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EL SISTEMA DEMISIONES DE SINALOA, 0STIMURI Y SONORA FORMACIÓN, CRECIMIENTO Y CRISIS, 1591-1767 Sergio Ortega Noriega El objeto de este trabajo es presentar una mirada panorámica, sobre el conjunto de pueblos de misión que los religiosos jesuitas establecieron en las provincias coloniales de Sinaloa, Ostimuri y Sonora,desdesusiniciosen 1591,hastalaexpulsióndelosignacianos en 1767.Es decir, pretendo destacar los acontecimientos relevantes y lasetapasevolutivasdelaobradelosmisionerosjesuitas alolargo de los 176 años que permanecieron en el Noroeste. No me ocupo aquídelasmisionesquelosmismosreligiososfundaronenlaprovincia de Culiacán y en la Baja California, porque no se ajustaron a los lineamientosdelascomunidadesdelastresprovinciascitadas,según lo veremos en el curso de la exposición. Las misiones de Sinaloa, Ostimuri y Sonora no sólo fueron singulares en el Noroeste, sino también entre las demás misiones que losjesuitas fundaron en otros lugares de la Nueva España, como en Durango, Tarahumara, Parras, Nayarit o San Luis de la Paz. Parasubrayarlapeculiarorganizaciónyadministracióndelasmisiones de Sinaloa, Ostimuri y Sonora, uso el término Sistema de Misiones para designarlas; porque este término indica que cada una de las comunidades misionales era parte de un conjunto planeado para funcionarcomo un todo armónicamente dispuesto. Sindesconocerlatrascendenciadelaobradelospadresjesuitas en los campos cultural, religioso, político y social, aquí me interesa examinar dos procesos históricos en el sistema de misiones: uno es su formación a lo largo de un siglo, de 1591 a 1699; cuando a partir delríoSinaloalosjesuitas crearonunareddecomunidadesmisionales que cubrió el extenso territorio comprendido entre los ríos Mocorito y Gila. El segundo proceso por examinar es el de la evolución del sistema, en particular desde el punto de vista económico, que comprende una fase de crecimiento y consolidación, seguido por otra fase de progresiva crisis. La consolidación del sistema de 129

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Ortega Noriega, Sergio. “El sistema de misiones de Sinaloa, Ostimuri y Sonora. Formación, crecimiento y crisis, 1591-1767.” Seminario sobre la religión en el noroeste novohispano. Eds. José Gaxiola López y José Zazueta Manjarrez. Culiacán: El Colegio de Sinaloa, 2004. 129-50.

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  • EL SISTEMA DEMISIONES DE SINALOA, 0STIMURI Y SONORAFORMACIN, CRECIMIENTO Y CRISIS, 1591-1767

    Sergio Ortega Noriega

    El objeto de este trabajo es presentar una mirada panormica, sobreel conjunto de pueblos de misin que los religiosos jesuitasestablecieron en las provincias coloniales de Sinaloa, Ostimuri ySonora,desdesus inicios en 1591,hasta la expulsinde los ignacianosen 1767. Es decir, pretendo destacar los acontecimientos relevantesy las etapas evolutivas de la obra de losmisioneros jesuitas a lo largode los 176 aos que permanecieron en el Noroeste. No me ocupoaqude lasmisionesque losmismosreligiososfundaronen laprovinciade Culiacn y en la Baja California, porque no se ajustaron a loslineamientosde las comunidades de las tres provincias citadas, segnlo veremos en el curso de la exposicin.

    Las misiones de Sinaloa, Ostimuri y Sonora no slo fueronsingulares en el Noroeste, sino tambin entre las dems misionesque losjesuitas fundaron en otros lugares de la Nueva Espaa, comoen Durango, Tarahumara, Parras, Nayarit o San Luis de la Paz.Parasubrayarlapeculiarorganizaciny administracinde lasmisionesde Sinaloa, Ostimuri y Sonora, uso el trmino Sistema de Misionespara designarlas; porque este trmino indica que cada una de lascomunidades misionales era parte de un conjunto planeado parafuncionar como un todo armnicamente dispuesto.

    Sindesconocer la trascendencia de la obra de los padresjesuitasen los campos cultural, religioso, poltico y social, aqu me interesaexaminar dos procesos histricos en el sistema de misiones: uno essu formacin a lo largo de un siglo, de 1591 a 1699; cuando a partirdelro Sinaloalosjesuitas crearonuna red de comunidadesmisionalesque cubri el extenso territorio comprendido entre los ros Mocoritoy Gila. El segundo proceso por examinar es el de la evolucin delsistema, en particular desde el punto de vista econmico, quecomprende una fase de crecimiento y consolidacin, seguido porotra fase de progresiva crisis. La consolidacin del sistema de

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  • misiones se sita en el siglo XVII, entre los aos 1620 y 1680,aproximadamente, y la fase de crisis se observa a partir de 1680,hasta culminar con la destruccin del sistema en 1767.

    Formacin del Sistema de Misiones

    Los padresMartnPrezy GonzalodeTapiallegarona la villa de San,Felipey Santiagoel 6 dejulio de 1591,para ocuparsede la conversin.de los indgenas de las comarcas aledaas; seranunos 50,000 indios'.semisedentarios,que habitaban en las mrgenes de los ros Sinaloa,Ocoroni yMocorito,ms los nmadas guasaves de la regin costera.Mesesms tarde arribaron losmisionerosAlonso de Santiagoy JuanBautista de Velasco. Los religiosos pusieron su casa en la villa;espaola, y diariamente visitaban las aldeas de los indios;acompaadosdeuna simblicaescoltade seissoldados.Losmisionerostratabande ganarse la confianzade los indgenas,aprendansu lenguay les hablabande la religincristiana.Un aoms tarde tenan a unosmil catecmenospreparndosepara recibir el bautismo.

