prisma (barcelona. 1922). 3-1922

64
Voi. I : NÚM. 3 I' A K 1 S MAKZO DK 1^22 PRI/MA REVI/TA INTERNACIONAL DE POE/ÍA DIRF.CTOrí RAFAEL LOZANO 24, RUI-; CLAIKVAUX I'AKIS-MONIMOKIÍNCY S U M A R I O Ofrenda Úrica JUAN RAMÓN JIMÉNEZ Rtibindrunütli Tauore (Orahado en Madera) A. H. ÜALi.iKN Poemas RAlilNDRANArHTAQORE Poemas AMY l.owtiL l'oemas Selectos TKIXEIRA i)h PASCOACS El Encantador de Serpientes . . . . XAVIHK SORONIK) Un frran Úrico Catalán FERNANDO MARISTANV Salvador Albert (Dibujo) AI>A Poemas SALVADOR AI.BKRT De Inventar las Palabras JOACHIM DU I!EI IAY Poemas R. HEI.IODORO VALLE Poemas RAI'AEL I OZANO lil Expresionismo Alemán IWAN OOLL Cristalomancia R. A. ARRIETA Jcan Moróos (Dibujo) A. DE LA OANDARA Poema KONSIANTIN BALMONT Eslanciiis JI:AN MORÍAS ¿Qué es Poesía? C. YOISNO RICE Los Poetas que Surgen ALEXIS DEF.OADO Glosa : Revista de Libros : Revista de Revistas EDITORIAL CURVANTEiS RAMDLA DE CATALUÑA, 72 BARCELONA

Upload: israel-sanchez

Post on 19-Sep-2015

22 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

Prisma (Barcelona. 1922). 3-1922

TRANSCRIPT

  • Voi. I : NM. 3 I' A K 1 S M A K Z O DK 1^22

    PRI/MA REVI/TA INTERNACIONAL DE POE/A

    DIRF.CTOr

    RAFAEL LOZANO 24, RUI-; CLAIKVAUX I'AKIS-MONIMOKINCY

    S U M A R I O Ofrenda rica JUAN RAMN JIMNEZ Rtibindruntli Tauore (Orahado en Madera) A. H. ALi.iKN Poemas RAlilNDRANArHTAQORE Poemas AMY l.owtiL l'oemas Selectos TKIXEIRA i)h PASCOACS El Encantador de Serpientes . . . . XAVIHK SORONIK) Un frran rico Cataln FERNANDO MARISTANV Salvador Albert (Dibujo) AI>A Poemas SALVADOR AI.BKRT De Inventar las Palabras JOACHIM DU I!EI IAY Poemas R. HEI.IODORO VALLE Poemas RAI'AEL I OZANO lil Expresionismo Alemn IWAN OOLL Cristalomancia R. A. ARRIETA Jcan Moros (Dibujo) A. DE LA OANDARA Poema KONSIANTIN BALMONT Eslanciiis J I :AN M O R A S Qu es Poesa? C. YOISNO RICE Los Poetas que Surgen ALEXIS DEF.OADO

    Glosa : Revista de Libros : Revista de Revistas

    EDITORIAL CURVANTEiS RAMDLA DE CATALUA, 72

    BARCELONA

  • N U E S T R O P R X I M O N U M E R O

    PRI/MA REVI/TA INTERNACIONAL DE POE/A

    OinECTCJR

    RAFAEL LOZANO

    S U M A R I O

    Poemas SARA TICASDAI.E Cari Splleller (Grabado en Madera). A. H. OAI.LIKN La Carrera (Poema) KAKI. SI'Ixf-iiifR Reqtiiescat SCAR WII.DI! Dos Prosas Submarinas OI.IVIHR Kf.ALroR Msica para un Poema de F. fommes. OSWALD OURRRA La Poesa Estadunidense . . . . RAFAEL LOZANO Poema HHLIO[H)RO ^UCHK Nicols Beauduln (Orahado en Madera) A. P. ALI IF.N Poema en Tres Planos NICOLS BIAUDUIN Agona de la Marquesa Eulalia . . AOUSTN ACOSTA Poemas OAMRIF.I.A MISTRAL Poemas ANIJRSONZI.E/.-BLANCO El Poeta Mario Qarea HHAND NAZARIANTZ Mario Garea (Grabado en Madera). A. P. QAI.I.IRN Poemas MARIO OARF.A Sonetos ALIIKRTO QUILLI'N Potica FIERRE LOUVS Los Poetas que Surgen MARCO AURELIO OALINDO

    Glosa ; Revista de Libros

    EDITORIAL CERVANTES RA.MBLA DE CATALUA, 72

    BARCELONA

  • M A R / O Dii i y 2 > 12]

    C:) F R E N D A 1. R I C A de JUAN RAMN JIMNUZ

    A Rabinitranadi 'labore

    HEMOS intentado dar un cuerpo nuevo a tu gran co-razn, a este libro donde t quisiste recoger tu corazn completo y verdadero. Lo mover tu corazn con su sangre y con su ritmo? Latir tu corazn, libre, en nuestro cuerpo? Di, cmo se encuentra en este cuerpo tu corazn?

    licha nuestra pa'abra, un poquito, su sombra en tu alegra inmensa, en ese arenal de gozo, hermano slo del mar del paraso? Ls estrella grande y baja de tu noche de ventura? Puedes alzar con ella al cnit tu fuego? l^ue-des callar con ella, como un agua subterrnea, tu amor pensativo?

    Vas a ser odo en las palabras nuestrasdichas de otros ms! por tu bien! Sern ellas suficientes para que tu Dios se venga a or tu corazn al cielo de nosotros? Puedes t hablarle a gusto, con nuestra voz espaola, a ese Dios tuyo, cercano, visible, humano, que oye las palabras bellas?

    JUAN RAM'JN JIMI';NI:Z

  • 124 K I S M A

    - '-

    / /^ ^ /-'

    I //

    ^MM ^^^^ -i^'ii !''}'''y-

    ) RABINDRANATH TAGORE

    Oralmao en Uadcr de A. H. (lALLlKN

  • M A R Z O DE 1 9 2 2 125

    POEMAS DE "LA OFRENDA LRICA" p o r RAiiiNOKANArH T A U O K E

    Y A ES H O R A . . .

    YA es hora de que ponga mi barca en la corriente; ruedan las horas lnguidas, sobre la orilla abierta de la playa; ay de m!

    La Primavera hermosa ya pas floreciente, y ahora, con la carga de la hojarasca muerta,

    espero slo en Ti.

    Las aguas se revuelven y rugen clamorosas y sobre las riberas las hojas desprendidas

    forman un valladar. Qu buscan en la nada tus miradas ansiosas? No escuchas en el aire las canciones perdidas,

    que vienen de ultramar?...

    T M E H AS H E C H O , S E O l, i N r E R M 1 N A B L E . . .

    1'^ me has hecho, Seor, interminable, tal es tu voluntad. Mi navecilla frgil, que vacas una y otra vez ms, con vida siempre generosa y fresca la vuelves a llenar.

    Esta pequea flauta que formaste de un junco tubular, por llanuras y montes has llevado, y tu aliento fugaz, con dulces melodas, siempre nuevas, hace al junco vibrar.

  • 126 P K 1 S M

    De tu mano, Seor omnipotente, bajo el toque inmortal, mi corazn de jbilo rebosa y prorrumpe locuaz en nuevas prolaciones inefables, que no puede cantar!

    Tus dones infinitos, en mis manos repartes con afn. Desfilan misteriosas las edades, y a su paso eternal, tus dones siempre viertes, y algo nuevo hay siempre que llenar!

    11 h: R M O S A E S T U F U L. S li R A .

    HERMOSA es tu pulsera de estrellas recamada, en gemas de colores, hbilmente labrada; pero es mucho ms bella tu refulgente espada hecha de rayos gneos y de luz encarnada.

    Tu espada que semeja, al girar, encendida, del ave de Vishn la gran ala extendida, y que se ve rasgando su fantstica herida, en la luz del crepsculo, del cielo suspendida.

    Brilla como la lumbre que reduce a la nada las pasiones; enciende gigante llamarada que las destruye; tiembla, cual la postrer mirada de la vida, en un xtasis de dolor depurada.

    Tu pulsera es hermosa, con reflejos de estrella; mas tu espada es ms firme, ms hermosa, ms bella, terrible al contemplarla y al meditar sobre ella, pues marca la memoria con indeleble huella!

  • M A R Z O DE 1 9 2 2 127

    EN EA S U A V E P E N D I E N T E D i: L R O D E S O L A D O . . .

    EN la suave pendiente del rio desolado, entre las altas hierbas que crecen por all, al encontrarme cerca, muy cerca de su lado, de esta manera franca la voz le dirig:

    Doncella, adonde llevas esa luz encendida defendiendo su llama, que va el viento a apagar? Mi casa est desierta, obscura y abatida, no quieres con tu foco las sombras disipar?

    Alz sus negros ojos y durante un momento, en medio de las sombras su mirada sent, y luego, con voz queda, parecida a un lamento, a mi brusca pregunta, sonriendo, dijo as:

    A poner en las aguas, vine aqu solamente, mi lmpara, en la hora en que agoniza el sol, en la hora en que muere la tarde en Occidente, envuelta en el sudario del ltimo arrebol.

    Y entre las altas hierbas permanec anhelante, Contemplando, en las ondas, alejarse la luz, sin ser til a nadie, tmida, vacilante... Mientras la negra noche cerraba su capuz.

    En el triste silencio de la nocbe la dije: Doncella, con las luces encendidas, do vas? Mi casa est en tinieblas, tu piedad te lo exige, dame la luz brillante, que en vano ardiendo ests.

    Alz sus negros ojos un instante, asombrada, y despus de pensarlo, me volvi a responder: Esta lmpara bella la tengo dedicada al cielo y para el cielo su llama debe arder!

  • 128 P R I S M A

    Y all qued callado, no era esta vez ai rfo; mas a nadie provecho hara su brillar, y la vi consumirse temblando en el vaco y la vi consumirse y su fuego apagar.

    En las espesas sombras que cubren por doquiera, cuando en la media noche resuena el diapasn, murmur: Di, qu buscas por la negra ribera ese foco estrechando contra tu corazn?

    Est mi casa obscura, callada, solitaria, dame la luz que miras junto a tu pecho arder. Y su voz son suave, cual si fuera plegaria; levantando los ojos me volvi a responder:

    He trado este foco, que radiante fulgura, para poder unirme al magno carnaval de las luces.' Y oculto vi la luz con tristura perderse en vano en medio del brillante caudal!

    RABINDRANATH TAOORE

    (Traduccin de Pedro Requena Legarreta.)

    ') Andr Oide dice, en su traduccin francesa, que sta es una fiesta popular bengall. R Japn y en China existe al^o idntico que se llama F.I festival de las Linternas, y que es una de las mAs grandes fiestas de esos pases. l'!n las ediciones inglesas y estadunidenses no hay ninijuna indicacin. (Nota del Director.)

  • M A R Z O DE 1Q2 2 12Q

    P O E M A S de AMY LowiiLL

    T H E M A D O N N A O F T H E E V E N I N Q F L O W E R S

    He estado trabajando todo el da; ahora me siento fatigado, y grito: dnde ests?> no se oye ms que el roble que silba con el viento. La casa est muy quieta; el sol brilla en los libros, en las tijeras y en el dedal, que has dejado hace poco; pero no ests ah. De pronto, me siento solo; dnde ests? Y me voy a buscarte.

