prisma (barcelona. 1922). 4-1922

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VoL II: NÚM. I PARÍS MAYO DE 1922 PRI/MA REVI/TA INTERNACIONAL DE POE/ÍA DIRECTOR RAFAEL LOZANO 24, RUE CLAIKVAUX I'ARÍS-MÜNTMOKÍÍNCV S U M A R I O listas Campanas OEOROES RODENBACH Hdgar Alian Poe (Grabado en Madera). A. P. QALI.IEN El Cuervo EDOAR ALLAN POE /,« Exégesis de El Cuervo EDUAR ALLAN POE La Quinta FERNANDO MARISTANV floemas JUANA DE IUARBOUROU The Lost Mlstress ROBERT BROWNINQ J. Moreno Villa (Dibujo) N. PINOLE Marinas J. MORENO VILLA La Filie aux Cheveux de Lin . . . . RAFAEL LOZANO fín el Lar M. O. TEIXEIRA DE V. Poemas DANIEL líuzo Poema . . FEDERICO MORADOR El Poeta Húngaro Franfois Kormendi. LADISLAS MEDÜYES Franfois Kormendi (Dibujo) . . . . LADISLAS MEDÜYES La Plegaria del Fervor Fanático . . . FRANQOIS KORMENDI La Imposible Humildad ALEONSO MASERAS Los Poetas que Surgen JOSÉ A BALSEIRO Gastón Picará (Escultura) CHANA ORLOFF El Simbolismo Francés OASTON PICARO Glosa : Revista de Libros : Revista de Revistas EDITORIAL CERVANTES RAMBLA DE CATALUÑA, 72 BARCELONA

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Prisma (Barcelona. 1922). 4-1922

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  • VoL II: NM. I P A R S MAYO DE 1922

    PRI/MA REVI/TA INTERNACIONAL DE POE/A

    DIRECTOR

    RAFAEL LOZANO 24, RUE CLAIKVAUX I'ARS-MNTMOKNCV

    S U M A R I O listas Campanas OEOROES RODENBACH Hdgar Alian Poe (Grabado en Madera). A. P. QALI.IEN El Cuervo EDOAR ALLAN POE /, Exgesis de El Cuervo EDUAR ALLAN POE La Quinta FERNANDO MARISTANV floemas JUANA DE IUARBOUROU The Lost Mlstress ROBERT BROWNINQ J. Moreno Villa (Dibujo) N. PINOLE Marinas J. MORENO VILLA La Filie aux Cheveux de Lin . . . . RAFAEL LOZANO fn el Lar M. O. TEIXEIRA DE V. Poemas DANIEL luzo Poema . . FEDERICO MORADOR El Poeta Hngaro Franfois Kormendi. LADISLAS MEDYES Franfois Kormendi (Dibujo) . . . . LADISLAS MEDYES La Plegaria del Fervor Fantico . . . FRANQOIS KORMENDI La Imposible Humildad ALEONSO MASERAS Los Poetas que Surgen JOS A BALSEIRO Gastn Picar (Escultura) CHANA ORLOFF El Simbolismo Francs OASTON PICARO

    Glosa : Revista de Libros : Revista de Revistas

    EDITORIAL CERVANTES RAMBLA DE CATALUA, 72

    BARCELONA

  • N U E S T R O P R X I M O N U M E R O

    PRI/MA REV/TA INTER^fACIOHAL DE POE/A

    DIRECTOR

    RAFAEL LOZANO S U M A R I O

    El Gusano FEKNANDO MARiSTANy Paul Verlaine (Qrabudo en Madera). A. f. OAI.LIEN Alcanas 'Romanzas sin Palahras . PAUI. VKRI.AINE Loas de la Primavera LEOPOLDO I.I;OONRS La Poesa Uruguaya de la Hora . . TEI.MO MANACORDA A una Alondra PEHCY HVSRHH SHELLEY Olavo Bilac (Grabado en Madera) . A, P. OALLIEN Poemas OLAVO BILAC; Ahrll Parisin PrKNAND OREOH El Poeta Escondido HUUOVONHOFMANNSTHAI. Poemas GIS^LE DE I.KIENI Maana sin Sol Jos: OLrvARES Los Hijos Josfi MARA DELGADO // Primer Aniversario de la Muerte

    de Ramn Lpez Vetarde. . . . RAFAEL LOZANO Ramn Lpez Velarde (Grabado en

    madera) A. P QALLIKN Poemas RAMN LPEZ VELARDE Poemas RENE LYR Poemas RoOELfo SPELA El Arte de Traducir LUDWKI LEWISHON Los Poetas que Surgen RAMN QARCADIEOO

    Glosa : Revista de Libros : Revista de Revistas

    EDITORIAL CERVANTES RAMBLA E CATALUA, 72

    B A R C E L O N A

  • M A Y O D C 1 9 2 2

    E S T A S C A M P A N A S... Poema de OEOROES RODBNBACH

    ESTAS campanas, oh. Dios mo, estas campanas y esta lluvia sobre mi corazn enfermo y solo, lloran juntas.

    Las hojas, lentas, caen... Es mi alma una orfelina entre la tarde hmeda. Cmo es triste la vida. Dios mo, vista as, al travs de las campanas y de la lluvia!..

    Todo est marchito, todo tiene el color plido de las cosas difuntas; y sobre mi alma toda gris y sobre mi corazn lleno de bruma,

    la tristeza cristalina que gotea la lluvia y esta tristeza de las campanas son una sola tristeza profunda!...

    QEOKQES ROENBACH

    (Trid. de Hent Borgia)

  • I S

    EDGAR ALLAN POE Grabado tn Madera de A. P. GALLIEN

  • M A Y O D E 1 9 2 2

    EL C U E R V O de EDOAR ALLAN POE

    CIERTA obscura medianoche, mientras iba releyendo una ambigua historia antigua de un viejsimo librajo, cabeceaba cual badajo, cuando mi atencin atrajo un toquido muy en bajo, muy en bajo y en crescendo, como de una mano incierta que llamara apenas, yerta; que llamara apenas, yerta, a mi puerta. cEs, quizs, algn visitante, dije, que llamando est a la puerta,

    eso es todo, y nada ms.

    (Ay!, me acuerdo claramente que el Invierno ya habla entrado; que cada leo abrasado reflejaba su pavesa, cual fantasma-en su finezapor el suelo iluminado; que anhelaba el da llegado por dar u a mi tristeza, y que, en vano, encontrar quise un consuelo hasta la aurora en el libro aquel de otrorapor la que fu tan 'ugaz, por la virgen que los ngeles llaman con fervor Lenora,'

    cuyo nombre ya no es ms.

    Cada muerto ruido incierto de una roja colgadura me llenaba de pavura, me llenaba de un fantstico terror de un efecto drstico; y, con el alma insegura, vanamente, me decta, con grave tono sarcstico; con grave tono sarcstico, me deca con instancia: Es un loco visitante que a llamar viene, quizs; es que un visitante toca a la puerta de la estancia,

    eso es todo, y nada ms.

    Cuando mi alma cobr aliento, no dudando ya un momento, Seor, prorrump, o Seora, mil perdones os demando, mas estaba cabeceando y, con el ruido del viento, no escuch que ya hace tiempo, dulcemente, estis llamando; dulcemente, estis llamando; llamando con mano incierta; tan incierta, tan incierta, que no puedo escuchar ms. Y, diciendo as, y haciendo, abr de golpe la puerta:

    Las tinieblas... nada msl

    ') Lenora ei una deriTaciu de Leonora, que lo en de Eleonora o Ellouoia.

  • 6 P R I S f

    Escrutando las tinieblas, me qued con grande miedo: Ni una voz, ni algn remedo que de vida diese sea; soaba, absorto, en mil cosas, como nadie, acaso, suea; y slo escuchaba luea, luea, una palabra, quedo, que era un suspiro, un remedo: una palabra: Lenora; una palabra cantora, que yo deca pertinaz; y el eco, grave y locuaz, rae contestaba: Lenora;

    eso slo, y nada ms.

    Ya en mi cuarto, me lata el corazn con violencia, cuando o, con ms frecuencia, toquidos en la ventana. De seguro, dije, es alguien que llama con insistencia. Posedo, entonces, por la curiosidad malsana, la cosa, murmui, es llana; debo explorar el misterio que me preocupa ya en serio: Corazn, cobra la paz, todo es ilusin fugaz ~ la cosa no es tan en seno:

    Ks el viento, y nada nis>.

    Abra apenas el cerrojo, cuando irrumpi, con patojo batir de alas, flojo y cojo, grave cuervo milenario, quien, sin pararse al acaso, ni tiacer caso de mi enojo, fu a posarse, por su antojo, con grave gesto estatuario, ca! de un gran seor o dama, sobre un busto de Minerva que ornamenta la cornisa lisa de mi puerta, al ras; fu a posarse sobre el busto, sin susto, el ave proterva,

    fu, posse... y nada ms.

    El ave cambi, de pronto, mi seriedad en sonrisa con su actitud grave, a guisa de imperturbable decoro. Aunque tu cresta, le dije, sea mocha, pelada y lisa, tu figura me hace gracia, cuervo de una edad que ignoro, pues me has mostrado tu audacia. Dime, fantstico cuervo, dentro del reino plutnicode do vienes y a do irs cmo te llamas, errante pjaro vil y protervo?

    Dijo el cuervo, Nunca Ms.

    Me qued maravillado de escuchar una respuesta; de que un ave tan grotesca respondiera tan sencilla; porque aunque era misterioso lo que dijo, eso no resta que las palabras de un ave causen siempre maravilla; sobre todo, que es muy raro que, no importa qu criatura, oiga as decir a un pjaro, y se llame, por dems,

    como el que se halla en el bitsto de mi cuarto, en la moldura de la puertaNunca Ms.

  • M A Y O D E 1 9 2 2

    Mas el cuervo continuaba sobre el busto siempre erguido. Slo esas palabras dijo. Toda el alma pondra en ellas, que no volvi a decir nada. Ni una pluma haba movido, ni habla dado otro sonido que las palabras aquellas. Dije, para consolarme: Mis amigos me han dejado; todos se van a la aurora; tambin se ir ste, quizs, como se va mi esperanza cuando el nuevo da ha aclarado...

    Dijo el ave, nunca ms.

    Sorprendido por lo tuna de la respuesta oportuna, sto, me dije, es alguna cosa que el cuervo ha aprendido de quien hasta hoy lo ha tenido y, en cuya mala fortuna, ha sido, para su duelo, ritornelo repetido; npctido litornelo, para consuelo en su duelo; este refrn angustioso, que un dolor guarda quizs; este refrn de su duelo donde encontrara consuelo

    repitiendo, nunca ms.

    VA ave grave induca w fantasa a la irona, y rod un acolchonado silln aterciopelado hasta el busto en que, posado, el cuervo aquel me vea; y, una vez arrellenado en el silln, con cuidado, mi irona serva de guame puse a ver el odioso pjaro vil y ominoso, que no me dejara ms, repitiendo, sin reposo, desastroso y orgulloso,

    su gangoso nunca ms.

    Me qued, as, meditando, mas callando, ante la calma, lo que aquella frase nsalma con misterioso pendiente, mientras los ojos del cuervo me devoraban el alma con el acerbo protervo de su roja luz candente. Me qued, as, trastornado; en el silln, reclinado; bHJo la luz de la lmpara que derramaba su paz; en aquel silln forrado do tanto se haba sentado

    elia, I la que ya no es ms!

