plebiscito para una nueva constitución y la salida a la crisis actual

3
1 Plebiscito para una nueva Constitución y la salida a la crisis actual Claudio Fuentes y Manuel Antonio Garretón Cientista Político y Sociólogo En las próximas semanas el Gobierno deberá proponer un camino para establecer una nueva Constitución y así cumplir con su propuesta programática. No enfrentar esta cuestión so pretexto de la situación creada por los diversos casos que han puesto de relieve el problema de la relación entre política y dinero, significaría dejar de cumplir una de las promesas más emblemáticas del programa de Gobierno, aquella que marca el carácter profundamente transformador de éste y la que mejor resuelve el problema actual de legitimidad del sistema político. En efecto, los poderes mediáticos, la oposición y sectores minoritarios de Gobierno han manifestado la inconveniencia de plantear el debate constitucional, priorizando reformas particulares al sistema político. Dudamos que una estrategia que evite la cuestión constitucional tenga alguna viabilidad política, porque afectaría irremisiblemente la credibilidad de la Presidenta. Pero, además, se perdería la gran oportunidad de restablecer la legitimidad del sistema político hoy en crisis. De este modo, el compromiso programático en materia constitucional y el contexto político-social son dos condiciones que convierten el debate constitucional en un imperativo. Ahora bien, ¿cuál es el mecanismo más apropiado para posibilitar este compromiso? Políticamente, resulta inviable establecer una comisión bicameral en el Congreso Nacional, pues no solo ello no corresponde a las facultades presidenciales sino que ella carecería de toda legitimidad ciudadana. Esto nos deja con dos opciones: establecer una comisión presidencial que, en un plazo relativamente limitado, proponga al país los aspectos esenciales de una Carta Magna o, bien, enviar al Congreso un proyecto de ley para permitir la posibilidad de convocar a un plebiscito y dirimir este tan importante tema en las urnas. A nuestro juicio, la segunda alternativa es la mejor de las opciones. Resulta inviable establecer una comisión bicameral en el Congreso Nacional, pues no solo ello no corresponde a las facultades presidenciales sino que ella carecería de toda legitimidad ciudadana. Esto nos deja con dos opciones: establecer una comisión presidencial que, en un plazo relativamente limitado, proponga al país los aspectos esenciales de una Carta Magna o, bien, enviar al Congreso un proyecto de ley para permitir la posibilidad de convocar a un plebiscito y dirimir este tan importante tema en las urnas. A nuestro juicio, la segunda alternativa es la mejor de las opciones. Varios constitucionalistas han sugerido el establecimiento de una Comisión presidencial para definir los contornos de lo que será una nueva Constitución. Pablo Ruiz-Tagle explicitó una propuesta así en el taller constitucional organizado por la Secretaría General de la Presidencia en enero pasado. La idea es que la Presidenta establezca por decreto, tal cual se establecieron las Comisiones Rettig y Valech, una institución de alto nivel para estudiar y sugerir una nueva Constitución. El problema con esta propuesta es que dicha Comisión tendría serios problemas de legitimidad, desde quiénes serán los convocados a ella, cuál será el mandato que deberán responder y cómo se expresará la voz de la ciudadanía. Si la sospecha es parte

Upload: gabriela-aran

Post on 18-Dec-2015

218 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

resumen ejecutivo garreton

TRANSCRIPT

  • ! 1!

    Plebiscito para una nueva Constitucin y la salida a la crisis actual Claudio Fuentes y Manuel Antonio Garretn Cientista Poltico y Socilogo En las prximas semanas el Gobierno deber proponer un camino para establecer una nueva Constitucin y as cumplir con su propuesta programtica. No enfrentar esta cuestin so pretexto de la situacin creada por los diversos casos que han puesto de relieve el problema de la relacin entre poltica y dinero, significara dejar de cumplir una de las promesas ms emblemticas del programa de Gobierno, aquella que marca el carcter profundamente transformador de ste y la que mejor resuelve el problema actual de legitimidad del sistema poltico. En efecto, los poderes mediticos, la oposicin y sectores minoritarios de Gobierno han manifestado la inconveniencia de plantear el debate constitucional, priorizando reformas particulares al sistema poltico. Dudamos que una estrategia que evite la cuestin constitucional tenga alguna viabilidad poltica, porque afectara irremisiblemente la credibilidad de la Presidenta. Pero, adems, se perdera la gran oportunidad de restablecer la legitimidad del sistema poltico hoy en crisis. De este modo, el compromiso programtico en materia constitucional y el contexto poltico-social son dos condiciones que convierten el debate constitucional en un imperativo. Ahora bien, cul es el mecanismo ms apropiado para posibilitar este compromiso? Polticamente, resulta inviable establecer una comisin bicameral en el Congreso Nacional, pues no solo ello no corresponde a las facultades presidenciales sino que ella carecera de toda legitimidad ciudadana. Esto nos deja con dos opciones: establecer una comisin presidencial que, en un plazo relativamente limitado, proponga al pas los aspectos esenciales de una Carta Magna o, bien, enviar al Congreso un proyecto de ley para permitir la posibilidad de convocar a un plebiscito y dirimir este tan importante tema en las urnas. A nuestro juicio, la segunda alternativa es la mejor de las opciones. Resulta inviable establecer una comisin bicameral en el Congreso Nacional, pues no solo ello no corresponde a las facultades presidenciales sino que ella carecera de toda legitimidad ciudadana. Esto nos deja con dos opciones: establecer una comisin presidencial que, en un plazo relativamente limitado, proponga al pas los aspectos esenciales de una Carta Magna o, bien, enviar al Congreso un proyecto de ley para permitir la posibilidad de convocar a un plebiscito y dirimir este tan importante tema en las urnas. A nuestro juicio, la segunda alternativa es la mejor de las opciones. Varios constitucionalistas han sugerido el establecimiento de una Comisin presidencial para definir los contornos de lo que ser una nueva Constitucin. Pablo Ruiz-Tagle explicit una propuesta as en el taller constitucional organizado por la Secretara General de la Presidencia en enero pasado. La idea es que la Presidenta establezca por decreto, tal cual se establecieron las Comisiones Rettig y Valech, una institucin de alto nivel para estudiar y sugerir una nueva Constitucin. El problema con esta propuesta es que dicha Comisin tendra serios problemas de legitimidad, desde quines sern los convocados a ella, cul ser el mandato que debern responder y cmo se expresar la voz de la ciudadana. Si la sospecha es parte