    Entonces, te contemplo, de pie, bajo un capitel de espuela-de-caballero celeste, con un ramo de rosas en los brazos. Tienes la fulgencia tranquila de la plata, y sonres. Me parece que las^ lcampanas de Canterbury se lanzan a rebato, dulcemente.

    Me dices que la peonas necesitan poda, que las aguileas han crecido demasiado, que la pyrus-japnica tiene que ser recortada; me dices todo esto, pero yo te contemplo con tu corazoncito de plata, una llama blanca de plata pulida que arde bajo las ramas azules de la espuela-de-caballero, y quiero ponerme de rodillas a tus pies, mientras alredor nuestro suena el dulce Te Deum de las cam-

    [panas de Canteibury.

  • 130 I' R I S M

    L A P R K N D A

    Te pongo delante una, dos, tres monedas de plata, y una pieza de cobre lisa de tanto uso. Con la primera podrs comprarte un dulce, con la segunda una flor, con la tercera unas cuentas. Con la cuarta no podrs comprar nada, est agujereada. Por consiguiente, te suplico que, con un cordn, te la pongas al cuello, as podrs, al menos, recordar mi pobreza.

    P A L O Rts hielo y fuego, al tocarme me quemas, como la nieve:

    Eres el fro y la llama. E

    Eres el carmes de las amarilfdeas y el argento de las magnolias entunadas.

    Cuando estoy contigo, mi corazn es un estanque helado que refleja un flamear de antorchas.

    AMY LOWKLI.

    (Tra!. de R. I . )

  • M A R Z O DE 1 9 2 2 131

    P O E M A S S E L E C T O S de TEIXEIRA DE PASCOAES

    N U E V O A M O R

    j /'"^ui^ nuevo amor te abrasa, corazn? ^ V

  • 132 P R I

    Y una visin oculta, misteriosa, La transparenta, y la claror radiosa De una bruma al travs se alcanza a ver.,.

    Fu asf de cierto que la luz del cielo Que de Dios y del Sol llega a este suelo. De la tierra irgui un da el primer ser!

    U N R B O L Y EL SO L

    OH, rbol, Ser an)ig:o, venerada Almilla vegetal, con qu ternura Abres el seno a la claror sagrada Que, como un viento mstico, murmura.

    Te viste un da madre y a la altura Las manos levantaste alboiozada; Parecas as la Virgen Pura Del espritu al verse embarazada.

    Y tu cuerpo todo l era una flor, Y hbitos de un ardiente y casto amor El cielo azul dorado embriagaban...

    Y en la alegra inmensa que sentas. rbol feliz, ni tan siquier veas La sombra que tus ramas proyectaban.

    M I P A I S A J E

    ESTE sombro y mstico paisaje Cri mi corazn. De estos lgubres montes soy la imagen

    Crepuscular y triste... Y dentro, en mi alma, exiite Su vaga soledad, lu honda afliccin;

    Esos vagos rumores

  • M A K z I) K I g 2 2 133 Que del silencio apaga la sombra suavemenle, Y la luz de la luna que abre las pobres flores

    [)e palidez tremente...; Y esas lneas extraas y geniales

    Que un rbol delinea Cuando envuelve la sombra los campos otoales Y el ciclo se deshoja en ptalos, que albean...;

    Y aquella aspiracin desconocida Que transparenta en cada negro monte, Como estrella a unos ojos escondida

    Por un yermo horizonte... Kse mi modo ntimo de ser

    Yo s que result Ue esta mi tierra mstica y saudosa, Que en sus horas ms tristes Dios cre. Mi corazn es tierra siempre en flor,

    Sangriento anochecer... Bebi de criatura la leche de una rosa; Una nube serrana llevle entre sus brazos Y le dio el blando seno con amor; Y el viento, alado amante del espacio. En las tardes de Otoo le cantaba

    Por ver si le poda serenar... Y cada vez ms triste y plido qudlaba

    Embebido en la voz de ignoto mar.., ... Y absorto y encantado

    Vive an en esa voz, de ntimo son profundo. Que parece que llega de los antepasados, e las mismas entraas de este mundo.

  • 134 i^ K I S M A

    E L E G A

    TRABAJ cuanto pude mi dolor, Negro bloque de mrmol que me pesa E inndame de glico sudor.

    Desgastado dej el mrmol sombro. Le suaviz la trgica dureza De mis amargas lgrimas el hilo.

    Moldele formas, arranqule aspectos, Dile actitudes, modos, expresiones, Hondos estados de alma, vivos gestos.

    Krgu todo el sonmbulo roquedo A la luna, que plasma las Visiones Y el gran perfil fantstico del Miedo.

    Y al mirar mi dolor ya levantado En estatua perfecta y definida, Lo toqu: estaba inerte y congelado.

    Lgrimas que llor en mi hondo tormento. Helas en torva niebla convertidas, Niebla enfriada y rota por el viento.

    Lloro dentro de m, sollozo y grito, Mas soy en mi obra palidez, quebranto... Ese en mi triste ser dolor tan vivo Slo ceniza muerta es en mi canto.

    TEIXEIKA DE PASCOAES

    ( T t i d i . df f. M.)

  • M A K Z O DK 1 Q 2 2 n'S

    EL ENCANTADOR DE SERPIENTES por XAVIER SORONDO

    COMO si fuese de mbar la desnudez del hind, ante la fila incauta de la multitud infantil, sonamblica-mente hace sonar la flauta, lenta, pueril, y de la caja de bamb, al pie mismo de los grandes zcalos de piedra de los templos brahamnicos, van saliendo las cobras y los crtalos, como las ramas de una yedra que tuviese en s todos los esmaltes volcnicos.

    Y comienza la danza mstica: Las serpientes, una a una, enroscan sus anillos de

    zafiro y topacio en la escultura ocre del fakir; hasta una cobra blanca, como rastro de luna, que yergue el cuerpo elstico y lacio, como una vara de marfil.

    Los sacerdotes de Viclin, desnudos, los santones; cubiertos de ceniza; las mujeres envueltas por un tis de plata que moviliza el cido viento de los limoneros, siguen con los ojos atnitos y largos la oracin de las vboras, que ondulan, como el humo de pebeteros que quemaran licopodios amargos.

    El fakir queda inmvil. En torno de su cuello hier-tico y bajo sus pupilas radiosas, detinese el desdoble de las cobras, con un temblor exttico que es una voluptuo-sidad de piedras preciosas.

    En ese momento, por el cielo verde, pasa un guila que arrastra una mancha en cruz con el ala.

    Las serpientes, como quien desata una cliga, desatan las cabezas en torno del fakir; abren los ojos de esmeral-da y de lumbre, y sobre la estatua de la mansedumbre parece que se encendieran los fuegos de Bengala en el cielo de Ofir.

    XAVIER SORONDO

  • 136 P K I S M A

    UN GRAN LRICO CATALN por l'EKNANDO MARISTANY

    SAI VADOR Al BHRT es uuo de los poetas lricos ms puros, ms delicados y ms intensos del parnaso espaol. Su nombre ha sido hasta ahora ms conocido por sus ad-mirables trabajos sobre Amiel y sobre el teatro de Ibsen, que por sus poesas lricasno nos explicamos bien por qu causa, a pesar de reconocer los altos mritos de estos libros -. Cierto que su i'illima obra potica: Confus, que sin duda algu-na supera, en su conjunto, a todas las anteriores, ha tenido un xito muy significativo; pero, as y todo, hay en Florida de tardar y en Les hores que tornen, tanta belleza lrica, que no deja de ser sorprendente que Albert no haya ocupado en el parnaso cataln, desde hace tiempo, un sitio de honor.

    Antes de refeiirnos a su obra lrica, analicemos sucinta-mente la de los ms altos lricos catalanes anteriores a l, y veremos qu aporta Albert a la lrica catalana, al parnaso espaol y al mundo en general.

    Ansias March, poeta esencialmente humano, tiene su fuente de inspiracin en la batalla cruenta entre los deseos del cuerpo y los anhelos del alma, batalla que el poeta con-templa y describe con pasmosa verdad y serenidad. En esta lucha, originada por un profundo amor terreno, March va-cila, tropieza, resbala, pero ni llega a perder el equilibrio, ni cesa de luchar, ni sale a otra cosa que a la misma lucha, ms enconada cada vez Se siente como envuelto en una amplia tnica material, que le es dolorosa, y lucha por deshacerse de ella, y, en sus esfuerzos, envulvese cada vez ms, y l lo comprende as, y sigue luchando. Y en esa bellsima lucha se acerca al borde del camino que conduce a la Divinidad, y que no llega a emprender.

    Verdaguer es ms grande como pico que como lrico, y, aunen sus poesas lricas suele valerse no poco de sus cualida-des picas, que le ayudan a sostenerse a una altura en que, por sus dotes propiamente lricas, difcilmente se sostendra. Es un poeta mstico, pero de un misticismo idlico, que no tiene races humanas. No acude al cielo porque el espectculo de las mi3erias terrenas le haya llevado a buscar consuelo en

  • M A R Z O DE 1Q2 2 137

    Dios; mira al cielo, desde siempre, porque le atrae ms que la tierra, que contempla con mirada suave y externa. Es un poeta de carcter franca y encantadoramente popular, que siente los anhelos del pueblo con sutil galanura, pero'sin profundizar jams. Es poeta de canciones e idilios, todo de-licadeza, gracia y religin.

    Juan Maragall, es, sobre todo, el poeta de los sentidos pas-mosamente sensibles. Recoge su poesa del exterior. Le basta anotar rpidamente lo que sus finsimos sentidos per-ciben, en ciertos momentos de agudizacin, para escribir una bella poesa. Es siempre sincero, totalmente sincero, y sus sensaciones, de puro sutiles, llegan a producir la impresin de venir de adentro, de ser francamente anmicas. En su poe-sa se nos muestra como un hombre ingenuo, noble y puro. Hacia el final de la vida parece derivar hacia lo proiiindo y trascendente. Su Canto espiritual, es, en rigor, un deli-cioso canto de vida, el canto del hombre dichoso y sincera-mente agradecido de poseer esos sus refinadsimos senti-dos, para los cuales slo pide, lleno de humildad, una eterna paz: Dadme en estos sentidos paz eterna y no querr otro cielo que este cielo, es decir, que la tierra; Si a mis ojos las cosas habis hecho tan llenas de hermosura y mis sentidos creado habis, Seor, slo por ellas, por qu cerrarlos y bus-car el cmo? No hay otro para m como este mundo.'Aun en esta poesa persisten, como cualidades esenciales, las que hemos dejado anotadas. Es la poesa de un hombre sano, tan gratamente atrado por el espectculo que le rodea, y lleno de una fe tan sencilla, que no siente la necesidad de mirar hacia su interior. No es un torturado; es un inquieto sutil-simo. (Hacemos constar que nos referimos a Maragall exclu-sivamente en su obra lrica, pues este gran poeta tiene otros interesantsimos aspectos que no hay para qu mencionar aqu.)

