. Bowler ha explicado que el darwinis-mo pasó por un “eclipse” hacia finales del siglo XIX; sin embargo, no sólo le pasó al darwinismo; sino también a las corrientes que planteaban de una forma u otra los meca-nismos a través de los cuales operaba la evolución. No fue sino hasta la década de los cuarenta cuando se retoma-ron algunos mecanismos que tratan de explicar desde una perspectiva etológica la “lucha por la existencia”. Ejemplo de esto fueron las investigaciones de Colquhoun, quien en 1942 llegó a determinar una jerarquización de la agresión en esa lucha.

Fig. 3. El cuidado parental es la conducta de resguardo que se presenta entre los miembros de una especie “emparentada”. Se ha observado que es proporcionado más a menudo por hembras que por machos. Foto Patricia Schwagmeyer.

ALTRUISMO EN LA NATURALEZA

En 1964, Hamilton retoma y establece el altruismo en la naturaleza, basado en la interacción entre organismos. Posteriormente, Mayr establece que: “El comportamiento altruista es útil, debido a que aumenta la eficacia repro-ductiva, tanto del organismo altruista como de su espe-cie”. En la actualidad, se consideran diversos tipos de altruismo, todos ellos basados en consideraciones etológi-cas, las cuales son útiles para establecer de una manera incuestionable que el altruismo es importante en la evo-lución de los organismos y se ha visto “favorecido” por la selección natural.

Una gran cantidad de escritos concernientes al estu-dio de la Biología evolutiva, Sociobióloga, Ecología y Gené-tica de poblaciones, Biología molecular, Antropología, Economía, entre otros, relacionan de una u otra manera ambos términos en las diferentes disciplinas científicas; retomando algunas veces, desde una perspectiva reduc-cionista y antropocéntrica, los mecanismos que constitu-yen el proceso evolutivo.

Tiempo después de Colquhoun, el término de “lu-

cha por la existencia” cayó parcialmente en desuso; sin

embargo, surgió otro concepto que confrontaba nue-

vamente al altruismo. El nombre de ese término fue

“egoísmo”. Una vez que el estudio del genoma se tornó

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN52 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 45

tras. De aquí emana la tolerancia esencial que el mundo de hoy tanto necesita. Si bien en la historia del budismo, inevitablemente se han dado excepciones –ser budista no es lo mismo que ser un Buda– en general, la tradición se ha mantenido ajena a inquisiciones, guerras religiosas y masacres, quemas de brujas, personas y libros, así como las persecuciones de herejes.

TRADICIÓN LIBERAL DEL LIBRE CUESTIONAMIENTO

Si el budismo es una tradición no dogmática, no basada en un libro o en una particular colección de artículos de fe, ¿qué es lo que hace de un budista, budista? Para em-pezar, el respeto al propio Buda histórico y a la manera en que éste condujo su búsqueda por la verdad espiritual. De aquí emana directamente, un sentido de pertenencia hacia la tradición que el Buda estableció: uno de libre cuestio-namiento hacia la naturaleza de la verdad ulterior y de natural fraternidad para aquéllos que comparten un simi-lar (aunque no necesariamente idéntico) punto de vista.

MÉTODOS PRÁCTICOS

Si el énfasis del budismo recae en la investigación per-

sonalizada, se valorará por encima de todo la directa ex-

periencia religiosa, en oposición a las meras creencias

y la fe dogmática. Sin embargo, es claro que uno no ob-tiene esta experiencia de la nada. Si bien en circunstan-cias excepcionales esto puede suceder, el individuo tiene que comprometerse con un esfuerzo consciente de de-sarrollo. Es así que el budismo no nos ofrece tanto cosas en qué creer, sino más bien, cosas que hacer: una vasta variedad de prácticas espirituales que oscilan desde los preceptos morales, que el individuo puede aplicar en su vida diaria; virtudes que pueden ser gradualmente cul-tivadas, una profusión de prácticas meditativas que nos permiten desarrollar nuestros potenciales espirituales, así como medios orientados al cultivo de la sabiduría: el co- rrecto entendimiento de la realidad; el amor bondadoso y la compasión.

Puesto en términos occidentales, la meta ulterior de

la práctica budista es el construir y propiciar la expe-

riencia mística. El penetrar el gran misterio que yace en

el corazón de la existencia y encontrar las respuestas

a los complejos problemas que han preocupado pe-

rennemente a las mentes más desarrolladas de la raza

humana. Esto implica, naturalmente, una total y radical transformación de la persona.

SANACIÓN Y TRANSFORMACIÓN

Carl Jung escribió: “El mundo entero desea la paz, mien-tras se prepara para la guerra. La humanidad es impotente ante la propia humanidad, y los dioses, como siempre, nos enseñan el camino de la fatalidad”.

Ésta es una síntesis de nuestros dilemas contemporá-neos. Nuestra sociedad actual se encuentra acechada por una gran variedad de problemas –sociales, psicológicos, ecológicos y económicos– como, a su vez, por la constante amenaza del armaguedón nuclear, la cual siempre proyecta su sombra sobre nosotros. Nuestro planeta, literalmente, se ha convertido en una especie de bomba de tiempo, a

tan sólo unos minutos de su detonación final. Al correr el último segundo en el reloj, parecemos dominados por oscuras fuerzas que no entendemos, y sobre las cuales no tenemos control.

En ocasiones, proyectamos el mal hacia fuera, y ha-cemos a otros pueblos o personas responsables de nues-tras dificultades. De vez en vez, políticos y científicos proclaman el hallazgo de soluciones. Desgraciadamente, éstas suelen ser, por lo general, parciales y temporales. Tocan la superficie y atienden a los síntomas de nuestros problemas, mas son incapaces de aliviarlos de raíz. De ser honestos, estas causas radican en el corazón individual humano, en nuestros corazones, en donde radica un primi-tivo y fanático egoísmo.

Es nuestra avaricia personal, nuestro odio y con-

fusión colectivizada y amplificada a escala masiva, la

causa de los graves problemas de nuestro mundo. No obstante, tan sólo ver esto no es suficiente. Las oscuras fuerzas que residen en nuestro interior deben ser descu-biertas, evidenciadas y purificadas. Así, a través de la con-ciencia y el entendimiento, podrán ser transformadas en la materia de la sabiduría y la compasión. El budismo nos ofrece un medio y forma para hacer esto.

La tradición budista representa, fundamentalmente, una búsqueda del despertar. Su propósito es eliminar el sufrimiento y las causas que lo propician. No tiene como meta la mera persecución del placer temporal, sensorial-

ASPECTOS HISTÓRICOS

El inicio de la disyuntiva “lucha” y “apoyo” en las especies, tiene su origen en los escritos del sociólogo y economista inglés Thomas Malthus; específicamente en su “Ensayo sobre el principio de la población”. En él, Darwin encontró una frase importante para plantear su teoría evolutiva. Malthus hablaba de “la lucha por la existencia”. En dicho ensayo, se establece que mientras la población crecía de forma geométrica, los alimentos aumentaban en progresión aritmética. Malthus pensaba que la especie humana, y en general todos los seres vivientes, presentaban una tendencia ostensible a un aumento constante, el cual está por encima de los alimentos disponibles, hecho que a la postre determinaba la miseria, el hambre, la enfermedad y la lucha.

Una vez que Darwin conoció la doctrina de Malthus, asentó sus postulados de “lucha por la existencia” en su libro So-bre el origen de las especies, el cual fue publicado en 1859. Según Darwin, la lucha por la existencia se da “entre todos

los seres orgánicos del mundo, lucha que se desprende inevitablemente del incremento en proporción geométrica.

Es la doctrina de Malthus aplicada a todo el reino vegetal y animal”. Es importante mencionar que las teorías maltu-sianas acerca del crecimiento poblacional tomaron valores tan extremos que muchas veces rayaron en la exageración y no fueron congruentes con la realidad, (Figura 1).

Figura 1. Evidencia de los cálculos erróneos de Malthus respecto a la cantidad de habitantes en los países citados.

Es decir, Darwin se basó, desde un inicio, en una serie de postulados cuya comprobación existía tan sólo parcial-mente y de manera imprecisa; sin embargo, aceptó esas afirmaciones en su totalidad, sin cuestionar la base teórica de las mismas, y a partir de ellas estableció la parte medu-lar de la lucha por la existencia.

CORRIENTES DE PENSAMIENTO

A partir de la obra de Darwin, se formaron dos corrientes de pensamiento: una, representada por intelectuales que apoyaron y acentuaron la lucha por la existencia para jus-tificar ciertas posiciones filosóficas, políticas y biológicas, y otra, en la que estaban aquéllos que se promulgaban en franca contraposición a esa lucha. Estos últimos resalta-ban la preponderancia del altruismo para desacreditar a los primeros. En este punto sobresalen los nombres de T. H. Huxley y de Petr Kropotkin, ambos con posiciones an-tagónicas al respecto.

Hacia 1880, el zoólogo ruso Karl F. Kessler impartió una conferencia intitulada: “Sobre la ley de la ayuda mu-tua”. Hasta ese momento, Kropotkin había dudado de ciertos argumentos darwinistas, donde se establecía que la lucha por la existencia era el mecanismo preponderante en la evolución de las especies; la conferencia de Kessler

puso énfasis en que, además de la lucha mutua entre las

especies, también existía la ayuda mutua entre las mis-

mas; postulado que causó una gran impresión en Kro-

potkin, por lo que decidió profundizar sobre ello.

Posteriormente, en 1888, Thomas H. Huxley, amigo y defensor de Darwin, publicó su famoso ensayo “Struggle

for Existence and its Bearing upon Man”, en la revista Nineteenth Century. En dicho ensayo, Huxley define de manera absoluta que sólo pueden sobrevivir las especies más combativas, mientras que “los más débiles y los más estúpidos están condenados a muerte”. Estableció enton-

ces que la guerra encarnizada de uno contra todos era

“el estado normal de la existencia”. Para Huxley, el mo-

tor de la evolución era la lucha (Figura 2).

Figura 2. Según Huxley, lucha y fuerza eran factores determinantes que aseguraban el “éxito” en la evolución de las especies. Foto Jonathan Scott/Planet earth Pictures.

Huxley modificó el postulado de lucha por la existen-cia, y le dio una connotación ajena a la del propio Darwin, pues cuando este último habla de la lucha por la existen-cia, tiene mucho cuidado en mencionar que lo hace en el sentido más amplio, y fue claro en mencionar que esa “lu-cha” involucraba la capacidad del individuo para dejar

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN52 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 45

tras. De aquí emana la tolerancia esencial que el mundo de hoy tanto necesita. Si bien en la historia del budismo, inevitablemente se han dado excepciones –ser budista no es lo mismo que ser un Buda– en general, la tradición se ha mantenido ajena a inquisiciones, guerras religiosas y masacres, quemas de brujas, personas y libros, así como las persecuciones de herejes.

TRADICIÓN LIBERAL DEL LIBRE CUESTIONAMIENTO

Si el budismo es una tradición no dogmática, no basada en un libro o en una particular colección de artículos de fe, ¿qué es lo que hace de un budista, budista? Para em-pezar, el respeto al propio Buda histórico y a la manera en que éste condujo su búsqueda por la verdad espiritual. De aquí emana directamente, un sentido de pertenencia hacia la tradición que el Buda estableció: uno de libre cuestio-namiento hacia la naturaleza de la verdad ulterior y de natural fraternidad para aquéllos que comparten un simi-lar (aunque no necesariamente idéntico) punto de vista.

MÉTODOS PRÁCTICOS

Si el énfasis del budismo recae en la investigación per-

sonalizada, se valorará por encima de todo la directa ex-

periencia religiosa, en oposición a las meras creencias

y la fe dogmática. Sin embargo, es claro que uno no ob-tiene esta experiencia de la nada. Si bien en circunstan-cias excepcionales esto puede suceder, el individuo tiene que comprometerse con un esfuerzo consciente de de-sarrollo. Es así que el budismo no nos ofrece tanto cosas en qué creer, sino más bien, cosas que hacer: una vasta variedad de prácticas espirituales que oscilan desde los preceptos morales, que el individuo puede aplicar en su vida diaria; virtudes que pueden ser gradualmente cul-tivadas, una profusión de prácticas meditativas que nos permiten desarrollar nuestros potenciales espirituales, así como medios orientados al cultivo de la sabiduría: el co- rrecto entendimiento de la realidad; el amor bondadoso y la compasión.

Puesto en términos occidentales, la meta ulterior de

la práctica budista es el construir y propiciar la expe-

riencia mística. El penetrar el gran misterio que yace en

el corazón de la existencia y encontrar las respuestas

a los complejos problemas que han preocupado pe-

rennemente a las mentes más desarrolladas de la raza

humana. Esto implica, naturalmente, una total y radical transformación de la persona.

SANACIÓN Y TRANSFORMACIÓN

Carl Jung escribió: “El mundo entero desea la paz, mien-tras se prepara para la guerra. La humanidad es impotente ante la propia humanidad, y los dioses, como siempre, nos enseñan el camino de la fatalidad”.

Ésta es una síntesis de nuestros dilemas contemporá-neos. Nuestra sociedad actual se encuentra acechada por una gran variedad de problemas –sociales, psicológicos, ecológicos y económicos– como, a su vez, por la constante amenaza del armaguedón nuclear, la cual siempre proyecta su sombra sobre nosotros. Nuestro planeta, literalmente, se ha convertido en una especie de bomba de tiempo, a

tan sólo unos minutos de su detonación final. Al correr el último segundo en el reloj, parecemos dominados por oscuras fuerzas que no entendemos, y sobre las cuales no tenemos control.

En ocasiones, proyectamos el mal hacia fuera, y ha-cemos a otros pueblos o personas responsables de nues-tras dificultades. De vez en vez, políticos y científicos proclaman el hallazgo de soluciones. Desgraciadamente, éstas suelen ser, por lo general, parciales y temporales. Tocan la superficie y atienden a los síntomas de nuestros problemas, mas son incapaces de aliviarlos de raíz. De ser honestos, estas causas radican en el corazón individual humano, en nuestros corazones, en donde radica un primi-tivo y fanático egoísmo.

Es nuestra avaricia personal, nuestro odio y con-

fusión colectivizada y amplificada a escala masiva, la

causa de los graves problemas de nuestro mundo. No obstante, tan sólo ver esto no es suficiente. Las oscuras fuerzas que residen en nuestro interior deben ser descu-biertas, evidenciadas y purificadas. Así, a través de la con-ciencia y el entendimiento, podrán ser transformadas en la materia de la sabiduría y la compasión. El budismo nos ofrece un medio y forma para hacer esto.

La tradición budista representa, fundamentalmente, una búsqueda del despertar. Su propósito es eliminar el sufrimiento y las causas que lo propician. No tiene como meta la mera persecución del placer temporal, sensorial-

ASPECTOS HISTÓRICOS

El inicio de la disyuntiva “lucha” y “apoyo” en las especies, tiene su origen en los escritos del sociólogo y economista inglés Thomas Malthus; específicamente en su “Ensayo sobre el principio de la población”. En él, Darwin encontró una frase importante para plantear su teoría evolutiva. Malthus hablaba de “la lucha por la existencia”. En dicho ensayo, se establece que mientras la población crecía de forma geométrica, los alimentos aumentaban en progresión aritmética. Malthus pensaba que la especie humana, y en general todos los seres vivientes, presentaban una tendencia ostensible a un aumento constante, el cual está por encima de los alimentos disponibles, hecho que a la postre determinaba la miseria, el hambre, la enfermedad y la lucha.

Una vez que Darwin conoció la doctrina de Malthus, asentó sus postulados de “lucha por la existencia” en su libro So-bre el origen de las especies, el cual fue publicado en 1859. Según Darwin, la lucha por la existencia se da “entre todos

los seres orgánicos del mundo, lucha que se desprende inevitablemente del incremento en proporción geométrica.

Es la doctrina de Malthus aplicada a todo el reino vegetal y animal”. Es importante mencionar que las teorías maltu-sianas acerca del crecimiento poblacional tomaron valores tan extremos que muchas veces rayaron en la exageración y no fueron congruentes con la realidad, (Figura 1).

Figura 1. Evidencia de los cálculos erróneos de Malthus respecto a la cantidad de habitantes en los países citados.

Es decir, Darwin se basó, desde un inicio, en una serie de postulados cuya comprobación existía tan sólo parcial-mente y de manera imprecisa; sin embargo, aceptó esas afirmaciones en su totalidad, sin cuestionar la base teórica de las mismas, y a partir de ellas estableció la parte medu-lar de la lucha por la existencia.

CORRIENTES DE PENSAMIENTO

A partir de la obra de Darwin, se formaron dos corrientes de pensamiento: una, representada por intelectuales que apoyaron y acentuaron la lucha por la existencia para jus-tificar ciertas posiciones filosóficas, políticas y biológicas, y otra, en la que estaban aquéllos que se promulgaban en franca contraposición a esa lucha. Estos últimos resalta-ban la preponderancia del altruismo para desacreditar a los primeros. En este punto sobresalen los nombres de T. H. Huxley y de Petr Kropotkin, ambos con posiciones an-tagónicas al respecto.

Hacia 1880, el zoólogo ruso Karl F. Kessler impartió una conferencia intitulada: “Sobre la ley de la ayuda mu-tua”. Hasta ese momento, Kropotkin había dudado de ciertos argumentos darwinistas, donde se establecía que la lucha por la existencia era el mecanismo preponderante en la evolución de las especies; la conferencia de Kessler

puso énfasis en que, además de la lucha mutua entre las

especies, también existía la ayuda mutua entre las mis-

mas; postulado que causó una gran impresión en Kro-

potkin, por lo que decidió profundizar sobre ello.

Posteriormente, en 1888, Thomas H. Huxley, amigo y defensor de Darwin, publicó su famoso ensayo “Struggle

for Existence and its Bearing upon Man”, en la revista Nineteenth Century. En dicho ensayo, Huxley define de manera absoluta que sólo pueden sobrevivir las especies más combativas, mientras que “los más débiles y los más estúpidos están condenados a muerte”. Estableció enton-

ces que la guerra encarnizada de uno contra todos era

“el estado normal de la existencia”. Para Huxley, el mo-

tor de la evolución era la lucha (Figura 2).

Figura 2. Según Huxley, lucha y fuerza eran factores determinantes que aseguraban el “éxito” en la evolución de las especies. Foto Jonathan Scott/Planet earth Pictures.

Huxley modificó el postulado de lucha por la existen-cia, y le dio una connotación ajena a la del propio Darwin, pues cuando este último habla de la lucha por la existen-cia, tiene mucho cuidado en mencionar que lo hace en el sentido más amplio, y fue claro en mencionar que esa “lu-cha” involucraba la capacidad del individuo para dejar

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN46 51

mente condicionado, sino la consecución de un tipo de florecimiento que subyace y satura todos nuestros esta-dos emocionales y que abraza las múltiples vicisitudes de la vida. Un estilo de relación con la existencia que emana de la concordancia con la realidad. Para actualizar esta meta, es indispensable entender la naturaleza última de la mente, el mundo de los fenómenos y el potencial de per-fección que subyace adormecido en todos los seres.

LAS CUATRO NOBLES VERDADES

Hace dos mil 500 años, el Buda histórico, Siddhartha Gau-tama, enseñó las cuatro nobles verdades, en su primer sermón en el parque de los venados, Sarnath en Benares, India.

La primera es la verdad del sufrimiento; no tan sólo el sufrimiento que normalmente llamamos sufrimiento: el dolor de la insatisfacción, del nacer, crecer, envejecer, enfermar, morir, no obtener lo que nos es grato, o perder lo que nos es grato; sino también el más sutil dolor del cambio, la falsa felicidad que se transforma en angustia, así como el todavía más sutil sufrimiento que se encuentra latente en toda criatura, mientras la ignorancia primige-nia en torno a la naturaleza de la realidad no haya sido erradicada.

La segunda verdad es la de las causas del sufrimien-

to, fundamentalmente la ignorancia, el crónico descono-

cimiento de la realidad, que no sólo ignora la manera de ser de las cosas, sino que a su vez proyecta e imputa sobre objetos y personas cualidades que no les corresponden; la equivocada cognición de lo impermanente como per-manente; de aquello que depende de partes y condiciones

y es visto como sólido e independiente; de lo que es en reali-dad fuente de dolor y no obstante es visto como fuente de placer. La expresión más esencial de esta ignorancia prenatal es la que nos lleva a construir y defender el sentido de un “yo” separado y autónomo, distinción que eventualmente desemboca en las experiencias del odio, el deseo, el or-gullo y los celos, así como de muchos otros pensamientos y emociones que destruyen nuestra felicidad y envenenan nuestras vidas y las de otros.Estos venenos mentales pueden ser eliminados, ya que son, por naturaleza, transitorios y emergen de una va-riedad de causas y circunstancias que pueden ser reme-diadas. Es así que la tercera verdad, la del fin del sufri-

miento, es posible.

Es la cuarta verdad, la verdad del sendero, la que

hace de esta posibilidad una realidad: el uso de cualquier medio posible para lograr erradicar, de forma definitiva, las causas del sufrimiento, a través de un proceso de transformación; una metodología que pretende atacar los fundamentos de nuestros desequilibrios mentales y emo-cionales, los cuales nos privan de la posibilidad de ganar un estado de salud mental óptima y de autentico bienes-tar; desequilibrios en nuestro neurótico estilo de relación con el deseo, nuestros desequilibrios de atención, cogno-scitivos y emocionales.

ENSEÑANZAS DEL BUDA

Las cuatro nobles verdades fueron enseñadas durante lo que es conocido como ‘la primera puesta en movimiento de la rueda del Dharma’. A su vez, el Buda enseñó en va-rios niveles y diferentes cosas, con dependencia de su tipo de audiencia y su capacidad de entendimiento. A algunos les enseñó las imperfecciones del mundo de la experiencia cotidiana; a otros, les reveló la perfección existente en la naturaleza esencial de los fenómenos, y aun a otros les explicó el vacío: la ausencia de formas fantasiosas de e-xistencia que naturalmente imputamos a los fenómenos y la infinita compasión que es su esencia. Nos enseñó que todos los seres sensibles contienen dentro de sí, como una indestructible pepita de oro, el potencial para trans-formarse en Budas, y nos mostró el camino que cualquiera puede tomar para actualizar este preciado potencial.

La esencia del budismo es la unión de la sabiduría y la compasión. La primera nos permite reconocer nuestra naturaleza más íntima y la segunda nos muestra que la felicidad y el sufrimiento de otros son más importantes que los de nosotros mismos.

La enseñanza del Buda no debe ser vista meramente como un objeto de curiosidad intelectual, o como una filo-sofía especulativa. Su valor recae en poner en práctica sus principios. El budismo es, por definición, un sendero a la iluminación; una metodología de introspección analítica, orientada a mostrarnos la naturaleza de nuestras emo-ciones y actitudes perturbadas; a brindarnos métodos y medios para superarlas y para redescubrir la dimensión fundamental de gozo y luminosidad, que es una con la naturaleza de nuestras mentes.

Todos los seres aspiran a ser felices y dejar de sufrir.

INTRODUCCIÓN

¿Sólo evolucionan las especies que son capaces de vulne-rar a las demás, aquéllas que, de una u otra forma logran sobrevivir cuando se imponen a través de la fuerza en la lucha por la existencia, o evolucionan aquéllas que presen-tan una conducta altruista y que logran salir a flote ante un medio ambiente cambiante y azaroso? Este tipo de pre-guntas surgieron a la par del planteamiento evolutivo dar-winista; muchos creyeron que la única forma a partir de la cual se podía establecer la “transmutación” de las especies podía explicarse si se contemplaba únicamente el factor de lucha, así como las implicaciones que éste generaba.

Este escrito aborda un planteamiento ligado a la Bio-logía Evolutiva, cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XIX. El título del mismo alude al libro Mutual Aid: A factor in evolution, de Petr A. Kropotkin; quien, según varios autores, alcanzó cierta aceptación al interpretar de manera radical la teoría de la selección natural de Darwin, al plantear que no era la competencia, sino la cooperación y la ayuda las auténticas fuerzas de la evolución.

Tales consideraciones de Kropotkin repercutieron en grupos intelectuales, políticos, sociales, científicos y reli-giosos; es decir, en la sociedad de ese tiempo. Es impor-

tante mencionar que el término de ayuda en ese enton-

ces estaba asociado al concepto de altruismo. Éste se

define como la conducta que presentan ciertos indivi-

duos de una especie cuyo objetivo es el beneficio de

otros, muchas veces en detrimento de los benefactores.

Los postulados de competencia, ligados con lucha y al-truismo, llevaron a una confrontación abierta entre los po-cos defensores de Kropotkin y aquéllos que se mostraban

como factor de la evolución

Licenciado Geovani

López Ortiz Estudiante de

DoctoradoInstituto de

Fisiología Celular / UNAM

[email protected]

“Hemos de saber que la guerra es común a todos, y que la lucha es justicia, y que todo nace y muere por obra de la lucha”.

Heráclito

El altruismo

Geovani López Ortiz

a favor de Darwin. Es importante resaltar que el influjo de estas tesis continúa siendo parte sustancial en los estudios sociobiológicos actuales, donde las consideraciones refe-rentes a la historia de la ciencia y a todas aquellas disyun-tivas generadas por los diferentes enfoques (acertados o no) que trajo consigo el darwinismo, han jugado un papel muy importante en la explicación de diversas teorías, que tratan de definir el funcionamiento del mundo natural.

Resulta sorprendente encontrar que, para muchos his-toriadores de la ciencia, biólogos evolutivos, además de etólogos, la obra de Kropotkin es prácticamente descono-cida, aun cuando investigadores como De Wall y Harcourt manifiestan que todo estudio de la conducta cooperativa entre las especies y la polémica generada a partir de dichas consideraciones; se remontan a Darwin y a Kropotkin. Es necesario subrayar que uno de los factores que llevaron a Kropotkin a plantear el altruismo como “apoyo mutuo” en la naturaleza, fue una clara contraposición al “carácter egoísta” dado a partir de una serie de tergiversaciones cuyas bases eran los postulados darwinistas relacionados con “la supervivencia de los más aptos”.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN50 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 47

Éste es quizás el deseo más primario y elemental que encontramos presente en la estructura cognoscitiva de los seres vivos. No obstante, tendríamos que definir lo que por este término entendemos, ya que la auténtica felicidad no puede ser reducida a la mera obtención del placer impul-sado por estímulos sensoriales temporales; la experiencia placentera que emerge ocasionalmente como resultado de nuestra rutina hedonista cotidiana.

De acuerdo con las más antiguas tradiciones espiri-

tuales del mundo, tales como la budista, la felicidad es

un tipo de florecimiento que subyace y satura todos

nuestros estados emocionales, que abraza y trasciende

las múltiples vicisitudes de la vida. Representa una ma-nera de relacionarse con el mundo, en concordancia con la naturaleza de la realidad. Aristóteles describía este estado a través de la palabra: Eudaimonia, concepto equivalente al “bien humano” el cual “llega a revelarse como el que-hacer del alma, de acuerdo con la virtud, y si las virtudes son más de una, de acuerdo con aquélla que sea la mejor y la más completa de entre éstas”.

BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD

Evidentemente, este tipo de bienestar demanda el desa-rrollo de un profundo conocimiento del individuo sobre sí mismo, lo que el gran Sócrates afirmaba al decir: “Aún soy incapaz, como ordena la inscripción en Delfos, de cono-

cerme a mí mismo, y me parece ciertamente absurdo inda-gar acerca de otras cosas antes de haber entendido esto”. El Dalai Lama, líder temporal y espiritual del pueblo ti-betano, afirma, a su vez, que “el propósito mismo de nues-tra vida es buscar la felicidad. Ya sea que uno siga esta o aquella religión, todos buscamos algo mejor en nuestra vida. Así que pienso que la dirección misma de la exis-

tencia no es otra que la búsqueda de la felicidad”.

Desde la óptica budista, la felicidad se encuentra in-trínsecamente ligada al desarrollo de una salud mental óp-tima, la cual por lo general se encuentra limitada por una serie de desequilibrios en nuestra mente y personalidad tales como: Desequilibrios conativos: inhabilidad para establecer una sana relación con el universo del deseo. Desequilibrios de la atención: crónico déficit de la aten-ción o síndrome de hiperactividad de la atención.Desequilibrios cognoscitivos: falta de claridad en torno a la manera en que el mundo, sus fenómenos y nosotros mismos existimos o a la tendencia de proyectar sobre la realidad cualidades con las que en realidad no cuenta.Desequilibrios emocionales: síndromes de insensibilidad o hiperactividad emocional.

MEDITACIÓN Y SALUD MENTAL

Por siglos, la meditación ha sido utilizada dentro del ámbito del mundo budista como una de las más podero-sas herramientas para cultivar la “salud mental óptima” y lograr un auténtico balance en nuestra mente y cora-zón. La meditación, se ha observado recientemente, puede cambiar el modo de trabajar del cerebro y permite alcan-zar niveles de conciencia inusuales, gracias a la creación de conexiones neuronales que no existen en los individuos que no suelen realizar prácticas contemplativas

Así lo han comprobado investigadores de la Universi-dad de Wisconsin en Madison, Estados Unidos, que desde 1992 llevan a cabo un estudio en colaboración con el ac-tual Dalai Lama y otros monjes budistas muy experimen-tados en el arte de la meditación.

Los últimos resultados de este estudio, liderado por los neurocientíficos Antoine Lutz y Richard Davidson, fu-eron publicados recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Hasta ahora, fenómenos como la paz interior y la se-renidad adquiridos a través de la meditación, eran inter-pretados a través de la luz de las afirmaciones metafísi-cas. Hoy, gracias entre otros muchos a este estudio, los efectos de estas prácticas se han “traducido” al lenguaje científico. Los monjes budistas que llevan largo tiempo

practicando meditación, presentan una gran actividad

en una zona determinada del cerebro: la corteza pre-

frontal izquierda.

En cambio, esta área del cerebro no presenta mayor actividad en los individuos que no practican meditación, aunque está “viva” con más frecuencia en aquéllos que tienen un carácter optimista y poco ansioso.

“Hemos observado que los monjes que llevan largo tiempo meditando, registran una actividad en esa parte del cerebro realmente alta”, explica Richard Davidson, in-

EL SER HUMANO, BONDADOSO Y COMPASIVO

Dice el Dalai Lama que el ser humano es de naturaleza bondadosa y compasiva; ya que siempre está en cons-tante búsqueda de su felicidad. De hecho, estudios científicos avalan esta afirmación, y muestran que toda agresividad y conducta violenta es producto de factores externos al ser humano, como su biología, el medio am-biente y su entorno social.

Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Harvard demostró que la estimulación de los sen-

timientos compasivos de las personas eleva sus nive-

les de inmunoglobulina A, un anticuerpo que ayuda a

combatir las infecciones respiratorias. Otros estudios realizados en la Universidad de Michigan revelaron que hacer voluntariado aumenta las expectativas de vida de las personas. Pero, ¿qué es la compasión? ¿Cómo po-demos llegar a tener un corazón compasivo?

¿QUÉ ES LA COMPASIÓN?

Se conoce como compasión la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás, y a la voluntad de aliviar sus penas. La compasión puede definirse como un estado mental libre de agresividad y de intenciones violentas. Es una actitud mental que desea liberar a los otros de sus sufrimientos, con compromiso, respon-sabilidad y respeto. La compasión es el deseo de que

los demás estén libres de sufrimiento; gracias a ella,

se aspira a lograr la iluminación. Según palabras del propio Dalai Lama en su libro El Arte de la Compasión, es mediante la misma como podemos evitar el pen-samiento egocéntrico, puesto que experimentamos una gran alegría y nunca caemos en el extremo de buscar sólo nuestra felicidad o salvación personales. La com-pasión debe ser siempre nuestro objetivo, desde el ini-cio del viaje espiritual.

Hay dos clases de compasión: la que incluye el apego y la expectativa de recibir lo mismo del otro, y la verdadera compasión, que es la que está libre del apego. Cuanto más comprendamos el sufrimiento del otro, tanto mayor será nuestra capacidad de compasión. El desarrollo de la compasión y el altruismo tiene un efecto positivo sobre la salud física y emocional, como se mencionó anteriormente; pues fortalece el sistema inmunológico y aumenta los años de vida.

¿CÓMO LOGRAR UN CORAZÓN COMPASIVO?

Dice el Dalai Lama en su libro ya citado, que si deseamos tener un corazón compasivo, el primer paso consiste en cultivar sentimientos de empatía o proximidad hacia los demás; también debemos reconocer la gravedad de su desdicha. Cuanto más cerca estamos de una perso-na, más insoportable nos resulta verla sufrir.

Y por cercanía nos referimos a un sentimiento de res-ponsabilidad, de preocupación por esa persona. Con el fin de desarrollar esta cercanía es necesario reflexionar sobre las virtudes implícitas en la alegría por el bienes-tar de los otros. Debemos llegar a ver la paz mental y la felicidad interna que se deriva de ello, al mismo tiempo

que reconocer las carencias que provienen del egoísmo y observar cómo este nos induce a actuar de un modo poco virtuoso y cómo nuestra fortuna actual se basa en la explotación de aquéllos que son menos afortunados; reconocer que nuestra fortuna depende de la contribución de los demás.

Cada uno de los aspectos de nuestro bienestar es debido a un duro tra-bajo por parte de otros. Nada de eso existiría, si no fuera por la amabilidad de tanta gente a la que ni siquiera conocemos. Si contemplamos el mundo,

crece nuestro aprecio hacia los otros y construimos puentes de empatía e

intimidad con ellos.

Tras el desarrollo de la empatía y la cercanía, el siguiente paso impor-

tante para cultivar nuestra compasión consiste en penetrar en la verdadera

naturaleza del sufrimiento. Puede ser lo que en el budismo se conoce como “sufrimiento del sufrimiento” –que es el primer nivel del sufrimiento- y es tener empatía con aquella persona que sufre una pérdida de salud o de un ser querido. El segundo nivel es el “sufrimiento del cambio”, y es compadecer a quienes gozan de fama y fortuna, porque en algún momento de sus vidas perderán esos bienes temporales y estarán afectados por el sufrimiento. El tercer nivel, que es el más profundo y el que experimentamos constante-mente, es el resultado del carácter cíclico de nuestra existencia.

Este nivel de sufrimiento impregna todas nuestras vidas, y nos condena a girar una y otra vez en círculos viciosos llenos de emociones negativas y acciones no virtuosas. Debemos trabajar en la empatía y la proximidad hacia otros para experimentar una verdadera compasión por el prójimo.

LA COMPASIÓN VERDADERA

La verdadera compasión –sostiene el Dalai Lama- posee la intensidad y la espontaneidad de una madre cariñosa que sufre por su bebé enfermo. Afirma que todos los actos y pensamientos de una madre, a lo largo de un día, gi-ran en torno a su preocupación por el niño. Y sólo cultivando y teniendo esa actitud para con los demás habremos alcanzado la máxima y más perfecta compasión.

Cuando todos nosotros logremos meditar, comprender e interiorizar

que todos somos uno: que tú eres yo y que yo soy tú, podremos experi-

mentar la vivencia de lo que es la más pura compasión en un mundo que

se olvida cada vez más del prójimo y se preocupa cada vez más por sí

mismo.

REFERENCIADalai Lama XIV (Tenzing Gyatzo) (2007) El Arte de la Compasión Primera edición. Ed. De Bolsillo, México D. F.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN50 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 47

Éste es quizás el deseo más primario y elemental que encontramos presente en la estructura cognoscitiva de los seres vivos. No obstante, tendríamos que definir lo que por este término entendemos, ya que la auténtica felicidad no puede ser reducida a la mera obtención del placer impul-sado por estímulos sensoriales temporales; la experiencia placentera que emerge ocasionalmente como resultado de nuestra rutina hedonista cotidiana.

De acuerdo con las más antiguas tradiciones espiri-

tuales del mundo, tales como la budista, la felicidad es

un tipo de florecimiento que subyace y satura todos

nuestros estados emocionales, que abraza y trasciende

las múltiples vicisitudes de la vida. Representa una ma-nera de relacionarse con el mundo, en concordancia con la naturaleza de la realidad. Aristóteles describía este estado a través de la palabra: Eudaimonia, concepto equivalente al “bien humano” el cual “llega a revelarse como el que-hacer del alma, de acuerdo con la virtud, y si las virtudes son más de una, de acuerdo con aquélla que sea la mejor y la más completa de entre éstas”.

BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD

Evidentemente, este tipo de bienestar demanda el desa-rrollo de un profundo conocimiento del individuo sobre sí mismo, lo que el gran Sócrates afirmaba al decir: “Aún soy incapaz, como ordena la inscripción en Delfos, de cono-

cerme a mí mismo, y me parece ciertamente absurdo inda-gar acerca de otras cosas antes de haber entendido esto”. El Dalai Lama, líder temporal y espiritual del pueblo ti-betano, afirma, a su vez, que “el propósito mismo de nues-tra vida es buscar la felicidad. Ya sea que uno siga esta o aquella religión, todos buscamos algo mejor en nuestra vida. Así que pienso que la dirección misma de la exis-

tencia no es otra que la búsqueda de la felicidad”.

Desde la óptica budista, la felicidad se encuentra in-trínsecamente ligada al desarrollo de una salud mental óp-tima, la cual por lo general se encuentra limitada por una serie de desequilibrios en nuestra mente y personalidad tales como: Desequilibrios conativos: inhabilidad para establecer una sana relación con el universo del deseo. Desequilibrios de la atención: crónico déficit de la aten-ción o síndrome de hiperactividad de la atención.Desequilibrios cognoscitivos: falta de claridad en torno a la manera en que el mundo, sus fenómenos y nosotros mismos existimos o a la tendencia de proyectar sobre la realidad cualidades con las que en realidad no cuenta.Desequilibrios emocionales: síndromes de insensibilidad o hiperactividad emocional.

MEDITACIÓN Y SALUD MENTAL

Por siglos, la meditación ha sido utilizada dentro del ámbito del mundo budista como una de las más podero-sas herramientas para cultivar la “salud mental óptima” y lograr un auténtico balance en nuestra mente y cora-zón. La meditación, se ha observado recientemente, puede cambiar el modo de trabajar del cerebro y permite alcan-zar niveles de conciencia inusuales, gracias a la creación de conexiones neuronales que no existen en los individuos que no suelen realizar prácticas contemplativas

Así lo han comprobado investigadores de la Universi-dad de Wisconsin en Madison, Estados Unidos, que desde 1992 llevan a cabo un estudio en colaboración con el ac-tual Dalai Lama y otros monjes budistas muy experimen-tados en el arte de la meditación.

Los últimos resultados de este estudio, liderado por los neurocientíficos Antoine Lutz y Richard Davidson, fu-eron publicados recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Hasta ahora, fenómenos como la paz interior y la se-renidad adquiridos a través de la meditación, eran inter-pretados a través de la luz de las afirmaciones metafísi-cas. Hoy, gracias entre otros muchos a este estudio, los efectos de estas prácticas se han “traducido” al lenguaje científico. Los monjes budistas que llevan largo tiempo

practicando meditación, presentan una gran actividad

en una zona determinada del cerebro: la corteza pre-

frontal izquierda.

En cambio, esta área del cerebro no presenta mayor actividad en los individuos que no practican meditación, aunque está “viva” con más frecuencia en aquéllos que tienen un carácter optimista y poco ansioso.

“Hemos observado que los monjes que llevan largo tiempo meditando, registran una actividad en esa parte del cerebro realmente alta”, explica Richard Davidson, in-

EL SER HUMANO, BONDADOSO Y COMPASIVO

Dice el Dalai Lama que el ser humano es de naturaleza bondadosa y compasiva; ya que siempre está en cons-tante búsqueda de su felicidad. De hecho, estudios científicos avalan esta afirmación, y muestran que toda agresividad y conducta violenta es producto de factores externos al ser humano, como su biología, el medio am-biente y su entorno social.

Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Harvard demostró que la estimulación de los sen-

timientos compasivos de las personas eleva sus nive-

les de inmunoglobulina A, un anticuerpo que ayuda a

combatir las infecciones respiratorias. Otros estudios realizados en la Universidad de Michigan revelaron que hacer voluntariado aumenta las expectativas de vida de las personas. Pero, ¿qué es la compasión? ¿Cómo po-demos llegar a tener un corazón compasivo?

¿QUÉ ES LA COMPASIÓN?

Se conoce como compasión la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás, y a la voluntad de aliviar sus penas. La compasión puede definirse como un estado mental libre de agresividad y de intenciones violentas. Es una actitud mental que desea liberar a los otros de sus sufrimientos, con compromiso, respon-sabilidad y respeto. La compasión es el deseo de que

los demás estén libres de sufrimiento; gracias a ella,

se aspira a lograr la iluminación. Según palabras del propio Dalai Lama en su libro El Arte de la Compasión, es mediante la misma como podemos evitar el pen-samiento egocéntrico, puesto que experimentamos una gran alegría y nunca caemos en el extremo de buscar sólo nuestra felicidad o salvación personales. La com-pasión debe ser siempre nuestro objetivo, desde el ini-cio del viaje espiritual.

Hay dos clases de compasión: la que incluye el apego y la expectativa de recibir lo mismo del otro, y la verdadera compasión, que es la que está libre del apego. Cuanto más comprendamos el sufrimiento del otro, tanto mayor será nuestra capacidad de compasión. El desarrollo de la compasión y el altruismo tiene un efecto positivo sobre la salud física y emocional, como se mencionó anteriormente; pues fortalece el sistema inmunológico y aumenta los años de vida.

¿CÓMO LOGRAR UN CORAZÓN COMPASIVO?

Dice el Dalai Lama en su libro ya citado, que si deseamos tener un corazón compasivo, el primer paso consiste en cultivar sentimientos de empatía o proximidad hacia los demás; también debemos reconocer la gravedad de su desdicha. Cuanto más cerca estamos de una perso-na, más insoportable nos resulta verla sufrir.

Y por cercanía nos referimos a un sentimiento de res-ponsabilidad, de preocupación por esa persona. Con el fin de desarrollar esta cercanía es necesario reflexionar sobre las virtudes implícitas en la alegría por el bienes-tar de los otros. Debemos llegar a ver la paz mental y la felicidad interna que se deriva de ello, al mismo tiempo

que reconocer las carencias que provienen del egoísmo y observar cómo este nos induce a actuar de un modo poco virtuoso y cómo nuestra fortuna actual se basa en la explotación de aquéllos que son menos afortunados; reconocer que nuestra fortuna depende de la contribución de los demás.

Cada uno de los aspectos de nuestro bienestar es debido a un duro tra-bajo por parte de otros. Nada de eso existiría, si no fuera por la amabilidad de tanta gente a la que ni siquiera conocemos. Si contemplamos el mundo,

crece nuestro aprecio hacia los otros y construimos puentes de empatía e

intimidad con ellos.

Tras el desarrollo de la empatía y la cercanía, el siguiente paso impor-

tante para cultivar nuestra compasión consiste en penetrar en la verdadera

naturaleza del sufrimiento. Puede ser lo que en el budismo se conoce como “sufrimiento del sufrimiento” –que es el primer nivel del sufrimiento- y es tener empatía con aquella persona que sufre una pérdida de salud o de un ser querido. El segundo nivel es el “sufrimiento del cambio”, y es compadecer a quienes gozan de fama y fortuna, porque en algún momento de sus vidas perderán esos bienes temporales y estarán afectados por el sufrimiento. El tercer nivel, que es el más profundo y el que experimentamos constante-mente, es el resultado del carácter cíclico de nuestra existencia.

Este nivel de sufrimiento impregna todas nuestras vidas, y nos condena a girar una y otra vez en círculos viciosos llenos de emociones negativas y acciones no virtuosas. Debemos trabajar en la empatía y la proximidad hacia otros para experimentar una verdadera compasión por el prójimo.

LA COMPASIÓN VERDADERA

La verdadera compasión –sostiene el Dalai Lama- posee la intensidad y la espontaneidad de una madre cariñosa que sufre por su bebé enfermo. Afirma que todos los actos y pensamientos de una madre, a lo largo de un día, gi-ran en torno a su preocupación por el niño. Y sólo cultivando y teniendo esa actitud para con los demás habremos alcanzado la máxima y más perfecta compasión.

Cuando todos nosotros logremos meditar, comprender e interiorizar

que todos somos uno: que tú eres yo y que yo soy tú, podremos experi-

mentar la vivencia de lo que es la más pura compasión en un mundo que

se olvida cada vez más del prójimo y se preocupa cada vez más por sí

mismo.

REFERENCIADalai Lama XIV (Tenzing Gyatzo) (2007) El Arte de la Compasión Primera edición. Ed. De Bolsillo, México D. F.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN48 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 49

tegrante del equipo de neurocientíficos que llevan a cabo esta investigación, en el Laboratorio de Imagen Funcio-nal del Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Wisconisn en Madison. Davidson asegura que alcanzar un grado de actividad cerebral tan alto en esa área del cerebro requiere de un entrenamiento meditativo formal, al igual que los jugadores de tenis, por ejemplo, mejoran con la práctica en la ejecución de su deporte.

Así, después de dos mil 550 años, parece ser que las neurociencias finalmente comienzan a coincidir con los planteamientos milenarios de la filosofía budista.

Todas las cosas poseen la naturaleza de la mente, la mente es reina y toma la delantera. Si la mente es clara, lo que quiera que digas o hagas será seguido por la felicidad, como la sombra que acompaña al cuerpo.

Todas las cosas poseen la naturaleza de la mente; la mente es reina y toma la delantera. Si la mente se encuen-tra contaminada, lo que quiera que digas o hagas será seguido por la infelicidad como la sombra que acompaña al cuerpo.

MÉTODOS BUDISTAS DE INTROSPECCIÓN

ANALÍTICA PARA CULTIVAR LA COMPASIÓN

Primera parte

1. Pienso en un amigo o un ser querido que se encuentra sufriendo evidentemente y pienso:Al igual que yo, esta persona desea ser feliz y no desea sufrir, y sin embargo está sufriendo. ¡Si tan sólo esta per-

sona pudiera estar libre de su sufrimiento y de sus cau-

sas!

2. Visualizo a un ser querido quien, aunque no esté sufrien-do ahora en forma evidente, sufrirá en el futuro debido a las acciones contraproducentes que todos hemos cometi-do desde el tiempo sin principio. Pienso lo siguiente:

Al igual que yo, esta persona desea ser feliz y no de-sea sufrir; y sin embargo está sufriendo. ¡Si tan sólo esta

persona pudiera estar libre de su sufrimiento y de sus

causas!

Alterno entre la meditación analítica y la de estabili-zación.3. Extiendo lentamente esta meditación hacia cada perso-na, primero con más seres queridos y amigos; luego, hacia personas neutras, y, por último, a los enemigos, hasta in-cluir eventualmente a todos los seres a través del espa-cio.Segunda parte

1. Pienso en un amigo o un ser querido que se encuentra sufriendo evidentemente y pienso:Al igual que yo, esta persona desea ser feliz y no desea sufrir; y, sin embargo, está sufriendo. ¡Que esta persona

esté libre de su sufrimiento y de sus causas!

2. Visualizo a un ser querido, quien, aunque no esté sufrien-do ahora en forma evidente, sufrirá en el futuro debido a las acciones contraproducentes que todos hemos cometi-do desde el tiempo sin principio. Pienso lo siguiente:Al igual que yo, esta persona desea ser feliz y no desea sufrir; y, sin embargo, está sufriendo. ¡Que esta persona

esté libre de su sufrimiento y de sus causas!

3. Extiendo lentamente esta meditación hacia cada perso-

na; primero con más seres queridos y amigos; luego, hacia personas neutras, y, por último, a los enemigos, hasta in-cluir eventualmente a todos los seres a través del espa-cio.Tercera parte

1. Pienso en un amigo o ser querido que se encuentra su-friendo evidentemente y pienso:Al igual que yo, esta persona desea ser feliz y no desea sufrir; y sin embargo está sufriendo. ¡Voy a ayudar a que

esta persona se libere de su sufrimiento y de todas sus

causas!

2. Visualizo frente a mí a un ser querido quien, aunque no esté sufriendo ahora en forma evidente, sufrirá en el fu-turo debido a las acciones contraproducentes que todos hemos cometido desde el tiempo sin principio. Pienso lo siguiente:Al igual que yo, esta persona desea ser feliz y no desea sufrir, y sin embargo está sufriendo. ¡Voy a ayudar a que

esta persona se libere de su sufrimiento y de todas sus

causas!

3. Extiendo lentamente esta meditación hacia cada perso-na, primero con más seres queridos y amigos, luego hacia personas neutras y por último a los enemigos hasta incluir eventualmente a todos los seres a través del espacio.La compasión es un método excepcionalmente eficaz para entender la interdependencia de todos los fenómenos de la existencia, así como un instrumento muy poderoso para construir mejores condiciones para gozar y aprovechar a nuestra vida cotidiana. La implementación de esta sencilla metodología meditativa, no requiere de ninguna filiación ideológica ni, por supuesto, de verse como un practicante budista. Emana del sentido común, así como de la convic-ción de que “el bien de muchos supera al bien del uno” y que “nuestro bienestar personal no puede desvincularse del bienestar colectivo”.

La compasión,

según el Dalai Lama

Ingeniera Claudia OrdazCatedrática del Departamento de Comunicación / ITESM [email protected]

Para sentir compasión por los demás, antes debemos sentir compasión por nosotros mismos.

Osho

Cuando vamos a bordo de nuestro auto, podemos ver gente que pide limosna en los cruceros; al encender el televisor o simplemente al hojear el periódico,

vemos el rostro de la miseria, el sufrimiento y la enfermedad. Estas desgracias están ahí, muy cerca de nosotros; no son historias inventadas, sino reali-dades con las que convivimos día con día.

Sin embargo, sufrimos de amnesia selectiva, porque el mundo nos va presentando necesidades que debemos cubrir de manera inmediata y al costo que sea; el mundo nos ha ido orillando a ser una raza de individuos egoístas, o más bien, nosotros elegimos serlo. Estamos cada vez más

aislados de los demás, y ni siquiera reparamos

en la idea de que no sería posible vivir un día

sin depender de infinidad de personas que

trabajan para que podamos continuar con

nuestras vidas: alimentándonos, vistiéndo-nos y ayudándonos de alguna otra forma.

Dado que pasamos horas frente al monitor, cada vez se nos dificulta más el relacionarnos con las demás personas. El único modo de poder abrirnos a nosotros mismos y a los demás es acercarnos a no-sotros mismos y a las demás personas con una disposición compasiva.

Claudia Ordaz

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN48 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 49

tegrante del equipo de neurocientíficos que llevan a cabo esta investigación, en el Laboratorio de Imagen Funcio-nal del Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Wisconisn en Madison. Davidson asegura que alcanzar un grado de actividad cerebral tan alto en esa área del cerebro requiere de un entrenamiento meditativo formal, al igual que los jugadores de tenis, por ejemplo, mejoran con la práctica en la ejecución de su deporte.

Así, después de dos mil 550 años, parece ser que las neurociencias finalmente comienzan a coincidir con los planteamientos milenarios de la filosofía budista.

Todas las cosas poseen la naturaleza de la mente, la mente es reina y toma la delantera. Si la mente es clara, lo que quiera que digas o hagas será seguido por la felicidad, como la sombra que acompaña al cuerpo.

Todas las cosas poseen la naturaleza de la mente; la mente es reina y toma la delantera. Si la mente se encuen-tra contaminada, lo que quiera que digas o hagas será seguido por la infelicidad como la sombra que acompaña al cuerpo.

MÉTODOS BUDISTAS DE INTROSPECCIÓN

ANALÍTICA PARA CULTIVAR LA COMPASIÓN

Primera parte

1. Pienso en un amigo o un ser querido que se encuentra sufriendo evidentemente y pienso:Al igual que yo, esta persona desea ser feliz y no desea sufrir, y sin embargo está sufriendo. ¡Si tan sólo esta per-

sona pudiera estar libre de su sufrimiento y de sus cau-

sas!

2. Visualizo a un ser querido quien, aunque no esté sufrien-do ahora en forma evidente, sufrirá en el futuro debido a las acciones contraproducentes que todos hemos cometi-do desde el tiempo sin principio. Pienso lo siguiente:

Al igual que yo, esta persona desea ser feliz y no de-sea sufrir; y sin embargo está sufriendo. ¡Si tan sólo esta

persona pudiera estar libre de su sufrimiento y de sus

causas!

Alterno entre la meditación analítica y la de estabili-zación.3. Extiendo lentamente esta meditación hacia cada perso-na, primero con más seres queridos y amigos; luego, hacia personas neutras, y, por último, a los enemigos, hasta in-cluir eventualmente a todos los seres a través del espa-cio.Segunda parte

1. Pienso en un amigo o un ser querido que se encuentra sufriendo evidentemente y pienso:Al igual que yo, esta persona desea ser feliz y no desea sufrir; y, sin embargo, está sufriendo. ¡Que esta persona

esté libre de su sufrimiento y de sus causas!

2. Visualizo a un ser querido, quien, aunque no esté sufrien-do ahora en forma evidente, sufrirá en el futuro debido a las acciones contraproducentes que todos hemos cometi-do desde el tiempo sin principio. Pienso lo siguiente:Al igual que yo, esta persona desea ser feliz y no desea sufrir; y, sin embargo, está sufriendo. ¡Que esta persona

esté libre de su sufrimiento y de sus causas!

3. Extiendo lentamente esta meditación hacia cada perso-

na; primero con más seres queridos y amigos; luego, hacia personas neutras, y, por último, a los enemigos, hasta in-cluir eventualmente a todos los seres a través del espa-cio.Tercera parte

1. Pienso en un amigo o ser querido que se encuentra su-friendo evidentemente y pienso:Al igual que yo, esta persona desea ser feliz y no desea sufrir; y sin embargo está sufriendo. ¡Voy a ayudar a que

esta persona se libere de su sufrimiento y de todas sus

causas!

2. Visualizo frente a mí a un ser querido quien, aunque no esté sufriendo ahora en forma evidente, sufrirá en el fu-turo debido a las acciones contraproducentes que todos hemos cometido desde el tiempo sin principio. Pienso lo siguiente:Al igual que yo, esta persona desea ser feliz y no desea sufrir, y sin embargo está sufriendo. ¡Voy a ayudar a que

esta persona se libere de su sufrimiento y de todas sus

causas!

3. Extiendo lentamente esta meditación hacia cada perso-na, primero con más seres queridos y amigos, luego hacia personas neutras y por último a los enemigos hasta incluir eventualmente a todos los seres a través del espacio.La compasión es un método excepcionalmente eficaz para entender la interdependencia de todos los fenómenos de la existencia, así como un instrumento muy poderoso para construir mejores condiciones para gozar y aprovechar a nuestra vida cotidiana. La implementación de esta sencilla metodología meditativa, no requiere de ninguna filiación ideológica ni, por supuesto, de verse como un practicante budista. Emana del sentido común, así como de la convic-ción de que “el bien de muchos supera al bien del uno” y que “nuestro bienestar personal no puede desvincularse del bienestar colectivo”.

La compasión,

según el Dalai Lama

Ingeniera Claudia OrdazCatedrática del Departamento de Comunicación / ITESM [email protected]

Para sentir compasión por los demás, antes debemos sentir compasión por nosotros mismos.

Osho

Cuando vamos a bordo de nuestro auto, podemos ver gente que pide limosna en los cruceros; al encender el televisor o simplemente al hojear el periódico,

vemos el rostro de la miseria, el sufrimiento y la enfermedad. Estas desgracias están ahí, muy cerca de nosotros; no son historias inventadas, sino reali-dades con las que convivimos día con día.

Sin embargo, sufrimos de amnesia selectiva, porque el mundo nos va presentando necesidades que debemos cubrir de manera inmediata y al costo que sea; el mundo nos ha ido orillando a ser una raza de individuos egoístas, o más bien, nosotros elegimos serlo. Estamos cada vez más

aislados de los demás, y ni siquiera reparamos

en la idea de que no sería posible vivir un día

sin depender de infinidad de personas que

trabajan para que podamos continuar con

nuestras vidas: alimentándonos, vistiéndo-nos y ayudándonos de alguna otra forma.

Dado que pasamos horas frente al monitor, cada vez se nos dificulta más el relacionarnos con las demás personas. El único modo de poder abrirnos a nosotros mismos y a los demás es acercarnos a no-sotros mismos y a las demás personas con una disposición compasiva.

Claudia Ordaz

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN50 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 47

Éste es quizás el deseo más primario y elemental que encontramos presente en la estructura cognoscitiva de los seres vivos. No obstante, tendríamos que definir lo que por este término entendemos, ya que la auténtica felicidad no puede ser reducida a la mera obtención del placer impul-sado por estímulos sensoriales temporales; la experiencia placentera que emerge ocasionalmente como resultado de nuestra rutina hedonista cotidiana.

De acuerdo con las más antiguas tradiciones espiri-

tuales del mundo, tales como la budista, la felicidad es

un tipo de florecimiento que subyace y satura todos

nuestros estados emocionales, que abraza y trasciende

las múltiples vicisitudes de la vida. Representa una ma-nera de relacionarse con el mundo, en concordancia con la naturaleza de la realidad. Aristóteles describía este estado a través de la palabra: Eudaimonia, concepto equivalente al “bien humano” el cual “llega a revelarse como el que-hacer del alma, de acuerdo con la virtud, y si las virtudes son más de una, de acuerdo con aquélla que sea la mejor y la más completa de entre éstas”.

BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD

Evidentemente, este tipo de bienestar demanda el desa-rrollo de un profundo conocimiento del individuo sobre sí mismo, lo que el gran Sócrates afirmaba al decir: “Aún soy incapaz, como ordena la inscripción en Delfos, de cono-

cerme a mí mismo, y me parece ciertamente absurdo inda-gar acerca de otras cosas antes de haber entendido esto”. El Dalai Lama, líder temporal y espiritual del pueblo ti-betano, afirma, a su vez, que “el propósito mismo de nues-tra vida es buscar la felicidad. Ya sea que uno siga esta o aquella religión, todos buscamos algo mejor en nuestra vida. Así que pienso que la dirección misma de la exis-

tencia no es otra que la búsqueda de la felicidad”.

Desde la óptica budista, la felicidad se encuentra in-trínsecamente ligada al desarrollo de una salud mental óp-tima, la cual por lo general se encuentra limitada por una serie de desequilibrios en nuestra mente y personalidad tales como: Desequilibrios conativos: inhabilidad para establecer una sana relación con el universo del deseo. Desequilibrios de la atención: crónico déficit de la aten-ción o síndrome de hiperactividad de la atención.Desequilibrios cognoscitivos: falta de claridad en torno a la manera en que el mundo, sus fenómenos y nosotros mismos existimos o a la tendencia de proyectar sobre la realidad cualidades con las que en realidad no cuenta.Desequilibrios emocionales: síndromes de insensibilidad o hiperactividad emocional.

MEDITACIÓN Y SALUD MENTAL

Por siglos, la meditación ha sido utilizada dentro del ámbito del mundo budista como una de las más podero-sas herramientas para cultivar la “salud mental óptima” y lograr un auténtico balance en nuestra mente y cora-zón. La meditación, se ha observado recientemente, puede cambiar el modo de trabajar del cerebro y permite alcan-zar niveles de conciencia inusuales, gracias a la creación de conexiones neuronales que no existen en los individuos que no suelen realizar prácticas contemplativas

Así lo han comprobado investigadores de la Universi-dad de Wisconsin en Madison, Estados Unidos, que desde 1992 llevan a cabo un estudio en colaboración con el ac-tual Dalai Lama y otros monjes budistas muy experimen-tados en el arte de la meditación.

Los últimos resultados de este estudio, liderado por los neurocientíficos Antoine Lutz y Richard Davidson, fu-eron publicados recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Hasta ahora, fenómenos como la paz interior y la se-renidad adquiridos a través de la meditación, eran inter-pretados a través de la luz de las afirmaciones metafísi-cas. Hoy, gracias entre otros muchos a este estudio, los efectos de estas prácticas se han “traducido” al lenguaje científico. Los monjes budistas que llevan largo tiempo

practicando meditación, presentan una gran actividad

en una zona determinada del cerebro: la corteza pre-

frontal izquierda.

En cambio, esta área del cerebro no presenta mayor actividad en los individuos que no practican meditación, aunque está “viva” con más frecuencia en aquéllos que tienen un carácter optimista y poco ansioso.

“Hemos observado que los monjes que llevan largo tiempo meditando, registran una actividad en esa parte del cerebro realmente alta”, explica Richard Davidson, in-

EL SER HUMANO, BONDADOSO Y COMPASIVO

Dice el Dalai Lama que el ser humano es de naturaleza bondadosa y compasiva; ya que siempre está en cons-tante búsqueda de su felicidad. De hecho, estudios científicos avalan esta afirmación, y muestran que toda agresividad y conducta violenta es producto de factores externos al ser humano, como su biología, el medio am-biente y su entorno social.

Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Harvard demostró que la estimulación de los sen-

timientos compasivos de las personas eleva sus nive-

les de inmunoglobulina A, un anticuerpo que ayuda a

combatir las infecciones respiratorias. Otros estudios realizados en la Universidad de Michigan revelaron que hacer voluntariado aumenta las expectativas de vida de las personas. Pero, ¿qué es la compasión? ¿Cómo po-demos llegar a tener un corazón compasivo?

¿QUÉ ES LA COMPASIÓN?

Se conoce como compasión la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás, y a la voluntad de aliviar sus penas. La compasión puede definirse como un estado mental libre de agresividad y de intenciones violentas. Es una actitud mental que desea liberar a los otros de sus sufrimientos, con compromiso, respon-sabilidad y respeto. La compasión es el deseo de que

los demás estén libres de sufrimiento; gracias a ella,

se aspira a lograr la iluminación. Según palabras del propio Dalai Lama en su libro El Arte de la Compasión, es mediante la misma como podemos evitar el pen-samiento egocéntrico, puesto que experimentamos una gran alegría y nunca caemos en el extremo de buscar sólo nuestra felicidad o salvación personales. La com-pasión debe ser siempre nuestro objetivo, desde el ini-cio del viaje espiritual.

Hay dos clases de compasión: la que incluye el apego y la expectativa de recibir lo mismo del otro, y la verdadera compasión, que es la que está libre del apego. Cuanto más comprendamos el sufrimiento del otro, tanto mayor será nuestra capacidad de compasión. El desarrollo de la compasión y el altruismo tiene un efecto positivo sobre la salud física y emocional, como se mencionó anteriormente; pues fortalece el sistema inmunológico y aumenta los años de vida.

¿CÓMO LOGRAR UN CORAZÓN COMPASIVO?

Dice el Dalai Lama en su libro ya citado, que si deseamos tener un corazón compasivo, el primer paso consiste en cultivar sentimientos de empatía o proximidad hacia los demás; también debemos reconocer la gravedad de su desdicha. Cuanto más cerca estamos de una perso-na, más insoportable nos resulta verla sufrir.

Y por cercanía nos referimos a un sentimiento de res-ponsabilidad, de preocupación por esa persona. Con el fin de desarrollar esta cercanía es necesario reflexionar sobre las virtudes implícitas en la alegría por el bienes-tar de los otros. Debemos llegar a ver la paz mental y la felicidad interna que se deriva de ello, al mismo tiempo

que reconocer las carencias que provienen del egoísmo y observar cómo este nos induce a actuar de un modo poco virtuoso y cómo nuestra fortuna actual se basa en la explotación de aquéllos que son menos afortunados; reconocer que nuestra fortuna depende de la contribución de los demás.

Cada uno de los aspectos de nuestro bienestar es debido a un duro tra-bajo por parte de otros. Nada de eso existiría, si no fuera por la amabilidad de tanta gente a la que ni siquiera conocemos. Si contemplamos el mundo,

crece nuestro aprecio hacia los otros y construimos puentes de empatía e

intimidad con ellos.

Tras el desarrollo de la empatía y la cercanía, el siguiente paso impor-

tante para cultivar nuestra compasión consiste en penetrar en la verdadera

naturaleza del sufrimiento. Puede ser lo que en el budismo se conoce como “sufrimiento del sufrimiento” –que es el primer nivel del sufrimiento- y es tener empatía con aquella persona que sufre una pérdida de salud o de un ser querido. El segundo nivel es el “sufrimiento del cambio”, y es compadecer a quienes gozan de fama y fortuna, porque en algún momento de sus vidas perderán esos bienes temporales y estarán afectados por el sufrimiento. El tercer nivel, que es el más profundo y el que experimentamos constante-mente, es el resultado del carácter cíclico de nuestra existencia.

Este nivel de sufrimiento impregna todas nuestras vidas, y nos condena a girar una y otra vez en círculos viciosos llenos de emociones negativas y acciones no virtuosas. Debemos trabajar en la empatía y la proximidad hacia otros para experimentar una verdadera compasión por el prójimo.

LA COMPASIÓN VERDADERA

La verdadera compasión –sostiene el Dalai Lama- posee la intensidad y la espontaneidad de una madre cariñosa que sufre por su bebé enfermo. Afirma que todos los actos y pensamientos de una madre, a lo largo de un día, gi-ran en torno a su preocupación por el niño. Y sólo cultivando y teniendo esa actitud para con los demás habremos alcanzado la máxima y más perfecta compasión.

Cuando todos nosotros logremos meditar, comprender e interiorizar

que todos somos uno: que tú eres yo y que yo soy tú, podremos experi-

mentar la vivencia de lo que es la más pura compasión en un mundo que

se olvida cada vez más del prójimo y se preocupa cada vez más por sí

mismo.

REFERENCIADalai Lama XIV (Tenzing Gyatzo) (2007) El Arte de la Compasión Primera edición. Ed. De Bolsillo, México D. F.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN46 51

mente condicionado, sino la consecución de un tipo de florecimiento que subyace y satura todos nuestros esta-dos emocionales y que abraza las múltiples vicisitudes de la vida. Un estilo de relación con la existencia que emana de la concordancia con la realidad. Para actualizar esta meta, es indispensable entender la naturaleza última de la mente, el mundo de los fenómenos y el potencial de per-fección que subyace adormecido en todos los seres.

LAS CUATRO NOBLES VERDADES

Hace dos mil 500 años, el Buda histórico, Siddhartha Gau-tama, enseñó las cuatro nobles verdades, en su primer sermón en el parque de los venados, Sarnath en Benares, India.

