profecías autocumplidas

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1 Profecías autocumplidas: El Efecto Pigmalión versus el Efecto Golem. La formulación de Robert K. Merton de “la profecía autocumplida” es la siguiente: La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación, que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera». Las profecías El Efecto Pigmalión y el Efecto Golem en educación (o más ampliamente en psicología) son las dos caras de la moneda de “La profecía autocumplida”. Robert K. Merton, sociólogo estadounidense (padre de la teoría de las funciones manifiestas y latentes y padre del premio Nobel en economía Robert C. Merton ); fue el que formalizó la estructura y consecuencias de “la profecía autocumplida” a partir del teorema de Thomas que es uno de los principios fundamentales de la sociología que fue formulado por William I. Thomas . El Teorema de Thomas dice: If men define situations as real, they are real in their consequences | Si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias. Este teorema fue formulado en su libro The child in America: Behavior problems and programs.

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Profecías autocumplidas: El Efecto Pigmalión versus el Efecto Golem.

La formulación de Robert K. Merton de “la profecía autocumplida” es la siguiente: La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación, que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera».

Las profecías

El Efecto Pigmalión y el Efecto Golem en educación (o más ampliamente en psicología) son las dos caras de la moneda de “La profecía autocumplida”.

Robert K. Merton, sociólogo estadounidense (padre de la teoría de las funciones manifiestas y latentes y padre del premio Nobel en economía Robert C. Merton); fue el que formalizó la estructura y consecuencias de “la profecía autocumplida” a partir del teorema de Thomas que es uno de los principios fundamentales de la sociología que fue formulado por William I. Thomas.

El Teorema de Thomas dice: If men define situations as real, they are real in their consequences | Si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias. Este teorema fue formulado en su libro The child in America: Behavior problems and programs.

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La formulación de Merton de “la profecía autocumplida” es la siguiente:

La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera».

La leyenda de Pigmalión

El Libro X de las Metorfosis de Ovidio habla de la leyenda de Pigmalión y Galatea. Las Metamorfosis de Ovidio es un poema en 15 libros que pretende narrar la historia del mundo desde su creación hasta la deificación de Julio César.

En el libro X se narra la historia del Rey de Chipre llamado Pigmalión que decidió no casarse al no encontrar a la mujer perfecta. Como no encontró esposa se dedicó a la escultura de figuras femeninas que compensasen el vacío que sentía. Finalmente terminó por enamorarse de una de sus estatuas más bellas: Galatea.

«El festivo día de Venus, de toda Chipre el más celebrado, había llegado, y recubiertos sus curvos cuernos de oro, habían caído golpeadas en su nívea cerviz las novillas y los inciensos humaban, cuando, tras cumplir él su ofrenda, ante las aras se detuvo y tímidamente: «Si, dioses, dar todo podéis, que sea la esposa mía, deseo» -sin atreverse a «la virgen de marfil» decir- Pigmalión, «semejante», dijo, «a la de marfil». [...]

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Cuando volvió, los remedos busca él de su niña y echándose en su diván le besó los labios: que estaba templada le pareció;…

La leyenda de los Golems

La palabra golem aparece en la Biblia (Salmos 139:16 / versión hebrea) y en la literatura talmúdica para referirse a una sustancia embrionaria o incompleta. En la mitología judaica y el folklore medieval se refiere ya más concretamente a un ser animado creado a partir de materia inanimada.

Según Wikipedia:

Las primeras historias sobre golems se remontan al principio del judaísmo. Los golems fueron creados por personas creyentes y cercanas a Dios. Como Adán, el golem es creado a partir del barro, insuflándole después una chispa divina que le da la vida, de manera que la creación de Adán es descrita en un principio como la creación de un golem.

Desde este punto de vista, algunas personas con un cierto grado de santidad y acercamiento a Dios podrían adquirir algo de su sabiduría y poder. Uno de esos poderes sería el de la creación de vida. Sin embargo, no importa qué grado de santidad tuviera una persona, el ser que creara sería solamente una sombra del creado por Dios, ya que, entre otras cosas, el golem carece de alma.

La incapacidad principal del golem era la incapacidad de hablar. Tener un golem era visto como el símbolo final de la sabiduría y la santidad, y hay muchos relatos de golems conectados con rabinos ilustres durante toda la Edad Media.

Con el tiempo, esta idea inicial de Golem relacionada más bien con el “homúnculo” alquimista, como demostración de sabiduría, terminó por transformarse en leyendas sobre

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seres que terminaban por rebelarse hacia sus creadores. Estas leyendas inspiraron al Frankenstein de Marry Shelley o incluso el androide que aparece en la película Metropolis de Fritz Lang.

