objetividad en las ciencias

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OBJETIVIDAD, CONOCIMIENTO Y VALORES EN LA CIENCIA. ANÁLISIS DEL PLANTEAMIENTO FILOSÓFICO DE ILKKA NIINILUOTO Mª ARÁNZAZU SERANTES LÓPEZ

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Page 1: Objetividad en Las Ciencias

OBJETIVIDAD, CONOCIMIENTO Y VALORES

EN LA CIENCIA.

ANÁLISIS DEL PLANTEAMIENTO FILOSÓFICO

DE ILKKA NIINILUOTO

Mª ARÁNZAZU SERANTES LÓPEZ

Page 2: Objetividad en Las Ciencias

Este trabajo se lo dedico a mis padres y a mis abuelos, por apoyarme en todo

momento, en la realización de dicho trabajo. Sin ellos no hubiese sido posible.

También, quiero agradecerle a la Fundación Caja Madrid, su inestimable ayuda y

comprensión, por haber creído en mis posibilidades y haber apostado por este

proyecto.

Page 3: Objetividad en Las Ciencias

ÍNDICE

Objetividad, conocimiento y valores en la Ciencia. Análisis del planteamiento filosófico de Ilkka Niiniluoto

INTRODUCCIÓN

1. Marco axiológico: Fines científicos y la objetividad de la Ciencia ......................2

1.1. Caracterización teleológica de la Ciencia....................................................3

1.2. La objetividad de la Ciencia: supuestos, procesos y resultados..................8

1.3. Procesos metodológicos de contrastación: Ciencias Formales y Ciencias

Empíricas...................................................................................................11

2. La Axiología de la Investigación en su vertiente externa: Ciencia, Tecnología y

Sociedad ..........................................................................................................17

2.1. La Ciencia ante valores culturales, económicos, sociales y políticos ........25

2.2. La Tecnología ante valores culturales, económicos, sociales y políticos ..30

2.3. Valores éticos en la Ciencia y en la Tecnología ........................................34

3. El análisis epistemológico: Objetividad, verdad y certeza................................37

3.1. El proceso científico como aproximación a la verdad................................39

3.2. Factores subjetivos e intersubjetivos en el proceso científico ...................44

3.3. Objeciones al relativismo...........................................................................47

CONCLUSIONES..................................................................................................54

BIBLIOGRAFÍA .....................................................................................................56

Page 4: Objetividad en Las Ciencias

2

Introducción

El objetivo del presente trabajo consiste en realizar un análisis del planteamiento

filosófico de Ilkka Niiniluoto referido a la objetividad, conocimiento y valores.

Atiendiendo a estos puntos de vista : el axiológico, el epistemológico y el ontológico.

Desde ahí se indagan aspectos de la idea de “progreso” en la Ciencia, así como los

procesos y resultados que genera el realismo científico-crítico defendido por el autor

en cuestión.

También se proporciona una visión más amplia sobre el desarrollo metodológico

que permite la predicción de hechos nuevos o el acceso al conocimiento científico y

que, a su vez, tiene una posterior incidencia tanto en la Ciencia Básica como en la

Ciencia Aplicada, y en todas las manifestaciones culturales y sociales humanas en

sus diferentes contextos: justificación, transmisión de conocimientos...

Es importante destacar la especial relevancia que deben tener los valores dentro

de la actividad científica, tanto a nivel interno como externo, teniendo en cuenta los

diversos modos de relación, interpretación y transformación existentes en la

realidad. La Ciencia se distingue de otros dominios de la cultura humana por su

naturaleza progresiva debido a sus criterios normativos para su mejora que se

identifican como avances en la Ciencia. La visión tradicional acumulativa del

conocimiento científico fue cuestionada con eficacia entre los años 60 y 70 y así la

noción de progreso se llevó a debate desde un punto de vista axiológico sobre los

objetivos y el objeto de la Ciencia. La tarea de mi análisis es el de considerar

posibles respuestas alternativas a las preguntas metodológicas y conceptuales tales

como reconocer acontecimientos progresivos en la Ciencia, las diferentes

propuestas existentes y sus límites.

Otra de mis pretensiones es interrelacionar el progreso con el realismo científico,

pues la sistematización teórica de Niiniluoto está considerada como una tentativa de

describir la realidad más allá de las cosas observables así como sus regularidades

declarativas del valor de verdad- lo que supone un incremento de la verosimilitud-.

1. Marco axiológico: Fines científicos y objetividad de la Ciencia La Filosofía es una disciplina que pretende acceder a la naturaleza intrínseca de

las cosas, acudiendo al ámbito de la experiencia, punto de partida del saber

científico. Para una Filosofía realista, la experiencia como tal es la base para

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3

alcanzar los principios metafísicos. El intelecto se encarga de extraerlos a partir de

los entes en un estado precientífico que se somete a una crítica sugiere el prof.

Niiniluoto que “ la función crítica de la Filosofía consiste en el análisis y evaluación

de los presupuestos contenidos y consecuencias de todas las formas de cultura

humana”.1Una Filosofía que negara la realidad externa o la libertad humana se

descalificaría a sí misma.

El saber científico como tal no pretende conocer las cosas sin más, sino en

todas sus propiedades y a través de unos principios estableciendo un orden

metódico. Pero la Filosofía también aspira al rigor y a la sistematicidad. De ahí la

diferenciación entre dos planos: la subjetividad y la objetividad que son dos

categorías fundamentales desde un punto de vista epistemológico.

Antes de la llegada del neopositivismo lógico se afirmaba que las entidades

físicas poseían una existencia real y observable lo cual tenía una repercusión

lingüística: un lenguaje unificado intersubjetivo. Es por esto que la Ciencia supone

que las leyes científicas están interconectadas y tienen como fín: el formular nuevos

enunciados, la predicción...

Es la interacción entre el investigador y el objeto investigado (sujeto/objeto) lo

que aporta nueva información sobre el mismo. La Ciencia, puede ser subjetiva

aunque sus resultados vienen definidos por las motivaciones personales del

investigador y a la vez objetiva porque dichos resultados se basan en los efectos del

objeto investigado estableciendo un ámbito de realidad en términos de

correspondencia.2A esto debe sumarse una serie de características como: la actitud

crítica, la autonomía o el progreso de los que hablaré a continuación.

1.1 Caracterización teleológica de Ciencia El conocimiento científico no invalida el conocimiento ordinario del mundo,

únicamente lo mejora y lo completa. La Ciencia como tal es una investigación

siempre en proceso de avance o autocorrección. A partír de los hechos es como la

comunidad científica descubre un problema, es decír, un elemento que no puede

ser explicado o predicho desde las teorías aceptadas. Para resolverlos, se elaboran

hipótesis las cuales pueden llegar a considerarse como leyes e integrarse en

1 Cfr. NIINILUOTO, I., Is Science progressive?, Reidel, Dordrecht, 1984, p. 11. 2 Cfr. NIINILUOTO, I., Is Science progressive?, p. 4.

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4

teorías.3Sin embargo, el concepto tradicional de “Ciencia” era el de un conjunto

sistemático de teorías acerca de los objetos, pudiendo ser estos entidades ideales

(entendidas en las Ciencias formales como hechos) o fenómenos (en Ciencias

empíricas). Estas definiciones permiten trazar las líneas básicas de la constante

evolución que sufre la Ciencia: “ una institución que se desarrolla y cambia con el

tiempo”4.

El concepto clásico griego o medieval descansa sobre el conocimiento

descriptivo con un soporte metafísico, que empleando un método deductivo

mediante el cual desarrollar la trama demostrativa. La demostración desde un punto

de vista lógico y epistemológico contempla unas dimensiones semántica y

pragmática, debido a las proposiciones y relaciones que se dan entre ellas y su

disposición cognoscitiva. El orden deductivo lo constituyen los enunciados y

significados que corresponden a la estructura del dominio estudiado desde un orden

objetivo que mejora o aumenta nuestro conocimiento.

Frente al concepto clásico, la alternativa moderna reemplaza al esencialismo por

otras fundamentaciones del saber científico como el “programa inductivista”.5La

Ciencia moderna adopta el método hipotético-deductivo ( que procede de la

premisa general a la particular). La forma más perfecta la encontramos en el

método axiomático utilizado en la Lógica y en las Matemáticas, pero existe otra

tendencia: el método inductivo (legitimado por autores como F. Bacon o W.

Whewell). La inducción moderna suele considerarse como una parte del método

científico. Su uso puede tener lugar en la vida cotidiana o experiencia en estados

precientíficos, de ahí su relación con la probabilidad o la certeza. Así lo explica el

prof. Niiniluoto: “muchos empiristas y racionalistas desde el S. XVII reivindicaban

que la Ciencia crece contínuamente por acumulación infalible de verdades

establecidas. Esta visión ingenua ha sido criticada por muchos filósofos (...). La

visión de acumulación de verdades desde un punto de vista ingenuo es realista en

el sentido en el que emplea una noción de verdad por una vía esencial”.6

3 Si seguimos la concepción de Lakatos: la Ciencia sería un programa de investigación constituído por un núcleo duro, es decír, la teoría fundamental junto a hipótesis auxiliares y reglas metodológicas para el desarrollo de la investigación a partír del núcleo. Cfr. BRONCANO, F., “ La heurística: de la Psicología del descubrimiento a la constitución social de la invención” en GONZÁLEZ, W.J. (ed), La Filosofía de Imre Lakatos: Evaluación de sus propuestas, UNED, Madrid, 2001, pp. 129-147. A lo largo del artículo se aporta una definición de Ciencia desde la óptica de Imre Lakatos. 4 Cfr. NIINILUOTO, I., Is Science progressive?, p. 4. 5 Cfr. NIINILUOTO, I., Is Science progressive?, p. 18. 6 Cfr. NIINILUOTO, I., “Verisimilitude and Scientific Progress”, Acta Philosophica Fennica, v.30, n.2-4,

Page 7: Objetividad en Las Ciencias

5

El enfoque contemporáneo de Ciencia promueve nuevos planteamientos con la

llegada del verificacionismo (Círculo de Viena) y el falsacionismo (K. Popper) así

también propone una visión de Ciencia como una realidad dinámica, pues la Ciencia

no es un proceso de acumulación de conocimientos. Este punto de vista tradicional

sobre el proceso acumulativo de conocimiento en la Ciencia llevó a la comunidad

científica a interesarse por la noción de “progreso”. Los debates sobre el concepto

normativo de progreso afectan a cuestiones de corte axiológico sobre los objetos y

objetivos de la Ciencia.

El Progreso es un concepto normativo que debería ser distinguido – a juicio de

Niiniluoto- por términos neutros descriptivos, como “cambio” o “desarrollo”. En la

Ciencia se concibe como demanda normativa que todas las contribuciones para

investigar cedan un beneficio cognoscitivo y que su éxito pueda ser evaluado. La

teoría del progreso científico debería dar una especificación de los valores u

objetivos que pueden ser usados como criterios constitutivos para nuestra

Ciencia.7No hay que olvidar que es la Axiología de la investigación la que trata de

llegar al esclarecimiento de la Ciencia como quehacer orientado a fines. Introducen

unos valores cognitivos que permiten que el investigador asuma unos valores

epistémicos a la hora de ampliar o aplicar el conocimiento científico ya que la

Ciencia no está libre de valores y el ser humano no puede negar su universalidad ni

renunciar a la ética, la cual permite la actuación y la consecución del fin o fines

buscados a través de la autocrítica y la revisión teórica. En este sentido, caben dos

orientaciones: la Ética endógena y exógena.8Atendiendo a ambas y teniendo en

cuenta que el progreso es un concepto orientado por el resultado acerca del éxito

de un producto en relación a un objetivo nos encontramos con una Ciencia cuya

empresa cognoscitiva es la búsqueda de conocimiento. Niiniluoto apunta que dicho

cometido no debe ser utópico (pues racionalmente no puede ser alcanzado) ya que

no se vislumbra progreso alguno en una tentativa por alcanzarlo. Sin embargo no

todos los objetivos inaccesibles son utópicos. Un objetivo inalcanzable, puede

funcionar como un principio regulativo, en sentido kantiano, si esto dirige nuestro

comportamiento para que nosotros seamos capaces de avanzar hacia ello.

“El argumento escéptico clásico es aquel que considera la verdad como una (1978), p. 244. 7 Cfr. NIINILUOTO, I., “Is there progress in Science?” en STACHOWIAK, H.(ed), Pragmatik: Handbuch pragmatischen Denkens, Félix Meiner, Hamburgo, 1995, pp. 30-58. 8 Cfr. RESCHER, N., Razón y valores en la Era científico-tecnológica, Paidós, Barcelona, 1999, p. 20.

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6

tarea utópica. Peirce, el fundador del pragmatismo americano, argumentó que el

acceso a la verdad como el límite ideal de pregunta se destina a un determinado

conjunto de investigadores. El punto de vista de Peirce sobre el progreso científico

es que hay un número finito de problemas científicos y que estos serán

solucionados en un tiempo finito. Sin embargo, a mi juicio, no creo que la verdad

pueda ser generalmente accesible en sentido fuerte. La Filosofía parte de unos

principios de los que luego obtiene consecuencias implícitas de ellos; Las ideologías

son las que parten de valoraciones que luego se justifican mediante una teoría

apropiada, donde la voluntad precede a la razón, que queda convertida en medio.

Si la Ciencia es vista como una actividad que busca conocimiento, es natural

definir el progreso en términos o condiciones sobre la base del mismo, pues el

objetivo cognoscitivo – según Niiniluoto- debe reconocer algo que todavía es

desconocido y nuestro progreso verdadero depende de nuestra distancia con

respecto a ese destino. Pero como ese objetivo es desconocido para nosotros,

nuestras percepciones deben estar fundadas en el pasado conocido”.9

Los estudios metodológicos son uno de los mejores caminos para avanzar en

los objetivos científicos. La verdad y la verosimilitud juegan un papel fundamental en

la explicación racional del éxito en la Ciencia y en el análisis de la racionalidad. El

cometido básico para un realista es la información verdadera acerca de la realidad.

El realista aprecia el éxito empírico como el empirista, pero, para el realista, la

verdad de una teoría es una precondición para la adecuación a una explicación

científica. El objetivo cognitivo de la Ciencia incluye a la verdad en el sentido realista

de correspondencia con la realidad.

El naturalismo histórico y sociológico sugiere que las cuestiones de origen

axiológico sobre la Ciencia deberían ser resueltas estudiando las creencias y

opiniones de los científicos, pues muchos debates en Filosofía de la Ciencia afectan

a las reglas constitutivas de la propia Ciencia. Más concretamente, a sus objetivos y

a sus métodos. Ese tipo de reglas definen lo que la Ciencia es. Debe existir, por

tanto, un criterio de demarcación entre Ciencia y no-Ciencia.10 En efecto: “ la

Ciencia entendida como una forma de conocimiento social es producto de la acción

conjunta de los investigadores quienes establecen los standarts para asesorar

9 Cfr. NIINILUOTO, I., Is there any progress in Science?, pp. 30-58. 10 Comentario basado en: NIINILUOTO, I., Critical Scientific Realism, Clarendom Library of Logic and Philosophy, Oxford University Press, Oxford, 1999, pp. 160-172.

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7

sobre la validez del conocimiento. Muchos filósofos como Peirce, Popper o Kuhn

han reconocido que el principio básico para el conocimiento científico es la

comunidad científica (...). Si tenemos en cuenta a Kuhn, en la “Ciencia normal” los

miembros de una determinada comunidad parten de un paradigma”11- este es

aceptado plenamente y por ello están ligados por elementos comúnes para llevar a

cabo la resolución de metas y objetivos de su investigación. Los miembros de una

comunidad científica participan de una determinada formación sobre la base de una

tradición científica determinada. Eso permite una adecuación de juicios que, sin

embargo, no excluirá discrepancias. A mi juicio, lo que facilita la Ciencia normal

promulgada por Kuhn, es la unión de los hechos y las predicciones de la teoría

interpretando la naturaleza de tal forma que el científico debe ser capaz de explicar

los fenómenos utilizando la observación y la experimentación y comparando los

hechos con las predicciones. No obstante, siempre surgen problemas

extraordinarios que no concuerdan con estos presupuestos. Me remito a estas ideas

porque es importante valorar si el criterio de demarcación entre Ciencia y no-

Ciencia ha de ser concretado por la comunidad científica y aceptado por consenso,

a medida que van avanzando los conocimientos sobre un objetivo determinado.

Niiniluoto advierte que “investigar bajo un paradigma es un camino

particularmente efectivo para inducir el cambio de paradigma”12. En este sentido

Niiniluoto examina cómo las nociones de “paradigma” y “crisis” son aplicables al

desarrollo de un mecanismo de investigación. Esto produce una serie de

consecuencias desde un punto de vista filosófico por parte de aquellos autores,

como es el caso de Laudan, que entienden la Ciencia como una actividad

solucionadora de problemas.

Al igual que Kuhn, concibo que una revolución científica supondrá una

incompatibilidad de paradigmas: se asienta un paradigma y los demás quedan

superados. Esta elección, según Kuhn, no se hará siguiendo unos criterios objetivos

(racionales) cuando se comparan los paradigmas entre sí, pues el criterio para

preferir uno u otro es la plena aceptación de un paradigma por la comunidad

científica. Este punto de la teoría kuhniana ha provocado discrepancias porque se

consideraba que dicha comparación se hacía en base a criterios puramente

11 NIINILUOTO, I., “ Science as a collective knowledge” en SINTONEN, M. ET AL .(eds), Realism in action, Kluwer Academic, Netherlands, 2003, p. 269. 12 NIINILUOTO, I., Is Science progressive?, pp. 244-255.