    Parecime el aire, entonces, aun ms denso que la sombra, cual si fuese perfumado por invisible incensario que agitasen los arcngeles, de puntillas en la alfombra, transformndose la pieza en exquisito santuario. Desdichado ser, grteme, si los ngeles ahora vienen, pues Dios ha querido darte el olvido y la paz, detente, bebe el nepente ' para olvidar a Lenora...

    Dijo el cuervo, nunca ms.

    ') itpente, una forma de npen(a.

  • 8 P R I S M A

    iSer infame, dije, qu eres?: Diablo? Duende? Tal vez ave? Luzbel mismo te ha mandado? A estas playas has llegado por un mal viento arrojado? Diablo o duende? Quin lo sabe? Pero, puesto que has llegado a este desierto hechizado, a esta mansin habitada por el Horror, di, te imploro, hay un blsamo en Qalad ' que podra curar, quizs, que podra curar, quizs, el profundo mal que lloro?

    Dijo el cuervo, munca ms.

    Ser infame grit, qu eres?: Diablo? Duende? Tal vez ave? Luzbel mismo te ha mandado? A estas playas has llegado por un mal viento arrojado? Diablo o duende? Quin lo sabe? Mas por el azul del cielo, por el Dios que nos ha creado sin distincin, invoqulo, dile a mi nima que llora que, cuando suene su hora, podr juntarse, quizs, con aquella a quien ahora llaman en i^denn' Lenora.

    Dijo el cuervo, nunca ms.

    Que esa frase sea la te, pjaro de mal agero, dije, en pie, de despedida. Tu presencia aqu me abruma. Vuelve a la noche plutnica, que deshace el aguacero, y no dejes en mi pieza ni una sola negra pluma. Deja mi quietud intacta. Liberta el busto en la puerta. Quita el pico que has clavado en mi corazn, tenaz. Que no contemple un instante ms tu fgura en la puerta.

    Dijo el cuervo, nunca ms.

    Y, sin levantarse, el cuervo fijo ha estado hasta la focha, sobre el busto de Minerva que ornamenta la moldura de mi puerta. Y con sus ojos rojos, de demonio, acecha, mas fingiendo que dormita, tras su negra catadura. Y la luz que solare l cae, por el suelo expande, trunca su murtuoria sombra negra, siempre inmvil y tenaz, donde mi alma queda fija sobre el suelo, sin que nunca

    pueda alzarse, inunca ms!

    EDOAR ALI.AN FOE

    (Vcriiln y notan de Rafael I/Ozano)

    ') Qalad, un forma de Qalaad. El,a e una roglrtn en lo bancnn del .Jor-dn, l'ft frane on nna alnnin a Jt!rmlafi qnu dtflo; No hay alRi'in lifilHaino en alBRd?. VII-a'2

    ) y^'/rnn es una trannlltera(i6n ma de/lfienn, palabra qne i-*oe cit6, lo-mndola de la rabe Adn,

  • M A Y O U K 1 9 2 2

    LA EXGESIS DE *'EL CUERVO" por EDQAR ALLAN POE

    HE pensado a menudo en lo interesante que sera un artculo escrito por quien quisieraes decir, pudiera narrar, detalle por detalle, el proceso sufrido por al-

    guna de sus propias composiciones hasta quedar definitiva-mente concluida. Por qu semejante artculo no ha sido jams escrito, no soy yo quien pueda decirlo; pero, acaso, la propia vanidad es el origen de tal omisin, ms que ninguna otra causa. La mayor parle de los escritores, y los poetas especial-mente, gustan de hacer creer que conciben y realizan sus com-posiciones bajo la influencia de una especie de frenes o intui-cin exttica, y temblaran ante el pensamiento de permitir que algn profano pudiera siquiera vislumbrar las elaboradas y vacilantes crudezas del pensamiento, los verdaderos prop-sitos concebidos slo en los ltimos momentos, los relmpa-gos de ideas que no llegan a desarrollarse, los detalles preme-ditados que se abandonan con desesperacin ante !a imposibi-lidad de adaptarlos, las cautas selecciones y exclusiones y los trabajosos interlineados y tachaduras, que, en el noventa y nueve por ciento de ios casos, constituyen la propiedad del histrio literario.

    Yo, por mi parte, no comprendo esta repugnancia, y no siento ninguna dificultad en recnrdar los pasos progresivos que me han llevado a Ja forma definitiva de mis composicio-nes\- y, puesto que el inters del anlisis o reconstruccin, tal

    ') Serla curiossimo estudiar el caso pslcoanalltlco de Poe, y cmo, este hombre extraordinario, sedaba cuenta de u talento nada ciimt'in y lo deca asi; cmo esta repeticin, pues l hace esta obiervacln, a menudo en BU Marqinalia, presenta Ins onrotirlstlcas de la locurn; y, lo qne es ms notable, cmo l se da cunta de su estado anormal. Baste, por ahora, con unas cuantas frases de su Marf/inaUn para dar idea de lo que ostengu: . Kl genio es el pariente mis prximo do la locura.

  • 10 P R I S M A

    y como yo lo he considerado a desidertum, es, en lo abso-luto, independiente de cualquier inters, real o imaginario, de la cosa analizada, no creo que ser mal visto el que yo mues-tre el modas operand por medio del cual una de mis compo-siciones cobr unidad. Escojo El Cluervo, porque es la rns generalmente conocida. Es mi intencin poner de manifiesto que ni un solo detalle de su composicin puede ser achacado a un accidente o a la intuicin, y que el poema, trabajado deta-lle por detalle, lleg a su conclusin con la precisin y la r-gida secuencia de un problema matemtico.

    Sin dejary'amds de vista mi deseo de ser original, mi pri-mer pensamiento fu el de la extensin del poema. Cualquier trabajo literario que no pueda ser ledo en una sola vez, sufre, naturalmente, de la falta del importantsimo efecto producido por la unidad de la impresin. Porque si hay necesidad de dos lecturas, los asuntos de la vida diaria que se interponen entre ellas, destruyen de golpe la totalidad del poema, y el efecto buscado se pierde. Aparece, pues, evidente que hay un cierto lmite de unidad en todo trabajo literario, el de una sola lectura; y, aunque en algunos casos, como el de ciertas com-posiciones en prosa, cual Robinson Crusoe>, que no re-quieien unidad, este lmite puede ser fcilmente sobrepasado, no lo puede ser as por el poema, porque es absolutamente claioquela brevedad est en razn directa de la intensidad del efecto (aunque, tambin es verdad, que hay necesidad de cierta duracin para obtener cualquier efecto). Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, conceb la longitud de mi poemauna longitud de unas cien lneas. En realidad el poema tiene ciento ocho'.

    Mi segundo pensamiento fu el de escoger la impresin o el efecto que intentaba producir: y aqu 4ebo decir que al travs de toda la construccin del poema me he esforzado por que jMieda s^f umversalmente comprendido. Me descarriara dema-siado de mi tpico si fuera a demostrar el punto que he soste-nido siempre con tant.i insistencia, el punto, quiero decir, de qire la (Jelleza es el nico dominio legtimo en el que puede (iesarrollarse un poema. El placer que es a la vez el ms in-tenso, el ms elevado y el ms puro, se encuentra, yo creo, en

    'I Mi vi:t*Um c< nsla di^ U4 ilnc^ns, porque rada entron ha nido aumentada rt" lio Venios, hacindola de ociio, va ((iie en catpllano, debido a la longitud d(! niio>tro voonhlos, e imposible Imcer IIIH repcUfiiomiH caiiicterliiUi'ai de Hoe en 1-1 mlumo nmero de linean. Por lo demi, he Intentado hacer una veidadero traduccin.

  • M A V O D E 1 9 2 2 U

    la contemplacin de lo bello. Cuando, en general, se habla de la Belleza, se signit'ica, no precisamente una cualidad, como podra suponerse, sino un efecto; se refiere, en una palabra, a esa intensa y pura elevacin del almano del iiitelecto ni del coraznque se experimenta al contemplar lo bello.

    Considerando, pues, la Belleza como el dominio legtimo de mi poema, mi pensamiento inmediato fu el del tono de su ms alta manifestacin; y la experiencia ha mostrado que este tono es el de la /rs/ezo. La Belleza, de cualquier gnero que sea, en su supremo desenvolvimiento, excita invariablemente el alma sensitiva a las lgrimas. La Melancola, pues, es el ms legtimo de todos los tonos poticos.

    Habiendo ya determinado la longitud, el dominio y el tono de la composicin, me puse a buscar un efecto artstico que pudiera ser utilizado como leitmotiv en la construccin del poema, como un eje sobre el cual pudiera girar la estructura total. Pensando cuidadosamente en todos los efectos artsticos empleados ms a menudo, no dej de darme cuenta de que ninguno ha sido tan universalmente empleado como el refrn. Como se emplea, generalmente, el refrn o ritornello no es slo limitndolo a la poesa lrica, sino que su impresin de-pende de su grado de monotonatanto en el sonido como en el sentido. El efecto se obtiene solamente gracias a la igualdad o repeticin. Entonces, resolv hacer algo diferente y au-mentar as la impresin, adhirindome casi siempre a la mo-notona del sonido, pero variando siempre la del sentido: Ks decir, que decid producir nuevos y continuos efectos variando la aplicacin del refrny el refrn, en s, siendo, por lo ge-neral, el mismo.

    Habiendo determinado todos estos detalles, me puse a pensar en la naturaleza del refrn. Puesto que su aplicacin deba de ser repetida y varia, me pareci claro el que el refrn fuese corto, pues si no tendra una enorme dificultad de lograr frecuentes variaciones dentro de la longitud de una oracin. Esto me hizo escoger, desde luego, un refrn de una sola pa-labra.

    Me pregunt, entonces, cul debera ser el carcter de esa palabra. Habiendo pensado en un refrn, la idea de dividir el poema en estrofas fu el natural corolario, asi como la del que 'l refrn fuese el broche de cada estrofa. La conviccin de que este refrn deba ser sonoro y enftico, me condujo a pensar en la letra o como la vocal ms rotunda, junto con la ^ la consonante ms sonora. Una vez decidido esto, no pude

  • 12 P R I S M A

    menos que pensar en la palabra nevermore'. En realidad, fu la primera que se present a mi mente.

    El siguiente desidertum consista en el pretexto del em-pleo continuo de la palabra nevermore. Al meditar en la gran dificultad con que tropezaba de inventar una razn sufi-cientemente plausible para su constante repeticin, no dej de darme cuenta de que ello dependa de la hiptesis de que esa palabra deba ser dicha continua y montonamente por un ser racional. Breve, la dificultad estribaba en la reconciliacin de esta monotona con el ejercicio de la razn de la criatura que repeta la palabra. De aqu naci la idea de utilizar una cria-tura irracional capaz de emitir sonidos articulados; y, en con-secuencia, me vino la idea del loro, pero a sta se impuso la del cuervo, que goza de una igual capacidad y que estaba ms de acuerdo con el tono de la composicin.