    La Compaa de Jess haba iniciado su actividadmisionera en,Amrica el ao de 1567, cuando se le encomend la evangelizacin,de la Florida. Con este motivo, el superior general de la orden, que;era San Francisco de Borja, emiti una Instruccin que deba ser1observada por los misioneros jesuitas, entre cuyas disposiciones s~iencontraban las siguientes. Que los padres misioneros vivan juntos,en una residencia fija y no se dispersen en diversos lugares; que slovayan a misiones religiosos capaces y observantes de las reglas dela Compaa; que los religiosos no expongan imprudentemente su,seguridadpersonal; que slo se bautice a los nefitos que sea posible,atender adecuadamente; que se establezca un colegio para laiformacin esmerada de los hijos de caciques; que los misioneros,sostengan correspondencia frecuente con los superiores y con, religiosos ocupados en otros ministerios. 1 Estas disposiciones se.cumplieronpuntualmente en lamisin de Sinaloa.

    1 Flix Zubillaga, "Mtodos misionales de la primera instruccin de San

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    El primer contratiempo serio que sufrieron los jesuitas fue elhomicidio del padre Gonzalo de Tapiacomo una manifestacin de laresistencia de los indgenas a la evangelizacin (11dejulio de 1594).Pero el virrey Luis de Velasco (1590-95) apoy a los religiosos conla creacin de un presidio, el refuerzo de la poblacin con 40 familiasde espaoles y la asignacin de un snodo de 250 pesos anuales pormisionero.En 1595habaen Sinaloa6misioneros;dosdeellosestabanen la villa para atenderun colegioque albergaba200nios indgenas,mientras los otros cuatro recorran las aldeas vecinas donde cuidabande 7,000 nefitos.

    Sin embargo, el gobierno espaol no estaba satisfecho con losresultados de los misioneros. En 160l, el virrey Gaspar de Zigaconsider que los gastos del real erario para sostener a 32 soldadosy 6misioneros eran excesivosen relacin con losmnimos resultadosobtenidos; dispuso que los indios cristianos se trasladaran a Culiacny se suspendiera lamisin de Sinaloa,pues los 17,000 pesos anualesque erogaba la real caja se podan invertir con mayor fruto en otrasempresascolonizadoras.2 LaCompaade Jess solicitla suspensinde este mandato, a lo que el virrey convino, pero exigi mejoresresultados en cuanto a la sujecin de los indios.

    Los misioneros identificaron, entonces, las circunstancias quelimitaban su trabajo y la manera de superarlas. Un serio obstculo ala evangelizacin era la convivencia de los indios bautizados juntocon los paganos, porque no permita erradicar los comportamientosopuestos al cristianismo; otro problema era que el misionero noestuviera de planta con la comunidad, sino que slo la visitaraperidicamente. El contacto con los espaoles era perjudicial por elmal ejemplo que los indios reciban. Pero el mayor obstculo era lainestabilidad de las comunidades indgenas, pues bastaba una mala

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    Francisco de Borjapara laAmrica espaola (1567)",ArchivumHistoricumSocietatis lesu, Periodicum semestre ab Instituto Historico S. l. In urbeeditum,vol. XII, 1943,pp. 58-88.2 Antonio Astrain, Historia de la Compaa de Jess en la asistencia de

    Espaa,Madrid, SucesoresdeRivadeneyra,Razny Fe, 1902-1925,vol. IV,p.437.

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  • cosecha para que los indios se dispersaran en busca del sustento porla recoleccin, la cacera y la pesca; volvan varios meses despus,pero ya se haba roto la continuidad del trabajo evangelizador. Otrascausas de dispersin de las comunidades eran las inundaciones, lasepidemias o la misma resistencia de los indios instigada por loschamanes. Para corregir estas anomalas, los jesuitas pensaron enestablecer la comunidad de misin como un asentamiento indgenacon slida base econmica, es decir, que produjera sus propiassubsistencias en cantidad suficiente para el consumo diario y prevenirlas hambrunas. Un religioso estara de planta para dirigir a lacomunidad, disciplinar a los indios e inducirlos al trabajo metdico.El cultivo de la tierra y la cra de ganado daran la base econmica ala comunidad, que estara formada por indios cristianosexclusivamente, sin trato con los gentiles y mnimo contacto con losespaoles.

    A partir de los grupos indgenas establecidos en la proximidadde la villa, los jesuitas iniciaron el establecimiento de las comunidadesplaneadas, no sin vencer fuertes resistencias por parte de los indios,que fueron superadas con auxilio de los soldados del presidio. Lossuperiores de la orden tambin expresaron objeciones en dos puntos;uno era el hecho de que los misioneros debieran involucrarse en laadministracin de cosas temporales, el otro, que los religiosos vivierandispersos en las comunidades indgenas y no agrupados en laresidencia de la villa, como lo peda la instruccin de 1567.

    En el curso de diez aos se consolid el primer ncleo delsistema de misiones, con seis asentamientos, tres cabeceras y tresvisitas: la misin de Guasave con su visita Tamazula, la misin deBamoa con No como visita, y la misin de Ocoroni con su visitaOquera. La cabecera era la residencia ordinaria del misionero, porser la comunidad ms numerosa; los pueblos de visita eran de menorpoblacin y el misionero slo las visitaba peridicamente. A partir deeste ncleo se extendi el sistema de misiones en un proceso ordenadoy metdico que cubri las tres provincias de Sinaloa, Ostimuri ySonora. Proceso histrico que podemos considerar como el medularen la historia del noroeste del siglo XVII, porque fue el medio paraconseguir la sujecin de los indgenas al orden colonial.