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racionales. De ahí que Kuhn acabe recurriendo a factores psicológicos y

sociológicos.13Es decir: “ como toda actividad solucionadora de problemas o

investigación esta orientada a través de la práctica: trata de usar métodos de la

Ciencia para encontrar soluciones óptimas a los problemas con cursos de acción

alternativos”.14 Teniendo en cuenta que una de las controversias principales entre

los filósofos de la Ciencia está en los puntos de vista instrumentalista y realista.

Para Niiniluoto “el instrumentalista trata de encontrar soluciones a problemas

dados pero su aplicación depende del grado de verosimilitud que alcance una

teoría. A esto se añade que hay una distinción crucial entre problemas cognitivos

(que envuelven hipótesis que conllevan regularidades, hechos pasados

(postdicción) o hechos futuros (predicción) o da razones sobre los hechos

(explicación).Sólo una solución será potencialmente correcta si la teoría es

verdadera. Esta observación es totalmente compatible con la posición realista – el

entender que la Ciencia es una actividad solucionadora de problemas- pues si los

científicos tratan de dar respuesta a problemas cognitivos, para ambos la verdad es

un objetivo de la Ciencia y un factor influyente en el valor instrumental de las

teorías”.15

El progreso científico no debe verse únicamente desde un prisma reduccionista

que valorase únicamente los resultados empíricos pues el proceder tecnológico es

distinto del científico. El criterio de validez que propone la racionalidad tecnológica

se centra en una función práctica y en aquello que es útil. Su orientación se asienta

en la resolución de problemas concretos y en una toma de decisiones que tiene

como destinataria a la sociedad. De ahí, que los criterios de verdad o de

verosimilitud no sean objeto de preocupación para la Tecnología pues en su lugar

se prefiere la eficacia. Niiniluoto es muy claro en este sentido. Aunque la Tecnología

trabaja para conseguir resultados, estos serán más satisfactorios en función del

grado de verosimilitud teórica de los fenómenos que acote la investigación con

respecto a su objeto de estudio.

1.2 La objetividad de la Ciencia: supuestos, procesos y resultados

13 Para obtener más información: GONZÁLEZ, W.J. (ed), Acción e Historia. El objeto de la Historia y la Teoría de la Acción, Publicaciones Universidad de A Coruña, A Coruña, 1996, pp. 94-95. 14 Cfr. NIINILUOTO, I., Is Science progressive?, p. 253. 15 Cfr. NIINILUOTO, I., Is Science progressive?, p. 254.

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9

La Ciencia es una actividad que busca conocimiento. Una de las propiedades

fundamentales de la práctica científica es su capacidad crítica para someter a

examen los supuestos, procesos y resultados. Esto es lo que hace posible la

objetividad y la racionalidad científicas, teniendo en cuenta que tanto la Ciencia

como la Tecnología son actividades humanas y ambas tienen repercusión en

diferentes ámbitos: ético, sociológico...

Es por esto que la Ciencia debe distanciarse cuidadosamente de los estudios

sociales puramente externalistas o relativistas, que reducen a la Ciencia a mera

ideología o toma de postura política. La Ciencia “ es un quehacer complejo que

surge primordialmente como resultado de combinar un lenguaje específico, una

estructura bien formada y un conocimiento preciso”.16 Es por esto que “la Ciencia

está conectada a un tipo de racionalidad diferente a la racionalidad tecnológica

porque los objetivos, procesos y resultados con distintos. La racionalidad científica

tiene sus objetivos puestos en la esfera cognitiva y son establecidos para

incrementar nuestro conocimiento (Ciencia básica) o resolver problemas prácticos

en un área concreta (Ciencia aplicada). Mientras que la racionalidad tecnológica se

orienta hacia la transformación creativa de la realidad, sea natural o social, acorde

con el diseño a lo que seguirá su transformación en el producto final”.17 El diseño se

convierte entonces en el nexo de la Ciencia con la sociedad que le da forma y

contenido racional.

Niiniluoto afirma que conceptos como racionalidad o progreso son muchas veces

empleados como sinónimos aunque la racionalidad entendida como concepto

metodológico es el camino que que eligen los científicos para llegar a sus metas. La

teoría de la elección racional elaborada por científicos del pasado estudiaba los

objetivos, métodos, teorías alternativas... a través de programas de investigación

relevantes o de pruebas disponibles avaladas por la comunidad científica.18Es decir,

es un concepto de corte axiológico y como tal debe distinguirse de los procesos

cualitativos o habilidades específicas.

La investigación empírica se plantea en el seno del conocimiento existente, en

cuyo contexto se establecen los problemas a investigar, se diseña la investigación y 16 Cfr. González, W.J., “Racionalidad científica y actividad humana. Ciencia y valores en la Filosofía de N. Rescher” en RESCHER, N., Razón y valores en la Era científico-tecnológica, p.17. 17 Cfr. GONZÁLEZ, W.J., “The Philosophical Approach to Science, Technology and Society” en GONZÁLEZ, W.J.(ed), Science, Technology and Society: A Philosophical perspective, Netbiblo, A Coruña, 2004, p.11. 18 Cfr. Niiniluoto, I., Critical Scientific Realism, p.198.

Page 12: Objetividad en Las Ciencias

10

se concretan los objetivos. La incidencia de factores externos influye en el diseño de

las investigaciones y la interpretación de los datos obtenidos. Los valores

sociopolíticos y económicos pueden ser determinantes para la consecución del

objetivo perseguido y las decisiones acerca de qué debe y qué no debe ser

estudiado pueden estar conectados a fines prácticos de grupos sociales

determinados. Niiniluoto apunta que “ninguna Ciencia ha sido absolutamente

autónoma en la sociedad desde que tuvo la necesidad de un soporte financiero

proveniente de fuentes `externas´”19. A su juicio, lo más lógico sería que los propios

científicos establecieran los criterios necesarios para la investigación en

determinados campos o que fueran libres para elegir los métodos a emplear,

aceptando o rechazando hipótesis o publicando resultados sin interferencias de

cara al exterior. Aunque sólo cuando se han planteado los problemas y se han

especificado las variables, comienza verdaderamente la investigación.

Por otra parte, hay estudios comparativos que pueden versar sobre la

transformación en el tiempo de determinados eventos y en tercer lugar está la

investigación explicativa20 que determina las causas que explican los fenómenos

sociales. Un ejemplo claro se encuentra en las teorías científicas que están

constituídas por leyes o principios que dan una explicación unitaria de los

fenómenos.

Popper entiende que estas son conjeturas acerca del mundo y que no son

definitivamente sustentadas por los hechos, pues han de ser puestas a prueba por

medio de la contrastación empírica. A mi juicio, aunque las teorías son falibles a

través del método crítico se alcanza una mayor verosimilitud. Es por esto que las

teorías científicas tienen un papel importante en el proceso de investigación porque

contribuye al desarrollo de investigaciones ulteriores. Una teoría debe ofrecer una

cuidada descripción21 y permitir examinar las consecuencias. La proposición de

estos modelos teóricos es la afirmación de que determinados sistemas de realidad

19 NIINILUOTO, I., Critical Scientific Realism, p. 239. 20 Con respecto a este tema Popper sostiene: “ I suggest that is the aim of science to find satisfactory explanations of whatever strikes us as being in need of explanation. By an explanation (or causal explanation) is meant a set of statements one of which describes the state of affairs to be explained (the explanandum), while the others, the explanatory statements, form the explanation in the narrower sense of the word”. Cfr. POPPER, K., Realism and the aim of Science, Routledge, Londres, 1985, p.132. 21 Teniendo en cuenta “la descripción ha de recoger las razones que el agente ofrece acerca de su propia acción, para que sea posible afirmar que se ha comprendido verdaderamente la acción constitutiva del objeto de nuestro estudio”. Cfr. GONZÁLEZ, W.J. (ed), Acción e Historia. El objeto de la Historia y la Teoría de la Acción, p.271.

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11

han de ser justificados por los científicos. Es decir, a diferencia de la vida cotidiana,

la Ciencia desarrolla nuevos modelos y los justifica críticamente, mientras que en la

propia vida cotidiana no somos conscientes de los modelos adquiridos y ,por tanto,

deben estar sujetos a exámen crítico.

Lo cierto es que Niiniluoto apunta que las predicciones empíricas más

informativas son aquellas derivables de una teoría: no es necesario que muchas de

esas predicciones sean estrictamente verdaderas, de hecho muchas de estas

podrían ser falsas y no por eso estarían distanciadas de la verdad. Esta noción

alude a que las teorías científicas no son consideradas aisladamente, la Ciencia

tiene que ver con unidades que constituyen un marco teórico interconectado22.

En este sentido, el conocimiento científico opera sobre unidades amplias 23, que

no se limitan a la mera evaluación teórica en función de su capacidad de predecir

hechos nuevos o de la resolución de problemas en términos de logro de los fines

planteados. Si se tienen en cuenta los procedimientos, resultados y objetivos que

mantienen aquellos profesionales que trabajan en un mismo ámbito sea cual sea su

tradición investigadora esto supone, como mínimo, que los investigadores sobre

esos problemas y sus resultados supongan un incremento desde un punto de vista

cuantitativo aunque existan discrepancias interpretativas. Tales debates redundan

en el perfilamiento de teorías e hipótesis. Niiniluoto afirma que por esta razón: “ el

conocimiento humano es visto desde una perspectiva dinámica”24- es decír- es un

proceso.

1.3. Procesos metodológicos de contrastación: Ciencias formales y

Ciencias empíricas Las Ciencias empíricas trabajan con objetos reales que ocupan un espacio y

un tiempo. La palabra “fáctica" viene del latín factum que significa “hecho”, o sea

que trabaja con hechos. Se subdividen en naturales, sociales y Ciencias de lo

Artificial. Las primeras se preocupan de la Naturaleza, las segundas del ámbito

22 Lo que para Popper sería un “programa metafísico de investigación” o para Lakatos un “programa de investigación científica”. 23 Eino Kaila es conocido por defender un cambio radical en el método de la Filosofía y afirma: “according to ´the new method´, `philosophy of nature´ cannot be practiced without natural science according to the same method `philosophy of mind´cannot be practiced without `the human sciences´” y continua: “this is clearly shown by the development of ideas within the history of philosophy with its sudden changes and breaks”. Cfr. Kaila, E., “On the method of Philosophy”, Poznan Studies of the Philosophy of the Sciences and Humanities, v.80, (2003), p.74. 24 NIINILUOTO, I., Is Science progressive?, p.61.

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12

humano. El hombre es un ser natural, pero su mundo ya no es natural. La

naturaleza se desenvuelve independientemente de la voluntad el hombre, en

cambio, el mundo del hombre es creado por él. Las Ciencias de la Naturaleza son:

la Biología, Física, Química, etc. Y las sociales son: Sociología, Economía,

Psicología, etc. La verdad de estas Ciencias es empírica porque depende de

hechos y es previsoria porque las nuevas investigaciones pueden presentar

elementos para su refutación.

Las formales trabajan con formas, es decir, con objetos ideales, que son

creados por el hombre, que existen en su mente y son obtenidos por abstracción.

Esta división tiene en cuenta el objeto o tema de estas disciplinas, también da

cuenta de la diferencia de especie entre los enunciados que establecen las

Ciencias formales y las empíricas. Mientras los enunciados formales consisten en

relaciones entre signos, los enunciados de las Ciencias empíricas se refieren,

mayoritariamente, a sucesos y procesos25. Además esta división tiene en cuenta el

método por el cual se ponen a prueba los enunciados contrastables. Mientras que

las Ciencias formales se conforman con la Lógica para comprobar sus teoremas, las

Ciencias empíricas recurren a la observación y /o al experimento. Como diría

Radnitzky: “La interpretación y la deliberación deben preceder a una toma de

decisión razonable y responsable. Las Ciencias formales demuestran o prueban;

las empíricas verifican (confirman o disconfirman) hipótesis que mayoritariamente

son provisionales”26

El núcleo metodológico de las Ciencias formales como la Lógica y la

Matemática lo constituye el método axiomático “este método consiste en la

postulación de un conjunto de proposiciones o enunciados los cuales guardan

entre sí una relación de deducibilidad. Este conjunto de proposiciones recibe el

nombre de sistema axiomático por cuanto el punto de inicio de toda la cadena

deductiva lo constituyen los axiomas, proposiciones cuya verdad no se demuestra

aunque se toman como verdaderas. A partir de los axiomas y mediante la

aplicación de una serie de reglas de inferencia, se derivan los otros componentes

de la cadena deductiva denominados teoremas. Estos, habida cuenta del proceso

25 Cfr. BEREIJO, A., “La racionalidad en las ciencias de lo Artificial: El enfoque de la racionalidad limitada” en GONZÁLEZ, W.J. (ed), Racionalidad, historicidad y predicción en Herbert A. Simon, Netbiblo, A Coruña, 2003, pp. 141-144. (Aquí el autor ofrece un ejemplo aplicado al Análisis Documental) 26 Cfr. RADNITZKY, G., “Los límites de la ciencia y la Tecnología”, Teorema, v.8, (1978) p. 248.

Page 15: Objetividad en Las Ciencias

13

deductivo que les dio origen, habrán de ser verdaderos en la medida en que lo

sean los axiomas. A su vez, en todo sistema axiomático, los conceptos o términos

con los que producen sus enunciados constituyentes pueden ser de dos tipos:

términos primitivos o indefinidos, aquellos que se aceptan y emplean sin definición y

términos definidos, aquellos que se definen a partir de los términos primitivos. Como

un ejemplo de la aplicación del método axiomático en el campo de la Matemática

puede citarse el desarrollo, por parte del matemático italiano Giuseppe Peano, de

un sistema axiomático para la aritmética de los números naturales.”27 Respecto del método seguido por la Ciencia empírica, pueden distinguirse a su

vez varias versiones encontradas que difieren entre sí en lo que se refiere a la

concepción epistemológica de base respecto de lo que es la Ciencia en sí o el

conocimiento científico como tal. Entre estas versiones respecto de cuál es el

método que sigue la Ciencia empírica para lograr un conocimiento de la realidad, es

necesario distinguir entre las posiciones inductivistas y las falsacionistas28. Estas

últimas también conocidas como refutacionistas. Cada una de estas posiciones

contó, en sus épocas de esplendor con figuras prominentes: H. Reichenbach, R.

Carnap, C. Hempel y, en el refutacionismo, sin duda la figura más fuerte de todas, K.

Popper.

Si fuésemos hacia atrás en el tiempo, desde el inductivismo, el conocimiento

científico se concibe como un conocimient cierto sobre la estructura del mundo

derivable por inducción a partir de la observación de un cierto número de hechos

particulares por lo que, el método característico de la Ciencia habrá de ser el

método inductivo. ¿En qué consiste el método inductivo como medio de acceso al

conocimiento científico? En lo esencial, dicho método consiste en la derivación -

mediante un proceso de inferencia no-deductiva- de un conjunto de reglas

generales bajo las cuales queden comprendidos las instancias particulares del

fenómeno objeto de estudio. Estas reglas vendrían a describir una regularidad

empírica en el comportamiento de los fenómenos observados por lo que suele 27 Cfr. MUÑOZ DELGADO, V., Lecciones de Lógica, UPSA, Salamanca, 1974, pp.213-214. 28 Para Radnitzky: “tan pronto como se reconoce la falibilidad esencial del deber científico y se abandona, por tanto, la pretensión de certeza, la metodología no trata ya de la fundamentación sino de la preferencia. Mientras en la fundamentación se trata de una relación intemporal entre enunciados o contenidos de información, el concepto de progreso cognoscitivo contiene un aspecto histórico: el progreso es un proceso por el que se va hacia una meta partiendo de lo ya conseguido. La fabilidad del saber científico exluye la certeza; pero el progreso es compatible con la fabilidad”. Cfr. RADNITZKY, G., “De la fundamentación de teorías a la preferencia fundamentada de teorías” en RADNITZKY ET AL. (eds), Progreso y Racionalidad en la Ciencia, Alianza Editorial, Madrid, 1982, p. 299

Page 16: Objetividad en Las Ciencias

14

denominárseles ‘leyes empíricas’29. Estas leyes constituirían, para el inductivista, el

corazón de la Ciencia. Dado que esta posición admite que los enunciados

derivados mediante generalización inductiva pueden darse por verificados, esto es,

probados como verdaderos, a esta variedad de inductivismo se la conoce con el

nombre de verificacionismo.

Desde una visión más atenuada del inductivismo, se comenzó a considerar que

las afirmaciones generales de la Ciencia no necesariamente se abstraían

inductivamente de la experiencia sino que también eran factibles de ser

descubiertas por cualquier otro medio. Además, el conocimiento científico no era ya

concebido como un conocimiento necesariamente verdadero sobre la realidad.

Desde esta perspectiva, las leyes empíricas en lugar de considerarse como

enunciados verdaderos sobre la estructura del mundo, se las contemplaba más

bien como una descripción probablemente verdadera acerca de cómo es el mundo,

siendo el grado de probabilidad mayor o menor en función del punto de apoyo

observacional que le servía de sustento. Luego, las afirmaciones o enunciados

generales de la Ciencia que disponían de un fuerte apoyo empírico se las

consideraría confirmadas. El estatuto de verdad probable de una ley empírica se

encontraría justificado por un principio de inducción de corte probabilístico.

El concepto de que es posible establecer la verdad o probable verdad de los

enunciados universales, es el núcleo del saber o de las teorías científicas,

mediante la recolección oportuna de la prueba empírica pertinente. En efecto, en

los enfoques menos sofisticados del inductivismo, la recolección de datos precede

a la formulación, mediante la generalización inductiva, de un enunciado universal30.