    Juan Alcover tiene dos tendencias opuestas. Tericamente y en buena parte de su obra, es un parnasiano eminente, en busca del alma popular, poco compatible con el refinamiento del poeta. Sus versos, en castellano o en cataln, son obras de alta perfeccin. Pero ste que sin duda es un valor muy estimable en la obra de Alcover, es, en rigor, secundario, comparado con el de sus escasas, pero definitivas poesas profundamente humanas. Las aflicciones que la vida ofrece al poeta le obligan a gritar, y esos gritos de dolor, al pasar por su arte exquisito, crean unas Elegas, que son de lo

  • 138 P R I S M A

    ms bello y emotivo que ha producido la lrica catalana, y que sern, con seguridad, las obras ms duraderas de su admirable labor.

    Vase como esos cuatro altos poetas marcan temperamen-tos bien distintos entre s, pero, a travs de sus grandes di-ferencias, se patentiza, sobretodo, en los ms lricos, el equili-brio de la raza catalana, llamadoa veces despectivamente -seny, y que es, sin embargo, en los poetas ms profundos y delicados una cualidad suprema.

    Analicemos ahora las cualidades caractersticas de Albert, para lo cual le seguiremos en su obra potica.

    La muerte de dos hijos provoca (como en Alcover) en el futuro poeta una explosin de profundsimo dolor, tscribe entonces su primer libro de poesas castellanas, titulado: De mi jardn, hs el libro sentimental en que un padre amante vuelca su dolor? No lo es. El poeta ha descubierto en s mismo un sentimiento tan hondo, que le da horror encon-trarse cara a cara con l; la herida que lleva es demasiado grave para que ose de pronto removerla, hl futuro gran poeta evita referirse a lo que le martiriza. Las poesas del li-bro De mi jardn, van llenas de pensamientos filosficos alre-dedor de los problemas de la vida, de sutiles, aunque nunca crueles ironas, de desencanto del mundo, de anhelos gene-rosos. Slo hacia el final del libro hay cuatro o cinco poesas de carcter sentimental, en que el padre, algo recobrado del terrible golpe que ha puesto su vida en peligro, llora la muerte de sus hijos. Toda esta obra est versificada con faci-lidad y acusa una manera muy personal; sin embargo, nada o casi nada hay en el libro que haga presentir al lrico de Confins.

    i'ero el dolor, ese grave Maestro, ha ido laborando en el alma del poeta... Pasado algn tiempo, esa labor ha sido lo bastante fecunda para que su visin de la vida haya tendido a divinizarse. Albert comienza a ver las cosas que le rodean con una mirada de hombre, ms pura que hasta entonces, y que, por serlo, se halla ms cerca de su visin infantil. Ptro esto no lo advierte el poeta todava...

    Enfermo de cuerpo y alma se halla en pleno Ampurdn, su tierra nativa, y slo habla y oye hablar en la lengua cata-lana, y hasta le parece que el paisaje se dirige a l en cataln. Lo que aos atrs viera o pudo ver con mirada indiferente, le causa ahora una infinita emocin: ha aprendido a leer en la Naturaleza.

  • M A R Z O DE 19 22 139

    Y ha averiguado que lleva en s mismo el secreto del nuevo encanto. Su espritu, entonces, va ganando terreno a grandes pasos, hasta llegar a aprender que morir es volver al misterio inicial de la existencia, que vivir es desmadejar ese misterio de esencia divina, y que, vista en su seno, la muerte no puede intimidarnos, ya que en ella la nada es todo y el todo es nada. Es la poca en que escribe Florida de Tardor...

    Puesto Albert en este plano, su espritu no hace ya ms que ascender, pero esa ascensin la logra como nicamente puede lograrse: a costa de la protesta de la materia. Poco trasciende directamente de esa protesta a la obi potica. Albert, poeta concentrado y sufrido, sigue instintivamente la teora de Saiiitsbury, que deca que la poesa es emocin recordada en los instantes de sosiego espiritual. El hecho es, sin embargo, que a medida que el hombre se purifica, su-fre en la materia y goza en el alma, y esa lucha dolorosa da por resultado una mayor purificacin. El poeta se da cuenta entonces de que su visin actual de las cosas se ha ido acer-cando a su visin infantil. Sus horas semi-divinas vuelven... Son Les hores que tornen, y vuelven con tanta delicadeza, con tan divino encanto, que no es extrao que el poeta exclame agradecido: Mon dolor, moa tresorl... Y sigue el poeta pro-fundizando, y sufre, y se resigna, porque su sufrimiento no slo le ofrece la delicia de una visin pufa del mundo, sino que le brinda intuiciones que slo de un sentimiento muy hondo pueden salir. Y ahondando, ahondando, asciende cada vez ms a la armona...

    Lo mismo en Florida de Tardor que en Les hores que tornen, hay pginas sumamente bellas e inspiradas, de esas que no se olvidan...

    Pero todava Confins, el libro recientemente publicado, supera en su conjunto a ambos. Ese anhelo de pureza a que nos hemos referido, no le ha abandonado, antes se ha ido afirmando cada da:Quisiera ser grande, dice, muy grande, tanto que pudiera contemplar el mundo con ojos de nio --; por lo dems, ese anhelo no le abandonar ya nunca defini-tivamente mientras viva. Albert tiene plena conciencia de ello, y contempla ese descubrimiento, tan bello y doloroso, con ms optimismo que nunca. Confins es el ms optimista de todos sus libros. El poeta goza plenamente de haber sa-bido hallar, en su dolorosa resignacin, esos nuevos ojos con que mira las cosas; la lucha con la materia apenas apa-

  • 140 I'i. ^ K I S M A

    rece en ese libro, a pesar de ser hijo legtimo ie esa victoria, fc's indudablemente una obra escrita en momentos de sosiego espiritual. Por lo dems el poeta no guta de quejarse. Aun en los momentos de dolor infinito rehuye'los vanos lamentos. P.n la manera de sentir la naturaleza, en la manera de ver la vida, se acusa, sobre todo, en esta obra, el divino martirio del hombre que ansia con toda el alma seguir el precepto iluminado de Cristo: sed como nios. No obstante, a veces, por excepcin, como en esa poesa que empieza: t:l rbol de mi amor florece estrellas..., obra inmortal, el dolor re-signado hace su luminosa aparicin.

    Hay en ese libro poesas verdaderamente maravillosas y que acusan una sensibilidad de que hay en Ispaa pocos ejemplos. *E\ amigo, la primera, la tercera, de las Noches, Ocaso, Beatitud, Una lgrima y otras, son bellsimas, de una profundidad, una armona y un encanto incomparables.

    Se deduce de todo esto que Albertes un poeta einineiite-menle humano, de un humanismo que, a fuerza de ser hon-do, se eleva hacia la Divinidad. Por su humanismo, pues, se enlaza con Ansias March. Pero el humanismo vibrante, hondo, genialmente emotivo de March, es todo fuego y que-ja, en tanto que el de Albert, profundo y emotivo tambin, es sumamente concentrado y lleno de resignacin y se trans-forma, por estas mismas causas, en misticismo. En un misti-cismo de hondas races humanas, que no tiene que ver con el misticismo, que hemos llamado idlico, de Verdaguer. Y notemos que tampoco con Maragall tiene Albert ms se-mejanza que la que diremos luego, pues la sutilidad, que en algunos momentos, a primera vista, les acerca, es esen-cialmente fisiolgica en Maragall, psicolgica en Albert. Y en cuanto a Alcover, aun en sus l:legas, de gran valor hu-mano, se separa completamente de Albert, por su tempera-mento expansivo, ms cercano al de March, pero del cual difiere mucho tambin, por su carcter, de lucha en March, de resignada postracin en Alcover.

    Pero notemos que otra de las cualidades ms eminentes de Albertes su armonioso equilibrio, el equilibrio llevado a la ms refinada ponderacin. Y entonces podremos deducir que los ms altos poetas lricos catalanes no han mostrado, hasta el presente, dentro del acusado individualismo de su raza, ms caracterstica bien precisa que la de ese mencionado equilibrio al travs de todos los tormentos y batallas. Lo cual, en verdad, no puede sorprender a nadie, ya que el

  • M A R Z O DE 1 9 2 2 141

    equilibrio dentro de un carcter fuertemente individualista es bien patente en la idiosincrasia del pueblo cataln.

    La ms trascendente aporlacic3n de Albert a la lrica cata-lana, es el verdadero misticismo, el humanismo realzado hacia la Diviniiad, que expresa este poeta con una sencillez y una concisin asombrosas, y que da a su obra carcter uni-versal.

    Se ha dicho que la obra lrica de Albert es la obra de un filsofo, de un pensador. No hay tal cosa. Albert es un psic-lof eminente y en sus trabajos sobre Ibsen y sobre Amiel demuestra sus conocimientos filosficos; pero, como Nietzs-che, sabe distinp;uir perfectamente cundo hace obra lrica y cundo hace obra filosfica. En sus tres obras poticas cata-lanas es un lrico puro, un poeta que escribe a travs de su sentimiento y ordena cerebralmcnte sus sensaciones, pero si es cierto que esa presencia cerebral se acusa, en sutil armo na con la presencia cordial, nunca expresa el poeta en sus versos pensamientos concretos, nunca invade el campo del filsofo o el pensador.

    Tan verdad es esto, que el sentido musical (msica inter-na) reflejo de la sensibilidad, llega a dominar en alfi:inis ra ros momentos en la poesa de Albert, hasta el punto de que se siente a sta pronta a deshacerse en msica: (tendencia alemana); pero por regla general, el sentido de armona y eciiiilibrio mencionado da la justa ponderacin a las mani-festaciones de carcter plstico en balanza con las de carcter musical: (tendencia inglesa). f:n uno o en otro caso el poeta es, ante todo y sobre todo, lrico, indiscutiblemente.

    La obra de este lrico cataln, conserva por fortuna, la mayor parte de su valor al travs de cualquier cuidadosa traduccin (excelente piedra de toque para juzgar de la subs-tancia de una obra lrica), y, al enaltecer a su patria, enaltece al hombre.

    FHKNANDO MARIS TANV

  • 142 P R t s M A

    'P^ SALVADOR ALBERT

    Dibujo 4e APA

  • M A K z o i> E 1 9 2 2 143

    P O E M A S de SALVADOR ALBERT

    EL A M I G O

    UN rayito de sol que ha entrado al hospital, Sobre un alba almohada, Llora a un enfermo: un joven de mirada De cielo, a quien no ve. Todo est igual Que ayer, mas l no est,

    Ni volver...

    El rayito de sol le haca compaa Cada tarde un ratillo, si poda... Uno y otro eran blancos encima la almohada-De dos graves tristezas naca una alegra...

    Ahora de un lecho al otro, con amoroso anhelo. Ese rayo de sol poniente le ha buscado; Y aljase despacio por n, con desconsuelo, Porqne no le ba encontrado:

    Ayer estaba y hoy no est... No volver?...

    O C A S O

    Los amplios ventanales de la blanca alquera Ven con febril mirada agonizar el da. Baja la noche, lenta y soberana,

    Hacia el primer lucero radiante. Como se cierne el ala de la muerte Por sobte la sonrisa del infante.

    Suspiran flores y rboles con tmida inquietud: |Si era tan bello el dial, por qui muere la luz?...

  • 144 P R 1 S M

    Con un desmayo sbito de crestas encarnadas Cn el corral las aves se ven acurrucadas.