Rosenthal y el experimento de Jacobson

Leonore F. Jacobson era la directora de un colegio del sur de San Francisco en 1963 cuando empezó a intercambiar correspondencia con el psicólogo de Harvard Robert Rosenthal, al que le encaminó en el estudio del efecto Pigmalión.

Jacobson empezó a escribir a Rosenthal a raíz de que éste publicara un artículo en American Scientist sobre el efecto de las expectativas de los investigadores en los sujetos de estudio de sus experimentos.

En dicho artículo intuía la posibilidad de que esto mismo pudiera ocurrir entre profesores y alumnos. Por lo que Jacobson le propuso a Rosenthal llevar a cabo un experimento para demostrarlo en su propia escuela.

El experimento que se llevó a cabo fue el siguiente:

Todos los alumnos del colegio de Jacobson fueron medidos mediante un IQ-test al principio del estudio

Los resultados no se dijeron al profesorado Se eligieron al azar un 20% de alumnos Se dijo a los profesores quienes eran ese 20% de alumnos, pero haciéndoles creer

que según los resultados del IQ-test estos alumnos iban a experimentar un desarrollo cognitivo mayor que sus compañeros.

Después de un año se volvió a repetir el IQ-test

Y los resultados fueron que en todos los cursos (tanto los experimentales, como los grupos de control) los alumnos experimentaron una mejora en el segundo IQ-test, respecto del primero.

Pero especialmente los alumnos que pertenecían a ese 20% aleatorio experimentaron una evolución mayor que el resto de sus compañeros, y estos resultados eran más significativos en los cursos más bajos.

Lo cual lleva a la conclusión de que: Las expectativas positivas de los profesores, especialmente en los más jóvenes, influyen en el desempeño académico de los alumnos.

En este video podemos ver al propio Rosenthal hablando de este efecto:

Efecto Pigmalión en la escuela - Rosenthal Jacobson

En el vídeo se detallan los cuatro factores que influyen en los resultados:

1. Factor Clima: Los profesores tienden a crear un clima más cálido y son más agradables con lo que les dicen por los canales tanto verbales como no verbales a los alumnos que creen que son mejores.

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2. Factor Input: Los profesores enseñan más materia a los alumnos que creen que irán mejor.

3. Oportunidad de Respuesta: Los alumnos tienen más de una oportunidad para responder si los profesores creen que van a responder bien, o incluso se les pregunta más veces o se les ayuda a formular la respuesta trabajándola conjuntamente.

4. Feedback: Cuando más se espera, más se alaba y más se refuerza positivamente al alumno. Una de las mejores formas de saber si el profesor no espera grandes resultados de sus alumnos es viendo si acepta una respuesta de baja calidad, porque piensa que el niño no es lo bastante listo como para aprovechar una clarificación adicional.

Las conclusiones de este estudio se publicaron en varios artículos científicos, aunque la publicación más importante es el libro: “Pygmalion in the Classroom: Teacher Expectation and Pupils‟ Intelelctual Development” publicado en 1968 y con una versión.

La otra cara de la moneda: El efecto Golem

Mientras que el efecto Pigmalión se centra en la parte positiva de la profecía autocumplida, el efecto Golem es el corolario negativo del Pigmalión.

En 1977 Babad Elisha publica el artículo “Pygmalion in reverse” en el Journal of Special Education. En este caso también se nombraron alumnos que supuestamente iban a tener un desempeño menor que el resto de compañeros.

Se replicaron los resultados del efecto Pigmalión con los alumnos “supuestamente” con más expectativas y al mismo tiempo se encontraron evidencias del efecto Golem, al ver como los alumnos que “supuestamente” iban a tener un menor desempeño, ciertamente así lo demostraban en los resultados.

Entonces…

El efecto Pigmalión y el efecto Golem están en nuestras aulas, así como en cualquier otro grupo humano, y de nosotros depende potenciar un efecto más que otro.

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Fábula del ejecutivo ignorado – a propósito del Efecto

Pigmalión y el Efecto Golem en losambientes laborales

Érase una vez un ejecutivo joven, entusiasta, visionario, ambicioso, incansable, lleno de ideas, que llegó a trabajar un día a una gran empresa en que desde la alta gerencia se hacían insistentemente esta pregunta: ¿Cómo transformar nuestra empresa en una organización altamente eficiente, innovadora, de alto rendimiento y capaz de asumir una posición de liderazgo en nuestro rubro? El alto mando y los directivos se habían propuesto buscar respuesta a esta inquietud y se lo plantearon a los ejecutivos.