En los enfoques más sofisticados no importa cómo se obtenga o descubra un

enunciado universal, a posteriori de su formulación debe recabarse la evidencia

empírica que servirá de basamento como prueba de su verdad o probable verdad.

En este sentido se puede decir que una cierta teoría puede reputarse de científica,

o lo que es lo mismo, adquiere visos de legitimidad en la medida en que se

encuentre justificada o avalada por los datos empíricos, árbitros últimos de la 29 Tal y como apunta Niiniluoto: “El conocimiento del mundo y sus regularidades nos permite explicar y entender la realidad”. Cfr. NIINILUOTO, I., “The Aim and Structure of Applied Research”, Erkenntnis, v. 38, (1993), p. 3 30 Es importante en cuanto lo que comenta Kitcher: “Some languages are richer than others (…). Whatever level we cose in the expressive hierarchy, there will be a vast number of alternative power (…). It simply recognizes that we can make sense of the notion of truth for natural and scientific languages”. KITCHER, P., Science, Truth and Democracy, Oxford University Press, Nueva York, 2001, p. 45

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15

verdad o probable verdad de una teoría.

Puede decirse del enfoque inductivista que es justificacionista en la medida en

que supone que es posible una justificación empírica de los enunciados universales

constituyentes del conocimiento científico en tanto que afirmaciones verdaderas o

probablemente verdaderas acerca del mundo. Niiniluoto acepta la inducción

porque, de acuerdo con el realismo científico, la Ciencia es un vehículo de relación

entre el conocimiento y la realidad objetiva. Un ejemplo claro se sustrae de las

Ciencias de la Naturaleza que comienzan desde la experiencia de la vida

cotidiana.31 En abierta oposición al concepto de conocimiento científico como

conocimiento cierto o probablemente cierto sobre la estructura del mundo, Popper

basándose en la idea de que ningún tipo de argumentación inductiva puede llegar a

establecer la verdad o probable verdad de una proposición universal, desarrolla su

concepción hipotética de la Ciencia proponiendo que, a lo sumo, el conocimiento

científico es una conjetura acerca de cómo es el mundo. Una conjetura es, en

esencia, un enunciado de carácter hipotético en el sentido de que comporta una

suposición acerca cómo está estructurado el sector de la realidad al cual el mismo

hace referencia. Los enunciados conjeturales, aunque se suponen verdaderos, por

cuestiones estrictamente lógicas como habrá de verse, jamás podrán llegar a

probarse que son tales.

Partiendo de la base de que las afirmaciones en Ciencia empírica deben poder

contrastarse con la realidad (empírica), resulta imperativo para cualquier teoría

científica contar con elementos de juicio que, de algún modo, le otorguen un

sentido de verosimilitud a la misma. Entre estos elementos de juicio, se destacan

aquellos de carácter observacional que, por su propia naturaleza (fáctica),

provienen del campo de la experiencia. Estos elementos observacionales suelen

recibir el nombre de ‘consecuencias observacionales’ por cuanto los mismos se

desprenden como una consecuencia lógica de los enunciados conjeturales que se

proponen a propósito de la estructura del mundo.

Como resultado, lo que se obtiene es una hipótesis corroborada que puede

aceptarse provisionalmente como una descripción más o menos verosímil respecto

cómo es el mundo en la medida en que, en el proceso de contrastación empírica,

se produzca la verificación de sus respectivas consecuencias observacionales32.

31 NIINILUOTO, I., Is Science progressive?, pp.212-215. 32 “Los modelos se utilizan principalmente para dos aspectos: para predecir y para prescribir (…). La

Page 18: Objetividad en Las Ciencias

16

Cuando ocurre lo contrario, esto es, cuando las consecuencias observacionales

resultan refutadas, desde una posición refutacionista extrema conocida como

‘falsacionismo ingenuo’, la hipótesis en cuestión se declararía falsa. Una versión

menos radical de esta posición, el ‘falsacionismo sofisticado’, admite que el

proceso de contrastación empírica de una hipótesis dada es un asunto complejo en

el cual intervienen no sólo la hipótesis principal a contrastar sino también otras

hipótesis que se encuentran implícitas en el marco teórico (y metodológico) en el

cual se inserta aquella. Por ello, la refutación de una determinada consecuencia

observacional no implicaría necesariamente la falsedad de la hipótesis principal.

En definitiva, para el refutacionismo, el conocimiento científico no es sino un

conjunto articulado de hipótesis o conjeturas que, sin ser verdaderas, al

comprobarse en el plano empírico, nos acercarían progresivamente a la verdad

configurando así ‘un modelo tentativo y verosímil’, más no uno verdadero, acerca de

la realidad. En punto a obtener este conocimiento, el refutacionista propone como

única alternativa metodológica válida, el método hipotético deductivo. Este consiste

en formular hipótesis acerca de la realidad, derivar de ella deductivamente una serie

de consecuencias observacionales, y someterlas a contrastación en el plano

empírico. Si dichas consecuencias resultan verificadas, la hipótesis se mantiene;

caso contrario, se revisan los datos observacionales o las hipótesis conexas a la

hipótesis principal en pos de encontrar las razones por las que se produjo la

refutación. De no haberlas o de producirse reiteradas refutaciones de las

consecuencias observacionales asociadas a la hipótesis, ésta eventualmente se

descarta como conocimiento científico válido. Para Niiniluoto, la Ciencia progresaría

en la medida en que va dejando atrás viejas teorías o concepciones anquilosadas y

es capaz de forjar otras nuevas con un éxito mayo a las anteriores.33

Ambos tipos de Ciencias, las formales y las empíricas, difieren en otros aspectos

importantes: el tipo de objetos de los que se ocupan, el tipo de enunciados con los

que expresan el conocimiento sobre el mundo y, por último, la finalidad que

persiguen. En cuanto a los objetos de estudio, las Ciencias empíricas se ocupan de

los hechos y acontecimientos del ‘mundo en que vivimos’, esto es, de la realidad

empírica en tanto que, las Ciencias formales se abocan al estudio de objetos prescripción permite resolver problemas prácticos, mientras que la predicción está en el plano teórico”. Cfr. CASTRO, F.J., “La predicción científico-social en Karl R. Popper y Herbert A. Simon” en GONZÁLEZ, W.J. (ed), Racionalidad, historicidad y predicción en Herbert A. Simon, p. 254. 33 NIINILUOTO, I., Is Science progressive, p. 111.

Page 19: Objetividad en Las Ciencias

17

ideales, esto es, entidades que solo habitan en el mundo del pensamiento. Con

respecto a los enunciados con los que operan ambas ciencias, suele afirmarse que

las empíricas apelan predominantemente a enunciados sintéticos y, las formales, a

enunciados analíticos en forma exclusiva. Los primeros son enunciados cuya

verdad o falsedad es una función de su correspondencia con el estado de cosas de

la realidad a la que hacen referencia. Los segundos, por el contrario, son

afirmaciones cuya verdad o falsedad se determina en virtud de relaciones formales

o semánticas que se establecen entre los términos o componentes que lo

constituyen. En lo atinente a la finalidad que ambos tipos de Ciencia persiguen

podría decirse que las Ciencias fácticas apuntan a describir y explicar el conjunto de

fenómenos de aquel sector de la realidad que tienen como su objeto de estudio.

Puesto que las Ciencias formales no se ocupan de la realidad empírica, bien podría

afirmarse, en un sentido general que su finalidad es el desarrollo y construcción de

sistemas abstractos de pensamiento que nos permitirían hacer una serie de

valoraciones que actuarían como indicadores de progreso, aunque existen versiones

que niegan la existencia de la verdad objetiva o que intentan reemplazar la verdad

por algún sustituto epistémico, la suposición de verdad aproximada que se obtiene a

partir de los enunciados hacen que tales conocimientos sean la mejor explicación de

éxito práctico en la Ciencia.34

2. La axiología de la investigación en su vertiente externa: Ciencia, Tecnología y Sociedad.

La imagen académica y social de la Ciencia y la Tecnología ha sufrido profundos

cambios a lo largo de este siglo. A partir de la crítica filosófica y cultural, se

desemboca en las actuales propuestas de evaluación constructiva de tecnologías,

con su énfasis en la necesidad de diseñar estrategias políticas que permitan el

control democrático de la innovación, y en el aprendizaje social que admita la

discusión de los supuestos implícitos en cada alternativa, de modo que las

tecnologías sean un reflejo de decisiones conscientes al servicio de valores sociales

y ambientales ampliamente compartidos, aunque tradicionalmente se ha

considerado a la Ciencia y a la Técnica como dos sectores diferentes de la actividad

humana que, aunque se encuentran en estado de mutua interacción, sus objetivos,

resultados y pautas de desarrollo no son los mismos. Pero desde hace algunos 34 NIINILUOTO, I., Is Science progressive?, p.175.

Page 20: Objetividad en Las Ciencias

18

años surgieron teorías que interpretaron la relación entre la Ciencia y la Técnica de

otra manera. Una postura muy interesante al respecto, sostiene que la Ciencia y la

Técnica, desde la Edad Moderna a nuestros días, se han fusionado de forma tal,

que han llegado a ser idénticas. Esto se diferencia de lo que ocurría en la Edad de

Piedra donde solamente había pura Técnica sin Ciencia, o de lo que ocurría en la

Grecia antigua de los primeros filósofos, donde había Ciencia Teórica sin Técnica.35

Las concepciones filosóficas que están detrás de estas ideas son básicamente

el instrumentalismo y el constructivismo. Para ambas, las teorías científicas son

principalmente instrumentos conceptuales para dominar la naturaleza. De modo

que, la Ciencia, en lugar de ser una actividad buscadora de verdad como en la

concepción tradicional, es una actividad solucionadora de problemas. Lo importante

dentro de esta perspectiva es que, con ella, cambia la relación tradicional entre la

Ciencia y la Técnica, pues ahora, la Ciencia es reducible a la Técnica, en tanto que

toda teoría se convierte en instrumento, o sea, en Técnica.

Muchos filósofos y pensadores han cuestionado esta reducción de la Ciencia a

la Tecnología, como por ejemplo Ilkka Niiniluoto cuyo pensamiento expondremos a

continuación. Según Niiniluoto, esta nueva relación que se establece entre la

Ciencia y la Tecnología no es inocente, sino que estamos en presencia de una

ideología con consecuencias dañinas para la Ciencia. El problema reside en que la

Política Científica, que es lo que permite el desarrollo de la Ciencia, pasa a estar

determinada por la Política Tecnológica, cuando en realidad la Ciencia y la

Tecnología tienen objetivos diferentes.

Niiniluoto, por su parte, es partidario de la concepción tradicional de la Ciencia y

la Tecnología, que corresponde al denominado realismo científico. Dentro de esta

concepción, la diferencia entre Ciencia y Tecnología es clara. La meta de la

investigación científica es conseguir información verdadera o verosímil acerca de la

realidad mientras que la Tecnología diseña nuevos artefactos, instrumentos o

máquinas. Tales productos no son ni verdaderos ni falsos como lo son los

conocimientos de la Ciencia sino que nos dan en cambio nuevos poderes o

capacidades para la acción.

De esta manera, Niiniluoto propone que se siga respetando la distinción clásica

entre Ciencia y Técnica, porque es una distinción que nos permite elaborar políticas

de desarrollo independientes para cada una de ellas y en consecuencia, políticas 35 NIINILUOTO, I., “Futures studies: Science or art?”, Futures, n.33, (2001), p. 371.

Page 21: Objetividad en Las Ciencias

19

más adecuadas que toman en cuenta sus diferencias. 36

Para Kuhn, las disputas científicas se dirimen no sólo con valores cognitivos,

sino también, y de modo fundamental, en su resolución intervienen factores sociales

y culturales.La originalidad de Kuhn estribó en mostrar que la resolución de

conflictos entre teorías rivales no sólo recurre a valores epistémicos y cognitivos,

sino que depende también de factores externos a la propia Ciencia. Sin embargo

Kuhn no es un relativista ontológico, sino epistemológico y lingüístico. Esta posición

historicista en Filosofía de la Ciencia representó un giro hacia el “descriptivismo”.

Las teorías son objetos complejos, con un componente formal (o formalizable) y otro

aplicativo, cada uno con un núcleo que la comunidad considera bien asentado. Otro

punto importante fue que las teorías-paradigma no pueden compararse por su

contenido, pero sí por su capacidad de explicación de los problemas, pero en esta

cuestión interfieren siempre factores psicológicos y sociológicos que dificultan el

enjuiciamiento de las teorías sólo por sus elementos internos.

Entre los autores que recogen y matizan (a menudo para ciriticarlas) las ideas de

Kuhn cabe citar a Imre Lakatos, que caracteriza la Ciencia como una competencia

entre programas rivales de investigación. Cada programa consta de un núcleo duro

de teorías, protegido de los ataques por un grupo de hipótesis auxiliares que se van

readaptando o sustituyendo, hasta que ya no pueden resistir el ataque de otras

teorías al núcleo duro. El progreso de la Ciencia consiste en diseñar teorías con

contenidos empíricos mayores que las precedentes (capacidad de predicción de

hechos nuevos)37.

Precisamente la cuestión acerca del progreso científico, junto con las de “carga

teórica” de los hechos y la “incomensurabilidad” entre teorías, han formado parte de

los debates más importantes entre diversas tradiciones filosóficas en torno a la

visión postpositivista. Desde hace unos años la Sociología ha venido tratando no

36 NIINILUOTO, I., “Ciencia frente a Tecnología: ¿Diferencia o identidad?, Arbor, v.157, n.620, (1997), p.295. 37 Como apunta en su escrito el profesor GONZÁLEZ: “Lakatos usa la predicción de hechos nuevos como criterio de evaluación. En el caso de la MPIC su papel sigue tres líneas diferentes: teorética, empírica y heurística. 1) La evaluación teorética es progresiva cuando muestra que la modificación de las teorías del programa conduce a nuevas predicciones inesperadas (…) y es degenerativa cuando sólo explica los hechos concretos que buscaba explicar. 2) La evaluación empírica es progresiva cuando es corroborada alguna de las predicciones nuevas. 3) La evaluación heurística es progresiva cuando el cambio de problemática lleva al descubrimiento de hechos nuevos”. Cfr. GONZÁLEZ, W. J. (ed), “La Filosofía de Imre Lakatos, 25 años después: Del “giro histórico” a la incidencia metodológica en Economía en GONZÁLEZ, W. J. (ed), La Filosofía de Imre Lakatos: Evaluación de sus propuestas, p. 47

Page 22: Objetividad en Las Ciencias

20

sólo el contexto de descubrimiento sino que con paso firme ha encarado el interior

del contexto de justificación, contraviniendo el tabú de que la Sociología no debía

tocar el núcleo epistemiológico del conocimiento científico38. Diversas escuelas han

venido insistiendo, con variadas metodologías y enfoques, en la idea de que el

mismo conocimiento científico, en todas sus fases de realización, es un producto

social. De este modo se ha inaugurado una línea heterogénena de investigaciones

interdisiplinares, que se suele conocer con el nombre de estudios sobre Ciencia,

Tecnología y Sociedad (CTS) o Estudios sobre Ciencia y Tecnología.

En los años 70, David Bloor pretende fundar las bases de una Ciencia social de

la Ciencia, dando origen al denominado “Programa fuerte de la Sociología de la

Ciencia”, para el que el conocimiento científico es un fenómeno natural cuyo sujeto

es la sociedad, y susceptible de análisis empíricos. Se trata ahora de radicalizar las

ideas de Kuhn, aportando datos que prueben que las teorías y creencias de los

científicos no sólo están influidas por factores externos, sino que la resolución de

controversias ocurre (principal o incluso exclusivamente) mediante factores sociales

de la comunidad científica, en los que cobran radical importancia conceptos como

los de negociación y lucha de intereses contrapuestos. Para Barnes, se puede

mostrar cómo los intereses sociales impregnan el mismo nivel de las observaciones

y los experimentos científicos, y por supuesto alcanzan hasta la elaboración de

teorías. Estamos ante una visión fuertemente incrédula respecto del contenido de

verdad de cualquier proposición científica.

Tal y como apunta Niiniluoto “El programa fuerte” tiene como objetivo

proporcionar una explicación científica sobre la naturaleza del conocimiento (…). El

monismo metodológico de Bloor y su principio de reflexibilidad hace una dramática

diferencia en su descripción de la Ciencia en dos niveles. Como método del

sociologismo de Ciencia, los criterios de satisfacción de la Ciencia para Bloor, son

muy estrictos – muchos de nosotros podríamos decir anticuados- positivismo,

empirismo y principios de causalidad. Pero como objeto sociológico de estudio, la

Ciencia para Bloor es un ‘fenómeno social’ cuyos métodos, resultados y objetividad 38 “Science, Technology and Society and Technology Studies are two ways of referring to an interdisciplinary endeavor. STS combines the contributions of several disciplines and, accordingly, it uses different merhodologies. Its object is not an isolated realm analyzed by a tradicional kind of research, because it depends on views on science and technology developed in the last four decades (…). The sense of these expressions includes the assumption of science and technology as human activities in a social setting rather two forms of mere knowledge”.GONZÁLEZ, W.J., “The relevance of Science, Technology and Society: The “Social Turn” en GONZÁLEZ, W.J. (ed), Science, Tecnology and Society, pp. 3-4

Page 23: Objetividad en Las Ciencias

21

son relativos a intereses sociales y causalmente influidos por factores sociales. Esto

nos muestra que el externalismo externo de Bloor no sigue los principios básicos del

programa fuerte. La tesis externalista no puede ser probada por estudios de caso.