    CAMILO LOPEZ

  • ! 2!

    central del reclamo ciudadano actual respecto del sistema poltico, entonces el gran cuestionamiento frente a una Comisin de esta naturaleza precisamente versar respecto de la composicin y mandato que tendra esta frmula. Por otro lado, el destino del Informe de la Comisin ser incierto, por cuanto si es vinculante, los problemas sealados adquieren definitiva relevancia y, si no lo es, deja abierto un rol preponderante del Parlamento, cuya legitimidad en esta materia es hoy cuestionada. Por ltimo un mecanismo como ste desconoce que los procesos constituyentes no son una cuestin de expertos y juristas, sino de expresin de la voluntad popular a la que aqullos deben subordinarse, especialmente cuando estamos frente a una Constitucin de legitimidad cuestionada por provenir de la imposicin de una dictadura, por muchas correcciones que se le hayan hecho. La segunda frmula, postulada ya por varios movimientos y actores polticos, es mucho ms simple e implica un acto de devolucin de soberana a la sociedad. La idea es que el Ejecutivo enve al Congreso Nacional un proyecto de ley permitiendo que la Presidenta pueda convocar a Plebiscito especficamente sobre la materializacin de una nueva Constitucin. El plebiscito deber consultar a la ciudadana sobre tres escenarios: mantener la institucionalidad actual, aprobar una nueva Constitucin por la va exclusiva del Congreso, o establecer una Asamblea Constituyente que en un plazo prudente defina una Nueva Constitucin. Las ventajas de esta frmula son varias. Primero, la Presidenta cumplira con el mandato establecido en su programa, de buscar una frmula institucional, democrtica y participativa. Porque es difcil algo ms democrtico y participativo que preguntarle a la ciudadana el camino que quiere seguir para aprobar una nueva Constitucin y algo ms institucional que dejar que sea el Congreso el que apruebe un mecanismo de plebiscito. Adems, esta alternativa permitira a los diferentes actores poder defender sus opciones polticas para concretar un cambio institucional. Se colocaran en el debate social tres opciones que hoy dividen a nuestra sociedad: mantener el mecanismo vigente de reformas, realizar una transformacin desde el Congreso, o convocar a una Asamblea Constituyente. La mera socializacin de estas opciones abrira espacios de debate pblico sobre cul es el mejor mecanismo para garantizar un proceso de construccin de un consenso social sobre la Carga Magna. Por supuesto, en el proyecto de ley de plebiscito quedaran claramente especificados los detalles de cada opcin, en el caso de que sea la aprobada por la ciudadana. A lo anterior debemos agregar que esta opcin se transformara en una circunstancia histrica, ya que por primera vez desde el establecimiento de la Repblica sera la ciudadana la que tendra que definir el marco desde el cual se discutira el establecimiento de las reglas del juego democrtico. Finalmente, desde el punto de vista del apoyo poltico necesario para aprobar una norma como la indicada, se requieren exactamente los votos que permitieron aprobar el cambio al sistema binominal. En otras palabras, se necesitara de todo el bloque de la Nueva Mayora, los independientes de izquierda y algunos legisladores de centroderecha. En un contexto marcado por la desconfianza poltica y una fuerte crisis de legitimidad de las instituciones de representacin, la opcin de convocar a un plebiscito para definir una nueva Constitucin abrira una oportunidad nica para debatir democrticamente un tema fundamental a la vida republicana del pas y permitira restablecer un espacio de

  • ! 3!

    encuentro entre la ciudadana y la poltica, como lo fue el Plebiscito de 1988. Preguntarle a la ciudadana qu camino quiere tomar sera la opcin ms institucional, democrtica y participativa. Si la dictadura llam a un plebiscito para ver si continuaba o se terminaba, parece obvio que el mejor mecanismo para resolver si queremos mantener su Constitucin sea tambin el llamado a todos los chilenos y chilenas a pronunciarse sobre ello. A nuestro juicio, este proceso constituyente, que se inicia con la propuesta de un plebiscito, tiene un tiempo de deliberacin suficiente para que, si se aprueba, pueda realizarse dicho plebiscito al mismo tiempo que las prximas elecciones previstas para el ao que viene.