    Inmvil, muda, sola, en un rincn, la clueca. Con el intenso ardor empolla de sus flancos La eternidad que duerme dentro ios huevos blancos.

    VA MI N A V O...

    VA mi navio entre astros radiantes, Islas de ensueo. Una luz misteriosa de remotos

    Fulgores, guale.

    Hlitos de ignoradas soledades Hinchen sus velas;

    Le son las voces de los siglos muertos, Cantos de ondina.

    Cruzando la amplitud del cielo obscuro, La Va Lctea

    Es cual rompiente de invisibles olas. A ella acrcase

    Mi nave a toda vela, confiada. lOh, el alto goce

    De naufragar en ese mar dulcsimo, V bajar a la muerte, ebrio de vidal

    Y O L A S I E N T O C A N T A R

    Yo la siento cantar la nueva luz Cuando finen las noches silenciosas Y claras, como un ave que tuviese El nido en una estrella, y descendiese Con alas dulcemente esplendorosas...

  • M A R Z O DE 1 9 2 2 145

    iS S O M B R A !

    OMHRA!... Ni astros ni murmullos.. Qu sola la noche queda!

    Oh, el gran dolor de la noche Que a s mismo se consuela!

    E L R B O L D E M 1 A M O R

    El. rbol de mi amor florece estrellas: Floracin esplendente, alta, divina, hl rbol de mi amor ha sus races En la entraa sangrienta de mi vida.

    Ascendiendo a travs de las races, Del tronco y del ramaje sin nudida. Las gotas de mi sangre hctnse estrellas Y es jardn celestial la vida ma.

    Cuando la noche envulvalo en sus velos, Fl rbol de mi amorque me da v ida-Florecer otra vez por cima de ellos, Y mis gotas de sangre, hechas estrellas, Por siempre brillarn all en los cielos.

    MI ESPRITU HA EXTENDIDO...

    MI espritu ha extendido en la noche serena Sus alas ensoadas, y espera mudo, esttico. Sin levantar el vuelo, que dore la alta sierra

    Del sol el primer rayo.

    Plcidamente el mar por bajo de l murmura... Y cual supremo encanto de la noche extasiada, Las estrellas de oro en el azul fulguran.

    El camino es hermoso, amplio, infinito, Y nada en l estorba...

    Oh, profundo tormento de mi espritu! Volar quiere... y no osa .,

  • 146

    EL C I E L O , T O D O N I E V E .

    EL cielo, todo nieve, en el brumoso Imperio de las cspides altivas. Bajo el grave misterio del invierno Se ha tornado, al besarlo el sol, estanque Que duerme all, en el fondo del abismo. Quieto y azul, sintiendo la aoranza De la elevada cumbre para siempre.

    No es agua muerta, es agua que all suea De sombras rodeada en pleno da, Fucs no le llega la claror del cielo; Agua dormida en soledad profunda, Que con tristes miradas se despierta Cuando en ella se baan las estrellas.

    H I J A D E L SO L

    H ijA del sol esplendente La cigarra un dolor siente Que en mi alma tambin existe. En su delirio impotente Cantar quiere un himno ardiente. ...Solo da una nota triste ..

    VEO CAER ESTRELLAS ERRANTES...

    VEO caer estrellas errantes, como lluvia De almas, que en breve y rpido desmayo luminoso, Llegan del infinito.

    Cruzan el gran silencio del espacio Y mueren en las sombras de la noche.

    Alma m(a, morir es retornar Al misterio inicial de la existencia;

    Vivir, desmadejar Ese misterio de divina esencia.

  • M A R Z O n c 1 9 2 2 147

    Vista al travs de ), la muerte no intimida Ya que la nada es todo, y el todo nada es. Si existi ese misterio ya antes de la vida Qu importa, alma, qu importa lo que serdespus?

    Alma, altna ma, Ubre Bajo el destino fatal, Slo viviendo en la muerte Te sentirs inmortal.

    ES LA FLOR DEL ALMHNDRO,

    Es la flor del almendro La primera sonrisa del invierno Que siente va a llegar la primavera. La sonrisa de nieve Alegre, pero breve,

    De una esperanza que, muriendo, espera..,

    EL C I P R S

    COMO llama de sombra en pleno da Se levanta el ciprs del camposanto: Qrave, altivo, salmodia en el encanto Del aire una inefable letana.

    En l un ruiseor, tu tierno canto Le comunica un poco de alegra; Y el azul le acaricia y se extasa Con su mstico aliento... lOh, cunto, cunto

    Le atrae el alto cielo irresiatiblel Desde el silencio asciende liacia el vacio, Deja la muerte y busca lo imposible.

    |Tan triste, y en redor la primaveral... Revelador celeste, Amigo mo, Di, el desengao es la Ilusin postrera?

    SALVADOR ALHHRT

    (rraduccioiirs lif l'eriianito Maristaiiy.)

  • 148 P R I S M A

    DE INVENTAR I.AS PALABRAS Y ALGU-NAS OTRAS c:OSAS QUf DFBL

    OBSERVAR TODO POETA por JoACHiM L)u BELLAV

    O uiRRO advertir a todo aquel que intente em-prender una gran obra que no lema inventar, adoptar y crear, a imitacin de los griegps, algunas palabras, como Cicern se jacta de haberlo hecho en su lengua. Mas si los griegos y los latinos hubieran sido supersticiosos en lo que a esto, atae, qu hubieran hecho para engrandecer tan altamente este acopio que hay en sus lenguas? Y si Horacio permite que se pueda dormir en el transcurso de un gran poema, podra prohibirse ah mismo el uso de palabras nuevas, aun si la necesidad nos obliga? Nadie, a menos que sea absolutamente igna ro, puede dudar que existiendo las cosas primero, las palabras que las significan han venido a ser inventadas despus; y, por consecuencia, a nuevas cosas es necesa-rio imponer nuevas palabras, sobre todo eti las artes, donde el uso no es eri nada comn y vulgar; tal le puede acontecer a menudo al poeta, el cual se ver obligado a tomar como tema multitud de cosas que no son todava tratadas en nuestro idioma.

    Los obrert)3 (para no citar las ciencias liberales) y hasta los labradores mismos y toda suerte de gente de trabajo mecnico, no podran conservar sus oficios si no emplearan palabras para ellos corrientes y para nosotros desconocidas. Yo soy de opinin que los abogados se sirvan de los trminos propios de su profesin sin cam-

  • M A R Z O ijH 1 9 2 2 149

    biarlos en nada, pero querer coartar la libertad a un sabio que intenta enriquecer la lengua, eso sera restringir la nuestra, no lo bastante rica todava, bajo una ley ms rigurosa que la que se imponan los griegos y los roma-nos, los cuales, poseyendo un lxico mucho ms copioso que el nuestro, permitan la creacin de vocablos inusi-tados para llamar a las cosas inslitas. No temas, pues, poeta futuro, el inventar alguna palabra en el curso de un poema, principalmente si se hace con modestia, ana-loga y armona para el odo; y no hay que preocuparse de si la gente encuentra dicho vocablo bueno o malo; hay que esperar que la posteridad lo reconozca, como ha dado fe alas cosas dudosas, luz a las obscuras, novedad a las viejS, uso a las anticuadas y dulzor a las speras y rudas. Pero esto hay que dejarlo todo al juicio del odo.

    En cuanto a las otras palabras, hay que emplear siem-pre las propias de la lengua, ni vulgares ni inslitas, a menos que se quiera engarzar en el poema, como una piedra preciosa y rara, alguna palabra antigua, al ejemplo de Virgilio, que se sirvi de la palabra olli por illi; aulai por aulae, y otras. Mas para esto habra que consultar to dos esos antiguos poetas romanos, as como los franceses, donde se encuentra ajourner por faire jour; anuyter por faire nuit; y otras mil excelentes palabras que hemos perdido por negligencia. Y no hay que dudar que el uso moderado de tales vocablos le dan tanta majestad al verso como a la prosa, al igual que las reliquias de los santos se la dan a la cruz, y otras joyas sagradas, al templo.

    JOACMIM DU BKI.I.AV

  • 150 P R I S M A

    P O E M A S (ie RAt'Afi, HF.I . IODORO VAI . I K

    LOS T E J A D O S DE C: R D O B A

    El aire se pone lila en la distancia, y parece que la tiniebia titila entre el temblor de la esquila y el da que se adormece.

    Aire claro y montaero, huele a jazmines cortados y da brillos de lucero... Ya no tarda el aguacero! Ya obscureci en los tejados!

    Claror de la luiiareda, jardines azaharecientes, mientras el musgo se enreda con su blandicia de seda en patios, muros y fuentes.

    Ciudad que apenas asomas con tu arbolado sombro: tus casas entre las lomas, son desbandadas palomas saliendo a beber roco!

    Ciudad antaona y brun?. de albahaca y de neblina; novia de carne de luna,

  • M A R Z O DE 1Q22 151

    tu seno est lleno de una dulcedumbre montesina...

    El tejado se sonrosa... Tu brisa en la miel solar sabe a fruta deleitosa.. Melancola morosa del tejado y del palmar!

    Mirador de Lindaraja, terraza tradicional, tejados de tierra baja: yo te pido mi mortaja del color de tu sayal!

    Yo soy lo que se alboroza y sufro en ti lo inefable: mi frente tus sienes roza... Yo soy agua que solloza en tu noche inconsolable!

    Para rezar mis maitines, yo me enfloro en tus jardines, me deshojo en tus tejados... Qu aroma el de tus jazmines cuando estn ms estrujados!

    Y un dfa de lontananza, si tu nostalgia me alumbra y me oprime tu esperanza, ser orqudea de penumbra en tus musgos de olvidanza!

  • 152 P R 1 8 M

    Un da ya sin nublados querr ser mi corazn, y que, limpio de pecados, se parezca a tus tejados cuando pasa el chaparrn...

    H O L O C A U S T O

    ERES como el icono bizantino del Ensueo, que al ara se convierte; eres en los misales de la Muerte la mayscula roj,a del Destino.

    Eres suntuoso vaso tan divino, el de la letana, el que pervierte, el de marfil, el blanco, pero el fuerte, donde se escancia del Amor el vino.

    En ti la arcilla original se aclara y el Espfritu Santo est poseso. Eres el madrigal, eres el ara...

    Y en tu sagrario est, de carne y hueso, el cliz ideal qu6 cincelara un taciturno lapidario, el Beso!

    RAFAEL HF.LIODORO VALIK

  • M A R Z O D E 1 9 2 2 153

    P O E M A S de RAFAEL LOZANO

    P S I Q U I S

    Amada cmo hacer por que el alma no vuele, por que no abra las alas para irse al innito, por que sea la belleza que en la rosa se huele, por que sea la apacible actitud del granito?

    Amada, cmo hacer por librarme del tosco comercio de los hombres, de la vida canalla, que hacen el sueo triste, que dan un presagio hosco, y que obligan a Psiquis a saltar la muralla?

    Yo quisiera librarme de este ardor, de este ensueo, de este presagio intil, de esta ansia prematura que se queda en mis brazos, como un nio pequeo que tiene ya en los ojos la fiebre de aventura.

    E R A T O

    Amada, nuestra vida cambia, sin darnos cuenta; vamos siendo ms altos, ms puros, ms etreos; nuestros deseos carnales, la luna los argenta y dejamos la tierra por lugares sidreos.