Bloor discute que los “factores epistémicos” sean realmente “factores sociales”39 y

va más allá, argumentando que nuestros pensamientos o estados mentales están

construidos socialmente.

La escuela de la Universidad de Bath aplicará en los años 80 los postulados del

Programa Fuerte al análisis de controversias científicas concretas. Su “Programa

Emprírico del Relativismo” (EPOR según acrónimo inglés) adopta una estrategia en

tres fases: en la primera se muestra la flexibilidad interpretativa de los resultados

experimentales, es decir, cómo dichos resultados pueden admitir más de una

interpretación; en la segunda, se trata de revelar los mecanismos institucionales,

retóricos, de autoridad, etc., que limitan esa flexibilidad interpretativa, y conducen al

cierre de la controversia; en la útlima, se intenta relacionar esos mecanismos de

cierre con el entorno sociopolítico y cultural más amplio. Con ello se mostraría cómo

en la práctica el consenso científico surge de la negociacion y del debate, en lugar

de la aplicación del método científico. Con el programa EPOR toma carta de

naturaleza el constructivsmo social de la Ciencia, que niega que la “realidad” o la

naturaleza sea la clave del cierre de las controversias, asumiendo un mayor papel

factores totalmente sociales. De ahí se sigue que la imagen científica que

poseemos de la naturaleza es un cosntructo social.

“El argumento más importante, en contra del relativismo filosófico es que

muchas de sus formulaciones son inconsistentes o inocentes. Todas las verdades

son relativas a personas: mi verdad puede diferir de tu verdad (…). Si lo que

reclama el relativismo es que personas con distintos registros culturales tienden a

tener distintas creencias, el relativismo puede combinarse fácilmente con el

Relativismo” – según Niiniluoto40.

En general, los sociólogos de la Ciencia están de acuerdo en la adopción de un 39 Cfr. NIINILUOTO, I. “Realism, Relatvism, Constructivism”, Synthese, v. 89, (1991), pp. 139 40 Para Radnitzky “tan pronto como se reconoce la falibilidad esencial del deber científico y se abandona, por tanto, la pretensión de certeza, la metodología no trata ya de la fundamentación sino de la preferencia. Mientras en la fundamentación se trata de una relación intemporal entre enunciados o contenidos de información, el concepto de progreso cognoscitivo contiene un aspecto histórico: el progreso es un proceso por el que se va hacia una meta partiendo de lo ya conseguido. La fabilidad del saber científico exluye la certeza; pero el progreso es compatible con la fabilidad”. RADNITZKY, G., “De la fundamentación de teorías a la preferencia fundamentada de teorías” en RADNITZKY ET AL. (eds), Progreso y Racionalidad en la Ciencia, Alianza Editorial, Madrid, 1982, p. 299.

Page 24: Objetividad en Las Ciencias

22

relativismo epistémico, es decir, que el conocimiento está enraizado en un

determinado tiempo y cultura y no se limita a ser reproducción de la naturaleza.

Consideran pertinente el estudio de la Ciencia en acción, antes de que las teorías

sean fijadas y se conviertan en “cajas negras”, así como el análisis de aquellos

períodos en los que las controversias obligan a abrir esas cajas negras que la

comunidad científica dada por supuestas41.

La tesis relativista radical de que la resolución de controversias científicas se

debe a factores extra-científicos, provocó el rechazo de la Filosofía tradicional de la

Ciencia, para la que esto supondría la muerte de la epistemología tradiconal y la

usurpación explicativa de la Ciencia por parte de los sociólogos. Estas escuelas

sociológicas se han de enfrentar al vago concepto de contexto social, al tiempo que

deben aclarar por qué la Sociología no habría de aplicarse a sí misma sus propios

postulados constructivistas, ya que parece evidente que la Sociedad sí es un

constructo social.

Sin embargo, no todos los estudios CTS pretenden dar explicaciones ni

interprestaciones sobre el conocimiento científico, ni se basan en el análisis de los

intereses. Los llamados “estudios de laboratorio” iniciaron una tradición

resueltamente “etnológica” y descriptiva de los discursos científicos, renunciando a

menudo a dar una explicación de por qué ciertas ideas adquieren el apelativo de

científicas. Hay una negativa a aportar explicaciones causales sobre el quehacer de

los científicos, ni siquiera recurriendo (como hacía el Programa Fuerte) a creencias

e intereses sociales, al igual que se desecha la idea de que el conocimiento

científico sea una actividad radicalmente diferente de otros tipos de conocimiento o

de prácticas sociales.

Algunas de las propuestas de tipo etnográfico y de análisis del discurso insisten

en su carácter fuertemente reflexivo: cualquier análisis sociológico es una

construcción que debe ser “deconstruida” por medio de un simétrico proceso

autorreflexivo. Estas concepciones sociológicas de la Ciencia han recibido

numerosas críticas filosóficas sobre la base de su relativismo y antirrealismo (al

menos en sus versiones extremas), en la disolución de los límites entre Ciencias y

pseudociencias y en la desaparición o vaciamiento del significado de objetividad, 41 Cfr. NIINILUOTO, I., “The emergence of Scientific Specialities: Six Models,” Pozman Studies in the Philosophy of Sciences and Humanities, v. 44, (1995), pp. 213-214. En el punto dos: “The Contribution of Sociology” hace referencia al “black-boxim” y a la fragmentación del conocimiento científico y al nacimiento de la especialización.

Page 25: Objetividad en Las Ciencias

23

con una preocupante minusvaloración de los aspectos intelectuales del

conocimiento científico. Aunque casi todos reconocen que ha sido positivo introducir

estas dimensiones históricas y culturales en la imagen de la Ciencia, no todos

comparten ni mucho menos que la única alternativa a la visión heredada (empirismo

lógico) sea caer en un empirismo y reduccionismo sociológicos. De hecho, como

dice Agazzi: “la epistemología sociologista nunca ha sido capaz de mostrar el nexo

causal entre las condiciones sociales de una época y ambiente dados y la forma de

las leyes naturales enunciados en ellos, y tampoco puede explicar la aceptación

transcultural de los contenidos”42. Por otro lado, el enfoque constructivista a ultranza

conduce a la esterilidad epistemológica y se desinteresa de los aspectos prácticos

sobre si se debe (y cómo) controlar la actividad científica y su aplicación

tecnológica. La cuestion clave estriba en cómo se introduce el mundo natural en la

Ciencia de un modo diferente a como lo hace en otros campos de la cultura. Como

apunta el prof. Antonio Diéguez refiriéndose al realismo modesto de P. Kitcher: “

deben ser los estudios históricos detallados los que muestren en qué medida

contribuyen con los factores sociales o los inputs provenientes de la Naturaleza.”43

Niiniluoto reconoce eu el discurso de los estudios futuros que esta “es una forma

de evolución cultural dirigida a los patrones que contribuyen a la aparición de

nuevas especialidades científicas. Para ello ofrece análisis profundos sobre sómo

las nuevas ciencias emergen a través de la réplica, de la selección de teorías… lo

que provoca que el conocimiento se actualice y se alcancen nuvos

descubrimientos”.44

Las propuestas de análisis de discursos se desinteresan de esta pregunta,

mientras que los teóricos del Programa Fuerte dicen que la negociación se cierra

por medio de retórica, recursos cognitivos y sociales, y por la red de relaciones con

42 Cfr. AGAZZI, E., “Límites éticos del quehacer científico y Tecnológico”, Arbor, v. 162, n. 637, (1999), p. 248. En este artículo el autor admite que: “Los valores se determinan objetivamente gracias a investigaciones sociológicas, las cuales nos permiten descubrir cuáles son los valores que “inspiran” la conducta de los individuos dentro de una cierta comunidad”. 43 DIÉGUEZ, A., “El realismo modesto de Philip Kitcher: La reconceptualización de la objetividad científica y del papel en la Ciencia en la Sociedad”, Ponencia presentada en las Jornadas sobre Realismo científico y sociedad democrática: La aportación de Philip Kitcher, Universidad de A Coruña, Ferrol, marzo 2006, p.12 del original. 44 Cfr. NIINILUOTO, I., “Future Studies: Science or Art?”, pp. 371-377. Aquí el autor afirma que diseñar implica llegar a unos fines aceptados y que la Tecnología desarrolla una dimensión social que contribuye al progreso social y genera factores relevantes para una posible predicción de hechos nuevos. También es reseñable su visión sobre la búsqueda de objetividad científica, la cual no puede separarse de sus orígenes sociopolíticos que deben encajarse en el ámbito de la investigación aplicada y en los proyectos individuales.

Page 26: Objetividad en Las Ciencias

24

diversos poderes. La realidad acota estrechamente el número de interpretaciones

posibles a partir de los datos obtenidos. Muchas de las propuestas actuales intentan

dar cuenta de modo satisfactorio de las influencias recíprocas social y cultural con el

que este conocimiento se manifiesta45.

Dentro de la nueva Filosofía de la Ciencia, cabe citar las interesantes propuestas

de Ian Hacking. La maduración de las teorías científicas consiste en el mutuo ajuste

de equipo, ideas e inscripciones, que se constiruye en un sistema simbiótico de

mutua interdependencia. La constatación de la estricta coincidencia entre varias

representaciones científicas artificialmente cosntruidas, es para Hacking un criterio

seguro para apoyar las tesis realistas y aceptar las imágenes con las que trabajan

los científicos. No se puede seguir contraponiendo observación y teoría, ya que las

prácticas y los objetos son esenciales para la enunciación de las afirmaciones de

conocimiento46. Tampoco se puede proponer una definición única de lo que sea la

Ciencia, ya que los objetos y las prácticas son de naturaleza heterogénea y

contingente. Otros autores han insistido igualmente en la especificidad de cada

Ciencia concreta, provista de sus propias herramientas e instrumentos deductivos.

(Por ejemplo, algunas Ciencias están muy matematizadas, mientras que otras

recurren a métodos estadísticos para estudiar colectivos de fenómenos, e incluso

en otras predominan los aspectos descriptivos y taxonómicos, con metodologías de

generalización inductiva)47.

Extendiendo las ideas de Hacking, la Filosofía de la Ciencia debe ir más allá del

estudio de lo epistemológico y lo metodológico, para incluir los valores que

subyacen y que guían dicha actividad. La Filosofía de la Ciencia ha dejado de ser

una Filosofía pura y ha pasado a ser una Filosofía práctica, por lo que no queda

más remedio que abordar su contexto social.

La Filosofía de la Ciencia debe hacerse consciente de que la Ciencia adquiere

su auténtico sentido por sus fines y no por su origen, y que no sólo tiene una base

cognitiva, sino que está gobernada por una pluralidad de valores que dan sentido a 45 En WORRALL, J., "Realismo, racionalidad y revoluciones", Agora, v. 17, n. 2, (1998), pp. 7-24, se ofrece una interesante visión sobre cómo afectan las revoluciones científicas al contexto del realismo y la racionalidad científicas. 46 Cfr. HACKING, I., The social construction of what?, Harvard University Press, Cambridge (MA), 1999. Vers. cast. De Jesús Sánchez Navarro:¿La construcción social de qué?, Paidós, Barcelona, 2001, pp. 50-52. 47 Cfr. NIINILUOTO, I., “Inductive explanation, propensity and action” en TUOMELA, R. et al. (eds), Essays on Explanation and Understanding, Reidel, Dordrecht, 1976, pp. 335-338. En este capítulo del libro el autor se centra en el rol metodológico de la explicación inductivo-probabilística de las generalizaciones estadísticas (especialmente en las páginas 351 a la 358)

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25

la praxis científica. La valoración de propuestas científicas es un proceso iterativo

que ocurre en todas las fases de la práctica científica, y que no se limita a la

elección racional entre teorías alternativas, sino que incluye una serie de valores

generales de tipo social, no fundados en la naturaleza del ser humano ni en leyes

naturales, ni inferidos a partir de hechos naturales.

Para ciertos autores, el giro tecnológico en la Filosofía de la Ciencia (es decir, el

reconocimiento de los procedimientos técnicos previos como configuradores de las

propias teorías científicas) ha servido no sólo para abandonar la separación clásica

entre Ciencia y Tecnología, sino que ha preparado el camino a los estudios

interdisciplinares sobre la tecnociencia.

Las empresas producen los bienes con el objetivo de maximizar su beneficio, y

los consumidores tienen plena libertad para realizar sus elecciones de acuerdo con

sus necesidades y preferencias. La Ciencia sirve de fundamento para el desarrollo

tecnológico y se trata a la investigación científica y a la educación superior como

“inversiones” que deben producir beneficios económicos a corto plazo. En las

sociedades más avanzadas, se ha agravado la relación clásica entre la Ciencia y la

Tecnología, pues ha subordinado a ambas a la economía, y con ello, ha surgido el

problema de que tanto la política científica como la política tecnológica han quedado

a merced del mercado.48 Contra esta situación, Niiniluoto señala que la Ciencia y la

Tecnología son actividades humanas demasiado importantes como para que

queden a merced del mercado, de modo que lo adecuado sería la intervención

estatal en la planificación y el desarrollo de las políticas científicas y tecnológicas

así como la participación activa de todos los grupos sociales interesados.

Solamente así, la Ciencia y la Técnica podrán tener políticas adecuadas a sus

propios objetivos y la Sociedad en su conjunto se habrá apropiado del rumbo que

puedan seguir cada una de ellas.

2.1. La Ciencia ante valores culturales, económicos, sociales y políticos Esto implica que la comunicabilidad del conocimiento científico al igual que su

vertiente crítica son condiciones indispensables para lograr la intersubjetividad, tesis

esta que ya no tiene que ver con la Metodología, ni con la Epistemología, sino con

la Axiología, o si se quiere, se dan aquí los primeros pasos en esta dirección. Las

consecuencias filosóficas del falsacionismo popperiano van mucho más allá de la 48 GARCÍA BACCA, J.D., Elogio de la técnica, Anthropos, Barcelona, 1987, p.74.

Page 28: Objetividad en Las Ciencias

26

Ciencia experimental, concentrándose en lo que él llama “racionalismo crítico”49. Es

más, la concepción popperiana del “ethos” de la Ciencia conduce a vincular la

actividad científica con las normas políticas e institucionales de la Sociedad

concreta en donde la Ciencia se elabora.

La Ciencia que subyace en la Filosofía popperiana nos muestra nuevos valores

que pueden considerarse fundamentales para el desarrollo de la actividad científica,

por ejemplo, la libertad de pensamiento y la libertad de crítica. Para Kuhn, la

racionalidad científica depende de una pluralidad de valores compartidos, cuya

fluctuante combinación suscita la elección de unas teorías frente a otras. Considera

que no hay ningún algoritmo compartido de elección racional de teorías que pudiera

dilucidar la mayor o menor cientificidad de las teorías científicas teniendo en cuenta

su grado de corroboración (como lo plantea Carnap) o de falsación (al estilo

popperiano), ni por su aproximación a la verdad (Escuela de Helsinki)50, ni por su

capacidad para la resolución de problemas (Laudan), sino que la elección entre

teorías rivales está regida por una pluralidad de valores, valores que han ido

evolucionando según las épocas y que además se van comunicando de una Ciencia

a otra. De la Filosofía de la Ciencia kuhniana se desprende que la comprensión de

la racionalidad científica exige no sólo un trabajo metodológico y epistemológico,

sino también axiológico.

Laudan se propuso elaborar una teoría unificadora de la racionalidad científica

donde se afirmaba que la Ciencia, en esencia, es una actividad de resolución de

problemas, coincidiendo aquí con Popper, y Kuhn, pero subrayando que resolver

problemas no se reduce a explicar hechos. En efecto hay numerosos hechos que

durante largo tiempo no supusieron problemas científicos aceptándose

explicaciones míticas, religiosas o astrológicas. Laudan se separa tembién de

Popper al considerar que la verdad y la falsedad son irrelevantes para la resolución

de problemas, y coincide con Lakatos al afirmar el criterio de racionalidad fundado

en el progreso. 49 “Hay en Popper una fase de innovación epistemológica que es patente a lo largo de los años sesenta e inicio de los setenta (…) hay una nueva articulación de la Epistemología (…). De facto, Popper ya había asumido el racionalismo crítico en el período anterior. Ahora lo amplía con un explícito componente evolutivo como consecuencia de insistir en la revisabilidad y la adaptabilidad del conocimiento científico”. GONZÁLEZ, W.J., “La evolución del Pensamiento de Karl Popper”, en GONZÁLEZ, W.J. (ed), Karl Popper: Revisión de su legado, Unión Editorial, Madrid, 2004, p. 52. 50 Cfr. NIINILUOTO, I., “Truthlikeness, Realism and progresive theory-change” en PITT, J.C. (ed), Change and Progress un Modern Science, Reidel, Dordrecht, 1985, p. 252. Concretamente: “To define scientific progress in terms of increasing truthlikenes amounts to the claim that science is primarly a cognitive enterprise which aims at finding highly truth like information about reality”.

Page 29: Objetividad en Las Ciencias

27

Sin embargo, Laudan, sólo se ocupa de los valores epistémicos (verdad,

coherencia, simplicidad y fecundidad predictiva). Considera que la Ciencia sólo

debe ocuparse de la evaluación de las cuestiones epistémicas de la Ciencia.

Renuncia al análisis de la praxis científica en toda complejidad, considerando que

ésta (la praxis científica) pertenece a dimensiones no racionales de la evaluación de

problemas, pero curiosamente reivindica la dialéctica y la pluralidad de

concepciones rivales como signo de racionalidad y de progreso51.