    Para fundar nuevos pueblos de misin se necesitaba queconcurrieranvarias condiciones indispensables, como las siguientes.En primer lugar, se requera que los indgenas aceptaran congregarseen las comunidades que los misioneros proponan, lo cual se lograbadespus de un paciente y prolongado trabajo de los religiosos, pormediode las"entradas",o visitasa los indiosgentilesparapersuadidosde las bondades de la misin, accin que poda durar varios aos. Serequera tambin que hubiera religiosos en nmero suficiente,capacitados para el trabajo misional y conocedores de las lenguasindgenas. Deba contarse con reservas de alimentos, en cantidadsuficientepara sostenera lanuevacomunidadmientraspoda producirsus propias subsistencias. El virrey de Nueva Espaa, comovicepatrono de la Iglesia, deba autorizar cada nueva fundacin,asignarel snodoa losnuevosmisionerosy aprobarelpago del trasladode los mismos; s como entregar las "limosnas" que el rey concedaa cadamisinpara el sostenimientodel culto.Por ltimo,senecesitabael acuerdo entre los superiores religiosos y las autoridades localespara proveer laproteccinde losmisioneros.Como estas condicionesdeban concurrir simultneamente, no era tarea sencilla proceder anuevas fundacionesdepueblosdemisin,pero losjesuitas lo lograronde manera eficiente.

    La formacin del sistema de misiones se llev a cabo en tresfases, diferenciadaspor el tiempo y el espacio en que se realizaron.La primera fase (1614-1622) fue la ocupacin del rea cahita o delos valles costeros entre los ros Mocorito y Yaqui. La segunda fase(1619-1653) fue la expansinpor los valles de alturamedia y grandeen la subregin de la Pimera Baja y la Opatera. La tercera fase(1687-1699) fue la ocupacin del semidesierto de la Pimera Alta.Entre la segunday tercer fases se fundaron ocho pueblos de misin(1673-1680)complementariosa las subregiones anteriores.Despusde 1699 se fundaronlos pueblos de Blem, Hurivis y Guaymas, enla subreginCahita, con objeto de facilitar la comunicacin con lasmisiones de BajaCalifornia.

    En la primera fase, losjesuitas fundaron 30 pueblos de misin,es decir, un promediode tres pueblos por ao, en los ros Mocorito,Sinaloa, Fuerte,Mayoy Yaqui.Fue esta la fase de mayores xitos a

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  • EXPANSIN DEL SISTEMA DE MISIONES 1591-1699Mapa 2.A

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    Fuente: Polzer, 1976, pp. 33-37.

    EL SISTEMA DE MISIONES EN 1699Mapa 2.B

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    Fuente: Polzer, 1976, p. 35.

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  • CRONOLOGA DE LA FUNDACIN DE PUEBLOS DE MISIN

    Afto Pueblos fundadosSUBREGIN CAHITA1591 51608 11614 16

    Nombre de los pueblos de misin

    Guasave,Tamazula,No, Bamoa,OcoroniOqueraChicorato,Bacubirito,Mocorito,Mochicahui, SanMiguel,SantaMara,Ahorne,Tehueco,Sivirijoa,Charay,SantaCruzdeMayo,Tbare,Etchojoa,Navojoa,Corimpo,Tesia,Camoa

    1616 1 Tepahui1617 6 Rhum, Ptam, Trim, Vcam, Bcum, Ccorit1620 5 Toro,Baimena, Choix,Vaca,Huites1621 1 Conicari1622 1 MacoyahuiSUBREGIN DE PIMERA BAJA Y PATERA1619 3 Tecoripa,Cumuripa,SuaquiGrande1622 3 navas, Movas,Nuri1627 3 Sahuaripa,Arivechi,Bacanora1628 1 Tchini1629 5 Mtape,Ncori,lamos,Batuc, SanFrancisco Javier de

    Batuco1636 21638 11639 41644 21645 9

    Tepache,UresNacameriAconchi,Bavicora,Hupac,BanmichiOposura,CumpasHusabas,puto,Techicadguachi,Bacerac,Bavispe,Huachinera,NcoriChico,Bacadhuachi,SerevaSinoquipeCucurpe,TuapeArizpe,ChinapaOpodepeBacoachiCuquirachi,Cuchuta,Teuricachi,TibidguachiYcora,Rebeico(PimeraBaja)Matzura(PimeraBaja)Maycoba,Tepari(PimeraBaja)Onapa(PimeraBaja)Ppulo(Opatera)Chicuros(Cahita)

    1646 11647 21648 21649 11650 11653 41673 21674 11676 21677 11679 11680 1SUBREGIN DE PIMERA ALTA1687 6 Dolores,Remedios,Cocspera,Caburica,Magdalenamuris1689 1O Atil,Tubutama,Oquitoa,Caborca,Pitiquito,Sric,Aquimuri,

    Suamca,SanLzaro,BacoancosGuvari, Sonoita,Tumaccori,BsanigBac, TucsnTucubaviaSantaCatarina

    1691 41692 21698 11699 1

    Fuente:CharlesW.Polzer,Rules and Precepts o/ the Jesuit Missions o/ NorthwesternNew Spain, Tucson, The University of Arizona Press, 1976, pp. 33-37.

    causa de la coincidencia de las diversas circunstancias favorables.Los indioscahitastenan lams altademografiay conmayordensidadde poblacin; la cultura de los diversos grupos era semejante y suslenguas afines,adems de subenvola respuesta a la laborpersuasivade los misioneros. El medio natural era el ms apto para el proyectomisional por las abundantes y feraces tierras, as como aguasuficiente.Hubo disponibilidaddemisioneros, cuyo nmero creci a26 en 1623.En esteperiodo,el capitndelpresidiofueDiegoMartnezde Hurdaide, quien cooper con los religiosos de manera eficiente eincondicional.

    La segunda fase en la formacin del sistema de misionescomprendi la fundacin de 51 pueblos, entre 1619 y 1679, en laserrana de lo que fue la provincia de Sonora (el promedio fue de unpueblo por ao). Los estrechos y largos valles de los ros Tecoripa,Moctezuma, Sahuaripa,Bavispe,Mtape y Sonora, albergaban a losgrupos indgenas entonces llamados Pimas Bajos y patas, menosnumerososque los cahitasy esparcidosen un amplsimoymontaosoterritorio. Las condiciones naturales de la Pimera Baja y de laOpatera eran apropiadas para la agricultura, por lo que el modelomisionalseestableciadecuadamente.Ladisponibilidaddemisionerosfue sensiblemente menor que en la primera fase, pues su nmerosloaumenta30en 1638,y a35en1657. Otra circunstanciaadversaa los misioneros fue el surgimiento de serias desavenencian con losalcaldes mayores y el capitn del presidio, como ms adelanteveremos.