La primera es la verdad del sufrimiento; no tan sólo el sufrimiento que normalmente llamamos sufrimiento: el dolor de la insatisfacción, del nacer, crecer, envejecer, enfermar, morir, no obtener lo que nos es grato, o perder lo que nos es grato; sino también el más sutil dolor del cambio, la falsa felicidad que se transforma en angustia, así como el todavía más sutil sufrimiento que se encuentra latente en toda criatura, mientras la ignorancia primige-nia en torno a la naturaleza de la realidad no haya sido erradicada.

La segunda verdad es la de las causas del sufrimien-

to, fundamentalmente la ignorancia, el crónico descono-

cimiento de la realidad, que no sólo ignora la manera de ser de las cosas, sino que a su vez proyecta e imputa sobre objetos y personas cualidades que no les corresponden; la equivocada cognición de lo impermanente como per-manente; de aquello que depende de partes y condiciones

y es visto como sólido e independiente; de lo que es en reali-dad fuente de dolor y no obstante es visto como fuente de placer. La expresión más esencial de esta ignorancia prenatal es la que nos lleva a construir y defender el sentido de un “yo” separado y autónomo, distinción que eventualmente desemboca en las experiencias del odio, el deseo, el or-gullo y los celos, así como de muchos otros pensamientos y emociones que destruyen nuestra felicidad y envenenan nuestras vidas y las de otros.Estos venenos mentales pueden ser eliminados, ya que son, por naturaleza, transitorios y emergen de una va-riedad de causas y circunstancias que pueden ser reme-diadas. Es así que la tercera verdad, la del fin del sufri-

miento, es posible.

Es la cuarta verdad, la verdad del sendero, la que

hace de esta posibilidad una realidad: el uso de cualquier medio posible para lograr erradicar, de forma definitiva, las causas del sufrimiento, a través de un proceso de transformación; una metodología que pretende atacar los fundamentos de nuestros desequilibrios mentales y emo-cionales, los cuales nos privan de la posibilidad de ganar un estado de salud mental óptima y de autentico bienes-tar; desequilibrios en nuestro neurótico estilo de relación con el deseo, nuestros desequilibrios de atención, cogno-scitivos y emocionales.

ENSEÑANZAS DEL BUDA

Las cuatro nobles verdades fueron enseñadas durante lo que es conocido como ‘la primera puesta en movimiento de la rueda del Dharma’. A su vez, el Buda enseñó en va-rios niveles y diferentes cosas, con dependencia de su tipo de audiencia y su capacidad de entendimiento. A algunos les enseñó las imperfecciones del mundo de la experiencia cotidiana; a otros, les reveló la perfección existente en la naturaleza esencial de los fenómenos, y aun a otros les explicó el vacío: la ausencia de formas fantasiosas de e-xistencia que naturalmente imputamos a los fenómenos y la infinita compasión que es su esencia. Nos enseñó que todos los seres sensibles contienen dentro de sí, como una indestructible pepita de oro, el potencial para trans-formarse en Budas, y nos mostró el camino que cualquiera puede tomar para actualizar este preciado potencial.

La esencia del budismo es la unión de la sabiduría y la compasión. La primera nos permite reconocer nuestra naturaleza más íntima y la segunda nos muestra que la felicidad y el sufrimiento de otros son más importantes que los de nosotros mismos.

La enseñanza del Buda no debe ser vista meramente como un objeto de curiosidad intelectual, o como una filo-sofía especulativa. Su valor recae en poner en práctica sus principios. El budismo es, por definición, un sendero a la iluminación; una metodología de introspección analítica, orientada a mostrarnos la naturaleza de nuestras emo-ciones y actitudes perturbadas; a brindarnos métodos y medios para superarlas y para redescubrir la dimensión fundamental de gozo y luminosidad, que es una con la naturaleza de nuestras mentes.

Todos los seres aspiran a ser felices y dejar de sufrir.

INTRODUCCIÓN

¿Sólo evolucionan las especies que son capaces de vulne-rar a las demás, aquéllas que, de una u otra forma logran sobrevivir cuando se imponen a través de la fuerza en la lucha por la existencia, o evolucionan aquéllas que presen-tan una conducta altruista y que logran salir a flote ante un medio ambiente cambiante y azaroso? Este tipo de pre-guntas surgieron a la par del planteamiento evolutivo dar-winista; muchos creyeron que la única forma a partir de la cual se podía establecer la “transmutación” de las especies podía explicarse si se contemplaba únicamente el factor de lucha, así como las implicaciones que éste generaba.

Este escrito aborda un planteamiento ligado a la Bio-logía Evolutiva, cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XIX. El título del mismo alude al libro Mutual Aid: A factor in evolution, de Petr A. Kropotkin; quien, según varios autores, alcanzó cierta aceptación al interpretar de manera radical la teoría de la selección natural de Darwin, al plantear que no era la competencia, sino la cooperación y la ayuda las auténticas fuerzas de la evolución.

Tales consideraciones de Kropotkin repercutieron en grupos intelectuales, políticos, sociales, científicos y reli-giosos; es decir, en la sociedad de ese tiempo. Es impor-

tante mencionar que el término de ayuda en ese enton-

ces estaba asociado al concepto de altruismo. Éste se

define como la conducta que presentan ciertos indivi-

duos de una especie cuyo objetivo es el beneficio de

otros, muchas veces en detrimento de los benefactores.

Los postulados de competencia, ligados con lucha y al-truismo, llevaron a una confrontación abierta entre los po-cos defensores de Kropotkin y aquéllos que se mostraban

como factor de la evolución

Licenciado Geovani

López Ortiz Estudiante de

DoctoradoInstituto de

Fisiología Celular / UNAM

[email protected]

“Hemos de saber que la guerra es común a todos, y que la lucha es justicia, y que todo nace y muere por obra de la lucha”.

Heráclito

El altruismo

Geovani López Ortiz

a favor de Darwin. Es importante resaltar que el influjo de estas tesis continúa siendo parte sustancial en los estudios sociobiológicos actuales, donde las consideraciones refe-rentes a la historia de la ciencia y a todas aquellas disyun-tivas generadas por los diferentes enfoques (acertados o no) que trajo consigo el darwinismo, han jugado un papel muy importante en la explicación de diversas teorías, que tratan de definir el funcionamiento del mundo natural.

Resulta sorprendente encontrar que, para muchos his-toriadores de la ciencia, biólogos evolutivos, además de etólogos, la obra de Kropotkin es prácticamente descono-cida, aun cuando investigadores como De Wall y Harcourt manifiestan que todo estudio de la conducta cooperativa entre las especies y la polémica generada a partir de dichas consideraciones; se remontan a Darwin y a Kropotkin. Es necesario subrayar que uno de los factores que llevaron a Kropotkin a plantear el altruismo como “apoyo mutuo” en la naturaleza, fue una clara contraposición al “carácter egoísta” dado a partir de una serie de tergiversaciones cuyas bases eran los postulados darwinistas relacionados con “la supervivencia de los más aptos”.

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mente condicionado, sino la consecución de un tipo de florecimiento que subyace y satura todos nuestros esta-dos emocionales y que abraza las múltiples vicisitudes de la vida. Un estilo de relación con la existencia que emana de la concordancia con la realidad. Para actualizar esta meta, es indispensable entender la naturaleza última de la mente, el mundo de los fenómenos y el potencial de per-fección que subyace adormecido en todos los seres.

LAS CUATRO NOBLES VERDADES

Hace dos mil 500 años, el Buda histórico, Siddhartha Gau-tama, enseñó las cuatro nobles verdades, en su primer sermón en el parque de los venados, Sarnath en Benares, India.

La primera es la verdad del sufrimiento; no tan sólo el sufrimiento que normalmente llamamos sufrimiento: el dolor de la insatisfacción, del nacer, crecer, envejecer, enfermar, morir, no obtener lo que nos es grato, o perder lo que nos es grato; sino también el más sutil dolor del cambio, la falsa felicidad que se transforma en angustia, así como el todavía más sutil sufrimiento que se encuentra latente en toda criatura, mientras la ignorancia primige-nia en torno a la naturaleza de la realidad no haya sido erradicada.

La segunda verdad es la de las causas del sufrimien-

to, fundamentalmente la ignorancia, el crónico descono-

cimiento de la realidad, que no sólo ignora la manera de ser de las cosas, sino que a su vez proyecta e imputa sobre objetos y personas cualidades que no les corresponden; la equivocada cognición de lo impermanente como per-manente; de aquello que depende de partes y condiciones

y es visto como sólido e independiente; de lo que es en reali-dad fuente de dolor y no obstante es visto como fuente de placer. La expresión más esencial de esta ignorancia prenatal es la que nos lleva a construir y defender el sentido de un “yo” separado y autónomo, distinción que eventualmente desemboca en las experiencias del odio, el deseo, el or-gullo y los celos, así como de muchos otros pensamientos y emociones que destruyen nuestra felicidad y envenenan nuestras vidas y las de otros.Estos venenos mentales pueden ser eliminados, ya que son, por naturaleza, transitorios y emergen de una va-riedad de causas y circunstancias que pueden ser reme-diadas. Es así que la tercera verdad, la del fin del sufri-

miento, es posible.

Es la cuarta verdad, la verdad del sendero, la que

hace de esta posibilidad una realidad: el uso de cualquier medio posible para lograr erradicar, de forma definitiva, las causas del sufrimiento, a través de un proceso de transformación; una metodología que pretende atacar los fundamentos de nuestros desequilibrios mentales y emo-cionales, los cuales nos privan de la posibilidad de ganar un estado de salud mental óptima y de autentico bienes-tar; desequilibrios en nuestro neurótico estilo de relación con el deseo, nuestros desequilibrios de atención, cogno-scitivos y emocionales.

ENSEÑANZAS DEL BUDA

Las cuatro nobles verdades fueron enseñadas durante lo que es conocido como ‘la primera puesta en movimiento de la rueda del Dharma’. A su vez, el Buda enseñó en va-rios niveles y diferentes cosas, con dependencia de su tipo de audiencia y su capacidad de entendimiento. A algunos les enseñó las imperfecciones del mundo de la experiencia cotidiana; a otros, les reveló la perfección existente en la naturaleza esencial de los fenómenos, y aun a otros les explicó el vacío: la ausencia de formas fantasiosas de e-xistencia que naturalmente imputamos a los fenómenos y la infinita compasión que es su esencia. Nos enseñó que todos los seres sensibles contienen dentro de sí, como una indestructible pepita de oro, el potencial para trans-formarse en Budas, y nos mostró el camino que cualquiera puede tomar para actualizar este preciado potencial.

La esencia del budismo es la unión de la sabiduría y la compasión. La primera nos permite reconocer nuestra naturaleza más íntima y la segunda nos muestra que la felicidad y el sufrimiento de otros son más importantes que los de nosotros mismos.

La enseñanza del Buda no debe ser vista meramente como un objeto de curiosidad intelectual, o como una filo-sofía especulativa. Su valor recae en poner en práctica sus principios. El budismo es, por definición, un sendero a la iluminación; una metodología de introspección analítica, orientada a mostrarnos la naturaleza de nuestras emo-ciones y actitudes perturbadas; a brindarnos métodos y medios para superarlas y para redescubrir la dimensión fundamental de gozo y luminosidad, que es una con la naturaleza de nuestras mentes.

Todos los seres aspiran a ser felices y dejar de sufrir.

INTRODUCCIÓN

¿Sólo evolucionan las especies que son capaces de vulne-rar a las demás, aquéllas que, de una u otra forma logran sobrevivir cuando se imponen a través de la fuerza en la lucha por la existencia, o evolucionan aquéllas que presen-tan una conducta altruista y que logran salir a flote ante un medio ambiente cambiante y azaroso? Este tipo de pre-guntas surgieron a la par del planteamiento evolutivo dar-winista; muchos creyeron que la única forma a partir de la cual se podía establecer la “transmutación” de las especies podía explicarse si se contemplaba únicamente el factor de lucha, así como las implicaciones que éste generaba.

Este escrito aborda un planteamiento ligado a la Bio-logía Evolutiva, cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XIX. El título del mismo alude al libro Mutual Aid: A factor in evolution, de Petr A. Kropotkin; quien, según varios autores, alcanzó cierta aceptación al interpretar de manera radical la teoría de la selección natural de Darwin, al plantear que no era la competencia, sino la cooperación y la ayuda las auténticas fuerzas de la evolución.

Tales consideraciones de Kropotkin repercutieron en grupos intelectuales, políticos, sociales, científicos y reli-giosos; es decir, en la sociedad de ese tiempo. Es impor-

tante mencionar que el término de ayuda en ese enton-

ces estaba asociado al concepto de altruismo. Éste se

define como la conducta que presentan ciertos indivi-

duos de una especie cuyo objetivo es el beneficio de

otros, muchas veces en detrimento de los benefactores.

Los postulados de competencia, ligados con lucha y al-truismo, llevaron a una confrontación abierta entre los po-cos defensores de Kropotkin y aquéllos que se mostraban

como factor de la evolución

Licenciado Geovani

López Ortiz Estudiante de

DoctoradoInstituto de

Fisiología Celular / UNAM

[email protected]

“Hemos de saber que la guerra es común a todos, y que la lucha es justicia, y que todo nace y muere por obra de la lucha”.

Heráclito

El altruismo

Geovani López Ortiz

a favor de Darwin. Es importante resaltar que el influjo de estas tesis continúa siendo parte sustancial en los estudios sociobiológicos actuales, donde las consideraciones refe-rentes a la historia de la ciencia y a todas aquellas disyun-tivas generadas por los diferentes enfoques (acertados o no) que trajo consigo el darwinismo, han jugado un papel muy importante en la explicación de diversas teorías, que tratan de definir el funcionamiento del mundo natural.

Resulta sorprendente encontrar que, para muchos his-toriadores de la ciencia, biólogos evolutivos, además de etólogos, la obra de Kropotkin es prácticamente descono-cida, aun cuando investigadores como De Wall y Harcourt manifiestan que todo estudio de la conducta cooperativa entre las especies y la polémica generada a partir de dichas consideraciones; se remontan a Darwin y a Kropotkin. Es necesario subrayar que uno de los factores que llevaron a Kropotkin a plantear el altruismo como “apoyo mutuo” en la naturaleza, fue una clara contraposición al “carácter egoísta” dado a partir de una serie de tergiversaciones cuyas bases eran los postulados darwinistas relacionados con “la supervivencia de los más aptos”.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN52 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 45

tras. De aquí emana la tolerancia esencial que el mundo de hoy tanto necesita. Si bien en la historia del budismo, inevitablemente se han dado excepciones –ser budista no es lo mismo que ser un Buda– en general, la tradición se ha mantenido ajena a inquisiciones, guerras religiosas y masacres, quemas de brujas, personas y libros, así como las persecuciones de herejes.

TRADICIÓN LIBERAL DEL LIBRE CUESTIONAMIENTO

Si el budismo es una tradición no dogmática, no basada en un libro o en una particular colección de artículos de fe, ¿qué es lo que hace de un budista, budista? Para em-pezar, el respeto al propio Buda histórico y a la manera en que éste condujo su búsqueda por la verdad espiritual. De aquí emana directamente, un sentido de pertenencia hacia la tradición que el Buda estableció: uno de libre cuestio-namiento hacia la naturaleza de la verdad ulterior y de natural fraternidad para aquéllos que comparten un simi-lar (aunque no necesariamente idéntico) punto de vista.

MÉTODOS PRÁCTICOS

Si el énfasis del budismo recae en la investigación per-

sonalizada, se valorará por encima de todo la directa ex-

periencia religiosa, en oposición a las meras creencias

y la fe dogmática. Sin embargo, es claro que uno no ob-tiene esta experiencia de la nada. Si bien en circunstan-cias excepcionales esto puede suceder, el individuo tiene que comprometerse con un esfuerzo consciente de de-sarrollo. Es así que el budismo no nos ofrece tanto cosas en qué creer, sino más bien, cosas que hacer: una vasta variedad de prácticas espirituales que oscilan desde los preceptos morales, que el individuo puede aplicar en su vida diaria; virtudes que pueden ser gradualmente cul-tivadas, una profusión de prácticas meditativas que nos permiten desarrollar nuestros potenciales espirituales, así como medios orientados al cultivo de la sabiduría: el co- rrecto entendimiento de la realidad; el amor bondadoso y la compasión.

Puesto en términos occidentales, la meta ulterior de

la práctica budista es el construir y propiciar la expe-

riencia mística. El penetrar el gran misterio que yace en

el corazón de la existencia y encontrar las respuestas

a los complejos problemas que han preocupado pe-

rennemente a las mentes más desarrolladas de la raza

humana. Esto implica, naturalmente, una total y radical transformación de la persona.

SANACIÓN Y TRANSFORMACIÓN

Carl Jung escribió: “El mundo entero desea la paz, mien-tras se prepara para la guerra. La humanidad es impotente ante la propia humanidad, y los dioses, como siempre, nos enseñan el camino de la fatalidad”.

Ésta es una síntesis de nuestros dilemas contemporá-neos. Nuestra sociedad actual se encuentra acechada por una gran variedad de problemas –sociales, psicológicos, ecológicos y económicos– como, a su vez, por la constante amenaza del armaguedón nuclear, la cual siempre proyecta su sombra sobre nosotros. Nuestro planeta, literalmente, se ha convertido en una especie de bomba de tiempo, a

tan sólo unos minutos de su detonación final. Al correr el último segundo en el reloj, parecemos dominados por oscuras fuerzas que no entendemos, y sobre las cuales no tenemos control.

En ocasiones, proyectamos el mal hacia fuera, y ha-cemos a otros pueblos o personas responsables de nues-tras dificultades. De vez en vez, políticos y científicos proclaman el hallazgo de soluciones. Desgraciadamente, éstas suelen ser, por lo general, parciales y temporales. Tocan la superficie y atienden a los síntomas de nuestros problemas, mas son incapaces de aliviarlos de raíz. De ser honestos, estas causas radican en el corazón individual humano, en nuestros corazones, en donde radica un primi-tivo y fanático egoísmo.

Es nuestra avaricia personal, nuestro odio y con-

fusión colectivizada y amplificada a escala masiva, la

causa de los graves problemas de nuestro mundo. No obstante, tan sólo ver esto no es suficiente. Las oscuras fuerzas que residen en nuestro interior deben ser descu-biertas, evidenciadas y purificadas. Así, a través de la con-ciencia y el entendimiento, podrán ser transformadas en la materia de la sabiduría y la compasión. El budismo nos ofrece un medio y forma para hacer esto.

La tradición budista representa, fundamentalmente, una búsqueda del despertar. Su propósito es eliminar el sufrimiento y las causas que lo propician. No tiene como meta la mera persecución del placer temporal, sensorial-

ASPECTOS HISTÓRICOS

El inicio de la disyuntiva “lucha” y “apoyo” en las especies, tiene su origen en los escritos del sociólogo y economista inglés Thomas Malthus; específicamente en su “Ensayo sobre el principio de la población”. En él, Darwin encontró una frase importante para plantear su teoría evolutiva. Malthus hablaba de “la lucha por la existencia”. En dicho ensayo, se establece que mientras la población crecía de forma geométrica, los alimentos aumentaban en progresión aritmética. Malthus pensaba que la especie humana, y en general todos los seres vivientes, presentaban una tendencia ostensible a un aumento constante, el cual está por encima de los alimentos disponibles, hecho que a la postre determinaba la miseria, el hambre, la enfermedad y la lucha.

Una vez que Darwin conoció la doctrina de Malthus, asentó sus postulados de “lucha por la existencia” en su libro So-bre el origen de las especies, el cual fue publicado en 1859. Según Darwin, la lucha por la existencia se da “entre todos

los seres orgánicos del mundo, lucha que se desprende inevitablemente del incremento en proporción geométrica.

Es la doctrina de Malthus aplicada a todo el reino vegetal y animal”. Es importante mencionar que las teorías maltu-sianas acerca del crecimiento poblacional tomaron valores tan extremos que muchas veces rayaron en la exageración y no fueron congruentes con la realidad, (Figura 1).

Figura 1. Evidencia de los cálculos erróneos de Malthus respecto a la cantidad de habitantes en los países citados.

Es decir, Darwin se basó, desde un inicio, en una serie de postulados cuya comprobación existía tan sólo parcial-mente y de manera imprecisa; sin embargo, aceptó esas afirmaciones en su totalidad, sin cuestionar la base teórica de las mismas, y a partir de ellas estableció la parte medu-lar de la lucha por la existencia.

CORRIENTES DE PENSAMIENTO

A partir de la obra de Darwin, se formaron dos corrientes de pensamiento: una, representada por intelectuales que apoyaron y acentuaron la lucha por la existencia para jus-tificar ciertas posiciones filosóficas, políticas y biológicas, y otra, en la que estaban aquéllos que se promulgaban en franca contraposición a esa lucha. Estos últimos resalta-ban la preponderancia del altruismo para desacreditar a los primeros. En este punto sobresalen los nombres de T. H. Huxley y de Petr Kropotkin, ambos con posiciones an-tagónicas al respecto.

Hacia 1880, el zoólogo ruso Karl F. Kessler impartió una conferencia intitulada: “Sobre la ley de la ayuda mu-tua”. Hasta ese momento, Kropotkin había dudado de ciertos argumentos darwinistas, donde se establecía que la lucha por la existencia era el mecanismo preponderante en la evolución de las especies; la conferencia de Kessler

puso énfasis en que, además de la lucha mutua entre las

especies, también existía la ayuda mutua entre las mis-

mas; postulado que causó una gran impresión en Kro-

potkin, por lo que decidió profundizar sobre ello.

Posteriormente, en 1888, Thomas H. Huxley, amigo y defensor de Darwin, publicó su famoso ensayo “Struggle

for Existence and its Bearing upon Man”, en la revista Nineteenth Century. En dicho ensayo, Huxley define de manera absoluta que sólo pueden sobrevivir las especies más combativas, mientras que “los más débiles y los más estúpidos están condenados a muerte”. Estableció enton-

ces que la guerra encarnizada de uno contra todos era

“el estado normal de la existencia”. Para Huxley, el mo-

tor de la evolución era la lucha (Figura 2).

Figura 2. Según Huxley, lucha y fuerza eran factores determinantes que aseguraban el “éxito” en la evolución de las especies. Foto Jonathan Scott/Planet earth Pictures.

Huxley modificó el postulado de lucha por la existen-cia, y le dio una connotación ajena a la del propio Darwin, pues cuando este último habla de la lucha por la existen-cia, tiene mucho cuidado en mencionar que lo hace en el sentido más amplio, y fue claro en mencionar que esa “lu-cha” involucraba la capacidad del individuo para dejar

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN44 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 53

A lo largo de los últimos 40 años, el budismo ha gana-do enorme influencia y popularidad en occidente. Se dice, con base en recientes estudios publicados en el

Reino Unido, que la tradición es ya, hoy, una de las tradi-ciones espirituales de mayor presencia y crecimiento en Europa. Como muestra, tan sólo en los Estados Unidos existen más de mil centros de estudios budistas tibeta-nos, una de las múltiples tradiciones budistas presentes en nuestro continente.

Toda evidencia apunta hacia el continuo incremento en la popularidad de la tradición, como resultado de su habilidad para atender y satisfacer algunas de las más pro-fundas necesidades espirituales del occidental, requeri-mientos que por lo general no son del todo atendidos por las religiones institucionales del oeste. Con esto en mente, uno podría preguntarse: ¿qué es lo que el budismo posee que es especialmente útil y valioso? La respuesta es senci-lla: La ausencia de dogmas y la posibilidad de encontrar

la verdad por uno mismo.

AUSENCIA DE DOGMAS

El budismo no exige que una persona acepte sus enseñan-zas como dogmas de fe. Por el contrario, al practicante se le insta a investigar por si mismo los principios fundamen-tales que sustentan a la tradición. De encontrar validez en estos principios, ideas y observaciones, se le invita a

ponerlos en práctica. De no encontrarlos útiles o correc-tos, se le estimula a buscar la verdad en otros lados, sin conflicto alguno. Esta libertad esencial del dogma, es en-altecida en las palabras del Buda a los kalamas, un pueblo que vivía en la vecindad de la ciudad de Kesaputta en el norte de la India:

“Vengan, kalamas, no se sientan satisfechos mera-mente con las opiniones, con la tradición o con las narra-tivas legendarias, ni con aquello que a ustedes ha llegado a través de las escrituras, con conjeturas, inferencias lógi-cas, con el sopesar de las evidencias, con la adhesión a puntos de vista a los que arribamos tras la discusión con otros, o con el pensamiento ‘El monje es nuestro maestro’. Cuando ustedes sepan en sí mismos: ‘Estas ideas no son productivas, son objeto de censura, condenadas por los sabios; siendo adoptadas y puestas en práctica, conducen al daño y el sufrimiento’, entonces deben abandonarlas… (Por el contrario), Cuando ustedes sepan en sí mismos: ‘Es-tas ideas son productivas…’ entonces deberán practicarlas y normar su comportamiento a través de ellas”.

TOLERANCIA

Si uno se reserva el derecho de encontrar la verdad por sí mismo, entonces, lógicamente deberá conferirles a otros el mismo derecho, como a su vez deberá respetar sus con-clusiones, aun cuando éstas sean diferentes a las nues-

El desarrollo de la compasión

en el budismo tibetano

Maestro Marco Antonio Karam

Presidente y Fundador

de la Casa del Tibet de México

Director del proyecto de

construcción de la primera stupa budista de México

www.casatibet.org.mx

Marco Antonio Karam

descendencia. Para Darwin, es debido a la “lucha por la e-xistencia” que las variaciones, si son beneficiosas para los individuos de la especie, favorecerán a los descendientes, y éstos tendrán mayores probabilidades de sobrevivir.

Con base en una serie de investigaciones realizadas por Kropotkin en Liberia, de 1862 a 1867, observó que la “lucha por la existencia” jugaba un papel secundario en esas latitudes, y él mismo dice: “comencé a dudar res-pecto a la influencia dominante que ejerce esta clase de lucha, según las posiciones darwinistas, en el desarrollo de nuevas especies”. Aunque los planteamientos de Kro-potkin tuvieron como trasfondo rebatir desde su propia perspectiva las aseveraciones de Huxley, hecho que hiciera a través de la misma revista Nineteenth Century, también criticó y puso en entredicho ciertos postulados de supe-rioridad planteados por el propio Darwin; ya que este úl-timo manifestó que: “las especies que han habitado cada uno de los sucesivos periodos de la historia del mundo, han vencido a sus predecesores en la carrera por la vida y son en este sentido superiores a las demás especies en la naturaleza, hecho que a la postre determina una evolución progresista”.

Ante tales argumentos, y después de observar una escasez de alimentos ocasionada por las condiciones climáticas tan extremas, como suelen presentarse en el Asia Septentrional, Kropotkin, manifiesta que la especie a quien afectaba esta calamidad, salía de la prueba experi-mentada con una pérdida de energía y salud tan grande, que ninguna evolución progresista de las especies podía basarse en semejantes periodos de lucha aguda, ya que esto significaría la extinción de las especies en disputa.

PERSPECTIVA ACTUAL

La frase de “lucha por la existencia” tuvo indeseables con-notaciones. Aún sin entender cuál era el sentido en que Darwin había expresado dicha frase, la filosofía marxista se apropió de este término para establecer una crítica al capitalismo. El darwinismo social se valió del mismo para argumentar la competencia económica, y T. H. Huxley lo utilizó en su concepción de “lucha hobbesiana” entre las especies y al momento de implementar su “ética evolu-tiva”.

De tal manera, el concepto de “lucha por la existen-

cia”, dado a partir de una integración de datos, cuyo

origen se relacionó con el mundo natural, terminó for-

mando parte importante en las esferas político-sociales. Asimismo, Kropotkin deseaba que toda consideración de lucha fuera entendida como un aspecto secundario del apoyo mutuo, pues como se manifestó con anterioridad, el éxito en esa lucha depende del altruismo.

A partir de entonces, surgen conceptos importantes, entre los que destacan aquéllos que hacen hincapié en las relaciones interespecíficas de las especies, vinculados al cuidado parental (Figura 3) y los que relacionan diversos aspectos determinantes en la filogenia de las mismas, aso-ciados a la evolución de la conducta.

Después de que la obra de Kropotkin saliera a la luz, surgieron una serie de teorías que planteaban de una for-ma indirecta aspectos ligados a la “lucha por la existencia”

y al “apoyo mutuo”. Bowler ha explicado que el darwinis-mo pasó por un “eclipse” hacia finales del siglo XIX; sin embargo, no sólo le pasó al darwinismo; sino también a las corrientes que planteaban de una forma u otra los meca-nismos a través de los cuales operaba la evolución. No fue sino hasta la década de los cuarenta cuando se retoma-ron algunos mecanismos que tratan de explicar desde una perspectiva etológica la “lucha por la existencia”. Ejemplo de esto fueron las investigaciones de Colquhoun, quien en 1942 llegó a determinar una jerarquización de la agresión en esa lucha.

Fig. 3. El cuidado parental es la conducta de resguardo que se presenta entre los miembros de una especie “emparentada”. Se ha observado que es proporcionado más a menudo por hembras que por machos. Foto Patricia Schwagmeyer.

ALTRUISMO EN LA NATURALEZA

En 1964, Hamilton retoma y establece el altruismo en la naturaleza, basado en la interacción entre organismos. Posteriormente, Mayr establece que: “El comportamiento altruista es útil, debido a que aumenta la eficacia repro-ductiva, tanto del organismo altruista como de su espe-cie”. En la actualidad, se consideran diversos tipos de altruismo, todos ellos basados en consideraciones etológi-cas, las cuales son útiles para establecer de una manera incuestionable que el altruismo es importante en la evo-lución de los organismos y se ha visto “favorecido” por la selección natural.

Una gran cantidad de escritos concernientes al estu-dio de la Biología evolutiva, Sociobióloga, Ecología y Gené-tica de poblaciones, Biología molecular, Antropología, Economía, entre otros, relacionan de una u otra manera ambos términos en las diferentes disciplinas científicas; retomando algunas veces, desde una perspectiva reduc-cionista y antropocéntrica, los mecanismos que constitu-yen el proceso evolutivo.

Tiempo después de Colquhoun, el término de “lu-

cha por la existencia” cayó parcialmente en desuso; sin

embargo, surgió otro concepto que confrontaba nue-

vamente al altruismo. El nombre de ese término fue

“egoísmo”. Una vez que el estudio del genoma se tornó

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN44 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 53

A lo largo de los últimos 40 años, el budismo ha gana-do enorme influencia y popularidad en occidente. Se dice, con base en recientes estudios publicados en el

Reino Unido, que la tradición es ya, hoy, una de las tradi-ciones espirituales de mayor presencia y crecimiento en Europa. Como muestra, tan sólo en los Estados Unidos existen más de mil centros de estudios budistas tibeta-nos, una de las múltiples tradiciones budistas presentes en nuestro continente.

Toda evidencia apunta hacia el continuo incremento en la popularidad de la tradición, como resultado de su habilidad para atender y satisfacer algunas de las más pro-fundas necesidades espirituales del occidental, requeri-mientos que por lo general no son del todo atendidos por las religiones institucionales del oeste. Con esto en mente, uno podría preguntarse: ¿qué es lo que el budismo posee que es especialmente útil y valioso? La respuesta es senci-lla: La ausencia de dogmas y la posibilidad de encontrar

la verdad por uno mismo.

AUSENCIA DE DOGMAS

El budismo no exige que una persona acepte sus enseñan-zas como dogmas de fe. Por el contrario, al practicante se le insta a investigar por si mismo los principios fundamen-tales que sustentan a la tradición. De encontrar validez en estos principios, ideas y observaciones, se le invita a

ponerlos en práctica. De no encontrarlos útiles o correc-tos, se le estimula a buscar la verdad en otros lados, sin conflicto alguno. Esta libertad esencial del dogma, es en-altecida en las palabras del Buda a los kalamas, un pueblo que vivía en la vecindad de la ciudad de Kesaputta en el norte de la India:

“Vengan, kalamas, no se sientan satisfechos mera-mente con las opiniones, con la tradición o con las narra-tivas legendarias, ni con aquello que a ustedes ha llegado a través de las escrituras, con conjeturas, inferencias lógi-cas, con el sopesar de las evidencias, con la adhesión a puntos de vista a los que arribamos tras la discusión con otros, o con el pensamiento ‘El monje es nuestro maestro’. Cuando ustedes sepan en sí mismos: ‘Estas ideas no son productivas, son objeto de censura, condenadas por los sabios; siendo adoptadas y puestas en práctica, conducen al daño y el sufrimiento’, entonces deben abandonarlas… (Por el contrario), Cuando ustedes sepan en sí mismos: ‘Es-tas ideas son productivas…’ entonces deberán practicarlas y normar su comportamiento a través de ellas”.

TOLERANCIA

Si uno se reserva el derecho de encontrar la verdad por sí mismo, entonces, lógicamente deberá conferirles a otros el mismo derecho, como a su vez deberá respetar sus con-clusiones, aun cuando éstas sean diferentes a las nues-

El desarrollo de la compasión

en el budismo tibetano

Maestro Marco Antonio Karam

Presidente y Fundador

de la Casa del Tibet de México

Director del proyecto de

construcción de la primera stupa budista de México

www.casatibet.org.mx

Marco Antonio Karam

descendencia. Para Darwin, es debido a la “lucha por la e-xistencia” que las variaciones, si son beneficiosas para los individuos de la especie, favorecerán a los descendientes, y éstos tendrán mayores probabilidades de sobrevivir.

Con base en una serie de investigaciones realizadas por Kropotkin en Liberia, de 1862 a 1867, observó que la “lucha por la existencia” jugaba un papel secundario en esas latitudes, y él mismo dice: “comencé a dudar res-pecto a la influencia dominante que ejerce esta clase de lucha, según las posiciones darwinistas, en el desarrollo de nuevas especies”. Aunque los planteamientos de Kro-potkin tuvieron como trasfondo rebatir desde su propia perspectiva las aseveraciones de Huxley, hecho que hiciera a través de la misma revista Nineteenth Century, también criticó y puso en entredicho ciertos postulados de supe-rioridad planteados por el propio Darwin; ya que este úl-timo manifestó que: “las especies que han habitado cada uno de los sucesivos periodos de la historia del mundo, han vencido a sus predecesores en la carrera por la vida y son en este sentido superiores a las demás especies en la naturaleza, hecho que a la postre determina una evolución progresista”.

Ante tales argumentos, y después de observar una escasez de alimentos ocasionada por las condiciones climáticas tan extremas, como suelen presentarse en el Asia Septentrional, Kropotkin, manifiesta que la especie a quien afectaba esta calamidad, salía de la prueba experi-mentada con una pérdida de energía y salud tan grande, que ninguna evolución progresista de las especies podía basarse en semejantes periodos de lucha aguda, ya que esto significaría la extinción de las especies en disputa.

PERSPECTIVA ACTUAL

La frase de “lucha por la existencia” tuvo indeseables con-notaciones. Aún sin entender cuál era el sentido en que Darwin había expresado dicha frase, la filosofía marxista se apropió de este término para establecer una crítica al capitalismo. El darwinismo social se valió del mismo para argumentar la competencia económica, y T. H. Huxley lo utilizó en su concepción de “lucha hobbesiana” entre las especies y al momento de implementar su “ética evolu-tiva”.

De tal manera, el concepto de “lucha por la existen-

cia”, dado a partir de una integración de datos, cuyo

origen se relacionó con el mundo natural, terminó for-

mando parte importante en las esferas político-sociales. Asimismo, Kropotkin deseaba que toda consideración de lucha fuera entendida como un aspecto secundario del apoyo mutuo, pues como se manifestó con anterioridad, el éxito en esa lucha depende del altruismo.

A partir de entonces, surgen conceptos importantes, entre los que destacan aquéllos que hacen hincapié en las relaciones interespecíficas de las especies, vinculados al cuidado parental (Figura 3) y los que relacionan diversos aspectos determinantes en la filogenia de las mismas, aso-ciados a la evolución de la conducta.

Después de que la obra de Kropotkin saliera a la luz, surgieron una serie de teorías que planteaban de una for-ma indirecta aspectos ligados a la “lucha por la existencia”

y al “apoyo mutuo”. Bowler ha explicado que el darwinis-mo pasó por un “eclipse” hacia finales del siglo XIX; sin embargo, no sólo le pasó al darwinismo; sino también a las corrientes que planteaban de una forma u otra los meca-nismos a través de los cuales operaba la evolución. No fue sino hasta la década de los cuarenta cuando se retoma-ron algunos mecanismos que tratan de explicar desde una perspectiva etológica la “lucha por la existencia”. Ejemplo de esto fueron las investigaciones de Colquhoun, quien en 1942 llegó a determinar una jerarquización de la agresión en esa lucha.

Fig. 3. El cuidado parental es la conducta de resguardo que se presenta entre los miembros de una especie “emparentada”. Se ha observado que es proporcionado más a menudo por hembras que por machos. Foto Patricia Schwagmeyer.

ALTRUISMO EN LA NATURALEZA

En 1964, Hamilton retoma y establece el altruismo en la naturaleza, basado en la interacción entre organismos. Posteriormente, Mayr establece que: “El comportamiento altruista es útil, debido a que aumenta la eficacia repro-ductiva, tanto del organismo altruista como de su espe-cie”. En la actualidad, se consideran diversos tipos de altruismo, todos ellos basados en consideraciones etológi-cas, las cuales son útiles para establecer de una manera incuestionable que el altruismo es importante en la evo-lución de los organismos y se ha visto “favorecido” por la selección natural.

Una gran cantidad de escritos concernientes al estu-dio de la Biología evolutiva, Sociobióloga, Ecología y Gené-tica de poblaciones, Biología molecular, Antropología, Economía, entre otros, relacionan de una u otra manera ambos términos en las diferentes disciplinas científicas; retomando algunas veces, desde una perspectiva reduc-cionista y antropocéntrica, los mecanismos que constitu-yen el proceso evolutivo.

Tiempo después de Colquhoun, el término de “lu-

cha por la existencia” cayó parcialmente en desuso; sin

embargo, surgió otro concepto que confrontaba nue-

vamente al altruismo. El nombre de ese término fue

“egoísmo”. Una vez que el estudio del genoma se tornó

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN54 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 43

Quien no perdona a sus semejantes no tiene cabida

en el Reino de Dios: “¿No debiste tú hacer lo mismo? (Cfr. Mateo 18,21 y ss); y el “Padre nuestro”: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.

CANTO A LA MISERICORDIA

Todos los necesitados y miserables que acudían a Cristo, lo hacían en una súplica que era un canto a la misericor-dia, a la compasión. Una de las bienaventuranzas dice claramente: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia”.

En consecuencia, la propia felicidad consiste en la acep-tación con la que se acoge a los demás. El conocimiento de la misericordia de Dios en Cristo fundamenta lo nuevo que hay en la argumentación cristiana. En los relatos de los sinópticos sobre los milagros, el imperativo “¡Ten com-pasión!” se halla en los labios de los que se acercan a Jesús pidiéndole salvación e invocando su mesianidad.

Esta petición tiene especialmente la forma de un

clamor de oración: “¡Hijo de David!, Jesús, ten misericor-

dia de mi!”. Ante tal clamor, el Hijo de David le devuelve misericordiosamente la luz de los ojos al ciego, el andar y levantarse al tullido, la tersura de la piel al leproso, con-virtiéndolos a todos en testigos de su propia pasión. El esperado descendiente de David demuestra ser el Kyrios, al reconocer la fe de la mujer pagana o al expulsar al de-monio que se había apoderado de su hija o al escuchar al padre del muchacho epiléptico que lo increpaba dicien-do: “¡Señor, ten misericordia de mi hijo!”.

En uno de los relatos más acabados como teología de la compasión, san Lucas recoge en 1, 78-79 el concepto ve-terotestamentario de compasión o misericordia en su sen-tido original: como fidelidad de Dios clemente y creador. Así, la gente se regocija por la misericordia mostrada por Dios a Israel. Esa misericordia es señal de la omnipotencia creadora de Dios. Esa misericordia alcanza la plenitud fun-damental en su encarnación, en la clemente entrega que Dios hizo de sí mismo a los insignificantes y los pobres.

CREACIÓN Y COMPASIÓN DE DIOS

Los Evangelios se convierten en un canto nuevo y un brin-co genial a otra teología y otra visión de Dios. La primera gran acción fundamental de Dios es una doble acción. La primera gran acción de Dios es la creación misma, donde su magnificencia y magnanimidad despliegan su amor a su propia obra, y hace partícipe a su creación del manto de su eternidad.

En esta acción, Dios crea al hombre distinto al resto

de las criaturas. Lo crea libre. Ésta es la gran aventu-

ra de Dios. Al crear al hombre, lo crea libre, capaz de

oponérsele, separarse, alejarse, y hasta blasfemar contra su propio Creador, para que con el mismo amor con el que fue creado, lo busque. Dios es la causa eficiente y, por ello, causa final, sumo bien, máximo bien, bien supremo, jamás nada mejor deseable al que tiende toda la creación. Por él llora la creación. La gran paradoja de Dios está en esa ten-sión radical entre la libertad del hombre y el amor creativo de Dios. Dios no puede desear otra cosa ni darnos mejor

cosa que la vida misma. La vida del hombre es el don su-premo, inalienable, intransferible, no comerciable.

La segunda gran acción de Dios, muy superior a la primera, es ese momento inefable en que Dios decide ser parte de su propia creación. Decide hacerse historia, nacer de una mujer como el resto de los seres humanos, nacer del vientre de una madre. Decide encarnecerse. Decide pa-decer y, por tanto, ser garante de su propia creación. Y esto lo hace en la persona de Cristo que comparte con el hombre toda la condición humana: la familia, la amistad, el trabajo, la risa, la alegría; pero también la soledad, la tristeza, el abandono, la traición, la negación, el repudio, la tortura y la muerte misma.

En suma, el acto de la encarnación de Dios no puede separarse del acto creador, que, viniendo de Dios esas dos acciones, se convierten en un solo acto de Dios, y por tanto es un acto trascendente y destinado a volver a no salirse de la eternidad y, por ello, Cristo resucita y abre la puerta a su creación al destino último del hombre que es Dios mismo.

preponderante, las consideraciones altruistas y de lucha adquirieron una dimensión molecular; posteriormente se implementaron mecanismos antagonistas del altruismo molecular; para tal efecto, Dawkins establece su “egoísmo genético” en la naturaleza; según el cual, todo ser viviente es un robot, cuya única función es proteger las “moléculas egoístas” denominadas genes.

Este tipo de visión, que remite a un “egoísmo molecu-lar”, a partir del cual pueden ser definidos todos los seres orgánicos, dividiéndolos en sus componentes más senci-llos, relaciona de manera ingeniosa una cuestión antigua (el reduccionismo) con una concepción actual (la Biología molecular), lo cual conduce a los mismos derroteros que ya habían sido trazados desde hacía tiempo y que surgieron del mecanicismo cartesiano hasta llegar al fiscicismo.

CONSIDERACIONES

La conducta humana se relaciona con un sinfín de inte-racciones; en tal circunstancia, existen términos como la monogamia, esclavismo, lucha, cooperación, entre otras. El ser humano ha pretendido, desde hace mucho tiempo, darles esas mismas atribuciones a los demás organismos, sin tener en consideración que la naturaleza es amoral y, por lo tanto, no puede ser adjetivada desde una perspec-tiva humana, de tal manera que toda consideración sobre aspectos concernientes al mundo natural tiene que ser objetiva.

Es necesario implementar nuevos conceptos que no puedan ser tergiversados a favor de aquéllos que los pro-claman. Asmley Montagu piensa que Huxley fundamentó

la supremacía de los más fuertes sobre “los más dé-

biles”, en la filosofía de la época, el laissez-faire que en

su aspecto más radical propugnaba por la libertad de las

personas para hacer lo que desearan, sin importar si iba

en detrimento de los demás.

Tales implicaciones promovieron la creencia de una lucha encarnizada entre todas las cosas vivientes, e imple-mentaron un problema más a resolver: el de la teleología, al considerar que la conciencia de los organismos indivi-duales determina el curso volitivo de la evolución, evolu-ción que indefectiblemente tiene por fin último la lucha.

El altruismo es un factor preponderante en la evolu-ción de las especies. Cualquier etólogo deja en claro que los procesos sociobiológicos dependen, en cierta medida, de este tipo de comportamiento que establecen los orga-nismos para poder sobrevivir (Figura 4). Con estas consi-deraciones y al ser Kropotkin uno de los primeros inves-tigadores en resaltar el influjo del altruismo como factor de la evolución, su obra en un cierto sentido debió ser reivindicada; sin embargo, no fue así.

Figura 4. El altruismo y la socialización son conceptos importantes en la Sociobiología, cuyo objetivo principal es definir las bases biológicas de la conducta. Foto Charles Munn/Wildlife Conservation International.

REFERENCIASBowler, J. 1985. El eclipse del Darwinismo. Labor universitaria. Barcelona, España.

Futuyma, D. 1998. Evolutionary Biology. Sinauer Associates, Inc. Third edition. Sunderland. MA, USA.

Kropotkin, P. 1970. El apoyo mutuo, un factor de la evolución. Ed. Proyección. Buenos Aires.

Mayr, E. 1998. Así es la Biología. Debate. Madrid, España.

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él la tuvo con nosotros: “Yo quiero compasión, misericor-dia y no sacrificios” (Oseas 6,6). El profeta Amós dirá: “Te desposaré con amor y compasión”. En esta tradición, la lógica y poética de Cristo, en todo lo que hizo y todo lo que dijo, consisten principalmente en hacer posible una memoria dichosa de nuestro principio y de nuestro fin.

LA LÓGICA DE CRISTO

La primera función de Cristo es revelarnos cuál es nuestra verdadera relación con el Creador. La creación no es un

acto histórico que pasó, sino que sigue siendo un solo

acto presente. Basta que nazca una pequeña flor, o un

niño, y es el mismo acto que continúa la creación de

Dios. Dios sigue soplando sobre nosotros como sobre el primer Adán y la primera Eva. Todos somos Adán y todos somos Eva.

Pero la lógica de Cristo también nos revela cuál es nuestra verdadera relación con nuestros prójimos, nues-tros semejantes, los otros, quienes han recibido de su Creador el mismo don de la vida, sin distinción de tiempos, razas, ideologías, ni credos religiosos. En segundo lugar, nos revela el entorno donde se desarrolla nuestra historia. Por ello, la lógica de Cristo implica el respeto absoluto a toda manifestación de vida, a la tolerancia, a la compasión, especialmente para con los más miserables, y la prueba definitiva la da con su propia vida, al morir y también al resucitar.

No en vano la oración que llamamos: “Padre nuestro” nos da el atrevimiento y el derecho natural [¿divino?] de llamar a Dios Padre misericordioso, Padre amoroso. Como expresión magistral de la poética de Cristo se encuentra la parábola del Hijo Pródigo, obra única y excepcional en toda literatura universal. Es el canto más bello a la miseri-

cordia paternal de Dios hacia sus creaturas, quien siem-

pre está dispuesto a recibirlas con los brazos abiertos

después de haber gastado su libertad como han querido, hasta el extremo del derecho que tiene el ser humano de pecar libremente. Tal exquisito respeto a la libertad lo de-muestra el mismo ser humano con el amor paternal y ma-ternal hacia sus hijos, un amor que va más allá del uso que sus hijos hacen de su libertad.

En aquella gran oración, Cristo pide, ante todo, santifi-car su propio nombre, y desear el Reino de Dios en nuestra propia vida, teniendo como sumo alimento su voluntad, y pidiéndole lo necesario material y espiritual para nuestro completo desarrollo humano.

LA POÉTICA DE CRISTO

La otra gran parábola de Cristo es la llamada “El Buen sa-maritano”, en la que nos enseña que tenemos que hacer con nuestros semejantes lo que Él hace con nosotros. Describe la compasión hacia la miseria del otro, que nos obliga a bajarnos de nuestro caballo y atender al necesitado. Ava-lan esta parábola muchas otras, como la súplica que el rico Epulón hace a Abraham (Lucas 16, 24), o la parábola del deudor (Mateo 18, 23-35) sobre el perdón que hay que ejercer con nuestros semejantes. Según esta visión crea-

dora y poética de Cristo, no se puede entender nuestra

relación con Dios sin el perdón.

INTRODUCCIÓN

Una oncóloga tiene años de tratar a pacientes con cáncer. Desde hace varios meses se muestra distante de su familia y sus amigos.

Desde hace varios años, un psicoterapeuta atiende a niños víctimas de violencia intrafamiliar. Actualmente muestra una pérdida de interés en los placeres de la vida diaria.

Una enfermera brinda cuidados intensivos. En su ho-gar tiene frecuentes explosiones de enojo.

Un joven trabajador social labora desde hace poco con familias de niños que han sido víctimas de abuso sexual. Desde entonces él mismo presenta disfunción sexual.

Una señora atiende a su propia familia; además, cuida a su padre senil, quien está encamado. Ella sufre, desde hace meses, cefalea, tensión muscular, dolores de espalda, irritabilidad e insomnio.

Todos ellos tienen una profunda compasión hacia

las personas a su cuidado. Cuidar al otro tiene un costo

en su salud bio-psico-social.

Tener sentimientos de conmiseración hacia personas que sufren es común en el ejercicio diario de diversas actividades. En el caso específico del área biomédica, la interacción diaria y crónica con estos pacientes llega a da-ñar la salud del propio profesional, quien puede sufrir el síndrome de fatiga por compasión.

FATIGA POR COMPASIÓN

La fatiga por compasión surge específicamente del es-

trés de la relación interpersonal del clínico y el paciente. En el caso específico de la salud mental, algunos investi-gadores consideran que la fatiga por compasión se debe a los efectos dañinos crónicos del trauma de la terapia sobre el propio terapeuta.

Un factor de riesgo bien reconocido entre psicotera-peutas es la tendencia natural a absorber el dolor de sus pacientes. Esto tiene un costo bio-psico-social personal, el cual puede expresarse a través de la fatiga por com-pasión. Los afectados con fatiga por compasión continúan entregándose a los pacientes como profesionales de la sa-lud, de manera que encuentran difícil mantener un sano balance entre la empatía y la objetividad.

Por otra parte, para algunos investigadores, la fatiga por compasión es una forma del síndrome de “burnout”, el cual se caracteriza por un profundo agotamiento físico, emocional y espiritual, acompañado de dolor emocional agudo. El “burnout” se origina de la interacción del clíni-

co con el ambiente de trabajo. Un punto fundamental en

la fatiga por compasión es la relación con el paciente,

mientras que en el “burnout” es la relación con el am-

biente laboral. Esta diferencia es importante. La fatiga por compasión y el “burnout” pueden presentarse en un mismo sujeto.

Fatiga por compasión

Ph. D. Jorge Valenzuela-RendónMédico, Fisiólogo y PsicoterapeutaProfesor-Investigador UANL y [email protected]

Jorge Valenzuela-Rendón

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él la tuvo con nosotros: “Yo quiero compasión, misericor-dia y no sacrificios” (Oseas 6,6). El profeta Amós dirá: “Te desposaré con amor y compasión”. En esta tradición, la lógica y poética de Cristo, en todo lo que hizo y todo lo que dijo, consisten principalmente en hacer posible una memoria dichosa de nuestro principio y de nuestro fin.

LA LÓGICA DE CRISTO

La primera función de Cristo es revelarnos cuál es nuestra verdadera relación con el Creador. La creación no es un

acto histórico que pasó, sino que sigue siendo un solo

acto presente. Basta que nazca una pequeña flor, o un

niño, y es el mismo acto que continúa la creación de

Dios. Dios sigue soplando sobre nosotros como sobre el primer Adán y la primera Eva. Todos somos Adán y todos somos Eva.

Pero la lógica de Cristo también nos revela cuál es nuestra verdadera relación con nuestros prójimos, nues-tros semejantes, los otros, quienes han recibido de su Creador el mismo don de la vida, sin distinción de tiempos, razas, ideologías, ni credos religiosos. En segundo lugar, nos revela el entorno donde se desarrolla nuestra historia. Por ello, la lógica de Cristo implica el respeto absoluto a toda manifestación de vida, a la tolerancia, a la compasión, especialmente para con los más miserables, y la prueba definitiva la da con su propia vida, al morir y también al resucitar.

No en vano la oración que llamamos: “Padre nuestro” nos da el atrevimiento y el derecho natural [¿divino?] de llamar a Dios Padre misericordioso, Padre amoroso. Como expresión magistral de la poética de Cristo se encuentra la parábola del Hijo Pródigo, obra única y excepcional en toda literatura universal. Es el canto más bello a la miseri-

cordia paternal de Dios hacia sus creaturas, quien siem-

pre está dispuesto a recibirlas con los brazos abiertos

después de haber gastado su libertad como han querido, hasta el extremo del derecho que tiene el ser humano de pecar libremente. Tal exquisito respeto a la libertad lo de-muestra el mismo ser humano con el amor paternal y ma-ternal hacia sus hijos, un amor que va más allá del uso que sus hijos hacen de su libertad.

En aquella gran oración, Cristo pide, ante todo, santifi-car su propio nombre, y desear el Reino de Dios en nuestra propia vida, teniendo como sumo alimento su voluntad, y pidiéndole lo necesario material y espiritual para nuestro completo desarrollo humano.

LA POÉTICA DE CRISTO

La otra gran parábola de Cristo es la llamada “El Buen sa-maritano”, en la que nos enseña que tenemos que hacer con nuestros semejantes lo que Él hace con nosotros. Describe la compasión hacia la miseria del otro, que nos obliga a bajarnos de nuestro caballo y atender al necesitado. Ava-lan esta parábola muchas otras, como la súplica que el rico Epulón hace a Abraham (Lucas 16, 24), o la parábola del deudor (Mateo 18, 23-35) sobre el perdón que hay que ejercer con nuestros semejantes. Según esta visión crea-

dora y poética de Cristo, no se puede entender nuestra

relación con Dios sin el perdón.

INTRODUCCIÓN

Una oncóloga tiene años de tratar a pacientes con cáncer. Desde hace varios meses se muestra distante de su familia y sus amigos.

Desde hace varios años, un psicoterapeuta atiende a niños víctimas de violencia intrafamiliar. Actualmente muestra una pérdida de interés en los placeres de la vida diaria.

Una enfermera brinda cuidados intensivos. En su ho-gar tiene frecuentes explosiones de enojo.

Un joven trabajador social labora desde hace poco con familias de niños que han sido víctimas de abuso sexual. Desde entonces él mismo presenta disfunción sexual.

Una señora atiende a su propia familia; además, cuida a su padre senil, quien está encamado. Ella sufre, desde hace meses, cefalea, tensión muscular, dolores de espalda, irritabilidad e insomnio.

Todos ellos tienen una profunda compasión hacia

las personas a su cuidado. Cuidar al otro tiene un costo

en su salud bio-psico-social.

Tener sentimientos de conmiseración hacia personas que sufren es común en el ejercicio diario de diversas actividades. En el caso específico del área biomédica, la interacción diaria y crónica con estos pacientes llega a da-ñar la salud del propio profesional, quien puede sufrir el síndrome de fatiga por compasión.

FATIGA POR COMPASIÓN

La fatiga por compasión surge específicamente del es-

trés de la relación interpersonal del clínico y el paciente. En el caso específico de la salud mental, algunos investi-gadores consideran que la fatiga por compasión se debe a los efectos dañinos crónicos del trauma de la terapia sobre el propio terapeuta.

Un factor de riesgo bien reconocido entre psicotera-peutas es la tendencia natural a absorber el dolor de sus pacientes. Esto tiene un costo bio-psico-social personal, el cual puede expresarse a través de la fatiga por com-pasión. Los afectados con fatiga por compasión continúan entregándose a los pacientes como profesionales de la sa-lud, de manera que encuentran difícil mantener un sano balance entre la empatía y la objetividad.

Por otra parte, para algunos investigadores, la fatiga por compasión es una forma del síndrome de “burnout”, el cual se caracteriza por un profundo agotamiento físico, emocional y espiritual, acompañado de dolor emocional agudo. El “burnout” se origina de la interacción del clíni-

co con el ambiente de trabajo. Un punto fundamental en

la fatiga por compasión es la relación con el paciente,

mientras que en el “burnout” es la relación con el am-

biente laboral. Esta diferencia es importante. La fatiga por compasión y el “burnout” pueden presentarse en un mismo sujeto.

Fatiga por compasión

Ph. D. Jorge Valenzuela-RendónMédico, Fisiólogo y PsicoterapeutaProfesor-Investigador UANL y [email protected]

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LA INTUICIÓN GRIEGA

La palabra compasión viene del latín commiseratio, onis, que significa padecer con el otro. Su significado es cercano al vocablo misericordia (miserum cor), que

denota un corazón compasivo. No obstante que suelen ser consideradas como términos sinónimos, los autores modernos hacen distinción entre una y otra.

En la antigüedad, desde Homero, el sustantivo “com-pasivo” y el verbo “tener compasión” eran conocidos y significaban el sentimiento que se experimenta ante el in-fortunio que aflige a otra persona, y la acción que brota de ese sentimiento.En la mitología griega, la compasión o simpatía (amable

y genial matrimonio entre miseria-tragedia y belleza) es

el llanto solitario y de purificación del mismo llanto a

través de la belleza. Zeus, por su parte, entra en la litera-tura trágica en una metamorfosis del dios tirano, al padre de justicia, al dios misericordioso. Esta metamorfosis abre la puerta al dios que se arrepiente, al arrepentimiento del dios del que nos hablará ampliamente el Antiguo Testa-mento. Se ve con Esquilo que esa teología de lo trágico griego demuestra que Zeus no era tan malo como suele decirse, y provoca en él y en los mortales un sentimiento de compasión ante la miseria que sufre el ser humano.

Pero, ¿cómo es posible que se desmorone tan fácilmente

Teología de la compasiónFray Julián Pablo Fernández, O.P

esta incipiente teología de lo trágico? No hay otra salida que esa teología ya lleva en su vientre un deslizamiento hacia otra manera de concebir el mundo y el ser humano. Esta otra orilla es otra manera de concebir el origen del mal, y, en consecuencia, otra visión o teología del origen o creación del universo.

Puesto que la teología griega siempre ofrece la posi-bilidad de sustituir una teología o un sistema religioso por otro, lo mismo sucede cuando convierte la religión en “posesión divina”, en virtud de lo cual lo divino penetra en lo humano, que cuando se transforma en “éxtasis divino”, en virtud del cual lo humano se absorbe en lo divino.

Lo trágico nunca muestra su solución trágica ni en lo órfico ni en lo dionisiaco. El sentido ético de lo trágico radica en el espectáculo, y el espectáculo es una ilusión. Por medio de ello, el hombre de la calle se incorpora, se identifica con el “coro” que llora y canta, y en este lirismo encuentra la reconciliación, la compasión y la misericordia del héroe trágico.

LA REVELACIÓN HEBREA

La compasión o misericordia en el Antiguo Testamento nace de una memoria dichosa que nos recuerda lo que Dios hace de su pueblo elegido. Es la exigencia que Dios nos pide que tengamos con nuestros semejantes, así como

Fray Julián Pablo Fernández, O.PPrior del Convento Santo Domingo del Centro Histórico de la Ciudad de México

COMPONENTE FISIOLÓGICO

La fatiga por compasión está dentro del conjunto que lla-mamos estrés crónico. Por lo tanto, hay un aumento de la actividad del sistema nervioso simpático, el cual puede ser cuantificado mediante el análisis de catecolaminas urinarias. Otros sistemas fisiológicos también presentan alteraciones, que se expresan a través del aumento de sustancias como la renina, hormona de crecimiento, hor-monas tiroideas, prolactina, insulina, vasopresina y endor-finas. Por otra parte, es de esperarse que estos pacientes presenten disminución de los neurotransmisores en el sistema nervioso central.

MANIFESTACIONES DEL TRASTORNO

Las manifestaciones de este trastorno se pueden resumir en varios grandes grupos: 1) Estado hiperactivo, como trastornos del sueño, irrita-bilidad, explosiones de enojo, hípervigilancia.2) Evitación: “no querer regresar” al trabajo; el deseo de evitar pensamientos, sentimientos y conversaciones aso-ciadas con el dolor y sufrimiento del paciente; retiro de la familia y los amigos; pérdida de interés en los placeres de la vida diaria3) Volver a experiencias previas: pensamientos o sueños intrusivos, estrés psicológico y fisiológico en respuesta al recordar el trabajo.4) Síntomas físicos: cefalea, tensión muscular y proble-

mas de espalda; alteraciones de la función sexual, espe-cialmente si se trabaja con víctimas de violación o sobrevi-vientes de abuso infantil.

FACTORES CONTRIBUYENTES

Algunos factores que contribuyen a la aparición de la fatiga por compasión son aquéllos que aumentan el estrés ocupacional, incluido el tener hijos pequeños, trabajar de manera aislada (sin suficiente apoyo de colegas), realizar muchas funciones de alto nivel, ser parte de un ambiente profesional competitivo. La falta de tiempo juega un papel importante, ya que muchos profesionales realizan varias tareas simultáneamente (comer y revisar expedientes o hacer llamadas telefónicas). Desafortunadamente, para “sacarle más tiempo al tiempo”, ellos mismos eliminan actividades que podrían ayudarlos: ejercicio, cultivar in-tereses fuera de su profesión, comer de manera relajada, compartir tiempo con la familia y amigos, orar y meditar.

LO QUE NO SE DEBE HACER

En esta situación, es de particular importancia tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:• No tomes decisiones muy importantes: no renuncies, no te cases, no te divorcies, no tengas un amorío, no gas-tes tus ahorros en un viaje de lujo o en un carro deportivo. Cuando te hayas recuperado física, emocional y espiritual-mente, tendrás una perspectiva distinta.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN40 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 57

para reconocer y experimentar emociones, así como para expresarlas de manera verbal y no verbal. Las mujeres tienden a ser más compasivas y a estar más interesadas en el bienestar de otros. (Rev. Sanz-Martin y Ramos-Loyo, 2001).

Como se ha descrito previamente, podemos generar

estados compasivos a través de la ampliación de la con-

ciencia. Primero, se requiere comprender el estado emo-

cional de la otra persona, ampliando el foco de atención

y de interés personal y posteriormente, el ser consciente

de lo que eso produce en uno. De esta manera, es fac-tible controlar, modular o transformar esa emoción y ese pensamiento para generar una actitud de compasión hacia el otro, que sea útil y adecuada. Esto implica flexibilidad cognitiva y emocional.

El último nivel de la compasión estaría relacionado con una conducta intencionada para mitigar el dolor de la otra persona. Esto implica una toma de decisiones. Para realizarla, se requiere de ver las opciones más viables, ele-gir una de ellas, llevarla a cabo y, finalmente, asumir las consecuencias de la elección.

La compasión tiene una función social, y promueve

el fortalecimiento de los lazos sociales, lo cual a lo largo

de la historia del hombre ha sido fundamental para su

supervivencia como especie.

Por otra parte, el generar compasión hacia otros tam-bién transforma al que la experimenta. Las emociones pueden modificar la forma en que pensamos y por tanto, nuestra conducta. Sin embargo, la compasión implica la participación en una serie de procesos cognitivos y emo-cionales. Desarrollar la capacidad de compasión estimula el desarrollo de la conciencia personal y social, que a su vez estimula el desarrollo de capacidades neurales.

Adolphs, R., Damasio, H., Tranel, D., Damasio, A. (1996). Cortical systems for the recognition of emotion in facial expressions. Journal of Neuroscience, 16:7678-7687. Damasio, A. (1996). El Error de Descartes. La razón de las emociones. Chile: Andrés Bello.Damasio, A. (1996). El Error de Descartes. La razón de las emociones. Chile: Andrés Bello.Joseph, R. (1996). Neuropsychiatry, neuropsychology and clinical neuroscience. E.U.A.:William & Willkins.Lane, R.D. (2000). Neural correlates of conscious emotional experience. En R. Lane y L. Nadel (eds.), Cognitive neuroscience of emotion. (pp. 345-370). New York: Oxford University Press.Perner, J., Lang, B. (1999). Development of theory of mind and executive control. Trends in Cognitive Sciences, 3(9): 337-344.Perret, D.I., Oram, M.W., Wachsmuth, E., Emery, N.J. (1995). Understanding the behavior and “minds” of others from their facial and body signals: studies of visual processing within the temporal cortex. En Nakajima, T., Taketoshi, O. (eds). Emotion, memory and behavior. New York: CRC Press.Ramos-Loyo, J. Diferencias sexuales en el cerebro: conducta, anatomía y función. En Alcaraz, V.M. y Gumá, E. Manual de Neurociencias Cognitivas. Edit. Manual Moderno, México, 2001.Rizzolatti, G., Fadiga, L., Fogassi, L., Gallese, V. (1996). Premotor cortex and the recognition of motor actions. Cognitive Brain Research, 3 131–141. Ramos-Loyo, J. (2002). Neurobiología de la emoción y su relevancia en la motivación social. En Hernández-González, M. (Ed.) Motivación animal y humana. Edit. Manual Moderno, México.Ruby P., Decety J. (2001). Effect of the subjective perspective taking during simulation of action: a PET investigation of agency. Nature Neuroscience, 4: 546-550. Sanz-Martin, A., Ramos-Loyo, J. (2001). Diferencias sexuales en el procesamiento emocional. Revista Mexicana de Psicología, 18: 3, 373-386.

REFERENCIAS

• No te justifiques a ti mismo: a través de la negación, puedes caer en posiciones como: “esto es pasajero”, “se quita solo”, “los demás están igual o peor que yo”. Reconoce que no pre-sentas signos y síntomas aislados, sino un patrón ya plena-mente establecido.• No culpes a otros, como pacientes, colegas, la administra-

ción, tus colaboradores o al “sistema”. Al entrar en una posi-ción de confrontación, solamente te agotarás más y retrasarás el proceso de curación que necesitas vivir. Cuando controles de manera más sana tus respuestas frente al estrés, podrás ver las cosas con mayor claridad.• No gastes energía quejándote: evita compartir la miseria con personas descontentas. Durante la fatiga por compasión, es fácil caer en la posición de la queja continua. Hay encuadres más constructivos para compartir tus sentimientos y evolu-cionar hacia estados más saludables.• No uses una salida

falsa: la fatiga por compasión puede ha-certe más vulnerable a conductas adictivas o abuso de sustan-cias que aparente-mente disminuyen el sufrimiento personal: trabajo excesivo, al-cohol, medicamentos controlados, sexo, etcétera. Este tipo de enfoques habi-tualmente terminan complicando más la espiral descendente.