    Haba, pues, llegado ya a la conclusin de utilizar un cuervoave de mal ageroque debera repetir montona-mente la palabra tnevermore al final de cada estrofa, en un poema melanclico y que fuera de, ms o menos, cien lneas. Ahora bien, sin perder de vista mi objeto de supremaca o perfeccin, en lodos sentidos, me pregunt: De todos los te-mas melanclicos, cul es, segn la comprensin universal de la humanidad, el ms melanclico?La Muertefu la ob-via respuesta. Y cundo es, el ms melanclico de los temas, el ms potico? Segn lo llevo ya explicado, la respuesta no se hizo esperar: Cuando se identifica con la Belleza. De donde se deduce, que la muerte de una mujer hermosa es, sin duda, el tema ms potico del mundo, sobre todo, en los la-bios de un amante adolorido'.

    ') Kn eatellHno CH impoHllib! encotitrar iVtia ]>alal)ra que ofrezca la truijBll-teraein y el liilflcadn de nr.vfrmnrr. No pudlendo reprodiielr el onldo, he In-tentado Kunrdar, ni menofi, el entldo y por eo traduje nunca md. Hor qu ei-COKI et" do vocablo para traducir nevcrmnre, en lugar de jomrt que 'eiine la cualidad de er una fon 7)artftraT Dlr Bolamente que nunra md e la traduocl^n lUernl de nnermnrr: que el adverbio nunco se emplea en el entldo/u(ro y jamn en el jireMnio; que ontiiiido toda la cxpottcin del tr.nlido del poema en elfulu.ro, no cabe emi'lear otro vocablo ttio re y u tradueelrtn md, era m lgico el que yo utilIZHie esta palabra como ritornelo, aniecertindoln de nunco para producir I efecto de nevermore, y no comen/.ar con el refrn mal y luego nm-tjlar a jam, i|oe no giiardiin entre 1 ninguna relacin. Bu realidad, el refrAn, en cantellano, e man y rene, as, la condicin de Ncr una itola palabra.

    (!ompAree, por ourloldad, ente anAllal alfabtico q\ie aqu hace Poe y u deduccin de la palabra nevermore con el que lleva a cabo en Kl K^carabajo de Oro ' , al deiclfrar el manuscrito.

    ") Poe olvid decir lujul, pne que e tan minucioso en indeUlle, porqu eicogl como nombre de la amada muerta el de tenore y uu el de Leonore, que

  • M A Y O DK 1 9 2 2 13

    Tena, pues, que combinar las dos ideas de un amante que llora la muerte de su amada y un cuervo repitiendo constante-mente la palabra

  • 14 P R I S M A

    Uid de cada estrofa, y, despus, para que las estrofHS que la precedieran no fueran tan vigorosas ni aminoraran el efecto de sta.

    En cnanto al metro empleado en el poema, desde luego no es original, pues que consta de diez y seis slabas. La sola no-vedad introducida es la de ciertos efectos de aliteracin y de rima.

    Mi consideracin inmediata fu la de la manera de unir al cuervo con el amante. Y lo ms importante era el lugar, pues es evidente que la circunscripcin del espacio se hace indis-pensable para lograr el efecto de un incidente aisladoy que tiene toda la fuerza del marco en una pintura,

    etermin, pues, colocar al amante en su recmarasa-grada para l por los recuerdos de aquella que la haba fre-cuentado. Y si represento el cuarto amueblado con lujo, es so-lamente con el objeto, que ya he explicado, de que todo est en armona con la Belleza.

    Una vez determinado el lugar, haba que pensar en hacer entrar al pjaro por alguna partey la ventana se hizo inevi-table. I.a idea de hacer suponer al amante que el ruido de las al;is contra la ventana era el toquido de alguien, naci del de-seo de excitar la curiosidad del lector y hacer ms admisible t\ efecto de que, habiendo el amante abierto de par en par la puerta y habiendo encontrado slo las tinieblas, adoptara la fantasa de que era el espiitu de la amada quien llamaba. Ima-gin la noche tempestuosa, primero para lograr plausible el hecho de que el cuervo buscara refugio, y, segundo, para es-tablecer el contraste fsico con la serenidad que reinaba en la pieza. Hice que el cuervo se detuviera sobre el busto de Mi-nerva para lograr, igualmente, un efecto de contraste entre la blancura del mrmol y lo negro del plumajeentindase que el busto fu absolutamente sugerido por el ave. Escog el busto de Minerva por estar ms de acuerdo con la educacin del amante.

    Igiiilmetite, en la primera parte del poema, he utilizado la fuerza del contraste con el objeto de hacer ms profunda la impresin. Por ejemplo, un aire fantstico y, hasta donde es posible, ridculo, le es dado a la entrada del cuervo'. Este entra con patojo batir de alas, flojo y cojo... y

    ') Kti uii vorHl/iti, inicio ya ene la tercera e'trols enB iroiilii tie

  • M A V O Dii 192 2 15

    va a posarse, por su antojo, con grave gesto estatuario, y, sin pararse al acaso, ni hacer caso de mi enojo, cual'de un gran seor o dama, sobre mi busto de Minerva...

    I:n las dos estrofas que si^juen se dibuja mejor el diseo: hl ave cambi, de pronto, mi seriedad en sonrisa con Sil actitud grave, a guisa de imperturbable decoro. Aunque tu cresta>, le dije, sea mocha, pelada y lisa, tu fig ra me hace gracia, cuervo de una edad que i^ n^nro, pues me has mostrado tu audacia. Dime, fantstico cuoi-vo, dentro dol reino platnico, de do vienes y a do irs cmo te llamas, errante pjaro vil y protervo?:

    Dijo el cuervo, Nunca Ms Me qued maravillado de escuchar una respuesta; de que un ave tan rrotesca respondiera tan sencilla. Porque, aunque era misterioso lo que dijo, eso no resta que las palabras de un ave Musen siempre maravilla, sobre todo que es muy raro que, no importa qu criatura, oiga asi decir a un pjaro, y se llame, por di-mds,

    como el que se hulla en el busto de mi cuarto, en la moldura de la puerta -*Nunca Ms.

    H ibiendo obtenido as el efecto c dnoucment,^ abandono el tono fantstico para entrar en uno ms serio: Este tono se inicia con la estrofa que sigue inmediatamente a la que acabo de citar y que comienza:

    Mas el cuervo continuaba sobre el busto siempre erguido. Slo es:is palabras dijo... etc.

    A partir de aqu, ya el amante no se mofa de nada, y no toma nada en el sentido fantstico, ni siquiera la catadura del cuervo. Habla de ste como un pjaro vil y ominoso, desas-troso y orgulloso, y siente sus ojos rojos que le ilevoran el alma. F.sta revolucin en el pensamiento o en la fanta'-a del amante, est hecha ;idrede para inducir la mente del lector a una semejante, y ajustara a las exactas proporciones del dnouement, que, ahora, se lleva a cabo lo ms rpida y direc tarnenle posible.

    Con el dnouement exacto -cot\ la respuesta, nunca ms, del cuervo a la prejunta final desi poda unirse con su amada en el otro mundoel poema, en su fase obvia, la de una sim-

    ') Pude muy bien haber trndiii'.lio Unoiicment por mmlnrr, mns pn-firl coiiHerVHr el galicismo (le I*(]e.

  • 10 I-" R 1 S M A

    pie narracin, liega a su fin. Hasta ah, todo queda dentro de los lmites de lo real.

    Mas esta clase de temas, por lo ms sabiamente que sean llevados a cabo, tienen siempre una cierta rudeza y desnudez que no satisface del todo a un gusto refinado. Dos cosas son, invariablemente, requeridas: la de cierta complejidad o adap-tacin, en primer lugar; y en segundo, la de cierta sugestin, cierto simbolismo tcito, por indefinido que sea. As, pues, cre conveniente aadir dos estrofas mscuya sugestin hace vibrar toda la narracin que las precede. Este simbolismo interno aparece, por primera vez, en estas lneas:

    ... quita el pico que ha; clavado en mi corazn, tenaz. Que lio contemple un instante ms tu figura en la puerta. Dijo el cuervo,

  • MAYO iJK 192 2 17

    L A Q U I N T A por FERNANDO MAKISTANY

    E N mi mundo interior existe un valle isueo y una quinta en medio de l. Cuando del mundo externo al mundo interno

    Vuelvo lleno de fro... presuroso Me dirijo a esa quinta y me refugio Dentro de su saln ms recogido, Mas ntimo e interior; en l me esperan Algunas almas claras, que la vida Me ha permitido hallar, all en el fro Del mundo externo... Y cierro bien las puertas, Y tiendo las cortinas, y en presencia Del fuego de esas almas, reacciono. Ya hablando con los nios, ya de Dios...

    Cuando del mundo externo al mundo interno Vuelvo lleno de angustia... presuroso Me dirijo a esa quinta y me refugio Con ansia en el rincn ms adorable Del jardna la sombra de unos olmos Seculares, que esconden una fuente... Desde donde divsase la inmensa Beatitud de ese valle, abigarrado De flores y tranquilo de verdor... En ese rincn ntimo me esperan Algunas almas claras, que la vida

  • P R I S M A

    Me ha permitido hallar, all en la anjustia Del mundo externo... Y pronto, en la presencia Del frescor de esas almas, me sosiego, Ya hablando con los nios, ya de Dios...

    (YMIIO, empero, esc fro y esa angustia Del mundo externo punzan, aun mezclados De dicha en embrin!...

    FERNANDO MARISTANV

  • M A V O DE 1922 19

    P O E M A S

    de JUANA DE IBARBOUROU

    E S T O CANTAR del agua, del agua del ro. Cantar continuo y sonoro. Arriba bosque sombro y abajo arenas de oro.

    Cantar de mirlo escondido entre el obscuro pinar.

    Cantar del viento en las ramas floridas del retamar.

    Cantar de abejas ante el repleto tesoro del colmenar.

    Cantar de la joven tahonera que al ro viene a lavar.

    Y cantar, cantar, cantar, de mi alma embriagada y loca bajo la lumbre solar.

    LA H I G U E R A

    PORQUE es spera y fea, porque todas sus ramas son grises, yo le tengo piedad a la higuera.

  • 20 P R I S M

    En mi quinta hay cien rboles bellos: ciruelos redondos, limoneros rectos y naranjos de brotes lustrosos.

    En las Primaveras, todos ellos se cubren de flores en torno a la higuera.

    Y la pobre parece tan triste con sus gajos torcidos, que nunca de apretados capullos se viste...

    Por eso, cada vez que yo paso a su lado, digo procurando hacer dulce y alegre mi acento: Es la higuera el ms bello de los rboles todos del huerto.

    Si ella escucha, si comprende el Idioma en que hablo, Qu dulzura tan honda har nido en su alma sensible de rboll

    Y tal vez, a la noche, cuando el viento abanique su copa, embriagada de gozo le cuente: (floy a mi me dijeron hermosal

    JUANA DE IBARBOUROU

  • M A Y O D E 1Q22 21

    T H E L O S T MI S T R E S S por RoBERr BROWNINO

    HEMOS concluido, entonces... Acaso es ms amarga la verdad de lo que antes t creas?... Escucha, son los trinos de un pjaro que alarga Sus nocturnos adioses en las frondas umbras.

    Las yemas de las parras estn casi maduras hoy, muy temprano, por azar, las vi con un da ms que pase rompern sus clausuras, ya sabes t que el rojo se torna, al cabo, en gris.

