novena de la virgen de la merced 130913

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Virgen de la Merced 130913

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viernes 13 de septiembre de 2013 La Hora LOs riOs2

Nuestra Señora de la MercedOrigen de la advocación

La Orden de la Merced se fundó en la cate-dral románica de Barcelona, el 10 de agosto de 1218. Su Fundador, San Pedro Nolasco, con un grupo de laicos catalanes, y con el apoyo del joven Rey Jaime I, y del Arzobispo Berenguer de Palou, llevó a cabo la creación de una Orden Laical para la redención de cautivos cristianos.

En esa época muchos eran cautivos de los moros y en su desesperación y abandono es-taban en peligro de perder lo más preciado, la fe católica. Nuestra bendita Madre del cie-lo, dándose a conocer como La Merced, qui-so manifestar su misericordia hacia ellos por medio de dicha orden dedicada a atenderéis y liberarlos.

Desde el siglo XIII es patrona de Barce-lona. Es además patrona de los cautivos y de muchos países de L at i n o -américa. Los frailes mercedarios llevaron al continente america-no su amor a la Virgen de la Merced, que se propagó ampliamente. En República Domi-nicana, Perú, Ecua-dor, Argentina y mu-chos otros países, la Virgen de la Merced es muy conocida y amada.

San Pedro Nolas-co, inspirado por la Santísima Virgen, funda una orden dedicada a la mer-ced. Su misión particular era la misericordia para con los cristianos cautivos en manos de los musulmanes.

Muchos miembros de la orden canjearon sus vidas por la de presos y esclavos.

San Pedro Nolasco y sus frailes eran muy devotos de la Virgen María, tomándola como patrona y guía. Su espiritualidad se funda-menta en Jesús el liberador de la humanidad y en la Ssma. Virgen , la Madre liberadora e ideal de la persona libre. Los mercenarios querían ser caballeros de la Virgen María al servicios de su obra redentora. Por eso la honran como Madre de la Merced.

María ofreció todo su ser para que viva el Hijo de Dios encarnado. En el cántico del Magnificat (Lucas 1, 46-55), María expre-sa la liberación de Dios. El Beato Juan Pa-blo II enseña que “María es la imagen mas

perfecta de la libertad y de la libera-ción de la humanidad”. La Virgen

continúa velando desde el cielo por sus hijos cautivos de

Satanás (Cf. LG 62) y nos pide

nuestra coope-ración. Nosotros debemos dar nues-

tra vida para que su Hijo viva en nosotros y así pueda liberar a nuestros hermanos. Ella nos enseñará como hacerlo.

Dios es Padre de Misericordia, María es Madre de Miseri-cordia. Ella refleja la

misericordia de Dios sufriéndolo todo por sus hijos. Los cristianos debemos

también reflejar la misericordia de Dios sufriéndolo

toda por amor.

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La devoción a la Virgen María, bajo la advocación de la Merced, se propagó desde los albores de la evangeliza-ción de América latina.

En el Ecuador la Virgen de la Merced ha sido invocada con gran fervor desde el tiempo colonial hasta nues-tros días, pasando por los de la Independencia, en los conflictos armados defendiendo a la patria y en ocasión de terremotos y calamidades públicas.

En 1861, la Asamblea Nacional reconoció a la Virgen de la Merced como patrona y protectora de toda la Re-pública del Ecuador y declarada: “Que el triunfo de la causa nacional y restablecimiento de la tranquilidad de la república han sido efectos visibles de la protección y amparo de la Divina Providencia, mediante la poderosa intercesión de la Santísima Virgen María en su advocación de Mercedes, cuyo día será memorable entre noso-tros por el completo triunfo que alcanzaron las armas de la noción. Decreta: Art 1- Se reconoce a la Santísima Virgen María en su portentosa advocación de Mercedes como Patrona y Protectora de la República”.