Aceptando que existen condicionamientos biológicos, psicológicos, económicos

y sociales en nuestros comportamientos, el problema está en la actitud

reduccionista por parte de científicos y filósofos. No se puede desconocer que la

investigación científica ha abierto un amplio parnorama para la reflexión ética, sin

que por ello se haya logrado hacer del comportamiento humano un hecho capaz de

ser comprendido, en toda su complejidad, únicamente acudiendo a estudios

específicamente científicos.

A medida que avanza la investigación científica, el ser humano en su totalidad

se ha visto implicado en una actividad científica centrada fundamentalmente en

todos aquellos criterios axiológicos que dicha actividad pone en marcha, y en las

consecuencias prácticas que su aplicación tiene para el hombre, la Sociedad y el

medio ambiente52. Hasta la fecha, la mayoría de los filósofos y sociólogos de la

Ciencia se ha ocupado casi exclusivamente de los contextos de descubrimiento y

justificación, desconociendo otros contextos como los de educación y aplicación53.

Nicholas Rescher en su libro Razón y valores en la Era científico-tecnológica54,

después de analizar ampliamente toda la problemática del valor, y de mostar que el

valor no es sólo una cuestión subjetiva, sino también objetiva, explica que los

valores en la Ciencia tenen que ver fundamentalmente con varios aspectos:

1) Los objetivos de la Ciencia: los cometidos de la investigación científica

siempre tienen que ver con valoraciones, por ejemplo, el tema de una investigación 51 Cfr. KITCHER, P., The Advancement of Science, Oxford University Press, Nueva York, 1993, pp. 140-143, especialmente la nota 22 al pie de página. 52 Comentario basado en NIINILUOTO, I., “The Aim and Structure of Applied research”, p. 2 y en NIINILUOTO, I., “Approximation in Applied Science”, Poznan Studies in the Philosophy of the Sciences and Humanities, v. 42, (1995), p. 127. 53 Cfr. KITCHER, P., “A plea for science studies”, en KOERTGE, N. (ed), A house built on sand, Oxford University Press, Nueva York, pp. 36-38. 54 Basado en la lectura de: RESCHER, N., Razón y valores en la Era científico-tecnológica, pp.151-157. (Concretamente la parte III relacionada con las limitaciones éticas de la Ciencia y la Tecnología).

Page 30: Objetividad en Las Ciencias

28

es elegido por sujetos individuales o por grupos. Pero dicha elección se hace

siempre dando preferencia a unos temas sobre otros y teniendo en cuenta la

inversión en tiempo, esfuerzos y recursos. La conducta misma del investigador está

vinculada con valores tales omo la veracidad, la precisión, la objetividad. De igual

manera sucede con la descripción efectiva, la predicción, el control, y dominio de la

naturaleza que se traduce en Tecnología.

2) Valores de la Ciencia en cuanto a teoría. Ciertos factores de valor

constituyen los desiderata de las teorías científicas, en los cuales se incluyen los

factores de coherencia, consistencia, genralidad, comprensibilidad, simplicidad,

exactitud, precisión y otros. Aquí se encuentran también los valores incluidos en la

gestión del riesgo cognitivo, en especial los stándares de prueba y rigor en las

consideraciones que sirven para determinar, cuántas pruebas empiricas se

requieren para justificar la aceptabilidad de ciertas afirmaciones.

3) Valores de la Ciencia en cuanto proceso de producción: valores

inherentes a los trabajadores científicos, es decir a los actores mismos, tales como

perserverancia y persistencia, veracidad, honradez intelectual, cuidado del detalle,

pasión por la búsqueda de la verdad, modestia intelectual. Aquí entran también los

estímulos al investigador y la búsqueda por el investigador mismo de los incentivos

y premios.

4) Valores de la Ciencia en cuanto a aplicación: Algunos factores de valor

representan el beneficio de los productos de la Ciencia, relacionados principalmente

con la aplicación de ésta a las ventajas de los desideratas humanos, tales como el

bienestar, la salud, la longevidad, la comodidad, etc especialmente cuando se habla

de Ciencias como la medicina, la agricultura y la ingeniría genética. En estas

Ciencias sobre todo encontramos los modos a través de los cuales los valores

impregnan la labor científico-tecnológica, por ejemplo, al evaluar el carácter

deseable o no de las diversas implementaciones tecnológicas.

El progreso científico-tecnológico si puede hacer más fácil la vida humana, pero

no la simplifica ni elimina su complejidad, y con frecuencia, mal empleada, aumenta

por el contrario los problemas, o plantea nuevos problemas. Problemas que obligan

hoy a preguntarnos seriamente sobre los límites del progreso científico, límites no

Page 31: Objetividad en Las Ciencias

29

tanto teóricos sino prácticos. No se trata de ponerle límites a la mente humana, sino

sólo de ponerle límites a la aplicación irresponsable de aquello que el hombre es

capaz de inventar o descubrir55.

Los valores desempeñan un papel central en la Ciencia. Ese cometido no es

arbitrario o añadido, sino inherente a su propia estructura de búsqueda racional de

comprensión y acomodación al mundo natural que constituye el entono de nuestra

vida. No hay, por lo tanto, cabida para separar la Ciencia de las cuestiones

evaluativas, ni de la Ética. Al contrario, se impone la necesidad de incluir dentro del

ámbito de la Filosofía de la Ciencia no sólo una Axiología enfocada hacia los

valores epistémicos, y metodológicos, sino también hacia los valores sociales,

éticos, estéticos y ecológicos en la Ciencia. Esta axiología estudiaría la Ciencia tal

como ella se produce tanto a nivel individual, como plural, institucional, y social.

Trabajo en el cual colaborarían naturalmente filósofos, historiadores y sociólogos de

la Ciencia, pero también expertos en la incidencia de la Ciencia en la sociedad, y

ojalá también en los científicos.

La conciencia del sentido axiólogo de la actividad científica debería tenerse muy

en cuenta en la formación y educación de los futuros hombres de Ciencia y

Tecnología. Nadie ignora que la educación científica es un proceso enfocado hacia

la construcción de saber teórico y práctico por eso adopta la forma de saber sobre

el mundo. Puesto que la enseñanza de la Ciencia es condición necesaria para la

divulgación y el mejor desarrollo del conocimeinto científico, sería un error ignorar

los valores que rigen esta fase de la educación científica: orden, claridad, capacidad

argumentativa, potenciación del espíritu crítico, modestia intelectual, respeto por la

dignidad humana, interés por ayudar a solucionar los problemas más graves de su

propia sociedad y respeto por el medio ambiente, son entre otros, valores que

deben empezar a desarrollarse.

55 Cfr. RESCHER, N., The limits of Science, University of California Press, Berkeley, 1984. Vers. Cast. De L. Rodríguez Duplá: los límites de la Ciencia Editorial Tecnos, Madrid, 1994, pp. 67-75, RESCHER, N., Objectivity: Obligations of impersonal reason, University of Notre Dame Press, Notre Dame, 1997, p. 120-123 y RESCHER, N., Predicting the future, State University of New York Press, Albany (NB), 1997, pp. 177-180.

Page 32: Objetividad en Las Ciencias

30

2.2. La Tecnología ante valores culturales, económicos, sociales y políticos La Filosofía de la Tecnología surgió más tardíamente que la Filosofía de la

Ciencia, quizá debido a que en nuestra cultura ha existido un prejuicio que ha

conducido a una descalificación epistemológica de las técnicas frente al primado de

la teoría. Es interesante señalar lo que propone el prof. Kitcher sobre este aspecto:

“vivimos en un mundo no estructurado que es independiente de nosotros. También

vivimos en un mundo de objetos y géneros (kinds) de objetos, demarcados de modo

que se facilite el hallazgo de respuestas de mayor significación para nosotros”.56

Como podía esperarse de los desarrollos en Sociología de la Ciencia, una

derivación lógica fue ampliarlos al análisis de las Tecnologías. Hasta ahora, la

mayor parte del trabajo se ha centrado en la realización de estudios de casos y en

el intento de elaborar conceptos y formulaciones teóricas que den cuenta y traten de

explicar la complejidad que surge de los estudios específicos. Para las escuelas

constructivistas57 de la Tecnología, el cambio tecnológico es contingente, y para dar

cuenta de él se evitan explicaciones en términos de lógica interna. También lo social

y lo económico58 son, como la Tecnología, heterogéneos y emergentes.

Hay un gran interés en desvelar las mutuas interacciones entre Tecnología y

Sociedad, más allá de discusiones sobre supuestos determinismos de uno y otro

tipo. La tradición constructivista de la Tecnología ha recibido críticas desde sectores

adscritos a tradiciones más pragmáticas y preocupadas con las consecuencias del

desarrollo tecnológico, que la han acusado de un casi total descuido de las

consecuencias sociales de la elección técnica. Igualmente, se ha criticado la

concepción de actores o grupos sociales relevantes, ya que no queda claro quién

dice o decide qué grupos o intereses son los relevantes. 56 KITCHER, P., “Realismo científico: La verdad en el pragmatismo” Ponencia presentada en las Jornadas sobre Realismo científico y sociedad democrática: La aportación de Philip Kitcher, Universidad de A Coruña, Ferrol, marzo 2006, p.20 del original. 57 Véase NIINILUOTO, I., “Realism, Relativism and Constructivism”, pp. 143-145. También es muy interesante la visión que ofrece GONZÁLEZ, W.J., “El realismo y sus variedades: El debate actual sobre las bases filosóficas de la Ciencia” en CARRERAS, A. (ed), Conocimiento, Ciencia y Realidad, Seminario Interdisciplinar de la Universidad de Zaragoza, Ediciones Mira, Zaragoza, 1993, pp. 23-30. Ambos inciden en sus respectivos artículos sobre el sentido de la ‘construcción de la realidad científica’. Tal y como pone de relieve el propio Niiniluoto: “Putnam’s internal realism tries to avoid the trap of relativism by characterising truth in terms of ideal acceptability, since Duch epistecally ideal conditions can be hoped to fix truth in a unique manner”. p. 54 58 Niiniluoto apunta: “The necessary and sufficient conditions for the relevant representation theorems are satisfied only in possible worlds that are close to the actual world. In this sense, quantitative Deal-valued Uitility functions do not exist in our world, but they are mathematical constructions that allow truthlike descriptions of rational human preferences”. NIINILUOTO, I., “Truthlikeness an economic theories” en MÄKI, U. (ed), Fact and fiction in Economics: Models, Realism and Social Construction, Cambridge University Press, Cambridge, 2002, p. 224.

Page 33: Objetividad en Las Ciencias

31

La Tecnología modifica la imagen que tenemos de nosostros como individuos

y el papel de la Sociedad de modos sutiles y frecuentemente inadvertidos. Lo que

aparentemente son elecciones instrumentales (elección de técnicas) se revela en la

realidad como opciones hacia formas de vida social y política que van construyendo

la Sociedad y configurando a las personas, pero sin que se plantee un momento

valorativo y reflexivo que introduzca cuestiones sobre las posibilidades de

crecimiento de la libertad humana, de la creatividad o de otros valores. La definición

de Tecnología debe abarcar no sólo su aspecto material (actividad económica e

industrial, actividad profesional, usuarios y consumidores) y los culturales (objetivos

y valores efectados por la Tecnología y los que deberían ser respetados por ella).

La Ciencia y la Tecnología se han convertido en recursos estratégicos

políticos y económicos tanto para los Estados como para las industrias. Pero

aunque los ciudadanos son conscientes de las ventajas que a su bienestar puede

aportar el desarrollo hay igualmente una conciencia acentuada de que el cambio

tecnológico está en la base de muchos de los problemas ambientales y sociales. En

respuesta a este dilema, muchos países han buscado una solución mediante un

enfoque consistente en separar las actividades de promoción de la innovación

técnica respecto de las de control y regulación.

En este sentido cuando es necesario decidir acerca de determinado instrumento

técnico, el criterio económico debe ser, según Niiniluoto, solamente uno de los

criterios a tener en cuenta. Pues también hay otros criterios, incluso más relevantes,

como las relaciones de los instrumentos con la salud de sus usuarios, la

conservación del entorno natural o criterios éticos que conciernen a la dignidad

moral de los instrumentos técnicos y sus efectos.

Hay que pasar a enfoques en los que se tenga en cuenta la dinámica de la

Tecnología en la sociedad, considerando que sus efectos sociales no dependen

sólo de factores técnicos, sino de la forma en que los impactos son percibidos o

evitados por diversos actores sociales. Igualmente se ha visto la necesidad de abrir

la “caja negra” del enfoque economicista: los juicios de valor ocultos bajo la

preeminencia fáctica de la búsqueda de mayores rendimientos o la excelencia

técnica.

Una de las claves para explicar el agotamiento del modelo de evaluación de

riesgos es la constatación de que dicha evaluación es igualmente una construcción

social, que depende de persuasión, negociación y pugna entre distintos actores

Page 34: Objetividad en Las Ciencias

32

sociales, y desde luego algo muy alejado de la imagen clásica de racionalidad

objetiva. Para Kristin Shrader-Frechette las evaluaciones de riesgo habituales son

sospechosas y engañosas, escondiéndose en ellas falacias y presuposiciones

(como las que subyacen en el análisis de costes/beneficios), así como juicios de

valor59. Ha realizado detallados estudios que muestran cómo ante la incapacidad de

acuerdo entre distintos tipos de técnicos, el conflicto se cierra poque la agencia

evaluadora selecciona sólo la información que apoya los intereses que se pretende

favorecer. Los científicos también derivan sus análisis “objetivos” de riesgos a partir

de modelos sociales implícitos, que nunca se someten a debate. Hay que introducir

el nivel de objetivos éticos y sociales en la justificaciòn de participación pública en la

evaluación y política de la Ciencia y la Tecnología (apoyándose esta autora para

ello en el neo-contractualismo de John Rawls).

Los distintos intereses y valores puestos en juego facilitan o dificultan su

resolución. Su tipología de las disputas distingue entre aquellas en las que ciertos

grupos sociales ven amenazados determinadas cosmovisiones o valores morales y

religiosos y aquellas en las que sólo entran en juego intereses contrapuestos entre

distintos actores sociales. Las primeras son de difícil resolución, ya que los

argumentos técnicos son incapaces de modificar las posturas, mientras que las

segundas pueden resolverse mediante negociación, distribución equitativa de

riesgos y beneficios, medidas de compensación, etc. La consideración de

cuestiones sociales y morales de una práctica científico-tecnológica particular puede

revestir mas importancia que cualquier detalle de contrastación científica.

La inoperancia de modelos de evaluativos tradicionales, junto con la presión

social cada vez más intensa, que pide una mayor implicación de los ciudadanos en

las decisiones tecnológicas ha impulsado nuevos modelos constructivistas, como

una vía más adecuada para evaluar y gestionar los riesgos e intenar gobernar el

cambio tecnológico. Las actividades de diseño tecnológico deben incluir, desde el

principio, el análisis de impactos sociales y ambientales. Pero puesto que es

59 Cfr. NIINILUOTO, I., “Límites de la Tecnología”, Arbor, v. 157, n. 620, (1997), p. 405. Aquí el autor toma como referencia a la prof. Shrader-Frechette cuando indica que: “A veces los tecnólogos interpretan mal la naturaleza de la valoración tecnológica porque creen que los indicadores numéricos son siempre “objetivos” y “neutros” desde el punto de vista de los valores”. Cfr. SHRADER-FRECHETTE, K., “Technology Assesment and the Problem of quantification” en DURBIN, P. et al. (eds), Research in Philosophy and Technology, JAI Press, Greenwich, CT, 1995, pp.103-129. Y en GONZÁLEZ, W.J., “Progreso científico e innovación tecnológica: La “Tecnociencia” y el problema de las relaciones entre Filosofía de la Ciencia y Filosofía de la Tecnología”, Arbor, v. 157, n. 620, (1997), p. 264.

Page 35: Objetividad en Las Ciencias

33

imposible predecir totalmente impactos futuros, y el cambio tecnológico está

conducido parcialmente por la experiencia histórica de los actores conforme aquel

se va desplegando60.

El cambio tecnológico es complicado, pero no imposible: el estudio de casos

históricos muestra que es posible en principio modificar las trayectorias tecnológicas

mediante la acción concertada de diversos actores sociales y el aprovechamiento

de conyunturas favorables. Los experimentos de aprendizaje social deben

considerarse como ámbitos en los que se especifican las tecnologías, se definen las

necesidades sociales, y se ponen a prueba las representaciones de los usuarios.

Requieren que se facilite toda la información a todos los participantes y si queremos

que sean operativos, seguramente habrá que crear imaginativas instituciones no

controladas por ningún grupo de poder o de presión, que tengan influencia real a la

hora de configurar el control político sobre la Tecnología.

Uno de los problemas mayores que se tendría que resolver es el modelo

económico imperante (asociado al imperativo de proliferación de control

tecnológico en todos los ámbitos de la vida humana, y a la idea de “progreso”).

