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8/8/2019 Proyecto de Universidad Proyecto de Pais de Roberto Alejandro

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Proyecto de Universidad, proyecto de pas

Declaracin12 de diciembre de 2010

Roberto AlejandroProfesor de Teora PolticaUniversidad de MassachusettsPresidente Consejo General de Estudiantes,Ro Piedras, 1981-1982.

I.

El libro y los sables nunca han cohabitado. Las tizas y la plvora nunca han

sido hermanas.

Otra vez, la universidad vuelve a ser acosada y asediada por la banda delfanatismo. El partido que una vez predic aquello de que la estadidad espara los pobres, empobreci, en apenas dos aos, a la mayora de lapoblacin de Puerto Rico. En tiempo rcord, tal gobierno cesante a milesde empleados pblicos, recort programas, redujo partidas presupuestarias,y orgullosamente preside hoy sobre la debacle y sus abismos.

Slo un sectorslo unose ha opuesto con consistencia a las prioridadestrastocadas. Slo los estudiantes, bajo sol, sereno, y lluvia; con temple y

creatividad, retaron al poder y sus cegueras. La huelga de abril a junio fue elevento poltico y cultural que marc ya a una generacin e inaugur unaforma distinta, an en su utopa episdica, de liberar espacios y retarpoderes. Desde mayo a junio, y a travs del chat de Radio Huelga, segu conatencin y admiracin una lucha que expresaba muchas similitudes con elsemestre huelgario de 1981.

Hay lecciones que deben destilarse y son los estudiantes los primeros atrabajar en ese balance de cuentas para aprender y desaprender.

La leccin ms importante, a mi juicio, fue que un nuevo pas tom forma

dentro de los recintos universitarios. Otras voces deliberaron, discreparon,llegaron a acuerdos y lucharon: un nuevo proyecto se engendr en cada yopresento una mocin y en esto hay que llevarlo a las bases, en la magiatecno de la cancin labrada en Radio Huelga.En marcado contraste con una administracin sin datos ni transparencia, ungrupo de estudiante estudi, investig, y plasm sus esfuerzos en el informedel Comit de Eficiencia Fiscal. En las asambleas, el estudiantado fue muypuntilloso en deliberar sobre sus opciones. En la asamblea de Mayagez, en


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junio, hubo diez turnos a favor y diez turnos en contra de la huelga antes deuna votacin donde los bandos se contaron a mano. En fin, aquella huelgafue otro proyecto, muy refrescante, distinto, y distante de las algarabasapolismadas de la legislatura y su fauna.

Hoy el panorama ha cobrado otro giro. El estudiantado de Ro Piedras, enlegtima asamblea y con ochocientos votos, aprob un paro de cuarenta yocho horas y un voto de huelga. La administracin de Ro Piedras estabapreparada. Ya tena, en el argot pedestre de los administradores, su planoperacional en pie: El contrato con la seguridad privada estaba firmado, ladecisin de arrancar los portones tomada, y la ocupacin policiaca delprincipal centro docente contemplada.

Qu hacer?

Antes de peregrinar en un intento de respuesta, algunas reflexiones meparecen obligatorias.

II.

Una huelga de estudiantes es, sobre todo, un gesto simblico. Es unaccionar que reta el monopolio del estado que, por su naturaleza, buscaacaparar todo lo que acerca a su rbita. Ese reto, lanzado desde un lugarque es depositario de un saber que requiere y exalta la libertad, acrecientacualquier fisura en el estado. La normalidad y sus fachadas quedan enentredicho, y an ms en un orden que alega adhesin a principios

constitucionales. Y, de entrada, el entarimado gobernante comienza en ladefensiva. Un tanque en un campus, un gendarme en un pasillo, son signosuniversales de barbarie.

Pero es cuestin de tiempo para que el estado busque imponer lacredibilidad de su poder. Puerto Rico es una colonia. Y como Lzaro alcuarto da, hiede. Mientras el Departamento de Justicia local se esmera enenjuiciar a criminales de poca monta, es el gobierno federal quien realmenteimpone su orden. Las autoridades federales arrestaron en pleno tribunallocal a sicarios exonerados bajo las leyes y procedimientos del ela. Lasmismas autoridades arrancaron de sus camas a ms de cien policas

acusados de corrupcin. El estado local es inoperante en la ley y el orden, yes slo un agente de cobro de los bonistas. En las crceles locales no hay unsolo poltico corrupto y mucho menos algn personero rico. Esos residentras rejas federales.

Un estado, agujereado por todos sus costados, despliega ahora su pechoraqutico contra los estudiantes. Es una necesidad instintiva que poseen losestados de decirse a s mismos que tienen razn de ser. De ah la ocupacin


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policiaca. Los estudiantes que defendieron la huelga tenan que saberlo yasumir ese riesgo.