ALGUNAS ESTRATE-

GIAS ÚTILES

En contraparte a lo que se debe evitar en una situación como la mencionada, hay algunas áctividades que sí es conveniente realizar: • Haz una autoevaluación: aprende a detectar lo que haces cuando estás estresado, y después toma las acciones condu-centes a poner tu vida en balance.• Determina cuáles son los pacientes que te causan mayor

estrés: esto te puede ayudar a determinar la influencia de tus antecedentes personales sobre tus reacciones actuales (por ejemplo tener hijos pequeños y tratar casos de abuso infan-til). • Pon en perspectiva tus “éxitos y fracasos”: no veas sola-mente los “fracasos” en tu trabajo; pon atención a los signos, símbolos, cartas y demás indicadores de que haz realizado algo bueno en tu trabajo, y que tu trabajo es útil para otros.• Sepárate a ti mismo de tu trabajo: en tu trabajo debes es-tablecer estrategias que te permitan estar conectado y ser empático con tus pacientes, pero también debes protegerte emocionalmente. Esto incluye tu hogar y tu familia, de manera

que hay que aprender a “dejar el trabajo en el trabajo”. • Departe con tus colegas: puedes tener reuniones regula-res (una o dos veces por mes) con colegas, en una manera relajada e informal, pero simultáneamente de manera pro-funda, para platicar de errores o de problemas comunes en la profesión. • Usa estrategias de auto-cuidado: come bien, duerme bien, haz ejercicio regularmente; procura que tu sitio de trabajo sea agradable; incluye la relajación como parte de la vida diaria, no hasta terminar todo el trabajo o el pro-yecto actual, sino como un componente diario.• Entra a psicoterapia: si la necesitas, si la quieres.

PERSPECTIVA

Probablemente, los sujetos que sufrirán de fatiga por com-pasión serán los que brindan más cuida-dos y son más empá-ticos con los otros. No deben sentirse avergonzados de presentar fatiga por compasión. Han sido traumatizados y de-ben recibir el trata-miento apropiado. El dolor asociado con la fatiga por compa-sión empezará a dis-minuir una vez que empiecen a atender sus necesidades bio-psico-sociales de manera integral y comiencen a recupe-rar el control de sus vidas.

Baker, Ellen K. Caring for ourselves: A therapist’s guide to personal and professional well-being. APA. New York. 2002. Figley, Charles R. Treating compassion fatigue. Taylor & Francis, Inc. New York. 2002. Hubbard, John R., Edward A. Workman. Handbook of stress medicine: An organ system approach. CRC Press, New York. 1998.Pfifferling, John-Henry, Kay Gilley. Overcoming compassion fatigue. Family Practice Management. 39-47. 2000.Valenzuela-Rendón, Jorge. Aspectos fisiológicos del miedo. Conocimiento. 54:9-11. 2007Valenzuela-Rendón, Jorge. Bases fisiológicas de la violencia humana. Conocimiento. 82:12-14. 2008.Valenzuela-Rendón, Jorge. Fisiología Humana II. Universidad de Monterrey, México. 2009.

REFERENCIAS

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para reconocer y experimentar emociones, así como para expresarlas de manera verbal y no verbal. Las mujeres tienden a ser más compasivas y a estar más interesadas en el bienestar de otros. (Rev. Sanz-Martin y Ramos-Loyo, 2001).

Como se ha descrito previamente, podemos generar

estados compasivos a través de la ampliación de la con-

ciencia. Primero, se requiere comprender el estado emo-

cional de la otra persona, ampliando el foco de atención

y de interés personal y posteriormente, el ser consciente

de lo que eso produce en uno. De esta manera, es fac-tible controlar, modular o transformar esa emoción y ese pensamiento para generar una actitud de compasión hacia el otro, que sea útil y adecuada. Esto implica flexibilidad cognitiva y emocional.

El último nivel de la compasión estaría relacionado con una conducta intencionada para mitigar el dolor de la otra persona. Esto implica una toma de decisiones. Para realizarla, se requiere de ver las opciones más viables, ele-gir una de ellas, llevarla a cabo y, finalmente, asumir las consecuencias de la elección.

La compasión tiene una función social, y promueve

el fortalecimiento de los lazos sociales, lo cual a lo largo

de la historia del hombre ha sido fundamental para su

supervivencia como especie.

Por otra parte, el generar compasión hacia otros tam-bién transforma al que la experimenta. Las emociones pueden modificar la forma en que pensamos y por tanto, nuestra conducta. Sin embargo, la compasión implica la participación en una serie de procesos cognitivos y emo-cionales. Desarrollar la capacidad de compasión estimula el desarrollo de la conciencia personal y social, que a su vez estimula el desarrollo de capacidades neurales.

Adolphs, R., Damasio, H., Tranel, D., Damasio, A. (1996). Cortical systems for the recognition of emotion in facial expressions. Journal of Neuroscience, 16:7678-7687. Damasio, A. (1996). El Error de Descartes. La razón de las emociones. Chile: Andrés Bello.Damasio, A. (1996). El Error de Descartes. La razón de las emociones. Chile: Andrés Bello.Joseph, R. (1996). Neuropsychiatry, neuropsychology and clinical neuroscience. E.U.A.:William & Willkins.Lane, R.D. (2000). Neural correlates of conscious emotional experience. En R. Lane y L. Nadel (eds.), Cognitive neuroscience of emotion. (pp. 345-370). New York: Oxford University Press.Perner, J., Lang, B. (1999). Development of theory of mind and executive control. Trends in Cognitive Sciences, 3(9): 337-344.Perret, D.I., Oram, M.W., Wachsmuth, E., Emery, N.J. (1995). Understanding the behavior and “minds” of others from their facial and body signals: studies of visual processing within the temporal cortex. En Nakajima, T., Taketoshi, O. (eds). Emotion, memory and behavior. New York: CRC Press.Ramos-Loyo, J. Diferencias sexuales en el cerebro: conducta, anatomía y función. En Alcaraz, V.M. y Gumá, E. Manual de Neurociencias Cognitivas. Edit. Manual Moderno, México, 2001.Rizzolatti, G., Fadiga, L., Fogassi, L., Gallese, V. (1996). Premotor cortex and the recognition of motor actions. Cognitive Brain Research, 3 131–141. Ramos-Loyo, J. (2002). Neurobiología de la emoción y su relevancia en la motivación social. En Hernández-González, M. (Ed.) Motivación animal y humana. Edit. Manual Moderno, México.Ruby P., Decety J. (2001). Effect of the subjective perspective taking during simulation of action: a PET investigation of agency. Nature Neuroscience, 4: 546-550. Sanz-Martin, A., Ramos-Loyo, J. (2001). Diferencias sexuales en el procesamiento emocional. Revista Mexicana de Psicología, 18: 3, 373-386.

REFERENCIAS

• No te justifiques a ti mismo: a través de la negación, puedes caer en posiciones como: “esto es pasajero”, “se quita solo”, “los demás están igual o peor que yo”. Reconoce que no pre-sentas signos y síntomas aislados, sino un patrón ya plena-mente establecido.• No culpes a otros, como pacientes, colegas, la administra-

ción, tus colaboradores o al “sistema”. Al entrar en una posi-ción de confrontación, solamente te agotarás más y retrasarás el proceso de curación que necesitas vivir. Cuando controles de manera más sana tus respuestas frente al estrés, podrás ver las cosas con mayor claridad.• No gastes energía quejándote: evita compartir la miseria con personas descontentas. Durante la fatiga por compasión, es fácil caer en la posición de la queja continua. Hay encuadres más constructivos para compartir tus sentimientos y evolu-cionar hacia estados más saludables.• No uses una salida

falsa: la fatiga por compasión puede ha-certe más vulnerable a conductas adictivas o abuso de sustan-cias que aparente-mente disminuyen el sufrimiento personal: trabajo excesivo, al-cohol, medicamentos controlados, sexo, etcétera. Este tipo de enfoques habi-tualmente terminan complicando más la espiral descendente.

ALGUNAS ESTRATE-

GIAS ÚTILES

En contraparte a lo que se debe evitar en una situación como la mencionada, hay algunas áctividades que sí es conveniente realizar: • Haz una autoevaluación: aprende a detectar lo que haces cuando estás estresado, y después toma las acciones condu-centes a poner tu vida en balance.• Determina cuáles son los pacientes que te causan mayor

estrés: esto te puede ayudar a determinar la influencia de tus antecedentes personales sobre tus reacciones actuales (por ejemplo tener hijos pequeños y tratar casos de abuso infan-til). • Pon en perspectiva tus “éxitos y fracasos”: no veas sola-mente los “fracasos” en tu trabajo; pon atención a los signos, símbolos, cartas y demás indicadores de que haz realizado algo bueno en tu trabajo, y que tu trabajo es útil para otros.• Sepárate a ti mismo de tu trabajo: en tu trabajo debes es-tablecer estrategias que te permitan estar conectado y ser empático con tus pacientes, pero también debes protegerte emocionalmente. Esto incluye tu hogar y tu familia, de manera

que hay que aprender a “dejar el trabajo en el trabajo”. • Departe con tus colegas: puedes tener reuniones regula-res (una o dos veces por mes) con colegas, en una manera relajada e informal, pero simultáneamente de manera pro-funda, para platicar de errores o de problemas comunes en la profesión. • Usa estrategias de auto-cuidado: come bien, duerme bien, haz ejercicio regularmente; procura que tu sitio de trabajo sea agradable; incluye la relajación como parte de la vida diaria, no hasta terminar todo el trabajo o el pro-yecto actual, sino como un componente diario.• Entra a psicoterapia: si la necesitas, si la quieres.

PERSPECTIVA

Probablemente, los sujetos que sufrirán de fatiga por com-pasión serán los que brindan más cuida-dos y son más empá-ticos con los otros. No deben sentirse avergonzados de presentar fatiga por compasión. Han sido traumatizados y de-ben recibir el trata-miento apropiado. El dolor asociado con la fatiga por compa-sión empezará a dis-minuir una vez que empiecen a atender sus necesidades bio-psico-sociales de manera integral y comiencen a recupe-rar el control de sus vidas.

Baker, Ellen K. Caring for ourselves: A therapist’s guide to personal and professional well-being. APA. New York. 2002. Figley, Charles R. Treating compassion fatigue. Taylor & Francis, Inc. New York. 2002. Hubbard, John R., Edward A. Workman. Handbook of stress medicine: An organ system approach. CRC Press, New York. 1998.Pfifferling, John-Henry, Kay Gilley. Overcoming compassion fatigue. Family Practice Management. 39-47. 2000.Valenzuela-Rendón, Jorge. Aspectos fisiológicos del miedo. Conocimiento. 54:9-11. 2007Valenzuela-Rendón, Jorge. Bases fisiológicas de la violencia humana. Conocimiento. 82:12-14. 2008.Valenzuela-Rendón, Jorge. Fisiología Humana II. Universidad de Monterrey, México. 2009.

REFERENCIAS

40y57.indd 1 02/06/2009 05:13:20 p.m.

Page 60: Re Vista 95

CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN58 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 39

el hemisferio derecho tiene una mayor participación que el izquierdo.

El cerebro debe integrar toda la información que recibe simultáneamente, por las distintas vías sensoriales y esta-blecer la congruencia entre las mismas. En particular, el

ser humano ha desarrollado la capacidad de mentir, de

tal manera que puede enviar señales distintas e incon-

gruentes por las diferentes vías, o incluso en una misma

vía sensorial. De esta manera, se puede enviar un mensaje verbal de alegría y no verbal de tristeza; aun más, puede haber una sonrisa en la cara con una expresión de triste-za en la mirada. En este tipo de integración participan, además, la corteza prefrontal ventromedial y el cíngulo anterior. La corteza prefrontal, especialmente la región ventromedial derecha, parece participar en la evaluación consciente de la emoción, así como en la regulación de la conducta emocional, a través de un efecto inhibitorio sobre la amígdala y otras estructuras límbicas.

La corteza prefrontal también juega un papel impor-tante en la inferencia de las necesidades e intenciones de los demás, lo cual es una habilidad importante para de-sarrollar la compasión. Una vez que se logra identificar e interpretar la expresión emocional de la otra persona, ahora se requiere comprender lo que uno mismo siente en relación con ella.

LENGUAJE GLOBAL

Generalmente, nos es difícil definir las emociones con palabras. La capacidad para establecer un diálogo entre ambos hemisferios cerebrales contribuye a poder identifi-car y manejar conscientemente las emociones. Implica un proceso de traducción, de un lenguaje global, sintético y vivencial (hemisferio derecho) a otro analítico-verbal (he-misferio izquierdo) y; de comunicación entre ambos he-misferios, en lo que participa el cuerpo calloso, estructura formada por fibras que conectan principalmente áreas homólogas entre ellos.

La comprensión de las emociones del otro y lo que

ellas generan en uno mismo, implica un proceso de

introspección. Para llevarlo a cabo, se requiere inhi-

bir otros estímulos para poder focalizar la atención de

manera consciente en dichas emociones. No siempre somos conscientes de lo que sentimos y de las acciones consecuentes con ello.

De acuerdo con Damasio (1994), el tener conciencia emocional permite integrar las emociones con los proce-sos cognoscitivos. Al hacerlas conscientes, es posible pen-sar acerca de ellas, evitarlas y generalizarlas a situaciones familiares y de este modo poder controlarlas. El desarrollo emocional, al igual que el cognitivo, sigue un proceso de maduración, de acuerdo a las etapas propuestas por Lane (2000), desde una etapa de reconocimiento sensorial hasta la comprensión de los aspectos más sutiles de las propias emociones, de las emociones de otros, de su significado desde distintos puntos de vista, del contexto en las que se generan y de las respuestas más adecuadas en dicho contexto.

De esta manera, llegamos a otro nivel de la compasión: la regulación de nuestras emociones. Si bien es cierto que para experimentar compasión es necesario comprender cognitiva y emocionalmente la experiencia emocional de la otra persona, no implica perder de vista que somos seres independientes, y que es necesario tomar distancia para no perder la objetividad y el control.

La capacidad para autorregular las emociones se va desarrollando paulatinamente, a medida que estructuras como las regiones dorso-laterales de la corteza prefron-tal se van desarrollando dentro del marco del aprendizaje social. A través del control inhibitorio, es posible detener una respuesta preferente, generada por la experiencia previa ante una situación, controlar impulsos y regular la propia conducta.

Las diferencias individuales de la capacidad compasiva tienen que ver con el desarrollo de las funciones mencio-nadas, lo cual depende del desarrollo de su cerebro en un contexto de aprendizaje social. Como se ha venido plan-teando, se requiere de la madurez de distintos procesos psicológicos y los circuitos cerebrales subyacentes para que se desarrollen estados complejos, como la com-pasión.

CAPACIDAD FEMENINA

De igual manera, estas diferencias individuales tienen re-lación con otras variables como el sexo de la persona. En términos generales, las mujeres tienen mayor capacidad

“The secret”William-Adolphe Bouguereau

La humanidad siempre ha necesitado de rituales, y en las adicciones encuentra una forma de dicha ritua-lización en su forma trágica.

Lao Tse nos recuerda que, cuando el hombre pierde el Tao (el camino, la vía, el método, la dirección o el curso principal), recurre a la virtud; cuando pierde ésta, recurre a la compasión; cuando pierde la compasión, recurre a la moral; y, cuando pierde la moral, recurre al ritual, que es el principio de toda confusión y desorden.

Las personas adictas intentan protegerse del dolor y del sufrimiento a través de las adicciones; pero, como suele suceder, esto produce más angustia y no una ver-dadera libertad.

BENEFICIOS DE LOS SENTIMIENTOS COMPASIVOS

Estudios realizados en la Universidad de Harvard de-mostraron que la estimulación de los sentimientos com-pasivos de las personas eleva sus niveles de inmunoglo-bulina A, que es un anticuerpo que ayuda a combatir las infecciones respiratorias.

Otras investigaciones realizadas en la Universidad de Michigan revelaron que realizar trabajos de voluntariado

con regularidad aumentaba espectacularmente las expec-tativas de vida de las personas que realizaban este tra-bajo, y probablemente también aumentaba su vitalidad general, lo cual tiene que ver con la naturaleza humana, pero debe aprenderse y cultivarse como toda capacidad cognitiva. Queda claro que el ser compasivos tiene un

fin constructivo del espíritu, y favorece a la salud física

y psicosocial.

En las adicciones, la compasión juega roles diversos que, al entenderlos, abren puertas hacia la recuperación, y, mal entendidos, favorecen la perversidad de las relaciones que se confunden con el ser compasivos; arte o ciencia integrada al ser humano, inherente en sus vínculos, que matiza las relaciones entre adictos, entre quienes se rela-cionan con ellos como familia, médicos, terapeutas, la so-ciedad en su conjunto.

Compasión y adicciones constituyen un camino muy recorrido, pero poco analizado en la literatura como tal. Entonces, observemos diferentes perspectivas del asunto a tratar, como el adicto y la sociedad, con su terapia o con su familia y la compasión mal entendida.

Compasión y adicciones

Doctor Javier Lugoleos Cano

Médico Psiquiatra. Terapeuta individual,

de grupo, pareja y familia

Coordinador de Servicios

Hospitalarios Departamento de

Psiquiatría HU, UANL

Psiquiatra de Centros

de Integración Juvenil, A. C.

[email protected]

Llamamos compasión a la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás y con la voluntad de aliviar sus pe-nas; es el deseo de que los demás estén libres de sufrimiento.

Javier Lugoleos Cano

58y39.indd 1 02/06/2009 05:16:49 p.m.

CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN38 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 59

otra persona está expresando enojo, miedo, dolor físico y emocional, incluso engaño o hipocresía.

Para ello, decodificamos señales faciales y corporales, así como la congruencia entre los mismos. Dada la im-portancia que tiene para el ser humano comprender las emociones e intenciones de otras personas en su adap-tación social, se han desarrollado una red de estructuras neurales que lo hacen posible.

De esta manera, al ver una expresión emocional facial, se activan zonas relacionadas con la visión y la decodifi-cación del estímulo; áreas de la corteza occipital primarias y secundarias y la corteza temporal medial, así como áreas parietales implicadas en la ubicación de un objeto en un lugar determinado. (Adolphs et al., 1996).

IMÁGENES FACIALES

En el lóbulo temporal inferior y en el surco temporal su-perior (STS) se han encontrado neuronas que responden específicamente a imágenes de caras (Perret et al. 1995). Algunas neuronas responden a diferentes puntos de vis-ta de la cabeza y también a la dirección de la mirada. Es interesante señalar que, por ejemplo, las células que res-ponden a la dirección de la cabeza del observador (cara completa) también son más responsivas al contacto de la mirada; mientras que aquéllas que son más sensibles a la cabeza cuando gira lejos del observador, también respon-den a la mirada advertida lateralmente.

De esta forma, estas poblaciones neuronales muestran una sensibilidad combinada al movimiento de la cabeza y la dirección de la mirada, que permite que el observador identifique la dirección de la atención de la persona obser-vada bajo una variedad de condiciones visuales. La mirada

de una persona es fundamental para comprender la ex-

presión emocional y las intenciones de la misma, y es así que el cerebro humano ha desarrollado este sistema tan especializado para decodificarla.

Simultáneamente, se activan otra serie de estructuras que permitirán el reconocimiento de la identidad de la persona a la que pertenece el rostro. Esto es importante,

porque a una emoción expresada se le atribuye un valor distinto dependiendo de si es el rostro de un hijo, una madre, un amigo o un desconocido. El reconocimiento de

una cara implica una representación global, además del

análisis de rasgos específicos y la integración de los e-

lementos que la componen. Una persona familiar puede ser reconocida en una

fotografía, aun cuando hayan cambiado algunos rasgos, como puede ser el hecho de que tenga puestos unos anteo-jos, o se haya cambiado el color del cabello, o incluso haya envejecido 20 años. Las estructuras cerebrales implicadas en este reconocimiento de la identidad son principalmente las regiones parieto-occipitales. (Rev. Ramos-Loyo, 2002).

NEURONAS ESPEJO

En los últimos años, se ha generado un gran interés por estudiar los mecanismos de las denominadas “neuronas espejo”. Rizzolati et al. (1996) encontraron un grupo de neuronas en la corteza premotora ventral, que se activan cuando un mono ejecuta una acción, al igual que cuando observa dicha acción en otro mono, siempre y cuando tenga una intención determinada. En el ser humano, este sistema neuronal facilita la comprensión de una acción observada, gracias a que se transforma en una represen-tación motora propia de la misma acción.

Es un sistema de traducción y representación neural de las acciones para su comprensión. De esta forma par-ticipa en la comunicación, la empatía y la comprensión de los estados mentales de otras personas. Además de estas regiones prefrontales, las áreas parietales inferiores se activan cuando una persona simula mentalmente las ac-ciones de otros desde la perspectiva de ellos y no desde la propia (Ruby y Decety, 2001).

Por otra parte, una expresión emocional atrae la aten-

ción más que otro tipo de estímulos. Por ello, se activan

también regiones que participan en procesos de aten-

ción selectiva, que permiten inhibir aquéllos estímulos que no son relevantes en ese momento; al menos, no más que la expresión facial de una emoción. Si el estímulo es evaluado como relevante, la amígdala y la corteza orbi-tofrontal pueden enviar señales activadoras hacia la for-mación reticular, produciendo así una activación cortical que amplifica la entrada de dicha información.

Una vez que es identificada la cara, la amígdala y la corteza orbitofrontal se encargan de descifrar el con-tenido emocional del estímulo. La lesión bilateral de la amígdala se asocia con dificultad para reconocer las emo-ciones faciales, especialmente, el miedo y la tristeza. (Rev. Ramos-Loyo, 2002). Las lesiones en la amígdala y el lóbulo temporal derecho resultan en un síndrome de agnosia socioemocional, que implica problemas para reconocer a personas cercanas y para discriminar e identificar las ex-presiones faciales de afecto (Joseph, 1996).

MODULACIÓN DEL LENGUAJE

Ahora bien, las personas expresan emociones también a partir de la modulación melódica del lenguaje. Finalmente, existen expresiones a través de movimientos corporales que también transmiten una emoción. En estos aspectos,

COMPRENSIÓN DE LA ENFERMEDAD ADICTIVA

Un punto de vista que facilita el tratamiento de las adic-ciones y que, por lo tanto, alude a lo compasivo, es el de verlas como una enfermedad.

El vacío de la existencia se llena con compulsiones, sus-tancias, juego, sexo, etcétera. Una de las más comunes son las drogas estimulantes y depresoras, y queda la pregunta: ¿son verdaderamente las adicciones una enfermedad?

Las discusiones académicas continuarán, a pesar de las evidencias científicas de que así es. Sin embargo, mientras no se disponga de la evidencia de un factor hereditario es-pecífico que predisponga a ciertas personas a padecerla, o bien se descubran los mecanismos fisiológicos específicos responsables de la conducta adictiva, es posible que los adictos continúen siendo consi-derados como “personas débiles” o “viciosas”, que han atraído ese problema hacia sí mismas.

Una visión empática

que nos acerca a la so-

lución, fuera de debates,

es, desde un punto de

vista puramente clínico,

definir y tratar la adic-

ción como una enferme-

dad. Esto puede ayudar tanto al paciente como a la familia y a los profe-sionales que realizan el tratamiento.

Aunque, en último término, todos somos responsables de nuestra conducta, sin importar lo que la provoca, a quienes son víctimas de una en-fermedad, se les consi-dera y atiende de forma diferente.

A las personas que se suponen enfermas no se les trata como “gente mala” sino, normalmente, con tole-rancia, preocu-pación y compasión.

DOLOR Y SUFRIMIENTO

Dadas las ideas generalizadas existentes actualmente so-bre los adictos a drogas y la actitud indulgente consigo mismos que estos pacientes presentan, al vivir en un es-tado de éxtasis y euforia químicamente inducido, es fácil que se infravalore el dolor y el sufrimiento que caracteriza la vida del adicto.

La mayoría de los adictos no han experimentado la eu-foria o experiencias placenteras producidas por la droga en los últimos meses o años; ya no consiguen la euforia; se deprimen; sufren disforia; tienen ideas de muerte o suici-dio, y sus conductas son desadaptadas y de autoagresión. Es difícil clasificar como no patológica su tendencia a la

autodestrucción y su reincidencia en el uso de drogas o

la conducta adictiva, a pesar de sus terribles consecuen-

cias.

La mayor parte de los tratamientos se basan en la con-cepción de que se trata de una enfermedad; sin embargo, muchos profesionales de la salud y la mayoría de la po-blación no aceptan aún la adicción a las drogas, alcohol, juego o sexo, entre otras, como enfermedades, y que, tras la conducta de un alcohólico, por ejemplo, existe la com-pulsión y la falta de capacidad de elección.

Es importante educar a los pacientes y a la población

para reconocer la adicción como enfermedad, ante las

evidencias aún no contundentes, pero sí claras, de que

lo es, y de que el verla así facilita el camino hacia la

recuperación.

Sin embargo, no se pre-tende que los adictos, al verse como enfermos, justi-fiquen su conducta y tengan una excusa para seguir igual y cargar a la sociedad y las familias con el peso de las consecuencias. Aunque el adicto no sea personalmente responsable de su enferme-dad, lo es de permanecer absti-nente cuando trabaja en su propia recuperación, en el marco de un programa de tratamiento.

LA COMPASIÓN COMO

INSTRUMENTO

Admitimos ante Dios, ante

nosotros mismos y frente

a otro ser humano, la natu-raleza exacta de nuestras faltas.

Hemos hecho una lista

de todas las personas con

las que obramos mal, y nos disponemos a hacer repara-ciones.

Reparamos hasta donde

nos fue posible, salvo en los casos en que esto causara

perjuicios a la persona en cuestión o a terceros.Los incisos anteriores son el 5º, 8º y 9º pasos de los

12 de Alcohólicos Anónimos, que en esencia revelan la naturaleza empática y compasiva a la que alude la recupe-ración; cuando la persona deja la droga, no hay ninguna garantía de que se vaya a sentir “como nuevo” de inme-diato; es probable que entre en lo que percibe como un espacio vacío, donde ya no tiene la droga pero tampoco cuenta con nuevos recursos interiores todavía

El deseo de cambiar la vida de aquéllos a quienes se dañó, entendiendo sus necesidades a través de un cambio en el esquema de valores, y aunado a un más sano estilo de vida, favorece la recuperación del adicto.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN38 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 59

otra persona está expresando enojo, miedo, dolor físico y emocional, incluso engaño o hipocresía.

Para ello, decodificamos señales faciales y corporales, así como la congruencia entre los mismos. Dada la im-portancia que tiene para el ser humano comprender las emociones e intenciones de otras personas en su adap-tación social, se han desarrollado una red de estructuras neurales que lo hacen posible.

De esta manera, al ver una expresión emocional facial, se activan zonas relacionadas con la visión y la decodifi-cación del estímulo; áreas de la corteza occipital primarias y secundarias y la corteza temporal medial, así como áreas parietales implicadas en la ubicación de un objeto en un lugar determinado. (Adolphs et al., 1996).

IMÁGENES FACIALES

En el lóbulo temporal inferior y en el surco temporal su-perior (STS) se han encontrado neuronas que responden específicamente a imágenes de caras (Perret et al. 1995). Algunas neuronas responden a diferentes puntos de vis-ta de la cabeza y también a la dirección de la mirada. Es interesante señalar que, por ejemplo, las células que res-ponden a la dirección de la cabeza del observador (cara completa) también son más responsivas al contacto de la mirada; mientras que aquéllas que son más sensibles a la cabeza cuando gira lejos del observador, también respon-den a la mirada advertida lateralmente.

De esta forma, estas poblaciones neuronales muestran una sensibilidad combinada al movimiento de la cabeza y la dirección de la mirada, que permite que el observador identifique la dirección de la atención de la persona obser-vada bajo una variedad de condiciones visuales. La mirada

de una persona es fundamental para comprender la ex-

presión emocional y las intenciones de la misma, y es así que el cerebro humano ha desarrollado este sistema tan especializado para decodificarla.

Simultáneamente, se activan otra serie de estructuras que permitirán el reconocimiento de la identidad de la persona a la que pertenece el rostro. Esto es importante,

porque a una emoción expresada se le atribuye un valor distinto dependiendo de si es el rostro de un hijo, una madre, un amigo o un desconocido. El reconocimiento de

una cara implica una representación global, además del

análisis de rasgos específicos y la integración de los e-

lementos que la componen. Una persona familiar puede ser reconocida en una

fotografía, aun cuando hayan cambiado algunos rasgos, como puede ser el hecho de que tenga puestos unos anteo-jos, o se haya cambiado el color del cabello, o incluso haya envejecido 20 años. Las estructuras cerebrales implicadas en este reconocimiento de la identidad son principalmente las regiones parieto-occipitales. (Rev. Ramos-Loyo, 2002).

NEURONAS ESPEJO

En los últimos años, se ha generado un gran interés por estudiar los mecanismos de las denominadas “neuronas espejo”. Rizzolati et al. (1996) encontraron un grupo de neuronas en la corteza premotora ventral, que se activan cuando un mono ejecuta una acción, al igual que cuando observa dicha acción en otro mono, siempre y cuando tenga una intención determinada. En el ser humano, este sistema neuronal facilita la comprensión de una acción observada, gracias a que se transforma en una represen-tación motora propia de la misma acción.

Es un sistema de traducción y representación neural de las acciones para su comprensión. De esta forma par-ticipa en la comunicación, la empatía y la comprensión de los estados mentales de otras personas. Además de estas regiones prefrontales, las áreas parietales inferiores se activan cuando una persona simula mentalmente las ac-ciones de otros desde la perspectiva de ellos y no desde la propia (Ruby y Decety, 2001).

Por otra parte, una expresión emocional atrae la aten-

ción más que otro tipo de estímulos. Por ello, se activan

también regiones que participan en procesos de aten-

ción selectiva, que permiten inhibir aquéllos estímulos que no son relevantes en ese momento; al menos, no más que la expresión facial de una emoción. Si el estímulo es evaluado como relevante, la amígdala y la corteza orbi-tofrontal pueden enviar señales activadoras hacia la for-mación reticular, produciendo así una activación cortical que amplifica la entrada de dicha información.

Una vez que es identificada la cara, la amígdala y la corteza orbitofrontal se encargan de descifrar el con-tenido emocional del estímulo. La lesión bilateral de la amígdala se asocia con dificultad para reconocer las emo-ciones faciales, especialmente, el miedo y la tristeza. (Rev. Ramos-Loyo, 2002). Las lesiones en la amígdala y el lóbulo temporal derecho resultan en un síndrome de agnosia socioemocional, que implica problemas para reconocer a personas cercanas y para discriminar e identificar las ex-presiones faciales de afecto (Joseph, 1996).

MODULACIÓN DEL LENGUAJE

Ahora bien, las personas expresan emociones también a partir de la modulación melódica del lenguaje. Finalmente, existen expresiones a través de movimientos corporales que también transmiten una emoción. En estos aspectos,

COMPRENSIÓN DE LA ENFERMEDAD ADICTIVA

Un punto de vista que facilita el tratamiento de las adic-ciones y que, por lo tanto, alude a lo compasivo, es el de verlas como una enfermedad.

El vacío de la existencia se llena con compulsiones, sus-tancias, juego, sexo, etcétera. Una de las más comunes son las drogas estimulantes y depresoras, y queda la pregunta: ¿son verdaderamente las adicciones una enfermedad?

Las discusiones académicas continuarán, a pesar de las evidencias científicas de que así es. Sin embargo, mientras no se disponga de la evidencia de un factor hereditario es-pecífico que predisponga a ciertas personas a padecerla, o bien se descubran los mecanismos fisiológicos específicos responsables de la conducta adictiva, es posible que los adictos continúen siendo consi-derados como “personas débiles” o “viciosas”, que han atraído ese problema hacia sí mismas.

Una visión empática

que nos acerca a la so-

lución, fuera de debates,

es, desde un punto de

vista puramente clínico,

definir y tratar la adic-

ción como una enferme-

dad. Esto puede ayudar tanto al paciente como a la familia y a los profe-sionales que realizan el tratamiento.

Aunque, en último término, todos somos responsables de nuestra conducta, sin importar lo que la provoca, a quienes son víctimas de una en-fermedad, se les consi-dera y atiende de forma diferente.

A las personas que se suponen enfermas no se les trata como “gente mala” sino, normalmente, con tole-rancia, preocu-pación y compasión.

DOLOR Y SUFRIMIENTO

Dadas las ideas generalizadas existentes actualmente so-bre los adictos a drogas y la actitud indulgente consigo mismos que estos pacientes presentan, al vivir en un es-tado de éxtasis y euforia químicamente inducido, es fácil que se infravalore el dolor y el sufrimiento que caracteriza la vida del adicto.

La mayoría de los adictos no han experimentado la eu-foria o experiencias placenteras producidas por la droga en los últimos meses o años; ya no consiguen la euforia; se deprimen; sufren disforia; tienen ideas de muerte o suici-dio, y sus conductas son desadaptadas y de autoagresión. Es difícil clasificar como no patológica su tendencia a la

autodestrucción y su reincidencia en el uso de drogas o

la conducta adictiva, a pesar de sus terribles consecuen-

cias.

La mayor parte de los tratamientos se basan en la con-cepción de que se trata de una enfermedad; sin embargo, muchos profesionales de la salud y la mayoría de la po-blación no aceptan aún la adicción a las drogas, alcohol, juego o sexo, entre otras, como enfermedades, y que, tras la conducta de un alcohólico, por ejemplo, existe la com-pulsión y la falta de capacidad de elección.

Es importante educar a los pacientes y a la población

para reconocer la adicción como enfermedad, ante las

evidencias aún no contundentes, pero sí claras, de que

lo es, y de que el verla así facilita el camino hacia la

recuperación.

Sin embargo, no se pre-tende que los adictos, al verse como enfermos, justi-fiquen su conducta y tengan una excusa para seguir igual y cargar a la sociedad y las familias con el peso de las consecuencias. Aunque el adicto no sea personalmente responsable de su enferme-dad, lo es de permanecer absti-nente cuando trabaja en su propia recuperación, en el marco de un programa de tratamiento.

LA COMPASIÓN COMO

INSTRUMENTO

Admitimos ante Dios, ante

nosotros mismos y frente

a otro ser humano, la natu-raleza exacta de nuestras faltas.

Hemos hecho una lista

de todas las personas con

las que obramos mal, y nos disponemos a hacer repara-ciones.

Reparamos hasta donde

nos fue posible, salvo en los casos en que esto causara

perjuicios a la persona en cuestión o a terceros.Los incisos anteriores son el 5º, 8º y 9º pasos de los

12 de Alcohólicos Anónimos, que en esencia revelan la naturaleza empática y compasiva a la que alude la recupe-ración; cuando la persona deja la droga, no hay ninguna garantía de que se vaya a sentir “como nuevo” de inme-diato; es probable que entre en lo que percibe como un espacio vacío, donde ya no tiene la droga pero tampoco cuenta con nuevos recursos interiores todavía

El deseo de cambiar la vida de aquéllos a quienes se dañó, entendiendo sus necesidades a través de un cambio en el esquema de valores, y aunado a un más sano estilo de vida, favorece la recuperación del adicto.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN60 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 37

Compasión significa sentir con el otro. La compasión no es simple-mente una sensación o sentimiento

de lástima ante el sufrimiento de otra persona. Implica, entre otras cosas, sen-timientos, intenciones y actitudes rela-cionadas con el bienestar del otro.

Podríamos pensar que existen dos aspectos de la compasión. El primero, instintivo, de alguna manera ligado al instinto maternal de protección hacia otros, particularmente hacia las crías. Sin embargo, la compasión propiamente

dicha implica aspectos de aprendizaje

socioemocional y la ampliación de la

perspectiva de la conciencia.

Podemos preguntarnos si la capaci-dad compasiva es algo con lo que na-cemos o algo que aprendemos y desar-rollamos a lo largo de la vida. Por otro lado, dado que todos los aspectos de la conducta humana dependen del funcio-namiento del Sistema Nervioso Central, ¿existirán áreas en nuestro cerebro que participen de alguna manera en el de-sarrollo de la compasión?

La compasión y el

desarrollo del cerebro

Doctora Julieta Ramos Loyo Instituto de NeurocienciasUniversidad de [email protected]

Julieta Ramos Loyo

El primer aspecto de la compasión, el instintivo, es-taría relacionado con áreas cerebrales, principalmente subcorticales del sistema límbico. El segundo aspecto de la compasión implica el desarrollo de habilidades sociales que se adquieren a través del contacto con otros seres hu-manos y, más adelante, de la elección consciente, y es a la que nos referiremos en adelante.

Para un bebé, sólo existe él mismo como centro del universo. Lo primero que se requiere es la comprensión de que existen otros diferentes a uno mismo, que también sienten, piensan, tienen necesidades y actúan para satis-facerlas.

TEORÍA DE LA MENTE

Posteriormente, se adquiere la capacidad para compren-der la perspectiva del otro. Alrededor de los cuatro años, los niños adquieren algunas capacidades involucradas en lo que se ha llamado “Teoría de la Mente”. Este término se utiliza para denominar aquellas habilidades para com-prender sentimientos, deseos, creencias, intenciones y ac-

ciones de uno mismo y de otras personas (Perner y Lang, 1999).

Implica también el poder mover el punto de vista pro-pio, para ver las cosas desde el punto de vista del otro, lo cual se relaciona con la empatía. Es más fácil comprender la perspectiva del otro, si hemos estado en una situación semejante. Esto incluye las emociones. Si no hemos ex-perimentado el dolor, difícilmente lo comprenderemos.

Un aspecto importante para ser compasivo es lograr

identificar e interpretar adecuadamente las emociones

expresadas por otras personas. Necesitamos saber si la

RECUPERACIÓN

Aludiendo a la compasión; es entenderme y entender al otro en sus necesidades y en su dolor, favoreciendo el crecimiento personal y colectivo como requisito indispen-sable en la recuperación.

Recuperarse implicaría una nueva forma pensar y sen-tir al ver las cosas de la vida con “nueva lupa”, como en-tender que no hay que dejar las cosas para después; hay que terminarlas siempre; trabajar y mantenerse ocupado; dejar de lado los pretextos; ser honesto y decir la verdad; dejar de lado el falso orgullo, que impide que la persona examine su propio comportamiento; ser humilde -que no quiere decir ser débil-, para entonces no estar más a la defensiva; aceptar los errores como fuente de crecimiento y cambio; dejar el resentimiento, que sólo afianza la cólera y enojo que nos hace sentir miserables; brindar perdón y comprensión para aceptar lo que no se puede cambiar, sentirse bien con uno mismo, ser tolerante y aceptar a la gente como seres humanos compartiendo con otros y sentirse bien con uno mismo, ser paciente y liberarse de la culpa destructiva.

Por otro lado, la compasión en la adicción tiene que ver con las artes orientales y -ya también- occidentales de la meditación y el vivir con valores universales en todo lo que hacemos; la mente vacía y la relajación facilitan la salud psicosocial. Diversos estudios lo avalan: los adictos

que se apegan a un programa integral que incluya la

meditación tienen mejores resultados que aquéllos que

no lo hacen; el ser más espiritual va de la mano, al estar

más al pendiente de las necesidades propias y de los

demás, asumiendo que la empatía es una cualidad cogni-tiva que se cultiva; no se nace con ella.

La evidencia de que la mente tiene un papel signifi-cativo en el mantenimiento y recuperación de enferme-dades, ha encontrado interés en la meditación, como un tratamiento en los “settings” médicos:

Como una terapia primaria para tratar enfermedades específicas.

Como una terapia que complementa la comprensión de los planes de tratamiento.

Como un camino que da calidad de vida para aquellos que sufren enfermedades crónicas.

Como un método que enseña a los pacientes a lidiar mejor con el estrés de la enfermedad y su tratamiento, así como a dar un sentido incrementado de control y experi-encia espiritual.

Diversas investigaciones avalan su beneficio en la salud física y emocional, incluidas las adicciones (Davidson, RJ., Kabat-Zinn, J. (2003). Tiefenthaler U, Grossman P (2002). Kabat-Zinn, J., Lipworth, L., & Burney, R. (1985). Miller, J., Flecher, K, and Kabat-Zinn, J. (1995). Carlson, L., Ursuliak, Z., Goodey, E., Angen, M., Speca, M. (2001).Rosenzweig S, Reibel DK, Greeson JM, Brainard GC, Hojat M (2003), entre otros).

Dejar una adicción exige, en efecto, desprenderse de todo el bagaje que lo acompañaba a uno en la vida, desde ilusiones, creencias equivocadas, mecanismos de supervi-vencia; pero también encierra el potencial de alcanzar una gratificación significativa y duradera.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN36 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 61

el otro se inhibe, se mutila, se elimina. Éxito, estatus, movilidad social, bienestar, evolución social –como modelaje- han estado referidos a la connotación material y económica: prevalece el Yo, antes que una preocupación por los Otros.

LOS CUATRO PRINCIPIOS

Frente a este modelo, podría ser un error visualizar el logro de la No violencia como una meta en sí misma. La No violencia constituye un efecto de una cosmo-visión o esquema de vida orientado más a la preocupación por los otros, que a la del propio Yo, aunque desde el propio Yo. Los cuatro principios fundamentales de la filosofía de Gandhi son bastante simples de comprender e implementar. En

el ámbito público los cuatro principios son: verdad, ahimsa (no violencia), fi-

deicomiso y acción constructiva. En el ámbito personal, los cuatro principios

son: respeto, entendimiento, aceptación y apreciación.

El significado de la verdad es, por supuesto, obvio. Debemos recordar que la verdad tiene muchos lados y es siempre cambiante. Lo que hoy parece cierto, puede no ser verdadero mañana. O lo que parece ser la verdad para nosotros, no necesariamente parecerá ser la verdad para otros. Por lo tanto, no podemos decir que somos los dueños de la verdad y que por ello nuestro entendimiento o nuestra verdad son correctos. Debemos desarrollar la habilidad de mirarlo todo desde perspectivas distintas y tener la humildad para entender que podríamos estar equivocadosAhimsa es la palabra en sánscrito para la no violencia total; es decir, la no

violencia en el pensamiento, en la palabra y en los hechos. Mi abuelo reconoció las limitaciones de ahimsa. Vivir del modo en que nosotros lo hacemos en la no violencia total tal vez no sea posible para todo el mundo. Tal vez no sea posible incluso para alguien. Aun así, debería ser el objetivo de todo individuo, del mis-mo modo que lo es el conseguir una calificación »A+« para un estudiante que va a la escuela. Si un estudiante va a la escuela con la idea de que nunca conseguirá una calificación »A+«, ese estudiante está en problemas. Esa persona ya se ha descalificado a sí misma, y por lo tanto sólo se encaminará a no lograrlo.Fideicomiso es concepto particular que necesita ser entendido correctamente.

Cada individuo tiene el talento o habilidad para alcanzar objetivos. Explota-mos ese talento o habilidad para beneficios personales, en la creencia de que “nos pertenece” el talento o habilidad. Gandhi dijo que no somos dueños del talento, sino que Dios nos designa “fideicomisarios” y de este modo debemos utilizar el talento para ayudar a otros, menos afortunados o talentosos que nosotros. Pero este “dar”, “compartir” o “ayudar” no debe inmovilizar al que recibe.

Es una línea muy delgada que divide la “lástima” de la “compasión”, y a menudo las confundimos. La lástima degrada y oprime, mientras que la com-

pasión inspira tanto al que da como al que recibe. Lástima es darle a un ham-briento dinero para que compre comida o alimentarlo en comedores populares. Cuando alimentar se transforma en un fin en sí mismo entonces estamos cau-sando un problema. Alimentar debería ser un medio para contribuir a la acción. Al alimentar al hambriento lo hacemos dependiente de las donaciones.

Por otra parte, la compasión requiere que nos involucremos en encontrar formas de ayudar a los desafortunados a convertirse en ciudadanos autosufi-cientes. La ayuda que reciben debería ser aquélla que les permita reconstruir la confianza en ellos mismos y el autorespeto, destruidos por la pobreza y la opresión.La acción constructiva es el corolario natural del fideicomiso. Significa invo-

lucrarse en encontrar soluciones constructivas a los problemas. Generalmente estamos tan preocupados con nuestro propio Yo, que no tenemos tiempo para nadie ni para nada.

A menudo queremos cargar la responsabilidad en los hombros de otra perso-na. Generalmente, los hombros del gobierno, aun con importantes limitaciones. Los burócratas o trabajadores sociales pagados no siempre tienen la compasión necesaria para este tipo de trabajo.

AUSENCIA DE COMPROMISO SOCIAL

Como grupo social, como grupo cultural y como colec-tivo se han incrementado las afectaciones a los procesos educativos tradicionales, que incluían los ritos religiosos, la instrucción de una primera socialización y el impacto de las escuelas o de la escuela como institución social-izadora, lo que ha derivado en generaciones de jóvenes –ahora llamados Baby Boom, Generación X, Generación Net- cuyas características tienen que ver con un individua-lismo extremo, la búsqueda del éxito a toda costa y la tec-nologización como un imperativo categórico de sus vidas. En todos ellos sobresale la ausencia de una causa común, de un compromiso social y una insensibilidad extrema a los problemas de las grandes mayorías.

Alrededor de estas generaciones sobresalen también las características de inseguridad –como autoconcepto-, baja autoestima, adolescencia tardía (aún en etapas avan-zadas de la adultez) y retardo en la adquisición de com-promisos sociales perdurables (matrimonio, retraso en el inicio de la vida laboral-profesional).

Es innegable que debemos -como sociedad-, revisar con seriedad y profundidad los modelos de vida, las cos-movisiones y los idearios filosóficos de otras latitudes, in-tentando con ello el reencauzamiento armónico, integral, conciliatorio de nuestros modelos mentales actuales que esta sociedad necesita.

Gandhi, A. (2004). Foro para filosofía intercultural 5 (2004). Recuperado en http://them.polylog.org/5/fga-es.htm el día 15 de mayo de 2009.

Polo, M. (2005) La no-violencia en la tradición india. Letras, LXXVI, 109-110.

REFERENCIAS

La mano con una rueda en la palma simboliza el voto jainista de la ahimsa. La palabra escrita en el medio es «ahimsa». La rueda representa el dharmacakra, que se enfrenta al ciclo de la reencarnación a través de la búsqueda de la paz y la no-violencia.

CO-DEPENDENCIA… ¿COMPASIÓN MAL ENTENDIDA?

El amor que la familia le tiene al adicto es utilizado por éste para despertar sentimientos de frustración y culpa, desde la idea de haber sido responsable del problema y querer compensar con la ayuda ciega e incondicional al adicto; el problema es que esta ayuda suele ser en detrimento de la salud del propio adicto y su familia, al coludirse con la enfermedad y facilitarle los medios para seguir consumi-endo o involucrándose en las conductas adictivas, ya sea con apoyo económico, con hacerle sus tareas en casa, el seguir con un esquema de hijos dependientes que a cam-bio estudian, etcétera.

Sin darse cuenta, el familiar incurre en conductas que quitan responsabilidad al adicto; éstas pueden verse ma-tizadas de: “miedo a que le pase algo, por eso lo hago”. Escuchamos frases como: “de que se drogue en la calle a que lo haga en la casa, pues que lo haga en la casa; no vaya a ser que le pase algo”.

COLABORACIÓN QUE PERJUDICA

Una de los puntos que hay que observar es que la familia, en su negación, minimiza el problema; o al entrar en la ayuda, ejerce un sobre control que hace que dicha familia pierda su vida.

Al dedicarse por completo a resolverle la vida al adicto, lo protegen incluso de demandas o problemas legales en los que entra, y asumen en muchas ocasiones sus respons-abilidades, como pagarle sus cuentas, dar la cara por él.

Esto lo ven más funcional. Así, la familia evita lidiar

con la culpa o vergüenza que le provoca su familiar y

aceptar el problema, llegando incluso a dejar que uti-

lice drogas o facilitárselas para que “no le pase nada

malo” al andar buscando y no obtenerla, cuando ya le está pasando algo muy grave de por sí, que el familiar, sin darse cuenta, facilita.

DE LA COMPASIÓN AL CIRCUITO DE MANIPULACIÓN

“La inmadurez es un enemigo muy poderoso”. Debemos crear conciencia si estamos en un patrón de manipulación por parte del adicto, quien porta el síntoma (consumo de drogas). Sin embargo, es toda la familia, que está enferma, la que participa en el mantenimiento de la enfermedad adictiva, como lo vemos en el siguiente ejemplo de este circuito.

Ocurre una frustración “llanto” por así decirlo. Ma-nipulo, hago mi berrinche Obtengo lo que quiero o se genera culpa y remordimiento en el familiar Se de-bilita la familia Accede a peticiones del adicto y refuerza la conducta de éste. “Todo lo que pedía se lo daba con tal de que ni se saliera de la casa a drogarse” Ame-nazas del familiar como un medio de manipulación, que no cumple, desvirtuándose la autoridad. Promesas de ser bueno, al dejar unos días de consumir, lo que permite la explotación económica o de otras maneras.

Los adictos son como niños en el supermercado:: “dale lo que quiere, para que no llore”. “Es tan doloroso verlo su-frir”. Se refuerza la conducta infantil, no aprende a tolerar la frustración; no se esfuerza, pues siempre hay alguien que le dé todo o lo saque de sus problemas.

Y una persona infantil es vulnerable ante todos los

problemas, y necesita un cuidador; es débil ante cual-

quier problema de la vida.

Para enfrentarlo, hay que re-educarnos y posterior-mente cambiar patrones en la familia; en ocasiones, la orien-tación sirve; sin embargo, cuando la familia tiene mucho tiempo con estos patrones, y el adicto obtiene ganancias afectivas o de otro tipo de ello, suele necesitar otro tipo de intervenciones, como la terapia familiar o terapias indi-viduales o grupales de cada uno de sus miembros.

El co-dependiente tiene que entender lo que está ha-ciendo mal y corregirlo, dando lo que necesita al adicto identificado con el abuso de sustancias o de alguna otra adicción, que podrían ser límites. Debe escucharlo, sin caer en el juego del cerebro adicto.

Entonces, la compasión implica su misma esencia que en la co-adicción. Se tergiversa, por así decirlo. Los sen-timientos compasivos se usan en función de perpetuar la enfermedad adictiva, y es el familiar co-adicto el que su-fre, el que debe ser entendido y ayudado para detener la enfermedad que también en él se manifiesta.

DESEO DE AYUDAR

Llamamos compasión a la capacidad de sentirnos próxi-mos al dolor de los demás y a la voluntad de aliviar sus penas; es el deseo de que los demás estén libres de sufrim-iento; y en la mente del co-dependiente a toda costa es así, dependiendo del adicto como el adicto de su droga. Hay que entender que, para aliviar las penas de ambos, habría que entender el dolor y la ayuda a sí mismos de formas diferentes a las que pide el adicto, que son las formas del cerebro adicto para perpetuar la adicción.

Sin duda el concepto compasión encierra un signifi-cado especial en el proceso y los diferentes contextos de las adicciones.

1. Filosofía. La guía 2000.com. La compasión y el Dalai-lama.2. Nuevas adicciones: ¿adicciones nuevas? Fernando Pérez del Río e Isidoro Martín Martín. Intermedio Ediciones. Guadalajara 2007.3. El Arte de la Compasión, La Compasión y el Individuo, Dalai-Lama. 2003.4. Washton, Boundy. Querer no es poder. Paidós, 1991.5. Washton. La adicción a la cocaína. Paidós, 1995.6. Manual CODA7. Lugoleos Javier. Manual de Psicoeducación para dependientes a drogas estimulantes, 2007.8. Rosenzweig S, Reibel DK, Greeson JM, Brainard GC, Hojat M (2003) Mainfulness-based stress reduction lowers psychological distress in medical students. Teaching & Learning in Medicine 15:88-92.

REFERENCIAS

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN36 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 61

el otro se inhibe, se mutila, se elimina. Éxito, estatus, movilidad social, bienestar, evolución social –como modelaje- han estado referidos a la connotación material y económica: prevalece el Yo, antes que una preocupación por los Otros.

LOS CUATRO PRINCIPIOS

Frente a este modelo, podría ser un error visualizar el logro de la No violencia como una meta en sí misma. La No violencia constituye un efecto de una cosmo-visión o esquema de vida orientado más a la preocupación por los otros, que a la del propio Yo, aunque desde el propio Yo. Los cuatro principios fundamentales de la filosofía de Gandhi son bastante simples de comprender e implementar. En

el ámbito público los cuatro principios son: verdad, ahimsa (no violencia), fi-

deicomiso y acción constructiva. En el ámbito personal, los cuatro principios

son: respeto, entendimiento, aceptación y apreciación.

El significado de la verdad es, por supuesto, obvio. Debemos recordar que la verdad tiene muchos lados y es siempre cambiante. Lo que hoy parece cierto, puede no ser verdadero mañana. O lo que parece ser la verdad para nosotros, no necesariamente parecerá ser la verdad para otros. Por lo tanto, no podemos decir que somos los dueños de la verdad y que por ello nuestro entendimiento o nuestra verdad son correctos. Debemos desarrollar la habilidad de mirarlo todo desde perspectivas distintas y tener la humildad para entender que podríamos estar equivocadosAhimsa es la palabra en sánscrito para la no violencia total; es decir, la no

violencia en el pensamiento, en la palabra y en los hechos. Mi abuelo reconoció las limitaciones de ahimsa. Vivir del modo en que nosotros lo hacemos en la no violencia total tal vez no sea posible para todo el mundo. Tal vez no sea posible incluso para alguien. Aun así, debería ser el objetivo de todo individuo, del mis-mo modo que lo es el conseguir una calificación »A+« para un estudiante que va a la escuela. Si un estudiante va a la escuela con la idea de que nunca conseguirá una calificación »A+«, ese estudiante está en problemas. Esa persona ya se ha descalificado a sí misma, y por lo tanto sólo se encaminará a no lograrlo.Fideicomiso es concepto particular que necesita ser entendido correctamente.

Cada individuo tiene el talento o habilidad para alcanzar objetivos. Explota-mos ese talento o habilidad para beneficios personales, en la creencia de que “nos pertenece” el talento o habilidad. Gandhi dijo que no somos dueños del talento, sino que Dios nos designa “fideicomisarios” y de este modo debemos utilizar el talento para ayudar a otros, menos afortunados o talentosos que nosotros. Pero este “dar”, “compartir” o “ayudar” no debe inmovilizar al que recibe.

Es una línea muy delgada que divide la “lástima” de la “compasión”, y a menudo las confundimos. La lástima degrada y oprime, mientras que la com-

pasión inspira tanto al que da como al que recibe. Lástima es darle a un ham-briento dinero para que compre comida o alimentarlo en comedores populares. Cuando alimentar se transforma en un fin en sí mismo entonces estamos cau-sando un problema. Alimentar debería ser un medio para contribuir a la acción. Al alimentar al hambriento lo hacemos dependiente de las donaciones.

Por otra parte, la compasión requiere que nos involucremos en encontrar formas de ayudar a los desafortunados a convertirse en ciudadanos autosufi-cientes. La ayuda que reciben debería ser aquélla que les permita reconstruir la confianza en ellos mismos y el autorespeto, destruidos por la pobreza y la opresión.La acción constructiva es el corolario natural del fideicomiso. Significa invo-

lucrarse en encontrar soluciones constructivas a los problemas. Generalmente estamos tan preocupados con nuestro propio Yo, que no tenemos tiempo para nadie ni para nada.

A menudo queremos cargar la responsabilidad en los hombros de otra perso-na. Generalmente, los hombros del gobierno, aun con importantes limitaciones. Los burócratas o trabajadores sociales pagados no siempre tienen la compasión necesaria para este tipo de trabajo.

AUSENCIA DE COMPROMISO SOCIAL

Como grupo social, como grupo cultural y como colec-tivo se han incrementado las afectaciones a los procesos educativos tradicionales, que incluían los ritos religiosos, la instrucción de una primera socialización y el impacto de las escuelas o de la escuela como institución social-izadora, lo que ha derivado en generaciones de jóvenes –ahora llamados Baby Boom, Generación X, Generación Net- cuyas características tienen que ver con un individua-lismo extremo, la búsqueda del éxito a toda costa y la tec-nologización como un imperativo categórico de sus vidas. En todos ellos sobresale la ausencia de una causa común, de un compromiso social y una insensibilidad extrema a los problemas de las grandes mayorías.

Alrededor de estas generaciones sobresalen también las características de inseguridad –como autoconcepto-, baja autoestima, adolescencia tardía (aún en etapas avan-zadas de la adultez) y retardo en la adquisición de com-promisos sociales perdurables (matrimonio, retraso en el inicio de la vida laboral-profesional).

Es innegable que debemos -como sociedad-, revisar con seriedad y profundidad los modelos de vida, las cos-movisiones y los idearios filosóficos de otras latitudes, in-tentando con ello el reencauzamiento armónico, integral, conciliatorio de nuestros modelos mentales actuales que esta sociedad necesita.

Gandhi, A. (2004). Foro para filosofía intercultural 5 (2004). Recuperado en http://them.polylog.org/5/fga-es.htm el día 15 de mayo de 2009.

Polo, M. (2005) La no-violencia en la tradición india. Letras, LXXVI, 109-110.

REFERENCIAS

La mano con una rueda en la palma simboliza el voto jainista de la ahimsa. La palabra escrita en el medio es «ahimsa». La rueda representa el dharmacakra, que se enfrenta al ciclo de la reencarnación a través de la búsqueda de la paz y la no-violencia.

CO-DEPENDENCIA… ¿COMPASIÓN MAL ENTENDIDA?

El amor que la familia le tiene al adicto es utilizado por éste para despertar sentimientos de frustración y culpa, desde la idea de haber sido responsable del problema y querer compensar con la ayuda ciega e incondicional al adicto; el problema es que esta ayuda suele ser en detrimento de la salud del propio adicto y su familia, al coludirse con la enfermedad y facilitarle los medios para seguir consumi-endo o involucrándose en las conductas adictivas, ya sea con apoyo económico, con hacerle sus tareas en casa, el seguir con un esquema de hijos dependientes que a cam-bio estudian, etcétera.

Sin darse cuenta, el familiar incurre en conductas que quitan responsabilidad al adicto; éstas pueden verse ma-tizadas de: “miedo a que le pase algo, por eso lo hago”. Escuchamos frases como: “de que se drogue en la calle a que lo haga en la casa, pues que lo haga en la casa; no vaya a ser que le pase algo”.

COLABORACIÓN QUE PERJUDICA

Una de los puntos que hay que observar es que la familia, en su negación, minimiza el problema; o al entrar en la ayuda, ejerce un sobre control que hace que dicha familia pierda su vida.

Al dedicarse por completo a resolverle la vida al adicto, lo protegen incluso de demandas o problemas legales en los que entra, y asumen en muchas ocasiones sus respons-abilidades, como pagarle sus cuentas, dar la cara por él.

Esto lo ven más funcional. Así, la familia evita lidiar

con la culpa o vergüenza que le provoca su familiar y

aceptar el problema, llegando incluso a dejar que uti-

lice drogas o facilitárselas para que “no le pase nada

malo” al andar buscando y no obtenerla, cuando ya le está pasando algo muy grave de por sí, que el familiar, sin darse cuenta, facilita.

DE LA COMPASIÓN AL CIRCUITO DE MANIPULACIÓN

“La inmadurez es un enemigo muy poderoso”. Debemos crear conciencia si estamos en un patrón de manipulación por parte del adicto, quien porta el síntoma (consumo de drogas). Sin embargo, es toda la familia, que está enferma, la que participa en el mantenimiento de la enfermedad adictiva, como lo vemos en el siguiente ejemplo de este circuito.

Ocurre una frustración “llanto” por así decirlo. Ma-nipulo, hago mi berrinche Obtengo lo que quiero o se genera culpa y remordimiento en el familiar Se de-bilita la familia Accede a peticiones del adicto y refuerza la conducta de éste. “Todo lo que pedía se lo daba con tal de que ni se saliera de la casa a drogarse” Ame-nazas del familiar como un medio de manipulación, que no cumple, desvirtuándose la autoridad. Promesas de ser bueno, al dejar unos días de consumir, lo que permite la explotación económica o de otras maneras.

Los adictos son como niños en el supermercado:: “dale lo que quiere, para que no llore”. “Es tan doloroso verlo su-frir”. Se refuerza la conducta infantil, no aprende a tolerar la frustración; no se esfuerza, pues siempre hay alguien que le dé todo o lo saque de sus problemas.

Y una persona infantil es vulnerable ante todos los

problemas, y necesita un cuidador; es débil ante cual-

quier problema de la vida.

Para enfrentarlo, hay que re-educarnos y posterior-mente cambiar patrones en la familia; en ocasiones, la orien-tación sirve; sin embargo, cuando la familia tiene mucho tiempo con estos patrones, y el adicto obtiene ganancias afectivas o de otro tipo de ello, suele necesitar otro tipo de intervenciones, como la terapia familiar o terapias indi-viduales o grupales de cada uno de sus miembros.

El co-dependiente tiene que entender lo que está ha-ciendo mal y corregirlo, dando lo que necesita al adicto identificado con el abuso de sustancias o de alguna otra adicción, que podrían ser límites. Debe escucharlo, sin caer en el juego del cerebro adicto.

Entonces, la compasión implica su misma esencia que en la co-adicción. Se tergiversa, por así decirlo. Los sen-timientos compasivos se usan en función de perpetuar la enfermedad adictiva, y es el familiar co-adicto el que su-fre, el que debe ser entendido y ayudado para detener la enfermedad que también en él se manifiesta.

DESEO DE AYUDAR

Llamamos compasión a la capacidad de sentirnos próxi-mos al dolor de los demás y a la voluntad de aliviar sus penas; es el deseo de que los demás estén libres de sufrim-iento; y en la mente del co-dependiente a toda costa es así, dependiendo del adicto como el adicto de su droga. Hay que entender que, para aliviar las penas de ambos, habría que entender el dolor y la ayuda a sí mismos de formas diferentes a las que pide el adicto, que son las formas del cerebro adicto para perpetuar la adicción.

Sin duda el concepto compasión encierra un signifi-cado especial en el proceso y los diferentes contextos de las adicciones.

1. Filosofía. La guía 2000.com. La compasión y el Dalai-lama.2. Nuevas adicciones: ¿adicciones nuevas? Fernando Pérez del Río e Isidoro Martín Martín. Intermedio Ediciones. Guadalajara 2007.3. El Arte de la Compasión, La Compasión y el Individuo, Dalai-Lama. 2003.4. Washton, Boundy. Querer no es poder. Paidós, 1991.5. Washton. La adicción a la cocaína. Paidós, 1995.6. Manual CODA7. Lugoleos Javier. Manual de Psicoeducación para dependientes a drogas estimulantes, 2007.8. Rosenzweig S, Reibel DK, Greeson JM, Brainard GC, Hojat M (2003) Mainfulness-based stress reduction lowers psychological distress in medical students. Teaching & Learning in Medicine 15:88-92.

REFERENCIAS

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN62 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 35

La violencia en diferentes niveles y contextos puede tener que ver con nuestros propios estilos de vida, sujetos a una interminable expectativa de poseer:, de incremen-tar las posesiones y mantenerlas a toda costa. Dado este estilo de vida, materialista y ambicioso, hemos llegado a ser muy posesivos. Buscamos poseer, no sólo cosas mate-riales, sino hasta nuestras creencias espirituales e incluso la paz, si la encontramos.

UNA ANÉCDOTA

Con respecto a este planteamiento, el nieto de Gandi, Mo-handas Gandhi (citado en este texto) cuenta una anécdota ilustrativa al respecto:

Una historia favorita que a mi abuelo le gustaba con-tarnos era la historia de un rey hindú, anciano, que estaba obsesionado con el deseo de encontrar el significado de la paz. ¿Qué es la paz?, ¿cómo podemos alcanzarla? Y, cuan-do la encontramos, ¿qué deberíamos hacer con ella? Esos eran algunos de los temas que lo preocupaban. A los in-telectuales en su reino se les invitaba para responder a las preguntas del rey a cambio de una atractiva recompensa. Muchos lo intentaban pero no podían explicar cómo en-contrar la paz y qué hacer con ella.

Finalmente, alguien le dijo al rey que debería consul-tar al sabio que vivía en las afueras de su reino: “Es un hombre muy anciano y muy sabio”, le dijeron al rey. “Si alguien puede responder a sus preguntas, es él”. El rey fue al sabio y le planteó la eterna pregunta. Sin una sola palabra, el sabio fue hasta la cocina y le trajo al rey un grano de trigo. “En esto encontrarás la respuesta a tu pre-gunta”, dijo el sabio mientras colocaba el grano de trigo en la palma de la mano del rey.

Confundido, pero sin desear admitir su ignorancia,

el rey sostuvo el grano de trigo y regresó a su palacio.

Puso llave al precioso grano dentro de una pequeña caja

de oro que guardó para su seguridad. Cada mañana, al

despertar, el rey abría la caja y observaba el grano para

hallar una respuesta, pero no podía encontrar nada.

Semanas más tarde, otro sabio, que pasaba, se detuvo para reunirse con el rey, quien ansiosamente lo invitó a resolver el dilema. El rey explicó cómo él le había hecho la eterna pregunta y, a cambio, el sabio le había entregado un grano de trigo. “He buscado una respuesta todas las mañanas sin encontrarla”.

El sabio le dijo: “Es bastante simple, Su Alteza. Así como este grano representa el alimento para el cuerpo, la paz representa el alimento para el alma. Ahora bien, si usted mantiene este grano encerrado en una caja de oro, eventualmente perecerá sin alimentar o multiplicarse. Sin embargo, si tuviera la posibilidad de interactuar con los elementos – luz, agua, aire, tierra – crecería, se multipli-caría y pronto usted tendría un campo lleno de trigo para alimentarlo no sólo a usted, sino a muchos otros. Éste es el significado de la paz. Debe alimentar su alma y las de otros, debe multiplicarse al interactuar con los elemen-tos”.

En la búsqueda de la verdad a lo largo de la vida,

siempre debemos guiarnos por el amor, la compasión, el

entendimiento y el respeto, permitiendo que todo lo que

tenemos interactúe en forma positiva con los elementos, y ayude a crear una sociedad de paz y armonía. Cuantas más posesiones tenemos, más tenemos que protegerlas de aquéllos que las codician, lo que genera sentimientos de envidia y el deseo de quitarnos por la fuerza lo que los necesitados no consiguen con la compasión.