El Papa Pío XII la proclamó Patrona Especial de Guayaquil, ordenando su coronación el 14 de sep-tiembre de 1947. Afianzándose particularmente nuestra devoción a la Virgen de la Mer-

ced, en las provincias del Litoral ecuatoriano, dada que la evangelización de és-tos pueblos fue iniciada por los misioneros mercenarios, que desde la

Isla Puná recorrían toda la costa, el Papa Pablo VI, el 3 de enero de 1970 declaró “a la Santísima Virgen María de la Merced, Patrona principal

de todas las Diócesis del Litoral ecuatoriano”.La madre de Jesús es principio de amor e inspiración de libertad para aquellos que se encuentran oprimidos y no

puedan desplegar en plenitud sus valores personales. Ella es, al mismo tiempo, fuente de exigencia para

aquellos que, sabiéndose cristianos, descubren que es preciso dar la vida por la redención y libertad de

los demás.En la actualidad la advocación y título de

Nuestra Señora de la Merced tiene más vigencia que nunca. Quizá en ninguna época de la histo-ria como la nuestra se sufra tanto de la priva-ción física de la libertad por profesar el ideal cristiano, o al menos un noble amor de patria.

Pensamos en la Iglesia del Silencio, y den-tro también de los países civilizados, pensa-mos en los que sufren privación de libertad por profesar ideales i ideologías distintos del que tiene poder. Cuando en cualquie-ra de éstas situaciones surge el encarcela-miento, la prisión, la coacción física, mucho aprovechará encomendarse a la Virgen de la Merced, invocándola como Madre de mi-sericordia y redentora de los cautivos.

Patrona del Litoral Ecuatoriano

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Consideraciones para cada día de la novenaDía Primero

Inmaculada concepción Dios se sintió prendado por humildad de María“Desbordo de gozo con el Señor y me alegro mi Dios, porque me ha envuelto en su manto de triun-fo, como novia que se adorna con sus joyas”. (Isaías 61,10).María no sólo no cometió pecado alguno, sino que quedó preservada de esa común herencia del géne-ro humano, que es el pecado original, a causa de la mi-sión a la que Dios le había destinado desde siempre: ser la Madre del Redentor. Todo esto queda contenido en la verdad de la fe de la inmaculada.El fundamento bíblico de este dogma se encuentra en las palabras que el Ángel dirigió a la joven de Naza-reth: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”… “Llena de gracia” es el nombre más bello de María, nombre que le dio el mismo Dios para indicar que desde siempre y para siempre es la amada, la elegida, la escogida, para acoger el don más precioso, Jesús, el amor encarnado de Dios.Podemos preguntarnos: ¿por qué ente todas las mu-jeres, Dios ha escogido precisamente a María de Na-zareth? La respuesta se esconde en el misterio inson-dable de la divina voluntad. “Engrandece mi alma el Señor… porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava”. Si, Dios se sintió prendado por la humil-dad de María, que encontró gracia a sus ojos. Amén.

DíaSegundoEncarnación del

Hijo de Dios“Y entrando donde ella estaba le dijo: Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo. Ella se turbó al oír éstas palabras… Y el Ángel le dijo, no temas, María, porque has encontrado gracia delante de Dios: concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás de nombre Jesús. Será grande y será llamado Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su Padre, reinará eternamente so-bre la casa de Jacob y su reino no tendrá fin”. (Lu-cas 1, 28_33).La Anunciación del Ángel a María, narrada al comienzo del Evangelio de san Lucas, es un acon-tecimiento humilde, oculto nadie lo vio, nadie lo conoció, excepto María, pero al mismo tiempo, es decisivo para la historia de la humanidad. Cuando la Virgen dijo su SI al anuncio del ángel, Jesús fue concebido y con El comenzaron los nuevos tiempos de la historia, que se sellaría después, en la Pascua como nueva y eterna alianza. María pertenecía a aquella parte del pueblo de Israel que, e tiempo de Jesús, esperaba con todo el corazón, la avenida del Salvador: Y de las palabras y los hechos narrados en el Evangelio podemos ver cómo realmente Ella vivía inmersa en las palabras de los profetas, esta-ba en la espera de la venida del Salvador. Amén.