    Nos veremos maana como siempre, mi amor? Puedo tomar entre las mas tu mano? Somos no ms amigos,mas no obtendr el menor privilegio que tiene todo amigo por vano:

    Ni una sola mirada de tus ojos brillantes, que el corazn me pide en loco empeo ni una de tus palabras ardorosas de antes que en mi alma, para siempre, quedarn como un sueo!...

    Te hablar, sin embargo, como lo hace un amigo, o, alguna vez, ms frvido, quizs; y retendr tus manos, mientras hable contigo, un momento, cual todos, o, acaso, un punto ms!

    RoBERT BROWNINO

    (Trad. de R. L.)

  • 2^' P 'R I S M A

    ^ - ^ - W ^ f ^ -C, * .A i -

    J. MORENO VILLA Dibujo de N. PINOLE . I ,''l 'li . l o T

  • M A V o I) E 1 9 2 2 23

    M A R I N A S de J. MORENO VILLA

    L A S O A V I O T A S

    SOBRE la drsena de raso tejen su limpio, fugaz volco. No hay ave ms tersa ni serena de vuelo. Despierta la envidia su plano perfecto. Parece que sigue a lo largo de un circulo tenso, que sus grandes alas son algo superfino, y que volar-ayl es un maravilloso juego.

    Jugando, jugando detienen el vuelo, las alas motoras convierten en (renos, vacilan y besan el lago sereno de donde substraen el pez de oro viejo Pesca rauda y gil, milagroso juegol

    Dos mil gaviotas, diez mil, abatieron el vuelo ms all del muro, en los vientres del mar sin puerto.

  • 24

    En un lunar blanco, de puntitos sueltos, alegre de ver en el tranquilo juego de las ondas mansas. El mar se complace en mecerlo.

    Ya estn arriba. Qu clarn les llam a los cielos? All est la banda... Son plumas que se lleva el viento. Qu vecina abri su almohada en estas casucas del puerto?

    EL FARO

    EN la boca del puerto sobre aislado machn. Luz solitaria, inmvil en el trajn absurdo y perenne del mar.

    Ruedan y ruedan: las mil son una, las mil son una rueda sorda en el sotabanco y en el stano lbrego. Mar de obsesin, mar de locura, mar del que ya no puede con s mismo,

    Y sobre el mar, el faro: luz de puntillas en el bloque. La luz que sabe de su fundamento sin temor sonre del mar.

  • M A V O D E 1 9 2 2 25

    CANCIN

    COSA que no anda, que viene y que va para qu la quiero? |Ay, mar!

    Cosa que se amansa o irrita al azar, para qu la quiero? Ay, mar!

    Cosa que no acierta uno a dominar... Ay, fuerza perdida, ia del mar!

    J. JVlORENO VILLA

  • 26 P R I S M A

    LA PILLE AUX CHEVEUX DE LIN Poema de RAPAKL LOZANO

    Motivo Musical de Debuisy

    ALBA fra y yerta. Malva, despirta-se la ciudad.

    Misa de cinco; prisa y ahinco de actividad.

    Plaza al oriente; pasa la gente, cual procesin.

    Suena la esquila (pena tranquila de contricin).

    Barca ligera, parca viajera, cruza el canal:

    gnea en el alba, cgnea por alba, boga triunfal.

  • M A Y O D E 1 9 2 2 27

    Brota en un canto (nota amaranto bajo el confn)

    queja sentida, vieja y dolida, llena de espln.

    Cunde distante, y hunde triunfante, su aire el cantar:

    Viene de lejos, tiene sus dejos de harpa en el mar

    Vse que llega S que siega la multitud.

    Mira la gente, e ira incipiente trucase alud.

    Faces se asombran; mordaces nombran, y todos ven;

  • 28 P R I

    Una muchacha, tuna, se empacha ante el vaivn.

    Rubio cabello (fluvio destello de luminar) lleva al desgaire; ceba al desaire con fiero andar.

    Todos la guian; codos se apian por la circuir:

    Lino es el oro fino que el coro le quiere asir.

    Ella se apoca, bella en la poca confianza, al ver

    gente que intenta, riente, la afrenta... y echa a correr...

    RAFAEL LOZANO

  • M A y o D E l 9 2 2 29

    E N EL L A R Poema de MAKA DA GLORIA TEIXEIRA DE VASCONCELLOS

    AFUERA el viento canta y gimotea Con voz que corta el alma de tristeza, Sacude nuestras puertas, las golpea; Desvela el alma y la naturaleza.

    Los rboles retuerce en un delirio, Piedras disloca, hace temblar la tierra; Las pobres flores, locas de martirio. Van al aire de una en otra sierra.

    Abro calmosamente la ventana... Queda el aire un instante mudo y quedo; Veo la noche sin una sola estrella, Tan negra que extrerazcome de miedo.

    Miedo de qu? Del vozarrn del viento: Viene del suelo y del azul profundo; V el silencio me hiela de tormento: Tengo miedo de m(, miedo del mundo.

    Adentro, en una calma silenciosa Cl fuego arde y crepita alia en el lar, V para mi pobre alma, tan saudosa, Se levantan saudades del hogar.

    Veo entonces la sombra del pasado Que solloza y que rfe junto a mf... Mi abuelo, con su rostro colorado. Mi abuela, con sus manos de marfil.

    Mi hermano el que parli en temprana edad Dejndonos cercados de terror; Otro al que slo vole en saudad: Siento el perfume y no he visto la flor.

  • 30 P R I

    Y vome de nuevo pequeina; Mis hermanos, pequeos como yo. Veo mi jardn, la fuente cristalina, Y a Lucrecia, a quien Dios ya se llev.

    La oijjo otra vez traerme silenciosa A mi cama la leche, que aun herva..., Y con su voz tan suave y cariosa Decirme: Ahora a dormirte, nia ma.

    V mas de una vez vuelvo, vuelvo al monte Donde iba con mi hermano para ver Ksc sol, que al dejar el horizonte En sus ojos por siempre fuese a arder.

    Cae la lluvia fra. Est llorando Dios sobre el mundo abandonado y triste; La Tristeza la lleva el aire blando Y va a travs de todo cuanto existe.

    Va al rbol, va a inquietar los pajarillos, Vincmc a m a abrazar, deshecha en llanto, Y curva la retama en los caminos,... Y lloro y rezo, y sin quererlo, canto!

    Y mi voz retener no puede el vuelo Que, mucho ms all de m, levanta, La oye la flor, y, en sombra, los abuelos, Y el mundo pasa, sin saber quien canta.

    MARA DA OLORIA TE/XEIRA DE VASCONCELLS

    (TrxJ. F. M.)

  • MAYO DE 1922 31

    P O E M A S de DANIEL RUZO

    LOS G A L L I N A Z O S V I E J O S ^

    LLEGAN graznando roncos; con aletazos fros se abaten impasibles y miran en redor medrosamente.

    Los negros gallinazos, de alas terrosas y de faz adusta, se posan en las ramas que cubriera el invierno opaco y triste.

    Escuetos y enigmticos tienen el ceo arcano de las tumbas y la negra faena silenciosa de los sepultureros.

    Esperan el festn de entraas blandas que arrancarn de las crispadas carnes; los rgidos tendones desgarrados y los negros cogulos de sangre.

    Y no tienen deso ni premura; entre la vaga niebla persiguen, como siempre obsesionados, su desconfianza torva.

    Cumplen, entre tristeza, su destino, y estn sobre las ramas del invierno, mirando con los ojos de la muerte, los gallinazos viejos.

    (^) Gallinazo el nombre peruano d! buitre. (N. del D.)

  • 32

    E L L O C O

    SE asom en el sepulcro de una mujer amada que en una noche de hambre muri desamparada. Su cerebro ha sufrido un raro desconcierto,

    no sabe por qu vive ni lo que de ella ha muerto.

    En las rbitas giran sus dos ojos que indagan, en sus cabellos lacios sus flacos dedos vagan.

    Atiende largamente a algn punto distante, parece que aguardara la sombra de la amante

    en el hueco vaco de la puerta que espera. La angustia, en tanto, le hace unas muecas afuera.

    Su conciencia exaltada la seala en los muros sombras heladas, manos, y recuerdos obscuros.

    Y l busca en su memoria en vano las borrosas palabras, las imgenes, los signos de las cosas.

    Se pierde en el misterio sin expresin ni nombre y queda idiota y fijo: se le ha olvidado el hombre.

    Cuando la luna lvida su muerta luz esparce, parece que ha encontrado la manera de darse

    en un motivo nuevo o un vocablo infinito. y alegre se estimula lanzando un ronco grito.

    De pronto salta al cuello del cuerdo empleado pulcro, es loco, y nadie sabe que se asom a un sepulcro.

    DANIEL RUZO

  • M A V O D E 1 9 2 2 33

    P O E M A de FtlEKlC MOKADOK

    P O R Q U LA Q U I E R O ?

    LA quiero porque tiene fresca, Como una guinda, la boca. Y esa frescura no se va Aunque yo me la lleve toda.

    La quiero porque es alegre Como una granada redonda (Nadie me pregunte por qu hago Esta comparacin ahora).

    La quiero porque sus manos finas. En un desasimiento de todo, hablan. Y son como dos jazmines, quietas Sobre el corpino de batista blanca

    La quiero porque es serena Como la calma de la mar, Y azul, como las flores azules del romero, Y porque un da puse mi manos afiebradas En sus pechos de plata con rinconcitos negros.

    Cuntos secretos ms debe tener an Por los que yo la quierol

    FEDERICO MORADOR

  • 34 P R 1 S M

    EL POETA HNGARO FRAN^OIS KORMENDI por LADISLAS MEDQYES

    No fu sino debido a un fuerte golpe poltico que la Hungra tom el peor partido en la ltima guerra. Ningn pueblo odia tanto a los alemanes como el labrie-go tingaro; ninguna nobleza haba sufrido ms sangrien-tas vejaciones que la aristocracia hngara; y, sin embargo, la voluntad del Gobierno austraco oblig a los hngaros a tomar la defensa de los alemanes. Antes de la gran conflagracin eran muy visibles los signos de este pro-fundo rencor, notndose un gran cario por la Francia, tanto en la vida poltica como en la literaria.

    Y as, Andr Ady, nuestro primer gran poeta moder. no, creci bajo el amparo lrico de Verlaine y de Baude-laire. La influencia de los poetas franceses, mezclada al carcter mayar, fu la nota dominante en el ltimo pe-rodo de la poesa hngara.

    Si menciono a Andr Ady cuando voy a hablar de Pran^ois Kormendi, el ms notable poeta de la nueva generacin, es porque aqul es el origen de toda la poe-sa contempornea. Mas Kormendi ha ido ms all que Ady. El se nutre vidamente de libros franceses, alema-nes, rusos e ingleses; Dostoyewsky le impresiona tan profundamente como Verlaine o Keats.

    La vida, con todas sus posibilidades y sus desilusio nes, es la inspiradora de sus melodas siempre nuevas. Tan pronto es jubiloso, entusiasmado ante la belleza d vivir, como se vuelve pesimista y hace estallar la burbuja

  • M A V O DE 19122 35

    de jabn de sus ilusiones; en el mismo poema, tan pronto alaba como niega al Todopoderoso.