    Erato pasa entonces, con su tnica malva, por la belleza agreste que hay en nuestros jardines, y la poesa se trueca en nosotros tan alba como un aroma tenue de entreabiertos jazmines.

  • 154

    No es Erato la triste la que reina en nosotros, es Erato la alegremente suave y buclica, la que vuelve amorosas las almas de los otros y la que hace la nuestra apenas melanclica.

    E R O S

    El aire se sahuma de un olor de mimosas y se va floreciendo el jardn solitario. Hay un resurgimiento que hace latir las cosas y que rompe la paz del silencio estatuario.

    Desde el fondo del parque sonre el Presentimiento como quien mira hacerse verdad la profeca: Una joven pareja calla su sentimiento y deja que los pjaros canten lo que dira.

    Para qu pedir ms que el jardn resurrecto, hecho flores y fronda, todo amor y belleza? Ya no se burla el cauto grave Trmino erecto mirando al nio ciego perseguir la Tristeza...

    El parque, reticente, se recoge y contempla... La pareja pasea su silencio elocuente... El canto de los pjaros no turba ni destempla la gravedad del nio ciego que est silente...

    RAFAEL LOZANO

  • M A R Z O D E 1 9 2 2 155

    EL EXPRESIONISMO ALEMN por IwAN QoLL

    EN IQIO, dos revistas jvenes, Die Aktion y Der Sturm, arrebataban toda una juventud sin fuerzas hacia un nuevo Ideal. Una falange de nuevos escritores busca-ron en ellas lo que les haca falta: una nueva forma, un nuevo estilo y un nuevo ideal. Y en sus pginas encontraron todo eso.

    Ms de diez aos han pasado ya, y nos hallamos ahora frente a la eclosin de un gran renacimiento moderno, que ha sido llamado Expresionismo. ste es algo ms que una forma literaria y pictural; es todo un sistema de nueva vida, que tendr sus repercusiones tanto en la filosofa como en la sociologa.

    El Expresionismo es la generalizacin de la vida basada en la influencia puramente espiritual. Se trata de dar a todo acto humano una significacin superhumana, y hasta podra verse en esto una tendencia hacia la divinizacin. El Expre-sionismo viene en los momentos en que las religiones decaen, y en que decae el pantesmo de los poetas; en oposicin a nuestra poca, que es la ms materialista y la ms vil de todas, cada ser sensitivo siente la necesidad de una nueva fe, de una profunda emocin interior. Y es esto lo que el Expresio-nismo le proporciona.

    Estudiando detenidamente todas las obras de arte que se han producido en Alemania durante los ltimos aos, se llega a la conclusin de que el Expresionismo es la tentativa del hombre que, sintindose circuido, ms que nunca, por el materialismo de la existencia, trata de encontrar aquello que est sobre nosotros, algo de super-terrestre. Pamente, el artista va hacia la comprensin de las cosas. Comprenderlo todo es amarlo todo. Encuentra, entonces, que el hombre no es sino un pobre ser digno de piedad; y se siente humilde delante de las cosas pequeas y de las grandes.

    Amor y bondad, he aqu las dos palabras esenciales del Expresionismo.

    El Expresionismo no ha sido teorizado. Un da, un crtico descubri que exista entre los poetas desde hacia cinco o

  • 156 P R I S M A

    seis aos. Era un nuevo estado de espritu que no se suje-taba a ninguna regla. Se puede casi decir que toda la nueva generacin alemana es expresionista.

    De lo antes dicho se deduce que no se puede hablar del estilo expresionista; ts ms bien la idea que connota que se tiene en cuenta. Sin embargo, es posible obtener algunas caractersticas formales: sobre todo, economa de palabras; nada de frases sentimentales, bellas e intiles; la expresin debe ser lo ms concisa posible; las palabras se funden las unas con las otras; la palabra no existe por ella misma, sino por la idea que aporta, y no es ms que el instrumento; de ah que la palabra deba desaparecer ante la idea y reducirse hasta donde sea posible. El Expresionismo preferira expre-sarse sin palabras.

    Los representantes ms caractersticos de este estado de poesa son Johannes R. Becher y August Stramm. Este ltimo, (muerto en la guerra) ha publicado todas sus obras en las ediciones de Der Sturm. He aqu un poema suyo;

    P A T R U L L A Las piedras hostiles ventana de gesto traidor ramas me desuellan montaas matorrales se escapan eritando a la Muerte.

    Stramm es el extremista de esta forma. Becher, por el con-trario, escribe verdaderos versos. Solamente durante sus co-mienzos fu un revolucionario de la literatura. Despus, la guerra lo ha hecho de verdafi. En 1915 public dos volme-nes importantes: Fralernidad y A Europa, que contienen grandes llamamientos a una nueva vida. Leed este poema suyo:

    A LOS QUE TIENEN VEINTE AOS Vosotros de veinte aos, que trais vuestra capa forrada con la prpura del ocaso en la calle, en las casas y tiendas, oh, terminad la guerra! Dentro de poco, un viento saldr de los asilos

  • M A R Z O D E 1 9 2 2 157

    y abrasar en su fuego todas las residencias. El poeta os ;a]uda; vos que tennis los puos de bombas y blindado el pecho contra todo, sois los que cantaris la nueva Marseilesal

    Despus de la revolucin del 9 de noviembre, Bechcr se ha declarado comunista, y ha escrito himnos entusiastas a Lenin y a todos los bolcheviques.

    Menos radicales, en todos sentidos, que estos dos, otros poetas han realizado la sntesis, ms bien en el pensamiento que en el ritmo de sus poemas.

    Franz Werfelts el ms vasto y el ms profundo de su generacin. Su gesto tpico es el de cerrar contra su corazn a toda la humanidad y a todas las cosas; es el de consolar a los desheredados de la vida y el de mostrarles que la belleza existe, a pesar de todo. Tal es el sentido de sus tres volme-nes, /i4mg-o de/Aun/o (1911), Nosotros somos (1913) y Los Unos y Los Otros (1915). Acaba de publicar un nuevo libro que se llama El Da de la Justicia (1921), que quedar como una de las ms bellas manifestaciones de la literatura alemana. De este libro se exhala la gran amargura, los mil dolores que ha sufrido todo intelectual en este caos europeo, y, cosa curiosa, en lugar de acusar a los pueblos y a los hom-bres de ser la causa de estas*calamidades, es l quien toma la responsabilidad, y desgarra su propio corazn, como los antiguos profetas, y encuentra ah el germen de toda la mal-dad. f:stos no son ya poemas escritos, sino rapsodias terri-bles, letanas y blasfemias.

    Albert Ehrenstein es el cuervo de esa generacin. El gime, se lamenta y se desespera, incapaz de vivir y de esperar. Sus dos libros de versos: El Tiempo Blanco, El Hombre. Grita, contienen gritos de desesperanza, negacin de todo, hasta de s mismo; y sin embargo, en el fondo, qu nostal-gia por un gran sol brillante que no ha sido creado para el poeta!

    Alfred Wolfenstein es el individuo abierto a todo; su ce-rebro se parece al del anuncio estadunidense de mquinas de escribir que representa a un hombre con una mquina dentro de la cabeza. Sus poemas estn hechos del trfago de la calle, de la msica de las pianolas, del ruido de las locomo-toras y de los automviles, por lo claros, por lo duros que son como dibujos cubistas. Despus, ms tarde, tiene admi-rables fugas hacia el hombre, que cree, al fin, haber eiicon-

  • 158 P R I S M

    trado en el maremagnum de la vida; y entonces explora su amor, el amor universal: Expresionismo del sentimiento.

    Por ltimo, tenenemos a Kasimir Edschmid, considerado como el poeta expresionista por antonomasia. l tiene tam-bin la fiebre de lo moderno. l no contempla ya a Europa, a l le hace falta Amrica y el Par West, y su personali-dad trasciende en todas las sensaciones posibles. Como ha terminado con Amrica, Edschmid va hacia la Historia y re-construye admirablemente la vida de Fran^ois Villon.

    Tal es el panorama que ofrece este gran movimiento que se llama el Expresionismo.

    IWAN QOLL

  • M A R Z O D E 1 9 2 2 159

    C R I S T A L O M A N C I A por RAFAEL ALBERTO ARRIETA

    CUAL dos frutos gemelos en una misma rama, a un tiempo inclinan, dciles, Dora y Esther, la frente, pues por sus propios nombres parece que las llama, desde su cielo lquido y especular, la fuente.

    Qu imgenes, qu voces les brinda el compartido cristal? Ambas sonrfen y callan, reflexivas; luego, absortas, se alejan, llevando el dividido secreto que separa sus frentes pensativas...

    Ya no ha de verlas juntas el engaoso cielo que cada una suea total, en dulce arrobo, con egosmo oculto y tcito recelo.

    Mas volvern aisladas,rivalidad discreta con la fruicin medrosa de cometer un robo, a consultar el vago cristal del agua quieta...

    RAFAEL ALBERTO ARRIETA

  • 160 P R I S M A

    JEAN MORAS Dibujo de A. da la GNDARA

  • M A R Z O D E 1 9 2 2 161

    E S T A N C I A S de JEAN MORAS

    D E S P O J O S DE LA SENDA. . .

    DESPOJOS de la senda donde paseaba antao, hojas secas, tiernos follajes, mi vista os sigue al iros, bajo este viento hurao,

    como el oro de los celajes.

    El Otoo, tan dulce, va a morir all abajo, sobre aquellos bosques costeos;

    el Recuerdo me lleva al lugar que me atrajo para vivir ahf mis sueos.

    Y, hojas, qu me importa, ni vuestro remolino, ni de las flores el carmn:

    Mi nima y el Dolor, por el mismo camino, pasan, sin nada que decir.

    YA NO ES LA RAMA PRIMERIZA. . .

    YA no es la rama primeriza, mi alma, bajo el cielo de Estio; ya es solamente la ceniza que aun encubre un fuego sombro.

    Mas mi dolor es tan profundo, oh, gran Virgilio generoso, que yo podra envolver el mundo con un amor ms orgulloso.

  • 162 P R 1

    L A S R O S A S S O N G U I R N A L D A .

    LAS rosas son guirnalda sobre el tronco del rbol, son cortina en el muro, y una esbelta actitud en la taza de mrmol

    que lanza un chorro agudo.

    Rosas, quiero tejer todava una corona con vuestro orgullo lrico,

    y, cual joven Abril, embellecer la aurora de mi Otoo, al Esto.

    O A L I O P E , E R A T O...

    CALioPE, Erato, amadas de Jpiter paterno, quiero invocaros con mi lira vocinglera; yo lo haca cuando nio y, muy pronto mi Invierno ha de pasar, mi Otoo, y, aun ms, mi Primavera.

    Qu parca es la que tiene el capricho infernal de querer, por ahora, que el Destino me alabe? Me viene de los dioses mi ms amargo mal, y encuentro en mi ceniza un gusto de miel suave.

    M I E N T R A S Q U E O I M E...

    MIENTRAS que gime y llora, cual cerca de una tumba, del valle en el rifn, pasa, vestido de oro por las hojas que tumba,

    el trgico Aquiln.

    Y, qu ha dicho esa rama, donde se agita ahora esa fruta, esa flor,

    al ocaso de Otoo, a la doliente aurora, al alma, al corazn?