Día TerceroVisita a Santa Isabel

María una mujer que ama“Por aquellos días, María se puso en camino de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá: y entró en casa de Zacarías, y saludó a Isabel. Y cuando oyó Isabel el saludo de María, el niño saltó en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo, y exclamando en voz alta dijo: Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí tanto bien, que venga a visitarme la Madre de mi Señor? Pues en cuanto llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno, y feliz tú, que has creído, porque se cumplirán las cosas que te han dicho de parte del Señor”. (Lucas 1, 39 – 45)

El evangelio de san Lucas, muestra a María, atareada en un servicio de caridad a su prima Isabel, con la cual permaneció “unos tres me-ses” para atenderla durante el em-barazo. Acude a su anciana prima, a la que todos consideraban estéril y no obstante, había llegado al sexto mes de un emba-razo donado por Dios, llevando en su regazo a Jesús recién concebido. Es una muchacha joven, pero no tiene miedo, porque Dios está en ella, dentro de ella.Cuando entra en la casa de Isabel, su saludo es por-tador de gracia: Juan salta en el vientre de su Madre, como descubriendo la llegada de aquel a quien debe-rá un mañana anunciar a Israel. Se alegran los hijo, se alegran las madres. Este encuentro, lleno de ale-gría del Espíritu Santo, encuentra su expresión en el canto del Magnificat.

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Día CuartoDios envío a su Hijo al mundoLa iglesia como la virgen nos muestra a JesúsJosé, como era de la casa y familia de David, subió des-de Nazareth, ciudad de Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén en Judea, para censarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y cuando ellos se encon-traban allí, le llegó la hora del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada. (Lucas 2, 4-7).La maternidad de María es verdadera y plenamente humana. En la frase de San Pablo “Dios envió a su Hijo nacido de mujer” se haya condensada la verdad fundamental sobre Jesús, como persona divina que asumió plenamente nuestra naturaleza humana. El es el Hijo de Dios, fue engendrado por El, al mismo tiempo, es Hijo de mujer, de María, viene de Ella. Es de Dios y de María.La Virgen María, emocionada, contempla al Niño re-cién nacido, envuelto en pañales y recostado en el pe-sebre. Con María, también la Iglesia permanece en si-lencio, para acoger y guardar el eco interior del Verbo hecho carne, y no perder el calor divino humano que se desprende de su presencia. !El es la bendición de Dios! La iglesia, como la virgen, no hace otra cosa que mostrar a todos a Jesús, el Salvador, para que derrame sobre cada uno la luz de su rostro adorable, esplendor de bondad y de verdad.La Iglesia fija su mirada en la celestial Madre de Dios, que estrecha entre sus brazos al Niño Jesús, fuente de toda bendición. “Salve, Madre Santa canta la liturgia Tú has dado a luz al Rey que gobierna cielo y tierra, por los siglos de los siglos”, eternamente. En el cora-zón materno de María resuena llenándola de estupor el anuncio de los ángeles en Belén: “Gloria a Dios en lo más alto de los cielos y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor”. Y el Evangelio añade que María “conservaba todas éstas cosas meditándolas en su Co-razón”. Amén.

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Día QuintoLa vida en el hogar de NazarethMaría y José han educado a Jesús“Cuando cumplieron con la Ley del Señor , regresa-ron a Galilea, a su ciudad de Nazareth. El Niño iba creciendo y fortaleciéndose lleno de sabiduría, y la Gracia de Dios estaba con él”. (Lucas 2, 39-40).… Vino a Nazareth y les estaba sujeto. Y su Madre guardaba todas éstas cosas en su corazón. Y Jesús cre-cía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres”. (Luca 2,51-52).En el Evangelio, no encontramos discursos sobre una familia, pero hay un suceso que vale más que toas las palabras: Dios ha querido nacer y crecer en una fa-milia humana. De este modo la ha consagrado como camino primero. En la vida transcurrida en Nazareth, Jesús ha honrado a la Virgen María y al justo José, permaneciendo sometido a su autoridad por todo el tiempo de su niñez y adolescencia. Amén.

