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Page 1: ¿Qué es la teología política? Introducción a un … · l concepto de teología política está ínti-mamente ligado al nombre de Carl Schmitt. No sólo fue “introducido en

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1Was ist Politische Theologie? sepublicó por primera vez en elvolumen Politische Theologiezwischen Ägypten und Israel,hrsg. von Jan Assmann, CarlFriedrich von Siemens Stiftung,München, 2006, y se ha traduci-do al italiano, al chino y al pola-co. La traducción inglesa, WhatIs Political Theology apareció pri-mero en Interpretation. A Journalof Political Philosophy, vol. 30, 1(2002), y, como capítulo 3, enHEINRICH MEIER, Leo Strauss andthe Theologico-Political Problem(Cambridge UP, 2006; la traduc-ción española, Leo Strauss y elproblema teológico-político, trad.de M. Dimopulos, M. Magnus yM. A. Gregor, Katz, Buenos Aires,2006, no lo incluye). En ediciónbilingüe alemán/inglés, Was istPolitische Theologie?/What IsPolitical Theology? (trans. byMarcus Brainard), apareció comouna separata publicado por laCarl Friedrich von SiemensStiftung, en Münich, 2006. Ennuestra traducción hemos estadoatentos, de acuerdo con el autor,tanto al texto alemán como alinglés.

2 E. PETERSON, Der Monotheismusals politisches Problem. EinBeitrag zur Geschichte der politi-schen Theologie im ImperiumRomanum, Jakob Hegner,Leipzig, 1935, p. 158 (El mono-teísmo como problema político,trad. de G. Uribarri y A. Andreu,Trotta, Madrid, 1999).

l concepto de teología política está ínti-mamente ligado al nombre de CarlSchmitt. No sólo fue “introducido en laliteratura” por Schmitt, como escribióErik Peterson en 1935.2 Actualmente,

setenta años después, podríamos afirmar que Schmittha contribuido a que el concepto de “teología política”gane importancia en todo el mundo, cruzando fronte-ras disciplinares y nacionales, así como a través de fren-tes políticos y teológicos. La posición de Schmitt estádeterminada sobre todo por este concepto. El conceptoteología política da nombre al centro de la empresa teó-rica de Schmitt. Caracteriza el punto unificador de unaobra rica en vertientes históricas y circunvolucionespolíticas, en decepciones deliberadas y sombras invo-luntarias. La íntima conexión con esta obra, que hasembrado la animadversión y recogido animadversióncomo pocas, habría bastado para hacer de la teologíapolítica un concepto controvertido.Tampoco se puede equiparar el tema de la teología

política con el aumento de importancia del concepto, niapareció en el mundo con la articulación de la teoría deSchmitt. La teología política es tan vieja como la fe en larevelación y continuará existiendo mientras los sereshumanos puedan hablar, mientras la fe en un Dios queexige obediencia siga existiendo. La cuestión “¿Qué esla teología política?” nos lleva más allá de la confronta-ción, o reflexión, con la posición de Schmitt. Tiene unasignificación mucho más fundamental. Aun así, cual-quiera que plantee hoy la cuestión lo hace dentro delhorizonte del debate que Schmitt inauguró. El que for-mula la pregunta tropieza con opiniones, expectativas yprejuicios que han emergido del debate. Éste es el

motivo por el que sería prudente empezar por elcomienzo de esa batalla. Es más, la consideración delprimer teórico en la historia de la teología política quehizo suyo este concepto y lo usó con el propósito decaracterística propia arroja luz sobre el asunto en símismo.En no menos de tres ocasiones, durante tres fases

bastante diferentes de su carrera, y en tres momentoshistóricos diferentes, Schmitt agita la bandera de la“teología política” para que todos la vean. En 1922publica el primer libro con este título. El subtítulo reza:‘Cuatro capítulos sobre la doctrina de la soberanía’. En1934, un año después de haberse unido al partidonacionalsocialista, publica una edición abreviada y revi-sada que empieza con una instructiva ‘Advertencia a lasegunda edición’. Casi cuarenta años después, presen-ta su publicación final en forma de libro bajo el títuloTeología política II. Su subtítulo, ‘La leyenda de la liqui-dación de toda teología política’, indica al lector desdela portada que se enfrenta a un concepto polémico yque al leer el libro estará tratando con un tema rodea-do de leyendas. Pero la leyenda a la que se refiereSchmitt —la leyenda promulgada por Erik Peterson ysus seguidores de la liquidación final de la teología polí-tica— es solamente una entre las muchas leyendas querodean la teología política. Otra leyenda bastante exten-dida reduce el concepto a un simple y estrecho térmi-no técnico usado por historiadores interesados en lasecularización de los conceptos teológicos durante lasdiferentes fases de la modernidad, o desintoxica y con-vierte la teología política en una tesis en el campo de la“filosofía de la ciencia” o la “historia conceptual”, quetiene que ver con ciertas “correspondencias”, “analogí-as” o “afinidades estructurales” entre teología y juris-

¿Qué es la teología política?Introducción a un concepto controvertido1

HEINRICH MEIER

Heinrich Meier es profesorhonorario de filosofía enla Universidad Ludwig-Maximilians de Munich yprofesor invitado en elBoston College. Es directorde la Carl Friedrich vonSiemens Stiftung. Dirigela edición alemana de lasobras completas de LeoStrauss, en curso de publicación.