III.

El estado en la isla es el paternalismo pulpo. La presencia estatal esavasallante y, por lo mismo, asfixiante. Hasta los cineastas reciben fondosdel erario. El estatalismo idoltrico ha producido una horrible dependencia ytorcido los razonamientos. Todas las demandas se dirigen al estado; todaslas marchas terminan frente a los rganos regentes. Y cada partidogobernante, en los hechos, es un partido-estado: sirve de manera burda asus seguidores y persigue o es indiferente a los dems.

Ese estatalismo entr en crisis desde hace dcadas. Y deben ser lasiniciativas individuales y comunitarias las que irrumpan e interrumpan lastrayectorias que perpetan la charca.

IV.

Los estudiantes comprometidos con un nuevo orden de saberes y poderesdeben meditar sobre una lucha que, a pesar de todo su potencial, tieneserios lmites impuestos por el orden econmico. La colonia tiene unosdefectos estructurales que le es imposible resolver. No tiene basemanufacturera ni poltica que jams pueda competir con el trabajo esclavode China y otros pas. No hay agricultura. El turismo ya no compite conSanto Domingo. La banca y los desarrolladores que, irresponsablemente,apostaron a que las leyes de gravedad jams tocaran la construccin, se

toparon con una realidad que siempre enva sus facturas. Hoy la bancalocal, y slo en el rea hipotecaria, tiene ms de cinco billones en cuentasmorosas.

De dnde, pues, llega el dinero a la isla? Llega de los cinco billones que loscontribuyentes norteamericanos envan a la colonia mendiga, y de unpresupuesto estatal, ms de 24 billones, que se desparraman en agenciasinservibles. Esa es la base del comercio. Y de la burocracia poltica, de suspublicistas, y de sus squitos.Es tambin la base del narcotrfico.

Esa sombra de lmites estructurales obliga al movimiento estudiantil, a losprofesores, y a los trabajadores universitarios, como custodios y participesen la conformacin del saber, a rebasar el marco de los recintos. La luchaen contra de una cuota, aun victoriosa, es una lucha por preservarun espacio de estudio, pero no es una lucha ni para transformar eseespacio ni para reconstruir al pas que lo sustenta.

Deseo imaginar dilogos que vayan ms all de la cuota, ms all de lo


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inmediato, ms all del economicismo estrecho, y se hable de un nuevoproyecto de sociedad. Es pattico imaginar que una lucha de tantaenvergadura desemboque, como gesto mutilado, en un apoyo al otro partidode la colonia en el 2012.

Hasta el momento, esa visin que rebasa la universidad no se ha articulado.La otredad no se ha pensado. Lamento profundamente que los estudiantes,no por intencin, sino ms bien por el devenir tan intenso de todo procesopoltico, no hayan visualizado al otro. Esos otros, esos jvenes pobres quemueren semanalmente, no han sido parte del horizonte estudiantil. Esosjvenes pobres, de esos mrgenes invisibles, fueron descubiertos cuandollegaron vestidos de guardias de seguridad.

V.

En estos momentos la lucha contra la cuota es lo ms necesario, pero no lo

ms urgente. Lo urgente es liberar el campus de Ro Piedras, y de los demsrecintos, de la presencia policiaca. A nadie, en su sano juicio, le interesa unaatmsfera de jungla Hobbesiana de confrontacin abierta o latente.

En 1981, el estudiantado en Ro Piedras tuvo que garantizar una huelga conun campus militarizado. Personal de la Fuerza de Choque estuvo en lospasillos de las facultades y francotiradores en los techos de algunos edificios.Fue un campo de concentracin, fiel a la mentalidad romerista que vena deasesinar a dos jvenes independentistas en julio del 78. La gendarmerapoliciaca disolvi, con gases lacrimgenos y disparos, una asamblea,legtima, pacfica, y calculada en ms de diez mil estudiantes, que se dio cita

en el vasto espacio entre Naturales y la Torre. El liderato estudiantil, conprohibicin de entrar al recinto, se dirigi a la misma desde una tarima en laacera de la Avenida Ponce de Len.

Y algo crucial: las fuerzas policiacas de aquel entonces haban sidomoldeadas y embrutecidas por las ideas de la guerra fra y su odio irracionalcontra todo movimiento social. Los estudiantes de hoy tienen que sercautelosos en sus juicios y aseveraciones. An los cuerpos especializados enla represin no han sido, como lo de aquel entonces, indoctrinados en unaacademia dondelo digo como hecholas prcticas de tiro al blanco eracontra siluetas que tenan las fotos de lideres independentistas y

estudiantiles. Siempre es sabio tener un sentido de proporcin histrica.