Día SextoMaría la gran intercesoraMaría recomienda ante su hijo a los amigos en dificultad

“Al tercer día celebraron unas bodas en Caná de Gali-lea, y estaba ahí la Madre de Jesús. También fueron in-vitados a la boda, Jesús y sus discípulos. Y, como faltó el vino, la Madre de Jesús le dijo: no tiene vino. Jesús le respondió: Mujer, ¿qué nos va a ti y a mi? Todavía no ha llegado mi hora. Dijo su Madre a los sirvientes: hagan lo que él les diga”. (Juan 2, 1-5). En Caná, María dirige a su Hijo una petición a favor de los amigos que se encuentran en dificultad. A pri-mera vista todo esto puede parecer un coloquio total-mente humano entre la Madre y el Hijo, y en efecto, es un diálogo lleno de profunda humanidad. Ella confía a su poder una necesidad humana, un poder que va más allá del poder y la capacidad humana. Amén.

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Día SéptimoAl pie de la CruzJunto a la cruz recibió una misión materna“Estaban junto a la Cruz de Jesús su madre y la her-mana de su madre, María de Cleofás y María Mag-dalena.Jesús viendo a su madre y al discípulo, a quien tanto amaba, que estaba allí, le dijo a su madre: Mujer aquí tienes a tu hijo. Después le dice al discípulo: “Aquí tie-nes a tu madre. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa”. (Juan 19, 25-27).Unidos espiritualmente a la Madre Dolorosa, reno-vemos también nosotros nuestro “sí” al Dios que ha elegido el camino de la Cruz para salvarnos, Cruz en la que ha derramado, toda su sangre preciosa para liberar a la humanidad del pecado y de la muerte, Se trata de un gran misterio que continúa activo, hasta el fin de mundo y que espera también nuestra cola-boración.Que María, nuestra Madre Dolorosa, nos ayude a tomar cada día nuestra cruz y a seguir fielmente a Cristo por el camino de la obediencia, del sacrificio y del amor”. Amén.

Viene de la pág. 5

Día OctavoMaría junto a los ApóstolesMaría guía a la iglesia naciente en la plegaria“Todos ellos perseveraban unánimes en la oración junto con algunas mujeres y con María, la Madre de Jesús, y sus hermanos. Al cumplirse el día de Pente-costés, estaban todos juntos en el mismo hogar.Y de repente sobrevino el cielo, un viento que irrum-pe impetuosamente, y llenó toda la casa en que se ha-llaban. Entonces se les aparecieron unas lenguas de fuego que se dividían y se posaban sobre cada uno de ellos. Quedaron todos llenos del Espíritu Santo” (Hechos 1, 13:2,1-4).Los días que siguieron la Ascensión del Señor, los Apóstoles permanecieron reunidos, confortados por la presencia de María y, después de la Ascensión, perseverando junto a ella en oración, esperando Pen-tecostés. La Virgen fue para ellos, Madre y maestra, papel que continua desarrollando con los cristianos de todos los tiempos. Ellas nos indica como abrir nuestras mentes y nuestros corazones a la potencia del Espíritu Santo, que viene a nosotros para que le llevemos al mundo entero. Amén.

Día NovenoMaría en el CieloEn el cielo tenemos una madre“Apareció en el cielo una gran señal: una mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies, y sobre su cabeza una corona de dos estrellas”. (Apocalipsis 12, 1).En la Asunción de María contemplamos el misterio del paso de Ma-ría de este mundo al paraíso: celebramos, podemos decir su pascua. Igual que Cristo resucitado de entre los muertos, asciende al cielo con su cuerpo glorioso, así la Virgen María, asociada a él plenamente, ha sido subida a la gloria celestial con su entera persona. También en esto, la Madre ha seguido muy de cerca de su Hijo, y nos ha precedido a todos nosotros. Junto a Jesús, nuevo Adán, que es la primicia de los resucitados, la Virgen María, nueva Eva, aparece como primicia e imagen de la Iglesia, signo de esperanza segura para todos los cristia-nos en su peregrinación terrena.En la mujer del Apocalipsis, resplandeciente de luces, los Padres de la Iglesia, han reconocido a María: en su triunfo, el pueblo cristiano, peregrino e la historia ve el cumplimiento de su espera y el signo de su esperanza. María es ejemplo y sostén para todos los creyentes nos anima a no perder la confianza ante las dificultades y los problemas inevitables de todos los días. Nos asegura su ayuda y nos recuerda que, lo esencial es acercarse y pensar las cosas de arriba y no las de la tierra. Amén.