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Page 2: ¿Qué es la teología política? Introducción a un … · l concepto de teología política está ínti-mamente ligado al nombre de Carl Schmitt. No sólo fue “introducido en

prudencia. Fue precisamente esta leyenda la queSchmitt trató de apoyar en su último trabajo cuando,retrospectivamente, definió su Teología política de 1922como un texto “puramente jurídico” y afirmó que todassus afirmaciones sobre el tema eran “afirmaciones deun jurista” que se movía en la “esfera de la investiga-ción en la historia de la ley y de la sociología”.3Para entender qué tipo de bandera agita Schmitt

cuando, sin explicación de ningún tipo, elige el títuloTeología política para un libro sobre la doctrina de lasoberanía, hay que saber —para seguir con la propiaexplicación de Schmitt que establecía los principiospara entenderla— contra qué enemigo se agitaba, qué“oposición concreta” tenía “en mente” cuando usaba elconcepto.4 Schmitt no toma la expresión de los estoi-cos5 ni de Varro,6 como hicieron Agustín y sus segui-dores —y como todos los predecesores de Schmitthabían hecho— con la intención de criticar la teologíapolítica. En lugar de eso, lo tomó de Bakunin. No siguela larga tradición de la theologia tripertita,7 sino que res-ponde al reto del anarquista ruso. Bakunin había arro-jado el concepto contra Mazzini, atacando lo que él lla-maba “la Théologie politique de Mazzini”.8 Bakunin lautilizó como un arma en una guerra en la que dos ejér-citos irreconciliables se enfrentaban, uno bajo el signode Satán y otro bajo el signo de Dios.9 Schmitt usa elarma en la misma guerra. Pero quiere ayudar al con-trario para que gane, y mientras que todo lo dichosobre la lucha entre Dios y el Demonio no era sino unaficción inventada por el hombre para el anarquista ateo,para el teólogo político es una realidad otorgada porDios. Bakunin ataca la verdad de la revelación y niegala existencia de Dios; quiere abolir el Estado y niega ladeclaración universal del catolicismo romano. Bajo ellema Ni Dieu ni maître, se rebela con “furia escita” con-tra toda dominación, todo orden, toda jerarquía, contrala autoridad divina y humana.10 Schmitt ve en Bakuninque el “verdadero enemigo de los conceptos tradicio-nales de la cultura de la Europa occidental” entra en laarena. Cree que en Bakunin encuentra, en generacio-nes anteriores a los “bárbaros de la república rusa delos soviéticos”, el adversario más persistente de lamoralidad y la religión, del Papa y de Dios, de la idea ydel espíritu.11 Mientras que Bakunin usaba el término“teología política” para denominar y herir mortalmenteal oponente contra quien el anarquista estaba haciendola guerra, Schmitt hace suyo el polémico concepto pararesponder así con la afirmación más decisiva que, en suopinión y en 1922, parece el más extremado asalto a lateología y la política.12La “oposición concreta” a la vista de la cual Schmitt

hace suyo el concepto de “teología política” es, portanto, la oposición entre autoridad y anarquía, fe en larevelación y ateísmo, obediencia y rebelión contra lasoberanía suprema. Pero autoridad, revelación, y obe-diencia son determinaciones decisivas de la sustanciade la teología política, independientes de la particular

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3 C. SCHMITT, Politische TheologieII. Die Legende von derErledigung jeder PolitischenTheologie, Dunker & Humblot,Berlin, 1970, pp. 30, 101, nota 1;compárense las pp. 22, 98, 110.Schmitt no duda en deslizardentro del mismo pasaje la afir-mación: “Mi escrito Teologíapolítica de 1922 lleva el subtítulo‘Cuatro capítulos sobre la socio-logía del concepto de sobera-nía’”. La razón más obvia paraestilizaciones de este tipo —indefendible, como podrá perci-bir cualquier lector de Teologíapolítica y Teología política II, porno hablar de los otros escritosde Schmitt— se menciona alfinal de la cita. (Véase CARLSCHMITT, Teología política, trad.de F. J. Conde y J. NavarroPérez, epílogo de J. L. VillacañasBerlanga, Trotta, Madrid, encurso de publicación, que recogelos dos escritos de Schmitt).Sobre la razón más profundapara la estrategia defensiva deSchmitt, véase mi Carl Schmitt,Leo Strauss und Der Begriff desPolitischen. Zu einem Dialogunter Abwesenden (1988, CarlSchmitt, Leo Strauss y El con-cepto de lo político. Sobre undiálogo entre ausentes, trad. deA. Obermeier, Katz, BuenosAires, 2008); destacamos el fla-grante ejemplo documentado enla nota 92.