    Asombrado ante los rpidos cambios de la situacin en Hungra, agobiado por un terrible esfuerzo' material, delante de tantas miserias humanas, Kormendi vuelve los ojos hacia s mismo y nos dice sus palabras melodiosas que cuajan en hermosos poemas y que yo creo que son de los ms bellos que se han escrito a ltimas fechas.

    Desgraciadamente, es casi imposible traducir la poesa de Kormendi, porque su lenguaje es tan exacto, su ritmo tan armonioso, que no puede quitarse o ponerse una pa-labra en uno solo de sus versos sin que todo el poema pierda todo su inefable encanto y su extraordinaria fuerza. Los adjetivos nunca son usados ornamentalmente por este gran poeta; sus versos son insubstituibles, as es que no se puede alterar una slaba de sus poemas sin que stos pierdan toda su frescura. Toda la aterciopelada armona de sus poemas es obtenida por los delicados ritmos de la insonora musicalidad de su lenguaje. La yux-taposicin de vocales altas y bajas tiene tanta importan-cia para producir el efecto deseado, como sus anttesis y sus paradojas caractersticas. Todo esto, Kormendi lo sabe emplear de una manera magistral, iluminando el abismo de las miserias humanas como un hermoso sol de Esto que brilla ms radiante despus de la tempestad.

    LADISLAS MEDQYES

  • 36 ' P i R 1 S M A

    ^^d^f^U

    FRANQOIS KORMENDI Dibujo

  • M A Y o D E 1 9 2 2 37

    LA PLEGARIA DEL FERVOR FANTICO por pRAsgois KORMENDI

    | / ^ H , no me abandones bajo esta noche insondable! I > ^ Ves, cmo los duendes les ponen fuego a los rboles?

    Ves?: Ahora, cual nunca, cmo est cerca mi muerte! |Oh, no me abandones en esta noche de duendes!

    Ves, cmo el terror hace que tiemble mi cuerpo? Ves, cmo ninguno quiere escuchar este ruego?

    Vea, cmo me mira, desde el balcn, la Tristeza? Oh, si tu albo cuerpo, slo esta noche, tuviera!

    Ves, cmo estoy solo y en la pobreza absoluta? Ves, cmo he vivido sin demandar una ayuda?

    Ves? Yo he sido siempre tmido, cono no es nadie. Ves? Nunca he tenido nada donde reposarme.

    S, para mi vida, refugio, dulce consuelo, en el que hallar pueda reposo, al fin, como sueflo.

    Ves? Ca seguido, mas nadie quiso mimarme. Ves? Toda ia gente de m ha querido burlarse.

    S, en mi vida, amable techumbre para el invierno. Ves? Nadie ha vivido la triste vida qne llevo.

    jOhl, s la suprema bondad que existe en la altura. Ves? Cual de la sombra, siento ansia de tu ternura.

    Vet? Tui bellos ojos, tus manos, son como el cielo de mi pobre vida, para quien t eres lo eterno.

  • 38 P R I S M A

    Ves? Tiemblo y aguardo que nic bendigan tus brazos, como el arco-iris cuando ha acabado el chubasco.

    Ves? Todava existo porque tu hai querido amarme. Oh, no me abandones ba}^ esta noche insondablel

    ,M

    Demos nuestras voces para una misma plegaria! Todo cuanto tengo es gracias a t, oh, amada!

    Ves? Soy cual un grano de arena en el gran desierto; escucha piadosa mi triste grito, mi ruego.

    Oh, no me abandones en esta noche sin alma! Ves? No tengo nada y, sin tii nada soy, nada!

    y FKANgoiS KORMENDI

    (Veriln de LtdiiUi Mcd^yn y t Rafael Lozano.)

    i i i : /

    V , 1

  • M A Y O D E i g 2 2 39

    LA IMPOSIBLE HUMILDAD por ALFONSO MASERAS

    HOY, Alma, le has senlido Humilde:una humildad dulce y serena Que la belleza y la bondad captaba De toda cosa. jY cul era tu jbilo!

    En el yermo de nuestra vida intil Eras como el mendigo que va errando, Al azar, por las rutas, y a su suerte No espera hallar remedio. Mas sabas Con tu misma humildad regocijarte.

    Un tiempo, obsesionbate el anhelo De las cosas efmeras, mortales; Te mecas en sueos de grandezas Y en delirios de amor. Mas hoy, oh Alma, Libre ests de las locas vanidades Del mundo y aun de quejas y tristuras, Y ya en el universo, muda y sola Te sientes. Y por ti y para ti vives Como una dbil cumbre en las tinieblas.

    Con esa dbil luz se alumbr el mundo Y tuyo todo fu: la tierra, el aire. La luz, la nube, el cielo, las estrellas, Y todo cuanto crea el pensamiento. Todo por ti viva, y destellaba En todo la beldad que en ti tenias.

    Hoy, Alma, te has sentido Muy humilde. Y jams fuiste tan rica De las cosas del mundo. No alcanzaste

  • 40 P R I S M , A

    Jams con tanta fuerza y plenitud. El dulzor de vivir contigo misma. Lejos del ansia y la pasin, callada Frente del ritmo universal, desnuda Ante las maravillas de la tierra; Y ausente estabas del dolor humano, Y ausente de su gloria y vanidad. Que el mundo para ti y por ti vivia.

    Cul te desvaneciste, oh, goce efmero! Bienhechora humildad qu fu de ti? Qu desconsuelo es. Alma, el que te aqueja? Pues cuando el corain sali a encontrarte Al yermo a que te alzara la humildad. Viendo tu desnudez y tu pobreza, Su manto te cedi de vanidades, Y el duelo y la tristura nuevamente , Toda cosa del mundo obscurecieron.

    Hoy, en tu desencanto. Alma, te sientes Pobre y desventurada como nunca, , Y hallas el mundo, que en redor contemplas. Hurfano de belleza y de bondad.

    ALFONSO MASERAS

    (Trd. Htrnando Marlittny.)

  • M A Y O D E 1 9 2 2 41

    LOS POETAS QUE SURGEN JOS A. BALSEIRO

    LOS P A R Q U E S DE LA LUNA

    VOY vagando por los parques de la luna;

    contemplando una a una

    las bellezas de esos parques que he soadoi de esos parques de ilusiones

    que he creado , con mis raras emociones:

    donde viven tristemente los ensueos armoniosos de mi loca fantasa;

    donde suenan dulcemente los arpegios hechiceros de una eliferma meloda.

    Voy vagando por los parques de la luna...

    Admirando la fortuna

    de la plata que ella encierra en su CRJa de caudales que derrama por la tierra en las noches idales, en las noches encantadas, cuando riman tu quimera las almas enamoradas borrachas de Primavera-

    Cuando echados en la alfombra perfumada de jardines plateados

  • 42 P R I S M A

    por la luz de las estrellas, en amada embriaguez, se hacen promesas cariosas

    los amantes y se juran por sus almas amorosas

    ser constantes.

    Voy vagando, voy vagando por los parques hechizados de la luna encantadora,

    recordando las bellezas que mirndola he soado hora por hora, al sentir el fro beso de sus claros que alumbraban

    el camino, que cruzaban

    mis ideas, siempre hambrientas de llegar a lo divino... Son los parques que mi alma presenta: El sublime paraso que spaba matizando la celeste meldia

    que, en la lira de mi alma, hace tiempo preludiaba. Son los parques revestidos de violetas

    perfumadas, donde suean los romnticos poetas, esos hijos favoritos de las liadas. -Son los parques que conocen solamente

    los humanos ruiseores: Los poetas que preludian tiernamente

    sus baladas que revelan la pasin de sus amores. Donde gimen las saudades de sus trgicos dolores

    que nacieron en las crueles soledades bajo el filo de las negras estocadas de la envidia y los rencores...

    Cuntas noches de mi vida he paseado

    la ilusin de mi encendida primavera, por el parque perfumado

    de la luna, dulce amada de los p&Udos poetas; novia fiel e idolatrada

  • M A Y O DE 19 2 2 43

    que nos cura con sus claros las secretas ansiedades;

    que consuela las saudades de las almas que no viven en la vida

    porque existen en el sueo de una tierra bendecida de armonas siderales, de poesas ideales

    y de mgicos colores, que no cuajan en los lienzos de magnficos pintores,

    porque son del reino santo de la luna encantadora, que, cuando apenada llora, de perla y plata es su llanto...

    Suena una meloda... estoy soando...

    Voy vagando por los parques de la luna...

    JOS A. BALSEIRO

  • 44 L'; P i< I s M A

    ASTON PICARO Esoultur da CHANA ORLOFF

  • M A V O O K 1 9 2 2 45

    EL SIMBOLISMO FRANCS' por QASTON PICARO

    LLAMO Simbolismo al movimiento literario que desde 1886 renov nuestra poesa; algo en sus temas, considerable-mente en su expresin. Privaban entonces los mrmo-les solemnes del Parnaso. Profesbase el culto de la Unen. Slo se consentan divagaciones disciplinadas. Todos eran prudentes, respetuosos, alumnos aplicados, en ocasiones excelentes, a menudo mediocres, ll Simbolismoech aquello por tierra. Oh!, no lo suprimi todo! Pero el Simbolismo, llev vida a los mrmoles; traz en curva la lnea, junt a las inspiraciones tranquilas la fluidez de los sueos. Y contra la disciplina levant no ya otra disciplina, sino una prosodia ventilada, por virtud de la cual el capricho de un momento reemplazaba a las reglas eternas. El Simbolismo abra una ventana al horizonte. Naturalmente le denigraron, le injuria-ron. Fu blanco de unos papelitos de ingenio fcil por parte de los prud'hommescos defensores de la tradicin. Paul Sou-day ha observado en Le Temps que a ios simbolistas, en los orgenes, se les tuvo por anarquistas, cor outlaws, por bebe-dores de sangre. Y qu? A falta de M. Lebureau, personaje todava en gestacin, M. Toutlemonde se fu a la guerra, bi-rondn, birondela, contra aquel Simbolismo incrdulo que tena le culot de cherrer dans les begonias en tiempos en que esa misma expresin hubiera parecido terriblemente simbolista. Hojead, os ruego, ei programa. I.os nombres de los poetas que hemos elegido, con el sentimiento de eliminar tantos otros por apremios de tiempo, son casi familiares para M. Toutlemonde. Y Henri de Rgnier est en la Acade-mia Francesa lo mismo que M. Aicard. Ello no prueba, sin embargo, que M. Toutlemonde est convencido en definitiva del talento y de las virtudes del Simbolismo. Kl otro da, un acadmicoque no es Henri de Rgnieracusaba de inin-teligible al Simbolismo. Ya pareci la famosa falta de clari-

    ') Conterenol pronnnnlarta en el Teatro del Odeon, de Par.

  • 46 P R I S M A

    dad que se ech siempre en cara a! Simbolismo, ya pareci el tpico de nuestras aficionados a la crtica literaria! Nues-tro admirable Remy de Gourmont emita, sin duda, una pa-radoja, puramente esttica, a decir verdad, cuando afirmaba gravemente que no tenemos bastantes autores obscuros! Pero qu sera la mujer amada si se desnudase en seguida? Una belleza fcil, para, los simples. Nosotros exigimos mayor misterio. Adems, no es exacto que haya corrido las cortinas para quitar luz, ni que el Sol el escupitajo de taberna caro al tierno Laforguehaya sido encarcelado, cargado de cade-nas el oro de su sonrisa. No creo que un poema pueda ana-lizarse, detallarse como si fuese un men de casa de Larue o un material de artillera. Y vano juego es el que consiste en tomar a peso una alianza de palabras, un verso, una frase, en virtud de una definicin de diccionario. No habra poeta que lo resistiese!

