II SENAC

Palabra de Dios ¿Centro de la catequesis?

“¿NO ARDÍA NUESTRO CORAZÓN MIENTRAS NOS EXPLICABA LAS ESCRITURAS?” Lc. 24, 32

Las palabras del evangelio nos lleva a cuando Jesús caminando con ellos, hablaba sintiendo y sabiendo lo que decía, pero los discípulos preocupados por la cotidianeidad no lograron comprender sino hasta tiempo más tarde quién les hablaba. Si este texto lo volcáramos hoy para reflexionar acerca de la tarea catequística y el uso que hacemos de Palabra, podríamos decir, que la preocupación por el método, el uso de las nuevas tecnologías y la búsqueda de respuesta frente al mundo que viven hoy los catequizandos, nos paraliza y nos hace “olvidar” del núcleo de la catequesis: Jesús que se nos revela a través de la Palabra.

El propósito de la palabra de Dios es querer entrar en comunión con el hombre y la catequesis es el instrumento y el signo de este encuentro que tiene lugar en lo más profundo de la persona. La catequesis es el lugar privilegiado donde resuena la Palabra de Dios.

“En los libros sagrados, el Padre, que está en el cielo, sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos. Y es tan grande el poder y la fuerza de la palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual” (DV 21).

Muchos catequistas encuentran dificultades a la hora de integrar la Biblia en la catequesis y podríamos decir que esto sucede por tres razones:

→ Por un lado, no se encuentran suficientemente preparados para presentar los textos y dar una interpretación adecuada, reflejando una falta de preparación general para trabajarlos en el ámbito de la catequesis.

→ Por otro lado, es dificultoso relacionar lo que dice la Palabra, en tiempos de Jesús, con lo que actualmente viven los catequizandos.

→ Y por último, la búsqueda constante de los catequistas de recetas, métodos e itinerarios que resuelvan su tarea, desdibuja la centralidad de la Palabra en los encuentros de catequesis.

Si la catequesis de iniciación cristiana es acercar al catequizando hacia Jesús

para que encuentre en ÉL la fuente de la “Vida”, abrir el corazón y descubrirlo a través de las Escrituras y no cerrarse en las preocupaciones mundanas como lo hicieron los discípulos de Emaús. ¿No es acaso en su Palabra donde está el camino

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para llegar a Él, y por medio de ella conocerlo para recibir luego los sacramentos dentro de una vida en comunidad?

Muchas veces en la catequesis nos preocupamos porque los catequizandos aprendan verdades o contenidos, esto no lo podemos descuidar pero no es lo esencial. El mensaje bíblico no intenta en principio que aprendamos muchas cosas sino que vivamos según sus enseñanzas, que nos encontremos personalmente con Jesús, que descubramos la misericordia de Dios, que transmitamos experiencias de Vida para la vida; intenta llegar especialmente al corazón antes que a la mente. Por esto se debe insistir en la importancia que tiene para la tarea catequística, la lectura, el estudio y la meditación de la Escritura para no volvernos “predicadores vacíos de la Palabra, que no la escuchan por dentro”, y así comunicar las riquezas de la Palabra de Dios… (Dei Verbum 25)

La Catequesis tiene que redescubrir el puesto central que tiene la Palabra de Dios y por ello como dice la VD 74: “…ha de estar impregnada por el pensamiento, el espíritu y las actitudes bíblicas y evangélicas a través de un contacto asiduo con los mismos textos y recordar también que la catequesis será tanto más rica y eficaz cuanto más lea los textos con la inteligencia y el corazón de la Iglesia (…) La actividad catequética comporta un acercamiento a las Escrituras en la fe y en la Tradición de la Iglesia, de modo que se perciban esas palabras como vivas, al igual que Cristo está vivo hoy donde dos o tres se reúnen en su nombre (Mt 18, 20)”

Recomenzar desde Emaús es la invitación que nos hace Jesús a todos los catequistas. Así como Él a través de los profetas y las Sagradas Escrituras ilumina a los discípulos, nos invita a que nuestra catequesis esté siempre iluminada por su Palabra. La Biblia misma es un modelo de catequesis, “Tu Palabra es una lámpara para mis pasos, una luz en mi camino” (Salmo 119 V 5) Las palabras del salmo nos hacen pensar que la sagrada escritura es el alma y el libro de la catequesis, el libro por excelencia de la catequesis, mucho más que un simple subsidio. Por eso ella debe ser nuestro instrumento de trabajo, que nos permita transmitir a los catequizandos la forma de ir haciendo suya la Palabra de Jesús.

Esta experiencia de aquellos dos discípulos es el secreto de una catequesis que promueve el encuentro con Jesucristo vivo y de ser el instrumento para comunicarlo, al igual que estos discípulos que con el corazón lleno de ardor y entusiasmo, al reconocerlo al partir el Pan, corrieron a comunicar a sus comunidades y al mundo que Jesús está Vivo.

Ma. Delia ChirelliMa. Virginia Mones Ruiz

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