4 C. SCHMITT, Der Begriff desPolitischen, Duncker & Humblot,München/Leipzig, 1932/1963, p.31 (El concepto de lo político,trad. de R. Agapito, Alianza,Madrid, 1991, p. 89).

5 K. REINHARDT, Poseidonios,Beck, München, 1921, p. 408 ss.

6M. TERENTIUS VARRO, AntiquitatesRerum Divinarum, ed. BurkhartCardauns, Steiner, Weisbaden,1976, vol. I, fr. 6, 7, 9, 10, pp.18-20 y 37; véanse el comenta-rio, vol. II, pp. 139-44, y E. L.FORTIN, ‘Augustine and RomanCivil Religion: Some CriticalReflections’, ÉtudesAugustiennes, 26 (1980), pp.238-56.

7G. LIEBERG, ‘Die theologia triper-tita in Forschung undBezeugung’, Aufstieg undNiedergang der römischen Welt,I, 4 (1973), pp. 63-115.

8M. BAKUNIN, La Théologie poli-tique de Mazzini etl’Internationale (1871), enŒuvres complètes, vol. I, ChampLibre, París, 1973.

9M. BAKUNIN, La Théologie poli-tique de Mazzini etl’Internationale, pp. 43-44; cf.las pp. 45 y 72.

10 “Toute autorité temporelle ouhumaine procède directement del’autorité spirituelle ou divine.”M. BAKUNIN, Dieu et l’Etat (1871),en Œuvres complètes, vol. VIII,Champ Libre, París, 1982, p.173.

11 C. SCHMITT, PolitischeTheologie. Vier Kapitel zur Lehrevon der Souveränität, Duncker &Humblot, Munich /Leipzig, 1922,pp. 45, 49, 50, 55, 56 (2ª ed.,1934, pp. 64-65, 69, 71, 81, 83-84; Teología política, cit.);Römischer Katholizismus undpolitische Form, Jakob Hegner,Hellerau, 1923, pp. 74-78 y 80(2ª ed., Theatiner, Munich/Roma,ligeramente revisada, 1925, pp.49-51 y 53; Catolicismo romanoy forma política, trad. de C. Ruiz,Tecnos, Madrid, 2000); Die geis-tesgeschichtliche Lage des heu-tigen Parlamentarismus,Duncker & Humblot,Munich/Leipzig (2ª ed., 1926,pp. 79, 83, 87; Sobre el parla-mentarismo, trad. de T. Nelssony R. Grueso, Tecnos, Madrid,1990); compárese con DerBegriff des Politischen, pp. 60,64, y especialmente la terceraredacción (HanseatischeVerlagsanstalt, Hamburgo,1933), p. 45.

12 Schmitt no menciona LaThéologie politique de Mazzini,aunque dice de Bakunin: “Subatalla contra el italiano Mazzinies como la simbólica escaramu-za fronteriza de los germanos[en el tardío Imperio Romano].Para Bakunin, la fe en Dios delmasón Mazzini era, simplementecomo toda fe en Dios, una prue-ba de esclavitud y la verdaderaraíz de todo mal, de toda autori-dad gubernamental y política;era centralismo metafísico”(Römischer Katholizismus, p. 75[p. 49]; Catolicismo romano,cit.). Es más, compárese el con-traste entre Bakunin y Mazzinien la última frase de ese libro,que, según las palabras deSchmitt en su Teología política,fue escrito “al mismo tiempo”que éste “en marzo de 1922”.Su Teología política culmina conun ataque al enemigo, sobrequien Schmitt pone su objetivoal elegir el título: la frase queconcluye ofrece una imagen deBakunin como un “teólogo de loantiteológico” y “el dictador deuna anti-dictadura”. QueSchmitt, precisamente en lo quese refiere a los términos y lasfrases claves de su trabajo, seabstiene de dar “referencias”,puede verse en una serie deejemplos. Sobre el tema, véaseCarl Schmitt, Leo Strauss undDer Begriff des Politischen, pp.46, 82, notas 103 y 104; compá-rense con las pp. 61-62 (CarlSchmitt, Leo Strauss y El con-cepto de lo político. Sobre undiálogo entre ausentes, cit.).