  • M A R Z O RE 1 9 2 2 163

    T O D A EL ALMA DE APOLO.,

    TODA el alma de Apolo y esa fiebre divina, que no era ms que luz y temblor de vidente, al tomar nuestra lira al pie de la colina que el Tarn, en su carrera, baa secretamente.

    El ruido de los carros por la ruta pedrega, bajo las tardes lentas o los brillantes ortos; las vias tras los prados y la sombra que juega y que, con el sol, brinca por los sotillos cortds.

    El tempestuoso Orion conduca nuestros pasos; Pan nos haca risueos, y nosotros sabamos darles nombres hermosos a esos frescos y escasos veneros entre rocas, que era donde bebamos.

    C O R T A D EL M I R T O B L A N C O .

    CORTAD el mirto blanco en boscajes de Atenas, ms el jazmn en Nimes; y, en Lila y en Pars, tomad rosas serenas

    que tu, mano, redimes.

    En el azul Martigues recoged todava la flora del estanque,

    para hacer la corona que librarme podra del tiempo que me arranque.

    P A R S , S O Y C O M O T...

    PARS, soy como t: Se engalana un instante el cielo azul de sol, despus se hace de bruma. Depasas los pases que el cfiro perfuma si el viudo Septentrin te trueca semejante.

  • 164 P R 1 s

    Soy triste hasta la muerte, mas, a la vez, risueo; todo es a un tiempo alegre j triste profeca; siento el llanto en mis ojos, sin causa de alegrfa, y el Destino sonre, tras mi rostro cenceo.

    P A R S , D O R M I D O Y N E G R O .

    MIS pasos estremecen el silencio nocturno; oh, Pars que me miras caminar a la hora en que se escucha el ruido taciturno

    de los carros campestres al llegar.

    Pars, dormido y negro; Pars que cantas sobre el yunque y que sonres en el llanto;

    por qu no estoy dormido junto a la mar salobre, viendo flotar las algas que amo tanto?

    B E L L A L U N A D E A G O S T O . . .

    BELLA luna de argento, amo te ver brillar sobre el muelle de un puerto sumido en la pereza; pero sueo mejor cuando tu rayo besa, en un jardn, el mrmol do vengo a me apoyar.

    Amo el brillo amarillo de tu beldad gastada; me gustas sobre un lago, la arena que blanqueas; y ms en la planicie, bajo noche estrellada, y, en mi amado Pars, sobre las chimeneas.

    JEAN MORAS (Trads, de R. L.)

  • M A R Z O D E 1 9 2 2 165

    YO HE VENIDO AQU A ESTE MUNDO... por KoNSTANTiN BALMONT

    Yo he venido aqu a este mundo para ver del Sol los rayos, Los azules horizontes.

    Yo he venido aqu a este mundo para ver del Sol los rayos Y las cimas de los montes.

    Yo he venido aqu a este mundo para ver del Sol los rayos Y la flor en la pradera;

    Soy el rey del Universo; mi mirada ensoadora Su extensin abarca entera.

    Yo venc al olvido yerto en combate cotidiano; Mi ilusin es hija ma.

    Al cantar sinceramente, cada instante vibra mi alma Una nueva meloda.

    Mi ilusin a los dolores despert, pero qu importal Del amor subo la escala...

    Soy amado! La potencia sugestiva y creadora De mi canto, nada iguala.

    Yo he venido aqu a este mundo para ver del Sol los rayos: Si su foco se extinguiera

    Mi cancin continuara en las nubes moribundas Que envolviesen a la esfera.

    KoNSTANTiN BALMONT

    (Traduccin clf Carmela Eulate Sanjurjo.)

  • 166 P R I S M A

    Q U E S P O E S A ? por CALE YOUNQ RICE

    A VNQVt la crtica de la poesa en los Estados Unidos ha tenido ltimamente un gran florecimiento, existe, sin embargo, un gran descontento contra lo que dicha cr-tica tiene de carcter personal. Este personalismo emana de dos pseudo aforismos que han sido establecidos; uno, el que sostiene que no existe un mtoJo/permanente de Juzgar la poe-sa, y el otro, el que defiende que no se puede llegar a obtener ana definicin satisfactoria de lo que constituye la poesa.

    La primera de estas aserciones goza de gran favor entre los ultramodernoscuyo extremismo en poesa los hace tan enojosos al ser ledos, como los poetas acadmicos. Al llamar la atencin sobre este credo asfalta de mtodo permanente, que se destruye por s mismo, no quiero que se crea que soy antagonista del verso libre, puesto que yo mismo lo em-pleo. Lo que intento hacer ver es que en la asercin de que en la critica de la poesa, las nueve dcimas partes es cuestin de preferencia personal y no de la aplicacin re un mtodo permanente, es la negacin implcita de todo valor en la crtica; lo cual destruye, por ende, el valor de la crtica de los que tal dicen, a no ser el que pueda otor-garse al mero placer de expresar una opinin. Y lo que es peor: los que afirman que no existe un mtodo para la crtica, no se contentan con considerarse incapaces de guiar la opi-nin, sino que se muestran intolerantes en todo aquello que no est de acuerdo con su manera.

    La segunda asercin de q^ ue la poesa no puede ser defi-nida satisfactoriamente, es defendida no slo por los ultra-modernos, que se sirven a menudo de este aforismo para de-fender todo aquello que les viene a las mientes llamar poe-sa, sino por muchos crticos. Nuestra dificultad de llegar a obtener una definicin satisfactoria en este punto, como las que hemos obtenido en tantos otros, a pesar de la relatividad del mundo en que vivimos, me parece debido a varias confu-siones.

    La primera es que, en lugar de establecer sta una limi-tacin cientfica, encierra un panegrico. Cuando Keats llama

  • M A R Z O D E 1 9 2 2 167

    a las flores de chcharo (sweet-peas) beaatiful flowers on iptoe for a flight, no h&ce una definicin de ellas sino un bello elogio. Asi, llamar a la poesa luz magnfica que brota del alma de las cosas, es un elogiobello si se quierepero no una definicin.

    Por otra parte, hay quienes piden una definicin que sea la piedra de toque capaz de mostrarnos la poesa pura. Esto es tanto como pedir que la definicin del oro contenga el nombre del cido, que muestra su pureza.

    Otros piden una definicin absoluta, olvidando que slo se puede obtener una definicin relativa. Y por fin, hay muchos que no se dan cuenta de que la definicin de la poesa no sirve sino para distinguirla de la prosa y del mero verso. La poesa, en su parte formal, es un arte de ritmo, ya sea mtrico o no. Este ritmo debe diferir del de la prosa siendo ms lrico, es decir, que su medida sea ms orgnica. Esto se nos muestra a las claras en la divisin que hacemos del verso en renglones cortos y en el hecho de que a algunas prosas les basta ser puestas en forma de versos para obtener carcter absoluto de poesas lricas. Esto no es el caso, sin embargo, de mucho de lo que se ha llamado prosa polif-nica \ quz hA sido comofiagiada con rimas, adjetivos bri-llantes, y algunos ritmos mtricos, en algo que se quiere pa-recer a la poesa, como hemos visto con la prosa que aspira a tomar la forma del verso libre. Por otra parte, y desde el punto de vista dla substancia, hay muchas cualidades, como imaginacin, pasin, encanto, etc., que nosotros llamamos poesa cuando est envuelta en un ritmo sensible. El grado de originalidad, felicidad o intensidad de estas cualidades y de su ritmo, determina la calidad de la poesa.

    Este principio no falla cuando peritos en la materia han desconocido a un Shakespeare, o cuando algn poeta eminente prefera Pope a un Wordsworth, a un Shelley o a un Keats, como le aconteca a Byron. Los crticos de una generacin pueden tener razn en el juicio de un poema, pero slo la aprobacin de varias generaciones es lo que le da un valor permanente '.

  • 168 P R I S M A

    Una definicin de la poesa que pueda describirla y dife-renciarla de la prosa, por una parte, y del mero verso, por otra, debe tomar en consideracin todo lo que hemos dicho. Debe, adems, por brevedad, incluir todas las cualidades que la poesa pueda poseer. Tal definicin, aunque estoy seguro de que se puede encontrar otra mejor, tratar de exponerla aqu:

    Poesa es la expresin de una emocin en palabras rt-micas medidas ms lricamente o con mayor consistencia que en la prosa y con una capacidad de conmover mayor que la del mero verso.

    Esta definicin puede ser aceptada o no; pero hay una cosa clara, y es, que debemos dejara un lado esa ttwilight zone, esa nebulosidad tras la cual los crticos de la poesa saben esconder sus gustos y sus discrepancias. Esto puede obtenerse con el simple reconocimiento de que juzgar la poesa no es una cuestin de preferencia, sino que la nove-dad del ritmo, la cualidad de la pasin, la cantidad de la ima-ginacin, etc., son los principios segn los cuales se puede juzgar, invariablemente, el valor lrico de un poema.

    CALE YouNO RICE

  • M A R Z O D E 1 Q 2 2 169

    LOS POETAS QUE SURGEN ALEXIS DELOADO

    P A T I O

    EL TELFONO ES UNA JAULA DE VOCES EN LA PARED BLANCA

    EL TIMBRE EN EL JUEOO DE LOS NIOS ES VRTIGO DE PENSAMIENTOS EL TELFONO ESPERA CON SUS OJOS METLICOS MIENTRAS EL NIO DESGRANA EN SUS JUEGOS

    EL PJARO DE HILOS DE MI RECUERDO

    P O E M A S I M U L T A N E S T A

    DE LOS RBOLES CAV EL RKLOJ 1 0 Y V4 LA PLAZA EN SOL

    COLOR DE rOILAJe VERDE TIBIO

    L I N E A R E C T A D E PASO

    ADIS AMIGO LA PLAZA ES UN PRADO

    EL CAMINO LAROO Y LIMPIO DE LA CALLE

  • 170 P R I S M A

    U N H O M B R E

    eL HOMBRE QUE VIENE CAMINANDO LARGO FINO LAS PIERNAS CHUECAS QUE HA VIVIDO MUCHO EN LA TIERKA

    CSMICA Y ETREA DE DONDE PARECEN RACES EN MOVIMIENTO MIENTRAS LA CABEZA BAJA

    DA LA ILUSIN DE QUE LLEVA UN CRCULO DE PENSAMIENTOS EN EL CREPSCULO ENCANTO

    ALEXIS DELGADO

  • M A R Z O DE 1922 171

    G L O S A

    FLIX EAS tAPA, es, indiscutiblemente, el ms vigoroso de los dibujantes de Cata-lua y el ms austero de los crticos de arte, cualidad que, si infunde temor a muchos, le granjea el respeto de todos. Las lneas de sus A P A dibujos entraan siempre una honda signifi-cacin de concepto, aplicado segn su recta e inflexible intencin cerebral. Apa repre senta en Catalua el mximum de aceptacin intelectual en el arte.

    ESTE poeta (1525-1560) fu el verdadero or-ganizador de la Plyade de Ronsard; el que inici el renacimiento de la lengua fran-cesa; el que introdujo el soneto en Francia, y el que primero libert la poesa de su pas de la imitacin de los clsicos griegos y latinos JOACHIM como modelos temticos. Sonetista por exce- Qy lencia, Joachim du Bellay dej varios libros _ de versos, entre los que se destacan L'Olive, D t L L A Y Les Regrets y Les Antiquits. Pero el volu-men que le dio fama y brillo fu su hermoso tratado La Bfense et lllustration de la Lan-gue Franfaise, de donde traducimos el cap-tulo sobre La Invention des Mots.