PERSPECTIVA MATERIALISTA

Es claro que el rey, al recibir el grano, actuó desde una perspectiva materialista: lo guardó como una posesión valiosa por sí misma. De nuevo, la perspectiva de posesión versus la perspectiva de proceso. Sin darse cuenta, el rey, eliminó de golpe la posibilidad de encontrar la respuesta anhelada, considerando que su propio razonamiento, al interactuar con el nuevo objeto valioso, le permitiría obtener la respuesta esperada. Era imposible para el rey encontrar tan singular respuesta, entre otras cosas, por los esquemas y modelos mentales de los cuales –siendo consciente o no- estaba condicionado en su cosmovisión o forma de ver las cosas.

Desde la perspectiva materialista de nuestra sociedad, es posible encontrar que la No Violencia requiere de un cambio de paradigma que nos aleje de la obsesión de poseer y nos reubique en una búsqueda interna hacia el sentido de vida alejado de la exclusiva idea de poseer como único fin y de mantener nues-tras posesiones a toda costa.

En la mayoría de las definiciones de violencia existe una correlación con

conceptos como abuso de poder, control y pertenencia de una persona a otra

(pareja, amo/esclavo, hijos…), ya que en todos los casos se trata de someter

y poseer a otro. En este modelo mental, el sentido de la existencia del sujeto pareciera ser un continuo hacia el logro de la meta material. La preocupación por

Roselynnrlistudios

el valor que más vidas rescata de las adicciones

Ingeniero Saturnino

Campoy MendozaEspecialista en

Adiccionessatur58@yahoo.

com.mx

LA COMPASIÓN

Quien se haga al ánimo de acercarse a “pedir ayuda” en alguna reunión de los más de cien grupos de Al-cohólicos Anónimos que operan en Nuevo León, será

testigo de cómo, en ese preciso momento, el grupo visi-tado suspende cualquier actividad y abre de inmediato a su visitante furtivo una reunión de información .

Este visitante podrá dar testimonio inequívoco de que, en el mismo momento en que, desde su asiento, se identi-fique con su primer nombre ante la asamblea reunida, el

ambiente se transforma en uno compasivo -aquél que

sólo puede tenerse en algunos momentos de nuestro

paso por la vida, con aquéllos que han caído en desgra-

cia y con los desvalidos.

Esta persona puede ser tanto un familiar o un amigo que busca información: ¿Qué hacer con alguien allegado

que está abatido por el alcoholismo? ¿Cómo hacer para

que se dé cuenta? ¿Cómo tratarlo? O bien puede ser el propio enfermo, quien, como último recurso, acude en solitario y a la vez con el deseo, en buen número de casos, de “encontrar información”; que le enseñen a beber, para

Saturnino Campoy Mendoza“The Man on the bed”

Bill Dotson, AA

que la bebida ya no haga más estragos en su vida, porque ha intentado todos los métodos y no ha podido, y en oca-siones queda tirado por la calle o en alguna alfombra por ahí, y está en esta reunión muchas veces sin saber por qué.

El abatido por el alcoholismo es tanto alguien en des-gracia como también un desvalido.

CAMINO A LA RECUPERACIÓN

Por su parte, los miembros de Alcohólicos Anónimos que lo reciben son hombres y mujeres, adolescentes, adultos y mayores, que han podido dejar de beber, ateniéndose a la experiencia de compañeros que les habían antecedido en su llegada al Programa, y que practican los 12 Pasos. Han aceptado respetar las 12 Tradiciones y leen algo de la extensa literatura para la recuperación con que cuenta la agrupación.

El grupo de Alcohólicos Anónimos ha recuperado la sensibilidad de cada uno de sus ahora conscientes miem-bros, sensibilidad que habían perdido en su vida incon-

62y35.indd 1 02/06/2009 05:17:33 p.m.

CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN34 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 63

Hablar de la No violencia remite generalmente a la imagen de Gandhi, sentado, que repele la agresión del ejército inglés con su resistencia pasiva. “Pero el

concepto no empezaba con él, sino que tenía una larga historia en la cultura india, no sólo ligado a las transfor-maciones sociales, sino también a la transformación de la persona” (Polo, 2005, p. 143).

En las tradiciones indias, la no violencia forma parte de su concepción de la vida buena, y se vincula con el re-conocimiento y la reflexión sobre las consecuencias de la violencia, incluso cuando ésta se ejerce contra animales, incluso en un contexto religioso de sacrificio, y por ello impacta en sus costumbres alimenticias: el vegetarianis-mo, como antagónico al sacrificio de animales para el con-sumo humano (op.cit.).

Gandhi enfatizó la necesidad de comprender la multi-plicidad de formas en las cuales los seres humanos practi-camos la violencia. Además de la violencia física –guerras,

matanzas, golpizas, asesinatos, violaciones, etcétera–

cometemos una extraordinaria cantidad de actos de

violencia pasiva, tanto conscientes como inconscientes,

que adoptan la forma de odio, prejuicio, discriminación,

opresión, apodos, burlas, miradas de arriba abajo a la gente, palabras desatentas dichas a otras personas; clas-ificación de la gente por su religión, su nivel económico, su género, sus hábitos, y millones de otras maneras en las que nuestras acciones o aun la inacción lastiman a las personas. En un mundo egoísta, centrado en nosotros mis-mos, ignoramos la plegaria de la gente, continuamos con el sobreconsumo de los recursos del mundo y la creación del desequilibrio económico (Gandhi, 2004.p. 7).

CONQUISTA SOCIAL Y BÚSQUEDA DE LA VERDAD

En la cultura occidental, la No Violencia se considera una conquista social de la vida civilizada, cuya preservación es obligación del gobierno, las autoridades, las fuer-zas policíacas y la ley; en las culturas orientales es una búsqueda interna del individuo, la cual se puede describir como una búsqueda honesta y diligente de la verdad, y que puede significar también la búsqueda del significado de la vida o del propósito de la vida.

Esta búsqueda, crucial para ellos, conduce a una evo-lución que tiene que ver con apartarse de la codicia, del egoísmo, del deseo de poseer, y permitir que el dominio lo tengan el amor, la compasión, el entendimiento y el respe-to. “Tiene que ver con ser fieles a nuestra fe y religión,

sin que esto implique rezar diez veces por día, sino que

hagamos de las escrituras la base de nuestra existencia”

(Gandhi, 2004, p. 2).

Nuevos modelos mentales de Oriente para el mundo

La no violencia y la compasión

Doctor Moisés Torres Herrera Tecnológico de

Monterreymoises.torres@

itesm.mx

Doctora Alma Elena Gutiérrez

LeytonTecnológico de

Monterrey alma.gutierrez@

itesm.mx

Moisés Torres Herrera Alma Elena Gutiérrez Leyton

Algunos de los miembros están sobrios; otros pasan por el proceso para alcanzar su sobriedad, y otros están a pocos días de haberse integrado. Sólo aquéllos que han

estado sin beber las últimas 24 horas antes de la reunión

pueden dirigirse al recién llegado. Pueden transmitir la

experiencia de cómo hacerle para estar sin beber. Predi-

can con el ejemplo.

Uno a uno, los sobrios anfitriones toman la tribuna y hacen uso de la palabra que les confiere el coordinador en turno, para contactar sus emociones. Desde ese lugar, comparten y participan todos sus tropiezos personales, materiales y espirituales que los aquejaron en la locura de su “actividad”, y que ahora afrontan con sobriedad y con-sejo –siguiendo las sugerencias de sus compañeros más experimentados. Luego, continúan mostrándole cómo le hicieron para dejar de beber –sólo por hoy- y finalmente cómo se encuentran y se sienten en ese momento que comparten y vibran emocionalmente ante su visitante. De hecho, están practicando el Duodécimo Paso del Progra-ma de Recuperación.

MILLONES DE RECUPERADOS

Ese compartir y participar tiene el interés y la decisión de sugerir acciones que le faciliten y ayuden a superar la condición adversa a quien busca información sobre la bebida, siguiendo el camino ya recorrido por millones de personas en todo el mundo, desde 1935, y que, como los ahí presentes, se han recuperado.

La necesidad de los miembros de mantenerse sobrios hace que las puertas de los Grupos de los Doce Pasos se mantengan abiertas; pero, apuntalando esa necesidad,

está la compasión. Esta mueve, entre otras, a realizar

campañas para difundir el mensaje de que sí es posi-

ble recuperarse de las adicciones; a prestar diversidad de servicios, ya sea abriendo grupos en cárceles, en hos-pitales psiquiátricos; a compartir experiencias, visitando escuelas, hospitales, clubes de servicio, asociaciones pro-fesionales, empresas o cualquier institución que así lo solicite; a coordinar las reuniones, coordinar la mesa de servidores del grupo o a prestar los más sencillos y hu-mildes servicios, como lo son abrir, limpiar el grupo y sus sanitarios para la próxima reunión, o servir café y refrige-rios a los asistentes.

LENTO SUICIDIO

Cualquier acción con la intención de servir implica estar haciendo un pequeño acto de amor para el practicante de la recuperación, quien, ya en sobriedad “se dio cuenta” de que al intoxicarse, lejos de amarse se odiaba. Como prue-

ba de ello, admite que se estaba suicidando lentamente

con cada intoxicación.Quien llega para quedarse, descubre después sus pro-

fundos sentimientos de culpabilidad y, más asentado en el programa, también se ve lleno de poderosos resentimien-

tos que, de no sanarlos, lo catapultarán una y otra vez a la recaída. Valora el anonimato que le permitió presentarse furtivamente para descubrir a una comunidad de pares que no lo trató con lástima, pero sí con la alegría que la Compasión sostiene en los que lo recibieron en su primera reunión y que ahora por si mismo empieza a experimen-tar.

Contra el sentimiento de soledad que sufre el adicto

en la actividad, ahora se yergue el sentimiento de com-

pasión que comprende, se identifica y transforma en

actitud de servicio de las personas que lo arropan, y que al hacerlo sentir el pertenecer, marca la reaparición de la sana autoestima y un incipiente cambio, intentando servir a sus compañeros, quizá sirviéndoles un café. Por inci-piente que sea la reciente actitud de servicio en el novato, es suficiente para prevenirle de una recaída y así -sólo por hoy- llegará a cumplir su primer año sin intoxicarse.

RESCATE DE VALORES

Al rescatarse el valor de la compasión, se reafirman y per-feccionan otros valores, entre otros, el de la Generosidad y Servicio, como antítesis del egoísmo exacerbado en el enfermo, al poner a la disposición de los demás su tiempo y recursos personales; la Humildad, porque ya acepta la verdad y se hace responsable de sus acciones, tanto en las de su actividad como ahora en su recuperación; la Sencillez, al no hacer distinción entre las personas por su condición; la Solidaridad, al hacer propios los pro-blemas ajenos; la Comprensión, porque al despertar en sí el sentimiento de empatía, descubre el valor de la ayuda desinteresada; la Gratitud, que en sus primeros cambios de actitud –llamados “despertares espirituales” en el Pro-grama- al verse disminuida la borrasca de su intoxicación, le permite darse cuenta de que, lejos de cualquier otro interés mezquino que había imaginado, el grupo, sus com-pañeros, le han salvado la vida y desea reconocerlo y gri-tarlo jubilosamente, comenzando por emular la conducta de quienes le recibieron.

Para el observador ajeno siempre es sorprendente

cómo AA logra el milagro de hacer nacer la compasión,

en el interior de cada participante, como una profunda

convicción de procurar el bien de los compañeros en particular; después, al avanzar en su proceso, ya entrado en su paulatina reincorporación a la sociedad, busca gra-dualmente el bien a sus semejantes en lo general.

Recordemos que, quien padece de esta enfermedad, llega paralizado por los temores enraizados en su egocen-trismo patológico; sólo reacciona buscando huir o pelear; es esquivo y desconfiado, derivado todo de sus andanzas e interminables fracasos y traiciones cosechadas en la in-toxicación crónica, y de las pérdidas derivadas: familia, amistades, trabajo, salud y pertenencias.

Es tan enriquecedora la compasión, porque va más

allá de los acontecimientos y las circunstancias; se enfo-

ca en descubrir a las personas, ésas que llegan aterradas

y profundamente dolidas desde su primera infancia; con sus necesidades y padecimientos, con una actitud perma-nente de servicio, ayuda y asistencia, haciendo a un lado el inútil sentimiento de lástima, la indolencia y el egoísmo.

1Las sesiones “cerradas” a donde los miembros de Alcohólicos Anónimos asisten a su terapia son exclusivas. Por otro lado existen las sesiones “abiertas” para dar información a un sólo individuo o a toda una comunidad. Dentro de sus 12 Tradiciones, la 3ª especifica: “El único requisito para ser miembro de AA es querer dejar de beber”.

212 o Paso “Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos Pasos, tratamos de llevar este mensaje a otros alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos”.

sciente de alcoholismo activo. Ha recuperado en ellos “la capacidad para conmoverse ante las circunstancias que afectan a los demás”: la compasión. Se encuentra ahora en capacidad de tocar las adormecidas fibras emocionales de su recién llegado.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN34 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 63

Hablar de la No violencia remite generalmente a la imagen de Gandhi, sentado, que repele la agresión del ejército inglés con su resistencia pasiva. “Pero el

concepto no empezaba con él, sino que tenía una larga historia en la cultura india, no sólo ligado a las transfor-maciones sociales, sino también a la transformación de la persona” (Polo, 2005, p. 143).

En las tradiciones indias, la no violencia forma parte de su concepción de la vida buena, y se vincula con el re-conocimiento y la reflexión sobre las consecuencias de la violencia, incluso cuando ésta se ejerce contra animales, incluso en un contexto religioso de sacrificio, y por ello impacta en sus costumbres alimenticias: el vegetarianis-mo, como antagónico al sacrificio de animales para el con-sumo humano (op.cit.).

Gandhi enfatizó la necesidad de comprender la multi-plicidad de formas en las cuales los seres humanos practi-camos la violencia. Además de la violencia física –guerras,

matanzas, golpizas, asesinatos, violaciones, etcétera–

cometemos una extraordinaria cantidad de actos de

violencia pasiva, tanto conscientes como inconscientes,

que adoptan la forma de odio, prejuicio, discriminación,

opresión, apodos, burlas, miradas de arriba abajo a la gente, palabras desatentas dichas a otras personas; clas-ificación de la gente por su religión, su nivel económico, su género, sus hábitos, y millones de otras maneras en las que nuestras acciones o aun la inacción lastiman a las personas. En un mundo egoísta, centrado en nosotros mis-mos, ignoramos la plegaria de la gente, continuamos con el sobreconsumo de los recursos del mundo y la creación del desequilibrio económico (Gandhi, 2004.p. 7).

CONQUISTA SOCIAL Y BÚSQUEDA DE LA VERDAD

En la cultura occidental, la No Violencia se considera una conquista social de la vida civilizada, cuya preservación es obligación del gobierno, las autoridades, las fuer-zas policíacas y la ley; en las culturas orientales es una búsqueda interna del individuo, la cual se puede describir como una búsqueda honesta y diligente de la verdad, y que puede significar también la búsqueda del significado de la vida o del propósito de la vida.

Esta búsqueda, crucial para ellos, conduce a una evo-lución que tiene que ver con apartarse de la codicia, del egoísmo, del deseo de poseer, y permitir que el dominio lo tengan el amor, la compasión, el entendimiento y el respe-to. “Tiene que ver con ser fieles a nuestra fe y religión,

sin que esto implique rezar diez veces por día, sino que

hagamos de las escrituras la base de nuestra existencia”

(Gandhi, 2004, p. 2).

Nuevos modelos mentales de Oriente para el mundo

La no violencia y la compasión

Doctor Moisés Torres Herrera Tecnológico de

Monterreymoises.torres@

itesm.mx

Doctora Alma Elena Gutiérrez

LeytonTecnológico de

Monterrey alma.gutierrez@

itesm.mx

Moisés Torres Herrera Alma Elena Gutiérrez Leyton

Algunos de los miembros están sobrios; otros pasan por el proceso para alcanzar su sobriedad, y otros están a pocos días de haberse integrado. Sólo aquéllos que han

estado sin beber las últimas 24 horas antes de la reunión

pueden dirigirse al recién llegado. Pueden transmitir la

experiencia de cómo hacerle para estar sin beber. Predi-

can con el ejemplo.

Uno a uno, los sobrios anfitriones toman la tribuna y hacen uso de la palabra que les confiere el coordinador en turno, para contactar sus emociones. Desde ese lugar, comparten y participan todos sus tropiezos personales, materiales y espirituales que los aquejaron en la locura de su “actividad”, y que ahora afrontan con sobriedad y con-sejo –siguiendo las sugerencias de sus compañeros más experimentados. Luego, continúan mostrándole cómo le hicieron para dejar de beber –sólo por hoy- y finalmente cómo se encuentran y se sienten en ese momento que comparten y vibran emocionalmente ante su visitante. De hecho, están practicando el Duodécimo Paso del Progra-ma de Recuperación.

MILLONES DE RECUPERADOS

Ese compartir y participar tiene el interés y la decisión de sugerir acciones que le faciliten y ayuden a superar la condición adversa a quien busca información sobre la bebida, siguiendo el camino ya recorrido por millones de personas en todo el mundo, desde 1935, y que, como los ahí presentes, se han recuperado.

La necesidad de los miembros de mantenerse sobrios hace que las puertas de los Grupos de los Doce Pasos se mantengan abiertas; pero, apuntalando esa necesidad,

está la compasión. Esta mueve, entre otras, a realizar

campañas para difundir el mensaje de que sí es posi-

ble recuperarse de las adicciones; a prestar diversidad de servicios, ya sea abriendo grupos en cárceles, en hos-pitales psiquiátricos; a compartir experiencias, visitando escuelas, hospitales, clubes de servicio, asociaciones pro-fesionales, empresas o cualquier institución que así lo solicite; a coordinar las reuniones, coordinar la mesa de servidores del grupo o a prestar los más sencillos y hu-mildes servicios, como lo son abrir, limpiar el grupo y sus sanitarios para la próxima reunión, o servir café y refrige-rios a los asistentes.

LENTO SUICIDIO

Cualquier acción con la intención de servir implica estar haciendo un pequeño acto de amor para el practicante de la recuperación, quien, ya en sobriedad “se dio cuenta” de que al intoxicarse, lejos de amarse se odiaba. Como prue-

ba de ello, admite que se estaba suicidando lentamente

con cada intoxicación.Quien llega para quedarse, descubre después sus pro-

fundos sentimientos de culpabilidad y, más asentado en el programa, también se ve lleno de poderosos resentimien-

tos que, de no sanarlos, lo catapultarán una y otra vez a la recaída. Valora el anonimato que le permitió presentarse furtivamente para descubrir a una comunidad de pares que no lo trató con lástima, pero sí con la alegría que la Compasión sostiene en los que lo recibieron en su primera reunión y que ahora por si mismo empieza a experimen-tar.

Contra el sentimiento de soledad que sufre el adicto

en la actividad, ahora se yergue el sentimiento de com-

pasión que comprende, se identifica y transforma en

actitud de servicio de las personas que lo arropan, y que al hacerlo sentir el pertenecer, marca la reaparición de la sana autoestima y un incipiente cambio, intentando servir a sus compañeros, quizá sirviéndoles un café. Por inci-piente que sea la reciente actitud de servicio en el novato, es suficiente para prevenirle de una recaída y así -sólo por hoy- llegará a cumplir su primer año sin intoxicarse.

RESCATE DE VALORES

Al rescatarse el valor de la compasión, se reafirman y per-feccionan otros valores, entre otros, el de la Generosidad y Servicio, como antítesis del egoísmo exacerbado en el enfermo, al poner a la disposición de los demás su tiempo y recursos personales; la Humildad, porque ya acepta la verdad y se hace responsable de sus acciones, tanto en las de su actividad como ahora en su recuperación; la Sencillez, al no hacer distinción entre las personas por su condición; la Solidaridad, al hacer propios los pro-blemas ajenos; la Comprensión, porque al despertar en sí el sentimiento de empatía, descubre el valor de la ayuda desinteresada; la Gratitud, que en sus primeros cambios de actitud –llamados “despertares espirituales” en el Pro-grama- al verse disminuida la borrasca de su intoxicación, le permite darse cuenta de que, lejos de cualquier otro interés mezquino que había imaginado, el grupo, sus com-pañeros, le han salvado la vida y desea reconocerlo y gri-tarlo jubilosamente, comenzando por emular la conducta de quienes le recibieron.

Para el observador ajeno siempre es sorprendente

cómo AA logra el milagro de hacer nacer la compasión,

en el interior de cada participante, como una profunda

convicción de procurar el bien de los compañeros en particular; después, al avanzar en su proceso, ya entrado en su paulatina reincorporación a la sociedad, busca gra-dualmente el bien a sus semejantes en lo general.

Recordemos que, quien padece de esta enfermedad, llega paralizado por los temores enraizados en su egocen-trismo patológico; sólo reacciona buscando huir o pelear; es esquivo y desconfiado, derivado todo de sus andanzas e interminables fracasos y traiciones cosechadas en la in-toxicación crónica, y de las pérdidas derivadas: familia, amistades, trabajo, salud y pertenencias.

Es tan enriquecedora la compasión, porque va más

allá de los acontecimientos y las circunstancias; se enfo-

ca en descubrir a las personas, ésas que llegan aterradas

y profundamente dolidas desde su primera infancia; con sus necesidades y padecimientos, con una actitud perma-nente de servicio, ayuda y asistencia, haciendo a un lado el inútil sentimiento de lástima, la indolencia y el egoísmo.

1Las sesiones “cerradas” a donde los miembros de Alcohólicos Anónimos asisten a su terapia son exclusivas. Por otro lado existen las sesiones “abiertas” para dar información a un sólo individuo o a toda una comunidad. Dentro de sus 12 Tradiciones, la 3ª especifica: “El único requisito para ser miembro de AA es querer dejar de beber”.

212 o Paso “Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos Pasos, tratamos de llevar este mensaje a otros alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos”.

sciente de alcoholismo activo. Ha recuperado en ellos “la capacidad para conmoverse ante las circunstancias que afectan a los demás”: la compasión. Se encuentra ahora en capacidad de tocar las adormecidas fibras emocionales de su recién llegado.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN64 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 33

Imagen de un cerebro humano obtenida mediante resonancia magnética funcional. En rojo se define parte de la zona que involucra el sistema límbico, cuya actividad permite la experiencia de emociones. En amarillo se señala la corteza frontal, cuya función se relaciona con el aprendizaje social. Ambas zonas cerebrales están involucradas en el comportamiento compasivo y el violento.

larmente requerida para ser compasivo o para ser vio-

lento. Es decir, nuestra biología puede predisponernos a ser agresivos y altruistas en algunas situaciones, y ambos tipos de comportamiento constituyen nuestro bagaje nat-ural de convivencia y adaptación. Sin embargo, el funcio-namiento de nuestro cerebro es flexible y dependiente, en parte, de la información proveniente de nuestra cultura. Así, se abre una puerta para entender no solamente las causas de la violencia, sino las alternativas para su reduc-ción en nuestras sociedades.

Parte de este esfuer-zo se está llevando acabo en varios cen-tros académicos, como el Centro de Investigación y Edu-cación para la Com-pasión y el Altruismo en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, en donde se pretenden integrar algunas técnicas de meditación budista de la compasión con los sistemas de aprendizaje de nuestras sociedades occidentales. Otra evidencia proviene de estudios realiza-dos en el Instituto de Ciencia y Tecnología de la Cognición en Roma, Italia, en los cuales se ha obser-vado que el entre-namiento en empatía, o reflexionar sobre la situación y sufrimien-to del otro, reduce los actos violentos entre adolescentes italianos y migrantes.

MANIFIESTO DE SEVILLA

La propuesta de que la violencia constituye un conjunto de comportamientos culturales y no intrínsecos a nuestra biología, había sido ya planteada por 19 científicos en el Manifiesto de Sevilla sobre la Violencia promulgado por la UNESCO en 1989. De esta fecha en adelante, la evidencia científica no solamente nos lleva a reiterar tal propuesta, sino nos permite plantear a la compasión como una alter-nativa de comportamiento no violento, también cultural y biológicamente moldeable, cuya manifestación puede observarse en propuestas de acción recientes, por ejem-plo, la Marcha Mundial por la Paz, próxima a celebrarse en octubre 2009 en diversos países del orbe.

Para concluir, aludiré al filósofo cognitivo Daniel Dennnett, quién en su minucioso ensayo La libertad de acción, propone una aproximación congruente con lo que he mencionado hasta este momento. En particular, arguye que la selección natural genera organismos cuyo comportamiento es regulado por el aprendizaje de nue-vas experiencias, que otorgan diversas posibilidades de respuesta frente a nuevas situaciones. Las personas serán más eficaces cuantas más opciones contemplen para de-liberar la ejecución de una acción. Estas acciones, sugiere Dennnett, entrañan responsabilidad porque son basadas

en una decisión personal y en deliberaciones que el individuo conside-ra adecuadas, lo cual, además, se vincula con la evaluación de las con-secuencias de la acción decidida.

Dicho de otra forma, y tomando en cuenta los hallazgos mostrados aquí, nuestras acciones,

ya sea que impliquen

un daño o ayuda, son

basadas en decisiones

que tomamos a partir

de las experiencias y

situaciones que vivimos

en nuestro contexto so-

ciocultural, y recaen en

nuestras mentes y re-

sponsabilidad personal.

Damasio, Antonio. 2006. Neurobiología de la emoción y los sentimientos. Barcelona: Crítica.

Díaz, José Luis. 2008. La conciencia viviente. México: Fondo de Cultura Económica.

Mercadillo, Roberto. 2006. Evolución del comportamiento. De monos, simios y humanos. México: Trillas.

Ojeda, Rosa & Mercadillo, Roberto. 2007. De las neuronas a la cultura. Ensayos multidisciplinarios sobre ciencias cognitivas. México: CONACULTA-INAH.

REFERENCIAS

¿QUÉ ES LA COM-

PASIÓN?

La compasión im-plica una emoción en respuesta al dolor que siente otro ser; es participar en el dolor ajeno. Un ser humano que siente c o m p a s i ó n muestra su propia necesi-dad de querer tomar una ac-ción encauzada a disminuir el sufrimiento que afecta al otro ser.

La empatía consiste en entender y darse cuenta de una situación o experiencia ajena, No hay atadura emocional y no hay una acción concreta que se lleve a cabo en respuesta al problema ajeno. Es, simplemente: “me he dado cuenta y entiendo” la premisa de un problema que otra persona enfrenta.

La compasión tiene diferentes contextos, dependien-

do de la experiencia cultural y religiosa de cada quien.

Es una de las más importantes virtudes para las prin-

Doctora Josephine Ruiz-

HealyProfesor adjunto de

Pediatría University of Texas

/ Health Science Center / San

Antonio, TexasDiplomate,

American Board of Pediatrics

[email protected]

cipales religiones. La respuesta hu-mana tiene que ver con cómo ha evo-lucionado nues-tro cerebro, cuáles paradigmas cul-turales son preva-lentes en nuestra

comun i d a d , cómo hemos sido educa-dos y cómo hemos perci-bido, recibido e interiorizado los estímu-los físicos y emocionales

durante nuestra vida.

UN CASO DRAMÁTICO

En 1970, en la Ciudad de Los Ángeles, California, las au-toridades descubrieron a una niña de 13 años que nunca había tenido contacto con otros seres humanos ni con el mundo. Su único contacto era su padre, un ser despre-ciable, que la mantuvo encerrada en una oscura habitación toda su vida, atada a una silla que le servía de orinal, dur-

La compasión en el crecimiento

y desarrollo de los niñosJosephine Ruiz-Healy

64y33.indd 1 02/06/2009 05:17:50 p.m.

CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN32 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 65

investigaciones. Algunos de los hallazgos muestran que la compasión es desencadenada principalmente por la

observación de expresiones de tristeza, dolor y enfer-

medades, sobre todo si el protagonista es un niño. Esto nos indica que la compasión debe ser entendida como un sistema de co-mun icac ión , “seleccionado naturalmente” en los hu-manos, para entender las necesidades de los miembros de su grupo antes de que surgiera un lenguaje ar-ticulado y sim-bólico como el que tenemos actualmente.

Esta idea puede ser apoyada por esqueletos de h o m í n i d o s extintos, que han sido en-contrados en enterramien-tos elaborados y presentan daños o mal-formaciones de nacimiento; por ejemplo, enanismo en el esqueleto llamado Romito II; espina bífida en el esqueleto del Niño de Windover, y malformaciones en el brazo del hombre adulto de la cueva de Shanidar. En este último vestigio datado de hace aproximadamente 60 mil años, se deduce que sólo hubiera sido posible llegar a su edad calculada de 40 años si este hombre recibió ayuda del grupo y si los miembros del grupo reconocieron su impedimento físico.

EMOCIONES MORALES

En el estudio mencionado en México, también se encontró que algunas escenas que desencadenan compasión, re-presentaban gente o animales sufriendo debido a acciones que los observadores consideraban una transgresión; por ejemplo, disparar a alguien con un arma o niños en situa-ciones de guerra. Este tipo de resultados ha hecho que la compasión sea estudiada bajo el prisma de la denominada Teoría de Emociones Morales, propuestas por el investi-gador estadounidense Jonathan Haidt en 2003. Éstas se refieren a un tipo especial de emociones que surgen en nosotros a partir de la percepción de transgresiones de

valores o normas que aprendemos culturalmente. Además, la experiencia de estas emociones, motiva

a reestablecer aquello que se percibió quebrantado; por ejemplo, aliviar el sufrimiento en el caso de la compasión. En esta teoría, debemos entender a la moral como el con-

junto de valores, nor-mas y creencias apren-didas socialmente, que nos permiten juzgar un acto ajeno, o uno propio, como “correcto e incorrecto o “bueno y malo”.

Dicho de otra for-ma, si bien la com-

pasión se basa en una

experiencia emocional

que depende de cuali-

dades biológicas (la

empatía por ejemplo),

la decisión de ayudar

al otro es guiada por

los valores morales

que hemos aprendido

en nuestro grupo cul-

tural.

Para entender lo anterior, en 2006 re-gistramos la actividad cerebral mediante resonancia magnética funcional, en un grupo de mexicanos que ob-servaban fotografías desencadenantes de compasión. Los resul-tados mostraron la activación de regiones del cerebro relaciona-

das con la experiencia emocional de tristeza, tales como el sistema límbico, pero también se mostró la actividad de regiones cerebrales relacionadas con el aprendizaje de normas y valores sociales; por ejemplo, la zona frontal de la corteza cerebral.

COMPORTAMIENTO VIOLENTO

Volvamos por un momento al tema de la violencia. Aunque también existe evidencia paleontológica que supone actos violentos en la naciente especie humana, la evidencia neu-robiológica muestra que las regiones cerebrales involu-cradas en el comportamiento violento son similares a las requeridas en la compasión. En este sentido, el neurólogo portugués Antonio Damasio ha observado que algunos pacientes que realizan actos crueles o antisociales, tienen lesiones en regiones frontales de la corteza cerebral y en regiones límbicas.

Los datos anteriores se insertan en la intriga mencio-nada a principio de este artículo; es decir, el ser humano

posee un sistema cerebral cuya actividad es igual o simi

Avalokiteshvara o Bodhisattva de la CompasiónLa representación de este Buda alude a la mente iluminada con la sabiduría para observar el sufrimiento de los seres con compasión. En los últimos años, las nociones de compasión propuestas por el budismo, han sido insertadas en el método experimental, para acceder a su comprensión a través de la investigación científica.

miendo en una jaula y sólo vestida con un pañal. Las únicas palabras que aparentemente oía eran nega-ciones y gritos. A los 13 años, Genie, como la llamaron las autoridades, aludiendo tal vez al horror de su vida, encerrada en una botella, sola y en silencio, esperando sa-lir, como el genio de Aladino, tenía el aspecto de una niña de siete años, y parecía más un animal salvaje que un ser humano.

Genie únicamente entendía unas cuantas palabras; no sabía masticar, y caminaba sin poder erguirse. Después de años de terapias e intervenciones, no logró aprender a comunicarse mediante frases complejas, y años después perdió su capacidad de hablar. Su cerebro mostraba gran atrofia.

La niña que nunca recibió ni las más fundamen-

tales emociones de

sus padres, nunca

aprendió a obser-

var y entender al

mundo. Tanto su

cerebro como su

cuerpo fueron al-

terados y dañados

intencionalmente

desde su infancia. La capacidad de percibir emociones y sentir compasión le era imposible.

IMPORTANCIA

DE ENSEÑAR LA

COMPASIÓN

¿Por qué es tan im-

portante enseñar compasión durante el crecimiento y

desarrollo de nuestros hijos? Tal vez porque en el mundo de hoy, el que hemos forjado en los últimos 50 años, es más importante tener “personalidad”, ser “políticamente correcto” y poseer habilidades tecnológicas, que ser una persona con carácter y valores.

Basta con ver los noticieros de radio y televisión y ana-lizar nuestras propias vidas, para entender que hay que cambiar el paradigma que predomina actualmente.

Todos los días somos bombardeados con imágenes que muestran el sufrimiento y el dolor de otros en su má-xima expresión; cada día nos hacemos más insensibles y

experimentamos una disminución de nuestra capacidad

de compasión.

El ambiente en que se desenvuelven los niños es cada vez más competitivo: desde el salón de clases hasta el campo deportivo se les enseña a posicionarse para ser los “mejores”, sin que importe cómo lo logren. El problema no es ser competitivo en sí, sino el grado extremo en que hay que desearlo, y la imagen negativa que adquiere quien no quiera o pueda competir en tales niveles.

Cada día, los chicos pasan horas y horas con los vi-deojuegos, muchos de ellos terriblemente violentos, sin compañía y sin el beneficio de nuestra presencia. Estudios realizados desde el principio de los años 90 han docu-

mentado los efectos negativos causados cuando los niños sólo practican videojuegos violentos. En un videojuego,

el “matar” a alguien no genera ningún sentimiento de

culpa, compasión o empatía; el propósito del juego es la

violencia en si, ganar a toda costa, matar o ser muerto, crear sentimientos de euforia extrema.

El medio ambiente en que se desenvuelven nuestros hijos es tan impersonal, que valorar lo que puede sentir otra persona es inconsecuente. Es difícil poder sentir com-pasión y empatía, si en lugar de conversar cara a cara con alguien, usando nuestras voces, las diferentes tonalidades de nuestro lenguaje y observando las expresiones faciales y el lenguaje corporal de nuestros interlocutores, lo ha-cemos a través de mensajes de texto y correos electróni-cos que no transmiten ninguna emoción.

¿CUÁNDO EMPEZA-

MOS?

Como padres, tenemos a veces la idea errónea de que nuestros niños son incapaces de en-tender muchas cosas, incluyendo conceptos como empatía y com-pasión. Puede ser que no sepan ponerle una “etiqueta” a cada sen-timiento; pero, siendo enormemente intuiti-vos por naturaleza, sen-tirán e interiorizarán las emociones qué les

presentemos. La dificultad estriba en nosotros, los adultos, que mu-

chas veces no sabemos enviar señales claras, o porque nuestros actos muestran lo contrario de lo que quere-mos inculcarles. Para poder enseñarles a nuestros hijos

compasión hay qué tenerla nosotros mismos, y hay que

enseñarles desde el principio de sus vidas.. Un bebé percibe el universo que lo rodea, a la mamá

que lo alimenta y arrulla, a la familia que lo protege y se asegura de que todas sus necesidades se vean satisfechas. El bebé desarrolla una sensación de “seguridad”, y esto empieza a generar toda una serie de interconexiones den-tro de su sistema límbico.

DESDE EL NACIMIENTO

Como padres, intuitivamente respondemos a las necesi-dades y al llanto de nuestros bebés, y mostramos nuestra compasión hacia ellos. Ellos no recordarán las canciones o nuestras palabras, pero sí recordarán y seguirán desarro-llando esta sensación de tranquilidad y seguridad. Un bebé

de tan sólo cuatro semanas de nacido ya nos responde

con una sonrisa cuando interactuamos cariñosamente

con él. ¡La compasión se enseña desde el nacimiento!

Demostrar y expresar afecto y amor en los primeros meses de la vida de un bebé es primordial. El beneficio es que probablemente esto le ayude a relacionarse más fácil

32y65.indd 1 02/06/2009 05:11:48 p.m.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN32 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 65

investigaciones. Algunos de los hallazgos muestran que la compasión es desencadenada principalmente por la

observación de expresiones de tristeza, dolor y enfer-

medades, sobre todo si el protagonista es un niño. Esto nos indica que la compasión debe ser entendida como un sistema de co-mun icac ión , “seleccionado naturalmente” en los hu-manos, para entender las necesidades de los miembros de su grupo antes de que surgiera un lenguaje ar-ticulado y sim-bólico como el que tenemos actualmente.

Esta idea puede ser apoyada por esqueletos de h o m í n i d o s extintos, que han sido en-contrados en enterramien-tos elaborados y presentan daños o mal-formaciones de nacimiento; por ejemplo, enanismo en el esqueleto llamado Romito II; espina bífida en el esqueleto del Niño de Windover, y malformaciones en el brazo del hombre adulto de la cueva de Shanidar. En este último vestigio datado de hace aproximadamente 60 mil años, se deduce que sólo hubiera sido posible llegar a su edad calculada de 40 años si este hombre recibió ayuda del grupo y si los miembros del grupo reconocieron su impedimento físico.

EMOCIONES MORALES

En el estudio mencionado en México, también se encontró que algunas escenas que desencadenan compasión, re-presentaban gente o animales sufriendo debido a acciones que los observadores consideraban una transgresión; por ejemplo, disparar a alguien con un arma o niños en situa-ciones de guerra. Este tipo de resultados ha hecho que la compasión sea estudiada bajo el prisma de la denominada Teoría de Emociones Morales, propuestas por el investi-gador estadounidense Jonathan Haidt en 2003. Éstas se refieren a un tipo especial de emociones que surgen en nosotros a partir de la percepción de transgresiones de

valores o normas que aprendemos culturalmente. Además, la experiencia de estas emociones, motiva

a reestablecer aquello que se percibió quebrantado; por ejemplo, aliviar el sufrimiento en el caso de la compasión. En esta teoría, debemos entender a la moral como el con-

junto de valores, nor-mas y creencias apren-didas socialmente, que nos permiten juzgar un acto ajeno, o uno propio, como “correcto e incorrecto o “bueno y malo”.

Dicho de otra for-ma, si bien la com-

pasión se basa en una

experiencia emocional

que depende de cuali-

dades biológicas (la

empatía por ejemplo),

la decisión de ayudar

al otro es guiada por

los valores morales

que hemos aprendido

en nuestro grupo cul-

tural.

Para entender lo anterior, en 2006 re-gistramos la actividad cerebral mediante resonancia magnética funcional, en un grupo de mexicanos que ob-servaban fotografías desencadenantes de compasión. Los resul-tados mostraron la activación de regiones del cerebro relaciona-

das con la experiencia emocional de tristeza, tales como el sistema límbico, pero también se mostró la actividad de regiones cerebrales relacionadas con el aprendizaje de normas y valores sociales; por ejemplo, la zona frontal de la corteza cerebral.

COMPORTAMIENTO VIOLENTO

Volvamos por un momento al tema de la violencia. Aunque también existe evidencia paleontológica que supone actos violentos en la naciente especie humana, la evidencia neu-robiológica muestra que las regiones cerebrales involu-cradas en el comportamiento violento son similares a las requeridas en la compasión. En este sentido, el neurólogo portugués Antonio Damasio ha observado que algunos pacientes que realizan actos crueles o antisociales, tienen lesiones en regiones frontales de la corteza cerebral y en regiones límbicas.

Los datos anteriores se insertan en la intriga mencio-nada a principio de este artículo; es decir, el ser humano

posee un sistema cerebral cuya actividad es igual o simi

Avalokiteshvara o Bodhisattva de la CompasiónLa representación de este Buda alude a la mente iluminada con la sabiduría para observar el sufrimiento de los seres con compasión. En los últimos años, las nociones de compasión propuestas por el budismo, han sido insertadas en el método experimental, para acceder a su comprensión a través de la investigación científica.

miendo en una jaula y sólo vestida con un pañal. Las únicas palabras que aparentemente oía eran nega-ciones y gritos. A los 13 años, Genie, como la llamaron las autoridades, aludiendo tal vez al horror de su vida, encerrada en una botella, sola y en silencio, esperando sa-lir, como el genio de Aladino, tenía el aspecto de una niña de siete años, y parecía más un animal salvaje que un ser humano.

Genie únicamente entendía unas cuantas palabras; no sabía masticar, y caminaba sin poder erguirse. Después de años de terapias e intervenciones, no logró aprender a comunicarse mediante frases complejas, y años después perdió su capacidad de hablar. Su cerebro mostraba gran atrofia.

La niña que nunca recibió ni las más fundamen-

tales emociones de

sus padres, nunca

aprendió a obser-

var y entender al

mundo. Tanto su

cerebro como su

cuerpo fueron al-

terados y dañados

intencionalmente

desde su infancia. La capacidad de percibir emociones y sentir compasión le era imposible.

IMPORTANCIA

DE ENSEÑAR LA

COMPASIÓN

¿Por qué es tan im-

portante enseñar compasión durante el crecimiento y

desarrollo de nuestros hijos? Tal vez porque en el mundo de hoy, el que hemos forjado en los últimos 50 años, es más importante tener “personalidad”, ser “políticamente correcto” y poseer habilidades tecnológicas, que ser una persona con carácter y valores.

Basta con ver los noticieros de radio y televisión y ana-lizar nuestras propias vidas, para entender que hay que cambiar el paradigma que predomina actualmente.

Todos los días somos bombardeados con imágenes que muestran el sufrimiento y el dolor de otros en su má-xima expresión; cada día nos hacemos más insensibles y

experimentamos una disminución de nuestra capacidad

de compasión.

El ambiente en que se desenvuelven los niños es cada vez más competitivo: desde el salón de clases hasta el campo deportivo se les enseña a posicionarse para ser los “mejores”, sin que importe cómo lo logren. El problema no es ser competitivo en sí, sino el grado extremo en que hay que desearlo, y la imagen negativa que adquiere quien no quiera o pueda competir en tales niveles.

Cada día, los chicos pasan horas y horas con los vi-deojuegos, muchos de ellos terriblemente violentos, sin compañía y sin el beneficio de nuestra presencia. Estudios realizados desde el principio de los años 90 han docu-

mentado los efectos negativos causados cuando los niños sólo practican videojuegos violentos. En un videojuego,

el “matar” a alguien no genera ningún sentimiento de

culpa, compasión o empatía; el propósito del juego es la

violencia en si, ganar a toda costa, matar o ser muerto, crear sentimientos de euforia extrema.

El medio ambiente en que se desenvuelven nuestros hijos es tan impersonal, que valorar lo que puede sentir otra persona es inconsecuente. Es difícil poder sentir com-pasión y empatía, si en lugar de conversar cara a cara con alguien, usando nuestras voces, las diferentes tonalidades de nuestro lenguaje y observando las expresiones faciales y el lenguaje corporal de nuestros interlocutores, lo ha-cemos a través de mensajes de texto y correos electróni-cos que no transmiten ninguna emoción.

¿CUÁNDO EMPEZA-

MOS?

Como padres, tenemos a veces la idea errónea de que nuestros niños son incapaces de en-tender muchas cosas, incluyendo conceptos como empatía y com-pasión. Puede ser que no sepan ponerle una “etiqueta” a cada sen-timiento; pero, siendo enormemente intuiti-vos por naturaleza, sen-tirán e interiorizarán las emociones qué les

presentemos. La dificultad estriba en nosotros, los adultos, que mu-

chas veces no sabemos enviar señales claras, o porque nuestros actos muestran lo contrario de lo que quere-mos inculcarles. Para poder enseñarles a nuestros hijos

compasión hay qué tenerla nosotros mismos, y hay que

enseñarles desde el principio de sus vidas.. Un bebé percibe el universo que lo rodea, a la mamá

que lo alimenta y arrulla, a la familia que lo protege y se asegura de que todas sus necesidades se vean satisfechas. El bebé desarrolla una sensación de “seguridad”, y esto empieza a generar toda una serie de interconexiones den-tro de su sistema límbico.

DESDE EL NACIMIENTO

Como padres, intuitivamente respondemos a las necesi-dades y al llanto de nuestros bebés, y mostramos nuestra compasión hacia ellos. Ellos no recordarán las canciones o nuestras palabras, pero sí recordarán y seguirán desarro-llando esta sensación de tranquilidad y seguridad. Un bebé

de tan sólo cuatro semanas de nacido ya nos responde

con una sonrisa cuando interactuamos cariñosamente

con él. ¡La compasión se enseña desde el nacimiento!

Demostrar y expresar afecto y amor en los primeros meses de la vida de un bebé es primordial. El beneficio es que probablemente esto le ayude a relacionarse más fácil

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN66 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 31

como una acción necesaria para proteger al grupo o salva-guardar la vida, en tanto que la violencia parece acceder por un uso deliberado de la fuerza y atender a intereses de tipo personales, económicos o políticos.

Por otro lado, a nivel biológico, parece que el altruis-

mo está lejos de ser un “acto desinteresado por el bien

de otros”, como lo planteó por primera vez el filósofo

francés Auguste Comte en 1851. Sin embargo, existen comportamientos de ayuda o altruismo, cuyas ganancias genéticas o de recursos no son claras. Algunos ejemplos los ha dado la conocida primatóloga Jane Goodall, cuan-do ha conversado sobre casos de chimpancés adultos que se lanzan al agua para “rescatar” infantes, tanto de chim-pancés como niños humanos, que caen a las fosas de agua que rodean las islas de los zoológicos.

Estos actos po-drían ser casi consi-derados heroicos, si se toma en cuenta que los chimpancés son fóbicos al agua. Quizá los casos

más salientes se

encuentran en los

humanos, ya que

somos una de las

pocas especies, en

la cual las perso-

nas con alguna dis-

capacidad de na-

cimiento, pueden

llegar a ser adultas

gracias al cuidado

de la sociedad o

la familia, o bien, somos la única es-pecie interesada en la crianza y la pro-tección de otros ani-males. Esto último puede ilustrarse con el Proyecto Gran Simio, que desde 1993 pretende extender la igualdad moral y los derechos humanos, hacia los chim-pancés, los orangutanes y los gorilas.

Algunas de nuestras capacidades cognitivas o mentales evolucionadas nos permiten suponer los estados emocio-nales y el sufrimiento de otros seres vivos. Esta suposición puede motivarnos a aliviar las necesidades del otro, aun cuando sean miembros de una especie no humana.

COMPASIÓN Y BUDISMO

De esta forma, la violencia implica acciones culturales diferentes a la mera adaptación biológica de la agresión. De manera similar, existen comportamientos de ayuda hu-mana que no pueden entenderse solamente bajo un en-foque evolutivo-genético. Este es el caso de la compasión,

cuyo concepto es variado y sólo recientemente ha sido adoptado en las ciencias experimentales.

Una de las doctrinas que de manera más notoria ac-cede al concepto de compasión es el budismo. En ésta, la representación de Avalokiteshvara o Bodhisattva de la Compasión, la sugiere como una cualidad intrínseca a la mente iluminada, ya que permite observar el sufrimiento de los otros con la sabiduría necesaria para entender la co-existencia de todos los seres en uno solo. Dicho de otro modo, la compasión budista arguye a una cualidad mental, que nos capacita para compartir el sufrimiento, a partir de la noción de igualdad con los demás seres; es decir, repre-sentar el sufrimiento ajeno en nosotros mismos.

En occidente, el filósofo alemán Ar-thur Schopenhauer (1788-1860), influen-ciado por su acer-camiento a la filosofía hinduista, propuso a la compasión como el eje de la ética y la moral humanas, ya que favorecería crear códigos y normas de convivencia que evi-taban el sufrimiento en las personas. O bien, el filósofo y literato existencial-ista español Miguel

de Unamuno (1866-

1936) en su obra Del

Sentimiento Trágico

de la Vida, alude a la

compasión como una

“pasión compartida”, es decir, sentimientos y emociones que po-demos compartir.

En una definición reciente, se expresa como una experien-cia emocional o sen-

timiento de aflicción o tristeza, desencadenado por la obser-vación del sufrimiento ajeno, lo cual motiva una conducta de ayuda para aliviar al sufriente. Si desentrañamos esta definición, podríamos notar que se mantiene la noción de compartir el sentimiento del otro. En las ciencias cogniti-vas actuales, este compartir se define como empatía o ha-bilidad para suponer las emociones que otro ser vivo está experimentando. Ahora bien, esta definición no solamente se refiere a un proceso mental y emocional, sino también a una conducta manifiesta; es decir, a un acto de ayudar al otro, que es motivado por su sufrimiento.

Un estudio recientemente realizado en México, en el Instituto de Neurobiología de la UNAM, pretendió crear un archivo de fotografías o imágenes que desencadenaran compasión, para ser utilizado posteriormente en diversas

Un infante huérfano de chimpancé es alimentado por una criadora humana. (Fotografía tomada en el Parque Zoológico Wamerú, Querétaro, México, 2005).

mente con otros durante en su vida adulta. Conforme el bebé crece, va experimentando cambios

normales. Alrededor de los dos años de edad, se vuelve un niño que casi siempre quiere hacer lo que desea, un tanto agresivo y negativo. Los niños de esta edad manifiestan su frustración y enojo de una manera inmadura: gritan, pegan, lloran y se tiran al piso. Casi nunca saben bien lo que quieren ni lo saben expresar.

La compasión la demuestran los padres al tener pa-ciencia, al mismo tiempo qué establecen límites. Un niño no puede tener compasión, si no entiende el concepto de respeto. Esto no significa castigarlos, gritarles o gol-pearlos, sino darles instrucciones claras y estructuradas.

Hay que ser consistentes y repetirles las instrucciones mil veces si es necesario. Un niño no tiene estructurada su memoria como nosotros.

En la edad pre-escolar, hay que darles a nuestros hijos la oportunidad de ser espontáneos y de hacer algo por alguien más. El realizar labores en la casa les enseña a ayu-dar como miembros de la familia y los hace parte de ella.

PENSAR EN LOS SENTIMIENTOS DE LOS DEMÁS

Gran parte de la experiencia en el jardín de niños se rela-ciona con la forma en que los pequeños aprenden a so-cializar. A esta temprana edad, aprenden a cooperar, a compartir con sus compañeros, a tomar responsabilidad por sus acciones y a hacer lo que es correcto. Como pa-dres, podemos generar diversos valores mediante simples historias y diálogos sobre nuestras propias vidas.

Podemos, por ejemplo, contarles de alguna vez en que alguien nos hizo sentir contentos o tristes con sus

acciones; platicarles de alguien que respetamos y por qué. Podemos preguntarles qué harían al enfrentar diversas situaciones: “si alguien se cae cerca de ti, ¿qué harías?; si alguien está comportándose cruelmente con uno de tus compañeros, ¿qué crees qué deberías hacer?”.

Cuando llegan a segundo o tercero de primaria, los

niños generalmente tienen una buena idea de lo que

es un comportamiento correcto; saben reconocer los

derechos de los demás y pueden tomar decisiones basa-

das en el concepto del “bien” y del “mal”.

Entre el cuarto y sexto de primaria, tienen una buena comprensión de lo que son el respeto, la honestidad y la compasión.

Es un tiempo difícil para los chicos. Preservar todos estos valores puede representar para ellos un conflicto interior que los enfrenta con su necesidad de pertenecer a un grupo so-cial y de mantener amistades a cualquier costo.A esta edad se pueden intro-ducir lecturas con temas mi-tológicos, que generalmente están asociados con valores positivos y con valores éticos y compasión. Hábleles de perso-nas que sean reconocidas por sus actos de compasión y va-lores en la vida diaria.

PROCESO DINÁMICO

Enseñar y comprender valores es un proceso dinámico. Los valores son moldeados a lo lar-go de nuestras vidas por todo lo que experimentamos.

En los últimos años, gracias a grandes avances radiológicos, sobre todo en neuroimagen, se han desarrollado técnicas que

permiten valorar y observar diversos cambios metabólicos y funcionales del cerebro

Cuando se estudia el cerebro de esta manera, se ve que cuando estamos expuestos a una situación que causa te-mor o dolor en otros, nuestro cerebro registra rápidamente esta experiencia y sentimos empatía. En cambio, cuando estamos expuestos a situaciones en donde atestiguamos un dolor de tipo emocional, nuestro cerebro responde más despacio, hasta ocho segundos después, lo cual es “una eternidad”, si consideramos qué las neuronas reaccionan en milisegundos.

El área del cerebro que en muchos estudios cientí-

ficos se ha relacionado con las emociones, incluyendo

la compasión, es la corteza insular que forma parte del

sistema límbico, una zona crítica que entre otras cosas

procesa y modula sensaciones, lenguaje y dolor.

Todo esto es importante para entender la conexión emotiva y visceral del cerebro y cómo influye ésta en el de

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN30 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 67

fensa del territorio y el establecimiento de jerarquías. A partir de su motivación, la agresión se juzga como:

la desencadenada por el miedo o reacción del organismo

cuando no puede escapar de una situación peligrosa, la

agresión maternal, observada en la defensa de las ma-

dres por las crías y la agresión irritable o reactiva, que

surge por emociones como la ira, la frustración, el ham-

bre y el dolor. Esto ha supuesto que la agresión no sólo constituye un mecanismo biológico adaptativo, sino que forma parte de lo naturalmente humano, en particular, como sugiere el antropólogo Desmond Morris en 1971, lo humano observado bajo el prisma de nuestras caracterís-ticas animales.

A la par que Darwin definía su teoría en Inglaterra, el naturalista ruso Piotr Kropotkin (1842-1921), conso-

lidaba su obra El apoyo mutuo, basado en la observación del comportamiento de diferentes especies animales en la Siberia Oriental y en Manchuria. Kropotkin deduce que la cooperación entre los diversos organismos favorece

su coexistencia y la búsqueda de recursos, y por tan-

to se torna adaptativa. Textualmente menciona que “los mas aptos, los mejor dotados para la lucha con todos los elementos hostiles son… los animales sociales, de manera que se puede reconocer la sociabilidad como el factor prin-cipal de la evolución progresiva… porque tanto asegura el bienestar de la especie, como favorece el crecimiento de las facultades intelectuales”.

Al igual que la agresión, las manifestaciones de com-portamientos cooperativos y altruistas se han estudiado bajo la etología. A partir de un enfoque evolutivo-genético, el altruismo se define como un acto realizado por un in-dividuo hacia otro (actor y receptor respectivamente), que facilita la vida y la descendencia del receptor y que con-lleva costos para la supervivencia y la reproducción del

actor altruista. Esto se explica a partir de la teoría del cui-

dado parental, que sugiere que los individuos cooperan

principalmente con aquellos cercanos genéticamente; es

decir, sus parientes. De esta forma, los altruistas maxi-mizan su contribución genética a futuras generaciones. El ejemplo más claro de esta teoría es el cuidado hacia los hijos, en donde la probabilidad de que una de las crías presente la copia de un gen idéntico de uno de los padres es del 50 por ciento.

ALTRUISMO RECÍPROCO

En 1971, Robert Trivers propuso el altruismo recíproco, en el cual, la cooperación o beneficio para el altruista im-plica ser ayudado por el receptor tiempo después. Dicho de otra forma, “te ayudo hoy, para que me ayudes ma-

ñana”. Un ejemplo de esta reciprocidad son los murciélagos vampiro que habitan en Costa Rica. Regu-larmente muchos de ellos no obtienen alimento (sangre) durante la noche; sin embargo durante el día, mientras per-manecen colgados en su cueva, aqué-llos que lograron ali-mentarse regurgitan sangre hacia quienes no la obtuvieron la noche anterior. La sangre (o alimento) es donada (o regurgi-tada) a aquéllos que frecuentemente son compañeros duran-te el reposo dentro de la cueva. Por tan-

to, se incrementa la probabilidad de que el donador reciba una dotación de alimento por parte de sus compañeros, en caso de que en cualquier noche falle en su búsqueda de sangre.

Hasta este punto, podemos notar que tanto la com-

petencia como la cooperación constituyen dos mecanis-cooperación constituyen dos mecanis-

mos igualmente adaptativos, que favorecen la supervi-

vencia de los individuos y por tanto, ambos se sujetan

al proceso de selección natural. De esta forma, las mani-festaciones de agresión y de altruismo son dos tipos de comportamientos seleccionados naturalmente. Tanto el enfoque de competencia como el de cooperación, conside-ran fundamental la convivencia de los individuos dentro del proceso evolutivo.

AGRESIÓN Y VIOLENCIA

También podemos distinguir algunas diferencias entre la agresión y la violencia. Aunque ambas pueden implicar acciones que causan daño a otro, la agresión se entiende

Charles Darwin (1809-1882) (derecha) y Piotr Kropotkin (1841-1921) (izquierda). Naturalistas cuyas propuestas de la evolución de los seres vivos, permiten entender que la competencia y la cooperación son dos tipos de comportamientos necesarios para la vida, y fundamentan la agresión y altruismo.

Rethinking Feelings: An fMRI Study of the Cogni-tive Regulation of Emotion.Kevin N. Ochsner1, Silvia A. Bunge2, James J.

Gross1, and John D. E. Gabrieli1.

Journal of Cognitive Neuroscience.November 15, 2002, Vol. 14, No. 8, Pages 1215-1229.Lutz A, Greischar LL, Rawlings NB, Ricard M, Da-

vidson RJ. (2004) Long-term meditators self-induce high-amplitude gamma synchrony during mental practice. Proceedings of the National Academy of Sciences. 101:16369-73.Rutgers Media News release “Effect of Gamma Waves on Cognitive and Language skills in chil-dren” .Oct. 20, 2008 April Benasich, professor of neuro-science at Rutgers University. The Development of Language in Genie: A Case of Language Acquisition Beyond the” Critical Period.V Fromkin, S Krashen, S Curtiss, D Rigler, M … - ling.udel.eduBaron-Cohen, S, Wyke, M, & Binnie, C, (1987) Hear-ing words and seeing colours: an experimental in-vestigation of a case of synaesthesia. Perception, 16, 761-67.Martin and Weisberg (2003), “Neural Foundations For Understanding Social And Mechanical Con-cepts,” Cognitive Neuropsychology 20(3-6), 575-587.

sarrollo de un ser humano. Con este conocimiento pode-mos aprender, por decirlo de alguna manera, a “ejercitar” esta área cerebral de los niños.

INVESTIGACIÓN EN WISCONSIN

Siguiendo esta temática, en la Universidad de Wisconsin se realizó un estudio cuya premisa era: “si entrenas tu mente, puedes cambiar tu cerebro”, y se acuñó el termino “neuroplasticidad”, definida ésta como la habilidad del cerebro para cambiar su estructura en respuesta a un estímulo o a una experiencia vivida.

En este estudio, un equipo de inves-

tigadores dirigidos por el doctor Richard

Davison, utilizó la resonancia magnética

funcional, una tecnología que permite

observar el flujo sanguíneo a regiones es-

pecíficas del cerebro cuando se realizan

diferentes actividades. A diferencia de la resonancia magnética tradicional, que sólo nos proporciona una visión anatómica del cerebro, la resonancia magnética funcional permite ver la actividad cerebral en tiempos específicos.

Los investigadores de Davison reclutaron a dos grupos de personas. El primer grupo estaba integrado por per-sonas comunes y corrientes, a quienes se les pidió que tuvieran pensamientos positivos sobre sus seres queridos. El segundo grupo estaba conformado por monjes budis-tas, encabezados por el mismo Dalai Lama, quienes habían meditado más de diez mil horas de sus vidas. A ellos se les pidió practicar meditaciones de compasión. Ambos gru-pos fueron expuestos a los mismos estímulos: voces tanto en tono negativo como en un tono positivo.

Los resultados demostraron un aumento de activi-

dad en la zona de la corteza insular en los monjes, así

como un incremento de actividad en la corteza prefron-

tal izquierda, área qué está relacionada con emociones

positivas. De manera simultánea se estudiaron las ondas cerebrales, y se encontró que en ambos grupos aumentó la actividad de las ondas Gamma. La diferencia fue que, en el grupo de los voluntarios, el incremento fue leve, mientras que en los monjes fue más fuerte y no disminuyó entre intervalos de descanso.

Las implicaciones de estos hallazgos nos enseñan que podemos moldear nuestro cerebro de acuerdo con nues-tros estados emocionales y con nuestro bienestar, de la misma manera en que podemos entrenar a nuestro cuerpo para que realice actividades físicas: algo así como un “golf emocional”.

Asimismo, se ha visto que aquellos niños que mues-

tran más desarrollo cognitivo y lingüístico, tienen más

actividad en sus ondas gamma a partir de los 16 me-

ses de edad, lo que representa una perfecta oportuni-

dad para continuar el desarrollo de estas habilidades en

nuestros hijos. Al enseñarles compasión a nuestros hijos, mantenemos nuestra propia compasión en un estado sa-ludable.

REFERENCIAS

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN30 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 67

fensa del territorio y el establecimiento de jerarquías. A partir de su motivación, la agresión se juzga como:

la desencadenada por el miedo o reacción del organismo

cuando no puede escapar de una situación peligrosa, la

agresión maternal, observada en la defensa de las ma-

dres por las crías y la agresión irritable o reactiva, que

surge por emociones como la ira, la frustración, el ham-

bre y el dolor. Esto ha supuesto que la agresión no sólo constituye un mecanismo biológico adaptativo, sino que forma parte de lo naturalmente humano, en particular, como sugiere el antropólogo Desmond Morris en 1971, lo humano observado bajo el prisma de nuestras caracterís-ticas animales.

A la par que Darwin definía su teoría en Inglaterra, el naturalista ruso Piotr Kropotkin (1842-1921), conso-

lidaba su obra El apoyo mutuo, basado en la observación del comportamiento de diferentes especies animales en la Siberia Oriental y en Manchuria. Kropotkin deduce que la cooperación entre los diversos organismos favorece

su coexistencia y la búsqueda de recursos, y por tan-

to se torna adaptativa. Textualmente menciona que “los mas aptos, los mejor dotados para la lucha con todos los elementos hostiles son… los animales sociales, de manera que se puede reconocer la sociabilidad como el factor prin-cipal de la evolución progresiva… porque tanto asegura el bienestar de la especie, como favorece el crecimiento de las facultades intelectuales”.

Al igual que la agresión, las manifestaciones de com-portamientos cooperativos y altruistas se han estudiado bajo la etología. A partir de un enfoque evolutivo-genético, el altruismo se define como un acto realizado por un in-dividuo hacia otro (actor y receptor respectivamente), que facilita la vida y la descendencia del receptor y que con-lleva costos para la supervivencia y la reproducción del

actor altruista. Esto se explica a partir de la teoría del cui-

dado parental, que sugiere que los individuos cooperan

principalmente con aquellos cercanos genéticamente; es

decir, sus parientes. De esta forma, los altruistas maxi-mizan su contribución genética a futuras generaciones. El ejemplo más claro de esta teoría es el cuidado hacia los hijos, en donde la probabilidad de que una de las crías presente la copia de un gen idéntico de uno de los padres es del 50 por ciento.

ALTRUISMO RECÍPROCO

En 1971, Robert Trivers propuso el altruismo recíproco, en el cual, la cooperación o beneficio para el altruista im-plica ser ayudado por el receptor tiempo después. Dicho de otra forma, “te ayudo hoy, para que me ayudes ma-

ñana”. Un ejemplo de esta reciprocidad son los murciélagos vampiro que habitan en Costa Rica. Regu-larmente muchos de ellos no obtienen alimento (sangre) durante la noche; sin embargo durante el día, mientras per-manecen colgados en su cueva, aqué-llos que lograron ali-mentarse regurgitan sangre hacia quienes no la obtuvieron la noche anterior. La sangre (o alimento) es donada (o regurgi-tada) a aquéllos que frecuentemente son compañeros duran-te el reposo dentro de la cueva. Por tan-

to, se incrementa la probabilidad de que el donador reciba una dotación de alimento por parte de sus compañeros, en caso de que en cualquier noche falle en su búsqueda de sangre.

Hasta este punto, podemos notar que tanto la com-

petencia como la cooperación constituyen dos mecanis-cooperación constituyen dos mecanis-

mos igualmente adaptativos, que favorecen la supervi-

vencia de los individuos y por tanto, ambos se sujetan

al proceso de selección natural. De esta forma, las mani-festaciones de agresión y de altruismo son dos tipos de comportamientos seleccionados naturalmente. Tanto el enfoque de competencia como el de cooperación, conside-ran fundamental la convivencia de los individuos dentro del proceso evolutivo.

AGRESIÓN Y VIOLENCIA

También podemos distinguir algunas diferencias entre la agresión y la violencia. Aunque ambas pueden implicar acciones que causan daño a otro, la agresión se entiende

Charles Darwin (1809-1882) (derecha) y Piotr Kropotkin (1841-1921) (izquierda). Naturalistas cuyas propuestas de la evolución de los seres vivos, permiten entender que la competencia y la cooperación son dos tipos de comportamientos necesarios para la vida, y fundamentan la agresión y altruismo.

Rethinking Feelings: An fMRI Study of the Cogni-tive Regulation of Emotion.Kevin N. Ochsner1, Silvia A. Bunge2, James J.

Gross1, and John D. E. Gabrieli1.

Journal of Cognitive Neuroscience.November 15, 2002, Vol. 14, No. 8, Pages 1215-1229.Lutz A, Greischar LL, Rawlings NB, Ricard M, Da-

vidson RJ. (2004) Long-term meditators self-induce high-amplitude gamma synchrony during mental practice. Proceedings of the National Academy of Sciences. 101:16369-73.Rutgers Media News release “Effect of Gamma Waves on Cognitive and Language skills in chil-dren” .Oct. 20, 2008 April Benasich, professor of neuro-science at Rutgers University. The Development of Language in Genie: A Case of Language Acquisition Beyond the” Critical Period.V Fromkin, S Krashen, S Curtiss, D Rigler, M … - ling.udel.eduBaron-Cohen, S, Wyke, M, & Binnie, C, (1987) Hear-ing words and seeing colours: an experimental in-vestigation of a case of synaesthesia. Perception, 16, 761-67.Martin and Weisberg (2003), “Neural Foundations For Understanding Social And Mechanical Con-cepts,” Cognitive Neuropsychology 20(3-6), 575-587.

sarrollo de un ser humano. Con este conocimiento pode-mos aprender, por decirlo de alguna manera, a “ejercitar” esta área cerebral de los niños.

INVESTIGACIÓN EN WISCONSIN

Siguiendo esta temática, en la Universidad de Wisconsin se realizó un estudio cuya premisa era: “si entrenas tu mente, puedes cambiar tu cerebro”, y se acuñó el termino “neuroplasticidad”, definida ésta como la habilidad del cerebro para cambiar su estructura en respuesta a un estímulo o a una experiencia vivida.