Desde el análisis económico, ya no cabe mantener que la Tecnología sea un factor

exógeno del crecimiento económico, ni que los indicadores económicos al uso

midan correctamente muchos de sus costes sociales y ambientales. La Tecnología

es, de hecho, un factor endógeno, que se adapta y se selecciona por los

requerimientos y necesidades de la sociedad. La viabilidad de una Tecnología no

sólo depende de factores económicos, sino también de los sociales, éticos y

políticos. La noción tradicional de mercado pierde así su significado, y la

intervención del estado ya no se puede predicar solamente bajo los supuestos de

fallos del mercado61. De ahí, la necesidad de un aprendizaje social que garantice

una retroalimentación continua que haga que la evolución del sistema tecnológico y

eonómico se adapte a las necesidades sociales y no amenace la viabilidad

ecológica. 60 El diseño debe ser aplicable, satisfacer unas necesidades y estar orientado al cumplimiento de unos fines, es decir: prescripción. También concibe cómo las cosas deben ser y crear nuevas herramientas que ayudan a la obtención de nuevos resultados con respecto a un objetivo específico. Así lo demuestra Simon en: SIMON, H., The sciences of the Artificial, (3ª ed), The Mit Press, Cambridge (MA), 1996, pp. 11-118. 61 Cfr. NIINILUOTO, I., “Ciencia frente a Tecnología: ¿Diferencia o identidad?” Arbor, v. 157, n. 620, (1997), p. 295. “La política científica ha sido subordinada a la concepción instrumentalista o tecnológica de la Ciencia como un instrumento de la Economía”, de ahí que se deriven tales consecuencias. Y SINTONEN, M., “Basic and Applied Sciences – Can the Distinction (still) be Drawn?” Science Studies, v.3, n.2, p. 29.

Page 36: Objetividad en Las Ciencias

34

“La Tecnología sigue siendo hoy en día la fuente de riqueza y de competitividad

de las naciones, hay una urgente necesidad de control del cambio tecnológico, tanto

para promoverlo e impulsarlo en las direcciones rentables como para evaluar sus

efectos e impedir su desarrollo peligroso. Según Niiniluoto, para controlar y evaluar

el cambio tecnológico sería necesario desarrollar procedimientos democráticos que

nos permitan decidir si queremos los aparatos tecnológicos artificiales que han de

ser creados, producidos, manufacturados y usados en nuestra sociedad. A su vez,

para promover procedimientos democráticos en política tecnológica necesitamos la

participación de muchos grupos interesados a diferentes niveles: consejos estatales

y locales, organizaciones políticas, cooperación internacional, legislación sobre el

tratamiento de residuos de la producción industrial, oficinas para proteger a los

consumidores de la competencia desleal, capacidad de autorreflexión de las

profesiones tecnológicas, enseñanza de la Ética para ingenieros, debate público

sobre asuntos medioambientales, tratar los valores de la vida sana y ciudadanos

activos…”62

2.3. Valores éticos en la Ciencia y en la Tecnología Ciencia, Tecnología y Sociedad es más que la mera yuxtaposición de esos tres

conceptos. A lo largo de la Historia, la Ciencia y la Tecnología han tenido gran

importancia en las formas de vida social, sin embargo ha sido en las últimas

décadas cuando la interacción entre Ciencia, Tecnología y Sociedad ha sido más

intensa y ha comenzado a constituir un tema de reflexión sustantivo. La Ciencia y la

Tecnología condicionan a comienzos del siglo XXI las formas de vida humana en el

planeta. La perspectiva CTS supone una nueva consideración de las relaciones

entre esos tres conceptos que permita una visión más ajustada y crítica de las

mismas. Asimismo, los planteamientos CTS intentan promover la participación

pública de los ciudadanos en las decisiones que orientan el desarrollo de la Ciencia

y la Tecnología.

La perspectiva CTS se enfrenta a la visión tradicional o concepción heredada

de la Ciencia, según la cual la actividad científica tiene como fin el descubrimiento

de nuevos conocimientos sobre la realidad, con lo que sería objetiva y neutral. Para

esta concepción, la historia de la cinecia consistiría en la acumulación constante de

saberes de forma independiente de otros factores del entorno. Por último, desde 62 NIINILUOTO, I., “Límites de la Tecnología”, pp. 392-394.

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35

esos planteamientos la Tecnología no sería más que la aplicación a la práctica de

los conocimientos producidos por la Ciencia. La perspectiva CTS defiende otra

consideración de las relaciones entre Ciencia y Sociedad que podría ser resumida

en las tres premisas y la conclusión. La primera premisa afirma que la actividad

científica es también un proceso social como otros; la segunda pone de manifiesto

los efectos para la Sociedad y la naturaleza de la actividad científica; la tercera

premisa supone la aceptación de la democracia, y de ellas se deriva una conclusión

final: es necesario promover la evaluación y el control social de la actividad

científica. Ya que: “La consideración de que la actividad científica no se rige por un

único valor está presente en los trabajos de Laudan o del propio Kuhn, quien

propuso una conocida lista de valores cognitivos. A favor de la pluralidad epistémica

se ha abogado desde diversas tendencias filosóficas, siendo reconocida incluso

desde posiciones empiristas y realistas.

U. Mäki ha sostenido que el pluralismo y el realismo son compatibles. Pueden

existir diversos valores epistémicos, ya que una cosa es acptar las teorías, en

función de estos valores, y otra la cuestión de la verdad. Las teorías son aceptads

por razones que no tienen que ver con la verdad: una tiene modelos más creativos,

la opuesta organiza mejor los datos, etc. Nadie puede decir que tiene el criterio

infalible de aceptación; es el realista esencialista el que hace depender la

aceptación de teorías de la verdad. Mäki plantea la pregunta acerca de cual de las

teorías económicas contemporáneas estaría, según el esencialista, aproximándose

con éxito a la verdad.

En Ciencias Sociales el pluralismo epistémico ha sido admitido de forma

bastante generalizada, dado el reconocimiento del carácter plural de estas

disciplinas en las que conviven diversas escuelas, tradiciones y enfoques que

suponen diferncias acerca de los métodos y los valores epistémicos”63.

La corriente más teórica o académica de los estudios CTS ha estudiado los

factores sociales que están presentes en la actividad científica. Tradicionalemente

esos factores han sido considerados como externos, dando por supuesto que la

Ciencia funcionaba siguiendo escrupulosamente las reglas del método científico.

Sin embargo, se ha podido ver que la vida en el laboratorio dista mucho de ser una

actividad planificada y metódica. Los intereses y las pugnas entre los científicos no

63 Cfr. MÄKI, U., “The dismal queen of the social sciences”, en MÄKI, U., Fact and fiction in economics, p. 10.

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36

son muy diferentes de los que caracterizan a la actividad política. De hecho, en los

propios contenidos de la Ciencia puede advertirse que la flexibilidad interpretativa

presente en las controversias científicas tiende a cerrarse con mecanismos de

clausura en los que las relaciones de poder tienen una gran importancia.

La influencia de las tecnologías en la vida social es, hoy más que nunca, de

gran intensidad. Por ello, debe ponerse en el primer plano a la propia Sociedad

como protagonista en la orientación del desarrollo de las actividades científicas. Sin

embargo, los planteamientos de la evaluación de tecnologías que se inician en los

años setenta buscaron solamente el asesoramiento técnico, por parte de expertos,

acerca de las consecuencias sociales (los impactos) de una nueva Tecnología. Más

recientemente se han defendido otro modelos de participación pública en la

evaluación de Tecnología que, como los congresos de consenso, integran tanto a

expertos como a profanos y pretenden dar mayor amplitud a la legitimización

democrática de las decisiones sobre los desarrollos tecnológicos como pone de

manifiesto Niiniluoto en todos sus escritos.

Para la selección y organización de contenidos puede resultar conveniente

proporner una somera clasificación. Un primer criterio opone naturaleza y cultura.

Tras él aparecen la distinción epistémica entre Ciencias Naturales y Sociales, y la

distinción práctica entre tecnologías materiales y tecnologías de organización social.

Un segundo criterio viene de la oposición entre el entorno y el individuo. El entorno

trasciende al individuo incorporando valores de tipo estético y político, mientras que

a propósito de individuo se dan valorativas de naturaleza esencialmente Ética y

política.

Como dice Jean Ladriére: “De forma muy particular se podrían relacionar los

valores éticos y estéticos con la determinación de los fines del arraigo,

respectivamente. Los verdaderos fines de la acción no pertenecen, en efecto, al

orden de los hechos, sino al orden ético. Hasta los fines intermedios, de alcance

limitado, se valoran en definitiva por la contribución que aportan a la realización de

los valores éticos. En otro sentido, las formas estéticas contribuyen en gran medida

a dar viveza a los componentes del arraigo: tiene el privilegio de presentar las

significaciones (tanto si se trata de los “contenidos” propiamente dichos como si se

trata de “esencias afectivas” bajo una forma sensible que las convierte de algún

modo en inmediatamente operativas en el ámbito de las potencia imaginativas o

afectivas.

Page 39: Objetividad en Las Ciencias

37

Ahora bien, una de las caracterísitcas más evidentes de la Ciencia y de la

Tecnología es su abstracción: la idea del conocimiento objetivo prescribe la

desvinculación de toda perspectiva particular y la idea de una acción controlada

implica la puesta entre paréntesis de todo lo que no dependa del control racional. La

Ciencia y la Tecnología tienen desde luego sentido en ellas mismas, ya que poseen

valores específicos subyacentes, pero su esencia misma las incapacita para

proporcionar un anclaje a la existencia. La Ética va más lejos, lleva en su seno el

deseo de una realización efectiva de la libertad y de una reconciliación universal

que puedan recoger en sí la particularidad de las existencias. Sólo hay esfuerzo

ético a partir de las circunstancias concretas en que se está inserto; la libertad no

puede construirse más que asumiendo en ella la contingencia, de las vidas

singulares. Es preciso señalar, al menos, que la Ciencia y la Tecnología han

ocupado un lugar muy importante en la vida de las sociedades modernas; que

influyen, como hemos visto, hasta en las más profundas determinaciones de la

cultura; que proponen nuevos valores y aportan la posibilidad objetiva de un

proyecto histórico de la más amplia envergadura y más alta calidad ética”64.

Frente a planteamientos reduccionistas, la genuina educación CTS tendría

dos finalidades principales: por una parte, el análisis y el papel social de la Ciencia y

la Tecnología para hacerlas accesibles e interesantes para los ciudadanos y, por

otra, el aprendizaje social de la participación pública en las decisiones relacionadas

con los temas científicos.

3. El análisis epistemológico: objetividad, verdad, certeza La pretensión positivista de lograr la objetividad científica mediante la exlusión

metódicamente rigurosa de todo juicio de valor, se apoya en el carácter

supuestamente axiomático de una premisa previa: la posibilidad de separar los

hechos de los valores. Sin embargo, tal separación no puede darse porque dista

mucho de ser realmente axiomática. Si no hay una concepción de la racionalidad

que debamos tener objetivamente, la noción de ‘hecho’ es vacía. Sin los valores

cognitivos de coherencia, simplicidad y eficacia, carecemos de mundo y de

‘hechos’, hasta de hechos con respecto a aquellas cosas que son relativas.

Cualquier descripción –por muy fiel a la realidad que quiera ser – presupone

64 Cfr. LADRIÉRE, J., El reto de la racionalidad. La Ciencia y la Tecnología frente a las culturas, Sígueme, Salamanca, 1978, pp. 178-180.

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38

juicios previos, unidos inseparablemente a valores cognitivos y morales. Sin tales

categorías, la realidad no podría ser conocida, pues conocer implica categorizar y

juzgar, es decir, integrar cognoscitivamente los datos sensoriales en un elenco de

conceptos previos65. Los datos no tienen el menor valor desligados de la

subjetividad de quien los percibe, es quien puede conceptualizarlos, ponerlos en

relación, interpretarlos. De ahí que el conocimiento de lo fácil no pueda ser

desvinculado de la apreciación subjetiva, y en consecuencia, de la capacidad

valorativa del hombre.

Como se puede inferir de la argumentación anterior, la dicotomía “fáctico frente a

valorativo” es falaz, y no puede ser racionalmente sostenida. Quien pretendiera

alcanzar el conocimeinto científico sobre algo, tendría necesariamente que

seleccionar unos hechos y no otros. Los infinitos datos que ofrece la experiencia del

mundo no son, en modo alguno, abarcables por el conocimiento científico, por muy

amplio que éste sea. Y, al seleccionar, intervienen inevitablemente los valores

subjetivos del agente que selecciona: singularmente, el criterio de relevancia con

respecto a determinados fines. Quien realiza una investigación científica efectúa

inevitablemente una criba de hechos y datos, en función de la relevancia que –a su

juicio- tienen para el éxito de la misma, es decir, para alcanzar los fines propuestos.

La relevancia de un mismo “hecho” puede variar incluso para un mismo

observador, según sea el punto de vista desde el que lo contemple en cada caso,

en función de unos u otros fines. Lo que para un científico es causa probada de un

fenómeno físico, para otro puede ser una verdad incontestable, pero carente de

trascendencia; lo que para unos son “pruebas definitivas”, quizá para otros no

pasen de ser “indicios razonables” o meros “datos circunstanciales”. La certeza

necesaria para que una afirmación deje de ser una conjetura –más o menos

plausible- y pase a ser considerada una proposición científica, es algo que no puede

ser prefijado universalmente con arreglo a criterios “objetivos”, pues es un asunto

constitutivamente judicativo, y por tanto, inevitablemente subjetivo (lo que no

equivale a arbitrario). En este punto, conviene recordar brevemente la deuda del

pensamiento con la Filosofía racionalista, en cuanto al modo de entender la

certeza66. 65 En: NIINILUOTO, I., “Eino Kaila and Scientific realism”, Acta Philosophica Fennica, v. 52, (1992), p. 108. Aquí Ilkka explica cuál es el criterio de realidad para el prof. Kaila, que se circunscribe a tres niveles ascendentes: realidad sensorial física y psicocientífica. 66 “Truth is an epistemic notion, one wich is relativized to a conceptual scheme. We can accordingly

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39

Tanto para los positivistas, como para los racionalistas, la certeza ha de

buscarse en grado máximo, con carácter absoluto. De ahí que todo conocimiento no

susceptible de ser comprobado empíricamente sea entendido como “subjetivo”.

Este problema no se plantea, en cambio, en la Filosofía realista, como se verá más

adelante. Esta entiende la certeza como un tipo de asentimiento mental por parte

del sujeto, que admite grados muy diversos, en función de la “solidez” de la

evidencia que lo causa y de la naturaleza de la cosa. Para el realismo clásico

aristotélico, más allá de la certeza absoluta no existe sólo la duda, sino también

otros grados menores de asentimiento, que van desde la llamada certeza “moral”

hasta la opinión.

La tesis positivista que propugna que la Ciencia ha de dejar al margen los juicios

de valor, si quiere ser objetiva, y por tanto, verdadera, incurre en contradicción

manifiesta. En efecto, afirmar que las proposiciones científicas sólo son válidas (es

decir, auténticamente científicas) en la medida en que excluyan juicios de valor, es

hacer un juicio de valor. Dicho en términos más explícitamente valorativos, el

postulado positivista defiende que la Ciencia debe erradicar de sus seno los valores;

o lo que es lo mismo, prefiere una Ciencia avalorativa a una Ciencia valorativa. Es,

pues, contradictorio que el cimiento del edificio de la Ciencia sea un valor, cuando lo

que se pretende justamente es la exlusión radical de los valores en su construcción.

El uso contemporáneo de las palabras “objeto” y “objetivo”, y sus contrarios

“sujeto” y “subjetivo”, lleva aparejadas acepciones muy distintas de las

estrictamente etimológicas. Al calificar una idea como “subjetiva”, con frecuencia no

se quiere indicar que procede de un sujeto (lo cual es obvio). Más bien, lo que se

significa implícitamente –con matices y connotaciones diversos- es que la validez

veritativa de tal idea debe ser cuestionada. De manera que “subjetivo” suele

significar, primariamente, una de estas tres posibilidades: un juicio problemático

sobre la verdad de algo. Un juicio falso o bien un juicio no susceptible de ser ni

verdadero ni falso.

3.1. El proceso científico como aproximación a la verdad ‘Progreso’, según Niiniluoto, es un término normativo o relativo a un fin (goal-

claim, relative to a conceptual scheme, that the best-explaining theory is a true theory, and even conversely”. Cfr. TUOMELA, R., “Truth and the best explanation” en ESSLER, W.K., PUTNAM, H. Y STEGMÜLLER, W. (eds), Epistemology, Methodology and Philosophy of Science, Dordrecht, 1985, p. 272.

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40

relative), que debe ser distinguido de término descriptivos y neutrales con respecto

a cualquier fin, como ‘cambio’ y ‘desarrollo’. El término ‘progreso’ tiene

connotaciones valorativas que sugieren la idea de una mejora con respecto a una

situación anterior y un avance hacia un objetivo deseado. Esto: “Constituye, en

efecto, un concepto central para la caracterización del método científico, pues

afecta al núcleo mismo de cómo entender el proceso de incremento del

conocimiento científico”67

Algunos filósofos antirrealistas, como Kuhn y Stegmüller, que niegan que la

Ciencia persiga como objetivo el logro de teorías cada vez más cercanas a la

verdad, han pretendido caracterizar el progreso científico mediante el recurso a

una mirada retrospectiva que, dirigida hacia el punto de partida de nuestros

conocimientos sobre algún asunto, nos revela lo que se ha avanzado desde allí. El

progreso es tratado entonces como una evolución desde lo ya conocido más que

una evolución hacia una meta prefijada. La Ciencia progresaría en la medida en

que, por causas diversas, va dejando atrás viejas teorías y concepciones

anquilosadas y es capaz de forjar otras nuevas con un éxito mayor que las

anteriores; pero sin que ese proceso implique la existencia de un telos que dirija

desde el futuro los cambios producidos. Niiniluoto cree, sin embargo, que esta

caracterización es insuficiente. Lo natural, según él, es entender la noción de

progreso como acercamiento a una meta situada adelante, no como una simple

separación (que después de todo podría no representar ninguna mejora) de un

punto de partida.

El problema es que en el caso de la Ciencia –como se han encargado de

repetir muchos críticos de la verosimilitud popperiana- desconocemos dónde se

sitúa ese destino. No podemos saber de antemano dónde está lo desconocido.