La “oposición concreta” a la vista dela cual Schmitt hace suyo el conceptode “teología política” es, por tanto, laoposición entre autoridad y anarquía,

fe en la revelación y ateísmo, obediencia y rebelión contra

la soberanía suprema

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actualización de ella misma que avanzó Schmitt.Precisamente porque con su acusación Bakunin nega-ba “lo correcto” (das Richtige) en el doble sentido de lapalabra,13 Schmitt puede transformar la teología políti-ca en un concepto positivo sin depender polémicamen-te —ni el propio Schmitt ni ningún otro teólogo políti-co— de Bakunin o la oposición al anarquismo.14 La teo-logía política, entendida como una teoría política o unadoctrina política que asegura estar basada en la fe de larevelación divina, se convierte por primera vez en unconcepto de autoidentificación y autocaracterización.No sólo los teólogos políticos que siguieron las ense-ñanzas de Schmitt o se refirieron con aprobación a ellasutilizarán el concepto en el futuro con este nuevo y afir-mativo sentido.15 Esto también es verdad, y más fre-cuente incluso, en el caso de aquellos que más directa-mente rechazan las opciones políticas de Schmitt o nocomparten su fe: los teólogos políticos cuya actitudbásica es conservadora o liberal, que tienen conviccio-nes revolucionarias o contrarrevolucionarias, cuyoscredos pueden ser el catolicismo o el protestantismo,que pueden pertenecer al judaísmo o al islam. Es ten-tador decir que el concepto de teología política —por lavía del reto de Bakunin y la respuesta de Schmitt—finalmente encontró su camino hacia su verdadera sustancia.Sin embargo, debemos regresar a Schmitt por un

momento. La “teología política” es la adecuada y laúnica caracterización apropiada de la doctrina deSchmitt.16 Pero al mismo tiempo el concepto le sirve aSchmitt como un arma universalmente desplegabledentro del marco de trabajo, y para la promoción de losobjetivos, de su teología política. Así pues, el conceptomarca, por un lado, el lugar geográfico dentro de labatalla política de la fe. Por otro lado, es el instrumentoque utiliza con mayor habilidad para forzar al adversarioa unirse a la batalla. No usa el término “teología política”sólo para teorías políticas que, como la suya, declaranestar ancladas en la teología. Más bien sabe cómo detec-tar “teologías políticas” incluso donde toda teología esexpresamente repudiada, donde la política es negada ydonde se declara que toda teología política ha sido“liquidada”.17 Las posiciones de los adversarios estánbasadas en “transferencias” o “refundiciones”, demues-tran ser formas y productos de la “secularización” o sondesechadas como metafísica malgré lui. La teología polí-tica de Schmitt, su “puro y completo conocimiento”sobre el “elemento metafísico de toda política”, ofrece elfundamento teórico para una batalla en la que sólo la fese encuentra con la fe, en la que la fe correcta contra-rresta las mil variedades de fe herética. En el plano dela teología política no puede haber “partidos neutros”,únicamente “teólogos políticos”, incluso si son “teólo-gos de lo antiteológico”, como a Schmitt le gusta deciral referirse a Bakunin. Ni la indiferencia ni la ignoranciaofrecen una salida. La verdad de la revelación llama yhace aflorar la distinción entre amigo y enemigo.Cualquiera que niegue esa verdad es un mentiroso.Cualquiera que la ponga en duda obedece al ViejoEnemigo. Quien no lo apoye está en contra. La verdaden la que se apoya la teología política demuestra supoder para apoderarse de todo e impregnarlo todo, for-zándonos precisamente a tomar una decisión, enfren-tándonos a una disyuntiva que no podemos eludir.Una razón por la que la teología política es un con-

cepto controvertido es que los mismos teólogos políti-cos prefieren usarla como arma en sus batallas.

91 ]Representaciones del intelectual

13 Los dos sentidos de dasRichtige (“lo correcto”) son, porun lado, lo que es en sí mismocorrecto —para Schmitt, laautoridad de Dios y del Estado,que Bakunin niega— y, por otrolado, aquello cuya negación lepermite a Schmitt transformar la“teología política” en un concep-to positivo y revertir así el valorde un concepto que resultanegativo en Bakunin. Es “locorrecto” (o corregido) porquesu negación es justamente loque Schmitt necesita para apro-piarse de ello para sus propósi-tos.

14 Téngase en cuenta la deter-minación del enemigo y de supropia identidad al final del‘Epílogo’ que Schmitt escribiópara su Teología política II y quees, con mucho, la parte másimportante de todo el libro.Compárese con C. SCHMITT,Donoso Cortés in gesamteuro-päischer Interpretation, Greven,Colonia, 1950, pp. 9-10.