    EL Ultrasmo, ese movimiento de renova-cin, saludable, aunque no con toda la buena orientacin que se deseara, ha cundido A L E X I S hasta la Amrica del Sur, y en la Repblica npiriAr^r Oriental del Uruguay ha surgido Alexis Del- L^CLUAUU gado bajo el auspicio iconoclasta de esta jo-ven tendencia.

  • 172 P R I S M A

    HONDURAS tiene en Rafael Heliodoro Valle a uno de sus mejores poetas jvenes. R A F A E L Maestro, ha llevado la divina palabra a di- HELIODO-versos pases de Centro Amrica, y ahora OQ y/^n^^ vuelve a Mxico, donde ha vivido muchos aos, en busca de la cultura indgena.

    L A obra definitiva de Jean Moras est cons titufda por sus siete libros de Estancias. Jean de Oourmont dice de stas: Las Estan-cias son un libro de una rara perfeccin, y de una emocin tan bella y tan serena, que pa-rece tener, en algunas de sus pginas, una frialdad de mrmol. El defecto de las mujeres JEAN muy bellas y de las cosas perfectas es el de n R l^ A

  • M A R Z O DE 1Q22 173

    TEixEiRA DE PASCOAES CS, como lo afirm hace tiempo, con gran clarividencia, Fer-nando Maristany y como lo ha confirmado l-timamente Leonardo Coimbra, el ms alto poeta lrico de la raza ibrica. Maristany ha traducido admirablemente una seleccin de poemas suyos; y, no hace mucho, Valentn de Pedro nos ha ofrecido la versin de Tie-rra prohibida.

    TtIXEIRA DE

    PASCOAES

    JOAQUN MNDEZ RIVAS cuenta cmo Pedro Requena Legarreta, ese joven escritor me-xicano cuya existencia se apag en el medio-da de la juventud, fu cincelando su magn-fica versin de Gitanjali, la obra capital de Tagore, bajo la custodia del maestro hind, mientras beba de sus labios patriarcales las parfrasis y las glosas de los poemas que componen el libro. De ah que la versin sea tan bella y que nos ponga ms directamente en contacto del alma bengal del poeta que el mismo texto ingls, seco y casi traduccin li teral de la lengua verncula.

    R AB 1 N-DRANATH TAGORE

    CALE YouNO RICE es uno de los mejores crticos literarios de los Estados Unidos, as como un notable poeta. Ha publicado va-rios libros importantes, y durante los ltimos aos se ha distinguido por el equilibrio de su crtica en materia de radicalismo potico.

    C A L E Y O U N O R I C E

    NOTA.Hemo substituido en este nmero oa Halftaiet d< BotAo, que ha-blamos anunciado, por otros poemas, porque con el liltlmo correo del Japn nos han Uefad dooamentoa que, cun los que tenamos jra reunidos, nos permiten consagrar unode nuestros prximos nftmerua a la poesa Japonesa,en particular, r a la asitica, en general; j preferimos ofrecer todo el material Junto y de una manera antolgloa.1 Director.

  • 174 P R I S M A

    REVISTA DE LIBROS Kosas de Otoo, poemas de Ce-

    E S P A A cilio Benitez. Imprenta de Juan Pueyo. Madrid, 1921

    E l ttulo de este libro de versos nos hace preguntarnos: qu edad podr tener el autor? Sern stas verdade-ramente rosas otoales? El poeta es humilde; delante de un poema de juventud, dice: sta poesa escrita hace ya mu-chos aos... Desde entonces, las nuevas corrientes literarias, a cuyo refinamiento y depurado gusto he procurado acomo-dar mi estilo... Kstamos, pues, delante de un escritor que ha escrito ya versos de juventud, de donde se deduce que no es joven, y que ha procurado acomodar su estilo a las nuevas corrientes literarias. Pobre poeta que cree que el hbito hace al monje! No, no es la moda lo que renueva la poesa; son los verdaderos poetas que, echando afuera la persona-lidad, abren brecha en los senderos ocultos. Nada ms que maneras indican lo distinto, es verdad; pero estas maneras son las visualizaciones propias de cada quien, que le dan un tono y una nota diferentes a todo lo que tocan. Y en estas rosas otoales se siente la acomodacin del estilo a la ma-nera de Carrre, unas veces; a la de Daro, otras. No, no es se el camino. l poeta, como el pelcano, segn la leyenda, necesita despedazarse el pecho para alimentar sus poemas con la sangre de su corazn.

    R. L.

    FroriUge du Poitci du Verbe, F R A N C I A prface de Fernand Oregh. Edi-

    tlons 'Les lmeauX'. Pars, 1921

    PAMENTE, este libro se abre con las obras de los muer-tos, de los cuales dos fueron un instante clebres: Adrien Bertrand, que gan un premio Ooncourt, y Oauthier

  • M A R Z O DE 19 22 175

    Ferrires, hijo espiritual de Coppe. Despus de la aparicin del volumen, un listn negro orna el nombre de Salem-el-Koubi, poeta argelino, cuyos poemas recuerdan los de He-redia, y que vano est entr nosotros. Los vivos son: Jean Pardriel, Louis Fevez, Paul Sentenac, Paul Blanchart, Jean Bonefoy, Adrienne Boulang, Qeorges Druilhet. Otros de mayor importancia: Gastn Arthuis, que canta las fbricas; Abel Lger, poeta de raros mritos; Camille Le Mercier d' Erm, gran lrico; Frwan Maree, que recuerda a Corbire; Jean Noury, de bellas baladas; Andr Payer, en cuyos poemas hay una gran emocin cautiva; Joseph-cmile Poirier, uno de los buenos poetas de su generacin; Andr Romane, que tiene versos melodiosos; Maurice Simart, paroxista, y Henry d'Y-vignac, cuyo verbo sonoro es de una gran inspiracin.

    Los Poetes da Verbe no son de los que comienzan y casi todos han producido ya una obra de valor. Ellos forman una de las ms bellas familias de la generacin de 1900-lQlO, tan rica en promesas y la que cuenta con el mayor nmtro de muertos en la guerra.

    O. T.

    MetaboUime, poemas, procedi-dos de un ensayo esttico, de An-toine-OrUac. Collectlon

  • 176 P R I 8 M

    Les Diti et I H baudet, pomes dejean Lolnais. Preface de Paul Fort. Un bois grav de A. P. Ga-llien. Edltions de *Moniparnas-

    se. Parts, 1922

    EL poeta bresano Jcan Loinais vino a Pars, hace ms o me-nos dos aos, con un libro de versos debajo del brazo. Rimes Bressanes, y desde entonces se ha convertido en un verdadero montparnasiano. Ahora nos ofrece un nuevo libro, prologado por el Prncipe de los Poetas y decorado con un magnfico grabado en madera de A. P. Oallien.En este libro, de la misma manera que Rodenbach escribi sus mejores re-cuerdos y emociones de Brujas mientras estaba en Pars, Loi-nais nos da algunas leyendas, recuerdos y evocaciones de su Bressc, para l siempre viva, como una rosa perenne. El libro est escrito de dos maneras, una siguiendo las reglas poticas ordinarias del verso francs y la otra en poliritmo, es decir, en esa manera que ha caracterizado a Paul Fort. A m me gusta ms su poliritmo; es ms gallardo, ms irnico y tiene ms donaire.

    En este libro, Jean Loinais afirma ya su personalidad de poeta local; sus versos, su manera de decir, tienen ese algo inconfundible de la tierruca; y como l no aspira sino a ser el poeta de la Bresse, nosotros lo felicitamos fraternalmente por su xito, y le diremos, imitando a Paul Fort: Poete, chantez la paix de ees trsors.

    Le Tombeau de Jean de LA Fon^ taine, suivi de Poimea Mcauria, poemas de Francls Jammes. Mer-

    care de France, f92l

    FRANGS JAMMES ha escrito este libro para conmemorar el cen-tenario de La Fontaine. Los poemas son las rplicas de los diferentes animales que ha hecho hablar que contiene el clebre fabulista y que vienen a desmentirlo. En muchos de ellos brilla el espritu zumbn y melanclico del Jammes de Pense deajardms, y en los Pomes Mesures rebosa su in-genuidad caracterstica. He aqu un bello libro ms que viene a enriquecer el caudal lrico de este gran poeta.

  • M A R Z O D E 1 9 2 2 177

    Le Poite Hindou Rabindranatb I M n 1 A Tagore, estudio biogrfico y crl-' '^ ^ ' " tico de Leandre Vaillat. Editions

    Boaaard. Pars, 1922

    HACA falta en francs un breve estudio que resumiera la vida y la obra de Rabindranatb Tagore, quien, a pesar de haber obtenido el Premio Nobel en 1913, es, relativa-mente, poco conocido en Francia, ya que no han sido tradu-cidos en lengua gala ms que tres de sus libros.

    Vaillat resume en este volumen la vida del poeta, toman-do todos sus datos del libro de Tagore llamado My Remlnis-cences; despus expone la obra lrica del poeta y lo que se ha dado en llamar el mensaje de Tagore. Termina el pe-queo libro hablando de la influencia del Oriente en la lite-ratura contempornea y de la necesidad de conocerlo mejor.

    , Deucalin, poemas de Alberto P E R Guillen. Editorial Nosotros. Ma-

    drid. 1921

    HE aqu a un eglatra. Nunca ha tenido Nietszche un dis-cpulo ms fervoroso. Este libro es uno de los cuatro que public en Madrid ltimamente. Los otros se llaman: La Linterna de Digenes, El libro de las Parbolas y La Imita-cin de Nuestro Seor Yo. Todos ellos ostentan un pregn elogioso, ya de Prez de Ayala, ya de Ramn Gmez de la Serna, ya de Gonzalo Zaldumbide o de Ventura Garca Cal-dern,

    Alberto Guillen es un poeta que a los veinte aos ha lo-grado hacer hablar en su favor a todas las personalidades antes indicadas, y ste es su mejor elogio.

    R. L

  • 178 P R

    R E V I S T A DE R E V I S T A S LES CAHIERS IDALISTES : Dr. Edouard Dujardin. 56, Boule-

    vard Exelmans. Pars. Diciembre: Poemas de Jean Coc-teau, Henri Hertz, Edouard Dujardin e Iwan Ooll.

    ESPAA Y AMRICA : Dr. Eduardo de Ory. Alameda de Apo-daca, 18. Cdiz. Espaa. Enero: Una spida entrevista con el poeta brasileo iV\atheus de Alburquerque.

    FANFARE : Dr. Leigh Henry. 34, Percy St. Londres, W 1. Ingla-terra. Enero: Some Russian Poets and Thcir Poetry, agudos conceptos crticos de Leonid Chatsky.

    LA FIACCOLA : Dr. Qino Chidoni. Va Boiardi, 16. Reggio-Emiiia, Italia. Enero: Poemas de Raniero Nicolai, Enrico Oerelli y Dina Rebucci.

    LA FRANGE QUI LIT : Dr. L. Valter. 22, Ru d'Anjou. Pars. Enero: Un poema de Paul Fort.