¿Qué hacer? −se dijo entonces nuestro hombre, motivado por la posibilidad de meter un gol de media cancha en la compañía en que hacía sus primeras armas−, y comenzó sus meditaciones en torno al desafío de sorprender a sus jefes con una respuesta inteligente y efectiva.

Abracadabra. Sueña que te sueña, como todo buen emprendedor. Sabía que estaba buscando el santo grial del liderazgo…

Lo primero que se le vino a la mente fue la necesidad imperiosa de conformar equipos eficientes y proactivos, compuestos por individuos talentosos, inteligentes, innovadores, comprometidos y motivados, capaces de alinearse casi devotamente con la estrategia de la empresa, centrarse en sus tareas, generar valor agregado, etc.

Nada más pensarlo se sintió bobo. ¡Hay decenas de miles de libros, artículos y papers dedicados al tema! Pero no se desalentó. La siguiente pregunta que se hizo fue… “Bien, entonces… ¿cómo lograr ese ideal?”.

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Nuestro hombre sabía, por experiencia propia que no era pan comido esta cosa de la motivación y el compromiso. Conocía al dedillo desde los tiempos de la universidad las Teorías X e Y de Douglas McGregor, que apuntan a que los directivos suelen dividir a los seres humanos en dos clases de personas: los perezosos, que evitan las responsabilidades y que deben ser controlados con métodos coercitivos para que cumplan con su labor (Hipótesis X), y los que suponen que el esfuerzo es algo natural en el trabajo y que se comprometen con todo pues asumen que las recompensas les llegarán como consecuencia natural de haber cumplido con su cometido (Hipótesis Y).

Nuestro hombre se aflojó la corbata. Mmmm −se dijo−, hace medio siglo que se sabe esto y el tema aún está sobre el tapete…

No era sencillo el asunto. No es cosa de ponerse a buscar así como así a los individuos clase Y. Sabía de casos en que esta clase de trabajadores se mimetizaban con los otros en los ambientes laborales. También le había tocado observar el proceso inverso, es decir, la mutación de un X en un Y. En efecto, el entorno laboral era importante para aprovechar las condiciones naturales de los Y.

El entorno… el entorno. Era un punto de partida. ¡La clave no está tanto en los empleados como en las empresas…! −se dijo−, y se sirvió una taza de café humeante. Hacía rato que sus compañeros se habían ido de la oficina.

Había oído hablar hace un tiempo de la teoría del Efecto Pigmalión y el Efecto Golem en el marco de las profecías autocumplidas. Esta teoría, obra del psicólogo estadounidense Robert Rosenthal, se basó en un experimento llevado a cabo en una escuela donde se escogió un curso compuesto por alumnos con capacidades intelectuales homogéneas. No obstante ello, se le informó al profesor que algunos de sus estudiantes exhibían capacidades sobresalientes −muy por sobre la media−, en tanto que otros tenían un rendimiento bastante mediocre por lo que no se esperaba mucho de ellos. Acto seguido se individualizó a los “inteligentes” y los “tontos” para que el profesor sacara el mejor provecho de cada uno.

Curiosamente, al finalizar el curso el cien por ciento de los alumnos “inteligentes” efectivamente obtuvo notas sobresalientes mientras que los de supuesta capacidad inferior a la media mostraron un rendimiento mediocre.

¿A qué se debía esto? El estudio de Rosenthal, replicado y confirmado luego en distintos ambientes, determinó que el tratamiento del profesor hacia unos y otros fue fundamental en los resultados obtenidos. Por regla general, los primeros fueron estimulados, desafiados, motivados, mientras que los segundos tendieron a ser ignorados y a recibir muy poca estimulación.

Nuestro joven protagonista, luego de buscar más información sobre el tema, estuvo consciente de que había dado en el clavo. Sabía que se encontraba sobre la pista de algo importante. Ciertamente, el Efecto Pigmalión describe la forma en que las creencias que una persona tiene sobre otra pueden influir en el rendimiento de ésta. Es decir, si un empleado recibe la continua aceptación de su jefe es muy probable que su rendimiento se oriente hacia el alto desempeño. Un empleado bien conceptuado por los niveles jerárquicos superiores se compromete más, se vuelve más responsable, proactivo, eficiente, etc. Por el contrario, un empleado menospreciado tiende a disminuir su compromiso con el trabajo que ejecuta. Este último fenómeno es conocido como Efecto Golem, el cual

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describe el proceso por medio del cual los seres humanos tendemos a plasmar en la realidad las expectativas negativas que nos atribuyen los demás. Así, un empleado menospreciado por sus jefes tenderá a la indiferencia, se comprometerá menos, tendrá una mayor tendencia a la irresponsabilidad, a la falta de eficiencia, etc. Si continuamente nos repiten que somos inútiles, poco inteligentes e irresponsables… tenderemos a comportarnos en consecuencia. En otras palabras, un empleado minimizado se convertirá en una perfecta miniatura de sí mismo.