En este estudio, un equipo de inves-

tigadores dirigidos por el doctor Richard

Davison, utilizó la resonancia magnética

funcional, una tecnología que permite

observar el flujo sanguíneo a regiones es-

pecíficas del cerebro cuando se realizan

diferentes actividades. A diferencia de la resonancia magnética tradicional, que sólo nos proporciona una visión anatómica del cerebro, la resonancia magnética funcional permite ver la actividad cerebral en tiempos específicos.

Los investigadores de Davison reclutaron a dos grupos de personas. El primer grupo estaba integrado por per-sonas comunes y corrientes, a quienes se les pidió que tuvieran pensamientos positivos sobre sus seres queridos. El segundo grupo estaba conformado por monjes budis-tas, encabezados por el mismo Dalai Lama, quienes habían meditado más de diez mil horas de sus vidas. A ellos se les pidió practicar meditaciones de compasión. Ambos gru-pos fueron expuestos a los mismos estímulos: voces tanto en tono negativo como en un tono positivo.

Los resultados demostraron un aumento de activi-

dad en la zona de la corteza insular en los monjes, así

como un incremento de actividad en la corteza prefron-

tal izquierda, área qué está relacionada con emociones

positivas. De manera simultánea se estudiaron las ondas cerebrales, y se encontró que en ambos grupos aumentó la actividad de las ondas Gamma. La diferencia fue que, en el grupo de los voluntarios, el incremento fue leve, mientras que en los monjes fue más fuerte y no disminuyó entre intervalos de descanso.

Las implicaciones de estos hallazgos nos enseñan que podemos moldear nuestro cerebro de acuerdo con nues-tros estados emocionales y con nuestro bienestar, de la misma manera en que podemos entrenar a nuestro cuerpo para que realice actividades físicas: algo así como un “golf emocional”.

Asimismo, se ha visto que aquellos niños que mues-

tran más desarrollo cognitivo y lingüístico, tienen más

actividad en sus ondas gamma a partir de los 16 me-

ses de edad, lo que representa una perfecta oportuni-

dad para continuar el desarrollo de estas habilidades en

nuestros hijos. Al enseñarles compasión a nuestros hijos, mantenemos nuestra propia compasión en un estado sa-ludable.

REFERENCIAS

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN68 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 29

A partir de la Segunda Guerra Mundial, que marcó al siglo XX, la violencia se ha tornado un tema de estu-dio cada vez más demandante en diversas sociedades

actuales, incluida la mexicana. Llevada por la necesidad de puntualizar el problema, la Organización Mundial de la Salud define la violencia, a partir de 1996, como el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas proba-bilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.

El interés por entender las causas de este compor-tamiento surge no solamente por los evidentes estragos que puede provocar en el desarrollo de las personas, sino, además, por la paradoja que representa el que la especie

humana, a pesar de mantener culturas de convivencia

que implican la ayuda constante al otro, es también la

especie que se caracteriza por desencadenar continuas

guerras y discriminación.

Los primeros intentos por comprender la violencia a partir de nuestra biología, llevaron a estudiarla bajo el concepto de agresión, ya que éste también se define por efectuar conductas que implican el daño a otros. Parte de los fundamentos biológicos de la agresión se encuentran en los conceptos de lucha por la existencia y de selección natural, acuñados por el naturalista inglés Charles Darwin

La compasión y la violencia

Maestro Roberto Emmanuele Mercadillo CaballeroDocente de la Escuela Nacional de Antropología e Historia Estudiante del Doctorado en Ciencias Biomédicas / [email protected]

en su conocida obra El Origen de las Especies, publicada en 1859.

LUCHA POR LA EXISTENCIA

Darwin planteó la “selección natural”, como el proceso por el cual algunas características que resultan favorables para la adaptación del individuo, permanecen en futuras generaciones. Asimismo, entendió la lucha por la existen-cia en un sentido metafórico y amplio, que se refería a la competencia por los recursos. Sin embargo, algunos de sus seguidores, como es el caso de su discípulo Thomas Huxley, defendieron una interpretación literal de la lucha, que llevó a considerarla como el eje de nuestra evolución y a justificar que todos los comportamientos competitivos favorecen nuestra adaptación.

Bajo esta influencia teórica, en 1930 se consolida la etología, disciplina que estudia la evolución del compor-tamiento de los animales y humanos, a partir de la ob-servación de su conducta en ambientes naturales. Los hallazgos de los etólogos han permitido identificar dife-rentes tipos de comportamientos agresivos, tales como la agresión interespecífica (entre individuos de especies diferentes) que se presenta durante la caza o búsqueda de alimento, y la agresión intraespecífica (entre individuos de la misma especie), que se observa principalmente entre machos y se relaciona con la selección de pareja, la de

Roberto Emmanuele Mercadillo Caballero

Hace unos días leía que, en el mes de marzo de 2008, un grupo de científicos, de la Universidad de Stan-ford; -neurólogos y neurocirujanos entre ellos-, viajó

a Seattle, donde el Dalai Lama atendía una conferencia so-bre la compasión, y le expusieron que era posible estudiar científica y rigurosamente experiencias humanas tales como la compasión, la generosidad y el altruismo, por lo que apoyó económicamente el inicio de un proyecto sobre el particular.

El nuevo Centro para la Investigación de la Compasión y el Altruismo, dependiente de la Facultad de Medicina de Stanford, y a cargo del doctor Jim Doty, tiene como obje-tivo estudiar las bases neuronales de las emociones, de los pensamientos y del comportamiento altruista y com-pasivo; crear tests que midan los estados afectivos y cog-nitivos en forma científica, y evalúen la compasión, tanto en lo individual como en lo social.

Es interesante lo que sus investigadores señalan sobre las llamadas “neuronas espejo”, que son cierta clase de neuronas que se activan solamente cuando, por ejemplo, un primate realiza el mismo acto que ha observado en otro. De esta forma, refieren que también en las perso-

nas se activa la misma área cerebral cuando observan la

reacción de otra persona que presenta el mismo estado

emocional. Esta capacidad, llamada empatía, nos permite vivenciar

la manera en que siente otra persona, y comprender me-jor su comportamiento, sus necesidades, sus emociones y afectos, así como sus problemas, y nos permite asimismo responder mejor a sus reacciones emocionales.

Para los investigadores, esto hace que la compasión se considere como un sentimiento objetivo, que puede desa-rrollarse y requiere de cierta capacidad cognitiva. Las in-vestigaciones en torno a este tema tienen una naturaleza multidisciplinaria, y tratan de aclarar, entre otras cosas, si existe alguna práctica que enseñe a las personas a ser más compasivas en comparación con otras, y si pueden crearse prácticas mentales que ejerciten la compasión. Los estudios realizados en el Centro para la Investigación de la Compasión y el Altruismo, son estudios piloto.

LA ESPIRITUALIDAD, NECESARIA

El Dalai Lama ha mencionado que el remedio esencial para el sufrimiento anímico radica en la misma mente; que el

Una mirada compasiva

a la infancia que sufre

Ante la indiferencia, la pasividad, la falta de comprensión

“Yo sólo quise ser un niño, pero no me dejaron”(Epitafio sobre la tumba de Nahamán Carmona, ‘niño de la calle’ asesinado por la policía en Guatemala en 1990).

Licenciada Alma Olga de Lira Ortiz

Psicóloga y Terapeuta

Familiar y de Pareja

Funcionaria de la Procuraduría

de la Defensa del Menor y la Familia

del DIF Nuevo León y Centro

Capullos alma.lira@gmail.

com

Alma Olga de Lira Ortiz

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN28 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 69

Algunas, de forma obsesiva, no hablan de otra cosa que no sea en relación con la infertilidad.

El hombre tiende a sentirse abrumado al ver a su pareja desesperada y con el deseo de hablar sobre esto constantemente. Siente la necesidad de contener sus emociones, no sólo para mantener el estoicismo espe-rado de él, sino porque siente la responsabilidad de ser la parte estable, fuerte; el pilar que sostiene la relación. El hombre siente que si expresa lo que siente, se van a derrumbar. Se pregunta: “¿ahora quién sostendrá la relación?”.

La mujer puede interpretar el silencio, evasión,

distanciamiento; como una falta de interés, y tiende

a exagerar sus quejas, buscando la atención. Esto con-duce al sentimiento de abandono y de resentimiento. En un momento en el que los dos se necesitan para apo-yarse. En vez de eso, crecen separados. Para evitar esto, es de suma importancia que exista la apertura y el deseo de entender profundamente al otro. Se debe partir del hecho de que para los dos está siendo difícil manejar la situación: los dos lo viven, simplemente lo expresan de manera diferente.

Es fundamental no hacer suposiciones, sino pregun-tar; no interpretar las reacciones del otro de manera personal, ya que en muchas ocasiones éstas obedecen a formas de enfrentar lo que se está procesando de ma-nera individual y no tiene relación con el otro.

Otro aspecto que se vivencia es el fenómeno de la culpa y la culpabilización, el cual puede tensionar la re-lación de pareja. Si un factor orgánico es identificado en uno de la pareja, esa persona siente una inmensa culpa

1.-Rosenblatt P C, Peterson P, Partner J, et al. A cross cultural study of responses to childlessness, Behavior Science Notes: 1973, 8:221-231.2.-Daniluk, J. The Infertility Survival Guide; 1a. Edición 2001, Oakland, CA: New Harbinger Publications, 2001.3.-www.wordreference.com, recuperado en mayo 2009. 4.-www.dalailama.com/page.166.htm recuperado en mayo 20095.-OMS (2006), Este concepto se amplía a: “Salud es el Estado de adaptación diferencial de un individuo al medio en donde se encuentra.” Constitución de la Organización Mundial de la Salud], Génova, 1946. URL con acceso el 6 de junio de 2007.Mayeroff, M. On Caring. 1ª Edición Harper Collins Publishers 1971. New York, NY, USA.

Esta pintura-rompecabezas es una obra que fue comisionada a la pintora Carmen Martínez-Jover por Reproductive Medicine Associates of Texas, en San Antonio (ww.RMATX.com). En ella se ejemplifican los ocho elementos de la filosofía de la compasión y comprensión de Milton Mayerroff.

REFERENCIAS

por privar a la otra persona de la paternidad. El miembro no afectado puede sentir coraje hacia el otro, al mismo tiem-po que culpa, por ser impaciente ante los sentimientos de sufrimiento de su pareja. Es indispensable entender que

nadie tiene la culpa en esta situación.

Al generar compasión, se empieza por reconocer que no se desea el sufrimiento, y que todos tienen el derecho a alcanzar la felicidad. Mientras vivamos en este mundo, siempre nos encontraremos con dificultades o problemas. En esos momentos se puede perder la esperanza, sentir desánimo y disminuir la habilidad de enfrentar las dificul-tades. Debemos comprender que la felicidad no depende de los logros externos; depende de cómo se sienta la per-sona consigo misma, sin condicionarla al logro de la fer-tilidad.

potencial para la resolución real de los problemas de la mente existe solamente en el nivel mental, por lo que de esta manera, aunque se necesita de la tecnología y de la ciencia, es necesaria la espiritualidad; es decir, el “trabajo

en el corazón y en la compasión apuntalan nuestra feli-

cidad esencial”. Estas afirmaciones hacen reflexionar en si los profe-

sionales pueden ejercitarse en la compasión; y evitar, por ejemplo, que personas que actúan con violencia reincidan en esta conducta, para beneficiar tanto a las personas que viven la violencia, como a quienes la ejercen.

Sería interesante saber si, mediante ejercicios que per-mitan la práctica de la compasión, puede atenderse o pre-venirse el, y disminuir las secuelas físicas y emocionales del “Síndrome de estar quemado” o “Burnout” de los pro-fesionales prestatarios de servicios y de trato directo con las personas, a fin de lograr un impacto favorable en su desempeño laboral y en la calidad del servicio, reduciendo también los síntomas psicológicos -tales como la desper-sonalización, depresión, sensación de falta de logros, an-siedad- y físicos que llevan a la ausencia laboral.

Sería interesante saber por qué algunos niños se vuel-

ven acosadores de otros, o si, ejercitando la compasión,

podría generarse resiliencia; es decir, que éstos pudieran

generar recursos individuales para salir exitosos, a pe-

sar de experiencias dolorosas, y se pudiera incidir en las secuelas que deja el maltrato infantil.

EN LOS ZAPATOS DEL OTRO

Pero, ¿qué es la compasión? Si retomamos la definición etimológica de la compasión, tenemos que proviene del latín cumpassio, traducción del vocablo griego sympathe-ia, palabra compuesta, que literalmente significa “sufrir juntos”. Significa también “tratar con emociones...” y hay quienes piensan que existe una diferencia entre empatía y compasión, en tanto que otros equiparan compasión con empatía, y la consideran como la capacidad de “ponerse en el lugar del otro y responder correctamente a sus reac-ciones emocionales; es decir, “ponerse en los zapatos del otro” por decirlo en términos coloquiales.

Algunos más aseguran que esta capacidad empática se observa aún entre diferentes especies. Podríamos decir que la compasión tiene que ver con el reconocimiento

profundo del sufrimiento en otra persona, y conlleva el

deseo de calmarlo, e implica también la responsabilidad

de cuidar a los demás y actuar en su beneficio.

Para algunas personas, una base importante para cul-tivar la compasión, es el simple y profundo “inshight” de nosotros; es decir, un profundo “entender nuestras mo-tivaciones y darnos cuenta de quiénes somos como indi-viduos, y de que no existimos independientemente unos de otros; que esta conectividad e interdependencia interna es para nuestra supervivencia.

Por eso, es interesante reflexionar hoy en día, sobre nuestros niños y adolescentes que sufren los estragos de la violencia, que parece ya ser parte de nuestra vida co-tidiana, de forma tal que la novedad es que no aparezcan noticias relacionadas con ese fenómeno. El morbo, la cu-riosidad o el interés nos hace escuchar tales noticias, y dar seguimiento a estas situaciones.

La prensa, a veces con su “tinte amarillista”, nos causa asombro, incredulidad, enojo o tristeza por unos días. Pero, ¿qué es de estos niños y niñas? ¿Qué sucede con ellos cuando la novedad pasa?

VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA

Sucede que la vida de estos niños y adolescentes se tras-toca. Las instituciones que intervienen en su protección son insuficientes para atender a cada uno como se requi-ere; a veces, el estrés laboral impacta a quienes atienden a este sector de la población, y entonces, como citaba un psicólogo, “se revictimiza con las mejores intenciones” a quien se debería proteger.

Posteriormente, cuando estos niños se “enfilan” de nuevo a su contexto familiar, la violencia los abraza, ya sea con el mismo maltrato o en una nueva modalidad. Al-gunos, desafortunadamente, “hacen carrera institucional” y subsisten dentro de una y otra institución. Otros pocos logran salir del ciclo.

¿Y qué papel tenemos aquí los adultos? ¿Podría-

mos decir que no nos corresponde intervenir? Ante situaciones como éstas, suelen venir respuestas como la de que: no es una responsabilidad que nos corresponda; que eso les toca a ciertas instituciones; que no importa,

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN28 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 69

Algunas, de forma obsesiva, no hablan de otra cosa que no sea en relación con la infertilidad.

El hombre tiende a sentirse abrumado al ver a su pareja desesperada y con el deseo de hablar sobre esto constantemente. Siente la necesidad de contener sus emociones, no sólo para mantener el estoicismo espe-rado de él, sino porque siente la responsabilidad de ser la parte estable, fuerte; el pilar que sostiene la relación. El hombre siente que si expresa lo que siente, se van a derrumbar. Se pregunta: “¿ahora quién sostendrá la relación?”.

La mujer puede interpretar el silencio, evasión,

distanciamiento; como una falta de interés, y tiende

a exagerar sus quejas, buscando la atención. Esto con-duce al sentimiento de abandono y de resentimiento. En un momento en el que los dos se necesitan para apo-yarse. En vez de eso, crecen separados. Para evitar esto, es de suma importancia que exista la apertura y el deseo de entender profundamente al otro. Se debe partir del hecho de que para los dos está siendo difícil manejar la situación: los dos lo viven, simplemente lo expresan de manera diferente.

Es fundamental no hacer suposiciones, sino pregun-tar; no interpretar las reacciones del otro de manera personal, ya que en muchas ocasiones éstas obedecen a formas de enfrentar lo que se está procesando de ma-nera individual y no tiene relación con el otro.

Otro aspecto que se vivencia es el fenómeno de la culpa y la culpabilización, el cual puede tensionar la re-lación de pareja. Si un factor orgánico es identificado en uno de la pareja, esa persona siente una inmensa culpa

1.-Rosenblatt P C, Peterson P, Partner J, et al. A cross cultural study of responses to childlessness, Behavior Science Notes: 1973, 8:221-231.2.-Daniluk, J. The Infertility Survival Guide; 1a. Edición 2001, Oakland, CA: New Harbinger Publications, 2001.3.-www.wordreference.com, recuperado en mayo 2009. 4.-www.dalailama.com/page.166.htm recuperado en mayo 20095.-OMS (2006), Este concepto se amplía a: “Salud es el Estado de adaptación diferencial de un individuo al medio en donde se encuentra.” Constitución de la Organización Mundial de la Salud], Génova, 1946. URL con acceso el 6 de junio de 2007.Mayeroff, M. On Caring. 1ª Edición Harper Collins Publishers 1971. New York, NY, USA.

Esta pintura-rompecabezas es una obra que fue comisionada a la pintora Carmen Martínez-Jover por Reproductive Medicine Associates of Texas, en San Antonio (ww.RMATX.com). En ella se ejemplifican los ocho elementos de la filosofía de la compasión y comprensión de Milton Mayerroff.

REFERENCIAS

por privar a la otra persona de la paternidad. El miembro no afectado puede sentir coraje hacia el otro, al mismo tiem-po que culpa, por ser impaciente ante los sentimientos de sufrimiento de su pareja. Es indispensable entender que

nadie tiene la culpa en esta situación.

Al generar compasión, se empieza por reconocer que no se desea el sufrimiento, y que todos tienen el derecho a alcanzar la felicidad. Mientras vivamos en este mundo, siempre nos encontraremos con dificultades o problemas. En esos momentos se puede perder la esperanza, sentir desánimo y disminuir la habilidad de enfrentar las dificul-tades. Debemos comprender que la felicidad no depende de los logros externos; depende de cómo se sienta la per-sona consigo misma, sin condicionarla al logro de la fer-tilidad.

potencial para la resolución real de los problemas de la mente existe solamente en el nivel mental, por lo que de esta manera, aunque se necesita de la tecnología y de la ciencia, es necesaria la espiritualidad; es decir, el “trabajo

en el corazón y en la compasión apuntalan nuestra feli-

cidad esencial”. Estas afirmaciones hacen reflexionar en si los profe-

sionales pueden ejercitarse en la compasión; y evitar, por ejemplo, que personas que actúan con violencia reincidan en esta conducta, para beneficiar tanto a las personas que viven la violencia, como a quienes la ejercen.

Sería interesante saber si, mediante ejercicios que per-mitan la práctica de la compasión, puede atenderse o pre-venirse el, y disminuir las secuelas físicas y emocionales del “Síndrome de estar quemado” o “Burnout” de los pro-fesionales prestatarios de servicios y de trato directo con las personas, a fin de lograr un impacto favorable en su desempeño laboral y en la calidad del servicio, reduciendo también los síntomas psicológicos -tales como la desper-sonalización, depresión, sensación de falta de logros, an-siedad- y físicos que llevan a la ausencia laboral.

Sería interesante saber por qué algunos niños se vuel-

ven acosadores de otros, o si, ejercitando la compasión,

podría generarse resiliencia; es decir, que éstos pudieran

generar recursos individuales para salir exitosos, a pe-

sar de experiencias dolorosas, y se pudiera incidir en las secuelas que deja el maltrato infantil.

EN LOS ZAPATOS DEL OTRO

Pero, ¿qué es la compasión? Si retomamos la definición etimológica de la compasión, tenemos que proviene del latín cumpassio, traducción del vocablo griego sympathe-ia, palabra compuesta, que literalmente significa “sufrir juntos”. Significa también “tratar con emociones...” y hay quienes piensan que existe una diferencia entre empatía y compasión, en tanto que otros equiparan compasión con empatía, y la consideran como la capacidad de “ponerse en el lugar del otro y responder correctamente a sus reac-ciones emocionales; es decir, “ponerse en los zapatos del otro” por decirlo en términos coloquiales.

Algunos más aseguran que esta capacidad empática se observa aún entre diferentes especies. Podríamos decir que la compasión tiene que ver con el reconocimiento

profundo del sufrimiento en otra persona, y conlleva el

deseo de calmarlo, e implica también la responsabilidad

de cuidar a los demás y actuar en su beneficio.

Para algunas personas, una base importante para cul-tivar la compasión, es el simple y profundo “inshight” de nosotros; es decir, un profundo “entender nuestras mo-tivaciones y darnos cuenta de quiénes somos como indi-viduos, y de que no existimos independientemente unos de otros; que esta conectividad e interdependencia interna es para nuestra supervivencia.

Por eso, es interesante reflexionar hoy en día, sobre nuestros niños y adolescentes que sufren los estragos de la violencia, que parece ya ser parte de nuestra vida co-tidiana, de forma tal que la novedad es que no aparezcan noticias relacionadas con ese fenómeno. El morbo, la cu-riosidad o el interés nos hace escuchar tales noticias, y dar seguimiento a estas situaciones.

La prensa, a veces con su “tinte amarillista”, nos causa asombro, incredulidad, enojo o tristeza por unos días. Pero, ¿qué es de estos niños y niñas? ¿Qué sucede con ellos cuando la novedad pasa?

VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA

Sucede que la vida de estos niños y adolescentes se tras-toca. Las instituciones que intervienen en su protección son insuficientes para atender a cada uno como se requi-ere; a veces, el estrés laboral impacta a quienes atienden a este sector de la población, y entonces, como citaba un psicólogo, “se revictimiza con las mejores intenciones” a quien se debería proteger.

Posteriormente, cuando estos niños se “enfilan” de nuevo a su contexto familiar, la violencia los abraza, ya sea con el mismo maltrato o en una nueva modalidad. Al-gunos, desafortunadamente, “hacen carrera institucional” y subsisten dentro de una y otra institución. Otros pocos logran salir del ciclo.

¿Y qué papel tenemos aquí los adultos? ¿Podría-

mos decir que no nos corresponde intervenir? Ante situaciones como éstas, suelen venir respuestas como la de que: no es una responsabilidad que nos corresponda; que eso les toca a ciertas instituciones; que no importa,

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN70 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 27

para ejercer su autonomía.2.- CONFIANZA: cuando se sobreprotege o se procura dominar a un paciente o pareja, se demuestra falta de confianza. Dejar a la pareja ser partícipe de las respon-sabilidades y toma de decisiones demuestra confianza no sólo en la pareja, sino en el proveedor de la salud. Los pacientes necesitan confiar en la persona que les está guiando en su transformación de individuos o pareja para ser una familia...3. HONESTIDAD: es el compromiso de sinceridad hacia los sentimientos y preocupaciones de las parejas; saber comunicar qué es posible ofrecer con la tecnología actual y cuáles son sus limitaciones.4. ESPERANZA: es encontrar las posibilidades en todo mo-mento y a cada paso, junto a los pacientes. La esperanza no es un futuro idealizado a expensas del presente; más bien es un presente vibrante y lleno de posibilidades. No es una falsa expectativa. Es la creencia de que la capaci-dad de tomar acciones, a pesar de la complejidad de la situación, los va a llevar a lograr la transformación de la pareja o individuo en familia.5.- RITMOS ALTERNATIVOS: Es estar consciente de que en el cuidado de la pareja infértil, inevitablemente hay altibajos. Se debe aprender de los éxitos y de los fraca-sos. Este concepto de Mayeroff implica la capacidad de desarrollar varios puntos de vista y tener una perspectiva amplia al enfrentar cada reto. Es indispensable balancear la atención a los detalles, así como tener una panorámica completa: El objetivo no es tener un bebé; es crear una familia.6.- VALOR, VALENTIA: la infertilidad está llena de de-safíos, y lo que antes parecía seguro, ahora está lleno de incertidumbre. Por ello, es indispensable el valor y deter-minación para lograr el sueño, a pesar de que las condi-ciones adversas implican el riesgo de daño emocional7 CONOCIMIENTO: es cultivar el deseo de conocer pro-fundamente a los pacientes y a sí mismo como proveedor de la salud. Comprensión es entender al otro mediante el conocimiento de sus necesidades y cómo responder hacia ellas; aceptar las debilidades y fortalezas de cada indivi-duo. Las buenas intenciones no garantizan un buen cui-dado y comprensión de los pacientes8 HUMILDAD: implica reconocer que no siempre se tienen todas las respuestas; reconocer que se pueden aprender cosas nuevas y de manera distinta. Este aprendizaje mu-chas veces viene de la persona a la que se atiende. Requiere evitar la arrogancia y exagerar en el poder que posee quien provee el cuidado y comprensión. Es el que reconozca el profesional de la salud sus debilidades y no abusar del poder en determinada situación. La humildad se demues-tra cuando se reconoce que no se tiene el control de todo. Estos ingredientes son esenciales para desarrollar la com-pasión hacia las parejas con infertilidad.

TRATO HUMANO

Cuando se acude al médico o a una clínica de fertilidad, y el trato es cálido, se percibe el deseo de ofrecer la me-jor atención posible, que ha de ser integral; se toman en consideración los elementos que propone Mayeroff; se

permite la expresión de pensamientos, cuestionamientos, sentimientos, y se escucha afectivamente; la sensación de tranquilidad y de seguridad es invaluable.

Asimismo, la evaluación y el tratamiento de la in-

fertilidad no deben ser vistos como un problema indi-

vidual, exclusivo de la mujer; debe enfatizarse como un

problema de unidad, de la pareja. La compasión entre la pareja es fundamental para mantener la estabilidad. El no poder cumplir con el deseo de ser padres, como había sido previsto, provoca comúnmente la primera crisis de impor-tancia a la que se enfrenta la pareja dentro de su relación. La experiencia puede ser desalentadora y, en ocasiones, para algunos, devastadora.

Para mantener la estabilidad y crecer juntos a través de la experiencia de la infertilidad, es necesario que cada uno de los integrantes de la pareja desarrolle la capaci-dad de compasión por el otro. Ambos deben empezar por entender que, a pesar de que el impacto de la infertilidad puede no ser experimentado igual por los dos, es cierta-mente experimentado de forma conjunta.

LA PERCEPCIÓN INDIVIDUAL

Hay numerosos aspectos que afectan la relación. Uno de los más difíciles de manejar son las percepciones indivi-duales de la infertilidad. Las mujeres tienden a ser más ex-presivas en sus emociones que los hombres; comúnmente se acoplan hablando de sus angustias y depresión.

porque no se trata de los propios hijos, y que seguramente se merecían dicho maltrato, por su mal comportamiento. De esta manera, entramos a un proceso de invisibilidad y naturalización de la violencia hacia los menores.

Estas posiciones ante la violencia, derivadas de una

cultura machista, del sistema patriarcal que nos rige

aún, nos mueven a la indiferencia, a la pasividad, a una

falta de compasión hacia el otro. Este otro es vulnerable, porque entra en una relación con un adulto, y en poder físico y moral es menor, y por tanto se encuentra en una relación desigual en muchos sentidos.

Cuando escuchamos frases como las anteriores o cuando un niño dice “mi mamá me pega”, ”mi papá me toca”, “mis abuelos ven pero no dicen nada”, “mi tía me dice que soy una buena para nada y que soy mala y que no debí haber nacido”, estamos ante situaciones que invitan a poner atención con una mirada diferente, una mirada que no sólo implica el sentido de la vista; una mirada com-pasiva, en el sentido de “sentir el dolor” y no desensibili-zarnos, para luego cosificar a los niños.

Esta mirada debería ser más amplia, de manera tal que nos saque de nuestra posición de comodidad; que “sacuda la negación de lo que vemos y oímos” y que ya no permita que tomemos como “naturales” los malos tratos hacia los pequeños.

MANEJO DEL SUFRIMIENTO

En la experiencia del trabajo de muchos profesionales en está área de la violencia infantil, con niños y adolescentes, se puede observar cómo los factores resilientes brindan herramientas para manejar el sufrimiento, de manera tal que las personas que han sufrido violencia puedan pasar de víctimas a sobrevivientes, y logren una calidad de vida y un desarrollo de sus vidas que les permita sentirse sa-tisfechos de sus logros y disfrutar de las relaciones con los demás. Pero, ¿quiénes son los que alcanzan esta resilien-cia? ¿Qué sucede en el trayecto de sus vidas que a pesar de las dificultades, pueden llegar a superar lo que viven?

Se ha encontrado que hubo personas que les brin-

daron atención, afecto, soporte emocional y social;

ayuda espiritual, ayuda profesional de tipo psicológico; algunas de estas personas carecían de un lazo consanguí-neo; eran más bien vecinos, y otros más, desconocidos.

Algunas personas compartieron su dolor y, tratándo-los con respeto, los acompañaron por unos minutos o por unas horas, y no fue pena ni lástima lo que les hizo acer-carse a ellos y ayudarlos, sino la compasión, la empatía. Otros profesionales, “sin temor a perder los límites” en la relación, trasmitieron calidez e interés, así como capacidad de escucha; fueron solidarios, les dieron reconocimiento a dichos niños y adolescentes.

Todas estas personas se conjugaron con otros factores en la vida de ellos y ellas, y les transmitieron la “capaci-dad de salir fortalecidos o de superar las adversidades”; es decir, les brindaron fuentes de resiliencia.

VÍCTIMAS Y AGRESORES

No hay que olvidar que, en todo evento de violencia, los protagonistas son llamados “víctimas” y “agresores”; pero,

considerando que las etiquetas no dan lugar para pensar en el potencial de cambio que pueden tener las personas, es mejor decir que los protagonistas son los que viven la violencia, pero también los que la ejercen, y que ambos son producto de un sistema social y cultural impuesto y aprendido; de un sistema de mitos y creencias sobre cómo deben ser los hombres y las mujeres; sistema que trans-mite equivocadamente el cómo obtener el control medi-ante el uso abusivo del poder.

Los padres no maltratan a sus hijos porque sean

personas “malas”, sino porque ellos fueron maltratados

y aprendieron el uso de la violencia para resolver sus

conflictos y patrones de parentalidad no sanos, princi-

palmente. Este uso abusivo del poder -que es la violencia en este caso-, hacia los menores, es necesario visualizarlo, desnaturalizarlo y abordarlo; urge dejar de negar la vio-lencia y el sistema de creencias que la sustenta.

Cuando los niños y adolescentes han sido testigos de violencia por vivir las agresiones de un padre hacia otro, o de ambos padres; cuando han vivido procesos legales de disputa de menores donde existe el manipuleo sobre uno de los hijos, predisponiéndolo en contra del padre o ma-dre; cuando sufren abuso sexual, agresiones de cualquier tipo; cuando se habitúan a situaciones de violencia, inde-pendientemente de su grado; aprenden que la violencia se justifica como método para resolver problemas y cada uno se acostumbra a ciertas actitudes y situaciones nor-malizadas por su contexto, legitimadas y/o naturalizadas por los demás.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN26 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 71

sufre actúa de forma negativa. La práctica de la tolerancia es esencial. (4)

Debemos percibir, reconocer y sentir al otro. Lo que necesita es una escucha afectiva; permitirle expresarse sin sentirse juzgado por los pensamientos, sentimientos o las determinaciones que está tomando; simplemente, hay que acompañarlo a través del proceso. De esta forma, no se siente invadido y que le están faltando al respeto, lo cual se experimenta cuando se le dan opciones de solución y se le presiona a ejecutarlas; se hacen juicios e interpre-taciones del manejo que se está teniendo, ya sea médico, emocional o social.

TOLERANCIA

El enojo acumulado por la frustración del fracaso constante, la impotencia que genera el no lograr el objetivo y las presiones internas y sociales constantes se pueden verter en la persona a la que en primer término se buscaba ayu-dar y apoyar, ya que inadecuadamente se está haciendo lo contrario de lo que se recomienda. Debemos entender racionalmente lo que le está sucediendo, y la necesidad de expresarse y tener tolerancia.

No sólo el que procura ayudar a la persona que vive la experiencia de la infertilidad deberá desarrollar toleran-cia; sino también la persona infértil. Para poder mantener una buena relación, deberá detenerse y tratar de cultivar la compasión y la tolerancia hacia la persona que pretende ayudar y apoyar. Si no se ha tenido experiencia en esta

área, es difícil entender y sentir todos los sentimientos

que se experimentan. Tampoco deberá hacer suposiciones sobre las razones por las que se están haciendo preguntas como: ¿Cuándo tendrán un hijo? ¿Qué están haciendo para solucionar el problema?

Es frecuente que esto lleve a malas interpretaciones. Muchos piensan o sienten que las razones de la interven-ción son para dañarlos o devaluarlos emocionalmente. Esto se presenta generalmente cuando la persona se siente vulnerable, sensible al tema o la autoestima es baja. La mayoría de las veces no es así. En ocasiones sólo repre-senta una pregunta socialmente establecida para tratar de lograr una comunicación más cercana; pero si se toma de forma personal, se desvirtúa la comunicación.

La compasión y comprensión son parte indispensable del armamentarium para brindar una atención integral a la pareja. Los proveedores de la salud, y especialmente los médicos, se enfocan demasiado en el aspecto “físico” del enfermo, y olvidan que la definición de salud va más allá de ese aspecto. Se debe tener presente la definición de salud de la OMS: la salud es el estado de completo bienes-tar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. (5)

COMPRENSIÓN Y COMPASIÓN

El filósofo Milton Mayeroff, en su libro titulado On Car-ing, de 1971, sostiene que para que exista comprensión y compasión en el cuidado de una persona, necesitan estar presentes los siguientes ocho elementos:1.- PACIENCIA: permitir que cada persona o pareja crezca a su propio ritmo y manera; concederle su propio espacio

PATRONES DE CONDUCTA

BASADOS EN LA VIOLENCIA

Así pues, los niños y adolescentes que hayan sido testigos de violencia o la hayan vivido directamente, asumen pa-trones basados en ella, sobre cómo debe comportarse un hombre, cómo debe comportarse una mujer, cómo mane-jar las conductas inadecuadas o disruptivas de los hijos y cómo se debe ser padre o madre. Esta invisibilidad y naturalización de la violencia impide detectar y reconocer la violencia misma y sus riesgos, así como exponer a los niños en su integridad física y emocional.

El poder “visibilizar” o visualizar y aceptar como nor-males mitos como: “hay que utilizar los golpes cuando se requiere, ya que los padres sólo quieren disciplinar a su hijo y desean lo mejor para él”; “es correcto corregir a los hijos, ya que les hemos dado la vida; por lo tanto, nos pertenecen”; “la violencia dentro de la casa se da en la familias que tienen problemas de dinero o que no estu-diaron”; “el castigo y la educación rígida hacen hombres y mujeres fuertes de carácter”; “al hijo rebelde sí hay que educarlo con mano dura, ya que es la única forma de que entienda.”; “los menores de edad siempre deben obede-cer a sus mayores”; “a los hijos se les olvida todo pronto, ya que son pequeños”; “los padres a veces golpean a sus hijos, porque éstos los provocan y los hacen enojar”; “mi esposo no fue; la niña se le insinuó; ella es la chiflada”. És-tas y otras por el estilo son frases reales que naturalizan o invisibilizan; verdades consideradas por la mayoría como verdades universales, pero son falsas.

Por otro lado, la mayor y peor forma de maltrato es

el abandono, ya que es el total desprendimiento del niño

o niña; de la relación afectiva, moral y legal con dicho

menor; es el escape, por parte del adulto, de sus respon-

sabilidades y cuidados. Los menores quedan así en la

más completa orfandad. Por eso, cuando un menor, aparte del abandono de sus padres, sufre el abandono institucional, de modo que nadie pueda sustituir la falta de aquéllos en un contexto familiar, es terrible.

Existen otras falsas creencias, miedos y negligencias, que impiden que dichos niños y adolescentes puedan hacer suyo el derecho de una familia. Los programas de familias sustitutas y de adopciones, a veces no logran el objetivo de brindarle a un niño el derecho a pertenecer a una familia, ya que las personas temen, entre otras cosas, el hecho de que por no ser un recién nacido, “pueda venir mal de nacimiento y ser un delincuente”.

MENORES SOLOS Y RECHAZADOS

Así, hay menores de 10 años o más, solos y rechazados, que piden insistentemente una familia; otros, no con-siguen este derecho porque falta el sustento legal o ju-rídico que permita que una familia sin lazo consanguíneo pueda ofrecerles la oportunidad de salir de la situación de desamparo en que se encuentran.

Finalmente, no sé si la compasión pueda generarse a través de prácticas mentales, pero sí sé que una mirada

diferente de los adultos hacia los niños y adolescentes

es necesaria en diversos ámbitos, y puede brindar una

luz esperanzadora, nuevas posibilidades de vivir, ya

que “infancia no es destino”, y puede crearse una nueva

historia.

Una mirada compasiva, empática, puede conducir a concienciarnos de que los menores son responsabilidad de toda la sociedad, y como sostiene Jorge Barudy, experto en el tema, los adultos y el Estado, son responsables de la felicidad de sus niños.

Barudy refiere en su libro El dolor invisible de la infan-cia que: “Se necesitaron muchos observadores para que al fin este fenómeno existiera como realidad social. La acep-tación de la existencia de niños maltratados y abusados por los adultos, ha sido el resultado de un largo proceso de cuestionamiento de las representaciones que impedían la emergencia de este fenómeno a la conciencia social. El maltrato ‘sólo existe’ desde que los observadores distin-guieron un fenómeno que les preocupó, lo nombraron y lo definieron verbalmente” (Barudy, 1998).

A su vez, Desmond Tutu escribe: “La compasión no

es precisamente estar sintiendo por alguien, sino estar

intentando cambiar la situación. La gente piensa con fre-

cuencia que la compasión y el amor son simplemente

sentimentales. ¡No! Ello es muy exigente. ¡Si usted va a

ser compasivo, prepárese para la acción!”.

Entonces, el desafío, en este momento, es asumir un silencio de complicidad o una posición de responsabili-dad social, desde una mirada compasiva a la infancia que sufre.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN26 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 71

sufre actúa de forma negativa. La práctica de la tolerancia es esencial. (4)

Debemos percibir, reconocer y sentir al otro. Lo que necesita es una escucha afectiva; permitirle expresarse sin sentirse juzgado por los pensamientos, sentimientos o las determinaciones que está tomando; simplemente, hay que acompañarlo a través del proceso. De esta forma, no se siente invadido y que le están faltando al respeto, lo cual se experimenta cuando se le dan opciones de solución y se le presiona a ejecutarlas; se hacen juicios e interpre-taciones del manejo que se está teniendo, ya sea médico, emocional o social.

TOLERANCIA

El enojo acumulado por la frustración del fracaso constante, la impotencia que genera el no lograr el objetivo y las presiones internas y sociales constantes se pueden verter en la persona a la que en primer término se buscaba ayu-dar y apoyar, ya que inadecuadamente se está haciendo lo contrario de lo que se recomienda. Debemos entender racionalmente lo que le está sucediendo, y la necesidad de expresarse y tener tolerancia.

No sólo el que procura ayudar a la persona que vive la experiencia de la infertilidad deberá desarrollar toleran-cia; sino también la persona infértil. Para poder mantener una buena relación, deberá detenerse y tratar de cultivar la compasión y la tolerancia hacia la persona que pretende ayudar y apoyar. Si no se ha tenido experiencia en esta

área, es difícil entender y sentir todos los sentimientos

que se experimentan. Tampoco deberá hacer suposiciones sobre las razones por las que se están haciendo preguntas como: ¿Cuándo tendrán un hijo? ¿Qué están haciendo para solucionar el problema?

Es frecuente que esto lleve a malas interpretaciones. Muchos piensan o sienten que las razones de la interven-ción son para dañarlos o devaluarlos emocionalmente. Esto se presenta generalmente cuando la persona se siente vulnerable, sensible al tema o la autoestima es baja. La mayoría de las veces no es así. En ocasiones sólo repre-senta una pregunta socialmente establecida para tratar de lograr una comunicación más cercana; pero si se toma de forma personal, se desvirtúa la comunicación.

La compasión y comprensión son parte indispensable del armamentarium para brindar una atención integral a la pareja. Los proveedores de la salud, y especialmente los médicos, se enfocan demasiado en el aspecto “físico” del enfermo, y olvidan que la definición de salud va más allá de ese aspecto. Se debe tener presente la definición de salud de la OMS: la salud es el estado de completo bienes-tar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. (5)

COMPRENSIÓN Y COMPASIÓN

El filósofo Milton Mayeroff, en su libro titulado On Car-ing, de 1971, sostiene que para que exista comprensión y compasión en el cuidado de una persona, necesitan estar presentes los siguientes ocho elementos:1.- PACIENCIA: permitir que cada persona o pareja crezca a su propio ritmo y manera; concederle su propio espacio

PATRONES DE CONDUCTA

BASADOS EN LA VIOLENCIA

Así pues, los niños y adolescentes que hayan sido testigos de violencia o la hayan vivido directamente, asumen pa-trones basados en ella, sobre cómo debe comportarse un hombre, cómo debe comportarse una mujer, cómo mane-jar las conductas inadecuadas o disruptivas de los hijos y cómo se debe ser padre o madre. Esta invisibilidad y naturalización de la violencia impide detectar y reconocer la violencia misma y sus riesgos, así como exponer a los niños en su integridad física y emocional.

El poder “visibilizar” o visualizar y aceptar como nor-males mitos como: “hay que utilizar los golpes cuando se requiere, ya que los padres sólo quieren disciplinar a su hijo y desean lo mejor para él”; “es correcto corregir a los hijos, ya que les hemos dado la vida; por lo tanto, nos pertenecen”; “la violencia dentro de la casa se da en la familias que tienen problemas de dinero o que no estu-diaron”; “el castigo y la educación rígida hacen hombres y mujeres fuertes de carácter”; “al hijo rebelde sí hay que educarlo con mano dura, ya que es la única forma de que entienda.”; “los menores de edad siempre deben obede-cer a sus mayores”; “a los hijos se les olvida todo pronto, ya que son pequeños”; “los padres a veces golpean a sus hijos, porque éstos los provocan y los hacen enojar”; “mi esposo no fue; la niña se le insinuó; ella es la chiflada”. És-tas y otras por el estilo son frases reales que naturalizan o invisibilizan; verdades consideradas por la mayoría como verdades universales, pero son falsas.

Por otro lado, la mayor y peor forma de maltrato es

el abandono, ya que es el total desprendimiento del niño

o niña; de la relación afectiva, moral y legal con dicho

menor; es el escape, por parte del adulto, de sus respon-

sabilidades y cuidados. Los menores quedan así en la

más completa orfandad. Por eso, cuando un menor, aparte del abandono de sus padres, sufre el abandono institucional, de modo que nadie pueda sustituir la falta de aquéllos en un contexto familiar, es terrible.

Existen otras falsas creencias, miedos y negligencias, que impiden que dichos niños y adolescentes puedan hacer suyo el derecho de una familia. Los programas de familias sustitutas y de adopciones, a veces no logran el objetivo de brindarle a un niño el derecho a pertenecer a una familia, ya que las personas temen, entre otras cosas, el hecho de que por no ser un recién nacido, “pueda venir mal de nacimiento y ser un delincuente”.

MENORES SOLOS Y RECHAZADOS

Así, hay menores de 10 años o más, solos y rechazados, que piden insistentemente una familia; otros, no con-siguen este derecho porque falta el sustento legal o ju-rídico que permita que una familia sin lazo consanguíneo pueda ofrecerles la oportunidad de salir de la situación de desamparo en que se encuentran.

Finalmente, no sé si la compasión pueda generarse a través de prácticas mentales, pero sí sé que una mirada

diferente de los adultos hacia los niños y adolescentes

es necesaria en diversos ámbitos, y puede brindar una

luz esperanzadora, nuevas posibilidades de vivir, ya

que “infancia no es destino”, y puede crearse una nueva

historia.

Una mirada compasiva, empática, puede conducir a concienciarnos de que los menores son responsabilidad de toda la sociedad, y como sostiene Jorge Barudy, experto en el tema, los adultos y el Estado, son responsables de la felicidad de sus niños.

Barudy refiere en su libro El dolor invisible de la infan-cia que: “Se necesitaron muchos observadores para que al fin este fenómeno existiera como realidad social. La acep-tación de la existencia de niños maltratados y abusados por los adultos, ha sido el resultado de un largo proceso de cuestionamiento de las representaciones que impedían la emergencia de este fenómeno a la conciencia social. El maltrato ‘sólo existe’ desde que los observadores distin-guieron un fenómeno que les preocupó, lo nombraron y lo definieron verbalmente” (Barudy, 1998).

A su vez, Desmond Tutu escribe: “La compasión no

es precisamente estar sintiendo por alguien, sino estar

intentando cambiar la situación. La gente piensa con fre-

cuencia que la compasión y el amor son simplemente

sentimentales. ¡No! Ello es muy exigente. ¡Si usted va a

ser compasivo, prepárese para la acción!”.

Entonces, el desafío, en este momento, es asumir un silencio de complicidad o una posición de responsabili-dad social, desde una mirada compasiva a la infancia que sufre.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN72 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 25

riencia que puede desafiar los valores más fundamentales que sostienen la relación de pareja y las creencias espiritu-ales respecto del propósito que se tiene en la vida.

Esta experiencia afecta el valor que se tiene de uno mismo y cómo se siente en relación a su cuerpo. Además, el tratar de lograr el embarazo a través de un proceso de investigación y de tratamiento médico largo e incierto, ya que no es seguro que se logrará el objetivo, es una de las experiencias más angustiantes y estresantes que se pueden experimentar. (2 )

La mayoría de las perso-nas crecen y se desarrollan pensando que tienen el con-trol de su cuerpo y de la pro- creación.

Por ello, es de esperarse que, ante la noticia de infertili-dad, los afectados reaccionen con sentimientos que han sido descritos como una crisis. Son comunes los sentimientos de pérdida, fracaso, y una preo-cupación constante por el problema. No pueden pensar en otra cosa; postergan inter-eses y expectativas previstas anteriormente.

EL TORBELLINO DE LA IN-

FERTILIDAD

Es necesario entender que la infertilidad es una pérdida que se vive mes con mes, al-gunas veces comparada con el diagnóstico de una enfer-medad crónica o una ampu- tación. Para todos significa el serles negada la oportuni-dad de tener un hijo biológico. Ante ello, son comunes los sentimientos de incomprensión, soledad, culpa, enojo, vergüenza, miedo, pesimismo y devaluación. Esto, combi-nado con las expectativas familiares y sociales de fertili-dad, causa tensión, angustia, desesperación, desesperanza y descontrol interno. A todo esto se le ha llamado el tor-bellino de la infertilidad.

Una de las tendencias comunes de las personas

fértiles es el tratar de solucionar la problemática del in-

fértil, para que el otro sea feliz. Un ejemplo de ello es a través de recomendaciones constantes sobre médicos o con quién acudir; todo tipo de tratamientos que seguir, los cuales incluyen brujas, chamanes, masajes, medicina alternativa, etcétera.

Llega un punto en que son tantas y tan diversas estas intervenciones, que la persona infértil que ve invadida su

privacidad, se siente incomprendida. Las personas intru-sas son percibidas como desconsideradas, criticas, y los consejos son rechazados. Todo lo contrario de lo que se pretende con toda la buena voluntad.

Las preguntas constantes de cuándo tendrán un hijo, de qué están haciendo para solucionar el problema, etcé-tera, generan más descontrol del que ya de por sí se tiene, pues no hay un tratamiento cien por ciento seguro para lograr el embarazo, ni existe seguridad de saber cuál es la

verdadera causa del prob-lema.

APOYO MUTUO

Si personalmente se ha logrado la fertilidad, siem-pre se tendrá que hacer conciencia de la situación del otro. A las personas infértiles les es muy fácil poder sentir compasión, pues hablan el mismo idioma, tienen los mismos cues-tionamientos, viven los mismos sentimientos, y en base a que tienen experien-cias similares, pueden apo-yarse mutuamente.

La palabra compasión proviene del latín cump-assio, literalmente: “sufrir juntos”, “tratar con emo-ciones”.

Es un movimiento del

alma que nos hace sen-

sibles al mal que padece

otro ser, y describe la

comprensión del estado

emocional de otro; no se debe confundir con empatía -que es la habilidad de re-conocer, percibir y sentir directamente la emoción de la otra persona-, y se ha descrito como “la capacidad de pon-erse en los zapatos del otro”. Incluye emociones diversas, tanto de tristeza como de felicidad, que es uno de los el-ementos de la compasión. La compasión es con frecuencia combinada con un deseo de aliviar o reducir el sufrim-iento de otro; mostrando especial bondad y amabilidad por quien está sufriendo. (3)

Partiendo de ello, es recomendable centrarse en lo que necesita el otro; en este caso nuestro familiar o amigo que vive la infertilidad; no lo que creemos que necesita.

La verdadera compasión no es sólo una respuesta emo-cional, sino un compromiso fundamentado en la razón. Se debe entender racionalmente que una actitud realmente compasiva hacia el otro no debe cambiar si la persona que

La compasión

y las personas

con capacidades diferentes

Doctora Teresa de Jesús

Aguilasocho Montoya de

GuerraGinecología y

Obstetricia Asesora en

Síndrome de Down

Presidenta de la Fundación

Síndrome de Down

de Nuevo León, A. C.

[email protected]

La discapacidad, cualquiera que ésta sea, es un modo de ser y una forma de ordenación de la vida, condicionada por un modo cognitivamente

diferente, e impone la necesidad de una permanente ayuda para la realización de uno mismo en las di-mensiones humanas de una vida plena. (Thalhammer)

Las personas con capacidades diferentes tienen derecho a un trato digno; a una educación con igual-dad de derechos y obligaciones realistas, en función de su capacidad, que englobe todas las facetas de su personalidad. Las personas con discapacidad intelec-tual no viven una especie de eterna infancia: evolu-cionan a un ritmo y bajo unas formas particulares, es verdad, pero no por esto dejan de alcanzar un

desarrollo real, su desarrollo.

Nosotros, los integrantes de la sociedad, segui-mos sin tomar totalmente en serio que las personas

con discapacidad intelectual son primeramente

personas. Ordinariamente se les considera desde una óptica de la mirada compasiva, muy paternalista y sobreprotectora; más como “objeto” de atención y cuidado, no tanto como sujeto que posee unos derechos y unas aspiraciones que merecen conside-ración y estima por parte de los demás.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN24 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 73

El anhelo por la paternidad ha sido parte de la vida de los seres humanos desde el comienzo de la humani-dad. La angustia ante la infertilidad se ha experimen-

tado universalmente, en las distintas culturas, como una crisis para los individuos, los matrimonios, la familia y la sociedad en general. (1)

Aunque esta experiencia ha prevalecido a través del tiempo, debemos reconocer que el contexto social e histórico de las opciones reproductivas ha cambiado dramáticamente en el último siglo, y se ha convertido en significativamente más complejo para la pareja, desde el punto de vista médico, social y psicológico.

La infertilidad es una condición médica, pero no debe-mos olvidar que es también una condición social. La ca-pacidad para procrear es altamente valorada, y el ser in-fértil tiene toda una serie de implicaciones. La infertilidad

tiene un impacto en la relación de pareja, con la familia,

los amigos, en las opciones de estudio y/o trabajo y en

las oportunidades de desarrollo social.

La cultura mexicana podría clasificarse dentro de la descripción que hacen Linda H. Burns y Michaela Hynie (Infertility Counseling, 2006, USA) de una cultura colec-tivista, en la cual el individuo es educado para darles pri-oridad a las metas establecidas por la familia y la comuni-dad, por encima de las suyas propias como individuo. Se establece una relación de interdependencia para definirse

Compasión e infertilidad

a sí mismo como persona, en lugar de definirse de manera independiente.

ÉNFASIS EN LA PATERNIDAD

Algunos factores que ponen en riesgo a la población mexi-cana que experimenta este sufrimiento agudo parecen ser la dificultad de obtener apoyo social y el exponer el esta-tus de fertilidad en una sociedad que pone gran énfasis en el rol de la paternidad y para la cual una vida sin hijos es generalmente inaceptable.

La percepción de pérdida de un rol central puede pro-vocar la sensación de inferioridad, fracaso, culpa, deses-peranza, soledad y aislamiento. Esto tiende a afectar la identidad social, y dificulta el encontrar significados posi-tivos en la vida, al provocar miedo a la presión y al rechazo social y familiar, a los prejuicios y el estigma social.

Empiezan a desarrollarse sentimientos de separación del mundo social; la pareja se siente diferente y sola

cuando a su alrededor las personas pueden concebir y

tener hijos sin mayor esfuerzo. Algunas personas, como

una medida de protección, tienden a aislarse, y no par-

ticipan en actividades sociales, evadiendo así el dolor que generan las preguntas y cuestionamientos en relación a la fertilidad. Se sienten diferentes e incapacitados, lo que puede afectar la autoestima.

Al mundo fértil le es difícil entender que es una expe-

Corinne Palatchi Cohen Francisco Arredondo

Doctor Francisco Arredondo

Director Médico RMA of Texas

World Class Fertility Care (www.rmatx.

com)farredondo@post.

harvard.edu

Licenciada Corinne Palatchi

CohenCoordinador del

Área Psicológica Instituto para el Estudio de

la Concepción Humana

Monterrey, N.L(www.iech.com.mx)

[email protected]

INFANCIA SIN FIN

La obstinada prohibición social y cultural de acceder al mundo real, se manifiesta compasivamente inconsciente hacia todas las personas con discapacidad, y en particular con las personas con discapacidad intelectual, y esto hace que ante alguna perspectiva, se conviertan en la evidencia misma de la prohibición a crecer de la que, indiscutible-mente, todos somos cómplices: podemos convertirlos en personas en evolución constante, como cualquier ser hu-mano, pero la realidad es que los retenemos en una infan-cia sin fin; los mantenemos en el mundo de Peter Pan; en “la isla de nunca jamás”. (José Ramón Amor Pan)

Corresponde a toda la comunidad tornar la mirada compasiva en una mirada comprometida, en la que se aporten conjuntamente ideas y recursos para llegar a una finalidad irrenunciable: la persona con capacidades dife-

rentes tiene que experimentar que no está al margen de

la sociedad, sino que, respetada por su intrínseco valor

personal, está llamada a contribuir al bien de su familia

y de la comunidad, según sus propias capacidades; a tener su propia vida, amar y ser amada, sujeta a un amor incondicional como cualquier otro ser humano. La falta de fe en las posibilidades de desarrollo de las personas con discapacidad es algo a lo que nos enfrentamos día a día en el entorno en el que se desenvuelven.

Cualquier posibilidad de crecimiento humano se da a partir de la conciencia. Si está despierta, el hombre crece; si, por lo contrario, la conciencia permanece dormida, y el

individuo no se da cuenta de sus reacciones y respuestas ante los estímulos exteriores, jamás llegará a la evolución completa de su mente; será un mero producto de lo que aprendió de niño; lo moverán sus condicionamientos in-fantiles, y será un mero apéndice o un ser incompleto, y ése es el camino que las más de las veces le ofrecemos a una persona con discapacidad: un camino de una infancia eterna y asexuada, sin el desarrollo pleno de su concien-cia.

La evolución de una calidad de vida para las personas con discapacidad presenta una serie de luces y sombras que hemos inventado los humanos para obstaculizar su desarrollo personal, y así las hemos dejado en el subde-sarrollo, en niveles inferiores, aduciendo que: “no sien-ten”, “no entienden”.

SORPRESAS INESPERADAS

El proyecto de vida de una familia que recibe un niño con discapacidad cambia totalmente; llega cargado de sor-presas inesperadas; es un recién nacido que se ha gesta-do en un instante; el niño que esperaban se desvanece, y queda en su lugar un nuevo ser, con necesidades físicas y afectivas, las cuales se le satisfarán en forma subóptima. El shock de la noticia deja a la pareja agotada emocional-mente. Se enfrentan a lo desconocido, y en esos momen-tos ni remotamente se pueden imaginar la transformación que lentamente irán desarrollando en su corazón, su alma y su mente; en las perspectivas, relaciones, esperanzas, sueños y fe.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN24 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 73

El anhelo por la paternidad ha sido parte de la vida de los seres humanos desde el comienzo de la humani-dad. La angustia ante la infertilidad se ha experimen-

tado universalmente, en las distintas culturas, como una crisis para los individuos, los matrimonios, la familia y la sociedad en general. (1)

Aunque esta experiencia ha prevalecido a través del tiempo, debemos reconocer que el contexto social e histórico de las opciones reproductivas ha cambiado dramáticamente en el último siglo, y se ha convertido en significativamente más complejo para la pareja, desde el punto de vista médico, social y psicológico.

La infertilidad es una condición médica, pero no debe-mos olvidar que es también una condición social. La ca-pacidad para procrear es altamente valorada, y el ser in-fértil tiene toda una serie de implicaciones. La infertilidad

tiene un impacto en la relación de pareja, con la familia,

los amigos, en las opciones de estudio y/o trabajo y en

las oportunidades de desarrollo social.

La cultura mexicana podría clasificarse dentro de la descripción que hacen Linda H. Burns y Michaela Hynie (Infertility Counseling, 2006, USA) de una cultura colec-tivista, en la cual el individuo es educado para darles pri-oridad a las metas establecidas por la familia y la comuni-dad, por encima de las suyas propias como individuo. Se establece una relación de interdependencia para definirse

Compasión e infertilidad

a sí mismo como persona, en lugar de definirse de manera independiente.

ÉNFASIS EN LA PATERNIDAD

Algunos factores que ponen en riesgo a la población mexi-cana que experimenta este sufrimiento agudo parecen ser la dificultad de obtener apoyo social y el exponer el esta-tus de fertilidad en una sociedad que pone gran énfasis en el rol de la paternidad y para la cual una vida sin hijos es generalmente inaceptable.

La percepción de pérdida de un rol central puede pro-vocar la sensación de inferioridad, fracaso, culpa, deses-peranza, soledad y aislamiento. Esto tiende a afectar la identidad social, y dificulta el encontrar significados posi-tivos en la vida, al provocar miedo a la presión y al rechazo social y familiar, a los prejuicios y el estigma social.

Empiezan a desarrollarse sentimientos de separación del mundo social; la pareja se siente diferente y sola

cuando a su alrededor las personas pueden concebir y

tener hijos sin mayor esfuerzo. Algunas personas, como

una medida de protección, tienden a aislarse, y no par-

ticipan en actividades sociales, evadiendo así el dolor que generan las preguntas y cuestionamientos en relación a la fertilidad. Se sienten diferentes e incapacitados, lo que puede afectar la autoestima.

Al mundo fértil le es difícil entender que es una expe-

Corinne Palatchi Cohen Francisco Arredondo

Doctor Francisco Arredondo

Director Médico RMA of Texas

World Class Fertility Care (www.rmatx.

com)farredondo@post.

harvard.edu

Licenciada Corinne Palatchi

CohenCoordinador del

Área Psicológica Instituto para el Estudio de

la Concepción Humana

Monterrey, N.L(www.iech.com.mx)

[email protected]

INFANCIA SIN FIN

La obstinada prohibición social y cultural de acceder al mundo real, se manifiesta compasivamente inconsciente hacia todas las personas con discapacidad, y en particular con las personas con discapacidad intelectual, y esto hace que ante alguna perspectiva, se conviertan en la evidencia misma de la prohibición a crecer de la que, indiscutible-mente, todos somos cómplices: podemos convertirlos en personas en evolución constante, como cualquier ser hu-mano, pero la realidad es que los retenemos en una infan-cia sin fin; los mantenemos en el mundo de Peter Pan; en “la isla de nunca jamás”. (José Ramón Amor Pan)

Corresponde a toda la comunidad tornar la mirada compasiva en una mirada comprometida, en la que se aporten conjuntamente ideas y recursos para llegar a una finalidad irrenunciable: la persona con capacidades dife-

rentes tiene que experimentar que no está al margen de

la sociedad, sino que, respetada por su intrínseco valor

personal, está llamada a contribuir al bien de su familia

y de la comunidad, según sus propias capacidades; a tener su propia vida, amar y ser amada, sujeta a un amor incondicional como cualquier otro ser humano. La falta de fe en las posibilidades de desarrollo de las personas con discapacidad es algo a lo que nos enfrentamos día a día en el entorno en el que se desenvuelven.

Cualquier posibilidad de crecimiento humano se da a partir de la conciencia. Si está despierta, el hombre crece; si, por lo contrario, la conciencia permanece dormida, y el

individuo no se da cuenta de sus reacciones y respuestas ante los estímulos exteriores, jamás llegará a la evolución completa de su mente; será un mero producto de lo que aprendió de niño; lo moverán sus condicionamientos in-fantiles, y será un mero apéndice o un ser incompleto, y ése es el camino que las más de las veces le ofrecemos a una persona con discapacidad: un camino de una infancia eterna y asexuada, sin el desarrollo pleno de su concien-cia.

La evolución de una calidad de vida para las personas con discapacidad presenta una serie de luces y sombras que hemos inventado los humanos para obstaculizar su desarrollo personal, y así las hemos dejado en el subde-sarrollo, en niveles inferiores, aduciendo que: “no sien-ten”, “no entienden”.

SORPRESAS INESPERADAS

El proyecto de vida de una familia que recibe un niño con discapacidad cambia totalmente; llega cargado de sor-presas inesperadas; es un recién nacido que se ha gesta-do en un instante; el niño que esperaban se desvanece, y queda en su lugar un nuevo ser, con necesidades físicas y afectivas, las cuales se le satisfarán en forma subóptima. El shock de la noticia deja a la pareja agotada emocional-mente. Se enfrentan a lo desconocido, y en esos momen-tos ni remotamente se pueden imaginar la transformación que lentamente irán desarrollando en su corazón, su alma y su mente; en las perspectivas, relaciones, esperanzas, sueños y fe.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN74 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 23

al dictar una sentencia y fijar la convivencia con los hi-jos entre semana, pero, si el señor sólo tiene descanso los domingos, de antemano sabemos que no va a cumplir, y así se afectaría tanto a los menores como a los padres. Y si aparte se señalan horarios en que los pequeños van a la escuela, son menos las posibilidades de cabal cumpli-miento de dicho fallo.

Por eso, la resolución debe ser congruente con lo que

se pide; debe entenderse a las partes para que puedan

cumplir: se debe buscar la solución del problema y, so-

bre todo, evitar los daños emocionales para todos los

implicados.

Actualmente, las autoridades gubernamentales se preo-cupan cada día más por dar apoyo a las personas que se encuentran en desventaja, por llamarlo de una forma. Y trabajando en equipo los tres poderes, como son el Ejecu-tivo, Legislativo y Judicial, se han creado organismos como el Centro Métodos Alternos para la Solución de Conflictos, el Centro de Convivencia Familiar, el Centro de Justicia Fa-miliar, Procuraduría del Trabajo, por mencionar algunos, porque el encontrar las soluciones a las situaciones que se están produciendo en la Sociedad y crear además estos or-ganismos, es realmente empezar a resolver problemáticas familiares, laborales, penales y, en una forma indirecta, los más beneficiados serán los hijos que son los hombres del mañana y, sobre todo, nuestros futuros dirigentes.

APLICACIÓN DE LA EQUIDAD

La equidad se aplica durante el procedimiento. Al mo-mento de resolver, el juzgador dictará una sentencia que deberá ser clara, congruente con lo que se solicita y funda-mentada en derecho, donde se absuelva o se condene ya sea al actor o al demando. La parte a la que se le concedió el beneficio será la que, en un momento dado, podría tener compasión con el condenado; bien otorgando el perdón o tardando en exigir el cumplimiento al reo, para dar opor-tunidad a que cumpla en forma gradual dicho fallo. Por eso es tan importante prepararnos, acudir a profe-sionales cuando desconocemos el tema de los actos que vamos a realizar o deseamos hacer, porque cada suceso

que realicemos generará no solamente beneficios, sino

también obligaciones para ambos.

Cuando vamos a efectuar un acto jurídico con otra per-sona, de alguna forma debemos investigarla, entrevistar-nos con ella, pedirle referencias comerciales o de gente que la recomiende, solicitarle antecedentes, conocer su experiencia, para saber que uno y otro están enterados del acto jurídico que van a realizar y que conocen la materia.

Debemos pedir la opinión de una persona cercana a nosotros, tomar en cuenta los consejos que nos dan, sobre todo nuestros seres queridos, que sean personas adultas, con la madurez sobre el caso.

Y si no hay quien nos dé los consejos, entonces debe-mos aplicar lo siguiente:

Todos sabemos lo que está bien y lo que está mal. Si la persona fuma, toma, no trabaja, no controla su carácter, es rebelde con su familia, es una persona que no tiene un trabajo estable; en caso de que estudie, si cumple en lo que se compromete; si es una persona limpia, congruente

con lo que dice y con lo que hace, ya tendremos una forma de hacer un perfil del candidato o candidata para nuestro acto jurídico.

Pero cuando encontramos a un individuo con una o

más de las características antes mencionadas, y pensa-

mos que esos defectos no son importantes para lo que

vamos a pactar, estaríamos cometiendo uno de los más

grandes errores en que puede incurrir el ser humano, y más tarde tendremos que recurrir ante una autoridad para hacer cumplir un derecho.

La equidad en el derecho da a las personas la oportu-nidad de ser escuchadas, comprendidas; otorga tiempo, y esto a la vez permite que las partes salgan delante del mal momento por el que puedan estar pasando, llegando a una solución o dando cumplimiento a una resolución.

Afrontarán sus propias discapacidades, sus miedos más

profundos, las ocultas inseguridades, incluso la falta de

confianza ante lo que enfrentan, sin saber que en un fu-

turo descubrirán los pequeñas grandes cosas que brinda

la vida, como dar el valor real al ver, escuchar, hablar, caminar, correr; sentir las gotas de lluvia en la piel en una tarde lluviosa; sentir el sol de cada día; el disfrutar de una sonrisa, un “te quiero, mamá”; apreciar, finalmente, el valor real de lo que significan es-tos pequeños mi-lagros, que por ser tan cotidianos y tenerlos enfrente, no estarán capaci-tados para verlos y sentirlos. Es una de las grandes satis-facciones que brin-dará a estos padres la persona con dis-capacidad.