    En la serie cronolgica de las fundaciones de pueblos demisinaparece un hueco de 20 aos, entre 1653 y 1673, en que no hubomovimiento. Esto se debi, en buena medida, a la poltica del reyFelipe IV que prohibi el paso a Indias de los religiosos extranjeros;ylas misiones del noroeste se nutran con jesuitas de diversasnacionalidades europeas.

    La tercera y ltima fase de expansin del sistema de misionesocurri entre 1687 y 1699, impulsada por la recia personalidad deEusebio Francisco Kino, quien fund 24 pueblos en la PimeraAlta.A partir de la misin de Dolores en el ro San Miguel, el procesoavanz hacia el norte y noroeste en los valles de los ros Alisos,

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  • Magdalena, Altar, Sonoita y Santa Cruz. Estas misiones diferan do 1las anteriores en puntos importantes. El medio natural erah.semidesrtico con escasos recursos hidrulicos, por lo que la poblacin) remigraba estacionalmente en busca del agua. Aqu la agricultura nepudo desarrollarse como en las misiones del sur, aunque la ganaderq~ dio buenos resultados. El nomadismo era ms acentuado entre los.pimas altos que entre pimas bajos y patas. La mayor de las,diferencias fue la deficiente atencin de los indgenas por falta d";;misioneros; la Compaa de Jess no dispona de suficiente personak,por lo que el superior provincial se opuso a las fundaciones de laPimeraAlta, apoyndose en la Instruccin de 1567, pero Kino siguiadelante confiado en su propia capacidad de trabajo. Despus de lamuerte de Kino (1711), la falta de misioneros fue ms aguda. Estascircunstancias determinaron que las misiones de la Pimera Alta ,estuvieran menos integradas al "sistema de misiones" que las de las 'otras subregiones.

    Los 113pueblos de misin establecidos entre 1591 y 1699 estabanrelacionados entre s y fueron proyectados como partes de unconjunto sujeto a los mismos lineamientos administrativos. Este hechoes importante para entender el crecimiento del sistema de misiones-y su permanencia, pues el constante apoyo de unos para con otros,permiti superar las condiciones adversas que hubieran aniquilado auna comunidad aislada. Donde se perdan las cosechas, ah llegabanalimentos de las comunidades prsperas; si faltaba un misionero, elministro de un pueblo cercano atenda a la comunidad mientras llegabael reemplazo; donde faltaban trabajadores, ah llegaban indios deotra comunidad para ensefiar a los nefitos a desempefiar el trabajorequerido. El padre Francisco Xavier de Fara describi a este sistemade misiones como una gran hermandad, donde la abundancia de unossupla las carencias de otros. 3

    3FranciscoXavier de Fara,Apologtico defensorio y puntual manifiesto ... ,edicin de Gilberto Lpez Alans, Culiacn, Universidad Autnoma deSinaloa, Instituto de Investigaciones de Ciencias y Humanidades, 1981,(Rescate, 12),p. 66.

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    Es preciso observar que el modelo de "pueblo de misin"concebido por los jesuitas se orientaba a facilitar la evangelizacin ysujecin de los indios, pero sin contacto con los espaoles de la regin.Los productos del trabajo de los indios eran para el sustento de lapropia comunidad y para los requerimientos del "sistema de misiones''.No era este el objetivo de las autoridades civiles, sino que losproductos de la misin y el trabajo de los indios sirvieran al desarrollode las empresas de los espafioles que colonizaran la regin.4 Estacontradiccin en los objetivos de ambas instancias, necesariamentellevara a un conflicto.

    Evolucin del Sistema de Misiones

    En esta parte del trabajo deseo examinar los cambios ms importantesque sufri el sistema de misiones jesuticas. Es decir, pretendoconstatar si los objetivos y forma de trabajo de los misioneros seconservaron a lo largo del tiempo y cules fueron las modificacionessignificativas que ocurrieron al interior de las comunidades indgenasy en todo el sistema de misiones. Debo aclarar que no tenemosinformacin suficiente para desentraar las sucesivas etapas delproceso; slo poseemos datos discontinuos, principalmente decarcter econmico, otros de sucesos polticos y algunas notas sobrela demografia regional. Con esta informacin reconstruyo lo quepudo ser ese proceso evolutivo, es decir, mis afirmaciones tienencarcter de hiptesis probables y no de hechos plenamentefundamentados. Me baso principalmente en datos de la economa,por ser los ms seguros y porque las condiciones econmicas de lascomunidades influyeron de manera determinante en los demsaspectos de la vida social.

    Los pueblos de misin tuvieron su base econmica en el trabajodisciplinado de los indios en las labores agrcola y ganadera. Tres

    4 Cynthia Radding de Murrieta, "The functon of the market in changingeconomicstructuresin themission communitiesof PimeriaAlta, l 768-1821",-The Americas, vol. XX,N2, 1977,p. 155.

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  • das de la semana trabajaban los indios en las tierras de la misin, oen el cuidado del ganado, o en otras labores de servicio comn; otrostres das se ocupaban en las parcelas particulares, y el domingo erade descanso y consagrado a las prcticas religiosas. De las propiasparcelas obtenan los indios el sustento para su familia; el productode las tierras de la misin era para cubrir las necesidades de lascomunidades y del sistema de misiones. Otro ingreso para los pueblosde misin era el snodo del misionero, que importaba 250 300 pesosanuales, y que se reciba en especie de acuerdo con una memoriaqueelmisioneroenviabaaMxico;comprenda,principalmente,telaspara el vestido de los indios, instrumentos de trabajo, ropa y objetospersonales del misionero, y utensilios para el culto religioso.