Esta conclusión llenó de entusiasmo a nuestro ambicioso personaje y lo llevó a plantearse una especie de fórmula universal:

ALTAS EXPECTATIVAS = RESULTADOS ÓPTIMOS BAJAS EXPECTATIVAS = RESULTADOS POBRES

Simple. Y se puso a redactar las conclusiones de sus reflexiones. Había encontrado, en efecto, el grial del liderazgo. Y se sintió orgulloso. Cuando terminó su informe eran las 23:45. Había trabajado horas extra sin que nadie se lo pidiera. Se fue a casa cansado, pero satisfecho. No llevaba una semana trabajando en la compañía y ya estaba listo para impresionar a sus jefes. Sin duda llegaría lejos en esa empresa.

Al día siguiente muy temprano fue a ver a su jefe directo para entregarle el informe diciéndole que había resuelto el problema planteado por la alta gerencia de la empresa. El hombre lo miró de arriba abajo y le pidió que le dejara el legajo sobre el escritorio. Ilusionado, el joven ejecutivo regresó a su oficina.

A la hora de almuerzo se cruzó en el ascensor con el jefe. Al preguntarle si había leído su informe el hombre tronó con voz estentórea frente a todos: ¡Tú no estás aquí para resolver los problemas de la empresa! Dedícate a lo tuyo mejor…

Nuestro protagonista enmudeció. Regresó a su oficina y, sin mencionar lo ocurrido con su jefe, le envió el informe por mail al resto de los gerentes y directores de la compañía.

Pasó una semana, dos… tres, sin que nadie le respondiera.

Con el correr de los días, nuestro hombre se encontró esperando la hora de salida cada vez con mayor impaciencia. Después de todo, lo suyo no era resolver los grandes problemas de la empresa…

Efecto Gólem

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Se suele hablar mucho de la relevancia del efecto Pigmalión en la construcción de un

sujeto, pero muy poco de su antítesis. En la mitología griega Pigmalión era un rey con

veleidades de escultor. Había esculpido la figura de una mujer tan hermosa que estaba

convencido de que podía cobrar vida si se lo rogaba a los dioses. Al final lo logró.

Recuerden que el efecto Pigmalión señala la tendencia a cumplir las expectativas

positivas que depositan en nosotros. Actuamos para no defraudar las predicciones que

hacen sobre nosotros. Ya los clásicos enunciaban una ley que siglos después la

investigación persuasiva ha verificado: si otorgas una virtud a una persona y se lo haces

saber, esa persona actuará conforme a la virtud concedida. Hagan la prueba y

comprobarán que esta tecnología del comportamiento es bastante fiable. Cómo nos tratan

determina sobremanera cómo actuaremos. Posiblemente impulsados por lo beneficioso

de este funcionamiento también se ha descubierto el efecto Galatea (así se llamaba la

deslumbrante escultura esculpida por Pigmalión): uno profetiza sobre sí mismo ciertas

aspiraciones y hace todo lo posible por satisfacerlas a través de un desempeño. Emerge

así una relación simbiótica entre proyecto, habilidad y esfuerzo que multiplica las

posibilidades de logro.

Cada vez que surge en las conversaciones el efecto Pigmalión, yo siempre recuerdo que

este efecto también se puede dar en la temible y empequeñecedora dirección contraria.

Cumplimos las expectativas negativas que nos atribuyen. Esta inclinación recibe el

nombre de efecto Gólem. Tendemos a satisfacer aquellas expectativas negativas con las

que nos identifican. Ya saben que a expectativas bajas, resultados pobres. Si nos repiten

que somos unos inútiles, crecen las probabilidades de que nos comportemos de manera

torpe o desempeñemos labores de forma trastabillada. Desgraciadamente el efecto

Gólem goza de omnipresencia, en muchos casos inconsciente y a veces entre jocosa y

socarrona. No resulta extraño oír llamar tonto a alguien (muchos padres a sus hijos, por

ejemplo), o escuchar descalificaciones globales, o acusaciones de alguna deficiencia sin

ánimo de mejora. Al insultar, descalificar y señalar errores sin afán didáctico se está

empujando a que esas personas sean aquello que se les critica, una versión sin lustre y

miniaturizada de lo que podrían ser. Esta conducta es extrapolable a cualquier escenario.

Su funcionamiento no discrimina ningún contexto. También pueden experimentar la

prueba. Es muy eficaz. Tristemente.