La compasión, de acuerdo a su definición, pro- viene del latín com-pati, sentimiento de lástima hacia el mal o desgracia ajena; por ejemplo, sentir compasión por un enfermo, y es lo que común-mente enfrentan las familias y las personas con dis-capacidad en el día a día, en las esferas de la vida, cuando las perso-nas en general ven a una persona con capacidades dife-rentes.

CRECIMIENTO

PERSONAL Y

ESPIRITUAL

Sin embargo, son tantas y tantas las oportunidades de crecimiento personal y espiritual que brindan… Todo de-pende en gran medida de cuál es tu pensamiento o sen-timiento. Es, acaso, un “¿qué haría yo en su lugar?” o “¡qué desgracia lo que le pasa a esta pobre familia, qué cruz lleva a cuestas!”, “les tocó un angelito, nunca se van a que-dar solos”, “son niños muy cariñosos”, “son especiales”, “son elegidos”, “qué familia tan llena de bendiciones, le tocó un niño con discapacidad”, etcétera. Todo depende de nuestra mirada interior.Cuando la fortaleza en el cumplimiento de nuestras deci-

siones se ve impregnada de los sentimientos de respeto y de compasión bien entendida, como sentido de com-prensión compartida y próxima hacia la persona con dis-capacidad a la que atendemos, se asegura la búsqueda pacientemente activa e inteligente del bien, que es la ex-presión más sublime que una persona puede pretender de su naturaleza humana.

Y es así como se va tejiendo el manto cálido de la per-severancia. Es un manto que ar-ropa y envuelve el día a día de nuestro com-portamiento de ser humano, el que mantiene y da continuidad a nuestra acción cotidiana en el aquí y ahora; el que nos brinda la oportuni-dad de hacer un cambio real para quienes es-tán en desventa-ja, por el simple hecho de haber nacido con o de haber adquirido una discapaci-dad, algo de lo que nadie está exento. (Jesús Flórez

Beledo)

Aunque las cosas son una maravilla para observar, existe

un tipo de belle-

za que no es tan

obvia. Se trata

de la hermosu-

ra subestimada

que irradia el

rostro de una

persona con

discapacidad,

tan dependiente de los demás en tantos aspectos; pero

que, sin embargo, es absolutamente autosuficiente a los

ojos de Dios. La poco trabajada belleza que brilla en los ojos y corazones de quienes los cuidan; de aquéllos que se ocupan de los más débiles entre nosotros, de manera si-lenciosa, sin buscar ni desear reconocimiento, nos enseña en este mundo las lecciones de humildad y esperanza de un mundo mejor.

RESPETO Y SIMPATÍA

Cuando en tu caminar veas a una persona con capacidades

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN22 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 75

de impuesto será dependiendo su situación económica, o el perdón de pago de impuestos si se tratara de persona viuda, pensionada o incapacitada.

En materia laboral, se aplica la equidad hacia el tra-

bajador -ya que se considera que se encuentra en des-

ventaja ante el patrón-, cuando se le da la oportunidad de seguir laborando, pese a que, según la ley, después de cuatro faltas injustificadas se le podrá rescindir su con-trato de trabajo. También se aplica la equidad cuando, en los contratos colectivos de trabajo, se buscan considera-ciones para las personas que tienen más de veinte años laborando para esa fuente de trabajo.

En un procedimiento laboral, cuando el trabajador de-manda a su patrón y se le da conocimiento a éste por parte de la autoridad, si el patrón no contestara la demanda, se le considerará como que contesta en sentido positivo, mientras que, en las demás materias, se tiene al deman-dado como que contesta en sentido negativo.

En los tratados internacionales, se lucha por con-

seguir la equidad en asuntos como beneficios y aten-

ciones médicas para los prisioneros de guerra.

En materia familiar, la equidad se aplica como el de-

ber del juzgador de suplir la deficiencia de la queja, en

asuntos donde existan menores de edad, incapaces, per-

sonas de la tercera edad con problemáticas propias de ancianidad, ya que se debe velar por el interés superior de los mismos, dando vista al agente del Ministerio Público del Estado para que también los represente, con la finali-dad de resguardar la seguridad de éstos.

Esto es aplicable en asuntos de divorcios, convivencias,

sumario de alimentos, sobre violencia familiar, estados de interdicción, pérdidas del derecho a la patria potestad de los hijos, que son los trámites más comunes donde se daña el estado emocional de los menores.

EJEMPLO EN MATERIA FAMILIAR

Podemos plantear un caso de convivencia, en que el padre no puede ver a su hijo, porque la mamá no se lo presta. Al platicar con las partes, nos podemos dar cuenta de si la mamá le presta o no el hijo a éste. Tal vez pudiera ser que el señor no va a buscar al niño, o bien le habla al hijo y éste lo deja plantado. En asuntos de carácter familiar, es muy común ver las solicitudes sobre Juicios de Con-vivencias, interpuestas en su mayoría por los señores. La aplicación de la equidad permite llegar a la justicia y esto es un deber moral y de derecho para el juzgador. Por eso es conveniente realizar prácticas como:

Platicar con las partes, para tener una idea de cómo son, cómo se comportan entre ellos y con sus hijos.

Platicar con los menores, para saber cómo se sienten, como viven con quién viven y cómo quisieran vivir.

Mandar a todos los miembros de la familia para que se les realicen evaluaciones periciales, visitas socioeconómi-cas, lo que permitirá conocer la problemática que viven y el daño emocional de cada miembro de la familia, así como su situación económica.

Todo lo anterior es una base para que el juzgador dicte una sentencia que no sólo diga si el padre convivirá con los hijos o no, sino que podrá señalar día o días, tiempo, lugar, en que se llevará a cabo la convivencia. Por lo tanto,

diferentes y a su cuidador, haz un alto en tu vida; tómate un momento y ofréceles una mirada de aceptación, no de compasión; que tu expresión transmita respeto y simpatía; míralos con amor y admiración, no con compasión, pues cada uno de los seres vivos tenemos una misión en este mundo que es de todos.

La sociedad en general debe tener la certeza de que cuando llega un hijo con discapacidad, se inicia una aven-tura, y que cada uno de los desafíos de la discapacidad es seguido por bendiciones inesperadas. Que es duro; por supuesto que lo es, pero sin dudarlo volvemos a pasar por todo. El hijo con discapacidad es un gran maestro silen-

cioso, un gran animador y un entrenador personal cons-

tante. Enseña, y enseña muy bien. La verdadera inteligen-cia está en las lecciones que da la vida y que se aprenden en el salón del corazón.

Tiene mucho que aportar en la construcción de la so-ciedad, no como un simple receptor de beneficios o un cliente de servicio social, sino en gran medida a lo que de-termine el entorno ya que su autonomía estará condicio-nada con dicho entorno que como sociedad le brindemos, y de manera muy importante está condicionada por su fa-milia, esa familia que es merecedora de respeto y empatía, porque de ella va a recibir los pilares básicos para forjar su personalidad.

En la sociedad actual se valora a las personas por lo que son capaces de hacer y por lo que poseen, no por el mero hecho de ser personas. Está claro que, dentro de este planteamiento, la dignidad de la persona con capacidades diferentes aparece disminuida, pues subsisten formas de pensar y actuar que tienden a marginar a las personas “diferentes”, a pesar de que paralelamente se proclama con toda solemnidad la dignidad de todos los seres hu-manos.

DIGNIDAD HUMANA

No podemos olvidar que la persona con discapacidad es, ante todo y sobre todo, una persona, y debe ser tratada y respetada como tal, en todo momento y circunstancia. Tiene derecho a su autorrealización y a su felicidad. Las actitudes positivas ante las posibilidades de la persona con capacidades diferentes son la clave del éxito en su camino hacia su desarrollo personal como hombre o como mujer. En la dignidad humana no podemos tener dos gru-pos, los que presentan o no una discapacidad, porque la dignidad humana no deriva de estos factores, no se ve dis-minuida o aumentada en función de una mayor o menor inteligencia, sino que acompaña al individuo sin importar las limitaciones físicas o psíquicas.

Las personas con capacidades diferentes constituyen un profundo problema social, que hay que encarar con realismo y humanidad. Muchos creen que es suficiente asegurarles un marco de vida decente; permitirles ejercer una ocupación que les sea apta; presentarles una diversión especialmente concebida para ellos, brindarles sobrepro-tección y compasión. Así, el deber de solidaridad estaría cumplido y la conciencia satisfecha. (José Ramón Amor Pan)

Pero esto es olvidar que la persona con capacidades

diferentes es una persona como las demás; es descono-

cer sus verdaderas posibilidades; es aislarle en el interior de límites que se esfuerza por superar, siempre que se le provea de los medios necesarios y se le indiquen los caminos oportunos; y todo esto es mucho más que el sig-nificado de compasión.

A partir de esta reflexión, entenderemos la compasión como un “te comprendo y acepto contribuir a la formación de una mejor calidad de vida de las personas con capaci-dades diferentes”.

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de impuesto será dependiendo su situación económica, o el perdón de pago de impuestos si se tratara de persona viuda, pensionada o incapacitada.

En materia laboral, se aplica la equidad hacia el tra-

bajador -ya que se considera que se encuentra en des-

ventaja ante el patrón-, cuando se le da la oportunidad de seguir laborando, pese a que, según la ley, después de cuatro faltas injustificadas se le podrá rescindir su con-trato de trabajo. También se aplica la equidad cuando, en los contratos colectivos de trabajo, se buscan considera-ciones para las personas que tienen más de veinte años laborando para esa fuente de trabajo.

En un procedimiento laboral, cuando el trabajador de-manda a su patrón y se le da conocimiento a éste por parte de la autoridad, si el patrón no contestara la demanda, se le considerará como que contesta en sentido positivo, mientras que, en las demás materias, se tiene al deman-dado como que contesta en sentido negativo.

En los tratados internacionales, se lucha por con-

seguir la equidad en asuntos como beneficios y aten-

ciones médicas para los prisioneros de guerra.

En materia familiar, la equidad se aplica como el de-

ber del juzgador de suplir la deficiencia de la queja, en

asuntos donde existan menores de edad, incapaces, per-

sonas de la tercera edad con problemáticas propias de ancianidad, ya que se debe velar por el interés superior de los mismos, dando vista al agente del Ministerio Público del Estado para que también los represente, con la finali-dad de resguardar la seguridad de éstos.

Esto es aplicable en asuntos de divorcios, convivencias,

sumario de alimentos, sobre violencia familiar, estados de interdicción, pérdidas del derecho a la patria potestad de los hijos, que son los trámites más comunes donde se daña el estado emocional de los menores.

EJEMPLO EN MATERIA FAMILIAR

Podemos plantear un caso de convivencia, en que el padre no puede ver a su hijo, porque la mamá no se lo presta. Al platicar con las partes, nos podemos dar cuenta de si la mamá le presta o no el hijo a éste. Tal vez pudiera ser que el señor no va a buscar al niño, o bien le habla al hijo y éste lo deja plantado. En asuntos de carácter familiar, es muy común ver las solicitudes sobre Juicios de Con-vivencias, interpuestas en su mayoría por los señores. La aplicación de la equidad permite llegar a la justicia y esto es un deber moral y de derecho para el juzgador. Por eso es conveniente realizar prácticas como:

Platicar con las partes, para tener una idea de cómo son, cómo se comportan entre ellos y con sus hijos.

Platicar con los menores, para saber cómo se sienten, como viven con quién viven y cómo quisieran vivir.

Mandar a todos los miembros de la familia para que se les realicen evaluaciones periciales, visitas socioeconómi-cas, lo que permitirá conocer la problemática que viven y el daño emocional de cada miembro de la familia, así como su situación económica.

Todo lo anterior es una base para que el juzgador dicte una sentencia que no sólo diga si el padre convivirá con los hijos o no, sino que podrá señalar día o días, tiempo, lugar, en que se llevará a cabo la convivencia. Por lo tanto,

diferentes y a su cuidador, haz un alto en tu vida; tómate un momento y ofréceles una mirada de aceptación, no de compasión; que tu expresión transmita respeto y simpatía; míralos con amor y admiración, no con compasión, pues cada uno de los seres vivos tenemos una misión en este mundo que es de todos.

La sociedad en general debe tener la certeza de que cuando llega un hijo con discapacidad, se inicia una aven-tura, y que cada uno de los desafíos de la discapacidad es seguido por bendiciones inesperadas. Que es duro; por supuesto que lo es, pero sin dudarlo volvemos a pasar por todo. El hijo con discapacidad es un gran maestro silen-

cioso, un gran animador y un entrenador personal cons-

tante. Enseña, y enseña muy bien. La verdadera inteligen-cia está en las lecciones que da la vida y que se aprenden en el salón del corazón.

Tiene mucho que aportar en la construcción de la so-ciedad, no como un simple receptor de beneficios o un cliente de servicio social, sino en gran medida a lo que de-termine el entorno ya que su autonomía estará condicio-nada con dicho entorno que como sociedad le brindemos, y de manera muy importante está condicionada por su fa-milia, esa familia que es merecedora de respeto y empatía, porque de ella va a recibir los pilares básicos para forjar su personalidad.

En la sociedad actual se valora a las personas por lo que son capaces de hacer y por lo que poseen, no por el mero hecho de ser personas. Está claro que, dentro de este planteamiento, la dignidad de la persona con capacidades diferentes aparece disminuida, pues subsisten formas de pensar y actuar que tienden a marginar a las personas “diferentes”, a pesar de que paralelamente se proclama con toda solemnidad la dignidad de todos los seres hu-manos.

DIGNIDAD HUMANA

No podemos olvidar que la persona con discapacidad es, ante todo y sobre todo, una persona, y debe ser tratada y respetada como tal, en todo momento y circunstancia. Tiene derecho a su autorrealización y a su felicidad. Las actitudes positivas ante las posibilidades de la persona con capacidades diferentes son la clave del éxito en su camino hacia su desarrollo personal como hombre o como mujer. En la dignidad humana no podemos tener dos gru-pos, los que presentan o no una discapacidad, porque la dignidad humana no deriva de estos factores, no se ve dis-minuida o aumentada en función de una mayor o menor inteligencia, sino que acompaña al individuo sin importar las limitaciones físicas o psíquicas.

Las personas con capacidades diferentes constituyen un profundo problema social, que hay que encarar con realismo y humanidad. Muchos creen que es suficiente asegurarles un marco de vida decente; permitirles ejercer una ocupación que les sea apta; presentarles una diversión especialmente concebida para ellos, brindarles sobrepro-tección y compasión. Así, el deber de solidaridad estaría cumplido y la conciencia satisfecha. (José Ramón Amor Pan)

Pero esto es olvidar que la persona con capacidades

diferentes es una persona como las demás; es descono-

cer sus verdaderas posibilidades; es aislarle en el interior de límites que se esfuerza por superar, siempre que se le provea de los medios necesarios y se le indiquen los caminos oportunos; y todo esto es mucho más que el sig-nificado de compasión.

A partir de esta reflexión, entenderemos la compasión como un “te comprendo y acepto contribuir a la formación de una mejor calidad de vida de las personas con capaci-dades diferentes”.

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76 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 21

Cuando se logra un convenio entre las partes, en caso de una violación por alguno de ellos, el juez lo puede ha-cer cumplir en la misma forma que tendría que hacer valer una resolución judicial, y en ambos casos se da la oportu-nidad a la parte que ha incumplido o que se le condenado, para que cumpla por su propia voluntad. Si no lo hace, se le aplican los medios de apremio que establece la legis-lación correspondiente.

En caso de incumplimiento, la aplicación de las san-ciones es gradual: primero multa, y después el uso de la fuerza pública, el arresto hasta por treinta y seis horas. Esto da la oportunidad a que el sentenciado cumpla o re-vindique su conducta. Recordando que todo esto lleva tiem-po, se da la oportunidad, a las dos partes, de renegociar o esperar una resolución condenatoria o absolutoria.

Cuando un asunto es tratado ya dentro de un Juzgado, facilita la función del juzgador el hecho de que los aboga-dos de los interesados tengan también como objetivo que se solucione el problema, por lo que solicitan pláticas con-ciliatorias en presencia del juez, o se dirigen a un Centro de Métodos Alternos para la Solución de Conflictos, o las llevan a cabo en las oficinas de los abogados.

¿De que manera ayuda un procedimiento judicial a las partes para que puedan entenderse o comprender la situa-ción de su problema?Primero, el tener el conocimiento del problema, desde el punto de vista de cada uno de los contendientes. Se da la oportunidad de que el actor y el demandado se

pongan de acuerdo para renegociar el contrato.

La audiencia para el desahogo de pruebas permite

la oportunidad de hablar con los involucrados, con la finalidad de ver si es posible negociar. Si no se logra algo, al momento del desarrollo del desahogo de las pruebas se dan cuenta de lo que se justificó o no de cada parte, y de alguna manera cómo se podrá resolver el procedimiento. Es posible que los mismos, ya sea en forma individual o conjunta, soliciten hablar con el Juez o bien con un secre-tario fedatario del Juzgado, para poder negociar.

Todo esto es muy importante, porque no sólo los in-

teresados se empapan de las circunstancias que están

viviendo, sino también el juzgador. Tanto lo que se ha llevado en el procedimiento como en las audiencias sirve de base para que el juez esté más cercano a la realidad de los hechos; y, si no se llega a un arreglo entre las partes, podrá dictar una resolución justa o bien de justicia.

V. APLICACIÓN DE LA EQUIDAD EN DIFERENTES

MATERIAS

En materia penal, la equidad (rigurosamente blanda), la

encontramos cuando al reo se le puede conceder el in-

dulto, el perdón o bien cuando se le reduce su condena por su buen comportamiento; cuando se le permite salir del penal a convivir con sus familiares en temporadas navideñas; trabajar dentro de las áreas administrativas del Centro Penitenciario de una manera más libre.

En materia fiscal, se aplica la equidad cuando se toma

en cuenta la situación de las personas, ya que pagan im-

puestos de acuerdo a su ingreso. Para la condonación

La oncóloga Ana María Casas apuesta porque se hu-manice la atención a los enfermos y se les trate con compasión.

El desarrollo de los tratamientos contra el cáncer, el diseño de fármacos específicos para abordar cada tumor, el diagnóstico precoz de la enfermedad y el mayor con-trol de los efectos secundarios han mejorado de manera notable la esperanza y la calidad de vida de los enfermos. Si hace 30 años cáncer era sinónimo de sentencia de

muerte, hoy en día más de la mitad de los pacientes de

Oncología recobran la salud. Los que no se curan pueden sobrevivir más años y mejor, gracias a terapias sofistica-das. Esta nueva realidad en la lucha contra el cáncer se convierte en un desafío para los oncólogos y los centros asistenciales.

Ana María Casas, coordinadora del Hospital de Día de Oncología en el hospital Virgen del Rocío, apuesta por dar un paso más en la consulta para que el trato con el paciente se humanice. Casas incide en la importancia de la compasión, el respeto y la empatía en el acto médico. La especialista aboga porque los centros asistenciales cuenten con más re-cursos, se elimine el exceso de burocracia en el sistema; y se dote al oncólogo de más reconocimiento en su día a día. ¿Cómo evolucionó la asistencia del cáncer?

Hemos detectado un incremento de pacientes en los últi-mos años. Anualmente, en el Hospital de Día atende-mos a dos mil pacientes nuevos, y los tratamientos totales son veinte mil.¿A qué se debe el incremento?

A varios factores. El desarrollo de las pruebas de diag-

La compasión en el paciente con cáncer

Noelia Márquez

(Tomado del Diario de Sevilla)

nóstico permite detectar de manera precoz los distin-tos tipos de cáncer. Los tratamientos más específicos para tratar las distintas alteraciones moleculares en el interior de las células han estancado, e incluso dis-minuido, la mortalidad asociada a esta enfermedad. Ante esta nueva realidad, ¿cuáles son las necesidades y

los desafíos de la asistencia?

El paciente ha mejorado su calidad y esperanza de vida, pero tiene nuevas necesidades. Hay que personalizar la atención del paciente en todas sus dimensiones, desde el punto de vista psicológico, su entorno social y familiar. ¿Cuál es el camino?

Hay que humanizar la atención oncológica. El especial-ista tiene que olvidarse de sí mismo para centrarse en el paciente, que suele ser muy vulnerable. Tiene que sentir compasión y empatía, y necesita más recono-cimiento, motivación y recursos. Tenemos que tratar al paciente como nos gustaría que nos trataran a nosotros. ¿Qué lo impide?

La excesiva burocracia, la falta de reconocimiento, la politización excesiva del sistema y la masificación en las consultas. El equipo médico se quema en estas condiciones y la relación con el paciente se deteriora. Soluciones.

Hay que crear un ambiente de trabajo en equipo. El com-ponente humano de esta profesión es más importante que el propio sueldo. Son necesarios más recursos y que éstos estén repartidos de manera equitativa. Es muy importante garantizar la igualdad de los pacientes en el acceso a los avances de las terapias.

Ana María Casas, coordinadora del Hospital de Día de Oncología.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN20 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 77

estamos ayudando es un ser que no puede salir adelante sí no es con la ayuda de los demás, ya sea porque se en-cuentra con una enfermedad mental o discapacidad, o es la forma en que desea vivir, porque siente que los demás tienen la obligación de ayudarlo.

III. PRÁCTICAS Y COSTUMBRES

En la actualidad, todas las personas mayores de edad te-nemos facultades de realizar diferentes actos jurídicos. Cuando nos comprometemos y recibimos algo a cambio, estampamos nuestra firma. En ese momento estamos rea-lizando actos jurídicos o bien estamos facultando a otra persona para que realice actos a nuestro nombre.

En algún momento de su vida, usted ha realizado con-tratos de compraventa, ya sea un carro o un teléfono ce-lular; se ha suscrito para la renta de películas en un video club; ha celebrado contrato de matrimonio; ha registrado a un hijo; ha cedido los derechos de una propiedad; ha celebrado contratos de trabajo, por citar algunos actos en los que nos comprometemos como entes jurídicos.

Muy entendido tenemos que, si nos comprometemos a comprar algo, es porque tenemos dinero para pagar; si me contratan para trabajar, es porque voy a cumplir en mi cargo; si me voy a casar, es porque conozco las obli-gaciones que adquiero como esposo y futuro padre de fa-milia. Lo cierto es que todos estos eventos son actos ju-

rídicos, y que el incumplimiento de alguna de las partes

dará motivo para que se le exija su cumplimiento.

En la mayor parte de los actos que realizamos en nues-tra vida, sólo tenemos idea de aquello a lo que nos es-tamos comprometiendo, y en ocasiones lo desconocemos totalmente. Es por esa razón por la que nuestra ya referida Constitución Mexicana nos otorga el derecho de audien-cia.

IV. PROCEDIMIENTO JUDICIAL

Un procedimiento judicial es la oportunidad que se les brinda a las partes para ser escuchadas por una Autoridad Judicial. Se da inicio a tal procedimiento cuando se presenta la demanda con el documento base de la acción y se anun-cian las pruebas que ofrecerá, dentro del procedimiento, el actor en contra del demandado (se hace un análisis para la admisión de la solicitud de demanda). Se emplaza a la contraparte, y ésta tiene la oportunidad de contestar y presentar sus pruebas.

Dentro del procedimiento, y antes de dictar una resolución, existen dife-rentes etapas, como el desahogo de las pruebas, los alegatos. Durante este tiem-po, también se tiene la oportunidad de promover los recursos contemplados en la legislación correspondiente. Cuando se dicta la sentencia de primera Instan-cia, el demandado tiene el derecho de solicitar una revisión de la misma por el Tribunal de Alzada. Y si no se encuentra de acuerdo con el fallo que dicta este

Tribunal, tiene la garantía de solicitar una nueva revisión de la misma por

un Tribunal Federal.

Los procedimientos llevan tiempo, y sí se promueven recursos, puede ser más tiempo. Pero todo esto da la oportunidad a que los contendientes puedan escucharse, y no solamente lo que ellos refieren en su demanda y contestación, sino que pueden tener una audiencia con el juez y platicar; recurrir al Centro de Mediación, con la finalidad de que el actor y el demandado puedan tener la oca-sión de renegociar su asunto y que se comprometan a lo que realmente puedan y se cumpla con lo pactado.

En este mundo tan alterado, donde constantemente somos testigos de escenas violentas, discursos opre-sores, impunidades, injusticias y una serie de circun-

stancias que alteran el transcurrir de la vida cotidiana, pensar o sentir compasión hacia uno mismo o hacia los demás parece fuera de sintonía con lo que actualmente se vive.

En este momento, en que prevalecen el individua-

lismo y la indiferencia por los otros y hacia los otros,

detenerse a reflexionar en la compasión parece no tener

sentido.

Es por este motivo que, a través de este breve escrito, quiero expresar lo que considero un sentimiento y valor fundamental en la convivencia humana…

SIGNIFICADO DE LA COMPASIÓN

Compasión significa, entre otras dimensiones, tener la capacidad de entender que existen seres diferentes a mí misma, y que, por tal motivo, puedo compartir sus ideas, sentimientos y acciones, o puedo estar en desacuerdo, y tolerar la diferencia, sin que en ello vaya la pérdida o dis-tanciamiento del otro.

Implica aceptar la singularidad de aquél con el que

acciono, procurando (en la medida de las posibilidades

y situaciones) su bienestar.

Esto nos lleva a situarnos en el grupo familiar. En innu-merables ocasiones se ha manifestado que es en el seno de la familia donde encontramos lo necesario para irnos constituyendo poco a poco como seres humanos.

Los padres de familia, o quien ostente esa función, tienen también el papel de amortiguar las turbulencias que se gestan en cada uno de los miembros del grupo fa-miliar cuando, con el paso del tiempo, se va accediendo a otras etapas del desarrollo, y ello provoca malestares o desencantos que hacen sufrir a la persona.

LA FIGURA DE LOS PADRES

Es en estos momentos cuando la figura de los padres tiene un valor inconmensurable, ya que ellos dan certeza de que por muy mal o desencantados que se puedan pensar o sentir los hijos, existe una relación parental que los salva

Los padres

de familia

y la compasiónSilvia Laura Camarillo

de esas dolencias, tanto físicas, como anímicas y espiri-tuales.

Compasión o con-pasión son vocablos que interjuegan para dar a conocer, repito, la dimensión que tiene el sopor-te de los padres hacia los hijos.

Ser compasivos como padres de familia nos lleva a la idea de tolerar y comprender que existen circunstancias críticas por las que atraviesan los hijos y que conllevan dolor, desesperanza, miedo, frustración, intolerancia; que es de humanos sentir, y, en lugar de reaccionar de forma negativa o apresurada ante estas emociones ,es preciso de-tenernos un poco para observar su evolución y aceptar que la vida está conformada por esos breves momentos de duelo o de pérdida que harán valorar la vida desde otra perspectiva, cuando hubo compasión por parte de los pa-dres.

Compasión es darse cuenta de que el otro sufre y que

con la presencia o compañía de los padres, ese dolor se

superará y se podrá convertir, según el apoyo recibido,

en una experiencia de vida que sólo el hecho de haberla experimentado dará certeza de que él o ella podrán ser para otros ese sujeto que acompaña a veces en silencio la recuperación de aquél que lo necesita.

Licenciada Silvia Laura Camarillo VázquezPsicóloga / Directora de los Centros de Integración Juvenil / Monterrey [email protected]

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN20 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 77

estamos ayudando es un ser que no puede salir adelante sí no es con la ayuda de los demás, ya sea porque se en-cuentra con una enfermedad mental o discapacidad, o es la forma en que desea vivir, porque siente que los demás tienen la obligación de ayudarlo.

III. PRÁCTICAS Y COSTUMBRES

En la actualidad, todas las personas mayores de edad te-nemos facultades de realizar diferentes actos jurídicos. Cuando nos comprometemos y recibimos algo a cambio, estampamos nuestra firma. En ese momento estamos rea-lizando actos jurídicos o bien estamos facultando a otra persona para que realice actos a nuestro nombre.

En algún momento de su vida, usted ha realizado con-tratos de compraventa, ya sea un carro o un teléfono ce-lular; se ha suscrito para la renta de películas en un video club; ha celebrado contrato de matrimonio; ha registrado a un hijo; ha cedido los derechos de una propiedad; ha celebrado contratos de trabajo, por citar algunos actos en los que nos comprometemos como entes jurídicos.

Muy entendido tenemos que, si nos comprometemos a comprar algo, es porque tenemos dinero para pagar; si me contratan para trabajar, es porque voy a cumplir en mi cargo; si me voy a casar, es porque conozco las obli-gaciones que adquiero como esposo y futuro padre de fa-milia. Lo cierto es que todos estos eventos son actos ju-

rídicos, y que el incumplimiento de alguna de las partes

dará motivo para que se le exija su cumplimiento.

En la mayor parte de los actos que realizamos en nues-tra vida, sólo tenemos idea de aquello a lo que nos es-tamos comprometiendo, y en ocasiones lo desconocemos totalmente. Es por esa razón por la que nuestra ya referida Constitución Mexicana nos otorga el derecho de audien-cia.

IV. PROCEDIMIENTO JUDICIAL

Un procedimiento judicial es la oportunidad que se les brinda a las partes para ser escuchadas por una Autoridad Judicial. Se da inicio a tal procedimiento cuando se presenta la demanda con el documento base de la acción y se anun-cian las pruebas que ofrecerá, dentro del procedimiento, el actor en contra del demandado (se hace un análisis para la admisión de la solicitud de demanda). Se emplaza a la contraparte, y ésta tiene la oportunidad de contestar y presentar sus pruebas.

Dentro del procedimiento, y antes de dictar una resolución, existen dife-rentes etapas, como el desahogo de las pruebas, los alegatos. Durante este tiem-po, también se tiene la oportunidad de promover los recursos contemplados en la legislación correspondiente. Cuando se dicta la sentencia de primera Instan-cia, el demandado tiene el derecho de solicitar una revisión de la misma por el Tribunal de Alzada. Y si no se encuentra de acuerdo con el fallo que dicta este

Tribunal, tiene la garantía de solicitar una nueva revisión de la misma por

un Tribunal Federal.

Los procedimientos llevan tiempo, y sí se promueven recursos, puede ser más tiempo. Pero todo esto da la oportunidad a que los contendientes puedan escucharse, y no solamente lo que ellos refieren en su demanda y contestación, sino que pueden tener una audiencia con el juez y platicar; recurrir al Centro de Mediación, con la finalidad de que el actor y el demandado puedan tener la oca-sión de renegociar su asunto y que se comprometan a lo que realmente puedan y se cumpla con lo pactado.

En este mundo tan alterado, donde constantemente somos testigos de escenas violentas, discursos opre-sores, impunidades, injusticias y una serie de circun-

stancias que alteran el transcurrir de la vida cotidiana, pensar o sentir compasión hacia uno mismo o hacia los demás parece fuera de sintonía con lo que actualmente se vive.

En este momento, en que prevalecen el individua-

lismo y la indiferencia por los otros y hacia los otros,

detenerse a reflexionar en la compasión parece no tener

sentido.

Es por este motivo que, a través de este breve escrito, quiero expresar lo que considero un sentimiento y valor fundamental en la convivencia humana…

SIGNIFICADO DE LA COMPASIÓN

Compasión significa, entre otras dimensiones, tener la capacidad de entender que existen seres diferentes a mí misma, y que, por tal motivo, puedo compartir sus ideas, sentimientos y acciones, o puedo estar en desacuerdo, y tolerar la diferencia, sin que en ello vaya la pérdida o dis-tanciamiento del otro.

Implica aceptar la singularidad de aquél con el que

acciono, procurando (en la medida de las posibilidades

y situaciones) su bienestar.

Esto nos lleva a situarnos en el grupo familiar. En innu-merables ocasiones se ha manifestado que es en el seno de la familia donde encontramos lo necesario para irnos constituyendo poco a poco como seres humanos.

Los padres de familia, o quien ostente esa función, tienen también el papel de amortiguar las turbulencias que se gestan en cada uno de los miembros del grupo fa-miliar cuando, con el paso del tiempo, se va accediendo a otras etapas del desarrollo, y ello provoca malestares o desencantos que hacen sufrir a la persona.

LA FIGURA DE LOS PADRES

Es en estos momentos cuando la figura de los padres tiene un valor inconmensurable, ya que ellos dan certeza de que por muy mal o desencantados que se puedan pensar o sentir los hijos, existe una relación parental que los salva

Los padres

de familia

y la compasiónSilvia Laura Camarillo

de esas dolencias, tanto físicas, como anímicas y espiri-tuales.

Compasión o con-pasión son vocablos que interjuegan para dar a conocer, repito, la dimensión que tiene el sopor-te de los padres hacia los hijos.

Ser compasivos como padres de familia nos lleva a la idea de tolerar y comprender que existen circunstancias críticas por las que atraviesan los hijos y que conllevan dolor, desesperanza, miedo, frustración, intolerancia; que es de humanos sentir, y, en lugar de reaccionar de forma negativa o apresurada ante estas emociones ,es preciso de-tenernos un poco para observar su evolución y aceptar que la vida está conformada por esos breves momentos de duelo o de pérdida que harán valorar la vida desde otra perspectiva, cuando hubo compasión por parte de los pa-dres.

Compasión es darse cuenta de que el otro sufre y que

con la presencia o compañía de los padres, ese dolor se

superará y se podrá convertir, según el apoyo recibido,

en una experiencia de vida que sólo el hecho de haberla experimentado dará certeza de que él o ella podrán ser para otros ese sujeto que acompaña a veces en silencio la recuperación de aquél que lo necesita.

Licenciada Silvia Laura Camarillo VázquezPsicóloga / Directora de los Centros de Integración Juvenil / Monterrey [email protected]

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN78 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 19

I. DEFINICIÓN

La palabra compasión no está definida en un dicciona-rio jurídico. No es una palabra que se aborde dentro de alguna codificación legal, pero se aborda en temas

sobre los Derechos Humanos, cuando se hace referencia a ellos en congresos y conferencias, donde se busca siempre el respeto a los derechos de los ciudadanos, así como a la dignidad de los mismos.

En el Derecho, por analogía, se utiliza la palabra equi-

dad, que proviene del latín aequitas -atis, igual de animo. Como antecedente histórico, es un concepto utilizado y definido por Aristóteles, el cual hablaba de “epiqueya”

Compasión y Derecho

Licenciada Alicia Ibarra Tamez

Juez Décimo de lo Familiar

Primer Distrito Judicial / NL

[email protected]

Alicia Ibarra Tamez

como la prudente adaptación de la ley general a fin de apli-carla al caso concreto, ya que, para Aristóteles, la equidad es una forma de justicia. En la actualidad no ha variado dicho concepto, pues la palabra equidad es la rectificación de la justicia rigurosamente legal.

II. FUNDAMENTO

En la Constitución Mexicana se protege el respeto al in-dividuo como ser humano; su dignidad, su nombre, raza, domicilio, pertenencias, entre otros derechos; y no sólo en las garantías individuales, sino también en su parte orgáni-ca. Por eso, cuando hablamos de Equidad en el Derecho,

lo enfocamos hacia aquello a lo que jurídicamente está

obligado un juzgador, de acuerdo a la situación de cada

persona. Asimismo, todo individuo tiene derecho a, an-tes de ser juzgado judicialmente, ser escuchado en juicio, ante tribunales previamente establecidos y a través de un procedimiento legal, de acuerdo a la materia.

Nuestra Carta Magna, en su artículo 14, establece la aplicación del criterio de equidad en los juicios de carácter civil. Cuando no hay una ley aplicable al caso, puede tomarse como fundamentación en la elaboración de proyectos de sentencias de los procedimientos judiciales, recurriendo a los Principios Generales de Derecho. Es im-portante señalar que, entre los principios del Derecho, es-tán los usos y costumbres. Esto se encuentra relacionado con la sensibilidad de la sociedad; es decir, para llevar a cabo la interpretación jurídica, influye la problemática so-cial, la época. En materia laboral, para los proyectos de los laudos, es importante aplicar la equidad como fuente del Derecho.

Normalmente, nuestro desempeño diario lo realiza-mos entre personas con las que coincidimos en idioma, costumbres, posiblemente profesión, ciudadanía, estatus socioeconómico, por mencionar algunos aspectos, lo cual es muy importante para un mejor desarrollo social y per-sonal. Todo lo anterior es lo que facilita la comunicación entre los individuos; y, si se conocen personalmente, se pueden aclarar las interrogantes que se tengan sobre el motivo que los ha reunido.

Lo importante es que se entiendan o comprendan lo que se va a realizar, para asegurarse de alguna manera de que ambas partes van a cumplir lo que se esté pactando. Pero, en caso de incumplimiento de alguna de las partes, el ponernos en los zapatos de la otra persona nos haría com-

prenderla, ya sea esperando un poco su cumplimiento, para apoyarla de alguna manera y que pueda salir adelante del mal momento por el que pudiera estar pasando.

En este caso, estaríamos aplicando la compasión. De alguna manera se puede pensar que tener compasión es sentir lástima por otra persona. Esto es erróneo porque, la realidad es que nos damos cuenta de que el sujeto al que

Compasión

y conductas suicidas

Doctor Luis Miguel

Sánchez Loyo Universidad de

GuadalajaraServicios Médicos

Municipales de Guadalajara

[email protected]

En la actualidad, el suicidio y el intento de suicidio son problemas de salud pública. La Organización Mundial de la Salud considera que cada año se registran en el

mundo más de un millón de muertes por suicidio. Actual-mente, la tasa anual de muertes por suicidio es de 14.5 por cada cien mil habitantes. Hay una muerte por suicidio cada dos minutos. En países desarrollados, el suicidio se ubica como la tercera causa de muerte de adolescentes y jóvenes.

Además de las muertes por suicidio, se pueden con-siderar los intentos de suicidio, de los cuales no hay datos confiables; sin embargo, es posible estimar que por cada suicidio consumado se presentan entre 10 y 20 intentos de suicidio. Las lesiones sufridas por las personas con tentativas suicidas son diversas: algunas sanan en pocos días, algunas otras son permanentes e incapacitantes. Es-tos hechos son causa de estrés y sufrimiento para fami-liares y amigos, así como para quienes intentan el suicidio y sobreviven.

LAS CIFRAS DE MÉXICO

En el año 2005, en México se registraron cuatro mil 306 muertes por suicidio, lo que implica casi 12 muertes diarias. En 2007, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) reportó que el suicidio es la segunda causa de muerte en mujeres adolescentes, la tercera en hombres adolescentes y la octava en hombres entre los 15 y 64 años. A pesar de que el suicidio es con-siderado un problema de salud pública, existe al respecto

Luis Miguel Sánchez Loyo

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN18 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 79

población mexicana, en específico con poblaciones de

jóvenes del área metropolitana de Monterrey, señalan

que en términos del modelo factorial de perdón, lo más

importante es el cambio de corazón, seguido por un pro-ceso individual, en donde factores de arrepentimiento o morales son irrelevantes En la figura anterior, el tamaño del círculo indica impor-tancia. Como se puede observar, para estas poblaciones de jóvenes, el perdón involucra más que nada un factor emocional individual. Esto no es de sorprender, dado que somos una sociedad altamente emocional (López, 2009). Por otra parte, no somos una sociedad que haya sufrido tragedias como los genocidios alemanes y africanos o dictaduras militares sudamericanas, por lo que los jóvenes no vean la necesidad de elaborar o sofisticar dimensiones relacionadas con el perdón.

PERDÓN COMPASIONADO

Tampoco es observable que nuestra sociedad tenga im-plícita en la cultura normas sofisticadas de perdón com-pasionado, aparte del factor emocional. En este sentido, para esta población de jóvenes, el perdón compasionado entonces se relaciona más con el aspecto emocional que desencadena el sufrimiento del ofensor que con otra cosa. Si en realidad deseamos que nuestra sociedad conlleve en el futuro individuos que posean como una de sus virtudes y fortalezas la compasión, es necesario cultivar más los diferentes ejes involucrados en esta capacidad emocional. Esto es a todas luces una oportunidad de mejora.

Bagnulo, A., Muñoz Sastre, M. T., & Mullet, E. (2009). Conceptualizations of forgiveness: A Latin-America West-Europe comparison. Universitas Psychologica

Denton, R. T., & Martin, M. W. (1998). Defining forgiveness: An empirical exploration of process and role. American Journal of Family Therapy, 26, 281-292.

Enright, R. D., Eastin, D. L., Golden, S., Sarinopoulos, I., & Freedman, S. (1992). Interpersonal forgiveness within the helping professions: An attempt to resolve differences of opinion. Counseling and Values, 36, 84-101.

Enright, R. D., & Fitzgibbons, R. P. (2000). Helping clients forgive: An empirical guide for resolving anger and restoring hope. Washington: A.P.A.

Gauché, M., & Mullet, E. (2008). Effect of context and personality on the forgiveness schema. American Journal of Psychology, 121, 607-617.

Kadiangandu, J.K., Gauche, M. & Mullet (2007). Conceptualizatios of forgiveness.Journal of Cross-Cultural Psychology, Vol. 38, No. 4, 432-437

Kearns, J. N., & Fincham, F. D. (2004). A prototype analysis of forgiveness. Personality and Social Psychology Bulletin, 30, 838-855.

Kostansky, M. (2007). The Power of Compassion: An Exploration of the Psychology of Compassion in the 21st Century. Angerton Gardens, Newcastle, NE5 2JA, UK

López, R.E.O. (2009). Las emociones. México, D.F.: Trillas.

Masson, J.M. (1999). The Emperor`s embrace: Reflections on animal families and fatherhood. New York: Pocket boocks.

Mullet, E., Girard, M., & Bakhshi, P. (2004). Conceptualizations of forgiveness. European Psychologist, 9, 78-86.

Mullet, E., Neto, F., & Rivière, S. (2005). Personality and its effects on resentment, revenge, and forgiveness and on self-forgiveness. In Worthington, E. L. (Ed.), Handbook of Forgiveness (pp. 159-182). New York: Routledge.

Neto, F., Pinto, M. da C., & Mullet, E. (2007). Intergroup forgiveness: East Timorese and Angolan perspectives. Journal of Peace Research, 44, 711-729.

Orwin C. & Tarcov, N. (1997 ). The legacy of Rousseau. Chicago : Chicago Press.

REFERENCIAS

gran desinformación, así como mitos que dificultan el en-tendimiento, prevención y atención del problema.

Actualmente, los medios de comunicación prestan mayor atención a los suicidios e intentos de suicidio. Esta sobreexposición al fenómeno del suicidio podría llevar a considerarlo como algo común (como sucede con los homicidios de “todos los días”). Este proceso de “natu-ralización” de las conductas suicidas podría ser debido a que los reportes de los medios de comunicación, por lo común, se basan en información provista por personas no expertas en el tema, lo que promueve la desinformación y los mitos existentes sobre el suicidio.

MITOS COMUNES

Los siguientes son algunos de los mitos más comunes so-bre las conductas suicidas: La persona que habla del suicidio no lo comete. Una persona con verdaderos planes de suicidarse no lo platica con nadie. Quien intenta suicidarse, sin lograr su cometido, lo vol-verá a intentar y logrará su muerte tarde o temprano. Sólo los enfermos mentales cometen suicidio. Preguntar sobre las intenciones de suicidarse desencadena un intento de suicidio.

La forma en que la desinformación sobre el suicidio impacta en las actitudes de la población en general hacia las personas con conductas suicidas se puede observar en la Internet. Existen personas que preguntan sobre formas más eficaces e indoloras para cometer suicidio a través de la Internet.

Algunas de las respuestas que se pueden observar son las siguientes: ¿Por qué no te suicidas y hay una mierda menos en este mundo?Hola. Yo creo que si en realidad estás decidido a morirte, lo vas a lograr de todas formas, y una buena forma de hacerlo es…” “Si quieres matarte, hazlo tú o prueba tú tus métodos, y nos envías un mail desde el otro mundo... jajjajjajajajaj”.

Estas respuestas reflejan rechazo y falta de sensibili-dad hacia las conductas suicidas. La consideración común es que el suicidio es un asunto estrictamente personal y no un problema de salud pública.

Una mayor comprensión de lo que sucede en la psique de una persona con conductas suicidas podría ayudar a entender mejor este problema de salud cada vez más cre-ciente en todo el mundo.

NOTAS PÓSTUMAS

En este sentido, uno de los trabajos pioneros fue realizado por E. Shneidman en el Centro de Prevención del Suicidio en Los Ángeles. Dicho estudio consistió en el análisis de las notas póstumas dejadas por personas que cometieron el suicidio. Sus hallazgos establecieron que las personas suicidas son movidas por un profundo dolor emocional, provocado por frustraciones sistemáticas a sus necesi-dades psicológicas (amor de la familia o la pareja, acep-tación de los compañeros, reconocimiento del logro y el

esfuerzo). Predominan en estas personas ideas fatalistas de que nada podría cambiar y nadie podría ayudarles a enfrentar el problema (después de haber pedido ayuda a seres queridos). Cada una de estas personas pensaba que el suicidio sería la única solución disponible y a su alcance para aliviar su dolor emocional.

PENSAMIENTOS DE PRESUNTOS SUICIDAS

Actualmente, los conocimientos respecto de los pen-samientos de las personas con conducta suicidas son:

La persona se piensa atrapada en el problema, sin so-lución eficiente del mismo y sin la posibilidad de ser res-catada por nadie.

La persona hace predicciones de que, por más esfuer-zos realizados, nada cambiará la situación causante del dolor emocional; no importa cuánto trate, con ello sólo logrará más problemas.

Es común observar que la persona es incapaz de visu-alizar un futuro optimista a corto plazo; además, su fu-turo a largo plazo lo ve como inalcanzable.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN78 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 19

I. DEFINICIÓN

La palabra compasión no está definida en un dicciona-rio jurídico. No es una palabra que se aborde dentro de alguna codificación legal, pero se aborda en temas

sobre los Derechos Humanos, cuando se hace referencia a ellos en congresos y conferencias, donde se busca siempre el respeto a los derechos de los ciudadanos, así como a la dignidad de los mismos.

En el Derecho, por analogía, se utiliza la palabra equi-

dad, que proviene del latín aequitas -atis, igual de animo. Como antecedente histórico, es un concepto utilizado y definido por Aristóteles, el cual hablaba de “epiqueya”

Compasión y Derecho

Licenciada Alicia Ibarra Tamez

Juez Décimo de lo Familiar

Primer Distrito Judicial / NL

[email protected]

Alicia Ibarra Tamez

como la prudente adaptación de la ley general a fin de apli-carla al caso concreto, ya que, para Aristóteles, la equidad es una forma de justicia. En la actualidad no ha variado dicho concepto, pues la palabra equidad es la rectificación de la justicia rigurosamente legal.

II. FUNDAMENTO

En la Constitución Mexicana se protege el respeto al in-dividuo como ser humano; su dignidad, su nombre, raza, domicilio, pertenencias, entre otros derechos; y no sólo en las garantías individuales, sino también en su parte orgáni-ca. Por eso, cuando hablamos de Equidad en el Derecho,

lo enfocamos hacia aquello a lo que jurídicamente está

obligado un juzgador, de acuerdo a la situación de cada

persona. Asimismo, todo individuo tiene derecho a, an-tes de ser juzgado judicialmente, ser escuchado en juicio, ante tribunales previamente establecidos y a través de un procedimiento legal, de acuerdo a la materia.

Nuestra Carta Magna, en su artículo 14, establece la aplicación del criterio de equidad en los juicios de carácter civil. Cuando no hay una ley aplicable al caso, puede tomarse como fundamentación en la elaboración de proyectos de sentencias de los procedimientos judiciales, recurriendo a los Principios Generales de Derecho. Es im-portante señalar que, entre los principios del Derecho, es-tán los usos y costumbres. Esto se encuentra relacionado con la sensibilidad de la sociedad; es decir, para llevar a cabo la interpretación jurídica, influye la problemática so-cial, la época. En materia laboral, para los proyectos de los laudos, es importante aplicar la equidad como fuente del Derecho.

Normalmente, nuestro desempeño diario lo realiza-mos entre personas con las que coincidimos en idioma, costumbres, posiblemente profesión, ciudadanía, estatus socioeconómico, por mencionar algunos aspectos, lo cual es muy importante para un mejor desarrollo social y per-sonal. Todo lo anterior es lo que facilita la comunicación entre los individuos; y, si se conocen personalmente, se pueden aclarar las interrogantes que se tengan sobre el motivo que los ha reunido.

Lo importante es que se entiendan o comprendan lo que se va a realizar, para asegurarse de alguna manera de que ambas partes van a cumplir lo que se esté pactando. Pero, en caso de incumplimiento de alguna de las partes, el ponernos en los zapatos de la otra persona nos haría com-

prenderla, ya sea esperando un poco su cumplimiento, para apoyarla de alguna manera y que pueda salir adelante del mal momento por el que pudiera estar pasando.

En este caso, estaríamos aplicando la compasión. De alguna manera se puede pensar que tener compasión es sentir lástima por otra persona. Esto es erróneo porque, la realidad es que nos damos cuenta de que el sujeto al que

Compasión

y conductas suicidas

Doctor Luis Miguel

Sánchez Loyo Universidad de

GuadalajaraServicios Médicos

Municipales de Guadalajara

[email protected]

En la actualidad, el suicidio y el intento de suicidio son problemas de salud pública. La Organización Mundial de la Salud considera que cada año se registran en el

mundo más de un millón de muertes por suicidio. Actual-mente, la tasa anual de muertes por suicidio es de 14.5 por cada cien mil habitantes. Hay una muerte por suicidio cada dos minutos. En países desarrollados, el suicidio se ubica como la tercera causa de muerte de adolescentes y jóvenes.

Además de las muertes por suicidio, se pueden con-siderar los intentos de suicidio, de los cuales no hay datos confiables; sin embargo, es posible estimar que por cada suicidio consumado se presentan entre 10 y 20 intentos de suicidio. Las lesiones sufridas por las personas con tentativas suicidas son diversas: algunas sanan en pocos días, algunas otras son permanentes e incapacitantes. Es-tos hechos son causa de estrés y sufrimiento para fami-liares y amigos, así como para quienes intentan el suicidio y sobreviven.

LAS CIFRAS DE MÉXICO

En el año 2005, en México se registraron cuatro mil 306 muertes por suicidio, lo que implica casi 12 muertes diarias. En 2007, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) reportó que el suicidio es la segunda causa de muerte en mujeres adolescentes, la tercera en hombres adolescentes y la octava en hombres entre los 15 y 64 años. A pesar de que el suicidio es con-siderado un problema de salud pública, existe al respecto

Luis Miguel Sánchez Loyo

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN18 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 79

población mexicana, en específico con poblaciones de

jóvenes del área metropolitana de Monterrey, señalan

que en términos del modelo factorial de perdón, lo más

importante es el cambio de corazón, seguido por un pro-ceso individual, en donde factores de arrepentimiento o morales son irrelevantes En la figura anterior, el tamaño del círculo indica impor-tancia. Como se puede observar, para estas poblaciones de jóvenes, el perdón involucra más que nada un factor emocional individual. Esto no es de sorprender, dado que somos una sociedad altamente emocional (López, 2009). Por otra parte, no somos una sociedad que haya sufrido tragedias como los genocidios alemanes y africanos o dictaduras militares sudamericanas, por lo que los jóvenes no vean la necesidad de elaborar o sofisticar dimensiones relacionadas con el perdón.

PERDÓN COMPASIONADO

Tampoco es observable que nuestra sociedad tenga im-plícita en la cultura normas sofisticadas de perdón com-pasionado, aparte del factor emocional. En este sentido, para esta población de jóvenes, el perdón compasionado entonces se relaciona más con el aspecto emocional que desencadena el sufrimiento del ofensor que con otra cosa. Si en realidad deseamos que nuestra sociedad conlleve en el futuro individuos que posean como una de sus virtudes y fortalezas la compasión, es necesario cultivar más los diferentes ejes involucrados en esta capacidad emocional. Esto es a todas luces una oportunidad de mejora.

Bagnulo, A., Muñoz Sastre, M. T., & Mullet, E. (2009). Conceptualizations of forgiveness: A Latin-America West-Europe comparison. Universitas Psychologica

Denton, R. T., & Martin, M. W. (1998). Defining forgiveness: An empirical exploration of process and role. American Journal of Family Therapy, 26, 281-292.

Enright, R. D., Eastin, D. L., Golden, S., Sarinopoulos, I., & Freedman, S. (1992). Interpersonal forgiveness within the helping professions: An attempt to resolve differences of opinion. Counseling and Values, 36, 84-101.

Enright, R. D., & Fitzgibbons, R. P. (2000). Helping clients forgive: An empirical guide for resolving anger and restoring hope. Washington: A.P.A.

Gauché, M., & Mullet, E. (2008). Effect of context and personality on the forgiveness schema. American Journal of Psychology, 121, 607-617.

Kadiangandu, J.K., Gauche, M. & Mullet (2007). Conceptualizatios of forgiveness.Journal of Cross-Cultural Psychology, Vol. 38, No. 4, 432-437

Kearns, J. N., & Fincham, F. D. (2004). A prototype analysis of forgiveness. Personality and Social Psychology Bulletin, 30, 838-855.

Kostansky, M. (2007). The Power of Compassion: An Exploration of the Psychology of Compassion in the 21st Century. Angerton Gardens, Newcastle, NE5 2JA, UK

López, R.E.O. (2009). Las emociones. México, D.F.: Trillas.

Masson, J.M. (1999). The Emperor`s embrace: Reflections on animal families and fatherhood. New York: Pocket boocks.

Mullet, E., Girard, M., & Bakhshi, P. (2004). Conceptualizations of forgiveness. European Psychologist, 9, 78-86.

Mullet, E., Neto, F., & Rivière, S. (2005). Personality and its effects on resentment, revenge, and forgiveness and on self-forgiveness. In Worthington, E. L. (Ed.), Handbook of Forgiveness (pp. 159-182). New York: Routledge.

Neto, F., Pinto, M. da C., & Mullet, E. (2007). Intergroup forgiveness: East Timorese and Angolan perspectives. Journal of Peace Research, 44, 711-729.

Orwin C. & Tarcov, N. (1997 ). The legacy of Rousseau. Chicago : Chicago Press.

REFERENCIAS

gran desinformación, así como mitos que dificultan el en-tendimiento, prevención y atención del problema.

Actualmente, los medios de comunicación prestan mayor atención a los suicidios e intentos de suicidio. Esta sobreexposición al fenómeno del suicidio podría llevar a considerarlo como algo común (como sucede con los homicidios de “todos los días”). Este proceso de “natu-ralización” de las conductas suicidas podría ser debido a que los reportes de los medios de comunicación, por lo común, se basan en información provista por personas no expertas en el tema, lo que promueve la desinformación y los mitos existentes sobre el suicidio.

MITOS COMUNES

Los siguientes son algunos de los mitos más comunes so-bre las conductas suicidas: La persona que habla del suicidio no lo comete. Una persona con verdaderos planes de suicidarse no lo platica con nadie. Quien intenta suicidarse, sin lograr su cometido, lo vol-verá a intentar y logrará su muerte tarde o temprano. Sólo los enfermos mentales cometen suicidio. Preguntar sobre las intenciones de suicidarse desencadena un intento de suicidio.

La forma en que la desinformación sobre el suicidio impacta en las actitudes de la población en general hacia las personas con conductas suicidas se puede observar en la Internet. Existen personas que preguntan sobre formas más eficaces e indoloras para cometer suicidio a través de la Internet.

Algunas de las respuestas que se pueden observar son las siguientes: ¿Por qué no te suicidas y hay una mierda menos en este mundo?Hola. Yo creo que si en realidad estás decidido a morirte, lo vas a lograr de todas formas, y una buena forma de hacerlo es…” “Si quieres matarte, hazlo tú o prueba tú tus métodos, y nos envías un mail desde el otro mundo... jajjajjajajajaj”.

Estas respuestas reflejan rechazo y falta de sensibili-dad hacia las conductas suicidas. La consideración común es que el suicidio es un asunto estrictamente personal y no un problema de salud pública.

Una mayor comprensión de lo que sucede en la psique de una persona con conductas suicidas podría ayudar a entender mejor este problema de salud cada vez más cre-ciente en todo el mundo.

NOTAS PÓSTUMAS

En este sentido, uno de los trabajos pioneros fue realizado por E. Shneidman en el Centro de Prevención del Suicidio en Los Ángeles. Dicho estudio consistió en el análisis de las notas póstumas dejadas por personas que cometieron el suicidio. Sus hallazgos establecieron que las personas suicidas son movidas por un profundo dolor emocional, provocado por frustraciones sistemáticas a sus necesi-dades psicológicas (amor de la familia o la pareja, acep-tación de los compañeros, reconocimiento del logro y el

esfuerzo). Predominan en estas personas ideas fatalistas de que nada podría cambiar y nadie podría ayudarles a enfrentar el problema (después de haber pedido ayuda a seres queridos). Cada una de estas personas pensaba que el suicidio sería la única solución disponible y a su alcance para aliviar su dolor emocional.

PENSAMIENTOS DE PRESUNTOS SUICIDAS

Actualmente, los conocimientos respecto de los pen-samientos de las personas con conducta suicidas son:

La persona se piensa atrapada en el problema, sin so-lución eficiente del mismo y sin la posibilidad de ser res-catada por nadie.

La persona hace predicciones de que, por más esfuer-zos realizados, nada cambiará la situación causante del dolor emocional; no importa cuánto trate, con ello sólo logrará más problemas.

Es común observar que la persona es incapaz de visu-alizar un futuro optimista a corto plazo; además, su fu-turo a largo plazo lo ve como inalcanzable.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN80 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 17

El primer factor sugiere, bajo los cánones de la emoción de la compasión, un re-emplazo de un estado emocional negativo a uno positivo. Por supuesto, y como ya se ha expuesto explícitamente, esto sugiere un cambio en la forma en cómo evaluamos inconsciente o conscientemente el objeto de nuestro perdón. Este cambio de razonamiento es particularmente difícil si el ofensor es alguien respon-sable del asesinato de nuestro padre, tortura de seres queridos o un crimen ma-yor. Éste es el caso del Genocidio en la Segunda Guerra Mundial o la masacre

de Rwanda, en África central, en donde 800 mil tutsis fueron asesinados por la

milicia hutu en 1993.

Estos últimos casos son difíciles, ya que in-volucran no solamente el perdón de un solo individuo a otro, sino de un grupo de indi-viduos a otro grupo, en donde las victimas ahora frecuentemente tienen que convivir en sus comunidades con los perpetradores del crimen. De esta for-ma, el perdón no sólo puede involucrar un proceso dual de uno a uno, sino también uno grupal (segundo fac-tor). El tercer factor in-volucrado relaciona la conveniencia del arre-pentimiento del ofen-sor y la promoción de ser un mejor individuo para así ser merece-dor del perdón. Final-mente, el cuarto factor establece aspectos mo-rales relacionados con el perdón. Por ejemplo, ¿es inmoral perdonar a alguien que asesinó a un familiar muy querido?

RUSOS Y ALEMANES

Marion Kostansky, en su obra El poder de la compasión, menciona el siguiente ejemplo de compasión y perdón (pág. 2-3):

“Stalin ordenó que 20,000 prisioneros alemanes fueran exhibidos pública-mente en las calles de Moscú. El público se reunió a observar con odio y puños comprimidos a quienes habían cometido tantas atrocidades contra ellos. Obser-varon entonces a soldados alemanes que caminaban con la cabeza baja y agaza-pados unos con otros, con el pelo crecido, desfallecientes y en extremo delgados; algunos con vendas sucias y ensangrentadas por heridas infringidas. De repente, una anciana rusa salió de entre la multitud, y sacó del interior de su abrigo un trozo de pan y lo puso en el bolsillo de uno de los soldados. Entonces, uno a uno, más gente se unió a este gesto, brindando pan, cigarrillos y otras cosas a los soldados alemanes, tratando de aliviar su sufrimiento. En realidad, los soldados ya no fueron vistos como enemigos, sino como personas”.

Como se puede deducir del ejemplo, al parecer existió una reevaluación

grupal del evento, disparada por el sufrimiento de los soldados. Por difícil

que pueda parecer, estos momentos de compasión pueden darse, a pesar de

los atenuantes morales y expectativas sociales (Gauché, & Mullet, 2008).

La historia abunda en ejemplos de este tipo; sin embargo, estos momentos de compasión no necesariamente sig-nifican un perdón permanente o un perdón consumado. Puede darse el caso de que dicho perdón compasionado esté limitado a un periodo regido por la permanencia de la compasión. Aquí cabe mencionar que la compasión, igual que toda emoción, puede oscilar en intensidad a través del tiempo, e incluso estar ausente por periodos largos, como

lo es el caso de asistentes sociales que, después de ciertos periodos de estar ayudando a otros, manifi-estan estar “cansados” o incapaces de tener com-pasión hacia otros. De esta forma, el perdón de-manda varios niveles de logro para consolidarse.

En el caso de Sud-áfrica central, donde vic-timas y ofensores tienen que convivir en la misma sociedad, no es suficiente el tolerarse y coexistir. Es necesario encontrar ra-zonamientos más sofisti-cados que sobrevivan a estados oscilatorios de empatía o compasión. Son estos esquemas de creencias los que, al ser adquiridos, permiten el mantenimiento y debido impacto de un estado emocional positivo (fac-tor de cambio de corazón en el modelo Mullet).

FACTORES DE PERDÓN

En otras palabras, es necesario sustituir odio y enojo por empatía, compasión, etcétera, pero también es importante saber cómo mantener valido dicho cambio. A este respec-to, el modelo de cuatro factores de perdón, anteriormente señalado, es usado en varias culturas con la misma estruc-tura; pero existen diferencias en cuanto a los valores que se asumen para cada factor.

Por ejemplo, en el aspecto del factor de considerar el perdón como una decisión grupal o individual, sociedades colectivistas como el Congo, África, valoran muy alto la participación grupal, mientras que sociedades donde se valora el individualismo, consideran el perdón como algo muy personal (Kadiangandu, Gauche & Mullet, 2007). Comparaciones de culturas Europeas vs Latino America-nas, como por ejemplo Francia vs Uruguay, señalan un punto intermedio entre congoleses y franceses en cuanto al factor de cuántos individuos pueden involucrarse en el proceso de perdón (Familia, amigos, etcétera) (Bagnulo, Mu-ñoz Sastre & Mullet, 2009).

Investigaciones actualmente en proceso entre la

El sujeto tiene dificultades para generar alternativas de solución a los problemas; tiende a ver las situaciones de forma dicotómica y radical.

Los pensamientos antes referidos se acompañan de rasgos de impulsividad y pobres habilidades sociales en la persona con conducta suicida.

LAS EMOCIONES

Respecto de las emociones de la persona con conductas suicidas, se han reconocido los siguientes elementos: Presentan sentimientos de abandono de parte de sus seres queridos.Tienen sentimientos de ser un estorbo para su familia o su pareja.Sienten culpa por los problemas que han podido causar a los demás.Es frecuente la desesperación ante la imposibilidad de so-lucionar el problema, y la ansiedad por verse inmersos en la problemática. Esta ansiedad se manifiesta en alteraciones en el sueño, la alimentación y los problemas generales de salud. Presentan sentimientos de enojo hacía sí mismos y hacia los demás. El enojo hacia sí mismos es por no poder so-lucionar el problema, y hacia los demás, por no recibir de ellos la ayuda esperada.

Refieren sentimientos de soledad. Consideran estar solos, a pesar de estar acompañados, lo cual se basa en un pro-fundo convencimiento de no ser comprendidos por los demás.Presentan sentimientos de profunda tristeza; lo que se manifiesta en apatía general y pérdida de la capacidad para sentir placer ante las cosas que anteriormente les gustaban.Refieren sentimientos de desesperanza, cansancio emo-cional y físico.

Todo este conjunto de sentimientos y emociones con-forman el cuadro de intenso dolor emocional que presen-tan, el cual refiere que, no importa lo que realicen, éste no se termina.

Estos elementos psicológicos, como los pensamientos, emociones y sentimientos, llevan a la persona con tenden-cias suicidas a realizar actos contrarios a sus necesidades emocionales; por ejemplo, refieren la falta de comuni-cación y comprensión de sus seres queridos, pero se aís-lan y apartan de ellos.

Él o ella emprenden nuevos esfuerzos por solucionar el problema, pero los abandonan antes de obtener ningún resultado, y regresan al estado inicial o incluso a una peor situación, por el fracaso.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN16 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 81

nal. A este respecto, hay que entender que nuestra especie evoluciono primero como seres emocionales y luego como seres pensantes. Es de nuestro sistema emocional inicial (el cual compartimos en gran medida con otras especies) del que evoluciono nuestro intelecto (que nos distingue como especie) y no independientemente de éste. En otras palabras, somos seres emocionales con pensamiento y

no seres pensantes con emociones. Esta distinción es im-portante, ya que existe una estrecha vinculación en la for-ma en cómo nuestro intelecto se relaciona con procesos emocionales, como lo es el caso de la compasión humana.

En particular, las emociones son consecuencia de eva-luaciones sobre eventos de interés que las desencadenan de forma automática, sin tiempo a intervención consciente (emociones reactivas) o de forma controlada e intencional (emociones reflexivas) (ver por ejemplo López, 2009). De esta forma, para entrar en estado de compasión, es ne-cesario entender que previamente a la elicitación de este estado emocional, tuvo que haber una evaluación o juicio sobre el estado de sufrimiento del objeto de nuestra com-pasión.

Por ejemplo, en el caso del hipopótamo señalado hace unos momentos, antes de compadecerse del venado impa-la, tuvo que haber evaluado la situación de peligro de este animal y el sufrimiento al que se sometía. Esta evaluación desencadenó una conducta emocional inmediata (cuestión de milisegundos) y una conducta asociada a esta emoción de compasión de pelea-ayuda, aun y cuando pudiera po-ner en peligro su propio bienestar. Es este proceso de eva- luación el que en unos individuos desencadena la com-pasión y en otros bloquea dicha capacidad, distinguiendo así a los individuos compasivos de los que no lo son.

¿Cuál es la naturaleza de este proceso evaluativo com-pasivo? Como ya se ha sugerido previamente, dada la naturaleza emocional de la compasión, el proceso desen-cadenador de tal emoción puede ser muy simple (reactivo) o muy sofisticado, al grado de incluir aspectos morales superiores y procesos intelectuales (la compasión como virtud).

EL PERDÓN HUMANO

En particular, en este documento es de interés explorar este proceso evaluativo en una forma específica de com-pasión: El perdón humano. En sí, el perdón es una forma

de compasión en acción, y esta relación permite anali-

zar procesos de evaluación cognitiva que subyacen a la

compasión humana y su estudio. A diferencia de otras formas de compasión, el perdón humano tiene como ob-jeto de compasión a alguien que nos ha ofendido.