Por eso, aunque el progreso real efectuado esté en función de la distancia ignota

que nos separe aún de la meta, nuestra estimación del progreso habrá de hacerse

sobre evidencias acerca del avance realizado con respecto al punto de partida.

Niiniluoto quiere dejar claro de este modo que una cosa es que no sea factible en

la práctica medir el progreso científico como función de la distancia que nos

separa aún de la meta propuesta y otra distinta que el progreso científico no pueda

ser concebido y definido precisamente como un acercamiento a la misma. Esto

67 Cfr. GONZÁLEZ, W.J., “Progreso científico e innovación tecnológica: la “Tecnociencia” y el problema de las relaciones entre Filosofía de la Ciencia y Filosofía de la Tecnología”, p. 262

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41

último es una cuestión semántica68, mientras que lo primero, el encontrar

indicadores que permitan identificar un desarrollo progresivo en la Ciencia, es una

cuestión metodológica.

Niiniluoto afirma que es posible dar una caracterización semánticamente

adecuada de qué signifique que las teorías científicas se vayan acercando a una

meta y, al mismo tiempo, reconocer que en la práctica no está casi nunca a

nuestro alcance medir ese acercamiento tal como se ha dado realmente, sino sólo

sobre la base de la evidencia disponible en cada momento.

Es concebible también que el progreso hacia la verdad sea un “progreso

ramificado”, usando la terminología de Stegmüller. Una meta puede ser accesible

(alcanzable en un número finito de pasos en tiempo finito) o inaccesible

(inalcanzable en un número finito de pasos en tiempo finito). Por otra parte, una

meta es utópica cuando es inalcanzable y ni siquiera se la puede aproximar.

La verdad sería una meta inalcanzable, pero no utópica. Cierto que no

podemos lograr un acceso definitivo a la verdad, sin embargo podemos saber si

nos estamos acercando a ella con nuestras teorías. Siendo la verdad una meta

inalcanzable, las estimaciones racionales acerca de si progresamos hacia ella no

pueden ser fáciles. Porque además de inalcanzable, la verdad no es una meta

efectivamente reconocible, es decir, no existen pruebas rutinarias para mostrar

que se la ha alcanzado o se está más cerca de ella. En tales casos hemos de

distinguir entre el progreso real hecho hacia su consecución y nuestras

percepciones del progreso.

Las teorías son susceptibles de verdad o falsedad, pero creen que esto es

irrelevante para evaluar el progreso científico, el realismo científico crítico de

Niiniluoto mantien que la verdad, entendida como una relación semántica entre

lenguaje y realidad al modo en que la caracterizó A. Tarski, es una meta principal

(aunque no la única) de la Ciencia. Frente a los instrumentalistas, dicha noción de

verdad es aplicable en todos los niveles de la Ciencia, desde los informes

observacionales a las teorías generales. Entre los extremos del realismo ingenuo y

del escepticismo, que creen respectivamente que la verdad es de acceso fácil o de

acceso imposible, el realismo científico crítico representa una vía intermedia, ya

68 Este punto lo trata con gran claridad el prof. González en: GONZÁLEZ, W.J., “Progreso científico, autonomía de la Ciencia y realismo”, Arbor, v. 135, n. 532, (1990), pp. 96-100.

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transitada antes por Peirce y por Popper, falibilidad de nuestros conocimientos69.

Niiniluoto concede en su realismo suma importancia a la noción de la verdad

como una correspondencia entre el lenguaje y la realidad. Después de todo, es su

punto principal de discrepancia con los filósofos como Putnam, Habermas,

Dummett y Rescher, y el que le sitúa en la línea de Russell, el primer Wittgenstein

y Popper. Su empeño es mostrar que la teoría de la verdad como correspondencia

es la más satisfactoria de todas las explicaciones de la verdad, y la única que

permite sustentar una posición auténticamente realista.

La teoría de la verdad como coherencia y la teoría pragmatista de la verdad

están, para Niiniluoto, lastradas con graves deficiencias. La teoría de la verdad

como coherencia, cuyos principales defensores en la historia de la Filosofía han

sido los idealistas alemanes, aunque también fue defendida por Neurath, sostiene

que la verdad no consiste en una relación entre nuestros juicios y una realidad

extralingüística.

La teoría pragmatista de la verdad –o mejor habría que decir las teorías

pragmatistas de la verdad, ya que son diversas- gozan en la actualidad de mayor

aceptación que la coherentista y no sería exagerado decir que su prestigio y su

empuje es también mayor que el de la teoría de la verdad como correspondencia.

El rasgo principal de la teoría pragmatista de la verdad consiste en identificar ésta

con cierto tipo de conocimiento logrado en cierto tipo de circunstancias o mediante

cierto tipo de procedimientos.

Si la teoría de la verdad como correspondencia entiende la verdad como una

relación entre los enunciados y el mundo, y la teoría coherentista la entiende como

una relación entre enunciados, la teoría pragmatista la entiende como una relación

entre los enunciados y los sujetos cognoscentes que los sustentan. La objeción

que Niiniluoto hace contra estas teorías pragmáticas de la verdad es que

presuponen en el fondo la noción de verdad como correspondencia. El consenso

de la comunidad científica no puede servir para definir la verdad porque no habría

tal consenso, ni tan siquiera garantía alguna de que se pudieran resolver

correctamente los problemas cognitivos más simples, si la comunidad científica no

dispusiera ya al menos de algunas verdades.

69 Cfr. NIINILUOTO, I., “Progress, realism and verisimilitude” en WEINGARTNER, P. Y SCHURZ, G. (eds), Logic, Philosophy of Science and Epistemology, Proceedings of the 11th International Wittgenstein-Symposium, 1986, Hölder-Pichler-Tempsky, Viena, 1987, p. 154-155.

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Sólo la teoría de la verdad como correspondencia es, pues, viable para

Niiniluoto. Pero su realismo científico crítico no debe ser por ello asimilado al

realismo metafísico en el sentido de Putnam. El realismo científico crítico rechaza

el mito de lo dado y está plenamente comprometido con la idea de que el mundo

que conocemos no está ya hecho, no es un mundo prefabricado (ready-made) con

anterioridad a nuestro conocimiento del mismo70.

Es EL MUNDO mismo el que “nos dice” qué es lo verdadero y qué es lo falso

en nuestros esquemas conceptuales. Lo que Niiniluoto llama ‘EL MUNDO’ no es

sino la cosa en sí, el noumeno kantiano, y que la verdad consiste en la

correspondencia entre nuestros enunciados y la manifestación fenoménica de los

noumena incognoscibles. ‘EL MUNDO’ no es un concepto-límite, como lo es el

noumeno kantiano. EL MUNDO para Niiniluoto existe en sí mismo, con

independencia de la mente humana. En cambio, EL MUNDO del que habla

Niiniluoto es la realidad espacio-temporal misma, en la que se dan los individuos y

propiedades que en ella identifican y entresacan nuestros sistemas conceptuales.

Aclarada la noción de verdad como meta de la Ciencia a la que ésta se acerca

de forma progresiva, queda por ver cómo ha de entenderse este acercamiento y

cuáles son los criterios indicadores de que se está produciendo71. Niiniluoto

distingue el problema lógico de la verosimilitud (es decir, el problema de definir la

verosimilitud como distancia a una verdad indefinida) del problema epistémico (es

decir, la estimación de grados de verosimilitud en función de una evidencia

disponible).

La Filosofía de IIkka Niiniluoto representa en la actualidad una de las

propuestas más comprometidas con el realismo científico. Elabora una defensa

rigurosa y contundente de la verdad como meta efectiva de la Ciencia y de la

verosimilitud como grado de aproximación a esa meta. Su realismo epistemológico

queda matizado al coincidir con Putnam en que el mundo no está prefabricado72.

El objetivo de Niiniluoto es ofrecer una caracterización rigurosa del concepto de

verosimilitud, no formular una teoría de la decisión. En mi opinión, lo que Niiniluoto

quiere decir con esto es que la ‘factualidad’ de EL MUNDO, más que como cierto

70 Interpretaciones basadas en: PSILLOS, S. “Ilkka Niiniluoto: Critical Scientific Realism”, Mind, v.111, n. 442, (2002), pp. 454-458. 71 En el capítulo: Truth conditions and criteria – del libro de WRIGHT, C., Realism, meaning and Truth, (2ª ed), Blackwell, Oxford 1993, p. 47 se apela a la estructura lógica del conocimiento. 72 Cfr. NIINILUOTO, I., Critical Scientific Realism, pp. 163-164.

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tipo de estructura intrínseca debe ser entendida como los modos posibles en los

que EL MUNDO influye sobre nosotros. En tanto que conjunto de potencialidades,

la factualidad implica que sólo ciertos órdenes son posibles, pero no exige que

deba haber un orden fundamental que los posibilite. No hay necesidad de llegar

reductivamente a un orden único para explicar por qué no todos los órdenes son

posibles. La ‘factualidad’ hace que EL MUNDO no esté absolutamente

indeterminado, pero no es una estructura intrínseca actualizada que haga de EL

MUNDO algo previa y completamente determinado.

3.2. Factores subjetivos e intersubjetivos en el proceso científico Parece obvio que todo acto de conocimiento implica una relación bipolar de un

sujeto y un objeto. Si esto es así, parece igualmente evidente que todo acto de

conocimiento posee una dimensión objeto-sujeto, de tal forma que no puede darse

sin la concurrencia de uno de los dos polos de la relación. Para los pensadores

realistas, el problema del conocimiento no necesita categorías espistemológicas

distintas de las que ya se poseían singularmente como el concepto de verdad. Y la

verdad se entiende, desde Aristóteles, como correspondencia del juicio mental que

hace un sujeto con la cosa sobre la cual versa dicho juicio. Tal conformidad es

limitada por la naturaleza del hombre: no cabe, pues, esperar que sea completa e

incondicionada; es decir, la Filosofía realista no absolutiza el concepto de

“verdad”. Dicho en otros términos, la verdad que puede alcanzar el ser humano es

parcial y sujeta a error, aunque no por ello deja de ser verdad73.

En el pensamiento realista, el concepto de verdad posee dos dimensiones

constitutivas e inseparables: la dimensión de adecuación y la de asentimiento. La

primera –que en terminología analítica contemporánea podría llamarse también

dimensión semántica –consiste en la correspondencia del contenido proposicional

de un juicio con la cosa a la que se refiere. La segunda –cuyo correlato

contemporáneo podría ser la dimensión “pragmática” del lenguaje- se refiere al

asentimiento que el sujeto concede al juicio de adecuación o correspondencia74. El

realismo sostiene que éste admite diversos grados, que van desde la certeza

73 Cfr. PEARCE, D. Y RANTALA, V., “Realism and Reference”, Synthese, v. 52, (1982) pp. 439-448. Los autores ofrecen una visión del realismo científico desde un punto de vista semántico prestando especial atención a Putnam. 74 Sobre el sentido y el significado y las condiciones de verdad como correspondencia he tomado como referencia a: SINTONEN, M., “Realism and understanding”, Synthese, v. 52, (1982) p. 360.

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45

(grado máximo de adhesión a la verdad de una proposición), o la certeza moral y

la opinión. La certeza que cabe obtener no es la misma en todos los casos. Sería

vano pretender lograr siempre al asentimiento máximo en cada juicio. De ahí que

ya Aristóteles propuso que no se ha de buscar el mismo rigor en todos los

razonamientos. Esto supone afirmar implícitamente que el grado de adhesión a la

verdad de una proposición variará también de unos conocimientos a otros, en

función de la realidad.

Conviene aclarar que la distinción entre adecuación y asentimiento es analítica,

lo que significa que ambas dimensiones son necesarias conjuntamente, para que

se dé la verdad. Sólo cabe, por tanto, hablar de verdad cuando los juicios que

alguien hace sobre algo se corresponden con el ser de ese algo y, además, el

sujeto que conoce esa adecuación asiente a ella (es decir, sabe que su

conocimiento está fundado en la realidad).

En coherencia con uno de los principios básicos de la tradición realista (el ser

de las cosas es independiente del conocimiento que se tenga de ellas) la verdad

requiere tanto del asentamiento del sujeto, como también de la correspondencia

del contenido proposicional con la realidad. Traducido a categorías

contemporáneas, podríamos afirmar que la verdad posee una dimensión “objetiva”

y otra “ intersubjetiva”, como el conocimiento mismo que se funda en la donación

intersubjetiva o interpersonal o dicho de otro modo, la subjetividad y la persona se

constituye en la relación interpersonal entre el sujeto y el objeto de ese estudio.

Avanzando a partir de lo expuesto, creo que la distancia que separa el

pensamiento realista clásico y el contemporáneo, no estriba sólo en la utilización o

no de ciertos conceptos relativos al conocimiento y a la verdad. Son más bien las

premisas más básicas –de índole metafísica- de las que se parte en ambos casos,

las que se hallan en el fondo de la discusión sobre el problema de la verdad y de

la objetividad. Dicho de manera simplificada, para el realismo, el origen de la

verdad está en las cosas75 ,que existen al margen de si son conocidas o no, y que

son la medida del conocimiento. En cambio, por influjo del racionalismo cartesiano

y del idealismo kantiano, para el hombre contemporáneo, la causa de la verdad

está en el sujeto que conoce.

El empeño por lograr un conocimiento objetivo tiene su origen – a mi juicio –

75 Tal y como se aprecia en los artículos de Niiniluoto, la tradición realista de verdad usa el termino “cosa” y no “objeto”.

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más que en la afirmación de que la realidad es como es, al margen del

conocimiento sobre ella, en la premisa subyacente de que el sujeto es la causa

radical del conocimiento. Al plantear el conocimiento desde la objetividad, en el

fondo lo hacen desde la subjetividad (puesto que son categorías opuestas

correlativamente).

Las premisas nucleares del realismo, recurren reiteradamente al concepto de

objetividad, no en sentido ontológico, sino epistemológico: el conocimiento sólo es

tal si es objetivo, es decir, si se excluye de él la propia subjetividad. Verdad implica

objetividad, y ambas acaban por identificarse. No es lo mismo hablar de objeto en

tanto que real (la cosa existente al margen del sujeto), que de objeto en cuanto

conocido (la cosa en cuanto objeto de conocimiento). En modo alguno, me parece

que sean conceptos identificables, ni intercambiables. Para el realismo, la verdad

exige la adecuación del juicio con la cosa real, no con la cosa en cuanto

cognoscible.

Parece como si no se cayera en la cuenta del error que implica inferir que algo

no es verdad, si no puede ser probado apodícticamente (que la demostración es

condición necesaria para la verdad)76. El prejuicio positivista que supedita la

verdad a la prueba – (que ha sido propuesto por M. Dummett) aparte de ser

contradictorio, pues no puede ser probado- desconoce la verdad de la evidencia.

Esta confusión de verdad y prueba tiene, a mi parecer, raíces muy hondas: deriva

de la dimensión de asentimiento en detrimento de la adecuación. Si al intentar

conocer cómo es la realidad, el empeño por lograr la certeza se desborda y

absolutiza, entonces acaba por ocurrir que el afán de seguridad impide el

conocimiento mismo. El empeño máximo por alcanzar la verdad del conocimiento

hace que ésta termine por desvanecerse, puesto que que lo que preocupa

prioritariamente no es tanto conocer la realidad con verdad. Si se toma como único

criterio de verdad la certeza (que es un estado mental), entonces el peso de la

relación cognoscitiva se desplaza de la realidad, que es su objeto, a aquél que la

pretende aprehender.

El anhelo de certeza que caracteriza al ser humano en su búsqueda de la

verdad se ve parcialmente saciado con los criterios y métodos verificacionistas,

que proporcionan una gran seguridad, respecto a aquellas parcelas de la realidad

76 Me baso en el artículo: KAILA, E., “On Scientific and Methaphisical Explanations of reality”, Poznan studies in the Philosophy of the Sciences and the Humanities, v. 80, (2003), p. 58-67.

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47

que son susceptibles de cuantificación y prueba experimental.

Que el sujeto humano conoce la realidad con limitaciones y de manera precaria

es tan evidente como también lo es que la conoce de manera efectiva, dentro de

esos límites. 3.3. Objecciones al relativismo

Desde mediados del siglo pasado se emplea en Filosofía, de un modo cada

vez más amplio, el concepto de “valor” que tiene un nexo común con la Ontología

y la Axiología científicas porque al igual que las ideas, tranciencden las realidades

que los encarnan.

1) Sentido subjetivo del valor: según este sentido, se predica un valor de una

cosa indicando una cualidad que la hace ser más o menos preferida o deseada

por un sujeto o por un grupo de sujetos.

2) El valor como categoría: en un sentido objetivo, el valor designa un

carácter de las cosas que las hace merecedoras, estableciendo entre las mismas

una comparación.

3) Sentido hipotético del valor: el valor puede considerarse también en

sentido objetivo, como una categoría no absoluta, sino relativa o hipotética. Según

este concepto, el valor se refiere a cierto carácter de las cosas que las hace ser

aptas para satisfacer cierto fin. La generalización del uso crítico-filosófico del

concepto ocasionó el renacimiento de la idea de que las cuestiones pertenecen a

la misma, al deber ser. De una u otra forma, las teorías normativas sobre el valor

tratan de establecer un criterio definitivo para la acción, prescribiendo –mediante

la proposición de fines morales- un comportamiento moral determinado77.