Por la señal de la Santa Cruz...Señor mío, Jesucristo...

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

Soberana Virgen María, Reina de los Ángeles, Emperatriz de los cielos, elegida Madre de Dios, concebida en gracia, a quien rinden veneración todos los coros de los Ángeles y Santos del cielo. A Ti me acerco para rogarte que, puesto que bajaste del cielo a la tierra declarando que eres Madre de Merced y de las Misericordias, usa tu piedad con este humilde devoto tuyo. Y para más obligarte, Madre de pecadores, consuelo de los afligidos, socorro de todas las necesidades, me consagro una vez más a ti, como esclavo y servidor tuyo. Dirígeme, encamíname y ampárame, Señora y Madre mía, para que acierte a servirte y logre lo que en esta novena pido y deseo, si es del agrado de tu precioso Hijo Jesús, que vive y reina con Dios Padre, en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. AménRezar a continuación la oración del día que corresponda:

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Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Hija del Eterno Padre y te consagro mi alma con todas sus potencias. Dios te salve, María...

Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraí-so, como Madre de Dios Hijo y te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos. Dios te salve, María...

Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraí-so, como Esposa del Espíritu Santo y te consagro mi corazón con todos sus afectos, pidiéndote que me obtengas de la santísima trinidad todos los medios y gracias que necesito para mi salvación eterna.

Dios te salve, María...Oración. ¡Oh, Bendita Virgen María de la Merced! ¿Quién podrá darte las debidas gracias y alabanzas por la

solicitud tan maternal con que siempre has atendido a todas las almas? ¿Qué alabanzas podrá tributarte el frágil mortal que no haya aprendido de ti, Madre mía?

Dígnate aceptar nuestras plegarias que con todo fervor te dirigimos para agradecerte tantos y tan grandes favores que hemos recibido de tu maternal bondad. Son pobres y desproporcionadas a tus beneficios, pero no pongas tus ojos en ellos, piensa más bien que somos tus hijos y que, como hijos muy amantes te las dirigimos. A recibirlas alcánzanos el perdón de nuestros pecados y redímenos del castigo por ellos tenemos me-recido. Escucha propicia nuestras plegarias y haz que consiga-mos la dicha eterna.

Recibe nuestras ofrendas, accede a nuestras súplicas, dis-culpa nuestras faltas, pues eres la única esperanza de los pe-cadores. Por tu intercesión ante tu Hijo esperamos el perdón de nuestros pecados y en ti, oh Madre celestial, tenemos toda nuestra esperanza. Virgen excelsa de la Merced; socorre a los desgraciados, fortalece a los débiles, consuela a los tristes, ruega por nuestra Patria, intercede por el Papa, por los Obispos, por los Sacerdotes, por los presos y sus familias; que experimenten tu protección maternal todos cuantos se acerquen a ti con devo-ción y confianza. Está siempre dispuesta a escuchar las ora-ciones de los que acuden a tus plantas, de manera que vean siempre cumplidos sus deseos. Ruega sin cesar por todo el pueblo cristiano tú, oh Virgen dichosa, que mereciste llevar en tus entrañas purísimas al Redentor del mundo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Salutaciones.

Oraciones finales para todos los días

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CantosVirgen de La Merced Virgen de La Merced, Compañera de los pobres. (2) Esperanza de una tierra que grita Y clama liberación.

Tú ya sabes, Madre Nuestra, Que este pueblo sufre mucho, Porque no hay plata para vivir; Mientras otros, unos pocos, Son los dueños del dinero, De nuestras tierras, y del país.