Desde esta perspectiva, surgen dos intereses en el pre-sente documento, independientes del análisis de la com-pasión. El primero es honrar la reciente visita a Monterrey de uno de los grandes estudiosos del perdón humano, el doctor Etienne Mollet, y, por otra parte, reflexionar sobre investigación de esta forma de compasión en jóvenes de la zona metropolitana de Monterrey.

Como es sugerido por una vasta cantidad de investi-gación académica (Enright, Eastin, Golden, Sarinopoulos & Freedman, 1992; Enright & Fitzgibbons, 2000; Kearns, &

Fincham, 2004; Denton & Martin, 1998) el perdón humano parece estar relacio-nado con los siguientes procesos psicológicos:

Estos procesos involucran una gran actividad de nuestra arquitectura cognitivo-emocional para poder llevarse a cabo. Según Mullet et al. (Mullet, E., Girard & Bakhshi, 2004; Mullet, Neto & Rivière, 2005; Neto, Pinto & Mullet, 2007) dicha actividad parece guiarse sobre cuatro ejes o factores:

PREVENCIÓN

Comprender las condiciones psicológicas de la persona con conductas suicidas podría llevar a realizar mejores es-trategias de prevención y atención desde la familia y con los seres queridos. He aquí algunas ideas:

La prevención del suicidio, desde la perspectiva de la persona con tendencias suicidas, es a través de los si-guientes pasos: identificar el problema en sus diversas dimensiones, entender los factores que complican dicho problema (en lo personal, familiar y social), reconocer los estados psicológicos en los cuales se encuentra y buscar ayuda en personas capaces de brindarla.La prevención, como amigos de una persona que revela su intención de causar su propia muerte, implica las si-guientes acciones: tratar de establecer contacto emocional con la persona y tratar de entender cómo se encuentra en ese momento; escuchar con precaución, permitiendo hablar del problema y de los sentimientos que éste le pro-voca, sin importar que para ello haga grandes rodeos; tra-tar de identificar el problema principal y los sentimientos asociados; respetar incondicionalmente los pensamientos y sentimientos, además de nunca contradecir, criticar o juzgar a la persona. (Frases como: “estás equivocado”, “¿por qué hiciste esto?”, “estás mal” por lo común, no ayu-dan).Conocer la situación actual de la persona.Explorar de forma conjunta las posibles soluciones positi-vas para el problema.Identificar la mejor manera de ayudar positivamente en momentos de intenso dolor emocional.Hablar con un sentido de esperanza y optimismo. Ayudar a la persona a vincularse con servicios de salud o servicios con la capacidad de ayudarle.Dar seguimiento al cumplimiento de las prescripciones de las personas capacitadas con quienes acuda.Continuar conviviendo, escuchando y dando apoyo.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN82 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 15

La compasión humana es una emoción profunda, des-encadenada por una evaluación que promueve la em-patía hacia el sufrimiento de otros. Frecuentemente,

el estado emocional de compasión activa conductas para tratar de aliviar dicho sufrimiento (Kostansky, 2007). Dada la naturaleza emocional de la compasión, ésta ha sufrido desprecio o sobrevaloración, dependiendo de la posición filosófica que se tome.

Por ejemplo, racionalistas radicales que menos valoran la contribución de nuestro bagaje emocional a nuestro intelecto, tienden a minimizar el lugar de la compasión como una virtud humana. Y, viceversa: épocas del roman-ticismo elevan capacidades emocionales como la empatía y la compasión a eventos psicológicos que pueden ser cul-tivados y llevados a altos niveles de interacción intelec-tual–emocional (Orwin & Tracov, 1997)

Fuentes académicas actuales nos permiten ahondar cada vez más en la naturaleza de tan debatida emoción. Primero, tal y como lo señaló Charles Darwin, la com-

pasión es una emoción compartida a través de los seres

biológicos emocionales. A este respecto, Masson (1999) en su obra The Emperor`s embrace: Reflections on animal

Compasión y perdón humanoFundamentos cognitivo-emocionales

families and fatherhood (pag. 164)” presenta ejemplos de esto:

“Un venado impala fue atacado por una manada de perros de caza. En su huida, cayó en un río, donde un lagarto lo atrapó e intentó arrastrarlo a lo profundo. En-tonces, una hembra hipopótamo que se encontraba en las cercanías, arremetió contra el cocodrilo, que de inmediato dejó ir al venado y se alejó rápidamente. La hipopótamo empujó entonces al venado herido hacia la orilla.

El lacerado venado, cojeando, intentó alejarse, pero desfalleció sobre el pasto. Acto seguido, la hipopótamo salió del río y caminó hacia el impala, y cuando estuvo a su lado, abrió las mandíbulas y brindó aliento cálido al animal herido. Hizo esto en cinco ocasiones. Estaba tratan-do en vano de salvar la vida del animal, ya que el venado había sido mortalmente herido”.

SOMOS SERES EMOCIONALES

Otro factor, además del aspecto biológico compartido, es que la compasión, al igual que las demás emociones hu-manas (científicamente exploradas), se somete a los prin-cipios básicos que parecen regir nuestra conducta emocio

Ernesto O. López Ramírez

Doctor Ernesto O. López RamírezProfesor e InvestigadorFacultad de Psicología / UANL [email protected]

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REFERENCIAS

LA FAMILIA

Desde la familia también se pueden establecer estrate-gias de prevención y ayuda: establecimiento de relaciones más estrechas, llenas de cuidado, escucha empática en los sentimientos y emociones; apoyar a la persona en sus fortalezas más que intentar atenuar sus debilidades; no dejar sola a la persona que ha expresado su intención de causar su muerte; trabajar gradualmente para promover el deseo de vivir; practicar métodos de afrontamiento de problemas y promoviendo un sentido de optimismo en el-los; tratar de minimizar las situaciones de estrés y con-flicto en el hogar; fomentar que la persona con conduc-tas suicidas reciba la atención adecuada y se apegue al tratamiento durante el tiempo establecido para ello; estar atento a las reacciones y comportamientos de la persona y actuando con agilidad en caso de sospechar de un in-tento suicida en proceso; mantener atención y vigilancia especial en casos de riesgo, tales como depresión, con-ducta violenta, abuso de sustancias adictivas, pacientes con enfermedades terminales o con pérdidas emocio-nales significativas; establecer contacto con redes so-ciales y servicios para los problemas en los cuales está involucrada la persona (asistencia legal, apoyo económi-co, servicios sociales, servicios asistenciales, etcétera). En cualquier momento y lugar se puede ser

un factor de apoyo, fuerza, cariño y optimismo para la persona con conducta suicida.

Los conocimientos sobre los estados psicológicos de las personas con conductas suicidas y las estrategias de ayuda a desarrollar como individuos y en las familias pueden ayudar a comprender más el problema.

LA COMPASIÓN

Éstos pueden llevar a sentir compasión por la persona con conductas suicidas; ser capaces de ponerse en su lugar por un instante, intentar comprender el sufrimiento, el do-lor emocional que lo vulnera, para con ello ser un factor para el alivio de esa persona; en vez de ser un elemento de crítica mordaz y mayores complicaciones. La ayuda no será por siempre, ya que se debe recordar que el apoyo es sólo temporal y cualquiera podría verse en la necesidad de recibirlo.

En general, la compasión por la persona con conducta suicida debe llevar a una postura activa de ayuda y apoyo emocional, ya que por sí misma, la persona difícilmente podrá llevar una vida plena, desarrollando todas sus ca-pacidades y buscando la felicidad de manera positiva so-cialmente. El apoyo, la comprensión y la compasión en los seres humanos podrían ayudar a revertir la tendencia as-cendente de las conductas suicidas.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN14 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 83

lóbulos frontales y los lóbulos temporales anteriores, donde reside la conciencia de sí mismo. Un primer sín-toma de DFT es la pérdida de empatía, y la actividad de las ondas cerebrales de las neuronas espejo en los individuos autistas no se activa correctamente.

CIRCUITO MESOLÍMBICO NEURAL Y LA COMPASIÓN

Como la compasión tiende a motivarnos a ayudar a las personas que están sufriendo, e interesantemente también presenta un sentimiento positivo intrínseco de recompen-sa, como resultado de la experiencia de la compasión por otros, Ji-Woong y colaboradores. Elaboraron la hipótesis de que una actitud de compasión hacia otros podría acti-var el sistema mesolímbico neural.

Para probar esta hipótesis, realizaron un estudio de imágenes funcionales mediante RMf, con pacientes vo-luntarios que asumieron una actitud compasiva o pasiva cuando observaban fotografías de tristeza o neutras. Los

resultados muestran el mayor efecto de la compasión en

la corteza media central, la corteza inferior y el cerebro

medio. De la misma manera, la interacción de la actitud de compasión con las expresiones de tristeza revela una ac-tivación significante en el circuito de la región del cerebro medio ventral y la región VR/SR.

De estos experimentos se puede deducir que el cir-cuito de motivación/recompensa que permite compartir la emoción del sufrimiento es también un componente importante en la experiencia de la compasión. La actitud de compasión hacia las expresiones de tristeza en otros individuos modula las actividades de la red cerebro me-dio-región septal-ventral VR/SR, que se sabe juegan un papel importante en la motivación pro-social, así como en el sentimiento de recompensa, por lo que se sugiere la posibilidad de que la activación de este sistema mesolím-bico neural sea una “llave mediadora” de la emoción de compartir el sufrimiento de otros con el comportamiento pro-social/social.

¿ES LA COMPASIÓN EL ORIGEN DE LA FELICIDAD?

Este estudio también muestra que aun la compasión no-recíproca e incondicional puede modular las actividades neurales de las áreas del procesamiento de la recompensa, ya que aun expresiones faciales no placenteras pueden activar éste circuito neuronal en el cerebro, cuando se experi-menta una actitud compasiva. Lo anterior nos permite es-pecular y apoyar a los mentores espirituales que postulan que la compasión es el origen de la felicidad, por lo que, obviamente, la felicidad interna podría depender más de nuestra actitud intrínseca, que de los estímulos externos per se.

Aunque el conocimiento de la compasión ha aumen-

tado en la última década, es sólo el inicio de un largo

camino en neurobiología del comportamiento, en con-

junto con la psicología y la sociología para, de una forma multidisciplinaria, determinar el complejo mecanismo in-volucrado en el cerebro en su sentido más profundo, que permita en un futuro cercano fomentar el desarrollo de esta misteriosa y maravillosa virtud: la compasión.

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REFERENCIAS

Los monos no tienen compasión

Joan Silk, investigadora de la Universidad de California, realizó un experimento con chimpancés, para indagar si éstos eran capaces de manifestar compasión o altru-

ismo. La conclusión publicada en la revista Nature es con-tundente: “¡No!”.

La compasión, señala Wikipedia, Es un movimiento del alma que nos hace sensibles al mal que padece otro ser, y describe la comprensión del estado emocional de otro; (…) La compasión es con frecuencia combinada con un deseo de aliviar o reducir el sufrimiento de otro; mostrando especial bondad y amabilidad por quien está sufriendo.

Por su parte, el Dalai Lama dice: Llamamos compasión a la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás y a la voluntad de aliviar sus penas, pero a menudo somos incapaces de llevar a la práctica lo que nos proponemos, y esa hermosa palabra muere sin haber dado sus frutos.

El experimento de Silk consistió en colocar a un chim-pancé en posición de tener la posibilidad de tirar de una de dos cuerdas. Si tiraba de la cuerda A, recibía comida;

si tiraba de la B, también recibía comida, pero otro chim-

pancé colocado en una jaula anexa también recibía la

misma cantidad de comida.

INDIFERENCIA ANIMAL

La investigadora descubrió que los chimpancés no tienen compasión; más bien son indiferentes a la suerte, sufri-miento o hambre del chimpancé vecino, que muchas veces se manifestaba con gestos y gemidos casi suplicantes de comida; sin embargo, el chimpancé que debía tirar de la cuerda, jalaba la que le daba comida sólo a él.

Aquí es donde surge la pregunta obligada: “¿por qué

los animales que se muestran ‘cuasi inteligentes’, capa-

ces de realizar diversas tareas muy complejas, son

egoístas con los de su especie, en tanto que el hombre

ha probado su compasión infinidad de veces?”. Baste un solo ejemplo: el terremoto de 1985 en la Ciudad de México.

Es importante que reflexionemos sobre la inmensa capacidad de cooperación que tenemos los seres huma-nos, en tanto que los monos son francamente egoístas y desconocedores del trabajo colaborativo. La clave no

Ismael Vidales Delgado

Profesor Ismael Vidales Delgado

Director Académico del CECyTE-NL

[email protected]

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN84 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 13

las “neuronas espejo”, que juegan un papel crítico en

el entendimiento del estado emocional de otra persona. Diferentes grupos de neurobiólogos del comportamiento humano identificaron que los circuitos neuronales impli-cados en la percepción del dolor movilizan los mismos circuitos afectivos que cuando se siente el propio dolor.

En 1996, grabaciones de una sola célula en macacos, permitieron el descubrimiento de un tipo de células del cerebro denominadas “neuronas espejo”. Estas neuronas, localizadas en el área F5 de la corteza premotora, se ac-tivan cuando se realiza una acción, así como cuando se observa a otro realizar la misma acción, por lo que estas neuronas reflejan, como en un espejo, la actividad que es-tán observando.

El sistema espejo no está solamente in-volucrado en los mo- vimientos; también refleja aspectos más sutiles del com-portamiento, como son las emociones, por lo que nos permite forjar co- nexiones con otras personas cuyas vidas parecen totalmente ajenas a nosotros (Decety y Lamm 2006). Las “neuro-

nas espejo” pueden

sentir, literalmente,

el dolor, por lo que

han sido denomina-

das también “neu-

ronas de empatía”

o “neuronas Dalai

Lama” (Ramachand-dran, 2006).

Estos circuitos neuronales constituyen la base del com-portamiento empático, en el cual las acciones, en respuesta a la aflicción de los demás, son prácticamente instantáneas, e impulsan la necesidad de ayudar (Goleman, 2006). Cuan-do se carece de una experiencia comparable, esta “em-patía cognitiva” se construye sobre la base neural y nos permite proyectarnos activamente dentro de otra persona, intentando imaginar la situación de esa persona (Preston y de Waal 2002).

El mensaje más importante de las “neuronas espejo” es que demuestran que verdaderamente somos seres so-ciales; algunos científicos consideran que el descu-

brimiento de las “neuronas espejo” es el hallazgo neu-

rológico más importante de las ultimas décadas, y se ha llegado a afirmar que hará por la psicología lo que el DNA por la biología (Ramachandran, 2006).

La localización de las regiones del cerebro humano con el uso de neuroimágenes, mediante RMf, muestra que las áreas que contienen las “neuronas espejo” también se comunican con el sistema límbico, o emocional, y facili-

tan la conexión con los sentimientos de otra persona. Se ha sugerido que la insula actúa como una interfase entre el sistema espejo y el límbico, y permite la traducción de las emociones observadas con el sentimiento emocional interno.

AREAS MESOLÍMBICAS Y EMOCIÓN PRO-SOCIAL

Existe una amplia evidencia experimental que indica que las áreas mesolímbicas del cerebro están involucradas en la emoción humana pro-social. Estudios realizados en donadores de caridad muestran una activación del área frontal de Brodmann (BA) 25, el cerebro medio y la región septal/ventral VR/SR, cuando se realiza una donación de

caridad, en comparación con una recompensa monetaria. Además, las emociones pro-sociales, como la lealtad in-condicional, activan selectivamente la región VR/SR.

Asimismo, el amor maternal, que constituye una de las emociones más compasivas, está asociado con áreas del cerebro como la substancia nigra (SN) y el área tegmental ventral (VTA). Estos circuitos neuronales de la red frontal-cerebro medio y la región VR/SR coinciden también con áreas del cerebro ricas en receptores oxitocina/vasopre-sina, que juegan un papel crítico en los comportamientos pro-sociales, tales como el cuidado materno, la cooper-ación social, etcétera.

Por otro lado, investigaciones recientes han de-

mostrado que las acciones altruistas activan una parte

primitiva del cerebro, y dan lugar a una respuesta pla-

centera, en las cuales, la corteza prefrontal ventromedial (VMPC) es necesaria para las emociones y los juicios mo-rales. En consecuencia, los daños en la VMPC del cerebro se han relacionado con comportamientos psicópatas, que muestran una gran carencia de empatía (Blair, 2005).

La demencia frontotemporal (DFT) también ataca los

puede ubicarse en el ámbito puramente naturalista, sino en el de las ciencias morales, aunque aceptemos que no todos los humanos actúen con compasión y quizá no to-dos los animales actúen egoístamente. Lo importante es reconocer que nosotros llegamos a conclusiones morales sobre ese comportamiento.

JUICIOS DE VALOR

Otra reflexión importante que podemos inferir es que la investigación de Silk clarifica el hecho de que los huma-nos formulamos juicios de valor sobre los actos egoístas y los actos desinteresados. Los seres humanos sabemos y queremos ayudar al prójimo, lo cual es juzgado como un acto virtuoso.

En la escuela y en la familia, la obligación de mostrar

compasión hacia nuestros semejantes, hacia los ani-

males y las plantas ha sido una práctica de enseñanza

moral a través de la historia de la educación.

Sócrates y Confucio hablaban reiteradamente de que no deberíamos hacer a otros lo que no queremos que nos hagan a nosotros. Todos estamos de acuerdo en que la compasión se aprende; la escuela y la familia pueden con-seguir que las personas sean más compasivas y amables; que la gente se preocupe y ocupe por los demás, y que este tipo de actitudes dinamiza áreas cerebrales asociadas a las emociones.

Desear el bien a los demás, sin esperar nada a cambio; ser generosos, compasivos y amar al prójimo de forma in-condicional, suena utópico hoy día, pero estas cualidades se pueden aprender en la familia y en la escuela. Esto es, sí podemos aprender a ser compasivos.

Así lo ha demostrado el estudio realizado por Antoine Lutz y publicado en PLos One. Su trabajo consistió en com-

parar mediante imágenes de resonancia magnética funcio-nal los cerebros de 16 monjes budistas, con más de diez mil horas de entrenamiento meditativo, con el de 16 vo-

luntarios sanos, sin experiencia previa en estas técnicas.Concluye que estas emociones positivas se pueden

aprender, de la misma manera que se aprende a tocar un instrumento musical. Este estudio probó también que se puede cultivar la amabilidad y la compasión a través de la meditación.

Para nadie es desconocido que, de alguna manera, cada familia ha vivido la experiencia de practicar la

compasión y la amabilidad para aliviar el sufrimiento

del prójimo a través de la práctica de la generosidad, logrando que los hijos –pequeños hoy- vivan la adultez siendo compasivos y educando a su vez, a sus propios hijos.

La compasión, quiérase o no, se fortalece en la medida en que es contextualizada por la religiosidad connatural al ser humano. Por ello, recuerdo a mi abuela, que no fue nunca a la escuela, pero había recibido de sus padres una sólida formación moral, y decía que: una nalgada y una ida a misa, no le hacen mal a nadie.

No olvidemos que: “Sucedió, después que marchó a una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. Al acercarse a la puerta de la ciu-dad, he aquí que llevaban a enterrar un difunto, hijo único de su madre, que era viuda, y la acompañaba una gran muchedumbre de la ciudad.

“Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: ‘No llores’. Se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron; y él dijo: ‘Muchacho, a ti te digo, levántate’. Y el que estaba muerto se incorporó y comenzó a hablar; y se lo entregó a su madre”. (Lc 7,11-16).

Foto: Andy Richter

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN12 85

La compasión es, esencialmente, la cualidad humana que nos permite sentir, entender y responder al su-frimiento de otros. Esta maravillosa virtud consti-

tuye un sentimiento muy profundo, que permite el enten-dimiento del sufrimiento con la concomitante motivación para aliviar ese sufrimiento.

¿CÓMO DETECTA EL CEREBRO LAS EMOCIONES?

Estudios de la localización de las regiones del cerebro hu-mano mediante el uso de la técnica de neuroimagen fun-cional: Resonancia Magnética funcional (RMf), permiten determinar los cambios en el flujo sanguíneo en las áreas del cerebro implicadas en las diferentes emociones. Estos estudios han usado diferentes paradigmas para entender el complejo mecanismo en el cerebro involucrado en el procesamiento de las emociones, así como de las expre-siones faciales, incluido el sentimiento de tristeza.

Evidencias de estos estudios muestran que las áreas corticales y subcorticales del cerebro, como la amígdala, el hipocampus y las cortezas frontal inferior y temporal-parietal están involucradas en el procesamiento de las emociones. El mecanismo neural del procesamiento de la tristeza muestra que una simple expresión facial de

tristeza activa el polo temporal y la amígdala en el cere-

bro.

CEREBRO EMPÁTICO Y “NEURONAS ESPEJO”

Varios grupos de investigación han analizado el meca-nismo neural implicado en la empatía, el cual es un sen-timiento similar a la compasión, pero diferente en varios aspectos. De acuerdo a Hein y Singer en 2008, la empatía no está necesariamente ligada a la motivación pro-social, mientras que la compasión presenta una liga muy estre-cha con esta motivación. Estos autores insisten en que la empatía puede ser utilizada para determinar la debilidad personal que podría ocasionar sufrimiento, lo que defini-tivamente es diferente de la actitud compasiva.

Estudios con neuroimágenes exploran diferentes para-digmas de los mecanismos neuronales de la teoría de la mente (ToM), que es la habilidad cognitiva que representa el estado mental de las personas, como intenciones, creen-cias y deseos. Estos estudios muestran la activación de re-giones discretas del cerebro, incluida la corteza prefontal media, el polo temporal, la corteza frontal inferior, etcé-tera.

Adicionalmente, otro modelo sugiere la activación de

Investigación científica de la compasión

Doctora Diana Reséndez Pérez

Profesora Investigadora

Subdirectora de Posgrado

Facultad de Ciencias Biológicas

FCB/ UANLdresendez@fcb.

uanl.mx

Es fascinante y a la vez inquietante ser

puente o enlace entre dos facetas del campo

científico: la investigación y la contribución de

ésta al bienestar de nuestros semejantes Diana Reséndez Pérez

Derivada de pensamientos, sentimientos y actos vincu-lados a la moral, la espiritualidad o la ética, la com-pasión se traduce en una actitud conceptualmente

definida de múltiples formas. Para algunos, la compasión es una virtud, una iluminación derivada del amor a Dios y de estados espirituales de santidad y gracia; para otros, como pasan por un proceso cognitivo en hombres y mu-jeres, donde, independientemente del sexo, se identifica y reconoce la Nietzsche, es “la simple moral de los débiles”. Hay quienes la califican como un egoísmo encubierto o como una conducta “típicamente femenina”, opuesta a la “racionalidad masculina” aun y cuando las respuestas compasivas sean por la desgracia o el dolor del otro.

Inscrita en todos los textos sagrados de las grandes re-ligiones, como la católica, cristiana, judía, budista, hindú, musulmana o taoísta, la compasión, sea por mandamiento divino o por principios éticos, a través de los cuales las personas conviven en el complicado tejido social, es uno

de los grandes valores que fortalecen la convivencia de

la sociedad humana con el resto de los seres vivos, inte-

grantes de nuestro universo.

EL BUEN SAMARITANO

La dialéctica prevaleciente entre el compasivo y el compadecido ha traído durante siglos análisis de toda na-turaleza. Ahí está la Biblia. A través de parábolas como la del Buen Samaritano, Jesús, a través del diálogo con erudi-tos de la Sinagoga, establece que la Vida Eterna se obtiene amando primero a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas y, como segunda instancia, amando al prójimo como a sí mismo.

Los sacerdotes judíos le preguntan a Cristo: “¿y quién es mi prójimo?” Él narra entonces la historia de un via-jero que iba rumo a Jerusalén. En el camino lo asaltan, le roban y lo dejan medio muerto. Un sacerdote pasa por

¡¡Virtud, moral de los

débiles,

egoísmo

encubierto?

Qué es la compasión? Patricia Liliana Cerda Pérez

?

?

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN12 85

La compasión es, esencialmente, la cualidad humana que nos permite sentir, entender y responder al su-frimiento de otros. Esta maravillosa virtud consti-

tuye un sentimiento muy profundo, que permite el enten-dimiento del sufrimiento con la concomitante motivación para aliviar ese sufrimiento.

¿CÓMO DETECTA EL CEREBRO LAS EMOCIONES?

Estudios de la localización de las regiones del cerebro hu-mano mediante el uso de la técnica de neuroimagen fun-cional: Resonancia Magnética funcional (RMf), permiten determinar los cambios en el flujo sanguíneo en las áreas del cerebro implicadas en las diferentes emociones. Estos estudios han usado diferentes paradigmas para entender el complejo mecanismo en el cerebro involucrado en el procesamiento de las emociones, así como de las expre-siones faciales, incluido el sentimiento de tristeza.

Evidencias de estos estudios muestran que las áreas corticales y subcorticales del cerebro, como la amígdala, el hipocampus y las cortezas frontal inferior y temporal-parietal están involucradas en el procesamiento de las emociones. El mecanismo neural del procesamiento de la tristeza muestra que una simple expresión facial de

tristeza activa el polo temporal y la amígdala en el cere-

bro.

CEREBRO EMPÁTICO Y “NEURONAS ESPEJO”

Varios grupos de investigación han analizado el meca-nismo neural implicado en la empatía, el cual es un sen-timiento similar a la compasión, pero diferente en varios aspectos. De acuerdo a Hein y Singer en 2008, la empatía no está necesariamente ligada a la motivación pro-social, mientras que la compasión presenta una liga muy estre-cha con esta motivación. Estos autores insisten en que la empatía puede ser utilizada para determinar la debilidad personal que podría ocasionar sufrimiento, lo que defini-tivamente es diferente de la actitud compasiva.

Estudios con neuroimágenes exploran diferentes para-digmas de los mecanismos neuronales de la teoría de la mente (ToM), que es la habilidad cognitiva que representa el estado mental de las personas, como intenciones, creen-cias y deseos. Estos estudios muestran la activación de re-giones discretas del cerebro, incluida la corteza prefontal media, el polo temporal, la corteza frontal inferior, etcé-tera.

Adicionalmente, otro modelo sugiere la activación de

Investigación científica de la compasión

Doctora Diana Reséndez Pérez

Profesora Investigadora

Subdirectora de Posgrado

Facultad de Ciencias Biológicas

FCB/ UANLdresendez@fcb.

uanl.mx

Es fascinante y a la vez inquietante ser

puente o enlace entre dos facetas del campo

científico: la investigación y la contribución de

ésta al bienestar de nuestros semejantes Diana Reséndez Pérez

Derivada de pensamientos, sentimientos y actos vincu-lados a la moral, la espiritualidad o la ética, la com-pasión se traduce en una actitud conceptualmente

definida de múltiples formas. Para algunos, la compasión es una virtud, una iluminación derivada del amor a Dios y de estados espirituales de santidad y gracia; para otros, como pasan por un proceso cognitivo en hombres y mu-jeres, donde, independientemente del sexo, se identifica y reconoce la Nietzsche, es “la simple moral de los débiles”. Hay quienes la califican como un egoísmo encubierto o como una conducta “típicamente femenina”, opuesta a la “racionalidad masculina” aun y cuando las respuestas compasivas sean por la desgracia o el dolor del otro.

Inscrita en todos los textos sagrados de las grandes re-ligiones, como la católica, cristiana, judía, budista, hindú, musulmana o taoísta, la compasión, sea por mandamiento divino o por principios éticos, a través de los cuales las personas conviven en el complicado tejido social, es uno

de los grandes valores que fortalecen la convivencia de

la sociedad humana con el resto de los seres vivos, inte-

grantes de nuestro universo.

EL BUEN SAMARITANO

La dialéctica prevaleciente entre el compasivo y el compadecido ha traído durante siglos análisis de toda na-turaleza. Ahí está la Biblia. A través de parábolas como la del Buen Samaritano, Jesús, a través del diálogo con erudi-tos de la Sinagoga, establece que la Vida Eterna se obtiene amando primero a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas y, como segunda instancia, amando al prójimo como a sí mismo.

Los sacerdotes judíos le preguntan a Cristo: “¿y quién es mi prójimo?” Él narra entonces la historia de un via-jero que iba rumo a Jerusalén. En el camino lo asaltan, le roban y lo dejan medio muerto. Un sacerdote pasa por

¡¡Virtud, moral de los

débiles,

egoísmo

encubierto?

Qué es la compasión? Patricia Liliana Cerda Pérez

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN86 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 11

y temporal, en tanto que la actividad cerebral de los varones se restringió a la corteza órbito-frontal (Figura 3).

Figura 3. Diferencias de la

actividad cerebral entre hombres

(arriba) y mujeres (abajo) al comparar

el procesamiento de información de imágenes de sufrimiento que provocaron una

respuesta de compasión contra imágenes sociales

neutras.

La activación de las áreas del lóbulo frontal al mirar las imágenes evocati-vas de compasión sugiere que, tanto los hombres como las mujeres, procesa-ron información relevante a juicios morales, así como a conceptos semánticos sociales. Ahora bien, la activación prefrontal encontrada en las mujeres puede estar relacionada con funciones cognitivas superiores, necesarias para la iden-tificación de las propias emociones, debido a la conexión de estas áreas con la amígdala del sistema límbico que participa centralmente en el procesamiento de emociones básicas, como el miedo o la tristeza.

Si bien este procesamiento es necesario para hacer decisiones morales impli-cadas en la respuesta compasiva, sólo las mujeres mostraron actividad en áreas temporales subcorticales, como la circunvolución parahipocámpica involucrada en el recuerdo de situaciones aversivas, la corteza insular relacionada con la representación del estado físico del propio organismo, el cíngulo anterior pro-bablemente involucrado en la toma de decisiones en situaciones de conflicto.

Estos resultados indican que las mujeres llegan a tener una experiencia de

compasión a través de un procesamiento de información mucho más elabo-

rado que los hombres. Otros autores han encontrado que en las mujeres ocurre

una activación de zonas occipitales relacionadas con la atención y el procesamiento de estímulos aversivos du-rante la vista de escenas de mutilación.

FACTORES EVOLUTIVOS Y CULTURALES

La mayor reacción de las mujeres a estímulos aversivos se conoce desde hace tiempo, y se puede suponer que la experiencia de la compasión pueda haberse desarrollado de manera diferente entre los hombres y las mujeres de-bido a múltiples factores evolutivos y culturales diferen-ciales. Desde luego, se puede pensar que las habilidades femeninas, desplegadas a través de la provisión del cui-dado materno de las crías, puedan haber sido cruciales en la mayor extensión de la actividad cerebral durante la compasión.

De hecho, a favor de esta hipótesis podría mencionarse que son precisamente las cortezas de la ínsula, del cíngulo y la prefrontal las que se activan durante la crianza y la empatía. Naturalmente que esto no establece necesaria-mente una explicación simplemente biológica y evolutiva, pues ocurre que las mujeres están sometidas a un apren-dizaje social diferencial durante el desarrollo.

En efecto, la adquisición diferencial de valores y

expectativas morales difiere entre los sexos en la ma-

yoría de las culturas, por lo que los factores biológicos y sociales no se pueden diferenciar. Podría entonces inter-pretarse la diferencia de género en la actividad cerebral durante la experiencia de compasión en el sentido de que el razonamiento moral de las mujeres está dirigido al cui-dado de los otros, en tanto que el de los hombres se basa especialmente en un sentido del deber. Esto no quiere decir que los hombres sean biológicamente incapaces de procesar la compasión de una manera tan elaborada como las mujeres, pues las áreas cerebrales están allí y segu-ramente el aprendizaje y el desarrollo de valores pueden cultivarse de manera general. Es muy interesante el hecho de que hombres y mujeres no difieran en su reporte de compasión, y sólo lo hagan en la actividad cerebral de-tectada mediante resonancia magnética. Esto parece ser indicativo de que la respuesta similar ocurre mediante o-peraciones cognitivas, emocionales y cerebrales distintas. El resultado también sugiere, de manera más general, que la coherencia entre la conciencia subjetiva y la actividad cerebral regional es un asunto complejo y polémico.

Mercadillo, R.E., Díaz, J.L., Barrios, F.A. Neurobiología de las emociones morales. Salud Mental (México) 30 (3): 1-11, 2007.Mercadillo, R.E., Barrios, F.A., Díaz, J.L. Definition of compassion-evoking images in a Mexican sample. Perceptual and Motor Skills, 105: 661-676, 2007.Mercadillo, R. E., Díaz, J. L., Passaye, E. H., Salgado, P. M., Barrios F. A. Perception of suffering and the neurobiology of compassion. Neuroimage Vol. 36, Sup. 1: 94, 2007.Mercadillo, R. E., Díaz, J. L., Pasaye, E. H., Salgado, P. M., Barrios F. A. Neurocognitive basis in experiencing compassion: A gender approach. Neuroimage Vol. 41, Sup. 1: 120, 2008

REFERENCIAS

ahí y decide no ayudarlo, cruzando por el lado contrario del camino de donde éste se encontraba tirado; luego, un levita, hace lo mismo. Por último, un samaritano –Samaría era considerado un pueblo hereje- transita por ahí y, sin importarle religiones o dioses, lo socorre y lo lleva a una pensión para que -previo el pago de dos denarios-, un po-sadero le cuide.

Jesús replantea entonces: “¿quién fue el prójimo aquí?”. Y el erudito, si bien elude nombrar al samaritano, se concreta a decir “el que tuvo compasión de él”.

En esta forma sencilla, en el Evangelio de Lucas se

describen las bases sustanciales de la compasión y la

validez ética de nuestras acciones frente a dilemas mo-

rales; a creencias religiosas y dogmáticas; al sentido de aprecio o desprecio por quien está en el infortunio, y a la miseria o la riqueza moral de todo hombre y mujer frente a sí mismo y a las necesidades apremiantes de sus con-géneres. La enseñanza de esta parábola es milenaria y, al mismo tiempo, actual.

Se puede ser ateo, agnóstico o un fervoroso creyente de Jesús, Mahoma o Buda, empero, el sentido solidario de ayudar a quien se encuentra en medio de tribulaciones; la respuesta compasiva en las relaciones intersubjetivas está presente en todos los campos de actividad del hombre y su sociedad.

En la familia, la solidaridad, el amor y la compasión actúan cuando se ampara a los núcleos débiles o vulnera-bles, como niños, ancianos, enfermos o discapacitados; en la ciencia, cuando la ética configura disciplinas, técnicas y tratados completos para auxiliar al enfermo crónico y al terminal, o cuando se buscan, a través de la invención, el talento, la inteligencia y la razón, medicamentos que curen padecimientos o aligeren el dolor de los pacientes; en la política, cuando se instrumentan leyes no sólo justas -que es el quehacer y razón de ser del Estado-, sino también legítimas, y se consideran las diferencias físicas, sociales y económicas de sus ciudadanos.

ESTADO COMPASIVO

Un Estado compasivo, no es una institución que elimine la justicia y el Derecho como valores, sino que amplía el sen-tido de éstos al preocuparse por el dolor o la contingencia del otro, es decir, de sus ciudadanos en desventaja.

En pacientes terminales -afirma un estudio elaborado por el Hospital General de Massachusetts-, el sentimiento de compasión que se activa entre el enfermo, su familia, el médico y las enfermeras, genera enseñanzas, en las cuales los maestros son los propios pacientes; mientras que,

quienes les cuidan tienen siempre algo que aprender

(1).

En la tradición hindú, el loto simboliza la compasión sin apegos. En contraparte, estoicos y panteístas rechaza-ban la compasión, pues decían que era como algo opuesto a la comprensión racional del mundo.

En la tradición católica, la piedad cristiana es una vir-tud derivada del amor a Dios, que lleva a actos de sacrifi-cio y abnegación en aras de auxiliar “al otro”; es decir, al prójimo en sus miserias o dificultades.

El máximo exponente de la compasión es Cristo,

Doctora Patricia Liliana Cerda Pérez Coordinadora del Centro de InvestigacionesFCC / [email protected]

(1) Cassem H. Ned, Perlado Fernando y Pérez Gallardo Florencio, “Psiquiatría de Enlace” p.425 en books.com.mx/books.

quien, al aceptar la dolorosa muerte por crucifixión, se

sacrifica por la humanidad, al redimirle con su muerte

de todos sus pecados. Tales puntos de vista narran, ejem-plifican, apoyan o critican la conducta humana respecto del sentido de la compasión.

En este siglo XXI, caracterizado por el seguimiento de teorías económicas neoliberales, pareciera que el sentido de la compasión no tiene cabida, simplemente porque no cotiza en el mercado. Sólo así, racionalmente, se puede asimilar el hecho de que existan multimillonarios gastos en armamentos y ejércitos por parte de las naciones de-sarrolladas, mientras que anualmente millones de seres humanos mueren por hambre, guerras y pobreza.

La psiquiatría, como ciencia afirma que los psicópatas tienen una capacidad de respuesta poco desarrollada para agradecer favores, y raramente pueden tener pena o dolor por las desgracias o males que padece un prójimo, incluso si se trata de alguien de su familia con una enfermedad terminal.VALOR HUMANO

Ojalá que psicopatías y sociopatías económicas no nos re-basen, y la compasión se preserve en este siglo como un valor del ser humano, no cotizable en Wall Street o en la Bolsa de Tokio, pero sí presente en Oriente y Occidente como el bien más preciado del hombre creyente o del ateo: amar… y tratar al prójimo como a sí mismo.

REFERENCIAS

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN10 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 87

una serie de disciplinas, las emociones morales requieren de un enfoque aún más ampliamente multidisciplinario. De esta manera, además de disciplinas relevantes a la cog-nición, como lo son la psicología, la etología o la neuro-ciencia, es necesario abordar la ética y otras humanidades hasta tocar temas jurídicos y religiosos. Gracias a esta convergencia de enfoques y disciplinas, ha sido posible un avance muy rápido en el entendimiento de las emociones morales, como acontece con la compasión.

Los procesos cognoscitivos que subyacen a las emo-ciones morales, se vinculan a la capacidad y la habilidad para inferir y representar los estados mentales y emo-cionales de otros, como son sus deseos, creencias, inten-ciones y conocimiento. Pero también obedecen al enfoque personal de los valores morales.

Por ejemplo, una persona podría experimentar com-pasión por un mendigo a partir de la inferencia de que éste padece hambre, frío, enfermedades y tristeza. Sin embargo, aun cuando el agente identifique tales estados, su tendencia para aliviarlos podría estar determinada por una representación social aprendida, que considere a los mendigos, por ejemplo, como consecuencia de un sistema social injusto, en cuyo caso tendería a ayudarle. Pero otra persona puede considerar a los mendigos como parásitos sociales, que no deben ser socorridos, sino rechazados, y en consecuencia no sentirá compasión por el mendigo, sino desprecio o indignación.

ESTUDIOS DE LA COMPASIÓN EN LA UNAM

En los últimos años se ha conformado un grupo de inves-tigación en la UNAM, iniciado por el interés del psicólogo Roberto Mercadillo de estudiar la neurobiología de la com-pasión como tema de su posgrado en Neurobiología. Mer-cadillo ha estado asesorado por el experto en imágenes ce-rebrales, Fernando Barrios, del Instituto de Neurobiología de la UNAM, y por quien esto escribe. El primer trabajo consistió en la calibración de una serie de fotografías del catálogo IAPS (International Affective Picture System), para evocar la emoción de compasión.

Esta serie de cerca de mil fotografías de todo tipo, que evocan casi toda la gama de emociones humanas, está am-pliamente calibrado en términos del nivel de agrado y acti-vación que cada una produce en sujetos de varios países y culturas. En este caso, una muestra amplia de fotografías fue analizada en términos no sólo del nivel de agrado y ac-tivación, sino de compasión que evocaban en una amplia población de jóvenes estudiantes mexicanos.

Además de proveer una muestra de imágenes capa-ces de evocar niveles muy altos de compasión, y de otras imágenes diversas que no evocan compasión, el principal

hallazgo de este estudio fue que las imágenes que pro-

vocaron el mayor nivel de compasión fueron de niños

enfermos o con intensas expresiones faciales de tristeza

y sufrimiento (Figura 2).

Otras imágenes en las que aparece alguien que induce sufrimiento, como soldados que apuntan con su arma a niños inermes, también provocaron compasión, pero de menor intensidad. Es posible que estas imágenes produz-

can no sólo compasión hacia la víctima, sino indignación

hacia el causante del sufrimiento, lo cual hace que la respuesta emocional sea

de varios tintes afectivos.

Figura 2. Fotografía del archivo International Affective Picture System (IAPS) que provocó la mayor calificación de compasión en una muestra de voluntarios mexicanos, según Mercadillo y col (2007).

Una vez provistos de imágenes que producen compasión y sus controles adecuados, procedimos a estudiar las regiones cerebrales involucradas en esta emoción moral. El registro comparativo de la actividad cerebral por Resonan-cia Magnética funcional (RMf) durante la observación de fotografías afectivas con contenido moral (por ejemplo, niños abandonados en la calle en situación de pobreza) a diferencia de fotos emotivas sin contenido moral (por ejemplo, animales peligrosos), identificó actividad nerviosa cerebral en redes límbicas, paralímbicas y corticales que incluyen la amígdala, el tálamo, la porción superior del mesencéfalo, la corteza insular, la circunvolución frontal inferior, la corteza temporo-occipial-posterior y el surco intraparietal derecho.

DIFERENCIAS ENTRE HOMBRES Y MUJERES

En un estudio posterior, el mismo grupo de investigación analizó los correlatos cerebrales de la percepción de fotografías previamente calibradas por su efec-tividad para producir compasión, en comparación con otras emocionalmente neutras en otro grupo de ocho hombres y ocho mujeres de 27 años de edad en promedio.

Debido a que se han venido refiriendo con creciente frecuencia diversas diferencias en la respuesta emocional entre hombres y mujeres, la intención de este estudio fue analizar si las respuestas a las fotografías elegidas por su evo-cación de compasión, y la actividad cerebral durante su procesamiento, diferían entre los sexos.

Los 16 voluntarios fueron colocados en un escáner de resonancia magnética de tres teslas, mientras observaban las figuras de sufrimiento humano previa-mente calibradas en referencia a su capacidad para generar compasión en una población similar. Para asegurar la presencia de esta emoción moral durante el escaneo del cerebro, se solicitó a los voluntarios que indicaran la presencia sub-jetiva de compasión apretando un botón.

Tanto las mujeres como los hombres apretaron el botón sin diferencias entre ellos ante las mismas imágenes ya elegidas por su poder de evocar compasión. A pesar de esta similitud en la respuesta, la actividad cerebral fue muy distinta entre los sexos. En efecto, el análisis de la actividad cerebral en las condiciones de compasión a diferencia de imágenes que no evocaban esta emoción moral, indicó que las mujeres manifestaron actividad en áreas involucradas en el pro-cesamiento de emociones, de procesos de empatía y juicios morales, tales como las cortezas órbito-frontal, de la ínsula, del cíngulo anterior, del lóbulo frontal

por Keith Raniere

¿Por qué vivir?

?

Recuerdo que una brisa hermosa, fresca y ligera gen-tilmente levantaba las cortinas de lino de mi recá-mara en una tarde de verano cálida y tranquila. No

he vuelto a experimentar algo que se le acerque a ese es-tado: tenía yo como 10 años de edad; acababa de terminar mis labores matinales; cortar el pasto, regar y desyerbar el jardín, limpiar las ventanas. Le permití a mi cuerpo caer y relajarse profundamente, hundiéndome en mi cama. En la quietud de ese momento, todo era físicamente perfecto, confortable, no había una onza de estrés ni fuerza que me jalara en dirección alguna. En la fresca serenidad de esta existencia exquisita, mis pensamientos carecían completa-mente de dirección: sin deseos, sin miedo, sin ambición; en perfecta libertad de perderme sin rastro alguno de compulsión.

Yo era feliz. La vida era clara. Podía ir a jugar con mis amigos, o quedarme y sentir esta paz placentera, o simple-mente ambular casualmente por el exterior abierto a cual-quier aventura. El mundo estaba completamente lleno y yo estaba completamente lleno en él. A los 10 años había encontrado el nirvana, al menos por un tiempo.

No me había bebido aún estas percepciones externas para reconocer que estaban hechas de mi misma sustan-cia, mi conciencia; que eran mi propia creación. En aquel entonces, sabía que había alcanzado algo indescriptible, pero no sabía las consecuencias de esta experiencia.

Ese estado era mío, una experiencia que era mi derecho por haber nacido. En ese momento, sin querer había yo tomado posesión de un potencial para el gozo y la sereni-dad; tendría por siempre esta gestalt en mi psique com-parada y contrastada con todos los demás eventos. Era por lo menos un nuevo punto de claridad para la vida.

¿Por qué no decidí simplemente morir en ese mo-mento? Sin ambición, ni objetivos, ni requerimientos (ni siquiera labores del hogar) ¿porqué continuar? En aquel entonces, no había duda de que todo continuaría; en el in-stante no había jornada o destino aparente. La esencia de la existencia humana, tan profundamente rica, exquisita y robusta, impregnaba al mundo entero de la vibración de la vida misma: yo no podía sino vivir. Yo era la personifi-cación del gozo, la esencia de la vida humana.

Puede que la ciencia actualmente no incluya una enti-dad distinta a nuestro cuerpo: la cosa a la que llamaríamos alma. Pero yo percibo algo a lo que llamo “yo” que parece estar más allá de mi cuerpo y ser inmortal: no sé de cierto si alguien más experimenta esto. Otros, quienes como Ud. lean estas líneas, probablemente también aseveren lo mis-mo; pero no tengo forma de verificar que mi experiencia interna del “ser” sea similar a la de alguien más.

Este es el misticismo último de la existencia: inde-scriptible e imposible de verificar.

Un ejemplo simple de nuestra naturaleza mística es la existencia de lo que en inglés se denomina qualia: cuali-dades de la percepción. Para demostrar concisamente la naturaleza indescriptible de las qualia, imagine intentar describir el “verdor” a una persona ciega de nacimiento. Alguien así podría tener un dispositivo capaz de identi-ficar el verdor en el ambiente; esta tecnología de identifi-cación podría incluso ser superior a la percepción normal. Pero la persona ciega no tiene manera de “experimentar” el verdor internamente. Aún si la tiene, no tiene manera de etiquetar esa experiencia como “verde”. Ninguno de nosotros puede describir el verdor sin utilizar un ejemplo

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN10 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 87

una serie de disciplinas, las emociones morales requieren de un enfoque aún más ampliamente multidisciplinario. De esta manera, además de disciplinas relevantes a la cog-nición, como lo son la psicología, la etología o la neuro-ciencia, es necesario abordar la ética y otras humanidades hasta tocar temas jurídicos y religiosos. Gracias a esta convergencia de enfoques y disciplinas, ha sido posible un avance muy rápido en el entendimiento de las emociones morales, como acontece con la compasión.

Los procesos cognoscitivos que subyacen a las emo-ciones morales, se vinculan a la capacidad y la habilidad para inferir y representar los estados mentales y emo-cionales de otros, como son sus deseos, creencias, inten-ciones y conocimiento. Pero también obedecen al enfoque personal de los valores morales.

Por ejemplo, una persona podría experimentar com-pasión por un mendigo a partir de la inferencia de que éste padece hambre, frío, enfermedades y tristeza. Sin embargo, aun cuando el agente identifique tales estados, su tendencia para aliviarlos podría estar determinada por una representación social aprendida, que considere a los mendigos, por ejemplo, como consecuencia de un sistema social injusto, en cuyo caso tendería a ayudarle. Pero otra persona puede considerar a los mendigos como parásitos sociales, que no deben ser socorridos, sino rechazados, y en consecuencia no sentirá compasión por el mendigo, sino desprecio o indignación.

ESTUDIOS DE LA COMPASIÓN EN LA UNAM

En los últimos años se ha conformado un grupo de inves-tigación en la UNAM, iniciado por el interés del psicólogo Roberto Mercadillo de estudiar la neurobiología de la com-pasión como tema de su posgrado en Neurobiología. Mer-cadillo ha estado asesorado por el experto en imágenes ce-rebrales, Fernando Barrios, del Instituto de Neurobiología de la UNAM, y por quien esto escribe. El primer trabajo consistió en la calibración de una serie de fotografías del catálogo IAPS (International Affective Picture System), para evocar la emoción de compasión.

Esta serie de cerca de mil fotografías de todo tipo, que evocan casi toda la gama de emociones humanas, está am-pliamente calibrado en términos del nivel de agrado y acti-vación que cada una produce en sujetos de varios países y culturas. En este caso, una muestra amplia de fotografías fue analizada en términos no sólo del nivel de agrado y ac-tivación, sino de compasión que evocaban en una amplia población de jóvenes estudiantes mexicanos.

Además de proveer una muestra de imágenes capa-ces de evocar niveles muy altos de compasión, y de otras imágenes diversas que no evocan compasión, el principal

hallazgo de este estudio fue que las imágenes que pro-

vocaron el mayor nivel de compasión fueron de niños

enfermos o con intensas expresiones faciales de tristeza

y sufrimiento (Figura 2).

Otras imágenes en las que aparece alguien que induce sufrimiento, como soldados que apuntan con su arma a niños inermes, también provocaron compasión, pero de menor intensidad. Es posible que estas imágenes produz-

can no sólo compasión hacia la víctima, sino indignación

hacia el causante del sufrimiento, lo cual hace que la respuesta emocional sea

de varios tintes afectivos.

Figura 2. Fotografía del archivo International Affective Picture System (IAPS) que provocó la mayor calificación de compasión en una muestra de voluntarios mexicanos, según Mercadillo y col (2007).

Una vez provistos de imágenes que producen compasión y sus controles adecuados, procedimos a estudiar las regiones cerebrales involucradas en esta emoción moral. El registro comparativo de la actividad cerebral por Resonan-cia Magnética funcional (RMf) durante la observación de fotografías afectivas con contenido moral (por ejemplo, niños abandonados en la calle en situación de pobreza) a diferencia de fotos emotivas sin contenido moral (por ejemplo, animales peligrosos), identificó actividad nerviosa cerebral en redes límbicas, paralímbicas y corticales que incluyen la amígdala, el tálamo, la porción superior del mesencéfalo, la corteza insular, la circunvolución frontal inferior, la corteza temporo-occipial-posterior y el surco intraparietal derecho.

DIFERENCIAS ENTRE HOMBRES Y MUJERES

En un estudio posterior, el mismo grupo de investigación analizó los correlatos cerebrales de la percepción de fotografías previamente calibradas por su efec-tividad para producir compasión, en comparación con otras emocionalmente neutras en otro grupo de ocho hombres y ocho mujeres de 27 años de edad en promedio.

Debido a que se han venido refiriendo con creciente frecuencia diversas diferencias en la respuesta emocional entre hombres y mujeres, la intención de este estudio fue analizar si las respuestas a las fotografías elegidas por su evo-cación de compasión, y la actividad cerebral durante su procesamiento, diferían entre los sexos.

Los 16 voluntarios fueron colocados en un escáner de resonancia magnética de tres teslas, mientras observaban las figuras de sufrimiento humano previa-mente calibradas en referencia a su capacidad para generar compasión en una población similar. Para asegurar la presencia de esta emoción moral durante el escaneo del cerebro, se solicitó a los voluntarios que indicaran la presencia sub-jetiva de compasión apretando un botón.

Tanto las mujeres como los hombres apretaron el botón sin diferencias entre ellos ante las mismas imágenes ya elegidas por su poder de evocar compasión. A pesar de esta similitud en la respuesta, la actividad cerebral fue muy distinta entre los sexos. En efecto, el análisis de la actividad cerebral en las condiciones de compasión a diferencia de imágenes que no evocaban esta emoción moral, indicó que las mujeres manifestaron actividad en áreas involucradas en el pro-cesamiento de emociones, de procesos de empatía y juicios morales, tales como las cortezas órbito-frontal, de la ínsula, del cíngulo anterior, del lóbulo frontal

por Keith Raniere

¿Por qué vivir?

?

Recuerdo que una brisa hermosa, fresca y ligera gen-tilmente levantaba las cortinas de lino de mi recá-mara en una tarde de verano cálida y tranquila. No

he vuelto a experimentar algo que se le acerque a ese es-tado: tenía yo como 10 años de edad; acababa de terminar mis labores matinales; cortar el pasto, regar y desyerbar el jardín, limpiar las ventanas. Le permití a mi cuerpo caer y relajarse profundamente, hundiéndome en mi cama. En la quietud de ese momento, todo era físicamente perfecto, confortable, no había una onza de estrés ni fuerza que me jalara en dirección alguna. En la fresca serenidad de esta existencia exquisita, mis pensamientos carecían completa-mente de dirección: sin deseos, sin miedo, sin ambición; en perfecta libertad de perderme sin rastro alguno de compulsión.

Yo era feliz. La vida era clara. Podía ir a jugar con mis amigos, o quedarme y sentir esta paz placentera, o simple-mente ambular casualmente por el exterior abierto a cual-quier aventura. El mundo estaba completamente lleno y yo estaba completamente lleno en él. A los 10 años había encontrado el nirvana, al menos por un tiempo.

No me había bebido aún estas percepciones externas para reconocer que estaban hechas de mi misma sustan-cia, mi conciencia; que eran mi propia creación. En aquel entonces, sabía que había alcanzado algo indescriptible, pero no sabía las consecuencias de esta experiencia.

Ese estado era mío, una experiencia que era mi derecho por haber nacido. En ese momento, sin querer había yo tomado posesión de un potencial para el gozo y la sereni-dad; tendría por siempre esta gestalt en mi psique com-parada y contrastada con todos los demás eventos. Era por lo menos un nuevo punto de claridad para la vida.

¿Por qué no decidí simplemente morir en ese mo-mento? Sin ambición, ni objetivos, ni requerimientos (ni siquiera labores del hogar) ¿porqué continuar? En aquel entonces, no había duda de que todo continuaría; en el in-stante no había jornada o destino aparente. La esencia de la existencia humana, tan profundamente rica, exquisita y robusta, impregnaba al mundo entero de la vibración de la vida misma: yo no podía sino vivir. Yo era la personifi-cación del gozo, la esencia de la vida humana.

Puede que la ciencia actualmente no incluya una enti-dad distinta a nuestro cuerpo: la cosa a la que llamaríamos alma. Pero yo percibo algo a lo que llamo “yo” que parece estar más allá de mi cuerpo y ser inmortal: no sé de cierto si alguien más experimenta esto. Otros, quienes como Ud. lean estas líneas, probablemente también aseveren lo mis-mo; pero no tengo forma de verificar que mi experiencia interna del “ser” sea similar a la de alguien más.

Este es el misticismo último de la existencia: inde-scriptible e imposible de verificar.

Un ejemplo simple de nuestra naturaleza mística es la existencia de lo que en inglés se denomina qualia: cuali-dades de la percepción. Para demostrar concisamente la naturaleza indescriptible de las qualia, imagine intentar describir el “verdor” a una persona ciega de nacimiento. Alguien así podría tener un dispositivo capaz de identi-ficar el verdor en el ambiente; esta tecnología de identifi-cación podría incluso ser superior a la percepción normal. Pero la persona ciega no tiene manera de “experimentar” el verdor internamente. Aún si la tiene, no tiene manera de etiquetar esa experiencia como “verde”. Ninguno de nosotros puede describir el verdor sin utilizar un ejemplo

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN88 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 9

LAS EMOCIONES MORALES

Aunque en el ser humano se ha establecido la existen-cia de emociones básicas, como la ira, la tristeza, la sorpresa, la alegría, el miedo o el disgusto que surgen

ante estímulos similares y cursan con expresiones o ges-tos comunes para la especie, también existen otras emo-ciones más complejas, que dependen en mayor medida de la cognición y la cultura.

Éste es el caso de las llamadas emociones morales, cuya experiencia subjetiva y expresión motora se originan en función de los intereses o el bienestar de la sociedad en su conjunto o de personas distintas de quien experimenta la emoción. Estas emociones son complejas, porque sur-

gen por la percepción del quebrantamiento de normas

morales o por un comportamiento moralmente motiva-

do, y por lo tanto ocurren ante factores sociales como la

presencia de un público o la referencia a un valor.

El componente emocional en la moral había sido sugeri-do por dos grandes filósofos: Baruch Spinoza, en 1677, y David Hume, en 1779, quienes plantearon que los valores morales son definidos a partir de su función para otorgar satisfacción y evitar el sufrimiento. Según Adam Smith, el principio de aprobación en la filosofía moral radica en que determinadas características de un acto resulten agra-dables o desagradables y conduzcan a calificar una acción como buena o mala, lleven a aprobarla o a censurarla y a ejercer un comportamiento acorde con tal juicio.

De esta manera, la valoración moral es motivada a par-a valoración moral es motivada a par-tir de un aprendizaje social y de experiencias personales del agente o individuo que la emite. Ahora bien, además de desencadenarse en respuesta a la inferencia del quebran-tamiento de normas sociales implícitas y explícitas, las

emociones morales se caracterizan por una tendencia

al refuerzo social; es decir, a dirigir el comportamien-

to hacia el reestablecimiento de la norma o valor moral

que se percibieron quebrantados, por lo que deben ser entendidas y discutidas en referencia al concepto de mo-ralidad.

LA COMPASIÓN

Por ejemplo, la compasión surge siempre por la inferencia de que otro sufre o padece, e incluye el deseo de aliviar el sufrimiento percibido, lo cual suele condicionar com-portamientos altruistas hacia la víctima. De esta manera, la compasión es una emoción moral típica al estar desen-cadenada por la percepción del sufrimiento en otros, la emoción de empatía con ese sufrimiento y la motivación

Neurobiología de la compasión: diferencias de género

Doctor José Luis DíazDepartamento de Historia y Filosofía de la Medicina Facultad de Medicina / UNAM

Doctor José Luis Díaz

de aliviar ese sufrimiento. Frecuentemente, la emoción de compasión se acompaña de indignación, cuando se infiere que el sufrimiento ha sido causado deliberadamente por otros (Figura 1).

A partir del análisis cognoscitivo de causas y efectos, se han propuesto cuatro familias de emociones morales: De condena (la ira, el disgusto, el desprecio y la indig-

nación).

De autoconciencia (la vergüenza, el pudor y la culpa).

De admiración (la gratitud, la admiración y la devo-

ción).

De compasión.

ENTENDIMIENTO DE LAS EMOCIONES MORALES

Además de las ciencias cognitivas, las cuales ya integran

Figura 1. Pintura costumbrista romántica de José Jiménez Aranda, pintor sevillano del Siglo XIX. El cartel dice: “Rosa de 18 años, en venta por 800 monedas” El contenido del cuadro y su título suelen evocar emociones morales de compasión por la víctima y de indignación por sus victimarios.

externo. El gozo es la experiencia fundamental de la existencia humana: su naturaleza es indescriptible, las cualidades de experimentarlo imposibles de verificar. Es el motivador clave para la perpetuación de la vida humana consciente. Sin gozo, la gente se marchita y muere; sin gozo, o esperanza de gozo, lo único que separa a una persona de la muerte es el miedo.

Los niños son creados con gozo inherente y después aprenden el miedo. El miedo, como se manifiesta en el mecanismo de pelea o fuga, proviene sólo de percepciones y recuerdos de percepciones. No es parte del estado base de las emociones humanas: de hecho, es impuesto por el mundo exterior. El gozo, en su forma más primitiva, es la experiencia de vivir y la vitalidad. Por la naturaleza de la condición, al estar vivos experimentamos alguna variante del gozo. Se podría decir que, en su forma no-cognitiva, es la fuerza motivadora para sobrevivir. Interesantemente, a un nivel básico esto aplicaría a todos los seres vivos. Todos los seres vivos parecen demostrar una motivación para sobrevivir; incluso frente al miedo y la adversidad. Si un ser vivo pierde la “voluntad” de vivir, se permite a sí mismo ser vencido por la adversidad natural del uni-verso físico. Cuando las personas están deprimidas, per-dida toda motivación, también perecen. En el caso más extremo, la pérdida de la motivación incluye la pérdida del miedo: sin gozo y sin miedo la muerte llega pronto.

Si una persona no tiene gozo ni miedo, ¿cuál sería la motivación para hacer algo? ¿Por qué haría algo? En un estado de apatía total no hay motivación para ningún tipo de acción.

En la más estéril de las circunstancias, en la que somos

insensibles a nuestras emociones y nos enfrentamos a una decisión puramente lógica: ¿por qué nos importaría elegir la acción más lógica o incluso actuar? Elegimos el camino más lógico porque sentimos que la lógica es el medio cor-recto para facilitar la acción. Una vez que descubrimos la mejor conducta, estamos motivados a llevarla a cabo porque sentimos que es lo correcto. Nuestra motivación humana base es el sentimiento aún si nuestras elecciones potenciales son elucidadas, y evaluadas, por la lógica. La lógica es meramente la herramienta de la emoción y la emoción fundamental humana es la experiencia de estar vivos, la base del gozo.

¿Me acordaré?

Son las 4 de la mañana. He estado despierto casi 2 días seguidos sin dormir. Este es uno de esos tiempos muy difíciles.

Durante mi vida, he aprendido a mantenerme despi-erto por largos períodos de tiempo sin dormir. Esto fue en parte por necesidad, y en parte debido a una mente hiperactiva y de tipo obsesivo-compulsivo: a veces dormir era de menor prioridad que pensar o inventar.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN8 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 89

Helen Immordino – Yan Helen, McColl Andrea, Damasio Hanna, Damasio Antonio, Neural correlates of admiration and compassion, Washington University School of Medicine, St. Louis MO, USA, May 12, 2009.Bernard Mandeville. http://en.wikipedia.org/wiki/Bernard_MandevilleFehr Ernst, Renninger Suzann-Viola, The Samaritan Paradox, Scientific American Mind, Volume 14, Number 5, 2004.Madrigal Alexis, Deformed Skull Suggests Human Ancestors Had Compassion, Wired Science News, March 30 2009.Kein Brandon, Neurological Roots of Compassion Run Deep, Wired Science News, April 13 2009.Kein Brandon, The Early Science of Altruism, Wired Science News, July 12 2007.Kein Brandon, Self Esteem Starts With Self Compassion, Wired Science News, May 17 2007.

dad humana de vivir en larga escala o en grandes canti-dades evolucionó de la armonía tribal, y favoreció a las or-ganizaciones sociales que se centraban en la cooperación de los grupos.

VALOR DE LA COMPASIÓN

Para mí, desde épocas remotas, y gracias a la combinación de la plasticidad cerebral de aprendizaje de nosotros, los factores socio–culturales permitieron a los individuos en-tender el valor de la compasión altruista, de modo que la cooperación y ayuda era la mejor forma de no ser casti-gado y relegado en los grupos sociales, promoviendo así su propia supervivencia dentro de sus tribus.

Siguiendo este camino, la compasión y el ayudar con

acciones altruistas a conocidos o desconocidos, des-

cansa en raíces antigua,s en partes claves del cerebro, y

gracias a la plasticidad del mismo y a nuestra capacidad

de adaptación para sobrevivir, se han expresado en mo-

mentos clave de ayuda a nuestros semejantes.

Simplemente, recordemos las actitudes compasivas y altruistas que recibió México de parte de diferentes países cuando sucedió el temblor de 1985, situación que se sigue repitiendo cuando otro país es afligido por un mal.

Somos una especie que promueve la competencia desleal y egoísta para acrecentar nuestro rol y/o posición socioeconómica, pero en situaciones de prueba y empatía humana, nuestro cerebro se dispara y nos alerta, primero bajo la compasión y después con la acción de ayuda para remediar.

Como seres humanos debemos pensar en apreciar

y valorar la compasión como aquella variable que nos

puede unir más en un beneficio común para la espe-

cie y aprender a relacionarnos simbióticamente entre

nosotros, mediante la ayuda altruista a nuestros se-

mejantes, desconocidos o no. Tal vez por medio de ella logremos fortalecernos como especie para seguir nuestro camino evolutivo.

REFERENCIAS

Mantenerse despierto continuamente por varios días requiere de una cierta comprensión del propio cuerpo. En mi caso, como a las 36 horas de vigilia ininterrumpida, experimento el primer “bache” de energía. Si lo combato, pasa pero se repite periódicamente a intervalos de unas pocas horas hasta llegar al límite de los 2 días seguidos: más allá de éste, las cosas se ponen relativamente más fáciles con pocas bajadas o subidas del “voltaje” me-tabólico. A veces me he tomado un descanso durante este período más difícil, justo antes del límite de los 2 días. Es peligroso, pero ya soy bastante experto y con mucha práctica.

Ahora es uno de esos momentos de tomar una siesta. Sé que sólo podré dormir una hora. Sé que debo levan-tarme para completar mis tareas, pero también sé que en-frentaré un monstruo de inimaginable poder. Permítame explicarme:

Mi productividad ha disminuido y dormir por espacio de una hora refrescará mis habilidades y me permitirá per-sistir otras 24 horas o más. Esta lógica es inescapable excepto por un feroz demonio interpuesto entre mi plan y mis fragilidades humanas. Este demonio es la peor y más mañosa versión de mi alter ego inteligente y deshonesto. La necesidad de mis acciones es clara, mis responsabili-dades son innegables, sin embargo sé que al despertar de las profundidades del confort soporífero todo cambiará. No seré la misma persona. Estaré poseído, y habré perdi-do parte de mi mente y mis valores. Una increíble batalla ocurrirá a continuación: pelearé contra mis recuerdos de tan nebulosas abstracciones como los compromisos y las responsabilidades; tratando de convencerme a mí mismo de elegir un camino de acciones diferentes, mucho más agradables y que se van a sentir mucho mejor: descanso extendido; vivir profunda e irresponsablemente sin preo-cupaciones, protegido por el capullo uterino de mi cama-nido. ¿Qué podría sentirse mejor?

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN8 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 89

Helen Immordino – Yan Helen, McColl Andrea, Damasio Hanna, Damasio Antonio, Neural correlates of admiration and compassion, Washington University School of Medicine, St. Louis MO, USA, May 12, 2009.Bernard Mandeville. http://en.wikipedia.org/wiki/Bernard_MandevilleFehr Ernst, Renninger Suzann-Viola, The Samaritan Paradox, Scientific American Mind, Volume 14, Number 5, 2004.Madrigal Alexis, Deformed Skull Suggests Human Ancestors Had Compassion, Wired Science News, March 30 2009.Kein Brandon, Neurological Roots of Compassion Run Deep, Wired Science News, April 13 2009.Kein Brandon, The Early Science of Altruism, Wired Science News, July 12 2007.Kein Brandon, Self Esteem Starts With Self Compassion, Wired Science News, May 17 2007.

dad humana de vivir en larga escala o en grandes canti-dades evolucionó de la armonía tribal, y favoreció a las or-ganizaciones sociales que se centraban en la cooperación de los grupos.