15 Los primeros ejemplos son ellibro del teólogo protestanteAlfred de Quervain Die theologi-schen Voraussetzungen derPolitik. Grundlinen einer politi-schen Theologie, Furche-Verlag,Berlín, 1931, y el ensayo‘Politische Theologie’ del teólogocatólico Karl Eschweiler enReligiöse Besinnung, 2 (1931-32), pp.72-88. Durante esetiempo, el flujo de libros yensayos que incluyen el concep-to de “teología política” en sustítulos ha crecido mucho.Debemos destacar que el primerensayo escrito sobre Schmitt setitulaba ‘Carl Schmitts PolitischeTheologie’ (en Hochland, juniode 1924, pp. 263-86). Sinembargo, su autor —el escritorHugo Ball, que en un primermomento estuvo fuertementeinfluido por el anarquismo y queluego fue católico acérrimo—aún no estaba familiarizado conel corazón conceptual de la teo-logía política de Schmitt (lanueva versión del concepto de lopolítico), que fue elaborado entre1927 y 1933.

16 En Carl Schmitt, Leo Straussy El concepto de lo político heintentado desarrollar este con-cepto con mayor amplitud y dis-cutirlo con mayor profundidad.En el mismo trabajo he sometidola posición de Schmitt a una crí-tica profunda (véanse especial-mente las pp. 11-132). Estainterpretación fue confirmada,inesperadamente y con bastanteclaridad, por la publicación delGlossarium. Aufzeichnungen derJahre 1947-1951 (ed. E. Freiherrvon Medem, Duncker &Humblot, Berlín, 1991) de la

obra literaria de Schmitt (com-párense, por ejemplo, las pp. 28,63, 89, 95, 139, 165, 203, 212,213, 269, 283). De la mismamanera, considero que su traba-jo ha confirmado mi crítica entodos sus puntos. Después deleer las notas tras la guerra, nodebería resultar difícil reducir losataques antisemitas de Schmittdel período anterior a 1945 a“oportunismo” o a actos de“camuflaje” y negar su conexióncon su teología política.Compárese Carl Schmitt, LeoStrauss und Der Begriff desPolitischen, notas 5, 40, y 64, yel capítulo ‘El filósofo comoenemigo’, así como mi Die LehreCarl Schmitts. Vier kapitel zurUnterscheidung PolitischerTheologie und PolitischerPhilosophie, J. B. Metzler,Stuttgart/Weimar, 20042, pp.231-243.

17 Sobre esto y lo que sigue,véanse las referencias en CarlSchmitt, Leo Strauss y El con-cepto de lo político. Sobre undiálogo entre ausentes, pp. 76-85, 116, 190. En el texto de suTeología política, Schmitt usa elconcepto de “teología política”exactamente tres veces: en laspp. 40, 44, 45. La primera y latercera vez se refiere a los“escritores de la Restauración”(los teólogos políticos Maistre,Bonald, Donoso Cortés, Stahl);en la segunda, por el contrario,el concepto aparece en el con-texto de la visión de Kelsen de lademocracia como “expresión dela cientificidad relativista eimpersonal”.

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Schmitt sobresalió en este juego à deux mains; su pecu-liaridad era usar el concepto de teología política inclusodespués de su “refundición positiva” como arma paraforzar al enemigo a luchar en el campo de batalla delpropio Schmitt. Pero mientras que Schmitt busca quesus enemigos se “acerquen” a su concepto, frecuente-mente otros teólogos políticos lo utilizan con el propó-sito inverso: para distanciarse de los teólogos políticoscuyas doctrinas políticas desaprueban y para atacarcualquier teología política que no se base en su propiafe.En el siglo XX, el ejemplo más famoso de esta prácti-