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Don Efecto Pigmalión

¿Qué influye en nuestro futuro, acciones, comportamiento…?

-¿No has hecho los deberes? ¡Como siempre! Estoy segura que no llegarás a nada en la

vida-

- ¡María eres mala!-

- ¡Ay mi Carlitos que responsable es!

En muchas ocasiones, tanto en la escuela como en muchos ámbitos de la vida no nos

damos cuenta de la influencia que tenemos frente a los demás, simplemente con opinar

sobre sus acciones, motivándoles o tirando por tierra todo lo que hacen.

Entonces ¿qué es el Efecto Pigmalión? se dice de una expectativa (buena o mala )que

incita a las personas a actuar de tal forma que éstas se hagan ciertas.

Si hablamos de un efecto Pigmalión positivo, estamos hablando de motivación,

retroalimentación positiva y en definitiva de una ayuda al crecimiento de la persona.

Quizás, en ella no exista todo lo que estamos alabando, pero quizás gracias a que ve que

nuestra expectativa es buena, seguirá actuando de forma satisfactoria.

Por otro lado, el efecto Pigmalión negativo, muestra todo lo contrario, desmotivación y

bajas expectativas. Si un maestro sanciona a sus alumnos por la forma en la que leen, o

les acusa de ser torpes en matemáticas, inglés ¿realmente creemos que estos no se

verán afectados? ¡Nos equivocamos! Estarán perdiendo la motivación necesaria para

seguir avanzando en su aprendizaje ya que realmente pensarán que son malos en inglés

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o que no se le dan bien las matemáticas, y lo más seguro es que esos alumnos sean igual

de competentes que sus compañeros. No podemos negar que existen errores y que

debemos hacer explícitos los fallos para aprender de ellos , sin embargo, no podemos

permitir que nuestras ideas , influidas por diferentes factores( en muchos casos

subjetivos) afecten al desarrollo de las capacidades de nuestros estudiantes.

Cabe decir, que esas opiniones que tenemos respecto a nuestros iguales, ya seamos

profesores, jefes, padres, madres… se da de manera inconsciente, pero de alguna

manera, etiqueta a las personas haciendo que se cumplan lo que esperábamos de ellas.

¿¿Debemos pues reflexionar más sobre cómo afecta este efecto en las escuelas y en la

sociedad? Ahora os planteamos una pregunta:¿En qué otros ámbitos de la sociedad nos afecta este efecto? ¿Debemos dejar que nuestras percepciones de los demás les condicionen de una manera negativa? En época de crisis quizá debamos preguntar muchas más cosas de las que pensamos a Don Efecto Pigmalión. Desde Kalypolis te animamos a cumplir tus metas , a ayudar al desarrollo de la sociedad , tratando a los demás y a nosotros mismos como lo que somos y lo que podemos llegar a ser.

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Profecía Autocumplida: Efecto Pigmalión y Efecto Golem

El concepto sociológico de Profecía Autocumplida, muy interesante en áreas tan diversas

como la educación o las relaciones sociales, resulta también extremadamente útil en el

entorno del management o el comportamiento organizacional en empresas y grupos de

trabajo. Está íntimamente relacionado con el Teorema, y el conocimiento de sus

posibilidades y aplicaciones permite confirmar muchas teorías acerca de la mejora del

rendimiento de equipos en función de las expectativas y actitudes que tiene el

responsable de los mismos con cada uno de sus integrantes.

Básicamente, sirve para darnos respuesta a preguntas como:

¿De verdad la motivación positiva consigue que mi equipo trabaje mejor?

¿Si le comento a alguien que es bueno o le felicito por haber hecho bien su trabajo contribuyo a que mejore su rendimiento profesional?

¿Y si le digo siempre que es muy malo le encamino a que no haga bien las cosas?

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El concepto de Profecía Autocumplida o Profecía que se Autocumple fue formulado en

1948 por el sociólogo estadounidense Robert King Merton en su obra „Teoría social y

estructura social‟, quien lo definió como:

“La profecía que se autorealiza es, al principio, una definición „falsa‟ de la situación que

despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la

situación se vuelva „verdadera‟”

Por lo tanto, una Profecía Autocumplida no es más que una expectativa de una persona o

un grupo que, por su mera existencia, incita a las personas afectadas a actuar de

maneras que consiguen que esa expectativa se vuelva cierta.

Es decir:

1. algo sucede o no...

2. o bien una persona o grupo es capaz o no de hacer algo...

sólo por el hecho de que otra persona o grupo creen que:

1. puede suceder

2. o que pueden o no hacerlo

Y de este modo les trasmiten (consciente o inconscientemente) esa sensación y

seguridad.