VALOR DE LA COMPASIÓN

Para mí, desde épocas remotas, y gracias a la combinación de la plasticidad cerebral de aprendizaje de nosotros, los factores socio–culturales permitieron a los individuos en-tender el valor de la compasión altruista, de modo que la cooperación y ayuda era la mejor forma de no ser casti-gado y relegado en los grupos sociales, promoviendo así su propia supervivencia dentro de sus tribus.

Siguiendo este camino, la compasión y el ayudar con

acciones altruistas a conocidos o desconocidos, des-

cansa en raíces antigua,s en partes claves del cerebro, y

gracias a la plasticidad del mismo y a nuestra capacidad

de adaptación para sobrevivir, se han expresado en mo-

mentos clave de ayuda a nuestros semejantes.

Simplemente, recordemos las actitudes compasivas y altruistas que recibió México de parte de diferentes países cuando sucedió el temblor de 1985, situación que se sigue repitiendo cuando otro país es afligido por un mal.

Somos una especie que promueve la competencia desleal y egoísta para acrecentar nuestro rol y/o posición socioeconómica, pero en situaciones de prueba y empatía humana, nuestro cerebro se dispara y nos alerta, primero bajo la compasión y después con la acción de ayuda para remediar.

Como seres humanos debemos pensar en apreciar

y valorar la compasión como aquella variable que nos

puede unir más en un beneficio común para la espe-

cie y aprender a relacionarnos simbióticamente entre

nosotros, mediante la ayuda altruista a nuestros se-

mejantes, desconocidos o no. Tal vez por medio de ella logremos fortalecernos como especie para seguir nuestro camino evolutivo.

REFERENCIAS

Mantenerse despierto continuamente por varios días requiere de una cierta comprensión del propio cuerpo. En mi caso, como a las 36 horas de vigilia ininterrumpida, experimento el primer “bache” de energía. Si lo combato, pasa pero se repite periódicamente a intervalos de unas pocas horas hasta llegar al límite de los 2 días seguidos: más allá de éste, las cosas se ponen relativamente más fáciles con pocas bajadas o subidas del “voltaje” me-tabólico. A veces me he tomado un descanso durante este período más difícil, justo antes del límite de los 2 días. Es peligroso, pero ya soy bastante experto y con mucha práctica.

Ahora es uno de esos momentos de tomar una siesta. Sé que sólo podré dormir una hora. Sé que debo levan-tarme para completar mis tareas, pero también sé que en-frentaré un monstruo de inimaginable poder. Permítame explicarme:

Mi productividad ha disminuido y dormir por espacio de una hora refrescará mis habilidades y me permitirá per-sistir otras 24 horas o más. Esta lógica es inescapable excepto por un feroz demonio interpuesto entre mi plan y mis fragilidades humanas. Este demonio es la peor y más mañosa versión de mi alter ego inteligente y deshonesto. La necesidad de mis acciones es clara, mis responsabili-dades son innegables, sin embargo sé que al despertar de las profundidades del confort soporífero todo cambiará. No seré la misma persona. Estaré poseído, y habré perdi-do parte de mi mente y mis valores. Una increíble batalla ocurrirá a continuación: pelearé contra mis recuerdos de tan nebulosas abstracciones como los compromisos y las responsabilidades; tratando de convencerme a mí mismo de elegir un camino de acciones diferentes, mucho más agradables y que se van a sentir mucho mejor: descanso extendido; vivir profunda e irresponsablemente sin preo-cupaciones, protegido por el capullo uterino de mi cama-nido. ¿Qué podría sentirse mejor?

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN90 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 7

Admiración como virtud. Cuando la información pro-veniente de una imagen, video o audio se podía catalogar como un acto virtuoso o moralmente admirable.

Admiración por desempeño. Cuando la información proveniente de una imagen, video o audio se podía cata-logar como un acto de complejo desempeño, como una característica artística o deportiva.

Compasión por dolor social. Cuando la información proveniente de una imagen, video o audio, se podía cata-logar como una persona con sufrimiento social, proble-mas psicológicos o rechazo social.

Compasión por dolor físico. Cuando la información proveniente de una imagen, video o audio se podía cata-logar como una persona con una lesión física, pero esa lesión no tenía implicación moral o social.

Para este experimento, como se describe en el artículo,

se escogieron la admiración y la compasión, por el papel de emociones sociales preponderantes en las relaciones interpersonales y de comportamiento moral. Por un lado, la admiración nos motiva a dar una recompensa, y la com-pasión nos impulsa a remediar cierta situación.

Posteriormente, cada vez que un sujeto catalogaba determinada situación narrativa, se le monitoreaba por medio de una imagen por resonancia magnética funcio-nal, para determinar las áreas que se iluminaban en su cerebro.

RESULTADOS SORPRENDENTES

Para sorpresa de los investigadores, cuando los indivi- duos clasificaban lo que se les presentaba, ya sea como admiración o compasión, se iluminaba la zona del pre-cúneo, que se describe como la superficie del lóbulo pa- rietal superior, ubicada sobre la cara medial del cerebro,

así como la zona de la corteza cingulada, situada en la parte medial de la corteza del cerebro.

Estas zonas, de acuerdo a los autores e investigadores, se encuentran relacionadas con la forma en que opera el cerebro. Esto ha logrado, como dice Damasio, que emo-ciones como la admiración y la compasión tengan su base en estructuras por debajo de la corteza cerebral, como en el hipotálamo y el tronco encefálico, cuya función es la de regular la vida.

De acuerdo a los resultados, lo que pensábamos que

eran simplemente aspectos sociales aprendidos gracias

a las normas sociales de una comunidad, y que debían

aplicarse para no ser expulsados o rechazados de la mis-

ma, parece tener un lugar en los disparos neuronales del

cerebro humano, los cuales dictan la forma en que perc-ibimos a nuestros semejantes en diferentes situaciones.

Como humanos, contamos con la capacidad, impresa en el cerebro, de ponernos, como comúnmente se dice, en los zapatos de alguien más, y aunque no sintamos el do-lor físico o el dolor social, comprendemos exactamente lo que esa persona está pasando, y actuamos remediando la situación, ya sea por sentir compasión por dolor físico, o compasión por dolor social, como se expuso en el experi-mento.

Esto no es extraño para la biología evolutiva, pues, como se comenta en el artículo “The Samaritan Paradox”, Darwin escribió en 1874 que aquellas tribus en las que sus individuos colaboraran resultarían victoriosas sobre otras tribus, y eso sería precisamente parte de la selección natural.

Los antropólogos Robert Boyd y Peter Richerson, am-bos de la Universidad de California, explican en su libro Cultural Evolution of Human Cooperation, cómo la capaci-

Una pregunta más importante puede ser, ¿qué se va a sentir peor? Si caigo de la gracia de la ideología hacia los dulces brazos de la indulgencia descansada, al salir de este estado protegido enfrentaré un fuego mucho mayor: la ira intransigente de las consecuencias (causa y efecto). Saciada y pronto olvidada toda motivación por dormir, desterrado de mi mente el villano de la fatuidad, me en-contraré abandonado y cosechando el fruto de mi negli-gencia. Éste es el más terrible de los destinos.

Cada vez que esto ha sucedido, he jurado con fervor jamás repetir mi aceptación del diálogo seductor. Pero con cada fracaso sucesivo, empecé a comprender el verda-dero problema: yo olvidaría los juramentos de ayer porque en los momentos de intenso y delicioso reposo la noción de los mismos no tenía fuerza alguna en mis sentimientos. Los sentimientos que yo generaba en respuesta a la hipóte-sis de quebrantar mi palabra (aún con una firme visión de las consecuencias resultantes) palidecían en comparación con los sentimientos presentes de placer. Para mantener mi promesa de frente a la adversidad somática, necesitaba crear y abrazar una experiencia emocional más profunda, y de más peso, de mis repercusiones. Hacer esto se opone diametralmente a la conducta humana normal: tendemos a minimizar nuestra experiencia emocional (la parte que no es sufrimiento) de nuestros fracasos para poder distan-ciarnos de vulnerabilidad, en vez de tomarnos nuestros resultados de manera mucho más personal.

La clave para el triunfo del espíritu humano sobre el cuerpo es minimizar el apego a las sensaciones presentes y construir una capacidad prodigiosa de sentir en base a nuestros pensamientos. Una vez logrado esto, cualquier condición corporal presente será de mínima consecuencia en comparación con nuestras emociones inspiradas por pensamientos. En el caso más extremo, aún enfrentando la peor de las torturas físicas, es posible mantener el hon-or de las propias convicciones. Esto se logra a través de fomentar una vida emocional interna de lo más intensa.

Cuerpo, Humano, Mente, Computadora

Nuestros cuerpos son órganos sensoriales y templos de nuestros sentimientos, específicamente de nuestras emociones. Experimentamos nuestras emociones en nue-stros cuerpos como condiciones somáticas que no son tan completamente locales al cuerpo como podríamos sospechar. La gente que está paralizada del cuello para abajo sigue sintiendo las emociones que la mayoría de las personas le atribuyen a áreas del cuerpo que estos indi-viduos ya no pueden “sentir”. Los verdaderos “sentimien-tos” del sentir (los qualia) son generados en el cerebro. Si las señales de dolor del cuerpo ya no pueden llagar al cerebro, no se siente dolor alguno a pesar de que éste sea registrado por el sistema nervioso. De igual forma, los sentimientos asociados con las emociones (los qualia) son experimentados en el cerebro; los cuadraplégicos sienten

respuestas emocionales tan ricas como las de las personas de funcionamiento normal. Un ser humano es un híbrido único de lo que entendemos como el cuerpo, y la vida interior indescriptible e imposible de verificar a la que algunos de nosotros llamamos el alma. Para verdaderamente alcanzar nuestro noble potencial humano, necesitamos tomar nuestras más profundas emociones y usarlas para mantenernos firmes frente a los embates de la vida física; debemos ser más que sólo un cuerpo. Sí hemos de ser más que bestias cuasi-animales y reactivas debemos desarrollar y mantener principios frente a cualquier ataque por parte de enemigos somáticos; aún si experimentamos la fatiga más extrema, en el más cómodo sofá cama. Qué tanto somos más humanos que bestias está en función de qué tanto dominamos el mantener los principios por encima de la condición corporal. Nuestra palabra interior y nuestra consistencia de acción (nuestra ética) son los sellos de la virtud humana. La virtud humana sólo puede ser creada experimentando, examinando e incorporando progresivamente emo-ciones que respalden nuestra visión. Ningún otro proceso nos levantará medi-ante la motivación del diván del confort corporal a la acción vigorizada de la ética con principios.

Pero para aspirar a esta condición éticamente iluminada, debemos primero derivar nuestros principios y, continuamente, reformarlos. Esta es una función de la mente humana.

La mente es una extensión de lo que conocemos como el cerebro; incluye tanto el funcionamiento fisiológico del cerebro y los qualia místicos de la expe-riencia y el pensamiento. La lógica es el destilado más puro del pensamiento, y es una de las más grandes herramientas de la mente. La lógica nos permite construir y calcular, como una computadora, la mejor acción ética. De ninguna forma describe, incorpora ni calibra la acción a los qualia humanos más profun-dos.

Por ejemplo, podríamos ser capaces de calcular las mejores acciones físicas para consolar a una persona que acaba de perder a su compañero(a) de vida. Es dudoso, sin embargo, que la lógica nos brinde la humanidad para saber cuando y cómo ejecutar estas conductas con compasión. La lógica puede predecir re-spuestas físicas, pero no puede encapsular a las emociones, que en parte, están compuestas de qualia.

La lógica no puede adaptarse a lo indefinible.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN6 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 91

del “Gen egoísta”, nos describe como máquinas de super-

vivencia, con genes egoístas, que buscan preservarse en

nuevas generaciones, y que cada esfuerzo compasivo de ayuda a otros resulta una pérdida de tiempo, al igual que desgaste no premiado.

Para Ernst Fehr y Suzann-Viola Renninger, autores del artículo arriba mencionado, la sociobiología habla del altruismo entre seres humanos, cuando se trate de una situación en donde se aplique el dicho: “yo te rasco la es-palda, solamente si tú rascas la mía”. Estamos diciendo que, en condiciones normales, ayudaríamos a alguien sola-mente si esperamos encontrar a esa persona en el futuro.

MUNDO ECONÓMICO

El ayudar a un perfecto extraño se torna ilógico en un mundo económico en el que peleamos por recursos es-casos, al igual que buscamos amasar riquezas, a veces en forma desenfrenada y avara, para sobrevivir a épocas de escasez, o simplemente por querer subir en el escalafón social y posicionarnos en un peldaño más elevado.

Comento todo esto porque el altruismo, comprendido como ayudar a alguien como buen samaritano, es la com-pasión expresada en su punto más álgido. Es decir, como

comprendo lo que sientes, entiendo tu pasión o sufri-

miento y te compadezco, por lo que pongo mi ayuda

a tu disposición, para sacarte de ese estado mental o

eliminar ese dolor físico.

Por otro lado, recientemente han surgido nuevas teorías, que se materializan como una afrenta pública al

egoísmo individualista del ser humano. Hablamos primero de un caso publicado en la revista Wired, en su sección de ciencia, donde se relata que, al reconstruir un cráneo de un niño que vivió aproximadamente hace 530,000 años, y que estaba deforme por nacimiento, los científicos comproba-ron que vivió unos cinco años o tal vez un poco más.

A los científicos, aunque no les resulta desconocido este comportamiento, sí les sorprendió y les parecía in-creíble que los humanos de ese entonces se hayan hecho cargo de ese niño, o de otros enfermos, así como de per-sonas con capacidades diferentes. Parece que ese tipo de conducta es única de los seres humanos, y base de esto es la compasión.

Pero el caso más extraordinario es el que han descu-bierto los doctores McColl, Damasio e Immordino-Yang. En su artículo “Neural correlates of admiration and com-passion”, señalan que la compasión, al parecer, se en-

cuentra impresa en el cerebro, de la misma manera que

el miedo o el enojo.

Si esto es cierto, estamos hablando de que la biología evolutiva humana mantuvo a la compasión como una va-riable clave para la supervivencia de nuestra especie.

EXPERIMENTO

El estudio consistió en un experimento con 13 sujetos. Por medio de información recibida de 50 fuentes de narrativa multimedia, apoyada por audio, video e imágenes en una computadora, se les pedía que describieran la situación presentada dentro de cuatro categorías, que eran:

Acerca de Executive Success Programs, Inc.

Executive Success Programs, Inc.MR (ESP) ofrece programas

de entrenamiento enfocados en crear consistencia en todas

las áreas y ayudar a desarrollar las habilidades prácticas,

emocionales e intelectuales que la gente necesita para

alcanzar su máximo potencial. Todos los programas de

ESP utilizan una tecnología punta con patente en trámite

llamada Cuestionamiento Racional MR, una ciencia basada en

la creencia que entre más consistentes sean las creencias y

patrones de conducta de un individuo, más exitoso será en

todo lo que haga. El Cuestionamiento RacionalMR permite a

las personas volver a examinar e incorporar percepciones

que pueden ser la base de limitaciones autoimpuestas.

Mayores informes: [email protected]

La más alta representación tecnológica de la operación lógica es la computadora. Aunque la computadora pro-vee funcionalidad de cálculo superior en comparación con la mente humana, sigue siendo opacada por la eficiencia mental humana. En juegos de estrategia como el ajedrez, aunque la computadora puede vencer al humano mediante la fuerza bruta, calculando cientos de millones de movi-mientos por cada uno que calcula el humano, necesita de esta compensación masiva para igual la indefinible efi-ciencia holística que ofrece la experiencia humana; basada en parte en los qualia.

Ética compasiva

¿Así que cómo podemos enriquecer óptimamente a la mente humana con una base emocional? Esto es necesario si hemos de sostener la ética por sobre la fisiología.

Debemos sentir el peso emocional y la gravedad de nuestra existencia. Mientras que el gozo es el estado base natural de los humanos, la lucha por alcanzar este gozo es la condición natural de los humanos. La lucha prác-tica es vivir en un mundo material pero sin confundir este mundo externo con la fuente del gozo. La fuente del gozo que es interna en todos los humanos y es descubierta al divorciarnos de la esclavitud de nuestros cuerpos. Esto se puede hacer mejor a través de la acción basada en princip-ios y motivada por una profundidad de emoción humana; una profundidad que llegue más allá de la intensidad de cualquier seducción corporal posible.

Para lograr esto, debemos continuamente elaborar nuestra experiencia del dolor emocional humano: el con-flicto de nuestro gozo inherente contra la imposición del miedo.

Tenemos la capacidad de actuar, y simultáneamente observar nuestro actuar. Esta capacidad de observación auto-reflectiva, junto con la habilidad de proyectar al pro-pio “ser” en escenarios hipotéticos, es considerada la es-encia de nuestra conciencia.

El enriquecimiento de nuestra vida emocional es deri-vado, al igual que nuestra conciencia, de manera dual: al experimentar dolor y atestiguar la experiencia. No sólo debemos enfrentar la vida con nuestro ser vulnerable y emocional; debemos ser testigos apasionados de esta con-frontación al enfrascarnos en ella: debemos de ser tanto participante como partidario. Usando este método, nos volvemos emocionalmente concientes. Nos volvemos no sólo una persona que ha experimentado muchas emo-ciones, pasando de una emoción a la siguiente sin trans-formación personal; nos volvemos una persona que ha acumulado sabiduría emocional. Es sólo a través de at-estiguar apasionadamente las emociones que tenemos la motivación para crecer, cambiar y acumular esta sabidu-ría.

¿Cómo se refleja este proceso de vivir en nuestro trato a los demás?

Al ser testigos de las vidas emocionales de los demás, podemos ya sea sentir empatía por ellos, ó hacerles obje-tos. Si elegimos lo segundo, nos enseñamos a nosotros mismos a separarnos de nuestras propias emociones al atestiguarlas, restringiendo la acumulación de sabiduría.

Para elegir el camino de la empatía, o la compasión, es necesario construir la fuerza emocional, a través del tiempo, para ver a todas las personas como a uno mismo; que su fortuna es la propia y sus luchas también.

En este camino a la liberación de nuestro gozo hu-mano, de la esclavitud de la indulgencia material y las cadenas corporales, tenemos la providencia milagrosa de necesitarnos mutuamente para ser más nosotros mismos. Esta es la verdadera naturaleza del amor. Esta es la ver-dadera naturaleza de la humanidad. Que sea este un valor humano básico que jamás olvidemos. Es la razón por la que vivimos.

Traducción del inglés por Farouk Rojas

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN6 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 91

del “Gen egoísta”, nos describe como máquinas de super-

vivencia, con genes egoístas, que buscan preservarse en

nuevas generaciones, y que cada esfuerzo compasivo de ayuda a otros resulta una pérdida de tiempo, al igual que desgaste no premiado.

Para Ernst Fehr y Suzann-Viola Renninger, autores del artículo arriba mencionado, la sociobiología habla del altruismo entre seres humanos, cuando se trate de una situación en donde se aplique el dicho: “yo te rasco la es-palda, solamente si tú rascas la mía”. Estamos diciendo que, en condiciones normales, ayudaríamos a alguien sola-mente si esperamos encontrar a esa persona en el futuro.

MUNDO ECONÓMICO

El ayudar a un perfecto extraño se torna ilógico en un mundo económico en el que peleamos por recursos es-casos, al igual que buscamos amasar riquezas, a veces en forma desenfrenada y avara, para sobrevivir a épocas de escasez, o simplemente por querer subir en el escalafón social y posicionarnos en un peldaño más elevado.

Comento todo esto porque el altruismo, comprendido como ayudar a alguien como buen samaritano, es la com-pasión expresada en su punto más álgido. Es decir, como

comprendo lo que sientes, entiendo tu pasión o sufri-

miento y te compadezco, por lo que pongo mi ayuda

a tu disposición, para sacarte de ese estado mental o

eliminar ese dolor físico.

Por otro lado, recientemente han surgido nuevas teorías, que se materializan como una afrenta pública al

egoísmo individualista del ser humano. Hablamos primero de un caso publicado en la revista Wired, en su sección de ciencia, donde se relata que, al reconstruir un cráneo de un niño que vivió aproximadamente hace 530,000 años, y que estaba deforme por nacimiento, los científicos comproba-ron que vivió unos cinco años o tal vez un poco más.

A los científicos, aunque no les resulta desconocido este comportamiento, sí les sorprendió y les parecía in-creíble que los humanos de ese entonces se hayan hecho cargo de ese niño, o de otros enfermos, así como de per-sonas con capacidades diferentes. Parece que ese tipo de conducta es única de los seres humanos, y base de esto es la compasión.

Pero el caso más extraordinario es el que han descu-bierto los doctores McColl, Damasio e Immordino-Yang. En su artículo “Neural correlates of admiration and com-passion”, señalan que la compasión, al parecer, se en-

cuentra impresa en el cerebro, de la misma manera que

el miedo o el enojo.

Si esto es cierto, estamos hablando de que la biología evolutiva humana mantuvo a la compasión como una va-riable clave para la supervivencia de nuestra especie.

EXPERIMENTO

El estudio consistió en un experimento con 13 sujetos. Por medio de información recibida de 50 fuentes de narrativa multimedia, apoyada por audio, video e imágenes en una computadora, se les pedía que describieran la situación presentada dentro de cuatro categorías, que eran:

Acerca de Executive Success Programs, Inc.

Executive Success Programs, Inc.MR (ESP) ofrece programas

de entrenamiento enfocados en crear consistencia en todas

las áreas y ayudar a desarrollar las habilidades prácticas,

emocionales e intelectuales que la gente necesita para

alcanzar su máximo potencial. Todos los programas de

ESP utilizan una tecnología punta con patente en trámite

llamada Cuestionamiento Racional MR, una ciencia basada en

la creencia que entre más consistentes sean las creencias y

patrones de conducta de un individuo, más exitoso será en

todo lo que haga. El Cuestionamiento RacionalMR permite a

las personas volver a examinar e incorporar percepciones

que pueden ser la base de limitaciones autoimpuestas.

Mayores informes: [email protected]

La más alta representación tecnológica de la operación lógica es la computadora. Aunque la computadora pro-vee funcionalidad de cálculo superior en comparación con la mente humana, sigue siendo opacada por la eficiencia mental humana. En juegos de estrategia como el ajedrez, aunque la computadora puede vencer al humano mediante la fuerza bruta, calculando cientos de millones de movi-mientos por cada uno que calcula el humano, necesita de esta compensación masiva para igual la indefinible efi-ciencia holística que ofrece la experiencia humana; basada en parte en los qualia.

Ética compasiva

¿Así que cómo podemos enriquecer óptimamente a la mente humana con una base emocional? Esto es necesario si hemos de sostener la ética por sobre la fisiología.

Debemos sentir el peso emocional y la gravedad de nuestra existencia. Mientras que el gozo es el estado base natural de los humanos, la lucha por alcanzar este gozo es la condición natural de los humanos. La lucha prác-tica es vivir en un mundo material pero sin confundir este mundo externo con la fuente del gozo. La fuente del gozo que es interna en todos los humanos y es descubierta al divorciarnos de la esclavitud de nuestros cuerpos. Esto se puede hacer mejor a través de la acción basada en princip-ios y motivada por una profundidad de emoción humana; una profundidad que llegue más allá de la intensidad de cualquier seducción corporal posible.

Para lograr esto, debemos continuamente elaborar nuestra experiencia del dolor emocional humano: el con-flicto de nuestro gozo inherente contra la imposición del miedo.

Tenemos la capacidad de actuar, y simultáneamente observar nuestro actuar. Esta capacidad de observación auto-reflectiva, junto con la habilidad de proyectar al pro-pio “ser” en escenarios hipotéticos, es considerada la es-encia de nuestra conciencia.

El enriquecimiento de nuestra vida emocional es deri-vado, al igual que nuestra conciencia, de manera dual: al experimentar dolor y atestiguar la experiencia. No sólo debemos enfrentar la vida con nuestro ser vulnerable y emocional; debemos ser testigos apasionados de esta con-frontación al enfrascarnos en ella: debemos de ser tanto participante como partidario. Usando este método, nos volvemos emocionalmente concientes. Nos volvemos no sólo una persona que ha experimentado muchas emo-ciones, pasando de una emoción a la siguiente sin trans-formación personal; nos volvemos una persona que ha acumulado sabiduría emocional. Es sólo a través de at-estiguar apasionadamente las emociones que tenemos la motivación para crecer, cambiar y acumular esta sabidu-ría.

¿Cómo se refleja este proceso de vivir en nuestro trato a los demás?

Al ser testigos de las vidas emocionales de los demás, podemos ya sea sentir empatía por ellos, ó hacerles obje-tos. Si elegimos lo segundo, nos enseñamos a nosotros mismos a separarnos de nuestras propias emociones al atestiguarlas, restringiendo la acumulación de sabiduría.

Para elegir el camino de la empatía, o la compasión, es necesario construir la fuerza emocional, a través del tiempo, para ver a todas las personas como a uno mismo; que su fortuna es la propia y sus luchas también.

En este camino a la liberación de nuestro gozo hu-mano, de la esclavitud de la indulgencia material y las cadenas corporales, tenemos la providencia milagrosa de necesitarnos mutuamente para ser más nosotros mismos. Esta es la verdadera naturaleza del amor. Esta es la ver-dadera naturaleza de la humanidad. Que sea este un valor humano básico que jamás olvidemos. Es la razón por la que vivimos.

Traducción del inglés por Farouk Rojas

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN92 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 5

Aunque no podía cambiar el curso de toda una guerra, con el simple hecho de salvar a unos cuantos habría

logrado la satisfacción de ser útil a otro ser humano. Como se lo dijo Stern, refiriéndose a la lista de Schindler, y catalogándola como el bien absoluto: esa lista era vida. ¿Qué mejor regalo para Schindler que lo que dice Stern, cuando le traduce lo escrito en el anillo que le regalaron?: “Aquél que salva una vida, salva al mundo entero”.

La psicología y el comportamiento social humano aún no están completamente descifrados. El punto de Schindler era que él se sentía identificado con los judíos, y compartía compasivamente el dolor, la frustración, la melancolía, el miedo, la soledad, la falta de fe, la carencia de autoestima entre otras muchas emociones que tenían, pues a final de cuentas, eran como cualquier otra persona y no una raza inferior.

EL HOMBRE, LOBO DEL HOMBRE

Después de la gran cantidad de atrocidades que el ser hu-mano ha cometido, y si analizamos el costo–beneficio en términos de recursos, salud y dinero de cada uno de esos actos, podríamos ver que el “Homo homini lupus” (el hom-bre, lobo del hombre) parece ser la constante en la que nos movemos los seres humanos, y el sacar ventaja de otro de nuestra especie resulta ser la norma para el progreso, sobre todo en el mundo de los negocios.

En una economía como la nuestra, según lo leemos diariamente en los periódicos, con noticias dominadas por mentes maquiavélicas, donde la avaricia nos permite,

aunque por breve tiempo, incrementar nuestros recursos monetarios y patrimoniales, la compasión resulta casi

ilógica, y una persona como Schindler resulta irrisoria.

Incluso, como lo dice la revista Scientific American Mind, de 2004, en su artículo “The Samaritan Paradox”, en el siglo 18, el filósofo Bernard Mandeville mantenía que los “vicios privados” (definidos por él como acciones egoís-tas de los hombres) más que la “virtud” (definida como las acciones de los hombres, contrarias a su naturaleza, que buscan el beneficio de otros) son la raíz del beneficio público social y económico.

Es decir, para Mandeville, y de acuerdo a Wikipedia, el vicio privado, sumado con el flujo de capitales y el deseo de los individuos por bienes lujosos, así como aspirar a un mejor nivel de vida en términos económicos, estimulan a la sociedad como engranaje al progreso.

EGOÍSMO

Visto fríamente, el razonamiento de Mandeville tiene lógi-ca en el campo de la economía: “¿Por qué he de ayudar a, o sentir compasión por alguien, si el dirigir mi energía en ese sentido merma o limita mi capacidad personal de gen-erar más riqueza o mayor poder para mí y para los míos?

De estas aseveraciones parece surgir lo que conoc-emos como “Homo Economicus”, variante del Homo Sa- piens, que trabaja sola y exclusivamente para su beneficio y para tener su propia ventaja sobre otros.

Como se menciona de nueva cuenta en el artículo “The Samaritan Paradox”, Richard Dawkings, con su propuesta

Para conmemorar el primer año de actividades del Centro de Innovación, Investigación y Desarrollo en Ingeniería (CIIDIT), de la Universidad Autóno-ma de Nuevo León, se llevó a cabo el Primer Simposio sobre Investigación

Científica y Tecnológica, y simultáneamente, en coordinación con la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas, la Reunión Internacional de Nanociencias y Nano-tecnologia Monterrey 2009, del 20 al 22 de mayo.

El CIIDIT fue uno de los primeros centros que inició operaciones en el Parque de Investigación e Innovación Tecnológica y desde el 13 de mayo de 2008, bajo

la dirección del ingeniero Rogelio Garza Rivera, se han alcanzado importantes

avances en la investigación de sus temas centrales, que son: tecnologías de la

información y software, materiales avanzados, mecatrónica y nanotecnología.

Durante el evento de inauguración del simposio que se realizó el pasado 20 de mayo, Garza Rivera destacó cómo se ha logrado incrementar el trabajo pro-ductivo de los investigadores de la universidad, y dijo que el simposio es una importante acción para estrechar lazos al mismo tiempo que dan a conocer sus avances a toda la comunidad.

“Esta es una oportunidad para dar a conocer a la comunidad científica los logros y capacidades de este centro que gracias al esfuerzo de nuestros inves-tigadores se han registrado patentes y se ha fortalecido la vinculación con el sector académico e industrial en los campos de la nanotecnología, materiales avanzados, mecatrónica e ingeniería y software”, expresó Garza Rivera ante los asistentes al evento e importantes autoridades como Natividad González Parás,

En ocasión del primer aniversario del CIIDIT

Celebra la UANL Simposio sobre investigación científica y tecnológicaParalelamente se lleva a cabo la Reunión Internacional de Nanociencias y Nanotecnología Monterrey 2009

gobernador de Nuevo León y José Antonio González Trevi-ño, rector de la Máxima Casa de Estudios en el Estado.

MENSAJE DEL GOBERNADOR

González Parás coincidió con el mensaje de Garza Rivera en el sentido del gran apoyo que se ha dado en Nuevo León a la ciencia como herramienta para resolver impor-tantes problemas que aquejan a la sociedad como la crisis económica, las afectaciones en la salud, pero sobre todo utilizar la ciencia para consolidar el conocimiento y el de-sarrollo humano.

“Con sustento en estas consideraciones, en Nuevo León, sociedad y gobierno -incluyo en forma importante dentro de la sociedad a la académica-, hemos hecho una apuesta fuerte para impulsar el avance y la consolidación de las ciencias y nos hemos propuesto en forma concer-tada, sumándonos en este propósito en forma armónica, concretar en los escenarios del mediano y largo plazo una ciudad Internacional del Conocimiento, del conocimiento como palanca esencial del desarrollo de la ciencia y la tec-nología.”, expresó el mandatario estatal.

Por su parte el rector José Antonio González Treviño,

se refirió a un aspecto que fue tema de gran mención a

lo largo de todo el simposio, el incremento que la inves-

tigación científica que la Universidad registró durante el

año pasado. Destacó que actualmente se tienen operando al menos cincuenta proyectos de investigación y con cifras demostró el aumento en el registro de patentes y marcas, ya que en el periodo de 2004 a 2008 se registraron 21 pa-

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN4 LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 93

Oskar Schindler disfrutaba de su trago mientras ob-servaba con cuidado a su anfitrión, Amon Goeth. De pronto, un paso en falso de Goeth, aunado a que

había bebido demasiado, lo hizo caer, sin hacerse daño alguno, para erguirse de nuevo, mientras Schindler anali-zaba la forma en que iba a expresar su opinión.

Sabía que Amon era famoso por su forma despiadada de matar a los judíos. Tenía claro que era un individuo impulsivo, que por las mañanas disfrutaba de levantarse, asomarse a la ventana y disparar a matar a cualquiera que, para su juicio, no estaba haciendo las “cosas correctas”.

De pronto, Goeth comentó cómo de cierta manera ad-miraba a Schindler, porque nunca lo había visto ebrio, y que eso era control, y era, al mismo tiempo, sinónimo de poder.

En ese momento, Schindler supo que podía exponer su punto de vista. Su réplica fue en el sentido de que eso

no era poder, sino que el poder lo manifestamos cuando

tenemos toda la justificación para matar a alguien y no

lo hacemos.

Para enfatizar su posición, Oskar trajo a colación el

Porque comprendo lo que sientes, te

compadezco

¿Tendremos la compasión impresa en nosotros?

Maestro Rodrigo Soto

Consultor / Economía de las

Ideas rsotomoreno@

yahoo.com

ejemplo de un emperador ante quien llevaron a un ladrón para que lo castigara con la muerte por sus hechos. El ladrón se tiró al suelo, pidiendo clemencia por su vida. Entonces, el emperador, contra lo que todos pensaban, perdonó y dejó ir a ese hombre insignificante.

Amon sonrió, y le dijo a Schindler que ahora sí creía que estaba ebrio. Sin embargo Oskar continuó: “Eso es poder, Amon. Eso es poder”. El punto de Schindler era más profundo que la simple definición de lo que es o no poder. El objetivo de Oskar Shindler, y por el cual nos identifi-camos con él en la película La Lista de Schindler, era que Amon, al igual que él, sintiera compasión por los judíos.

BUEN SAMARITANO

Schindler no sólo estaba consiguiendo mano de obra bara-ta para sus fábricas. Tampoco quería, simplemente, redi-mirse de las atrocidades nazis, y de cierta forma decirle al mundo que no todos los alemanes pensaban de esa forma. Él sentía lo que esos seres humanos, esos judíos, estaban experimentando, y quería, como buen samaritano, ayu-dar.

Rodrigo Soto

tentes, mientras en tan sólo en 2008 la cifra de solici-tudes de patentes, marcas y derechos de autor fue de 91.

CONFERENCIA DE

LEONARDO RÍOS

La conferencia con que se iniciaron los trabajos del simpo-sio fue: “Innovación e Investigación Tec-nológica en México”, a cargo de Leonardo Ríos Guerrero, di-

rector adjunto de Desarrollo Tecnológico y Negocios de Innovación del CONACYT. En esta intervención se detalló que el principal problema que sufre el país en cuanto a innovación es la desarticulación. Por ello, las recomenda-ciones fueron desarrollar un mayor compromiso por parte de los estados, la federación y las empresas, además de generar alianzas público-privadas, crear nuevas empresas de base tecnológica y realizar reformas a la ley en materia de innovación. Ríos Guerrero reafirmó la cantidad de in-

novación que se realiza en la UANL, ya que de un total

de un mil 294 proyectos vinculados de innovación en

2009, 97 son de esta universidad.

MILAGRO MEXICANO

“La mejor receta para salir de la crisis es la innovación, la vinculación. México tiene 16 mil miembros en el Sistema Nacional de Investigadores, pero por cada miembro en el SNI hay estudiantes de maestría, de doctorado. Tenemos por ahí una masa crítica de 50 mil, 60 mil jóvenes talen-tos; con ellos, más el potencial económico que tenemos, si logramos estas interacciones con algunos resultados par-ciales”, concluyó.

INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR

El segundo evento del día fue el panel denominado: “El rol de las Instituciones de Educación Superior en el De-sarrollo de la Investigación e Innovación Tecnológica en la Sociedad del Conocimiento”, en el que participaron los rectores Mario Alberto Ochoa Rivera y Juan Antonio Gon-zález Treviño de la Universidad Autónoma de Coahuila y la Universidad Autónoma de Nuevo León, respectivamen-te. Ochoa Rivera dedicó su intervención a detallar el papel y el compromiso de la universidad pública en México en el reto de colaborar en la transformación de la sociedad en la búsqueda del bienestar de la misma. “El verdadero reto

de las universidades es colaborar en la transformación

de la sociedad mediante procesos de enseñanza/apren-

dizaje de alto nivel y mediante la investigación, difusión y vinculación del conocimiento”, subrayó.

MAYOR PARTICIPACIÓN DE INVESTIGADORES

Por su parte González Treviño dio a conocer un avance

de lo que la Universidad Autónoma de Nuevo León ha hecho en el proyecto de la Ciudad Internacional del Conocimiento. Destacó que el mencionado proyecto permitió la instalación del CIIDIT y de los 50 investigadores que ahí trabajan. Agregó también que desde que el proyecto inició en 2004, a la fecha se ha lo-grado duplicar el número de investigadores miembros del SNI en los centros de investigación de la universidad.

El segundo día de actividades del simposio arrancó con la conferencia ma-gistral denominada: “Modelo Monterrey Ciudad Internacional del Conocimiento. Retos al 2025”, de Reynold González Lozano, director del Parque de Investiga-ción e Innovación Tecnológica. Luego de citar algunos antecedentes, González Lozano explicó que actualmente el parque se encuentra a punto de terminar su primera fase, de estructuración, que comprende de 2003-2009. En los próximos años se continuará con las fases de consolidación, despegue y aceleración.

Una vez terminado el parque se espera que la inversión total haya sido

de más de 200 mil millones de dólares y se hayan generado más de tres mil

500 empleos. “Como ven, estamos apenas poniendo los cimientos: Lo que viene a futuro es bastante”, concluyó González Lozano.

AVANCES Y TENDENCIAS EN NANOTECNOLOGÍA

Otro de los eventos del simposio fue el foro de discusión: “Avance y Tendencias en Nanotecnología” en el que se brindaron detalles acerca de diferentes temas sobre la materia.

Francisco Espinoza Magaña, investigador del Centro de Investigación en Materiales Avanzados, habló de la necesidad de contar con un registro de las capacidades que existen en todos los centros de investigación en el país y así lograr una mayor movilidad. Oxana Kharissova de la UANL habló acerca de las

diferentes líneas de investigación en nanotecnología que se están tratando en

la Universidad y específicamente en el CIIDIT.

Romeo de Coss del departamento de Física Aplicada del CINVESTAV Mérida tocó el tema de nanotoxicología, mediante la cual se estudian los efectos toxico-lógicos de las nanopartículas en el cuerpo humano, preocupación que dijo, surge a partir del incremento de productos de base en nanotecnología. Por último Ignacio Garzón, presidente de la división de nanociencias y nanotecnología del Instituto de Física de la UNAM habló del eje de investigación para contribuir en redes de información que faciliten la búsqueda de investigadores y centros para el desarrollo de nanotecnología.

El último día de actividades se contó con la conferencia “Sistemas de Inno-vación en México”, se realizaron mesas redondas y se continuaron los talleres especializados que se estuvieron llevando a cabo durante las tardes de los tres días de duración del simposio.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN94 EDITORIAL

La C

ienc

ia d

e la

Co

mpa

sión

La compasión es un sentimiento de conmiseración para quienes sufren penalidades o desgracias; re-presenta una acción del núcleo emocional cerebral

más sensible, y es específico del ser humano. Este acto de preocupación genuina por otra perso-

na ha sido estudiado con profundidad por psicólogos de todas las corrientes de esa bella disciplina, y se ha logrado un acuerdo unificado que señala que la com-pasión es hermana del amor. Su desarrollo está ligado al proceso de crecimiento emocional, que genera una autoestima y una percepción espiritual de nobleza, la cual beneficia a aquél que la siente, más que a aquél que la sufre. Esto se presenta desde el punto de vista del desarrollo psicoevolutivo del fenómeno humano.

Por esta razón, existe un movimiento mundial, en-cabezado por filosofías místicas, y ejemplificado con el caso muy particular del Dalai Lama o de órdenes religiosas o civiles, que buscan en el altruismo, derra-mar su espíritu inherente de compasión, propiciando un modelo ejemplar que podría ser el antídoto contra la guerra, la violencia criminal, organizada o cotidiana; la violencia intrafamiliar y el crimen. Es, además, un anticuerpo contra las dependencias, que son las enfer-medades más comunes del siglo XXI. Con estas ideas en mente, y aprovechando una reunión internacional en Albany, Nueva York, quisimos incor-porarnos a esta nueva corriente sociológica y política, describiendo en esta edición algunos ejemplos de compasión activa y participativa que existen en nues-tro estado y en nuestro país; incluimos aspectos rela-cionados con el servicio social común, pero también estudios fisiológicos que explican la generación de este sentimiento, y ejemplos vivos de cómo éste puede ejer-

La compasión, antídoto de la violencia

cerse en diferentes fórmulas de la convivencia humana, incluyendo en ello la relación familiar y comunitaria, para evitar la violencia, así como la utilización de esta emoción amorosa para terminar con la crueldad de los secuestros o de la muerte de seres inocentes, genera-dos por las enfermedades sociales y por las guerras.

Aunque podría parecer que este tema no es cientí-fico, es un hecho que la practica de la compasión puede ser evaluada, y los resultados pueden ser reproducidos, así como que el método lógico y el pensamiento cientí-fico humanista han sido empleados para demostrar re-sultados, justificando el título de este volumen, que es el de la ciencia de la compasión, expresión del amor, que es la fuerza vital que puede mover montañas y cambiar al mundo.

Pienso, luego existo

DESCARTES1596 a 1650

Cuando siento compasión por alguien, existo, y mi capacidad de pensar y amar aumenta. C

on la presencia de más de cien delegados, represen-tantes de fundaciones éticas de 13 países, se celebró en la ciudad de Albany, Nueva York, el evento inau-

gural de World Ethical Foundations Consortium, con la

misión primaria de analizar tres injusticias que afectan

a nuestro mundo, y utilizar este conocimiento para la

instrumentación de soluciones funcionales.

Con la participación de más de cien delegados

Celebra WEFC su evento inaugural en Albany, Nueva YorkFigura entre los invitados especiales el doctor Todd, director de la Coordinación de Ciencia y Tecnología de Nuevo León

Los tres puntos en que se concentraron de manera es-pecial los grupos participantes en el evento, celebrado del 18 al 23 de abril, fueron los siguientes: Las mujeres y los íconos sociales, Honor humano y la ciencia de los medios de comunicación, México: opresión y violencia.

INVITADOS DISTINGUIDOS

Invitado especial para este encuentro fue el doctor Luis Eugenio Todd, director de la Coordinación de Ciencia y Tecnología de Nuevo León, y quien, según se destacó en el evento, es miembro de la Academia de Ciencia de Nueva York, y Fellow del Colegio Americano de Médicos.

Otros asistentes de diferentes países fueron: Kristin Kreuk, actriz, activista por los derechos de las mujeres; Russell Means, activista de los derechos humanos; Pearl

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LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 95

Means, esposa de Russell, figura líder en su comunidad, con un punto de vista particular sobre los derechos de las mujeres; Agapi Stassinopulous, escritor y conferencista motivacional; Eduardo Punset, abogado, escritor, divulga-dor científico; Cecilia Occelli, exprimera dama de México, presidenta de la fundación Save the Children, en México.

Participaron asimismo, Allison Mack, actriz; Emiliano Salinas, empresario, líder en México de In la’ Kech Move-ment, organización orientada a desarraigar la violencia del país; Abby Disney, fundadora y presidente de la Fun-dación Daphne; Juan Carlos Lozano, músico mexicano; Jannette Chao, cantante y compositora; Bob Zangrillo, fun-dador, presidente y director ejecutivo de North Star; Phy-llis Young, fundador de Women of All Red Nations; Javier Álvarez, empresario; Armando Laborde, director ejecutivo de Ashoka, y Richard Mays, exintegrante de la Suprema Corte de Justicia de Arkansas.

LOS TEMAS CENTRALES

Los asistentes al encuentro se dividieron en grupos, los cuales abordaron los temas torales para esta ocasión:

Las mujeres y los íconos sociales: los participantes discutieron sobre los papeles de la mujer y sobre cómo estamos modelados por los íconos que observamos. Apor-taron rico y sustancioso material para explorar la percep-ción y creencias de la sociedad en torno a la mujer, y sobre cómo esas creencias afectan a la humanidad.

Honor humano y la ciencia de los medios de comu-

nicación: a lo largo de los últimos diez años, los medios de comunicación se han transformado ante nuestros ojos. A través de la tecnología, como los videos en línea y los blogs, el poder se ha cambiado de los grandes medios de comunicación a los individuos.

Este poder trae aparejada una enorme responsabilidad –tanto para el auditorio como para los participantes- de contribuir en una forma que refleje nuestros estándares éticos.

México: opresión y violencia: Los participantes en este panel señalaron que los miembros de la comunidad en México están determinados a liberar a sus ciudades de la violencia, especialmente en sus modalidades de secues-tros, asesinatos y violaciones.

Los organizadores de este encuentro de WEFC, desta-caron el hecho de que todos los participantes se vieron profundamente afectados por los temas abordados, pues adquirieron una profunda comprensión, desde una pers-pectiva humanística, de la injusticia de nuestro mundo, y con esta comprensión han elaborado, de manera colectiva, planes que tendrán un impacto significativo en la comu-nidad.

El maestro Roberto E. Mercadillo

recuerda la postura del filósofo

alemán Arthur Schopenhauer,

para quien la compasión es el eje

de la moral humana, página 29; la

búsqueda de la no violencia con-

duce a una evolución en que el

predominio corresponde al amor,

la compasión, el entendimiento y

el respeto, sostienen, página 34,

los doctores Moisés Torres He-

rrera y Alma Elena Gutiérrez Ley-

ton; para la doctora Julieta Ramos

Loyo, página 37, la compasión

implica aspectos de aprendizaje

socioemocional y la ampliación de

la perspectiva de la conciencia.

CONTENIDO

La Ciencia es CulturaLicenciado Jorge PedrazaIngeniera Claudia OrdazEducación Física y DeporteDoctor Óscar Salas FraireLas Universidades y la CienciaDoctor Mario César Salinas CarmonaRedacciónLicenciado Carlos JoloyDiseñoLindsay Jiménez EspinosaJavier Estrada CejaArte GráficoArquitecto Rafael Adame DoriaCirculaciónProfesor Oliverio Anaya RodríguezAsistente EditorialLicenciada Edith Flores

“CIENCIA CONOCIMIENTO TECNOLOGIA”, revista quincenal. Editor responsable: Dr. Luis Eugenio Todd Pérez. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2008-052311205700-102. Número de Certificado de Licitud de Título: No. 14158 Número de Certificado de Licitud de Contenido: No. 11731. Domicilio de la Publicación: Andes No. 2722 Col. Jardín Obispado, Monterrey, Nuevo León.Imprenta: Milenio Diario de Monterrey, S.A. de C.V., con domicilio en Ave. Avena No. 17 Col. Granja Sanitaria Ixtapalapa, Estado de México. Distribuidor: Milenio Diario de Monterrey, S.A. de C.V. con domicilio en Ave. Eugenio Garza Sada Sur No. 2245 Monterrey, Nuevo León.”

Teléfonos en la redacción: 8346 7351 y 8346 7499

[email protected]

Directorio

58

62

64

68

72

Compasión y adicciones Doctor Javier Lugoleos Cano

La compasión, el valor que más vidas rescata de las adicciones Ingeniero Saturnino Campoy

La compasión en el desarrollo y crecimiento de los niños Doctora Josephine Ruiz Healy

Una mirada compasiva a la infancia que sufre Licenciada Alma Olga de Lira Ortiz

La compasión y las personas con ca-pacidades diferentes Doctora Teresa de Jesús Aguilaso-

cho Montoya de Guerra

51

55

El altruismo como factor de la evolución Licenciado Geovani López Ortiz

Fatiga por compasión Ph. D. Jorge Valenzuela Rendón

La parábola del hijo pródigo, dice

fray Julián Pablo Fernández, es el

canto más bello a la misericordia

paternal de Dios hacia sus criatu-

ras, quien siempre está dispuesto

a recibirlas con los brazos abier-

tos, después de haber gastado

su libertad como han querido,

página 41; el maestro Marco An-

tonio Karam, página 44, asegura

que la compasión es un método

excepcionalmente eficaz para

entender la interdependencia de

todos los fenómenos de la exis-

tencia; el altruismo es un factor

preponderante en la evolución de

las especies, sostiene el licenciado

Geovani López Ortiz, página 51.

Portada

La C

ienc

ia d

e la

Com

pasió

n

76

77

La compasión en el paciente con cáncer Noelia Márquez

Los padres de familia y la compasión Licenciada Silvia Laura Camarillo Vázquez

Compasión y conductas suicidas Doctor Luis Miguel Sánchez Loyo

78

83

85

Los monos no tienen compasión Profesor Ismael Vidales

¿Virtud, moral de los débiles, egoísmo encubi-erto? ¿Qué es la compasión? Doctora Patricia Liliana Cerda Pérez

¿Por qué vivir? Keith Raniere

Reconocimiento

87

96

Celebra la UANL Simposio sobre investigación científica y tecnológica

92

Verifica WEFC su evento inaugural en Albany, Nueva York

94

Las opiniones expresadas en los artículos son responsabilidad exclusiva de sus autores.

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LA CIENCIA DE LA COMPASIÓNCONOCIMIENTO 95

Means, esposa de Russell, figura líder en su comunidad, con un punto de vista particular sobre los derechos de las mujeres; Agapi Stassinopulous, escritor y conferencista motivacional; Eduardo Punset, abogado, escritor, divulga-dor científico; Cecilia Occelli, exprimera dama de México, presidenta de la fundación Save the Children, en México.

Participaron asimismo, Allison Mack, actriz; Emiliano Salinas, empresario, líder en México de In la’ Kech Move-ment, organización orientada a desarraigar la violencia del país; Abby Disney, fundadora y presidente de la Fun-dación Daphne; Juan Carlos Lozano, músico mexicano; Jannette Chao, cantante y compositora; Bob Zangrillo, fun-dador, presidente y director ejecutivo de North Star; Phy-llis Young, fundador de Women of All Red Nations; Javier Álvarez, empresario; Armando Laborde, director ejecutivo de Ashoka, y Richard Mays, exintegrante de la Suprema Corte de Justicia de Arkansas.

LOS TEMAS CENTRALES

Los asistentes al encuentro se dividieron en grupos, los cuales abordaron los temas torales para esta ocasión:

Las mujeres y los íconos sociales: los participantes discutieron sobre los papeles de la mujer y sobre cómo estamos modelados por los íconos que observamos. Apor-taron rico y sustancioso material para explorar la percep-ción y creencias de la sociedad en torno a la mujer, y sobre cómo esas creencias afectan a la humanidad.

Honor humano y la ciencia de los medios de comu-

nicación: a lo largo de los últimos diez años, los medios de comunicación se han transformado ante nuestros ojos. A través de la tecnología, como los videos en línea y los blogs, el poder se ha cambiado de los grandes medios de comunicación a los individuos.

Este poder trae aparejada una enorme responsabilidad –tanto para el auditorio como para los participantes- de contribuir en una forma que refleje nuestros estándares éticos.

México: opresión y violencia: Los participantes en este panel señalaron que los miembros de la comunidad en México están determinados a liberar a sus ciudades de la violencia, especialmente en sus modalidades de secues-tros, asesinatos y violaciones.

Los organizadores de este encuentro de WEFC, desta-caron el hecho de que todos los participantes se vieron profundamente afectados por los temas abordados, pues adquirieron una profunda comprensión, desde una pers-pectiva humanística, de la injusticia de nuestro mundo, y con esta comprensión han elaborado, de manera colectiva, planes que tendrán un impacto significativo en la comu-nidad.

El maestro Roberto E. Mercadillo

recuerda la postura del filósofo

alemán Arthur Schopenhauer,

para quien la compasión es el eje

de la moral humana, página 29; la

búsqueda de la no violencia con-

duce a una evolución en que el

predominio corresponde al amor,

la compasión, el entendimiento y

el respeto, sostienen, página 34,

los doctores Moisés Torres He-

rrera y Alma Elena Gutiérrez Ley-

ton; para la doctora Julieta Ramos

Loyo, página 37, la compasión

implica aspectos de aprendizaje

socioemocional y la ampliación de

la perspectiva de la conciencia.

CONTENIDO

La Ciencia es CulturaLicenciado Jorge PedrazaIngeniera Claudia OrdazEducación Física y DeporteDoctor Óscar Salas FraireLas Universidades y la CienciaDoctor Mario César Salinas CarmonaRedacciónLicenciado Carlos JoloyDiseñoLindsay Jiménez EspinosaJavier Estrada CejaArte GráficoArquitecto Rafael Adame DoriaCirculaciónProfesor Oliverio Anaya RodríguezAsistente EditorialLicenciada Edith Flores

“CIENCIA CONOCIMIENTO TECNOLOGIA”, revista quincenal. Editor responsable: Dr. Luis Eugenio Todd Pérez. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2008-052311205700-102. Número de Certificado de Licitud de Título: No. 14158 Número de Certificado de Licitud de Contenido: No. 11731. Domicilio de la Publicación: Andes No. 2722 Col. Jardín Obispado, Monterrey, Nuevo León.Imprenta: Milenio Diario de Monterrey, S.A. de C.V., con domicilio en Ave. Avena No. 17 Col. Granja Sanitaria Ixtapalapa, Estado de México. Distribuidor: Milenio Diario de Monterrey, S.A. de C.V. con domicilio en Ave. Eugenio Garza Sada Sur No. 2245 Monterrey, Nuevo León.”

Teléfonos en la redacción: 8346 7351 y 8346 7499

[email protected]

Directorio

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62

64

68

72

Compasión y adicciones Doctor Javier Lugoleos Cano

La compasión, el valor que más vidas rescata de las adicciones Ingeniero Saturnino Campoy

La compasión en el desarrollo y crecimiento de los niños Doctora Josephine Ruiz Healy

Una mirada compasiva a la infancia que sufre Licenciada Alma Olga de Lira Ortiz

La compasión y las personas con ca-pacidades diferentes Doctora Teresa de Jesús Aguilaso-

cho Montoya de Guerra

51

55

El altruismo como factor de la evolución Licenciado Geovani López Ortiz

Fatiga por compasión Ph. D. Jorge Valenzuela Rendón

La parábola del hijo pródigo, dice

fray Julián Pablo Fernández, es el

canto más bello a la misericordia

paternal de Dios hacia sus criatu-

ras, quien siempre está dispuesto

a recibirlas con los brazos abier-

tos, después de haber gastado

su libertad como han querido,

página 41; el maestro Marco An-

tonio Karam, página 44, asegura

que la compasión es un método

excepcionalmente eficaz para

entender la interdependencia de

todos los fenómenos de la exis-

tencia; el altruismo es un factor

preponderante en la evolución de

las especies, sostiene el licenciado

Geovani López Ortiz, página 51.

Portada

La C

ienc

ia d

e la

Com

pasió

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La compasión en el paciente con cáncer Noelia Márquez

Los padres de familia y la compasión Licenciada Silvia Laura Camarillo Vázquez

Compasión y conductas suicidas Doctor Luis Miguel Sánchez Loyo

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83

85

Los monos no tienen compasión Profesor Ismael Vidales

¿Virtud, moral de los débiles, egoísmo encubi-erto? ¿Qué es la compasión? Doctora Patricia Liliana Cerda Pérez

¿Por qué vivir? Keith Raniere

Reconocimiento

87

96

Celebra la UANL Simposio sobre investigación científica y tecnológica

92

Verifica WEFC su evento inaugural en Albany, Nueva York

94

Las opiniones expresadas en los artículos son responsabilidad exclusiva de sus autores.

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CONOCIMIENTOLA CIENCIA DE LA COMPASIÓN96

A personajes nuestros en la solidaridad humana Juan Roberto [email protected]

RECONOCIMIENTO

Licenciado Alberto Santos de HoyosFundador en 1981 de la “Casa Paterna La Gran Familia, A.C.” y actualmente su vicepresidente, supervisando la trascendencia de la institución para que continúe vigente, buscando siempre el amparo, formación y desarrollo integral de niños que han sido víctimas de violencia familiar o están en situación de riesgo, Alberto Santos de Hoyos ha ocupado importantes puestos de elección popular y tiene una amplia trayectoria empresarial, habiendo dirigido,

entre otras instituciones, la Cámara de la Industria de la Transformación de Nuevo León.Licenciado en Administración de Empresas por el ITESM, ocupó puestos de dirección hasta llegar a la Presidencia del Consejo de GAMESA. Fue también presidente de los consejos de Empresas Santos, Ingenios Santos y Automotriz Santos. Asimismo, fue presidente del Club de Fútbol Monterrey. Actualmente es consejero, entre otras instituciones, del Banco de México, del Grupo CYDSA, de Sigma Alimentos, Grupo Senda, Grupo Madisa e Instituto Nuevo Amanecer.

Alcohólicos AnónimosDedicados a compartir sus experiencias, fortalezas y esperanza para resolver un problema común y ayudar a otros a recuperarse de su enfermedad, Alcohólicos Anónimos es una comunidad de hombres y mujeres que, teniendo el deseo de dejar la bebida, buscan mantenerse sobrios. Para la rehabilitación de sus miembros, AA tiene un

programa llamado de “Doce Pasos”, que son el resumen de su experiencia y una guía hacia la recuperación, que ha dado resultado a más de dos millones de personas.Aunque Alcohólicos Anónimos fue fundado en los E.U.A. en 1935, por William Wilson y el doctor Robert Smith, llegó a Monterrey en 1946, y fue refundado en 1970. AA se encuentra en 187 países, y su comunidad oscila entre 2.5 y 4 millones de personas. En Monterrey tiene entre 3 y 6 mil miembros. Sólo después de la Biblia, el libro Alcohólicos Anónimos es el más publicado y traducido. La organización no está afiliada a religión o partido político alguno, y el único requisito para pertenecer a ella es el deseo de dejar la bebida.

Maestra Consuelo Bañuelos LozanoDedicada desde hace más de diez años a la promoción del desarrollo humano, incluyendo el crecimiento integral de la persona, la promoción de la cultura de la paz, y trabajando en la construcción de la no violencia, a través del programa Escuelas de Perdón y Reconciliación; todo por medio de talleres, conferencias y el establecimiento de Consultorios de Paz, los que son un acompañamiento personal a quienes han sido víctimas de la violencia, Consuelo Bañuelos

Lozano es, actualmente, representante para México de la Fundación para la Reconciliación.Es contadora pública por la Universidad de Monterrey (UDEM), y tiene una maestría en Desarrollo Humano por la Universidad Iberoamericana. Es autora de numerosos artículos en revistas indexadas y de divulgación y responsable de dos columnas en los periódicos El Sol y El Metro, ambos de la ciudad de Monterrey.

Padre Roberto InfanteCon un bien ganado prestigio por su larga labor humanitaria, que inició desde 1961, entendiendo, solidarizándose, orientando y otorgando un plato de comida diario a los desamparados de Monterrey, a través del Comedor de los Pobres, que fundó, el padre Roberto Infante entrega actualmente, a sus 84 años, más de 500 porciones de alimento, dos veces al día, los trescientos sesenta y cinco días del año. Por más de cuarenta años y hasta la fecha, el

Comedor de los Pobres jamás ha cerrado sus puertas, y ha entregado más de quince millones de comidas. A los 12 años de edad inició sus estudios eclesiásticos en el Seminario de Monterrey, y concluyó su formación en Roma, Italia. En 1949, a los 24 años de edad, se ordenó sacerdote. A su regreso a Monterrey, fue director de la Escuela de Música Sacra y se le asignó a distintas parroquias, como Nuestra Señora del Carmen y El Sagrado Corazón. Desde 1957 se le nombró párroco de la Capilla de Santa María Goretti, cargo que desempeñó hasta 2002.

Hermana Anastasia JaramilloDedicada desde hace más de 18 años al servicio de los más necesitados y marginados de nuestra sociedad, sor Anastasia Jaramillo, junto con otras hermanas de la congregación “Siervos del Señor de la Misericordia”, que ella fundó, y en la Casa Simón de Betania, ubicada en los antiguos tiraderos de basura, en la ladera del Cerro del Topo Chico, brinda albergue, ternura, compresión, apoyo y cuidado personal a niños, jóvenes y adultos enfermos, desahuciados de sida,

cáncer y tuberculosis, entre otros males, los que en muchos casos son rechazados por sus familias. La Madre Ana, como todos la llaman por cariño, inició esta actividad en 1987. La Casa Simón de Betania, construcción de color blanco de tres pisos, ubicada en la colonia Gloria Mendiola, cuenta ya con diferentes secciones para la atención de hombres, mujeres y niños, así como para diversos tipos de enfermedades avanzadas y contagiosas.

Doctor Alejandro Morton MartínezEnfocado a la protección de la infancia y la familia desde una perspectiva del ejercicio de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, Alejandro Morton Martínez es director de Protección al Menor y la Familia, y maneja también el Centro Capullos, donde se guarda y cuida a los niños cuando se detecta maltrato infantil y donde se les da atención interdisciplinaria con personal médico, de psicología, psicopedagógico, legal y de trabajo social.

Es médico por la UANL, y tiene la especialidad de Psiquiatría, con subespecialidad en Psicopatología de la Adolescencia, de la Universidad de París. De la misma universidad tiene un diplomado en Alcohología. Es de mencionar que, por parte de la Asociación Médicos del Mundo, fue responsable del Programa de Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia en Sarajevo, en Bosnia-Herzegovina.

Señora Alicia Navarro de MartínezFundadora en 1978, junto con su esposo, Jorge Martínez Fernández, del Instituto Nuevo Amanecer ABP, donde se atiende de manera integral (área médica, educativa y desarrollo emocional) y rehabilita a niños y jóvenes con parálisis cerebral, y se brinda atención terapéutica a sus familias, Alicia Navarro de Martínez y un equipo altamente capacitado, ofrece, a través de un modelo de atención multiplicable, la esperanza y las herramientas para mejorar

su calidad de vida.Actualmente, y con la idea de que alcancen su máximo nivel de independencia e integración familiar, social, educativo y laboral, en las instalaciones del instituto se atiende aproximadamente a quinientos niños y jóvenes cada año y paralelamente se apoya a sus familias. La institución cuenta con un total de 120 empleados, 460 voluntarios y 70 alumnos de servicio social, por semestre.

Maestro Federico Requenes OrdazA cargo en el DIF Nuevo León de los programas preventivos de las problemáticas sociales, como maltrato infantil, adicciones, Redes Preventivas (explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes) y de los Centros Familiares, donde existen actividades formativas y recreativas para niños; de las guarderías infantiles y de los talleres formativos infantiles, donde se atiende regularmente a 30 mil niños en el periodo vacacional, Federico Requenes Ordaz

es actualmente director de Integración Social en esa institución.Es licenciado en Psicología y tiene una Maestría en Psicología, ambos grados académicos de la UANL. Ha tomado diversos diplomados y cursos como el de “Enfoques preventivos frente a la delincuencia juvenil”, en el Centro MASHAV, en Israel.

Para el maestro Rodrigo Soto,

página 4, la compasión se mani-

fiesta en pensamientos pareci-

dos a éste: como comprendo lo

que sientes, entiendo tu pasión

o sufrimiento, y te compadezco,

por lo que pongo mi ayuda a tu

disposición; el doctor José Luis

Díaz clasifica la compasión en-

tre las emociones morales, pá-

gina 9, y la diferencia de las lla-

madas emociones básicas, como

ira, tristeza, sorpresa, alegría,

miedo, etcétera; diferentes áreas

del cerebro están involucradas

en el procesamiento de las emo-

ciones, entre ellas la compasión,

dice la doctora Diana Reséndez

Pérez, página 12

CONTENIDO

Director GeneralDoctor Luis Eugenio ToddSubdirectorLicenciado Juan Roberto ZavalaDirector EditorialFélix Ramos GamiñoEducaciónProfesor Ismael Vidales DelgadoCiencias Básicas y del AmbienteDoctor Juan Lauro AguirreDesarrollo Urbano y SocialIngeniero Gabriel ToddCiencias MédicasDoctor David Gómez AlmaguerCiencias Políticas y / o de Administración PúblicaContador Público José Cárdenas CavazosCiencias de la ComunicaciónDoctora Patricia Liliana Cerda Pérez

Consejo Editorial

Directorio

Presidente del Consejode Ciencia y Tecnología de Nuevo LeónIngeniero Juan Antonio González AréchigaN. L. Gob.Licenciado Omar Cervantes RodríguezDirector del Programa Ciudad Internacional del ConocimientoIngeniero Jaime Parada ÁvilaCAINTRAIngeniero Enrique Espino Barros Lozano ITESMM. C. Silvia Patricia Mora CastroUANLDoctor Mario César Salinas Carmona

Doctora Diana Reséndez PérezDoctor Alan Castillo RodríguezIngeniero Jorge Mercado Salas

Editorial

LA CIENCIA DE LA COMPASIÓN

3

Los humanos, dice el doctor

Ernesto O. López Ramírez,

página 15, somos seres emo-

cionales, y en este campo de

la emoción tiene plena cabida

la compasión; aunque la com-

pasión no es un tema que se

aborde en alguna codificación

legal, sí se aborda en temas de

los derechos humanos, recuerda,

página 19, la licenciada Alicia

Ibarra Tamez; la infertilidad

provoca compasión, y, dicen

la licenciada Corinne Palatchi y

el doctor Francisco Arredondo,

página 24, una de las tenden-

cias de las personas fértiles es

tratar de solucionar la prob-

lemática del infértil, para que

sea feliz.

La C

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e la

Com

pasió

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La compasión, antídoto de la violencia

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9

Porque comprendo lo que sientes, te compadezcoMaestro Rodrigo Soto

Neurobiología de la compasión Doctor José Luis Díaz

Investigación científica de la compasión Doctora Diana Reséndez Pérez

Compasión y perdón humano Doctor Ernesto O. López Ramírez

Compasión y Derecho Licenciada Alicia Ibarra Tamez

Compasión e infertilidad Licenciada Corinne Palatchi Cohen

Doctor Francisco Arredondo

La compasión y la violencia Maestro Roberto Emmanuele Mercadillo

La no violencia y la compasión Doctor Moisés Torres Herrera

Doctora Alma Elena Gutiérrez Leyton

La compasión y el desarrollo del cerebro

Doctora Julieta Ramos Loyo

Teología de la compasión Fray Julián Pablo Fernández

44 El desarrollo de la compasión en el budismotibetano Maestro Marco Antonio Karam

49 La compasión, según el Dalai Lama Ingeniera Claudia Ordaz

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