    QAROOYLE : 7, Ru Campagne Premire. Pars. Enero-febrero: French Poetry of To-day, anotaciones esquemticas so-bre los poetas de la generacin de Apollinaire por Qeorges Oabory; poemas de Lawrence Vail y Lett Haines.

    Ii. MAQLIO : Dr. Arnaldo Rovighi. Va Santo Stefano, 38. Bo-lonia, Italia. Diciembre: Franche Parole sul Futurismo, interesante estudio del movimiento de Marinethi por Mario Vitali; un poema de Ravagnani.

    PEOASO : 8 de Octubre, 120. Montevideo, Uruguay. Noviem-bre: Poemas de Julio Ral Mendilaharsu, Julio j . Casal y Alexis Delgado.

    POETRY : Dr. Hanriet Monroe. 543, Cass St. Chicago, III. E. U. de A. Enero: Poemas de Robert Frost, Wm. Carlos Williams y Marjoris Meeker.

    PROLETKULT : Dr. S. K. Neumann. Santoska, 12. Praha-Smi-chov, Checo Eslovaquia. El gran poeta checoeslovaco Sta-nislav K. Neumann na lanzado esta revista comunista en pro de la cultura del proletario. Han aparecido ya seis nmeros. Muy notable un artculo sobre Moliere en el n-mero 5 de Ant. Mocek; poemas de Iwan Qoll, F. C. Wes-kopf, S. K. Neumann y Frant Braslav.

    LA REVUE DE L'EPOQUE : Dr. Marcello-Fabri, 3, Ave. de la Bourdonnais. Pars. Enero: cSommes-Nous en Dcaden-

  • M A R Z O D E 1 Q 2 2 17Q

    ce?, importante artculo de Marcello-Fabri en el que hace notar que es la falta de sinceridad lo que pierde la litera-tura contempornea y nos la presenta bajo un aspecto de decadencia cuando, en realidad, la juventud no hace ms que esconder sus sentimientos para asombrar al pblico y obtener la popularidad; poemas de Rene Qhil y de Ni-cols Beauduin; tLamartine, Poete Social, curioso estudio de Gastn Morehilhon; La Alondra Encandilada, estudio de Louis Agn sobre el ltimo libro de nuestro director.

    LA REVUE LITTRAIRE ET ARTISTIQUE : Dr, Oeorges Turpln. 46, Ru de Bondy. Pars. Enero: Antoine-Pierre Qallien, interesante artculo de Oeorges Turpin, sobre nuestro co-laborador artstico; poemas de Ginette Denoisy.

    LA Vie DES LETTRES : Dr. Nicols Beauduin. 20, Ru des Chartres. Pars-Neuilly. Diciembre: I^oemas de Jean Coc-teau, Nicols Beauduin e Iwan Ooll.

    EL UNIVERSAL ILUSTRADO (semanario) : Dr. Carlos Noriega Hope. la de Iturbide, 16. Mxico, D. F., Mxico. Cuatro nmeros de enero: Quin ser el poeta de 1922?, palpi-tante artculo de Juan del Sena; selecciones de Heliodoro Valle de poemas de Guillen Zelaya, Martnez Rendn y de Juan Ramn Molina; entrevista con Francisco Orozco Muoz.

    OTRAS REVISTAS AVENTURE : 6, Ru de la Muette. Pars. LA BATALLE LITTRAIRE : Chausse de Waterloo, 477. Bru-

    selas, Blgica. CosMPOLis : Dr. A. Hernndez Cata. Apartado 502. Madrid. EssAis LIBRES : 31, Ru Mouton-du Vernet. Pars. MoDCRN REVUE : Praha, 1-203. Checo Eslovaquia. LA PLUMA : Hermosilla, 24, duplicado. Madrid. REVUE DE L'AFRIQUE DU NORD : Dr. Colonel Oodchot. 14,

    Ru Constantine. Alger, Argelia. STIJL : Dr. Theo Van Doesburg. Haarlemmestraat, 75 A. Lei-

    den (El Haya), Holanda. DER STURM : Dr. Hewarth Walden. Postmaster Strasse, 134

    A. Berln W. 9. Alemania. TABLEROS : Isaac del Vando Villar. Cuchilleros, 3. Madrid.

    PERIDICOS EL DIARIO DE MLAGA : Mlaga. EL NOROESTE : La Corua.

  • 180 P R I 8 M

    L I B R O S R E C I B I D O S EN CASTELLANO: Poesas escogidas, E. Carrasquilla-Mallarino; La Esperanza

    y HatiK, Alfonso Teja Zabre; Madrigales, Daniel Ruzo; La Nueva Literatura, Anbal Latino; La Imitacin de Nuestro Seor Yo, Alberto Guillen; Oanivet, Antonio Ga-llego y Burn.

    EN FRANCS: Les lies Parisiennes, Q. A. de la Haulte Chambre; La Guir-

    lande l'Epouse, Fagus; Tankas, N. D. Horigouchi; L'Homme Cosmogonique, Nicols Beauduin; Humores-ques, Tristan Klingsor; Rellques, Isabelle Rimbaud; Le Vent de Querr, Paul Jamati; Le Cigne Androgyne,]ostph Delteil; L'Appel du Conquistador, Lon Chenoy.

    EN INGLS: Hymen, H. D.; Selected Poems and Ballads, of Paul Fort;

    Selected Poems, Yone Noguchi; Thru the Toril, Yone Noguchi.

    EN ALEMN: Paris Brennt, iwan Qoll.

  • EDITORIAL CERVANTES RAMBLA DE CATALUA, 72 : BARCELONA

    BIBLIOTECA POTICA Obras de Fernando Marlstany

    Las cien meforea pociiaa (liricaa) de la leu' gua francesa, inglesa, portuguesa, alema' na, italiana, espaola.Cada tomo . . . Ptas. 2,50

    En el Azul... Poesas originales. Prefacio de Teixeira de Pascoaes 2

    La dicha y el dolor. Poesas originales. Prefa-cio de Manuel de Monloliu 1

    Antologa general de poetas franceses. Pr-logo de Alejandro Plana 4,50

    Florilegio, con las mejores poesas (lricas) griegas, latinas, italianas, portuguesas, fran-cesas, inglesas y alemanas. Prefacio de A. Bo-nilla y San Martn y seis prlogos. (Obra de-dicada a Espaa) 10

    ACABA DE APARECER

    H A I K A I S Bplgramai Japoneiei en Pranci

    de RAFABL LOZANO Hdicin de Lujo a tiraje limitadsimo: 100 ejem-plares sobre papel IhmtidQ China, numerados a la mano y frmados por el autor. Precio, franco de

    porte, Fes. 10. Edicin Ordinaria: 500 ejemplares sobre papel llamado Bouffant, numerados. Precio, franco de

    porte, Fes. 4. Kste libro constituye nn triunfo tlpogri>flno y artlatico de la vaaa editora, puea ha nido hchn Imitando fielmente laa edl-clone de lujo Japonenan, tanlo en la dlponioin tipogrfica deloi poemai, como en la encuademacin y corte de laa

    p^tnai

    JACQOES POYOLQIKT \ l \ Editins - 1 3 , RH Bonapirt: MUS loi pcdUti riUti hKirit UnbMa la Dhrccl6a It (iti Rcvliti

  • LA REVUE DE L'EPOQUE Publicacin Mensual de Arte y Literatura Director literario : M A R CELLO - F A B R I

    EN ESTA REVISTA SON ESTUDIADAS TODAS lAS NUEVAS DILECCIONES* TAMBIN SON COMENTADAS DETENI-DAMENTE TODAS LAS LITERATURAS EXTRANJERAS, FACILITANDO AL LEC-TOR ELEMENTOS DE COMPARACIN

    P R E C I O S P A R A E L E X T R A N J E R O Nmero suelto: 4 frs. - Subscripcin anual: 30 frs.

    Para lossubscriptorea de PRISMA: Subscripcin anual: 25 Pcf. Envo de un nmero espicimen contra la suma de 2 frs.

    POVOLOZKY & C.*, Editores 13, Ru Bonaparte P A R S (VII)

    NOSOTROS Revista Mensual de Letras, Arte, Historia,

    Filosofa y Ciencias Sociales Directores:

    ALFREDO A. BIANCHI : JULIO NO Secretarlo:

    ALEJANDRO CASTJEIRAS P R E C I O S DE S U B S C R I P C I N (ADELANTADA)

    E X T R A N J E R O : Nmero suelto. . $ o"a 1, - Al ao $ o"a 7,

    Redaccin y Administracin Libertad, 5 4 3 - B U E N O S A I R E S

    (Repblica Argentina)

  • MXICO MODERNO REVISTA MENSUAL DE LETRAS Y ARTE

    Director: ENRIQUE GONZLEZ MARTNEZ

    MXICO MODERNO es el mejor expolente del movimiento intelectual de

    Mxico. Colaboran los mejores escritores de Amrica

    P R E C I O S P A R A EL E X T R A N J E R O Precio de cada nmero: $ 1 - Subscripcin por 6 meses: $ 6 -

    EDITORIAL MXICO MODERNO Apartado Postal 4527 - MXICO, D. F.

    P O E T R Y A MONTHLY MAGAZINE OF VERSE DIRECTORA : H A R R I E T M O N R O E

    La revista del movimiento de renovacin potica que se ha iniciado en los Estados Unidos : Colaboracin de los mejores

    poetas ingleses y estadunidenses P R E C I O S P A R A EL E X T R A N J E R O Nmero suelto, 25 centavos oro: Subscripcin anual: 3 dlares

    Direccin:

    P O E T R Y 345, Cass Street : C H I C A G O , III. E. U. A.

  • LA VIE DES LETTRES Rvi>ta Bimestral de Art y Literatura

    Directores: NICOLS BEAUDUIN Y WILLIAM SPETH

    Verdadera antologa de vanguardia : Colabo-ran los mejores escritores modernos

    Aparece cada dos meses en volmenes de 128 pginas, como mnimum; gran formato; ilustrada con numerosos grabados

    y reproducciones de los mejores artistas actuales SUBSCRIPCIN A SEIS NMEROS:

    30 francos Pira los subscriptores de PRISMA: 25 francos

    Envo de un nmero espcimen contra la suma de 2 fr. 20, Ru de Chartres : P A R I S - N E U I L L Y

    CUBA CONTEMPORNEA REVISTA M E N S U A L DE LITERATURA

    Director: MARIO QUIRAL MORbNO Cuba Contempornea ve la luz pblica el da 1 de cada mes, en nmeros de 96 a 136 pginas. Al ao forma tres magn-

    ficos tomos de ms de 350 pginas cada uno Esta revista cuenta con la colaboracin de renombrados escri-tores de Cuba y del resto de Amrica, en todos los rdenes

    Precios de subscripcin (franqueo incluido) En Cuba, Estados Unidos y Mxico: el ao, $ 5,00 oro cubano o de los EE. UU. En los dems pases: $ 6,000 oro de los

    Estados Unidos. Nmero corriente, $ 0,50 y atrasado $ 1,00 en igual moneda. Cada coleccin de aos anteriores: $ lO.O en Cuba y $ 12.00

    en el extranjero Redaccin y Administracin:

    O'Reilly, 11 HAB4NA ( C u b a ) IHPnHT* LA POLfaNAFA LMM, M T I l tF . tm-t KCILON*