    Hacia 1614 empezaron a funcionar los primeros pueblos demisin como unidades productivas, con muy buen xito, segn sededuce de la rpida expansin del sistema de misiones en el reacahita (1614-1622), pues la fundacin de nuevos pueblos dependa,en gran parte, de la disponibilidad de alimentos. La extensin delsistema en la Pimera Baja y la Opatera (1619-1653) tambin indicabuena produccin de frutos agrcolas y ganaderos, aunque el ritmode crecimiento fuera menor que en el del rea cahita.

    El buen xito de losjesuitas en el sometimiento de los indgenasy en la produccin agropecuaria favoreci la llegada de colonosque venan a estas provincias en busca de plata, pues, gracias a lalabor de los misioneros, haba alimentos y trabajadores disponibles,es decir, dos de los elementos necesarios para el establecimientode un real de minas. Los colonos empezaron a llegar en las primerasdcadas del siglo XVII y, a pesar de las reticencias de los religiososse establecieron relaciones entre las misiones y los reales mineros:las misiones quedaron ineludiblemente obligadas a proporcionartapisques (trabajadores forzados) y productos agropecuarios, puesel principal inters de las autoridades coloniales estaba en laproduccin de plata.

    Esta relacin tena, simultneamente, efectos benficos yperjudiciales para las misiones: benficos, porque el mercado deproductos agropecuarios dejaba una buena cantidad de plata quepoda invertirse en el mejoramiento de las misiones, como fue la

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    construccin y ornamentacin de los templos. La relacin resultperjudicial a las misiones porque la salida de tapisques obstrua laevangelizaciny reduca el nmerode trabajadoresque se empleabanen las laboresde lamisin.El desarrollode esta ambivalenterelacin,a lo largo el tiempo, nos ofrece una pista para percibir los cambiosque sufrieron las comunidades indgenas y el sistema de misiones;para ello examinaremos las circunstancias que pudieron influir en eldesenvolvimiento de dicha relacin.

    La poblacin de colonos creci lentamente durante losprimeros50 aos del siglo xvn5 por lo que el nmero de minas y mineros fuepequeo, en comparacin con las cifras que se tendran un siglomstarde. Si el sistema de misiones estaba en vigoroso crecimiento y lasdemandas del sector de los colonos eran moderadas, las misionespudieron satisfacerlas sin sufrir falta de trabajadores en su interior, ysin descuidar el objetivo principal de su produccin agropecuaria,esto es, solventar las necesidades de todas y cada una de lascomunidades indgenas que integraban el sistema de misiones yrespaldar la expansin del mismo.

    Los primeros indicios de un conflicto entre los misioneros y elsectorde los colonos semanifesten 1648,en un documentoenviadoal reypor el fiscal de laAudiencia deGuadalajara, en que denunciabaa los misioneros jesuitas de Sinaloa y Sonora por haber acumuladograndes riquezas a costa del trabajo de los indios. A esta acusacinrespondi el jesuita Francisco Xavier de Fara desde la Villa de SanFelipey Santiagode Sinaloa,en undocumentoque titulApologticodefensorio y puntual manifiesto que los padres de la Compaade Jess, misioneros de las provincias de Sinaloa y Sonora,ofrecen por noviembre de este ao de 1657 al rectsimo tribunaly senado justsimo de la razn, de la equidad y de la justiciacontra las antiguas, presentes y futuras calumnias que les haforjado la envidia, les fabrica la malevolencia y cada da les

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    5 Peter Gerhard, La frontera norte de la Nueva Espaa, Mxico,Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Instituto de InvestigacionesHistricas, 1996,pp. 310,333, 343,353.

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  • est maquinando la iniquidad.6 En este escrito los jesuitasrechazaronlas acusacionesy denunciarona loscolonospor codiciososy explotadores de los indios por medio del repartimiento forzoso detrabajadores.

    A.osms tarde, en 1671, la poblacin de colonos haba crecidoy demandaban ms tapisques para sus empresas mineras, y lastensiones entremisioneros y colonos semanifestaron enun conflictoque se extendi de 1671a1679. La pugna empezen Sinaloacuandoel misionero de Tehueco se neg a proporcionar tapisques al capitndel presidio con el argumento de que no pagaba el jornal a losindios. El asunto lleg a la Audiencia de Guadalajara con mutuasacusaciones de abusar de los indios al no pagarles el trabajo querealizaban, ya en la misin o en el real de minas. A fines de 1672 laaudiencia dispuso que los indios podan ir a trabajar con los colonos,si as lo deseaban, y que tanto misioneros como colonos debanpagar el trabajo a razn de dos y medio reales por jornada. Cuandolos alcaldes mayores de Sinaloa y Sonora publicaron la provisinde la audiencia y trataron de aplicarla, los misioneros se opusieroncon el argumento de que la audiencia haba sido engaada con lascalumnias de los colonos, y como medida de presin redujeron laventa de alimentos a los reales mineros. Como los colonos no podansubsistir sin el abasto de las misiones, se doblegaron ante losjesuitasy enviaron testimonios a la audiencia a favor de los religiosos.Aunque el asunto lleg al Consejo de Indias, que en 1679 refrendlaprovisin de la audiencia, las cosas no cambiaron,por elmomento,en las provincias del noroeste. 7

    El desarrollo de este conflicto muestra que el sistema demisiones estaba consolidado, su produccin agrcola y ganaderaera suficiente para cubrir las demandas internas del propio sistemay del sector de los colonos. Adems, los misioneros dominaban el

    mercadodesubsistenciasy por estemedio ejercanun efectivocontrolsobre la sociedadregional. Los indios, que ocupaban el centro de ladisputa, no participaron como actores de la lucha. Este predominiodel sistema misional en la sociedad de la regin dur hasta 1680,aproximadamente, fecha en que las circunstancias regionalesempezaron a modificarse de manera significativa.