En términos de pensamiento humano:

“Todo el mundo cree que puedo hacerlo, así que seguro que puedo”.

“Es imposible que pueda hacerlo, así que es normal que nadie confíe en que lo haga”.

El efecto Pigmalión y el Efecto Golem

Así, la Profecía Autocumplida desarrolla algunos temas más profundamente que

el Teorema de Thomas, principalmente la citada contribución de las expectativas

negativas o positivas en la concreción de la idea inicial.

Centrándonos en ese apartado de expectativas, aunque tienen otras aplicaciones, se

considera que en las Profecías Autocumplidas hay dos extremos marcados por dos

efectos que reciben el nombre de leyendas mitológicas:

Efecto Pigmalión

El artista que no ama porque no encuentra la perfección hasta que él mismo crea una

obra de arte perfecta y se enamora de esa belleza.

Efecto Golem

El sabio o santo tan cercano a Dios que adquiere parte de su sabiduría y poder y crea una

criatura, pero ésta no alcanza la perfección humana.

La motivación positiva: El experimento Jacobson-Rosenthal

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El experimento que acabó demostrando que la Profecía Autocumplida era más que una

simple teoría es uno de los más fascinantes para demostrar el poder de la motivación

positiva de alguien que dirige o coordina un grupo.

En 1963, Robert Rosenthal, profesor de psicología de Harvard, escribió un artículo sobre

el Efecto Pigmalión y cómo se proyectan en los resultados finales de los estudios las

expectativas que tienen los investigadores sobre cada uno de los sujetos de estudio.

La directora de un colegio de San Francisco, Leonor F. Jacobson, leyó el artículo y se

puso en contacto con Rosenthal para preguntarle si los resultados se podían extrapolar a

las expectativas de los profesores sobre sus alumnos.

Varias cartas e ideas después, plantearon un experimento que se desarrollaría en el

colegio de Jacobson.

Planteamiento

A todos los alumnos se les realizó un test de inteligencia.

Se seleccionó al azar al 20% de los alumnos (literalmente se extrajo su nombre de un sombrero).

Los profesores recibieron esa lista del 20% diciéndoles que eran los que habían obtenido resultados más altos y que por eso eran los que tenían más posibilidades de evolucionar mejor y sobresalir del resto durante el curso.

Los profesores tenían prohibido decir a un alumno que era de los „inteligentes‟, por lo que los alumnos no estaban mediatizados por esa información.

Resultados

El test se repitió un año después.

Todos los alumnos mejoraron, pero los que formaban parte del 20% seleccionado lo hicieron mucho más que el resto.

Cuanto más bajo era el curso, mayor era la mejoría experimentada por los integrantes del grupo del 20%.

Conclusiones

Las expectativas de los profesores influyen en los resultados, actuación y evolución de los alumnos

Esa tendencia se acrecienta cuanto más joven es el alumno.

Por lo tanto, los niños se convierten en más listos y mejor preparados si los profesores esperan que suceda precisamente eso.

Motivos

El análisis de los resultados, unido al seguimiento que se había realizado del experimento,

arrojó cuatro motivos fundamentales que explicaban lo que había sucedido:

1. Factor Clima: Los profesores son más afables (en comunicación verbal y también en la no verbal) con los alumnos que consideran que pueden mejorar, por lo que crean en torno a ellos un ambiente más cálido y agradable.

2. Factor Input: Los profesores enseñan más cosas a los que creen que son mejores y pueden aprender más.

3. Oportunidad de Respuesta: Los profesores dan más oportunidades de responder y reaccionar a los alumnos que creen que pueden responder mejor. Les

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ayudan, incluso en la formulación, para que vayan más allá, lo que genera más trabajo y aprendizaje en el alumno.

4. Feedback: Los profesores alaban más y refuerzan positivamente a los alumnos de los que esperan más.

Más tarde, en 1977, Elisha Y. Babad, profesor de la Hebrew University of Jerusalem,

mostró en un estudio similar que si la información que se facilita a los profesores es la de

los alumnos con peores puntuaciones en el test (elegidos también aleatoriamente), un año

después ese grupo es el que obtiene los peores resultados. De este modo demostró el

Efecto Golem.

El corolario de este experimento es que el modo en que somos tratados, junto a la

información que recibimos sobre nuestra buena o mala conducta, puede modificar de un

modo significativo nuestra manera de actuar y la visión que tenemos de nosotros mismos.

Empresa

En términos de management y dirección de equipos, y por supuesto en la dirección del

equipo de Comunicación de una empresa, el Efecto Pigmalión y el Efecto Golem se

manifiestan en que:

Como humanos que somos, todo responsable de equipo tiene una percepción de sus

subordinados, y resulta inevitable que ésta acabe mediatizando su comportamiento y

actitud con cada uno de ellos, lo que a su vez afecta de manera diversa (positiva o

negativamente) a la motivación, desempeño y eficiencia de los integrantes del equipo.