    Otra acusacin: los poetas del Simbolismo eran extran-jeros. Qu son los extranjeros? Extranjeros, ya no los hay. Hay aliados, por una parte, y alemanes, por otra. Y alema-nes, entre los simbolistas, no los distingo. Americanos, Stuart Merrill y Francis Viel-Oriffin. Tanto mejor. Son aliados, valones o flamencos, Albert Mockel, Mauricc Mae-terlinck, Verhaeren. Perfectamente: aliados tambin. Jules Laforgue, si estuvo en Berln de lector, no desprovisto de la ms maliciosamente francesa irona, junto a su difunta ma-jestad la emperatriz Augusta, originario fu de la Bretaa cuyo monarca es Saint-Pol Koux, ciudadano de Camaret. Y ustave Kahn? Como Verlainc, en cuya casa natal manos oficiales ofrendaban semanas atrs el piadoso homenaje p-blico de una placa conmemorativa, Gustavo Kahn es francs dos veces, puesto que ha nacido en Metz.

    Y aun cuando los poetas del Simbolismo no fuesen com-patriotas nuestros qu importa, si emplean nuestra lengua? El francs, lengua diplomtica, bien pudiera ser, asimismo, la lengua de los Poetas.

    Esa notoria cuestin del verso libre es la que molesta a los ltimos adversarios del Simbolismo. Esfuerzo singular-mente superado, por otra parte. Hemos tenido, luego, las palabras en libertad de Marinetti el Futurist, los caligratnas de nuestro llorado Apollinaire.

    El Simbolismo fu un movimiento importante y necesa-rio. A las negaciones ignorantes de algunos, he de oponer este juicio con el cual Oustave Lanson, que no por haber

  • M A Y O D E 1 Q 2 2 47

    salido de la Sorbona deja de ser un espritu libre, termina su Historia de la literatura francesa: El Simbolismoescri-behabr dispuesto el instrumental de los artistas d ma-ana, habr hecho posible de nuevo el brote de una gran poesa que no sea repeticin de la poesa de ayer ni de la poesa de anteayer.

    t:st claro. Se trata del Simbolismo, y ved si est claro. SimboIismo=renovacn, creacin; aadamos: una floracin extremadamente seductora y bella de obras, muchas de las cuales tienen derecho al calificativo, mal empleado a menudo, de obras maestras.

    Tendra yo a menos referir noticias biogrficas y analti-cas de los poetas hoy festejados; ms provecho sacaris leyndolas que oyndolas. Basten unos parntesis en derre-dor de ellos.

    Oustave Kahn es el padre espiritual del verso libre, y por lo tanto del Simbolismo. Hasta se puede sacar el testimonio de esta paternidad enteramente literaria. Una partida de na cimiento firmada por Remy de Qourmont, que en Le Livre des Masques escriba: A quin se debe el verso libre? A r

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    ce, se ech gozoso a lo ms rcilido del combate. H. de Kgnier le sigui, pero ms de lejos.

    No creo que Verhaeren sea muy conocido como critico literario. Razn es sta, en el momento de presentaros a Henri de Rgnier y a Francis Viel-Qriffin, para dejar al poeta de las Villes Tentaculaires, expresarse acerca de los poetas de Cueille l'Heurt y de Tel quen Songa. En Le Coq Rouge, revista literaria que tena sus oficinasiba a decir su gallineroen casa de un seor Longusoh, Dafnis, oh, Cloelen bruselas, calle de la Montagne aux-Herbes-Pota-gres, Emile Verhaeren deca:

    Grandes frescos melanclicos de oro, personajes graves, como siglos, cetros y coronas herldicas o legendarias, ant-tesis continuas y seguidas a lo largo de los versos, entre los significados de los emblemas evocados, lentitud y belleza tranquila, movindose entre palabras y ritmos, color de atar-decer que lo envuelve todo, algo eterno que prolonga los gestos humanos ms all de la hora que pasa, tristeza altiva y, para decirio todo, solemne laxitud, personalizan el talento de Henri de Rgnier. En cuanto escriba, verso o prosa, ac-sanse inmediatamente esas dotes de escritor fastuoso y grave: no hay ms que leer las diez primeras lneas de un poema suyo para adivinar quin lo firma. Sus personajes, sean el [Destino, la Quimera, el Caballero, el Hada; sus decorado -nes, sean terrazas, estanques playas o jardines ennoblecidos por flores; sus emblemas, sean la lanza, al broquel, la lira, el trigo, el acero, viven y se iluminan con una hermosura nueva que es el ensueo suyo Suele sugerirse con harta compla-cencia que es tributario del penio de Mallarm y del alto ta-lento de Heredia. Estos influjos exagranse deliberadamente para disminuir con malevolencia a un poeta que est lle-gando. La nica semejanza que liga a los tres grandes escri-tores es su comn manera de sentir plsticamente la belleza.

    Viel Qriffin es, ante todo, un rtmico. No hay poeta francs que lo sea tanto y tan espontnea-

    mente como l. La arquitectura de las slabas, las lneas de la visin, el color de las palabras, no le seducen ms que en cuanto no le hieren el odo. En este poeta se siente cuan dis-tinta es la medida silbica, regular, del, verso del ritmo varia-ble flexible, dctil, profundo y universal. Este, que se pudie-ra llamar la vida misma de la emocin o de la idea, su exte-riorizacin verbal, su movimiento sonoro, reina, casi solo, en su obra entera. En los primeros poemas se deja ver, as

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    que el principiante se revela capaz de hacer La Chevauche ' Yeldis y Le Rire de Miissa. Y enjoes, ya se le sorprende a cada pgina.

    La frase de Viel-Qriffin, muy libremente versificada, ya con asonancias, ya con rimas a racimos, ya con omisiones voluntarias, es sinuosa y abundante; se expande, flexible; es adecuada a la idea, milagrosamente.

    El teatro de Edouard Dujardin tiene en su obra impor-tancia igual que la poesa. El autor de Antonia, dramaturgo y poeta, es, adems, un sabio y un wagneriano. Posee fuertes plenitudes de cerebro, y su personalidad, que pudiera divi-dirse entre varias facultades, gracias a ello es ms completa, ms armoniosamente completa. Fund La Revue Wagn-rienne y La Revue Independanle: con esto bastara para que ocupase noble lugar en la historia de nuestras letras. Pero tiene su obra; y, por ejemplo, Antonia. Paul Morisse, en la revista Les Pionniers de ormandie, nos ensea que Antonia es el poemael poema dramticode lo Eterno Femenino. Eva Antonia, dice, llega a ser expresin misma de la huma-nidad entera, sometida a la ley del Relorno Eterno. Antonia desea el amor (primera parte); desea la gloria (segunda par-te); como en ambas persecuciones ha padecido, busca de anacoreta, el renunciamiento y por lo tanto el aislamiento, la vida espiritual (tercera parte) huyendo as de la naturaleza y exorcizando de su alma la humanidad. Pero llega a ser madre; y el hijo del htmbre la vuelve a la humanidad. Ese nio, atormentado por lo absoluto como su madre, ha de conocer, a su vez, las mismas errabundeces, porque

    ...ley es quererlo todo, elevarse a los cielos ms ilusorios.

    Queramos daros un fragmento dramtico de La Dame la Faux, de SaintPol Roux; pero su autor, en un amistoso telegrama, nos ruega que no lo hagamos. La Dame a Faux, segn piensa, ha de representarse tal vez pronto en su integridad. Descanse, pues; la hija menor de la Danza de a Muerte. Despus de todo, por esa Dama podramos tal vez olvidarnos de que la obra de Sant-Pol Roux abunda en poe-mas sobrado curiosos que alian la lengua familiar a temas friecuentemente trgicos. Lengua familiar, s; pero en ella, las

    )alabras ms violentamente personaless aportan una magni-icente nota pintoresca. Saint-Pol Roux habla del aire libre

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    puro y escribe: coac del padre Adn. La avispa con dardo de fusta es la inteligencia; la. rueca viva, el carnero; el ce-menterio con alas, una bandada de cuervos; la teta de cristal, una botella de agua. Por ltimo, domar la mandbula caria-da de bemoles de una tarasca moderna, es tocar el piano. No sonriis. Gustad, por su color y por su inventiva, de estas transposiciones lricas.

    No he de pediros amor para Jules Laforgue, porque sera superfetatorio pedroslo para esa flor harto temprano seca, para ese adolescente detenido prematuramente en: el florecer discreto de su sensibilidad, jules Laforgue es un sollozo velado por una sonrisa, es un alma crucificada en los altares de Nuestra Seora la Luna y de Nuestro hermano el Sol. Es la conciencia potica de los jvenes que le han adoptado por hermano de infortunio. Juies Laforgue ha resumido toda la filosofa, toda la metafsica, todo, en aquel verso que ha llegado a ser lugar comn, del cual el mismo Len Bloy no se hubiera atrevido a intentar la exgesis:

    Ah, qu cotidiana es la vida!

    Stuart Merrill, como Walt Whitmant, naci en Hamps-tead, en Long Island, cerca de Nueva York. Van Bever y Paul Lautaud, a quien conocis como los anotadores ms letrados de los poetas del Simbolismo, dijeron que Stuart Merrill, msico del verbo, ha hecho revivir en sus versos/ llenos de centelleos, pedreras y armonas sabias, las ms graciosas leyendas.

    Ya conocis las imprudentes palabras: Ah, todo iba me-jor tiempo atrs!, que aplicamos a todo. Quiz os sentiris inclinadosal considerar la homogeneidad aparente de los poetas del Simbolismo, y, frente a ella, la azorante diversidad de los poetas actualesa exclamar: jAh, todo iba mejor en-tonces!

    Era lo mismo, tal vez peor. Nadie se priv de guirnaldas, y no siempre hechas con flores. A los manifiestos de unos, oponanse los contramanifiestos

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    inarmnica con el gran todo y en brincar como clowns en el tablado de la literatura.

    Separa las fuerzas de los Decadentes de las fuerzas de los Simbolistas. Y Jules Laforgu y Henri de Rguier, a quien llamamos de igual modo simbolistas, quedaban en cuartos aparte. Ernest Raynaud nos recuerda en el Mercare de France aquellas representaciones ms que dramticas en que los lentes, echados a voleo, puntuaban las opiniones. En un folleto consagrado a las Primeras armas del movimiento que nos ocupa, leemos los textos en que Jean Moras y Ana-tole France discutan. Aqu la controversia guarda las formas. Od al poeta del Plerin Possionn pedir a M, Bergeret (^ ue le consienta el torcoly el bardocucuel dos palabras viejas, dice, que emplea alguna vez y que le irritan. Con todo, insiste Moras, torcol est neta y buenamente formado; y eso de bardocucuel significa el manto con capucha de los antiguos galos: Una prenda nacional, qu demonio!