Pero si bien los cuerpos policiacos de aquel entonces eran prejuicios concascos y uniformes, ahora hay algo que me parece mucho ms perturbador.La polica de hoy es parte y producto de una sociedad vulgarizada ydesensibilizada frente a la violencia. Ellos sufren de bajos sueldos,precariedad econmica, y hasta de esteroides desquiciantes. Eso es unamasijo explosivo.


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La huelga es un medio de lucha. No es un amuleto que se usa en todas lascircunstancias. Personalmente, no creo que ochocientos votos eransuficientes para justificar una huelga indefinida. Y mucho menos creo queun proceso social tenga, por necesidad, que restar fuerzas en lugar de

aunarlas.

El crecimiento en fuerza es ms acuciante ante una administracin que, ensus clculos siniestros, expulsa a diez mil estudiantes de los centrosuniversitarios. Diez mil: ese es el nmero, cerca de un veinte por ciento delestudiantado que, en la lgica utilitaria de los administradores, no podrcontinuar estudiando si se impone la cuota. Eso le da gravedad especial alreclamo estudiantil y obliga a ponderar los pasos a seguir.

Deseo estar equivocado, pero la gravedad aludida no parece correspondercon el acontecer concreto en los estudiantes y profesores. Ahora veo un

liderato estudiantil que no tiene la diversidad de abril a junio. Y no logro verla solidez que tuvo el movimiento universitario en aquellos tres meses. Lafalta de agilidad que ha mostrado el Consejo General de Estudiantes de RoPiedras es preocupante. No lleg a ningn acuerdo en la reunin del pasadomartes, 7 de diciembre. Y acaba de aplazar una asamblea que debe darsecuanto antes.

De ser ciertas, estas son limitaciones serias. Pero quizs, y recalco eladverbio, queden aminoradas y hasta anuladas por algo que s veo. Veo unaprofunda sensibilidad en muchos estudiantes por una universidad libre de

cuerpos castrenses. Y, si estoy en lo correcto, no habr clases en losprimeros tres das de esta semana. La semana entrante ser el momentodefinitivo.

Creo que lo ideal es una asamblea universitaria, una que represente a lostres sectores, y una que sera la primera en toda la historia de la universidadpblica en Puerto Rico. Pero reconozco que, si cada sector tiene sus propiasdemandas y eso impide una plataforma unificadora, no hay que albergarmuchas esperanzas sobre el futuro.

En la ausencia de una asamblea universitaria, propongo, con respeto crtico,

una asamblea de estudiantes donde se discuta:

Una resolucin a favor de la salida inmediata de la polica del recinto.

Una resolucin solicitando que la administracin demuestre la imposibilidadde cobrar los ms de 70 millones adeudados por las aseguradoras.

Las condiciones presentes para evaluar s la huelga es hoy el modo idneo


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para lidiar con la ocupacin policiaca y la cuota.

Las realidades econmicas de la mayora de las familias sugieren un boicot ala cantidad de ochocientos dlares. Los estudiantes que reciben la beca Pellno pueden boicotear. El pago es deducido de sus becas. Pero, de acuerdo a

los datos ofrecidos por el Comit de Eficiencia Fiscal, el 35 por ciento de losestudiantes no recibe beca.

Creo en un referndum en todos los recintos sobre (1) la presencia policiaca,y (2) la idea de un boicot a la cantidad de ocho cientos dlares.

Al igual que en el 1981, creo en una matrcula ajustada a los ingresos de losestudiantes. Esto significa que hay familias que pueden pagar ms; otrasque no veran cambios en sus pagos; y otras que no pagaran nada.

El movimiento huelgario del 81 no logr detener el aumento en el costo de la

matrcula. Pero s logr crear una nueva sensibilidad sobre el carctercardinal de la educacin pblica. Esa nueva sensibilidad se institucionalizen la poltica de no confrontacin; en la creacin del peridico Dilogo; y enla negativa de los administradores, por cerca de una dcada, a no aumentarel costo de la matrcula. Ese fue el legado principal de aquella lucha que,junto a la lucha contra la Marina en Vieques, y la huelga estudiantil de abril ajunio de este ao, representan los tres hitos cvicos y trascendentes de laspasadas tres dcadas.

La lucha poltica y econmica contra una cuota es algo inmediato. Pero locentral, en el corto plazo, es pensar y potenciar un proyecto de sociedad que

le ponga fin al actual gobierno pnp y le ponga coto a la colonia zombie queno quiere enterarse de su deceso.

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