Por lo tanto:

La manera en que somos tratados en el entorno laboral afecta a nuestra visión de nosotros mismos y a nuestro desempeño y resultados.

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Los trabajadores mejoran su preparación y eficiencia cuando su jefe/mentor es capaz de transmitirles (comunicación verbal y no verbal) que espera mucho de ellos porque confía de verdad en que lo pueden hacer bien.

Si el jefe del equipo se esfuerza en lograr esa respuesta positiva en el rendimiento, el mero hecho de que sea así se percibe y condiciona la respuesta positiva del equipo. Y a la inversa, si ese esfuerzo no se percibe, el rendimiento cae.

La confianza percibida alienta el desempeño. La desconfianza, la dejadez y la inseguridad.

Cuadro

El efecto Pigmalión Ayer al mediodía la psicóloga Patricia Ramírez Loeffler, especializada en psicología

deportiva de alto rendimiento. Estuvo hablando básicamente de que el mejor modo de

superar los miedos es enfrentarse a ellos y de que no pasa absolutamente nada de si nos

equivocamos con nuestras elecciones alguna vez; algo que aplicaba a todos los ámbitos,

tales como el personal como el

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profesional. Todo esto forma parte de un proceso de madurez que nos conducirá a ese

camino por el que queremos llevar nuestra vida. El problema está, y así lo matizaba

ella estupendamente, en que no queremos salir de nuestra "zona de confort", es decir,

tenemos miedo a arriesgar, a dar un paso más y a equivocarnos por miedo a que suceda

ese error tan condenado y que siempre ha sido tan negativo ya desde nuestra más tierna

infancia. Y así, explicaba ella, desde pequeños, en la escuela, siempre se han

"condenado" de alguna manera los errores, lo que está mal hecho, en lugar de potenciar

más lo positivo da cada uno de los alumnos. Justo cuando Patricia Ramírez trató

esta última idea, comenzó a hablar muy brevemente sobre algo que tal vez a muchos os

suene: el efecto Pigmalión. Como indica su nombre, "Pigmalión" es un nombre

procedente de la mitología griega que la psicología adaptó a su campo. Así, el efecto

Pigmalión en psicología se refiere a la confianza que los demás tengan sobre nosotros

mismos; lo que puede proporcionarnos fuerzas para la consecución de las metas más

difíciles. Es, por tanto, un principio de actuación a partir de las expectativas ajenas que

tienden a realizarse cuando existe un fuerte deseo que las impulsa. Lo cierto es que

esta idea con nombre tan pomposo no deja de transmitirme un enorme valor de

generosidad y apoyo a cualquiera de esas personas que están cerca de ti y necesitan

alguno de tus consejos. ¡Qué sé yo! Dígase un amigo que está muy indeciso y no sabe

qué hacer con su futuro porque es un desastre, imagínate que tu hermano pequeño es un

desastre con las matemáticas y dice que no vale para nada, tu novio no levanta cabeza

desde que fallecieron sus padres y no quiere saber nada del mundo, tu prima ha dado a

luz a una niña enferma y tienes que ayudarla a dar lo mejor de sí en esa dura situación

etc. Y un sin fin de situaciones que nos pueden ocurrir a cada uno de nosotros. Lo que sí,

tendríamos que estar preparados para ser ese fuerte deseo que les ayude. Y para ello,

basta con ser amigos y no necesariamente Pigmaliones.

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Efecto Pigmalión: 7 pasos para crear tu propia profecía

autocumplida

La expresión “Efecto Pigmalión” es usada cuando las creencias y expectativas que otros tienen sobre mí, afectan mi comportamiento generando conductas que confirmen lo que se espera que hagamos.

Generalmente son las expectativas de personas importantes para nosotros, referentes válidos en nuestra vida y a través de sus opiniones generamos creencias respecto de qué cosas podemos o no podemos hacer, lo que nos predispone para accionar de manera exitosa o nos puede limitar frente a determinadas realidades.

Profecía Autocumplida

Este concepto de Efecto Pigmalión está muy ligado al de “Profecía Auto cumplida” por lo que es muy importante comprender el efecto facilitador o limitante de esta combinación. La famosa cita de Henry Ford: “Si crees que puedes, o si crees que no puedes, en ambos casos estás en lo cierto” es muy gráfica al hablar de este tema.