Al decir que los valores tienen un carácter subjetivo, o que representan una

propiedad relacional de los objetos, les atribuimos un ser relativo, pero ello no

significa que se consideren cambiantes, o dependientes del sujeto que formula el

juicio de valor –al menos no en todas las formas de relativismo. El relativismo en 77 La indagación e interacción con la naturaleza procura un nivel cada vez más alto de eficacia. Dentro de esta concepción epistémico hay una cierta tentación a identificar explicación y expectativa racional. Cfr. SALMON, W., “Scientific Explanation: There basic conceptions”, PSA, v. 2, (1985), pp. 133-140.

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los valores no niega que éstos existan, ni que las cosas posean un valor,

simplemente defiende que tal valor de las cosas no puede considerarse

independiente de los intereses, deseos, o sentimientos de los hombres; pero en la

medida en que tales intereses, deseos o sentimientos sean constantes o

universalizables, es posible desarrollar una axiología con pretensiones

científicas78.

El relativismo intelectualista consiste en la tesis de que los valores son relativos

al conocimiento de los fines humanos. Los valores serían propiedades

inidentificables y cognoscibles, pero no pertenecen a los objetos, sino que se

predican de ellos en función de su utilidad como medios para alcanzar los fines del

hombre. Que el valor sea relativo al conocimiento de esos fines y no a los fines

mismos –que se consideran objetivos y universales- es debido a que el valor se

hace depender del acto psíquico de valorar o estimar, conexo con el acto

cognoscitivo (referido a los fines).79

Otros cognitivistas pensaron que el valor es una propiedad metafísica que no

puede, por tanto, ser observada en la experiencia ni ser objeto de una Ciencia

empírica. En general, esta posición se ha asociado con la idea de que el valor es

una realidad que se halla en las cosas mismas. Esta corriente de pensamiento,

que representa todo un modo de entender la Ética, se denomina “intuicionismo”,

debido a que la negación del naturalismo y el descriptivismo axiológico les lleva a

postular que es posible una aprehensión directa (intuitiva) de los valores morales.

Piensan que el valor pertenece a los objetos independientemente de que los

deseemos o valoremos.

En el caso de los valores morales existe una peculiar relatividad en tres

sentidos:

1. Valores de bienes vinculados al valor moral (éste es indirectamente un

valor de bien: por ejemplo, la virtud es un bien para otras personas)

2. El relativismo hacia a las personas en cuanto objetos de la conducta moral.

78 Las principales teorías científicas rivales de progreso proponen criterios absolutos, pero por otra parte tal y como afirma Niiniluoto a lo largo de su artículo “Is there any progress in Science?”, la racionalidad es un concepto históricamente metodológico. 79 En el artículo : NIINILUOTO, I., “Realism, Relativism, Constructivism”, p.150- 153 . El autor deja clara su postura, especialmente, cuando dice “ sometimes such a relativity of perspectives is combined with absolutism (…) but is more common that a philosopher accepts realism within a conceptual framework ( or viewpoint) and relativism between frameworks” p.153.

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3. El relativismo hacia las personas en cuanto sujetos (portadores de valores

morales).

Los valores se distinguen, además, de los otros objetos ideales (los lógicos y

los matemáticos), que no tienen carácter de deber ser, y que dominan la realidad,

por ejemplo, a manera de leyes naturales. Los valores se presentan al hombre

como exigencias, y no se cumplen por sí solos, sino que necesitan la mediación

del espíritu humano. Los juicios de valor tienen un carácter indirectamente

prescriptivo pues, aunque no son mandatos directos, remiten a un deber ser, por

referencia al cual se formulan.

La validez de los juicios de valor está garantizada por la existencia de los

valores como esencias ajenas al sujeto valorante. Admitida la intuición como vía

de conocimiento del valor, el problema se desplaza de nuevo, esta vez hacia la

psicología racional o trascendental. Los juicios de valor se formulan sobre objetos

no en cuanto ellos mismos son valiosos, sino en cuanto valen como medios para

alcanzar un fin que es considerado valioso.

El objetivismo naturalista – que defiende que los valores son cualidades

empíricas de las cosas- está de acuerdo con la postura de la Ética Material de los

Valores en lo que concierne a los enunciados valorativos secundarios, pero

negará que los primarios sean autoevidentes. Su postura es que estos enunciados

se pueden probar empíricamente o deducirse mediante el análisis.

Los subjetivistas coinciden en validar los juicios de valor apelando a un

argumento de tipo convencionalista. La justificación convencionalista de los juicios

de valor no implica necesariamente que lo que vale sea lo que mayoritariamente

es aceptado como valioso. Los juicios de valor pueden muchas veces reclamar

justificadamente un valor minoritario. El convencionalismo se refiere más

exactamente al modo de validez de los enunciados valorativos primarios, que no

pueden darse como autoevidentes.

Es característico de algunos emotivistas y existencialistas afirmar que los

juicios de valor son arbitrarios, irracionales y que carecen de cualquier posible

justificación racional. Tal postura supone una crítica radical a la Ética en general y

se encuentra abocada a explicar qué son entonces los juicios de valor (ya que,

según el emotivismo no son lo que pretenden ser, esto es, enunciados

normativos).

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50

Filósofos –analíticos y existencialistas- trataron de responder a esta cuestión

desde una posición anti-cognitivista y anti-descriptivista. Adoptaron la opinión de

que los predicados de valor no representan propiedades ni naturales ni

metafísicas, y que los juicios de valor no son enunciados que adscriban

propiedades a objetos, sino que tienen otra clase de sentido o función. Aunque

sus teorías son variadas, en general autores como Ayer o Russell afirman que los

juicios de valor son expresiones de actitud, emoción o deseo, e instrumentos para

provocar las mismas actitudes en otros. Autores, como Hare o Toulmin, han

sostenido una tesis llamada prescriptivismo, pues no creen que los enunciados

valorativos tengan como fin expresar emociones o tratar de influir en la conducta

de otros, sino guiar la acción, mediante prescripciones. Tales prescripciones no se

confunden con meros mandatos o imperativos procedentes de la voluntad de un

individuo, pues han de poder ser universalizables. Pero genéticamente sí remiten

a la voluntad o al menos a un “interés práctico” subjetivo.

En síntesis, el naturalismo ético defiende que las afirmaciones morales pueden

confirmarse de forma similar a como la Ciencia empírica confirma sus postulados,

por lo que pueden ser generalizadas y extrapoladas de una situación concreta a

cualquier otra situación. Los naturalistas éticos defienden que un enunciado ético,

un enunciado donde se introduce un juicio de valor, tiene la misma forma y el

mismo título de legitimidad que un enunciado donde no se contengan

connotaciones éticas.

El relativismo moral, como respuesta a las diferentes éticas en los hombres

asume muchas veces la forma de una negación de la existencia de un único

código moral con validez universal y atemporal80, y se expresa en forma de tesis,

afirmando que la verdad moral, el fundamento de los valores morales y su

justificabilidad son en cierto modo relativas a factores culturales e históricamente

contingentes; son, en definitiva, fruto de convenciones humanas puntuales. Esta

doctrina es un relativismo metaético, ya que versa sobre la relatividad y el

convencionalismo de la verdad moral y de su justificabilidad.

Otra especie de relativismo moral es una doctrina que trata sobre cómo

debemos actuar hacia quienes aceptan valores morales (y de otro tipo) muy

80 En este sentido Niiniluoto ve menos plausible el consenso social que propone el constructivismo que la alternativa realista que explica la preexistencia de entidades reales independientes de la mente. NIINILUOTO, I., Realism, Relativism, Constrctivism, p.135.

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51

diferentes de los propios. Se trata de un relativismo moral normativo, que defiende

que es erróneo juzgar a otras personas o culturas que tienen valores

sustancialmente diferentes, o intentar que se adecuen a los nuestros, en razón de

que sus valores son tan válidos como los nuestros, pues no existen valores

universalmente aceptados, sino que sólo son fruto de convenciones históricas o

culturales concretas.

También es una forma de convencionalismo el contractualismo, el cual puede

ser aplicado tanto al ámbito de lo político como al ámbito de la reflexión ética. El

contractualismo sostiene que el Estado político, la Sociedad civil, las leyes civiles,

el derecho y las normas éticas no están sustentadas en ningún hecho o cualidad

que está inscrita en la naturaleza humana, sino que surgen en virtud de un pacto,

convención o contrato entre las personas libres. Pero no todos entienden el pacto

social en los mismos términos. El contractualismo, en este sentido, es la doctrina

contraria al naturalismo, es la teoría que postula un acuerdo expreso o tácito de

los ciudadanos como fundamento de la sociedad, de la moral social, del derecho y

del Estado.

CONSIDERACIONES FINALES A modo de conclusión, podemos decir que la Ciencia tiene entre sus objetivos

fundamentales el acercamiento progresivo a la verdad y la crítica a la idea de que

nuestro conocimiento pueda reflejar de algún modo el mundo tal como éste es con

independencia de nuestra mente. En gran medida, la importancia que ha cobrado

el tema en los últimos años ha obedecido a la reorientación que dichas críticas

han producido en todo el ámbito disciplinar de la Filosofía de la Ciencia.

Ciertamente no han escaseado los intentos de responder a estas objeciones

desde planteamientos realistas. Popper entró en una conocida polémica con Kuhn

al respecto, y desde entonces otros filósofos, como R. Bhaskar, R. Harré, R.

Tuomela, I. Niiniluoto, R. Boyd, W. H. Newton-Smith, E. McMullin, I. Hacking, M.

Devitt y R. Giere, han ofrecido sus alternativas a la imagen de la Ciencia dibujada

por los antirrealistas.

Niiniluoto ejemplifica mejor que otros las dos vías que ha tomado el realismo

en la actualidad. Por un lado, la que prefiere eliminar o reubicar el concepto de

‘verdad’ en la Ciencia salvando sin embargo lo esencial del realismo científico (las

teorías como representaciones adecuadas del mundo) y por otro lado la que

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52

entiende que la Ciencia es una empresa dirigida a la obtención de teorías

verosímiles o aproximadamente verdaderas.

Un primer modo de aplicar la teoría de la evolución a la Epistemología y, en

particular a la Filosofía de la Ciencia, fue el emprendido fundamentalmente por

Karl Popper. Dicho enfoque intenta dar cuenta del cambio de teorías y el progreso

en la Ciencia utilizando la evolución de las especies orgánicas como una analogía

de la que pueden obtenerse recursos explicativos iluminadores.

El hecho de utilizar la teoría evolucionista de Darwin como una metáfora

susceptible de ser aplicada al desarrollo de los conocimientos humanos no

convierte necesariamente a este enfoque en naturalista. La tradicional oposición

Naturaleza/ Cultura sería, por tanto, una dicotomía falaz cuando se la presenta

como una interacción de instancias divergentes o contrapuestas; pues las

capacidades cognitivas que posibilitan y generan la cultura se han formado

evolutivamente.

La capacidad para hacer Ciencia moderna no tiene nada que ver con la

evolución de nuestras capacidades preceptuales y cognitivas. El enfoque cognitivo

de la Ciencia se aleja de aquellas teorías filosóficas que han querido ver en la

Ciencia un modelo de racionalidad en el que las decisiones de los científicos han

ser juzgadas siempre bajo el patrón de principios ideales de racionalidad, como de

las teorías sociológicas recientes que relativizan el conocimiento científico al

contexto en el que se produce o, más exactamente, al contexto en el que se

“construye”, y tratan de esquivar las constricciones que el mundo real impone a las

teorías81.

El enfoque cognitivo de Niiniluoto sobre la Ciencia comienza, pues, por

entender las teorías científicas como representaciones del entorno, en el mismo

sentido en que lo son los modelos mentales que los humanos y algunos animales

elaboran constantemente en su trato cotidiano con el mundo. Pero la elaboración

de representaciones no es el único proceso cognitivo a tener en cuenta para

explicar cómo se desarrolla la Ciencia. Es necesario analizar también los

procedimientos de juicio, y particularmente los de toma de decisiones por parte de

los científicos82. 81 Cfr. GONZÁLEZ, W.J., “Towards a new framework for Revolutions in Science”, Studies in History and Philosophy of Science, v. 27, n. 4, (1996), p. 1, donde se incide en el cambio conceptual. 82 NIINILUOTO, I., “Science as a collective knowledge” en SINTONEN, M., Realism in acion: Essays in the Philosophy of Social Sciences, Kluwer, Dordrecht, 2003, p. 269-270. En el mismo volumen hay

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53

En el modelo de Simon el agente racional opera en condiciones de racionalidad

limitada (bounded rationality), lo que en esencia quiere decir que, por diversas

razones, éste no es capaz de calcular la utilidad esperada (o la probabilidad) de

cada resultado posible en sus decisiones, pero sí puede distinguir los resultados

satisfactorios de los que no lo son. Por eso cabe decir que el agente racional no

es en este modelo un “maximizador” de la utilidad esperada, como el agente

racional de la economía clásica, sino un “satisfacedor” (satisficer). El agente

elegirá aquel resultado que, de acuerdo con sus intereses y valores –ya sean

epistémicos o de cualquier tipo- estime como satisfactorio; si es que sólo hay uno

que lo sea. Y si no hay ningún resultado satisfactorio, podrá bajar el nivel de

satisfacción hasta que aparezca uno; o buscar nuevas opciones83.

Cuando una teoría científica es aceptada, se considera que la mayor parte de

los elementos de la teoría representan (en algún respecto y en algún grado)

aspectos del mundo. Y con la expresión ‘realismo crítico’ lo que pretende es

resaltar que los científicos crean activamente los modelos teóricos y que no les

son revelados directamente por la naturaleza. No hay, pues, una relación directa

de correspondencia entre las ecuaciones o los enunciados que definen un modelo

y el sistema real. Dicha relación es indirecta, a través del modelo, y entre éste y el

sistema real la relación no es de correspondencia, sino de similitud.

Las teorías científicas no están constituidas sólo por modelos. También

incluyen hipótesis teóricas acerca del grado de similitud entre los modelos y los

sistemas reales. Todo parece indicar que en los próximos años, más que

trasmutarse la epistemología en una excluyente Ciencia, se afianzará la simbiosis

multidisciplinar que ahora comienza a darse entre las diversas investigaciones

científicas sobre los procesos cognitivos y una reflexión filosófica de segundo nivel

en la que se planteen las cuestiones acerca de la evaluación y justificación

racional del conocimiento84.

¿En qué consiste la similitud entre una teoría (un modelo), es decir una

representación, y un sistema real? Entender la verdad como algo aplicable sólo a una aportación de Mäki que se complementa con esta referencias y en Simon, H., The Sciences of Artificial, p.11-118 83 Tal y como sugiere Niiniluoto, para que exista una predicción de hechos nuevos es necesaria una buena teoría, que sólo puede lograrse a través de una metodología adecuada. Cfr. NIINILUOTO, I., “Scientific progress reconsidered”, en DEUTSCH, E. (ed), Culture and Modernity: East-West Philosophic Perspectives, University of Hawaii Press, Honolulu, 1991, p. 601 84 En RESCHER, N., “Extraterrestral Science”, en PITT, J.C. (ed), Change and progress in modern Science, Reidel Dordrecht, 1985, pp. 361-362.

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54

entidades lingüísticas implica tener que renunciar a predicar la verdad, en un

sentido estricto, de los modelos teóricos. Pero el concepto de similitud desempeña

en este caso una función equivalente. No se trata, por tanto, de que la verdad, o la

verdad aproximada, o la verosimilitud deban desaparecer por ser nociones inútiles,

equivocadas o carentes de sentido. Lo que sucede es que el término ‘verdad’

puede ser sustituido por ‘adecuación’, en el sentido de adaptabiblidad conceptual

a las diferentes culturas (o ‘ajuste’ o ‘similitud’ o cualquier otro análogo) cuando lo

que se pretende recoger con él no es la representación correcta de la realidad por

parte de un enunciado o sistema de enunciados, sino la representación correcta

de un sistema real por parte de un modelo. Pero la noción no ha cambiado en lo

esencial, pues si el modelo es adecuado o se ajusta en cierto grado al sistema

real, sus versiones lingüísticas serán aproximadamente verdaderas. Eso es lo que

a mi juicio, es más destacable del profesor Niiniluoto.

CONCLUSIONES Lo que he tratado de considerar en este trabajo de investigación son las

diferentes posiciones existentes sobre el tema en cuestión que de de un modo u

otro han llamado mi atención y que a lo largo de la Historia de la Ciencia han

marcado un antes y un después. Los temas que abordo en los distintos epígrafes

están interrealcionados y se resumen en un único objetivo: cómo inciden los valores

en el contexto de la investigación científica y en relación con la sociedad.

Niiniluoto a través de su producción científica es consciente de que los avances

científicos repercuten sobre la ética. Es decir, la Ciencia plantea problemas a la

Ética filosófica y le ayuda en la búsqueda de soluciones a las necesidades del ser

humano en el momento actual. El “deber ser” se relaciona con aquello se puede

hacer (posibilidad) y sólo se puede lograr gracias al conocimiento de lo real. Aunque

las Ciencias investiguen fragmentaria y provisionalmente, producen cambios en la

determinación del bien humano y del alcance de la acción humana. Las Ciencias de

la Naturaleza, Humanas y Técnicas, a pesar de ayudar a mejorar las condiciones de

vida, no responden al problema del sentido porque su desarrollo se vuelca en la

utilidad. La búsqueda de respuestas racionalmente fundamentadas son cuestiones

que afectan al hombre en cuanto a ser que en su conducta y respecto al entorno,

decide libremente.Las aportaciones de Niiniluoto giran en trono a una idea de

Ciencia éticamente no neutral, que no se agota en su contenido y mira hacia la

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55

persona humana con todo su mundo de valores, condicionamientos y metas, pues

las decisiones científicas y tecnológicas no son ajenas al bien o mal moral.

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