    En trminos generales podemos afirmar que el comercio entremisiones y reales mineros, as como las consecuencias antesexaminadas se mantuvieron y se agudizaron entre 1680y 1767;queel sistema de misiones paulatinamente perdi la capacidad decontrolar el mercado regional de subsistencias y de mano de obra; yque el debilitamientode la organizacinmisional provoc profundastransformaciones al interior de las comunidades y en el mismoproceder de los jesuitas, a tal grado, que la misin perdi lascaractersticas y los objetivos para los que fue creada.

    Un primer hecho bien documentado que indica la persistenciadel comercio entremisionesy reales de minas fue el envo aMxicode plata no acuada. En efecto, las memorias8 de los misionerosindican que los religiosos enviaban al procurador considerablescantidadesdeplata, que slopodanobtenerpor la venta deproductosagropecuarios a los mineros. La plata se enviabapor dos conceptos;uno era para pagar el importe de las memorias cuando superabanlos 300 pesos del snodo, el otro concepto era la cooperacin de losmisioneros para los gastos de la provincia religiosa.9 El misioneroJos Antonio Baltasar, que fue superior provincial en 1750, calculen un milln y medio de pesos la plata enviada a la provincia entre1690 y 1750, como cooperacin al "desempeo de la provincia".1

    8Las memorias de los misioneros de Sinaloa y Sonora se encuentran en elArchivo General de la Nacin, ramo Jesuitas,vol. l, exp. 14yvol. 2, exp. 29.Vase tambin el Archivo de la Compaa de Jess Provincia Mexicana,docurnentosnrn.1115-1218, 1598-1676, 1683-1729.9 Informe de un jesuita sobre pueblos y misiones de Sonora y Sinaloa, y

    sobre quienes pueden contribuir con limosnas para la provincia, ArchivoHistrico de Hacienda, leg. 279, f. 109, (hacia 1676).

    1 Carta del superior general Ignacio Visconti al provincial Agustn

    6 Vase la nota 3.7 El relato pormenorizado del conflicto se encuentra en: Luis Navarro

    11

    Garca, Sonora y Sinaloa en el siglo XVII, Sevilla, Consejo Superior deInvestigaciones Cientficas, Escuela de Estudios Hispano-americanos deSevilla, 1967,pp.175-234.

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  • Este flujo de plata indica que el comercio entre misiones y realesmineros se increment en el periodo sealado.

    Otro acontecimiento que incidi sobre el sistema de misionesde Sinaloa, Ostimuri y Sonora, fue la evangelizacin de BajaCalifornia a partir de 1697; ya que la aridez de la pennsula no permitila suficiente produccin agrcola, los alimentos fueron enviados desdelas misiones de la contracosta por espacio de 70 aos. Esteaprovisionamiento de las misiones peninsulares represent una cargams para los indios del sistema de misiones.

    El incremento del comercio entre misiones y reales de minascoincide con los datos que poseemos en relacin con la poblacin decolonos. Segn Peter Gerhard, el nmero de colonos creci de 15,000en 1700, a 30,000 en 1750, en las tres provincias;11 lo que se tradujoen un considerable aumento de las empresas mineras yagroganaderas en el sector de los colonos. Al incremento de lasdemandas del sector de los colonos sobre las misiones, tanto enalimentos como en tapisques, se aadi la demanda de las misionespeninsulares, lo que repercuti en una creciente carga de trabajosobre los indios del sistema de misiones. Por otra parte, podemosconsiderar que la poblacin indgena de tres provincias se redujo de78,500 individuos en 1660 a 44,800 en 1720; y se recupermoderadamente hacia 1760al alcanzar la cifra de 55,000personas.12Estas cifras indican que la disponibilidad de operarios se reduca amedida que aumentaban las cargas de trabajo, es decir, que lasmisiones deban producir ms, con menos trabajadores.

    La conjuncin de estos tres hechos: envo de plata a Mxico,abastecimiento de Baja California y cambios demogrficos en laregin dibujan un panorama crtico para el Sistema deMisiones: lascrecientes demandas del sector de los colonos y la reduccin de lapoblacinindgenasetradujoenuna insoportablecargapara los indios

    Carta, Roma, febrero 26 de 1755, Archivo General de la Nacin, ramoMisiones, vol. 22, fojas 382-383.

    11 Peter Gerhard, op. cit., p. 39.12 Ibdem, p. 31 O.

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    de misin que provocaba descontento y tensiones al interior de lascomunidades. Al exterior de las comunidades tambin creca elmalestar porque las misiones no provean de los trabajadoresrequeridos para las minas y se haban convertido en un estorbo parael desarrollo de las empresas de los colonos.

    Disponemosdevariostestimoniosdocumentalesquemanifiestanla fuerte crisis que se viva en el noroeste, dentro y fuera de lasmisiones.

    Unmisionerojesuita de laprovinciade Sinaloaescribi,en 1698,un extenso documento titulado Tratado del servicio personalinvoluntario de los indios y del repartimiento que se hace deellos por unos mandamientos que en esta provincia de Sinaloallaman sellos, 13 en el que, con argumentosjurdicos y teolgicos, seopona a que los tapisques salieran de las misiones por los abusosque sufran de parte de los colonos y los graves daos que se seguana la evangelizacin; propona que fueran losmismos colonos los quelaboraran en sus empresas y se hiciera una estricta separacin entreindios y colonos. Tambin se recordaba a las autoridades que eranlos misioneros los que tenan sujetos a los indios y no el temor a lossoldados del presidio; de faltar la mano fuerte de los religiosos, losindios podran sublevarse. Esta "apasionada defensa" de los indiosindica tambin el dao que la economamisional sufra por la salidade los tapisques.

    Despus de la visita general de las misiones realizada en 1714,el superior provincial de los jesuitas, Alonso deArrivillaga, dispusonuevos ordenamientos para los misioneros de Sinaloa, Ostimuri ySonora, entre los que destacan el mandamiento de moderar la ventade productos agropecuarios y de no exigir a los indios ms de lostres das de trabajo que prestaban a la misin. 14 Estas mismasapreciaciones se encuentran en las instrucciones que el superior

    13Biblioteca Nacional de Mxico, Archivo Franciscano, caja 32, expediente650, fojas 1-42

    14 Charles W. Polzer, Rules and Precepts of the Jesuit Missions ofNorthwestern New Spain, Tucson, The University of Arizona Press, 1976,pp. 98-99.