    A qu viene el nombre dejean Moras, poeta de la Es-cuela Roma, a propsito del Simbolismo y de sus primeras armas? Es que la palabra Simbolismo se sali pronto del marco. Hemos fijado sus orgenes. Pero si se sabe dnde empieza, no se sabe dnde acaba. Digamos ms bien que no ha dejado de proseguir su accin benfica. La mayora de los poetas de hoy, debe ai Simbolismo una parte de su ins-piracin. Ignoro si la lira vibrar al son de una nota desco-nocida an. Pero el Esprit Nouveau empieza a surgir, en el cual ha de engendrarse, de seguro, un movimiento litera-rio capital. Le deseo que iguale en grandes obras al Simbo-lismo. De que lo supere, se encargarn nuestros poetas. Mu-chos son. El talento de algunos, el genio de uno solo, han de decidir.

    OASTON PICARO

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    NUESTRO encargado de las Letras Hnga-ras, Ladislas Medgyes, es un notable pin-tor y un agudo crtico mayar. Se encuentra actualmente en Pars dando a conocer las le-tras y las artes de Hungra, y, al mismo tiem-po, por medio de magnficas versiones, da a conocer en la revista mayar Ma las ltimas tendencias de la literatura francesa.

    LADISLAS MEDGYES

    J MoRHNO VILLA es uno de los ms nota-. bles poetas de la joven generacin espa-ola ya consagrada. Actualmente se encuen-tra en Oijn, ocupado en estudios histricos, y desde ah nos remite sus bellas Marinas, meditas.

    J. MORE-NO VILLA

    tl'N una reciente exposicin de la Galera j Povolozky, Chana Orloff, la admirable es-cultura rusa, ha expuesto sus ltimas escultu-ras, entre las que se destacan el asombroso busto de Gastn Picard y la magnfica testa de Alexandre Mercereau, que daremos a co-nocer a nuestros lectores prximamente con un ensayo indito de este notable escritor.

    C H A N A O R L O F F

    GASTN PICARO, poeta, novelista y crtico, a la edad en que muchos se inician en Francia, ha publicado ya tres libros definiti-vos, Lu Confesin d'un Chat, que obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1919, La Boufie Bleue, cuentos, y Le Coeur se Don-ne.., poemas, que le han dado ya un lugar entre los jvenes consagrados.

    GASTN P I C A R D

    UNO de los ms interesantes poetas jvenes del Per es Daniel Ruzo, quien reciente-mente ha venido a Europa y ahora se en-cuentra en Kspaa, donde puolicar su tercer libro, lleno de promesas, y de donde tom las composiciones inditas que hoy publicamos.

    D A N I E L R U Z O

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    ALFONSO MASERAS es un escritor cataln de valor universal. Sus obrasnovelas la tiayor parte, estn llenas de sensibilidad y o/iginalidad, de intuicin psicolgica y expre-sin firme y robusta. Varias de ellas han sido ji^[ PONSO traducidas al castellano y a otras lenguas. Como M S F R A S poeta ha escrito relativamente poco, pero sus iviAanKAS poesas, muy sinceras y delicadas, van impreg-nadas de humanismo y se destacan con luz propia. Se le deben tambin notabilsimos tra-bajos de crtica.

    ESTA poetisa lusitana es hermana de Joaqun Teixeira de Pascoaes. Indudablemente M A R A

    siente, como muchos de los actuales lricos G L O R I A portugueses, la influencia del ms sublime JEIXEIRA poeta de Portugal, pero su libro Horas de n F v A s Deas, recientemente aparecido, tiene notas, _ "' v A s -especialmente las que arranca de su lira el CO N C E-amor materno, de una ternura personal en- L L O S cantadora.

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    REVISTA DE LIBROS Poealas Completas, de Manuel

    A R G E N T I N A Ugarte, Casa Editorial Maucci, Barcelona.

    MANUEL UoARTE cs muy conocido en Amrica, sobre todo, como conferencista, por sus largas campaas en favor de la unin espiritual de todos los pases latinos del continente americano, y de su obra potica apenas si se conocen unas cuantas poesas suyas, publicadas fortuitamente en diversos pe-ridicos. As es que no podemos menos que recibir con agrado este grueso volumen que encierra los dos nicos libros del poeta, Vendimias Juveniles y Los Jardines Ilusorios. De estas dos obras slo la primera haba sido publicada; la segunda aparece por primera vez en este volumen.

    Es una bella impresin de frescura y de agilidad espiritual la que nos producen estas Poesas Completas: El poeta pasa del madrigal caballeresco a la cancin sentimental, y de sta al poema vivido intensamente y aun a la grandilocuencia de la oda, sin alterar el latido del corazn y slo haciendo la voz ms sonora y el ademn ms enftico, para retornar al verso efmero de la tarjeta postal o del lbum, y volver al madrigal caballeresco o a la cancin sentimental, siempre con la misma sonrisa y la misma emocin, eternamente joven.

    El Himno de mi Trabajo, poe-mas de Ernesto Mara Barreda.

    Buenos Aires, 1921.

    LA poesa civil, en el sentido en que la comprendieron los griegos y los romanos, contina floreciendo en la Repblica Argentina y nos ofrece poetas que cantan, ya la ciudad criolla, ya la campia americana. Y Ernesto Mario Barrtda es uno de estos poetas civiles.

    Bl Himno de mi Trabajo, que parece ms bien [el ttulo de un premio escolar, es un libro bellamente presentado y estre-mecido bajo la emocin de la vida verncula. Quiz el mejor poema sea Balada de la Bella Gitana, que muestra todo el efecto que se puede lograr variando de metros anlogos o her-tnanos. Mas no es asi siempre, y el cambio brusco de metros desemparentados, como el octaslabo y el alejandrino, produ-

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    cen un psimo efecto. Adems, hay veces en que el poeta pa-rece no tener en cuenta ni la regularidad del hemistiquio ni la medida del verso. Y si es aceptable que en metros de hemsti-quies desiguales se invierta algunas veces l orden de stoS, resulta absolutamente insonoro el que se les cambie a cada lnea, y, sobre todo, el que cada verso tenga una medida dife-rente y desemparentada. Basta con este ejemplo:

    La hendida pezua / dirigen al establo... Impelidos Por los zagale, / la tropa de recentales ondula, V entre plaidero / tumulto de balidos Los labios le llena / de baba la impaciente gula.

    Los hemistiquios en que est dividido este cuarteto son como sigue: 6, 10; 5, 11; 6, 7; 6, Q. De donde se deduce que, el primar verso es de 16 silabas, el segundo tambin, el tercero de 13 y el cuarto de 15. Y este acratismo nos parece, en ver-dad, demasiado, sobre todo en un poeta que no ha sabido to-dava librarse de la tirana de las maysculas al principio del verso. El poeta se place en las insonoridades, y casa versos de 16 slabas con otros de 13, en una mezcla insoportable:

    Mi verbo de amor, la palabra vital de mi canto, Con libios de fuego quiere besar tu frente.'

    Nosotros le aconsejaramos que, puesto que gusta de ensa-yar instrumentaciones inusitadas, lo hiciera en verso libre, que en castellano es ms ripo que en otras lenguas, pues ha adap-i tado todas las aportaciones posibles y existe ya de tres mane-ras: El verso libre de pie quebrado, el verso libre de combi-nacin de metros y el verso librede cadencia; y cualquiera de estas formas es ms armoniosa y ms dctil que las empleadas por Barreda, sobre todo si se tiene en cuenta que a todas estas combinaciones de verso libre se le puede aadir la de ser blanco, lo que da una libertad absoluta, aunque no sea acon-sejable ms que a quien sea dueo absoluto de su tcnica.

    Poites d'Aujourd'hul, La Orlen-\KP \ l I r A ation Actuelle de la Consclence D L i- vj I V. rt Lyrlgae. par Paul Neuhuys. Edl-

    tlons Qa fa. Anvers, 19^2. HE aqu un interesantsimo libro que es un manual de la li-* teratura francesa contempornea. Escrito en un estro simple y directo y con una absoluta imparcialidad, expone el origen y el desenvolvimiento de las movimientos literarios que

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    han nacido despus de la guerra. Comiertza explicando el origen y los precursores de la literatura contempornea y la impulsin fantassta que le imprimi Apollinaire, seguido por Max Jacob, Andr Salmn, Blaise Cendras, Paul Morand y Jean Cocteau^ Despus explica el origen de la poesia unani> mista de Jules Romains y la tendencias de Qeorges Duhamel, Charles Vildrac, Andr Spire y Rene Arcos, principalmente. El cuarto capitulo est dedicado a la exgesis del Movimiento Dada, presentndolo bajo el aspecto de saneamiento intelec-tual y termina con el anlisis de las personalidades diversas de Nicols Bauduin, Fierre Reverdy, Tristan Derme y Paul Valery.

    L'Appel du Conqtliitador, ou Le Poste Tent, essai lyriqu de Lon Chenoy. Editions (;7a Ira*.

    Anvers, 1921.

    EN este bello ensayo dialogado, Lon Chenoy explica la ne-cesidad de libertarle de la tradicin y de ajustarse a la me-dida de la vida moderna. Se trata de un poeta que va a Borneo para librarse del ambiente brumoso de las capitales europeas, hacer fortuna y, una vez hecha, poder vivir y accionar since-ramente. Logra su propsito, y, un. nuevo Osear Wilde, teori-zante de la vida moderna, deja caer l man de sus aforismos renacentistas, entre los que recojo al vuelo stos: Hay otros Borneoi y hay otras riquezas, sin necesidad de emigrar a las antipodflb. Y t puedes libertarte de mil'modos distintos. El mundo actual' est Heno de riquezas para el poeta, cuando ste consiente olvidar a los dioses, las rosas, las avenidas crepuscu* lares y las invocaciones a Pallas.< Al lector moderno, que tiene el culto de la accin, no le gusta desperdiciar su tiempo; y, amando los bellos espectculos y los bellos libros, desea que el mtnltjT&e pilabras fe ofrezca el mximo de significacin.

    Este jequfto Hbr"> Wle'la pena de ser ledo por todo aquel qpe ama las disertaciones brillantes, ligeramente veladas por un tenue spfi^ iqa. ^^ v,

    Pona* Escogida!, de . Carras-r-'o I r\ M D t A quilla-Mallartno. Prlogo de Ra-V^ULUIWBIA , bn Darlo.EditorialMaucci.Bar-

    M celona.

    EN este volumen nos ofrece el notable poeta colombiano sus Poesas Escogidas de cuatro libros. Visiones del Sendero, El Jardn de Cristal, Obeliscos y Exaltaciones. Al frente de la

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    obra, saludan al lector las palabras lricas de Rubn Daro, que expone, breve y bellamente, la personalidad de Carras-quilla-Mallarino.

    Al travs del libro se siente la visin mltiple que ha sido fiesta para los ojos del poeta. Carrasquilla-Mallarino ha viajado mucho y ha sabido siempre cuajar en bellos poemas las emo-ciones del momento, como nos lo muestran los nombres de ciudades que calzan casi todas las composiciones. Este libro nos lo presenta, pues, en toda la amplitud de su lirismo. cSe tratacomo dice Rubn Daro en las palabras liminares de est volumende un artista, de un poeta, posedo del ensue-o, del innef^ able Deas que exalta a los verdaderos enamora-dos de la Belleza; de un sensitivo, de un intelectual, de un cantor de cantos, que vive con su mente de da y con su cora-zn de noche.