ca tan común es el tratado de 1935 de Erik Petersonsobre el monoteísmo, que culmina en su muy citadatesis de la “imposibilidad teológica de una teología polí-tica”. Bajo el disfraz de un libro culto en cuyo centro seencuentra la crítica de la teología política de Eusebius,obispo de Cesarea, el amigo de Schmitt desde los añosveinte ataca todas estas aplicaciones políticas de lasnociones teológicas que considera malas utilizacionesde la teología cristiana. El teólogo cristiano llega a laconclusión de que, “en principio”, el dogma de laTrinidad marca la “ruptura con toda teología políticaque hace un mal uso de la Proclamación Cristiana parala justificación de una situación política”.18 Sea lo quesea lo que se piense de la capacidad de persuasión desu afirmación desde un punto de vista teológico o his-tórico, no se puede dudar de que el libro de Petersonataca un tipo concreto de teología política. Su veredictoestá dirigido a la legitimación de una norma política orégimen —al menos en la medida en que el autor des-aprueba las razones de esa norma o régimen por razo-nes teológico-políticas—, por ejemplo, la legitimaciónexpresada en la fórmula “Un Dios, un señor delmundo”. El tratado teológico de Peterson es un intentode ejercer una influencia de una manera premeditadatanto políticamente como dentro de la iglesia.19Contiene una clara reprobación dirigida a su viejoamigo, que al mismo tiempo se había convertido en unabogado del régimen nacionalsocialista. Por último,pero de manera no menos importante, el libro contieneun ataque apenas oculto al judaísmo.20 Así pues, es untratado altamente político, escrito por un teólogo políti-co muy dotado, como cualquier lector imparcial de sutrabajo puede ver.21El hecho de que el concepto de teología política se

use de muy diferentes maneras no hace que sea inútilel intento de aclarar la sustancia de la teología política.Mucho más importante es el hecho incontestable deque el número de teologías políticas que se aprovechandel concepto para caracterizar sus propias posicionesestá creciendo. Así, es posible emplear el concepto detal modo que, en primer lugar, da nombre a la causa ala que apunta la pregunta “¿Qué es la teología política?”sin atacarla; en segundo lugar, incluye los más impor-tantes representantes de esta causa sin ejercer la vio-lencia sobre ellos, y, en tercer lugar, sigue siendo un

concepto que distingue sin discriminar en sentidopeyorativo. Ya he definido antes la causa: una teoríapolítica, doctrina política o posición política por la cual,en la comprensión de sí mismo del teólogo político, larevelación divina es la suprema autoridad y el últimoterreno. Entre los más importantes representantes dela teología política de la historia del cristianismo pode-mos mencionar a Pablo,22 así como a Tertuliano yAgustín, Lutero y Calvino. Por último, la teología políti-ca sigue siendo un concepto de distinción en la medidaen que está separada de la filosofía política por una dife-rencia imposible de erradicar.La teología política y la filosofía política están unidas

por la crítica de la complaciente ofuscación o la inten-cionada catalogación de lo que es más importante.Ambas están de acuerdo en que la batalla sobre locorrecto —sobre lo que es simplemente la norma, elmejor orden, la paz real— es la batalla fundamental yen que la cuestión “¿Cómo debo vivir?” es la primeracuestión para el hombre. Sin embargo, con la respues-ta que cada una de ellas da a esta pregunta, se colocanen una oposición insuperable.23 Mientras que la teolo-gía política construye sin reservas sobre el unum estnecessarium de la fe y encuentra la seguridad en la ver-dad de la revelación, la filosofía política eleva la cues-tión de lo que es completamente correcto sobre la basede la “sabiduría humana”24 para desarrollar la cuestiónen la más fundamental reflexión y la manera más com-pleta para el hombre. De la manera más completa, en lamedida en que todas las respuestas conocidas son exa-minadas, todos los argumentos concebibles son acep-tados y todas las preguntas y objeciones que afirmanser fidedignas son incluidas en la confrontación filosó-fica, en particular aquellas que la teología política pro-pone o podría proponer. En la reflexión más fundamen-tal, es así porque el nivel en el que la confrontacióntiene lugar no puede ser sobrepasado o vencido porargumento alguno, y porque la forma de vida que per-mite la confrontación más completa con la pregunta“¿Qué es lo correcto?” es en sí misma el objeto centralde esa confrontación, o de reflexión exhaustiva.Desde el principio, la teología política niega la posibi-

lidad de una justificación racional del propio modo devida. La teología política sabe que está basada en la fe yquiere estar basada en ella porque cree en la verdad dela fe. La teología política subordina todo a esta verdad;describe todo según esa verdad. En la medida en que lateología política defiende la fuerza comprometedora dela revelación, se coloca a sí misma al servicio de la obe-diencia. Para obedecer a la revelación o parar ser con-secuente consigo misma, la teología política tiene quedesear ser una “teoría” a partir de la obediencia, paraapoyar la obediencia y por la obediencia. La obedienciade la fe25 es la razón de ser de la teología política en elmejor de los sentidos. El hecho de que las doctrinas ylas preguntas que la creyente obediencia es capaz dederivar de la revelación puedan desviarse e incluso con-tradecirse enormemente entre ellas no contradice el

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18 E. PETERSON, Der Monotheismusals politisches Problem, p. 99 (lascursivas son mías; El monoteísmocomo problema político, cit.).

19 Sobre este punto, véase la infor-mativa e iluminadora disertación deBarbara Nichtwei� , Erik Peterson.Neue Sicht auf Leben und Werk,Herder, Freiburg, 1922, pp. 764-779.