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  • general de los jesuitas, Francisco Retz, dirigi al superior provincialde Nueva Espaa, Antonio de Oviedo, en 1738.15 Lo que indica quea los visitadores y superiores de la orden religiosa no pasabadesapercibida la crisis interna de las misiones y su origen en lasexcesivas cargas de trabajo impuestas a los indios.

    En el ao de 1722, el alcalde mayor de Sonora,Rafael PachecoCevallos, y el capitn del presidio de Fronteras, Gregorio lvarezTunQuirs, es decir, dos de las ms altas autoridades de la regin,realizaron una junta de vecinos notables en el Real de San JuanBautista, capital de la provincia. Los congregados examinaron elproblema que frenaba el crecimiento econmico del sector de loscolonos, esto es, la interferencia de losmisionerosjesuitas en el tratocon los indios.Acordaron proponer a las autoridades superioresunaserie de medidas prcticas, entre las que destacan las siguientes:secularizacinde lasmisiones,es decir,el retirode lospadresjesuitas;excluir a los indios de la tutela eclesistica y sujetarlos al estatuto detributarios, de modo que fueran libres para contratarse con quienquisieran y para comerciar sus cosechas; propusieron tambin quese repartieran las tierras entre indios y gente de razn y que todosconvivieran en los mismos pueblos.16 Los colonos eran conscientesde que el sistema de misiones ya no era capaz de satisfacer lasdemandas de tapisques para el sector minero y que los jesuitas sehaban convertido en un obstculo para que los indios trabajaran conloscolonos;propusieron,entonces,la solucindrsticade desaparecera las misiones por medio de la secularizacin.

    La posicin de los indios ante las circunstancias que vivan seaprecia claramente en las rebeliones armadas de mediados del sigloXVIII. En la primera de ellas, ocurrida entre 1736 y 1741, yaquis,mayos, pimas bajos y patas protestaron violentamente contra las

    15Carta de Francisco Retz aAntonio de Oviedo, Roma, abril 1Ode 1738,Archivo de la Provincia Mexicana de la Compafia de Jess, documentos1287y 1288.16Luis Gonzlez Rodrguez, Etnologay misin en laPimeraAlta, 1715-

    1740, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Instituto deInvestigaciones Histricas, 1977, pp. 144-187.

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    autoridades espaolas y los misionerosjesuitas por las condicionesde vida a que los sujetaban. En agosto de 1739 los enviados de losyaquis presentaron sus demandas ante el virrey Vizarrn, entre lasque destacan las siguientes: que los jesuitas moderen las exigenciasde trabajo y que les paguen el que hacen en la misin; que no salgansus cosechas a la Baja California; que no se les impida comerciar ytrabajarcon loscolonos;quelosjesuitasno intervinieranenel gobiernode las comunidades y que se abolieran los castigos corporales dentrode las misiones. Estas peticiones, que el virrey considerjustas, peroque no se cumplieron, muestran que los indios eran conscientes de laexplotacin a la que los misioneros los sometan y proponan unasolucinjusta, pero moderada.

    Derrotados en la guerra, los yaquis volvieron a las misiones,pero las relaciones con losjesuitas estaban deterioradas sin remedio,como lo constat el visitador Juan Antonio Baltasar en 1743; losindios dejaron de cooperar con losmisioneros ymostraron despreciopor las prcticas religiosas. Al llegar el extraamiento de laCompaa de Jess en 1767, los yaquis se regocijaron, segnexpres el capitn Lorenzo Cancio, ejecutor de la expulsin en laprovincia de Ostimuri.17

    La rebelin de los pimas altos (1751-1756) fue ms violentaque la anterior y directamente enfocada contra los misioneros, dosde los cuales murieron y los dems se salvaron porque alcanzaronahuir. El gobernador Ortiz Parrilla no pudo vencer a los rebeldes yhubo de negociar las paces con ellos, razn por la cual se concedicompleta amnista y los homicidios quedaron impunes. Aunque lospimas volvieron a las misiones no tuvieron ya entendimiento con losjesuitas; la autoridad de los misioneros sufri fuerte deterioro y yano se recuper.

    Disponemos de otro importante dato que nos permite constatarla dificil comunicacin de los misioneros con los indgenas, y no es

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    17 Carta de Cancio a Pineda, Buenavista, octubre 3 de 1767, BibliotecaNacional de Mxico, Archivo Franciscano, caja 39, expediente 893.3, fojas12-18.

  • otro que el desconocimiento de las lenguas indgenas por parte delos religiosos. El padre Juan Antonio Baltasar, en el informe sobre suvisita a las misiones en 1743, sealaba que muchos de los religiososignoraban la lengua de los indios a su cargo. El padre visitador ManuelAguirre informaba al superior provincial de la orden, en 1764, que delos 26 misioneros de la provincia de Sonora, 12 no saban la lengua,5 s la saban, 4 la saban medianamente y 5 eran llegadosrecientemente y la estaban aprendiendo.18 Un siglo antes, el padreAndrs Prez de Ribas consideraba indispensable el conocimientode la lengua indgenapara queun religiosotrabajaraen lasmisiones.19Qu comunicacinpoda haber entre losmisionerosy los indios si ala falta de confianza entre ambos se sumaba el desconocimientodela lengua? Pudo haber una efectiva evangelizacin? Podan losjesuitas ejercer la persuasin y el dominio que antes tuvieron sobrelos indios?

    Estas reflexiones nos conducen a afirmar que, a mediados delsiglo XVIII, el sistema de misiones de Sinaloa, Ostimuri y Sonorahaba sufridoprofundasmodificacionesque subvirtieronlos objetivosiniciales. La misin ya no era un instrumento eficiente para laevangelizacin ni para la consolidacin del poder colonial en lasprovincias del noroeste.