    Trlptyque, pomes de Fernand E G I P T O Lepreite, Edltlons de la Revue

    Orammata, Alexandrle.

    COMO un eco de la influencia de la literatura francesa en el lejano Oriente, nos liega este bello libro, desde Alejandra. Alejrndria! Fu ah donde, al destruir el fuego la ms hermo-sa y vasta biblioteca de Bizancio, se redujo a la nada la mayor parte del caudal del pensamiento antiguo.

    Este libro nos muestra, en tres fases, Dtresse, Viatique y La Flamme au Vent, la Incha del poeta entre el Dolor, la Muerte y el Amor. Los poemas estn escritos en un claro ritmo clsico, donde la emocin se desenvuelve en un pausado giro de velos que nos muestran, al fin, el alma del poeta, des-nuda.

    F c D A iCi A Breviario Lrico. Versos por Ra-n 3 h" A IN A ^ Qarcli-Dtego. Madrid. ESTE parvo volumen de poemas, presentado con un gusto exquisito, es, en verdad, un Breviario Lrico. Este poeta incipiente ha puesto en l toda su alma fresca y nos cuenta, con una clara ternura de adolescente, sus primeras impresio: nes de poeta. No hay nada de excepcionalmente nuevo en est libro, pero la emocin cautiva est ah, como un pjaro sin alas todava, esperando la llegada del esto para levantar el vuelo: alondra de la plenitud lrica.

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    Ganivet, por Antonio Gallego y Burln. Granada, 1921.

    ESTK folleto contiene la conferencia dada por el seor Ga-llego y Burn en el Centro Artstico de Granada. En ella expone, de una manera notable por su concisin y claridad, la vida, la obra y la personalidad de ese gran sabio y poeta que se llam ngel Ganivet; y nos muestra como su obra, de una manera o de otra, gir siempre alredor de la exaltacin de Granada la Bella, como la llam en uno de sus libros. Bello ejemplo, en verdad, el suyo en esta poca en que el cosmopo-litanismo nos hace renegar en nuestra obra del bello sello ar-caico y romntico que nuestras viejas ciudades vernculas han impreso sobre nuestros corazones.

    L'Herbier de mon Amour, po-F R A N C I A "f de Roger de Neys. Albert

    Messein, Edlteur. Pars, 1922.

    LA armoniosa kithreda Roger de Nereys que nos haba se-ducido con su volumen Des Brises qui Venaient de Pa-ros..., nos ofrece ahora estos breves poemas en prosa, donde la botnica contribuye con sus nombres raros a la sugestin de la poesa.

    Los poemas de este libro tienen un ligero sabor asitico, por su dulce y clida acritud. No parecen sino palabras escri-tas sobre los ptalos de las flores de un vasto jardn para ser lanzadas a los cuatro vientos.

    En este libro, nos muestra Roger de Nereys todo el calor helnico y toda ia fuerza sugestiva de su inspiracin.

    Le Coeur le Donne, poimes de Gas-tn Picard. Edltions des * Images de

    Pars*. Parts, 922.

    BREVE libro lleno de emocin es ste en el que el poeta nos entrega su corazn, como lo dice en el titulo. Armoniosos, sencillos y bellos son estos poemas, entre los que encontramos versos llenos de sugestin como stos:

    L'harmonium harmonieusement cont sa peine.

    Point de Mire, poimes de Cllne Arnauld, J. Povotozky et Ci.

    Editeurs. Parts, 1921.

    CLiNE ARNAULD fu la nica mujer del grupo Dada. Este libro marca, pues, la vuelta a la expresin coordinada, aunque todava con toda esa incoherencia que caracteriza a

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    los anuncios de circo. Tiene, adems, bellas imgenes que pro-ducen el efecto de juegos malabares; tal stas, que no traduzco para dejarles todo su encanto nativo:

    Le marchand de magie Jongle avec !es anneaux Ht l'on saute a la corde A travers l'chelle d'eau.

    Al Rumor de la Fuente..., poe-u i i B D T / - ^ D \ n f\ ^^"^ de Jos A. Balseiro. Edito-l - ' U t K l U KH^U r/a/ Real Hermanos. San Juan,

    1922.

    EL subttulo que le ha puesto este joven poeta a su libro es el de Melodas, y en verdad que lo que lo caracteriza es la meloda y la armona de sus versos. Jos A. Balseiro vuelve a emplear, con notable talento, el verso libre de pie quebrado que nos leg Silva y que nos viene directamente del cantor de The Bells,

    En este nmero ofrecemos el poema de Balseiro intitulado Los Parques de la Luna y que muestra sus dotes instrumen-tales.

    11 n r t /n f T A \/ tomas del Hombre, de Carlos U l< U U U A Y sabat Brcasty. Montevideo, 1922.

    LA cubierta de este libro representa a un atleta deslendiendo un arco y apuntando hacia el cielo. Tal es, en efecto, la actiiud de este joven panida que lanza su voz viril hacia el firmamento. Si furamos a buscarle un ancestre lo encontra-ramos en Verhaeren, pero este poeta no tiene nada del flaiiienco, como no sea el empleo del verso libre y el grito ro-busto del hombre fuerte que canta ante la impasibilidad de la montafia y la desnudez distante del cielo. Sabat Ercasty es abstracto e introspectivo; sus palabras son la emocin que se vuelca ante la belleza de la vida diaria y ellas son glosa, pro-testa y encomio. En esto, se parece a Whitman.

    Sabat Ercasty es un poeta hecho. Es un poeta viril, tras el cual se oculta el alma de un centauro. Es, quizscon Ramn Lpez Velarduno de ios primeros poetas que podemos llamar nuestros. Como tal, lo saludo.

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    Los Poetas Sltenos, ensayo cr-tico de 1 elmo Manacorda. Edito-rial 'Pegaso'. Montevideo, 1922.

    Es una bella juventud, sta uruguaya, que se nos manifiesta de mltiples maneras. Henos aqu ante un crtico, digo mal, ante un exgeta. Ese apego al terruo, esa voz inconfun-dible de Amrica, que brota de todos esos escritores en la flor de la juventud, es una promesa muy alta de hermandad, de comprensin y de unin. Y as, Telmo Manacorda abre ios arcones espirituales de Salto y nos muestra todas sus riquezas, como im hijo orgulloso. Compara, muestra y palpa los diver-sos valores que han surgido de ia ciudad verncula, y vemos pasar todo aquel grupo del Consitorio del Oay Saber, aureo-leadoB por las sombras de Herrera y Reissig y de Lugones. Nombres nuevos, para nosotros, cobran vida y alma ante el calor de la narracin, y desfilan, Horacio Quiroga, Julio J.Jau-reche, esa rosa de Francia transplantada a la margen del Plata y cuyo canto se hermanaba con la voz de Samain; Fede-rico Ferrando, una brillante promesa, muerto en la juventud; AlbertoBrignole,CsarMiranday Asdrbal E.Delgado que, en el concepto de Manacorda, es el ms importante, y tantos otros.

    Hermosa monografa es sta, que merece ser conocida de todos los que se interesan en el movimiento literario de nues-tra Amrica.

    Poeaia, de Federico Morador. Edi-torial Renacimiento. Montevideo,

    1921.

    PEQUEO libro de poesa pura y sencilla, ingenuamente dicha y en ia que se manifiesta ya el olor de la tierra y el sabor de la personalidad del poeta, pero que no nos transporta tan alto como algunas crticas sudamericanas parecen haber afirmado. Es un error el consagrar demasiado pronto a nuestros poetas. Esto los hace impacientes y orgullosos, y creen que tin sim-ple folleto d adolescente los autoriza a creerse maestros. Hay que regatear este ttulo, tanto como los adjetivos. Mirar de soslayo a hombres que tianen ya diez volmenes slidos y de finitivos; obtenidos con el aliento de txsda una vida, para le-vantar ei grito de ia admiracin mxima ante unos cuantos poemas bien escritos, no har ms que redundar en perjuicio de nuestra juventud^ Hay que alentarla, sf; pero digmosle la verdad. '

    R. L.

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    R E V I S T A DE R E V I S T A S ATENEO DE HONDURAS: Dr. Froyin Turcios. Tegucigalpa,

    Honduras. C.-A. Marzo: Poemas de Roberto Barrios, Francisco Qavidia, Luis C. Lpez, Froyin Turcios, Jua-na de Ibarbourou, Jos Santos Chocano, Santiago Age-11o, Aura Rostand y Juana Ramn Molina. Esta revista se distingue por la variedad y el ecleticismo de sus colabo-raciones, as como por la atinada direccin del notable escritor Froyin Turcios.

    APLACATL: Dr. Abraham Ramrez Pea. San Salvador, Rep-blica del Salvador, C.-A. Nmeros de octubre, noviem-bre y diciembre: Esta pequea y bien presentada revista que dirige con gusto y con celo el conocido literato Abraham Ramrez Pea, nos muestra, como la del Ate-neo de Honduras, el esfuerzo formidable que en estos momentos se lleva a cabo en Centro Amrica por reali-zar un renacimiento literario y sacudir la apata de nues-tros escritores. Loada sea esta noble labor, y que nuestras palabras puedan servir de estmulo. Entre su nutrido material, entresacamos los nombres de R. Heliodoro Valle, Ezequiel Aguilar, Abraham Ramrez Pea y Eva-risto Carriego.

    BOLETN DE LA UNIVERSIDAD: Lie. Verdad, 2. Mxico, D. F. Mxico. Diciembre: Informe sobre los Juegos Florales organizados por la Universidad con motivo del Centena-rio de la proclamacin de la Independencia, publicando los poemas premiados de Jaime Torres Bodet, Carlos Barrera y Carlos M. Samper.

    HERMES: Dr. Jess de Sarria. Banco de Espaa, 3. Bilbao, Espaa. Marzo: Don Ramn del Valle Ineln, un sesu-do artculo de Salvador Madariaga; Dirigeable, poesa de Fernand Divoire.

    LA NERVIE, Revue Franeo-Belge d'Arts et des Lettres: Direc-tion: Emile Lecomte, Ru Saint-lean, 4. Bruxcles; Antoi-ne-Orliac, 3, Place de Rennes. Pars (XlVe). Nmeros de febrero, marzo, y abril: La Posie qui Vient, un nota-ble artculo crtico de J. Charles Beauduin que va ocu-pando ya variT)s nmeros; poemas de Nicols Beauduin, Olivier Realtor y Antoine-rliac.

  • EDITORIAL CERVANTES RAMBLA DE CATALUA, 72 : BARCELONA

    BIBLIOTECA POTICA Obras de Fernando Maristany

    Lai cien mejoreB poeiiai (ricas) de la len-gua francesa, inglesa, portuguesa, alema-na, italiana, espaola.Cada tomo . . . Pts. 2,50

    En el Azul... Poesas originates. Prefacio de Teixeira de Pascoaes 2

    La dicha y el dolor. Poesfas originales. Prefa-cio de Manuel de Montoliu 1

    Antologa general de poetas franceses. Pr-logo de Alejandro Plana t 4,50

    Florilegio, con las mejores poesas (liricat) griegas, latinas, italianas, portuguesas, fran-cesas, inglesas y alemanas. Prefacio de A. Bo-nilla y San Martn y seis prlogos. (Obra de-dicada a Espaa) > 10

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