20 “Puede haber algo así como unateología política sólo en el campodel judaísmo y el paganismo”, DerMonotheismus als politischesProblem, pp. 99-100 (El monoteís-mo como problema político, cit.).Compárese con KARL LÖWITH, MeinLeben in Deutschland vor und nach1933, Metzler, Stuttgart, 1986, p. 94(Mi vida en Alemania antes ydespués de 1933. Un testimonio,trad. de R. Zauner, Visor, Madrid,1992), y con la afirmación dePeterson del año 1925 de que nohay teología en los judíos ni en lospaganos, que recojo en mi ‘WarumPolitische Philosophie?,Stuttgart/Weimar, 2000, pp. 24-25(‘¿Por qué la filosofía política?’, enLeo Strauss y el problema teológico-político).

21 E. PETERSON, Der Monotheismusals politisches Problem, pp. 70, 95-97 (El monoteísmo como problemapolítico, cit.), y ‘Kaiser Augustus imUrteil des antiken Christentums. EinBeitrag zur Geschichte der politi-schen Theologie’, en Hochland, 30,2, (agosto-septiembre de 1933), pp.289-99, esp. 289 y 298-99, perotambién Die Kirche aus Juden undHeiden, Anton Pustet, Salzburg,1933, pp. 24-26, 31, 34, 40, 42, 56,62, 64, 71 nota 28, así como el libroque inmediatamente siguió a Elmonoteísmo como problemapolítico, es decir, Zeuge derWahrheit, Jakob Hegner, Leipzig,1937, pp. 14-15, 20, 22, 39-45, 58,60, 68. Nichtwei� ha presentadomucho material adicional de pape-les inéditos de Peterson que mues-tran en qué medida era un teólogopolítico; véase Erik Peterson. NeueSicht auf Leben und Werk, pp. 789-90, 797-98, 805, 807, en especial820-26.

22 Discutiendo desde el punto devista de la teología política, JacobTaubes hizo de la “teología políticade Pablo” el objeto de una serie deconferencias sobre la Epístola a losromanos en el Forschungsstätte derevangelischen Studiengemeinschaft,en Heidelberg, unas semanas antesde su muerte (Die politischeTheologie des Paulus, Fink, Munich,1993; La teología política de Pablo,trad. de Miguel G. Baró, Trotta,Madrid, 2007).

23 Para una discusión sobre eltema, véase Carl Schmitt, LeoStrauss y El concepto de lo político.Sobre un diálogo entre ausentes, asícomo Die Lehre Carl Schmitts.Compárese la distinción entre teolo-gía política y filosofía política queRalph Lerner y Mushin Mahdi dibu-jan en el mundo del judaísmo y elislam: Medieval Political Philosophy:A Sourcebook (Free Press, Glencoe,Ill, 1963; Cornell University Press,IIthaca, N.Y., 1978), pp. 7-20.

24 Platón, Apología de Sócrates, 20d-e.

25 Compárese el comentario deCalvino en Romanos 1:5, enCommentarius in Epistolam Pauli adRomanos, ed. T.H.L. Parker, Brill,Leiden, 1981, p. 16.

¿Qué es la teología política?

El hecho de que el concepto de teología política se use de muy diferentes maneras

no hace que sea inútil el intento de aclarar la sustancia de la teología política

En el siglo XX, el ejemplo más famosode esta práctica tan común es el tratado de 1935 de Erik Peterson

sobre el monoteísmo, que culmina ensu muy citada tesis de la

“imposibilidad teológica de unateología política”

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Page 5: ¿Qué es la teología política? Introducción a un … · l concepto de teología política está ínti-mamente ligado al nombre de Carl Schmitt. No sólo fue “introducido en

principio que rige la teología política. La teología políti-ca puede apoyar la autoridad mundial o la revolución.En una situación histórica concreta, puede tambiénabstenerse de decantarse por una opción política, en elsentido más restringido de la palabra “política”.La respuesta brevemente dibujada aquí a la pregunta