    Reflexin final

    Hemos examinado un conjunto de acontecimientosen la historia delSistema de Misiones, entre 1680y 1764:

    18 Bemd Hausberger, Poltica y cambios lingsticos en el noroestejesutico de la Nueva Espaa, Relaciones. Estudios de Historia ySociedad, vol. XX, nm. 78, primavera 1999, Zamora, El Colegio deMichoacn, pp. 52-54.

    19 Andrs Prez de Ribas, Historia de los triunfos de nuestra santa feentre las gentes ms brbaras y fieras del Nuevo Orbe,Mxico, Layac,tomoI,p.145.

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    El envo a Mxico de considerables cantidades de plata. El aprovisionamiento de la Baja California desde las

    misiones del continente. El crecimiento demogrfico del sector de los colonos y el

    decrecimiento del sector indgena. La oposicin de los jesuitas a proporcionar tapisques y la

    irritacin de las autoridades locales por este motivo. Las rebeliones indgenas de mediados del siglo XVIII. El desinters de los misioneros por aprender las lenguas

    indgenas.

    Estos acontecimientos, aparentemente inconexos, puedenentenderse como la manifestacin del lento y profundo proceso detransformacin de los fundamentos y objetivos del Sistema deMisiones, en relacin con ideales trazados a principios del sigloXVII.

    Desde el punto de vista econmico observamos que lascomunidades indgenas, en cuanto unidades productivas, seinvolucraron de manera creciente en el mercado de productosagropecuarios, lo que inexorablemente condujo a transformar laestructura y funcionamiento de las misiones. La venta de dichosproductos,que empez siendouna actividadaccesoriaen la economade las comunidades, se transform en prioritaria y exigi elreordenamientode las cargasde trabajode los indios: enun principio,el trabajo y la produccin se ordenaban al bienestar de lascomunidades, un siglo ms tarde el trabajo y la produccin seordenaban a satisfacer las exigencias de un creciente mercado. Laplata que generaba el trabajo de los indios y que serva para elmejoramiento de las comunidades se transform en una dolorosasangraquebeneficiabaa interesesajenosa los indgenas.Amediadosdel siglo XVIII estall la violenta protesta de los indios contra laadministracin de sus comunidades.

    CynthiaRadding estudi el fenmenopara el caso de la PimeraAlta" y lleg a esta conclusin que, a mi parecer, es aplicable al

    2Cynthia Radding de Murrieta, op. cit.

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  • Sistema de Misiones en su conjunto. Esta explicacin es una hiptesisprobable, pues carecemos de suficiente informacin para constatarlade manera completa. Tampoco se puede afirmar que la incorporacinal mercado haya sido la nica causa que provoc la crisis del Sistemade Misiones; muchos otros factores debieron intervenir, pero el queaqu analizamos nos permite ver la magnitud y trascendencia delcambio operado en las misiones. Esto s podemos afirmar conseguridad: de principios del siglo XVII a mediados del XVIII hubo unprofundo cambio en la concepcin y funcionamiento de las misionesdel sistema; un cambio tan drstico que afect, incluso, al carcterevangelizador de la misin, como lo indica el desconocimiento de laslenguas indgenas por parte de los misioneros.

    Los conflictos sociales que se vivan en Sinaloa, Ostimuri ySonora llegaron a ser objeto de la atencin del gobierno virreinal. En1750, el juez pesquisidor y visitador Jos Rafael Rodrguez Gallardo,propuso la secularizacin de las misiones como solucin al conflicto.La poltica adversa a los jesuitas del virrey Revillagigedo el segundo(1740-1755) y del marqus de Altamira, auditor de guerra delvirreinato, condujeron al virrey Joaqun de Monserrat (1765) a decidirla secularizacin. Se consultaba con el rey la conveniencia de estamedida cuando sobrevino la orden de expulsin de los jesuitas,ejecutada enjulio de 1767, que puso trmino a la historia del Sistemade Misiones de Sinaloa, Ostimuri y Sonora.

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    LAS MISIONES JESUITAS DEL NAYARSU FUNDACIN, SU ARQUITECTURA Y SUS BIENES ARTSTICOS

    Cecilia GutirrezArriola

    Propsito

    La finalidad de este estudio es la de revisar los orgenes de lasmisiones jesuitas en la serrana del estado de Nayarit, su fundacinpropiamente, y analizar la arquitectura construida por los misionerosde la Compaa de Jess en la Provincia de San Joseph de Toledodel Gran Nayar. Al mismo tiempo se har un intento por conocer losbienes artsticos con que contaron dichos recintos, retablos, pintura,escultura y ornamentos diversos. No se pretende hacer un inventarioactual de ellos, puesto que se parte de la enumeracin de bienes quese llev a cabo en 1768, a raz de la expulsin de los jesuitas, y secompara, en algunos casos, con inventarios que se hicieron en 1753.S que un paso ms adelante en este proyecto deber ser lainvestigacin in situ para corroborar la existencia o la prdida de losobjetos coloniales y el estado de conservacin o ruina de la iglesiamisional.

    Se echar un vistazo a los materiales empleados en cada tipode arquitectura -adobe, madera, piedra, paja-, recuento que msbien develar las enormes dificultades y la carencia de materialesadecuados para edificar -por ejemplo canteras o buenas tierraspara elaborar adobe-; pero quiz tambin sorprender encontrarretablos tallados en piedra y saber que los hubo en madera.

    Del escaso patrimonio ornamental se ver que hay registro dealgunas pinturas -que quiz fueron de autor y de buena factura-' que hubo mayor nmero de escultura de talla en madera, de utensiliosde plata y de ornamentos textiles para las celebraciones litrgicas.

    Al observar la arquitectura de esas serranas regionesencontraremos que hay diferencias muy grandes de calidades enrelacin con otras regiones de misiones jesuitas, asunto que dependifundamentalmente por la zona en que fueron edificadas: si fue desierto

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