Tú ya sabes, Madre Nuestra, Que este pueblo vive herido Por la injusticia y la ambición; Hoy venimos a pedirte, Que podamos ver muy pronto Un mundo libre de la opresión.

Tu ya sabes, Madre Nuestra, Que miramos hacia el cielo, Buscando allí nuestra solución; Hoy te vemos en la tierra, En la gente de este pueblo, Que lucha contra la explotación

VIRGEN DE LA MERCED

IAlegraos, y gozaos, Reina de los

Ángeles, María Santísima, que Vos sola tenéis mas gloria que todos los

Santos, y Ángeles juntos. Yo me alegro tanto, Señora, de vuestro gozo, como si fuera propio mío: infinitas gracias doy A vuestro

Hijo, que os lo concedió; y A Vos, Señora , os doy mil enhorabuenas , y parabienes de él, diciendo : Ave

María purísima.

NOTA: Al que dice esta devota Salutación a Nuestra Señora AVE MAMA PURÍSIMA; y al que con

reverencia responde SIN PECADO CONCEBIDA, concedidos a cada uno dos mil cuatrocientos sesenta

días de Indulgencia por varios Seño-res Arzobispos y Obispos de España.

II Alegraos, y gozaos, Reina de los Ángeles, María Santísima , que

así como el Sol alumbra al mundo, así el resplandor de vuestra gloria alumbra a todos los Cortesanos del Cielo. Yo me alegro tanto, Señora, como si fuera propio mío: infinitas gracias doy a vuestro preciosísimo

Hijo, que os le concedió; y a Vos Señora, os doy mil enhorabuenas, y parabienes de él , diciendo : Ave

María purísima. III

Alegraos, y gozaos, Reina de los Ángeles, María Santísima, que

todos los Cortesanos del Cielo os obedecen, os veneran y os hon-ran. Yo me alegro tanto, Señora, de vuestro gozo, como si fuera

propio mío : infinitas gracias doy a vuestro Hijo, que os le conce-dió; y á Vos, Señora , os doy mil

enhorabuenas , y parabienes de él, diciendo: Ave María purísima.

SIETE GOZOS DE LA VIRGEN SANTÍSIMA

IV Alegraos y gozaos, Reina de los Án-geles, María Santísima , que vuestro Hijo os es obediente, y concede to-das Vuestras peticiones. Yo me ale-gro tanto, Señora, de vuestro gozo, como si fuera propio mío: infinitas gracias doy a vuestro preciosísimo

Hijo, que os le concedió; y á Vos, Señora, os doy mil enhorabuenas, y parabienes de él, diciendo : Ave

María purísima. V

Alegraos, y gozaos, Reina de los Án-geles, María Santísima, que remu-

nera Dios, según vuestra voluntad, a todos vuestros siervos y devotos en este siglo y en el siglo venidero. Yo

me alegro tanto, Señora, de vuestro gozo, como si fuera mío propio:

infinitas gracias doy a vuestro Hijo, que os le concedió y a Vos, Señora, mil enhorabuenas, y parabienes de él, diciendo : Ave María purísima.

VI

Alegraos, y gozaos, Reina de los Án-geles, María Santísima, que el trono de vuestra gloría está muy junto al trono de la Santísima Trinidad. Yo me alegro tanto, Señora, de vuestro

gozo, como si fuera mío propio: infinitas gracias doy a vuestro Hijo, que os le concedió y a Vos, Señora, mil enhorabuenas y parabienes de él, diciendo : Ave María purísima.

VII

Alegraos, y gozaos, Reina de los Án-geles, María Santísima , que estáis cierta y segura, que éstos vuestros Gozos han de durar toda la eterni-dad de Dios. Yo me alegro, Señora,

tanto de vuestro gozo, como si fuera propio mío: infinitas gracias doy a

vuestro Hijo preciosísimo, que os le concedió y á Vos, Señora, os doy mil enhorabuenas, y parabienes de él,

diciendo: Ave Marta purísima.

Gozos