“¿Qué es la teología política?” pretende, por una parte,devolver a un concepto difusamente utilizado la preci-sión única que nos permite hacer distinciones en lo quese refiere al tema en cuestión.26 Por otra parte, nuestrarespuesta intenta llevar la reivindicación de la verdadde la teología política de una manera radicalmente seriapara entrar en el horizonte de su fuerza. Pues sólocuando la filosofía política entabla combate con la teo-logía política en el horizonte de su fuerza, o, de unamanera equivalente, cuando la filosofía política piensala teología política, puede la filosofía política —en suconfrontación con la teología política— ganar claridadsobre su propia causa y saber lo que no es, lo que nopuede ser y lo que no quiere ser.27Si la cuestión “¿Qué es la teología política?” obtiene

en primer lugar su significado filosófico con respecto alconocimiento de sí mismo del filósofo político, enton-ces su relevancia política nace del creciente interés quela teología política ha despertado en los últimos años.Obtiene su sustento de muy diferentes fuentes y puedeser observada en áreas que están separadas por gran-des diferencias. Me gustaría mencionar cuatro aspec-tos interesantes. 1) El colapso del imperio soviético y laerosión mundial de las esperanzas marxistas que loprecedieron han inspirado en muchos lugares la bús-queda de una nueva certeza de fe. 2) No sólo las reli-giones reveladas prometen una seguridad que ningunade las ideologías desaparecidas proponen. Tambiénparecen ofrecer un eficiente punto de apoyo para resis-tir el triunfo global del liberalismo y del capitalismo, omás bien presentan una alternativa al secularismo de lamodernidad en su totalidad. El peso que ambosmomentos tienen en el tipo antioccidental de radicalis-mo político-religioso es obvio. Este radicalismo es, sinembargo, simplemente una variedad, aun cuando en laactualidad sea la más espectacular, del renacer de lasortodoxias islámica, judía y cristiana. 3) Tanto el des-encanto de las utopías politico-religiosas como lasexpectativas de salvación que aparecen en el estableci-miento de una teocracia han recuperado la urgencia dela cuestión de la relación entre la política y la religiónque pocos reconocían desde hacía mucho tiempo. 4)Comparado con los tres puntos de vista que acabo demencionar —los anhelos de un nuevo compromisocompletamente vinculante, el regreso de las ortodoxiasy el reflejo de la cuestión de los fundamentos teológico-políticos de la comunidad—, el cuarto aspecto parecetener menos importancia. Aún así, no debería sersubestimado, dado el clima intelectual en el que unateoría política que afirma estar fundada en la fe en larevelación divina está ganando atractivo y audiencia.Estoy pensando en esas difusas expectativas que en laamplia corriente de la “posmodernidad” giran alrede-dor del Ereignis, que, de ocurrir, daría fin al “vagar enel desierto” y que no debe ser convertido, si es paramostrarse abiertamente en su diferencia, si es paraocurrir precisamente como el Ereignis, en el objeto deun pensamiento que concibe, distingue y, por tanto,busca la dominación. Jean-François Lyotard ha recor-dado el mandamiento divino dado a Abraham para quesacrificara a Isaac y la obediencia de Abraham como el

paradigma del Ereignis, de la llamada impredecible, asícomo de la actitud con la que uno debe responder. Laproximidad de algunos autores “posmodernos” no sóloa Kierkegaard, el famoso escritor religioso deCopenague, sino también a Schmitt, el teólogo políticode Plettenberg en Westfalia, es mayor de lo que podríaparecer en un principio. De una manera complicada —dans un état de latence ou dans un état de langueur—están encaminados hacia las decisivas determinacionesde la causa del teólogo político: autoridad, revelación yobediencia.

TRADUCCIÓNMaria Àngels Romeu

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26 Nos ayuda a dejar a un ladolo que no es pertinente y aun así,ignorando lo más importante, amenudo se mezcla. De estamanera, por ejemplo, la religióncivil de Rousseau, que jugó unimportante papel en la discusiónque rodeaba la teología política,es una concepción respaldadapor la filosofía política. Los “artí-culos de fe” que Rousseau pos-tula en Du contrat social, IV, 8“comme sentiments de sociabili-té” son propuestos por un teóricopolítico que no fue de ningunamanera un teólogo político y quesometía las presuposiciones dela teología política a una críticatrascendental. Compárese J. J.ROUSSEAU, Discours sur l’inégalité,ed. de Heinrich Meier, FerdinandSchöningh, Paderborn, UTB 725,19845, edición revisada yaumentada, 2001, pp. xxxii ss.,70 ss., 104, 150, 168, 270, 318ss., 386 ss.

27 Las líneas de argumentaciónque he elaborado en Die LehreCarl Schmitts han sido extendi-das y continuadas en mi epílogoa Carl Schmitt, Leo Strauss y Elconcepto de lo político. Sobre undiálogo entre ausentes. Lasegunda parte de este epílogoconfronta las Politiques del’amitié de Jacques Derrida a laluz de la distinción entre teologíapolítica y filosofía política. Véasetambién mi Leo Strauss y el pro-blema teológico-político.1 VéaseD. COSKUN, ‘Cassirer and Heidegger.An Intermezzo on Magic Mountain’,en Law and Critique, 17, 1 (2006),pp. 1-26.

Representaciones del intelectual

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