Del mismo modo que la confianza produce un efecto positivo, elevando el desempeño y estimulando la autoestima, la desconfianza provoca el efecto inverso haciendo que la autoestima disminuya y que las personas muchas veces queden paralizadas.

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Las profecías tienden a cumplirse porque existe una fuerte creencia que las impulsa y actuamos inconscientemente haciendo que la expectativa se vuelva realidad.

Pensemos en alguien: pareja, amigo, familiar, o nosotros mismos al que se lo “etiqueta” como problemático, lento, aburrido o como, trabajador, responsable, el mejor para hacer algo. La forma en que nos comportamos en ambos casos es totalmente diferente y está condicionada por la etiqueta.

Conciencia e inconciencia

Y esto no se limita al comportamiento, se extiende también a lo que decimos o nos dicen. Frases como: "nunca vas a conseguirlo", "este trabajo no es para vos" o “podes lograr lo que te propongas” tienen que ver con estas expectativas. No esperamos lo mismo de una persona a la que consideramos un inútil que de una persona que creemos muy inteligente. Y lo extraordinario es que al ser tratados de un modo o de otro, respondemos confirmando la creencia.

A veces actuamos en forma contradictoria exigiendo que nuestros hijos hagan algo cuando en realidad no creemos que lo puedan hacer. Otras veces pensamos que nuestra pareja nos va a dejar y actuamos como si ya lo hubiera hecho. Incluso en nuestra propia salud, la profecía auto cumplida es una realidad.

Múltiples sucesos de nuestra vida ocurren porque, consciente o inconscientemente, estamos respondiendo a lo que se espera que hagamos. Cuantas veces estamos convencidos que todo va a salir mal, que esa cita será un desastre, que no vamos a conseguir el trabajo porque existe alguien más capacitado o más joven y bajamos los brazos o ni lo intentamos movidos por el miedo al fracaso.

Es entonces cuando finalmente todo sale mal, (la cita fue un desastre o no conseguimos el trabajo) que la profecía se cumple cuando escucho a esa voz en mi cabeza diciéndome: -“¿Viste que no podías?”- O a alguien cercano que me dice el típico: -“y… yo te lo dije”-.

Creencias limitantes

Este es el momento de decir ¡Alerta!! Estamos frente a una experiencia que tiene una creencia limitante. Y como las creencias limitantes no traen fecha de vencimiento nadie discute con su propia información con lo que estamos cayendo en la trampa de la profecía autocumplida.

La buena noticia es que la profecía auto cumplida es un camino de doble vía y que al funcionar para situaciones negativas, también puede funcionar en nuestro beneficio, es fácil cambiarlas y salir de la trampa

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Pasos para salir de las trampas del ¨Yo te lo dije¨/ ¨Yo sabía que no iba a poder¨

Un buen ejercicio será replantear tus comportamientos y creencias con respecto a las distintas áreas de tu vida. Es primordial pensar en las cosas positivas, destacarlas, y darles mayor importancia ya qué concentrando nuestra atención en las fortalezas y potencial es que lograremos que los hijos, pareja, amigos, colaboradores den lo mejor de sí y se comprometan en el proceso.

A esto se refiere el efecto Pigmalión: aún aquellas metas que parecen inalcanzables pueden llegar a ser exitosas, si nos lo proponemos con confianza en nosotros mismos.

Por eso es muy importante:

1. Cambie de lentes - No podemos ver lo que no sabemos que existe. Cuando quiera hacer algo y piense que le va a salir mal o se ponga obstáculos ¡Alerta de profecía en puerta!!

2. Factor clima - Cree un clima emocional más cálido alrededor de aquellos que le importan. Empezando por Usted mismo.

3. Exprese la creencia- Siempre que haya un porque en la oración, detrás viene una creencia, encuentre que creencias lo limitan.

4. Busque una contra referencia - Una creencia se cambia si recibo una referencia que la desafíe y demuestre lo contrario. Para esto es necesario buscar en mi o en otros, cuando esto no fue verdad.

5. Oportunidad de respuesta: Permítase más oportunidades para actuar de una nueva manera. Tenga la expectativa de que se va cumplir

6. Feedback: Refuerce su propia conducta y esté atento al refuerzo positivo que proviene de otras personas

7. Genere un nuevo mapa - ¿En qué otra cosa le gustaría creer? Y comience a realizar pasos de acción que generen un nuevo ciclo de experiencias para reforzar la nueva creencia.

Pruebe cambiar y usar estos pasos con una profecía auto cumplida pero ahora a su favor, convierta lo imposible en algo realizable, pruebe estas nuevas soluciones a los problemas que le dificultan su accionar, use su poder de convencimiento a su favor y cree una nueva realidad, tome el control de su vida y comience a disfrutar.